L
a Fundación Friedrich Ebert (FES
por sus siglas en alemán) es una
fundación política alemana, vinculada al
Partido Socialdemócrata de Alemania
(spd ). Se dedica a la asesoría y a
la capacitación política, ofreciendo
espacios de debate tanto en Alemania,
como en las oficinas que operan en más
de 70 países. Su objetivo es fortalecer
la democracia y la justicia social; para
este fin coopera con actores políticos
y sociales de la más diversa índole en
todo el mundo.
La FES fue creada en 1925 como
legado político del primer presidente
alemán elegido democráticamente:
Friedrich Ebert, un artesano
socialdemócrata que, desde su origen
humilde, ascendió al cargo público más
alto de su país, y promovió la creación
de una fundación que cumpliera con los
siguientes objetivos:
Fomentar la formación política y
social de hombres y mujeres de todas
las esferas de la sociedad en un espíritu
de democracia y pluralismo;
Posibilitar, mediante becas a jóvenes,
el acceso a la educación superior y a la
investigación;
Contribuir a la comprensión y a la
cooperación internacional.
La Fundación Friedrich Ebert – que fue
prohibida por los nacionalsocialistas
en 1933 y reestablecida en 1947 –
continúa persiguiendo estos tres
objetivos. Como institución privada y
cultural sin fines de lucro, la Fundación
Friedrich Ebert está comprometida
con los principios y valores básicos de
la democracia social.
www.fes.de
anuseg 02nov10 lomo 35mm.indd 1
D
urante 2009 la seguridad regional en América Latina
y el Caribe se enmarcó en una dinámica geopolítica
en la que son evidentes las profundas diferencias en las
concepciones de seguridad y defensa que tienen los países
de la región, lo que se refleja en las discusiones que se
han sostenido en el marco de los nuevos mecanismos de
integración, sobre todo Unasur y su Consejo Suramericano
de Defensa. Estos mecanismos están aún en proceso
de institucionalización y su futuro como instancias de
construcción de confianza y de manejo multilateral de
conflictos todavía no está asegurado. Por otra parte, la
política de Estados Unidos hacia la región no se modificó
con el cambio de gobierno en ese país, a pesar de las
expectativas de algunos en ese sentido. De hecho, la
disminución de la influencia estadounidense se mantiene.
En el Caribe los huracanes y el terremoto de Haití a
comienzos de 2010 siguen planteando enormes desafíos
a la seguridad de los países y de la región en su conjunto.
En ese panorama el crimen organizado trasnacional sigue
aprovechando las debilidades institucionales de algunos
países de la región, especialmente en Centroamérica y el
Caribe, cuyos sistemas democráticos son muy vulnerables
al poder corruptor de algunos actores ilegales.
El Anuario sobre la Seguridad Regional 2010 tiene tres
partes. Las dos primeras se enfocan en las dinámicas
geopolíticas y de seguridad y defensa en un sentido
tradicional, incluyendo artículos que analizan en detalle la
situación de Haití y las condiciones que llevaron al golpe
de Estado en Honduras y capítulos sobre las estructuras
y políticas de seguridad y defensa de los diferentes
países de la región. La tercera parte se concentra en las
características del fenómeno del crimen organizado,
buscando abrir espacios de análisis en los que se hagan
propuestas viables de política pública que contribuyan a
combatir una problemática que hoy por hoy amenaza la
gobernabilidad democrática de nuestros países.
E
´
2010
Hans Mathieu
Catalina Niño Guarnizo
e d i to r e s
l Programa de Cooperación
en Seguridad Regional de la
Fundación Friedrich Ebert (fes )
está concebido como una respuesta
a los múltiples y diversos problemas
de seguridad en América Latina,
en donde las amenazas de índole
global, regional y local dibujan un
panorama complejo, sobre todo,
porque los problemas asociados a la
seguridad, en particular, el crimen
organizado, constituyen un desafío a
la gobernabilidad democrática para
los países de la región.
Este programa cuenta con grupos
de trabajo nacionales en varias
oficinas de la fes en América Latina
(Argentina, Colombia, Venezuela,
Brasil, Uruguay, Ecuador, Chile,
México, Perú) que discuten sobre
temas de seguridad regional. Los
grupos de trabajo son de carácter
interinstitucional e interdisciplinario,
y cuentan con la participación de
actores estatales, académicos y
representantes de la sociedad civil.
Para enriquecer el debate y la
difusión de los temas anteriormente
mencionados, el programa organiza
seminarios internacionales y publica
Policy Papers.
www.seguridadregional–fes.org
11/2/10 4:56 PM
Anuario 2010
de la seguridad regional
en América Latina y el Caribe
Hans Mathieu / Catalina Niño Guarnizo
Editores
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
© Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (Fescol)
Calle 71 nº 11-90, Bogotá
Teléfono 57 (1) 347 30 77
Fax 57 (1) 217 31 15
Correo electrónico fescol@fescol.org.co
Primera edición
Bogotá, octubre de 2010
ISSN 2216-1082
Coordinación editorial
Juan Andrés Valderrama
Diseño y diagramación
Ángela Lucía Vargas
Diseño carátula
Camila Cesarino Costa
Impresión
Contenido
Presentación
Tendencias y perspectivas de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
xxi
Parte I
Seguridad regional
La seguridad de América Latina en la encrucijada:
entre la geopolítica, la ideología y las amenazas emergentes
3
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
El Consejo de Defensa Suramericano:
naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
25
José Manuel Ugarte
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama
y retos geopolíticos de Brasil y la región
43
Julián González Guyer
La crisis de Honduras y su repercusión regional
58
Orlando J. Pérez
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba)
y su impacto en la seguridad regional
73
Francisco Leal Buitrago
V
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
Parte II
La seguridad interna, externa y regional de los países de América Latina y el Caribe
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina
a finales de la primera década del siglo XXI
85
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
Seguridad y defensa en Brasil en 2009:
avances en la consolidación de un designio estratégico
104
Alcides Costa Vaz / Artur Andrade da Silva Machado
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
114
Jorge Rodríguez Beruff
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
126
Boris Yopo H. / María Inés Ruz
Colombia: estado del conflicto armado
al final de la administración de Álvaro Uribe
136
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades
de la seguridad nacional
173
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
Paraguay, un escenario confuso y cambiante
187
Diego Abente Brun
Defensa, seguridad y política externa en Perú, 2008-2010:
pragmatismo y corto plazo
194
Eduardo Toche
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda
en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
205
Julián González
Políticas y conceptos de seguridad en algunos países de la Alba
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa
en la “revolución democrática” de Evo Morales
221
Sonia Alda Mejías
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
Hal Klepak
VI
242
Contenido
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
255
Pablo Celi
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
267
Roberto Cajina
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo XXI
286
Francine Jácome
Parte III
Tendencias del crimen organizado en América Latina
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
313
Marcelo Fabián Sain
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
328
Bruce Bagley / Aline Hernández
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
379
Daniel Brombacher
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
395
Lilian Bobea
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
416
Max Alberto Loría Ramírez
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado
en Colombia y la región andina, 2008-2009
436
Markus Schultze-Kraft
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis
en el contexto de la lucha contra el crimen organizado
456
William Godnick
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
469
Haydée Caruso / Rachel Maître
Reseñas biográficas de los autores
487
VII
Índice de diagramas, gráficos, tablas y mapas
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos de Brasil y la región
Minustah.
Cuadro resumen
52
La crisis de Honduras y su repercusión regional
Gráfico 1.
Apoyo a la consulta popular y a la Asamblea Constituyente
67
Gráfico 2.
Apoyo a la reelección presidencial
68
Gráfico 3.
La destitución del presidente Zelaya fue un golpe de estado
68
Gráfico 4.
Apoyo a la destitución y exilio del presidente Zelaya
68
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
Gráfico 1.
Comparación de los combates por iniciativa de la fuerza pública y las acciones
por iniciativa de los grupos irregulares, 1998-2009
139
Gráfico 2.
Combates de las fuerzas militares contra los grupos irregulares, 1998-2009
140
Gráfico 3.
Actividad armada de los grupos irregulares, 1998-2009
141
Gráfico 4A.
Comparación de los combates por iniciativa de la fuerza pública y las acciones
por iniciativa de los grupos irregulares, 2008
146
Gráfico 4B.
Comparación de los combates por iniciativa de la fuerza pública y las acciones
por iniciativa de los grupos irregulares, 2009
146
Gráfico 5.
Acciones más recurrentes de los grupos irregulares, 1998-2009
147
Gráfico 6.
Comparación del número de víctimas por homicidios y masacres, 1997-2009
152
Gráfico 7.
Comparación del número de homicidios, 2008 y 2009
153
Mapa 1A.
Combates en 2008
155
Mapa1B.
Combates en 2009
155
Mapa 2A.
Acciones irregulares en 2008
156
Mapa 2B.
Acciones irregulares en 2009
156
Mapa 3A.
Acciones de mayor esfuerzo militar, 2009
157
Mapa 3B.
Acciones de menor esfuerzo militar, 2009
157
VIII
Índice de diagramas, gráficos, tablas y mapas
Mapa 4.
Correlación de fuerzas, 2009
158
Mapa 5A.
Municipios con presencia de cultivos de coca y eventos MAP y Muse, 2009
159
Mapa 5B.
Municipios con presencia de combates y eventos MAP y Muse, 2009
159
Mapa 6A.
Eventos por MAP y Muse, 2008
160
Mapa 6B.
Eventos por MAP y Muse, 2009
160
Mapa 7A.
Masacres realizadas en 2008
161
Mapa 7B.
Masacres realizadas en 2009
161
Mapa 8A.
Tasas de homicidios en los municipios, 2008
162
Mapa 8B.
Tasas de homicidios en los municipios, 2009
162
Mapa 9A.
Municipios con disminución de la tasa de homicidios, 2009
163
Mapa 9B.
Municipios con aumento de la tasa de homicidios, 2009
163
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
Gráfico 1.
Ejecuciones en México, 2001-2010
174
Tabla 1.
Quejas de la CNDH a la Sedena, 2006-2010
179
Tabla 2.
Recomendaciones de la CNDH a la Sedena, diciembre 2006-julio 2010
179
Tabla 3.
Elementos de todos los cuerpos policiales de México (enero 2009)
180
Tabla 4.
Alianzas de narcotraficantes mexicanos y colombianos, 2010
181
Tabla 5.
Países utilizados para el tráfico de drogas por carteles mexicanos,
de Colombia hacia Estados Unidos
181
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
Tabla 1.
Uruguay, cantidad de denuncias de delitos totales y de otros delitos, 2007-2009
210
Gráfico 1.
Uruguay, homicidios y tentativas de homicidio, 2007-2009
211
Tabla 2.
Uruguay, cantidad de denuncias por delitos contra la propiedad, 2007-2009
211
Tabla 3.
Uruguay, cantidad de denuncias por delitos sexuales, 2007-2009
211
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
Tabla 1.
Policía Nacional, asignación presupuestal, por componentes
261
Tabla 2.
Principales adquisiciones militares proyectadas
263
Tabla 3.
Ecuador: acuerdos de cooperación multilateral en seguridad, 2008-2009
265
Tabla 4.
Ecuador: acuerdos de cooperación bilateral en seguridad, 2008-2009
266
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
Tabla 1.
Detalle de cargos Ministerio de Defensa-Ejército, 2005-2009
269
Diagrama 1.
Organigrama del Ejército de Nicaragua
269
Tabla 2.
Detalle de cargos del Ministerio de Gobernación, 2005-2009
270
IX
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
Diagrama 2.
Organigrama de la Policía Nacional de Nicaragua
270
Tabla 3.
Distribución de grados policiales, por sexo, 2007
271
Tabla 4.
Policía: despliegue territorial, por delegaciones, 2007
272
Gráfico 1.
Empresas de seguridad privada, 1990-2009
275
Tabla 5.
PGR-Presupuesto de defensa, 2005-2009 (en
Tabla 6.
Relación presupuestal entre Ministerio de Defensa y Ejército, 2005-2009
280
Tabla 7.
Presupuesto de defensa: distribución porcentual, 2005-2008 (por rubro)
280
Tabla 8.
PGR-Presupuesto
Tabla 9.
Relación presupuestal entre Ministerio de Gobernación-Policía, 2005-2009
(en millones de dólares y porcentajes)
281
Tabla 10.
Comparativo porcentual de los gastos social, de seguridad y de defensa, 2005-2009
millones de dólares y porcentajes)
280
Ministerio de Gobernación, 2005-2009
(en millones de dólares y porcentajes)
281
281
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo XXI
Diagrama 1.
Estructura orgánica de la Policía Nacional
294
Tabla 1.
Adquisiciones militares, 2004-2008
298
Tabla 2.
Principales adquisiciones de armamento y equipos, 2005-2008
299
Tabla 3.
Presupuesto nacional, rubro de seguridad, 2009 y 2010 (proyecciones)
300
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Gráfico 1.
Porcentaje de la población adulta víctima de un crimen, México, 2007
346
Figura 1.
México, termómetro del delito
347
Tabla 1.
Porcentajes de denuncia a la policía de cinco delitos en países y ciudades
348
Tabla 2.
Porcentajes de no averiguación previa del total de delitos
349
Tabla 3.
Denuncias recibidas y pérdidas en dólares en casos de fraude electrónico
en Estados Unidos, 2004-2008
354
Tabla 4.
Tasa per cápita de autores de crímenes electrónicos en Estados Unidos
Tabla 5.
Tasas per cápita de denunciantes de crímenes electrónicos en Estados Unidos,
por 100.000 habitantes
355
Mapa 1.
Rutas del tráfico ilícito de drogas y personas
361
Mapa 2.
Principales rutas de tráfico de drogas
362
Mapa 3.
Actividad marítima sospechosa, 1 de enero-20 de diciembre de 2005
363
Mapas 4 y 4A.
Patrones de vuelos sospechosos de tráfico de drogas, 2003 y 2009
364
Mapa 5.
Principales destinos del tráfico de cocaína de Colombia hacia Estados Unidos
(pasando por México), precios por gramo (1999 y 2005) y toneladas por país (2005)
365
Mapa 6.
Principales áreas de operaciones de los carteles mexicanos más importantes
Mapa 7.
Principales áreas de influencia y rutas de tráfico de los carteles mexicanos
más importantes, 2008
367
Mapa 8.
Distribución de los grandes grupos del narcotráfico en México, julio de 2009
X
354
366
368
Índice de diagramas, gráficos, tablas y mapas
Mapa 9.
Uso de la droga en el mundo
369
Mapa 10.
Los diez estados con más casos de fraude electrónico en Estados Unidos
370
Mapa 11.
Diez países donde se comenten más crímenes electrónicos
371
Mapa 12.
Diez estados de Estados Unidos donde se denuncian más crímenes electrónicos
372
Mapa 13.
Diez países donde se denuncian más crímenes electrónicos
373
Mapa 14.
Estados mexicanos donde se recibieron reportes de operaciones inusuales
374
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
Gráfico 1.
Cocaína incautada, países europeos seleccionados, 2002-2008
382
Gráfico 2.
Delitos relacionados con la cocaína, países europeos seleccionados, 2001-2007
382
Mapa 1.
Rutas principales del tráfico de drogas
384
Gráfico 3.
Precio promedio de un gramo de cocaína al por menor, 2007 (países seleccionados)
388
Gráfico 4.
Delitos relacionados con la trata de personas latinoamericanas (grupos significativos)
390
Gráfico 5.
Origen de las armas entregadas por las AUC (Colombia), 2003-2006
391
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
Tabla 1.
Índice de muertes violentas en Centroamérica y la República Dominicana, 1999-2007
403
Tabla 2.
Muertes violentas en República Dominicana, 2008
403
Diagrama 1
405
Tabla 3.
Impactos en diversos ámbitos de la criminalidad y la violencia organizada
por medio del narcotráfico y el microtráfico en República Dominicana
405
Tabla 4.
Causas de las muertes violentas en República Dominicana, 2006-2008
Tabla. 5
Niveles de coordinación nacional e internacional y acuerdos interagenciales
concertados por el gobierno dominicano
410
407
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
Figura 1.
Esquema de organización de las actividades del crimen organizado
418
Tabla 1.
Incautaciones de cocaína en base y clorhidrato (kg), 2000-2008
419
Gráfico 1.
Incautaciones de cocaína por años, en miles de kilos, 2000-2008
420
Tabla 2.
Detenidos por narcotráfico, 2000-2007 (tasa por 100.000 habitantes)
421
Tabla 3.
Presupuestos nacionales para la lucha contra las drogas, 2001-2006
(en millones de dólares)
421
Tabla 4.
Cambio de presupuesto en los gastos asignados para la lucha contra las drogas, 2002 y 2006
422
Tabla 5.
América Central: casos de trata de personas denunciados e investigados, 2003-2008
423
Tabla 6.
Incautaciones de armas ilícitas, 2000-2006
424
Tabla 7.
Armas ilícitas incautadas en relación con arrestos por delitos
por tráfico de drogas, 2000-2006
425
Gráfico 2.
Tasa de homicidios por 100.000 habitantes, por año y país, 2001-2006
XI
426
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
Tabla 8.
Homicidios por cada 100.000 habitantes, 2001-2006
426
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado
Colombia y la región andina, 2008-2009
Tabla 1.
Producción potencial de cocaína y área cultivada con coca en Colombia,
Bolivia y Perú (número de familias involucradas en el cultivo, 2006-2008)
437
Tabla 2.
Plantas de procesamiento de cocaína destruidas, 2006-2008
437
Gráfico 1.
Producción potencial de cocaína (mt) en la región andina, 1994-2008
438
Tabla 3.
País de origen/destino, intensidad, víctimas, intención de trata
438
Tabla 4.
Países importadores, países vendedores, volumen total 2000-2005, productos principales
439
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis
en el contexto de la lucha contra el crimen organizado
Tabla 1.
Características: crimen común y crimen organizado
459
Organigrama.
Actores de seguridad
460
Tabla 2.
Empresas de seguridad privada (legales) en Centroamérica
461
Tabla 3.
Empresas de seguridad privada en Sudamérica
462
Tabla 4.
Entidades responsables de la fiscalización de empresas de seguridad privada
464
Tabla 5.
Capacitación de vigilantes de seguridad privada en algunos países
465
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
Quadro 1.
Países observados
472
Quadro 2.
Instituições Policiais consideradas para o estudo
473
Quadro 3.
Organizações policiais na região
474
Quadro 4.
Organizações policiais e seus efetivos
475
Quadro 5.
Definições preliminares (versão mantida em espanhol)
477
Quadro 6.
Missão das organizações policiais, segundo suas leis orgânicas26
Quadro 7.
Funções das organizações policiais
479
Quadro 8.
Características das organizações policiais
479
Quadro 9.
Dependência legal
479
XII
478
Siglas
Acis
Advance Cargo Information System (Caricom)
Acnur
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
AFI
Agencia Federal de Investigaciones (México)
AGA
Administración General de Aduanas (México)
AHM
Asociación Hondureña de Maquiladores
AIEA
Agencia Internacional de Energía Atómica
Aladi
Asociación Latinoamericana de Integración
Alba-TCP
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de
los Pueblos
Alcopaz
Asociación Latinoamericana de Centros de Entrenamiento para Operaciones de Paz
AN
Asamblea Nacional (Venezuela)
Andi
Asociación Nacional de Industriales de Honduras
Anmat
Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Argentina)
Apis
Advance Passenger Information System (Caricom)
Aspan
Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte
ATF
U. S. Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives (Estados Unidos)
AUC
Autodefensas Unidas de Colombia
Bacrim
Bandas criminales emergentes (Colombia)
BCN
Bloque Cacique Nutibara (Colombia)
XIII
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
Bepe
Batalhão Escola Pronto Emprego (Brasil)
Bric
Brasil, Rusia, India y China
CAF
Corporación Andina de Fomento
Calc
Cumbre de la unidad de América Latina y el Caribe
CAN
Comunidad Andina de Naciones
Caprade
Comité Andino para la Prevención y Atención de Desastres
Caribsecs
Integrated Border Security System (Caricom)
Caricom
Caribbean Community (Comunidad del Caribe)
CBSI
Caribbean Basin Security Initiative
CCD
Comité Consultivo de Defensa Chile-Estados Unidos
CCFFAA
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (Perú)
CCIT
Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (Honduras)
CDR
Comités de Defensa de la Revolución (Cuba)
CDS
Consejo de Defensa Suramericano
CEED-CDS
Centro de Estudios Estratégicos de Defensa del Consejo de Defensa Suramericano
Cenapi
Centro Nacional de Planeación e Inteligencia (México)
Cepal
Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CFAC
Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas
CIA
Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency)
Cicad
Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (OEA)
CICPC
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Venezuela)
CICR
Comité Internacional de la Cruz Roja
CIDH
Corte Interamericana de Derechos Humanos
CIRH
Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití
Cisen
Centro de Investigación y Seguridad Nacional (México)
CLCS
Comisión de Límites de la Plataforma Continental (Naciones Unidas)
CNDH
Comisión Nacional de Derechos Humanos (México)
Cococh
Consejo Coordinador de Organizaciones Campesinas de Honduras
Codena
Consejo de Defensa Nacional (Argentina)
Cofadena
Corporación de las Fuerzas Armadas para el Desarrollo Nacional (Bolivia)
Cohep
Consejo Hondureño de la Empresa Privada
Combifron
Comisión Binacional Fronteriza (Colombia-Ecuador)
Conadic
Consejo Nacional de Adicciones (México)
Conarepol
Comisión para la Reforma Policial (Venezuela)
XIV
Siglas
Consep
Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Ecuador)
CPLP
Comunidad de Países de Lengua Portuguesa
CSAN
Comunidad Sudamericana de Naciones
CSEED
Centro Suramericano de Estudios Estratégicos de Defensa
DEA
Drug Enforcement Agency
Devida
Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Bolivia)
DFS
Departamento de Apoyo de Campo (Department of Field Support: Naciones Unidas)
DIH
Derecho internacional humanitario
DIP
Dirección de Inteligencia Policial (Nicaragua)
Dirandro
Dirección Antidrogas (Perú)
DNCD
Dirección Nacional de Control de Drogas (República Dominicana)
DOS
Departamento del Estado de los Estados Unidos (Department of State)
DPDN
Directiva de política de defensa nacional (Argentina)
DPKO
Departamento de Operaciones de Paz (Department of Peacekeeping Operations: Naciones
Unidas)
ELN
Ejército de Liberación Nacional (Colombia)
Enaco
Empresa Nacional de la Coca (Perú)
Ensi
Encuesta Nacional sobre Inseguridad (México)
END
Estrategia nacional de defensa (Brasil)
epp
Ejército del Pueblo Paraguayo
Erpac
Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia
ESC
Explotación sexual comercial
ESF
Economic Support Fund (Estados Unidos)
EZLN
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (México)
FAN
Fuerza Armada Nacional (Venezuela)
Fanb
Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Venezuela)
FAR
Fuerzas Armadas Revolucionarias (Cuba)
Farc
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
Felcn
Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (Bolivia)
FFL
Federal firearms licensee
Flacso
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
FMF
Foreign Military Financing (Estados Unidos)
FMI
Fondo Monetario Internacional
FMLN
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (El Salvador)
XV
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
FMP
Fuerza Multinacional Provisional
FOL
Forward Operating Locations (Aruba y Curazao)
FSLN
Frente Sandinista de Liberación Nacional (Nicaragua)
FTC
Fuerza de Tarea Conjunta (Bolivia)
FTST
Fuerza de Tarea del Sur del Tolima (Colombia)
Gafi
Grupo de Acción Financiera Internacional
GAO
Government Accountability Office (Estados Unidos)
HRIC
Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití
HRW
Human Rights Watch
HHS
Department of Health and Human Services (Estados Unidos)
Ibge
Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística
IICSS
International Comission on Intervention and State Sovereignity
Iirsa
Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana
IISS
International Institute for Strategic Studies (Instituto Internacional de Estudios Estratégicos,
Londres)
Ilanud
Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el
Tratamiento del Delincuente
Impacs
Implementation Agency for Crime and Security (Caricom)
Iname
Instituto Nacional de Medicamentos (Argentina)
Incle
International Narcotics and Law Enforcement
Indec
Instituto Nacional de Estadística y Censos (Argentina)
Inis
índice nacional de inseguridad (México)
INM
Instituto Nacional de Migración (México)
Iipa
Alianza Internacional de Propiedad Intelectual
JID
Junta Interamericana de Defensa
JRCC
Joint Regional Communications Centre (Caricom)
Leplac
Plan de levantamiento de la plataforma continental brasileña
Lofanb
Ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Venezuela)
MAP
minas antipersonal
MAPP/OEA
Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA
MAS
Movimiento al Socialismo (Bolivia)
MEM
Mecanismo de Evaluación Multilateral (OEA)
Mercosur
Mercado Común del Sur
MFCS
Medidas de fomento de la confianza y la seguridad
XVI
Siglas
MIFH
Multinational Interim Force in Haiti
Mindef
Ministerio de Defensa (Nicaragua)
Mingob
Ministerio de Gobernación (Nicaragua)
Minint
Ministerio del Interior (Cuba)
Minustah
Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití
Minustah
Missão das Nações Unidas para a Estabilização do Haiti
Monuc
Misión de las Naciones Unidas en la República Popular del Congo
MRTA
Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (Perú)
Muse
Municiones abandonadas sin explotar
Oasiss
Operation against Smugglers Initiative on Safety and Security (Estados UnidosMéxico)
Ocavi
Observatorio Centroamericano sobre Violencia
ODTN
Organizaciones dominicanas transnacionales de narcotraficantes
OEA
Organización de los Estados Americanos
OIM
Organización Internacional para las Migraciones
OIT
Organización Internacional del Trabajo
ONA
Oficina Nacional Antidrogas (Venezuela)
ONG
Organizaciones no gubernamentales
ONU
Organización de las Naciones Unidas
Otan
Organización del Tratado del Atlántico Norte
Otca
Organización del Tratado de Cooperación Amazónica
PADH
Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado (Colombia)
PAN
Partido Acción Nacional (México)
PDSD
política de defensa y seguridad democrática (Colombia)
PERF
Police Excecutive Research Forum (Brasil)
PFP
Policía Federal Preventiva (México)
PGR
Procuraduría General de la República (México)
PIB
Producto interno bruto
Pidef
Plan de inversiones para la defensa (Argentina)
PNC
Policía Nacional Civil (El Salvador)
PNDH-3
Programa nacional de derechos humanos 3 (Brasil)
PNH
Policía Nacional de Haití
PNR
Policía Nacional Revolucionaria (Cuba)
PNUD
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
XVII
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
PRI
Partido Revolucionario Institucional (México)
Prosub
Programa de desarrollo de submarinos (Brasil)
PSUV
Partido Socialista Unido de Venezuela
Renaesp
Rede Nacional de Altos Estudos em Segurança Pública (Brasil)
Ribin
Regional Integrated Ballistic Information Network (Caricom)
Rifc
Regional Intelligence Fusion Centre (Caricom)
Rims
Regional Investigative Management Team (Caricom)
RSS
Regional Security System (Sistema de de Seguridad Regional)
Ruan
Registro Único de Análisis del Narcotráfico (Argentina)
Sacta
Supplemental Agreement for Cooperation on Technical Assistance and Security
(Colombia-Estados Unidos)
Sebin
Servicio Bolivariano de Inteligencia (Venezuela)
Sedena
Secretaría de la Defensa Nacional (México)
Sedronar
Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra
el Narcotráfico (Argentina)
Sela
Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe
Semar
Secretaría de Marina (México)
Senasp
Secretaria Nacional de Segurança Pública (Brasil)
SHCP
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (México)
Sica
Sistema de la Integración Centroamericana
Sigid
Sistema integral de inversiones para la defensa (Argentina)
Sipri
Stockholm International Peace Research Institute
SL
Sendero Luminoso (Perú)
SS
Secretaría de Salud (México)
SSP
Secretaría de Seguridad Pública (México)
Susp
Sistema Único de Segurança Pública (Brasil)
Tiar
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
TLC
Tratado de libre comercio
TNP
Tratado de No Proliferación
Uies
Unidad de Investigaciones Especiales (Ecuador)
UIF
Unidad de Inteligencia Financiera (México)
Unam
Universidad Nacional Autónoma de México
Unasur
Unión de Naciones Suramericanas
Unodc
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (por su nombre en inglés:
United Nations Office on Drugs and Crime)
XVIII
Siglas
UN-Pol
United Nations Police
USAID
United States Agency for International Development
USCG
United States Coast Guard
Vrae
Valle de los ríos Apurímac y Ene (Perú)
XIX
Presentación
Tendencias y perspectivas de la seguridad regional
en América Latina y el Caribe
E
n general, durante 2009 las dinámicas geopolíticas que se observaron en
América Latina y el Caribe en 2008 se mantuvieron: diferencias ideológicas profundas entre los países en las concepciones de seguridad y defensa, menor influencia de Estados Unidos en la región, sistemas democráticos
muy vulnerables caracterizados por un fuerte presidencialismo con marcados
tintes autoritarios, y el crimen organizado transnacional como la amenaza más
compleja que enfrentan los Estados.
La elección de Barack Obama (2009-) como presidente de Estados Unidos
generó grandes expectativas en la región con respecto a la posibilidad de una
relación más equilibrada y de un cambio de la política de ese país hacia la
misma, aun cuando era claro que sus intereses prioritarios en materia de seguridad y defensa se encontraban fuera del hemisferio. Sin embargo, tras casi dos
años de administración del presidente Obama, es claro que si bien ha habido
algunos ajustes en el estilo, buscando privilegiar el multilateralismo y las soluciones concertadas por medio de la Organización de los Estados Americanos
(OEA), el contenido de la política hacia América Latina y el Caribe sigue siendo
el mismo: el crimen organizado y en particular el narcotráfico y la migración
ilegal se mantienen como los asuntos prioritarios para Estados Unidos. Esos
intereses se expresan en la búsqueda de una mayor cooperación con México,
mediante la Iniciativa Mérida, y en la creciente preocupación por los Estados
débiles de Centroamérica. Es posible observar indicios de cierta flexibilidad
por parte de Estados Unidos con respecto a la política de drogas: en varios
Estados se han despenalizado, en diversas medidas y niveles, la posesión y el
consumo de marihuana, y a fines de 2009 el Congreso estableció la Comisión
sobre política de drogas en el hemisferio occidental (Western Hemisphere Drug
Policy Commission) para revisar y evaluar la política estadounidense frente a
XXI
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
la reducción e interdicción de la demanda de drogas, y para hacer recomendaciones para mejorarla.
En este contexto de menor influencia estadounidense y de polarización
política entre algunos de los gobiernos de la región, se han venido desarrollando iniciativas relativamente nuevas de creación de mecanismos multilaterales
para el diálogo político y la solución de diferencias, en los que no participen
Estados Unidos ni Canadá. Es el caso de la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) y, en particular, del Consejo de Defensa Suramericano (CDS), creado
para el manejo multilateral de los conflictos que surjan entre los países miembros, pero cuya institucionalización es todavía muy baja, y que hasta ahora
ha funcionado más como un escenario para “apagar incendios” que como un
espacio de creación de medidas de confianza duraderas y de verdadero manejo
multilateral de conflictos. De hecho, los problemas que se han tratado en el
marco del CDS han estado precedidos por diplomacia de alto nivel con participación de Brasil, antes de llegar efectivamente a la instancia del CDS.
Muchos analistas coinciden en que el papel de Brasil fue clave para la
creación e impulso iniciales de Unasur y el CDS. Con el paso del tiempo, sin
embargo, ha surgido el interrogante sobre el compromiso brasileño para asumir
un liderazgo claro y sin ambigüedades en la consolidación de estas iniciativas.
Las razones de las “vacilaciones” de Brasil pueden ser diversas: la oposición
de países como Argentina y Venezuela al liderazgo brasileño en la región, diferencias internas sobre cuál debe ser el papel del país en los ámbitos regional e
internacional, y el proceso electoral en marcha durante 2010. Habrá que esperar a la posesión del nuevo gobierno para saber si el empuje que inicialmente
se dio a estos mecanismos de integración se mantendrá o no.
De manera más amplia, conviene señalar que la multiplicidad de instituciones multilaterales existentes en la región –la Unasur, la Alba (Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los
Pueblos), el Mercosur (Mercado Común del Sur), la CAN (Comunidad Andina
de Naciones), el Sica (Sistema de la Integración Centroamericana), el Caricom
(Comunidad del Caribe), la OEA– no ha llevado realmente a una mayor integración entre los países. Por el contrario, la proliferación de mecanismos parece
ser un indicio de las debilidades de los procesos existentes y de una tendencia a crear procesos nuevos en vez de consolidar los existentes. Esto ha llevado
a una superposición de instituciones regionales con el consiguiente desgaste
de recursos por la duplicación de funciones. Lo cierto es que es difícil hacer
pronósticos sobre el futuro de las nuevas iniciativas, especialmente teniendo
en cuenta que en sistemas de gobierno presidencialistas con tintes populistas,
como los latinoamericanos, la política doméstica tiene precedencia sobre la
institucionalización de mecanismos multi o bilaterales de resolución de conflictos y de medidas de confianza entre los países.
Al mismo tiempo, el crimen organizado transnacional se consolida como
una de las amenazas más serias a la seguridad y la defensa de los países y de
la región en su conjunto. Aunque este fenómeno no se limita a la dinámica del
XXII
Presentación
narcotráfico, ésta ocupa la mayor parte de los análisis y espacios noticiosos,
ocultando hasta cierto punto la magnitud de otros problemas como el tráfico
ilegal de migrantes, muchas veces estrechamente vinculado con la trata de
personas. En todo caso, las diferentes manifestaciones del fenómeno tienen
impactos muy importantes en todos los países, desde Bolivia hacia el norte,
incluyendo, por supuesto, Centroamérica y el Caribe. Como es de esperarse,
esas son las áreas de interés inmediato de Estados Unidos.
Esos impactos están relacionados con los problemas de gobernanza y con la
inestabilidad y la falta de legitimidad de muchas de las democracias de la región. En sistemas presidencialistas, con tendencias autoritarias y con tradiciones de exclusión y poca inversión social, las instituciones del Estado son muy
vulnerables a la captura por parte de actores ilegales o con intereses ilegítimos.
En esos escenarios es probable que se desarrollen alianzas criminales entre
elites locales, regionales y, en algunos casos extremos, incluso nacionales, y
actores de la criminalidad organizada que minan o capturan a los Estados y
disminuyen drásticamente su capacidad de controlar el territorio y cumplir
con sus funciones de provisión de servicios públicos y garantía de los derechos
de los ciudadanos.
En ese sentido, es clave desarrollar propuestas viables para fortalecer y dar
legitimidad a las instituciones públicas en los países de la región. Con miras a
iniciar un debate al respecto, se puede plantear la necesidad de hacer un análisis más profundo que los hechos hasta ahora sobre la pertinencia, viabilidad y
posibilidades de éxito de mecanismos como la Comisión Internacional contra
la Impunidad en Guatemala (Cicig), un modelo de intervención de baja intensidad desarrollado por las Naciones Unidas que asume algunas funciones específicas de un Estado débil con el objetivo de fortalecerlo. Cabe entonces hacer
algunas preguntas: ¿cuáles han sido los resultados de ese modelo en el caso
de Guatemala?, ¿es posible pensar en mecanismos similares para otros países de la región?, ¿cuáles deben ser las condiciones para su implementación?,
¿desde que nivel se deben planificar esos mecanismos: subregional, regional o
internacional? Un debate alrededor de estos interrogantes es fundamental para
ajustar las intervenciones de manera que sirvan realmente para consolidar los
Estados en donde se llevan a cabo.
Al mismo tiempo, es necesario avanzar en reformas profundas en los sistemas que garantizan la administración de justicia, los aparatos policiales, judiciales y carcelarios en los países de la región. Esto dado que la impunidad es el escenario ideal para el florecimiento no sólo del crimen organizado, sino también
de las alianzas entre éste y actores legales pero con intereses ilegítimos y poder
para facilitar e, incluso, promover la toma del Estado por parte de aquel.
Qué ofrece este Anuario
Esta nueva edición del Anuario de seguridad regional del Programa de Cooperación en Seguridad Regional de la Fundación Friedrich Ebert continúa con
XXIII
Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe
la tarea iniciada en el Anuario de 2009, según una estructura en tres partes. Las dos
primeras se enfocan en el análisis de las dinámicas geopolíticas de la región en materia de seguridad, política exterior y defensa, incluyendo trabajos sobre algunos de los
países que hacen parte de la Alba, una de las múltiples instancias multilaterales existentes hoy. La tercera parte actualiza algunos de los mapeos subregionales sobre las
dinámicas y características del crimen organizado incluidos el año anterior; incluye
un trabajo sobre la perspectiva de Europa frente a este fenómeno en América Latina
y presenta los dos primeros artículos de una serie de documentos analíticos y propositivos realizados en el marco del Observatorio de Crimen Organizado del Programa,
sobre aspectos transversales claves para la lucha contra el crimen organizado y para
mitigar su impacto sobre la gobernabilidad democrática de los países; tales artículos
se refieren a la seguridad privada y a la estructura de las instituciones policiales en
América Latina y el Caribe.
El trabajo que se desarrolla en el marco del Observatorio del Crimen Organizado
no sería posible sin el apoyo financiero de la Fundación Open Society Institute (Zug).
Igualmente, queremos agradecer el trabajo de los coordinadores de los grupos de trabajo nacionales y subregionales que hacen posibles las actividades del Programa de
Cooperación en Seguridad Regional. Los autores de los documentos incluidos en este
Anuario tienen también nuestro reconocimiento por sus contribuciones a esta publicación. Por último, agradecemos a la Friedrich Ebert Stiftung (FES) y a sus oficinas en
los países de la región por su apoyo en la gestión del Programa.
XXIV
Parte I
Seguridad regional
La seguridad de América Latina en la encrucijada:
entre la geopolítica, la ideología y las amenazas emergentes
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
1.
Avances y retrocesos
y postula la necesidad de la apertura hacia el
mundo, buscando la inserción en el proceso de
globalización para obtener recursos para el desarrollo nacional. En función de ello, se estima que
la integración es clave para una mayor inclusión
en la economía global. Segundo, una concepción
endógena que tiene como punto de partida su
oposición a la globalización y plantea la necesidad de fomentar la búsqueda de soluciones locales. La integración es vista como un mecanismo
para lograr mayor autonomía frente a la economía global, considerada como una amenaza.
de la seguridad en el hemisferio
Si hace diez años el optimismo respecto a la posibilidad de lograr el fortalecimiento de los espacios de cooperación e integración en América
Latina y el Caribe era grande, el desarrollo de las
dinámicas en la primera década del siglo XXI ha
mostrado que, más bien, el continente continúa
fragmentado y los desencuentros son mayores
(Nueva Sociedad, 2009). Por un lado, se han profundizado las diferencias subregionales entre
los países de América del Sur y México, Centroamérica y el Caribe. Estos últimos miran hacia
el Norte. Por otro, la región andina se caracteriza
por su conflictividad y por el aumento de las tensiones entre los cinco países que la componen, y
el Cono Sur busca nuevos modelos y alternativas. Esto ha repercutido sobre las posibilidades
de lograr una mayor integración así como sobre
las de crear instrumentos que permitan la cooperación en seguridad y defensa.
Lo anterior ha influido sobre los planteamientos y las prácticas en el campo de la cooperación en seguridad y defensa en las distintas subregiones. Existen diferencias respecto a
la percepción de las principales amenazas, lo
cual tiene como consecuencia que las agendas
y dinámicas sean distintas y que cada vez sea
más difícil establecer consensos subregionales
y, menos aún, continentales. Por tanto, la fragmentación es cada vez mayor.
Lo primero que se debe señalar es que actualmente se desarrolla un debate sobre dos
modelos de integración. Primero, una perspectiva que la considera como una oportunidad
Otro paradigma en cuestión es el de la propia democracia y sus debilidades. El optimismo
de la última década del siglo XX contrasta con
3
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
tado presente la fuerza militar y policíaca de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), en
gran parte compuesta por fuerzas de los países
de América Latina, las secuelas de la catástrofe
habrían sido muy superiores.
los graves problemas de gobernabilidad que
han aparecido. Fuerzas emergentes que desafían el estado de derecho, mediante formas alternativas de democracia participativa directa,
la reacción de los grupos oligárquicos, también
violentando la legislación y los mínimos principios de convivencia, como los que dieron pie
al golpe de Estado en Honduras el 28 de junio
de 2009, son elementos nuevos que afectan la
seguridad. En México, Centroamérica y el Caribe, el crimen organizado ha avanzado en la acumulación de poder, comprando funcionarios
gubernamentales y sembrando violencia. En
México la guerra entre los carteles asciende a
25 mil muertos entre el 1 de diciembre de 2006,
fecha de ascenso del gobierno de Felipe Calderón, y el 30 de junio de 2010. Juárez, en la frontera con Texas, está sitiada por las ejecuciones y
es considerada hoy la ciudad más peligrosa del
mundo, con homicidios que ascienden a más de
150 por cada 100 mil habitantes. Los países de
América Central, principalmente El Salvador,
Guatemala y Honduras, están cercados por la
delincuencia común y callejera, al tiempo que
los gobiernos están cambiando las leyes para
autorizar el empleo de las fuerzas armadas para
combatir a las pandillas o maras. Esta situación
se replica también en Jamaica.
Otro aspecto por considerar en los debates
sobre seguridad en América Latina y el Caribe es
el papel de Estados Unidos. ¿Ejerce presión o no
en materia de geopolítica y para la defensa de sus
intereses? Se sostiene que mientras un país esté
geográficamente más cerca de Estados Unidos
éste tiene más influencia. Por ello se señala que
en Colombia y la cuenca del Caribe, Centroamérica y México, esta potencia sigue teniendo gran
liderazgo. En América del Sur, a medida que se
alejan las coordenadas geográficas, se disuelven
también las presiones directas, y otras naciones
ejercen mayor influencia regional, como es el
caso de Brasil, o como lo intenta el gobierno del
presidente Hugo Chávez (1999-2001; 2001-2007;
2007-) en Venezuela por medio de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América
(Alba). Dos gobiernos de la subregión del Caribe,
Cuba y Venezuela, siguen sosteniendo hipótesis
de seguridad similares a las que predominaron
durante la guerra fría, acerca de la búsqueda de
expansión del “imperio norteamericano” en la
región. El unilateralismo de la administración
de George W. Bush (2001-2005; 2005-2009) contribuyó a que este tipo de percepciones se mantuviera. Sin embargo, las relaciones entre ambos
son muy diferentes, pues en el discurso Cuba
sigue con la idea de que su seguridad depende
de las acciones de su poderoso vecino del norte,
pero en la práctica colabora estrechamente para
el control de embarques de cocaína y para detener flujos de migrantes en el mar. Venezuela, por
su lado, no coopera en la política antinarcóticos
multilateral –coordinada por Estados Unidos–,
y muchos de sus conflictos con Colombia están
retroalimentados por la idea de que el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2006; 2006-2010) era
un “cachorro del imperio”1.
A lo anterior se le agrega el impacto destructivo, en ascenso, de fenómenos naturales, que
por la pobreza y la debilidad de los gobiernos
tiene en los pobres a sus principales víctimas.
Los huracanes en las costas de México, América Central y el Caribe son muestra de ello, en
2010 con singular saña. En enero se produjo
un terremoto en Haití, con un saldo de más de
230 mil víctimas y más de dos millones de habitantes sin vivienda. La sede del gobierno y el
edificio principal de la Misión de Estabilización
de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) no
se libraron. Estos fenómenos repercuten, sin
duda, en la seguridad en el más amplio sentido,
empezando por la humana, teniendo en cuenta
que sólo las fuerzas armadas tienen capacidad
de organización para hacerles frente. En Haití
está por demás sostener que si no hubiera es-
Bajo la administración del presidente Barack
Obama (2009-), el gobierno de Estados Unidos
4
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
y cooperación, como, por ejemplo, entre Argentina y Chile, y se desarrollaron iniciativas conjuntas de misiones de paz, siendo Haití el caso más
reciente. Se considera que la participación en
misiones de paz ha sido uno de los pilares constitutivos de la conformación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de su objetivo
central de constituirse en un espacio de diálogo.
publicó, en mayo de 2010, una nueva Estrategia
de seguridad nacional, en la que América Latina
no es relevante como fuente de inseguridad global, aun cuando el presidente Obama sí identifica las diferencias entre los países latinoamericanos en materia de inseguridad. En el documento
América Latina se menciona marginalmente, y
Brasil se señala como un país con capacidad de
ejercer el liderazgo (Yopo, 2010). La diplomacia
estadounidense busca no emprender acciones
unilaterales que puedan ser factor de conflicto con los países latinoamericanos, como se vio
frente al golpe de Estado de Honduras de 2009,
donde quedó atrapado entre dos posturas: una
realista y otra multilateralista. Además, acepta
el desarrollo de liderazgos en América del Sur,
cuando éstos no generan posturas de confrontación, por ejemplo, el de Brasil (Tulchin, 2010).
En el ámbito continental también se establecieron mecanismos y espacios de diálogo, especialmente en el sistema interamericano. Aun
cuando en la Organización de los Estados Americanos (OEA) no se llegó a un acuerdo, se logró
un consenso respecto al concepto de seguridad
multidimensional, en 2003 se realizó la Cumbre
especial sobre seguridad, en México en 2003, y
se aprobó la entrega de informes anuales sobre
adquisiciones militares, que muy pocos países
cumplen2.
En síntesis, la democracia de América Latina
está debilitada y esto tiene consecuencias en la
seguridad de los países, pues ésta, hoy por hoy,
es interméstica en la gran mayoría de los casos.
En función de esta situación, en este artículo
se abordarán los principales asuntos y procesos
que se han desarrollado en Sudamérica, la región andina, así como en México, Centroamérica y el Caribe, con énfasis en las dinámicas de
2009 y del primer semestre de 2010.
En este marco, en los últimos años han cobrado mayor importancia nuevas iniciativas de
integración, siendo la más importante la creación de la Unasur. No obstante, ello se produce
en un contexto de crecientes tensiones bilaterales relacionadas con los tradicionales contenciosos fronterizos entre los países, como los casos
de Chile y Perú, por problemas bilaterales más
vinculados con diferencias políticas, como los
de Ecuador-Colombia y Colombia-Venezuela, así
como por nuevos aspectos que giran fundamentalmente alrededor del acceso a recursos y asuntos medioambientales, como son los de Brasil y
Bolivia por el gas, Paraguay y Brasil por la represa de Itaipú y Argentina-Uruguay por las papeleras. Por tanto, mientras por un lado se refuerza el
discurso integracionista, por otro aumentan las
tensiones interestatales (Malamud, 2009), siendo
el más reciente caso la ruptura de relaciones del
gobierno venezolano con su vecino Colombia en
julio de 2010, por su acusación de que Venezuela alberga campamentos de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc).
2. Los retos de Sudamérica como zona
de paz: conflictividad y rearme
Desde los años noventa, en América Latina y
el Caribe se desarrolló un proceso que buscaba
promover las medidas de fomento de la confianza (Diamint, 2009), para contribuir al desarrollo
de capacidades estatales para el control civil de
las fuerzas armadas y eliminar las hipótesis de
conflicto entre naciones, ya que obstaculizaban
las iniciativas de cooperación e integración. En
función de esto varios gobiernos iniciaron procesos cuyo propósito era generar mayor transparencia en cuanto a sistemas de adquisiciones y
gastos de defensa, se publicaron libros blancos,
se diseñaron mecanismos bilaterales de diálogo
Otro tipo de conflictividad, que no necesariamente ha de ser violento pero que sí influye
en esta temática, son las tensiones que giran al5
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
Esto ha llevado a que se señale que se está
produciendo una nueva “carrera armamentista”,
un comportamiento competitivo en la compra de
armas que tiene como resultado el desequilibrio
del poder militar en la región. En cuanto a gasto
militar, con la excepción de México que ocupa
el cuarto lugar, los compradores están en Sudamérica, siendo Brasil, Colombia, Chile, Argentina y Venezuela los principales (Coppan, 2010;
Sipri, 2009). Este último ha sido el país que más
ha incrementado este gasto, y según los datos
de Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (Iiss, sigla en inglés) de Londres, después de
Chile ha sido el mayor comprador de armas en
América Latina, incluso superando a ese país
del Cono Sur en 20083. Especialmente desde
Estados Unidos se ha manifestado el temor de
que parte de este armamento pueda desviarse
después hacia las Farc. En este sentido, es importante considerar el impasse que surgió con el
gobierno de Suecia en 2009, cuando lanzacohetes adquiridos con anterioridad por el gobierno
venezolano fueron descubiertos en manos de
este grupo irregular. Además, se ha destacado
(Diamint, 2009) que mientras los demás países
compran equipos que son operables solamente
por personal militar, un alto porcentaje de las
adquisiciones del gobierno venezolano pueden
destinarse a armar a la población civil.
rededor de las diferencias políticas, como se verá
más adelante. Hay que mirar también aquellas
tensiones relacionadas con las problemáticas
sociales y políticas internas que pueden generar enfrentamientos violentos. Por último, hay
problemas asociados a la creciente violencia urbana y a la inseguridad, como son los casos de
Río de Janeiro y Sao Paulo, Caracas, Kingston,
Tegucigalpa, Guatemala, San Salvador, San Pedro Sula y Ciudad Juárez. Por tanto, hoy en día
en materia de seguridad es importante mirar no
sólo las posibilidades de conflictos interestatales, sino también estas nuevas formas de conflictividad que involucran actores no-estatales.
En cuanto a los conflictos interestatales tradicionales, es poco probable que evolucionen a
confrontaciones militares tradicionales, que no
se han producido en la región desde hace casi
veinte años. Lo que se puede esperar son tensiones fronterizas focalizadas. Por esta razón, surge
la interrogante sobre por qué se está llevando a
cabo un rearme en varios países, especialmente
en Sudamérica.
Existe un debate respecto a las adquisiciones
militares que se han producido en la región en
los últimos años. Por un lado, los gobiernos sostienen que están en un proceso de modernización y reequipamiento, ya que los dispositivos
actuales son obsoletos. En esto es fundamental
tomar en consideración que hasta 2009 los altos precios de los commodities (petróleo, cobre,
gas) permitieron que varios gobiernos de la región pudiesen destinar recursos adicionales a la
adquisición de armas y equipos militares. Pero
hay dos argumentos adicionales. Primero, la necesidad de fortalecer las capacidades de defensa
de la soberanía ante amenazas de posibles intervenciones por parte de otros países, esgrimido, básicamente, por el gobierno de Venezuela.
Segundo, se señala la prioridad de incrementar
la capacidad de defender el territorio ante amenazas como el narcotráfico y el crimen internacional organizado, y de protegerse de vulnerabilidades asociadas al medio ambiente y recursos
naturales, esto último en referencia a la Amazonia desde la perspectiva de Brasil.
En cuanto a los proveedores, los países
europeos, especialmente Alemania, España y
Francia, pero también Estados Unidos, continúan buscando negocios para su industria armamentista. Sin embargo, en Sudamérica existe
la tendencia a diversificar los mercados y han
cobrado fuerza nuevos actores, en particular
Rusia, China e Irán, así como Bielorrusia. Pese
a esta intención de diversificar, países como Venezuela están desarrollando dinámicas que generan nuevas relaciones de dependencia, como
es el caso con Rusia, que se ha convertido en su
principal proveedor.
Respecto al armamentismo, se deben tener
en cuenta tres puntos más: 1) el desarrollo de
industrias militares en la región; 2) la presencia
6
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
pensar que, como en el pasado, estas adquisiciones están sujetas a “comisiones” con la finalidad
de comprar la lealtad de los altos mandos, así
como una tendencia hacia la profundización del
resguardo de las fronteras versus la cooperación
y la integración. Adicionalmente, en varios de
los países este proceso de nuevas adquisiciones
militares está asociado al resurgimiento del militarismo y a una estrategia de militarización de
la sociedad, como es el caso de Venezuela con la
creación de la Milicia Nacional Bolivariana.
creciente del tema nuclear; y 3) el tráfico de armas ligeras, que tiene una relación directa con la
violencia urbana señalada y que se tratará más
adelante. En primer término, varios países sudamericanos están creando y ampliando industrias militares, siendo Brasil el mayor proveedor
de armas en América del Sur. De allí que se haya
especulado que la creación del Consejo de Defensa Sudamericano (CDS) tiene como objetivo
principal, para este país, convertirse en un importante proveedor y romper con la dependencia de los países de la región de los proveedores
extranjeros (Jácome/Vaz, 2009). Ejemplo de ello
son los Super Tucano de la empresa Embraer
que han sido vendidos a las fuerzas aéreas de
Colombia y Ecuador. Para reforzar esto, diferentes convenios que se están firmando, especialmente con Rusia y China, contienen cláusulas
que contemplan la transferencia tecnológica.
Cabe señalar que los objetivos a mediano plazo
planteados por el CDS incluyen la construcción
de una identidad sudamericana en materia de
defensa, y uno de sus ejes fundamentales es la
autonomía estratégica creciente, que se lograría
mediante el fortalecimiento de la industria de
armamentos y la cooperación en esta área. En
función de ello, en un taller efectuado a finales
de junio de 2010 en Quito, se adelantaron discusiones sobre los avances en este campo4. En
segundo lugar, el asunto nuclear también pasa
a ocupar un lugar en esta agenda sobre armamentismo. En el caso de Brasil, fue por medio
del convenio Brasil-Alemania, que comenzó en
1975, y de las iniciativas más actuales en torno a
submarinos con propulsión de energía nuclear.
Más recientemente, el presidente venezolano ha
señalado de manera pública que existe la posibilidad de desarrollar, junto con Irán, proyectos
de energía nuclear para fines pacíficos.
Con anterioridad, la Comunidad Andina de
Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur
(Mercosur) plantearon entre sus objetivos que
estas subregiones se constituyeran en zonas de
paz (Arellano, 2008), lo cual ha tenido continuidad en los principios del CDS. Después de
su constitución formal en diciembre de 2008,
en su primera reunión del 9 y 10 de marzo de
2009 se descartó crear un ejército conjunto así
como una especie de Organización del Atlántico Sur, dos propuestas que el gobierno venezolano venía adelantado desde hacía varios años.
En cambio, el Consejo se definió como un espacio de diálogo político y de prevención de conflictos, un órgano consultivo y de concertación
en cuestiones relacionadas con la seguridad y
la defensa (Jácome/Vaz, 2009). Sin embargo,
en esa primera reunión, efectuada en Santiago,
afloraron las primeras tensiones, relacionadas
con la compra de armas y la falta de transparencia en los gastos militares, lo que ha llevado a
que uno de los temas centrales de las posteriores agendas sean las Medidas de fomento de la
confianza y seguridad (MFCS).
Pocos meses después, el “Acuerdo en materia
de cooperación y asistencia técnica en defensa
y seguridad” entre Colombia y Estados Unidos
se convirtió en otro elemento de tensión. Por
ello se celebró la Cumbre extraordinaria de la
Unasur en Bariloche, Argentina, el 28 de agosto de 2009, en cuya resolución final no se incluyó, como proponía el gobierno venezolano,
un rechazo a ese acuerdo. El consenso fue que
la presencia de fuerzas militares extrarregionales no podía convertirse en una amenaza a la
Las políticas de rearme que se están desarrollando en varios países de la región deben
ubicarse en el marco de los procesos nacionales
y tomar en cuenta que en ellas influyen la necesidad de complacer a los sectores militares para
mantener la estabilidad política, el incremento
de los niveles de corrupción que pueden hacer
7
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
sus contenidos como información confidencial
y reservada. En contraste, Brasil dio a conocer a
los miembros de la Unasur el convenio firmado
con el gobierno estadounidense en 2010.
soberanía e integridad de los países y, en este
sentido, ambos gobiernos declararon que las acciones estarían circunscritas a la lucha contra
el narcotráfico y el terrorismo en territorio colombiano. Sin embargo, persisten serias críticas
por parte de Venezuela, Bolivia y Ecuador, aun
cuando este último país ha moderado su posición en función del proceso de reanudación de
relaciones con el vecino.
En el primer semestre de 2010, todavía bajo
la presidencia pro tempore de Ecuador, en el
seno del CDS se adelantaron discusiones en torno a este tema. Hay que destacar también que
en noviembre de 2010 se efectuará en Santa
Cruz, Bolivia, la IX Conferencia de ministros de
Defensa del continente.
Posteriormente, el 15 de septiembre de 2009,
se efectuó en Quito una reunión de ministros de
Relaciones Exteriores y de Defensa cuyos objetivos eran diseñar MFCS y profundizar el diálogo en el marco del CDS. Se abordó de nuevo el
acuerdo entre Colombia y Estados Unidos, siendo una de las propuestas que todos los países
mostraran sus acuerdos de cooperación militar,
para contribuir al establecimiento de mayores
niveles de confianza y transparencia. Cabe anotar que en Venezuela, el 22 de septiembre, la
Asamblea Nacional aprobó un nuevo convenio
de defensa con Rusia, que incluyó una cláusula que obliga al Estado venezolano a mantener
Desde la creación de la hoy en día conocida como Alianza Bolivariana para los Pueblos
de nuestra América/Tratado de Comercio de
los Pueblos (Alba-TCP) se ha ido generando una
perspectiva alternativa. En la VII Cumbre del 17
de octubre de 2009, en Cochabamba, Bolivia,
se decidió constituir el Comité permanente de
soberanía y defensa de la Alba-TCP, como parte
del Consejo político, y se determinó que uno de
sus principales objetivos sería definir una “Estrategia de defensa integral popular conjunta”
Cuadro síntesis: Unasur y las MFCS
Cumbre extraordinaria de Unasur
(Bariloche, agosto de 2009)
Presencia de fuerzas militares extrarregionales no pueden amenazar la soberanía e integridad de los países.
1
II Reunión de ministros
de Relaciones Exteriores y de Defensa
(Quito, septiembre de 2009)
II Reunión del CDS
(Guayaquil, mayo de 2010)
y profundizar diálogo en el CDS.
•
Intercambio de información militar.
•
Transparencia y gastos de defensa.
•
Información y consulta sobre actividades militares en zonas de frontera.
•
Consulta y cooperación sobre actividades militares no previstas.
•
Cumplimiento y verificación de acuerdos previos.
2
Reunión Extraordinaria de ministros
de Relaciones Exteriores y Defensa
(Quito, noviembre de 2009)
MFCS
Propuesta para que todos los países mostraran sus acuerdos de cooperación militar.
Diseñar procedimientos para la aplicación de MFCS.
1
Aprobación de procedimientos para ejecutar las MFCS5. Proporcionar información sobre el funcionamiento de Ministerios de Defensa, fuerzas
militares y armamento.
2
Aprobación del estatuto del Centro de Estudios Estratégicos (Buenos
Aires).
3
Informe sobre el debate promovido por el gobierno venezolano, del documento Libro blanco de movilidad aérea de Estados Unidos.
8
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
sidad de debatir en torno a la gobernabilidad
democrática y su relación con temas de seguridad y defensa.
y la constitución de una “Escuela de dignidad
y soberanía de las fuerzas armadas de la AlbaTCP”6. Esta acción puede interpretarse como el
inicio de la conformación de una institucionalidad paralela al Centro de Estudios Estratégicos de Unasur, definido como un ente asesor
del CDS. Adicionalmente, en 2009 Venezuela le
cedió a Ecuador seis Mirage 50 que había desincorporado de su Fuerza Aérea.
Sería importante proseguir con las iniciativas para lograr el control democrático de las
fuerzas armadas y que los civiles sean quienes
conduzcan la formulación y ejecución de las
políticas de defensa. Otra prioridad es que cada
vez sean menores los recursos del presupuesto nacional que se destinan a gastos militares,
privilegiando aquellos destinados a responder a
las necesidades básicas de las sociedades.
Pese al discurso y a las nuevas iniciativas regionales de cooperación, puede preverse que el
principal escenario será el de las relaciones bilaterales, tanto respecto a los desacuerdos como
a los acuerdos, aunque las tensiones probablemente seguirán el patrón de los últimos años,
con la intervención de terceros países, y, en algunas ocasiones, funcionarán los mecanismos
multilaterales, especialmente la Unasur. En este
marco es importante considerar también el debilitamiento de la OEA y la reciente decisión de
conformar una instancia latinoamericana y caribeña que excluya a Canadá y a Estados Unidos
(Vaz, 2010).
Un cuarto tema para una nueva agenda es la
consideración de que las armas pequeñas y ligeras son uno de los principales problemas: 66%
de las muertes en América Latina son producto
de armas de fuego provenientes del tráfico ilegal
(Arias, en Diamint, 2009). En función de ello,
sería importante retomar una propuesta presentada por la Fundación Arias para la Paz respecto
a convocar una conferencia regional sobre desarme y comercio de armas ligeras y cortas.
En conclusión, fortalecer la democracia en
la región, lo que tiene como requisito incrementar las capacidades institucionales nacionales y
regionales, es el aspecto más importante para
abordar los temas, nuevos y tradicionales, de la
agenda de seguridad y defensa.
Esto parece indicar que, a corto plazo, una
acción prioritaria para reducir las tensiones sería fortalecer las MFCS y de transparencia. Sin
embargo, el problema fundamental es la falta de
voluntad política por parte de la mayoría de los
gobiernos, lo cual puede convertirse en el mayor obstáculo del CDS para implementar su plan
de acción en esta área.
3. Las tensiones de seguridad
en el área andina irradian
Este panorama parece indicar que es necesario incorporar nuevos aspectos a los análisis y debates sobre la cooperación regional
en seguridad y defensa. Como se ha señalado,
se estima que existen pocas posibilidades de
que las tensiones y los conflictos interestatales sean de tipo convencional, y que, a corto
plazo, estarán más bien asociados a problemas
de acceso a recursos (gas, agua) y ambientales
(principalmente minería), que tendrán como
escenarios puntos focales bilaterales así como
los entornos nacionales. Además, el incremento de conflictos sociales y políticos internos
deberá ser analizado, ya que lleva a la nece-
desconfianza en la región
3.1 El conflicto fronterizo
colombo-ecuatoriano
El control fronterizo es un problema de recurrente tensión entre Ecuador y Colombia, que
comparten una línea de frontera de 586 kilómetros, en la que operan grupos irregulares guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes, y en
donde los dos gobiernos reclaman mayor control por parte del vecino mientras anuncian sus
9
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
conjunto” de la ofensiva militar contra las Farc,
aunque no operaciones conjuntas7, a las que
Ecuador no ha estado dispuesto desde el inicio
de la ofensiva del Plan Patriota, y ha expresado
su disposición a realizar una entrega de “información precisa y contundente” que los organismos de inteligencia de su país obtuvieron sobre
la presencia de dos campamentos de las Farc
en territorio ecuatoriano. De hecho, inmediatamente después de su posesión como presidente
de Colombia, Juan Manuel Santos (2010-) se reunió con su homólogo Rafael Correa (2007-2009;
2009-) y le entregó los discos duros incautados
durante el operativo militar en Angostura.
respectivas acciones en pos de la seguridad terrestre, marítima y aérea.
Tras el conflicto suscitado por el bombardeo
de la Fuerza Aérea Colombiana al campamento de las Farc en Angostura (Ecuador) el 1 de
marzo de 2008, en el cual fallecieron veintiséis
personas, entre ellas el ex número dos de esa
guerrilla, Raúl Reyes, las relaciones bilaterales
quedaron sujetas a fuertes roces políticos y a una
tensa inestabilidad en materia de seguridad. Las
tensiones entre los dos países, acicateadas por
la posición beligerante del gobierno venezolano
enfrentado con Colombia, se proyectaron sobre
el contexto subregional, ocupando la agenda de
organismos como la Unasur, la Alba y la propia OEA. El gobierno colombiano logró sortear
la resistencia regional, generada por su acción
de fuerza, mediante una diplomacia bilateral
eficaz, afirmándose en su línea de cooperación
con Estados Unidos.
En el proceso de acercamiento diplomático,
el 24 de septiembre de 2009, en Nueva York,
los cancilleres firmaron un comunicado conjunto afirmando la “voluntad política” para reconstruir las relaciones bilaterales. Colombia se
comprometió a no realizar operaciones militares en territorio ecuatoriano, mientras Ecuador
reiteró que no tolerará grupos irregulares en su
territorio y que cualquier incursión sería rechazada. Posteriormente, en noviembre de 2009, se
reactivó la Comisión Binacional de Fronteras
(Combifron), como un instrumento de acción
inmediata que coordina, evalúa y supervisa el
cumplimiento de los compromisos militares y
policiales de seguridad fronteriza, lo que constituyó el avance más significativo para la normalización de las relaciones y coadyuvó a reducir
la polémica declarativa en temas de seguridad.
Ecuador, por su parte, mantuvo una posición de denuncia internacional, exigiendo reparaciones, la entrega de información y una
mayor presencia y control colombiano de las
zonas fronterizas afectadas por la presencia de
grupos irregulares. Las reacciones ecuatorianas contrarias a la política colombiana fueron
más allá de las acciones gubernamentales de
política exterior. La Fiscalía de ese país judicializó el conflicto, encausando al ex ministro
de Defensa de Colombia (hoy presidente), Juan
Manuel Santos, y al comandante de las Fuerzas
Armadas colombianas, general Freddy Padilla
de León, acusándolos de la autoría intelectual
del bombardeo, dictando contra ellos órdenes
de prisión y requiriendo su extradición. El gobierno ecuatoriano considera que a Colombia le
corresponde desarrollar las acciones de control
en su territorio, y se reserva su autonomía en la
adopción de controles sobre el suyo, reiterando constantemente su voluntad de impedir, con
medios propios, la presencia de grupos armados
colombianos en su territorio.
Adicionalmente, se establecieron tres comisiones, una para abordar los asuntos de seguridad y combate al crimen transnacional, en
la que se incluye el contrabando de armas y
municiones y el combate a los grupos subversivos; otra para temas de desarrollo fronterizo,
que aborda el mejoramiento de las condiciones
de la población de frontera, el apoyo a los refugiados y el manejo humanitario; y la Comisión
de “asuntos sensibles”, entre los que constan el
pedido de Ecuador de reparación de los daños
causados por el bombardeo del 1 de marzo de
2008, que incluye una indemnización a la familia de Franklin Aisalla, ecuatoriano supues-
El gobierno de Colombia ha venido proponiendo a Ecuador realizar un “planeamiento
10
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
base militar en la frontera con Ecuador, con capacidad para 2.400 efectivos, en concordancia
con una de las exigencias del gobierno ecuatoriano de que Colombia destine mayores contingentes a la seguridad de su territorio fronterizo.
tamente vinculado a las Farc y que falleció en
el ataque, así como el requerimiento de Colombia de derogar la exigencia de un certificado de
antecedentes judiciales a los colombianos que
ingresan a Ecuador, y su solicitud de dejar sin
efecto el proceso legal en contra del hoy presidente Juan Manuel Santos.
En todo caso, la política del entonces presidente Álvaro Uribe se vio afirmada con la militarización de las fronteras, luego de que ni la
OEA ni otro organismo multilateral sancionaran
a Colombia por su acción armada en territorio
ecuatoriano. Con el acuerdo de seguridad con
Estados Unidos, que no llegó a ser objetado por
la Unasur, se consolidó la política de fuerza que
ha caracterizado al gobierno colombiano en el
tratamiento del conflicto con las Farc, con el que
ha logrado uno de los principales objetivos de la
presión transfronteriza, que es el mayor involucramiento militar de sus vecinos, hoy plasmado
no solamente en la progresiva movilización de
fuerzas armadas, sobre todo las ecuatorianas,
en zonas fronterizas críticas, sino también en
el incremento de las inversiones en defensa y
adquisiciones militares, significativas durante
2009 en Ecuador y Venezuela.
El gobierno ecuatoriano ha manifestado
que el acercamiento bilateral no altera las dos
demandas internacionales contra Colombia: 1)
la planteada ante la Corte Internacional de La
Haya por las fumigaciones aéreas con glifosato
en la frontera común; y 2) la presentada ante
la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) por la muerte de un ecuatoriano durante
el bombardeo al campamento de Angostura. Colombia ha expresado, extraoficialmente, que en
el marco de los diálogos aspira a que Ecuador
desista de ambas demandas.
Las Fuerzas Armadas de Ecuador han informado que en 2009 se desmantelaron 187 refugios temporales de grupos armados irregulares
durante diversos operativos en la zona norte
del país, fronteriza con Colombia; se destruyeron diez campos de hoja de coca y se incautaron 8.476 municiones, 54 granadas, 143 armas
cortas, cuatro minas antipersonal y otras armas
como subametralladoras, cápsulas detonantes y
pólvora; además, se decomisaron 136.788 galones de gasolina, 24.798 de diesel y unos diecisiete kilos de base de coca8.
El destino de la relación bilateral está muy
condicionado por la situación interna de los dos
países. En el caso ecuatoriano, el posicionamiento en asuntos regionales y el mantenimiento de
una fuerte censura a la política de seguridad del
gobierno Uribe fueron recursos de autoafirmación nacional invocada como factor de legitimidad del gobierno. En Colombia se debatía el grado de reconocimiento social a la eficiencia de la
política de fuerza de Uribe para pacificar el país
y derrotar a los grupos armados. De hecho, las
tensiones fronterizas con Ecuador y Venezuela y
la política frente a las Farc son aspectos fundamentales de las oposiciones políticas y electorales colombianas, que devinieron en el triunfo de
Juan Manuel Santos en la carrera presidencial.
Por su parte, el gobierno colombiano anuncia, para el periodo 2011-2014, inversiones
superiores a los 5.000 millones de dólares en
seguridad interna y capacidad disuasiva para
enfrentar posibles amenazas externas. Se ha
planteado que estos recursos, recaudados a
través del impuesto sobre el patrimonio, se
destinarán a sostener y profundizar la política
de seguridad democrática y a la readecuación
del sector defensa, mediante el refuerzo de los
frentes urbanos y el incremento del número de
policías, así como a inversiones en movilidad
y comunicaciones en las fronteras donde existe
presencia guerrillera. Además, se inauguró una
3.2 Confrontación colombo-venezolana
La retórica belicista del presidente Chávez y su
permanente intervención en las situaciones in11
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
ticas con Colombia, suspendidas en agosto de
2009 y rotas formalmente en julio de 2010, en
respuesta al acuerdo de cooperación colomboestadounidense. Venezuela rechazó la propuesta de Estados Unidos de mediar en su conflicto
con Colombia, atribuyendo el origen de las tensiones a la presencia de ese país en bases militares de su vecino.
ternas de otros Estados lo han convertido en la
contraparte ideal para la regionalización de tensiones fronterizas buscada por la política de fuerza de Uribe, en pos de legitimar frente a la región
sus acuerdos de seguridad con Estados Unidos,
como un factor de seguridad y equilibrio ante la
proyección subregional de riesgos de seguridad e
incluso bélicos, supuestamente generados desde
el gobierno venezolano. El anuncio de Chávez de
que su gobierno obtuvo un crédito por 2.000 millones de dólares para la compra de armamento
a Rusia, entre ellos 92 tanques T72 y sistemas
antiaéreos, dio lugar al recrudecimiento de la
tensión entre los dos gobiernos en torno al destino de las crecientes inversiones militares y su
afectación para la seguridad de los vecinos y la
estabilidad de la región.
Tras la suscripción del convenio se agudizó
la crisis diplomática entre Colombia y Venezuela, en cuyo contexto Chávez hizo un llamado a
los venezolanos a prepararse para defender al
país de una agresión de Estados Unidos desde
Colombia. Este ha sido uno de sus temas recurrentes en los escenarios multilaterales, fundamentalmente la Unasur y Alba. En el marco de
la Unasur, el gobierno ecuatoriano ha señalado
que las bases militares que Colombia puso a
disposición de Estados Unidos son el problema
real en el conflicto con Venezuela, y ha demandado garantías plenas de que las fuerzas estadounidenses no van a ser usadas para vulnerar la
soberanía de los países de la región. A mediados de 2010, el escalamiento de la confrontación colombo-venezolana, a raíz de la denuncia
de Colombia ante la OEA sobre la presencia de
bases de las Farc en Venezuela, llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos
países, agudizando las tensiones bilaterales y
comprometiendo la gestión multilateral, en particular en el caso de la Unasur, que se vio incapacitada para lograr un mecanismo de superación del conflicto. Con el cambio de gobierno
en Colombia las relaciones entre ambos países
se restablecieron, apenas dos días después de
la posesión de Juan Manuel Santos como presidente, durante una reunión entre ambos mandatarios en Santa Marta, Colombia. Allí, Chávez
y Santos acordaron pasar la página y comenzar
de nuevo, y establecieron una agenda de cinco puntos, trabajados por comisiones formadas
por miembros de los dos países. El primero es el
pago de la deuda a los exportadores colombianos y el reimpulso de las relaciones comerciales; el segundo es la búsqueda de mecanismos
de complementación económica que reempla-
El gobierno colombiano mantiene que sus
adquisiciones de armamento están destinadas
a enfrentar el conflicto interno y no a atacar a
otros países, en el entendido de que el éxito de
Colombia contra el denominado “narcoterrorismo” deber ser de interés compartido por sus vecinos, en cuanto evita el riesgo de contagio.
Los gobiernos de Colombia y Venezuela se
han acusado mutuamente de armamentismo y
afanes de agresión. El presidente Uribe denunció, en diferentes foros internacionales, las millonarias inversiones del gobierno del presidente Chávez en armamento, mientras éste acusa a
Bogotá y a Estados Unidos de ser los “campeones del armamentismo”. De su lado, Chávez,
con ocasión del acuerdo Colombia-Estados
Unidos, que permite el acceso estadounidense
a bases militares colombianas, lo ha señalado
como una amenaza directa contra la soberanía
de Venezuela y un factor de inseguridad para
toda la región. Por su parte, Colombia ha exigido que el CDS y la Unasur debatan los alcances
del belicismo venezolano, que a su juicio cuestiona los propios objetivos de estos organismos
multilaterales.
En este contexto de acusaciones mutuas, el
presidente Chávez ha descartado reiteradamente la normalización de las relaciones diplomá12
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
máximo de ochocientos militares y seiscientos
civiles contratistas estadounidenses, que tendrán
inmunidad diplomática, lo que es motivo de rechazo incluso dentro de Colombia, ante lo cual
el gobierno asegura que no habrá impunidad en
eventuales delitos que los militares estadounidenses cometan en el país, pues el convenio establece que Estados Unidos investigará y sancionará esos delitos, y que no habrá jurisdicción de
ese país en territorio colombiano. Pese a la recomendación del Consejo de Estado, el acuerdo no
pasó por el control del Congreso, puesto que el
gobierno colombiano argumentó que no se trata
de un tratado internacional, sino de un convenio simplificado, que no implica paso de tropas
extranjeras hacia otros países con fines bélicos.
Se sostuvo que es un acuerdo que actualiza los
convenios precedentes de 1952, 1962 y 19749.
cen el intercambio que se hacía por medio de
la CAN; el tercero, el desarrollo de un plan de
trabajo de alto impacto social para apoyar a los
habitantes de la zona de frontera por medio de
proyectos productivos; el cuarto punto es el desarrollo conjunto de obras de infraestructura y
la posibilidad de que Venezuela tenga una salida al Pacífico a través del territorio colombiano;
por último, el quinto es de seguridad, e incluye
la vigilancia de la frontera y la lucha contra los
grupos irregulares, asunto en el que el presidente Chávez aseguró que no apoya a las guerrillas
colombianas y se comprometió a no permitir su
presencia en territorio venezolano.
3.3 Repercusiones del acuerdo
colombo-estadounidense
para el uso de bases militares
El nuevo acuerdo, según insistía el gobierno del entonces presidente Uribe, se reduce a
la “lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”
dentro de las fronteras colombianas, lo cual ha
sido corroborado por la secretaria de Estado de
Estados Unidos, Hillary Clinton, quien garantizó a los cancilleres de los doce países de Sudamérica que “no habrá extraterritorialidad” en el
uso de las instalaciones militares colombianas.
Desde la perspectiva regional, el acuerdo de seguridad suscrito por los gobiernos de Colombia
y Estados Unidos el 30 de octubre de 2009, que
autoriza a militares estadounidenses a operar
en siete bases colombianas para acciones contra el narcotráfico y grupos insurgentes, ha sido
objeto del rechazo de varios países de la región
y también de cuestionamientos internos en la
propia Colombia.
La extendida inquietud por el acuerdo entre
varios países de la región condujo a que los presidentes de los países miembros de la Unasur se
reunieran en forma extraordinaria el 28 de agosto de 2009 en Bariloche, Argentina, y después los
cancilleres y ministros de Defensa en Quito, el
15 de septiembre, para abordar las implicaciones
y acciones en torno al acuerdo. Las posiciones de
algunos gobiernos se radicalizaron en contra del
mismo. Para el presidente Chávez se trata de una
amenaza a la integridad y soberanía de Venezuela y contra la seguridad de la región. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, calificó al acuerdo
de “una provocación para la región”, mientras el
presidente de Bolivia, Evo Morales (2006-2010;
2010-), denunció su posible uso “en contra de los
procesos revolucionarios que se gestan en América”, y una provocación para impedir el avance
de la Unasur. Ante la oposición de varios países
Este acuerdo tiene como antecedente las
presiones para la salida del contingente estadounidense de la base de Manta, en territorio
ecuatoriano, y la entrega final por parte de Estados Unidos de esa base, utilizada desde 1999,
por la negativa del gobierno ecuatoriano a renovar el acuerdo que tuvo una duración de diez
años, y se presenta en un contexto de oposición
y críticas de varios gobiernos sobre la presencia
militar norteamericana en la región.
Mediante el nuevo acuerdo con Colombia, las
tropas de Estados Unidos podrían operar durante los próximos diez años en las bases aéreas de
Palanquero, Apiay y Malambo, y podrían utilizar
las bases militares de Tres Esquinas y Tolemaida, así como las navales de Cartagena y Bahía
Málaga. El convenio autoriza la presencia de un
13
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
mos efectivos de cooperación en medidas de
confianza mutua, en el que hay varios frentes
de tensión, incluso armada, con presencia de
actores estatales y no estatales, y zonas que
no tienen control estatal, espacios donde se
reproduce la violencia política y delincuencial ligada al narcotráfico.
frente al acuerdo, Colombia no descartó su salida de la Unasur en caso de que esta limite el
tratamiento de la seguridad regional a ese punto
y solicitó que los debates incluyan la compra de
armas y la lucha contra el terrorismo.
Estas nuevas tensiones de seguridad entre
países de la subregión andina se producen en un
contexto de concurrencia asimétrica de tres mecanismos de integración, con distintos ritmos,
trayectorias y orientaciones: la CAN, la Unasur y
la Alba. La CAN, en proceso de deterioro, debilitada como foro político y espacio de integración
y carente de mecanismos de confianza y de un
sistema de seguridad, de la cual Venezuela se autoexcluyó, no ha tenido ningún rol en esta nueva
crisis en su propia área. Las tensiones se desplazaron al seno de la incipiente Unasur, que ha venido poniendo énfasis en el ámbito de seguridad
desde la creación del CDS hasta los acuerdos sobre medidas de confianza y seguridad, en camino hacia una agenda regional al respecto.
Favorece el uso político del discurso belicista
del presidente Chávez, en nombre de la amenaza intervencionista estadounidense, que
encuentra en el acuerdo de uso de las bases
colombianas un hecho que la justifica.
Recrea el alineamiento subregional andino
frente a Estados Unidos y sus acuerdos bilaterales privilegiados, afirmando la idea de
asociación de países con objetivos y posicionamiento regional comunes, frente a una
intervención de ese país en las áreas críticas
de la seguridad hemisférica.
Tras un prolongado periodo de desencuentros con la política antinarcóticos de Estados
Unidos, asociada con acciones de tipo militar, este acuerdo explicita objetivos que exceden los alcances de la lucha antinarcóticos,
insertando una acción militar externa en un
país donde se desarrolla una política de seguridad de contrainsurgencia, basada en acciones militares y en la militarización de los
roles policiales, lo cual agrava los constantes
choques con las políticas de seguridad de dos
países vecinos, Ecuador y Venezuela, que no
comparten los objetivos militares de la política de seguridad colombiana.
Como se señaló, el incremento de los presupuestos de defensa y de las adquisiciones de
armamento deviene un factor de desconfianza
en la región andina. A partir de la propuesta del presidente peruano Alan García (2006-)
de reducir el gasto militar mediante un pacto
de no agresión, la Unasur acordó requerir de
cada país un informe sobre gastos de defensa y
la remisión de los presupuestos de las fuerzas
militares de los últimos cinco años en compra
de armas, para conocimiento del CDS, que deberá coordinar el intercambio de información
sobre seguridad e inteligencia y mantener un
banco de datos, con el registro de adquisición
de equipos y armas convencionales, adicional a
la información que los países deben entregar a
las Naciones Unidas y a la OEA.
Ha servido también de justificativo para una
mayor movilización militar y para el incremento exponencial de adquisiciones militares
y del gasto en defensa en los países del área.
Ha repercutido negativamente en los acuerdos multilaterales de la Unasur, donde
constituye un punto de fricción política que
securitiza la agenda y retrasa el proceso de
integración, mientras que en el contexto de
la Alba ha alimentado la afirmación “antimperialista”, que favorece la orientación ideológica del acuerdo y estimula la adopción de
A manera de conclusión podemos señalar
entre las principales repercusiones del acuerdo
colombo-estadounidense las siguientes:
Elevó el clima de desconfianza, en un escenario que carece de instancias institucionales
para la resolución de conflictos y de mecanis14
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
4. El Caribe: huracanes, terremotos
y crimen organizado ante
definiciones comunes en materia de seguridad y defensa.
la seguridad cooperativa
3.4 Otros asuntos relevantes
En el Caribe, al igual que en América del Sur,
se desarrollan algunas de las medidas más importantes de seguridad cooperativa en el hemisferio, esto beneficiado por varios factores, entre
los que se encuentran los antecedentes de contar
con sistemas casi integrados cooperativos desde
que la región estaba bajo la tutela inglesa, el reconocimiento de sus líderes de que son pequeños
Estados y que, por tanto, deben cooperar para sobrevivir, así como el enfrentar numerosas amenazas comunes, tanto naturales como las llamadas
nuevas amenazas (Bobea, 2009). Conceptualmente, los líderes del Caribe fueron los impulsores del concepto de seguridad multidimensional
en el seno de la OEA en 2003, y en sus discursos
es constante la referencia a la seguridad humana, al desarrollo como condición necesaria para
dar seguridad y a la integración y cooperación
como condiciones imprescindibles para afrontar
problemas y riesgos (Griffith, 2009). En la región
predomina también la presencia naval de Estados
Unidos, mediante la Guardia Costera que, junto
con el Comando Sur, ejerce una tutela de facto,
muy superior a las capacidades de cualquier otra
fuerza armada subregional (incluidas las de otras
potencias globales como Gran Bretaña, Francia u
Holanda), o como Venezuela, Cuba, Colombia o
México.
en la región andina
En el caso de Perú, sus conflictos con Chile y
Bolivia se negocian en el ámbito diplomático,
sin que en los últimos años hubiese tensiones
importantes. Hay reminiscencias de actividades armadas subversivas en la selva amazónica, por reductos del grupo Sendero Luminoso,
sin capacidad de desestabilizar al gobierno de
Alan García, presidente que, a diferencia de su
anterior periodo de gobierno en los años ochenta, se caracteriza por ser mucho más moderado
ideológicamente, y hacia el exterior mucho más
comprometido con la política de Estados Unidos. En Perú se desarrollaron en julio de 2010
maniobras navales conjuntas, con amplia presencia del Comando Sur de Estados Unidos y
con participación de gran cantidad de países,
incluido Ecuador. Venezuela se expresó en contra de esta operación multinacional. La hipótesis de las maniobras se centró en la guerra al
narcotráfico, por la importancia que este problema tiene en Perú (Soberón, 2008).
En Bolivia, la reelección de Evo Morales lo
fortaleció como gobernante. En lo externo, el
presidente Morales ha refrendado su filiación
con la Alba, recibiendo montos importantes de
asistencia venezolana y, en menor medida, cubana (la misión médica). Una declaración inédita suya fue reveladora de cómo el narcotráfico
afecta a su gobierno, y habla de la necesidad de
ser apoyado por la comunidad internacional. El
27 de julio de 2010 señaló que los narcotraficantes tienen más tecnología que la policía boliviana y están mejor equipados que las fuerzas
armadas. Sostuvo que “en vez de que las instancias del Estado hagan seguimiento a los narcotraficantes, los narcotraficantes nos hacen seguimiento”. A la par, señaló la necesidad de que
la comunidad internacional apoye a Bolivia10.
También la ONU mantiene gran presencia con
el despliegue de la Minustah, con aproximadamente 10 mil efectivos entre militares y policías
en Haití, la mayor parte brasileños, uruguayos,
chilenos y argentinos, quienes cumplieron un
rol fundamental ante el terremoto de enero de
2010 y serán claves en los próximos años para
emprender la reconstrucción del país.
Quizás entre los fenómenos de inseguridad
más relevantes del Caribe está la ola criminal
que asola a la región, siendo Jamaica el país más
afectado. Un reporte de The Economist señaló
en 2009 que “la expansión del tráfico interna15
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
bre todo para hacer frente a las llamadas nuevas
amenazas, como el crimen organizado. Cuba no
aparece en ninguno de los documentos de flujo
de drogas como un corredor importante de ellas,
y sus fuerzas armadas colaboran con la Guardia
Costera de Estados Unidos para el control de las
drogas y los migrantes, aunque en términos de
doctrina la percepción de que la amenaza fundamental de la isla es el “imperialismo estadounidense” sigue sin alteración (Klepak, 2009b).
Además, hace poco Cuba firmó un tratado con
México, para la intercepción y devolución de
embarcaciones con migrantes ilegales.
cional de drogas ha institucionalizado el comportamiento criminal en los países caribeños,
incrementado los crímenes, entre otras razones
por la disponibilidad de armas de fuego”11. Este
fenómeno se da principalmente en Jamaica (que
tiene la tercera tasa más alta de homicidios en
el mundo, con más de 60 por cada 100 mil habitantes), Haití, Trinidad y Tobago, y hasta en
países como Puerto Rico y República Dominicana. En el Caribe este fenómeno es considerado
interméstico, y se buscan soluciones cooperativas, por la debilidad de los gobiernos y sus limitados recursos para hacerles frente (Manwaring,
2010). Para enfrentar este fenómeno, igual que
en América Central y México, las fuerzas armadas están empezando a ser utilizadas intensivamente (Pritchard, 2009).
La presencia de Estados Unidos es, sin duda,
el factor de seguridad más importante en la
cuenca caribeña. Este país impulsa una nueva
Iniciativa para la Cuenca del Caribe, para estrechar la cooperación contra el narcotráfico, debido a que sus organismos de control de drogas
como la Drug Enforcement Agency (DEA) han
detectado que los narcotraficantes colombianos
están volviendo a emplear las rutas del Caribe,
por el “cerco” naval que se está fortaleciendo en
México. Estos programas de cooperación involucran principalmente a la Guardia Costera y al
Comando Sur, y también se vinculan al programa de cooperación con México y América Central, conocido como la Iniciativa Mérida, en la
cual se incluye a República Dominicana y Haití
(House Foreign Affairs Committee, 2009).
En el Caribe hay muchas experiencias positivas en el sector de la seguridad y la defensa, la mayoría de ellas ubicadas en el seno de
la Comunidad del Caribe (Caricom: Caribbean
Community). Entre estas destacan los roles de
Caricom para atender graves conflictos internos
electorales, como en Guyana a mediados de los
años noventa, en San Vicente y las Granadinas
en 2000, y en Haití en numerosas ocasiones en
los últimos veinte años; cabe señalar que en
este caso la última iniciativa fue abortada por la
intervención militar que dio pie a la conformación de la Minustah. También Caricom ha sido
muy importante en la resolución de conflictos
interestatales, como el de Barbados y Trinidad y
Tobago para la delimitación de espacios marítimos, entre Trinidad Tobago y Venezuela por derechos de pesca, y entre Belice y Guatemala. En
estos esfuerzos, Caricom participa de la mano
de la OEA y la ONU (Byron, 2009).
El Caribe y Centroamérica son las regiones
más vulnerables del hemisferio a los embates de
la naturaleza; allí, los huracanes son una amenaza constante y se han vuelto parte de la vida
cotidiana. Cuando aparecen tienen una capacidad destructiva sin precedentes. Basta recordar
que incluso la potencia más desarrollada del
planeta, Estados Unidos, fue golpeado por Katrina en agosto de 2005. Ni poseer las más altas
tecnologías para la detección de esos fenómenos, ni el ejército mejor equipado del mundo,
pudo evitar la destrucción que se derivó del fenómeno meteorológico. Esto se vio con singular
capacidad destructiva en Haití, la nación más
pobre del hemisferio, donde el 12 de enero de
2010, a las 4.53 de la tarde, en plena hora de ac-
En el Caribe es constante la presencia de instituciones y potencias colaborando en la seguridad y la defensa subregional. Holanda, Francia
y Gran Bretaña mantienen flotas de guerra de
forma permanente, y otros países, como Rusia y
China, han ingresado, amparados por Venezuela
o, incluso, por Cuba (Klepak, 2009a). En el caso
de Cuba, sus fuerzas armadas permanecen con
una capacidad aceptable de defensa de la isla, so16
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
tividad laboral, hubo un sismo de 7,0 grados en
la escala Richter. Las víctimas se calculan en 230
mil, y el gobierno asegura que posiblemente ascendieron a 300 mil. Además, el terremoto dejó
250 mil heridos y mutilados en esta nación de
casi 10 millones de habitantes. Sólo en la Minustah murieron sus principales autoridades y en
total 101 de sus empleados, entre ellos veinticinco Cascos Azules12. Este sismo muestra también
las diferencias en niveles de desarrollo con Chile, por ejemplo, que el 27 de febrero de 2010 fue
azotado por un terremoto mucho más poderoso
que el de Haití, de 8,8 grados de intensidad. En
Chile el sismo sucedió en una región menos poblada que en Haití; además, el sistema de construcciones, el cumplimiento de reglamentos y
la organización de los recursos del Estado para
atender la catástrofe, con apoyo de la sociedad
y la comunidad internacional, hicieron que los
efectos fueran mucho menores (122 muertos)13.
Por ello, las condiciones sociales y de vida de la
población, además de las capacidades del gobierno para responder, entre ellas las de las fuerzas
armadas, muestran que la destrucción provocada por la naturaleza es una combinación de la
fuerza propia de los fenómenos, asociada a la
llamada seguridad humana, siendo en Haití la
situación mucho más dramática.
poder, incluso social, que acumulan las organizaciones de pandillas asociadas al narcotráfico.
5.
América Central: entre elecciones,
golpes de Estado e ingobernabilidad
En el istmo centroamericano, al igual que en el
Caribe y en el Cono Sur, ha habido una importante evolución de los compromisos institucionales en materia de seguridad. Ello viene evolucionando desde la firma del “Tratado marco de
seguridad democrática” de 1995. En la última
década, en el contexto del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica), se ha consolidado
la cooperación entre las instituciones policíacas, las de inteligencia y las militares. De igual
forma, con participación de otros países, como
Estados Unidos, Colombia y México, avanzan
los compromisos para el combate a las pandillas trasnacionales (maras) y el narcotráfico15.
Sin duda, la delincuencia y el crimen organizado son la principal amenaza a la seguridad.
Un reporte del proyecto de investigación Estado
de la región, de San José de Costa Rica, definió
el problema de la inseguridad ciudadana de los
seis países del istmo (excluyendo a Belice) así:
El Salvador, Guatemala y Honduras, denominados el Triángulo Norte, como de alta
violencia social y delictiva, intensa inseguridad ciudadana, frágiles estados de derecho
y aplicación de política de mano dura, en la
última década.
En términos de seguridad, el otro acontecimiento que sacudió a la subregión fue la decisión del gobierno de Jamaica de perseguir a
Christopher Coke, el narcotraficante más importante del país, capturado el 22 de junio de
2010. Coke había logrado acumular un gran
apoyo popular en el país debido a los recursos
que canalizaba su organización criminal a los
servicios de salud y educación, que beneficiaban a los trabajadores más pobres de Kingston
que no estaban bajo la cobertura del gobierno.
Adicionalmente, fungía como mediador en conflictos entre pandillas, lo que le había conferido
el respeto de todos los bandos. Para capturarlo el gobierno debió enfrentar, durante cuatro
días, balaceras en un barrio de la capital, con un
saldo de 60 muertos14. Este hecho muestra la capacidad del crimen organizado en la región, y el
Nicaragua y Panamá, como países de baja
violencia social y delictiva, inseguridad
ciudadana en aumento, frágil estado de derecho y poca o nula aplicación de políticas
de mano dura, con aplicación, “con algo de
éxito”, de políticas preventivas y de participación social contra la delincuencia.
Costa Rica, con baja violencia social y delictiva, inseguridad ciudadana en aumento,
robusto estado de derecho y nula aplicación
de políticas de mano dura, con mucho énfasis en políticas de prevención y participación social.
17
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
El panorama de seguridad de América Central se ha transformado notablemente en los últimos dos años, por cambios en el perfil de los
presidentes que han arribado al poder, así como
por el golpe de Estado en Honduras, el 28 de
junio de 2010 (Pérez, 2010).
El 3 de mayo de 2009, Ricardo Martinelli
ganó las elecciones en Panamá, sucediendo a
Martín Torrijos (2004-2009) el 1 de julio19. Este
cambio de gobierno es muy significativo porque
el nuevo presidente da un giro importante en la
política exterior panameña, acercándose más a
Estados Unidos, Colombia y México. Por ejemplo, en lo que respecta al combate a las drogas,
anunció el mismo día del cambio de mando,
junto a los presidentes Álvaro Uribe y Felipe
Calderón, que la cooperación entre los tres países se fortalecería.
En las elecciones del 15 de marzo de 2009,
Mauricio Funes ganó la presidencia de El Salvador, postulado por la ex guerrilla del Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN), desplazando al partido Arena, que gobernó el país desde 1989. Tomó posesión el 1
de junio. Su política de seguridad pública se
considera conservadora y una continuidad de
las políticas de mano dura impulsadas por los
gobernantes de Arena, en particular el combate
a las pandillas callejeras maras, debido al alarmante aumento de los índices de criminalidad
(Santacruz, 2010). El primer día de su gobierno, comunicó la “Acción central” de la Policía
Nacional Civil (PNC), para los más importantes municipios del país, consistente en detectar los puntos de concentración de violencia,
para fortalecerlos con cuerpos combinados del
ejército16. Posteriormente, el 3 de noviembre,
anunció un incremento “significativo” de militares como apoyo a este cuerpo de seguridad,
para reforzar el combate a la delincuencia de
las maras17. Con ello, desde el 6 de noviembre
de 2009 el ejército salió masivamente a las calles, para implementar retenes, apoyando a la
PNC. Posteriormente, en mayo de 2010, extendió la potestad legal a la fuerza armada para
controlar la seguridad de los centros penales,
para eliminar “la corrupción interna y la compra de voluntades”, y reforzó el despliegue de
las fuerzas militares18. En febrero de 2010, Funes presentó su “Política nacional de justicia,
seguridad pública y convivencia”, para su discusión entre empresarios, políticos, iglesias,
universidades y otros sectores del país. Entre
otras acciones, el proyecto contempla el incremento de policías, la construcción de presidios
y controles para evitar que los delincuentes
recluidos organicen extorsiones y homicidios
desde las cárceles.
El derrocamiento del presidente Zelaya de
Honduras sacudió a la región y al resto de América Latina, y puso en evidencia la fragilidad de
las instituciones democráticas, no sólo del istmo
centroamericano, sino del conjunto del hemisferio. En el presente Anuario se presenta un análisis
pormenorizado de este acontecimiento políticomilitar, y de sus repercusiones. Sin embargo, cabe
señalar que el golpe dividió a los países de América Central, donde, por un lado, en un inicio el presidente Óscar Arias (2006-2010), de Costa Rica,
diseñó un plan conocido como Plan Arias, para
intentar la restauración en el poder de Manuel
Zelaya, plan que no pudo concretarse. Luego, la
región se dividió en torno al reconocimiento de
las elecciones del 29 de noviembre de 2009, frente
a la cual los presidentes de Costa Rica y Panamá
(así como Estados Unidos) señalaron que no podía desconocerse el proceso, como lo pretendían
los mandatarios de Venezuela y Brasil, y en la
subregión el de Nicaragua. Después, el debate se
trasladó a la arena diplomática centroamericana y
hemisférica, con el reconocimiento del ganador de
las elecciones, Porfirio Lobo, quien asumió el 27
de enero de 2010. Lobo lucha por ser reconocido,
teniendo el triunfo más importante en la reinserción de Honduras en el Sica, en julio de 201020.
En Costa Rica, Laura Chinchilla, del Partido
Liberación Nacional, ganó las elecciones generales para presidente, el 7 de febrero de 2010.
Primera mujer electa en ese país para el cargo,
es considerada una experta en asuntos de seguridad21. En su posesión, el 8 de mayo de 2010,
reafirmó su compromiso para abatir la crimina18
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
mostrando las capacidades limitadas de los gobiernos para asistir a esta población vulnerable.
Otro problema grave de seguridad humana es la
migración y los riesgos que corren los transmigrantes al atravesar las fronteras de Centroamérica y, principalmente, de México, país donde
se registra gran cantidad de violaciones a los
derechos humanos cometidas por funcionarios
del Estado mexicano a nivel “de campo”25, sobre
todo en la frontera con Guatemala, y aquellos
que se trasladan empleando la red de ferrocarriles (Amnistía Internacional, 2010). Los casos
más graves son las violaciones de mujeres, la
extorsión de menores de edad y, ahora, la aparición del fenómeno del secuestro de migrantes
por organizaciones del narcotráfico, como los
Zetas (Comisión de Derechos Humanos, 2009).
No se observa que los gobiernos hayan tomado
medidas preventivas efectivas para hacer frente
a estos problemas de seguridad humana (Armijo, 2009).
lidad mediante acciones principalmente preventivas y sociales, y puso énfasis en la cooperación con los países centroamericanos, México
y Colombia, para combatir el narcotráfico.
Guatemala es un país donde los niveles de
ingobernabilidad se han incrementado por los
cambios constantes de funcionarios del sector
seguridad (principalmente el Ministerio de Gobernación) y las graves debilidades del sistema
de justicia. Ese país, de forma inédita, aceptó
la conformación de la Comisión Internacional
contra la Impunidad en Guatemala en 200722,
comisión de la ONU que ha adelantado investigaciones judiciales de crímenes de alto impacto
que habían logrado debilitar la imagen presidencial y la gobernabilidad del país, como el
caso de la muerte de Rodrigo Rosemberg el 10
de mayo de 200923.
Guatemala, al igual que El Salvador y Honduras, está asolado por la violencia de las maras
y la inseguridad, circunstancia agravada por el
hecho de que en este país se vienen cometiendo
una serie de feminicidios, además del incremento, sin precedentes, de los homicidios. Guatemala también se ve afectada por la condición de
frontera con México, y por el hecho de que se
estima que los carteles mexicanos, en particular los Zetas y el cartel del Pacífico, han logrado
penetrar por vía terrestre para comerciar con la
cocaína proveniente de Colombia, debido a la
efectividad del cerco naval implementado por
la Armada de México, lo que obliga a desembarcar los cargamentos antes de su llegada a las
costas mexicanas24.
6. México bajo fuego: la narco-amenaza
La situación de México respecto a la violencia
desatada por los carteles del narcotráfico se ha
agravado notablemente. Durante la primera
década del siglo XXI se ha vuelto la amenaza
más importante a la seguridad de la nación y
el Estado (Benítez/Rodríguez, 2010). En Estados
Unidos se sostiene que la situación está en vías
de desembocar en un Estado fallido26. Esta opinión es insinuada, incluso, por personas como
Barry R. McCaffrey (2009), que desempeñó muy
altos cargos en la administración de seguridad
nacional de Estados Unidos. El narcotráfico ha
puesto en evidencia muchas debilidades del gobierno para hacer efectivo el estado de derecho
y combatir con eficacia y respeto a los derechos
humanos las actividades de los grandes carteles. El principal problema para las fuerzas militares y policíacas es no vulnerar los derechos
de ciudadanos inocentes, principalmente de los
habitantes de ciudades con alta incidencia de
la actividad criminal, sobre todo en el norte del
país, como Ciudad Juárez, Tijuana, Nuevo Lare-
En síntesis, en América Central hay una baja
conflictividad interestatal, a pesar de las diferencias en las tendencias políticas de los gobernantes, pero una elevada inseguridad producto de
la delincuencia y el crimen organizado, principalmente el narcotráfico. En la región hay también graves problemas de seguridad humana,
por la forma en que año a año los huracanes
destruyen campos de cultivo, casas en ciudades que se ubican en laderas de ríos y arroyos,
afectando a la población de más bajos recursos,
19
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
Otros problemas de seguridad nacional de
México están ubicados en el tema de derechos
humanos. En este nivel existen graves confrontaciones entre la Comisión Nacional de Derechos
Humanos y el gobierno federal, por un lado, y
entre éste y organismos no gubernamentales que
sostienen que el gobierno emplea la mano dura
no sólo contra el crimen organizado, sino contra asociaciones civiles, movimientos sociales
y agrupaciones populares (Centro de Derechos
Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, 2008). En
el país también hay un gran debate sobre los derechos humanos de los migrantes. El gobierno y
la prensa han elevado fuertes protestas contra la
ley SB 1070 del estado de Arizona, pero los defensores de los derechos humanos afirman que
éstos son violados más gravemente aún en el
propio territorio mexicano que en Estados Unidos, principalmente hacia los centroamericanos
(Matarazo, 2009).
do, Reynosa, Matamoros y Monterrey. Constantemente aparecen funcionarios de la policía, de
los sistemas de justicia y penal, y hasta autoridades políticas de alto nivel y militares, involucrados en actos de corrupción.
El presidente Felipe Calderón (2006-) definió
a inicios de su mandato el combate como una
“guerra”27, lo cual generó gran polémica por dos
razones. Primero, porque para ganarla debía emplear el recurso estratégico del Estado, las fuerzas
armadas, con lo cual implícitamente éstas han
acumulado influencia y poder. Segundo, porque
le da prioridad a las soluciones de fuerza, opacando la implantación de medidas preventivas
y sociales, entre otras. En julio de 2010, el presidente cambió la estrategia discursiva, señalando que su esfuerzo es para lograr la “seguridad
pública” (Calderón, 2010). En México y Estados
Unidos es frecuente la comparación con el caso
colombiano y los “éxitos” de ese país en la guerra
contra las drogas. Sin embargo, las diferencias
entre ambos países son notables, y es claro que
el modelo colombiano no se puede considerar el
ejemplo a seguir (Issacson, 2010).
México tiene con Estados Unidos una agenda de seguridad muy amplia y compleja. Para
muchos aspectos críticos, como la guerra al narcotráfico y la seguridad de la frontera común, se
puede afirmar que ésta es totalmente interméstica. Por ello, los dos gobiernos han cambiado su
percepción y reconocen sus propias responsabilidades. Esto es patente desde el diseño de la
Iniciativa Mérida en 2007, y el inicio de su implementación. Con un presupuesto original de
1.400 millones de dólares para México y Centroamérica (más del 90% destinado a México),
pretende colaborar en la profesionalización, la
eliminación de la corrupción y el mejoramiento de la capacidad táctica de los cuerpos de seguridad, de inteligencia, militares y policíacos.
La Iniciativa está en la fase de entrega e implementación de los equipos, por lo que hacer una
evaluación es prematuro. Sin embargo, en ambos países se han logrado sortear los prejuicios
nacionalistas, principalmente en los Congresos,
donde, por el lado de Estados Unidos, sectores
minoritarios que se negaban a apoyar a México
siguen sosteniendo que éste es un país donde
predomina la corrupción, la ausencia del estado
de derecho, y se deberían adoptar políticas de
El combate al narcotráfico divide las opiniones. Hay quien afirma que las fortalezas del
Estado mexicano se van a imponer sobre sus debilidades, y que apenas se están comenzando a
ver los éxitos de la estrategia del presidente Calderón (Villalobos, 2010). Otros análisis señalan
que el esfuerzo del gobierno es un fracaso, y que
el combate al narcotráfico es el indicador principal para hablar de la incapacidad gubernamental en otros frentes de la gestión presidencial. Se
sostiene que hay que dejar atrás la estrategia de
confrontación con los carteles y pasar a “entendimientos” para evitar la violencia, y combatir a
las drogas mediante la prevención. Este diagnóstico se hace desde la hipótesis de que la actual
guerra es “fallida” y no tiene fin28. Los que comparten la idea de la “guerra fracasada” emplean
como indicador fundamental la violencia desatada entre los seis principales carteles, que ha
dejado un saldo de alrededor de 25 mil muertos
durante el periodo de gobierno de Felipe Calderón, de diciembre de 2006 a julio de 2010.
20
La seguridad de América Latina en la encrucijada: geopolítica, ideología y amenazas emergentes
cierre de la frontera a todo flujo de mercancías
y personas. En el lado mexicano, sectores nacionalistas sostenían (y con la implementación
de la ley de Arizona han vuelto a relucir) que
Estados Unidos es un país imperialista y racista
que sólo vela por sus intereses.
ses del Triángulo Norte de Centroamérica, viven
fenómenos de “militarización necesaria”, según
sus gobernantes, por sentirse rebasados sea por
los carteles, como en México, o por las maras,
como en Guatemala, Honduras y El Salvador.
Este fenómeno deteriora incluso la calidad de las
jóvenes democracias, amplifica la corrupción y
le abre las puertas a Estados Unidos para implementar los programas de cooperación como el
Plan Colombia y la Iniciativa Mérida.
7. Reflexiones finales
Las democracias de América Latina y el Caribe
están debilitadas y esto tiene un impacto en la
seguridad de los países pues ésta, hoy por hoy,
es interméstica en la gran mayoría de los casos.
Esta fragilidad de los sistemas democráticos tiene su correlato en debilidades de la sociedad civil, lo que repercute en una “retroalimentación
de baja intensidad” entre los gobiernos y sectores de la sociedad civil que buscan ser referentes
de los gobiernos para el diseño de sus políticas
(Serbin, 2010). En otras palabras, la seguridad
y, en mayor medida, la defensa, sigue siendo un
asunto de gobiernos.
En términos de seguridad, no debe descuidarse la dimensión humana de las catástrofes.
El caso de Haití es el más sobresaliente, pero en
muchos países las poblaciones de bajos ingresos
son las que salen más perjudicadas, por lo abrupto de los fenómenos naturales recientes y la incapacidad de los gobiernos para hacerles frente.
En seguridad y defensa persiste una perspectiva Estado-céntrica que limita una aproximación regional ante las amenazas transfronterizas. La soberanía y el nacionalismo continúan
ocupando un lugar privilegiado en las agendas
nacionales, lo cual ha generado un debate respecto a los alcances de los enfoques regionales
y la viabilidad de reformar la arquitectura de
cooperación en la región. En respuesta a ello se
ha señalado que, pese a su debilidad, los parlamentos regionales (Parlatino, Parlacen, así como
los Parlamentos Andino y de Mercosur) podrían
ser un escenario para la deliberación respecto a
la cooperación regional en seguridad y defensa,
siempre y cuando incorporen estas temáticas a
sus agendas. De igual forma, se ha sugerido que
las organizaciones de la sociedad civil podrían
desempeñar un papel importante respecto a la
prevención de conflictos, especialmente en las
áreas de alerta temprana y creación de espacios
de diálogo y negociación.
En cuanto a las instituciones intergubernamentales de seguridad, se registran avances
importantes en América del Sur, el Caribe, Centroamérica y en Norteamérica, con la implementación de la Iniciativa Mérida. Sin embargo,
la conflictividad se incrementa en la subregión
andina. Los conflictos entre Venezuela y Colombia, entre Ecuador y Colombia, y las diferencias
ideológicas entre los gobiernos, están afectando
los niveles de inseguridad, por cuanto, sea por
la ideología de los gobernantes o por situaciones de gran tensión interna (como Colombia),
los roces han llegado, incluso, a la ruptura de
relaciones diplomáticas, como sucedió entre
Venezuela y Colombia en julio de 2010.
Otro factor que tensa las relaciones entre los
gobiernos y alimenta conflictos y percepciones
muchas veces “sobre-dimensionadas” con respecto a Estados Unidos, es el combate al narcotráfico y la delincuencia. Las políticas internas
en los países donde se expresa ese fenómeno con
mayor intensidad, como México y los tres paí-
Adicionalmente, se ha sugerido la necesidad de incorporar tres temas a la agenda sobre
cooperación regional en seguridad y defensa: 1)
la creciente militarización de la seguridad pública; 2) la privatización de la seguridad; y 3) los
actores armados no-estatales.
21
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
Finalmente, a pesar de todas estas debilidades de los gobiernos y de los organismos internacionales, es claro que la cooperación multilateral es el mejor mecanismo para resolver los
conflictos, sea entre los gobiernos o para ayudar
a dar cauce a graves problemas internos, como
se evidencia en el caso haitiano.
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para Centroamérica, San José.
1
Esta expresión fue frecuente en el presidente de Venezuela Hugo Chávez, para referirse al ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
2
Véase: www.oas.org
3
El gasto militar en América Latina y el Caribe ha
aumentado considerablemente en los últimos años.
De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), con sede en Londres, el
gasto se incrementó 91% entre 2003 y 2008, pasando de 24.700 millones a 47.200 millones de dólares.
En su Balance militar 2009, el IISS señala un gasto
militar de 34.000 millones de dólares para el año
pasado (www.iiss.org)
4
www.cdsunasur.org
5
Intercambio de información militar; transparencia
y gastos de defensa; información y consulta sobre
actividades en zonas de frontera; consulta y cooperación sobre actividades militares no previstas;
cumplimiento y verificación de acuerdos previos.
6
Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las
Granadinas expresaron su reserva, ya que pertenecen al Sistema de de Seguridad Regional (RSS, por
su nombre en inglés) de las islas del Caribe Oriental
(www.alianzabolivariana.org)
7
El Comercio, Quito, 7 de octubre de 2009.
8
El Comercio, Quito, 27 de enero de 2010.
9
El 17 de agosto de 2010, la Corte Constitucional de
Colombia declaró inconstitucional el acuerdo entre
Colombia y Estados Unidos, dado que éste es un
instrumento que implica nuevas obligaciones para
el Estado colombiano, por lo cual debe ser tramitado como un tratado internacional. Por ello, debe ser
aprobado por el Congreso de la República y luego
revisado por la Corte Constitucional.
Romero, Carlos A. (2010). “La victoria electoral de Juan
Manuel Santos y su impacto en las relaciones de
seguridad colombo-venezolanas”. Briefing. 2. Programa de Cooperación en Seguridad Regional, Fundación Friedrich Ebert (www.fescol.org.co).
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10 El Nuevo Herald, 28 de julio de 2010.
Varios autores (2009). “La integración fragmentada”.
Nueva Sociedad. 219. Buenos Aires, enero-febrero
(www.nuso.org).
11 “A Caribbean Crimen Wave”, The Economist, 20 de
marzo de 2008.
23
Raúl Benítez Manaut / Pablo Celi / Francine Jácome
20 La Prensa Gráfica, San Salvador, 22 de julio de
2010. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega,
no asistió a la reunión del Sica a San Salvador, por
oponerse al ingreso de Honduras.
12 “Ceremonia conmemorativa. El martes 9 de marzo,
a las 10 horas, se celebra una ceremonia conmemorativa en la sede de la ONU en honor de los 101
miembros de la familia de las Naciones Unidas que
perdieron la vida en Haití”. Cable de prensa de Minustah, 9 de marzo de 2010, Puerto Príncipe.
21 Chinchilla tiene numerosas publicaciones sobre seguridad. Entre los cargos públicos que ocupó están
el de ministra de Seguridad Pública, presidenta del
Centro de Inteligencia contra las Drogas, miembro
del Consejo Nacional contra las Drogas, y presidenta del Consejo de Seguridad Nacional.
13 BBC Mundo, “La ONU evalúa impacto del terremoto
en Chile”, 6 de marzo de 2010.
14 ABC News, “Accused Jamaican Drug Lord Arrived in
New York Thursday Evening”, June 24, 2010.
22 Véase www.cicig.com y Aguilera, 2010.
15 Con Estados Unidos, desde 2001, los países centroamericanos firmaron acuerdos de seguridad contra
el terrorismo global, y con México, Guatemala y
Belice han constituido grupos de trabajo que se reúnen con regularidad para tratar la seguridad de las
fronteras (Matul/Segura, 2010).
23 CICIG, Ministerio Público de Guatemala, “Caso Rosemberg. Resultados de la investigación a 12 de enero de 2010”. La opinión pública y los sectores de
derecha del país impulsaron durante 2009 la acusación al presidente Álvaro Colom de haber ordenado el asesinato de Rodrigo Rosemberg. La CICIG
demostró que se trató de un suicidio asistido.
16 La Prensa Gráfica, San Salvador, 2 de junio de
2009.
17 La Prensa Gráfica, San Salvador, 4 de noviembre de
2009.
24 “Mexican drug cartels bring violence with them in
move to Central America”, The Washington Post, 27
de julio de 2010.
18 “Funes: ejército tomará seguridad en centros penales”, Diario CoLatino.com, San Salvador, 8 de mayo
de 2010.
25 “Policías raptan a migrantes de CA”, El Universal,
México, 15 de agosto de 2008.
26 Esta caracterización ha llevado en México a un
amplio debate. La definición de Estado fallido es
confusa, se acuñó a inicios de los años noventa del
siglo pasado para describir la situación de países
como Yugoslavia (en ese momento en vías de desintegración), Somalia y otros países africanos. Los
analistas señalan que en América Latina emplearlo
para el caso de Haití podría generar un amplio debate. En México hay una opinión casi unánime de
que su empleo es incorrecto y falto de cientificidad.
También se ha señalado que Guatemala se encontraría en situación similar.
19 A la toma de posesión de Martinelli asistieron como
invitados, Felipe Calderón (México), Álvaro Colom
(Guatemala), Mauricio Funes (El Salvador), Álvaro
Uribe (Colombia), Óscar Arias, (Costa Rica), Ma
Ying-Jeou (Taiwán), Leonel Fernández (República
Dominicana), Mohamed Abdelaziz (Sahara Occidental), el príncipe de Asturias Felipe de Borbón,
también el vicepresidente del Consejo de Estado
de Cuba, Esteban Lazo, y el secretario de Interior
de Estados Unidos, Ken Salazar. Sobresalió la no
asistencia de Daniel Ortega y Hugo Chávez. Entre
otras personalidades, arribó el depuesto presidente
de Honduras, Manuel Zelaya, de forma sorpresiva,
junto a la delegación de Venezuela, Reforma, México, 2 de julio de 2009.
27 Entrevista de Jorge Zepeda a Felipe Calderón, El
Universal, México, 27 de febrero de 2009.
28 Jorge Castañeda, “Opinión: guerra al narcotráfico”,
El País, Madrid, 25 de enero de 2010.
24
El Consejo de Defensa Suramericano:
naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
José Manuel Ugarte
Introducción: interrogantes
creación2, estableció, en primer lugar, que el
“Consejo es (…) una instancia de consulta, cooperación y coordinación en materia de defensa (…)” (artículo 1°). Esta frase refleja de modo
excelente las características del Consejo tanto
en sus orígenes como en la actualidad. Lo más
importante es que ni este, ni la propia Unasur,
constituyen una alianza militar ni un mecanismo de seguridad colectiva, ni tampoco parece
que vayan a llegar a constituirlo, al menos a
corto plazo. Tampoco es –aun cuando en los hechos haya funcionado en varias oportunidades
como tal– un órgano de seguridad internacional, a pesar de que su accionar ha contribuido
a amortiguar conflictos como los que existen o
han existido entre Colombia y Ecuador, Chile y
Perú, y Colombia y Venezuela.
que procuraremos esclarecer aquí
¿Qué es el Consejo de Defensa Suramericano de
Unasur (CDS)? ¿Es lo mismo que fuera al nacer,
el 16 de diciembre de 2008, al suscribirse la Decisión para la creación del Consejo de Defensa
Suramericano de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), o es más, o es menos? ¿Cuál ha
sido su evolución, en el año y medio largo transcurrido desde su creación? ¿Cuáles son sus perspectivas? ¿Está llamado a experimentar cambios
fundamentales, y en su caso, cuáles? ¿Cuáles son
los desafíos que enfrentan su subsistencia y su
desarrollo?
Aun cuando las preguntas anteriores no tienen respuestas sencillas, en el curso de este artículo procuraré aproximarme a ellas1.
Tampoco integra su competencia la seguridad pública, aún en sus aspectos trasnacionales, pese a los intentos de por lo menos uno de
sus miembros para que asumiera tal responsabilidad. Su competencia comprende estrictamente la defensa en sentido clásico, excluyendo las
concepciones ampliadas de aquélla que predominaron en Latinoamérica durante el conflicto
este-oeste y que mantuvieron parcialmente
1. El CDS en la decisión
relativa a su creación
El Estatuto del Consejo de Defensa Suramericano de Unasur, anexo a la Decisión para su
25
José Manuel Ugarte
Cabe destacar, además, la “promoción del
desarme y la cultura de paz en el mundo” y, aspecto esencial, “los principios de gradualidad
y flexibilidad en el desarrollo institucional de
Unasur y en la promoción de iniciativas de cooperación en el campo de la defensa, reconociendo las diferentes realidades nacionales”.
algunos países de la región3. En ese sentido, la actuación del CDS implica cierta ruptura con la agenda tradicional de seguridad estadounidense para
la región, centrada en el narcotráfico y el delito
organizado en general, el terrorismo y la insurgencia, propuestos como los desafíos fundamentales
que deben enfrentar las fuerzas armadas latinoamericanas, mientras que la materia de competencia del CDS alude a la defensa en sentido estricto.
Ello sin que enfrentar a la superpotencia regional
constituya en modo alguno un objetivo del CDS,
ni que su constitución implique una ruptura con
la Organización de los Estados Americanos (OEA)
ni con la Junta Interamericana de Defensa (JID), ni
con el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar) o Tratado de Río de Janeiro.
El verdadero núcleo del acto de creación del
Consejo y la parte más elocuente respecto de su
naturaleza está representado por el artículo 4º,
relativo a sus objetivos generales.
El primer objetivo, “Consolidar a América
del Sur como una zona de paz, base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral
de nuestros pueblos, y como contribución a la
paz mundial”, continúa una importante tradición latinoamericana iniciada el 24 de julio de
1998 en Ushuaia (Argentina), con la firma por
parte de los presidentes del Mercosur ampliado
de la “Declaración política del Mercosur, Bolivia y Chile como zona de paz y libre de armas
de destrucción en masa”; y seguida en la CAN
por el “Compromiso de Lima-Carta andina para
la paz, la seguridad, limitación y control de los
gastos destinados a la defensa externa”, de junio de 2002, que incluyó un compromiso para
el establecimiento de una zona de paz en la Comunidad Andina de Naciones, libre de armas
de destrucción masiva y de ensayos nucleares,
garantizando la abstención del uso de la fuerza y la amenaza de su uso entre Estados; por la
“Declaración de Guayaquil sobre la zona de paz
y cooperación sudamericana”, suscrita durante
la II Reunión de presidentes de América del Sur
los días 26 y 27 de julio de 2002, proscribiendo
el uso de la fuerza y la amenaza de tal uso, y las
armas de destrucción masiva; y por la “Declaración de San Francisco de Quito” del 12 de julio
de 2004, sobre establecimiento y desarrollo de
la zona de paz andina, como libre de armas de
destrucción masiva y garantizando la no utilización de la fuerza o la amenaza de su uso entre
Estados, entre otros aspectos.
Los principios (artículo 3º) sobre los cuales
habrá de tener lugar el accionar del Consejo reconocen, en definitiva, los fundamentos sobre
los que se han desenvuelto el Mercado Común
del Sur (Mercosur) ampliado y la Comunidad
Andina de Naciones (CAN) y los países que los
integran, y, en general, Latinoamérica, particularmente en el periodo posterior a la guerra fría.
Se trata de que las acciones del Consejo habrán
de ser conducidas de modo que fortalezcan las
instituciones democráticas y el Estado de derecho, sobre la base del respeto irrestricto a los derechos humanos, la soberanía e integridad de los
Estados, sin intervenir en sus asuntos internos, y
con pleno respeto del derecho internacional. Ello
tiene relación también con el reconocimiento de
la subordinación constitucional de las instituciones encargadas de la defensa nacional, verdadera
conquista de los Estados latinoamericanos, trabajosamente lograda, bien que en diversos grados, según los países.
Aquí también están incluidos los propósitos
de “fortalecer América del Sur como un espacio
libre de armas nucleares y de destrucción masiva”, que reconocen la labor desplegada particularmente en el Cono Sur, en especial entre
Argentina y Brasil, países con amplia tradición
y capacidades en materia de tecnología e investigación nuclear, y Chile.
En definitiva, el objetivo en cuestión procura consolidar una situación ya establecida
26
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
se trate estrictamente de los riesgos y amenazas
que pueden pesar respecto de Unasur; la “(…)
creación de un mecanismo para contribuir a la
articulación de posiciones conjuntas de la región en foros multilaterales sobre defensa (…)”;
y, sobre todo, la cooperación en materia de industria y tecnología de la defensa, donde, además de la elaboración de un diagnóstico sobre
situación y capacidades vigentes en cada uno
de los países, se prevé la promoción de “(…)
iniciativas bilaterales y multilaterales de cooperación y producción de la industria para la defensa en el marco de las naciones integrantes de
este Consejo (…)”.
e incorporada a la realidad y costumbres sudamericanas4. Se trata, como otros objetivos del
Consejo, de un aspecto perteneciente en mayor
grado al ámbito de la seguridad internacional,
que al de la defensa.
Debe destacarse también el segundo objetivo
general, “construir una identidad sudamericana
en materia de defensa, que tenga en cuenta las
características subregionales y nacionales y que
contribuya para el fortalecimiento de la unidad
de América Latina y del Caribe”. Este objetivo,
aun cuando guarda similitud con aquél propio
de la “identidad europea en materia de defensa”,
planteado como objetivo fundamental de la Política europea de seguridad y defensa, parece en el
caso sudamericano tener alcances más limitados,
dadas las características del CSD5. No obstante, parece evidente que es uno de los más importantes
del Consejo. Ello se refleja, además, en la circunstancia de haberse establecido en la “Declaración
de Santiago de Chile” emitida por los ministros
y ministras de Defensa del Consejo6,que aprobó
el Plan de acción para 2009-2010 del nuevo órgano, que las medidas incluidas en el referido Plan
–que incluyeron aspectos de política de defensa, cooperación militar, acciones humanitarias y
operaciones de paz, industria y tecnología de la
defensa y formación y capacitación– constituían
“(…) una agenda amplia para la construcción común, gradual y flexible de la identidad suramericana de defensa (…)”.
Este último aspecto aparecía, a la época de
creación del CDS, como uno de los que prometían mayor desarrollo, dado el interés mostrado por Brasil –que fue, al menos inicialmente,
motor fundamental de tal creación– en sumar a
los países latinoamericanos tanto al mercado de
su industria de defensa –buscando las ventajas
de la producción a escala– como integrarlos a
tal estructura productiva. Este aspecto no parece haber tenido en la práctica mayor desarrollo,
pese a algunas actividades recientes de diagnóstico y planificación.
Finalmente, el tercer objetivo general, “(…)
Generar consensos para fortalecer la cooperación regional en materia de defensa (…)”, refleja con exactitud la naturaleza del Consejo.
En materia de defensa, la cooperación regional
–entendiendo a Unasur como región– estaba, al
momento de la creación del CDS, limitada a medidas de fomento de la confianza bilaterales y,
en algunos casos, adoptadas en las subregiones
del Mercosur y la CAN, con la excepción de la
ya citada zona de paz Sudamericana, con mayor
grado de desarrollo en el Cono Sur.
Del examen de las medidas previstas cabe
advertir que comprenden fundamentalmente
intercambio de experiencias, debates teóricos y
conceptuales –de importancia innegable, dadas
las aproximaciones muy diferentes a la temática
de la defensa vigentes en los países miembros
de Unasur–, desarrollo de ejercicios combinados, la inauguración de un centro de estudios
estratégicos y la realización de estudios de tal
naturaleza.
En relación con los objetivos específicos, el
primero de ellos, muy relacionado con los objetivos generales referidos en segundo y tercer término, es el de “(…) Avanzar gradualmente en el
análisis y discusión de los elementos comunes
de una visión conjunta en materia de defensa
(…)”, cuya importancia resulta obvia, ante la ya
En realidad, los aspectos más concretos del
Plan de acción son los de “(…) Identificar los
factores de riesgo y amenazas que puedan afectar la paz regional y mundial (…)”, bien que no
27
José Manuel Ugarte
señalada disparidad de las conceptualizaciones
existentes en materia de defensa.
prende a la totalidad de la región, hallándose ausentes México, Centroamérica y el Caribe.
El segundo, “(…) Promover el intercambio
de información y análisis sobre la situación regional e internacional, con el propósito de identificar los factores de riesgos y amenazas que
puedan afectar la paz regional y mundial (…)”,
es importante también, a pesar de no referirse
estrictamente a los factores de riesgo o amenaza
que pudieran afectar a Unasur en su conjunto.
El enunciado posee cierta vaguedad, que sugiere la preocupación de sus autores en cuanto a
evitar la suposición relativa a la constitución de
algún género de alianza.
Es posible deducir que los arquitectos del
CDS, y en especial Brasil, desearon evitar lo
que podría ser interpretado como un avance sobre los intereses estratégicos estadounidenses,
al evitar integrar en el referido órgano a países y subregiones de interés muy significativo
para Estados Unidos en materia de seguridad.
También puede conjeturarse que a tal decisión
cooperó la apreciación de que la presencia de
México representaría cierto balance de la gravitante influencia brasileña en Unasur y el CDS.
Lo cierto es que con el antecedente de la
“Declaración de Salvador”, Bahía, emitida en
la Cumbre de jefes de Estado de América Latina y el Caribe (16 y 17 de diciembre de 2008),
en la que se expresó que “(…) la convicción de
que la integración política, económica, social y
cultural de América Latina y el Caribe es una
aspiración histórica de sus pueblos y constituye
un factor necesario para avanzar hacia el desarrollo sostenible y el bienestar social en toda la
región (...)”, en la Cumbre de la unidad (Calc),
constituida por la XXI Cumbre del Grupo de Río
y la II Cumbre de América Latina y el Caribe
sobre integración y desarrollo, las jefas y los
jefes de Estado y de gobierno de los países de
América Latina y el Caribe, reunidos en la Riviera Maya, México, el 23 de febrero de 2010,
emitieron un conjunto de declaraciones, entre
las que cabe citar la “Declaración de la Cumbre de la unidad de América Latina”, en la que
entre otros múltiples aspectos, reafirmaron su
“(…) convicción de avanzar de manera decidida hacia una organización que agrupe a todos
los Estados de América Latina y El Caribe (...)”,
y decidieron “(…) Constituir la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños como
espacio regional propio que reúna a todos los
Estados latinoamericanos y caribeños (…)”.
El tercer objetivo específico, “(…) Contribuir a la articulación de posiciones conjuntas
de la región en foros multilaterales sobre defensa, dentro del marco del artículo 14 del Tratado constitutivo de la Unasur (…)”, es de suma
importancia y refleja lo previsto en el segundo
párrafo del artículo 14 del Tratado aludido, en
cuanto a que, “(…) Los Estados miembros reforzarán la práctica de construcción de consensos
en lo que se refiere a los temas centrales de la
agenda internacional y promoverán iniciativas
que afirmen la identidad de la región como un
factor dinámico en las relaciones internacionales (…)”. Se trata, indudablemente, de una de
las actividades de mayor interés y utilidad que
puede emprender el CSD –en cuanto permite
mostrar al mundo una posición unificada de
Unasur en un aspecto de alta sensibilidad política como la defensa– y, a la vez, uno de los
mayores desafíos, dadas las divergencias conceptuales y políticas entre sus integrantes.
El siguiente objetivo específico comprende,
en realidad, dos aspectos diversos. Mientras que
el de “(…) Avanzar en la construcción de una
visión compartida respecto de las tareas de la
defensa (…)” es fundamental para la subsistencia y consolidación del CDS y, a la vez, para el
logro del objetivo específico precedente, la promoción “del diálogo y la cooperación preferente
con otros países de América Latina y el Caribe”
destaca también el hecho de que el CDS no com-
Si bien el camino hacia la constitución de
este nuevo órgano habrá de proseguir en las
convenidas reuniones de Venezuela (2011) y
Chile (2012), parece evidente que el propósito
28
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
respecto de “(...) Compartir experiencias y apoyar acciones humanitarias tales como desminado, prevención, mitigación y asistencia a las víctimas de los desastres naturales (...)”, aspectos
respecto de los cuales existía abundante experiencia en el marco de las medidas de fomento
de la confianza y seguridad puestas en vigencia
en el Mercosur, destacándose en el marco de la
CAN aspectos como la creación, mediante la decisión 529 del Consejo Andino de Ministros de
Relaciones Exteriores, del Comité Andino para
la Prevención y Atención de Desastres (Caprade), así como la formulación, por decisión 591
del mismo órgano, de la Estrategia andina para
la prevención y atención de desastres.
integracionista parece incluir a Latinoamérica
en su conjunto, aun cuando la materialización
de este propósito sólo parezca posible a mediano plazo. Esta circunstancia pondría a México
como un actor nuevo y significativo en un ámbito en el que hasta ahora Brasil y, en menor
medida, Argentina, parecían destinados a un
papel protagónico.
Aun cuando a ojos estadounidenses la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños podría representar un cambio negativo
en la situación vigente en el continente americano, lo cierto es que el carácter embrionario
de la nueva Comunidad y la heterogeneidad de
sus miembros parecen augurar al futuro órgano
una capacidad de acción efectiva limitada, sin
desconocer que su mera constitución podría incrementar las suspicacias estadounidenses respecto de Unasur.
En relación con “(...) Compartir experiencias en operaciones de mantenimiento de la paz
de Naciones Unidas (...)”, merece recordarse la
intervención de países del Mercosur ampliado
en la Misión de Estabilización de las Naciones
Unidas en Haití (Minustah), que tuvo entre sus
protagonistas fundamentales a Chile, Brasil,
que ejerció el comando militar y que envió un
contingente muy significativo, y Argentina; participando también Uruguay y Paraguay.
En relación con el objetivo específico de
“(...) Fortalecer la adopción de medidas de fomento de la confianza y difundir las lecciones
aprendidas (...)”, hay que recordar que en Latinoamérica los procesos de integración subregional han estado acompañados de medidas muy
significativas de construcción de la confianza
y la seguridad, fenómeno muy perceptible en
Mercosur7.
En cuanto a “(...) Promover el intercambio y
la cooperación en el ámbito de la industria de
defensa (...)”, cabe destacar que este aspecto parece haber sido uno de los motivos del impulso
de Brasil a la constitución del CDS. Se trata de
una aspiración que en el pasado contó con algunos antecedentes8.
Un aspecto de gran trascendencia ha sido la
creación entre Argentina y Chile de la Fuerza de
Paz Binacional Cruz del Sur, a través del “Memorando de entendimiento” del 4 de diciembre de 2006 entre los ministros de Defensa de
ambos países, con la creación de un Grupo de
trabajo bilateral, respaldado por el “Tratado de
Maipú para la integración y la cooperación” del
30 de octubre de 2009, conformándose posteriormente un estado mayor combinado, y constituyéndose la aludida Fuerza.
Respecto de “(...) Fomentar el intercambio
en materia de formación y capacitación militar,
facilitar procesos de entrenamiento entre las
Fuerzas Armadas y promover la cooperación
académica de los centros de estudios de defensa (...)”, hay que señalar que antes del CDS ya
existían avances significativos en ese aspecto,
destinados a profundizarse con la creación del
nuevo órgano. Similar reflexión cabe formular
En lo relativo a “(...) Intercambiar experiencias sobre los procesos de modernización
de los Ministerios de Defensa y de las Fuerzas
Armadas (...)”, esta es una tarea que tiene antecedentes en el ámbito académico. Aun cuando
este intercambio venía haciéndose de modo no
regular, su realización permanente e institucionalizada en el CDS es un aspecto importante de
los objetivos específicos del mismo.
29
José Manuel Ugarte
En cuanto a “(...) Promover la incorporación
de la perspectiva de género en el ámbito de la
defensa (...)”, hasta la creación del CDS este aspecto no había sido significativo de la cooperación sudamericana en el ámbito de la defensa,
aun cuando en Argentina, en los últimos años,
ha recibido una atención sustancial. Su desarrollo en el ámbito del CDS será un aspecto importante de la modernización a que se aspira.
A pocos meses de su creación, la “Declaración
de Santiago” (10 de marzo de 2009), emanada de
la primera Reunión constitutiva del CDS, aprobó
el “Plan de acción 2009-2010”, que tiene cuatro
ejes fundamentales que incluyen los siguientes
aspectos: 1) políticas de defensa, comprendiendo
ante todo acciones para la modernización de los
ministerios de defensa, transparencia en el gasto
de defensa, definición de enfoques conceptuales,
determinación de factores de riesgo y amenaza
que pudieran afectar la paz regional y mundial
–se evitó aludir a factores que pudieran afectar
la paz de Sudamérica–, articulación de posiciones conjuntas en foros multilaterales de defensa
y establecimiento de un mecanismo de consulta, información y evaluación inmediata ante situaciones de riesgo para la paz de las naciones
sudamericanas, de conformidad con el Tratado
de Unasur; 2) cooperación militar, acciones humanitarias y operaciones de paz, incluyendo la
planificación de un ejercicio combinado sobre
desastres naturales, la organización de una conferencia sobre lecciones aprendidas en operaciones de paz, el intercambio de experiencias para
preparar mecanismos de respuesta inmediata
ante desastres naturales –probablemente uno de
los aspectos más limitados del Plan, reduciéndose la cooperación militar a operaciones de
paz y desastres naturales, como si tales campos
constituyeran las únicas o las más importantes
misiones de las fuerzas armadas–; 3) industria y
tecnología de la defensa, previéndose hacer un
diagnóstico de la industria de defensa de los
países miembros, identificando capacidades y
áreas de asociación estratégica para promover la
complementariedad, la investigación y la transferencia tecnológica, promoviéndose iniciativas
bilaterales y multilaterales de cooperación y producción de la industria para la defensa –probablemente el aspecto más ambicioso del Plan–;
y 4) formación y capacitación, elaborándose un
registro de academias y centros de estudio en defensa, proponiéndose programas de intercambio,
homologación, evaluación y acreditación de estudios, y, aspecto fundamental, constituyéndose
el Centro Suramericano de Estudios Estratégicos de Defensa (CSEED), y realizándose durante
¿Qué es, en definitiva, el CDS? Amplio en
materia de propósitos y limitado en concreciones, el Consejo representa la decisión de un
grupo de países integrantes de un nuevo bloque
o proyecto de integración regional, Unasur, de
sentarse a hablar sobre una cuestión de interés
común y sobre la cual nunca habían conversado: la defensa. Tal decisión reconoce la existencia de diversidades de toda índole: conceptos o
maneras de entender la defensa, intereses estratégicos, capacidades, tendencias políticas, vinculaciones con la superpotencia regional, entre
otras. Reconociendo tal situación, se resolvió en
común iniciar un camino que será arduo y del
cual podrían ir surgiendo, en su caso, la integración o, por qué no, la alianza, lejanas aún.
No obstante, el Consejo es también la primera tentativa efectuada en Sudamérica desde los
sueños de Bolívar, de construir algo en materia de defensa regional que no esté patrocinado
por Estados Unidos, sin que ello deba implicar
confrontarse con aquél país o cualquier otro del
sistema interamericano, al cual el Consejo, en
última instancia, deberá procurar contribuir.
2. El desarrollo del CDS:
aspectos e hitos fundamentales
La labor del CDS se puede examinar de dos modos distintos: evaluando el cumplimiento de sus
planes de acción, por una parte, y examinando
las acciones que ha desarrollado en respuesta
a circunstancias no comprendidas en tales planes, por la otra. Procuraremos comprender ambos aspectos.
30
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
bia de permitir a Estados Unidos la utilización
de siete bases en su territorio –incluyendo tres
bases aéreas, en especial la base de Palanquero–
circunstancia que dio lugar a la denuncia del
presidente venezolano Hugo Chávez (1999-2001;
2001-2007; 2007-) en la cumbre de presidentes
de Unasur en Quito (10 de agosto de 2009)10, en
el sentido que el uso de tales bases estaba concebido para un ataque contra Venezuela, formulando su conocida expresión relativa a que vientos
de guerra comenzaban a soplar en la región.
noviembre de 2009, en Río de Janeiro, Brasil, el
primer Encuentro suramericano de estudios estratégicos.
En materia de actividades así planificadas,
se debe recordar el cumplimiento del propósito relativo a la realización del encuentro sobre
estudios estratégicos referido, que tuvo lugar
en la legendaria Escola Superior de Guerra (en
Río), del 11 al 13 de noviembre de 2009, con la
asistencia de Javier Ponce, ministro de Defensa
Nacional del Ecuador y presidente del Consejo
de Defensa Suramericano, Ivan Fernald, ministro de Defensa de Suriname, Nelson Jobim, ministro de Defensa de Brasil, y delegados de los
ministerios de Defensa de los países miembros
de la Unasur y de los centros de estudios estratégicos de los respectivos países. Se escucharon
expresivas intervenciones y discursos, entre las
cuales cabe citar lo expresado por Jobim, recordando que, “(...) la actual ausencia de enemigos
no significa que ellos no vengan a materializarse de forma más evidente en el futuro. La región
podrá venir a ser objeto de disputas internacionales relacionadas con biodiversidad, depósitos
de agua dulce, minerales estratégicos, hidrocarburos y recursos marítimos (...)”, haciendo
mención expresa de la Amazonia.
Convocada al efecto una nueva cumbre presidencial de Unasur en Bariloche (28 de agosto de 2009)11, el presidente colombiano Álvaro
Uribe (2002-2006; 2006-2010) efectuó una férrea
defensa del acuerdo, sosteniendo que su finalidad era la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo que enfrentaba su país, ante los ataques
que hicieron los presidentes venezolano Hugo
Chávez y ecuatoriano Rafael Correa (2007-2009;
2009-). Particularmente Chávez exigió conocer
el acuerdo colombo-estadounidense, planteando, además, que las bases formaban parte de la
estrategia de guerra estadounidense.
Como saldo de la reunión quedó la “Declaración de Bariloche”, en la que los mandatarios, tras reiterar los principios que llevaran a
la constitución del CDS, resolvieron instruir a
sus ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa a celebrar una reunión extraordinaria “(...)
para que en pos de una mayor transparencia diseñen medidas de fomento de la confianza y de
la seguridad incluyendo mecanismos concretos
de implementación y garantías para todos los
países aplicables a los acuerdos existentes con
países de la región y extrarregionales, contemplando los principios de irrestricto respeto a la
soberanía, integridad e inviolabilidad territorial
y no injerencia en los asuntos internos de los
Estados (...)”, instruyendo además al CDS para
que analizara el texto sobre “Estrategia suramericana. Libro blanco del Comando de Movilidad
Aérea (AMC)12”, y verificara la situación en las
fronteras; y al Consejo Suramericano de Lucha
contra el Narcotráfico13 para que elaborara en
forma urgente su estatuto y un plan de acción
Por otra parte, el 19 y 20 de noviembre de
2009 tuvo lugar en Quito el seminario sobre
Modernización de los Ministerios de Defensa,
en el que funcionarios y expertos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y
Perú intercambiaron experiencias respecto al
desarrollo de sus ministerios de defensa. Más
allá de las asimetrías evidenciadas, la voluntad
común relativa al fortalecimiento del órgano de
ejercicio de la conducción política de la defensa
quedó clara9.
No obstante las excepciones citadas, es preciso señalar que durante 2009 no se avanzó mayormente en el cumplimiento del Plan de acción.
En realidad, los esfuerzos del CDS durante
2009 debieron dirigirse hacia la superación de
la situación generada por la decisión de Colom31
José Manuel Ugarte
ben ser informados sobre la base de las categorías vigentes en Naciones Unidas; “Actividades
militares intra y extrarregionales”, incluyendo
notificación sobre ejercicios militares; “Medidas en el ámbito de la seguridad”, dirigidas a
la colaboración entre los miembros de Unasur
en materia de delitos transnacionales y terrorismo; y “Garantías”, que comprendieron tanto la
proscripción del uso de la fuerza o de la amenaza del uso de la fuerza entre los Estados partes,
como la preservación de la desnuclearización
y, aspecto fundamental dados los antecedentes
que motivaron la reunión, la garantía formal de
los Estados de Unasur en el sentido de que los
acuerdos sobre seguridad y defensa que suscribieran con Estados intra o extrarregionales y que
implicaran presencia de personal extranjero, no
serían utilizados contra la soberanía, la seguridad, la estabilidad y la integridad territorial de
los Estados sudamericanos. Se establecieron,
además, mecanismos de verificación.
con el objeto de definir una estrategia sudamericana de lucha contra el tráfico ilícito de drogas.
Se trató de decisiones de importancia, dado
que se optó por encomendar una cuestión más
propia del ámbito de la seguridad internacional
que de la defensa –las medidas de fomento de
la confianza y la seguridad– a un nuevo órgano
formado por los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, un verdadero consejo de
seguridad internacional, en lugar de asignársela
al CDS. Por otra parte, la lucha contra el narcotráfico, planteada insistentemente por Colombia en el seno del CDS, se asignó a un órgano
específico creado por Unasur, manteniéndose
en consecuencia la plena dedicación del CDS a
la defensa, que constituye su razón de ser.
La primera reunión de ministros de Relaciones Exteriores y Defensa, celebrada en Quito el
15 de septiembre de 2009, continuó exhibiendo
posiciones cerradas, que incluyeron la negativa
por parte de Colombia a exhibir el acuerdo con
Estados Unidos en tanto los restantes países de
Unasur no brindaran información sobre la compra de armamentos a terceros países, no acordándose en definitiva texto alguno. La segunda, también en la capital ecuatoriana el 27 de
noviembre, comenzada con los desfavorables
auspicios de la ausencia de los ministros colombianos –Colombia envió una representación
de nivel técnico– fue más exitosa, al coincidirse en el propósito de fortalecer a Sudamérica
como zona de paz y aprobarse un “mecanismo
de medidas de fomento de la confianza y la seguridad”, que incluyó “intercambio de información y transparencia” –comprendiendo tanto la
creación de un “Banco de información de los
países de la Unasur sobre registro, transferencia
y adquisición de equipos y armas convencionales”, como el “desarrollo de un mecanismo de
notificación y registro ante la Unasur del texto integral de los acuerdos de cooperación intrarregionales y extrarregionales en materia de
defensa y seguridad una vez aprobados”, dando satisfacción tanto a los requerimientos de
Venezuela, como a los que, en contrapartida,
exigía Colombia; “Gastos de defensa”, que de-
Muy adecuadamente se dispuso además que
los órganos encargados de la aplicación de las
medidas consensuadas en el documento serían
el Consejo de Defensa Suramericano, el Consejo
de ministros de Relaciones Exteriores, y el Consejo Suramericano de Lucha contra el Narcotráfico, según sus respectivas competencias.
Se acordó también encargar al CDS la elaboración de un “Protocolo de paz, seguridad y cooperación en la Unasur, que constituya además
una arquitectura de seguridad suramericana y
sirva de código de conducta para la región” –tarea, en realidad, más propia del comitente que
del comisionado– encomendándole asimismo
la conclusión de las tareas pendientes del Plan
de acción, tácito reconocimiento de la demora
en que el CDS incurriera al respecto.
Un balance sobre este episodio –verdadera
prueba de fuego para Unasur y el CDS– es a mi
criterio moderadamente positivo. El desafío era
realmente importante. Juan Gabriel Tokatlian se
despidió tempranamente del CDS en un incisivo
artículo14, señalando que con su decisión de utilizar bases militares en Colombia “(...) Estados
32
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
de la confianza y seguridad” acordadas en Quito el 27 de noviembre de 2009, remitiendo –en
correcta aplicación de su competencia– aquellas
medidas pertenecientes al ámbito de la seguridad
pública al Consejo de ministros de Relaciones Exteriores para que identificara el órgano de Unasur
que debería entender en ellas. También aprobó
el “Estatuto del Centro de Estudios Estratégicos
de la Defensa” y su cronograma de actividades,
acordándose que la propuesta para designación
del director fuera elevada por la República Argentina, reconociéndose el rol desempeñado por
ese país en la propuesta de dicho Centro. Acordó, asimismo, promover la transparencia en gastos de defensa, conformando al efecto un grupo
de trabajo liderado por Argentina, Chile y Perú.
Dispuso además conformar un grupo de trabajo
compuesto por Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela y Ecuador, en calidad de presidencia pro
tempore, para hacer una síntesis objetiva del ya
aludido documento “Estrategia global de bases
de apoyo, Libro Blanco del Comando de Movilidad Aérea (AMC)”, de Estados Unidos, cuestión
que quedó pendiente de los debates al respecto
habidos en 2009. Un aspecto fundamental fue la
decisión de delegar a Argentina, Chile y Perú la
elaboración de una propuesta que contuviera aspectos a ser incluidos en la agenda temática de
la IX Conferencia de ministros de Defensa de las
Américas a realizarse del 22 al 25 de noviembre
en Bolivia, materializándose así un avance hacia
el objetivo de adoptar posiciones comunes en
los foros sobre defensa.
Unidos demostró que el recientemente creado
Consejo Sudamericano de Defensa (CSD) de inspiración brasileña es, hasta ahora, un tigre de
papel (...)”.
En realidad era pedirle mucho al joven CDS
que lograra que Colombia se abstuviera de satisfacer un importante requerimiento de su
aliado estratégico extrarregional. Rafael Benítez
Manaut, comentando el magro resultado de la
reunión de Bariloche (Benítez Manaut, 2009),
destacaba que “(...) en la década de los ochenta
del siglo pasado, cuando la presencia de tropas
extranjeras en suelo centroamericano era ‘normal’ nadie hacía aspavientos (...)”, y que tampoco los hubo cuando se instaló en Ecuador la
base de Manta, ni cuando comenzó la implementación del Plan Colombia.
Siendo rigurosamente exacto lo expuesto
por Benítez Manaut, precisamente por ello parece valioso lo logrado por Unasur e, indirectamente, por el CDS –aun cuando no fuera el órgano protagonista de los hechos–. Por primera
vez un país sudamericano se vio precisado a
dar explicaciones –bien que con el importante y
justificado requisito de la simetría– respecto de
sus acuerdos con la superpotencia americana, y
a dar garantías –como los restantes– respecto de
su no empleo contra los demás miembros. Más
aún, Colombia se sintió obligada a publicar el
acuerdo para disipar las dudas. El clima creado
bien puede haber contribuido a la decisión de
la Corte Constitucional de Colombia de suspender la aplicación del acuerdo y requerir su tratamiento legislativo15. Todos los protagonistas
–incluso Colombia– ganaron con la decisión de
tomar amplias medidas de fomento de la confianza y la seguridad en el seno de Unasur.
Cabe destacar también la decisión relativa
a delegar a Chile, Ecuador y Guyana la elaboración de la propuesta para una secretaría técnica
permanente de apoyo administrativo a la presidencia pro tempore, dependiente de la Secretaría General de la Unasur.
La “Declaración de Guayaquil”, emitida en
el marco de la II Reunión ordinaria del CDS (6 y
7 de mayo de 2010), sintetizó los avances obtenidos en reuniones de la instancia ejecutiva del
órgano y de expertos en defensa de los países
miembros16, y aprobó los productos elaborados
en tales reuniones, en materia de “procedimientos de aplicación para las medidas de fomento
El “Estatuto del Centro de Estudios Estratégicos de la Defensa” del Consejo de Defensa
Suramericano (CEED-CDS) constituye, indudablemente, uno de los aspectos de mayor interés
del CDS. Definido cautamente en el artículo 1°
como “(...) instancia de producción de estudios
estratégicos a efectos del asesoramiento al Con33
José Manuel Ugarte
sejo de Defensa Suramericano cuando éste lo
requiera, en armonía con las disposiciones de
los artículos 3° letra s, 5° y 6° del Tratado constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y del Estatuto del CDS...”, el nuevo
CEED-CDS, tal como surge del cuerpo normativo
en comentario, es más que eso. Es también un
órgano de análisis y asesoramiento en cuestiones políticas y estratégicas de fundamental importancia para el funcionamiento del CDS.
b) Promover la construcción de una visión
compartida que posibilite el abordaje común
en materia de defensa y seguridad regional,
de los desafíos, factores de riesgo y amenaza,
oportunidades y escenarios previamente identificados, según los principios y objetivos expuestos en el Tratado constitutivo de la Unasur
y en el Estatuto del CDS.
c) Contribuir a la identificación de enfoques conceptuales y lineamientos básicos comunes que
permitan la articulación de políticas en materia
de defensa y seguridad regional (...).
Cabe destacar, en primer lugar, la función
de análisis estratégico encomendada, en las vitales áreas descritas. Mientras que el inciso a)
acerca la tarea del CEED-CDS a la que es propia de la inteligencia estratégica de máximo
nivel –bien que obviamente no posee las características ni la estructura de un organismo
que desempeñe tal actividad, aun cuando se
establezca que le será suministrada información por los países miembros, de fuentes no
precisadas– los incisos b) y c) proponen una
tarea política, sumamente importante y delicada: acercar y tender a unificar las divergencias
conceptuales y enfoques disímiles sobre la defensa y seguridad regional, que a nuestro juicio
constituyen la máxima dificultad que enfrenta
y que deberá enfrentar el CDS.
En efecto, conforme a su Misión, definida en
el artículo 2°, el CEED-CDS debe “(...) contribuir
a la consolidación de los principios y objetivos
establecidos en el Estatuto del CDS, a partir de
la generación de conocimiento y difusión de un
pensamiento estratégico suramericano en materia de defensa y seguridad regional e internacional, siempre por iniciativa del CDS (...)”; y en ese
marco “(...) se propondrá avanzar en la definición
e identificación de los intereses regionales, concebidos éstos como el conjunto de los factores
comunes, compatibles y/o complementarios del
interés nacional de los países de Unasur (...)”.
Se advertirá la singular importancia de este
último aspecto. La “definición e identificación
de los intereses regionales” excede ciertamente
la “generación de conocimiento”, para pasar a
constituir una tarea de asesoramiento en decisiones políticas fundamentales que hacen a la
esencia de la misión de Unasur. También su
ámbito de competencia excede estrictamente el
que es propio del CDS, dado que abarca no sólo
la defensa, sino también la seguridad internacional (artículo 5°).
Para alcanzar los objetivos descritos, el artículo 4º contempló las funciones del CEED-CDS.
Éstas comprenden aquellas que son propias de
un órgano de producción y difusión de conocimiento –“estudios, investigaciones, organizar
talleres, editar publicaciones, establecer a través de los Ministerios de Defensa, relaciones
institucionales y una red de intercambios con
los centros de estudios estratégicos nacionales
regionales y con aquellos centros extrarregionales que determine el CDS”–, como también la
constitución de “un centro de documentación
y archivo al servicio de los Estados miembros
y del CDS, que contribuya, además, al mantenimiento de su memoria institucional”; pero también otras de naturaleza diversa, más relativas
a las misiones políticas y estratégicas asignadas
al CEED-CDS.
Los objetivos, definidos en el artículo 3º,
alejan más aún al CEED-CDS de la ya importante
tarea de generación y difusión de conocimientos, para adentrarse en la que parece constituir
la función más importante del Centro:
(...) a) Contribuir, mediante el análisis permanente, a la identificación de desafíos, factores
de riesgo y amenaza, oportunidades y escenarios relevantes para la defensa y la seguridad
regional y mundial, tanto en el presente como
en el mediano y largo plazo.
34
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
y administrar las actividades de compra, suministro, construcciones, así como lo relativo a los
recursos humanos del órgano.
En efecto, también le fue asignada la función de “(...) Efectuar el análisis permanente de
aquellas situaciones, eventos, procesos y tendencias relacionadas con la defensa y la paz regional e internacional, cuyo producto estará a
disposición de los Ministros que componen el
CDS. Este sistema se alimentará de información
provista por cada país miembro, así como de
fuentes alternativas aprobadas por el Consejo
(...)”.
Un aspecto de fundamental importancia del
CEED-CDS, dadas sus misión y funciones, está
representado por su cuerpo de expertos, respecto del que se estableció (artículo 12) que “(...)
estará conformado por un número de hasta dos
(2) delegados de cada país miembro del CDS,
designados por sus respectivos Ministerios de
Defensa, con base en criterios de idoneidad profesional respecto de las funciones propias del
CEED-CDS (...)”, y que “(...) funcionará bajo la
conducción y supervisión del director ejecutivo, quien asignará las tareas y responsabilidades específicas (…)”.
En suma, además de su tarea académica, el
CEED-CDS habrá de efectuar además análisis estratégico, sobre la base de la información que le
suministrarán los países miembros, y de la que
surja de fuentes alternativas no precisadas.
Preciso es de todos modos señalar que conforme al Estatuto, todas las funciones del CEEDCDS habrán de ser ejercidas a requerimiento y
conforme lo disponga el CDS, cuya instancia
ejecutiva ejerce la dirección general del órgano
e inclusive designa a su director ejecutivo. Ello
brinda a las funciones de carácter político y estratégico del CEED-CDS carácter de asesoramiento y, en ningún caso, decisorio.
La sede del CEED-CDS estará en Buenos Aires, Argentina (artículo 13).
Cabe señalar que el funcionamiento del
CEED-CDS, nominalmente iniciado el 7 de mayo
del 2010, día en que fue emitida la decisión del
CDS aprobatoria de su Estatuto, habrá de tener
carácter definitivo recién “(...) una vez aprobado
el Tratado constitutivo de Unasur, según los procedimientos jurídicos internos de cada Estado
miembro (...)” (artículo 21), disposición que requiere la ratificación de dicho Tratado por parte
de todos los miembros de Unasur, no bastando
la entrada en vigencia del mismo por haber sido
logradas las nueve ratificaciones –por lo demás,
aún no logradas– requeridas para ello por su artículo 26.
Respecto de la estructura orgánica del CEEDCDS, fue previsto un Consejo directivo como
órgano de dirección general, aprobación del
presupuesto, de su programa de trabajo y de su
reglamento, conformado por los miembros de
la instancia ejecutiva del CDS, cuyas decisiones
deben ser adoptadas por consenso; una dirección ejecutiva, compuesta por un director y un
subdirector de diversa nacionalidad designados
por el Consejo directivo, encargada, en lo fundamental, de ejercer la representación legal del
órgano, coordinar la ejecución del ya aludido
Programa, y de la supervisión de las funciones
y tareas que se cumplen en el CEED-CDS, así
como de ejecutar su presupuesto; y una Secretaría administrativa, dependiente de la dirección
ejecutiva, cuyo titular debe ser de nacionalidad
diversa a la de los precedentes, y con la función
de coordinar la mesa de entradas y despacho de
la documentación oficial, apoyar al director en
la ejecución de las operaciones administrativas,
El año 2010 fue testigo además de la gradual
ejecución de diversas medidas previstas en el
Plan 2009-2010, en cuya demora influyera probablemente la crisis vinculada con el acuerdo
Colombia-Estados Unidos, y la prioridad asignada en consecuencia a las medidas de fomento
de la confianza y la seguridad. Así, el seminario
comprometido por Venezuela sobre Visión de
los enfoques conceptuales de defensa, riesgos y
amenazas a la región, realizado en Caracas del
26 al 28 de mayo, desarrollado en siete mesas
temáticas cuya denominación resulta elocuente
respecto de la amplitud de los conceptos de de35
José Manuel Ugarte
Otro aspecto significativo del CDS fue el
diseño y aprobación del nuevo plan de acción
2010-2011, por parte de la instancia ejecutiva
reunida al efecto en Quito los días 14 y 15 de
julio de 2010. El documento mantuvo los cuatro
ejes de su predecesor: 1) políticas de defensa; 2)
cooperación militar y acciones humanitarias; 3)
industria y tecnología de la defensa; y 4) formación y capacitación.
fensa considerados: 1) concepción de la participación ciudadana corresponsable en defensa;
2) concepción de la defensa desde el desarrollo
humano integral; 3) integración y desarrollo endógeno como instrumentos de defensa; 4) definiciones de estrategias comunes en la búsqueda de un equilibrio geopolítico suramericano;
5) fortalecimiento de los valores republicanos,
acervo histórico e identidad nacional para la cohesión social como factor de defensa; 6) uso soberano y sustentable de los recursos naturales
y respuestas al cambio climático; y 7) redefinición de los corredores de integración física en el
marco de la conformación de áreas geoestratégicas para la región. Las mesas contaron con la
participación de representantes institucionales
de los países de la región y académicos de los
centros de estudios, constatándose la diversidad
de las concepciones de seguridad y defensa.
Reiteró aspectos ya incluidos en el plan anterior, debiéndose destacar entre las novedades:
Realizar un seminario sobre los desafíos en el
manejo de crisis en operaciones en mantenimiento de paz, que se llevará a cabo en Ecuador, Realizar un ejercicio combinado regional,
en la carta, sobre operaciones de mantenimiento de la paz, en Buenos Aires 2011, Realizar un
ejercicio en la carta sobre los desastres naturales que se llevará a cabo en la Punta Callao en la
primera quincena de diciembre 2010, Proponer
mecanismos de empleo del inventario de las capacidades de defensa de los Estados miembros
(2.c) en caso de desastres naturales, Realizar un
panel sectorial sobre metrología, normalización
y evaluación con énfasis en el sector Defensa,
que se llevará a cabo en Río de Janeiro en abril
del 2011, en el marco de la ‘Feria Latin America
Aerospace and Defense’, Desarrollar e implementar un sistema integrado de información
sobre industria y tecnología de la defensa, Identificar las posibles áreas comunes de asociación
estratégica para promover la complementariedad, la investigación, la cooperación técnica y
la transferencia de tecnología, Promover la cooperación bilateral y multilateral en la industria y tecnología entre las naciones integrantes
del Consejo de Defensa Suramericano, Estudiar
la posibilidad de crear un Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Cooperación
Industrial del CDS, Promover en el marco de las
naciones integrantes de este consejo, Elaborar
una propuesta de programa suramericano de
formación en Defensa, dirigido a civiles representantes de los Estados Miembros del Consejo
de Defensa Suramericano, y Realizar un Curso
de Defensa, a efectuarse a partir de marzo del
2011, en la Escuela Superior de Guerra en Brasil, dirigido a personal civil y militar.
Cabe destacar asimismo el taller sobre Industria y tecnología de la defensa efectuado en
Quito, el 29 y 30 de junio, con la presencia de delegados de la totalidad de los países integrantes
del CDS, y cuya conclusión contuvo la propuesta
de desarrollar e implementar un sistema integrado de información sobre tecnología e industria
de la defensa. Constituyendo la finalidad del encuentro un diagnóstico sobre la situación de la
industria de la defensa, con miras a promover la
complementariedad, la investigación y la transferencia tecnológica, el taller fue precedido por
la recopilación de información al respecto y su
análisis, identificándose líneas temáticas de discusión sobre cuya base se realizó el taller.
Asimismo, en la reunión de la instancia ejecutiva hecha en Quito los días 14 y 15 de julio,
se confeccionó un plan de trabajo para el diseño de una metodología común para la medición
de gastos militares en Unasur, proponiéndose
como objetivo la presentación durante la tercer
reunión ordinaria del CDS de un programa de
implementación del Registro suramericano de
gastos de defensa, dependiente del CDS, y una
metodología técnica homologada consensuada
en el marco del plan.
Cabe destacar el predominio, entre las medidas previstas, de un área que despertó inicialmente grandes expectativas y que suma hasta el
momento muy pocas concreciones: la relativa a
industria y tecnología de la defensa.
36
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
3.
¿Qué futuro aguarda al CDS?
Sus desafíos y perspectivas
contra el Narcotráfico, creado en la III Reunión
ordinaria del Consejo de Jefas y Jefes de Estado
y de Gobierno de Unasur (20 de agosto de 2009)
y exhortado en forma urgente a constituirse y a
dictar su Estatuto en la Reunión extraordinaria
del mismo órgano en Bariloche (28 de agosto de
2009), no parece ser objeto preferente de la atención de la mayoría de los países comprendidos
en Unasur.
Transcurrido año y medio desde la creación del
CDS, éste continúa su gradual desarrollo y avance, tal como sucede con Unasur, cuyo Tratado
constitutivo ha recibido hasta ahora sólo siete
de las nueve ratificaciones que requiere su vigencia. ¿Qué desafíos enfrenta el CDS, y deberá
enfrentar?
La reunión inicial de este Consejo, nominalmente integrado por los ministros de Estado y
de Gobierno de los países miembros de Unasur,
que aprobó su proyecto de Estatuto, celebrada
en Quito el 8 de abril de 2010, contó con sólo
diez asistentes, de los cuales seis fueron embajadores o funcionarios diplomáticos de menor
jerarquía que cumplían funciones en Ecuador, y
tan sólo dos ministros del Interior, uno de ellos
del país huésped; expresión elocuente del escaso interés despertado por el nuevo Consejo.
En la Reunión extraordinaria de jefas y jefes de
Estado y de Gobierno del 4 de mayo de 2010, se
resolvió cambiar su nombre por el de Consejo
Suramericano sobre el Problema Mundial de las
Drogas, invocando la finalidad de adecuarlo a la
normativa internacional, y aprobar su Estatuto.
Asignamos el primer lugar a la diversidad de
concepciones en materia de defensa y seguridad
imperantes en Sudamérica. Tal diversidad halla
origen en buena medida en el muy diverso desarrollo del control civil de las fuerzas armadas
y, en general, del gobierno político de la defensa, así como en el también diverso grado en que
los países integrantes de Unasur han logrado
superar la herencia representada por los conceptos de seguridad y defensa que rigieron en
Latinoamérica durante el conflicto este-oeste,
de carácter omnicomprensivo y en cuyo marco se asignaron a las fuerzas armadas múltiples
funciones, incluyendo aspectos de naturaleza
política.
Así, mientras en Argentina, Chile y, en menor
grado, Brasil, predomina un concepto de defensa
clásico basado en la respuesta a la agresión militar externa, en otros países de Unasur se incluyen
en la defensa la seguridad interna, el desarrollo
–incluyendo funciones de naturaleza económica
y social– e incluso aspectos políticos.
Puede advertirse en consecuencia que Unasur no cuenta con órgano alguno dedicado a la
problemática de la seguridad pública, circunstancia que guarda estrecha relación con las divergencias conceptuales sobre los alcances de
la defensa y la resistencia por parte de determinados países del bloque, de tratar las cuestiones
de seguridad pública en un ámbito diverso que
las que son propias de la defensa.
Si bien en la constitución del CDS primó el
buen tino de excluir las cuestiones relativas a la
seguridad interna de su ámbito de competencia,
lo cierto es que a más de dos años de constitución de la Unasur no ha sido creada en dicho
bloque instancia alguna de cooperación en materia de seguridad pública, pese a la magnitud
del desafío representado –entre otros múltiples
aspectos– por el delito organizado trasnacional.
Hemos destacado en otra oportunidad (Ugarte, 2007) las diferencias fundamentales existentes entre la organización de la seguridad pública en el Mercosur, realizada sobre el modelo de
la cooperación en justicia y asuntos del interior
de la Unión Europea, comprendiendo todos los
aspectos de la seguridad pública y distinguiéndola claramente de la defensa, y dicha organización en la CAN, realizada sobre aspectos parciales e incluyendo aspectos de seguridad pública
En lo relativo a la lucha contra el narcotráfico
–desafío fundamental en los países andinos– cabe
señalar que el Consejo Suramericano de Lucha
37
José Manuel Ugarte
en la defensa, otorgando asimismo funciones a
las fuerzas armadas en seguridad pública17.
Dicho desafío debe ser objeto de una paciente y laboriosa superación mediante la construcción de consensos, y no debe impedir el avance
sobre los aspectos de la labor del CDS en que
hay acuerdos.
Cabe recordar asimismo la diversidad de
posiciones asumidas por países integrantes de
Unasur en la Conferencia especial de seguridad
de México, donde quedó consagrado un concepto hemisférico de seguridad multidimensional,
de amplitud muy significativa, que comprende
desde la guerra hasta el sida, y la VI Conferencia
de ministros de Defensa de las Américas celebrada en Quito (2004) donde la seguridad multidimensional se transformó en la defensa multidimensional. En la VII Conferencia celebrada en
Managua, Nicaragua, este aspecto fue atenuado,
reconociéndose en mayor grado las diversidades
conceptuales y normativas entre los países (“Declaración de Managua”, 28 de junio de 2006).
En la VIII Conferencia se acentuó la orientación
hacia la defensa, reconociéndose en la “Declaración de Banff” (5 de septiembre de 2008), “(...)
la importancia de diferenciar las realidades de
defensa y seguridad (…) reconociéndose, además (…) que la diversidad regional en el campo
de la defensa y la seguridad significa aceptar la
existencia de realidades diferentes en cada país,
en lo que concierne a métodos, normas jurídicas
e instrumentos empleados por los diversos Estados de la región para enfrentar sus desafíos (...)”,
expresión que resume adecuadamente una de las
mayores dificultades que enfrenta el CDS.
El segundo desafío importante es el relativo
a lograr que las significativas diferencias ideológicas y de posición frente a Estados Unidos, el
gran actor externo, imperantes entre los países
miembros de Unasur, no obstruyan o frustren la
subsistencia y el desarrollo del CDS, obteniéndose un consenso regional en el sentido que el
apoyo a dicho órgano constituye una política de
Estado en los países miembros.
Cabe preguntarnos: ¿Unasur y el CDS constituyeron el fruto de una conjunción de gobiernos
de signo progresista en Sudamérica, particularmente en Brasil, Argentina y Chile? ¿Subsistiría,
si Argentina y Brasil –en Chile ya ha ocurrido–
pasaran a estar gobernados por partidos políticos
de signo conservador?
Aunque creemos que la integración sudamericana constituye un fenómeno irreversible, basta
recordar la posición de José Serra en Brasil, parte
de cuya campaña de oposición contra el actual
presidente brasileño se centró en la oposición al
propio Mercosur, para advertir que las cosas podrían haber tomado un rumbo muy diferente.
Cabe suponer, no obstante, que la construcción de intereses comunes propios de todo proceso de integración habrá de fortalecer progresivamente a Unasur y al CDS –si bien el lento proceso
de ratificación del Tratado constitutivo muestra
las dificultades existentes– y que la constitución
de ambos órganos tenderá a constituir un fenómeno irreversible. Preciso es, sin embargo, reconocer los riesgos que ambos afrontan.
Ello fue destacado por la viceministra de Defensa de Ecuador, Rosa Mercedes Pérez, recordando la circunstancia relativa a la exclusión
de la seguridad del ámbito de competencia del
CDS, y destacando que “(...) tales exclusiones
crean la necesidad de aclarar suficientemente,
dentro del propio Consejo de Defensa Suramericano, los conceptos de seguridad y defensa. Por
ello, uno de los principales objetivos del “Plan
de acción” es determinar una visión regional sobre estos temas (…). Las visiones diferentes de
estos conceptos generan una serie de problemas
entre los países, pues sus enfoques están ligados a la percepción de sus propias amenazas
que, en muchas ocasiones, no son las mismas
para todos los países (...)”18.
La posición de Estados Unidos constituye
otro factor importante por considerar. Si puede
sostenerse que la integración sudamericana en
Unasur constituye un fenómeno adverso tanto
a la tradicional política estadounidense de privilegiar la bilateralidad en sus relaciones con
los países latinoamericanos, como al frustrado
38
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
propósito de procurar la formación de un ámbito de libre comercio que abarcara a América en
su totalidad, el CDS aparece como más adverso
aún, por ser opuesto a la tradicional política estadounidense de asignar a las fuerzas armadas
latinoamericanas misiones de naturaleza política y de seguridad interior en sus respectivos
países19. En realidad, Estados Unidos ha considerado que los países latinoamericanos no tenían reales necesidades de defensa –que entendía cubiertas por él mismo, en el marco del Tiar
y el Sistema Interamericano de Defensa– y que,
en el caso de contar con fuerzas armadas, lo que
no debía suceder necesariamente, debían dedicarlas a la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, el delito organizado.
Respecto de las perspectivas, consideramos
que pese a todas las dificultades, el CDS continúa
funcionando, y que tal funcionamiento muestra
aspectos favorables: incremento de la transparencia y la confianza mutua, fortalecimiento del
control civil en materia de defensa mediante el
intercambio de conocimientos y experiencias
relativa a ministerios de defensa, difícil y lenta,
pero real construcción de conceptos comunes
en materia de seguridad y defensa, perspectivas
de cooperación en materia de producción para
la defensa y tecnología, así como de enseñanza
de la defensa a personal militar y civil, cooperación en materia de operaciones de paz, etc.
El futuro podrá permitir el desarrollo de la
identidad sudamericana en materia de defensa,
no confrontativa e incluso cooperante con el sistema hemisférico, que podría incluir el desarrollo de un cuerpo multinacional sudamericano
para operaciones de paz y la constitución de órganos comunes de planeamiento y conducción.
Pero ello es sólo futuro posible; la actualidad se
refiere a consulta, cooperación y coordinación en
materia de defensa, en lo que es posible avanzar
y perfeccionarse, que no es por cierto poca cosa,
considerando el pasado sudamericano.
Un órgano dedicado a la defensa en sentido
estricto –y no a batallas ideológicas o policiales– no sólo contradice las políticas estadounidenses hacia América Latina en la materia, sino
que podría despertar percepciones de amenaza
por parte de la superpotencia americana. Se trata de una posibilidad que el CDS debería evitar,
sin perjuicio de cumplir adecuadamente su función. Creemos que el CDS con el tiempo debería
cumplir una función similar a la desempeñada
por la Política europea de seguridad y defensa
en la Unión Europea: construir una identidad
sudamericana de defensa, no confrontativa e incluso cooperante con el sistema hemisférico.
Bibliografía
Benítez Manaut, Raúl (2009). “Colombia, Unasur y la nueva geopolítica latinoamericana”. Publicado el 3 de septiembre de 2009 en el website de Radio Netherlands y
en www.rnw.nl/es/español/article/colombia-unasur-yla-nueva-geopol%C3%ADtica-latinoamericana (fecha
de consulta: 1 de diciembre de 2009).
Ello, sin perjuicio de integrar adecuadamente a todos los países sudamericanos, cualquiera
fuera la ideología de sus conducciones políticas.
Ello plantea el desafío relativo a trabajar y construir la identidad sudamericana en materia de
defensa tanto con Colombia, con su actual alianza estratégica con Estados Unidos, como con los
países sudamericanos integrantes de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (AlbaTCP). Aún considerando las obvias dificultades,
la común condición de países latinoamericanos
genera y habrá de generar intereses comunes que
mantendrán y fortalecerán la integración sudamericana y, consiguientemente, al CDS.
Ugarte, José Manuel (2008). Integración subregional en
seguridad pública y defensa: del Mercosur a Unasur. Anuario de la integración regional de América
Latina y el gran Caribe, Cegre, Ciei, Ciem y Cries,
Buenos Aires.
––––––––. (2007). “La actividad de inteligencia en América Latina y el surgimiento de la inteligencia criminal”. Ponencia presentada en la conferencia de Latin
American Studies Association celebrada en Montreal, Canadá, 2007 (Lasa 2007), disponible en www.
resdal.org.ar (fecha de consulta: 1de julio de 2010).
––––––––. (2005). Los conceptos jurídicos y políticos de la
seguridad y la defensa, Plus Ultra-Librerías Yenny,
Buenos Aires.
39
José Manuel Ugarte
y presidente pro tempore del Grupo de trabajo de
constitución del Consejo de Defensa Suramericano,
se expresó que “(...) El Consejo de Defensa Suramericano se asienta sobre un conjunto amplio de consensos positivos y sobre algunas exclusiones que le
permitan hacer efectivo el despliegue de sus capacidades para ser un foro político de diálogo sobre
cuestiones de defensa (…) se trata de un Consejo de
Defensa y no de asuntos de seguridad (…) resulta
particularmente definidor que el Consejo de Defensa Sudamericano haya excluido de su conocimiento
las cuestiones propias de la seguridad, no importando su denominación específica (seguridad pública,
humana, ciudadana, orden público, etc.)”. Es una
definición particularmente importante, por contribuir a superar las confusiones conceptuales entre
los ámbitos de la defensa nacional y la seguridad
interior que caracterizaran a América Latina durante el conflicto este-oeste. Ello no obstante, preciso
es señalar que si bien estrictamente las cuestiones
de seguridad pública en general, incluyendo delito
organizado, narcotráfico, etc., han quedado fuera de
las competencias del CDS, subsisten las diferencias
conceptuales significativas en materia de defensa y
seguridad.
––––––––. (2001). “Los conceptos de defensa y seguridad
en América Latina, sus peculiaridades, y las consecuencias políticas de esas peculiaridades”. Ponencia
presentada en la conferencia de Latin American Studies Association, Washington, 2001 (Lasa 2001) en
lasa.international.pitt.edu/Lasa2001/UgarteJoseManuel.pdf (fecha de consulta: 30 de agosto de 2010).
Notas
1
Sobre los antecedentes y la creación del CDS, véase.
José Manuel Ugarte. “Consejo de Defensa Suramericano: balance y perspectivas”, disponible en www.fes.
org.ar/Publicaciones/2010/PAPER_Ugarte_Mayo_2010.
pdf (fecha de consulta: 23 de agosto de 2010).
2
Adoptada en la Cumbre extraordinaria de la Unión
de Naciones Suramericanas (Unasur) realizada en
Costa do Sauípe, Bahia, 16 de diciembre de 2008.
3
Existe cierta confusión en este aspecto, favorecida
por la redacción del artículo 3º del Tratado constitutivo de Unasur. Efectivamente, entre los objetivos
previstos en el artículo 3°, el inciso q) previó la lucha contra un heterogéneo conjunto de amenazas:
“la coordinación entre los organismos especializados de los Estados miembros, teniendo en cuenta
las normas internacionales, para fortalecer la lucha
contra el terrorismo, la corrupción, el problema
mundial de las drogas, la trata de personas, el tráfico de armas pequeñas y ligeras, el crimen organizado transnacional y otras amenazas, así como para el
desarme, la no proliferación de armas nucleares y
de destrucción masiva, y el desminado”, incluyendo, como puede verse, cuestiones de seguridad pública y de defensa; mientras que el inciso s) previó
“el intercambio de información y de experiencias
en materia de defensa”, y el inciso t)” la cooperación para el fortalecimiento de la seguridad ciudadana”. Tales peculiaridades derivaron de la diversidad de modos de entender la defensa y la seguridad
imperante entre los países miembros, que están hoy
lejos de hallarse resueltos. Por otra parte, el artículo
1º del Estatuto del CDS dispuso “(...) Crear el Consejo de Defensa Suramericano como una instancia
de consulta, cooperación y coordinación en materia de Defensa en armonía con las disposiciones del
Tratado constitutivo de Unasur en sus artículos 3°
inciso “s”, 5° y 6°”. Como puede advertirse, la referencia a los objetivos específicos no comprendió
el heterogéneo conjunto de amenazas contemplado
en el inciso q), ni a la seguridad ciudadana aludida
en el inciso t). En el libro El Consejo de Defensa
Suramericano de la Unasur. Crónica de su gestación, publicado por el Ministerio de Defensa Nacional de Chile (julio de 2009, Santiago de Chile), en
el artículo “El Consejo de Defensa Suramericano:
contexto y perspectivas”, de Gonzalo García Pino,
entonces subsecretario de Guerra en ese ministerio
4
40
La construcción de confianza en la subregión, caracterizada por el importante desarrollo de medidas
de fomento de la confianza y la seguridad, con claro
énfasis en la cooperación y un inequívoco avance
hacia la integración en materia de defensa, reconoce como hitos fundamentales la firma entre Argentina, Brasil y Chile del “Compromiso de Mendoza”,
en septiembre de 1991, y al cual, posteriormente,
adhirió Uruguay, sobre prohibición de armas químicas y biológicas; y en materia de energía nuclear,
el “Acuerdo bilateral” que estableció el Sistema
común de contabilidad y control y creó la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control
de Materiales Nucleares (Abacc). Son conocidas,
además, las acciones adoptadas por el Mercosur en
materia de cooperación y coordinación política, y
construcción de confianza y seguridad, entre ellas,
la creación del Mecanismo de consulta y participación política, adoptada en oportunidad de la reunión
XXIII del Consejo del Mercado Común (CMC) en
Brasilia, para articular las acciones necesarias para
ampliar y sistematizar la cooperación política entre
las partes, entendida como aquella referida a todos
los campos que no formaran parte de la agenda económica y comercial de la integración; y, fundamentalmente la Declaración de Ushuaia, formulada por
los presidentes del Mercosur ampliado en la XXIV
reunión del CMC, oportunidad en que suscribieron
la Declaración política del Mercosur, Bolivia y Chile
como zona de paz y libre de armas de destrucción
masiva, expresando su convicción en el sentido que
el fortalecimiento de la democracia y del proceso
de integración beneficiaban la seguridad regional, y
destacando la importancia de los mecanismos bilate-
El Consejo de Defensa Suramericano: naturaleza, balance provisorio, perspectivas y desafíos
tre la Fábrica Argentina de Material Aeroespacial
(Fama), la empresa brasileña Embraer y la empresa
italiana Aeritalia, para la fabricación del cazabombardero AMX, del entrenador avanzado IA-63 Pampa, y de otras aeronaves; y el posterior fracaso, fundamentalmente por falta de capacidad económica
por parte de Argentina, del proyecto de fabricación
de un commuter de pasajeros, el CBA 123, del que
debían ser protagonistas Fama y Embraer. Más modesto pero también más exitoso, ha sido el proyecto
argentino-chileno de diseño y construcción del vehículo de combate liviano de propósitos generales
a ruedas, de doble tracción, Gaucho (iniciado en
2004 y en producción).
rales de consulta y coordinación al igual que el fortalecimiento y la ampliación de medidas de fomento
de la confianza.
5
6
7
8
En la introducción del ya citado libro elaborado por
el Ministerio de Defensa chileno sobre la gestación
del Consejo puede leerse una exposición del ministro de Defensa Nacional de Brasil, Nelson Jobim,
quien destacó que “(...) el propósito de (...) construir identidad suramericana en defensa, que tome
en cuenta características subregionales y nacionales y que contribuya al fortalecimiento de unidad
de América Latina y Caribe, se inscribe en la trayectoria histórica de Sudamérica (...). Es una identidad
que respeta las diversidades nacionales pero que
apunta a aquellas características subregionales que
pueden ser objeto de cooperación futura en el continente o que ya lo son. Uno de los mecanismos que
más puede colaborar a esta perspectiva identitaria
es el objetivo específico de “contribuir a articulación de posiciones conjuntas en foros multilaterales sobre defensa, dentro del artículo 14 del Tratado
constitutivo de la Unasur”. Se trata de que la región
tenga una voz y que haga frente a la creciente pérdida de poder e influencia mundial y esa tarea es
amplia sin descartar la relevancia de la defensa en
esa dimensión (...)”.
9
“Modernización de los Ministerios de Defensa”.
Cuadernos de Defensa. 1. Consejo de Defensa Suramericano de Unasur, Quito, mayo 2010, disponible
en http://www.cdsunasur.org/images/stories/publicaciones/libro_memoria_cuadernos_de_defensa.
pdf (fecha de consulta: 31 de agosto de 2010).
10 III Reunión ordinaria del consejo de jefas y jefes de
Estado y de gobierno de Unasur, oportunidad en la
que Ecuador asumió la presidencia pro témpore del
bloque, de manos de Chile.
11 Reunión extraordinaria de jefas y jefes de Estado y
de Gobierno de Unasur.
Primera Reunión de los ministros y ministras de
Defensa de Unasur, Santiago de Chile, 10 de marzo
de 2009.
12 Se trató del documento White Paper Air Mobility
Command Global on Route Strategy publicado por el
Comando de Movilidad Aérea de Estados Unidos, en
el que se destacaba el interés del Comando Sur en
utilizar la base aérea colombiana de Palanquero tanto para operaciones de droga, como para operaciones
de movilidad, destacándose que un avión de transporte militar C17 podía alcanzar desde esa base casi
la totalidad del continente americano. Tal circunstancia constituyó una de las bases fundamentales de
la denuncia del presidente Hugo Chávez.
Mucho se ha escrito sobre el surgimiento y desarrollo de las medidas de fomento de la confianza y seguridad entre los países del Mercosur. Véase, Ugarte, Estudio subregional: prevención de conflictos y rol
de las organizaciones de la sociedad civil en dicha
materia, en el Cono Sur, hoy disponible en www.
gppac.net/documents/GPPAC/.../Subregion_ConoSur.
doc (fecha de consulta: 3 de septiembre de 2010);
Integración regional y defensa, ¿más allá de la seguridad cooperativa? e Integración regional en seguridad y defensa: del Mercosur a Unasur. Cabe destacar,
además, en la CAN, el Compromiso de Lima-Carta
Andina para la Paz y la Seguridad, del 17 de junio
de 2002, por la importancia de los compromisos
asumidos por los países miembros en materia de
establecimiento de una zona de paz, vedándose el
emplazamiento, fabricación, transporte y empleo
de armas de destrucción masiva, erradicándose las
minas antipersonales y estableciéndose un sistema
de informes recíprocos normalizados en materia de
armamento, estableciendo y fomentando medidas
para el fomento de la confianza y la seguridad; y los
Lineamientos para la política de seguridad externa
común aprobados por decisión 587 del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores.
13 Creado en la III Reunión ordinaria del consejo de
jefas y jefes de Estado y de Gobierno de Unasur.
14 ¿Bye bye Consejo Sudamericano de Defensa?, por
Juan Gabriel Tokatlián. Página 12, Buenos Aires, 7
de agosto de 2009.
15 Auto 288 de 2010, dictado en el expediente 7964/D7965, magistrado ponente Jorge Iván Palacio Palacio.
16 Se trató de las reuniones de la instancia ejecutiva
que tuvieron lugar en Manta, Ecuador, los días 28
y 29 de enero de 2010, en Guayaquil, Ecuador, el
5 de mayo, y de la reunión de trabajo celebrada en
Quito, Ecuador, el 8 y 9 de abril de 2010, de conformidad con el mandato de la resolución de los
ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de
la Unasur, de 27 de noviembre de 2009.
Además de la Estrategia nacional de defensa brasileña, cabe recordar en materia de antecedentes, en
los ochenta, la frustrada tentativa de acuerdo en-
17 Véanse las decisiones del Consejo Andino de Relaciones Exteriores 505, 552, 587, y el “Compromiso
de Lima-Carta Andina para la Paz y la Seguridad”.
41
José Manuel Ugarte
defensa, así como a Los conceptos de seguridad y
defensa en América Latina, sus peculiaridades, y las
consecuencias políticas de esas peculiaridades, ya
citadas.
18 Rosa Mercedes Pérez. “Desafíos del Ecuador en la
presidencia del Consejo de Defensa Suramericano”,
disponible en www.cdsunasur.org (fecha de consulta: 30 de agosto de 2010).
19 Sobre este aspecto, remitimos a nuestra obra Los
conceptos jurídicos y políticos de la seguridad y la
42
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama
y retos geopolíticos de Brasil y la región
Julián González Guyer
dibles al apartado final dedicado a los escenarios futuros.
Las consecuencias del terremoto que el 12 de
enero de 2010 devastó a Puerto Príncipe, capital
de Haití, sólo podrán comprenderse si se tiene
en cuenta el contexto sociopolítico del país y
se ubican en el de una historia marcada por el
pecado original de su osadía: haber expulsado
a los ejércitos de Napoleón de la isla de SaintDomingue para convertirse en la primera república negra del mundo, marcar el camino de
la independencia al resto de América Latina y
colaborar en ella. El escenario resultante de la
catástrofe y las responsabilidades asumidas a
partir de 2004 por Sudamérica en la misión de
las Naciones Unidas en Haití, con Brasil a la cabeza, convierten al drama haitiano en el desafío
más complejo que enfrenta la región.
A pesar de la magnitud del desastre humano y material provocado por el terremoto, el
replanteamiento de la política de cooperación
internacional con Haití era una necesidad admitida –abierta o privadamente– desde antes de la
catástrofe por la mayoría de los actores involucrados. De hecho, Haití se ha convertido en un
verdadero banco de pruebas para la cooperación
internacional, cuyos enfoques tradicionales están sometidos a un cuestionamiento profundo,
lo que sucede también con las denominadas actividades de paz y seguridad de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), particularmente
las operaciones de sus poderosos departamentos de Operaciones de Paz (DPKO) y de Apoyo
de Campo (DFS)1, objeto de análisis en el marco
del proceso de revisión denominado nuevos horizontes2.
La primera versión de este artículo se encontraba lista cuando ocurrió el terremoto. Pese
a las graves consecuencias del cataclismo, ese
análisis conserva vigencia, pues permite interpretar los intereses y conflictos que dieron
origen a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) así como sus
características, dificultades y limitaciones. Por
ello opté por agregar el post scriptum que sigue
e introducir algunas modificaciones imprescin-
Desde la creación de Minustah en 20043,
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas incluyó en su mandato componentes de
carácter humanitario. Sucesivas resoluciones,
ampliaron el espectro de actuación en Haití para
43
Julián González Guyer
Santo Domingo, República Dominicana. Minustah, que además de sus responsabilidades originales de seguridad coordina también la actividad de las diferentes agencias de las Naciones
Unidas en Haití, quedó virtualmente colapsada.
El sismo destruyó completamente su cuartel
general y segó las vidas del representante del
secretario general de las Naciones Unidas, el
tunecino Hédi Annabi, y de su adjunto, el brasileño Luiz da Costa, además de la de numerosos
altos funcionarios, civiles y militares. Debieron
transcurrir varias semanas para que Minustah
se recuperara del impacto.
contemplar dimensiones que permiten definir
la actividad del conjunto de las agencias de las
Naciones Unidas, apoyadas y coordinadas por
Minustah, como de construcción estatal (state
building). Además, la intervención humanitaria
allí es considerada un caso ejemplar de aplicación del concepto de la responsabilidad de proteger (Responsibility to Protect, R2P)4.
Todo ello permite ubicar la dimensión del
desafío que Haití representa para Sudamérica.
Además, la identificación de las estrategias más
eficaces para apoyar a su pueblo en la búsqueda
de caminos para salir y recuperarse de la realidad actual podrá constituirse en una respuesta
a la profunda crisis en la que se encuentran las
políticas internacionales de cooperación al desarrollo.
En tales condiciones, se produjo el desembarco masivo de tropas del Comando Sur de Estados
Unidos6, que asumieron el control del aeropuerto
internacional, del puerto y del conjunto de la región metropolitana de Puerto Príncipe. Autorizada por el gobierno haitiano, la operación militar
estadounidense generó roces con los contingentes de Minustah así como la reacción del gobierno francés y de varios gobiernos de la región. El
aparatoso despliegue militar, discretamente retirado luego de unos meses, permitió ordenar el
caos posterior al terremoto y socorrer a los habitantes de la capital y zonas aledañas, privados de
los medios más elementales de subsistencia.
El peso de los principales países y organismos donantes de fondos se refleja en la presencia del ex presidente de Estados Unidos, Bill
Clinton, que copreside la Comisión Interina
para la Reconstrucción de Haití (HRIC) junto al
primer ministro haitiano Jean-Max Bellerive.
Sin embargo, la región, con Sudamérica a la cabeza, tiene en Haití una oportunidad poco frecuente de pesar en decisiones estratégicas con
consecuencias globales.
1.
Todo indica que el gobierno de Estados Unidos temió que las consecuencias del terremoto
derivaran en desmanes y un descontrol generalizado en Haití, con consecuencias sobre su
propia seguridad nacional y la de la región,
principalmente por el riesgo de una reacción de
parte de República Dominicana. Sin embargo,
los hechos transcurrieron de otra manera: la solidaridad y el apoyo de República Dominicana
al pueblo y gobierno haitianos superaron todas
las previsiones y, por otra parte, los millones
de afectados por la catástrofe en Puerto Príncipe reaccionaron con una calma poco habitual.
Cuando el Pentágono retiró sus efectivos, la presencia de Estados Unidos quedó representada
en el terreno por un gran número de organizaciones no gubernamentales (ONG) encargadas
de distribuir ayuda de la United States Agency
for International Development (USAID).
Post scriptum
La debacle provocada por el terremoto, cuyo
epicentro se ubicó muy cerca de la capital,
Puerto Príncipe, afectando muy gravemente un
área que concentra casi la mitad de los cerca
de 10 millones de haitianos que habitan en el
país5, tuvo consecuencias cuya magnitud y alcance reales sólo podrán ser evaluados en todas
sus dimensiones dentro de algunos años.
El impacto del sismo dejó en estado de shock
a todos los actores en el terreno. La mayoría de
las oficinas del gobierno fueron seriamente dañadas y el presidente René Préval (1996-2001;
2006-), junto a las principales autoridades, debieron instalarse durante varias semanas en
44
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
rales de origen. Ese movimiento espontáneo y
masivo de población representó, ciertamente,
un alivio para la profunda crisis de los centros
urbanos más afectados. Pero tuvo también un
fuerte impacto sobre las escasas capacidades
del campesinado, extremadamente pauperizado, víctima de un sistema irracional de propiedad, tenencia y uso de la tierra, y asentado
en un territorio cuyos suelos sufren desde hace
décadas las consecuencias de la deforestación
y el manejo inadecuado. El fenómeno provocó,
sobre todo, un quiebre en el ciclo de la agricultura de subsistencia, predominante en Haití. En
efecto, la semilla reservada para la siembra se
debió destinar al consumo, como alimento de la
población desplazada.
En efecto, el impacto de los centenares de
miles de muertos y heridos, la magnitud de la
destrucción y la situación de orfandad de la
población en los días posteriores al terremoto
–hecho que no es novedad para la mayoría de
los haitianos–, generaron miles de redes de solidaridad espontánea. No se registraron disturbios ni pillajes graves, aun cuando CNN y otras
cadenas internacionales intentaran magnificar
algunos hechos aislados.
El fenómeno merece un estudio serio, pero
desde ya es posible afirmar que la actitud de calma y resignación de la inmensa mayoría de la
población, en condiciones de desamparo absoluto, luego de perder seres queridos, viviendas
y pertenencias, es un síntoma de la profundidad
del drama que afronta Haití. Un drama que comenzó mucho antes del terremoto y cuyos orígenes pueden ubicarse en 1804, en la rebelión de
la entonces colonia más rica del imperio francés
y las represalias tomadas por Francia para castigarla. A los ojos de París y del conjunto del
Occidente civilizado, los haitianos cometieron
el error imperdonable de asumir el programa de
la revolución francesa contra la voluntad de sus
amos. El bloqueo político y económico a su ex
colonia y la imposición de una multa multimillonaria por parte de Francia sometieron a Haití
a una dura situación de aislamiento de la que
sólo comenzó a salir luego de la larga ocupación
militar estadounidense entre 1915 y 1934. Conviene recordar que las tropas de Estados Unidos
se retiraron luego de conseguir que el país pagara una deuda con el City Bank y su gobierno
derogara la norma constitucional que impedía a
los extranjeros adquirir tierras allí7.
El sismo afectó por igual a todos los sectores
sociales y golpeó muy duramente a las instituciones oficiales y a los centros educativos en la
región de Puerto Príncipe. Aun cuando afortunadamente a la hora del terremoto los alumnos
de enseñanza primaria ya habían abandonado
las escuelas, un alto número de estudiantes y
docentes universitarios, además de funcionarios, murieron bajo los escombros de los edificios destruidos. Si antes del sismo las capacidades reales del gobierno y, en general, de
todas las instituciones de la sociedad haitiana
eran débiles, las consecuencias del terremoto
agravaron el problema. El Estado sólo es capaz
de proveer, limitada y parcialmente, un escaso
número de servicios básicos a la población. Su
capacidad autónoma de regulación de la vida
social es apenas algo más que nominal. Los niveles de desestructuración del aparato productivo son, también, muy serios. Su economía y
el conjunto de la actividad social funcionan, en
muy alta medida, en la informalidad. En realidad, la cooperación internacional y el flujo de
remesas de los haitianos residentes en el exterior explican buena parte de la bulliciosa actividad comercial8 que se percibe en las calles de
Puerto Príncipe, las demás ciudades e, incluso,
en las zonas rurales.
Para explicar el drama haitiano no puede
omitirse el rol histórico de las elites dominantes, que han gobernado autocráticamente el país,
exhibiendo una rapacidad y un desprecio poco
frecuentes por todos los derechos de su pueblo.
Las consecuencias del terremoto desencadenaron la huida del país de quienes pudieron
hacerlo y el regreso de varios cientos de miles
de damnificados hacia sus comunidades ru-
La apertura de la economía haitiana al mercado internacional, sumada al bloqueo econó45
Julián González Guyer
y de la cooperación internacional, obligan a poner el énfasis en las incomprensiones y errores
que han contribuido a esterilizar la eficacia de
los miles de millones de dólares que, durante
las últimas dos décadas de virtual tutela internacional, han sido invertidos allí.
mico impuesto por las Naciones Unidas entre
1991 y 1994, luego del derrocamiento del presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide en
septiembre de 1991 (7 de febrero-30 de septiembre de 1991; 12 de octubre de 1994-7 de febrero
de 1996; 7 de febrero de 2001-29 de febrero de
2004), terminó por convertir a Haití, tradicional
productor y gran exportador de alimentos, en
importador neto de los principales productos
de la dieta alimenticia básica de sus habitantes. Además, el carbón vegetal es el único combustible al alcance de 90% de la población y es
fuente de recursos para muchos haitianos que
lo producen y comercian, en un país que, según
cifras oficiales, exhibe niveles de desocupación
de 70%. No es extraño entonces que el potencial
agrícola del país esté afectado por serios problemas de erosión provocados o incrementados
por la intensa deforestación de sus tierras altas.
Sin embargo, todavía posee recursos productivos –naturales y humanos– suficientes para alimentar su población. No obstante, la ausencia
de políticas públicas de promoción y protección de la producción agropecuaria –tarea que
requiere de un gobierno con voluntad política y
un Estado capaz de traducirlas en acciones concretas– dejan al campesinado a merced del mercado, dominado por especuladores y agiotistas
y al que ingresan alimentos extranjeros muchas
veces con precios subsidiados.
El terremoto abortó el iniciado proceso de reforma de la Constitución que, entre otras cosas,
buscaba simplificar las sofisticadas y también
muy costosas reglas electorales. De todas formas,
el gobierno del presidente Préval se ha comprometido con la realización de elecciones el próximo 28 de noviembre. El objetivo es ambicioso y
será necesario reconstituir los padrones electorales y la estructura organizativa y logística. Sin
embargo, actores políticos internos y organismos
internacionales están de acuerdo respecto a la
necesidad de que las instituciones haitianas de
gobierno fortalezcan su legitimidad.
La desconfianza de la mayoría de los donantes internacionales, basada en la experiencia previa y en la debilidad del Estado haitiano,
combinada con concepciones paternalistas de
cuño neocolonial, determinan que el flujo de los
fondos comprometidos por gobiernos, instituciones financieras internacionales y organismos
de cooperación en las conferencias de donantes
realizadas luego del terremoto, sólo comenzará
a hacerse efectivo cuando culmine el proceso de
renovación de autoridades y se instale el nuevo
gobierno electo, en febrero de 2011. Entre tanto,
aunque parezca increíble, la vida ha retomado
su curso en Haití. Puerto Príncipe ha vuelto a
la bullanguera y desordenada actividad de cientos de miles de personas, la mayoría sin trabajo
formal, que deambulan permanentemente en
la búsqueda del sustento diario. Los escombros
han sido removidos de la mayoría de las calles
pero desplazarse por la ciudad se ha tornado
aún más caótico y difícil que antes del sismo. La
principal novedad son los enormes campamentos donde cientos de miles desplazados por el terremoto se alojan en carpas y refugios más o menos ordenados. También las decenas de miles de
edificios, grandes y pequeños, cuyos escombros
aún no han sido removidos o los puentes des-
Más allá de los cambios geopolíticos motivados por las consecuencias del terremoto y que
sus consecuencias internas en Haití no pueden
subestimarse, sería exagerado postular que su
historia ha cambiado. Por ello, si el cataclismo
de enero de 2010 puede ser la oportunidad de
un cambio real, por ahora sólo representa una
tragedia más en la historia haitiana. Así, aun
cuando el esfuerzo internacional tendrá que ser
mayor pues los problemas preexistentes se han
multiplicado, en esencia los desafíos que Haití
plantea no son tan diferentes a los que se enfrentaban antes que la tierra temblara en Puerto
Príncipe. Es más, la atención internacional que
el desastre concentró en Haití, junto a la promesa de un incremento del flujo de financiamiento
46
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
2. Minustah y el drama haitiano:
situación, intereses, dilemas
truidos en las carreteras cercanas a la capital. Y
los eternos basurales donde los niños conviven
con cerdos y cabras, además de los pequeños
puestos de vendedoras que ofrecen alimentos y
todo tipo de mercancías.
y escenarios posibles
La participación de algunos países de Sudamérica en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití generó no pocos debates,
principalmente en los que mantienen los contingentes militares más numerosos allí. Los cuestionamientos tuvieron base en el polémico proceso que culminó con la creación de Minustah
a principios de 2004 y en el liderazgo asumido
en ella por Sudamérica, con Brasil a la cabeza.
El fuerte compromiso regional en una misión de
paz de las Naciones Unidas no tiene antecedentes. Por otra parte, la intervención internacional
en Haití, aun cuando aprobada por el Consejo de
Seguridad, puso en cuestión el principio de no
intervención, un pilar de las relaciones interamericanas desde hace más de seis décadas. Todo
ello convirtió a Minustah y al proceso haitiano
en un desafío regional mayor.
Para ninguna persona bien informada es un
secreto que las autoridades haitianas y los organismos internacionales de cooperación enfrentan un desafío de grandes proporciones y para
el que no hay respuestas claras: los habitantes
de los campamentos de desplazados –donde
40% de las mujeres están embarazadas– reciben
allí agua potable, alimentos y atención médica,
algo a lo que nunca antes habían accedido de
forma regular. Objetivamente, ello representa
un problema mayúsculo por resolver, sea cual
sea la alternativa de reubicación en viviendas
permanentes de esa enorme masa de población,
en su inmensa mayoría desocupada. Es imposible pensar en un proceso ordenado y pacífico
de desmontaje de los numerosos campamentos
de desplazados sin que, simultáneamente, esos
cientos de miles de personas accedan a lo que
la mayoría nunca tuvo: un trabajo digno que les
otorgue mínimas garantías de acceso a medios
básicos de subsistencia.
Para interpretar la problemática que la cuestión haitiana plantea a los países y gobiernos de
América del Sur es necesario recordar el proceso que llevó a la polémica salida del país del
presidente Jean-Bertrand Aristide en febrero de
2004 y –cuatro meses después– a la creación
de la Minustah9. Además de considerar los diferentes intereses regionales e internacionales
involucrados en Haití, debe recordarse que Minustah constituye un caso de aplicación de lo
que en la jurisprudencia internacional podría
denominarse derecho de intervención de nuevo
tipo. No en vano por lo general es citada como
ejemplo de aplicación de la doctrina de la responsabilidad de proteger (R2P)10.
Entre tanto, deberá superarse la estación de
lluvias y esperar a que la naturaleza no descargue algún huracán tropical sobre Haití, pues
ello provocaría otro desastre de proporciones
impredecibles.
Cada pueblo tiene su historia y es dueño
de su destino. Desconocer dicha verdad elemental es parte del problema. Ello ha contribuido a esterilizar hasta ahora buena parte de la
cooperación internacional antes del sismo. La
convivencia democrática es un aprendizaje social que no puede imponerse ni se exporta llave en mano. Tampoco lo es la definición de los
caminos de cada pueblo hacia una sociedad en
la que los individuos cuenten con mínimos derechos de acceso a oportunidades de desarrollo
y bienestar.
Ya transcurrieron al menos quince años de
intervención casi ininterrumpida de las Naciones Unidas en Haití, en cuyo transcurso
se sucedieron siete misiones internacionales
diferentes11. El volumen muy significativo de
fondos invertidos en el país para fortalecer sus
instituciones, particularmente sus aparatos de
seguridad, promover el desarrollo y mejorar las
47
Julián González Guyer
Estados Unidos. Ciertamente, la nueva política
internacional de Brasil, que lo ha proyectado al
papel de actor global y potencia regional, representa una explicación decisiva del protagonismo del ABC+U14 en Haití.
condiciones de vida de su población, ponen
en cuestión la efectividad de las políticas de
cooperación internacional. Un informe reciente de Flacso-Argentina señala que entre 1990
y 2006 Haití recibió más de 5.300 millones de
dólares en ayuda de fuentes multilaterales y bilaterales, cantidad que no incluye las remesas
de emigrantes haitianos en el exterior, que totalizan unos 1.000 millones de dólares anuales.
Aun cuando la ayuda internacional decreció
desde 1994 hasta 2002, en 2004 y 2005 volvió a
aumentar, con 557 millones y 816 millones de
dólares, respectivamente12.
Las paradojas que plantea la situación son
múltiples. La población haitiana tolera la presencia militar extranjera como una necesidad
incómoda, pero el retiro de Minustah no parece
ser una alternativa viable en la perspectiva inmediata.
Para la población haitiana la permanencia
de Minustah, cuya cara más visible son las fuerzas militares –muchas de ellas provenientes de
países de fuera de la región–, es inevitablemente un elemento urticante. Por su parte, para los
gobiernos progresistas de Sudamérica, encabezados por Brasil, y luego de cinco años de protagonismo inédito en una misión de paz de las
Naciones Unidas que por añadidura se cumple
en un país de la región, el balance es necesariamente matizado.
El mandato establecido por el Consejo de
Seguridad15 para la misión en Haití, aun cuando menciona numerosos asuntos, tiene su foco
principal en la seguridad. Entre tanto, los gobiernos latinoamericanos coinciden en que, para una
estrategia de salida de las tropas internacionales
del país, los problemas estrictamente securitarios
representan sólo una de las múltiples dimensiones por considerar16. Además, a pesar de ser
mucho más policiales que de carácter militar, la
mayor parte de los efectivos internacionales son
de ese último tipo. Tanto las autoridades políticas y militares de Minustah como el gobierno del
presidente René Préval asumen que la responsabilidad principal en la elaboración y ejecución
de las políticas de fortalecimiento institucional
y socioeconómico corresponden a las autoridades legítimas de Haití. Pero la fragilidad17 del
Estado, una estructura productiva y una sociedad profundamente desestructuradas, impiden
pensar en un repliegue a corto plazo de los cerca
de nueve mil efectivos militares y policiales de
Minustah.
2.1 Sudamérica y su papel en Minustah
2.2 Intereses y actores de una
El drama haitiano refuerza la necesidad de
que la comunidad internacional enfrente el desafío de revisar las políticas de cooperación al desarrollo, junto a muchas de las certezas impuestas
durante el periodo de hegemonía del pensamiento único. Es insoslayable reconsiderar también el
viejo dilema de seguridad frente a desarrollo, bajo
el nuevo prisma de tantos paradigmas caídos con
la debacle hipotecaria y el derrumbe financiero
de 2008 en Estados Unidos.
intervención humanitaria paradigmática
Sudamérica, con Brasil a la cabeza, ha asumido
un papel protagónico en la Minustah desde que
el Consejo de Seguridad resolviera su creación13.
La intervención sudamericana en Haití se justificó como explicitación de una doble voluntad
política: testimoniar voluntad y capacidad para
dar respuesta a una crisis en la región y, a la
vez, impedir una nueva intervención militar de
El tiempo transcurrido, la relativa normalidad
con la que Minustah ha logrado desarrollarse y
ciertas externalidades positivas que ha generado
en las relaciones de cooperación regional le han
quitado fuerza y vigencia a la polémica inicial
que hubo en los países del ABC+U, lo cual no
oculta la complejidad de la situación que en48
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
vertiginosamente, en poco más de veinticuatro
horas, incluyó la intervención militar externa, su
legitimación por el Consejo de Seguridad bajo la
denominación de Fuerza Militar Provisional y la
salida del país del presidente Aristide hacia la
República Centroafricana en un avión militar de
Estados Unidos. Todo ello en una secuencia difícil de reconstruir con precisión y especialmente
llamativa pues decisiones de tanta trascendencia
difícilmente se improvisan. Tres meses después
de aquellos hechos y al expirar el mandato otorgado a la FMP, el Consejo de Seguridad aprobó la
creación de Minustah.
frenta la comunidad latinoamericana. En Haití no sólo se expresan muchos de los debates y
dilemas contemporáneos respecto al derecho de
intervención, la ayuda al desarrollo, etc.: su ubicación geoestratégica, su historia, la gravísima
realidad de fragilidad de su Estado y la dramática
crisis social, económica y ambiental convierten
la cuestión haitiana en un serio desafío.
En todo caso, como los cuestionamientos
regionales e internacionales que levantó la Minustah en su origen no han sido despejados por
completo, es pertinente evocarlos: en primer lugar, es necesario dar cuenta del confuso proceso
y desenlace de la crisis de principios de 2004
que dio lugar a la creación de Minustah. La
destitución –¿renuncia?– y salida del país del
presidente Aristide fue resultado de un proceso
en el que se encadenaron la progresiva pérdida
de legitimidad y apoyo de su gobierno, con el
surgimiento del autodenominado Ejército Caníbal, un heteróclito, explosivo y mediático –y
sospechosamente efímero– levantamiento armado, donde confluyeron grupos de chimères18
descontentos con el presidente Aristide con
miembros del disuelto Ejército haitiano, algunos de ellos con notorias vinculaciones con el
narcotráfico. La situación creó las condiciones
para la intervención de una coalition of the willings liderada por Estados Unidos, con apoyo
de Francia y Canadá y la participación de Chile,
legitimada sobre la marcha como Fuerza Multinacional Provisional (FMP) por el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas19.
El segundo lugar es preciso establecer qué
intereses confluyeron para dar lugar a la creación de Minustah y, particularmente, cómo se
explica la fuerte implicación de la región en
Haití. En efecto, parece imprescindible explicar
el protagonismo inicial de Chile, las responsabilidades rápidamente reclamadas por Brasil en
Minustah, la agilidad con que se sumó Argentina y por qué Uruguay se asoció, aun cuando
más tarde, pero con un contingente importante
que fue creciendo en número y paulatinamente
diversificó sus características y misiones21.
A partir de dicha fuerte participación y del
liderazgo asumido por el Cono Sur, otros países
de la región se fueron sumando poco a poco21.
El protagonismo sudamericano se amparó en la
decisión del Consejo de Seguridad, pues una intervención de este tipo no está contemplada en
la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA). De tal forma, se evitó que Estados
Unidos volviera a instalar tropas en Haití, transformando al país en nueva base militar de ese
país en el Caribe, peligrosamente cercana a las
costas cubanas y frente a Venezuela. Pero es innegable, al mismo tiempo, que la decisión puso
en cuestión el principio de no intervención en
los asuntos de otros Estados de la región, que la
diplomacia latinoamericana ha defendido siempre frente al poderoso vecino del norte23.
Ciertamente, a comienzos de 2004 el gobierno de Aristide ya contaba con pocos argumentos
que le permitieran reclamar sustento legal y credibilidad democrática20. La situación sociopolítica adquirió rasgos caóticos y el rápido avance del
Ejército Caníbal hacia la capital otorgó verosimilitud a la amenaza de una masacre si el grupo
rebelde cumplía su amenaza de entrar a Puerto
Príncipe. Sin embargo, la intervención militar
extranjera abortó una iniciativa de la Comunidad
del Caribe (Caricom), que buscaba una salida a la
grave situación. Por otra parte, es imposible ocultar la escasa transparencia de un proceso que
Por todo lo dicho, el liderazgo que Sudamérica asumió en Minustah24 representó una decisión novedosa y, a la vez, polémica. La región
49
Julián González Guyer
ciones con Estados Unidos, luego de sus votos
contrarios en el Consejo de Seguridad a la intervención en Irak. Chile fue más allá, al participar
en la FMP junto a Estados Unidos, Francia y Canadá. El protagonismo de este país debe relacionarse también con otros objetivos de su política
exterior: la designación de José Miguel Insulza
para la Secretaría General de la OEA, concretada
en mayo de 2005, y la importancia que en la
política militar chilena tiene el desarrollo de capacidades de interoperabilidad con las grandes
potencias de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan). En el caso de Brasil, la decisión de liderar la Minustah debe interpretarse
como una expresión de su estrategia de política
exterior como actor global en un mundo en plena reconfiguración, y de su voluntad de afirmación como líder y referente regional.
nunca había tenido un compromiso tan fuerte
en una misión de paz de las Naciones Unidas.
Al hacerlo, la diplomacia del Cono Sur adquirió
un protagonismo con pocos antecedentes frente
a una crisis regional y, de hecho, avaló una intervención militar de dudosa legitimidad.
Para completar el diagnóstico es necesario
reseñar las razones que parecen haber impulsado las decisiones de Estados Unidos, Canadá y
Francia, los actores internacionales con mayores intereses en Haití, y deben considerarse las
causas que motivaron a los gobiernos de Brasil,
Chile, Argentina y Uruguay a asumir responsabilidades en Minustah.
Desde el punto de vista de Estados Unidos
y sus intereses de seguridad nacional, la importancia de Haití deriva fundamentalmente de su
ubicación estratégica en el Caribe, el bajo vientre geopolítico estadounidense, y, en particular,
de la migración ilegal, su posible rol en el tráfico de drogas, armas, contrabando, etc. La difícil
relación entre Haití y República Dominicana
determina también que una situación de caos
en el primero pueda conducir a problemas bilaterales serios con derivaciones peligrosas para
la estabilidad del Caribe.
La decisión argentina de integrar Minustah
es coherente con su definición como socio estratégico de Brasil, con su política de cooperación militar con Chile, así como con su política
de participación en misiones de paz25. No puede
obviarse tampoco que Buenos Aires continúa
siendo aliado extra Otan de Estados Unidos y
que, pese a ello, tampoco acompañó la decisión
de ese país de intervenir militarmente en Irak.
Francia, por su parte, posee vínculos e intereses económicos, históricos y culturales en
Haití. Canadá, entre tanto, además de albergar
una comunidad haitiana numerosa y políticamente significativa en su francófona provincia
de Québec, encuentra en Haití una oportunidad
para fortalecer su recientemente adquirido estatus de miembro de la OEA. Además, tanto para
la diplomacia francesa como para la canadiense, al momento de la crisis de 2004 estaban frescas las consecuencias de la oposición que los
gobiernos de ambos países mantuvieron frente
a la invasión estadounidense de Irak en 2003.
El caso haitiano les brindó entonces la oportunidad de hacer un gesto de buena voluntad y
acercamiento a su socio estratégico.
En cuanto a Uruguay, su cuantiosa presencia en Haití, con un contingente apenas inferior
en número al de Brasil, se explica mucho más
por razones de política interna que exterior26. La
participación muy activa de tropas uruguayas
en misiones de paz, aun cuando tiene un impacto significativo en la relegitimación de sus
fuerzas armadas luego de la dictadura, ha sido
principalmente un mecanismo para mejorar
los bajos salarios y posibilitar la renovación de
equipos obsoletos. Para mostrar la significación
del fenómeno, baste con señalar que Uruguay
se ubica entre los diez mayores contribuyentes
de tropas a las Naciones Unidas y el mayor en
relación con su población27. Por otra parte, en
2006 el ingreso global que recibió como retribución por su participación en misiones paz de
las Naciones Unidas fue equivalente a 22% del
presupuesto total del Ministerio de Defensa28.
Para Chile y Brasil, Haití representó, igualmente, la posibilidad de recomponer sus rela50
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
Por último, deben señalarse las externalidades positivas generadas por la participación
sudamericana en Minustah. De hecho, la Misión promovió la acción común de América Latina en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, también, un proceso desconocido
de intercambio entre autoridades de defensa
y relaciones exteriores de la región. En efecto,
el denominado mecanismo 2x930, creado como
instrumento ad hoc de la diplomacia latinoamericana con el objetivo primario de coordinar
políticas en el Consejo de Seguridad, representa un antecedente que debe relacionarse con la
gestación de la Unasur y, en especial, del Consejo Suramericano de Defensa. En el ámbito bilateral, Minustah contribuyó a la experiencia de
la brigada argentino-chilena Cruz del Sur para
misiones de paz.
Finalmente, debe recordarse también la presencia en Haití de otros dos países latinoamericanos –Cuba y Venezuela– que, sin participar
de Minustah, desarrollan programas de cooperación significativos: Venezuela, que abastece
petróleo en condiciones favorables de precio
y plazos de pago al gobierno haitiano; y Cuba,
que cumple un papel significativo en el sector
salud, en el cual su personal sanitario –médicos y paramédicos– desempeña funciones sobre todo en el nivel primario de atención en
zonas donde el débil sistema de salud haitiano
es especialmente deficitario. Por otra parte, un
número importante de estudiantes haitianos se
beneficia de becas en Cuba, en particular en el
área de la medicina.
En Argentina, Brasil, Chile y Uruguay la
participación en Minustah, levantó voces de
protesta en diferentes sectores sociales y políticos. Aun cuando en la actualidad el asunto
no ocupa la agenda política en ninguno de esos
países, los cuestionamientos siguen vigentes.
El futuro de este debate dependerá de la evolución de la cuestión haitiana.
Las resoluciones adoptadas en el mecanismo 2x9 han puesto de manifiesto la voluntad
sudamericana de potenciar las dimensiones no
militares de Minustah, como expresión de su
diagnóstico respecto a que la salida a la crisis
haitiana pasa por el apoyo internacional al fortalecimiento de las capacidades de su institucionalidad, su consolidación y su papel en la
promoción del desarrollo económico y social
del país. Ello fue recogido en la última resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas (octubre 2009) que, por primera vez, renovó el mandato de Minustah por un año31.
Cabe mencionar otros argumentos que contribuyen a justificar la cooperación latinoamericana con Haití. Pese a los lazos geográficos e
históricos con la región, durante al menos un
siglo el país devino un extraño en el seno de la
comunidad regional. Su reincorporación efectiva es un interés compartido por sus gobiernos.
Por otra parte, Sudamérica tiene una deuda de
gratitud histórica con la primera república de la
región y su revolución, por el apoyo brindado
a la gesta independentista de Simón Bolívar29.
Además, todos los países de la región tienen
interés en estabilizar y resolver un factor potencial de conflicto en el Caribe. Las relaciones
de Haití con su vecina República Dominicana
son difíciles y no podrán encauzarse sin un gobierno estable que logre proponer soluciones al
problema de la emigración haitiana, principal
factor de tensión entre los dos países que comparten la isla de La Española y cuyas relaciones
bilaterales han sido tradicionalmente difíciles.
Este último dato recuerda que China Popular,
miembro permanente con derecho a veto en el
Consejo de Seguridad, ha intentado presionar al
gobierno de Haití para que rompa relaciones con
Taiwán, lo cual explica que durante casi cinco
años haya sido necesario negociar, cada seis meses, la renovación del mandato de Minustah. La
posición del gobierno de Beijing ha sido, además,
muy crítica –muchas veces con razones atendibles– del uso y administración de los ingentes
recursos que las Naciones Unidas destina a Minustah, cuestionando sus magros resultados.
Los elementos reseñados permiten comprender que la resolución de la cuestión haitia51
Julián González Guyer
diversos países merece un breve análisis que,
incluso, trasciende el caso particular de esta misión de paz de las Naciones Unidas.
na representa, en más de un sentido, un desafío
mayor para la región.
Conviene recordar la inestabilidad de la situación interna haitiana. En abril de 2008, el alza
de precios de alimentos básicos generado por la
especulación financiera en los mercados internacionales de productos primarios, dio lugar a
levantamientos y protestas callejeras32. Luego, en
2009, hubo manifestaciones de descontento ante
la decisión del Consejo Electoral Provisorio de
no autorizar la participación de algunos partidos
en las elecciones para la renovación parcial del
Senado. En ambas situaciones, la Policía Nacional Haitiana debió ser asistida por las tropas de
Minustah. Las protestas de los estudiantes universitarios de finales de 2009 volvieron a repetir
la situación, lo cual ubica a Minustah frente a delicados dilemas. Un error de las fuerzas internacionales que derive en una confrontación directa
y violenta con cualquier forma de manifestación
social podría alterar radicalmente la situación de
la Misión ante la población haitiana y acarrear
consecuencias políticas difíciles de asimilar por
parte de los gobiernos de los países del ABC+U
sudamericano.
En efecto, del cuadro adjunto surge muy
claro que los países del norte industrializado
aportan escaso personal militar y policial a Minustah, que en su mayoría proviene de países
latinoamericanos, africanos y asiáticos. Así, la
mitad de las tropas militares desplegadas en
Haití es aportado por el ABC+U, y la mitad restante por países de Asia y Medio Oriente (Nepal,
Sri Lanka y Jordania son los mayores contribuyentes). Entre tanto, el personal policial proviene sobre todo de Asia, África y Medio Oriente
(siendo China, India, Jordania, Nepal, Nigeria,
Pakistán y Senegal los más importantes). Si se
considera el aporte de los países del G-8, Canadá contribuye con casi todo el personal militar
(84) de ese origen. Sólo 120 policías (menos de
10% del total) provienen de Canadá, Francia,
Italia, Rusia y España.
Podría decirse que Francia y Canadá están
en mejores condiciones de contribuir con la
formación de la Policía Nacional Haitiana, por
razones que combinan lo idiomático y el know
how profesional. Sin embargo, es llamativo que
el grueso del personal extranjero que cumple
funciones policiales en Minustah, que incluye
tareas de apoyo operativo por medio de UN-Pol
(United Nations Police), provenga de países
cuyas instituciones policiales no son las más
destacadas según calidad profesional y están-
2.3 El derecho de intervención
y otras complejidades
La estructura y composición del personal de
Minustah y la relación entre la contribución
con personal y los aportes financieros de los
Minustah. Cuadro resumen
Militares
Policías
% del total
América Latina
% del total
Totales
Países ABC+U
3.480
48,8
34
1,8
3.514
Total A. L.
4.112
57,7
54
2,8
4.166
90
1,3
120
6,3
206
2.923
41,0
1.724
90,8
4.647
Países G-8
Otros países
Subtotales
7.125
1.898
Fuente: elaborado por el autor a partir de datos oficiales de las Naciones Unidas33.
52
9.019
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
también a revisar las políticas de cooperación al
desarrollo impulsadas por la comunidad internacional en las últimas dos décadas.
dares de respeto de los derechos humanos. Es
obvio entonces el contraste con la prioridad que
el mandato de Minustah otorga a la formación y
consolidación de una Policía Nacional Haitiana.
De hecho, en las misiones de paz de última
generación confluyen los dilemas del derecho de
intervención humanitaria con la problemática
de la cooperación al desarrollo y sus evidentes
limitaciones y fracasos. En efecto, en Haití la comunidad internacional enfrenta bloqueos en su
proclamada voluntad de potenciar las capacidades locales para encauzar salidas viables en situaciones de colapso político y desastre social.
Así, la configuración general del personal
Minustah34 define una verdadera división internacional del trabajo. El norte industrializado
aporta financiamiento, tecnología civil y militar, oficiales superiores para cargos de asesoramiento y dirección, además de buena parte de
los expertos civiles. El sur contribuye con mano
de obra barata que conforma el grueso de los
contingentes. Dicha división del trabajo podría
explicarse fácilmente en clave realista de intereses nacionales y del lugar relativo en la configuración mundial del poder de los diversos
países. Deben considerarse asimismo razones
de economía para las Naciones Unidas35. Así,
la composición de Minustah no sólo reproduce una realidad que la retórica general afirma
querer revertir; cuestiona también, en alguna
medida, la posibilidad de éxito de la misión de
paz en Haití.
En un plano de reflexión más amplio, hay
que dar cuenta de algunas polémicas de alcance
internacional que confluyen en el caso haitiano. En tal sentido debe mencionarse la deriva
sufrida por la doctrina del derecho de intervención internacional en las últimas dos décadas y
que podría sintetizarse en la denominada R2P
(Responsibility to Protect), criticada como versión edulcorada del viejo derecho imperial de
intervención.
Es necesario dar cuenta de los problemas de
fondo que se manifiestan en Haití y sin cuya
adecuada resolución la intervención internacional devendrá indeseablemente endémica. ¿Cuál
es el rol de los agentes externos y cuál el de los
actores haitianos –públicos y privados– en los
procesos de cooperación que se cumplen en el
marco del state building? ¿Cómo diseñar programas y proyectos de cooperación y cómo implementar eficazmente la inversión de los escasos
recursos que se destinan a cooperación para el
desarrollo? En última instancia, ¿cómo resolver
el problema de la construcción democrática del
Estado? O, dicho de otra forma, ¿es legítimo y
viable que la comunidad internacional –abierta
o discretamente– imponga a pueblos con culturas e historia propias, formas de organización
política y social que en realidad son una construcción europea, producto histórico resultado,
entre otras cosas, de interminables guerras y de
millones de muertos?
Así, la cuestión haitiana y su drama remiten a la problemática general que plantean las
misiones de paz de última generación: los denominados procesos de reconstrucción posconflicto (state building), caracterización dada
a ciertas misiones de paz que incluyen a Haití,
compartida con los procesos posteriores a las
intervenciones militares uni o multilaterales,
más o menos legitimadas por las Naciones Unidas (Kosovo, Irak, Afganistán, etc.). Finalmente, desde un enfoque más amplio y general, la
experiencia de la larga crisis haitiana convoca
En Haití, las Naciones Unidas con Minustah
y todas sus agencias, además de los otros actores externos presentes (países, ONG, etc.), se
constituyen inevitablemente en protagonistas
del proceso de construcción estatal. Su actividad fortalece o debilita el poder relativo de los
actores sociales y políticos locales. El fenómeno, en ausencia de una lúcida comprensión de
sus complejidades e implicaciones, cuestiona el
objetivo final proclamado de las intervenciones
humanitarias: crear condiciones para la convivencia social más o menos armónica y susten53
Julián González Guyer
construcción después del terremoto, el cuadro
de problemas de seguridad que presenta Haití
es objetivamente menos serio que el de buena
parte de los países del Caribe y América Latina.
Los niveles de criminalidad de Puerto Príncipe
son más bajos que los de las grandes ciudades
latinoamericanas.
table, luego de una intervención externa y/o del
enfrentamiento violento y descontrolado entre
sectores locales.
3. Escenarios futuros
En Haití no es posible pensar a corto plazo en
salidas fáciles ni en escenarios optimistas. Las
dificultades son mayúsculas, por lo que los resultados y los avances sólidos sólo podrán esperarse a largo plazo.
Sin embargo, la tranquilidad con la que los
haitianos han reaccionado ante las consecuencias del terremoto y el desamparo posterior de
los cientos de miles de damnificados no debe
ser interpretada como un fenómeno permanente. La resignación exhibida, aun cuando notable, también tiene límites.
Diversos fenómenos se combinan para explicar la complejidad de la realidad haitiana. Una
economía gravemente desestructurada y con
muy altos niveles de informalidad. Un sector industrial casi inexistente y una producción agrícola casi de subsistencia que no permite siquiera
la autonomía alimentaria más básica del país. En
tales condiciones, el único sector económico que
muestra algún dinamismo es el comercio informal, cuya actividad sólo se explica por la fuerte
contribución de las remesas de los emigrantes y
de los ingresos provenientes de la cooperación
internacional al producto interno bruto (PIB) haitiano. Por otro lado, la mayor parte de los haitianos con alguna calificación ha emigrado al exterior. En dicho marco, la débil institucionalidad y
la limitada experiencia democrática acumulada
por la sociedad contribuyen a explicar la escasa capacidad de acción de los gobiernos, lo que
contribuye a erosionar su legitimidad. Todo ello
conforma un panorama poco alentador. A ello
debe agregarse que dos décadas de presencia
cuasi tutelar de la cooperación internacional ha
dejado secuelas en una sociedad en la que el recelo y la desconfianza frente al extranjero están
muy arraigados. En consecuencia, los grandes
escenarios previsibles que la situación posterremoto plantea en Haití están signados por la inestabilidad y la fragilidad de todos los avances que
sea posible alcanzar en un futuro más o menos
inmediato.
El escenario optimista supone que comiencen a ejecutarse los primeros proyectos significativos de reconstrucción aprobados en agosto
2010 por la denominada Comisión Interina para
la Reconstrucción de Haití (CIRH), presidida por
el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton
y el primer ministro de Haití, Jean-Max Bellerive36. Ello supone que, en plazos más o menos
cortos y si los veintinueve proyectos se concretan, se comience con la recolección de basura
en las calles de Puerto Príncipe; la evacuación
de 500 mil personas que viven en zonas definidas como de riesgo de desastres naturales; la
construcción de 120 mil refugios transitorios
en dieciocho meses; la reparación de 80% de
las viviendas dañadas por el terremoto; y la rehabilitación de 210 kilómetros de carreteras y
diez puertos37. El escenario optimista debe incluir también que la temporada de huracanes
de 2010 resulte benigna con Haití38.
El compromiso asumido es que las empresas a cargo de los proyectos de reconstrucción
deben contratar mano de obra haitiana, lo cual
posibilitaría abrir perspectivas de empleo a un
buen número de personas, aun cuando todavía
está por verse cuál será la calidad y la sostenibilidad de tales puestos de trabajo
Si esos primeros planes significativos de reconstrucción posterremoto se desarrollan, muy
poco se sabe respecto a proyectos que apunten
a soluciones duraderas para los problemas es-
De todas formas, es necesario dar cuenta
de que, sorprendentemente y a pesar de las limitaciones y la lentitud de los procesos de re54
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
alta probabilidad de ocurrencia. Por una parte,
la continuidad de la dinámica política general
que ha caracterizado a Haití durante las últimas
dos décadas y su consecuencia natural: la ausencia de soluciones mínimas a las pésimas condiciones de vida de la mayoría de población. La
contracara inevitable de lo anterior será la prolongación rutinaria de la presencia de Minustah
hasta que algún hecho, más o menos fortuito,
agote la paciencia y desate la indignación de los
haitianos. Inevitablemente, las tropas militares
de Minustah serán la cara visible del desorden
establecido por gobiernos y comunidad internacional en suelo haitiano. En tal caso, la situación para los gobiernos sudamericanos será delicada y estará determinada, en buena medida,
por la capacidad de sus mandos militares en
Haití para evitar un desastre. El desenlace más
probable será lo que se intentó evitar en 2004: la
intervención militar de Estados Unidos, más o
menos disfrazada, con la participación de algún
aliado y hasta con el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
tructurales que, como se señaló, tienen su origen
mucho antes del terremoto y son, en realidad,
las causas reales de su impacto aterrador.
También pensando en un escenario optimista, y si el complejo proceso electoral en desarrollo culmina exitosamente, una vez que el nuevo
gobierno se instale, en febrero de 2011, podrá
esperarse la aprobación de planes de desarrollo
más ambiciosos.
Debe decirse, sin embargo, que el escenario
optimista supone también el cambio de enfoque de la cooperación internacional, para no
repetir de nuevo experiencias anteriores. Ello
requiere creatividad, pues cualquier iniciativa
debe tomar en cuenta la realidad haitiana y, en
especial, que se trata de una sociedad con su
cultura, construida a lo largo de más dos siglos
de experiencia histórica.
De todas formas, de poco servirán los miles
de millones de dólares que la Conferencia de
donantes ha comprometido con Haití si éstos
no contribuyen al fortalecimiento de las capacidades institucionales del Estado haitiano para
cumplir con sus tres funciones elementales y
básicas: proveer mínimas condiciones de seguridad individual y colectiva a sus ciudadanos,
garantizarles mecanismos de representación y
participación política, y brindarles oportunidades de educación, acceso a la atención sanitaria
y al trabajo digno.
Siempre hay caminos intermedios que eviten la peor de las alternativas. Pero resulta inquietante que los gobiernos de Sudamérica se
encuentren enfrentados a un escenario tan grave en un país de la región.
Notas
En dicho marco, la Minustah deberá ir modificando sus características, lo que supone su desmilitarización, gradual pero decidida, para fortalecer decisivamente sus componentes civiles.
1
El Department of Peacekeeping Operations (DPKO)
conduce dieciséis operaciones de paz con un despliegue de 124 mil personas, de los cuales 88 mil
son militares, 13 mil policías y el resto civiles El
Department of Field Support (DFS), dependiente del
Departamento de Asuntos Políticos, es responsable
de otras doce operaciones políticas especiales y
misiones de “construcción de paz”. El presupuesto aprobado de misiones de paz de las Naciones
Unidas (periodo julio 2009-junio 2010) alcanzó
los 7.900 millones de dólares. Véase, http://www.
un.org/en/peacekeeping/documents/factsheet.pdf
2
Véase http://www.un.org/en/peacekeeping/newhorizon.shtml
3
Resolución 1542 del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas (30 de abril de 2004).
El papel de República Dominicana y su gobierno en dicha perspectiva es central, no sólo
por la cercanía geográfica, sino por las relaciones
intensas y generalmente difíciles entre las dos repúblicas que comparten la isla de La Española.
El escenario pesimista es sencillo y poco
tranquilizador: más de lo que ya ha venido ocurriendo en Haití. Este escenario se configurará
mediante la combinación de dos fenómenos con
55
Julián González Guyer
4
El concepto surge del documento entregado en diciembre 2001 al secretario general de las Naciones
Unidas por la International Comission on Intervention and State Sovereignity (ICISS), comisión de expertos independientes creada a tales efectos (http://
www.iciss.ca/report-en.asp).
5
Aun cuando no existe un censo de población fiable
y actualizado, puede estimarse que en Haití vivían,
antes del terremoto, entre 9 y 10 millones de personas, y que el área metropolitana de Puerto Príncipe
concentraba unos 4 millones de habitantes, siendo al
menos 3 directamente afectados por el sismo. A esas
cantidades debe sumarse la enorme diáspora haitiana, principalmente en Estados Unidos y Canadá. El
monto de las remesas que los haitianos en el exterior envían a sus familias representa 30% del PIB. Sin
ellas no es posible comprender el funcionamiento de
la economía haitiana, en la que otro 30% de su PIB se
origina en la cooperación internacional.
6
El despliegue militar estadounidense fue avalado
por el presidente haitiano, René Préval.
7
Véase, Eduardo Galeano (1996). “Los pecados de
Haití”. Brecha. 556, Montevideo, 26 de julio (http://
www.patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/
escritos/los.pecados.de.haiti.htm).
8
El 60% del PIB de Haití se explica por la actividad
comercial (véase http://www.haitiuruguay.com.uy/
indicadores.htm).
9
Resolución 1542 del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas (30 de abril de 2004).
por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Buenos Aires, junio 2008. También
puede citarse el seminario La política de cooperación hacia Haití: los enfoques nacional, regional
e internacional. Un Balance y retos a futuro, organizado por la Secretaría de Relaciones Exteriores
del gobierno de México, septiembre 2009. Véanse,
además, las declaraciones finales del mecanismo
2x9 de viceministros de Defensa y Relaciones Exteriores de gobiernos de América Latina con tropas
desplegadas en Minustah (www.resdal.org.ar).
17 No parece adecuada la categorización de estado fallido, por sus implicaciones políticas. Se opta por el
concepto de estado frágil. Véase Julia Schünemann,
“What role for the EU? Finding a niche in the Haitian peacebuilding process”.
18 Los chimères fueron grupos armados irregulares
vinculados de alguna forma con el presidente Artistide durante el último periodo de su administración, y que actuaban en un límite difuso entre la
política y el delito.
19 Resolución 1529 del 29 de febrero de 2004.
20 La no convocatoria a las elecciones de renovación
del Parlamento en los plazos constitucionales condujo a que todos los legisladores permanecieran en
sus cargos aun cuando sus mandatos legales ya hubieran finalizado.
21 Inicialmente, Uruguay destinó un contingente que
se estacionó en Les Cayes (sur de Haití), luego otro
batallón sustituyó al contingente español en el Nordeste, cerca de Fort Liberté. Por su parte, la Fuerza
Aérea Uruguaya desplegó una plataforma de vuelo
con misiones de relevamiento aerofotográfico, vigilancia y transporte. Finalmente, la Prefectura Naval
de la Armada desplegó sus efectivos para cumplir
misiones de guardia costera.
10 R2P, acrónimo que refiere al documento entregado
en diciembre de 2001 al secretario general de las
Naciones Unidas por la International Comission
on Intervention and State Sovereignity (IICSS), comisión de expertos independientes creada a tales
efectos (http://www.iciss.ca/report-en.asp).
22 Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú, Guatemala y Colombia.
11 Dos de ellas de carácter básicamente civil: International Civilian Mission in Haiti (Micivih y Micah),
las dos en colaboración entre las Naciones Unidas y
la Organización de los Estados Americanos (OEA).
23 El asunto volvió a ponerse sobre la mesa y fue el
argumento central que esgrimió la mayoría de las
cancillerías de la región cuando Colombia con apoyo, al menos logístico de Estados Unidos, bombardeó un campamento de las Farc en territorio ecuatoriano (marzo de 2008).
12 http://www.haitiargentina.org/Cooperacion-Internacional/Cooperacion-al-desarrollo/Estado-de-situacion
13
Resolución 1542 del 30 de abril de 2004.
14
Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.
15
http://minustah.org/pdfs/res/res1892_en.pdf
24 Argentina, Brasil, Chile y Uruguay totalizan unos
3.500 efectivos, que representan 48% del total de
las tropas militares de Minustah. Brasil ejerce el
comando y Uruguay y Chile se han alternado en
la subjefatura del componente militar. Por su parte,
Gabriel Valdez (chileno) y luego Edmundo Mulet
(guatemalteco) ejercieron la representación del secretario general de las Naciones Unidas en Haití,
hasta que el tunecino Hedi Annabi fue nombrado
16 Tal punto de vista se manifiesta en todos los eventos
referidos a la cooperación de Sudamérica con Haití.
Tal el caso del seminario internacional La cooperación latinoamericana en la intervención humanitaria en Haití, organizado por FES en Montevideo,
agosto 2007; o la segunda Reunión de reflexión sobre la cooperación Argentina con Haití, organizada
para cumplir la tarea de representante especial, y
Mulet pasó a ocupar la Subsecretaría General del
56
Haití, más allá del terremoto: nuevo capítulo de un viejo drama y retos geopolíticos
30 Véase http://haitiargentina.org/Cooperacion-Internacional/Latinoamericana/Comunicados/Reunionesdel-Mecanismo-de-Cooperacion-2x9
Departamento de Operaciones de Mantenimiento
de Paz.
25 La redefinición del papel de las fuerzas armadas en
democracia constituye una política de consenso en
Argentina luego de la experiencia de la dictadura.
La participación en misiones de paz de las Naciones
Unidas es sobre todo un instrumento a su servicio.
31 http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N09/
556/46/PDF/N0955646.pdf?OpenElement
32 http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080420
/53457126609.html
26 Sólo muy recientemente el actual gobierno comienza a percibir su amplísima participación militar en
misiones de paz como un instrumento potencialmente valioso de su política exterior y su Cancillería da las primeras señales de reconocerlas como
una dimensión integrada a la política exterior del
país.
33 Cifras actualizadas al 30 de abril de 2009. Datos tomados de http://www.un.org/Depts/dpko/dpko/contributors/ 2009/apr09_5.pdf (18 de mayo de 2009).
34 Configuración que comparte con la mayoría de las
misiones de paz de las Naciones Unidas.
35 Lo cual, en última instancia, es la economía de sus
principales contribuyentes financieros, también
países del G-8. Las Naciones Unidas no podría financiar el costo de desplegar fuerzas militares de
cualquier país desarrollado. Actualmente, los contribuyentes de contingentes militares reciben unos
900 dólares mensuales por cada efectivo.
27 El 75% de los oficiales del Ejército y el 66% del
personal subalterno del Ejército uruguayo ha participado al menos en una misión de paz y los efectivos desplegados fuera del país representan 10%
del total de sus fuerzas armadas (González, J. et al.
2004: http://www.fcs.edu.uy/icp/downloads/prisfas/
defensayffaa06.pdf).
36 h t t p : / / w w w. h a i t i u r u g u a y. c o m . u y / n o t i c i a s /
noticias_74.htm
28 Aquí se incluye, además de retribución al personal,
reembolso por equipo mayor, autosustento del contingente, traslados aéreos a Haití y pagos por el uso
de plantas potabilizadoras de tecnología uruguaya
(J. González Guyer et al. 2008: http://www.fcs.edu.
uy/icp/downloads/prisfas/InfoFinal_RESDAL_02-1008.pdf).
37 Estos veintinueve proyectos representan globalmente una inversión de alrededor de 1.600 millones de dólares.
38 Un huracán de cierta intensidad podría volver a dejar en el desamparo a la mayoría de quienes han
sido ubicados en los campamentos transitorios.
Esto es, alrededor de un millón de personas.
29 En 1816, luego del fracaso de su primera expedición
a Los Cayos, Simón Bolívar se refugió en el puerto
haitiano de Jacmel, desde donde preparó una nueva
expedición libertadora. Bolívar recibió una ayuda
decisiva del gobierno de la primera república negra
del mundo y ella tuvo como condición la liberación
de los esclavos en la Gran Colombia. En una pequeña casa de la plaza del mercado de Jacmel, una
simple placa recuerda la presencia del Libertador.
57
La crisis de Honduras y su repercusión regional
Orlando J. Pérez
Introducción
suscrito una carta de renuncia4. Este artículo
analiza los acontecimientos que resultaron en
esta crisis política e institucional, examinando
las relaciones cívico-militares, la reacción de la
comunidad internacional y las opiniones de los
hondureños.
Los eventos que dieron comienzo a la crisis política que consumió a Honduras en la segunda
mitad de 2009 y causó fisuras importantes en
la comunidad internacional comenzaron en la
madrugada del 28 de junio de ese año. A las
5:00 de la mañana, efectivos del Ejército hondureño ingresaron a la residencia privada del
presidente Manuel Zelaya (2006-2009), quien
fue arrestado, conducido a la base aérea Hernán
Acosta Mejía, al sur de Tegucigalpa, y trasladado a Costa Rica en un avión militar1. Ese mismo
28 de junio, el Congreso Nacional celebró una
sesión en la cual se dio lectura a una supuesta carta de renuncia del presidente Zelaya2 por
motivos de “erosión política” y salud. Posteriormente, el Congreso adoptó el decreto legislativo
141-0941 mediante el cual ordenó “[s]eparar al
ciudadano Manuel Zelaya Rosales del cargo de
Presidente” y “[n]ombrar constitucionalmente
al ciudadano Roberto Micheletti Bain […] en el
cargo de Presidente Constitucional de la República por el tiempo que falte para terminar el
período actual”3. El presidente Zelaya insistió
ante los medios de comunicación en que no había
Las Fuerzas Armadas hondureñas justificaron la destitución del presidente Zelaya con el
argumento de que el 26 de junio la Corte Suprema de Justicia había ordenado su captura
por suponerlo responsable de delitos contra “la
forma de gobierno, traición a la patria, abuso de
autoridad5 y usurpación de funciones en perjuicio de la administración pública y el Estado de
Honduras”6.
El gobierno de Roberto Micheletti justificó
públicamente su actuación sobre la base de que
el presidente Zelaya había violentado la Constitución, mediante el proceso que se conoció
como “la cuarta urna”, proceso que se inició en
noviembre de 2008, cuando el presidente Zelaya hizo pública su intención de convocar a un
referéndum para consultar a la ciudadanía acerca de la eventual colocación de una cuarta urna
junto a las tres destinadas a las elecciones pre58
La crisis de Honduras y su repercusión regional
junio, el Ejército procedió a decomisar las urnas y el material relativo a la consulta popular,
mientras que el presidente Zelaya era privado
de su libertad y trasladado a Costa Rica.
sidenciales, legislativas y municipales, en los
comicios programados para el 29 de noviembre
de 2009. En la cuarta urna la población hondureña se pronunciaría sobre la conveniencia
de la convocatoria de una Asamblea Nacional
Constituyente para reformar la Constitución7.
Sin embargo, el fiscal general solicitó a las autoridades judiciales la suspensión de la consulta,
alegando que el objetivo del presidente Zelaya
era llamar a una Asamblea Constituyente que
modificaría los artículos inmutables de la Constitución. El 27 de mayo, el Juzgado de Letras de
lo Contencioso Administrativo ordenó suspender la consulta8. El 24 de junio, el Congreso Nacional aprobó la “Ley especial que regula el referéndum y el plebiscito”9, en virtud de la cual
se prohibió que dichos mecanismos fueran utilizados 180 días antes o después de elecciones
generales10. Sin embargo, el presidente Zelaya
decidió impulsar la consulta argumentando que
no sería vinculante, en tanto no constituía ni
plebiscito ni referéndum11. Consecuentemente,
dio la orden al jefe del Estado Mayor Conjunto, Romeo Vásquez Velásquez, de custodiar las
urnas que serían empleadas para la consulta.
Cuando el general Vásquez Velázquez se negó
a cumplir la orden, el presidente Zelaya ordenó
su separación del cargo, el 24 de junio, y ese
mismo día aceptó la renuncia del ministro de
Defensa, Ángel Edmundo Orellana Mercado12.
El 25 de junio, el poder ejecutivo publicó en el
Diario Oficial La Gaceta, el Decreto Ejecutivo
número PCM-020-2009, “Encuesta de opinión
pública convocatoria a Asamblea Nacional
Constituyente”, por medio del cual se dispuso
realizar la encuesta de opinión el domingo 28
de junio. El 25 de ese mismo mes, el Tribunal
Supremo Electoral declaró ilegal la encuesta y, actuando en forma conjunta con fiscales
designados por el fiscal general de la Nación,
procedió a decomisar el material relativo a la
encuesta, depositándolo en las instalaciones de
las Fuerzas Armadas. En esas circunstancias, el
presidente Zelaya, acompañado por sus seguidores, retiró el material decomisado y designó
a la Policía Nacional y a sus colaboradores para
custodiarlo. En horas de la madrugada del 28 de
1. Causas del conflicto político
en Honduras
Si bien es cierto que la consulta para la llamada
“cuarta urna” fue el detonante inmediato de la
crisis, cabe señalar que el fondo del conflicto
se debe a una disputa entre los poderes del Estado hondureño, sobre todo entre el ejecutivo
y el Congreso Nacional, y a divergencias sobre
la política social e internacional del presidente
Zelaya. Como dice Leticia Salomón en una entrevista, “me atrevería a decir, una figura central
en el golpe de Estado fueron los empresarios”.
Adicionalmente, la analista política dice:
[E]n la actualidad hay una fusión de intereses
muy fuertes: económicos, políticos y mediáticos. Es decir, ya no se trata de hablar de los empresarios por un lado y los políticos por otro,
porque hay empresarios liberales y empresarios nacionalistas. Y si nos vamos a las principales figuras políticas en el país, son también
empresarios, de tal manera que no podemos
separar uno de otro; y el hecho es que cuando
son políticos y empresarios, tienen una mayor
capacidad para negociar, o una mayor capacidad para influir en las decisiones13.
El sector empresarial y conservador político
en Honduras objetaba las reformas sociales implementadas por el presidente Zelaya, por ejemplo, la del salario mínimo. El 23 de diciembre
de 2008, después de un mes de negociaciones
infructuosas entre trabajadores y empresarios,
el presidente decidió incrementar el salario mínimo mensual en la zona urbana de 3.400 lempiras (178,66 dólares) a 5.500 lempiras (289,02
dólares), un crecimiento de casi 60%14. Después
del decreto del 23 de diciembre, los empresarios
presentaron numerosas apelaciones a la Corte
Suprema, basados en la noción de que el incremento salarial violaba sus derechos constitucionales. Otras reformas impulsadas por la administración Zelaya incluyeron la eliminación
59
Orlando J. Pérez
manifestaron parte del Partido Liberal Hondureño, los pequeños partidos de izquierda y movimientos sindicales y populares como el Consejo
Coordinador de Organizaciones Campesinas de
Honduras (Cococh). En los meses siguientes, Zelaya fue ahondando con nuevas declaraciones
y acciones concretas su nueva línea política de
izquierda. El 22 de noviembre de 2008 planteó
la celebración, junto con las elecciones generales de 2009, de un plebiscito para decidir una
convocatoria a una Asamblea Constituyente en
2010 para reformar la Constitución de 1982.
del pago escolar obligatorio y la ampliación de
varios programas gratuitos de alimentación escolar.
En el área de política exterior, el presidente Zelaya buscaba diversificar las relaciones
internacionales desarrollando contrapesos comerciales y geopolíticos en la relación entre
Estados Unidos y Honduras. Por ejemplo, el
acercamiento comercial hondureño-venezolano
comenzó a sustanciarse en diciembre de 2007
con el anuncio del ingreso de Honduras a Petrocaribe15. Petrocaribe ofrecía al país productos refinados baratos y con amplias facilidades
de pago, mediante financiaciones muy ventajosas e, incluso, fórmulas de trueque mercantil,
de manera que Honduras podría abonar una
parte importante de la factura del hidrocarburo con productos agrícolas. Las relaciones con
Venezuela continuaron profundizándose, y el
25 de agosto de 2008, tras elevar un llamado
al pueblo hondureño para que respaldara un
“proyecto social de solidaridad entre países de
América” que representaba “beneficios para los
pobres”, declarar superado el modelo neoliberal y subrayar la ubicación de su gobierno en
la “centro-izquierda”, Zelaya firmó el documento que convertía a Honduras de manera oficial
en el sexto miembro de la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de nuestra América (Alba), en
una ceremonia que contó con la presencia de
los presidentes Hugo Chávez (1999-2001; 20012007; 2007-), Daniel Ortega (2007-), y Evo Morales (2006-), y del vicepresidente cubano Carlos Lage.
Los conflictos políticos surgen dentro de un
contexto institucional débil y expuesto a numerosas falencias. Aunque todo concepto moderno
de la estructuración de las relaciones entre civiles y militares en una democracia descartaría la
actuación de los militares hondureños en este
caso, no es posible ignorar que la Constitución
concede a las Fuerzas Armadas roles y atribuciones amplias, a pesar de reformas importantes
hechas en la década de los noventa, que avanzaron en la subordinación civil. La siguiente sección analiza el estado de las relaciones cívicomilitares en Honduras.
2. Relaciones cívico-militares16
Las Fuerzas Armadas de Honduras surgen como
una institución profesional y con poder político
en los años cincuenta del siglo XX. Este proceso
se institucionalizó en 1954 por medio de una
nueva ley constitutiva que le otorga un carácter
profesional, la firma de acuerdos bilaterales de
ayuda militar con Estados Unidos y la creación
del primer batallón de infantería. En 1957, las
Fuerzas Armadas obtuvieron autonomía institucional con la creación de la figura del jefe de las
Fuerzas Armadas en la Constitución de la República emitida ese año, que le otorga a éste, y no
al presidente de la República, el mando directo sobre la tropa. Durante los siguientes treinta
años los militares mantuvieron control hegemónico sobre el sistema político y el monopolio en
el control de los cuerpos armados.
La adhesión de Honduras a la Alba profundizó las divisiones en el seno de la sociedad
hondureña. Por un lado, en contra de la iniciativa estaban el Partido Nacional Hondureño,
el Consejo Hondureño de la Empresa Privada
(Cohep), la Cámara de Comercio e Industrias
de Tegucigalpa (CCIT), la Asociación Nacional
de Industriales de Honduras (Andi), la Asociación Hondureña de Maquiladores (AHM), y las
principales empresas de comunicación escrita, propietarias de periódicos como La Prensa,
El Heraldo y La Tribuna. A favor de la Alba se
60
La crisis de Honduras y su repercusión regional
La transición a la democracia se inició con
el proceso que culminó en las elecciones de
1980 para una Asamblea Constituyente y permitió la promulgación de una nueva Constitución, mediante el decreto 11 del 11 de enero de
1982. No obstante, ese proceso estaba dirigido
por las Fuerzas Armadas. La nueva constitución
les garantizaba autonomía institucional y política. Las órdenes del presidente eran emitidas
sólo por conducto del comandante en jefe de
las Fuerzas Armadas, a quien, además, el presidente no tenía la potestad de nombrar o remover del cargo. Esto le correspondía al Congreso,
que lo seleccionaba de una terna elaborada por
el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas.
Como veremos más adelante, las reformas de
1999 alteraron esta situación y le otorgaron al
presidente de la República mando directo de las
Fuerzas Armadas.
Los cambios constitucionales ratificados en
enero de 1999 introdujeron reformas sustanciales en los artículos relacionados con las fuerzas
armadas. Principalmente, el artículo 205, en sus
numerales 10, 15 y 24, y también los artículos
274, 277 a 286, 288, 290 y 291. Las modificaciones buscaban suprimir de la Constitución
la figura de comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas. De acuerdo con la reforma, el presidente de la República ejerce el mando directo
de estas en su carácter de comandante general y
conforme a la Constitución y la ley constitutiva
del instituto castrense. Las órdenes que imparta
el presidente deberán acatarse y ser ejecutadas
con apego a los principios de legalidad, disciplina y profesionalismo militar. Se establece que el
secretario de estado en el despacho de defensa
nacional (Ministro de Defensa) será nombrado y
separado libremente del cargo por el presidente
de la República, y que lo mismo sucederá con
el jefe del Estado Mayor Conjunto del instituto
armado, quien será seleccionado de la junta de
comandantes según lo establecido por el escalafón de oficiales y la ley constitutiva.
Con la elección de Carlos Roberto Reina
como presidente (1994-1998), se inició un proceso profundo de transformación en las relaciones cívico-militares y una reducción del poder
de las fuerzas armadas. En diciembre de 1996,
el Congreso ratificó por unanimidad la reforma
constitucional mediante la cual las funciones
de mantener la seguridad interna y el orden público se transfieren de las fuerzas armadas a las
autoridades civiles, estableciendo para ello una
Policía Nacional Civil. Otro paso importante fue
la redacción y aprobación por el Congreso, el
20 de mayo de 1998, de la nueva ley orgánica
de la Policía Nacional Civil, que transformó a
las fuerzas de seguridad pública en esta nueva
institución.
La reforma constitucional le asignó nuevos
roles a las fuerzas armadas, tales como la participación en misiones de paz en el exterior, apoyo logístico y asesoramiento técnico, de comunicaciones y de transporte en la lucha contra el
narcotráfico. Además, colaborarán con personal
y medios para hacer frente a los desastres naturales y situaciones de emergencia que afecten
a las personas y los bienes, y cooperarán con
las demás instituciones de seguridad del Estado
para combatir el terrorismo, el tráfico de armas
y el crimen organizado.
El presidente Carlos Flores Facussé (19982002) continúo la labor realizada por el presidente Reina en la desmilitarización de los poderes públicos y la sumisión de los militares al
presidente de la República. El 18 de septiembre
de 1998, el Congreso aprobó las reformas constitucionales que convirtieron al jefe del Estado
en el comandante en jefe de las fuerzas armadas, con la facultad de nombrar a un civil como
Ministro de Defensa.
En el artículo 272 se establece que las fuerzas armadas son una entidad profesional, apolítica, obediente y no deliberante, que está bajo
el mando de su comandante general, el presidente de la República. Claro que dicho artículo
enmarca la obediencia al presidente: “Se constituyen para defender la integridad territorial
y la soberanía de la República, mantener la
paz, el orden público y el imperio de la Constitución, los principios de libre sufragio y la
61
Orlando J. Pérez
alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia
de la República”. Además de esas funciones, el
mismo artículo manda a que el ejército contribuya en “la custodia, transporte y vigilancia de
los materiales electorales y demás aspectos de
la seguridad del proceso” electoral, bajo la dirección del Tribunal Supremo Electoral. Por lo
mencionado anteriormente, en la situación que
se presentó durante 2009, las Fuerzas Armadas
quedan en una disyuntiva muy difícil, pues se
puede aducir que en lo relacionado al sufragio
electoral y en las circunstancias donde el Tribunal Supremo Electoral haya divulgado ordenes
invalidando una consulta electoral y cuando el
presidente de la República ordene a las Fuerzas
Armadas “custodiar” las urnas, éstas estarían
contradiciendo la Constitución si obedecen al
presidente, a quien la misma Constitución designa como su “comandante general”.
armadas para apoyar el proceso de la encuesta.
El 27 de abril nos reunimos con el señor presidente. El 26, en la tarde, le presenté al jefe del
Estado Mayor Conjunto una opinión que concluía que jurídica, ética y moralmente no era
posible proporcionar apoyo porque el artículo
272 nos da un papel de garantes de la Constitución, de la alternabilidad en el ejercicio de
la presidencia. Y nosotros como soldados no
estamos subordinados a una persona, sino al
cargo, a la ley.
Cuestionado sobre la inconstitucionalidad
de sacar al presidente Zelaya fuera del territorio
nacional, el coronel Bayardo pregunta, “¿Qué
era más beneficioso, sacar a este señor de Honduras o presentarlo al Ministerio Público y que
una turba asaltara y quemara y destruyera, y
que nosotros tuviéramos que disparar?”17. Por
lo tanto, las fuerzas armadas justifican el golpe
de estado bajo el concepto de defender los intereses nacionales, el imperio de la ley y las vidas de los hondureños. No hay duda de que las
fuerzas armadas de una nación deben proteger
esos ideales; el problema surge cuando diversos poderes civiles legalmente constituidos se
enfrascan en una lucha política cuya dirección
es una creciente confrontación. En esas circunstancias, las fuerzas armadas o se abstienen de
intervenir, con sus propias consecuencias, o actúan como la fuerza mediadora y, en consecuencia, debilitan el control civil y la democracia.
Confusión adicional surge cuando vemos el
proceso para nombrar y remover al jefe del Estado Mayor Conjunto. El artículo 279 dice en parte:
“No podrá ser jefe del Estado Mayor Conjunto,
ningún pariente del presidente de la República
o de sus sustitutos legales, dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, y
durará en sus funciones tres (3) años” (énfasis
del autor). Empero, el artículo 280, como ya se
mencionó, establece que el jefe del Estado Mayor Conjunto será “nombrado o removido libremente” por el presidente. De acuerdo con estas
circunstancias, cabe preguntar a quién en efecto obedecen las fuerzas armadas. ¿Al Estado?
¿Al presidente? ¿A la Constitución? ¿Al Congreso Nacional? ¿A la Corte Suprema de Justicia?
¿A ellas mismas? Por ejemplo, en una entrevista
publicada por el periódico digital El Faro, el coronel Herbeth Bayardo Inestroza aduce que desde abril de 2009 las fuerzas armadas se habían
preocupado porque “El señor presidente estaba
utilizando a la fuerza armada como una herramienta política; y el hecho de llegar por el voto
a la presidencia no le da derecho a delinquir”.
Bayardo dice que:
3. Reacción de la comunidad
internacional
La adopción de la Carta Democrática Interamericana por parte de los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) el
11 de septiembre de 2001 no sólo ratificó el compromiso de los Estados de las Américas con la
democracia, sino que también estableció mecanismos de acción ante situaciones que pudieran
atentar contra esa forma de gobierno. En efecto,
el artículo 20 de la Carta estipula que en caso de
que en un Estado miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado
El problema se da cuando él [presidente Zelaya] da esa orden ilegal de emplear las fuerzas
62
La crisis de Honduras y su repercusión regional
ciones tuvo lugar los días 9 y 10 de julio y finalizó sin haberse logrado un acuerdo. La segunda
ronda se llevó a cabo los días 18 y 19 de julio.
En esta reunión el presidente Arias presentó
una propuesta para resolver la crisis, que buscaba: 1) el retorno de Zelaya al poder hasta terminar su mandato constitucional el 27 de enero
de 2010; 2) la conformación de un gobierno de
unidad nacional; 3) el adelanto de las elecciones
del 29 de noviembre a la última semana de octubre; 4) la renuncia explícita de Zelaya a convocar la cuarta urna; 5) el traslado del comando
del ejército al Tribunal Supremo Electoral un
mes antes de las elecciones; 6) la declaración de
una amnistía general; y 7) la integración de una
comisión de verificación para vigilar el cumplimiento de los acuerdos. El presidente Zelaya
aprobó el contenido de la propuesta y declaró
estar de acuerdo “siempre y cuando todos los
poderes del Estado estén integrados en el nuevo gobierno”22. Los representantes del gobierno
de facto rechazaron la propuesta, considerando
que era inaceptable la restitución de Zelaya al
poder23. Luego de conocer la postura de ambas
partes, el presidente Arias solicitó un plazo de
72 horas para reconducir el diálogo, con el fin
de superar las diferencias, y el 22 de julio hizo
público el denominado “Acuerdo de San José”24.
En última instancia, la delegación del presidente Zelaya rechazó la propuesta reformada pues
sostenían que el calendario de actividades no
era viable, porque tendría que ser revisado por
todos los poderes del Estado.
miembro o el secretario general de la Organización podrá solicitar la convocatoria inmediata
del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las
decisiones que se estimen convenientes. Según
el artículo 21 de esa normativa internacional,
cuando la Asamblea General, convocada a un
periodo extraordinario de sesiones, constate que
se ha producido la ruptura del orden democrático en un Estado miembro y que las gestiones
diplomáticas han sido infructuosas, tomará la
decisión de suspender a dicho Estado miembro
del ejercicio de su derecho de participación en
la OEA.
Ante la ruptura del orden democrático, el
Consejo Permanente de la OEA convocó a una
sesión extraordinaria el 28 de junio y adoptó la
resolución 953 (1700/09), “Situación actual en
Honduras”18, resolución en la que se condenó el
golpe de Estado y la expulsión del presidente Zelaya del país, se exigió su restitución a la presidencia y se declaró que no se reconocería ningún
gobierno surgido de la ruptura institucional. El
30 de junio de 2009 sesionó la Asamblea General
Extraordinaria de la OEA. Durante esa sesión, en
la que estuvo presente el presidente Zelaya, se
discutió y aprobó la resolución AG/RES. 1 (XXXVII-E/09), “Resolución sobre la crisis política en
Honduras”, mediante la cual se otorgó al gobierno de facto un plazo de 72 horas para restituir en
el ejercicio del poder al presidente Zelaya, con la
advertencia de ser sancionado con la suspensión
de su condición de Estado miembro de la OEA19.
El 4 de julio, una vez vencido el plazo otorgado y
sin una respuesta acorde por parte del gobierno
de Micheletti, la OEA aprobó la resolución AG/
RES.2 (XXXVII-E/09), en la que decidió suspender
a Honduras de la organización interamericana.
El 21 de septiembre de 2009 Zelaya regresó
a Honduras sin el conocimiento de las autoridades del gobierno de Micheletti y se refugió
en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. El 26
de septiembre, el gobierno publicó el decreto
ejecutivo PCM-M-016-2009 por el cual se suspendieron por 45 días las garantías constitucionales relacionadas con la libertad personal, la
libertad de asociación y de reunión, el derecho
de circulación y la libertad de expresión, y estableció que las fuerzas armadas participarían en
operativos “para mantener el orden y la seguridad de la República”.
Después de recibir el apoyo de Estados Unidos, el presidente de Costa Rica, Óscar Arias
Sánchez (2006-2010), ofreció constituirse como
mediador del conflicto político20. Tanto Zelaya
como Micheletti manifestaron su anuencia a las
conversaciones21, y el presidente Arias convocó
a las partes a una primera reunión en San José el
jueves 9 de julio. La primera ronda de negocia63
Orlando J. Pérez
Europea hizo un llamado a las partes para alcanzar una rápida solución a la crisis y abstenerse
de acciones que pudieran degenerar en mayores
tensiones y violencia, y reiteró “la importancia
de la democracia, el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho en Honduras”, así
como su disposición a “contribuir a la restauración del orden constitucional y de un proceso
democrático”27.
Tras una nueva ronda de conversaciones con
el apoyo de la OEA y Estados Unidos, Zelaya y
Micheletti firmaron un acuerdo el 30 de octubre
de 2009. Basado en gran parte en el “Acuerdo
de San José”, el “Acuerdo Tegucigalpa-San José”
buscaba: 1) la formación de un gobierno de unidad nacional y reconciliación; 2) la renuncia a
cualquier intento de reformar las disposiciones
no modificables de la Constitución hondureña;
3) un reconocimiento de las elecciones de noviembre bajo observación internacional; 4) el
traspaso de la vigilancia de las fuerzas armadas
(que tradicionalmente ayudan en la logística
electoral) al Tribunal Supremo Electoral un mes
antes de las elecciones; 5) un voto en el Congreso Nacional –teniendo en cuenta la opinión de
la Corte Suprema de Justicia– sobre la restitución de Zelaya a la presidencia; 6) la creación
de una comisión de verificación para garantizar la aplicación del acuerdo, y una comisión
de la verdad para investigar los hechos antes,
durante y después del 28 de junio; y 7) el reconocimiento internacional de Honduras y la eliminación de todas las sanciones contra el país.
El acuerdo estableció también un calendario
para su aplicación: la transferencia del acuerdo
al Congreso para considerar el resarcimiento de
Zelaya debía ocurrir el 30 de octubre del 2009,
la comisión de verificación se constituiría el 2
de noviembre, el gobierno de unidad nacional
debía hacerse cargo el 5 de noviembre, y la formación de la comisión de la verdad estaba programada para la primera mitad de 201025.
El 29 de julio, el Sistema de la Integración
Centroamericana (Sica) emitió una declaración
sobre “medidas políticas inmediatas a ser tomadas ante la situación en Honduras”28. El mismo
día, el Consejo Presidencial Extraordinario de la
Alba condenó el golpe de Estado en Honduras.
Adicionalmente, el 6 de noviembre, en el marco de dos cumbres celebradas en Montego Bay
(Jamaica), los países del Grupo de Río y cancilleres latinoamericanos y del Caribe reclamaron
la restitución inmediata del presidente Zelaya y
el cumplimento del Acuerdo “Tegucigalpa-San
José”29.
Estados Unidos desempeñó un papel importante durante la crisis. Siendo el mayor y más
importante socio comercial, político y estratégico de Honduras, la actuación de la administración del presidente Barack Obama (2009-)
sería decisiva para la resolución del conflicto.
Se sabe que meses antes de la destitución del
presidente Zelaya, la embajada estadounidense
en Tegucigalpa y funcionarios de ese país venían trabajando para que el conflicto de poderes
se resolviera pacíficamente. El mismo Zelaya
dijo unos días después del golpe que dos o tres
días antes la embajada de Estados Unidos había
intervenido con las fuerzas armadas para evitar
que se diera el golpe a raíz de la destitución del
jefe del Estado Mayor, general Vázquez Velásquez, el 24 de junio de 2009. Sin embargo, está
claro también que para Estados Unidos la política de Zelaya amenazaba importantes intereses
económicos y geopolíticos y que, por lo tanto,
era necesario buscar la forma de socavar el proyecto zelayista, preferiblemente sin alterar el
orden constitucional en Honduras. La creciente
crispación política y su desenlace institucional
A pesar de las proclamaciones de algunos
miembros de la comunidad internacional de que el
acuerdo marcó el final de la crisis política en Honduras26, en el país poco cambió a raíz del mismo.
El gobierno de unidad nacional nunca se formó,
el Congreso Nacional no discutió la restitución de
Zelaya hasta el 2 de diciembre de 2009 y cuando
lo hizo el voto fue negativo. Como resultado de
la posición del Congreso, Zelaya y sus seguidores
boicotearon las elecciones presidenciales.
Otros actores internacionales también condenaron el golpe e impusieron sanciones contra Honduras. El 24 de julio de 2009, la Unión
64
La crisis de Honduras y su repercusión regional
Honduras había firmado en 2005. Sin embargo,
el país recibió 42,5 millones de dólares por concepto de ayuda exterior de Estados Unidos en el
año fiscal 2009, que preveía asistencia directa
al pueblo hondureño. La ayuda incluía fondos
para educación, salud y promoción de la democracia34. El gobierno estadounidense habría tenido la obligación legal de suspender aun más
ayuda si el derrocamiento de Zelaya hubiera
sido declarado un “golpe militar”. Aun cuando
Estados Unidos nunca hizo esa declaración, no
obstante suspendió la ayuda que habría sido
obligado a interrumpir si hubiera realizado la
declaración.
en el golpe de estado del 28 de junio sorprendió a Estado Unidos y dejó a la administración
Obama en una situación difícil, especialmente
cuando su preocupación en materia de política
exterior eran los conflictos en el Medio Oriente,
Iraq y Afganistán.
El presidente Obama expresó inicialmente
su profunda preocupación y pidió respeto a las
normas democráticas30. Después, el gobierno estadounidense condenó los eventos en forma más
enérgica, declarando ilegal el golpe y afirmando
que Estados Unidos consideraba a Zelaya como
el presidente legítimo de Honduras31. En los
días posteriores a la destitución del presidente
Zelaya, el Comando Sur minimizó la cooperación con los militares hondureños; el Departamento de Estado suspendió algunas ayudas no
humanitarias; la embajada de Estados Unidos
proporcionó refugio a la familia de Zelaya; y
funcionarios de ese país se reunieron con él en
Washington32. Estados Unidos también apoyó la
mediación del presidente Óscar Arias, invitando tanto a Zelaya como a Micheletti a aceptar
la propuesta del “Acuerdo de San José”. Como
medidas de presión, el Departamento de Estado
revocó los visados de miembros y simpatizantes
del gobierno de Micheletti, suspendió servicios
consulares de no-emergencia y de no-inmigrante en su embajada en Tegucigalpa y anunció que
no reconocería los resultados de las elecciones
generales de noviembre de 2009 a menos que la
situación cambiara33.
Tras la firma del “Acuerdo de Tegucigalpa-San
José” a finales de octubre de 2009, Estados Unidos anunció que apoyaría las elecciones del 29
de noviembre. Aunque el acuerdo comenzó a derrumbarse casi inmediatamente, Estados Unidos
siguió instando a su cumplimiento. Funcionarios
del gobierno estadounidense anunciaron que su
país apoyaría las elecciones hondureñas a pesar
del incumplimiento del Acuerdo, puesto que éstas representaban “un paso significativo en el retorno del orden democrático y constitucional en
Honduras”35. Después de las elecciones, Estados
Unidos felicitó al pueblo hondureño por el “ejercicio pacífico de sus derechos democráticos a elegir a
sus dirigentes”; sin embargo, señaló que una “labor
importante” quedaba por hacer para poner fin a la
crisis política36. El Departamento de Estado instó
luego a las autoridades hondureñas a aplicar las
disposiciones restantes del “Acuerdo TegucigalpaSan José”, incluyendo la decisión del Congreso Nacional sobre la restitución de Zelaya, la creación de
un gobierno de unidad nacional y la formación de
una comisión de la verdad. A pesar de que funcionarios estadounidenses expresaron su decepción
por la votación del Congreso Nacional en contra
de la restitución de Zelaya, así como la negativa
de Roberto Micheletti a renunciar en favor de un
gobierno de unidad nacional, su país apoyó al gobierno del presidente Porfirio Lobo, electo en los
comicios del 29 de noviembre, y ha instado a la
comunidad internacional a reconocer la viabilidad
de las elecciones y al nuevo gobierno hondureño.
En septiembre de 2009, Estados Unidos suspendió 32’700.000 dólares en ayuda financiera
a Honduras, que habían sido consignados para
ese año fiscal. Unos 10,3 millones de dólares
estaban destinados a asistencia de seguridad.
Otros 11,4 millones a los programas de desarrollo económico y social administrados por el
gobierno de Honduras, incluyendo fondos para
actividades contra las pandillas, la creación
de capacidad comercial y la ayuda a pequeños
agricultores. Los 11 millones restantes estaban
destinados a dos proyectos de transporte, y era
todo lo que quedaba de los 215 millones de dólares del programa de la Cuenta del Milenio que
65
Orlando J. Pérez
4. La búsqueda del reconocimiento
Analistas y comentaristas han criticado la
política de Estados Unidos por no ser lo suficientemente fuerte en contra del golpe, por no
imponer mayores sanciones contra el gobierno
de Roberto Micheletti y por haber reconocido la
viabilidad de las elecciones del 29 de noviembre
y haber apoyado a la administración del presidente Lobo. Algunos argumentan que arriesgó
sus relaciones bilaterales con países como Brasil por defender sectores de la derecha radical
en Honduras y en su propio territorio. Sin embargo, ese análisis se basa en una lectura errónea de los intereses que reivindicaba Estados
Unidos en la región. Por un lado, la administración Obama deseaba fortalecer los mecanismos multilaterales, y al principio apoyó las medidas de la OEA. Sin embargo, ante la aparente
postura intransigente del secretario general de
la Organización, Jose Miguel Insulza, frente la
crisis, la presión política en el Congreso estadounidense a favor de Micheletti y la solidaridad
entre los sectores conservadores en Honduras,
la administración Obama busco tener un papel
más neutral que le permitiera preservar sus opciones en caso de que la solución preferida, el
restablecimiento del orden constitucional sin
que Zelaya pudiera implementar su proyecto,
no fuera viable. En última instancia, Estados
Unidos obtuvo el segundo objetivo, el fracaso
inmediato del proyecto zelayista, bajo circunstancias relativamente favorables en términos de
que se dieron las elecciones del 29 de noviembre y su candidato preferido, Porfirio Pepe Lobo
ganó. El cálculo de la administración Obama es
que las críticas continentales ante la supuesta
debilidad estadounidense para “defender” la
democracia darán paso a la realidad económica
y geopolítica de la importancia de las relaciones
con Estados Unidos, y que pocos países de la
región pondrán en peligro esas relaciones por
defender al depuesto presidente hondureño.
internacional
Una de las metas principales del nuevo gobierno del presidente Porfirio Lobo ha sido el restablecimiento de las relaciones internacionales y
el reconocimiento de la legitimidad de su mandato. Del Partido Nacional, Lobo ganó las elecciones del 29 de noviembre con 56,5% de los
votos, contra el 38% recibido por Elvin Santos,
candidato del Partido Liberal. A pesar de ciertas
anomalías en el conteo de los votos y en la estimación de los niveles de participación electoral,
la victoria de Porfirio Lobo fue certificada por el
Tribunal Supremo Electoral y aceptada por sus
contrincantes en las elecciones. La comunidad
internacional se vio dividida ante los resultados
de las elecciones. Países como Estados Unidos,
Panamá y Perú avalaron las elecciones y reconocieron al nuevo presidente. Otros como Brasil,
Venezuela y Nicaragua denunciaron los resultados y promovieron el rechazo del nuevo gobierno. Aun otros, como Chile y los países centroamericanos, tomaron una postura neutral ante
los resultados, reivindicando el restablecimiento del orden constitucional y dándole tiempo al
nuevo gobierno de implementar una política de
reconciliación nacional.
Aun cuando la toma de posesión de Porfirio
Lobo careció de respaldo internacional, con la
presencia de solo tres presidentes: Ricardo Martinelli, de Panamá (2009-), Leonel Fernández,
de República Dominicana (2008-), y Ma Yingjeou, de Taiwán (2008-), en cuatro meses en el
poder la nueva administración consiguió que
Honduras rompiera el aislamiento internacional al que estaba sometida y que la mayoría de
los gobiernos de la región reconocieran al nuevo ejecutivo o estuvieran a punto de hacerlo. La
OEA se plantea reincorporar a Honduras, y en la
Cumbre de Río en Cancún el tema hondureño
se soslayó para evitar nuevas tensiones regionales. El presidente Lobo ha buscado la normalización de la situación interna para romper el aislamiento internacional, y puso en vigencia un
decreto de amnistía, aprobado por el Congreso,
66
La crisis de Honduras y su repercusión regional
5. Reacción de los hondureños
para que las personas implicadas en el golpe de
Estado contra el presidente Zelaya se acojan a él.
El Banco Mundial ha restablecido los créditos de
ayuda que habían sido congelados tras el golpe.
Asimismo, la Unión Europea reinició las negociaciones con Centroamérica para la firma de un
tratado de libro comercio (TLC). Las conversaciones, en las que se ha incluido a Honduras, se habían interrumpido tras el golpe contra Zelaya.
ante la crisis política
En esta sección se analizan las opiniones de los
hondureños ante los eventos examinados aquí.
Los datos que se presentan provienen de una
encuesta nacional realizada en marzo de 2010
como parte del proyecto Barómetro de las Américas40. Las conclusiones de la encuesta son que
los hondureños rechazan las reformas iniciadas
por el presidente Zelaya, pero también la manera en la cual fue destituido.
En el caso de la OEA existen tres posturas
que dividen a los países de la región. Primero,
países como Guatemala, Costa Rica y Panamá
abogan por la reincorporación de Honduras en
el organismo interamericano37. Segundo están
los países como Brasil que apoyan la reintegración de Honduras pero con condiciones; en el
caso de Brasil la vuelta al país de Manuel Zelaya. Tercero, países como Venezuela, que arremeten contra la OEA por no haber logrado el regreso de Zelaya al poder y por considerar ahora
la reintegración del país centroamericano.
El gráfico 1 demuestra una oposición relativamente amplia a la consulta popular y a la
Asamblea Constituyente, las dos iniciativas
principales que impulsaba el presidente Zelaya. En ambos casos, más de 70% de hondureños
encuestados dicen no estar de acuerdo.
En el gráfico 2 observamos que casi 75% de
los entrevistados rechazaba la posibilidad de
permitir la reelección presidencial41. Sin embargo, en el gráfico 3 es posible observar que la
mayoría de hondureños (61%) pensaba que la
destitución de Zelaya fue un golpe de estado42.
Las relaciones con algunos de los países
que más apoyaban a Zelaya han avanzado en
la vía de la reconciliación, como es el caso de
Nicaragua. El 9 de abril de 2010, los presidentes
Daniel Ortega y Porfirio Lobo acordaron “trabajar por la normalización” de las relaciones políticas y diplomáticas en la región y crear las
condiciones para la reintegración de Honduras
al Sistema de la Integración Centroamericana.
El presidente Ortega dijo que la reintegración
de Honduras a la comunidad internacional ha
comenzado y “el primer paso tiene que ser en
la región centroamericana”38. La presidenta de
Costa Rica, Laura Chinchilla (2010-), también
ha expresado su apoyo a la reincorporación de
Honduras al sistema de integración y a la OEA.
En abril de 2010, Chinchilla visitó Honduras
para respaldar los esfuerzos del presidente Lobo
por restablecer los vínculos diplomáticos y comerciales con el resto de Centroamérica39.
En el gráfico 4, por su parte, vemos que mayorías similares están en desacuerdo con la destitución del presidente y su expulsión del país:
68,3% expresaba oposición a la destitución y
72,7% al envío al exilio.
Gráfico 1. Apoyo a la consulta popular
y a la Asamblea Constituyente
¿Estaba de acuerdo con la consulta popular que el Presidente Zelaya queria realizar?
Sí 24,1%
No 75,9%
¿Está usted de acuerdo con la formación de una Asamblea Constituyente?
Sí 29,5%
No 70,5%
Fuente: LAPOP, Barómetro de las Américas.
67
Orlando J. Pérez
Gráfico 2. Apoyo a la reelección presidencial
Américas nos deben dar confianza en que estamos midiendo opiniones válidas43.
¿Está de acuerdo con reformar la Constitución para permitir la re-elección presidencial?
Sí 25,1%
6. Conclusión
No 74,9%
La destitución del presidente Manuel Zelaya
Rosales, el 28 de junio de 2009, reabre heridas
en la región latinoamericana que muchos pensaban estaban cerradas. El golpe de Estado como
modalidad para mediar conflictos políticos se
pensaba un fantasma del pasado. Esto a pesar
de los acontecimientos en países como Bolivia,
Venezuela, Ecuador, Guatemala y otros, donde
los militares han ejercido o han intentado ejercer poder para remediar conflictos políticos; y
aun cuando todos sabemos que en gran parte
del continente las fuerzas armadas retienen una
fuerte cuota de poder, particularmente por el
proceso de securitización de los problemas sociales y la proliferación de roles en sus manos.
El golpe de estado y su evidente éxito a pesar
de la condena y sanciones internacionales, deja
al continente, y sobre todo a la subregión centroamericana, en una disyuntiva muy peligrosa
para la democracia.
Fuente: LAPOP, Barómetro de las Américas.
Gráfico 3. La destitución del presidente
Zelaya fue un golpe de estado
¿Considera que la destitución del Presidente Zelaya fue un golpe de estado?
Sí 61,1%
No 38,9%
Fuente: LAPOP, Barómetro de las Américas.
Gráfico 4. Apoyo a la destitución
y exilio del presidente Zelaya
¿Estuvo usted de acuerdo con la destitución del Presidente Zelaya?
Sí 41,7%
No 58,3%
La debilidad de los mecanismos institucionales –en Honduras y en otros países del continente– para mediar eficazmente conflictos
políticos es uno de los grandes problemas que
afligen a la región. Aun cuando el sistema interamericano haya respondido, mayoritariamente, en forma enérgica ante la crisis de Honduras,
no podemos olvidar que ese mismo sistema no
pudo (o no quiso) intervenir para mediar en el
conflicto antes de su desborde institucional. La
situación en Honduras deja claro la imperante
necesidad de establecer mecanismos de diplomacia preventiva que puedan hacerle frente a
las amenazas institucionales antes que ocurra
una ruptura.
¿Estuvo usted de acuerdo con el envío al exilio del Presidente Zelaya?
Sí 27,3%
No 72,7%
Fuente: LAPOP, Barómetro de las Américas.
Los resultados de la encuesta del Barómetro de las Américas muestran una población
que puede discernir entre el apoyo u oposición
a un proyecto político particular y el mantenimiento del orden constitucional. Cabe señalar,
por supuesto, que estos datos reflejan opiniones
después de la crisis, influenciadas, ciertamente,
por su desenlace. Sin embargo, la forma en que
se hicieron las preguntas, el minucioso proceso
metodológico de la encuesta y la trayectoria y
reputación internacional del Barómetro de las
En el caso del sistema político hondureño,
hemos visto que su Constitución en vez de ser
instrumento para resolver conflictos, es causa
de la profundización de los mismos. Podemos
mencionar un número amplio de falencias. Por
68
La crisis de Honduras y su repercusión regional
Finalmente, la crisis ha dejado heridas muy
profundas en la sociedad hondureña, que no
serán sanadas a corto plazo. Estas heridas van
mucho más allá del asunto de la cuarta urna, la
Asamblea Constituyente o la reelección del presidente. Se reflejan en un país que es el segundo
más pobre de la región, con índices de desigualdad altos, con un sistema político bipartidista
que no puede y no está construido para representar bien los intereses de sectores importantes de la sociedad hondureña, sobre todo de los
más necesitados, y con una estructura institucional que en vez de proporcionar los elementos para la mediación de conflictos, los agudiza.
El futuro de Honduras dependerá de los esfuerzos que haga el nuevo gobierno para establecer
un consenso ante las reformas necesarias en el
ámbito político, pero sobre todo económico y
social. Adicionalmente, la implementación de
una amnistía general y las recomendaciones de
la Comisión de la Verdad son iniciativas importantes para lograr la reconciliación nacional.
También será importante reevaluar los roles y
misiones de las fuerzas armadas y su relaciones con los demás poderes del Estado. De estos
cambios depende el futuro de la democracia en
este pequeño país centroamericano. De no darse
así, es de temer que la posibilidad de un déjà vu
con una ruptura aun más aguda y repercusiones
más graves para el continente, se pudiera dar en
futuro no muy lejano.
ejemplo, no contiene procedimientos claros
para el enjuiciamiento del presidente y no establece mecanismos suficientes para procesar
los delitos políticos bajo estricto apego al debido proceso; impone tropiezos para su adecuada
reforma; desvirtúa los poderes del Estado en el
sentido de otorgarle potestades al Congreso Nacional por encima del ejecutivo, lo que dificulta
la elaboración e implementación de políticas
públicas, como, por ejemplo, el presupuesto nacional; y le otorga a las fuerzas armadas roles
que permiten (e incluso incentivan) su actuación mediadora y, por tanto, su injerencia en la
política nacional. Todo esto implica una debilidad institucional inherente, cuyos resultados
hemos visto plasmados en los eventos ocurridos desde principios de 2009 y que culminaron
en el golpe de estado del 28 de junio.
La crisis política abierta por el golpe militar
en Honduras revivió a la OEA, pero expuso también las debilidades de un organismo atado de
manos por las divisiones entre sus miembros.
La OEA, que en el pasado hizo la vista gorda
ante otros golpes en América Latina, condenó
esta vez sin titubeos el derrocamiento de Zelaya
y suspendió a Honduras para aislar al gobierno
de facto. Pero a la hora de buscar una solución
y superar la crisis mostró debilidades que son
básicamente un reflejo del desorden en el paisaje político en América Latina. Para bien o para
mal, la “resolución” del conflicto refleja más las
maniobras del gobierno de Estados Unidos que
la actuación de la OEA como institución de mediación multilateral. El sistema de integración
centroamericano tuvo un papel muy secundario, y sólo el presidente Arias, de Costa Rica,
principalmente por el empuje estadounidense y
por el deseo de repetir el rol de los años ochenta,
desempeñó un papel relativamente importante.
Para Estados Unidos la resolución, aunque causa preocupación entre países importantes como
Brasil, resguarda sus intereses económicos y
geopolíticos en la subregión y debilita, por lo
menos a corto plazo, las aspiraciones del bloque
de la Alba en Centroamérica.
Bibliografía
Pérez, Orlando J. (2002). Sistematización del proyecto
“Apoyo al programa de reforma y modernización
de las Fuerzas Armadas de Honduras para garantizar la gobernabilidad democrática y el poder civil, HON/01/007”. Acuerdo de Servicios Especiales
# 325/2002, Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), 14 de octubre.
Ruhl, Mark J. (1996). “Redefining Civil-Military Relations in Honduras”. Journal of Interamerican Studies and World Affairs. 38 (Spring).
Salomón, Leticia (1999). Las relaciones civiles-militares
en Honduras: balance y perspectiva, Cedoh-Asdi,
Tegucigalpa.
69
Orlando J. Pérez
sus respectivas competencias y con las formalidades legales”. Finalmente, el artículo 354 estipula:
“El funcionario o empleado público que usurpe
funciones propias de otro cargo será sancionado
con reclusión de dos (2) a cinco (5) años, más multa
de cinco mil (L 5.000) a diez mil (L10.000) lempiras e inhabilitación especial por el doble del tiempo
que dure la reclusión”.
–––––––. (1999a). “Las relaciones civiles-militares en el
proceso hondureño de construcción democrática”.
En Rut Diamint (editora), Control civil y fuerzas armadas en las nuevas democracias latinoamericanas, Nuevohacer, Grupo Editor Latinoamericano,
Universidad Torcuato di Tella, Buenos Aires.
–––––––. (1997). “Las relaciones cívico-militares en Honduras”. En Kevin Casas Zamora (editor), Relaciones
cívico-militares comparadas: entendiendo los mecanismos de control civil en pequeñas democracias
(América Latina), Fundación Arias, San José.
7
El 23 de marzo, el poder ejecutivo, mediante el decreto ejecutivo PCM 05-2009, convocó a una consulta
popular en lugar de un referéndum, para que la ciudadanía votara si estaba de acuerdo con la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.
8
“Juzgado de Letras suspende encuesta de junio”, El
Heraldo, 27 de abril de 2009.
9
“Congreso frena la reelección”, BBC, 24 de junio de
2009; “El Legislativo ratifica plebiscito y referéndum”, La Prensa, 24 de junio de 2009.
–––––––. (1993). Policías y militares en Honduras, Cedoh, Tegucigalpa.
Notas
1
“Mel llega a Costa Rica”, La Tribuna, 28 de junio de
2009; “Tensión en Honduras”, BBC mundo, 28 de
junio de 2009; “Manuel Zelaya: aún estoy en ropa
de dormir”, El País (España), 28 de junio de 2009.
2
“Congreso destituye a Zelaya”, La Tribuna, 29 de
junio de 2009; “Congreso separa a Zelaya y nombra
a Micheletti como nuevo presidente de Honduras”,
La Prensa (Nicaragua), 28 de junio de 2009.
3
Decreto del Congreso Nacional 141, del 28 de junio
de 2009, artículos 1º.b) y 2º.
4
“Zelaya niega haber renunciado”, BBC mundo, 29 de
junio de 2009.
5
El artículo 2º de la Constitución de Honduras establece: “La soberanía corresponde al pueblo del cual
emanan todos los poderes del Estado que se ejercen
por representación. La suplantación de la soberanía
popular y la usurpación de los poderes constituidos se tipifican como delitos de traición a la Patria.
La responsabilidad en estos casos es imprescriptible y podrá ser deducida de oficio o a petición de
cualquier ciudadano”. El artículo 328, numeral 3
del Código penal de Honduras estipula: “Delinquen
contra la forma de gobierno y serán sancionados
con reclusión de seis (6) a doce (12) años, quienes
ejecutaren actos directamente encaminados a conseguir por la fuerza, o fuera de las vías legales: 3.
Despojar en todo o en parte al Congreso Nacional,
al poder ejecutivo o a la Corte Suprema de Justicia,
de las prerrogativas y facultades que les atribuye la
Constitución”.
6
10 Artículo 16 de la ley especial que regula el referéndum y el plebiscito.
11 Declaraciones del secretario privado de la presidencia, Enrique Reina, a la agencia de noticias EFE:
“Zelaya insiste en consulta para reformar la Constitución”, Prensa Libre (Costa Rica), 24 de junio de
2009. El artículo 5º, párrafo 2º de la Constitución
de Honduras establece: “A efecto de fortalecer y
hacer funcionar la democracia participativa se instituyen como mecanismos de consulta a los ciudadanos el referéndum y el plebiscito para asuntos de
importancia fundamental en la vida nacional. Una
ley especial aprobada por dos (2/3) terceras partes
de la totalidad de los diputados del Congreso Nacional determinará los procedimientos, requisitos
y demás aspectos necesarios para el ejercicio de
las consultas populares”. El último párrafo de ese
artículo establece: “No serán objeto de referéndum
o plebiscito los proyectos orientados a reformar el
artículo 374 de esta Constitución. Asimismo, no podrán utilizarse las referidas consultas para asuntos
relacionados con cuestiones tributarias, crédito público, amnistías, moneda nacional, presupuestos,
tratados y convenciones internacionales y conquistas sociales”.
12 “Destituyen a jefe del Estado Mayor y renuncia el
ministro de Defensa”, La Tribuna, 25 de junio de
2009.
13 “Leticia Salomón: La oposición nacional al golpe de
Estado se convierte en fuerza social”, véase www.
voselsoberano.com, miércoles, 16 de septiembre de
2009.
El artículo 349 del Código penal establece: “Será
castigado con reclusión de tres (3) a seis (6) años e
inhabilitación especial por el doble del tiempo que
dure la reclusión el funcionario o empleado público que: 1. Se niegue a dar el debido cumplimiento
a órdenes, sentencias, providencias, resoluciones,
acuerdos o decretos dictados por las autoridades
judiciales o administrativas dentro de los límites de
14 “Elevan a L.5.500 el salario mínimo en Honduras”,
El Heraldo, 24 de diciembre de 2008.
15 Iniciativa subregional perteneciente a Petroamérica,
puesta en marcha por el presidente Chávez en 2005
y de la que formaban parte, además de Venezuela,
70
La crisis de Honduras y su repercusión regional
de todos los préstamos y desembolsos a Honduras;
2) suspender todo tipo de reuniones con el “gobierno golpista” en Honduras; 3) vedar la participación
de representantes no acreditados por el presidente
Zelaya a reuniones del Sica; 4) apoyar la resolución
de la OEA sobre Honduras de fecha 28 de junio de
2009 y solicitar una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que “emita una resolución condenatoria y adopte las medidas coercitivas
que correspondan”; y 5) tomar medidas necesarias
en contra del gobierno de facto en Honduras, hasta
tanto no se restablezca al presidente Zelaya en sus
funciones. Documento disponible en: http://www.
sica.int/busqueda/Reuniones.aspx?IDItem=37551&I
DCat=21&IdEnt=1&Idm=1&IdmStyle=1
Cuba, la República Dominicana, Nicaragua, Haití y
casi todos los países anglófonos del Caricom.
16 Esta sección hace uso extenso de varios documentos: Pérez (2002); Ruhl (1996: 33-66); Salomón
(1999, 1999a, 1997, 1993).
17 Carlos Dada y José Luis Sanz, “Cometimos un delito
al sacar a Zelaya, pero había que hacerlo”, El Faro,
2 de julio de 2009, http://www.elfaro.net/secciones/
Noticias/20090629/noticias16_20090629.asp
18 OEA, Consejo Permanente, resolución 953 (1700/09)
de 28 de junio de 2009. Disponible en http://www.
oas.org/consejo/sp/resoluciones/res953.asp
19 OEA, Asamblea General Extraordinaria, resolución
AG/RES 1 (XXXVII‐E/09) de 30 de junio de 2009. Disponible en http://www.oas.org/CONSEJO/SP/AG/37SGA.
asp#docs
29 “Grupo de Río y cancilleres de LA reclaman la restitución de Zelaya”, El Tiempo, 10 de noviembre de
2009.
20 “Arias se ofrece como mediador en conflicto político hondureño”, La Tribuna, 6 de julio de 2009.
30 White House, Office of the Press Secretary, “Statement from President on the situation in Honduras”.
June 28, 2009.
21 “Zelaya acepta mediación de Arias”, El Tiempo, 7
de julio de 2009; “Honduras: aceptan mediación”,
BBC mundo, 7 de julio de 2009; “Micheletti acepta
mediación de Arias”, La Tribuna, 7 de julio de 2009;
“Arias mediará en conflicto hondureño si acepta Zelaya”, La Nación (Costa Rica), 7 de julio de 2009.
31 “Senior Administration Officials Hold State Department Background Briefing via Teleconference
on Honduras”, CQ Newsmaker Transcripts, June 28,
2009.
32 U. S. Department of State, Office of the Spokesman,
“U. S. Assistance to Honduras”, July 7, 2009; “State
Department Regular News Briefing”, CQ Newsmaker
Transcripts, July 6, 2009; Secretary of State Hillary Rodham Clinton, “Remarks at the Top of the Daily Press
Briefing”, U. S. Department of State, July 7, 2009.
22 “Zelaya acepta propuesta de Arias, Micheletti no”,
La Tribuna, 18 de julio de 2009; “Zelaya acepta encabezar un gobierno de concentración como propone Arias”, El País (España), 19 de julio de 2009.
23 “Lo siento mucho, responde canciller ante propuesta de restituir a Zelaya en el poder”, El Heraldo, 18
de junio de 2009; “Gobierno de Micheletti rechaza
acuerdo inmediato para reinstalar a Zelaya”, La Tribuna, 18 de julio de 2009.
33 U. S. Department of State, Office of the Spokesman,
“Revocation of Diplomatic Visas”, July 28, 2009; U.
S. Department of State, Office of the Spokesman,
“Temporary Suspension of Non-Immigrant Visa
Services in Honduras”, August 25, 2009; U. S. Department of State, Office of the Spokesman, “Termination of Assistance and other Measures Affecting
the De Facto Regime in Honduras”, September 3,
2009; “Senior State Department Officials Hold Background News Teleconference on Honduras”, CQ
Newsmaker Transcripts, September 3, 2009.
24 “Arias presentó el Acuerdo de San José para buscar
reconciliación en Honduras”, La Nación, 22 de julio
de 2009; “Arias propone que Mel regrese el viernes”,
La Prensa, 22 de julio de 2009.
25 “El próximo jueves debe estar formado el gobierno
de unidad”, El Tiempo (Honduras), 30 de octubre de
2009.
34 U. S. Agency for International Development, “Congressional Notification #7”, December 18, 2009; U.
S. Department of State, Executive Budget Summary,
Function 150 and Other International Programs,
FY2011.
26 Jordi Zamora, “Fin de crisis en Honduras, un espaldarazo a la política multilateral de EEUU”, Agence
France Presse, October 30, 2009; “La comunidad
internacional celebra el acuerdo alcanzado en Honduras”, Agence France Presse, October 30, 2009.
35 Secretario Adjunto de Estado Arturo Valenzuela,
“Briefing on the Honduran Elections”, U. S. Department of State, 30 de noviembre de 2009.
27 Unión Europea, Comunicado de Prensa 12255/09.
Disponible en: http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=PESC/09/84&format=HTML&
aged=0&language=ES&guiLanguage=en
36 Ian Kelly, “Honduran Election”, U. S. Department of
State, 29 de noviembre de 2009.
28 Entre las medidas acordadas por esa organización se
encuentran las siguientes: 1) instruir a los directores
de los países Sica ante el Banco Centroamericano
de Integración Económica la suspensión inmediata
37 “Honduras debe volver a la OEA: Ricardo Martinelli”, El Heraldo, 13 de enero de 2010.
71
Orlando J. Pérez
42 Algunos de los que apoyaron la destitución de Zelaya argumentan que no fue un golpe, pues los militares no tomaron el poder directamente y actuaron en función de una orden de la Corte Suprema
de Justicia, y que además Zelaya había violado la
constitución. Este analista rechaza esos argumentos
y plantea que la destitución de Zelaya constituye
un claro golpe de Estado, pues se violaron provisiones de la Constitución, como la prohibición a la
extradición, y no se aplicó el debido proceso.
38 “Primer acercamiento Nicaragua-Honduras tras golpe de Estado”, El financiero en línea, 9 de abril de
2009.
39 “Presidenta electa de Costa Rica reitera apoyo a
Lobo”, La Prensa, 12 de abril de 2010.
40 El Barómetro de las Américas en un proyecto dirigido por Mitchell A. Seligson, de la Universidad de
Vanderbilt, Estados Unidos, y representa un esfuerzo para medir los valores democráticos en el hemisferio occidental. La encuesta de Honduras para el
2010 entrevistó a 1.596 hondureños mayores de 18
años en todo el territorio nacional, entre el 6 y 26 de
marzo de 2010, con una muestra multietápica, estratificada y por conglomerados, con un margen de
error de +/- 2,5%. Para mayor información sobre el
Barómetro de las Américas véase, www.americasbarometer.org
43 Por ejemplo, datos publicados en junio-julio de
2009 reflejaban también oposición a las iniciativas
del presidente Zelaya. Es muy probable que dada
la relativa impopularidad del presidente al momento de estallar la crisis, la consulta popular para la
cuarta urna hubiera fracasado. Es evidente que el
presidente Zelaya calculó mal los niveles de apoyo
que tenía entre la población y las posibilidades de
triunfar ante una oposición unida y capaz de buscar el rompimiento del orden constitucional, aun
bajo la presión internacional.
41 Cabe señalar que el presidente Zelaya negó que su
intención fuera permitir la reelección y que esta
prohibición forma parte de los “artículos pétreos”
de la Constitución de Honduras cuya reforma está
prohibida explícitamente.
72
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba)
y su impacto en la seguridad regional
Francisco Leal Buitrago
dad perpetua por parte de los países centrales
tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en
Estados Unidos. Y ahora, al finalizar la primera
década del siglo XXI, esa relativa homogeneidad
desapareció en la región1.
América Latina era percibida hace medio siglo
como una región homogénea, pese a las notorias
diferencias internas entre países y subregiones.
En el mundo occidental estaban en boga entonces las teorías del desarrollo y la preocupación
central era cómo lograr que los países salieran
del subdesarrollo. Con el liderazgo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal), en la región se postulaba que el fenómeno del subdesarrollo era paralelo y coetáneo al
del desarrollo, como consecuencia de la relación
subordinada que había tenido con este último.
También, que el subdesarrollo había llevado a
configurar una región relativamente homogénea
con problemas similares. Además de esta visión
de unidad, una percepción optimista sobre el
futuro de América Latina era compartida tanto por sectores del establecimiento –frente a las
posibilidades de desarrollo–, como por grupos
radicales, que veían a la región como abanderada de la revolución en el tercer mundo.
Sin embargo, la denominación genérica de
América Latina se mantiene como referente. Y
esta unidad geográfica nominal se justifica al
mirar su historia. Además de características sociales y culturales similares, las posibilidades
de hacer comparaciones en la región provienen
de un pasado común de relaciones hacia afuera.
Al menos en el último medio siglo ese pasado
común se construyó en función de las relaciones con Estados Unidos. A este entronque externo se agregan los impactos de la globalización,
las políticas del Fondo Monetario Internacional
(FMI), la finalización de la guerra fría y las nuevas concepciones de seguridad.
En este contexto, es posible identificar aspectos y problemas compartidos en América
Latina, pero siempre habrá diferencias significativas entre los países y entre las subregiones,
además de que los frecuentes cambios en los
procesos políticos y en las relaciones interna-
Luego de esos tiempos de idealismos optimistas vinieron las dictaduras adscritas a la
doctrina de seguridad nacional, la llamada redemocratización de América Latina, el final de la
guerra fría y el despertar del sueño de la seguri73
Francisco Leal Buitrago
gobierno derivadas de la doctrina de seguridad
nacional. Al finalizar la década, el inicio de solución de la crisis centroamericana completó el
nuevo panorama regional, al mismo tiempo que
la crisis de la Unión Soviética, el derrumbe del
comunismo y el fin de la guerra fría dejaban sin
vigencia política a esa doctrina, aun cuando su
inercia ideológica subsistió en las instituciones
castrenses.
cionales dificultan las generalizaciones. Esta
visión sirve para afirmar que es difícil el tratamiento de problemas comunes en América Latina, en sus subregiones y en sus países, y que las
generalizaciones suponen riesgos. Y en ello el
problema de la seguridad no es la excepción.
Dentro de este contexto y con el fin de entender el impacto de la Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América (Alba) en la seguridad regional, es necesario mostrar los cambios que llevaron a la creación y el desarrollo
de esta organización. Para esto, además de esta
introducción, el trabajo se divide en cuatro partes: 1) cambios derivados de la finalización de
la guerra fría; 2) proceso de creación de la Alba;
3) impacto de esta organización en la seguridad
regional; y 4) conclusiones.
Con la finalización de la guerra fría se confirmó la tendencia de configuración de un nuevo ordenamiento internacional y una nueva
etapa de globalización. La seguridad nacional
–engendrada en Estados Unidos como parte de
la guerra fría– entró en declive y América Latina
perdió valor estratégico debido a la escasez de
recursos básicos para los países industrializados, al desempeño económico deficiente y a la
inestabilidad política. Surgieron entonces modelos alternativos de seguridad que no requirieron
de la tutela de Estados Unidos en el continente.
El Estado dejó de ser el objeto central de la seguridad y fue reemplazado por diversas entidades, como comunidades de países y regiones, la
sociedad, la ciudadanía o las personas. Seguridad regional, seguridad comunitaria, seguridad
cooperativa, seguridad democrática, seguridad
ciudadana y seguridad humana son ejemplos de
la diversidad de adjetivos que buscan sustituir a
la ambigua identidad de la seguridad nacional.
Además, la amenaza principal de la seguridad
nacional, que son los Estados rivales y el comunismo, fue sustituida por múltiples amenazas, la
mayoría de ellas trasnacionales y difusas, como
el narcotráfico, el contrabando de armas y el terrorismo. Sin embargo, en las consideraciones
nacionales e internacionales persiste el predominio militar. Además, los nuevos conflictos políticos y sociales tienden a verse como amenazas
que requieren tratamiento militar. Es lo que se
conoce como securitización (véase, Leal Buitrago, 2002, cap. 6: 193-232).
1. Cambios derivados
de la finalización de la guerra fría
En los años ochenta, la guerra como medio de resolución de conflictos entre las potencias se hizo
obsoleta, en contraposición con su proliferación
en el mundo subdesarrollado. Ante el conflicto
en Centroamérica, Estados Unidos creó una nueva modalidad de tratamiento. La guerra de baja
intensidad fue la nueva forma de intervención
militar que emergió cuando la doctrina de seguridad nacional iniciaba su decadencia2.
La potencia intentó recuperar las relaciones
militares bilaterales basadas en intereses de seguridad compartidos. Pero luego de la guerra de
las Malvinas, en 1982, las instituciones castrenses de América Latina buscaron su propia definición estratégica.
La crisis del modelo de desarrollo económico latinoamericano y el declive de la tutela militar de Estados Unidos durante los años ochenta
facilitaron el proceso de desmilitarización de
los gobiernos. Con el llamado proceso de redemocratización en la región salieron a la luz
pública los desmanes de los militares. Este proceso acabó en gran medida con las prácticas de
Esta situación cambió luego del 11 de septiembre de 2001, ya que Estados Unidos le declaró una guerra universal al terrorismo –la más
difusa de las nuevas amenazas– y proclamó la
74
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y su impacto en la seguridad regional
cuenca amazónica (Bolivia, Brasil, Colombia,
Ecuador, Guayana, Perú, Surinam y Venezuela)
y en asuntos de seguridad tiene que ver con las
amenazas al medio ambiente. La Comunidad
Sudamericana de Naciones (CSAN), acordada en
2004, con la convergencia de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), la CAN y Chile, buscó hacerle contrapeso a la hegemonía de
Estados Unidos en el continente. La Alternativa
Bolivariana para América Latina (Alba), puesta
en marcha en 20044, tuvo el mismo objetivo de
contrapeso a Estados Unidos que la CSAN, pero
desde una perspectiva más radical y bajo el liderazgo de Venezuela. La Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur), creada en 2007 por
iniciativa de Brasil, fue sucesora de la CSAN debido a su relativo fracaso. La integran los doce
países de América del Sur y es más un mecanismo de coordinación política que no afecta la
autonomía de los países y las entidades comerciales y de integración (Leal Buitrago, 2008)5.
doctrina del ataque preventivo. La concepción
de seguridad nacional se revalorizó, con variaciones. Los Estados recuperaron gran parte de su
preeminencia y la seguridad tendió de manera
operativa a centrarse nuevamente en ellos. Estados Unidos buscó implantar su nueva doctrina
sobre la base de coaliciones flexibles a partir de
la invasión a Irak (Tokatlian, 2006: 16) sin que
en América Latina se vieran efectos importantes. El fracaso de los objetivos de esta invasión
y el desprestigio internacional del gobierno de
George W. Bush (2001-2005; 2005-2009) en Estados Unidos abrieron espacios para iniciativas
latinoamericanas en materia de seguridad. Pero
los cambios políticos frecuentes en los países
no han permitido que se consoliden las iniciativas vigentes, e incluso las que provienen de
antiguas experiencias de integración, cuya fragilidad se ha evidenciado3.
Actualmente, en la región hay diversas organizaciones con implicaciones en asuntos de seguridad, casi todas creadas luego de finalizada la
guerra fría. Su proliferación refleja el afán de marcar distancia con la hegemonía estadounidense
que floreció en la región. La mayoría de ellas se
apoya formalmente en objetivos comerciales –en
algunos casos de integración–, pero con motivaciones cada vez más políticas. Buena parte son
frágiles y se superponen con los tratados de libre
comercio (TLC) con tendencia bilateral. Además,
su centro de operaciones ha sido América del
Sur, con ramificaciones en Centroamérica y el
Caribe. México se desdibujó a partir del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan),
y la crisis frente al narcotráfico que lo agobia en
especial en los últimos años. Sobre esta base, se
mencionan las organizaciones de la región que
guardan relación con la seguridad.
Por su parte, la inquietud de los gobiernos de
izquierda de concretar una organización continental independiente de Estados Unidos ha sido
recurrente, aunque se ha quedado en acuerdos
de buena voluntad. Al respecto, la última reunión fue la Cumbre de Cancún, celebrada en
febrero de 2010 e identificada como Cumbre de
la unidad, pues reunió a la XXI Cumbre del Grupo de Río y a la segunda Cumbre sobre integración y desarrollo. En esta reunión se planteó la
creación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, sobre la base del principio
del multilateralismo. Para concretarla se acordó
una reunión de los representantes de los países
que firmaron la propuesta de crear esta Comunidad, en Caracas, a mediados de 2010, con la
esperanza de que la nueva organización entre
en funcionamiento en 20116.
La Comunidad Andina de Naciones (CAN),
conformada actualmente por Bolivia, Colombia,
Ecuador y Perú, proviene del Pacto Andino de
los años sesenta del siglo pasado. Sus objetivos
de integración incluyen jurisdicción en asuntos
de seguridad. La Organización del Tratado de
Cooperación Amazónica (Otca), creada en 1995,
integra a los ocho países que hacen parte en la
En la región hay otras entidades que no se
relacionan con la seguridad, aun cuando en algunas situaciones han servido de excusa para
conformar o proyectar organismos ligados a este
problema. Entre ellas están la Iniciativa para la
Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (Iirsa) y el Sistema Suramericano de
75
Francisco Leal Buitrago
Alberto Fujimori en Perú (1990-1995; 1995-2000)
en la última década del siglo pasado. No obstante, Venezuela ha sido el animador principal de
esta convulsión (Leal Buitrago, 2008).
Integración, que abarca Mercosur, Otca, CAN,
Iirsa y Unasur. Este sistema de integración se
articula con organismos como la Asociación
Latinoamericana de Integración (Aladi), el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe
(Sela), y la Corporación Andina de Fomento
(CAF) (Bouzas et al., 2008).
La relativamente larga transición de la democracia liberal en Venezuela –tierra fértil para
el caudillismo–, entre 1958 y 1999, culminó con
el triunfo de Hugo Chávez en 1999, como resultado de la crisis de los partidos políticos y la
corrupción oficial. En el curso de una década,
el efecto dinámico del nuevo gobierno cambió
la fisonomía de ese país y tuvo efectos importantes en su entorno internacional.
2. Proceso de creación de la Alba
El factor político ideológico ha sido el gran activador de los cambios regionales ya mencionados –así como de unos cuantos de otro orden–,
dentro del caldo de cultivo que significa la precariedad de la democracia en buena parte de los
países de la región, en medio de alteraciones
en la economía mundial y una globalización
mediada por una larga transición que busca
el acomodo de un nuevo orden internacional.
La declinación paulatina de la hegemonía continental de Estados Unidos y de su influencia
económica global, frente a la emergencia de poderes regionales, como China, India y Brasil, y
cierta recuperación de la vocería de Rusia como
potencia, han facilitado cambios en América
Latina, como el surgimiento y desarrollo de la
Alba. Pero para entender este surgimiento y desarrollo, y apreciar el impacto que tiene en la
seguridad regional, es necesario ubicarlo en el
contexto contemporáneo que lo rodea.
El presidente Chávez cambió la Constitución
y salió airoso de un golpe de Estado en abril de
2002 y de un paro petrolero-empresarial a finales de ese año. En 2005, mediante la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional (FAN), creó
la Reserva Militar y Movilización Nacional, y la
Guardia Territorial, dos componentes adicionales (¿pueblo en armas?) a la FAN (Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional). Chávez ha
ganado numerosas elecciones y consolidado un
poder que controla las principales instituciones
del Estado. Su poco claro proyecto político busca afirmar lo que él llama ‘revolución bolivariana’ o ‘socialismo del siglo XXI’, para proyectarlo
en la región mediante el Movimiento Continental Bolivariano, que se apoya en un régimen autoritario que dividió políticamente a Venezuela
(San Juan, 2008).
La región andina ha experimentado la mayor
convulsión en América Latina en las últimas décadas. El antecedente principal de esta situación
es el conflicto armado interno colombiano, herencia de una larga historia nacional de violencia y de complejidades sociales. El narcotráfico
fue el detonador que disparó en los años ochenta
este conflicto y la injerencia de Estados Unidos
lo proyectó como factor de inseguridad en la región, a partir de la aprobación, en 1999, del Plan
Colombia. A este hecho se sumaron la larga inestabilidad política de Ecuador y Bolivia –menguada luego por los actuales gobiernos de Rafael
Correa (2007-2009; 2009-) y Evo Morales (20062010; 2010-), respectivamente–, y la dictadura de
Desde el inicio de su mandato ha sido frecuente el apoyo del presidente Chávez a gobiernos de izquierda en el continente, además
de su complacencia con grupos rebeldes en la
región andina. Sus críticas veladas a la política
de Estados Unidos en los primeros años de gobierno se tornaron abiertas y desafiantes, y su
relación estrecha con Cuba ha exasperado más
a ese país. El ascenso inusitado de los precios
internacionales del petróleo le permitió consolidarse económica y políticamente en el poder
y hablar con mayor firmeza y convencimiento,
pese a problemas económicos internos como la
inflación y a mayores índices de inseguridad.
76
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y su impacto en la seguridad regional
colombiano en el acuerdo firmado con Estados
Unidos para que este país usara al menos siete
bases militares en Colombia8. Este hecho provocó numerosas críticas, en especial en Brasil,
Chile, Argentina y los países de la Alba. Pero
Chávez ha sido reiterativo en ellas y considera
ese acuerdo como una amenaza para la seguridad de Venezuela, ya que lo define como la
cabeza de puente para una eventual invasión
del imperio a este país. Incluso, llegó a llamar
a los militares y al pueblo venezolano a preparase para una guerra con Colombia. La ruptura
unilateral del comercio con Colombia ha sido
uno de los corolarios del problema, junto con
la justificación de la compra masiva de armas
convencionales para su defensa, además de la
alianza que busca con Rusia e Irán, y con países
poco afectos a Estados Unidos9.
La disminución relativa de los precios del petróleo, el manejo deficiente de la economía, la
persistencia de la inseguridad y la crisis energética surgida en los últimos meses de 2009 han
afectado el apoyo a Chávez en la opinión pública venezolana. Pero lo que ha despertado más
preocupación dentro y fuera del país, en particular durante el último año, ha sido la compra
de armas –a partir de 2005– a España, China e
Irán, pero, sobre todo, a Rusia (Leal Buitrago,
2008; Hirst, 2008)7.
El presidente Chávez ha buscado convertirse
en líder regional mediante diversas jugadas políticas que no siempre le han salido bien. Entre
ellas se cuentan la búsqueda del ingreso de Venezuela al Mercosur, proceso que ha demorado
más de la cuenta debido al retardo en ser aprobado en los congresos de los países miembros,
lo que lo ha mantenido en condición de Estado
asociado, al igual que Bolivia, Chile, Colombia,
Ecuador y Perú. Como preámbulo a esa jugada,
Chávez criticó la negociación bilateral del TLC
de Colombia y Perú con Estados Unidos, al punto de retirar a Venezuela de la CAN, en 2006.
Trató además de competir con Brasil en liderazgo regional, pero el presidente Lula (2003-2007;
2007-) lo puso en su lugar de manera diplomática mediante iniciativas regionales.
Desde el inicio de este ya largo ambiente conflictivo, sumado a la estrecha relación de Venezuela con Cuba, al apoyo económico del gobierno del presidente Chávez a ciertos gobiernos de
izquierda de la región y a la confluencia de ellos
mismos en sus críticas a Estados Unidos, surgió la
propuesta venezolana de crear la Alternativa Bolivariana para las Américas, en 2001, en reunión
con los países del Caribe. Esta propuesta se concretó entre Cuba y Venezuela, en 2004. En cumbres posteriores de la Alba fueron sumándosele
los países que la componen. En 2006 Bolivia, en
2007 Nicaragua, en 2008 Dominica y Honduras
y en 2009 Ecuador, San Vicente y Granadinas, y
Antigua y Barbuda. En este último año el nombre inicial se le cambió por Alianza Bolivariana
para los Pueblos de nuestra América, al cual se le
agregó Tratado de Comercio de los Pueblos, con
lo que la sigla actual es Alba-TCP10.
Sin duda, la mayor confrontación de Chávez
ha sido con Colombia. Su temprana posición
de neutralidad frente al conflicto armado interno colombiano, la condescendencia con las
guerrillas y la pugnacidad con los paramilitares, todo esto alimentado con el torpe manejo diplomático del gobierno del presidente
Álvaro Uribe (2002-2006; 2006-2010), provocaron numerosos incidentes y conflictos, con altibajos en las relaciones entre los dos países. Su
desenlace fue el distanciamiento agresivo de Venezuela en los dos últimos años. Este desenlace,
creciente y sostenido, comenzó con el apoyo del
presidente Chávez al gobierno ecuatoriano por el
bombardeo colombiano al campamento del segundo al mando de las Farc en territorio fronterizo en Ecuador, en 2008. El problema se agravó
más tarde con la falta de claridad del gobierno
A mediados de 2009, al año siguiente de ingresar Honduras a la Alba, ocurrió el golpe de
Estado que depuso al presidente Manuel Zelaya
(2006-2009). Este confuso y prolongado episodio,
en el que Brasil desempeñó un papel poco decoroso y la Organización de los Estados Americanos
(OEA) y Estados Unidos no supieron administrar
bien el problema, culminó a comienzos de 2010
con las elecciones presidenciales constitucionales
77
Francisco Leal Buitrago
lombia se ha producido, como es apenas natural,
en los países de la Alba, estimulados por los petrodólares de Venezuela y las pretensiones de liderazgo continental de su presidente, en especial
en Cuba, Nicaragua, Bolivia y, en menor grado,
en Ecuador, desde cuando su gobierno decidió
iniciar la distensión en las relaciones bilaterales
con Colombia en los últimos meses de 2009. En
noviembre de 2009, Venezuela pasó de las amenazas a Colombia a los hechos, ya que la Guardia
Nacional derribó dos puentes peatonales al norte
de la frontera con Colombia, construidos por las
comunidades como comunicación local entre los
dos países. Anteriormente, habían ocurrido asesinatos de colombianos en territorio venezolano
fronterizo, los cuales el gobierno venezolano se
ha negado a investigar. El gobierno colombiano
reaccionó denunciando esas amenazas y agresiones ante la ineficaz OEA y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que difícilmente
responderá. De hecho, en diciembre de 2009, el
gobierno de Venezuela actuó de igual manera:
llevó al Consejo de Seguridad su queja de que
el conflicto armado colombiano constituye una
seria amenaza para la paz y la seguridad internacionales.
y el retiro definitivo de Honduras de la Alba. Seis
meses antes, con el rechazo vehemente del golpe
por parte de los países del Alba, esta organización
había anunciado la suspensión por tiempo indefinido de Honduras como uno de sus miembros11.
Contraria a la tendencia de agrupación entre vecinos de diversas organizaciones de países, la Alba muestra una dispersión geográfica,
explicada sólo por la afinidad ideológica de los
gobiernos y, en particular, por su agresivo rechazo a la menguada hegemonía continental de
Estados Unidos. Antigua y Barbuda, Dominica,
San Vicente y las Granadinas hacen parte de las
Antillas menores, al oriente del Caribe, en las
que, en el otro extremo, está Cuba. Nicaragua y
la excluida Honduras son los países más pobres
de América Central. Venezuela, la voz cantante
de la Alba, se ubica en territorio continental de
Suramérica, al sur de las Antillas menores, situación que le da el carácter mixto de país caribe,
andino, de la Orinoquia y de la Amazonia. Finalmente, Ecuador y Bolivia, en América del Sur,
sin ser limítrofes, son naciones andinas, aunque
el primero tiene anclajes en el Pacífico y la Amazonia, y el segundo valles extensos al occidente.
Pero además de esta dispersión geográfica, el tamaño de los países de esta agrupación política
es muy desigual. Desde los países de las Antillas
menores, con áreas que fluctuan alrededor de los
500 kilómetros cuadrados, y Cuba, con poco más
de 100.000, al igual que Nicaragua, se pasa por
Ecuador, que se acerca a los 300.000 kilómetros
cuadrados, hasta llegar a Venezuela, con poco
menos de un millón, y Bolivia que sobrepasa esta
cifra, pero que es uno de los países más pobres
de la Alba. Los actuales ocho países que integran
la organización suman poco más de dos millones
y medio de kilómetros cuadrados y 69 millones
y medio de habitantes.
En los primeros meses de 2010, el presidente Chávez incrementó sus acciones en contra de
Colombia, a la par con la profundización de la
crisis energética en Venezuela. El blanco han
sido muchos colombianos visitantes y residentes en este país, al extremo de acusarlos de sabotajes para justificar los apagones –derivados
de la crisis energética– y de espionaje a favor
del gobierno colombiano. Tras la detención en
cárceles de varios de ellos, el gobierno colombiano inició en abril una ofensiva diplomática
ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y envió una nota de protesta al gobierno de Venezuela. Y enseguida el mismo gobierno emitió un documento poco diplomático
de advertencia para viajeros sobre los riesgos
que se corren al visitar a Venezuela, el cual fue
respondido con agresividad por Chávez12.
3. Implicaciones
para la seguridad regional
El eco principal de las reiteradas voces del presidente Chávez en contra de Estados Unidos y Co-
Aun cuando Brasil no forma parte de la Alba,
su condición de potencia regional en ascenso,
78
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y su impacto en la seguridad regional
sirve para señalar que el problema del impacto
de la Alba en la seguridad regional radica, en
esencia, en la posición adoptada por el gobierno
venezolano y sus pretensiones de liderazgo en
la región. Esta situación pesa mucho más que lo
que ocurre con el resto de países que componen
esta organización. Sin embargo, es natural que el
apoyo que presten los países miembros a Venezuela fortalezca sus actuaciones oficiales, sobre
todo al tener en cuenta el peso individual que
tiene cada país en las decisiones de organismos
regionales como la OEA. No obstante, conviene
mencionar algunos aspectos de la Alba que se relacionan también con las implicaciones que tiene esta organización en la seguridad regional.
haber tenido la iniciativa de crear la CSAN y luego la Unasur, y tener como presidente a un líder
de izquierda con alta popularidad, las decisiones oficiales que tome en materia internacional
influyan en los países de la Alba. La actitud de
Brasil frente a los episodios del conflicto entre
Venezuela y Colombia no ha sido del agrado del
gobierno colombiano, al no haber servido de
mediador de las diferencias binacionales, como
era su expectativa. Sin embargo, aunque un tanto frías, las relaciones han continuado. Inclusive, Brasil sirvió de mediador en la liberación,
en marzo y abril de 2010, de militares secuestrados por las Farc.
En medio de esta situación, Brasil firmó, en
abril de 2010, un acuerdo de cooperación militar
con Estados Unidos, que aun cuando está lejos
del alcance de los compromisos establecidos en
el acuerdo de Colombia con este país (iniciativa
secreta colombiana, uso de numerosas bases, presencia de militares y cooperantes en el territorio
nacional e inmunidad para este personal), fue
visto como un alivio para el gobierno colombiano13. Habiendo sido Brasil uno de los críticos del
acuerdo entre Colombia y Estados Unidos, el gobierno colombiano y algunos medios percibieron
que el nuevo acuerdo era un amortiguador de la
condición nacional de víctima por las críticas recibidas, incluidas las de los países de la Alba que
han sido estimuladas por el presidente Chávez. El
hecho es que el acuerdo de Estados Unidos con
Brasil, luego de más de treinta años de haberse
firmado el anterior, se suma al fortalecimiento de
lazos militares de esa potencia con Perú, Chile y,
por supuesto, con Colombia. Este hecho afecta de
manera negativa al Alba e, incluso, a Unasur14.
Aunque numeroso, el bloque de países miembros del Alba tiene relativamente poca significación económica, pues, excepto Venezuela, son
Estados débiles, además de que su comercio entre
sí es escaso. En este sentido, la adopción del sucre como moneda común, a partir de 2010, como
acordaron en reunión del año anterior, tiene más
significación política que importancia económica. En el caso del bloqueo comercial formal a Colombia –ya que, aun cuando bastante limitado, el
contrabando entre las dos naciones continúa operando– tiene tal vez más impacto económico en
Venezuela, pese a que el costo mayor de mercancías importadas de países diferentes a Colombia
se disminuye para el consumidor mediante subsidios oficiales del gobierno venezolano. Por otra
parte, el sánduche en el que parecía iba a quedar
Colombia por este este bloqueo, dada la tentativa
de parte del gobierno ecuatoriano de replicarlo, y
la posición geográfica de Colombia entre los dos
países, con largas y dinámicas fronteras entre sí,
no pudo implementarse dada la debilidad de la
economía ecuatoriana y sus problemas internos.
Este cambio se manifestó en 2009, mediante el
comienzo de solución de la ruptura de relaciones entre los dos países con la reanudación de
tímidas y fluctuantes relaciones diplomáticas,
militares y policiales.
Esta presentación de las ya largas tensiones
entre Venezuela y Colombia, y su reciente agudización, muestra el uso del recurso de agresión
verbal respaldada con hechos por parte del presidente Chávez, en particular durante el último
año, como ayuda para sortear el delicado problema político interno que tiene debido a la crisis
energética, la inseguridad y la polarización de la
población frente a las elecciones para la Asamblea Nacional, en septiembre de 2010. También
Los demás países de la Alba tienen escasa importancia económica15. En este sentido,
muestran poca incidencia política y reducidas
79
Francisco Leal Buitrago
implicaciones en la seguridad de la región. Sin
embargo, Cuba y Nicaragua presentan algunos
matices al respecto. Cuba mantiene un peso
político relativamente importante, derivado de
la larga permanencia de su gobierno socialista,
la cercanía geográfica con Estados Unidos y las
reiteradas diferencias con este país16. Pero una
vez finalizada la guerra fría esta relevancia declinó paulatinamente, sin que desapareciera del
todo. Al dejar de ser el satélite solitario en la
región de un bloque comunista ya extinguido,
abandonó las pocas tareas que le quedaban de
entrenamiento y apoyo de movimientos insurgentes en otros países. Desde entonces, ha mantenido relaciones cordiales con los países de la
región. Incluso, como en el caso de Colombia,
ha ofrecido su colaboración para limar diferencias con gobiernos afectos a su régimen, como
ha ocurrido con Venezuela.
Brasil, y la prolongada transición hacia un nuevo orden internacional, entre otros factores, han
posibilitado que los países de la región tomen
sus decisiones de manera más autónoma. Por
otra parte, la debilidad de los regímenes de democracia liberal en la región, la iniquidad social
en muchas de sus sociedades y el surgimiento de
gobiernos de izquierda han reubicado alianzas y
alineamientos entre los gobiernos. Esta situación
ha debilitado antiguas organizaciones supranacionales, como la OEA y la CAN, y ha facilitado
la creación de otras varias bajo iniciativas que
combinan capacidades y liderazgos políticos y
económicos. Pero el común denominador de esta
situación en la región es la ausencia de liderazgos y visiones estratégicas sostenidas, rubricada
por la desconfianza entre los gobiernos y la dificultad de desarrollar mecanismos e instancias de
integración no sólo económica sino política.
Por su parte, la situación de Nicaragua reviste una importancia relativa para la seguridad en
la región, debido al litigio fronterizo que mantiene con Colombia con respecto al archipiélago de San Andrés, Providencia, Santa Catalina y
sus numerosos cayos. Por razón de la soberanía
que Colombia ejerce sobre este archipiélago, su
mar territorial en el Caribe es inmenso y con numerosas fronteras nacionales. Para el presidente
Chávez este litigio es potencialmente estratégico,
en términos de un eventual aprovechamiento político por la pertenencia de Nicaragua a la Alba
y la subordinación que ha mostrado su gobierno
con el de Venezuela. Los países de la Alba apoyan la posición de reclamación del archipiélago
por parte de Nicaragua, y tenderían a respaldar
a Venezuela en una eventual intromisión en el
litigio que ahora está en manos de la Corte Internacional de La Haya para su estudio y decisión.
Las nuevas organizaciones han sido conformadas con objetivos políticos de los gobiernos
miembros, que con alguna frecuencia sobrepasan intereses económicos de sus países. La
consecuencia de esta tendencia ha sido la fragmentación de la región en bloques de países que
se identifican con nombres de organismos con
objetivos formales diferentes, pero que entre
sus miembros cuentan países que pertenecen al
mismo tiempo a distintas organizaciones. Aunque América del Sur ha sido el eje de este proceso, su proyección alcanza el Caribe y América
Central. Este es el caso de la Alba.
Esta fragmentación regional, estimulada por
identidades y diferencias ideológicas, ha provocado tensiones entre países, con efectos sobre la seguridad nacional y regional. Pero, al mismo tiempo,
la superposición de países en distintas organizaciones ha servido para amortiguar las amenazas
derivadas de tales diferencias y de las tensiones
causadas, al tiempo que los matices ideológicos,
sobre todo dentro de la misma tendencia, han
ayudado a este efecto de amortiguación. En ello se
destaca la ideología de izquierda de los gobiernos
de la Alba y los matices que presenta esta ideología en otros gobiernos de la región, como los de
Brasil, Chile hasta hace poco y Uruguay.
4. Conclusiones
El debilitamiento de la hegemonía ejercida por
Estados Unidos en el continente, la emergencia
económica y política de potencias medias regionales en el mundo, entre las que se cuenta
80
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y su impacto en la seguridad regional
salidas políticas inoportunas y algunos cambios
políticos en América Latina.
La situación general de la Alba es muy particular con respecto a otras organizaciones debido a varios factores: la dispersión geográfica de
sus miembros, la heterogeneidad de su tamaño y
de su importancia económica, la radicalización
ideológica de izquierda y el liderazgo de Venezuela, que sobresale por su tamaño y su potencial económico, además de las pretensiones de
expansión regional que tiene su presidente. En
este contexto, su impacto en la seguridad regional es relativamente pequeño. Su agregado de
países es visible en la medida en que Venezuela
haga sentir su palabra –sobre todo la de su presidente– en foros, situaciones de conflicto y en
provocar tensiones internacionales.
El impacto de la Alba en la seguridad regional hacia el futuro depende más de factores
externos que internos, aunque la manera como
Chávez administre a corto y mediano plazo la
situación económica y las tensiones en su país
–además de los resultados de las elecciones de
septiembre de 2010– influirán en su capacidad
de liderazgo en ese mecanismo.
En el contexto externo, Brasil es quizás el
país que más puede influir en ese problema, en
la medida en que logre consolidar un liderazgo
regional, debilitado un tanto por sus veleidades
de potencia extraregional que han generado contradicciones en la región. El gobierno que resulte
elegido próximamente tendrá mucho que ver en
esta situación. También influirá el desempeño
del gobierno de Obama (2009-) frente a las trabas
internas que han tenido sus propuestas políticas
y su atención a las relaciones con América Latina. Algo tendrá que ver también el nuevo gobierno elegido en Colombia y la manera como administre las relaciones internacionales, que fueron
mal atendidas por parte del presidente Álvaro
Uribe. Naturalmente que hay factores adicionales a los mencionados que pueden influir en el
impacto de la Alba en la seguridad regional, pero
son de menor importancia que los señalados o
poco predecibles en las circunstancias actuales.
El mayor impacto de la Alba para la seguridad ha sido causado por Venezuela – secundado
por el resto de sus países miembros– con respecto a Colombia, mediante agresiones verbales que
se han ido concretando en términos comerciales y de persecución a ciudadanos y visitantes
colombianos en ese país. La larga tradición de
relaciones estrechas de Colombia con Estados
Unidos y la limitada visión diplomática del gobierno de Álvaro Uribe en Colombia sirviendo
de estímulo para estos comportamientos. Las
coincidencias iniciales del actual gobierno de
Ecuador con tales prevenciones hacia Colombia
han disminuido, con lo cual esa amenaza se ha
debilitado relativamente. Sin embargo, el gobierno del presidente Correa ha mostrado oscilaciones de acuerdo con conveniencias políticas.
Pero, a pesar de lo planteado, la relativa carrera
armamentista emprendida desde 2005 por el gobierno venezolano y los acuerdos con Rusia e Irán
han prevenido a la comunidad internacional sobre
las implicaciones de esta situación para la seguridad de la región. La percepción de distensión política con América Latina que se derivó del cambio
de gobierno en Estados Unidos disminuyó poco
las prevenciones hacia Venezuela. Incluso, estas
han aumentado a medida que se ha profundizado
el autoritarismo oficial y la polarización interna
venezolanas, no obstante el debilitamiento que
han experimentado las pretensiones expansionistas del presidente Chávez en la región a causa de
Bibliografía
Bouzas, Roberto, Pedro da Motta y Sandra Ríos (2008).
“Crisis y perspectiva de la integración en América
del Sur”. En Ricardo Lagos (compilador), América
Latina: ¿integración o fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires.
Hirst, Mónica (2008). “Seguridad en América del Sur.
La dimensión regional de sus desafíos políticos”. En
Ricardo Lagos (compilador), América Latina: ¿integración o fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires.
Leal Buitrago, Francisco (2008). “Una mirada a la seguridad en la Región Andina”. En Ricardo Lagos (compilador), América Latina: ¿integración o fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires.
81
Francisco Leal Buitrago
gotá, marzo de 2010; Peter Hakim, “La verdadera
historia de Cancún”, Infolatam, Washington, abril
de 2010; Medófilo Medina, “Cancún en serio”, en
Razón Pública, Bogotá, 15 de marzo de 2010.
–––––––. (2006). La inseguridad de la seguridad. Colombia 1958-2005, Planeta, Bogotá.
–––––––. (2002). La seguridad nacional a la deriva. Del
Frente Nacional a la posguerra fría, Alfaomega-Universidad de los Andes-Flacso-Sede Ecuador, Bogotá.
Sanjuán, Ana María (2008). “Alcances y desafíos de la
política venezolana hacia la región”. En Ricardo
Lagos (compilador), América Latina: ¿integración o
fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires.
7
Véase, además, “Los amigos de Chávez”, en El Tiempo (Bogotá), “Domingo a domingo”, 30 de agosto de
2009.
8
En medio de los rumores sobre el eventual acuerdo
con Estados Unidos, a fines de agosto de 2009, el
presidente Uribe se apresuró a llenar el vacío diplomático mediante una gira relámpago por siete
países sudamericanos, con el fin de dar explicaciones a los presidentes. Enseguida, en la reunión de
Unasur, los ministros de Relaciones Exteriores y
Defensa colombianos buscaron completar ese vacío
con explicaciones adicionales. No obstante, los términos del acuerdo siguieron siendo un secreto oficial, sobre todo en el ambiente nacional, hasta que,
a fines de octubre, se firmó el acuerdo en Bogotá,
entre el embajador de Estados Unidos en Colombia
y el ministro de Relaciones Exteriores.
9
Semana y Cambio, segundo semestre de 2009 y
enero a marzo de 2010.
Tokatlian, Juan (2006). “La fragilidad institucional de
los Estados en América Latina”. En José Zepeda Varas (coord. y comp.), Estados frágiles, Radio Nederland Wereldomroep, Hilversum.
Notas
1
2
Juan G. Tokatlian (2006: 7-26) anota al respecto que
luego del optimismo vinieron tres décadas perdidas: la de los setenta, década perdida en términos
políticos; la de los ochenta, década perdida en términos económicos; y la de los noventa, década perdida en términos sociales.
10 http://es.wikipoedia.org/wiki/Alianza_Bolivariana_para_
los_Pueblos_de_Nuestra_America_-_Tratado_de_Comercio_de_los_Pueblos#DE_.22ALBA.22_a_.22ALBA_TCP.22
La doctrina de seguridad nacional, producto sudamericano de la guerra fría, ha sido el mayor esfuerzo por militarizar el concepto de seguridad. Al
ubicar el componente militar en el centro de la sociedad, trascendiendo las funciones castrenses, se
convirtió en la ideología militar contemporánea de
mayor impacto político en América Latina. No se
circunscribió a las sociedades donde se gestó, sino
que afectó a las instituciones castrenses y a las sociedades de la región, aun aquellas en las que no
hubo gobiernos militares, como en Venezuela y Colombia. Véase Leal Buitrago (2006, capítulo uno).
3
El mejor ejemplo de esta fragilidad es la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que es la experiencia más antigua de integración en la región y una de
las primeras en el mundo.
4
Sus miembros son Antigua y Barbuda, Bolivia,
Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente
y las Granadinas, y Venezuela.
5
Sobre fragmentación regional y organizaciones de
integración, véase Bouzas, Da Motta y Ríos, 2008
6
Los intentos de formar una asociación regional separada de la OEA obedecen en buena medida a las
dolorosas experiencias de injerencia de Estados
Unidos en América Latina durante la guerra fría,
incluyendo la promoción y apoyo de dictaduras
militares. “La Cumbre de Cancún: ¿Es factible y
necesario un nuevo organismo regional sin Estados
Unidos y Canadá?”, Programa de Cooperación en
Seguridad Regional, Friedrich Ebert Stiftung, Bo-
11 Ibidem
12 “Dura ofensiva por presos en Venezuela”, en El
Tiempo (Bogotá), 8 de abril de 2010; “Venezuela,
destino riesgoso: Gobierno”, en El Tiempo, 15 de
abril de 2010.
13 “El acuerdo de Brasil”, en El Tiempo (Bogotá), 12 de
abril de 2010; “Brasil y E.U. firman acuerdo”, en El
Tiempo (Bogotá), 13 de abril de 2010.
14 “La soledad del Alba”, en El Comercio.com, Quito,
15 de abril de 2010.
15 La crisis económica mundial iniciada en 2008 golpeó menos a las economías de América Latina que
a otras latitudes, incluidos los países desarrollados.
No obstante, los países de la Alba, con excepción de
Venezuela dado su potencial energético, han reducido su escasa participación en la economía regional.
16 Las presiones ejercidas por Estados Unidos en contra de Cuba en la OEA se han debilitado, al punto
que sus países miembros aprobaron en 2009, casi
por unanimidad, el ingreso de Cuba a la organización sin que cumpliera con la norma de tener un
régimen democrático. Pero fue Cuba la que despreció la supuesta importancia de pertenecer a este organismo continental.
82
Parte II
La
seguridad interna , externa y regional
de los países de
América Latina
y el
Caribe
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina
a finales de la primera década del siglo XXI
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
gobiernos a recurrir en forma casi compulsiva y
poco reflexiva a la confusión de estos distintos
niveles de la acción estatal.
La defensa y la seguridad deben, al menos en
lo que respecta a la República Argentina, tratarse por separado, ya que así son encarados en el
ámbito legal y en las estrategias institucionales
del país. Esto, en un medio en que la participación pasada de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interior llevó a los trágicos
desmanes y desatinos de público conocimiento,
que no han sido, por otra parte y lamentablemente, patrimonio exclusivo del proceso político argentino, sino de casi todos los países del
área, se transforma en una cuestión de principios. Pero además, ya en términos de eficacia y
de resultados deseables como producto de una
acertada política pública, consideramos que la
no separación de los respectivos ámbitos y de
las visiones y acciones del Estado respecto a ambas cuestiones conspira sistemáticamente contra los objetivos que deben plantearse en cada
caso, en función del desarrollo democrático de
los países y del mejoramiento de la calidad de
vida de nuestros pueblos. A las pruebas nos remitimos en cuanto a los magros, cuando no negativos y con altos daños colaterales, resultados
obtenidos en aquellos casos en que la presión
política interna y externa ha llevado a distintos
Esta cuestión atraviesa, también en nuestro
caso, el enfoque teórico, de tal modo que aun
cuando este es un artículo elaborado en conjunto por aquellos citados como sus autores, lo
cierto es que las mismas cuestiones de necesaria separación y, por ende, de especialización
que la cuestión requiere, han impuesto el hecho de que uno de estos autores, José Manuel
Ugarte, se haya ocupado principalmente de la
primera parte del trabajo, referida a las cuestiones de defensa, y Mariano Ciafardini haya trabajado particularmente en la segunda, referida
a las cuestiones de seguridad en relación con el
fenómeno denominado delincuencia organizada. Ambos desde ya comparten en un todo la
visión integral del artículo.
85
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
1. Características de la actual
política de defensa de Argentina
tre sí y entre determinados grados de oficiales
y suboficiales, revelan que la reestructuración
está pendiente. Tales circunstancias provienen
en buena medida de las limitaciones presupuestarias, a pesar de los progresos en cuanto
a la creación e implementación de mecanismos
destinados a mejorar la racionalidad y calidad
del gasto en defensa, a los que nos referiremos
en el curso de este análisis.
1. 1 Introducción: visión
desde dos puntos de vista diversos
Si quisiéramos caracterizar la política de defensa argentina actual deberíamos señalar que
después de un prolongado impasse desde las
leyes 24.948, de reestructuración de las Fuerzas
Armadas (1998), y 25.520, de inteligencia nacional –sólo roto por la pobre reglamentación
de esta última por el decreto 950 de 2002– se
han producido importantes avances en la legislación, en la estructura del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas y en la logística
de estas últimas, así como en la construcción
de confianza y la cooperación en materia de
defensa en el ámbito subregional, aspecto que
también aporta, como es obvio, a la defensa nacional. Desde estos puntos de vista, se debería
calificar a la política de defensa argentina actual como exitosa.
En definitiva, se puede afirmar que en el
área de defensa la actual administración ha sido
fecunda en realizaciones, que, no obstante, han
chocado, en lo que a medios materiales se refiere, contra el muro casi infranqueable representado por las limitaciones presupuestarias.
De allí que lo hecho en el área de defensa
sea, en su mayoría, aquello que podía realizarse
con actividad, creatividad y trabajo, y con muy
escasos recursos económicos.
1. 2 Fortalecimiento del gobierno político
de la defensa, emisión de normas
Si optamos en cambio por considerar la política de defensa argentina desde el punto de vista con que lo hace con sobriedad y precisión el
Departamento de Defensa estadounidense, conforme al cual, “(…) La misión del Departamento
de Defensa es proveer las fuerzas militares necesarias para disuadir la guerra y para proteger
la seguridad de nuestro país (…)”, deberíamos
concluir que el resultado de la política de defensa argentina no es tan halagüeño.
necesarias y avances en la construcción
de confianza y en la integración
en el marco subregional
Un aspecto central de la política de defensa ha
estado constituido por el fortalecimiento de la
capacidad del Ministerio de formular políticas
y controlar su ejecución; en definitiva, de ejercer el gobierno político de la defensa. Ello se
ha visto reflejado en el incremento significativo
de las áreas sustantivas del Ministerio, así como
en la incorporación de profesionales jóvenes,
en muchos casos con antecedentes o trayectoria
académica en la materia. También se han desarrollado programas destinados a establecer las
bases de la política de defensa.
En efecto, el material de guerra de las Fuerzas Armadas argentinas es anticuado y proviene
en buena medida de adquisiciones o construcciones de material nuevo hechas tres, cuatro o
cinco décadas atrás. Tal circunstancia, además
de limitar su eficacia, encarece su mantenimiento. Además, se advierten limitaciones en
materia de adiestramiento y mantenimiento de
material. El alto porcentaje de gastos en personal respecto del total del presupuesto –que supera el 70%– y la desproporción que existe en el
número de oficiales, suboficiales y soldados en-
Un aspecto de interés, apenas comenzado
el mandato del ex presidente Néstor Kirchner
(2003-2007) –y ejerciendo José J. B. Pampuro el
cargo de ministro de Defensa– fue la puesta en
ejecución, por decreto 545/2003, del programa
“La defensa nacional en la agenda democrática”,
86
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
La asunción de Nilda Garré en el Ministerio
de Defensa dio comienzo a un periodo de realizaciones en el área. Debe destacarse, en primer lugar, la reglamentación de la ley 23.554
de Defensa Nacional mediante el decreto 727
de 2006. Por medio de esta reglamentación,
que “(…) saldó una vieja e insólita deuda (…)”
(Ugarte, 2006)1, se reiteró y precisó aún más el
concepto de defensa estricto que caracterizó a
la ley 23.554, referido a la defensa de la soberanía, independencia e integridad territorial del
país ante agresiones militares protagonizadas
por países extranjeros.
que consistió en la creación de un ámbito de
debate destinado a la actualización de diagnósticos y propuestas para generar consensos para
el abordaje de los principales ejes de la política
de defensa nacional, con miras a la elaboración
de un Plan estratégico de defensa nacional.
A tal fin, se constituyeron un Consejo asesor y un Comité académico, estableciéndose un
temario de aspectos fundamentales a discutir y
realizándose jornadas de estudio y análisis con
participación de funcionarios, académicos e
investigadores con trayectoria en el área de defensa, e integrantes de los Centros de Estudios
Estratégicos de las Fuerzas Armadas. Finalizado
el primer ciclo se publicó un libro con las conclusiones de las deliberaciones, a lo que siguió
la organización de talleres y seminarios.
La reglamentación profundizó aún más el
fortalecimiento del rol del Estado Mayor Conjunto y de la actividad que caracteriza a la ley
mencionada, asignando al jefe del Estado Mayor
Conjunto superioridad por cargo respecto de los
jefes de los Estados Mayores Generales de las
Fuerzas Armadas, y agregando a la exclusividad
de facultades en materia de accionar conjunto
ya dispuesta por la ley, la asignación al jefe del
Estado Mayor Conjunto de la responsabilidad
del empleo de los medios militares en tiempo
de paz, entregándole a tal efecto el control funcional sobre las Fuerzas Armadas, con facultad
para impartir órdenes, aspecto complementado con la asignación a un comando operacional bajo dependencia del jefe del Estado Mayor
Conjunto de realizar operaciones militares de
tiempo de paz.
Este proceso constituyó, en definitiva, un
esfuerzo válido para sumar ideas a la elaboración de una política de defensa, aun cuando no
estuvo seguido de realizaciones concretas.
Debe destacarse también como acontecimiento trascendente de esta etapa, la participación de
Argentina, junto con otros países del Mercado
Común del Sur (Mercosur) ampliado, en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en
Haití (Minustah) (2004), que tuvo como protagonistas fundamentales a Chile, que participó con
Estados Unidos, Francia y Canadá en la misión
inicial (MIFH) y que continuó en la subsiguiente
misión; Brasil, que ejerció el comando militar y
envió un contingente muy significativo; y Argentina, que aceptó ser parte de una misión de la que
entendió no podía quedar ausente ante la participación de sus socios subregionales. Del Mercosur estuvieron también Uruguay y Paraguay.
En la reglamentación en cuestión se incluyeron los aspectos relativos al Consejo de Defensa Nacional (Codena), órgano creado en los
artículos 12 y 14 de la ley, pero jamás convocado
hasta entonces, disponiéndose su convocatoria,
que se materializó dando comienzo al trabajo de
este órgano, de fundamental importancia para
el planeamiento de defensa.
De dicha época cabe referir también la Reunión de ministros de Defensa del Mercosur
ampliado, en Buenos Aires (13 de septiembre
de 2004), que no llegó a constituirse en una reunión especializada permanente como sí lo fue,
en seguridad interior, la Reunión de ministros
del Interior o equivalentes del Mercosur ampliado (RMI).
También cabe poner de manifiesto la aprobación, por medio del decreto 1691 de 2006, de la
“Directiva sobre organización y funcionamiento de las fuerzas armadas”, documento emitido
con la finalidad de explicitar los “parámetros
y criterios de la organización y funcionamien87
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
e integración en el marco regional, como de la
incertidumbre en cuanto al tipo de agresión que
podría ser necesario enfrentar en el futuro, procurándose además un alto grado de movilidad
estratégica y táctica, manteniéndose la actitud
estratégica defensiva y una disposición, en materia de defensa, tanto autónoma –procurando
mantener una capacidad de defensa del país por
sí mismo– como cooperativa, de contribución a
la seguridad subregional, regional y mundial.
to de las Fuerzas Armadas de acuerdo con los
principales lineamientos de la Política de defensa nacional y el marco legal y normativo vigente
en la materia”, estableciendo los lineamientos
necesarios para orientar el funcionamiento y el
desarrollo de las Fuerzas Armadas, en el marco
de la política del Estado, entre otros aspectos.
En dicho marco se procedió a derogar el decreto 1116 de 1996, que establecía la “Directiva
para el planeamiento militar conjunto” hasta
entonces vigente, dejándose también sin efecto
la “Directiva estratégica militar 1999”.
Otro hito significativo fue la sanción de la
ley 26.394 (agosto de 2008) mediante la cual se
derogó el Código de justicia militar, establecido
por la ley 14.209 y sus modificatorias. Aunque
ya la ley 23.049, sancionada en 1984, había limitado algunos de sus aspectos más discutidos,
restringiendo el ámbito de la jurisdicción militar a los delitos específicamente militares y
estableciendo un control judicial suficiente de
las decisiones de los tribunales militares, el antiguo Código de justicia militar y sus reglamentaciones continuaban teniendo aspectos poco
adecuados para la evolución alcanzada por Argentina en materia jurídica y de derechos humanos, al establecer el juzgamiento de delitos
por tribunales administrativos con jueces sujetos a la disciplina y relación de comando militar
–carentes, por tanto, de la necesaria independencia–, mantener la pena de muerte, limitar el
derecho de elección del defensor por parte del
imputado y mantener tipos penales y sanciones
disciplinarias poco acordes con la evolución
antes señalada.
Mediante la directiva en examen se profundizaron los lineamientos ya establecidos en la
reglamentación de la ley de defensa, en cuanto
a fortalecer el rol del Estado Mayor Conjunto y
el accionar conjunto.
En cuanto al planeamiento estratégico militar y operacional, se optó por asignar al comando operacional establecido bajo dependencia del
Estado Mayor Conjunto, al que se encomendaron
originariamente las operaciones en tiempo de
paz, la elaboración del planeamiento estratégico
operacional y su correspondiente ejecución, y de
las operaciones militares, disponiéndose al efecto que hasta tanto dicho planeamiento no aconsejara lo contrario, el territorio argentino en su
totalidad conformaría un área estratégica.
También en materia de planeamiento militar
conjunto se dispuso avanzar en función del criterio de capacidades en reemplazo del modelo
basado en hipótesis de conflicto. Este criterio
–presente también en Brasil–2 supone alcanzar y
consolidar la aptitud de ejecutar en forma autónoma la completa gama de operaciones que demandan las formas genéricas de agresión que se
manifiestan en los conflictos convencionales de
origen externo generados por actores estatales.
La referida ley suprimió la jurisdicción militar en materia de delitos en tiempo de paz, incorporando al Código penal los tipos delictivos
militares y disponiendo su juzgamiento por parte de la justicia federal, estableciendo además
un nuevo Código disciplinario militar. Por otra
parte, estableció también normas procesales
penales militares para tiempo de guerra y otros
conflictos armados.
En otras palabras, se procuró sustituir el diseño de fuerzas orientado hacia la defensa contra un Estado determinado supuesto como la
amenaza o el riesgo mayor, por un diseño fundamentalmente polivalente, flexible y versátil,
en función tanto de la realidad de cooperación
De ese modo, Argentina quedó incorporada
–único país en Latinoamérica– a la nómina de
países que, como sucede con Alemania y Fran88
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
que el “Plan de capacidades militares” elaborado
dentro del Ciclo de planeamiento constituiría el
marco en el cual se desarrollaría el Plan de inversiones para la defensa (Pidef), establecido por
el Sistema integral de inversiones para la defensa (Sigid), hoy Sigid II, resolución MD 1441 de
2008). Dicho Sigid constituye un “conjunto ordenado de principios, normas y procedimientos,
destinados a regular el proceso de identificación,
formulación y evaluación de los proyectos de inversión para la defensa, establecido también por
el Ministerio”.
cia, establecieron en tiempo de paz el juzgamiento de delitos militares por parte de jueces
civiles.
Entre otros aspectos significativos del periodo indicado debemos destacar la aprobación
del Ciclo de planeamiento de la defensa nacional, mediante el decreto 1729 de 2007, con la
finalidad de establecer los procedimientos, la
asignación de tareas, los documentos a producir y la supervisión del planeamiento estratégico militar a ser efectuado por el Estado Mayor
Conjunto y del planeamiento específico contribuyente por parte de las Fuerzas Armadas.
Cabe recordar aquí, además, que la resolución MD 1.603 de 2008 constituyó el Sistema de
homologación de productos, procesos y servicios
de la defensa, precisamente con la función de
determinar los productos, procesos y servicios
a homologar, estipular los requisitos que deben
cumplir y verificar su cumplimiento. Otro hito
importante está representado por la aprobación
de la “Directiva de política de defensa nacional”, primera instancia del planeamiento, mediante el decreto 1714 de 2009. Tras efectuarse
una descripción del escenario internacional,
marcado por la “creciente complejidad de las
cuestiones de seguridad internacional”, caracterizadas por la cada vez mayor gravitación de
actores de naturaleza “no estatal e incluso no
nacional”, se impartieron directivas dirigidas,
entre otros aspectos, a “continuar y profundizar el proceso de fortalecimiento y consolidación del pleno y efectivo gobierno político de
la defensa nacional, esto es, de la conducción,
administración, supervisión y planificación superior de los organismos, dependencias y funciones que componen la planificación superior
de la defensa nacional (…)”. Otro aspecto fundamental considerado en la “Directiva”, fue el
relativo a consolidar “el funcionamiento de la
arquitectura institucional ya puesta en marcha
y tendiente a la gestión sistémica e integral de
los recursos de la defensa nacional, a la maximización de la eficiencia en la utilización y
empleo de los mismos y al logro de un efectivo
accionar conjunto (…)”. Se hizo énfasis en la
“gestión logística y presupuestaria de la defen-
A partir de la “Directiva de política de defensa nacional” (DPDN) emitida por el presidente de la nación, se establecieron los aspectos
relativos al Planeamiento estratégico militar y
los documentos a emitir, así como la posterior
supervisión por parte del Ministerio de Defensa
y del Estado Mayor Conjunto.
Se procuró, en definitiva, reiniciar sobre las
nuevas bases establecidas por medio de los instrumentos referidos el planeamiento destinado
a determinar, sobre la base de un diagnóstico de
la situación estratégica regional y mundial que
incluyera los riesgos y amenazas a los intereses
nacionales, las capacidades militares necesarias para el cumplimiento de la misión y de los
objetivos fijados al instrumento militar, como
también el plan para el empleo de los medios
militares (plan militar de corto plazo) y los planes estratégicos operacionales de él derivados,
así como los planes destinados a prever el desarrollo y las capacidades del instrumento militar
a mediano y largo plazo.
Es decir, que el documento fundamental
para la determinación de las prioridades y formas de obtención del equipamiento para la defensa, se fundaría también en la necesidad de
alcanzar las capacidades militares derivadas del
Planeamiento militar conjunto para la defensa.
Es necesario destacar, por otra parte, que el
decreto en cuestión, fundado en los artículos 17,
18, 21 y 22 de la ley 23.554, estableció también
89
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
sa”, estableciéndose el propósito de avanzar en
el proceso de constitución de un “sistema logístico integrado de la defensa”, que garantizara
alcanzar adecuados niveles de normalización e
interoperabilidad; debiéndose para ello avanzar
en el fortalecimiento de la capacidad del Ministerio de Defensa para centralizar efectivamente
“el planeamiento, ejecución y supervisión de las
funciones y actividades logísticas de las Fuerzas
Armadas” que se determinaran.
Como consecuencia de dicho “Informe” y de
otros estudios y análisis del área ministerial respectiva, se creó, por medio del decreto 1451 de
2008, la Dirección general del servicio logístico de
la defensa, organismo formado por personal militar y civil especializado en la materia, con la misión de “efectuar la gestión operativa de las contrataciones consolidadas de bienes y servicios de
uso común en la jurisdicción, y de los programas
de incorporación y modernización de sistemas de
armas” que se aprobaran con las orientaciones del
planeamiento estratégico militar.
1.3 Innovaciones en los aspectos
logísticos de la defensa
1.4 Los asuntos pendientes: presupuesto,
medios materiales, personal
En los aspectos logísticos de la defensa es en
donde ha podido advertirse mayor desarrollo y
profundización de la política de defensa.
Hemos señalado que la obsolescencia y vejez
de los medios materiales de la defensa constituye una de las más grandes limitaciones que
la realidad impone a las medidas que han sido
adoptadas en el área. La situación reviste particular gravedad en lo relativo al material aéreo
de combate, donde la adquisición más reciente,
efectuada en los años noventa (los 36 cazabombarderos A-4 M Skyhawk II construidos a fines
de la década de los setenta como última expresión de un avión clave en la guerra de Vietnam,
aviones actualizados –no todos, en realidad– y
redenominados 4-4 AR Fightinghawk, con el radar Westinghouse APG-66 equiparable a las dos
primeras versiones del F-16, además degradado
en su software por pedido británico), expresó
una capacidad de ataque al suelo hoy reducida,
porque no todos vuelan. Completan la nómina
unos pocos interceptores Mirage III de la década de los sesenta y también pocos interceptores
Mirage V Finger de los setenta, estos últimos sobrevivientes del conflicto de las Malvinas.
En efecto, se tendió a materializar una relación coherente entre las capacidades militares
determinadas mediante el planeamiento, y los
programas de recuperación, modernización y
adquisición de medios materiales para la defensa; y a establecer mecanismos para verificar la
racionalidad de las inversiones en tales medios
materiales, procurándose además avanzar en
niveles apropiados de normalización e interoperabilidad, y fortalecer la actividad conjunta,
alcanzando mejores niveles de economía, eficiencia y eficacia, optimizando la calidad del
gasto en defensa.
Entre las medidas adoptadas habremos de
destacar aquí la conformación, en el área de
la Subsecretaría de planificación logística y
operativa de la defensa del Ministerio, de una
Comisión de asesoramiento técnico que, como
resultado de su labor, emitió un “Informe para
la modernización del sistema logístico de la defensa”, que contenía un diagnóstico de la organización y funcionamiento del sistema logístico, incluyendo el relevamiento de experiencias
internacionales de modernización en la materia y prescribiendo un plan de acción para su
optimización e integración, y un programa de
implementación para su ejecución.
En pocas palabras, poca y vieja aviación de
combate, en un contexto regional de creciente
renovación de equipo militar. Entre las novedades sólo es posible contar con la fabricación casi
artesanal de aviones de entrenamiento avanzado IA-63 Pampa, convertidos progresivamente
al estándar AT-63 (entrenador-ataque liviano)
90
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
en mejores condiciones de eludir la calificación
de obsoleto, aunque con muchas limitaciones
en mantenimiento y alistamiento por razones
presupuestarias.
de fabricación nacional en los talleres de la antigua Área Material Córdoba, concesionada a la
empresa estadounidense Lockheed Martin en
el marco de la sistemática desactivación de las
capacidades argentinas de producción para la
defensa, realizada durante los noventa.
En cuanto al Ejército, éste constituye una
fuerza relativamente reducida –aproximadamente 40.000 hombres– que presenta una inadecuada relación oficiales-suboficiales-soldados (aproximadamente 5.000, 20.000 y 15.000,
respectivamente) e inclusive una inadecuada
proporción de oficiales en algunos grados, respecto de otros.
Las incorporaciones más recientes a la Fuerza
Aérea Argentina fueron cuatro aviones de pasajeros Saab 340 B suecos, destinados a la aviación de
fomento de Líneas Aéreas del Estado. A la aviación
de transporte de fomento, destinada a unir ciudades no servidas o no servidas adecuadamente por
la aviación comercial, ha sido asignada prioridad
respecto de la renovación de unidades, seguida
por la aviación de transporte militar –fundamentalmente aviones Lockheed C-130 de diversas versiones y condición de alistamiento–, y finalmente
la aviación de combate, que hasta el momento no
ha sido objeto de renovación alguna.
Tal circunstancia es consecuencia de un
problema irresuelto –en lo fundamental– desde
1985: las reducciones presupuestarias se tradujeron fundamentalmente en la disminución
del número de conscriptos, manteniéndose
casi intacta la estructura, particularmente en
el caso del Ejército. También se redujo la incorporación de nuevos oficiales, con el resultado
de existir proporcionalmente menor número de
oficiales en los grados inferiores que en grados
superiores, cuando debiera ser a la inversa. Al
suprimirse la conscripción obligatoria (1994) y
sustituirse a los antiguos conscriptos por tropa
voluntaria, se mejoró sensiblemente la instrucción de los soldados, pero no su número, en razón de las limitaciones presupuestarias.
En el caso de la Armada, un conjunto de
unidades de superficie construidas durante
los setenta, ochenta y principios de los noventa –fundamentalmente el programa Meko, que
aportó cuatro destructores y seis corbetas, es
decir, un conjunto de buques con capacidad de
lanzamiento de misiles, defensa antiaérea y antisubmarina, de razonable aptitud para el marco
regional, aunque con limitaciones de alistamiento por razones presupuestarias– constituyen uno
de los activos más significativos de las Fuerzas
Armadas Argentinas actuales, complementados
con tres corbetas A-69 de fabricación francesa
con capacidad de lanzamiento de misiles, más
antiguas, y dos lanchas rápidas torpederas. La
Armada cuenta también con el avión de ataque
naval y a tierra Dassault-Breguet Super Etendard,
de principios de la década de los ochenta.
Persiste, pues, el desafío de una reestructuración que obtenga una estructura de Fuerzas
Armadas que pueda ser debidamente mantenida con el presupuesto posible –que debería
experimentar un incremento, si se pretende
contar con fuerzas armadas adecuadas para un
país de las características de Argentina– y que
supone pasar de unidades nominales cubiertas
con personal en número muy inferior al requerido por el respectivo cuadro de organización,
con un excesivo –proporcionalmente hablando– número de oficiales en algunos grados que
contrasta con un número insuficiente de tropa,
a un número menor de unidades con adecuada
proporción de oficiales, suboficiales y tropa.
Las incorporaciones significativas más recientes fueron el buque logístico Patagonia,
adquirido usado a Francia, y los aviones de exploración Lockheed P-3 B Orion, cedidos por
Estados Unidos en 1997.
Se trata probablemente de la fuerza armada
argentina que cuenta con el material que está
No obstante lo expuesto y la virtual inexistencia de un sistema de reservas, circunstancia
91
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
El fondo de la cuestión radica en la insuficiencia del presupuesto de defensa, más allá de
los esfuerzos que se están haciendo para mejorar
la calidad del gasto. En efecto, aunque Sudamérica es una subregión con un gasto en defensa
comparativamente bajo, éste ha crecido en los
últimos años levemente por encima del promedio mundial (Sipri Yearbook 2009). Según este
informe, Sudamérica hoy tiene un representante entre los quince países con mayor gasto militar del mundo: Brasil, 12º, con 23.300 millones
de dólares –el 48% del gasto total sudamericano–, superando a Canadá, España y Australia,
con un incremento de casi 30% en los últimos
diez años, aunque su gasto representa 1,5% de
su producto interno bruto (PIB), un porcentaje
relativamente bajo.
que limita significativamente las capacidades
de sostener un conflicto armado prolongado, es
preciso destacar que la formación de oficiales y
suboficiales es de calidad y se ha ido perfeccionando en los últimos años, y que en materia de
soldados voluntarios, pese a su reducido número –que debería ser cuando menos cuadruplicado, para guardar proporción con el número de
oficiales y suboficiales, restringiendo la incorporación de nuevo personal exclusivamente a
las limitaciones presupuestarias– tales soldados
están bien instruidos y sus capacidades superan
notablemente a las de los antiguos conscriptos.
El Ejército cuenta con aproximadamente
1.200 blindados de diversas características, antigüedad y condición de alistamiento, entre los
cuales sobresalen los pertenecientes a la familia
TAM, de construcción nacional sobre diseño alemán-argentino, que incluyen tanques medianos,
vehículos blindados de transporte de artillería
dotados con cañones de 155 mm (artillería autopropulsada), vehículos blindados de transporte
de personal y vehículos amunicionadores hechos
entre fines de la los setenta y mediados de los
noventa, diseño hoy algo obsoleto por las limitaciones de su blindaje y artillería que contrastan
con las capacidades de los tanques adquiridos
por Chile y Brasil; complementado con tanques
ligeros (cazatanques) SK 105 en modernización,
tanques livianos resultantes de la utilización de
torretas de AMX 13 en bateas de SK 105 (tanque
ligero Patagón), vehículos de transporte de personal M-113 con modernizaciones, etc., conformando dos brigadas blindadas.
Si examinamos el gasto en defensa argentino, podemos advertir que ha decrecido, medido en dólares constantes, de 2.922 millones de
dólares en 1988 a 2.077 millones de dólares en
2008 (véase, Sipri Military Expenditures Database), es decir que, lejos de haber aumentado,
ha decrecido en más de 30%. Como porcentaje
del PIB la caída es perceptible también: de 1,5%
en 1988, a 0,8% en 2007 (Ibidem).
Examinemos la situación en otro de los países significativos del Cono Sur en términos de
producto bruto interno, Chile. En 1988, su gasto en defensa, en dólares constantes, ascendía
a 2.192 millones; era, a la época, inferior al de
Argentina. En 2008 ascendió a 4.778 millones
de dólares, es decir, experimentó un incremento superior al 100%, mientras que Argentina lo
redujo 30%. No obstante, en términos del PIB, el
gasto chileno se redujo de 5% en 1988 a 3,4% en
2007, siempre en dólares constantes (Ibidem).
Cuenta asimismo con artillería remolcada, entre las que sobresalen un centenar de cañones CITER de 155 mm, así como obuses de 105 mm, artillería antiaérea de 35 mm, 30 mm y 20 mm, etc.
En el caso de Colombia –país afectado por
un conflicto armado interno, aunque aparentemente decreciente– su gasto militar ascendía en
1988 a 1.659 millones de dólares, inferior en esa
época al de Argentina. Obviamente, a dicha época se encontraba afectado por el conflicto interno en cuestión. En 2008, ese gasto representaba
6.568 millones de dólares, había crecido 400%.
En definitiva, se puede señalar que aun
cuando indudablemente mantiene capacidades
razonables para el marco regional, el Ejército
argentino ha quedado en posición significativamente inferior, particularmente en lo relativo a
material y reservas, a otros dentro de la región
que alguna vez lideró.
92
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
En términos del PIB había pasado de 2,4% en
1988 a 4% en 2007, un porcentaje propio de un
estado en conflicto (Ibidem).
También la desproporción entre oficiales,
suboficiales y soldados, y entre determinados
grados de oficiales y suboficiales, heredada de
la inexistencia de reestructuración cuando en
1985 y 1986 se redujo el presupuesto de defensa
de la época de gobierno militar a niveles adecuados para tiempo de paz, incide en el gasto en
personal del presupuesto de defensa argentino.
Si se advierte que el gasto militar de Sudamérica en su conjunto creció en dólares constantes
54% entre 1999 y 2008 (Sipri Yearbook 2009), tal
circunstancia contrasta con la reducción argentina –producida a lo largo de sucesivos gobiernos,
sin que pueda ser atribuida a ninguna administración en particular, aunque acentuada a partir
de los noventa–. Aún en el contexto de una integración subregional muy exitosa, es posible ver
que los socios de Argentina en la integración subregional han estado lejos de descuidar su gasto
en defensa, sin imitar en modo alguno la política
de restricción unilateral argentina.
1.5 Conclusión
La política de defensa argentina ha tenido indiscutibles avances en las áreas de gobierno
político de la defensa, consolidación institucional y mejora de las estructuras logísticas y la
calidad del gasto. Aún es preciso adelantar la
reestructuración pendiente y revertir el proceso
de desinversión.
La circunstancia de que las renovaciones de
material en Argentina han sido escasas y constituido en la mayoría de los casos un aprovechamiento de oportunidades de limitada eficacia,
muestra que, pasado cierto límite, las más adecuadas políticas de perfeccionamiento de estructuras, recorte, control, racionalidad y eficiencia en
gasto, pueden no ser suficientes para cumplir con
la misión fundamental de la defensa: “proveer las
fuerzas militares necesarias para disuadir la guerra y para proteger la seguridad de nuestro país”.
2. La cuestión de la seguridad
en lo que respecta al delito organizado
en la
Argentina, 2009
Por motivos de mayor claridad de este informe,
habremos de separar los hechos que denotan
el avance o retroceso de estas modalidades criminales en el país, de la dinámica institucional
que ha opuesto el Estado argentino al respecto.
Se trata de una decisión que en la Argentina
excede a un gobierno o a un partido político,
dado que, en definitiva, todos los gobiernos de
los últimos veinticinco años han contribuido a
la reducción, transfiriendo al siguiente las decisiones vitales relativas al reequipamiento de la
defensa en el país.
2.1 Los delitos
2.1.1 Hechos novedosos
El hallazgo en distintos sitios de la ciudad de
Buenos Aires y el conurbano bonaerense de 4,2
toneladas de efedrina que había sido importada
de China y la India y que llevaba más de un año
guardada, parece haber sido el primer indicio
de que el tráfico de efedrina que, como modalidad desconocida dentro del amplio espectro
del tráfico de drogas, salió a la luz con motivo
de descubrimientos de cargamentos de ese producto en la localidad de Ingeniero Maschwits y
de la sucesión de crímenes mafiosos ligados a
El problema de la defensa argentina –más
allá de los indiscutibles logros obtenidos e incluso acentuados en los últimos tiempos– es
la progresiva desinversión. Este sólo puede ser
revertido por una verdadera política de Estado,
que sin embarcar al país en una insensata carrera armamentista, preserve en la región un “(…)
balance razonable de fuerzas (…)”, al decir del
“Tratado marco de seguridad democrática en
Centroamérica”3, que también favorece la paz.
93
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
El 13 de agosto de 2008 fueron hallados los
cuerpos de tres empresarios vinculados a la
importación de efedrina, en un zanjón de la
localidad de General Rodríguez, en la zona
oeste del gran Buenos Aires.
esta actividad en el año 2008, habría tenido una
detente al menos temporal en el país.
La saga de este affaire comenzó a hacerse
pública cuando la envergadura del descubrimiento en Maschwits y los hechos de ajustes
de cuentas (y la trama de vinculaciones que
derivara de la investigación de los mismos)
mostraron el volumen que había adquirido el
tráfico de dicha sustancia, hecho que no tenía
precedentes conocidos en el ámbito local. El orden cronológico de los acontecimientos durante
2008 es el siguiente:
El 23 de noviembre fue detenido en el Aeroparque Metropolitano de la ciudad de Buenos Aires el argentino Mario Roberto Segovia, bautizado como el rey de la efedrina,
quien habría mandado ocho toneladas de
ese precursor químico a México, usando su
verdadero nombre y una identidad falsa.
Numerosos datos indican relaciones entre
todos estos hechos. Por ejemplo, un empresario
farmacéutico que conocía a los tres empresarios
asesinados en General Rodríguez, y que había
hecho negocios con algunos de ellos, hizo llamados telefónicos a los sicarios de la masacre
de los colombianos en el shopping de Martínez
(aún más, se comprobó que el día del ataque el
empresario estuvo adentro del shopping).
El 17 de julio de 2008 la policía bonaerense detuvo a nueve mexicanos en una casa
quinta de la localidad del gran Buenos Aires
Ingeniero Maschwitz, donde se descubrió
un laboratorio de elaboración de metanfetaminas que iban a ser enviadas a México
para alimentar el mercado estadounidense.
El presunto jefe de la banda, Jesús Martínez
Espinosa, a quien se vincula con el cartel de
Sinaloa, cayó preso en Paraguay tres meses
después. En su captura, además de la policía paraguaya, habría habido colaboración
de la Gendarmería Argentina.
En agosto de 2008, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) dictó la disposición
4712 estableciendo las condiciones para la
importación de efedrina. A partir del dictado
de esa resolución, la cantidad de efedrina importada se redujo sustancialmente (informes
periodísticos hablan de una reducción de 20
toneladas a 13 kilogramos). Hasta que estalló
el escándalo de la efedrina, esta sustancia se
compraba a 100 dólares el kilo en Argentina
(donde se conseguía con facilidad) y se revendía a 8.000 dólares en México, donde su
comercialización estaba prohibida.
Aparentemente, a partir de la disposición
de la Anmat y de que en el país se aumentara
todo tipo de controles, a partir de que saliera
a la luz toda la trama del tráfico de la efedrina, la importación de esta sustancia se redujo
considerablemente (en 2008 Argentina importó
11.000 kilos de efedrina y en todo 2009 no habrían sido más de 15 kilos). Es evidente el impacto que tuvieron los controles en el cierre de
un camino que se había hecho fácil, sobre todo
para los carteles de la droga mexicanos con implicación de colombianos y argentinos. Al parecer este cierre habría afectado posibilidades
de cumplimiento de compromisos adquiridos y
eso podría estar relacionado con el desencadenamiento de hechos violentos con implicados
colombianos que, por otra parte, fueron totalmente novedosos en el escenario argentino.
El 24 de julio de 2008 dos sicarios en moto
asesinaron en un shopping (centro comercial) en la localidad de Martínez, en la zona
norte del gran Buenos Aires, a dos colombianos que habían pertenecido a los grupos
paramilitares de ese país.
Ya en 2009, otro coletazo de estos hechos
violentos, directamente vinculado a los hechos
del shopping, fue el asesinato por sicarios de
otro ciudadano colombiano, el 23 de febrero
de 2009 en la localidad de San Fernando, en la
zona norte del Gran Buenos Aires, quien tam94
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
al país como puente de tránsito hacia Europa. En
enero se encontraron 300 kilos de cocaína embalada, lista para despachar hacia Europa. La policía de la provincia de Buenos Aires la descubrió
en una maderera ubicada en una localidad del
sur del Gran Buenos Aires (La Matanza). Como
dijo una crónica periodística, el hecho mostraba
dos costados: uno positivo, porque la droga no
llegaría a destino, y uno negativo, porque había
llegado hasta allí desde una frontera ubicada a
casi dos mil kilómetros, sorteando lo que deberían ser controles rigurosísimos, y quedaba en
claro que en este caso no se había dejado correr
la droga como estrategia para llegar al núcleo de
la organización (entrega vigilada).
bién estaba vinculado a los grupos paramilitares (Autodefensas Unidas de Colombia, AUC).
La familia de la víctima nombró como abogado
al mismo profesional que representó a Julián
Jiménez Jaramillo, el único sobreviviente del
ataque ocurrido en el shopping de Martínez seis
meses antes.
Luego de ello no se sucedieron más hechos
de violencia de los que pueda sospecharse que
estuvieran vinculados con estos asuntos, lo que
abona aun más la idea de que el circuito de envío
ilegal de efedrina al exterior se ha desmantelado o reducido a niveles muy inferiores a los que
provocaron los hechos escandalosos de 2008.
Otro indicador de lo antes dicho fue el hallazgo, en agosto de 2009, de las 4,2 toneladas
de efedrina importada de la India y China, que
llevaban más de un año guardadas. La Policía
Federal Argentina, en colaboración con la Drug
Enforcement Agency (DEA), descubrió en diversos lugares de la ciudad de Buenos Aires y del
gran Buenos Aires la droga que aparentemente
había quedado depositada desde el desmantelamiento del laboratorio en Ingeniero Maschwitz
sin que nadie la fuera a retirar.
Una semana antes de este hecho, la Gendarmería había secuestrado 186 kilos de cocaína
en el paraje la Estrella, en la provincia de Salta,
limítrofe con Bolivia, en una camioneta manejada por dos argentinos. Además, el 23 de enero, en Aguaray, Salta, la Gendarmería secuestró
238 kilos de cocaína en una camioneta manejada por un gendarme argentino de rango alférez, que llevaba tres años trabajando en el norte
salteño y que quedó detenido. El 26 de febrero
se encontraron 160 kilos de cocaína en un apartamento de la ciudad de Buenos Aires, que estaba esperando a ser embarcada a Río de Janeiro
para ser reenviada de allí a Europa y Sudáfrica.
Era un cargamento vigilado por la policía antinarcóticos de Gran Bretaña y la Policía Federal
Argentina, y en la operación se detuvo al líder
de la banda, de nacionalidad serbia.
Todo el affaire de la efedrina ensambló de
alguna manera con un hecho de corrupción que
la prensa nacional denominó la “mafia de los
medicamentos”, ya que particularmente uno
de los empresarios argentinos asesinados tenía
frecuentes relaciones comerciales con empresarios farmacéuticos que finalmente quedaron
implicados en una gran defraudación cometida
con medicamentos vencidos, en la que se estaría comprobando la participación de dirigentes
políticos y gremiales. Procedimientos policiales
recientes han detectado además la circulación
de nuevas drogas sintéticas o de diseño, como
la ketamina.
Entre febrero y marzo, en una operación
conjunta entre la policía española y la policía federal y la aduana argentinas, se secuestraron en
España dos cargamentos de 600 y 450 kilos de
cocaína procedentes de Argentina, y se detuvo a
la banda, integrada por futbolistas; su cabecilla
era un representante de futbolistas de nacionalidad serbia. En mayo fue detenida una banda
cuando se descubrió en Génova un cargamento
de 300 kilos de cocaína que provenía de Argentina, en un procedimiento de entrega vigilada
en el que fueron detenidos un empresario italiano, cuatro italianos más originarios de Nápoles
2.1.2 Continuidades
En relación con el tráfico de cocaína, al parecer
durante 2009 continuó la tendencia de utilizar
95
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
y un ciudadano paraguayo. Pocos días después
se identificó el lugar donde la banda preparaba
otro cargamento, en la provincia de Santa Fe, en
Argentina. Allí se detuvieron tres hombres con
domicilio en Salta, y un colombiano. La droga
habría entrado en una avioneta desde el sur de
Bolivia hasta pistas de aterrizaje en el norte de
Santa Fe. Su destino final era Nápoles.
un juez federal de Salta, apoyado por la Cámara
de Apelaciones, dijo que en Salta “llovía cocaína”, refiriéndose a los vuelos clandestinos que
arrojaban cargamentos de esa sustancia, y solicitó la instalación de radares suficientes. A ello
se sumó la Corte Suprema de Justicia.
El problema de la frontera con Bolivia es
una constante en la cuestión del narcotráfico,
aunque el ingreso por vía terrestre o fluvial pareciera ser secundario respecto al de la vía aérea. En cuanto al transporte aéreo, está probado
que es por donde ingresa la mayor cantidad de
estupefacientes al país. Esta vez parecería que
los reclamos de radarización habrían encontrado eco en sectores gubernamentales, ya que se
espera concretar la compra en 2010 de sistemas
relativamente sofisticados que serían un avance
concreto en el control.
En abril había sido asesinado un ciudadano
colombiano de apellido Cardona en una fiesta
en la provincia de Chaco, en la que participaron veinte de sus connacionales y que derivó en
un enfrentamiento de bandas de narcos por el
control de un paso desde el Paraguay. El colombiano Galvis Rodríguez al que, como se señaló
anteriormente, dos sicarios asesinaron en San
Fernando, había estado en el Chaco y era primo
de Cardona.
En el tráfico aparecen involucrados ciudadanos paraguayos y bolivianos, lo que ya era
una constante histórica. Lo nuevo es la participación de colombianos (tal vez producto residual de la desmovilización paramilitar en ese
país) y de personas procedentes de la zona de
los Balcanes.
A 50 kilómetros de la ciudad de Resistencia, capital del Chaco, está la isla del Cerrito, a
donde ciudadanos colombianos van frecuentemente. La isla de Cerrito está cubierta por montes y es un punto ideal para lanzar cargamentos
de cocaína y marihuana desde aviones. Según
un informe confidencial de la Fuerza Aérea Argentina, en la zona del Chaco hay cerca de 140
pistas de aterrizaje clandestinas, y según los especialistas por allí ingresaría al país 80% de la
droga que llega por vía aérea. En la Argentina
habría unas 1.500 pistas clandestinas y se registrarían entre 60 y 100 vuelos ilegales por mes.
Si bien la mayor parte de los cargamentos
grandes son descubiertos a partir del sistema de
entrega vigilada, es decir que ingresan al país
por descuidos simulados de los controles a fin
de atrapar a los personajes centrales de la operación –por lo que no estarían evidenciando de
por sí ninguna debilidad en el sistema de vigilancia y prevención–, lo cierto es que a la vez
indican la decisión de las bandas de seguir utilizando la ruta argentina, lo que indirectamente
demuestra la existencia de envíos exitosos. Por
otro lado, si algo faltaba para demostrar que la
ruta argentina no ha decaído para nada, está el
siguiente hecho: el 16 de octubre de 2009 se
descubrió el cargamento más grande en la historia reciente del país, 2.180 kilos, en un yate que
partió de la zona de Ensenada en la provincia de
Buenos Aires y tuvo que recalar de urgencia en
Uruguay. A partir de una notificación de la DEA,
la Policía Federal comenzó a seguir y a filmar
En junio fue encontrada una avioneta en una
pista clandestina de la provincia de Santiago del
Estero, con 386 kilos de marihuana. En julio fueron detenidos diez africanos con una gran cantidad de cocaína, en el marco de una investigación
sobre una banda que enviaba mulas a Europa y
acopiaba cocaína para mandar a Sudáfrica.
En septiembre se descubrió en Salta otro
cargamento, de 315 kilos de cocaína, que venían
de Bolivia y, simultáneamente, cayeron detenidos cinco argentinos en Uruguay, acusados de
integrar una banda de narcos que enviaba cocaína a España, vía Uruguay. En ese mismo mes
96
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
a ciudadanos serbios en la operación denominada Guerrero de los Balcanes, llevada a cabo
por una banda con cierta infraestructura, como
por ejemplo quince teléfonos satelitales nuevos
y gorras con cámaras de filmación. A los 2.180
kilos deben agregárseles 490 kilos más que acumulaba la misma banda en globos de piñata
como los encontrados en el yate, y que fueron
descubiertos en noviembre en un domicilio de
la ciudad de Buenos Aires.
bocas de expendio. Las cocinas han aumentado
en todo el país y los secuestros de pasta base,
junto con el aumento del consumo de paco fabricado con ese producto, dan cuenta de la elaboración final interna de la cocaína para el consumo
del mercado nacional. Según estimaciones de la
Secretaría de Programación para la Prevención
de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), en la Argentina se cocina ya hoy
más de 20% de la cocaína que circula.
Los cargamentos record hasta ese momento
habían sido el Strawbwerry, en 1997, con 2.170
kilos de cocaína en tambores con pulpa de frutilla (procedimiento que según la justicia había
sido “armado por la policía bonaerense”), Carbón Blanco, en 2005, con 1.650 kilos enviados
a España en cargamentos de carbón, y la operación Estadio, de enero de 2008, con 1.100 kilos
con destino a España, embalados en placas de
plástico para proteger el césped de la cancha de
fútbol del club Boca Juniors durante un recital.
Los crímenes producto de enfrentamientos
por el territorio de bandas de comercialización
de cocaína no son una novedad y comenzaron
en los barrios marginales (villas) de la ciudad de
Buenos Aires y del gran Buenos Aires ya en los
años noventa. Sin embargo, en septiembre más
de veinte hombres armados, algunos de ellos
con chalecos antibalas, entraron en las calles
de la villa 9 de Julio, del noroeste del conurbano bonaerense, e iniciaron una batalla que terminó con dos muertos y varios heridos, entre
ellos un policía, en un tiroteo que dejó unas 300
vainas servidas. Un despliegue de tal envergadura, propio de las favelas de Río o San Pablo,
es novedoso para el medio argentino, y como
no es un hecho aislado, sino que se da en un
contexto en que salen a la luz los entramados
mafiosos imperantes en esos barrios populares
más pobres, a través del testimonio de sus propios habitantes o de las organizaciones que allí
trabajan, entre ellas los curas de las parroquias
locales, aparece clara la evidencia de un auge
de la competencia entre organizaciones con
mayor logística y número de integrantes que
antes. Esto sería demostrativo de que, según la
secuencia mencionada, se estaría en plena “etapa predatoria”.
2.1.3 Hechos preocupantes
Si nos atenemos a la clasificación por etapas que
ensaya Marcelo Saín en su artículo de esta misma publicación (páginas 313-327), basándose en
el trabajo de Stier y Richards y que se refiere a
“etapa predatoria”, “etapa parasitaria” y etapa de
consolidación o “mutualidad” de la delincuencia organizada, vemos con preocupación que en
2009 se produjeron en el país ciertos hechos que
ponen en evidencia verdaderas luchas por territorios entre bandas que se disputan el monopolio territorial por la distribución mayorista para
el consumo interno, y la instalación de la práctica de cocinas, es decir, de elaboración del estupefaciente que ha entrado al país sin elaborar y
cuya producción final para el consumo se realiza
ahora localmente, lo que indica la existencia de
un importante mercado interno.
En lo que concierne a la distribución interna
de drogas, es inevitable advertir la connivencia
de ciertos sectores de las fuerzas de seguridad,
especialmente de las policías locales con contactos en ciertos niveles de gobierno local en
cada caso. En una encuesta publicada en agosto, realizada en una muestra de mil casos en la
ciudad de Buenos Aires y su conurbano, 47%
de los entrevistados contestó que el lugar donde
En efecto, en provincias argentinas como
Santiago del Estero se comenzaron a detectar cocinas móviles, que hasta ahora se utilizaban sólo
en Colombia para acercar el producto final a las
97
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
Respecto a la trata con fines de explotación
laboral, el fenómeno ya evidenciado en el informe de Derghougassian permanece, aunque
tuvo mucha menos exposición mediática que
en 2008. A escasos meses de que el gobierno
nacional realizara, junto con la Organización de
los Estados Americanos (OEA), el II Encuentro
internacional sobre la trata de personas, el informe que presenta el Departamento de Estado
de Estados Unidos al Congreso, que se conoció
en junio en el país, acusó a la Argentina de no
cumplir totalmente con los mínimos estándares
de eliminación del tráfico, particularmente en
lo que hace a la persecución y condena de los
autores de estos delitos y también en relación
con la asistencia a las víctimas. Esto después
de los elogios del embajador estadounidense en
2008 por el avance legislativo y los planes de
lucha contra la trata.
más fácilmente se conseguía droga era su propio
barrio, lo que demuestra el conocimiento público de los lugares de expendio y es, a la vez, un
dato indirecto sobre altos índices de consumo.
En el mes de septiembre, a raíz de una venganza producida por luchas por territorios, se hizo
público que en un barrio del sur del conurbano
bonaerense, denominado Luis Guillón, en una
zona de tres manzanas coexistían al menos cuatro kioscos de venta de droga al menudeo.
2.1.4 Los otros tráficos
En relación con la trata de personas, el robo de
automotores y la comercialización de autos robados y autopartes, la situación parece haber
mantenido durante 2009 la tendencia ya puesta
en evidencia en el informe de Khatchik Derghougassian de 2008.
En relación con el robo de automotores, la
tendencia ha sido al crecimiento de estos hechos, particularmente en el conurbano bonaerense, la zona del país con mayor parque automotor. También se ha observado, sobre todo en
la segunda mitad del año, un incremento de la
violencia en la comisión de este tipo de delitos.
Esta circunstancia puso en evidencia la complicidad de altos niveles policiales con el tráfico
de automóviles y autopartes, cuando el propio
ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires denunció públicamente un complot
para desestabilizar su gestión, generado por
autoridades policiales de la división encargada
de la prevención del robo de automotores que
habían sido desplazadas por ser sospechosas de
estar vinculadas a irregularidades e ilicitudes
en el área.
La trata de personas, especialmente de mujeres para la comercialización sexual, es predominantemente interna, teniendo su origen más
que todo en las provincias del norte del país. Las
redes están integradas por grupos nacionales, y
aquí es evidente también la complicidad policial y de sectores políticos locales, en particular
en lo que se refiere a la explotación sexual, por
su carácter de oferta al público.
El tráfico internacional de personas tiene a
la Argentina como país de destino, fundamentalmente de mujeres de países latinoamericanos, sobre todo de Paraguay y, cada vez más,
de República Dominicana. El flujo dominicano
parece estar volviendo a hacerse fuerte después
de la oleada migratoria que trajo a cerca de
10.000 jóvenes de ese país a la Argentina a fines
de la década de los noventa. Entre 2007 y 2008
el ingreso de dominicanas habría aumentado
32,78%, y los pedidos de radicación pasaron de
663 a 1.168 en el mismo periodo, según las autoridades migratorias. Sin embargo, para abril
de 2009 ya habían sido rechazadas y devueltas
a su país 666 mujeres de esa procedencia, lo
que demuestra una atención especial de las autoridades al fenómeno.
98
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
2.2 Principales medidas del poder
dicha medida se instruyó a los jefes de todas las
fuerzas de seguridad federales para que implementen un protocolo único de recopilación de
la información y cruce de datos estadísticos, a
fin de establecer qué zonas son de egreso, ingreso, transporte de sustancias, almacenamiento,
distribución o ubicación de laboratorios. Toda la
información obtenida debe coordinarse y remitirse a la Dirección de Inteligencia Criminal, para
mejorar la calidad de la investigación en la materia. Asimismo, se firmaron instrumentos con
países como España, Portugal, Perú y Uruguay,
entre otros, para la coordinación de datos con los
países productores y de destino.
ejecutivo nacional en materia
de narcotráfico y criminalidad
compleja,
2008 y 2009
Mediante resolución 433 de 2008, el 28 de febrero se creó en el ámbito del Ministerio de
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, el
Comité científico asesor en materia de control
del tráfico ilícito de estupefacientes, sustancias
psicotrópicas y criminalidad compleja, conformado por integrantes del poder judicial de la
nación, magistrados fiscales y profesionales en
la materia. Entre las competencias del Comité
se encuentran las de asesorar al ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación en asuntos de:
En materia de investigación criminal, a partir de la segunda mitad de 2008 se hicieron las
primeras reuniones del Consejo de Seguridad
Interior para diseñar políticas nacionales frente al narcotráfico y coordinar medidas con los
diferentes gobiernos provinciales en cuanto al
refuerzo de zonas sensibles de ingreso de sustancias ilícitas, zonas de egreso (puertos), trasporte, almacenamiento y distribución.
Desde el uso hasta el tráfico de estupefacientes.
Control de lavado de activos.
Elaboración e intervención en los anteproyectos de reforma y actualización legislativa
en la materia.
El 28 de julio de 2008 se presentaron los primeros resultados de la “Encuesta nacional sobre
prevalencias de consumo de sustancias psicoactivas (2008)” que constó del relevamiento de
51.000 hogares, realizado por el Ministerio de
Salud en conjunto con el Ministerio de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos. El objetivo de
la encuesta era identificar los problemas sociales
existentes, a fin de que cada ministerio cuente
con datos cuantitativos y cualitativos para el diseño e instrumentación de políticas sociales. Los
datos de la encuesta abarcaban cuestiones sobre
el consumo de sustancias legales e ilegales y las
formas de acceso a la información de la población, y están siendo utilizados por el Estado para
el diseño de planes de prevención o rehabilitación en las áreas de desarrollo social, trabajo, salud, educación y servicio penitenciario.
Asistencia en las relaciones con organizaciones no gubernamentales del ámbito profesional y académico.
Diseño de un plan que comprenda y coordine todos los segmentos de intervención del
Estado, en el marco de su competencia.
Implementación de convenios de colaboración técnica.
Coordinación de actividades de cooperación
jurídica nacional e internacional.
Por otra parte, el 2 de junio de 2008 se dictó la resolución 1466 del Ministerio de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos, por la cual se
creó el Registro Único de Análisis del Narcotráfico (Ruan), con el objetivo de confeccionar
un mapa nacional de sustancias que permitiera conocer: 1) las cantidades, y 2) las calidades
de las sustancias secuestradas (en términos de
concentración, elementos de corte, estiramiento
y demás índices de relevancia físico-químicos), y
3) las zonas geográficas de decomiso. A partir de
El 31 de julio de 2008 se suscribió el Convenio marco de colaboración y asistencia entre
el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos
Humanos, el Comité científico asesor en materia
99
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
de control del tráfico ilícito de estupefacientes,
sustancias psicotrópicas y criminalidad compleja, y el Ministerio de Salud, cuyo objetivo es
la coordinación de políticas públicas en materia
sanitaria en beneficio de las personas privadas
de su libertad, así como de quienes egresen del
Servicio Penitenciario Federal, mediante su incorporación a los planes vigentes del Ministerio
de Salud.
Los días 9 y 10 de octubre de 2008 se realizaron las primeras Jornadas nacionales sobre
políticas públicas en materia de drogas, organizadas por el Comité científico asesor, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, y los ministerios de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos, de Relaciones Exteriores,
Comercio Internacional y Culto, de Educación,
de Desarrollo Social, del Interior, de Salud, y de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social. También
participaron las facultades de medicina, psicología, farmacia y bioquímica de la Universidad
de Buenos Aires, la Academia de Toxicología, la
Asociación de Psiquiatría, organismos de derechos humanos organizaciones no gubernamentales (ONG), la Procuración General de la Nación
y la Defensoría General de la Nación, la Procuración General de la Provincia de Buenos Aires,
magistrados nacionales y locales, jueces, fiscales, defensores, profesionales de la educación,
la salud, el desarrollo social y el trabajo. El objetivo fue discutir la problemática, establecer los
lineamientos para el desarrollo de un mapa criminal de oferta y demanda de drogas con base
en el análisis del primer corte de la encuesta
nacional de prevalencias del Instituto Nacional
de Estadística y Censos (Indec) y los documentos oficiales del Comité científico asesor.
El 27 de octubre de 2008 se suscribió un Convenio marco de colaboración entre el Ministerio
de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y
el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social, con el fin de tomar medidas de prevención y tratamiento de las adicciones dentro del
ámbito laboral, mediante diversos programas
de capacitación. Las acciones y los proyectos
que han de implementarse se llevarán a cabo
mediante acuerdos complementarios entre los
sectores empresariales privados, los sindicatos
y la cartera laboral.
El 1 de septiembre de 2009 el Comité científico asesor presentó ante el ministro de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos los lineamientos fundamentales para el Plan nacional de drogas, 2010-2015, entre los que figuran:
La creación de la Comisión nacional de políticas públicas en materia de drogas.
La adecuación y ampliación del Centro Nacional de Reeducación Social.
La modificación del régimen de asistencia e internaciones en establecimientos asistenciales.
El control y diseño de ajuste de los tratamientos a drogodependientes de acuerdo
con los instrumentos internacionales.
La promoción de la ampliación de la ley de
lucha contra el alcoholismo y su reglamentación nacional.
El impulso al proyecto de regulación del
expendio y publicidad de medicamentos de
venta libre.
El impulso al proyecto de ley de reducción
del consumo de tabaco.
El impulso al programa nacional de educación para la prevención de adicciones y el
consumo indebido de drogas.
El impulso al programa nacional de asistencia a las adicciones.
La prevención y el tratamiento de adictos en
institutos de menores.
La reformulación de las competencias de la
Sedronar.
La fiscalización de precursores químicos y
sustancias que sirven para fabricar drogas,
mediante auditorías a las empresas inscritas.
La ampliación de la estructura y competencias de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica
(Anmat) y del Instituto Nacional de Medicamentos.
100
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
El diseño e implementación de una campaña de prevención del abuso de sustancias
legales e ilegales por los medios de comunicación masiva.
El 30 de septiembre de 2009, el Comité asesor se trasladó bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros con el nombre de Comisión
nacional coordinadora de políticas públicas en
materia de prevención y control del tráfico ilícito de estupefacientes, la delincuencia organizada transnacional y la corrupción, ampliando
sus competencias y funciones.
En cuanto al lavado de dinero, el 10 de septiembre de 2008, mediante la resolución 281,
el poder ejecutivo nacional aprobó la Directiva
sobre la reglamentación del artículo 21 de la ley
25.246 de encubrimiento y lavado de activos de
origen delictivo, por el cual se establece el límite de cumplimiento de la obligación de reportar
operaciones sospechosas por parte de los organismos competentes.
El 22 de diciembre de 2008 se aprobó, mediante la resolución 3907 de ese año, la Agenda
nacional para la lucha contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo 2007-2009,
en la que se establecieron veinte objetivos a
cumplir por la República Argentina, con sus correspondientes metas, de acuerdo con los compromisos asumidos en los organismos internacionales de los cuales es miembro, tales como
el Grupo de Acción Financiera Internacional
(Gafi) y el Grupo Egmont.
jeres, niñas y niños, a continuación se presenta
una síntesis de las mismas desde 2008.
2.2.1 2008
Hacia finales de noviembre de 2006, desde
el programa “Las víctimas contra las violencias”, se culminó la redacción del proyecto
de ley de prevención y erradicación de la
trata de personas y de asistencia a sus víctimas. El mismo fue enviado al Senado de
la nación, donde se le hicieron modificaciones. El mencionado proyecto de ley fue sancionado como ley bajo el número 26.364 el
29 de abril de 2008 y publicado en el Boletín
Oficial el 30 de abril del mismo año.
El Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos organizó el primer Congreso
internacional del Mercosur y Estados asociados sobre trata de personas y pornografía
infantil, que se llevó a cabo en Buenos Aires
en junio de 2008.
El 23 de diciembre de 2008, mediante la
promulgación del decreto 2226, se autorizó a la
titular de la Unidad de Información Financiera
a intervenir como parte querellante en los procesos en los que se investigue la comisión de los
delitos tipificados por la ley 25.246. Esta nueva
facultad le permitirá participar activamente en
los procesos judiciales en los que se persigan
los delitos de lavado de activos y financiación
del terrorismo.
Con respecto a las acciones desarrolladas
frente a la trata de personas, especialmente mu101
Se hicieron exposiciones sobre experiencias y buenas prácticas, e informes
de funcionarios de los países que conforman el bloque del Mercosur y Estados
asociados.
Se trabajó, bajo formato de taller, presentando al cierre del Congreso recomendaciones y conclusiones sobre las
temáticas de:
•
•
•
•
•
Investigación y persecución del delito de trata.
Experiencias en investigación del
delito y empoderamiento de las víctimas.
Protección y asistencia a las víctimas
de trata.
Planes y programas nacionales de lucha contra la trata.
Utilización del internet para la comisión de los delitos de trata y pornografía infantil.
Mariano Ciafardini / José Manuel Ugarte
•
•
•
2.2.2 2009
Administración de justicia.
Capacitación y posterior debate, a
cargo de representantes de las fuerzas de seguridad de la República Argentina.
Explotación sexual de niñas, niños y
adolescentes.
En junio de 2008 se crearon las unidades específicas para combatir la trata de personas
en todas las fuerzas de seguridad federales.
Por la misma época se organizó el Curso de
capacitación sobre tráfico ilegal y trata de
personas, conjuntamente con la Prefectura
Naval Argentina, dirigido a prefectos y prefectas que desarrollan sus tareas en todo el
país, especialmente en las zonas de frontera.
En agosto de 2008 se creó la Oficina de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de Trata.
Al mes siguiente se dictó un seminario en la
Procuración General de la Nación, dirigido a
fiscales, en el que se abordó el aspecto legal
de la temática de trata de personas, y se expuso sobre los casos asistidos desde la sanción de la ley 26.364 por las profesionales
de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de
Trata.
El equipo técnico del programa “Las víctimas contra las violencias” fue convocado
para dictar capacitaciones en la provincia
de Tucumán en materia de prevención y
erradicación de la trata de personas.
En el marco del cumplimiento de la ley
26.364, el 23 de octubre de 2008 se creó el
programa de Protección a las víctimas de la
violencia en el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
En octubre y noviembre se organizaron jornadas de capacitación sobre prevención y
lucha contra la trata de personas, dirigidas
a fuerzas de seguridad, en las provincias de
Misiones y Salta.
En la segunda Reunión de autoridades nacionales en materia de trata de personas,
convocada por el Consejo Permanente de la
OEA, se gestionó, de acuerdo con las estrategias propias de estas reuniones, un consenso
internacional para incluir la idea y la palabra
cliente en los considerandos del documento
final. Así se leyó el mismo incorporándose
por vez primera en una reunión de la OEA
la importancia del cliente, sistemáticamente negada en las reuniones internacionales
previas mantenidas por los países miembros
(marzo 2009).
Se organizaron, con el gobierno de la provincia de Santa Cruz, las Jornadas de capacitación sobre prevención y lucha contra la trata
de personas. Talleres a cargo del equipo técnico del programa “Las víctimas contra las violencias” y la Oficina de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito
de Trata, dirigidas a las fuerzas de seguridad.
Desarrolladas en la ciudad de Río Gallegos,
provincia de Santa Cruz (mayo de 2009).
Se dictó, en la provincia de Santa Fe, una
capacitación dirigida a jueces y fiscales, a
cargo de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de Trata y la Unidad Fiscal en materia de
Secuestros Extorsivos y Trata de Personas
(Ufase) (septiembre 2009).
Se dictó, en la provincia de Formosa, el Taller marco para el abordaje del delito de trata de personas y la asistencia a sus víctimas,
dirigido a funcionarios y funcionarias de
cuerpos policiales provinciales y fuerzas de
seguridad con asiento jurisdiccional. El mismo estuvo a cargo de la Oficina de Rescate y
Acompañamiento a Personas Damnificadas
por el Delito de Trata, la Secretaría de Seguridad Interior y las Fuerzas de Seguridad Federales, representadas en esta oportunidad
por Gendarmería Nacional Argentina (GNA)
(octubre 2009).
102
Los escenarios de la defensa y de la seguridad en Argentina a finales de la primera década del siglo xxi
Se organizaron, con el gobierno de la provincia de La Rioja, Jornadas de capacitación sobre prevención y lucha contra la trata de personas. Talleres a cargo del equipo técnico del
programa “Las víctimas contra las violencias”
y la Oficina de Rescate y Acompañamiento a
Personas Damnificadas por el Delito de Trata,
dirigidas a las fuerzas de seguridad. Desarrolladas en la ciudad de La Rioja, provincia de
La Rioja (noviembre 2009).
2.2.3 2010
En enero de 2010 se realizaron las primeras reuniones anuales de la Mesa de trabajo
interinstitucional conformada en 2006 para
el diseño de acciones conjuntas con el Ministerio del Interior (programa “Las víctimas
contra las violencias”, Secretaría de Seguridad Interior y Dirección Nacional de Migraciones), el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos (Secretaría de Derechos Humanos), el Ministerio de Salud, el Ministerio de
Trabajo, la Secretaría de Turismo de la Nación, la Gendarmería Nacional Argentina, la
Prefectura Naval Argentina, la Policía Federal Argentina y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La finalidad
de dicha Mesa fue diseñar actividades articulando las acciones de las diversas áreas.
Actualmente, y por razones de confidencialidad, la Mesa se encuentra conformada
solamente por las divisiones específicas de
trata de personas de cada una de las fuerzas de seguridad federales, la Secretaría de
Seguridad Interior y la Oficina de Rescate y
Acompañamiento a Personas Damnificadas
por el Delito de Trata.
Bibliografía
Sipri 2009 Yearbook.
Sipri. Military Expenditures Database
Ugarte, José Manuel (2006). La reglamentación de la
ley de defensa: audaz y coherente, con aspectos que
ameritan reflexión, Revista Electrónica Escenarios
Alternativos, junio de 2006
Notas
1
La mención hace referencia a la circunstancia de
que habiéndose sancionado la ley de defensa promulgada el 26 de abril de 1988, su reglamentación
fue dictada el 12 de junio de 2006, es decir, más de
dieciocho años después.
2
Conforme surge de la Estrategia nacional de defensa de Brasil, aprobada por decreto 6703/2008.
3
Artículo 27 inciso b) del Tratado marco de seguridad democrática en Centroamérica.
103
Seguridad y defensa en Brasil en 2009:
avances en la consolidación de un designio estratégico
Alcides Costa Vaz / Artur Andrade da Silva Machado
Resumen ejecutivo
L
a evolución de los principales aspectos de la agenda de seguridad y
defensa de Brasil durante 2009 permite concluir que el país ha limitado sus políticas al acompañamiento y a la supervisión de las estrategias y directrices establecidas en 2008.
Internamente, el país siguió la institucionalización de la burocracia civil
con el fin de encargarse de las iniciativas gestadas en años anteriores en el
ámbito de la política de defensa. Los pasos iniciales en la implementación de
los planteamientos de la Estrategia nacional de defensa, aun cuando tomados
en gran medida en niveles administrativos y jurídicos, adquieren importancia
una vez que abren espacio para la consecución de los objetivos programáticos
de la misma a mediano y largo plazos. En el ámbito regional, los esfuerzos
se dirigieron fundamentalmente hacia la institucionalización de mecanismos
para el diálogo sobre seguridad y defensa entre los países de la región, con un
fuerte acento en la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) y su Consejo
Sudamericano de Defensa (CSD). Los movimientos iniciales en la implementación de la Estrategia nacional de defensa han permitido a Brasil profundizar en sus intereses regionales, por medio de una política de seguridad con
carácter programático.
La innovación más significativa respecto de los asuntos de la agenda
brasileña de seguridad y defensa se produjo en las dinámicas del nivel sistémico, perfilándose una tendencia a incrementar el perfil estratégico de
Brasil. El muy buen desempeño económico del país en el contexto de la
104
Seguridad y defensa en Brasil en 2009: avances en la consolidación de un designio estratégico
crisis global seguramente ha contribuido de manera decisiva a alimentar
la percepción externa de que éste ha crecido en importancia tanto política como económica y, aunque en menor medida, también geoestratégica.
En este contexto, Brasil fue capaz de diversificar su red de socios para la
cooperación en el campo militar y se mantuvo activo en el ámbito de la
cooperación multilateral frente a los desafíos de seguridad de carácter transnacional. Estos desarrollos estimularon al país a buscar una participación
en cuestiones de seguridad de elevada sensibilidad política global.
***
Introducción
A lo largo de 2009, Brasil experimentó un importante cambio en relación con las percepciones sobre su influencia en los ámbitos global
y regional, lo que resultó de la conjunción de
factores emanados de dichos ámbitos y del propio protagonismo internacional del país. Así,
el reconocimiento de su éxito en el manejo de
la crisis económica, la consolidación del G-20
como un foro importante y también como actor
en el diálogo político sobre asuntos económicos
globales, y la creciente visibilidad del Bric (Brasil, Rusia, India y China) se sumaron a la intensa diplomacia presidencial, ejercida bilateral y
multilateralmente, a la activa agenda de cooperación internacional y a la orientación proactiva
que ha marcado la política exterior para proyectar globalmente a Brasil como un actor de creciente expresión internacional.
Sin embargo, es importante considerar que
las percepciones positivas acerca del ascenso
internacional de Brasil reflejan fundamentalmente la mayor visibilidad del país en los dominios político y económico, mientras su perfil
en el ámbito estratégico no ha experimentado
cambios significativos. Por esta razón, global y
regionalmente sigue abordando los asuntos de
seguridad desde una perspectiva que privilegia
el diálogo político y la valoración de marcos
institucionales que reflejen los cambios en la
estructura de poder y del orden internacional y
que posibiliten un trato más simétrico y el ejer-
cicio de mayor influencia de parte de los países
emergentes en los procesos decisorios también
en esta esfera.
Esto señala que en 2009 se mantuvieron las
principales líneas de continuidad en la agenda y
en las políticas de seguridad y defensa del país.
En el ámbito doméstico, el panorama de la seguridad y de la defensa se caracterizó por los
movimientos iniciales de la implementación de
la Estrategia nacional de defensa introducida en
diciembre de 2008, por la discusión de aspectos
que remiten a los abusos de derechos humanos perpetrados durante el régimen autoritario
(1964-1984) y por la discusión acerca de las adquisiciones de medios para las Fuerzas Armadas, en particular la Fuerza Aérea y la Fuerza
Naval. Regionalmente, se puso énfasis en la
consolidación de la Unasur y de su Consejo de
Seguridad como foros adecuados para el tratamiento de asuntos políticos y de seguridad regional. En términos globales, el intento de ampliar y diversificar el conjunto de países con los
cuales Brasil sostiene relaciones más intensas
en materia de seguridad, y de lograr mayor simetría con las grandes potencias en el diálogo
político sobre este tema, fueron los principales
rasgos en 2009 en el ámbito de las políticas de
seguridad y defensa en Brasil. Por ende, ellos
son los elementos que analiza este artículo.
105
Alcides Costa Vaz / Artur Andrade da Silva Machado
1. Los desarrollos domésticos:
la Estrategia nacional de defensa
frente a nuevos retos políticos
La Estrategia nacional de defensa (END), presentada formalmente en diciembre de 2008, representa el hito más importante en tiempos recientes para la articulación sistemática y consistente
del sector de defensa en Brasil. Por ende, para
considerar en qué medida y qué dimensiones
de la misma han afectado de forma substantiva
la política y las acciones del país en el ámbito
de la seguridad y la defensa es necesario examinar su implementación. Dada la perspectiva de
largo plazo y el amplio alcance de la END, los
primeros estadios de su desarrollo están relacionados con la expedición de instrumentos normativos y jurídicos que faculten a las instancias
políticas y administrativas para poner en marcha las acciones previstas para la consecución
de objetivos en los tres ejes estructurantes de la
Estrategia: 1) la reorganización de las fuerzas armadas; 2) la reestructuración de la industria de
material de defensa; y 3) la política de composición de los efectivos de las Fuerzas Armadas.
Por esta razón, las primeras iniciativas en el
ámbito de la END tuvieron un carácter acentuadamente burocrático y de poca visibilidad política
y social. En junio de 2009, al presidente Lula da
Silva (2003-2007; 2007-) se le presentó un paquete de propuestas, entre las que merecen referencia un ambicioso plan de reequipamiento
presentado por las Fuerzas Armadas, en el que
se detallan las necesidades de adquisiciones
hasta 2030, y sus principales proyectos de ciencia y tecnología; la transferencia de la Escuela
Superior de Guerra a Brasilia; la creación de
una Secretaría de Productos de Defensa y otras
modificaciones en la estructura del Ministerio,
entre las que se destaca la creación del Estado
Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Otro aspecto que es necesario subrayar es la
estructuración de una carrera civil para la defensa, que responde a la necesidad de corregir
la distorsión que representa la presencia masiva
de militares en funciones de control y gestión.
Casi todas estas medidas deben ser aprobadas
por el Congreso Nacional, lo que también abre la
oportunidad de ampliar el debate político sobre
las necesidades y preocupaciones de defensa del
país. El mayor desafío para la implementación
de la END es la dotación de recursos presupuestales para atender las adquisiciones y los proyectos
tecnológicos, la ampliación del personal civil y
militar de defensa y la reubicación del aparato de
defensa en el territorio marítimo y continental.
Aun cuando en los últimos años el presupuesto
de este sector ha aumentado significativamente,
está lejos todavía de contemplar de modo suficiente las necesidades y demandas planteadas
en el marco de la END. Por ende, el debate político sobre el presupuesto de defensa adquiere
gran importancia, aun si a lo largo de 2009 no se
avanzó sustantivamente al respecto.
Así, luego de haber logrado una visibilidad
interna y regional importante, la END se ha subsumido, de cierto modo, en la agenda política,
dado que sus principales desarrollos fueron
marcadamente burocráticos, a excepción de la
definición –que no se logró en 2009– sobre la
compra de los cazas de última generación para
la Fuerza Aérea (Proyecto FX-2) que se mantuvo
como un asunto de mayor visibilidad. Este rasgo, sin embargo, no implica la pérdida prematura de importancia de la END; es, ante todo, la
consecuencia previsible de un proceso político
de largo alcance que supone una intensa labor
en los niveles técnico, administrativo, jurídico,
financiero y político. Por tratarse de un esfuerzo
sin precedentes en la trayectoria del sector de
defensa en Brasil, la implementación de la END
se enfrenta a la ausencia de tradición y de una
cultura política interna que privilegie los temas
contemplados en ella, lo que seguramente debe
imponer cierta morosidad en su desarrollo.
Mientras la END estaba en sus estadios iniciales de implementación, con niveles relativamente bajos de politización, otros asuntos de
la agenda doméstica suscitaron conflictos en
el seno de las instituciones de seguridad y defensa. Una crisis importante estalló a raíz de la
106
Seguridad y defensa en Brasil en 2009: avances en la consolidación de un designio estratégico
tentativa de sectores gubernamentales vinculados con la protección de los derechos humanos
de discutir de nuevo la ley de amnistía de 1979,
que había absuelto a los militares y a los civiles acusados de crímenes políticos perpetrados
durante el régimen autoritario (1964-1984), ley
que constituyó uno de los pilares de la transición política pactada que tuvo lugar en Brasil.
El origen de los nuevos cuestionamientos a
la ley de 1979 se remonta a la condena de un
coronel del Ejército a fines de 2008 y a la posibilidad de que su caso también fuera juzgado en
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En este mismo contexto, el entonces
secretario de Derechos Humanos, Paulo Vanucchi, proponía instalar en Brasil una comisión
de la verdad, siguiendo el modelo adoptado en
otros países de la región como Argentina y Perú.
La propuesta de creación de la comisión se presentó en el Programa nacional de derechos humanos 3 (PNDH-3) a finales de 2009, lo que llevó
al ministro Nelson Jobim, así como a los comandantes militares de las tres Fuerzas Armadas, a
anunciar la renuncia a sus cargos.
La crisis fue superada solamente en diciembre, cuando el presidente Lula aseguró que el
modelo de amnistía adoptado en Brasil no cambiaría. El episodio señala el hecho de que, tras
un cuarto de siglo desde el fin del régimen autoritario y a pesar de la buena convivencia entre civiles y militares desde entonces, en los dos
sectores todavía hay mucha sensibilidad acerca
de la represión, la tortura y la desaparición de
opositores al régimen militar.
Al mismo tiempo, la decisión adoptada reafirma la preocupación e interés de parte del
poder civil de evitar confrontaciones directas
con el liderazgo militar por cuestiones relacionadas con el periodo autoritario, sobre todo si
esto implica el riesgo de reintroducir un componente de indeseada inestabilidad en el panorama político doméstico. Por otro lado, suscita
percepciones de que en las relaciones entre civiles y militares persiste un flanco de fragilidad,
que se manifiesta eventualmente.
A pesar de su significado político, la crisis
acerca de la ley de amnistía se mantuvo en su
propia órbita y no afectó el tratamiento de otros
asuntos que movilizaron la atención y los esfuerzos políticos por sus implicaciones directas
para la seguridad y defensa, como lo energético
y, en particular, la explotación de los grandes
yacimientos de gas y petróleo descubiertos en
los últimos años en la costa brasilera. A finales
de 2008, la empresa estatal Petrobras empezó a
explotar petróleo en pequeñas cantidades en la
capa de presal. Frente a la inminente explotación a gran escala del hallazgo de yacimientos
petroleros con un gigantesco potencial energético en la plataforma submarina brasileña, surgieron tres nuevos imperativos directamente
relacionados con la seguridad y la defensa: 1) la
adaptación de la legislación nacional a las nuevas condiciones de explotación de petróleo; 2)
la necesidad de fuerte acción en los foros internacionales pertinentes para garantizar la soberanía del país sobre los recursos encontrados;
y 3) la reforma de la Fuerza Naval con el fin de
responder adecuadamente a las hipótesis de
mayores necesidades y riesgos geoestratégicos.
En agosto de 2009, el gobierno federal de Brasil anunció cuatro nuevos proyectos para cambiar el marco legal para explotación de petróleo
en la capa de presal. La discusión, que hasta el
final del año aún se estaba procesando en el poder legislativo, concierne a cuáles agentes tendrán derecho a explotar la región y qué sistema
regirá la relación entre las inversiones de capital público y privado. En lo que se refiere a la
necesidad de acción en los foros internacionales, los mayores esfuerzos se centran en el Plan
de levantamiento de la plataforma continental
brasileña (Leplac), responsable de presentar estudios científicos a la Comisión de Límites de la
Plataforma Continental, de las Naciones Unidas
(CLCS). Hasta finales de 2009, la CLCS aún no
había respondido a la propuesta brasileña, presentada en 2008, en la cual el país requiere soberanía sobre las siguientes áreas: 1) los depósitos de sedimentos en la desembocadura del río
Amazonas; 2) la cadena de montes submarinos
107
Alcides Costa Vaz / Artur Andrade da Silva Machado
adyacentes a las islas de Vitória y Trindade; y 3)
el extremo sur de la orilla continental.
La defensa del presal y de las instalaciones
para su explotación se vincula directamente
con uno de los aspectos centrales de la Estrategia nacional de defensa: la modernización del
aparato de defensa y, de modo particular, de la
Fuerza Naval. En relación con esto hay dos programas prioritarios. En primer lugar, el Proyecto de desarrollo de misiles superficie-superficie
adaptados a los buques de guerra existentes en
Brasil. En segundo lugar, el Programa de desarrollo de submarinos (Prosub), con el cual Brasil, en cooperación con Francia, tiene la intención de producir el submarino Scorpène, cuyo
casco será adaptado para moverse con propulsión nuclear. Es necesario destacar que el reto
de Brasil con ese programa no tiene que ver con
disuasión nuclear o poderío tecnológico, sino
con la intención de cambiar de la estrategia de
posición fija, actualmente empleada por su Armada, hacia una estrategia de movimiento. Ese
objetivo se puede lograr dado que los submarinos tradicionales sólo alcanzan una velocidad
máxima de 6 km/h, mientras que un submarino
a propulsión nuclear se desplaza a 60 km/h. Este
último programa logró avances importantes en
2009, cuando fue aprobado en el Congreso Nacional. En ese año, además, recibió garantías
de crédito de parte de Francia. Así, la cuestión
energética se ha convertido en un importante
factor de incentivo a la consecución más inmediata de los objetivos y acciones previstas en la
END y referidas a la modernización del aparato
de defensa, y se presenta como un argumento
fuerte en el marco del debate político y parlamentario sobre la política de defensa.
2. El espacio regional:
avances en la consolidación
de la institucionalidad regional
de seguridad y defensa
En el ámbito regional, cabe resaltar que Brasil buscó, con éxito, incorporar los principa-
les desarrollos relacionados con la defensa a la
agenda del Consejo Suramericano de Defensa.
A lo largo de 2009 se produjeron hechos significativos considerados como amenazas a la
seguridad sudamericana, incluyendo la continuación de las tensiones entre Colombia,
Ecuador y Venezuela y de aquellas entre Perú
y Chile, la actuación de poderes extrarregionales en el espacio sudamericano y la perspectiva
de una carrera armamentista de alcance regional. Mientras que, por un lado, estos hechos
alimentan percepciones de un cierto deterioro
del panorama de seguridad regional, por otro,
su tratamiento multilateral en el marco de una
institucionalidad genuinamente sudamericana
señala avances importantes en la construcción
del diálogo político regional sobre seguridad, al
mismo tiempo que tiene consecuencias importantes para la estructura de rivalidades y para
los lazos de confianza regionales. Desde este
punto de vista, considerada desde la perspectiva de los intereses y preocupaciones brasileños, la coyuntura regional ha evolucionado de
forma satisfactoria, en la medida en que dichos
asuntos fueron efectivamente incorporados a la
agenda de la Unión Suramericana de Naciones
y de su recién creado Consejo de Defensa.
Brasil ha acompañado atentamente también
otros eventos regionales, como el resurgimiento
de los ataques de Sendero Luminoso, la evolución de la controversia entre Chile y Perú en la
Corte de La Haya y el anuncio del inicio de la
explotación petrolera en las islas Malvinas. Con
respecto a la cuestión de las Malvinas, lo que
había generado mayor preocupación brasileña
hasta el fin del año fueron los planes de militarización local anunciados por el Ministerio
de Defensa británico. Sin embargo, aun cuando
Brasil hubiera expresado su preocupación e interés político acerca de las cuestiones citadas, la
securitización de estas agendas no se produjo.
Incluso durante la crisis en Honduras, evento
en el que el país desempeñó un rol importante,
Brasil intentó restringir su actuación a los requerimientos del diálogo diplomático y al “principio de no intervención”. Según declaraciones
108
Seguridad y defensa en Brasil en 2009: avances en la consolidación de un designio estratégico
del ministro de Defensa, Nelson Jobim, el empleo
de las fuerzas armadas no se ha considerado en
ningún momento, ni siquiera cuando la Embajada brasileña estuvo sitiada por las tropas hondureñas (Ministerio de Defensa, Nota 29/09/2009).
La acción nacional quedó, por lo tanto, limitada
a las posibilidades diplomáticas.
Un aspecto central en la política de seguridad regional brasileña, la institucionalización
del mecanismo de coordinación de las políticas
de defensa en el nivel regional, ha asumido el
carácter de un macroproceso en el que Brasil
ha adoptado como su principal objetivo el hacer que los compromisos con la paz de la región
logren fijar expectativas y comportamientos de
los actores que hacen parte de ella. En marzo de
2009, los viceministros de Defensa de los países de la región se reunieron en Santiago con
el fin de determinar los fundamentos prácticos
del Consejo Suramericano de Defensa (CSD) y
consolidarlos en un plan de acción. Los objetivos definidos –el establecimiento de una zona
regional de paz y cooperación y la implementación de una amplia agenda para la construcción
de una identidad sudamericana de defensa– fueron
considerados sencillos pero efectivos, especialmente en la medida en que reflejan de modo
pragmático la originalidad de las discusiones
de defensa en América del Sur.
En este sentido, Brasil sumó esfuerzos con
los demás países sudamericanos para cumplir
con el “Plan de acción 2009-2010” del CSD, y
recibió con satisfacción los avances sucesivos
en la concreción de los cuatro ejes temáticos del
plan. En cuanto a la meta de fomento a iniciativas regionales de capacitación y formación, se
realizó el primer Encuentro suramericano de
estudios estratégicos, en la Escuela Superior de
Guerra (Río de Janeiro), así como el seminario
Modernización de los Ministerios de Defensa.
Además, los países se comprometieron con la
creación del Centro Suramericano de Estudios
Estratégicos para la Defensa, en Buenos Aires.
Respecto a la promoción de las industrias y
tecnologías de defensa, Brasil sigue incremen-
tando su comercio de bienes militares con los
países de la región, destacándose la negociación
de exportación de aviones Supertucano a Ecuador, Paraguay y Perú, y la cesión de tecnología de
producción a Colombia (Embrear, 2009). Brasil
también fue elegido para la presidencia y sede
de la Asociación Latinoamericana de Centros de
Entrenamiento para Operaciones de Paz (Alcopaz) en su primera Asamblea general, con lo que
coadyuvó al reto de aumentar la cooperación militar en acciones humanitarias y operaciones de
paz (Centro Conjunto para Operaciones de Paz
de Chile, 2009). Cabe destacar que Brasil sigue
manteniendo la coordinación de tareas con los
países del Cono Sur, Ecuador y Perú en la Misión
de las Naciones Unidas para la Estabilización en
Haití (Minustah), y que en 2009 se envió a ese
país el undécimo contingente militar de Brasil,
que tiene 1.268 soldados, de los cuales 250 son
de la Compañía de Ingeniería.
De todos modos, el principal logro del CDS
en la perspectiva brasileña fueron las discusiones que se dieron en ese marco sobre el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos así
como sobre la perspectiva de surgimiento de
una carrera armamentista en la región, asuntos
considerados de suma importancia para la
seguridad regional. Según la interpretación brasileña, esas dos crisis mantuvieron puntos de
entrelazamiento, mientras incluían también la
posibilidad del aumento de tensiones en algunos ejes de rivalidad.
El origen más inmediato de esa crisis regional se refiere, en primer lugar, a la declaración
del gobierno sueco de que las bazucas de las
cuales se apoderó el Ejército colombiano durante la toma de un campamento de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)
habían sido vendidas a Venezuela en 1988. En
segundo lugar, el acuerdo militar secreto entre
Colombia y Estados Unidos ha ocasionado aprehensión entre los demás países de América del
Sur, debido a la falta de informaciones precisas acerca de los términos de dicho acuerdo, así
como a la perspectiva del incidente en el que
109
Alcides Costa Vaz / Artur Andrade da Silva Machado
una operación militar colombiana violó la frontera con Ecuador. En consecuencia, a mediados
de 2009 la región vivía un estancamiento crítico de las expectativas y de la confianza. De su
parte, Colombia no se fiaba de sus vecinos para
resolver su mayor dilema de seguridad, mientras importantes actores regionales se sintieron
amenazados con la posibilidad de asignación
de un mandato sin restricciones a una potencia
externa con el fin de luchar contra agentes sabidamente transnacionales.
Según el punto de vista brasileño, la solución a la crisis pasaría por el suministro de información sobre el contenido del acuerdo, así
como de garantías de que las acciones de Estados Unidos se limitarían al territorio de Colombia. Fue con ese espíritu que el problema se
llevó a la Reunión extraordinaria del Consejo de
jefes y jefas de Estado de la Unasur en San Carlos de Bariloche, en agosto.
Sin embargo, en un intento exitoso de vincular la cuestión del acuerdo con Estados Unidos
a un tema más amplio, el Canciller colombiano,
Jaime Bermúdez, hizo esfuerzos por llevar a Bariloche la existencia de una carrera armamentista regional. Cabe señalar que, a pesar de un
crecimiento de 90% de los presupuestos militares
promedio en los países de América del Sur entre 2003 y 2008, alrededor de dos tercios de los
gastos regionales se asignan al pago de personal. Las dificultades económicas que asolaron
América Latina entre las décadas de los ochenta
y los noventa también permiten relativizar ese
incremento del gasto militar.
En definitiva, ambos asuntos fueron debatidos multilateralmente y, a finales de 2009, la crisis ya había perdido su impulso inicial, lo que fue
demostrado por el resultado de las negociaciones
ministeriales. Después de dos reuniones extraordinarias de ministros de Relaciones Exteriores y
de Defensa de Unasur, celebradas en Quito, el 15
de septiembre y el 27 de noviembre de 2009, los
países sudamericanos tomaron tres decisiones
importantes: 1) la medición estandarizada de
los gastos militares; 2) la necesidad de notificar
con antelación a los respectivos países miembros
limítrofes y a Unasur cualquier maniobra, despliegue o ejercicio militar; y 3) la necesidad de
notificar a Unasur el desarrollo de ejercicios militares con países extra-regionales y de invitar a
observadores militares en esos casos.
Desde la perspectiva de Brasil, que siempre
ha revelado su preferencia por la solución multilateral, 2009 fue considerado un año fecundo
para la contención de las crisis y para el debate
sobre la seguridad y defensa regionales (entrevista del ministro Celso Amorim en Comisión
de Senado Federal, noviembre 2009). Entre la
Cumbre de Bariloche, en agosto, y el último encuentro de ministros en Quito, en noviembre,
Brasil hizo todos los esfuerzos posibles para lograr algún grado de consenso regional. En los
frentes más polarizados, el país ha avanzado en
negociaciones bilaterales con todas las partes,
cuyo principal resultado ha sido la disposición
de Ecuador para la superación de eventuales
cismas con Colombia, lo que ha culminado con
la activación de medidas para proteger la frontera entre ambos países. Por otra parte, Brasil
estuvo dispuesto a cooperar con Colombia, ofreciendo el intercambio de inteligencia del sistema
Sivam/Sipam en Amazonas, al tiempo que ha
logrado aumentar la comprensión de Colombia acerca de algunas de las preocupaciones de
otros países de la región.
3. La creciente proyección global:
¿un nuevo global player en seguridad?
Con respecto a los acontecimientos mundiales
que afectan las perspectivas de Brasil en materia de seguridad y defensa, 2009 trajo consigo
cambios prometedores, especialmente en lo que
respecta a la inserción del país en las dinámicas geoestratégicas internacionales. Sin embargo, no hubo avances o cambios importantes en
cómo han sido interpretados los acontecimientos de la seguridad internacional en el ámbito
de definición de las políticas nacionales. Así
que la tendencia más notable hacia un aumento
110
Seguridad y defensa en Brasil en 2009: avances en la consolidación de un designio estratégico
del perfil de la política brasileña de seguridad
internacional es, en analogía con la evolución
de la política exterior, la búsqueda de la diversificación de los socios tradicionales.
Las dinámicas económicas y políticas internacionales durante 2009 dieron lugar a importantes implicaciones para la inserción de Brasil en el juego geopolítico global. La fuerza del
crecimiento económico nacional ante el telón
de fondo de la crisis financiera, la articulación
de asociaciones bilaterales y plurilaterales con
otras economías emergentes, tales como el Bric
e Ibas (iniciativa trilateral entre India, Brasil y
Sudáfrica para promover la cooperación sursur), así como el fortalecimiento de los foros
multilaterales como el G-20 financiero, tuvieron el efecto de cambiar el sistema internacional, elevando el perfil geoestratégico de Brasil.
Esas modificaciones permiten mayor margen de
maniobra en los diversos niveles de interacción
política internacional, al mismo tiempo que intensifican las expectativas de la comunidad internacional con respecto a que el país asumirá
nuevas responsabilidades.
Este escenario de mayores expectativas se
hizo visible en la repercusión que obtuvo el reforzamiento de lazos políticos entre Brasil e Irán.
Todos los niveles oficiales de gobierno han hecho pública la posición brasileña, favorable al
programa nuclear iraní con fines pacíficos. La
perspectiva de acercamiento de la Conferencia
de las partes del Tratado de No Proliferación
(TNP) en 2010, ayuda a explicar el intercambio
de visitas entre funcionarios iraníes y brasileños
durante los últimos meses de 2009. En el ámbito
multilateral, Brasil e Irán comparten el interés de
formular una posición contraria a las presiones
para la adopción del Protocolo modelo adicional
de salvaguardias de la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA). Por lo tanto, las motivaciones de esta política de acercamiento reflejan
algo más que una simple expansión geográfica
de los intereses brasileños al área de la cultura
islámica en África y Asia, lo que también explicó
la negociación de un acuerdo con Turquía para la
importación de armas pequeñas.
Además de los contactos políticos y militares con los países de cultura islámica, otros contactos bajo la forma de conversaciones militares
hacen creer que Brasil ha tratado de diversificar
los socios en los ámbitos de seguridad y defensa. En esta materia, el desarrollo más notable es
la iniciativa de diálogo militar con la República
Popular China, que corre paralela a las relaciones políticas, con su línea bilateral y dentro de
la iniciativa Bric.
Desde 2004, China y Brasil empezaron un
programa de intercambio de altos oficiales militares de las tres fuerzas, aumentando su aproximación en el ámbito de la defensa. El diálogo se
ha intensificado a lo largo de 2009, impulsado
por el lanzamiento, en noviembre de 2008, de
la Política de China hacia América Latina y el
Caribe, en la cual China expresó su intención
de aumentar los intercambios militares y la cooperación judicial con los países latinoamericanos. Así que, durante una visita del ministro
Nelson Jobim a Beijing, Brasil y China firmaron
un protocolo al Acuerdo de 2004, con el cual
incrementaron el programa de intercambio, iniciaron perspectivas de cooperación en ciencia y
tecnología y se comprometieron con la instalación en Beijing de un Grupo de trabajo para operaciones militares conjuntas. La cooperación se
extendió también mediante la oferta brasileña
de capacitación de militares chinos para la acción en misiones de mantenimiento de paz de
las Naciones Unidas, la cual ocurrirá en el Centro de Capacitación de la Paz en Río de Janeiro
(Ministerio de Defensa de Brasil, 2009).
Al igual que China, otros países han ganado
espacio como socios prioritarios para la cooperación militar con Brasil. El diálogo con Francia en el ámbito de la seguridad y la defensa es
una evidencia importante de la búsqueda brasileña por diversificación, ya que –además de
las iniciativas de cooperación en el Programa
de desarrollo de submarinos (Prosub) y de la
preferencia oficial por el caza Rafale en el proyecto FX-2– la expresión “relación estratégica”
entre Brasil y Francia ha sido en gran medida
destacada en las declaraciones de ambos países.
111
Alcides Costa Vaz / Artur Andrade da Silva Machado
Hubo un denso ejercicio de coordinación entre
la Fuerza Aérea y la Fuerza Naval de ambos países después del accidente del vuelo 447 de Air
France en el océano Atlántico. Por otra parte, durante su visita a Brasilia, el presidente Nicolas
Sarkozy (2007-) aceptó oficialmente la petición
brasileña de ingresar al Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, sumando una importante alianza a la lista de apoyos conseguida por
el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil
(Ministerio de Defensa de Brasil, 2009).
Con respecto a la tradicional acción de Brasil para mantener la estabilidad y el desarrollo en África, especialmente en los países de
la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa
(CPLP), las conversaciones con representantes
de la Unión Europea y de sus distintos miembros han sido positivas. En septiembre, durante
la visita del ministro de Defensa Nacional de
Portugal, Nuno Severiano Teixeira, Brasil y Portugal anunciaron medidas para la coordinación
de las acciones que ambos países desarrollan en
África. A la cooperación de las fuerzas navales
en el Atlántico Sur se añadió la posibilidad de
acción conjunta en Guinea Bissau, considerado
un país prioritario en el que Brasil ya cuenta
con cerca de trescientos soldados de paz.
Aparte de las iniciativas en las cuales desempeñó un rol protagónico, Brasil ha seguido de
cerca la evolución de la dinámica de seguridad
internacional, especialmente los cambios en la
política de seguridad de Estados Unidos durante
la administración del presidente Barack Obama
(2009-). En este punto, Brasil recibió con entusiasmo el anuncio de cierre de la base militar
de Guantánamo y de la interrupción de la práctica de prisiones internacionales por la Agencia
Central de Inteligencia (CIA). Ganaron importancia entre los expertos el cambio en la política antiterrorista de George W. Bush (2001-2005;
2005-2009), centrada en los actores estatales, a
otra más pragmática, cuya atención se centra en
grupos específicos y actores transnacionales, así
como la distensión en la relación con Rusia de
la cual fueron ilustrativas las negociaciones para
actualizar el nuevo Pacto de desarme nuclear
(Start-II) y la iniciativa de abortar el proyecto de
escudo antimisiles en Polonia.
En un primer momento de gran expectativa,
Brasil invitó a Estados Unidos a asistir a las reuniones de Unasur, una estrategia que culminó
con el intento de iniciar un diálogo directo sobre el acuerdo militar entre ese país y Colombia.
Estados Unidos adoptó la estrategia de evitar el
tema, excepto cuando envió la delegación especial a Brasilia en agosto, compuesta por el asesor
de seguridad nacional del presidente, James Jones, el subsecretario de Defensa para Adquisiciones, Tecnología y Logística, Ashton Carter, y la
secretaria de Estado para Control de Armamentos y Seguridad Internacional, Ellen Tauscher.
La confirmación gradual del retraso de los
proyectos anunciados y la verificación de sus
alcances parciales llevaron a que Brasil adoptara una postura más cauta. Las autoridades brasileñas mantuvieron la evaluación de la política de seguridad internacional estadounidense,
en búsqueda de iniciativas de reducción de la
asertividad que marcó la administración pasada.
Durante la visita de la ministra Dilma Rousseff
a Estados Unidos, la legislatura en Washington
decidió favorablemente sobre la extinción del
proyecto F-22, con lo que se impulsó la política
de limitación de la financiación de armas de
tecnología avanzada, que había sido anunciada por el presidente Obama al comienzo de su
mandato. Nuevos cambios en el panorama de
las relaciones bilaterales con Estados Unidos se
produjeron solamente en el segundo semestre
de 2009, cuando ambos países comenzaron a
negociar un nuevo acuerdo de cooperación militar, lo que sólo se completó al final del año.
4. Balance final
Frente a los muchos interrogantes planteados
por la crisis económica global, por el complejo
panorama político y estratégico regional y por
los ambiciosos objetivos de su Estrategia nacional de defensa, 2009 resultó muy positivo para
112
Seguridad y defensa en Brasil en 2009: avances en la consolidación de un designio estratégico
los intereses de Brasil en las esferas de seguridad y defensa.
En el plano doméstico, aun cuando los movimientos iniciales para la implementación de
la END se hayan producido más en ámbitos burocráticos y jurídicos, con muy poco impacto y
visibilidad inmediata, ha sido posible el desarrollo de iniciativas congruentes con los objetivos y prioridades en ellas asignados. Aunque
muchos de sus aspectos estén pendientes de definiciones operacionales más precisas, la END se
sostiene como un poderoso elemento de orientación política y su sentido programático y de largo plazo sigue siendo un importante elemento
distintivo frente a las incipientes formulaciones
anteriores en materia de política de defensa.
La centralidad que ha ganado la cuestión
energética corrobora directamente las preocupaciones presentes en la esfera de seguridad y
defensa. Sin embargo, dichas preocupaciones
alimentan un sesgo nacionalista que, a su vez,
se suma a la mayor proyección externa del país,
generando interrogantes dentro la región acerca
de la intención del país de actuar con sus socios
regionales o de disociarse de ellos en favor de
una inserción internacional más autónoma. Los
desarrollos observados en 2009 en el escenario
regional y las respuestas e iniciativas de Brasil
permiten un acercamiento a la hipótesis de que,
en la esfera de la seguridad, para el país es un
imperativo acercarse a sus vecinos e interactuar
proactivamente en favor de la consolidación del
espacio y de una correspondiente institucionalidad que sea genuinamente sudamericana, para el
tratamiento de los retos de seguridad y defensa.
te atado a las dinámicas de (in)seguridad de su
región, de la cual depende para el logro de sus
designios en la misma, y que a la vez persigue
una estrategia de inserción internacional orientada por la fuerte valoración de la autonomía.
Referencias
Boletín Mundorama: http://mundorama.net
Centro Conjunto para operaciones de Paz de Chile,
05/08/2009. http://www.cecopac.cl/noticias/2009/
agosto/05_08_alcopaz/05_08_alcopaz.htm
Defesanet, Boletín. 2009. http://www.defesanet.com.br/02_boletins/index.htm
Embrear, Informes. 2009. http://www.embraer.com/espanol/content/imprensa/
Ministerio de Defensa de Brasil, Notas a la Prensa, 2009.
https://www.defesa.gov.br/imprensa/
Ministerio de Defensa de Brasil, Nota 29/09/2009.
https://www.defesa.gov.br/imprensa/mostra_materia.php?ID_MATERIA=33455
Ministerio de Defensa de Brasil, Compendio de Noticias, 2009. https://www.defesa.gov.br/imprensa/
Entrevista del Ministro Celso Amorim a la Comisión de
Senado Federal. Ministerio de Relaciones Exteriores,
Youtube, noviembre, 2009. http://www.youtube.com/
user/MREBRASIL#p/
Poder Aéreo, Noticias. 2009. http://www.aereo.jor.br/2009/
Red de Seguridad y Defensa de América Latina. http://
www.resdal.org/
Al mismo tiempo, es un hecho que la acción
brasileña en el tablero de la política internacional parece prescindir de la participación directa de sus socios regionales, como en el caso del
acercamiento con los demás países del Bric, con
Irán, con la Unión Europea e, incluso, con Estados Unidos. La coyuntura de 2009 expuso de
forma muy clara la dualidad que marca en el presente la condición de Brasil en el ámbito de la
seguridad internacional: un país inevitablemen113
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
Jorge Rodríguez Beruff
Introducción
Pocos días después de concluir 2009, el 12 de
enero de 2010, ocurrió un desastre sin precedentes en la historia del Caribe, por su escala en
pérdidas humanas: el terremoto en Puerto Príncipe, Haití. La devastación causada en la capital haitiana y la enorme cantidad de muertes,
calculada en más de 200 mil, resaltó de nuevo
el reto que representan los desastres naturales
en la agenda de seguridad regional. Los huracanes Gustav e Ike, y la tormenta tropical Fay,
que azotaron a Cuba en 2008 causando grandes
pérdidas económicas (calculadas por el gobierno cubano en 4 billones de dólares), ya habían
servido para recalcar la vulnerabilidad de las
sociedades caribeñas ante los desastres naturales. En el propio Haití, el paso de las tormentas
ese año dejó ochocientos muertos.
El terremoto en Haití, cuyo poder de destrucción se incrementó por la fragilidad de las edificaciones y la pobreza urbana, no sólo golpeó la
débil economía del país, sino que fue, sobre todo,
una tragedia humana enorme por la cantidad de
muertos y heridos, y la desorganización de la
vida cotidiana. Este evento, además de plantear
la necesidad de movilizar recursos internacionales para las labores de rescate y asistencia, levantó el espectro de la amenaza de tsunamis.
Para hacer viable la recuperación del país
fue vital el mantenimiento del orden público en
una ciudad de 3 millones de habitantes, añadiéndose nuevos retos a las funciones que ya tenía la comunidad internacional por medio de la
Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), reforzada por más efectivos internacionales. Además, es evidente que
la estabilidad allí tiene repercusiones en otros
asuntos de seguridad regional, como el control
del tráfico de drogas y la migración.
De esta manera, la tragedia haitiana confirmó que el control de los desastres naturales y los
causados por el hombre será una preocupación
de muy alta prioridad en la agenda de seguridad
caribeña y en la de los actores internacionales
en la región. De hecho, esta ha sido una preocupación creciente, sobre todo desde los estragos
causados por el huracán Mitch (1998) en Centro
América. Como en el caso de Mitch, en esta ocasión el Comando Sur de Estados Unidos desempeñó un papel de mucho relieve en el manteni-
114
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
miento del orden y en las labores de asistencia,
a veces generando fricciones con otros actores
por el control que ejerció sobre el aeropuerto
internacional. La experiencia de Haití indica
que la respuesta a los desastres naturales requerirá una combinación de esfuerzos nacionales,
regionales e internacionales, así como la adopción de medidas preventivas.
El otro aspecto de la seguridad que continuó teniendo una gran importancia durante
2009 tiene que ver con el auge del narcotráfico, la criminalidad y la corrupción, retos que
parecen haberse recrudecido en todo el Caribe.
Por ejemplo, instituciones de mucha influencia social y política en República Dominicana,
como la iglesia católica, han expresado alarma
con lo que consideran una crisis institucional
y de gobernabilidad creada por la penetración
de organizaciones del narcotráfico en las fuerzas de seguridad. En Puerto Rico, las cifras de
asesinatos han vuelto a los altos niveles de mediados de los años noventa, y el gobierno decidió movilizar la Guardia Nacional para cumplir
labores policiales. La criminalidad continuó en
el tope de las preocupaciones de la Comunidad
del Caribe (Caricom), incluyendo el problema
de la pérdida de ingresos turísticos por la alta
incidencia criminal.
Además, se plantea la interrogante sobre el
impacto que tendrá en el Caribe la Inicitaiva Mérida para México y Centroamérica, el cual sólo
incluye a Haití y República Dominicana. Irónicamente, el éxito de esta iniciativa podría tener
el efecto de desplazar las rutas del narcotráfico
hacia el Caribe. Los analistas de los patrones del
narcotráfico a menudo han señalado el carácter
fluido de las rutas. Quizá por esto, a mediados
de 2009 Estados Unidos anunció una iniciativa
de seguridad para la Cuenca del Caribe, el Caribbean Basin Security Initiative (CBSI).
A comienzos de 2009, Francia enfrentó una
huelga larga y dura en la isla de Guadalupe,
causada por el aumento en los precios, el desempleo y otras reivindicaciones económicas y
políticas. Algunos comentaristas calificaron la
situación como una “revuelta” de los territorios
franceses en el Caribe, y los hechos de Guadalupe como una crisis de seguridad. La respuesta
francesa consistió en una actitud dura con los
participantes de las protestas, a la vez que aprobaba un paquete económico de 580 millones de
euros. El gobierno de Nicolas Sarkozy (2007-),
auspició también un referendo en Martinica y la
Guyana Francesa, cuya población rechazó, por
amplio margen de más de 70%, el reclamo de
mayor autonomía. Guadalupe fue excluida de la
consulta. Francia posee importantes intereses de
seguridad en el Caribe, relacionados con la proyección de su poder naval y con el Centro Espacial de Kourou, en la Guyana Francesa, que es
también el centro espacial de la Unión Europea.
Finalmente, durante 2009 se planteó la aparente tendencia a la profundización de la colaboración en el terreno de la seguridad entre
Venezuela y Cuba. Al menos desde 2004 se han
desarrollado relaciones de colaboración militar
entre los dos países, con visitas recíprocas de
oficiales de ambas naciones. En 2007, el presidente Hugo Chávez (1999-2001; 2001-2007;
2007-) propuso una junta de defensa nacional
del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América-Tratado de Comercio de los
Pueblos). La reforma militar que se llevó a cabo
en Venezuela en 2009, creando la Milicia Bolivariana, y la salida del vicepresidente Carrizález, por su oposición a la participación de oficiales cubanos en la organización de esa fuerza,
han vuelto a poner sobre el tapete el alcance de
la colaboración militar entre los dos países.
El asunto de la alianza de seguridad entre
Cuba y Venezuela tiene como contrapartida la
iniciativa de Estados Unidos de obtener acceso
a varias bases militares en Colombia. Venezuela
ha denunciado la iniciativa estadounidense, así
como la violación de su espacio aéreo por vuelos provenientes de las bases Forward Operating
Locations (FOL) en Aruba y Curazao. En general,
la actitud de Venezuela es de no colaboración y
antagonismo con las políticas de seguridad de
Estados Unidos en el Caribe, incluyendo la política
antidrogas. Por ejemplo, la asistencia que ofreció
115
Jorge Rodríguez Beruff
el Comando Sur a Haití fue denunciada por Venezuela como una “invasión”, mientras que Cuba
tuvo una retórica más comedida y tomó iniciativas de colaboración con Estados Unidos.
El año 2009 muestra un cuadro complejo y
cambiante en el Caribe en el terreno de la seguridad, cuyas líneas principales analizamos a
continuación.
1.
Haití y la seguridad
en condiciones extremas
El mandato de Minustah, la misión de seguridad
de la ONU, se extendió por un año el 15 de octubre
de 2008. A fines de 2009, contaba con 9.057 efectivos, de los cuales 7.032 eran militares y 2.025
policías. Tenía también un personal civil de 482
funcionarios internacionales, 1.228 nacionales y
215 voluntarios. El nivel autorizado es un poco
más alto1. En 2009, Minustah mantuvo el orden
durante las elecciones senatoriales parciales,
apoyando ampliamente la celebración de los comicios. Su efectividad para controlar la violencia
se refleja en la reducción de los asesinatos, que
pasaron de 290 entre enero y septiembre de 2008
a 147 para el mismo periodo de 2009. Algunas
organizaciones de derechos humanos han reconocido su eficacia, aun cuando también señalan
dificultades en varias áreas, como la protección
de las mujeres y la frontera2.
El Consejo de Seguridad de la ONU decidió
enviar una misión a Haití para investigar la situación de seguridad, del 11 al 14 de marzo de 2009,
bajo la presidencia del embajador Jorge Urbina,
de Costa Rica. La misión encontró que la Policía
Nacional haitiana todavía no estaba en condiciones de hacerse cargo de la seguridad y, por ende,
el mandato de Minustah debía extenderse. También recomendó que se apoyaran los esfuerzos
de las autoridades haitianas para promover la estabilidad socioeconómica y el desarrollo3.
El devastador terremoto del 12 de enero de
2010 transformó radicalmente la situación haitiana, incluyendo las necesidades y perspecti-
vas de seguridad. El jefe interino de Minustah,
Edmund Mulet, expresó que la recuperación
de Haití tomaría décadas, lo que evidentemente altera cualquier cronograma para el retiro
eventual de la misión de la ONU4. El terremoto,
además del elevado número de muertes, dejó
aproximadamente un millón de personas sin
vivienda e interrumpió los servicios básicos de
la ciudad5. La situación planteó de inmediato
el espectro de un quiebre del orden público, el
aumento de la violencia y los saqueos, así como
el fortalecimiento de las pandillas urbanas.
Para reforzar la seguridad, el Consejo de
Seguridad de la ONU autorizó 2.000 efectivos
militares y 1.500 policías adicionales, tropas
que vendrían de dieciséis países, incluyendo
900 soldados brasileños6. Además de este aporte de la comunidad internacional, la respuesta
de Estados Unidos ha sido, aparte de la Minustah, la de mayor peso en el terreno de la seguridad. El Comando Sur desplegó tres barcos,
incluyendo el portaviones USS Carl Vinson y el
buque hospital USNS Comfort. Se informó que
se enviarían 10.000 hombres, incluyendo elementos de la 82ª división aerotransportada. Los
militares estadounidenses tomaron control del
aeropuerto internacional y desplegaron tropas
en los predios del Palacio Nacional, una acción
de fuerte simbolismo. El control del aeropuerto creó fricciones con algunas instituciones de
asistencia7. Las tropas inmediatamente cumplieron misiones de mantenimiento del orden
en la ciudad8. Una encuesta demostró que en
Estados Unidos la decisión de la administración del presidente Barack Obama (2009-) de
enviar tropas y recursos civiles a Haití contaba
con amplio apoyo9.
La respuesta estadounidense impidió, entre otras cosas, un protagonismo mayor de Venezuela, el país que envió los primeros aviones con asistencia y que preparaba una misión
ruso-venezolana cuando se dio el envío de tropas por parte de Estados Unidos. El presidente
Chávez calificó la acción como una “ocupación
encubierta”10. Un analista llegó a plantear la tesis
de que se trataba de una gran movida geopolítica
116
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
para controlar el petróleo y el poderío regional
brasileño11.
La reacción cubana a la presencia de Estados
Unidos en Haití ha sido más mesurada que la de
su aliado venezolano. La decisión de permitir el
uso de su espacio aéreo fue agradecida públicamente por Hillary Clinton12. Cuba mantiene un
importante contingente médico en Haití, y en la
reunión de cancilleres del Alba se pronunció a
favor de incrementar la cooperación médica del
bloque de países, sin recalcar la presencia militar estadounidense, que fue el punto central de
las argumentaciones de Venezuela y Nicaragua.
Se debe mencionar también la reacción positiva del gobierno del presidente de República Dominicana, Leonel Fernández (2004-2008;
2008-) a las labores de asistencia en Haití. La
crisis representa una oportunidad para ampliar
la colaboración entre ambos países13.
2. Las nuevas iniciativas de Estados
Unidos hacia la Cuenca del Caribe:
Iniciativa Mérida, Sactsa y CBSI
Aparte de la participación en las tareas de asistencia y de seguridad en Haití, Estados Unidos
ha iniciado varios programas de seguridad que
tienen incidencia en el Caribe. Durante 2008
lanzó la Iniciativa Mérida, que sus críticos han
llamado el Plan México. Según David T. Johnson, secretario de Estado Adjunto, responsable
de coordinar esta iniciativa en el Departamento
de Estado, se trata de una “alianza de cooperación en seguridad para combatir el tráfico transnacional de narcóticos y el crimen organizado
en México, América Central y el Caribe”14. Los
dos países del Caribe participantes son Haití
y República Dominicana. En julio de 2008, el
Congreso estadounidense asignó 400 millones
de dólares para México y 65 millones para Centroamérica y el Caribe, correspondientes a la
primera fase del plan, que durará tres años. El
total asignado para esta Iniciativa es de 1.600
millones de dólares, y ella está diseñada como
un programa multidimensional que asigna equipo, tecnología y recursos para aspectos como la
interdicción y la seguridad fronteriza, la lucha
contra la corrupción, la reforma judicial, medidas contra el lavado de dinero, y la reducción
de la demanda de drogas y el flujo de armas ilegales, entre otros15.
La Iniciativa Mérida tiene implicaciones para
la seguridad del Caribe. Por un lado, se define
como un plan que abarca a la región al incluir a
dos países de alta incidencia de tráfico de drogas,
Haití y República Dominicana. Sin embargo, no
conocemos la cantidad de recursos dedicados al
Caribe, dado que están subsumidos en la asignación a Centroamérica. Un comentarista caribeño destacó que, en realidad, para fines de 2009
se había gastado solamente 2% de los recursos
asignados16. Por otro lado, el éxito que pudiera
tener en reducir los flujos de drogas por la ruta
de Centroamérica y México podría tener el efecto de aumentar el tráfico por las rutas caribeñas,
ya que los analistas han señalado reiteradamente
el carácter fluido y cambiante de las rutas y la
adaptabilidad de los narcotraficantes.
Quizá por esto, Estados Unidos anunció en
2009 la implementación de la Caribbean Basin
Security Initiative (CBSI). Ya en septiembre de
2008 ese país había anticipado la iniciación de un
diálogo con los líderes de Caricom y República
Dominicana para “reforzar la cooperación mutua
en materia de seguridad”17. En la Cumbre de las
Américas llevada a cabo en Trinidad-Tobago, del
17 al 19 de abril de 2009, el presidente Barack
Obama reafirmó el interés de su gobierno por
impulsar ese diálogo y dedicar más recursos a la
seguridad regional18. Ese compromiso se tradujo,
precisamente, en la CBSI, para la cual se asignaron 45 millones de dólares, recursos para varios
años, por lo que se trata de una suma bastante
modesta. La CBSI está diseñada como un programa multidimensional que tiene como modelo la
Iniciativa Mérida para México y Centroamérica19.
El programa se discutió en una reunión técnica
que se llevó a cabo el 20 de mayo de 2009 en Surinam y en la que participaron representantes de
varias agencias estadounidenses20.
117
Jorge Rodríguez Beruff
Además, Estados Unidos ha reforzado su
presencia en Colombia. El 14 de agosto de 2009
ambos países acordaron un Defense Cooperation
Agreement (DCA), que se denomina formalmente Supplemental Agreement for Cooperation on
Technical Assistance and Security (Sacta) y que
se firmó el 30 de octubre. Mediante este acuerdo, Estados Unidos obtuvo acceso a siete bases
colombianas: tres aéreas, entre ellas la de Palanquero, dos navales, incluida la de Cartagena en
la costa Caribe, y dos del ejército21. Venezuela
denunció el acuerdo como hostil y amenazante
y respondió desplegando fuerzas militares en la
frontera e imponiendo sanciones económicas a
su vecino. Estados Unidos argumentó que el acceso a las bases era para propósitos definidos relacionados con la lucha contra el narcotráfico y
la insurgencia y que, de todos modos, desde octubre de 2004 Colombia había establecido un tope
legal de 800 efectivos militares y 600 contratistas
estadounidenses en su territorio. Las maniobras
auspiciadas por Southcom en Guyana de julio a
septiembre de 2009, Operation Southern Partner
y Operation Continuing Promise, también fueron denunciadas por Venezuela como parte de
una estrategia geopolítica de Estados Unidos.
Hay que señalar, por otra parte, que Estados
Unidos enfrenta problemas similares a los del
resto del Caribe en su propio territorio caribeño: Puerto Rico, donde entre 2008 y 2009 los
asesinatos se incrementaron en 21,3%, llegando
a 894 en el último año, una cantidad cercana a
la alta incidencia de mediados de los noventa.
Esto llevó al gobierno a movilizar a la Guardia
Nacional para que cumpla funciones policiales,
una acción que quizá tenga que ver más con las
relaciones públicas que con estrategias efectivas en contra del crimen22.
3. Caricom: implantando las nuevas
instituciones regionales de seguridad
Caricom23 es la única organización regional que
se ha dado a la tarea de construir un conjunto
de instituciones de colaboración en materia de
seguridad entre los estados miembros y entre
Caricom y otros estados. En realidad se trata
de un proceso de integración de las políticas
y estructuras de seguridad. Ese desarrollo de
instituciones subregionales propias continuó
durante 2009. El modelo y las iniciativas de colaboración de Caricom son un ejemplo de lo que
podría lograrse en toda la región si hubiera la
voluntad y las condiciones políticas que viabilizaran un proyecto de seguridad de ese alcance.
El proyecto de Caricom se inició en 2005,
cuando se formuló el Regional Security Framework. Este esquema se implantó durante 2006
para proveerle seguridad a la copa mundial de
Cricket que se llevó a cabo al año siguiente. El
plan de colaboración subregional se formalizó
en 2006 en St. Lucia durante la 26ª Conferencia
de Jefes de Gobierno de Caricom. En esa reunión
se creó la Implementation Agency for Crime and
Security (Impacs), bajo el Consejo de Ministros
de Seguridad Nacional y Cumplimiento de la
Ley (Consle). Impacs cuenta con cinco comités
intergubernamentales permanentes.
La creación de esta agencia regional de seguridad ha viabilizado el establecimiento de otras
instancias, tejiendo un nuevo entramado institucional para coordinar acciones y compartir recursos. Por ejemplo, se establecieron el Regional
Intelligence Fusion Centre (Rifc), el Joint Regional Communications Centre (JRCC), el Advance
Passenger Information System (Apis), y el Integrated Border Security System (Caribsecs). Están
en proceso de organización el Regional Investigative Management Team (Rims), la Regional Integrated Ballistic Information Network (Ribin), la
Regional Forensic Science Capacity, y el Advance Cargo Information System (Acis), entre otras
instancias aprobadas por la organización regional. Impacs informó a la OEA sobre los detalles
de estos avances a comienzos de 201024.
Edwin Carrington, secretario general de Caricom, resumió de la siguiente manera los esfuerzos de integración en el terreno de la seguridad durante la reunión de Consle del 21 de
mayo de 2009:
118
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
colaborador cercano de Raúl Castro. El amplio
cambio en el gabinete incluyó a once funcionarios, las carteras de Economía, Relaciones Exteriores, Finanzas, Trabajo, Comercio Interno,
Alimentación e Industria Pesada27.
Se han dado pasos significativos en el desarrollo
de una estrategia regional sobre crimen y seguridad. Sin embargo, lo que hay que resaltar son
los esfuerzos para hacer efectiva esta estrategia
mediante la implementación de legislación y
tratados para manejar la seguridad fronteriza,
los reglamentos marítimos y un sistema de protección de la justicia (traducción del editor)25.
Además, la discusión de los problemas de
seguridad regional y su carácter multilateral fue
incorporada en un programa de formación para
diplomáticos de nivel medio26.
La implantación de CBSI por parte de Estados Unidos tiene el propósito, al menos en parte, de apoyar estas iniciativas de Caricom.
4. Cuba: cercanía con Venezuela
y algunos pasos hacia la
concertación con Estados Unidos
Las políticas de seguridad de Cuba durante 2009
se han movido entre el fortalecimiento de la
alianza con Venezuela y los países del Alba, la
búsqueda de alianzas extrarregionales con países competidores de Estados Unidos y algunas
iniciativas de acercamiento a ese país en asuntos
puntuales de seguridad como los desastres naturales y las migraciones. Estas iniciativas no han
estado exentas de dificultades, pero es probable
que la colaboración de seguridad tienda a expandirse aún más en el futuro, incluyendo aspectos
críticos como el control del narcotráfico.
A principios de 2009 se produjo un cambio
significativo en el liderazgo gubernamental, que
confirmó el control de Raúl Castro y, por ende,
el peso político decisivo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Líderes civiles destacados
como Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y José Luis
Rodríguez salieron del gobierno en los primeros días de marzo. Algunos de ellos habían sido
mencionados como figuras políticas importantes
para un posible recambio político. Carlos Lage
fue sustituido en el cargo de secretario ejecutivo
del Consejo de Ministros por el general de brigada José Amado Ricardo Guerra, ex secretario y
Cuba intensificó también las relaciones bilaterales con Rusia durante ese año, luego de las
visitas del presidente Dimitri Medvedev (2008-)
a la isla en noviembre de 2008 y de Raúl Castro a Moscú en enero de 2009. Durante el año
se firmaron 36 acuerdos y varios ministros cubanos viajaron a Rusia, entre otras iniciativas
de colaboración. Entre los acuerdos firmados
se encuentra uno para la explotación de cuatro
bloques petroleros en aguas territoriales cubanas por parte de la compañía rusa Sarubezhneft. Las relaciones con Rusia son también claves
para el mantenimiento y la renovación del armamento cubano. La importancia que se le adscribe a esta relación se expresó simbólicamente
en la designación de Rusia como país invitado
de honor en la Feria del Libro28.
La alianza estratégica de seguridad a la que
Cuba le ha otorgado mayor importancia es la
que ha venido desarrollando con Venezuela y
los países vinculados al Alba. Según un análisis
de Carlos A. Romero, esa alianza se caracteriza
por los siguientes elementos:
Una política opuesta a la participación de
Estados Unidos en planes de seguridad y defensa regional.
La diversificación de las compras militares,
así como de la asistencia técnica y de la formación de recursos humanos.
El acercamiento estratégico-militar a China,
Rusia e Irán y a otros países rivales de Estados Unidos y sus aliados29.
La colaboración entre ambos países ha incluido visitas mutuas de oficiales y participación en cursos profesionales desde 2004. Según
Romero, “la nueva estrategia cubano-venezolana contempla la necesidad de lanzar la propuesta de un bloque regional de defensa, distinto al
Tratado Interamericano de Asistencia Recípro-
119
Jorge Rodríguez Beruff
ca (Tiar), en donde participe Cuba y no Estados
Unidos y se dé un apoyo estratégico a gobiernos
amigos y a movimientos revolucionarios en la
región”30. No se conoce la existencia de un tratado formal de seguridad entre ambos países. La
oposición venezolana ha venido denunciando
insistentemente la creciente injerencia cubana
en la seguridad interna y en los organismos de
gobierno31.
A raíz de la renuncia del vicepresidente
Carrizález en Venezuela se alegó que ésta estuvo motivada por diferencias con los planes de
poner generales cubanos al mando de la organización de la Milicias Bolivarianas32. La visita
del comandante de la revolución y ministro de
Tecnología cubano, Ramiro Valdés, encabezando una delegación técnica para colaborar en la
solución de los problemas energéticos venezolanos, ha generado una preocupación mayor sobre
el propósito real de la visita, la cual se especula
tiene que ver con la seguridad interna del país
en un momento en que el presidente Chávez
enfrenta crecientes dificultades políticas33. En
todo caso, la colaboración cubano-venezolana
en materia de seguridad continuará siendo un
asunto político delicado en Venezuela34.
Por otro lado, es necesario señalar que Cuba
ha tomado cierta distancia de la retórica antiestadounidense más beligerante del presidente
Chávez. Por ejemplo, las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, luego del terremoto en Haití, fueron bastante conciliadoras. Rodríguez “reiteró
la disposición de Cuba a cooperar en el terreno
con cualquier país, sin excepción, envuelto en
la operación humanitaria. Y en efecto, de establecer cooperación en el terreno con Estados
Unidos (…)”35.
Asimismo, durante 2009 y a comienzos de
2010 se han dado algunas iniciativas de colaboración en el campo de la seguridad que abren la
posibilidad de un mayor grado de concertación
entre Cuba y Estados Unidos en asuntos específicos. Por ejemplo, una delegación estadounidense presidida por el general Russell Honoré,
el comandante del grupo de trabajo de Katrina,
visitó Cuba en julio de 2009 y sostuvo reuniones
de alto nivel para discutir temas relacionados
con los desastres naturales36. Como hemos mencionado, Cuba también permitió el uso de su espacio aéreo para vuelos de asistencia de Estados
Unidos luego del terremoto en Haití. Igualmente,
en mayo de 2009 se anunció que se reanudarían
las conversaciones Cuba-Estados Unidos sobre
temas migratorios37. Estas se llevaron a cabo, con
algunas fricciones, en febrero del 201038. También se han iniciado conversaciones sobre el restablecimiento del correo directo39.
En cuanto al problema de las drogas, dado
que las medidas de control del tráfico por la ruta
de Centroamérica y México, bajo la Iniciativa
Mérida, podrían estar alimentando un tráfico
mayor por el Caribe y Cuba (ya en 2009 la incautación de drogas por las autoridades cubanas se
duplicó)40, es previsible que el problema del narcotráfico permita mayor colaboración con Estados Unidos. De hecho, desde hace algún tiempo
existe alguna cooperación en este terreno.
En el plano de la seguridad interna se deben mencionar las maniobras Bastión 2009,
llevadas a cabo en noviembre de ese año. La
particularidad de estas maniobras, aparte de su
escala, la mayor en cinco años, es que su hipótesis de conflicto estaba basada en una sublevación popular interna instigada desde el exterior
y apoyada luego con ataques de una fuerza aérea. Las maniobras Bastión anteriores a 2009 no
planteaban un reto desde la propia población.
El segundo jefe de Estado Mayor de las FAR, general de división Leonardo Andollo, dijo que el
escenario preveía “el aumento de la actividad
subversiva del enemigo, encaminada a provocar desorden social e ingobernabilidad, aprovechando para ello la situación que se ha creado
(…) como consecuencia de la crisis financiera y
económica de carácter mundial (…)”. Raúl Castro, al concluir las maniobras, hizo referencia a
que “la situación político militar puede complicarse en un mes, más o menos, como lo demuestran hechos recientes en América Latina”41.
120
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
5. República Dominicana:
drogas y corrupción oficial
El auge en el consumo de drogas, el narcotráfico
y la corrupción oficial ocupó una posición muy
relevante en el debate público sobre seguridad
en República Dominicana en 2009, en grado aún
mayor que en los años anteriores. El caso del ex
capitán del ejército, Quirino Ernesto Paulino,
arrestado en 2004 por traficar más de 900 millones de dólares en cocaína hacia Estados Unidos,
sirvió para develar las redes políticas y gubernamentales que tenían las organizaciones del narcotráfico. En agosto de 2008 fueron masacrados
siete colombianos en Paya, Baní; el dinero y los
1.300 kilos de cocaína que estaban en su posesión desaparecieron. Por este caso fueron acusadas veintisiete personas, entre militares y civiles,
en parte por las repetidas denuncias del senador
por la provincia de Peravia, Wilton Guerrero,
quien ha insistido en la participación de oficiales
de la Marina en el tráfico de drogas.
A comienzos de 2009 el reto de la corrupción
de la Fuerzas Armadas y la Policía Nacional ya
estaba planteado como un asunto político muy
relevante. El periódico Hoy editorializó:
La infiltración del narcotráfico en instituciones
públicas es una realidad que los dominicanos
sensatos deberíamos considerar como una de
las más graves amenazas para la gobernabilidad y para el sistema democrático42.
El mismo día en que se publicó este editorial,
se informó que el presidente Leonel Fernández
había advertido en una reunión con 218 oficiales
que debían “cuidarse de toda tentación emanada
de los narcotraficantes”43. Luego, el 27 de febrero de 2009, la corrupción de militares y policías
volvió a surgir en el discurso del presidente a la
Asamblea Nacional, en donde dijo: “no nos temblará el pulso para limpiar y aplicar todo el peso
de la ley a aquellas lacras sociales que con sus
malas acciones empañan el prestigio y el honor
de la Fuerzas Armadas y la Policía Nacional”44.
En un interesante artículo del periodista Juan
Bolívar Díaz sobre la depuración de las fuerzas
de seguridad, publicado al día siguiente del
mensaje presidencial, se hace referencia al caso
de Paya, Baní, a la detención de veintidós miembros de la policía en Puerto Plata, al traslado en
masa de la dotación policial de Bonao y al asalto
de la empresa Parmalat por un grupo comandado por el mayor de la Fuerza Aérea, Jorge Vargas
Cuello, quien resultó herido en el incidente. El
periodista señala que en dos años 5.200 miembros de la fuerzas de seguridad han sido expulsados y, desde 2004, dos generales y seis coroneles
por narcotráfico y otros delitos. Bolívar señala el
gigantismo de las fuerzas de seguridad (117.255
personas, contando jubilados, 29% de los empleados del gobierno central), la mala remuneración y el pluriempleo como las causas para la
alta incidencia de los casos de corrupción45.
Las denuncias sobre corrupción oficial y
los escándalos vinculados al narcotráfico continuaron ocurriendo durante 2009 y comienzos
de 2010. El senador de la provincia de Peravia,
Wilton Guerrero, se ha convertido en una figura
emblemática de las denuncias sobre narcotráfico y corrupción. También Mario Vinicio Castillo, asesor del poder ejecutivo y presidente de
la Comisión Nacional de Ética y Combate a la
Corrupción, se ha unido a la denuncia sobre el
involucramiento de altos oficiales en estos delitos46. En septiembre de 2009 fueron arrestadas
once personas, entre civiles y militares, adscritas a la Dirección Nacional de Control de Drogas
(DNCD), en el aeropuerto Gregorio Luperón de
Puerto Plata por el intento de enviar 43 paquetes
de cocaína en un furgón destinado a Canadá. La
operación la dirigía un capitán de la policía47.
El caso más dramático fue el de la red de narcotráfico del puertorriqueño José David Figueroa Agosto, quien se fugó de la cárcel en Puerto
Rico con una orden de excarcelación falsificada
y llegó a República Dominicana en 1999. Varios
políticos puertorriqueños, como Ramón Luis
Rivera hijo, Ramón Luis Rivera padre, Carlos
López Nieves, Manuel Marrero Hueca, Ángel
Buzo Rodríguez y Antonio Silva, habían solicitado su indulto por escrito alegando que era un
hombre honesto. Antonio Silva, quien preside
121
Jorge Rodríguez Beruff
una importante comisión legislativa, le visitó
varias veces en la cárcel48. En efecto, durante
diez años Figueroa Agosto tuvo relaciones estrechas y públicas con la elite económica y política
del país. En septiembre de 2009 logró evitar su
captura luego de una persecución espectacular.
A Figueroa Agosto se le atribuye el haber construido una organización que manejaba vuelos
de avionetas con drogas y el lavado de una gran
cantidad de dinero. Según Wilton Guerrero, Figueroa Agosto recibía dos avionetas por semana,
que le dejaban 2 millones de dólares cada una.
Entre otras personas, el coronel José Amado
González González, quien fue asesinado, estaba
vinculado a la organización de Figueroa Agosto.
Se ha sugerido que su muerte fue para encubrir
el alcance de los contactos oficiales de la organización49. También fueron arrestados dos empresarios artísticos50. Una institución respetada
como la Fundación Institucionalidad y Justicia
(Finjus) denunció que los mecanismos de inteligencia simplemente no funcionaban y que el
narcotráfico estaba llevando al país al caos51.
A pesar de la importancia de otros asuntos
de seguridad, como el de la frontera dominicohaitiana, el reto de la corrupción de los cuerpos
de seguridad ha ido pasando a primer plano en
la preocupación y el debate públicos. El problema ha llegado a definirse como un asunto de
gobernabilidad e, incluso, ha puesto en entredicho a la organización antidroga controlada por
los militares, la Dirección Nacional de Control
de Drogas (DNCD). El gobierno ha respondido
pasando al retiro a algunos oficiales, pero el
problema es de gran complejidad y continuará
siendo un asunto de mucha importancia política. Además, la corrupción de las fuerzas de
seguridad se da en un contexto en que la corrupción gubernamental en general se ha convertido en una gran preocupación para el país.
Anthony P. Maingot ha señalado que “existe un
fuerte vínculo entre la corrupción tradicional,
general, y la que permite al crimen organizado
operar con virtual impunidad”52.
Al reto planteado por la corrupción del narcotráfico se suma otro aspecto de la conducta po-
licial que viene siendo objeto de denuncias por
las organizaciones de derechos humanos desde
hace algún tiempo: las ejecuciones extrajudiciales. La Comisión de Derechos Humanos de República Dominicana denunció que en 2008 las
muertes de personas en supuestos “intercambios
de disparos” con la policía ascendieron a 457,
aumentando a 533 en 2009. La cantidad oficial
para este año es de 340 muertes que, aun cuando menor, sigue siendo muy alta. Según la Comisión, la mayoría de las veces las víctimas son
arrestadas y luego ejecutadas, como ocurrió con
el caso de los secuestradores Cecilio Díaz y William Batista Checo53.
Finalmente, en lo que se refiere a la frontera
dominico-haitiana, la presión migratoria, recrudecida por el terremoto en Haití, mantendrá el
asunto en la agenda de seguridad de la isla.
6. Francia: la crisis de la huelga general
Durante 2009, Francia enfrentó una grave crisis
en sus territorios caribeños. El 20 de enero se
inició una huelga general en Guadalupe, auspiciada por una coalición de cincuenta sindicatos
y grupos comunitarios y políticos de diverso
tipo. La huelga, que se extendió a Martinica el 5
de febrero y duró 44 días, fue provocada por el
descontento generalizado ante los altos niveles
de desempleo, el costo de la vida, los bajos salarios, y el control a las importaciones de combustible y alimentos por el empresariado blanco
(bekes), entre otros factores. Los huelguistas lograron paralizar las actividades económicas en
Guadalupe y luego en Martinica y se produjeron
grandes manifestaciones54. Luego de tres noches
de incidentes violentos, el 19 de febrero Francia
envió un contingente de 500 policías franceses
a Guadalupe55. También envió 130 policías antimotines a Martinica para mantener el orden,
cuando las protestas se extendieron a esa isla.
La huelga general concluyó el 4 de marzo,
luego de que el gobierno de Nicolas Sarkozy concediera un aumento de 200 euros a los empleados de más bajos ingresos y aceptara las veinte
122
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
demandas principales de la coalición de organizaciones que la promovía56. En junio, Sarkozy
visitó Martinica y Guadalupe para apaciguar
los ánimos luego de la huelga. En Martinica, el
primer ministro francés prometió celebrar un
referendo sobre la autonomía de los territorios
caribeños. Este se llevó a cabo en enero de 2010
en Martinica y la Guyana Francesa, lugares en
donde la oferta de mayor autonomía fue rechazada por 79% y 70% de los votantes, respectivamente. El gobierno francés interpretó los resultados como una reafirmación de los vínculos
de los territorios caribeños con Francia, bajo el
arreglo existente57. Guadalupe, sin embargo, fue
excluida de la consulta.
Las protestas en Martinica y Guadalupe deben haber generado preocupación en la metrópolis por los intereses estratégicos de Francia en
la región. Esas islas son consideradas de importancia para la presencia naval gala en el Atlántico y como eslabón para su proyección naval en
el Pacífico, en donde ese país también posee los
territorios de la Polinesia Francesa y Nueva Caledonia, así como la isla de la Reunión y Mayotte en el océano Índico. Por otro lado, aunque no
se informó sobre disturbios en ese territorio, la
Guyana Francesa es la sede del Centro Espacial
Kourou, donde se ensaya la serie de los cohetes
Ariadne. Kourou es también el centro espacial
de la Unión Europea y la instalación más sensible desde el punto de vista de la seguridad. Aun
cuando las protestas fueron controladas por
medio de una mezcla de fuerza y concesiones, y
el referendo le fue favorable al gobierno francés,
la huelga expuso un descontento de fondo que
podría volver a emerger en el futuro.
7. Conclusión: ¿zona de colaboración
o de conflicto?
Hacer un diagnóstico abarcador de una región
tan compleja y diversa como el Caribe es difícil.
Aun su definición como región es siempre problemática y disputada. En este análisis hemos
tratado de identificar algunas de las políticas y
problemas que han condicionado la situación
de seguridad regional durante 2009, un año de
importantes eventos y cambios.
En realidad, 2009 concluyó en los primeros
días de 2010, con el catastrófico terremoto de
Haití. Este evento de magnitud histórica confirmará la tendencia de los últimos años de otorgar
una prioridad muy alta a los desastres naturales
y causados por el hombre, lo cual ya estaba en
la agenda de seguridad de la región. El asunto
tiene múltiples aspectos y abarca diversos fenómenos meteorológicos, geológicos, climáticos,
etc. La prevención y respuesta ante los desastres naturales delimita un terreno importante
para desarrollar la concertación regional.
El otro asunto de seguridad que tiene la mayor prioridad en todo el Caribe es el conjunto
de retos a la estabilidad y la gobernabilidad de
los estados de la región provenientes del narcotráfico, la internacionalización del crimen,
la corrupción, el lavado de dinero y el auge de
la criminalidad y la violencia. Durante 2009 se
han desarrollado iniciativas importantes que
tratan de responder a estos desafíos. Caricom
ha continuado implementando una política de
integración en la lucha contra la criminalidad,
que constituye un modelo que podría ampliarse
a toda la región si existieran las condiciones políticas que lo permitieran.
Estados Unidos también ha desarrollado
iniciativas en la Cuenca del Caribe (la Iniciativa
Mérida, Sacta y CBSI), cuyo impacto en el Caribe insular aun está por verse. Igualmente, es
evidente que las acciones que se están desarrollando en Colombia, México y Centroamérica
tendrán consecuencias en el Caribe.
Otro aspecto que condiciona la situación regional es el conflicto geopolítico de la alianza
entre Cuba y Venezuela frente a Estados Unidos. Esa alianza incluye el campo de la seguridad y la tendencia ha sido de una colaboración
cada vez mayor en ese terreno. En ese contexto
se ubica también la búsqueda de alianzas con
actores extrarregionales que puedan hacerle
123
Jorge Rodríguez Beruff
contrapeso al poder regional de Estados Unidos,
como Rusia, China e Irán.
Debe destacarse también que Cuba ha mantenido simultáneamente una política de acercamiento y diálogo con Estados Unidos en aspectos
puntuales de seguridad, como la migración, las
comunicaciones y los desastres naturales. Pensamos que esos contactos continuarán y se profundizarán en relación con el narcotráfico, terreno
de interés común que puede permitir un mayor
grado de colaboración entre ambos países.
Notas
1
2
3
4
Minustah, United Nations Stabilization Mission in
Haiti, “Minustah Facts and Figures”, 18 de febrero
de 2010. www.un.org/en/peacekeeping/missions/minustah/facts.shtml
“Open Letter to Members of the UN Security Council
on the Renewal of Minustah”, International Federation for Human Rights & National Human Rights Defense Network, 5 de octubre de 2009.
“Report of the Security Council Mission to Haiti,
March 2009”, en Council on Foreign Relations, Essential Documents, marzo de 2009. www.cfr.org
“Terremoto en Haití, Minustah afirma que la recuperación de Haití tomará décadas”, Clave Digital (tomado de la BBC), 29 de enero de 2010. www.clavedigital.
com
5
“A glance at Haiti developments 17 days after
quake”, Associated Press, 29 de enero de 2010.
6
Edith M. Lederer, “Extra UN troops and police pledged
for Haiti”, Associated Press, 11 de febrero de 2010.
7
Deborah Pasmantier, “Anger at US builds at Port-auPrince airport”, AFP, 16 de enero de 2010.
8
Ramon Espinosa “US soldiers halt violence between
guards, looters”, Associated Press, 29 de enero de 2010;
Mark Thompson, “The U.S. Military in Haiti: A Compassionate Invasion”, Time, 16 enero de 2010 (www.time.
com); “U.S., U.N. bost Haiti aid security as looters swarm”,
Reuters, 18 de enero de 2010. www.reuters.com
9
Ken Dilanian, “Poll finds support for long-term U.S.
role in Haiti”, USA Today, 4 de febrero de 2010. www.
usatoday.com
10 “Chavez says U.S. occupying Haiti in name of aid”,
Reuters, 18 de enero de 2010. www.reuters.com
11 Raul Zibechi, “La IV Flota en acción. Un portaaviones llamado Haití”, Alai-amlatina, 1 de febrero 2010.
alainet.org
12 Hillary Rodham Clinton, “On-the-Record Briefing on
the situation in Haiti”, US Department of State, 16
de enero de 2010 (www.state.gov); Steve Clemons,
“Haiti´s plight can bind US and Cuba”, Guardian.
co.uk, 14 de enero de 2010.
13 Néstor Medrano, “Obama y Leonel hablan sobre
Haití”, Listín Diario, 26 de febrero de 2010. www.
listin.com.do
14 “Johnson´s Statement on the Merida Initiative,
March 2009”, US Department of State, 18 de marzo
de 2009. www.state.gov
15 Ibid.; Andrew Seele, “Overview of the Merida Initiative”, Woodrow Wilson International Center for
Scholars, mayo de 2008.
16 Anthony P. Maingot, “New Directions on Old Paths?
Caribbean Basin Security Initiative (CBSI)”, testimonio del 9 diciembre de 2009, House Committee on
Foreign Affairs, Subcommittee on the Western Hemisphere, p. 7. www.internationalrelations.house.gov.
Traducción del autor.
17 “Rice anuncia diálogo entre EE.UU. y el Caribe para
la cooperación en seguridad”, Departamento de Estado, 25 de septiembre de 2008.
18 “The United States and the 2009 Summit of the
Americas: Securing Our Citizens Future”, The White House, Office of the Press Secretary, 19 de abril
de 2009 (www.whitehouse.gov).
19 Editorial, “Caricom and the Caribbean Basin Security Initiative”, Stabroek News, 29 de septiembre de
2009.(www.stabroeknews.com
20 “U.S.-Caribbean Technical Meeting on Security Cooperation”, U.S. Department of State, Office of the
Spokesman, 15 de mayo de 2009. www.state.gov
21 Office of the Spokesman, “U.S..-Colombia Defense
Cooperation Agreement”, US Department of State,
18 de agosto de 2009; “Signing of the US-Colombia
Defense Cooperation Agreement”, US Department
of State, 20 de octubre de 2009. www.state.gov
22 “Violencia en Puerto Rico”. www.tendenciaspr.com
23 Los estados miembros de Caricom son Antigua y
Barbuda, Bahamas, Barbados, Belize, Bermuda, Dominica, Grenada, Guyana, Haiti, Jamaica, St. Kitts
and Nevis, St. Lucia, St. Vincent and the Grenadines, Suriname y Trinidad y Tobago1.
24 Impacs, “Report on measures and actions related to
the implementation of the Declaration on Security
in the Americas”, sometido al Comité sobre Seguridad Hemisférica de la OEA, 21 de enero de 2010.
25 “Remarks of Edwin Carrington, Secretary General
of Caricom at the Opening Ceremony of the 8th Meeting of Caricom Council of National Security and
Law Enforcement (Consle), Surinam, 21 de mayo
de 2009. www.caribbeanpressreleases.com/articles
124
El Caribe: la compleja coyuntura de la seguridad regional
na View, 27 de noviembre de 2009 (news.xinhuanet.
com); “Cuba cierra jornadas de maniobras militares
con “Día Nacional de la Defensa””, EFE (Madrid), 29
de noviembre de 2009.
26 “Caribbean Diplomats urged to adopt strategic thinking”,
Breaking News, 21 de junio de 2009. news.bn.gs
27 “Cambios en el gabinete cubano”, BBC Mundo.com, 2
de marzo de 2009. news.bbc.co.uk
28 “Rusia y Cuba intensificaron relaciones bilaterales
en 2009”, Escambray, 21 de febrero de 2010. www.
escambray.cu
42 Editorial “Institucionalidad bajo amenaza”, Hoy, 30
de enero de 2009. Véase también el Editorial “Militares, policías y el narcotráfico”, Clave Digital, 30 de
enero de 2009.
29 Carlos A. Romero, “Venezuela y Cuba. Una seguridad diferente”, Mundos Nuevos, 27 de marzo de
2009. nuevomundo.revue.org
43 Manuel Jiménez, “Presidente advierte a militares de
tentaciones narcotráfico”, Hoy, 30 de enero de 2009.
30 Ibid.
31 “Venecuba”, a single nation”, The Economist, 13-19 de
febrero de 2010. En www.progressiveexchange.org
32 “Carrizález salió porque no consolidó las milicias según aspiraciones de Chávez”, Noticias 24, 16 de febrero de 2010 (www.noticias24.com); Leandro Uría,
“La seguridad de Venezuela, cada vez más cubanizada”, La Nación (Argentina), 1 de febrero de 2010.
33
EFE, “Ramiro Valdés dirige misión en Caracas”, El Nuevo
Herald, 3 de febrero de 2010. www.elnuevoherald.com
34 Para dos visiones sobre la alianza Cuba-Venezuela,
véase, Max Azicri, “The Castro-Chavez Alliance”, Latin American Perspectives. 36 (1), enero 2009, pp. 99110; Luis Suárez Salazar, “Cuba´s Foreign Policy and
the Promise of Alba”, NACLA Report on the Americas,
39 (4), enero-febrero, 2006, pp. 27-32, 44.
35 “Declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba”, Habana Radio, 28 de enero de 2010.
www.habanaradio.cu
36 Red Carroll and Wayne Smith, “U. S.-Cuban Cooperation In the Face of Hurricanes and Other Natural Disasters”. International Policy Report, Center for International Policy, octubre 2009 ; Elizabeth Newhouse, “Putting
Preparadness Above Politics: U. S.-Cuba Cooperation
Against the Threat of Hurricanes”. International Policy
Report, Center for International Policy, enero 2010.
37 “US and Cuba agree to resume migration talks”,
Reuters, 31 de mayo de 2009.
38 Juan O. Tamayo, “Cuba critica acremente reunión de
enviado de EEUU con disidentes”, El Nuevo Herald,
20 de febrero de 2010. www.elnuevoherald.com
39 AFP, “EEUU considera positivo primer diálogo sobre
correo directo a Cuba”, El Nuevo Herald, 19 de septiembre de 2009. www.elnuevoherald.com
40 “Cuba se incauta de más de 3.1 toneladas de drogas
en 2009”, La Prensa Gráfica, 21 de febrero de 2010.
www.laprensagrafica.com
41 Ángel Tomás González, “Temor en Cuba ante una
revuelta social; los militares ensayan cómo neutralizar una sublevación interna alentada desde fuera”,
El Mundo (Madrid), 30 de noviembre de 2009; “Cuba
launches largest military exercise in five years”, Chi-
44 “Discurso de presidente de la República ante la
Asamblea Nacional”, Sección de Archivo, Hoy, 27
de febrero de 2009.
45 Juan Bolívar Díaz, “La depuración del las F.F.A.A. y la
PN”, Hoy, 28 de febrero de 2009.
46 “Caso Figueroa Agosto y la credibilidad de las autoridades”, Clave Digital, 12 de enero de 2010.
47 “Militares y civiles bajo prisión por complicidad en
envío de cocaína”, Hoy, 27 de septiembre de 2009.
48 “El tiguerón de la droga”, Primera Hora, 25 de marzo de 2010, pp. 21-22.
49 Juan Bolívar Díaz, “¿El eslabón perdido de Figueroa
Agosto? El jefe de la DNCD llegó a validar el concepto
que a veces las mujeres pierden a los hombres”, Clave Digital, 17 de enero de 2010. También, “Wilton: en
caso Agosto hay ´pejes gordos´y ´tiburones´”, Hoy, 4
de enero de 2010.
50 Linabel Aybar Rivas, “Se entregaron empresarios artísticos vinculados Figueroa Agosto…”, Clave Digital, 29 enero de 2010.
51 “Finjus afirma el narcotráfico tiene el país al borde
del caos”, Hoy, 9 de enero de 2010.
52 Anthony Maingot, op. cit.
53 “Derechos Humanos denuncia los crímenes de la
policía dominicana”, Tribuna Dominicana.net, 27
de diciembre de 2009 (tribunadominicana.net); Juan
Bolívar Díaz, “Sigue la política de ejecuciones”, Hoy,
12 de diciembre de 2009. www.hoy.com.do
54 “Britons flee French island of Guadaloupe as rioters
turn on white families”, MailOnline, 19 de febrero de
2009 (www.dailymail.co.uk); “Tourists flee French
Caribbean as protests grow more violent”, Fox News,
19 de febrero de 2009. www.foxnews.com
55 “France proposes to raise salaries to end Guadaloupe unrest”, International Herald Tribune, 19 de febrero de 2009. www.iht.com
56 “Sarkozy proposes 580m euros to islands, unions call
plan vague”, France24, 21 de febrero de 2009 (www.
france24.com); “Guadaloupe strike ends after deal”,
BBC News, 5 de marzo de 2009. newsvote.bbc.co.uk
57 “Martinique, Guiana reject autonomy from France”,
France24, 11 de enero de 2010. www.france24.com
125
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
Boris Yopo H. / María Inés Ruz
1. Visión general
tuvo como horizonte y pilares fundamentales la
cooperación vecinal y la integración regional.
Tres grandes hitos marcaron la política de defensa y seguridad de Chile durante el último
año de gobierno de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010): en el transcurso de 2009
se aprobó la ley de modernización del Ministerio de Defensa, se elaboró el tercer Libro de
la defensa nacional y se constituyó el Consejo
de Defensa Suramericano (CDS), tras un proceso
encabezado por Chile en el ejercicio de la presidencia pro tempore de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur).
Corresponde evaluar estos tres hitos, en primer lugar como resultado del proceso de maduración de las políticas de defensa que se vienen
esbozando desde la segunda mitad de la década
de los noventa. Al mismo tiempo, es pertinente
analizar sus déficits a la luz de los parámetros
democráticos de este periodo, es decir, de lo que
se buscó hacer y lo que efectivamente se logró
después de veinte años de gobierno de la Concertación1. En otras palabras, la evolución que
tuvo la defensa como política pública, y cómo
se insertaron las grandes definiciones estratégicas en un proyecto de desarrollo nacional que
1.1 El escenario de las relaciones vecinales
Los vínculos con los países vecinos han ocupado un lugar central en la política de defensa de
Chile, lo que se confirmó de nuevo en 2009. La
inserción internacional del país necesita de un
entorno vecinal estable, en el que predominen
las relaciones cooperativas y, en este sentido, la
defensa ha contribuido al logro de este objetivo,
como se puede observar en la dinámica vecinal
durante los últimos años.
En 2009, por ejemplo, se cumplieron veinticinco años del Tratado de paz que puso fin
al conflicto del Beagle con Argentina, y se firmó un nuevo Tratado de integración que da
un marco legal al flujo de múltiples iniciativas
bilaterales, entre las que sobresale la Fuerza de
Paz Combinada Cruz del Sur, que deberá estar
operando en 2011. Así, los vínculos con Argentina han alcanzado un grado de consolidación
sin precedentes en la historia de las relaciones
bilaterales, tal como lo han consignado ambos
126
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
gobiernos, constituyendo además una política de
estado que, por tanto, no se ve afectada por los
cambios políticos que ocurren en ambos países.
Al mismo tiempo, las relaciones de defensa
con Bolivia han tenido progresos sustantivos en
el marco de la Agenda de trece puntos establecida por la presidente Bachelet y el presidente Evo
Morales (2006-) en 2006, para definir una hoja de
ruta que permitiese abordar todos los asuntos de
interés de la relación bilateral. Las visitas de altas autoridades de la defensa, la colaboración en
temas fronterizos y de seguridad pública, el fomento de medidas de confianza y la cooperación
entre las instituciones armadas que se registró en
2009 no deja de ser excepcional, considerando
que se trata de dos países que formalmente no
mantienen relaciones diplomáticas.
Una orientación distinta tuvo la relación
con Perú, país con el que hubo un distanciamiento político, luego de que en enero de 2008
este país presentara la demanda marítima ante
la Corte Internacional de Justicia de La Haya2.
Pese a que en marzo de 2009 entró en vigencia
el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Perú,
el estancamiento político tuvo su expresión en
el ámbito de la defensa, con la suspensión de las
reuniones del Comité Permanente de Seguridad
(Cosede), de la Reunión Dos más Dos en la que
participan los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores, y con la paralización de otras
iniciativas de cooperación entre ambos países.
En el ámbito sudamericano, y principalmente a partir de la iniciativa de conformar el
Consejo de Defensa Suramericano (CDS) de la
Unasur, se reanudó el diálogo político con Brasil. Aun cuando el Grupo bilateral de defensa,
mecanismo encabezado por los ministros del
ramo, no funciona con regularidad, el espacio
de trabajo conjunto en el CDS abrió un contacto permanente entre ambos ministerios y sus
equipos de asesoría. Lo mismo ocurrió respecto a otros países, como Ecuador, Colombia e,
incluso, Perú, con los cuales se establecieron
contactos regulares para coordinar posiciones y
propuestas en el marco del CDS.
El impacto positivo de la integración y de
la democratización en el ambiente estratégico
regional es un hecho que destacó la entonces
presidenta Michelle Bachelet, cuando inauguró en Santiago el Seminario internacional:
América Latina en la perspectiva estratégica, en
agosto de 20093. En dicho seminario la mandataria señaló que América Latina mantiene una
“estructura de seguridad compleja, colectiva y
cooperativa”, por lo que las democracias en la
región se deben seguir consolidando, como una
variable independiente pero estrechamente vinculada al tratamiento pacífico de los conflictos.
Sostuvo que la región sigue teniendo problemas
de seguridad tradicionales junto a amenazas o
riesgos no estatales, por lo que es necesario persistir en la cooperación para hacer frente a las
tensiones antiguas y a las nuevas amenazas a la
seguridad.
En el mismo foro, el director general del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de
Londres (IISS), John Chipman, advirtió sobre el
aumento del gasto militar mientras el objetivo
estratégico de fortalecer y modernizar las fuerzas armadas parece “opaco”. El expositor dijo
que existen enormes brechas en la arquitectura
regional para atenuar, con buenas políticas, los
problemas de seguridad que limitan la potencialidad del desarrollo político y económico regional4.
1.2 Gasto militar
La reflexión anterior es pertinente justamente
en un año en que los centros especializados en
defensa advirtieron acerca del aumento del gasto militar en América Latina. A principios de
2010 se conoció el informe del Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), el cual
revela que entre 2005 y 2009 los gastos en defensa en América del Sur crecieron considerablemente5. Chile y Venezuela figuran como los
principales destinatarios de armamento, junto
con Brasil. Los tres países llevan adelante procesos de modernización de sus fuerzas armadas,
127
Boris Yopo H. / María Inés Ruz
señala el documento que, además, precisa que
durante 2009 Chile recibió cuarenta tanques
Leopard, completando la recepción de vehículos blindados adquiridos en Alemania.
Cabe señalar que las autoridades chilenas
han rechazado permanentemente el informe del
Sipri (y otros que usan metodologías similares)
debido a que incorpora en las cifras de gasto a
las instituciones policiales, que en Chile no forman parte del ámbito de la defensa. También se
cuestiona la inclusión de los gastos de previsión
social de los uniformados, particularmente alta
en el país. Respecto a las compras de equipamiento, la justificación recurrente es la necesidad del país de reponer material obsoleto.
Sin embargo, es cierto que en los procedimientos y decisiones persiste cierta opacidad,
que ha generado también críticas y debates internos. La institucionalidad chilena, hasta la
fecha, no otorga al Congreso Nacional ninguna
participación significativa en materia de adquisiciones militares, lo cual se debe a que pesar de
los avances en asuntos de conducción civil de
la defensa, las Fuerzas Armadas mantienen amplios espacios de autonomía, que la ley reservada del cobre contribuye a mantener6. En cuanto a las adquisiciones, no sólo es central tener
un sistema de financiamiento adecuado, sino,
también, instancias intermedias de evaluación
de proyectos y especialistas con alta formación,
que trabajen en función de una propuesta estratégica conjunta de desarrollo de la defensa.
El financiamiento de compras militares fue,
no obstante, objeto de varias discusiones en el
Congreso, lo que adquirió mayor importancia
dadas las denuncias que vinculaban a altos oficiales con el pago de comisiones por parte de
proveedores internacionales. Así, en enero de
2009 el Senado hizo una sesión especial para
analizar la adquisición de veinticinco aviones
Mirage en 1994. Esto ocurrió después de que el
poder judicial estableciera que 15 millones de
dólares, de los 109 invertidos en la compra, se
destinaron al pago de comisiones ilícitas. Cinco
meses después, la Comisión de Defensa analizaba
el pago de coimas por la compra de doscientos
tanques Leopard. De hecho, también se criticó
el anuncio anticipado del entonces ministro de
Defensa, Francisco Vidal, respecto a la compra
de dieciocho aviones Mirage a Holanda, sin que
la transacción hubiera sido aprobada por las autoridades políticas de ese país.
Estas situaciones alentaron al senador Jaime
Gazmuri a plantear la necesidad de modificar
la legislación para hacer más transparentes los
procesos de compra7. En el transcurso del mes
de mayo de 2009 hubo varias sesiones secretas
para analizar las compras de material militar.
Entre ellas se analizó el proceso de evaluación
de la eficiencia y la estructura de análisis comparado de costos que llevaron a la Fuerza Aérea
de Chile (Fach) a definir la compra de naves rusas. Del mismo modo, el Congreso convocó a
los máximos jefes institucionales para conocer
las potencialidades de las Fuerzas Armadas en
el campo de las telecomunicaciones y de la informática, recibiendo un amplio informe de las
tres instituciones, en la persona de cada uno de
los comandantes en jefe.
Por otra parte, una de las mayores dificultades que enfrentó el trámite de la reforma a la ley
reservada del cobre fue la diferencia de criterios
con el Ministerio de Hacienda respecto al financiamiento de las adquisiciones de las Fuerzas
Armadas. El debate estuvo centrado en los criterios para garantizar la reposición de material
y la continuidad en los recursos tecnológicos
adecuados al tipo de pertrechos adquiridos. Entre las propuestas estudiadas estuvo la de crear
un fondo especial a disposición del presidente,
con dos grandes ítems: gasto corriente e inversiones. En su momento, el Ministerio de Defensa propuso el financiamiento plurianual de la
inversión, con criterios similares a los que operan en el Ministerio de Obras Públicas. También
se contemplaba contar con recursos disponibles
para situaciones de crisis, pero ambas propuestas fueron rechazadas por Hacienda.
Con todo, el financiamiento de los pertrechos militares sigue siendo un asunto contro-
128
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
vertido, en el cual hay un déficit de transparencia significativo, que exige aprobar y poner
en marcha una institucionalidad adecuada que
debe contemplar mecanismos de control y revisión periódica. La nueva ley del Ministerio
de Defensa constituye sólo un avance parcial
en esta perspectiva, ya que la Subsecretaría de
Defensa sólo tiene atribuciones para evaluar los
proyectos de adquisición e inversión, pero no
dispone de las facultades para controlar las adquisiciones mismas.
1.3 Institucionalidad y proyección
internacional de la defensa
Durante 2009, y como resultado del cambio de
gabinete que tuvo lugar en el mes de marzo, entre
otras cosas, el Área Internacional del Ministerio
(que cumplía el rol de dar seguimiento a las iniciativas de cooperación en curso) fue desarticulada. En su reemplazo la estructura que asesoró
al nuevo ministro fue el Departamento Internacional del Estado Mayor de la Defensa Nacional
(EMDN). La Subsecretaría de Guerra impulsó algunas dinámicas ya presentes, como el propio
CDS y el Comité Consultivo de Defensa ChileEstados Unidos (CCD), pero otros compromisos
se postergaron. Con Argentina no se efectuó la
reunión semestral del Comité Permanente de Seguridad (Comperseg) ni la del Dos más Dos, de
ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa,
prevista para el segundo semestre. Tampoco se
desarrollaron las agendas de trabajo establecidas
con Bolivia, Ecuador y Uruguay ni se hicieron
las visitas ministeriales previstas. Del mismo
modo, no se llevó a cabo la reunión del Grupo
Bilateral de Defensa Chile-Brasil ni la del Comité
de Seguridad y Defensa Chile-Perú (Cosede), aun
cuando en este último caso la Cancillería se había mostrado contraria a su realización. Esta paralización de actividades se prolongó hasta fines
del gobierno de la presidenta Bachelet, en marzo
de 2010.
1.4 Relaciones con Estados Unidos
En la última década, la relación con Estados Unidos en materia de defensa tuvo un salto cualitativo que se expresa, entre otras variables, en
la periodicidad anual de las reuniones del CCD.
En efecto, en mayo de 2009 tuvo lugar la IX Reunión del Comité Consultivo de Defensa ChileEstados Unidos, ocasión en la que se abordaron
asuntos regionales de seguridad, en particular la
situación en Haití, el Consejo de Defensa Sudamericano, las operaciones de paz Cruz del Sur,
la piratería en Somalia, la seguridad cibernética
y aspectos administrativos del CCD. Además de
este mecanismo, en el ámbito de la defensa ambos países están llevando adelante el Programa
de asociación entre la República de Chile y el estado de Texas, de particular interés para la Fuerza Aérea, y que se propone acrecentar la cooperación en el ámbito militar, así como en áreas de
aplicaciones civiles con la Guardia Nacional del
estado de Texas. Temas permanentes en la relación bilateral de defensa entre ambos países son
la cooperación técnica y tecnológica para procesos de formación y modernización de las Fuerzas
Armadas; la cooperación en el ámbito medioambiental, de energía e interoperatividad; el apoyo
en recursos y tecnología para el desminado humanitario; y las operaciones de paz.
1.5 La cooperación militar en Haití
En el curso de 2009, el Senado chileno renovó
una vez más la autorización para que más de
500 efectivos de las fuerzas armadas continúen
participando en la misión de paz que las Naciones Unidas mantiene en ese país. Especial
importancia tuvo la formación, en febrero de
2009, del Grupo de coordinación de la cooperación latinoamericana con la Policía Nacional de
Haití (PNH), considerando los graves problemas
de seguridad pública que persisten en la isla. A
partir de una iniciativa de Argentina y Chile se
elaboró un programa de trabajo para coordinar
la cooperación latinoamericana en los ámbitos
de formación, capacitación y especialización de
129
Boris Yopo H. / María Inés Ruz
la PNH. Si bien esta dinámica quedó sin conducción por parte del Ministerio de Defensa en
Chile, desde Argentina las autoridades del Ministerio de Seguridad dieron continuidad a la
iniciativa. Este año ya se están dictando cursos
de formación y capacitación, que están ofreciendo, además de Chile y Argentina, Brasil y
Colombia.
2. Los grandes hitos de 2009
2.1 La ley del Ministerio de Defensa
Constituye, sin duda, un avance en el proceso
de transformación y modernización de la defensa, que llena un vacío de la institucionalidad
pública en un sector vital para los intereses del
desarrollo nacional. Su trámite se inició en octubre de 2005, pasando por diversas etapas de
discusión parlamentaria. En el mensaje presidencial que dio comienzo al trámite legislativo
se señala que:
el Gobierno considera necesario que el proyecto introduzca innovaciones importantes en la
institucionalidad política de la defensa, pero
que al mismo tiempo estas innovaciones sean
sustentables conforme ha evolucionado la cultura del sector, y que, en especial institucionalice un conjunto de nuevas y buenas prácticas
que han demostrado su eficiencia al interior
del sector defensa a partir de 19908.
Así, el mensaje refleja los cambios que se fueron produciendo en la gestión de la defensa, conducidos por las autoridades políticas ministeriales, cuya legitimidad democrática les permitió
avanzar en una mayor interacción entre civiles y
militares y en la conducción político-civil de la
defensa, a pesar de no contar con un cuerpo legal acorde a la nueva situación. Así, la nueva ley
orgánica viene a reformar la ley del 5 de marzo
de 1932, modificada en 1947, oportunidad en la
que se crearon las tres subsecretarías correspondientes a cada rama de las Fuerzas Armadas. Ese
cuerpo legal se mantuvo hasta el presente, salvo el cambio introducido en 1976, que agregó al
Ministerio de Defensa las instituciones policiales
de Carabineros e Investigaciones.
La nueva ley del Ministerio de Defensa elimina las subsecretarías por rama y crea la Subsecretaría de las Fuerzas Armadas, mientras
que agrega la de Defensa, con un rol central en
la definición de políticas y el diseño políticoestratégico de la defensa. La nueva lógica de la
conducción superior de la defensa reorganiza la
dimensión política y estratégica, otorgando una
función central al presidente de la República,
por medio del ministro de Defensa. Establece la
figura de un Estado Mayor Conjunto y consolida la Junta de Comandantes en Jefe. Un elemento importante de la nueva ley es que cambia el proceso de planificación estratégica de la
defensa, situando la planificación primaria en
la Subsecretaría de Defensa que, a partir de la
“Directiva de Defensa Nacional”, deberá realizar la apreciación estratégica de acuerdo con los
objetivos de seguridad y de política exterior9.
Respecto a la Junta de Comandantes en Jefe,
su rol y ubicación en la estructura, como órgano
asesor directo del ministro de Defensa, resulta
complejo, ya que se sitúa al mismo nivel del
jefe del Estado Mayor Conjunto. El diseño de
la ley contempla esta estructura porque busca
un cambio que no altere el peso que tradicionalmente tiene el jefe del Estado Mayor en la
cultura jerárquica de las Fuerzas Armadas. Debido a ello, el jefe del Estado Mayor Conjunto es
un general de tres estrellas que al ser designado
pasa al nivel superior, quedando al mismo nivel
de los comandantes en jefe de cada una de las
ramas de las fuerzas.
La nueva ley sustituye también el mando colegiado que existía en la normativa anterior, por
el jefe del Estado Mayor Conjunto en su calidad
de conductor estratégico con mando unipersonal, que ejercerá sobre las fuerzas asignadas a
las operaciones. De esta forma se establece una
diferenciación entre la planificación de empleo
de la fuerza y el desarrollo o despliegue de la
misma, misión ésta última que sigue como atribución de cada una de las instituciones de las
Fuerzas Armadas. Para tales efectos, en cada
una de sus ramas el comandante en jefe tiene la
función de preparar, desarrollar y entrenar los
130
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
medios institucionales según las directrices de
la política de defensa. Al mismo tiempo, el rol
de conductor estratégico es asumido también
por el jefe del Estado Mayor Conjunto, lo que
garantiza su desempeño adecuado en periodo
de crisis o de conflicto.
Cabe destacar que esta diferenciación entre
el empleo de la fuerza y su desarrollo fue un
asunto muy debatido en el Congreso Nacional,
toda vez que lo que hace la ley es establecer una
doctrina y un piso para el desarrollo de lo conjunto de las Fuerzas Armadas, lo que dependerá
en gran medida de la iniciativa de las autoridades políticas. Sin embargo, tal cual quedó redactada, la ley está lejos de establecer normativas claras para avanzar en esa perspectiva, y
comparativamente está por debajo de las atribuciones que recibe el jefe del Estado Mayor Conjunto en otros países de la región, que han desarrollado procesos similares de transformación
de la defensa y en donde este jefe es el general
más antiguo y la máxima autoridad militar.
Por otra parte, el hecho de que el jefe del
Estado Mayor Conjunto pueda volver a su institución después de terminar su periodo, coarta
en alguna medida su independencia para una
labor de conducción conjunta por encima de las
culturas corporativas de cada institución, especialmente si tiene menor antigüedad que los
más altos mandos de cada una de ellas. Según
Gonzalo García, ex subsecretario de Guerra con
un rol clave en este proceso, la lógica detrás de
la modalidad aprobada es la de trabajar una cultura de desarrollo conjunto e instalar esta modalidad de trabajo en el marco legal, para que
posteriormente otros gobiernos lleven a cabo
una transformación más profunda en materia
de lo conjunto. De todas formas, García admite
como una carencia de la ley el que no se haya
llegado a un acuerdo para que el cargo fuese
desempeñado por un general de cuatro estrellas, equivalente al de los comandantes en jefe
de las diversas ramas10.
2.2 El Consejo de Defensa Suramericano
El 9 de marzo de 2009 se constituyó en Santiago
el Consejo de Defensa Suramericano de la Unasur, iniciativa propuesta por Brasil, pero en la
que Chile tuvo un papel central en su calidad de
presidencia pro tempore, al convocar, desde junio de 2008, a los viceministros de Defensa para
conformar el grupo técnico que tuvo la misión
de elaborar la propuesta fundacional aprobada
posteriormente por los ministros y, finalmente,
por los presidentes, el 17 de diciembre de ese
mismo año.
En el proceso de formulación de la propuesta
de estatutos y en la elaboración del Plan de acción estuvieron muy presentes las ideas de gradualidad y de flexibilidad, buscando fórmulas
comprensivas y mínimos alcanzables. Por otra
parte, la normativa del “Tratado de Unasur”,
que establece el consenso como fórmula para
adoptar decisiones, incentivó la búsqueda de un
común denominador, por encima de los intereses diversos que objetivamente existen entre los
países miembros del bloque sudamericano.
Una apreciación somera del resultado alcanzado conduce a valorar como fundamental
la voluntad política y el interés de los gobiernos
participantes por alcanzar un acuerdo básico en
materia de defensa, considerando que este proceso se asentaba en un escenario regional complejo. Como se recordará, al momento de iniciarse los trabajos técnicos para la conformación del
CDS, además de la crisis en las relaciones entre
Colombia y Ecuador, había un conjunto de tensiones bilaterales que conformaban una situación política regional compleja, que elevaban la
responsabilidad de Chile respecto a la tarea.
Para llegar a acuerdos en medio de un escenario tan delicado se evitó abordar materias que
suscitaran controversias y se enfatizó en los denominadores e intereses comunes que comparten
los países de la Unasur. Asimismo, se ponderó la
importancia de que el proceso constitutivo del
CDS se iniciara con un plan de acción que diera
continuidad y rumbo al esfuerzo hecho en los úl-
131
Boris Yopo H. / María Inés Ruz
timos veinte años mediante diversas iniciativas
impulsadas en la región, buscando así mantener
el carácter abierto, amplio y cooperativo que establecen los principios del CDS.
La presidencia chilena tuvo un rol importante en la facilitación de los acuerdos, en el
cumplimiento oportuno de las etapas establecidas y en la elaboración de las propuestas para la
discusión, lo que fue reconocido por todas las
delegaciones. Un análisis más profundo permite sacar lecciones de los aspectos que se deben
mejorar, entre ellos la importancia de poner en
práctica mecanismos de consulta rápida y la
ampliación de la red de comunicaciones entre
los gabinetes de defensa.
Tras la entrega de la presidencia pro tempore de Unasur a Ecuador, este país dio continuidad al proceso, y el curso actual del CDS refleja,
en alguna medida, el espíritu fundacional con
que fue creado. Esto, aun cuando en agosto de
2009 la instalación de las bases militares estadounidenses en Colombia y el debate posterior
de mandatarios de la Unasur crearon un clima
complejo para avanzar en las tareas de consolidación del CDS en su primera etapa. Sin embargo, las Medidas de fomento de la confianza y la
seguridad (MFCS), ya contempladas en el Plan
de acción del CDS, pueden (y han) coadyuvado
a generar un clima que fomenta la distensión y
la cooperación en el ámbito regional.
Es importante destacar que, tras asumir la
presidencia del CDS, Ecuador puso en marcha
las iniciativas contempladas en el Plan de acción, y que la segunda Reunión Ordinaria del
CDS, que tuvo lugar el 7 de mayo de 2010, aprobó la “Declaración de Guayaquil”. En la misma
se dan por aceptados un conjunto de procedimientos de aplicación de las MFCS y se aprobaron los “Estatutos del Centro de Estudios Estratégicos de la Defensa”, como instancia para
la generación de conocimiento y difusión del
pensamiento estratégico sudamericano en materia de defensa y seguridad11. Para promover la
transparencia en los gastos de defensa, Argentina, Chile y Perú se comprometieron a liderar
un grupo de trabajo para el desarrollo de una
metodología tendiente a resolver elementos técnicos y de diseño del sistema de medición de
los gastos de defensa de nuestros países, sobre
una base común y de aceptación general.
2.3 El Libro de la defensa
Chile fue uno de los primeros países de la región en elaborar un Libro de la defensa, a partir de la transición a la democracia en 1990. En
2009 culminó la redacción del tercer Libro de la
defensa, que reemplaza a la segunda versión de
este documento, que data de 2002. Una revisión
aún superficial del documento propuesto sugiere que se ha hecho un esfuerzo de sistematización de la política de defensa que el país viene
desarrollando en las dos últimas décadas, aportando una base conceptual para la comprensión
de las medidas de modernización impulsadas
en las instituciones de las fuerzas armadas.
Desde este punto de vista, el material cumple
con aportar información y definir las líneas de
acción de Chile en materia de defensa12.
El nuevo texto es un esfuerzo importante
en la perspectiva del desarrollo de la política
pública de defensa y da cuenta de los procesos
de modernización que se han puesto en marcha en los últimos años. A la vez, constituye un
marco orientador de los esfuerzos futuros con
miras al fortalecimiento de la concepción conjunta de los medios militares; la adopción de un
nuevo modelo de conducción estratégica, que
distingue entre la planificación y el empleo de
la fuerza, punto al que nos referimos al analizar
la ley 20.424 de defensa. En esa misma línea,
el nuevo Libro de la defensa se refiere a la homologación de lenguajes y funciones de las tres
instituciones, e incluye la preparación de una
fuerza flexible, entrenada y dotada de medios
que le permitan desarrollar misiones en distintos escenarios y tipos de conflicto.
Conviene destacar también la abundante información que ofrece el Libro sobre la conformación del territorio nacional, sus características y
132
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
políticas específicas, así como los datos sobre
la población del país, si bien en este último
acápite no se mencionan variables cualitativas
que permitan contemplar los cambios que experimenta la población chilena y su incidencia
en la dimensión de la defensa. El documento
define en sus primeros capítulos el rol del Estado, pero no sitúa esta definición en el marco
de las transformaciones que se deducen de los
cambios en el entorno mundial y regional. De
allí que la función de la defensa se refiera a las
variables más convencionales.
Por otro lado, el Libro contiene una amplia
caracterización de las tendencias internacionales que tienen un impacto en la defensa, abarcando todos los fenómenos que se observan en
el entorno mundial y regional. En este contexto sería deseable que en un futuro se haga más
énfasis en rescatar y potenciar estrategias que
incrementen la seguridad del país mediante políticas de construcción de la confianza, como la
transparencia en los gastos de defensa y la coordinación de acciones conjuntas con otros gobiernos, para que ésta sea una política regional.
Esto en tanto que si bien la soberanía nacional
–el territorio y su población– siguen siendo los
intereses vitales del Estado y su defensa, el papel principal de las Fuerzas Armadas, las amenazas externas, no provienen ya tanto de los
países vecinos como de problemas de carácter
global y amenazas asimétricas.
Lo anterior no implicar descartar las crisis
de carácter vecinal, pero ya no convierte a los
países fronterizos, automáticamente, en hipótesis de conflicto. Hoy es más probable que las
fuerzas armadas tengan como escenarios de despliegue las operaciones de paz, operativos ante
desastres naturales, de seguridad marítima o de
rescate aéreo, o situaciones de crisis domésticas
en las que actúen como retaguardia y refuerzo
de fuerzas policiales. Y en este contexto la cooperación vecinal y regional es parte esencial y
debería ocupar lugar preponderante en las definiciones de política de defensa. Así ocurre, por
ejemplo, con la Estrategia nacional de defensa
de Brasil, que establece que la integración con
América del Sur contribuye a fomentar la cooperación militar y a alejar las posibilidades de
un conflicto en la región.
3. Desafíos y limitaciones
Durante el último año de gobierno de la presidenta Bachelet se materializaron avances importantes en la política de defensa nacional: la
creación del Consejo de Defensa Suramericano
de la Unasur bajo la presidencia pro tempore
de Chile, la elaboración de un nuevo Libro de
la defensa que define las grandes orientaciones que tendrá la política de este sector en los
próximos años, y, por último, la aprobación de
una ley que da origen a un nuevo Ministerio de
Defensa que tendrá la responsabilidad de cuidar los intereses de seguridad y estratégicos de
Chile en este nuevo escenario internacional del
siglo XXI.
Adicionalmente, el fin de una etapa política en Chile, con una coalición que gobernó por
veinte años, significó también la plena normalización de las relaciones cívico-militares, el retorno de las fuerzas armadas a sus actividades
estrictamente profesionales y la completa subordinación castrense a las autoridades civiles
democráticamente electas (proceso que fue posible a partir de la detención del ex presidente
Augusto Pinochet (1973-1990) en Londres, en
1998, y el posterior reconocimiento que hicieron los altos mandos de las Fuerzas Armadas de
las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen autoritario)13.
Despejados los componentes más traumáticos de este pasado reciente, se generó el espacio político necesario para impulsar reformas y
la reestructuración del Ministerio de Defensa,
de manera tal que éste quedara dotado de una
institucionalidad adecuada a los nuevos desafíos que enfrenta Chile en esta nueva era, en
su entorno regional y mundial. Sin embargo, la
implementación de la nueva ley del Ministerio
de Defensa constituye el inicio de un proceso
de actualización de las políticas de defensa y
133
Boris Yopo H. / María Inés Ruz
de modernización de las Fuerzas Armadas, que
aún tiene varios eslabones que enfrentar.
Los principales tienen que ver con proyectos de ley que fueron elaborados en el gobierno
anterior y que ahora deberán ser aprobados por
el Congreso. Entre ellos, la reforma a la carrera
militar; el proyecto de modificación de la ley reservada del cobre para el financiamiento de las
adquisiciones militares; la reforma a la justicia
militar, que apunta a cambiar el ámbito de la
aplicación y las competencias de los tribunales
militares, así como la adaptación de sus procedimientos al nuevo sistema procesal penal vigente
en Chile. Pero sobre todo, la subordinación que
hoy tienen las Fuerzas Armadas en relación con
el poder civil no ha resuelto los altos grados de
autonomía que todavía tienen las instituciones
castrenses en diversas materias que deberían
(como sucede en cualquier democracia avanzada) contar con mayor control y fiscalización por
parte de los poderes del Estado.
Por otra parte, permanece abierto el desafío
de asegurar una mejor sintonía entre las políticas de la defensa y los grandes lineamientos de
la política exterior, donde debe enmarcarse la
primera. El creciente énfasis en las relaciones
“vecinales de la defensa” ha sido un progreso
importante al respecto, pues en este ámbito se
ha hecho una contribución significativa al mejoramiento global de las relaciones con países que
son de interés vital para Chile, como Argentina,
Bolivia y Ecuador. En este sentido, la defensa
ha contribuido a los objetivos de incrementar
la cooperación bilateral y subregional de la política exterior, y es una línea de trabajo que será
importante mantener en los próximos años. Lo
mismo puede decirse de la creciente participación de Chile en operaciones de paz, lo que ha
reforzado el compromiso de nuestro país con el
multilateralismo y también el establecimiento
de vínculos con naciones desarrolladas.
Sin embargo, un asunto que seguirá siendo
complejo para Chile será el del gasto militar. El
crecimiento económico y los altos precios del
cobre en esta última década han permitido un
proceso de adquisiciones y renovación de equipos que genera recelos en algunos países vecinos, no tanto porque Chile pueda constituir una
“amenaza”, sino porque estas adquisiciones generan una dinámica que esos otros países no están en condiciones financieras de seguir.
Esto es algo que se deberá evaluar, por los
costos asociados que trae para la propia seguridad del país, pero es importante primero, como
lo ha sugerido el gobierno de Chile, tener una
metodología adecuada que permita comparaciones válidas, frente a un asunto del cual se
abusa mucho por razones de conveniencia política. Ahora precisamente, en el marco de trabajo
del CDS, se está buscando la estandarización de
criterios (a partir de la metodología que desarrolló la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe, Cepal, para el caso de Argentina y
Chile), lo que constituye un buen punto de partida para abordar, ya de manera colectiva, un
tema que ha sido históricamente controversial.
Bibliografía
Cavallo, Ascanio (1992). Los hombres de la transición,
Editorial Andrés Bello, Santiago.
Fundación Friedrich Ebert (2009). Chile en la Concertación, Fundación Friedrich Ebert, Santiago.
Rodríguez Elizondo, José (2004). El siglo que vivimos en
peligro, Santiago, La Tercera-Mondadori.
Sohr, Raúl (1990). La industria militar chilena, Comisión Sudamericana de Paz, Santiago.
Notas
1
Sobre los veinte años de gobierno de la Concertación, véase, Fundación Friedrich Ebert, 2009.
2
Para un análisis histórico de las relaciones con Perú,
véase, Rodríguez Elizondo, 2004.
3
Seminario internacional: Los desafíos estratégicos
de América Latina, IISS-Cesim, Santiago, noviembre, 2009.
4
Ibid.
5
Anuario del Sipri sobre gasto militar global, Estocolmo, 2009.
134
Chile: el escenario de la defensa y su proyección regional
6
Sobre la historia de la industria de la defensa chilena, véase Sohr, 1990.
7
Declaraciones del senador Jaime Gazmuri, diario La
Tercera. Santiago, 20 de junio de 2008.
8
9
Mensaje presidencial sobre “Ley de la defensa”, Biblioteca del Congreso Nacional, Santiago, 2005.
Ley de la defensa nacional (No. 20.424), Biblioteca
del Congreso Nacional, Santiago, 2009.
11 “Declaración de Guayaquil”, página web del Consejo de Defensa Suramericano de la Unasur, 7 de
mayo de 2010.
12 Tercer Libro de la defensa, Ministerio de Defensa
Nacional, Santiago, marzo de 2009.
13 Para un análisis histórico de la transición chilena,
véase, Cavallo, 1992.
10 Entrevista de María Inés Ruz con el ex vice ministro
de Defensa, Gonzalo García, junio de 2010.
135
Colombia: estado del conflicto armado
al final de la administración de Álvaro Uribe*
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
Resumen ejecutivo
T
ranscurridos casi ocho años de la Política de defensa y seguridad democrática (PDSD), el escenario de la confrontación armada se muestra
favorable para el Estado colombiano, por cuenta de sus logros recientes
sobre las estructuras políticas, militares y económicas de los grupos al margen
de la ley. Con todo, las tendencias registradas entre 2008 y 2009 sugieren que,
pese a los contundentes golpes recibidos, las organizaciones guerrilleras –en
particular las Farc– están lejos de estar arrinconadas y aniquiladas. Así lo evidencia el incremento en su accionar armado en 2009. Los grupos guerrilleros
evitan los enfrentamientos directos, pues es poco probable que resulten victoriosos, y se muestran, ante las fuerzas militares, como un enemigo difuso,
elusivo y difícil de identificar. Asimismo, la táctica en ascenso de siembra de
minas antipersonales compromete las operaciones del Estado en su contra,
además de sus efectos humanitarios sobre los combatientes y la población civil. En cuanto a los grupos paramilitares o de autodefensa, con posterioridad
al proceso de desmovilización comenzó a ser evidente, en varias regiones del
país, la presencia de estructuras armadas, fuertemente vinculadas al narcotráfico y otras actividades delictivas. Su presencia y actuación guarda una estrecha relación con el aumento de la violencia homicida registrado en 2009. Las
dinámicas transfronterizas, por su parte, resultan fundamentales en el escenario de guerra colombiano, por las ventajas que representan para la guerrilla
en términos militares y económicos. Para Colombia es fundamental consolidar mecanismos de cooperación bilateral que reduzcan la funcionalidad de las
fronteras para los grupos irregulares y eviten el deterioro de las relaciones con
los países vecinos en el marco del conflicto armado.
136
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
Introducción
Una vez finalizado el segundo gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2006; 20062010), y transcurridos casi ocho años de la Política de defensa y seguridad democrática (PDSD),
el escenario de la confrontación armada en Colombia se muestra favorable para el Estado, por
cuenta de logros recientes sobre las estructuras
políticas, militares y económicas de los grupos
armados al margen de la ley.
Una serie de hechos ocurridos en 2008 y 2009
corrobora la fortaleza del Estado frente a los grupos guerrilleros. Pueden destacarse, por ejemplo,
los éxitos operacionales de la fuerza pública, que
han impedido el intento de la guerrilla por ingresar de nuevo a territorios cercanos a los principales centros políticos, económicos y administrativos del país. Asimismo, la acción coordinada
entre el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada
Nacional, junto con la Policía Nacional, que ha
permitido capturar y dar de baja a integrantes
con posiciones de mando y años de experiencia
en las filas de la guerrilla, pérdidas significativas
a las que se agregan la desmovilización de numerosos combatientes. No menos importante es la
reducción de los recursos obtenidos a partir del
secuestro y las actividades ligadas a las drogas
ilícitas, consecuencia del menor control territorial que detentan las organizaciones alzadas en
armas. En la actualidad, el escenario de la confrontación armada lo constituyen principalmente regiones apartadas y periféricas de la geografía
nacional, en particular zonas fronterizas.
Con todo, las tendencias registradas entre
2008 y 2009 sugieren que pese a los duros y
contundentes golpes asestados por el Estado,
las organizaciones guerrilleras –en particular las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,
Farc– están lejos de encontrarse arrinconadas y
aniquiladas, tal como lo evidencia el incremento en su actividad armada en 2009, que coincide con la disminución en los combates por
iniciativa de la fuerza pública.
La capacidad armada de la guerrilla se expresa en acciones como hostigamientos y sabo-
tajes, propias de la guerra de guerrillas, enmarcadas en el principio de economía de fuerza y
en la táctica de hit and run (golpear y correr).
Las organizaciones alzadas en armas compensan de esta forma la inferioridad militar frente
a su oponente, optando por desgastarlo y desmoralizarlo. Los grupos guerrilleros evitan los
contactos directos, porque es poco probable que
resulten victoriosos, y se muestran ante las fuerzas militares como un enemigo difuso, elusivo y
difícil de identificar. Así, entonces, la disminución en el número de combates entre las fuerzas armadas y la policía con la guerrilla durante
2009 se explica con la decisión de la guerrilla
de eludir los enfrentamientos directos.
En cuanto a los grupos paramilitares o de
autodefensa, es importante señalar que con posterioridad al proceso de su desmovilización empezó a ser evidente, en varias regiones del país,
la presencia de estructuras armadas, fuertemente vinculadas al narcotráfico y a otras actividades delictivas, denominadas por el gobierno
como bandas criminales emergentes (Bacrim).
La presencia y actuación de esas estructuras
ilegales se tradujo en el incremento de la violencia homicida entre 2008 y 2009, incremento
que contrasta con el descenso en las masacres
en el marco de la desmovilización de las autodefensas.
Este artículo analiza el estado del conflicto
armado al final de las dos administraciones del
presidente Álvaro Uribe (2002-2006 y 20062010). Para tal fin está estructurado en cuatro
partes: en la primera se examinan los antecedentes de la confrontación armada entre el
Estado y la guerrilla; en la segunda se revisan
las tendencias durante el periodo 2008-2009,
en cuanto a combates de la fuerza pública, acciones armadas de la guerrilla y correlación de
fuerzas. La tercera parte se centra en las consecuencias que tuvo la desmovilización de los
paramilitares sobre la violencia homicida entre
2008 y 2009. Por último, en la cuarta se analizan
las manifestaciones de la presencia y actuación
de los grupos guerrilleros en zonas de frontera,
y sus implicaciones para la seguridad regional.
137
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
1.
Antecedentes de la confrontación
armada entre el Estado
de las implicaciones que para la seguridad interna del país tenía el diseño de planes estratégicos por parte de los grupos guerrilleros en la
década de los ochenta2, planes que ejecutarían
en la década siguiente, cumpliendo con la gran
mayoría de los objetivos trazados3.
y la guerrilla
1.1 La fuerza pública:
modernización y fortalecimiento
Poco después del cambio de gobierno en Colombia, las tendencias de la confrontación armada en
el país presentan un balance favorable para el Estado, por cuenta de la mayor capacidad de combate de la fuerza pública y del retroceso político,
militar y económico de los grupos irregulares.
Durante el primer gobierno Uribe (2002-2006)
la dinámica de la confrontación armada en Colombia tuvo transformaciones sin precedentes. El
aumento en la capacidad de combate de las fuerzas militares invirtió la relación de fuerzas con los
grupos irregulares, forzándolos a reducir significativamente su accionar armado y su presencia
territorial. Esta situación, que parece irreversible,
fue el resultado del proceso de transformación de
la fuerza pública iniciado durante el gobierno de
Andrés Pastrana (1998-2002) y profundizado en el
primer cuatrienio del de Álvaro Uribe.
En este contexto, las fuerzas militares fueron sometidas a un proceso de profundos cambios institucionales, doctrinarios y tecnológicos,
que se expresó en el incremento del número de
efectivos y su profesionalización, la adecuación
de la doctrina militar a las realidades de la confrontación armada, la mayor efectividad en el
planeamiento y conducción de las operaciones,
la adopción de un concepto operacional proactivo, ofensivo y móvil, y el mejoramiento en inteligencia, tecnología y estructuras de comando,
control y comunicaciones1. Además, se introdujo
un esquema de coordinación entre el Ejército, la
Armada y la Fuerza Aérea, bajo un solo mando
responsable (mando unificado), encargado de
las operaciones militares, que comenzó a implementarse en diferentes zonas del país.
De esta forma el Estado pudo romper con la
actitud reactiva y estática de las fuerzas militares, resultado de la incomprensión total acerca
La PDSD, como componente central de la estrategia del gobierno Uribe en su propósito de
garantizar el control eficaz del territorio, comprendía dos áreas prioritarias: primera, desmantelar a los grupos armados irregulares, mediante
el aumento del pie de fuerza y el desarrollo de
grandes operaciones ofensivas, junto con mecanismos que incentivaran y facilitaran la desmovilización, individual y colectiva, de los integrantes de esos grupos. Segunda, afirmar el control
territorial mediante el restablecimiento de la presencia de la Policía Nacional en todo el territorio,
la figura de los soldados campesinos, el establecimiento de una red de cooperantes de la fuerza
pública y la protección de la red de carreteras y
de la infraestructura económica del país.
La PDSD cuenta con el apoyo mayoritario de
la opinión pública colombiana: su favorabilidad
nunca ha estado por debajo de 60% y, en algunos momentos, incluso ha llegado por encima
de 80%4. El elevado porcentaje de apoyo en el
ámbito doméstico no es difícil de explicar. En
el marco de dicha política el número de homicidios y secuestros con fines extorsivos descendió considerablemente. La tasa de homicidios
comenzó a registrar una caída a partir de 2003,
alcanzando en 2006 el índice más bajo en las últimas dos décadas. Tal reducción es consecuencia del aumento en la capacidad operativa de la
fuerza pública, expresada en un menor nivel de
actividad armada por parte de los grupos irregulares. De ahí que el número de víctimas sea cada
vez menor. La disminución en el secuestro, por
su parte, refleja la pérdida de influencia de los
grupos guerrilleros en los escenarios políticos,
económicos y administrativos más importantes
del país. Es así como la presión militar del Estado
significó para esos grupos un retroceso hacia
zonas rurales y periféricas de la geografía nacional5, un revés considerable tras dos décadas de
138
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
expansión territorial. No sorprende, entonces,
que 93% de los líderes empresariales considerara, según una encuesta de 2008, que las fuerzas
militares estaban ganando la guerra6.
La intensificación7 de la confrontación armada durante el gobierno Uribe se produjo
principalmente como resultado de los combates librados por las fuerzas militares y no como
consecuencia de las acciones de la guerrilla. Por
primera vez en la historia del conflicto en Colombia, la correlación de fuerzas fue claramente
favorable al Estado.
Como se observa en el gráfico 1, a partir de
1999 la fuerza pública empezó a recuperar la
iniciativa en la confrontación armada, gracias
al incremento en la movilidad y la mayor capacidad de reacción aérea, entre otros factores,
resultado del proceso de modernización y fortalecimiento del que fue objeto. Entre 1999 y
2001 los combates por iniciativa de las fuerzas
militares crecieron sostenidamente, tendencia que se aceleró de forma significativa desde 2002. Luego, entre 2003 y 2006, alcanzaron
niveles sin precedentes. Entre 2007 y 2009 se
registra un descenso en el número de combates por iniciativa de la fuerza pública, descenso
que puede explicarse por nuevas dinámicas en
la confrontación armada, resultado de los ajustes y cambios en la conducta de la guerrilla, en
particular, como se señaló, de su decisión de
evadir los enfrentamientos directos con su oponente, junto con el uso de minas antipersonal
para obstaculizar sus avances terrestres.
En el gráfico 2 se presenta la tendencia en el
número de los combates de las fuerzas militares
en contra de cada grupo armado irregular por
separado, evidenciándose que el mayor esfuerzo militar del Estado se ha concentrado en las
Farc, siendo el Ejército de Liberación Nacional
(ELN) el segundo grupo armado en número de
contactos armados con la fuerza pública. En el
caso de las autodefensas, se destaca que, pese
al pico en los combates en su contra durante
2004, estos no se comparan con el número de
los adelantados contra las guerrillas. De manera
general, para 2009 se identifica el descenso en
los combates librados por la fuerza pública con
los diferentes grupos armados irregulares.
Gráfico 1. Comparación de los combates por iniciativa de la fuerza pública
y las acciones por iniciativa de los grupos irregulares, 1998-20098
2.500
Número de incidentes
2.000
1.500
1.000
500
0
1998
1999
2000
2001
2002
2003
Combates
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Acciones
Fuente: gráfico elaborado con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario (DIH) de la Vicepresidencia de la República.
139
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
Gráfico 2. Combates de las fuerzas militares
contra los grupos irregulares, 1998-2009
1.800
1.600
1.400
1.200
1.000
800
600
400
200
0
1998
1999
2000
FARC
2001
2002
2003
ELN
EPL
2004
2005
Autodefensas
Nuevas bandas emergentes
2006
2007
2008
2009
Guerrilla no identificada
FARC y ELN
Fuente: gráfico elaborado con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
1.2 Las organizaciones guerrilleras:
entre el debilitamiento y la adaptación
Ante los grandes avances conseguidos con la
ejecución de la PDSD, en términos de una muy
elevada capacidad de combate dirigida contra las organizaciones guerrilleras, estos grupos comenzaron a modificar sus tácticas en
función de los cambios en la dinámica de la
confrontación. Para garantizar su supervivencia en un contexto adverso, marcado por la superioridad militar del Estado, han recurrido a
comportamientos propios de la guerra de guerrillas, buscando evadir los enfrentamientos
directos con las fuerzas militares, para evitar
golpes contundentes en su contra, mediante el
repliegue a zonas de refugio. Asimismo, optaron por acciones esporádicas, como sabotajes y
hostigamientos, en pequeños grupos que utilizan la táctica de hit and run (golpear y correr)
para reducir al máximo sus costos de operación. De acuerdo con este principio de economía de fuerza, la intención de la guerrilla es
agotar física y moralmente a las fuerzas militares, desarrollando acciones que multipliquen
los escenarios de confrontación, dispersen el
esfuerzo militar del Estado y dificulten la identificación del enemigo.
En las circunstancias actuales, la estrategia
del Estado apunta al control territorial, objetivo
que los grupos guerrilleros han relegado a un
segundo plano, dando prioridad al control de
corredores estratégicos, áreas con recursos económicos y zonas de repliegue9, por lo cual han
recurrido a la siembra de minas antipersonal en
estos territorios, conducta que ha resultado especialmente costosa para la fuerza pública.
Igualmente, en la actualidad las guerrillas
privilegian el sabotaje de la infraestructura económica, junto con la intensificación de los actos
de terrorismo en escenarios urbanos. No obstante, es necesario reconocer las limitaciones
de esta conducta. La guerrilla sabe bien que la
obtención de los recursos necesarios para lograr
sus objetivos depende en buena medida de que
el impacto sobre la economía no termine afectando sus propias fuentes de financiamiento10.
De otro lado, la urbanización de su accionar
armado implica el riesgo de hacerse aún más
vulnerable, por cuanto demandaría contar con
los medios para controlar las grandes ciudades
y enfrentar una fuerte contraofensiva, lo que
pondría en peligro su influencia sobre las zonas rurales. Debe resaltarse que la lucha contra
la guerrilla ha sido exitosa en áreas cercanas a
ciudades como Bogotá y Medellín, donde las es-
140
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
tructuras armadas han sido fuertemente golpeadas
en su presencia urbana y su retaguardia rural.
1.2.1 Las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia
Como se aprecia en el gráfico 3, desde 2003 la actividad armada de la guerrilla de las Farc registra
una tendencia descendente, que en 2007 alcanzó
el nivel más bajo en los últimos diez años11. Sin
embargo, hay que señalar que hasta 2006 su accionar superaba ampliamente los niveles registrados en el pasado, pese a ser el grupo irregular
más combatido por las fuerzas militares y con el
mayor número de bajas en combate. Durante el
primer gobierno Uribe las acciones del Estado en
contra de las Farc fueron 4.492, el nivel más alto
de contactos contra esta guerrilla en el marco de
la confrontación armada colombiana.
Los esfuerzos de adaptación de la guerrilla a
las nuevas realidades militares se expresaron en
la creación de un bloque móvil por parte de las
Farc, y en la posibilidad de conformar comandos
conjuntos de área o inter-frentes para realizar acciones y reaccionar ante la ofensiva de las fuer-
zas militares. Cabe anotar que las Farc conservan
alrededor de veinte estructuras móviles, que han
sido las encargadas de desarrollar la táctica de
aguijonear permanentemente a la fuerza pública,
mediante hostigamientos que la mantienen ocupada y lejos de unidades importantes, con presencia en las fronteras, lo que ha permitido una
huida rápida hacia los países vecinos.
Además de la reducción en su actividad armada y de su menor presencia territorial, el impacto de la ofensiva militar sobre las Farc se expresa también en la pérdida de 50% de su pie
de fuerza12; porcentaje que incluye, además de
ocho integrantes del estado mayor central, tres
de los cuales eran miembros del Secretariado,
un número considerable de mandos medios que
han salido de sus filas por muerte, captura o desmovilización13. El porcentaje de integrantes con
años de trayectoria y experiencia en la guerrilla
que abandonan sus filas es cada vez mayor.
Otro factor que debe considerarse en la situación actual de las Farc es la disminución de
sus finanzas. La pérdida de control territorial ha
reducido su capacidad para conseguir recursos
económicos. Las finanzas de las Farc estaban
estructuradas sobre la base del control terri-
Gráfico 3. Actividad armada de los grupos irregulares, 1998-2009
1.200
1.000
800
600
400
200
0
1998
1999
2000
2001
Autodefensas
2002
2003
EPL
Guerrilla no identificada
2004
FARC
ELN, FARC
2005
2006
ELN
ERP
2007
2008
2009
ERG
Otras guerrillas
Fuente: gráfico elaborado con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
141
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
torial, que les permitía comprar la droga a los
campesinos, negociar con los narcotraficantes y
tener laboratorios14. Los ingresos derivados de
la economía coquera habrían caído en cerca de
60% desde 2002, y la reducción, en términos
porcentuales, es aún mayor en relación con los
recursos obtenidos por secuestro15. Los pagos
por rescate, una importante fuente de ingresos
para la guerrilla, han experimentado una fuerte
contracción, en el marco del repliegue territorial de sus estructuras armadas.
1.2.2 El Ejército de Liberación Nacional
En cuanto al Ejército de Liberación Nacional,
durante el cuatrienio 2002-2006 hay una disminución muy marcada en sus acciones, resultado
de 1.123 combates, correspondientes al mayor
esfuerzo militar emprendido contra esta organización a lo largo del conflicto armado. La disminución en la capacidad militar del ELN comenzó
en 2000, y entre los factores explicativos de su
declive, además de la presión de la fuerza pública, se encuentran las acciones de los grupos
paramilitares en su contra.
Las autodefensas lograron penetrar las zonas de elevado valor estratégico para el ELN y
golpear sus estructuras pequeñas, que se vieron
forzadas a replegarse hacia las áreas montañosas, donde han tenido que buscar el apoyo de
las Farc. De aquí que ambos grupos guerrilleros
hayan terminado cohabitando y, en algunos casos, actuando coordinadamente en las regiones
más altas de la serranía de San Lucas, en el sur
de Bolívar, la serranía del Perijá, en Cesar y la
Sierra Nevada de Santa Marta. Por otra parte,
en los departamentos de Valle de Cauca, Cauca
y Chocó, algunas estructuras del ELN han estrechado vínculos con las Farc o con otros grupos
armados, con el fin de garantizar corredores
para el narcotráfico y de participar en actividades ilegales, lo que les ha permitido actuar
en alguna medida con autonomía del Comando
Central de la organización.
En otros escenarios hubo enfrentamientos
entre el ELN y las Farc. En el departamento de
Arauca, por ejemplo, las contradicciones alrededor del control de los recursos económicos
y los corredores que conducen hacia el territorio venezolano han generado cruentos enfrentamientos que han dejado numerosas bajas en
ambas fuerzas.
El impacto de la ofensiva militar, de una parte, y de la acción de las autodefensas, de otra, así
como las continuas deserciones y las contradicciones con las Farc en algunos escenarios, han
llevado a varias estructuras del ELN a establecer
alianzas con grupos al servicio del narcotráfico,
para garantizar su supervivencia; alianzas que
constituyen un cambio radical en la postura de
esta guerrilla, que había rechazado siempre la
posibilidad de involucrarse en el negocio de
las drogas, actividad que, en consonancia con
el derecho internacional y en particular con el
Estatuto de Roma, llegó a calificar de “delito de
lesa humanidad” (Aguilera, 2005). En la actualidad, sin embargo, el ELN ha establecido vínculos con nuevas bandas del narcotráfico en el
departamento de Nariño y disputa con las Farc
el control de corredores estratégicos, cultivos
de coca y laboratorios para el procesamiento de
droga (International Crisis Group, 2007).
A pesar de estas alianzas, el debilitamiento
militar del ELN es mucho mayor que el de las
Farc, y su capacidad de adaptación a las nuevas
circunstancias del escenario de guerra es todavía más limitada y precaria.
2. Tendencias en la confrontación
entre el Estado y los grupos
guerrilleros, 2008-2009
A lo expuesto en el punto anterior se agrega una
serie de hechos ocurridos en 2008 y 2009, que corroboran la fortaleza del Estado frente a los grupos
guerrilleros en la confrontación armada. Se destaca, en primer lugar, la operación Jaque, a mediados de 2008, que permitió el rescate, sanos y
142
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
salvos, de quince rehenes en poder de las Farc:
la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt,
tres contratistas estadounidenses y once miembros de la fuerza pública, algunos con más de
una década en cautiverio. La importancia de esta
operación es aun mayor si se considera que las
Farc fueron infiltradas, lo que puso en evidencia
la vulnerabilidad de una organización caracterizada por altos grados de hermetismo y cohesión
(Pécaut, 2008). No menos importante es el escenario en el que se desarrolló el rescate: la zona de
ejecución del Plan Patriota, en el suroriente del
país, considerada la retaguardia histórica de las
Farc, donde obtienen una gran proporción de sus
finanzas, coordinan sus acciones y se localiza la
mayor parte del Secretariado.
Asimismo, no debe pasarse por alto la muerte de alias Raúl Reyes en 2008, tras el bombardeo por parte de Colombia de un campamento
en territorio ecuatoriano, un duro golpe para las
Farc, que perdió, por primera vez, a un miembro
del Secretariado en el contexto de una operación militar del Estado en su contra. Más importante aún es el fuerte revés para la guerrilla
en términos de la táctica de repliegue a las áreas
fronterizas, para proteger la integridad de su retaguardia estratégica.
Otro fracaso considerable para este grupo,
a comienzos de 2009, fue su intento por recuperar el dominio territorial en sectores aledaños a Bogotá. La acción de la fuerza pública,
en desarrollo de la operación Fuerte, impidió
que se reposicionara en el páramo de Sumapaz, corredor militar y logístico que comunica
a la capital con el suroriente del país, zona de
asentamiento histórico de las Farc. Además,
fueron dadas de baja dos figuras importantes
del frente urbano Antonio Nariño, estructura
responsable de gran cantidad de secuestros extorsivos: Arnovis Guevara, Gaitán, jefe máximo, y el Negro Antonio, segundo al mando, a
quienes la cúpula había puesto al frente del
plan 2010, con el que pretendían volver a hacer presencia en las regiones que abandonaron
por la presión militar en su contra.
Por otra parte, en octubre de 2009 la fuerza
pública llevó a cabo una serie de intensos bombardeos en el marco de una operación contra Alfonso Cano, máximo dirigente de las Farc tras la
muerte de Tirofijo, en el área del cañón de las
Hermosas (El Espectador, 2 de octubre de 2009),
al sur del departamento del Tolima. Cano ha sido
objeto de una persecución creciente y permanente por parte de la fuerza pública. La intensa
presión militar en su contra lo forzó a replegarse
sobre la cordillera Central, en áreas de páramo a
3.000 metros sobre el nivel del mar.
El sur del Tolima y las zonas adyacentes ubicadas en los departamentos de Cauca, Huila,
Quindío y Valle del Cauca son uno de los epicentros en los que la presión militar del Estado
contra la guerrilla se expresa con mayor intensidad. Ello explica la puesta en funcionamiento de
la Fuerza de Tarea del Sur del Tolima (FTST), en
abril de 2010, por parte del Comando del Ejército. La misión principal de la FTST, cuyo puesto
de mando está en Chaparral (Tolima), es estrechar aún más el cerco a Alfonso Cano en esta parte del país16.
A las muertes de Gaitán y el Negro Antonio se suman las bajas durante 2009 de otros
integrantes de la guerrilla, que constituyen una
pérdida sensible para la organización, por tratarse de miembros con posiciones importantes,
experiencia y trayectoria en sus filas. En octubre, poco antes de la acción militar en el sur del
Tolima, murió en un enfrentamiento Patamala,
segundo al mando de la columna Teófilo Forero,
cuyo radio de acción es el vecino departamento
del Huila, y responsable, entre otros actos, del
atentado terrorista al club El Nogal de Bogotá,
en 2003; del asesinato de Jaime Lozada, antiguo gobernador del Huila, en 2005; y de nueve concejales de Rivera, en este mismo departamento, en 2006. La muerte de Patamala, con
quince años en las Farc, se produjo en Puerto
Rico (Caquetá). A mediados de diciembre cayó
en Antioquia Danilo, jefe del noveno frente, con
dos décadas en la organización y responsable
de 60% de los secuestros realizados en la vía
Medellín-Bogotá. Su muerte fue el resultado de
143
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
la acción conjunta entre la Fuerza Aérea y Comandos Junglas de la Policía Nacional (Semana,
26 de diciembre de 2009). Durante 2009 fueron
doce los integrantes de las Farc con posiciones
de mando y décadas de trayectoria en sus filas
dados de baja, cifra que comprende comandantes, jefes de frentes, comandantes de estado mayor y jefes de milicias.
En cuanto al ELN, es de destacar la acción
del Estado contra miembros del frente Bolcheviques del Líbano (Tolima). En una operación desarrollada por unidades del Grupo Jungla de la
Policía Nacional en marzo de 2009, fue dado de
baja Mauricio, primero al mando de esta estructura, con una trayectoria de dieciocho años en el
grupo guerrillero. Semanas antes resultó muerto, también en combates con la Policía, Duván,
segundo al mando después de Mauricio. Hechos
posteriores confirmarían la vulnerabilidad y debilidad de este frente, rasgo representativo del
ELN en su conjunto, pues Laín, sucesor de Duván, fue capturado por las autoridades en Girón
(Santander) (El Tiempo, 22 de marzo de 2009).
Con pocas semanas de diferencia, una misma estructura del ELN perdió a tres altos mandos.
Todo esto refleja el carácter rápido, preciso
y contundente de la acción de la fuerza pública contra la guerrilla, a partir de operaciones
conjuntas y un acertado trabajo de inteligencia.
Sobresale, en particular, el papel de la Fuerza
Aérea, así como la obtención de información
por parte de la Policía Nacional.
A las bajas en combate deben agregarse las
desmovilizaciones. Debido a ellas, las Farc han
tenido que encuadrillar a sus milicias para suplir la deserción dentro de sus frentes, ocasionando una pérdida de contacto y control de la
población, de una parte, y una menor capacidad
de logística e inteligencia, de otra. Esta situación, en últimas, se ha traducido en una pérdida mayor de control territorial. Según reportes
oficiales, durante 2009 se desmovilizaron 2.128
combatientes de las Farc, cantidad que representa una disminución respecto a 2008, cuando
se presentó el mayor número de desmovilizados
de esta guerrilla para el periodo 2002-2009. No
obstante, la cantidad de desmovilizados de ese
grupo durante 2009 está en tercer lugar, después
de la registrada en 2008 y 2007 (3.027 y 2.480
casos, respectivamente). El ELN, por su parte,
tuvo en 2009 el mayor número de desmovilizados (492), lo que representa un incremento de 89
deserciones frente al año anterior. En total, 2.628
miembros de grupos guerrilleros se desmovilizaron en 2009, 823 menos que el año anterior,
cuando la cifra alcanzó un máximo de 3.46117.
Los avances del Estado frente a los grupos
guerrilleros son, pues, claros e innegables. A la
menor capacidad armada de las organizaciones
irregulares, sus pérdidas territoriales y sus reveses militares a manos de la fuerza pública, se
agregan una menor capacidad de financiación
a partir del secuestro y las drogas ilícitas, y el
impacto de capturas, bajas en combate y desmovilizaciones sobre su estructura de fuerza.
Con todo, las tendencias registradas entre
2008 y 2009 sugieren que pese a los contundentes golpes asestados por el Estado las organizaciones guerrilleras –en particular las Farc– están
lejos de estar arrinconadas y aniquiladas. Así lo
evidencia el incremento en su accionar armado
en 2009, que coincide con la disminución en
los combates por iniciativa de la fuerza pública.
Es importante señalar al respecto el aumento de
los municipios escenario de acciones armadas
por parte de la guerrilla y la disminución en los
que registraron combates por iniciativa de las
fuerzas militares. Asimismo, los departamentos
en los que aumentaron las acciones armadas exceden significativamente aquellos en los que se
incrementaron los combates. La correlación de
fuerzas en 2009, por su parte, indica un mayor
número de departamentos en los que la guerrilla tiene ventaja frente al Estado. Las implicaciones tanto de la reducción en los combates
de las fuerzas militares como del aumento de
la capacidad armada en las Farc se analizan a
continuación.
144
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
2.1 Decrecimiento en los combates
por iniciativa de la fuerza pública
La dinámica reciente del esfuerzo militar del
Estado presenta un cambio importante frente
a la tendencia positiva registrada desde 1999.
La reducción en los combates en 2009 contrasta con la tendencia ascendente en la capacidad
combativa de la fuerza pública, iniciada en la
administración Pastrana y acentuada en el primer gobierno Uribe.
El decrecimiento en los combates se evidencia a partir del número de iniciativas armadas de
la fuerza pública en 2008 y 2009 (1.809 combates
y 1.426, respectivamente) (gráfico 1). Esta disminución no puede interpretarse como una reducción en la capacidad militar del Estado. El menor
número de contactos directos entre las partes en
conflicto refleja los cambios en la conducta de los
grupos guerrilleros, que evitan los enfrentamientos con la fuerza pública y, además, mediante la
siembra de minas antipersonal, obstaculizan su
avance terrestre. En ese orden de ideas es indispensable la revisión de la PDSD, en función de las
nuevas realidades de la confrontación armada18.
Aun cuando los combates contra los grupos
armados aumentaron en cinco departamentos
durante 200919, en tres no hubo ninguno por
iniciativa de la fuerza pública20 y en veintitrés
se redujo el número de municipios que fueron
objeto de combates21 (véanse los gráficos 4A y
4B). Al analizar por municipios se destaca la reducción ostensible en el número de combates
por municipio, como se corrobora al observar
los mapas 1A y 1B.
2.2 Repunte en el nivel de actividad
armada de los grupos guerrilleros
Como se aprecia en el gráfico 1, además del descenso en los combates, en el ámbito nacional
hubo un repunte significativo en el número de
acciones armadas por parte de los grupos al margen de la ley: 560 en 2009 frente a 393 en 2008.
En este sentido se destacan dos tendencias:
primera, el aumento en el número de acciones
en ciertos escenarios departamentales; y, segunda, la ampliación del número de municipios en
donde los grupos irregulares hicieron presencia
armada.
En el ámbito departamental, en 2009 aumentó el número de acciones irregulares con respecto a 2008 en diecisiete de los treinta y dos
departamentos22 del país y en Bogotá, habiendo
disminuido el número de acciones en Caldas,
Cundinamarca, Cesar, Guainía, Huila, La Guajira, Magdalena, Meta, Quindío, Sucre y Valle (gráficos 4A y 4B).
Además, como se observa en los mapas 2A
y 2B, al considerar el número de municipios
escenario de algún tipo de actividad armada se
evidencia la expansión entre 2008 y 2009 de la
presencia de los grupos irregulares: 148 y 178
municipios, respectivamente, en trece departamentos23. En los mismos mapas se pueden identificar también, con colores más oscuros, los
municipios en los que aumentó el número de
acciones realizadas por el conjunto los grupos
armados al margen de la ley.
Como se observa en el gráfico 3, durante
2009 las Farc efectuaron el mayor número de
acciones armadas en el país, seguidas de guerrillas no identificadas24 y, por último, del ELN. Las
Farc aumentaron sus actividades en 90% entre
2008 y 2009. Las acciones correspondientes a
guerrilla no identificada disminuyeron aproximadamente en 16% en 2009. En el caso del ELN,
ese mismo año sus acciones armadas aumentaron en un 25%.
El incremento en el accionar de las Farc en
2009 contrasta con la tendencia a la baja en sus
niveles de actividad durante los últimos seis
años. Por su parte, el escaso protagonismo del
ELN ese año ratifica sus debilidades, cada vez
mayores, en términos de capacidad operativa.
En 2009, las acciones más recurrentes de la
guerrilla fueron, en su orden, sabotajes, hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones de
la Fuerza Pública, piratería terrestre y ataques a
145
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
Gráfico 4A. Comparación de los combates por iniciativa de la fuerza pública
y las acciones por iniciativa de los grupos irregulares, 2008
Meta
Antioquia
Caquetá
Tolima
Arauca
Norte de Santander
Cauca
Nariño
Huila
Guaviare
Córdoba
Putumayo
Cesar
Bolívar
Caldas
Chocó
Vichada
Boyacá
Magdalena
La Guajira
Santander
Casanare
Sucre
Quindío
Cundinamarca
Vaupés
Guainía
Atlántico
Risaralda
Bogotá D.C.
Valle
0
50
Meta
Antioquia
Caquetá
Tolima
Arauca
Norte de Santander
Cauca
Nariño
Huila
Guaviare
Córdoba
Putumayo
Cesar
Bolívar
Combates 2008
Caldas
Chocó
Acciones 2008
Vichada
Boyacá
Magdalena
La Guajira
Santander400
100
150
200
250
300
350
Casanare
Sucre
Quindío
Cundinamarca
omparación de los combates Vaupés
por iniciativa de la fuerza pública
Guainía
acciones por iniciativa de los grupos irregulares
Atlántico
Risaralda
Bogotá D.C.
Valle
Gráfico 4B. C
y las
Meta
Caquetá
Antioquia
Arauca
Guaviare
Norte de Santander
Córdoba
Huila
Tolima
Putumayo
Valle
Bolívar
Chocó
Vichada
Sucre
Guainía
La Guajira
Quindío
Vaupés
Cesar
Santander
Cundinamarca
, 2009
0
Magdalena
Caldas
Casanare
Risaralda
Atlántico
Bogotá D.C.
Boyacá
Nariño
Cauca
50
100
150
200
250
Combates 2009
Acciones 2009
0
50
100
Comb
150
200
250
300
350
400
450
Fuente: gráficos elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
146
Accio
300
350
400
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
la población, acciones que se incrementaron en
comparación con 2008, con excepción de la piratería terrestre, que registró un leve descenso (gráfico 5). Las Farc, principal responsable de estos
incidentes, estarían ejecutando el Plan Renacer,
con el que buscan reactivarse militarmente y reconquistar territorios perdidos, privilegiando la
siembra de minas antipersonal y la movilización
en pequeños grupos (Ávila, 2009).
Pese a las limitaciones en su capacidad de
realizar acciones armadas de gran envergadura, en 2009 la guerrilla atacó instalaciones de
la fuerza pública y efectuó numerosos hostigamientos a unidades de las fuerzas militares. Los
escenarios donde tuvieron lugar estas acciones,
que requieren un esfuerzo militar significativo,
se señalan en el mapa 3A, donde se pueden identificar los municipios en los que se concentra
el mayor poder de fuego de las organizaciones
alzadas en armas. Los escenarios fueron los siguientes: E1 corresponde al Plan Patriota (Meta,
Guaviare y Caquetá); E2 al suroccidente del
país, en las zonas limítrofes de Nariño y Putumayo; E3 al corredor que comunica las zonas de
presencia histórica de las Farc en el suroriente
del país con el Pacífico colombiano (atravesando el Huila, Tolima, Cauca y Valle del Cauca);
E4 a municipios de la zona cafetera (Quindío,
Risaralda y Caldas); E5 a una parte de los municipios del norte de Antioquia y sur de Bolívar; y
E6, al Catatumbo, en Norte de Santander.
El mapa 3B confirma la pretensión de los
grupos armados de diversificar su presencia
en el territorio nacional, mediante la ejecución
de acciones en más municipios. Estas acciones
comprenden emboscadas por medio de la activación de artefactos explosivos, al paso de patrullas del Ejército o la Policía, junto con sabotajes
o ataques a la infraestructura pública, así como
acciones de piratería terrestre25.
2.3 Correlación de fuerzas entre
el Estado y los grupos guerrilleros
En los gráficos 5A y 5B se puede observar que
entre 2008 y 2009 aumentó el número de departamentos donde la iniciativa armada de los
grupos irregulares es superior a la del Estado.
Mientras que en 2008 tres departamentos presentaron más acciones irregulares que combates
(Valle del Cauca, Risaralda y Cundinamarca), en
2009 esta situación se presentó en siete departamentos (Atlántico, Boyacá, Cauca, Casanare,
Cundinamarca, Nariño, y Risaralda).
Gráfico 5. Acciones más recurrentes de los grupos irregulares, 1998-2009
700
600
500
400
300
200
100
0
1998
1999
2000
Sabotajes
2001
2002
2003
Hostigamiento
2004
2005
2006
Piratería terrestre
Ataques contra instalaciones de la fuerza pública
2007
2008
2009
Emboscadas
Ataques a población
Fuente: gráfico elaborado con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
147
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
En 2009 la situación más desfavorable para
el Estado, desde el punto de vista de la correlación de fuerza, se presentó en el Cauca, seguido de Nariño, Atlántico, Boyacá, Risaralda,
Casanare, Cundinamarca, Caldas y Quindío.
También hubo un cambio en el orden de los
departamentos en los que el balance de fuerzas
fue favorable para el Estado. En 2008, el Estado
tuvo mayor superioridad armada en el Meta, seguido de Antioquia, Caquetá y Tolima. En 2009,
Meta siguió siendo el departamento con la situación más favorable para el Estado, pero esta
vez seguido de Caquetá, Antioquia y Guaviare.
Tal como se puede observar en en mapa 4, en
2009 los diez departamentos con mayor porcentaje de municipios con superioridad armada de los
grupos irregulares eran: Cauca (31,70%), Putumayo (30,79%), Arauca (28,57%), Tolima (19,14%),
Nariño (19,04%), Risaralda (14,28%), Chocó
(11,53%), Huila (10,81%), Casanare (10,52%),
Meta (9,53%).
A continuación se presentan algunos acontecimientos representativos de las tendencias
analizadas, que permiten apreciar las manifestaciones y alcances del incremento en la actividad armada de la guerrilla en 2009. En mayo
de 2009, las Farc causaron la muerte a más de
cuarenta integrantes de la fuerza pública, en
una escalada de acciones que coincidió con el
45º aniversario de la creación de la organización. También se llevó a cabo una acción tipo
comando en el municipio de Garzón (Huila),
que dejó el saldo de un concejal secuestrado
y dos vigilantes y un policía muertos, cuando
la columna móvil Teófilo Forero irrumpió en el
Concejo municipal con el propósito de plagiar
a todos sus integrantes. Más grave aun fue el
secuestro y posterior asesinato del gobernador
del Caquetá, Luis Fernando Cuéllar, en diciembre de 2009, por parte de esa misma columna
móvil26. La gravedad del hecho radica en que
fue realizado contra la máxima autoridad de un
departamento que en la primera administración
Uribe fue el principal escenario del esfuerzo
militar del Estado contra esta organización irregular (Arias, 2009).
En el Putumayo, en límites con Ecuador, en
mayo de 2009 el frente 48 de las Farc activó una
carga explosiva, al paso de un camión que transportaba efectivos del Ejército, acción que dejó
diecinueve militares heridos (El Tiempo, 21 de
mayo de 2009). En el Cauca, en noviembre de
2009 las Farc atacaron a una unidad militar en
Corinto, con un saldo de nueve militares muertos y cuatro heridos. No es la primera vez que
una acción de este tipo ocurre en la zona. Durante ese año fueron frecuentes los hostigamientos
a cascos urbanos municipales, tanto en Corinto
como en Toribío, y los ataques contra la fuerza
pública. El propósito de las Farc es asegurar una
retaguardia estratégica para Alfonso Cano, quien
se encuentra en la cordillera Central27.
En Nariño, durante mayo de 2009, las Farc
realizaron acciones que causaron la muerte a
nueve miembros de la fuerza pública e hirieron a dos más (El Colombiano, 11 de mayo de
2009). Además, a comienzos de 2009 cometieron
una masacre contra miembros de la comunidad
indígena a’wá, acusados por la guerrilla de ser
colaboradores de las fuerzas militares. Entre las
víctimas había menores de edad (Human Rights
Watch, 2009). El trasfondo de la masacre es el
control de un territorio estratégico para el cultivo, transporte y comercialización de coca, en el
que reside esta comunidad indígena. La zona ha
sido escenario de disputas entre guerrilla, paramilitares y estructuras del narcotráfico (Semana,
10 de febrero de 2009).
En el plano económico, para compensar la
reducción de ingresos por secuestros, la guerrilla acude a prácticas extorsivas, como se
desprende de las acciones contra intereses del
comercio y la industria, realizadas frente al incumplimiento de pagos.
En síntesis, el escenario actual de la confrontación armada comprende regiones periféricas y apartadas de la geografía nacional, en
particular zonas próximas a las fronteras con
los países vecinos.
Hay que destacar la capacidad de las Farc
para operar en escenarios urbanos y sus alrede-
148
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
dores. Buena parte de las acciones descritas se
han desarrollado en zonas próximas a los cascos urbanos municipales. No menos importante
resulta la capacidad de la guerrilla para alterar
el ámbito político departamental y municipal,
como lo demuestra el asesinato del gobernador
de Caquetá y el secuestro de un concejal en Garzón (Huila).
Otro aspecto que merece atención es la creciente exposición y vulnerabilidad de la fuerza
pública a las acciones de la guerrilla, en particular a las emboscadas y los hostigamientos.
La capacidad armada de las Farc se expresa en
operaciones de esta índole, propias de la guerra
de guerrillas, que se enmarcan en el principio de
economía de fuerza y la táctica de hit and run.
Los grupos alzados en armas compensan así su
inferioridad militar frente a su oponente, y optan por desgastarlo y desmoralizarlo, evitando
los enfrentamientos directos en los que es poco
probable que resulten victoriosos, y mostrándose
ante las fuerzas militares como un enemigo difuso y difícil de identificar. De este modo, la explicación de la baja en los combates de iniciativa de
la fuerza pública en 2009 se enmarca en la decisión de la guerrilla de eludir choques directos.
No es la primera vez que la guerrilla acude
a este repertorio de acciones (véase el gráfico 4).
Sin embargo, a diferencia de años anteriores, en
2009 este tipo de conducta se tradujo en el incremento en el nivel de actividad armada de las
Farc. Con todo, ese incremento no puede interpretarse como un fortalecimiento de las capacidades bélicas del grupo guerrillero. Operaciones
contra la fuerza pública como las realizadas durante el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998)
escapan a las capacidades actuales de las Farc.
2.4 Minas antipersonal y municiones
abandonadas sin explotar
En un contexto de inferioridad militar frente
al Estado, las organizaciones guerrilleras han
dado prioridad al uso de minas antipersonal
para obstaculizar el paso por tierra de unidades
militares y, así, proteger territorios estratégicos,
no sólo para su resguardo, sino también para la
siembra de cultivos ilícitos.
La problemática de las minas antipersonal
es particularmente delicada. Entre los militares
se registraron más víctimas por efecto de ellas
que por la confrontación directa contra el enemigo28; y en departamentos como Nariño los civiles se han visto más afectados que los militares por estos artefactos (Ávila, 2009).
Si se considera la geografía de los incidentes
ocurridos por minas antipersonal (MAP) y municiones abandonadas sin explotar (Muse) durante
2009, es posible identificar una correspondencia
entre la localización de estos eventos y la distribución espacial de los cultivos ilícitos. Además,
se observa una asociación entre incidentes por
MAP y Muse y las zonas donde se adelantan combates. En el mapa 5A se destaca que la presencia
de cultivos de coca y eventos por MAP o Muse
coincide en dieciocho departamentos, y en el 5B
se identifican los veinte departamentos donde
convergen combates y eventos por esos artefactos. En 2009, la presencia de cultivos ilícitos, los
combates por inciativa de la fuerza pública y los
incidentes por MAP y Muse convergieron en dieciséis departamentos del país29.
En cuanto al número de incidentes por MAP
y Muse, en los mapas 6A y 6B se observa que
entre 2008 y 2009 aumentó el número de muertos y heridos por minas y municiones abandonadas sin explotar en dieciséis departamentos
del país30.
La táctica en ascenso de sembrar minas antipersonal es una preocupación central de la fuerza pública (El Tiempo, 15 de febrero de 2009),
pues compromete la movilidad por tierra de sus
unidades y entorpece sus operaciones. En el caso
del Cauca, por ejemplo, los campos minados han
obstaculizado la persecución emprendida por las
fuerzas militares contra la guerrilla, que puede
huir rápidamente hacia sus zonas de refugio después de incursionar en diferentes municipios.
149
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
Las consecuencias para el Estado son una menor efectividad y contundencia en las acciones
contra la guerrilla, así como en la capacidad de
reacción y respuesta frente a las emboscadas y
hostigamientos.
Cabe señalar que pese a los costosos esfuerzos por desactivar las MAP y las Muse, las
estructuras guerrilleras pronto compensan las
minas retiradas colocando otras.
3. Las organizaciones
armadas ilegales y su impacto
sobre la violencia homicida
A partir del estudio de diferentes conflictos internos, Stathis N. Kalyvas (2001) concluye que
la violencia generada en medio de la guerra está
estrechamente vinculada con la presencia de
actores organizados y la forma como estos se
relacionan con la población civil. La violencia
en medio de la guerra civil corresponde a un
proceso regulado, no se trata de un fenómeno
caprichoso ni aleatorio.
En Colombia, a pesar del enorme desconocimiento sobre la identidad de los responsables
de las muertes, la dinámica de la violencia sugiere una relación cercana, sobre todo con la actuación de los grupos de autodefensas a partir
de la década de los ochenta del siglo pasado.
Durante el gobierno Pastrana, al tiempo que
se llevaba a cabo la negociación con las Farc,
los grupos paramilitares, que desde los ochenta tenían fuertes vínculos con el narcotráfico,
comenzaron a adquirir mayor protagonismo, lo
cual contribuyó significativamente a la degradación del conflicto: las masacres aumentaron
y llegaron a su pico máximo en 2000 (gráfico 6),
lo que se explica por la lógica de expansión de
los paramilitares, cuyo propósito era controlar
los escenarios de producción de coca y las rutas
para la exportación de la droga en la costa norte.
Además, estas estructuras comenzaron a incursionar en las zonas de retaguardia de las Farc,
en el suroriente del país.
En la disputa por el control territorial la guerrilla terminó recurriendo a las prácticas de terror
de los paramilitares. De aquí que contribuyera,
particularmente las Farc, a incrementar las víctimas de masacres, aun cuando las autodefensas
son las principales responsables de los asesinatos múltiples ocurridos entre 1998 y 2001.
El recurso a las masacres se explica por el
propósito de impedir la consolidación de los
avances del enemigo, golpeando sus redes de
apoyo, redes de informantes, familiares y milicias. Los asesinatos múltiples en algunos casos
son selectivos, pero en su mayoría se dan indiscriminadamente. Más allá del interés de eliminar
los apoyos de un determinado actor, las masacres
tienen el propósito de demostrar a la población
la incapacidad de la contraparte, con la que ha
convivido, para defenderla, y que, por ello, puede ser mejor plegarse al actor que da muestras de
contar con un mayor poderío. La violencia indiscriminada es también una forma de castigar a la
población que ha sido funcional a los propósitos
de un determinado actor armado. Las masacres
cometidas por los paramilitares tienen el objetivo de golpear las redes de apoyo de la guerrilla
y, sobre todo, a pobladores que son percibidos
como bases sociales de la subversión.
3.1 La desmovilización de las autodefensas
y su impacto en la violencia
La desmovilización de las autodefensas, en cumplimiento del acuerdo de Santa Fe de Ralito, suscrito el 15 de julio de 2003 con el gobierno Uribe,
contribuyó a afianzar la tendencia descendente
en las masacres que se venía registrando desde
2002, antes de iniciarse el proceso de negociación con las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC). La reducción de la violencia masiva, que
se produjo prácticamente en todos los departamentos del país, guarda estrecha relación con el
proceso de consolidación y posterior desmovilización de las estructuras paramilitares.
Después de la desmovilización, en varias
regiones del país comenzó a evidenciarse la
150
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
presencia de estructuras armadas fuertemente
vinculadas al narcotráfico y otras actividades
delictivas (El Tiempo, 16 de octubre de 2005),
denominadas por el gobierno como bandas criminales emergentes (Bacrim). Estas estructuras,
que en un principio corresponden a reductos
que no se desmovilizaron, cometen homicidios,
pero en niveles moderados y principalmente en
el marco de disputas dentro del narcotráfico.
Cifras oficiales dan cuenta de la existencia, en
agosto de 2009, de ocho grandes estructuras con
3.400 integrantes (Llorente, 2009).
Pese a que se ha querido presentar a estos
grupos como brotes aislados de criminalidad
que están muy lejos de tener la presencia y el
poderío de las estructuras desmovilizadas, es
posible reconocer un patrón que determina su
aparición: la presencia del narcotráfico en zonas donde las autodefensas lograron el predominio frente a la guerrilla, mediante el recurso
a asesinatos y masacres.
Así lo afirma la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Colombia en
su informe más reciente:
Algunos de estos grupos operan de un modo
parecido a las antiguas organizaciones paramilitares, y participan en actividades criminales
tales como narcotráfico, extorsión, despojo de
tierras, prostitución y trata de personas, así
como en actividades lícitas, aunque a veces
irregulares, como loterías y seguridad privada. En las filas de estos grupos hay personas
desmovilizadas y no desmovilizadas de las antiguas organizaciones paramilitares, reclutadas
voluntaria o forzadamente. Varios de los actuales cabecillas fueron anteriormente mandos
medios de esas organizaciones o militares (Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, 2010).
Después de un periodo caracterizado por la
acción indiscriminada de las autodefensas contra la población, su consolidación territorial genera la disminución de las masacres. Con las denominadas Bacrim se busca mantener el control
sobre los territorios donde la desmovilización
paramilitar afectó la unidad del narcotráfico.
De ahí que la reorganización de las estructuras
dedicadas a ese negocio se haya dado casi de
inmediato. Una vez desactivado el aparato armado de las autodefensas, los narcotraficantes
organizaron sus propias bandas y se desataron
enfrentamientos entre las diferentes facciones.
Por ejemplo, después de la extradición de Cuco
Vanoy y Macaco a Estados Unidos, Daniel Rendón Herrera, don Mario, se enfrentó a las estructuras asociadas a la oficina de Envigado, vinculada al desmovilizado jefe de las AUC, Diego
Murillo, don Berna. Los motivos de la disputa
se relacionan, en lo esencial, con espacios estratégicos para el narcotráfico. Adicionalmente
se debe considerar la lucha por las tierras y, en
particular, por las que estaban bajo el control
de don Berna. Esta situación ilustra cómo, con
la desmovilización, la unidad del narcotráfico
quedó en entredicho31.
Otro elemento a considerar es que, antes, la
actividad de algunos grupos de autodefensas se
orientaba a golpear a la guerrilla directa o indirectamente, mientras que en la actualidad son
frecuentes las alianzas entre las Bacrim y las
guerrillas. En Valle del Cauca, Cauca, Nariño y
Chocó se han establecido vínculos con el ELN
alrededor del narcotráfico, con el fin de garantizar corredores y participar en otras actividades
ilegales. En el sur de Bolívar, Urabá, Córdoba,
bajo Cauca antioqueño, sur del Cesar, Meta y
Vichada, al menos seis frentes de las Farc han
pactado el manejo conjunto de los cultivos de
coca, la protección de laboratorios y la utilización de las rutas para la exportación de droga.
Lo cierto es que las autodefensas en el pasado y
las Bacrim hoy en día se encuentran más vinculadas a la comercialización de estupefacientes,
es decir están más interesadas en controlar las
rutas y los puntos de embarque, que en los cultivos y laboratorios.
Conviene examinar ahora el impacto de las
Bacrim sobre los niveles de violencia, en particular frente al aumento en el número de homicidios desde 2009. Este incremento en la violencia homicida contrasta con el descenso en
las masacres en el marco de la desmovilización
paramilitar, como se analizará a continuación.
151
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
3.2 Tendencias de la violencia homicida:
masacres y homicidios, 2008-2009
A pesar del descenso en el número de víctimas
por masacres (gráfico 6), que pasó de 169 en
2008 a 98 en 2009, el nivel de asesinatos múltiples durante este último año sigue siendo elevado. Estas masacres revelan enfrentamientos
entre grupos armados, especialmente en Antioquia, Córdoba, Magdalena, Cesar, Nariño, Cauca y Valle. Según el informe antes citado de las
Naciones Unidas, en 2009 en Cartago (Valle),
las Águilas Negras mataron a nueve miembros
de dos colectivos de derechos humanos y desplazaron a cuarenta de sus integrantes.
El número de municipios donde se presentaron masacres también se redujo: 45 en 2009
frente a 51 en 2008. No obstante, como se ve en
los mapas 7A y 7B, la violencia homicida expresada en masacres persiste en Argelia y El Tambo
(Cauca), Cali (Valle), Cartagena (Bolívar), Ciénaga (Magdalena), Medellín (Antioquia), Tumaco
y Santacruz (Nariño), Villavicencio y Vistahermosa (Meta).
En contraste con la reducción en las masacres, al considerar los homicidios se observa
su aumento departamental y municipal, según
datos de 2009 del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses. Como se aprecia en el
gráfico 7, entre 2008 y 2009 los homicidios aumentaron en quince departamentos32, así como
en las tres ciudades principales del país (Bogotá,
Medellín y Cali).
La participación de los grupos armados ilegales en la dinámica de la violencia no se limita a
las grandes ciudades y sus alrededores. Un informe de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de
la OEA (MAPP/OEA) estima que por lo menos 153
municipios del país están afectados por las denominadas Bacrim (Misión de Apoyo al Proceso de
Paz-OEA, 9 de febrero de 2009), situación relacionada con el aumento del número de homicidios
en el ámbito municipal de 2008 a 2009.
A partir de las tasas de homicidio por municipio, elaboradas con base en los datos de la Policía Nacional, es posible distinguir los escenarios donde la tasa nacional se duplica e, incluso,
triplica33. En los mapas 8A y 8B los municipios
con las tasas más altas se indentifican con los
colores rojo y carmín. Al comparar la distribución espacial de esas tasas en 2008 y 2009 sobresale la persistencia en el tiempo de los escenarios más críticos en términos del número de
homicidios por cada cien mil habitantes.
1.600
30.000
1.400
25.000
1.200
20.000
1.000
15.000
800
600
10.000
400
5.000
0
200
1997 1998
1999
2000
2001
2002
2003
Número homicidios
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Número de víctimas por masacre
Número de víctimas por homicidios
Gráfico 6. Comparación del número de víctimas por homicidios y masacres, 1997-2009
0
Masacres
Fuente: gráfico elaborado con base en los datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y del
Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
152
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
Gráfico 7. Comparación del número de homicidios, 2008 y 2009
Antioquia
Medellín
Cali
Bogotá D.C.
Nariño
Atlántico
Cauca
Cundinamarca
Magdalena
Bolívar
Córdoba
La Guajira
Chocó
Sucre
Putumayo
San Andrés
Guainía
Vaupés
Amazonas
Vichada
Casanare
Guaviare
Boyacá
Caquetá
Cesar
Arauca
Quindío
Huila
Tolima
Caldas
Santander
Risaralda
Meta
Norte de Santander
Valle
0
500
1.000
1.500
Homicidios 2009
2.000
2.500
Homicidios 2008
Fuente: gráfico elaborado con base en los datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
En los mapas 9A y 9B pueden identificarse, en azul, los municipios en los que la tasa de
homicidios disminuyó durante 2009; y, en rojo,
aquellos donde esta aumentó. En veintiocho de
los treinta y dos departamentos del país hay
municipios donde durante 2009 la tasa de homicidios se incrementó frente al año anterior.
A continuación se exponen algunos acontecimientos que evidencian la conexión entre
estas estructuras armadas, las disputas por mercados ilícitos y la tendencia al alza en los homicidios en 2009.
El caso de Medellín reviste interés especial.
A finales de 2009 la tasa de homicidios en la
153
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
ciudad era casi el doble de la reportada en 2008
(Valencia, 2009). La capital de Antioquia registraba una caída en los homicidios desde 2003,
año en que terminó la cruenta disputa entre el
bloque Cacique Nutibara (BCN) y el bloque Metro de las AUC, por el control de diferentes sectores de la ciudad. El recrudecimiento de la violencia homicida a partir de 2008 se explica por
el enfrentamiento entre grupos al mando de don
Mario, narcotraficantes de la oficina de Envigado y una organización del norte del Valle, por el
control de actividades ilegales (El Tiempo, 9 de
diciembre de 2007).
Como lo expresa un estudio sobre la seguridad en Medellín:
la ciudad sigue estando ocupada por muchas
de las bandas criminales que existen hace más
de un década, la criminalidad se concentra en
los mismos barrios, y la disminución de indicadores de delincuencia obedece casi siempre a
la hegemonía de algún sector del narcotráfico o
del paramilitarismo, produciendo una temporal,
frágil y peligrosa estabilidad en las condiciones
de seguridad, que se rompe cada vez que se altera la cadena de mando (Valencia, 2009).
Es reveladora en este sentido la declaración
del comandante de la Policía Metropolitana
del valle de Aburrá, general Dagoberto García,
cuando menciona que 70% de los homicidios
en la ciudad corresponden a violencia instrumental, y que los autores son personas con
antecedentes judiciales que hacen parte de estructuras delincuenciales (El Tiempo, 8 de abril
de 2009).
Ante el incremento de la violencia producida por estas organizaciones, el gobierno nacional
emprendió una ofensiva policial por medio de
acciones simultáneas y articuladas que se han
concentrado en los departamentos de Antioquia,
Sucre, Norte de Santander, Cesar, Casanare, Cauca y Bolívar. Igualmente, se enfatiza en las regiones del bajo Cauca, Urabá y Magdalena medio.
Como resultado de estas operaciones se ha producido un gran número capturas y judicializaciones (Misión de Apoyo al Proceso de Paz-OEA,
26 de abril de 2010). Así, por ejemplo, en julio
de 2009 las autoridades capturaron en el Cauca a
uno de los hombres fuertes de Los Rastrojos, responsable de asesinar a por lo menos treinta y dos
personas (El Tiempo, 18 de agosto de 2009).
Pese a los esfuerzos de las autoridades, estos
grupos ilegales se reorganizan rápidamente, y, de
acuerdo con el último informe de la MAPP/OEA,
esta dinámica se traduce no sólo en el aumento
de los homicidios, sino, también, en actos como
desapariciones y secuestros, entre otros. Así, en
Buenaventura (Valle), las denuncias por desapariciones en 2009 se estiman en 160. En Puerto
Libertador (Córdoba), el gobernador de una comunidad indígena fue secuestrado, y en Santander de Quilichao, Buenos Aires y Suárez (Cauca)
líderes comunitarios, concejales e integrantes de
comunidades indígenas han sido objeto de intimidaciones constantes (Misión de Apoyo al Proceso de Paz-OEA, 26 de abril de 2010).
En síntesis, las denominadas Bacrim representan la continuidad de las antiguas autodefensas, como expresión de los intereses del narcotráfico en el país. En este contexto se explica
el recurso a las masacres y los homicidios de
parte suya, en el marco de ajustes de cuentas
con organizaciones rivales, así como de disputas por el control del narcotráfico y otros mercados ilegales. Asimismo, la violencia contra organizaciones sociales ocurre cuando, por efecto
de sus denuncias o movilizaciones, los intereses en torno al narcotráfico se ven amenazados
(Fundación Ideas para la Paz, enero 2010).
4. La confrontación armada
en las fronteras y las tensiones
con el vecindario
En la evolución reciente del conflicto armado
se destaca el reacomodamiento de los grupos
armados irregulares en las regiones fronterizas.
Aun cuando no es una tendencia reciente, y en
muchos departamentos que no son de frontera
la guerrilla continúa operando, en áreas próximas a los países vecinos se aprecia el incremento
de las actividades militares y la violencia homi-
154
Fuente: mapas elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
Mapa1A. Combates en 2008
Mapa 1B. Combates en 2009
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
155
Fuente: mapas elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
Mapa 2A. Acciones irregulares en 2008
Mapa 2B. Acciones irregulares en 2009
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
156
Fuente: mapas elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
Mapa 3A. Acciones de mayor esfuerzo militar, 2009
Mapa 3B. Acciones de menor esfuerzo militar, 2009
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
157
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
Mapa 4. Correlación de fuerzas, 2009
Fuente: mapa elaborado con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
158
Fuente: mapas elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
Mapa 5A. Municipios con presencia de cultivos de coca
y eventos MAP y Muse, 2009
Mapa 5B. Municipios con presencia de combates
y eventos MAP y Muse, 2009
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
159
Fuente: mapas elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
Mapa 6A. Eventos por MAP y Muse, 2008
Mapa 6B. Eventos por MAP y Muse, 2009
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
160
Fuente: mapas elaborados con base en datos de la Policía Nacional.
Mapa 7A. Masacres realizadas en 2008
Mapa 7B. Masacres realizadas en 2009
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
161
Fuente: mapas elaborados con base en los datos del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH.
Mapa 8A. Tasas de homicidios en los municipios, 2008
Mapa 8B. Tasas de homicidios en los municipios, 2009
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
162
Fuente: mapas elaborados con base en los datos de la Policía Nacional.
Mapa 9A. Municipios con disminución
de la tasa de homicidios, 2009
Mapa 9B. Municipios con aumento
de la tasa de homicidios, 2009
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
163
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
cida. Lo anterior, lejos de evidenciar el arrinconamiento y la derrota de los grupos irregulares,
puede traducirse en la prolongación del conflicto armado, junto con el deterioro de las relaciones bilaterales.
Así lo demuestra una extensa literatura internacional al respecto. Saleyhan (2007) y Gleditsch (2007) señalan que los grupos irregulares situados en las fronteras adquieren ventajas
importantes en el marco de la guerra. Saleyhan
(2009) explica que estas pueden catalogarse
como zonas estratégicas en los conflictos armados, puesto que su localización facilita actividades militares como el repliegue y el refugio, y
actividades económicas como el abastecimiento.
Según Studdard (2004), los rebeldes aprovechan
los Estados cercanos para obtener rentas económicas, ayuda logística, ampliar tropas y establecer bases de operaciones. Buhaug y Gates
(2002) establecen que el desarrollo de guerras
civiles cerca a las fronteras internacionales se
explica porque los grupos rebeldes pueden utilizar estos espacios para refugiarse y evadir la
presión militar del Estado en su contra.
La localización de organizaciones armadas
cerca de zonas limítrofes, además de permitir la
prolongación de la confrontación armada, tiene
también efectos negativos en las relaciones entre países vecinos. Gleditsch (2007) destaca las
migraciones trasnacionales causadas por la violencia, el fomento del comercio ilegal de armas
y el traspaso de rebeldes en búsqueda de recursos localizados en otros países y que son importantes para su financiación. Saleyhan (2007)
señala la violación de la soberanía por cuenta
de operaciones contrainsurgentes que pueden
transgredir límites fronterizos.
En el caso colombiano es posible apreciar
claramente las manifestaciones y consecuencias
de la presencia de grupos armados ilegales en
zonas fronterizas. Las fronteras se han convertido en escenarios fundamentales para la supervivencia de estas organizaciones (Cabrera, 2009).
La presencia y actuación de los grupos irregulares en municipios próximos a los países vecinos
es un desafío para el Estado colombiano, en términos del manejo del conflicto armado, por sus
consecuencias sobre las relaciones bilaterales.
Al respecto, cabe destacar, en primer lugar, la
disminución en el número de combates en las
zonas fronterizas durante 2009. Entre los doce
departamentos limítrofes34, únicamente en tres
(Guainía, Vaupés y Boyacá) aumentó el número
de combates de 2008 a 2009.
En segundo lugar, las acciones armadas de
los grupos irregulares aumentaron de forma
significativa en ocho de los doce departamentos fronterizos35. Entre los cinco con mayor actividad armada en 2009, Nariño, en la frontera
con Ecuador, ocupa el primer lugar; seguido de
Norte de Santander y Arauca, limítrofes con Venezuela; Putumayo, en límites con Ecuador y
Perú; y Chocó, que limita con Panamá (véanse
los gráficos 5A y 5B).
Una comparación entre el número de combates y acciones armadas, a nivel municipal, ubica
a Putumayo como el departamento fronterizo con
mayor porcentaje de municipios con superioridad de los grupos irregulares en 2009, seguido de
Arauca, Nariño y Chocó (véase el mapa 4).
En este contexto, los grupos irregulares han
ejercido una presión creciente sobre la población en zonas limítrofes, como lo evidencian las
cifras de desplazamiento forzado y las masacres.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señala
el incremento en el desplazamiento forzado en
Putumayo y Nariño entre 2007 y 2009 (Acnur,
14 de marzo de 2009). Además, como se dijo,
en 2009 este último departamento fue escenario
de la masacre cometida por parte de miembros
de las Farc contra integrantes de la comunidad
indígena a’wá, que arrojó el mayor número de
víctimas en los últimos años.
La presencia de los grupos armados en las
fronteras les permite acceso constante a recursos indispensables para continuar con el esfuerzo de guerra. Desde estas zonas se establecen
líneas de abastecimiento de bienes primarios y
165
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
de insumos químicos para el procesamiento de
drogas ilícitas. Además, hay un mayor acceso
al tráfico de armas, así como a los puntos de
exportación para el narcotráfico. Estos escenarios superan, en ocasiones, la capacidad de
contención de las fuerzas militares. Asimismo,
como lo afirmó el general Óscar Naranjo, director nacional de la Policía, las zonas fronterizas
son funcionales para que los grupos armados
sigan evadiendo a las autoridades colombianas
(El Tiempo, 7 de marzo de 2010).
El reacomodamiento en las fronteras ha beneficiado a las guerrillas en los ámbitos político
y militar, por cuenta del deterioro de las relaciones entre Colombia y sus vecinos. Basta recordar la crisis que produjo el bombardeo contra
un campamento de las Farc en territorio ecuatoriano, en el que fue dado de baja Raúl Reyes,
en marzo de 2008. El traspaso de combatientes
de la guerrilla, integrantes de los paramilitares
e, incluso, de efectivos de la fuerza pública, ha
generado un ambiente de desconfianza y acusaciones mutuas en la región, por una supuesta
incapacidad militar o tolerancia con los grupos
armados, situación aprovechada por éstos para
continuar con sus actividades militares.
En un contexto con estas características resulta difícil consolidar mecanismos bilaterales
de cooperación, fundamentales en materia de
seguridad fronteriza. Saleyhan (2009) destaca
que los Estados, en sus iniciativas para limitar
la actividad de grupos irregulares en zonas fronterizas, difícilmente pueden hacer labores de
inteligencia, vigilancia o monitoreo, a lo largo
y más allá de las fronteras, sin la autorización y
colaboración de los países vecinos.
Conviene resaltar al respecto que a partir de
2009 en algunas zonas fronterizas hay avances
positivos en materia de intercambio de información y acciones conjuntas contra estructuras
criminales y grupos irregulares. Las fuerzas militares colombianas y las autoridades panameñas
han comenzado a coordinar esfuerzos en cuanto
a recompensas por comandantes de la guerrilla, así como en materia de procedimientos de
captura y ataque contra estructuras insurgentes (El Tiempo, 9 de febrero de 2010). Brasil y
Colombia, por su parte, establecieron en marzo
de 2009 un acuerdo para el desarrollo de operaciones conjuntas sobre vías fluviales, utilizadas con frecuencia para el transporte de drogas
ilícitas (El Tiempo, 11 de marzo de 2009). Con
Perú se establecieron reuniones 2+2, entre los
ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores
de ambos Estados, para “intercambiar información y estrechar la cooperación entre los dos
países en temas como la seguridad fronteriza y
la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”
(El Tiempo, 23 de marzo de 2010). Con Ecuador
se estableció una Comisión de Asuntos Sensibles para tratar el asunto de seguridad (El Tiempo, 23 de febrero de 2010).
Pese a los avances en materia de cooperación
bilateral con buena parte de los países vecinos,
aún faltan progresos con Ecuador para la normalización plena de relaciones con Colombia.
Y con Venezuela todavía habrá que ver cómo se
desarrollan los acontecimientos. Por último, las
Comisiones Bifronterizas Nacionales (Combifron) mantienen un papel residual en materia de
cooperación en seguridad y asuntos militares.
Es claro que las fronteras son un escenario
ventajoso para los grupos irregulares, porque
posibilitan evadir la presión del Estado en su
contra. Cambiar esta situación requiere del fortalecimiento de mecanismos de cooperación
conjunta con los países limítrofes. De lo contrario, los grupos guerrilleros seguirán encontrando en las tensiones entre Colombia y sus
vecinos un escenario funcional a sus propósitos
militares y económicos.
5. Conclusiones y perspectivas, 2010
Entre 2008 y 2009 el número de combates por
iniciativa de la fuerza pública registró un descenso, lo que contrasta con la tendencia al alza
en su capacidad combativa, iniciada en el gobierno Andrés Pastrana y acentuada durante la
primera administración Uribe.
166
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
Dicha disminución no puede interpretarse como una reducción en la capacidad militar del Estado. Más bien, el menor número de
contactos armados directos entre las partes en
conflicto refleja los cambios en la conducta de
los grupos guerrilleros, que evitan los enfrentamientos con la fuerza pública y mediante la
siembra de minas antipersonal obstaculizan su
avance terrestre. El uso creciente de esta táctica
compromete la movilidad por tierra de las unidades militares y, así, entorpece las operaciones
contra la guerrilla.
Además del descenso en los combates, entre
2008 y 2009 hubo un incremento considerable
en el número de acciones armadas por parte de
los grupos al margen de la ley. En este sentido,
se destacan dos tendencias: primero, el aumento de las acciones en ciertos escenarios departamentales y, segundo, un mayor número de
municipios con presencia armada de los grupos
irregulares. El incremento en el accionar de las
Farc en 2009 contrasta con la tendencia a la baja
en sus niveles de actividad durante los últimos
seis años. El escaso protagonismo del ELN ratifica sus debilidades, cada vez mayores en términos de capacidad combativa.
En 2009, las acciones más recurrentes de la
guerrilla fueron, en su orden, sabotajes, hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones
de la fuerza pública, piratería terrestre y ataques
a la población; acciones que se incrementaron
en comparación con 2008, con excepción de la
piratería terrestre, que registró un leve descenso. Aun cuando no es la primera vez que la guerrilla acude a este repertorio de acciones, a diferencia de años anteriores, en 2009 este tipo de
conducta representa un incremento en el nivel
de actividad armada de las Farc. Con todo, este
aumento en la capacidad militar de este grupo
no puede interpretarse como el fortalecimiento
en sus capacidades bélicas.
Las fronteras se han convertido en escenarios fundamentales para la supervivencia de las
organizaciones armadas, cuya presencia y actuación en municipios próximos a los países ve-
cinos son un desafío para el Estado colombiano,
por sus consecuencias sobre las relaciones bilaterales. En consecuencia, es necesario avanzar
hacia el fortalecimiento de mecanismos conjuntos de cooperación con los países limítrofes.
En cuanto a las denominadas Bacrim, aun
cuando se las ha presentado como brotes aislados de criminalidad, muy lejos de tener la presencia y el poderío de los grupos que se desmovilizaron, es posible identificar un patrón que
determina su aparición: la presencia del narcotráfico en zonas donde las autodefensas lograron el predominio frente a la guerrilla.
El aumento en los homicidios en 2009 tiene
una relación estrecha con estas estructuras ilegales, que en mucho representan la continuidad
de las antiguas autodefensas como expresión de
los intereses del narcotráfico. En este contexto
se explica el recurso a las masacres y los homicidios, en el marco de ajustes de cuentas con
organizaciones rivales, así como disputas en
torno al control del narcotráfico y otros mercados ilegales.
Acontecimientos ocurridos en lo que va corrido de 2010 parecen confirmar las tendencias
aquí presentadas en el marco del conflicto armado en Colombia: en mayo de 2010 fueron dados de baja nueve infantes de marina en límites
entre Caquetá y Putumayo, mientras adelantaban operaciones contra la guerrilla (El Tiempo,
24 de mayo de 2010). Como en otros incidentes
contra la fuerza pública, en el Cauca, Guaviare,
Nariño y Putumayo, entre otros departamentos,
puede apreciarse la exposición y vulnerabilidad
de las unidades militares a emboscadas y hostigamientos. Los grupos irregulares privilegian
acciones basadas en el principio de hit and run
con el fin de desmoralizar y desgastar a su contrincante, frente a la imposibilidad de combatirlo directamente. La emboscada de mayo de
2010 en el Caquetá refleja también la intención
que tienen las Farc de proyectarse como un grupo que logra reactivar su capacidad armada, en
medio de una coyuntura electoral.
167
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
Las muertes de efectivos de las fuerzas militares por efecto de minas antipersonal, así como
las incautaciones de elementos para su producción artesanal en lo corrido de 2010, dan cuenta
de la importancia que para la guerrilla revisten
los campos minados, y de sus consecuencias
para la movilidad terrestre del Ejército y la erradicación de cultivos ilícitos. La muerte en Antioquia del comandante de un grupo de militares que desactivaba varios de estos artefactos en
la zona de El Tanque, junto con la detección y
posterior destrucción de 600 minas antipersonal en el mismo departamento (El Tiempo, 16 de
enero y 18 de mayo de 2010), dan cuenta de la
actualidad de esta problemática.
En cuanto a las Bacrim, se observan enfrentamientos como los ocurridos entre Los Paisas y
Los Urabeños, al sur de Córdoba y Antioquia, en
marzo de 2010, que obedecen a la disputa por
el control del narcotráfico. La presencia y actuación de este tipo de estructuras guarda estrecha
relación con la tendencia al alza en la violencia
homicida en diferentes regiones del país (El Tiempo, 18 de enero de 2010). Pese a los esfuerzos de
la Policía Nacional, que creó recientemente un
Grupo Especial de Búsqueda para desmantelar a
Los Urabeños, Los Paisas, Los Machos, Renacer,
el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (Erpac) y Los Rastrojos, estas
estructuras tienden a recomponerse rápidamente, reemplazando a los miembros capturados o
dados de baja en operativos de las autoridades.
Por último, pero no menos importante, información de la Policía Federal de Brasil sobre
la presencia de bases permanentes de las Farc
en territorio brasilero resalta la importancia de
las dinámicas transfronterizas en escenarios
de conflictos armados internos. Además de ser
un espacio para evadir la presión militar de la
fuerza pública colombiana, la guerrilla utiliza la
frontera colombo-brasileña para obtener ingresos de las drogas ilícitas, adquirir equipos y armas, comprar insumos químicos, entre otros (El
Tiempo, 16 de mayo de 2010). Este punto ratifica
la imperiosa necesidad de afianzar mecanismos
bilaterales de cooperación en materia de seguri-
dad fronteriza, con el propósito de, por un lado,
reducir la funcionalidad de las fronteras para
los objetivos de la guerrilla y, por otro, evitar el
deterioro de las relaciones con los vecinos en el
marco de la lucha del Estado contra las organizaciones alzadas en armas.
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a bandas criminales entre Córdoba y Antioquia”, El
Tiempo, 7 de marzo de 2010.
169
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
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patrulla militar en Putumayo”, El Tiempo, 21 de
mayo de 2009.
“Farc piden a Panamá "suspender ataques" contra esa
guerrilla en la frontera con Colombia”, El Tiempo, 9
de febrero de 2010.
“Alarma por auge de bandas de ex paramilitares en el
país”, El Tiempo, 18 de agosto de 2009.
“Frente Bolcheviques del ELN está prácticamente extinto con muerte de alias Mauricio”, El Tiempo, 22 de
marzo de 2009.
“Aparecen 12 nuevos grupos paras”, El Tiempo, 16 octubre de 2005.
“Ataque de las Farc en Corinto (Cauca) es el peor golpe
a la fuerza pública en 2009”, El Tiempo, 11 de noviembre de 2009.
“Ataque en Samaniego dejó siete militares muertos y
cuatro heridos”, El Colombiano (Medellín), 11 de
mayo de 2009.
“Bandas emergentes: mayores generadoras de violencia”, El País (Cali), 13 de abril de 2010.
“Cerca de 100.000 personas, en cinco municipios del
bajo Putumayo, siguen sin energía por atentado”, El
Tiempo, 13 de agosto de 2009.
“Colombia y Brasil acordaron fortalecer la vigilancia de
su frontera común mediante el monitoreo del espacio aéreo desde sus respectivos territorios”, El Tiempo, 11 de marzo de 2009
“Colombia y Perú analizan cooperación en temas de seguridad”, El Tiempo, 23 de marzo de 2010
“Con campos minados Farc trata de frenar arremetida
del Ejército en Corinto”, El Espectador, 11 de noviembre de 2009.
“Confirmado: gobernador del Caquetá fue asesinado por
las Farc”. Semana, 22 de diciembre de 2009. Artículo disponible en internet: http://www.semana.com/
noticias-nacion/confirmado-gobernador-del-caqueta-asesinado-farc/133088.aspx (fecha de consulta:
20 de abril de 2010).
“Cuatro soldados muertos y seis militares desaparecidos en el Guaviare”. Semana, 24 de marzo de
2009. Artículo disponible en internet: http://www.
semana.com/noticias-conflicto-armado/cuatrosoldados-muertos-seis-militares-desaparecidosguaviare/122053.aspx (fecha de consulta: abril 20
de 2010).
“Destruyen 600 minas antipersonal en Antioquia”, El
Tiempo, 16 de enero de 2010.
“Ejército se toma comunas de Medellín, tras acciones
violentas que dejan 29 muertos”, El Tiempo, 8 de
abril de 2009.
“Gobernación de Nariño confirma masacre de indígenas”. Semana, 10 de febrero de 2009. Artículo disponible en internet: http://www.verdadabierta.com/
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Artículo disponible en internet: http://www.semana.
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de 2002.
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15 de las Farc murieron 9 infantes de marina”, en El
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“Muere Capitán por una mina de las Farc”, El Tiempo,
18 de mayo de 2010.
“Muertes violentas en la Costa: no hay quién las pare”,
El Tiempo, 18 de enero de 2010.
“Policía lanza ofensiva contra las Bandas Criminales en
159 municipios”, en El Tiempo, enero 25 de 2010.
“Se cierra cerco sobre Alfonso Cano”, El Espectador, 2
de octubre de 2009.
El Acnur abre nueva oficina en el norte de Ecuador”, 14
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“Seis tractomulas y un furgón incinerados en la vía Cali-Buenaventura al parecer por las Farc”, El Tiempo,
23 de marzo de 2010.
“En Cauca habrá acción militar integral”, El Colombiano, 11 de noviembre de 2009.
“Uribe y Correa acordaron reunir cuanto antes Comisión de Asuntos Sensibles”, El Tiempo, 23 de febrero de 2010.
170
Colombia: estado del conflicto armado al final de la administración de Álvaro Uribe
Notas
*
Este artículo se desarrolló en el marco del proyecto
de investigación “Seguimiento y análisis del conflicto armado en Colombia” de la línea de investigación
en Negociación y manejo de conflictos del Centro de
Investigaciones y Proyectos Especiales (Cipe) (Universidad Externado de Colombia-Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales).
1
Para profundizar sobre el proceso de fortalecimiento y modernización de la fuerza pública, véase Fundación Seguridad y Democracia, 2003.
2
Tanto las Farc (en la séptima Conferencia, celebrada
en 1982), como el ELN (en la Convención de Héroes y Mártires de Anorí, realizada en 1983), formularon una serie de lineamientos en los ámbitos
político, económico y militar para avanzar en la
consecución de sus propósitos estratégicos. En lo
económico se estableció como prioridad estructurar fuentes de obtención de recursos que garantizaran la autonomía e independencia financieras. En
lo político el énfasis consistió en penetrar, tomarse
y afianzarse en escenarios locales de poder. Y en lo
militar el acento estuvo en incrementar el número
de frentes y combatientes, así como avanzar hacia
los principales centros políticos, administrativos y
económicos del país.
3
Las transformaciones en las estrategias y tácticas de
los grupos guerrilleros y su impacto en la dinámica
del conflicto armado en Colombia han sido extensamente analizadas por Camilo Echandía. Véase,
Echandía, 1999 y 2006.
4
De acuerdo con los sondeos efectuados por la firma
encuestadora Gallup, en marzo de 2008 el 82% de
los entrevistados aprobaba la estrategia del gobierno contra las Farc.
5
Por ejemplo, el cerco que las Farc logaron tender alrededor de Bogotá, en la década de los noventa, no existe en la actualidad, consecuencia de las operaciones
Libertad I y Libertad II, adelantadas en Cundinamarca
y cuyo resultado fue el desmantelamiento de cuatro
frentes de la guerrilla (42, 22, 53 y 54) y de la columna Reinaldo Cuéllar. Asimismo, operaciones como
Mariscal, Meteoro y Orión cerraron la posibilidad de
actuación de la guerrilla en Medellín y ciudades intermedias cercanas a la capital de Antioquia.
6
7
“Gran encuesta de líderes 2002”, Credencial, noviembre de 2002; y “Gran encuesta de líderes
2008”, Credencial, octubre de 2008. Una síntesis de
la posición de los empresarios frente al conflicto armado y la construcción de paz en Colombia puede
encontrarse en Samper, 2007.
La medición de intensidad de la confrontación armada tiene en cuenta dos componentes: 1) el número de combates librados por iniciativa de la fuerza
pública; y 2) el número de acciones por iniciativa
de los grupos armados ilegales. Las acciones por
iniciativa de los grupos armados ilegales se dividen
en cuatro: 1) las acciones contra la fuerza pública
(emboscadas, ataques a instalaciones militares y
hostigamientos); 2) los ataques a poblaciones; 3) la
destrucción de infraestructura; y 4) los actos con
objetivos económicos, es decir la piratería terrestre
y los asaltos a entidades públicas y privadas.
8
El número de acciones armadas cometidas por los
grupos armados ilegales y los combates por iniciativa de las fuerzas militares en 2009 se calcularon a
partir de los datos disponibles hasta el mes de septiembre y una proyección para el último trimestre
de ese año. La fuente de la información fue el Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Vicepresidencia de la República de Colombia.
9
Para profundizar en la discusión sobre control estratégico y control territorial en el primer gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2006), véase
Echandía y Bechara, 2006.
10 En ese sentido resulta pertinente la caracterización
de los grupos guerrilleros como huéspedes armados de la economía, ofrecida por Salazar y Castillo,
2001.
11 Aunque en 2007 la actividad armada de las Farc se
redujo a un nivel comparable al registrado una década atrás, la comparación establecida de acuerdo
con el número de acciones desarrolladas no es válida si se tiene en cuenta que, para entonces, esta
guerrilla tenía un poderío que le permitió una serie de éxitos militares frente a la fuerza pública en
el gobierno del presidente Ernesto Samper (19941998), que concluyó con el asalto a Mitú, capital
del departamento de Vaupés, en zona fronteriza con
Brasil, en 1998. En las condiciones actuales, acciones de esta índole escapan a las capacidades de las
Farc, por su inferioridad militar frente al Estado.
12 Con todo, las Farc han podido compensar, al menos parcialmente, algunas de estas pérdidas. Por
ejemplo, Raúl Reyes, fue reemplazado por Joaquín
Gómez en el bloque Sur. Alfonso Cano sucedió en la
jefatura máxima de las Farc a Manuel Marulanda,
Tirofijo. Véase, International Crisis Group, 2009.
13 Entre 2003 y enero de 2009, como resultado de las
operaciones militares, 10.806 guerrilleros fueron
dados de baja y 26.648 capturados y puestos a órdenes de las autoridades. Ibid.
14 Se calcula que los ingresos derivados de la coca
pueden haber disminuido de más de $1.300 millones de dólares en 2002, a unos $500 millones en
2007. Ibid.
15 El recurso sistemático al secuestro, un símbolo
claro de la degradación de la guerrilla, ha sido un
171
Camilo Echandía Castilla / Eduardo Bechara Gómez / Irene Cabrera Nossa
medio de presión en el ámbito regional, dado que
su intensificación es la etapa previa a la expansión
territorial.
16 El radio de operación de la FTST se extiende a Río
Blanco y Planadas (Tolima), así como a Florida y
Pradera (municipios del Valle del Cauca que las
Farc demandan para un eventual intercambio humanitario), y Belalcázar, Toribío, Corinto, Miranda
y Páez (Cauca).
17 Cifras del Programa de Atención Humanitaria al
Desmovilizado (PADH) del Ministerio de Defensa
Nacional. Las cifras están disponibles en internet:
www.mindefensa.gov.co/index.php?pag=423 (fecha de consulta: 21 de abril de 2010).
18 Para profundizar sobre este último planteamiento,
véase Fundación Ideas para la Paz, “Las Farc: un año
después de Jaque”. Siguiendo el conflicto: hechos y
análisis. 58, junio de 2009.
19 Este es el caso de Meta, Caquetá, Guaviare, Guainía
y Vaupés.
20 Amazonas, Atlántico y Risaralda.
21 Antioquia, Arauca, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca,
Casanare, Cesar, Chocó, Cundinamarca, Córdoba,
Huila, La Guajira, Magdalena, Nariño, Norte de
Santander, Putumayo, Quindío, Santander, Sucre,
Tolima, Valle del Cauca y Vichada.
22 Antioquia, Arauca, Atlántico, Boyacá, Caquetá,
Cauca, Chocó, Córdoba, Guaviare, Nariño, Norte
de Santander, Putumayo, Santander, Sucre, Tolima,
Vaupés y Vichada.
23 Antioquia, Arauca, Bolívar, Caquetá, Cauca, Guaviare, Meta, Norte de Santander, Nariño, Santander,
Putumayo, Vaupés y Vichada.
24 Pese al desconocimiento, por parte de las autoridades, de la organización guerrillera responsable, es
posible asumir que se trata de las Farc, por los escenarios en donde este tipo de acciones armadas tiene
lugar.
25 Los departamentos más afectados por estas acciones son Antioquia, Arauca, Atlántico, Boyacá, Caldas, Caquetá, Casanare, Cauca, Chocó, Córdoba,
Cundinamarca, Bogotá, La Guajira, Guaviare, Huila, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander,
Putumayo, Risaralda, Quindío, Santander, Tolima y
Valle.
26 “Confirmado: gobernador del Caquetá fue asesinado por las Farc”, Semana, 22 de diciembre de 2009.
Artículo disponible en internet: http://www.semana.com/noticias-nacion/confirmado-gobernadordel-caqueta-asesinado-farc/133088.aspx (fecha de
consulta: 20 de abril de 2010).
27 Con posterioridad a esta serie de incidentes, el Ministerio de Defensa Nacional anunció la creación
del Comando Conjunto nº 2 del Pacífico, compuesto por la Tercera División del Ejército, la Fuerza Naval del Pacífico y el Comando Aéreo de Combate nº
3. Dentro de su jurisdicción se encuentran Caldas,
Risaralda, Cauca, Valle del Cauca, Quindío, Nariño
y cuatro municipios de Chocó.
28 Las Farc recurren a las minas antipersonal con el
fin de evitar las ofensivas militares y la erradicación manual de cultivos de coca en regiones como
el nudo de Paramillo, al norte de Antioquia y el sur
del departamento de Córdoba, así como en Nariño,
Meta y el nororiente antioqueño. Véase el Programa
Presidencial de Acción Integral contra las Minas
Antipersonal: http://www.accioncontraminas.gov.
co
29 Nariño, Putumayo, Caquetá, Guaviare, Meta, Vaupés, Vichada, Cauca, Valle del Cauca, Chocó, Antioquia, Córdoba, Bolívar, Arauca, Norte de Santander
y La Guajira.
30 Los departamentos en donde aumenta el número
de víctimas de estos artefactos y aquellos en donde
coinciden combates, cultivos ilícitos e incidentes
por MAP y Muse no son necesariamente los mismos
(véanse los mapas 5A, 5B, 6A y 6B).
31 Don Mario, heredero de la facción paramilitar liderada por los hermanos Castaño, se fortaleció primero en Urabá, donde se alió con desmovilizados del
bloque Élmer Cárdenas que habían estado bajo el
mando de su hermano, el ex jefe de las AUC Fredy
Rendón, el Alemán. Después de librar una intensa
lucha con Los Paisas por el control de una de las
principales rutas de exportación de drogas, a través del sur de Córdoba y el bajo Cauca antioqueño,
don Mario fue capturado por la Policía Nacional en
2009 (Observatorio de Derechos Humanos y DIH,
2007).
32 Antioquia, Nariño, Atlántico, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Bolívar, Córdoba, La Guajira, Chocó,
Sucre, Putumayo, San Andrés, Guainía y Vaupés.
33 Es importante señalar que los datos de la Policía
Nacional muestran una tendencia contraria a los de
Medicina Legal, pasando de 16.140 homicidios en
2008 a 15.817 en 2009.
34 Amazonas, Arauca, Cesar, La Guajira, Guainía,
Nariño, Norte de Santander, Putumayo, Vaupés,
Vichada y los municipios fronterizos de Boyacá y
Chocó.
35 Guainía y Amazonas fueron los únicos departamentos fronterizos en los que durante 2009 no se
registró ningún tipo de acción armada por parte de
los grupos armados al margen de la ley.
172
México: el combate al narcotráfico,
la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
1. La seguridad: del siglo XX al XXI
y la guerra al narcotráfico
Durante la primera década del siglo XXI, México
ha visto la transformación de todos los esquemas de la seguridad en el país, en términos doctrinales e institucionales. Las amenazas tradicionales, como el imperialismo estadounidense
dejaron de serlo; ahora, Estados Unidos es un
socio estratégico en función del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), y
por los niveles actuales de cooperación en materia de seguridad. Asimismo, las guerrillas de
izquierda, incluidas las proindigenistas como
el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), existen pero no representan riesgos reales para el Estado. Lo mismo se puede señalar
sobre los movimientos sociales contestatarios.
Después del 11 de septiembre de 2001, la
prioridad otorgada por el gobierno de Estados
Unidos al resguardo de sus fronteras tuvo efectos inmediatos sobre la seguridad nacional de
México. Durante la presidencia de Vicente Fox
(2000-2006), el Estado mexicano adoptó la percepción de amenaza del vecino del norte, lo cual
se tradujo, en marzo de 2002, en acuerdos sobre
la seguridad de la frontera común, así como del
flujo de bienes y personas entre ambos países,
denominados “Acuerdos de fronteras inteligentes”. En 2005 se acordó la agenda de la Alianza
para la Seguridad y Prosperidad de América del
Norte (Aspan), en la que se reafirmó el concepto
de fronteras inteligentes, que busca garantizar el
flujo legal de personas y bienes entre los miembros del Tlcan mediante el uso de tecnología y
el intercambio de información.
De manera paralela, en 2005 se desarrolló
México Seguro, primer operativo para enfrentar
la inseguridad relacionada con los carteles del
narcotráfico en los estados de Tamaulipas, Sinaloa y Baja California, en el que participaron la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la
Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y la Policía Federal Preventiva (PFP)1. Uno de los primeros efectos de este operativo fue el incremento
en el número de homicidios relacionados con el
tráfico de drogas2. En efecto, cuando el Estado
mexicano hizo uso de la fuerza para enfrentar la
violencia del narcotráfico, se inició una escalada
constante de homicidios (véase el gráfico 1). Sin
embargo, las también llamadas ejecuciones no
son la variable principal para explicar el grado
173
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
Gráfico 1. Ejecuciones en México, 2001-2010
8.281
6.728
6.290
1.080
1.230
1.290
1.304
2001
2002
2003
2004
1.776
2005
2.221
2006
2.712
2007
2008
2009
2010*
Fuente: El Universal, 29 de julio, 2010. El periódico Reforma registra para el mismo
periodo de 2010, 6.73 ejecuciones.
* Cifras al mes de julio de 2010.
de la amenaza en que se convirtió el narcotráfico para la seguridad nacional de México.
Cuando el presidente Felipe Calderón asumió el poder, en diciembre de 2006, declaró la
guerra a los carteles del narcotráfico y solicitó
la asistencia de Estados Unidos, que se concretó
desde octubre de 2007 en la llamada Iniciativa
Mérida. De acuerdo con el diagnóstico oficial,
en México confluyeron diversas dinámicas que
incrementaron el nivel de amenaza del narcotráfico. Primero, los carteles colombianos perdieron fuerza en función de las acciones emprendidas por Estados Unidos mediante el Plan
Colombia. Segundo, los carteles mexicanos asumieron el control del trasiego y distribución de
la droga proveniente de Sudamérica hacia Estados Unidos, adquiriendo con ello mayor poder
económico. Tercero, la debilidad institucional
de las fuerzas federales, estatales y municipales
de seguridad pública y procuración de justicia.
Cuarto, la descentralización del poder federal
derivado del proceso de democratización en el
país, que debilitó las estructuras políticas y de
seguridad en los estados y municipios, lo cual
las hizo vulnerables ante el poder económico de
los narcotraficantes3.
De esta forma se generaron las condiciones
políticas y sociales para que algunos carteles
del narcotráfico tomaran el control de ciertas
regiones del país, esto aunado a un quinto factor, la mayor demanda de cocaína en México.
De acuerdo con el presidente Calderón, este
cambio en la geografía del mercado vuelve necesario el control territorial. Según esta lógica,
el gobierno decide utilizar a las fuerzas armadas como principal instrumento para retomar
el control de esas regiones del país, en lo que
sería, “una guerra sin cuartel porque ya no hay
posibilidad de convivir con el narco […]. No
hay regreso; son ellos o nosotros”4.
Sin embargo, los carteles como tales no están integrados por ejércitos regulares, y las guerras del siglo XX se alejan de las definiciones
previas de guerras entre Estados-Nación. En
México esta guerra se inscribe dentro de la categoría de los llamados conflictos asimétricos,
guerras de baja intensidad, guerras irregulares,
guerras sin fronteras, etcétera. Además, es claro
que el combate al narcotráfico es un conflicto
trasnacional, pues México es un país de tránsito de cocaína, ubicado geográficamente entre
los consumidores estadounidenses, donde se
174
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
obtienen las ganancias (el gobierno de Estados
Unidos captura muy poca cantidad del dinero
que provee esta actividad criminal), y los lugares en donde se produce la cocaína. Esto lleva a
sostener que el enfrentamiento no es sólo mexicano y que las estrategias deben ser coherentes
en términos multinacionales.
Se trata, además, de una guerra prolongada.
Desde su gestación en los años cincuenta del
siglo XX, con la producción de marihuana y
heroína para satisfacer a los consumidores estadounidenses (conformándose un espacio de
producción y mercados complementarios, principalmente entre los estados de Sinaloa y California), y luego el ingreso de la cocaína al círculo producción-tráfico-consumo, agregándose
Colombia, tejió redes criminales muy poderosas. Por el carácter trasnacional del fenómeno,
la violencia que provoca la guerra contra el narcotráfico se acerca a las fronteras del norte del
país, pues la lucha por exportar marihuana, heroína, cocaína y metanfetaminas es el alimento
de la violencia mexicana.
2. Iniciativa Mérida
En marzo de 2007, los presidentes de México,
Felipe Calderón, y de Estados Unidos, George W.
Bush (2001-2005; 2005-2009), acordaron instrumentar un nuevo marco de cooperación, conformado por programas de transferencia de recursos para combatir el tráfico de drogas y de armas,
al igual que la violencia generada por el crimen
organizado. Denominada como Iniciativa Mérida, esta cooperación en seguridad se constituyó
con un presupuesto de 1.600 millones de dólares
a ejecutarse entre 2008 y 2010. El programa contemplaba, además, recursos para Centroamérica,
República Dominicana y Haití. A México le correspondieron 1.400 millones de dólares, lo cual
significaba fortalecer tecnológicamente sus capacidades operativas en el combate a los carteles
del narcotráfico existentes en el país.
En principio se plantearon cuatro objetivos
estratégicos para enfrentar el poder del crimen
organizado transnacional. Primero, terminar con
el poder e impunidad de las organizaciones criminales, para lo cual se recurriría a las fuerzas
de seguridad del Estado. En segundo término,
fortalecer el control de la frontera por aire, mar
y tierra, mediante el uso intensivo de tecnología,
con énfasis en la frontera común entre Estados
Unidos y México. Tercero, mejorar la capacidad
de los sistemas de justicia de la región por medio
de reformas institucionales y administrativas, así
como la instauración de juicios orales. Y cuarto,
reducir las actividades de las pandillas asociadas
al tráfico de drogas y disminuir la demanda de
éstas (Seelke et al., 2010: 15). Para cumplir estas
metas parte medular del programa de cooperación es la transferencia de tecnología, la capacitación y la profesionalización, así como el intercambio de información de inteligencia.
En esta etapa de la Iniciativa Mérida la cooperación privilegió, en términos cuantitativos,
la transferencia de tecnología en equipo, principalmente militar e informático, al igual que el
intercambio de información y los programas de
capacitación. El 30 de junio de 2008 se aprobaron los primeros 400 millones de dólares, provenientes de dos programas, International Narcotics
and Law Enforcement (Incle) y el Foreign Military
Financing (FMF), controlados ambos por el Departamento de Estado. Posteriormente, en marzo de
2009, se aprobaron 300 millones de dólares más
de las dos cuentas anteriores y de la cuenta Economic Support Fund (ESF). Después, en junio, se
aprobó una partida extraordinaria por otros 420
millones de dólares, de la cuenta Incle. Finalmente, en 2010, se desembolsaron otros 210 millones
250 mil dólares más de las mismas tres cuentas,
para un total de 1.330.250 millones de dólares5. A
pesar de estar aprobados, la Government Accountability Office (GAO) de Estados Unidos observa
que hasta marzo de 2010 se había transferido
aproximadamente 46% de los recursos, mientras
que sólo se habían gastado 9% de los mismos (Government Accountability Office, 2010: 7).
En esta fase, la Iniciativa Mérida se dividió en cuatro grupos. El primero de ellos tiene
como objetivos combatir al terrorismo, al narco-
175
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
tráfico y resguardar la seguridad de las fronteras
terrestres y aéreas. La Secretaría de la Defensa
Nacional y la Secretaría de Marina (Semar) son
actores clave y, por tanto, los destinatarios de
cerca de 60% de los recursos en este rubro. Aquí
destacan los aviones Casa 235 destinados para
la Semar, orientados al patrullaje y la vigilancia, principalmente en las fronteras marítimas
del Caribe y el Pacífico. Cabe señalar que hasta
mayo de 2010 estos aviones no habían sido entregados porque, debido a la gran demanda que
existe en el mercado internacional, hay una lista de espera de dos años para la entrega de estos
equipos. Además, el hecho de que el fabricante
sea español y que 50% se ensamble fuera de Estados Unidos retrasa aún más la entrega.
Sobresalen también los helicópteros Bell
412 EP con equipo de visión nocturna para despliegue rápido para la Sedena6. Sin embargo, su
tiempo de entrega puede variar de doce a dieciocho meses en función del proceso administrativo
en el Departamento de Defensa y de éste con el
proveedor. También está contemplada la transferencia de equipo no intrusivo de rayos gamma
y escáner de ión, para utilizar en puntos de inspección dentro del territorio nacional para detectar drogas, armas, químicos y explosivos.
Asimismo, se considera la transferencia de
equipo informático para conformar e integrar
bases de datos con registros de personas, armas,
drogas y vehículos, para la Procuraduría General
de la República (PGR), el Centro de Investigación
y Seguridad Nacional (Cisen), el Instituto Nacional de Migración (INM) y la Administración
General de Aduanas (AGA). Con la PGR se tiene
un proyecto para la frontera norte con el objetivo
de construir una base de datos digital, con los
registros que ya tiene esta dependencia, de traficantes de personas, armas y drogas, para lo cual
ya recibió el software para el Proyecto Constanza
a utilizarse en el Operation Against Smugglers
Initiative on Safety and Security (Oasiss). Éste
forma parte del acuerdo bilateral entre México y
Estados Unidos vigente desde octubre de 2005,
para combatir el tráfico y la trata de personas en
la frontera. Por su parte, con el INM está en mar-
cha un proyecto para establecer una red informática de verificación y control, instalando puntos
con equipo biométrico en los 165 puertos de entrada aéreos, terrestres y marítimos de México,
con prioridad en la frontera sur. El INM ya ubicó esta tecnología en diez sitios de la misma, al
igual que infraestructura para estaciones migratorias en Cancún, Quintana Roo, Tijuana y Baja
California7. La AGA recibirá equipo de rayos X para
la revisión de transporte comercial, vehículos y
equipaje, además de un sistema integrado de vigilancia inteligente con capacidad para centralizar los datos que producen los puertos de todo el
país. Esto forma parte de la estrategia establecida
en la Aspan, diseñada para garantizar el comercio seguro en la región. Hasta el momento, sólo
ha recibido equipo poligráfico para control de
confianza8.
El segundo grupo de esta fase de la Iniciativa Mérida está enfocado a la PGR, la Secretaría
de Seguridad Pública (SSP), la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Secretaría
de Salud (SS). La primera ya recibió el equipo
blindado y de comunicación para funcionarios
y policías, que incluye desde vehículos hasta
chalecos antibala. La SSP es la más favorecida
de todas, ya que recibirá 60% de los recursos,
entre los que se destacan aviones Cessna Caravan para vigilancia y monitoreo de comunicaciones, helicópteros UH60, también conocidos
como Blackhawk, para transporte y despliegue
rápido, así como equipos móviles de rayos gamma y rayos X. Sin embargo, sólo ha recibido los
equipos no intrusivos.
La SHCP tenía asignada la transferencia de
infraestructura informática para fortalecer la capacidad de la Unidad de Inteligencia Financiera
(UIF) contra el lavado de dinero. En primera instancia, esta infraestructura le permitiría conectar a la UIF con la Plataforma México, el sistema
informático que enlaza a todas las dependencias
que forman parte de la Estrategia nacional de
prevención del delito y combate a la delincuencia, puesta en marcha por el gobierno de Felipe
Calderón. Sin embargo, en función del retraso
en la entrega de estos recursos, el gobierno de
176
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
México decidió adquirir por su cuenta el equipo
para investigar el lavado de dinero. Al parecer
el gobierno de Estados Unidos reorientará los recursos económicos para cubrir otras necesidades
(Government Accountability Office, 2010: 26).
Por su parte, la Secretaría de Salud recibirá equipo informático para interconectar las oficinas
estatales y municipales del Consejo Nacional de
Adicciones (Conadic), con el objetivo de extender a más lugares los programas de prevención y
tratamiento contra las drogas.
El tercer grupo del paquete de ayuda se destina a fortalecer las instituciones de procuración
de justicia. La PGR es la principal receptora de
recursos, de carácter informático y de capacitación. Las partidas están definidas en torno a
programas que buscan mejorar el sistema de justicia penal, destacándose el financiamiento al
programa de testigo protegido. Adicionalmente,
está contemplado un programa para digitalizar
administrativamente a los ministerios públicos,
así como establecer intercambio de información
y análisis con el Centro Nacional de Planeación
e Inteligencia (Cenapi).
El último grupo se enfoca en fomentar la
transparencia mediante el acercamiento con
organizaciones no gubernamentales y la capacitación sobre el conocimiento y respeto a los
derechos humanos. Al mismo tiempo tiene el
objetivo de combatir la corrupción en las instancias de gobierno. Esto último forma parte de los
requerimientos establecidos en las cuatro leyes
que asignan los recursos para la Iniciativa Mérida, que condicionan hasta 15% de los recursos
aprobados en cada una. El primero se refiere a
mejorar los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas de las policías federales, estatales y municipales. El segundo hace un llamado
al gobierno mexicano para que establezca mecanismos de consulta regulares con organizaciones
de derechos humanos y de la sociedad civil. El
tercero busca la garantía de que los miembros de
la policía y de las fuerzas armadas que hayan cometido violaciones a los derechos humanos sean
debidamente investigados bajo la jurisdicción de
la autoridad civil. El cuarto exhorta a fortalecer
la prohibición de utilizar testimonios obtenidos
bajo tortura o malos tratos9.
A pesar de que parte importante de los recursos asignados y aprobados en la primera etapa de
la Iniciativa Mérida no se ha entregado, el gobierno del presidente Barack Obama (2009-) solicitó
al Congreso de su país una nueva cantidad para
dar continuidad al esquema de cooperación en
seguridad. Así, el 23 de marzo de 2010, durante
la reunión del Grupo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida se anunciaron cuatro objetivos estratégicos para esta nueva etapa: 1) desmantelar las
organizaciones de la delincuencia transnacional
que operan en ambos países; 2) fortalecer las
instituciones públicas responsables del combate a la delincuencia organizada; 3) desarrollar la
frontera del siglo XXI para facilitar el flujo legítimo de mercancías y personas; y 4) fortalecer la
cohesión social de las comunidades de ambos
países enfatizando la prevención y la reducción
del consumo de drogas10. Como piedra angular
se pretende incorporar la mayor cooperación bilateral en materia de inteligencia entre agencias
civiles y militares.
Lo más importante de esta continuidad es
que se está conformando una estructura bilateral de seguridad que busca trascender gradualmente a la Iniciativa Mérida y que se encuentra
conformada por:
Grupo de alto nivel. Presidido por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y la secretaria
de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa.
Su objetivo es consolidar una visión estratégica y mantener continuidad en la cooperación entre México y Estados Unidos.
Grupo de coordinación política. Presidido
por los representantes de seguridad nacional de cada país. Su objetivo es establecer la
política de monitoreo sobre el progreso de
la relación estratégica bilateral. Además, el
grupo tiene la tarea de desarrollar un nuevo
marco estratégico de seguridad para México,
tomando en cuenta los desafíos nacionales y
trasnacionales, orientándolo más allá de la
Iniciativa Mérida.
177
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
Grupo de instrumentación bilateral. Presidido por el subjefe de Misión y el director de
la Sección Antinarcóticos de la embajada de
Estados Unidos, así como por el subsecretario para América del Norte de la Secretaría de
Relaciones Exteriores de México. El grupo se
reúne una vez cada mes para revisar el proceso de avance de la Iniciativa Mérida (Government Accountability Office, 2010: 32-24).
3. Derechos humanos
Las fuerzas armadas se han constituido en el
principal instrumento del gobierno del presidente Calderón en su estrategia contra el crimen
organizado. Estas, principalmente el ejército,
enfrentan un problema importante en torno a
las violaciones a los derechos humanos que cometen al llevar a cabo sus actividades. En enero
de 2008, la Sedena creó la Dirección General de
Derechos Humanos, con el objetivo de asesorar
jurídicamente al instituto castrense y fortalecer
la cultura de respeto a los derechos humanos
dentro del mismo11.
Ese mismo año, la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (CNDH) señaló en su Segundo informe especial sobre el ejercicio efectivo del
derecho fundamental a la seguridad pública en
México, que:
si el problema de la delincuencia exige la intervención del ejército en tareas policiales, como
parece ser el caso, entonces debería modificarse
el marco jurídico y prever que los miembros de
las fuerzas armadas queden sujetos a condiciones jurídicas del orden civil por los abusos de
poder que cometan, a fin de que prevalezca el
Estado de derecho y el respeto de los derechos
humanos (Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2008).
Si bien es cierto que en México se inició un
debate en torno al fuero de guerra, particularmente después de la visita de Hillary Clinton en
marzo de 2009, éste no ha sido lo suficientemente
productivo como para avanzar en las reformas
legislativas correspondientes, específicamente
al artículo 16 constitucional, al igual que al artículo 78 del Código de justicia militar.
La muerte de dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey, y de dos
niños en Tamaulipas, recrudeció las críticas a
la labor que desempeñan las fuerzas armadas
contra el narcotráfico y sus efectos negativos sobre los derechos humanos de la población12. En
2009, Human Rights Watch (HRW) emitió un documento en el que informa sobre los diferentes
casos de tortura por parte de las fuerzas armadas durante el combate al narcotráfico, así como
el tipo de investigación en curso que realiza la
Procuraduría General de Justicia Militar.
De acuerdo con esa ONG internacional, el
problema radica en que el sistema de justicia
militar forma parte de la estructura jerárquica
de la Sedena, convirtiéndolo en juez y parte a
la vez. La crítica más fuerte por parte de HRW
se dirige a la extensión de la jurisdicción militar sobre los civiles, cuando éstos son víctimas
de violaciones de derechos humanos por parte
de militares. Incluso afirmó que “en los últimos 10 años, los tribunales militares mexicanos
–que habitualmente asumen la jurisdicción para
investigar los abusos cometidos por militares
contra civiles– no han condenado ni a un solo
miembro del ejército acusado de cometer una
violación grave de derechos humanos” (Human
Rights Watch, 2009).
En cambio, en el marco de la Iniciativa Mérida, la Sedena en particular se comprometió a
hacer transparentes las acciones que lleva a cabo
para dar seguimiento a las recomendaciones de
la CNDH, así como para castigar a los militares
que violen los derechos humanos. Así, en julio
de 2009, el secretario de la Defensa de México,
Guillermo Galván, entregó a su homólogo estadounidense, Robert Gates, información relacionada con las medidas que el ejército toma para
prevenir y castigar la violación a los derechos
humanos en México en el contexto del combate
al crimen organizado13.
Prácticamente un año después, en julio de
2010, la Sedena publicó en su sitio de internet un
nuevo apartado para informar a la sociedad sobre
los mismos asuntos14. Como se puede observar en
178
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
grave asunto de seguridad humana e incluso regional, principalmente con Guatemala, El Salvador y Honduras (Armijo, 2009: 172).
la tabla 1, el número de quejas presentadas por
la CNDH a la Sedena se ha incrementado exponencialmente, alcanzando 4.035 entre diciembre
de 2006 y junio de 2010, en función de la mayor
exposición y contacto por parte del Ejército con
la población, ya que cumple tareas de seguridad
pública e, incluso, de procuración de justicia. Sin
embargo, sólo 1,46% de esas quejas se han convertido en recomendaciones (véase la tabla 2).
De esta manera, vemos que las fuerzas del
Estado mexicano encargadas de combatir a los
carteles no han resuelto el problema de los derechos humanos. Si bien la violación de estos
no es parte de la estrategia del gobierno, los enfrentamientos crecientes entre los carteles y las
fuerzas policiacas y militares hacen que, a nivel
táctico, la población quede inerme entre dos
fuegos. Este asunto podría entorpecer el apoyo
al gobierno en esta guerra estratégica del Estado mexicano y es, sin duda, uno de los factores
que inciden en las encuestas de opinión y en
los medios de comunicación acerca de que el
combate al narcotráfico está afectando crecientemente a la población.
Otro factor que se considera muy grave en
México en torno a la violación de derechos humanos es el peligro que corren los transmigrantes de los países de América Central cuando recorren el país de sur a norte. La CNDH, al igual
que organizaciones no gubernamentales como
Amnistía Internacional, han documentado el
doble peligro: la extorsión de las autoridades y
el ser víctimas del crimen organizado, principalmente del grupo los Zetas. Esto es más grave en
los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, por
donde atraviesa la ruta del ferrocarril de sur a
norte (Amnistía Internacional, 2010). Además, la
situación de vulnerabilidad de los migrantes se
agrava, pues se tiene información de violaciones
de mujeres, extorsión a menores de edad y secuestros para cobrar extorsión a familiares de
ellos en Estados Unidos (Comisión Nacional de
Derechos Humanos, 2009). Este se ha vuelto un
4. Las agrupaciones criminales
Para combatir a la delincuencia común la estructura policial del Estado mexicano se compone de
423 mil hombres, entre policía federal, estatal y
municipal, así como preventivas y de investigación. De ellos, los miembros de la Secretaría de
Seguridad Pública (Policía Federal) y de la PGR
Tabla 1. Quejas de la CNDH a la Sedena, 2006-2010
2006
2007
2008
2009
2010
Total
En trámite
0
0
21
578
392
991
Concluidas
8
376
1.122
1.066
473
3.044
Total
8
376
1.143
1.644
864
4.035
Fuente: Sedena http://www.sedena.gob.mx/pdf/otros/der_hum/graf_quejas_240710.pdf
Tabla 2. Recomendaciones de la CNDH a la Sedena, diciembre 2006-julio 2010
Dic. 2006
2007
2008
2009
2010
Total
En trámite
0
0
7
29
8
44
Concluidas
0
7
7
1
0
15
En estudio
0
0
0
0
0
0
Total
0
7
14
30
8
59
Fuente: Sedena http://www.sedena.gob.mx/pdf/otros/der_hum/recomendaciones.pdf
179
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
se dedican a la persecución de delitos federales,
entre los cuales está el narcotráfico. A ellos hay
que agregar a las fuerzas armadas, que suman
casi 260 mil hombres, pues gradualmente han
incorporado más elementos en el combate al
narcotráfico (véase la tabla 3).
México es un país de casi 110 millones de
habitantes. O sea que menos de 1% de la población está enrolado en los cuerpos policiacos
y militares. Con este pie de fuerza el gobierno
le hace frente al crimen organizado. Según numerosas fuentes de información, los carteles del
narcotráfico no competían históricamente entre
sí, y por ello la violencia no era su modus operandi; todo lo contrario, se caracterizaban por
el sigilo y la discreción. En el estado de Sinaloa
se establecieron los líderes más importantes del
narcotráfico, quienes controlaban casi todo el
mercado (Astorga, 2005). Posteriormente, en los
años noventa, creció una agrupación nueva, el
cartel del Golfo y su estructura militar, los Zetas. Allí comenzaron entonces las rivalidades,
a pesar de tener territorios separados, uno en
el Pacífico, conectando con los mercados del
oeste de Estados Unidos, principalmente hacia
California, y el otro en el golfo de México, comunicado con Texas para el traslado de la droga
al noroeste de Estados Unidos. En los noventa
surgió también un tercer cartel en el centro del
país, el de Juárez, que dirigía sus productos hacia la región de los grandes lagos. En esa década
ingresó la cocaína colombiana y alteró profundamente las estructuras criminales mexicanas.
A inicios del siglo XXI el comercio de cocaína a través de México se incrementó y los carteles comenzaron a enfrentarse por el producto
y sus cuantiosas ganancias. Los grandes carteles
del Golfo y Pacífico se fragmentaron. En el golfo,
los Zetas se independizaron, y en el Pacífico la
agrupación se dividió entre aquellos seguidores
de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, y la familia
Beltrán Leyva. También se consolidó el cartel de
Tijuana, para controlar la exportación hacia California. En Michoacán apareció uno nuevo, la Familia, conocido por ser el más sanguinario (por la
modalidad de las ejecuciones de sus rivales, a los
que les cercenaban las cabezas, y por los crueles
métodos de tortura), y éste se enfrentó a muerte
con los Zetas para desplazarlos de la región Pacífico sur (Carrasco y Castellanos, 2009: 112). Todo
esto atomizó a las organizaciones y empezó una
guerra sin cuartel entre ellas, extremadamente
violenta. Un elemento fundamental es cómo las
agrupaciones criminales mexicanas sustituyeron
a las colombianas a fines de los años noventa,
como las introductoras de la cocaína a Estados
Unidos (Bagley, 2009: 25). Hay interpretaciones
que sostienen que éste es un fenómeno nuevo de
“insurgencia criminal” (Jullivan y Elkus, 2010).
En 2010, una de las claves para entender los balances de poder entre los carteles son las alianzas
que cada uno tiene con las distintas agrupaciones en Colombia, como se observa en la tabla 4.
Además de las alianzas entre carteles mexicanos y colombianos, otro factor clave en la
nueva geopolítica del narco son las rutas para
Tabla 3. Elementos de todos los cuerpos
policiales de México (enero 2009)
Corporación policiaca
Secretaría de Seguridad Pública (Federal)
Procuraduría General de la República (Federal)
Elementos
32.357
4.298
Policía Estatal Preventiva
198.897
Policía Ministerial Estatal
26.495
Policía Municipal Preventiva
160.967
Fuente: periódico Reforma, 22 de enero, 2009, p. 6.
180
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
desmonopolización y competencia entre ellos, ya
que de dos carteles existentes en 2000 se pasó a
seis en 2010, lo que ha provocado enfrentamientos por los desembarcos de la cocaína colombiana en costas del Pacífico principalmente, por
las rutas por carreteras de acceso para trasladar
los narcóticos a la frontera con Estados Unidos,
y por el control de las bodegas y las ganancias
que producen en Estados Unidos, violencia alimentada por el flujo de armas de ese país hacia
México. Todo esto, también en un contexto de
ampliación del consumo en México. El segundo
elemento es la estrategia de contención del fenómeno por parte del gobierno, que decide emplear
a fondo a las fuerzas armadas (antes eran sólo
un elemento de apoyo), recibir cooperación in-
el transporte de drogas y otros productos ilegales por el corredor de Centroamérica, tal como
lo muestra la tabla 5. Esto resulta importante no
sólo por lo que se refiere al tráfico ilegal de mercancías e incluso de personas, sino porque significa puntos críticos para las fuerzas de seguridad
del istmo centroamericano en lo que se puede
denominar la nueva geografía de la violencia relacionada con el narcotráfico.
En México, durante el gobierno del presidente Felipe Calderón (diciembre de 2006-julio
2010) esta guerra entre carteles registra 28 mil
muertos15. Según el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional, la violencia y su incremento
exponencial se debe a dos factores: primero, a la
Tabla 4. Alianzas de narcotraficantes mexicanos y colombianos, 2010
Cartel mexicano
Cartel colombiano y frentes de las Farc
Los Paisas, los Urabeños, los Rastrojos, frentes 48, 27, 10 y 16.
Sinaloa-Federación En México con la Familia Michoacana.
Área de influencia
México, Estados Unidos (80 ciudades), Guatemala (Pacífico),
Belice, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia,
Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay.
Golfo-Zetas
Erpac, los Paisas, los Urabeños, los Rastrojos, frentes 48, 27, 10 y 16. México, Estados Unidos (43 ciudades), Guatemala, Belice,
En México con los carteles de Tijuana, de Juárez y los Beltrán Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, ColomLeyva.
bia, Venezuela, Brasil, Uruguay, Argentina, Italia, España.
Tijuana
Erpac, los Paisas, los Urabeños, los Rastrojos, frentes 48, 27, 10 y 16. México, Estados Unidos (17 ciudades), Guatemala, El Salvador,
En México con los carteles del Golfo-Zetas, de Juárez y los Bel- Costa Rica, Nicaragua, Colombia.
trán Leyva.
Juárez
Erpac, los Rastrojos, frentes 27, 10 y 16.
México, Estados Unidos (El Paso), Colombia, Argentina.
En México con los carteles del Golfo-Zetas, de Tijuana y los Beltrán Leyva.
La Familia
Sólo en México con el cartel de Sinaloa-Federación.
México y Estados Unidos (Chicago).
Beltrán Leyva
Frentes 27, 10 y 16.
En México con los carteles del Golfo-Zetas, de Juárez y Tijuana.
México, Estados Unidos (36 ciudades), Guatemala, Colombia.
Fuente: Americas Quarterly, Spring 2010: 77.
Tabla 5. Países utilizados para el tráfico de drogas por carteles mexicanos,
de Colombia hacia Estados Unidos
Cartel mexicano
Países de Centroamérica
Sinaloa-Federación
Panamá, Nicaragua, Guatemala
Golfo
Honduras, Guatemala
Juárez
Diversos países de Centroamérica
Tijuana
Ecuador, Nicaragua
Beltrán Leyva
Venezuela, diversos países de Centroamérica
Fuente: Americas Quarterly, Spring 2010: 77.
181
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
ternacional y comenzar un profundo proceso de
reestructuración y profesionalización de las policías y el sistema de justicia16. De igual forma, en
México se debate sobre si la estrategia se da en el
contexto de la guerra a las drogas, tal como se ha
asumido en Estados Unidos desde hace 30 años,
o es un esfuerzo del gobierno para mejorar las
condiciones de seguridad pública17. En la primera mitad del gobierno del presidente Calderón se
acuñó el término “guerra a las drogas”, mientras
que el presidente habla ahora de la lucha por la
seguridad pública, tratando de transmitir el mensaje de que el objetivo del gobierno es la protección de la población frente a la violencia18.
5. Ciudad Juárez, el test
para el Estado mexicano
Ciudad Juárez y el estado de Chihuahua se han
convertido en el termómetro de la violencia en
México. Tan sólo en los primeros siete meses de
2010 en el país se registraron 6.773 ejecuciones
por parte de los grupos vinculados al narcotráfico, correspondiéndole al estado de Chihuahua 1.77419. La prensa internacional, al hacer
numerosos reportajes sobre Juárez, traslada al
mundo la imagen de que “todo México es Ciudad Juárez”. Ello ha contribuido incluso a subir la calificación riesgo-país, con los impactos
consecuentes sobre la inversión extranjera. Los
mexicanos, al ver todos los días en la televisión,
al escuchar en la radio y al leer en los diarios
sobre ejecutados, decapitados y cuerpos disueltos en ácido, también se asombran y atribuyen
al gobierno la incapacidad para controlar al país
y, en especial, al narcotráfico.
La violencia y los homicidios se han convertido, sorprendentemente, en indicadores
de gobernabilidad y eficiencia gubernamental.
Este es el verdadero motivo por el cual el presidente Felipe Calderón, también de forma inusitada, ha reconocido la incapacidad de las propias fuerzas del Estado mexicano para combatir
solas a los grandes carteles del narcotráfico, y
solicitó la ayuda de Estados Unidos, a través
de la Iniciativa Mérida. En ese país, por lógica
elemental, los servicios de inteligencia conocen
mucho del narcotráfico en México, pues a sus
territorios en California, Arizona, Nuevo México y Texas ingresan las drogas, que se distribuyen a todos los estados e, incluso, a Canadá. En
Estados Unidos también se lavan y legalizan
cantidades considerables de las ganancias, y las
armas usadas por los sicarios se adquieren en
sus armerías y ferias de armas, protegidas por
su constitución y por las leyes de derecho a la
autodefensa, que facilitan que cualquier ciudadano pueda comprarlas y poseerlas.
El debate en México acerca de la seguridad
nacional se plantea así: ¿se gana o se pierde la
guerra contra el narcotráfico? Sostener que México es un Estado fallido, o que está en esa dirección es una falacia. Sin embargo, hay ciudades
e incluso estados del país donde esa hipótesis
sí se podría sustentar. Es el caso del estado de
Chihuahua (frontera con Texas), particularmente
Ciudad Juárez. A fines de 2009, en una sorpresiva petición, un grupo de empresarios de esa ciudad hizo un llamado a las Naciones Unidas para
que enviara Cascos Azules, por el incremento de
la violencia, en particular las ejecuciones, argumentando que por ella ya se habían trasladado a
El Paso, Texas, seis mil negocios:
Estamos pidiendo que se forme un grupo que
pida a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos su intervención, así como de un
grupo de las fuerzas de paz de la ONU que frenen esta incontrolable situación de violencia.
Ciudad Juárez no ha recibido ningún tipo de
atención de parte de las autoridades, por lo que
está considerada (sic) la ciudad más violenta
del mundo, con los índices más altos en cuanto
a muertes se refiere, porque ya tener un índice
de más de 10 muertos por día ya es considerado
una zona de guerra20.
Esta declaración da testimonio de los cuestionamientos al Estado mexicano y a su capacidad para otorgar seguridad a la población de
Juárez, y de que la lucha entre los carteles del
narcotráfico está fuera de control. Para el gobierno federal dicha declaración se debió a la
desesperación de los juarenses. Otra expresión
de angustia ciudadana es la que hizo el presi-
182
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
dente del Consejo Ciudadano para la Seguridad
Pública y la Justicia Penal de Juárez, al señalar
a la ciudad como una de las más peligrosas de
América Latina:
En Juárez el homicidio creció en un tiempo
muy corto como jamás se había visto en alguna
parte de México y muy rara vez en el mundo,
entre 2007 y 2009 aumentó en más de 800%.
En Juárez en 2009 se registraron 191 homicidios por cada 100 mil habitantes, debajo de
Juárez está San Pedro Sula, con 119 homicidios
y San Salvador, con 9521.
Cuando el presidente Calderón llegó al poder,
Chihuahua era un estado adonde la violencia entre los carteles del narcotráfico no había arribado.
En diciembre de 2006 sólo se registró un ejecutado; en diciembre de 2007, once; en diciembre de
2008, 173; y en diciembre de 2009, 231. En términos de la violencia en todo el estado, en 2007
hubo 148 ejecutados; en 2008, 1.652; y en 2009,
2.082. Por ello, la comparación es obligada con
las ciudades colombianas asoladas por la guerra
entre los carteles de Medellín y Cali en los años
noventa, donde se superaron las tasas de más de
100 homicidios por cada 100 mil habitantes.
En el caso de Juárez, la estrategia del gobierno de Felipe Calderón para tratar de controlar
la situación no ha logrado sus propósitos. Los
despliegues de fuerzas federales policiacas y
militares continúan en ascenso y la violencia no
disminuye. En 2007 se llevaron a Juárez 5.500
militares. A mediados de 2009 la cantidad aumentó a 6.000. Sin embargo, pese a esta militarización la violencia no ha disminuido. Por ello
se podría sostener que la presencia de fuerzas
militares deriva en una dinámica perversa, en la
cual el despliegue de la fuerza del Estado provoca un efecto simétrico, aumentando los homicidios22. En Ciudad Juárez, por el despliegue de
esta estrategia de contención, las fuerzas armadas y policiacas cometen actos contra la población civil de forma no voluntaria, que se consideran violaciones a los derechos humanos. Por
ello, el gobierno municipal, presionado por la
población, se vio obligado a abrir una oficina
de denuncias por violaciones de derechos por
parte de las fuerzas armadas y de policía23.
Los habitantes de Ciudad Juárez viven dos
guerras: la primera es la que se da entre los
carteles del Pacífico, del Golfo, de los Zetas y
las reminiscencias del cartel de Juárez; y la segunda es la ofensiva militar emprendida por el
gobierno federal contra los carteles. El 31 de
enero de 2010 esta situación se agravó cuando
un comando armado de sicarios irrumpió con
gran violencia en una fiesta familiar y asesinó a
quince jóvenes. En un inicio, el presidente Calderón y el ministro de Gobernación insinuaron
que se trataba de un pleito entre pandilleros, lo
que provocó el enojo de la comunidad. El gobierno debió rectificar y en respuesta a esta
situación límite inició la implementación de
una “estrategia integral”.
Ciudad Juárez es el epicentro de la violencia
provocada por el narcotráfico en México. El primer efecto negativo es la huída de los sectores
de ingresos medios, reduciéndose la población
de 1,3 millones a un millón de habitantes, por
el traslado de más de 100 mil familias a lugares seguros, como El Paso, Texas. Igualmente,
en los últimos tres años más de 5.000 negocios
han cerrado sus puertas. En síntesis, 25% de las
viviendas han quedado abandonadas y 30% de
los comercios han cerrado24.
Los carteles del narcotráfico ejecutan a sus
rivales para controlar las rutas de transporte, los
embarques y las bodegas donde se resguarda la
cocaína procedente de Colombia, así como la
marihuana y la heroína producidas en Sinaloa,
Guerrero y Michoacán. A lo que se añade el comercio ilegal de nuevas drogas como las anfetaminas, cuyos precursores químicos se fabrican
en China y Estados Unidos. La exportación de las
drogas a El Paso, y de ahí su transporte hacia el
centro (Chicago) y este de Estados Unidos, es lo
que provoca la ola de violencia. Así, en Ciudad
Juárez se acumularon gran cantidad de rezagos
por las carencias de las políticas de los gobiernos
federal y estatal (González Herrera, 2009: 169).
183
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
5. Reflexiones finales
La declaración de guerra a los carteles hecha
por el presidente Calderón en diciembre de
2006, el incremento de las ejecuciones, el crecimiento exponencial de la asistencia de Estados Unidos, el aumento de la presencia de las
fuerzas armadas en el combate al narcotráfico y
en la seguridad pública en ciudades de alto riesgo, la conversión de Ciudad Juárez en la ciudad
más peligrosa del mundo, el aumento en el consumo de cocaína y las apreciaciones acerca de
que México se podría convertir en un Estado fallido, permiten afirmar, por un lado, que el Estado
mexicano podría estar perdiendo la guerra contra
el narcotráfico y que, por ende, la estrategia se
debe cambiar radicalmente (Aguilar y Castañeda, 2009). El cambio de estrategia, según los críticos, debe reorientarse hacia modalidades de
legalización de las drogas. Otra interpretación
sugiere, por su parte, que el gobierno está llevando a cabo una estrategia de victoria, debido
a que tiene fortalezas que apenas comienzan a
articularse, y que rendirán frutos en favor del
gobierno a mediano plazo25.
Muchos conflictos asimétricos, irregulares o
de baja intensidad, se clasificaron y analizaron
en situación de “empate estratégico”, donde no
se puede afirmar que la guerra se gana o se pierde. En el enfrentamiento (o guerra según los gobiernos mexicano y estadounidense) que se da
entre las fuerzas gubernamentales mexicanas y
los carteles, el impacto social (la violencia) perjudica al gobierno al dar la imagen de pérdida
del llamado “monopolio legítimo de la fuerza”
y el obligado control territorial que todo Estado
debe ejercer. La percepción de Estado en dirección al fracaso se da cuando se emplean indicadores que dan a entender que lo que sucede en
Juárez es reflejo de todo el país, o tomando en
cuenta sólo el número de muertos que provoca
la guerra entre los carteles.
Es difícil afirmar categóricamente que el gobierno está ganando la guerra, pero afirmar que
la estrategia gubernamental ya fracasó es una hipótesis que no se sostiene. Por ello, se observa un
“empate estratégico” que se balanceará hacia una
u otra dirección, según tengan éxito las grandes
campañas militares del gobierno y la estrategia
de reestructuración de todas las instituciones de
seguridad nacional, o bien, si los carteles, en sus
reorganizaciones y en los enfrentamientos entre
ellos, logran superar las adversidades e imponerse. Ante esta probabilidad de un desempate
catastrófico a favor de los carteles, Juárez se exportaría como “modelo” al resto de México.
Otro elemento que se debe tomar en cuenta
es que la teoría de la guerra señala que se gana
aquella que conquista las “mentes y los corazones” de la población. La percepción ciudadana
en México, derivada de una lectura unidimensional de las cifras de homicidios causados por
el crimen organizado, ha llevado a hablar del
fracaso del gobierno. La implementación de la
llamada estrategia integral, por ejemplo en Juárez en febrero de 2010, además de mostrar eficacia e indicadores de éxito, debe transmitir la
idea a los juarenses de que los gobiernos federal,
estatal y municipal sí van a poder recapturar su
ciudad de las manos de los carteles. También en
el ámbito nacional, el gobierno de Felipe Calderón debe ganar la guerra en ese frente, lo que no
es fácil en las condiciones actuales.
Así, las organizaciones criminales aprovechan en su propio beneficio las debilidades que
tienen las estructuras de seguridad nacional.
Uno de los elementos más notables a favor del
narcotráfico es la falta de cooperación y de coherencia entre las estructuras policíacas, militares y de administración de justicia. Este es uno
de los elementos empleados por los críticos del
gobierno, al señalar que la principal vulnerabilidad del Estado mexicano es la estructura constitucional y legal (sobre todo la división de los
poderes federal, estatal y municipal). Por ello,
se han implementado dos estrategias para tratar
de transformar las capacidades del gobierno federal: primera, reformas a los subsistemas de seguridad nacional, defensa, inteligencia, justicia
y policías, así como en los ámbitos estatales y
municipales. Segunda, trascender la asistencia
de Estados Unidos a través de la Iniciativa Méri-
184
México: el combate al narcotráfico, la violencia y las debilidades de la seguridad nacional
da y generar estructuras cada vez más formales
de cooperación en seguridad, lo cual podría significar el paso previo a la institucionalización
de la interdependencia en la materia. Hasta el
momento, esta asistencia se dedica a apuntalar
estas reformas estructurales y a dotar de tecnologías que son inaccesibles en los mercados.
La principal preocupación en el ámbito de
la seguridad nacional es el peligro de que el
aumento del poder de las organizaciones criminales y sus efectos en la economía y el sistema político detengan el proceso de transición
a la democracia o, peor aún, lleven al Estado a
sostenerse en parte en poderes fácticos clandestinos, que desarrollan actividades ilegales. Entre
los riesgos está la posible irradiación de la corrupción para facilitar a las organizaciones criminales el desarrollo de sus actividades, lo que
podría afectar también los derechos humanos de
la población (Varios autores, 2009). La democracia mexicana es joven y en 2010 la amenaza más
grave es el atentado contra los principios democráticos de convivencia provocado por el crimen
organizado (Flórez Pérez, 2009).
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Notas
1
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185
“Instauran operativo México seguro”, El Universal, 12 de
junio, 2005, http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=126036&tabla=nacion
Raúl Benítez Manaut / Armando Rodríguez Luna
2
José Luis Ruiz, “’Radicalizarán’ el operativo México
Seguro”, El Universal, 2 de agosto, 2003. http://www2.
eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_
nota=297066&tabla=notas
mental Appropriations Act, 2008 (P.L. 110-252) and
Section 7045 of the Department of State, Foreign
Operations, and Related program Appropriations
Act, 2009 (Div. H., P.L. 111-8), p. 3.
3
Pablo Ordaz, “El crimen organizado estaba tocando
las puertas del Estado”, entrevista a Eduardo Medina
Mora, procurador general de la República, El País, 23
de noviembre, 2008. http://www.elpais.com/articulo/internacional/crimen/organizado/estaba/tocando/
puertas/Estado/elpepuint/20081123elpepiint_6/Tes
14 Francisco Gómez, “Revela Sedena informes sobre
derechos humanos”, Vanguardia, 28 de julio, 2010.
http://www.vanguardia.com.mx/revelasedenainformessobrederechoshumanos-525019.html
4
Jorge Zepeda Patterson, “El crimen es la mayor amenaza a los derechos humanos”, entrevista a Felipe
Calderón, El Universal, 27 de febrero, 2009. http://
www.eluniversal.com.mx/nacion/166067.html
5
Public Law 110-252, June 30th, 2008; Public Law
111-8, March 11th, 2009; Public Law 111-32, June 24th,
2009; Public Law 111-117, December 16th, 2009.
6
7
En junio de 2009, el Congreso de Estados Unidos
aprobó fondos suplementarios, por lo cual se entregarán a la Armada de México tres aviones Casa
235 y un mayor número de helicópteros Bell 412,
Reforma, México, 17 de junio de 2009.
“Common Enemy Common Struggle: Progress in
U.S.-Mexican Efforts to Defeat Organized Crime
and Drug Trafficking”. A Report to the Members of
the Committee on Foreign Relations, United States
Senate, 18 de mayo, 2010, pp. 20-23.
8
Ibidem.
9
Public Law 110-252, op. cit., p. 2339-2340.
15 Jorge Ramos Pérez, “Cisen: 28 mil muertos por guerra al narco”, El Universal, 3 de agosto, 2010.
16 Análisis y exposición del director del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional, Guillermo Valdés, en el diálogo por la “Seguridad, Evaluación y
seguimiento”, Presidencia de la República, México,
3 de agosto de 2010.
17 Cabe señalar que la administración de Barack Obama ha intentado cambiar el discurso de guerra a las
drogas, otorgando mayor peso a la prevención.
18 Felipe Calderón “La lucha por la seguridad pública”,
2010-06-13, Comunicado de la presidencia. www.
presidencia.gob.mx/?DNA=85&Contenido=57618
19 Contabilidad del diario Reforma, México, 4 de agosto de 2010, p. 1.
20 Reforma, 11 de noviembre de 2009. En particular
este llamado fue hecho por la presidenta de la Asociación de Maquiladoras de Exportación y el líder
local de la Cámara Nacional de Comercio.
21 “Juárez, la más violenta del mundo”, Reforma, 11 de
enero de 2010.
10 Declaración Conjunta sobre Cooperación Bilateral
contra la Delincuencia Organizada Transnacional, segunda Reunión del Grupo de Alto Nivel, 23 de marzo,
2010. http://www.iniciativamerida.gob.mx/pdf/segunda-reunion-grupo-alto-nivel_2010-03-23.pdf
11 “Crea Sedena Dirección General de Derechos Humanos”, El Universal, 1 de enero, 2008. http://www.
eluniversal.com.mx/notas/471275.html
12 Marcela Turati, “La CNDH, en el filo de la complicidad”, Proceso, 11 de mayo, 2010. http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/79235
22 Excelsior, 15 de enero de 2010.
23 Excelsior, 16 de enero de 2010.
24 Milenio, 16 de febrero de 2010.
25 Entre los que sostienen que el gobierno está implementando una estrategia exitosa están: McCaffrey,
2009: 132; el embajador de Estados Unidos, Carlos
Pascual, “Estados Unidos está totalmente comprometido con el combate al narcotráfico”, Reforma, 4
de septiembre de 2009; y Villalobos, 2010.
13 “México. Merida initiative Report”, Responding to
the Requirements of Section1406 of the Supple-
186
Paraguay, un escenario confuso y cambiante
Diego Abente Brun
1. Seguridad y gobernabilidad
democrática
La problemática de seguridad en Paraguay adquirió un cariz diferente a partir de mediados
de 2009. La agenda pública, que desde la caída
de la dictadura del general Alfredo Stroessner
(1954-1989) había estado centrada en la construcción de un Estado de derecho, sufrió considerables cambios como resultado de la emergencia de un desafío de insurrección armada.
Irónicamente, el desafío –planteado por la
emergencia de un autodenominado Ejército del
Pueblo Paraguayo (EPP)– se plantea en contra del
gobierno que acabó con 61 años de hegemonía
unipartidaria colorada y en el cual, además, las
principales fuerzas de izquierda ocupan un lugar
prominente, a pesar de su reducida presencia en
los cuerpos colegiados de elección popular.
Lo sorprendente del caso termina allí. El
resto es la crónica de un suceso anunciado. En
primer lugar, el área de operaciones del EPP,
el norte del país, ha sido una zona abandonada durante décadas por el Estado. Primero, fue
el general Stroessner quien no encontró mejor
idea que “castigar” al norte, y especialmente al
departamento de Concepción, porque su guarnición militar fue la primera en sublevarse en
1947 contra el gobierno colorado del general
Higinio Morínigo.
Luego de la transición a la democracia vinieron dos décadas de abandono. Como señalábamos en el informe del año pasado:
Existen vastos espacios del territorio nacional
en los que el Estado está simplemente ausente,
especialmente en los departamentos de San Pedro, Concepción y Amambay. En dichas zonas
las plantaciones de marihuana ocupan aproximadamente 20.000 hectáreas. […] Traficantes
de drogas, traficantes de armas, contrabandistas, y delincuentes de todo tipo –paraguayos y
brasileros—ejercen un control de facto de vastos territorios.
Fue precisamente en esta suerte de tierra de
nadie donde el EPP se organizó y afianzó, y en
donde ha operado.
Segundo, el EPP ha tenido un periodo de
germinación y desarrollo de más de una década, durante la cual creció y se fortaleció sin que
el Estado hiciera nada al respecto. En efecto, los
antecedentes del surgimiento de este grupo se
187
Diego Abente Brun
remontan al 15 de diciembre de 1997, cuando
llevó a cabo un frustrado asalto a una sucursal
del Banco Nacional de Fomento del pueblo de
Chore, en el departamento de San Pedro.
Con posterioridad, en noviembre de 2001,
el secuestro de Edith Bordón de Debernardi
–hija política de un prominente exponente de
la dictadura stronista, considerado uno de los
hombres más ricos del país– se atribuyó también a dicho grupo, aun cuando a la sazón se lo
consideraba un desprendimiento militarizado
del Partido Patria Libre. Ese secuestro terminó
bochornosamente cuando, según observadores
calificados, dos integrantes del grupo fueron
identificados, ubicados y secuestrados por una
fuerza parapolicial que pretendía quedarse con
parte del rescate. Una filtración permitió que la
prensa se enterara de su paradero con lo que
el entuerto se reveló. Ambos fueron procesados
por la justicia –e incluso uno se presentó como
candidato a diputado en las elecciones de 2003–
pero los dos terminaron huyendo al Brasil, que
les otorgó el estatus de perseguidos políticos.
En dicha época este sector, que después
conformaría el EPP, se encontraba también infiltrado en las aéreas periféricas de Asunción,
especialmente en asentamientos levantados en
terrenos tomados por grupos de pobladores. El
más conocido de ellos se denominaba Marquetalia, nombre que denotaba la afinidad de este
grupo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (Farc).
En septiembre de 2004, el EPP secuestró a la
hija del ex presidente Raúl Cubas (1998-1999),
quien fue asesinada en cautiverio. En abril de
2006, el grupo asaltó y quemó la sede de la comisaría policial de Huguá Ñandú, y en marzo
de 2008 hizo lo mismo con la maquinaria de
una estancia ubicada en la localidad de Kurusú de Hierro, dejando mensajes y panfletos de
propaganda. El 31 de julio de 2008 secuestró al
ganadero Luis Lindstrom, quien fue liberado 44
días más tarde, previo el pago de un rescate.
A fines de 2008, el grupo, ahora ya autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, asaltó
un pequeño puesto militar en la localidad de Tacuarí, departamento de San Pedro1. En respuesta,
el gobierno decidió hacer una operación conjunta
entre las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional
en la zona. Para tal efecto dispuso el despliegue
del Destacamento Conjunto de Empleo Inmediato (DCEI), una fuerza de elite, y del Servicio de
Inteligencia del Ejército. La operación fue muy
exitosa: centenares de hectáreas de marihuana
fueron destruidas, numerosos delincuentes detenidos y la calma volvió a la zona2.
En abril de 2009 el grupo se atribuyó un fallido atentado con explosivos en el Palacio de Justicia, y el 16 de octubre del mismo año consumó
el secuestro del ganadero Fidel Zavala. Esta fue
la gota que colmó el vaso. La existencia del EPP
–negada por muchos, ignorada por otros, minimizada por los más– finalmente se convertía en
el hecho político por excelencia y su erradicación en la prioridad de seguridad pública.
Como se desprende del recuento de sus acciones3, el EPP actuó impunemente durante casi
trece años, a la vista y paciencia de, al menos,
tres gobiernos, el final del de Juan Carlos Wasmosy (1993-1998), el de Raúl Cubas (1998-1999),
el de Luis Ángel González Macchi (1999-2003), y
el de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008). Sin embargo, el gobierno de Fernando Lugo (2008-) es el
que debe enfrentar el desafío de combatirlo.
El secuestro de Zavala fue una suerte de
saga de ribetes dramáticos. El ganadero fue capturado el 15 de octubre de 2009 en su propia estancia, Mabel, en la localidad de Huguá Ñandú,
departamento de Concepción. Al día siguiente,
efectivos policiales encontraron su camioneta
y dos de ellos fueron heridos al explotar una
bomba “caza bobos”, al abrir las puertas del vehículo. Uno de ellos permanece aún en estado
vegetativo.
A pesar de que el gobierno no interfirió en
las negociaciones de los familiares del secuestrado, las Fuerzas de Operaciones Especiales de
la Policía (Fope) adelantaron un operativo denominado primero Triángulo y luego Sombra,
188
Paraguay, un escenario confuso y cambiante
con el envío de 300 efectivos a las zonas de Huguá Ñandú, Puentesiño y Paso Barreto, departamento de Concepción y área de operaciones
del EPP.
El 15 de diciembre de 2009 el Senado aprobó una ley mediante la que se congelaban los
bienes de las víctimas de secuestro y sus familiares. La intención aparente era hacer presión
para que los secuestradores finiquitaran las negociaciones con la familia del secuestrado antes de que la Cámara de Diputados aprobara el
texto del Senado y lo enviara al poder ejecutivo
para su promulgación.
El 11 de enero, la familia Zavala comenzó
a entregar carne en poblaciones con carencias,
de distintas partes del país, con la consigna de
que era “gentileza del EPP”. Finalmente, el 17 de
enero de 2010 Fidel Zavala fue liberado4.
Las operaciones policiales lanzadas por el
gobierno para ubicar a los secuestradores luego
del desenlace del secuestro de Zavala no fueron
exitosas. Por el contrario, el EPP dio nuevos signos de actividad. En abril, uno de sus presuntos
líderes se enfrentó a tiros con la policía en el
Chaco, huyó, y pese a una intensa búsqueda no
pudo ser ubicado. El 21 de abril un grupo del
EPP asesinó a tres trabajadores de una estancia y
a un suboficial de la policía. Este hecho conmocionó al país y llevó al poder ejecutivo a solicitar
al Congreso la declaración del estado de emergencia en cinco departamentos: Concepción,
San Pedro y Amambay en la región oriental, y
Alto Paraguay y Presidente Hayes en el vecino
Chaco, al occidente del río Paraguay.
El estado de excepción previsto por la Constitución permite la utilización de las Fuerzas
Armadas en tareas de orden público y la abreviación de los trámites legales para la detención
de personas. El Ejecutivo solicitó la aplicación
del mismo por 60 días, pero el Congreso lo aprobó por sólo 30.
A pesar del amplio despliegue de fuerzas
–en total 1.352 efectivos militares y 2.181 efectivos policiales5– los roces y malentendidos
constantes entre las Fuerzas Armadas y la Policía, y la falta de información de inteligencia
de calidad conspiraron en contra del logro de
resultados visibles. Por el contrario, el hecho
resaltante fue un absurdo enfrentamiento, el 9
de mayo, entre un contingente de 300 militares
fuertemente armados y una veintena de efectivos de la subcomisaría policial de Huguá Ñandú. Los militares se disponían a intervenir en
una fiesta de cumpleaños en una casa ubicada
a unos 150 metros de la sede policial, en donde
creían se encontraba una alta dirigente del EPP
y, alegando ser objeto de disparos por parte de
los policías, tomaron la comisaría por asalto y
redujeron a los efectivos.
La alta dirigente del EPP, que según los militares se encontraría en el cumpleaños, nunca
apareció. Los policías denunciaron ser objeto de
un ataque militar brutal sin provocación alguna. El presidente Lugo visitó la comisaría al día
siguiente y pidió excusas, pero los militares se
mantuvieron en su versión. A medida que pasaron los días, el episodio se hizo más confuso
y a la fecha no se conoce con precisión qué fue
exactamente lo que sucedió. Así expiró el plazo
del estado de excepción.
En síntesis, los logros del gobierno en su
lucha contra el EPP han sido exiguos. Se trata
de un desafío difícil, pues es una guerrilla rural
por su área de operaciones, pero que opera, sin
embargo, con la lógica de una guerrilla urbana.
Es de destacar, no obstante, que por primera vez
desde su surgimiento el Estado ha respondido
con firmeza y voluntad política. Es de suponer
también que con el correr del tiempo y con la
experiencia que se ha ido acumulando y una
mejor coordinación, se podrá restablecer la plena vigencia del Estado de derecho.
2.
Posición geopolítica
y en la seguridad regional
Las acciones del EPP en el último año generaron cierto nivel de preocupación en los países
189
Diego Abente Brun
y gobiernos vecinos, especialmente en Brasil.
El potencial desestabilizador para ese país no
se reduce al impacto sobre la situación política paraguaya, puesto que una de las víctimas
favoritas del EPP son los empresarios agrícolas
brasiguayos embarcados en la explotación extensiva de la soja.
Así, el ex presidente José Sarney publicó
una columna en la Folha de Sao Paulo titulada “No a la colombianización”, alertando acerca del peligro del surgimiento de una situación
caracterizada por la alianza entre guerrillas y
narcotraficantes. Las autoridades del gobierno
fueron más comedidas: Marco Aurelio García,
asesor para Asuntos Internacionales del presidente Lula, minimizó la amenaza como un problema reducido a una veintena de guerrilleros.
No obstante, el presidente Lugo obtuvo el respaldo de la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) en su última reunión en Buenos Aires,
a principios de mayo de 20106.
Las repercusiones locales fueron significativas. Primero, la conexión evidente entre el EPP
y las Farc ha fortalecido el vínculo con Colombia. En los numerosos allanamientos realizados
por la Policía se han encontrado evidencias incontrovertibles de que los paraguayos fueron
entrenados por las Farc en Colombia. Además,
correos electrónicos encontrados en las computadoras de Raúl Reyes, el jefe de las Farc muerto
por el Ejército colombiano en la frontera ecuatoriana con Colombia, apuntan a que dichos vínculos se remontan, por lo menos, al secuestro
de Edith Bordón de Debernardi, en 2002, en el
cual elementos de esa guerrilla colombiana participaron como asesores y negociadores.
Como resultado, los vínculos con el gobierno colombiano se estrecharon. El entonces
canciller, Jaime Bermúdez, visitó Paraguay para
profundizar la cooperación, y la policía colombiana asesoró a la paraguaya en el caso del secuestro de Zavala y en el entrenamiento de más
de 400 efectivos policiales. Además, el gobierno
paraguayo adquirió 450 fusiles ametralladoras
Galil ensamblados en Colombia y 200 fusiles
ametralladoras M-4, de procedencia estadounidense, para el cuerpo de elite policial. Además,
la Policía adquirió tres helicópteros ligeros fabricados en España, que cuentan con una sofisticada tecnología para operaciones tanto urbanas como rurales7.
Un liderazgo efectivo y honesto en el Ministerio del Interior hizo posible una transformación
significativa de la Policía Nacional. Por cierto, hay
mucho camino por recorrer, pero son evidentes
los progresos en el saneamiento de la institución,
en su profesionalización y en su modernización
en términos de equipamiento. Al mismo tiempo,
el fortalecimiento de la Policía Nacional tuvo repercusiones importantes: por un lado, la Policía
comenzó a mejorar su desempeño y autoestima;
por otro, sin embargo, en las Fuerzas Armadas se
expresa en voz baja el descontento ante lo que
se percibe como una política de privilegiar a la
Policía e ignorarlas a ellas.
En el Ministerio de Defensa no se ha observado un proceso análogo en mucho tiempo. No es
de sorprender por tanto el estado de confusión y,
en algunos casos, de desmoralización de las fuerzas militares. A esta falta de liderazgo y visión
se suman descontentos muy básicos. Mientras el
gobierno asigna recursos para el equipamiento
de la Policía, las Fuerzas Armadas continúan con
equipos obsoletos. Por ejemplo, el presupuesto
del Ministerio del Interior –95% del cual es para
la Policía– aumentó de 87 millones de dólares en
septiembre de 2007 a 123 millones de dólares en
septiembre de 2009, un incremento de 41%. En
contraste, el presupuesto del Ministerio de Defensa para el mismo periodo aumentó de 63 a 81
millones de dólares, 28%8. Si el hecho de que el
presupuesto de seguridad sea mayor que el de
defensa de por sí ya genera tensión, el aumento significativo del primero frente al lento crecimiento del segundo sólo ha servido para agudizar
las desavenencias. Todos estos hechos, sumados
a la desconfianza y hasta rivalidad tradicionales entre ambas instituciones, explican en gran
parte los constantes problemas de coordinación
durante el estado de excepción y el lamentable
desenlace de la operación en Huguá Ñandú.
190
Paraguay, un escenario confuso y cambiante
Las Fuerzas Armadas se debatieron también
en una serie de problemas internos. A principios de noviembre de 2009 el presidente removió y reemplazó al primer escalón de la jerarquía
castrense. Los cambios se hicieron en medio de
rumores de golpe de Estado, aun cuando lo más
probable es que estos sólo se deban a rivalidades personales o de promoción9.
Menos de un mes después, el mismo ministro remitió una carta de protesta a la embajadora de Estados Unidos quejándose porque en una
cena organizada con militares estadounidenses
y paraguayos, el vicepresidente de la República,
Federico Franco, había emitido conceptos considerados ofensivos en contra del gobierno nacional. Tratándola de “diplomática primeriza”,
el ministro advirtió que dicho hecho ponía en
riesgo “las ya difíciles relaciones entre ambos
países”11. El gobierno puso paños fríos al incidente, alegando que la carta había sido remitida
a título personal, ya que no había sido enviada
por el canal correspondiente a una expresión
diplomática, el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero mantuvo a Bareiro en su cargo. El
ministro fue interpelado por la Cámara de Diputados, que por amplia mayoría emitió un voto
de censura en su contra12.
Por otra parte, en los sectores más izquierdistas del gobierno produjo escozor la notoria y
exitosa cooperación colombiana, especialmente
con la Policía Nacional. En realidad, los detalles
de dicha cooperación sólo se conocen en términos muy generales, aun cuando fuentes informadas señalan que el asesoramiento/entrenamiento es sustancial y efectivo. Luego, cuando
la prensa comentó que instructores colombianos se encontraban realizando estas tareas de
asesoramiento a la Policía Nacional en la lucha
contra el EPP y vinculó una conferencia dictada por el agregado militar de Colombia, coronel
Jorge H. Jeréz Cuéllar, en un edificio militar aledaño a la sede del Ministerio de Defensa, con
una cooperación similar con las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa, general (retirado)
Luis Bareiro Spaini, emitió, el 19 de febrero, un
comunicado desmintiéndolo10. La curiosa nota,
luego de reiterar en cuatro puntos que Paraguay
no ha tenido, no tiene ni tendrá asesores extranjeros que pretendan dictar normas, terminaba
proclamando que “los pilares fundamentales de
la política de seguridad y defensa de la nación
paraguaya” eran el “espíritu y los principios de
confianza mutua […] del Unasur y del Consejo
de Defensa Suramericano”.
Lo notable es que el incidente se produjo en
un contexto contradictorio. Por una parte, menos de dos semanas antes el presidente Lugo
se había reunido con la secretaria de Estado
de Estados Unidos, Hillary Clinton, en ocasión
de los actos de asunción del presidente uruguayo José Mujica en Montevideo, y en dicha
cita puso de manifiesto los lazos de amistad y
cooperación entre ambos países13. Por otra, la
ministra de Defensa de la Argentina, Nilda Garré, hizo un sorpresivo viaje al Paraguay, menos
de un mes después, para condecorar al general
Bareiro Spaini por “la labor desplegada por el
ministro Bareiro Spaini a lo largo de su gestión,
especialmente en lo que hace al desarrollo de
los lazos bilaterales con la Argentina en materia
de defensa”14.
La contradicción del comunicado sólo sirvió para poner en evidencia que las debilidades
de las Fuerzas Armadas no son solamente de
equipamiento, sino también de doctrina. Así,
mientras en los primeros párrafos se reiteraba el
carácter independiente de las Fuerzas Armadas,
a renglón seguido se sugería que nada menos
que los “pilares” de la doctrina de seguridad y
defensa del Paraguay son dictados por Unasur y
el Consejo Suramericano de Defensa.
Es difícil descifrar un escenario tan contradictorio. Algunos observadores pretenden ver
en las acciones de Bareiro la mano oculta del
gobierno. Otros tienden a pensar que son personales y responden, quizás, a su deseo de congraciarse con algunos sectores de izquierda y
recibir su respaldo político, el que de hecho obtuvo. Aun otros señalan al general Bareiro como
de rancia estirpe stronista y aseguran que los hechos reflejan simplemente un nivel general de
191
Diego Abente Brun
descoordinación y rivalidad que afecta a todo
el gobierno. Si los creyentes arguyen que “los
deseos del Señor son inescrutables”, los observadores concluyen que los del gobierno no le
van a la zaga.
Sea como sea, los hechos pusieron de manifiesto una contradicción latente de importantes
consecuencias geopolíticas. Por una parte, se
observa un alineamiento pragmático con Colombia que no responde a premisas de carácter continental ni a razones ideológicas, sino a
la necesidad de asistencia y colaboración para
combatir al EPP. Sin duda, el gobierno considera
–y así debe hacerlo– que un error grave en este
frente bien podría dar pie a un juicio político y
a la destitución del presidente. Por otra, se evidencia también el deseo tout court de algunos
sectores de construir un alineamiento ideológico con Venezuela y contra Estados Unidos,
usando para dicho efecto a Unasur como instrumento.
Mientras que el primero representa una respuesta a necesidades fácticas y al interés nacional concebido como la defensa del Estado
contra las amenazas que pretenden destruirlo,
el segundo se manifiesta en cambio como una
expresión de deseos ideológicos cuya relación
con el interés nacional es tenue, en el mejor de
los casos. Extrapolando la distinción realismoidealismo del campo de las relaciones exteriores a la política de defensa, esta tensión refleja
también la contradicción entre una política realista y otra idealista.
Como sucede a menudo, la política realista
se encuentra anclada en una sólida comprensión
del interés nacional y en el entendimiento de
que los demás países actúan de la misma manera. En contraste, la idealista se basa en expresiones de deseos propios proyectados a las políticas
de otros países y, por tanto, en una comprensión
deficiente de los intereses reales de dichos Estados. En este enfoque no existe, por ejemplo, una
interpretación adecuada de los intereses reales
de Brasil, a diferencia de las expresiones de intención formuladas en los discursos.
Brasil ya no es más el país latinoamericano
de dos o tres décadas atrás, como los demás, pero
tampoco es todavía la potencia mundial a cuyo
estatus aspira. Es ingenuo no comprender que
hoy en día lo primero es un instrumento para lo
segundo, es decir que esta aspiración constituye el interés nacional brasileño por excelencia.
Por ello, su rol en las cuestiones hemisféricas y
en especial en Unasur amerita ser escudriñado
más críticamente. Tampoco parece comprenderse con precisión la diferencia entre los intereses
de Brasil y Venezuela.
En el caso de Argentina el error es el mismo,
aun cuando las consecuencias son menos significativas. Por una parte, los asuntos conflictivos
de la agenda bilateral son de menor envergadura. Por otra, Argentina no tiene la voluntad ni
la capacidad de proyección internacional del
Brasil, y además desde hace una década vive
consumida por una alta conflictividad interna
que le resta protagonismo internacional.
Así pues, la política de defensa del Paraguay
se debate en esta suerte de sube y baja que se
mueve por inercia, sin dirección ni sentido. Lamentablemente, no encuentra ni en las altas esferas castrenses o el ministerio del ramo, ni en el
de su elite civil, el liderazgo y la respuesta adecuada para los grandes desafíos del presente.
En conclusión, es posible –y deseable– que
al final de cuentas la emergencia del EPP sirva
para que las elites tomen consciencia del desafío
que enfrenta el país y, ojalá, apelen a una lectura
lúcida para enfrentarlo con éxito. Si así fuese, no
habrá habido mal que por bien no venga.
Notas
1
ABC, “En Tacuatí es mejor mantener la boca cerrada
para seguir vivos”, 5 de enero de 2009.
2
192
La cobertura periodística ha sido amplia. Algunos
ejemplos son: ABC Color: “Allanan Viviendas Buscando Armas en Tacuatí”, 9 de enero 2009, y “Ataque
al Puesto de Tacuatí”; Última Hora: 9 de enero 2009,
“Infructuoso rastrillaje en distritos de Concepción y
San Pedro”; Última Hora: 10 de enero 2009, “Policía
Paraguay, un escenario confuso y cambiante
afirma haber capturado a 6 de los miembros del EPP”;
Última Hora: 12 de enero 2009, “Fuerza de Tareas no
para sus Golpes contra Traficantes de Marihuana”,
22 de enero de 2009, y “Llegó el momento de fijar los
ojos en la tarea de la Policía nacional”, 28 de enero
2009.
3
4
Recuento basado en “Enemigos del pueblo paraguayo”, publicado por el Ministerio del Interior. www.
mdi.gov.py
El recuento de las vicisitudes del secuestro de Zavala se basa en las publicaciones de Última Hora,
especialmente del 16, 18 y 28 de enero de 2010.
5
Informe del general Bartolomé Pineda, comandante
de las Fuerzas Conjuntas, ABC Color, 26 de mayo de
2010.
6
Latin America Weekly Report. “Paraguay: Confusion
undermines operation against EPP”, 13 May 2010.
7
Última Hora, 9 de mayo de 2010.
8
Cadep, Observatorio Fiscal, Monitoreo Fiscal # 3,
enero-septiembre 2002-2009, p. 8.
9
Latin America Regional Report, Brazil and the
Southern Cone. “Lugo reacts to coup rumour by firing top brass”, December 2009.
10 ABC Color, 19 de febrero de 2010.
11 ABC Color, 3 y 5 de marzo de 2010.
12 ABC Color, 22 de abril de 2010.
13 ABC Color, 1 de marzo de 2010.
14 ABC Color, 14 de marzo de 2010.
193
Defensa, seguridad y política externa en Perú, 2008-2010:
pragmatismo y corto plazo
Eduardo Toche
Resumen ejecutivo
E
ste artículo ofrece una panorámica de los principales problemas que
muestran la defensa y la seguridad en el Perú, así como sobre la gestión y conducción del gobierno del presidente Alan García (2006-) al
respecto.
En ese sentido, se destaca la desconexión entre la política gubernamental y los objetivos estratégicos del país. Las dificultades mayores residen en
la baja articulación entre los diferentes sectores y niveles que conforman el
aparato administrativo del Estado peruano, lo que tiene como resultado la
persistencia de la autonomía funcional de las instituciones militares, que
no se condice con la construcción de una democracia sostenible.
Esto se evidencia en el poco diálogo que existe entre los sectores de
defensa y de relaciones exteriores, cuyos objetivos no han terminado de
armonizarse; de otro lado, favorece la fuerte presencia del componente militar en las estrategias internas y externas. El resultado es un ejercicio de la
defensa y la seguridad muy distante de su alineamiento con las aspiraciones
de desarrollo. A pesar de ello, es poco probable que estas materias hagan
parte de un debate sustancial en los próximos y cruciales procesos electorales, debido, en gran medida, al poco interés que estos asuntos despiertan en
el sector civil y los partidos políticos, en tanto siguen considerándolos un
espacio cerrado de los militares.
194
Defensa, seguridad y política externa en perú, 2008-2010: pragmatismo y corto plazo
1. Seguridad, política exterior y defensa
Durante los dos últimos años, el gobierno del
Perú ha manifestado una conducta pragmática
respecto a sus asuntos de seguridad, defensa y
política exterior. Es decir, aun cuando los aspectos doctrinarios de la política de Estado en este
ámbito están, mal que bien, establecidos en los
diversos documentos que sirven de directrices
al sector defensa y al de relaciones exteriores1,
los principios establecidos se han relativizado,
privilegiando el manejo de situaciones coyunturales, lo que concuerda con los objetivos gubernamentales a corto plazo, pero deja muy difusos
sus vínculos con la dirección a largo plazo que
se persigue con las políticas de Estado.
En ese sentido, cabe resaltar que para elaborar sus políticas sectoriales ambos sectores parten
del principio de alineamiento con las políticas de
Estado emanadas del “Acuerdo nacional”2: en el
caso de las relaciones exteriores, de la sexta política y, en el del sector defensa, de la novena3.
De esta manera, la Cancillería debería obedecer a un mandato en el que se da prioridad
a la inserción comercial del país en el mundo.
Esta premisa establece seis lineamientos de política, de los cuales destacamos los numerales 3
a 6, que establecen como objetivos: 3) la inserción estratégica del Perú en los espacios andino,
amazónico, sudamericano y latinoamericano; 4)
la alianza estratégica con Brasil y la integración
física sudamericana; 5) la asociación estratégica
mutuamente beneficiosa con Estados Unidos y
con la Unión Europea; y 6) la consolidación de
la presencia estratégica del país en la cuenca
del Pacífico.
En el caso del Ministerio de Defensa, las acciones de defensa y seguridad deben garantizar
la primacía de los intereses nacionales, traducidos en “objetivos nacionales”. Para el caso, define cinco objetivos, de los cuales dos se refieren
a la política externa y tres a la seguridad interna,
todo ello con base en dos lineamientos de política: 1) preservar la independencia, soberanía,
integridad del territorio y los intereses naciona-
les; y 2) maximizar el poder nacional y proyectarlo, para mantener al país libre de amenazas o
en condiciones de enfrentarlas exitosamente.
Un asunto que llama la atención al respecto
es la poca posibilidad de integrar las políticas
sectoriales cuando, a primera vista, se proponen objetivos que establecen prioridades diferentes, a lo que debe agregarse el desarrollo de
las mismas que, al parecer, no promueve posibilidades de interlocución y diálogo. Esto a pesar de que el Acuerdo nacional establecía el año
2006 como plazo para la puesta en marcha de
un sistema integrado de defensa nacional y política exterior4.
Así, durante los últimos años, la Cancillería
ha dedicado gran parte de sus esfuerzos institucionales a la negociación de tratados comerciales, propuestos como el fundamento de las
nuevas relaciones que deben tenerse con Estados Unidos, la Unión Europea y China, entre
otros países. Asimismo, ha trabajado en acciones conducentes a fortalecer las relaciones con
Brasil, mediante la inclusión del Perú en las
instancias de integración auspiciadas por ese
país, como la Iniciativa para la Integración de
la Infraestructura Regional Suramericana (Iirsa), específicamente el proyecto de la carretera
interoceánica, los anillos energéticos e, incluso,
la formulación del Consejo de Defensa Sudamericano (CDS), en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
El sector defensa, por su parte, fundamenta
su acción en la consideración de las amenazas
que podrían provenir de la aplicación en el hemisferio de doctrinas de seguridad que se consideren incompatibles con el derecho internacional, las crisis que podrían surgir con la escasez
de recursos vitales, el terrorismo internacional,
la delincuencia organizada y el narcotráfico5.
Como puede notarse, gran parte de esta agenda
no se corresponde estrictamente con el sector
defensa y, en el mejor de los casos, debería incluir espacios de coordinación intersectorial.
Paralela a esta agenda explícita existe una
no manifiesta que, además, parece ser la prio-
195
Eduardo Toche
ritaria. Si bien los modelos económicos y políticos imperantes en el hemisferio, resultado del
Consenso de Washington, proyectaron la disminución de las tensiones en la región, veinte
años después el escenario muestra, en términos
generales, su reactivación. Esto ha llevado a que
se haga énfasis en las relaciones bilaterales, con
un alto componente de seguridad, en especial
con los países vecinos, disminuyendo la importancia de la política multilateral, que, dicho sea
de paso, no ha sido materia de gran interés para
el Estado peruano durante las últimas décadas.
Un ejemplo de esto es la atención decreciente
que en el país se presta a los procesos de las
Cumbres, que, de otro lado, experimentan sus
propias crisis.
En esa línea, debe considerarse también que
los países andinos –entre ellos el Perú–, han
ocupado un espacio limitado en las prioridades
globales de Estados Unidos, en los aspectos de
seguridad y defensa (Bonilla y Páez, 2006). Desde el fin de la guerra fría, para Washington la
problemática de la región andina sólo incluyó
dos asuntos de relativa importancia: el narcotráfico y el conflicto colombiano, problemas cuya
importancia se fue profundizando a lo largo de
los noventa, adquiriendo mayor énfasis con las
medidas adoptadas luego de los ataques del 11
de septiembre de 2001. De esta manera, en términos generales, Estados Unidos subordina los
asuntos regionales a las perspectivas globales
que enfatizan las visiones de seguridad y los
instrumentos militares para el procesamiento
de agendas complejas.
En esta línea, la importancia del narcotráfico en la agenda entre Perú y Estados Unidos es
indudable. Aun así, entre 2008 y 2009 la cooperación estadounidense para la lucha antinarcóticos descendió a menos de la mitad, en comparación con 2003 y 20046.
Ahora bien, en las relaciones bilaterales con
los países vecinos lo destacable es la renovación
de las tensiones del Perú con Chile, que permanecen pendientes de una serie de aspectos relacionados con el acuerdo de paz firmado con
Ecuador en 1998; el enfriamiento y la tensión
de sus relaciones con Bolivia por consideraciones ideológicas; y la promoción de la militarización de la frontera con Colombia, de acuerdo
con ese país. Así mismo, en los últimos años
las tensiones con Venezuela han sido evidentes,
también por consideraciones ideológicas.
En el caso de Venezuela y Bolivia, habría que
agregar las preocupaciones que surgen no sólo
por la probabilidad de la expansión de su modelo político hacia el resto de Sudamérica, sino
también por los vínculos crecientes de sus gobiernos con potencias extra hemisféricas, como
sería el caso de Irán. El gobierno del presidente
García mantiene relaciones distantes con el actual gobierno boliviano, llegándose incluso a serios cuestionamientos de uno y otro lado, cuestionamientos hechos públicos y que llevaron al
más bajo nivel de las relaciones entre países que
históricamente se consideraban aliados naturales7. Esta precaria situación comenzó a recomponerse con el nombramiento como embajador
del Perú en Bolivia del ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros, uno de los defensores más fervientes de la amistad peruano-boliviana.
Con Chile, el gobierno peruano debe comportarse tratando de solucionar la encrucijada
que le plantea, por un lado, el alto nivel de inversiones de las empresas chilenas en el país y
la existencia de un Tratado de Libre Comercio
(TLC) entre ambos y, por otro, la reactivación
del diferendo territorial, esta vez marítimo. En
ese sentido, el gobierno peruano se impone la
estrategia de “cuerdas separadas”, es decir, que
es posible y viable impulsar la integración económica mediante la liberalización de los mercados, evitando que en ésta influyan los ritmos y
enfoques políticos.
Sin embargo, esta perspectiva contradice de
alguna manera lo que el sector defensa se propone como objetivo prioritario –“integridad del
territorio”– que, a su vez, está muy condicionado por el gasto militar alto y constante que viene
haciendo Chile durante las últimas décadas. Sobre ello, es posible que haya cierta incomodidad,
196
Defensa, seguridad y política externa en perú, 2008-2010: pragmatismo y corto plazo
sobre todo en la alta jerarquía militar peruana,
respecto a las críticas y falta de disposición
de las autoridades chilenas a la propuesta del
presidente García de liderar una iniciativa de
reducción de compras de armas en la región,
incorporada en una propuesta más amplia: el
“pacto de no-agresión”8.
En cuanto a Ecuador, transcurridos más de
cincuenta años de la firma del Tratado de Río de
Janeiro, desconocido parcialmente por ese país,
y después de varios enfrentamientos armados
desde entonces, como el de 1981 en la cordillera del Cóndor y el de 1995 en el conflicto del
Cenepa, Ecuador y Perú firmaron, el 26 de octubre de 1998, el Tratado de Itamaraty, mediante el cual dan fin a sus diferencias al respecto.
En dicho acuerdo se estableció un plan a largo
plazo para propiciar la integración definitiva
y mejorar las relaciones entre ambos países: el
Plan binacional de paz y desarrollo9. Concebido
como una estrategia diseñada de manera conjunta con el objeto de elevar el nivel de vida de
las poblaciones del norte y nor-oriente del Perú
y del sur y oriente del Ecuador, por medio del
desarrollo de actividades y la ejecución de proyectos que permitan integrar económicamente
la región, acelerar su desarrollo productivo y
social, y superar la situación de atraso respecto
al resto de los territorios de ambos países, este
tratado ha tenido efectos importantes en la política de seguridad del Perú, en tanto que al eliminarse un posible foco de tensiones se dispone
de mayores recursos para los sectores sociales
de la región. Así mismo, debido a la integración
económica de los pueblos fronterizos en esa
zona, el desarrollo económico y comercial allí
es creciente.
No obstante, un balance en perspectiva
permite identificar serias debilidades en los
resultados que viene obteniendo este esfuerzo
de integración, entre ellas que los éxitos se reflejan sobre todo en el aumento del intercambio comercial y el impacto es visible sólo en las
regiones económicamente más dinámicas (las
costeras). Así, los otros componentes del desarrollo sostenible no muestran una evolución
aceptable en los indicadores correspondientes
a las zonas andinas y amazónicas del espacio
fronterizo (Toche, 2009).
Finalmente, las relaciones con Brasil han experimentado cambios sustanciales en la medida
en que éste dejó de ser para el Perú un país lejano a pesar de la vecindad, siendo actualmente un referente estratégico. La complejidad de
las relaciones con Brasil parte del hecho de que
aun cuando el Perú es territorialmente un país
amazónico (61% de su superficie corresponde a
la Amazonia), los proyectos de construcción nacional no incluyeron ese espacio, mientras que,
de otro lado, Brasil emerge como una potencia
regional, con proyecciones y objetivos definidos, para lo cual ha diseñado un conjunto de
acciones tendientes a ocuparla, de acuerdo con
sus intereses nacionales (Amayo, 2009).
Estos desconciertos desde el lado peruano
se reflejan bastante bien en algunos programas
de integración promovidos por Brasil, como la
carretera interoceánica, insertada en el programa Iirsa, o la conformación de los anillos energéticos en Sudamérica. En estas situaciones, las
iniciativas brasileñas no han estado acompañadas de declaraciones explícitas de interés por
la parte peruana. Dicho de otra manera, haber
identificado a Brasil como un aliado estratégico
no ha estado acompañado de la elaboración de
instrumentos que permitan la negociación de
intereses entre ambos países.
En esta línea, en el desarrollo de las relaciones bilaterales con Brasil debe señalarse la
ausencia de un enfoque de defensa y seguridad.
Respecto a ello, al tiempo que se han debilitado
las posiciones peruanas en los mecanismos de
integración subregional –la Comunidad Andina de Naciones (CAN)–, el país empezó a mirar
con interés la formación del foro de Unasur y,
dentro de éste, la constitución de un Consejo de
Seguridad Sudamericano, iniciativas en las que
es evidente el auspicio brasileño.
La constitución de un espacio autónomo para
cuestiones de defensa y seguridad en el hemis-
197
Eduardo Toche
ferio, sin la participación de Estados Unidos, es
positiva en principio. Sin embargo, tres asuntos
deberían preocupar: 1) que el Consejo de Seguridad Sudamericano se conciba en un ámbito
que no es de integración: Unasur es un foro; 2)
en la medida en que los países participantes no
formulen sus intereses y demandas, así como
procedimientos de consenso, este espacio puede correr la suerte de los que están vigentes, es
decir, la burocratización que supone la falta de
instrumentalización de las voluntades declaradas; y 3) la ausencia evidente de espacios de
participación de la sociedad civil.
2. Seguridad y gobernabilidad
democrática
Aun cuando la política de defensa y seguridad
en el Perú muestra una tendencia cortoplacista
debido a las deficiencias en la formulación de
instrumentos –falta de articulación intersectorial y ausencia de objetivos estratégicos, entre
otros–, estos problemas también se deben en
gran medida a los límites impuestos por los
modelos económico y político imperantes. En
ese sentido, la combinación de centrar lo económico en el crecimiento y lo político en la democracia electoral ha dado como resultado una
seguridad interna “realmente existente” que no
se relaciona con las tareas del desarrollo, entre
ellas el fortalecimiento institucional que permita la sostenibilidad del sistema democrático.
En esa línea, la primera cuestión que debe resaltarse son las condiciones adversas para la defensa y la seguridad del país en el frente interno,
generadas por la persistencia de los problemas
socioeconómicos. Al respecto, los últimos reportes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei) sobre los resultados en la lucha
contra la pobreza invitan al optimismo, dada su
disminución considerable en los últimos años10.
Sin embargo, además de las observaciones hechas respecto a las metodologías empleadas11, la
cuestión fundamental radica en la enorme desigualdad que aun se mantiene en el país, una ca-
racterística definitoria de los países catalogados
como de renta media, como es el caso del Perú.
Aun cuando es destacable que el Perú también presenta evoluciones favorables en este
rubro, la vigencia de una desigualdad considerable no puede negarse. Las manifestaciones de
descontento social son una muestra de que la
distribución del ingreso no mejoró sustancialmente durante la fase expansiva de la economía
peruana12, lo que trae a colación la poca capacidad existente para procesar institucionalmente
los conflictos sociales. Es decir, los actores estatales y no estatales vienen mostrando limitaciones para formular gobernanzas adecuadas en
las dimensiones locales y regionales, de manera
tal que el conflicto no puede ser resuelto, tendiendo a formarse escenarios muy violentos.
De esta manera, el país muestra dos rostros:
los territorios y poblaciones que participan en la
dinámica del crecimiento económico y, de otro
lado, los que han quedado al margen del mismo
o que, dado el caso, participan en economías
ilícitas, como el narcotráfico. En relación con
estos últimos, la tendencia ha sido a militarizar
esas zonas como mecanismo de control, ante las
dificultades de implementar allí estrategias de
desarrollo sostenible.
2.1 Rezagos subversivos
El Perú no supera todavía del todo el problema subversivo que se originó a inicios de los
ochenta, aun cuando es obvia la derrota militar
de Sendero Luminoso y la desaparición del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).
Hasta la fecha, el primero persiste en su intento
subversivo, manteniendo dos columnas armadas: una que opera en el valle del río Huallaga,
bajo el mando del denominado camarada Artemio, y la otra que se encuentra en las alturas
de Viscatán y en el valle de los ríos Apurímac y
Ene (Vrae), al mando de alias camarada José.
Estas dos columnas, en particular la del
Vrae, han hecho alianzas con el narcotráfico,
198
Defensa, seguridad y política externa en perú, 2008-2010: pragmatismo y corto plazo
potenciando así su actividad delictiva. Frente a
ello, el Estado peruano planteó, desde el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA),
dos planes operativos destinados a combatir a
Sendero Luminoso y al narcotráfico. Estos planes toman el nombre de los lugares geográficos
donde se desarrollan y responden a una lógica
militar de actuación, en tanto buscan recuperar
la presencia efectiva del Estado en territorios
poco controlados por la autoridad estatal.
En efecto, el denominado Plan Vrae13 mantiene a la Fuerza Armada operando frente a lo
que se considera el principal foco de Sendero en
el país14. Para ello, el CCFFAA dispuso la creación
del comando especial Vrae, al mando de un general de división, que desde mediados de 2009
viene desarrollando el operativo Excelencia,
cuyo objetivo es controlar la zona de Viscatán,
principal bastión senderista. Estas operaciones
han resultado poco satisfactorias para los objetivos que se propone el gobierno –sobre todo por
el número de víctimas entre los soldados–, pero
han obligado a Sendero y a los narcotraficantes
a hacerse visibles, evidenciando la alianza entre
ellos y permitiendo mejores condiciones para
combatirlos.
El segundo es el Plan Huallaga que, bajo la
dirección de la Policía Nacional, con el apoyo
de la Fuerza Armada, viene desarticulando las
actividades de Sendero Luminoso en dicha región del país15.
Sin embargo, la falta de definición estratégica impide una visualización certera sobre la
importancia de los factores presentes en el Vrae
y el alto Huallaga: el problema principal, ¿es el
narcotráfico o la subversión? La respuesta lógica
es que el primero puede subsistir sin la segunda,
pero ésta necesita retroalimentarse de aquel.
Así, hay evidencias de los resultados adversos que se vienen obteniendo con la militarización de las zonas cocaleras, que busca derrotar a
los remanentes subversivos presentes en ellas. A
pesar de ello, el gobierno insiste en su esquema
y decidió aumentar el presupuesto de defensa en
el rubro específico de Vrae16, zona en la que el
componente militar de la intervención del Estado ha sido fundamental en los últimos años.
Sin embargo, el Programa de monitoreo de cultivos ilícitos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) reporta
que en 2008 la extensión de cultivos de coca
en el Perú se incrementó en 4,5%, totalizando
56.100 hectáreas y, como consecuencia, la oferta potencial de clorhidrato de cocaína se elevó,
llegando a 302 toneladas métricas. A pesar de
que el incremento observado en 2008 no es significativo, la tendencia ascendente se mantiene
por tercer año consecutivo17.
2.2 Protesta social y tensiones internas
El crecimiento constante de la economía peruana basado, entre otros, en la continua inversión
extranjera fundamentalmente en actividades
mineras y energéticas que demandan la construcción de obras públicas, sin generar desarrollo, ha generado en los últimos tiempos un foco
permanente de tensiones sociales internas. En
otras palabras, la pugna distributiva se trasluce
en la multiplicación de las manifestaciones de
protesta social, concentrada sobre todo en los
territorios en donde prima la inversión de industrias extractivas, megaproyectos de infraestructura y biocombustibles.
Además, un factor importante que contribuye a la escalada de la conflictividad social se relaciona con los impactos de los tratados comerciales que ha negociado el país, especialmente
con Estados Unidos. En efecto, el acontecimiento social más significativo de los últimos años,
ocurrido en Bagua, en donde la protesta de los
pueblos amazónicos generó una situación de
alta violencia18, es una consecuencia directa
de la forma en que estos tratados se negocian.
De esta manera, la movilización de los pueblos
nativos de la Amazonia peruana ha puesto en
evidencia las inconsistencias del Estado peruano y la tendencia de los gobernantes a obviar
los derechos jurídicamente reconocidos de esta
199
Eduardo Toche
población, como son, para este caso, la consulta
previa, la posesión de territorios y los derechos
culturales. Esto indica que las políticas gubernamentales son las que originan un importante
porcentaje de los conflictos.
potencial considerable de integración y desarrollo hacia el futuro20.
Frente a ello, para la solución de los problemas sociales el Estado peruano ha reaccionado
siempre haciendo uso de la fuerza pública y, en
algunos casos, recurriendo incluso a la Fuerza
Armada. Así tenemos casos de protestas sociales por afectaciones al medio ambiente19 o por
reclamos relacionados con el derecho que los
pueblos nativos tienen sobre el uso de sus tierras, lo que se ha denominado como el derecho
a la consulta previa de los pueblos originarios.
El caso más sonado ocurrió el 5 de junio de 2009
en la localidad de Bagua, región de Amazonas,
al norte del país, en donde veinticuatro policías
perdieron la vida.
El Perú se considera como “(…) un país marítimo, andino, amazónico, con presencia en
la cuenca del Pacífico y en la Antártica y con
proyección geopolítica bi-oceánica (…)”21. La
proyección antártica se concibe en función de
la proyección de sus meridianos, habiendo adherido al Tratado Antártico desde 1981. Desde
1988, el país ha hecho dieciocho expediciones
antárticas teniendo como base central la estación Machupichu22.
Cabe indicar que existe un vacío legal en
cuanto a la adecuada aplicación de las reglas
sobre el uso de la fuerza por parte del Estado peruano, vacío que estaría siendo corregido por el
actual ministro de Justicia, bajo cuya iniciativa
se presentaron dos proyectos de ley que buscan
regular dicho uso de la fuerza en dos escenarios posibles: en zonas declaradas en estado de
emergencia y en aquellas donde esta excepcionalidad no se ha establecido.
3.
Posición geopolítica
y seguridad regional
3.1 Posición geopolítica
El Perú ocupa una posición central en el hemisferio sur, lo que le otorga ventajas comparativas
frente a otros países del área. Históricamente,
el país fue, hasta inicios de la época republicana, un centro del poder en la región. Es el tercero más grande en territorio luego de Brasil y
Argentina, limita con cinco naciones y a través
de ellas tiene proyección y presencia en cinco
grandes cuencas hidrográficas, lo cual le da un
3.2 Posición geoestratégica
La proyección al océano Pacífico se relaciona con la extensión de sus costas, que le confieren una posición privilegiada frente al mercado asiático, mercado económico mundial del
futuro. Sin embargo, hay que resaltar que los
beneficios de esas ventajas comparativas sólo
se obtendrán si se articulan una serie de megapuertos que permitan el ingreso y salida de
productos extranjeros y nacionales.
La proyección al océano Atlántico se da
principalmente a través de la cuenca hidrográfica del Amazonas, que vincula al Perú con el
Atlántico a través del territorio brasilero. Es menester también fortalecer la actividad portuaria
de la ciudad de Iquitos, aunado a la integración
vial por medio del proyecto Iirsa con los ejes
viales estratégicos ubicados en el sur y norte
del país23, todo ello a fin de responder adecuadamente a los retos que plantea esa proyección
geoestratégica.
Esta posición y proyección geoestratégicas
convierten al Perú, sin duda, en una suerte de
hub en la región, como el puente natural entre
Asia y Sudamérica y como lugar de entrada y
salida de los productos que vienen del Asia Pacífico y del Brasil y los países del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Por otro lado, se debe indicar el enorme potencial energético y de recursos naturales que
200
Defensa, seguridad y política externa en perú, 2008-2010: pragmatismo y corto plazo
el Perú posee, cuya importancia ha aumentado
considerablemente en la actualidad ante su escasez paulatina debido a los problemas ambientales. No obstante, es necesario señalar también
que esos recursos tienen una alta vulnerabilidad ante el cambio climático, debido a la enorme fragilidad de los ecosistemas del país. En
ese sentido, el país tiene, entre otras, fuentes de
agua muy importantes como el lago Titicaca y
los grandes ríos amazónicos, y riquezas minerales que vienen explotándose mediante inversiones cuantiosas que han llevado a un crecimiento económico superior a la media de la región.
3.3 La posición del Perú frente a la región
Durante la primera década del siglo XXI el país
ha mostrado dos criterios visibles en su relación con la región. En primer lugar se observa el
alineamiento con Estados Unidos. En efecto, el
acercamiento a la política de ese país y las visitas
continuas de altos funcionarios estadounidenses, junto con el apoyo, en muchos casos público y notorio, al presidente de Colombia, Álvaro
Uribe (2002-2006; 2006-2010), por un lado, y las
fuertes discrepancias con los presidentes Hugo
Chávez (1999-2001; 2001-2007, 2007-) y Evo
Morales (2006-2010; 2010-), por otro, expresan
el sustento de esta variable de la diplomacia peruana en los últimos años. Esto influenciado sin
duda por la firma del TLC con Estados Unidos,
que en todo momento fue un objetivo central del
gobierno del presidente García.
El segundo criterio que marca el rumbo de
la diplomacia peruana en los últimos años es su
posición en los foros de Unasur, especialmente
la campaña de “no al armamentismo”, iniciada
por el presidente García en la Cumbre de Bariloche y que busca, en mayor o menor medida,
frenar la compra de equipos militares, en especial por parte de Chile, vecino del sur.
4. Otros problemas relacionados
con la seguridad y la defensa
Haber vinculado el factor militar a la solución
de los problemas de seguridad interna, asociado
con las alertas provocadas por el aumento del
gasto militar en la región, fundamentalmente el
de Chile y, en segundo lugar, Venezuela, ha generado una fuerte presión para el aumento del
gasto en este rubro. Así, el presupuesto de la
República 2010 contempla el aumento de 21%
para este sector respecto al año anterior, lo que
confirma la tendencia creciente del último quinquenio24. En términos generales, las adquisiciones militares no deberían objetarse si forman
parte de acciones debidamente fundamentadas
a partir de un análisis adecuado de la situación
y si se llevan a cabo con los debidos controles
que otorguen a las operaciones la confianza necesaria. Esto último presenta problemas importantes: ha habido sospechas de corrupción, por
ejemplo, con respecto a los intentos de compra
de tanques chinos. Esta sensación aumenta en
tanto los anuncios de los voceros gubernamentales no dan seguridad sobre la decisión adoptada respecto a esta operación25.
Otro punto es el referido al control civil del
sector defensa, crucial para la reconstrucción
de la democracia en el Perú, expuesto en las
recomendaciones del Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR)26. En
ese sentido, al inicio de la presente década se
avanzó significativamente en esa línea, fortaleciendo el Ministerio de Defensa como órgano
político rector del sector. Aun cuando hay que
reconocer que la aprobación de la ley 29075, de
septiembre de 2007, que define las funciones
y estructura del Ministerio27 fue un avance, el
impulso decayó, impidiendo el desarrollo de la
agenda pendiente.
Así, están pendientes una serie de aspectos
que conciernen a la modernización del sector,
como por ejemplo lo que atañe al sistema de
movilización nacional y, dentro de éste, los parámetros que debe tener el servicio militar voluntario, específicamente en relación con las
201
Eduardo Toche
garantías para el ejercicio de derechos por parte
del personal involucrado. De igual manera, hay
pocos avances respecto a las adecuaciones institucionales para la incorporación de personal
femenino a las instituciones militares.
De otro lado, una deficiencia notoria es la falta de implementación del Sistema de Seguridad
y Defensa Nacional, creado en 2005 mediante la
ley 28478. En relación con este punto, se mantienen los cuestionamientos acerca de la composición del Consejo Nacional de Seguridad, que se
tipifica en la norma referida.
Finalmente, un aspecto muy importante es el
derrotero seguido por el sistema nacional de inteligencia. La extrema politización que rodeó al
Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) durante
los años noventa resultó en su práctica destrucción y, lo que es más, en la pervivencia de un
“trauma” que aun no se supera28. Recordemos
que entre las cuestiones básicas que se plantearon para la reestructuración del servicio de inteligencia estuvo el diseño de controles institucionales que debían ejercer el Congreso –mediante
la creación de una Comisión de Inteligencia–, el
poder ejecutivo y el poder judicial, además de la
debida formación de sus miembros. Gran parte
de este diseño fue implementándose a lo largo de
la década, aun cuando finalmente las decisiones
políticas adoptadas han obstaculizado el objetivo
propuesto. En noviembre de 2009, el presidente
de la Comisión de Inteligencia del Congreso de la
República, Mauricio Mulder, calificó de “deplorable” la situación de este servicio, al dar explicaciones sobre un supuesto espionaje de aviadores peruanos a favor de Chile29.
Un factor asociado a los problemas que presentan los servicios de inteligencia en el Perú es
la privatización paulatina del sector, cuyo primer indicio fue la aparición de evidencias de
la actuación de empresas privadas de seguridad
–contratadas por compañías mineras en Cajamarca– en el seguimiento y amedrentamiento
de dirigentes sociales, y la posesión de armas
de guerra por parte de dichas empresas30. Un
segundo caso fue el descubrimiento de las ac-
tividades de espionaje telefónico realizadas por
la empresa Business Track31. En ambas situaciones estuvieron comprometidos oficiales que
pertenecen o han pertenecido a la Marina de
Guerra del Perú.
5. Perspectivas 2010
Entre 2010 y 2011 tendrán lugar en el Perú dos
procesos electorales que serán decisivos para
vislumbrar el comportamiento de las tendencias nacionales a mediano plazo. En octubre de
2010 se llevarán a cabo las elecciones regionales
y locales, y en abril de 2011 las elecciones generales que deberán renovar la representación
en el Congreso y elegir al nuevo presidente de
la República.
Salvo la aparición de factores imprevistos,
las proyecciones indican que la defensa y la
seguridad del país no serán materia del debate
político electoral, tal como ha sido en ocasiones anteriores. Este es un indicador que permite plantear la permanencia de varios cuellos
de botella que dificultan la vinculación de los
sectores de defensa y seguridad en un marco de
democracia sostenible.
Lo primero que debe señalarse son los pocos avances en el establecimiento de controles
democráticos en los procesos de formulación y
ejecución de las políticas públicas de defensa
y seguridad. En efecto, los cambios que debieron darse, por ejemplo, para permitir una actuación más decisiva por parte del Congreso de la
República, no se han plasmado en la magnitud
requerida. De otro lado, hay que agregar a eso
la poca voluntad existente para implementar el
Sistema Nacional de Defensa y Seguridad.
En ambos casos hay que desagregar dos dimensiones del asunto. Uno, los problemas estructurales del diseño del Estado peruano, que
fomentan la división de los sectores y la poca o
nula comunicación entre sus diversos niveles
–nacional, regional y local–. Dos, esto hace que
en las instituciones del sector defensa se instale
202
Defensa, seguridad y política externa en perú, 2008-2010: pragmatismo y corto plazo
y fortalezca una percepción de autonomía, a lo
que se suma la falta de empoderamiento de la
conducción civil del mismo. En ese sentido, los
militares peruanos siguen asumiendo que sus
roles no deben armonizarse con los objetivos generales que se plantea el Estado y, en esa línea,
formulan e intentan imponer su propia agenda
a los gobiernos.
tratado de paz con Ecuador de 1998 como, por
ejemplo, lo concerniente a los acondicionamientos para la libre navegación de navíos ecuatorianos en el río Amazonas y la instalación de oficinas de aduanas de ese país. La posibilidad de
que estos asuntos se muevan depende de la evolución de los problemas fronterizos y del flujo
de migrantes que ese país tiene con Colombia.
Esto se ve facilitado por una autoridad civil
que debido a los graves problemas de legitimidad que resultan de un sistema de representación política sumamente deteriorado, tiende a
escoger la opción más fácil en sus relaciones
con el segmento militar, es decir, acceder a sus
requerimientos para evitar tensiones que pudieran desestabilizar al gobierno.
En el ámbito de la multilateralidad, es bastante improbable que haya cambios sustanciales en el alineamiento que tiene el Perú respecto a las políticas hemisféricas que se conducen
desde Estados Unidos. Con respecto a defensa
y seguridad, muy probablemente deberá registrarse el aumento en la cooperación antidrogas,
luego de un quinquenio de reducción en el flujo
de recursos hacia el Perú. Así mismo, es posible que haya menos restricciones en la postura
estadounidense sobre las aspiraciones peruanas
en términos de compras militares. Sin embargo,
es bastante difícil prever sistemas más transparentes respecto a esto último.
Sobre esta base, como se ha expuesto, es
bastante difícil que defensa y seguridad puedan plantearse como factores cruciales para el
desarrollo. Por el contrario, en ambos sectores
están arraigadas concepciones arcaicas que
contribuyen a ahondar los graves problemas de
desigualdad existentes en el país. Por ejemplo,
los problemas que muestra el frente interno se
siguen definiendo bajo las nociones clásicas
del “subversivo comunista”, de manera tal que
el tratamiento de los conflictos sociales tiende
fácilmente a militarizarse. Incluso la lucha antinarcóticos –aun cuando el liderazgo formal
debería ser ejercido por el Ministerio del Interior– también es un ámbito en que se sigue considerando la militarización como una solución.
En cuanto al frente externo, seguramente la
atención seguirá concentrada en las relaciones
con Chile. Respecto a eso, la estrategia peruana
está muy vinculada con la dirección que tome el
proceso que se inició en el Tribunal Internacional
de Justicia de La Haya. Sobre este punto, una clara fórmula política que ha adoptado el Perú es la
previsión, mediante la puesta en funcionamiento de un plan de adquisiciones militares que, al
parecer, continuará en los próximos años.
Bibliografía
Amayo, Enrique (2009). “¿Existe una política internacional para la Amazonia? Los casos de Perú y Brasil”. En Perú Hoy. Del hortelano su perro. Sin espacio ni tiempo histórico, Desco, Lima.
Bonilla, Adrián y Alexei Páez (2006). “Estados Unidos
y la región Andina: distancia y diversidad”. Nueva
Sociedad. 206, noviembre-diciembre.
Toche, Eduardo (2009). “Integración, fronteriza, democracia y sociedad en el Perú. Diez años de paz entre Perú y Ecuador”. En Claudia Donoso (comp.),
Ecuador-Perú. Evaluación de una década de paz y
desarrollo, Flacso-Ecuador, Quito.
Notas
1
Asimismo, es probable que en el futuro cercano no se reabran los asuntos pendientes del
203
Sobre el Ministerio de Defensa, el documento básico
es el Libro blanco de la defensa nacional en, http://
www.mindef.gob.pe/; respecto al Ministerio de Relaciones Exteriores, son los lineamientos de la política
exterior peruana; en http://www.rree.gob.pe/portal/
pexterior.nsf/1AA43027D97D4C52052567930078A7
68/9D9836B8E66438D805256E52005304B9?OpenD
ocument
Eduardo Toche
2
El 5 de marzo de 2002, ante una iniciativa del presidente Alejandro Toledo (2001-2006), los principales partidos políticos del Perú, gremios empresariales, representantes de las iglesias y organizaciones
sociales, acordaron instalar el “Acuerdo nacional”,
como un ámbito de concertación en el que se elaborarían los principales lineamientos de políticas
públicas del país.
3
http://www.acuerdonacional.pe/AN/politicasestado.html
4
http://www.acuerdonacional.pe/ AN/matrices/Democracia/Matriz09%20.pdf
5
Véase, capítulo III, página 63, del Libro blanco de la
defensa nacional. www.mindef.gob.pe
6
Véanse declaraciones de Rómulo Pizarro, jefe
de Devida, en: http://elcomercio.pe/impresa/notas/eeuu-busca-estrategia-andina-lucha-contranarcotrafico/20100411/459781
7
8
9
Recordemos la antigua denominación del alto y
bajo Perú al inicio de la República y de las posteriores guerras de la Confederación y del Pacífico.
Véanse declaraciones del presidente García en:
http://elcomercio.pe/noticia/342191/presidente-garcia-pidio-cancilleres-ministros-unasur-acuerdenpacto-no-agresion
www.planbinacional.org.pe
10 Véase, http://www1.inei.gob.pe/srienaho/enaho220.
htm
11 Véase, entre otros, comentarios del ex viceministro de
Economía, Kurt Burneo, en http://www.probideperu.
org/foro_presentaciones/medicomenta.ppt#265,11,
Resultados de la medición para reflexionar.
12 http://iinei.inei.gob.pe/san/fotonoticias/n9640c01.
pdf
13 http://www.mindef.gob.pe/vrae/index.htm
14 www.mindef.gob.pe
15 Existen otros dos planes. Uno de ellos destinado a
la defensa exterior del territorio, denominado Plan
Putumayo, que busca impedir el ingreso de las Farc
a territorio peruano. El otro, destinado al combate contra el tráfico ilícito de drogas en territorios
costeros, en especial en la costa norte, denominado
Plan Costa Norte. Hay que señalar que no se tiene
mayor información sobre estos planes.
16 Véanse las declaraciones del ministro de Defensa, Rafael Rey, en http://www.larepublica.pe/
politica/26/11/2009/rey-presupuesto-para-sectordefensa-sera-orientado-al-vrae. Ver también, http://
peru21.pe/impresa/noticia/presupuesto-vrae-2010
/2009-11-06/260343
17 Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito: Perú, monitoreo de cultivos de coca. Junio,
2009. En www.unodc.org/unodc/en/crop_monitoring.html
18 Ver intervención de Defensoría del Pueblo, en
http://www.defensoria.gob.pe/modules/Downloads/
documentos/INFORME-ACTUACIONES-BAGUA.pdf
19 En algunos casos con víctimas fatales como en la
localidad de Chala, región de Arequipa, al sur del
país, en un conflicto ocasionado por mineros informales.
20 Libro blanco de la defensa nacional del Perú. 2005,
capítulo II, p. 55. Tomado de www.mindef.gob.pe
21 Ibidem, p. 49.
22 www.mindef.gob.pe
23 Mayores detalles, véase Libro blanco en www.mindef.gob.pe
24 http://milexdata.sipri.org/result.php4
25 Véase, al respecto, opinión de Augusto Álvarez
Rodrich, en diario La República. http://www.larepublica.pe/claro-y-directo/08/04/2010/tanques-ycuentos-chinos-de-rafael-rey
26 http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/ TOMO %20
IX/2.1.%20REFORMAS%20INSTITUCIONALES.pdf
27 http://www.mindef.gob.pe/menu/legales/ley_
mindef_01082007.pdf
28 Andrés Gómez de la Torre: “50 años de inteligencia”,
Expreso, 22 de abril de 2010. http://www.expreso.
com.pe/edicion/index.php?option=com_content&
task=view&id=87196&Itemid=66 . También, Ciro
Alegría: “Inteligencia: el ‘ni contigo ni sin ti’ de la
democracia peruana”; en: Quehacer, 148; mayo-junio 2004. http://w3.desco.org.pe/publicaciones/QH/
qh148/qh148ca.doc
29 http://www.aeronoticias.com.pe/noticiero/index.
php?option=com_content&view=article&id=7315
:califican-de-deplorable-servicio-de-inteligencia-pe
ruano&catid=47:nacional&Itemid=109
30 Véase, http://en.wikipedia.org/wiki/Yanacocha . También,
http://www.corpwatch.org/article.php?id=14350
31 Un seguimiento del caso, puede verse en, http://www.
google.com.pe/search?q=Business+track&hl=es&r
lz=1R2GGLL_es&source=univ&tbs=nws:1&tbo=u
&ei=vhbaS_DVD4O78gb7_8FG&sa=X&oi=news_g
roup&ct=title&resnum=5&ved=0CB0QsQQwBA
204
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda
en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
Julián González
Resumen ejecutivo
L
a política exterior uruguaya da muestras incipientes de incorporar
la novedad estratégica regional: las consecuencias de la crisis internacional desatada por el quiebre hipotecario de 2008 en Estados
Unidos, que aceleraron el posicionamiento de Brasil como actor global con
dimensiones, peso y autonomía propios. Existen señales de que el gobierno del presidente José Mujica (2010-) percibió las implicaciones de esta
situación para Uruguay. Sin embargo, el desafío de sintonizar rápida y eficazmente con los impactos regionales de una novedad de tal calibre debe
superar el rezago acumulado por décadas de anomia estratégica del Estado
y la academia uruguayos. En el plano interno, la (in)seguridad ciudadana
constituyó un flanco débil del primer gobierno de izquierda, que concluyó
en marzo 2010. El segundo gobierno del Frente Amplio, capitalizando dicha
experiencia, implementa políticas más integrales que incluyen reformas de
fondo para un sistema carcelario en emergencia. Finalmente, en 2009 se
cerró un quinquenio que podrá ser recordado por la asunción oficial de la
problemática incipiente del crimen organizado y de la realidad del lavado
de activos en Uruguay.
205
Julián González
1. Seguridad, política exterior
y defensa
Durante los últimos años, la seguridad, la política
exterior y la defensa en Uruguay tuvieron continuidad en dos ámbitos, y una novedad significativa. Así, el último año del gobierno del presidente Tabaré Vázquez (2005-2010), que culminó
el 1 de marzo de 2010, sólo registra una novedad
significativa en este campo: la aprobación de una
ley marco de defensa nacional en el Parlamento,
con el apoyo unánime de los legisladores de todos los partidos.
Por lo demás, Uruguay continuó con su política de contribuir con tropas a algunas misiones
de las Naciones Unidas, política que se concentra
en dos contingentes significativos: en la República Popular del Congo (Misión de las Naciones
Unidas en la República Popular del Congo, Monuc), con 1.356 efectivos, y en Haití (Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en Haití,
Minustah), con 1.136. En diciembre de 2009, el
país era el décimo contribuyente en el escalafón
del Departamento de Operaciones de Paz (DPKO)
de ese organismo, con 2.513 efectivos.
El denominado conflicto de las papeleras
con Argentina y el bloqueo de la principal ruta
de comunicación terrestre entre los dos países
(González Guyer, 2009: 148-161) no aportaron
novedades. Mientras, el trámite del problema en
la Corte Internacional de La Haya continuó su
curso, esperándose su dictamen en 20101.
En un plano más general, la adaptación morosa pero disciplinada de las Fuerzas Armadas
uruguayas al ciclo progresista instalado en el
país requiere un comentario. Los primeros cinco años de gobierno de izquierda culminaron
sin evento extraordinario alguno en las relaciones civil-militares. Contrariamente a lo que
algunos presagiaban, los mandos militares asumieron la nueva realidad sin dramatismo. En
realidad, para el gobierno del Frente Amplio el
sector defensa y los militares resultaron menos
conflictivos y problemáticos que la seguridad
interior y la Policía.
Ciertamente, las condiciones políticas internas e internacionales blindaron al presidente Tabaré Vázquez respecto a cualquier acto de
insubordinación militar. Su gobierno contó con
unos niveles de legitimidad que volvieron impensable cualquier movimiento de indisciplina
castrense. Por otra parte, los tres ministros de
Defensa que tuvo durante su periodo compartieron bajos niveles de proactividad en sus políticas militares. Ello permite afirmar que más
allá de lo avanzado en el plano legislativo, con
la aprobación de la ley marco de defensa nacional (véase más abajo), el presidente prefirió no
innovar en políticas militares.
En cambio, sí amplió la prerrogativa constitucional para designar a las más altas jerarquías
militares y apeló a ella con frecuencia. En efecto, removió la ley que limitaba las potestades
presidenciales para el ascenso a general de los
coroneles ubicados en el tercio superior de la
lista de méritos que elabora el Tribunal de ascensos del Ejército2. Así, el generalato del Ejército fue rejuvenecido íntegramente. Es más, el
presidente Vázquez designó como comandante
en Jefe al más joven de los generales, una decisión audaz que se reveló exitosa.
En realidad, el primer presidente de izquierda en la historia del país apeló con éxito a
una regla no escrita de la democracia uruguaya
desde principios del siglo XX: los presidentes
democráticos han gobernado las instituciones
militares apoyados en su propia estructura
jerárquico-disciplinaria, evitando generar excesivas tensiones internas. El mecanismo tradicional supone una ingeniería compleja. Los
comandantes en jefe deben contar con legitimidad y prestigio profesional, además de brindar
garantías de lealtad y alguna sintonía –política
o personal– con el presidente. Completa la fórmula cierto grado de manejo en la designación
de los generales destinados a los mandos estratégicos. Ella ha permitido no distorsionar las
reglas y lealtades corporativas y garantizar la
subordinación militar a las autoridades democráticas3.
206
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
Otra regla no escrita de la política militar
uruguaya –contrapartida de la anterior– es la
abstención política de invadir la virtual esfera
de autogobierno corporativo y autonomía de
gestión de la que gozan las instituciones militares. El presidente Vázquez evitó violarla. El
pragmatismo, una de las características de su
estilo de gobierno, se reflejó también en el vínculo directo y personal que estableció con los
mandos castrenses.
El énfasis durante el primer tramo del gobierno de izquierda en aclarar las principales
violaciones a los derechos humanos durante
la dictadura, una deuda pendiente de la democracia, generó tensiones con los militares. Aun
cuando logró algún éxito parcial, el periodo de
gobierno 2005-2010 concluyó con el asunto por
fuera de la agenda presidencial4.
Desde el punto de vista de la demanda de justicia hubo avances. Los principales responsables
políticos y los ejecutores más connotados de los
crímenes cometidos por la dictadura (1973-1985)
guardan prisión gracias a la interpretación que
el gobierno de izquierda introdujo al artículo 4º
de la polémica ley de caducidad de la pretensión
punitiva del Estado de 19865. En cambio, el reclamo de verdad sobre desapariciones, muertes y
tráfico de niños, pese a ciertos éxitos muy simbólicos y de gran impacto, no ha logrado romper el
silencio de quienes tienen la información. Así, el
problema permanece básicamente irresuelto.
1.1 La ley marco de defensa nacional
Como se mencionó, 2009 culminó con la aprobación de dicha ley, avalada por unanimidad por
los legisladores de todos los partidos. Sin embargo, la aprobación de la norma, inédita en Uruguay, se produjo a fines de agosto en una esmirriada sesión de la Cámara de Diputados, cuando
ya la atención pública estaba concentrada en las
elecciones generales del 30 de octubre.
El nuevo gobierno debe reglamentarla y ponerla en práctica. Previamente, deberá resolverse
la compleja situación jurídica creada por una
observación6 que el presidente Tabaré Vázquez
interpuso a la norma, impidiendo su entrada en
vigencia7.
El proyecto de ley comenzó su periplo parlamentario en febrero de 2008, siendo la última
decisión trascendente de la ministra de Defensa Azucena Berruti, cuyo relevo ya había sido
anunciado por el presidente cuando decidió enviar el proyecto al poder legislativo.
La escasa repercusión pública que tuvo la
norma en su proceso legislativo (2008-2009)
contrastó con la difusión que tuvieron los tres
eventos públicos realizados en el marco del denominado Debate nacional de defensa (2006),
organizado por el Ministerio de Defensa con
el apoyo del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) y el asesoramiento de
la Universidad de la República8.
La poca repercusión de su trámite parlamentario es coherente con la forma en que los
asuntos de defensa se procesan en Uruguay. Y
puede explicarse también por la reserva con
que se debatió y negoció la norma, intentando
privilegiar la búsqueda de acuerdos en un aspecto sensible que conviene no contaminar con
debates partidarios.
La importancia de los niveles de acuerdo
legislativo conquistados no puede minimizarse, ya que ese fue uno de los objetivos iniciales
planteados por el Debate nacional sobre defensa. El novedoso diseño que se aplicó como estrategia de elaboración de una norma sin antecedentes en el país contribuyó también a llegar
a acuerdos en el Parlamento.
En efecto, los contenidos de la ley marco
de defensa nacional surgieron de un proceso
de intercambio desconocido. Nunca actores
tan diversos habían tomado parte activa en un
intercambio de tal naturaleza: los partidos políticos, funcionarios de muy diversas agencias
del Estado, académicos, sociedad civil, además
de representantes de diversas dependencias del
Ministerio de Defensa y de las propias Fuerzas
207
Julián González
Armadas. Al Ministerio de Defensa se le entregaron cinco documentos aprobados por consenso en dichos intercambios, y sus contenidos se
incorporaron al proyecto de ley enviado al Parlamento.
Entre las modificaciones que el trámite parlamentario introdujo al texto original del proyecto se encuentra la que motivó la observación del
presidente de la República. El punto de discordia
entre el poder ejecutivo y el legislativo es, básicamente, el de la potestad de comando –y no sólo
de asesoramiento al ministro– que el texto aprobado por el Parlamento otorga (artículo 16 C) al
jefe del Estado Mayor de la Defensa, nuevo organismo creado por la ley.
De hecho, el texto aprobado por el Parlamento crea un cuarto comandante en jefe de las
Fuerzas Armadas, al que se le otorgan funciones
de “planificación y coordinación de operaciones conjuntas y/o combinadas, centralizando
en su organización los diferentes asuntos vinculados con la inteligencia militar, así como la
actuación de los agregados militares acreditados ante gobiernos extranjeros” (inciso e.). Lo
confirma el inciso siguiente: “el jefe del Estado
Mayor de la Defensa será un oficial en actividad
de la misma jerarquía que los comandantes en
jefe de las Fuerzas Armadas” (inciso f.).
Una vez resuelta esta diferencia y aprobada
definitivamente la ley, el gobierno posesionado
el 1 de marzo de 2010 tiene en sus manos la
aplicación de esta norma, en la que por primera
vez se explicita una serie de definiciones políticas sobre la defensa nacional, los actores que
en ella intervienen y sus cometidos, y se establece el mandato de elaborar una ley orgánica
del Ministerio de Defensa y de instrumentar los
procedimientos necesarios para terminar con el
fuero autónomo de la justicia militar.
Su entrada en vigencia, además, modifica
las misiones de las Fuerzas Armadas y deja sin
efecto una serie de normas contenidas en la ley
orgánica de las Fuerzas Armadas. Puede afirmarse que otorga a los gobiernos electos herramientas legales tendientes a superar prácticas
de gestión que, de hecho, dejan el sector de la
defensa y las políticas militares en manos de las
instituciones castrenses9.
Sin embargo, es necesario precisar que las
normas sólo crean mejores condiciones para
el establecimiento de una nueva modalidad de
relación entre técnicos y políticos en esta delicada función del Estado10. La precisión es importante porque las leyes recién derogadas no
explican per se que en Uruguay los gobiernos
democráticos hayan optado tradicionalmente
por un papel pasivo en la definición de las políticas militares11. La explicación de fondo del
protagonismo y la autonomía relativa militares
debe buscarse en la historia de las instituciones
militares y su relación con el poder político.
1.2 Misiones de paz
Como se mencionó al comienzo de este artículo,
Uruguay es uno de los diez principales contribuyentes de tropas para las misiones de paz de
las Naciones Unidas, y el país que más efectivos
aporta en relación con su población y el tamaño
de sus fuerzas armadas. El último año de gestión
del primer gobierno de izquierda no aportó novedades, confirmando la idea generalizada en la
sociedad uruguaya de que la contribución con
tropas a las Naciones Unidas es una cuestión
que atañe, sobre todo, a las Fuerzas Armadas.
De cualquier forma, en su discurso ante la
Asamblea General de las Naciones Unidas12, el
presidente Vázquez aludió a esta cuestión como
demostración del compromiso uruguayo con
las acciones de paz, sin olvidar una mención a
las dificultades de financiamiento que sufren
dichas actividades por la crisis internacional13.
Luego, fue distinguido por el presidente Barack
Obama (2009-), quien lo invitó a sentarse a su
lado en una reunión con los mayores contribuyentes de tropas para las Naciones Unidas.
En 2009, el despliegue uruguayo en Haití
(Minustah), aun cuando no creció significativamente en número, sí vio ampliarse las misiones
208
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
asignadas, lo que se reflejó en cambios de su
configuración. Lo que había sido un batallón
del Ejército al que se incorporaban efectivos de
la Fuerza Aérea y la Armada en tareas de apoyo,
dio lugar a un batallón conjunto. La Fuerza Aérea opera autónomamente un aparato Aviocar
para misiones de reconocimiento, relevamiento
fotográfico y transporte, y la Armada cumple
con la tarea de guardia costera en aguas jurisdiccionales haitianas, con ocho bases en diferentes puntos de la costa.
El accidente sufrido en Haití por un avión
de la Fuerza Aérea Uruguaya en octubre 200914,
en el que toda su tripulación murió, representó
el incidente más grave en más de diez años de
fuerte participación uruguaya en misiones de
paz y tuvo gran impacto en la opinión pública.
El número de personal y el equipamiento
que Uruguay pone a disposición de las Naciones Unidas en régimen de auto-sustentación
constituye no sólo un esfuerzo logístico muy
considerable: somete también al conjunto de
las Fuerzas Armadas en Uruguay a una presión
significativa. Así, estas actividades, aun cuando
definidas por ellas mismas como no sustantivas y de apoyo a la política exterior del país,
pueden ser consideradas como las que mayor
compromiso en medios y personal exigen a las
instituciones castrenses.
2. Seguridad y gobernabilidad
democrática
En Uruguay los niveles de criminalidad han crecido en las últimas dos décadas y las encuestas
de opinión registran la percepción de inseguridad como uno de los fenómenos que preocupan
a la población15. Ello, a pesar de que las cifras del
Ministerio del Interior indican que durante los
últimos tres años la situación de la criminalidad
es de estabilidad y no de crecimiento. De todas
formas, el asunto estuvo en la agenda pública
durante los cinco años del primer gobierno de
la izquierda y representa un problema pendiente
para la segunda gestión del Frente Amplio. Sin
embargo, debe establecerse que la seguridad
no plantea problemas de gobernabilidad en el
país.
Esta afirmación se sustenta en cuatro razones: primera, no existen áreas geográficas del
territorio fuera del control del Estado y de sus
aparatos de seguridad. Segunda, los niveles de
corrupción de Uruguay son relativamente bajos16.
Pese a las vulnerabilidades estructurales del país
(ubicación y características de sus fronteras), a
las debilidades de ciertos organismos públicos17
y a la herencia de políticas públicas anteriores18,
no existe evidencia de que organizaciones del
crimen organizado hayan logrado niveles de penetración significativos en el Estado y el sistema
político uruguayos.
La tercera razón que debe mencionarse es
que el país continúa perfeccionando las instituciones dedicadas al control del crimen organizado. Durante 2009, algunas operaciones exitosas mostraron novedades en ese plano, incluso
mediante la detección, por primera vez en la
historia uruguaya, de una operación de lavado
de activos en el sector inmobiliario. Pese a constituir una de las actividades económicas tradicionalmente utilizadas por el crimen organizado para blanquear dineros malhabidos, recién a
partir de 2009 se establecieron mecanismos que
posibilitan algún nivel de control sobre dichos
negocios19. Particularmente significativa fue la
puesta en funcionamiento de los juzgados especializados en crimen organizado, definitivamente establecidos en 2009.
Por último, la cuarta razón es que las autoridades uruguayas comienzan a disponer de la
información resultante de la entrada en vigencia de la reforma tributaria de julio de 200720
que, junto al perfeccionamiento de los sistemas
informáticos de que dispone el Estado, permite
cruzar los datos de los diferentes agentes económicos. Esta ingeniería constituye un instrumento poderoso que desalienta la economía informal y limita la evasión fiscal, además de otros
delitos económico-financieros.
209
Julián González
2.1 Indicadores de violencia y criminalidad
Uruguay es una de las sociedades con menores índices de violencia y criminalidad, y es considerada una de las más seguras de Sudamérica,
junto a Chile. Sin embargo, también es cierto que
la problemática del delito y el incremento de la
violencia es una cuestión en la que cualquier
uruguayo coincide. Las sociedades naturalmente se toman a sí mismas como referencia central
y en las últimas dos décadas la criminalidad ha
crecido de manera muy notoria.
A principios de junio de 2009, en pleno desarrollo del ciclo electoral 2009-2010, cuya fase
nacional culminó con la segunda ronda presidencial de fines de noviembre21, la centralidad
que tuvo la seguridad pública en la agenda oficial a lo largo de la gestión del presidente Vázquez sufrió un vuelco radical.
En efecto, luego de declaraciones polémicas de la ministra Daisy Tourné, la titular de la
cartera de Interior acordó con el presidente la
presentación de su renuncia al cargo. El nombramiento de Jorge Bruni, un abogado de estilo reservado y serio, hasta entonces a cargo del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, operó
casi como un sedante, quitando importancia a
la problemática de la criminalidad como asunto
de debate electoral.
Un detalle de los delitos consumados, discriminados según hayan afectado a la propiedad o a
las personas, muestra una evolución con matices
diferenciales. Así, las denuncias de delitos contra las personas y particularmente los homicidios
–intentos y consumados– han crecido, como se
ve en la tabla 2.
En cuanto a los delitos contra la propiedad,
globalmente se observa cierta disminución de
las denuncias, aun cuando rapiñas y copamientos –delitos de mayor violencia– son, justamente, los que crecen un poco (véase el gráfico 1).
En realidad, la pérdida de importancia de
la seguridad pública y la violencia, vista con
la perspectiva de las cifras del Observatorio
de Violencia y Criminalidad para 2009 y de su
comparación con los años anteriores, es coherente con la pérdida de dramatismo que registró
el asunto.
Por último, la tabla 3 presenta los delitos
de carácter sexual. La situación en este caso es
bastante similar a la de la tabla anterior. En un
marco general de pequeño aumento en su número, se verifica el incremento del número de
denuncias de violación.
En efecto, la tabla 1 muestra una situación
de virtual estancamiento de las denuncias de
delitos en todo el territorio del país durante los
últimos tres años22.
Tabla 1. Uruguay, cantidad de denuncias de delitos totales
y de otros delitos, 2007-2009
2007
2008
2009
Total personas
23.370
25.684
26.231
Total sexuales
1.116
1.188
1.209
136.203
144.450
133.045
Contrabando
Total propiedad
248
140
130
Otros delitos
16.415
15.829
15.482
Total general
177.352
187.291
176.097
Fuente: Ministerio del interior -División Estadística y Análisis Estratégico.
210
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
Tabla 2. Uruguay, cantidad de denuncias
por delitos contra la propiedad, 2007-2009
2007
Hurtos
Consumados
Tentativas
Hurtos de vehículos
Consumados
2008
2009
105.029
110.904
99.110
99.842
105.629
94.480
5.187
5.275
4.630
3.836
4.124
3.950
3.692
3.980
3.788
Tentativas
144
144
144
9.990
11.687
12.456
9.173
10.570
11.387
817
937
1.069
11.850
12.417
12.857
146
146
184
Abigeatos
1.988
1.738
1.626
Otros contra propiedad
3.364
3.434
2.862
136.203
144.450
133.045
Rapiñas
Consumados
Tentativas
Daños
Copamientos
Fuente: Ministerio del interior-División Estadística y Análisis Estratégico.
Gráfico 1. Uruguay, homicidios y tentativas de homicidio, 2007-2009
300
250
200
150
100
50
0
2009
2008
2007
Homicidios
Tentativas
Tabla 3. Uruguay, cantidad de denuncias
por delitos sexuales, 2007-2009
Violaciones
Consumados
Tentativas
Otros sexuales
Total sexuales
211
2007
2008
2009
293
310
302
206
207
212
87
103
90
823
878
907
1.116
1.188
1.209
Julián González
2.2 El caso Feldman: un extraño affaire
con múltiples implicaciones
Más allá de lo señalado, debe citarse el denominado caso Feldman, un evento extraordinario
cuya repercusión pudo amenazar la estabilidad
política de la democracia uruguaya y que sirvió
para poner en evidencia un conjunto de carencias de los servicios de seguridad del país.
A principios de noviembre 2009, cuando
comenzaba la campaña política para la segunda
vuelta electoral entre los dos candidatos presidenciales triunfadores de la primera vuelta, el
senador José Mujica (Frente Amplio) y el ex presidente Luis A. Lacalle (Partido Nacional, 19901995), de manera aparentemente casual quedó al
descubierto un gran depósito ilegal de armas, en
una casa deshabitada de Montevideo. Su propietario, Saúl Feldman, contador público de 60 años
y afectado de un cáncer aparentemente avanzado, resultó casi no tener relaciones sociales ni
familiares, tampoco vínculos políticos o de negocios que explicaran el extraño caso.
Los fines para los que, a lo largo de un periodo aparentemente de muchos años, el profesional había acumulado las armas –unas 700 en total, de muy variado tipo y origen, además de un
volumen importante de pólvora, elementos para
recargar munición y algunas granadas de mano–23
no pudieron ser aclarados. Ante la ausencia de
pistas de investigación plausibles, un juez especializado en crimen organizado archivó el caso,
luego de interrogar a decenas de personas24.
El asunto tuvo dos derivaciones principales. Por una parte, dio lugar a una peligrosa maniobra político-electoral de la que participaron
dos ex presidentes de la República: Jorge Batlle
(2000-2005) y Luis A. Lacalle, quien intentaba
ser reelegido. Por otra, dejó al descubierto un
conjunto de debilidades de los aparatos de seguridad en el marco de un operativo policial
que mostró fallas en casi todas sus fases y dejó
serias dudas acerca de las capacidades de los
organismos seguridad e inteligencia del Ministerio del Interior.
El propietario de la casa donde se encontraron las armas mató a un efectivo de inteligencia,
para luego resistir violentamente a los grupos especiales de la Policía durante casi 24 horas. Ello
dio lugar a un espectacular operativo de asedio
y asalto a una residencia en las afueras de Montevideo, donde el profesional vivía con varios
perros como única compañía. El individuo aparentemente se quitó la vida cuando iba a ser reducido por los policías. Además de haber demostrado poseer cierta preparación militar, contaba
con equipo y armamento para resistir un asedio
y su casa tenía un escondite disimulado y con
puerta de ingreso blindada. Allí se parapetó en la
fase final de su resistencia.
Como se dijo, el denominado caso Feldman
dio lugar a una peligrosa maniobra políticoelectoral. Ella se disparó cuando, apenas descubierto el armamento, el ex presidente Jorge
Batlle afirmó públicamente que el candidato
presidencial José Mujica y su entorno político
tenían vínculos con las armas descubiertas,
las que aseguró podían pertrechar un batallón
completo. Fundó su afirmación en el pasado de
Mujica como dirigente del movimiento guerrillero, Movimiento de Liberación Nacional, Tupamaros. Sin embargo, cuando fue citado por la
justicia no aportó pruebas de su afirmación.
Acto seguido, el asunto llegó a su clímax
cuando en ciertos canales de TV comenzaron a
ser difundidos unos polémicos spots25 sin firma.
Rápidamente pudo conocerse que éstos habían
sido contratados por el Partido Nacional y elaborados por un conocido publicista argentino.
Las armas halladas, sus orígenes, las motivaciones y posibles vínculos políticos o delictivos de
su propietario ocuparon los titulares de los medios durante al menos una semana. La oposición
política llamó al parlamento a los ministros del
Interior y de Defensa Nacional, pero varias de
sus denuncias resultaron infundadas y sus argumentos desbaratados.
En definitiva, el intento de los partidos de
oposición al gobierno de utilizar el asunto con
fines estrictamente electorales tuvo el efecto de
212
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
boomerang político. Desacreditó a sus promotores sin dañar la popularidad del finalmente
electo nuevo presidente, José Mujica. Así, mientras la investigación judicial naufragaba por la
ausencia de pistas plausibles, todo el asunto resultó sepultado y no se volvió a hablar del mismo. Sin embargo, es inocultable que el affaire
habría podido alterar el desarrollo normal de la
campaña electoral.
No obstante, lo más importante del infortunado intento de manipulación político-electoral
fue que contribuyó a dejar en segundo plano los
problemas más trascendentes que el caso puso
en evidencia. A ello contribuyó que, ya al final de un periodo de gobierno durante el cual
la izquierda tuvo dificultades en la gestión de
los asuntos de seguridad ciudadana y en plena
campaña electoral, tampoco el oficialismo mostró interés en profundizar en el asunto.
Sin embargo, resulta llamativo el cúmulo de
impericias de los diversos servicios del Ministerio del Interior en los procedimientos vinculados al enigmático asunto. Además, es inevitable
vincular esos errores con viejos déficits institucionales que arrastra el sector de seguridad
uruguayo. Aun cuando no es posible analizarlo
en detalle aquí26, conviene mencionar las principales carencias de los aparatos de seguridad
del Estado que el caso dejó en evidencia.
La ausencia de un informe oficial final por
parte de las autoridades –policiales y judiciales–
con el trasfondo del enorme cúmulo de datos y
versiones que se difundieron en esos días y cuya
veracidad no terminó de dilucidarse, dificultan
el análisis. Además, fortalecen la hipótesis de
contaminación de todo este oscuro asunto por
la intervención de los servicios de inteligencia.
El hecho evidente es que la suma de errores y
hechos infortunados confluyeron para convertir el asunto en un verdadero enigma.
Aun si el informe oficial de Bomberos indica que la causa del principio de incendio que
condujo al hallazgo del depósito de armas no
fue intencional, el caótico procedimiento que
comenzó con la intervención de un grupo de
vecinos para sofocarlo dejó dudas acerca del resultado de la pericia técnica.
Todo indica, por otra parte, que el responsable del depósito de armas fue alertado tempranamente. Es llamativo también que Inteligencia
policial destacara a dos desprevenidos agentes
para confirmar el lugar de residencia e identidad del propietario del depósito de armas. Así,
éste pudo atacar y asesinar a uno de ellos.
Aun cuando el contador demostró preparación para combatir y disposición a resistir, su
muerte fue un factor decisivo para frustrar la
investigación. La pericia forense fue compleja
y aunque concluyó que Saúl Feldman se autoeliminó, las versiones contradictorias sobre su
muerte y la violencia que caracterizó al procedimiento dejaron dudas sobre este punto.
Finalmente, la interrogante quizá más perturbadora. La vetusta legislación sobre comercio, tenencia y uso de armas de fuego en Uruguay sólo convertía al propietario del arsenal en
responsable de delitos absolutamente menores.
¿Qué razones lo impulsaron a resistirse a las autoridades? Hasta el momento, la única hipótesis
consistente –por irracional– es la del maniático.
Este caso, además, puso a las autoridades políticas y judiciales ante la evidencia de un hecho
de enorme gravedad que, al ser descubierto fortuitamente en un momento político muy delicado, dio lugar a un procedimiento donde sucesivos
hechos infortunados se acumularon para frustrar
la investigación. Tal acumulación de casualidades
no puede sino motivar suspicacias y preguntas a
las que no es fácil responder con certeza.
Sea como fuere, parece claro que las autoridades políticas están ante la evidencia de problemas serios que ponen en cuestión la eficacia
de unos aparatos de inteligencia del Estado que
durante los veinticinco años posteriores a fin
de la dictadura han recibido poca atención27.
Desarrollados en el periodo de la guerra fría y
perfeccionados por la dictadura para el control
político de la población, los servicios de inte-
213
Julián González
ligencia del Ministerio del Interior fueron, en
alguna medida, desmantelados y reorientados
luego de 198528.
intención de reintegrarse al mismo, contribuyen
a explicar que en 2009 no haya habido novedades en este ámbito.
En el Ministerio de Defensa Nacional, en cambio, el control político efectivo de la información
de inteligencia militar es limitado. El servicio
de inteligencia de las fuerzas armadas, luego de
sucesivos cambios de denominación, se ha resumido en la Dirección de Inteligencia de Estado,
dependiente del Ministerio de Defensa, de cuyas
actividades y capacidades poco se conoce, aun
cuando seguramente sean escasas. Oficialmente,
para las jerarquías militares, los archivos de inteligencia correspondientes al periodo de la dictadura y a sus años previos, son inexistentes29, lo
cual es también un dato en sí mismo.
El asunto más importante que ocupó al
Consejo Suramericano de Defensa de Unasur,
la firma del convenio complementario de cooperación militar para el uso de un conjunto
de facilidades en territorio colombiano por parte de las fuerzas estadounidenses, no dio lugar
a iniciativas ni declaraciones de la cancillería
uruguaya, que mantuvo la línea general de bajo
perfil que caracterizó su política regional.
Por otra parte, el caso Feldman puso en
cuestión la eficacia y confiabilidad de una institución policial que ha venido siendo perfeccionada, renovada y mejor atendida presupuestalmente, pero que arrastra problemas de larga
data que se superarán lentamente.
3.
Posición geopolítica
y en la seguridad regional
Como se señaló en el informe incluido en el
Anuario 2009, la política regional de Uruguay
ha tenido un carácter básicamente reactivo, un
tono reservado y perfil bajo. Lo mismo podría
decirse respecto al Mercado Común del Sur
(Mercosur), pese a que durante el segundo semestre de 2009 el presidente Vázquez ocupó la
presidencia pro tempore del bloque.
El bajo protagonismo regional puede explicarse también porque en 2008-2009 en el Ministerio de Relaciones Exteriores se sucedieron
dos titulares. Entre marzo de 2008 y agosto de
2009 la titularidad estuvo en manos de Gonzalo
Fernández30. Posteriormente, hasta marzo 2010,
fungió como Ministro el subsecretario embajador Pedro Vaz Ramela. La brevedad de ambas
gestiones, la condición de funcionario del servicio exterior del embajador Vaz y su declarada
En general, podría decirse que en sus decisiones de política exterior Uruguay buscó la
proximidad de Brasil y Chile. Guardó cuidadosos equilibrios tejidos con base en el bajo perfil,
el recurso de los cautos silencios y la parsimonia
en la toma de posición frente a asuntos espinosos. De cualquier forma, Montevideo mantuvo
su vínculo de cooperación mutua con Venezuela basado en proyectos productivos comunes31,
aun cuando evitó alinearse con las posiciones
más radicales del presidente Chávez. Continuó
sus buenas relaciones con los países del Alba
(Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), sin por ello alejarse de Colombia
y Perú, los dos aliados más estrechos de Estados
Unidos en la región.
Ya se aludió a la participación uruguaya en
Minustah (Haití). Su fuerte contingente militar
que, sin variar en número, amplió sus misiones
en 2009, contribuye a respaldar la presencia regional en la misión de las Naciones Unidas. Sin
embargo, Uruguay mantuvo su ausencia política y escasa actividad de cooperación al desarrollo en Haití.
4.
Perspectivas 2010
El 1 de marzo de 2010 José Mujica asumió como
presidente, encabezando la segunda gestión de
gobierno de la izquierda en Uruguay. La perspectiva general que ello plantea es la de ciertos énfasis diferentes y algunos cambios en la
214
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
política exterior del Uruguay y en su posicionamiento geopolítico. Ello no significa que un
cambio dramático sea de esperarse.
De todas formas, el equipo de gobierno de
la segunda gestión del Frente Amplio ha llegado con una vocación regional más fuerte que la
expuesta por Tabaré Vázquez durante su administración. Mujica ha asumido el compromiso
personal de resolver el diferendo con Argentina
por la instalación de la planta de celulosa a orillas del río Uruguay.
Es muy significativo que el nuevo presidente uruguayo haya vinculado la resolución del
conflicto por la planta de celulosa a un conjunto
de otros asuntos binacionales, algunos de ellos
regulados por los tratados binacionales del río
Uruguay y del río de la Plata. En efecto, Mujica
ha establecido que la superación del diferendo
diplomático con Argentina incluye la navegación en el río Uruguay y el río de la Plata, el
desarrollo general de los puertos y la actividad
logística en Uruguay –particularmente los puertos en el río Uruguay y el proyecto del puerto
de aguas profundas en la costa atlántica uruguaya–, los proyectos de integración energética,
etc. Una vez emitido el fallo de la Corte de La
Haya, al que ambos gobiernos se han sometido,
el largo bloqueo del puente General San Martín
que une ambos países será levantado más temprano que tarde.
Tampoco deben esperarse novedades radicales en la ubicación de Uruguay respecto a las
diferencias que existen en el seno de Unasur y
América Latina y cuyo eje puede ubicarse en
las relaciones con Estados Unidos. Aun cuando
Mujica podrá adoptar algunas decisiones más
audaces en este plano –lo mismo podría aventurarse en el ámbito más general de la política
internacional– su enfoque realista de las relaciones internaciones le conducirá a mantener buenas relaciones con Estados Unidos y sus aliados
en la región, y a fortalecer lazos, principalmente
económico-comerciales, con gobiernos de signo
claramente antiimperialista.
También se asistirá al despliegue de esfuerzos dirigidos a revitalizar el Mercosur y muy
probablemente a anudar mayores vínculos del
Uruguay con Paraguay y Bolivia, a impulso del
nuevo presidente.
De todas formas, Mujica lo ha dicho claramente: él se ubica en una línea afín a la del gobierno del presidente Lula. Más allá de lo que
ocurra en las elecciones que se celebren en Brasil en octubre 2010, es previsible que la política
exterior de Uruguay tienda a alinearse con Itamaraty.
Bibliografía
González Guyer, J. (2009). “La política de seguridad de
Uruguay en el 2008: el conflicto por las plantas de
celulosa y las misiones de paz”. En Anuario 2009.
Seguridad regional en América latina y el Caribe,
Programa de Cooperación en Seguridad Regional,
FES, Bogotá.
Serra, Narcís (2009). La transición militar, Editorial Debate, Barcelona.
Notas
1
En abril de 2010 la Corte Internacional de Justicia
en La Haya resolvió a favor de Uruguay, para que no
cierre la planta de celulosa causante de la disputa
con Argentina. La sentencia del Tribunal establece
también que Uruguay violó un tratado bilateral, al
no informar ni negociar con Buenos Aires el avance
de la instalación de la fábrica en una de las orillas
del río; pero desestimó el reclamo argentino para
que Uruguay pague una compensación por daños y
perjuicios.
2
Ley 17920 promulgada el 22/11/05 por el poder ejecutivo, reformando el artículo 135 del decreto-ley
15.688 de 1984 en la redacción dada por el artículo
11 de la ley 15.848 de 1986. La limitación referida
no existía en la Fuerza Aérea y la Armada. Los ascensos mencionados se aprueban con aprobación
previa del Senado.
3
La excepción más reciente fue la experiencia del
presidente Luis A. Lacalle (1990-1995), quien sufrió
serios problemas de indisciplina relacionados con
la designación de oficiales de su partido en las altas
jerarquías militares. En el caso de Vázquez, nadie
hubiera podido acusarlo de favoritismo partidario.
No existen altos oficiales adictos al Frente Amplio.
215
Julián González
4
Ya en febrero 2009, en su Informe memoria y balance de la gestión 2008, el presidente Vázquez sólo
incluyó una mención de tipo retórico al asunto.
Mientras se redacta este artículo aun no se conoce
el Informe del año 2009, el último de su gestión.
5
En http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=15848&Anchor=. Un grupo de oficiales militares y policiales, los ex dictadores Juan
María Bordaberry y el teniente general Gregorio Álvarez junto al ex canciller Juan C. Blancos, han sido
procesados y permanecen en prisión. En octubre de
2009 el plebiscito que proponía anular parcialmente
la ley en cuestión no logró el número de votos necesarios.
6
7
El artículo 137 de la Constitución habilita al poder
ejecutivo a interponer tal recurso y comunicarlo al
Parlamento dentro de un plazo de 10 días.
La observación interpuesta no ha sido publicada oficialmente. Su texto, de 13 carillas (Mensaje
Nº52/09 del 09/09/09) dirigido al presidente de la
Asamblea General del P. Legislativo, tiene la firma
del presidente Vázquez y de cuatro ministros (Defensa, Interior, Economía y Relaciones Exteriores).
8
http://www.mdn.gub.uy/?q=debate_nacional
9
A ello se aludió unos párrafos antes, al comentar la
gestión del presidente Vázquez en relación con las
Fuerzas Armadas.
10 Conviene señalar que el Estado y su gestión en Uruguay tienen fuertes rasgos corporativos. Existen numerosas instituciones públicas que funcionan con
altos niveles de autonomía y cuyas tecnocracias
acumulan un poder considerable en la elaboración
de políticas públicas. Como contrapartida –aun
cuando es una tradición en retroceso– en general
los Ministerios poseen capacidades institucionales
relativamente débiles. La excepción más notable es
el Ministerio de Economía.
11 Por ello se entienden las orientaciones gubernamentales referidas a asuntos como empleo, estructura y
despliegue de fuerzas, sistemas de armas y adquisiciones, formación militar, etc. Véase Serra, 2009.
12 http://www.voltairenet.org/article162234.html
13 El atraso en los pagos de las Naciones Unidas
obligó al gobierno a otorgar en diciembre un
préstamo de 15 millones de dólares al Ministerio
de Defensa para saldar la deuda con los efectivos
que participaron en misiones de paz. Véase http://
www.presidencia.gub.uy/_web/leyes/2009/12/
D3315%20.pdf
16 Uruguay está ubicado, junto a Chile, en el lugar 25
del índice de percepción de la corrupción 2009 de
Transparencia Internacional. Son los dos países mejor
ubicados en América Latina. http://www.transparencia.org.es/INDICE%20DE%20PERCEPCI%C3%93N%20
2009/Tabla%20sint%C3%A9tica.CPI_2009_table_
spanish.pdf
17 El nombramiento de un nuevo jerarca en la Dirección Nacional de Aduanas ha permitido avances en
este organismo estratégico, que se han reflejado en
el éxito de algunas operaciones contra organizaciones de contrabando de importancia desconocida.
La Prefectura Nacional Naval, por su parte, logró
incautar dos mil kg de cocaína y desbaratar a una
organización serbia.
18 Desde la dictadura y hasta el crack financiero de
2001, Uruguay generó condiciones para constituirse en plaza financiera regional.
19 En 2009, la Secretaría Anti-lavado de Activos (creada en 2008) logró desbaratar maniobras inmobiliarias, que llevaron al procesamiento judicial de
importantes profesionales, derivación de una operación de la brigada antinarcóticos en 2006, cuando
se desbarató una organización de origen colombiano con actividades ilícitas en Brasil.
20 http://www.mef.gub.uy/bergara_acde.php
21 Las elecciones internas de candidatos partidarios a
la presidencia tuvieron lugar a fines de junio. A fines
de octubre se celebraron las elecciones parlamentarias junto a la primera vuelta presidencial. En mayo
de 2010 se cumplieron las elecciones locales.
22 Conviene precisar, a los efectos de contextualizar el
asunto, que la población total de Uruguay ronda los
tres millones de personas.
23 Si bien el caso fue titular en la prensa durante más
de una semana y motivó que los ministros de Interior y Defensa Nacional fueran citados al Parlamento, la falta de un reporte oficial final sobre el
asunto y las muy diferentes versiones de prensa
respecto al número, origen y características de las
armas encontradas, impide dar información sobre
cantidades, características exactas o estado de mantenimiento del material descubierto.
24 Las investigaciones judiciales no han tomado estado público.
25 http://www.youtube.com/watch?v=YDK0UZa3hoo
14 http://www.fau.com.uy/fallecidos_fau531.html
26 Quien desee profundizar en el evento puede consultar los archivos de los principales portales de
información uruguayos en los días posteriores al
hallazgo de las armas, el 1 de noviembre de 2009.
15 Para un análisis de la evolución de la criminalidad
durante los últimos veinte años, véase González,
2009: 148-161.
27 La revisión y reforma de los servicios de inteligencia
es uno de los objetivos que se había fijado el Frente
Amplio en su programa para el gobierno que finalizó
216
Uruguay, claroscuros de la primera gestión de izquierda en el gobierno y perspectivas del gobierno Mujica
dente en el periodo en el que la investigación de
violaciones de derechos humanos durante la dictadura estuvo en primer plano de la agenda política.
Posteriormente, durante 2008, ocupó la titularidad
del Ministerio de Relaciones Exteriores para, a partir de 2009, quedar a cargo del Ministerio de Defensa Nacional.
en marzo de 2010. El asunto ha quedado pendiente
para el gobierno del presiente José Mujica.
28 Un síntoma de cierto grado de control sobre ellos
surge de la posibilidad que tiene el Ministerio de
proporcionar a los ciudadanos información acumulada en los archivos de inteligencia policial desde
antes de la dictadura sobre sus prontuarios políticos, etc.
29 En 2007, la ministra de Defensa Nacional incautó,
en un local del Ejército, un volumen considerable
de información microfilmada.
31 Venezuela ha hecho algunas inversiones productivas y financieras en Uruguay y Ancap, la empresa
uruguaya de petróleo, ha establecido acuerdos con
su homóloga PDVSA para desarrollar emprendimientos tanto en Uruguay como en Venezuela.
30 Fernández es catedrático de derecho penal en la
Universidad de la República y persona muy cercana al presidente Vázquez. Comenzó la gestión como
secretario de la Presidencia y delegado del presi-
217
políticas y conceptos de seguridad
en algunos países de la
Alba
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa
en la “revolución democrática” de Evo Morales
Sonia Alda Mejías
Introducción
La victoria electoral por mayoría absoluta, en
diciembre de 2005, del Movimiento al Socialismo (MAS) y de su líder Evo Morales dio inicio a una revolución democrática y popular en
Bolivia, según el mismo presidente electo. Su
ascenso responde a la crisis de gobernabilidad
que afecta, aun cuando en diferente medida, a
la región en general y al país en particular. El
descrédito de los partidos tradicionales y de las
instituciones gubernamentales favoreció el surgimiento de nuevos actores políticos que, como
el MAS, reivindicaban un gobierno que atendiera las necesidades populares. Para ello, Morales
propuso el establecimiento de una democracia
participativa, de la justicia social y de un Estado
plurinacional. El 6 de diciembre de 2009, tras
las elecciones nacionales, el presidente Morales
y su partido superaron los excelentes resultados de las elecciones anteriores. De acuerdo con
la nueva Constitución, aprobada en enero de
2009, Morales ha podido ser reelegido y el MAS
alcanzó la mayoría absoluta en el Congreso, con
lo que se garantiza el proceso de cambios ya
iniciado y, según el presidente, su profundiza-
ción. En este nuevo mandato se pretende poner
en práctica el Estado plurinacional establecido
en la nueva Constitución. Sin embargo, en este
cambio, que el gobierno califica de revolucionario, no hay muchas fórmulas nuevas. Para
alcanzar los objetivos anunciados se considera
imprescindible aplicar un nacionalismo y antiimperialismo marcados, estrategias económicas antiliberales basadas en un fuerte estatismo y políticas asistencialistas que desde hace
tiempo han demostrado sus limitaciones. Por
otra parte, los ensayos sobre democracia participativa no siempre han garantizado una plena
participación y, además, pueden tener efectos
negativos sobre la institucionalidad.
En cualquier caso, desde la primera vez
que fue investido presidente, en enero de 2006,
Morales anunció que las Fuerzas Armadas eran
un actor fundamental, de cuya participación
dependía, en buena parte, la ejecución de los
cambios prometidos. Así, junto con el pueblo,
la institución militar adquiría, desde el principio de su mandato, una importancia particular.
Con esta renovación en el cargo presidencial se
garantiza no sólo el proceso de cambio mencionado, sino el papel destacado que dichas
221
Sonia Alda Mejías
fuerzas ocupan en el mismo. Desde el inicio del
primer mandato presidencial, ambos actores se
convirtieron en aliados para defender las transformaciones emprendidas frente a los principales enemigos de la revolución. Con este objetivo
se orientan las misiones de las Fuerzas Armadas.
Sobre esta alianza civil-militar se articulan y justifican los cambios que el gobierno del MAS ha
introducido y pretende realizar en el campo de
la defensa.
El objeto de este artículo es poner de manifiesto la dimensión y la naturaleza de esta
transformación y sus implicaciones. La estructura usada en este análisis es un marco idóneo
para examinar dichos cambios en sus dimensiones cualitativa y cuantitativa. De esta forma
es posible considerar cuán revolucionarios son
y las implicaciones que pueden tener en la administración de la defensa y en el control civil,
elemento imprescindible para asegurar la democratización de la defensa.
1. La alianza pueblo-Fuerzas Armadas
como instrumento para defender
la revolución y combatir
el imperialismo
Las escasas menciones que hacía el MAS al ámbito de la seguridad y la defensa, y las duras
críticas dirigidas en el pasado a las Fuerzas Armadas, como un cuerpo represor, hacían difícil
suponer que, tras alcanzar la presidencia, Evo
Morales las convertiría en algo tan importante
en su discurso. Como dirigente del movimiento
cocalero su actividad se centró en manifestar su
oposición frontal a la política de erradicación
forzosa del cultivo de coca y a la violación de
los derechos humanos de campesinos y de activistas sindicales, debido a la labor represiva
de las Fuerzas Armadas. Una vez que el MAS se
constituyó como partido nacional y lideró la organización de buena parte de los movimientos
sociales, estas tampoco dejaron de ser objeto de
crítica. El programa del MAS se expresa en términos idénticos. La principal preocupación era
expresar la frontal oposición a que se dedicasen
a tareas como “la opresión, la represión o la intimidación” con el objetivo de “castrar el coraje
y el espíritu rebelde de su pueblo”1.
En contraste con esta posición, pocos días
después de su elección como presidente de la
República, Morales manifestó: “Después de reflexionar profundamente como capitán general de las Fuerzas Armadas, he entendido que
es importante potenciar, fortalecer a nuestras
Fuerzas Armadas, porque un país sin Fuerzas
Armadas no sería un país libre, soberano, y por
eso hay que fortalecerlas”2. Desde ese momento el presidente ha transmitido invariablemente
este mensaje, ensalzando su centralidad en la
llamada “revolución democrática”. El objetivo
es involucrarlas en el proyecto de transformación del MAS, haciéndolas parte “del desarrollo
económico, social, político, cultural de nuestros
país”3. Mediante la aspiración de la integración
y la unidad de las fuerzas armadas y el pueblo
se trata de establecer una relación recíproca.
Así, mientras están “al servicio del pueblo”, “todos campesinos o no campesinos, intelectuales
o no intelectuales, indígenas o no indígenas, deben pensar en fortalecer, potenciar a nuestras
Fuerzas Armadas”.
Para el MAS, la relación de enemistad histórica entre el pueblo y los militares se explica por la dominación imperialista a la que históricamente han sido sometidos el país y su
ejército. El gobierno boliviano sostiene que los
militares han estado controlados por las oligarquías para asegurar las relaciones de poder de
la alianza oligárquica-imperialista. Por ello, la
misión asignada a éstos, el “mantenimiento del
orden interno”, se tradujo en la represión del
pueblo, mediante persecuciones, asesinatos,
desapariciones. Bajo esta forma de dominación
ha de entenderse esa relación de enemistad. La
excepción fue la Independencia, único momento en el que las Fuerzas Armadas y el pueblo
tuvieron la oportunidad de luchar juntos. En
aquel momento decisivo, los “pueblos originarios” participaron junto a aquellas en la “liberación de nuestros pueblos”4. Así se entiende
222
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
que, en la medida en que se recupere esa breve relación de amistad, será posible conformar
esta alianza y combatir de manera más eficaz
el imperialismo. Con la unión civil-militar, las
Fuerzas Armadas dejan de colaborar con el imperialismo y la oligarquía, y la tradicional relación de enemistad se convierte en colaboración
para desarrollar una sociedad “verdaderamente
democrática” en los ámbitos político, social y
económico. En esta nueva etapa, ellas serían
eximidas de cualquier responsabilidad, ya que
habrían sido víctimas de la manipulación de
aquellos gobiernos, como ha declarado el presidente Morales en numerosas ocasiones.
Esta alianza guarda un importante paralelismo con la unidad cívico-miliar implantada
en Venezuela, unión que se entiende como el
mejor medio posible de vencer al enemigo en
una guerra desigual, como es la lucha contra la
potencia estadounidense y su ambición imperialista. Esta relación se comprende en términos
de reciprocidad, justificando la participación de
la ciudadanía en la defensa y la de las Fuerzas
Armadas en el desarrollo del país. Sin embargo, pese a las similitudes con Venezuela, hay
diferencias considerables en relación no tanto
con la concepción de la defensa, compartida
por ambos gobiernos, como con el desarrollo y
puesta en práctica de dicha concepción (Alda
Mejías, 2008: 317-340).
En Bolivia esa alianza está incorporada al
discurso del gobierno y legitima buena parte
de sus actuaciones, si bien no se ha puesto en
práctica en la misma medida que en Venezuela.
La nueva Constitución boliviana no contempla un concepto de seguridad integral similar
al reconocido por la venezolana; de hecho, no
menciona concepto alguno de seguridad. A ello
hay que agregar que mientras en Bolivia la ciudadanía no está involucrada directamente en la
defensa, en Venezuela este aspecto está consagrado en su Constitución y en su ley orgánica.
Esta participación se materializa mediante la
organización de milicias. En el caso boliviano,
la alianza cívico-militar es un proceso incipiente y no tiene, por el momento, respaldo legal ni
institucional. Habrá que esperar a la propuesta
presentada por el Ministerio de Defensa en relación con la nueva legislación que regulará la
seguridad y la defensa del país5.
En cualquier caso, en Bolivia esta unión
compromete a las Fuerzas Armadas, junto al
pueblo, en la defensa de la revolución y en la
puesta en práctica del proceso revolucionario.
Con ello se zanjarían “los tiempos de la dictadura y el enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas y el pueblo…”; ahora, éstas “no pueden
ser víctimas de los movimientos sociales ni los
movimientos sociales pueden ser víctimas de
las Fuerzas Armadas”6. Esta unidad se representa en el día de la bandera, cada mes de agosto,
desde 2006, mediante un desfile no visto antes,
en el que participan conjuntamente militares y
grupos de pueblos originarios, un acto calificado de histórico por el presidente7. Esta unión ha
dado lugar a que las Fuerzas Armadas se hayan
convertido, junto al pueblo, en un actor imprescindible, tanto que Morales reclamó su apoyo
y presencia en dos de los procesos que justificaron su victoria electoral en 2005: la nacionalización de los hidrocarburos8 y la celebración
de la Asamblea Constituyente, cuestiones ambas consideradas fundamentales para iniciar un
proceso de transformación mediante el cual se
implantase en Bolivia una “verdadera” democracia, un Estado multinacional y pluricultural,
justicia social y la liberación del neocolonialismo, del imperialismo y las transnacionales, entre otras cuestiones.
Esta alianza es trascendental, pues mas allá
de cambiar la relación entre el pueblo y la institución armada, justifica los cambios que se
deben introducir en la defensa y en las mismas Fuerzas Armadas, al tiempo que legitima
la importancia adquirida por ellas. Mediante
el esquema empleado a continuación se pretende poner de manifiesto qué cambios se han
introducido, de qué tipo son y cuáles son sus
implicaciones, particularmente en relación con
las relaciones civiles-militares y la democratización de la defensa, basada en la instauración
del control civil.
223
Sonia Alda Mejías
2. Estructura y sistemas
4.800, de la Armada; 6.500, de la Fuerza Aérea;
y 34.800, del Ejército11.
2.1 Estructura de las Fuerzas Armadas
A ello cabe agregar que la relación entre
efectivos totales y población en Bolivia es de 4,6
militares por cada 1.000 habitantes, de manera
que, aun cuando atendiendo al total Bolivia tiene
una de las Fuerzas Armadas más pequeñas de la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), si
se considera la proporción de efectivos por cada
mil habitantes ésta es muy alta, tanto que entre
sus países vecinos sólo la supera Colombia, sometida a un conflicto interno12. En cuanto a su
estructura por categorías, durante la presidencia
de Morales tampoco ha habido cambios. Como
anteriormente, en la actualidad los oficiales representan 10% de los efectivos, los suboficiales
15% y la tropa 75%13. Estos datos revelan el bajo
nivel de modernización del aparato de defensa
boliviano, debido a los escasos recursos destinados a ese propósito desde la transición democrática. Frente a las características de unas Fuerzas
Armadas modernizadas, adaptadas a las nuevas
amenazas y conflictos, pequeñas, con gran movilidad y muy tecnificadas, las bolivianas son
numerosas y el Ejército cuenta con el mayor número de efectivos, fundamentalmente tropa, con
gran diferencia respecto a las otras fuerzas, particularidades que muestran un aparato de defensa
poco tecnificado y no muy moderno.
de seguridad y defensa
y demás instituciones de seguridad
En Bolivia, las Fuerzas Armadas garantizan la
defensa del país y, en caso de ser preciso, la seguridad interna, junto con la Policía. Estas dos
instituciones han estado enfrentadas desde la
transición democrática, al disputarse espacios
de competencia en materia de seguridad interior9. En principio, esa rivalidad habría disminuido desde 2005, al orientarse la misión de
las primeras fundamentalmente al desarrollo
nacional.
De acuerdo con la ley orgánica vigente, de
1992, las Fuerzas Armadas de la nación están
constituidas por el Ejército, la Fuerza Aérea y la
Fuerza Naval, organizadas así (artículos 16 y 17):
el Comando en Jefe es el organismo superior de
mando y decisión, tiene un carácter técnicooperativo, y la función permanente de coordinar y dirigir a las Fuerzas Armadas. Está compuesto por el comandante en jefe, la Jefatura de
Estado Mayor General (cuerpo asesor técnico y
operativo), la Inspectoría General y Estado Mayor General. Bajo su mando se encuentran los
comandos generales de cada fuerza, dentro de
los cuales se reproduce la misma estructura del
Comando en Jefe10.
La misión de la Fuerza Terrestre es defender
la soberanía e integridad del territorio nacional,
garantizar la seguridad terrestre y coadyuvar en
el mantenimiento del orden público, de acuerdo con las directivas del Comando en Jefe. La
Fuerza Aérea asegura la soberanía y defensa del
espacio aéreo nacional, y vigila en forma permanente para reprimir la piratería en la navegación
aérea militar y civil. La Fuerza Naval asegura la
soberanía y la defensa de los intereses marítimo
fluviales y lacustres de la nación.
El número de efectivos, 46.100, es el mismo existente antes del inicio de la presidencia
de Evo Morales, y los efectivos por fuerza son:
En relación con el alistamiento, se realiza
mediante el servicio militar obligatorio. Tradicionalmente, el ingreso al Ejército ha tenido
mucha demanda, ya que para amplios segmentos de la población rural es una posibilidad de
salir de su medio y de adquirir alguna formación
(Quintana, 1998). En ese sentido no hay novedades, y el sistema de reclutamiento se conserva e, incluso, se pretende hacer del mismo una
oportunidad de aprendizaje más premeditada
y sistemática para el mayor número posible de
ciudadanos. Con ese objetivo algunos cuarteles
se han convertido en centros tecnológicos y de
capacitación, para que los reclutas aprendan un
oficio14, pues según el propio presidente el objetivo es hacer de estos cuarteles y de las Fuerzas
Armadas la “universidad de los pobres”15.
224
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
En cuanto a la organización de milicias integradas por ciudadanos, mientras que en Venezuela la unión cívico-militar permite justificar
su organización, en Bolivia la alianza puebloFuerzas Armadas, pese a las semejanzas de
planteamiento con la unión cívico-militar, no
se ha traducido en la creación de milicias. Los
llamados ponchos rojos, un grupo aymara comprometido con el proyecto de Evo Morales, fueron considerados por algunos como un ejemplo
de milicia. Sin embargo, no fueron creados por
el gobierno, su origen es anterior, y no se tiene
previsto utilizarlos como un medio para preparar a la población civil ante una posible guerra.
No obstante, el presidente Morales convocó a
esta milicia indígena a defender la unidad del
país junto a las fuerzas armadas ante las aspiraciones autonómicas de las provincias ricas del
Oriente boliviano. Públicamente, Morales llegó
a comparar su misión con la del Ejército regular.
Sin embargo, las críticas a estas declaraciones
llevaron al presidente a desarmarlas y a cambiar sus armas por alimentos16. Sus dirigentes
dicen que cuentan con 100.000 hombres armados pero su armamento es muy antiguo y poco
operativo.
2.2 Sistema de inteligencia
Hasta el momento no ha existido un sistema nacional de inteligencia unificado, sino que cada
fuerza cuenta con su servicio. El más estructurado ha sido el del Ejército, que ha funcionado
con gran autonomía y sin ningún control ni fiscalización.
En 2008, el ministro de Defensa hizo pública la intención de crear la Agencia Central
del Estado (Aecie)17, orientada a “proteger los
recursos naturales, la lucha contra el crimen internacional organizado y para planificar lo que
es el Estado en un nuevo escenario y con una
nueva Constitución política del Estado”. Para
ello se pretende centralizar la información de
las Fuerzas Armadas y de la Policía. En la actualidad el proyecto sigue y en él está directamente
implicado el Ejército, que apoya la creación de
este organismo a partir de su propia experiencia, recogida en la Escuela Militar de Inteligencia del Ejército (Emie)18. En enero de 2010 se
hizo pública la elaboración de un proyecto de
ley, aun cuando su contenido no se conoce.
2.3 Funciones de las Fuerzas Armadas
y la Policía
2.3.1 Misiones de las Fuerzas Armadas
De acuerdo con el artículo 244 de la nueva
Constitución, las Fuerzas Armadas “tienen por
misión fundamental defender y conservar la independencia, seguridad y estabilidad del Estado, su honor y la soberanía del país; asegurar
el imperio de la Constitución, garantizar la estabilidad del gobierno legalmente constituido,
y participar en el desarrollo integral del país”.
La única diferencia existente respecto al artículo de la Constitución anterior sobre la misión
de las Fuerzas Armadas (artículo 208) es que
en el texto actual, en lugar de “cooperar” en el
desarrollo integral del país, se emplea el verbo
“participar”. Esta modificación pretende enfatizar en esta tarea, que se ha convertido en la
más importante, ya que a partir de la alianza
establecida con el pueblo se entiende que éste
es el medio más eficaz para hacer llegar a los
ciudadanos la ayuda que necesitan.
En relación con el desarrollo nacional, desde
el primer año de gobierno el presidente Morales
insistió en el apoyo de las Fuerzas Armadas a
proyectos de desarrollo y a programas de conservación del medio ambiente en áreas rurales. Las
primeras medidas se orientaron a campañas de
atención médica, construcción de infraestructura, participación en campañas de alfabetización
o a la protección de la riqueza natural del país.
Además de estas tareas, en 2006 el Ejército asumió también la distribución del bono “Juancito
Pinto”, programa gubernamental mediante el
cual se prestan ayudas familiares para fomentar la escolarización regular de la población in-
225
Sonia Alda Mejías
fantil; en 2008 el pago de la “Renta Dignidad”,
consistente en el pago de 320 dólares anuales
a personas mayores de 60 años sin jubilación,
mientras que los mayores jubilados reciben 240
dólares mensuales; y, en 2009, el bono “Juana
Azurduy”, ayuda económica destinada a las
madres gestantes y a los niños menores de dos
años de edad. Junto a esta cantidad de tareas
ya asignadas19, las Fuerzas Armadas también se
han incorporado al control aduanero. La presidencia de este órgano estatal está a cargo de un
general retirado y la aduana regional de La Paz
está dirigida por un militar. En 2008, a las tareas
programadas se sumaron propuestas y proyectos que multiplicarían las funciones por cumplir. Entre ellos, se le encomendaría el desarrollo de numerosas actividades económicas. A la
labor que ya cumplían en la Empresa Estatal de
Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa)
se sumó la idea de colaborar en la distribución
de alimentos. Incluso se recuperó una antigua
proposición del Ejército para que los militares
se involucren en la producción de alimentos,
ya que dispondrían de la tierra, los conocimientos y los medios20. Igualmente se contempla el
control de vías y de carreteras; el transporte de
hidrocarburos, mediante la aportación de barcazas de transporte de líquidos, y, como el mismo presidente propuso en el mes de marzo a la
Fuerza Naval, la exportación de minerales, como
el hierro de El Mutún (Santa Cruz). Además, se
aprobó un proyecto de la Armada para la construcción de la primera terminal portuaria, con
carácter público y estatal, en Puerto Guijarro
(Santa Cruz), que se utilizará para exportar soja
y minerales no ferrosos, por vía fluvial21.
Toda esta evolución pone de manifiesto el
firme propósito del presidente Morales de convertir a las Fuerzas Armadas en “una empresa
de desarrollo”22. Coherente con este objetivo, el
mandatario se ha propuesto, además, hacer de
éstas un poderoso agente económico, mediante
la reactivación productiva de la Corporación de
las Fuerzas Armadas para el Desarrollo Nacional (Cofadena), que según él entraron en quiebra en 1978 debido a la aplicación de políticas
neoliberales. Con ello se pretende que este grupo de empresas se conviertan en el “pilar de la
industrialización en Bolivia”23. Para iniciar esta
recuperación, Cofadena ensambla tractores “al
servicio del pueblo boliviano”24. Sin embargo,
este se entiende sólo como el primer paso ya
que, según el comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas, José Luis Cabas, “Mañana la meta de
nuestro singladura serán los tractores, pasado
mañana los camiones y automóviles, más adelante la industrialización, aprovechamiento del
litio, la producción de sus derivados y químicos. Nuestras empresas empujarán el tren del
desarrollo que es política de nuestro presidente
y del Estado boliviano”25. Para el inicio de este
ambicioso proyecto se contará con la colaboración de Irán y China. Con este papel de liderazgo otorgado a las Fuerzas Armadas en la reactivación económica, su protagonismo es aún
mayor. Si para contribuir al desarrollo nacional
no habían dejado de incrementarse las tareas
militares relacionadas con las políticas sociales
y ambientales adelantadas por el gobierno, con
su participación en la economía se da un nuevo salto cualitativo que aumenta la presencia
militar en los espacios propiamente civiles. La
justificación sigue siendo su contribución al desarrollo nacional, pero con un valor añadido en
la medida en que, en tanto empresarias, contribuyen a difundir y consolidar el proyecto social
gubernamental, basado en el desarrollo endógeno para neutralizar la influencia imperialista.
Sin embargo, el desarrollo nacional no es
la única misión de las Fuerzas Armadas: deben
garantizar, además, el mantenimiento del orden
jurídico constitucional y la seguridad interior,
en colaboración con la Policía, en caso de ser
necesario. En todo caso, este cúmulo de misiones no las exime de la misión tradicionalmente
asignada: la seguridad exterior. Desde el principio, el gobierno denunció el abandono de las
fronteras durante las administraciones anteriores y la necesidad de recuperar el control fronterizo. De acuerdo con el criterio gubernamental,
la mejor manera de garantizar dicha protección
es colonizar y potenciar el desarrollo de estas
226
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
zonas mediante la colaboración de las Fuerzas
Armadas con la población civil26.
Ninguna de las misiones descritas es nueva. Si consideramos la dedicación al desarrollo
nacional y la acción cívica, éstas no presentan
novedad alguna: es una misión que cuenta con
larga tradición en la región y que ha sido llevada a cabo por las fuerzas armadas latinoamericanas desde los sesenta y los setenta. En el caso
boliviano la diferencia radica en la proporción
de tareas asignadas con el pretexto de la participación en el desarrollo nacional. No obstante, el
riesgo de militarización que lleva consigo esta
acumulación de funciones, propias del ámbito
civil, puede ser considerado secundario si se
justifica como un medio para atender las necesidades del pueblo. Conviene insistir también
en que aun cuando las Fuerzas Armadas sean
consideradas un actor decisivo en el proceso revolucionario, el nuevo texto constitucional no
modificó el artículo de la Constitución anterior
dedicado a sus misiones, a excepción de una
palabra, como se dijo. Los cambios enfatizan
en las tareas contempladas en la Constitución
anterior. La crítica del MAS, como partido de la
oposición, era que los militares se dedicaban
a la seguridad interior, concretamente a la represión de la movilización social y a la lucha
contra el narcotráfico. Con el mismo texto legal
ha sido posible que vuelquen buena parte de su
esfuerzo en la labor social, y que conserven importantes espacios que les proporcionan, como
antes, autonomía funcional e influencia social.
2.3.2 Misiones de la Policía
La Constitución de 2009 dispone en su artículo
251 que “La Policía boliviana, como fuerza pública, tiene la misión específica de la defensa de
la sociedad y la conservación del orden público,
y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función policial de
manera integral, indivisible y bajo mando único, de conformidad con la ley orgánica de la Policía boliviana27 y las demás leyes del Estado”.
2.4 Escenarios de conflicto
Por el momento, en Bolivia no hay una doctrina
militar que haya planteado los posibles escenarios de conflicto ni las estrategias que se deberían seguir de acuerdo con los mismos. No obstante, el gobierno ha manifestado la necesidad
de crear una doctrina militar coherente con la
nueva Constitución28. Atendiendo a esta necesidad, en marzo de 2009 se inauguró el Centro de
Doctrina Conjunto, cuyos resultados deberán
esperarse. Hasta este momento, las Fuerzas Armadas siguen manejándose según los criterios
de la guerra fría. Sin embargo, pese a la inexistencia de una doctrina militar, los planteamientos políticos y las declaraciones del presidente y
su gobierno, así como las decisiones adoptadas
en política exterior, permiten plantear, a grandes
rasgos, cuáles podrían ser dichos escenarios.
Hay dos asuntos que el gobierno concibe
como amenazas constantes: las peticiones de autonomía de los departamentos de Oriente y, en
el exterior, la ambición imperialista, muy particularmente su afán de controlar los recursos naturales. Frente a dichas amenazas los posibles
escenarios de conflicto son la desintegración de
la unidad nacional ante la decisión secesionista de esos departamentos y, en relación con la
segunda, una ofensiva, fundamentalmente de
Estados Unidos, para controlar los recursos naturales nacionales. De acuerdo con estas amenazas y con los posibles escenarios de conflicto,
el presidente entiende que las Fuerzas Armadas
están para defender “la unidad del país, el territorio nacional y sus recursos nacionales”29. Sobre estas dos cuestiones insiste reiteradamente,
ya que, por un lado, las Fuerzas Armadas tienen
un “mandato sublime” del pueblo boliviano y
“una obligación constitucional, noble y sagrada
que es defender la unidad del territorio nacional”, ante lo que el presidente entiende como
actitudes separatistas o, según sus palabras,
frente a “gente que quiere dividir Bolivia”. Respecto a los recursos naturales, el mandatario
considera que su defensa y protección ha de ser
uno de los principales objetivos que deben re-
227
Sonia Alda Mejías
flejarse en la doctrina militar: “nuestras Fuerzas
Armadas tienen que tener su propia doctrina,
Fuerzas Armadas que trabajen por el pueblo,
que defiendan los recursos naturales”30.
Por todo ello, el presidente Morales ha involucrado directamente a la institución armada
ante el riesgo de división del país y la ha erigido insistentemente, desde la instalación de la
Asamblea Constituyente en 2006, como garante
de la unidad nacional. Las diferencias entre el
presidente y las demandas de los departamentos de Oriente han inmerso a Bolivia en una
situación de crisis política que, en sus peores
momentos, ha paralizado al país y ha hecho temer el estallido de una guerra civil. El último y
quizá más importante fue el de septiembre de
200831, caso en el cual la insistencia del mandatario sobre el compromiso de las Fuerzas Armadas con la unidad nacional se duplicó y éstas,
por su parte, ratificaron dicho compromiso.
En cuanto a la defensa de los recursos naturales, el gobierno justificó la presencia de militares en las instalaciones de las multinacionales dedicadas a la explotación del gas boliviano,
tras el decreto de nacionalización del 1 de mayo
de 2006. La importancia que tiene garantizar al
pueblo boliviano la propiedad y los beneficios
de los recursos naturales, hasta ahora esquilmados por potencias extranjeras, según el discurso
oficial, ha justificado la recreación de escenarios de conflicto concretos:
En el campo de operaciones, y en la nueva visión de las hipótesis de conflictos por nuestros
recursos naturales, especialmente los energéticos, mineralógicos, ecológicos, acuíferos y de
nuestras tierras cultivables, éstas ya no se limitarán solamente a los países limítrofes. Para ello
hemos diseñado un sistema de defensa atípico,
llamado “lucha de patriotas”, concebido para
una lucha prolongada de pequeños núcleos y
asistidos por las comunidades a lo largo y ancho
del país, los mismos que combatirían al invasor
en forma permanente, hasta derrotarlo, teniendo
como aliado el propio medio ambiente32.
Más allá de las posibles similitudes de esta
estrategia con el modelo de guerra popular de
resistencia cubana y venezolana, es interesante
señalar que aun cuando en este documento no
hay referencia explícita a Estados Unidos, se
afirma que el posible conflicto no se contempla
sólo con países vecinos. Sin embargo, las tensas
relaciones con la potencia y los acontecimientos vinculados con la firma del Acuerdo de asistencia militar entre Colombia y Estados Unidos
han hecho más explícito el discurso antiimperialista gubernamental a la hora de plantearse
una estrategia defensiva. Desde cuando se supo
que en el convenio se contemplaba el uso de
bases colombianas por parte de Estados Unidos, el gobierno boliviano y el venezolano han
sostenido que el objetivo de ese país es invadir
países latinoamericanos desde bases militares
de la región para saquear sus recursos naturales. De hecho, el presidente venezolano, Hugo
Chávez, ha hecho girar su estrategia defensiva
sobre este escenario de conflicto. Por su parte, para Evo Morales el pueblo sabe que “una
vez recuperados uno de los recursos naturales
como son los hidrocarburos, empezó a cambiar
Bolivia (…) estos imperios pretenden provocar
a las demás naciones sudamericanas y controlar, como siempre lo hicieron en toda la región,
para saquear los recursos naturales”33.
2.5 Políticas antinarcóticos
El gobierno del presidente Morales utiliza una
estrategia diferente para combatir el narcotráfico, respecto a la usada en la década de los noventa. Desde el principio de su mandato, Morales ha defendido la penalización del consumo
de drogas y el narcotráfico, pero no la de la hoja
de coca y su producción limitada34. Para el gobierno, la concepción de la hoja de la coca como
uno de los principales elementos de la identidad cultural de algunos pueblos de los Andes,
y el reconocimiento de sus múltiples usos, justifican su legalización, el cultivo controlado, su
comercialización, industrialización y exportación35. En cualquier caso, el presidente descarta
la represión como forma de control, aun en el
caso de la coca excedentaria. El método por emplear sería siempre la concertación. No obstante,
la política actual no ha logrado disminuir los
228
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
cultivos ilegales de coca. De hecho, en Bolivia se
cultivan legalmente 12.000 hectáreas de la hoja,
aun cuando los cálculos de las Naciones Unidas
señalan que en el país hay cerca de 30.500 hectáreas, cantidad que representa un aumento de
20% sobre las 25.400 que había cuando Morales
llegó a la presidencia36.
Este planteamiento contrasta con la lucha
basada en la penalización de la producción
mediante la erradicación forzosa de cultivos,
método aplicado por los gobiernos anteriores a
200537, política impulsada por Estados Unidos,
que desde 1990 estuvo presente con ayuda financiera, material y humana, mediante el “Convenio para la prevención integral del uso ilícito
de drogas”38. Esta es otra de las principales diferencias, pues también desde el principio el presidente Morales consideró que la lucha contra
el narcotráfico debía adelantarse sin injerencia
policial o militar extranjera. Cuando accedió al
cargo sostenía que “los norteamericanos dirigen
nuestras Fuerzas Armadas y nuestra policía.
Convoco al gobierno de Estados Unidos a hacer un pacto de lucha contra el narcotráfico que
tiene que acabar con el secreto bancario, con
la industria de los precursores y con la demanda. Sólo se puede terminar con el narcotráfico
si hay cero cocainómanos y cero mercados”39.
Después de varios intentos frustrados de negociar esta colaboración, el gobierno de Bolivia
ordenó, el 1 de noviembre de 2008, la expulsión
de los agentes de la Drug Enforcement Administration (DEA). La principal justificación de
esta medida fue la voluntad de que fueran los
bolivianos y no los estadounidenses quienes
diseñasen la lucha antidroga en Bolivia, con el
objeto de “nacionalizar la lucha antidroga”. Se
consideraba que hasta el momento la presencia
de ese país en Bolivia para combatir este problema era más injerencia que cooperación.
Esta decisión ha obligado a equipar a la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) con aeronaves y medios logísticos para el fortalecimiento de la lucha
contra el tráfico de drogas. La FTC está compuesta por miembros de la Fuerza Especial de Lucha
contra el Narcotráfico de la Policía (Felnc) y de
las Fuerzas Armadas. El equipamiento con el que
cuentan es de la década de los sesenta y setenta, y su renovación exige una fuerte inversión.
A finales de año se presentaron los informes de
las fuerzas policiales y militares dedicadas a esta
misión, reflejando los primeros resultados de la
llamada nacionalización de la lucha contra el
narcotráfico. Sin embargo, pese a la labor desempeñada, no es claro que dichas fuerzas sean suficientes y que sus recursos y capacidades sean los
que se necesitan para combatir el problema. Sin
la DEA caben serias dudas sobre la posibilidad
de controlar el narcotráfico existente y, además,
en la medida en que los carteles mexicanos y colombianos interpreten esta ausencia como una
ventaja, es posible que decidan aumentar la producción y el tráfico de cocaína.
2.6 Evolución de la institucionalidad
y sistema de seguridad y defensa
En la actualidad, Bolivia carece de una ley de la
defensa, aun cuando cuenta con una ley orgánica de las Fuerzas Armadas (1993), que fija su estructura, organización y misiones, y con la del
servicio militar obligatorio (1966), que regula el
reclutamiento, la permanencia y los derechos
y obligaciones de los reclutas. Oficialmente no
hay un Libro blanco; en 2004 se redactó uno,
que la nueva administración no reconoce.
En principio la legislación existente no se enmarca dentro de los presupuestos que introduce
la nueva Constitución, en la medida que establece un “Estado plurinacional comunitario”, lo
que “implica que las Fuerzas Armadas también
tienen que transformar su currícula educativa
para fomentar el respeto y la convivencia pacífica, como base filosófica de los valores, la
identidad y la cultura de los 36 pueblos indígenas que reconoce la Constitución para sentar
los cimientos de un régimen de convivencia
armónica entre todas las naciones y todas las
culturas”40. Por este motivo, la Presidencia de la
República autorizó al Ministerio de Defensa para
que revise y actualice las normas militares. Ello
229
Sonia Alda Mejías
justifica la ley de servicio militar obligatorio y la
ley de armas y explosivos que se encuentran en
proceso de aprobación en el Congreso Nacional.
Además, se organizaron comisiones para revisar,
analizar y presentar propuestas para las siguientes normas, con el fin de adaptar las existentes a
los cambios introducidos, así como para regular
aspectos de enorme trascendencia que hasta el
momento no lo han estado:
Ley del fondo de defensa del Estado.
indígena en la defensa, sobre todo en las esferas
directivas o en los cargos de mando militares,
espacios de los que históricamente han sido excluidos. Aun cuando es un objetivo coherente
con la ambición de configurar un Estado plurinacional, este aspecto no asegura el control
civil del asunto, una asignatura pendiente en la
democracia boliviana.
2.7 Bases institucionales:
la defensa y los poderes del Estado
Leyes del sistema judicial militar.
Ley orgánica de las Fuerzas Armadas.
Ley del sistema de administración de recursos humanos.
Ley del sistema educativo militar.
Ley del régimen de fronteras.
Ley de intereses marítimos, fluviales y marina mercante.
Ley “soberanía” de seguridad y defensa del
Estado.
Ley del sistema de inteligencia del Estado.
Ley orgánica del Consejo Supremo de Defensa.
41
Ley del régimen del Seguro Social Militar .
En la medida en que las propuestas aún no
son públicas, los cambios que esta nueva legislación va a introducir se desconocen; sin embargo, si nos atenemos a la Constitución, quizá
no sean muchos. Las disposiciones constitucionales relativas a la defensa y particularmente
el capítulo VII, dedicado a las Fuerzas Armadas
y a la Policía, apenas presentan variaciones de
contenido o de forma respecto a la Constitución
anterior. La diferencia fundamental entre uno y
otro texto es la sustitución de la palabra Estado
por la expresión Estado plurinacional, sustitución de términos que tiene importantes implicaciones en otros ámbitos, pero que de acuerdo con el propio texto constitucional no afecta
directamente a la organización sustancial de la
administración de la defensa o a las relaciones
cívico-militares. En efecto, se introducen cambios que buscan la integración de la población
2.7.1 Poder ejecutivo
De acuerdo con la Constitución de 2009, el presidente de la República es el capitán general (artículo 7º), la máxima autoridad de las Fuerzas
Armadas, bajo cuya autoridad se encuentra el
alto mando militar, integrado por el ministro de
Defensa, el comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas, el jefe de Estado Mayor General de las
Fuerzas Armadas y los comandantes generales
del Ejército, la Fuerza Aérea y la Fuerza Naval
(ley orgánica artículo 19).
Las funciones presidenciales en materia de
defensa se mantienen prácticamente iguales a
las de la carta de 1967. Estas, según el artículo
172 son:
1. Preservar la seguridad y la defensa del Estado.
2. Designar y destituir al comandante en jefe
de las Fuerzas Armadas y a los comandantes
del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada.
3. Proponer a la Asamblea Legislativa Plurinacional los ascensos a general de Ejército,
Fuerza Aérea, división y brigada; a almirante, vicealmirante y contralmirante; y a general de la Policía, de acuerdo con informe de
sus servicios y promociones.
4. Declarar el estado de excepción.
230
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
2.7.2 Poder legislativo
En materia de defensa, la Constitución actual
mantiene prácticamente las mismas atribuciones a este poder que reconocía la anterior, si
bien hay una pequeña modificación en el reparto de facultades entre la Cámara de Diputados
y la Asamblea Legislativa42. La diferencia más
destacable es la supresión del artículo 68 de la
Constitución de 1967, en el que se contemplaba la consideración, por este poder, de la declaración de guerra que hiciera el presidente. La
causa puede ser que, en la medida en que en la
nueva se declara a Bolivia como Estado pacifista, este caso nunca tendría lugar. No obstante,
sí se reconoce el derecho a la legítima defensa.
Las atribuciones constitucionales del legislativo
en relación con algunos aspectos de la defensa
están consagradas en estos artículos:
Artículo 158, en el que, entre otras funciones, a la Asamblea Legislativa Plurinacional,
compuesta por el Congreso y el Senado43 se
le atribuyen las de:
Autorizar la salida de tropas militares,
armamento y material bélico del territorio del Estado, y determinar el motivo y
tiempo de su ausencia.
Autorizar excepcionalmente el ingreso
y tránsito temporal de fuerzas militares
extranjeras, determinando el motivo y el
tiempo de permanencia.
Aprobar el presupuesto general del Estado presentado por el órgano ejecutivo.
Artículo 159, determina estas funciones en
relación con el asunto en cuestión para la
Cámara de Diputados:
Aprobar en cada legislatura la fuerza militar
que ha de mantenerse en tiempo de paz.
El artículo 160 determina las de la Cámara
de Senadores:
Ratificar los ascensos, a propuesta del
órgano ejecutivo, a general de Ejército,
de Fuerza Aérea, de división y de brigada;
a almirante, vicealmirante, contralmirante y general de Policía boliviana.
Hay una comisión específica de defensa en
el Parlamento (Reglamento interno de la Cámara,
artículos 42-44), que es la que cuenta con un menor número de diputados (6). En el Senado hay
Comisiones pero ninguna específica de Defensa.
2.7.3 Poder judicial
Los tribunales militares forman parte de la estructura orgánica de las Fuerzas Armadas y, por
tanto, son independientes y autónomos en la administración de justicia (artículo 27, ley orgánica
de la nación), autonomía que se completa al hacer del Tribunal Supremo de Justicia Militar el
órgano de máxima instancia (título II, capítulo V).
Todo ello significa que los militares no pueden
ser juzgados por la justicia civil. Sin embargo, el
Tribunal Constitucional ha resuelto que los militares acusados de violación de derechos humanos podrán ser juzgados por esta. Todavía no se
ha hecho reforma alguna al respecto, aun cuando
sí se tiene previsto llevarla a cabo.
2.7.4 La administración de las Fuerzas
Armadas: el Ministerio de Defensa
Según la ley orgánica de la nación, vigente desde 1992, el presidente de la República administra la defensa mediante dos conductos: en lo
administrativo, por conducto del Ministerio de
Defensa, y en lo técnico por medio del comandante en jefe (artículo 18). Esta diferenciación,
y el rango de ministro reconocido al comandante en jefe, que recibe las órdenes directamente
del presidente (artículo 39), determinan que el
máximo representante de las Fuerzas Armadas
no esté jerárquicamente bajo la autoridad del
ministro de Defensa, un aspecto fundamental
ya que, en una democracia, la administración de
la defensa debe hacerse por medio de un órgano ministerial fuerte, bajo cuya dirección se encuentren las fuerzas. Sin embargo, aun cuando el
contenido de la futura ley orgánica se descono-
231
Sonia Alda Mejías
ce, el nuevo texto constitucional podría cerrar la
posibilidad de potenciar al Ministerio, ya que su
artículo 246 contempla, igual a la Constitución
anterior (artículo 210), que “las Fuerzas Armadas
dependen de la presidenta o del presidente del
Estado y reciben sus órdenes, en lo administrativo, por intermedio de la ministra o del ministro
de Defensa y en lo técnico, del comandante en
jefe”. Con ello éste podría ser de nuevo equiparado jerárquicamente con el ministro de Defensa,
en contra de la estructura institucional y jerárquica necesaria para asegurar el control civil.
La misión del Ministerio es desarrollar “acciones orientadas a la defensa nacional, defensa
civil y cooperación al desarrollo integral; para
alcanzar la seguridad integral y bienestar general; a fin de contribuir al logro del bien común
de la nación”44. Dichas tareas justificarían su organización en dos Viceministerios: el de Defensa y el de Defensa Civil. Esta estructura, como
se ha visto, es anterior al gobierno del presidente Morales y durante su presidencia no se ha
modificado. Las reformas que ha habido desde
2008 no afectan sustancialmente la organización, estructura y competencias ministeriales.
Los cambios para adecuarse a la Constitución se
limitan a la reorganización del Viceministerio
de Defensa, denominado ahora Viceministerio
de Defensa y Cooperación al Desarrollo Integral, ámbito que hasta el momento pertenecía
al Viceministerio de Defensa Civil. Con ello se
confirma, una vez más, la asociación que el presidente Morales considera que debe existir entre las Fuerzas Armadas y el desarrollo social,
misión que, como se vio, estima fundamental.
El ministro no tiene que ser militar. Desde
1982, con el inicio del nuevo periodo democrático, los ministros han sido mayoritariamente
civiles, lo cual es el caso también durante la
presidencia del presidente Evo Morales45. Sin
embargo, a excepción del ministro y los viceministros, quienes están en los puestos de dirección continúan siendo, sobre todo, militares.
2.8 La cooperación internacional
La magnitud y la dimensión del proyecto de
transformación de la defensa, incluyendo la
potenciación de las Fuerzas Armadas, exigen
recursos e ingresos considerables. Junto a las
nuevas partidas previstas para financiar la reforma, el gobierno quiere contar también con
la cooperación internacional. En este caso, sin
embargo, determinadas ayudas se han condicionado, en particular la de Estados Unidos, en
tanto se entiende que su colaboración se había
convertido en una injerencia en la soberanía nacional. Esta crítica se justifica por la presencia
sin control, durante la década de los noventa, de
militares estadounidenses en el territorio nacional, concentrados en la lucha contra el cultivo
de coca en colaboración con los militares bolivianos. Desde esta perspectiva, aun cuando inicialmente el gobierno del presidente Morales se
esforzó por demostrar que no rechazaba a priori
ningún tipo de relación con Estados Unidos, no
ha sido posible llegar a acuerdos. No obstante, el
antiimperialismo gubernamental no equivale al
rechazo de la ayuda de ese país, sino a aceptar
sólo ayuda económica, aceptación que en ningún momento podrá determinar política o decisión interna alguna. El resultado es el deterioro
de las relaciones con Estados Unidos, que llevó,
incluso, al rompimiento de las relaciones diplomáticas, tras la expulsión del embajador de ese
país en septiembre de 2008, y a la cancelación
de los vínculos de cooperación establecidos hasta el momento.
El ministro de Defensa ha declarado que hay
otros países dispuestos a cooperar con Bolivia.
Ciertamente, los convenios de cooperación firmados poco después de la victoria electoral de
Evo Morales fueron muchos y muy variados,
destacándose la colaboración de Gran Bretaña,
Canadá, España o China. No obstante, frente a
los ambiciosos proyectos gubernamentales la
cooperación que finalmente se concretó con estas naciones fue muy limitada46. Conviene destacar los convenios firmados con nuevos actores,
como Rusia47, China o Irán, que recientemente
232
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
han adquirido protagonismo en la región. En el
caso de los gobiernos antiimperialistas, como el
boliviano, tienen trascendencia especial, porque
se convierten en una alternativa de cooperación
y de financiación que evita tener que recurrir a
Estados Unidos.
ayuda de un único país. En este caso, Venezuela
podría llegar a sustituir a Estados Unidos como
país cooperante.
Pese a la variedad de convenios de cooperación firmados con diferentes países, lo cierto es
que Venezuela es el cooperante de mayor peso,
tanto en el ámbito de la defensa como en otros.
Así, en los tres últimos años el gobierno boliviano ha recibido ayuda de ese país en diferentes
cuestiones y de formas diversas en este ámbito:
en 2006 se firmó un convenio que acordaba el
asesoramiento de las tropas de ingenieros para
la construcción de obras de infraestructura y
caminos, y cursos en institutos venezolanos
para la capacitación de militares bolivianos en
diferentes materias. Este mismo convenio contemplaba la construcción de varios complejos
militares en áreas fronterizas para favorecer su
colonización, como en el departamento de Beni
o en Puerto Guijarro. En 2007, el gobierno pudo
dedicar 50.000 dólares a mejorar la infraestructura de los cuarteles, una de sus prioridades,
procedentes del monto total de 10 millones de
dólares donados por Venezuela; y en 2008 se
firmó otro acuerdo militar, un “Memorando de
entendimiento en materia de seguridad y defensa”, que trata numerosas cuestiones, pero cuyo
objetivo fundamental es la capacitación de las
tres fuerzas. La finalidad de esta capacitación,
en palabras del presidente Morales, era que las
Fuerzas Armadas tuvieran “espacios para la preparación intelectual y técnica”, paso imprescindible para que el país tuviera “su propia doctrina militar”48.
Desde 1997, con la firma del Memorando de
entendimiento entre Bolivia y las Naciones
Unidas, el país ha participado en diferentes misiones. A la mayoría se han enviado observadores, a excepción de la Misión de las Naciones
Unidas en la República Democrática del Congo
(Monuc) y de la Misión de Estabilización de las
Naciones Unidas en Haití (Minustah), en donde sí ha participado tropa, compuesta por 212 y
218 miembros, respectivamente.
Estos acuerdos podrían contradecir algunas
declaraciones iniciales del gobierno del MAS, ya
que desde un principio se anunció insistentemente que se recurriría a la cooperación internacional procedente de diferentes países, para
sustituir la dependencia de Estados Unidos. Sin
embargo, en dicha cooperación el peso Venezuela es de tal magnitud que se corre el riesgo
de reproducir un esquema similar, basado en la
2.9 Misiones internacionales
A partir de la presidencia de Evo Morales
es posible apreciar un gran salto en la participación en las misiones de paz. El gobierno expresó desde el principio de su mandato su voluntad de aumentar la participación en este tipo
de misiones y los datos ponen de manifiesto el
esfuerzo hecho: mientras en 2005 el aporte de
Bolivia equivalía a 3,97% del total de América
Latina, en 2007 alcanzó 7,15%. Por el momento
este parece ser el techo, ya que durante 2008
este ascenso sólo se llegó a 7,16%, aun cuando
no debe despreciarse el cambio significativo en
este sentido49.
3. Recursos del sistema de seguridad
3.1 Presupuesto de defensa
El criterio adoptado para valorar el presupuesto
de defensa es su relación con el producto interno bruto (PIB), de acuerdo con lo cual es posible
seguir la evolución del gasto al respecto. Durante los procesos de transición democrática, Bolivia, al igual que el resto de países de la región,
experimentó una fuerte contracción presupuestal en la partida dedicada a este rubro. Así lo
pone de manifiesto el descenso del PIB dedicado
a defensa, de 3% en 1985 a 1,6% en 200250. A
233
Sonia Alda Mejías
partir de ese año, coincidiendo también con la
región, se aprecia una tendencia inversa, aun
cuando más moderada, y así en 2003 el porcentaje fue de 2,05 y en 2004 de 2,18%.
Frente a esta tendencia ascendente hay otro
cambio, que coincide con la victoria electoral
de Evo Morales en 2005. A partir de entonces
la partida presupuestal dedicada a este gasto se
reduce, ya que el porcentaje en relación con el
PIB desciende, según las fuentes, a 1,58%, en
2007 y a 1,55% en 200851. Esta tendencia no coincide con la del resto de la región, inmersa en
un gran esfuerzo presupuestal para modernizar
sus aparatos de defensa, lo que provoca el incremento en el gasto en este rubro. Dicha evolución no deja de ser contradictoria con el interés
prioritario que le ha concedido el presidente
Morales al papel de las Fuerzas Armadas en su
participación en el desarrollo integral del país.
Máxime cuando está pendiente la renovación
del equipamiento militar dentro del proceso de
modernización anunciado, considerado prioritario por el gobierno52. En realidad, los datos de
2009 en relación con el gasto en defensa serán
los que muestren de nuevo una tendencia ascendente, pues durante ese año el gobierno hizo
gastos importantes en las diferentes fuerzas.
3.2 Estructura de inversiones
La estructura del gasto en defensa presenta, en
mayor o menor medida, características similares
a las del resto de la región, donde la mayor parte
de los fondos disponibles se destina a la partida
de personal. En Bolivia, la proporción para este
rubro en 2006 fue de 65,85% (incluyendo retiros
y pensiones), mientras que para el resto de los
gastos quedó 34,15%53. En 2008, una alta proporción del presupuesto se siguió destinando al
personal; sin embargo, es posible ver la redistribución del gasto, ya que el monto para personal
descendió a 58,62% (incluyendo retiros y pensiones), mientras que 41,38% se destinó a otros gastos54. Aun cuando otras fuentes presentan datos
distintos, la tendencia se confirma. El Balance
militar desglosa los gastos no destinados a personal y señala la partida de inversiones, dato con
el que es posible comprobar la modernización y
renovación iniciada recientemente. De acuerdo
con esta publicación, en 2007 la inversión representó 1,98% del total del presupuesto, mientras
que en 2008, creció a 3,26%55.
3.3 Principales adquisiciones
Este esfuerzo de modernización empezó a partir de 2008 y muy especialmente en 2009. Se
efectuaron diferentes adquisiciones, centradas
sobre todo en la logística, con el fin de facilitar
el traslado de las fuerzas y mejorar los cuarteles.
Para renovar el obsoleto equipamiento militar el
gobierno boliviano ha concertado importantes
préstamos con Rusia. En agosto de 2009 solicitó
formalmente a la Federación Rusa un crédito renovable de 100 millones de dólares, de los cuales 70 se destinarán a la adquisición de armas y
equipos, por primera vez en treinta años. Ante
la obsolescencia del equipo militar, el ministro
de Defensa declaró que Bolivia no pretendía
participar en una carrera armamentista, sino
llevar a cabo una renovación necesaria56. Como
en las adquisiciones anteriores, la mayor parte
de estos fondos se destinará a material logístico,
básicamente de transporte para el traslado de
tropas o equipos, como camiones, aeronaves de
carga y transporte de personas, embarcaciones
navales y helicópteros. Las exigencias presupuestales y las necesidades que se deben cubrir
no permiten que el problema de la renovación
del equipamiento militar se resuelva con este
primer paso. Su envergadura obliga a continuar con estas inversiones durante el segundo
mandato del presidente Morales, periodo en el
que se pretende el “repotenciamiento total de
nuestras Fuerzas Armadas”, aun cuando, como
reconoció el ministro de Defensa, Walker San
Miguel, “es imposible pretender en una o dos
gestiones reponer todo lo que no se hizo en tantos años”57. De acuerdo con este proyecto de
renovación, en octubre de 2009 se adquirieron
aviones caza para la combatir el narcotráfico58.
234
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
4. Esquemas de integración regional
En la actualidad, Bolivia participa en todas las
organizaciones hemisféricas, latinoamericanas
y sudamericanas, que se encuentran en funcionamiento. Su gobierno está convencido de la
necesidad de lograr un proceso de integración
latinoamericano pleno, como la mayoría, por
no decir todos, los gobiernos de la región. Dicha
convicción justifica su presencia en estos foros y
organismos regionales y subregionales; sin embargo, pese a esta coincidencia, sus objetivos son
distintos a los de buena parte de dichos países
e, incluso, se contraponen con algunos de ellos.
De acuerdo con sus presupuestos, el interés boliviano se centra en el ámbito latinoamericano y
no en el hemisférico, ya que entiende la integración como un medio para ser “independientes”
respecto a Estados Unidos y una herramienta
imprescindible para combatir las posibles presiones o amenazas del imperialismo estadounidense. Así, aun cuando los proyectos de integración propuestos por Brasil, como la Unión
de Naciones Suramericanas (Unasur), no tengan
un carácter antiimperialista, Bolivia también los
apoya, en la medida en que aspiran a la autonomía del área.
Sin embargo, la Alternativa Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América (Alba) coincide
plenamente con los planteamientos ideológicos
del gobierno boliviano y sus objetivos. El Alba es
un proyecto impulsado por el presidente Hugo
Chávez con la misma motivación de Morales:
neutralizar la influencia imperialista, anhelo que,
en principio, vincula a todos sus miembros. La
única manera de desactivar la alianza oligárquica-imperialista es a través de una alianza estratégica mediante la cual sea posible el desarrollo de
la región sin depender de la potencia norteamericana. De hecho, el origen del Alba es, precisamente, una propuesta de integración alternativa
al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas
(Alca), proyecto de intercambio comercial estadounidense que integraría a toda la región.
Uno de los elementos más perturbadores
para el desarrollo de estos proyectos ha sido la
situación y la posición de Colombia, ya que el
presidente Chávez, como el resto de los países
miembros, consideraba al gobierno del presidente Álvaro Uribe “sometido” a las ambiciones estadounidenses. Tanto que Venezuela contempla a este vecino como la primera amenaza
posible que enfrentaría en caso de invasión por
parte de Estados Unidos, ya que dicha acción se
llevaría a cabo a través de Colombia. En idéntico sentido se ha manifestado Bolivia, particularmente desde la firma del convenio entre ese
país y Estados Unidos, en octubre de 2009, mediante el cual el primero le permite usar siete de
sus bases militares.
La Alba contempla asimismo la integración
militar, que de acuerdo con la propuesta venezolana se basa fundamentalmente en la generalización de la unión cívico-militar en cada país
latinoamericano, potenciando a las fuerzas armadas como un agente de desarrollo social. En
las ambiciosas propuestas del presidente Hugo
Chávez, los militares latinoamericanos se convertirían en portadores de un modelo de desarrollo endógeno59. Su interés por la integración
le ha llevado, también en este ámbito, a ser pionero. Chávez fue el primero que empezó, hace
unos años, a plantear propuestas de integración
en materia de defensa. La primera de ellas fue
la Organización del Tratado del Atlántico Sur
(Otas). En 2006 insistió de nuevo en la configuración de las Fuerzas Armadas del Sur, integradas por los miembros del Mercosur.
Bolivia también ha hecho propuestas en esta
materia, al considerar necesario preparar una
estrategia defensiva ante la posible invasión
estadounidense al continente, como declaró el
presidente Morales en noviembre de 2009, al
igual que el propio presidente Chávez, a partir
del acuerdo ya citado entre Estados Unidos y
Colombia. Según esta visión, Morales ha radicalizado su discurso antiimperialista: “se instalaron en Guantánamo para amenazar al pueblo
cubano, ahora lo hacen en Colombia, que es
otro Guantánamo, pero en Sudamérica”60. De
hecho, para el presidente boliviano la firma de
este tratado es “una provocación a los países
235
Sonia Alda Mejías
que empiezan a dignificar a sus pueblos, a sus
gobiernos, partidos revolucionarios. Es una provocación a los países de la Alba, especialmente”. Por todo ello, para él se justifica la creación
de unas fuerzas armadas del Alba, que “adopten
nuevas doctrinas, por supuesto, revolucionarias, nacionalistas; nuevas doctrinas donde las
Fuerzas Armadas estén al servicio de los pueblos y fundamentalmente para la dignidad y la
soberanía”61. En relación con la conformación
de una nueva doctrina militar, Morales ya expresó esta preocupación en la VII Cumbre de la
Alba celebrada en Cochabamba en octubre del
mismo año, cuando planteó la creación de una
“Escuela militar de soberanía y dignidad del
Alba”, propuesta recogida en la declaración de
dicha Cumbre62.
5. Conclusiones
Las cuestiones planteadas permiten presentar
un cuadro completo de las iniciativas adoptadas desde 2005 por el gobierno de Evo Morales
en relación con la seguridad y la defensa, así
como su incidencia en el proceso de democratización de este ámbito, una tarea en buena parte
pendiente aún a la llegada del MAS al poder. El
primer aspecto por destacar es la importancia
que adquieren las Fuerzas Armadas a partir de
la alianza establecida con el pueblo. De acuerdo con esta relación, el compromiso de éstas
es servir a aquel, y la mejor manera de hacerlo
es participando en el desarrollo nacional para
contribuir así a poner en práctica una revolución democrática que, según el gobierno, estaría
orientada a atender las necesidades del pueblo.
Esta misión ha asignado al aparato militar numerosas tareas que, en buena parte, corresponden fundamentalmente al ámbito civil y están
relacionadas con la salud, la educación, la medicina y la construcción. A esta labor social se
suma, además, la pretensión de hacer de las
Fuerzas Armadas el “pilar de la industrialización del país” a partir de un modelo de desarrollo económico endógeno. Todo este proceso
podría desembocar en la politización de las
fuerzas y en la militarización de la sociedad.
El riesgo de que ambas circunstancias se den
está presente, en tanto la institución armada se
considere “agente” de la revolución y, además,
como consecuencia de ello, se justifique su presencia creciente en las instancias y espacios estatales propiamente civiles.
La concesión de estas tareas más civiles
que militares lejos de reducir la autonomía que
tradicionalmente han disfrutado las Fuerzas
Armadas en Bolivia, la consolida o, incluso,
puede aumentarla. En este caso, a la autonomía
militar de hecho se suma un marco legal que la
ha favorecido, aún después de la transición democrática. En este sentido, el MAS podría estar
contribuyendo al disfrute de esa autonomía. A
ello hay que agregar que en la medida en que
hasta ahora no se ha modificado el marco legal previo, la institución militar conserva una
autonomía reconocida legalmente. La razón
para mantener vigente esta legislación podría
relacionarse con la aprobación reciente de una
nueva Constitución, por lo que no habría sido
posible emprender aun reformas en este sentido. Sin embargo, en el nuevo texto constitucional, mediante el cual se pretendía una refundación nacional, el statu quo militar no se
modificó en absoluto. De hecho, los artículos
de la Constitución anterior (1967) relacionados
con las Fuerzas Armadas se reprodujeron casi
idénticos. Con ello no sólo se les aseguraron las
misiones que ya tenían, sino que al potenciar su
participación en el desarrollo social se ampliaron las posibilidades de aumentar su autonomía
y poder. Además, la Constitución de 2009 tampoco somete jerárquicamente al comandante en
jefe de las Fuerzas Armadas a la dirección del
ministro de Defensa. Con esta línea de mando
se renunciaría a fortalecer el poder ministerial,
con capacidad para ejercer control civil, y con
ello, cuanto menos, controlar la autonomía militar. Tanto las misiones asignadas a las Fuerzas Armadas como el papel dado al Ministerio
muestran en qué medida los pasos dados hasta
el momento por el gobierno boliviano no han
favorecido la necesaria democratización de la
236
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
defensa. Mediante la participación en el desarrollo social se están propiciando espacios de
autonomía funcional y una presencia social e
institucional que corresponderían al ámbito civil y no al militar. En cuanto al Ministerio, en
tanto que en la Constitución se ha renunciado a
fortalecer su posición respecto a las fuerzas, no
parece posible que pueda constituirse como el
principal instrumento para asegurar el control y
la conducción civil de la defensa.
A estos riesgos se suma la politización de la
institución militar, pese a la insistencia del presidente Morales en el respeto a la institucionalidad y su negación persistente de dicha politización. Sin embargo, evitar ese proceso es difícil,
en la medida en que se involucra a los militares
en el desarrollo de un proyecto político particular. Este aspecto hace más compleja la situación descrita. La pretensión de contar con las
Fuerzas Armadas como “aliado político” puede
tener sus costos si el gobierno no tiene un sólido control sobre la institución, como parece que
hasta el momento ha sido el caso venezolano.
A diferencia de Venezuela, Morales no ha sido
capaz de reducir la autonomía de los militares,
consecuencia derivada de todo proceso de politización63. Pese a que no se han resistido a los
vínculos establecidos por el gobierno entre ellos
y la proclamada “revolución democrática”, no
por ello su autonomía se ha reducido. Los beneficios que ha reportado a la institución castrense el interés del presidente por las Fuerzas
Armadas han dado lugar a una relación fluida
con el gobierno. El estamento militar ha defendido, incluso, el proyecto gubernamental, particularmente su carácter nacionalista, pero no
por ello ha renunciado a interferir en la política
nacional como un actor propio, por ejemplo. En
este sentido es significativo el discurso del comandante general del Ejército en noviembre de
2007, ante el presidente de la República: frente a la situación de división y bloqueo en que
se encontraba la Constituyente, el comandante
hacía a los diputados las siguientes recomendaciones: “convocamos a nuestros constituyentes,
a dejar de lado las posiciones sectarias o parti-
distas, debiendo diseñar la nueva Constitución
como el pueblo lo ha mandado, para ello cada
constituyente es representante de una parte de
la población. La visión del futuro Estado por los
partidos y agrupaciones sociales, debe reflejar
sólo en el porcentaje de lo que representa en la
Constituyente, que al final es lo que representa
en la población”. Estas declaraciones demuestran la conciencia que tienen de sí mismas las
Fuerzas Armadas como un actor capaz de arbitrar y tutelar el régimen político. Esta convicción
sobre tener capacidad y voluntad propia se ha
puesto de manifiesto con absoluta naturalidad
en numerosas ocasiones64. Ciertamente estas
declaraciones siempre expresan la adhesión militar a la legalidad; sin embargo, no puede dejar
de observarse que esta posición no es producto
del sometimiento militar a la institucionalidad
democrática, por la convicción en el control
civil, sino como consecuencia de una decisión
propia. De manera que, mientras es posible observar un esfuerzo de modernización material
respecto al equipamiento militar, que se percibirá en un aumento del gasto militar fundamentalmente a partir de 2009, la modernización de
las relaciones civiles-militares no presenta los
mismos avances, retrasando la democratización
de la defensa.
En relación con la mención del caso venezolano, cabe hacer una observación. Hay una
corriente mayoritaria de opinión que considera
que el presidente Morales se limita a reproducir el armazón ideológico e institucional de su
homólogo Hugo Chávez. Es cierto que pueden
apreciarse aspectos comunes muy importantes
en relación con la gestión de la defensa, pero
también hay diferencias de carácter cuantitativo
y cualitativo. En cualquier caso, no parece posible suponer que las similitudes se deriven de
una mera copia del modelo venezolano, sino de
la existencia de un sustrato ideológico común.
Lo cual podría explicar, incluso, que de aquí en
adelante aumentarán los puntos de coincidencia, un aspecto que podrá desvelarse con la publicación del nuevo y amplio paquete de medidas legales que se espera aprobar en 2010.
237
Sonia Alda Mejías
Bibliografía
Alda Mejías, Sonia (2008). “El alcance de las propuestas
del populismo de izquierda en el control civil de la
defensa. Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua”.
En I. Sepúlveda y S. Alda (eds.), Nuevas amenazas y
nuevas políticas de seguridad y defensa, Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, Madrid, v. III.
––––––. (2007). “La participación de las Fuerzas Armadas en la revolución democrática del MAS. El
proyecto de Evo Morales”. En I. Sepúlveda (ed.),
Nuevas amenazas y nuevas políticas de seguridad
y defensa, Instituto Universitario General Gutiérrez
Mellado, Madrid.
del Estado Plurinacional, el seguro social militar, la
educación y formación de los futuros efectivos de
la entidad castrense, recursos humanos, así como
la ley de armas y explosivos y otros. Todo se ha enmarcado dentro de la llamada seguridad integral,
pero está por verse si este concepto tiene las mismas implicaciones que en Venezuela.
6
“Evo motiva a las Fuerzas Armadas para garantizar
la unidad del país”, La Razón, 8 de agosto de 2006.
7
“Morales espera un análisis del acto indígena-castrense, La Razón, 8 de agosto de 2006.
8
La Razón, 7 de febrero de 2006. Respecto a esta
cuestión el presidente manifestó: “el movimiento
indígena originario y campesino, con apoyo de la
clase media y profesionales se suman al movimiento para cambiar nuestra historia y ahí quiero contar
con las Fuerzas Armadas no sólo para controlar la
seguridad interna y externa, sino para nacionalizar
juntos, especialmente los hidrocarburos”.
9
Para una descripción detallada de esta rivalidad, véase J. R. Quintana, “Policías y militares: memorias y
escenarios de conflicto en Bolivia”, febrero de 2004.
http://www.resdal.org/producciones-miembros/artquintana.html.
Quintana, Juan Ramón (1998). Soldados y ciudadanos.
Un estudio crítico sobre el servicio militar obligatorio en Bolivia, PIEB, La Paz.
Notas
1
“Fuerzas Armadas”, Programa del MAS. www.masbolivia.org/mas/organización/programagob.htm
2
Palabras del presidente de la República, Evo Morales, en la posesión del alto mando militar y policial.
http://www.comunica.gov.bo/index.php?i=enlace
&j=documentos/discursos/200601/24.01.06PoseAlt
oManMil.html
3
4
5
“Palabras del presidente de la República, Evo Morales
Ayma, en el reconocimiento por el alto mando militar
de las Fuerzas Armadas en el Colegio Militar de Ejercito”. La Paz, 15 de febrero de 2006. http://www.comunica.gov.bo/index.php?i=enlace&j=documentos/
discursos/200602/15.02.06ReconoAltoMan.html. En
este sentido, mientras que la importancia otorgada
a las fuerzas armadas no había sido anunciada previamente, en el programa electoral del MAS sí se expresa brevemente su implicación en el desarrollo nacional, “deben responder a necesidades de cambio,
de transformación y de justicia social que necesita y
reclama el pueblo para liberarse de la dependencia,
del neocolonialismo político y económico, la miseria, el atraso... y la usurpación sistemática de sus riquezas y recursos naturales”, Programa del MAS.
“Palabras del presidente de la República Evo Morales en la inauguración del año académico militar en la escuela de sargentos de Cochabamba”, 11 de febrero de 2008. http://abi.bo/index.
php?i=enlace&j=documentos/discursos/200802/1
1.02.08InauAcadeMilitarCocha.html
El Ministerio ha entregado al presidente Morales
quince proyectos que comprenden la defensa y seguridad integral del Estado, una nueva ley orgánica
de las Fuerzas Armadas, el sistema de inteligencia,
la readecuación del Consejo Supremo de Defensa
10 Ley orgánica de la defensa, capítulo VI, Del Comando en Jefe.
11 Balance militar de América del Sur 2004; y Balance
militar de América del Sur 2008, Colección Estudios
47, Editorial Nueva Mayoría, pp. 114-117 y pp. 3942, respectivamente.
12 CENM, “Bolivia posee una de las Fuerzas Armadas
más pequeñas de la Unasur, pero tiene casi 5 efectivos por cada 1.000 habitantes”, 5 de septiembre de
2009.
13 Balance militar de América del Sur 2004 y de 2008,
p. 118 y pp. 43-49, respectivamente.
14 Véase, “Programa de educación alternativa en las
Fuerzas Armadas”, presentado en la Memoria institucional de Ministerio de Defensa, 2008-09.
15 “Palabras del presidente de la República, Evo Morales, en el acto de posesión del alto mando militar”.
http://abi.bo/index.php?i=enlace&j=documentos/d
iscursos/200801/02.01.08PoseAltoMandoMil.html;
y “Palabras del presidente de la República, Evo Morales, en el 197 aniversario del Ejército boliviano”,
http://abi.bo/index.php?i=enlace&j=documentos/d
iscursos/200711/14.11.07AniversarioEjercito.html
16 La Razón, 25 de enero de 2007.
17 http://www.ahorabolivia.com/2008/11/12/gobiernoboliviano-analiza-creacion-de-agencia-central-deinteligencia-del-estado, 12/11/2008
18 http://www.boliviaentusmanos.com/noticias/bolivia/articulo22075.php, 15/11/2009.
238
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
19 Para una descripción detallada de esta primera fase,
véase Alda Mejías, 2007: 445-472.
30 Discurso de Evo Morales realizado en agosto de
2009 con motivo del día de las Fuerzas Armadas.
20 Los Tiempos.com, 23 de mayo de 2008.
31 El origen de la protesta formulada por los departamentos de Oriente, productores de gas, se encuentra en el recorte anunciado en los ingresos que reciben de dicha imposición para financiar el bono
dignidad, dirigido a la tercera edad.
21 Una recopilación de las diferentes misiones realizadas y programadas para las Fuerzas Armadas bolivianas se encuentra en http://www.laprensa.com.
bo/noticias/16-03-08/16_03_08_segu1.php. Respecto a la exportación de hierro en particular, véase
“Palabras del presidente de la República, Evo Morales, en el aniversario de la Escuela Naval Militar”,
24 de abril de 2008.
22 “Palabras del presidente de la República, Evo Morales, en el 197 aniversario del Ejército boliviano”.
http://abi.bo/index.php?i=enlace&j=documentos/d
iscursos/200711/14.11.07AniversarioEjercito.html
23 “Morales compromete esfuerzos para reconstruir Cofadena como un pilar de industrialización”, 04/12/09. http://abi.bo/nabi/nucleo/noticias.
php?i=2&j=20091204230208lx
24 La que ha emprendido esta tarea es la Empresa Nacional Automotriz (Enauto), integrada como parte
de las empresas de Cofadena. Enauto también se
encargará de entregar seis equipos completos de
perforación, bombas sumergibles y vehículos a la
Unidad de Explotación de Recursos Hídricos de
Cofadena que iniciará un programa de perforación
de pozos en comunidades del altiplano, los valles
y el Chaco boliviano; y de ensamblar aproximadamente 50 camiones de 12 cubos de capacidad en los
próximos 12 meses, con un presupuesto unitario de
99 mil dólares, destinados a cubrir todos los requerimientos de transporte de carga de instituciones
públicas y empresas del Estado. Estos compromisos se lograrán con el trabajo conjunto que Enauto
desarrollará con empresas chinas.
25 “Morales compromete esfuerzos para reconstruir
Cofadena como un pilar de industrialización”,
04/12/09. http://abi.bo/nabi/nucleo/noticias.php?i=
2&j=20091204230208lx
26 Este proyecto se formuló en 2006 y se ha comenzado a poner en práctica como evidencia la memoria
del Ministerio de Defensa, 2008-2009.
27 http://www.ilsed.org/index.php?option=com_
docman&task=doc_view&gid=147
28 http://democraciaboliviana.blogspot.com/2009/03/
presidente-boliviano-pide-ffaa-adecuar.html,
20/03/09.
29 Fragmento del discurso del presidente Evo Morales
en el acto de celebración de la creación del Ejército boliviano, 14/11/09. http://www.casamerica.es/
actualidad-efe/morales-defiende-la-modernizacionde-las-ff-aa-ante-las-posibles-provocaciones-externas-88645
32 “Discurso del comandante general del Ejército en
el 197 aniversario de la creación del Ejército Nacional”, 17/11/2007. http://www.aviacionboliviana.
net/uae/not_001107a.htm
33 Fragmento del discurso del presidente Evo Morales
en el acto de celebración de la creación del Ejército
boliviano, 14 de noviembre de 2009.
34 “Entrevista a Evo Morales”, Página/12, 21 de diciembre de 2005. No va a “haber “coca cero”, vamos a cultivar de manera racionalizada para el consumo legal.
Sí tiene que haber cocaína cero y narcotráfico cero”.
35 “Seguir defendiendo la milenaria hoja de coca”,
Programa del MAS, www.masbolivia.org/mas/programa/progmas.htm. En este mismo sentido se ha
expresado en numerosas ocasiones y así lo mantenía insistentemente su viceministro de Defensa
Social, cargo al que los periodistas suelen calificar
como de “Zar antidrogas”, Página/12, 20 de junio
de 2006. En la nueva Constitución, la coca está consignada como “patrimonio cultural, recurso natural
renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como
factor de cohesión social; en su estado natural no es
estupefaciente”.
36 El presidente Morales busca conseguir que la Asamblea Legislativa Plurinacional apruebe el aumento
del número de hectáreas legales a 20.000.
37 Fernando Salazar Ortuño, “El Plan Dignidad y el militarismo en Bolivia. El caso del Trópico de Cochabamba”. http://www.monografias.com/trabajos901/
bolivia-militares-norteamerica-cultivos-coca/bolivia-militares-norteamerica-cultivos-coca.shtml. El
Plan Dignidad, aprobado bajo el gobierno de Hugo
Banzer (1997-2002), consolida la presencia militar
en este ámbito. Pese a las cuatro fases contempladas
en dicho Plan: prevención, desarrollo alternativo,
interdicción y erradicación de plantaciones ilegales de coca, esta última fue en la que se concentró
fundamentalmente la actividad. 900 millones de
dólares fue el presupuesto de este plan, que se destinaron, entre otras cuestiones, a la creación de la
Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Este cuerpo especial destinó todos sus esfuerzos a la “guerra contra
la coca”.
38 Ignacio J. Osacar, “Las Fuerzas Armadas que recibe Evo Morales”, 22 de diciembre de 2005. http://
www.nuevamayoria.com/ES/INVESTIGACIONES/?id
=defensa&file=060905.html. Desde 2000, bajo el
programa Iniciativa Andina Antidrogas de Estados
239
Sonia Alda Mejías
Unidos, Bolivia recibía una partida que en 2004 totalizó 49 millones de dólares. Además, el programa
de Foreign Military Financing para adquisición de
armamento y entrenamiento dispuso un estimado
de casi 4 millones de dólares, y el International Military Education and Training asignó en otro programa para entrenamiento y educación militar 800 mil
dólares. Fondos adicionales para la lucha contra el
narcotráfico fueron transferidos como resultado del
Counter Drug Assistance y suman no menos 5,5 millones de dólares más. Dentro del programa Excess
Defense Articles que transfiere armamento, equipos
y materiales sobrantes, se ha beneficiado a unidades
que combaten el narcotráfico y controlan la erradicación del cultivo de coca, a las que se ofrecieron 20
camiones y 10.000 fusiles M-16, además de repuestos, uniformes y otros efectos. En 2003, Bolivia se
ubicó en el segundo lugar entre los países sudamericanos que recibieron entrenamiento de Estados Unidos, con 2.045 de sus efectivos capacitados.
39 “Entrevista a Evo Morales”, Página/12, 21 de diciembre de 2005.
40 “Las Fuerzas Armadas en la Constitución Política
del Estado”. http://www.mindef.gov.bo/images/asesoria/cartilla.pdf
41 Ibidem.
42 Para la comparación, véanse los artículos 59, 62, 66
y 67 de la Constitución de 1967.
43 Las Cámaras se reunirán en Congreso para los siguientes fines: resolver la declaratoria de guerra a
petición del ejecutivo, y determinar el número de
efectivos de las Fuerzas Armadas de la nación a propuesta del ejecutivo.
44 Las funciones del Ministerio se enumeran en el artículo 22, capítulo III.
45 Atlas comparativo de la defensa en América Latina,
Resdal, edición 2008, p. 122
46 El Deber, 25 de abril de 2006. En aquellos momentos, China entregó al Ministerio de Defensa chalecos antibalas, escudos antimotín, camillas, cartuchos de diferente calibre, máscaras antigás, visores
nocturnos, granadas de mortero, cerebros electrónicos para jeeps, botes de asalto, cascos de combate
y chalecos salvavidas. Por su parte, España colaborará con equipos de cartografía y sanidad, e incluso
Estados Unidos con chalecos antibalas, equipos de
alpinismo, infantería y material de buceo.
47 Además del préstamo que ha concedido Rusia a Bolivia para renovar su equipamiento militar, en febrero de 2009 se firmaron acuerdos de cooperación
para combatir el narcotráfico y otro de cooperación
técnica.
48 http://osintbolivia.blogspot.com/2008/05/el-mundo-acuerdo-militar-subordina-las.html, 24/05/08.
49 Ibid., edición 2005, 2007 y 2008, p. 110, p. 118, p.
120, respectivamente.
50 Balance militar de América del Sur, 2004, p. 56.
51 Estos datos se corresponden con la misma publicación citada, pero en su edición de 2008, Balance
militar de América del Sur, p. 23. Estos datos varían
en el Atlas comparativo de la defensa de Resdal, en
sus ediciones de 2005, 2007 y 2008, p.108, p. 119 y
p. 119, respectivamente. Sin embargo, coinciden en
señalar la misma tendencia descendente. De acuerdo con las mismas, en el transcurso de estos años el
porcentaje respecto al PIB habría sido de 2,18; 2,05
y 1,61%, en 2005, 2007 y 2008, respectivamente.
52 Resolución ministerial nº 0777, 12/07/07.
53 Atlas de la defensa, 2007, p. 119.
54 Atlas de la defensa, 2008, p. 119.
55 Balance militar, 2008, pp. 27-28. En esta publicación el gasto de personal en 2007 y 2008 es de
76,27% y 69,43% respectivamente.
56 La anterior dotación de equipos y armamento para
las Fuerzas Armadas comenzó en 1978, hace 31
años, cuando se adoptó el FAL como el fusil de uso
corriente. En 1979, la institución recibió tanques y
carros de asalto que tenían entre 15 y 20 años de
antigüedad. Las aeronaves de entrenamiento que
posee la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) son antiguas
y contadas.
57 Ibídem.
58 Con el decreto 0310 el gabinete ministerial autorizó el desembolso de 57,8 millones de dólares para
la compra directa —sin licitación— de seis cazas
ligeros de combate K-8 de industria china, insumos
para esas aeronaves y la capacitación de pilotos.
59 Heinz Dieterich, La integración militar del bloque
regional de poder latinoamericano, Instituto Municipal de Publicaciones de la Alcadía de Caracas,
2004, p. 15: “(…) es vital para el proyecto de independencia de América Latina que los militares
comiencen a asumir un nuevo rol en cada país,
uniéndose a su pueblo y que no actúen más nunca
como si fueran ejércitos de ocupación en su propio territorio, comandados por Washington o por
fuerzas transnacionales o por las oligarquías criollas que utilizan a los militares como cancerberos
para arremeter contra su propio pueblo y cuidar los
groseros privilegios de las elites dominantes en el
continente”.
60 Nota de El Clarín, 11 de noviembre de 2009. http://
www.clarin.com/diario/2009/11/11/elmundo/i02038234.htm
61 Nota de La Razón, 9 de noviembre de 2009. http://
www.la-razon.com/ultima.asp?id=907169
240
Los cambios en las Fuerzas Armadas y la defensa en la “revolución democrática” de Evo Morales
62 En realidad, la resolución tiene un mayor alcance,
ya que para definir una doctrina militar y constituir
una escuela para los países del Alba se constituye
un Comité Permanente de Soberanía y Defensa en
el marco del mecanismo. En concreto el punto 28 de
la citada resolución reza: “Conforman el Comité Permanente de Soberanía y Defensa de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América AlbaTCP, como parte del Consejo Político cuyos objetivos
principales serán la definición de una Estrategia de
defensa integral popular conjunta y la constitución
de una Escuela de Dignidad y Soberanía de las Fuerzas Armadas de los países del Alba-TCP”.
63 Martín Tanaka, “Introducción”. En Martín Tanaka
(dir.), Las Fuerzas Armadas en la región andina.
¿no deliberantes o actores políticos?, Comisión
Andina de Juristas, Serie Democracia nº 2, Lima,
2001, pp. 17-20.
64 Nuevamente en referencia a las divisiones que bloquean al país, el mismo Comandante dirigiéndose a
los prefectos sublevados de Oriente advirtió: “Quiero dejar claramente establecido y como responsables de la seguridad nacional, no permitiremos
ninguna acción de hecho que desconozca nuestro
ordenamiento legal y ponga en riesgo la seguridad
nacional”.
241
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
Hal Klepak
Existe un largo debate, no sólo entre académicos, acerca de la existencia de un excepcionalismo cubano, o al menos sobre el punto hasta el
cual uno considera que Cuba es excepcional en
comparación con otros estados de Latinoamérica. Quienes sugieren que sí lo es señalan su
gobierno de izquierda de vieja data, capaz de
sobrevivir a las amenazas de Estados Unidos,
su sistema de gobierno mayormente estatista o,
incluso, comunista, y su sistema social y económico tan distintos de la norma latinoamericana.
Quienes lo critican con más fuerza aluden a su
sistema de gobierno dictatorial, incluso totalitario, a su pobre desempeño en el ámbito de los
derechos humanos, a su sociedad muy cerrada,
a su economía y experimento económico fallidos, a su devoción continua a una ideología política y social colapsada, y a mucho más.
Quienes lo admiran están de acuerdo en
que es excepcional, pero sostienen que esto es
el resultado de sus éxitos impresionantes en los
campos de la salud, la educación, la raza y la
igualdad de género, la independencia nacional,
la cultura, el deporte y diversos programas de
asistencia con un alcance impresionante en el
tercer mundo. Señalan también que no hay otra
nación en vías de desarrollo que haya alcanzado éxitos similares y que esto es especialmente
cierto en Latinoamérica.
En contrario, hay voces menores pero importantes que sugieren que Cuba no es tan excepcional dentro del contexto latinoamericano.
Plantean que, aun cuando es distinta, tiene un
estatismo con fuertes vínculos a esfuerzos similares en otras partes de la región, que su falta de
democracia va de la mano, tristemente, con la
norma regional durante la historia, y que a pesar de que su economía puede tener problemas
tiene mucho en común con otros estados de la
región, pues es dependiente y se basa excesivamente en la agricultura, incluso en el monocultivo, o en las industrias extractivas. Señalan que
la gran dependencia cubana de las remesas del
extranjero, del azúcar y del níquel para ingresos
por exportaciones y de un solo socio comercial
histórico, no se aleja mucho de la norma regional. Y el debate alrededor de estos aspectos, entre otros, continúa.
242
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
1. Una defensa “real”
para una amenaza “real”
Sin embargo, si existe un área en la que todos
los observadores cubanos y latinoamericanos
podrían estar de acuerdo en que la isla es excepcional es en el área de la defensa y la seguridad. Sin importar lo que uno piense del sistema
político, social y económico que prevalece allí o
de la política estadounidense hacia La Habana
o hacia Latinoamérica en general, ningún observador serio sugeriría que el contexto estratégico
de Cuba no es algo distinto después de compararlo con cualquier otra nación del hemisferio y,
quizá, del resto del mundo.
El gobierno de Fidel Castro (1959-2006), que
ha ostentado el poder durante ya más de medio
siglo, ha enfrentado desde sus primeros días la
ira y la oposición decidida de la mayor potencia
desde Roma, un país con recursos militares, económicos y políticos inmensos e incomparables,
que se encuentra sólo a 150 kilómetros de la
isla. Ese Estado ha mantenido consistentemente una política para derrocar, casi a cualquier
costo, al gobierno en La Habana, un asunto al
que volveremos más adelante. Y desde que en
1996 el Congreso de Estados Unidos aprobó la
ley Helms-Burton, dicha política se ha convertido en ley, y cualquier administración de ese
país que ha querido mejorar las relaciones con
Cuba se ha visto frustrada por una serie de obstáculos a cualquier movimiento de ese tipo que
serían desalentadores para cualquier gobierno,
sin importar su tendencia política.
La Cuba revolucionaria ha tenido que enfrentar durante casi cincuenta y dos años un
rango inimaginable de amenazas a su soberanía, independencia nacional, bienestar económico, sistema social y seguridad. Finalmente
codificadas como una serie de medidas complicadas y de alcance amplio conocidas en Estados
Unidos como un “embargo” y en Cuba como un
“bloqueo”, estas condiciones garantizan que a
Cuba se le niegue acceso a crédito de las agencias internacionales de financiamiento y a casi
todas las fuentes privadas de crédito, y que sus
posibilidades de importación se vean muy limitadas (para los argumentos cubanos, véase Batista Odio, 1998: 38-48). Desde la ley Torricelli
de 1992 en Estados Unidos, una embarcación
neutral que atraque en un puerto cubano no
podrá hacerlo en uno estadounidense durante
los seis meses siguientes, lo cual asegura que a
Cuba sólo lleguen embarcaciones ineficientes y
antiguas, que no operan con carga completa, lo
que eleva los precios considerablemente.
La dependencia de la Unión Soviética, el pilar
de la economía durante tres décadas de membrecía cubana en la “división socialista del trabajo”,
fue en gran medida una respuesta exitosa a los
desafíos propuestos en el ámbito económico por
la guerra económica que libró Estados Unidos en
contra del régimen. Dada dicha dependencia, sin
embargo, el colapso del sistema soviético entre
1989 y 1992 fue el desastre más importante que
pudo sucederle a la economía o al estado cubanos, y el país perdió 80% de su poder de compra
en el extranjero, su economía se contrajo entre 35
y 50% y la población fue golpeada por una hambruna y enfermedades no vistas desde la guerra
de la Independencia de 1895-1898 (Suárez Salazar, 2000). Esto también tendría un impacto masivo sobre la seguridad y la defensa cubanas.
Sin embargo, para el nuevo gobierno de Fidel Castro que llegó al poder en enero de 1959,
después de luchar durante más de dos años en
los montes orientales de la Sierra Maestra, todo
eso estaba en el futuro. Castro le dio a su movimiento suficiente fuerza para lanzar la ofensiva final que fracturó la dictadura de Fulgencio
Batista (1952-1959) y su ejército, y puso en el
poder un gobierno que tenía la determinación
de traer reformas profundas a Cuba. Pero grandes cambios al statu quo allí, en el contexto de
la relación de mayor dependencia frente a la
superpotencia regional en toda Latinoamérica, implicaban, casi inevitablemente, una gran
confrontación con Estados Unidos.
En 1959, los intereses estadounidenses dominaban completamente la política, la econo-
243
Hal Klepak
mía e, incluso, el sistema social de la nación.
No sólo su comercio y sus inversiones dependían de Washington por completo; también la
vida política de lo que los cubanos hoy llaman
la “pseudo-república” de 1902-1958. Incluso la
mayor parte de las mejores tierras para agricultura se encontraba en manos estadounidenses.
Y la elite nacional tenía lazos más cercanos con
la superpotencia del norte que con cualquier
otro país en la región (véanse, para la historia excepcional de esta relación, Pérez, 1982 y
1999). Así, desde el principio y con las reformas
más tempranas en los sectores eléctrico y agrícola, el nuevo gobierno chocó con los poderosos intereses de Estados Unidos.
En los momentos finales del antiguo régimen, Estados Unidos intentó incluso encontrar
otro general para dar un golpe y derrocar a Batista e impedir un gobierno castrista. Y cuando
Fidel visitó Estados Unidos durante su primer
año en el poder, el presidente Dwight D. Eisenhower (1953-1957; 1957-1961) no lo recibió y
las relaciones continuaron en picada, llevando
al rompimiento de las relaciones diplomáticas
en enero de 1961. Sin embargo, Estados Unidos
había tomado hacía tiempo la decisión de deshacerse de la molestia castrista, y los planes de
asesinar a Fidel y a otros líderes del gobierno
revolucionario, sabotear la economía nacional y
crear insatisfacciones entre la población crecieron durante los primeros años (Paterson, 1994,
en especial los primeros capítulos).
Así, el nuevo gobierno debió enfrentar pronto una amenaza de proporciones desconocidas
para un estado latinoamericano. Aunque otros
habían hecho frente a la subversión, el sabotaje, el terrorismo, la amenaza de invasión, golpes
militares e, incluso, guerra económica, ninguno
los había enfrentado todos al mismo tiempo y
durante un periodo tan prolongado. Durante las
siguientes décadas, el gobierno de Estados Unidos ha intentado destruir la revolución con distintos niveles de determinación, y ese objetivo
nunca se ha abandonado del todo, ni siquiera
bajo la administración relativamente moderada
de Jimmy Carter (1977-1981).
Al principio, el intento de eliminar a Castro
se limitó a presiones para aislarlo diplomáticamente, perjudicar la economía mediante el sabotaje y la guerra económica, esparciendo así el
rechazo popular a su régimen, y apoyando a la
oposición a su gobierno tanto en el ámbito doméstico como en el extranjero. Cuando esto fracasó, se comenzó el reclutamiento del personal
anticastrista, muchos de los cuales habían sido
partidarios de Batista o miembros de sus fuerzas armadas y de seguridad, con la intención de
invadir la isla y derrocar a Fidel usando medios
militares (Kornbluh (ed.), 1998). Esta iniciativa,
liderada por la Agencia Central de Inteligencia
(CIA, por su nombre en inglés) llevó al fracasado desembarco en bahía de Cochinos durante
abril de 1961, cuando una fuerza invasora, convencida por la propaganda anticastrista de que
la milicia cubana desertaría masivamente apenas llegara un ejército liberador, halló que dicha milicia era leal y tenía la determinación de
defender la revolución. El desastre que siguió
convenció a los estadounidenses de que se necesitarían acciones más sostenidas y drásticas,
y a los cubanos de que si no montaban una disuasión real, capaz de convencer a Estados Unidos de que una invasión directa sería demasiado costosa en términos políticos y militares, tal
invasión era sólo un asunto de tiempo. Este ha
sido el fundamento del análisis estratégico, la
planeación de defensa y la estructuración de las
fuerzas armadas cubanas, desde esos comienzos hasta la actualidad.
2. Los orígenes del sistema de defensa
y seguridad de Cuba
Por supuesto, la dificultad para Castro era que no
sólo se estaba enfrentando a la mayor potencia
del mundo justo a sus puertas, sino que, además,
esta potencia estaba dispuesta a luchar contra la
revolución en todos los frentes: político, militar,
económico y social. En el ámbito político, Washington utilizó rápidamente a la Organización de
los Estados Americanos (OEA) para legitimar el
244
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
aislamiento y la expulsión de Cuba de dicha instancia interamericana. Además, Estados Unidos
demandó que sus socios menores en la región
aislaran económicamente a Cuba mediante un
embargo conjunto y, aun cuando esto sólo tuvo
un éxito parcial, perjudicó seriamente las posibilidades de Cuba de lograr acuerdos comerciales
dentro de su propia región.
Por supuesto, el impacto de esto fue una
insatisfacción considerable con el régimen que
pronto encontró una válvula de escape relativamente sencilla cuando Estados Unidos comenzó
a aceptar automáticamente a cualquier cubano
que quisiera ir allí como refugiado, una política
que se formalizó en la ley del ajuste cubano de
1966. Cientos de miles de cubanos huyeron de
la isla hacia Estados Unidos, por razones políticas y económicas, con consecuencias enormes
para la vida social de Cuba.
En el aspecto militar y de seguridad, el asunto era aun más crudo. Cuba tenía en 1959 una
población de aproximadamente seis millones
de personas, y tenía que contener a un país de
casi treinta veces ese tamaño, armado hasta los
dientes como resultado de años de guerra fría
con la Unión Soviética, con bases militares en
el sur de Florida, Puerto Rico, Panamá y otras
partes de las Antillas, y con un sistema de seguridad interamericano completamente dominado
por Estados Unidos y que, en términos generales, apoyaba la política de ese país para derrotar
la revolución. Cuba era un país tercermundista
pobre con inmensos problemas económicos y
sociales que quería subsanar y por los cuales la
revolución había luchado por llegar al poder. Y
la combinación de la oposición nacional apoyada por la misma superpotencia que quería
destruir al nuevo régimen, y la amenaza militar
directa de esa nación ahora enemiga, significaba que La Habana inevitablemente tendría que
presentar no sólo una fuerza disuasiva capaz
de hacerle frente a cualquier invasor potencial,
sino también una estructura de seguridad interna que pudiera descubrir y neutralizar cualquier
indicio de que elementos disidentes se estaban
movilizando en contra del sistema.
El resultado fue la consolidación de un sistema gigantesco de milicias de tiempo parcial, con
muchos más miembros que las fuerzas armadas
regulares, y una serie de organizaciones para garantizar la seguridad estatal en el frente doméstico. Es importante tener en cuenta que al principio realmente no había mucho con qué trabajar.
La fuerza numérica del Ejército Rebelde en 1959
sigue siendo debatida por especialistas en Cuba
y en el extranjero, y la historiadora cubana Marilú Uralde está trabajando para producir algunas cifras definitivas. Lo que sí se puede afirmar
es que cuando La Habana cayó, en enero de ese
año, el Ejército Rebelde sólo tenía algunos miles
de hombres (Macaulay, 1978: 284-295).
Gran parte de ese ejército y muchos de sus
oficiales, con la victoria ya en sus manos, querían regresar a sus hogares1. Al mismo tiempo,
se consideraba que el ejército y las distintas
fuerzas de seguridad de la dictadura de Batista,
de casi cien mil efectivos si se toman en cuenta todos sus elementos, no eran de fiar y, a excepción de aquellos miembros con credenciales
impecables, que nunca se habían involucrado
en torturas y demás excesos, no fueron incorporados a las nuevas fuerzas armadas e instituciones de seguridad del gobierno revolucionario.
Fidel necesitaba gente en la que pudiera confiar
no sólo para las nuevas fuerzas de seguridad,
sino también para manejar gran parte de la economía y del país mismo, pues muchos miembros de la burocracia, la elite de negocios y la
tecnocracia habían abandonado el país.
El Ejército Rebelde se involucró pronto en
el manejo del gran programa de reforma agraria,
de muchas de las industrias nacionalizadas que
pasaron a control del gobierno a medida que la
revolución viraba hacia la izquierda, y de muchos ministerios, además de operar los cuadros
de entrenamiento y ocupar los puestos de mando de las fuerzas armadas y las instituciones de
seguridad que se expandían masivamente. Aunque desde la lucha en Oriente estaban acostumbradas a manejar el gobierno local y la pequeña
industria, el alcance y la variedad de los desa-
245
Hal Klepak
fíos abordados durante este tiempo marcó a las
fuerzas armadas como “revolucionarias” en mucho más que el nombre. A nadie le sorprendió
cuando, en estas circunstancias, el hombre que
había obtenido la mayor fama por su administración del territorio liberado en Oriente durante 1958, Raúl Castro, fue declarado Ministro de
facto de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(FAR) en los primeros días del nuevo gobierno y
de jure en septiembre de 1959, cuando las tres
fuerzas principales fueron reorganizadas bajo
las líneas que esencialmente mantienen hasta
hoy2. Hasta que asumió la presidencia en el verano de 2006, Raúl Castro se mostró más que
capaz de guiar a las FAR y a las demás fuerzas de
seguridad en la variedad de tareas, tanto tradicionales como “revolucionarias”, que les serían
encomendadas durante esos cuarenta y siete
años. La tarea central, la disuasión de un ataque
de Estados Unidos, apareció de manera crucial
en su primer discurso como ministro, cuando
dijo, “No estaremos jamás satisfechos hasta que
por nuestra organización (...) nuestro país esté
en condiciones de hacerse respetar militarmente por pequeños y poderosos”3.
En los primeros meses, para Fidel el Ejército Rebelde debía seguir siendo una pequeña
fuerza, quizás una cuarta parte de las fuerzas
militares de Batista, con un armamento más o
menos estándar para unas fuerzas armadas latinoamericanas en dicha época. Por supuesto,
esta idea cambió a medida que evolucionaban
las amenazas extranjeras (Estados Unidos) y
domésticas. Ya en septiembre estas amenazas
eran tales que los tres servicios armados fueron
reorganizados bajo lineamientos profesionales,
dejando atrás buena cantidad de las tradiciones
románticas del monte, y tres meses después se
formó la primera de las grandes milicias, las Milicias Nacionales Revolucionarias.
Un problema clave era armar a estas fuerzas. Decenas de miles de voluntarios nuevos se
estaban inscribiendo, incluyendo muchas mujeres ansiosas de defender al país y su nuevo
proyecto de reforma, siguiendo otra tradición
de la lucha en el monte. Sin embargo, Estados
Unidos, el proveedor tradicional y más barato
de armas para las fuerzas armadas cubanas, se
negó a proveérselas al nuevo gobierno y ejerció
gran presión para que sólo los más osados de
sus aliados se atrevieran a hacerlo. Esta resultó ser una decisión crucial de Estados Unidos
pues, dada la naturaleza y la fuerza de las amenazas a las que se enfrentaba el gobierno cubano, la consecución de armas era esencial para
su supervivencia. En este momento clave, La
Habana tuvo que considerar la única otra fuente que existía, los países del Pacto de Varsovia
(Thomas, 1971: 1009-1242).
En 1960, Moscú acordó con cierta reserva
que le proveería una cantidad limitada de armas
a las crecientes fuerzas armadas en Cuba y que,
con el tiempo, entrenaría a efectivos seleccionados de las FAR en su uso. El sabotaje, animado o
instigado por Estados Unidos, creció entonces en
intensidad y frecuencia con la famosa explosión,
en marzo de ese año, del barco mercante francés La Coubre que traía armas belgas a la isla, y
que actuó como un catalizador importante en la
espiral descendente de las relaciones bilaterales
(para un vistazo general de este incidente, véase,
Szulc, 1987: 514-517). Ochenta y una personas
murieron en la explosión y Fidel culpó a Estados
Unidos a viva voz, llamando al pueblo a que se
preparara para defender la revolución contra un
gobierno que utilizaría cualquier medida para
derrocarla. Al final de su discurso pronunció por
primera vez la frase que ahora es una constante:
“¡Patria o muerte, venceremos!”.
En ese momento comenzó seriamente la organización de instituciones de seguridad para
defender la revolución en contra de los enemigos
internos. Las primeras habían sido pocas, pequeñas, y con poca influencia relativa. De las nuevas las más impresionantes fueron los Comités
de Defensa de la Revolución (CDR): grupos de voluntarios de barrios y bloques de apartamentos
que, mientras hacían toda clase de obras sociales valiosas, también se mantenían atentos a la
actividad antigubernamental (llamada “contrarrevolucionaria”) en su sector (Malmierca, 2005:
246
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
especialmente 24-25). Estos Comités se hicieron
tristemente famosos por fuera de Cuba y fueron
objetivo de críticas intensas entre los grupos de
derechos humanos. Indudablemente, los Comités sí tienen un papel de vigilancia que resulta
infortunado. Sin embargo, en Cuba son más conocidos por organizar ferias locales, cuidar de
los ancianos, estar pendientes de los solteros que
viven solos, hacer fila para distintos elementos
del sistema de raciones cuando alguien no lo
puede hacer, y otras tareas relacionadas. Pero,
especialmente en los primeros años de la revolución, cuando ésta no se hallaba consolidada
y la oposición estadounidense era más directa,
desempeñaron un papel claro y valioso en identificar y erradicar la oposición activa.
Conformados a fines de septiembre de 1960,
los CDR estaban en operación y fueron útiles
cuando sucedieron los eventos de la bahía de
Cochinos, apenas unos meses después. Le permitieron al gobierno neutralizar con velocidad y
eficiencia los elementos anticastristas y bloquear
cualquier asistencia brindada a los invasores o
a quienes estaban de su lado. Tal fue su utilidad
que en los años siguientes fueron expandidos
enormemente y ahora tienen más roles, incluyendo prestar asistencia en campañas de vacunación, la campaña para erradicar zancudos portadores del dengue, preparar a los jóvenes para
sus dos años de servicio militar obligatorio, reintegrarlos después de dicho servicio y muchas
otras actividades. Sin embargo, siguen siendo
una herramienta gubernamental para detectar
señales tempranas de oposición activa.
Otra organización masiva incluye las Brigadas de Producción y Defensa que, aun cuando
menos importantes que los CDR, pueden entrar
en operación y defender a la revolución de modo
notable, como se vio en su papel potencial para
frustrar los disturbios del Habanazo durante
agosto de 2004 (para una mirada excelente sobre
este evento extraordinario y las condiciones del
periodo especial que llevaron a él, véase Campo y Pérez, 1997). Estos son sindicatos obreros u
otras organizaciones de masas, grupos locales de
trabajadores o campesinos que, dentro de sus fá-
bricas o trabajos agrícolas, acuerdan desplegarse
y apoyar a la revolución si esta se ve amenazada
y, en general, a cumplir cualquier tarea que les
sea asignada si son llamados para ello. No son
tan omnipresentes como los CDR pero también
le reportan, por medio de la cadena de mando, al
Ministerio de las Fuerzas Armadas (Minfar) que
se encuentra en la cima.
Se sabe mucho menos acerca del sistema de
seguridad de Estado, responsable de la protección personal de Fidel, Raúl y otros altos oficiales
del gobierno, además de otras áreas del tejido de
la seguridad interna cubana. Este sistema por lo
general se considera como una parte del Ministerio del Interior (Minint) pero tiene algunas secciones más independientes (Klepak, 2008). A la
luz de la amenaza real de asesinato que se cernía
al menos sobre Fidel y posiblemente sobre otros
líderes durante los primeros años, el jefe era un
colaborador cercano de Raúl, el comandante Ramiro Valdez. Sin embargo, en 1985 la organización fue tomada por el general José Abrantes Fernández, quien la dirigió y luego pasó a encabezar
el Minint como un todo hasta el escándalo del
asunto Ochoa, cuatro años después4.
A fines de 1961 se conformó la Dirección
General de Inteligencia, como la agencia principal de inteligencia estatal, posición que continúa teniendo hasta hoy. Sigue siendo responsable de recolectar y analizar inteligencia,
y en tiempos pasados fue la punta de lanza de
la fase de “exportación de la revolución” de la
política extranjera cubana. Organizada desde
muy pronto bajo lineamientos soviéticos, tiene
tres elementos operativos: político y económico,
contrainteligencia externa e inteligencia militar
(Goure, 1989: 183-184). Algunos observadores
creen que en el trabajo de las distintas agencias
de inteligencia hay demasiado traslape, y existen
desacuerdos acerca de su eficiencia en general.
Brian Latell, un estadounidense observador
de Cuba, dice que la estructura de seguridad e
inteligencia cubana es una de las seis mejores
del mundo. Por otro lado, el ex embajador mexicano en Cuba, Richard Pascoe Pierce, que trató
247
Hal Klepak
de cerca con todo el sistema durante dos años,
tiene una lectura distinta acerca de su calidad y
cree que no es tan bueno como se reporta, esencialmente como resultado del problema de sus
jurisdicciones superpuestas5. A pesar de estas
interpretaciones variadas acerca del Minint y de
la inteligencia y seguridad cubanas en general,
el sistema como un todo no puede ser tan malo,
porque hasta ahora no se ha logrado asesinar a
ningún alto oficial, a pesar de todos los intentos
hechos, y el gobierno se ha mantenido.
El inmenso Ministerio del Interior tiene responsabilidad en un amplio rango de elementos
internos y de algunos externos de la seguridad
nacional e incluso de la defensa. Tiene a su cargo todo, desde el servicio de aduanas hasta los
bomberos, desde la guardia costera hasta la inmigración. Parece estar en todos lados con sus
propias Fuerzas Especiales, que tienen un papel
en reprimir los desordenes que ocurran (para
una historia oficial del Minint y de la seguridad del Estado, véase Ministerio del Interior,
1992). Esto es importante pues significa que las
FAR pueden distanciarse de estos papeles que
podrían, en teoría, poner a prueba su estatus de
fuerza revolucionaria sin mancha, con una firme tradición de que “el Ejército no tira contra
el pueblo”. Esto trae a colación el punto crucial
que debemos resaltar y es que, sin importar la
forma en que se vea en el papel, todo el sistema le reportó siempre a Raúl cuando éste era
Ministro de las FAR. No queda claro si esto cambiará ahora que es presidente, pero hasta ahora
el sistema tiene diversos elementos, todos reportando hacia arriba a lo largo de la cadena de
mando. Y así tiene que ser en un país en donde
los límites entre la defensa y la seguridad son
completamente borrosos.
Por último, tenemos la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), una fuerza fundada en 1959
al tiempo con la reorganización de las Fuerzas
Armadas. La PNR se considera completamente
divorciada de las tradiciones policiales del régimen anterior y, al igual que las fuerzas armadas,
se ve a sí misma como una fuerza policial del
pueblo, con una misión revolucionaria que la
distingue de otras fuerzas policiales en las Américas. Expandida de manera dramática y con
demasiada rapidez durante los años noventa,
como respuesta a lo que los cubanos han denominado la ola de crimen del periodo especial,
sus estándares han disminuido como resultado
de esto. Los estándares de educación han caído
dentro de la fuerza y su popularidad entre el
público también ha sufrido. De su prestigioso
puesto anterior como la fuerza policial más popular de Latinoamérica, a excepción de los Carabineros en Chile, la PNR ha decaído mucho, al
menos en las ciudades.
La fuerza es omnipresente en muchas ciudades grandes, en especial en La Habana y otras
áreas turísticas, pero se despliega más comúnmente en las áreas rurales y en los municipios
menores de la isla. La policía local mantiene
altos estándares, pero abundan las quejas de corrupción, aunque sea en los niveles más bajos, y
una población acostumbrada a una alta eficiencia y cortesía policial está viendo como eso se
va atrofiando. Esto no debe llevarse muy lejos y
debe entenderse como un declive, no como un
colapso. La policía cubana tiene menos probabilidad de aceptar un soborno que casi cualquier
otra fuerza latinoamericana; pero para los cubanos resulta inaceptable el hecho de que exista
cualquier posibilidad, sin importar lo pequeña
que sea. Desde la expansión ha sido difícil saber
cuál es el tamaño de la fuerza, pero es claro que
es considerable.
3. Recursos del Estado
para la defensa y la seguridad
Con este trasfondo podemos mirar los recursos
del Estado cubano en los campos de la defensa y la seguridad o, para ser consistentes, en
el campo único que, en el contexto cubano, es
la defensa y la seguridad. Esto se refleja en las
cuentas del país, en las que sólo existe un ítem
llamado “defensa y seguridad interna”, y no dos
cuentas individuales.
248
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
Las fuerzas armadas y de seguridad conformadas por el Estado cubano siguen existiendo
con la misma formación esencial que cuando
fueron creadas a principios de los años sesenta.
Esto no debe cegarnos al hecho de que los tiempos han cambiado. La estrecha conexión militar
establecida entre Moscú y La Habana durante
los años previos al colapso de comienzos de los
noventa reconfiguró a las FAR como una fuerza
profesional de tendencia claramente soviética
(en Pavlov, 1993, se halla la mejor descripción
de este punto). Los soviéticos le proveyeron a
las FAR un modelo, equipos, armamento, entrenamiento, hasta cierto punto pensamiento
estratégico, puestos en el extranjero, tácticas,
uniformes, estructura y organización, sistemas
logísticos, repuestos, combustible e incluso una
forma de marchar. Aunque Cuba sigue siendo
Cuba y las fuerzas armadas siguen ligadas de
cerca con la cubanía, debe decirse que para un
observador externo estas tienen rasgos muy soviéticos en todos esos otros aspectos.
Así, el final de la conexión soviética golpeó
particularmente duro a las FAR, en especial en
términos de puestos y cursos en el extranjero,
exposición al mundo, acceso a inteligencia,
combustible, repuestos y nuevas armas. Esto
ocurrió al tiempo que a las FAR se les estaba
pidiendo asumir nuevas funciones durante la
onda expansiva del periodo especial, funciones
en la producción agrícola y la administración
de negocios, y enfatizar otras áreas como las
operaciones antinarcóticos y contra la migración ilegal, para demostrarle a Estados Unidos
que Cuba podía ser un buen socio en asuntos
de seguridad y que no era una amenaza para su
vecino del norte.
A las FAR se les pidió que hicieran todo esto,
que se alimentaran ellas mismas, que operaran
con 10-30% de sus anteriores asignaciones de
combustible, que hicieran su trabajo con una
fracción de su anterior presupuesto, sin recibir
equipos o armamento nuevo, ni repuestos para
los equipos antiguos6. Pero iban a llegar cosas
peores. Fidel había dicho al principio que la na-
turaleza de la amenaza estadounidense era tal
que aun cuando otras partes del Estado tendrían
que apretarse los cinturones como resultado de
la crisis, durante el periodo especial el país tendría que mantener la guardia más alta que nunca
y que, por tanto, las FAR tendrían que recibir un
apoyo igual al que habían estado recibiendo7.
Sin embargo, la realidad se impuso y las fuerzas
sufrieron recortes repetidos que en pocos años
las dejaron con apenas 60.000 efectivos regulares en lugar del cuarto de millón que había
servido durante la guerra fría. Durante ese mismo periodo, el servicio militar obligatorio para
los jóvenes, que en 1963 se había fijado en tres
años, debió recortarse a dos.
En pesos, el presupuesto de defensa también
disminuyó en un cuarto durante el primer año
del periodo especial y en casi dos terceras partes
en los primeros cinco años8. Si estas cifras no
son suficientemente abrumadoras, se debe recordar que en dólares el desastre fue aún mayor.
Para 1995 el valor del peso, fijado formalmente en un peso por dólar en 1990, había caído a
26 pesos por dólar. En síntesis, las FAR estaban
operando virtualmente sin recursos a excepción
de lo que podían encontrar ellas mismas.
El sistema de reservas también fue golpeado,
en especial por la falta de combustible para el
transporte, lo cual dio como resultado una falta
de oportunidades de entrenamiento y de otras
partes esenciales del sistema de defensa. Desde
1959, Cuba había dependido de sus reservas para
completar una fuerza y una postura de defensa
que le dieran serias dudas a Estados Unidos a la
hora de intentar una invasión. Estas reservas se
habían vuelto un poco menos centrales como
resultado de la expansión de la fuerza regular
en los años setenta, y cuando el gobierno de Ronald Reagan (1981-1985; 1985-1989) empezó a
cumplir sus promesas de “revertir el comunismo”, mencionando a Cuba como un buen lugar
para empezar, La Habana pidió garantías a Moscú de que seguiría apoyando a la isla en caso de
un ataque. Cuba no recibió tal garantía y empezó a darse cuenta de que si quería impedir un
249
Hal Klepak
ataque así tendría que pararse en sus propios
pies en asuntos militares (Furiati, 2003: 548).
El resultado fue simplemente el incremento
masivo en las fuerzas de reserva, aumentándolas hasta tener casi 800.000 miembros de todos
los rangos. Aun cuando la población de Cuba
había alcanzado 10 millones de habitantes, un
esfuerzo de este tamaño era desconocido en la
historia de las Américas. Por otro lado, el nivel
de la amenaza también lo era. El incremento
ocurrió con la creación de las Milicias de Tropas
Territoriales (MTT), que no sólo tenían el papel
de apoyar a las tropas regulares durante los primeros días de una invasión, sino que debían soportar el peso del ataque cuando dichas fuerzas
regulares tuvieran que replegarse y reorganizarse. Esta organización se convirtió en una de las
fuerzas de reserva más impresionantes jamás
vistas en el hemisferio y la mejor que se hubiera
organizado en una nación latinoamericana.
Sin embargo, ahora casi no tenían combustible, sus repuestos se estaban acabando, sus
oportunidades de adquirir nuevos equipos o
armamento eran un sueño y la capacidad de
fuerza regular en la que se habían apoyado para
entrenamiento y apoyo estaba extendida más
allá de toda medida. La validez de la doctrina
de la guerra de todo el pueblo, adoptada de los
vietnamitas a comienzos de los ochenta, parecía
estar siendo cuestionada por primera vez mientras las FAR, tanto regulares como de reserva, se
tambaleaban bajo estos golpes.
Las cosas han mejorado desde los peores días
del periodo especial entre principios y mediados de los años noventa. A las FAR se les entregaron recientemente algunos vehículos chinos
sin blindaje para transporte y entrenamiento
liviano. Hay mayor disponibilidad de combustible gracias a acuerdos con Venezuela. Se han
comprado o intercambiado algunos repuestos,
y las condiciones en áreas de entrenamiento
y cuarteles, que se habían deteriorado rápidamente durante los peores años, están mejorando. El presupuesto se está recuperando lentamente, aunque sigue estando lejos de las glorias
pasadas. Se redujo el impacto de algunos de los
cuellos de botella para la promoción, obvios en
una fuerza que ha sufrido recortes tan grandes.
El salario militar aumentó, al menos para la tropa regular, y esto es particularmente cierto para
aquellos que trabajan en deberes agrícolas9.
Tres pequeños navíos de guerra finalmente
fueron entregados a la Marina de Guerra, aunque es interesante notar que están diseñados
para tareas antinarcóticos y de migración ilegal,
actividades que complacen a las autoridades de
defensa y seguridad de Estados Unidos, y no
para las tareas tradicionales de disuasión y defensa de la Marina de Guerra Revolucionaria. La
moral también ha subido, aun cuando resulta
esencial mencionar que la moral militar, aunque parezca sorprendente, no sufrió mucho en
general durante el periodo especial. Esto podría
deberse a varias razones, incluyendo el hecho
de que a las tropas les gusta responder a los
desafíos y sentirse útiles; en todo caso, sin importar la razón, todos los observadores están de
acuerdo en que la moral no decayó tanto como
era de esperarse y que ha permanecido razonablemente alta durante toda la crisis.
Sin embargo, estos elementos positivos han
ocurrido en un contexto general que ha sido
constantemente muy negativo. Las restricciones de combustible siguen siendo severas, las
promociones lentas para muchos efectivos, los
salarios abismalmente bajos, el entrenamiento
en el extranjero sigue sin existir, aunque algunos puestos en Venezuela han aliviado esta
situación un poco, y los repuestos y equipos
nuevos todavía son difíciles de conseguir. Más
preocupante en términos estratégicos, la reserva
sigue estando en problemas a pesar de su desempeño sorprendentemente bueno en los ejercicios “Bastión” que Cuba ha reiniciado en la
primera década del siglo XXI. El país sigue “volando a ciegas” en términos de su inteligencia
militar como resultado de la falta de recursos
para mantener siquiera una docena de delegados militares en el extranjero, y por el final de
la conexión soviética.
250
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
Los pilotos de la Fuerza Aérea Cubana siguen
sin volar suficientes años para tener un entrenamiento eficiente y tienen muy pocos aviones
que puedan volar en tiempos de necesidad. La
Marina de Guerra ha perdido todas sus capacidades de “aguas profundas” y se ha visto reducida
a una fuerza defensiva que sólo puede operar en
los cayos y las islas de archipiélago. Las fuerzas
armadas regulares siguen siendo muy pequeñas
en comparación con las tareas existentes, que se
han incrementado mucho debido a la devastación causada por la serie de huracanes que ha
golpeado la isla en años recientes.
A pesar de esto, el elemento terrestre de las
FAR mantiene una fuerza disuasoria desplegable grande, con tanques, vehículos blindados
de transporte de personal, vehículos especiales
antitanque, un amplio rango de artillería incluyendo mayormente sistemas autoimpulsados y
misiles antiaéreos y antitanque antiguos pero
funcionales. Esta fuerza está dividida en tres
ejércitos, el Occidental, el Central y el Oriental,
diseñados para ser lo más independientes posible en sus operaciones de defensa, debido a las
dificultades que traería el apoyo mutuo si Estados Unidos lanzara un ataque importante.
Mientras que la mayoría de las divisiones
cubanas son de tipo “B” y “C”, muchas mantienen plena capacidad de respuesta y los observadores las califican como listas y dispuestas
para el combate, así sólo estén equipadas con
equipos y armas viejas10. Ese material de guerra,
aunque antiguo, usualmente se encuentra en
buenas condiciones debido a la práctica generalizada desde el principio del periodo especial
de canibalizar vehículos y armas. La gran cantidad de vehículos y armas provistas por la Unión
Soviética por tanto tiempo significa que las FAR
reducidas de los últimos veinte años han tenido
más equipos de los que pueden usar. Esto les
ha permitido tomar repuestos de los vehículos
y las armas no utilizadas para hacer funcionar
las que realmente se necesitan. Sobra decir que
esto tendría un efecto indeseable en el caso de
una movilización total de la nación bajo la estrategia de la guerra de todo el pueblo. Por otro
lado, los ejercicios son razonablemente realistas
a pesar de la enorme falta de repuestos, y las
movilizaciones de práctica parecen ser frecuentes, por lo general con una buena participación
y organizadas de manera eficiente. Es más difícil evaluar el entrenamiento de la reserva, área
que sigue siendo una prioridad del liderazgo de
las FAR que entiende su importancia para cualquier posición disuasiva efectiva.
4. Esquemas de integración regional
En el caso cubano, su aislamiento relativo durante tanto tiempo, especialmente en el área de
la defensa, significa que su participación en la
integración regional en iniciativas en esa área,
está, cuando menos, en su infancia. A pesar de
la retórica de la Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba) y de la solidaridad bolivariana, Cuba siente que sigue estando básicamente sola en términos de defensa y seguridad.
Esto no significa que el liderazgo de las FAR no
entienda los importantes cambios en la situación estratégica de Cuba como resultado del
movimiento hacia la izquierda en Latinoamérica y la aparición de gobiernos izquierdistas en
gran parte de la región. Pero sí quiere decir que
esos mismos comandantes reconocen que hay
dificultades significativas para transformar esa
ventaja política general en algo que sea directamente útil para la defensa.
Cuba no se ha interesado en la alianza anti
Estados Unidos de países latinoamericanos
como ha sido la propuesta del presidente Hugo
Chávez, de Venezuela. La Habana siente que
esto sólo provocaría a Estados Unidos y que
no ayudaría a los esfuerzos cubanos de tender
puentes con esa nación y sus fuerzas de defensa. Los cínicos, tanto uniformados como no,
señalan también que si las cosas se complican
los demás países poco podrían hacer para ayudarle a Cuba, pues esta última probablemente
sería el primer campo de batalla en cualquier
conflicto con Estados Unidos. Ninguna de las
251
Hal Klepak
fuerzas armadas de Bolivia, Ecuador, Nicaragua
o Venezuela se encuentra en una posición para
realizar operaciones de guerra importantes contra Estados Unidos en la esfera geográfica donde
se encuentra Cuba. Cuba, entonces, tendría que
defenderse sola, pero dentro de un ambiente estratégico aun más hostil.
En términos de la defensa real, la Alba sigue
siendo un asunto lejano para las FAR, aun cuando se están haciendo cosas interesantes en áreas
tan variadas como la seguridad personal de altos oficiales, preparación para desastres y asistencia, medicina militar y ciertas oportunidades
limitadas de entrenamiento en otras áreas. Con
Ecuador y Bolivia se está haciendo más bien
poco y, a pesar de los enlaces históricos entra
las FAR y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y sus fuerzas armadas en Nicaragua, hay poca cooperación activa entre los dos
países en el área de la defensa.
Lo mismo ocurre en el Caribe. A pesar de
que Cuba se ha integrado en un amplio rango
de actividades y foros de cooperación regional, esto no ha incluido la defensa de ninguna
manera significativa. Esto refleja sin duda el
dominio estadounidense en la subregión y las
dudas que existen en el Caribe acerca de la conveniencia de despertar la ira del gigante con la
inclusión de Cuba. Pero también debe decirse
que, en todo caso, las dificultades económicas
de Cuba limitan sus posibilidades de jugar en
la región. La excepción se encuentra en el campo de las operaciones antinarcóticos, en el que
las FAR cooperan con la Fuerza Real de Defensa
de las Bahamas y, más ocasionalmente, con las
fuerzas británicas y jamaiquinas que intentan
detener el comercio hacia el norte (Arias Fernández, 2001 y 2008).
Extrañamente, lo que uno podría llamar la
cooperación en defensa “regional” está floreciendo más con Estados Unidos, así sea en niveles bajos. Cuba dejó de ser una amenaza para el
Pentágono hace muchos años, como se demostró durante el famoso debate de la enmienda
Graham en los años noventa. El Departamento
de Defensa se ha unido a la Guardia Costera de
Estados Unidos y a la Agencia Federal Antinarcóticos (Drug Enforcement Agency, DEA) para
pedir mayor cooperación con Cuba, un combatiente acérrimo en la lucha contra las drogas, en
la batalla contra este flagelo.
De acuerdo con un acuerdo de cooperación
bilateral firmado a mediados de los años noventa, la Guardia Costera cubana y su homóloga estadounidense (United States Coast Guard, USCG),
y ocasionalmente otras fuerzas de defensa y seguridad, cooperan para manejar el problema de
la migración ilegal que encaran ambos países. Y,
a pesar de que no existe un acuerdo similar entre
La Habana y Washington para operaciones antinarcóticos, en la práctica las FAR cooperan con
la USCG y en ocasiones con la Armada estadounidense detectando e interceptando aviones y
barcos sospechosos que transitan hacia destinos
en Estados Unidos. Esto por lo general se hace
por medio de los británicos que tienen un activo
e impresionante programa de entrenamiento y
cooperación con los cubanos en esta área, o por
medio de las Bahamas. Pero en más de una ocasión se han encontrado formas de pasarle información clave a las autoridades estadounidenses
de manera más directa (y más rápida).
Una cooperación igual de impresionante
pero de bajo perfil ocurre entre las FAR y la Armada de Estados Unidos en torno a los asuntos relacionados con la base en Guantánamo.
Las relaciones entre los infantes de marina de
Estados Unidos en la base y las tropas guarda
fronteras en el lado cubano son excelentes y hay
toda clase de operaciones de cooperación, construcción de confianza, reuniones periódicas y
buenas comunicaciones. Y las ofertas cubanas
de asistencia en asuntos relacionados con el terrorismo han sido razonablemente bien recibidas, excepto en los sectores anticubanos más radicales. Finalmente, las solicitudes de permiso
hechas por Estados Unidos para usar el espacio
aéreo para el paso de aviones en misiones de
asistencia frente a desastres naturales han sido
recibidas con respuestas rápidas y eficientes de
las FAR. Queda claro que todo esto no cambia la
252
“Aquí no se rinde nadie”: seguridad y defensa cubana en contexto
posición del gobierno de Estados Unidos sobre
Cuba, pero está construyendo lentamente un
grado considerable de confianza mutua entre
los sectores militares y de seguridad claves en
ambos países.
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5. Consideraciones finales
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y las demás fuerzas de seguridad ligadas a ellas, han
tenido un éxito envidiable en la defensa del experimento revolucionario de su nación en contra de los enemigos internos y externos. El gobierno revolucionario, sin importar la opinión
que se tenga de él, sigue en el poder después
de más de medio siglo, a pesar de la oposición
seria y violenta en casa y de enemigos feroces y
muy poderosos en el extranjero. Sus fuerzas de
seguridad se han mostrado más que capaces de
defender la revolución contra sus enemigos.
Además, las FAR han llevado a cabo los esfuerzos militares más importantes hechos por
cualquier país latinoamericano por fuera de la
región, especialmente en África, y han regresado con honra y éxito. Incluso la derrota en
Granada era inevitable dada la fuerza abrumadora que desplegó Estados Unidos durante su
invasión en 1983. Las FAR son populares, bien
respetadas, eficientes, útiles para la defensa y
también para muchos otros campos de la vida
nacional, y han provisto un escudo permanente
de defensa y disuasión tras el cual el experimento revolucionario ha podido seguir su rumbo.
Estados Unidos toma muy en serio la capacidad
de defensa de Cuba, en especial cuando ha tenido ocasión de pensar en ejercer más presión
militar directa sobre el gobierno de Castro, y
hasta ahora ha evitado usar la opción militar en
su trato con dicho gobierno. Dado el nivel de
amenaza al que se ha enfrentado Cuba durante
tanto tiempo, sus éxitos son valiosos objetos de
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253
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Paterson, Thomas G. (1994). Contesting Castro. The United States and the Triumph of the Cuban Revolution,
Oxford University Press, New York.
3
4
Este asunto involucró a un general muy alto de las
FAR y dos coroneles, todos fusilados por sus enla-
Pavlov, Yuri (1993). The Soviet-Cuban Alliance, 19591991, Transaction Publishers, New Brunswick
(New Jersey).
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Cubana, La economía cubana en el 2001, CEEC, La
Habana.
Citado en ibid., Periódico Hoy, 22 de octubre 1959.
ces con una red ilegal de agentes internacionales de
drogas que estaban usando a Cuba para enviar drogas hacia Estados Unidos. En las circunstancias cubanas esto se consideró traición. Véase la opinión
de Fidel mismo acerca de este asunto en Ramonet,
2006: 419-435.
5
Pérez, Louis (1999). Cuba between Empires, 1878-1902,
University of Pittsburgh Press, Pittsburgh
Véase Latell, 2006: 102. Las memorias del tiempo
que pasó Pascoe Pierce en Cuba se encuentran en
Pierce, 2004..
6
–––––––. (1999). On Becoming Cuban: Identity, Nationality and Culture, University of North Carolina Press,
Chapel Hill.
Raúl Castro, entrevista con El Sol de México, op. cit;
y Montes, 1993: 21; y entrevista con el brigadier general Orlando Almaguel Vidal, en Báez, 1997: 246.
7
Castro, 1992: 148.
8
Estas cifras vienen de los años correspondientes del
Anuario estadístico de Cuba, publicado por la Oficina Nacional de Estadística, La Habana. Para mayor
discusión acerca de estos asuntos, véase Klepak,
2005, especialmente pp. 92-97; y Pérez Villanueva,
2002: 19-40.
9
El EJT (Ejército Juvenil de Trabajo) fue fundado en
1973 para usar al excedente de jóvenes disponibles
para el servicio militar en actividades útiles para
el Estado en la agricultura, y ha demostrado ser de
gran beneficio para la nación en los años del periodo especial. Sus miembros y los de otras unidades
en estas tareas pueden recibir un salario superior al
de un soldado normal que esté prestando su servicio militar obligatorio.
Pierce, Pascoe (2004). En el filo: historia de una crisis
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Notas
1
Véanse los comentarios acerca de este punto en entrevistas con los altos oficiales en Báez, 1997.
2
Sobre los éxitos administrativos extraordinarios
de Raúl en su sector de Oriente durante la guerra,
véase Diago Izquierdo, 2007, especialmente pp. 79110. Para la reorganización de las FAR, véase Buch
Rodríguez y Suárez Suárez, 2002: 90-93.
10 El Ejército sigue usando el sistema soviético de designar sus divisiones como tipo A (con plena fuerza
en hombres y equipos), tipo B (fuerza reducida en
ambos aspectos pero funcional), y tipo C (esencialmente no son más que cuadros para ser complementados con fuerzas de reserva según la necesidad).
254
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales
en seguridad y defensa
Pablo Celi
Resumen ejecutivo
E
cuador ha atravesado situaciones complejas en los ámbitos de seguridad y defensa en los últimos años, derivadas de los efectos que
tiene el conflicto interno colombiano en la frontera norte del país y
de las discrepancias en torno al control de la violencia transfronteriza, que
se han mantenido como factor de tensión en las relaciones bilaterales y han
trascendido el contexto subregional, ocupando la agenda de la Unión de
Naciones Suramericanas (Unasur), la Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba) y la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Sin embargo, desde agosto de 2009, bajo la presidencia ecuatoriana, se
fortaleció la proyección regional del Consejo de Defensa Suramericano (CDS)
como instancia de cooperación y construcción de mecanismos de confianza, en medio de los disensos acerca de la presencia estadounidense en bases
militares en territorio colombiano, las incertidumbres frente al incremento
de presupuestos y adquisiciones militares y las percepciones divergentes
sobre los acuerdos de algunos países miembros con actores extra regionales
en asuntos de seguridad y defensa.
En el ámbito interno, la reforma del sistema de seguridad y defensa
constituye un asunto trascendente en la institucionalidad pública del país,
proceso que proviene de las trasformaciones resueltas por la Asamblea
Nacional Constituyente y recogidas en la nueva Constitución y las implementadas por el gobierno del presidente Rafael Correa (2007-2009; 2009-)
255
Pablo Celi
mediante reformas legales y decisiones administrativas para la gestión institucional de la seguridad y la defensa nacional.
En este proceso se presentan situaciones innovadoras en torno a la conducción civil del Ministerio de Defensa y su reestructuración, la implantación legal del sistema de seguridad pública y del Estado y la readecuación
del sistema de inteligencia.
La restructuración del sector defensa ha ido acompañada del incremento en los recursos presupuestales y un amplio plan de renovación y repotenciación de la infraestructura y el equipamiento militar.
Los problemas de seguridad ciudadana continúan siendo un asunto fundamental de la agenda gubernamental, que ha tenido variantes de gestión
en el Plan de seguridad ciudadana y el proceso de modernización y reforma
de la Policía.
***
1. Escenario y conflictos
de seguridad y defensa
La situación de seguridad en Ecuador ha evolucionado de acuerdo con factores externos, el
conflicto fronterizo con Colombia, e internos:
las reformas institucionales en el sector defensa
y el crecimiento y la complejidad de los problemas de seguridad pública.
La irradiación del conflicto interno colombiano en la frontera norte del país continuó
siendo el principal factor de tensión en materia
de seguridad y defensa, agravado por los efectos
político-militares que dejó el bombardeo a un
campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en Angostura, en
marzo de 2008, tras el cual las relaciones bilaterales sufrieron su resquebrajamiento más grave, que llevó a la ruptura de parte del Ecuador,
manteniéndose una situación de inestabilidad y
tensiones que han gravitado en la evolución del
sistema de defensa.
Como resultado del desborde transfronterizo
de la violencia armada, se ha ido incrementando
la participación militar del país en la situación
de fuerza que compromete la franja fronteriza
colombo-ecuatoriana. Este hecho condiciona
la agenda de defensa, que supuso una mayor
movilización militar hacia esa frontera, la repotenciación de capacidades de infraestructura
y armamento y un proceso de reestructuración
funcional y operativa de las Fuerzas Armadas, a
fin de adecuarlas a las tareas y cursos de acción
derivados del conflicto que afecta la relación bilateral.
No obstante la reactivación, en noviembre
de 2009, de la Comisión Binacional Fronteriza
(Combifron), mecanismo de acción inmediata
para el seguimiento y consecución de los compromisos militares y policiales de seguridad
fronteriza, los principales factores de tensión
entre los dos países continúan siendo el problema del control de la frontera común, en la que
operan diverso tipo de fuerzas irregulares: guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes; y las
orientaciones opuestas en cuanto a la caracterización de los factores de riesgo y de los medios
para combatirlos.
El conflicto con Colombia ha sobredeterminado muchos aspectos de la política exterior
256
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
ecuatoriana. En el último año, y coincidente
con el ejercicio de la presidencia pro tempore de
Unasur y del Consejo de Defensa Suramericano,
el conflicto bilateral ha trascendido el contexto
subregional y las diferencias en política exterior
y de defensa de los dos países se han explicitado en organismos como Unasur, Alba y la propia
OEA, vinculando las tensiones bilaterales con las
preocupaciones multilaterales en torno a la presencia estadounidense en el área y el crecimiento de gastos en defensa y compras de armamento
por parte de los países colindantes al conflicto.
Tras la entrega de la base aérea de Manta por
parte de Estados Unidos, por la finalización y no
renovación del acuerdo de utilización por parte de Ecuador, el conflicto por la presencia de
fuerzas armadas estadounidenses en la zona se
desplazó hacia Colombia, tras el nuevo acuerdo
entre los gobiernos de ambos países, que autorizaba la utilización de siete bases colombianas a
efectivos del ejército de Estados Unidos.
Este acuerdo generó incertidumbre y reacciones adversas en la región. En la cumbre de Unasur en Bariloche (a finales de agosto de 2009),
Ecuador ejerció una fuerte presión para que se
expidiera una resolución en la que se condenara el acuerdo. Aun cuando en la declaración final no se incluyó esta crítica, Ecuador sí logró
un pronunciamiento de advertencia acerca de la
amenaza representada por la presencia de fuerzas militares extranjeras a la soberanía e integridad de los países de la región y a sus efectos contrarios a la paz y la seguridad regionales.
El contexto de confrontación bilateral y la
nueva proyección de la política de fuerza colombiana con el acuerdo colombo-estadounidense para uso de bases militares, acicateó el
clima de desconfianza bilateral, favoreciendo la
aproximación de Ecuador a las posiciones antiintervencionistas venezolanas en el contexto
del Alba y en la polarización de posiciones dentro de la Unasur.
Sin embargo, en el último año, el gobierno
ecuatoriano mantuvo una posición de mayor
apertura a la normalización de las relaciones con
Colombia, que tienden a regularizarse con la conclusión del gobierno del presidente Álvaro Uribe
(2002-2006; 2006-2010). En un primer momento,
el diálogo con la administración del presidente
Juan Manuel Santos (2010-) ha ido ocupando la
diplomacia bilateral en la perspectiva del restablecimiento pleno de las relaciones bilaterales.
2. Evolución de la institucionalidad
y el sistema de seguridad y la defensa
2.1 Reformas legales, roles
y funciones militares y policiales
La nueva Constitución del Ecuador, vigente desde 2008, establece un conjunto de principios que
determinan la naturaleza de la seguridad pública
y la defensa nacional, de los que se han derivado importantes reformas legales y decisiones de
gobierno acerca de sus ámbitos particulares, estructura y funciones, que tienen relación con los
roles asignados a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, integradas en el actual contexto de
transformaciones institucionales.
Con la eliminación de la definición de “fuerza pública”, que agrupaba a las Fuerzas Armadas
y la Policía Nacional, se han precisado las funciones y roles correspondientes a cada institución (Constitución Política del Ecuador, artículo
160), así como el ámbito de su acción específica:
las Fuerzas Armadas “tienen como misión fundamental la defensa de la soberanía y la integridad
territorial”; y la Policía Nacional, definida como
“institución estatal de carácter civil, armada, técnica, jerarquizada, disciplinada, profesional y altamente especializada, cuya misión es proteger el
libre ejercicio de los derechos y la seguridad de
las personas dentro del territorio nacional”, tiene
como misión la “protección interna y el mantenimiento del orden público” (artículo 158).
La profesionalización de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, mediante el perfeccionamiento de sus roles y misiones a partir de
257
Pablo Celi
estas definiciones, constituye en la actualidad
un proceso complejo e inconcluso, que interpela la voluntad política por su profundización,
siendo particularmente controvertidas la intervención de las Fuerzas Armadas en ámbitos de
gestión estatal y actividades empresariales.
El mandato constitucional de que las Fuerzas
Armadas “sólo podrán participar en actividades
económicas relacionadas con la defensa nacional” (artículo 164) no se cumple plenamente:
los procesos de desinversión no han avanzado, manteniéndose la gestión empresarial con
participación militar en alrededor de treinta
empresas en los sectores agrícola, industrial,
comercial, de transportes, de hotelería, textil y
aeronáutico. De igual forma se conserva el concepto de apoyo al desarrollo (artículo 164), a
cuyo amparo se ha mantenido la presencia de la
Fuerza Naval en la empresa estatal de petróleos
(Petroecuador) y la asignación de obras de infraestructura al cuerpo de ingenieros del Ejército.
Por disposición del artículo 44 de la ley de
seguridad pública y del Estado, los miembros
activos de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional no podrán participar en directorios, comisiones, comités, consejos consultivos y, en general, en organismos colegiados de instituciones,
empresas públicas y organismos de regulación y
control, a excepción de las entidades de seguridad social de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional, y de aquellas empresas relacionadas
directamente con la seguridad interna y externa.
La Contraloría General del Estado, por primera vez, en coordinación con el Ministerio de
Defensa Nacional, dentro del Plan anual de control correspondiente a 2009, inició una auditoría de gestión a las empresas militares. En una
intervención que no tiene antecedentes, el ente
de control del uso de recursos públicos procedió
a examinar a veintiocho compañías en las que
el Estado tiene acciones, incluyendo empresas
como Santa Bárbara, Fabril-Fame, Hdineagros,
Acerías del Ecuador, Andec, Explocen Compañía Anónima, Dinmob, Aychapicho, Sepriv Cía.
Ltda., y Omnibus-Transporte S. A.
2.2 Sistema nacional
de seguridad pública y del Estado
El gobierno del presidente Correa ha puesto énfasis en la intervención y control civil de algunos sistemas que estuvieron tradicionalmente
bajo conducción militar directa o indirecta, entre ellos el Consejo de Seguridad Nacional y los
servicios de inteligencia militar y policial.
Con la aprobación y vigencia de la nueva
ley de seguridad pública y del Estado, del 20
de septiembre de 2009, se constituyó el Sistema
de seguridad pública y del Estado, bajo la dirección de la Presidencia de la República y conformado por varias entidades públicas, políticas,
planes, normas, recursos y procedimientos para
la seguridad ciudadana y del Estado.
En esta ley, el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) fue sustituido por el Consejo de
Seguridad Pública y del Estado, definido como
órgano asesor del presidente de la República en
planes, políticas y estrategias de seguridad pública. El Consejo está integrado por el presidente,
el vicepresidente, el presidente de la Asamblea
Nacional, el presidente de la Corte Nacional de
Justicia, los ministros de Defensa, Gobierno, Relaciones Exteriores y de Coordinación de Seguridad, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas y el comandante de la Policía.
Entre los órganos ejecutores del Sistema de
seguridad pública y del Estado se diferencian los
que corresponden a defensa, orden público y gestión de riesgos. En la misma ley se definen como
órganos ejecutores de la defensa el Ministerio de
Defensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores,
que coordinará la cooperación, intercambio de
información y operaciones militares combinadas, y las Fuerzas Armadas. Los órganos ejecutores correspondientes al orden público son el
Ministerio de Gobierno, la Policía Nacional y el
Ministerio de Relaciones Exteriores en el ámbito
de la cooperación internacional.
La ley recoge la definición de la Constitución (en su artículo 388) mediante la cual se
258
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
estableció el Sistema nacional descentralizado
de gestión de riesgo, no subordinado a las estructuras de defensa y seguridad pública, en el
que se articula un amplio grupo de instituciones
públicas y privadas para atender la prevención,
protección, respuesta, mitigación y reparación
ante desastres naturales, catástrofes antropogénicas y otras calamidades.
2.3 Crisis e innovación
en el sistema de inteligencia
Uno de los mayores efectos internos del incidente de Angostura fue el que afectó a la situación de los servicios de inteligencia policial y
militar ecuatorianos, cuyo rol en el hecho fue
duramente cuestionado por el gobierno1, a raíz
de lo cual se impulsó un proceso de evaluación
y reestructuración de los mismos, que generó
tensiones institucionales y puso en evidencia
las limitaciones estructurales de este tipo de actividad en el país.
En ausencia de definiciones estratégicas en
política de seguridad y de una política de inteligencia, estas actividades, bajo las condiciones
de la ley de seguridad nacional, tradicionalmente se encontraban dispersas en dos ámbitos
dicotómicos: el militar y el policial, sin que la
denominada Dirección Nacional de Inteligencia, adscrita al Consejo de Seguridad Nacional,
pudiese integrarlas ni articularlas bajo una conducción política que respondiera a lineamientos
estratégicos de seguridad y defensa. Sus precarias estructuras han sido muy vulnerables a las
coyunturas e influencias exógenas ligadas a la
asistencia externa, sobre todo estadounidense,
en materia de recursos, infraestructura, capacitación y redes de información.
En su organización y funcionamiento la
inteligencia militar se mantuvo circunscrita a
cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas:
terrestre, naval y aérea, con un nivel de coordinación a través de la Dirección de Inteligencia
del Comando Conjunto, pero referidas a sistemas
operacionales independientes, con predominio
de la inteligencia de la fuerza terrestre.
La crisis institucional puso en evidencia las
limitaciones en la capacitación y especialización
funcional, la discrecionalidad y escaso control de
los órganos de inteligencia operativa, sus debilidades presupuestales y tecnológicas y la precariedad de los mecanismos de control y rendición
de cuentas sobre el alcance y la dirección de las
actividades de los organismos de inteligencia en
asuntos de defensa y seguridad interna.
La inteligencia policial se desplegó en ámbitos de lo más diversos: Dirección Nacional
de Policía Especializada para Niños, Niñas y
Adolescentes (Dinapen), tránsito, migración,
servicio urbano y rural, policía judicial, seguridad pública, policía comunitaria. En un ámbito
más especializado, se articuló a la Unidad de
Investigaciones Especiales (Uies), la Unidad de
Antisecuestros y Extorsión (Unase), el Comando Operativo anti Coyotes (Coac) y la Dirección
Nacional Antinarcóticos.
Las actividades de algunas de estas unidades se han financiado con recursos de programas de asistencia estadounidenses, a partir de
los cuales, en ciertos casos, han desempeñado
funciones sujetas a requerimientos de la agenda
de seguridad de ese país. Bajo el supuesto de
sus limitaciones financieras, las dependencias
especiales de la policía han sido destinatarias
de asistencia económica, logística y de capacitación de organismos de Estados Unidos, particularmente orientada a asuntos de narcotráfico,
terrorismo y migración, sin mayor rendición de
cuentas sobre el alcance de estos convenios.
El escalamiento de la tensión fronteriza y la
proyección de los factores de riesgo derivados de
los diversos tipos de violencia asociados al conflicto (armada, delincuencial, social e incluso
militar), representó una alerta política acerca de
los problemas críticos acumulados en las estructuras de inteligencia y evidenció las afectaciones
de su autonomía y la desconexión entre las agencias, poniendo en duda la existencia de un siste-
259
Pablo Celi
ma nacional de inteligencia, sujeto a orientaciones estratégicas de Estado y control político.
En junio de 2009 se creó, por medio del decreto presidencial 1768, la Secretaría Nacional
de Inteligencia, a partir de la reorganización de
la antigua Dirección Nacional de Inteligencia,
asignándole las funciones de planificación, coordinación, supervisión, control y ejecución de
las acciones de inteligencia estratégica y operacional de varios subsistemas: militar, policial,
la Unidad de gestión de seguridad interna de la
Presidencia de la República y otras fuentes de
inteligencia que se pudieran crear.
Posteriormente, en julio de ese mismo año,
la Asamblea Nacional aprobó la ley de seguridad
pública y del Estado, que establece la Secretaría
Nacional de Inteligencia como la entidad responsable del Sistema nacional de inteligencia,
cuyo titular, el secretario Nacional de Inteligencia, no podrá ser miembro activo de las Fuerzas
Armadas o de la Policía Nacional.
Mediante estos dos instrumentos jurídicos
se busca reestructurar los aparatos de inteligencia militar y policial, bajo conducción civil, designada por el presidente de la República, a fin
de establecer mayores controles políticos a las
actuaciones de los organismos de inteligencia y
delimitar los ámbitos de la inteligencia para la
defensa y la seguridad interna.
En líneas generales, para esta reestructuración se consideran: la implementación de una
instancia de inteligencia nacional dependiente
de la Presidencia de la República, que planifique, coordine y articule a los subsistemas de inteligencia militar y policial; la reestructuración
de la dirección y unidades de inteligencia de la
Policía Nacional; la reorganización de las unidades de inteligencia militar y las direcciones de
inteligencia de las Fuerzas Armadas, consolidando la Dirección de Inteligencia del Comando
Conjunto; la diversificación de los programas de
capacitación, concepciones, métodos y prácticas
de inteligencia, a fin de reducir la dependencia
respecto de modelos, enfoques y prácticas predo-
minantemente estadounidenses; la renovación
del personal de inteligencia; la evaluación, y, en
algunos casos, la suspensión de los convenios de
cooperación en esta materia.
El Sistema nacional de inteligencia deberá
operar con base en el Plan nacional de inteligencia, que será aprobado por el presidente de
la República. Este plan deberá fijar las metas
periódicas de las acciones de la Secretaría y los
procedimientos de coordinación entre las entidades que conforman el Sistema: Ministerios de
Defensa, Gobierno, Seguridad y Relaciones Exteriores, Secretaría de Gestión de Riesgos, Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
Adicionalmente, la Secretaría Nacional de
Inteligencia se encarga de elaborar el Plan nacional de seguridad integral. De esta forma se busca
que, bajo un sistema sujeto a una conducción civil responsable de coordinar, articular e integrar
las actividades de los organismos militares y policiales, se avance en la superación de la autonomía operativa, funcional y estructural de esta
función de la seguridad y la defensa nacional.
2.4 Modernización del Ministerio
de Defensa Nacional
La estructura orgánica del Ministerio de Defensa se está reorganizando, a partir del proceso
de modernización institucional iniciado con la
nueva ley orgánica de la defensa nacional, vigente desde enero de 2007, que sustituyó a la
ley orgánica de las Fuerzas Armadas (que estuvo
vigente desde 1990), que se orienta, de acuerdo
con el artículo 8º de la ley orgánica de la defensa, a consolidar al Ministerio de Defensa como
órgano político, estratégico y administrativo de
la defensa nacional.
Las reformas institucionales se desarrollan
como un proceso en el que confluyen definiciones constitucionales, reformas legales y decisiones administrativas para la estructuración
sistémica y la gestión integral de la seguridad y
la defensa nacional.
260
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
En el contexto de las reformas legales, en
el campo de la gestión ministerial, se definió el
Plan estratégico del Ministerio de Defensa Nacional 2010-2013, que se orienta a la integración
administrativa y operativa entre las tres ramas de
las Fuerzas Armadas. Esta integración considera
su mando, administración y operaciones conjuntas; la unificación de los sistemas de inteligencia
e información; el uso conjunto de instalaciones y
servicios; la integración en formación y adiestramiento; la homologación y complementariedad
del equipamiento y las adquisiciones conjuntas
para alcanzar economías de escala.
2.5 Reforma policial
La escalada de situaciones de inseguridad pública2 por la extensión de bandas delictivas y
una mayor actividad del crimen organizado,
que han elevado los índices de homicidios, secuestros, sicariato y otros delitos, apremia la
agenda de seguridad gubernamental, que busca
articular el Plan de seguridad ciudadana con un
proceso de modernización y reforma de la Policía Nacional, tendiente a elevar sus niveles de
profesionalización y eficiencia.
El sistema de investigación policial y los
procedimientos administrativos en la institu-
ción constituyeron aspectos muy polémicos en
la relación de la Policía con el Ministerio de Gobierno, que promueve una nueva ley orgánica
de la Policía Nacional.
La modernización de la Policía se inscribe
en el contexto de una reforma policial plasmada
en una estructura y un sistema de tipo más civil que castrense3. En este contexto se reestructuraron varias unidades de elite de la Policía,
siendo la de mayor trascendencia la Uies, que
se integró a una Dirección de Investigación, y la
creación de la Unidad de lucha contra el crimen
organizado (Ulco).
Tras la disolución de la Uies, unidad que
venía funcionando con recursos financieros y
equipos proporcionados por Estados Unidos4,
se abrieron indagaciones por parte de la Fiscalía a varios oficiales acusados de destrucción de
información y entrega de información a la embajada de ese país.
En procura de una mejor respuesta policial a
la escalada de inseguridad ciudadana, el Ministerio de Gobierno conformó una nueva Unidad
de Lucha Antidelincuencial, constituida por
300 efectivos, como parte de la reestructuración
de la Policía Judicial. A fin de que esta unidad
emprenda un proceso de tecnificación, se la
dotó de 4 millones de dólares para equipos5.
Tabla 1. Policía Nacional,
asignación presupuestal, por componentes
Componente
Millones de dólares
Análisis, investigación, información, diagnóstico
28,20
Prevención y vigilancia
48,75
Relación Policía-comunidad, servicios e imagen
98,26
Auxilio y respuesta
108,66
Bienestar de Policía y familia
15,88
Formación y especialización
7,41
Comunicación
10
Unidades especiales
2,83
Total
320
Fuente: Ministerio de Gobierno. Agenda de seguridad, soberanía y democracia.
261
Pablo Celi
Tras las denuncias por supuestas violaciones de derechos humanos, se disolvió el Grupo
de Apoyo Operacional (GAO), y se abrieron indagaciones contra policías por supuestas torturas contra los detenidos.
La reestructuración de la Policía Nacional
es un componente fundamental del plan de
seguridad ciudadana, al que se han destinado
320 millones de dólares. De este presupuesto
34% se destina para auxilio y respuesta rápida, y 31% para la relación de la Policía con la
comunidad (véase la tabla 1), que constituyen
los dos componentes privilegiados del Plan de
seguridad ciudadana y modernización de la Policía (Ministerio de Gobierno, Cultos, Policía y
Municipalidades, s. f.).
La repotenciación de equipo y material ha
sido parte de la modernización de la Policía Nacional, que ha recibido asignaciones especiales
para ese efecto.
Para la gestión de este presupuesto se creó la
Dirección de Bienes Estratégicos del Ministerio
de Defensa Nacional, como unidad responsable
de los procesos precontractuales, contractuales,
financieros y de seguimiento y evaluación, que
anteriormente gestionaba la extinguida Junta de
Defensa Nacional.
En la implementación de la economía de la
defensa, el plan ministerial considera el mantenimiento de empresas relacionadas con la defensa o de carácter estratégico y el desarrollo de
inversiones o alianzas estratégicas en pos de la
complementariedad e independencia tecnológica en bienes destinados a la defensa.
En 2009 el presupuesto de defensa fue de
1.507’269.497,69 dólares, lo que ubica a este
sector en el segundo rubro de asignación del
presupuesto del Estado con un porcentaje del
27,9% (Acosta, 2010: 94-95), el más alto del último decenio.
3.2 Fortalecimiento de la capacidad
operativa de las Fuerzas Armadas
3. Recursos para la defensa
y repotenciación
de la infraestructura militar
3.1 Nuevo marco de gestión
presupuestal en defensa
Mediante decreto ejecutivo, el presidente de
la República dispuso la extinción de la Junta
de Defensa Nacional a partir del 1 de enero de
2009. La Junta había venido desempeñándose
desde 1962 como una entidad autónoma, administradora del presupuesto reservado y encargada de las contrataciones de bienes, obras y
servicios de la defensa nacional.
El decreto de extinción dispuso además que
las contrataciones de bienes estratégicos para la
defensa nacional se ejecuten por medio del Ministerio de Defensa, para lo cual las asignaciones para contratar estos bienes se incorporaron
al presupuesto del Ministerio de Defensa Nacional y de las Fuerzas Armadas.
La planificación del Ministerio de Defensa prioriza el fortalecimiento de la capacidad operativa
de las Fuerzas Armadas, mediante el planeamiento por capacidades que considera la repotenciación de la infraestructura de las tres ramas. Para
el efecto se prevé una inversión progresiva de
730’371.545 dólares entre 2009 y 2013. De esta
67% está destinada a la repotenciación de la
Fuerza Aérea; 25% a la Fuerza Naval; y 8% a la
Fuerza Terrestre. Los desembolsos se presupuestan en 26% para el año 2009; 35% para 2010;
25% para 2011; 7% para 2012; y 7% para 2013.
A partir del ataque de Angostura el gobierno
planteó un plan de modernización y mejora de
la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas,
enfatizando en que no se trata de una carrera
armamentista, sino de la actualización de la infraestructura, que ha sido postergada por varios
años y requiere de recuperación, con funciones
disuasivas y de control fronterizo.
262
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
En este proceso de repotenciación se destaca el redireccionamiento de las fuentes de aprovisionamiento de material y equipos militares
hacia países como India, Sudáfrica, Brasil, China o Rusia, lo cual responde a la política de no
depender de Estados Unidos.
La repotenciación de la capacidad aérea
incluye aviones de combate y reconocimiento,
helicópteros y radares. Se prevé una inversión
de alrededor de 70 u 80 millones de dólares
en veinticinco aviones supersónicos, entre la
compra de doce naves Cheetah a Sudáfrica, la
repotenciación de siete aviones Kfir y la reparación de seis Mirage 50 donados por Venezuela.
Adicionalmente, se compró a China un sistema
radárico en 68 millones de dólares; siete helicópteros Dhruv, por 45,2 millones a la India; y
a Rusia dos helicópteros NI para transporte de
tropas, por 22 millones (véase la tabla 2)6.
Para la repotenciación del Ejército se destinaron 193,8 millones de dólares para la adquisición de armas y se incrementaron los recursos para sobrevuelos de aeronaves Casa (212 y
232), Cessna, Aravá, Avro, Gazelle, Súper Puma,
MI-171 y Aluete. Desde 2008, el presupuesto de
fortalecimiento de la defensa se destinó principalmente a la compra de armamento y equipos,
a diferencia de lo que ocurría hasta 2007, cuando
se limitaba al mantenimiento del material7.
3.3 Nuevo plan de defensa interna
A partir del bombardeo colombiano en territorio
ecuatoriano contra un campamento clandestino
de las Farc, se evaluaron las fuerzas, se reposicionaron los elementos militares y se redefinieron objetivos, hasta la elaboración del Plan de
defensa interna denominado Patria I, destinado
a mejorar la operatividad militar mediante su
reagrupamiento territorial y el establecimiento
de un sistema de mando unificado con fuerzas
componentes conjuntas, planificación centralizada y ejecución descentralizada. El nuevo diseño busca potenciar el transporte fluvial y marítimo y la aviación, mejorar las comunicaciones
y las capacidades de los equipos de inteligencia
y la velocidad y eficiencia de las operaciones.
De acuerdo con este plan, la protección de
la frontera con Colombia está a cargo de la Fuer-
Tabla 2. Principales adquisiciones militares proyectadas
Aviación
Naval
Ejército
Siete helicópteros Dhruv (India)
Modernización de dos submarinos
Modernización de diez vehículos blindados
Veinticuatro aviones Supertucano (Brasil)
Modernización de armas TBI (submarinos)
Tres helicópteros
Dos sistemas radáricos (China)
Modernización lanchas misileras
Reparación sistemas complementarios aviación
ejército
Avión ejecutivo de reconocimiento
Torpedos
Dieciocho jeeps Agrale Marruá
Recuperación aviones supersónicos Mirage F1 y Kfir
Modernización del sistema naval de defensa (astilleros)
180 visores nocturnos
Equipos y materiales
Seis aviones no tripulados IAI (Israel) sistema de vigilancia nocturna, inteligencia y
radar
Doce vehículos tácticos
Donación aviones (Venezuela)
Seis Mirage-50: fabricados en 1976, modernizados
en 1996, y sus misiles
Dos millones de cartuchos calibre 5,56 mm
833.000 cartuchos calibre 9 mm
Negociación: doce aviones caza Cheetah
(Sudáfrica)
263
Pablo Celi
za de Tarea 1, compuesta por 7.500 efectivos del
Ejército, la Marina y la Aviación, destacados en
forma permanente y apoyados por 1.500 soldados
de diversas unidades, movilizados temporalmente en la zona. Se considera también alrededor de
3.000 policías para el control de delitos como el
contrabando de combustibles y el narcotráfico.
bloques de área, Comunidad Andina de Naciones (CAN), Mercado Común del Sur (Mercosur),
Comunidad del Caribe (Caricom), Sistema de la
Integración Centroamericana (Sica), y cobra mayor proyección el más reciente proyecto subcontinental, la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur).
Con la actual división territorial todas las
provincias fronterizas (Esmeraldas, Imbabura,
Carchi, Sucumbíos, Napo, Orellana y Pastaza)
se integrarán en un solo frente, a cargo de la
Fuerza de Tarea 1. La nueva planificación supone que se intensificará el trabajo de control del
territorio, el cuidado de las áreas estratégicas y
la creación de fronteras vivas, y se impedirá que
cualquier fuerza extranjera ingrese al país, para
lo cual, adicionalmente, en el área fronteriza
de Sucumbíos se planificó la creación de tres
nuevos destacamentos en las zonas de Palmar,
Barranca Bermeja y Cantagallo.
Ecuador asumió la presidencia pro tempore
de la Unasur en agosto del 2009, ejerciéndola
durante el último año sin mayores avances en
su agenda política, comercial, energética, de infraestructura o medio ambiental. La actividad
más dinámica durante el periodo fue la del Consejo de Defensa Suramericano (CDS), del cual
también ejerció la presidencia pro tempore.
En esta planificación confluyen los programas de repotenciación y restructuración de
las Fuerzas Armadas, dentro de un sistema de
mando y operación adaptado a las condiciones
derivadas de la tensión armada en la frontera
norte, lo cual ha impuesto un proceso de readecuación de la infraestructura, la movilización
de recursos humanos y un reposicionamiento
territorial de las unidades militares.
4. Integración regional y cooperación
en seguridad y defensa
La nueva Constitución política define la integración como un “objetivo estratégico del Estado” (artículo 424) y propugna la integración “de manera
especial la andina y latinoamericana” (artículo
4º). Entre los diversos espacios de integración, el
impulso prioritario se orienta hacia “la integración
política, cultural y económica de la región andina,
América del Sur y Latinoamérica” (artículo 418).
Esta definición constitucional se inscribe en
un contexto en el que se redefinen las dinámicas
subregionales de integración de los tradicionales
La presidencia ecuatoriana de Unasur debió
enfrentar, de inicio, la afectación de la situación
colombiana a raíz del acuerdo de utilización de
bases en su territorio por parte de Estados Unidos
y las reacciones adversas que este acuerdo generó. A partir de la Cumbre extraordinaria de Bariloche, en agosto de 2009, el CDS recibió el mandato
de trabajar un diseño de medidas de confianza
y seguridad en la región, que fue ratificado en la
reunión de cancilleres y ministros de Defensa en
Quito, en septiembre del mismo año.
A partir de entonces, bajo la presidencia de
Ecuador, el CDS trabajó el mecanismo de medidas de fomento de la confianza y seguridad,
aprobado en Quito en noviembre de 2009. Este
mecanismo considera como líneas básicas: el
intercambio de información y transparencia en
materia de armamento y presupuestos de defensa; la notificación de actividades militares intra
y extra regionales; un conjunto de medidas en
los ámbitos de seguridad, vigilancia, control de
armas, prohibición de apoyo y prevención de
grupos armados; la garantía de no utilización de
acuerdos que impliquen presencia militar extra
regional en contra de la seguridad y la integridad
territorial de los países miembros y la garantía
de mantener a Suramérica como zona libre de
armas nucleares; y un mecanismo voluntario de
verificación mediante visitas e intercambio de
información militar.
264
Ecuador, tensiones bilaterales y reformas institucionales en seguridad y defensa
La gestión ecuatoriana fue trascendente para
que el Consejo de Defensa Suramericano se afianzara como instancia de construcción de confianza y cooperación, remontando las condiciones
complejas en las que asumió la Presidencia por
los efectos regionales del conflicto bilateral colombo-ecuatoriano, los disensos generados por
las bases militares de Estados Unidos en Colombia, y las percepciones de riesgo y desconfianza
por las adquisiciones militares y los acuerdos extraregionales en materia de seguridad y defensa.
Ecuador ha puesto énfasis en los procesos
y mecanismos de integración en seguridad y
defensa, como una dimensión fundamental de
la integración política, propiciando la constitución de regímenes de cooperación alternativos
al deteriorado sistema interamericano.
El actual marco constitucional establece como
una de las prioridades de la integración latinoamericana y del Caribe, el “impulsar una política
común de defensa que consolide una alianza estratégica para fortalecer la soberanía de los países
y de la región” (Constitución Política del Ecuador, artículo 425). En esta perspectiva, el gobierno ecuatoriano viene propiciando mecanismos
de integración en seguridad y defensa, tanto en
el Consejo de Defensa Suramericano, como en su
participación en el bloque Alba.
Esta doble integración no deja de contener
elementos contradictorios, dada la proclama de
la Alba de una “estrategia de defensa integral
popular conjunta” que incluya mecanismos de
respuesta conjunta que proyectarían una alianza militar y una escuela común de doctrina y
formación de fuerzas armadas, lo cual contiene
una marcada diferencia con el Consejo de Defensa Suramericano, orientado a una interlocución entre políticas de defensa nacionales y a
la generación de mecanismos de confianza, sin
política de defensa común ni conformación de
una alianza militar ni de un mecanismo de seguridad colectiva.
En el último periodo, el Ecuador ha venido
diversificando el espectro de alianzas y acuerdos en seguridad, dentro y fuera de la región, a
partir de una visión de un orden internacional
multipolar. Entre los acuerdos de cooperación se
destacan, además de los que responden a lógicas de integración regional y subregional, los que
aproximan vínculos bilaterales en el entorno andino y latinoamericano, y en la proyección extraregional de la actual política exterior ecuatoriana
(véanse las tablas 3 y 4).
De acuerdo con la actual perspectiva de gobierno, se proyecta insertar las definiciones de
seguridad y defensa en un ámbito más amplio
de las relaciones internacionales, en relación
Tabla 3. Ecuador: acuerdos de cooperación multilateral en seguridad, 2008-2009
Unasur
Ministros de Relaciones
Exteriores y Defensa
Alba
Septiembre y noviembre
Octubre de 2009
• Acuerdos de cooperación en materia de defensa
• Consejo de Defensa Suramericano
Cumbre Alba-TCP
Comité Permanente de Soberanía y Defensa de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (parte del Consejo Político)
• Estrategia de defensa integral popular conjunta
• Escuela de dignidad y soberanía de las Fuerzas Armadas de los países de la Alba-TCP
Argentina, Bolivia,
Ecuador y Paraguay
Julio de 2009
• Cooperación para la defensa, actividades académicas, capacitación técnica militar
y ejercicios conjuntos
265
Pablo Celi
Tabla 4. Ecuador: acuerdos de cooperación bilateral en seguridad, 2008-2009
Julio de 2008
• Cooperación bilateral en materia militar en programas de desarrollo de la frontera común
• Programas de modernización del Ministerio de Defensa
• Cooperación en operaciones de mantenimiento de paz
• Colaboración en ciencia, tecnología y producción para la defensa e investigaciones
• Estudios estratégicos de la defensa
• Inteligencia estratégica militar (reformular el sistema ecuatoriano)
Diciembre de 2008
• Cooperación para la defensa (armamento)
• Apoyo a la Asociación Internacional de Energía Atómica
Julio de 2009
• Capacitación profesional militar y asistencia con médicos chinos militares y maestros de artes marciales
• Cooperación en armamento
Agosto de 2009
• Uso pacífico de energía nuclear y armamentismo
Septiembre de 2009
• Intercambio académico militar
• Programas de desarrollo para la cooperación en la defensa
Octubre de 2009
• Cooperación para la defensa
• Investigación en desarrollo tecnológico militar
• Ejercicios conjuntos
Noviembre de 2009
• Reactivación de la Combifron
Perú
Irán
China
Rusia
Chile
Venezuela
Colombia
con las definiciones de soberanía, integración
y alianzas estratégicas, desde una perspectiva
multipolar que abarca la diversificación de la
cooperación en el ámbito militar en lo que atañe
a tecnología e industria militar, fuentes de aprovisionamiento de material bélico y equipos,
sistemas de vigilancia e inteligencia, doctrina y
capacitación.
Periódicos y revista
Expreso, Guayaquil.
Hoy, Quito.
El Comercio, Quito.
El Telégrafo, Guayaquil.
El Universo, Guayaquil.
Revista Vanguardia. 178, 180, 181, 196, 205, 243, 246.
Bibliografía
Notas
Acosta, Alberto (coordinador) (2010). Análisis de coyuntura. Una lectura de los principales componentes
económicos, políticos y sociales del Ecuador durante
el año 2009, Ildis-Flacso, Quito, abril.
1
Entre las anomalías se señalaron: el manejo arbitrario y la destrucción de evidencias judiciales, el
ocultamiento y filtrado de información, el mantenimiento de contactos con redes de inteligencia extranjeras sin conocimiento ni autorización superior
y, en general, el accionar ajeno al control político de
las instancias de gobierno.
2
Revista Vanguardia. 205. “El mapa del crimen organizado”, septiembre de 2009.
3
Revista Vanguardia. 180. “La modernización de la
Policía Nacional no basta. Entrevista a Gustavo Jalkh, Ministro de Gobierno”, marzo 2009.
4
La UIES recibió 2 millones de dólares anuales de los
Estados Unidos, que también entregó 33 vehículos
y cuatro motos, desde 2003.
5
El Comercio, Quito 19 de octubre de 2009.
6
El Comercio, 26 de septiembre de 2009.
7
El Comercio, 8 de febrero de 2009.
Arellano, Félix Gerardo (2009). Nacimiento, evolución y
perspectivas de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, Ildis-Fes, octubre.
Constitución del Ecuador, 2008.
Ley de seguridad pública y del Estado, 2009.
Ministerio de Defensa Nacional. Agenda política de la
defensa nacional.
Ministerio de Gobierno, Cultos, Policía y Municipalidades. Agenda de seguridad, soberanía y democracia.
Modernización de Ministerios de Defensa. Consejo de
Defensa Suramericano, Quito 2010.
Resdal (2009). Atlas comparativo de seguridad y defensa.
266
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
Roberto Cajina
Introducción
1. Estructura y sistemas de seguridad
Este artículo describe y analiza las condiciones
de estructura, recursos y esquemas de integración regional de Nicaragua en seguridad y defensa, a diciembre de 2009. Particularmente,
trata las condiciones que se han desarrollado
desde principios de 2007, durante el gobierno
del presidente Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), un gobierno que partió de lo que en 1995 la entonces
presidenta Violeta Barrios de Chamorro (19901997), definió como un proceso de transición
“de la guerra a la paz; de un régimen de vocación totalitaria a un sistema democrático, libre
y pluralista; y de una economía centralizada a
un sistema económico de libre mercado”1, a lo
largo del cual empezó a desarrollarse la reconversión de los sectores de seguridad y defensa.
En Nicaragua esto es especialmente importante,
porque se trata de una transición atípica, única
en América: el tránsito de un autoritarismo de
izquierda a la democracia, y ahora al “encuadramiento de sus vínculos con la República Bolivariana de Venezuela dentro del Alba”2.
y defensa
Si bien existen un Ministerio de Gobernación
(Mingob) y uno de Defensa (Mindef), un Ejército
y una Policía, Nicaragua no cuenta con un sistema de seguridad y defensa. Lo tuvo durante la
década de la revolución sandinista (1979-1990),
pero finalizada la guerra civil la urgencia de reconstruir la economía en ruinas copó la agenda
nacional, y defensa y seguridad dejaron de figurar como asuntos prioritarios. Sin embargo, en
el texto constitucional y la legislación ordinaria existen normas e indicaciones dispersas que
podrían ser parte del sustento legal y operativo
de un eventual sistema nacional de seguridad.
1.1 Estructura del Ejército y la Policía
Con el fin de la guerra fría, la derrota del FSLN
en las elecciones de 1990 y la firma de los
“Acuerdos de transición” (Cajina, 1997: 68-73)
–despartidización del Ejército y la Policía, subordinación a la autoridad civil, redimensionamiento de efectivos y presupuesto, a cambio de
267
Roberto Cajina
respeto a la institucionalidad, profesionalismo,
escalafón, grados y mandos–, las fuerzas irregulares orgánicas fueron desapareciendo.
Para enfrentar la guerra de agresión financiada y políticamente apoyada por Estados Unidos,
en 1983 el gobierno sandinista había instituido el
servicio militar obligatorio, denominándolo servicio militar patriótico (SMP). Después de la derrota
electoral del FSLN en 1990, la presidenta Violeta
Barrios de Chamorro lo suspendió indefinidamente3, y con la reforma constitucional de 1995
fue abolido. Ese mismo año también se disolvieron las milicias populares y la reserva. A partir
de entonces el Ejército y la Policía se rigen por un
sistema de servicio militar y policial voluntario.
Como parte esencial del proceso de reconversión del sector defensa, entre 1990 y 1992
el Ejército experimentó una reducción drástica
de efectivos y presupuesto, hasta convertirse en
el más pequeño y con menos recursos en Centroamérica: pasó de 134.400 efectivos en 1986
a 86.810 en 1990, 14.000 en 1994, y 12.000 en
2004 (Cajina, 2005). En la actualidad cuenta
con 9.610, entre oficiales, suboficiales y soldados. Asimismo, el presupuesto de defensa se redujo dramáticamente, pasando de 182 millones
de dólares en 1989, a 177 al año siguiente, a 51
en 1993 y a 31 millones en 1995 (Cajina, 1997:
352), año a partir del cual comenzó a experimentar leves incrementos.
La estructura orgánica del Ejército de Nicaragua es piramidal y jerarquizada, con cuatro
niveles de mando: mando supremo, alto mando,
mando superior y mando de unidades. El mando supremo es ejercido por el presidente de la
República en su condición de jefe supremo del
Ejército. El alto mando corresponde a la Comandancia General, compuesta por el comandante
en jefe –a quien se subordinan todas las fuerzas
del Ejército–, el jefe del Estado Mayor General y
el inspector general. También se subordinan al
comandante en jefe los órganos comunes: Información para la Defensa, Logística, Cuerpo Médico Militar, Estado Mayor de la Defensa Civil,
Contrainteligencia Militar y Guardia de Honor.
El Estado Mayor General (EMG) está constituido por siete direcciones (personal y cuadros,
inteligencia y contrainteligencia militar, operaciones y planes, logística, doctrina y enseñanza, asuntos civiles, y finanzas) y dos órganos de
apoyo. La Inspectoría General “es un órgano de
la Comandancia General, subordinada directamente al comandante en jefe del Ejército (…);
designada para la supervisión, evaluación y
control del cumplimiento de los planes de actividades principales, reglamentos, manuales,
ordenanzas y demás documentos rectores del
Ejército”4.
Territorialmente, las fuerzas están distribuidas en Fuerza Aérea, Fuerza Naval y Unidades
de Combate: una Brigada de Infantería Mecanizada, cinco Comandos Militares Regionales y
tres Destacamentos Militares: Norte, Sur y de
Montaña (véase el diagrama 1).
Como se aprecia en la tabla 1, el personal
del Ministerio representa 0,46% del total. Esta
relación porcentual se refleja en la asignación
de los recursos presupuestales para las dos instituciones. En términos de institucionalidad
democrática, la situación del Ministerio es preocupante, agravada desde enero de 2007 por la
manifiesta carencia de personal civil profesionalmente capaz y con la experiencia necesaria
en materia de defensa y seguridad. En 2007, el
93% del personal del Ministerio se concentraba
en el Área de Apoyo (División General Administrativa Financiera; Asesoría Legal; Prensa,
Relaciones Públicas y Protocolo; Auditoría, más
secretarias, personal de mantenimiento, conserjes y conductores), y apenas el restante 7% era
del Área Sustantiva (Cajina, en prensa), proporción que se ha mantenido.
La estructura de la Policía de Nicaragua también es piramidal y jerarquizada. La jefatura nacional está encabezada por el primer comisionado, quien es su director general, y la integran
cuatro comisionados generales con funciones de
subdirección de áreas específicas. Al director
general se subordinan las ocho direcciones de
las especialidades nacionales (Auxilio Judicial,
268
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
Diagrama 1. Organigrama del Ejército de Nicaragua
COMANDANCIA
GENERAL
COMANDANTE
EN JEFE
Jefe
EMG
Estado Mayor
General
Inspector
General
Sub Jefe
EMG
Unidades
Militares
Órganos de apoyo
a la comandancia
Inteligencia y
contra inteligencia
militar
Asesoría
Jurídica
Logística
Doctrina y
enseñanza
Asuntos
civiles
Finanzas
Órganos de apoyo
al EMG
Puesto general
de mando
Consejo
Militar
Fuerza Naval
Fuerza Aérea
Relaciones
Públicas y
Exteriores
Operaciones y
planes
Otros órganos
Tipos de fuerza
Secretaría
General
Personal y
cuadros
Órganos comunes
Inspectoría
Militar
Unidades de combate
Brigada Inf.
mecanizada
Comando
operaciones
especiales
Información
para la defensa
Regimiento de
comandancia
Cuerpo
de ingenieros
Unidades
logísticas
Comando de
apoyo logístico
1er comando
militar regional
3er comando
militar regional
Cuerpo
médico militar
Hospital
militar
4to comando
militar regional
5to Comando
militar regional
Estado mayor
de defensa civil
6to Comando
militar regional
Destacamento
militar Norte
Contra
inteligencia
militar
Destacamento
militar Sur
Unidad tropas
radio técnica
Unidad de
guardia de honor
Unidad protección
y seguridad
personal
Unidad técnica
canina
Escuelas y
academias
Cuerpo de
transmisiones
Destacamento
militar de Montaña
Unidad de aseo
y servicio EMG
ESEM
CSEM
ENSAC
Auditoría
General
Instituto de
Previsión Social
Militar
Centro Historia
Militar
Oficina org.
Militares
Internacionales
Agregados
Militares
USA JID
Canadá
México
España
Francia
Cuba
El
Salvador
Honduras
China
Taiwán
ENDI
Fuente: http://www.ejercito.mil.ni/
Tabla 1. Detalle de cargos
Ministerio de Defensa-Ejército, 2005-2009
2005
2006
2007
2008
2009
1.475
1.475
ND
1.500
1.500
330
330
ND
302
302
Clases
1.463
1.436
ND
1.200
1.200
Soldados
6.158
6.158
ND
6.410
6.410
Civiles (Ejército)
1.020
1.020
ND
904
904
Civiles (Mindef)
40
48
ND
49
49
Funcionarios (Ejército)
85
86
ND
189
189
9.494
9.485
ND
9.601
9.601
Oficiales
Suboficiales
Militares
Investigaciones Económicas, Investigaciones de
Drogas, Seguridad Personal, Seguridad Pública, Seguridad de Tránsito, Inteligencia Policial
y Atención a la Juventud y la Niñez), y cuenta
también con diez órganos de apoyo. Territorialmente, los efectivos policiales se despliegan
siguiendo el formato de la división política administrativa del país, con quince direcciones
departamentales, dos regionales (Atlántico Norte y Atlántico Sur), y dos que obedecen a criterios de cobertura geográfica y operativa (Triángulo Minero Norte y Zelaya Central) (véase el
diagrama 2).
Fuente: elaboración propia con base en los presupuestos generales de la República (PGR) publicados por el Ministerio de
Hacienda y Crédito Público (MHCP).
269
Roberto Cajina
Diagrama 2. Organigrama de la Policía Nacional de Nicaragua
JEFATURA NACIONAL
DIRECCIÓN NACIONAL
ESPECIALIDADES
NACIONALES
Dirección
Auxilio Judicial
Dirección de
Investigaciones
Económicas
Dirección de
Investigación
de Drogas
Dirección de
Seguridad
Pública
Dirección de
Seguridad
de tránsito
Dirección de
Inteligencia
Policial
Dirección de
Atencióan
a la Juventud y la niñez
División
Interpol
D.O.E.P
D.A.E.M
Dirección de
Seguridad
Personal
Dir. Comisarías
Mujer, Niñez
y Adolescencia
ÓRGANOS DE APOYO
División
Asuntos
Internos
División
Asesoría legal
División
Secretaría
Ejecutiva
Div. Lab. de
criminalística
División
Archivo
Nacional
Div. Academia
de Policía
División
Relaciones
Públicas
División de
Salud
División
Administración
División
Servicios
Policiales
División
Finanzas
División
Proyectos
División
de personal
División
Informática
Delegación Dptal.
Triángulo Minero
Delegación Dptal
Río San Juan
Delegación Dptal.
Celaya Central
Delegación Dptal.
RAAS
Delegación Dptal
RAAN
Delegación Dptal.
Ginotega
Delegación Dptal.
Matagalpa
Delegación Dptal.
Boaco
Delegación Dptal.
Chontales
Delegación Dptal.
Managua
Delegación Dptal.
Rivas
Delegación Dptal.
Carazo
Delegación Dptal.
Masaya
Delegación Dptal.
Grenada
Delegación Dptal
Chinandega
Delegación Dptal.
León
Delegación Dptal.
Nueva segovia
Delegación Dptal.
Madre
Delegación Dptal.
Esteli
DELEGACIONES DEPARTAMENTALES
Fuente: http://www.policia.gob.ni/organigrama_policia.html
La tabla 2 muestra la evolución del completamiento del Ministerio de Gobernación en el
periodo 2005-2009. Sobresale la asimetría entre
el tamaño de la Policía y el resto de “programas”
del Ministerio. Mientras en estos últimos el per-
sonal se mantiene relativamente estable, la Policía acusa una tasa global de crecimiento (TGC)
de 20,39%. Dado que sólo se indican cantidades
globales, no es posible determinar si esto significa el incremento en la cantidad de policías en
Tabla 2. Detalle de cargos del Ministerio de Gobernación, 2005-2009
Actividades centrales
2005
2006
2007
2008
2009
281
214
ND
247
246
Policía
8.360
8.805
ND
9.838
10.065
Sistema penitenciario
1.038
1.079
ND
1.080
1.214
Migración y Extranjería
569
546
ND
517
517
Bomberos
350
350
ND
360
350
63
63
ND
65
63
11.011
11.069
ND
12.097
12.476
Gobernaturas departamentales
Total
Fuente: MHCP, PGR 2007.
270
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
función de fortalecer la seguridad ciudadana.
En todo caso, al igual que sucede con Defensa,
esta asimetría se reflejará en la distribución de
los recursos presupuestales asignados.
La tabla 4 muestra el despliegue territorial
de la fuerza policial por departamentos y regiones, en valores absolutos y porcentuales. De
acuerdo con las cifras, aparentemente el criterio rector de este despliegue es “mayor cantidad
de efectivos en donde se cometen más delitos”.
Pareciera que la Policía Nacional en su planificación estratégica no ha traspasado el umbral
de lo cuantitativo, dejando por fuera factores
importantes como tipología y peligrosidad de
los delitos, perfil de víctimas y victimarios,
formación y eficiencia de la fuerza desplegada,
operatividad policial, entre otros. De hecho,
en Nicaragua no existe una política pública de
seguridad ciudadana como tal; lo que hay son
planes operativos específicos –contenidos en el
Plan operativo anual (POA) de la Policía– entre
los cuales hay cierto grado de articulación.
Observando los datos de los otros “programas”, es preciso anotar que mientras la población penal crece geométricamente, la cantidad
de efectivos que administran y custodian los
centros penitenciarios permanece virtualmente congelada. Más aún, en tanto que aumentan
la demanda de servicios de bomberos y la migración ilegal, el personal de ambas direcciones permanece congelado, e incluso se reduce,
como en el caso de Migración y Extranjería.
La tabla 3 muestra la distribución del personal de la Policía por grado y sexo, en valores
absolutos y porcentuales.
El resultado de esta falencia es claro: la Policía no cuenta con un verdadero plan de prevención y coerción del crimen, que se sustente
en una política expresamente formulada para
reducir los niveles de inseguridad ciudadana
e impactar positivamente la calidad de vida
de la población. Más aún, aunque la Policía ha
formulado y desarrolla una Política integral de
la relación policía-comunidad que “se basa en
Uno de los ejes cardinales de la doctrina
policial es el enfoque de género; sin embargo,
la relación grado-sexo es notoriamente asimétrica: de cada cuatro efectivos sólo una es mujer. Por otra parte, no hay evidencia estadística
que muestre que a mayor cantidad de mujeres
policías hay mayores niveles de seguridad ciudadana.
Tabla 3. Distribución de grados policiales, por sexo, 20075
Grado
Femenino
%
Masculino
%
Total
Primer Comisionado
1
100
0
0
1
Comisionado General
--
--
4
100
4
Comisionado Mayor
Comisionado
Subcomisionado
5
13,2
33
86,8
38
33
22,8
112
77,2
145
88
23,8
281
76,2
369
Capitán
118
24,8
358
75,2
476
Teniente
150
29,8
353
70,2
503
Inspector
287
65,7
517
64,3
804
Subinspector
161
27,6
422
72,4
583
Suboficial Mayor
256
26,3
717
73,7
973
Suboficial
444
25,1
1.236
74,9
1.680
Policía
713
23,5
2.322
76,35
3.035
Sin grado
367
62,3
222
37,7
589
2.623
28,0
6.577
73,0
9.200
Total
271
Roberto Cajina
Tabla 4. Policía: despliegue territorial, por delegaciones, 20076
Departamento/Región
Femenino
%
Masculino
%
Total
Estela
78
27,1
210
72,9
288
Madriz
49
25,9
140
74,1
189
Nueva Segovia
51
22,7
174
77,3
225
León
95
21,1
356
78,9
451
Chinandega
84
22,2
295
77,8
379
Granada
65
30,0
152
70,0
217
Masaya
54
21,1
202
78,9
256
Carazo
80
33,1
162
66,9
242
Rivas
45
18,1
203
81,9
248
Chontales
66
27,0
178
73,0
244
Boaco
33
24,3
103
75,7
136
Matagalpa
130
28,4
327
71,6
457
Jinotega
70
26,5
194
73,5
264
Raan
82
29,8
193
70,2
275
Raas
84
38,7
133
61,3
217
Zelaya Central
7
Río San Juan
Triángulo Minero
8
Total
42
27,1
113
72,9
155
41
23,6
133
76,4
174
52
35,4
95
64,6
147
1.201
26,3
3.363
73,7
4.564
Fuente: Policía Nacional. Anuario estadístico 2007.
una vinculación entre la demanda del servicio
por parte de la población, la calidad del servicio prestado por la Policía Nacional y la percepción que sobre estos servicios tiene la población
usuaria”9, la falta de un análisis conceptual holístico de la violencia criminal en Nicaragua
deja relativamente desarmada a la fuerza pública frente a la creciente y cada vez más sofisticada actividad delictiva.
1.2 Sistemas de inteligencia:
estructura y funciones
Formalmente, en Nicaragua existen tres sistemas de inteligencia: en el Ejército, la inteligencia de Estado (Dirección de Información para la
Defensa, DID) y la contrainteligencia militar (Dirección de Información para la Contrainteligencia Militar, Dicim); y en la Policía, la Dirección
de Inteligencia Policial (DIP). Pero no existen
leyes específicas que regulen estos sistemas y
la información relativa a su estructura y funcionamiento no es accesible. La única información pública sobre ellos es la definición de su
naturaleza y funciones, señaladas en el Código
militar10, en el caso del Ejército; y en el de la
Policía, someras referencias en informaciones
periodísticas y ocasionales declaraciones de sus
autoridades superiores.
La DID es uno de los siete órganos comunes
del Ejército, es decir, que atraviesa toda su estructura. Su misión es “obtener, procesar y analizar la información de actividades que atenten
contra la soberanía, la integridad territorial de
la nación y el orden constitucional”. Por mandato constitucional, la DID, como todos los órganos de inteligencia, tiene prohibido desarrollar
actividades de inteligencia política. Por ley se
subordina al presidente de la República en su
condición de jefe supremo del Ejército, y orgánicamente depende del comandante en jefe del
Ejército.
272
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
El Código militar define la Dirección de Información para la Contrainteligencia Militar
como un “organismo militar especializado, que
está designado para la protección de la Institución, para la prevención de actividades delictivas y de acciones que se den a lo interno de la
institución que atenten contra la integridad de
la misma. También está destinada para garantizar la protección física de los mandos, de las
instalaciones militares y de los bienes y recursos del Ejército” (ley 181, artículo 27).
De inteligencia policial no se conoce prácticamente nada, ya que la poca información pública es contradictoria e incompleta. Por ejemplo,
en el organigrama oficial de la Policía Nacional
aparece como una de las ocho direcciones principales11, pero no se incluye en la lista de las
once especialidades del cuerpo policial12 y en
la ley de la Policía Nacional (ley 228)13 tampoco
hay referencia alguna a ella.
1.3 Funciones del Ejército
y la Policía Nacional
El artículo 92 de la Constitución Política de Nicaragua define al Ejército como “la institución
armada para la defensa de la soberanía, de la independencia y la integridad territorial”, y agrega que “en casos excepcionales el presidente de
la República, en Consejo de Ministros podrá,
en apoyo a la Policía Nacional, ordenar la intervención del Ejército de Nicaragua cuando la estabilidad de la República estuviera amenazada
por grandes desórdenes internos, calamidades o
desastres naturales”.
El artículo 2º del Código militar amplía esas
funciones, señalando que el Ejército: 1) organiza y dirige la defensa armada de la patria, y defiende su integridad territorial, independencia y
soberanía; 2) coadyuva, en caso de necesidad según determine el presidente de la República, en
el mantenimiento de la paz y el orden público;
3) ejecuta, en coordinación con los ministerios
y entes estatales, las actividades encaminadas al
cumplimiento de los fines de la defensa nacio-
nal, según lo determine el presidente; 4) organiza, de acuerdo con la ley, las fuerzas, medios
y bienes públicos a utilizarse en caso de emergencia nacional (los bienes privados sólo pueden
usarse en caso de catástrofe nacional o de guerra,
con las indemnizaciones que contempla la ley);
5) coadyuva con la Policía en la lucha contra el
narcotráfico en el territorio nacional, conforme a
lo dispuesto en las leyes; 6) en casos de desastres
o catástrofes, realiza acciones de defensa civil
para proteger y auxiliar a la población y sus bienes, y colaborar en el mantenimiento del orden
y en las labores de reconstrucción, supeditado a
las autoridades civiles; 7) colabora, conforme lo
disponga el presidente, en la realización de obras
que contribuyan al desarrollo del país (planes de
salud y educación, conservación y renovación
de recursos naturales, entre otros planes estratégicos).
La Policía Nacional, definida constitucionalmente como “un cuerpo armado de naturaleza
civil”, tiene como función clásica “garantizar el
orden interno, la seguridad de los ciudadanos,
la prevención y persecución del delito”, y auxiliar al poder jurisdiccional, como lo estipula la
ley de funciones de la Policía Nacional en materia de auxilio judicial14. La ley de la Policía
Nacional en su artículo 1º amplía y precisa su
naturaleza y finalidad, como “un cuerpo armado de naturaleza civil, profesional, apolítico,
apartidista, no deliberante [que] se regirá en
estricto apego a la Constitución Política de la
República a la que debe respeto y obediencia”,
y cuya misión es “proteger la vida, la integridad,
la seguridad de las personas y el libre ejercicio
de los derechos y libertades de los ciudadanos;
asimismo es responsable de la prevención y
persecución del delito, la preservación del orden público y social interno, velar por el respeto y preservación de los bienes propiedad del
Estado y de los particulares, brindar el auxilio
necesario al poder judicial y a otras autoridades que lo requieran conforme a la Ley para el
cumplimiento de sus funciones”. El artículo 3º
de la misma ley lista 32 funciones específicas
de la Policía.
273
Roberto Cajina
1.3.1 Relaciones Policía-Ejército:
delgada línea roja entre defensa nacional
y seguridad pública
Apartes del artículo 2º del Código militar definen la relación de cooperación entre el Ejército
y la Policía Nacional. El primero, en lo concerniente a la paz y el orden público, y el segundo, en la lucha contra el narcotráfico. En ambos
casos, la actuación del Ejército no tiene carácter de liderazgo, sino de apoyo a la acción de la
Fuerza Pública.
El presidente de la República está facultado
para ordenar el inicio de operaciones militares
“contra grupos de irregulares armados en el territorio nacional cuando excedan la capacidad de
las fuerzas de la Policía Nacional para sofocarlos”. Igualmente puede “ordenar, según su criterio, en caso de suma necesidad la intervención
de las fuerzas del Ejército en asonadas o motines que excedan la capacidad de las fuerzas de
la Policía Nacional para sofocarlos. En cada caso
deberá informar a la Asamblea Nacional en un
plazo no mayor de siete días” (artículo 5º). Por
su parte, la ley 288 hace propio el espíritu de la
Constitución y preceptúa, entre las funciones de
la Policía Nacional: “Mantener o restablecer, en
su caso, el orden público y la seguridad ciudadana, y solicitar al Presidente de la República el
apoyo del Ejército de Nicaragua en casos excepcionales de acuerdo al artículo 92 CN”.
Esto es lo que la Constitución y la legislación
ordinaria prescriben, pero la realidad es otra: sin
que las capacidades de la Policía hayan sido rebasadas por grupos armados, asonadas o motines;
sin existir “casos excepcionales”, y sin autorización del presidente, el Ejército apoya a la Policía
en el mantenimiento de la seguridad en las zonas
rurales. Hay que reconocer que los resultados de
ese apoyo son positivos, pero ambas fuerzas han
operado hasta ahora sin ninguna forma de control por parte de la autoridad civil.
En consonancia con la Constitución Política,
y antes de ser reformada, la ley 290 establecía,
en su artículo 18, que una de las funciones del
Ministerio de Gobernación era “coordinar con
el Ministerio de Defensa las acciones conjuntas
que desarrolle[n] la Policía y el Ejército de Nicaragua, cuando así lo haya dispuesto el presidente
de la República en Consejo de Ministros”. Si bien
esto jamás se dio, al menos en la ley existía ese
candado de control civil, sólo faltaba aplicarlo.
Pero la ley 61215 borró ese precepto, reduciendo
así la estatura institucional de ambos ministerios
y dejando un importante espacio de autonomía
funcional al Ejército y a la Policía16.
1.3.2 Políticas antinarcóticos
y combate contra el crimen organizado
Pese a la escasez de políticas de Estado, en la
lucha contra la narcoactividad y el crimen organizado hay que resaltar que el permanente
esfuerzo conjunto de la Policía Nacional y el
Ejército ha rendido notables frutos. Ejemplo de
ello es la cantidad de cocaína incautada en los
últimos años (15 toneladas en 2008 y cerca de
50 entre 2005 y 2008) (Policía Nacional, 2007:
27), y los casi 17 millones de dólares, 653 armas
de todo tipo, especialmente de guerra, y 373
medios de transporte terrestre, aéreo y acuático
decomisados al crimen organizado entre 2006 y
2007 (Policía Nacional, 2007: 163).
El Ejército apoya a la Policía dándole información de inteligencia y a veces apoyo operativo directo, y en la interdicción marítima y aérea
a través de las unidades de las Fuerzas Naval y
Aérea que operan en el Pacífico y el Caribe17,
coordinadas con unidades del Comando Sur y
la agencia antidrogas estadounidense (DEA)18.
1.4 Seguridad privada
El incremento sostenido de la actividad delictiva ha generado un creciente sentimiento de inseguridad en la población, en tanto que aumenta la percepción ciudadana de la ineficacia de la
acción policial y disminuye la credibilidad de
las instituciones del sistema de justicia penal.
274
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
Por otra parte, en el surgimiento y desarrollo
de los servicios de seguridad privada en Nicaragua están involucrados, sea como propietarios,
socios o funcionarios, oficiales de la Policía y
del Ejército (activos o retirados). En el primer
caso, hay que señalar que la vinculación de dos
actividades de naturaleza incompatible, en especial en el plano de la ética profesional y en
el compromiso que los servidores de la fuerza
pública tienen con la sociedad, inevitablemente
encierra conflictos de intereses que con facilidad pueden terminar afectando a la institución
o a la empresa en la que participa el policía.
Estos factores explican el florecimiento de las
empresas de seguridad privada en Nicaragua.
Dos hechos fueron clave para este fenómeno. Por un lado, la drástica transformación de la
economía nicaragüense, que luego de la derrota
del FSLN en 1990, pasó de un modelo centralmente planificado a uno de libre mercado en el
que la actividad económica privada inició un
proceso de recuperación y desarrollo. Por otro,
los cambios en los conceptos de propiedad y de
seguridad que el nuevo modelo trajo consigo.
En el gráfico 1 se aprecia el desarrollo de la
industria de seguridad privada en Nicaragua. Se
observan dos etapas: la primera, de crecimiento
lento, entre 1990 y 1995; y la segunda, de crecimiento acelerado, entre 1995 y 2005. El auge
se inicia entre 1998 y 1999, y desde entonces
la industria registra un marcado incremento,
como lo indica la duplicación del número de
empresas entre 2003 y 2009.
Hasta antes de 2007, el Ministerio de Gobernación tenía una participación marginal en
materia de seguridad privada: conforme a la
ley 290, le correspondía “Ratificar o cancelar el
[permiso de] funcionamiento de los cuerpos privados de seguridad que extiende la Policía Nacional, supervisar y controlar el funcionamiento de éstos a través de la institución policial”.
Pero la reforma de la ley 228 (enero de 2007) le
quitó al Ministerio esa atribución pasándola a
la Policía, lo que le da a ésta un nuevo espacio
de autonomía funcional y mayores niveles de
discrecionalidad.
No obstante la falta de información oficial
para los años 2004 a 2008, el fenómeno de la
seguridad privada ha cobrado importancia más
allá de su carácter de actividad legítima del
mercado, sobre todo porque pone sobre la mesa
el asunto de la desdemocratización de la seguridad, la cual ha dejado de ser un bien público
al convertirse en una mercancía regulada por la
ley de la oferta y la demanda.
Para la profesionalización y modernización
de los servicios de seguridad privada se requiere una ley que siente los cimientos jurídicos
para su adecuado control y que responda a las
Gráfico 1. Empresas de seguridad privada, 1990-2009
109
120
100
80
40
14
20
0
56
53
60
2
1991
4
3
1993
8
5
1995
47
21
52
56
23
1997
1999
2001
Fuente: Elaboración de Roberto J. Cajina con base en fuentes oficiales y privadas.
275
2003
2005
2007
2009
Roberto Cajina
necesidades del país. Paradójicamente, en Nicaragua no sólo no existe una ley de seguridad
pública, sino que ni el Parlamento ni el Ministerio de Gobernación ni la Policía han atendido la
solicitud de las empresas de seguridad privada
para que se apruebe una ley al respecto.
1.5 Evolución de la institucionalidad
y sistema de seguridad y defensa
El tránsito del autoritarismo a la democracia, a
partir de la administración de Violeta Barrios
(1990-1997), demandaba la despartidización, o
más bien la desandinización, del Ejército Popular Sandinista y la Policía Sandinista, instituciones nacidas de las entrañas del FSLN, en 1979,
para la defensa del proyecto revolucionario.
Como parte de la reconversión de los sectores de seguridad y defensa, la base jurídica de
las instituciones a cargo de los mismos sufrió
importantes cambios que buscaban afirmar la
supremacía del poder civil sobre las fuerzas militares y policiales, y la subordinación de éstas
a la autoridad civil legítimamente constituida.
La ley 181, la Constitución Política (1995 y sus
posteriores reformas parciales), la ley 228 y la
ley 290 recogen esos principios esenciales en
todo régimen democrático. A pesar de sus limitaciones, en el periodo 1990-2007 esta base jurídica demostró ser relativamente funcional.
Pero apenas una semana después de su posesión en 2007 y con carácter de urgencia, el presidente Daniel Ortega presentó ante la Asamblea
Nacional una reforma a la ley 290, en la que se
incluyó una reforma a la ley 228 o ley de la Policía Nacional. El resultado de esas reformas ha
sido el quebrantamiento de la institucionalidad
de la Policía, el debilitamiento de los Ministerios de Gobernación y de Defensa y la apertura
de mayores espacios de autonomía funcional
para las fuerzas policiales y militares.
La reforma propuesta por Ortega, aprobada
por 62 de los 92 diputados de la Asamblea Nacional, eliminó cinco de las once funciones que
el artículo 20 de la ley 290 le fijaba al Ministerio de Defensa: dos sustantivas (inteligencia y
defensa civil) y tres accesorias (medio ambiente
y recursos naturales; atención a retirados del
Ejército, y recursos físicos del territorio, estudios territoriales, cartografía y meteorología).
Quedaron entonces dos sustantivas (políticas
y presupuesto de defensa) y cuatro accesorias
(apoyo al Ministerio de Gobernación en las acciones conjuntas Policía-Ejército, participación
en la junta directiva del Instituto de Previsión
Social Militar, políticas de navegación aérea y
acuática, y agregadurías militares en el extranjero), modificadas sustancialmente. A esas seis
funciones modificadas se añadieron siete nuevas, de las que sólo tres (desminado humanitario, limitación y control de armas, y relaciones
civiles-militares) son sustantivas. En resumen,
la reforma restringió sustancialmente el ámbito
de las competencias del Ministerio de Defensa,
aunque éste, desde su fundación en 1997, fuera
una estructura disfuncional, con una abultada
burocracia de apoyo frente a una burocracia
sustantiva muy débil, sin recursos económicos
y sin un plan estratégico de desarrollo institucional (Cajina, en prensa).
La reforma de la ley 228 despojó al Ministerio de Gobernación de atribuciones sustanciales
en materia de control civil, para trasladarlas al
presidente de la República y al director general
de la Policía, pasando incluso por encima de la
facultad constitucional del Ministerio de intermediar entre el presidente y el director de la Policía. Así, esta reforma altera la lógica funcional
de la cadena de mando (Cajina, en prensa: 4851) y vulnera el principio de control civil.
La Policía Nacional quedó entonces en manos del presidente, pero no en términos de control civil sino de control partidario. El Ministerio
de Gobernación fue virtualmente desmantelado
y aun cuando conserva alguna ascendencia legal sobre la Policía su radio de acción quedó
reducido a la Dirección de Migración y Extranjería, el sistema penitenciario y la Dirección de
Bomberos.
276
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
Quizás uno de los aspectos más importantes
en este sentido sea que, aunque existe un ordenamiento constitucional y jurídico que regula el
desempeño de las fuerzas militares y policiales,
tradicionalmente el liderazgo político civil y la
misma sociedad civil han mostrado poco interés
en los asuntos de seguridad y defensa. De hecho,
los diputados aprobaron las reformas comentadas sin siquiera percatarse del grave daño que le
estaban causando a la Policía, a los ministerios
de Defensa y de Gobernación y, por extensión, a
la gobernabilidad e institucionalidad democrática en Nicaragua (véase Cajina, s. f.: 35-36).
cutivo en los sectores de seguridad y defensa,
resulta casi inevitable que el Parlamento funcione “como si se tratara de una institución formal
que por disposiciones constitucionales obliga
a realizar allí la legitimación de las propuestas
presidenciales” (Donadio, 2008: 145). De hecho,
todos los proyectos de ley referidos a ambos sectores han sido introducidos al Parlamento por el
ejecutivo o por militares y policías a través de
éste. En pocas palabras, en Nicaragua no existe
forma alguna de control parlamentario sobre la
seguridad y la defensa.
1.6 Principales acuerdos de cooperación
1.5.1 Control parlamentario
La Constitución Política y la ley orgánica del
poder legislativo facultan al Parlamento para
aprobar el PGR; sancionar la ejecución presupuestaria; ratificar el nombramiento de los ministros de Estado, incluidos los de Gobernación
y Defensa; solicitarles informes, interpelarlos y
hasta destituirlos; conformar comisiones especiales y de investigación; y ratificar los convenios internacionales suscritos por el ejecutivo.
Sin embargo, el desempeño del Parlamento en materia de seguridad y defensa es igual o
más pobre que el de los ministerios de Gobernación y Defensa. La Comisión de Paz, Defensa,
Gobernación y Derechos Humanos no participa
en la aprobación del presupuesto de dichos ministerios, y tampoco tiene una articulación funcional estratégica con las comisiones de Relaciones Exteriores, Presupuesto y Justicia, que le
permita abordar adecuadamente la complejidad
de ambos sectores y ejercer la influencia debida sobre el ejecutivo (Fluri y Johnsson, 2003:
86). Ni el Parlamento en general ni la Comisión
en particular participan en los procesos de formulación de las políticas de defensa y de conducción política de la defensa que, por cierto,
tampoco se da (Cajina, 2008: 34).
En sociedades como la nicaragüense, en las
que prevalece un fuerte sistema presidencialista
y una arraigada cultura de supremacía del eje-
Las relaciones internacionales del Ejército de
Nicaragua tienen un radio de acción más amplio que las de la Policía. En la subregión ambas
entidades comparten espacios comunes. Los
militares participan en la Conferencia de las
Fuerzas Armadas Centroamericanas (CFAC)19 y
los policías en la Asociación de Jefes de Policía
de Centroamérica y el Caribe20. Las dos entidades subregionales desarrollan actividades operativas y de cooperación, intercambio de información y desarrollo conjunto de programas de
capacitación y adiestramiento mediante cursos
y ejercicios conjuntos21, y cuentan con observadores extrarregionales. Asimismo, participan
del Sistema de la Integración Centroamericana
(Sica), en las comisiones de defensa y seguridad, respectivamente22.
Ni la Conferencia ni la Asociación son alianzas clásicas, sino entidades de cooperación, intercambio de experiencias, análisis conjunto
de problemas comunes y definición de principios de actuación comunes en los ámbitos de
sus respectivas competencias. Sin embargo, en
la Asociación sí se contemplan aspectos operativos, como la lucha contra la narcoactividad
y el crimen organizado (tráfico de armas y de
personas, robo de vehículos). La CFAC tiene una
estructura operativa activa que puede revelar
cierto embrión de alianza: la Unidad Humanitaria y de Rescate (UHR), que sólo opera en casos
277
Roberto Cajina
de desastres naturales o situaciones de calamidad, como terremotos y epidemias en la subregión. Existe también la Unidad de Operaciones
de Mantenimiento de la Paz, Uomp-CFAC23, que
hasta la fecha no ha operado.
Rusia se acreditaron oficinas de enlace militar
que permiten una fluida comunicación para
atender requerimientos de información mutua
y dar continuidad a los programas previamente
establecidos”27.
Fuera de la subregión el panorama se bifurca. La Policía tiene lazos de cooperación bilateral con España en materia de educación y formación; con los países nórdicos en asistencia
financiera a planes y programas específicos de
fortalecimiento institucional, derechos humanos y equidad de género, entre otros; y con Estados Unidos especialmente en el contexto del
Plan Mérida. El Ejército, por su parte, participa
de las distintas instancias de defensa del sistema interamericano y su relación más importante en términos estratégicos es quizá la que tiene
con el Comando Sur, que comprende cursos de
capacitación, ejercicios humanitarios conjuntos, apoyo a la Fuerza Naval (equipos técnicos
y reparación o modernización de medios de superficie), y fortalecimiento de infraestructura y
docente, entre otros. Sustenta el carácter estratégico de esa relación el que entre 1996 y 2009
el Ejército y la Policía fueron beneficiados con
18’534.857 dólares en asistencia, y es particularmente revelador que 92% de ésta (17’187.353
dólares) corresponda a programas del Departamento de Defensa en el período 2005-200924.
Después de Panamá y Honduras, Nicaragua es
el país que recibe más asistencia militar y policial estadounidense en Centroamérica.
Además, el Ejército de Nicaragua ha suscrito trece convenios de cooperación militar bilateral que abarcan estudios militares (becas),
asistencia y formación para misiones de paz,
acción social e intercambio de doctrina, y también sobre políticas de defensa, apoyo con material militar no letal, adquisición de partes para
mantenimiento de equipos y medios, fortalecimiento docente y de infraestructura, ejercicios
combinados de adiestramiento, patrullaje marítimo conjunto e intercambio de instructores
militares, entre los más importantes.
Expresión de la diplomacia militar del Ejército son sus nueve agregadurías de defensa (seis
en América, dos en Europa y una en Asia), cuyo
objetivo es “fortalecer los lazos de cooperación
entre el Ejército de Nicaragua, las Fuerzas Armadas y Ejércitos de países amigos, así como
brindar seguimiento a los convenios de colaboración suscritos y crear condiciones para la
apertura de nuevos espacios de apoyo”25. A su
vez, en Nicaragua se han acreditado trece agregados militares, navales y aéreos residentes y
nueve concurrentes26. Adicionalmente “y como
resultado de los convenios de cooperación y
técnica militar suscritos con Estados Unidos y
Mientras la información oficial del Ejército en
este campo es relativamente abundante y detallada, la que corresponde a la Policía es prácticamente nula y se conoce de forma ocasional a través de
los medios de comunicación. La más reciente, por
ejemplo, se refiere a un acuerdo de cooperación
con el gobierno de los Países Bajos por un monto
de 1’470.588 dólares, “con el objetivo de apoyar la
ejecución del Plan estratégico de la institución policial durante el período 2009-2012, empezando
con el Plan operativo anual POA 2010”28. Lo que
no queda claro es si esos convenios suscritos por
autoridades militares y policiales han sido sancionados por el legislativo.
1.7 Participación internacional del Ejército
La única experiencia del Ejército nicaragüense
en misiones de mantenimiento de paz ha sido
como parte de una fuerza multinacional en 2003,
cuando 115 efectivos organizados en la Fuerza
de Tarea de Ayuda Humanitaria de Nicaragua,
FTAH, bajo comando español, permanecieron
seis meses en Irak cumpliendo misiones de atención médica y de desminado humanitario.
Aparte de lo aprendido en términos de interoperabilidad, lo más importante de esa expe-
278
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
riencia fue que, en cumplimiento del mandato
legal, el Ejército acató la decisión del presidente,
su jefe supremo, sancionada por el Parlamento.
Esto evidenció por primera vez en la práctica el
carácter profesional apolítico, apartidista, obediente y no deliberante del cuerpo castrense.
El Ejército también hace parte de la UompCFAC, integrada por cuatro unidades militares nivel compañía, y ha participado en los cursos de
adiestramiento de la Conferencia en el Centro Regional de Entrenamiento de Operaciones de Mantenimiento de Paz (Creompaz), en Cobán, Guatemala. Esos cursos y en particular el realizado en
mayo de 2008, certificaron al Batallón CFAC “para
el cumplimiento de misiones de paz, dentro del
marco normativo de las Naciones Unidas”29.
2. Recursos del sector seguridad
2.1 Presupuestos de defensa
y seguridad pública
El análisis de los recursos presupuestales de
las instituciones nicaragüenses de seguridad y
defensa debe partir de la consideración de tres
problemas básicos. Primero, una de las principales debilidades de la administración pública
en el país es la falta de información estadística
confiable y consistente, lo que dificulta el análisis. Segundo, la naturaleza, estructura y formato de presentación del PGR. Teóricamente en
Nicaragua existe el sistema de presupuesto por
programas y resultados, pero en realidad no es
así. Los ministerios de Gobernación y de Defensa
son dos ejemplos típicos. En el primero la institución Policía Nacional aparece como uno de los
cuatro “programas” del Ministerio30, identificado
como “Programa mantenimiento del orden público, protección de la ciudadanía, prevención e
investigación del delito”, y el propio Ministerio
de Gobernación aparece como “Programa actividades centrales”. Y en el segundo, el Ejército es
identificado como “Programa defensa nacional”,
y el Ministerio de Defensa como “Programa actividades centrales”.
En la forma en que el Ministerio de Hacienda y Crédito Público lo presenta y la Asamblea
Nacional lo aprueba, el presupuesto asignado a
ambas carteras no se puede desagregar, por lo
que no es posible analizar su ejecución según resultados. La única forma de hacerlo es en términos de la cantidad ejecutada y no de la calidad,
eficiencia y transparencia con que se haga.
Con un presupuesto en el que las instituciones se presentan como programas y los recursos
asignados a los verdaderos programas no aparecen reflejados y son administrados a discreción
por la respectiva presupuestada, hay aún un tercer problema: el PGR que la Asamblea Nacional
aprueba a finales del año calendario sufre modificaciones a lo largo del año de ejecución, de
modo que resulta imposible trabajar con cifras
estables. Además, tales modificaciones nunca
son presentadas por el MHCP ni publicadas en
el Diario Oficial de forma consolidada.
A continuación se presentan tres tablas (5 a
7) que muestran en valores absolutos y porcentuales los recursos asignados al Ministerio de Defensa y al Ejército y su relación con el presupuesto general de la república31. Las tablas permiten
identificar algunas características importantes
del presupuesto del sector defensa: 1) la distribución de recursos entre el Ministerio de Defensa y el Ejército es asimétrica. Esta diferencia es
normal dada la naturaleza, estructura y misiones
de ambas instituciones, y la cantidad de personal de cada una; 2) la tendencia incremental del
presupuesto del sector en el periodo 2005-2009
es engañosa, pues no se trata de aumentos sostenidos, sino del resultado de la aplicación del
deslizamiento anual del córdoba con respecto al
dólar estadounidense32, a un presupuesto típicamente inercial. En términos generales, el PGR de
un año es el resultado de sumar al presupuesto del año anterior el deslizamiento calculado
para el ejercicio siguiente y, en alguna medida,
del incremento que implican los proyectos de
inversión pública; 3) el sector defensa consume
un porcentaje relativamente bajo del PGR (en el
período 2005-2009 fluctuó entre 3,5 y 2,7); 4) en
la distribución porcentual por rubro no se puede
279
Roberto Cajina
vicios no personales y materiales y suministros
(más del 90% en total), es poco lo que queda para
financiar los gastos operativos; 5) no existe forma
de establecer la escala salarial por grado y cargo.
diferenciar cuánto corresponde al Ministerio de
Defensa y cuánto al Ejército, pero resalta que servicios personales (salarios y conexos) consume
casi 60% del total y, si a este rubro se suman ser-
Tabla 5. PGR-Presupuesto de defensa, 2005-2009
(en millones de dólares y porcentajes)
PGR
Presupuesto de defensa
% del PGR
2005
Año
935’895.819
33’270.586
3,55
2006
1.216’744.084
34’902.948
2,87
2007
1.350’984.626
38’936.546
2,88
2008
1.476’923.284
41’729.841
2,83
2009
1.667’067.251
45’158.449
2,71
Fuente: elaboración propia con base en datos del MHCP.
Tabla 6. Relación presupuestal entre Ministerio de Defensa y Ejército, 2005-2009
2005
Mindefensa
%
2006
%
2007
%
2008
%
2009
%
1’013.431
2,9
912.395
2.3
891.134
2,1
861.093
1.9
97,7
33’889.517
97,1
38’024.151
97.7
40’838.707
97,9
44’297.356
98.1
100
34’902.948
100
38’936.546
100
41’729.841
100
45’158.449
100
768.797
2,3
Ejército
32’501.789
Total
33’270.586
Fuente: elaboración propia con base en el PGR publicado por el MHCP 2005-2009.
Tabla 7. Presupuesto de defensa: distribución porcentual,
2005-2008 (por rubro)
Rubro
Servicios personales
2005
2006
2007
2008
2008
60,35
59,58
56,86
57,87
57,26
Servicios no personales
13,11
13,84
13,79
14,46
13,76
Materiales y suministros
20,07
21,33
24,22
24,82
26,42
Transferencias corrientes
0,59
0,55
0,50
0,41
0,36
Gasto de capital
5,88
4,70
4,63
2,64
2,20
Total
100
100
100
100
100
Fuente: elaboración propia con base en el PGR publicado por el MHCP, 2005-2009.
Como puede observarse en las tablas 8 y 9,
las características de la distribución del presupuesto de seguridad pública (Ministerio de
Gobernación y Policía) son similares a las del
sector defensa: 1) la asimetría en la distribución del presupuesto es más notoria porque
los recursos asignados deben repartirse entre
los cinco programas del Ministerio: actividades centrales (burocracia ministerial), Policía,
sistema penitenciario, migración y extranjería,
y bomberos; y según la tabla 9, la Policía consume más de 70% del total, así que menos de 30%
corresponde a los otros cuatro programas; 2) a
diferencia del Ejército, la tendencia incremental
280
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
los recursos que se le asignan; 5) a pesar de lo
anterior, no cabe duda de que, al igual que en el
sector defensa, servicios personales consume la
mayor parte de los recursos asignados.
del presupuesto para la Policía, además de los
factores ya indicados, también responde a aumentos reales, aunque éstos no se corresponden con las necesidades de la institución; 3) el
sector seguridad pública consume más recursos
que el sector defensa, tanto en términos absolutos como porcentuales, en relación con el PGR;
4) es imposible establecer, de un lado, los salarios por grado y cargo y, de otro, la distribución
porcentual por rubro del gasto, por la forma en
que se presenta la estructura presupuestaria del
Ministerio y, además, porque a diferencia del de
Defensa que sólo tiene dos programas, éste tiene
cinco. Esto limita el análisis para determinar la
forma en que cada uno de los programas ejecuta
En el quinquenio 2005-2009 se registra una
tendencia incremental de los recursos presupuestarios asignados a militares y policías. En él
la TGC del presupuesto del Ejército es de 36,29%
y la de la Policía es casi el doble: 62,35%. Sin
embargo, como se dijo, esto no significa necesariamente un aumento de los montos asignados.
Finalmente, como se muestra en la tabla 10, al
comparar el gasto de defensa y seguridad, individual y agregado, con el gasto social (educación
Tabla 8. PGR-Presupuesto Ministerio de Gobernación,
2005-2009 (en millones de dólares y porcentajes)
Año
PGR
2005
Presupuesto Mingob
935’895.819
Porecntaje del PGR
48’730.342
5,21
2006
1.216’744.084
58’311.553
4,79
2007
1.350’984.626
64’717.301
4,79
2008
1.476’923.284
68’665.298
4,65
2009
1.667’067.251
76’773.043
4,61
Fuente: elaboración propia con base en datos del MHCP.
Tabla 9. Relación presupuestal entre Ministerio de Gobernación-Policía, 2005-2009
(en millones de dólares y porcentajes)
2006
%
2007
%
2008
%
2009
%
Mingob
48’730.342
2005
100
%
58’311.553
100
64’717.301
100
68’665.298
100
76’773.043
100
Policía
35’570.241
72,9
44’290.484
75,9
47’551.812
73,1
52’960.378
77,1
57’963.588
78,4
Fuente: elaboración propia con base en los PGR publicados por el MHCP.
Tabla 10. Comparativo porcentual de los gastos social,
de seguridad y de defensa, 2005-2009
Gasto social
Gasto de seguridad
Gasto de defensa
Seguridad + Defensa
2005
Año
28,52
5,09
3,70
8,79
2006
26,30
4,79
2,86
7,65
2007
31,67
4,79
2,87
7,66
2008
31,27
4,67
2,82
7,49
2009
32,38
4,60
2,70
7,30
Fuente: elaboración propia con base en los PGR del periodo.
281
Roberto Cajina
y salud) en el periodo 2005-2009, se revela, por
una parte, la tendencia incremental del gasto social especialmente a partir de 2007; y por
otra, el decrecimiento del gasto de seguridad y
defensa a lo largo del quinquenio.
2.2 Estructura de inversiones, principales
adquisiciones e industria de defensa
La información ofrecida por el PGR en materia de
inversiones y adquisiciones en el sector defensa
es muy limitada. Las inversiones se relacionan
específicamente con proyectos de defensa civil
(capacitación en gestión de riesgo y prevención
de desastres naturales). Las adquisiciones se
señalan sin mayor detalle como maquinarias y
equipos, de comunicación y señalamiento, educativos y recreativos, y de oficina y muebles.
Se trata de inversiones domésticas financiadas
con rentas del tesoro y donaciones externas.
Nicaragua no tiene industria de defensa y, en
consecuencia, debe importar desde partes para
reparación y mantenimiento de medios (Federación Rusa y Cuba) hasta la materia prima para
uniformes y calzado militar. Algunos materiales,
en especial los no letales, son adquiridos por medio de la cooperación de la comunidad donante
(Taiwán y España). No hay información sobre
adquisiciones de armamento.
3.
Política exterior y defensa
3.1 Esquemas de integración regional
Aunque el Ejército y la Policía nicaragüenses
forman parte de la CFAC y la Asociación de Jefes
de Policía de Centroamérica y el Caribe, respectivamente, ni una ni otra constituyen una forma
clásica de integración regional y tampoco indican una relación política de seguridad y defensa-esquema de integración regional. La razón es
simple: por un lado, el Estado nicaragüense carece de tal política; y por otro, no existe ningún
esquema de integración regional en defensa. Es
más, ambas instancias fueron creadas por ini-
ciativa de militares y policías, no de las autoridades civiles.
3.2
Relaciones con Venezuela
El 11 de enero de 2007, un día después de tomar
posesión de su cargo, el presidente Daniel Ortega incorporó a Nicaragua a la Alternativa –hoy
Alianza– Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (Alba). Con el documento de adhesión33
se suscribieron doce instrumentos bilaterales entre Nicaragua y Venezuela, que fueron el objeto
de la I Reunión de la Comisión Mixta de Alto Nivel, cuya Acta final, suscrita por los viceministros
de Relaciones Exteriores de ambos países el 6 de
marzo de 2007, recoge los asuntos abordados:
finanzas, energía, industria y telecomunicaciones, fortalecimiento del intercambio comercial,
infraestructura, transporte, vivienda y turismo,
salud, educación, cultura, deportes, agricultura,
alimentación, economía popular y agua, ciencia
y tecnología, y relaciones diplomáticas34.
Si bien en principio no hay evidencia pública oficial que indique que defensa y seguridad
fueran parte del proyecto Alba en Nicaragua,
el 17 de octubre de 2009 el presidente Ortega
suscribió la “Declaración de la VII Cumbre de la
Alba-TCP”35 (Cochabamba, Bolivia), en la que los
presidentes y jefes de Estado y de Gobierno de
los países miembros acuerdan: “Conformar el
Comité Permanente de Soberanía y Defensa de
los Países de la Alianza de los Pueblos de Nuestra
América Alba-TCP como parte del Consejo Político cuyos objetivos serán la definición de una
Estrategia de defensa integral popular conjunta
y la constitución de una Escuela de Dignidad y
Soberanía de las Fuerzas Armadas de los países
del Alba-TCP”36. Sin embargo, este compromiso
internacional en materia de defensa aún no ha
sido sometido al Parlamento para su aprobación
o rechazo.
Por otra parte, hay que señalar el intercambio de agregadurías de defensa entre Caracas y
Managua y anuncios de proyectos conjuntos de
acción cívica entre las instituciones militares
282
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
de ambos países, que hasta la fecha no se han
concretado37, pero que podrían iniciarse durante el actual gobierno, esto es, antes de fines de
2011. Sin embargo, hay que resaltar la ausencia de Venezuela entre los trece países con los
que el Ejército de Nicaragua tiene programas de
cooperación militar bilateral38, dado que desde
marzo de 2008 se creó la Agregaduría de Defensa de la República Bolivariana de Venezuela
en Nicaragua, con concurrencia en El Salvador,
Honduras y Guatemala39, y en junio de 2009,
cuando el jefe del Estado Mayor del Ejército de
Nicaragua viajó a Caracas para participar en la
conmemoración del 188º aniversario de la batalla de Carabobo y el día del Ejército Nacional
Bolivariano de Venezuela, la prensa oficial informó que esa visita también tenía como objetivo “consolidar los vínculos de amistad y cooperación entre nuestras instituciones militares”40.
4. Conclusión
Independientemente de la estrecha relación personal y política entre los presidentes Daniel Ortega y Hugo Chávez, por el momento el “factor
Alba” no parece ser determinante en los ámbitos
de la seguridad y la defensa en Nicaragua.
Sin embargo, hay elementos que indicarían la
posibilidad de desarrollos ulteriores que reviertan
la situación, aunque aún no se puede determinar
su naturaleza y contenido, alcances y tiempos. Es
importante subrayar que hoy por hoy el Ejército
de Nicaragua preserva y cultiva relaciones estratégicas con el establecimiento militar de Estados
Unidos al igual que con otros de Europa y Asia.
La Policía lo hace con países de la Unión Europea
y en alguna medida con Washington, aún antes
de la implementación del Plan Mérida, y no hay
indicios de que esto pueda cambiar muy sensiblemente en el futuro inmediato.
Por otra parte, hay que señalar que la correlación de fuerzas en el Parlamento, en donde el
FSLN es minoría, si bien no es inmutable, no favorece al gobierno de Daniel Ortega. El precepto
constitucional que faculta a la Asamblea Nacio-
nal para ratificar o rechazar los tratados, convenios o acuerdos internacionales suscritos por
el ejecutivo es un arma política que los adversarios del FSLN no vacilarían en usar, especialmente si de Venezuela y el proyecto de la Alba
se trata. En consecuencia, las perspectivas de
sanción legislativa a un instrumento de cooperación militar entre las instituciones armadas
de Nicaragua y Venezuela, y por extensión de
los países de la Alba, son bastante remotas.
Finalmente, es necesario decir que la transición a la democracia puso a las instituciones
militar y policial nicaragüenses en el complejo entramado de una triple crisis: de identidad,
de legitimidad y de misión. En la búsqueda de
respuestas a las urgentes preguntas del momento –¿qué somos ahora?, ¿nos acepta la sociedad
como somos, o no?, y ¿qué hacer en este nuevo
escenario, a quién servir, a quién combatir?– ambas instituciones siguieron caminos distintos y
los resultados han sido diferentes. Mientras los
militares, conducidos por un liderazgo pragmático, firme pero flexible y certero, casi de inmediato comenzaron a resolver esas ecuaciones,
la Policía aún parece no encontrar la forma de
despejar esas incógnitas41. El resultado neto de
esa asimetría es claro: el Ejército consolida cada
vez más su institucionalidad y goza de amplia
legitimidad social y de confianza ciudadana; la
Policía, en cambio, acusa profundas y peligrosas fracturas en su frágil institucionalidad, y la
confianza que la población había depositado en
ella está comenzando a erosionarse42.
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la Policía Nacional de Nicaragua hacia el servicio a
la población con enfoque de género”. Ponencia presentada en el VII Congreso Internacional del CLAD
sobre la reforma del Estado y de la administración
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Cajina, Roberto J. (2008). “Mecanismos de control parlamentario en Centroamérica”. En Isidro Sepúlveda
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América Latina III. Estudios comparados, Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado-Uned, Madrid.
283
Roberto Cajina
(2005). “Reconversión de la defensa y la seguridad en
Nicaragua: asimetrías e incoherencias”. Ponencia
presentada en el Seminario Internacional “La Agenda de Seguridad en Centroamérica”. San Salvador,
El Salvador, 14 y 15 de julio.
nistrativa del país, sino a criterios del despliegue de
fuerzas de la Policía Nacional.
8
Ídem.
9
Francisco Javier Bautista Lara. “Orientación de la
Policía Nacional de Nicaragua hacia el servicio a la
población con enfoque de género”. Ponencia presentada en el VII Congreso internacional del CLAD sobre
la reforma del Estado y de la administración pública,
Lisboa, 8-11 de octubre de 2002. Bautista Lara era
en ese entonces uno de los subdirectores de la Policía Nacional de Nicaragua. http://www.ocavi.com/
docs_files/file_85.pdf
––––––.
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Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas
Armadas, Ginebra.
Nicaragua. Policía Nacional (2009). Anuario estadístico
2008, Policía Nacional, Managua.
––––––.
(2008). Anuario estadístico 2007, Policía Nacional, Managua.
Notas
1
Mensaje de la presidenta de la República, Violeta
Barrios de Chamorro, en el acto de traspaso de mando militar del general Humberto Ortega Saavedra
al general Joaquín Cuadra Lacayo. Managua, 21 de
febrero de 1995. En Cajina, 1997: 350.
2
Instituto para la Integración de América Latina y el
Caribe, Intal, BID. http://www.iadb.org/intal/detalle_
introduccion.asp?eid=705&cid=705&aid=1379&ca
torig=237 .
3
Decreto 2-90. La Gaceta. 87. Managua, 2 de mayo
de 1990.
4
Ley 181 o Código de organización, jurisdicción y
previsión social militar, artículo 15 (1994).
5
Policía Nacional, 2008: 169.
6
Ídem: 172.
7
Esta demarcación territorial no corresponde a ninguna de las unidades de la división política admi-
10 Ley 181, La Gaceta. 165, Managua, Nicaragua, 2 de
septiembre de 1994.
11 http://www.policia.gob.ni/organigrama_policia.html
12 http://www.policia.gob.ni/especialidades001.htm
13 La Gaceta. 162, 23 de agosto de 1996.
14 Ley 144. La Gaceta. 58, 25 de marzo de 1992.
15 Ley de reforma y adiciones a la ley 290, de organización, competencia y procedimientos del poder
ejecutivo, La Gaceta. 20, 29 de enero de 2007.
16 La reforma a la ley 290 se aborda en el apartado
“Evolución de la institucionalidad y sistema de seguridad y defensa”. Infra.
17 En cumplimiento del Plan permanente de seguridad en el campo y despliegue aeronaval aprobado
anualmente por el comandante en jefe del Ejército.
18 Esto según el Acuerdo de cooperación en la eliminación del tráfico ilícito por mar y aire entre los
gobiernos de Nicaragua y de los Estados Unidos
de América (1 de junio de 2001), ratificado por la
Asamblea Nacional (25 de septiembre de 2001).
http://legislación.asamblea.gob.ni
19 Conformada por las fuerzas armadas y ejércitos de
El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. La
CFAC fue constituida en noviembre de 1997 por iniciativa de los jefes militares de la subregión y sancionada por los presidentes de Centroamérica en
noviembre de 1997. Véase www.cfac.gob.sv.
20 Su origen se remonta a 1991, cuando, por iniciativa
de los jefes de Policía de El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua y Panamá, tomaron el nombre
de Asociación de Jefes de Policía de Centroamérica. Un año después se constituyó oficialmente la
Asociación de Jefes de Policía de Centroamérica y
Panamá. En 2007, la Asociación estaba formada por
trece cuerpos policiales de once países, y seis instituciones acreditadas en calidad de observadores.
21 Véase www.cfac.gob.sv; y Nicaragua. Policía Nacional, 2008: 149-152.
22
284
Véase http://www.sica.int/
Nicaragua, un Estado sin política de seguridad
23 Para mayor detalle de la naturaleza, misiones y actuaciones de la UHR-Cfac y de la Uomp-CFAC, véase
www.cfac.gob.sv
24 Military and Police Aid, Department of Defense,
Central America, 1996-2009, en: www.ciponline.
org/facts
25 http://www.ejercito.mil.ni/
26 De países como Alemania, Argentina, Chile, China,
Corea, Cuba, El Salvador, España, Estados Unidos,
Francia, Gran Bretaña, Guatemala, Honduras, Italia,
México, República Popular Democrática de Corea,
Rusia y Venezuela (http://www.ejercito.mil.ni/agregadurias.html).
27 http://www.ejercito.mil.ni/
28 http://www.policia.gob.ni/index3.html
29 http://cfac.gob.sv/joomla/index.php?option=com_c
ontent&task=view&id=24&Itemid=32
30 Los otros tres son las direcciones de Migración y
Extranjería, Sistema Penitenciario y Bomberos.
31 Dado que por razones de política económica y de
política monetaria la economía nicaragüense está
sujeta a un sistema de deslizamiento diario del córdoba, la moneda nacional, con relación al dólar de
los Estados Unidos, para la conversión de córdobas
a dólares el autor tomó la decisión de considerar la
tasa media anual de cambio oficial, de tal forma que
en las cifras presentadas la relación córdoba-dólar
varía de año a año (N. del a.).
32 Aproximadamente el 5% anual; sobre esta base se
determina el deslizamiento diario y mensual. El
deslizamiento es parte importante de la política
económica en procura de garantizar la estabilidad
macroeconómica (N. del a.).
33 Texto completo en http://www.nicaraguatriunfa.
com/documentos2006/Firma%20del%20 ALBA 110107.doc
34 Texto completo del Acta final en www.conamornicaragua.org.ni/. Se desconoce el texto de los instrumentos bilaterales individuales con excepción del
Convenio Marco.
35 TCP: Tratado de Comercio de los Pueblos
36 Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las
Granadinas expresaron su reserva porque pertenecen al Sistema de Seguridad Regional de los Estados
insulares del Caribe Oriental. http://www.alternativabolivariana.org/images/declaracionVIIcumbrealba-tcp.pdf. Cursiva del autor.
37 Entre ellos una carretera para unir la región central
norte con Bilwi, cabecera de la Región Autónoma
del Atlántico Norte, RAAN, en la costa caribe nicaragüense.
38 Véase http://www.ejercito.mil.ni/rmi_cmb.html
39 Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 12 de Marzo 2008 (núm. 38.889)
40 http://www.ejercito.mil.ni/docs/np2009032.pdf
41 Roberto J. Cajina. “Reconversión de la Defensa y la
Seguridad en Nicaragua: Asimetrías e incoherencias”. Ponencia presentada en el seminario internacional La agenda de seguridad en Centroamérica.
San Salvador, El Salvador, 14 y 15 de julio de 2005.
42 Véase: “Ejército saca mejores notas que la Policía”.
La Prensa. Managua, 12 de octubre de 2009.
285
Venezuela: defensa y seguridad.
Bolivarianismo y socialismo del siglo XXI
Francine Jácome
Introducción
El proceso de cambios que se viene adelantando en Venezuela a partir de 1999 ha tenido impactos en todos los sectores, incluyendo
los de seguridad y defensa1. Las percepciones
de las amenazas que enfrenta el país han cambiado y, por tanto, las propuestas de políticas
y estrategias para afrontarlas. En este sentido,
a partir de la Constitución de 1999 se gestaron
transformaciones importantes en estos sectores,
modificándose las doctrinas de defensa y de
seguridad. Entre los aspectos destacados de la
nueva carta magna estuvo el cambio de nombre,
a Fuerza Armada Nacional (FAN), por lo que se
creó un sólo alto mando, el planteamiento sobre la “corresponsabilidad” entre el Estado y la
sociedad en materias de seguridad y defensa, el
establecimiento del derecho al voto de los militares así como la incorporación formal entre sus
funciones de la cooperación en tareas de seguridad interna y su participación en el desarrollo
nacional.
De igual forma, los ascensos militares pasaron a ser potestad de los militares y del presidente de la República, excluyéndose la partici-
pación del poder legislativo. Como resultado, el
control y la supervisión civil se debilitaron aún
más, pues ésta quedó restringida únicamente a
la Presidencia de la República, llevando a una
mayor independencia de los militares con casi
ninguna supervisión institucional. El papel que
desempeña la Asamblea Nacional en las áreas
de seguridad y defensa ha sido mínimo. Las
comisiones respectivas tuvieron la potestad de
formular leyes y en el periodo legislativo 20052010 todos sus miembros pertenecieron al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV). Además, no existe la obligatoriedad de
aprobar en esta instancia los tratados sobre seguridad y defensa suscritos con otros países.
A partir de la nueva Constitución, entre 2002
y 2008 hubo un proceso de modificación de los
marcos legales que definen los conceptos, estrategias, políticas e institucionalidad en los ámbitos de seguridad y defensa. Éstos han sido:
2002: ley orgánica de seguridad de la nación.
2005: ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional.
286
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
2008: ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Ley orgánica del servicio de Policía y del
Cuerpo de Policía Nacional.
La primera ley, sancionada por la Asamblea Nacional (AN) el 28 de noviembre de 2002,
tuvo como uno de sus aspectos principales la
introducción de la concepción de “seguridad y
defensa integral”, la cual reafirmó la corresponsabilidad que tiene la sociedad con el Estado en
esta materia. Igualmente, profundizó la relación
entre desarrollo y seguridad, otorgándoles a los
militares un papel más importante en las tareas
de desarrollo socioeconómico.
Más adelante, la nueva ley orgánica de la
Fuerza Armada Nacional, aprobada por la AN
el 6 de septiembre de 2005, reiteró la participación de los militares en tareas de desarrollo y de
mantenimiento del orden interno. Algo novedoso fue la inclusión de la figura de “reincorporación” de militares retirados al servicio activo
por decisión presidencial. También se modificó
la línea de mando, dividiéndose entre la línea
de mando operacional, bajo la conducción del
presidente de la República, y la administrativa/
funcional, bajo el ministro de la Defensa. Meses
antes, en abril, mediante decreto presidencial
se creó la figura de la Guardia Territorial2, que
quedó bajo el Comando General de la Reserva
Nacional y Movilización Nacional, la cual también se había conformado anteriormente por
decreto presidencial. En función de ello, la Reserva Nacional y la Guardia Territorial quedaron
bajo la conducción directa del presidente de la
República. Por tanto, con esta ley se modificó la
estructura de la fuerza armada que incluía a los
cuatro componentes (Ejército, Armada, Fuerza
Aérea y Guardia Nacional) además de la Reserva Nacional y la Guardia Territorial.
A partir de estos marcos legales se reforzó el
planteamiento de la alianza cívico-militar para
garantizar la seguridad y defensa de la nación,
especialmente en función de la percepción
de que la principal amenaza era una posible
agresión de Estados Unidos a través del vecino
Colombia. Además, los militares pasaron a tener
una participación mucho mayor, no sólo en la administración pública, sino también en aspectos
relacionados con el narcotráfico, el crimen organizado transnacional y la seguridad pública.
Estos cambios y los que se harían después
de 2005 respondieron a la modificación de los
principales escenarios de conflicto, basados en
las siguientes amenazas:
Principales amenazas a la seguridad de Venezuela
Internas
Externas
• Pobreza
• Deterioro económico
• Inseguridad personal
• Corrupción
• Debilitamiento de la gobernabilidad (conflictos políticos internos)
• Problemas ambientales
• Intervención militar (Estados Unidos/Colombia)
• Impacto del conflicto colombiano
• Crimen organizado transnacional
• Narcotráfico
• Deterioro ambiental
Fuente: Jácome (2006a).
En función de ello, el gobierno y la Fuerza
Armada Nacional adoptaron las concepciones
de guerra de cuarta generación que requiere la
utilización de estrategias y mecanismos para enfrentar al enemigo en un marco de relaciones asimétricas. A raíz de esto, como se verá más adelante, se profundizó la estrategia de incorporar a
la población civil a la defensa de la nación y se
adelantó la noción de la “guerra de resistencia”,
que incorpora uno de los elementos fundamentales de las doctrinas de seguridad nacional que
predominaron en las dictaduras del Cono Sur en
décadas pasadas: la de los “enemigos internos”.
Sin embargo, esta etapa, centrada en la revolución “bolivariana”, dio paso a los planteamientos sobre la construcción del “socialismo
del siglo XXI”, que comenzó en 2005 y tomó
auge a partir de 2007, después de la reelección
del presidente Chávez en diciembre de 2006.
Durante esta nueva etapa, la de la revolución
“socialista”, va a haber cambios importantes en
las políticas del gobierno en todos los ámbitos,
incluyendo los de seguridad y defensa. En mayo
de 2007 se ordenó que el nuevo lema de la FAN
287
Francine Jácome
fuese “Patria, socialismo o muerte, venceremos”. Por último, en el proyecto de propuesta
presidencial de reforma constitucional de 2007
se incluyeron puntos importantes para la FAN,
entre los que se destacaron (Jácome, 2007):
Cambio de denominación a Fuerza Armada
Bolivariana, constituyéndose en un cuerpo
“patriótico, popular y antiimperialista”.
Conducción presidencial de las Milicias Populares Bolivarianas.
El presidente de la República decidiría los
ascensos a todos los grados y jerarquías.
Rango constitucional del concepto de “guerra popular de resistencia”.
La Reserva se convertía en un quinto componente de la FAN por medio de la Guardia
Territorial y Milicia Popular Bolivariana, basada en el principio del “pueblo en armas
para la resistencia”.
Ampliación de sus funciones para que asumieran permanentemente tareas de seguridad ciudadana.
Esta propuesta fue rechazada en el referéndum aprobatorio de diciembre de 2007, aunque
por un margen de poco más de 1%, y uno de
los aspectos más debatidos fueron estos planteamientos respecto a la FAN. Sin embargo, en
lo que habría de ser un proceso de reforma
constitucional de facto, muchos de los cambios
propuestos se irían implementando a partir de
2008 mediante diferentes leyes. Algunas de
ellas fueron decretadas desde la Presidencia de
la República, por medio de una ley habilitante,
y otras aprobadas por la AN, donde el oficialismo contaba con una mayoría casi absoluta.
En función de estas modificaciones, las siguientes secciones buscan identificar los contenidos más importantes referidos a tres aspectos
principales. Primero, los relacionados con la estructura y los sistemas de seguridad y defensa;
segundo, los recursos con los que se ha dispuesto
y su utilización. Tercero, cuáles han sido los
principales planteamientos con respecto a la
integración regional relacionados con las políticas de seguridad y defensa, especialmente en
cuanto a la cooperación en seguridad regional.
En cada una de estas secciones se resaltarán los
cambios más importantes durante los últimos
años y los elementos principales de 2009.
1. Estructura y sistemas
de seguridad y defensa
1.1. La Fuerza Armada
Nacional Bolivariana (Fanb)
El 31 de julio de 2008, por medio de la ley habilitante otorgada por la AN, que le permitió al
presidente legislar desde febrero de 2007, mediante el decreto 6.239 se sancionó la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(Lofanb), aprobada posteriormente por la AN,
el 6 de octubre. Entre sus principales cambios
estuvieron la modificación de su nombre al
incorporar la denominación de “bolivariana”
(artículo 1º), lo cual refleja que es una fuerza
que defiende no solamente a la Nación sino un
proyecto político sobre el que no hay consenso
nacional. Otro de los elementos fundamentales
fue la inclusión de la Milicia Nacional Bolivariana (artículo 43), definida como un cuerpo especial para complementar a la Fanb, que incluye
la Reserva Nacional y la recién creada Milicia
Territorial (artículo 51). Las críticas a estos dos
cambios fundamentales sostienen que contravienen la Constitución de 1999, que en su capítulo III se refiere a la Fuerza Armada Nacional y
en el artículo 328 señala que está integrada por
el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia
Nacional, y no incluye mención de un cuerpo
especial como la Milicia. Un tercer aspecto fue
la formalización del establecimiento de las regiones de defensa integral (artículo 23).
Respecto a la estructura del sector defensa,
se mantiene la división existente desde 2005.
Por un lado, el aspecto operacional y por el otro
el administrativo. Esta estructura (Valles, 2009.
Véase el anexo 1, página 308) comienza con un
288
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
nuevo grado militar que es el de comandante
en jefe (presidente de la República), que en el
lado operativo dirige cuatro instancias: 1) el Comando Estratégico Operacional (artículo 20); 2)
los cuatro componentes militares (artículo 29);
3) la Milicia Nacional Bolivariana (artículo 43);
y 4) las regiones militares (artículo 23); instancias que conforman la estructura orgánica de la
Fanb. Además, están adscritos directamente al
comandante en jefe, como instancias de apoyo,
la Secretaría General del Consejo de Defensa
Nacional, el Estado Mayor Conjunto así como la
Guardia de Honor.
Por otro lado, el Ministerio del Poder Popular
para la Defensa se encarga de los aspectos administrativos de la Milicia Nacional Bolivariana,
de los Componentes Militares, de las Regiones
Militares así como de la Dirección General de Inteligencia. Igualmente incluye a la Contraloría y
a la Inspectoría General de la Fanb, el sistema de
justicia militar y la Comisión de Contrataciones.
Como se dijo, aparte de la defensa del territorio nacional, entre las principales funciones de la
Fanb resaltan en el artículo 4º de la Lofanb el preparar y organizar a los ciudadanos y ciudadanas
para la defensa integral, participar en alianzas o
coaliciones con las fuerzas armadas de otros países para fines de integración (previa aprobación
de la AN), apoyar a distintas instancias del poder
público en la ejecución de sus políticas, cooperar
en preservar o restituir el orden público interno,
así como elaborar un plan estratégico de desarrollo de la Fanb acorde con el plan de desarrollo
económico-social de la nación.
Respecto al Comando Estratégico Operacional, entre sus funciones (artículo 18) se cuentan las de coordinar las acciones militares de
la Fanb así como la articulación con la Milicia;
también se le han asignado tareas que se relacionan directamente con el desarrollo nacional,
regional y local. En cuanto a la Milicia, destacan
entre sus funciones (artículo 46) la de convertirse en el vínculo entre la Fanb y el pueblo para
la defensa del país, organizar y entrenar a la Milicia Territorial, coordinar, apoyar y orientar el
trabajo de los Consejos Comunales3, así como
contribuir a la formación de los Comités de Defensa de los Consejos Comunales con el fin de
fortalecer la unidad cívico-militar. También tendrá un papel en la recolección de información
de los Consejos Comunales, instituciones del
sector público y privado, para la formulación de
planes y proyectos gubernamentales, que se ha
interpretado como una forma indirecta de adjudicarles labores de inteligencia.
En relación con estas diferentes funciones
de las instancias militares, se sostiene que este
nuevo planteamiento modifica sustancialmente
las relaciones cívico-militares, dándoles a los
últimos un nuevo papel y debilitando el control civil. El diseño de las políticas de defensa
y seguridad está básicamente en manos de una
élite conformada por militares activos y retirados. Pero además, según algunos analistas, estas
modificaciones han conducido a que los militares (Guardia, 2006 en Jácome, 2007) tengan un
papel importante en la desinstitucionalización
del Estado, ya que han asumido una importante
cuota de conducción política, especialmente en
materia de políticas públicas. De igual forma,
han pasado a tener una tutela sobre todos los
aspectos de la vida del país, cosa que en el pasado formó parte de la tradicional doctrina de
seguridad nacional.
Existe también una tendencia hacia una creciente politización de la institución militar. La
aceptación y el apoyo oficial por parte de los
militares del proyecto del socialismo del siglo
XXI muestran que se está privilegiando la ideologización sobre la profesionalización. La concepción “socialista” y “bolivariana” de la fuerza
armada se institucionalizó, basada en la noción
de la unidad entre los militares y el “pueblo”,
rompiéndose la separación de lo político y lo
militar (Sucre, 2009).
Se calcula (Sipri, 2009) que en la actualidad
los cuatro componentes de la Fanb cuentan con
cerca de 130.000 efectivos. Pese a que no existen
cifras oficiales, un miembro del Frente Socialista de Trabajadores declaró (Tejero, 2010) que las
289
Francine Jácome
milicias obreras cuentan con aproximadamente
150.000 integrantes, además de 20.000 patrullas
laborales4 que incluirían alrededor de 300.000
trabajadores, todos los que formarían parte de la
Milicia Nacional Bolivariana. Ello ha conducido a
una creciente preocupación respecto a este cuerpo, pues se teme que se esté creando una instancia
militar paralela en lo que podría ser una profundización de una guardia pretoriana que ya se había
advertido con anterioridad (Jácome, 2006a).
El alistamiento militar es voluntario para
personas entre los 18 y 30 años de edad, aunque
todo venezolano y venezolana mayor de edad
tiene la obligación de inscribirse ante la Junta
de Conscripción. Como se ha señalado, con las
modificaciones legales de 2005 y 2008 los espacios de participación de los civiles en los ámbitos militares se ampliaron.
El actual proceso de cambios y los planteamientos en torno a la revolución “bolivariana”,
en un principio, y actualmente a la construcción
del “socialismo del siglo XXI”, ha llevado a que se
fortalezcan grupos que apoyan al gobierno pero
cuyas actividades en ocasiones se desarrollan
fuera del marco institucional, utilizando incluso
la violencia. Por tanto, se ha dicho que en el país
existe un paramilitarismo creciente. Entre los más
conocidos se encuentran los Tupamaros (que también se han constituido en partido político), el Colectivo La Piedrita, el grupo Carapaica, que actúan
básicamente en los ámbitos urbanos. También
está el Frente Bolivariano de Liberación (FBL), un
grupo guerrillero que opera en la frontera colombiana y dice tener como objetivo la defensa de la
revolución venezolana. Desde el oficialismo se ha
señalado que existen grupos irregulares organizados en la oposición, sin que hasta la fecha esta
afirmación se haya demostrado, aunque sí se han
producido actos de violencia adjudicados a estos
sectores, como la colocación de bombas.
En cuanto a los escenarios de conflicto, en
los últimos cinco años se plantearon básicamente cuatro (Jácome, 2006a y 2006b). Por un
lado, se insistió que el país requiere prepararse
para un escenario de guerra asimétrica que sería
adelantado por Estados Unidos y que podría llegar a una intervención militar. En este sentido,
se propuso la “guerra de todo el pueblo” para
contrarrestarla. Sin embargo, altos personeros
del gobierno han admitido que la posibilidad
de una intervención estadounidense directa es
baja y, ante ello, han ampliado la noción sobre
que dicha intervención podría tener dos modalidades que eventualmente se implementarían
paralelamente. La primera es por medio de distintos sectores nacionales, lo que profundiza la
idea del “enemigo interno” que se ha apuntalado en el argumento de que el gobierno de Estados Unidos está apoyando y financiando a diferentes organizaciones políticas y sociales5 para
desestabilizar al gobierno. El 13 de marzo de
2010, el presidente de la República declaró: “No
tenemos planes de agresión contra nadie, pero
nos capacitamos para defendernos de amenazas
internas o externas” (Rivera/Hernández, 2010:
5.) La segunda tiene que ver con la aseveración
de que el país del norte podría adelantar una
acción “quirúrgica” tipo Panamá o prestar asistencia en la planificación de un magnicidio.
Adicionalmente, el general (retirado) Müller, quien se desempeñó como jefe del Estado
Mayor de la Presidencia y fue uno de los principales asesores del presidente Chávez, señaló
un escenario alternativo (en Jácome, 2006a: 40),
ya que consideró que era “poco factible el uso
de la fuerza por parte de Estados Unidos contra
Venezuela, como también lo es la posibilidad
de acciones indirectas originadas desde países
vecinos y por quintas columnas internas”. Entonces, ¿cuál sería el escenario de conflicto?
Una operación en el marco de la “estrategia de
operaciones decisivas rápidas” que incluiría un
ataque aéreo y aerotransportado con apoyo en
los planes andino y Puebla-Panamá.
Con el incremento de las tensiones con Colombia desde marzo de 2008 y el aumento de
éstas a raíz del acuerdo militar entre ese país y
Estados Unidos en 2009, la posibilidad de una
intervención desde Colombia se ha convertido
nuevamente, por lo menos en el discurso oficialista, en la principal hipótesis. La decisión del
290
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
gobierno colombiano en diciembre de 2009 de
ampliar su base militar en La Guajira y activar
dos batallones aéreos, uno en esta misma zona y
otro en el departamento de Arauca, ha exacerbado esta percepción. Igualmente, a finales de 2009
el gobierno venezolano denunció que Panamá
también estaba llegando a acuerdos que permitirían la utilización de bases militares por parte
de efectivos estadounidenses. Dicha hipótesis
ha cobrado aún más fuerza a partir de la ruptura de relaciones por parte del presidente Chávez
en julio de 2010 a raíz de la denuncia del gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2006;
2006-2010) ante la Organización de los Estados
Americanos (OEA) sobre la presunta presencia de
líderes y campamentos de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc) y del Ejército de Liberación nacional (ELN) en territorio venezolano.
En relación con los diferentes convenios y
acuerdos de cooperación en seguridad y defensa,
lo primero que debe señalarse son las limitaciones para acceder a este tipo de información, pues
está restringida por razones de “seguridad nacional”. No obstante se ha encontrado (Jácome,
2007) que en el área judicial la mayor parte de
los acuerdos firmados a partir de 1999 se centran
en la relación Cuba-Venezuela, y que la cooperación con los vecinos ocupa un lugar secundario.
En cuanto a aspectos militares, son públicos dos
convenios, uno con Rusia y el otro con Bolivia, y
se tiene información extraoficial de la existencia
de otros con Irán, China y Bielorrusia. El ámbito
en el cual existe mayor participación en cuanto a
la formalización de instrumentos de cooperación
es en el de seguridad regional, en la cual también
se incluyen los acuerdos energéticos, ya que el
gobierno venezolano ha definido la seguridad
energética como una de sus prioridades.
En el entorno de los organismos internacionales y actores extrarregionales destaca también el incremento notorio de instrumentos a
los cuales se une Venezuela. Ello se debe en
gran parte al hecho de que después del 11 de
septiembre de 2001 se produjo, en la región y
en el hemisferio, una dinámica de proliferación
de acuerdos en materia de seguridad regional,
especialmente en el marco de la Comunidad
Andina de Naciones (CAN). No obstante, esta situación cambió dada la decisión de Venezuela
de retirarse de este organismo. Adicionalmente,
en sus primeros años el actual gobierno decidió
adherir a varios instrumentos de la Organización de las Naciones Unidas. En función de la
concepción bolivariana de la integración y, especialmente a partir de 2004, se inició un proceso de diversificación de la cooperación. En
primer término, en relación con las áreas que
abarca, en la cuales pasan a desempeñar un papel más importante los instrumentos dedicados
a cultura, transporte, vivienda y hábitat, evitar
la doble tributación, ciencia y tecnología, comunicaciones y salud. Esta diversificación incluyó igualmente a los países con los cuales se
establecieron estos convenios, existiendo una
tendencia a buscar alianzas extracontinentales
con países como Rusia, Irán, China, India, Malí,
España, Sudán, Kuwait y Corea del Norte. En
el hemisferio se privilegiaron las relaciones con
Cuba y Nicaragua, los países del Cono Sur, especialmente Brasil, Argentina y Uruguay, y en
la región andina con Bolivia y Ecuador.
Este tipo de acuerdos se están multiplicando y aquellos que se relacionan con la seguridad tienen más bien un papel secundario. Pese
a que el gobierno del presidente Chávez ha reiterado la importancia de la integración militar,
especialmente en el ámbito sudamericano, no
parece haber avanzado mucho en ello, quizá
más bien debido a la reticencia de otros países a
participar; aun cuando, como se verá más adelante, a partir de 2009 el asunto cobró más importancia en el marco de la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de
Comercio de los Pueblos (Alba-TCP).
La excepción ha sido Bolivia, país con el que
suscribieron, el 26 de mayo de 2006, el “Acuerdo de cooperación técnica entre la República de
Bolivia y la República Bolivariana de Venezuela en materia de defensa”, y se firmó, en mayo
de 2008, un memorando de entendimiento para
ampliar su cooperación técnico-militar.
291
Francine Jácome
Respecto a la participación internacional de
las fuerzas armadas, en función de la política del
actual gobierno que enfatiza la soberanía y la no
injerencia en asuntos internos, en los últimos
once años no han integrado misiones de paz internacionales. No obstante, el Ejército venezolano organizó la Brigada de Asistencia Organizada, que actuó en Cuba, Grenada, Dominica y
Jamaica en asistencia ante desastres naturales,
así como en la construcción de viviendas. En
2003 participó en actividades de asistencia ante
el terremoto en El Salvador. Igualmente, ha sido
desplegada en Bolivia y, más recientemente, a
raíz del terremoto, en Haití.
Venezuela ha tomado parte en ejercicios
militares, pero en aquellos en los cuales participan los que considera sus aliados regionales
y extrarregionales. En 2006 participó en varias
maniobras conjuntas, como el de Open Eyes
I-2006, que se efectuó durante la última semana de agosto, junto con las Antillas Holandesas, básicamente con la finalidad de detectar
buques en emergencia. Esto después de la visita a Venezuela del ministro de Relaciones
Exteriores de Holanda en julio, en la cual le
aclaró al gobierno que Aruba no sería utilizada
por Estados Unidos para permitir una invasión
(Jácome, 2007). Asimismo, estuvo presente
en agosto, junto con Argentina, Brasil, Chile,
Francia, Perú y Uruguay en la operación de entrenamiento multinacional Cruzex (www.mindefensa.gov.ve), que se lleva a cabo cada dos
años. En este caso, los objetivos principales
fueron la simulación de un escenario de guerra de baja intensidad y el fomento de medidas
de confianza mutua (Jácome, 2007). Posteriormente, hizo parte de la Operación Fraterna con
Argentina, Brasil y Uruguay, las operaciones
Caribe y Caraibe, con países del Caribe y Francia, respectivamente. En septiembre de 2008,
Venezuela y Rusia realizaron ejercicios conjuntos, que incluyeron el sobrevuelo del Caribe de
aviones TU-160, que estuvieron hospedados en
una base militar venezolana. Hacia finales del
año también se hicieron maniobras conjuntas
con la Armada, en las cuales participó el crucero ruso Pedro el Grande.
1.2 Las fuerzas policiales
y de inteligencia venezolanas
La Constitución de 1999 incluyó la conformación
del Cuerpo de Policía Nacional. En este marco, en
abril de 2006 se creó la Comisión para la Reforma
Policial (Conarepol), con la finalidad de adelantar
una reforma policial mediante una amplia consulta a distintos sectores. En octubre de ese año
entregó su informe y recomendaciones.
Dos años y medio después, el 2 de junio de
2009, se instaló el Consejo General de Policía,
que contó con representantes de las policías
municipales y estatales, y que tuvo como eje
central la elaboración de un programa para que
esta nueva policía fuese un cuerpo profesional.
Fue una instancia cuyo fin era asesorar al ministro de Interior y Justicia en materia de seguridad ciudadana. Diseñó políticas públicas para
la reforma policial y lo establecido en la ley, e
hizo propuestas para implementar las recomendaciones de la Conarepol. Su primera actividad
fue la planificación del proceso de desarrollo de
la Policía Nacional.
La AN aprobó en abril de 2008 la ley orgánica
del servicio de policía y del cuerpo de policía nacional. Entre las principales funciones de las policías se señalaron (www.consejopolicia.gob.ve):
Desarrollar labores preventivas ante los riesgos que puedan correr las personas y las comunidades en cuanto a su integridad física,
la de sus propiedades o su hábitat.
Poner en práctica las políticas definidas en
materia de seguridad ciudadana, incluyendo:
292
Tránsito de sustancias estupefacientes y
psicotrópicas.
Anticorrupción.
Antisecuestros.
Acaparamiento y especulación alimentaria.
Adulteración de medicinas y otros bienes de consumo esenciales para la vida.
Delincuencia organizada.
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
Turismo y ambiente.
Orden público.
Promover y organizar la participación de las
comunidades organizadas en el servicio de
policía comunal.
Proteger a las personas que participan en manifestaciones y concentraciones públicas.
Actuar en la prevención de conflictos por
medio de la mediación y conciliación para
garantizar la paz social.
Se estableció que la ciudadanía, especialmente mediante los Consejos Comunales, tendría una participación activa en la definición
de políticas referidas a la seguridad ciudadana,
sobre la base de la corresponsabilidad entre el
Estado y la sociedad en esta materia. Oficialmente (www.policianacional.gob.ve) se señaló
que este ente será complementario a los existentes en los ámbitos estatales y municipales y
que ello será posible gracias a las normativas
establecidas por el sistema integrado de policías. Sin embargo, no queda claro cómo se delimitarán las competencias. Está pautado que
se trabajará en coordinación cuando los casos
sobrepasen estos ámbitos e incluyan varios municipios o estados, o cuando el armamento utilizado por la delincuencia sobrepase el de las
policías locales y regionales.
Se estableció que sólo la Policía Nacional
podrá tener cuerpos especiales, eliminando
esta posibilidad en las locales y estatales. Entre
las atribuciones específicas que tiene solamente la Policía Nacional están las de fiscalización
y el control en aduanas, la protección de sedes
diplomáticas y personalidades, las cárceles, lo
referente a migración, control marítimo y de
fronteras así como acciones antisecuestro; también estará a su cargo la relación con policías
extranjeras. En el diagrama 1 se presenta su estructura orgánica.
De igual forma, se establecieron diferentes
instancias para apoyar esta nueva estructura policial. En primer término, el Fondo Intergubernamental del Servicio de Policía (Fispol), creado
en febrero de 2008, cuya finalidad es coordinar
la dotación, el entrenamiento y la asistencia técnica al Sistema Integrado de Policía que incluye
a las policías nacional, estatales y municipales.
El Consejo Nacional de Policía definirá los parámetros de funcionamiento del Fondo. En segundo lugar, el Centro de Formación de la Policía
Nacional. Asimismo, en el marco de la Misión
Alma Mater, en febrero de 2009 se decretó la
conformación de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (www.unes.edu.
ve), cuyo objetivo será formar al personal de los
diferentes órganos de seguridad ciudadana. Se
prevé un proceso a partir del cual los otros institutos de formación policial pasarán a ser parte
de esta entidad. En diciembre de 2009 se anunció la creación del Fondo para la Investigación y
Acción en materia de prevención del delito, así
como del Consejo Nacional de Prevención, que
tendrá como finalidad atacar las causas sociales
y estructurales de la violencia.
En relación con los sistemas de inteligencia,
están conformados básicamente por el Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y lo que hasta poco se denominó como la Dirección Nacional de los Servicios
de Inteligencia y Prevención (Disip), la policía
política del Estado venezolano. Bajo el mando de
la Fanb, está la Dirección de Inteligencia Militar
(DIM). El primero (www.cicpc.gov.ve) tiene como
función primordial la investigación del delito y
es el órgano principal para indagaciones penales.
Cuenta con el respaldo del Instituto Universitario de Policía Científica (Iupolc) para la formación de profesionales en investigación criminal.
En relación con la segunda, en diciembre de
2009 el presidente anunció su sustitución por
el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
Tanto este cambio como la creación de la Policía
Nacional forman parte de lo que el gobierno ha
denominado la “batalla contra la inseguridad”.
Es importante notar que aparte de las instituciones oficiales se ha estado desarrollando
una perspectiva sobre la necesidad de llevar a
cabo labores de inteligencia desde la ciudadanía. En este sentido, una de las funciones de
293
Francine Jácome
Diagrama 1. Estructura orgánica de la Policía Nacional
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA
RELACIONES INERIORES Y JUSTICIA
DIRECCIÓN NACIONAL
SUBDIRECCIÓN
SECRETARÍA GENERAL
MINISTERIO DEL PODER POPULAR
PARA RELACIONES INERIORES
Y JUSTICIA
OFICINA DE ASESORÍA LEGAL
OFICINA DE PLANIFICACIÓN,
PRESUPUESTO, ORGANIZACIÓN
Y SISTEMAS
OFICINA DE GESTIÓN
ADMINISTRATIVA
OFICINA DE RECURSOS HUMANOS
OFICINA DE TECNOLOGÍA
DE INFORMACIÓN
OFICINA DE CONTROL
DE LA ACTUACIÓN POLICIAL
Y ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS
OFICINA DE COMUNICACIÓN
Y RELACIONES INSTITUCIONALES
DIRECCIÓN DE VIGILANCIA
Y TRANSPORTE TERRESTRE
DIRECCIÓN DE INTELIGENCIA
Y ESTRATEGIA
CINCO DIRECCIONES REGIONES
DIRECCIÓN DE OPERACIONES
Y GRUPOS TÁCTICOS
DIRECCIÓN REGIÓN OCCIDENTAL
DIRECCIÓN REGIÓN LOS LLANOS
DIRECCIÓN REGIÓN ORIENTAL E INSULAR
DIRECCIÓN REGIÓN GUAYANA
DIRECCIÓN REGIÓN CENTRAL
Fuente: www.policianacional.gob.ve
la Milicia es la inteligencia y los mismos organismos gubernamentales están entrenando a
miembros de los Consejos Comunales para hacer la “inteligencia social” en las comunidades
(El Universal, 10-7-2009), lo cual tiene como finalidad ejercer la defensa integral de la nación.
Es el caso de la Sebin, que ha estado dictando
foros de inteligencia social en las comunidades
en diferentes partes del país.
Esta incorporación de los ciudadanos y las
ciudadanas crea suspicacias y preocupación,
pues se teme que esté conduciendo a un modelo de vigilancia y denuncia entre los ciudadanos
que con frecuencia no se refiere necesariamente a
hechos delictivos, sino a diferencias políticas. De
esta manera, estas instancias se utilizarían para la
represión política de sectores que muestran desacuerdo con políticas del gobierno. En este marco,
294
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
se ha señalado que existe una criminalización creciente de la protesta y la disidencia.
En cuanto a las acciones concretas que se
desarrollan desde esta institucionalidad en relación con la política antinarcóticos y el combate
al crimen organizado, en 2005 Venezuela decidió revisar su política antidrogas y suspendió la
actuación de la Drug Enforcement Agency (DEA)
en el país. En septiembre de ese año, el gobierno
de Estados Unidos lo descertificó por primera
vez, creando un nuevo frente en las crecientes
tensiones entre los dos países, que se acentuaron durante los años siguientes.
En función de esta decisión, en enero de
2006 se conformó la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) con la finalidad de ejecutar las políticas para la lucha contra el tráfico y consumo de
estupefacientes y psicotrópicos. La ONA depende del Ministerio de Interior y Justicia (véase el
anexo 2, página 309). En cuanto al marco legal,
esta materia se rige básicamente por la ley orgánica de delincuencia organizada y la ley orgánica contra el tráfico y consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, ambas de 2005.
No obstante las declaraciones gubernamentales de avances y éxitos, la percepción existente
es que el problema del narcotráfico ha ido incrementándose, y nacional e internacionalmente se
ha señalado la importancia creciente de Venezuela como país de tránsito de la droga, en especial hacia Europa y, más recientemente, África.
Desde esta perspectiva se considera que existen
dos problemas fundamentales: primero, los altos
índices de corrupción de los funcionarios encargados de la lucha contra el narcotráfico. Segundo, el problema de rivalidades entre los agentes
militares (Guardia Nacional) y policiales.
1.3 2009: el avance de la politización
de las fuerzas de seguridad
venezolanas
En relación con la Fanb, los aspectos más importantes son dos. El primero fueron los cambios
institucionales que se comenzaron a gestar
como resultado de los nuevos marcos legales de
2008 y su reforma en 2009. El otro fue la continuidad en la adquisición de nuevos equipos
y armamentos militares, que se expondrá en la
próxima sección. En lo que se refiere a seguridad interna, el principal hito fue la creación de
la Policía Nacional, así como el aumento de la
preocupación ciudadana por los altos índices
de inseguridad y los problemas relacionados
con el narcotráfico.
En el caso de la Fanb, 2009 se caracterizó por
la puesta en marcha de las nuevas instituciones
y estructuras. Anteriormente, en septiembre de
2008, se crearon las cinco regiones estratégicas
de defensa integral6 y se nombró a sus respectivos comandantes, lo cual modificó la estructura
operativa militar, ya que los comandantes de divisiones deberán rendirle cuentas a los jefes de
cada componente así como a esta nueva figura.
El 4 de marzo de 2009 se designó al entonces vicepresidente, coronel retirado Ramón Carrizález, como ministro encargado de Defensa,
ocasión en la cual señaló que su objetivo central
sería la reorganización del organismo para que
se adecuara a la nueva ley. En este sentido, no
tendría tareas de carácter operacional sino administrativo. Otro de sus proyectos fundamentales sería la materialización de las regiones de
defensa integral. De esta forma, las decisiones
del comandante en jefe (el presidente de la República) no pasarían por el Ministerio, sino que
irían directamente al ámbito operacional. Igualmente, el presidente tiene el mando directo de
la Milicia, lo que significa que ahora tiene mayor control sobre la Fanb. Además, el jefe del
Comando Estratégico Operacional, el ministro
y el comandante de la Milicia tienen la misma
potestad, lo que dificultará una cadena en el seguimiento de órdenes.
La implementación de las regiones estratégicas de defensa integral podría producir contradicciones en el futuro con los gobiernos locales y regionales, y se estima que esto formaría
parte de un proceso de (re)centralización, pues
295
Francine Jácome
debilitaría a estas autoridades electas. También
puede ser una estrategia para fortalecer la participación de los militares en tareas de desarrollo
y seguridad ciudadana, incrementando la securitización. Se ha señalado (Sucre, 2009) que esto
puede formar parte de un proyecto de “desarrollismo socialista”, que parte de la percepción de
que los militares deben desempeñar un papel
fundamental en el fomento del desarrollo sobre
la base del poder energético del país.
Se ha estimado (Gil, 2009) que estos cambios profundizan las diferencias entre distintas
perspectivas internas en el sector castrense, lo
cual dificulta una postura institucional homogénea. Por un lado, hay un sector comprometido
políticamente, ya que responde a un proyecto
político: el socialismo del siglo XXI; aun cuando
no queda muy claro si es una posición eminentemente ideológica o una pragmática que permite su ascenso y participación en el poder; por
ejemplo, en el nuevo diseño curricular 2009 se
incluyeron, entre otros asuntos, la ética y moral
socialista, así como guerra popular de resistencia y liderazgo (Espinoza, 2009a). Por otro, existe otro sector que está orientado más por una
perspectiva desarrollista y nacionalista.
En conclusión, uno de los efectos más importantes de la nueva ley es que se tiende a romper
con la tradicional verticalidad de la estructura
militar, generando varios espacios de mandos
horizontales que fragmentan la toma de decisiones y, probablemente, llevarán en la práctica
a que se dependa cada vez más del comandante
en jefe quien será el que tendrá el poder de dar
coherencia y tomar decisiones.
Las modificaciones legales e institucionales en el sector defensa no afectan solamente la
institucionalidad militar, sino también las relaciones cívico-militares. Se profundiza la noción
sobre la necesidad de incorporar a la población
civil en tareas de defensa y seguridad, lo cual
gira alrededor de la Milicia y la formación de
distintas instancias de este cuerpo. A los ya
mencionados, se suma más recientemente el
hecho de que a partir de enero de 2010, ante la
crisis de energía eléctrica, se decretó el recorte
temporal de la jornada laboral, y a los funcionarios de la administración pública se les conminó
a que durante el resto de la jornada llevaran a
cabo labores comunitarias así como su inscripción en las milicias obreras (Tejero, 2010).
En marzo de 2010 se propuso la conformación de las milicias marinas, que acompañarán
a las milicias campesinas (Lugo-Galicia, 2010).
Esta decisión se tomó ante el reclamo de que
el Estado no tiene la capacidad de enfrentar la
inseguridad, la piratería y el narcotráfico en alta
mar, por lo que parte de la responsabilidad se
transfiere a la ciudadanía. El presidente Chávez
sostuvo que esta debilidad también puede facilitar una incursión de Estados Unidos, por lo
que era necesario “crear unas milicias marinas
que resguarden las costas junto con la Guardia
Costera, la Armada u (sic) otros organismos del
Estado” (en Lugo-Galicia, 2010: 2).
En este sentido, entre otras normativas legales que muestran esta creciente tendencia hacia
la militarización de la sociedad, se destacan:
La propuesta de ley de propiedad social: establece que uno de los requisitos para trabajar en las unidades de producción socialistas será la obligatoriedad de la instrucción
militar. Será supervisado por los Consejos
Comunales que decidirán si las personas
han cumplido con los requisitos para poder
formar parte de estas unidades. El poder ejecutivo nacional estará encargado de instrumentar el programa de instrucción militar.
La propuesta de ley orgánica de los Consejos
Comunales: dispone que estas organizaciones
comunitarias tendrán que trabajar junto a la
Milicia para la defensa integral de la nación.
Igualmente, estipula que la unidad ejecutiva
de los consejos debe incluir entre sus trece
comités el de seguridad y defensa integral.
La formación de las milicias obreras en las
empresas (Tejero, 2010): cuya finalidad es
actuar ante amenazas externas o internas y
están basadas en la ley de 2008 que establece
296
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
la figura de los “cuerpos de combatientes”7
que forman parte de la Milicia Nacional Bolivariana y tienen por objetivo la organización popular. Están presentes en aquellas
áreas que el gobierno considera estratégicas,
como el petróleo, la electricidad, las empresas básicas, el transporte y en diferentes entes de la administración pública.
La Milicia Campesina Bolivariana y Cuerpo
de Combatientes Ezequiel Zamora: especialmente en las zonas fronterizas y los llanos.
Tiene el objetivo de brindar protección a las
nuevas empresas de producción social, cooperativas y núcleos de desarrollo endógeno
(Lugo-Galicia, 2009).
En lo que respecta a la seguridad ciudadana,
en función de la nueva ley, el 29 de noviembre
de 2009 se juramentó, en la Academia Militar, a
la directiva de la naciente Policía Nacional Bolivariana (PNB), acto en el cual el presidente de
la República declaró que sería “una policía socialista” (en Mayorca, 2009a). Está previsto que
una vez finalice su proceso de conformación
tendrá una fuerza mayor a la de la Guardia Nacional y sólo menor a la del Ejército. Se inició el
proceso de selección y traspaso de funcionarios
de la Policía Metropolitana (PM), quienes conforman casi toda de la nueva fuerza. Los altos
grados de corrupción que han existido tradicionalmente en la PM generaron desconfianza
desde sus inicios, pues se puso en duda que el
proceso de “reentrenamiento”, de tres meses de
duración, lograra cambiar esta situación. Según
la encuesta de 2009 de Latinbarómetro (www.
latinbarómetro.org), las policías venezolanas
son las que menos confianza inspiran entre todas las de América Latina.
El 20 de diciembre de 2009 se graduaron los
primeros 953 oficiales, que fueron desplegados
en la parroquia Sucre, una de las más populosas y violentas de Caracas. Se estima que el proceso de liquidación de la PM finalizará en julio
de 2010. A partir de enero de ese año se inició
el proceso de revisión de 4.000 expedientes de
miembros de la PM para evaluar cuáles serían
los que ingresarían al proceso de reentrenamiento. En marzo de 2010 se seleccionaron 261
miembros de la Guardia Nacional para que formaran parte de la PNB, lo que produjo una polémica inscrita en la discusión sobre la necesidad
de delimitar claramente los aspectos referidos
a la defensa y a la seguridad. Anteriormente se
había establecido que por ser la policía un ente
civil y profesional, los militares que buscaran
incorporarse tenían que ser dados de baja. Sin
embargo, el presidente Chávez revirtió esta decisión al declarar que pasarían a estar en “comisión de servicio”, manteniendo su cargo dentro
de la Fanb (en Espinoza, 2010).
En lo que se considera como la politización
de la naciente institución, se designó un enlace
con el PSUV y se considera que las “patrullas”
del partido deben influir sobre el trabajo policial por medio de los consejos comunales. Se
ha señalado (Mayorca, 2009a) que la fuerza policial se está politizando, lo cual llevará a mayor
desconfianza, pues la ciudadanía considerará
que se está defendiendo a una parcialidad política y no la seguridad de todos. A esto se suma
lo señalado respecto a la percepción de que son
pocas las posibilidades de que se convierta en
un cuerpo honesto al servicio de la ciudadanía, ya que 95% de sus funcionarios y funcionarias provienen de la PM (Mayorca, 2009b),
considerada como corrupta y cuyos miembros
han sido acusados con frecuencia de cometer
delitos. Esto en el marco de una realidad en la
que, según los expertos, se estima (Theis, 2009)
que en Venezuela en 2008 se produjeron 14.600
asesinatos; Caracas es evaluada como la capital más violenta de América Latina. De acuerdo
con estos reportes, en esta capital la media es
de más de 100 asesinatos por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa mundial es de 8,8
por 100.000.
En cuanto a la problemática del narcotráfico, fuentes oficiales (www.mij.gov.ve) señalaron que en 2009 se incautaron 60.154 kilogramos de drogas, siendo 53% marihuana y 46%
cocaína. La Guardia Nacional (55,79%) y el CICPC (25,83%) fueron los organismos que más
297
Francine Jácome
decomisaron, y el resto se debió a acciones policiales. Los mayores decomisos fueron en los
estados Táchira y Zulia, fronterizos con Colombia. Según la versión oficial en el territorio nacional no existen cultivos, aunque desde hace
años otras fuentes han detectado que sí los hay,
aunque en pequeña cantidad. En relación con
las actividades de prevención, estos organismos
también se encargan de desmantelar pistas clandestinas y laboratorios. También señalan haber
desarrollado acciones por medio de la Escuela
de Asesores Comunitarios en Prevención Integral Social, y existen acuerdos entre organismos
del Estado y el sector empresarial para poner en
práctica actividades de prevención.
De igual forma, en función de la lucha contra el narcotráfico, la minería ilegal y los grupos
irregulares, en noviembre de 2009 el gobierno anunció el envío de 15.000 efectivos de la
Guardia Nacional a las fronteras con Colombia
y Brasil. Y en el Plan nacional antidrogas 20092013 se incluyó la adquisición de 54 aeronaves durante los próximos tres años (Mayorca,
2010). El Plan operativo de la Guardia Nacional Bolivariana establece la compra de treinta
helicópteros (Rusia) y veinticuatro aviones de
ala fija (China); en 2010 se estarían entregando,
para ser operados por la Fuerza Aérea, diez de
los helicópteros y ocho aviones, con el fin de
hacer labores de intercepción de 15% de la droga colombiana que pasa por el país, según las
cifras oficiales.
2. Recursos del sistema seguridad,
2004-2009
2.1 Presupuestos y adquisiciones
en el sector seguridad
En Venezuela existe una limitación en el acceso
a la información sobre las adquisiciones militares, por lo que se depende fundamentalmente
de la información proveniente del exterior, que
tampoco tiene acceso a cifras oficiales. Por tanto,
se puede estimar, según las distintas fuentes, que
entre 2004 y 2008 las adquisiciones militares se
distribuyeron tal como se observa en la tabla 1.
Otro elemento muy importante que debe ser
tomado en consideración cuando se examina el
presupuesto en el sector defensa es que gran parte de las compras militares se hacen no con el
presupuesto del Ministerio de la Defensa, sino
por medio del Fondo de Desarrollo Nacional
(Fondem) y mediante créditos adicionales aprobados por la Asamblea Nacional (AN). Sobre este
tipo de gastos existe aún menos control.
El incremento en el gasto militar, que hasta 2009 pudo hacerse gracias al aumento del
precio del petróleo, se produjo en el marco del
proceso de “reequipamiento” militar, iniciado
por el gobierno en 2004 cuando estimó que los
equipos existentes eran obsoletos. Ante las tensiones crecientes con Estados Unidos, que incluyeron la renuencia de ese país a facilitar repuestos, se buscó diversificar los proveedores,
siendo Rusia el más importante. De igual forma,
Tabla 1. Adquisiciones militares, 2004-2008
US$ millones
Porentaje del PIB
2004
Año
1.520
1,3
2005
2.054
1,4
2006
2.709
1,6
2007
2.262
1,3
2008
1.987
1,0
Fuente: elaboración propia sobre la base de Sipri (2009).
298
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
en la medida que cobró mayor fuerza la hipótesis de una posible intervención estadounidense,
se justificó aún más la necesidad de nuevas adquisiciones para poder defender al país. En la tabla 2 se presentan las principales adquisiciones
de armamento y equipos entre 2005 y 20088.
Como se puede apreciar, el proveedor más importante ha sido Rusia, y se estima que hasta 2009
el monto gastado fue de alrededor de 4.500 millones de dólares (González, 2009). Adicionalmente,
en septiembre de 2009, Rusia le otorgó a Venezuela una nueva línea de crédito por 2.200 millones
de dólares, para adquirir, entre otros (El Universal,
2 de febrero de 2010; González, 2009):
92 tanques T-72.
Más de 300 vehículos blindados BMP-3.
Sistemas de defensa aérea S-300VM Antey2500, Buk M2 y sistemas misilísticos S-125
Pechora.
Baterías móviles de lanzacohetes múltiples
9K58 y misiles Smerch.
Según Bromley (2009), las adquisiciones
venezolanas tienen varios objetivos: primero,
como lo ha anunciado el gobierno desde hace
años, modernizar sus equipos. Segundo, la adquisición de equipos militares ha sido importante en la profundización de relaciones con
otros países, en función de la búsqueda por parte del gobierno del establecimiento de un modelo multipolar. En este sentido, aparte de las
relaciones comerciales, Venezuela ha fortalecido la adquisición de material militar con Rusia,
China, Bielorrusia e Irán. Tercero está la hipotética intervención militar de Estados Unidos.
Sin embargo, existen contradicciones entre las hipótesis de conflicto y los equipos que
se han estado adquiriendo. Desde el oficialismo se ha insistido en que estas adquisiciones
tienen una finalidad defensiva y de ninguna
forma son ofensivas. Pero por otra parte se ha
señalado (González, 2009) que estas compras
se orientan básicamente a una ofensiva convencional de un enemigo con un poderío similar,
lo cual se contradice con la tesis de una “guerra
Tabla 2. Principales adquisiciones de armamento y equipos, 2005-2008
Tipo
Fusiles AK 103
Cantidad
Proveedor
100.000
Rusia
Helicópteros MI 8, 17, 24 y 26 I 26T
51
Rusia
Radares JYL de largo alcance
10
China
Satélite de telecomunicaciones Venesat 1
1
China
Misiles KAB 500/1500
200
Rusia
Misiles aire-superficie
150
Rusia
Aviones de combate SU 30
24
Rusia
Misiles aire-aire de mediano alcance Vympel R 27
100
Rusia
Misiles aire-aire de corto alcance Vympel R 73
150
Rusia
Miras ópticas de visión nocturna para rifles
s/i
Bielorrusia
Misiles aire-superficie
s/i
Bielorrusia
5.000
Rusia
Rifles Dragunov
Lanzacohetes RPG-7
s/i
Rusia
Equipos antimotines
s/i
China
Dispositivos antiaéreos portátiles Igla-S y RBS-70
s/i
Rusia
Aviones de entrenamiento K-8
18
China
Patrulleros Novantia
8
España
Submarinos Kilo
3
Rusia
Fuente: elaboración propia sobre la base de Jácome (2006), Bromley (2009), Espinoza (2009b), González (2009) y Sipri (2009).
299
Francine Jácome
de resistencia”, el planteamiento principal del
discurso oficial en los años recientes. Además,
se ha puntualizado (Romero, en Jácome 2007)
que existe contradicción entre algunas de estas adquisiciones y el argumento de que se está
ante un escenario de guerra asimétrica, ya que
en este tipo de conflicto no se utilizan armas
convencionales. En este sentido, los aviones,
helicópteros y misiles antiaéreos son de poca
utilidad, al contrario que los fusiles, armas portátiles y otros sistemas ligeros.
En el marco regional, en cuanto a gasto militar (Coppan, 2010), Venezuela ocupa el sexto
lugar, después de Brasil, Colombia, Chile, México y Argentina, y en los últimos cinco años ha
sido el país que más ha incrementado este gasto.
En este periodo, según los datos del Stockholm
International Peace Research Institute (Sipri)
Venezuela ha sido, después de Chile, el mayor
comprador de armas en América Latina, y en
2008 llegó a superar a ese país. Especialmente
desde Estados Unidos, se ha manifestado el temor de que parte de este armamento pueda desviarse después hacia las Farc. En este sentido, es
importante tomar en consideración el impasse
que surgió con el gobierno de Suecia en 2009,
cuando unos lanzacohetes adquiridos con anterioridad por el gobierno venezolano fueron encontrados en manos de ese grupo guerrillero.
Este ritmo de adquisiciones puede llevar al
aumento del descontento, especialmente en el
marco de la crisis financiera y económica que
afecta al país desde 2009. Existen crecientes reclamos desde distintos sectores respecto al dinero que se está invirtiendo en gastos militares,
que resta los fondos requeridos para responder a
problemas considerados más apremiantes, como
la seguridad pública, la educación y la salud.
Otra de las críticas fundamentales es la falta de transparencia en cuanto a estas compras.
Como se señaló, la información pública y oficial
es inexistente; tampoco se elaboran ni discuten
Libros blancos y no hay control de la Asamblea
Nacional u otros organismos del Estado respecto a estos gastos. Pese a que es signatario de ambas, el gobierno de Venezuela no cumple con
la entrega de los informes anuales del Registro
de Armas Convencionales de la ONU, así como
tampoco con los referidos a la Convención interamericana sobre transparencia en las adquisiciones de armas convencionales de la OEA.
En el presupuesto nacional de Venezuela bajo
el rubro de seguridad están incluidos tres ítems
(www.transparencia.org.ve): administración de
justicia (Ministerio del Interior y Justicia) y Ministerio Público, defensa nacional (Ministerio de
la Defensa), así como seguridad interna y orden
público.
La tabla 3 muestra el presupuesto en este
rubro durante 2009 y las proyecciones del presupuesto de 2010.
En este sentido, hay dos indicadores importantes (Transparencia Venezuela, 2010). Primero,
pese a que la seguridad ciudadana es considerada como uno de los tres problemas principales,
el presupuesto de 2010 reduce los fondos destinados a enfrentar esta problemática. Asimismo,
aunque el presupuesto de esta área se reduce en
términos generales, el sector defensa nacional
continúa recibiendo más fondos que los otros dos
sectores. Según el presupuesto nacional, 4,10%
se destinará a gastos de defensa nacional, muy
por encima de aquellos adjudicados a los otros
dos sectores. De acuerdo con esta organización
de la sociedad civil, en 2010 el presupuesto uti-
Tabla 3. Presupuesto nacional, rubro de seguridad, 2009 y 2010 (proyecciones)
Año
Administración de justicia y Ministerio Público (dólares)
9
Defensa Nacional
Seguridad interna y orden público
2009
2.650,10 millones
4.006,80 millones
960,12 millones
2010
2.193,95 millones
3.042,32 millones
404,65 millones
Fuente: Elaboración propia sobre la base de “Nuestro presupuesto 2010” (www.transparencia.org.ve).
300
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
lizado para combatir la inseguridad disminuirá
63,7% con respecto a 2009, y aun cuando el de
defensa también se reducirá, será 7,5 veces mayor que el de seguridad.
2.2 Industria de defensa
Adicionalmente, aumentaron los proyectos
destinados al desarrollo de una industria militar propia, que fue planteado como un objetivo
en el Nuevo mapa estratégico definido en 2004.
En este marco, desde que se incrementaron los
gastos militares uno de los aspectos fundamentales para aprobar los contratos fue garantizar
la transferencia de tecnología y desarrollo de
una industria militar nacional. La Compañía
Anónima de Industrias Militares (Cavim) se
encargaría de ello. El primer anuncio fue el del
establecimiento, junto con los rusos, de dos fábricas para producir las municiones para los
AK-103 así como, más adelante, fabricar este
armamento y otras armas ligeras en el ámbito
doméstico.
En el caso del acuerdo con China se incluyó
también el proyecto de fabricar en Venezuela
satélites con la asesoría de ese país. En 2006,
altos funcionarios señalaron (Jácome, 2006b)
que se establecerían centros que ofrecerían una
plataforma para el servicio de mantenimiento
de aviones civiles y militares, no solamente en
el ámbito nacional sino también para otros países de la región. Además, a comienzos de 2007
la Asamblea Nacional aprobó el “Memorando
de entendimiento de cooperación para la fabricación de aeronaves” entre Irán y Venezuela
(Jácome, 2007). Entre sus planes estaba previsto que se fabricarían diez aeronaves no tripuladas tipo Farj 3 en Teherán, y que posteriormente igual número se producirían en Venezuela.
A comienzos de 2010 no se tiene conocimiento
del grado de cumplimiento de este acuerdo.
3. Esquemas de integración regional
A partir de 1999 la política exterior de Venezuela y su participación en los esquemas de integración tuvieron modificaciones significativas, que
afectaron sus estrategias frente a la cooperación
en seguridad y defensa. Dichas modificaciones
se fundamentaron en el planteamiento central
de la necesidad de adelantar una “segunda independencia” en América Latina y el Caribe. En
este marco se concibe que la independencia respecto a las potencias coloniales del siglo XIX y
comienzos del XX quedó inacabada, puesto que
Estados Unidos se convirtió en el nuevo actor
dominante y, por tanto, se plantea que es necesario llevar a cabo un segundo proceso de independencia, para lo cual es primordial la integración de las fuerzas militares de la región.
En función de ello, los cambios que se han
producido en Venezuela durante los últimos
once años respecto a las doctrinas de seguridad y
defensa han tenido repercusiones también sobre
las relaciones regionales y hemisféricas. Pese al
discurso oficial sobre la necesidad de promover
el multilateralismo, en la práctica la estrategia
del gobierno venezolano ha llevado a una mayor
fragmentación en los esquemas de integración
regional y en el ámbito hemisférico. En este sentido, se ha privilegiado el enfrentamiento político-económico por encima de las iniciativas de
cooperación que se venían adelantando, principalmente en el marco de la Comunidad Andina
de Naciones, del Mercado Común del Sur (Mercosur), posteriormente en la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur) y en la OEA. El establecimiento de su propio esquema de integración,
la ahora denominada Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP), se ha constituido en un eje de integración para adelantar un
modelo “alternativo” que tiende cada vez más a
rivalizar con iniciativas como la Unasur.
En el ámbito específico de la cooperación en
defensa y seguridad, el gobierno del presidente Chávez adelantó desde el inicio un conjunto de propuestas alternativas, centradas en su
301
Francine Jácome
percepción sobre la principal amenaza para la
región: Estados Unidos. En función de ello, durante los últimos once años su discurso antiimperialista ha llevado a la formulación de una serie de iniciativas que giran alrededor de la idea
de fomentar organismos de cooperación e integración que excluyan a ese país. En cuanto al
sector defensa, se propuso la conformación de
la Organización del Tratado del Atlántico Sur,
así como otra serie de elementos para la integración militar, llegando a afirmar que era preciso
conformar una fuerza armada sudamericana.
Esto en contraposición a planteamientos como
los de Brasil sobre la necesidad de establecer
mecanismos de diálogo político y prevención
de conflictos, que se cristalizaron en el Consejo
de Defensa Suramericano (CDS), como uno de
los primeros organismos de la Unasur.
En enero de 2008, el gobierno venezolano
planteó la necesidad de crear una fuerza militar
conjunta así como un consejo de defensa de la
Alba, lo cual permitiría actuar en forma conjunta
ante la hipotética agresión a uno de los miembros de la Alba por parte de Estados Unidos o de
uno de sus países aliados (Madero, 2008). Esto se
vio reforzado por su orientación hacia el establecimiento de un eje anti Estados Unidos y su acercamiento a países como Irán, China, Rusia, Siria,
Libia y Bielorrusia, entre otros, lo cual ha llevado a que Venezuela sea percibida crecientemente
como una amenaza a la estabilidad continental,
especialmente por parte de Estados Unidos. Un
ejemplo de ello es que ese país ha manifestado
su preocupación por las numerosas compras de
equipos militares y armamento, que considera
como “excesivas”.
En el contexto multilateral, la OEA se ha convertido en un escenario en el cual se manifiestan
las crecientes tensiones que debilitan las posibilidades de cooperación y de contar con estrategias regionales. Otro de los aspectos que lleva a
la división entre los países es la forma de enfrentar al narcotráfico y el crimen organizado.
En el contexto sudamericano también han
surgido tensiones, y entre las más importantes
pueden señalarse aquellas que se han generado
en Unasur. El discurso del presidente Chávez
de defender con las armas al gobierno de Bolivia durante los conflictos de septiembre de
2008 condujo al descontento entre sectores militares bolivianos, ya que declaró estar dispuesto a enviar efectivos militares para defender al
gobierno de Evo Morales, mientras que desde
Unasur se buscaba establecer un diálogo entre
las partes y diseñar mecanismos que evitaran
una escalada de la violencia Las acciones del
organismo regional fueron las que llevaron a la
normalización de la situación y permitieron la
continuidad en el desarrollo del proceso constituyente en ese país.
En 2009 pueden identificarse tres asuntos
básicos en cuanto al papel del gobierno venezolano con respecto a la cooperación regional en
seguridad y defensa: primero, lo asociado a las
actuaciones del CDS, que estuvieron centradas
en el acuerdo de cooperación de defensa entre
Colombia y Estados Unidos. Segundo, el golpe
de Estado y la subsiguiente crisis política en
Honduras; y, por último, los aspectos asociados
a sus relaciones con Estados Unidos y con actores extrarregionales en la configuración de un
eje antiimperialista.
Después de su constitución formal en diciembre de 2008, el 9 y 10 de marzo de 2009
se realizó la primera reunión del CDS, en la que
se descartó crear un ejército conjunto así como
una especie de Organización del Atlántico Sur,
dos propuestas que el gobierno venezolano venía manejando desde hace años. En cambio, el
CDS se definió como un espacio de diálogo político y de prevención de conflictos, un órgano
consultivo y de concertación en cuestiones relacionadas con la seguridad y la defensa (Vaz/
Jácome, 2009). Sin embargo, en esta primera
reunión efectuada en Santiago ya afloraron las
primeras tensiones, relacionadas con las compras de armas y la falta de transparencia en los
gastos militares, lo cual ha llevado a que uno de
los asuntos centrales de las posteriores agendas
sean las medidas de confianza y seguridad.
302
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
Pocos meses después, el “Acuerdo en materia
de cooperación y asistencia técnica en defensa y
seguridad” entre Colombia y Estados Unidos se
convirtió en otro elemento de tensión. En función de ello, el 28 de agosto de 2010 se celebró
la cumbre extraordinaria de la Unasur en Bariloche, en cuya resolución final no se incluyó,
como proponía el gobierno venezolano, un rechazo al acuerdo militar Colombia-Estados Unidos. Lo que sí se acordó fue que la presencia de
fuerzas militares extrarregionales no podía convertirse en una amenaza para la soberanía e integridad de los países y, en este sentido, ambos
gobiernos declararon que las acciones estarían
circunscritas a la lucha contra el narcotráfico y
terrorismo en territorio colombiano.
Sin embargo, Venezuela principalmente, y
Bolivia y Ecuador (aunque este último ha moderado su posición en función del proceso de
reanudación de relaciones con el vecino), han
hecho críticas a este convenio. Desde el gobierno se juzga que la presencia militar estadounidense en bases militares vecinas, fortalece el
“cerco” a Venezuela, en el que se incluyen las
bases de avanzada que utiliza Estados Unidos
en Aruba y Curazao. Se ha sostenido incluso
que la lucha antidrogas es sólo una excusa para
hacer labores de inteligencia.
Posteriormente, el 15 de septiembre se llevó
a cabo una reunión de ministros de Relaciones
Exteriores y de Defensa en Quito, cuyo objetivo era diseñar medidas de fomento de la confianza y la seguridad así como profundizar el
diálogo por medio del CDS. Los aspectos fundamentales de la agenda fueron: intercambio de
información militar; transparencia y gastos de
defensa; información y consulta sobre actividades militares en zonas de frontera; consulta y
cooperación sobre actividades militares no previstas; y cumplimiento y verificación de acuerdos previos. Se abordó de nuevo el acuerdo entre Colombia y Estados Unidos. En función del
debate, la propuesta principal fue que todos los
países mostraran sus acuerdos de cooperación
militar, para fomentar así mayores niveles de
confianza y transparencia. En Venezuela, el 22
de septiembre la Asamblea Nacional aprobó un
nuevo convenio de defensa con Rusia, que incluyó la obligatoriedad del Estado venezolano
de mantener sus contenidos como información
confidencial y reservada.
Dos meses después, los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de Unasur se
reunieron nuevamente en Quito, el 26 de noviembre, con dos objetivos principales: buscar
avanzar respecto al convenio entre Colombia
y Estados Unidos, y disminuir las tensiones
entre Colombia y Venezuela, ante varios incidentes fronterizos que incluyeron la masacre
de ciudadanos colombianos en el estado Táchira, la acusación de espionaje colombiano,
la obstrucción del paso en la frontera así como
la interrupción de relaciones comerciales bilaterales decretada por el gobierno venezolano.
En este sentido, durante 2009 las relaciones
bilaterales estuvieron sujetas a crecientes tensiones. Aun cuando una confrontación tradicional no se prevé, lo que puede esperarse es
una tendencia hacia tensiones bilaterales puntuales que generen conflictos.
El 28 de enero de 2010 se reunió la instancia ejecutiva del CDS, en una sesión cuyo asunto
central fue el acuerdo Colombia-Estados Unidos.
Sus deliberaciones incluyeron, a petición del gobierno de Venezuela, el caso del documento público “Estrategia suramericana, Libro blanco del
Comando de Movilidad Aérea de Estados Unidos”, que ha sido denunciado como una muestra
más de la estrategia estadounidense para derrocar al gobierno venezolano. La primera acusación
la formuló el presidente Chávez en la Cumbre de
Bariloche, y desde entonces se ha convertido en
un centro de controversia en el seno de Unasur.
En esta nueva reunión, en Manta, se propuso
crear un observatorio para este caso. Más recientemente, ante la ruptura de relaciones entre Colombia y Venezuela en julio de 2010, se convocó
a una nueva reunión de cancilleres de la Unasur,
que buscarán diseñar una estrategia que permita
recomponer esta relación y evitar que el conflicto entre las dos naciones se agrave.
303
Francine Jácome
Sin embargo, estas iniciativas sudamericanas no han tenido mucho éxito, ya que continuamente afloran las diferencias que existen en
su seno y que están directamente relacionadas
con perspectivas distintas sobre cuáles son las
principales amenazas a la seguridad regional y,
por tanto, sobre cómo afrontarlas. Además, es
importante tomar en consideración que el CDS
funciona según acuerdos consensuados y que
sus decisiones no son vinculantes, por lo que
tiene límites en cuanto a sus capacidades reales de decisión, reforzando su carácter de espacio de diálogo (Vaz/Jácome, 2009), lo cual en el
marco de creciente fragmentación regional ya
de por sí es un avance.
En este sentido, cabe señalar que en la VII
Cumbre, del 17 de octubre de 2009, en Cochabamba, se decidió constituir el Comité Permanente de Soberanía y Defensa de la Alba-TCP,
como parte del Consejo Político, y se determinó
que uno de sus principales objetivos sería definir
una “Estrategia de defensa integral popular conjunta” y la constitución de una “Escuela de Dignidad y Soberanía de las Fuerzas Armadas de la
Alba-TCP” (www.alianzabolivariana.org)10. Esta
acción puede interpretarse como el inicio de la
conformación de una institucionalidad paralela
a la del CDS. Adicionalmente, en este año Venezuela le cedió a Ecuador seis aviones Mirage 50
que había desincorporado de su Fuerza Aérea.
El 9 de febrero de 2010 hubo una reunión
extraordinaria del Consejo Político de la Alba,
contando con la presencia de los cancilleres de
los países miembros, para tratar el problema de
Haití. Como resultado se diseñó un plan para
colaborar en la reconstrucción del país, especialmente en las áreas de salud y educación,
para lo cual se creó un fondo humanitario por
medio del Banco de la Alba. Se expresó preocupación por la excesiva presencia militar estadounidense. Ya antes, durante la VIII Cumbre de la
Alba-TCP en La Habana, del 13 y 14 de diciembre de 2009, para conmemorar el V aniversario
de la Declaración conjunta Cuba-Venezuela que
dio inicio a la Alianza, se había establecido la
necesidad de que la región estuviese libre de ba-
ses militares extranjeras, reiterando la decisión
de la VII Cumbre de Cochabamba, en la que se
solicitaba que Colombia reconsidera la presencia militar de Estados Unidos en sus bases.
El golpe de Estado en Honduras también
generó diferencias y confrontaciones. Mientras
se buscaban mecanismos de mediación, el presidente venezolano ofreció su apoyo irrestricto
al depuesto presidente Zelaya y brindó apoyo
logístico y financiero para buscar su retorno al
poder. Inclusive, participó activamente en su
fallido intento de entrar nuevamente a Tegucigalpa en julio y fue un avión de la empresa petrolera venezolana Citgo el encargado de transportarlo. Al inicio de la crisis política también
declaró la disponibilidad de que militares venezolanos participaran en su restitución, lo cual
fue rechazado. De este episodio no solamente
salió debilitada la OEA, por su incapacidad de
encontrar una solución a la crisis, sino también
el presidente venezolano, cuyo liderazgo regional se vio disminuido, especialmente en Centroamérica. Si las finanzas nacionales lo permiten, parece que se verá obligado a asentar su
presencia fundamentalmente en los acuerdos
preferenciales de PetroCaribe.
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, éstas se han llevado a cabo en el marco de
las tensiones tradicionales de los últimos once
años. Pese al aparente acercamiento durante la V
Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago en
abril de 2009, las relaciones políticas continuaron siendo conflictivas, mientras que hubo estabilidad en lo referido a las relaciones comerciales, especialmente en el suministro de petróleo.
Respecto a las relaciones extrarregionales,
el presidente Chávez continuó con su estrategia
de adelantar el fortalecimiento de un sistema
multipolar. En función de ello, uno de los aspectos más importantes fue la gira de septiembre de
2009, que incluyó Argelia, Bielorrusia, España,
Irán, Italia, Libia, Rusia, Siria y Turkmenistán.
Con todos esos países se establecieron acuerdos
de diverso tipo que incluyen el campo energético, el más importante. En una escala en París
304
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
declaró a Le Figaro que Irán asiste a Venezuela
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que incluye la construcción de una villa nuclear (El Nacional, 11-9-09).
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4. Tendencias
El Universal. “Venezuela destaca como comprador de
armas rusas”, Caracas, 2 de febrero de 2009.
En función de este marco, pueden puntualizarse algunas posibles tendencias para 2010, que
incluirían:
El Universal. “Venezuela y Rusia firman acuerdo de cooperación militar”, Caracas, 28 de julio de 2009, pp. 1-4.
La profundización por parte del gobierno de
una concepción restringida-autoritaria de la
seguridad, fundamentada en respuestas estatistas y militares, frente a una perspectiva
democrática que busca la incorporación de
actores no-estatales y el predominio de los
civiles en la toma de decisiones.
Que la distinción entre las áreas de seguridad y defensa se haga cada vez más difusa.
Mayor incorporación de los militares en la
conformación de la actual elite política y
económica del país.
Tensiones internas dentro de la Fanb, entre el
sector que acepta la perspectiva político-partidista y los que mantienen una visión profesional e institucional de la fuerza armada.
Debates en torno a las relaciones cívico-militares, especialmente en función de la creciente militarización de la sociedad.
Creciente descontento de la ciudadanía por
la falta de efectividad para confrontar los
problemas de inseguridad pública y aumento del narcotráfico.
Profundización del proceso de desintegración regional, especialmente en lo que respecta a defensa y seguridad.
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Notas
1
Se entiende defensa como disuasión y respuesta
armada frente a agresiones desde el exterior; es la
protección de la nación cuya responsabilidad está
en manos de las fuerzas armadas. En cuanto a seguridad, existen muchas definiciones y percepciones,
pero en términos generales se trata de protegerse
frente a amenazas que pueden venir del interior o
del exterior, ante las cuales se utilizan una variedad
de métodos, que en la distinción clara entre ambos
campos deben estar en manos de los civiles. Por tanto, especialmente a raíz de las dictaduras militares
en el Cono Sur en décadas pasadas, ha existido una
tendencia a buscar una clara delimitación entre las
dos y a buscar el mando de los civiles sobre ambas.
2
La misión de la Guardia Territorial se definió en
la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional de
2005 como “la preparación y mantenimiento del
pueblo organizado para operaciones de resistencia
local, ante cualquier agresión interna y/o externa,
así como la participación en misiones especiales de
defensa y desarrollo integral de la Nación”.
3
Organizaciones comunitarias de base que se promueven desde el gobierno central.
4
Comités de trabajadores que están afiliados al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y que se
unen a la lucha contra amenazas a la revolución.
5
Inclusive en la Asamblea Nacional espera por su segunda discusión la ley de cooperación internacional que limitaría el acceso de las organizaciones de
la sociedad civil a fondos extranjeros y que llevaría
a que sea el poder ejecutivo el que controle y decida
su adjudicación.
6
Región Occidental: Falcón, Lara, Trujillo, Mérida,
Táchira y Zulia. Región Central: Vargas, Gran Caracas, Miranda, Aragua, Carabobo y Yaracuy. Región
los Llanos: Apure, Portuguesa, Barinas, Cojedes y
Guárico. Región Oriental: Delta Amacuro, Monagas,
Transparencia Venezuela (2010). “Nuestro presupuesto
2010”, Caracas. www.transparencia.org.ve
Valles, Juan (coronel) (2009). “Estructura orgánica del
sector defensa, presentación del Ministerio del Poder Popular para la Defensa”. www.mindefensa.
gob.ve
Vaz, Alcides y Francine Jácome (2009). “El Consejo de
Defensa Suramericano. Retos para la cooperación
en seguridad y defensa en Suramérica”. Policy Paper. 26. Programa de Cooperación en Seguridad Regional, FES. www.seguridadregional-fes.org
Documentos oficiales
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Gaceta Oficial Extraordinaria. 5.453, Caracas, 24 de
marzo de 2000 (www.defensoria.gob.ve).
Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
2008. Decreto 6.239. Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela, 31 de julio de 2008.
Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional. Gaceta
Oficial. 38.280, 26 de septiembre de 2005.
Ley Orgánica de los Concejos Comunales. Gaceta Oficial
de la República Bolivariana de Venezuela. 39.335,
28 de diciembre de 2009.
Portales
Universidad Nacional Experimental de la Seguridad
www.alainzabolivariana.org Alianza Bolivariana para
Nuestros Pueblos de las
Américas
306
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
Igualmente, debe advertirse que se incluyen adquisiciones que han sido anunciadas pero que no necesariamente han sido efectuadas o entregadas.
Sucre y Nueva Esparta. Región Guayana: Bolívar y
Amazonas.
7
8
Según el artículo 50: “son unidades conformadas
por ciudadanos que laboran en instituciones públicas y/o privadas, que de manera voluntaria son registrados, organizados y adiestrados por el Comando General de la Milicia Bolivariana, con el fin de
coadyuvar con la Fanb en la defensa de la nación”.
No existe una fuente oficial que brinde información
sobre estas adquisiciones. Por tanto, se elabora este
cuadro de acuerdo con distintas fuentes, con ausencia de información en cuanto a algunos ítems, y se
señala que probablemente existen imprecisiones.
9
En 2009 el tipo de cambio era de bolívares fuertes
2,15 por dólar y el presupuesto de 2010 fue calculado a esa tasa de cambio, pese a que en enero de 2010
se devaluó a 2,6 para artículos de primera necesidad
y 4,3 para productos con divisas preferenciales.
10 Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas expresaron su reserva, ya que pertenecen al
Sistema de de Seguridad Regional (RSS, por su nombre en inglés) de las islas del Caribe Oriental.
307
Francine Jácome
Anexo 1
Estructura organizativa de la Fanb y su relación administrativa
con el Ministerio del Poder Popular de la Defensa
ART. 236 C.R.B.V.
DEPENDENCIA OPERACIONAL
COMANDANTE EN JEFE
LA FANB DEPENDE DEL
COMANDANTE EN JEFE
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
SECODENA
GUARDIA DE HONOR
E.M.P
El MPPD depende organizacionalmente
del presidente de la República como
integrante del poder ejecutivo, según
refiere la Constitución en el capítulo II,
artículo nº 225.
MINISTERIO
DEL PODER POPULAR
PARA LA DEFENSA
DEPENDENCIA ADMINISTRATIVA
OF. DE CONTROL
Y SEGUIMIENTO DE
POLÍTICAS PÚBLICAS
CONTRALORÍA GENERAL
DE LA FANB
CIRCUITO JUDICIAL
PENAL MILITAR
FISCALÍA MILITAR
COMANDANTE
ESTRATÉGICO
OPERACIONAL
ART. 20
COMPONENTES
MILITARES
ART. 29
MILICIA
NACIONAL
BOLIVARIANA
ART. 43
REGIONES
MILITARES
ART. 20
JUNTA
MINISTERIAL
DEFENSORÍA
MILITAR
INSPECTORÍA GENERAL
DE LA FAN
DIRECCIÓN
DEL DESPACHO
OCSEDE
CONSULTORÍA
JURÍDICA
308
Venezuela: defensa y seguridad. Bolivarianismo y socialismo del siglo xxi
Anexo 2
Organigrama estructural de la Oficina Nacional Antidrogas
309
Parte III
Tendencias del crimen organizado
en A mérica L atina
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
Marcelo Fabián Sain
El “poder disgregativo” utilizado, entre otros, por el crimen organizado, se manifiesta en
una capacidad relativamente difusa pero efectiva de erosionar y derrumbar las instituciones sociales, económicas y políticas establecidas, mediante un conjunto de acciones
desafiantes y violentas que ponen en evidencia las deficiencias e injusticias del Estado
de derecho. Así, a través del poder ejercido por el crimen organizado se agudizan, superponen y retroalimentan múltiples expresiones de disconformidad y rechazo al régimen
imperante, sin una ideología aparentemente precisa ni un proyecto hegemónico claro.
La criminalidad organizada no pretende un cambio del sistema, sino su adaptación a los
requerimientos de una clase plebeya en ascenso.
Tokatlian, 2000: 34.
1. Los desafíos de la criminalidad
organizada a la gobernabilidad
democrática
Durante la primera década del siglo XXI, la economía de América Latina tuvo un crecimiento
inusitado a partir, básicamente, del desarrollo
de ciertos enclaves productivos, comerciales y
de servicios. Algunos de ellos han sido los dedicados a la producción, comercialización y consumo de drogas prohibidas, de armas, de autopartes de vehículos robados o de mercancías en
tránsito, así como a la provisión y uso de servicios sexuales o de mano de obra laboral explota-
da. En la región, el narcotráfico, el tráfico ilegal
de armas, el robo de vehículos y de mercancías,
el contrabando, la trata de personas con fines de
explotación sexual, laboral o de cualquier otra
índole, constituyen actividades criminales que
configuran negocios económicos de amplísima
expansión y rentabilidad. Los grupos y redes
delictivas dedicados a estas labores se han diversificado y han adquirido ribetes de alta complejidad y dinamismo. En todos los países de la
región pocas actividades económicas han crecido y se han desarrollado tanto como aquellas
llevadas a cabo por el crimen organizado1.
313
Marcelo Fabián Sain
Buena parte del fabuloso desarrollo de la criminalidad organizada en América Latina estuvo determinada por la conformación –dentro y
fuera de la región– de grandes mercados ilegales
en los que se comercializan bienes y servicios
como drogas, mercancías, vehículos, autopartes, sexo, armas, medicamentos o personas. Parte
considerable de la población de todos los países
latinoamericanos, sin excepción, consume este
conjunto de bienes y servicios y acepta manifiestamente su provisión mediante dispositivos y
circuitos ilegales. La demanda social de bienes y
servicios, lícitos o ilícitos, provistos u obtenidos
en mercados ilegales ha determinado su expansión y, con ello, ha alentado el desarrollo de las
empresas criminales dedicadas a conformar y regular dichos mercados.
En este contexto, en América Latina, al igual
que en otros lares del mundo globalizado, los
negocios ilícitos y la configuración de mercados
ilegales han supuesto el incremento significativo de la importancia de los dispositivos del tráfico ilegal de los bienes y servicios lícitos e ilícitos cuya producción, transporte, distribución
y comercialización constituyen las actividades
principales de la criminalidad organizada. De
este modo, la centralidad del tráfico ilegal en el
negocio de la criminalidad de alta rentabilidad
económica ha convertido en actores estratégicos
del mismo a los grupos de traficantes dedicados
al tránsito, intermediación, distribución y colocación de los bienes y servicios comercializados
en los mercados ilegales. Este conjunto de labores ha tenido un enorme desarrollo en la región,
en los planos internacional, subregional y local.
La importancia adquirida por los grupos de narcotraficantes mexicanos en el negocio mundial
de las drogas ilegales deriva del control casi monopólico que tienen del tráfico y distribución
de algunas de esas sustancias –cocaína y drogas
sintéticas, en particular– hacia y en las plazas
más grandes de consumo del mundo, las principales ciudades de Estados Unidos2.
Otras modalidades de criminalidad organizada en la región no se estructuran en torno de
la conformación de mercados ilegales de bienes
y servicios, sino de actividades violentas pero
muy rentables, como el secuestro de personas
o el desarrollo de diferentes manifestaciones de
extorsión y sicariato, dando forma a organizaciones delictivas complejas, especializadas en
este tipo de actos criminales.
Ahora bien, uno de los principales rasgos de
la expansión de la criminalidad organizada en
América Latina es que gran parte de los negocios delictivos implicados están muy imbricados
con ciertos sectores destacados de las estructuras económicas y políticas de los países. Como
lo destaca Naím, estos negocios “jamás habrían
alcanzado su estado actual sin la complicidad
activa de los gobiernos, o sin una sólida infraestructura comercial que incluye empresas que a
menudo son legales, grandes y visibles” (Naím,
2006: 272). Además, muchos de estos negocios
ilegales se han expandido como consecuencia de
la interacción –formal o informal– con las instituciones estatales de control y fiscalización, así
como con actores y actividades económicas y financieras legales. Al amparo de la ignorancia o
la complicidad de los gobiernos y de los grupos
empresariales, numerosas organizaciones delictivas muy complejas desarrollan labores insertas
en la vida económica y político-institucional de
los países e incluso controlan algunos aspectos
importantes de la misma, adquiriendo una incidencia y relevancia económica, financiera y política inusitada y, en ciertos casos, imposible de
desarticular sin producir un daño notable a ciertos circuitos productivos o financieros lícitos.
En todo esto ha sido determinante el alto
nivel de corrupción existente en los sectores
público y privado de América Latina, tanto en
los órganos de control y fiscalización económica, fiscal y financiera, y en las instituciones de
seguridad y judiciales dedicadas a identificar,
conjurar y reprimir la criminalidad, como en
los sectores empresariales, los bancos y las entidades financieras del sector privado3. Frente
a estos actores, el soborno por parte de los grupos criminales organizados se ha generalizado
como una forma eficiente de inserción, influencia y dominio sobre parte de la economía legal
314
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
así como sobre los órganos estatales y el sistema
político, lo cual constituye una condición fundamental para el desarrollo de la criminalidad
organizada en la región. Sólo cuando ello no ha
sido posible, la actividad criminal se orientó a
deteriorar o a destruir a dichas instancias mediante la coacción o las acciones violentas.
Todo esto da cuenta de que, en verdad, la
expansión de las diferentes modalidades de la
criminalidad organizada significa un embate
considerable a la gobernabilidad democrática
de la región, ya que, entre otras secuelas, el “poder disgregativo” de esos negocios coarta y hasta
destruye la capacidad reguladora de los Estados,
mina las capacidades de dirigencia de los gobiernos y afecta el desarrollo de las economías locales. Todo ello plantea nuevos interrogantes y
desafíos para la región en materia de seguridad
pública. La complejidad de la problemática de
la criminalidad organizada impone la necesidad
de desarrollar algunas notas conceptuales acerca
del fenómeno y dar cuenta de la diversidad del
mismo en la región. Vayamos a ello.
amplio –cuyo alcance puede ser internacional,
nacional o subregional– y un grado significativo de complejidad organizativa, compartimentación funcional, profesionalización y coordinación operativa entre los diferentes grupos y
subgrupos que componen la organización, todo
lo cual le otorga una especificidad sociocriminal relativa. Esto ocurre particularmente en los
casos que implican la conformación de mercados ilegales –de estupefacientes, de autos robados, de personas, etc.–, ya que la estructuración
de dicho mercado tiene como condición de funcionamiento la formación de redes clandestinas
encargadas de la producción, el tráfico, el almacenamiento, la distribución y la comercialización de los productos o mercancías en cuestión
o de algunas de las etapas del negocio. Los actores involucrados en estas redes articulan sus actividades en la ilegalidad intentando desarrollar
el negocio mediante la evasión, la influencia o
el control de las acciones de las agencias de seguridad del Estado5.
Lo que la diferencia de la criminalidad común llevada a cabo por delincuentes ocasionales o no profesionales es, justamente, la estructuración de un grupo o banda delictiva que
cuenta con cierto desarrollo operativo y logístico, y con permanencia temporal, cuyas actividades ilícitas buscan generar algún tipo de provecho o rendimiento económico o material.
Tal como lo destacan Becucci y Massari, los
grupos criminales estructurados según “una organización jerárquica, dotada de un núcleo central de comando, de una división interna de roles y que persiste en el tiempo”, constituyen una
“forma tradicional de asociacionismo criminal”
poco habitual en las modalidades actuales de
organización delictiva compleja. En la actualidad existe una diversidad enorme de grupos criminales que poseen una estructura “fluida o de
tipo muy estructurado, de dimensión menor o
mayor, con carácter informal o formal”, aunque
prevalecen los grupos organizados sobre la base
de “redes” que constituyen un “tipo específico
de relaciones discretas que liga a un conjunto
de individuos, objetos o eventos que pueden ser
definidos como «actores o nudos» de la red”, es
decir, “una serie de nudos interconectados” de
carácter dinámico y de baja vulnerabilidad derivada de su “estructura segmentada y policéfala”
así como de su extrema “flexibilidad organizativa” (Becucci y Massari, 2003: 78-82).
En general, la actividad de estas asociaciones criminales supone un despliegue territorial
Asimismo, la criminalidad organizada, en
tanto actividad orientada a obtener un beneficio
2. ¿Qué es el crimen organizado?
La criminalidad organizada constituye un negocio económico protagonizado por grupos delictivos de varias personas que se organizan y
funcionan en forma estructurada durante cierto
tiempo, actuando concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos graves, para
“obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico u otro beneficio de orden material”4.
315
Marcelo Fabián Sain
económico o material, procura controlar siempre, directa o indirectamente, sectores clave de
las actividades económicas y del sistema político gubernamental del ámbito en el que actúa,
particularmente las agencias responsables de la
prevención, el control y la represión del delito,
y lo hace mediante prácticas ilegales como el
soborno y la corrupción pública y privada (véase Virgolini, 2004: capítulos 5 y 6). Sólo hace
uso de la intimidación, la extorsión o la violencia cuando la actividad de otras organizaciones
delictivas o del gobierno o de alguna de sus
agencias pone en riesgo las actividades del grupo, a expensas de que ello le otorgue visibilidad
pública a sus negocios ilegales. Es por esto que
la criminalidad organizada tiende a generar una
situación de estabilidad político-social y económica en su ámbito de actuación (Castle, 1997).
En general, el desarrollo y la expansión de
la criminalidad organizada atraviesa por diferentes fases, determinadas por la ampliación
o diversificación de las actividades ilegales, la
reconfiguración de las estructuras de los grupos que las llevan a cabo y las relaciones con
grupos de aliados o competidores, así como con
los organismos estatales y la sociedad en cuyo
contexto actúan. Peter Lupsha, sobre la base de
un trabajo de Edwin Stier y Peter Richards, señala que, en sus comienzos, los grupos criminales pasan por una “etapa predatoria”, signada
por la búsqueda del dominio exclusivo sobre un
área particular que resulta fundamental para el
desarrollo de sus actividades o para la expansión de las mismas, garantizando y afianzando
su control mediante el uso de la fuerza o la violencia “defensiva” con el fin de “mantener el
dominio sobre un territorio, para eliminar enemigos o para crear un monopolio sobre el uso
ilícito de la fuerza”, persiguiendo siempre obtener “recompensa y satisfacción inmediatos”
más que “planes u objetivos a largo plazo”. En
esta fase, el grupo criminal sólo puede mantener una relación de subordinación frente a los
actores políticos y económicos, brindándoles
fondos o sirviendo para eliminar o extorsionar a
grupos disidentes, adversarios, competidores o
enemigos de éstos; en ese sentido, “la pandilla
criminal es sirviente de los sectores políticos y
económicos y puede ser fácilmente disciplinada por éstos o sus agencias de ley y orden”.
Posteriormente, los grupos criminales que
consiguieron consolidarse en un ámbito determinado y ampliar sus actividades y negocios, comienzan a establecer relaciones de paridad con
aquellos actores políticos y económicos, mediante la combinación de dos factores. Por un lado,
una creciente destreza de intermediación económica dirigida a satisfacer la demanda de bienes y
servicios ilícitos existente en el ámbito social de
actuación, y, por otro, una amplia capacidad corruptiva sobre dichos actores, mediante acciones
sistemáticas de soborno y de inversión en actividades económicas lícitas y en el financiamiento
de la política. Se trata de una “etapa parasitaria”
en la que el grupo criminal desarrolla “una interacción corruptiva con los sectores del poder”.
De este modo, “la corrupción política que acompaña la provisión de mercancías y servicios ilícitos proporciona el pegamento necesario para
unir los sectores legítimos de la comunidad y
las organizaciones criminales del bajo mundo”,
permitiendo que éstas adquieran influencia significativa sobre la economía, la política y la institucionalidad locales, y quebrando la posición
de subordinación que mantenían con los actores
económicos y políticos y, en particular, con la
policía y la justicia.
Finalmente, la consolidación del grupo criminal y, en especial, el incremento significativo
de su capacidad económica, política e institucional, le permite establecer una relación de
“mutualidad” con –y hasta de subordinación
de– los sectores económicos y políticos, en un
contexto signado por el control de las estructuras gubernamentales y, en particular, de las
instituciones policiales y judiciales del Estado.
“El anfitrión, los sectores políticos y económicos legítimos, se vuelve ahora dependiente del
parásito, los monopolios y las redes del crimen
organizado, para sostenerse a sí mismo”, dando lugar así a una “etapa simbiótica”. En esta
fase la penetración del crimen organizado en
316
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
las estructuras sociales, económicas, políticas
y gubernamentales es dominante y “los medios
tradicionales del Estado para hacer cumplir la
ley ya no funcionan, pues el crimen organizado
se ha vuelto parte del Estado; un Estado dentro
del estado” (Lupsha, 1997: 27-29).
Por su parte, en el marco del acelerado proceso de globalización, durante los últimos años
las expresiones más desarrolladas de la criminalidad organizada han adquirido una impronta transnacional, porque sus actividades delictivas se desarrollan en más de un Estado o, si
se desarrollan en uno solo, su planeación o dirección tienen lugar en otro, sus efectos tienen
impactos sustanciales en otros o el grupo que
las desarrolla opera también en otros (Unodc,
2004; véase, Becucci y Massari, 2003).
Ahora bien, no toda manifestación del crimen organizado tiene carácter transnacional.
Esto es particularmente evidente en América
Latina, en donde sólo algunos de los negocios
delictivos suponen el desarrollo de actividades que atraviesan fronteras y cruzan regiones
y continentes, llevadas a cabo por redes que
tienen una capacidad de despliegue y profesionalización de gran envergadura organizativa o
territorial. Por el contrario, numerosísimas organizaciones criminales desarrollan actividades delictivas complejas pero que son de carácter local, aun si pueden mantener interacciones
fluidas con redes y organizaciones de mayor alcance y hasta de proyección transnacional.
Otro aspecto importante de este fenómeno
está dado por el destino y tratamiento de las ganancias económicas obtenidas de la actividad
delictiva. Cuando la envergadura del negocio
es grande y la rentabilidad supera significativamente las necesidades de financiamiento de
la organización –sus operaciones, estructura
logística e inversiones directas de corto alcance o indirectas en otros rubros criminales–, por
lo general se recurre al lavado de dinero6. Esos
fondos deben ser blanqueados o lavados para
ocultar su origen ilícito y posteriormente deben
reciclarse, legitimarse e integrarse a la economía
formal, para lo cual se utilizan las economías de
gran escala y los sistemas financieros, productivos, de servicios y comerciales altamente globalizados y desregulados. Con ello se procura
encubrir todo tipo de pistas acerca de los delitos
procedentes, neutralizar las actividades administrativas y judiciales tendientes a investigarlos y reprimirlos, y financiar indirectamente el
conjunto de actividades criminales u otras no
vinculadas con ellas. De este modo, cualesquiera que sean los métodos o mecanismos utilizados para el blanqueo del dinero, éste constituye
un proceso dinámico que supone distanciar los
fondos ilícitamente producidos de las actividades delictivas que los generaron, eliminar todo
tipo de rastro de ellas y devolverlos a los autores de aquellos delitos luego de haber ocultado
su origen7.
Ahora bien, dada la tendencia latinoamericana proclive –bajo el influjo estadounidense– a
asimilar la criminalidad organizada al terrorismo, sin distinciones ni matices que los diferencien, es importante destacar que se trata de fenómenos sustancialmente diferentes. Aunque a
veces algunas organizaciones criminales hagan
uso de acciones terroristas o ciertas organizaciones terroristas financien parte de sus actividades con las ganancias de negocios delictivos
complejos, la criminalidad organizada y el terrorismo constituyen fenómenos diferentes.
Tal como señala Fernando Reinares, el terrorismo configura una modalidad específica
de “acción política violenta” (Reinares, 1998:
16) que implica el uso o la amenaza del uso de
la violencia para infundir miedo, causando la
muerte o lesiones graves a una persona o grupo de personas que no participan directamente en las hostilidades en una situación de conflicto armado, o produciendo daños materiales
en cosas o bienes. Todo esto con el propósito,
derivado de la naturaleza de las acciones o del
contexto en el que se cometieron, de intimidar
a una población u obligar a un gobierno o a una
organización internacional a realizar un acto
determinado o a abstenerse de hacerlo. Las actividades terroristas tienen un componente físico
317
Marcelo Fabián Sain
esencial dado por las lesiones o daños tangibles
producidos sobre personas y cosas, y un impacto psíquico concomitante, que en general resulta extraordinario, tanto en el plano individual
como en el social. Así pues, el terrorismo procura “suscitar reacciones emocionales tales como
ansiedad, incertidumbre o amedrentamiento
entre quienes forman parte de un determinado
agregado de la población, de manera que resulte
factible condicionar sus actitudes y dirigir sus
comportamientos en una dirección determinada” (Reinares, 1998).
En consecuencia, a diferencia de la criminalidad organizada, que configura una actividad
de carácter esencialmente económico, el terrorismo constituye una actividad fundamentalmente política y violenta.
3. La diversidad del crimen organizado
en América Latina8
En América Latina existe una propensión extendida a sostener una mirada homogénea acerca
del crimen organizado en la región, pese a que
éste constituye una problemática compleja y
multifacética con diversas manifestaciones, tipos de actividad, niveles de envergadura y factores determinantes en cada uno de sus países y
subregiones. En general, esa impronta homogeneizante ha tendido a interpretar el crimen organizado como un fenómeno unívoco y semejante, tanto en Colombia como en Chile, en México
como en Uruguay, en Brasil como en República
Dominicana, en Panamá como en Argentina o
en El Salvador como en Bolivia, diluyendo así
la especificidad que caracteriza el fenómeno en
cada país.
Esta visión es el resultado de dos hechos.
Primero, en nuestros países generalmente las
autoridades gubernamentales responsables de
la seguridad pública no son las encargadas de
formular las políticas de seguridad y, en ese
marco, de conceptualizar la dimensión y particularidades de las problemáticas criminales
desarrolladas en sus jurisdicciones y de establecer las prioridades y modalidades de intervención sobre ellas. Estas labores de gobierno son
delegadas sistemáticamente en las cúpulas militares y policiales que tienden a securitizar la
criminalidad organizada tomando como marco
de referencia sus manifestaciones más significativas. Esta exageración busca justificar el reclamo de mayores recursos financieros, humanos y operacionales, regulaciones normativas
o procedimentales con mayor grado de discrecionalidad, controles más relajados y facultades
más amplias. Ello ocurre, inclusive, en aquellos
países en los que esta problemática es significativamente más reducida y menos lesiva que en
otros en los que los negocios criminales organizados dominan parte de la vida política, social y
económica del Estado. De este modo, la agenda
de seguridad de muchos países latinoamericanos está determinada por este trazo exacerbado
y, a veces, desorbitado y fatalista.
Segundo, la mayor parte de las dirigencias
políticas, autoridades militares y policiales y
medios de comunicación masiva de la región
acepta acríticamente y asume como propias las
visiones que sobre estos problemas formulan los
países centrales, en particular Estados Unidos.
Durante los últimos años, este país ha formulado un tratamiento que considera a la criminalidad organizada –en particular, el narcotráfico– y
al terrorismo como un mismo fenómeno o como
cuestiones análogas, cuya envergadura y naturaleza son similares en toda América Latina. En
dicho enfoque se diluyen las diferencias existentes entre estos negocios ilegales y se pierden
de vista las disparidades significativas en las
manifestaciones que tienen estas problemáticas
en los diversos escenarios subregionales y domésticos. Ello deriva del vínculo directo establecido por Estados Unidos entre terrorismo y
narcotráfico, a los que considera como facetas
de un mismo problema de seguridad.
Ahora bien, a contrapunto con estos abordajes homogeneizantes, en América Latina la
criminalidad organizada es un fenómeno complejo, diversificado y multifacético. El narco-
318
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
tráfico9 se destaca como la manifestación más
desarrollada del crimen organizado en la región10. La trata de personas para la explotación
de la prostitución ajena o la explotación sexual,
los trabajos o servicios forzados, la esclavitud
o la servidumbre o la extracción de órganos,
ha tenido una expansión significativa durante
las últimas décadas, y actualmente constituye
otra de las modalidades más extendidas del crimen organizado en Latinoamérica11. Otro tanto
acontece con el tráfico ilícito de armas de fuego,
así como con otras manifestaciones nacionales
de la delincuencia compleja que se repiten en
casi todos los países de la región, tales como el
secuestro y la extorsión, los robos calificados de
mercancías en tránsito o de vehículos, el abigeato a gran escala y otros.
Sur –Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay–, al
tiempo que Brasil está en un plano intermedio
entre unos y otros, aunque allí el narcotráfico,
la trata de personas, el tráfico ilícito de armas y
las otras actividades referidas adquieren características parecidas a las observadas en aquellos
países de alta criminalidad organizada.
La mayor parte de estas actividades del crimen organizado se ha desarrollado al amparo
del principal negocio ilegal de la región: el narcotráfico. En gran medida, éste ha impulsado
un conjunto de delitos asociados, como el tráfico de armas, el lavado de dinero y el comercio
ilegal de precursores químicos. Pero también ha
sido decisivo para la expansión de las otras actividades relacionadas con estos negocios. Los
vínculos entre esas manifestaciones específicas
y el narcotráfico son directos o indirectos, y
su desarrollo reciente parece relacionarse con
la transformación del negocio del narcotráfico
(Serrano y Toro, 2005). Asimismo, el debilitamiento de los Estados y las deficiencias de los
gobiernos han favorecido la expansión de este
conjunto de actividades criminales (Ibidem).
4. Las condiciones estructurales
Sin embargo, el alcance y la estructuración
de cada una de estas manifestaciones del crimen
organizado, así como la incidencia que tienen en
la vida social, política, económica y cultural de
la región son muy diversos en cada país y subregión. El desarrollo de las actividades y grupos
del crimen organizado en Colombia, México o
algunos países de Centroamérica ha llegado a
niveles inusitados, alcanzando la fase simbiótica descrita por Lupsha. Como contracara de
ello, la criminalidad organizada constituye un
fenómeno mucho menor en los países del Cono
En este contexto, es importante analizar el fenómeno de la criminalidad organizada en América Latina destacando las regularidades en las
condiciones estructurales que favorecen estos
negocios, así como las respuestas estatales a los
desafíos que ellos imponen a sus sociedades, con
la intención de identificar las diferencias y similitudes entre grupos de países al respecto.
de la criminalidad organizada
en América
Latina
Una lectura general del desarrollo social e institucional de América Latina en los últimos treinta años nos permite apreciar la dimensión significativa que han adquirido ciertas actividades
del crimen organizado, entre las que descuella
el narcotráfico.
No obstante, sólo en países como México,
Colombia y, en menor medida, Brasil, la criminalidad organizada y particularmente aquella
vinculada al narcotráfico ha alcanzado gran
trascendencia política, económica y social. En
estos casos, más allá de las diferencias nacionales y subregionales, la expansión y el desarrollo
de la empresa criminal organizada ha sido favorecida por un conjunto de condiciones estructurales convergentes que la convirtieron en un
negocio económico de gran magnitud y en un
serio problema político e institucional. Vale la
pena repasar esas condiciones rápidamente.
En primer lugar, en estos países ha existido
un altísimo nivel de informalidad y marginalidad económica y financiera, en gran medida
estructurada por el sistema económico y bancario formal. Gran parte de la producción y del
319
Marcelo Fabián Sain
comercio de bienes y servicios, así como las finanzas de estos países, se desenvuelven en la
denominada “economía negra”, esto es, al margen de las regulaciones y controles del Estado.
Por cierto, la mayor parte de esa economía no se
ha conformado históricamente para servir a las
empresas criminales sino, más bien, para hacer
posible la evasión del pago de impuestos mediante el ocultamiento al fisco de gran parte de
las actividades económicas reales. Sin embargo,
los mecanismos y procedimientos necesarios
para enmascarar y hacer uso de los fondos evadidos son los mismos que se pueden utilizar –y
que se utilizan– como dispositivos para el lavado de dinero proveniente de los negocios criminales de alta rentabilidad. En consecuencia,
ello ha hecho posible el establecimiento de negocios empresariales favorables o funcionales
a la criminalidad organizada, sin sospechas y
permitiendo el lavado de dinero o la utilización
directa de fondos provenientes del crimen para
financiar el propio delito.
De este modo, la debilidad fiscal y la fragilidad de los mecanismos de regulación y control
estatal de las finanzas y de la economía real de
estos países, ya sea por omisión o por complicidad, así como la inviabilidad e ineficacia de los
parámetros y procedimientos recomendados por
los organismos internacionales para prevenir y
reprimir el lavado de dinero, han permitido que
gran parte de estas economías sean utilizadas e
incluso controladas por el crimen organizado.
Segundo, las sociedades de estos países,
como la mayoría de las sociedades latinoamericanas, están atravesadas por prácticas ilegales
extendidas y por una fuerte legitimación social
de las mismas. Estas prácticas, ya sean culturales, políticas o económicas, han supuesto la
reproducción cotidiana y generalizada de un
amplio espectro de comportamientos transgresores y violatorios de la legalidad vigente, tales
como la ocupación irregular del espacio público, el incumplimiento habitual y consciente de
reglas sociales básicas de convivencia y normas
legales ampliamente conocidas, la legitimación
de la violencia –aún de la violencia letal– como
mecanismo eficiente y válido de resolución de
conflictos y diferencias entre personas y grupos
sociales, étnicos o políticos, el fuerte rechazo a
los controles y regulaciones estatales y legales,
así como la validación extendida de las prácticas evasivas o violatorias de dichos controles.
Todo ello ha colaborado a crear un clima de privatización fáctica y violenta de lo público.
Este conjunto de prácticas y simbologías
recurrentes se reproducen entre los diferentes
estratos de estas sociedades, en un contexto
signado por un estatalismo exacerbado. Éste se
expresa en la creencia generalizada de que los
comportamientos y las prácticas sociales poco
apegadas a las reglas o claramente ilegales, así
como cualquier evento de desorden público, inclusive aquellos que se derivan de tales acciones violatorias, son una consecuencia directa
de la incompetencia de los órganos estatales de
control –entre ellos la policía– en el ejercicio de
sus funciones preventivas y reguladoras. Así,
las conductas que violan las normas son consideradas manifestaciones inevitables y legítimas
de la ausencia de un Estado vigilante y eficiente o de la presencia de poderes públicos que
controlan poco y mal, y que están atravesados
por la corrupción. La creencia de que cometer
infracciones u ocupar el espacio público es válido o admisible si las instancias de control institucional no intimidan o amenazan con cierta
credibilidad a los infractores está muy diseminada en nuestras sociedades y crea condiciones
favorables para la conformación de espacios y
relaciones ilícitos y, en ese marco, actividades
políticas y económicas clandestinas.
Este proceso ha sido reforzado por la vigencia de un marcado prohibicionismo penal sobre
un conjunto amplio de actividades sociales y
económicas, pero en un contexto de deslegitimación social de la autoridad estatal y de los
poderes públicos encargados de regular y aplicar efectivamente el espectro de prohibiciones
formales, por un lado, y por otro, del fracaso
sistemático de esas instancias en dichos cometidos, ya sea por la extensión y validez social de
320
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
las prácticas ilegales como por la incompetencia y corrupción de los agentes estatales.
En suma, este conjunto de prácticas sociales
y de desarrollos institucionales han contribuido
a la conformación de economías clandestinas y
mercados ilegales que resultaron funcionales a
la expansión de las diferentes manifestaciones
de la criminalidad organizada.
Tercero, en estos países se han ido conformando amplios espacios territoriales y sectores
sociales sin regulaciones estatales efectivas vinculadas a la aplicación de la ley, dando forma a
una suerte de espacios sin Estado y sin ley pública que están segregados y marginados de los
núcleos centrales altamente desarrollados en lo
económico, lo social y lo político –en los que
sí se mantiene una presencia estatal reguladora
con algún grado de efectividad–.
En las últimas décadas, la conformación
de estas zonas socialmente excluidas ha tenido una dinámica muy acelerada en las grandes
ciudades de la región, sirviendo como escenario a nuevas formas de marginalidad urbana
derivadas del desempleo masivo y persistente,
la precarización social de la población, la falta
de inversión en los barrios más pobres y desposeídos de cualquier tipo de recursos públicos y
privados y la estigmatización negativa creciente
de esos espacios como refugio de las clases peligrosas y de los delincuentes12.
En estos espacios dos actores se proyectaron
como instancias dominantes. Por un lado, las
organizaciones criminales que crecieron al amparo de la ausencia de controles y regulaciones,
y de la crisis económica crónica. Y, por otro, los
cuerpos de policía que se desarrollaron mediante la combinación de abusos y violencias ilegales con la protección o regulación de las actividades delictivas llevadas a cabo en esos lugares.
Así, el cumplimiento de las normas que de hecho regulan las relaciones sociales es impuesto
y garantizado por sectores privados de impronta patrimonialista o por grupos delictivos que
controlan el lugar, así como por la policía brutal
y corrupta que gravita sobre esos espacios.
Por último, en cuarto lugar, en esos países
existen instituciones policiales profundamente
deficientes y anacrónicas para emprender acciones preventivas eficaces contra las complejas
actividades de la criminalidad organizada. Las
anomalías de estas policías se derivan de una serie de factores tales como el alto nivel de corrupción y los abusos institucionales vinculados con
la protección y regulación de actividades delictivas de alta rentabilidad, entre ellas el negocio
de las drogas ilícitas y otras actividades ilegales
conexas; la situación de indigencia material y financiera así como el atraso en infraestructura por
el que atraviesan, sumado a los salarios indignos
de la inmensa mayoría de sus integrantes; el
anacronismo y la desactualización organizativa,
operacional y doctrinaria de sus instituciones,
así como la ausencia de un sistema de formación
y capacitación policial actualizado; y la falta de
un dispositivo policial con una estructura de
inteligencia criminal, despliegue operacional y
desarrollo logístico integrado y especializado en
la lucha contra los grupos que desarrollan actividades delictivas complejas.
Sin duda, la incompetencia de los sistemas
policiales locales para desarrollar estrategias
eficientes de control de las actividades de la
criminalidad organizada ha sido un factor determinante de la expansión de las mismas. La
incapacidad general de los cuerpos de policía
de estos países para enfrentar el crecimiento
del crimen organizado y para prevenir y reprimir exitosamente sus diferentes manifestaciones, así como para neutralizar la intervención
de algunos de sus núcleos institucionales en la
protección y gerenciamiento de los negocios delictivos de alta rentabilidad, ya sea por omisión,
por complicidad o por participación directa en
su desarrollo, ha favorecido significativamente
el fortalecimiento y la consolidación de la criminalidad organizada.
Todas estas condiciones estructurales, que
en Colombia y México tienen una profundidad
y una complejidad mayores e incomparables
respecto del resto de América Latina, están presentes también en los países del Cono Sur, esto
321
Marcelo Fabián Sain
es, en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, así
como en algunos de la región andina, el Caribe o Centroamérica, entre ellos Ecuador, Perú,
Bolivia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, pero sólo aparecen como tendencias. Asimismo, en Brasil y en países centroamericanos
como El Salvador, Honduras y Guatemala, esas
condiciones se desarrollan de manera semejante, análoga a los casos de Colombia y México,
aunque con una importancia un tanto menor.
Por cierto, esas características tienen desarrollos y manifestaciones diferentes en estos tres
grupos de países. En algunos se dan de manera
atenuada pero incipiente, mientras que en otros
tienen un mayor grado de desarrollo y en algunos son, sin duda, más pronunciadas.
5. La criminalidad organizada
en el Cono Sur
Salvando estos matices, las diferencias en los
rasgos fenomenológicos de los negocios de la
criminalidad organizada en los países del Cono
Sur en relación con el resto de América Latina,
y en especial con Brasil, país de alta criminalidad organizada pero con una institucionalidad
pública menos endeble que las de Colombia y
México, son significativas en ciertos aspectos
fundamentales:
La envergadura y diversificación de los negocios criminales e ilegales es incipiente y está
delimitada desde el punto de vista de su densidad económica y financiera así como con
respecto a su interacción o incidencia con
sectores y actividades de la economía y las
finanzas legales.
Las actividades del narcotráfico y de las otras
manifestaciones del crimen organizado son
desarrolladas por redes y grupos delictivos
de pequeña estructuración, vale decir, que
no cuentan con una estructura compleja y
diversificada y, por ende, no poseen autonomía organizativa y operacional respecto del
Estado y, en particular, de las agencias policiales y las fuerzas de seguridad de dichos
países que los protegen, favorecen, moldean
y alientan.
Esos grupos criminales no detentan una fortaleza económica y financiera que les permita
sustentar una capacidad al menos embrionaria de captación o control directo o indirecto
de al menos una parte del sistema de persecución penal –fiscales, jueces y policías– o de
las estructuras de gobierno encargadas de la
seguridad pública, mediante la combinación
de estrategias corruptivas asentadas en acciones de soborno con estrategias de contestación armada contra el Estado.
El proceso de conformación de mercados
ilegales de sustancias, vehículos, armas y hasta personas que se ha desarrollado en los países del Cono Sur durante la última década y,
en particular, la estructuración creciente del
mercado ilegal de drogas, ha sido la expresión
más significativa de los rasgos fenomenológicos
mencionados.
En efecto, durante los últimos años, el crecimiento sostenido del consumo de drogas ilegales en las grandes urbes de Argentina, Chile,
Paraguay y Uruguay favoreció la formación paulatina de un mercado minorista en aumento,
expandido, diversificado y altamente rentable.
Dicho mercado se ha estructurado básicamente
en torno a la comercialización al por menor y el
menudeo de drogas ilegales, sobre todo cocaína
y marihuana, entre los estratos sociales medios
y altos de la sociedad urbana. Una década antes, las drogas que se comercializaban y consumían en estos mercados incipientes provenían
del pago en sustancias del tráfico internacional
que atravesaba los territorios de estos países o
derivaban del microtráfico irregular protagonizado por grupos pequeños o no-estructurados.
Además, con la excepción de Paraguay, que es el
principal cultivador y exportador de marihuana
del Cono Sur, estos países tampoco producen
las drogas más comercializadas en sus mercados minoristas: éstas provienen de países vecinos o de la subregión y son introducidas por
vía terrestre, fluvial y aérea a través de fronteras
porosas y poco controladas.
322
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
Ahora bien, el almacenamiento, corte y
preparación de las drogas ilegales para su comercialización al detal se lleva a cabo en zonas
controladas directa o indirectamente por las
incipientes redes y grupos delictivos de narcotraficantes que se han ido constituyendo en barrios extremadamente pobres y marginados de
las grandes urbes. Entretanto, la distribución y
venta minorista de esas drogas se desarrollan,
en general, en circuitos de las clases media y
alta de esas mismas ciudades.
El montaje de semejante negocio, muy diversificado y extendido, ha supuesto una labor
de planificación y ejecución de mediano y largo
plazo que, además, comprende una territorialidad extendida e intrincada, lo que le otorga una
visibilidad social y política relativa. Y ello, en
sus orígenes, sólo es posible si se cuenta con
la protección, la regulación y el control de las
instituciones policiales de la jurisdicción, que
aun con deficiencias y anacronismos mantienen y reproducen con eficacia el control y la
vigilancia efectiva de esos territorios. Es decir,
lo que se ha observado en estos países es que
la tutela policial a los embrionarios grupos narcotraficantes ha configurado la condición necesaria para la expansión y la estabilización del
mercado ilegal de drogas, debido a que ello ha
permitido y garantizado el despliegue y dominio territorial imprescindible para lograrla.
En ese contexto, y ya avanzada la estructuración del mercado minorista de drogas, se ha
desarrollado una competencia significativa entre grupos o facciones criminales por el control
territorial vinculado al negocio del narcotráfico.
Se trata, por cierto, de una disputa comercial por
el dominio de los circuitos de almacenamiento, distribución y comercialización al detal de
drogas ilegales y, en numerosas ocasiones, esa
disputa se ha manifestado en enfrentamientos
armados entre esos actores delictivos, en cuyo
marco se han producido numerosos asesinatos
mediante el uso de sicarios o de atentados en la
vía pública.
Sin embargo, en este contexto, estos grupos
narcotraficantes no han contado con autonomía
operativa respecto de la regulación ilegal del
propio Estado. En gran medida, ello se debe a
que la magnitud de los mercados de drogas y de
los negocios ilegales es aún pequeña, lo cual no
favorece la conformación de grupos criminales
con amplia solidez económica y con capacidad
para penetrar y controlar ciertos circuitos estatales mediante el soborno, y para conformar
aparatos armados que les permitan mantener
una confrontación violenta con el Estado con
miras a ganar independencia y proteger el crecimiento de los negocios criminales.
Esto sí ha ocurrido en Brasil, país que actualmente cuenta con el mercado de consumidores
de cocaína y marihuana más grande de América Latina y uno de los más grandes del mundo
después de Estados Unidos y Europa (Unodc,
2008). En Brasil, a diferencia de los países del
Cono Sur, se han creado grandes grupos y redes narcotraficantes que mantienen una amplia
capacidad financiera y de respuesta y constreñimiento armado contra el Estado, tanto en Rio
de Janeiro como en São Paulo, todo lo cual está
apuntalado por una extendida trama de tráfico
ilegal de armas, controlada también por narcotraficantes y expandida al amparo de la enorme
corrupción policial existente en el país13.
6. Los vacíos institucionales14
Con excepción de los países de alta criminalidad organizada como Colombia y México, en
los que el Estado y la economía se hallan muy
condicionados por los negocios delictivos complejos y por la acción discrecional de Estados
Unidos, en el resto de América Latina el tratamiento institucional de la problemática de la
criminalidad organizada ha estado signado por
insuficiencias y desajustes profundos, consecuencia de dos hechos fundamentales. Por un
lado, del profundo desconocimiento e ignorancia oficial acerca de la envergadura, la diversidad y la complejidad que han adquirido las
diferentes manifestaciones de la criminalidad
organizada, así como de las tendencias de sus
323
Marcelo Fabián Sain
negocios ilegales y el impacto de los mismos sobre la vida social, política y económica de estos
países. Por otro, por la predisposición a afrontar
estas complejas problemáticas con orientaciones y dispositivos institucionales desactualizados, anacrónicos y, por ende, deficientes para
lograr avances en materia preventiva e investigativa, particularmente ante un fenómeno como
el de la criminalidad organizada que día a día
adquiere nuevas manifestaciones.
Estos rasgos se han expresado en dos vacíos
institucionales notables que conviene repasar
rápidamente. Primero, los gobiernos latinoamericanos no cuentan con un cuadro actualizado
e integral de la criminalidad organizada en sus
países, que dé cuenta, en el plano estratégico,
de las expresiones fenomenológicas de sus diferentes modalidades y manifestaciones, en función de la formulación de políticas estatales de
control de las mismas y, en el plano táctico, de
las actividades y acciones concretas de los grupos criminales organizados, en función de una
respuesta policial.
Las autoridades gubernamentales sucesivas
tienden a negar u ocultar el problema bajo la
perspectiva de que el reconocimiento público
de su existencia y de su expansión coloca a los
gobernantes en el banquillo de los responsables
directos de dicha situación. Excepto en Brasil,
la justificación más recurrente es la típica afirmación de que el narcotráfico y la criminalidad
organizada en estos países distan muchísimo de
parecerse o de tener el grado de desarrollo que
han alcanzado en Colombia o México.
No obstante, la ausencia de un diagnóstico
apropiado de la criminalidad organizada tiene
dos consecuencias importantes. Por un lado, favorece la magnificación irreal del problema por
parte de dirigentes y partidos de derecha que
buscan sacar algún rédito político o demandar
sin miramientos el montaje de un estado de
seguridad altamente militarizado. En esa magnificación suelen incurrir también los voceros
o jefes de las fuerzas de seguridad y policiales,
para solicitar al poder político el aumento in-
discriminado y masivo de recursos financieros
y humanos o de ocultar las grandes deficiencias
de sus instituciones y los extendidos bolsones
de corrupción que operan bajo sus mandos. Por
otro, la falta de un diagnóstico serio constituye un impedimento para que las problemáticas
de la criminalidad organizada se incorporen en
la agenda gubernamental de seguridad pública
como un asunto prioritario. Lo cual favorece
que los organismos de seguridad de los Estados
Unidos terminen construyendo e imponiendo
un cuadro de situación y un conjunto de estrategias frente a la criminalidad organizada de
acuerdo con sus propios intereses y perspectivas, que no siempre convergen con las políticas
y la situación real de países latinoamericanos15.
Nada de ello ocurriría, por cierto, si los gobiernos locales no fuesen tan indiferentes ante los
asuntos de seguridad pública ni tan permisivos
para establecer relaciones interinstitucionales
no asentadas en la necesaria reciprocidad, y si
las instituciones policiales locales o algunas de
sus secciones no fuesen tan proclives a establecer una relación de dependencia y subordinación ante las agencias estadounidenses, todo
ello alentado por la ayuda económica, prometida o efectivamente entregada.
Segundo, en términos de vacíos institucionales estos países no cuentan con una instancia superior del gobierno que concentre, por un
lado, las responsabilidades de formulación de
las políticas y estrategias de control del crimen
organizado y, por otro, las labores de conducción de la institucionalidad encargada de la
implementación de dichas políticas, especialmente en materia de seguridad pública e intervención policial. Como cualquier otro aspecto
de la seguridad pública, las estrategias de control de la criminalidad organizada no constituyen un asunto exclusivo de la policía, sino que
configuran una cuestión política que debe ser
definida y abordada integralmente por las autoridades gubernamentales. Sin embargo, los
países de la subregión no poseen un organismo
especializado que sirva de instancia de conducción de las diversas instituciones responsables
324
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
de ese conjunto de labores. Y tampoco han
conformado un dispositivo policial unificado y
especializado en el control de la criminalidad
organizada, lo que, entre otras cosas, ha dado
lugar a una gran fragmentación institucional
que se refleja en la tendencia histórica por la
cual cada cuerpo policial o cada sector de una
misma institución policial formula y desarrolla
sus estrategias y acciones de combate al crimen
organizado.
Estos vacíos institucionales se inscriben en el
marco de un proceso de mayor alcance. En efecto, durante las últimas décadas, en la mayor parte de los países de la región el signo característico de su estructura institucional en esta materia
ha sido el desgobierno político recurrente sobre
los asuntos de la seguridad pública, en cuyo contexto las sucesivas autoridades gubernamentales
delegaron en las agencias policiales el monopolio de la dirección y administración de la seguridad. Es decir, ésta configuró una esfera institucional exclusivamente controlada y gestionada
por los cuerpos de policía, con base en criterios y
orientaciones definidos de manera autónoma, y
aplicados sin intervención determinante de otros
organismos públicos no-policiales. En consecuencia, la dirección, la administración y el control integral de los asuntos de la seguridad pública y, entre ellos, de la criminalidad organizada,
así como la organización y el funcionamiento
del sistema policial quedaron en manos de las
agencias de policía, generando así una suerte de
“policialización” de la seguridad pública16.
En Brasil, Paraguay y, en menor medida, en
Uruguay, este proceso ha supuesto, además, la
firme tendencia a incorporar a las Fuerzas Armadas en el denominado “combate al crimen
organizado”, todo ello alentado por las deficiencias del sistema policial en las labores de lucha
contra estas problemáticas, así como por el impulso del Comando Sur de Estados Unidos y
sus representantes en las agregadurías militares
de las embajadas de ese país.
Los desafíos que se imponen en nuestros
países no pasan, por cierto, por la insulsa postu-
lación de la necesidad de emprender una guerra
contra las drogas o de llevar a cabo un combate
glorioso contra el crimen organizado, sino por
sentar las bases institucionales necesarias para
afrontar una problemática que forma parte de
las sociedades capitalistas y que es impulsada,
básicamente, por la demanda creciente de bienes, sustancias y servicios ilegales por parte de
una porción de nuestras sociedades. Esas bases
institucionales suponen el desarrollo de un proceso de actualización normativa, de reforma institucional y de formación de cuadros de gestión
especializados en este conjunto de temáticas.
Se trata, sin más, de una suerte de apropiación
política de una problemática tradicionalmente
subsumida en las agencias de seguridad y policiales de nuestros países, las que, sin duda, son
parte del problema.
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325
Marcelo Fabián Sain
Procopio, Argemiro (1999). O Brasil no mundo das drogas, Editora Vozes, Rio de Janeiro.
Notas
Reinares, Fernando (1998). Terrorismo y antiterrorismo,
Paidós, Barcelona.
1
Para una historia del concepto de crimen organizado, véase Von Lampe, 2001.
Sain, Marcelo Fabián (2009). “El crimen organizado en
el Cono Sur y Brasil: tendencias y respuestas”. Ponencia presentada en el Seminario Internacional Iniciativa Mérida y el crimen organizado: diagnóstico y
desafíos en las Américas, organizado por el Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia AC
(Casede) y el Colegio de la Frontera Norte (Colef),
Tijuana, México, 23 de febrero.
2
Para un análisis acerca de la importancia mundial y
regional de las diferentes modalidades de comercio
y tráfico ilícitos en el mundo globalizado y, particularmente, las nuevas manifestaciones de la criminalidad compleja, véase Naim, 2006.
3
Para un estudio sobre la relación entre crimen organizado y corrupción pública, véase Buscaglia y Van
Dijk, 2003.
Serrano, Mónica y María Celia Toro (2005). “Del narcotráfico al crimen transnacional organizado en
América Latina”. En Mats Berdal y Mónica Serrano
(comps.), Crimen transnacional organizado y seguridad internacional. Cambio y continuidad, Fondo
de Cultura Económica, México.
4.
Unodc, 2004. Véase también Castle, 1997:10. Para
un panorama de los estudios sobre crimen organizado, véase Von Lampe, 2009.
5
Para profundizar en este aspecto, véase Krauthausen y Sarmiento, 1993, cap. 3.
Tokatlian, Juan Gabriel (2000). “Colombia: un caso de
globalización defectiva”. En Juan Gabriel Tokatlian,
Globalización, narcotráfico y violencia. Siete ensayos sobre Colombia, Grupo Editorial Norma, Buenos Aires.
6
Para un estudio de la cuestión del lavado de dinero, véanse Blanco Cordero, 1997; Fabian Caparros,
1998; y Álvarez Pastor y Eguidazu Palacios, 1998.
7
Las finanzas ilegales y, en particular, el lavado de activos generados por medio de actividades delictivas
diversas pasó a constituir una cuestión prioritaria en
la agenda de seguridad internacional cuando poderosas organizaciones criminales de carácter transnacional comenzaron a controlar porciones importantes del circuito financiero y económico internacional
y, en especial, cuando los sistemas financieros de
los países centrales comenzaron a ser utilizados en
forma sistemática y masiva por esas organizaciones
para lavar recursos ilegales. La criminalidad organizada con capacidad para generar cuantiosos beneficios existe desde tiempos remotos y su transnacionalización antecede en muchas décadas a la entrada
en vigor de los primeros acuerdos y mecanismos
internacionales destinados a prevenir y controlar el
lavado de capitales. Sin embargo, fue recién en los
últimos años que la criminalidad organizada adquirió un desempeño transnacional de envergadura y
pasó a constituir una actividad generadora de alta
rentabilidad en el plano global. A partir de los años
setenta, la acumulación de capitales de origen ilícito
contribuyó a conformar esferas “autónomas” del sistema financiero internacional y a condicionar áreas
sensibles que consiguieron escapar al control directo
e indirecto de los gobiernos y de los organismos de
regulación interestatal, tanto de los países centrales
como de las economías emergentes y el resto de la
comunidad internacional.
8
Aquí seguiré algunas consideraciones al respecto
contenidas en Sain, 2009.
9
El narcotráfico comprende el conjunto de acciones
delictivas cometidas por un grupo organizado a los
efectos de producir, almacenar, transportar, distribuir, comercializar, aplicar o facilitar estupefacien-
Unodc (2009). Global Report on Trafficking in Persons,
United Nations Publication, New York.
––––––. (2008). 2008 World Drug Reports, United Nations Publication, New York.
––––––. (2008a). La amenaza del narcotráfico en América, Naciones Unidas, New York.
––––––.
(2004). Convención de las Naciones Unidas
contra la Delincuencia Organizada Transnacional y
sus Protocolos, Naciones Unidas, New York.
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Ingvaldsen y Vanja Lundgren Sorli (eds.), Organized
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––––––. (2001). “Not a process of enlightenment: The
conceptual history of organized crime in Germany
and the United States of America”. En Centre for International Crime Prevention, Forum on Crime and
Society, Unodc, New York. 1 (2), diciembre.
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Guetos, periferias y Estado, Siglo XX Editores, Buenos Aires.
Zaluar, Alba (2004). Integração perversa: pobreza e tráfico de drogas, Editora FGV, Rio de Janeiro.
326
Tendencias del crimen organizado en América Latina y el Caribe
tes de manera ilegal; introducir al o sacar del país
estupefacientes en cualquier etapa de su fabricación o materias primas destinadas a su producción;
organizar o financiar algunas de las acciones mencionadas o convertir, transferir, administrar o vender el dinero u otra clase de bienes provenientes de
algunas de esas acciones; todo ello con el propósito
de obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico o material.
10 Para tener un cuadro de situación aproximado de la
producción, tráfico y consumo de drogas ilegales en
el mundo y en América Latina, véanse Unodc, 2008
y Unodc, 2008a.
11 Sobre el tráfico de personas en el mundo y en América Latina, véase Unodc, 2009.
12 Para un análisis de las nuevas formas de marginalidad urbana en Estados Unidos y Francia, que
guardan una analogía fenomenológica con lo acontecido en las grandes urbes latinoamericanas, véase
Wacquant, 2007: 40 y ss.
13 Sobre la problemática del narcotráfico en Brasil
durante los noventa, véase Procopio, 1999. Para un
análisis integral del narcotráfico de Brasil en la actualidad, véanse Viapiana, 2002; y Zaluar, 2004.
14 En este apartado desarrollaré las mismas consideraciones contenidas en relación con el Cono Sur y
Brasil pero que creo adecuado hacer extensivas el
resto de los países de la región, con las excepciones
señaladas, en Sain, 2009.
15 En materia de narcotráfico, esta tendencia puede
apreciarse bien en las actividades de la Drug Enforcement Agency (DEA) de Estados Unidos en la
subregión.
16 He trabajado ampliamente este aspecto en: Sain,
Marcelo Fabián, “La reforma policial en América
Latina. Una mirada crítica desde el progresismo”.
Nueva Sociedad, Buenos Aires, mayo de 2009,
http://www.nuso.org/upload/seguridad/sain.pdf.
327
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Bruce Bagley / Aline Hernández
1. Globalización, Estados débiles
dación democrática y la estabilidad de la región
a largo plazo.
y crimen organizado transnacional
El alcance y el impacto de la ola de crimen organizado transnacional después de la guerra fría,
en México particularmente, y en América Latina y el Caribe en general, no tienen precedentes en la historia. A pesar de que la información
disponible en el ámbito público es muchas veces parcial, periodística o anecdótica, es posible
afirmar que los vínculos o las “alianzas estratégicas” entre varios grupos de crimen organizado transnacional y las grandes organizaciones
criminales transnacionales en América Latina,
el Caribe y Estados Unidos son considerables
y se han extendido rápidamente. Además, cada
vez es mayor el riesgo, por lo menos en países
clave de la región (como Brasil, Colombia, Guatemala y México), de que las alianzas entre las
organizaciones criminales locales e internacionales permitan a grupos criminales nacionales
o a guerrillas acceder a los mercados ilícitos internacionales, al proceso de lavado de activos y
a los proveedores ilegales de armas. Esto constituye un gran impedimento para el crecimiento
económico y una amenaza seria para la consoli-
El proceso de globalización ha facilitado indiscutiblemente la transnacionalización de actividades criminales organizadas en las dos últimas
décadas. A manera de ejemplo, el mapa 1 muestra
una representación de las rutas de tráfico de drogas. A grandes rasgos, la globalización se refiere
al “acortamiento” de la distancia en una escala
global, producido por el surgimiento y el fortalecimiento de la “red de conexiones”, económicas,
tecnológicas, sociales, políticas y medioambientales (Keohane, 2001). Por supuesto, como lo han
notado muchos escépticos, las transformaciones recientes en el sistema mundial no son, de
ningún modo, completamente nuevas (Arrighi,
1997). Lo que constituye una novedad en el periodo contemporáneo son la extensión, la intensidad, la velocidad y el impacto de estas transformaciones en los Estados y sociedades alrededor
del mundo (Held et al., 1999: 1-31). Por ejemplo,
las organizaciones criminales transnacionales
rusas, como otras redes criminales y terroristas
internacionales, han sido capaces de explotar las
crecientes facilidades de los viajes internacionales, la liberalización de las políticas migratorias,
328
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
la expansión del comercio internacional, el despliegue de sistemas de comunicación de alta
tecnología y la falta de regulación en el sistema
financiero internacional (utilizando técnicas
sofisticadas para el lavado de activos) para extender sus empresas criminales más allá de las
fronteras de sus propios países1.
El crimen organizado2 crece más fácilmente
en contextos proporcionados por Estados débiles3. La debilidad institucional tradicional, combinada con la existencia de un comercio clandestino muy lucrativo de cocaína, de los Andes
hacia Estados Unidos, pasando por México, han
convertido a este país en un blanco atractivo
para las empresas criminales transnacionales
en las dos últimas décadas (CSIS, 1997: 23-49;
Aglietta y Moutot, 1993: 67-104).
La falta de transparencia y de control efectivo del sistema bancario de muchas naciones
latinoamericanas y caribeñas las hace vulnerables a la penetración del lavado de activos.
La corrupción e ineficacia de las instituciones
de orden público y de los sistemas judiciales
han permitido que los grupos criminales operen fuera de la ley, impunemente. En efecto, la
práctica dudosa de algunos Estados en la región
(por ejemplo, Paraguay, República Dominicana
y Uruguay) de “vender” la ciudadanía, literalmente, fue una invitación abierta a los grupos
criminales rusos para establecer operaciones en
el hemisferio. Según Tom Farer, cuando los Estados son débiles pero actúan como si fueran
fuertes, “(…) creando leyes y regulaciones que
aparentan reglamentar, prohibir y gravar actividades privadas (…)”, sin la voluntad o la capacidad de hacerlas cumplir, crean inevitablemente
espacios o nichos entre la realidad y la legalidad
que pueden y son aprovechados con frecuencia
por el crimen organizado (Farer, 1999: 251).
En la mayoría de países de América Latina
y el Caribe, las dinámicas de la globalización
durante las dos últimas décadas se convirtieron
casi en condiciones ideales para la rápida penetración y extensión del crimen organizado. Por
un lado, los millones de pobres, sub o desem-
pleados, constituyen un caldo de cultivo para
la incubación y la multiplicación de cualquier
tipo de criminalidad4. En efecto, para muchas
de las personas desfavorecidas de la región involucrarse en actividades criminales, incluyendo formas de crimen organizado, puede ser una
estrategia racional de supervivencia frente a
oportunidades de vida bastante limitadas. Por
otro, los débiles Estados del hemisferio, muchas
veces corruptos e ilegítimos, han sido incapaces
de responder a las graves necesidades de estos
segmentos “marginados” de sus poblaciones o
de prevenir la expansión de la delincuencia común. Les ha costado aún más impedir el crecimiento de un crimen organizado transnacional
más sofisticado y con mejores tecnologías5.
2.
Producción, procesamiento
y tráfico de drogas ilícitas
2.1 Breve historia del narcotráfico
y del crimen organizado en México
Desde el siglo XIX, en el estado de Sinaloa, al
noroeste de México, se encuentran rastros de la
transformación de la amapola en opio (Bucardo
et al., 2005: 281-193).
Durante varias décadas, México ha sido una
de las principales rutas de tránsito para la cocaína sudamericana. Sin embargo, los esfuerzos
para documentar el uso de drogas en el país,
particularmente el uso de droga inyectada, son
relativamente recientes.
Desde sus orígenes (Bucardo et al., 2005:
sección 2), el cultivo y la comercialización de
drogas ilícitas en México han sido influenciados
por circunstancias externas y por la demanda de
estas substancias en Estados Unidos. Un ejemplo clásico es el Harrison Narcotics Act, promulgado por el Congreso de Estados Unidos en
1914, diseñado para vigilar y regular el mercado
de drogas narcóticas. La expedición de esta ley
coincidió con la guerra civil revolucionaria en
México, durante la cual el problema del tráfico
329
Bruce Bagley / Aline Hernández
de opio en territorio mexicano no era un asunto de interés para el gobierno. Esta situación, y
el hecho que las políticas de prohibición hicieran aumentar el precio de las drogas en Estados
Unidos, llevó al desarrollo del tráfico a pequeña
escala por parte de “emprendedores individuales” locales. Con la consiguiente implementación de las prácticas de control de drogas, estos
pequeños traficantes fueron reemplazados por
grupos más grandes y mejor organizados que
controlan, hasta hoy, la mayor parte del tráfico
ilícito de drogas en México.
El cultivo y el comercio de los productos
derivados de la amapola fueron declarados ilegales en 1926. Las rutas del tráfico de opio se
extendieron en los años treinta, siguiendo las
rutas agrícolas preexistentes y usando la infraestructura del ferrocarril del Pacífico que
incluía las ciudades fronterizas de Nogales y
Ciudad Juárez. En 1934, el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) le dio a la
Procuraduría General de la República (PGR) la
función de controlar e implementar la política
contra las drogas.
Durante la segunda guerra mundial, una red
más grande de distribución emergió en Ciudad
Juárez, de manera simultánea con la movilización de las bases estadounidenses a la frontera.
Después de la guerra se estimó que el estado de
Sinaloa era la única fuente de opio en Latinoamérica. Las autoridades mexicanas parecían
tolerar la producción de opio pensando que se
destinaba al mercado externo, mientras que el
consumo interno de droga no era considerado
un problema mayor.
En 1969, la administración del presidente Richard Nixon (1969-1973; 1973-agosto de 1974)
declaró que México era el principal abastecedor
de drogas de Estados Unidos, particularmente
de heroína y marihuana, y comenzó la Operation Intercept. México había ganado control sobre el mercado de cocaína como resultado del
desmantelamiento de una gran red del Medio
Oriente y Francia que dominaba el contrabando
de heroína, de tal manera que en 1974 los carte-
les mexicanos controlaban 75% del mercado de
heroína de Estados Unidos.
A mediados de los setenta, el gobierno mexicano, con la aprobación de Estados Unidos, empezó una campaña para controlar la producción
de cultivos ilícitos, campaña que buscaba destruir los cultivos de amapola y marihuana utilizando herbicidas defoliadores. Esta operación
militar debió suspenderse después de que se
publicaran varios informes denunciando la presencia de drogas contaminadas en el mercado
estadounidense, con la consiguiente renuncia
del principal consejero en asuntos de drogas de
la administración del presidente Jimmy Carter
(1977-1981).
Entre 1976 y 1982, el número de consumidores de heroína en México creció 700%. Inyectarse heroína era muy popular entre la población
detenida (un tercio de la población declaraba su
uso). El aumento de los costos de producción
y comercialización, causado por la prohibición
del tráfico de opio llevada a cabo bajo la presión de los países europeos y de Estados Unidos, hizo que la gente pasara de fumar opio a
inyectarse drogas, principal forma de ingestión
en el sudeste asiático.
La tortura y el asesinato en 1985 de Enrique Camarena, un destacado agente de la Drug
Enforcement Agency (DEA), en la ciudad de
Guadalajara, fue una de las primeras señales
del creciente poder y violencia de los carteles
de la droga. Las organizaciones de tráfico mostraron también gran capacidad de adaptación a
diferentes circunstancias, especialmente en el
desarrollo de las rutas del narcotráfico. Durante
los noventa, en reacción a las actividades de intercepción para controlar el flujo de drogas ilícitas que entraban a Estados Unidos por el sur
de la Florida, los carteles de droga cambiaron
gradualmente las rutas, para que pasaran por
Centro América y México en vez del Caribe (Bagley, 2007: 4-6). En un comienzo, los carteles
contrataban a las organizaciones mexicanas ilegales de droga que existían desde antes para que
se encargaran de distribuir la mercancía dentro
330
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
del territorio y del otro lado de la frontera con
los Estados Unidos, y les pagaban con base en
un contrato de servicios. Sin embargo, hacia
mediados de los noventa, los carteles locales
mexicanos pidieron un pago más alto, entre 40
y 50% del valor de la mercancía de contrabando. Esto aumentó sustancialmente los márgenes
de ganancia de los mexicanos, consolidando su
estatus y permitiéndoles competir, en términos
de tamaño, rentabilidad y violencia, con las organizaciones colombianas. La consolidación de
estos poderosos carteles mexicanos pronto provocó una ola de violencia y de corrupción sin
precedentes en México.
dólares por año en el proceso. El mercado ilícito de drogas en Estados Unidos representa unos
150 mil millones de dólares al año (Carnevale
Associate LLC, 2008: 1-2). El mapa 2 muestra las
principales rutas que salen de Colombia hacia el
norte por la costa pacífica, el Caribe y el golfo de
México con dirección a México y Estados Unidos, y hacia el este por el mar Caribe y el océano
Atlántico con dirección a Europa.
Durante las dos últimas décadas, los grupos
mexicanos de crimen organizado se involucraron progresivamente en el comercio de cocaína
proveniente de los Andes y Colombia, especialmente en el contrabando o tránsito de la cocaína
proveniente de Colombia hacia Estados Unidos,
pasando por territorio mexicano.
Juntando las ganancias del tráfico de cocaína con las derivadas de otras drogas ilícitas (especialmente marihuana, opio/heroína y metanfetaminas) que crecen o se fabrican en México,
las organizaciones transnacionales de crimen
organizado mexicanas ganan por lo menos 15
mil millones de dólares anuales en el comercio
ilícito de droga, y durante algunos años podrían
recibir hasta 25 mil millones de dólares, dependiendo de los precios del mercado. En los últimos tres años, la competencia dentro y entre
los seis principales carteles (Sinaloa, del Golfo/
Zetas, Tijuana, Juárez, Beltrán Leyva y la Familia Michoacana) y decenas de otras pequeñas
bandas narcotraficantes ha desatado una guerra
sangrienta y brutal, dejando un total de 6.290
homicidios solamente en 2008 (Stratfor, 2008:
17). Además de los 3.200 asesinatos relacionados con la droga en 2007 y de las 1.807 ejecuciones que tuvieron lugar en los primeros tres
meses de 2009, desde que el presidente Felipe
Calderón asumió el poder, el 1 de diciembre de
2006, en México se registraron por lo menos
11.297 asesinatos relacionados con la droga.
A inicios de los años 2000, múltiples grupos criminales mexicanos habían desplazado de
manera eficaz a los tristemente célebres carteles
(u organizaciones criminales de tráfico) de Medellín y Cali, y a los cartelitos, traficantes más
pequeños, sucesores de los primeros, como principales traficantes de la cocaína sudamericana
en Estados Unidos, que sigue siendo el mercado
más grande en el mundo de esta droga. Unos seis
millones de consumidores en Estados Unidos
consumen aproximadamente 350 toneladas por
año (sobre un total de producción anual de 1.000
toneladas) y gastan cerca de 40 mil millones de
El alcance y la intensidad de las relaciones
entre las organizaciones transnacionales de crimen organizado mexicanas y el comercio de
cocaína de los Andes han evolucionado y se
han extendido rápidamente desde el principio
de los años noventa. Esto ha llevado a los carteles mexicanos de narcotráfico a ocupar una
posición de intermediarios dominantes entre
los productores y traficantes de droga andinos
y el mercado estadounidense en los últimos
diez años. Mientras el mapa 3 presenta la actividad marítima entre el 1 de enero y el 20 de
diciembre de 2009, los mapas 4 y 4A ilustran
México sigue siendo un productor significativo de opio, tanto para el mercado interno
como para el externo. Es el principal proveedor
de marihuana para el mercado de Estados Unidos y sigue siendo parte de la ruta de la cocaína.
Además, ha emergido como uno de los principales productores de metanfetamina de alta calidad y bajos precios.
2.2 La conexión colombo-mexicana
331
Bruce Bagley / Aline Hernández
las principales rutas aéreas de tráfico que salen
de Colombia hacia México y Estados Unidos,
atravesando Centro América, y hacia Estados
Unidos pasando por el Caribe, en 2003 y 2006.
2.3 El auge de los traficantes
mexicanos de cocaína
Durante la segunda mitad de la década de los
noventa, primero Juárez, bajo la familia Carrillo
Fuentes, y luego Tijuana, bajo la familia Arrellano Félix, se fueron involucrando progresivamente en el comercio de cocaína proveniente
de Colombia. A principios de los años 2000, los
acuerdos anteriores establecidos por los traficantes de Medellín, mediante los cuales les pagaban
a las organizaciones mexicanas un monto por
servicios prestados en operaciones de contrabando específicas, fueron reemplazados por nuevas
formas de participación, más lucrativas para los
traficantes mexicanos. En lugar de altos montos
de dinero, empezaron a pedir la mitad de cada
envío de cocaína colombiana. A cambio, garantizaban la entrega de la otra mitad del envío a los
cartelitos colombianos en Estados Unidos. Si no
lo lograban, los colombianos eran compensados
por sus pérdidas a un precio acordado. De acuerdo con estos nuevos términos, las organizaciones
mexicanas de tráfico aumentaron rápidamente
su participación en el negocio muy rentable del
final de la línea de la producción de cocaína en
Estados Unidos y, en el proceso, se hicieron más
ricas, poderosas y violentas. Desde por lo menos
el año 2000, los carteles mexicanos han obtenido
la mejor parte de los billones de dólares obtenidos en la distribución de la cocaína en Estados
Unidos. El mapa 5 muestra los principales destinos del tráfico de cocaína proveniente de Colombia hacia Estados Unidos, pasando por México,
así como los precios por gramo en el lugar de
destino (en 1999 y 2005) y las toneladas producidas por cada país, en 2005.
Los carteles de Juárez y Tijuana no fueron
las únicas bandas mexicanas de narcotráfico
que obtuvieron ganancias durante el boom del
comercio de cocaína. En los tres primeros años
de su sexenio, el presidente mexicano Vicente Fox (2000-2006), primer mandatario en 71
años no perteneciente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), lanzó una gran campaña
gubernamental contra el poder y la violencia
crecientes de los grupos de Juárez y Tijuana. El
mandatario logró debilitar estos dos carteles,
en parte porque la transición del gobierno del
PRI al del Partido Acción Nacional (PAN) bajo
Vicente Fox, el 1 de diciembre de 2000, precipitó la ruptura final de los patrones tradicionales y duraderos de soborno que existían entre
elementos del partido tradicional mexicano y
los principales carteles. De hecho, las iniciativas de Fox contra los carteles, que causaron la
muerte de uno de los hermanos Arellano Félix,
la captura de otro y el arresto de un grupo de
capos de Juárez, recibieron grandes elogios de
Washington y de la administración del presidente George W. Bush (2001-2005; 2005-2009),
pero no acabaron por completo con ninguna de
las dos organizaciones. Sin embargo, crearon
nuevas oportunidades para que las otras bandas mexicanas aumentaran su participación en
el comercio de cocaína.
Dos organizaciones de tráfico mexicanas,
relativamente menos importantes –el cartel de
Sinaloa, encabezado por Joaquín el Chapo Guzmán Loera y el cartel del Golfo, liderado por
Osiel Cárdenas Guillen– se enfrentaron a los
perjudicados traficantes de Juárez y Tijuana durante la primera mitad de los años 2000 y tuvieron un éxito considerable. Establecieron sus
propios contactos con los cartelitos de Colombia (y también con los traficantes de cocaína de
Perú y Bolivia), crearon nuevas rutas aéreas y
marítimas de contrabando por las costas Pacífica y del golfo y pelearon violentamente para
ganar el control de los puntos claves de paso de
la frontera mexicano-estadounidense, especialmente Tijuana y Juárez.
En 2003, los carteles de Sinaloa y del Golfo se posicionaron en el comercio mexicano de
cocaína como los más dinámicos, poderosos y
brutales, sustituyendo ampliamente a los gru-
332
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
pos dominantes anteriores, de Juárez y Tijuana.
Pronto se convirtieron en rivales violentos, dado
que el de Sinaloa peleó para ganarle al cartel del
Golfo el control de la plaza de Nuevo Laredo/Laredo, que había sido controlada por Osiel Cárdenas y su grupo. El cartel del Golfo respondió a
la violenta agresión de Sinaloa en 2003 contratando fuerzas especiales desertoras del ejército
mexicano –los tristemente célebres Zetas– como
sicarios, para responder al ataque de Sinaloa y el
Chapo, por lo cual, entre 2003 y 2008, los niveles de violencia entre los carteles mexicanos aumentaron fuertemente. El mapa 6 representa las
principales áreas de operaciones de los carteles
de droga mexicanos más importantes.
Entre tanto, a pesar de sus heridas, los grupos de Juárez y Tijuana respondieron al intento
del cartel de Sinaloa de tomar el poder, en un
esfuerzo desesperado por mantener sus precarios puntos de apoyo en el negocio del contrabando de cocaína. Además, surgieron nuevos
carteles en otros estados mexicanos (por ejemplo, la familia Michoacana), peleando por participar en el negocio. También, divisiones recientes en el seno de grupos reconocidos como el
cartel de Sinaloa (que vio a la familia BeltránLeyva alejarse del liderazgo de el Chapo), han
creado considerables fragmentaciones y luchas
internas entre los carteles de Sinaloa, Tijuana
y Juárez. Paralelamente, se ha establecido una
serie compleja y cambiante de alianzas entre
las diferentes bandas criminales que luchan por
obtener una parte en el mercado mexicano de la
droga, que representa entre 15 y 25 mil millones de dólares al año. El mapa 7 representa las
principales áreas de influencia y rutas de tráfico
de los carteles de droga mexicanos más importantes en 2008.
2.4 Causas y consecuencias
de las guerras de la droga en México
La lucha actual, sangrienta y brutal, por el control del poder dentro y entre las organizaciones
mexicanas de tráfico de drogas gira básicamente
en torno a las ganancias del negocio (mapa 8). Es
el resultado de la confluencia de varios factores
que han hecho de México el epicentro del tráfico
de cocaína proveniente de Colombia y los Andes
hacia Estados Unidos. El consumo en Estados
Unidos constituye el centro del comercio. Con el
éxito que ha tenido Colombia en la reducción del
tamaño de la organización del narcotráfico desde
los años noventa y a principios de los años 2000
–especialmente desde 2002, cuando se posesionó la administración del presidente Álvaro Uribe (2002-2006; 2006-2010) y lanzó su política de
seguridad democrática con el respaldo del Plan
Colombia diseñado en Washington–, México se
ha convertido en el país predilecto de tránsito de
la cocaína colombiana.
En México, la transición política del gobierno del PRI al del PAN terminó con el control que
tenía el PRI, pues el presidente Fox y el nuevo
liderazgo del PAN en la cima del sistema político
mexicano abolieron las prácticas tradicionales
de soborno y corrupción. La supresión de esos
“controles” permitió la ampliación de la participación de los traficantes mexicanos, hasta
ahora “vigilados” por el partido-Estado tradicional que había mantenido el narcotráfico dentro
de ciertos límites. Las instituciones mexicanas
judiciales, de orden público y el sistema de
cárceles, debilitados históricamente por la corrupción y el soborno, mostraron ser totalmente
incapaces de manejar los desafíos que presentaba el crecimiento de las poderosas y violentas
organizaciones de narcotraficantes.
Además, hasta hace poco, Washington hizo
poco para ayudar a México en su lucha solitaria
contra el narcotráfico y para controlar el flujo
de armas y de dineros provenientes de Estados
Unidos. La aprobación, en 2008, de la Iniciativa Mérida, respaldada por Estados Unidos, fue
un primer paso parcial hacia una nueva era en
la cooperación entre México y Estados Unidos
en relación con el narcotráfico, aunque dada la
dimensión de los problemas que México debe
enfrentar como resultado de la conexión mexicano-colombiana, esto es sólo el comienzo.
333
Bruce Bagley / Aline Hernández
En respuesta al aumento de las operaciones
mexicanas y estadounidenses contra el narcotráfico en México desde finales de 2006, los narcotraficantes mexicanos empezaron a extender
su presencia, sus operaciones criminales y sus
relaciones a otros países –aproximadamente a 47
naciones– incluyendo Estados Unidos, Canadá,
Guatemala, Honduras, Colombia, Perú, Bolivia,
Argentina, Chile, la mayoría de los 27 miembros
de la Unión Europea, el oeste de África e, inclusive, algunas naciones asiáticas como Malasia.
Basándose en decenas de entrevistas a funcionarios y expertos en siete países, la Associated Press informa que las organizaciones transnacionales mexicanas del crimen organizado
compran cada vez más en los países andinos
productores de cocaína y han empezado una
conexión con países distantes, como Argentina,
para obtener materia prima para la metanfetamina. Las bandas mexicanas han sido arrestadas en países tan lejanos como Malasia, donde
buscan nuevos mercados de cocaína y de “anfetas”. “Hay más narcotraficantes mexicanos en
Sudamérica hoy que en cualquier otro momento, punto”, dijo Jay Bergman, el director regional para los Andes de la U. S. Drug Enforcement
Administration. “Se cree que los mexicanos están intentando acercarse a la fuente de suministro y controlar el transporte”, dijo J. Miles, jefe
de la unidad que rastrea el comercio basado en
el lavado de activos en el U. S. Immigration and
Customs Service.
Traficantes mexicanos han aparecido en muchas ciudades colombianas y están ofreciendo
dinero a los campesinos para aumentar la producción de coca. “Tenemos pruebas de que hay
mexicanos instalados en Medellín, Cali, Pereira,
Barranquilla”, dijo el director de la Policía Nacional de Colombia, el general Óscar Naranjo.
En Perú, el segundo productor de cocaína en
el mundo después de Colombia, los traficantes
mexicanos están sobornando a los funcionarios
de la aduana en los aeropuertos y puertos marítimos, y están lavando dinero mediante la inversión en finca raíz. Por lo menos cuatro carteles
mexicanos importantes compran directamente
la cocaína ahora en Perú, dijo Sonia Medina, fiscal encargada del narcotráfico y del lavado de
activos. En los últimos tres años, en Perú han
sido arrestados cuarenta mexicanos, con acusaciones de narcotráfico, sobre todo pequeños
transportadores que hacían contrabando con
cantidades de 10 a 20 kilogramos de cocaína,
en maletas.
Los asesinatos relacionados con la droga
–con el surgimiento repentino de sicarios contratados por los carteles mexicanos– también
están aumentando en los Andes. Tres mexicanos y quince colombianos, que parecían estar
en el comercio de la droga, fueron asesinados
en Lima en los dos últimos años. “Cuando las
mafias peruanas trabajaban exclusivamente con
los colombianos, no se veía eso”, dijo Eduardo
Castañeda, un fiscal antidrogas peruano.
Otros países latinoamericanos se han convertido en puntos de trasbordo de los químicos utilizados en la metanfetamina, una droga
callejera muy adictiva. Según la DEA, México
suministra entre 80 y 90% de la que se vende
en Estados Unidos. Esta droga se elabora con
pseudoefedrina y efedrina, que se encuentran
comúnmente en las medicinas contra el resfriado y la gripa y que por lo general se obtienen en
grandes cantidades en India y China. En 2007,
México prohibió la importación y el uso domestico de los dos químicos. El problema creció entonces por fuera. El año pasado Estados Unidos
identificó por primera vez la manufactura de
metanfetamina y otros estimulantes sintéticos
ilícitos en diez naciones, incluyendo Argentina,
Brasil, Guatemala, Honduras y Perú. En Argentina, según la DEA, la importación de efedrina
aumentó de 5,5 toneladas en 2006 a 28,5 el año
siguiente. En 2008, la policía argentina hizo una
redada en los laboratorios bonaerenses de metanfetaminas que tenían vínculos con el cartel
mexicano de Sinaloa. Veintitrés personas fueron arrestadas, de las cuales nueve eran mexicanos. Según el Informe AP, la corte argentina
encargada del caso dijo que el cartel de Sinaloa
aprovechó la laxitud del control financiero y
334
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
la lentitud del sistema judicial argentinos para
importar efedrina de India y China, y luego molerla, licuarla y enviarla a México en botellas
de vino.
2.5 El uso y abuso de drogas en México
Funcionarios del gobierno mexicano sostienen la mayoría del tiempo que la demanda de
drogas ilícitas en Estados Unidos es lo que ha
causado el auge de la violencia en México, y
tienen razón en decirlo. Los 150 mil millones
de dólares que se gastan aproximadamente cada
año en el consumo de drogas en Estados Unidos
hacen que este país sea el mercado más grande
de drogas ilegales en el mundo. No obstante, si
bien México sigue siendo básicamente un país
de tránsito entre los cultivadores de coca y refinadores colombianos y los consumidores estadounidenses, se está convirtiendo rápidamente en un país de consumidores. Se estima que
sólo durante los últimos seis años el consumo
de drogas ha aumentado 30%, y la tendencia no
parece estar a la baja. El presidente Felipe Calderón y su administración consideraban en un
principio las drogas como un problema de seguridad nacional, pero las consecuencias a largo
plazo del aumento del consumo en la salud pública mexicana podrían ser igual de graves.
En México el consumo de drogas creció a
mediados de los noventa, a medida que por el
país aumentaba el tránsito de cocaína colombiana. Las difíciles condiciones económicas, producto de la recesión provocada por el tequilazo
en 1994-1995, y un mayor control por parte del
gobierno sobre las transacciones financieras en
el país, hicieron que los narcotraficantes mexicanos pagaran a los contrabandistas locales una
parte del producto de cada envío en vez de un
monto de dinero por prestación de servicios. La
disponibilidad de drogas en México creció después de los ataques del 11 de septiembre de 2001
en Estados Unidos, que llevaron a las autoridades de ese país a reforzar considerablemente las
medidas de seguridad en la frontera.
Las bandas criminales regionales en México
empezaron una campaña de mercadeo para dejar
grandes cantidades de droga en el mercado del
país. Para aumentar su clientela, los vendedores
minoristas de las principales ciudades mexicanas
–que en 2008 eran 35.000– empezaron a regalar
muestras gratis a los jóvenes y adultos jóvenes,
fuera de los colegios y en las fiestas. El consumo
de las mujeres creció de manera sustancial en los
años 2000, especialmente en la medida en que
los hombres mexicanos presionaban a sus novias y esposas para que consumieran drogas con
ellos. Las prisiones también mostraron ser mercados lucrativos para los vendedores de droga.
Guillermo Zepeda del Centro de Investigación
para el Desarrollo, A. C. (Cidac), un centro de
estudios con sede en México, afirma que cuatro
de cada cinco reclusos que no consumía drogas
antes de su encarcelación empezaron a hacerlo
una vez en la cárcel. “Para los guardias, permitir
el uso de drogas es muchas veces el precio de la
paz. Reduce el riesgo de motines”.
Aunque el problema sigue siendo pequeño
en términos comparativos –la tasa de uso de
cocaína en México constituye un tercio de la
argentina, por ejemplo– las autoridades temen
que el problema se salga de control. Los crímenes que tienen que ver con drogas o alcohol
constituyen ya 62%. El mapa 9 da información
sobre el uso de droga en el mundo.
Frente al aumento del consumo de drogas
en México, el gobierno del presidente Calderón lanzó un programa gradual de prevención
para reducir su uso en la juventud: 1) aumento
de los mensajes antidrogas en los colegios; 2)
identificación de los niños con alto riesgo de
consumo en los colegios, investigación; 3) nombramiento de trabajadores sociales que ayuden
al 5-10%, convenciéndolos de que aprovechen
uno de los trescientos centros de prevención a
la adicción creados recientemente. Además, en
agosto de 2009 el gobierno de Calderón expidió
una nueva ley, que despenaliza parcialmente
la posesión y el uso de pequeñas cantidades de
la mayoría de las drogas. Ahora, los mexicanos
que sean arrestados con pequeñas cantidades
335
Bruce Bagley / Aline Hernández
de droga serán invitados a seguir un tratamiento en vez de ser procesados. Un tercer arresto
por posesión requerirá un internamiento médico obligatorio.
3. La trata de personas, el tráfico
ilegal de personas y el secuestro
3.1 La trata de personas frente
al tráfico ilegal de personas
La trata de personas se define como la explotación
de hombres, mujeres y niños para beneficio económico de otras personas; en breve, es la esclavitud moderna (GAO, 2006: 1)6. Particularmente,
la trata de personas incluye la fuerza, el fraude y
la coerción de individuos (Shirk, 2004: 1)7. Estas
tácticas son las que la diferencian del tráfico de
personas o de migrantes: en la trata, estas son consideradas víctimas, mientras que en el tráfico ilegal, estas “saben y dan su consentimiento para el
servicio prestado, con el fin de entrar ilegalmente
en un país extranjero” (Wyler CRS, 2009: 2).
El tráfico ilegal de personas o de migrantes es
considerado “un crimen contra el Estado”, mientras que la trata es un “crimen contra una persona” (Wyler CRS, 2009: 31). Ni las definiciones
de Estados Unidos ni la de las Naciones Unidas
de la trata de personas diferencian entre la trata
nacional o internacional (Wyler CRS, 2009: 2). La
trata de personas está clasificada como la tercera
práctica criminal más lucrativa en el mundo, y en
México está después del narcotráfico y el tráfico
de armas (Shirk, 2004: 3). La rentabilidad en el
multimillonario comercio mundial de personas
está creciendo más rápido que en cualquier otra
empresa criminal (Shirk, 2004: 3). Estas prácticas alimentan las redes de crimen organizado y
afectan los sistemas públicos de salud, además
de devastar a las víctimas física y psicológicamente (GAO, 2006: 1).
3.2 Cifras sobre la trata de personas
Debido a la naturaleza ilícita de este delito, es
imposible calcular correctamente el número de
personas víctimas del mismo en el mundo. Según
el U.S. Government Accountability Office (GAO),
entre 600.000 y 800.000 personas son víctimas
de la trata internacional de personas, y se estima
que 80% de este total son mujeres y hasta 50%
son menores (Wyler CRS, 2009: 2). Si se tomara
en cuenta la trata de personas dentro de los países, la cantidad alcanzaría entre 2 y 4 millones de
víctimas al año (Wyler CRS, 2009: Summary). El
GAO mismo admite que estas cifras son dudosas,
pues la metodología utilizada para obtener los
datos no puede ser repetida. Para un debate más
amplio sobre las deficiencias de las estadísticas
de la trata de personas, véanse los comentarios
concluyentes de esta sección.
Los principales bancos de datos sobre la trata
de personas son manejados por cuatro organizaciones: 1) el gobierno de Estados Unidos; 2) la
Organización Internacional del Trabajo (OIT); 3)
la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); y 4) la Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (Unodc) (GAO, 2006:
10). Mientras que los datos de estas cuatro organizaciones varían ampliamente, sus conclusiones coinciden en algunos puntos claves:
1. La mayoría de los casos de trata de personas
incluye la explotación sexual.
2. Las mujeres constituyen la mayor parte de
las víctimas.
3. La mayoría de las mujeres víctimas tienen
menos de 25 años (GAO, 2006: 11; Wyler CRS,
2009: 6).
4. La mayoría de las víctimas son llevadas de
un país vecino a otro (Wyler CRS, 2009: 3).
El gobierno de Estados Unidos calcula que
entre 4 y 27 millones de personas son víctimas
de trabajo forzado en el mundo (Wyler CRS, 2009:
Summary). Además, la mayor parte de los inmigrantes que entran a Estados Unidos cada año en
el marco del tráfico ilegal de personas no son víctimas de la trata de personas (Shirk, 2004: 1).
336
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
En 2006, el Federal Bureau of Investigations
(FBI) calculó que la trata de personas generaba
unos 9,5 mil millones de dólares para el crimen
organizado cada año (Wyler CRS, 2009: 1). La Organización Internacional del Trabajo ha calculado que aproximadamente 2,4 millones de personas son víctimas de la trata de personas cada
año, generando unos ingresos anuales de 32 mil
millones de dólares para el crimen organizado.
Un estudio del Unodc indica que de todas las
víctimas documentadas entre 2003 y 2006, entre
56 y 75% son mujeres, y entre 15 y 25% menores (Wyler CRS, 2009: 6). El Unodc establece que
79% de los incidentes reportados de trata de personas incluyen explotación sexual y 18% trabajo
forzado (Wyler CRS 2009, 30). La Organización
Internacional del Trabajo informa que 43% de
las víctimas de la trata de personas es sometida
a la explotación sexual, 32% al trabajo forzado y
25% a la combinación de los dos.
El gobierno de Estados Unidos calculó en
2003 que de 14.500 a 17.500 individuos fueron
víctimas de la trata de personas en Estados Unidos (GAO, 2006; 17). Sin embargo, esta cantidad
es solo una estimación; ese mismo gobierno confirmó solamente 900 víctimas entre marzo 2001
y septiembre 2005 (GAO, 2006: 17). El Central
Intelligence Agency’s Center for the Study of Intelligence calculó en 1999 que 45.000 a 50.000
mujeres y niños son víctimas de la trata de personas cada año (Wyler CRS, 2009: 19). Se cree que
la gran mayoría de estos individuos ha atravesado la frontera de México a Estados Unidos. El Department of Health and Human Services (HHS)
confirmó 286 adultos extranjeros víctimas en el
año fiscal 2008, de los cuales 45% eran hombres,
lo que constituyó un aumento significativo desde los últimos años. Adicionalmente, la trata de
66 víctimas fue originada en México, cifra más
alta que la de cualquier otro país. El HSS confirmó la trata de 303 víctimas en el año fiscal 2007,
las cuales tenían origen en más de cincuenta países, siendo México el segundo, con 42 víctimas
(14%) (Wyler CRS, 2009: 25).
Las cifras de trata de personas entre México
y Estados Unidos son tan vagas como las mun-
diales. Según el Trafficking in Persons Report
2009, del Departamento de Estado de los Estados
Unidos, en 2008 el gobierno mexicano confirmó
55 víctimas de la trata de personas, incluyendo
veintiocho mujeres y veintisiete hombres (State,
2009: 208). En 2006, la Organización Internacional para las Migraciones identificó seis víctimas mujeres y seis niñas (UN, 2009: 132). De
estas doce personas, siete eran víctimas de explotación sexual, tres de trabajo forzado y una
de servidumbre forzada. Cinco eran hondureñas,
cinco de otros países centroamericanos y dos de
Sudamérica. Fuera de esas doce víctimas, entre 2005 y 2006 la OIM brindó asistencia a siete
niñas y a tres mujeres (UN, 2009: 132). De esas
diez personas, nueve eran sometidas a la explotación sexual (véase Figure 63, United Nations
2009 Report on Trafficking in Persons). El Instituto Nacional de Migraciones en México confirmó
veintiuna víctimas entre 2005 y 2007, dieciséis
de ellas sometidas a explotación sexual y cinco
a trabajo forzado (UN, 2009: 132). Según el gobierno mexicano, 22.000 niños son víctimas de
la explotación sexual en el país cada año (State
Human Rights Report, 2008).
El Departamento de Estado de Estados Unidos clasifica a México como un país de “nivel
2”, lo que significa que no cumple totalmente
con los estándares establecidos en el US Victims of Trafficking and Violence Protection Act
(TVPA), pero está haciendo esfuerzos significativos para lograr el cumplimiento8. El Departamento de Estado clasificó a México en el “nivel
2” desde 2001; sin embargo, el país estuvo clasificado como un país “nivel 2-lista de vigilancia” entre 2004 y 20079. El regreso de México al
estatus de “nivel 2” en 2008 indicó progresos en
los esfuerzos para combatir la trata de personas
durante la presidencia de Felipe Calderón.
En 2008, el gobierno federal mexicano abrió
veinticuatro investigaciones criminales de trata
de personas (State, 2009: 207). De estos casos,
trece incluían la explotación sexual y once el trabajo forzado. Ese año no hubo ninguna condena
federal, estatal o local (State, 2009: 207). El estado de Chihuahua abrió nueve investigaciones
337
Bruce Bagley / Aline Hernández
sobre la trata de personas en 2008: dos estaban
esperando el juicio en mayo 2009; las otras siete investigaciones seguían en curso (State, 2009:
207). Chihuahua hizo seis juicios por trata de personas en 2007, siendo el único estado mexicano
en haberlo hecho ese año (UN, 2009: 134)10.
La fiscalía de Estados Unidos inició 76 acciones judiciales contra responsables de la trata
de personas entre 2001 y 2002 (Shirk, 2004: 3).
Veintitrés de esas acciones tuvieron éxito, con
un resultado de catorce juicios y 92 acusados.
Sesenta y cinco de esas personas condenadas
enfrentaron las penas de la trata de personas. El
FBI’s Civil Rights Unit (CRU) abrió 655 casos de
trata de personas entre el año fiscal 2001 y el año
fiscal 2007. El Immigration and Customs Enforcement (ICE) abrió 1.185 casos de trata de personas entre los años fiscales 2004 y 2007 (Wyler
CRS, 2009: 27).
3.3 Tipología de la trata de personas11
3.3.1 La explotación sexual
Los destinos más frecuentes para las víctimas de
la trata de personas son los centros de turismo
y las ciudades fronterizas (State 2009, 206). Las
mujeres son obligadas a trabajar en burdeles por
poco dinero, si es que reciben compensación
alguna. Muchas veces, los traficantes piden el
pago de los gastos de transporte prostituyendo
a las víctimas. Las medidas enérgicas tomadas
en Asia contra el turismo sexual lo avivaron en
México (Shirk, 2004: 2). Adicionalmente, las redes de crimen transnacional trafican mujeres y
niñas a Estados Unidos por la frontera mexicana, para su explotación sexual en Estados Unidos, Canadá y Europa (State 2009, 206). Estas
trabajadoras sexuales son muy vulnerables a la
infección por VIH/sida (Wyler CRS, 2009: 6).
3.3.2 El trabajo forzado
Hombres, mujeres y niños mexicanos son llevados del sur al norte de México o a Estados Uni-
dos para ser utilizados en trabajos forzados, especialmente en agricultura y sweatshops para la
fabricación de ropa (State 2009, 206). Hombres
guatemaltecos son llevados al sur de México
para ser utilizados como trabajadores agrícolas.
3.4 Métodos utilizados en la trata
de personas en México
Para asegurar la cooperación de sus víctimas, los
victimarios utilizan el abuso físico y psicológico,
la violación, el hambre, el consumo forzado de
drogas y el aislamiento. También amenazan a las
familias de las víctimas, prometiéndoles que les
van a causar daño a sus parientes a menos que
se sometan. Además, a estas les confiscan los documentos necesarios para desplazarse (como el
pasaporte), amenazándolas con ser deportadas si
buscan ayuda de las fuerzas del orden.
Las redes de trata de personas pueden estar
arraigadas y relacionadas con el crimen organizado. Las mexicanas van desde “organizaciones
familiares principiantes hasta agrupaciones criminales transnacionales sofisticadas” (Wyler
CRS, 2009: 5). Una red de trata de personas puede incluir reclutadores, transportadores, inversionistas, funcionarios corruptos, informantes,
guías, cobradores y lavadores de activos (GAO,
2006: 21). Estos grupos pueden sobornar a oficiales mexicanos de orden público o a policías
de la frontera, para que mientras ellos atraviesan la frontera con sus víctimas miren hacia
otro lado12.
Los reclutadores atraen a sus víctimas ofreciéndoles trabajos legales en México o en Estados Unidos. Luego, estas son forzadas a hacer
trabajo involuntario (por ejemplo, las niñas o
mujeres jóvenes son obligadas a trabajar en burdeles). Muchas veces los reclutadores encuentran a sus víctimas en áreas rurales aisladas y
las llevan a ciudades, lugares fronterizos o turísticos (State, 2009: 206). Los centros turísticos (Acapulco, Cancún) y las áreas fronterizas
(Tijuana, Ciudad Juárez) se destacan por ser los
destinos más frecuentes para las víctimas.
338
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Las víctimas de la trata de personas en México muchas veces son originarias de Centroamérica, especialmente de Guatemala, Honduras y El
Salvador (State, 2009: 206). También vienen de
Sudamérica, el Caribe, Europa del este y Asia.
La cantidad de flujos en la era de la globalización también ha hecho aumentar la trata de
personas en el mundo (Wyler CRS, 2009: 4). Según el U. S. State Department’s Report on Trafficking in Persons 2009, la recesión mundial ha
incrementado la oferta y la demanda de personas (State, 2009). La demanda de trabajadores
y bienes más baratos ha hecho que aumente
la de trabajadores forzados. El crecimiento del
desempleo y la disminución de las remesas han
llevado también a que los pobres de las zonas
rurales busquen oportunidades de empleo cuestionables y arriesgadas, convirtiéndose en víctimas posibles de la trata13. Además, la recesión
ha limitado los fondos destinados a las ONG activas en la lucha contra la trata de personas.
Debido a la naturaleza ilícita de la trata de
personas, su cuantificación es una tarea especulativa. Los victimarios más exitosos actúan sin
ser molestados por las autoridades. Además,
muchas veces a las víctimas les da miedo informar o testificar en contra de los victimarios,
pues tienen miedo de las represalias que éstos
podrían tomar en contra de ellos o de sus familiares (GAO, 2006: 12). Especialmente en el
caso de México, muchas veces las víctimas tienen miedo de acudir a las autoridades debido a
los altos niveles de corrupción. De hecho, hay
pruebas numerosas que muestran que a veces
las autoridades mexicanas son cómplices de la
trata de personas. Con frecuencia, las víctimas
temen que si informan a la policía esa información será trasmitida a los victimarios, poniéndose así en mayor riesgo. Por consiguiente, el uso
de cifras oficiales de casos confirmados puede
representar una subestimación del verdadero
número de casos de trata de personas.
La metodología usada para calcular la trata
de personas en los informes existentes es desconocida o difícil de justificar. El GAO de Estados
Unidos no puede explicar cómo obtuvo el Departamento de Estado sus cifras al respecto. Las
víctimas confirmadas no se acercan en lo absoluto a las cifras estimadas de trata de personas a
nivel global14. En breve, las víctimas confirmadas no pueden por sí mismas justificar un cálculo tan alto de la trata. Desde luego, es posible
que las cantidades disponibles sean correctas,
pero es imposible evaluar su exactitud basándose en el número de víctimas confirmadas global
o regionalmente.
Las principales fuentes de información no
usan los mismos estándares para cuantificar la
trata de personas (GAO, 2006: 12-14). Los diferentes países, las organizaciones internacionales y las ONG calculan sus cifras respectivas de
manera diferente. Utilizan también definiciones
diversas de la trata de personas, así como diferentes fuentes de información y procedimientos
de validación. Algunas fuentes distinguen de
manera arbitraria la trata de personas del tráfico
ilegal de personas o incluyen la trata de personas
nacional (por ejemplo, dentro de México) o internacional, pero no las dos. También podríamos
suponer que algunas naciones no dan las cantidades verdaderas de la trata de personas por
mantener su imagen ante el resto del mundo.
3.5 El secuestro
En los últimos años, México se ha convertido en
la “capital mundial del secuestro”, superando a
Colombia e Irak (Ackerman, 2009). El gobierno
mexicano calcula que cada mes son secuestrados
entre 60 y 70 individuos (CBS News 2009). Sin
embargo la cantidad real seguramente es mucho
más alta; numerosos secuestros no se denuncian
por miedo a que la intervención de la policía
ponga en peligro al rehén o porque se teme la
corrupción en los bajos mandos de las fuerzas
del orden. Stratfor confirma que en México el
secuestro es “uno de los crímenes que menos se
denuncia” (Stratfor, The Third War, 2009). Tanto
bandas profesionales como pequeños criminales
principiantes secuestran por todo el país. Los se-
339
Bruce Bagley / Aline Hernández
cuestradores pueden raptar a cualquier persona,
desde ejecutivos de multinacionales hasta trabajadores pobres; ningún segmento de la población
mexicana está a salvo. Últimamente, la clase media y alta de las ciudades fronterizas del Norte
(por ejemplo, Ciudad Juárez) se ha convertido en
el blanco predilecto de los secuestradores (Ackerman, “Mexico: Country Summary”, 2009).
(Time, 2009). En junio de 2009, el Miami Herald, retomando cifras dadas por funcionarios
del gobierno mexicano, publicó que en México se producen unos 97 secuestros cada mes y
unos 1.165 cada año (Miami Herald, “Mexican
arrests 2 in teen’s kidnapping, murder”, 2009).
3.7 Tipología del secuestro
3.6 Cifras de secuestro
3.7.1 El secuestro “clásico”
Debido a que en México muchos secuestros no
se denuncian, es difícil calcular exactamente
la prevalencia de este crimen. Como se dijo,
el gobierno mexicano estima que entre 60 y 70
individuos son secuestrados cada mes, para un
total de 720 a 840 por año (CBS News, 2009).
Sin embargo, muchos centros de estudio mexicanos creen que en el país hay más de 7.000
secuestros por año (Ackerman, “Mexico: Country Summary”, 2009). El Instituto Ciudadano de
Estudios sobre la Inseguridad (Icesi) concuerda
con la cifra de más de 7.000 secuestros al año
(China Daily, 2008). Según el periódico mexicano Reforma, en 2007 fueron denunciados 438
secuestros (Time, 2009). México Unido contra
la Delincuencia, una ONG creada por víctimas
del secuestro, cita cifras de la policía diciendo que en 2007 hubo 789 secuestros en el país
(CNN, “Everyday there are more and more kidnappings”, 2009)15. Sin embargo, México Unido
contra la Delincuencia calcula que cada mes
aproximadamente 500 personas son secuestradas, para un total de 6.000 al año (CNN, 2009).
Según el U.S. Congressional Research Service,
1.028 personas fueron secuestradas en México
en 2008, de las cuales por lo menos 69 fueron
asesinadas (Beittel, 2009: 12). Cerca de 320 de
esas 1.028 (31%) fueron secuestradas en el DF
o en el estado de México (Beittel, 2009: 12). A
manera de comparación, sólo 221 secuestros
fueron denunciados en México en 2001 (CS Monitor, “Kidnapping Thrives in Mexico”, 2002).
La Comisión Mexicana de Derechos Humanos
declara que, en su opinión, menos de un tercio
de los secuestros son denunciados a la policía
El secuestro “clásico”, cuando es perpetrado por
profesionales, implica el pago de un rescate.
Una vez que la víctima es raptada, los secuestradores piden un monto de dinero a la familia.
Muchas veces, los secuestradores buscan personas que tengan parientes en Estados Unidos,
pues asumen que estos tienen dinero para pagar el rescate. Los victimarios no tienen límites
para asegurarse la obediencia de sus víctimas,
incluyendo la violación de las mujeres y la mutilación o tortura de los hombres. A veces, para
intimidar a las familias de las víctimas, los secuestradores amputan dedos de manos y pies.
También es común que las ejecuten después
de haber recibido el rescate. Otra modalidad es
que, si la familia accede muy rápido y entrega
un monto exorbitante la primera vez, exijan el
pago de un segundo rescate.
3.7.2 El secuestro express
Este tipo es perpetrado generalmente con un
solo fin: la víctima es raptada por un periodo de
tiempo relativamente corto (cuestión de horas o
días) con el objetivo de desocuparle sus cuentas
bancarias. Los secuestradores conducen a sus
víctimas a varios cajeros electrónicos hasta que
sus cuentas bancarias son vaciadas, como si fuera un tipo de “atraco sofisticado”. Los secuestros
express empiezan a menudo como secuestros de
carros; taxis ilegales participan también en esta
modalidad. La clase media mexicana se ha convertido en la víctima principal de los secuestros
express.
340
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
3.7.3 El secuestro virtual
La amenaza del secuestro en México ha sido tan
fuerte que el país ha visto crecer el secuestro
virtual, en el que un “secuestrador” llama a una
familia para convencerla de que su pariente ha
sido secuestrado y pide un rescate. En realidad,
nadie de esa familia ha sido raptado. Sin embargo, familias inocentes hacen transferencias
electrónicas a estos secuestradores fantasma
para hacer liberar a su pariente supuestamente
retenido. Ha habido casos de secuestro virtual
perpetrados desde las cárceles, en los cuales los
detenidos piden que el rescate se haga en forma
de tarjetas de teléfono prepagadas.
tadounidenses, ha llevado a varias organizaciones criminales mexicanas a recurrir al secuestro
como fuente viable de ingresos. Irónicamente,
los golpes que las autoridades le han dado al
tráfico de drogas, de armas y de personas, han
provocado el aumento del secuestro. Además, la
violencia entre los carteles ha llevado a algunas
organizaciones a los límites del mundo criminal
mexicano. Su naturaleza de bajo riesgo y alta
recompensa hacen que para las bandas criminales el secuestro sea una oportunidad bastante
atractiva. Particularmente, la organización Félix
Arellano, conocida también como el cartel de
Tijuana, se ha volcado hacia este para aumentar
sus ganancias (Stratfor, 2009).
3.7.4 El secuestro de migrantes
3.9 Los esfuerzos privados
La Comisión Nacional Mexicana de Derechos
Humanos calculó que 9.758 migrantes, especialmente de origen centroamericano, fueron secuestrados en México entre septiembre de 2008
y febrero de 2009 (Miami Herald, “Mexico report:
9.758 migrants abducted in 6 months”, 2009).
Según un estudio de la Comisión, los rescates varían entre 1.500 y 5.000 dólares. Las víctimas entrevistadas declararon que a veces las autoridades mexicanas de orden público son cómplices
(Miami Herald, “Mexico report: 9.758 migrants
abducted in 6 months, 2009). Estos migrantes,
que atraviesan México para llegar a Estados Unidos, constituyen un blanco vulnerable para las
bandas de secuestradores. Los victimarios piden
dinero a los familiares de las víctimas, asumiendo que son ellos los que están pagando por el viaje del migrante a Estados Unidos. La Comisión
calculó en 25 millones de dólares el monto total
de los rescates durante esos seis meses.
El miedo al secuestro ha hecho crecer la industria multimillonaria de protección de individuos e instalaciones en México. Los ejecutivos de las multinacionales han invertido en la
industria de la seguridad privada, comprando
autos blindados y pagando guardaespaldas. Las
agencias de seguridad más profesionales ofrecen también sistemas de seguridad inteligentes
y de reconocimiento (digital o biométrico) a sus
clientes (Ackerman, 2008). Algunas de las más
sofisticadas brindan servicios de seguridad preventivos, y no solamente reactivos.
3.8 Efectos de la lucha contra
el crimen organizado en México
La lucha contra el crimen organizado y las organizaciones de narcotraficantes, tanto por parte
de las autoridades mexicanas como de las es-
3.10 El problema de la calidad de las cifras
Como resultado de las pruebas evidentes de que
la mayoría de los secuestros en México no son
denunciados a las autoridades, los cálculos sobre su prevalencia no pueden ser corroborados.
Las cifras que da la Comisión Nacional Mexicana de Derechos Humanos (9.758 migrantes
secuestrados en seis meses) superan de lejos las
estimaciones del gobierno mexicano, de 60 a 70
secuestros al mes. Como la policía mexicana es,
en el mejor de los casos, incompetente (y en el
peor, cómplice), muchos mexicanos no denuncian el rapto de sus parientes a las autoridades.
341
Bruce Bagley / Aline Hernández
Nuestra opinión es que las cifras de las ONG y
de los profesionales al respecto, de 7.000 secuestros al año (aproximadamente 600 por mes)
parecen más plausibles. Esta cifra incluye los
clásicos y los express16.
El gobierno mexicano parece tener interés
en minimizar la amenaza del secuestro, pues
éste podría dificultar las perspectivas de desarrollo económico y turístico, además de ser un
punto negro para la imagen del país en el resto
del mundo. Sin embargo, cabe señalar, en su defensa, que las autoridades sólo pueden informar
de los denunciados, por consiguiente sus cifras
son correctas. Si asumimos que 20% de los secuestros son denunciados a las autoridades y
utilizamos las cantidades más altas del gobierno mexicano (97 secuestros por mes, 1.165 al
año), el total sería 5.825. Esta cifra aproximada
corresponde a las estimaciones de las ONG y los
profesionales del asunto.
4. Tráfico de armas ligeras y municiones
4.1 Las cifras del tráfico de armas
Dada la naturaleza ilícita del tráfico de armas,
es imposible calcular exactamente la cantidad
que entran ilegalmente a México desde Estados
Unidos. Por consiguiente, sólo se pueden contar
las incautadas por el gobierno mexicano a las
organizaciones criminales en los escenarios de
crimen y los allanamientos de droga. El Center
for Strategic and International Studies calcula
que cada año 2.000 armas entran al territorio
mexicano por la frontera norte (Dooley & Medler, 2008: 1). Sin embargo, para estas estadísticas no se cita ninguna fuente. Según la Corporación Rand, 16,5 millones de armas ilegales
circulaban en México en 2004; pero esta estadística tampoco cita fuente alguna (Rand Corporation, 2009: 24). Según el Centro Nacional
de Planeación, Análisis e Información para el
Combate a la Delincuencia, de la Procuraduría
General de la República de México (Cenapi),
el gobierno mexicano incautó 29.824 armas de
fuego en 2008, casi todas pertenecientes a las
organizaciones de narcotraficantes (GAO, 2009:
66). En total, los militares mexicanos tienen
305.424 armas en su poder en todo el país (E.
Eduardo Castillo, ABC News, 2009). En el año
fiscal 2008, el U.S. Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives (ATF) incautó 8.328
armas en los estados de la frontera mexicana
(Arizona, California, Nuevo México y Texas),
que sirven de pruebas en las investigaciones
criminales relacionadas con su lucha contra el
narcotráfico (GAO, 2009: 41). El U.S. Immigration and Customs Enforcement (ICE) incautó
1.767 armas de fuego en 2008 en los estados del
sureste, y relacionó directamente 152 al tráfico
de México (GAO, 2009: 42). El U.S. Customs and
Border Protection (CBP) incautó 70 en la frontera mexicana (GAO, 2009: 42). Sin embargo, no
todas ellas estaban relacionadas con el narcotráfico. En algunos casos, los individuos con órdenes pendientes de detención judicial estaban
armados en el momento de su arresto.
El U. S. Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives, una oficina que depende del U. S. Department of Justice, utiliza un
sistema llamado eTrace para rastrear electrónicamente un arma de fuego, recurriendo a la
persona con licencia (federal firearms licensee,
FFL) que la vendió inicialmente. El gobierno de
Estados Unidos exige que los fabricantes de armas y los vendedores mayoristas y minoristas
(los almacenes) tengan una licencia. El ATF en
Estados Unidos ha otorgado 54.000 de estas licencias (FFL), mientras que en México sólo el
gobierno tiene permiso para vender armas en el
país (NPR, 2009). El sistema eTrace da acceso en
línea al sistema de la ATF de rastreo de armas
(ATF Firearms Tracing System), lo que permite
dar con el FFL que vendió el arma en un principio, en caso de que haya sido fabricada o haya
pasado por Estados Unidos. Las autoridades
mexicanas utilizan el sistema del ATF para verificar todas las armas incautadas. El ATF declara
que tiene registradas más de 62.000 armas de
fuego incautadas en México desde 1996 (U. S.
Embassy Mexico City, 2009). Entre los años fis-
342
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
cales 2004 y 2008, la oficina del fiscal general
mexicano, encargada de solicitar el rastreo de
armas al ATF, presentó 23.159 solicitudes (GAO
2009: 18). De las cerca de 30.000 armas incautadas por las autoridades mexicanas en 2008, solamente 7.206 (24%) fueron sometidas a la ATF
(GAO, 2009: 16). Para poner esta cifra en perspectiva, el gobierno mexicano (único vendedor
legal de armas en el país) vende entre 7.000 y
8.000 al año (NPR, 2009). De las 23.159 solicitudes de rastreo en los últimos cinco años, aproximadamente 20.060 armas provenían de Estados
Unidos (fabricadas o importadas), un porcentaje de 87% (y en los últimos tres años este ha aumentado a más de 90%) (GAO, 2009: 15). De este
total, aproximadamente 68% fueron fabricadas
en Estados Unidos y 19% en otros países antes
de ser importadas a Estados Unidos y llevadas
a México ilegalmente (GAO, 2009: 3). La ATF no
pudo establecer un vínculo con Estados Unidos
del 13% restante de armas fabricadas en otros
países, debido a la falta de información (GAO,
2009: 16). Las vendidas legalmente por Estados Unidos a México fueron 403 (1.74%) (GAO,
2009: 19). Las vendidas legalmente por Estados
Unidos a otros países y las armas militares estadounidenses representan menos de 1% de las
vendidas ilegalmente y rastreadas.
De las 20.060 armas provenientes de Estados Unidos que fueron rastreadas en los últimos cinco años, alrededor de 70% salieron de
Texas (39%), California (20%) y Arizona (10%).
Nuevo México, Colorado, Oklahoma, Illinois,
Nevada, Washington y Florida completan los
diez primeros estados vendedores de armas en
Estados Unidos. 52% de las monitoreadas por
las autoridades mexicanas y por la ATF pudieron ser rastreadas hasta el primer vendedor FFL
registrado (GAO, 2009: 14). De estas, entre 71 y
79% fueron rastreadas hasta el almacén que las
vendió y entre 15 y 19% hasta las tiendas de
empeño (GAO, 2009: 21).
tomáticos AR-15 calibre .223 y rifles semiautomáticos tipo AK de 7,62 mm (GAO, 2009: 17).
Funcionarios del gobierno mexicano y del
estadounidense han hecho declaraciones sobre
la prevalencia de armas y municiones cada vez
más poderosas y de mayor calibre dentro del
armamento usado por las organizaciones mexicanas de narcotráfico en los dos últimos años.
La observación de esta tendencia proviene de
la entrada de armas de este tipo en las bodegas
militares de las incautadas en México (Olson,
2009). Aun cuando no existe mucha información que corrobore esta declaración, esto no la
hace falsa. Muchas armas de fuego incautadas
por el gobierno mexicano no son rastreadas por
el sistema eTrace el mismo año en el que son incautadas, esto en el caso de que realmente sean
rastreadas (GAO, 2009: 62). Por consiguiente,
un rifle semiautomático de tipo AR-15, rastreado en 2008, puede haber sido incautado por las
autoridades mexicanas años antes. De las 7.206
armas rastreadas en 2008, aproximadamente
25% fueron clasificadas como de alto calibre y
de alto poder, como los rifles semiautomáticos
AK y AR-15 (GAO, 2009: 17). Una porción significativa de rifles de esos tipos, incautados por
las autoridades mexicanas, habían sido modificados para darles capacidad de tiro automático, una capacidad de grado militar que es ilegal
que los ciudadanos estadounidenses posean.
Sin embargo, un conocedor de armas de fuego
es capaz de convertir los rifles semiautomáticos
en automáticos en 15 minutos.
El trabajo de las agencias estadounidenses ha
hecho aumentar el número de procesos legales
por tráfico de armas. En 2008 solamente, la ATF
inició 280 casos directamente vinculados con el
tráfico de armas en México (GAO, 2009: 42). Por
su parte, el ICE inició 103 casos relacionados con
este delito en la frontera con México.
La ATF identifica las siguientes armas como
las más utilizadas por los narcotraficantes: pistolas de 9 mm; pistolas de calibre .38; pistolas
de 5,7 mm; pistolas de calibre .45; rifles semiau343
Bruce Bagley / Aline Hernández
4.2 Métodos utilizados para el tráfico
de armas hacia México
La ATF ha detectado varios medios utilizados
por los traficantes para obtener y transportar
armas a México. Muchos utilizan testaferros,
ciudadanos estadounidenses con archivos criminales limpios, para que compren armas a los
vendedores o en los almacenes. Además, la ATF
identificó vendedores con licencia, corruptos,
que venden armas a los traficantes y luego falsifican los archivos. Así mismo, los traficantes de
armas pueden comprarlas a vendedores privados en las exposiciones de venta de armas, donde según la ley estadounidense no se requiere
un control de los antecedentes de la persona
o un recibo de compra. Los medios de Estados
Unidos llaman esto “la laguna jurídica de las exposiciones de armas”.
Los traficantes más profesionales casi nunca se
dejan atrapar, lo que hace imposible cuantificar
sus logros. Es difícil extrapolar las conclusiones
sacadas del rastreo de 7.200 armas en 2008 a un
espectro aproximado de 30.000 incautadas por
las autoridades mexicanas ese año. Sigue siendo poco claro por qué algunas armas son rastreadas y otras no; quizá sólo se rastrean las que
las autoridades creen ser provenientes de Estados Unidos, lo que dificulta aún más la calidad
de las estadísticas. No está más allá de las posibilidades que las autoridades mexicanas sólo
rastreen esas armas con el objetivo de presentar
el problema de su tráfico como un problema
exclusivamente de Estados Unidos. Al reportar
esos datos, muchos medios de comunicación
estadounidenses reputados declararon que 90%
de las armas de fuego incautadas por las autoridades mexicanas provenían de Estados Unidos;
esto es una exageración y, según los datos cuantificados que se tienen, una declaración injustificable. Además, sería imprudente extrapolar
los resultados de los rastreos a todo el espectro de armas que aún están en las manos de las
organizaciones narcotraficantes, una cantidad
desconocida. Por razones obvias, las autoridades mexicanas pueden no seleccionar las armas
de fuego que tienen marcas del ejército guatemalteco para que sean rastreadas por la ATF.
Fuera de las armas provenientes de Estados Unidos, las organizaciones mexicanas de
narcotráfico compran armas de fuego en otros
países, incluyendo algunos de América Latina
y Europa del este. Muchas andan “flotando” por
Latinoamérica, remanentes de las pasadas guerras civiles. Según un informe de la Oficina de
las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), en Centroamérica entre la mitad y
dos tercios de las armas son ilegales (Dooley &
Medler, 2008: 1). Muchas de ellas, incluyendo
los rifles militares de tipo AK, siguen sirviendo
durante muchos años.
5. El crimen y la inseguridad
El problema inherente a la cuantificación de
un comercio ilegal es que se desconoce la totalidad del comercio. Cualquier intento de calcular
la totalidad del tráfico de armas que entran a
México, provenientes de Estados Unidos y otros
países, parece especulativo. Las incautaciones
llevadas a cabo por las autoridades mexicanas y
estadounidenses resultan de una combinación
de grandes esfuerzos investigativos, reconstrucciones de la escena del crimen, la inexperiencia
de algunos traficantes y la suerte. Hasta cierto
grado, las autoridades estadounidenses y mexicanas deben dar el crédito a la ineptitud de algunos traficantes cuando hacen algunas redadas.
Con pocas excepciones, como Argentina, Chile
y Costa Rica, Latinoamérica se caracteriza por
tener niveles alarmantes de crimen y violencia,
ya que, por ejemplo, la tasa de homicidios representa más del doble del promedio mundial. Por
consiguiente, es la segunda región más violenta
en el mundo, después de África subsahariana
(Heinemann y Verner, 2006). El crimen constituye un obstáculo importante para el desarrollo
de América Latina. Además de los costos que
trae, tiene efectos múltiples en la economía: reduce los ahorros, la inversión, la productividad,
la participación en el mercado laboral, el turismo y el crecimiento de la economía. También
344
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
tiene un impacto negativo en las relaciones interpersonales y en la calidad de vida. La violencia incontrolada es, asimismo, un desafío al
monopolio de la violencia por parte del Estado.
En México, la mayor limitación en el estudio del crimen es la falta de información estadística constante, confiable y oportuna17. Las
estadísticas oficiales son muy limitadas, puesto
que sólo reportan el número de investigaciones
preliminares presentadas ante la Fiscalía. No
revelan cuántos crímenes y cuántas víctimas
están involucradas en cada caso, ni los porcentajes de los que no se denuncian, ni tampoco
los que no se han registrado por otras razones.
La información disponible en los 32 estados es
aún peor. La falta de consistencia deja a México
sin un recuento histórico de estadísticas de crimen, debido sobre todo a la arbitrariedad de las
autoridades en el momento de decidir cómo se
calculan los datos.
Como consecuencia, en México hay un problema de validez y de credibilidad frente a las
estadísticas oficiales sobre el crimen en todos los
niveles. Por el contrario, las estadísticas proporcionadas por el gobierno en otras áreas se consideran fiables, como el censo, la salud pública
y los informes financieros del Banco de México
(Ruiz Harrell, 2007: 141-143). La incredulidad
ciudadana frente a las cifras oficiales sobre el
crimen tiene orígenes múltiples, pero quizás el
factor decisivo es la desconfianza frente a las
autoridades responsables de la seguridad pública. Las autoridades sólo lograron arrestar un
sospechoso en 13% de los casos registrados en
2005 por la Fiscalía y la Procuraduría. El número de sospechosos hace parte de las estadísticas
judiciales anuales publicadas por el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En la última década, las organizaciones de la
sociedad civil y la academia se han convertido
en actores importantes para entender la complejidad de los problemas que enfrenta México en seguridad pública y justicia criminal. La
generación de información y conocimiento útil,
confiable y de calidad por parte de estas organi-
zaciones ha venido a complementar la información producida por las autoridades18.
Las encuestas de victimización brindan información sobre tres aspectos del crimen: primero, el número total de crímenes sufridos por
una comunidad en un tiempo determinado (la
incidencia); segundo, el número de personas
afectadas (la prevalencia); y tercero, el número
de víctimas que denunció el crimen a las autoridades (la denuncia).
En los países donde las encuestas de victimización se hacen regularmente, como en Estados Unidos o en Inglaterra, las estadísticas oficiales y las cifras siguen las mismas tendencias.
En el caso mexicano estos datos están totalmente separados19. Las encuestas de victimización
llevadas a cabo en otras partes del mundo tienden a mostrar una diferencia de uno a tres entre
los crímenes perpetrados y los que se reflejan
en las estadísticas oficiales. En México la diferencia es de diez a uno: la encuesta de 2005,
llevada a cabo por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (Icesi) encontró que
en las dieciséis áreas urbanas estudiadas hubo
6’507.891 crímenes, mientras que las cifras oficiales mostraron solamente 667.992.
Durante 200720, el crimen en México no
presentó cambios significativos respecto a años
anteriores, pero la percepción sobre la inseguridad aumentó. La Encuesta nacional sobre inseguridad (Ensi) recoge información sobre crímenes de fuero común, que constituyen 95% de
todos los crímenes en México. En 2007, como
en los cinco años anteriores, seis de siete en el
país (86%) fueron robos, divididos en dos tipos:
robos a transeúntes (42%) y robos de partes de
vehículos (20%). Más de la mitad (60%) fueron
perpetrados en lugares donde la gente se siente
más insegura: las calles y el transporte público.
Fuera de los robos, también se cometen agresiones, que afectaron a 5,7% de la población encuestada en la Ensi 2007. Aunque las agresiones
sexuales y el secuestro tienen un alto impacto
individual y social, muestran cifras de 1% y
0,7%, respectivamente.
345
Bruce Bagley / Aline Hernández
Los indicadores de percepción de la inseguridad y de la prevalencia del comportamiento criminal son muy distintos en los diferentes estados del país. En algunos, aunque la prevalencia
del crimen ha disminuido en los últimos años,
la percepción de inseguridad de sus habitantes
ha aumentado. En otros, a pesar del aumento en
la prevalencia, la percepción de la inseguridad
se mantiene estable o disminuye. También hay
estados donde la prevalencia y la percepción de
la inseguridad criminal se mantienen altas.
En la Ensi 200721, el porcentaje de la población
adulta que fue víctima de un crimen fue bastante
dispar en toda la nación. El más alto se registró
en Ciudad de México (20,7%), y el más bajo en
Zacatecas (2,8%) (véase el gráfico 1). El promedio nacional fue de 10,8%. Además de Ciudad de
México, los estados que excedieron el punto de referencia nacional fueron México (15,1%), Baja California (13,2%), Tamaulipas (12,7%), Nuevo León
(12,4%), Quintana Roo (12,6%), Puebla (12%),
Guanajuato (11,4%) y Chihuahua (11,2%)22.
Mientras que el crimen se mantuvo estable
en el periodo 2004-2007, aumentó la violencia,
particularmente en el uso de armas de fuego. Del
total de crímenes perpetrados en el país en 2004,
en 40% de los casos el agresor llevaba un arma.
En 2007, en 32% de los crímenes el agresor tenía
un arma y en 34% de estos casos amenazó a la
víctima con ella. Esto significa que mientras en
el periodo 2004-2007 el porcentaje de casos en
los cuales el agresor tenía un arma cuando cometió el crimen disminuyó, el porcentaje de casos
en los que la usó contra la víctima aumentó. Los
estados con los mayores porcentajes de crímenes
con armas fueron Guerrero (58%), Ciudad de
México (49%) y el estado de México (44%).
Una fuente de información adicional sobre
la inseguridad en México es el índice nacional
de inseguridad (Inis)23, compuesto por tres indicadores Ensi-5: 1) incidencia del crimen por
grupos de mil habitantes; 2) crímenes cometidos con armas de fuego por 100 habitantes; y 3)
homicidios por mil habitantes. En la escala Inis,
entre más grande es el indicador, más alto es el
nivel de inseguridad. Este va de 0, el mínimo
esperado con cero agresiones; a 6, que corresponde a tres veces el promedio actual.
Con un puntaje de 5 en el índice de inseguridad, el DF es la entidad con el nivel más alto
de inseguridad en el país, pero el número de
homicidios dolosos por 100 habitantes está por
Gráfico 1. Porcentaje de la población adulta víctima de un crimen, México, 2007
%
25
20
15
10
Fuente: Quinta encuesta nacional sobre inseguridad |ENSI-5| 2008, p. 22.
346
Zacatecas
Hidalgo
Chiapas
Colima
Oaxaca
Yucatán
Querétaro
Nayarit
Sinaloa
Coahuila
Veracruz
Durango
Michoacán
San Luis Potosí
Tiaxcala
Guerrero
Campeche
Tabasco
Baja California Sur
Morelos
Aguascalientes
Jalisco
Sonora
Chihuahua
Puebla
Guanajuato
Nuevo León
Tamaulipas
Quintana Roo
Méxicol
Baja California
0
Distrito Federal
5
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
debajo del promedio nacional. En Sinaloa, que
es el tercer estado con mayor puntaje (3,4), tanto la incidencia como la prevalencia del crimen
son bajas, aunque tiene la cifra más alta de homicidios en el país (véase la figura 1)24.
En México, el método más utilizado para establecer la tasa de crímenes se basa en el número
de denuncias recogidas por el Ministerio Público. Sin embargo, utilizar la denuncia como indicador resulta limitado, ya que muchos ciudadanos deciden no denunciar el crimen del que
fueron víctimas. Los que no son denunciados
constituyen la llamada “cifra oculta del crimen”
o “el crimen subregistrado”.
La cifra negra del crimen son los que las cifras oficiales no registran. Se compone de crímenes no denunciados; los que no llevaron a
una averiguación previa a pesar de haber sido
denunciados; el número de crímenes sufridos
en un mismo incidente por una o varias víctimas que están registradas en una sola investigación; y los que no fueron registrados por las deficiencias en el sistema oficial de estadísticas.
En 2008, los estados con los mayores porcentajes de crímenes no registrados fueron
Tlaxcala (90%), Campeche (86%), el estado de
México (85%), Chiapas, Jalisco y Guanajuato
(84%), Tabasco y Oaxaca (83%), Aguascalientes, México, Hidalgo y Zacatecas (82%), Guerrero (81%), Querétaro (80%) y San Luis Potosí
(79%). El resto de los estados está por debajo del
promedio nacional y sus tasas de no-denuncia
fueron bastante altas también. La cifra negra de
México fue de 87% en 2007, una de las más al-
Figura 1. México, termómetro del delito
Quintana Roo
Durango
Sonora
Tamaulipas
Puebla
Michoacán
Nuevo León
2.9
2.3
2.3
2.3
2.2
2.0
2.0
5
Distrito Federal
5.0
4
Guerrero
Sinaloa
Baja California
Chihuahua
Oaxaca
Estado de México
3.8
3.4
3.4
3.4
3.3
3.1
Morelos
Tabasco
Nayarit
Guanajuato
Jalisco
Veracruz
San Luis Potosí
Chiapas
Campeche
Baja California Sur
Aguascalientes
Colima
Hidalgo
Tlaxcala
1.9
1.9
1.8
1.7
1.7
1.6
1.3
1.3
1.2
1.1
1.1
1.0
1.0
1.0
3
2
PROMEDIO NACIONAL 2.0
Coahuila
Querétaro
Zacatecas
Yucatán
0.9
0.8
0.7
0.6
1
Fuente: Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad A.C.
347
Bruce Bagley / Aline Hernández
tas en el mundo, y puede ser comparada con
diferentes países y ciudades que han experimentado el mismo tipo de medida, en los que el
porcentaje de denuncia es mucho más alto que
el 13% mexicano (véase la tabla 1).
En el ámbito nacional, los estados con mayores porcentajes de casos en los cuales no hubo
averiguación previa en 2007 fueron: Guanajuato
(94%), Tabasco (93%), Campeche (92%), el estado de México (91%), Tlaxcala (91%) y Guerrero
(90%). El resto tiene también altos porcentajes
de cifra negra comparados con los estándares
nacionales e internacionales (véase la tabla 2).
cuesta de victimización y eficacia institucional,
desarrollada por el Centro de Investigación y
Docencia Económicas y que se limita al área
geográfica de Ciudad de México y el estado
de México. Según los resultados de la última
edición publicada, después de tres años consecutivos en los cuales la delincuencia común
se mantuvo estable (2005, 2006 y 2007), desde
2008 es posible ver un aumento significativo.
Esta tendencia puede observarse en semestres:
hay más crímenes durante la segunda mitad de
2008 que durante la primera. Respecto a 2007,
el crimen aumentó en 2008, 33% en el estado de
México y 40% en Ciudad de México25.
Una fuente adicional de información en
relación con la delincuencia común es la En-
Tabla 1. Porcentajes de denuncia a la policía
de cinco delitos en países y ciudades
Países
1988
1991
Australia
Bélgica
1995
1999
62
60
Suecia
77
59
2003-2004
70*
65
68*
60
61
64*
63
58
Suiza
67
Alemania
63
Inglaterra/Gales
70
65
64
61*
Escocia
72
67
62
61
62
60*
44
53
63
59
67
62
59*
58
64
58*
69
Dinamarca
Irlanda del Norte
Reino Unido
71
Países Bajos
64
66
Hungría
58*
Nueva Zelanda
Francia
67
62
57
53
Japón
Noruega
50
Australia
61
51
54*
44
54
53
53
Portugal
53
52
38
51*
Irlanda
51*
Italia
EUA
63
61*
42
57
50*
58
53
Grecia
49
49*
Fuente: Quinta encuesta nacional sobre inseguridad (ENSI-5), 2008.
348
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Tabla 2. Porcentajes de no averiguación previa del total de delitos
Posición
1
Entidad
Guanajuato
% No AP
Posición
94
17
Entidad
Veracruz
% No AP
84
2
Tabasco
93
18
San Luis Potosí
83
3
Campeche
92
19
Sonora
82
4
Estado de México
91
20
Coahuila
82
5
Tiaxcala
91
21
Tamaulipas
81
6
Guerrero
90
22
Puebla
81
7
Jalisco
89
23
Baja California
81
8
Morelos
88
24
Nayarit
80
9
Distrito Federal
88
25
Chihuahua
79
10
Oaxaca
87
26
Sinaloa
78
11
Zacatecas
87
27
Michoacán
74
12
Querétaro
86
28
Quintana Roo
73
13
Nuevo León
86
29
Yucatán
72
14
Aguascalientes
86
30
Baja California Sur
69
15
Chiapas
85
31
Colima
68
16
Hidalgo
84
32
17
Veracruz
84
–––
Durango
68
NACIONAL
87
Fuente: Quinta encuesta nacional sobre inseguridad |ENSI-5| 2008, p. 52.
6.
Protección
de la propiedad intelectual
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi), organismo especializado de las
Naciones Unidas, define la propiedad como las
creaciones de la mente: invenciones, obras literarias y artísticas, símbolos, nombres, imágenes
y diseños usados en el comercio26.
El comercio bilateral entre México y Estados Unidos constituye un porcentaje significativo del comercio de ambas naciones. Debido a
su gran cantidad, la protección de la propiedad
intelectual es especialmente importante. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(Nafta, por su nombre en inglés) puso énfasis
en la importancia de los derechos de propiedad
intelectual, especialmente en México.
México tiene sus propias razones para asegurar la protección de la propiedad intelectual
en su territorio, a saber el aumento de su capacidad para atraer inversión extranjera di-
recta (Murphy, “Intellectual Property & Development”, 2008: 3). Si una corporación puede
estar segura de que sus recursos no se verán
comprometidos o serán falsificados, estará más
dispuesta a invertir en los países en desarrollo
(como México). Adicionalmente, la piratería le
roba al gobierno mexicano millones de dólares
de los ingresos fiscales cada año (Murphy, “Intellectual Property & Development”, 2008: 5).
Hoy en día, las violaciones de los derechos de
propiedad intelectual constituyen una empresa
criminal de bajo riesgo y alta recompensa.
6.1 Las cifras de la protección
de la propiedad intelectual en
México
La Alianza Internacional de Propiedad Intelectual (Iipa) calcula que en 2003 las pérdidas
relacionadas con la piratería en México le costaron a las compañías norteamericanas aproximadamente 807 millones de dólares27. Ese año,
61% de toda la música y 63% de todo el software
349
Bruce Bagley / Aline Hernández
vendidos en México fueron pirateados. La Iipa
calcula que 90% de todo el mercado musical en
ese país es pirateado a través de internet (Iipa,
“2009 Special 301 Report on Copyright Protection and Enforcement”, 2009: 66). La industria
discográfica calcula que sus pérdidas en 2008
fueron de 419,7 millones de dólares (Iipa, “2009
Special 301 Report on Copyright Protection and
Enforcement”, 2009: 67). La Iipa cita también a la
Motion Picture Association of America (MPAA),
afirmando que “México tiene el problema de piratería de videos más prolífico en América Latina” (Iipa, “2009 Special 301 Report on Copyright
Protection and Enforcement”, 2009: 67). El Business Software Alliance (BSA) calcula que 60%
del software en México es pirateado, totalizando
497 millones de pérdidas en 2008 (Iipa, “2009
Special 301 Report on Copyright Protection and
Enforcement”, 2009: 67).
Una encuesta hecha a los ciudadanos mexicanos por la American Chamber of Commerce
encontró que 76% de los encuestados admitió
haber comprado productos pirateados. Un 86%
de los encuestados entre 16 y 18 años admitió
haber comprado estos productos (Iipa, “2009
Special 301 Report on Copyright Protection and
Enforcement” 2009, 66)28.
6.2 Observaciones no estadísticas
sobre la seguridad
de la propiedad intelectual en México
y Estados Unidos
6.2.1 Las relaciones entre los vendedores
piratas y el crimen organizado en México
Según la Iipa: “es bien conocido que los vendedores piratas están conectados a grupos criminales (Zetas y familia Michoacana) en los
mercados piratas populares como La Cuchilla
en Puebla y Las Vías en San Luis Potosí” (Iipa,
“2009 Special 301 Report on Copyright Protection and Enforcement”, 2009: 66)31. Las organizaciones de narcotráfico brindan protección al
centro más grande de producción y distribución
de productos pirateados, Tepito, en Ciudad de
México. En muchos casos, las autoridades se
abstienen de hacer redadas de día, por miedo a
tener que enfrentar resistencia armada.
6.2.2 La falta de cooperación en el respeto
de los derechos de propiedad intelectual
por parte de los estados mexicanos
La Iipa declara que, “solamente cuatro de 32
gobiernos estatales parecen estar interesados
en combatir el comercio ilegal y la piratería: el
estado de México, el Distrito Federal, Jalisco y
Puebla” (Iipa, “2009 Special 301 Report on Copyright Protection and Enforcement”, 2009: 69).
Los esfuerzos locales, aunque no son cuantificables, son aún más insuficientes.
6.2.3 La impopularidad general
de frenar los bienes pirateados
El Office of United States Trade Representative publica un informe anual que da cuenta de
los esfuerzos en el respeto de los derechos de
propiedad intelectual. México ha estado en la
“Lista de vigilancia” desde 200329. El “Informe
especial 301”, de 2009, reconoció los esfuerzos
mexicanos en el combate contra la piratería intelectual en el ámbito federal, pero declaró que
debe hacerse más (Office of the U. S. Trade Representative, “Special 301 Report”, 2009: 29)30.
Una confrontación masiva con los productores,
distribuidores y vendedores de productos falsificados puede resultar impopular políticamente
para la administración del presidente Calderón.
Muchos mexicanos creen que comprar productos piratas se justifica, pues no quieren pagar
los precios legítimos para alimentar a los “peces
gordos” de las industrias estadounidenses. Además, el “mercado negro” en México emplea gran
cantidad de mano de obra local, lo que explica
el apoyo político de muchos de los mercados
negros mexicanos.
350
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Las cifras que muestran el impacto del irrespeto de los derechos de propiedad intelectual
en México varían enormemente. En este caso,
preferimos referirnos a la fuente más fiable, la
Iipa, cuyas cifras parecen ser las más correctas.
Inclusive las cifras del gobierno de Estados Unidos eran obsoletas, pues terminaban en 2003.
De todas maneras, independientemente de los
porcentajes específicos, el irrespeto de los derechos de propiedad intelectual en México es, sin
duda, una epidemia en expansión.
7. El crimen financiero:
falsificación, fraude informático
y robo de identidad
7.1 El crimen electrónico
El fraude cibernético, una actividad criminal en
la que se utilizan los sistemas tecnológicos de
información para cometer un delito, se ha convertido en una amenaza que va más allá de las
fronteras nacionales y, por tanto, requiere de cooperación internacional. Esta actividad abarca
gran cantidad de crímenes, incluyendo el uso de
computadores y redes informáticas para destruir
u obtener acceso ilegal a información, propagar
virus o cometer fraudes financieros, difundir
pornografía infantil y facilitar actividades terroristas. La expansión del comercio electrónico y
el uso de los servicios de la banca electrónica y
en línea han hecho crecer el fraude electrónico,
especialmente el robo de identidad.
El crimen cibernético abarca el ciber terrorismo y el crimen organizado. Este último incluye el tráfico de drogas, personas y armas,
entre otros, y también el secuestro, la piratería,
la pornografía, el fraude y los crímenes tradicionales, cometidos utilizando los medios electrónicos. En Estados Unidos, las perdidas en 2008
se estimaron en 70 mil millones de dólares. En
México las cifras no son públicas32.
7.2 El crimen electrónico en México
En una entrevista con el periódico Reforma,
Carlos Guel, director de la Unidad de Crímenes
Cibernéticos de la Policía Federal Preventiva
(PFP), advirtió sobre el aumento de actividades
ilegales de las bandas mexicanas por medios
electrónicos33. Según él, en el caso de las bandas mexicanas se ha detectado que están compartiendo códigos con organizaciones rusas y
de otros lugares de Europa del este, sobre todo
para robar información. Según este informe,
en 2009, México, después de Brasil, era la nación con el mayor número de cibercriminales
en América Latina, y ocupa el puesto 17 de los
20 países con mayor nivel de actividades electrónicas delictivas. México también ocupa el
puesto 10 de los países con mayor número de
ataques causados por falsos correos electrónicos y sitios web.
Recientemente se denunció la actividad de
nuevos grupos en la red, tales como narcotraficantes, distribuidores de códigos fraudulentos
a través de archivos MP3 e, inclusive, grupos de
guerrilla. Los sectores que más se ven afectados,
como en el resto del mundo, son el financiero y
sus redes y grandes almacenes.
7.3 El robo de identidad
Esta forma de fraude se refiere muchas veces
a información de un individuo, como su nombre, fecha de nacimiento, dirección, número de
licencia, tarjeta de crédito y cuenta bancaria,
nombre de usuario y contraseña, que se obtiene
y se utiliza sin su consentimiento y con la intención de cometer fraude (Velasco San Martín,
2008). Actualmente, la mayoría de casos de robo
de identidad se hacen mediante el phishing,
que se lleva a cabo enviando correos electrónicos fraudulentos que contienen falsos enlaces y
URL, aparentemente de un banco o una compañía, a los que el usuario supuestamente debe acceder para hacer cambios o actualizaciones en
su sistema y base de datos; los criminales hacen
351
Bruce Bagley / Aline Hernández
que los usuarios vayan a esos enlaces para obtener su información y contraseñas.
Los criminales utilizan tres tipos de recursos para cometer robos de identidad: 1) el uso
de plataformas técnicas y electrónicas; 2) las
técnicas de ingeniería social como medio alternativo para engañar y cometer fraude; y 3) la
vulnerabilidad y falta de información de algunos usuarios, especialmente los que son nuevos
o no utilizan mucho los sitios y servicios. Los
criminales se están aprovechando también de
las lagunas jurídicas y de la dificultad que tienen las autoridades para ubicar físicamente al
criminal mientras se están llevando a cabo las
transacciones fraudulentas.
El robo de identidad es el crimen con mayor tasa de crecimiento en Norteamérica. El
Federal Trade Commission (FTC) declara que
en Estados Unidos 10 millones de ciudadanos
son víctimas de este crimen cada año, lo que
representa un costo anual de 50 mil millones de
dólares aproximadamente, tanto para las compañías como para las víctimas. Aun cuando en
México no existen estadísticas oficiales sobre el
robo de identidad, la International Association
for Research in Electronic Fraud (Sert) declaró
en 2004 un total de 557 casos. Por su parte, la
National Commission for the Protection and Defense of Users of Financial Services (Condusef)
revela que 70% de los reclamos por las tarjetas
de crédito en México están relacionados con
gastos incorrectos provenientes de robos, pérdidas y problemas electrónicos.
Un informe del Departamento de Crímenes
Cibernéticos de la Policía Federal Preventiva
(PFP) declaró34 que el crimen electrónico en 2006
había causado pérdidas por casi 5,5 millones de
pesos mexicanos, y advirtió sobre el aumento
en la práctica del phishing, uno de los caminos
principales hacia el robo de identidad. Sin embargo, las autoridades explican que las cifras
provienen de los casos en los cuales hay una
queja, y estos sólo pueden ser 10% del total de
fraudes electrónicos, pues el 90% restante pudo
no ser denunciado. De un total de pérdidas re-
lacionadas con el crimen cibernético, 1’980.000
pesos mexicanos fueron el resultado del fraude
bancario, 2,9 millones de pesos mexicanos al
envío de correos electrónicos fraudulentos (los
correos electrónicos nigerianos, las loterías) y
650.000 del comercio electrónico.
Durante 2005 hubo 47 casos de phishing,
mientras que en 2006 se detectó un promedio de
un caso por día. El departamento mexicano de
crimen cibernético trabajó entre 70 y 80 casos
cada año, en muchos de los cuales terminó liberando a los sospechosos, porque la acusación
no llevó a una verdadera investigación o por los
vacíos legales que aún existen en esa área.
7.4 Casos específicos por regiones
En el estado de Chihuahua, en el norte de
México, el fiscal estatal35 informó que en
2008 por lo menos dos secuestros de mujeres habían sido el resultado de contactos
buscados por los secuestradores a través de
internet.
La Comisión Nacional para la Protección y
Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) recibió 7.131 quejas en
Tamaulipas, en mayo 2009, incluyendo las
del clonaje y el robo cibernético de tarjetas
de crédito.
7.5 El marco legal en México
Tradicionalmente, las leyes criminales están
gobernadas por el principio de territorialidad.
Como internet es un espacio virtual que no está
ubicado en un punto geográfico único, el juicio
y castigo de los crímenes cometidos constituyen un desafío permanente.
El Código penal federal mexicano establece
explícitamente, en su artículo 211 Bis, un castigo para quienes alteren, destruyan y causen
la pérdida de información en los sistemas informáticos o en los estados financieros de los
individuos o de las agrupaciones. La ley sólo se
352
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
refiere al sistema informático local en su sección
correspondiente a la pornografía infantil, en el
artículo 187. Por consiguiente, las otras conductas electrónicas ilegales deben ser “adaptadas” a
crímenes como el fraude, la extorsión y el robo
de información, entre otros. Como resultado, las
estadísticas de crimen financiero, sobre todo las
electrónicas, están incorporadas en conceptos más
generales como el fraude y la extorsión, lo que impide separarlas y estudiar su particularidad.
7.6 Las fuentes importantes
de información sobre este asunto
en
México36
La Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) creó varios sitios web para alertar
a los consumidores y los usuarios sobre las
diferentes formas de seguridad electrónica. La
Universidad brinda consejos para la identificación de spams37, pharming38, phishing (www.
seguridad.unam.mx/usuario-casero/phishing.
dsc.) así como ideas para prevenir la violación
de la privacidad y de la seguridad39.
Algunos miembros de la Asociación Mexicana de Internet crearon una página web (www.
navegaprotegido.com.mx) que contiene información para educar a los consumidores sobre
los riesgos del robo de identidad.
El grupo de trabajo cCrime, sobre crímenes
electrónicos, fue creado para reunir información
sobre las tendencias del phishing y para cancelar
los nombres de dominio asociados con el fraude de
identidad. Este grupo está conformado por entidades públicas y privadas, incluyendo la Asociación
de Bancos de México (ABM), la Cámara Nacional
de la Industria de Transformación (Canacintra), el
Banco Nacional de México (Banamex), el Banco
Bancomer, la Asociación Mexicana de Internet
(Amipci), la Policía Federal Preventiva, la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV),
Nic México y la Unam.
7.7 Los crímenes electrónicos
en Estados Unidos
Según la información recolectada por el FBI40,
en 2008 las quejas sobre el crimen online batieron el récord: ese año el Internet Crime Complaint Center (IC3) recibió 275.284 denuncias,
un aumento de 33,1% respecto al año anterior,
cuando recibió 206.884 denuncias; en 2006 fueron 207.492 y 231.493 en 2005. La pérdida total
asociada con el fraude online fue de 265 millones de dólares, aproximadamente 25 millones
más que en 2007. La pérdida promedio individual alcanzó 931 dólares. Este total incluye
muchos tipos de fraude diferentes y quejas no
fraudulentas. Sin embargo, la investigación indica que sólo uno de siete incidentes de fraude
llega a las instancias reguladoras.
La pérdida total de todos los casos de fraude
mencionados fue de 264,6 millones de dólares,
y de 239,1 millones en 2007. El delito más denunciado fue la no entrega de mercancía comprada, seguido por el fraude de las subastas
y el fraude de las tarjetas de débito y crédito.
Entre los individuos que denunciaron pérdidas
en dólares por fraude, las mayores pérdidas estuvieron entre las víctimas de fraudes de cheque (3.000 dólares), las víctimas de confidencialidad (2.000 dólares), los correos nigerianos
(África del oeste, 419 dólares de avance) y las
víctimas de fraude (1.650 dólares). Los hombres
denunciaron mayores pérdidas que las mujeres,
lo que puede explicarse por las diferencias en
las compras electrónicas entre unos y otras. Según los datos comparativos de los informes de
2007 y 2008, el correo electrónico y las páginas web fueron los dos principales mecanismos
para lograr el contacto fraudulento.
La tabla 3 muestra la tendencia de las denuncias recibidas y de las pérdidas en dólares
para el periodo 2004-2008.
353
Bruce Bagley / Aline Hernández
7.8 La demografía del fraude electrónico
en Estados Unidos
dores viven también en el Reino Unido, Nigeria,
Canadá, Rumania e Italia (véase el mapa 11).
En los casos en los que se logró una ubicación,
más de 75% de los autores del crimen eran hombres, y la mitad residían en uno de los siguientes
estados: California, Florida, Nueva York, Texas,
Distrito de Columbia y Washington. Estos lugares se encuentran entre los más poblados del
país (véase el mapa 10).
Según el tamaño de la población, el Distrito
de Columbia, Nevada, Washington, Montana,
Florida y Delaware tienen la tasa per capita más
alta de autores de crímenes en Estados Unidos
(véase la tabla 4). Se identificó que los perpetra-
Las fronteras interestatales e internacionales son irrelevantes para los criminales electrónicos. Los problemas jurisdiccionales pueden
facilitar sus actividades criminales, pues dificultan investigaciones con múltiples víctimas,
múltiples estados/países y pérdidas de dinero muy variadas. Estas estadísticas resaltan la
naturaleza anónima de internet. El género del
perpetrador fue solamente registrado en 37,3%
de los casos, y el estado en el que residen los
autores de crímenes en el ámbito nacional sólo
se registró en 33,3%41.
Tabla 3. Denuncias recibidas y pérdidas
en dólares en casos de fraude electrónico
en
Año
Estados Unidos, 2004-2008
Denuncias recibidas
Pérdidas, en millones de dólares
2008
275.284
265
2007
206.884
239,09
2006
207.492
198,44
2005
231.493
183,12
2004
207.449
68,14
Fuente: IC3 2008 Annual Report on Internet Crime.
Tabla 4. Tasa per cápita de autores de crímenes
electrónicos en Estados Unidos
Rango
1
Estado
District of Columbia
Por 100.000 habitantes
81,32
2
Nevada
80,84
3
Washington
55,38
4
Montana
54,47
5
Florida
47,96
6
Delaware
45,75
7
New York
45,75
8
Hawaii
44,55
9
Utah
41,11
10
California
40,09
Fuente: Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet Crime
Report”.
354
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Con respecto a las denuncias, el denunciante
promedio era hombre, entre 40 y 49 años de edad
y residente de uno de los estados más poblados:
California, Florida, Texas y Nueva York. Alaska,
Colorado y DC (véase el mapa 12), aunque con
un número relativamente pequeño de denuncias
(en posición 31, 11 y 45, respectivamente), tenían las tasas per capita más altas de denunciantes en Estados Unidos (veáse la tabla 5). Aunque
la mayoría de denunciantes era de Estados Unidos, IC3 también recibió denuncias de Canadá, el
Reino Unido y Australia (véase el mapa 13).
7.9 Principales fuentes de información
sobre el problema en Estados Unidos
El Internet Crime Complaint Center (IC3), una
asociación entre el FBI y el National White Collar Crime Center (NW3C), publica un informe
anual del número de denuncias recibidas por
crímenes electrónicos, que detalla datos relativos al volumen y alcance de las denuncias, características del denunciante y del autor del crimen, datos geográficos, estafas más cometidas y
referencias a los resultados del IC3.
8. El lavado de activos
Cómo se dijo, la globalización representa una
nueva etapa en la internacionalización de los
mercados y en el desarrollo de las redes de comunicación. Este fenómeno permite transacciones entre dos puntos distantes en tiempo real,
sin demoras y con efectos inmediatos, haciendo
que el dinero se mueva rápido y sin restricciones. Con la globalización están dadas las condiciones para la penetración de grandes volúmenes de fondos de origen ilícito en las economías
lícitas del mundo. Este proceso supone la estructuración paralela de grandes empresas criminales que generan amplios beneficios y buscan darles una apariencia legal.
El lavado de activos tiene dos objetivos principales: ocultar los crímenes que produjeron el
dinero y asegurarse el provecho del ingreso, mediante el consumo, la inversión o el ahorro en
la economía legal. Para alcanzar estos objetivos
se deben cumplir primero una serie de objetivos
intermedios. Según un caso presentado por la
Aduana de Estados Unidos en 1989, en la primera reunión del Grupo de Acción Financiera
Tabla 5. Tasas per cápita de denunciantes
de crímenes electrónicos en Estados Unidos,
por 100.000 habitantes
Rango
Estado
Por 100.000 habitantes
1
Alaska
337,61
2
Colorado
135,46
3
District of Columbia
119,63
4
Nevada
113,07
5
Maryland
111,60
6
Washington
105,95
7
Arizona
101,46
8
Oregon
101,03
9
Florida
95,25
10
California
95,09
Fuente: Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet Crime
Report”.
355
Bruce Bagley / Aline Hernández
(Gafi), en la mayoría de las operaciones de lavado de activos hay tres elementos presentes: 1)
la conversión del dinero obtenido ilegalmente a
otros activos; 2) el encubrimiento del verdadero
propietario o de la fuente del ingreso ilegal; y 3)
la creación de una percepción de legitimidad de
la fuente y de la propiedad.
Las grandes operaciones, principalmente
de narcotráfico u otros mercados ilegales, que
operan sobre todo en efectivo, pueden dividirse
en tres etapas: colocación, estratificación e integración. La primera consiste en la inyección
del dinero o del bien obtenido ilegalmente en
la economía legal (bancos, casas de cambio,
instituciones financieras no bancarias, inmobiliarias, casinos, etc.). La estratificación en hacer creer que el dinero ilícito tiene un origen
legal, distanciándolo de su origen verdadero y
mezclándolo con otro proveniente de fuentes
legales, mediante múltiples y a veces complejas
transacciones financieras, lo que hace difícil el
rastreo y la rendición de cuentas (crear capas
de legalidad). Finalmente, la integración es la
introducción del dinero en el mercado, los bancos, las inmobiliarias, el mercado financiero, la
seguridad, etc., como si fuera total y absolutamente legítimo.
de cambio, las compañías financieras, las cooperativas de ahorro y crédito, las instituciones
de depósito, las compañías de arrendamiento
financiero y de transferencias bancarias y los
centros de cambio de divisas.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001
constituyen un punto de referencia en la lucha
contra el terrorismo y el crimen organizado. Uno
de los resultados de esta lucha fue el aumento
de la tendencia a delegar responsabilidades.
La nueva legislación se tradujo en el aumento
de las obligaciones para los actores privados
(bancos, compañías de seguros, etc.), que deben ayudar en la lucha contra las actividades
criminales financiadas por medio del sistema financiero. La noción del “dinero sucio” pasó de
estar relacionada sólo con el narcotráfico para
incluir las ganancias obtenidas por todos los delitos, tanto del crimen organizado como de otro
tipo. Además, ahora el término tampoco está limitado al dinero de origen criminal, puesto que
incluye dinero legítimo teñido por actividades
criminales que van desde la evasión fiscal hasta
el apoyo a organizaciones terroristas. En consecuencia, a medida que las medidas contra el
lavado de activos aumentan y se aplican potencialmente a las actividades legales cotidianas,
la división entre legalidad e ilegalidad se vuelve
más porosa.
8.1 El marco legal mexicano
Para tratar el problema del lavado de activos,
en México se expidió, en 1990, el artículo 115
Bis del Código federal fiscal. Posteriormente, en
mayo 1996, entró en vigor un decreto que enmendaba diferentes artículos del Código penal,
del Código federal fiscal y del Código federal de
procedimiento criminal. Después de esta reforma, el lavado de activos dejó de ser sólo un delito fiscal y se convirtió en parte de la legislación
punitiva.
Actualmente, las leyes mexicanas exigen
que las instituciones bancarias y financieras notifiquen a las autoridades las operaciones que
puedan hacer parte de una acción de lavado
de activos. Estas instituciones son las oficinas
8.2 El cambio de habilidades:
el lavado de activos en México
Por razones obvias, es imposible estimar exactamente los ingresos generados por la producción
y el comercio de drogas ilícitas. Su ilegalidad
implica que no hay archivos confiables de las
transacciones. Además, por su carácter ilegítimo, la información está sujeta a manipulaciones: una estrategia común en la arena política
es que se exagere, disminuya o distorsione la
verdadera naturaleza y el tamaño de la economía ilegal de la droga (Velasco, 2005).
Para el año 2004 se estimó que los narcotraficantes, traficantes de armas y otros criminales
356
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
lavaron entre 500 mil millones y un billón de
dólares en el mundo. Sin embargo, otras fuentes
declaran que hasta ese año el mismo fenómeno movió aproximadamente 1,5 a 2 billones de
dólares anualmente. Para el Fondo Monetario
Internacional, la cifra representa de 2 a 5% del
producto interno bruto (PIB) mundial.
Un estudio del Banco Interamericano de
Desarrollo calcula que las transacciones del lavado de activos en América Latina y el Caribe
constituyen entre 2,5 y 6,3% del PIB regional.
Las firmas consultoras Mancera y Ernst & Young
estiman que en México se lavan unos 24 mil millones de dólares anuales. Otras fuentes indican
que la cantidad de dinero que se lava cada año
en el ámbito internacional alcanza 8% de la economía global. Respecto al lavado de activos en
2008, varias instituciones han presentado cantidades que no parecen coincidir entre sí.
A finales de 2008, la Financial Action Task
Force (FATF) y su filial para América Latina, Grupo de Acción Financiera de Sudamérica (Gafisud)
–creada para combatir el lavado de activos– y el
Fondo Monetario Internacional (FMI) publicaron
el “Informe mutuo de evaluación”. En este estudio, el FMI critica las acciones de las autoridades
mexicanas en su lucha contra los crímenes de
transacciones de recursos de origen ilícito. El informe plantea que México enfrenta una amenaza
sin precedentes contra la estabilidad y la seguridad nacional por parte del crimen organizado y
el narcotráfico. Agrega que los crímenes relacionados con el lavado de activos no se han investigado; las autoridades sólo tenían veinticinco
casos oficiales (meses después de la publicación
del informe la cantidad pasó a 47) desde 1989,
año en que la actividad fue criminalizada.
Informes actualizados de la Procuraduría
General mexicana reconocen una cifra baja de
lavado de activos, 10 mil millones de dólares
cada año. Sin embargo, la compañía estadounidense No Money Laundering calcula que en
México este podría representar 45 mil millones
de dólares anuales, dado el alto nivel de corrupción y de narcotráfico existentes en el país42.
Un estudio del Congreso mexicano con datos del Ministerio de Finanzas, dice que sólo en
2008 las autoridades financieras consideraron
“relevantes” transacciones por 6,5 mil millones
de dólares. Esto no significa necesariamente que
sean ilegales, pero sí tienen algún elemento sospechoso, como por ejemplo alcanzar montos de
10.000 dólares cada una. Este estudio se refiere
al último informe del National Drug Intelligence Center (NDIC) del Departamento de Justicia
de Estados Unidos, que declara que los carteles
mexicanos de droga introdujeron anualmente
por lo menos 17.200 millones de dólares provenientes de Estados Unidos.
Un informe de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) indicó que entre diciembre de 2006 y febrero de 2008 la agencia sancionó a 71 instituciones financieras, incluyendo
bancos, oficinas de representación, sociedades
financieras y compañías inmobiliarias. Respecto a esto, la Procuraduría reconoció que en 2007
la mayoría de los juicios relacionados con el lavado de activos (operaciones con recursos provenientes de fuentes ilícitas) fueron el resultado
de arrestos de gente con grandes cantidades de
dinero en los aeropuertos del país, de operaciones contra el crimen organizado o de denuncias
anónimas. Según esto, el número de juicios es
bajo porque por lo general estos casos son clasificados como acuerdos para el transporte o la
custodia del dinero y sólo se reconocen como
crimen organizado cuando hay una relación
clara con una organización criminal.
El mapa 14 muestra los estados mexicanos
donde entre mayo 2004 y diciembre 2005 se recibieron reportes de transacciones inusuales.
Se observa que la mayor cantidad de transacciones se hicieron en Ciudad de México, con un
total de 30.000, seguida por Jalisco, con un poco
más de 10.000. En Nuevo León y el estado de
México hubo entre 2.000 y 10.000 operaciones.
En los estados de Sonora, Quintana Roo, Sinaloa,
Baja California, Puebla, Tamaulipas, Michoacán,
Guanajuato, Veracruz y Chiapas entre 1.000 y
1.999 transacciones, y en el resto del país se reportaron menos de mil operaciones inusuales.
357
Bruce Bagley / Aline Hernández
Según la Unidad de Inteligencia Financiera
de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público,
por su naturaleza, tres tipos de transacciones financieras pueden ser asociadas con el lavado
de activos: 1) las ya mencionadas transacciones
relevantes; 2) las transacciones inusuales; y 3)
las transacciones inquietantes. Cada una de estas categorías tiene sus propias características
(cantidades, frecuencia, motivos, etc.).
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público clasificó entre las transacciones relevantes
las que alcanzan una suma mayor de 10.000
dólares, independientemente de que haya o no
elementos que las unan con los escenarios del
lavado de activos. Estas operaciones totalizaron
6,5 millones durante 2008. En segundo lugar,
el Ministerio de Finanzas definió las transacciones inusuales como aquellas que no son consistentes con las actividades conocidas de los
clientes bancarios y las transacciones que no
siguen un patrón de comportamiento normal
sin que haya justificación razonable. Se consideran también inusuales las transacciones de
personas que podrían estar vinculadas con la financiación del terrorismo o con actividades relacionadas con el lavado de activos. Finalmente
están las llamadas transacciones inquietantes,
que incluyen las actividades, comportamientos
o actitudes de gerentes, funcionarios y empleados de las instituciones que podrían incumplir
las leyes financieras.
8.3 Los mecanismos del lavado
de activos en México
Las cifras de la Procuraduría General de la República informan43 que las estrategias de las organizaciones criminales han cambiado, y ahora
más de 60% de las transacciones de lavado de
dinero no se hacen por medio del sistema tradicional financiero, sino de prestanombres que
compran bienes de lujo, propiedades y negocios
de bajo perfil, difíciles de rastrear. Según José
Luis García Marmolejo, antiguo fiscal encargado de las operaciones contra los recursos de ori-
gen ilícito, el hecho de que el sistema financiero
haya aumentado su protección ha llevado a los
criminales a acumular su dinero o a transferirlo por otros medios. Hay gente que invierte en
joyas o compra en efectivo autos de lujo o aviones, para no dejar rastros fáciles de seguir.
Una de las nuevas formas adoptadas por el
crimen organizado para el lavado de activos es
el uso de tarjetas pre-electrónicas. El encargado de la Unidad Especial de Investigación sobre
recursos provenientes de fuentes ilícitas de la
Procuraduría mexicana, Augusto César Peniche Espejel, declaró44 que las bandas de narcotraficantes, de piratería y de trata de personas
utilizan esta nueva modalidad para evitar ser
controlados. También hay un método conocido como el pitufeo, consistente en dividir las
transferencias y depositar pequeñas cantidades
de dinero en varias cuentas diferentes, para no
hacer transacciones inusuales. Los titulares de
esas cuentas, a su vez, giran cheques a cuentas
especializadas y los envían luego a otros países.
Actualmente, el uso de tarjetas prepagadas y el
pitufeo son las dos prácticas más utilizadas por
el crimen organizado para limpiar sus activos.
Las tarjetas prepagadas están disponibles en los
bancos, en las compañías de transferencia de
dinero e, inclusive, online, y permiten a los criminales trasladar grandes cantidades de efectivo de un país a otro sin control virtual alguno.
Como lo señala el informe PBS45, México es
el centro más grande de lavado de activos, y
los esquemas utilizados en este delito recurren
a estrategias básicas: los dineros provenientes
de la droga son traídos ilegalmente en efectivo
a México y luego llevados de regreso a Estados
Unidos por medio de mensajeros o de autos
blindados, así como por transferencia bancaria
electrónica. Los criminales también lavan dinero aprovechando los vacíos jurídicos en la legislación bancaria mexicana: a México todavía
se puede transferir dinero por medio de bancos
o casas de cambio sin un registro del verdadero dueño de los fondos. Además, las medidas
existentes, que buscan facilitar las transferencias para los mexicanos residentes en Estados
358
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Unidos, permiten hacer transferencias de dinero sin abrir una cuenta bancaria en ninguno de
los dos países. Adicionalmente, la legislación
no contempla otras posibilidades del lavado de
activos, como los bancos offshore, casinos o corredurías de bienes raíces.
Aunque no se dispone de cifras oficiales
o fiables que muestren la persistencia o el aumento del lavado de activos en México durante
la década pasada, la revisión de las cifras presentadas en este estudio muestra que el factor
determinante para combatir el problema se encuentra en la estructura institucional del país y
no en las leyes e instituciones supranacionales.
Para enfrentar realmente el problema, México debe desarrollar un marco legal e institucional capaz de solucionar de manera eficaz los
problemas financieros. Como se describe en este
estudio, la legislación mexicana ha mostrado recientemente señales de progreso. Estas son, sin
embargo, más lentas que en otros países.
A pesar de los desarrollos recientes, como
la cada vez mayor presión internacional, sobre
todo por parte de Estados Unidos, su principal
socio comercial, el marco legal mexicano todavía no cuenta con las herramientas necesarias
para perseguir y castigar el lavado de activos, y
las instituciones judiciales carecen de la capacidad técnica para hacerlo. Además, el lavado
de activos se refleja en la economía formal, aumentando los costos políticos de la persecución.
Como es el caso usualmente en los asuntos relativos al narcotráfico dentro del contexto mexicano, las recomendaciones para enfrentar este
problema se centran en la necesidad de llevar a
cabo una reforma judicial exhaustiva como base
para avanzar en el combate contra este delito.
9. Conclusiones
9.1 México, ¿un Estado fallido?
Después de los ataques del cartel del narcotráfico la Familia Michoacana contra las autorida-
des militares y de policía en diez ciudades de
dos estados, en julio de 2009, que dejaron por lo
menos dieciocho policías y militares muertos y
dos decenas de heridos, en retaliación contra el
gobierno del presidente Calderón por el arresto
del capo de la familia, Arnoldo Rueda, algunos
observadores han sostenido que México está en
camino a convertirse en un Estado fallido. Durante los ataques, el cartel usó municiones militares, incluyendo granadas lanzadas contra las
estaciones de policía. Los observadores temen
que esté por estallar una narcoguerra entre los
soldados armados de los carteles y las fuerzas
de seguridad federales mexicanas.
Justo antes de las elecciones de julio 2009,
el presidente Calderón declaró que la estabilidad democrática mexicana estaba en riesgo, y
advirtió de la amenaza que representan la violencia del narcotráfico y el crimen organizado,
sembrando caos y anarquía a través del país. A
muchos legisladores y agentes de inteligencia
de Estados Unidos les preocupa que las poderosas y violentas organizaciones de narcotraficantes desestabilicen al gobierno de Calderón,
particularmente si los carteles son capaces de
corromper figuras militares claves, como ocurrió en 1997 con el zar antidrogas mexicano,
el general Gutiérrez Rebollo. Además, existen
muchas pruebas de la corrupción de las fuerzas
de orden público municipales y regionales por
parte de los grandes carteles.
La ofensiva del cartel de mediados de julio
fue la confrontación más sangrienta y feroz en
la historia nacional moderna. Los analistas interpretan los ataques como una prueba de que por
lo menos los seis carteles más importantes son
capaces de llevar a cabo ataques frontales contra
el Estado y podrían desestabilizarlo seriamente.
A pesar de esos temores, México no puede
ser considerado como un Estado fallido. El gobierno mantiene el control sobre la mayor parte
del territorio nacional, provee servicios públicos básicos, realiza elecciones y lleva a cabo la
mayoría de las demás tareas gubernamentales
claves. Además, las fuerzas armadas mexicanas
359
Bruce Bagley / Aline Hernández
se mantienen leales y apoyan al gobierno del
presidente Calderón, y son capaces de repeler
ataques directos contra el Estado, como lo demostraron incluso frente a los ataques de los
narcotraficantes de Michoacán en 2009. No hay
amenaza seria de un “colapso” o “fracaso” inminente del Estado en México.
Sin embargo, e incluso ante la ausencia de
un escenario de guerra frontal contra los carteles
o colapso del Estado, a algunos observadores les
preocupa que el gobierno mexicano se vea empujado a “capitular” y a buscar una conciliación
con las poderosas organizaciones criminales del
país, a expensas de la estabilidad institucional
de México y de la seguridad a largo plazo tanto
suya como de Estados Unidos. Aunque es muy
poco probable que esto ocurra durante la administración de Calderón, que ha rechazado explícitamente que cualquier acuerdo de ese tipo sea
posible o deseable, el solo hecho de que tal alternativa se mencione subraya el alto precio que
México está pagando hoy en día, tanto en vidas
como en recursos, para combatir a las poderosas
organizaciones narcotraficantes del país.
Para combatir efectivamente al narcotráfico y a otras formas de crimen organizado, la
mayoría de los analistas sostienen que México
debe emprender serias y complejas reformas de
instituciones estatales claves como la policía, el
sistema judicial, el sistema de prisiones y los
procesos electorales. Si no se llevan a cabo reformas institucionales y políticas importantes,
es probable que en el futuro cercano el país
continúe enfrentando altos niveles de violencia
relacionada con las drogas y varios desafíos a la
estabilidad institucional por parte de las organizaciones de narcotraficantes y otras manifestaciones del crimen organizado.
El gobierno de Estados Unidos tiene corresponsabilidades claras en la actual guerra contra
las drogas que se libra en México. Hasta ahora, no ha hecho su parte para controlar la demanda interna de drogas ilícitas, limitar el flujo
ilegal de armas ligeras desde su territorio hacia
México o prevenir el lavado de dinero en Esta-
dos Unidos o el flujo de efectivo de vuelta hacia
México. Tampoco ha establecido los mecanismos de cooperación necesarios que se requieren
para compartir efectivamente inteligencia sobre
crimen organizado con su vecino del sur.
Bajo la Iniciativa Mérida, de 2008, los dos
países han iniciado una cooperación bilateral
mejor con respecto a la lucha contra el narcotráfico y otras formas de crimen organizado. Ahora
Washington reconoce públicamente sus obligaciones, materiales y morales, de asumir una mayor parte de la responsabilidad por el rol de Estados Unidos en la violencia y el crimen derivados
del narcotráfico en México. Pero Mérida apenas
ha comenzado a funcionar y del lado estadounidense falta mucho por hacer. Es claro que si
Washington va a cumplir con sus corresponsabilidades se requerirán más fondos y mucha más
cooperación durante la próxima década. Una
pregunta que permanece abierta es si el gobierno
de Estados Unidos va a proveer esa cooperación
en la forma sostenida que se requiere.
Finalmente, vale la pena mencionar que a
pesar del debate actual sobre la legalización de
la marihuana en California, México y a lo largo
de gran parte del hemisferio, incluso si ese paso
se da –y no hay garantía de que eso suceda– es
poco probable que la legalización de una droga
ilícita tenga pronto un efecto significativo sobre
la actividad del narcotráfico en México. Lo más
probable es que los traficantes se dediquen más
intensamente a contrabandear otras drogas ilegales, como la cocaína, la heroína y las metanfetaminas, mientras que la competencia entre
grupos rivales se intensifica, llevando a niveles
aun más altos de violencia relacionada con las
drogas. México no puede darse el lujo de esperar por una solución tan incierta para atender
sus apremiantes prioridades de reforma institucional. Incluso con la disminución de los niveles de narcotráfico en el país, este (como muchos otros países en el hemisferio) continuará
enfrentando enormes desafíos a su prosperidad
futura y su estabilidad institucional de diversas
formas de crimen organizado, que van más allá
del narcotráfico.
360
361
Fuente: U. S. Government via: http://www.lib.utexas.edu/maps/world_maps/illicit_trafficking_2000.jpg
Cocaine
Heroin
Illegal
migrants
Women and
children
Growing Areas
Coca
Opium poppy
Trafficking Flows
Mapa 1. Rutas del tráfico ilícito de drogas y personas
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Fuente: Mexican Drug Cartels: Government Progress and Growing Violence of Colombia northwards along the Pacific coasr.com/
images/latinamerica/map/S_America_800.jpg>.
Mapa 2. Principales rutas de tráfico de drogas
Bruce Bagley / Aline Hernández
362
363
153 Events
Fuente: Department of Defense, Joint Interagency Task Force (JIATF) South.
The majority of movement
toward the U.S. is at least a
two stage process
5% Other
35% Fishing Vessels
60% Go-Fasts
379 Events
Mapa 3. Actividad marítima sospechosa, 1 de enero-20 de diciembre de 2005
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Bruce Bagley / Aline Hernández
Mapas 4 y 4A. Patrones de vuelos sospechosos de tráfico de drogas
2003
179 Total Tracks
Cuba
Dominican
Republic Arrivals
Haiti Arrivals
8 Tracks
8 Tracks
Mexico
Dominican
Republic
CENTRAL AMERICA
Guatemala
El Salvador
Belize
Nicaragua
Honduras
Costa Rica
Venezuela
Colombia
Panama
2006
159 Total Tracks
Cuba
Haiti Arrivals
46 Tracks
Mexico
Dominican
Republic Arrivals
75 Tracks
Dominican
Republic
CENTRAL AMERICA
Guatemala
El Salvador
Belize
Nicaragua
Honduras
Costa Rica
Venezuela
Colombia
Fuente: White House Office of National Drug Control Policy
364
365
MEXICO
Denver
$100-125
$100-125
Since 2000, American crop dusters
have cumulatively sprayed on area
the size of Delaware and Rhode
Island to eradicate coca bushes in
Colombia. But coca cultivation on
small plots and in out-of-the-way
places has made up for lost
production. The State Department,
after discovering thousands of
hectares planted outside the areas it
had been tracking, said last year it
cannot reliably tally coca production.
“It's all rather irrelevant”, a State
Department official who wished to
remain anonymous said. “There's
still a hell of a lot of coca out there”.
50%
38%
545
4%
PERU
165
COLOMBIA
2%
2%
BRAZIL
Cocaine bound for Brazil mostly
stays there: A recent boom in
demand has made Brazil the No. 2
destination for cocaine, behind the
U.S.; it has also fueled the growth of
larger and more powerful gangs. In
2006, when wardens attempted to
interfere with communication
between the imprisoned leaders of
São Paulo's fearsome First Capital
Command gang and its foot
soldiers, the latter went on a
bombing and killing spree that left
more than 150 people dead and
halted commerce for days.
The Brazilien Boom
ARUBA,
BARBADOS,
CURAÇAO,
LESSER
ANTILLES
PA
R
A
G
U
AY
BOLIVIA
70
VENEZUELA
1%
PUERTO RICO/
U.S. VIRGIN
ISLANDS
Atlantic
Ocean
New York
$20-25
$21-40
HAITI/
DOMINICAN
REPUBLIC
Miami
$20-110
$40-60
Atlanta
$80-100
$100
Detriot
$50-120
$75-100
JAMAICA
CUBA
‘A hello of a lot of Coca'
Dallas
$50-80
$90-125
UNITED STATES
Chicago
$75-100
$75-100
Fuente: Ken Dermota, “Snow Fall”, World in Numbers, July/August 2007, Atlantic.
* All data from the DEA prices come from cities and surrounding areas.
2005 prices come from regional DEA divisions.
Primary Smugling routes
for cocaine ultimately
bound for the U.S.
Estimate pure cocaine production in
2005 (metric tons)
2005 cocaine price (per gram)
1999 price*
In 2005, 5 million trucks and 92
million personal vehicles crossed
the border from Mexico, as did
about 90 percent of the cocaine
used in the U.S. Before NAFTA,
cocaine was carried in overloaded
Cessnas across the Caribbean, a
risky and expensive trip. Today,
most cocaine goes by ship to
Mexico; there, traffickers often
“shotgun” the load, scattering it into
single kilograms to cross the border
and reducing overall risk.
Border Traffic
Pacific
Ocean
Los Ángeles
$30-100
$50-100
Seatle
$30-100
$80-100
Mapa 5. Principales destinos del tráfico de cocaína de Colombia hacia Estados Unidos (pasando por México),
precios por gramo (1999 y 2005) y toneladas por país (2005)
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Mexicali
366
NUEVO
LEON
Monterrey
Matamoros
Apatzingan
Patzcuaro
Morelia
Acapulco
GUERRERO
MICHOACAN
TAMAULIPAS
Nuevo
Laredo
Hot spots for
drug violence
KEY
Cartel areas
of influence
Gulf Carte and
Federation
Competition between
the two cartels has led
to violence, in
particular the Gulf
states of Tamaulipas
and Nuevo Leon.
Juarez Cartel
The dominant cartel until the death of
Amado Carrillo-Funtes in 1997. Led by
Amado brother’s Vicente the Juarez cartel is
now considerably less powerful
Fuente: The Heritage Foundation. <http://www.heritage.org/research/latinamerica/images/b2163_map1lg.gif>
Federation
Elements of El Chapo”
Guzman’s organization
have engaged the Gulf
Cartel in the southern
states of Michoacan and
Guerrero.
Tijuana Cartel
Also know as
the Arellano Felix
organization
(AFO), named after
Eduardo Arellano-Felix
and Francisco Javier
Arellano-Felix. Violence
between the AFO and
supportes of Joaquin “El
Chapo” Guzman Lorea,
the historic leader of the
Federation has sprung
up in the border towns
of Tijuana and Mexicali.
BAJA
CALIFORNIA
Tijuana
Mapa 6. Principales áreas de operaciones de los carteles mexicanos más importantes
Bruce Bagley / Aline Hernández
California
367
hina
Mazatlan
a
Lazaro Cardenas
from Colombia
Acapulco
Mexico City
m
fro
Veracruz
Tampico
a,
bi
om
l
Co
razil
Caribbean
Sea
HONDURAS
BELIZE
Cancun
ela, B
GUATEMALA
Merida
u
Venez
Gulf of
Mexico
UNITED STATES
McAllen
Reynosa
Laredo
Texas
Nuevo Laredo
MEXICO
Juarez
El Paso
New Mexico
Puerto Vallarta
from Chin
C
from
Agua
Prieta
Culiacan
Douglas
Arizona
Fuente: “Organized Crime in Mexico”, Stratfor, 11 Mar. 2008 <http://web.stratfor.com/images/latinamerica/art/Drug-traffic-routes-and-cartel-areas.jpg>.
All drug traffic
Marijuana and
meth traffic
Ephedra traffic
Cocaine traffic
Nogales
Mexicali
Territories in dispute
Sinaloa Federation
Juarez cartel
Gulf cartel
Tijuana cartel
Pacific
Ocean
Tijuana
San Diego
Mapa 7. Principales áreas de influencia y rutas de tráfico de los carteles mexicanos más importantes, 2008
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
Fuente: Contralinea Magazine, <http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2009/07/12/narcotrafico-la-disputa-por-el-pais/>.
Mapa 8. Distribución de los grandes grupos del narcotráfico en México, julio de 2009
Bruce Bagley / Aline Hernández
368
369
3,1%
33,2%
1,7%
10%
52,1%
S. AMERICA
16,5%
7,2%
5,1%
8,4%
62,8%
AFRICA
64,6%
Unweigthed average of
treatment demand in
Australia and New Zeland
in 2005-2007.
OCEANIA
Unweigthed average of
treatment demand in
43 Asian countries &
territories in 1994-2007.
17,8%
26,3%
19,8%
47%
6,5%
0,4% Cocaine
Note: Data generally account for primary drug use; therefore polydrug use may increase totals beyond 100%.
Unweigthed average of
treatment demand in 32
African countries in
1995-2007.
Unweigthed average of
treatment demand in 43
European countries or
territories in 2003-2008.
59,7%
7,4%
ASIA
Fuente: the UN Office of Drugs and Crime (UNODC), World Drug Report 2009. <http://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/WDR-2009.html>.
No data available
Others
Amphetamine-type stimulants
Canabies
Cocaine-type
Opiates
Unweigthed average of
treatment demand in 24
countries in South America,
Central America and
the Caribbean, 1998-2006.
Unweigthed average of treatment
(2001-2006) in Canada,
Mexico and the USA.
33,5%
23,3%
19,5%
10%
0,3% Cocaine
17,8%
20,7%
4,7%
N. AMERICA
10,9%
8,4%
EUROPE
Mapa 9. Uso de la droga en el mundo
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
370
California 15,8%
9,5%
New York
9,4%
Florida
6,4%
Texas
5,2%
D.C.
6.
7.
8.
9.
10.
Washington
Illinois
Georgia
New Jersey
Arizona
10
3,9%
3,3%
3,1%
2,8%
2,6%
4
Fuente: Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet Crime Report”.
1.
2.
3.
4.
5.
1
10
6
7
8
3
2
5
Mapa 10. Los diez estados con más casos de fraude electrónico en Estados Unidos
9
Bruce Bagley / Aline Hernández
371
66,1 %
10,5 %
7,5 %
3,1 %
1,6 %
6.
7.
8.
9.
10.
South Africa
Ghana
Spain
Italy
Romania
0,79 %
0,6%
0,6%
0,5%
0,5%
7 3
8
2
9
6
10
Fuente: Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet Crime Report”.
Perpetrators also have been identified as residing in the United Kingdom, Nigeria, Canada, Romania, and Italy.
Inter-state and international boundaries are irrelevant to Internet criminals. Jurisdictional issues can enhance their criminal
efforts by impeding investigations with multiple victims, multiple states/countries, and varying dollars losses.
1. United States
2. United Kingdom
3. Nigeria
4. Canada
5. China
1
4
5
Mapa 11. Diez países donde se comenten más crímenes electrónicos
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
372
14,6 %
California
7,2 %
Texas
7,1 %
Florida
5,4 %
New York
Pennsylvania 3,6 %
6.
7.
8.
9.
10.
New Jersey
Illions
Ohio
Virginia
Washington
3,5 %
3,4 %
3,0 %
2,9 %
2,9 %
2
7
8
Fuente: Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet Crime Report”.
The graph offers a detailed description of the individuals who filed an Internet fraud complaint through Ic3.
1.
2.
3.
4.
5.
1
10
3
9
5
4
6
Mapa 12. Diez estados de Estados Unidos donde se denuncian más crímenes electrónicos
Bruce Bagley / Aline Hernández
373
6.
7.
8.
9.
10.
France
South Africa
Mexico
Denmark
Philippines
0,15%
0,15%
0,14%
0,13%
0,13%
6
3
9
7
5
4
10
Fuente: Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet Crime Report”.
While most complaints were from the United States, IC3 have also received a number of filings from Canada, the United Kingdom,
and Australia.
1. United States 92,93%
2. Canada
1,77%
3. United Kingdom 0,95%
4. Australia
0,57%
5. India
0,36%
8
1
2
Mapa 13. Diez países donde se denuncian más crímenes electrónicos
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
374
10.737
29.453
100-299
300-999
Fuente: Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Memoria mayo mayo de 2004-diciembre de 2006. Anexos Unidad de Inteligencia
Financiera, SHCO, México 2005, P. 21
1.000-1.999
2.000-10.000
<100
Mapa 14. Estados mexicanos donde se recibieron reportes de operaciones inusuales
Bruce Bagley / Aline Hernández
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
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Notas
1
Para el análisis del impacto de la globalización en el
crimen organizado internacional, véase Passas, 1998:
22-56; y Williams, 1998: 57-86. Los lavadores rusos
de activos demostraron su sofisticación financiera
cuando ocultaron con éxito sus transacciones ilícitas en el amplio movimiento de capital dentro y fuera de los mercados emergentes. Programaron estas
transacciones durante los movimientos de capital
ocurridos en la crisis del peso mexicano (1995), la
del baht tailandés (1997) y la de la lira turca (2001),
entre otras crisis monetarias recientes.
2
El Federal Bureau of Investigation (FBI) define el
crimen organizado como “(…) una asociación que
se perpetúa por sí misma, estructurada y disciplinada, de individuos o de grupos reunidos con el propósito de obtener una ganancia o un beneficio monetario o comercial, total o parcialmente de manera
ilegal, mientras protegen sus actividades por medio
del soborno y la corrupción”. Center for Strategic &
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El crimen transnacional se define como los crímenes u ofensas cuyo origen, prevención y/o efectos
directos e indirectos implican a más de un país.
Mueller, 1998: 14.
3
Mueller, Gerhard O. W. (1998). “Transnational Crime:
Definitions and Concepts”. Transnational Organized Crime. 4 (3 y 4), Autumn/Winter.
Paoli, Letizia (1998). “Criminal Fraternities or Criminal
Enterprises”. Transnational Organized Crime. 4 (3 y
4), Autumn/Winter.
Passas, Nikos (1998). “Globalization and Transnational Crime: Effects of Criminogenic Asymmetries”.
Transnational Organized Crime. 4 (3 y 4), Autumn/
Winter.
Ruiz Harrell, Rafael (2007). “Estadísticas oficiales vs.
percepción ciudadana de la inseguridad: el subregistro delictivo”. Salud Pública Méx. 49 (sup. 1).
375
El término Estado “débil”, como se utiliza aquí, no
se refiere al tipo de régimen –por ejemplo, autoritario o democrático–, ni a la forma de gobierno –por
ejemplo, unitario o federalista–, ni a la organización
institucional –por ejemplo, presidencialista o parlamentario–. Se refiere más bien a la capacidad institucional del Estado, cualquiera sea su forma, de penetrar la sociedad, extraer recursos de ella y regular
los conflictos. El término se refiere específicamente
a la habilidad que tienen las autoridades estatales
para gobernar de manera legítima, fortalecer sistemáticamente las leyes y administrar de manera
efectiva la justicia en todo el territorio nacional. En
este sentido, América Latina no ha producido Estados fuertes. Ni el Estado mexicano, durante los 71
años de dominación de un solo partido y de autoritarismo incluyente bajo el gobierno del PRI, ni el
Bruce Bagley / Aline Hernández
b) El consentimiento de una víctima de la trata de
personas con la intención de explotación conforme
lo dispuesto en el sub-párrafo (a) de este artículo
es irrelevante si se han usado uno de los medios
expuestos en el sub-párrafo (a);
brasileño, durante los más de veinte años de gobierno militar y autoritarismo burocrático, pueden ser
clasificados correctamente como Estados fuertes de
acuerdo con esta definición. Por supuesto, la dicotomía débil/fuerte abarca un rango subyacente de
posibilidades. Algunos Estados latinoamericanos o
caribeños son claramente más débiles que otros. En
ese orden de ideas, es válido decir que los Estados
mexicano y brasileño son ambos más “fuertes” que,
digamos, el paraguayo o el haitiano.
4
5
6
De las 500 millones de personas que viven en América Latina, 89 viven en la pobreza extrema y casi
la mitad son consideradas pobres. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de
las Naciones Unidas, la proporción de la población
que vive en la pobreza se redujo modestamente en
América Latina en los noventa, después de la desastrosa “década pérdida” de los ochenta, pero la
cantidad podría aumentar de nuevo, pues los Estados Unidos, América Latina y gran parte de la economía mundial entraron en recesión en 2001-2002.
Clifford Krauss, “Economic Pain Spreads from U. S.
Across Latin America”, The New York Times, 14 de
octubre de 2001.
Por supuesto, sólo una pequeña parte de la población pobre de América Latina (y del mundo en general) recurre a la criminalidad de cualquier tipo
y son aún menos los que se involucran en el crimen organizado. En realidad, los más pobres de los
pobres no están suficientemente equipados para
involucrarse en empresas criminales organizadas,
porque este tipo de actividades requieren unos niveles de educación, un saber técnico, un acceso a
recursos financieros, una familiaridad con los procedimientos burocrático-administrativos y unos
contactos políticos y con la policía mucho mayores
de los que pueden tener la población que vive en la
miseria. Para el debate sobre las características de
las organizaciones criminales modernas de grande
escala, véase Paoli, 1998: 88-108.
c) El reclutamiento, el transporte, el traslado, el albergue o la recepción de un niño con el propósito
de explotarlo es considerado “trata de personas” así
esto no involucre uno de los medios mencionados
expuestos en el sub-párrafo (a) de este artículo;
d) “Niño” significa cualquier persona bajo la edad
de 18 años de edad”.
7
“a) tráfico sexual en el cual el sexo comercial está
inducido por la fuerza, el fraude o la coerción, o en
el cual la persona inducida a llevar a cabo dicho
acto no ha llegado a la edad de 18 años; o
b) el reclutamiento, albergue, transporte, suministro de víveres o aceptación de una persona para
trabajar o efectuar servicios utilizando la fuerza, el
fraude o la coerción con el propósito de someterlo a
la servidumbre involuntaria, el peonaje, el cautiverio por endeudamiento o la esclavitud”.
Una víctima no necesita ser transportada físicamente de un lugar a otro para que el crimen entre dentro
de estas definiciones (State, 2009, Introducción).
8
Los gobiernos que cumplen con los mínimos estándares del TVPA son clasificados como “nivel 1”. Los
que están haciendo los esfuerzos significativos para
cumplir con los estándares mínimos son clasificados
“nivel 2”. Los que no cumplen totalmente con los estándares mínimos y que no están haciendo esfuerzos
significativos están clasificados en el “nivel 3”.
9
La TVPA establece tres factores para determinar
si un país debe estar en nivel 2 (o nivel 2 lista de
vigilancia) o nivel 3: 1) establecer si el país es un
país de origen, de tránsito o de destino en la trata
de personas; 2) el cumplimiento de los estándares
mínimos del TVPA incluyendo, particularmente, el
hecho que los funcionarios o empleados públicos
no sean cómplices de la trata de personas; y 3) los
recursos del gobierno y las capacidades para tratar
y eliminar la trata de personas.
El protocolo de las Naciones Unidas, “Protocol to
Prevent, Suppress and Punish Trafficking in Persons; Especially Women and Children” (15 November 2000) define la “trata de personas” como:
“a) “Trata de personas” significa el reclutamiento, el
transporte, el traslado, el albergue o la recepción de
personas, por medio de amenazas o el uso de la fuerza u otras formas de coerción, de rapto, de fraude,
de engaño, de abuso de poder o de una posición de
vulnerabilidad, dar o recibir pagos o beneficios para
lograr el consentimiento de una persona que tiene el
control sobre otra persona con el propósito de explotarla. La explotación incluye, mínimo, la explotación
de la prostitución de otras personas u otras formas
de explotación sexual, trabajo o servicios forzados,
esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, servidumbre o la extracción de órganos;
El Departamento de Estado, de acuerdo con la ley
Victims of Trafficking and Violence Protection Act
(TVPA), define “las formas graves de trata de personas” como:
10 El estado de Chihuahua no registró juicios entre
2003 y 2006. La leyes de Chihuahua sobre trata de
personas fueron efectivas el 1 de enero 2007 (UN,
2009: 134).
11 El tráfico de niños prevalente en México y en el
mundo es una mezcla de explotación sexual y trabajo forzado. Los niños también son vendidos ilegalmente para adopciones. No se encuentran esta-
376
Crimen organizado en México y sus vínculos con Estados Unidos
fotografías y esculturas, y los diseños arquitectónicos. Los derechos relacionados con el derecho de
autor son los derechos de los artistas intérpretes y
ejecutantes sobre sus interpretaciones y ejecuciones, los derechos de los productores de fonogramas
sobre sus grabaciones y los derechos de los organismos de radiodifusión sobre sus programas de radio
y de televisión” (Wipo, 2009, http://www.wipo.int/
about-ip/en/)
dísticas del tráfico de niños para adopción (Wyler
CRS, 2009: 18).
12 Se habla en términos masculinos para ser más concisos, pero en la trata de personas también han sido
arrestadas y acusadas mujeres.
13 Como un comentario aparte, los recientes progresos
en la seguridad fronteriza y las restricciones migratorias han hecho que para entrar a los Estados Unidos más migrantes acudan a los traficantes (Wyler
CRS, 2009: 4).
14 GAO da una cifra de 600.000 a 800.000 personas víctimas de la trata internacional de personas. Sin embargo, la Organización Internacional par las Migraciones confirmó solamente 8.000 víctimas de 1999
a 2006 (GAO, 2006: 17). Adicionalmente, el Departamento de Estado de los Estados Unidos calcula que
14.500 a 17.500 personas son llevadas a los Estados
Unidos cada año. Sin embargo, los Estados Unidos
confirmaron solamente 900 víctimas entre marzo
2001 y septiembre 2005, un periodo de cuatro años
y medio (GAO, 2006: 17).
15 http://edition.cnn.com/2008/CRIME/08/13/mexico.
kidnappings/index.html
16 Los secuestros de migrantes no pueden ser corroborados por otra fuente que no sea la Comisión Nacional Mexicana de Derechos Humanos.
17 Cuadernos del ICESI 1. Resultados de la quinta Encuesta nacional sobre inseguridad (ENSI-5).
18 Fundación Este País, “Inseguridad en México”, 14,
enero de 2009.
19 Rafael Ruiz Harrell, “La ciudad y el crimen / Realidad delictiva”, Reforma, 6 de marzo de 2006.
20 Fundación Este País, op. cit.
21 Quinta Encuesta Nacional Sobre Inseguridad |ENSI-5| 2008: 22.
22 Quinta Encuesta Nacional Sobre Inseguridad, ENSI-5, 2008: 22.
23 Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad A.C. (ICESI), “Índice nacional de inseguridad”,
Cuadernos del ICESI, volumen 2.
24 Fundación Este País, op. cit.
25 Ana Laura Magaloni, “La otra crisis de seguridad”,
Reforma 18 de julio de 2009.
26 La definición completa de la Ompi es la siguiente:
“la propiedad intelectual se divide en dos categorías: la propiedad industrial que incluye las invenciones, patentes, marcas, dibujos y modelos industriales e indicaciones geográficas de procedencia; y
el derecho de autor, que abarca las obras literarias y
artísticas, tales como las novelas, los poemas y las
obras de teatro, las películas, las obras musicales,
las obras de arte, tales como los dibujos, pinturas,
27 En su página web, la IIPA se describe como: “la Alianza Internacional de Propiedad Intelectual (IIPA),
creada en 1984, es una coalición de asociaciones
del sector privado que representan a las industrias
de contenidos en su esfuerzos por mejorar la protección internacional y la aplicación de los derechos de
reproducción de materiales con contenidos y abrir
mercados cerrados por piratería y otras barreras comerciales”. Las siete asociaciones que forman la IIPA
son: the Association of American Publishers (AAP),
the Business Software Alliance (BSA), the Entertainment Software Association (ESA), the Independent
Film & Television Alliance (IFTA), the Motion Picture
Association of America (MPAA), the National Music
Publishers’ Association (NMPA) and the Recording
Industry Association of America (RIAA). Estas siete
asociaciones representan a más de 1.900 compañías
que producen y distribuyen material protegido por
las leyes de derechos de autor en el mundo (IIPA,
“About Us”, 2009 http://www.iipa.com/aboutiipa.
html).
28 Las películas son grabadas ilegalmente con videocámaras en las salas de cine para luego ser quemadas en DVD vírgenes y vendidas en el mercado o
puestas en la red.
29 Sin embargo, México nunca ha estado en la Lista de
vigilancia prioritaria, que en 2009 incluía a Argelia,
Argentina, Canadá, Chile, China, India, Indonesia,
Israel, Pakistán, Rusia, Tailandia y Venezuela (Office of the U. S. Trade Representative, “Special 301
Report”, 2009: 1).
30 El capítulo sobre México en el Informe especial 301
de 2009 dice: “México seguirá en la Lista de vigilancia en 2009. Aunque los esfuerzos para aplicar los
IPR mejoraron en México en 2008, particularmente
a nivel federal, los Estados Unidos exhortan a México a ampliar estos esfuerzos. Los Estados Unidos
recomiendan a México acordar más recursos a sus
agencias de control, mejorar la coordinación entre
estas agencias –particularmente entre las autoridades federales, estatales y municipales– y continuar
a fortalecer la lista de acusaciones y de penalidades
impuestas por las Cortes.
377
Los Estados Unidos también recomiendan a México fortalecer su régimen de IPR promulgando leyes:
dar autoridad ex oficio a las autoridades de orden
público y de la aduana; criminalizar la grabación de
películas con videocámaras en los teatros de cine
Bruce Bagley / Aline Hernández
e implementar completamente los Tratados Internet Wipo. Los Estados Unidos exhortan a México a
brindar protección efectiva contra el uso comercial
desleal de tests confidenciales u otra información
generada con el objetivo de obtener aprobación comercial para los productos farmacéuticos y a crear
un sistema efectivo que prevenga la expedición de
aprobaciones comerciales para copias no autorizadas de patentes de productos farmacéuticos. Los
Estados Unidos continuarán a trabajar con México
para enfrentar y resolver los problemas relativos
a los IPR” (Office of the US Trade Representative,
“Special 301 Report”, 2009: 29).
31 Ninguna otra fuente, fuera de la Iipa, ha confirmado este vínculo explícito con las organizaciones de
crimen organizado mexicanas. El vínculo con los
Zetas puede ser una generalidad plausible en vez
de una conexión confirmada.
32 Grupo Reforma, “Crece terrorismo informático en el
mundo”, Ciudad de México, 2 enero 2008.
33 Grupo Reforma, “Destaca México en ciberdelincuencia”, Ciudad de México, 13 octubre 2008.
34 María de la Luz González, “El robo de identidad en
la red aumenta”, El Universal, 4 de junio de 2006.
35 http://www.e-mexico.gob.mx/wb2/eMex/eMex_2c58b_
not824_crece_la_ola_
36 OECD Policy Guidance on Online Identity Theft.
37 www.seguridad.unam.mx/doc?ap=articulo&id=121
38 www.seguridad.unam.mx/usuario-casero/pharming.dsc
39 www.seguridad.unam.mx/doc?ap=articulo&id=118
40 Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet
Crime Report”. www.nw3c.org
41 Internet Crime Complaint Center, “2008 Internet
Crime Report”. www.nw3c.org: 6.
42 María de la Luz González y Doris Gómora, “PGR
indaga cifra récord de “lavado”, El Universal, 6 de
febrero de 2009.
43 Dirección permanente <http://www.elestatal.com/
index.php?option=com_content&view=article&id
=1414:cambian-organizaciones-criminales-estrategia-para-lavar-dinero-especialistas&catid=13:come
ntario-financiero&Itemid=80>
44 María de la Luz González, “Dinero “virtual” borra huellas del narco”, El Universal, 17 de febrero de 2009.
45 Dirección permanente: <http://www.pbs.org/wnet/
wideangle/episodes/an-honest-citizen/map-colombia-cocaine-and-cash/countries-of-concern/558/>
378
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
Daniel Brombacher
Resumen ejecutivo
D
urante mucho tiempo, en Europa se consideró la extensión del crimen organizado en América Latina como un problema de los países
de la región y de Estados Unidos, posición que ha ido cambiando
poco a poco debido al creciente flujo trasatlántico de drogas hacia la Unión
Europea y sus países miembros. En algunos países europeos, el consumo
de cocaína se disparó en la década pasada, y las incautaciones y los delitos relacionados con esta droga se han multiplicado. Este dinamismo está
acompañado por el asentamiento del crimen organizado sudamericano en
algunos países de África occidental, a las puertas de Europa, lo que ha generado más preocupaciones aún en el viejo continente. Por tanto, los gobiernos europeos han ido cambiando su actitud al respecto, hacia la conciencia
de que se debería reaccionar frente al creciente comercio ilegal trasatlántico
y proteger mejor a la Unión Europea y a África occidental de este fenómeno.
Mientras que durante mucho tiempo Europa dejó las políticas antidrogas en
América Latina en manos de Estados Unidos, hoy día esto es insuficiente
ya que las rutas hacia ese país ya no se correponden con las rutas hacia el
viejo continente, por lo cual los esfuerzos estadounidenses de interdicción
ya no cubren las necesidades europeas. Por otra parte, la trata de personas
desde Latinoamérica es el otro problema del crimen organizado trasatlántico, aparte del narcotráfico, que ha recibido alguna atención por parte de las
autoridades europeas. El volumen de este delito se desconoce, aun cuando
las estadísticas dejan suponer que sólo en la península Ibérica alcanza niveles preocupantes. Hay dos flujos trasatlánticos procedentes de Europa que
fomentan inquietudes en América Latina: el de armas pequeñas y el de los
379
Daniel Brombacher
precursores químicos utilizados para la producción de drogas. Pese a las
críticas hacia Europa por este asunto, estos bienes suelen llegar a América
Latina de manera legal. Es después de llegar al usuario final certificado
cuando las armas y los precursores se desvían al mercado ilegal para caer en
manos del crimen organizado, fuera del alcance europeo. Aún así, la Unión
Europea debería revisar sus criterios de elegibilidad para países importadores de armas y precursores químicos, dada la incapacidad ostensible de
algunos para prevenir el desvío ilegal de estos bienes.
***
1. Introducción: el creciente pero limitado interés europeo en el crimen
organizado latinoamericano
Durante mucho tiempo, la Unión Europea y sus
miembros miraron la problemática del crimen
organizado en América Latina más con curiosidad que con preocupación. Las ramas principales del crimen organizado en la región –el narcotráfico, el tráfico de armas, el lavado de dinero, la
trata de personas– eran consideradas problemas
nacionales o de Estados Unidos, sólo en menor
grado relacionadas con los países europeos. Esta
posición se manifestó en la creencia de que los
esfuerzos estadounidenses para combatir el crimen organizado en la región atenderían también
los intereses europeos, es decir, restringirían el
tráfico de drogas al continente. La cocaína es la
única droga que se exporta en grandes cantidades desde Latinoamérica hacia allí, y el único
bien ilegal de gran importancia que cruza con
regularidad el Atlántico, por lo cual la agenda
de las amenazas a Europa originadas en América
Latina es más bien restringida.
Pese al poco interés en el crimen organizado
en Latinoamérica, en Europa empezó un cambio
gradual, hacia una preocupación mayor por las
amenazas que surgen, especialmente a raíz del
narcotráfico. La multiplicación del consumo de
cocaína en algunos países, el asentamiento del
narcotráfico sudamericano a las puertas del continente, en África occidental, y la posible difu-
sión de actividades de los carteles mexicanos a
los mercados de droga europeos están induciendo un nuevo pensamiento en las capitales y en
Bruselas. Hasta hace poco, los esfuerzos europeos por controlar la oferta de drogas en América
Latina se centraban en proyectos de desarrollo
alternativo, es decir, en medidas de desarrollo
que buscan sustituir cultivos ilícitos por cultivos
de productos agrarios legales. Este acercamiento
al problema ha sido popular en Europa debido a
su carácter integral y no represivo. Esta estrategia civil de control de drogas muchas veces estuvo acompañada por un rechazo ostensible y, a la
vez, un consentimiento no explícito, a las políticas de erradicación y de mano dura desarrolladas
en América Latina con apoyo de Estados Unidos.
Al enfoque más bien civil de control de la oferta
se suman en los países europeos fuertes componentes de reducción de demanda mediante medidas de prevención, de reducción de daños y de
despenalización del consumo individual, como
en los Países Bajos o en Portugal.
Sin embargo, frente al auge considerable del
consumo de cocaína en algunos países europeos
y a la amenaza creciente de desestabilización
de los estados notoriamente frágiles de África
occidental por el impacto del crimen organizado sudamericano, poco a poco la Comisión
Europea y los estados del sur de Europa han
adoptado nuevos instrumentos de política internacional de control de la oferta para enfrentar mejor los flujos al por mayor de narcóticos
hacia Europa. El catalizador ha sido, sobre todo,
380
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
el asentamiento reciente del crimen organizado
en África occidental, poniendo al problema del
narcotráfico trasatlántico en la agenda europea
de política exterior y de seguridad.
Aparte del tráfico de drogas, dentro del espectro de actividades del crimen organizado sólo
la trata de personas con fines sexuales desde
América Latina hacia Europa ha recibido alguna
atención por parte de las autoridades, aun cuando el fenómeno tiene menor importancia comparado con los altos índices de trata de personas
desde Europa oriental, Rusia y las ex repúblicas
soviéticas hacia Europa occidental. Por otro lado,
casi no se toma nota de los flujos trasatlánticos
en la otra dirección, de armas o de precursores
químicos para la producción de drogas. La razón
por la cual ese problema no ha recibido mucha
atención es que la mayor parte de las armas y los
precursores llegan a las economías ilegales por
desvío del comercio legal, y en la mayoría de los
casos este desvío no tiene lugar en Europa, sino
en América Latina, fuera del alcance europeo.
2. El narcotráfico trasatlántico
2.1 La creciente demanda europea
El mercado de cocaína en Estados Unidos se
está contrayendo gradualmente desde hace dos
décadas. En comparación con 1990, hoy en día
el consumo de esta droga en ese país se redujo
a la mitad. En Europa sucede lo contrario: en
la década pasada las autoridades han podido
constatar el auge constante en el consumo de
cocaína, así como de otras drogas. A pesar de
que la primera estrategia comunitaria antidroga
adoptada por la Unión Europea para el periodo
2000-2004 definió la meta de una “reducción
considerable” del consumo, ello no se ha logrado. El consumo, no sólo de cocaína, sino de casi
todas las drogas, aumentó en la década pasada,
con la notable excepción de la heroína. Hoy en
día se estima que unos trece millones de europeos consumieron cocaína al menos una vez en
su vida y unos cuatro millones el año anterior,
la gran parte de ellos, tres cuartos, personas entre
15 y 34 años de edad (Emcdda, 2009: 67). Aunque
Estados Unidos sigue siendo el mayor mercado
de cocaína en el mundo, Europa se le está acercando a grandes pasos. Mientras se calcula que
anualmente entre 500 y 700 toneladas de cocaína
entran a Estados Unidos, se supone que unas 250
cruzan el Atlántico, aun cuando hay que tomar en
cuenta que estos estimativos frecuentemente son
más bien gruesos y carecen de una base empírica
sólida (para los estimativos, véase Unodc, 2008:
76). Al mismo tiempo, desde el año 2000 el precio
de la cocaína ha disminuido constantemente en
Europa, a pesar de la demanda creciente. El precio a la baja señala que al mercado entra suficiente cocaína como para mantener los precios bajos
frente a una demanda en auge. A la vez, según
datos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos
(DEA, por nombre en inglés), en ese país el precio
de calle de cocaína se disparó en 2008 y en 2007
hubo falta de disponibilidad en algunas ciudades (véase: U.S. Drug Enforcement Agency, http://
www.justice.gov/dea/pubs/pressrel/pr121108_
PPGcocaine_05to08graph111408_with%20box.
pdf). Este hecho singular, combinado con la situación en Europa, pone de manifiesto que el mercado de cocaína mundial y, por tanto, el crimen
organizado, están respondiendo gradualmente al
cambio de las pautas de consumo en el viejo continente y Estados Unidos y se van desplazando
hacia los mercados más dinámicos.
Debido al consumo creciente en Europa, a la
apertura de nuevos mercados en Europa oriental, a la contracción del consumo en Estados
Unidos, a la creciente presión contra el tráfico
de estupefacientes en Colombia y México y al
poder adquisitivo del euro en los años anteriores, el viejo continente se está convirtiendo en
el mercado más atractivo para drogas exportadas desde Sudamérica y para el crimen organizado. Hay dos indicadores claves para sustentar
empíricamente la tendencia de crecimiento del
mercado de cocaína en Europa: las incautaciones de esta droga y el número de delitos relacionados con ella. Primero, en la década pasada las
cantidades de cocaína decomisada aumentaron
381
Daniel Brombacher
rápidamente, sobre todo en España y Portugal,
responsables de la mayor parte de las incautaciones. En 2007, en Europa se decomisaron 76,4 toneladas de cocaína (véase el gráfico 1) en 91.400
casos individuales.
Aunque la suma de incautaciones ese año
estuvo muy por debajo de la de 2006 (121 tone-
ladas), no es probable que la tendencia de crecimiento del mercado se haya invertido, ya que las
tasas de consumo y de otros delitos relacionados
con cocaína siguen en auge (Emcdda, 2009: 69).
Este tipo de delitos creció 62% entre 2000 y 2005
en la Unión Europea (véase el gráfico 2).
Gráfico 1. Cocaína incautada, países europeos seleccionados, 2002-2008
140.000
Kilogramos de cocaína
120.000
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
0
Bélgica
2002
Francia
2003
Italia
2004
2005
Portugal
Países Bajos
2006
España
Reino Unido
2007
Total Europa
Fuente: Unodc, 2009.
Gráfico 2. Delitos relacionados con la cocaína, países europeos seleccionados, 2001-2007
Delitos relacionados con cocaína
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
2001
2002
España
2003
Italia
2004
Alemania
Fuente: Emcdda, 2009.
382
Reino Unido
2005
Francia
2006
2007
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
No obstante, el aumento no es un fenómeno
generalizado en todos los países miembros. La
expansión del mercado de cocaína en la Unión
Europea se debe al incremento en el consumo en
algunos países en los que el mismo aumentó de
manera alarmante: hace diez años, en España las
autoridades contaron 16.799 delitos en relación
con la cocaína (incluyendo la posesión, consumo,
venta, tráfico, etc.). En 2006, este número se había casi triplicado, a 46.200, lo que corresponde
a la triplicación del consumo en el mismo lapso
(véase, Emcdda, Statistical Bulletin 2008, Table
DLO-8, “Cocaine Related Offences”, http://www.
emcdda.europa.eu/stats08/dlotab8a). Al mismo
tiempo, también en Italia y Francia el consumo de
cocaína se triplicó, mientras que en el Reino Unido se multiplicó por cuatro. Allí reside cerca de
un cuarto de todos los consumidores de cocaína
europeos, seguido por España, con 24%, e Italia,
con 22%. En España e Inglaterra casi 12% de la
población adulta consumió cocaína al menos una
vez en su vida (Emcdda, 2008: 4-15; 2009: 73). Dinamarca e Irlanda también constatan el auge en el
consumo de esta droga, mientras que en los últimos años en países como Alemania el mercado se
ha estabilizado o hasta contraído.
2.2 Las rutas trasatlánticas
La agencia policial europea (European Police
Office, Europol) distingue tres rutas principales de tráfico de cocaína al por mayor a Europa.
Una ruta norte, que parte de Colombia y Venezuela, pasa por las Antillas menores y mayores,
cruza el Atlántico cerca de las Azores portuguesas y llega a las costas del norte de la península
Ibérica; una ruta media, que parte de Colombia,
Venezuela, Brasil o Argentina, pasa por las islas de Cabo Verde, Madeira o las Canarias para
llegar a la península Ibérica o a los puertos de
Europa noroccidental; finalmente, una ruta africana, que parte de Venezuela o Brasil hacia las
costas de África occidental, sobre todo a los países en el golfo de Guinea, para llegar después a
Portugal o España. La mayor parte de estas rutas son marítimas, y en ellas se usan buques de
carga, yates y barcos pesqueros como medios de
transporte. Existe evidencia también del uso de
avionetas (con tanques adicionales para volar
sin hacer escala) y aviones de carga que salen
de Sudamérica para aterrizar con cargas más
grandes de cocaína en África occidental. España, como país campeón en materia de incautaciones de cocaína en Europa, decomisa más de
la mitad de la droga en alta mar, una décima
parte en contenedores de carga y 6% en aeropuertos: aparte del tráfico al por mayor, existe
el goteo constante por medio de mulas, mensajeros de cocaína que la llevan en su cuerpo o
la esconden en su equipaje, en vuelos regulares
entre Europa, Latinoamérica y África occidental (en el caso de Brasil, que mantiene varios
vuelos directos hacia esta región) (Wright, 2009:
6-12). Si bien el tráfico de estos mensajeros en
número de detenidos es notable, las cantidades
incautadas por esta vía son menores, ya que una
mula no suele tragar más que entre un kilo y
un kilo y medio de cocaína. El mapa 1 ilustra
las rutas principales del tráfico y los medios de
transporte más usados en estas rutas.
Los principales puntos de entrada y redistribución de cocaína sudamericana en Europa
son la región suroccidental con la península
Ibérica, la región noroccidental con los puertos
de Rótterdam, Amberes o Dover, Italia del sur
sobre todo el puerto de Nápoles y cada vez más
las costas occidentales del Mar Negro, especialmente el puerto de Constanza en Rumania.
España, Portugal y sus archipiélagos atlánticos
son de lejos el punto de entrada más importante de drogas sudamericanas. Si bien hay un comercio directo de cocaína a los grandes centros
portuarios de Holanda, Bélgica e Italia, muchas
veces ellos figuran más bien como centros de
redistribución luego de recibir la mercancía a
través de la región suroccidental. Las intensas
relaciones comerciales, históricas y culturales
entre la península Ibérica y Latinoamérica, la
existencia de grandes comunidades de migrantes latinos y sus largas líneas costeras convierten a España y Portugal en los puntos de entrada
naturales para el narcotráfico trasatlántico. De
383
Daniel Brombacher
Mapa 1. Rutas principales del tráfico de drogas
Aviones comerciales
Países productores
Países de tránsito
Avionetas
Lanchas, barcos pesqueros
Buques de carga
Fuente: © Can&Able, 2009
ahí se distribuye la carga ilegal por toda Europa,
tanto por vías marítimas, como terrestres y aéreas. La región noroccidental, que comprende a
los Países Bajos, Bélgica, Inglaterra y Alemania,
ofrece las redes de infraestructura más densas y
desarrolladas, con acceso a todos los corredores
transeuropeos. Además, estos países también
albergan grandes comunidades de diáspora que
facilitan la redistribución de cocaína por todo
el continente. Así, hay un flujo constante de
drogas desde Holanda que atraviesa Alemania
como país plataforma, para abastecer parte de la
demanda en Italia y Europa oriental.
México y Centroamérica, contrario al caso
de Estados Unidos, tienen una importancia
inferior como países de tránsito hacia el mercado de cocaína en Europa. Aunque pasajeros
de vuelos procedentes de México y Guatemala
a menudo terminan presos en aeropuertos europeos por ingresar con cantidades menores de
cocaína tragada o escondida en su equipaje, no
ha habido hasta ahora noticias sobre cargas de
droga mayores pasando de México hacia Europa. Si bien la Oficina contra las Drogas y el
Delito de las Naciones Unidas (Unodc, por su
nombre en inglés) estima que 7% de la cocaína
que transita por México se desvía hacia el mercado europeo, estos cálculos no tienen sustento
empírico. Cuando se analiza cuál fue el último
país de tránsito para una carga de cocaína decomisada en Europa, México no figura como un
país muy importante. En 2007, los países más
importantes de tránsito hacia Europa fueron República Dominicana, con 9% de los casos reportados (por una alta cantidad de mulas en vuelos
turísticos), Argentina, con 9%, y Brasil, con 8%,
una tendencia que se confirmó en 2008 (Unodc,
384
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
2009: 72). Tomando el caso aislado de España,
en 2006 un tercio de la cocaína confiscada tenía
como último país de tránsito a Venezuela, seguido por República Dominicana (8%), Ecuador
(6%), Brasil y Argentina (5% cada uno) (Unodc,
2008: 76; Europol, 2007: 4). Además, las ex colonias y territorios de ultramar de Francia, Reino
Unido y Países Bajos en el Caribe y las Guayanas figuran como importantes plataformas desde
las cuales parten cargamentos de cocaína hacia
Europa, aunque en las estadísticas no aparecen
como países de tránsito si aún mantienen identidad jurídica europea. Estos datos sobre las rutas
del narcotráfico muestran que los intereses en
la lucha antidrogas de Estados Unidos y Europa
distan geográficamente de manera considerable.
Mientras que hoy en día los esfuerzos estadounidenses de interdicción se concentran en Colombia, en las rutas pacíficas por Centroamérica y
en México, Europa recibe la mayor parte de los
flujos de cocaína de países de tránsito que están
por fuera del enfoque antidrogas tradicional.
2.3. Un nuevo tipo de relaciones sur-sur:
África occidental como puerto seguro
para el narcotráfico sudamericano
hacia
Europa
El desvío del tráfico de cocaína a África occidental no es un fenómeno nuevo, aunque la reciente atención mediática al problema lo podría
sugerir. La ausencia de estructuras de control
estatal en el golfo de Guinea ha atraído desde
hace tiempo al crimen organizado sudamericano. Sin embargo, antes se usaban las aguas
territoriales de países como Cabo Verde, Guinea y Guinea Bissau como corredor de cargas
marítimas de cocaína en camino a Europa, sin
poner pie en tierra firme. Desde hace un lustro autoridades africanas y europeas han detectado el uso creciente de territorios africanos
como plataforma logística y de trasbordo por
parte del crimen organizado sudamericano. Por
lo general, las cargas de cocaína provenientes
por vía marítima de Sudamérica se trasbordan a
lanchas o yates en alta mar o en las islas frente
a las costas africanas. Los ayudantes africanos
suelen ser supervisados por un colombiano o
venezolano, quien vigila que la mercancía no
se pierda o se robe parte de ella. Las lanchas
transportan la droga a las playas desde donde
se lleva a almacenes clandestinos, varios de los
cuales han sido detectados en los últimos años.
El sistema es muy parecido en el caso de avionetas y aviones que llegan desde Sudamérica o
de contenedores con cargas camufladas. Desde
África occidental la cocaína se transporta de
nuevo por vía marítima o terrestre a través de la
zona del Sahel hacia Marruecos y posiblemente
otros países del norte por las rutas de marihuana
existentes a Europa (Europol, 2009: 16). Hasta
hace poco, en toda África no se decomisaba ni
una tonelada de cocaína al año, pero entre 2005
y 2008 se incautaron más de medio centenar
sólo en África occidental. En 2006, el 32% de la
cocaína incautada en Europa había transitado
por África y 17% de los correos humanos detenidos en aeropuertos europeos en 2008 eran
de origen africano, aunque ambas cantidades
han ido reduciéndose de manera considerable
recientemente (Unodc, 2008: 76; 2009: 74).
Debido a la carencia de datos confiables sobre la dimensión del narcotráfico en la región,
hay poca certeza sobre los volúmenes de cocaína que transitan por África occidental y noroccidental y sobre los actores implicados. La información disponible es anecdótica en el mejor
de los casos. Tomando en cuenta lo dicho, es
de suponer que son casi exclusivamente redes
de narcotráfico colombianas y venezolanas las
que han ido creando una infraestructura para
el comercio ilícito en algunos países africanos
occidentales, como, por ejemplo, la compra de
inmuebles y fábricas para camuflar sus verdaderas actividades. La cocaína incautada en África es sobre todo de origen colombiano y peruano, y con frecuencia transita por Brasil (Unodc,
2009: 74). No hace falta mencionar que especialmente los países de habla portuguesa como
Cabo Verde y Guinea Bissau se prestan para el
narcotráfico con Brasil y luego con Portugal. Algunos otros factores que explican el uso de Áfri-
385
Daniel Brombacher
ca occidental como plataforma es la creciente
presión represiva contra la narcoeconomía en
países como Colombia, la ausencia del Estado y
la debilidad de las estructuras de seguridad en
esa región, la pobreza generalizada en un área
en donde se ubican algunos de los estados menos desarrollados del mundo, el control reforzado en las rutas más directas del narcotráfico
trasatlántico y el auge del consumo de cocaína
en Europa. Para tener una idea sobre el impacto del fenómeno sobre esta región: cien kilos
de cocaína que transitan por los archipiélagos
frente a Guinea-Bissau se venden en una calle
madrileña a un precio que equivale al valor de
toda la ayuda internacional al desarrollo que recibe el pequeño país en un año.
La instalación del narcotráfico sudamericano cerca de Europa y en territorios literalmente
no controlados ha causado mayor preocupación
en la Unión Europea y sus países miembros, especialmente en las capitales del suroccidente.
La oferta creciente de cocaína que llega a Europa a través de África, la corrupción, la desestabilización política de los países de esa región
y la posible cooperación del crimen organizado
con grupos terroristas en la franja del Sahel son
algunas de las preocupaciones europeas más
grandes en esta situación. Según rumores, en
los golpes de Estado en 2008 en Guinea Bissau
y Guinea se usaron recursos financieros provenientes del narcotráfico. Se sospecha también
que los asesinatos del presidente Vieira en
Guinea Bissau y del comandante en jefe de las
fuerzas armadas de este país en 2009 están relacionados con el narcotráfico, aunque informaciones creíbles al respecto son escasas.
Incluso el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha expresado su preocupación
por el asunto y ha llamado al gobierno de Guinea Bissau a tomar medidas para combatir el
tráfico de cocaína en su territorio y sus aguas
territoriales. En Guinea Bissau y Cabo Verde la
Unión Europea ha apoyado y financiado proyectos de reforma del sector de seguridad y de
control aduanero y marítimo por las mismas
razones. Unodc, con apoyo de la Comisión Eu-
ropea, busca transferir experiencias de combate
al narcotráfico de las agencias sudamericanas
a sus pares africanos. Aunque Guinea Bissau y
Guinea son los casos que han atraído gran parte
de la atención internacional, el problema no se
limita a esos dos países, sino que implica a la
mayoría de los estados de la región. Casi todos
los países de África occidental han reportado
crecientes incautaciones de cocaína o han sido
mencionados como zonas de tránsito por autoridades de terceros países. Aún así, la verdadera magnitud del problema del asentamiento del
crimen organizado sudaméricano en la región
se desconoce. La base de datos sobre decomisos
y delitos relacionados con cocaína es cuestionable y carece de credibilidad, dado el pobre
desempeño de las autoridades de seguridad en
muchos de los estados de la región.
2.4 Los actores
del narcotráfico trasatlántico
Para desenredar el difícil entretejido de actores
involucrados hay que distinguir los diferentes
eslabones de la cadena comercial del narcotráfico trasatlántico. Primero el comercio al por mayor en el triángulo Sudamérica-Europa-África
occidental, segundo el trasbordo de las cargas
en África, en islas europeas o en alta mar, tercero la redistribución de las cargas al por mayor
a los diferentes mercados europeos, y cuarto la
venta al por menor.
Aunque a lo largo de la década de los noventa los carteles mexicanos reemplazaron a los
colombianos en el dominio del tráfico de drogas
hacia Estados Unidos, el tráfico trasatlántico de
cocaína aún está principalmente en manos de
redes colombianas con alguna participación de
nacionales venezolanos (Europol, 2009: 19).
Ellos son responsables del tráfico al por mayor
por vía marítima y aérea, incluyendo las avionetas y los aviones de carga que vuelan directamente de Sudamérica a África occidental. En el
caso del tráfico no directo entre país proveedor
y país consumidor, los grupos sudamericanos
386
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
necesitan cooperar en las islas europeas (las
Azores, Madeira, las Canarias, etc.) o en alta
mar con intermediarios que por lo general son
europeos o inmigrantes latinoamericanos.
No obstante, en un caso muy parecido a la
participación gradual de mexicanos en el narcotráfico de Colombia a Estados Unidos en los noventa, el crimen organizado sudamericano ha establecido lazos con intermediarios africanos, en
su mayoría nigerianos y marroquíes. Como antes
a los mexicanos, hoy los grupos del narcotráfico
colombiano suelen pagar a nacionales africanos
por servicios auxiliares y de logística. Fue mediante estos servicios que los grupos mexicanos
entraron en el negocio de drogas hasta llegar a
expulsar a sus pares colombianos del tráfico de
cocaína al por mayor a Estados Unidos.
Además, los grupos colombianos necesitan
apoyo local. Aparentemente, sólo en el caso de
la ‘Ndrangheta y la Camorra italianas, actores
cruciales en el negocio de cocaína en Europa, se
establecen contactos directos entre proveedores
sudamericanos y grupos del crimen organizado
europeo, evitando de tal manera el costoso uso
de intermediarios (Europol, 2009: 32-35). Esto
es posible por la magnitud de los imperios de
estas mafias, todavía bastante insólitos en Europa, sus avanzadas estructuras logísticas y su
íntimo engranaje con la economía legal.
Sin embargo, el caso de las mafias italianas
es más bien excepcional. Normalmente, tanto
los grupos colombianos y venezolanos como el
crimen organizado europeo necesitan la intermediación y ayuda de locales en España, Portugal
o África. Ellos ayudan a organizar el trasbordo
de las cargas de cocaína, consiguen medios de
transporte y sobornan a las autoridades del respectivo país. Los grupos de crimen organizado
africano disponen de amplia experiencia, contactos y redes establecidas del comercio con bienes ilegales hacia Europa, lo que es crucial para
los sudamericanos, que en Europa y en África se
mueven en territorios ajenos. Muy a menudo, los
narcotraficantes no remuneran a sus colaboradores en efectivo sino, como sus pares en México
y Centroamérica, con pequeñas cantidades de
cocaína, que se usa como moneda. La droga distribuida de esta manera no solamente fomenta
el consumo en los países de tránsito, sino que
también permite a las organizaciones intermediarias establecer una segunda cadena comercial de cocaína hacia Europa, por lo general a
través de mulas en vuelos comerciales hacia el
norte o por correo común. Con frecuencia, las
que manejan esta segunda cadena son redes nigerianas. En 2007, más de la mitad de las mulas
detenidas en aeropuertos europeos provenientes de África eran de esa nacionalidad (Unodc,
2008a: 10-14). Esas redes tienen la ventaja de
disponer de grandes comunidades de inmigración en muchos países europeos que se relacionan con base en estructuras étnicas clientelares
que facilitan la distribución y venta de drogas.
Redes nigerianas controlan muy a menudo los
mercados callejeros de drogas en Europa.
Una vez llegada a las zonas sur y noroccidental del viejo continente, la cocaína se redistribuye dentro de Europa desde España y Portugal, las mayores puertas de entrada, seguidas
por puertos holandeses, belgas e italianos, para
abastecer los mercados en los extremos del continente. Es llamativo que varias organizaciones
delictivas de toda Europa mantienen sucursales
en la península Ibérica y en los Países Bajos para
encargarse directamente de la redistribución,
como en el caso de grupos irlandeses, ingleses
o rusos (Europol, 2009: 19 y 28). Últimamente
también grupos turcos y albaneses –la llamada
“conexión turca” (turkish connection)–, que
suelen controlar el tráfico de heroína hacia Europa, han entrado al tráfico de cocaína, usando
vías a través de Grecia, los Balcanes y el Mar Negro (el puerto de Constanza en Rumania) como
puertas de entrada a Europa en una dirección y
hacia el Medio Oriente en la otra. Aún hay poca
información sobre por dónde se abastecen estos
grupos, aun cuando queda claro que el cada vez
más reducido mercado de heroína y el creciente
potencial de cocaína puede explicar su reciente entrada a este lucrativo mercado (Europol,
2009: 31).
387
Daniel Brombacher
Por lo general, la participación sudamericana termina en la frontera exterior común de
la Unión Europea, con la venta y entrega de la
droga a grupos del crimen organizado europeo
y de África occidental. Los narcos colombianos
han manifestado poco interés en la venta y el
comercio al por menor en Europa. Los latinoamericanos encarcelados en España –los colombianos son el grupo de extranjeros presos por
delitos relacionados con cocaína más grande en
este país– o en otros países europeos por la venta
de drogas, en general tienen poco que ver con
sus compatriotas que manejan el comercio al por
mayor (Emcdda, 2008: 4-15; Unodc, 2008: 78). Si
bien la venta callejera es la rama más lucrativa de
todo el negocio de la cocaína, es también el eslabón más riesgoso y el más competitivo. El gráfico
3 muestra los altos precios de calle de la cocaína en algunos países europeos. Por ejemplo, en
Alemania un kilo de cocaína de mediana pureza
se vende a entre 80.000 y 120.000 euros. Tomando en cuenta que unas 250 toneladas –250.000
kilos– entran a Europa al año, aun restando los
decomisos, el volumen financiero de la venta al
por menor es impresionante. Los dividendos de
este negocio se reparten entre todo el universo
de agrupaciones del crimen organizado europeo,
por lo general ajeno a los proveedores latinoame-
ricanos y, por tanto, con poca importancia para
la dinámica trasnacional del problema.
3. La agenda más allá del narcotráfico
3.1 La trata de personas hacia Europa
Ningún otro fenómeno de crimen transnacional
entre Latinoamérica y Europa tiene tanta importancia como el narcotráfico. Sin embargo, la trata
de personas de Latinoamérica hacia Europa con
fines sexuales sí es un problema, aunque en la
mayoría de los países europeos no ha recibido
mucha atención de los medios de comunicación
o de las agencias públicas. La excepción son, una
vez más, España y Portugal, donde la trata de
personas trasatlántica llega a niveles mucho más
altos que en otros países de la región. El Departamento de Estado de Estados Unidos ha publicado
estimativos sobre la magnitud del fenómeno en
la Unión Europea; según su informe de 2005 sobre trata de personas, habría unos 70.000 brasileños, entre 45.000 y 50.000 colombianos y 50.000
dominicanos, en su mayoría mujeres, trabajando
en prostitución en países europeos, posiblemente víctimas de actividades de trata humana (Ribando, 2005: 6). No obstante, estos estimativos
Gráfico 3. Precio promedio de un gramo de cocaína al por menor, 2007 (países seleccionados)
120
100
80
60
€
40
20
0
Alemania
España
Francia
Italia
Austria
Portugal
Fuente: Emcdda, 2009.
388
Suecia
Reino Unido
Turquía
Noruega
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
carecen de una base empírica transparente y no
han sido verificados por autoridades europeas,
por lo cual es necesario utilizarlos con cautela. Además, los cálculos llevados a cabo por las
diversas organizaciones –el Departamento de
Estado, Unodc, la Organización Internacional
para las Migraciones (OIM) o la Organización
Internacional del Trabajo (OIT)– distan mucho
en sus metodologías y, por tanto, en sus resultados (United States Government Accountability
Office, 2006: 44). Al mismo tiempo, en la Unión
Europea no existe una definición común sobre
el delito de trata de personas, que muy a menudo queda encubierto por otros crímenes como la
migración ilegal o el abuso sexual de menores.
Por tanto, el panorama de datos es más bien débil y es difícil estimar los volúmenes de la trata
de personas más allá de la evidencia anecdótica
de casos reportados (Europol, 2009a: 2).
La mayor parte de los casos denunciados
en la Unión Europea se refiere a ciudadanos de
Europa Oriental, Rusia, Ucrania u otras ex repúblicas soviéticas; varios de los países que antes
eran el punto de partida para la trata de personas hacia Europa occidental hoy hacen parte de
la Unión Europea, lo que convierte este comercio ilícito en un delito bastante fácil de cometer.
Al mismo tiempo, Nigeria y China también son
importantes como países fuente de personas
tratadas hacia Europa con fines sexuales y de
trabajo forzado. Por tanto, el número de casos
denunciados que involucra a latinoamericanos
es bastante bajo –con la excepción de los países
ibéricos– comparado con el de gente proveniente del oriente de Europa, África y Asia. Por otra
parte, la trata de personas de América Latina hacia el viejo continente tiene casi siempre fines de
explotación sexual e implica mayoritariamente a
mujeres entre 18 y 25 años de edad; la trata con
fines de trabajo forzado es menos común.
España es el país con más casos reportados
que implican a ciudadanos latinoamericanos.
Un estimativo de una coalición de ONG señaló
que en el país hay cerca de 50.000 residentes
víctimas de este delito (véase, Departamento de
Estado, 2009: 262); sin embargo, no hay estima-
tivos sobre el porcentaje de latinos dentro del
total de personas traficadas en España y los que
hay son poco confiables.
Fuera de España y Portugal, los brasileños
son el único grupo significativo de latinoamericanos que se menciona específicamente en las
estadísticas sobre trata en los países europeos.
Las demás nacionalidades constituyen grupos
de menor importancia que no llegan a más de
una docena de casos al año, aun cuando no hay
que olvidar que muchos casos no salen a la luz,
entre otras porque el delito de trata se confunde
con otros de índole parecida. Los casos reportados que implican a brasileños en España (gráfico 4) tienen una magnitud comparable con los
que implican a europeos orientales, sobre todo
ciudadanos rumanos y búlgaros. En cuanto a
España y Portugal, si bien muy a menudo se reportan casos de personas traficadas desde otros
países latinoamericanos –Paraguay, República
Dominicana, Colombia, Ecuador, Venezuela–
los números son más bien modestos comparados con los de origen brasileño. Para otros países de la Unión Europea –Italia, Países Bajos,
Suiza– existe información más bien anecdótica
sobre supuestos altos índices de trata de personas de origen colombiano y dominicano, pero
faltan datos para comprobarlo (Ribando, 2008:
S.8; Unodc, 2009a: 232-291).
Con respecto a los actores del crimen organizado implicados en el negocio de trata de personas entre Latinoamérica y Europa, es poco lo
que ha salido a la luz pública. Diferente al caso
de México, donde organizaciones del narcotráfico participan también en la migración ilegal y la
trata de personas hacia Estados Unidos, en Europa no se ha podido identificar tal alianza entre
narcotráfico y trata. Tanto en el fenómeno de la
migración ilegal como en el de trata de personas,
las redes de la diáspora latinoamericana cooperan con las organizaciones del crimen organizado
europeas –como las mafias italianas y rusas– que
buscan el control de las economías de prostitución y que, por tanto, necesitan establecer coaliciones para abastecer la constante demanda de
trabajo sexual (véase Europol, 2009: 21).
389
Daniel Brombacher
Gráfico 4. Delitos relacionados con la trata de personas latinoamericanas
(grupos significativos)
1.200
Casos reportados
1.000
800
600
400
200
0
Bélgica
(2005 - 2006)
Francia
(2008)
Países Bajos
(2005 - 2006)
Brasil
Colombia
España
(2005 - 2006)
Paraguay
Fuente: Unodc, 2009.
3.2 Los flujos trasatlánticos
en contravía, 1: precursores químicos
El único precursor químico utilizado para la refinación de cocaína que está listado en la tabla 1
del anexo de la Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias psicotrópicas de 1998 (Convención de
Viena) es el permanganato de potasio (KMnO4).
Su inclusión en la tabla 1 de la Convención de
Viena implica un mayor nivel de control y reglamentos sobre el comercio de este producto. Sin
embargo, el permanganato, como la mayoría de
las sustancias listadas en la Convención, tiene
una amplia gama de usos industriales, por lo cual
su comercio legal es de grandes volúmenes. Tan
sólo Alemania ha exportado legalmente desde
2006 más de 40.000 toneladas de este precursor a
Sudamérica, sobre todo a Argentina, Brasil y Chile. En 2008, Colombia decomisó más de cuarenta
toneladas de permanganato, de las cuales más de
la mitad estaba en laboratorios ilícitos que producen esta sustancia domésticamente (International
Narcotics Control Board, 2010: 15).
El comercio ilegal de permanganato de potasio se abastece desviando ciertas cantidades
del comercio legal, por lo general cuando el producto ya ha llegado a Latinoamérica. Para impedir mejor ese desvío ilegal, la Unión Europea ha
firmado acuerdos con todos los países andinos,
menos con Venezuela, intentando regular de
manera más estricta el comercio de químicos.
Estos acuerdos buscan facilitar la certificación
del uso final para exportadores europeos, sin
la cual legalmente no se puede hacer una transacción de precursores químicos. Aún así, las
cantidades de permanganato necesarias en el
proceso de refinación de cocaína son más bien
pequeñas en comparación con otros químicos
que se usan muy a menudo en este proceso,
como el carbonato sódico o el ácido sulfúrico,
los cuales no están listados en la tabla 1 de la
Convención de Viena. Por tanto, a pesar de la
frecuente reivindicación latinoamericana de
que Europa y Estados Unidos deberían controlar mejor el flujo de precursores, es muy difícil
impedir por completo el uso ilegal del permanganato, más aún si se toma en cuenta que el
desvío del comercio legal suele tener lugar en
América del Sur y no en Europa. Son más bien
países como Argentina, Brasil y Chile, que importan o producen precursores, todos limítrofes
con países de cultivo de coca y producción de
cocaína, los que deberían vigilar mejor el potencial desvío ilegal. El régimen firme de control
dentro de la Unión Europea tiene un alcance
muy limitado en los países destinatarios, ya que
con la entrega del producto se cumple con el
requisito de certificación del usuario final.
390
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
La misma problemática se da en el comercio
de efedrina y seudoefedrina, ingredientes para
la producción de metanfetamina que tiene lugar
sobre todo en México, con destino al mercado
estadounidense. La mayor parte del tráfico ilegal
con estas dos sustancias se abastece a través del
negocio de drogas farmacéuticas legales que las
contienen; la efedrina y la seudoefedrina ya casi
no se trafican ilícitamente en su forma pura, sino
en su forma procesada como farmacéutico. Esto
implica nuevamente la problemática de doble
uso, que a pesar de reglamentos estrictos hace
difícil la distinción entre las vías legales y las ilegales. Es por eso que Estados Unidos y Canadá
mismos son importantes proveedores de estas
sustancias, aunque en su mayoría son traficadas desde países asiáticos como China e India,
cruzando Europa o África, para luego llegar a
Centroamérica o directamente a México (International Narcotics Control Board, 2010: 8-11;
Europol, 2009: 34).
3.3. Los flujos trasatlánticos
en contravía, 2: armas pequeñas
La misma lógica del desvío ilegal vale para el
tráfico de armas pequeñas, municiones y partes
desde la Unión Europea hacia América Latina,
en donde la mayoría de las armas pequeñas y
ligeras que están en manos de grupos criminales y grupos armados irregulares inicialmente
fueron desviadas de la producción y venta legales. Las fuentes corrientes de tales armas no
son sólo la importación legal, por vía directa
o por terceros países, sino también la producción doméstica, los arsenales del uso legítimo
de fuerzas de seguridad y los almacenes desmesurados de las épocas de conflictos internos en
Centroamérica.
El caso de Colombia es emblemático al respecto del problema de las armas europeas en manos ilegales en América Latina: una investigación
sobre el origen de una muestra grande de armas
(cerca de 10.000 piezas) entregadas por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) a lo largo de
su proceso de desmovilización entre 2003 y 2006
demuestra que cerca de la mitad de ellas provenían de Europa, en total 47%, sin Rusia (gráfico
5). Los autores del estudio determinan que 27%
de las armas entregadas por las AUC tenía origen
en los países europeos que en el momento de la
desmovilización estaban sujetos al Código de
conducta de la Unión Europea en materia de exportación de armas de 1998 (véase, Vranck, 2009:
29-34). Por su parte, el segmento más grande provenía de las ex repúblicas del Pacto de Varsovia,
Gráfico 5. Origen de las armas entregadas por las AUC (Colombia), 2003-2006
6%
Alemania
2%
Italia
2%
Polonia
4%
23%
Rumania
4%
Hungría
Bélgica
7%
3%
Rusia
Bulgaria
13%
17%
EE.UU
Otros europeos
19%
Otros no-europeos
391
Daniel Brombacher
incluyendo a la República Democrática Alemana.
Aparentemente, una gran parte de estas armas llegaron a Colombia antes de los años noventa, momento en que se estableció un régimen más estricto de control de estas exportaciones en la Unión
Europea. No obstante, parece que aún durante esa
década países como Bulgaria, Rumania o Polonia
siguieron vendiendo armas sin mayores controles
de usuario final, ya que una parte importante de
las armas entregadas por las AUC databan de esta
época. Dado que en ese momento estos países aún
no eran parte de la Unión Europea, no tenían que
respetar las estrictas normas de exportación que
hoy son obligatorias para todos los miembros,
aunque es claro que siempre hay lagunas jurídicas que se aprovechan.
Un segundo factor que permite explicar la
alta densidad de armas europeas en manos de
las AUC es el problema del desvío que vimos
arriba en el caso de los precursores químicos.
Frecuentemente se trata de armas provenientes
de los arsenales de la fuerza pública de países
vecinos adonde llegaron de manera legal, como
en el caso de Venezuela. Como es sabido, tanto en el caso de Colombia como en el de otros
países de la región, se trata de exportaciones
legales que no llegan a manos ilegales por venta directa, sino por medio de terceros destinos,
compradores y corredores (véase, Vranck, 2009:
43-49). Tales desvíos se realizan habitualmente
a partir de licencias de comprador final falsificadas o por medio de ventas que se llevan a
cabo por medio de terceros países considerados
como importadores elegibles que no tienen peligro de reexportación bajo las normas del Código de conducta. El caso de las armas pequeñas
que circulan en Río de Janeiro es parecido al de
Colombia: un estudio de 2006 sobre su origen
pudo verificar que una cantidad considerable
de las armas decomisadas por las autoridades
brasileñas provenía de Europa, aunque la mayoría eran de producción estadounidense, seguidas por las argentinas (véase, Dreyfus y Marsh, 2006: 26).
4.
A modo de conclusión: el crimen
organizado trasatlántico como
desafío europeo.
De un interés
limitado a una estrategia coherente
Aunque los casos descritos sólo dan una idea
más bien anecdótica sobre cómo funcionan el
flujo de armas y el de precursores químicos desde Europa hacia América Latina, existen serias
dudas sobre la participación del crimen organizado en el tráfico trasatlántico de estos bienes,
tal vez con la excepción del comercio con efedrina y seudoefedrina con fines ilegales. Tanto
las armas como los precursores químicos llegan
a manos de las organizaciones criminales y, por
tanto, a las economías ilegales, cuando ya se encuentren en tierras latinoamericanas en donde
se desvían de círculos legales, fuera del alcance
europeo. Dado que tanto armas como precursores adquieren su estatus de ilegalidad en América Latina, es poco factible que el régimen de
control de exportaciones de la Unión Europea, y
su definición de compradores elegibles de tales
productos, sea efectivo, ya que aparentemente
los compradores no pueden prevenir el desvío
constante de estos bienes tan codiciados.
Sin embargo, el negocio trasatlántico de armas y precursores no es un problema tan importante cuando se lo compara con el creciente
narcotráfico desde América Latina hacia Europa. Los gobiernos europeos están urgidos de
controlar mejor el crimen organizado trasatlántico, aumentando sus esfuerzos de interdicción
del tráfico de cocaína y de la trata de personas
desde Latinoamérica. Sólo en España el número
de casos reportados de trata desde los países latinoamericanos ha llegado a niveles preocupantes. A la vez, los crecientes índices sobre delitos
relacionados con cocaína y el auge del consumo
en algunos países europeos demuestran que el
narcotráfico ya no es un problema despreciable.
El asentamiento del crimen organizado sudamericano en algunos países de África occidental
ha servido de catalizador para crear conciencia
sobre la necesidad de que la Unión Europea se
392
Crimen organizado en América Latina, la perspectiva europea
prepare mejor para contrarrestar el creciente
flujo de cocaína hacia sus territorios.
Mientras que la Comisión Europea ha optado
por fortalecer estructuras de seguridad en algunos países africanos occidentales y por buscar
una cooperación más cercana con la región mediante el diálogo con la Comunidad Económica
de Estados Africanos Occidentales (Ecowas, por
su nombre en inglés), algunos estados miembros de la Unión Europea han fomentado una
cooperación más operativa para enfrentar el
problema. En 2007, siete países europeos crearon el Centro de Análisis y de Operaciones contra el Tráfico Marítimo de Narcóticos (Maoc-N,
por su nombre en inglés) con sede en Lisboa;
otros estados, la Comisión Europea y Europol
participan como observadores. El Centro, que
ha funcionado con bastante éxito, coordina el
monitoreo marítimo y acciones de interdicción
del narcotráfico en el Atlántico por parte de las
marinas y guardacostas de los países miembros.
Para el Mediterráneo, por el cual pasan las rutas tradicionales de marihuana pero crecientemente también algunas de cocaína, el gobierno
francés ha promovido la fundación del Centro
para la Lucha Anti-Drogas en el Mediterráneo
con sede en la ciudad de Toulon. Más allá de la
interdicción marítima, Europol recolecta inteligencia sobre el tráfico de cocaína en Europa y la
pone a disposición de las agencias de seguridad
de los miembros de la Unión Europea, al tiempo
que busca fomentar la coordinación policial de
los esfuerzos nacionales en este ámbito.
Por su parte, las agencias policiales europeas
tratan de fortalecer el intercambio de información sobre actividades del crimen organizado
con autoridades africanas y sudamericanas. El
instrumento más común es la designación de
enlaces en sus embajadas en otros países o el
establecimiento de foros bilaterales regulares
para mejorar el flujo de información operativa.
Más allá de este tipo de diálogo e intercambio
de información, los gobiernos europeos han hecho bastante poco en América Latina para controlar mejor el creciente flujo de drogas hacia
la Unión Europea. Hasta ahora, la mayoría de
los países del viejo continente han limitado su
oferta de cooperación a sus pares latinoamericanos a proyectos de desarrollo alternativo, cuyos
resultados frecuentemente terminan neutralizados por efectos del desplazamiento de cultivos.
Para Europa y para América Latina sería
crucial encontrar una estrategia birregional que
permita controlar de manera más efectiva el tráfico trasatlántico de drogas. En las condiciones
actuales, para el crimen organizado es muy fácil
exportar cocaína al viejo continente. Las rutas
son múltiples y las instancias de control europeas no cuentan con una estrategia sistemática
para luchar contra el fenómeno del tráfico. Tomando en cuenta la contracción del mercado en
Estados Unidos, la presión represiva en México y el creciente consumo de cocaína en Europa, no es difícil imaginarse que el narcotráfico
trasatlántico va a seguir aumentando. Hoy, la
Unión Europea enfrenta esta tendencia bastante desprotegida, lo que fomenta el florecimiento
de las economías ilegales en los países productores y de tránsito. El actual sistema de combate
al narcotráfico en Europa está muy fragmentado: las responsabilidades se dispersan entre
agencias nacionales, varias direcciones generales de la Comisión y otras agencias tanto dentro
como fuera del sistema de la Unión Europea. El
panorama de lucha contra el crimen organizado
trasatlántico es más bien confuso. Esto se hace
visible en el precio de la cocaína cada vez más
bajo en las calles europeas frente a un consumo
en auge, lo que pone de manifiesto la abundancia de la droga en Europa. Los gobiernos de los
países miembros de la Unión Europea deberían
utilizar su peso en América Latina, su credibilidad en materia de políticas antidrogas y su acceso a círculos gubernamentales cerrados para
Estados Unidos (como los gobiernos de Bolivia
y de Venezuela) para buscar modos de cooperación más allá de lo declarativo. A la vez, la
Unión y sus miembros, sobre todo los del suroccidente, deberían sistematizar sus esfuerzos de
combate al narcotráfico. Lo mismo es válido para
otras ramas menores del comercio ilegal entre las
dos regiones como el caso de la trata de personas.
393
Daniel Brombacher
En últimas, Europa debería dejar de considerar el
crimen organizado en América Latina como un
problema de Estados Unidos, ya que ella misma
está en camino de quitarle a ese país el título del
mayor consumidor de cocaína en el mundo.
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394
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe1
Lilian Bobea
Resumen ejecutivo
A
lo largo del hemisferio occidental, el crimen organizado afecta negativamente el desarrollo nacional, el bienestar ciudadano y la gobernabilidad democrática de los países grandes y pequeños. Característicamente trasnacional, estadotrópica, empresarial y reorganizadora, la
criminalidad organizada ha probado ser muy resistente, capaz de ajustarse
a los nuevos contextos sociopolíticos y, sobre todo, capaz de aprovechar los
huecos y las contradicciones de las políticas nacionales y regionales. El crimen organizado afecta también las relaciones interestatales, especialmente
entre los países del Caribe y Estados Unidos; más allá del objetivo compartido de combatir el narcotráfico en la región, la relación Caribe-Estados Unidos sigue estando condicionada por asimetrías y tensiones considerables,
en cuyo vórtice los estados más vulnerables están conminados a desempeñar el papel más crítico.
***
395
Lilian Bobea
Introducción
El crimen organizado, el narcotráfico y los sistemas violentos que se estructuran a su alrededor
arrastran a las sociedades caribeñas hacia una
encrucijada sin precedentes, por los cuantiosos
beneficios que generan y por los altos costos
sociales que extraen de dichas sociedades. Las
nuevas tendencias criminales y la inseguridad
que el auge de la criminalidad desencadena en
los ámbitos nacionales afectan la calidad de
vida de los ciudadanos, socavando su confianza
en las instituciones (al respecto, véanse Cruz,
2008: 228-230; y Morgan et al.: 2006), fragmentando el capital y la cohesión social e interpelando los fundamentos del contrato social, allí
donde logran implantarse (sobre el impacto de
la criminalidad organizada en la gobernabilidad, véase, Bailey y Godson, 2000: 6-7). En las
democracias caribeñas emergentes, las redes
criminales enriquecen y, a la vez, se sirven de
fracciones diversas de las elites políticas y económicas, aun a costa de la sobrevivencia misma
del sistema democrático tal y como este funciona en América Latina y el Caribe.
Por su parte, los Estados desorganizados2
contribuyen también a la proliferación de nichos
y oportunidades favorables a la criminalidad
violenta, debido, entre otros factores, a la falta de
coordinación interinstitucional, a las reformas
inacabadas, a la ineficiencia endémica y a la corrupción rampante que permea sus mecanismos
de coacción, sus estructuras judiciales y sus burocracias, especialmente en el ámbito de la seguridad y la justicia (véase, Zéphir, 2008: 251). Para
muchos Estados de la región, la consolidación de
las redes del crimen organizado y del narcotráfico representa más que un desafío económico,
político y moral, traduciéndose en un indicador
del éxito o fracaso del Estado, de su capacidad
de proveer seguridad a sus ciudadanos, de preservar el estado de derecho y de actuar como un
agente responsable frente a la comunidad internacional.
Este documento contextualiza, primero, el
crimen organizado y el tráfico de drogas en el
Caribe, a partir de la relativa interdependencia geopolítica que determina los impactos
del fenómeno y las respuestas en la región. Se
asume la noción de crimen organizado en los
términos consensuados por la Convención de
las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional (Convención de Palermo, 2000), como:
Un grupo estructurado de tres o más personas
que exista durante cierto tiempo y que actúe
concertadamente con el propósito de cometer
uno o más delitos graves o tipificados con arreglo a la presente Convención, con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden material3.
Segundo, se toma como referencia el escenario que ofrece la República Dominicana como
receptora de crecientes actividades y actores criminales violentos, para ilustrar sus impactos en
diferentes aspectos del bienestar ciudadano, la
gobernabilidad democrática, la estructura institucional del Estado y, en alguna medida, las relaciones interestatales. Tercero, se exploran las
características de estas actividades y se analiza
la relación fundamental entre la criminalidad
asociada a las drogas y sus efectos en el deterioro de las instituciones democráticas en décadas
recientes. Finalmente, se examina la capacidad
de respuesta de las instituciones, las políticas
públicas y los esfuerzos más connotados de cooperación desplegados por el gobierno dominicano, frente a la estrategia política de Estados
Unidos en la consumación de la inseguridad y
la vulnerabilidad que provoca esta criminalidad
organizada.
1. Interdependencia
(positiva y negativa)
Caribe-Estados Unidos
Los países caribeños y Estados Unidos son, ineludiblemente, interdependientes. Esta interdependencia es positiva y negativa, y ofrece, por
tanto, desafíos y oportunidades. Décadas de migración continua alimentan una diáspora cubana, dominicana, jamaiquina y haitiana radicada
396
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
en el país del norte4. El grueso del comercio regional gravita alrededor de ese país, mientras las
remesas enviadas a casa por los inmigrantes caribeños en Estados Unidos constituyen un componente esencial del producto interno bruto (PIB)
de sus naciones5. Inversamente, las condiciones
políticas, económicas y sociales en el Caribe repercuten en la sociedad y en el gobierno estadounidenses: desde los beneficios que supone la
transferencia desigual de capacidades humanas
subvencionadas por los pequeños Estados mediante la fuga de cerebros de los más educados
(entre 75% y 80% de los que poseen doce años y
más de escolaridad en los casos de Guyana, Haití, Jamaica y Grenada)6, hasta los desafíos que
representan las crisis políticas y de gobernabilidad en Haití, Cuba, Jamaica, Trinidad y Tobago y
República Dominicana, entre otros.
Sin embargo, de todas estas interdependencias probablemente ninguna supone un desafío
mayor a la gobernabilidad democrática nacional y hemisférica que las actividades criminales
inter e intrarregionales, sobre todo el tráfico y
comercio de drogas, armas y lavado de dinero,
el tráfico de personas, la corrupción y la violencia que las acompañan.
1.1 Dinero “bueno” y dinero “malo”
Los pequeños estados caribeños dependen esencialmente del intercambio comercial, las inversiones externas y los flujos de capitales que ingresan por la vía de las remesas. Pero la economía
transnacional tiene también un lado negativo. El
tráfico y el comercio de drogas han crecido en alcance y complejidad, evadiendo los mecanismos
de control caribeños, con el objetivo de suplir la
demanda insaciable de los mercados europeos y
estadounidense. Para el año 2001, el tráfico de
drogas en el Caribe generó unos $3,3 mil millones de dólares (3,1% del PIB de la región); de esta
cantidad, la cocaína fue la droga más rentable.
En 2006, el mercado de drogas representaba 6%
del PIB regional, lo que se tradujo en unos $5 mil
millones de dólares en beneficios7.
1.2 Las políticas estadounidenses
y sus efectos intermésticos
Estados Unidos ha desarrollado políticas contradictorias hacia la región en torno a la problemática del narcotráfico, el tráfico de armas
y el incremento de la inseguridad, trazando una
trayectoria caracterizada por un acercamiento poco consistente, generalmente reactivo y
neorrealista, con resultados colaterales previstos o imprevistos. Por un lado, la reducción
progresiva de la inversión en el desarrollo y
las deportaciones masivas hacia sus países de
origen de individuos que cometen crímenes en
Estados Unidos, coinciden con la presión creciente por parte de organismos como la Drug
Enforcement Agency (DEA) para que estos países sean más proactivos en perseguir y procesar
y, en algunos casos, repatriar, a narcotraficantes y delincuentes vinculados a la criminalidad
organizada8. Por otro, mientras en la región la
criminalidad compleja sigue siendo una preocupación de primer orden para las autoridades estadounidenses, ese país continúa siendo
el principal abastecedor de armas pequeñas y
sofisticadas en el Caribe, a pesar de que gran
parte de ellas llegan a manos criminales. Además de constituir en sí mismo un mercado de
ilícitos, muchas de esas armas facilitan diversos
tipos de actividades criminales al proveer protección y posibilitar la intimidación y la confrontación ejercida contra ciudadanos por parte
de actores violentos como narcotraficantes, sicarios y criminales. En Jamaica, a mediados de
los noventa se estimaba que 68% de las muertes
eran ocasionadas con armas de fuego, porcentaje que aún se mantiene. En Trinidad y Tobago,
72,5% de los homicidios cometidos en 2005 estuvieron relacionados con armas de fuego, muchas de estas reportadas como ilegales (véase
Women’s Institute for Alternative Development,
2005). Estas tasas son mucho más elevadas que
el promedio mundial de homicidios cometidos
con armas de fuego (42%). Por tanto, el acceso
libre y creciente a armas ligeras es un factor que
agrava el deterioro de la cohesión comunitaria
y la seguridad ciudadana, en la medida en que
397
Lilian Bobea
cada vez más personas resuelven sus conflictos
mediante la violencia armada. En consecuencia,
parte de los gobiernos y de la sociedad civil caribeña consideran la transferencia irresponsable
de armamentos hacia la región como un factor
que inhibe el desarrollo y socava la seguridad de
sus países, confrontados a una cultura emergente
de violencia armada y a la pérdida de vidas de jóvenes social y económicamente vulnerables. Ello
motivó a parte del liderazgo caribeño a proponer, en 2008, un Tratado de Comercio de Armas
(ATT) que enfatizó en el control de la posesión
de armas en manos de civiles, cero tolerancia a
la corrupción, promoción de la transparencia y
el respeto a los derechos humanos, entre otras
recomendaciones9.
En cuanto a las políticas reactivas, la descertificación ha sido el mecanismo coercitivo
primordial empleado por Estados Unidos para
penalizar a los países que no responden a los
estándares de cumplimiento definidos por ese
país. Ella impone una marca de país frente a los
organismos de ayuda internacional y las inversiones. Si bien constituye un mecanismo disuasivo contra la falta de acción de los gobiernos,
tiene el agravante de penalizar a la sociedad en
su conjunto, al conminar el desvío de recursos
económicos para cubrir los costos del logro de
resultados inmediatos de la lucha contra la criminalidad organizada, amén de no ser clara la
forma como contribuye a cambiar patrones10.
En general, la tendencia que privilegia el tratamiento de la criminalidad desde la sola perspectiva de la seguridad, objetiva el predominio de
determinados actores, mecanismos y formas de
hacer, sobre otras opciones, promoviendo la militarización de las respuestas. Para las precarias
democracias caribeñas, ello debilita aún más
el control civil respecto a las fuerzas de seguridad, que tienen una larga historia de autonomía, impunidad e imposición política, sin que
ello se traduzca, necesariamente, en resultados
que resuelvan el problema de la criminalidad
organizada.
2. El desafío del sector privado
predatorio a los recursos públicos
La localización del Caribe entre las zonas productoras de droga (Colombia, Venezuela, Perú y
Bolivia) y de consumo (Estados Unidos, Canadá
y Europa), explica que dos tercios de la cocaína
que entra en la región termine abasteciendo esos
mercados. Se calcula que por las islas caribeñas
transita 5,5% de la droga colombiana que se vende en Estados Unidos (véase, Platzer at el., 2004:
191). Gran parte de esta droga sale de los puertos caribeños oculta en contenedores que logran
evadir la inspección.
Para el año 2000, dos tercios de las importaciones europeas de cocaína pasaron a través
del Caribe, tocando o no suelo de la región,
mientras por allí circuló 47% de la cocaína
demandada en Estados Unidos (Platzer at el.,
2004: 192). Sin embargo, en 2003, por el corredor Centroamérica-México pasó 77% de la cocaína consumida en Estados Unidos, frente a
22% que se transportó a través del Caribe. Más
recientemente, se estima en 10% la parte que
aporta el Caribe en este comercio ilícito (Unodc y Banco Mundial-Región Latinoamérica y el
Caribe, 2007: 177). Este patrón puede cambiar
drásticamente con las políticas de reforzamiento de las fronteras sur Estados Unidos-México
y México-Centroamérica, y con los efectos de
la aplicación de la Iniciativa Mérida. Lo que estas tendencias revelan es una alta volatilidad en
los flujos y volúmenes y en los tipos de droga
que fluyen en la región, sea debido a cambios
en los patrones de consumo en los mercados
de destino (por ejemplo, el declive del consumo de cocaína en Estados Unidos mientras aumenta la demanda en Europa) o a consecuencia
de la aplicación de políticas no integradas en la
región o por la capacidad que tienen las redes
criminales de abrir nuevos mercados según se
produzcan oportunidades favorables en los territorios caribeños. Aun así, el volumen de la
droga que circuló entre Jamaica, República Dominicana y Haití en 2005 se mantuvo muy alto
(entre 10 y 20 toneladas aproximadamente) con
398
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
respecto al tamaño de estas economías y su contribución al PIB. Adicionalmente, los crecientes
mercados de drogas sintéticas y de heroína indican la maleabilidad y resistencia de las redes
del narcotráfico para adaptarse a los escenarios
cambiantes de demanda y de coacción.
Desde la perspectiva caribeña, lo más problemático de estos desarrollos tiene que ver con
la expansión del consumo local y la influencia
que, por un lado, puede llegar a tener la microempresa de drogas ilícitas en las actividades
económicas informales y de subsistencia y, por
otro, con la generación de nuevos capitales ilícitos en la macroeconomía. Hasta el momento
no ha sido posible estimar el alcance exacto
de ambos fenómenos en ninguno de los países
de la región. Ello porque casi no existen estudios sistemáticos de consumo local de drogas
ni evaluaciones económicas consistentes sobre
los vínculos entre capitales formales e informales, lícitos e ilícitos. Fuentes oficiales regionales sugieren que entre 10% y 20% de la cocaína
proveniente de Colombia y Venezuela se queda en las islas. Asimismo, las autoridades dominicanas calculan que al menos la mitad del
éxtasis que fluye a través del país se consume
localmente. Lo cierto es que, más allá de ser estos países puntos claves de tránsito, ellos son
cada vez más puntos de destino para el fortalecimiento de mercados internos de droga dura, a
pesar de que la mayor parte de la ganancia permanece en los lugares finales de destino (Klein
et al., 2004).
Este flujo ilícito se traduce en cuantiosas
ganancias para los criminales, burócratas corruptos y empresarios-negociantes. Cálculos
recientes cuantifican en cerca de 800 millones
de dólares las ganancias producidas por estos
mercados ilícitos en República Dominicana, lo
que equivale a 5,3% del PIB. En Puerto Rico la
ganancia se calcula en unos 650 millones de dólares ó 1,4% de su PIB (Klein et al., 2004: 194).
En términos macroeconómicos, mientras el PIB
del Caribe en 2004 fue de 31,5 mil millones de
dólares, los beneficios generados por la cocaína
en Estados Unidos y Europa alcanzaron 70 mil
millones en 2003 (Unodc y Banco Mundial-Región Latinoamérica y el Caribe, 2007).
Aun cuando es imposible determinar cuánto de este flujo de capital contribuye a las economías nacionales, no es errado afirmar que el
crimen organizado genera una inyección de fondos que compite con el capital productivo lícito
y, sobre todo, con los limitados recursos de que
dispone la administración pública. Como las remesas, las ganancias provenientes de las drogas
han devenido un componente esencial para las
economías caribeñas, con consecuencias negativas obvias. Entre los impactos negativos relacionados con la alta rentabilidad del comercio de
drogas sobresale la escalada de violencia y criminalidad en la región y sus efectos en el desarrollo
humano y material. En Jamaica, por ejemplo, el
costo del crimen fue calculado en 3,7% de su PIB
para el año 2003, mientras en Trinidad y Tobago el cálculo fue de 1,6% de su PIB para el mismo periodo (véanse, para Jamaica, Francis et al.,
2003; y para Trinidad y Tobago, Holder y Mutota,
2006). Estas cantidades incluyen el gasto privado y público en seguridad, restricciones a la expansión productiva, gastos de salud y pérdida de
productividad.
2.1 Competencia violenta
Este influjo crea mercados que generan ganancias significativas y empleos ilícitos, así como
una competencia feroz y violenta por fracciones
del mercado (Platzer et al., 2004: 194). Por ejemplo, la República Dominicana se ha convertido en
un foco activo del tráfico de drogas debido, entre otras razones, a las capacidades organizativas
transnacionales y de adaptación de los traficantes dominicanos, cambiando alianzas entre carteles colombianos y mexicanos (Unodc y Banco
Mundial-Región Latinoamérica y el Caribe, 2007:
179; U. S. Department of Justice, 2010). Muchas
de estas organizaciones dominicanas transnacionales de narcotraficantes (ODTN) descansan en
contactos locales que, a su vez, están conectados
con una miríada de grupos y puntos de droga en
399
Lilian Bobea
Haití y República Dominicana11. Esta tendencia
indica un proceso de concentración en el nivel
más alto como consecuencia de la competencia
y, al mismo tiempo, mayor fragmentación y diversificación en los mercados al detal, por la naturaleza volátil de esos mercados y la sobreoferta de detallistas. De ello dan cuenta las bandas
criminales dominicanas establecidas en Nueva
York, Boston, Filadelfia y Puerto Rico, lo mismo
que en Madrid y Cataluña. Como el Caribe mismo, los mercados ilícitos intrainsulares se caracterizan por su fragmentación. Sin embargo,
a diferencia de los Estados desorganizados de
la región, los empresarios de ilícitos muestran
una alta capacidad para combinar e integrar
subcomponentes del circuito criminal. El negocio de las drogas conecta los barrios más deprimidos de Santo Domingo, Kingston y Santurce
con las macrociudades de Nueva York, Boston,
Madrid y Ámsterdam, sea por medio de bandas criminales como los Trinitarios, Dominican
Don’t Play (DDP), Forty Two, o de agentes menos
estructurados que trafican con drogas, armas y
personas. La cocaína es traficada desde Jamaica
al Reino Unido por medio de bandas conocidas
como yardies (véase, Harriot (ed.), 2003).
A pesar de tratarse de mercados competitivos y abiertos, no todos los participantes tienen
igual acceso a ellos. La estructura del mercado
y la división del trabajo que la soporta explota
al máximo las desigualdades sociales. Cálculos conservadores sugieren que por lo menos
unos 120.000 individuos están involucrados
en la producción y comercialización de drogas en el Caribe. Un alto porcentaje de ellos no
son profesionales, sino trabajadores informales
con ingresos provenientes de múltiples fuentes
(Platzer et al., 2004: 199)12. De hecho, la mayor
parte de las ganancias generadas por medio de
actividades ilícitas apenas beneficia a 10% de
los involucrados, la misma elite criminal que
usualmente permanece protegida por elementos corruptos dentro del sistema regional de seguridad y justicia. Por otro lado, aquellos que
son étnica, racial y económicamente más vulnerables terminan siendo las principales víctimas
de la violencia generada por la competitividad
y las respuestas oficiales.
Al examinar la nueva criminalidad insular
con cierto detalle, la caracterizo aquí como urbana, empresarial, transnacional, oportunista,
reordenadora, armada y estadotrópica13. Por estadotrópica me refiero a una agencia criminal
que es funcionalmente atraída hacia el Estado
como un instrumento de articulación, protección y beneficio. En lugar de confrontar al Estado o evitar el enfrentamiento directo con las
autoridades, como en el caso de la criminalidad común (estadotropismo negativo), la nueva
criminalidad busca establecer alianzas dentro
del Estado y el sector privado (estadotropismo
positivo)14. Este concepto sintetiza gráficamente la peculiaridad de un proceso en el cual el
Estado es, al mismo tiempo, un instrumento
explotado por la economía criminal y, a la vez,
el agente-agencia más afectado por estas actividades. Por tanto, el estadotropismo es crucial
para garantizar la consistencia y robustez de los
flujos ilícitos regionales. En otras palabras, el
crimen organizado no puede ser efectivamente
rentable sin esta orientación.
En contextos de debilitamiento de las instituciones estatales, el uso de mecanismos ilegales de coerción, como las prácticas abusivas, el
uso excesivo y letal de la fuerza, la tortura y las
redadas colectivas tienen también el efecto de
exacerbar la violencia y socavar el Estado de derecho y la credibilidad de las políticas públicas.
El exterminio físico de traficantes e intermediarios por parte de las fuerzas de seguridad militar o policial tiene el efecto contraproducente
de crear nuevos nichos para el reclutamiento
y, al mismo tiempo, empujar a las redes criminales a buscar mecanismos más eficientes para
contrarrestar la ofensiva oficial. Por tanto, contrario a lo esperado, el uso extremo de la fuerza
da vía a la movilidad social dentro de los circuitos del narcotráfico y la criminalidad organizada, mientras facilita la corrupción y un mayor estadotropismo. Consecuentemente, es de
esperarse que a mayor dinamismo y relevo de
actores, mayor tienda a ser la desorganización
400
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
del mercado de ilícitos. También es posible que
los costos de los servicios de transporte, corte,
empaque y distribución de las drogas sean menores, dada la dificultad de estandarizar ciertas
prácticas y establecer regulaciones. De más está
insistir en que esta desorganización también se
traduce en más violencia. Por tanto, se asiste a
una relación perversa con un balance precario
entre actores criminales, por un lado, y estructuras institucionales, políticas y sociales, por
otro, por medio del cual se crean condiciones
favorables para la diversificación de actividades, actores y nichos criminales e ilícitos.
3. Criminalidad y violencia,
desafíos a los Estados caribeños
En consonancia con la expansión de los mercados de droga en décadas recientes, el Caribe y Centroamérica han devenido las regiones
más violentas del mundo, con una tasa anual
de muertes violentas de 30 por cada 100.000
habitantes para 2007 (Unodc y Banco MundialRegión Latinoamérica y el Caribe, 2007: III).
Entre los vectores reportados por Unodc y el
Banco Mundial en 2007 se destacan el establecimiento de redes, circuitos y rutas de tráfico de
drogas, personas, armas ligeras y mercancías.
Reportes más recientes destacan la función
catalizadora que tienen en estas dinámicas las
organizaciones transnacionales de droga y las
pandillas criminales nacionales (véase U. S. Department of Justice, 2010). Tan fundamentales
como resultan ser estos factores, es poco lo que
se conoce sobre cómo interactúan estas dinámicas, actores y relaciones en los ámbitos locales
para crear resistencia y adaptabilidad entre las
estructuras criminales oportunistas.
3.1 Delincuencia violenta
La violencia relacionada con el narcotráfico
ha exacerbado la violencia común en términos
cualitativos y cuantitativos. En Jamaica y Tri-
nidad y Tobago, estadísticas oficiales indican
que entre 60% y 65% de los crímenes cometidos anualmente se vinculan con el negocio de
las drogas15. Las autoridades holandesas calculan que 75% de los crímenes que ocurren en
los territorios de ultramar se relacionan con el
consumo y el tráfico de drogas ilícitas. En Puerto Rico, 56,6% de los asesinatos se deben a las
mismas causas, tomando en cuenta que este
país ocupa la sexta posición en la escala mundial de homicidios juveniles (Rodríguez Beruff
y Muniz, 1996: 55). Más aún, mientras las rutas
de tránsito del narcotráfico cambian constantemente en la región, los patrones de violencia
se reafirman gracias a la diversificación de las
actividades criminales y de los actores públicos
y privados involucrados en redes del crimen organizado. Nuevos tipos de prácticas violentas,
como el secuestro y el sicariato, han devenido
más y más importantes en lugares donde tales
fenómenos eran prácticamente inexistentes una
década atrás, como en República Dominicana16,
Trinidad y Tobago y, en cierta medida, Haití
(Unodc y Banco Mundial-Región Latinoamérica
y el Caribe, 2007: 22-23). Más gravoso aún es
el carácter sistémico que asumen los vínculos
entre criminales y sectores oficiales al institucionalizarse ciertos patrones informales como
la corrupción policial. El carácter multicausal
de esta violencia desafía a los gobiernos y a los
ciudadanos en la búsqueda de soluciones coordinadas y concordantes con las aspiraciones democráticas. La mutación y el mimetismo de las
tradicionales prácticas políticas clientelares y
de prebendas favorecen dinámicas autonómicas
dentro de las fuerzas de seguridad y las burocracias judiciales estadotrópicas, conformando
estructuras paralelas al Estado poroso, sobre la
base de intereses y beneficios mutuos, aun allí
donde la criminalidad no parece tan estructurada como en México o Colombia. Purgas institucionales sistemáticas de funcionarios responsables inicialmente de monitorear e interceptar
los circuitos y flujos de drogas confirman este
fenómeno17.
401
Lilian Bobea
3.2 Violencia plural
Ciudadanos y autoridades nacionales atribuyen
la irrupción de la violencia urbana a la proliferación del microtráfico18. Ciertamente, no toda
la violencia puede atribuirse a esta fuente, pero
es posible afirmar que la conflictividad intracomunitaria e interpersonal coexiste con la violencia organizada y por tiempos es exacerbada por
ella19. En ocasiones, pandillas callejeras y delincuentes comunes son golpeados por la violencia
de los agentes estatales (policía, fuerzas antinarcóticos y militares) que manejan en su favor el
sistema de impunidad prevaleciente para reprimir rivales o proteger criminales con los cuales
están asociados. Es difícil determinar en qué medida estas prácticas están condicionadas por una
arraigada cultura represiva que descansa en la
limpieza social y en la impunidad institucional
o son producto del estadotropismo criminal que
se ampara en un Estado que deja hacer y pasar.
En Jamaica, por ejemplo, las ejecuciones extrajudiciales por parte de la policía se consideran entre las más altas del hemisferio, mientras que en
República Dominicana las muertes provocadas
por la policía representan entre 18% y 20% de
los homicidios en las diferentes jefaturas que ha
tenido la institución por décadas. En cualquier
caso, estas tendencias acentúan el perfil criminal
de las sociedades caribeñas, alimentando áreas
grises donde el Estado no posee el control absoluto sobre sus propios medios de coerción.
3.3 Violencia reorganizadora
Además de plural, la empresa criminal trasnacional se articula crecientemente a las economías nacionales, formales e informales. Así, la
violencia criminal reorganiza el espacio social y
regula los procesos de acumulación, conectando
las esferas públicas y privadas legales e ilegales de manera más innovadora. Por tanto, esta
violencia armada se deriva de, y también contribuye a agravar las crisis de gobernabilidad en
la región20. Esta lógica reorganizadora tiende a
ser más acentuada en las áreas urbanas donde el
consumo y la distribución se interceptan, posibilitando un espacio geográfico para la expansión
de los mercados, así como el establecimiento de
enlaces institucionales que proveen la seguridad
del producto, los canales y el personal, a la vez
que dan vía a los mecanismos de blanqueo de
las ganancias. Sin embargo, las actividades criminales también se expanden hacia zonas periféricas, incluyendo ciudades secundarias donde
el Estado apenas controla las fronteras terrestres
y costeras. En el proceso, oportunidades de empleo marginal e intermitente proporcionan un
ingreso de subsistencia en contextos de pobreza
para un sector cada vez más numeroso de la ciudadanía. Para estos sectores, la normalización de
la actividad se refleja en la apreciación de muchos involucrados en estas actividades que no
se consideran a sí mismos como violadores de
la ley21. Por medio de estas actividades, la criminalidad organizada resta poder y autoridad al
Estado, al asumir el rol de proveedores de servicios, orden, empleo y seguridad para grupos de
ciudadanos. También se beneficia de la opacidad de las prácticas clientelares promovidas por
los partidos políticos y sus candidatos, a medida
que éstos interactúan en lo que aquí denomino
ecosistemas criminógenos.
4. La problemática
en República Dominicana
Coincidiendo con la transición democrática de
finales de los setenta y la consolidación de los
noventa, en la República Dominicana hubo un
declive de la situación y la percepción de seguridad ciudadana. Esta tendencia alcanzó su
pico a mediados de la primera década de este
siglo, cuando la tasa de muertes violentas pasó
de 12,5 por cada 100.000 habitantes en 2001 a
25,2 en 2004 (véase la tabla 1)22.
En consecuencia, el porcentaje de personas
que declararon sentirse más inseguras se elevó
de 42% en 1994 a 79% en 2006 (Morgan et al.,
2006: 88), auge que estuvo relacionado con varios factores: 1) el impacto de los rápidos cam-
402
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
4.1 De tránsito a destino
bios políticos y económicos que acentuaron la
desigualdad y la exclusión social, generando
mayor informalidad en los dos ámbitos; 2) la
presencia mayor y más influyente del crimen
organizado, articulado al narcotráfico y a otras
actividades ilícitas transnacionales; 3) la autonomización de segmentos burocráticos (policía,
militares, fiscales, jueces) y su relación simbiótica con redes criminales por medio de la infiltración y la corrupción; y 4) la ausencia de
una estrategia política de seguridad humana
y ciudadana que no descansara en respuestas
simplistas y reactivas.
Las estadísticas oficiales de 2003 muestran el
incremento de la narcoactividad en el país, incluyendo confrontaciones armadas entre competidores, ajusticiamientos y altercados bajo la
influencia de drogas. En 2005, el porcentaje de
muertes relacionadas con drogas representó 3%
de las muertes violentas. Para 2006 ese porcentaje ascendió a 10% y en 2007 a 16% (véase la
tabla 2)23. A pesar de la inconsistencia de las estadísticas, sin duda ellas muestran una escalada
de las actividades del narcotráfico y la criminalidad organizada en el país.
Tabla 1. Índice de muertes violentas en Centroamérica y la República Dominicana, 1999-2007
País
1999
2000
2001
2002
2003
2004
El Salvador
36,2
37,3
34,6
Guatemala
23,7
25,8
25,2
Honduras
41,17
49,92
Nicaragua
11
9
2005
2006
2007
31,1
32,7
41,0
54,9
55,3
48,7
30,7
35,06
36,3
42,03
45,2
43,3
53,72
55,89
33,57
31,89
35,03
42,91
40,41
10
10
12
12
13
12,46
-
Costa Rica
6,5
6,3
6,5
6,4
7,2
6,6
7,8
7,7
-
Panamá
9,66
10,14
10,18
12,41
10,84
9,70
11,27
11,30
12,07
Bélice
17,13
16,34
24,93
33,13
24,93
28,74
30
33
36,96
República Dominicana
14,39
13,09
12,49
14,51
18,73
25,25
26,41
23,56
20,62
Fuente: Observatorio Centroamericano sobre Violencia (Ocavi),
Tabla 2. Muertes violentas en República Dominicana, 2008
2
2
4
1
2
0
0
3
0
3
6
23
0
3
6
5
1
1
0
3
0
6
3
28
Despojo de vehículos
3
1
0
0
0
1
0
0
0
1
0
6
Relacionadas con drogas
29
27
26
22
27
35
32
30
25
30
28
311
Secuestro
0
0
0
0
0
0
0
1
1
0
0
2
Tratando de robar o atracar
21
4
3
4
11
13
17
9
15
12
5
114
Víctima de robo o atraco
32
38
23
19
20
28
34
27
27
24
25
297
Total
87
75
62
51
61
78
83
73
68
76
67
781
Fuente: Procuraduría General de la República,
403
Tasa de homicidios relacionados
Despojo de arma de fuego
Despojo de motocicleta
directamente con la delincuencia
Total
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Circunstancia
Enero
HOMICIDIOS RELACIONADOS DIRECTAMENTE CON LA DELINCUENCIA
8,95
Lilian Bobea
Esta tendencia puede establecerse también
por el número de personas arrestadas, deportadas
y extraditadas. De 1988 a 2006, 59.418 personas
fueron arrestadas por su participación en narcoactividades. Entre una y otra década hubo un incremento cercano a 112% en los arrestos (véase
de Cabral y Cabral, 2009). Actualmente, los arrestos relacionados con drogas constituyen la tercera
causa de encarcelamiento (18%), después de los
homicidios (35%) y los robos (26%) (Fundación
Institucionalidad y Justicia, 2006). Estos arrestos
ocurrieron sobre todo en barrios pobres y entre
los jóvenes. De acuerdo con los tribunales de menores, entre 30% y 40% de los que están en los
centros de reclusión (13-17 años) están acusados
de narcomenudeo24. Considerar estos grupos de
jóvenes involucrados en estas actividades ilícitas
como inherentemente criminales es materia de debate. En algunos casos, su participación está condicionada por el contexto social y las respuestas
oficiales que les afectan directamente, aun cuando es cierto que sus características demográficas
los hacen atractivos como una petite gendarmerie
de los mercados ilícitos25.
La política gubernamental frente a esta problemática se basa ante todo en la interdicción de
la droga que entra al país y en la desarticulación
de puntos de venta en las zonas urbanas. Estadísticas de la Dirección Nacional de Control de
Drogas (DNCD) indican que entre 2002 y 2006
se realizaron 26.725 operativos para desarticular puntos de venta de droga en los barrios de
Santo Domingo y Santiago, segunda ciudad del
país26. A pesar del despliegue de esta actividad
antinarcóticos, sus resultados no parecen ser
muy efectivos, dado que los narcotraficantes
continúan encontrando medios y recursos para
evadir los controles.
4.2 Urbanización de la violencia:
reordenando la criminalidad
Dado que el país no es productor de drogas, la
que circula en los centros urbanos es introducida
por intermediarios nacionales que tienen contac-
tos con redes transnacionales. Los barrios socialmente más excluidos no son los únicos centros
de almacenamiento y distribución a escala de
las drogas –más común en barrios de clase media y alta– pero en ellos se concentran gran parte
de los puntos de narcomenudeo y, por tanto, es
allí también donde tiende a concentrarse la violencia asociada (pandillera y policial). En 2008,
las autoridades sugirieron la existencia de unos
20.000 puntos en el país27. En varios de ellos los
detallistas declararon la obligatoriedad de sobornar a miembros corruptos de la DNCD para poder establecerse en un punto. La violencia es un
componente instrumental en el narcomenudeo y
los tumbes entre pandillas son una de las razones
más frecuentes para los enfrentamientos violentos entre narcomenudistas. La competencia por
la clientela y por los mejores espacios requiere
no sólo de la disponibilidad de un sistema informal de seguridad, sino también algunas veces
del beneplácito de la seguridad formal (policial),
todo lo cual se agrega a los costos estructurales
del negocio. Este cuadro sugiere intrincados enlaces entre lo privado criminal y lo público informal, y en la medida en que estas prácticas no
sean drásticamente sancionadas ellas hablan del
ambiguo rol del Estado como regulador, persecutor, controlador y, en ocasiones, beneficiario de
los negocios ilícitos.
4.3 Expansión y diversificación
de la narcoactividad
Desde que el país ha pasado a ser cada vez más
un mercado de consumo interno, es plausible
perfilar la narcotización de la agenda de seguridad en los términos descritos. Por un lado, el
que 27% de los ciudadanos entrevistados en las
zonas urbanas declarase haber visto a alguien
vendiendo drogas en 2005 (Morgan et al., 2006:
105) confirma la preocupación que 53% de los
ciudadanos manifestaron en 2007 por el incremento de la narcoactividad en el país (Ayuntamiento del Distrito Nacional, 2008). A los ojos
de la ciudadanía, mientras más “normales” sean
estas actividades criminales, mayor la sensación
404
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
de pérdida de control social y mayor también la
capacidad de los actores criminales para rearticular los espacios sociales. En este sentido, la
percepción de que la criminalidad organizada es
más efectiva que componentes del Estado desorganizado repercute en la sociedad de varias maneras (véase le tabla 3) (Bovea, 2010 y 2005)28.
(secuestros, ajustes de cuentas, sicariatos), tal y
como lo muestra el diagrama 1.
Diagrama 1
s
r
sta po
ote as tes
Pr ovid can
fi
om ra
pr rcot
na
Partidos
políticos
4.4 Ecosistemas criminógenos
Policía
privada
to
s
Comunitarios
m
ie
n
Sicariatos
Ejército
DNCD
Narcotraficantes
nc
ha
•
Policía local y
nacional
Pandillas
Li
La relación simbiótica entre actores privados
criminales y actores públicos desregulados o
“cimarrones” da lugar a un nuevo tipo de relación social y arreglo espacial que denomino
ecosistemas criminógenos30. Este concepto alude a la interdependencia entre diferentes tipos
de agentes y agencias promotores tanto de la
violencia tradicional (violencia familiar, peleas
callejeras, delincuencia común) como de un
nuevo tipo de violencia transnacional y armada
Capítulos
externos
Fuente: Lilian Bobea.
Tabla 3. Impactos en diversos ámbitos de la criminalidad y la violencia organizada
por medio del narcotráfico y el microtráfico en República Dominicana
Esfera de influencia
Institucional
Social
Efectos
•
•
•
•
•
Corrupción de miembros de la Policía Nacional.
Corrupción de miembros de las Fuerzas Armadas.
Compra de jueces y fiscales.
Deterioro de la confianza institucional.
Uso de mecanismos extralegales y extraoficiales de enfrentamiento.
•
•
•
Aumento del consumo en la población joven.
Aumento de la conflictividad intracomunitaria.
Posible asociación del consumo con otras actividades ilícitas (delitos menores, prostitución, reclutamiento
menores como mulas).
Aumento de la percepción de inseguridad.
Aumento de la desconfianza en las instituciones.
Aumento de prácticas desesperadas (linchamientos, serenazgos)29.
Compra de partidos políticos, candidatos, líderes comunitarios.
•
•
•
•
•
•
Ámbito de la seguridad ciudadana,
nacional y regional
•
•
•
•
Aumento de la criminalidad y la delincuencia.
Aumento de delitos asociados al tráfico y microtráfico de drogas (secuestros, extorsión, soborno, uso y
tráfico de armas).
Aumento de la violencia asociada al tráfico y microtráfico de drogas (ajustes de cuentas, enfrentamientos
armados entre pandillas).
Aumento de la población carcelaria.
Aparición de nuevos actores criminales transnacionales.
Aumento de la criminalidad transnacional.
Fuente: elaboración propia, septiembre de 2009.
405
Lilian Bobea
El concepto también se elabora a partir de la
teorización sobre redes criminales que sugiere
estructuras e interacciones más bien flexibles
que jerárquicas. En palabras de Phil Williams
(2001), estas redes despliegan una gran variedad
de funciones, entre las más destacadas la habilidad de traspasar las fronteras entre el mundo
lícito y el ilícito (véase Williams, 2001: 61-98).
En mi perspectiva, la composición de los ecosistemas criminógenos incluye agentes policiales
con quienes los residentes pueden llegar a establecer relaciones conflictivas o de colaboración,
según actúen estos últimos como informantes
o asociados en negocios ilícitos. Dicho esto, la
mayor parte de quienes los integran no son necesariamente criminales o colaboradores de la
policía, pero pueden llegar a establecer un modus vivendi con narcotraficantes o con pandilleros para garantizar su propia seguridad, o quizá
para obtener un ingreso modesto, proveniente
del empleo irregular que estos grupos ofrecen
ocasionalmente.
Por tanto, estos sectores establecen relaciones simbióticas y funcionales con delincuentes
y pandilleros como una forma de negociar su
situación de desempoderamiento. Con frecuencia, los trabajos informales disponibles dentro
de esos ecosistemas criminógenos incluyen actividades delictivas de bajo perfil como robo de
artículos, cables telefónicos, atracos y venta de
drogas al detalle. Estas actividades se desarrollan paralelamente con una miríada de trabajos
informales de subsistencia como el reciclaje de
desechos, la venta de comida, las apuestas o el
autoempleo en lugares no regulados por la ley
como pequeñas factorías, talleres de mecánica,
negocios de compraventa. Si bien algunas de las
formas territorializadas de delito menor son funcionales a arreglos más complejos de la empresas del crimen organizado, es en las instancias
de influencia y poder más altas del sector público y privado donde la política y la economía resultan más funcionales a los intereses de la criminalidad organizada transnacional. La esfera
de influencia de la nueva criminalidad en estos
ámbitos micro y macro (local y nacional) es di-
versa. En Jamaica y Haití, las bandas criminales
utilizan la violencia política para proyectar un
tipo de populismo armado en los barrios, sobre
todo en periodos preelectorales. Esa violencia
armoniza con el desempleo, el hacinamiento,
la representación política precaria y la falta de
protección que padecen estos ciudadanos en un
contexto de cohabitación conflictiva y violencia ritualizada (véase Bourgois, 2005). Algunos
sujetos experimentan una fuerte vulnerabilidad
que se traduce en autoexclusión y que en ocasiones los empuja a formar pandillas juveniles,
maras o “naciones” como un mecanismo de
auto-protección (Bourgois, 2003: 8).
Las manifestaciones de la violencia dentro
de los ecosistemas criminógenos son experimentadas e interpretadas de diferentes maneras por
quienes las provocan y por quienes las padecen.
Esta complejidad se expresa en el traslape de
víctimas y perpetradores y en la fusión de sentimientos de temor y agresión. Así, la realidad
contradictoria de los ecosistemas refuta las más
simplistas narrativas sobre el crimen y la violencia según los gobiernos y sus políticas punitivas, y sectores sociales diversos (Ferrándiz y
Feixa (eds.), 2005).
4.5 La violencia como un recurso renovable
En la medida en que el narcotráfico se ha vuelto
más prominente en años recientes, los aparatos
de control y sectores de la ciudadanía se han
enfocado más en la violencia proveniente de
las pandillas callejeras. Sin embargo, el énfasis
exclusivo en la delincuencia juvenil enmascara
una intrincada red de comportamientos ilícitos
que también potencian la violencia. En esta línea de argumentación, la corrupción constituye
uno de los potenciadores más importantes de la
criminalidad que eventualmente desemboca en
violencia.
406
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
Tabla 4. Causas de las muertes violentas en República Dominicana, 2006-2008
Cifras absolutas
Causas de homicidios
Valores porcentuales
Enero-Agosto
Enero-Agosto
Promedio %
2006-2008
2006
2007
2008
2006
2007
2008
Robos y afines*
303
283
328
18,7
21,7
20,2
20,0
Drogas
37
207
228
2,3
16,0
14,1
16,4
“”Acción legal” policial-militar y fuera desempeño de función
264
190
298
16,3
14,5
18,4
10,6
Riñas
535
356
387
33,0
27,2
24
28,2
Feminicidios
70
106
133
4,3
8,2
8,2
6,9
Desconocidas
385
154
230
23,7
11,8
14,2
16,5
Otras causas
18
8
14
1,1
0,6
0,9
0,9
Violencia de género e intrafamiliar
9
0
1
0,6
0,0
0,0
0,5
1.621
1.304
1.619
100
1000
100
100
Totales
Fuente: Mayra Brea y Edilberto Cabral (2009).
4.6 ¿Corrupción como siempre?
En esta vena, la corrupción oficial es con frecuencia designada como un factor que socava
al Estado, la gobernabilidad democrática y el intercambio comercial. La República Dominicana
sufre de altos niveles de corrupción, ocupando
en 2006 la séptima posición en el índice de corrupción del Banco Mundial. No es de sorprender entonces que para 87% de ciudadanos entrevistados por el Latin American Public Opinion
Project (Lapop) ese mismo año, la corrupción
fuese considerada un fenómeno bastante expandido y un problema muy serio (véase Morgan
et al., 2006 y 2009: 70). Sin embargo, preocupa
menos la corrupción a la que algunos burócratas
y agentes someten a los ciudadanos en su interacción cotidiana que la asociada al crimen organizado. Siendo ambas partes de un continuum,
esta última es la que interpela la gobernabilidad
y la seguridad ciudadana y activa la violencia.
Por ejemplo, es bien conocido que los casos más
dramáticos de ajustes de cuentas y sicariato ocurridos en el país en los últimos años involucran a
altos oficiales militares y policiales, cuyas acciones responden a intereses de mafias de narcotra-
ficantes que han permeado sus instituciones. En
Santo Domingo y otras ciudades, los ciudadanos
ven una conexión directa entre la corrupción y el
narcotráfico. Cerca de 70% de los entrevistados
en 2008 opinó que la policía estaba directamente
involucrada con criminales, lo que les generaba
un sentimiento de temor y desconfianza para reportar hechos dolosos a las autoridades (Ayuntamiento del Distrito Nacional, s. f.). Ante estos
casos, el gobierno del presidente Fernández ha
respondido en algunas ocasiones con severidad
y con cierta consistencia, cancelando y sometiendo a un gran número de agentes corruptos;
pero si bien el gobierno muchas veces ha ganado
la batalla, la guerra continúa31. Un rápido vistazo
a los métodos utilizados por las redes del crimen
organizado para transportar drogas y armas hacia
y desde República Dominicana incluye el uso de
contenedores, puertos, bombardeos aéreos en litorales del país, amparados en una colaboración
activa o pasiva de funcionarios dominicanos.
Los casos de Quirino (2005), extraditado a los
Estados Unidos; del general Pedro Goico Guerrero,
jefe de la avanzada del presidente Hipólito Mejía
(2000-2004), encausado por desfalco, tráfico de
drogas y otras actividades transnacionales (Pepe-
407
Lilian Bobea
gate); el caso Paya (2008), que involucró a oficiales de la Marina de Guerra en el ajusticiamiento
de siete presuntos narcotraficantes colombianos;
y el más reciente de una red criminal encabezada por el narcotraficante puertorriqueño José Figueroa Agosto, en la que se involucraron varios
oficiales de alto rango, son todos paradigmáticos.
Ellos sugieren un nuevo tipo de orientación estadotrópica facilitada por una cultura de ilegalidad
muy resistente, que ha permanecido inmutable
por décadas bajo diferentes tipos de gobiernos y
elites políticas. Las reacciones de actores estratégicos de la sociedad civil son mixtas. Mientras
una buena parte del sector corporativo (65%) ha
declarado que la criminalidad organizada constituye el mayor obstáculo a la inversión económica, otra parte del mismo sector percibe (si bien
no lo admite púbicamente) que la misma genera
un flujo de capitales que beneficia a los negocios
(Unodc y Banco Mundial-Región Latinoamérica
y el Caribe, 2007).
Estos diferentes tipos de participación requieren el uso sistemático de la violencia como
un instrumento de disciplina, control e intimidación. La violencia puede estar más o menos
institucionalizada, dependiendo del nivel de
permisividad e impunidad permitido por las
elites políticas, los gobiernos y, en última instancia, la sociedad misma, pudiendo llegar a
convertirse en una característica intrínseca de
la cultura política y la propia democracia, actuando como un catalizador de cambios valorativos –institucionales y sociales– y de prácticas
en los ecosistemas criminógenos.
5.
A la búsqueda de virtudes
y beneficios públicos
Parte del liderazgo político y gubernamental
dominicano ha desplegado algunos esfuerzos
para enfrentar la criminalidad organizada y sus
redes. Tal es el caso de la iniciativa de la administración del presidente Leonel Fernández
para desarrollar una reingeniería institucional
orientada a lograr los objetivos enunciados en
el Plan estratégico nacional contra las drogas
(2008-2012), cuyo desafío mayor consiste en superar las limitaciones presupuestarias y de información, la pobre coordinación entre organismos públicos y privados de prevención y, sobre
todo, la sostenibilidad de las políticas puestas
en marcha. Por otro lado, aunque no del todo
explícita, la estrategia del gobierno dominicano
de enfrentamiento a la criminalidad organizada
descansa en la simultaneidad de iniciativas en
los ámbitos nacional e internacional.
Primero, en términos enunciativos, el ejecutivo ha reconocido en foros públicos
dentro y fuera del país la importancia y las
consecuencias del crimen organizado para
República Dominicana y para la región. En
varias ocasiones, el presidente Fernández ha
admitido ante los medios de comunicación
que sectores dentro del Estado dominicano
están permeados por prácticas ilícitas y criminales.
Segundo, más proactivamente, implementa el Plan de seguridad democrática (PSD),
una estrategia nacional contra la criminalidad común y la inseguridad, que descansa
en la voluntad colectiva y el liderazgo institucional efectivo. Pese al traslape de las
dos dimensiones (criminalidad común y
compleja), los objetivos del Plan se manejan
separados de los objetivos de la estrategia
antinarcóticos, más relacionada con las estructuras de defensa que con las policiales.
Tercero, se promueve la conformación de
un cierto consenso nacional alrededor de la
problemática de la inseguridad, mediante
iniciativas como el Diálogo de las Fuerzas Vivas (2010), que abordó por primera vez los
problemas de las amenazas a la seguridad nacional y la seguridad pública.
Cuarto, se promueve la coordinación interagencial con la conformación del Consejo de
Seguridad Nacional, encabezado por el presidente e integrado por las agencias gubernamentales relacionadas con la seguridad
pública, nacional y la defensa.
408
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
Algunas reformas institucionales puestas en
marcha en años recientes están orientadas también a mejorar aspectos críticos de la administración de justicia, y a coadyuvar al enfrentamiento
de la criminalidad organizada. Tal es el caso de
la promulgación de un nuevo Código procesal
penal (ley 76-02), que cambió el régimen inquisitorio por uno acusatorio y contiene algunas
previsiones frente a la delincuencia organizada.
Asimismo, desde hace poco más de dos décadas
existen algunos instrumentos jurídicos como el
Código penal, cuyos artículos 265, 266 y 267 se
refieren a la asociación de malhechores y aluden
a la delincuencia organizada32; la ley 50-88 sobre
drogas narcóticas, que creó la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) como el organismo responsable de aplicar la ley y que estipula
las sanciones a la asociación de grupos con fines
criminales33; la ley contra el lavado de activos,
que se refiere a la participación de grupos criminales organizados como un agravante a las penas
imputadas por este crimen34; y la ley sobre tráfico ilícito de personas35. Dicho esto, y a pesar de
este conglomerado de leyes y protocolos en los
que se listan sustantivamente diversos tipos de
crímenes, resalta la ausencia de una legislación
comprensiva (en el país y en Centroamérica) que
tipifique las actividades y agrupaciones de la criminalidad organizada y que vincule las agencias
y las acciones de prevención, protección y actuación contra tales actividades y organizaciones.
Esta falencia dificulta aún más la implementación de mecanismos de control y persecución en
los ámbitos nacionales y regionales. Ciertamente, esta vaguedad legal no es exclusiva de República Dominicana, si se toma en cuenta el hecho
de que ni desde el propio Sistema de la Integración Centroamericana (Sica) se ha logrado delinear un marco jurídico, legal y vinculante, que
proponga procedimientos, establezca sanciones
y contribuya a desarrollar lineamientos para la
acción estratégica integrada intra e inter estatal,
en el ámbito regional y hemisférico, contra la criminalidad organizada.
Otra limitación, cuya superación supone una
gran prueba de fuego para los gobiernos del Ca-
ribe, incluido el dominicano, es la formación de
consensos de alcance nacional alrededor de acciones que afecten algunas de las tendencias más
acuciantes de la criminalidad organizada. Esto es
más complicado aun cuanto esta permea no sólo
estamentos del aparato estatal, sino también del
sistema político (partidista), empresarial y los cimientos mismos de la sociedad civil.
En el plano internacional, el gobierno dominicano ha promovido:
La diversificación de sus relaciones con otros
actores estatales regionales, hemisféricos e
internacionales, por medio de acuerdos bilaterales de entrenamiento, intercambio de
información y convenios intrarregionales
de cooperación, planeamiento y desarrollo
de observatorios de criminalidad con organismos como la Organización de los Estados
Americanos (OEA) (véase la tabla 5).
La conformación de alianzas estratégicas
con agencias internacionales de inteligencia
y de coacción.
En los últimos tres años, el país ha sido varias veces anfitrión de cumbres regionales
de seguridad y contra el narcotráfico y el
crimen organizado. Más recientemente ha
promovido una cumbre regional sobre Haití
y ofreció organizar una cumbre internacional sobre narcotráfico.
Al diversificar su portafolio de contrapartes
y poner el problema de la seguridad en el ámbito
de las relaciones interestatales y del desarrollo,
el gobierno dominicano envía también un mensaje a la comunidad internacional, sobre todo a
Estados Unidos, sobre su relativa independencia en el manejo de estos asuntos. Así parece
indicarlo el acuerdo firmado con el gobierno de
Venezuela en mayo de 2010, por medio del cual
los dos países se comprometen a intercambiar
inteligencia y prácticas mejoradas de prevención y rehabilitación. Tomando en cuenta que el
gobierno del presidente Hugo Chávez cortó en
2005 todo tipo de relación con Estados Unidos
y la DEA en este campo, no es arriesgado afirmar que Washington es el interlocutor silente
409
Lilian Bobea
Tabla. 5 Niveles de coordinación nacional e internacional
y acuerdos interagenciales concertados por el gobierno dominicano
Coordinación inter-institucional Dirección Nacional de
Drogas (DNCD)
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Ministerio
de las Fuerzas Armadas
(Mifa)
Fuerza Aérea Dominicana
Marina de Guerra
Ejército Nacional
Policía Nacional (PN)
Departamento Nacional
de Investigaciones (DNI)
Procuraduría
General de la República
Dirección
General de Aduanas
Consejo Nacional de
Drogas
Secretaría Administrativa
de la Presidencia
Intercambio de información
Acuerdos interagenciales internacionales
y coordinación internacional
• Department of Justice, Drug Enforcement Administration (DEA)
• Joint Interagency Task Force (JITES)
• POLICE (Policies Federal Belga)
• Fuerza Aérea Colombiana
• U. S. Custom and Border Protection (CBP)
• Policía de Colombia
• Policía Holandesa
• Armada Nacional de la República
de Colombia
• Real Policía Montada de Canadá
• United States Southern Command (USSC)
• Policía Federal Alemana de Investigación Criminal
• Policía de Quebec
• Oficina Nacional Antidrogas
(ONA), Ministerio Venezolano de
Poder Popular
1. CBSI (Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe)
Acuerdo países Caricom-Estados Unidos-República Dominicana
•
•
•
•
•
Reducción tráfico de drogas, personas y armas.
Desarticular organizaciones criminales.
Impactar en la seguridad pública y nacional.
Lucha contra el terrorismo y delincuencia organizada
Promoción de justicia social en la región del Caribe.
2. República Dominicana-Colombia
• Combifront (Cooperación fronteriza). Sobre seguridad fronteriza e intercambio de información DNCD, Mifa, PN, DNI.
• Acuerdo bilateral colombo-dominicano:
• Intercambio de información e inteligencia sobre narcotráfico, crimen transnacional y terrorismo, lavado de activos y transacciones financieras del narcoterrorismo
• Capacitación y entrenamiento.
• Acuerdo interinstitucional Dirección Antinarcóticos de Colombia / DNCD
3. Convenio bilateral interestatal República Dominicana-Venezuela.
• Intercambio de información e inteligencia sobre narcotráfico, crimen transnacional y lavado de activos.
• Intercambio de experiencias en materia de prevención sobre el uso de
drogas.
4. Convenio bilateral con Federación Rusa
• Intercambio de información, capacitación, prevención contra las drogas narcóticas y sustancias psicotrópicas, precursores químicos y lavado de activos
provenientes del narcotráfico.
5. Convenio bilateral con África occidental
Acuerdos interinstitucionales con las agencias antidrogas de:
• Togo.
• Ghana.
• Cabo Verde.
• Guinea Bissau.
• Sierra Leona.
• Gambia.
• Intercambio de información e inteligencia sobre narcotráfico, crimen transnacional y terrorismo.
6. Acuerdo regional con el gran Caribe (Troika)
México, Colombia, República Dominicana.
• Intercambio de información, capacitación y prevención contra drogas y
sustancias psicotrópicas, sustancias y precursores químicos, lavado de
activos provenientes del narcotráfico.
Fuente: elaboración propia, a partir de información proporcionada por la DNCD, 2010.
410
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
en esta trilogía. A juicio propio, estos acuerdos
puedan ser considerados de nueva generación,
concertados entre gobiernos para potenciar las
capacidades de las agencias respectivas en países abastecedores, intermediarios y receptores
del tráfico de ilícitos. Estos acuerdos también
se enmarcan en una visión más holística, que
toma en cuenta factores de desarrollo y de seguridad humana.
A pesar de estos progresos, en el día a día
las políticas de interdicción y desmantelamiento siguen teniendo un acercamiento reactivo
en áreas y sectores específicos. Se requiere un
reenfoque sistémico para desarticular los nexos
institucionales y la capacidad de toma del sistema político por parte de la criminalidad organizada transnacional (partidos políticos, corporaciones).
Esto es válido no sólo para República Dominicana. De hecho, 2009 fue uno de los años
más sangrientos para algunas de las sociedades
del Caribe, resultado de la confrontación con
las redes criminales. Por ejemplo, mientras los
jefes de gobierno de la Comunidad del Caribe
(Caricom) se reunían con la secretaria de Estado Hillary Clinton, a propósito de la Iniciativa
de Seguridad de la Cuenca del Caribe (CBSI),
eventos violentos ocurrían en uno de los vecindarios más pobres de Kingston, Jamaica. Tivoli
Gardens era sitiada por las fuerzas de seguridad
bajo una caótica persecución de Christopher
Coke, el don de la droga en ese país, un criminal
con grandes influencias políticas que había sido
deportado de Estados Unidos y solicitado de
nuevo en extradición bajo cargos de tráfico de
armas y drogas. La confrontación duró cuatro
días y costó la vida a setenta y tres ciudadanos
jamaiquinos, revelando cómo el arresto de un
solo individuo puede desencadenar una guerra
virtual que pone en juego la gobernabilidad establecida (sea esta legítima o no)36. Enfrentar los
factores dentro de los sistemas criminógenos y
las inclinaciones estadotrópicas del crimen organizado requiere por tanto reformular las estructuras estatales y las relaciones interagencia-
les. El Estado necesita restablecer su capacidad
de regular la violencia mediante el incremento
de la transparencia y la rendición de cuentas
(accountability), reduciendo las áreas grises de
micropoderes autónomos. Para administrar la
violencia en lugar de ser un detonante de ella, el
Estado debe establecer nuevos pactos sociales y
políticos con actores estratégicos para negociar
espacios de no violencia. Es urgente desarrollar
liderazgos locales y capital social positivo para
regular y administrar la seguridad en los ámbitos locales. Estos objetivos sólo pueden lograrse
entendiendo primero la problemática, sus causas y manifestaciones, y rearticulando políticas
específicas a cada realidad.
6.
¿Es la tercera la vencida?
Políticas estadounidenses hacia
la región. Iniciativa de seguridad
para la Cuenca del Caribe
Las políticas estadounidenses de seguridad hacia la región han oscilado entre la reacción (por
ejemplo, la posición asumida frente a la crisis
haitiana de los noventa, cuando ese país fue considerado por las autoridades de Estados Unidos
como una experiencia fallida de construcción
de un estado democrático) y el déficit de atención, admitido incluso por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en su más reciente visita a
la región37. Cuando se miran en retrospectiva las
políticas estadounidenses, pasando por la iniciativa Bush (2001) de la “Tercera Frontera”, que
incentivó una consistente presencia militar del
Comando Sur, no se puede menos que concordar con su insuficiencia para conjurar asuntos
complejos como el narcotráfico en la región38.
Además, siendo una región muy fragmentada,
marcada por múltiples momentos de tensión y
conflictos con Estados Unidos, muchos países
caribeños rechazan el corolario de que “una
política entalla a todos”. Ha habido muchas divergencias alrededor de las prioridades identificadas por Estados Unidos en la agenda contra
el crimen organizado. Sin desconocer las pre-
411
Lilian Bobea
ocupaciones compartidas y la buena voluntad
que avala muchas de las estrategias conjuntas,
varios gobiernos caribeños han expresado sus
preocupaciones sobre los efectos colaterales de
las políticas puestas en marcha en el ámbito regional. A esto se agrega una percibida y no del
todo errada desconfianza desde el país del norte respecto a las capacidades de gestión de los
pequeños Estados caribeños para asumir una
agenda, aunque en ella se reflejen los intereses
domésticos estadounidenses. Esta situación ha
disparado concepciones erradas por parte del
liderazgo caribeño, que en ocasiones asiste a la
convocatoria de diálogo más como un “convidado de piedra” que como un actor comprometido. Al amparo de la administración del presidente Barack Obama (2009-), Estados Unidos
promueve un nuevo acercamiento estratégico
hacia la región: por un lado, la Iniciativa Mérida para México, Centroamérica y República Dominicana, y por otro un “mini-Mérida” con los
países de Caricom y República Dominicana, la
Iniciativa de Seguridad para la Cuenca del Caribe (CBSI, por su nombre en inglés). Quizás es
extemporáneo especular sobre la proyección y
la dirección de ambas iniciativas, pero en cierta medida ellas reflejan una nueva generación
de políticas que recapitula sobre los fracasos de
las anteriores estrategias. El hecho de que: 1) se
parta de incluir factores causales que trascienden la actividad criminal; 2) se asuma la necesidad de concertar propuestas estatales y sociales, dadas las particularidades de los países y
la diversidad de escenarios de conflicto; y 3) se
ponga la discusión en un plano de responsabilidades compartidas, sugiere un giro al menos
más alentador que en el pasado.
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Notas
1
El título elabora sobre la paradoja sugerida por Bernard Mandeville (1714) “Vicios privados, beneficio
público”, que se refiere a cómo la avaricia individual puede resultar en cooperación y en retribuciones colectivas. Agradezco los comentarios de Cyrus
Veeser, Rut Diamint y Phil Williams a este ensayo.
Versión adaptada del artículo, “Private Vices without Public Benefits: The Dominican State v.s. Organized Crime”, que publicará el Ridgway Center,
SSI Monograph Series, University of Pittsburgh.
2
Uso este término para referirme a Estados con un
control deficiente de sus componentes institucionales; pobre coordinación intraestatal; escaso control
sobre componentes autónomos (corrupción); pobre
monitoreo y corrección del desempeño administrativo; baja captación de recursos por vías legales,
tributarias y su empleo en procesos de distribución
de bienes sociales; y, sobre todo, control limitado
sobre la distorsión y el abuso de las garantías constitucionales a sus ciudadanos.
3
Organización de las Naciones Unidas, resolución
55/25, Convención de las Naciones Unidas contra
la delincuencia organizada transnacional, 8 de enero 2001. http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/1292.
pdf (consultada en julio de 2008). Para elaboraciones sobre el concepto, véase Rojas Aravena, 2006:
9. Rojas destaca su carácter transnacional y empresarial orientado a la comisión de actos delictivos, el
rebase de los controles gubernamentales, el uso de
la violencia para la obtención de poder económico
y social, no tanto político; su adaptabilidad a nuevos contextos y su especialización.
4
10% del total de la población nacida en el extranjero en Estados Unidos proviene del Caribe. En Nueva York representan un cuarto de la población.
5
Fajnzylber y López (eds.), 2008. Se estima que las
remesas representan 9% del PIB de República Dominicana, y en el caso de Haití y Jamaica hasta 21%
y 18,3%, respectivamente. En 2006, el 20% de los
hogares reportó recibir remesas regularmente (véase “Remittences Forum. International Fund for Agricultural Development”, April 2008. www.ifad.org).
6
Véase Mishra, 2007. http://www.imf.org/external/
pubs/ft/wp/2006/wp0625.pdf (consultado el 20 de
julio de 2010). El porcentaje asciende a 85% y 89%
para la fuerza laboral calificada que emigra a países
desarrollados. Véase también, Docquiery Marfouk,
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40922150619/Rendered/PDF/wps3381.pdf (consultado el 20 de julio de 2010).
15 Véase la apreciación de Peter Phillips, ministro de
Interior de Jamaica. www.alterpress.org, 5 de abril
2006.
7
www.unodc.org/pdf/barbados/caribbean trends
2000-2001
8
De acuerdo con el Banco Mundial, Estados Unidos
repatrió unos 31.000 criminales convictos al Caribe
entre 1998 y 2004. Véase “Case studies: Criminal
Deportation in Jamaica”. Banco Mundial.
9
Véase Caribbean Perspective: Sustainable Development and the Arms Trade Treaty (ATT) (Conference
Outcome Doc.) St John’s, Antigua and Barbuda October 23, 2008. http://www.iansa.org/regions/camerica/documents/AntiguaATT08.pdf (consultado el
22 de julio de 2010).
16 Registros periodísticos estiman en unos 300 casos
los crímenes por encargo ocurridos en los últimos
dos años, involucrando en muchos casos a militares
y policías. Este fenómeno, calificado por el actual
procurador general de la República como “el brazo
armado del narcotráfico”, sobrepasa las capacidades
del Estado dado que 90% de los casos quedan impunes. Véase http://dominicanoshoy.com/articulos/articulo/dominguez-brito-dice-90-casos-sicariato-quedan-impunes/ (consultado el 24 de julio de 2010).
10 Véase “Caribbean Basin Security Initiative: Choosing the Right Course”, testimonio de Stephen Johnson, ex subsecretario adjunto del Departamento
de Defensa para Asuntos Hemisféricos, ante el Comité de Asuntos Externos de la Cámara Baja, Washington, 9 de diciembre de 2009. http://www.internationalrelations.house.gov/111/joh120909.pdf
(consultado el 21 de julio de 2010). En su presentación, Johnson insistió en no regatear la ayuda a
estos países, “3,2 billones en un lapso de 25 años es
insignificante comparado con lo que Estados Unidos gasta en asistencia de seguridad en otras partes del mundo, especialmente en el Medio Oriente.
Aunque no recomiendo la ayuda como solución, los
micro presupuestos de la región no pueden asumir
muchos gastos en contranarcóticos, seguridad pública y seguridad de puertos”.
11 Entre agosto y octubre de 2006, la DNCD dijo haber
desmantelado 1.500 de estos puntos de droga, localizados en áreas urbanas del país. Véase Álex Sánchez,
“Hispaniola: The Caribbean’s New Big Leaguers in
the Drug Trafficking Trade”, Council of Hemispheric
Affairs. http://www.coha.org/hispaniola-the-caribbeans-new-big-leaguers-in-the-drug-trafficking-trade
(consultado el 15 de abril de 2010).
12 Esta cifra puede estar subestimada, si se toma en
cuenta la gran cantidad de detallistas callejeros y personas involucradas en las transacciones en cada país.
13 El neologismo de estadotropismo que introduzco aquí
elabora a partir del concepto de “tropismo” como
una tendencia inherente de las plantas a reaccionar
al estímulo solar. El diccionario Merriam Western se
refiere al tropismo como “una orientación involuntaria por un organismo y sus partes que involucra girar
u orientar sus movimientos o el patrón de su crecimiento. Puede ser una respuesta positiva o negativa
a la fuente de estímulo”.
14 En el caso de la criminalidad común, la caracterizo
como estadotropismo negativo, en vez del estadotropismo positivo del crimen organizado.
17 En un momento, el secretario de las Fuerzas Armadas dominicanas declaró públicamente que “no se
puede descartar que miembros del Ejército Nacional u otras instituciones de la seguridad nacional
estén involucrados con el trafico de drogas y otras
prácticas criminales”. Véase Margarita Cacahuate,
“Sigfrido Pared reconoce vínculos militares y narco”, 11/9/2005.
18 Esta afirmación se sustenta en investigaciones propias llevadas a cabo en los barrios de Santo Domingo bajo encargo de la Consultora Newlink y del Ministerio de Interior y Policía, entre 2005 y 2007.
19 La delincuencia de la calle es una expresión de lo
que Bourgois considera “cultura de la calle”, para
referirse a un complejo simbólico e ideológico interactivo que emerge como contra respuesta a la exclusión social ejercida contra los pobres por el resto
de la sociedad y sus instituciones. En algunos casos
ella deriva en autoalienación y creciente degradación social. Véase Bourgois,2003: 8.
20 La discusión sobre las crisis de gobernabilidad trasciende los objetivos de este ensayo; baste decir que
para Rojas Aravena (1995) se trata de “un ejercicio
de gobierno que descansa en la institucionalidad política del Estado, el desarrollo del sistema político,
de la cultura cívica y de las relaciones entre la economía, la política y las formas eficientes de la administración pública”. Véase Rojas Aravena, 1995.
21 Entrevistas y grupos focales con residentes de barrios, Línea basal plan de seguridad democrática,
Newlink, 2006.
22 Procuraduría General de la República, “Informe
sobre muertes violentas y homicidios”, 2000-2004
Santo Domingo, República Dominicana. www.procuraduria.gov.do
23 Procuraduría General de la República, Reporte anual
“Razones de muertes violentas”, años 2006, 2007 y
2008.
24 Doris Pantaleón, “40% de menores presos es por narco”. Santo Domingo, República Dominicana, Listín
Diario, 15 de agosto de 2009.
414
Vicios privados, ¿beneficio público?: crimen organizado en el Caribe
25 Un estudio en República Dominicana encontró que
89% de los miembros de pandillas fueron reclutados en los barrios más pobres del Distrito Nacional.
Mirric. “Consultoría para evaluación y documentación participativa”.
26 ONE, República Dominicana en cifras 2007: 332.
27 Revista 110, “DNCD dice en el país existen 20.000
puntos de droga”, 26 de marzo de 2008. Sobre los
decomisos, véase Diario Libre, “Zonas exclusivas
compiten con barrios en comercio de drogas”. Santo Domingo, República Dominicana. http://www.
diariolibre.com/noticias_det.php?id=78903
28 Bobea, 2010. También Bobea, 2005; y Grupo focal
con residentes del Distrito Nacional, Ministerio de
Interior y Policía, enero 2010.
29 Modalidad de vigilancia no necesariamente violenta (aunque hay casos en que si se atrapa a un ladrón
podrían producirse linchamientos), que se utiliza
cada vez más frecuentemente para prevenir la delincuencia. La gente toma turnos por las noches
para vigilar por cuadras.
30 Aquí elaboro a partir del concepto de sistemas violentos acunado por Dirk Kruijt. Kruijt se refiere a la
concurrencia de diferentes tipos de violencia: una
proveniente de actores armados, bandas de ex combatientes, paramilitares, guerrilla y bandas criminales y pandillas juveniles que pueden ser encontradas en Centroamérica, la región andina y el Caribe.
Para más detalles, véase Kruijt, 2010, en prensa.
31 Primicias, “Penetración del narcotráfico a Fuerzas
Armadas y PN provoca expulsión de 820 miembros:
Peajes de narcos a militares y policías enriquecen a
quienes se dejan sobornar”. República Dominicana,
32 Código Penal de la República Dominica (artículos
265-267), Santo Domingo, 24 de enero de 2007,
http://www.suprema.gov.do/codigos/Codigo_Penal.
pdf (consultado el 22 de julio de 2010).
33 Ley 50-88 sobre drogas, del 30 de mayo de 1988
(G.O. 9735). Sobre drogas y sustancias controladas
en la República Dominicana y sus modificaciones
contenidas en la ley 35-90 del 7 de junio de 1990
(G.O. 9785) y la ley 17-95 del 17 de diciembre de
1995 (G.O. 9916), artículos 10 y 60.
34 Ley 72-02 contra el lavado de activos provenientes
del tráfico ilícito de drogas y sustancias controladas
y otras infracciones graves. Promulgada en Santo
Domingo, República Dominicana, el 29 de mayo de
2002.
35 Ley 137-03 sobre tráfico ilícito de migrantes y trata
de personas, República Dominicana, 7 de agosto de
2003.
36 Hay que recordar que parte del poder de Coke provenía de sus relaciones en las altas esferas del gobierno jamaiquino.
37 De acuerdo con sus palabras, “Estamos de vuelta y comprometidos”. Véase DoS’ “Remarks With Antigua and
Barbuda Prime Minister Baldwin Spencer”, 6/10/2010
www.state.gov/secretary/rm/2010/06/142984.htm.
Sobre esto, véase Bobea, 2009. Incluso la Iniciativa
Mérida refleja ambos comportamientos: la escasez
de fondos, apenas S$2’155.000 para adquisición de
equipos y consultoría técnica en lavado de dinero, reforzamiento del entrenamiento policial y de la DNCD,
equipamiento de la Marina de Guerra y proyectos
de reforma. También para desarrollar un sistema de
base de datos y crear un programa de seguridad conjunta en la frontera dominico-americana. Véase el
texto del memorándum firmado por el gobierno de la
República Dominicana, el Bureau of Public Affairs y
la Office of the Spokesman, Washington, 29 de junio
de 2009.
38 Uno de los aspectos más críticos es sobre énfasis en la
interdicción y la coacción, así como el determinante
peso de los militares en las acciones antidrogas.
415
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
Max Alberto Loría Ramírez
Introducción
1. Metodología
América Central enfrenta numerosos problemas
sociopolíticos, especialmente en relación con el
crecimiento de la inseguridad y la violencia. Los
fenómenos más recientes están generando nuevos desafíos, que amenazan las bases del Estado y la seguridad. Este artículo se enfoca en las
actividades del crimen organizado, con énfasis
sobre el delito transnacional, para lo cual ofrece
las estadísticas y mide las tendencias de cuatro
problemas: narcotráfico, trata de personas, tráfico de armas y homicidios, problemas escogidos
porque son los crímenes que más amenazan a la
sociedad y están profundamente vinculados a
la delincuencia transnacional organizada.
En cada aspecto el estudio brinda las estadísticas más actualizadas y mide las tendencias
en cada país y en la región en su conjunto. Los
países investigados son Costa Rica, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
y fuentes de investigación
Para este estudio fue necesario obtener datos
y estadísticas comprehensivas. La mayor parte
de la información proviene de organizaciones
multilaterales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sus órganos y agencias,
y la Organización de los Estados Americanos
(OEA). A veces se usan datos del Departamento
del Estado de los Estados Unidos (DOS), cuyos
informes sobre narcotráfico y trata de personas
en cada país son muy conocidos y usados por
organizaciones y grupos alrededor del mundo.
Una fuente muy importante es el Observatorio
Centroamericano sobre Violencia (Ocavi), que
colecta y muestra datos sobre violencia en la
región. El Ocavi sirve como el miembro estadístico de la Comisión de Seguridad de Centroamérica del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica). El artículo incluye también
estadísticas y datos recogidos en cada país, por
ejemplo, información de los ministerios públicos, los sistemas judiciales y las fuerzas policiales o cualquier otro cuerpo de seguridad de los
países estudiados.
416
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
2. Definición de crimen organizado
En la actualidad existe una definición de crimen organizado que puede servir como un referente para facilitar la investigación del fenómeno. Así, según la Organización de las Naciones
Unidas, el crimen organizado incluye:
La organización tiene fines operacionales, lo
que significa que es dinámica y que funciona en la realidad social.
Por lo general, inician con actividades en
la ilegalidad, pero intentan llevar algunas
áreas a espacios de legalidad.
Las formas de organización varían según
las actividades, el tamaño y hasta el país. Se
ha identificado que asumen, cada vez más, un
esquema tipo empresa, con encargados de diferentes áreas de trabajo, como las que se observan en la figura 1.
Las actividades colectivas de tres o más personas, unidas por vínculos jerárquicos o de
relación personal, que permitan a sus dirigentes obtener beneficios o controlar territorios o
mercados, nacionales o extranjeros, mediante
la violencia, la intimidación o la corrupción,
tanto al servicio de la actividad delictiva como
con fines de infiltrarse en la economía legítima,
en particular por medio de: a) el tráfico ilícito
de estupefacientes o sustancias sicotrópicas y
el blanqueo de dinero, tal como se definen en
la Convención de las Naciones Unidas contra
el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias
sicotrópicas de 1998; b) la trata de personas,
tal como se define en el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena de 1949; c) la
falsificación de dinero, tal como se define en el
Convenio internacional para la represión de la
falsificación de moneda de 1929; d) el tráfico
ilícito o el robo de objetos culturales, tal como
se definen en la Convención sobre medidas
que deben adoptarse para prohibir e impedir la
importación, la exportación y la transferencia
e [sic] propiedad ilícita de bienes culturales de
1970 y la Convención sobre bienes culturales
robados o ilegalmente exportados de 1995 del
Instituto Internacional para la Unificación del
Derecho Privado de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura; e) el robo
de material nuclear, su uso indebido o la amenaza de uso indebido en perjuicio de la población, tal como se define en la Convención sobre
la protección física de los materiales nucleares
de 1980; f) los actos terroristas; g) el tráfico ilícito o el robo de armas y materiales o dispositivos explosivos; h) el tráfico ilícito o el robo
de vehículos automotores; e i) la corrupción de
funcionarios públicos.
En Costa Rica se ha podido determinar con
mayor precisión la organización de las bandas
dedicadas, por ejemplo, al robo de vehículos.
Estas bandas tienen altos grados de organización
(Casas, 2006) y se estructuran en diferentes niveles jerárquicos, de forma que quienes operan
en las partes más sencillas (los que roban los
carros) no conocen a sus jefes ni el destino de
los vehículos que roban. Se sabe que, además
de los encargados del robo, las bandas tienen
personal dedicado a:
Transporte de vehículos, ya sea hacia lugares dentro o fuera del país.
Talleres para el desmantelamiento o alteración de los vehículos.
Contabilidad y finanzas
Infiltración al Estado en sus diferentes áreas,
ya sea en el poder judicial o en el poder ejecutivo.
Abogados para defender a los involucrados
penalmente, para algunos niveles de la organización.
En resumen, las actividades de crimen organizado, tienen los siguientes elementos en
común:
Un informe periodístico describió así la organización de las bandas dedicadas al robo de
vehículos:
Organización de al menos tres personas,
pero por lo general de muchas más.
Existencia de una jerarquía y funciones muy
bien definidas para cada nivel.
417
Un cabecilla, con gente dedicada a la venta;
otros en la falsificación de documentos y unos
que se encargan de ejecutar los robos, son parte
de la estructura piramidal de las bandas dedicadas al “bajonazo” para apoderarse de vehículos. El grado de organización alcanzó tal especialización que los grupos tienen contactos
Max Alberto Loría Ramírez
Figura 1. Esquema de organización de las actividades
del crimen organizado
PROVEDURÍAS
RELACIONES
CON EL ESTADO
PRODUCCIÓN
TRANSPORTE
FINANZAS
SEGURIDAD
DISTRIBUCIÓN
a escala internacional. Por esa razón en Costa
Rica es normal decomisar autos robados en Estados Unidos, México y Centroamérica. Tanto
la Fiscalía como el [Organismo de Investigación
Judicial] OIJ estiman que los cabecillas no son
delincuentes comunes y corrientes, sino personas con un nivel económico bueno, que tienen
estudios universitarios, pero ante todo personas muy inteligentes, que manejan con gran
destreza los adelantos tecnológicos. Aunque se
estima que funcionan en el centro de San José,
los delitos los ejecutan en cualquier parte del
país. No hay datos exactos del número de bandas, pero se sabe que operan por sectores. Por
ejemplo, un grupo está en Escazú, Santa Ana y
Pavas y se especializa en sacar carros de cocheras. Otro se ocupa del sector de Goicoechea y
Moravia, que usa como método el “bajonazo”.
En Desamparados se han detectado varias bandas, algunas dedicadas a “bajar” motociclistas.
Otra gente opera en Curridabat y San Francisco
de Dos Ríos (La Nación, 10 de agosto de 2003).
Transporte. Contratan choferes y pilotos, y
organizan el transporte de la droga.
Distribución. Organizan los grupos de ventas en las comunidades. Tienen también
contadores, agentes de dinero, cuidadores
de casas y supervisores de grupos.
Producción y construcción. Cuentan con laboratorios y químicos, obreros, guardias de
seguridad y operadores de radio.
Finanzas. Son los encargados de “lavar el dinero”; también hay coordinadores de seguros, planificadores financieros, encargados
de los negocios legales y contadores.
Existe también alguna información que describe los eslabones en que está dividida la cadena de las bandas dedicadas al tráfico de drogas.
Compras. Son los que compran la materia
prima, productos químicos y otros equipos.
Relaciones con el Estado. Todos tienen sus
abogados y testaferros, y enlaces para mantener contactos con funcionarios públicos.
Operaciones armadas. Cuentan con sicarios,
guardaespaldas, encargados de hacer inteligencia, analistas e informantes.
418
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
Característica importante de las bandas con
mayor organización son sus intentos recientes
por penetrar los aparatos políticos, judiciales y
hasta policiales de los países en donde operan.
Aun cuando se afirma que hasta el momento no
han tenido mucho éxito, sí hay casos que comprueban dichos intentos.
Estados Unidos. Hoy, casi 90% de la cocaína
consumida en ese país se trafica por el corredor
de Centroamérica y México (U. S. National Drug
Threat Assessment Report, 2009: 214). Además,
en 2007, 14% de las incautaciones globales de
cocaína se hicieron en Centroamérica (Unodc,
2009: 76).
En general, se conoce que éstas son organizaciones muy dinámicas, que se adaptan rápidamente al cambio, de manera que pueden responder con facilidad a los esfuerzos, muchos o
pocos, que hacen los Estados en su contra.
Este artículo se enfoca más en este aspecto, puesto que el narcotráfico atrae o fomenta
el uso de la violencia, el tráfico de armas y, en
ocasiones, el tráfico de seres humanos. Se puede decir que es la causa primordial de muchos
problemas de inseguridad y violencia que afligen hoy a la región.
3. Manifestaciones
del crimen organizado en la región
3.1.1 Estadísticas y tendencias
A continuación describimos algunas tendencias
del crimen organizado en Centro América, sobre
todo las relacionadas con el tráfico de drogas, la
trata de personas, el tráfico de armas de fuego y
los homicidios asociados a este fenómeno.
3.1 Narcotráfico
El negocio de las drogas consiste en el cultivo, la manufactura, la distribución y la venta
de drogas ilícitas. La mayor parte del narcotráfico que afecta a Centroamérica es el traslado
de las drogas producidas en Sudamérica hacia
los mercados en Norteamérica, principalmente
Las estadísticas que ofrecen la mejor idea sobre
la dimensión del problema del narcotráfico son
las incautaciones (específicamente de cocaína,
en todas sus formas), el número de personas
detenidas o condenadas por este delito y los recursos estatales dedicados a combatirlo. Todas
estas estadísticas deben ser examinadas por periodos generalmente de cinco a diez años, cuando sea posible. En los últimos años, la región
se ha convertido en un lugar importante para el
tránsito de drogas, principalmente de cocaína.
La tabla 1 y el gráfico 1 muestran las incautaciones de base y clorhidrato de cocaína, por país,
desde 2000 hasta 2008.
Tabla 1. Incautaciones de cocaína en base y clorhidrato (kg), 2000-2008
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Costa Rica
País
5.871
1.748
2.955
4.291
4.590
7.029
22.890
32.435
21.700
El Salvador
431
20
2.068
2,038
2,704
32
101
4,081
1.350
Guatemala
1.517
4.103
2.927
9.193
4.481
5.073
280
730
2.200
Honduras
1.215
717
79
5.469
3.934
472
2.714
6.000
6.500
Nicaragua
Panamá
Total
961
2.717
2.207
1.110
3.703
6.947
9.720
13.489
19.500
7.400
2.656
2.588
9.487
7.068
15.607
32.000
60.000
51.000
17.395
11.961
12.822
31.768
26.480
35.160
71.705
116.735
102.250
Números destacados en gris muestran el líder anual.
Fuente: Unodc.
419
Max Alberto Loría Ramírez
Gráfico 1. Incautaciones de cocaína por años, en miles de kilos, 2000-2008
120.000
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
0
2000
2001
Panamá
2002
Nicaragua
2003
Honduras
Aun cuando los datos muestran una tendencia, no reflejan la situación por completo. Es
necesario hacer una advertencia: las cifras de
incautaciones en cualquier lugar no necesariamente reflejan el verdadero escenario. Por ejemplo, aunque Guatemala incautó 2,2 toneladas de
cocaína en 2008, el DOS estima que ese año por
ese país pasaron casi 400. Sin embargo, las cifras muestran claramente que la cantidad (kg) de
cocaína incautada ha crecido. Durante los ocho
años analizados, en Centroamérica esa cantidad
se incrementó casi seis veces. Algo cambió en
2006, cuando el número de las incautaciones se
duplicó. Antes de ese año, éstas crecían con un
ritmo más lento. Además, parece evidente que
Panamá es un lugar importante para el tráfico de
cocaína. En efecto, en los últimos tres años, la
mitad de la cocaína incautada en toda la región
se decomisó en ese país. Durante el mismo periodo, Costa Rica contribuyó con entre la cuarta
y la tercera parte de la cocaína incautada en la
región entera. Según la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por
su sigla en inglés), en 2007 las incautaciones en
Panamá y Costa Rica representaron 8% y 5% del
total de la cocaína incautada en el mundo, respectivamente (Unodc, 2009: 7).
Otra medida importante del problema del
narcotráfico es el número de detenidos por el
delito de tráfico de drogas. Para hacer una com-
2004
2005
Guatemala
2006
El Salvador
2007
2008
Costa Rica
paración entre los diferentes países analizados,
este estudio calcula la cantidad de detenciones
por 100.000 habitantes. Sin embargo, hacer una
comparación exacta es muy difícil, ya que las definiciones y las leyes son diferentes en cada sitio,
y los datos, cuando existen, vienen de fuentes
diversas que tienen maneras distintas de medir
el delito. De todos modos, este criterio y las estadísticas pertinentes brindan una idea sobre la
situación. En la tabla 2 se pueden ver las tasas de
detenciones por este delito. En total, Costa Rica
y Panamá detienen más personas que el resto de
la región. Únicamente en 2005 (cuando hay datos más actualizados) hay un país, Guatemala,
con una cantidad más alta que las de esos dos
países. No obstante, en Costa Rica, Panamá y
El Salvador el número de detenidos se ha mantenido relativamente estable durante los años
medidos. Guatemala enfrenta un incremento
alarmante: entre 2003 y 2005 la tasa de detenciones por narcotráfico creció más del doble.
Con respecto a Honduras y Nicaragua, no hay
suficiente información para hacer una comparación o análisis.
Otro criterio para mostrar las tendencias del
problema de narcotráfico es el gasto de recursos estatales dedicados a combatir la oferta y la
demanda de drogas. La Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (Cicad)
de la Organización de los Estados Americanos
420
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
(OEA) ofrece los mejores datos para hacer una
comparación entre los países de la región con
respecto a este asunto. Cada tres años, la Cicad
recolecta y analiza las estadísticas y tendencias
de cada nación, para producir los informes del
Mecanismo de evaluación multilateral (MEM).
Los informes brindan una idea sobre la situación del uso, abuso, oferta, producción y tráfico de estupefacientes en los diferentes países
analizados y permiten las comparaciones entre
ellos. En breve, el MEM es una herramienta diseñada por la Cicad para analizar y evaluar los
avances de los países del hemisferio en materia
de lucha contra el narcotráfico.
La tabla 3 muestra los presupuestos anuales de los planes nacionales contra las drogas
de cada país. Estas cifras solamente incluyen
los recursos dedicados a combatir la oferta y
la demanda de drogas, y sólo se refieren a los
presupuestos asignados por el gobierno, por lo
que muchas veces no incluyen los fondos de
la cooperación internacional o del autofinanciamiento (por lo general por el decomiso del
dinero sucio). Si se incluyeran los otros fondos
mencionados, estas cantidades aumentarían.
Sin embargo, dado que en la medida de lo posible este artículo trata de analizar estas estadísticas con criterios comparables, sólo se incluyen
Tabla 2. Detenidos por narcotráfico, 2000-2007 (tasa por 100.000 habitantes)
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Costa Rica
País
32.01
29.53
34.47
27.33
24.00
ND
27.00
ND
El Salvador
12.33
11.73
11.91
13.72
ND
12.00
ND
14.00
Guatemala
ND
ND
ND
20.00
31.00
52.00
ND
ND
Honduras
ND
ND
11.00
16.40
1.04*
1.13*
2.44*
ND
Nicaragua
ND
ND
ND
ND
ND
ND
ND
19.00
30.59
24.21
21.68
25.68
25.80
20.16
26.00
ND
Panamá
Estas cifras vienen de los informes del Mecanismo de evaluación multilateral (MEM) de la Comisión Interamericana para
el Control del Abuso de Drogas (Cicad). Otras vienen de datos del Ocavi y algunos de la Unodc.
Los cálculos fueron hechos con la información de población tomada de www.indexmundi.com
* Sólo se encuentran números de acusados, que en general es más bajo que el de detenidos.
Tabla 3. Presupuestos nacionales para la lucha contra las drogas,
2001-2006 (en millones de dólares)
País
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Total
Costa Rica
0,27
0,29
ND
1,20
1,91
1,33
5,00
El Salvador
ND
0,46
ND
3,37
5,40
6,66
15,89
Guatemala
0,16
0,26
ND
2,84
2,86
2,83
8,95
Honduras
ND
ND
ND
ND
ND
ND
ND
Nicaragua
ND
0,16
ND
ND
ND
ND
0,16
Panamá
ND
ND
ND
0,47
1,11
2,27
3,85
Total
0,43
1,17
ND
7,88
11,28
13,09
33,85
Estas cifras solamente incluyen los recursos dedicados a la reducción de la oferta y la demanda, no
incluyen otras de administración o dirección.
Todos los datos vienen de los informes del MEM de Cicad, cifras redondeadas.
421
Max Alberto Loría Ramírez
los presupuestos asignados por el gobierno para
combatir la oferta y la demanda.
Es claro que, en la región, los gastos públicos dedicados a la lucha contra las drogas han
crecido. Algunos países, principalmente Honduras y Nicaragua, no ofrecen datos sobre los
presupuestos asignados para esta tarea. Estos
países son los más pobres de Centroamérica y
a veces no cuentan con los recursos necesarios
para medir o analizar sus gastos en una forma
tan comprehensiva como el resto. También se
observa que, según estos datos, El Salvador y
Guatemala gastan mucho dinero en este problema, lo que posiblemente se explica por el grave
problema que tienen ambos Estados, de pandillas u otros grupos que trafican drogas.
Se observa asimismo el cambio en los gastos
estatales de la región en conjunto. Aun cuando
faltan algunas cifras, se puede afirmar que durante los cinco años medidos (2001-2006) han
aumentado. Entre 2004 y 2006 los presupuestos
para combatir el problema de los estupefacientes en la región casi se duplicaron. En la tabla 4
puede observarse el incremento astronómico en
los gastos asignados para este problema.
3.2 Trata de personas
La trata de personas está definida como la captación, el transporte, el traslado o la recepción
de personas recurriendo a la amenaza, al uso de
la fuerza, el rapto, el engaño, el fraude, el abuso
de poder o de una situación de vulnerabilidad,
con fines de explotación sexual, laboral o de
otra índole. Es un delito considerado como una
forma de esclavitud moderna.
Hay que señalar que el tráfico ilícito de migrantes también es parte del problema; muchos
inmigrantes centroamericanos se trasladan por la
región y por México hacia Estados Unidos. Aun
cuando es importante contar y clasificar estos casos como parte de la trata de personas, éstos no
son situaciones de tráfico de seres humanos con
fines de explotación sexual o laboral.
El tráfico de personas también aumentó durante los años recientes. Los grupos delictivos
han expandido sus operaciones criminales al
tráfico de migrantes así como a la explotación
sexual comercial (ESC). El tráfico de personas
crece como parte de los negocios del crimen organizado. La mayoría de las víctimas de la trata
son mujeres y menores, particularmente forzadas con fines de ESC.
Centroamérica sufre la trata por varias razones: como un lugar de tránsito y también como
mercado. Muchas víctimas son migrantes que
pagan para ser trasladadas a Estados Unidos. En
otras ocasiones, lugares como Costa Rica y Panamá son los destinos para las víctimas de la ESC.
Tabla 4. Cambio de presupuesto en los gastos asignados
para la lucha contra las drogas, 2002 y 2006
País
Porcentaje de cambio
Costa Rica
459
El Salvador
1.448
Guatemala
1.088
Honduras
ND
Nicaragua
ND
Panamá*
483
* Cambio entre 2004 y 2006.
422
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
3.2.1 Estadísticas y tendencias
guerra. El exceso de estas armas y el fácil acceso
a las mismas se combina con la existencia pandillas y con instituciones débiles, combinación
que genera una situación muy preocupante. El
tráfico de armas está relacionado con los negocios del crimen organizado y el crecimiento de
la violencia. Además, según analistas, el crecimiento de la narcoguerra en México hace que la
plétora de armas centroamericanas sea traficada
hacia ese país. Los carteles utilizan armas y material explosivo provenientes de Centroamérica
para hacer la guerra contra el Estado mexicano.
Por eso es importante ver las estadísticas alrededor del tráfico ilícito de armas y su relación con
el narcotráfico.
Las estadísticas sobre la trata de personas en
Centroamérica son muy difíciles de encontrar
y cuantificar por varias razones, entre ellas que
la tipificación del problema varía en cada país.
El problema es muy complejo y los países de la
región tienen sus propias leyes y agencias estatales para combatirlo. Las estadísticas más completas son las del Instituto Latinoamericano de
las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (Ilanud),
que recientemente concluyó su estudio sobre la
trata de personas en Centroamérica, usando los
ministerios públicos de cada país como fuentes de datos. No obstante, el Instituto dice que
“resulta difícil cuantificar, o al menos tener una
cifra aproximada, sobre la realidad de la trata de
personas” (Ilanud, 2009: 20).
3.3.1 Estadísticas y tendencias
Las estadísticas sobre el tráfico de armas, tal
como las otras, son recogidas por las fuentes
gubernamentales de cada país. Los ministerios
públicos ofrecen datos, cuando los tienen, sobre las incautaciones de armas ilícitas y el tráfico de esas armas. Como todos los datos de este
informe, la fidelidad de las estadísticas depende
de las fuentes. Algunas oficinas gubernamentales no ofrecen estadísticas tan comprensivas
como otras. Además, en este caso no existe una
organización o agencia que recolecte todas las
cifras sobre el tráfico o las incautaciones de armas ilícitas. La Cicad brinda los datos recolecta-
3.3 Tráfico de armas
El tráfico de armas se define como el tránsito
ilícito de armas, por lo general armas de fuego
livianas o ligeras, pero también granadas, minas
u otro tipo de material explosivo. La obtención
de armas para fuerzas policiales y militares no
es parte del comercio ilícito de armas. En cuanto a este último, Centroamérica enfrenta un
gran problema. Las guerras civiles de los años
ochenta crearon un ambiente lleno de armas de
Tabla 5. América Central: casos de trata de personas
denunciados e investigados, 2003-2008
País
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Costa Rica
ND
ND
1
ND
1
3
5
El Salvador
ND
17
35
69
36
31
188
Guatemala
ND
ND
ND
ND
ND
ND
134
Honduras
ND
ND
ND
2
2
10
14
Nicaragua
14
13
6
13
16
ND
62
Panamá
ND
3
8
6
34
ND
51
* Datos para Guatemala son la suma de los años.
423
Total
Max Alberto Loría Ramírez
dos por los ministerios públicos de cada país y
que se presentan en los informes del MEM. Esos
informes ofrecen los datos más comprehensivos
sobre los decomisos de armas traficadas. Otras
cifras vienen del Ocavi.
Según los datos de la tabla 6, Costa Rica y
Panamá decomisaron la mayoría de las armas
ilícitas traficadas en la región durante los años
mostrados, mientras que Nicaragua y El Salvador fueron los que menos lo hicieron (muchas
veces esta información obedece a la falta de datos). Es difícil establecer con certeza la situación de los países que no recolectan ni analizan
cifras sobre este fenómeno. Por ejemplo, en un
periodo de seis años El Salvador incautó 278
armas. Sin embargo, este país enfrenta un gran
problema de pandillas que están armadas. Es
decir, aun cuando estas cifras son las mejores
con que cuentan las organizaciones multilaterales y otras fuentes, no muestran la realidad
completa en ciertos países.
En los años mostrados, Costa Rica incautó
aproximadamente la mitad del total de armas
ilícitas decomisadas en la región, mientras que
Panamá decomisó 31%, Guatemala 12%, Honduras 6% y El Salvador 1% del total. Por falta de
datos, Nicaragua muestra una cifra minúscula,
de menos de 0,1%.
entre 2002 y 2006 las incautaciones en la región
aumentaron casi tres veces. Durante el mismo
periodo, Guatemala incrementó más de tres veces el número de armas incautadas. Honduras
también muestra un crecimiento de más del
doble entre los mismos años. Faltan los datos
específicos para mostrar un cambio en el resto
de la región.
Los informes del MEM tienen información
sobre el número de armas incautadas en relación con delitos de tráfico de drogas. Esta estadística es útil para mostrar una tendencia en
la relación entre ambos delitos de naturaleza
transnacional.
En la tabla 7 se observa que en Panamá se
incautaron la mayoría de las armas relacionadas
con delitos de drogas, casi 42% del total para los
años medidos. Siguen Honduras, con una porción de 24%, luego El Salvador con 23% y Costa Rica con 12%. No hay suficientes cifras para
medir las tendencias en Guatemala y Nicaragua.
Los datos muestran también una tendencia a la
reducción en las incautaciones de armas relacionadas con el tráfico de drogas. Entre 2002 y
2006 los decomisos bajaron 73% en Costa Rica,
48% en El Salvador y 79% en Honduras. No hay
cifras suficientes para medir las tendencias en
Guatemala, Nicaragua y Panamá.
Se observa asimismo que el número de armas incautadas ha crecido. Según estas cifras,
Tabla 6. Incautaciones de armas ilícitas, 2000-2006
País
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Total
Costa Rica
ND
ND
1.047
1.002
4.674
2.258
2.977
11.958
El Salvador
ND
ND
ND
ND
103
85
90
278
Guatemala
ND
9
204
200
789
1.062
708
2.972
Honduras
373
163
141
83
116
310
330
1.516
Nicaragua
ND
ND
ND
ND
ND
ND
24
24
1.001
1.704
*
*
*
ND
ND
7.354
Panamá
Total
24.102
La mayoría de estas cifras vienen de los informes del MEM de Cicad, otras vienen de datos del Ocavi.
*Panamá encuentra un total de 4.649 armas los años 2002 y 2004,
424
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
Tabla 7. Armas ilícitas incautadas en relación con arrestos por delitos
por tráfico de drogas, 2000-2006
País
2000
2001
Costa Rica
ND
ND
El Salvador
ND
ND
Guatemala*
ND
ND
Honduras
168
41
Nicaragua
ND
ND
Panamá**
ND
ND
2002
2003
2004
2005
2006
Total
66
83
33
16
18
216
114
110
81
54
59
418
ND
ND
ND
ND
ND
ND
113
13
20
52
24
431
ND
ND
ND
ND
ND
ND
**
**
**
ND
ND
763
Total
1.828
Estas cifras vienen de los informes del MEM.
*Guatemala no dispone del número de armas descomisadas en relación con el tráfico de drogas.
**Panamá tiene un total de 763 armas decomisadas relacionadas con delitos de drogas entre 2002 y 2004.
3.4 Homicidios
Este problema, el último analizado en este artículo, incluye otras formas de crimen relacionadas con grupos delictivos, narcotráfico y tráfico
de armas, que amenazan el tejido social o las
bases del Estado. En este sentido, los datos sobre homicidios muestran el crecimiento de la
inseguridad social que, muchas veces, se asocia
o es producto del crimen organizado.
3.4.1 Estadísticas y tendencias
Las cifras más importantes son las tasas de homicidio por cada 100.000 habitantes y el número
de secuestros en cada país. Estos datos muestran
que la violencia está sistematizada y ofrecen una
comparación entre los países de América Central. Unodc brinda los mejores datos de estos crímenes, gracias a su Encuesta de las tendencias de
crimen, compilada más o menos cada año. Aquí
se han complementado sus datos con algunos
más actualizados del Observatorio Centroamericano sobre Violencia (Ocavi).
Según la Declaración de Ginebra, en América Central la tasa de homicidios por cada
100.000 habitantes en 2004 fue 29,3, excedida
únicamente por la región de África del Sur, con
31,7 (Geneva Declaration: 71).
La tabla 8 y el gráfico 2 muestran con claridad la situación de violencia en cada país.
Muchas veces, el crimen organizado usa el homicidio para mostrar fuerza, controlar territorio
y vengar o amenazar a la sociedad y al Estado.
Es obvio que los países más afectados por las
pandillas, El Salvador, Guatemala y Honduras,
tienen las tasas más altas de la región. Además,
ellos tienen instituciones débiles y carecen de
los recursos necesarios para enfrentar su problema de inseguridad, impunidad e injusticia.
Hay que señalar que entre 2003 y 2006 la
tasa de homicidios en cada país creció. En este
periodo, El Salvador tuvo el mayor crecimiento,
con un aumento de 78%. Le siguieron Guatemala, con 29%, Honduras, con 28%, Costa Rica,
con 13%, y Panamá, con 2%. Sólo en Nicaragua
la tasa disminuyó, con una reducción de 30%
(véase el gráfico 2).
Con respecto a las cifras de secuestros, inicialmente este estudio intentó incluir datos
sobre este fenómeno en la región. El secuestro
es utilizado como una herramienta del crimen
organizado, especialmente de los grupos vinculados al narcotráfico, para extorsionar, ganar
dinero o vengarse. En teoría, los datos sobre
secuestro serían útiles para mostrar el crecimiento de los grupos delictivos. Sin embargo,
las estadísticas no son muy fieles ni útiles para
425
Max Alberto Loría Ramírez
Tabla 8. Homicidios por cada 100.000 habitantes, 2001-2006
País
2001
Costa Rica
6,64
2002
2003
6,44
2004
6,99
6,47
2005
2006
7,81
7,91
Promedio
7,04
El Salvador
34,98
31,54
32,70
41,00
56,67
58,07
42,49
Guatemala
25,20
30,70
35,06
36,30
42,03
45,20
35,75
Honduras
53,72
55,89
33,57
31,89
35,06
42,91
42,17
Nicaragua
10,00
10,00
12,00
12,00
7,98
8,41
10,07
Panamá
10,56
9,56
10,85
9,71
11,26
11,04
10,50
Fuentes: Unodc y Ocavi
Gráfico 2. Tasa de homicidios por 100.000 habitantes, por año y país, 2001-2006
70
60
50
40
30
20
10
0
2001
2002
Costa Rica
2003
El Salvador
2004
Guatemala
medir el problema o hacer comparaciones entre
los países de la región, y tampoco se publican.
Según el informe de la Unodc, Crimen y desarrollo en Centroamérica:
(…) las estadísticas oficiales de secuestro no
reflejan el grado del problema de secuestro en
un país. Hay varias razones para esto. Las definiciones de secuestro varían enormemente,
desde una muy específica ofensa de rapto de
un niño con el propósito de extorsionar dinero
de los padres, a leyes más genéricas proscribiendo el mover gente en contra de su voluntad. […] Muchos secuestros no son reportados
a la policía, […] precisamente en países donde
el secuestro es común. […] Como resultado de
Honduras
2005
Nicaragua
2006
Panamá
esto, algunas de las tasas más altas registradas
de secuestro en el mundo ocurren en países no
comúnmente asociados con el secuestro (Unodc, 2007: 73-74).
El informe presenta como ejemplo una comparación entre Colombia, un país conocido
por el fenómeno del secuestro, y Canadá, que
es considerado estable y pacífico. En términos
cuantitativos, Canadá contabiliza muchos más
secuestros anuales que Colombia, porque allí el
crimen se reporta más.
426
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
4.
Algunos casos de crimen organizado
en Centroamérica
La presencia de redes del crimen organizado
puede constatarse no sólo por los datos mencionados, sino por la existencia de casos concretos reportados por los medios de comunicación
masiva. A continuación se presentan algunos
de ellos, recogidos a partir de una revisión de
prensa hecha en septiembre, octubre y noviembre de 2009.
4.1 Nicaragua
Para el caso nicaragüense las manifestaciones
más claras y frecuentes del crimen organizado
son, sobre todo, las referentes al narcotráfico de
todo tipo de sustancias estupefacientes. La desarticulación de narcobases, la incautación de
drogas en las fronteras, la detección de cultivos
de marihuana, narcolaboratorios y narcodólares, entre otros, son las noticias principales en
los diarios del país.
Por otra parte, el secuestro se ha convertido
en un problema importante. Se han articulado
bandas dedicadas a este tipo de crimen con el
objetivo principal de localizar víctimas, principalmente personas relacionadas con la esfera
política del país o extranjeros. De forma más general, se observan casos de explotación sexual,
estafa, sicariato, corrupción, trata de personas,
tráfico de armas y cibercrimen, y la inserción de
las pandillas o maras en los sectores más vulnerables.
4.2 Guatemala
En este país las redes del crimen organizado
relacionadas con el lavado de dinero predominan en casos de exportación de productos
como el cardamomo por parte de varias empresas investigadas por las autoridades e, incluso,
en otros vinculados con el financiamiento del
narcotráfico.
El secuestro de menores y la violencia contra
las víctimas de ese delito es una manifestación
frecuente del crimen organizado en Guatemala.
Aquí el propósito es extorsivo, dado que se busca obtener grandes cantidades de dinero por los
rescates. Por otra parte, no se pueden dejar de
lado los crímenes por narcotráfico, pandillas,
explotación sexual comercial, extorsión y tráfico de armas.
4.3 Honduras
En Honduras el crimen organizado se manifiesta en casos de secuestro y de tráfico de estupefacientes, sobre todo a Estados Unidos. Honduras
funciona como país de tránsito de un gran número de narcoavionetas, por ejemplo.
El secuestro también es frecuente en Honduras. En 2009, las noticias reportaron al menos 73 denuncias de raptos de niños e, incluso,
de ancianos, que además parecen contar con la
complicidad de algunos oficiales o guardias de
seguridad. Asimismo, se dan los denominados
“secuestros express” y secuestro de migrantes,
entre otros.
También hay crímenes de extorsión, lavado
de dinero, sicariato, trata de personas, tráfico de
armas, pandillas y, más recientemente, terrorismo financiado por múltiples actividades como
el lavado de dinero.
4.4 Costa Rica
En el caso costarricense la mayor parte de los tipos de crimen organizado que se presentan tienen que ver con el robo de vehículos por parte de
bandas organizadas, además del narcotráfico y la
corrupción en empresas e instituciones públicas.
Ejemplo de ello son las noticias sobre balaceras
entre narcotraficantes, la utilización del correo
nacional para el tráfico de cocaína, los detenidos
por el robo de grandes cantidades de vehículos,
actos de corrupción en las jefaturas de policía y
casos tan trascendentes de corrupción como el
427
Max Alberto Loría Ramírez
de Caja-Fischel, con ex presidentes de la República involucrados.
La actividad de las pandillas o maras y los
secuestros se dan en mucha menor medida,
pero este tipo de casos se observa cada día más.
Otras manifestaciones son el lavado de dinero,
la extorsión y el tráfico de armas.
4.5 Panamá
En este país las noticias sobre el crimen organizado destacan, al igual que en Costa Rica, mayor
incidencia de la corrupción, con casos como los
de las aduanas y otros órganos estatales como
las autoridades de tránsito y los ministerios, así
como en los partidos políticos, los bancos y las
empresas.
El narcotráfico también está presente en territorio panameño, en gran medida por su cercanía a países exportadores como Colombia, que
lo utilizan de puente. Esto se manifiesta en las
grandes cantidades de narcos presos, los cargamentos de drogas confiscados por las autoridades, los colombianos detenidos en el aeropuerto
panameño por posesión de drogas para tráfico,
narcos vinculados con otros crímenes, etc.
4.6 El Salvador
En El Salvador el caso más crítico respecto al
crimen organizado es el de las pandillas o maras que, a su vez, se vinculan con otros delitos
como el robo, el secuestro y, por supuesto, el
narcotráfico, para su financiamiento. Las maras
se han convertido en un problema grave para El
Salvador, que poco a poco se va extendiendo a
los demás países centroamericanos. Sobre este
problema se reportan casos como los de Maras
Salvatruchas, involucradas con homicidios y
extorsiones, que han logrado ser desarticuladas, maras que están incursionando en España,
capturas de pandilleros de la MS y la 18, que
son las principales organizaciones del país, por
mencionar algunos ejemplos.
Sin embargo, además de las maras, la trata de personas y el narcotráfico son visibles, al
igual que en los demás países de la región, y hay
también casos de explotación sexual comercial
infantil, estafas, secuestros y corrupción.
5. Conclusiones
Como un cáncer social, el crimen organizado
transnacional busca lugares frágiles en donde
instalarse. Por eso, la región centroamericana
es un anfitrión perfecto para estos parásitos sociales. Las tendencias analizadas muestran una
situación muy grave. Este informe presentó,
apoyado en datos variados y comprensivos, el
crecimiento de los problemas asociados al crimen organizado transnacional, como evidencia
el considerable aumento de las cifras de los aspectos analizados.
Actualmente, después de las guerras de las
décadas pasadas, América Central enfrenta la
amenaza del crimen transnacional. El número
de armas traficadas, los homicidios y los casos
de tráfico de seres humanos han crecido. Lo más
preocupante es el posicionamiento de la región
como un lugar importante para el tráfico de drogas ilícitas, combinado con los problemas de
corrupción, la debilidad institucional y el crecimiento de grupos delictivos que sufre el istmo.
Es visible la corrupción y la violencia en donde
hay presencia de carteles y un Estado débil.
Con el crecimiento y la expansión de los carteles mexicanos, Centroamérica está en la mira
de estas organizaciones. Los datos muestran el
aumento de las incautaciones de cocaína y de
armas traficadas por el istmo. La región no está
preparada adecuadamente para abordar el problema del crimen organizado. Las estadísticas
también muestran este hecho. Las bajas cifras
en incautaciones en varios países de la región,
especialmente de armas y drogas, no reflejan la
verdadera situación. En estos países es probable
que la debilidad institucional y la corrupción
expliquen la falta de datos exactos. Sin embargo,
428
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
la presencia y los actos de los grupos delictivos
en la región continúan creciendo.
Unodc (2009). World Drug Report. http://www.unodc.
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429
430
armas
Tráfico de
y trata de personas
migrantes
Tráfico ilícito de
de drogas
consumo
Tráfico y
vehículos y otros
Robo de
extorsivo
Secuestro
http://www.arias.or.cr/images/publicaciones/LaviabilidadSobreunComercio.pdf.
http://www.asamblea.go.cr/actas/comision/cpogob/2006-2010/tercera/acta038.doc.
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http://www.poder-judicial.go.cr/salatercera/indice%20penal/S.htm
http://ministeriopublico.poder-judicial.go.cr/noticias/noticias/Secuestro%20Extorsivo.html
Costa rica
Bases de datos por tema y por país
Anexo
Max Alberto Loría Ramírez
431
Tráfico de armas
de personas
migrantes y trata
Tráfico ilícito de
de drogas
Tráfico y consumo
y otros
Robo de vehículos
extorsivo
Secuestro
http://www.cinco.org.ni/archive/28.pdf
http://www.policia.gob.ni/cedoc/sector/relinter/CAM.pdf (Aplicable a Centroamérica)
http://www.undp.org.ni/files/proyecto/1198188239_Sumario%20Ejecutivo.pdf (Aplicable a Centroamérica)
http://www.undp.org.ni/proyectos/1/95
http://www.gtzgenero.org.ni/_publicacion/Manual%20Guía%20Metodológica.pdf.pdf
http://www.gtzgenero.org.ni/_publicacion/TRATA%20PERSONAS%20FINAL.pdf
http://www.ienddhh.org.ni/documentos/11.pdf
http://legislacion.asamblea.gob.ni/normaweb.nsf/($All)/7CEACCD4067BA3CD062570A10057C1A9?OpenDocument
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http://www.poderjudicial.gob.ni/arc-pdf/cpp01.pdf
www.quinchobarrilete.org/modulos/.../reformas_codigo_penal_Nicaragua.pdf
Nicaragua
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
432
Tráfico de armas
de personas
migrantes y trata
Tráfico ilícito de
de drogas
Tráfico y consumo
y otros
Robo de vehículos
www.pnud.org.sv/2007/component/option,com_docman/.../Itemid,56/
http://www.rree.gob.sv/sitio/Comunicaciones.nsf/1818f7529cb182ec88256bad0063911e/ecceff845e24fd1106256bdd00539614?OpenDocument
http://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:rrfUwRcBIrIJ:www.pnud.org.sv/2007/component/option,com_docman/task,doc_download/gid,739/Itemid,56/+tráfico+de+armas+"tráfi
co+de+armas"&hl=es&gl=cr&pid=bl&srcid=ADGEESj6KO_Pkvn39XYPq-yrDHVqJTS3o1xTKUATVWyXLlp9k7tFKvzyNPwbiX5kIRtuNkDA3PrqKAccZXerL6D74B6sLu_if5C4902e3JjWoxygffl9qo6zr0ttBRSUJsuT6nBTdQL7&sig=AHIEtbQjg4REhVHglIvvrzKM0a_MwWuN7Q
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Panamá
La seguridad en Centroamérica con énfasis en el crimen organizado
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado
en Colombia y la región andina, 2008-2009
Markus Schultze-Kraft
Introducción
Este artículo es una actualización y ampliación del primer trabajo sobre
crimen organizado en Colombia y la región andina que el autor realizó para
el Observatorio de Crimen Organizado en América Latina en 20081. Consta
de tres secciones: 1) la actualización de los datos estadísticos disponibles
sobre cultivos de coca y producción potencial de cocaína en la región andina, trata y tráfico de personas, y exportaciones e importaciones de armas
pequeñas y municiones de guerra; 2) la descripción y caracterización de los
actores internos y externos del crimen organizado en cada país/subregión,
y de las principales políticas y programas para el combate al crimen organizado; y 3) un listado actualizado de fuentes seleccionadas sobre el crimen
organizado en Colombia y la región andina.
436
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
1.
Actualización de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región
andina, 2008-2009
1.1 Cultivos de coca y producción potencial de cocaína en la región andina
Tabla 1. Producción potencial de cocaína y área cultivada con coca en Colombia, Bolivia y Perú
(número de familias involucradas en el cultivo, 2006-2008)
Área cultivada
Producción potencial de cocaína (toneladas)
País
Unodc
ONDCP
Número de familias
(hectáreas)
USDOJ
Unodc
ONDCP
2006
involucradas en el cultivo
USDOJ
2006
2007
2008
2006
2006
2007
2006
2007
2008
2006
2006
2007
2008
Colombia
610
600
430
718
550
535
78.000
99.000
81.000
157.200 157.200 167.000
80.000
59.328*
Bolivia
94
104
13
135
115
120
27.500
28.900
30.500
25.800
25.800
29.500
N/A
N/A
Perú
280
290
302
288
265
210
51.400
53.700
56.100
37.000
42.000
36.000
N/A
N/A
Total
984
994
845
1.141
930
865
156.900 181.600 167.000 220.000 225.000 232.500
N/A
N/A
* Unodc, Colombia-Coca Cultivation Survey, julio de 2009.
Fuentes: Unodc World Drug Report 2009; United States Department of Justice (USDOJ), National Drug Threat Assesment 2009;
ONDCP, “Current State of Drug Policy: Successes and Challenges”, enero de 2008.
Tabla 2. Plantas de procesamiento de cocaína destruidas, 2006-2008
Laboratorios básicos
País
Colombia
Bolivia
Perú
Total
Laboratorios para pasta de coca
Laboratorios para base
y base de cocaína
de cocaína
Unodc
Cristalizaderos
Dpto. de Estado
Unodc
Dpto. de Estado
Unodc
de Estados Unidos
Cristalizaderos
de Estados Unidos
2006
2007
2008
2006
2007
2008
2006
2007
2008
2006
2007
2008
2006
2007
2008
N/A
N/A
N/A
2.045
2.095
2.531
1.952
2.875
3.238
202
265
267
205
2401
301
4.070
3.087
4.988*
4.070
3.087
4.988
3
NA
NA
3
6
7
707
649
1.205
713
627
1.205
11
16
19
11
16
19
6.822
5.831
68.724
6.735
6.589
9.431
216
NA
/NA
219
262
327
6.268 6.268 7.557
N/A
N/A
N/A
6.268 6.268 7.557
* Categorizados por Unodc como laboratorios de pasta de coca y cocaína en Bolivia y pasta de coca y base de cocaína en Colombia.
Fuentes: Unodc monitoreo de cultivos de coca 2009 (Bolivia, Perú, y Colombia); United States Department of State Bureau for International Narcotics and Law Enforcement Affairs. International Narcotics Control Strategy Report. Volume I. Drug and Chemical
Control, marzo de 2009.
437
Markus Schultze-Kraft
Gráfico 1. Producción potencial de cocaína (mt) en la región andina, 1994-2008
1.200
Metric tons
1.000
800
600
400
200
0
1995
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Colombia
2001
2002
Perú
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Bolivia
Fuente: Unodc World Drug Report 2009.
1.1 Trata y tráfico de personas
Tabla 3. País de origen/destino, intensidad, víctimas, intención de trata
Intensidad
País de
País
de la trata
Víctimas
Intención de trata
origen
(región de destino)
a países
(mayoría de casos reportados)
(mayoría de casos reportados)
Comentarios
destinos
Argentina
Brasil
Perú
Bolivia
Chile
Estados Unido
España
Unión Europea
Suramérica
Colombia Centroamérica
Estados Unidos
Asia
Colombia
Venezuela
Ecuador
España
Chile
Ecuador
Mediano
•
•
Mujeres
Menores
Explotación sexual
/Trabajo forzado
Alto
•
•
Mujeres
Menores
Explotación sexual
trabajo forzado
Mediano
•
•
Mujeres
Menores
Explotación sexual
Perú
Mediano
•
•
Mujeres
Menores
Explotación sexual
Trabajo forzado
La mayoría del tráfico de personas en Perú es doméstico
México
Venezuela Caribe
Estados Unidos
Alto
•
•
Mujeres
Menores
Explotación sexua
Trabajo forzado
Importancia por su carácter de
país de tránsito
Perú
Fuentes: U. S. State Department, Trafficking in Persons Report, 2009; Unodc, Report on Human Trafficking, 2009.
Nota: Venezuela ha incrementado su importancia como país de tránsito en el tráfico de humanos. Según el Departamento de Estado
de Estados Unidos, este país andino es utilizado como un punto de partida de Sudamérica para el tráfico de mujeres y menores hacia
México, el Caribe, Norteamérica y Europa con fines de explotación sexual y trabajo forzado. Una ruta utilizada con frecuencia lleva
venezolanas/os a Curazao, tanto forzadamente como por medio de ofertas de trabajo falsas. De ahí son después traficados a Holanda y
otros países de Europa occidental. A la vez, es importante destacar que no sólo son venezolanas/os lo que salen de Venezuela; también
hay colombianas/os y ecuatorianas/os, entre otras nacionalidades, que son traficados por este país a mercados ilegales en el exterior.
438
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
1.3 Exportaciones e importaciones de armas pequeñas y municiones de guerra
Tabla 4. Países importadores, países vendedores, volumen total 2000-2005, productos principales
Importaciones de armas
País
pequeñas y ligeras (SALW),
importador
municiones, sus partes
Vol. total 2000-2006 (dólares)
Bolivia
9’065.669
Ranking
región
andina
5
Vol. total
Principales
(dólares)
países vendedores
Productos principales
2000-2006
2000-2005 (>70%)
2005
2006
2’261.821
1’709.790
(>70%)
Estados Unidos
España
Brasil
China
•
•
•
•
Municiones
Armas pequeñas
Pistolas
Revólveres
Armas de fuego militares
Armas militares
Pistolas
Revólveres
Lanza granadas
Lanza llamas
Otros
119’558.787
1
17’145.912
39’204.023
Estados Unidos
Israel
Sudáfrica
•
•
•
•
•
•
•
Ecuador
16’901.922
3
2’563.758
2’434.345
Estados Unidos
Brasil
Francia
•
•
•
Munición para armas pequeñas
Pistolas
Revólveres
Perú
16’655.239
4
2’692.177
4’192.824
España
Estados Unidos
Italia
•
•
•
Munición para armas pequeñas
Pistolas
Revólveres
19’490.436
Rusia
Estados Unidos
España
Australia
Italia
•
•
•
•
Munición para armas pequeñas
Pistolas
Revólveres
Armas de fuego militares
Colombia
Venezuela
52’632.112
2
3’034.903
Fuente: Comunidad Segura. “El balance de la balanza: exportaciones e importaciones de armas pequeñas y ligeras (APL), sus partes
y munición en América Latina y el Caribe 2000-2006”. En: En la mira 09/2008.
Nota: en la región andina se observa una tendencia de aumento en los gastos de defensa y seguridad. La tabla 4 muestra que el
incremento de las importaciones de armamentos es particularmente marcado en Venezuela, Colombia y Perú. Hay un aumento
importante en la compra de armas de Rusia, Irán, Israel y China. Por ejemplo, entre 2005 y 2008 Venezuela gastó más de 4.400
millones de dólares en adquisición de armamento de Rusia, incluidos veinticuatro aviones de combate Sukhoi, cincuenta helicópteros de combate, y 100.000 fusiles de asalto de última generación. A mediados de 2009, el presidente Hugo Chávez anunció
que su país estaba negociando la compra de armamento por un valor de 2.200 millones de dólares a Rusia. Este negocio incluirá
la adquisición de docenas de tanques de guerra rusos. Sin embargo, Venezuela no es el único país en la región que invierte en la
compra de armas: Colombia y Bolivia también tienen contratos pendientes con Rusia, China y Estados Unidos.
439
Markus Schultze-Kraft
2.
Ampliación de los mapeos sobre
el crimen organizado en Colombia
y la región andina
2.1 Descripción y caracterización
de los actores internos
y externos del crimen organizado
en cada país/subregión2
2.1.1 Colombia
Los narcotraficantes colombianos han evolucionado considerablemente desde la década de
los ochenta. La extinción de los grandes carteles de la droga de Medellín y Cali en los años
noventa, principalmente durante los gobiernos
de César Gaviria (1990-1994) y Ernesto Samper
(1994-1998), se debió en parte al alto perfil de
sus líderes y a sus estructuras verticales centralizadas, que los convirtieron en blancos cada
vez más fáciles de combatir por las autoridades.
Las organizaciones narcotraficantes de la actualidad son mucho más pequeñas y podría haber
hasta 150 de ellas.
• El Cartel del Norte del Valle y sus sucesores
El cartel del Norte del Valle fue la única estructura
lo bastante sólida como para retomar el negocio
de los grupos de Medellín y Cali. Asumió el control de la mayor parte del tráfico de droga y expandió sus operaciones a finales del gobierno del
presidente Samper y comienzos del de Andrés
Pastrana (1998-2002). Compuesto originalmente por clanes familiares, era menos jerárquico y
abarcador que sus predecesores, pues dependía
más de filiales para el transporte y la venta. Cada
vez más debilitado por la presión de las fuerzas
de seguridad y por sus fricciones internas, hoy
sólo siguen en el negocio unos pocos capos y sus
socios, la mayor parte de los cuales han ascendido desde las filas de los viejos carteles grandes y
han establecido sus propias redes.
Elementos de las facciones más fuertes de lo
que era el cartel del Norte del Valle antes de que
su jefe Diego Montoya (Don Diego) fuera deteni-
do en septiembre de 2007, y su segundo líder,
Wilber Varela (Jabón), asesinado el 1 de febrero
de 2008 en Mérida (Venezuela), siguen activos
en toda la cadena de producción, transporte y
distribución de cocaína, y también en el lavado de dinero. Ejercen coerción, intimidación y
dominio territorial por medio de Los Rastrojos
y Los Machos, sus respectivos grupos de sicarios, en su lucha por el control de rutas y acceso
al producto primario. Mientras Los Machos siguen teniendo su base en el departamento del
Valle, controlando laboratorios en zonas rurales
y el acceso a ciudades y pueblos de la región y
a lo largo de la costa Pacífica, Los Rastrojos –liderados actualmente por Comba– han buscado
llenar el vacío que dejó la desmovilización del
grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), expandiendo su influencia en los
departamentos del Valle, Cauca, Nariño, Chocó, Putumayo y Norte de Santander. Montoya
centralizó el control operacional; Varela tendía
a depender más de operadores independientes
y grandes socios externos. A ambos les pagaban
con frecuencia por “prestar sus nombres” a operaciones de narcotráfico en las que, aparte de
eso, no participaban mayormente.
El desmantelamiento de los grandes carteles
propició el surgimiento de individuos y grupos
especializados en transporte y lavado de dinero. Algunos de los socios de los carteles de
Medellín y Cali en los años ochenta y noventa,
como Beto Rentería y Salomón Camacho, han
mantenido un perfil más bajo, uniendo fuerzas
con operadores más grandes, como Juan Carlos
Abadía (Chupeta), arrestado en 2007, y Hermágoras González (el Gordo), capturado en Venezuela el 9 de marzo de 2008, para concentrarse
en el lavado de grandes sumas de dinero por
medio de inversiones legítimas. Otras personas
han adquirido reputación como facilitadores
de transporte internacional. Fabio Ochoa Vasco
(Carlos Mario) ha sido vinculado con el transporte de cocaína y el lavado de dinero por el
Caribe hacia México; se sospecha que Eduardo
Restrepo Victoria (el Socio), enlace con el cartel
de Tijuana en México, fue un importante socio
440
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
de Varela; se cree que Daniel Barrera (el Loco)
obtiene droga de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), a las que provee
de precursores químicos, y que se ha asociado
con grandes traficantes para sacar droga desde
el aeropuerto internacional de Bogotá.
Actualmente, las autoridades colombianas
temen el surgimiento de una nueva generación
de narcotraficantes de bajo perfil que subcontratan gran parte de la cadena y son difíciles de detectar. Las redes de narcotraficantes que fungen
de empresarios en ciudades grandes y medianas
exportan regularmente pequeñas cantidades de
cocaína por varios medios, como servicios postales, correos humanos (mulas), vuelos comerciales y barcos de carga.
En el extremo inferior de la cadena de producción sigue habiendo intermediarios entre los
cultivadores de coca y las redes de narcotráfico
en algunas regiones, sobre todo en aquellas con
una mayor presencia militar y en donde las Farc
no ejercen un control territorial, y en aquellas
con una larga tradición de cultivos de coca. Aunque las Farc son compradoras cada vez más importantes de hoja de coca, pasta de coca y base
de cocaína, los intermediarios en regiones como
la serranía de La Macarena (departamentos de
Meta y Caquetá) y a lo largo del río Putumayo (en
las fronteras con Ecuador y Perú) siguen comprando el producto primario a los campesinos
y transportándolo a granel a los laboratorios de
cristalización ubicados en el departamento del
Vichada y a lo largo de la costa Pacífica.
• Los nuevos grupos armados ilegales
El surgimiento de nuevos grupos armados ilegales en el país después de la desmovilización de
los paramilitares de las AUC tiene que ver con
el control de los recursos primarios de la droga
–cultivos, instalaciones de procesamiento para
producir pasta de coca, base de cocaína y cocaína pura, y rutas de narcotráfico regionales– que
estos grupos buscan salvaguardar de otras organizaciones ilegales, incluidas las Farc. También
tienen vínculos con estructuras nacionales y lo-
cales de narcotráfico. Por ejemplo, en la región
del bajo Cauca, en el norte de Antioquia, miembros del antiguo bloque Central Bolívar de las
AUC se han vuelto a armar y controlan centros
de acopio de base de coca en zonas semi rurales; la Organización Nueva Generación (ONG),
que mantiene la estructura del bloque Libertadores del Sur de las AUC, ha tratado de penetrar
las comunidades cocaleras controladas por las
Farc en las montañas de Nariño.
También se han detectado nuevos grupos armados ilegales involucrados en el narcotráfico
y otras actividades criminales, como la extorsión y el robo de tierras, a lo largo de corredores estratégicos y en las fronteras con Venezuela, Ecuador y Panamá (algunos de ellos operan
cristalizaderos). Entre los más notorios están
el grupo de Arnulfo Sánchez González, Pablo,
en la alta Guajira; el de Darío Usura, Otoniel o
Mauricio, en los departamentos de Córdoba, Cesar, Antioquia, Chocó y Magdalena; el de César
A. Torres Lujan en el sur de Bolívar; el de Walter
Ochoa Guisao, el Guerre, en el Magdalena medio; las Águilas Negras, que operan (al parecer
todavía sin un mando unificado) en varios departamentos en la costa Caribe y pacífica, en la
frontera con Venezuela y Ecuador, así como en
el interior de Colombia; el Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista Colombiano (Erpac),
liderado por Pedro Oliviero Guerrero, Cuchillo,
en los departamentos de Guaviare y Vichada: y
Los Paisas bajo el mando de Ángel de Jesús Pacheco Chancí, Sebastián, en Antioquia, Córdoba, Magdalena y Sucre.
• Las guerrillas de las Farc
y del Ejército de Liberación Nacional (ELN)
Si bien la participación de las Farc en el negocio de la droga es generalizada, la naturaleza de
dicha participación varía según la región. Según
las fuerzas de seguridad colombianas, tienen presencia en 428 de los 1.100 municipios del país,
incluidos 128 con cultivos ilícitos. El control que
ejercen sobre poblaciones y territorios en zonas
rurales les ha permitido definir las condiciones
441
Markus Schultze-Kraft
para sembrar, cosechar y procesar coca. Las Farc
también son las únicas compradoras de los productos primarios de coca en las áreas que controlan. Algunos de sus frentes han ascendido en la
cadena para controlar el contrabando de precursores químicos y la producción de cocaína pura,
y han establecido vínculos con organizaciones
narcotraficantes internacionales. Las fuerzas de
seguridad creen que algunos de los principales
carteles mexicanos compran a las Farc hasta 55%
de la cocaína que introducen a Estados Unidos,
sea directamente o por intermediarios. Para facilitar el envío a los traficantes internacionales, las
Farc han ido invirtiendo cada vez más en asegurar las rutas y los medios de transporte, y se sabe
que han establecido nexos con redes centroamericanas que sirven de trampolines para desarrollar operaciones más grandes en México, Estados
Unidos y Europa.
El Ejército de Liberación Nacional, más pequeño que las Farc, ha negado repetidamente su
participación en negocios de droga, pero cada
vez es más claro que sus frentes que operan en
regiones productoras de coca y corredores estratégicos cerca de la frontera venezolana y al
sur de la costa pacífica dependen de ingresos
relacionados con el narcotráfico. Frentes militarmente debilitados en regiones como el sur de
Bolívar, en donde los insurgentes tienen buenas relaciones con las comunidades, parecen
depender más de los “impuestos” que cobran a
los cultivos de coca; existe evidencia creciente
de que los frentes más fuertes en Nariño, Cesar,
Norte de Santander y Arauca están implicados
en el procesamiento y el transporte de pasta de
coca, base de cocaína y cocaína pura.
• Los campesinos
Se sabe que los campesinos que cultivan y cosechan coca se han ido sofisticando, pues los niveles de producción se han mantenido a pesar
de que el tamaño promedio de las parcelas se ha
reducido en más de la mitad. Los campesinos
también han aumentado la producción de base
de cocaína, que se vende a un mayor precio. Al-
gunas autoridades colombianas creen que puede haber unas 100.000 familias involucradas;
Unodc calculó que había 67.000 en 2006. En la
cuenca del Orinoco (Vichada, Arauca, Casanare) y Meta-Guaviare, 85% y 65% de campesinos,
respectivamente, producen base de cocaína.
Pese a tener más conocimientos especializados,
los campesinos siguen recibiendo apenas 2% de
las utilidades que reporta el narcotráfico.
2.1.2 Perú
En los últimos años, las organizaciones narcotraficantes de Perú, que tradicionalmente han
operado en grupos familiares muy organizados
(clanes o “firmas”), han dejado de ser productoras de pasta de coca y base de cocaína para
convertirse en productoras y exportadoras de
cocaína de alta calidad. Aunque no han alcanzado el mismo nivel de desarrollo de sus pares
mexicanos o colombianos, existe un alto riesgo
de expansión. La Dirección Antidrogas (Dirandro) de la Policía Nacional del Perú ha incautado en laboratorios clandestinos moldes para
prensar la cocaína en “ladrillos” para la exportación, con logos distintivos de “firmas” para su
identificación.
Los clanes peruanos son las principales organizaciones encargadas de la exportación, el
transporte y la distribución de cocaína y “paco”
(pasta base de cocaína) en los prósperos mercados de droga del Cono Sur. En asocio con
traficantes brasileños, “firmas” peruanas en el
valle del río Apurímac y Ene (Vrae) despachan
cocaína en aviones pequeños cuyo destino es
Brasil. Los clanes peruanos cuentan con la ayuda de familiares en el área de cruce a Chile de
Tacna-Arica y Santiago, y también utilizan a Bolivia como país de tránsito para ingresar a Chile,
Argentina y Brasil.
• Traficantes colombianos y mexicanos en el Perú
Sin embargo, las principales operaciones de
exportación de cocaína son manejadas por re-
442
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
presentantes de las organizaciones mexicanas
y colombianas, lo cual ayudaría a explicar el
aumento en la producción potencial de cocaína, así como las modalidades innovadoras de
exportación. Estas organizaciones están en
el Perú porque no existe capacidad local para
competir por los mercados y garantizar la calidad y entrega del producto. Aunque se cree
que los principales carteles de droga de México dirigen operaciones en el Perú, el vicefiscal
general para investigaciones especiales sobre
crimen organizado de México, José Luis Santiago Vasconcelos, dijo en octubre de 2007 que el
cartel de Sinaloa, que parece tener contactos en
el país desde hace algún tiempo, era el único
que contaba con la “capacidad logística y financiera” para dirigir operaciones de exportación
importantes desde el Perú.
Desde 2002 existe evidencia creciente que
indica que colombianos del cartel del Norte del
Valle trabajan con el cartel de Sinaloa. Ambos
grupos compran cocaína peruana que llevan
hasta la costa pacífica mexicana. También hay
indicios de que al cartel de Sinaloa, con ayuda colombiana, le interesa la etapa de procesamiento de cocaína. Un laboratorio clandestino
destruido en 2007 era operado por químicos
colombianos y se cree que pertenecía al cartel.
Narcotraficantes colombianos también operan
en Tocache (Huallaga) y en Monzón. Tres mexicanos y un colombiano que fueron arrestados en
Lima a comienzos de noviembre de 2007 tenían
en su posesión no sólo cocaína, sino también
precursores químicos utilizados para la producción de anfetaminas.
• Remanentes de Sendero Luminoso
Liderados por Artemio en el valle del Alto Huallaga y Aguaytía (entre Huánuco y Ucayali) y
por Alipio en el Vrae, los dos remanentes de la
agrupación guerrillera rural Sendero Luminoso
han estructurado una fuerza con considerable
capacidad militar que provee seguridad a los
narcotraficantes. Según informes, a fines de
2004 los hombres de Alipio empezaron a cul-
tivar coca y procesar pasta de coca en pozas de
maceración cerca de los ríos Mantaro y Ene. En
los últimos dos años y medio, los dos grupos
han incrementado las operaciones violentas en
contra de la policía antinarcóticos y en contra
de los funcionarios del gobierno, en lo que parece ser una nueva estrategia de “limpiar” los
corredores de tránsito de policías “desafiantes”
y otras presencias estatales. Los esfuerzos de
erradicación manual forzada por parte de las
fuerzas de seguridad se ven seriamente dificultados por las acciones armadas de Sendero. Por
ejemplo, en Yanajanca (alto Huallaga) se detectaron campos minados y bombas caseras en las
plantaciones de coca.
Entre agosto de 2008 y mayo de 2009, Sendero Luminoso dio muerte a 33 y lesionó a 48
miembros de las fuerzas de seguridad. Civiles
también han sido afectados por la violencia
desatada por Sendero en los epicentros del narcotráfico en Perú, a saber, las zonas del Vrae y
alto Huallaga. Analistas conocedores del asunto
estiman que el grupo guerrillero tiene entre 350
y 600 miembros. Sin embargo, la organización
sufre de divisiones internas crecientes, que debilitan su cohesión y confinan su actividad a
algunas regiones. El grupo que opera en el Vrae
bajo el mando de los hermanos Quispe Palomino, que supuestamente formaron parte de la organización desde principios de la década de los
ochenta, frecuentemente ha expresado su apoyo
a cocaleros y parece tener una capacidad organizativa más desarrollada que su contraparte en
el alto Huallaga. Pese a ello, se puede decir que
en los últimos dos años, Sendero ha representado una amenaza cada vez más grande para el
Estado peruano en lo referente al narcotráfico y
la seguridad pública.
El incremento de las acciones armadas y la
participación cada vez más profunda en el narcotráfico por parte de Sendero Luminoso, ha
hecho que la política contrainsurgente cobrara
otra vez más peso en el debate político en Perú.
En general, el papel de Sendero en el narcotráfico parece confinarse a la protección de rutas
443
Markus Schultze-Kraft
para narcotraficantes y al cobro de impuestos
a cocaleros. El tráfico como tal parece estar todavía en manos de otros grupos pequeños de
narcotraficantes y medianos acopiadores peruanos, así como de traficantes mexicanos que
están ganando importancia en Perú. También
hay indicios de que algunos grupos de Sendero tienen sus propios cultivos de coca y pozos
de maceración. Lo cierto es que el enlace entre
la organización y los narcotraficantes es clave
para la sobrevivencia del grupo armado.
Pese a los rumores de que las Farc están operando en Perú, Crisis Group fue informado de
que su presunta actividad a lo largo de la frontera y los operativos en el alto Huallaga, Ucayali
y Aguaytía eran probablemente intentos de establecer corredores logísticos que comuniquen a
sus tropas en Colombia, mas no participación en
nuevas operaciones políticas o de narcotráfico.
2.1.3 Bolivia
En Bolivia no hay grandes organizaciones de
narcotraficantes, pues allí la norma son clanes
familiares pequeños y compactos, difíciles de
infiltrar, que operan sobre todo en La Paz/El
Alto y los departamentos de Cochabamba (centro) y Santa Cruz (oriente). Sin embargo, algunas organizaciones extranjeras pequeñas, sobre
todo colombianas, peruanas y mexicanas, son
activas en el país. Grupos bolivianos trafican
cocaína del Perú para transportarla hasta Brasil,
que también es el destino de cerca de 70% de
la cocaína boliviana. La cocaína procesada en
Cochabamba se lleva por la selva hasta pistas
aéreas clandestinas en Beni, desde donde aviones livianos la transportan hasta el estado de
Rondônia en Brasil, ya sea directamente o por
Paraguay.
• Narcotraficantes extranjeros en Bolivia
El principal lugar de salida de la cocaína boliviana es el departamento de Santa Cruz, en donde
presuntamente viven dos miembros del Primeiro
Comando da Capital (PCC) de Brasil. A mediados
de 2009, la policía boliviana encontró y destruyó dos cristalizaderos de cocaína grandes en el
departamento de Santa Cruz. En los operativos
varios colombianos fueron detenidos.
La cantidad de extranjeros arrestados por
tratar de llevar cocaína a Europa, sobre todo a
España, desde el aeropuerto de Santa Cruz, ha
aumentado. Entre el 1 de enero y el 10 de octubre de 2007, la Fuerza Especial de Lucha contra
el Narcotráfico (Felcn) arrestó a 94 bolivianos
que intentaban pasar cocaína por los aeropuertos internacionales del país, así como a un número considerable de europeos.
• Los mercados de la hoja de coca y el narcotráfico
Se calcula que 10% de la hoja de coca que llega
al mercado legal en La Paz se desvía hacia la
producción de droga en otras partes. Según informes, se detectó complicidad entre algunos de
los dueños de almacenes en el mercado y narcotraficantes. De acuerdo con funcionarios de
la policía en La Paz y Buenos Aires, a Argentina
se ha introducido ilegalmente hoja de coca legal
para procesarla y convertirla en pasta de coca.
2.1.4 Venezuela
Los narcotraficantes colombianos están utilizando cada vez más el territorio venezolano
para introducir su cocaína en Estados Unidos y
Europa, en especial los estados de Zulia, Táchira y Apure, en el occidente y suroccidente del
país. Algunas fuentes creen que la reubicación
del tráfico por Venezuela se debe tanto a peleas
entre narcotraficantes como al mejoramiento en
la aplicación coercitiva de la ley en Colombia,
sobre todo en los departamentos de Norte de
Santander, Santander y Cesar. Es posible que
las redes del crimen organizado estén utilizando, por lo menos como cubierta protectora, la
gran cantidad de población colombiana que
vive en Venezuela, de la cual cerca de medio
millón tiene residencia legal pero que, según
444
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
algunos, asciende a tres o cuatro millones si se
cuentan los inmigrantes ilegales.
• Narcotraficantes colombianos y la creciente
violencia criminal en Venezuela
Si bien las Farc y el ELN tienen presencia a lo largo de la frontera y algunos miembros de las Farc
pueden manejar actividades relacionadas con el
narcotráfico desde Caracas, las autoridades antinarcóticos venezolanas se han concentrado en
combatir a los grandes narcotraficantes colombianos vinculados con el antiguo grupo paramilitar de las AUC, como Vicente Castaño (el Profe),
Miguel Ángel Mejía (el Mellizo) y Salomón Camacho Mora, así como al cartel del Norte del Valle. Hay algunos indicios de que, incluso después
de la desmovilización de las AUC, los individuos
y grupos que tienen nexos con los paramilitares
siguen siendo más perseguidos que los rebeldes.
Aunque no se sabe de capos del narcotráfico
locales, la ausencia de controles adecuados para
investigar los grandes montos de capital que ingresan a la economía es un caldo de cultivo perfecto para engendrar poderosas organizaciones
narcotraficantes. Esto se refleja en la violencia
que aqueja a los barrios tuguriales de Caracas,
como Petare y Catía, impulsada por guerras territoriales por el control de actividades delictivas y criminales, entre ellas la distribución de
droga para el consumo local.
• Corrupción oficial
La presunta participación de oficiales de la policía y el ejército en actividades de narcotráfico
preocupa mucho. Un indicador plausible del fracaso de las autoridades en su lucha contra el tráfico de drogas, y posiblemente de su participación
en este tipo de actividades, es la disminución de
las incautaciones de droga en territorio venezolano al tiempo que dichos decomisos aumentan
en otros países, incluyendo narcóticos procedentes de Venezuela. Otro indicador podría ser el
hecho de que los narcotraficantes colombianos
están utilizando documentos de identidad vene-
zolanos obtenidos ilegalmente para operar en el
país. Miembros de las Farc, el ELN y traficantes
colombianos parecen estar negociando en Táchira el tránsito de drogas con la Guardia Nacional
y la policía de los municipios fronterizos. Se ha
arrestado a agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC)
y de la Guardia Nacional cuando intentaban cargar pequeños aviones con cocaína.
Es posible que los narcotraficantes hayan
corrompido a oficiales y funcionarios militares
del más alto rango. Según se afirma, los oficiales
buscan cargos a lo largo de la frontera colombiana para obtener ganancias. Dado que algunos
tienen estilos de vida opulentos e incluso extravagantes, no es descartable que haya bastante
corrupción. Se cree que un grupo de generales
de la Guardia Nacional dirige una operación
conocida como el cartel del Sol, que según se
afirma controla las operaciones de tránsito a lo
largo del eje Arauca, Bolívar y Delta Amacuro.
Mauro Marcano, periodista y concejal de Maturín, estado de Monagas, en el nororiente de
Venezuela, fue asesinado el 1 de septiembre de
2004 tras haber denunciado repetidamente al
cartel del Sol. El 5 de marzo de 2007, el narcotraficante Ceferino García, sospechoso de ser
uno de los líderes del mismo, fue arrestado bajo
el cargo de ser el autor intelectual del asesinato.
Sin embargo, ningún alto oficial de la policía o
del ejército en el estado de Monagas ha sido llevado a juicio por cargos relacionados con narcotráfico. Marcano había hablado de connivencia
entre García y el general Alexis Maneiro Gómez
de la Guardia Nacional (un comandante de inteligencia y jefe del comando regional 7, con base
en Puerto La Cruz), el coronel Juan Fabricio Tirry, jefe del destacamento No. 77 en Monagas, y
José Manuel del Moral, ex jefe de policía en el
estado de Monagas.
2.1.5 Ecuador
Los grandes cargamentos de cocaína provienen
sobre todo de la facción del cartel del norte del
445
Markus Schultze-Kraft
Valle dirigida por Diego Montoya, arrestado hace
poco. Trabaja mediante alianzas flexibles con grupos más pequeños que incluyen a ecuatorianos,
colombianos y peruanos a cargo del transporte,
el almacenamiento y la exportación. Las drogas atraviesan por tierra la frontera colombiana
(Putumayo) hasta Puerto Francisco de Orellana
(provincia de Orellana) y Nueva Loja (provincia
de Sucumbíos), a menudo transportada por mujeres y niños. Las Farc parecen estar cobrando un
“impuesto” por el paso fronterizo de la cocaína o
la pasta de coca, pero también se cree que participan en actividades de narcotráfico en Ecuador,
sobre todo el frente 48 en la región fronteriza de
Tulcán (Carchi, Ecuador) e Ipiales (Nariño, Colombia), y la columna móvil Teófilo Forero a lo
largo de la ruta Mocoa-La Hormiga-San Miguel,
en Putumayo. Se afirma que trabajan con grupos
delictivos de Sucumbíos que manejan operaciones de contrabando de gasolina. Los principales
compradores son los carteles mexicanos de Sinaloa, Juárez y Tijuana.
2.2 Políticas y programas para el combate
al narcotráfico y el crimen organizado
2.2.1 Colombia
La política antinarcóticos de Colombia está ligada a la política de seguridad democrática (PSD)
del presidente Álvaro Uribe (2002-2006; 20062010), que tiene como objetivo recuperar la seguridad en zonas de conflicto en las que operan
grupos armados ilegales que derivan ingresos
del narcotráfico. El Plan Colombia, una estrategia conjunta con Estados Unidos, ha tenido
como ejes principales la imposición coercitiva
de la ley y los aspectos de seguridad en la lucha
contra la droga. Inicialmente propuso un presupuesto de 7.500 millones de dólares (4.000
aportados por Estados Unidos), repartidos casi
equitativamente entre programas militares y no
militares. Sin embargo, dichas proporciones
se alteraron prácticamente desde el comienzo,
pues los costos de los helicópteros y los aviones
de alas fijas utilizados para la fumigación y la
erradicación segura le dieron más peso al lado
militar.
Aunque los objetivos antinarcóticos, que fueron los que más acogida tuvieron en Estados Unidos, están lejos de haberse cumplido del todo, su
papel en la lucha contra los grupos insurgentes
Farc y ELN se cuestiona poco. Sin duda, el Plan
Colombia fortaleció a las fuerzas de seguridad del
gobierno y les permitió, desde 2002, confrontar a
unas Farc cada vez más poderosas y lograr éxitos
militares importantes, y también proceder con la
desmovilización de los principales grupos paramilitares. Sin embargo, el balance no es del todo
positivo: el proceso de desmovilización ha sido
objeto de críticas, las organizaciones no gubernamentales (ONG), la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) y las organizaciones de derechos
humanos interamericanas siguen acusando con
argumentos verosímiles a las fuerzas armadas de
violación de los derechos humanos, las Farc y el
ELN siguen activos y todavía no se han solucionado los problemas estructurales subyacentes,
sobre todo en las áreas rurales.
Documentos del gobierno colombiano señalan que de los 10.700 millones de dólares invertidos por Bogotá y Washington entre 1999 y 2005,
el 57,5% se destinó a la erradicación de cultivos
de coca mediante fumigación aérea y medios manuales, y a la modernización de las fuerzas de
seguridad; el 26,6% se destinó al fortalecimiento
institucional, incluido el sector judicial. Algunos
observadores independientes señalaron que estas cifras podrían subestimar los fondos colombianos que se invierten en la Policía y el Ejército
para el desarrollo de actividades antinarcóticos,
porque es difícil desagregar los gastos destinados
a actividades de contrainsurgencia y a actividades contra la droga. La sola financiación de Estados Unidos fue de 6.300 millones de dólares
hasta el año fiscal 2009.
Los esfuerzos por controlar los cultivos ilícitos, principalmente mediante fumigacion aérea, arrojan resultados ambiguos. Durante su
aplicación inicial, la fumigación contribuyó a
la rápida reducción del área de dichos cultivos,
446
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
de 102.000 hectáreas en 2001 a 80.000 en 2004.
Sin embargo, pese a una tasa sostenida de fumigación –más de 130.000 hectáreas anuales desde 2002, con un pico de 172.025 hectáreas en
2006–, el área cultivada aumentó a 86.000 hectáreas en 2005 y disminuyó apenas ligeramente
a 78.000 en 2006. Según Unodc, más de 70%
de los cultivos identificados en 2006 estaban
en zonas nuevas. Por otra parte, la reducción de
la parcela promedio y el desarrollo de técnicas
para proteger los cultivos han significado que
sólo 25% de los que han sido fumigados por aire
se han erradicado de manera permanente; el
resto vuelve a crecer rápidamente. Según Unodc, en 2007 había 99.000 hectáreas de coca y en
2008 bajó a 81.000 hectáreas.
La dudosa efectividad de la fumigación aérea
ha fomentado el incremento de la erradicación
manual. Desde fines de 2004, el gobierno ha
establecido más de 130 grupos de erradicación
manual (GEM) de 30 hombres, y entre 2002 y
2006 la técnica se amplió desde 2.762 hectáreas
hasta 42.110, y ha sido más efectiva, pues sólo
15% de las parcelas analizadas por Unodc han
experimentado resiembras. Algunos funcionarios colombianos dicen que el programa pronto
se ampliará aún más, aunque este método se sigue utilizando para complementar, mas no para
sustituir, la fumigación aérea, porque es difícil
implementarlo en zonas de conflicto.
La prioridad asignada a la aplicación coercitiva de la ley y a la interdicción produjo al
comienzo mejores resultados. Las incautaciones de cocaína aumentaron de 95,2 toneladas
en 2002 a 168,4 en 2005, y bajaron luego a 130,9
en 2006, en gran parte, según creen los expertos, debido a cambios en las técnicas de tráfico.
De modo similar, el incremento exponencial de
la capacidad de las fuerzas de seguridad permitió inicialmente a las autoridades ser más efectivas en la interrupción de los movimientos de
cocaína. La interdicción aérea incrementó rápidamente la detección de vuelos sospechosos,
de 141 en 2002, cuando se reactivó el Plan de
interdicción aérea con Estados Unidos, a 462
en 2004. El tráfico marítimo, que según se creía
cubría cerca de 78% del comercio de la droga,
se pudo controlar mejor gracias a una mayor cooperación con Estados Unidos; aunque los expertos creen que la reducción en el número de
barcos sospechosos detectados en 2006 se debió, por lo menos en parte, a la capacidad de los
traficantes para adaptarse a las circunstancias,
como planear vuelos por territorios no monitoreados a lo largo de la frontera con Venezuela y
pasar cargamentos más pequeños por las fronteras con Brasil y Perú.
Si bien las autoridades colombianas han
puesto énfasis en sus golpes contra las finanzas de las organizaciones delictivas y los grupos
armados ilegales, la capacidad de las redes de
narcotráfico para lavar activos parece haberse
visto afectada apenas marginalmente. La introducción del sistema de oralidad en los juicios
(oral accusatory system) y de una ley que penaliza la financiación del terrorismo le ha dado
al Estado nuevas herramientas para combatir el
lavado de activos, pero éstas aún no se utilizan
plenamente. Desde su creación en 1999, la Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf),
una institución independiente que antes estaba
vinculada al Ministerio de Hacienda y Crédito
Público, ha mejorado la detección de flujos de
dinero sospechosos, de cerca de 399,1 millones
de dólares en 2002 a 559 millones en 2005. La
Unidad de Control de Lavado de Activos de la
Fiscalía aumentó gradualmente la extinción de
dominio, al pasar de 1.099 activos en 2002 a
4.348 en 2006, y expropió 6.627 activos en ese
mismo periodo. Sin embargo, la diversificación
de los métodos de lavado de activos y la habilidad para explotar tanto las lagunas jurídicas en
las reglamentaciones nacionales como la falta
de capacidad de las autoridades para monitorear las operaciones de cambio de divisas han
mantenido a los traficantes un paso por delante.
El director de la Uiaf, Mario Aranguren, admitió
que a través del sector financiero colombiano
se blanquean hasta 8.000 millones de dólares
anuales de dinero del narcotráfico.
447
Markus Schultze-Kraft
2.2.2 Bolivia
El presidente Evo Morales (2006-2010; 2010-) es
muy consciente de la sensibilidad política que
reviste la coca en su país. El enfoque de su gobierno de izquierda es “cocaína no, coca sí”. Todavía lidera a las seis federaciones de sindicatos
de cocaleros en la región del Chapare (departamento de Cochabamba), y los movimientos sociales y sindicatos relacionados con los cultivos
son una parte importante de su partido Movimiento Al Socialismo (MAS). A fines de 2006, el
gobierno lanzó su Estrategia de lucha contra el
narcotráfico y revalorización de la hoja de coca
2007-2010, que tiene un doble objetivo: “a) racionalizar, estabilizar y controlar la producción
de hoja de coca en un nivel sostenible mediante
la participación social; y b) garantizar los propósitos legítimos de la coca producida”.
La erradicación forzada del excedente de
coca ha sido reemplazada por la erradicación
consensual, cuyas metas están siendo establecidas por los sindicatos de cocaleros. En el
Chapare, el control del área de coca ha contado con el apoyo de la exitosa implementación
del principio según el cual cada miembro del
sindicato puede cultivar un “cato” de tierra. La
erradicación de la coca cubrió un total de 6.250
hectáreas en 2007, más de 1.000 más que en
2006, la mayor parte en el Chapare. El gobierno
intentó registrar cada hectárea de coca en esta
zona para fin de año mediante mecanismos de
“control social”, que incluyen alentar a los vecinos y miembros de los sindicatos a denunciar
violaciones de la regla de un “cato”. Tanto la
Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico
(Felcn) de la Policía Nacional como el viceministerio de Defensa Social han recibido un número creciente de informes de cocaleros advirtiendo sobre los cultivos en exceso, sobre todo
en el Chapare.
El éxito de la erradicación voluntaria y el
“control social” parece estar estrechamente ligado al prestigio del presidente Morales entre los
campesinos de su bastión político en el Chapare. Por el contrario, los cocaleros de la región de
los Yungas (al norte de La Paz) se han mostrado
reticentes a erradicar. Sus cultivos han crecido
constantemente en los últimos tres años, y el gobierno sólo ha logrado la erradicación voluntaria de 1.250 hectáreas. Desde 2006, la asistencia
para desarrollo alternativo de la Unión Europea
(UE) se ha desplazado del Chapare a los Yungas.
Tiene como objetivo construir mejores carreteras e infraestructura, prestar servicios educativos y sociales así como fomentar la siembra de
cultivos alternativos con el fin de mejorar el nivel de vida y desalentar la coca. La UE también
incluye el enfoque de “control social” en sus
programas en los Yungas, para dar coherencia
a la estrategia global del gobierno. Sin embargo,
si se quiere reemplazar la coca como principal
fuente de ingreso para 50.000 familias, es preciso que haya otros cultivos rentables al alcance
de los campesinos.
Aunque los cocaleros del Chapare parecen
respetar las medidas del gobierno para frenar
los cultivos de coca, en los parques naturales
vecinos, Isiboro Secure y Carrasco, los cultivos
han aumentado considerablemente; los parques
del departamento de Santa Cruz también corren
peligro. Esto sugiere que los campesinos sin tierra e incluso agricultores del Chapare podrían
estar entrando ilegalmente a los parques para
talar el bosque primario y sembrar coca para
producir cocaína. El gobierno dice estar comprometido con el uso de las Unidades Móviles
de Patrullaje Rural (Umopar) de la Felcn para
erradicar estos cultivos, con resultados escasos
hasta el momento.
El gobierno ha apoyado iniciativas tendientes a legitimar varios aspectos de la producción
de coca: aumentar el límite legal nacional de los
cultivos de coca de 12.000 a 20.000 hectáreas;
abrir un tercer mercado legal para hojas de coca
en Caranavi (al norte de La Paz); una reglamentación comercial de junio de 2006 que permite a
los cocaleros vender hoja de coca no procesada
en los mercados nacionales sin utilizar a comerciantes minoristas como intermediarios; un artículo (384) en la nueva Constitución, aprobada
en enero de 2009, que estipula que la hoja de
448
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
coca es parte del patrimonio cultural nacional;
y la campaña para retirar la hoja de coca de la
lista de sustancias prohibidas de la Convención
de las Naciones Unidas sobre drogas.
Como los cultivos de coca actuales se extienden a 30.500 hectáreas, según Unodc, un tope de
20.000 hectáreas significaría una disminución
sustancial y, al mismo tiempo, una meta realista.
Sin embargo, el gobierno necesita poder imponer
el cumplimiento de ese límite y garantizar que
las 20.000 hectáreas se utilicen exclusivamente
para consumo e industrialización tradicionales.
Todavía no se sabe a ciencia cierta cuánta coca se
necesita para abastecer la demanda tradicional.
El Instituto Nacional de Estadística (INE), con financiación de la Comisión Europea, adelanta un
“Estudio integral de la hoja de coca en Bolivia”,
que incluye ocho estudios sobre aspectos específicos, está siendo realizado, cuya concusión se
espera a finales de 2010.
Pese al fuerte liderazgo del presidente Morales y al apoyo popular con que cuenta, el presidente y su partido, el MAS, dependen de los sindicatos de cocaleros y los movimientos sociales
para el apoyo callejero. Después de los violentos
enfrentamientos entre los cocaleros y los habitantes urbanos en Cochabamba el 11 de enero
de 2007, que dejaron un saldo de dos muertos y
cientos de heridos, los cocaleros se han movilizado en varias ocasiones para “defender” de la
oposición de derecha al gobierno de Morales y
a la Asamblea Constituyente, que concluyó su
trabajo en diciembre de 2007.
Las fuerzas armadas y la Fiscalía general
cooperan, compartiendo recursos y realizando
operaciones conjuntas. Sin embargo, la Felcn
necesita tecnología de vigilancia electrónica y
apoyo logístico, y sobre todo helicópteros propios. Bolivia realiza interdicción de precursores químicos en el marco del acuerdo Precan de
la Comunidad Andina de Naciones (CAN), así
como la Operación Seis Fronteras, una iniciativa
de la Conferencia Internacional para el Control
de Drogas (Idec) que cubre los países andinos
más Venezuela y Brasil. Sin embargo, con el fin
de impedir el transbordo de cocaína peruana es
indispensable controlar mejor las fronteras con
Perú y Brasil.
De hecho, a Brasil le preocupa el tráfico desde territorio boliviano. La capacidad de Bolivia
para frenar el flujo de droga ha disminuido desde que Estados Unidos redujo su participación
directa en sus operaciones antinarcóticos, y
desde que la Drug Enforcement Agency (DEA)
fue expulsada del país, en 2008. Por consiguiente, a Brasilia y a La Paz les interesa establecer
una comisión bilateral y un diálogo de alto nivel para mejorar los mecanismos de respuesta,
en especial para cooperación de inteligencia.
2.2.3 Perú
Al igual que en Bolivia, desde hace siglos los
pueblos andinos del Perú han cultivado la coca
para fines tradicionales como mascar la hoja y
preparar té y remedios medicinales. En 1978, la
ley general de drogas permitió el cultivo de coca
para satisfacer la demanda tradicional (calculada en 9.000 toneladas de hoja de coca anuales)
y prohibió cualquier excedente. Así mismo, estableció el registro de cocaleros y el monopolio
de la Empresa Nacional de la Coca (Enaco) para
la comercialización e industrialización de las hojas. Los cultivos de coca en el Perú, país que antes era el mayor productor del mundo, se redujeron notoriamente entre 1995 y 1999, de 115.300
a 38.700 hectáreas. Sin embargo, en la primera
década del siglo XXI los cocaleros han ido reactivando los campos, incrementando los cultivos
hasta abarcar 56.100 hectáreas en 2008, según
Unodc, y elevando la producción de hoja de coca
hasta alcanzar 114.100 toneladas en 2006, de las
cuales 92% se desvía a la producción de droga.
Para reducir las áreas cocaleras que exceden
la demanda interna anual estimada, el gobierno desarrolla dos tipos de erradicación manual:
voluntaria –“gradual y concertada” según las
autoridades– y forzada, o “programada”. La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin
Drogas (Devida), creada en 2002 para diseñar,
449
Markus Schultze-Kraft
coordinar e implementar políticas de control de
drogas, es la entidad encargada de los programas voluntarios, que tienen como complemento
programas de desarrollo alternativo. En 2004 se
erradicaron en total 2.733 hectáreas según ese
esquema, 3.266 en 2005 y 2.551 en 2006. Más
de 62.000 familias en 779 comunidades han
participado en el programa. La erradicación forzada de cultivos ilícitos, adelantada por la Unidad de Control y Reducción de la Hoja de Coca
en el Alto Huallaga (Corah) del Ministerio del
Interior, ha aumentado año tras año, de 7.605
hectáreas en 2004 a 8.966 en 2005 y 10.137 en
2006. Más de 5.800 familias en 87 comunidades en Tocache han participado, con la ayuda
de Unodc y Usaid.
Los programas de desarrollo alternativo de
Devida se implementan en el bajo, medio y alto
Huallaga, Aguaytía, Pichis, Pachitea, Apurímac,
Tambopata y Pasco-San Gabán, pero no hay programas de erradicación en el valle de los ríos
Apurímac y Ene (Vrae) o en las zonas de Monzón. En el Vrae, la policía se concentra en la
destrucción de las pozas de maceración de los
laboratorios de pasta de coca y cocaína; muchos
consideran al valle de Monzón como una tierra
de nadie, en donde los cocaleros están decididos a oponerse a la erradicación y a la que las
autoridades temen ir.
Con la ayuda de las agencias de desarrollo de
Estados Unidos y la UE, el banco de desarrollo
alemán (Kreditanstalt für Wiederaufbau, KFW) y
Unodc, los campesinos pueden crear cooperativas para cultivar productos como cacao, café,
palmitos y aceite de palma, que se exportan principalmente a Europa, Norteamérica y Asia. Sin
embargo, se requieren políticas más efectivas de
acceso a mercados, con el fin de aumentar las exportaciones y atraer a más campesinos para que
dejen de cultivar la coca para uso ilícito. Esto
implica desde la construcción de carreteras para
llevar los productos a los puertos, hasta el fortalecimiento de las redes comerciales y la eliminación de cuotas y otras barreras comerciales. Un
alto funcionario del gobierno advirtió que muchos campesinos que optaron por el desarrollo
alternativo pero no lograron ganarse la vida así,
han vuelto a sembrar coca.
Mientras el gobierno del presidente Alejandro Toledo (2001-2006) concentró sus esfuerzos
en una erradicación que no logró frenar la expansión de la coca, la Estrategia nacional 2007-2011,
del gobierno del presidente Alan García (2006-)
pareció en un inicio enfatizar la prevención, la
rehabilitación de drogadictos, la interdicción de
las redes de narcotráfico y el desarrollo en las
áreas afectadas para desincentivar los cultivos.
Pese a que se les aseguró que la erradicación
forzada no iba a ser un elemento central de esta
estrategia, los campesinos dicen que ha aumentado, e incluso los registrados por la Enaco están
sujetos a erradicación sin previo aviso.
En abril de 2007, luego de bloqueos de carreteras y protestas violentas organizados por
las asociaciones de cocaleros en Tocache (alto
Huallaga), Huánuco y Aguaytía (Ucayali), el
presidente García le ordenó al ministro del Interior, Luis Alva Castro, “bombardear” las pozas
de maceración con aviones de guerra, una táctica muy criticada por considerársela poco realista. La violencia exacerbada de los narcotraficantes contra policías, jueces y fiscales reforzó
la línea dura del gobierno. El 19 de noviembre,
el presidente del Consejo de Ministros, Jorge
del Castillo, propuso al Congreso incrementar
el presupuesto de las fuerzas de seguridad y la
reactivación de bases militares en el Amazonas
para combatir el terrorismo y la insurgencia. El
gobierno fue objeto de críticas cuando algunos
grupos fuertemente armados, que se sospecha
son remanentes del movimiento Sendero Luminoso que todavía operan en la zona del Vrae,
mataron a cinco policías e hirieron a varios más.
Esos grupos protegen importantes corredores de
tráfico hacia la costa y Bolivia.
Como parte de la estrategia para combatir a
la insurgencia y el narcotráfico, el gobierno del
presidente Alan García ha lanzado una ofensiva
contra Sendero Luminoso en el Vrae y en alto
Huallaga. El Plan Vrae es un asunto muy importante en el discurso político en Perú, y hay un
450
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
debate fuerte sobre la mejor forma de combatir a
la guerrilla y el narcotráfico. Hasta ahora parece
que además de un esfuerzo militar en la zona,
el Estado peruano intentará promover el desarrollo alternativo como una forma de ganar los
corazones y las mentes de la población, intentando involucrar a las estructuras de gobierno
local en este esfuerzo. Sin embargo, en agosto de
2008 las fuerzas armadas peruanas lanzaron la
Operación Excelencia 777 en el Vrae para combatir la amenaza insurgente por la vía militar,
que incluye el establecimiento de cinco bases
en la región, con más de cien efectivos en la más
grande. En alto Huallaga, las fuerzas armadas
peruanas tienen una estrategia militar para acabar con el frente de Artemio en la región. Esta
estrategia ha logrado dificultar los negocios y el
movimiento del grupo. A pesar de los esfuerzos
del gobierno nacional, la amenaza de Sendero
Luminoso para el Estado peruano persiste.
Varias leyes recientes han aumentado las
condenas por lavado de activos (2004, 2007) y
han mejorado el control sobre los precursores
químicos (2005) y la confiscación/recuperación
de propiedades (pérdida de dominio). Además,
la Dirandro está reforzando su capacidad de investigación en materia de lavado de activos, y
trabaja estrechamente con la Superintendencia
Nacional de Administración Tributaria (Sunat),
la Registraduría Pública y la Superintendencia
de Banca y Seguros. Según un alto funcionario
de la Dirandro, “queremos ubicar no sólo a los
narcotraficantes sino también sus activos y los
activos de sus redes”. Sin embargo, ningún capo
ha comparecido todavía ante la justicia.
2.2.4 Venezuela
Durante muchos años, Venezuela cooperó estrechamente con las autoridades antinarcóticos
de Estados Unidos. Sin embargo, poco después
de posesionado el presidente Hugo Chávez en
1999, prohibió los vuelos de interdicción con
tripulación mixta sobre el territorio venezolano. Estados Unidos dice que Venezuela no se ha
comprometido plenamente con el control del
narcotráfico desde 2005, cuando se suspendió
el convenio bilateral de cooperación en la lucha
contra la droga, y que hoy en día es el principal
lugar de transbordo de la droga colombiana.
Como los narcotraficantes explotan todas las
rutas a los mercados, la cooperación internacional es esencial. La animadversión de Chávez hacia el gobierno de George W. Bush (2001-2005:
2005-2009) impidió dicha cooperación. Venezuela ya no forma parte de la Fuerza de Tarea
Conjunta Interagencial Este (Joint Interagency
Task Force-East, JIATF), cuyos radares monitorean vuelos y barcos en el Caribe y a lo largo de
la costa sudamericana. Las autoridades venezolanas parecen no estar ni siquiera dispuestas a
recibir inteligencia en tiempo real. La falta de cooperación entre Estados Unidos y Venezuela preocupa a los funcionarios de la Unión Europea,
quienes dicen que también es más difícil detener
a los narcotraficantes en el Caribe debido al retiro de Venezuela de la Comunidad Andina de
Naciones.
Las autoridades venezolanas insisten en que
están logrando un progreso unilateral, pero que
requieren reciprocidad en cualquier sociedad.
Aseguran que Estados Unidos utiliza la guerra
contra las drogas para sus propios fines políticos y que Venezuela se ha convertido en uno de
los países que más incautaciones de cocaína ha
hecho, pese a carecer de los cuantiosos recursos
que Washington aporta a otros. Dicen que hay
cooperación con muchos países, pese al alto
costo que implica la interdicción. Dicha cooperación, sobre todo con Colombia y los países del
Caribe, es vital. Sin embargo, altos funcionarios
dicen que las relaciones con Colombia han ido
empeorando progresivamente, porque a este
país se lo percibe como un lacayo que repite las
críticas de Estados Unidos. Sin embargo, estas
críticas no sorprenden cuando es posible señalar aumentos sustanciales de vuelos rastreados
por radar de Venezuela a La Española. Estados
Unidos sostiene que Venezuela no ha actuado
con base en información que le ha suministrado
sobre dichos vuelos.
451
Markus Schultze-Kraft
Los funcionarios venezolanos insisten en
que su país es serio en la lucha contra el narcotráfico, y mencionan las leyes orgánicas de 2005
contra el tráfico ilícito y el consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas y contra el
crimen organizado. A comienzos de 2006, la
Oficina Nacional Antidrogas (ONA) reemplazó
a la Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de
las Drogas (Conacuid). Se espera que el plan antinarcóticos del gobierno para 2008-2013 haga
énfasis en impedir que la droga ingrese a Venezuela, en vez de concentrarse en combatir
el tránsito hacia Estados Unidos y Europa. Sin
embargo, algunos observadores señalan que las
oficinas antinarcóticos de campo carecen a menudo de los recursos adecuados.
El control del narcotráfico se basa en programas tendientes a lograr que las comunidades
cooperen activamente con la ONA y la policía;
se puede denunciar a los pequeños expendedores de droga en los barrios y otros sitios llamando a una línea telefónica gratuita o en la
página web de la ONA. En la primera reunión
del Grupo Técnico sobre Delincuencia Organizada Transnacional (de la Organización de los
Estados Americanos, OEA), en julio de 2007, se
habló sobre programas de protección a testigos,
pero no hay indicios de que esto se vaya a incluir en el plan nacional o de que la ONA vaya
a reforzar las unidades de inteligencia humana
que operan contra las redes de narcotráfico.
Las autoridades venezolanas reconocen la
necesidad de fortalecer la seguridad. Para mejorar la vigilancia en los puertos y aeropuertos
se comprarán al Reino Unido nuevas unidades
de rayos-x; las empresas de transporte aéreo,
fluvial y marítimo tendrán la responsabilidad
de tomar medidas más estrictas; en todas las
regiones se construirán hornos para incinerar
las drogas incautadas; y la vigilancia aérea se
mejorará con el uso de los recién comprados
jets de combate de fabricación rusa para la interdicción de vuelos sospechosos, y con la introducción de un sistema de identificación de
amigo o enemigo (Identification Friend or Foe,
IFF). Se prestará especial atención al nuevo sis-
tema de vigilancia del espacio aéreo, que exige
cuantiosas inversiones adicionales en tecnología, incluida una red de radares de fabricación
china para cubrir la costa y la frontera colombiana a partir de 2008 (una fuente informada
afirma que probablemente sólo estén operando
plenamente después de 2012). La facultad para
derribar aeronaves no identificadas requiere de
una nueva ley.
Las autoridades son conscientes también de
la necesidad de fortalecer los recursos humanos, tanto como de acabar con la corrupción. A
fuerzas especiales de la Guardia Nacional y de
la armada se les encomendará la vigilancia marítima en el delta del Orinoco y el sur del lago
de Maracaibo; la junta directiva del Cuerpo de
Investigación Científica, Penal y Criminalística
(CICPC) fue reestructurada, y se abrieron oficinas en varios lugares del país. La ONA ampliará
su cobertura nacional y reemplazará a los comisionados regionales por oficinas en cada estado
y municipio; la Fiscalía General está trabajando
estrechamente con este organismo en la investigación de los oficiales corruptos.
La ONA no ha reportado erradicación forzada de cultivos ilícitos marginales (amapola,
coca y marihuana) desde 2006. Después de un
reconocimiento aéreo sobre los estados de Apure y Amazonas el 29 de noviembre de 2007, descartó las imputaciones de cultivos de coca en la
región amazónica. No obstante, el gobierno está
considerando la posibilidad de vigilancia satelital regular de la frontera con Colombia y para
desalentar los cultivos ilícitos planea poner en
marcha programas de desarrollo alternativo en
las regiones fronterizas. La ONA también coordina una unidad de inteligencia financiera sobre
lavado de activos, en la que la Fiscalía General, el CICPC, el Notariado y la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras
(Sudeban) investigan conjuntamente operaciones e inversiones sospechosas. Además, la ONA
conserva la custodia de los activos incautados,
mientras que el sistema judicial se encarga de
los casos de expropiación.
452
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
Sin embargo, los críticos argumentan que
Venezuela no está preparada para afrontar el lavado de activos relacionados con la droga. Hay
pocos fiscales y el país, con su precario marco
institucional, se ha convertido en santuario para
tales operaciones. Sus indicadores macroeconómicos son poco confiables, sobre todo en lo
que respecta al gasto público. Los economistas
temen que esta situación se agudice debido a
las ganancias producidas por el alto precio del
petróleo, la falta de transparencia en las exportaciones y el ingreso de la empresa estatal de
petróleos (PDVSA) y la coexistencia de una tasa
de cambio fija con un mercado del dólar paralelo sin control.
Para monitorear los precursores químicos,
el Ministerio de Industria Ligera y Comercio
creó un registro nacional en 2006 de conformidad con la ley contra el tráfico ilícito y el consumo de drogas y sustancias psicotrópicas. Sin
embargo, las autoridades de Estados Unidos dicen que no tiene personal capacitado ni recursos para rastrear las irregularidades y hacer las
inspecciones de campo necesarias. La ONA está
a cargo de las acciones en contra del desvío de
químicos, pero no se sabe a ciencia cierta cómo
las va a coordinar con los otros países andinos
ahora que Venezuela ya no es miembro de la
Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Aunque algunos observadores internacionales creen que el gobierno está tomando medidas
positivas contra las drogas, el tiempo corre en
contra de la ONA y se necesitan de inmediato
más acciones, sobre todo en contra de la corrupción generalizada. Pese a las reiteradas declaraciones oficiales en el sentido de que el presidente Chávez le ha asignado prioridad a la lucha
contra el narcotráfico, se cree que mientras no
haya una coordinación adecuada con las fuerzas
de seguridad los traficantes seguirán operando
con impunidad. La confusión en torno a posibles
reformas en la estructura de la Fuerza Armada
Nacional (FAN) y la oposición a reformas drásticas en la policía contribuye a la percepción de
caos y renuencia a abordar el asunto. También
es probable que el apoyo abierto del presidente
Chávez a las Farc, buena parte de cuyas finanzas provienen del narcotráfico, limite la energía
que las fuerzas de seguridad dediquen a frenar
el tráfico.
2.2.5 Ecuador
Las políticas antinarcóticos no sólo tienen como
fin frenar el tránsito de las drogas colombianas
y peruanas y el contrabando de precursores
químicos desde el país, sino también prevenir
los cultivos de coca y la producción de drogas,
que todavía se realiza a escala muy pequeña.
Así mismo, hay acciones contra el lavado de
activos. El organismo que se encarga principalmente de esto es el Consejo Nacional de Control
de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas
(Consep). Unodc ayuda con entrenamiento.
Sin embargo, algunas fuentes dijeron que al
Consep no se le asignan los recursos requeridos
para cumplir su mandato, en especial en lo que
respecta a la reducción de la demanda. Aunque
mucho más bajas que en Argentina y Chile, las
tasas de consumo de cocaína y pasta de coca
son más altas que en Bolivia y Perú. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que estableció el gobierno del presidente Rafael Correa
(2007-2009; 2009-) en noviembre de 2007 debe
trabajar con el Consep en el diseño de programas de prevención del consumo de drogas.
Desde 2001, Ecuador ha introducido varias
iniciativas de desarrollo en sus provincias fronterizas del norte –Esmeraldas, Carchi, Sucumbíos, Imbabura y Orellana– con el fin de frenar
el cultivo de la coca. Estas iniciativas han estado
a cargo de la Unidad de Desarrollo de la Frontera Norte (Udenor), adscrita a la Presidencia.
Sin embargo, la unidad va a ser absorbida por la
secretaría técnica del Plan Ecuador de Correa,
lanzado en abril de 2007 con el fin de promover
el desarrollo y la seguridad integral en las provincias del norte.
En comparación con los tres principales países productores, los cultivos de coca en Ecuador
453
Markus Schultze-Kraft
son insignificantes. En 2006, el área total de cultivos de coca se calculó en menos de 100 hectáreas, aunque algunas fuentes dicen que ahora
podría haber 300. El hecho de que el número
de áreas de coca erradicadas entre 2006 y 2007
se haya doblado indica, como mínimo, que los
cultivos ilícitos están aumentando. Esmeraldas
y Sucumbíos son especialmente vulnerables,
pues comparten frontera con los departamentos
de Putumayo y Nariño al sur de Colombia, que
a pesar de haber emprendido una erradicación
forzada masiva en los últimos años, todavía tienen grandes áreas de cultivos de coca.
La policía nacional tiene la responsabilidad
de combatir las redes de narcotráfico. La Dirección Nacional Antinarcóticos, creada en 1999,
tiene veintidós bases en el país. El Grupo Especial Móvil Antinarcóticos (Gema) se encarga de
operaciones como la erradicación. A comienzos
de 2007, el Ministerio del Interior estableció la
Comisión de Apoyo a la Modernización para
ayudar en la reestructuración de la policía, incluida una nueva fuerza comunitaria y una policía judicial, más esfuerzos proactivos contra el
crimen organizado y nuevas políticas de seguridad. Sin embargo, algunas fuentes dicen que
el ministerio no está dirigiendo los programas
antinarcóticos de la policía, y más bien deja que
las decisiones se coordinen directamente entre
la policía y la embajada de Estados Unidos.
Según el Libro blanco de la defensa nacional
de 2006, los militares sólo desempeñan una función de apoyo contra las drogas, aunque en los
últimos dos años han ido participando cada vez
más. Hay doce destacamentos con más de 8.000
soldados en la frontera norte. En 2007, el ejército
detectó en esa área y destruyó veinticinco campamentos presuntamente pertenecientes a las
Farc de Colombia, algunos con laboratorios para
el procesamiento de cocaína. De conformidad
con la ley de soberanía energética e hidrocarburífera de abril de 2007, a los militares se les exige
también controlar el contrabando de combustibles refinados (“gasolina blanca”) a Colombia,
en donde se utilizan como precursores químicos
para producir cocaína allí y en el Perú.
Los vuelos desde el puesto de operaciones
de avanzada (Forward Operating Location, FOL)
de Estados Unidos en Manta, que dejó de funcionar a finales de 2009 dado que el gobierno
del presidente Correa decidió no renovar el
convenio sobre la base con Estados Unidos, detectan rutas de narcotráfico al oriente del Pacífico y en la región andina, incluidas las zonas
de cultivo en Perú, Colombia y Bolivia. Se cree
que en 2006 el 60% de las incautaciones en el
Pacífico occidental resultaron de esos vuelos.
Sin embargo, cuando el convenio sobre la base
expiró, en noviembre de 2009, el gobierno no lo
renovó. En vez de eso, el presupuesto de defensa de 2008 se incrementó con el fin de comprar
barcos de patrullaje y aernonaves no tripuladas
para combatir a los traficantes.
Como se dijo, en abril de 2007 el gobierno
aprobó la ley de soberanía energética e hidrocarburífera, que estipula medidas contra el tráfico
de combustibles refinados. Las pérdidas anuales
por concepto de esta actividad podrían fluctuar
entre 200 y 1.000 millones de dólares. Las familias que viven a lo largo de la frontera y los grupos delictivos son responsables. Las primeras se
oponen a la ley mediante huelgas; los segundos
libran guerras territoriales por el control de la
“gasolina blanca”, sobre todo en la población de
Shushufindi (provincia de Sucumbíos). Ecuador adoptó el dólar en 2000 como su moneda
oficial, con lo cual facilitó indirectamente el lavado de dinero por parte del crimen organizado.
Las remesas de los ecuatorianos que viven en el
exterior también podrían estar contribuyendo al
problema: en 2006 sumaron 2.920 millones de
dólares, y entre enero y julio de 2007, 1.440 millones de dólares. La implementación de la ley
para reprimir el lavado de activos de 2005 ha
afrontado varios problemas debido a cuellos de
botella procedimentales y financieros; la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que tiene
la responsabilidad de investigar los fraudes,
sólo empezó a funcionar plenamente en 2009.
454
Actualización y ampliación de los mapeos sobre el crimen organizado en Colombia y la región andina, 2008-2009
3. Listado actualizado
ONDCP, “Current State of Drug Policy: Successes and
Challenges,” enero 2008 (Washington DC).
de fuentes seleccionadas
AFP, “Venezuela to buy Russian arms, tanks: Chávez”, 8
de mayo de 2009.
Schultze-Kraft, Markus, “Narcotráfico en América Latina:
Un nuevo consenso internacional”. Política Exterior.
126, noviembre-diciembre de 2008 (Madrid).
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(Nueva York).
BBC, “Peru guerrillas tread a new path”, 1 de febrero de
2009 (Ayacucho).
Caracol Radio, “Once bandas criminales dominan el
narcotráfico en Colombia”, 20 de marzo de 2009
(Bogotá).
Comundidad Segura, “El balance de la balanza: exportaciones e importaciones de armas pequeñas y ligeras (APL), sus partes y munición en América Latina
y el Caribe 2000-2006”, en: En la mira, 09/2008.
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U. S. State Department, “Trafficking in Persons Report”.
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El Espectador, “Las ‘bandas criminales emergentes’”, 3
de marzo de 2009 (Bogotá).
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El Tiempo, “Alarma por auge de bandas de ex paramilitares en el país”, 18 de agosto de 2009 (Bogotá).
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de Sendero Luminoso se enfrentan tras la incursión
a un campamento”, 22 de julio de 2009 (Lima).
Indepaz, “Cuadro comparativo de informes sobre nuevos grupos paramilitares 2008”, s.d. (Bogotá).
Info Región, “Nuevo jefe del Plan VRAE debe trabajar en
función de demandas de autoridades de la zona”,
23 de agosto de 2009 (Lima).
Notas
1
Agradezco el apoyo de investigación que me brindó
Anthony Richard Dest en la elaboración de este documento.
2
Las dos secciones siguientes citan de manera extensa a los informes de International Crisis Group, “La
droga en América Latina I: Perdiendo la lucha” y
“La droga en América Latina II: Optimizar las políticas y reducir los daños”, publicados el 14 de marzo de 2008 y elaborados por el autor y su equipo en
la oficina de Crisis Group en Bogotá.
International Crisis Group, Las drogas en América Latina I y II, marzo de 2008 (Bogotá/Bruselas).
IPS News, “‘All Political Violence Is Not Terrorism’”, 4
de agosto de 2008 (Roma).
New York Times, “Cocaine Trade Helps Rebels Reignite
War in Peru”, 17 de marzo de 2009 (Nueva York).
Seguridad Ciudadana, “Narcotráfico en el Huallaga:
de las ‘firmas’ a las pymes”, 30 de mayo de 2008
(Lima).
455
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis
en el contexto de la lucha contra el crimen organizado
William Godnick1
Introducción
bitos de la investigación, el análisis, el diálogo
y la acción.
Este artículo aporta insumos para un proceso
analítico de más largo aliento, con el fin de
entender, de la manera más amplia posible, la
relación entre la industria de seguridad privada y el crimen organizado en América Latina y
el Caribe. La relación entre algunas empresas
de seguridad privada y el crimen organizado
ha sido documentada, de una u otra manera,
por expertos e investigadores a lo largo de los
últimos quince años en Centroamérica y, más
recientemente, en América Latina en su conjunto (Brenes y Casas, 1998; Táger y Mérida,
2002; Espinoza, 2003; Castellanos, 2003; Dammert, 2008; Arias, 2009). Estos estudios suelen
tratar cuatro asuntos: 1) mostrar el número de
empresas existentes y sus empleados “en armas”; 2) presentar la normativa y las políticas
públicas vigentes; 3) hacer propuestas de control y regulación para garantizar que las empresas operen dentro la legalidad; y 4) exponer
algunos ejemplos de dichos vínculos. Seguramente, este informe contendrá algunos de los
aspectos antes señalados pero, al mismo tiempo, intenta mostrar nuevas agendas en los ám-
El asunto de las empresas militares privadas y de seguridad privadas está presente en
la agenda internacional actual, en particular
en relación con las empresas multinacionales
de seguridad que operan en zonas de conflicto
armado. El gobierno de Suiza y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) han iniciado un proceso, llamado el Proceso Montreaux,
con la finalidad de optimizar el cumplimiento
de las obligaciones asumidas por los Estados y
las empresas de seguridad en observancia de
los diversos estándares internacionales en materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario (Gobierno de Suiza, 2008).
Ese marco puede ser importante para América
Latina y el Caribe en cuanto a empresas contratadas para proveer seguridad a grandes industrias extractivas y proyectos de infraestructura
que ocupan grandes extensiones territoriales
(Lazala, 2008). No obstante, en términos de su
magnitud, hasta el momento en América Latina
y el Caribe el problema principal de las empresas de seguridad y su posible vinculación con el
crimen organizado no pasa por las compañías
456
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis y contexto de la lucha contra el crimen
estilo Blackwater, sino por una gran diversidad
de empresas multinacionales y nacionales que
proveen servicios mucho más urbano-policiales
que militares.
Este artículo se centrará, básicamente, en
las empresas de seguridad privada que proporcionan los servicios de vigilancia urbanos mencionados y no en las empresas militares privadas. Sin embargo, el autor está de acuerdo con
Antoine Perret (2008) en su afirmación de que
“la diferenciación entre compañías militares y
compañías de seguridad se puede hacer sólo
caso por caso, estudiando las actividades específicas de las diferentes compañías”.
En América Latina varias agencias de las
Naciones Unidas se han acercado al problema.
Entre ellas, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (Pnud) mediante diversos estudios sobre seguridad y violencia (Pnud, 2003)
y la Oficina de las Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito (Onudd) en el contexto de su
asistencia a los países de la región contra el crimen (Onudd, 2007). UN-LiREC, en su calidad de
brazo regional de la Oficina de Asuntos de Desarme de la Secretaría General de las Naciones
Unidas, se acerca al asunto de la seguridad privada por medio de la asistencia a los gobiernos
de la región en sus esfuerzos para implementar
el Programa de acción de la ONU contra el tráfico ilícito de armas pequeñas y livianas. Esta cooperación suele enfocarse en el fortalecimiento
de las capacidades de los Estados para manejar
de manera eficaz los registros, incluyendo las
armas de las empresas de seguridad privada. En
2005, el Pnud mediante su participación en el
Southeastern Europe Clearinghouse for Small
Arms and Light Weapons (Seesac) enfrentó directamente el tema de la seguridad privada en
los Balcanes y encontró que entre estas entidades se encontraban con frecuencia algunas
empresas vinculadas al crimen organizado y
común (Seesac, 2005).
El fenómeno de la seguridad privada está
cada vez más vigente no sólo en la agenda internacional, sino también en el ámbito hemisféri-
co por medio de la Organización de los Estados
Americanos (OEA). En la primera Reunión de
ministros en materia de seguridad pública en
las Américas, llevada a cabo en la capital mexicana en octubre 2008, los compromisos asumidos se refirieron a:
Profundizar [nuestros] conocimientos sobre
los servicios de seguridad privada, así como
desarrollar y/o fortalecer, según sea necesario, normas jurídicas que regulen su funcionamiento; y
Promover la adopción de medidas que impulsen el intercambio de información pertinente
por parte de la policía, con el fin de prevenir
o investigar la delincuencia transnacional
que afecta la seguridad pública, de manera
eficiente y confiable, de conformidad con las
legislaciones nacionales (OEA, 2008).
Este artículo está organizado en cuatro secciones: la primera busca precisar los conceptos,
es decir, a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de crimen organizado y empresas
de seguridad privada en América Latina. La segunda provee una sistematización de datos disponibles sobre la cantidad de empresas y efectivos en armas que operan en la región. La tercera
sección presenta una serie de dilemas estructurales y coyunturales que dificultan la prevención de los vínculos entre algunas empresas de
seguridad privada y el crimen organizado en la
región. Por último, la cuarta apunta hacia algunas nuevas agendas posibles en los ámbitos
de la investigación, el análisis, el diálogo y la
acción frente a las empresas de seguridad y el
crimen organizado.
Es preciso aclarar que no todas las empresas de seguridad privada trabajan al margen de
la ley de sus respectivas jurisdicciones. Seguramente, un estudio objetivo y a profundidad
indicaría que una cantidad importante, si no la
mayoría, funciona en la legalidad. E incluso todas las que están operando en algún nivel de
ilegalidad no están vinculadas necesariamente
con el crimen organizado y mucho menos con
el crimen organizado transnacional como se de-
457
William Godnick
fine en la Convención de las Naciones Unidas.
Lo que sí está claro es que hay ciertos servicios
de seguridad privada, con uso intenso de armamento y equipos sofisticados de inteligencia,
que se benefician y se lucran de la inseguridad,
y el aumento real o percibido de ella hace que el
crimen organizado pueda ser un buen aliado.
1. Conceptos: crimen organizado
y seguridad privada
Antes de pensar en los vínculos principales
entre las empresas de seguridad privada y el
crimen organizado es importante tener algo de
claridad sobre estos dos conceptos. A continuación presento dos definiciones del crimen
organizado. La primera está establecida en la
Convención de las Naciones Unidas contra la
delincuencia transnacional organizada:
Hay otras en los ámbitos del lavado de activos,
la trata de personas y órganos, y el tráfico de
toda clase (armas, autos robados, contrabando,
etc.). A veces están vinculadas directamente
con el narcotráfico y a veces no. Una pregunta
fundamental para este informe es, ¿cuál es el
momento en que una empresa de seguridad privada, violando leyes nacionales, se vuelve un
actor del crimen organizado y no simplemente
comete crímenes menores? Esta pregunta requiere más análisis y no pretendo responderla
definitivamente aquí.
Crimen organizado es la violación planificada de la ley al objeto de adquirir beneficios
económicos o poder, cuyos delitos son independientemente o en su conjunto de especial
gravedad y se llevan a cabo por más de dos
participantes que cooperan en el marco de
una división laboral por un periodo de tiempo prolongado o indeterminado utilizando a)
estructuras comerciales o paracomerciales, o
b) violencia u otros medios de intimidación,
o c) influencia en la política, en los medios de
comunicación, en la administración pública,
en el sistema de justicia y en la economía legítima (Resa, 2003)
Sin embargo, Thomas Naylor (1997) puede
ayudarnos a entender mejor dónde están esas
líneas muy borrosas. Naylor indica que un aspecto que diferencia el crimen transnacional
organizado del crimen común es que el primero se enfoca en ciertos delitos y utiliza prácticas distintas para llevarlos a cabo. El crimen
organizado es empresarial y no de predación.
En vez de redistribuir rentas existentes, busca
crearlas utilizando medios innovadores. El segundo elemento de esta comparación deriva de
la naturaleza transfronteriza y multinacional
del crimen transnacional; en estos casos las acciones del crimen organizado frecuentemente
no resultan en la forma tradicional víctima-victimario presente en el crimen común. La tercera distinción es que la transferencia económica
de las relaciones del crimen organizado es por
lo general de tipo consensual y no involuntario. Cuarto, el crimen organizado transnacional
obliga a una mayor movilización de las fuerzas
de orden y a una mayor capacidad del sistema
judicial para dictar sentencias y adelantar los
procesos. Dichos procesos se vuelven cada vez
más complejos y requieren mayores recursos
cuando el sistema de justicia debe perseguir
a más de una persona, como en el caso de los
procesos contra una organización involucrada
en la toma y transferencia de bienes adquiridos
ilegalmente.
En América Latina y el Caribe las agrupaciones de crimen organizado más conocidas
son, desde luego, los carteles de la droga en
Colombia, México y algunos países caribeños.
Naylor dice además que hay cuatro características que definen a la organización criminal
transnacional: estructura, violencia, ganancia y
penetración. Primero, la organización necesita
[Por crimen organizado] se entenderá un grupo
estructurado de tres o más personas que exista
durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o más
delitos graves o delitos tipificados con arreglo a
la presente Convención con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden material (Naciones
Unidas, 2000: artículo 2a).
Una definición más desarrollada es la del
académico español Carlos Resa:
458
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis y contexto de la lucha contra el crimen
operar bajo una estructura bien preparada para
el desarrollo de la producción y el mercadeo, y
requiere reglas, integrantes, territorio y una jerarquía. Segundo, el uso de la violencia es una
herramienta que se utiliza para mantener el poder y cuidar los activos. Tercero, el crimen transnacional organizado precisa de altas ganancias
para recompensar los grandes riesgos de hacer
negocios ilícitos y violentos. Finalmente, Naylor sostiene que para proteger las actividades
ilegales la organización requiere obtener la capacidad de penetrar negocios lícitos.
La tabla 1 resume algunas de las características delineadas por Naylor para diferenciar el
crimen organizado y el crimen común.
Más adelante volveremos a las características expuestas por Naylor, a fin de evaluar su relevancia para el análisis de los posibles vínculos
entre la seguridad privada y el crimen organizado. Ahora es importante definir lo que se entiende por empresas de seguridad privada en el
contexto latinoamericano. Más arriba se señaló
que este artículo no hará énfasis en las empresas militares privadas en la región; sin embargo,
esto no significa descartar su importancia en
algunos contextos específicos. En todo caso, el
foco aquí serán las empresas de seguridad privada visibles para la mayoría de los ciudadanos
de América Latina y el Caribe.
La OEA ya empezó a liderar algunos procesos
políticos y técnicos sobre el asunto de la seguridad privada, incluyendo intentos iniciales de
definir los elementos y agentes que constituyen
el sector (Carballido, 2008):
Vigilantes (armados y no armados).
Patrullas.
Escoltas.
Transporte de valores y mercancías.
Servicios de inteligencia.
Perros amaestrados.
Monitoreo electrónico.
Investigaciones.
Blindaje de edificios.
Protección de obras y de infraestructura.
Protección antisecuestro.
Capacitación en seguridad y autoprotección.
Comercialización de armamento.
Por supuesto, esta lista podría aumentar, pero
nos da una buena idea del universo actual. Finalmente, la gran debilidad de la mayoría de los
estudios en la materia, incluyendo el presente,
es el enfoque casi total en los vigilantes armados
y el poco análisis profundo dedicado a los otros
rubros. Puede ser que los vigilantes armados y no
armados sean lo más importante, pero los otros
aspectos no deben ser ignorados. Hasta el momento, el esfuerzo mayor de los analistas se dirige a contar el número de empresas, el número
de efectivos y, a veces, la cantidad de armas que
tienen registradas, para compararlas con los números y las capacidades de la fuerza pública.
En su análisis del papel de los actores públicos y privados de seguridad en relación con la
violencia urbana, Muggah y Jutersonke (2008)
Tabla 1. Características: crimen común y crimen organizado
Común
Organizado
Transacción
Quitar bienes y activos
Producir nuevos bienes y servicios
Transferencia
Bilateral e involuntario
Múltiple y consensual
Víctimas
Personas y personas jurídicas
La sociedad
Moralidad
Sin ambigüedad
A veces ambigua
Respuestas estatales
Castigo al criminal y devolución de bienes
Criminalizar la asociación y congelar bienes
Fuente: Naylor, 1997.
459
William Godnick
colocan a las empresas de seguridad privada
en un marco común junto con las pandillas y
el crimen organizado (véase el organigrama).
A la vez proponen no pensar en las empresas
como entidades ajenas a las fuerzas estatales,
ya que muchas veces están constituidas por individuos estrechamente conectados con ellas.
Como fuerzas de seguridad, no es claro del todo
si todas las empresas de seguridad privada están estructuralmente predispuestas a prestarse
para el crimen organizado –como el narcotráfico, por ejemplo– o si factores determinantes
externos o más amplios generan una presión
demasiado fuerte en cuanto a la participación
en esas actividades. Reno (2004) propone que
actores privados –tanto pandillas como crimen
organizado y empresas de seguridad– generan
su propia legitimidad mediante el uso coercitivo de la fuerza o la provisión de sus servicios,
usualmente a costa de la efectividad de las fuerzas del estado.
Muggah y Jutersonke también describen la
dificultad para determinar el umbral preciso
entre actividades de la delincuencia común y el
crimen organizado. Mientras es posible precisar
sobre ese punto en los tribunales, estas líneas
no nos sirven tanto cuando un país o una región
está tratando de prevenir de manera integral un
fenómeno tan complejo como la seguridad privada y su vinculación con el crimen organizado
desde el diseño de políticas públicas.
2. Datos disponibles:
las empresas de seguridad privada
en América
Latina y el Caribe
Dammert y Bailey (2005: 148) informaron sobre
la existencia de 1’600.000 guardias de seguridad
y vigilancia privada registrados en América Latina, con estimaciones de 2 millones de efectivos adicionales operando al margen de la legali-
Organigrama. Actores de seguridad
Organización
Empresas de seguridad privada
Fuerzas Especiales Inteligencia
Pandillas / Grupos extrajudiciales
Fuerzas Armadas
Crimen organizado / Mafias
Pública
Seguridad
Privada
Milicias / Paramilitares
Elites económicas
Informantes pagados
Líderes religiosos / Étnicos
Ad hoc
Fuente: adaptado de Muggah y Jutersonke, 2008.
460
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis y contexto de la lucha contra el crimen
dad. Mientras entre 1990 y 2005 la tasa mundial
de crecimiento promedio de la industria era de
5%, en América Latina fue de 8%. Otros estudios han calculado una cantidad de guardias
registrados o legales más cercana a 2,5 millones
(Arias, 2009). Diversos estudios indican que las
sociedades latinoamericanas invierten entre 8 y
25% de su producto interno bruto en gastos de
seguridad privada (Carrillo Flórez, 2007: 183).
En Chile, la economía invirtió 930 millones de
dólares en gastos de seguridad privada en 2007,
mientras el presupuesto destinado a la policía
ese mismo año fue de 630 millones (El Mercurio, 2007). Obviamente, la industria de seguridad privada representa una importante fuente
de empleo y generación de rentas en la región.
El proceso de análisis de y la preocupación
con respecto a las empresas de seguridad privada en Centroamérica surge en gran parte durante
los procesos de paz en Nicaragua, El Salvador y
Guatemala. Desde finales de los años noventa
era bastante claro que en varios países el número
de efectivos de las empresas de seguridad iba a
superar al de efectivos de la policía. En efecto,
reportes de 2008 indican que hay más efectivos
en las empresas de seguridad que policías en algunos países de la subregión, si no en todos (véase la tabla 2). Y si dividimos el número de armas
de fuego registradas por estas empresas se puede
llegar a un cálculo, por supuesto impreciso, de
que el porcentaje de guardias armados es de entre 34% en Nicaragua y 85% en El Salvador.
Hay dos asuntos especialmente preocupantes en la evolución de la industria de seguridad
privada en Centroamérica. El primero es el alto
número de empresas y sus efectivos operando
fuera de los parámetros legales establecidos. La
Fundación Myrna Mack (2006) de Guatemala
reportaba que 60 mil guardias en ese país trabajaban sin autorización. En Honduras, por lo
menos hasta hace unos pocos años, una empresa de seguridad no necesitaba autorización para
funcionar si su número de efectivos no superaba las 100 personas (Castellanos, 2003; Dammert, 2008).
El segundo asunto es el uso y la falta de control adecuado sobre los cientos de miles de armas
de fuego en manos de personas jurídicas (empresas) y personas físicas (efectivos). Solamente
en Honduras, en 2003 las empresas reportaron
665 armas de fuego extraviadas y 35 robadas,
sin mencionar municiones (Castellanos, 2003).
Al mismo tiempo, muchas de las empresas hondureñas tenían fusiles AK-47 en sus inventarios,
con munición 7,62 mm, los dos prohibidos en el
país y nunca vendidos en el mercado legal. ¿Estos hechos sugieren que las empresas son actores
del crimen organizado? En el año 2000, la policía salvadoreña informó que 25% de todas las armas confiscadas por las autoridades pertenecían
a agentes de seguridad privada (Cruz y Beltrán,
2000). Esta situación ha llamado la atención sobre qué hacer con estos arsenales paralelos que
no pertenecen ni al Estado ni a la población.
El estudio comparativo sobre las empresas
de seguridad privada en América del Sur es una
actividad más reciente. En contraste con América Central –donde los procesos de paz obligaron
a abrir estos asuntos al debate público y desde
temprano la cooperación internacional apoyó
Tabla 2. Empresas de seguridad privada (legales) en Centroamérica
Belice
Empresas
Efectivos
Armas registradas
Policías
Costa Rica
El Salvador
Guatemala
21
628
192
200
Honduras
Nicaragua
Panamá
200
98
107
-
19.558
21.146
150.000
-
19.710
30.000
267
8.884
18.125
41.000
16.823
6.799
-
-
11.000
16.899
19.974
12.301
11.633
18.000
Fuente: datos proporcionados por la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, elaborados con base en datos oficiales de 2008.
461
William Godnick
su investigación académica– el estudio y análisis del fenómeno de la seguridad privada en
los países sudamericanos ha sido más disperso.
Mientras en algunos países las empresas que
prestan estos servicios son muy parecidas a sus
pares centroamericanos, en otros, como en los
casos de Perú y Bolivia, el sector es igualmente
representado por microempresarios no armados
que suministran servicios de serenazgo o patrullaje de las calles. Estos últimos quizá ni entran
en las cifras recopiladas por las investigaciones
(véase la tabla 3). Adicionalmente, en Bolivia la
misma Policía Nacional tiene un batallón de seguridad física que compite con el sector privado
en el mercado de servicios privados de seguridad (Arias, 2009: 34).
Entre los diversos estudios las cifras también
varían mucho, y a veces se contradicen. Un aspecto común en Sudamérica es el alto número
de empresas y guardias ilegales reportados, con
informes de hasta 670.000 guardias ilegales en
Brasil, entre 75.000 y 110.000 en Argentina y 200
empresas no registradas en Paraguay (Dammert,
2008; Cafferata y Lenarduzzi, 2008a, 2008b).
En Uruguay, por ejemplo, 75% de las empresas
de seguridad privada son de capital extranjero,
principalmente estadounidense y europeo, y menos de 50% de su personal porta armas de fuego
(Cafferata y Lanarduzzi, 2008b).
Las cifras sobre las empresas de seguridad
privada en la región en general precisan de un
mayor detalle, particularmente en países grandes y relativamente descentralizados como
Brasil. Las cifras de la tabla 3 en el nivel nacional deben ser contrastadas con otras fuentes
de datos de contextos estatales o provinciales.
Por ejemplo, otro estudio sobre Brasil habla de
1,2 millones de guardias legalmente registrados
a nivel nacional (Ricardo, 2008). En el estado
de Río de Janeiro, las autoridades informan sobre la existencia de 177 empresas de vigilancia,
doce empresas de transporte, 374 servicios de
autos blindados y diecinueve centros de formación de personal (Da Cruz, 2006: 24). Muchas veces los registros estatales y federales no
concuerdan y esas discrepancias se generalizan
por una multitud de razones, que incluyen la
falta de definiciones comunes sobre el sector y
métodos diferentes de recopilar la información,
entre otros.
Información comparativa sobre el universo
de las empresas de seguridad en México y el Caribe es más escasa. En abril de 2008, un estudio
reportó la existencia de 10.000 empresas de seguridad en México (Arias, 2009: 54), de las cuales solamente 2.000 estaban registradas. Otro
estudio periodístico señaló que en México había 840.000 efectivos de seguridad privada operando, de los cuales 240.000 lo hacían fuera de
la legalidad (Ibid). En la República Dominicana
se informa la existencia de 219 empresas con alrededor de 30.000 efectivos, de los cuales 80%
portan armas de fuego (Carballido, 2008b).
Hace más de diez años, estudios sobre Jamaica señalaban que había por lo menos 231
empresas de seguridad con 20.000 guardias
(Lloyd Griffith, 1997: 118). En algunas comunidades afectadas por la violencia, alrededor
de 50% de las residencias compran servicios de
seguridad privada, precisamente porque la policía no puede responder efectivamente frente
a la delincuencia común y el crimen organiza-
Tabla 3. Empresas de seguridad privada en Sudamérica
Empresas
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Ecuador
Perú
Colombia
Venezuela
274
122
2.538
1.020
849
1.932
3.511
450
Efectivos
75.000
-
570.000
45.020
40.368
50.000
190.000
-
Policías
37.019
34.668
-
35.053
42.610
90.093
119.146
121.507
Fuentes: Carballido, 2008; Pontón et al., 2008; Arias, 2009.
462
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis y contexto de la lucha contra el crimen
do (Trafalgar Square Council, 2008). En 2001,
el 80% de las empresas jamaiquinas encuestadas reportaron la contratación de servicios de
seguridad privada como medida de protección,
con un impacto mayor en las compañías pequeñas con menores presupuestos y rentas (Banco
Mundial y Onudd, 2007: 7-9). Las tendencias en
otros países caribeños deben ser similares, en
particular en Trinidad y Tobago, donde el crecimiento del sector extractivo junto con incrementos en los niveles de crimen y violencia ha
sido terreno fértil para la industria de la seguridad privada (Holder, 2007).
Hay suficiente información disponible para
entender que las empresas de seguridad privada
ya no pueden ser tratadas como un aspecto tangencial en la seguridad pública en América Latina. No obstante, el proceso de sistematización
de esa información para hacer análisis comparativos necesita todavía mayor desarrollo conceptual. Brechas entre las comunidades de expertos
del mundo hispanoamericano y anglo-caribeño
también presentan desafíos por superar.
3. Dilemas y paradojas
de la seguridad privada
Un gran dilema de la industria de la seguridad
privada, como para cualquier otro sector empresarial, es la necesidad de seguir creciendo para
aumentar su rentabilidad, captar una mayor
proporción del mercado existente o crear nuevos mercados. En este caso, para seguir creciendo, las empresas de seguridad requieren una
combinación de tres elementos. Primero, que la
inseguridad real aumente. Segundo, que la percepción de la inseguridad aumente. Tercero, que
las instituciones del Estado se encuentren sin la
capacidad, la voluntad política o los recursos
para garantizar la seguridad. Estas circunstancias crean más demanda de servicios de seguridad privada, pero también pueden fomentar
alianzas perversas entre algunas empresas o sus
empleados y elementos de la delincuencia común y el crimen organizado.
De por sí, este escenario presenta una serie
de conflictos de intereses que dificultan el control efectivo de las empresas de seguridad y, por
ende, la labor de prevenir su vinculación con la
delincuencia y el crimen organizado. En por lo
menos ocho países latinoamericanos es permitido que los policías trabajan como vigilantes de
seguridad privada fuera de sus horas laborales
(Dammert, 2008). En algunos de ellos, la misma
institución policial anuncia vacantes en forma
de bolsas de trabajo. En Uruguay, para ser dueño o funcionario de una empresa de seguridad
privada es un requisito haber sido ex militar
o policía. En Guatemala, 75% de las empresas
pertenecen a ex militares y el 25% restante a
ex policías. En algunos países de la región, oficiales en retiro, ministros, jefes de comisiones
legislativas y sus familias son accionistas en
importantes empresas de seguridad privada. En
algunos países hay conciencia sobre este asunto
y se han establecido leyes que intentan prohibir
la participación de estos sectores en la industria
de seguridad privada o en algunos casos, por lo
menos, exigir un periodo de dos o tres años antes de poder involucrarse.
Por supuesto, estos posibles conflictos de
intereses son preocupantes. Pero a la vez hay
que reconocer que los ex militares o ex policías
son quienes tienen los conocimientos técnicos
para manejar las empresas de seguridad, en
particular, cuando se trata de la prestación de
servicios armados. Un problema adicional en
este sentido es la temprana edad de retiro promovido o exigido en las instituciones públicas
de seguridad. Muchas veces las instituciones
exigen que sus oficiales se jubilen a los 50 años
y si lo hacen antes mucho mejor. Naturalmente, muchos profesionales de seguridad con bastante vida productiva por adelante son atraídos
por oportunidades laborales y negocios en este
rubro. Esta tendencia no va a desaparecer ni a
corto ni a mediano plazo.
Para tratar de entender las empresas que
prestan servicios de vigilantes armados y no armados es importante partir desde la perspectiva
de la gobernabilidad y la seguridad ciudadana.
463
William Godnick
Un elemento relevante para la gobernabilidad y
la regulación del sector son los controles y contrapesos utilizados en la fiscalización y aprobación de los procesos dentro del mismo. Aquí se
presentan varios problemas. Primero, muchas
veces los presupuestos designados a estas tareas
de regulación son limitados, lo que impide su
plena implementación. Segundo, muchas veces
son oficiales de alto rango en retiro quienes son
los dueños y funcionarios de las empresas y resulta difícil en algunos casos que un oficial o
suboficial fiscalice a individuos que en algún
momento fueron sus superiores.
La tabla 4 identifica las instituciones responsables del control de las empresas de seguridad, diferenciando entre los países donde
la policía ejerce esas funciones y aquellos en
donde éstas son ejercidas por otras instituciones de carácter civil.
Las instituciones no policiales señaladas en
la tabla 4 pueden ser ministerios de interior,
justicia o agencias autónomas como la Dirección General de Control de Servicios de Seguridad, Control de Armas, Munición y Explosivos
(Dicscamec) de Perú, o la Superintendencia de
Vigilancia y Seguridad Privada en Colombia2. El
hecho de no ser una dependencia policial no significa necesariamente una desvinculación total
de las fuerzas del orden. En Perú, la Dicscamec
depende del Ministerio de Interior, pero buena
parte de su personal es prestado de la Policía
Nacional. La Superintendencia de Vigilancia de
Colombia es una entidad civil y autónoma, pero
adscrita al Ministerio de Defensa Nacional.
Otro aspecto importante por analizar con
respecto a la regulación de las empresas de seguridad privada con miras a la prevención de
su vinculación con el crimen organizado es el
del control de sus armas de fuego. Mientras en
algunos países las mismas entidades controlan
su personal y sus armas y municiones, en otros
siguen dependiendo de las instituciones militares para registrar y autorizar el uso de armas de
fuego, como en el caso de Colombia, El Salvador,
Guatemala, México, Paraguay y Uruguay (Godnick y Vázquez, 2003; Drefyus et al., 2003). La
dispersión de entidades fiscalizadoras o la falta
de comunicación interinstitucional entre ellas
crean oportunidades para la actividad criminal.
El último asunto de interés con respecto a los
dilemas y paradojas de las empresas de seguridad privada y la dificultad de situarlas a ellas y a
sus efectivos dentro del estado de derecho, es la
capacitación de su personal. La tabla 5 presenta
dos aspectos al respecto en algunos países.
Tabla 4. Entidades responsables de la fiscalización
de empresas de seguridad privada
Civil (no policial)
Policial
Argentina
Bolivia
Costa Rica
Brasil
Colombia
Chile
Ecuador
El Salvador
México
Guatemala
Panamá
Honduras
Perú
Nicaragua
Uruguay
República Dominicana
Fuente: Dammert, 2008.
464
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis y contexto de la lucha contra el crimen
Tabla 5. Capacitación de vigilantes de seguridad privada en algunos países
País
Horas de capacitación
Pública o privada
Argentina
100
Ambas
El Salvador
40
Pública
Paraguay
20
Privada
Uruguay
28
Ambas
Fuentes: Dammert, 2008; Carballido, 2008; Cafferta y Lenarduzzi, 2008.
Mientras que para policías y militares hay
sistemas relativamente sofisticados y estandarizados de formación de personal, las entidades de seguridad privada en el ámbito regional
muestran poca consistencia y uniformidad de
contenidos en cuanto al entrenamiento de sus
guardias. Desde luego, los contenidos que reciben los funcionarios estatales no tienen que ser
exactamente los mismos, pero sí deben contemplar de manera consistente aspectos diversos
que van desde derechos humanos hasta ética
profesional, y seguramente muchos cursos los
tocan. Una lectura rápida de algunas páginas
web permite observar que algunas de las empresas transnacionales de seguridad privada
más respetadas con operaciones en América
Latina no imparten formación estandarizada a
su personal, y que cada una sigue sus propios
estándares para mantener su reputación como
líder en el mercado.
4. Conclusiones y nuevas agendas
Una revisión rápida de los principales periódicos en línea de América Latina y el Caribe seguramente permite encontrar gran cantidad de
artículos en los que empresas de seguridad privada o sus empleados están implicados en actividades de delincuencia común o de crimen organizado. Sin embargo, hay poca evidencia que
sugiera que las empresas de seguridad y su personal sean más proclives a involucrarse con el
crimen organizado que si se los compara con los
policías, militares, oficiales de aduanas u otros
miembros de la sociedad en general. Queramos
o no, todos somos consumidores directos o indirectos de servicios de seguridad privada. ¿Somos
consumidores irracionales? Probablemente no.
De todas maneras, la participación incluso
de un pequeño número de las empresas de seguridad privada en el crimen organizado, igual
que sucedería con las fuerzas estatales de seguridad, puede tener un impacto devastador en la
seguridad y la gobernabilidad de una sociedad
o una subregión. También es claro que el desvío
de armas y municiones de estas entidades es un
insumo para diversos actores, incluyendo los
relacionados con el crimen organizado.
Si volvemos a algunos elementos del esquema sobre el crimen organizado propuesto por
Naylor (1997), podemos hacer algunas observaciones:
Las empresas de seguridad privada que operan en la ilegalidad pueden ser tanto predadoras como generadoras de nuevos servicios
y rentas.
Igual que el crimen organizado, las empresas pueden ser transnacionales, nacionales
y locales.
Cuando operan en un marco legal, la compra de sus servicios es voluntaria; pero hay
algunos ejemplos en la región donde sus servicios no son tan voluntarios. Sin embargo,
estos casos no reflejan el comportamiento de
la mayoría de las empresas de la industria.
Mientras el crimen organizado exige mayor
labor del Estado para enfrentarlo, el crecimiento de la industria de seguridad privada
465
William Godnick
en teoría requiere una mayor movilización
del Estado para fiscalizarla.
Los instrumentos de violencia utilizados por
las empresas de seguridad privada así como
la información de inteligencia a la que éstas
pueden acceder pueden ser usados fácilmente para actividades del crimen organizado.
Se asume que las ganancias de este sector
son altas, igual que las del crimen organizado, pero la crisis económica mundial
nos dirá hasta qué punto las economías y
el sector privado en general pueden seguir
invirtiendo en este rubro y manteniendo su
rentabilidad.
Obviamente, hay algunos casos en los que
las empresas de seguridad privada sirven de
fachada para otros negocios ilícitos.
Entonces, ¿hasta dónde hemos llegado en el
esfuerzo analítico con respecto a las empresas de
seguridad privada y el crimen organizado? Primero, la investigación crítica y constructiva de
la clase de empresas tratadas principalmente en
este trabajo está lejos de los esfuerzos encaminados a enfrentar los problemas de derechos humanos y derecho internacional humanitario que
plantean las empresas militares de seguridad.
Segundo, las propuestas para enfrentar el problema se dirigen principalmente a la aprobación
de nuevas leyes y marcos reguladores. Algunas
propuestas que hemos formulamos incluyen:
1. Proyectos de investigación de mediano plazo para hacer un censo real del sector de la
seguridad privada en Latinoamérica y el Caribe, que no se limiten a contar el número de
empresas y de efectivos, y que estandaricen
el uso de definiciones comunes desarrolladas en foros como el Observatorio Interamericano de Seguridad Pública, etc.
2. Elaborar un banco de datos sobre empresas
de seguridad implicadas en actos criminales,
para identificar y diferenciar entre su participación en negocios legales, delincuencia
común y actividades claramente atribuibles
al crimen organizado. Esto crearía un cuerpo de evidencia más realista y útil.
3. Un análisis regional de los diferentes estándares de formación y preparación de empleados, tanto de los Estados como del gremio y de las empresas individuales.
4. Se deben seguir mejorando y revisando continuamente la legislación y los marcos reguladores, pero también se tienen que abrir
espacios de diálogo e intercambio de información entre las empresas con los mejores
comportamientos, estándares y prácticas.
Esto les brinda la oportunidad de ser parte
de la solución y de evitar constructivamente
mayores críticas y “estereotipificación”3.
5. Es necesario que los mismos instrumentos
internacionales, regionales y subregionales
en materia de control de armas pequeñas y
ligeras contemplen de manera diferenciada
los arsenales de las empresas de seguridad
privada, por lo menos en cuanto a los avances en las prácticas de manejo y su implementación.
Las empresas de seguridad privada ya no
pueden ser tratadas como una ocurrencia tardía
en el desarrollo de políticas públicas de seguridad regional, nacional, pública y ciudadana.
De hecho, la Organización para la Cooperación
y Desarrollo Económico (Ocde, 2007) ya las incluye como una parte integral de la reforma y
modernización de las funciones del Estado en
materia de seguridad.
UN-LiREC promueve directamente la imple-
mentación del “Programa de acción de las Naciones Unidas para prevenir, combatir y erradicar el tráfico ilícito de armas pequeñas y livianas
en todos sus aspectos” y el “Instrumento internacional que permita a los estados identificar y
rastrear de forma oportuna y fidedigna las armas pequeñas y ligeras ilícitas”. Por supuesto,
la mayoría de los problemas globales que la comunidad internacional enfrenta requieren una
combinación de soluciones políticas y técnicas.
Consideramos esencial en ambos sentidos que
el tratamiento integral y eficaz de los inventarios de las empresas de seguridad privada, tanto
mediante reformas legales como con esfuerzos
466
Seguridad privada en América Latina y el Caribe: marco de análisis y contexto de la lucha contra el crimen
destinados a modernizar las capacidades humanas y tecnológicas para controlar los arsenales
estatales y civiles.
Carrillo Flórez, Fernando (2007). Seguridad ciudadana
en América Latina: un bien público cada vez más
escaso, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington.
Enfrentar el problema de los vínculos de las
empresas de seguridad privada con el crimen organizado en América Latina y el Caribe requiere
esfuerzos múltiples, incluyendo la diferenciación
de sus relaciones con la delincuencia común. Por
supuesto, hay espacio para el periodismo de investigación y la denuncia pública contra actores
criminales en el ámbito de la seguridad privada.
No obstante, igual que otros problemas, como
la violencia juvenil de pandillas, en donde sólo
participa una minoría de la población juvenil, la
mayoría de las empresas de seguridad no están
vinculadas con actividades criminales. Mejorar
nuestro entendimiento al respecto requiere reconocer que las respuestas futuras exigirán evidencias más sólidas y un diálogo más amplio.
Castellanos, Julieta (2003). Las empresas de seguridad
privada y las amenazas a la seguridad, Universidad
Autónoma de Honduras, Tegucigalpa.
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Notas
1
Las opiniones expresadas en este informe son las
del autor en su papel de especialista en materias
de seguridad pública. No reflejan necesariamente
las opiniones oficiales del Centro Regional para la
Paz, el Desarme y el Desarrollo de América Latina
y el Caribe de las Naciones Unidas (UN-LiREC) ni
sus programas, proyectos o representantes. El autor
agradece a Melanie Regimbal, directora adjunta de
UN-LiREC, y a Karina Hinojosa, asesora legal de UNLiREC, por sus comentarios sobre este borrador.
2
Véase http://www.dicscamec.gob.pe/ y http://www.
supervigilancia.gov.co/
3
Esta ha sido una propuesta de la Comisión de las
Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos en el
pasado respecto a las empresas militares privadas.
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468
Mapeamento sobre a institucionalidade1
policial na América Latina e no Caribe
Haydée Caruso / Rachel Maître
1. Notas metodológicas
2.
Este mapeamento foi produzido, principalmente, a partir de dados secundários disponíveis
em informes sobre o setor de segurança pública na América Latina e Caribe. Contou, ainda,
com pesquisas e notas produzidas no âmbito da
Rede latino-americana de Policiais e Sociedade
Civil, além de dados disponíveis nos sites das
instituições policiais analisadas. Durante a produção do mapeamento, algumas dificuldades foram encontradas: os dados, muitas vezes, estão
desatualizados; falta de categorias comuns que
sejam passíveis de comparação; modelos policiais muito diferentes entre si; conceitos distintos empregados pelas instituições policiais para
explicar situações ou fenômenos semelhantes. A
leitura deste documento deve levar em conta as
observações acima apresentadas, já que não se
pretendeu aqui, elaborar grandes comparações
mas descrever e apresentar este cenário com
vistas a contribuir para o debate qualificado
sobre o tema, bem como estimular a produção
de próximos mapeamentos que possam contar,
no futuro, com uma metodologia comum para a
análise das instituições, a partir da definição de
bases mínimas de comparação.
As Polícias na América Latina e
Caribe: notas introdutórias sobre o
“estado da arte” do desenvolvimento institucional do setor
Os estudos sobre as instituições policiais passaram a ganhar relevância acadêmica e técnica nos
últimos anos na América Latina. Isto significa dizer que na última década, precisamente, a agenda de pesquisa sobre segurança pública e as organizações policiais passaram a fazer parte do rol
de possibilidades de investigação, tanto dos programas de pós-graduações, como das agências de
fomento internacionais e, até mesmo no interior
das próprias polícias, através de suas escolas de
formação e aperfeiçoamento profissional.
No início, os estudos sobre violência e corrupção policial eram destaque em nossos países,
hoje, os mesmos temas continuam na ordem do
dia, porém, ‘novas’ temáticas surgiram, buscando
dar conta da complexidade que envolve pensar o
papel da polícia nas sociedades democráticas.
Se por um lado é perfeitamente plausível que
as instituições de pesquisa estivessem voltadas
para a compreensão sobre o efeito nefasto da
469
Haydée Caruso / Rachel Maître
atuação das polícias em contextos de ditaduras
cívico-militares e de estados de exceção –vividos
por grande parte dos países latino-americanos–
por outro, é surpreendente que, diante da abertura política e da redemocratização, a partir dos
anos oitenta, poucos estudos tenham sido desenvolvidos, no intuito de investir no entendimento
sobre a natureza da ação policial, assim como
na relação entre políticas de segurança pública e
políticas sociais2, tradicionalmente concebidas e
executadas em campos de oposição.
A relevância do tema se justifica tendo em
vista que a Polícia é a principal instituição de controle social do Estado e, ao longo dos anos, tem
sofrido imensas transformações, desde o que se
pretende com sua missão, mandato, formas de intervenção, estrutura organizacional, e, sobretudo,
estratégias de atuação e diálogo com a sociedade.
Várias experiências relacionadas à “reforma
policial” estão em curso na América Latina, compreender o que se entende com reforma ou que
se quer com estes processos de mudança institucional é parte do desafio, tendo em vista que
nem sempre as experiências e os conceitos que
nelas estão subjacentes implicam em definições
semelhantes. Isto quer dizer que falar em reforma policial no contexto atual virou, em muitos
casos, slogan político-partidário, vazio de reflexão e, sobretudo, de propostas concretas.
Os governos de turno prometem soluções milagrosas em circunstâncias que exigem respostas
de longo alcance, e exercem pressão sobre as forças de segurança para produzir resultados no
curto prazo, sem querer assumir o custo político
e econômico que implica a implementação das
reformas estruturais necessárias para modernizar as organizações policiais da região (Florência Fontan Balestra: idealizadora da Rede latinoamericana de Policiais e Sociedade Civil).
Além disto, no âmbito das instituições policiais, o emprego da categoria “reforma policial”
pode implicar em mudanças meramente periféricas, propostas de “fora para dentro” sem dialogar com os anseios e as demandas dos policiais.
Em contrapartida, vários processos definidos
pelas próprias polícias como mudanças institucionais estruturais, são muitas vezes desenvol-
vidos sem qualquer estratégia de diálogo com
o meio externo. São processos de “dentro para
fora” que se sustentam numa visão de mundo
de que a prática acumulada é soberana e se sobrepõe a qualquer esforço analítico e conceitual, logo é um saber prático que não se questiona
e que se entende como auto-suficiente, não dependendo, assim, da contribuição externa para
dar viabilidade às suas reformas.
Tanto os processos exógenos quanto endógenos, exclusivamente, possuem problemas de
partida, visto que buscam soluções que não são
pensadas, produzidas e implementadas numa
perspectiva de co-participação e co-responsabilização. Neste caso, é necessário propor uma via
de mão dupla que compatibilize os anseios da
sociedade, as necessidades internas das instituições e uma visão de Estado democrático que sustente as garantias individuais e coletivas. Logo, o
investimento em desenvolvimento institucional
das polícias ou sua “reforma”, se assim, o quisermos definir, implica necessariamente em repensar a tríade: Polícia, Estado e Sociedade.
Os pesquisadores Skolnick e Bayley, ao analisarem os processos de desenvolvimento institucional das polícias, nos EUA afirmam que:
A mudança não se processa de forma instantânea. Ela é incremental, porquanto implica em
alteração da cultura vigente, seja dos integrantes das organizações de preservação da ordem
pública, seja do cidadão usuário do serviço estatal e co-produtor da almejada ordem pública.
A busca por uma maneira contemporânea de
promover a segurança pública envolveu autoridades, pesquisadores, dirigentes policiais e a
própria sociedade na reformulação do modelo
tradicionalmente praticado (Skolnick e Bayley,
2006).
No caso norte-americano, por exemplo, este
processo gradual de mudanças das instituições
policiais só foi possível graças ao entendimento político de que promover a segurança pública
deve ser prioridade do Estado, das polícias e da
sociedade em geral, a partir disto, entendeu-se
ser necessário o investimento público em pesquisas aplicadas que trouxessem relevantes contribuições para as organizações policiais, seus
470
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
gestores, formuladores de políticas públicas e
comunidade acadêmica, através de referencial
teórico e metodológico que sustentasse inúmeras
das ações3 que passaram a ser implementadas.
Todavia, no caso latino-americano somente
em meados dos anos noventa estudos comparativos começaram a ser produzidos e difundidos.
É justamente a partir dos estudos produzidos
na região nos últimos anos4 que se tornou viável sistematizar e analisar alguns destes dados. Cabe destacar que, tradicionalmente, neste
campo há uma carência de fontes qualificadas e
confiáveis que nos permitam analisá-las numa
perspectiva comparada. Por um lado, em razão
da ausência periódica de divulgação dos dados,
por outro, pela falta de padronização das informações disponíveis5.
Este documento reflete, pelas razões aqui expostas, a dificuldade em se trabalhar com dados
secundários, bem como, demonstra que ainda há
pouca literatura consolidada sobre o assunto. Por
esta razão, o mapeamento indica, apenas, alguns
dos temas cruciais relacionados à institucionalidade das polícias que podem fazer parte de uma
agenda propositiva a ser discutida nos espaços de
diálogos hoje existentes em nosso continente.
O olhar e a leitura comparativa privilegiaram
aspectos relacionados aos fundamentos legais;
aos tipos, funções e níveis de responsabilidades,
às estruturas organizativas, aos principais problemas enfrentados pelas polícias e aos modelos
de reforma que passaram a ser empregados.
Vale salientar que o exercício comparativo,
neste caso, se constitui em árdua tarefa tendo
em vista que muitas informações sobre as organizações não são passíveis de comparação
por não agruparem dados que possam ser reunidos em torno de categorias comuns. Em geral, os sistemas classificatórios são distintos
entre si. Diante desta constatação optamos por
enfrentar a questão a partir de duas estratégias
metodológicas: 1) utilizar informes comparativos previamente desenvolvidos6; e 2) levantar
informações diretas a partir de interlocutores
privilegiados nas corporações policiais identifi-
cadas como prioritárias para este mapeamento
e que integram a Rede latino-americana de Policiais e Sociedade Civil7.
Neste caso, a opção por um olhar comparativo pressupõe explicitar as possíveis semelhanças entre os distintos modelos e seus problemas
do que, necessariamente, buscar diferenças que
se revelam tão exclusivas que não contribuem
para a construção de uma agenda comum de desafios a serem enfrentados.
Como sinalizado acima, o ponto de partida
foi o trabalho e a articulação desenvolvidos no
âmbito da Rede latino-americana de Policiais e
Sociedade Civil que reúne integrantes da sociedade civil e das instituições policiais de dez países da América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colômbia, El Salvador, Guatemala, México,
Nicarágua, Perú e Venezuela) que representam
31 corporações policiais e doze organizações da
sociedade civil. A Rede pretende construir um
espaço latino-americano de troca qualificada
entre policiais e sociedade civil –com a missão
de criar, difundir e fazer adotar propostas inovadoras para instituições policiais mais eficientes e adaptadas ao regime democrático–.
O espaço da rede pode ser compreendido através de sua dimensão interativa, sem o estabelecimento de hierarquias, de modo a valorizar
os diversos saberes e práticas, num processo
contínuo de construção e entendimento da realidade em uma dinâmica de participação permanente (Muniz, 2007)8 .
Mais especificamente, os objetivos da Rede
podem ser assim definidos9:
1. Construir canais de diálogo e cooperação
entre os membros das forças policiais e os
membros da sociedade civil e os pesquisadores da área.
2. Legitimar a existência de movimentos de reforma dentro das instituições de segurança
pública.
3. Capacitar e empoderar oficiais de polícia que
poderão estar em posições-chave de comando
daqui a alguns anos e aperfeiçoar a sua participação em discussões sobre reforma da polícia.
471
Haydée Caruso / Rachel Maître
4. Desenvolver os mecanismos necessários para
que tais atores possam exercer influência nas
agendas nacionais e regionais de segurança
pública.
A estratégia deste trabalho em rede pretendeu juntar ativistas, acadêmicos e policiais, a fim
de constituir uma plataforma de intercâmbios e
fluxos de idéias e propostas, um espaço interdisciplinar e interinstitucional, que valoriza os indivíduos e dá oportunidade aos seus membros
de trocar e debater, sendo livres das amarras corporativistas. Mediante a promoção de atividades
de intercâmbio de conhecimento e experiências,
através de cursos, fóruns, chats, visitas técnicas
de estudo, conferências, publicações, etc., a Rede
tem contribuído para pensar novas políticas e estratégias no campo da segurança pública, principalmente com vistas à difusão e aplicação desses
novos conhecimentos, modelos e técnicas.
2.1 Países observados para este estudo
A partir dos países que hoje integram a Rede,
incluímos Haiti e Jamaica como representantes
da Região do Caribe para compor o quadro de
dez países que serão observados neste mapeamento (ver o quadro 1).
Dentre os países que apresentam mais de
uma polícia em sua estrutura política, foi necessário identificar a instituição que seria foco
da análise. Por esta razão, elegemos a instituição policial que possui atribuição constitucional de atuar –prioritariamente– na prevenção e
repressão qualificada, em razão de seu contato
maior com a população. Quando este critério
não pôde ser empregado, optamos pela instituição que disponibiliza o maior número de informações. Buscamos trabalhar com as polícias
provinciais e/ou estaduais de cidades de grande
porte, como é o caso da Província de Buenos Aires e o Estado do Rio de Janeiro. O quadro 2 que
apresenta as Instituições Policiais consideradas
em cada país, ficou assim definido.
No tocante aos modelos de polícia na América Latina é possível defini-los, inicialmente, a
partir de duas estruturas geopolíticas de Estado.
A primeira se caracteriza pelo Estado unitário
em que a instituição policial está atrelada a estrutura nacional de governo. Em geral, os países
com este modelo estatal apresentam uma única
polícia de ciclo completo que concentra todas as
atividades de natureza policial, a saber: polícia
preventiva, investigativa e repressiva. Há contextos, em que existem duas polícias nacionais
de ciclo incompleto em um Estado Unitário:
uma de natureza preventiva e outra investigativa, como no caso do Chile10.
Em outros países de estrutura federativa,
como o Brasil, a Argentina, o México ou a Venezuela há distintos modelos de polícia nos diferentes níveis de administração: federal, estados/
Quadro 1. Países observados
Região
País
Cone Sul
Argentina
Brasil
Chile
Países Andinos
Colômbia
Perú
Venezuela
América Central
El Salvador
América do Norte
México
Caribe
Haití
Jamaica
472
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
Quadro 2. Instituições Policiais consideradas para o estudo
Região
Cone Sul
Países andinos
América Central
América do Norte
Caribe
País
Instituição policial considerada
Argentina
Policía de la Provincia de Buenos Aires
Brasil
Polícia Militar do Estado do Rio de Janeiro
Chile
Carabineros de Chile
Colômbia
Policía Nacional de Colombia
Perú
Policía Nacional de Perú
Venezuela
Policía Nacional Bolivariana*
El Salvador
Policía Nacional Civil
México
Policía Federal*
Haití
Police Nationale d’Haiti
Jamaica
Jamaica Constabulary Force
* Instituições recém-criadas.
províncias e municípios. No caso brasileiro, por
exemplo, a segurança pública é atribuição prioritária dos Estados que possuem polícias de ciclo
incompleto, uma de natureza ostensiva preventiva, denominada Polícia Militar e outra de natureza judiciária e investigativa, denominada Polícia
Civil11. É importante salientar que a Polícia Militar não é a Polícia das Forças Armadas. Trata-se
de uma polícia de natureza civil, mas que em sua
estrutura doutrinária e organizativa segue o modelo militar de organização de força.
Com o intuito de dar maior clareza aos modelos de polícia, dos países presentes neste mapeamento, optamos por organizar um quadro
comparativo que apresenta a estrutura política
associada aos tipos de organizações policiais
existentes em cada país (ver o quadro 3).
Este painel traz como importante elemento
de análise o fato de que nos últimos cinco anos
a América Latina tem vivenciado processos de
constituição de novos corpos policiais. Na Argentina foi criada a Polícia de Segurança Aeroportuári (PSA), no ano de 2005. Constituiu-se em
mais um corpo policial em âmbito federal com
condução civil. A PSA absorve e substitui a Polícia Aeronáutica Nacional, transferindo-a da esfera do Ministério da Defesa para o Ministério do
Interior, passando a fazer parte do Sistema Nacional de Segurança do Interior12.
No caso Venezuelano, o processo se deu a
partir da instauração, em 2006, da Comissão Nacional para a Reforma Policial (Conarepol) que foi
responsável por realizar consulta junto à população e aos efetivos policiais de municípios, estados
e federação a fim de construir amplo processo de
reforma das instituições policiais do país. A partir deste investimento, foram definidas as bases
conceituais, legais e organizacionais para formação da nova polícia, denominada Polícia Nacional
Bolivariana que se estabelece a partir de sua Lei
Orgânica do Serviço de Polícia e Corpo Policial,
contemplada no artigo 332 da Constituição da República Bolivariana da Venezuela13.
Em 2009 ocorreu no México um movimento semelhante quando o país estabeleceu uma
única Polícia Federal que fundiu (processo ainda em curso) dois corpos policiais existentes: a
Polícia Federal Preventiva e a Agência Federal
de Investigações. Em razão da pluralidade de
instituições policiais no modelo federativo mexicano, as autoridades locais, os pesquisadores
e os próprios policiais concordam com o fato de
que o enfrentamento às questões de violência e
criminalidade perpassa por uma articulação entre os órgãos responsáveis pela Segurança Pública e, que isto implica em repensar as atribuições
das diferentes polícias; compreender possíveis
sobreposições de função e, sobretudo, imprimir maior articulação e integração neste campo.
473
Haydée Caruso / Rachel Maître
Quadro 3. Organizações policiais na região
Região
País
Estrutura política
Argentina
Estado
federal
Brasil
Estado
federal
Chile
Estado Unitário
Colômbia
Perú
Estado Unitário
Estado Unitário
Venezuela
Estado Federal
América
Central
América
do Norte
El Salvador
Estado Unitário
México
Estado Federal
Caribe
Haiti
Jamaica
Estado Unitário
Estado Unitário
Cone Sul
Países
andinos
Organizações policiais
27 organizações:
Policía Federal Argentina
Gendarmería Nacional
Policía de Seguridad Aeroportuaria*
Prefectura Naval Argentina
24 policías provinciales
*A Polícia de Seguridad Aeroportuária foi criada em 2005, através do Decreto 145/2005. A antiga polícia
nacional aeronáutica foi absorvida orgânica e funcionalmente pela nova polícia que saiu do âmbito do
Ministério da Defesa para o Ministério do Interior da Argentina.
56 organizações*:
Departamento de Polícia Federal
Departamento de Polícia Rodoviária Federal
26 Polícias Militares Estaduais
26 Polícias Civis Estaduais
1 Polícia Militar do Distrito Federal
1 Polícia Civil do Distrito Federal
*Estes dados excluem as Guardas Municipais, definidas constitucionalmente como responsáveis pela
proteção dos bens e serviços públicos e que, hoje, absorvem cada vez mais demandas relacionadas à
prevenção da violência em nível local. Todavia, as Guardas continuam sem “poder de polícia” definido
em lei. Por esta razão não podem ser definidas como “polícias municipais”.
Existe, também, no ordenamento brasileiro a figura da FORÇA NACIONAL de Segurança Pública, criada
em 2004 para atender demandas emergenciais dos Estados Brasileiros numa estratégia de colaboração
federativa. A Força Nacional é coordenada pela Secretaria Nacional de Segurança Pública do Ministério
da Justiça e é formada por policiais e bombeiros militares estaduais que são cedidos por tempo determinado. A organização não possui mandato policial próprio, estando submetida ao comando policial do
local em que for acionada a intervir.
2 organizações:
Carabineros de Chile
Policía de Investigaciones
Policía Nacional de Colombia
Policía Nacional de Perú
126 organizações:
1 Policia Nacional Bolivariana
1 Guarda Nacional
1 Corpo de Investigações Científicas, Penais e Criminológicas
24 polícias estaduais
99 polícias municipais
A Polícia Nacional Bolivariana foi criada em dezembro de 2009. A organização agrega integrantes oriundos da Polícia Metropolitana de Caracas e do Corpo de Vigilantes de Trânsito Terrestre. Adicionalmente,
cumprem funções de polícia preventiva ou ostensiva: a Guarda Nacional e o Corpo de Investigações
Científicas Penais e Criminológicas. (Fonte: CONAREPOL – 2006)
Policía Nacional Civil
1.661 organizações:
01 Polícia Federal*
31 Polícias estaduais
01 Polícia Distrital
1.628 Polícias Municipais
*A Polícia Federal foi constituída em 2009, a partir da fusão da antiga Polícia Federal Preventiva e a Agência Federal de Investigações.
Police Nationale d’Haiti
Jamaica Constabulary Force
Fonte: dados organizados por Maître e Caruso (2009, atualizado 2010).
474
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
Diante deste cenário, o país definiu concentrar
suas agências federais em torno de uma única
instituição, conforme definido na lei publicada
em 01 de junho de 200914.
No contexto brasileiro apresenta-se, entretanto, cenário curioso, tanto em âmbito municipal quanto em âmbito federal. Mesmo não
estabelecendo nenhuma “nova polícia”, o país
possui diversos municípios15 que criaram Guardas Municipais, definidas constitucionalmente
como responsáveis pela proteção de bens e serviços públicos, mas que, na prática atuam como
“polícias municipais” de natureza preventiva
sem ter mandato definido para isto. O contexto
é agravado tendo em vista que as guardas municipais de cidades acima de 50 mil habitantes
podem ser armadas16. O tema tem sido objeto de
inúmeras reflexões por parte de pesquisadores e
gestores públicos, entretanto os diversos projetos
de emenda constitucional (PEC) que tramitam no
Congresso Nacional ainda não se transformaram
em lei que pudesse definir o mandato, as atribuições e níveis de subordinação desta instituição
que exerce, na prática, papel preponderante na
ordem e segurança públicas.
Já no âmbito federal brasileiro, desde 2004,
foi criada a Força Nacional de Segurança Pú-
blica, responsável por auxiliar Estados que necessitem de reforço policial qualificado para
eventos críticos, situações de calamidade e grave perturbação da ordem pública. Neste caso, a
Força Nacional opera com o princípio do “pacto
federativo” em que a União e os Estados definem laços de cooperação mútua. Isto significa
que o efetivo da Força Nacional é composto por
membros das polícias e bombeiros militares estaduais que são cedidos para a União por um
tempo determinado (ver o quadro 4). Em contrapartida, os Estados que cooperam, recebem
profissionais qualificados17, bem como investimentos financeiros em projetos de segurança
pública, através de recursos provenientes do
Fundo Nacional de Segurança Pública18.
A sistematização de dados sobre efetivos
dos corpos policiais não é tarefa fácil. Em geral,
este tipo de informação não está disponível nas
páginas oficiais das Instituições. E quando estão,
carecem de atualização. O quadro 4 só foi possível de ser feito em razão dos informes de segurança pública produzidos pela Organização dos
Estados Americanos (OEA) que datam de 2008.
Por esta razão, é preciso analisá-los levando em
conta que já se constituem como informações em
alguma medida defasadas porque não espelham
Quadro 4. Organizações policiais e seus efetivos
Região
País
Organizações Policiais
Efetivos*
Cone Sul
Argentina
27
250.130
Brasil
56
550.000
Países Andinos
Chile
2
47.000
Colômbia
1
147.000
Perú
1
88.560
Venezuela
126
121.500
América Central
El Salvador
1
16.900
América do Norte
México
1661
332.000
Caribe
Haití
1
Jamaica
1
Total
4.000
8.500
1’565.590
Fonte: * Efetivos policiais: OEA, Departamento de Seguridad Pública. Informes sobre seguridad
pública por país-Centro de Estudios de Justicia de las Américas.
475
Haydée Caruso / Rachel Maître
o contexto atual analisado no quadro 2 deste
documento, quando mencionávamos a criação
de novas polícias no México e Venezuela, por
exemplo, que datam de 2009. Obviamente estas
mudanças organizacionais implicaram em aumento de efetivo com abertura de novos concursos para ingresso na carreira policial, todavia, é
importante salientar que o fato de se criar novas
instituições não implica – necessariamente– em
investimento expressivo na ampliação do efetivo, já que muitas resultam na fusão de polícias
já existentes com a adesão de policiais de outras
instituições às recém-criadas.
Observando comparativamente México e Brasil, ambos de dimensões continentais e de modelos federativos de organização política, verificamos
que apesar do número infinitamente maior de instituições policiais no México (1.661) em relação ao
Brasil (56), o efetivo total das polícias, no caso do
primeiro, é bem menor do que no caso do segundo.
Isto significa que o Brasil possui 60% mais de efetivo do que o México. Entretanto a população do
México gira em torno da cifra de 100 milhões de
habitantes19, enquanto o Brasil já atinge a marca de
mais de 180 milhões de habitantes20.
De todo modo, a pluralidade de instituições
policiais num país ou no outro tem implicado
em dificuldades severas de orquestrar uma política nacional de segurança pública que efetivamente trabalhe de modo articulado e integrado
a fim de promover cooperações multiagenciais,
intergovernamentais e interinstitucionais21.
Outra importante ressalva a ser feita diz respeito ao Haiti que, no quadro 4, é apresentado
com o efetivo nacional de 4.000 integrantes. Os
dados referem-se a período anterior ao terremoto
de janeiro de 2010 que, praticamente, destruiu o
país, exigindo enorme esforço humanitário para
a sua reconstrução. Cabe salientar que a garantia da ordem pública e da segurança nacional do
país esta a cargo da Missão das Nações Unidas
para a Estabilização do Haiti (Minustah), iniciada em 2004, onde mantém o maior contingente
militar e também a liderança política da missão.
A missão reúne 7.000 militares e 2.055 policiais
representantes diversos países, sendo o Brasil
responsável pelo comando das tropas22.
O quadro 4 com a distribuição do efetivo não
permite explicitar o número (ou o percentual
aproximado) de mulheres que integram as forças
de segurança pública na região, pelo simples fato
destes dados, em sua grande maioria, não estarem disponíveis. Na América Latina e Caribe as
políticas de gênero nas instituições policiais ainda são tímidas e, portanto, incipientes. Se considerarmos informações disponíveis para o Brasil
e a Venezuela, constatamos que, em média, no
Brasil 4% do efetivo das Polícias Militares (que
reúnem o maior contingente) é composto por
mulheres. Já na Venezuela, segundo a pesquisa
realizada pela Comissão Nacional para a Reforma Policial, 13% do efetivo total de todas as polícias é formado por mulheres23.
No continente a principal experiência é de
inclusão sistemática de mulheres nos quadros
da polícia, com presença em todos os postos hierárquicos, incluindo o comando da corporação
e a Nicarágua. Hoje, 30% do efetivo da Polícia
Nacional da Nicarágua são mulheres24.
3. Considerações sobre a missão
das organizações policiais
nos países analisados
Para compreender a missão das instituições policiais selecionadas neste mapeamento, recorremos ao estudo25 elaborado pela pesquisadora
Patricia Arias (Flacso-Chile) a pedido da Rede
latino-americana de policiais e sociedade civil.
Neste trabalho, a autora analisa as leis orgânicas das instituições para mapear que definição
de missão está presente nas normativas e regulamentos. As definições revelam enorme diversidade de sentidos, a partir do que é definido legalmente, revelando que falta uma compreensão
clara para a América Latina do que se entende
por: ordem pública, segurança pública, segurança do interior e segurança cidadã. Esta diversidade semântica resulta em grande dificuldade
476
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
em se criar uma linguagem comum que facilite o
diálogo conceitual sobre o tema e, conseqüentemente, o entendimento prático sobre o mandato
policial em nosso continente.
Transcrevemos, abaixo no quadro 5, a sistematização conceitual feita pela autora que parece
útil para compreender a diversidade de sentidos
subjacente em cada conceito que se relaciona
com o tema aqui investigado.
A falta de definições comuns sobre as diferentes missões exercidas pelas polícias desdobra
em mais uma dificuldade: compreender o que as
polícias realmente fazem para, assim, mensurálas e compará-las. Tradicionalmente, as polícias na região continuam sendo avaliadas pelo
quantitativo de pessoas que são presas, além de
drogas e armas que são apreendidas. Esta visão
restrita do trabalho policial impede a compreensão do que realmente a polícia faz diuturnamente. Logo, muito do que é feito em pró da
manutenção da ordem pública e da convivência
cidadã não aparece, e por isto, não é reconhecido e valorizado (ver o quadro 6)
Quadro 5. Definições preliminares (versão mantida em espanhol)
Seguridad interior
Seguridad pública
Orden público
Es la mantención de la autoridad, el imperio de la ley y el cumplimiento de los ciudadanos a las normas vigentes.
El concepto de orden público adquiere significado en la realidad específica en que opera. El bien protegido es el orden público, pudiendo
colisionar con los derechos ciudadanos en determinadas situaciones.
Es un concepto más acotado que los que usan la terminología de “seguridad” (Recasens, 2001, citado por Brotat).
La seguridad pública trata de las amenazas al orden público y la protección de personas y bienes ante la amenaza del delito (De la Puente y
Torres, 2000).
No considera la inseguridad o seguridad subjetiva ni el temor al delito. Tampoco aborda aquella conflictividad social que constituye violencia
sin llegar a infringir la ley penal.
Es función principal de las policías y de la justicia. Las fuerzas armadas pueden concurrir en apoyo de la función policial en materias propias de
sus funciones (asociadas a ciertas amenazas criminales).
Conjunto de medios que tienen por fin asegurar la protección de las personas, los bienes y las instituciones contra las amenazas surgidas de
la sociedad misma (Cussón, 2000: 388). Entre las amenazas están la criminalidad -delitos comunes, crimen organizado, terrorismo, etc.-, las
incivilidades, otros desórdenes que afectan el orden público. Se funda en el poder público del Estado y es ofrecida a los ciudadanos.
La seguridad interior incluye el orden público.
Es función de las policías y de la justicia. Las fuerzas armadas pueden concurrir en apoyo de la función policial en materias propias de sus funciones (asociadas a ciertas amenazas criminales), y cuando las normas constitucionales lo establezcan, por ejemplo en estados de excepción (a
estas les corresponde esencialmente la seguridad exterior).
Seguridad ciudadana
Situación de tranquilidad social que permite a todas las personas tener la expectativa razonable de que puede ejercer libremente sus derechos
individuales y colectivos, sin temor de verse expuestas a hechos de violencia originados en actos individuales o sociales (Mera, 1993: 85).
Busca preservar los derechos y libertades ciudadanas, proteger la seguridad (objetiva y subjetiva), mejorar la calidad de vida, supone la entrega
de un servicio público en este sentido.
Este concepto refiere a las amenazas en cuanto afectan el ejercicio de los derechos de las personas, tales como la delincuencia y otras formas
de violencia, así como el temor y el sentimiento de inseguridad.
Este concepto, por su énfasis en la prevención, lleva a redefinir la función policial tradicional –centrada en el control y represión del delito– hacia
una más proactiva, preventiva y cercana a la ciudadanía llamada a colaborar en esta área de la cual se la hace corresponsable.
Fonte: elaborado e sistematizado por Patricia Arias, 2009.
477
Haydée Caruso / Rachel Maître
Quadro 6. Missão das organizações policiais, segundo suas leis orgânicas26
Organização
Região
País
Policía
de la Provincia
de Buenos Aires
Argentina
Cone Sul
Brasil
Carabineros
de Chile
Ley Orgánica Constitucional de Carabineros de Chile (N° 18.961/1990. Última modificación Ley
20.034/2005).
Art. 1º. “Carabineros de Chile […] existe para dar eficacia al derecho; su finalidad es garantizar y mantener
el orden público y la seguridad pública interior en todo el territorio de la República.
Se integrará, además, con las Fuerzas Armadas en la misión de garantizar el orden institucional de la República”.
Art. 3º, inciso: “Es misión esencial de la Institución desarrollar actividades tendientes a fortalecer su rol de
policía preventiva”.
Policía Nacional
Ley 62 del 12.08.93
Art. 1º: “La Policía Nacional […] está instituida para proteger a todas las personas residentes en Colombia,
en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades y para asegurar el cumplimiento de los
deberes sociales del Estado y de los particulares.
Asimismo, para el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades
públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”.
Policía Nacional
Ley Orgánica de Policía Nacional, 27.238 (21.12.1999)
Art. 2º: “una institución del Estado creada para garantizar el orden interno, el libre ejercicio de los derechos
fundamentales de las personas y el normal desarrollo de las actividades ciudadanas”.
Policía Nacional
Bolivariana
La Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional (Decreto 5.895/2008), señala
entre los fines de la Policía el de proteger el libre ejercicio de los derechos humanos, las libertades públicas
y garantizar la paz social.
Policía
Nacional Civil
Ley Orgánica de Policía (Decreto legislativo 653/2001).
Art.1: “Tendrá por objeto proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y las libertades de las personas, prevenir y combatir toda clase delitos, así como la colaboración en el procedimiento para la investigación de delitos; mantener la paz interna, la tranquilidad, el orden y la seguridad tanto en el ámbito urbano
como rural, con estricto apego a los derechos humanos”.
Colômbia
Perú
Venezuela
América
El Salvador
Central
América
do Norte
México
Ley Provincial 13.482, de Unificación de las Normas de Organización de las Policías de la Provincia de
Buenos Aires, año 2006
Art. 20:
a) “Evitar la comisión de hechos delictivos o contravencionales.
[…]
e) Llevar a cabo acciones de vigilancia y protección de personas
[…]
g) Proveer a la seguridad de los bienes del Estado y de las personas que se encuentran al servicio del mismo.
[…]
m) Actuar como fuerza pública, en la medida de lo necesario o cuando la autoridad competente se lo
requiera.
n) Preservar el orden público […]”
Policía Militar del Ley 443/1981 del Estado de Río de Janeiro
Estado de Rio
Art. 2º. “A Polícia Militar do Estado do Rio de Janeiro […] é destinada à manutenção da ordem pública no
de Janeiro (PMERJ) Estado do Rio de Janeiro”.
Chile
Países
andinos
Missão
Policial
Policía Federal
En la nueva Ley de la Policía Federal (Decreto, 27 /2009), se enumeran los objetivos de ésta, entre los que están:
salvaguardar la vida, la integridad, la seguridad y los derechos de las personas, “preservar el orden y la paz públicos”, y
la “aplicación y operación de la política de seguridad pública en materia de prevención y combate al delito” (art. 2°).
Fonte: elaborado por Patricia Arias (2009).
478
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
O quadro 7 apresenta a distribuição de funções de acordo com cada instituição policial analisada, tendo como parâmetro suas leis orgânicas.
mas que no rol de instituições de controle do Estado é a única que poderia fazê-lo e, portanto, a
única a ser acionada.
Destaca-se neste quadro 7 que as funções e
tarefas exercidas pelas organizações policiais são
múltiplas, desde proteção ao meio ambiente (um
dos elementos da manutenção da ordem pública)
até a custódia de presos, por exemplo. Esta multiplicidade de tarefas pode significar, em termos
práticos, maior autonomia e menor controle efetivo. Em muitos casos, a falta de clareza sobre que
funções compõem o mandato de uma determinada polícia implica em sua baixa profissionalização. A polícia é chamada a fazer e responder por
diversas funções que não está preparada a exercer,
As funções exercidas por cada polícia estão diretamente relacionadas ao seu alcance jurisdicional. No caso aqui apresentado, a polícia provincial
e a estadual da Argentina e Brasil, respectivamente, não atuam em ciclo completo ou não possuem
responsabilidades que vão desde a manutenção
da ordem pública no espaço jurisdicional de sua
competência até a realização de investigações e
controle fronteiriço.
Os quadros 8 e 9 tratam das características
doutrinárias e estruturais destas organizações, as-
Quadro 7. Funções das organizações policiais
Funções
Manutenção
Região
País
Região
Organizações
da ordem
Prevenção
policiais
pública ou
do delito
Controle
Investigações
interna
Cone Sul
Argentina
de
Policía de la Provincia de Buenos Aires
x
X
Brasil
PMERJ
X
X
Chile
Carabineros de Chile
x
X
x
x
Policía Nacional
Policía Nacional
Policía Nacional Bolivariana
Policía Nacional Civil
Policía Federal
x
x
X
X
x
x
x
x
x
x
X
X
x
x
x
x
x
Países andinos
Colômbia
Perú
Venezuela
América Central El Salvador
América do Norte México
Prisões
Fronteras
Fonte: Flacso-Chile e Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia( Venezuela).
Quadro 8. Características
Quadro 9. Dependência legal
das organizações policiais
Região
País
Características da Polícia
Cone Sul
Argentina
Brasil
Chile
Colômbia
Perú
Venezuela
El Salvador
México
Haití
Jamaica
Civil
Militar
Militar
Civil
Militar
Civil
Civil
Civil
Civil
Militar
Países andinos
América Central
América do Norte
Caribe
Região
País
Dependência
Cono Sul
Argentina
Brasil
Chile
Civil
Civil
Militar
Países andinos
Colômbia
Perú
Venezuela
El Salvador
México
Militar
Civil
Civil
Civil
Civil
Haití
Jamaica
Civil
Civil
América Central
América do Norte
Caribe
Fonte: Flacso-Chile, Police Nationale d’Haiti e Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia (Venezuela).
479
Haydée Caruso / Rachel Maître
sim como, a quem se subordina legalmente. “Na
maioria dos países da região as polícias são de caráter civil e se encontram reguladas por sua lei orgânica, com diversos marcos jurídicos. Ademais,
podem estar definidas na constituição, onde se
faz referência a missão institucional” (Dammert,
2008), mas isto não significa dizer que a lei estabelece claramente sua missão, funções, aspectos
estruturais, tais como estrutura organizacional e
de pessoal.
Existem diversos tipos de polícias na região
que podem ser agrupadas em duas grandes categorias: por um lado, a polícia preventiva de caráter civil ou militar e com dependência do Ministro ou do serviço encarregado pela segurança
pública no país27 (observadas mais atentamente
neste documento); e por outro, a polícia judicial
de caráter civil com dependência do Ministério
da Justiça ou do poder judicial28. Também podem ser classificadas por seu caráter federal ou
local, isto é, pelo tipo de administração territorial
que exercem.
Retomando os quadros 7 e 8 constatamos que
as instituições citadas podem ser analisadas através do binômio civil/civil, isto é, possuem características e liderança civis e sua dependência legal
também está a cargo civil (Argentina, Venezuela,
El Salvador, México e Haití). Por outro lado, o
Brasil, por exemplo, possui características militares, isto é, suas polícias preventivas são consideradas constitucionalmente como força auxiliar
do Exército, mesmo que sua dependência seja
civil. Está vinculada ao Governador do Estado e
coordenada pela Secretaria de Segurança Pública estadual. No caso Colombiano possui características civis, porém está dependente legalmente
do Ministério da Defesa. O caso Chileno chama
atenção por apresentar caráter e dependência
militar, situação que se tenta alterar no país, mas
que continua em vigor.
4. Formação e valorização profissional
Dentre os diversos temas relacionados ao desenvolvimento e modernização institucional das
polícias, tais como: definição do mandato policial; gestão do conhecimento; relações com a
comunidade; mecanismos de controle interno e
externo; gestão de recursos humanos; orçamento e planejamento institucional; planejamento
operacional; saúde e segurança dos profissionais; entre tantos outros, elegemos aqui explorar
a formação e valorização profissional. Há algumas décadas policiais da América Latina, compromissados com processos de modernização
de suas instituições elegeram a formação como
um tema central para a implementação de mudanças. Trata-se de um assunto nevrálgico que
reúne experiências interessantes e investimentos acadêmicos, ao mesmo tempo em que esbarra num conjunto de entraves comuns a muitos
países da América Latina. Qual seja:
Multiplicidade de escolas de formação.
Ausência de currículos mínimos e de uma
matriz curricular comum.
Cursos de formação básica com carga horária variada.
Falta de corpo docente permanente e valorizado.
Conteúdos defasados e que não dialogam
com o contexto enfrentado pelos policiais,
às vezes, até dissociados dos marcos legais
vigentes.
Conteúdos doutrinários que não valorizam
os saberes e práticas produzidos nas instituições.
Ausência de formação continuada para todo
o efetivo, resultando em amplos intervalos
de tempo entre a formação inicial e o momento de aperfeiçoamento para ascender na
carreira policial.
Dificuldade na aproximação entre academias de polícia e universidades/centros de
pesquisa.
Em geral, esta tem sido a lista dos principais problemas apontados pelos distintos países.
Várias ações já avançaram para dar conta destes
desafios. Basicamente, o diálogo entre as institui-
480
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
ções policiais e as universidades tem avançado
paulatinamente. Já é possível acompanhar experiências de cursos de extensão ou parte da formação policial sendo realizada em universidades,
tal como ocorre na Colômbia, Brasil, Argentina
(algumas províncias), Venezuela, por exemplo.
Outro ponto fundamental é a construção de
uma Matriz Curricular que oriente os diferentes cursos de formação e aperfeiçoamento profissional. Países como Venezuela e Brasil estão
buscando algo nesta direção. No Brasil, precisamente, o governo federal, através da Secretaria
Nacional de Segurança Pública (Senasp) construiu em 2004 a Matriz Curricular Nacional
para a formação dos profissionais de segurança
pública29. No caso brasileiro, o governo federal
tem investido nas academias de polícias no intuito de que estas absorvam a proposta da Matriz como orientadora para a construção de seus
cursos, ademais, a Secretaria citada, criou uma
plataforma nacional para o ensino à distância
que disponibiliza cursos online para profissionais das diferentes instituições de segurança
pública do país. Hoje estão disponíveis 54 cursos que reúnem por ciclo30 de ensino cerca de
200 mil profissionais31. De forma complementar, foi criada uma rede de universidades que
tem oferecido cursos de pós-graduação em segurança pública (Rede Nacional de Altos Estudos
em Segurança Pública, Renaesp) a fim de dotar
policiais e não policiais de informações qualificadas sobre esta área de conhecimento. Vale
destacar também os investimentos da Polícia
Nacional da Nicarágua na inserção do enfoque
de gênero na formação e no trabalho cotidiano
entre os policiais. Ao falar de formação policial,
três pontos merecem destaque. É comum que
nos processos de modernização ou reforma institucional das polícias defina-se que a mudança
de atitude, visão e a transformação da cultura
organizacional e institucional só será feita com
a mudança dos currículos. De fato, é verdade
que qualquer mudança só é possível através do
conhecimento ou do acesso a ele. No entanto, é
comum que seja colocada na simples mudança
de currículo esta tarefa. Verificamos que a mu-
dança curricular, sua atualização e diálogo com
questões relacionadas às demandas da sociedade são fundamentais, porém, não suficientes. É
preciso mais, já que novos currículos sozinhos
não são capazes de imprimir uma nova visão de
mundo para a atuação policial. Transformar o
tema da valorização e formação profissional requer vontade política.
Uma discussão importante sobre o tema
é feita pela pesquisadora e especialista em segurança pública Jacqueline Muniz, que afirma
que as polícias passam por dilemas e paradoxos em sua formação educacional. Segundo a
autora, dentre as questões mais candentes que
mobilizam o debate público sobre a reforma das
polícias, destaca-se o processo formativo dos
policiais. Note-se que, salvo raras exceções, as
principais críticas da população e dos segmentos civis organizados, identificam as práticas
correntes de brutalidade policial, de uso excessivo da força e demais empregos arbitrários do
poder de polícia, como um dos efeitos perversos
do “despreparo” e da “baixa qualificação profissional” destes atores. Reportam-se, portanto,
ao descompasso existente entre a destinação
das polícias de “servir e proteger” o cidadão
preservando uma ordem pública democrática
e contemporânea, e os conhecimentos, técnicas
e hábitos aprendidos pelos policiais, que ainda
estariam refletindo as doutrinas e mentalidades
herdadas do nosso passado autoritário (Muniz,
2001). Derivam, portanto, dessa discussão as
influências da ideologia militar no trabalho de
uma instituição cuja natureza é essencialmente
civil, de proteção da sociedade e não de defesa
do Estado. Talvez poucas profissões caracterizam-se por evidenciar a importância do “fazer’.
Fazer polícia é elaborar e testar, na prática e na
realidade inadiável do dia-a-dia, o conhecimento produzido no ambiente nas academias e das
unidades de polícia. Neste campo, o conhecimento produzido é resultado das operações,
mas também se configura insumo de novas
ações, de modo que pode ser discutido, corrigido e reorientado segundo um mandato definido.
A pergunta que se faz é: onde está armazenado
481
Haydée Caruso / Rachel Maître
este conhecimento? Como seria possível procedimentalizar tais informações de modo a gerar
um padrão de atuação que, pautado pelo mandato, pela legalidade e caracterizados pela discricionariedade, permita que os profissionais de
polícia lancem mão desse recurso de maneira
sistemática e cotidiana32. Alguns esforços estão
sendo feitos nesta direção, como por exemplo, o
trabalho desenvolvido pela Rede latino-americana de Policiais e Sociedade Civil que produziu
um livro contendo saberes e práticas policiais
que reúne artigos acadêmicos que apresentam o
“estado da arte” da discussão somado a relatos
policiais sobre experiências bem concretas. Outro trabalho desenvolvido refere-se à publicação
de estudos de caso produzidos pelos policiais
no intuito de que os mesmos sejam absorvidos
nos ambientes profissionais como estratégia de
capacitação continuada33.
O tema está totalmente em aberto e necessita ser produzido pelos informes específicos sobre a situação da formação policial na América
Latina e Caribe.
5.
Principais obstáculos e desafios
para a modernização
das instituições policiais
Os autores que discutem o tema na região já
produziram alguns consensos sobre a matéria.
Apresentamos abaixo, os principais obstáculos
identificados e que parecem comuns a todos os
países.
Em geral, os obstáculos mais freqüentes são:
O mandato policial na América Latina não
está plenamente definido; não se pode confundir missão da instituição e funções operacionais com o mandato definido em lei.
Países federativos possuem grande dificuldade em integrar e articular o trabalho das distintas polícias; a diversidade de instituições
implica em sobreposição de competências,
falta de delimitação de funções.
Há escassez de recursos humanos qualificados que estejam trabalhando nos processos
de gestão e modernização das polícias.
Não são destinados orçamentos claros para
que as instituições possam pensar suas mudanças; em geral o orçamento está voltado
para pagamento de pessoal e manutenção
das unidades policiais.
Mudanças constantes dos chefes e comandantes das instituições policiais; diante da
alta rotatividade há grande dificuldade de
se dar continuidade a processos que são iniciados e que necessitam de investimentos ao
longo prazo.
Reformas realizadas de modo parcial e que
não tocam áreas estratégicas para as mudanças efetivas.
Grande resistência institucional as mudanças; em geral, determinados grupos no
interior da instituição se recusam a aceitar
novas propostas.
Estruturas, ainda, muito militarizadas que
impedem o processo criativo de mudança
institucional; muitas vezes aqueles que lideram processos de mudança, se não possuem
apoio político, são perseguidos dentro das
corporações.
Baixa profissionalização dos corpos policiais.
Presença civil no diálogo e assessoria das
instituições policiais, ainda, é insuficiente.
Isto significa que, ainda, rara a presença de
técnicos qualificados que auxiliem a tomada
de decisões de gestores; em geral, a visão é
de que segurança pública é assunto exclusivo
das polícias e tal fato prejudica sensivelmente o avanço das reformas.
Ausência ou debilidade dos mecanismos efetivos de controle interno e externo.
6. Uma agenda a ser discutida...
É inegável que nos últimos 10 anos o tema da
reforma policial e/ou desenvolvimento institu-
482
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
cional das polícias ganhou força e visibilidade
internacional. Diante dos quadros alarmantes
de violência e criminalidade associados à abertura democrática em nosso continente, o tema
transformou-se em agenda prioritária. Porém, é
preciso ir além da constatação óbvia de que é
necessário melhorar as instituições policiais. De
modo muito pontual e pragmático é preciso que
o assunto saia dos círculos exclusivamente policiais para ganhar espaço no debates produzidos
pela sociedade civil organizada e pelas diferentes agências governamentais e internacionais.
Experiências como observatórios de segurança pública; fóruns nacionais, comissões
parlamentares, redes de intercâmbio e reuniões
multilaterais devem ser utilizadas para ampliar
a discussão e construir proposições a ser pactuadas pelos diferentes países.
Muitos esforços nesta direção estão sendo
feitos no âmbito das Organizações dos Estados Americanos, das universidades e centros
de pesquisa, de fóruns regionais e nacionais,
como também, a experiência exitosa que temos
ao longo deste mapeamento defendido que é a
Rede latino-americana de Policiais e Sociedade Civil. Esta rede, em especial, pode ser potencializada no intuito de ampliar o número
de policiais latino-americanos que dela fazem
parte, bem como incluindo novos atores da sociedade civil organizada e da esfera pública. Há
um campo fértil para ser trabalhado. Agora, é
preciso criar estratégias claras para o fomento
desta discussão em espaços institucionais dos
diversos governos latino-americanos. Muitas
comissões para a reforma estão sendo estabelecidas, tanto no âmbito do executivo, como do
legislativo. Logo, é preciso compreender como
funcionam e, em que medida se pode aportar
conteúdos e sugestões para a construção de propostas viáveis.
Vale salientar, ainda, que os processos de
mudança que estão em curso precisam ser monitorados e avaliados. Neste caso, a sociedade civil
organizada, as universidades e os centros de pesquisa possuem importante papel a desempenhar
e podem ser estimulados a fazer este acompanhamento pelos governos nacionais.
Trata-se de tema fundamental para garantia
do Estado Democrático de Direito em nossa região, por isto, deve ser tratado como um problema de todos: Polícia, Estado e Sociedade.
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Flacso-Chile (2007). Report on the security sector in Latin America and the Caribbean, 2007.
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saberes Latino-americanos, Publit, Rio de Janeiro.
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Polícias Militares Brasileiras: dilemas e paradoxos
da formação educacional”. Security and Defense
Studies Review. 1. Winter.
Muniz, Jacqueline, Domício Proença Jr. e Paula Poncionni (2009). “Da governança de Polícia à governança
483
Haydée Caruso / Rachel Maître
de estudos sobre policiamento orientado à solução
de problemas (Center for problem-oriented policing
www.popcenter.org), concebido pelo professor e
pesquisador Herman Goldstein que, em 1959 realizou o primeiro grande estudo sobre reforma policial
no Departamento de Polícia de Chicago. A partir
de então, o Professor Goldstein investiu em diversos estudos aplicados sobre polícia e modelos de
policiamento que resultou, por exemplo, no mais
importante livro de sua autoria, intitulado Policing
a free society. Há disponível versão em português
publicada em 2003 pela Editora da Universidade de
São Paulo – EDUSP. Ver também a biblioteca virtual
do congresso americano – www.loc.gov que disponibiliza amplo acervo sobre o tema.
policial: controlar para saber; saber para governar”.
Revista Brasileira de Segurança Pública, FBSP.
Patrício, Luciane. “Formação policial. Texto de discussão para a Rede latino-americana de Policiais e
Sociedade Civil”. Artigo disponível em www.policiasysociedad.org
Sain, Marcelo Fabián (2002). Seguridad, democracia y
reforma del sistema policial en Argentina, Fondo de
Cultura Económica, Buenos Aires.
Ziegler, Melissa e Rachel Nield (orgs.) (2002). From peace to governance: Police reform and the internacional community, Washington Office on Latin America (WOLA), Washington.
4
Em especial os relatórios técnicos produzidos pela
Faculdade latino-americana de Ciências Sociais (Flacso) do Chile e pela Organização dos Estados Americanos (OEA), além dos estudos exploratórios promovidos pela Rede latino-americana de Policiais e
Sociedade Civil.
5
Com o intuito de sanar tais distorções é fundamental que nos espaços de tomada de decisão, tanto em
nível nacional quanto internacional, seja compreendido que a boa governança passa necessariamente por estratégias democráticas de accountability
que garantam transparência na condução de políticas públicas, prestação de contas e níveis de responsabilização. Para aprofundar a discussão sobre
governança democrática ver Muniz, Proença Jr. e
Poncionni (2009).
www.consejopolicia.gob.ve
6
Ver nota 6.
www.oas.org/dsp/espanol/cpo_observatorio_biblioteca.asp
7
A Rede constitui-se em uma iniciativa da sociedade
civil organizada em parceria com policiais que estão
em níveis estratégicos de comando em suas corporações. O projeto teve seu início em 2006 graças ao
apoio do Open Society Institute. Para mais informações, consultar www.policiasysociedad.org. Outras
informações sobre funcionamento e atuação da Rede
serão apresentadas ao longo do documento.
8
Jacqueline de Oliveira Muniz, antropóloga é uma das
fundadoras da Rede. Foi coordenadora acadêmica e
uma das responsáveis pela definição das temáticas
e metodologias a serem adotadas nos cursos e workshops promovidos pela Rede. Citação retirada de
matéria produzida por Carola Mittrany em “América
Latina: construção de polícias a varias mãos”, Portal
Comunidade Segura, 14/11/2007, matéria disponível
em www.comunidadesegura.org/?=pt/node/37211
9
Informações extraídas do artigo intitulado “Reforma
Policial na América Latina: contribuições da Rede
Latino-americana de Policiais e Sociedade Civil”, elaborado por Rachel Maître e Antonio Carlos Carballo
Blanco e publicado em Cadernos Adenauer IX (2008).
4. Segurança Pública, Rio de Janeiro, Fundação Konrad Adenauer, janeiro 2009.
Sites consultados
www.policeforum.org
www.perf.org
www.loc.gov
www.conasp.gov.br
www.shcolar.google.com
www.scielo.org
www.policiasysociedad.org
www.flacso.cl
www.oea.
http://www.psa.gov.ar/index.php/articulos_interes.html
www.policianacional.gob.ve e www.consejopolicia.gob.ve
www.ssp.gob.mxwww.e-mexico.gob.mx
Notas
1
O emprego do termo “institucionalidade policial”
neste mapeamento pode ser definido como os elementos que garantem a profissionalização da polícia num Estado Democrático de Direito.
2
Este último aspecto ainda pouco explorado em razão de uma visão equivocada que ainda se sustenta
de não associar segurança pública a um dos direitos
sociais fundamentais, tais como: educação, saúde,
emprego entre outros.
3
Importante fonte de informação sobre estudos de
instituições policiais no contexto estadunidense
é o Police Executive Research Forum (Perf) (www.
policeforum.org) que reúne policiais, gestores públicos e pesquisadores da área. Há também o Centro
484
Mapeamento sobre a institucionalidade policial na América Latina e no Caribe
ainda, carece de regulamentação e consolidação, o
desenho de integração e articulação dos diferentes
órgãos relacionados à segurança pública. O Brasil
pretende estabelecer o Sistema Único de Segurança
Pública (Susp) que seria responsável por dar o arcabouço conceitual e gerencial para as ações em âmbito municipal, estadual e federal. Consultar www.
mj.gov.br . Em 2008, o México lançou seu Programa
Nacional de Segurança Pública 2008-2012, onde
apresenta metas, estratégias e linhas de ação para os
próximos 04 anos. Consultar www.ssp.gob.mx
10 No Chile, a polícia uniformizada de natureza essencialmente preventiva denomina-se Carabineros de
Chile. Já a Polícia de Investigações (judicial) é exclusivamente responsável pela realização da investigação criminal.
11 De acordo com a Constituição Federal do Brasil em
seu artigo 144.
12 Consultar www.psa.gov.ar. Sobre o processo de
criação e consolidação da Polícia Nacional Aeroportuária, conferir artigos do sociólogo Marcelo Fabián
Sain, primeiro interventor desta Polícia e responsável pela criação da Lei de Segurança Aeroportuária, bem como a inclusão de um novo modelo de gestão que pretende investir na capacitação técnica dos
profissionais e na despolitização da força policial. Os
artigos estão disponíveis em http://www.psa.gov.ar/
index.php/articulos_interes.html
22 Fonte: http://un.org. Dados disponíveis em 28 de fevereiro de 2010. Para maiores informações, consultar http://
www.un.org/en/peacekeeping/missions/minustah/
13 Para maiores informações consultar www.policianacional.gob.ve e www.consejopolicia.gob.ve.
25 Arias, Patricia (2009). “Marcos conceptuales y legales del Mandato Policial en América Latina. Informe
final, 2009”. Red de policías y sociedad civil.
14 Para maiores informações consultar www.ssp.gob.mx.
15 O Brasil possui mais de 5.500 municípios.
16 Conforme preconiza o Estatuto do Desarmamento
de 2003.
17 A Força Nacional de Segurança Pública criou em
2008 o Batalhão Escola de Pronto Emprego (Bepe)
com a finalidade de formar quadros qualificados
para atuarem em seus respectivos estados e nas missões estabelecidas pela própria FN.
18 Para maiores informações, consultar: www.mj.gov.br.
19 Estimativa para o próximo censo nacional do México
que dará início em maio de 2010. Fonte Instituto Nacional de Estadística e Geografía de México, www.emexico.gob.mx
20 Segundo o Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (Ibge). www.ibge.gov.br
21 O Governo Lula estabeleceu, em seus dois mandatos,
Planos Nacionais de Segurança Pública que orientam as ações estruturantes promovidas pela política
nacional. Destaca-se como proposta inovadora que,
23 Dados referentes ao ano de 2006.
24 Fonte: www.policia.gob.ni
26 No intuito ser fiel aos conceitos e seus significados
empregados nas leis orgânicas, optamos por manter
sem tradução para o português.
27 Só na Colômbia e no Chile dependem do Ministério
da Defesa.
28 Salvo no caso do Chile que tem dependência administrativa do Ministério da Defesa.
29 Documento disponível no site www.mj.gov.br, buscar item segurança pública e matriz curricular.
30 Cada ciclo de ensino dura 3 meses. Os cursos possuem carga horária entre 40 a 60horas/aula.
31 Dados referentes ao ano de 2010.
32 Parte desta discussão foi produzida pela pesquisadora Luciane Patrício para fomentar o chat sobre
formação policial entre os membros da Rede latinoamericano de policiais e sociedade civil.
33 Consultar publicações da Rede em www.policiasysociedad.org.
485
Reseñas biográficas de los autores
Diego Abente Brun. Director adjunto del International Forum for Democratic Studies del National
Endowment for Democracy (NED), fue senador
durante dos periodos (1993-2003), vice presidente del Senado (1996-1998), embajador ante la
Organización de los Estados Americanos (19992001) y ministro de Justicia y Trabajo. De 1984 a
1992 fue profesor de ciencia política en Miami
University, Oxford, Ohio. Es autor de numerosos
libros y artículos publicados en revistas académicas como Comparative Politics, Latin American
Research Review y Journal of Interamerican Studies and World Affairs. Sus libros incluyen Latin
America’s Struggle for Democracy (2008), editado
con Larry Diamond y Marc Plattner; El Paraguay
en transición (1993); y Constitucionalismo y democracia: el desafío para el Paraguay (1992).
Sonia Alda. Doctora en historia por la Universidad Autónoma de Madrid. En la actualidad es
profesora-investigadora del Instituto Universitario Gutiérrez Mellado (Uned), en el programa
de posgrado y de doctorado (América Latina).
Ha trabajado en diferentes instituciones universitarias españolas, como el Departamento de
Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid (1992-1994), el
Instituto Universitario Ortega y Gasset (19951998), el Departamento de Historia Contemporánea de la Uned (2000-2002), y en 2003-2004,
bajo la Subdirección de Investigación hizo análisis de prensa nacional e internacional en el Real
Instituto Elcano. Entre 2004 y 2008 coordinó el
proyecto de investigación La administración de
la defensa en América Latina, cuyos resultados
se publicaron de La administración de la defensa en América Latina, 3 vols., Madrid 2008, libro del que fue coeditora y autora de diferentes
capítulos. En la actualidad su investigación se
centra en el estudio de las transformaciones de
la defensa bajo los gobiernos populistas.
Bruce Bagley. Profesor de estudios internacionales y director del Departamento de Estudios
Internacionales en la Universidad de Miami.
También fue director del Centro de Estudios
Latinoamericanos de la misma Universidad en
2007 y 2008. Antes de vincularse a la Universidad de Miami, en 1987, enseñó en la Escuela de
Estudios Internacionales Avanzados (SAIS, por
su nombre en inglés) en la Johns Hopkins University en Washington, D. C. (1978-1987) y en la
Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia
(1972-1978). Es autor de “Colombia y la guerra
487
Reseñas biográficas de los autores
contra las drogas”, publicado en Foreign Affairs
en español (enero-marzo 2008) y de Globalisation and Latin American and Caribbean Organised Crime (Routledge, 2005); editor de Drug Trafficking Research in the Americas: A Bibliographic
Survey (Lynne Rienner, 1997) y coeditor, con William Walker, de Drug Trafficking in the Americas
(Transaction, 1995). Ha escrito otros doce libros
académicos y más de cien artículos en revisas
académicas y capítulos de libros. Su investigación actual se enfoca en las relaciones Estados
Unidos-América Latina, con énfasis en tráfico de
drogas y seguridad en Colombia, la región andina y México. Además de su trabajo académico,
ocasionalmente es consultor experto para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), de diversas agencias del gobierno de Estados Unidos (Departamentos de Estado, de Defensa, y de Justicia, el FBI y la DEA) y de gobiernos
en América Latina (Bolivia, Colombia, Ecuador,
México y Panamá) en asuntos de narcotráfico, lavado de dinero y seguridad pública.
el Center for North American Studies, y profesor de la Escuela de Servicio Internacional de la
American University en Washington, D. C. Es autor del libro La teoría militar y la guerra civil en
El Salvador, San Salvador; coeditor de El rompecabezas. Conformando la seguridad hemisférica
en el siglo XXI (Prometeo Libros, Buenos Aires,
2006); del Atlas de la seguridad y la defensa de
México 2009 (Casede, México, 2009); y editor del
libro Crimen organizado e Iniciativa Mérida en
las relaciones México-Estados Unidos (Casede,
México, 2010), entre otros.
Eduardo Bechara Gómez. Profesional en gobierno y
relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia y especialista en economía
de la seguridad y la defensa de la Universidad de
los Andes. Cursó estudios de maestría en ciencia
política, énfasis en política comparada de países
en desarrollo, en la Universidad McGill. Actualmente cursa la maestría en estudios políticos del
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de
Colombia. Docente e investigador de la línea de
negociación y manejo de conflictos del Centro de
Investigaciones y Proyectos Especiales (Cipe), de
la Universidad Externado de Colombia.
Lilian Bobea. Socióloga dominicana. Master en
sociología de SUNY Binghamton (1990). Completa su doctorado en la Universidad de Utrecht, Holanda. Especialista en seguridad y defensa y seguridad ciudadana en América Latina y
el Caribe. Consultora del gobierno dominicano
para el diseño de su estrategia nacional de seguridad ciudadana. Docente e investigadora de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y discursante del Instituto de Altos
Estudios de las Fuerzas Armadas Dominicanas.
Miembra activa de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal) y del equipo de
trabajo sobre seguridad en el Caribe, Fundación
Friedrich Ebert. Editora y autora de Soldados y
ciudadanos en el Caribe (Flacso, 2002); Entre el
crimen y el castigo: seguridad ciudadana y control democrático en América Latina y el Caribe
(2003); Cambios en la sociedad cubana desde los
noventas, con Joseph S. Tulchin y otros (2005);
La seguridad en el Caribe: reformas y cooperación regional (2009). Autora de numerosos artículos sobre defensa y seguridad en el Caribe,
crimen organizado y seguridad ciudadana.
Raúl Benítez Manaut. Investigador del Centro de
Investigaciones sobre América del Norte (Cisan)
y presidente del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia A. C. (Casede) (www.seguridadcondemocracia.org). Ha sido académico
visitante en el Woodrow Wilson Center de Washington, en la Universidad de Columbia, Nueva
York; profesor del Center for Hemisferic Defense
Studies, de la Universidad Nacional de la Defensa de Estados Unidos; investigador visitante en
Daniel Brombacher. Desde 2008, becario de la Stiftung Wissenschaft und Politik, Instituto Alemán
de Política Internacional y de Seguridad, Berlín.
Docencia en la Universidad Libre de Berlín; entre 2007 y 2008, becario del Programa de posgrado en relaciones internacionales de la Fundación
Robert Bosch, la Fundación Alemana de Mérito
y de la Cancillería Federal, con estadías de trabajo en Viena, Quito y Bogotá. Magister Artium
en ciencias políticas de la Universidad Albert
488
Reseñas biográficas de los autores
Ludwig de Friburgo, Alemania (2007), estudios
en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
De 2005 a 2007, becario de la Fundación Alemana de Mérito. Consultorías para agencias de cooperación alemanas e internacionales y estadías
de trabajo en varios países latinoamericanos.
Enfoque de investigación en crimen organizado,
economías de drogas y políticas de desarrollo.
Irene Cabrera Nossa. Profesional en gobierno y
relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Estudiante de la especialización en análisis espacial del Departamento
de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia. Docente e investigadora de la línea de
negociación y manejo de conflictos del Centro de
Investigaciones y Proyectos Especiales (Cipe), de
la Universidad Externado de Colombia.
Roberto Cajina. Consultor civil en seguridad,
defensa y gobernabilidad democrática, experto
en asuntos cívico-militares. Miembro de la junta
directiva de la Red de Seguridad y Defensa de
América Latina (Resdal). Autor, entre otros, de
Transición política y reconversión militar en Nicaragua 1990-1995 (Cries, Managua, 1997). Ha
sido asesor de los ministros de Defensa y de Gobernación y del presidente de la Asamblea Nacional de Nicaragua. Coordinador temático de la
VII Conferencia de Ministros de Defensa de las
Américas (Managua, 2006).
Haydée Caruso. Doutora em antropologia e especialista em políticas públicas de justiça criminal
e segurança pública pela Universidade Federal
Fluminense (UFF); servidora do Ministério da
Justiça do Brasil onde coordena a Rede Nacional
de Altos Estudos em Segurança Pública (Renaesp). Professora da Graduação Tecnológica em
Segurança e Ordem Pública da Universidade
Católica de Brasília (UCB).
Pablo Celi. Coordinador del grupo Ecuador del
Programa de Cooperación en Seguridad Regional de la Fundación Friedrich Ebert-Ildis. Sociólogo y politólogo. Doctor en filosofía. Doctor en
ciencias internacionales. Profesor de la Universidad Central del Ecuador; de las Academias de
la Fuerza Terrestre y Aérea; y del Instituto Na-
cional de Defensa del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas. Investigador y autor de múltiples estudios y publicaciones sobre política, relaciones internacionales, seguridad y defensa.
Mariano Ciafardini. Abogado. Profesor de criminología de la Universidad de Buenos Aires. Vicepresidente del Instituto Latinoamericano de
Seguridad y Democracia. Director del curso de
especialización en criminología de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina). Ex fiscal
federal en lo criminal de la ciudad de Buenos
Aires.
Alcides Costa Vaz. Actualmente es vicedirector
de la Facultad de Relaciones Internacionales de
la Universidad de Brasilia, y cocordinador del
grupo de trabajo de Brasil del Programa de Cooperación en Seguridad Regional de la Fundación Friedrich Ebert. Tiene una licenciatura y
una maestría en relaciones internacionales de la
Universidad de Brasilia (1982 y 1987, respectivamente) y un doctorado en sociología otorgado
por la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias
Humanas de la Universidad de São Paulo (2001).
Ha trabajado en el Centro de Estudios Estratégicos de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de
la Presidencia de la República de Brasil; fungió
como secretario ejecutivo del Instituto Brasileño
de Relaciones Internacionales (Ibri) y vicepresidente del Foro Universitario del Mercosur (Fomerco). Posee experiencia en el área de ciencia
política, con énfasis en integración internacional,
conflicto, paz y guerra, actuando principalmente
en los siguientes asuntos: Mercosur, integración
regional, seguridad internacional y regional, política externa y política de defensa brasileña. Ha
escrito dos decenas de artículos publicados en
revistas especializadas nacionales e internacionales, y es autor de cuatros libros: Comércio Internacional, Agricultura e Meio Ambiente (IPEA,
1994); A Construção do Mercosul (Ibri, 2002);
Intermediate States and International Security,
2006 (EdUnB, 2006); Amazônia: Desafios e Perspectivas (UFRR, 2008).
Camilo Echandía Castilla. Economista, investigador y profesor titular de la Universidad Ex-
489
Reseñas biográficas de los autores
ternado de Colombia. Ha sido asesor de la Presidencia de la República en las consejerías para
la Paz y Defensa y Seguridad Nacional, y de la
Oficina del Alto Comisionado para la Paz. También se ha desempeñado como consultor de la
Vicepresidencia de la República en los Programas de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario y de Acción Integral contra
las Minas Antipersonal. Ha publicado extensamente sobre el conflicto armado y la violencia en Colombia. En la actualidad es docente
e investigador del Centro de Investigaciones y
Proyectos Especiales (Cipe) de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales
de la Universidad Externado de Colombia.
William Godnick. Coordinador del Programa de
Seguridad Pública del Centro Regional de las
Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el
Desarrollo en América Latina y el Caribe. Fue
especialista para América Latina con la ONG
londinense International Alert. Recibió su doctorado en relaciones internacionales y estudios
de seguridad del Departamento de Estudios de
Paz de la Universidad de Bradford (Reino Unido). Su última publicación es “Colombia’s Split
Level Realities”, en Jan Black (ed.), Latin America: Its Problems and Its Promise (Westview
Press, 2010).
Julián González Guyer. Profesor de la Facultad
de Ciencias Sociales (FCS), Universidad de la
República (UdelaR), Uruguay. Coordinador del
Programa de Investigación sobre Seguridad
Regional, FFAA, Política y Sociedad (Instituto
de Ciencia Política, FCS, Udelar). Coordinador del grupo de trabajo en Uruguay del Programa de Cooperación en Seguridad Regional
de América Latina de la Fundación Friedrich
Ebert. Director del proyecto Uruguay-Haití, promoviendo la cooperación Sur Sur (IDRC/CEFIRICP, FCS, Universidad de la República). Coordinó en 2006 el Debate Nacional sobre Defensa,
organizado por el Ministerio de Defensa Nacional (Uruguay), con el apoyo del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo y el sustento académico de la Universidad de la República.
Es autor de numerosos artículos publicados en
libros y revistas y compilador de varios libros
sobre materias de su especialidad.
Aline Hernández Cervantes. Maestra en relaciones internacionales por la Universidad de
Miami, donde actualmente cursa el doctorado. Estudió la licenciatura en ciencia política y
relaciones internacionales en el Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (Cide),
de la ciudad de México. Escribió su tesis de
licenciatura sobre el impacto del enfoque de
género en el diseño de los programas de combate a la pobreza en México. Laboró para el
gobierno de la ciudad de México en el área de
desarrollo. Su área de interés es el estudio de
actores y comunidades transnacionales en la
relación bilateral México-Estados Unidos. Se
desempeña como asistente de profesor en el
Departamento de Estudios Internacionales de la
Universidad de Miami.
Francine Jácome. Antropóloga graduada en la
Universidad Central de Venezuela con estudios
de posgrado en ciencias políticas de la misma
universidad. Entre 1979 y 1982 dictó clases en
la Escuela de Sociología de la Universidad del
Zulia (Maracaibo), y entre 1986 y 1998 en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (Caracas). A partir de
1986 es investigadora en el Instituto Venezolano
de Estudios Sociales y Políticos (Invesp) y desde 2000 se desempeña como su directora ejecutiva. Actualmente está a cargo de los proyectos
Seguimiento del Plan de Acción de Québec: Venezuela; Impactos de los cambios legales e institucionales sobre la sociedad civil en Venezuela
(1999-2007); y Democracia activa-Red Ciudadana por el Cumplimiento Gubernamental de las
Cumbres. Forma parte del equipo que dirige el
proyecto Reformas políticas y movimientos sociales en la región andina. Es coordinadora para
Venezuela del Programa de Cooperación en Seguridad Regional de la Fundación Friedrich Ebert
y forma parte del equipo hemisférico que lleva
adelante el proyecto Participación ciudadana en
el proceso de Cumbres de las Américas. En los
últimos dos años cuenta con ocho publicaciones
sobre seguridad regional, fuerzas armadas y se-
490
Reseñas biográficas de los autores
guridad en Venezuela, así como sobre populismo
en la región andina. Es autora de artículos publicados en revistas nacionales e internacionales
así como de capítulos en volúmenes colectivos
editados en Venezuela y en el exterior.
Hal Klepak. Profesor emérito de historia y estrategia en el Royal Military College of Canada y
asesor de los ministerios de Defensa y Asuntos
Exteriores y para el comandante del Ejército de
ese país en cuestiones de política exterior y de
defensa en América Latina. Después de servir
como oficial de infantería tomó su doctorado en
la Universidad de Londres. En la actualidad es
asesor del Ministerio de Defensa Nacional de Bolivia en la preparación de la IX Conferencia de
Ministros de Defensa de las Américas. Escribe
constantemente sobre asuntos de defensa y política exterior en América Latina. Su último libro
se titula Raúl Castro: arquitecto revolucionario de
una defensa revolucionaria (Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010).
Francisco Leal Buitrago. Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Magister en sociología del desarrollo de la Universidad Nacional de
Colombia. Ph. D. en desarrollo de la Universidad
de Wisconsin. Profesor visitante en el Instituto de
Estudios Avanzados de Princeton (1978-1979),
la Universidad de Columbia (1990), la Universidad Central de Venezuela (1992) y Flacso-sede
Ecuador (2000-2001). Profesor honorario de las
universidades Nacional de Colombia (1997) y de
los Andes (2006). Fundador de las revistas Análisis Político (Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia, 1987) y Revista de Estudios Sociales
(Bogotá, Universidad de los Andes, 1998). Tercer
premio del Concurso nacional del libro del Instituto Colombiano de Cultura, al mejor libro publicado en Colombia durante el periodo 1987-1991
en el campo de las ciencias sociales y humanas
(1992): Clientelismo: el sistema político y su expresión regional (coautor, Andrés Dávila) (Tercer
Mundo Editores-Iepri, Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá, 1990). Medalla al mérito académico de la Universidad Nacional de Colombia
(1996). Premio nacional de ciencias y solidaridad
Alejandro Ángel Escobar, en el área de ciencias
sociales y humanas (2002), al libro La seguridad
nacional a la deriva. Del Frente Nacional a la posguerra fría (Ceso, Uniandes-Flacso sede Ecuador,
Alfaomega Editores, Bogotá, 2002).
Max Loría Ramírez. Politólogo costarricense. Especialista en ciudadanía y prevención de la violencia. Ha sido asesor de instituciones como el
Ministerio de Seguridad Pública y el Ministerio
de Justicia y Paz; se desempeñó también como
jefe académico de la Escuela Nacional de Policía
de Costa Rica. Ha sido consultor de diversas organizaciones como la Fundación Friedrich Ebert,
la Fundación Arias para la Paz, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, el Banco
Centroamericano de Integración Económica, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otros. Sus publicaciones se relacionan en
especial con el problema de la proliferación de
armas de fuego, la participación comunitaria en
la prevención de la violencia y las políticas públicas de seguridad ciudadana. Actualmente se
desempeña como viceministro de Justicia y Paz
de Costa Rica. Desarrolla programas relacionados
con la prevención de la violencia, la generación
de oportunidades culturales y deportivas para
los jóvenes, la participación del gobierno local y
el control de la proliferación de armas.
Artur Andrade da Silva Machado. Estudia la influencia semiótica de los signos de seguridad en
el diseño de proyectos regionales en el programa de maestría en relaciones internacionales en
la Universidad de Brasilia (UnB). Hace cuatro
años trabaja en las áreas de conocimiento de la
seguridad internacional y política internacional.
Es asistente del grupo de trabajo de Brasil del
Programa de Cooperación en Seguridad Regional de la Fundación Friedrich Ebert y miembro
fundador del Centro de Estudios de Seguridad
Internacional en la Universidad de Brasilia. Fue
el organizador del libro Towards Global Identity through Cultural Diversity, publicado por la
Unesco en 2009. Sus áreas de interés actual son
los regionalismos en América del Sur, las dinámicas de seguridad en el sur de Asia, la política
entre las grandes potencias y el mantenimiento
del orden en el sistema internacional.
491
Reseñas biográficas de los autores
Rachel Maître. Mestre em sociétés et politiques
comparées pela Institut D’Etudes Politiques de
París (2006), com especialização em conflits
et sécurité pela Institut D’Etudes Politiques de
París (2005); foi coordenadora da Rede Latino-americana de Policiais e Sociedade Civil e
pesquisadora da ONG Viva Rio. Atualmente é
oficial de proteção do Comitê Internacional da
Cruz Vermelha.
Orlando J. Pérez. Profesor y jefe del Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad Central
de Michigan, donde dicta cursos relacionados
con los procesos y sistemas políticos en América Latina, y las relaciones entre Estados Unidos
y América Latina. Posee maestría y doctorado
en ciencias políticas de la Universidad de Pittsburgh. Sus presentaciones y publicaciones tratan
sobre la democracia, el autoritarismo, la opinión
pública, las relaciones entre civiles y militares,
violencia y democracia en América Central y la
política contemporánea de Panamá. Como consultor se ha desempeñado en diversos países de la
región, entre ellos Ecuador, Paraguay, Honduras,
Nicaragua, Panamá y Guatemala. Entre sus publicaciones se encuentran Latin American Democracy: Emerging Reality or Endangered Species?
(con Richard L. Millett y Jennifer Holmes) (Routledge, 2009); “The Honduran Catharsis” (con
John Booth y Mitchell Seligson), AmericasBarometer Insight Series, 45, Latin American Public
Opinion Project (LAPOP), Vanderbilt University,
August, 2010; “Crime and Support for Coups in
Latin America”, AmericasBarometer Insight Series, 32, Latin American Public Opinion Project
(LAPOP), Vanderbilt University, February, 2010;
“Honduras”. En Countries at the Crossroads: A
Survey of Democratic Governance (Rowman &
Littlefield Publishers, 2008); “U.S. Security Policy and U.S.-Venezuela Relations”. En Addicted to
Failure. US Security Policy in Latin America and
the Andean Region (Rowman & Littlefield Publishers, 2006); “La transformación de las relaciones civiles militares en Centroamérica” (coautor, Ricardo Córdova Macías). En Las relaciones
civiles militares en el mundo Iberoamericano (Tirant Lo Blanch, Valencia, 2005); “La agenda de
seguridad en Centroamérica hacia el siglo XXI”
(coautor, Ricardo Córdova Macías). En El rompecabezas. Conformando la seguridad hemisférica
en el siglo XXI (Prometeo Editorial, Buenos Aires,
2006). Sus trabajos han aparecido en Journal of
Interamerican Studies and World Affairs, Hemisphere, Tareas (Panamá), South Eastern Latin
Americanist, Political Science Quarterly y Journal
of Political and Military Sociology. Es miembro
del Grupo Científico de Apoyo del Proyecto de
Opinión Pública para América Latina (LAPOP) y
dirige la encuesta del Barómetro de las Américas
en Panamá y Honduras. Su libro Political Culture
in Panama: Democracy after Invasion, será publicado en 2011 por Palgrave-Macmillan.
Armando Rodríguez Luna. Investigador asociado
del Colectivo de Análisis de la Seguridad con
Democracia, A. C. (Casede) (www.seguridadcondemocracia.org) y profesor de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad
Nacional Autónoma de México (Unam). Especialista en seguridad nacional de México, relaciones
de seguridad México-Estados Unidos, Iniciativa
Mérida. Egresado del curso Strategy and Defense Policy en el Center for Hemispheric Defense
Studies, de la National Defense University. Es
coeditor del Atlas de la seguridad y la defensa
de México 2009, coautor en el libro Crimen organizado e Iniciativa Mérida en las relaciones
México-Estados Unidos, y director de programas
y proyectos del Centro Argentino de Estudios Internacionales (CAEI).
Jorge Rodríguez Beruff. Doctorado en ciencias
políticas de la Universidad de York, Inglaterra
(1979). Catedrático del Departamento de Ciencias Sociales, Facultad de Estudios Generales,
Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Ex director del Departamento de Ciencias
Sociales y decano de la Facultad de Estudios Generales. Autor de Los militares y el poder (Lima,
1983); Política militar y dominación. Puerto Rico
en el contexto latinoamericano (San Juan, 1988);
coeditor de Conflict, Peace and Development in
the Caribbean (Londres, 1989); Security Problems
and Policies in the Post Cold War Caribbean (Londres, 1996); y editor de Cuba en crisis, perspec-
492
Reseñas biográficas de los autores
tivas económicas y políticas (San Juan, 1995);
Fronteras en conflicto (San Juan, 1999), premiado
como el mejor libro del año por el Proyecto Atlantea; y de Las memorias de Leahy (San Juan,
2002), premiado con mención honorífica por el
Instituto de Literatura de Puerto Rico. Su libro
más reciente es Strategy as Politics, Puerto Rico
on the Eve of the Second World War (San Juan,
2007). Ha publicado también numerosos ensayos de investigación sobre Puerto Rico y el Caribe. Ha sido profesor invitado en la Universidad
Autónoma de Barcelona, la Universidad de Rutgers-New Brunswick, la Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra y Flacso, República
Dominicana. Ha presidido comités de evaluación
de universidades. Fue miembro de la junta de la
Asociación de Investigación por la Paz, coordinador de publicaciones del Proyecto Atlantea,
presidente del Comité para Conmemorar el Centenario de Juan Bosch, y miembro de la junta de
directores del Ateneo Puertorriqueño. Actualmente es miembro del comité editorial de la Revista Mexicana del Caribe, académico de número de la Academia de Ciencias de Puerto Rico y
miembro del grupo de trabajo sobre el Caribe de
la Fundación Friedrich Ebert. Editó al español las
memorias del gobernador de Puerto Rico Rexford
G. Tugwell, La tierra azotada, que se encuentra
en vías de publicación. Trabaja en la publicación
de un libro sobre Juan Bosch y otro sobre la segunda guerra mundial en el Caribe, e investiga
sobre asuntos caribeños y educación superior.
María Inés Ruz Zañartu. Magister en estudios
internacionales en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Asesora internacional, miembro del Comité Asesor
del ministro de Defensa (2004-2009). Fue secretaria ejecutiva del Comité Interministerial para
el Desarrollo de las Zonas Extremas (Cideze) y
asesora del ministro del Interior (2000-2004).
Estuvo exiliada en Cuba (1975-1990), donde
se tituló de periodista en la Universidad de La
Habana. Al retornar a Chile trabajó en el diario
La Nación, como periodista del área política,
especializada en relaciones exteriores. En 2005
cursó el seminario avanzado de políticas de seguridad y defensa del Centro de Estudios He-
misféricos de Defensa (CHDS). También estudió
en la Escuela de Formación Academia de Estudios Políticos Estefan Georghiu, del Partido Comunista, en Bucarest, Rumania (1979), y antes
del golpe militar en Chile cursaba la carrera de
sociología en la Universidad de Concepción.
Eduardo Ramón Toche Medrano. Licenciado en
historia por la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos (Lima). Magister en historia, por la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(Flacso), sede Ecuador. Actualmente es investigador del Centro de Estudios y Promoción del
Desarrollo (Desco, Lima). Entre 2002 y 2003 fue
investigador de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú (CVR). Becario senior del
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(Clacso). Entre 2004 y 2005 llevó a cabo la investigación “Los militares peruanos ante la democracia: un acercamiento histórico al problema”. Desde 2001 es profesor en la Unidad de
pos grado de la maestría de historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Especialista en violencia política, violencia social e
instituciones estatales. Ha participado en proyectos de investigación, seguimiento, análisis,
formulación de políticas públicas e incidencia
en este tema. Analista y consultor en asuntos
políticos. Ha hecho investigaciones y publicado
estudios sobre las relaciones entre la sociedad
civil y el Estado. Además, participa en diferentes actividades de fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil en el marco de los
proyectos que lleva a cabo Desco en diferentes
regiones del Perú. Desde 2003 es coordinador
nacional de Perú del proyecto Seguimiento de
Cumbres, proyecto hemisférico coordinado por
la Corporación Participa de Chile y Focal (Canadá). También es delegado de Desco ante la Red
Globalización y Equidad (RedGe), red de la sociedad civil que busca incidir con propuestas
en las negociaciones entre la Comunidad Andina de Naciones y la Unión Europea.
Marcelo Fabián Sain. Doctor en ciencias sociales
(Unicamp, Brasil, 1999). Maestro en ciencias sociales con mención en ciencia política (FlacsoArgentina, 1993). Licenciado en ciencia política
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Reseñas biográficas de los autores
(Universidad de El Salvador, 1987). Profesor e
investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes,
Buenos Aires. Viceministro de Seguridad de la
Provincia de Buenos Aires (2002). Director de la
Unidad de Información Financiera abocada a la
investigación del lavado de dinero y los delitos
conexos (2001-2005). Interventor de la Policía
de Seguridad Aeroportuaria –primera policía federal creada en democracia y con mando civil–,
Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la República Argentina (2005-2009).
Autor de numerosos libros y publicaciones especializadas y ponencias en eventos nacionales
e internacionales referidos a las problemáticas
de la seguridad pública y las agencias policiales
así como también a la defensa nacional, las relaciones civil-militares y los asuntos de seguridad
internacional.
Markus Schultze-Kraft. Politólogo de la Universidad Libre de Berlín con una maestría en estudios latinoamericanos y un doctorado en política comparada de la Universidad de Oxford.
En el periodo 2001-2010 encabezó el trabajo de
International Crisis Group en América Latina y
el Caribe, y dictó clases sobre democratización
y resolución de conflictos armados en la Universidad de los Andes, en Bogotá. Actualmente
se desempeña como Governance Team Leader &
Research Fellow en el Institute of Development
Studies (IDS) en la Universidad de Sussex (Reino Unido). Es autor del libro Pacificación y poder civil en Centroamérica (Norma, 2005), y ha
publicado artículos e informes analíticos sobre
diversos asuntos relacionados con la prevención
y la resolución de conflictos en América Latina,
las relaciones cívico-militares, el crimen transnacional organizado y el narcotráfico, así como
sobre las relaciones entre la región y Europa y
Estados Unidos. Las opiniones expresadas en su
artículo son responsabilidad única del autor y
no comprometen al IDS.
sidades de Buenos Aires y Católica de Santiago
del Estero, así como en la maestría en seguridad
pública del Instituto Universitario de Policía
Federal Argentina, en el Instituto Universitario
de Seguridad Marítima y Protección Ambiental
(Seguridad Interior), en la Escuela del Cuerpo
de Abogados del Estado, y en la carrera de especialización en gestión de la defensa organizada
por el Ministerio de Defensa y la Universidad de
Tres de Febrero, así como en la maestría en derecho administrativo de la Universidad Abierta
Interamericana. Miembro del comité académico del Instituto de Estudios Estratégicos para la
Defensa Manuel Belgrano.
Boris I. Yopo Herrera. Sociólogo y magister en
estudios internacionales (Universidad de Chile),
maestría en ciencia política (Flacso). Ha ocupado
diversos cargos en el ámbito público, tales como
embajador de Chile en Sudáfrica (1999-2004);
director de estudios de la Academia Diplomática “Andrés Bello” (1992-1995); asesor académico
de la Dirección de Planificación, Ministerio de
Relaciones Exteriores (1995-1998); asesor de la
presidencia en asuntos internacionales (20072008); asesor internacional del ministro de Defensa Nacional (2008-2009). En el ámbito académico, ha sido director adjunto del Programa de
Políticas Exteriores Latinoamericanas (Prospel)
(1986-1992); investigador asociado del Instituto
Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de
Londres (1986-1987); profesor-investigador de
Flacso (1985-1989); y profesor y director de posgrado del Instituto de Estudios Internacionales
de la Universidad de Chile (1986-1998 y 20042007). Actualmente es coordinador en Chile del
Programa de Seguridad Regional de la Fundación
Friedrich Ebert, profesor de la Academia Diplomática y de la Academia Nacional de Estudios
Políticos y Estratégicos (Anepe) del Ministerio de
Defensa.
José Manuel Ugarte. Abogado, especialista en
derecho administrativo y doctor por la Universidad de Buenos Aires, profesor en las univer-
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