Filosofía Latinoamericana
Filosofía Latinoamericana
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Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
Pablo  Guadarrama Gonzlez. 
Universidad de las Villas. Santa Clara. Cuba 
 
 
Ms  all    de  la  vieja  controversia  sobre  la  existencia  o  no  de  una  filosofa 
latinoamericana propiamente dicha, parece existir  consenso    al  menos  entre  la  mayor  parte 
de  los  investigadores  del  asunto  en  reconocer  que  ha  habido    produccin  de  ideas 
filosficas  con  suficiente  calidad
1
  en  esta  parte  de  Amrica,    tambin  controvertida  en 
cuanto a su denominacin de latina. 
La  filosofa,    en  sentido  estricto,    para  sus  calificaciones  y  denominaciones      jams 
debi haber sido reducida exclusivamente  a gentilicios o a patronmicos. En s  la filosofa 
no    ha  sido    exclusivamente    griega,  latina,  alemana  o  francesa,  -pues  los  griegos  se 
nutrieron  de  ideas  de  otros  pueblos  de  la  antigedad,    los  romanos  en  mayor  medida  al 
tomar  de  la  de  los  griegos,  y  los  tiempos  modernos    alemanes  y  franceses  tomaron  mucho 
tanto  de  la  filosofa  antigua  y  medieval  como  de  algunos  de  sus  contemporneos  como 
ingleses,  espaoles,  holandeses,  etc.  De  la  misma  forma    que    tampoco  se  debe  admitir  la 
existencia  de  una  filosofa  exclusivamente  platnica,  pues  que  hubiera  sido  de  Platn  sin 
Scrates y los presocrticos, ni tomista, pues cuanto le debe Tomas de Aquino a Aristteles 
y a mltiples pensadores latinos y cristianos, ni llamarse exclusivamente marxista, pues que 
hubiera sido de Marx sin Rousseau, Kant, Hegel o Feuerbach para solo mencionar los mas  
inmediatos, y no detenernos en Epicuro o Demcrito que tanto le entusiasmaron durante su 
juventud  o  heideggeriana,  pues  quien  imagina  a  Heidegger  sin  la  poderosa  huella  de 
Nietzsche, Dilthey, Begson, Husserl, etc. 
                                                                 
1
 A esta altura de los tiempos, la filosofa de Hispanoamrica dispone ya de los recursos tcnicos necesarios 
para plantear  el problema del hombre en los trminos universales de la episteme,  de la filosofa como ciencia 
rigurosa. De hecho no solo ha planteado el problema, sino que ha propuesto teoras muy dignas de atencin en 
cualquier parte- sobre todo en esa misma parte donde fueron producidas Nicol, E. . El problema de la 
filosofa hispnica. Fondo de Cultura Econmica. Mxico. 1998. p. 72.  
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Eikasia. Revista de Filosofa, ao III, 17 (marzo 2008). http://www.revistadefilosofia.org 
 
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  Ningn  filosofo  debera  permitir  que  bautizaran  a  la  filosofa  con  sus  respectivos 
nombres  en  lugar  de  denominarlas  por  sus  posiciones  ontolgicas,  epistemolgicas, 
metodolgicas, axiolgicas, etc., pues eso implicara desconocer la influencia que en el han 
tenido  sus  antecesores  y  coetneos.  Cuantas  ideas  no  trascienden  sus  autores,  pases  y   
pocas, y  en  ocasiones  ni  siquiera  se  conoce  con  total  exactitud  su  procedencia,    y  sin 
embargo son asumidas como propias por hombres  de otras latitudes y tiempos? 
Otro  asunto    es    que,  en  sentido  amplio,  al  hacer  referencia    al  desarrollo  de  ideas 
filosficas      en  un  pueblo,  cultura,  perodo  de  la  historia  o  pensador  se  acenten 
determinados  autores,  ideas  o  rasgos    propios    de  los  mismos    y  en  ese  caso  pueda  tener 
validez  muy  relativa    la  utilizacin  de  tales  gentilicios-  como  latinoamericanismo 
filosofico-
2
, patronmicos o periodizaciones.  
Sin  embargo,  aun  en  estos  casos    se  debe  tomar  conciencia  de  los  lmites 
epistemolgicos  de    tales  denominaciones.  De  la  misma  forma    que  hay  pensadores  que 
trascienden  sus  respectivas  pocas  y  culturas    y  se  proyectan  al  futuro,  otros  quedan 
totalmente  rezagados    y  ni  siquiera  llegan  a  situarse  al  nivel  ms  adecuado  de  la  mejor 
expresin del pensamiento de su tiempo y circunstancia. Estos ltimos son los inautnticos, 
aunque  en  algunos  casos  pueden  llegar  a  ser  originales  y  novedosos en sus ideas, pero este 
hecho  no les asegura de antemano un valor reconocible.  
En  el  mbito  cultural  latinoamericano,  si  por  tal  se  entiende      fundamentalmente  el 
que  se  constituye  desde  la  conquista  y  colonizacin  europea  en  los  territorios  dominados 
por  espaoles  y  portugueses,  se  ha  producido  desde  el  siglo  XV  un  cultivo  de  ideas  
filosficas que pueden y deben ser consideradas, en sentido estricto,  expresin del primer 
momento de la filosofa latinoamericana.  
La  filosofa  latinoamericana  no  debe    circunscribirse  a  aquellas  reflexiones  que 
solamente  tienen  como  objeto  el  mundo  cultural,    tico,  poltico,  religioso,  
                                                                 
2
    Vase:  Jalif  de  Bertranou,  C.  A  (Compiladora).  Semillas  en  el  tiempo.  El  latinoamericanismo  filosfi co 
contemporneo. Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza. 2001.  
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socioeconmico, etc.,  de los pases de esta parte de Amrica, aunque algunos autores
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 con 
argumentos  validos  tambin  as  la  conciben.  Por  supuesto  que  de  algn  modo  tienen  que 
aflorar tales problemas en el ideario de cualquier filsofo de esta regin con suficiente dosis 
de  autenticidad.  Pero  el  hecho  de  que  aborde  estos  temas  no  le  otorga  ya  licencia  de 
conduccin para las vas de  la universalidad.
4
  
  Esto  solo  es  posible  cuando  el  producto  de  su  pensamiento  posee  los  elementos 
indispensables  de  madurez  terica    y  cumple  las  funciones  propias  comnmente  exigidas  a 
toda  filosofa
5
.  Cuando  se  cumplen  estas  funciones,  -algunas  de  ellas  cuestionables  en  el 
caso del pensamiento amerindio-  entonces ese tipo de produccin terica puede gozar del 
adecuado  reconocimiento,  al  formar  parte  de  este  tipo  especial  de  saber  que  constituye  la 
filosofa.  Esto  ha  sucedido  en  Amrica  Latina  desde  que  a  partir  del  siglo  XVI  la 
escolstica,  en  sus  distintas  expresiones,  se  extendi  en  la  vida  intelectual  latinoamericana 
hasta  nuestros  das,  en  que  resulta  difcil  ubicar  a  los  pensadores  dentro  de  una    exclusiva 
corriente filosfica.  
El  pensamiento  filosfico  en  Amrica  Latina  ha  constituido  tambin,  como  en  otras 
latitudes,  un  proceso  de  emancipacin  mental,  de  superacin  de  los  mecanismos 
enajenantes  que  han  tratado  de  subhumanizar  al  hombre.  Este  ha  dialogado 
permanentemente  con  el  pensamiento  de  otras  culturas,  entre  las  que  sobresale, 
naturalmente,  la  europea,  pero  no  exclusivamente  con  ella.  Por  tal  motivo  resulta  errneo 
considerarlo como  simple eco de la misma, como an algunos pretenden.  
                                                                 
3
    As    Raul  Fornet-Betancourt  reserva      el  titulo  de  filosofia  latinoamericana    para  aquellas  formas  de 
filosofar  en  Amrica  Latina  que  hacen  de  la  filosofa  una  tarea  de  reflexin  context ual,(...)Fornet-
Betancourt,R. Critica intercultural de la filosofa latinoamericana actual. Editorial Trotta. Madrid. 2004.p. 15 
4
  Vase:  Sasso,  J.  La  filosofa  latinoamericana  y  las  construcciones  de  su  historia,    Monte  Avila  Editores. 
Caracas. 1997.  
5
  Vase:  Guadarrama,  P.  Para  qu  filosofar?    Centro  de  Estudios  Filosficos  Adolfo  Garca  Daz.  
Universidad  del  Zulia.  Maracaibo.  #  30.    1998.  P.  109-1:  Colectivo  de  autores.  Direccin  P.  Guadarrama.  
Filosofa y Sociedad. Editorial Flix Varela. La Habana. 2000, 2001, 2002. Tomo I. p. 44-71.  
 
 
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En  las  culturas  ms  consolidadas  de  la  Amrica  precolombina  se  apreciaba  ya  un   
desarrollo de la estructura socioeconmica tendiente a la sociedad de clases, que presupona 
un conjunto de instituciones jurdicas, polticas y religiosas, desarrollo que prefiguraba una 
sociedad  civil  precaria  en  ocasiones,  pero  con  algunos  atisbos  de  potencialidades 
extraordinarias  en  otras  esferas.  En  ese  ltimo  caso,  el  hombre  americano  se  situaba  en 
condiciones  de  reflexionar  sobre  sus  orgenes,  sus  sueos,  sus  idealizaciones  y  utopas, 
entre las que se encontraba su propio modelo de hombre. 
En  el  hombre  de  este  mal  llamado  Nuevo  Mundo  -ya  que  son  mltiples  las  pruebas 
que  testifican  una  antigedad  significativa  de  muchas  de  estas  culturas-  se  despleg    
extraordinariamente  un  rico  tesoro  de  concepciones  prefilosficas,  que  pese  a  los  intentos 
por  desconocerlas  o  subestimarlas  no  han  podido,  ni  podrn,  ser  desarraigadas.  El  mayor 
inters  debe  ser  conocerlas,  cultivarlas  y  estimularlas  en  aquellos  lugares  donde  an  se 
manifiestan. 
En  la  mayor  parte  de  los  mitos  y  leyendas  de  los  pueblos  precolombinos  se 
consideraba  al  hombre  como  un  ser  devenido  del  mundo  natural  y  emparentado,  en  cierto 
modo,  con  otros    animales,  dada  su  semejanza  con  los  simios,  en  especial.  Este  hecho 
revela no slo su capacidad de observacin, sino la cosmovisin integradora que prevaleca 
en  la  mayora  de  ellos.  De  este  modo  el  hombre  no  resultaba  un  fenmeno  extraterrestre 
sino  consustancial  a  todos  los  dems  seres  con  los  cuales  coexista  y  a  cuyo  estado  incluso 
poda llegar a ser convertido en caso de cometer alguna accin incorrecta. 
El problema de la existencia o no de un primer momento  de filosofa en estas tierras 
de Amrica antes de la llegada de los europeos
6
, y a partir de la visin occidental de lo que 
se  entiende  por  filosofa,  no  debe  constituir    un  obstculo  para  profundizar  en  la  cuestin 
del contenido cosmolgico, epistemolgico, antropolgico, tico, etc., de las ideas de estos 
pueblos  a  travs  de  las  fuentes  disponibles,  si  en  realidad  se  aspira  a  efectuar  un  anlisis 
desprejuiciado del asunto.  
                                                                 
6
    El  problema  del  comienzo  de  la  filosofa    es  un  problema  decisivo  tambin  (...)  no  es    tan  fcil  declarar 
completamente  muerto  el  pasado  anterior  a  la  Conquista  Cerutti,  H.  Filosofar  desde  nuestra  Amrica. 
Editorial Porrua- UNAM. Mxico.  2000, p.  95. 
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El naturalismo antropolgico que predominaba en el pensamiento amerindio  resulta 
de  gran  valor  por  cuanto  implicaba  concebir  al  hombre  como  un  ser  orgnicamente 
imbricado  a  la  existencia  de  todo  el  orbe.  Era  concebido  como  un  producto  y  agente    a    la 
vez de la creacin natural de todas las  cosas.  No prevaleca el criterio de presentarlo como 
un  ente  pasivo  sujeto  a  los  designios de fuerzas absolutamente incontrolables. Ms bien  se  
impona    la  concepcin  de  considerarlo  un  ser    muy    activo    y  decisivo  en  el  devenir  de 
todos los acontecimientos del mundo. 
A  la  vez  que  se  apreciaba  su  consustancialidad  natural  con  los  animales  y  muchos 
otros  fenmenos  de  la  naturaleza,  se  distinguan  su  especificidad  y  sus  potencialidades 
superiores al resto del entorno que, en definitiva y en cierta medida, quedaba subordinado a 
l, pero a la vez con cierta tutora de la propia naturaleza, que deba ser siempre, en ltima 
instancia, respetada.    
Esas concepciones, incluso, se mantienen como predominantes en los descendientes 
actuales de aquellas culturas o pueblos testimonio que mantienen prcticas productivas y de 
aprovechamiento  de  los  recursos  del  entorno  ecolgico  mucho  ms  racionales  que  las  que 
la  "racionalidad  occidental"  posteriormente  impuso  con  la  marcha  forzada  hacia  la 
modernidad. 
En  los  mitos  precolombinos  aflora  el  inters  porque  el  hombre  incremente  su 
fortaleza  en  todos  los  rdenes,  tanto  en  lo  fsico  como  en  lo  espiritual;  en  especial  se 
anhelaba que incrementara su sabidura. Desde temprano exista conciencia de que esta era 
una de las formas de asegurar que el hombre dominara sus condiciones de existencia y, por 
tanto, fuese ms libre, al ser ms culto. 
Pero  resulta  muy  interesante  observar  que  la  mayor  parte  de  las  cualidades  que 
segn  estos  mitos  el  hombre deseaba poseer eran atributos de muchos de los animales que 
le  rodeaban  y  que,  en  definitiva,  admiraba.  As  se  exaltaba  la  astucia  del  jaguar,  la  visin 
del guila, la posibilidad comunicativa de papagayos, la ligereza del venado, etc. El hombre 
aspiraba  a  poseer  todas  estas  cualidades  para  ser  superior  a  todos  estos  animales  y 
subordinarlos  a  sus  deseos.  Por  esa  razn  en  muchos  de  sus  rituales  utilizaba  sus  pieles, 
plumas, etc., con el fin de apropiarse de las respectivas cualidades.  
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Esto significa que no establecan un distanciamiento o abismo infranqueable entre el 
mundo  de  la  naturaleza  y  el  de  la  sociedad.  Al  contrario,  los  conceba  integrados  en  una 
nica  totalidad  en  la  cual  hasta  las  mismas  divinidades  no  eran  vistas  como  algo 
absolutamente extrao  y  lejano,  sino  muy  inherentes,  prximas  y  hasta  manejables.  En  ese 
proceso  apropiativo  de  cualidades  superiores  se  manifiesta  una  tendencia  mayor  a  exaltar 
las  espirituales  sobre  las  anatomo- fisiolgicas.  Sobre  todo  se  aspiraba,  por  lo  regular,    a 
incrementar  la  sabidura  humana  y  se  expresaba  siempre  mucho  temor  ante  la  posibilidad   
de debilitarla o perderla. Este hecho era concebido como un gran castigo, lo que prueba que 
exista  mucha  conciencia  de  lo  que  significaba  este  rasgo  especficamente  humano,  por 
encima de cualquier otra destreza del mundo animal. 
En  su  relacin  con  el  entorno  natural  y  social,  el  hombre  americano,  como  el  de 
otras  latitudes,  tuvo  que  ir  desarrollando  mecanismos  protectores  de  sus  conquistas, 
especialmente de aquellas que tenan que ver con la supervivencia de la comunidad. Pero si 
se  redujese  exclusivamente  a  dicha  funcin  la  preocupacin  humana  por  conservar  los   
valores culturales creados, no se hubiera distanciado mucho de otras especies que junto a l 
han sobrevivido tambin. 
 Desde  un  primer  momento  la  cuestin  referida  a  la  seguridad  aliment aria, 
habitacional,  energtica,  etc.,  estuvo  acompaada  por  el  cultivo  de  aquellos  valores  que 
dignificaban  su  existencia,  desalinendola,  hacindola  ms  plena  y  feliz  en  todos  los 
aspectos,  y  con  ese  fin  la  comunicacin  de  la  tradicin  oral  y  la  educacin  de  las  nuevas 
generaciones  evidencia  que  su  mxima  aspiracin,  en  definitiva,  era  tambin  trascender 
culturalmente, como supieron hacerlo. 
Si bien es cierto que a la hora de estudiar las principales conquistas de la humanidad 
en sus primeros estadios de desarrollo es necesario valorar con detenimiento los aportes del 
Antiguo  Oriente  y  del  mundo  grecolatino,  se  debe  tambin  tomar  en  consideracin  los 
aportes culturales de los pueblos amerindios en diversas esferas de la vida socioeconmica, 
la  agricultura,  la  arquitectura,  as  como  en  cuanto  a  sus  concepciones  cosmovisivas, 
antropolgicas, religiosas, ticas, etc.  
Si  en  la  filosofa  griega  el  concete  a  ti  mismo  socrtico,  orientado  hacia  el  tema   
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antropolgico,  constituy  un  viraje  esencial  en  el  desarrollo  de  la  cultura  occidental,  y  los 
sofistas  iniciaron  la  transicin  hacia  aquella  ruptura  con  las  predominantes  concepciones 
cosmognicas y cosmolgicas de aquel pensamiento, es posible pensar que algunas de las  
culturas  amerindias  ms  avanzadas  llegaron  a  ubicarse  en  el  umbral  de  la  reflexin 
filosfica,  especialmente  por  el  lugar  que  ocup  el  tratamiento  de  la  problemtica 
antropolgica en sus  producciones espirituales. 
No  resulta  exagerado  sostener  que  especialmente  el  pensamiento  de  los  pueblos 
mexica  e  inca  -pues  aunque  el  maya  tambin  lleg  a  niveles  incluso  superiores  de 
civilizacin
7
,  eclips  mucho  antes  de  la  Conquista-,  se  encontraba  en  el  momento  de  la 
transicin  hacia    el  nacimiento  de  un  pensamiento  propiamente  filosfico  cuando  se 
produce la interrupcin  de  su desarrollo autntico por la irrupcin europea. 
El  mundo  cultural  precolombino  tuvo  sus  formas  propias  de  racionalidad.  Este  no 
tiene  por  qu  ser  sometido  estrictamente  al  exclusivo  logos  occidental  (que  en  definitiva 
tampoco    resulta  un  todo  homogneo,  incluso  para  llegar  a  acuerdos  universalmente 
aceptados  sobre    lo  que  debe  entenderse  por  filosofa)  para  otorgarle  carta  de  ciudadana,
8
 
lo mismo a l, que  a otras culturas del orbe. 
Si  se  asume  que  la  filosofa  implica  una  concepcin  racional  del  mundo  en  su 
integridad,  que  no  se  deja  arrastrar  por  dogma  alguno,  opinin  o  simple  creencia  que 
cercene  sus  potencialidades  cognoscitivas,  y  que  a  la  vez  cumple  otras  funciones  de 
carcter  axiolgico,  ideolgico,  humanista,  etc.,  sin  que  se  reduzca  a  ninguna  de  ellas, 
podra  llegarse  a  afirmar  que  estos  pueblos  de  Amrica,  con  anterioridad  a  la  conquista 
europea, llegaron a niveles de lo que puede denominarse pensamiento prefilosfico
9
. 
                                                                 
7
 "...debe reconocerse que los mayas constituyeron el  pueblo ms civilizado del Nuevo Mundo en los tiempos 
precolombinos, pues fueron  los  nicos  que desarrollaron un  sistema de escritura original" Morley, S.   La  
civilizacin  maya, Fondo de Cultura Econmica, Mxico  l956. p.  290.  
8
  La  supuesta  filosofia  andina    no  cumple  con  varios  de  los  criterios    auto-determinados  por  la  filosofa 
occidental .Esterman, J.  Filosofia andina. Estudio intercultural de  la sabidura autctona andina.  Editorial 
Abya-yala. Quito. 1998. p. 42.  
9
 Este concepto es empleado por investigadores de otras culturas de la antigedad, como H. A. Francfort, J. A. 
Wilson y T. Jacobsen. Vase  El pensamiento prefilosfico: Egipto y Mesopotamia, Breviarios del Fondo de 
Cultura  Econmica  #97,  Mxico.  Sin  embargo,  resulta  significativo  que    Aristteles  se  haya  referido  al 
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Es  cierto  que  la  ausencia  de  alfabetos  y  de  escritura,  como  en  el  caso  de  los  incas
10
, 
as como  la expresin pictogrfica del lenguaje, limitaron las posibilidades expresivas y de 
construccin  lgica.  Sin  embargo,  no  debe  menospreciarse  la  valoracin  que  hicieron 
aquellos  misioneros  cristianos    que  constataron,  y  hasta  elogiaron,  las  particularidades  de 
aquellos idiomas y formas de escritura. 
Al  igual  que  otras  culturas  del  Antiguo  Oriente  que  tambin  carecieron  de  esos 
elementos,  las  ms  avanzadas  de  Amrica  lograron  elaboraciones  cosmolgicas, 
cosmognicas  y  antropolgicas  con  el  decoro  suficiente  para  figurar  tambin  entre  los 
antecedentes  de  la  cultura  filosfica  universal,  del  mismo  modo  que  lo  fue  el  periodo 
heroico en la antigua Grecia.                          
En las culturas originarias de Amrica  se  desarrollaron elaboradas  concepciones  
sobre    la  justicia,  la  honradez,  el  respeto  a  la  vida,  a  los  bienes  ajenos,  que  llegaron  a 
impresionar  profundamente a los conquistadores  europeos   y coadyuvaron al nacimiento 
del carcter utpico de aquellos pueblos.          
Amrica  fue  cuna  de  utopa
11
,  porque  era  la  utopa  misma  para    aquellos 
emprendedores    hombres  que  se  enrolaban  en  la  invasin  de  prometedoras  tierras  y 
abandonaban sus  respectivos  pases saturados por la recin engendrada violencia que traa 
aparejada la acumulacin originaria del codicioso capitalismo. 
                                                                                                                                                                                                     
nacimiento  de  las  artes  y  de  "aquellas  ciencias,  que  no  van  encaminadas  ni  a  los  placeres  de  la    vida,  ni  a 
atender  sus  necesidades,  vieron  entonces  la  luz    primera  y  precisamente  en  aquellos  lugares  en    que  los   
hombres podan dedicarse al ocio. As ocurri con las matemticas, nacidas cerca de  Egipto, porque en aquel 
pas  las  castas  sacerdotales  estaban  libres  de  todo  trabajo".  Para  el  estagirita,  aquel  desarrollo  intelectual 
constitua el prembulo  necesario del saber filosfico. Aristteles , Metafsica, Editorial Estudios, La Habana. 
1968p.  35. 
10
 A juicio de Vladimir Kuzmischev, en los incas "la carencia de escritura casi no se reflej sobre el desarrollo 
del  pensamiento  cientfico  y  tcnico",  pero  s  reconoce  que  "el  dao  ms  cruel  e  irreparable  causado  por  la 
carencia de escritura lo sufrieron las humanidades y la literatura" Kuzmischev, K., El imperio de los hijos  del  
sol, Editorial Progreso Mosc. 1991 p. 149  
 
11
 Estudios  muy detallados sobre el papel de la utopa en Amrica se encuentran en la obra de Horacio Cerutti 
Guldberg, Ensayos  de Utopa, I y II, UAEM, Mxico, 1989;   De varia  utpica ICELAC.  Bogot,  l989, y 
Fernando Ainsa,  Necesidad de  la  utopa, Ediciones  TUPAC, Buenos  Aires, 1990. Vase  tambin:  Mayer, 
Alicia;  Cerutti,  Horacio;  Snchez  Mac  Gregor,  Joaqun  y    otros,  La  utopa  en  Amrica,  UNAM, Mxico, 
1991. 
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El  hombre  americano  era  muy  distinto  al  europeo,  no  solo  tnica,  sino  sobre  todo 
ticamente. Sus concepciones  sobre  las relaciones  interpersonales,  entre el hombre y la  
naturaleza  y  hasta  con  los  dioses,  eran  muy  diferentes.  La  "racionalidad"    del  europeo    no 
propiciaba  tolerar  otra  que  fuera  distinta  a  la  suya,  y  lo  peor  de  todo  es  que  an  no  quiere 
admitir  que  las  cosas  sean  distintas  de  como  l  entiende  que  "deben  ser"
12
.  Y  a  tal  punto   
lleg  la  tergiversacin  de  la  historia  americana  a  partir  de  ese  criterio  dominante,  que 
muchas  de  las    versiones  europeizantes  de  las  costumbres  e  ideas  de  los  habitantes  de  esta 
regin trataban de presentarla a imagen y semejanza de las existentes en el "Viejo Mundo".  
Siempre  de  un  modo  u  otro,  las  reflexiones  antropolgicas  de  estas  culturas  giraban 
hacia  el  logro  de  un  hombre  superior  que  encarnara  todas  las  virtudes.  En  lugar  de  una 
enajenada  deidad  a  la  que  se  atribuyeran  las  mejores  cualidades  humanas,  se  buscaba  y  se 
deseaba cultivar en el hombre concreto de su tiempo aquellas virtudes que contribuyeran a 
su perfeccionamiento.                       
Estudios  antropolgicos  demuestran  que    esas  caractersticas  de  alta  estimacin  del 
trabajo y otros valores ticos no han desaparecido  en los descendientes de aquellas culturas 
originarias de Amrica. 
13
             
En  los  primeros  estadios  de  su  desarrollo  los    pueblos  amerindios  apreciaban    su  
trabajo  como  una  necesidad   para sobrevivir,  pero tambin como un placer, un arte  y  
como    va  esencial  de  realizacin  de  sus  potencialidades,  por  tal  motivo  hasta  los 
gobernantes  participaban  directamente  en  labores  agrcolas,  como  sucedi  en  el  imperio 
incaico,  pero  sobre  todo      han  sido  las  alienantes  relaciones  de  explotacin  de  unos  por 
otros  las  que  a  la  larga  han  ido  arraigando  los  criterios  que  distancian  a  esta  actividad  vital 
                                                                 
12
  "En  1919,  el  jefe  militar  de  Panam  en  las  islas  de  San  Blas  anunci  su  triunfo:  -las indias kunas ya no 
vestirn  molas,  sino  vestidos  civilizados.  Y  anunci  que  las  indias  nunca  ms  se  pintarn  la  nariz  sino  las 
mejillas, como debe ser, y que nunca ms llevaran sus aros de oro en la nariz,  sino en las orejas. Como debe 
ser"  l  Galeano,  E,  "Cinco  siglos  de    prohibiciones  del  arcoiris  en  el  cielo  americano",  en:  Nuevo  amanecer  
cultural, 13 de julio, Managua. 1992. p.  7. 
13
Ruz Lhuillier apunta que "el maya es vigoroso y  trabajador, es de naturaleza inteligente, sociable y alegre 
[...] Su concepto de la justicia, de la honradez, del respeto a la vida y bienes ajenos es notable"  Ruz Lhuillier, 
A., La civilizacin de los antiguos mayas, Editorial Ciencias Sociales. 1974. p. 67.  
 
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10 
del nico sujeto laboral posible, que es el hombre. 
Las cosmologas  y  cosmogonas amerindias ponen de manifiesto que estos pueblos 
posean  una  visin,  en  esencia,  integradora  del  mundo,  a  pesar  de  concebirlo 
compartimentado  en  distintos  niveles.  Un  monofisismo  dialctico,  segn  el  cual  todo  se 
encuentra  concatenado  e  interpenetrado,  predominaba  en  la  mayor    parte    de  sus  
concepciones  sobre  el  mundo.  El  mundo  natural  y  el  social  eran  concebidos  como 
interdependientes  en  alto  grado.      Prevaleca  una  visin  antropologizada  de  todo  lo 
existente, tanto de la naturaleza como del presupuesto mundo sobrenatural. 
Sus concepciones astrolgicas establecan una relacin directa  entre  el movimiento 
de  los  astros  y  el  destino  de  los  hombres  individuales.  Este  hecho  refleja  tambin  que 
conceban  el  mundo  como  una  unidad  no  catica,  sino  regulada.  No  como  el  simple 
producto  arbitrario  de  voluntades  divinas.  Ms  bien,  la  subordinacin  entre  dioses  y 
hombres  era  cclicamente  alterna,  en  dependencia  de  mltiples  circunstancias  entre  las 
cuales sobresalan las exigencias humanas. 
En  muchos  de  los  mitos  precolombinos  no  se  observa  un  espiritualismo 
desarrollado,  del  mismo  modo  que  en  los  mitos  de  otras  culturas  de  la  antigedad. 
Prevalece una concepcin  ms naturalizada de la sociedad, en la que las fuerzas materiales 
se imponen y se enfrentan en luchas a travs de fuerzas antitticas: el cielo y la tierra, la luz 
y las tinieblas, el bien y el mal. 
Es  apreciable  el  predominio  de  una  visin  determinista  y  naturalizada  de  las 
relaciones  entre  los  fenmenos,  tanto  naturales  como  sociales,  en  lugar  de    una  imagen 
estratosfrica    y  abstracta  en  la  que  se  hiperbolice  la  espiritualidad  y  esta  quede 
hispostasiada, como exigiran algunas filosofas. A la espiritualidad se le reconoce un lugar 
importante  en  la  vida  de  la  sociedad,  pero  sus  atributos  no  resultan  hiperbolizados  de 
manera absoluta. 
Sus mitos reflejan el grado de civilizacin, de desarrollo socioeconmico alcanzado 
por  aquellas  culturas  y,  en  especial,  el  grado  de  diversificacin  y  estratificacin  social  que 
ya  se  haba  logrado  en  aquella  naciente  sociedad  de  clases.  Tambin  manifestaban  el 
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conocimiento  que  aquellos  hombres  iban  alcanzando,  tanto  de  las  fuerzas  de  la  naturaleza   
como  de  s  mismos,  de  sus  potencialidades,  y,  por  tanto,  el  creciente  proceso  de 
desalienacin que se daba en estas culturas.  
A  su  vez,  los  mitos  indican  las  mltiples  formas  de  enajenacin  de  las  cuales  era 
objeto  el    hombre  americano  en  aquellas  etapas  tempranas  de  su  gestacin  cultural. 
Expresan  muchas  veces  los  vicios,  limitaciones,  temores  y  errores  de  los  que  era  vctima 
aquel hombre germinal de nuestra cultura. A travs de los mitos se expresa tambin el nivel 
de  dominio    que  aquel  hombre  iba  alcanzando  sobre  las  propias  cualidades  humanas,  como 
la  valenta  y  el  temor,  el    odio    y    el  amor,  la  bondad  y  la  maldad,  el  egosmo  y  el 
desinters.  
Las ideas  referidas a la vida y a la muerte, a la permanente transmutacin de una en 
otra,  constituye  un  elemento  sui  gneris,  al  apreciar  la  muerte  como  un  fenmeno  natural 
necesario  y  no tanto como un castigo divino o resultado  del infortunio. 
Cuando  en  las  culturas  no  proliferan  vas  de  expresin  filosficas  clsicamente 
reconocidas como el aforismo, el dilogo ordenado, el tratado sintetizador de principios, o 
la escuela con sus  discpulos reconocidos, entonces  aparecen otras que no  por ser  menos  
clsicas  dejan  de ser  vas  tambin  de  expresin filosfica.  
En ocasiones estas vas, como la poesa, el monlogo, etc., son reconocidas para el 
hbitat  occidental  de  la  filosofa,  pero  ms  como  retozos  de  la  razn  que  como 
fundamentacin  de  algn  tipo  de  logos,  aun  cuando  no  deja  de  tomrsele  en  serio.  Pero, 
lamentablemente, cuando este fenmeno se presenta en la cultura latinoamericana abundan 
los  ataques  al  lirismo,  el    esteticismo,  entre  otros,    de    la    actividad  filosfica  en  esta   
regin. 
Mientras  se  mantengan  esos  criterios  excluyentes  y  discriminatorios  para  la 
identificacin del estatus filosfico de una cultura y prevalezca el prejuicio de que el saber  
filosfico  es    exclusivo  de  Occidente,  resultar  controvertido  a  los  investigadores  del 
pensamiento  en  Amrica  Latina,  como  en    otras  partes  del  mundo,  incluso  ser  reconocidos 
como tales. 
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Las desigualdades sociales existentes en aquellas culturas tendran, necesariamente, 
que   estimular las reflexiones ant ropolgicas de aquellos hombres, aun cuando no quedaran 
registradas en conservados discursos filosficos. Se expresaron a travs de leyendas, de su 
literatura  y  reflejan  un  nivel  relativamente  alto  de  elaboracin  terica  para  aquellas 
condiciones.  
La  propensin  humanista  y  desalienadora  se  aprecia  a  travs  de    mltiples  
testimonios  de  las culturas ms avanzadas de Indoamrica, que se conservan y pueden y 
deben  ser  utilizadas  como  referencia  demostrativa  de  la  riqueza  de  aquellos  pueblos.  La 
lgica  de  la  investigacin  sobre  este  tema  puede  inducir  a  la  aseveracin  de  formas  ms 
elaboradas  de  pensamiento  de  corte  humanista,  que  posteriormente  pudieron  ser 
sincretizadas  con  las  provenientes  del  pensamiento  europeo  durante  la  colonizacin,  a 
travs del enriquecedor proceso de recepcin de ideas filosficas. 
El  desarrollo  artstico  alcanzado  por  estos  pueblos  evidencia  la  fina  sensibilidad 
esttica,  la    maestra  tcnica  y  la  posibilidad  de  incursionar  en  un  terreno  en  el  que  no  se  le 
da  cabida  simplemente  a  cualquier  manifestacin  de  tal  carcter.  El  desarrollo  del  arte  en 
estas  culturas,  y  en  especial  de  la  arquitectura,  revela  un  elevado  nivel  de  espiritualidad, 
que se  plasma plsticamente al evaluar los gestos de figuras, sus rostros, etc., as como la 
expresin  de  complejas  relaciones  interpersonales.  La  literatura,  que  se  conserv  
bsicamente  por  va  oral,  pero  se  plasm  a  travs  de  la  escritura,  y  que  lleg  en  algunos 
casos  a  situarse  en  la  transicin  de  la  pictogrfica  a  la  fontica,  revela  tambin  los  grados 
tan elevados de  pensamiento abstracto alcanzados por estos pueblos. 
Las  expresiones  literarias  de  estos  pueblos  expresan  tambin  su  mitologa,  la  cual 
revela  una  profunda  elaboracin  tica  que  lleg  a  plasmarse  en  cdigos  de  conducta,  que 
constituan  una  expresin  de  que  la  conciencia  jurdica  lleg  tambin  a  tener  grados 
impresionantes de desarrollo. Todo esto significa que alcanzaron un alto nivel de reflexin 
sobre  los  valores  y  antivalores  humanos,  que  les  situaba  en  el  umbral  del  nacimiento  de  la 
filosofa.  Resultar  fcil  el  consenso  si  se  le  considera  una  forma  de  pensamiento 
prefilosfico. 
El  problema  de  la  existencia  o  no  de  una  filosofa  amerindia  no  es  un  problema 
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13 
resuelto  an
14
.  Independientemente  del  hecho  de  que  se  considere  que  no  hay  suficientes 
elementos para apuntalar el argumento a su favor, tampoco resultan totalmente  infundados 
los    que  se  orientan  hacia  su  demostracin  y  utilizacin  como  un  elemento  ms  inherente  a 
las culturas originarias de esta  parte de Amrica. 
El pensamiento  filosfico  que  llega  a  Amrica  se  corresponde  ms  bien  con  el  de  la 
alta escolstica, que incluso ya haba entrado en crisis. Espaa, aunque renuente a emprender 
transformaciones,  se  vio  precisada  a  travs  de  su  Contrarreforma  a  "encauzar  las  nuevas 
inquietudes renacentistas por caminos moderados"
15
.  
 El  pensamiento  escolstico  teocntrico  y  logicista,  que  era  la  continuacin  del 
tomismo  ms  ortodoxo,  operara  en  Iberoamrica  un  significativo  proceso  de  renovacin  ya 
desde  el  propio  siglo  XVI.  Esto  no  quiere  decir  que  haya  sido  un  vuelco  radical,  ni  mucho 
menos, en la trayectoria de aquel pensamiento escolstico, pero indudablemente se oper un 
paulatino  proceso  de  renovacin  que  propici  la  recepcin  y  gestacin  de  ideas  de  mayor 
propensin  humanista,  bajo la filosofa crtica de Juan Luis Vives y el humanismo de Hernn 
Prez de Oliva.  
La escolstica choca en aquellos pueblos aborgenes con concepciones del mundo que 
no pueden ser ignoradas absolutamente, pues el manejo ideolgico de la conquista lo requiere. 
Y as, en cierta forma son asimiladas por los primeros sacerdotes que arriban a estas tierras. 
  Las  primeras  formas  de  pensamiento  filosfico  se  revelan  necesariamente  entre  los 
crculos  eclesisticos.  Y  por  tal  motivo  se  encuentran  bajo  la  tutela  de  la  Iglesia  que 
obstaculiza  la  amplia  difusin  de  las  ideas  humanistas  que  en  esos  momentos  estn  haciendo 
irrupcin  en  Europa.  Para  realizar  su  labor  cuenta  con  un  poderoso  instrumento  de 
"conviccin": la Inquisicin.  
                                                                 
14
  (...) pensamos que tambien las cosmovisiones indigenas contienen un cierto pensamiento,  un modo de 
entender la realidad, la historia, el ser humano y todos los grades temas de los que se ocupa la filosofia. Es 
cierto  que  resulta  difcil  defender    que  en  estas  cosmovisiones  se  dio  un  salto  epistemolgico  a  un 
pensamiento  filosfico,  su  sentido  estricto  y  tcnico.    Beorlegui,  C.  Historia  del  pensamiento  filosfico 
latinoamericano. Universidad de Deusto. Bilbao. 2004. p. 81.  
15
 Monal, I. Las ideas en la Amrica Latina. Una antologa del pensamiento  filosfico,  poltico y social , Casa 
de las Amricas, La Habana. 1985. p. 49. 
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14 
Ser en los propios  monasterios donde se desarrolle una reflexin filosfica que indica 
los  intentos  incipientes  de  encontrar  cierta  autonoma  de  la  filosofa  respecto  a  la  tutela 
religiosa.  La  confrontacin  entre  el  teocentrismo  tradicional  y  las  germinales  concepciones 
humanistas en el seno de la escolstica latinoamericana se hicieron sentir desde el mismo siglo 
XVI. 
Ese inters por ubicar la discusin en un plano muy concreto, como es responder a la 
pregunta  de  si  debe  considerarse  o  no  a  individuos  como  los  aborgenes  americanos 
representantes  tambin  de  la  especie  humana,  marcara  el  punto  de  partida  de  la  reflexin 
filosfica en Amrica. A la vez, dicho cuestionamiento tendra repercusiones universales, pues 
no constituira una  interrogante exclusiva de los que tenan que ver con la conquista  de estas 
tierras, sino que constitua una obligada reconsideracin de todo europeo sobre su concepto de 
hombre.  De  tal  modo  se  estimulaba  una  polmica  antropolgica  en  medio  de  un  ambiente 
espiritual teocntrico. 
El  humanismo
16
  ha  sido,  es y ser consustancial a la reflexin filosfica en Amrica 
Latina. Est presente desde los primeros aos de la conquista, cuando se produce la discusin 
sobre la justificacin o no de tal empresa y la situacin de los aborgenes en la misma.
17
  
En  las  primeras  universidades  que  se  fundaron  en  Amrica,  si  bien  predomin 
inicialmente un pensamiento de mayor carcter ontologicista y metafsico, que reproduca las 
temticas  tradicionales  de  la  escolstica  europea,  del  mismo  modo  que  afloraban  las 
discusiones    sobre  temas    naturalistas,  los  cometas,  estructura  del  sistema  solar,  etc.,  hubo 
                                                                 
16
  El humanismo no constituye una corriente filosfica o cultural homognea. En verdad se caracteriza en lo 
fundamental por propuestas que sitan al hombre como valor principal en todo lo existente, y, a partir de esa 
consideracin,  subordina  toda  actividad  a  propiciarle  mejores  condiciones  de  vida  material  y  espiritual,  de 
manera tal que pueda desplegar sus potencialidades siempre limitadas histricamente. La toma de conciencia 
de estas limitaciones no se constituye en obstculo insalvable, sino en pivote que moviliza los elementos para 
que  el  hombre  siempre  sea  concebido  como  fin  y  nunca  como  medio.  Sus  propuestas  estn  dirigidas  a 
reafirmar al  hombre en el mundo, a ofrecerle mayores grados de libertad y a debilitar todas las fuerzas que de 
algn  modo  puedan  alienarlo.  Guadarrama,  P.  Humanismo  en  el  pensamiento  latinoamericano. Editorial 
Ciencias  Sociales.  La  Habana.  2001;  segunda  edicin  Universidad  Pedaggica  y  Tecnolgica  de  Colombia, 
Tunja. 2002. p. 47.  
17
 El primero en protestar por la forma en que eran tratados estos hombres fue el fraile Antn de Montesinos 
en  la  isla  de  Santo  Domingo,  en    fecha  tan  temprana  como  1511.  Este  sacerdote  pronunci  un  sermn  que 
marco el inicio de ese perma nente proceso de emancipacin de los dominados. 
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15 
tambin  desde los primeros momentos preocupacin de carcter antropolgico, especialmente 
relacionada con aspectos tico-jurdicos  y,  en  menor  medida,  de  sentido  poltico.  Este  ltimo 
aspecto se incrementara en la medida que la Ilustracin se fue abriendo paso. 
La escolstica en  Amrica no fue una mera copia de las ideas provenientes de Europa. 
Y  tal  vez  en  esto  sea  necesario  discrepar  con  algunos  investigadores  de  la  historia  de  la 
filosofa    de  esta  regin
18
  que  sostienen  no  encontrar  nada  original  o  autntico  en  nuestros 
pensadores de aquella poca.  
Tambin desde el seno de la Iglesia, tanto en Europa como en Amrica, a travs de sus 
representantes  ms  preclaros  y  progresistas  se  fue  levantando  paulatinamente  un  monumento 
que renda culto al poder de la razn humana. Y en el caso de estas tierras, de esa razn no se 
exclua a los aborgenes americanos, al contrario, muchos insistieron en sus valores, incluso en 
los lugares donde estos fueron exterminados.
19
 
Muchos  de  estos  hombres  supieron  diferenciar  plenamente  los  lmites  de  la  razn  y  la 
fe, de manera tal que no se interfiriesen y cada una desplegara sus potencialidades de manera 
consecuente. 
Si  se  tiene  presente  que  la  escolstica  europea  era  un    pensamiento  cuyo  centro  de 
atencin principal era Dios y no el hombre, entonces se debe valorar algo ms la significacin 
de las preocupaciones antropolgicas de los primeros pensadores que en Amrica, aunque no 
nacieran en estas tierras, se dedicaron a defender a sus pobladores  porque se identificaron con 
ellos de forma por lo general muy humanista como el padre Bartolom de Las Casas.  
El  pensamiento  de  aquellos  sacerdotes  que  mejor  comprendieron  la  situacin  y  las 
urgencias  del  hombre  americano  de  aquella  poca  fue  el  que  mejor  imbricacin  logr  con  la 
tendencia desalienadora  y  emancipatoria  que  llevara  a  fundamentar  la  independencia poltica 
                                                                 
18
 As, por ejemplo, Manfredo Kempf Mercado es del criterio de que el siglo XVII no tiene inters filosfico 
para  Amrica  Latina  lo  que  no  resulta  muy  difcil  de  desmentir  hoy  en  da,  luego  de  las  extraordinarias 
revelaciones que han logrado las investigaciones histrico-filosficas en cada pas. Kempf Mercado, M. 1958, 
Historia de la filosofa en Amrica Latina. Editorial ZIG-ZAG, Santiago de Chile. 1958: p. 61.   
19
      En  el  Ro  de  la  Plata  Juan  Baltasar  Maciel    exalt  la  racionalidad  indgena  Biagini,  Hugo, Panorama 
filosfico argentino, EUDEBA, Buenos Aires. 1983. p. 18. 
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16 
en  el  siglo  XIX    y  hoy  sigue  inspirando  a  muchos  de  los  que  continan  luchando  por  la 
emancipacin socioeconmica continuamente reclamada por los pueblos latinoamericanos. 
Ya  desde  los  primeros  sacerdotes-filsofos  americanos,  la  preocupacin  por  la 
dignificacin  humana  de  los  aborgenes  se  encontraba  en  correspondencia  con  su  marcada 
intencin  por  reivindicar  los  valores  del  cristianismo  originario,  aun  cuando  no  estuviera  al 
margen de los intereses econmicos de los conquistadores. En definitiva, su aspiracin ltima 
era  que  los  pueblos  recin  descubiertos  tambin  deban  regirse  y  vivir  bajo el auspicio del 
Dios  cristiano.  Por  tal  motivo  no  podan  ni  deseaban propagar las concepciones radicalmente 
humanistas, para entonces, del Renacimiento, ni podan propiciar plenamente la realizacin de 
los  indgenas  en  su  libertad
20
,  pues  esto  hubiera  significado  la  desaprobacin  de  toda  su 
empresa. 
La heterodoxia ha sido consustancial al pensamiento latinoamericano, que ha revelado 
siempre  cierta  propensin  a  la  hereja.  Y  esto  se  aprecia  desde  los  primeros  pensadores, 
muchos  de  ellos  frailes;  aunque  esta  tendencia  se  incrementa  con  la  crisis  de  la  escolstica. 
Mucha mayor disciplina ortodoxa se observa en los pensadores espaoles que se mantuvieron 
en  la  pennsula,  que  en  los  que  se  trasladaron  a  Amrica  o  nacieron  en  ella.  Hubo  una 
tendencia  que  pudiera  considerarse  bsicamente  paleotomista  en  los  dominicos  que  se 
establecieron  en  Mxico,  la  isla  de  Santo  Domingo,  Nueva  Granada,  Ecuador,  etc.; 
paralelamente  a  ella  se  desarroll  la  tendencia  de  orientacin  franciscana,  escotista,  que 
marcara  una  de  las  vas  ms  fructfera  desde  el  punto  de  vista  de  sus  reflexiones 
antropolgicas en la vida  filosfica de este continente. 
Result muy interesante que se abordaran, en mayor medida, las cuestiones de carcter 
tico  y  esttico  en  lugar  de  otros  temas  metafsicos, como era comn en esa poca. Tambin 
este elemento, que contribuye a fundamentar la tesis de la preocupacin antropolgica estuvo 
latente  en  el  pensamiento  latinoamericano, incluso en el perodo en el que los temas divinos 
ocupaban,  en  ltima  instancia, el centro de inters principal. Esa polmica concluy con una 
propuesta  muy  inteligente  formulada  esencialmente  por  los  jesuitas,  consistente  en  que  se 
                                                                 
20
.  Dessau,  A.  Y  otros,  1987,  Politische-ideologische  Strmungen  in  Lateinamerika.    Akademie  Verlag. 
Berlin. 1987p.  5. 
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17 
deban  estudiar  los  buenos  libros,  independientemente  de  donde  viniesen.  Tal  actitud  
demuestra  el  inters  por  cultivar  la  sabidura  que  caracteriz  a  esta  orden  y  que  a  la  larga 
tendra que ver con su expulsin de estas tierras a mediados del siglo XVIII.  
Esta  era  una  postura  muy  racional  que  favoreca  la  emancipacin  espiritual  de  la 
naciente  intelectualidad  latinoamericana,  en  unos  momentos  realmente  difciles  para  lograr 
alguna    independencia de pensamiento, pues por esa misma poca, exactamente en 1569, se 
haba establecido oficialmente el tribunal de la Santa Inquisicin en Amrica y predominaba la 
escolstica  ms  conservadora.  Cualquier  manifestacin  de  heterodoxia,  lo  mismo  en  el  plano 
religioso que en el estrictamente filosfico, as como en otros planos como el del derecho, la 
ciencia o el arte, era perseguida. Por tal motivo se apreci cierto enfriamiento en cuanto a la 
produccin  filosfica  a  partir  de  ese  acontecimiento  que  debi  haber  atemorizado  a  muchos 
pensadores osados de la segunda mitad del siglo XVI latinoamericano. 
Sera  inexacto  pensar  que  desde  entonces  se  redujo  la  reflexin  filosfica 
latinoamericana  a  cuestiones  meramente  religiosas.  No  es  menos  cierto  que  estas  eran  los 
principales  objetos  de  estudio,  pero  no  eran  los  nicos.    Otros  problemas  de  carcter  tico, 
econmico,  poltico,  etc.,  sern  tambin  objeto  de  anlisis  y  a  travs  de  ellos  se  expresarn 
muchas de las formas especficas del pensamiento filosfico. 
Esa  fue  una  particularidad  que  se  mantendra  posteriormente  y  que  ha  alimentado  el 
sostenimiento  fundamentado  en  la  tesis  de  la  inexistencia  de  una  actividad  filosfica 
propiamente dicha en Amrica, pues se considera que esta no alcanzaba el nivel de pureza y 
sistematicidad que ya se haba alcanzado en Europa, ignorndose que tambin all la filosofa  
no  solamente  despliega  sus  alas  al  anochecer,  como  el  bho  de  Minerva,  sino  que  posa 
constantemente sus garras sobre las telricas ramas de los rboles que le proporcionan perenne 
alimento. 
Esto  evidencia  que  la  reflexin  filosfica  temprana  en  Amrica  se  puso  en  funcin  no 
de estratosfricos problemas cosmolgicos, ontolgicos y epistemolgicos  -lo que no implica 
que  no  hayan  sido  abordados,  sino  en  primer  lugar  de  muy  urgentes  conflictos  sociales  que 
demandaban  interpretacin  adecuada  para  transformarlos.  En  tal  sentido,  Vasco  fue  un 
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utopista prctico que quiso poner en prctica sus proyectos emancipatorios de la comunidades 
indgenas. 
El primer perodo de la filosofa escolstica en Amrica Latina, que se desarroll entre 
los  siglos  XVI  y  XVII,  exige  ser  revalorizado  a  partir  de  nuevos  testimonios  que  indican 
innumerables ideas que no han sido debidamente justipreciadas y que pueden ayudar a borrar 
la  falsa  imagen  del  absoluto  oscurantismo,  conservadurismo,  dogmatismo,  etc.,  del 
pensamiento latinoamericano durante la etapa de predominio de la escolstica.  
  No  es  menos  cierto  que  desde  el  seno  de  ese  mismo  pensamiento,  limitado  por  el 
dogmatismo  y  predominantemente  teocntrico,  emergieron  significativas  preocupaciones 
antropolgicas y  formulaciones de profundo contenido humanista cristiano, as como la toma 
de conciencia sobre la necesidad  de la construccin de una nueva cultura. 
Aunque las tendencias principales en la escolstica latinoamericana fueron el tomismo 
dominico,  el  escotismo  franciscano  y  el  suarismo  jesuita,  estas  no  fueron  de  ningn  modo 
homogneas.  De  su  seno  brotaron  innumerables  disputas  sobre  la  gracia  divina,  el 
nominalismo  y  el  realismo,  etc.,  que  en  ocasiones  reproducan  discusiones  que  se  daban  en 
Europa, pero tambin aquellas, entre otras, sobre la condicin humana de los aborgenes, que 
le otorgaban un sello propio a este pensamiento. 
La cuestin tica asumi una dimensin significativa en la escolstica latinoamericana. 
Muchas  veces  se  expresaba  a  travs de otras discusiones como el libre albedro, la voluntad 
humana y la divina, la perfeccin, la relacin entre el alma y el cuerpo, el pecado, la salvacin, 
etc., y muy especialmente a travs de la confrontacin y sincretismo entre la fe cristiana y las 
religiones aborgenes. 
Si bien prevaleci el criterio clsico escolstico de la subordinacin  de  la  verdad  a  la 
verdad  revelada  y,  por  tanto,  de  la  filosofa a la fe, la especificidad del saber filosfico por lo 
regular fue destacado y diferenciado con claridad suficiente.  
La  mayora  de  las  obras  escolsticas eran didcticas, pues estaban concebidas para la 
enseanza de la doctrina cristiana. Sin embargo, en muchas de ellas, como en el caso de los 
sacerdotes-filsofos  latinoamericanos  mencionados,  se  destacan  la  independencia  de 
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pensamiento, la originalidad y, sobre todo, la flexibilidad ante los nuevos aires desalienadores 
que comenzaron a soplar con el advenimiento del humanismo del pensamiento moderno. 
Ya  en  ese  aletargado  momento  de    la  escolstica,  en  su  expresin  americana,  se 
apreciaron  manifestaciones  de  un    pensamiento  heterodoxo  y  rebelde  que  disenta  en 
muchas  cuestiones  del  proveniente  de  Europa,  en  especial,  de  la  pennsula  ibrica.  Desde 
finales  del  siglo  XVII  se  observaban  nuevas  actitudes  en  la  produccin  filosfica,  que 
desembocaron  en  aquel  "reformismo  electivo"
21
  en  el  que  la  anterior  hiperbolizacin  del 
logicismo  escolstico  comenzara  a  debilitarse  junto  a  otros  rasgos  del  languidecer 
paulatino  de  la  filosofa  que  haba  predominado  durante  la  conquista  y  colonizacin  de 
Amrica.  Estos  cambios  estaran  despus muy a tono con el despotismo ilustrado y con las 
grandes transformaciones que se produjeron en esa poca como la revolucin industrial, la 
Revolucin Francesa, la independencia de las trece colonias norteamericanas, etc. 
Una  caracterstica  de  ese  nuevo  momento  de  aceleracin  del  desarrollo  de  la 
filosofa  latinoamericana  que  constituy    el  pensamiento  ilustrado    consisti  en  que  se 
manifiesta, principalmente al inicio, entre sacerdotes que cultivaban la filosofa. No a travs 
de  filsofos  laicos  como  fundamentalmente  predomin  en  Europa.  Fueron  sacerdotes  en 
estas tierras los que propugnaron ideas sensualistas y experimentalistas, sostuvieron tesis de 
profundo  contenido  humanista  e  incluso  pusieron  en  duda  determinadas  prerrogativas    de   
la Iglesia, al proponer  avanzadas reformas sociales. 
No cabe la menor duda de que la ilustracin latinoamericana desempe el papel de  
cimentadora de las transformaciones ideolgicas y polticas que se exigan para resolver el 
proceso  independentista.  Esto  no  es  nada  extrao,  pues  la  ilustracin  se  caracteriz  
precisamente  por  ser  un  movimiento  filosfico  de  marcado  raigambre  poltico  y  social
22
. 
                                                                 
21
 Monal, I. Obra citada. P.  130. 
22
 "La filosofa ilustrada es eminentemente poltica, pues un trabajo colectivo de la idea, una prctica social 
en sentido radical, incluso con horarios y lugares fijados, sin preocuparles la paternidad -ni  la  propiedad- de 
las ideas. En los salones se producira dialcticamente (en  dilogo y oposicin); luego, cualquiera retomaba 
el discurso, lo escenificaba y, en  fin, lo editaba, con frecuencia annimo y retocado sin "escrpulos" por el 
editor. Nunca ha habido una produccin ms social de las ideas" Bermudo vila, J. y otros,  El pensamiento 
filosfico  y  poltico  en  la  ilustracin  francesa,  Universidad  de  Santiago  de  Compostela,  Santiago  de 
Compostela. 1992.p.  36. . 
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Ya  se  haba  apreciado  en  Francia  y  en  otros  pases,  en  los  cuales  la  ilustracin  no  debe  ser 
vista como meras extensiones de un fenmeno europeo.  
La preocupacin de los ilustrados latinoamericanos por revitalizar los estudios sobre 
los  valores  de  las  culturas  precolombinas  es  otra  muestra  de  que  no  solo  conformaban  el 
prembulo  de  un  nuevo  sujeto  histrico  de  la  cultura  y  la  vida  poltico-social 
latinoamericana, sino que se enorgullecan, por lo general, de autoconstituirse en objeto de 
la bsqueda  cientfica y de la reflexin antropolgica del nuevo siglo de las luces. 
En  Amrica  se  fue  creando  una  base  de  discusin  terica  sobre  lo  que  demandaban 
las  relaciones  burguesas  para  su  despliegue  omnilateral:  un  desarrollo  cientfico-tcnico 
acelerado, fomento de la industria y de la capacidad creativa de  las  nuevas generaciones y  
enfrentamiento a una mera postura  reproductiva  y consumidora. 
En definitiva,  todos  los  ilustrados  latinoamericanos  contribuyeron  conscientemente 
o  no  a  la  fermentacin  ideolgica  desalienadora  que  propiciara  a  inicios  del  siglo  XIX  la 
emancipacin  poltica,  como  premisa  indispensable  para  alcanzar  niveles  superiores  de  
realizacin  del  humanismo en  estas tierras. 
La  reflexin  epistemolgica  de  los  ilustrados  latinoamericanos  estaba  muy    a  tono 
con  los  avances  que  se  haban    producido  en  las  ciencias  naturales  y  en  las  nacientes 
ciencias  sociales  de  la  poca.  Pero  a  la  vez,  esta  actitud  propia  de  los  propugnadores  de  la 
doctrina    de  la  docta  ignorancia  presupona  el  reconocimiento  de  nuevos  lmites
23
 que las 
nuevas generaciones deban conquistar. 
Los  ilustrados  latinoamericanos  apreciaban  la  educacin  como  la  va  fundamental 
para elevar a planos superiores el desarrollo econmico en primer lugar, pero sobre todo las 
distintas esferas de la sociedad civil y de la poltica que permitieran una mejor participacin  
                                                                 
23
  "Naturalmente, esta nueva  forma de confianza del hombre en su propia capacidad de conocer la realidad 
por  medio de los sentidos,  apoyados en la razn, puso en duda la fe existente  en el gran  sistema escolstico 
e  hizo  tambalear  su  ordenado  cosmos,  en  el  cual  el  hombre  tena  ya  fijada  su    posicin,  sus  tareas  y 
responsabilidades. Sin embargo, quedaron  flotando  en este nuevo humanismo  ciertos temores y angustias, 
pues al  mismo tiempo que el poder del conocimiento despertaba en el hombre insospechadas  posibilidades y  
una  especial  grandeza, le descubra una estructura del mundo de naturaleza indefinida que haca patente su 
soledad  y  pequeez"  Paladines,  C.    Sentido  y  trayectoria  del  pensamiento  ecuatoriano,  UNAM,  Mxico.   
1991.p. 28. 
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21 
del  hombre  en  la  eleccin  de  su  destino.  Antonio  Nario  fue  uno  de  aquellos  ilustrados 
neogranadinos  que enalteci el papel de  la educacin
24
 como factor desalienador. 
La  educacin  era  concebida  como  el  mtodo  ms  apropiado  para  que  las  nuevas 
generaciones  se  formasen  en  nuevos  valores  que  dejasen  atrs  las  arbitrariedades  del 
medioevo  an  latentes  en  Amrica.  Las  clsicas  consignas  de  libertad,  igualdad  y 
fraternidad,  que  resonaron  en  todos  los  rincones  donde  el  pensamiento  de  ilustracin 
arraig,  encontraban  en  las  reformas  en  la  educacin  una  de  sus  principales  vas  de   
realizacin. Cualquier elemento enajenante que contribuyese a  establecer obstculos entre 
los  hombres  era  criticado,  por  eso  algo  a  lo  que  tambin  los  ilustrados  latinoamericanos  le 
prestaron  atencin  en  su  misin  humanista  y  desalienadora  fue  el  combate  contra  las 
supersticiones y el oscurantismo reinante en la poca.  
La  ilustracin  latinoamericana  no  se  caracteriz  desde  un  inicio  por  su  radicalismo 
sino por su reformismo
25
, pero el propio proceso poltico independentista del cual ella era 
un preludio  necesario,  la  impuls  a  asumir  ideas  y  proyectos  de  mayor  envergadura  que     
desbordaban los lmites del pensamiento reformista.  
En  el  pensamiento  ilustrado    latinoamericano  se  manifestaron  casi  todas  las 
corrientes  de  pensamiento  filosfico  y    teolgico  que  proliferaron  de  distinto  modo  en 
Europa.  Sin  embargo,  hubo  problemas  especficos  como  el  de  la  condicin  humana  de  los 
aborgenes  de  estas  tierras    que    fueron    retomados  y  reivindicados  por  los  humanistas  del 
XVIII a raz de las implicaciones ideolgicas que tal tipo de discriminacin traa aparejadas 
no slo para aquellos, sino para todos los nativos americanos, incluyendo a los criollos. 
La  escolstica  sufri  un  serio  golpe  con  el  advenimiento  del  humanismo  ilustrado  y 
fue debilitndose paulatinamente a pesar del apoyo institucional con que contaba por parte 
de  la  Iglesia  y  en  especial  por  su  imbricacin  con  las  necesidades  legitimadoras  de  la 
                                                                 
24
  Nario, A. "Sobre la educacin".  La ilustracin en Colombia. Editorial El Buho . Bogota. 1990. p. 118.  
25
  "La    mayor  parte  del  pensamiento  ilustrado  iberoamericano  aparece  en  sus  primeras  etapas  como  eco  del 
europeo  y,  por  la  misma  razn,  portador  del  espritu  reformista  e  innovador  de  la  versin  espaola" 
Chiaramonte, J, 1979, Pensamiento de la ilustracin, Biblioteca Ayacucho, Barcelona. 1979.p. XVIII.   
 
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dominacin de las metrpolis. 
El  espritu  renacentista  pujante  que  impulsaba  ideas  de  profundo  contenido 
humanista  se  hizo  sentir  definitivamente  en  el  siglo  XVIII,  indicando  los  grados  de 
autenticidad  creciente    que  alcanzara  cada  vez  ms  la  reflexin  filosfica  en  Amrica 
Latina. 
La creciente proliferacin de escuelas y tendencias filosficas que se produce en  el 
siglo XIX latinoamericano y que llega a convertirse hasta en un problema preocupante para 
filsofos e historiadores de las ideas en la regin, tuvo su caldo de cultivo originario en ese 
espritu de tolerancia que impuls el dinmico  momento de la ilustracin. 
Es  cierto  que  no  en  todas  partes  de  esta  Amrica  el  espritu  de  la  modernidad  y  sus 
logros  como  el  de  la  democracia,  compartimentacin  de  poderes,  igualdad,  libertad, 
secularizacin, tolerancia, etc., encontraron odos adecuadamente receptivos,-especialmente 
en  los  prceres  de  la  independencia  como  Bolvar,  San  Martin,  O  Higgins,  etc.-      pero  el   
reconocimiento  de  la  validez  universal  de  tales  conquistas  de  la  civilizacin  oblig  a  que 
hasta los regmenes dictatoriales se viesen obligados a utilizar tales pieles de cordero.  Este 
hecho, de algn modo u otro, tendra una incidencia positiva en el proceso de humanizacin 
del hombre  latinoamericano. 
Bolvar no lleg a escribir obras propiamente filosficas, pero en todo su epistolario, 
en  numerosos  documentos,  proclamas,  etc.,  se  aprecian  innumerables  reflexiones  de 
profundo carcter filosfico respecto a los ms diversos problemas, entre ellos la existencia 
de    Dios,  las  potencialidades  de  la  naturaleza,  el  conocimiento  humano,  el  poder  de  la 
ciencia, el  papel  de  las  artes,  de  la  moral  y  de  las  ideas  en  el  desarrollo  social,  entre  otras. 
En  ellas  se  aprecia  tanto  su  concepcin  particular  sobre  el  lugar  de  la  filosofa  en  el  saber 
humano,  como  la  recepcin  creadora  que  hay  en  l  de  las  ideas  de  la  ilustracin  y  en 
general su ideario profundamente humanista. 
El  espritu  de  la  ilustracin  le  esclareci  la  visin  lo  suficiente  para  emprender  su 
labor  emancipatoria  imbuida  del  ms  arraigado  humanismo,  pero  despojado  de  la  mayor   
posible indumentaria de idealizaciones estriles, que lejos de coadyuvar podran  entorpecer 
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23 
su misin. 
No se puede liberar del todo a Bolvar de una cierta dosis de utopa en sus proyectos 
polticos,  como  se  aprecia  en  su  idea  de  la  unidad  de  todos  los  pueblos  latinoamericanos. 
Aun  hoy  en  da  se  mantiene  como  una  utopa  concreta  y  necesaria  frente  a  la  peligrosa   
utopa abstracta del panamericanismo que l combati desde sus  orgenes y hoy se levanta 
nuevamente  amenazante.  En  definitiva,  su  latinoamericanismo,  como  el  de  Mart,  no  era 
infundado,  ni  mucho  menos  se  trataba  de  algo  absolutamente  imposible  de  acrisolar.  En 
todo  revolucionario  siempre  hay  necesariamente  dosis  indispensables  de  utopismo,  de  
idealismo,  de  altruismo.  Y  Bolvar  no  poda  ser  una  excepcin,  cuando  se  trata  del 
internacionalista ms grande de todos los  tiempos en nuestra Amrica. 
Aun  cuando  muchos  se  han  cuestionado  la  existencia  propiamente  de  la  filosofa  en 
Amrica  Latina  en  ese  perodo,  en  particular,  donde  todava  no  pareca  que  haban  sido   
elegidos  los  "fundadores"
26
, nadie podr dudar jams de que en la historia de esta regin la 
obra redentora de Bolvar tuvo por fuente nutritiva principal el pensamiento filosfico de la 
ilustracin, del cual l no fue un simple receptor sino un activo contribuyente y gestor. Ello 
obliga  a  que  haya  que  otorgarle  no  solo  el  merecido  lugar  en  la  historia  de  las  ideas 
filosficas  de  Nuestra  Amrica,  sino  a  la  hora  de  efectuar  la  ms  justa  valoracin  de  las 
mltiples manifestaciones de la ilustracin a escala universal. 
El  siglo  XIX  latinoamericano  en  lo  que  a  corrientes  de    pensamiento    filosfico se 
refiere  estuvo  caracterizado  por    distintas    influencias  y  momentos  de  corta  duracin.  La 
ilustracin  haba  constituido  no  slo  el    fermento  catalizador    de  las  potencialidades  que 
demandaba  la    preparacin  ideolgica    del  proceso  independentista,  sino  que  haba  
sembrado la semilla de nuevas fuentes de ideas en diferentes planos. 
      En    el  gnoseolgico  el  sensualismo,  el  empirismo  y  el    racionalismo    se  iran 
imbricando orgnicamente y encontraran   nuevos exponentes  cada vez ms a tono con los 
avances    del    pensamiento  filosfico    universal.    El  cientificismo  que  devendra  en    algo 
                                                                 
26
 Termino que, a nuestro juicio errneamente, utiliz Francisco  Romero para denominar a los pensadores de 
la generacin antipositivista de inicios del siglo XX, ignorando de tal modo la condicin de filsofos de todos 
los pensadores latinoamericanos anteriores a esa poca.  
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24 
tpico    del  positivismo    finisecular    tendra  ya  desde  los  inicios    del  XIX    algunas 
manifestaciones  vinculadas  a  la    divulgacin    creciente    que    lograban  los  nuevos  
descubrimientos  cientficos  y avances tecnolgicos. 
    La seucientficas  ideas  de  la    frenologa
27
 y otras concepciones, que se derivaban de  la 
fiebre    por  apuntalar  cualquier  idea  en  los  logros  de  algunas    de  las  ciencias  reconocidas, 
alcanzaron tambin alguna difusin. 
     El    utilitarismo
28
  y  la  ideologa,  como  productos  importados    a  la  medida,  de  las 
metrpolis  econmicas  y  culturales,  Inglaterra  y  Francia  respectivamente,  tambin 
encontraron eco en los  sectores de aquella  naciente burguesa latinoamericana, ansiosa de 
saltar  etapas    en    su  desarrollo  y  control  de    sus    respectivas    fuentes  productivas 
29
,.     
Indudablemente  todos  sus presupuestos, adems  del  hecho  de  constituir una  corriente  de 
pensamiento  de  carcter fundamentalmente tico y  poltico  que buscaba  para sus normas 
una  fundamentacin  cient fica    la  hacan  muy  apetecible  para  los  pensadores  
latinoamericanos  urgidos  de  tales  transformaciones  como  en  el  caso  de  Cuba    con  Felix 
Varela, en quien se aprecia hondamente su  huella, como  en  los argentinos Juan Manuel 
Fernndez de  Aguero,  Juan Crisstomo Lafinur y Diego Alcorta.  
                                                                 
27
  De  curso  muy  reducido,  aunque  no  difuso,  es,  asimismo,  el  movimiento  de  la  frenologa  en 
Hispanoamrica.  La  frenologa es planta germana. Nace y se desarrolla a principios del siglo XIX. Francisco 
Jose Gall +1828) crey descubrir que en ciertos lugares del cerebro residen los rganos de las 27 actividades 
anmicas . Larroyo, F.  La  filosofa iberoamericana. Editorial Porrua. 1969. p. 92-93.  
28
   Esta filosofa propugnada por  los ingleses John Stuart Mill  y Jeremy Bentham  considera que el valor 
supremo  de  toda  actividad  cognoscitiva    o  practica  es  la  utilidad  por  eso  servira  de  base  posteriormente  al 
pragmatismo norteamericano de Charles Anders Peirce, William James y al instrumentalismo de John Dewey 
provoco  profundas  polmicas  en  algunos  pases  como  Colombia  y  cubrio  dos  tercios  del  siglo  XIX.  Fue 
adoptado como ideologa el Partido Liberal ()hasta la constitucin de 1886 en que muere  vencido por el 
poder  religioso.  Rojas  Osorio,  C.  Filosofa  moderna  en  el  Caribe  hispano.  Editorial  Porrua-  Univesidad 
Nacional de Puerto Rico. Mxico. 1997. p. 67.  
22.  La "ideologa" como doctrina sobre el origen de las ideas fue   creada en Francia por Destut  de Tracy  y 
encontrara  algn  arraigo  en  Amrica  al  marcar    el  trnsito  del  empirismo  iluminista  al    espiritualismo 
tradicionalista y al eclecticismo. La ideologa tuvo tanto arraigo en Amrica porque se basaba en  "los grandes 
principios bsicos que sostenan a la Enciclopedia:  afn de  colocar al hombre en plano terreno, dentro de las 
leyes de  la naturaleza  de que el forma parte , confianza en la ciencia ,  en la  filosofa y en la perfectibilidad 
humana;  culto  apasionado    a  la  razn;  deseo  de  liberar  al  hombre  y  a  la  sociedad  del    influjo  de    las   
concepciones    religiosas.".  Guillermo.    F,  El  pensamiento  boliviano  en  el  siglo  XX,  Editorial  Amigos  del 
Libro. Cochabamba. 1985. p. 69.  
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25 
En el plano sociopoltico  acompaaban al despertar del  liberalismo  las  tempranas  
expresiones  de    inconformidad    con    las  insuficiencias    y    contradicciones  de  la    sociedad   
capitalista, a travs de un incipiente pensamiento de corte socialista utpico. 
    La  reflexin  filosfica  alcanzara  peldaos  superiores  con  la  impugnacin  del 
eclecticismo que pujaba con fuerza por  manipular la  conciencia  de la nueva poca con las  
viejas  artimaas.  El eclecticismo y el espiritualismo se impondran en varios  pases de  la  
regin, como  expresin refinada de nuevas  formas  de  la metafsica, en tanto otros,  como 
el positivismo y el materialismo  cient fico   natural,   no tendran mucho  que  esperar  para 
iniciar su despliegue crtico sobre aquellos. 
        Muchos    fueron  los  denominadores  empleados  para  expresar    las  ms  refinadas  formas 
del  idealismo  filosfico,  que  encontraba    su  modalidad    literaria    por  esta  poca  en  el   
romanticismo,    y    que  tomaba    carta    de  ciudadana  como    espiritualismo,    eclecticismo, 
vitalismo, panentesmo, etc. 
      El    espritu    anticlerical    que  haba  estado    presente    en    el  pensamiento  que  prepar 
ideolgicamente  el  proceso  independentista    se    fue  apagando  paulatinamente  en  
correspondencia    con    las  nuevas  condiciones  que  generaba  el  movimiento  de  restauracin  
en  Europa,  cuando  la  Santa  Alianza  pareca  tambin  imponer  su  diktat  sobre    las  nuevas 
cabezas  filosficas.  Era  el  momento  en    que    se  ponan    de    acuerdo    las  ancestrales   
monarquas  europeas  para tratar de hacer saltar atrs la marcha de la historia y  desconocer 
las  conquistas  de  la  Revolucin Francesa,  del  mismo  modo    que  hoy  en  da el triunfalismo 
de  las  potencias  capitalistas  pretende  borrar    de    la  memoria  histrica  de  los  pueblos  los     
logros  del socialismo en su corta existencia. 
        La    historia  se  repite,  se    dice  que  una  vez  como  tragedia    y  otra  como  comedia,  es 
comn  que  en  las  pocas  de  crisis  afloren  y  pululen  las  sectas  esotricas  que  prometen 
salvacin asegurada  a los incautos en momentos de prdida de rumbos y de destruccin de 
valores  establecidos,  como  sucede  en  la  actualidad.  Nada tiene  de extrao que en aquella 
poca  de  profundo  despegue  del  capitalismo  la  sociedad  burguesa  se  viese  infectada  de 
                                                                                                                                                                                                     
 
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corrientes  ideolgicas  que    pugnaban  por  hacerla  retroceder  en  su  marcha  o  por  lo    menos 
obligarle  a continuar camino acompaada de corrientes de  pensamiento  que engendradas 
en el pasado hacan todo lo  posible  por mantenerlo vivo. 
      El  conservadurismo,    al  igual  que  el  pesimismo,  el  oscurantismo  y  el    misticismo 
fueron    tomando  alguna  fuerza  en    consonancia    con  los    intentos  por  reestablecer  el 
privilegiado  lugar  perdido    por  la    escolstica  en  la  poca  anterior.  El  catolicismo  no  
perdera ocasin    para  proponer  frmulas  mas  acordes  a  los  nuevos    tiempos  como  las  que 
propugnara el neotomismo. 
       Las  ideas  de  la  filosofa  clsica  alemana  tambin  encontraran  algn    eco    en    el 
ambiente  filosfico    latinoamericano    de    ese  siglo,  pero  la  mayor  parte  de  las  veces 
mediadas por  interlocutores  de  estatura menor como Cousin o Krause
30
  que    no  haban 
alcanzado tanto prestigio en Europa.    
En  Amrica  Latina  la  ilustracin  tampoco    haba    sido    un  fenmeno  homogneo, 
sino  que  se  caracteriz  por  el  desarrollo    de  diversas  tendencias,  algunas  de  ellas  incluso 
marcadamente  hostiles entre s, en algunas cuestiones 
    Una de las corrient es  que  mayor  repercusin  temprana    alcanz  en  el  siglo  XIX  fue  el 
sensualismo.  La  llamada  "escuela    escocesa"  o  del  "sentido  comn"
31
 se dej sentir incluso 
entre pensadores  que  tambien  deben ser considerados  representantes  de  la ilustracin 
como  el  venezolano Andrs Bello. 
       Es conocido que la ilustracin provoc reacciones diversas  en el  siglo XIX. Por una 
parte estimul proyectos de pensamiento  de corte humanista, vinculado a las exigencias de 
                                                                 
30
  Vase: Colectivo de autores. El krausismo y sun influencia en America Latina. Fundacion Frierich Ebert-
Instituto Fe y Secularidad. Madrid. 1989.  
31
   La  escuela  escocesa que haba sido fundada  a  mediados  del siglo  XVIII por Tomas Reid en Edimburgo 
era continuadora  de  la tradicin empirista inglesa. Propugnaba un "realismo natural"  en el que la percepcin 
sensible constitua el pilar fundamental  de toda  su  concepcin gnoseolgica desalienador , que  en  ltima 
instancia   estaba   dirigida   contra   el   escepticismo,   el fenomenalismo y cualquier postura agnstica. Este 
escuela apareci como una manifestacin de  experimentalismo y de enfrentamiento a las rezagos del espritu 
especulativo que  an  pudieran   quedar entre algunos  representantes  de  la propia ilustracin. 
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los  sectores  populares
32
,  como  tendencia  principal  que  haba    caracterizado  a  este 
movimiento.  Pero  tambin  sent  las  premisas  para  corrientes  de  carcter  materialistas  y 
cientificista que desembocaron en algunos casos en el positivismo. 
Por  el  contrario  el  espiritualismo,  bajo  la  influencia  de  Pierre  Laromiguiere,  
constitua  un  momento    de    ruptura  con  las  mas  avanzadas  ideas    de    la    ilustracin, 
especialmente por su idealismo,  misticismo y por sus   concesiones  a  la  religiosidad. 
         El  espiritualismo,  especialmente  en  Argentina  y    Uruguay,    se  despliega    con   
fuerzas durante todo el siglo XIX y  se  articula tanto,  al punto que hasta se  le identifica, 
con  el  romanticismo  como    movimiento  literario  en  su  oposicin  al  positivismo    y    al 
naturalismo.      
    Algunos  de los que se dejaron cautivar inicialmente  por  el espiritualismo  por  los aos 
treinta    como  los  argentinos  Juan  Bautista    Alberdi,    Domingo  Faustino  Sarmiento  y 
Esteban  Echeverra ,etc., romperan con  l dado su carcter especulativo y posteriormente 
se  orientaran  hacia  el  positivismo  o  hacia    otras  posiciones  filosficas  menos 
comprometidas con la  revitalizacin clerical que tales posturas eclcticas inducan. 
.      Sin  embargo  sera  erroneo  considerar  que  el  espiritualismo  no  produjo  algunos  frutos 
significativos para el proyecto  humanista del   pensamiento   latinoamericano.   Tanto  en   
la      obra      de  aquellos  como  en  la  del  chileno    Francisco  Bilbao    se  atesoran    ideas    muy 
significativas  para  la  historia    de    nuestra  perenne    emancipacin  espiritual  que  de  una 
forma  u  otra    se    nutrieron  en  aquella  primera  etapa  de  la  evolucin  de  sus  ideas  del 
espiritualismo.  
A  la  vez  el    pensamiento  catlico    fue  tomando  cada  vez  ms  fuerza,  aun  cuando   
fuese    bajo  nuevas  denominaciones  como  "liberalismo  catlico"  o  "cristianismo  social" de 
Robert  de  Lamenais,  y  prepararia  el  terreno  para  la  revitalizacion  del  fideismo  y  el 
irracionalismo que intentaria oponerse al positivismo y cualquier expresin de materialismo 
                                                                 
32
    El nuestro es un humanismo concreto, una practica de pueblo (no necesariamente institucional), nacido 
de la vida, la geograia y la historia muchas veces como una predica sin discurso. No es una predica nacida de 
una  corriente  filosofica,  de  algunos  auotresw,  sino  una  manera  de  ver  y  sentir  el  mundo  a  atravesar    la 
historia.Montiel,  E.  El  humanismo  americano.  Filosofia  de  una  comunidad  de  naciones.  Fondo de Cultura 
Economica.. Peru. 2000. p. 15.   
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y racionalismo.  
El positivismo  como  nuevo  momento  revitalizador  de  la  filosofia  latinoamericana- 
fue  la  corriente    que  mayor  significacin  tuvo  en    la  segunda  mitad  del  siglo  XIX 
latinoamericano
33
.  Sus  repercusiones  se  dejaron  sentir  de  modo  diferente  en  los  distintos 
pases  de  la  regin  hasta  los  primeros  aos  del  siglo  XX.  Esta  fue  la  filosofa  que  mayor 
impacto  tuvo  en  distintas  esferas  de  la  vida  filosfica,  cientfica,  educativa,  poltica, 
jurdica, artstica e incluso religiosa. Repercuti de un modo  sui generis 
34
prcticamente en 
todos los espacios del mundo espiritual latinoamericano de la poca. 
   Haberse enfrentado a la filosofa especulativa en un momento en que esta trataba de 
tomar  fuerza  de  nuevo  en  el  mbito  intelectual  latinoamericano,  as  como  plantearse  la 
bsqueda  de  instrumentos  racionales  sobre  bases  cientficas  para  combatirla,  es 
indudablemente unos de sus mritos ms notables.  
El  positivismo  fue  asumido  y  cultivado  en  Latinoamrica  al  menos  entre  sus 
principales  representantes  entre  quienes  se  destacan  el  cubano  Enrique  Jose  Varona
35
, el 
argentino  Jose  Ingenieros
36
  y  el  Mexicano  Justo  Sierra
37
,  -  como  una  filosofa  optimista, 
llena de confianza en el hombre, en la capacidad creativa de su pensamiento, en la cultura, 
en  la  ciencia,  en  el  progreso  y  el  desarrollo  industrial;  como  una  filosofa  aliada  del 
liberalismo  y  defensora  de  la  democracia  burguesa.  Esas  ideas  resultaban  muy  avanzadas 
para  los  pases  latinoamericanos,  recin  liberados,  en  su  mayora,  del  colonialismo  espaol 
y  enfrascados  entonces  en  profundas  luchas  entre  las  oligarquas  retrogradas  y  la  naciente 
                                                                 
33
  Algunos,  como  el  argentino  Alejandro  Korn  y  el  panameo  Ricaurte  Soler,  han  considerado  que  sus 
manifestaciones  no  solamente  fueron  anteriores  a  esa  fecha  sino  que  adems,  en  algunos  casos,  fueron   
autctonas, pues  ya  en 1837 se dio en Argentina una generacin de positivistas, antes que apareciera la obra 
de Comte. Vase: Soler , R., El positivismo argentino,  Imprenta Nacional, Panam.  1956.  
34
  Vase:    Guadarrama,P.  Positivismo  y  antipositivismo  en  Amrica  Latina.  Editorial  Ciencias  Sociales.  La 
Habana. 2004.  
35
 Vase: Guadarrama, P. Y Tussel, E.  El  pensamiento filosfico de Enrique  Jos  Varona.. Editora Ciencias 
Sociales. La Habana.l987. 
36
 Vase: Rensoli Laliga,L.  El positivismo en Argentina Universidad de La Habana. La Habana. 1988 
37
 Vase: Rivero,  D y  Rojas Requena, I.   Justo Sierra y el positivismo en Mxico Editorial Ciencias Sociales. 
La Habana. 1987.  
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burguesa nacional. 
En  sentido  general,  esta  filosofa  desempe  una  funcin  progresista  en  Amrica 
Latina, pues sintetizaba las aspiraciones de la dbil burguesa nacional, que en esta regin 
pretenda  sustituir  las  caducas  relaciones  precapitalistas  de  produccin  y  estimular  el 
desarrollo  tecnolgico e  industrial como premisa indispensable para alcanzar, en todos los 
planos,  una    verdadera  independencia  de  los  pueblos  latinoamericanos.  Sin  embargo,  la 
formulacin  de  este  ideario  se  elaboraba  bajo  los  presupuestos  del  desarrollo  del 
capitalismo premonopolista del siglo XIX,  y por tal motivo, al producirse la penetracin de 
los monopolios y otras manifestaciones propias de la etapa imperialista de esa sociedad, las 
ideas liberales de los positivistas latinoamericanos se vieron frustradas. 
Si  algo  tuvo  de  sui  gneris  el    positivismo  latinoamericano  fue  no  identificarse  con 
la tesis sobre el posible debilitamiento  de la filosofa y prcticamente su disolucin con el 
auge  de  las  ciencias  particulares.  En  todo  momento,  en  los  positivistas  latinoamericanos  se 
apreci  su  alta  estimacin  por  el  saber  filosfico,  por  lo  que  fundamentaron  el  carcter 
metodolgico  y  de  concepcin  general  del  mundo  que  acompaa  siempre  a  la  filosofa  en 
correspondencia  permanente  con  el  desarrollo  de  las  ciencias  particulares,  sin  que  este 
signifique un atentado contra su objeto de reflexin. 
Por  otra  parte,  los  seguidores  del  positivismo  en  Amrica  Latina  no  siempre  se 
mantuvieron,  hasta  los  ltimos  momentos  de  sus  respectivas  vidas,  identificados  con  dicha 
filosofa,  pues  tambin  se  percataron  de  muchas  de  sus  insuficiencias  y  de  su  nueva 
metafsica.  
La filosofa positivista en Amrica Latina se enfrent a los rezagos de la escolstica 
as  como  a  las  nuevas  formas  adoptadas  por  el  idealismo,  como  el  eclecticismo,  el 
krausismo  y  el  neotomismo.  Esta  postura  antimetafsica  le  obstaculiz  comprender  los 
valores  tanto  de  la  filosofa  clsica  alemana  como  del  marxismo,  especialmente,  en  cuanto 
al enfoque dialctico que no lo diferenciaron de otra filosofa especulativa.  
El  positivismo  latinoamericano  no  signific  una  simple  adaptacin  de  una  filosofa 
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30 
europea  a  estas  latitudes
38
,  sino  una  incorporacin  y  recepcin  creadora  con  profundos 
elementos  originales,  dismiles  y  renovadores,  que  constituyeron  una  forma  especfica  de 
superacin  de  dicha  filosofa  en  el  mbito  particular  de  este  continente,  como  expresin 
concreta del desarrollo de la lucha entre el materialismo y el idealismo filosfico.  
En  cuanto  a  la  correlacin  entre  los  fenmenos  de  la  naturaleza  y  la  sociedad,  los 
criterios  reduccionistas  que  predominaron  en  el  positivismo  latinoamericano  estaban 
fundados  en  su  inters  por  oponerse  a  las  concepciones  religiosas  sobre  el  origen  del 
hombre y el desarrollo de la sociedad. 
Los  positivistas  latinoamericanos  no  escaparon  del  enfoque  reduccionista  que 
significa el darwinismo social, sin embargo, no siempre compartieron las tesis racistas que 
se  derivan  de  tales  concepciones,  y  an  en  los  casos  en  que  llegaron  a  identificarse  con 
algunas  de  ellas,  apreciaron  en  la  educacin  y  otras  instituciones  civiles  la  posibilidad  de 
lograr el perfeccionamiento de las diferencias entre los distintos grupos humanos. 
La  filosofa  positivista  debe  ser  considerada  como  una  manifestacin  autntica  para 
el  pensamiento  y  el  ambiente  cultural  latinoamericano  de  su  poca.  Era  la  que  mejor  se   
corresponda  con  las  exigencias  socioeconmicas  polticas  y  culturales  de  estos  pases  en 
esos  aos  en  que  an  no  existan  condiciones  para  la  difusin  y  desarrollo  del  marxismo, 
como sucedera en la tercera dcada del siglo XX. Ante el paulatino auge que iran tomando 
nuevas  y  viejas  formas  renovadas  del  irracionalismo,  pareca  el  positivismo  la  opcin 
filosfica ms adecuada a la exigencia de aquellos tiempos.   
Los  positivistas  contribuyeron  a  que  la  intelectualidad  latinoamericana  se 
preocupara  ms  por  la  realidad  nacional  en  todos  sus  planos  de  anlisis  histrico, 
geogrfico,  antropolgico,  sociolgico,  etc.,  y  con  criterio  cientfico.  Por  tanto, 
contribuyeron a un mejor conocimiento de Nuestra Amrica.  
                                                                 
38
  La  realidad  latinoamericana  se  hara  as  expresa  entre  quienes  pretendieron  tan  solo  teorizar  sobre  el 
positivismo,  como  entre  quienes  hicieron  de  l  un  instrumento  para  comprensin  de  esta  realidad,  de  su 
historia, de la cual se derivaban las metas a que esa misma historia apuntabaZea, L.  Prlogo a  Pensamiento 
positivista latinoamericano, t. I, Biblioteca Ayacucho, Caracas. 1980, T. I .p. 23..  
 
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31 
La historia de las ideas filosficas en Amrica Latina sufri un viraje significativo a 
partir  del  desarrollo  de  las  ideas  positivistas.  Tanto  defensores  como  crticos  de  esta 
corriente  del  pensamiento  latinoamericano coinciden en que dej una huella imborrable en 
el  devenir  intelectual  y  no  solo  en  la  vida  espiritual  de  la  cultura  latinoamericana  hasta 
nuestros das.  
La  historia  de  las  ideas  filosficas  en  Amrica  Latina  del  pasado  siglo  XX  est 
marcada  tambin  por  el  momento  de    la  reaccin  antipositivista  que  se  desarroll  desde 
fines del Sigo XIX  como se puede apreciar en Jose Marti
39
, pero  especialmente a partir de 
inicios de dicho siglo XX en varios pases de la regin de forma simultnea en  pensadores 
que como los mexicanos  Jos Vasconcelos, Antonio Caso, el dominicano Pedro Henrquez 
Urea  ,  los    uruguayos  Jos  Enrique  Rod  y  Calos  Vaz  Ferreira,  el  argentino  Alejandro 
Korn, el peruano Alejandro Deustua, el chileno Enrique Molina, etc.   
  Un  buen  da  aquellos  jvenes  educados  en  el  seno  del  pensamiento  positivista 
predominante    desde  mediados  del  siglo  XIX  se  levantaron  en  una  actitud  autocrtica 
significativa que implicaba una seria ruptura con la generacin que les haba iniciado en los 
caminos  de  la  filosofa,  tal  vez  por  considerar  que  su  reflexin  antropolgica  era 
insuficiente. Sin embargo, tal divorcio no se produjo de manera irreverente.  
 La  mayora  de  los  nuevos  pensadores,  que  a  s  mismos  se  consideraron 
neoidealistas,  -como  se  autodenomin  el  uruguayo  Jose  Enrique  Rod-      vitalistas, 
historicistas,  etc.,    y  gestores  de  una  nueva  forma  de  cultivar  el  humanismo  y    la  filosofa 
reconocieron  siempre  los  aportes  del  positivismo  al  engrandecimiento  de  la  cultura 
filosfica latinoamericana. Por regla general fueron suficientemente respetuosos en relacin 
con  los  aportes  de  esa  filosofa,  pero  tambin  con  valerosa  honestidad  intelectual  supieron 
criticar todas las insuficiencias que a la vez apreciaron en ella.  
Ante todo rechazaron el reduccionismo positivista  que  implicaba  la  hiperbolizacin 
del  papel  del  conocimiento  cientfico  en  la  valoracin  de  la  vida  humana.  Segn  ellos,  el 
positivismo, como heredero del racionalismo y el empirismo, extrapol las potencialidades 
                                                                 
39
 Vase: Guadarrama,P. Jos Mart y el humanismo latinoamericano. Convenio Andrs Bello. Bogota.2003 
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lgicas  y  epistemolgicas  del  hombre  en  detrimento  de  la  comprensin  integral  de  la  vida 
humana  la  cual    presupone  la  valoracin  de  elementos  emotivos,  volitivos,  pasionales, 
estticos,    etc.,  y  a  los  que  esta  filosofa    no  le  otorg  especial  atencin  como  le  criticara 
Jos Mart..  
As    mismo    se  enfrentaron  al  biologismo  exagerado  que  implicaba    concebir  las 
relaciones  humanas  en  un  plano  no  muy  diferenciado  de  aquellas  existentes  en  el  mundo 
animal.  Sin  descalificar  los  avances  de  las  ciencias  naturales  y  en  particular  las  teoras 
evolucionistas  la  nueva  generacin  antipositivista  de  pensadores  latinoamericanos,  evitara 
los  conflictos  con  la  Iglesia  y  la  religin,  como  haba  sido  frecuente  durante  la  poca  del 
anticlerical positivismo.   
Las proclamadas  ciencias  del  espritu  pretendan  hacer  su  debut  para  demostrar  la 
insuficiencia  del  logicismo  y  el  empirismo  positivista.  La  preocupacin  axiolgica 
contribuira  a  abrir  nuevos  caminos    en  la  eterna  bsqueda  filosfica  de  una  posible 
naturaleza  humana.  El  fermento  esttico  de  la  praxis  humana  sera  llevado  a  planos 
privilegiados  con  el  objetivo  de  demostrar  la  superioridad  cualitativa  del  ser  humano 
respecto a los inferiores.    
  La insistencia en la circunstancialidad especfica de la accin humana presupona 
impulsar  el  historicismo  como        mtodo  de  anlisis    del  desarrollo  social  que  se 
diferenciara  de cualquier construccin apriorstica de la  cual no quedaba excluida en tal 
crtica la dialctica.  
  Y  tal  preocupacin  por  lo  propio,  lo  endgeno  y  el  contexto  histrico  en  el  anlisis 
filosfico    junto  a  los  componentes  ideolgicos  que  animaba  a  esta  nueva  generacin 
filosfica, considerada por Francisco Romero    a  nuestro  juicio  incorrectamente- como la 
de los fundadores de la filosofa latinoamericana  les condujo a la crtica severa a cualquier  
forma de xenofilia cultural que implicase subestimacin de las capacidades creativas de los 
pueblos latinoamericanos.  
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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33 
El  enfrentamiento  a  la  nordomana
40
    conllev  un  impulso  considerable  a  la 
valoracin  adecuada  de  lo  nacional,  lo  popular,  lo  latinoamericano, a la reivindicacin del 
proyecto  bolivariano  de  integracin  de  estos  pases  y    a  la  estimacin  de  las  propuestas 
martianas  de  estimular  el  conocimiento  de  las  manifestaciones  culturales  de  nuestra 
Amrica a fin de propiciar la lucha por la conquista de la dignidad de sus pueblos.  
Ese  elemento  aflorara  de  distinto  modo  tanto  en  la  primera  generacin 
antipositivista  como  en  aquella  continuadora  de  esa  labor  en  la  que  se    destaca  la  labor 
intelectual  del  emigrado  espaol
41
  Jos  Gaos
42
  y  Leopoldo  Zea
43
,  al  constituir  un 
movimiento  impulsor  de  los  estudios  del  pensamiento  filosfico  latinoamericano  del  cual   
somos  herederos  en  la  actualidad  por  sus    aportes  y  por  su  contribucin  a  motivar  tales 
estudios en la mayora de los pases del continente. 
 Si a la generacin positivista no le preocup mucho si su actividad filosfica posea 
una  raigambre  latinoamericana  y  de  algn  modo  contribua  a    enaltecer  la  cultura  de  esta 
regin, aun cuando era evidente su preocupacin por los problemas socioeconmicos de sus 
respectivos  pases  y  de  la  regin,  a  la  generacin  antipositivista  le  fue  comn  la   
preocupacin por reivindicar los valores de la herencia filosfica nacional y regional.  
                                                                 
40
 Termino utilizado por Rodo para referirse a la exagerada aficin de algunos latinoamericanos por la cultura 
de los pases del Norte especialmente Europa y Norteamrica.  
41
  Tras  la  cada  de  la  Republica  espaola  y  la  victoria  del  franquismo  centenares  de  profesionales  e 
intelectuales tuvieron que emigrar. Por afinidades culturales Amrica Latina fue una regin donde la mayora 
se  establecieron.  La  vida  filosfica  latinoamericana  a  partir  de    los  aos  40  seria  el  nuevo  escenario  de 
destacados  filsofos  espaoles  como  Jose  Gaos,  Jose  Ferrater  Mora,  Maria  Zambrano,  Juan  David  Garcia 
Bacca,  Eduardo  Nicol,  Joaquin  Xirau,  Wenceslao  Roces,  Adolfo  Snchez  Vsquez,  etc.  Quienes  tambin se 
destacaron como magnficos t raductores de obras filosficas de lenguas clsicas y modernas.   
42
    Vase:  Guadarrama,P.  Gaos  y  los  estudios  de  la  filosofa  en  Amrica  Latina.  Islas.  Revista  de  la 
Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Santa Clara. n. 116. Septiembre-diciembre 1996. Cuadernos 
Americanos.UNAM.  Mxico.  No.  72.nov.  dic.  1998.    199-219.; Cuadernos Hispanoamericanos. # 589-590, 
Madrid, Julio-agosto.1999,p. 49-68. 
43
    Vase:  Guadarrama,  P.  Urdimbres    del    pensamiento  de  Leopoldo  Zea    frente    a    la  marginacin    y  la 
barbarie. Cuadernos Americanos. # 37.  Mxico.  Enero-  febrero.  l993 p. 51-64;  Zea,  Leopoldo.    Filosofar  
a  la altura del hombre. Discrepar para comprender. Cuadernos de  Cuadernos. Mxico. N.  4.  1993.p.  267-
281 
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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Se  le  puede  atribuir  a  la  generacin  antipositivista  una  actitud  ms  profesional  y  de 
consagracin  a  la  actividad  filosfica,  pero  eso  dista  mucho  de  plantear  que  haya  sido 
propiamente la que exclusivamente consagr la filosofa latinoamericana.  
La  consagracin  de  la  produccin  filosfica  en  esta  parte    de  Amrica  ha  sido  el 
resultado  de  un  largo  proceso    de  sedimentacin  que  se  inici  desde  mediados  del  siglo 
XVI  y  que  se  aceler  a  partir  del  XVIII,  llegando  a  producir  en  el  XIX  momentos  y 
personalidades  estelares.    Nada  tiene  de  extrao  que  el  siglo  XX  haya  dado  a  luz  nuevos 
filsofos de envergadura, que como otros de pocas anteriores impresionan hoy en da a los 
investigadores  por  el  vuelo  terico  de  sus  ideas,  as  como  el  grado  de    originalidad  y 
autenticidad de las mismas.  
Es  cierto  que  la  filosofa  en  Amrica  Latina      alcanz  a  mediados  del  siglo  XX  un 
indiscutible alto nivel de profesionalidad y riqueza, pero sus referentes no fueron solamente 
los  del  pensamiento  europeo.  Ella  supo  elevarse  sobre  otras  colinas  endgenas  que  le 
sirvieron de base, ya que  jams hubiera podido fructificar en un desierto. 
             Los nuevos representantes del momento de  la vida filosfica latinoamericana de la 
primera  mitad  del  siglo  XX  encontraron  un  terreno  fertilizado  por  generaciones    anteriores 
de pensadores que le prepararon el camino. De otro modo no se entiende el desarrollo del 
pensamiento  filosfico  latinoamericano,  que  nunca  ha  sido,  como  algunos  han  sostenido, 
una mera reproduccin o eco de la filosofa europea. Esta ha sido un referente bsico, como 
es  natural,  de  toda  la  cultura  occidental  en  la  cual  se  inscribe  la  historia  de  las  ideas 
filosficas    latinoamericanas,  pero  su  especificidad  ha  sido  mucho  ms  rica  que  la  simple 
condicin mimtica. 
Ahora  bien  era  natural  que  el  grado  de  madurez  y  de  elaboracin  terica  de  los 
filsofos    latinoamericanos  del  siglo  XX  fuese  superior  al  de  pocas  anteriores  del    mismo 
modo  que  este  fenmeno  suceda  en  Europa  o  en  cualquier  otra  parte.    Nada  tiene  de 
extrao  que  algunos  de  ellos  hayan  causado  y  an  siguen  causando  asombro  entre 
investigadores  europeos  que  han  percibido  la  dimensin  de  sus  respectivas    tallas 
intelectuales  y  en  la  actualidad  resulte  imposible  justipreciar  el  avance  del  pensamiento 
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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filosfico mundial de diversas corrientes, desconociendo el digno lugar que ocupan algunos 
filsofos engendrados y nutridos por la cosmopolita sabia intelectual de Nuestra Amrica.  
Entre  las  tradiciones  del  pensamiento  ms  relevantes  del  siglo  XX  latinoamericano 
se encuentra, sin dudas, la marxista.  Los  precursores del pensamiento marxista en Amrica 
Latina no otorgaron un lugar especial a cuestiones de carcter epistemolgico, ontolgico y 
metodolgico, pero en ocasiones se vieron precisados a hacerlo
44
.  Se preocuparon ms por 
estudiar  los  problemas  concretos  de  cada  pas  y  de  cada  momento  y  por  formular 
alternativas de desarrollo social que consideraban apropiadas para aquella regin y poca 
                El  traslado  al  mbito  intelectual  latinoamericano  de  algunas  de  las  polmicas  que 
desde  los  aos  cuarenta  y  cincuenta  se  venan  produciendo  en    el  seno  del  llamado 
"marxismo  occidental"
45
-contrapuesto  al  marxismo-leninismo  emanado  del  bloque 
sovitico- sobre algunos temas  filosficos, ticos y estticos, conmovieron cada vez ms el 
ambiente en el que se desarrollara el marxismo en Amrica Latina. 
     Por  otra  parte,  el  auge  que  fueron  tomado  las  posiciones  filosficas  crticas  del 
marxismo  en  diverso  grado,  unas  veces  para  tratar  de  permearlo  como  el  existencialismo 
sartriano  y  otras  para  sustituirlo  como  la  filosofa  de  corte  neopositivista,  la  analtica, el 
neotomismo,etc.,  dieron  lugar  a  que  el  marxismo  se  situara  en  mayor  medida  en  el  centro 
del  debate  intelectual  y  se  expresase  de  diversas  formas  como  en  el  caso  de  su 
interpretacin como  filosofa  de  la  praxis desarrollada por el destacado hispano- mexicano 
Adolfo  Snchez Vzquez
46
.  
                                                                 
44
  El  enfrentamiento  del  marxismo  a  otras  corrientes  filosficas  prevalecientes  en  el  ambiente  intelectual 
latinoamericano  de  la  primera  mitad    del  siglo  XX,  tuvo  una  de  sus  mejores  expre siones  en  la  polmica  a 
propsito  de  la  implementacin  de  la  educacin  socialista  en  Mxico  a  inicios  de  los  aos  treinta  entre  el 
marxista  Vicente Lombardo Toledano  (1894-1968) y el filsofo Antonio Caso, destacado representante del 
intuicionismo y el voluntarismo.  
45
 (...)"es caracterstica del marxismo occidental que nunca haya elaborado una cartografa exa cta  o adecuada 
de  su  propio  paisaje  intelectual".  Anderson,  P..  Consideraciones  sobre  el  marxismo  occidental .  Siglo  XXI. 
Mxico. 1985. p.86. 
46
  La obra principal de Snchez Vzquez Filosofa de la praxis (1967), que constituy su tesis doctoral en la 
Universidad Autnoma de Mxico, intenta ser  una nueva determinacin del marxismo que presuponga una 
postura  antidogmtica  de  esta  filosofa.  En  ella  se  desarrolla  la  idea  del  marxismo  como  una  filosofa  de  la 
praxis no solo con independencia de Gramsci sino como una mayor fundamentacin desde el punto de vista 
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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El  marxismo,  a  diferencia  de  la  mayor  parte  de  otras  filosofas, se ha caracterizado  
por una ms efectiva articulacin con la prctica poltica, econmica, social y cientfica del 
pas  o  regin  en  que  se  desarrolla.  Amrica  Latina  no  constituye  una  excepcin  de  esa 
regla.  Aun  cuando  no  siempre  prevalece  la  creatividad  y  los  elementos  aportativos  que 
enriquecen  esta  teora  porque  interpretaciones  simplificadoras  y  dogmticas  pueden  haber 
tenido  un    determinado  peso  en  algunos  momentos,  sin  embargo,    la  reflexin  cuando  ha 
sido  genuinamente  crtica  por  parte  de  los  representantes  autnticos  del  marxismo  ha  
contribuido a su enriquecimiento terico
47
.  En  este  plano  Amrica  Latina  tampoco  es  una 
excepcin.  
     Amrica  Latina  ha      generado  tanto  en  el  orden  poltico  como  intelectual 
personalidades  creativas  del  marxismo  cuyo  reconocimiento  internacional  les  hace  ser 
considerados  a  una  escala  de  mayor  trascendencia  en  los  estudios  sobre  el  desarrollo 
universal  del  marxismo.  Entre    ellas  sobresalen  Jos  Carlos  Maritegui,  Ernesto  Che 
Guevara, Fidel Castro, Rodney Arismendy, Eli de Gortari, Adolfo Snchez Vsquez, etc.    
     La  historia  latinoamericana  del  siglo  XX  se  puede  escribir  desde  cualquier 
perspectiva  ideolgica,  ya  sea  atacando  al  marxismo  o  identificndose  con  l,  pero  jams 
ignorando  su  significacin  como  momento  intelectual  relevante  para  esta  regin  y  mucho 
menos  el  efecto  poltico  de  la  actividad  de  quienes  han  militado  en  organizaciones  de  tal 
carcter  o  de  forma  independiente  han  ejecutado  su  labor  poltica  y  cultural  inspirados  en 
sus presupuestos.
48
 
La  filosofa,  en  toda  poca,  ha  jugado  el  papel  de  escarpelo  revelador  de  las 
encubiertas esencias de sus respectivos presentes, pero siempre ha resultado ms atractiva y 
                                                                                                                                                                                                     
materialista. As desarrolla una interpretacin original de la obra de Marx a partir de una nueva lectura de los 
Manuscritos  econmico  y  filosficos  de  1844  y  de  las  Tesis  sobre  Feuerbach.              Snchez  Vzquez  ha 
incursionado  con  merecido  prestigio  en  el  terreno  de  la  esttica  marxista  en  Las  ideas  estticas  de  Marx 
(1965)  y  Esttica  y  marxismo  (1970),  as  como  en  la  crtica  al  estructuralismo  y  en  la  reconstruccin  del 
paradigma del socia lismo, especialmente en momentos tan difciles como el posterior al derrumbe de la URSS 
en los que ha mantenido una consecuente defensa del marxismo y del socialismo.  
47
  Colectivo  de  autores  Coordinador.  Guadarrama,  P.  Despojados  de  todo  fetiche.  La  autenticidad  del 
pensamiento marxista en Amrica latina.  Universidad INCCA de Colombia. Bogot. 1999 
48
  Vase:  Colectivo de autores Coordinador.  Guadarrama,  P.  Bosquejo  histrico del marxismo en Amrica 
Latina en. Filosofa en Amrica Latina Editorial Flix Varela. La Habana, 1998.p. 180-264.  
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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prometedora por su funcin de pretensiones predictivas. No ha habido filsofo que no haya 
incursionado de alguna manera en el especulativo terreno de avizorar los posibles rumbos 
de  la  historia,  aunque  no  todos  han  contado  con  los  catalejos  idneos  que  les  permiten 
mayor nitidez en la captacin de esas brumosas imgenes. 
Y una de esas expresiones que esto ha intentado de forma sui generis tambin con la 
pretensin,  al  menos  su  ala  derecha,    de  una  superacin  tanto  del  materialismo  y  el 
idealismo,  como  del  capitalismo  y  del  socialismo  real  en  una  postura  evidentemente  
tercerista
49
 ha sido la llamada filosofa de la liberacin 
Esta  corriente  de  pensamiento,  si  bien  no  constituye  un  movimiento  homogneo 
pues  en  su  seno  se  encuentran  intelectuales  de  la  ms  diversa  formacin  filosfica  y 
posicin  ideolgica,  al  menos  coincide  en  la  necesidad  de  la  liberacin  de  los  pueblos 
latinoamericanos,  independientemente  del  hecho  de  que  conciban  tal  tarea  de  modo  muy 
diferente.  Sus  principales  antecedentes  se  encuentran  en  el  movimiento  de  estudio  de  las 
ideas filosficas latinoamericanas que a partir de los aos cuarenta tom auge en Mxico, 
principalmente con la obra de Leopoldo Zea quien  plantea en un anlisis filosfico lo que 
despus ser objeto en el plano econmico y sociolgico de la teora de la dependencia, e 
intenta  proponer  alternativas  de  escape  a  la  desventajosa  situacin  de  los  pases 
latinoamericanos 
50
.  
Pero fue en la Argentina de fines de la dcada del setenta donde tales ideas cobraron 
mayor  auge  y  entre  sus  antecedentes  adems  de    Zea  estara  el  peruano  Augusto  Salazar 
Bondy, as como de otros pensadores latinoamericanos, como es el caso de Arturo Andrs 
Roig,
51
 entre otros y de la  teologa  de  la  liberacin, como Juan Carlos Scannone quien ha 
                                                                 
49
  En  lo  que  podramos  llamar  ala  derecha  del  movimiento,  fue  entendida  la  filosofa  de  la  liberacin 
como  una  alternativa  entre  el  individualismo  liberal  del  capitalismo  y  el  marxismo,  que  era  acusado  de 
colectivismo  anticristiano.  Fue,  en  tal  sentido,  una  tpica  posicin  tercerista,  otra  manifestacin  ms  de  la 
ambigedad Roig, A.A. ,  El pensamiento latinoamericano y su aventura, Centro Editor de Amrica Latina, 
Tucumn.  1994.p.  58. 
50
      Vase:  Guadarrama,P.  La  evolucin  de  las  ideas  de  Leopoldo  Zea  como    antecedente  y    pilar    de    la 
filosofa    latinoamericana    de    la    liberacin.  Lateinamerika.  Rostock .#2.  1987.p  9-26.  Revista Cubana de  
Ciencias Sociales La Habana. l987. n. 13. 131-149. 
51
 Cerutti, H,  Filosofa de la liberacin latinoamericana, Fondo de Cultura econmica, Mxico.  1983.p. 28.  
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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tratado  de  vincular  la  gnesis  de  esta    filosofa  y  la  religiosidad  a  la  sabidura  popular
52
.   
Junto a Zea y sus discpulos se incorporaron los argentinos exiliados Enrique Dussel, quien 
se  convirti  en  una  de  las  figuras  fundamentales  de  esta  corriente; Horacio Cerutti, uno de 
los crticos ms agudos de las limitaciones de la mismas posteriormente y otros.  
Si  se  efecta  un  rastreo  histrico de esta corriente durante e momento de sus cuatro 
dcadas  de  existencia  a  fines  del  pasado  siglo  XX  e  inicios  del presente, se aprecia que su  
imprecisin ideolgica era mucho ms comn durante sus primeros aos. Posteriormente la 
agudizacin  de  las  contradicciones  en  la  situacin  socioeconmica  de  los  pases 
latinoamericanos, marcada por la insoportable deuda externa  y por las inconsecuencias que 
se  derivan  del  injusto  orden  econmico  internacional,  que  ha  hecho  fracasar  hasta  los 
proyectos  fascistoides  y  dictatoriales  de  las  oligarquas  nacionales  en  complicidad  con  los 
monopolios  transnacionales  y  por  ultimo  el  fracaso  del  socialismo  sovitico  y  de  Europa 
Oriental,  ha  obligado  a  los  filsofos  de  la  liberacin  a  asumir  una  posicin  ms  difana  al 
respecto  y  hasta  radicalizaciones  en  algunos  casos,  en  favor  de  justificar  las  razones  de  las 
ideas socialistas.  
Otro  rasgo  comn  en  ambos  pensadores  consiste  en  proponer  la  investigacin  del 
pensamiento  y  la  cultura  latinoamericana  como  vas  para  la  bsqueda  de  la  identidad  y  la 
integracin  cultural  de  estos  pueblos:  ...es  a  travs  de  la  integracin  cultural  como  ser 
posible  alcanzar  la  integracin  real  y  eficaz  de  Amrica  Latina  propone  el  destacado 
filosofo  peruano  Francisco  Miro  Quesada 
53
,  quien  desde  la  filosofa  analtica  ha 
simpatizado con esta corriente.  Este parece ser uno de los elementos que mayor aceptacin 
encuentra  entre  otros  seguidores  de  la  filosofa  de  la  liberacin  quienes  contribuyen 
notablemente  a  rescatar  los  valores  que  encierra  la  cultura  regional,  pero  limitan  las 
                                                                 
52
  Despues de la problematica de la liberacion (...) tambien dio que pensar a  la filosofia, pues esta, como 
amor a la sabiduria, se cuestiono a si misma a partir de la sabiduria que la relgiosidad popular latinoamericana 
entrana  .  Scannone,  J.C.  Hacia  una  filosofia  a  partir  de  la  sabiduria  popular      en  Ellacuria  I.  y  Scannone, 
J.C.Para una filosofia desde America Latina.  Pontificia Universidad Javeriiana. Bogota. 1992.  p. 123.   
53
  Mir  Quesada,  F.  Estudios  latinoamericanos,  dependencia  y  liberacin  en:  Latinoamrica,  UNAM, 
Mxico. 1979. p. 13.  
 
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39 
funciones  de  la  filosofa  a  contribuir  a  la  revelacin  de  dichos  valores  y  a  la  toma  de 
conciencia de su significado. 
Los  intentos  por  elaborar  una  metafsica  propiamente  latinoamericana  han  estado   
presentes  en  muchos  de  los  representantes  de  la  filosofa  de  la  liberacin,  especialmente 
entre aquellos que buscan su mayor vnculo con la teologa de la liberacin y aspiran por el 
camino  religioso  encontrar  alguna  atalaya  desde  donde  contemplar  el  venidero  hombre 
liberado.  
La mayora de los filsofos de la liberacin insisten en la necesidad de establecer un 
proyecto  superior  de  sociedad  ms  humana, y en tal sentido consideran que el capitalismo 
salvaje  ya  demostr  su  incapacidad  para  lograrla,  por  lo  que  se  requiere  la  elaboracin  de 
nuevas variantes sociales.  
 Esta  filosofa,  emergida  como  expresin  de  insatisfaccin  con  las  formas 
tradicionales del filosofar, que se caracterizan por apoyarse en un universalismo abstracto y 
desvinculado  de  las  exigencias  terrenales  del  mundo  latinoamericano,  al  no  constituir  un 
movimiento  filosfico  homogneo  tampoco  ofrece  propuestas  comunes  de  alternativas de 
desarrollo poltico-social para Amrica Latina, ni tampoco coincide en la formulacin de un 
mtodo y una antropologa filosfica comnmente aceptada por todos sus simpatizantes.  
No  obstante  la  diversidad  de  clasificaciones  que  se  pueden  ofrecer  sobre  los 
distintos  subgrupos  o  tendencias  que  conforman  dicha  corriente  y  los  elementos 
diferenciadores  de  cada  uno  de  ellos,  existen  algunos  elementos  comunes  respecto  a  la 
bsqueda  de  alternativas  sociales  para  los  pueblos  latinoamericanos.  El  principal  es que el 
modelo  de  capitalismo  dependiente  que  le  ha  tocado  desempear  a  los  pases 
latinoamericanos  no  asegura  reales  posibilidades  de  desarrollo  y  de  dignificacin  del 
hombre de estas tierras. Esto significa que coinciden en que el actual orden socioeconmico 
y poltico debe ser modificado sustancialmente; aunque no todos admiten con agrado que 
deba  ser  sustituido  por  un  modelo  propiamente  socialista,  s  reconocen  mayores 
posibilidades en una sociedad en que prevalezcan medidas de control social y regulacin de 
la distribucin de la riqueza, que favorezcan a los sectores populares ms pobres. 
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
Eikasia. Revista de Filosofa, ao III, 17 (marzo 2008). http://www.revistadefilosofia.org 
 
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Sin  embargo,  las  formulaciones  y  modelos  propugnados  por  los  seguidores  de  esta 
filosofa  no  resultan  regularmente  precisos  y  tampoco  fcilmente  indicativos  de  las  vas 
para  alcanzarlos.  La  ambigedad,  la  retrica  sentimentalista  y  el  humanismo  abstracto  ha 
permeado en muchas ocasiones el discurso de la filosofa latinoamericana de la liberacin.  
Su humanismo se revela claramente en su defensa de las condiciones humanas de la 
poblacin indgena, as como de la mujer y otros sectores marginados y discriminados, y en 
la reivindicacin de estos en la historia de Amrica, 
54
 
Permanente  y  justa  preocupacin  de  la  filosofa  de  la  liberacin  ha  sido  la 
revalorizacin  de  la  cultura  y,  en  especial,  de  la  historia  de  las  ideas  filosficas  en  Amrica 
Latina
55
.  Sus  seguidores  han  acentuado  la  necesidad  de  reforzar  nuestra  identidad  como 
pueblos  que  tienen  una  historia  y  enemigos  comunes:  especialmente  el  imperialismo 
norteamericano.  La  bsqueda  de  una  filosofa  estrictamente  original  de  Latinoamrica  ha 
constituido en determinado perodo una de sus misiones, que ha tenido el defecto de ignorar 
el carcter histrico universal de la filosofa. 
De  gran  valor  resulta  el  sentido  humanista
56
  que  anima  la  filosofa  de  la  liberacin, 
manifiesto  en  las  intenciones  de  sus  representantes  encaminadas  a  lograr  que  el  hombre 
latinoamericano alcance su plena dignidad y realice su utopa concreta.  
La  filosofa  de  la  liberacin  constituye  una  de  las  expresiones  de  continuidad  de  lo 
mejor  de  la  tradicin  humanista  y  desalienadora  que  ha  caracterizado  al  pensamiento 
latinoamericano en su historia.  
A  partir  de  los  aos  cuarenta    en  Amrica  Latina,  especialmente    despus  de  la 
segunda  guerra  mundial,  se  produce  una  aceleracin  de  la  vida  filosfica  latinoamericana 
                                                                 
54
 El primer protagonista de la historia latinoamericana posterior el choque cultural del 1492, invisible a la 
Modernidad, son los indios mismos, cuya historia posterior dura ya 500 aos Dussel, E.  El encubrimiento 
del indio: 1492. Hacia el origen del mito de la modernidad, Editorial Cambio XXI, Mxico.1994.p. 182.  
55
  Vase:  Pla  Leon,  R  y  Vila  Bormey  M.T.  La  filosofia  de  la  liberacion  en  el  contexto  de  la  filosofia 
latinoamericana en Colectivo de autores Coordinacin. Guadarrama, P. Bosquejo  histrico del marxismo en 
Amrica Latina Filosofa en Amrica Latina Editorial Flix Varela. La Habana, 1998.p. 265-338. .  
56
  Vase:  Colectivo  de  autores  .  Direccion  P  .  Guadarrama.  Humanismo  y  Filosofa  de  la  Liberacin  en 
Amrica Latina..Editorial. El Bho. Bogot. 1993 
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41 
que  produce  una  proliferacin  de  escuelas  de  diversas  tendencias.  La  fenomenologa  y  el 
existencialismo toman relativo auge vinculados a la preocupacin  humanista  y axiolgica 
que se increment a en la filosofa.    
Hasta  ese  momento  haba  prevalecido  la  fuerte  tendencia  antipositivista  que 
comienza  a  debilitarse  y  se  observa    cierta  tendencia    a  recuperar  la  imagen  de  la  filosofa 
cientfica  al  estilo  de  la  analtica.  Algunos  latinoamericanos  en  esa  poca,  como  Mario 
Bunge  y  Francisco  Miro  Quesada,  entre  otros,    se  orientan  por  esas  vas  neopositivistas 
aunque posteriormente tambin las critiquen.  
As  van  apareciendo  algunos  adeptos  al  positivismo  lgico    impulsado  por  el 
Crculo de Viena,  que realmente tomaran mayor fuerza a partir de la dcada de los sesenta 
con  cultivadores  significativos  como  los  mexicanos  Luis  Villoro  y  Fernado  Salmeron,  el 
brasilero  Newton  da  Costa  y  mas  recientemente  los  argentinos  Eduardo  Rabossi  y  Osvaldo 
Guariglia, los mexicanos Enrique Villanueva,  Leon Olive, etc. 
57
 
     Toman  fuerza  aqu  esa  nuevas  forma  de  reduccionismo,  que  en  lugar  de  reducir 
todo al mundo de lo biolgico, como hacia el viejo positivismo, ahora aparecen los intentos 
de  logicismo  exagerado,  y  de  disolver  la  filosofa  exclusivamente  en  el  lenguaje  de  la 
ciencia.    Esta  es  la  poca  en  que  la  semitica  se  desarrolla  y  con  ella  la  semntica,  la 
pragmtica,  la  sintctica  y  aparecen  las  llamadas  formas    positivismo  lingstico  o 
semntico  
Con  la  introduccin  de  la    analtica,  se  producen  una  serie  de  cambios  en  toda  la 
vida  filosfica  latinoamericana,  porque  ella  parte  del  supuesto  que  no  le  interesa  tanto  la 
realidad como lo que se expresa lgica y cientficamente  sobre la realidad.  
Segn  este  criterio  no  necesariamente  tiene  el  filosofo  que  plantearse  anlisis  del 
mundo, sino lo que expresan  los filsofos sobre el mismo y particularmente  la rigurosidad 
del aparato categorial y epistemolgico que estos emplean, en una palabra el lenguaje de la 
                                                                 
57
  Vase: Gracia, J y otros.  El analisis filosofico en America Latina.  Fondo de Cultura Economica. Mexico. 
1985.  
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ciencia  y  de  la  filosofa.    Esas  tesis    tienen  su  origen  en  el  empirismo  anglosajn  y  en 
subjetivismo que le acompaa.  
Los  rasgos  ms  comunes  a  la  filosofa  analtica  son:  1)la  preocupacin  por  el 
lenguaje y la aclaracin del significado del lenguaje; 2) el inters en la lgica y su uso en el 
discurso  filosfico;  3)  una  actitud  muy  positiva  hacia  la  ciencia  y  4),  el  presentimiento  de 
que  las  proposiciones  no  empricas  de  tipo  no  sintctico  son  problemticas.    Todo  est 
dirigido, segn sus criterios,  a tratar de construir  un  lenguaje  de  las  ciencia  que  sea  lo  ms 
consecuente  posible,  lo  ms  articulado  a  una  lgica  de  la  demostracin,  de  la 
argumentacin, que sirva para que el filsofo avance y se establezca sobre bases slidas.  
No  cabe  dudas  que  los  filsofos  analticos han contribuido  de algn modo tambin 
al desarrollo de la ciencia, de la lgica y han desarrollado un tipo de filosofa que puede ser 
se  gran  utilidad  en  determinados  aspectos  para  el  enriquecimiento  del  rigor  terico  de  la 
argumentacin filosfica  y cientfica. Pero con su excesiva  preocupacin por el lenguaje de 
la  ciencia,  se  han  olvidado  que  la  filosofa  no  se  puede  nutrir  simplemente  de  conceptos 
abstractos,  sino  que  estos  deben  ser  instrumentos  para  la  comprensin  de  la  totalidad 
concreta que  sirvan para conocer mejor el mundo en que vivimos  y tratar de transformarlo 
en algo mejor.  
Algunos  analticos  se  han  percatado  de  las  nefastas  consecuencias  que  trae 
aparejada una actitud de neutralidad axiolgica y de distanciamiento de  la realidad al  evitar 
su    identificacin  con  las  circunstancias  sociales  y  polticas  en  las  cuales  se  engendra  la 
filosofa y en los ltimos aos ha aparecido entre algunos de ellos  una cierta preocupacin, 
a  travs  de  la  tica  y  de  la  filosofa  poltica  con  algunos  problemas  sociales 
contemporneos.  
En  la  segunda  mitad  del  pasado  siglo  XX  la  produccin  filosfica  latinoamericana 
se enriqueci considerablemente  con el desarrollo de mltiples expresiones y tendencias de 
muy diversas orientaciones epistemolgicas e ideolgicas.  
La  filosofa  de  orientacin  religiosa  revivi  en  determinados  ambientes  de 
universidades privadas e instituciones confesionales. La metafsica tom vuelo nuevamente 
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
Eikasia. Revista de Filosofa, ao III, 17 (marzo 2008). http://www.revistadefilosofia.org 
 
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en  determinados  espacios  acadmicos.  Nuevas  crticas  al  racionalismo  aparecieron  bien 
desde el discurso posmodernista o vitalista. A su vez el debate con el postmodernismo y al 
irracionalismo ha dado lugar a debates enriquecedores del ambiente intelectual en la regin.  
Son  mltiples  las  pruebas  de  la  riqueza  filosfica  latinoamericana  que  las 
investigaciones  de  la  historiografa  filosfica,  incrementadas  considerablemente  en  los 
ltimos aos, as lo demuestran.  
Lo  que  hace  que  un  pensador  o  una  idea  formen  parte  de  la  historia  de  la  filosofa 
latinoamericana  es  en  primer  lugar  el  rigor  terico  de  su  produccin  intelectual.  Solo  en 
segundo  lugar  la  condicin  de  producirse    de  algn  modo  articulado  a  la  herencia  cultural 
latinoamericana, no por el simple hecho de que su autor sea nativo de estas tierras -pues en 
ocasiones  se  trata  de    inmigrantes  que  enriquecen  la  cultura  latinoamericana-,  sino  por 
corresponderse  al  nivel  de  exigencias  epistemolgicas,  axiolgicas  e  ideolgicas    del 
contexto latinoamericano en que se genera.  
La  mayor  parte  de  los  pensadores  latinoamericanos    que  han  asumido  ideas 
filosficas    provenientes  de  Europa  o  de  otras  regiones  del  mundo,  lo  han  hecho 
desprejuiciadamente, esto es, sin demasiada precaucin sobre la posibilidad de ser acusados 
de  mimticos.    Cuando  han  encontrado  una  idea  de  valor  la  han  hecho  propia  y  la  han 
defendido con el mismo ahnco que su autor.  Ms les ha importando la utilidad y la validez 
epistemolgica  de cualquier idea  que el sello de procedencia de su fabricacin.  
Si  hasta  no  hace  mucho  tiempo  a  los  filsofos  latinoamericanos  resultaba 
relativamente  sencillo  clasificarlos  como  positivistas,  marxistas,  fenomenlogos,  tomistas, 
existencialistas, analticos, etc. , pues todas y cada una de estas modalidades entre otras han 
tenido aqu su expresin  en la mayor parte de los casos  de manera  sui generis, - ya que no 
han  sido  meros  copiadores  de  frmulas  acabadas,  sino  que  han  asumido  estas  corrientes 
ms como mtodos de reflexin  que como sistemas terminados -, en la actualidad el asunto 
de las clasificaciones no resulta tan sencillo. 
Se ha hecho cada vez ms comn no solamente la usual evolucin en los pensadores 
que al conocer nuevas elaboraciones filosficas ms acabadas las hacen suyas y abandonan 
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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algunas anteriores, sino tambin una actitud menos sectaria y por tanto menos hostil ante el 
valor de ideas provenientes de otras tradiciones de pensamiento distintas a las  suscritas.  
El espritu de la tolerancia,  al menos en el mundo filosfico latinoamericano, ha ido 
ganando terreno en  el momento actual para anunciar la posibilidad del completamiento de 
la  modernidad.  Sin  embargo,  lamentablemente  no  deja  de  existir  alguna  que  otra  
inexpugnable  capilla  aislada    de  ciertas  posturas  filosficas  que  evaden  el  dilogo  que  no 
sea con su espejo. Por fortuna tales actitudes son minoritarias. 
Una  breve  caracterizacin    del  momento    actual  de  la  filosofa  latinoamericana   
tiene  que tomar en cuenta la profesionalidad de la mayora de los ejecutivos   de la filosofa 
que   se expresa en su formacin  como licenciados  en dicha especialidad o en estudios de 
postgrado,  doctorados,  dominio  de  lenguas  extranjeras,  fundamentalmente  modernas    y 
buen  dominio  de  los  instrumentos  de  bsqueda  bibliogrfica  informatizada  y  de 
comunicacin. 
Tambin debe apuntarse el  pluralismo de corrientes y posturas dentro de cada  una 
de ellas, que ha llevado a plantearse la idea del fin de los imperios filosficos.  Ya no es tan 
fcil  que  una  filosofa  adquiera  expresiones  de  marcado  predominio  sobre  otras    como  en 
otros  tiempos  pudo  hacerlo  la  escolstica,  el  racionalismo,  el  positivismo,  la 
fenomenologia
58
, el marxismo o el irracionalismo. 
Es ms comn encontrar la frecuente imbricacin de posiciones en que en ocasiones 
llegan  a  confundirse  las  posiciones,  sin  que  necesariamente  signifique  posturas  eclcticas, 
sino  en  verdad   electivas  como sostenan aquellos ilustrados latinoamericanos, respecto a 
las distintas verdades contenidas en filosofas heterogneas. 
La apertura al dilogo filosfico permite que en los ltimos aos en Amrica Latina, 
en los congresos de filosofa, puedan  debatir  respetuosamente  un tomista, un marxista, un 
analtico, etc., 
59
  y    lo  que  resulta  ms  importante:  arribar  a  criterios  de  comn  acuerdo, 
                                                                 
58
Vase:  Colectivo  de  autores.  Fenomenologia  en  America  Latina.  Memoria  del  Primer  Coloquio 
Latinoamericano de Fenomenologia. Universidad de San Buenaventura. Bogota. 2000.  
59
    Vase:  Gutierrez,  C  (editor).  El trabajo filosofixco de hoy en el continente. Memorias del XIII Congreso 
Interamericano de Filosofia.  Universidad de Los Andes. Bogota. 1994.  
Guadarrama Gonzlez, Pablo: Filosofa latinoamericana: momentos de su desarrollo. 
 
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aunque  mantengan  sus  respectivas  visiones  cosmovisivas,  epistemolgicas,  metodolgicas 
e  ideolgicas.  Numerosas  memorias  de  congresos
60
  y  otras  publicaciones  colectivas 
demuestran ese espritu de construccin colectiva superando sectarismos filosficos.  
        La  vida  filosfica  ha  multiplicado  su  existencia  en  el  nacimiento  de  numerosas 
facultades de filosofa, congresos, libros de colectivos de autores
61
 , revistas, diarios incluso 
en sus pginas culturales
  62
, y otras publicaciones en Internet, etc. Y aunque el racionalismo 
instrumental  y  pragmtico  intenta    desvirtuar  la  profesin  por  su  limitado  carcter  utilitario 
por  otro  lado  aparecen  tendencias  a  revitalizar  la  labor  de  los  filsofos  como  think  tanks 
(tanques  pensantes)  e  idelogos  de  partidos,  gobiernos,  instituciones  de  la  sociedad  civil, 
etc., de gran utilidad ideolgica para disear alternativas en este mundo globalizado, en que 
esta  en  juego  la  validez  de  las  propuestas  neoliberales.  En  tiempos  que  se  presupone 
prevalece  la  sociedad  del  conocimiento,  la  subordinacin  a  las  redes  informatizadas
63
  y 
cuando surgen amenazantes conflictos  del desarrollo cientifico-tecnolgico,  demogrficos, 
ecolgicos,  culturales,  etc.,    en  tiempos  de  globalizacin  y  presunta  posmodernidad
64
, as 
como  propuestas  alternativas  que  indican  que  en  el  orden  socioeconmico  y  poltico  otro 
mundo es posible y que el socialismo del siglo XXI augura ser muy diferente al del pasado 
siglo  XX,  la  filosofa  en  Amrica  Latina,  a  la  par,  parece  que  inicia  otro  desafiante 
momento de su desarrollo.    
                                                                 
60
      Vase:  Giusti,  M  (  Editor).  La  filosofia  en  el  siglo  XX.  Balance  y  perspectivas.  Actas  del  VII Congreso 
Nacional de Filosof a. Pontificia Universidad Catlica del Peru. Lima. 2000.  
61
    Vase: Salas Astrain, R. (Coordinador Acadmico). Pensamiento Critico Latinoamericano. Ediciones 
Universidad Catolica. Silva  Henriquez. Tomo I, II y III. Santiago de Chile. 2005.  
62
    Vase:  Comesana,  G.  Perez  Estevez.   A  y  A.  Marquez-Fernandez.  Signos  de  Rotacion.  Pensadores 
Iberoamericanos.Universidad Catolica Cecilio Acosta. Maracaibo 2002.  
63
  (...) en la era de la informacion,  cada vez se organizan mas en torno a redes. Estas constituyen la nueva 
morfologia  social de nuestras sociedades y la difusion de su logica  de enlace modifica de forma sustancial la 
opracion y los resultados  de los procesos de produccion, la experiencia, el poder y la cultura. Castell,  M.  La 
era de la informacion. Siglo XXI. Mexico. 1999. T. I. P. 505.  
64
 Vase; Guadarrama,P. Cultura y educacin en tiempos de globalizacin posmoderna. Editorial Magisterio. 
Bogot, 2006.