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Hay o No Filosofía Latinoamericana

Este documento discute si existe una filosofía latinoamericana. Presenta diferentes perspectivas sobre el tema y argumenta que aunque se importaron ideas filosóficas de Europa, existen elementos filosóficos en el pensamiento precolombino y formas propiamente americanas de hacer filosofía, por lo que se puede afirmar que existe una filosofía latinoamericana.

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Hay o No Filosofía Latinoamericana

Este documento discute si existe una filosofía latinoamericana. Presenta diferentes perspectivas sobre el tema y argumenta que aunque se importaron ideas filosóficas de Europa, existen elementos filosóficos en el pensamiento precolombino y formas propiamente americanas de hacer filosofía, por lo que se puede afirmar que existe una filosofía latinoamericana.

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¿Hay o no filosofía latinoamericana?

Santiago Rullán

“Todos los pueblos tienen ‘núcleos problemáticos’ que son universales y consisten en
aquel conjunto de preguntas fundamentales (es decir, ontológicas) que el homo sapiens
debió hacerse llegado su madurez específica.”1

En todo lugar y tiempo se expusieron lingüísticamente respuestas racionales y procesos


mitopoiéticos para explicar la realidad y lo que es.

A la pregunta de si los mitos son irracionales respondemos que no lo son argumentando que son
explicaciones, narraciones simbólicas incomprendidas si no se ejerce una hermenéutica adecuada.
Pero en el caso de interpretarlo con la forma correcta, daremos cuenta que estos tratan de las
preguntas metafísicas fundamentales.

Además, podemos señalar que toda cultura—incluso Grecia—se sirve de los mitos. Platón, quizás
el más mitológico de los filósofos, es criticado por Aristóteles, quien lo acusa de ser “demasiado
eufemístico y metafórico y de no hablar con rigurosidad”2. Platón usa los mitos sabiendo que es
una práctica discursiva que sirve para conservar oralmente la memoria colectiva de una comunidad
humana y lo utiliza para transmitir su pensamiento y su filosofía.

Del mito al logos no hay un salto, sino un proceso y así como hay elementos filosóficos en el mito,
también hay mito en la filosofía. Es así que podemos encontrar narrativas con categorías filosóficas
en comunidades precolombinas como los Mayas, los Aztecas, los Incas; así como también en la
cultura náhuatl del siglo X d.C. Este poema es un ejemplo de ello:

¿Adónde iremos?
Solo a nacer vinimos.
Que allá es nuestra casa,
donde es el lugar de los desencarnados.

Sufro: nunca llego a mi alegría, dicha.


¿Aquí he venido sólo a obrar en
vano? No es esta la región donde se hacen las cosas.

Claramente nada verdea aquí,


abre sus flores la desdicha.

1
Dussel, E; El pensamiento filosófico latinoamericano, del caribe y “latino” [1300-200]. SigloXXI. 2009.
Pag.15
2
Aristóteles; Metafísica
Según diversos autores que se han pronunciado acerca de si hay una filosofía latinoamericana la
respuesta es negativa. Para Alberdi nuestros pueblos carecen de bagaje filosófico y vuelo teórico y
sólo se limita a “practicar lo que piensa Europa”. Para este autor la filosofía—aunque importada
de Europa—operará constructivamente en la consolidación y ascenso de nuestro ser nacional y
cada pueblo la aplicará de acuerdo a sus necesidades.

Mariátegui opinará que lo que hay en América Latina es una secuela del pensamiento europeo,
no un producto original3

Alejandro Korn, por su parte, adhiriendo a las ideas de Alberdi, opinará que “de Europa recibimos
los ropajes y la filosofía ya confeccionada y, sin embargo, al artículo importado le imprimimos
nuestro sello”. Es decir, que en la selección de los elementos filosóficos importados “se
manifiestan las inclinaciones nativas”.4

Jorge Millas opina que es posible hablar de filosofía americana como la filosofía que enseñan,
practican, escriben, ciertos hombres en nuestro continente. También como una filosofía con una
actitud característica de los americanos. Pero que no es posible pensar la filosofía americana como
un pensamiento original y revolucionario.

José Gaos propone renunciar a la idea de hacer filosofía latinoamericana y simplemente hacer
filosofía. “La cuestión no está, pues, en hacer filosofía española o americana, sino en hacer,
españoles o americanos filosofía.”5

Leopoldo Zea, discípulo de Gaos, retoma esta postura y sostiene que lo propiamente americano no
está en la cultura precolombina sino en lo europeo; el problema es que no lo sentimos como
propio y lo propio lo sentimos como algo inferior. Zea argumenta que América no tiene una
filosofía propia y—al igual que José Gaos—enfatiza la necesidad de hacer llanamente filosofía y no
proponerse expresamente que sea americana. Dice: “Hay que intentar hacer pura y simplemente
filosofía, que lo americano se dará por añadidura”. En un escrito posterior Zea afirmará que es la
historia de la adaptación hecha por el americano de las ideas europeas “lo original, lo propio de
Hispanoamérica está en la adaptación”.

Desde esta nueva perspectiva cambia su apreciación del proceso de nuestra cultura y de nuestra
filosofía. El problema no es la falta del logos en el americano, sino que se ha producido un
ocultamiento de nuestro ser bajo una capa de conceptos que no nos corresponden. La acción
humana, cualquiera que ésta sea, origina cultura; y esta obra, a su vez está determinada, saca
sus instrumentos del mundo cultural en que se ha formado”.6

En consecuencia, la pregunta ¿Hay un pensamiento filosófico Hispanoamericano? No puede


menos de contestarse afirmativamente. Hay un modo hispanoamericano de filosofar, que no es
creación de nuevos sistemas, al estilo europeo, sino ajuste de los productos ideológicos del
pensamiento mundial a nuestras circunstancias.7

3
Salazar Bondy, A; ¿Existe una filosofía de nuestra América? SigloXXI.1968. Pag.48
4
Salazar Bondy, A. Op. Cit. Pag.51
5
Gaos, J. ¿Filosofía americana?; Cuarto a espadas. 1942
6
Salazar Bondy, A. Op. Cit. Pag.84
7
Op. Cit. Pag.85
Para concluir y dar una interpretación personal me gustaría decir que tanto Leopoldo Zea como
Salazar Bondy parten de la posibilidad de una filosofía latinoamericana posterior a la conquista de
América; así como también de la idea de que la filosofía nace en Grecia.

Pienso que lo primero y principal, si se toma—inevitablemente, por el motivo que sea—a Grecia,
hay que comparar lo Presocrático con lo Precolombino. En ese sentido, Latinoamérica no tiene
nada que envidiarle a Grecia.

Además, de los Presocráticos solo tenemos fragmentos, con lo cual siempre es necesaria una tarea
de reconstrucción y cierta especulación. Con los precolombinos pasa lo mismo, también se
conserva su filosofía fragmentariamente, con lo cual no podemos saber si en la época de la llegada
de Colón había o no un desarrollo sistemático como el de Platón o Aristóteles.

Luego de la conquista, hubo un exterminio cultural que requirió la importación de la filosofía


consagrada hasta ese momento, la escolástica. Respecto a esto Bartomeu Meliá dice:
“Colonialismo es integración de un pueblo en otro, es la pretensión de hacer hablar una sola
lengua ‘nacional’, introducir un nuevo lenguaje, someterlos a otro sistema de imaginación y un
modo de ser extraño, imponer otra religión y otra práctica educativa, hacer pensar de otro
modo; con la excusa de vestirlos, los disfrazamos para que ni siquiera su piel sea reconocible.” 8

Recién en el siglo XX se retoman y reactivan las investigaciones sobre el pensamiento


precolombino, con los límites impuestos, entre otras cosas, por la distancia en el tiempo. Sin
embargo, podemos identificar elementos filosóficos en el pensamiento precolombino, así como
también elementos propiamente americanos en la forma de hacer filosofía posterior a la
conquista.

Al igual que en Pierre Menard, autor del Quijote, relato que habla sobre el intento de un francés
que se propone reescribir el Quijote de Cervantes en el siglo XX, palabra por palabra, sin copiarlo
ni imitarlo, sino recrearlo desde su propia perspectiva y contexto histórico, pero llega a la
conclusión de que tal tarea es imposible porque todos somos atravesados por distintos contextos
socio-culturales y aun expresándonos igual el significado puede variar en distintas culturas. Borges
nos dice: “He reflexionado que es licito ver en el Quijote “final” una especie de palimpsesto, en
el que deben traducirse los rastros —tenues, pero no indescifrables —de la ‘previa’ escritura de
nuestro amigo.”9

En este mismo sentido, podemos afirmar que en el modo de hacer filosofía en nuestro continente
también podemos encontrar elementos propiamente americanos, antes de la conquista, después
de ella y aun en la actualidad. Lo que nos lleva a concluir que, así como Menard no puede escapar
de su contexto histórico, nosotros tampoco podemos escapar del nuestro y de nuestra cultura a la
hora de hacer filosofía, lo que nos permite afirmar con toda seguridad que existe una filosofía
latinoamericana.

8
Meliá.B. Don y reciprocidad. 2017
9
Borges, Jorge Luis. Ficciones; El Aleph. - 1ra ed.- Buenos Aires: Sudamericana, 2011. Pág. 46

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