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JESÚS 3 TERÁN El Dilema de Seguridad de López Obrador ANTHEA MCCARTHY-JONES Doctora en Política Latinoamericana Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia México está experimentando actualmente una explosión en la actividad del crimen organizado la cual ha conducido a un número record de secuestros y homicidios a lo largo del país en 2017 y 2018. La escalada en la violencia es el resultado de una restructuración sistemática de los grupos del crimen organizado (GCO) en México que ha estado en marcha durante la década pasada. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha llegado al poder durante una época particularmente precaria en la historia de México. Su gobierno hereda un conjunto complejo de problemas de seguridad que todos sus antecesores han sido incapaces de resolver. Como resultado, las opciones de política pública deLópez Obrador respecto al crimen organizado y los asuntos de seguridad definirán, sin lugar a duda, su presidencia, como lo hicieran para aquellos que lo antecedieron. Durante la pasada década, los GCO en México se han diversificado, lo cual significa que una mayor cantidad de grupos está compitiendo simultáneamente por el control y mando de áreas geográficas idénticas. El crimen organizado en México permanece fuertemente fragmentado, y esta fragmentación está impulsando la mayoría de la violencia en el país. En un intento por frenar la influencia de los GCO, la administración Peña Nieto optó por la implementación de una “estrategia principal responsable” –la captura o eliminación de los líderes de la droga en México. Se esperaba que desmantelando al liderazgo de los cárteles a lo largo del país sería la clave para debilitar significativamente la base de poder del crimen organizado en la región. Sin embargo, esta política sólo trabajó para crear una sucesión de violentas batallas dentro de los cárteles y activó un sistema de promoción poco convencional para los líderes emergentes. A pesar de la fragmentación interna, los GCO mexicanos todavía han sido capaces de modificar exitosamente sus modelos de negocios para expandirse a la producción y distribución de metanfetaminas y fentanilo, enfocándose primariamente en el mercado estadounidense y en las economías emergentes en la región Asia-Pacífico. Este cambio ha sido logrado a través de la colaboración con los GCO que operan en el litoral del Pacífico, particularmente aquellos ubicados en la China continental. La explotación de los recursos marítimos se ha convertido en una parte integral de los proyectos de cooperación de los GCO chinos y mexicanos haciendo que la infiltración y el control de los puertos marítimos sea esencial para la supervivencia de la red ilícita. Por ejemplo, el rápido ascenso del Cartel Jalisco Nueva Generación se ha logrado debido a su política de explotar sistemáticamente su ubicación geográfica en la costa del Pacífico mexicano. Esto ha permitido que el grupo se posesione, junto con el Cartel de Sinaloa, como la opción preferida para colaborar de las GCO chinos. La proximidad del Cartel Jalisco Nueva Generación al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán le ha permitido conseguir un grado significativo de control sobre las importantes rutas marítimas con los mercados de Asia-Pacífico. Sin embargo, esas interacciones no están limitadas al simple intercambio de precursores químicos y productos finales a través de las vastas distancias geográficas. Reforzando todavía más la relación simbiótica entre los GCO chinos y mexicanos están las inmensas oportunidades en China para lavar fácilmente inmensas sumas de dinero. Ha emergido evidencia del uso que el Cartel de Sinaloa hace de los bancos y empresas fantasmas de Hong Kong para lavar sus ganancias ilícitas así como también los arreglos recíprocos donde las tríadas de Hong Kong abastecen a los GCO mexicanos con efedrina y pseudoefedrina a cambio del suministro de cocaína a Hong Kong y a la China continental. Recientemente, la Comisión de Inteligencia Criminal de Australia (ACIC, por sus siglas en inglés) concluyó que los cárteles mexicanos están fuertemente implicados en el abastecimiento de metanfetamina y cocaína a los mercados asiáticos y australianos. Los altos precios pagados por los narcóticos ilícitos en países tales Australia y China –que pueden ser diez veces más altos de lo pagado en el mercado estadounidenseactúan como una atracción gravitatoria para los grupos criminales latinoamericanos expandan sus actividades en Asia-Pacífico. Esas alianzas ilícitas demuestran el alcance trasnacional de los GCO mexicanos y resaltan que los problemas de seguridad interna de México tienen ramificaciones externas significativas para países y regiones fuera de las Américas. La respuesta de López Obrador a estos asuntos debe ser encontrada en el uso e implementación efectiva de la inteligencia. Para evitar las trampas de las políticas previas que favorecían el enfoque de la “mano dura”, el presidente López Obrador necesitará balancear su agenda de seguridad con un mayor énfasis en las soluciones no cinéticas que fomentan las capacidades de recolección de inteligencia que permiten que los recursos sean enfocados a las actividades de compartir inteligencia con otras naciones, con particular atención a las grandes economías de Asia-Pacífico. Las respuestas de política multilateral proveerán al nuevo presidente con una plataforma más fuerte para enfrentar la actual crisis de seguridad en México. Sin embargo, cuando la presión sea aplicada –y lo será- el presidente López Obrador debe resistir la tentación de regresar a la viejas política –“la mano dura”- que sólo parece reforzar la intratabilidad de los actuales problemas de seguridad de México. Crédito de imagen: Miembros de la Marina de Guerra mexicana desfilando el 16 de septiembre de 2018 Fuente: https://www.lanetanoticias.com/que-onda-con/20252/comision-ejecutiva-de-atencion-a-victimas-propuso-repara-danos-a-las-fuerzas-armadas