Señor
JUEZ MUNICIPAL DE FACATATIVA (REPARTO)
E. S. D.
Referencia: Acción de Tutela para proteger los derechos a la vida en
condiciones dignas, a la salud y al acceso a la misma.
Accionante: ANA JOSEFA DE LAS MERCEDES PINEDA GARNICA
Accionada: CONVIDA EPS
MARIA ALEJANDRA GARZON PINEDA, identificada con cedula de ciudadanía No.
35.537.800 de ___ Cundinamarca, con domicilio en la calle 2E #1ªA-24 Sur de
Facatativá y con abonado telefónico No. 3125810824, actuando como agente oficioso
de mi señora madre ANA JOSEFA DE LAS MERCEDES PINEDA GARNICA,
identificada con cedula de Ciudadanía No. 35.517.622 de Facatativá, en ejercicio del
artículo 86 de la Constitución Política, y de conformidad con los Decretos 2591 de
1991, 306 de 1992, 1983 de 2017 y 1386 de 2000, interpongo ante su despacho la
presente Acción de Tutela, con el fin de que se le protejan a mi señora madre los
derechos fundamentales a la vida en condiciones dignas, a la salud y al acceso a la
misma en contra de la EPS CONVIDA, con fundamento en los siguientes:
HECHOS
1. Que desde el año 2014, vengo sufriendo unas molestias en mi cadera,
donde en primer momento me diagnosticaron que “hay perdida del espacio articular de
la cadera derecha y tanto el acetábulo como la cabeza femoral muestran cambios de
esclerosis subcondrales” que en esa época mi cadera izquierda estaba en buenas
condiciones, ya a la fecha no puedo caminar, pues tengo afectada totalmente la
cadera, requiriendo de manera urgente la cirugía de REEMPLAZO TOTAL DE CADERA
DERECHA.
2. que he realizado reiteradas peticiones a la EPS CONVIDA, sin que a la
fecha me hayan dado una contestación favorable, siempre con evasivas o me envían a
realizarme nuevamente los exámenes, es decir me dejan vencer las órdenes médicas.
3. que en los meses de agosto y noviembre me ordenaron practicarme
varios exámenes de:
1. Creatinina suero orina y otros.
2. Cuadro hemático o hemograma hematocrito y leucograma.
3. Glucosa en suero LCR otros fluidos.
4. Nitrógeno ureico.
5. Protombina tiempo PT.
6. Tromboplastina tiempo parcial PTT.
7. RX torax (PA O P A y lateral) reja costal.
8. Electrocardiograma y
9. Consulta con anestesiología.
Que todas las anteriores solicitudes de exámenes tienen como característica
que son prequirúrgicas, sin que a la fecha me hayan practicado ninguno de ellos.
4. que el día 03 de diciembre de 2018, radique ante la EPS CONVIDA y ante la
Secretaria de Salud de Facatativá, un derecho de petición en el cual solicitaba la
realización de REMMPLAZO PROTESTICO TOTAL PRIMARIO SIMPLE DE CADERA,
CONSULTA PRIMERA VEZ POR ESPECIALISTA EN ANESTESIOLOGÍA, TIEMPO DE
TROMBOPLATÍNA (TTP), ELECTROCARDIOGRAMA DE RITMO SUPERFICIE SOD Y
TIEMPO DE PROTROMBINA (TP9), en dicho derecho de petición recalqué que llevo
más de cuatro (4) años en este proceso, en los cuales ya me habían solicitado estos
procedimientos, pero nunca me dieron respuesta del mismo, de igual manera referí que
soy una persona que trabaja como independiente y debido a que no me encuentro en
condiciones físicas no he podido ejercer mi profesión y me encuentro dependiendo de
mi familia, sin que a la fecha se me haya dado contestación.
5. que me encuentro altamente preocupado, porque si la EPS CONVIDA hubiese
sido diligente en su momento, no tendría en la actualidad la afección de las dos
caderas, podría valerme por mis propios medios, pero no, para poder desplazarme
debo hacerlo con ayuda, bien sea alguna persona o con un caminador, es decir me
encuentro reducido físicamente por la negligencia que ha demostrado la EPS
CONVIDA, con las expedición y autorización en la toma y realización de los respectivos
exámenes médicos prequirúrgicos y su posterior procedimiento quirúrgico.
6. En la actualidad tengo 58 años de edad, y tengo diagnostico de diabético e
hipertenso, lo que podría dificultar un poco mi condición de vida, poseo gran angustia
por lo que pueda desencadenar esta negligencia de parte de la EPS CONVIDA, he
tenido episodios donde me ha tocado pedir prestado dinero y recurrir a mendigar para
comprar los medicamentos que en ocasiones se me demoran mas de la cuenta.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
SENTENCIA T-121 DE 2015: DERECHO A LA SALUD-Doble connotación al ser un
derecho fundamental y al mismo tiempo un servicio público
La salud tiene dos facetas distintas, que se encuentran estrechamente ligadas: por una
parte, se trata de un servicio público vigilado por el Estado; mientras que, por la otra, se
configura en un derecho que ha sido reconocido por el legislador estatutario como
fundamental, de lo que se predica, entre otras, su carácter de irrenunciable. Además de
dicha condición, se desprende el acceso oportuno y de calidad a los servicios que se
requieran para alcanzar el mejor nivel de salud posible.
PRINCIPIO DE INTEGRALIDAD EN LA PRESTACION DEL SERVICIO DE
SALUD-La prestación del servicio de salud debe ser oportuna, eficiente y de
calidad
El derecho a la salud implica el acceso oportuno, eficaz, de calidad y en igualdad de
condiciones a todos los servicios, facilidades, establecimientos y bienes que se
requieran para garantizarlo. De igual manera, comprende la satisfacción de otros
derechos vinculados con su realización efectiva, como ocurre con el saneamiento
básico, el agua potable y la alimentación adecuada. Por ello, según el legislador
estatutario, el sistema de salud: Es el conjunto articulado y armónico de principios y
normas; políticas públicas; instituciones; competencias y procedimientos; facultades,
obligaciones, derechos y deberes; financiamiento; controles; información y evaluación,
que el Estado disponga para la garantía y materialización del derecho fundamental de
la salud.
DERECHO A LA SALUD-Reconocimiento del carácter fundamental en el ámbito
internacional
En el ámbito internacional, se ha destacado que este derecho implica que se le
asegure a las personas, tanto individual como colectivamente, las condiciones
necesarias para lograr y mantener el “más alto nivel posible de salud física y
mental”. Para ello, sin duda alguna, es necesario prever desde el punto legal y
regulatorio, condiciones de acceso en todas sus facetas, desde la promoción y la
prevención, pasando por el diagnóstico y el tratamiento, hasta la rehabilitación y la
paliación. Por esta razón, se ha dicho que el acceso integral a un régimen amplio de
coberturas, es lo que finalmente permite que se garantice a los individuos y las
comunidades la mejor calidad de vida posible.
DERECHO FUNDAMENTAL A LA SALUD-Elementos esenciales
En cuanto a los elementos que rigen el derecho fundamental a la salud, la Corte ha
destacado que se trata de aquellos componentes esenciales que delimitan su
contenido dinámico, que fijan límites para su regulación y que le otorgan su razón de
ser. El derecho a la salud incluye los siguientes elementos esenciales: la disponibilidad,
la aceptabilidad, la accesibilidad y la calidad e idoneidad profesional.
Del derecho fundamental a la salud: naturaleza, elementos, principios y derechos
que de él emanan. Reiteración de jurisprudencia
3.3.1. La Constitución Política de Colombia, en el artículo 48, al referirse a la seguridad
social, la describe como “un servicio público de carácter obligatorio que se prestará
bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de
eficiencia, universalidad y solidaridad en los términos que establezca la ley. // Se
garantiza a todos los habitantes el derecho irrenunciable a la seguridad social”. Con
posterioridad, al pronunciarse sobre el derecho a la salud, el artículo 49 dispone que:
“La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a
cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios
de promoción, protección y recuperación de la salud.
Corresponde al Estado organizar, dirigir y reglamentar la prestación de
servicios de salud a los habitantes y de saneamiento ambiental conforme a los
principios de eficiencia, universalidad y solidaridad. También, establecer las
políticas para la prestación de servicios de salud por entidades privadas, y
ejercer su vigilancia y control. Así mismo, establecer las competencias de la
Nación, las entidades territoriales y los particulares y determinar los aportes a
su cargo en los términos y condiciones señalados en la ley (…)”.
En numerosas oportunidades y ante la complejidad que plantean los requerimientos de
atención en los servicios de salud, la jurisprudencia constitucional se ha referido a sus
dos facetas: por un lado, su reconocimiento como derecho y, por el otro, su carácter de
servicio público[7].
En cuanto a la primera faceta, la salud debe ser prestada de manera oportuna[8],
eficiente y con calidad, de conformidad con los principios de continuidad,
integralidad[9] e igualdad[10]; mientras que, respecto de la segunda, la salud debe
atender a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos
previstos en los artículos 48 y 49 del Texto Superior.
3.3.2. Ahondando en la faceta de la salud como derecho, resulta oportuno mencionar
que ha atravesado un proceso de evolución a nivel jurisprudencial y legislativo, cuyo
estado actual implica su categorización como derecho fundamental autónomo. Para tal
efecto, desde el punto de vista dogmático, se consideró que dicha característica se
explica por su estrecha relación con el principio de la dignidad humana, por su vínculo
con las condiciones materiales de existencia y por su condición de garante de la
integridad física y moral de las personas.
Esta nueva categorización fue consagrada por el legislador estatutario en la Ley 1751
de 2015[11], cuyo control previo de constitucionalidad se ejerció a través de la
Sentencia C-313 de 2014[12]. Así las cosas, tanto en el artículo 1 como en el 2, se
dispone que la salud es un derecho fundamental autónomo e irrenunciable[13] y que
comprende –entre otros elementos– el acceso a los servicios de salud de manera
oportuna, eficaz y con calidad, con el fin de alcanzar su preservación, mejoramiento y
promoción.
3.3.3. En cuanto a su naturaleza, para los efectos de esta sentencia, resulta importante
reiterar que se trata de un derecho irrenunciable en lo que a su titularidad se refiere,
debido –precisamente– a su categorización como derecho fundamental. Asunto
diferente a su ejercicio, que depende –en principio– de la autonomía de la persona.
Esta diferenciación fue puesta de presente en la citada Sentencia C-313 de 2014, en
los siguientes términos:
“El atributo de la irrenunciabilidad predicable de un derecho fundamental
pretende constituirse en una garantía de cumplimiento de lo mandado por el
constituyente. Con todo, resulta oportuno distinguir entre la titularidad del
derecho y el ejercicio del mismo, pues, entiende la Sala que la titularidad de los
derechos fundamentales es irrenunciable, pero, el ejercicio de los mismos por
parte del titular es expresión de su autonomía. Así pues, si una persona en su
condición de titular del derecho fundamental a la salud, se niega a practicarse
un procedimiento, esto es, a materializar el ejercicio del derecho, prima
facie prevalece su autonomía. En cada caso concreto habrá de decidirse, si es
admisible constitucionalmente la renuncia del ejercicio del derecho, pues, tal
uso de la autonomía, puede entrar en tensión con otros valores y principios
constitucionales”.
3.3.4. En lo atinente a su cobertura, como mandato general, es claro que el derecho a
la salud implica el acceso oportuno, eficaz, de calidad y en igualdad de condiciones a
todos los servicios, facilidades, establecimientos y bienes que se requieran para
garantizarlo. De igual manera, comprende la satisfacción de otros derechos vinculados
con su realización efectiva, como ocurre con el saneamiento básico, el agua potable y
la alimentación adecuada. Por ello, según el legislador estatutario, el sistema de
salud: “Es el conjunto articulado y armó-nico de principios y normas; políticas públicas;
instituciones; competencias y procedimientos; facultades, obligaciones, derechos y
deberes; financiamiento; controles; información y evaluación, que el Estado disponga
para la garantía y materialización del derecho fundamental de la salud”[14].
Dentro de este contexto, en el ámbito internacional, se ha destacado que este derecho
implica que se le asegure a las personas, tanto individual como colectivamente, las
condiciones necesarias para lograr y mantener el “más alto nivel posible de salud física
y mental”[15]. Para ello, sin duda alguna, es necesario prever desde el punto legal y
regulatorio, condiciones de acceso en todas sus facetas, desde la promoción y la
prevención, pasando por el diagnóstico y el tratamiento, hasta la rehabilitación y la
paliación. Por esta razón, se ha dicho que el acceso integral a un régimen amplio de
coberturas, es lo que finalmente permite que se garantice a los individuos y las
comunidades la mejor calidad de vida posible.
De esta manera, como lo ha señalado la jurisprudencia, el derecho a la salud no se
limita a la prestación de un servicio curativo, sino que abarca muchos otros ámbitos,
como ocurre, por ejemplo, con las campañas informativas para el auto cuidado.
3.3.5. En aras de garantizar el citado derecho fundamental, el legislador estatutario
estableció una lista de obligaciones para el Estado, reguladas en el artículo 5 de la Ley
1751 de 2015, cuya lectura no puede realizarse de forma restrictiva, pues responden al
mandato amplio del deber del Estado de adoptar medidas de respeto, protección y
garantía[16]. Dichas obligaciones incluyen, a grosso modo, dimensiones positivas y
negativas. En las primeras, el Estado tiene el deber de sancionar a quienes dilaten la
prestación del servicio, así como generar políticas públicas que propugnen por
garantizar su efectivo acceso a toda la población; mientras que, en las segundas, se
impone el deber a los actores del sistema de no agravar la situación de salud de las
personas afectadas[17].
3.3.6. En cuanto a los elementos que rigen el derecho fundamental a la salud, la Corte
ha destacado que se trata de aquellos componentes esenciales que delimitan su
contenido dinámico, que fijan límites para su regulación y que le otorgan su razón de
ser. Así, en la citada Sentencia C-313 de 2014, se indicó que:
“[A] partir de dichos elementos se configura el contenido esencial del derecho,
el cual aparece como un límite para las mayorías, de tal modo que decisiones
del principio mayoritario que cercenen alguno de estos elementos pueden
eliminar el derecho mismo y por ello deben ser proscritas del ordenamiento
jurídico. // Por lo que tiene que ver con la interrelación, estima la Corte que es
perfectamente explicable, dado que la afectación de uno de los 4 elementos,
pone en riesgo a los otros y, principalmente, al mismísimo derecho. Si bien es
cierto, se trata de elementos distinguibles desde una perspectiva teórica, todos
deben ser satisfechos para lograr el goce pleno del derecho”.
De conformidad con lo previsto en el artículo 6 de la Ley 1751 de 2015, el derecho a la
salud incluye los siguientes elementos esenciales: la disponibilidad, la aceptabilidad, la
accesibilidad y la calidad e idoneidad profesional[18].
Más allá de que cada uno de estos elementos identifica aspectos esenciales del
derecho y que constituyen la fuente de las obligaciones del Estado y de otros actores
del sistema, no deben entenderse como parámetros independientes, pues de su
interrelación depende la efectiva garantía del derecho a la salud. Específicamente, en
relación con cada uno de ellos, se ha dicho que: (i) la disponibilidad implica que el
Estado tiene el deber de garantizar la existencia de medicamentos esenciales, agua
potable, establecimientos, bienes, servicios, tecnologías, instituciones de salud y
personal profesional competente para cubrir las necesidades en salud de la población;
(ii) la aceptabilidad hace referencia a que el sistema de salud debe ser respetuoso de la
diversidad de los ciudadanos, prestando el servicio adecuado a las personas en virtud
de su etnia, comunidad, situación sociocultural, así como su género y ciclo de vida.
Por su parte, (iii) la accesibilidad corresponde a un concepto mucho más amplio que
incluye el acceso sin discriminación por ningún motivo y la facilidad para acceder
físicamente a las prestaciones de salud, lo que a su vez implica que los bienes y
servicios estén al alcance geográfico de toda la población, en especial de grupos
vulnerables. De igual manera, se plantea la necesidad de garantizar la accesibilidad
económica y el acceso a la información.
Finalmente, (iv) la calidad se vincula con la necesidad de que la atención integral en
salud sea apropiada desde el punto de vista médico y técnico, así como de alta calidad
y con el personal idóneo y calificado que, entre otras, se adecue a las necesidades de
los pacientes y/o usuarios.
3.3.7. En lo que atañe a los principios que se vinculan con la realización del derecho a
la salud, desde el punto de vista normativo, se destacan, entre otros, los siguientes:
universalidad, pro homine, equidad, continuidad, oportunidad, prevalencia de derechos,
progresividad¸ libre elección, solidaridad, eficiencia, e interculturalidad[19].Para efectos
de esta sentencia, la Sala ahondará en cuatro de ellos, que resultan relevantes para
resolver el asunto objeto de revisión.
3.3.7.1. El principio de continuidad en el servicio implica que la atención en salud no
podrá ser suspendida al paciente, en ningún caso, por razones administrativas o
económicas, entre otras razones, porque ello constituiría un agravio a la confianza
legítima. Sobre este punto, en reiteradas ocasiones, la Corte ha manifestado que: “Una
de las características de todo servicio público, atendiendo al mandato de la prestación
eficiente (Art. 365 C.P.), la constituye su continuidad, lo que implica, tratándose del
derecho a la salud, su prestación ininterrumpida, constante y permanente, dada la
necesidad que de ella tienen los usuarios del Sistema General de Seguridad Social.
(…) [La] Corte ha sostenido que una vez haya sido iniciada la atención en salud, debe
garantizarse la continuidad del servicio, de manera que el mismo no sea suspendido o
retardado, antes de la recuperación o estabilización del paciente.”[20]
La importancia de este principio radica, primordialmente, en que permite amparar el
inicio, desarrollo y terminación de los tratamientos médicos, lo que garantiza la
integralidad en la prestación de los servicios, hasta tanto se logre la recuperación o
estabilidad del paciente. Por ello, repugna al ordenamiento constitucional, las
interrupciones arbitrarias que afectan la salud e integridad de las personas.
3.3.7.2. Uno de los principios más relevantes que incorpora la ley estatutaria es el pro
homine, fundado en la dignidad humana. De acuerdo con este mandato, las normas
han de ser interpretadas en favor de la protección y goce efectivo de los derechos de
los individuos, en procura de que los preceptos legales se conviertan en instrumentos
que respeten en la mayor medida posible, las garantías y prerrogativas esenciales para
la materialización de la mejor calidad de vida de las personas.
En lo que respecta al derecho a la salud, este Tribunal ha dicho que el principio pro
homine implica el deber de hacer una interpretación restrictiva de las exclusiones del
sistema y, de contera, una exégesis amplia de aquello que ha de entenderse incluido
en él. Puntualmente, en la precitada Sentencia C-313 de 2014, se expuso lo
siguiente: “En relación con el derecho a la salud, el principio pro homine se concretaría
en la siguiente fórmula: ‘la interpretación de las exclusiones debe ser restrictiva a la vez
que la interpretación de las inclusiones debe ser amplia. (…)’[21]. Esta fórmula,
obviamente varía si el ordenamiento jurídico supone como punto de partida para el
goce efectivo del derecho la inclusión como regla y la exclusión de servicios como
excepción”.
Por lo demás, es relevante traer a colación que, en cada caso concreto, la aplicación
del principio pro homine dependerá del análisis que se haga de las particularidades del
asunto y de lo que en él resulte más favorable para la protección del derecho. Al
respecto, en la sentencia previamente mencionada, se expuso que:
“No puede renunciar de antemano esta Corporación al escenario específico del
caso y a las circunstancias propias que, de manera excepcional, puedan
orientar una decisión más favorable y proporcional en procura del derecho
fundamental a la salud. Con todo, una concepción de las prestaciones en salud
que asuma la inclusión como regla y, la exclusión como excepción, clausura en
mucho las tensiones y dudas que impelen al intérprete a apelar al principio pro
homine”.
3.3.7.3. Otro de los principios que incluye la Ley 1751 de 2015 es de prevalencia de
derechos. De acuerdo con el literal f) del artículo 6 de la ley en cita, le compete al
Estado “implementar medidas concretas y específicas para garantizar la atención
integral a niñas, niños y adolescentes. En cumplimiento de sus derechos prevalentes
establecidos por la Constitución Política. Dichas medidas se formularán por ciclos
vitales: prenatal hasta seis (6) años, de los (7) a los catorce (14) años, y de los quince
(15) a los dieciocho (18) años”.
De ahí que, en tratándose de menores de edad, el derecho a la salud cobra mayor
relevancia, toda vez que se trata de sujetos que por su temprana edad y situación de
indefensión requieren de especial protección. Por esta razón, a partir de lo dispuesto en
el artículo 44 de la Constitución Política[22], la jurisprudencia constitucional ha
establecido que, como respuesta a su naturaleza prevalente[23], en lo que atañe al
examen de los requisitos para el otorgamiento de prestaciones en salud, la Corte ha
concluido que su análisis debe realizarse de forma flexible, en aras de garantizar el
ejercicio pleno de sus derechos[24].
3.3.7.4. Finalmente, la Ley Estatutaria de Salud le dedica un artículo especial al
principio de integralidad, cuya garantía también se orienta a asegurar la efectiva
prestación de este servicio[25].
Este mandato implica que el sistema debe brindar servicios de promoción, prevención,
diagnóstico, tratamiento, rehabilitación, paliación y todo aquello necesario para que el
individuo goce del nivel más alto de salud posible o al menos, padezca el menor
sufrimiento posible. En virtud de este principio, se entiende que toda persona tiene el
derecho a que se garantice su salud en todas sus facetas, esto es, antes, durante y
después de presentar la enfermedad o patología que lo afecta, de manera integral y sin
fragmentaciones.
Para los efectos de esta sentencia, resulta relevante indicar que, en atención del
principio pro homine, como previamente se dijo, en caso de que existan dudas en torno
a si el servicio se halla excluido o incluido dentro de aquellos previstos en el régimen de
coberturas, ha de prevalecer una hermenéutica que favorezca la prestación efectiva del
mismo. En efecto, el inciso 2 del artículo 8 de la Ley 1751 de 2015 establece que: “En
los casos en los que exista duda sobre el alcance de un servicio o tecnología de salud
cubierto por el Estado, se entenderá que este comprende todos los elementos
esenciales para lograr su objetivo médico respecto de la necesidad específica de salud
diagnosticada”.
Ahora bien, en el artículo 15 de la citada Ley 1751 de 2015, se establecen unos
criterios tendientes a determinar aquellos servicios que no serán financiados por los
recursos públicos asignados a la salud, cuya reglamentación se realizará en un lapso
de dos años por el Ministerio de Salud y Protección Social, a partir de la entrada en
vigencia de la ley en cita. Sobre el particular, la norma en cita dispone que:
“Artículo 15. Prestaciones de salud. El Sistema garantizará el derecho
fundamental a la salud a través de la prestación de servicios y tecnologías,
estructurados sobre una concepción integral de la salud, que incluya su
promoción, la prevención, la paliación, la atención de la enfermedad y
rehabilitación de sus secuelas.
En todo caso, los recursos públicos asignados a la salud no podrán destinarse
a financiar servicios y tecnologías en los que se advierta alguno de los
siguientes criterios:
a) Que tengan como finalidad principal un propósito cosmético o suntuario no
relacionado con la recuperación o mantenimiento de la capacidad funcional o
vital de las personas;
b) Que no exista evidencia científica sobre su seguridad y eficacia clínica;
c) Que no exista evidencia científica sobre su efectividad clínica;
d) Que su uso no haya sido autorizado por la autoridad competente;
e) Que se encuentren en fase de experimentación;
f) Que tengan que ser prestados en el exterior.
Los servicios o tecnologías que cumplan con esos criterios serán
explícitamente excluidos por el Ministerio de Salud y Protección Social o la
autoridad competente que determine la ley ordinaria, previo un procedimiento
técnico-científico, de carácter público, colectivo, participativo y transparente. En
cualquier caso, se deberá evaluar y considerar el criterio de expertos
independientes de alto nivel, de las asociaciones profesionales de la
especialidad correspondiente y de los pacientes que serían potencialmente
afectados con la decisión de exclusión. Las decisiones de exclusión no podrán
resultar en el fraccionamiento de un servicio de salud previamente cubierto, y
ser contrarias al principio de integralidad e interculturalidad.
Para ampliar progresivamente los beneficios la ley ordinaria determinará un
mecanismo técnico-científico, de carácter público, colectivo, participativo y
transparente.
Parágrafo 1°. El Ministerio de Salud y Protección Social tendrá hasta dos años
para implementar lo señalado en el presente artículo. En este lapso el
Ministerio podrá desarrollar el mecanismo técnico, participativo y transparente
para excluir servicios o tecnologías de salud.
Parágrafo 2°. Sin perjuicio de las acciones de tutela presentadas para proteger
directamente el derecho a la salud, la acción de tutela también procederá para
garantizar, entre otros, el derecho a la salud contra las providencias proferidas
para decidir sobre las demandas de nulidad y otras acciones contencioso
administrativas.
Parágrafo 3°. Bajo ninguna circunstancia deberá entenderse que los criterios
de exclusión definidos en el presente artículo, afectarán el acceso a
tratamientos a las personas que sufren enfermedades raras o huérfanas.”
Como se observa de lo expuesto, a futuro, como regla general, se entenderá que todo
está cubierto por el plan de salud a excepción de aquellas prestaciones que cumplan
con los criterios establecidos en la norma citada, pues la restricción para la financiación
de ciertos servicios resulta legítima dentro de una dinámica donde la exclusión sea la
excepción. Sin embargo, en virtud del principio pro homine, como reiteradamente se
ha señalado, de cumplirse ciertas condiciones, aun cuando el servicio esté excluido por
dichas normas, podrá ser suministrado, básicamente en aplicación del criterio
de “requerir con necesidad”, cuando ello se torne claramente indispensable para
asegurar la prevalencia de los derechos fundamentales.
En este orden de ideas, en la Sentencia C-313 de 2014, esta Corporación indicó
que “(…) al revisarse, los requisitos para hacer inaplicables las exclusiones del artículo
15, se está justamente frente a lo que la Sala ha entendido como “requerido con
necesidad”, con lo cual, queda suficientemente claro que esta categoría se preserva en
el ámbito normativo del derecho fundamental a la salud (…)”[26]. De manera que, tal
requerimiento se presenta si se cumplen las siguientes condiciones:
“a. Que la ausencia del fármaco o procedimiento médico lleve a la amenaza o
vulneración de los derechos a la vida o la integridad física del paciente, bien
sea porque se pone en riesgo su existencia o se ocasione un deterioro del
estado de salud que impida que ésta se desarrolle en condiciones dignas.
b. Que no exista dentro del plan obligatorio de salud otro medicamento o
tratamiento que supla al excluido con el mismo nivel de efectividad para
garantizar el mínimo vital del afiliado o beneficiario.
c. Que el paciente carezca de los recursos económicos suficientes para
sufragar el costo del fármaco o procedimiento y carezca de posibilidad alguna
de lograr su suministro a través de planes complementarios de salud, medicina
prepagada o programas de atención suministrados por algunos empleadores.
d. Que el medicamento o tratamiento excluido del plan obligatorio haya sido
ordenado por el médico tratante del afiliado o beneficiario, profesional que debe
estar adscrito a la entidad prestadora de salud a la que se solicita el
suministro.”[27]
Por consiguiente, con sujeción al criterio de necesidad, siempre que se verifique el
cumplimiento de los anteriores requisitos, el juez de tutela puede ordenar a una entidad
promotora de salud la entrega del medicamento o la prestación del servicio excluido del
POS, con el fin de brindar la protección inmediata de los derechos fundamentales de
los usuarios, sin perjuicio de que su financiamiento no recaiga directamente sobre ella,
como ocurre, por ejemplo, en el régimen contributivo, en donde dicha obligación está a
cargo del FOSYGA[28].
3.3.8. Ahora bien, dentro del Sistema de Seguridad Social en Salud, las personas
tienen la potestad de exigir ciertos derechos, cuya lista es abierta en atención a la
naturaleza dinámica del citado derecho. Así, la Ley 1751 de 2015 enlistó algunos de
ellos, que fueron agrupados por esta Corporación, en la Sentencia C-313 de 2014, de
la siguiente manera:
(i) Un primer grupo compuesto por aquellos derechos relacionados con el
acceso al derecho.
(ii) Un segundo conjunto relativo al acceso a la información.
(iii) Un tercer grupo asociado a la calidad del servicio.
(iv) Un cuarto grupo relativo a la aceptabilidad del servicio.
(v) Un quinto conjunto relacionado con otros derechos como la intimidad, la
prohibición de sometimiento a tratos crueles e inhumanos y el derecho no
soportar las cargas administrativas del sistema imputables a las entidades que
lo conforman.
3.3.8.3. Finalmente, el paciente tiene el derecho de exigir que no se le trasladen las
cargas administrativas, cuya obligación les corresponde asumir a los encargados en la
prestación del servicio de salud, con el propósito de que no constituyan un obstáculo
para la eficiente prestación del servicio. Al respecto, la Corte ha dicho que:
“(…) cuando por razones de carácter administrativo diferentes a las razonables
de una gestión diligente, una EPS demora un tratamiento o procedimiento
médico al cual la persona tiene derecho, viola su derecho a la salud e impide
su efectiva recuperación física y emocional, pues los conflictos contractuales
que puedan presentarse entre las distintas entidades o al interior de la propia
empresa como consecuencia de la ineficiencia o de la falta de planeación de
estas, no constituyen justa causa para impedir el acceso de sus afiliados a la
continuidad y clausura óptima de los servicios médicos prescritos.”[30]
3.3.9. En suma, para los efectos de esta sentencia, la Sala reitera que la salud tiene
dos facetas distintas, que se encuentran estrechamente ligadas: por una parte, se trata
de un servicio público vigilado por el Estado; mientras que, por la otra, se configura en
un derecho que ha sido reconocido por el legislador estatutario como fundamental, de
lo que se predica, entre otras, su carácter de irrenunciable. Además de dicha condición,
se desprende el acceso oportuno y de calidad a los servicios que se requieran para
alcanzar el mejor nivel de salud posible.
Como derecho, está delimitado por ciertos elementos, de los cuales –para los fines de
esta sentencia– se ahondan en tres: la disponibilidad, que supone, entre otros
aspectos, que se preste efectivamente el tratamiento que se requiera; la accesibilidad,
que implica que las cargas económicas o físicas no puedan tornarse en un
impedimento para acceder al servicio; y la calidad, que significa la atención adecuada
de lo que requiera la persona.
Por lo demás, la salud está regida por ciertos principios, de los cuales, en esta ocasión,
la Sala destaca cuatro: la continuidad, que implica que una vez iniciado el tratamiento
deba seguirse con él sin que sean admisibles interrupciones arbitrarias; la integralidad,
que repercute en que deba prestarse todo aquello necesario para alcanzar el máximo
nivel de salud posible; el principio pro homine, según el cual ha de efectuarse una
interpretación restrictiva de las exclusiones del sistema y, en caso de presentarse las
cuatro condiciones esbozadas según el criterio de “requerir con necesidad”, ha de
llevarse a cabo el procedimiento[31]; y, por último, el principio de prevalencia de los
derechos, entre los cuales se hace especial énfasis en el carácter diferencial del
derecho fundamental a la salud, en tratándose de sujetos de especial protección
constitucional, como ocurre con los niños.
Por último, la Sala resalta que el derecho a la salud incorpora, a su vez, el
reconocimiento de ciertos derechos exigibles por los usuarios, como lo son: el acceso
oportuno, de calidad y sin la imposición de cargas administrativas imputables a las
entidades que integran el sistema.
SENTENCIA T-171 DE 2018: PRINCIPIO DE INTEGRALIDAD EN LA
PRESTACION DEL SERVICIO DE SALUD-Reiteración de jurisprudencia
En concordancia con lo señalado por la sentencia C-313 de 2014 que ejerció el control
previo de constitucionalidad de la ley estatutaria, el mencionado principio de
integralidad irradia el sistema de salud y determina su lógica de funcionamiento. La
adopción de todas las medidas necesarias encaminadas a brindar un tratamiento que
efectivamente mejore las condiciones de salud y calidad de vida de las personas es un
principio que “está en consonancia con lo establecido en la Constitución y no riñe con
lo sentado por este Tribunal en los varios pronunciamientos en que se ha estimado su
vigor”.
PRINCIPIO DE SOSTENIBILIDAD EN LA PRESTACION DEL SERVICIO DE
SALUD-Reiteración de jurisprudencia
Las implicaciones económicas de garantizar el derecho a la salud fueron analizadas
por la Corte en la mencionada sentencia C-313 de 2014, particularmente cuando
estudió el principio de sostenibilidad consagrado en el literal i) del artículo 8°, y los
criterios de exclusión de los servicios y tecnologías del sistema de salud consagrados
en el artículo 15. Por razones de complejidad y extensión no es necesario entrar a
detallar los argumentos presentados, no obstante, es importante mencionar que esta
Corporación admitió tales exclusiones y resaltó que el equilibrio financiero tiene como
finalidad garantizar la viabilidad del sistema de salud y, por lo tanto, su permanencia en
el tiempo. Ahora bien, dicha conclusión –según se aclaró en la sentencia– no puede
conducir al equívoco de estimar que el reconocimiento del principio de sostenibilidad
es una libertad costo-efectiva para proferir normas y tomar decisiones que lesionen los
derechos de los usuarios y desconozcan la jurisprudencia constitucional sobre el
acceso efectivo e integral a los servicios de salud. En todo caso, la Corte declaró la
exequibilidad del principio de sostenibilidad financiera “bajo el entendido de que no
puede comprender la negación a prestar eficiente y oportunamente todos los servicios
de salud debidos a cualquier usuario”.
El derecho a la salud en el bloque de constitucionalidad: la Observación General
No. 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC)
3.2.1. La sentencia T-760 de 2008, además de resumir y sistematizar los
pronunciamientos precedentes de la Corte Constitucional en materia de salud, también
hizo referencia a los tratados y convenios internacionales que han consagrado este
derecho. Así, dentro de los numerosos instrumentos internacionales que reconocen la
salud como derecho del ser humano, destaca de forma especial el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y su artículo 12 que
establece el derecho “al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental”, así
como el profundo desarrollo que hace de este artículo la Observación General No. 14
del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC).[29]
3.2.2. La mencionada Observación ha tenido un impacto importante en la
jurisprudencia de la Corte Constitucional, pues ha servido como referente central en la
construcción y delimitación del derecho a la salud. En ella, el Comité establece de
manera clara y categórica que la salud “es un derecho humano fundamental e
indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos”[30]. En referencia al
contenido normativo, señala que una parte esencial del derecho es la existencia de “un
sistema de protección de la salud que brinde a las personas oportunidades iguales
para disfrutar del más alto nivel posible de salud”[31]. Es decir, para el CDESC la salud
es un derecho humano elemental e irrenunciable cuya efectiva realización está ligada a
la existencia de un sistema de protección a cargo del Estado. Por ello, la salud es
entendida también como “un derecho al disfrute de toda una gama de facilidades,
bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de
salud”.[32]
3.2.3. Ahora, de lo anterior se extrae que si bien la salud es un derecho humano
indiscutible de todo ser humano, su realización está sujeta a ciertos límites
relacionados con los recursos materiales disponibles para su prestación. El concepto
del “nivel más alto de salud posible” tiene en cuenta tanto las necesidades de la
persona, como la capacidad del Estado. La misma Observación señala la existencia de
varios aspectos que no pueden abordarse únicamente desde el punto de vista de la
relación entre el Estado y los ciudadanos. Por ejemplo, se destaca la imposibilidad de
“brindar protección contra todas las causas posibles de la mala salud del ser
humano”[33].
3.2.4. Por último, el Comité establece que el servicio de salud abarca “en todas sus
formas y a todos los niveles” cuatro elementos esenciales e interrelacionados cuya
aplicación constituye el nivel mínimo de satisfacción del derecho, a
saber: “disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad”.[34] Estos elementos, no
obstante, son amplios en su definición y sirven como pautas indiscutibles para que el
Estado –a través de su legislación interna– concrete e implemente su contenido.
3.3. Ley 1751 de 2015 – Ley Estatutaria de Salud
3.3.1. La categorización de la salud como derecho fundamental autónomo fue
finalmente consagrada por el legislador en la Ley 1751 de 2015. Los desarrollos de la
jurisprudencia constitucional en torno a la naturaleza y alcance de este derecho, fueron
su principal sustento jurídico[35] y sirvieron para establecer normativamente la
obligación del Estado de adoptar todas las medidas necesarias para brindar a las
personas acceso integral al servicio de salud; derecho que, de encontrarse de alguna
manera amenazado, puede ser protegido por vía de acción de tutela.[36]
3.3.2. Los artículos 1 y 2 de la ley estatutaria establecieron la naturaleza y el contenido
del derecho a la salud y reconocieron, explícitamente, su doble connotación: primero (i)
como derecho fundamental autónomo e irrenunciable, que comprende el acceso a los
servicios de salud de manera oportuna, eficaz y con calidad para la preservación y la
promoción de la salud; segundo, (ii) como servicio público esencial obligatorio cuya
prestación eficiente, universal y solidaria se ejecuta bajo la indelegable responsabilidad
del Estado.[37]
3.3.3. Por su parte, el artículo 6 de la mencionada ley es el que mejor determina y
estructura jurídicamente el contenido del derecho fundamental a la salud. En él se
condensan las características que debe cumplir –tomadas de la Observación General
No. 14 del CDESC–, así como los principios que estructuran su prestación como
servicio público. Este artículo puntualiza los principios de universalidad, equidad,
solidaridad, sostenibilidad, eficiencia y progresividad del derecho, entre otros, como
definitorios del sistema de salud y agrega que éstos deben ser interpretados de
manera armónica sin privilegiar alguno de ellos sobre los demás.
Principio de integralidad
3.3.4. Aunado a lo anterior, se destaca el principio de integralidad consagrado en el
artículo 8°, que por su relevancia en la materialización efectiva del derecho a la salud,
el Legislador dispuso su explicación en norma aparte. Este principio fue definido de la
siguiente manera:
“Los servicios y tecnologías de salud deberán ser suministrados de manera
completa para prevenir, paliar o curar la enfermedad, con independencia del
origen de la enfermedad o condición de salud, del sistema de provisión,
cubrimiento o financiación definido por el legislador. No podrá fragmentarse
la responsabilidad en la prestación de un servicio de salud específico en
desmedro de la salud del usuario.
En los casos en los que exista duda sobre el alcance de un servicio o
tecnología de salud cubierto por el Estado, se entenderá que este
comprende todos los elementos esenciales para lograr su objetivo médico
respecto de la necesidad específica de salud diagnosticada”[38].
3.3.5. En concordancia con lo señalado por la sentencia C-313 de 2014 que ejerció el
control previo de constitucionalidad de la ley estatutaria, el mencionado principio de
integralidad irradia el sistema de salud y determina su lógica de funcionamiento. La
adopción de todas las medidas necesarias encaminadas a brindar un tratamiento que
efectivamente mejore las condiciones de salud y calidad de vida de las personas es un
principio que “está en consonancia con lo establecido en la Constitución y no riñe con
lo sentado por este Tribunal en los varios pronunciamientos en que se ha estimado su
vigor”[39].
3.3.6. Según el inciso segundo del artículo 8°, el principio de integralidad opera en el
sistema de salud no solo para garantizar la prestación de los servicios y tecnologías
necesarios para que la persona pueda superar las afectaciones que perturban sus
condiciones físicas y mentales, sino, también, para que pueda sobrellevar la
enfermedad manteniendo su integridad y dignidad personal. En ese sentido, la Corte
ha señalado que el servicio “se debe encaminar a la protección constitucional del
derecho fundamental a la salud, es decir que, a pesar del padecimiento y además de
brindar el tratamiento integral adecuado, se debe propender a que el entorno [del
paciente] sea tolerable y digno”[40].
3.3.7. El principio de integralidad de la Ley Estatutaria de Salud envuelve la obligación
del Estado y de las entidades encargadas de la prestación del servicio de garantizar la
autorización completa de los tratamientos, medicamentos, intervenciones,
procedimientos, exámenes, controles, seguimientos y demás servicios que el paciente
requiera para el cuidado de su patología, así como para sobrellevar su enfermedad.
Principio de sostenibilidad
3.3.8. Al mismo tiempo, el artículo 15 de la Ley 1751 de 2015 señala que el derecho a
la salud será garantizado a través de la prestación de servicios y
tecnologías[41] “estructurados sobre una concepción integral”, los cuales, no obstante,
deben estar limitados por una serie de criterios que racionalicen la destinación de
recursos públicos para financiar el acceso a la salud.[42] Esta limitación es una
expresión del principio de sostenibilidad del sistema de salud y, en particular, hace
referencia a una de las implicaciones más complejas e importantes de la faceta
prestacional del derecho fundamental: su costo económico.
3.3.9. En ese sentido, si bien la integralidad es uno de los principios cardinales del
sistema de salud, el artículo 6° también estipula otros principios que armonizan el
sistema y permiten una interpretación consistente de la Ley 1751 de 2015. En la
exposición de motivos de la Ley en cita se señaló que el derecho fundamental a la
salud debe ser definido y concretado en un esquema de aseguramiento que delimite y
cubra integralmente las necesidades en materia de salud de los ciudadanos. Pero que
también sea, a su vez, sostenible económicamente con el fin de hacer real y efectivo el
goce del derecho. Textualmente se dijo lo siguiente: “Colombia carece de la suficiencia
financiera para proporcionar una atención ilimitada de los servicios de salud, por ello,
se debe establecer un Plan de Beneficios acorde con nuestra realidad y con la bolsa
de recursos económicos que permita garantizar de manera sostenible el disfrute de los
derechos”[43].
3.3.10. Las implicaciones económicas de garantizar el derecho a la salud fueron
analizadas por la Corte en la mencionada sentencia C-313 de 2014, particularmente
cuando estudió el principio de sostenibilidad consagrado en el literal i) del artículo 8°, y
los criterios de exclusión de los servicios y tecnologías del sistema de salud
consagrados en el artículo 15. Por razones de complejidad y extensión no es necesario
entrar a detallar los argumentos presentados, no obstante, es importante mencionar
que esta Corporación admitió tales exclusiones y resaltó que el equilibrio financiero
tiene como finalidad garantizar la viabilidad del sistema de salud y, por lo tanto, su
permanencia en el tiempo.
3.3.11. Ahora bien, dicha conclusión –según se aclaró en la sentencia– no puede
conducir al equívoco de estimar que el reconocimiento del principio de sostenibilidad
es una libertad costo-efectiva para proferir normas y tomar decisiones que lesionen los
derechos de los usuarios y desconozcan la jurisprudencia constitucional sobre el
acceso efectivo e integral a los servicios de salud. En todo caso, la Corte declaró la
exequibilidad del principio de sostenibilidad financiera “bajo el entendido de que no
puede comprender la negación a prestar eficiente y oportunamente todos los servicios
de salud debidos a cualquier usuario”[44]
4. La Ley 1751 de 2015 y las exclusiones al Plan de Beneficios en Salud
4.1. La entrada en vigencia de la Ley 1751 de 2015 representó un cambio
trascendental en el acceso a la salud al estipular con claridad que la prestación del
servicio público debe hacerse de manera completa e integral. No obstante, también
estableció un límite a la faceta prestacional del derecho reflejado en los criterios de
exclusión del artículo 15, que impiden la financiación de ciertos servicios y tecnologías
con recursos públicos. Es decir, bajo la nueva concepción, el Plan de Beneficios en
Salud –antes conocido como Plan Obligatorio de Salud (POS)– garantiza el
cubrimiento de todos los servicios y tecnologías necesarios para proteger el derecho a
la salud, salvo aquellos que sean expresamente excluidos con base en los
mencionados criterios.[45]
4.2. El Plan de Beneficios en Salud es el esquema de aseguramiento que define los
servicios y tecnologías a los que tienen derecho los usuarios del sistema de salud para
la prevención, paliación y atención de la enfermedad y la rehabilitación de sus
secuelas. Es actualizado anualmente con base en el principio de integralidad y su
financiación se hace con recursos girados a cada Empresa Promotora de Salud (EPS)
de los fondos del Sistema General de Seguridad Social en Salud por cada persona
afiliada; los montos varían según la edad y son denominados Unidad de Pago por
Capitación (UPC).
4.3. Por su parte, los criterios establecidos en el artículo 15 hacen referencia a los
servicios y tecnologías que no podrán ser financiados a cargo de la UPC, los cuales
serán excluidos por el Ministerio de Salud luego de un procedimiento técnico-científico,
de carácter público, colectivo, participativo y transparente.[46] Las exclusiones de
servicios y tecnologías que no podrán ser financiadas a con recursos públicos están
consagradas actualmente en dos resoluciones del Ministerio de Salud: (i) Resolución
5269 del 22 de diciembre de 2017 y (ii) Resolución 5267 del 22 de diciembre de 2017.
4.4. La primera Resolución, por la cual “se actualiza integralmente el Plan de
Beneficios en Salud con cargo a la Unidad de Pago por Capitación (UPC)”, parte del
entendido de que el derecho fundamental a la salud es de contenido cambiante por lo
que exige del Gobierno Nacional, en cabeza del Ministerio de Salud, una labor de
permanente actualización, ampliación y modernización en su cobertura. En ella se
consagran, para efectos del caso bajo análisis en esta providencia, dos exclusiones
específicas: en primer lugar, el parágrafo 2° del artículo 59 se señala expresamente:
“No se financian con recursos de la UPC sillas de ruedas (…)”; por su parte, el
parágrafo del artículo 54 señala: “No se financian con recursos de la UPC las
nutriciones enterales u otros productos como suplementos o complementos
vitamínicos, nutricionales o nutracéuticos para nutrición”.
4.5. La segunda Resolución, por la cual “se adopta el listado de servicios y
tecnologías que serán excluidas de la financiación con recursos públicos asignados a
la salud” fue expedida luego de adelantado el procedimiento participativo establecido
por el artículo 15 de la Ley 1751 de 2015. Entre otras exclusiones, para efectos del
presente caso, es importante destacar las descritas en el numeral 42 de su Anexo
Técnico: “Toallas higiénicas, pañitos húmedos, papel higiénico e insumos de aseo”.
Respecto al término “insumos de aseo” la Corte Constitucional ha catalogado los
pañales desechables como elementos integrantes de este concepto.[47]
Sentencia T-314 de 2016; “La protección del derecho fundamental a la salud a través
de la acción de tutela. Reiteración de jurisprudencia
13.- El derecho a la salud se encuentra establecido en el artículo 49 Superior, y ha sido
interpretado como una prerrogativa que protege múltiples derechos, tales como la vida, la
dignidad humana y la seguridad social, entre otros[45].
14.- De conformidad con lo establecido en la sentencia T-599 de 2015[46], la Corte afirmó
que la estructura del derecho a la salud es de carácter complejo, pues tanto su concepción,
como la diversidad de obligaciones que de éste se derivan, le demandan al Estado y a la
sociedad, una diversidad de facultades positivas y negativas para su cumplimiento.
La complejidad de éste derecho, no sólo redunda en las acciones y omisiones por parte del
Estado y la sociedad, sino también implica que se cuente con suficientes recursos materiales e
institucionales que permitan su goce efectivo[47]. En efecto, esta Corporación ha reconocido
desde sus inicios, que el Estado o la sociedad, pueden vulnerar el derecho a la salud, bien sea
por una omisión, al dejar de prestar un servicio de salud, o bien por una acción, cuando
realizan una conducta cuyo resultado es deteriorar la salud de una persona[48].
15.- En este sentido, la Corte Constitucional, ha aceptado que el derecho a la salud, puede ser
protegido y salvaguardado a través de la acción de tutela. No obstante, esta postura ha sufrido
diferentes cambios jurisprudenciales, pues desde un inicio, la salud no era reconocida como
un derecho de carácter fundamental, a menos que estuviera plenamente relacionada con
alguno de los derechos fundamentales contemplados en el texto constitucional[49]. Sin
embargo, esta Corporación siempre afirmó que el derecho a la salud podía protegerse de
manera autónoma, siempre y cuando, el accionante fuera un menor de edad, y en general
cuando el titular fuera un sujeto de especial protección constitucional[50].
16.- Sin perjuicio de lo anterior, esta postura fue cambiada con la sentencia T-859 de
2003[51], la cual afirmó que la naturaleza del derecho a la salud es fundamental de manera
autónoma, lo cual implica que “tratándose de la negación de un servicio, medicamento o
procedimiento establecido en el P.O.S., se estaría frente a la violación de un derecho
fundamental. No es necesario, en este escenario, que exista amenaza a la vida u otro derecho
fundamental, para satisfacer el primer elemento de procedibilidad de tutela: violación o
amenaza de un derecho fundamental”.
Lo anterior fue reiterado en la sentencia T-760 de 2008, dentro de la cual se sostuvo que “el
reconocimiento de la salud como un derecho fundamental en el contexto constitucional
colombiano, coincide con la evolución de su protección en el ámbito internacional. En efecto,
la génesis y desenvolvimiento del derecho a la salud, tanto en el ámbito internacional como en
el ámbito regional, evidencia la fundamentalidad de esta garantía”.
17.- En consideración a lo anterior, la Sala reitera la jurisprudencia de esta Corporación que
establece que todas las personas sin distinción alguna, pueden hacer uso del mecanismo de
amparo para obtener la protección efectiva de su derecho fundamental a la salud ante
cualquier amenaza o violación[52], sin necesidad de encontrarse en una situación de
vulnerabilidad manifiesta o ver conculcado cualquier otro derecho constitucional.
18.- Ahora bien, la Sala considera necesario aclarar que de conformidad con lo establecido en
el artículo 41 de la Ley 1122 de 2007[53], la Superintendencia Nacional de Salud tiene
facultades jurisdiccionales para conocer y resolver controversias relacionadas con: (i) la
denegación por parte de las entidades promotoras de salud de servicios incluidos en el POS;
(ii) el reconocimiento de los gastos en los que el usuario haya incurrido por la atención que
recibió en una IPS no adscrita a la entidad promotora de salud o por el incumplimiento
injustificado de la EPS de las obligaciones a su cargo; (iii) la multiafiliación dentro del sistema;
y (iv) la libre elección de la entidad promotora de salud y la movilidad de los afiliados.
Posteriormente, el artículo 126 de la Ley 1438 de 2011[54] amplió las competencias de la
Superintendencia e incluyó la definición de controversias relacionadas con: (i) la denegación de
servicios excluidos del POS que no sean pertinentes para atender las condiciones particulares
del afiliado; (ii) los recobros entre entidades del sistema y (iii) el pago de prestaciones
económicas por parte de las entidades promotoras de salud y el empleador. La normativa
mencionada modificó el trámite del mecanismo y estableció que la competencia jurisdiccional
de la Superintendencia Nacional de Salud debe desarrollarse mediante un procedimiento
informal, preferente y sumario.
19.- De lo anterior es posible deducir las siguientes reglas: (i) el procedimiento jurisdiccional
ante la Superintendencia de Salud para la protección de los derechos de los usuarios en el
marco de las relaciones E.P.S.-Afiliado tiene un carácter prevalente; (ii) la tutela tiene un
carácter residual cuando se persigue la protección de los derechos de los usuarios del sistema
de seguridad social en salud; y (iii) la posibilidad de acudir directamente a la tutela es
excepcional, de modo que ésta procede cuando se esté ante la inminente configuración de un
perjuicio irremediable o se establezca que, en el caso concreto, el procedimiento ante la
autoridad administrativa no es idóneo.
Sentencia T-760 de 2008; (…) la atención y el tratamiento a que tienen derecho los
pertenecientes al sistema de seguridad social en salud cuyo estado de enfermedad esté
afectando su integridad personal o su vida en condiciones dignas, son integrales; es decir,
deben contener todo cuidado, suministro de medicamentos, intervenciones quirúrgicas,
prácticas de rehabilitación, exámenes para el diagnóstico y el seguimiento, así como todo otro
componente que el médico tratante valore como necesario para el pleno restablecimiento de la
salud del paciente[290] o para mitigar las dolencias que le impiden llevar su vida en mejores
condiciones; y en tal dimensión, debe ser proporcionado a sus afiliados por las entidades
encargadas de prestar el servicio público de la seguridad social en salud”
Sentencia T-499 de 2014: La jurisprudencia de la Corte Constitucional establece el derecho
a que a toda persona le sea garantizada la continuidad del servicio de salud. Es decir, que una
vez que se ha iniciado un tratamiento éste no puede ser interrumpido de manera imprevista,
antes de la recuperación o estabilización del paciente. Ahora bien, no es suficiente que el
servicio de salud sea continuo si no se presta de manera completa, por lo tanto es importante
que exista una atención integral en salud por parte de todas las EPS, las cuales deben realizar
la prestación del servicio de salud, con el propósito de brindar una respuesta efectiva a las
necesidades del usuario, lo cual implica brindarle la totalidad de tratamientos, medicamentos y
procedimientos disponibles basados en criterios de razonabilidad, oportunidad y eficiencia.
Sentencia T-081 de 2016: Cuando en el proceso tuitivo se encuentre vinculada una persona
de especial protección constitucional, entre ellas, quienes padecen enfermedades
catastróficas, degenerativas y de alto costo, como el cáncer, y se pretenda la protección del
derecho fundamental a la salud, estos requisitos deben analizarse con menor rigurosidad. En
pacientes diagnosticados con cáncer, la posibilidad de que ocurra un perjuicio irremediable
sobre su salud es inminente, en consecuencia, el juez de tutela debe analizar si los otros
medios ordinarios de defensa judicial, entre ellos, los regulados para acudir a la
Superintendencia Nacional de Salud, resultan eficientes, de lo contrario la acción de tutela será
el mecanismo idóneo de protección. … El tratamiento integral está regulado en el Artículo 8° de
la Ley 1751 de 2015, implica garantizar el acceso efectivo al servicio de salud, lo que incluye
suministrar “todos aquellos medicamentos, exámenes, procedimientos, intervenciones y
terapias, entre otros, con miras a la recuperación e integración social del paciente, sin que
medie obstáculo alguno independientemente de que se encuentren en el POS o no”.
Igualmente, comprende un tratamiento sin fracciones, es decir “prestado de forma
ininterrumpida, completa, diligente, oportuna y con calidad”. Particularmente, este tratamiento
debe garantizarse siempre a quienes sean diagnosticados con cáncer, debido a que esta es
una enfermedad que por su gravedad y complejidad requiere un tratamiento continuo que no
puede sujetarse a dilaciones injustificadas ni prestarse de forma incompleta. Este tratamiento
debe ser prestado por el personal médico y administrativo, teniendo en cuenta los riesgos
latentes de que se cause un perjuicio irremediable sobre la salud y la vida del paciente.
PETICIÓN
Con fundamento en lo anteriormente expuesto le solicito señor juez que se tutelen los
derechos fundamentales de mi señora madre ANA JOSEFA DE LAS MERCEDES
PINEDA GARNICA, invocados como violados y/o vulnerados, a la vida en condiciones
dignas, a la salud y al acceso a la misma, ordenando a la EPS CONVIDA realizarme
los exámenes, expidiendo las autorizaciones sin dilaciones y obstáculos,
posteriormente a realizarme la cirugía que requiero con urgencia, pues como lo expuse
en los hechos, cada día mi situación empeora y la EPS accionada muestra su
negligencia e inoperancia, causándome un perjuicio irremediable.
PRUEBAS
Téngase como pruebas señor Juez las siguientes:
- Fotocopia de cedula de ciudadanía de ANA JOSEFA DE LAS MERCEDES
PINEDA GARNICA
- Fotocopia de mi cedula de ciudadanía.
- Fotocopia de ecografía 4D CLINICA CEDIMEC.
- Fotocopia de derecho de petición radicado ante COMPENSAR EPS.
- Fotocopia de historia clínica de fecha 13/08/2018.
- Fotocopia de historia clínica de fecha 21/11/2018.
JURAMENTO
Bajo la gravedad del juramento me permito manifestarle que por los mismos hechos y
derechos no he presentado acción de tutela ante ningún otro despacho judicial.
ANEXOS
Los mencionados en el acápite de pruebas.
NOTIFICACIONES
- Accionante: calle 2E #1ªA-24 Sur de Facatativá, teléfono 3125810824, e-mail
malejagp@gmail.com
- Accionados
COMPENSAR EPS. En la Carrera 58 No. 9-97. Puente Aranda, Bogotá D.C.,
teléfono No. 426 95 00 – y correo electrónico; convida@convida.com.co
Del Señor juez
Atentamente;
__________________________
NESTOR SADY QUINTIN MORA
C.C. No. 11.430.614 de Facatativá