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El Arbol Peregrino

Poemario de Vytautas Subacius Diseño, diagramación y portada de Vytautas Subacius El libro consta de 55 poemas

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Poemario de Vytautas Subacius Diseño, diagramación y portada de Vytautas Subacius El libro consta de 55 poemas

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El árbol peregrino

Vytautas Subacius
1
EL ARBOL
PEREGRINO

Vytautas Subacius

2
Dibujo de Edwin Villasmil en LA PALABRA ILUSTRADA

3
Diseño, diagramación y portada de Vytautas Subacius

4
5
A mis hijas
Dalia,
Sandra
y Daniela

6
Los dibujos en la página 3 y 88 son de Edwin Villasmil, artista, educador y ambientalista nacido
en Venezuela. Se expresa fundamentalmente a través del juego positivo-negativo de figuras
sobre fondo negro. En sus temas participa la tecnología enfrentada a la naturaleza y su lenguaje
indaga las relaciones entre el hombre y la sociedad contemporánea. Desde el 2004 reside en
Miami, Florida, donde desarrolla el frágil ecosistema de los Everglades.

7
PROLOGO
Escribir el prólogo para la publicación de un poeta no es una tarea fácil para alguien como yo, sin
experiencia en rimas, métricas y recursos estilísticos, a quien le agrada y complace escribir como
afición, pero resulta un hermoso desafío que no es posible eludir, sobre todo si es una sorpresiva
y honrosa solicitud de alguien que no conocemos personalmente sino mediante la referencia de
sus colegas y múltiples ahijados, más de una docena de promociones de su Facultad de Ciencias
de la Salud, quienes le felicitan y se enorgullecen de él como uno de sus maestros en la profesión
hipocrática, tanto en el área de la clínica médica como por su disciplina y productividad para
escribir y publicar poemas en las redes sociales, donde establecimos el primer contacto y allí
comenzó a tejerse una amistosa red, algo así como la conformación de una especie de holograma.
Cuando en el 2020 comencé a leer sus poemas, una época de pandemia viral en Italia y en la gran
parte del mundo, me atreví con esa audacia de quien descubre un área que no practica
habitualmente, a realizar algún que otro comentario a la producción poética del profesor Vytautas
Subacius, atraído por su transparencia y apertura en interesantes temas de contenido humano,
social y ecológico, con sus matices, intencionalidades y tonalidades, que me condujeron a
identificarme con el tema de la inmigración o cambio de país, por el estado de deterioro de un
territorio de inmensos recursos humanos y naturales desaprovechados por la ingenuidad y
capacidad de autoengaño de muchos de sus habitantes, como por ejemplo elegir emocionalmente
administradores que desconocían hasta el significado de dicho término y que tenían muy bien
encubiertas sus conductas de transgresores de las reglas de convivencia social, auto denominados
“revolucionarios”: fachada para encantamiento de masas desposeídas y que buscaban, por
supuesto desde mi perspectiva, tan solo como coartada, detener el progreso de las múltiples
corruptelas populistas en curso creciente para el inicio del milenio, solo para superarlas.
En el momento que escribo este honroso encargo para el “récipe poético” que publica el colega
clínico, docente y amigo Vytautas, en el país donde ambos egresamos de nuestra Alma Mater, la
Universidad de Carabobo. país que en la actualidad atraviesa una profunda y existencial crisis que
parece definitoria, una etapa compleja de incertidumbres y arbitrariedades que se niega a
desaparecer y dar paso a otra más deseable, armoniosa y democrática que pugna por aparecer y
acabar con el injusto peregrinar de millones de habitantes en diáspora, tal como lo anticipa, cuasi
proféticamente el inspirado y afortunado título que nuestro amigo poeta ofrece para la reflexión,
el deleite y mensaje de buen vivir, acompañado de una polisémica expresión poética, para el
espíritu de sus muchos lectores.
¿Y qué significa el árbol peregrino?, una metáfora vegetal de una vida de devoción, de viajar en
cumplimiento de una búsqueda cuasi religiosa hacia un sitio de culto, algo así como “el camino de
Santiago” o de una forma errante de viajar sin un destino fijo, extraño o exótico, voluntariamente
o por fuerzas circunstanciales.
Me propongo expresar aquí tres vertientes: primero, la imagen que refleja el profesional creador
quien me concede este honroso privilegio; segundo, pergeñar algunas ideas extraídas de mi
percepción subjetiva de media docena de los 54 poemas seleccionados por el autor, y por último,
un intento de concebir el retrato de un vivir apasionado y con propósito definido que me impresiona
en esta reveladora obra.
Sin conocer personalmente a Vytautas, emergió en mí una corriente de empatía generada por la
admiración, reconocimiento y afecto que recibe de sus múltiples amigos, alumnos y colegas,
característico de alguien que no parece buscarlo sino de quien descubre y agradece los merecidos
8
elogios de su obra poética y mucho más por ser quien es para aquellos que le conocen íntimamente
al haber compartido las vivencias de su exitoso actuar profesional tanto en cardiología como en
docencia, investigación y cultura universitaria.
Conozco al profesor Subacius por su trayectoria académica universitaria, por sus labores de
investigación, por sus publicaciones y por su prolífico compromiso cultural, su disciplinada
incursión en el teatro y la poesía universitarias, su participación en los encuentros internacionales
de poesía en la sede de la UC. Se que nació en una fronteriza población lituana, Vosiunai, limítrofe
con Bielorrusia y que emigró a Venezuela con sus padres para vivir en el sur de Valencia, como
lo refleja en uno de sus poemas.
¿Cómo lo describiría?, una persona de tendencia independiente, sociable y agradecida que rinde
culto a la amistad, que no es proclive a reunirse con cierto tipo de personas que carecen de valores
positivos como lo revela en su poema Yo no marcho con ustedes y que sus numerosos ahijados de
promoción en la Facultad de Ciencias de la Salud nos muestran su excepcional brillantez en la
docencia universitaria y nos deja una profunda huella de su calidad humana.
Además, tengo la fortuna de conocer a muchos de sus amigos y colegas quienes podrían dar Fe,
mejor que yo, de sus excepcionales cualidades personales y profesionales.
¿Qué percibo en una pequeña selección de sus poemas?
En A la sombra de un árbol se muestra la aparición de diversas emociones, sentimientos, vivencias
y experiencias mediante la metáfora del árbol y su localización en dos mundos diferentes, el
destierro, el amor, la soledad, desilusiones, el desamparo, el encierro como coraza defensiva y el
consejo paterno de transformar realidades.
…cierro los ojos y vienen a mi encuentro otros tiempos,
grandes amores también desilusiones.
…..
Mi padre, cual inefable sabio de Lemuria
me transporta a mundos olvidados con cipreses y abedules
…..
De pronto mi soledad se puebla de breves paraísos,
aparece la luz perdida,
aquella que aún en lo más profundo de las grutas resplandece,
la que me ayudó a cerrar puerta y abrir ventanas
evitar el extravío en el encierro y escudarme contra engaños.
…..
El velo se despeja, trae consuelo a mi errancia,
apacigua el desencuentro y torna soportable el destierro.

9
Abro los ojos, el árbol cuya sombra me ampara no es bucare ni samán.
Otoño en Coventry. Aquí parece resurgir la sensación de pérdida, del no retorno del destierro, la
percepción de la “tierra arrasada”, la preocupación ecológica interviene creativamente en el
proceso de elaboración del duelo, la mezclada de la lluvia con las lágrimas, el resplandor otoñal y
la metáfora del verdor vegetal.

prosigo, me integro en la colorida sinfonía otoñal,


observo con deleite la danza ocre de las hojas, en su despedida del follaje
para alfombrar mi caminería
…..
Regreso a la otra realidad a la cual sin querer pertenezco
…..
Invita a purgar el alma mediante la compasión.

En Sueños, el poeta ensaya una categorización que atrae mi atención como Psiquiatra, al que le
entusiasmaba analizarlos con satisfactorios aciertos en algunos momentos particulares de la
práctica psicoterapéutica. En este poema se reflejan sentimientos de pérdida, otros de felicidad y
buenos augurios. Se recuerda mejor aquello que evoca sentimientos profundos.

Hay sueños que al abrir los ojos se desvanecen,


sueños que nada dicen, exhalan silencios,
despertar en blanco sensación de perdida.
Hay sueños reveladores, irradian madrugadas con sonrisas en los labios
Hay sueños melancólicos, premoniciones de días tristes, de soledad

Hay sueños nítidos, recuerdo de amores que marcaron

Renazco de viejas cenizas siendo el mismo y sin embargo otro

Hoy despierto y siento que hay paz en mi alma,
la realidad es otra
“y los sueños, sueños son”

10
Calles muestra el recorrido habitual de diversas calles con los sentimientos, experiencias,
inquietudes y reflexiones que pueden quedar en el pavimento, angustias, alegrías, fracasos y éxitos.
Una invitación a la libertad sin expresión de temores.

Cada quien espectador de su propia vida y del entorno


cómodos en la paradoja,
sin desear mando ni ser mandados,
no ser líder ni guiado,
sin genuflexiones ni ciega obediencia
Con el alma libre
sin temor a la noche ni a lo que ella esconde.

Árbol. La metáfora inspiradora del texto que ocupa nuestra atención, una descripción de todos los
beneficios y acompañamientos que le ofrece el árbol al ser humano y al cual el autor le incorpora
la única función que no puede realizar del todo, “ser peregrino” como el ser humano, por necesitar
de sus raíces y de un terreno distinto para cada especie, lo que impide que muchos no puedan ser
trasplantados. Este peregrinar complementario lo asumen en el poema las nubes.
Finaliza con el símbolo del madero, cruz del eterno médico de cuerpo y alma, el eterno peregrino
de los creyentes.

El alma del árbol nos brinda afecto,


extiende sus ramas en fraterno abrazo,
cobijo solitario,
protección contra la locura que nace del asfalto
consuelo por las pérdidas sufridas
en el holocausto de valores y conciencia dormida.
Junto a sus raíces están nuestras raíces,
sus ramas son nuestras ramas
arraigados ambos estamos en la tierra que nos nutre,
con la mirada vuelta hacia nubes peregrinas.
…..
Hay quienes en su infinita ignorancia
abusan del bosque donde tu habitas,

11
te hacen mercancía para rebozar sus insaciables arcas.
Son los que Jesús expulsó del templo.

También fuiste utilizado para segar vidas;


una veloz saeta.
ramas para cumplir sentencias,
la cruz para aquel que vino a redimirnos.
Pero de eso fuiste inocente.
…..
renaces una y otra vez
con fulgor verdoso en primavera.

Si regreso. Son las preguntas sin respuesta del reencuentro, de la esperanza, del mito del eterno
retorno, la esperanza que alberga el peregrino, ese anhelado deseo que se explicita en los momentos
del encuentro consigo mismo, con nuestra Esencia.

Volar o morir me dije


como aquella pequeña ave migratoria
que atraviesa el océano
sin saber que no regresará.
Si regreso
¿hallaré las mismas calles?
¿Qué respuestas darán a mis preguntas?
¿Quién me dará la bienvenida?
…..
los que habitaron mis ausencias?
los del sentir universitario?
los vencidos por la esperanza vana?
Serán las ramas secas
con pájaros sin nido las que me saludarán?
Seré el hijo pródigo que vuelve

12
o tan solo una sombra de lo allá vivido?
…..
Las distancias cobran un precio establecido,
caducan los boletos de retorno
y solo un eco del intento
queda dando vueltas.

Para no alargar más este prólogo, solo deseaba que la tercera vertiente, el retrato de la concepción
de un vivir apasionado y con propósito, pudiese ser diseñada como una especie de muestra de
investigación cualitativa, para lo cual me hubiera gustado utilizar un recurso como el “Atlas Ti”,
pero para no exceder el espacio del que dispongo, realizaré una breve síntesis de las categorías
temáticas y el análisis de los poemas relacionándolos con las vivencias del autor utilizando, para
la categorización de los tópicos de este nutritivo y original poemario, el esquema de los cuatro
cuadrantes propuestos por el filósofo Ken Wilber como herramienta integral de análisis de los
fenómenos humanos desde perspectivas múltiples, representando dimensiones de la realidad y
asociándolos con los niveles Lógicos de Bateson y Dilts, dos instrumentos de mi interés didáctico.

En el Cuadrante superior derecho u Objetivo (Exterior-individual): de nivel Entorno o


Conductual: A la sombra de un árbol, en un café, Mallorca, Otoño en Coventry, En Coventry,
Sombra, Lluvia, Calles, Siempre en un café, Puertas, Caminería, Música, Cuarentena, Diciembre,
Camposanto, Errancia, el viejo café, Amor I, Amor II.

En el Cuadrante superior izquierdo o Subjetivo: Interior-individual) de nivel Capacidades,


Creencias: Sueños, Soledad, mi Ítaca, Tiempo, Otredad, Flor, Ciudad de Noche, Árbol, Al
encuentro del otro, Fui joven, Al final del camino, Regresan, Puentes, Vigilia, Mi Credo,
Amanecer, Huellas, Soliloquio, Dualidad crepuscular, Intemperie, Dos caminos, Si regreso,
Recuerdos, Amor IV.

Cuadrante inferior Izquierdo o Cultural (Interior colectivo): nivel Identidad, Valores: Crecí
en el sur de la ciudad, Yo no marcho con ustedes, Liturgia.

Cuadrante Inferior derecho o Social (exterior colectivo) nivel Espiritual: El amor fue nuestro
aliado, Eva Lucia, Sarah, Amor III.

Dr. Miguel S. Herrera Estraño*

13
*El Dr. Miguel S. Herrera Estraño es Médico Cirujano egresado de la Universidad de Carabobo
en 1968 (Promoción V). Psiquiatra en el Centro de Salud Mental del Estado Miranda y Docente
universitario (jubilado) de Psicopatología y Clínica Psiquiátrica en la Universidad de Carabobo,
sede Aragua. Life Coach desde 2009. Doctorado en Patología Existencial e Intervención en Crisis
en la Universidad Autónoma de Madrid, 2010.

14
A LA SOMBRA DE UN ÁRBOL

A la sombra de un árbol cuyo nombre desconozco


cierro los ojos y vienen a mi encuentro otros tiempos,
grandes amores, también desilusiones.

El Campus con sus voces juveniles,


amigos poetas, cíclopes con destellos de claridad,
noches de insomnio, amaneceres con Vivaldi,
compañías de aurora boreal y lava volcánica,
fragmentos de felicidad fugaz.

Mi padre, cual inefable sabio de Lemuria,


con voz acariciada por el humo
me transporta a mundos olvidados con cipreses y abedules,
susurra en mi oído:
elija el misterio, la realidad en demasía oprime el alma.

De pronto mi soledad se puebla de breves paraísos,


aparece la luz perdida,
aquella que aún en lo más profundo de las grutas resplandece,
la que me ayudó a cerrar puerta y abrir ventanas,
evitar el extravío en encierros y escudarme contra engaños.

Del subsuelo surgen voces de semejanza,


la magia existe;
soy hierba, piedra, légamo, corteza de múltiples matices.
El velo se despeja, trae consuelo a mi errancia,
apacigua el desencuentro y torna soportable el destierro.

Abro los ojos, el árbol cuya sombra me ampara no es bucare ni samán.

Coventry, 20 de julio de 2018.

15
EN UN CAFÉ

En un café, otro y el mismo, refugio, patria del viajero,


siempre acogedor en su hábitat universal de quietud fatigada
donde interpreto signos de los ausentes cuyo resplandor me fortalece.

Ella entró como el otoño, me vio y yo vi su sombra de filigrana


repetida en la imaginación con sentir de ausencias,
eco de sí misma en una tarde indolente,

Sale, queda la quietud del silencio, su encanto,


instintos adormecidos por el largo caminar en soledad.
Deja un vacío intenso de horas menguadas.

Se desvanecen los murmullos en fugaz pincelada,


pierden nitidez de un retrato en sepia,
sonido recurrente ávido de futuros,
recuerdo de lágrimas de lluvia de guijarros y vendaval,
efímera noche de verano,

Las notas del piano me dicen:


¡fue para otro su llegada! Ése ninguno que para ella lo es todo;
despeja mis costras, disipa su color,
la herida múltiples veces sentida
cierra negando un amanecer del caos para árboles cansados.

Solo la sombra del amor


con dignidad de atardecer persiste
tapizada de ausencias en eterno retornar;
conciencia borrosa del pasado
que solo el perdón cicatriza.
Palma de Mallorca, 28 de agosto 2018.

Fotografía de Sandra Subacius. Palma de Malloeca, España


16
MALLORCA

Pinos y palmeras entretejen sus matices,


se hermanan en vínculo ceremonial,
la luz sale al encuentro del caminante,
pausa fugaz que la vida concede con olor salino de pertenencia,
ambigüedad seductora devuelta en murmullos de granos de arena,
recuerdo de querencias.

Palma, su capital.
Frente al mar, la imponente Catedral,
La Almudaina y el Malecón;
estrechas callejuelas tapizadas de múltiples pisadas,
cuentan historias de piratas turcos y berberiscos,
de moros y cristianos.

Del mar llega la brisa matutina


para acariciar rostros con gentileza de Preludios,
pinceladas en lienzos amorosos
tejidos por agitar de olas sobre teclas de marfil,
regalo de pasiones consumadas por un genio
a la mujer andrógina en nombres y vestimenta.

Mis ojos dibujan presencias de otras playas,


otro malecón huérfano de futuros
por la diáspora abandonado;
huellas de promesas canceladas y esperanzas secuestradas
por impostores entronados,
ausencias que retornan significados de paraísos cancelados,
de placeres olvidados;
fluir onírico que describe realidades con deseos suspendidos,
cubren con manto lúgubre sueños de retorno
a la terredad mancillada por aves de rapiña
y nublan presagios de distantes voces de poetas que hablan de amaneceres,
invitan a barcos de retorno para los náufragos del abandono.

Cala Pi, Mallorca, 30 de agosto de 2018.

Fotografía de Vytautas Subacius. Palma de Malloeca, España.

17
OTOÑO EN COVENTRY

Exhausto recalé en tierras sajonas


con pesada sensación de pérdida, de no retorno;
solté el ancla, arrié las velas ya sin ánimo de volverlas a izar
para surcar los mares otra vez, buscar un nuevo albor
en mi tierra arrasada por vándalos insaciables
con sus ríos de causes desviados, árboles caídos,
sus entrañas por depredadores devoradas
allí donde la lluvia se mezcla con lágrimas de desamparo
y un manto lúgubre cubre las esperanzas.

En Coventry, mientras el inexorable invierno extiende sus brazos ofreciendo descanso,


disfruto en mi plenitud alcanzada y andar pausado,
la perfecta, la inefable estación del año y de la vida: El Otoño.

Salgo a caminar, por un momento me aparto de los hombres,


sus miserias, caducas utopías, ideologías sin matices,
su idolatrada razón que niega el misterio,
sus amores que sin querer corrompen.

Dejo de lado la vida citadina, su absurda veloz marcha con destino incierto
y las pálidas luces de neón que enfría los sentimientos;
Prosigo, me integro en la colorida sinfonía otoñal,
observo con deleite la danza ocre de las hojas en su despedida del follaje
para alfombrar mi caminería,
un sagrario donde no me siento extranjero;
reconozco la semejanza,
la sensación de pertenencia,
allí cumplo mi liturgia en antífona con el universo.

El viento susurra melodías dormidas en el ayer,


memorias de la sobrevalorada juventud, su uniforme verdor.
Una entelequia que palidece frente al resplandor del otoño
y a la cual no añoro.
Son cánticos de escenas del pasado con rostros desvaneciendo en blancas almohadas.

Regreso a la otra realidad, a la cual sin querer pertenezco,


me lanza al rostro sus tragedias, sus víctimas y sus verdugos,
sus mentiras y engaños.
Invita a purgar el alma mediante la compasión.

Asumo mi rol de transeúnte por avenidas de lamentos,


sin un perro callejero a quienes preguntar el significado de la vida,
donde día a día crucifican a Jesús cada vez con más saña.

Coventry 20 de octubre de 2018.

18
Fotografía de Sandra Subacius. Coventry, Inglaterra.

EN COVENTRY

En Coventry, la ciudad de las tres torres, tierra sajona.


Aquí hace mil años, sobre un blanco corcel cabalgó Godiva,
la brisa acariciaba su desnudez, la larga cabellera cubría su pudor.
Cabalgó orgullosa la rebelde heroína, en loable sacrificio por los aldeanos,
marcando el destino en protesta singular,
la osadía su grandeza, su premisa el amor.
Una figura ecuestre ornamenta el espacio urbano,
se yergue orgullosa y digna, en actitud más noble que decena de guerreros.
Lady Godiva, regalo de Dios su nombre, leyenda, mito, ícono,
cabalga en la historia venciendo el tiempo, eludiendo el olvido.

Siglos más tarde contemplo su estatua


con un café para aliviar el cuerpo y aclarar el alma,
solaz en mi refugio.
No es el Café de Flore en Saint-Germain, pero es el mío, es mi universo, mi microcosmos,
donde recalo siempre en busca de reposo para mi continuo deambular,
allí en un crisol de lenguas cuya suma se torna en silencio
hallo la morada deseada, paz y reflexión.
De pronto sale al asecho una melodía,
fluye desde algún rincón oculto, me rodea, expande la imaginación y activa la memoria,
“Solamente una vez”
bolero nacido en la imaginación de un genio de lupanar que conquistó el mundo,
cantada en múltiples idiomas, voces y acordes y por numerosas orquestas interpretada.
Me transporta al pasado, a mi caribeña juventud, el bolero, amigo fiel en bailes y serenatas,
el primer amor, el que nos torna vulnerables, sigue presente, deja una marca indeleble en perenne
búsqueda de retorno,
se acaba y persiste sin dejarse replicar.
Y es el bolero, siempre el bolero, el que acaricia la memoria sentimental.
Me obliga a hacerle un guiño y dedicarle palabras de complicidad.

Coventry, 22 de noviembre de 2018.


19
SUEÑOS

Hay sueños que al abrir los ojos se desvanecen,


sueños que nada dicen, exhalan silencios,
despertar en blanco con sensación de pérdida.
Hay sueños reveladores, irradian madrugadas con sonrisa en los labios,
sentir de estar vivos, augurios de dichas venideras.
Hay sueños melancólicos, premoniciones de días tristes, de soledad,
fluir onírico de fantasmas, preguntas sin respuestas,
vapores del lado oscuro de la luna.
Hay sueños nítidos; recuerdo de amores que marcaron,
rostros emergentes de la niebla, hablan, imponen su presencia,
tangibles ecos negándose morir.

Anoche acudió ella, la sacerdotisa de templos ignotos,


la que me abrió la puerta de sus ojos en silenciosa invitación
de promesas;
vi fuego diáfano en su mirada encendido por Orión,
fuego que eclipsa soledades, borra noches de insomnio,
sana pequeñas muertes en la frialdad del granito,
detiene el tiempo en arena fértil de futuros.
Hechizado navegué su piel en turbulenta ruta buscando el vórtice,
dejé huellas impresas, surcos arados de pasiones con dígitos certeros
en su memoria celular.
Era crepitar de leños en una vieja casa al resguardo de la noche.
Quise moldearla, que fuese mi reflejo y yo el de ella
sin comprender que palíndromo es una palabra no un vínculo entre amantes,
error que construyó muros de silencio,
trampas de frágiles eslabones unidos por incómodos supuestos,
de indiferencia,
No supe interpretar las cartas llegadas en botellas que el oleaje arrojaba
con restos de naufragios,
las leía a la tenue luz de un candelabro sin interpretar los signos
y así la fui perdiendo.
Tarde comprendí que velaba un sueño ajeno,
actor en la obra por otro entre bambalinas escrito,
y nuestro amor terminó en interdicto.
Pero aprendí.
Renazco de viejas cenizas siendo el mismo y sin embargo otro,
no en una posada para sacudir el polvo del camino y al alba reanudar la marcha
No, el destino y el tiempo fueron claros,
jugaron a mi favor.
Hoy despierto y siento que hay paz en mi alma,
la realidad es otra.
“y los sueños, sueños son”

Ginebra 5 de enero 2019.

20
SOLEDAD

Soledad sin desarraigo,


sin sentirse solo.
Soledad sin ausencias ni tristezas,
sin ser predestinada.
La bienvenida y deseada soledad,
la que abre puertas
en paredes de silencio sin perder contacto,
la que ilumina con su íntimo fluir
vivencias proyectadas
en recuerdos
de dichas y congojas,
lo que fuimos y seremos,
pensamos y sentimos
en abstracto y concreto,
la que nos asoma al abismo para valorar nuestra firmeza.
Sus espejos no reflejan máscaras,
guarda armonía con la tierra y con las aves canoras,
con el Espíritu Universal.
No la del pez dorado en cuenco de cristal.
Soledad sin exilar el alma,
libre de trampas que la razón impone,
del trepidante ruido de hojalata,
del espectáculo que prevalece,
del caos y la locura.
Lejos de los transeúntes en su absurdo incesante movimiento
semejándose a tiburones en procura de oxígeno;
el reposo los asfixia.
Soledad que detiene las agujas
en el hoy del futuro
y el ahora del ayer,
ilumina intuiciones y aclara misterios,
sin paradojas nos define.
La necesaria soledad.
Coventry 15 de febrero de 2019.

Fotografía de Vytautas Subacius en la plaza de Le Lignon, Ginebra, Suiza.

21
SOMBRA

Ella cuida mis pasos


cuando estos no son firmes y el camino es turbulento,
cuando las dudas confunden los sentidos
y las trampas aguardan a la vuelta de la esquina,
cuando perturbadas voces abren puertas oxidadas
para tentar mi alma por un precio,
cuando otras sombras se interponen
mi sombra me precede,
se prolonga inconforme,
escruta oscuros callejones,
rincones en penumbra;
aparta lo que allí anida,
rompe la cadena de los grillos,
da firmeza a mis pisadas;
susurra: ¡No aflojes a mitad del camino
ni abandones la ruta antaño elegida!
Al final de la jornada me conduce
a la morada donde la verdad siempre prevalece.

En sendas despejadas, sin nubes anunciando tempestades,


cuando el sol acaricia el semblante
libre de ilusiones marchitas,
la sombra me sigue
y yo marcho como el viento con las manos vacías,
la sonrisa en los labios
o lagrimas furtivas de velo en las pupilas,
sin tronar consignas,
sin camuflaje ni estandartes,
sin nada que me avergüence.
Del ancho mundo ciudadano con el corazón en el terruño.

En días nublados y noches sin estrellas


la sombra me abandona,
deja a la memoria y a los poetas ser guías coherentes,
ecos con escalas de silencio,
hacia mi viaje a la sagrada tierra
donde la noche canta alabanzas,
donde la ambición no enturbia el sendero
ni las grandes mansiones son la meta.
Lejos del altar por Caín erigido.
Lejos de las ofrendas dirigidas a falsos profetas.

Coventry, 1 de marzo de 2019.

22
MI ÍTACA

El cierre del telón se aproxima, el escenario se despeja, la actuación está por concluir.
Deshilo los recuerdos, la memoria fluye, se detiene, repiensa, se desliza suavemente.
Viene al presente My Way en la voz de Frank Sinatra y el poema Ítaca de Kavafis, para aclarar el
camino recorrido.
Emprendí el viaje a Ítaca con alegría, viviendo a plenitud cada presente, atesoré el Carpe Diem.
La ética fue mi horizonte.
Marché firme sin temor “A Lestrigones y a Cíclopes, o al airado Poseidón”,
sin ser atado al mástil desoí cantos de sirenas.
Mi guía: Atenas y Jerusalén.

Procuré no decepcionar a los que en mí confiaron, la fidelidad se me hizo fácil,


amé y me amaron, desengaños también tuve, soporté mentiras y fui utilizado,
eran lecciones de vida que agradecí por haberme enseñado quien quise y quien no quise ser.

Largo fue el camino, lleno de ricas experiencias, de éxitos y fracasos, vividos siempre con algo de
dignidad.
Elecciones las tomé a conciencia, el azar a veces jugó sus cartas y cometí errores,
pero pocos arrepentimientos tuve.

Es cierto que los éxitos se me dieron fácil, no tanto en el amor, me otorgaron galardones,
recibí homenajes, epónimos, preguntándome siempre sorprendido si era merecedor de ellos.
Más que galardones, el “bendición padrino”, “saludos profesor, lo invito a un café”, llenaron mi corazón
de alegría.
Allá en Carabobo, en mi Alma Mater, me sentí realizado, respetado y querido y por ello dediqué mi vida a
corresponderle.

Al fin llegué; estoy en mi Ítaca, lejos de aquellos con los que compartí el camino,
me despojé de sombras y aparté tinieblas, aquí hallé seguridad, confort,
también una profunda tristeza que a veces penetra el alma y de nuevo la ensombrece,
sin embargo, agradezco el extraordinario viaje que Ítaca me brindó.
Al llegar me sentí cercano al que “perdió barco, avío y hasta su soledad” en un poema de César Seco,
Pero finalmente, consciente que mi viaje no fue en pos de un lugar,
hallé la calma, la interna paz
con sentimientos que ayudan a seguir viviendo
en el inexorable deslizar hacia el ocaso.
Coventry 18 de marzo de 2019.

Fotografía de Alejandro Rueda.


Luckley Cottages, Gloucester, Inglaterra.
23
LLUVIA
Salgo del portal, temporal resguardo,
a una calle tapizada de silencios;
la lluvia ha cesado,
lavó los adoquines con su indómito fluir
mostrando el brillo opacado por la historia,
secretos tejidos en el tiempo
durante siglos resguardados.
Raudo río hacia tierras de árboles sedientos
buscando cauces para retomar las nubes en cálido vapor
y reiniciar el ciclo
o terminar en un turbio albañal, un lodazal oscuro.

Los aleros todavía llueven,


intermitentes se deslizan diamantinos hilos
movidos por el viento,
levantan ecos del pavimento, voces impasibles,
las mismas de siempre;
recuerdan los caminos, el transitar perenne,
nuevas calles, nuevas ciudades,
nuevos universos en la mente,
remolino de misterios, de presagios.
La brisa, bajo la tenue luz de la tarde
acaricia el rostro y la distancia
con honda sensación de vida.

Lluvia reino de Jano;


dos caras opuestas
en incierto designio de la providencia,
paz para algunos, para otros, desespero,
acontecer deseado y naufragio,
alegría y hastío,
pérdidas y cálidos recuerdos,
añoranzas y olvidos;
apacible y tormentosa lluvia
acaricia y golpea,
borra lágrimas o con ellas se confunde,
dulce y amarga,
con sonrisa o con rictus de dolor.
Aborrecida y añorada luvia
como la vida misma.

Warwick, 14 de mayo de 2019.

24
TIEMPO
El tiempo no pasa y nada es,
un eterno ahora.
Al pasar nosotros él adquiere existencia,
Aparente movimiento entre añoranzas y esperanzas,
entre lo que fue y el tal vez.

Con nuestro permanente ir le damos nombre,


somos ríos con numerosos cauces,
desembocamos en otros ríos,
en lagos, anchos mares.
Dejamos que otros ríos viertan sus aguas en nosotros,
damos y recibimos afluentes.
Al fluir regamos tierras a nuestro paso
con o sin recompensas,
ayudamos germinar semillas en fértiles orillas,
nos movemos apacibles,
serenos o en cascada,
en aluviones turbulentos,
en remolinos;
lavamos piedras, acariciamos sauces,
conversamos con gaviotas
buscando paz o redención
y siempre culpamos al tiempo
sin comprender su esencia,
su trinidad unida en un instante,
el presente.

Somos como el otoño que regresa


semejante al ayer y al mañana,
siempre el mismo,
aunque cambie,
siempre otoño
con las ocres hojas esparcidas,
ilusión de arco iris con tesoros enterrados,
ideales, ilusiones, logros,
las puertas que la costumbre cierra,
sorpresas marchitas y amores extraviados.

Entre eclipses y santuarios


se desliza nuestra vida en lo que resta de los días y
la noche con su paciente manto nos espera.

Warwick, 3 de junio de 2019.

25
CALLES
Nueva calle, una de tantas,
centenares recorridas, cada vez más lejos.
Todas iguales en su diferencia que
a nada importante me han llevado y
siempre regresan al inicio.
Calles que saben de angustias y alegrías,
de aciertos y desengaños,
de éxitos y fracasos,
de preguntas sin respuestas.
Calles custodias de recuerdos y pesadas cargas;
olvidadas reflexiones reposan en sus piedras
ancladas en el pasado.
Calles con tránsfugas
en permanente movimiento,
sin futuros planes,
sin buscar escaños,
sin ambiciones desmedidas,
sin deseos de cambiar el mundo,
sin ser manipulados por berridos del rebaño y
agradeciendo el dolor, señal de vida en su obstinado persistir,
fatiga y anhelo de reposo.
Cada quien espectador de su propia vida y del entorno,
cómodos en la paradoja,
sin desear mando ni ser mandados,
no ser líder ni guiado,
sin genuflexiones ni ciega obediencia.
Con el alma libre y
sin temor a la noche ni a lo que ella esconde.

Warwick 27 de junio de 2019.

Fotografía de José Miguel Soto Villasmil.


Newcastle upon Tyne, Inglaterra.
26
OTREDAD
a César Seco
“salir en busca del otro”

El indispensable otro,
de la tribu o hallado en el camino,
el que siempre nos acompaña,
nos regala su presencia.
En la soledad sentimos sus pasos,
habita y puebla la memoria,
tal vez un amigo que ya partió
o alguien de la otra orilla
que por accidente se cruzó en nuestra vida
y firme sigue a nuestro lado,
nos visita siempre,
una melodía,
una acuarela,
un viejo libro
un poema.
Reconocer al otro es asumir nuestra identidad.
Su mirada nos define,
sus verdades nos desnudan
con la transparencia de su alma.
Su existir nos explica,
sin ser nosotros lo es.
Un complemento.
Con la alteridad se hace uno,
enriquece y nos cambia.
En un mundo cosificado expande la imaginación
para hacernos entender el horror,
mostrarnos la futilidad de los espejos
que solo reflejan la fachada,
lo que creemos ser,
lo que queremos ver:
pero ocultan su reverso,
lo que allí anida.
Con él somos dualidad en comunión,
haciendo y respondiendo preguntas
despertamos el uno al otro lo que en nosotros duerme.
Hierbas de marisma apagando la sed con agua salobre,
mar y río.
Escuchamos su voz aún en la tormenta
y la asimilamos para expresarla como nuestra.
Warwick, 13 de julio de 2019.

27
SIEMPRE EN UN CAFÉ
Afuera llueve,
tintinean las pesadas gotas en los cristales,
se deslizan en hilos argentinos
como suaves notas de piano y violonchelo
en Le Cygne de Camille Saint-Saens.
Estridentes voces del interior
en crescendo acompasado
por alquimia se transforman en silencio,
escudo contra la acústica del recinto
dando paso al diálogo con los recuerdos.
El tornasol matiza las ventanas,
en la calle se perfilan siluetas borroneadas
en un raudo ir y venir buscando resguardo
de una ligera lluvia veraniega que cae en versos.
distinta a la exuberante de mi tórrida niñez,
raudal de pardas aguas,
implacable avalancha en su curso por mi calle de antaño
de tierra apisonada
para rodar las metras
hacia un destino acordado,
allí donde ayer el trompo bailó su melodía.

Calle de gratos recuerdos,


de tertulias nacidas con sentir fraterno,
vivencias cotidianas en días soleados.
La bodega del portugués en una esquina,
diagonal con ella la iglesia ortodoxa,
hacia el otro lado la estación de autobuses.

Nuestra casa al frente construida con esfuerzo,


su largo jardín trasero
con plátanos y limoneros,
cuatro colmenas,
el constante zumbido de abejas,
su danza sobre las flores,
alboroto de gallinas celebrando el maíz picado
recién traído del viejo molino en un lado de la plaza
28
gallardamente resistiendo contra los avatares de la modernidad,
al igual que la pulpería.
Imágenes en torbellino de vivencias lejanas.

En el interior cuando la lluvia aprieta,


una vieja radio Telefunken suple ausencias de vecinos;
mi madre se entretiene con el drama de Albertico Limonta,
los muchachos con el alma en vilo esperando oír la conocida voz
para anunciar un mundo de emociones venideras:
Donde la miseria oprima
Donde la maldad impere
Donde el peligro amenace
Allí estará Tamakún, el vengador errante.

Lentamente el interior del café se oscurece y


un halo índigo espeso cubre el aire,
desdibuja los contornos de aquella calle soleada,
pierde nitidez en la distancia,
siente la ausencia de huellas allí dejadas,
ajena para anidar un sueño
de calles iguales por otros transitadas.
Sutil remembranza
de historias contadas por ancianos de la tribu.

Warwick 11 de agosto de 2019.

Fotografía de Vytautas Subacius. Warwick, Inglaterra.

29
PUERTAS

Puertas orgullosas con brillo en sus aldabas, barniz reluciente y nueva cerradura para llaves
bañadas en oro.
Puertas transparentes, graciosas, delicadas, con pudor en sus ornatos.
Puertas que son espejos, nada dicen de ellas mismas, solo reflejan nuestra imagen y su entorno.
Puertas agresivas, la maldad impresa en su estructura, expelen aromas de advertencia ¡Cuidado!
Puertas ajadas por la intemperie con visibles cicatrices, arrugas impuestas por los años, goznes
oxidados; en su portal yacen historias amargas, tristes recuerdos de traiciones, de amores
extraviados, de fugaces besos entregados sin pasión. Al abrirlas, en el zaguán solo nostalgias
prevalecen.
Puertas sencillas, ingenuas, endebles, carentes de adornos, planas y sin gracia, pero agradables
por su simpleza; no deben ser tomadas a la ligera, detrás de ellas se ocultan almas sensibles.
Puertas siempre entreabiertas, franca invitación al transeúnte. Luminosas francas puertas sin
fantasmas de fácil interpretación.
Puertas grises envueltas en penumbra, pobremente iluminadas, con bases carcomidas por la
inclemente lluvia, atormentadas por vientos tempestuosos, sus bisagras son lamentos de intrigas,
de preguntas sin respuestas; incógnitas tejidas con hilos de madejas ancestrales.
Puertas de difícil acceso pero de interés indiscutible, su reverso oculta los misterios de nuestro
existir, nuestro destino, los derechos y deberes, ética y nobleza; allí moran el espíritu, los
filósofos y los poetas, Las Tablas que Moisés bajó de la montaña son sus residentes.
Puertas enigmáticas, permanentemente cerradas, no permiten ser abiertas, nadie responde a las
llamadas, los golpes dados se escurren entre dedos y se esparcen en el asfalto; ninguna de las
llaves que poseemos permite el acceso.
Puertas que guardan cáscaras vacías, nada tienen que ofrecer al peregrino, su estructura es mero
maquillaje, una triste máscara sin expresión; un halo de opaca luz sale de ellas sin significado
alguno, viven obstinadas en su estupidez.
Puertas que repelen; en ellas están inscritas la violencia, el odio y la ignorancia, con solo mirarlas
sentimos la necesidad de alejarnos sin abrirlas; borrarlas de nuestra mente como si jamás las
hubiésemos visto y seguir nuestro camino.
Ojos que escrutan el alma del caminante son todas ellas.

Warwick 17 de octubre de 2019.

Fotografía de Vytautas Subaciu

30
FLOR

“Una flor que se corta muere


así el hombre acaba al perder su raíz”
Lyerka Bonanno
No es dado a la razón percibir su esencia,
la ciencia apenas la define,
para ella es materia,
estructura reproductiva,
cáliz, corola, estambres y pistilos,
en su nivel de entendimiento es un objeto,
se le escapa lo sensible,
no percibe el alma que alberga.

Lo subjetivo le da sentido,
la mirada le otorga consistencia.
El poeta la entiende,
para Pizolante la rosa azul fue un motivo,
la madre en su día con amor la recibe
y la novia con el corazón
henchido de alegría,
la fe la coloca en los altares,
sirve de símbolo en los escudos,
de corona para las jóvenes en primavera,
complementa el aplauso,
rinde homenaje a la mujer en su día,
y un adiós a los difuntos.
No es aforismo ni axioma,
es promesa, sueño y pasión,
metáfora contra el discurso.

Tal vez fueron los indios Omaha


los que en verdad la entendieron
al decir que, a diferencia de los blancos,
"los indios no cortan las flores" por placer se entiende.

Warwick, 4 de noviembre de 2019.

Fotografía de Vytautas Subacius


31
CAMINERÍA

Se mueven las paredes


con respirar entrecortado,
se aproximan entre ellas,
estrechan y oprimen el pensamiento,
enrarecen el ambiente.
La atmósfera se torna espesa,
un deseo incontrolable de huir,
buscar sosiego en los colores del otoño.
Salgo,
enfilo mis lentos pasos hacia la caminería,
un pie delante del otro sin rumbo fijo,
sin destino preconcebido,
sin importar el dónde,
con el peso de los años en los pies
y el cansancio en los latidos.
Aspiro el frescor de la mañana,
agradable sensación de estar vivo,
de no ir por los adioses todavía,
postergar las despedidas,
enterrar recuerdos de culpas compartidas
de lo que fue y no es posible remediar,
que se confundan con el viento
y las hojas moribundas que él esparce.
Más que ir de un lugar a otro
camino para despertar los pensamientos
sin tomar atajos,
ya es tarde para eso,
hacer que fluyan libres las ideas
desbordadas en constante parpadeo
creando nuevas realidades,
que la conciencia haga lo suyo,
devele significados,
desate los exhaustos nudos del recuerdo
sin distorsionar las imágenes que van surgiendo,
mientras el silencio crece en ese pequeño mundo
donde los días nacen y fallecen.
Errante siempre en la misma órbita como los astros
camino en soledad compartida con filósofos y poetas,
releo realidades en diálogo conmigo mismo,
para renombrar significados
sin ataduras,
sin protocolos,
sin imposturas,
sin reglas,
sin estatutos,
para que renazcan luego,
32
rompan con alas la crisálida del sueño
y devengan en signos elocuentes.
Den fe de las batallas entabladas por ángeles internos
para vivir con la certidumbre de que Dios existe,
aunque su mirada a veces nos eluda.

Warwick, 13 de noviembre de 2019.

Fotografía de Vytautas Subacius.


The College Garden en Warwick, Inglaterra.

33
CIUDAD DE NOCHE

Llegó la noche;
hace horas que el sol quedó a mis espaldas,
me interno en la oscuridad,
en un callejón que no es el mío,
avanzo hacia las fauces entreabiertas,
la piel erizada de temores,
escalofrió en las entrañas.

Insisto en seguir hacia adelante;


camino muy despacio evitando charcos
que la lluvia recién dejó esta mañana,
alumbrados por luces mortecinas
colgadas de un poste solitario.

Se extiende ante mí un paisaje desolado,


habitado por fantasmas del olvido,
río de Hades,
río del dolor.
Caronte busca almas extraviadas,
ofreciendo en su barca un viaje sin retorno
al Jardín de las delicias
de Hieronymus Bosch.

Me detengo un instante para despejar incógnitas,


descifrar lo que la noche esconde
bajo su manto de neblina,
fuerzo la mirada hacia portales
ocultos en penumbra,
busco señales de algo agazapado
dispuesto a saltar sobre víctimas incautas,
depredadores en procura de presa fácil,
cazadores al asecho
para saciarse con el dolor ajeno.
Sigilosas pirañas imitando la vida.

Ventanas ennegrecidas por temores arraigados,


miedo a miradas ladronas de la intimidad
con celo protegidas por grueso cortinaje.
Se escuchan tintineos en algunas,
chocar de copas,
brindis emotivos,
aplausos entusiastas en honor a éxitos logrados,
En otras, tan solo el silencio;
las carencias y fracasos no poseen sonido.
Avanzo con precaución,
espectador de mente abierta,
34
sin detenerme en arquetipos,
sin dejar juicios morales,
sin ánimo de juzgar lo que ante mí se extiende,
solo dar fe de su existencia.

Jungla habitada por siluetas de grises contornos,


sigilosas nocturnas criaturas
de consistencia imprecisa como tocar el humo,
almas vacías tiradas al olvido,
despojadas del calor solar del día,
marionetas con hilos rotos
impelidas por extrañas fuerzas
caminan cual ebrios en busca de soporte,
rostros deformados por el vicio,
la violencia,
el odio
o por una honda tristeza,
en constante coqueteo con la locura.

La noche los ha gastado,


dejó solo cáscaras vacías
consumidas en macabro baile y
llevadas a su propia destrucción.

Viven en el fracaso porque nunca buscaron


la victoria,
el Hado no les dio alternativas,
ninguna opción de escape,
medran en la tierra baldía de su laberinto
sin que Ariadna les ofrezca su hilo de esperanza
ni Teseo venga a mostrarles la salida.

Aquí la virtud no se conoce


y la moral carece de argumentos,
andan buscando a quien vender el alma
con favores de poca monta.
Ofrecen placeres no sentidos,
vestigios de lo que alguna vez fue amor,
voces sin matices,
graznidos de cuervos
procedentes de sueños artificiales
donde la vida y la muerte son matices
del mismo lienzo.
Y no hay quien los redima,
a esa oscura realidad los ángeles no vienen,
los pocos que se aventuran
terminan cómplices de las oscuras redes.

35
Por fin la noche ha llegado a su final,
ya no se escuchan sus profundos estertores,
atrás quedaron los fantasmas,
el alba me saluda con suave brisa sobre el rostro,
su claridad es bálsamo,
caricia y alivio.
Pero algo de aquella oscuridad queda presente,
se anida y acompaña mi regreso.

Warwick, 18 de noviembre de 2019.

Fotografía de Vytautas Subaciu

36
ARBOL

El alma del árbol nos brinda afecto,


extiende sus ramas en fraterno abrazo,
cobijo solidario,
protección contra la locura que nace del asfalto,
consuelo por las pérdidas sufridas
en el holocausto de valores y conciencia dormida.
Junto a sus raíces están nuestras raíces,
sus ramas son nuestras ramas,
arraigados ambos estamos a la tierra que nos nutre,
con la mirada vuelta hacia nubes peregrinas.

Desde los tiempos de memoria extraviada


nos acompañaste,
contigo y de ti hemos vivido,
compañía al nacer y en los días terminales.
Metáfora luminosa de nuestra existencia eres.
En los momentos de felicidad estuviste presente,
de tu tronco surgió nuestra primera dicha,
el rítmico mecer con un suave arrullo,
descanso en las noches de sueño solitario,
pasiones al lado de un cuerpo amado,
apoyo en los años de cansancio.
Nos diste leños para los días de invierno,
sombra para el cansado caminante.
Nos diste barcos y también los remos para impulsarlos.
Nos ofreciste arte,
música nacida de caricias por la brisa en tus brotes,
poesía en las gotas de rocío sobre tus hojas matutinas.
Con razón nuestros ancestros te veneraron.

De ti nos vienen frutos,


el sostén para nuestra frágil osamenta,
eternizas el verbo de los poetas,
gracias a ti los clásicos aún existen y
la historia no ha caído en el olvido.
Desde el principio de los tiempos,
en el paraíso nos regalaste sabiduría
y nos diste tus entrañas
para que en ellas brotaran versos,
puertas que nos abre el destino.

Hay quienes, en su infinita ignorancia,


abusan del bosque donde tu habitas,
te hacen mercancía para rebozar sus insaciables arcas.
Son los que Jesús expulsó del templo.

37
También fuiste utilizado para cegar vidas;
una veloz saeta,
ramas para cumplir sentencias,
la cruz para aquél que vino a redimirnos.
Pero de eso eres inocente.

El cielo canta alabanzas a tu arraigo en la tierra,


te despojas de tus ornamentos
en los días áridos de otoño
y cubres con tu manto de colores los caminos.
Los adornos navideños no deslucen tu belleza,
renaces una y otra vez
con fulgor verdoso en primavera.

Gracias te doy por todo eso,


yo que tuve una sola primavera
y un invierno que paciente me espera.

Warwick 6 de diciembre de 2019.

Fotografía de Sandra Subacius. Nyon, Suiza.

38
AL ENCUENTRO DEL OTRO
Vayamos al encuentro del otro,
rajemos sus paredes,
borremos capas de pintura
que por años lo cubrieron,
asomémonos por rendijas a sus fragmentos,
a pequeñas partes que el todo oculta,
penetremos el tronco abriendo la corteza
para llegar al interior,
a la oculta intimidad
que con más certeza que el conjunto lo define.

El todo no es más que una fachada,


lo aparente,
incógnita de concreto armado,
máscara del que detrás habita,
antifaz del forajido.

Deshagamos estructuras,
para hallar fracciones de existencia,
vayamos en busca de sus vivencias,
de sus acciones.

El muro es el fin que se alcanza,


los medios develan su mudez,
lo narrado despoja el logro de su apariencia
y muestra el otro lado del espejo.

En sus páginas amarillas


leemos lo que significa,
leemos la obra,
el fin que los medios justificaron.
Allí están sus compromisos,
los ocultos atavismos,
pantanos,
súplicas,
dádivas perversas,
escamoteos,
consignas y utopías,
peldaños escalados,
daños ocasionados.
caminos luminosos,
bondades concedidas.

Lo andado explica la llegada.

Warwick, 27 de enero de 2020.


39
Fotografía de Vytautas Subacius. Ginebra, Suiza.

40
AL FINAL DEL CAMINO

Al final del camino,


consciente de mi insignificancia,
sosiego de un instante,
llama titilante
al resguardo del vendaval,
no más que un lapso,
una fugaz medida,
una leve extensión,
un ligero abrazo,
esqueleto de barco hundido en altamar,
triste recipiente de recuerdos,
levedad de espíritu sin grandes atributos,
dualidad de sentimientos
sin posibles soluciones.
Firme permanencia en exhaustos laberintos,
partícula de polvo en el camino
lavada con lágrimas de la memoria,
oscuridad apenas perturbada
por la insegura vela de cumpleaños
en el silencio de los tiempos.

Warwick, 14 de marzo de 2020.

Fotografía de Alejandro Rueda


The College Garden en Warwick, Inglaterra.

41
FUI JOVEN
Fui joven, es cierto.
Irreverente, volátil, temerario,
con espíritu aventurero,
creyéndome inmortal
tuve momentos de extravío,
primacía de los instintos,
años locos en el claro de la luna
oyendo cantar el viento.
El éxito acarició mi frágil ego,
por momentos la vanidad me sedujo,
sucumbí a los elogios,
la claridad no siempre iluminó mis pasos,
caminé cargado de miserias
a través de espesas húmedas neblinas,
mi fe flaqueaba,
no se me dieron con facilidad los sacrificios,
me desvié hacia derroteros equivocados
mostrando con ostentación la máscara endeble de la juventud.
Marché en vaivén durante una temporada
hasta que logré apartar el follaje espeso de la ignorancia.
Pude vislumbrar el interior del denso bosque,
cada árbol con su dignidad de individuo.
Allí encontré la “caja negra” y en ella lo ocurrido,
las causas, las consecuencias,
la explicación.
Pasó el tiempo,
me despojé del grueso manto de incertidumbres,
ganó la sensatez.
Caminé tranquilo sin polémicas con ortodoxos,
sin deseos de cambiar el mundo,
aparté a los fanáticos sin contemplación alguna,
con los poderosos no hice pactos vergonzosos,
la grandilocuencia no me sedujo;
la estupidez a veces viste toga y birrete
y recibe alabanzas en Anfiteatros.
Viendo en perspectiva el camino recorrido,
el proceso y lo logrado,
no puedo negar la importancia del pasado,
soy su eco.
El mañana que contemplo es el hoy
y el recuerdo del ayer.
Lo que ocurre ya ocurrió,
la serpiente muerde su cola y
crea un círculo eterno.

Warwick, 8 de abril de 2020.


42
REGRESAN
Regresan con ímpetu
aquellos íntimos momentos
con pasión atesorados.
Metáfora de sí mismos.

Tiernos y suaves regresan,


reposan un instante
como si el temor los retuviera,
para eternizarse.

Sin deseos de volver atrás


hacia escondidos pliegues de la memoria
o alzar vuelo en busca de nuevos horizontes
se adueñan de mis tangibles realidades.

Les intimida tantas puertas abiertas,


cómodos en su vaivén interno
renombran el equilibrio
con lo fantástico.

La lejanía les otorga brillo,


les da significado.
En la cercanía
carecen de tal brillo.

¿Y cómo evitarlo? si ellos insisten


con tenaz esfuerzo estar presentes
en permanente titubeo sobre la balanza
del ¡Qué más da!

Me agobian en el día a día para hacerme entender


que un posible digno retorno
a la perdida felicidad de la niñez
no es una opción certera.

Warwick, 15 de abril de 2020.

43
MÚSICA

“Sin la música la vida sería un error”. Friedrich Nietzsche


“Cuando las palabras fallan, la música habla” Hans Christian Andersen

Por momentos la realidad pierde contornos,


se va borrando lentamente,
fragmentos de partículas pequeñas
esparcidas como círculos de humo.
Incienso que cubre mi altar de pensamientos,
despeja el misterio de la mente en combustión.

Todo se vuelve incorpóreo,


se desvanecen los objetos en cenizas,
una quietud sobrenatural domina el entorno,
vértigo en silencio de densas nubes
para acallar el encierro
como si el antes y el después no existieran.

Solo la música me da sentido,


un acto de rebeldía contra lo usual,
llena el vacío de mi confinamiento
con nuevos significados
para rescatar la imaginación
y evitar perderse en el vacío.

La música, “arte de las musas”


antes de que el verbo fuese pronunciado ya ella existía,
daba ánimo a la creación del universo,
al giro de los orbes celestiales en armonía.

Sonidos, silencios y cadencias


hablan de experiencias lejanas,
despiertan nuevas sensaciones,
llenan el alma de emociones.

Caricias sanadoras para evocar gratos recuerdos


habitan el exilio de múltiples presencias,
de nuevas dimensiones,
adormece fieras interiores para que
sus rugidos se tornen placenteros.

La ansiedad de espacios abiertos


deja de ser un tormento,
el estado de ánimo se aquieta, adquiere vida,
la mente se tiñe con nuevos colores,
se expanden los límites percibidos,
44
la prisión pierde su techo y sus paredes,
el peso de los años se esfuma, el dolor ya nada significa,
se despejan todas las incertidumbres
para revelar secretos trascendentes.

Encerrado entre cuatro paredes


me dejo seducir por ella y libre camino
bajo los árboles en flor
y verdes prados en primavera.

Warwick, 6 de mayo de 2020.

Fotografía de Sandra Subacius. Victoria Hall, Ginebra, Suiza.

45
CRECÍ EN EL SUR DE LA CIUDAD

“El que pasa tiempo arrepintiéndose del pasado,


pierde el presente y arriesga el futuro”
Francisco de Quevedo

a Adhely Rivero.
Crecí en el sur de la ciudad,
sin rencor,
sin amargura,
sin arrepentimiento,
sin avergonzarme de ello,
con orgullo lo digo:
¡Crecí en el sur de la ciudad!
Allí transcurrió mi niñez y mi adolescencia,
en una calle que primero fue de tierra
y barro cuando el cielo se precipitaba sobre ella.
Las casas sencillas con pequeño jardín al frente,
vecinos cordiales de tertulias infinitas,
de trato amistoso,
gente amable sin pretensiones,
con claridad de sentimientos,
filosofía de amas de casa.

Su cháchara aún me persigue en el viento.

Calle de ilusiones y desencantos,


de alegrías y tristezas,
de risas sin pudor y llantos,
perenne algarabía de la muchachada.
Reunión de amigos al anochecer,
contar cuentos de aparecidos,
compartir vivencias inolvidables.
De día, al retornar de la escuela,
juegos al escondite,
a policías y ladrones,
trompo y metras durante días soleados.

En ésa mi calle no cabía el hastío.

Una bodega en cada esquina,


sin bares cercanos,
el infaltable borrachito,
“cara e’caña” le gritábamos los muchachos
él nos perseguía lanzando improperios.
Allí también creí descubrir el amor,
Valentina era su nombre ¿qué será de ella?
La plaza Santa Rosa a solo dos cuadras,
46
lugar de holgorio en las fiestas patronales
y patines al finalizar la Misa de Aguinaldo,
cine los fines de semana,
películas mexicanas y de vaqueros,
música clásica en una vieja radio Telefunken,
Magdalena Sánchez y el Indio Araucano
en el televisor en blanco y negro.

En el largo patio trasero de la casa,


árboles frutales y flores,
el alegre cacareo de gallinas,
al unísono con el zumbido de abejas
y la estridencia de chicharras en verano;
de noche el croar de ranas,
el canto del gallo al amanecer.
Navidades sin muchos regalos,
pero con el corazón henchido
de calor en un hogar unido.

Un día llegaron ruidosas máquinas


y mi calle cambió su apariencia,
se vistió de cemento y asfalto,
con postes de luz para alegrarla.
A la par con ella sufrí cambios también,
Me asomé a la adultez;
mis amigos se perdieron,
tomaron otros derroteros,
otras costas,
otras calles
y más nunca supe de ellos.

A la larga también yo traspasé sus linderos,


sin complejos ni temores
me mudé al norte,
al encuentro de mi destino,
de nuevos amigos,
pero mis recuerdos
permanecen anclados en aquella calle
envuelta en densas nubes de nostalgia.

Ahora que voy rememorando el calendario


recorriendo calles sin alma
pobladas de silencios
mi corazón vuelve a la calle aquella
en la parte sur de la ciudad.

Warwick, 27 de julio de 2020.

47
PUENTES

La vida es tender y atravesar puentes


ir al encuentro de la orilla opuesta
buscar al otro o a sí mismo
siempre hacia el final que nos espera
al término de la jornada

Puentes trazados en nuestros sueños


construidos con alas de ilusiones
con lazos de esperanzas
para vencer abismos
y aguas turbulentas
explorar borrosas caminerías
bosques poblados de misterios
enfrentar lo desconocido
paraísos perdidos
dormidos en la memoria
aplacar fantasmas agobiantes
solo o en compañía
hombro a hombro con un amigo
de la mano con la hija
abrazado a la mujer amada

Puentes construidos con esmero


algunos son estrechos e inestables
agitados por el viento
conducentes a parajes con cielo despejado
o con tormentas y chubascos

Otros son anchos y firmes


de acero o de grandes piedras
de caminar seguro
o quizás tan solo
una pasarela sobre rieles oxidados

Puentes que casi no son puentes


tablones al descuido
tirados sobre una zanja
tronco de un árbol caído encima del arroyo
piedras sobresaliendo en el río

Avanzamos siempre enfrentando dilemas


con la carta náutica en la mano
dejando huellas en la Rosa de los Vientos
y en las hojas del otoño
tal cual aves migratorias

48
Puentes que conducen al pasado
o de él nos alejan
pisados con cautela para no caer en el vacío
quemados una vez cruzados
para evitar un retorno amargo

Puentes caminados al amparo de la noche


y tirados al olvido
En algunos nos quedamos
aunque sea un instante
contemplando el horizonte
escuchando los misterios que la brisa trae
sus elocuentes confesiones
sintiendo el desplegar de alas
el raudo fluir de aguas cristalinas
saboreando un instante de la eternidad

Puentes levadizos que no cruzamos


desolados con niebla sobre sus maderos
de espesas sombras
de extraños presagios
con peligros asomándose bajo ellos

Otros que los ojos no perciben


puentes impresos en el alma
solo un salto de fe permite abordarlos
Pero siempre puentes
puentes oponiéndose a barreras

Warwick 11 de septiembre de 2020.

Fotografía de Vytautas Subacius. Coventry, Inglaterra.


49
VIGILIA

Caminaba en un ágora de silencios


con profunda sensación de estar solo
los transeúntes ignoraban mi presencia
iban y venían apiñados en caótico mosaico
pasaban a mi lado como sombras reflejadas
aislados tras paredes de sus mentes fragmentadas
caminaban hoscos rumiando malhumores
sin compartir sus soledades y temores
evitando a los que no conocen
disociándose del entorno
por temor a ser tocados
Aislado iba yo también
en nubes fugitivas
de vivencias
consumadas
hacia escondrijos del pensar remoto iba
buscándo allí alivio en los que ya partieron
con los que compartí mis sueños y temores
el ir y venir de lo profundo hacia las estrellas
hacia bosques encantados y al mar embravecido
más juntos que la mayoría
En el ruido de los recuerdos
me confundí en ellos y en su linaje
en los ríos que juntos navegamos
busqué sus huellas para descifrar señales
no dar paso en falso por sendas extraviadas
de vivencias antaño habitadas
no patinar en hielo frágil
vislumbrar más bien el horizonte
de aquellos sueños ya vividos
y los no soñados todavía
remontar acantilados
riscos y nevados
Con ventanas siempre abiertas
iba en busca de crepúsculos y albores
sin consentirme tregua alguna sin descanso
andaba por resquicios apenas percibidos
bordados en frágil tela de sentimientos
de algo mucho tiempo atrás leído
armado con palabras solamente
tejidas de múltiples matices
para fortalecer mi existencia
vivir el milagro cotidiano
con sus emociones

Warwick, 29 de septiembre de 2020.


50
EL AMOR FUE NUESTRO ALIADO

El amor fue nuestro aliado


amor apasionado y loco
cuerpos confundidos entre sábanas de ilusiones
y sueños compartidos en playas de arena viva
Tu piel y aquella arena
mezcla de resplandor de áureos reflejos
tonos exuberantes entre palmeras
acariciada por la brisa y por mi mirada
Un deleite era ver las gotas diamantinas
guirnalda de brillo en tu negra cabellera
adornada hoy con tintes de otoño
Tus ojos encendían carbones en epístolas secretas
lanzaban fulgores de encantamiento
ojos almendrados con tifones mar adentro
Aturdido por el sol y el deseo
deshojaba pétalos de adivinanzas
futuros posibles en apretado puño de arena
sin poder evitar su escape entre mis dedos
inquieta dinámica de días venideros
sedimentos en vaivén traídos por las olas
con guijarros del destino entre ellos

De aquellas playas solo queda polvo en la memoria


cenizas de pasiones ya marchitas

Me miras de reojo y en tus labios baila


apenas un débil murmullo
sonido intangible
¿un reproche acaso
o solamente el tarareo de una melodía de aquellos tiempos?
Esos labios antaño con pasión besados
tintas de ausencias ahora
que solo el recuerdo atesora
En los días fríos
una manta cubre tus rodillas
y tus dedos mariposas entre hilos de colores
crean ornamentos
arte de mágicos matices
imágenes en delicadas expresiones
sin recuerdos de mi piel
cáscara quebradiza
hecha jirones en el invierno
Sigues presente en la mirada
en el apego en la querencia en la necesidad en el cansancio
en algo que persiste quizás en el olvido
Seguimos siendo los que antes fuimos
51
y sin embargo otros
contando ausencias en mutua soledad
cada uno en su espacio
tú en un cómodo sillón bordando ensueños
yo al frente del computador
tecleando estos versos
Las noches juntos y no tanto
intrusos entre almohadas
deseos menguados y en fuga
por resquicios de edredones
tejidos por el tiempo
solo en los sueños cobran vida
Nos queda ahora la quietud
el recuerdo y los gestos que no mueren
en múltiples repeticiones cotidianas compartidos
de pequeñas trivialidades
de palabras desgastadas de tanto usarlas
Conscientes estamos de que la realidad
ya no es nuestro espejo
Hoy te digo gracias por los recuerdos
de aquellos días idos en fragmentos
en caleidoscopio con intensidad vividos
por tu constante permanencia
por habernos querido tanto
aunque no fueron siempre pétalos las rosas

Warwick, 20 de octubre de 2020.

Dibujo de Vytautas Subacius. Valencia, Venezuela.

52
MI CREDO

“La víctima es el héroe de nuestro tiempo. Ser víctima otorga prestigio, exige escucha, promete
y fomenta reconocimiento. Inmuniza contra cualquier crítica, garantiza la inocencia más allá de
toda duda razonable”.
Daniele Giglione
En estos días de notoria indigencia
del intelecto con desprecio abandonado
ante el omnipresente ciberespacio extenso
ante las redes sociales hoy presentes
por la escucha de sus voces
hago examen de conciencia
sin propósito de enmienda
sin pedir misericordia
sin que me arrepienta
confieso mis pecados
contra ellas cometidos
jamás rodilla en tierra
No pido su «yo te absuelvo»
sin rogar su “sacramento”
seguiré impenitente
sin pedir clemencia
seguiré pecando
con rebeldía
con desobediencia
elevaré siempre mi voz
en las redes con irreverencia
abriendo el corazón y la mente
afirmaré que la tierra es redonda
que la biología molecular es ciencia
los cromosomas no están en la mente
daré gracias a Cervantes por
enseñarme a luchar
contra molinos
y a Cristóbal Colón
por haber traído su idioma
que hablo y con el cual escribo
que toda vida gran importancia tiene
sin discriminación de raza etnia o credo
que la lectura de los libros es indispensable
que la libertad de pensamiento es inviolable
que el libre intercambio de ideas es inevitable
que el estudio de la historia es imprescindible
fundamental es conocerla a fondo
para no repetir sus errores
estúpido es negarla
No creo en teorías conspirativas
pero reconozco que las fortunas
53
dominan nuestra tierra
No creo en marcianitos verdes
tampoco en sus platillos voladores
no me afectan los ladridos de chacales
la risa de hienas no hiere mis sentidos
mi existencia no discurre en rebaños
No creo que el reggaetón sea música
ni que algo por ser original es arte
No creo que las vacunas hagan daño
No creo que la ciencia sea capaz
de develar todos los engaños
Sí creo que la maldad existe
que no hay que ocultarla
a la luz hay que sacarla
No creo en la autocensura
No creo que la libre opinión perturbe
No me preocupa que no crean en mis ideas
ni tampoco pretendo que las acepten todos
Creo que la verdad consta de varios matices
depende del punto desde el cual se la vea
No acepto discriminaciones ni racismos
sin importar de qué lado vengan
Creo en las bondades de la vida
Una vida sin odios y sin rencores
No creo en la "diversidad forzada"
tampoco en el lenguaje inclusivo
ni que la gramática tenga sexo
ni en el credo de los ofendidos
ni en la ideología victimaria
Creo en la libertad creativa
sin coerción ni juicios
detesto los prejuicios
la corrupción
la hipocresía
la mentira y los engaños
Solidario con las feministas
pero no apoyo a las extremistas
Creo en el respeto a las minorías
en la importancia de la educación
en la vejez dignamente alcanzada
No creo en los “buenismos”
No acepto atavismos
ortodoxias ni fanatismos
y no me importa en lo que
Hawking insiste
Dios existe

Warwick, 28 de octubre de 2020.


54
AMANECER

a José Rey

De mujer en la oscuridad he nacido


y al sol me asomé en un nuevo día,
brote llevado por el viento
hacia lejanas tierras
para sembrar mi simiente.
Abandoné la oscurana,
busqué amaneceres diferentes,
emprendí nuevos caminos
dúctiles y maleables en desvelo.
Llegó el atardecer y me alejé
de lo que con pasión había vivido
en sólida hermandad
con aquellos que ya no están presentes;
sus rostros permanecen en mi mente
no han caído en el olvido.
Tomé prestadas sus palabras,
llené múltiples cuartillas,
mundos con páginas en blanco,
epitafios de despedidas.
Salí de profundas grutas
de su claridad nublada,
busqué senderos renovados
con aires menos opresivos.
Borré tristezas
con el resplandor de la risa
cuando las lágrimas no lograban
apagar el ardor
en mis resecas pupilas,
dispersas quedaron sus cenizas
con fragmentos de mi vida.
Camino ahora soslayando líneas
que unen los adoquines
en estrechos callejones
hace tiempo en la niñez perdidos
entre imágenes deslucidas por pandemias,
alejado estoy de aquellos
que a la alquimia invierten
tornando el áureo fulgor
en plomo yerto.
El reposo de la mente
no es opción ni es salida,
son páginas vacías
del camino no escritas todavía.
Anhelo el calor del sol
55
para redimir quebrantos que he tenido,
pero muy bien sé
que solo el frío de la tarde
brinda el reposo merecido.
Al final de un largo andar
crepuscular y nocturno,
cuando el filo del silencio
en el pensamiento crece,
protejo mi vulnerabilidad
con ilusiones que son escudos
y como pájaro errante vuelo
en busca de una rama diferente,
para que mi canto alce vuelo
en soledad
elegida allí donde el alma se fortalece.

Warwick, 3 de noviembre de 2020.

Fotografía de Vytautas Subacius

56
CUARENTENA

Hablo al reflejo
que el vidrio de la ventana
me ofrece,
le cuento que los días se alargan
interminables,
monótonos,
inclementes.
Recojo las cenizas
de horas menguadas
en forzado encierro,
enramadas en nostalgias
y falsas esperanzas.
¡Terribles son las esperanzas!
Comienzo a notar la erosión
en mi ánimo entumecido,
espero futuros aconteceres,
no escribo nada
solo sueño los sueños ya vividos.
¡Ay, como duele la espera!
Caminar libre en otoño
y cubrirme con las hojas de colores.
Raudos vienen
los recuerdos más lejanos,
sin parar ellos vienen;
no como entes vivos sino
como epitafios en la memoria,
Aguardo en pie de guerra
dispuesto a luchar
contra la plaga invisible
sin hacerme ilusiones,
ella puede acabar
con todos mis anhelos
y mis pasiones.
Sin embargo
persisto en el empeño
inflexible.

Warwick, 9 de noviembre de 2020.

57
YO NO MARCHO CON USTEDES

“Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría,


es tiempo de hacer una pausa y reflexionar”
Mark Twain

Ustedes,
los que solo aman
construcciones de cemento,
grandes edificios,
gustan de lustrosas superficies lisas,
plástico,
poliéster,
metal pulido.
Prefieren la fluorescente luz
de los bombillos,
se deleitan con gritos estridentes
en rebaños compartidos.
Acuden a gimnasios
en vez de subir montañas,
el aire acondicionado,
no el frescor de la brisa.
Desprecian el misterio
de los bosques ancestrales,
el verdor de las praderas,
de los médanos la arena.
Caminan sin voltear la vista al cielo
conformes
con el pavimento de la acera,
van de prisa siempre
desarraigados,
la naturaleza amor no les inspira.
Ustedes no conocen veredas naturales,
solo calles asfaltadas,
las estrellas no les brindan
su fulgor en el camino,
la luna no los honra con su mirada,
el misterio no los ilumina.
No escuchan el canto de los riachuelos
ni conocen sendas
que los antiguos han trazado,
solo amplias avenidas
con edificios a los lados.
Su compás deteriorado
ya no marca el horizonte,
no es verdor, sino el gris opaco
lo que rige su destino.
58
Nunca han sentido
el místico vibrar de las llanuras
ni soñaron con el fresco respirar
en las colinas,
la apariencia es el norte
de ustedes.
En procura de fortunas
van en procesión constante,
dispensando
halagos,
reverencias
y adulaciones.
Seres huecos con almas oxidadas
y corazones repletos de cicatrices.
Sus automóviles de lujo
no me impresionan y
mucho menos sus palacios
con amplias piscinas,
tampoco sus trajes confeccionados
a la moda.
No me conmueven
sus angustias
por el colapso
del mercado de valores.
A ustedes autómatas
cuyas vidas están regidas
por precisos engranajes,
existencia artificial,
desde muy hondo de mi alma
yo les digo:
¡quédense con los espejismos!
¡quédense con sus abismos!
Yo no marcho con ustedes,
camino en soledad
por senderos con gusto elegidos
en mi mente sin paredes
y sin rejas construidos.

Warwick, 16 de noviembre de 2020.

59
Fotografía de Vytautas Subacius. Brighton, Inglaterra.

HUELLAS

Vengo de allá,
vengo de lejos,
por caminos de memorias.
Múltiples huellas dejé impresas,
huellas que hoy lucen más profundas,
complejos y flexibles moldes
fijados en el tiempo;
sello indeleble del pensamiento,
presagios cubiertos
con blancas hojas de ilusiones.
Los caminos me otorgaron
vestimenta de regia dignidad
para que fuese mi propio dueño,
mi capitán,
líder de mis ensueños,
para no caer en trampas de gurúes
ni en promesas de falsos profetas,
tampoco en palabras
de políticos corruptos.
Me asumo tal cual soy.
Independiente.
Mástil inmune a tormentas
en sendas que no dejé desiertas,
y si el viento las esparce,
que sea un viento especial,
viento que abra puertas
para los sentidos
como el agua del manantial,
alivio a lo vivido
en el desierto.

Warwick, 26 de noviembre de 2020.


60
DICIEMBRE

Repleto de añoranzas
llegó diciembre,
seco frio y con pocas esperanzas,
sin guirnaldas de adorno para el alivio.
Una realidad de contornos desvaídos.
La nieve de nuevo cubrirá el campo
y los caminos,
cubrirá mi piel y mis latidos.
Crujirá la escarcha
bajo la fatiga
en espiral de días idos,
del caminar despacio
sin forzar la marcha.
El cansancio dará la bienvenida,
la nocturna razón levantará el vuelo,
cubrirá la voz con gaitas y aguinaldos
al corazón entristecido
con la ilusión del Recién Nacido.

Lejos quedó la primavera,


el resplandor y la fragancia del verano
en opacos lindes entre acacias y palmeras,
en llanuras inundadas y playas coloradas,
fantasmal visita de medianoche
tras gruesas puertas del olvido.
El sol apenas asoma su tímido semblante
con brillo ya carente de abrigo,
baña el paisaje en lienzo no acabado
con la verde flora bajo el frío escondida
que no vulnera como antes la mirada.

En silencio prepararé las doce uvas


para recibir un nuevo año
y celebrar los ya vividos,
copos de nieve posarán en mi alma agotada,
en mis anhelos de trasnochos
perdidos en lontananza,
echados al olvido con los ánimos dormidos.
De regalo tal vez un verano nuevo
con deshielo de risa en las ventanas
y una copa de vino en la mesa adornada.
Buscaré el calor como ave pasajera,
ave que vuela por instinto
enfrentando sus alas al destino incierto.
Viajaré como sombra de las nubes
desplazándome en densa arena,
61
sin llegar a parte alguna,
con palabras sin voz
desojando los misterios
en el todo y la nada de la vida.
Buscaré la luz del sol
tras el caminar nocturno
para escuchar las voces guías,
sabiendo que,
lo quiera o no,
me alcanzará el invierno
con lo blanco de su nieve,
su quietud y el frio que todo lo entumece,
pero no a la mente,
ella como el geranio
en invierno florece.

Lentamente el olvido irá cerrando las rendijas


ya de por si estrechas,
la noche cubrirá con su manto
la memoria extraviada en ausencias,
partirá abandonando los parajes ya vividos,
quedando tal vez
solo en el recuerdo
de algunos amigos.

Warwick, 1 de diciembre de 2020.

Fotografía de Vytautas Subacius. Coventry, Inglaterra.

62
SOLILOQUIO

Abrazado a la almohada
sueño sueños
ya soñados,
imágenes elusivas,
suave cadencia,
seductor embrujo
en soledad
del silencio.
Profundos surcos
arados en la memoria,
vestigio de lo vivido,
moldes labrados
con pensamientos
inscritos en páginas
dispersas del silencio.
Armónicos sentimientos,
predicciones de futuros
en cuarentena,
anhelo de senderos recorridos,
renacer de esperanzas
en aquellos sueños
que alguna vez
he tenido.

Warwick, 7 de diciembre de 2020.

Fotografía de Alejandro Rueda. Lemington Spa, Inglaterra.

63
DUALIDAD CREPUSCULAR

a Carlos Rojas Malpica MD.

“por eso este relato termina inconcluso”

En la luz crepuscular, luz de lo posible,


imaginaria incertidumbre
entre sueño y realidad tangible,
intento construir verdades coherentes.
Hechizado en letargo de tiempos ausentes
sueño dentro de otro sueño,
reino sin palabras de sombras y silencio.
Me deslizo por la estrechez
de un reloj de arena,
grano solitario en caída libre
hacia un insólito universo.

Ante mi atónita mirada


se abre una selva esmeralda;
avanzo venciendo la espesura
en mágico verdor sumergido,
busco sentido en esa realidad incierta,
un camino de fuerza emocional
no vivido todavía.

Perdido en mis pensamientos


sin sentirme un intruso,
escucho lo que dice el viento
al paréntesis de tranquilidad ansiada.

Embelesado allí parado


en la brisa que atraviesa los arbustos,
deleitándome con el insólito frescor,
siento las menudas gotas
de alivio en la fría llovizna.

A través del follaje


se filtran rayos luminosos;
apuro el paso buscando la protección
de alguna solitaria marquesina.

Estoy frente al mar filtrando ensueños,


las olas danzan en arrecifes coralinos
y a mis pies
suavemente mueren en la arena.

64
Salto de mi lecho,
voy hacia la ventana,
aparto las cortinas
en busca de respuestas,
veo que la selva es mar
y el mar es selva
en estrecho abrazo,
fulgor y penumbra,
orden y caos en un retazo.

No sé si dormido o despierto
escucho una voz lejana
sin saber si lo que oigo es cierto.
¡Enfócate en evidencias! Me dice.
¿Pero que evidencian las evidencias
en una hoja en la cual no veo nada escrito?
¿Realidad o fantasía?
Sueño si estoy dormido
o ensoñación si estoy despierto?

Warwick, 4 de enero de 2021.

Fotografía de Vytautas Subacius. Chillon, Suiza.

65
INTEMPERIE

«Muchas son las cosas terribles,


pero nada hay más terrible que el Hombre”
Sófocles, Antígona, CORO Estrofa 1ª

ESTÁSIMO Siglo XXI

Lanzado a la intemperie,
expuesto al frío de las tenazas,
desnudo naciste y en desnudes persistes
aunque con sedas te cubras,
aunque todos los mares hayas surcado,
aunque a la tierra hayas sojuzgado
y ahora la arropas con desechos,
aunque con tu ingenio hayas domado al salvaje potro
y unciste su cuello con el yugo,
aunque la palabra por ti mismo hayas aprendido,
aunque en el firmamento con las águilas te codees,
aunque en la tierra superes a la veloz gacela,
aunque hayas dejado estampado tu pie sobre la luna
aunque hayas doblegado a terribles enfermedades
y calmado el dolor con pócimas por ti elaboradas,
aunque con tu astucia hayas dominado la fauna salvaje
y habitas en ciudades con enormes rascacielos,
aunque la ciencia y la tecnología domines a tus anchas
y por todo ello un dios te creas,
un portento,
todavía no has podido vencer la muerte.
La condición finita sigue siendo tu esencia y tu tormento,
sigues vulnerable a los avatares de la naturaleza,
juguete del azar y del caos;
puedes prever tormentas es cierto
y te resguardas de la nieve en cálidas habitaciones,
los temblores de la tierra sin embargo te sorprenden.
Las cavernas te son aún cercanas.
Enfrentas las inclemencias con tu ingenio,
con tu imaginación,
con la razón,
con profecías y oraciones,
esperanzas, miedos y presagios.
Así llenas los vacíos del todo y la nada
con desvanecientes sones
de lo que alguna vez tuvo sentido
en tu vida ambigua y conjetural,
en tu permanente dualidad
entre espíritu y materia,
66
entre afirmaciones que niegan y
negaciones que afirman.
En busca de apacible calma
de sendas perdidas
emprendes tus sueños,
caminas a la vera del peligro
en los acantilados
sin perder el equilibrio.
Anida en ti la paz y la violencia,
crueldad y compasión.
A los abismos insondables te asomas
y ellos te devuelven la mirada,
eres el único animal que esclaviza y tortura
a los de su propia especie
sintiendo deleite en ello,
eres tempestad y sosiego,
musgo sobre olvidadas piedras
con memorias resguardadas bajo ellas
y múltiples vivencias dormidas
ocultas para ojos que las niegan.
El pasado te define,
tu propia historia eres,
eco de lo que fuiste,
de lo que eres y serás,
con la misma fuerza inicial
autor y personaje.
Cubres tu faz con máscaras
y cambias el grosor de tus coturnos
de acuerdo al papel que desempeñas,
pero no puedes cambiar tu esencia,
lo que en el fondo eres.
Nada.
Insignificante mota en el cosmos suspendida,
inmerso en ambigüedades te debates
entre Antígona y Creonte,
entre ángeles y demonios,
entre preguntas y titubeos,
en eterno conflicto con las
leyes que tú mismo inventas
y la idea moral de la justicia.

Warwick, 15 de enero de 2021.

67
LITURGIA

Desde la razón
por sentimientos cautiva,
más allá de solitarios momentos
fluyes con el sentir del verbo.
Buscas efímeras verdades
uniendo fragmentos de matices,
solidaridad de los contrarios.
Siempre el otro en el camino
dialogar invita.
Ineludible intercambio de destinos,
de tristezas y alegrías,
ensombrecidas esperanzas
deshechas por el peso de la espera.
Solo el canto del turpial,
flujo de viva armonía
entibia las callosidades
del tiempo detenido
en el misterio de la vida
y en el nombre primigenio de la rosa.

Warwick, 30 de enero de 2021.

Fotografía de Vytautas Subacius. Lago Lemán, Ginebra, Suiza.

68
DOS CAMINOS
a Miguel Herrera Estraño MD.

Me hallaba frente a dos caminos;


elegí el menos trillado,
el que estaba a mi derecha
paralelo al asfalto.
Camino de árboles y neblina,
alfombra de ocres hojas otoñales.
Se perdía en lo profundo del bosque
oculto a miradas que no entienden,
sinuoso,
accidentado,
con olor a moras,
resina
y madreselvas.
Camino extraviado en lo no hollado
donde el viento teje sus memorias,
las raíces guardan los recuerdos,
el follaje no marca fronteras
y el ruido de la multitud no hiere.
Reino del lobo y la gacela.
Brecha abierta hacia nuevas realidades,
al encuentro de los sueños,
intuiciones
y presagios.
Colgado con alfileres me interné en su brisa,
difícil era escudriñar aquellas sombras
donde la verdad dormía.
Una extraña luz se perfilaba allá en el fondo,
en un claro de ese bosque,
reflejo fugitivo sobre gotas de rocío,
voces del porvenir,
ecos del pasado.

Al instante supe,
era la señal que esperaba
y para allá me fui sin titubeos,
transeúnte anhelante,
consciente de las dificultades,
de las insuficiencias que la razón impone
para dirimir angustias.
Lleno de incertidumbres apuré mis pasos,
me adapté a sus modulaciones,
a sus declives,
para soslayar el discurrir sinuoso.
Sopesando probabilidades me interné
e hice el camino transitable.
69
Todo lo veía diferente y sin embargo era lo mismo,
antiguos pasos se cruzaban con los nuevos,
mi mente alerta ante lo revelado
en la oscuridad de los abismos,
de las trampas escondidas
cubiertas con deseos y viejas melodías.

Mis pasos no flaquearon,


el temple de mi espíritu tampoco;
hacia allí resuelto me dirigí
transfigurando lugares,
lo extraordinario dentro de lo cotidiano,
lo sensible que la razón no muestra.
Recorrí ese camino,
me impliqué en la hondura de sus vivencias,
sus perspectivas,
sus emociones,
su contexto vital.
Oí voces olvidadas,
desenterré memorias en barriles de roble añejadas
para encontrarme a mí mismo
y sentir la necesidad del otro.
Supe la respuesta al final del recorrido.
No importa si al pensamiento lo llega
a cubrir un grueso manto,
el corazón jamás olvida
lo sensible vivido durante el camino.

Warwick, 15 de febrero de 2021.

Fotografía de Vytautas Subacius. Coventry, Inglaterra.

70
CAMPOSANTO

“No hay tumbas orgullosas. Mas rudos caballeros,


que esculpiera el humilde querer de tiempos idos,
en tierra yacen, entre verdores de cicuta”
William Wordsworth

En un viejo camposanto
por siglos resguardado
con sepulcros sin lustre,
enmohecidos
epitafios borrados por el tiempo
tristes en pesadumbre consumidos.

Solitario allí parado me pregunto.


¿Qué narran esas viejas lápidas?
¿Qué historias esconden?
¿Qué huesos reposan bajo ellas?
¿Qué misterios yacen allí ocultos?
¿Crímenes horrendos o bondades?
¿Grandezas o miserias?
¿Cuáles fueron sus sueños,
ambiciones,
tormentos
y amores?
Incógnitas que las palabras y los números
no develan,
dejan a la imaginación del caminante
excavar el espesor de la tierra
y dialogar con los difuntos.
Vidas mejores o peores que las nuestras,
más alegres o tal vez opacas
signadas por tragedias,
vividas en soledad o compartidas,
con grandes fortunas y poder algunos,
otros conformes tan solo con haber vivido.
¿Ansiaban permanecer en el recuerdo
o eran indiferentes al olvido?

En ese camposanto
mi estación de espera,
lejos de estridencias de hojalata,
de voces destempladas,
gruñidos de jaurías
en un tiempo detenido
sin un antes ni un después,
en silencio y consciente de mi finitud

71
acepto al Eros vencido,
que Tanatos gane la partida.
Aquí me despojo de culpas propias y ajenas,
del ya inútil niño de adentro
para esperar el tren de mi destino,
Escucho su traquetear,
se acerca lentamente,
deseo que se atrase,
que no me alcance todavía.
¡No todavía!

Como en un sueño medio soñado,


no muy lejos oigo la tierra caer,
retumba en mi cada palada
y sobre una lápida cercana
el canto de un heraldo negro
presagia la llegada
con voz monótona de un GPS
“You have reached your destination”

Me volteo para preguntarle


¿es a mí a quien tu canto busca?
Pero él ya no está
solo la duda flota en el aire.

Warwick, 1 de marzo de 2021.

Fotografía de Alejandro Rueda. Warwick, Inglaterra.

72
EVA LUCÍA

Me miras;
en tus ojos yace el misterio,
un futuro para mi vedado.
Caribe y Báltico,
lejanas aguas que la distancia reúne,
raíces que nutren la esencia.
Pájaros y palmeras,
vivo caudal de alegres riachuelos.
Trópico y blanca nieve,
nubes peregrinas,
llanos,
paramos,
sol caliente.
Sonidos guturales,
sonrisa y llanto.

Ala de cuervo es tu adorno,


el mío las cenizas.

De tu acontecer nada sabré,


lo que vendrá no me es dado ver,
tu verdad se oculta más allá de mis espejos,
imagen anclada en el tiempo mío,
el ahora de los años que habré perdido,
retrato perene colgando de la pared,
regalo de Navidad para el cansancio.

Así te seguiré viendo,


en el letargo de mi larga noche
grabada para siempre en mis seniles ojos
del instante en el tiempo detenido,
Raudo río tú serás,
yo apenas un estanque.
Te adivino cuando miro a tu madre
y en los rasgos de tu padre te veo.

Tu eres el comienzo yo el camino de adioses,


tu floreces mientras yo declino.
Mi tiempo fue el de los árboles,
el tuyo será el de los ríos.
Nombrarás el mundo con palabras diferentes,
puede que algunas de las mías vayan contigo.
Te hablaré desde mis escritos,
historias lejanas en el tiempo tuyo,
huellas dejadas en la arena y calles empedradas
de realidades y cuentos de hadas.
73
Ya de mujer,
flotando alegre de aquí para allá
esquivando quehaceres
o cuando el pesar de la soledad te acompañe
pida en silencio a mis poemas que te hablen
ellos te dirán como es la vida.
Todo está allí,
solo tienes que hallarlo.
Y cuando tu tiempo también decline
tal vez habrás aprendido aceptar sin miedo
la llamada ineludible del viento,
para encaminarte hacia tu ocaso.

Warwick, 11 de marzo de 2021.

74
SARAH

“Goza, sin temor del hado,


el curso breve de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte de mañana
quitarte lo que hubieres hoy gozado”
Sor Juana Inés de la Cruz

En ti, niña, se juntan continentes,


se enlazan mares:
Mediterráneo,
Báltico
y el mar Caribe.
Tus impredecibles pasos son experimentos,
iniciático rito de pleamar
hacia lo singular de tu adolescencia,
búsqueda de equilibrio entre nubes y arena,
ola mecida por el viento,
rocío en hojas matutinas,
planta rodante aprendiendo a controlar el viento.

Abandonas la crisálida;
vivencia blanda y esponjosa,
pluma de ave y mariposa,
hada de los bosques ancestrales
inicias cautelosa tu primer vuelo
hacia los colores del arco iris,
a la complejidad de los resquicios,
con endebles alas membranosas de libélula
de diáfana transparencia.

No vueles muy alto niña,


el calor del sol quemará tus vulnerables alas,
fragmentará la fragilidad que te sostiene.
Allí arriba se te escaparán los detalles,
no verás la danza de las abejas
recogiendo néctar de las flores,
ni las gotas que la lluvia deja sobre pétalos de rosas.

Si el vendaval arrastra tu ligera estructura


no permitas que el alma se te degrade.
Escucha el canto de la cigarra
en el punto vernal de tu primavera
para que no olvides que allá en tu terruño,
donde la eclosión tuvo lugar,
también las cigarras cantan
posadas sobre lirios
con el sentir de otro hemisferio
75
de sangre más caliente.
No temas a la noche, ella guarda los secretos
por Minerva bien cuidados.
En la oscuridad alumbran más intensas las estrellas.
No renuncies a la razón que te vino de Europa,
ni a la verdad que nació en un pesebre,
tampoco desprecies el legado
de los antiguos moradores de los Andes.
Atesore tus raíces
para que tu vida sea polifonía multicolor.

Coloca tu oído sobre la tierra y


escucha los sueños que ella sueña;
te hablará del paraíso que perdidos,
también de sus dones te hablará,
de la música que viaja en el viento,
el cálido beso del sol hacia las olas
cuando la tarde se viste de carmín intenso.
Su voz será la danza de los pájaros.

Disfruta el resplandor de los amaneceres,


el milagro de las estaciones,
los tintineos acortados del jilguero,
el goce de los trinos en tu juvenil alero.

Si alguna vez sientes que el sol ya no te alumbra,


las palabras se esconden en ojales descosidos,
se entretejen los caminos
y la intensidad del viento sacude tu vuelo,
entonces niña encienda una vela de cumpleaños,
entrega tu alma a esa significativa pequeña llama e invente.
Invente siempre, ¡Invente!
Aférrate a lo no tangible, eso que no ves, pero existe;
vendrá a iluminarte y tu sentirás entonces
el misterio que los sueños tienen de terciopelo y de mármol,

También, querrás o no, escucharas tambores de la jungla de asfalto


y sabrás que la maldad existe.
¡Existe, no lo dudes! ¡Existe!
Sabrás, así como lo supo aquella joven
a la cual le fue dado morder el rojo de una manzana.
o la que se internó solitaria en el bosque
y la del profundo sueño de la rueca.
Tú, mi alegre flor de araguaney,
escúdate con libros y niégate a ella.

Warwick, 18 de mayo de 2021.

76
ERRANCIA

“Dondequiera que vas


la estupidez y la crueldad
te siguen”
Joseph Brodsky

El polvo del camino arrastra mis pisadas


en la errancia desgastadas.
Conservar la cordura no es fácil
cuando se quiere escapar del viento,
de la trémula luz.
palidez en recipiente de cristal.

SOSIEGO

A diario escucho
ráfagas del vendaval rojizo
lacerante,
batir de alas en la oscuridad de intenciones,
quiebre del silencio,
cascadas de acero afilado,
lluvia ácida en los costados,
balas marcadas.
Odio en botellas molotov.

CANCELACIÓN

Marionetas con hilos de hoguera,


arreglos de pespuntes imposibles,
combustible agregado a pequeñas llamas
que a punto estaban por extinguirse.
Lo que ya fue revive con violencia.
Coctel embriagante contra la memoria,
brumas desplegadas en oscuros callejones.

DESTRUCCIÓN

Se cubren los espejos.


Se esconden a los ojos de la mente.
Se cierran puertas para aullar hacia el techo.

¿Los escuchas?
¿Los oyes gruñir?

Falsos trovadores de plenilunio.


Deshilachada armonía.
Voraz lenguaje retorcido.
77
HIPOCRECÍA

Desandando los recuerdos en la periferia,


eludo festines nauseabundos
de engañosos personajes
mientras cavo mis trincheras,
erijo muros de silencio,
puertas de cobalto invisible,
y me repliego
hacia mi defensiva soledad invicta.

Warwick, 30 de abril de 2021.

Fotografía de Vytautas Subacius. Ginebra, Suiza.

78
SI REGRESO

“hojas solitarias arañando mosaicos al pie de la catedral,


huyendo del olvido”
José Adolfo Araque Rey

Sin presagios me fui con los sueños


en el valle varados,
sentimientos atados a raíces
palpitando bajo aquella tierra.
Dejé lo que en el alma no cabía,
sin voltear la vista atrás
partí devanando la madeja para ovillar futuros nuevos.
Volar o morir me dije
como aquella pequeña ave migratoria
que atraviesa el océano
sin saber que no regresará.

Si regreso,
¿hallaré las mismas calles?
¿Qué respuestas me darán a mis preguntas?
¿Quién me dará la bienvenida?
¿Será la gleba arada?
los que se fueron y volvieron?
los que se quedaron?
los ganados por la codicia?
los que habitaron mis ausencias?
los de sentir universitario?
los vencidos por la esperanza vana?
Serán las ramas secas
con pájaros sin nido las que me saludarán?
Seré yo el hijo pródigo que vuelve
o tan solo una sombra de lo allá vivido?

Si regreso
me uniré a la memoria
para escuchar los sonidos de melancólicas pisadas.
¿Se abrirá alguna de las viejas puertas para nombrarme,
volverán a mí las sendas que he perdido?
Cuando camine con los recuerdos adheridos,
cubrirá el silencio mis calcinados pasos?
osarán las brumas perturbar mi sigiloso andar?

Si regreso,
trataré en vano de explicarme,
iré hacia la playa durante la marea alta
para enfrentar el rugido de las olas
con el agua sobre mis pies dolidos.
79
Lanzaré la atarraya para rescatar recuerdos
que quedaron en los barcos encallados.
Me buscaré en el fragor de aquellas olas,
en botellas con mensajes ilegibles,
en barcos frágiles de papel,
en la mansa arena de bajamar.
Me buscaré en los maizales,
en los extensos cañaverales,
en la chachara de los festejos,
en el carmín descanso de las tardes.
Me buscaré en los caminos recorridos,
en los montes y quebradas,
en los médanos del sol ardiente,
en los morichales,
en el verde extendido de los llanos,
en la furia de los vendavales.

¿Quién detendrá mis pasos?


¿una melodía de antaño
o tal vez mi Alma Mater
hará que no me sienta extranjero
y me ayude a juntar los espejos rotos
que dejé allí diseminados?

¿Podrá la brisa en mi balcón


aliviar tristezas de lo hallado,
de lo que fue y ya no es,
de lo que yo fui y ahora ya no soy?
Naufrago en mi declinar
con heridas abiertas.
Cenizas en el altar de sacrificios.

Sé que nada queda de aquellos días


que me daban ánimo para seguir viviendo,
recuerdos con brillo de estrellas,
memorias que invitan dar marcha atrás
para que la llama no se apague,
sin embargo, bien sé que ya es tarde.
Las distancias cobran un precio establecido,
caducan los boletos de retorno
y solo un eco del intento
queda dando vueltas.

Warwick, 27 de mayo de 2021.

80
EL VIEJO CAFÉ
a Freddy Aguirre
Con la brisa vespertina en la frente soñolienta
salí al encuentro de las memorias extraviadas,
dormidas en el sopor de aquel viejo Café
donde tantas páginas en blanco
se cubrieron de milagros;
signos elocuentes brotados de la nada
en espiral teñidos de voces luminosas;
múltiple vergel de un diálogo interior.
Sentado allí de nuevo en aquel lugar de ensueño
contemplo el entorno olvidado,
la atmósfera antes disfrutada,
opacada por la densidad
de los sueños de encierro.
El verano y su lluvia oblicua,
casi horizontal,
reconstruye fragmentos
de las palabras allí quedadas.
Un café, una libreta de apuntes,
mente libre de profundos pensamientos,
la pesadez rendida al sosiego
disipa el agobio,
esfuma las adheridas telarañas
y alienta el deseo de vivir el día
con la levedad en el alma.
La caída se detiene,
deja que el mundo siga su camino,
el corazón en un puño,
para que el instante no desaparezca.
Warwick, 22 de junio de 2021.

Fotografía de Vytautas Subacius. Swan St. Warwick, Inglaterra.

81
RECUERDOS

Sonidos de melancólicas pisadas,


sigilosas sin causar impacto,
ecos distantes de lo que alguna vez fue,
donde el verbo forjó un lugar
y el lugar dio voz al verbo.

Melodías y palabras pronunciadas,


antiguo esplendor en el olvido.

Remembranza de viejos acordes


que los nuevos ritmos no han borrado
retornan renovados
con nueva versión de ellos mismos.

Tímida llama en la colmena,


brecha abierta hacia lo que ayer hubo,
añoradas escrituras en lajas de caliza,
senderos hace tiempo transitados,
huellas compartidas
de lo que pudo ser y no fue,
o tal vez sí fue.

Deseos por la lluvia aplacados,


persistente extensión de un invierno prolongado,
arraigada frialdad en la memoria de los huesos
en un verano que no logra despejarse.

Tregua de estrellas apagadas,


fragmentos aleatorios de la imaginación.
luz de lo posible y su frágil batalla
con las incertidumbres.

Reintentos en lienzo no acabado,


danza de compás ternario y pulso sincopado
buscando dar un nombre apropiado.

Warwick, 15 de julio de 2021.

82
AMOR (I)

Creíste haber inventado el amor


sin saber de qué se trataba,
enredado entre falsos silogismos
no supiste ver lo que era.
Carecías de un seguro asidero.

Intentaste lograr algo que no entendías,


tomabas por verdad tus desvaríos,
cúmulo de dispersas emociones,
cándidas quimeras
sin apropiadas herramientas
para sostenerlas.

Te golpeó la inclemencia del resultado,


sentiste el sabor amargo del fracaso
de tus sueños incumplidos,
confuso estabas sin querer asimilar
los fragmentos de la copa hecha trizas
de tu naufragio.

Aferrado estabas a ramas quebradizas


con endebles justificaciones,
escudando tras la ineptitud
tu falsa imagen en el espejo.

No resolvías lo que en ti fallaba,


insistías en cometer errores,
una y otra vez caías en tus propias faltas
al no saberlas descifrar.
No podías remediarlo,
pisabas trampas que tú mismo colocabas,
lamías tus heridas de perro callejero,
aullando a la luna las cubrías con escusas,
con inútiles apologías para aplacar el dolor,
cenizas de una hoguera que tú apagabas
para culpar a la que tal vez culpa no tenía.

Errabas en un desierto
con tus lúgubres fantasmas
sin comprender que el desierto nada le da
al incauto que en él se pierde,
solo perpetúa el espejismo,
la engañosa imagen de un oasis.

Warwick, 27 de julio de 2021.

83
AMOR (II)

Ella vino de más allá de tu norte en el mapa,


de más arriba de tu mismo mar.
Mirlo de primavera.
Traía la palabra de su ancho río
en el viento,
evocaba el aroma del nenúfar,
lirio de agua adolescente.
Vistosa flor ornamental.
Proyecto en ti de promesas.
Alquimia para tu transmutación.

Oíste en ella el primer canto del zorzal


augurio de buena suerte para tu rito inicial.
Creaste un pequeño mundo de ilusiones
más allá de lo tangible,
la amaste como tu creías que era el amor,
promesas acalladas por el silencio de la noche,
rendijas en la encrucijada a nuevas sensaciones
en la imaginación posibles,
melodías en la sombra compartidas,
lenguaje de los cuerpos bajo la luna celestina.

Los días venideros se te perfilaban


en eternos latidos sincopados.

Azul se te hizo la realidad,


más azul que el cielo mismo,
momento detenido en el que todo dejó de ser,
solo hubo el sueño venidero de lo posible,
milagro en la ensoñación inscrita,
pausa compartida de tu torbellino insular.

Primer beso,
ese el que nunca más se repite,
en aquella tu noche que aún persiste
con la luna más intensa que el sol te había dado,
regalo en el baile por el azar dispuesto;
supiste entonces de lo que de levedad se trataba,
miraste al piso y no estaba,
solo la balada de tu deseo
sonaba en el tocadiscos:
“Don’t forbid me to hold you tight”
cuando aturdido tú te despedías con el hasta luego de ella,
pisaste con sentir de nubes cuando por el medio de la fuente ibas,
no viste lo que siempre allí estuvo,
84
enfilaste tus pisadas en el medio de sus aguas
sin que lo húmedo llegase a ser para ti certeza.
No hubo ley de Newton.
Mota de algodón fuiste,
pompa de jabón que de niño lanzabas al aire.
Las agujas de todos tus relojes dijeron: ¡alto!
para asimilarte a lo que es eterno,
el grano de arena se detuvo en la estrechez cristalina
y solo un sonido de silencio sin peso escuchabas sin oírlo.

Pero así como llegó, sin que tú la esperaras,


así mismo se fue ella,
te extendió aquella su mano
que múltiples veces sentiste tu piel erizarse
para invitarte a seguirla.
Tú, muchacho necio, dejaste que se fuera;
adherido a la concha de tu existir sedentario
tuviste miedo a la aventura ofrecida,
te faltó valor,
por no decir otra cosa.
Te quedó el recuerdo del rocío en sus ojos
para tu arrepentimiento
y un retrato 8 x 10 en blanco y negro
con menuda letra diamantina
en la esquina inferior izquierda:
“I will always remember you”
Preludio al olvido de tu melodía inconclusa,
de tu experiencia fallida.

Warwick, 6 de agosto de 2021.

85
AMOR (III)

“El amor es una ilusión, una historia que uno construye en su mente, consciente todo el tiempo
de que no es verdad, y por eso pone cuidado en no destruir la ilusión.”
Virginia Woolf

Dudaste que fuese verdad el contenido


del tan común decir que escuchabas:
“si un amor se va, otro vendrá”
y sin embargo para ti se hizo cierto.
En el jardín de tu cotidiano discurrir
fuiste preferido por la más hermosa;
vacilación en ti esta vez no hubo
para unir tu extravío a la senda que ella te brindaba.
Difícil se te hizo entender por qué fuiste tú el elegido
entre tantos que pretendían que ella de ellos fuese,
furtivos cazadores codiciando el trofeo de su belleza.
No hubo en tu albergue dudas para invitarla a quedarse.
Vaciaste hasta el fondo la copa ofrecida
y se detuvo tu errante caminar en la posada que puertas te abría
para vivir la plenitud de su regalo.

Raudo río era ella de vida desbordante


sin represas para contener su ímpetu de vuelo,
era lo que el corazón del bosque esconde,
viento ancestral de las estepas,
planta rodante libre sin medir el horizonte,
remolino impetuoso de pasiones,
gota de azogue virgen para amalgamar tu existencia.
El fuego robado a los dioses ardía en el giro de su caleidoscopio.
Choque de fino cristal en brindis era su risa,
batir de alas de pájaros en vuelo,
Sonajero de viento, danza de mariposas.

Postrado ante su altar de sacrificios te fuiste consumiendo


embriagado con su hermosura te perdiste en laberintos de ensueños
conjugando con fervor la profundidad del verbo amar,
sin el hilo de Ariadna para guiarte
confiado te fuiste internando, pero tú no eras Teseo.
.
Inventaron entre ambos el amor en aquella soleada tarde sin medir lo que vendría,
conjugaron entre ambos de aquel verbo su magnificencia.
Ardía la llama que los dos habían encendido sin superfluas palabras.
Tu piel se fundía en la piel de ella para entrelazar en armonía una sola sombra,
unidos a la tierra con el canto natural de los arbustos se descubrían el uno al otro
en concordante ritmo en aquel templo con paredes de verde transparente.
Allí saboreaste el néctar de la flor silvestre cuando sus pélalos se te abrieron.
86
Ella fue el sol de tu medianoche,
ágil viajaba en el viento atendiendo a la demanda
del agitado discurrirse hacia el ímpetu de su voluble remolino.
Fugitiva sin atenerse a las pausas de tu quietud aplacada en aguas detenidas.
Ella se te iba escurriendo entre las manos que no sabían retenerla
¿Acaso es posible atrapar el humo, lo que efímero es?
Te hundías en la esperanza vana,
las sombras de tu pesar se iban alargando
guiadas por el inclemente gran titiritero.
Viste en sus ojos nubes de presagios en los que tú ya no estabas.
Su compás marcaba otro norte.
Cuando tu barco naufragaba,
el de ella alcanzaba la orilla con la luz de un faro diferente.

No son fáciles las despedidas, duelen.


Sumergido como estabas en tu tristeza, tuviste, sin reproches, dejar que se marchara.
Se te hizo claro que ella era la Bella Helena, no la que teje y desteje esperando.
Eso tal vez ya estaba escrito por la antigua diosa que reinaba en las costas del báltico.
Te dijiste entonces que el Amor con la vocal en mayúscula entre las parejas no existe,
solo hay amores que cada quien se inventa a su manera para aferrarse a ellos.
y los cien sonetos de amor son solo eso: sonetos; lindas mentiras de los poetas,

Le diste las gracias por aquellos pocos años que ella te dio de los suyos
y un adiós en voz baja confundido con el grito de gaviotas.
Con su libertad también te hizo libre, para que hilvanaras nuevos sueños,
te dejó un ayer de luces y dichas compartidas,
un retrato 8x10 en blanco y negro,
otro más para tu álbum de pérdidas acumuladas
y aquella hoja con sello húmedo y firma ilegible,
que en apariencia los unía con lazo indisoluble,
donde todavía se lee que ambos, en alta e inteligible voz, habían afirmado
¡Sí, acepto!
No fue el final de un cuento de hadas,
quedaron solo tú y solo ella, cada uno por su cuenta, con tus sueños secuestrados,
sin el esperado “y por siempre vivieron felices”.
Ella se fue con parte de la quietud que tu tenías, tú te quedaste con algo de su vuelo errante.

Ahora que el crepúsculo inclina su encarnado cielo sobre el pálido azul


del pausado mar en el tranquilo atardecer,
tal vez ella también se acuerde de aquella viva lava
de ustedes en el hechizo del volcán en plenilunio.

Ginebra, 26 de agosto de 2021.

87
Dibujo de Edwin Villasmil en LA PALABRA ILUSTRADA

88
AMOR (IV)

“Bebe
una canción vieja
sombra de una mujer
en el vaho de la copa”
Adhely Rivero

A la deriva marchaste por un tiempo


en el borde de tus sueños,
tendido entre límites confusos
en la exhausta periferia de tu imaginación.
Se te iba en anhelos cada línea que trazabas
para no desmoronarte en los recuerdos.

A la sombra ibas de tus umbrales


tratando de emular en otras
la que seguía siendo para ti la referencia.
Te aferrabas a la tan trillada frase
“un clavo saca otro clavo”
para aplacar el desconsuelo de la imagen que te perseguía.
No sentir más el dolor de su espina.

Volabas en tu sueño detenido


al encuentro de cualquier llama para quemarte,
esperando el alivio de la lluvia
para tu sequía en arenas movedizas,
vagabas insomne inventando amoríos
para saciar la sed en tu desierto,
te negabas a cerrar aquella puerta del abandono,
insistías en seguir oyendo su retumbo.

Frágil danza fue la tuya sin lograr un desenlace,


intento de preservar lo que perdiste
cubriendo con lo que sea el vacío.
Un borroso horizonte.

En amores pasajeros te perdías,


efímeros días sin barreras,
en esa tu fugitiva realidad caías en hechizos engañosos.
Llegadas que ya traían la despedida,
el adiós que nadie pronunciaba a sabiendas que lo era,
danza de sombras en las paredes de ausencias,
lánguido blues hacia aquello que no dura.

¿Y de quién fueron aquellos días,


de quien aquellas noches?
Una confusa ilusión de cercanía de lo perdido,
89
fantasmas de tu imaginación,
pesadilla de tus pensamientos.
Abrigado con solo tu piel de exhaustas circunstancias
leías los mensajes en las olas de un mar
que se negaban a calmar tu desconsuelo,
Cuando hablabas de amor
era de desamor de lo que hablabas,
hasta que llegó ella,
la que con suave claridad de su silencio
te habló de otro sueño,
sin palabras resonantes,
sin promesas vanas te ofreció un nuevo albor,
borró los ecos de lo por ti no logrado
para afianzarte en un final que por fin se te iba dando,
unir vivencias que no habías aprendido
hasta entonces a conjugar.

Ella fue tu colofón.

Ginebra, 4 de octubre de 2021.

Fotografía de Daniela Subacius


Río Avon en Lemington Spa, Inglaterra.

90
AUTOR

Vytautas Subacius nació en un pequeño pueblo situado en la parte más oriental de Lituania,
Vosiunai. Al cumplir los seis años de edad su familia decide abandonar el país ante la inminente
ocupación de Lituania por las tropas soviéticas. Finalizada la Segunda Guerra Mundial se trasladan
a Venezuela, su nueva patria. Valencia es la ciudad que eligen para establecerse. En ella Vytautas
cursa estudios de primaria y secundaria, y en 1958 inicia los estudios médicos en la recién reabierta
Universidad de Carabobo y seis años después culmina la carrera con el título de Médico Cirujano.
En 1966 ingresa por concurso en la Cátedra de Fisiopatología de la Facultad de Medicina, hoy
Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo, donde se desempeña como
docente e investigador hasta el año 2016 cuando, por razones ajenas a su voluntad, se ve obligado
a abandonar Venezuela y a su amada Alma Mater para trasladarse a Inglaterra, donde reside en la
actualidad. Durante su permanencia en la Universidad realiza numerosos trabajos de investigación,
los cuales publica en revistas especializados y/o presenta en Congresos nacionales e
internacionales. Realiza pasantías de postgrado de cardiología en Caracas y es admitido en la
Sociedad Venezolana de Cardiología en 1977. Investigador Principal en el Grupo de
Procesamiento de Imágenes Médicas del Centro de Investigaciones Médicas y Biotecnológicas de
la Universidad de Carabobo (CIMBUC). Profesor homenajeado y/o Padrino de 13 promociones
entre médicos y tecnólogos cardiopulmonares. Recibe las dos máximas condecoraciones que
confiere la Universidad de Carabobo a saber: La Orden "Miguel José Sanz" en su Primera Clase
el 13 de octubre de 1987 y La Orden "Alejo Zuloaga" en su Primera Clase el 7 de Julio de 1989.
En el año 2011 se crea en la Escuela de Ciencias Biomédicas y Tecnológicas de la Facultad de
Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo el Laboratorio de Exploración
Cardiopulmonar, del cual él es epónimo. Su libro en versión digital titulado Electrofisiología y
fisiopatología del corazón. Funcionamiento eléctrico del corazón (5th ed.) disponible en el
Repositorio Institucional de la Universidad de Carabobo y en Academia.edu es ampliamente
consultado en numerosos países.
No se conforma con solo la formación científica y basándose en lo dicho por el Dr. José de
Letamendi (Barcelona, 1828 – Madrid, 1897) de que “el médico que sólo medicina sabe, ni
medicina sabe”, busca ampliar sus horizontes en el humanismo, estudia filosofía, principalmente
la corriente existencialista, lee a los clásicos, a los modernos, poesía y a ratos las novelas del género
policial. Crea un grupo de lectura y discusión con los estudiantes de medicina, El Ornitorrinco. Es
miembro fundador del Teatro Universitario, miembro de la Comisión Consultiva de la Dirección
de Cultura designado por el Consejo Universitario, miembro del Consejo de Redacción de la
revista Poesía del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura, colaborador de la revista
La Tuna de Oro, Órgano de Cultura Universitaria y miembro del Comité Organizador del
Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo.

91
Fotografía de Sarah Acha Subacius. Coombe Abbey, Inglaterra.

92
ÍNDICE

PROLOGO 8
A LA SOMBRA DE UN ÁRBO 15
EN UN CAF 16
MALLORCA 17
OTOÑO EN COVENTRY 18
EN COVENTRY 19
SUEÑOS 20
SOLEDAD 21
SOMBRA 22
MI ÍTACA 23
LLUVIA 24
TIEMPO 25
CALLES 26
OTREDAD 27
SIEMPRE EN UN CAFÉ 28
PUERTAS 30
FLOR 31
CAMINERÍA 32
CIUDAD DE NOCHE 34
ÁRBOL 37
AL ENCUENTRO DEL OTRO 39
AL FINAL DEL CAMINO 41
FUI JOVEN 42
REGRESAN 43
MÚSICA 44
CRECÍ EN EL SUR DE LA CIUDAD 46
PUENTES 48
VIGILIA 50
EL AMOR FUE NUESTRO ALIADO 51
MI CREDO 52
AMANECER 54
CUARENTENA 56
YO NO MARCHO CON USTEDES 58
HUELLAS 60
DICIEMBRE 61
SOLILOQUIO 63
DUALIDAD CREPUSCULAR 64
INTEMPERIE 66
LITURGIA 68
DOS CAMINOS 69
CAMPOSANTO 71
EVA LUCÍA 73
SARAH 75
ERRANCIA 77
SI REGRESO 79
93
EL VIEJO CAFÉ 81
RECUERDOS 82
AMOR (I) 83
AMOR (II) 84
AMOR (III) 86
AMOR (IV) 89
AUTOR 91

94

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