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Reseña de "Un animal parecido al deseo"

Este documento resume el libro de poesía "Un animal parecido al deseo" de Vicente Robalino. El libro contiene 67 poemas escritos entre 2013 y 2017 que exploran temas como la soledad, la futilidad de la vida y el papel del lenguaje y la poesía. El autor utiliza recursos como el paralelismo y la repetición para transmitir las abstracciones y sentimientos de la existencia humana. La obra también hace referencias a animales y la naturaleza, y sugiere que a pesar de la fugacidad de la vida, la

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Reseña de "Un animal parecido al deseo"

Este documento resume el libro de poesía "Un animal parecido al deseo" de Vicente Robalino. El libro contiene 67 poemas escritos entre 2013 y 2017 que exploran temas como la soledad, la futilidad de la vida y el papel del lenguaje y la poesía. El autor utiliza recursos como el paralelismo y la repetición para transmitir las abstracciones y sentimientos de la existencia humana. La obra también hace referencias a animales y la naturaleza, y sugiere que a pesar de la fugacidad de la vida, la

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RESEÑAS

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Vicente Robalino, libro nos interroga: “Cómo saber... /
Un animal Cómo descubrir... / Cómo hacer bro-
tar... / Cómo descifrar...”. Adivinamos
parecido al deseo,
la misión del escritor que explora con
Quito, El Ángel Editor, el lenguaje el sentido de la solitaria
2017, 84 p. vida. Ese “Quién” omnipresente “En
las profundidades de la noche” y los
En la colección “Entre nubes” de “Para qué tanto” de “Asfixiado de
El Ángel Editor apareció en Quito el culpas”, marcan la tesitura de esas
más reciente libro de poesía de Vi- abstracciones que transita del otro al
cente Robalino, quien actualmente nosotros.
es profesor de la Escuela de Lengua Las preguntas son una constan-
y Literatura de la PUCE y obtuvo su te en el poemario –quizás el origen
doctorado en Letras en la UNAM en mismo de la expresión literaria sea
2006, cuya investigación La recons- ahondar en ese devenir de la per-
trucción del héroe liberal en la narra- sona– aunque mayormente dirigidas
tiva sabatiana se publicó en libro tres hacia sí, la voz poética revela los pa-
años más tarde. Un animal parecido sos del descarnado andar individual.
al deseo es su séptimo libro de crea- De esa confrontación consigo misma
ción poética. Ahí se reúnen sesenta se desprenden vertientes de ese flu-
y siete poemas –escritos de 2013 a jo pausado que imprime el ritmo de
2017– donde se encuentran los dis- las páginas de Un animal parecido al
tintos acordes de un tono de desaso- deseo:
siego con el cual el lector se conmue-
ve con versos de largo aliento. La vida cae
El vuelo de la palabra de Robali- en el vaso de la desesperación
no alcanza meandros de la existencia en el tazón de la calumnia
humana. Está presente el cuestiona- en el sinsentido de la hoguera.
miento permanente de quién soy y
hacia dónde voy que en el ámbito de Aquí advertimos uno de los re-
la expresión lleva a la profunda cons- cursos más empleados en el libro, el
tatación de la soledad del hombre. paralelismo, que ayuda a matizar y
El poema con el cual comienza este comprender mejor las implicaciones

Kipus, n.º 45 (enero-junio de 2019), 123-144. ISSN: 1390-0102

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de una idea o las resonancias de un Estas formas paralelas precisan


sentimiento. Por ejemplo, el inicio de el sentido y ofrecen un ritmo prescrito
cada estrofa en “Donde duerme la por la repetición de adverbios, prepo-
desdicha” con el “No creas” con que siciones, adjetivos o pronombres. Ro-
el incrédulo apela a un tú para reafir- balino encuentra con este recurso la
mar su convicción en la palabra o los combinación lírica para marcar las ob-
comienzos de los versos en “Juego sesiones e imprimir una armonía ba-
de máscara” que hace un recuento sada en la reiteración de estructuras
del cansancio “[de vivir], de pade- iguales. Con la cita anterior empieza
cer..., de buscar..., de adorar..., de “Volando hacia la nada” cuyo último
desear..., de propiciar..., de enmas- verso se refiere a la labor del poeta
carar..., de salir”, luego de enumerar “y yo fiel intérprete de esta tragedia”.
todos esos infinitivos la conjugación Los campos semánticos de los títulos
se traslada a un nosotros (“guarda- nos remiten a las propagaciones de
mos, desenterramos, alimentamos, una voz poética que a pesar del desa-
pescamos, cultivamos, inventamos, liento halla un remanso en la palabra
debemos caminar”) que conduce a misma. Hay confianza en el lenguaje
la visión de que todos somos sobre- como un espacio de encuentro, es
vivientes del inevitable convivio social ese lugar en que el autor guarda la
cuyo fundamento es enfrentar los an- abstracción de su existencia y cuyo
helos de uno sobre las aspiraciones lector explora ese universo interior.
de los otros. He ahí el título de otro Ese reposo de comunicar un instan-
de los poemas: “El primate ilusorio”. te vital que sirve de umbral como en
Ese uso de unidades sintácticas “Los últimos escogidos”:
iguales sostiene la composición poé-
tica de muchas de las piezas del libro Recoge aquellas
de Robalino. Ahí tenemos el empleo sacrificadas palabras
del “A veces” en el inicio de las estro- que cayeron del árbol
de la desobediencia
fas de “La eternidad sufre de olvido” o
ponlas en ese inadvertido florero
el “Esos días” en “Esos días dinosau-
donde la aurora deja caer
rios”. También está la utilización de su luz hipócrita.
la partícula “Si” de los condicionales
que se forman en “Para qué invocar a Un contenedor del lenguaje que
los dioses”, el “Esperando” de “Des- busca la ruptura del silencio como
de las súplicas” o el “Para los que” en muestra de rebeldía. La poesía halla
“Como la pordiosera fama”. Destaca su expresión en el acto comunicativo.
la siguiente estrofa: Se lee en un verso del poema que da
nombre al libro “para darles a beber
Esta noche tan lluviosa
sus últimas palabras”, ese fin postrero
de miedos.
Este árbol tan florecido cuyo esfuerzo recompensa el resistir
de absurdos. a la pesada atmósfera urbana. Ese
Este espejo tan acosado de odios. concepto implícito de poeta se reitera
en “Las palabras son mortales” con

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los versos “Las palabras sedientas de de una muchacha insomne”. De otras


eternidad / inventan su célebre apo- especies se refiere como “Croa y croa
sento su obsoleta morada”. La labor la rana en su grandeza / de empera-
del escritor con el lenguaje preserva triz perdida en la niebla del pasado” o
los sentidos que encuentra en los vo- “Los osos desde su sobriedad intimi-
cablos, fija a perpetuidad el léxico de dan al paisaje”. Esa reelaboración de
sus obras aunque su vigencia no esté los distintivos de la fauna es quizás
asegurada. un guiño de la abundancia del mun-
Advertimos cómo en las presen- do animal en Ecuador. En ese uso de
cias de animales se instauran dos las cualidades animales sobresale la
categorías antagónicas: las aves y idea de un “tiempo-jabalí”.
los reptiles. Por un lado, se aprecia No es de extrañar que otro hilo
la capacidad de emprender el vuelo, del libro sea la fugacidad de la vida
por el otro, en oposición mantener- (“La eternidad sufre de olvido” o “El
se en tierra. De la primera se men- tiempo, la gran catástrofe”), pues ha
cionan a los buitres, los cuervos, las sido un tópico clásico de la composi-
garzas, los mirlos y las perdices. De ción lírica. De tal manera se declara
la segunda: las víboras y las sierpes. el inevitable paso de los días: “Los
Muchas veces se mencionan con sus lunes huyen” o “Esperando que otra
características propias de especie: vez sea domingo” se lee en ese par
“venenoso reptil”, “O en los arduos de versos de “Silencio y perdón” y de
cenagales donde solo viven reptiles “Desde las súplicas”. Esa conciencia
/ cansados de beber unas mismas de que el ser humano es tiempo está
mentiras y unas mismas decepcio- presente en el libro:
nes”. Aquí el empleo de la animali-
zación es evidente, los humanos son Nada es alguien
metafóricamente seres condenados que ensimismado en el agua
a la ciénaga. El peligro también se recoge milagrosos peces
y efímero sobrenada
caracteriza con los pájaros: “y des-
en la angustia
pierta a las aves cizañozas / que se
asfixiado de algas y de tiempo.
apoderan del cielo para devorarlos a
picotazos” o este otro verso: “entre
Es el último cuarteto de “Para
las garras de unas mismas aves de
qué nombró” en el cual se manifies-
rapiña”. Otra imagen sobresale en las
ta nuestra condición de mortales, en
páginas del libro: “Estas aves volando
una perpetua lucha contra el avance
hacia la nada”.
de las manecillas del reloj. La vida es
También están presentes los fe-
ese lapso entre nacimiento y muerte,
linos. Se menciona “la ferocidad del
leemos “Si el tiempo no se hiciera
tigre” o “Hay un leopardo que salta te-
añicos / al primer día de nacido” [...]
mible”. Asimismo, en momentos des-
“no tendríamos la necesidad de exhi-
taca una particularidad genérica: “To-
bir nuestras llagas / y ponerlas a la
dos alimentamos nuestras vanidades
vista de todos los desprecios” (“Sobre
como un hambriento felino” o “El que
el césped teñido de alacranes”). Las
descubre pisadas felinas en el cuerpo

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contingencias del ser abren períodos, relación del qué con el cómo determi-
cierran etapas. Esas fluctuaciones na la expresión literaria. Vicente Ro-
conforman al hombre; Vicente Roba- balino ha llegado a la madurez de sus
lino lo sabe y, tal vez por ello, dos de asuntos y sus formas. Un animal pa-
los motivos principales de Un animal recido al deseo cristaliza la labor con
parecido al deseo son el cuerpo y la la palabra desde dos distintas pers-
ceniza. Ambos son huellas del pasa- pectivas: la asimilación de lo leído y la
do, registro de acontecimientos. En destreza en el empleo de sus recur-
“De la hoguera” finaliza “Mi palabra sos de escritura. Nos atrapa página a
llena de ceniza”, es decir, se recogen página con las reverberaciones de la
los restos del acontecer de la vida. No condición humana.
hay paso sin mancha. Seguimos los
rastros del fuego que pulveriza pero Horacio Molano Nucamendi
también purifica: “y esconde las ce- CEPE / UNAM
nizas en el cuerpo hueco de un dios
olvidado” se apunta en “Oscuras so-
ledades”.
Asimismo, en “Último refugio” se
comienza con “Mi cuerpo lleno de
deshielos precipitándose”. Ahora el
símil se realiza con ese otro elemento
fundador de la vida: el agua. Nos brin-
da esta imagen basada en la veloci-
dad con que los sólidos se convierten
en líquidos y de nuevo la fugacidad
de un estado que se transforma en
otro. Otro ejemplo es “El cuerpo del
pasado” cuyas estrofas inician con
ese modo sin restricciones que es
el infinitivo: “Dibujar en la hoja de la
noche...”, “Garabatear reproches a
la vida...”, “Pintarrajear de olvidos el
silencio...”, “Interrogar a las paredes
levantadas...”, con la finalidad de re-
gistrar una situación continua en que
el verbo no se detiene. El escritor lu-
cha permanentemente con ese eter-
no transcurrir del mundo.
La figura de un poeta se conforma
con su vocabulario, sus imágenes,
sus metáforas, sus analogías. Todos
sus recursos construyen un punto de
vista sobre su entorno y brindan una
agitada contemplación de la vida. Esa

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Dalton Osorno, mo, miopía) desde el sujeto que los


Duración del esfumato, padece. El libro no lleva notas expli-
cativas a pie de página que permitan
Quito, Libresa/baez.editor.es,
al lector conocer de qué tratan estas
2017, 84 p.
deficiencias. De la misma manera en
que se va a un consultorio a escuchar
Aquel ojo de cristal
que no me había servido de nada un diagnóstico, igual los lectores de
en la vida ahora me sirve para mirar. este libro asisten a un monólogo en el
Loco de contento me saqué el ojo, que una docta voz desgrana las taras
le di cuatro besos y volví de la vista.
a ponerlo en su sitio. El padeciente no busca la con-
Alfonso Daniel miseración, tampoco persigue el en-
Rodríguez Castelao, tendimiento; no está en pos de una
Un ojo de vidrio (1922) lectura altruista, quiere tan solo des-
cribir cual pintor las limitaciones que
La ceguera ha sido un tema re- posee para la captación de la reali-
currente en la historia de la literatura. dad. En esto se diferencia este libro
Desde Homero, el ciego de Quíos, de los anteriores del autor: la ceguera
pasando por la visión profética de está tratada como algo demasiado
Tiresias hasta el Lazarillo de Tormes; personal. No es un drama colectivo
desde “Informe sobre ciegos” de Er- como sucede en Saramago. No hay
nesto Sabato, pasando por Ensayo un trasfondo trágico como en Edipo
sobre la ceguera de José Saramago, Rey. Es un drama personal en el que
hasta los textos de Jorge Luis Borges el mismo sujeto se convierte en su
que aluden al tema, la ceguera es un propio doctor.
motivo que fascina desde que existe La voz poética diagnostica y dic-
la palabra. tamina, señala y prescribe, se pone
El poeta ecuatoriano Dalton Osor- en el lugar del que ostenta el cono-
no no toca el asunto desde ninguno cimiento científico. Reproduce todo
de los puntos de vista arriba mencio- lo que oye en el consultorio, como si
nados. No emite ninguna profecía, no escuchara el diagnóstico por primera
canta ninguna cólera, no incurre en la vez, como si quisiera curarse de tanto
picaresca, tampoco se las da de apo- repetir el metalenguaje de la tiflología.
calíptico o integrado. El rol de la pintura es importan-
Su perspectiva innovadora radica te en este poemario. Si el pintar es
en presentar el mal desde la literatura una forma de ordenar el mundo, de
clínica. En muchos de los textos que condensarlo en un lienzo, el arte se
componen Duración del esfumato es- convierte en una posibilidad de sal-
tán presentes términos médicos. No vación. No es solo el cuadro que el
se elude el tratado de oftalmología hablante lírico auscultó con la poca
ni tampoco la sicología del color. El visión que le queda, es el abismo que
aporte está en presentar una serie de atrae por su colorido, su organización
problemas visuales (astigmatismo, precisa, su composición ordenada
hipermetropía, glaucoma, estrabis- que le permite superar a la realidad.

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El sujeto que sufre una deficiencia en tigada vista de la voz poética. Como
la vista no puede ver sino el desorden detalle curioso el viajero no requiere
a su alrededor, el caos que pide un de guía ya que el hablante se ve a sí
demiurgo. Es así como la voz poética mismo como un ente autosuficiente,
descubre en un cuadro la posibilidad equipado de toda la información ne-
de ver regulada su semiósfera. cesaria para abordar cualquier hecho
Nada mejor que el esfumato cultural. Él parece tener una explica-
como metáfora de la realidad que ción precisa para cada imagen que se
se va difuminando ante la mirada. le pone enfrente.
Tiempo y poesía se complementan Por último, está el lenguaje. Neo-
en ese claroscuro que es menciona- barroco es el término más preciso
do en algunos pasajes. El título habla para designarlo. Algunas son las ca-
de la duración porque le preocupa su racterísticas de esta tendencia, según
ser y estar en este mundo. Se sabe Severo Sarduy: la cita falsa (reescrita
fugaz y tiene la certeza de que va a si tomamos el caso de los extractos
difuminarse como la misma técnica de Da Vinci), las palabras en otros
pictórica que Leonardo da Vinci im- idiomas (el latín y el italiano en algu-
plementó. En el renacimiento italiano nos de los poemas), la enumeración
el esfumato logra que las figuras pier- disparatada (uno termina de acos-
dan sus contornos y se sumerjan en tumbrarse a la ausencia de signos de
el fondo del cuadro como si siempre puntuación que servirían para mediar
hubieran estado ahí. En este poema- con el lector), la acumulación de di-
rio son los recuerdos los que logran versos nódulos de significación (que
la inmersión. se proyectan en los pincelazos de
En este poemario otro gran tema adjetivos), la yuxtaposición de unida-
es la ciudad que al mismo tiempo des heterogéneas (en el contrapunto
constituye un puerto, doble ente, to- de conceptos sin aparente conexión),
pos en el que discurre la realidad, la lista dispar (motivemas que no en-
terruño donde la autoficción cobra cuentran un todo lógico) y el collage
forma. La voz lírica va enhebrando un (labor de montaje necesaria en cual-
recorrido biográfico: desde la infancia quier tipo de poesía, y no únicamente
hasta los días actuales. El trayecto en el lenguaje barroquizante).
entre una y otra edad se difumina Pero hay más artificios en el decir
como la misma visión de lo citadino. poético de este pequeño libro. Están
La casa, las calles con sus direccio- los vocablos escogidos que no caen
nes exactas y el barrio, todos son es- en la mera ornamentación. Hay eru-
pacios imposibles; la memoria como dición en ellos, cierto culteranismo en
único instrumento de recuperación, las palabras compuestas y la presen-
aunque cada recuerdo llegue borro- cia de la parodia como vehículo inter-
so al verso como parte del efecto del textual. Todo esto aumenta el poco
esfumato. deseo de ser comunicativo. Al que
Otro tópico del libro es el viaje. vive en tinieblas (o en el claroscuro)
Ciudades diversas. Idiomas extraños. no le interesa ser entendido del todo.
Parajes foráneos. Todo deleita a la fa- Mira hacia adentro y hacia allá diri-

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ge sus versos. La coreografía de las Javier Rivera,


palabras es un idiolecto excéntrico, o Objects in mirror are closer
sea, fuera de su centro expresivo. El
ritmo es sosegado, medido, para ser
than they appear,
explayado en la regleta de la memo- Arequipa, Editorial Aletheya,
ria. La memoria es el único órgano 2017, 86 p.
del sujeto lírico que no tiene ceguera.
La poesía es la generatriz de un có- La de javiermanuel (Javier Rive-
digo mnemotécnico que reparte a si- ra) es poesía que asoma para llenar
niestra y diestra cada memento mori. nuestros sentidos y deja su impronta
Es el oficio del hipovidente, aquel que en el lector, al que interpela de prin-
ve más allá de todo y todos. cipio a fin de sus renglones. Llega
hoy con su nueva entrega, Objects in
Marcelo Báez Meza mirror are closer than they appear, a
Escuela Politécnica del Litoral asumir una mayor carga de desafío,
a transcurrir o, más exactamente, a
acaecer en medio de registros varia-
dos para proyectar las tribulaciones
de una conciencia que pareciera sa-
lir de un espacio concreto en pos de
deambular por una variedad de es-
pacios y tiempos a los que más bien
llamaremos estados. Estos estados
aparecen confluyendo en una voz
que, asiéndose de elementos extraí-
dos de la cotidianidad, logran que el
sujeto lírico impregne su escritura con
un cierto tono abierto que muy bien
presta atención a los dolores indivi-
duales y colectivos. El proceso se ve
como un juego de ingredientes que
atienden temáticas que devienen,
gracias al verbo, en macro y micro-
políticas de sinuoso lenguaje que se
problematizan a sí mismas:

Soy el que desató guerra


y tregua, el que diseña el orgullo
convexo de Las Revelaciones,
el que vierte el disangelio
de la multitudinaria Soledad.

La cotidianidad que menciona-


mos líneas arriba se expande desde
un determinado lugar de enunciación

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y llega a la conciencia interlocuto- acerca de las posibilidades del len-


ra como perdigones que excitan su guaje a la hora del decir poético:
modelo de representación del mun-
do, fragmentando su concepción de sobrevivientes de una batalla
las cosas y, también, reclamando su laberintos la mirada de odio
complicidad porque la escritura de ja- de una mujer que está mía
su no mirad
viermanuel despliega, desde la ironía
una baraja
lúcida, una lectura crítica del mundo;
letras teoría de cuerdas
de sus discursos y ritos: quantum explosión
alba.
Ave Euler purísimo y la ecuación
de la curva elástica,
Objects in mirror dialoga abrup-
Ave La Teoría de Todo.
Santo Número de Avogadro tamente con la tradición, trabaja la
Padre de las veinte identidad como un constructo siem-
constantes del universo pre voluble ante las vicisitudes pero
ruega por nosotros observadores sobre todo debido a que su potente
no nos dejes caer en la tentación discurso maneja un ritmo que rever-
de lo convexo y líbranos del mal bera en el lector. Los poemas son
de ojo de buey. cajas de resonancia que, tomando
la función de la caja negra en esta
Objects in mirror puede leerse, cabina que compartimos, aprehende
desde cierta propuesta sugerida por los segundos finales –aquellos que
la propia voz, como la formulación de preceden a la catastrófica colisión–.
un caso en que se invita al lector a re- El presente libro es una formidable
coger pistas que no concluyen jamás muestra de cómo se torna el mundo
porque coincide en sus páginas una en un texto inagotable que es cues-
vocación doble por trabajar tanto lo tionado ad infinitum, y sometido a esa
conceptual como la piel del lenguaje, urgente y constante revisión que nos
que es lastimada en numerosas oca- hace caer en la cuenta de su paula-
siones: tino deterioro, de que es necesario
reformular aquel mundo desde el
Nada pudo ocurrir diferente/ siete texto. javiermanuel exige para sí la
de octubre/ tenías que morirte. condición de provocador que articu-
Ya te lo habían advertido
la un planteamiento beligerante, uno
dos semanas antes/ veintitrés
de septiembre/ que resiste membretes y que, como
sólido sedimento en medio de un ba-
La realidad que genera javier- nal horizonte, es base sobre la que se
manuel en su poesía, a base de esa edifica una de las firmes propuestas
otra realidad que nos circunda en la de escritura en nuestra lengua.
naturaleza y la cultura, nos enfrenta
a dispositivos que ponen en escena Luis Carlos Mussó
el conflicto entre el deseo y la norma, Universidad Tecnológica
que a su vez nos hace reflexionar Empresarial de Guayaquil (UTEG)

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Marcelo Báez Meza, ello también da cuenta la novela de


Nunca más Amarilis, Báez.
Dicen que toda creación artística
Quito, Libresa, 2018, 256 p.
conlleva un aspecto lúdico, el juego
de la verosimilitud, de hacer creíble
¿Quién es Márgara Sáenz? ¿Por
aquello que, de otra manera, no sería
qué a unos poetas peruanos se les
aceptado por la recta razón que bus-
ocurre imaginarse a una mujer que a
ca siempre la fidelidad de lo real-real.
la vez se imagina y rememora desde
En ese juego de la ficción entonces,
el más puro erotismo, la pasión amo-
no entra la racionalidad sino el des-
rosa con uno de ellos? ¿Qué necesi-
boque de lo imaginario para convertir
dad afectiva, psicológica, intelectual,
la historia en un fingimiento, en una
sexual o todas juntas tenían estos
impostura. En Nunca más Amarilis tal
jóvenes escritores Antonio Cisneros,
situación se daría por partida doble
Mirko Lauer y Abelardo Oquendo,
pues en la obra se hace ficción de la
de crear a esta poeta imaginaria y
ficción, se le da vida a un persona-
lanzarla al ruedo de la historia de la
je inventado al que se le da cabida
literatura como la autora ecuatoriana
y se lo reconoce tanto en la literatu-
que, según las referencias, escribió
ra ecuatoriana como en la peruana:
un único poema erótico, que también
Márgara Sáenz, esa Amarilis que en
lo inventaron ellos y que consta en
la novela de Báez nos contará su pro-
una Antología de poemas del amor
pia historia.
erótico (Editorial Mosca Azul, 1972)
La voz narrativa ambigua en la
prologada por Cisneros?
que, aparentemente se turnan un na-
Con Nunca más Amarilis (2018),
rrador, alter ego del autor y Márgara
merecedora del Premio Miguel Do-
Sáenz, que en la novela se pretende
noso Pareja (Guayaquil 2017), otro
que cuente desde su voz, menciona
poeta, Marcelo Báez Meza, ya no pe-
en una ponencia escrita para partici-
ruano sino ecuatoriano decide entrar
par en un Congreso de Ecuatoandi-
en el juego, después de varias déca-
nistas (nótese la ironía), lo siguiente:
das, para recoger la vida de Márgara
Amarilis Sáenz Alcedo (1948), y ha- La hipótesis de este trabajo es dar
cerla avanzar desde la primera mitad cuenta del trayecto de Márgara Sáe-
del siglo XX hasta fines del presente nz como un personaje que va de la
año. El nombre de la escritora se di- literatura al mundo virtual. El objetivo
semina por las redes y se “viraliza” su es dar testimonio de cómo las plata-
existencia como todo lo que sucede formas virtuales lograron captar el ser
por esas vías tecnológicas actuales, de papel y lo convirtieron en un mito
sin que se sepa, a ciencia cierta, si digital. (115)
es un personaje real de la historia o
todo es una impostura. Porque de Diría Roland Barthes en una de
imposturas literarias se puede hablar sus Mitologías: se logra hacer pasar
bastante en el devenir de la historia y como natural aquello que no lo es (en
como detallaremos más adelante, de este caso) o como existente con his-

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toria de vida completa y obras de su difunde y menos en una obra que se


autoría a quien no existe. lee... La segunda es reafirmar que no
Dice la narradora (¿o el narra- importa si existo o no o si mi escritura
dor?) que “el término hoax está defini- es valedera. Lo que interesa de mí es
la imagen que se me ha construido y
do... como engañar para hacer creer
que se proyecta en las diversas pla-
(o aceptar) como genuino algo falso y taformas mediáticas. A nadie debería
a menudo, descabellado. Ahora que incumbirle si fui inventada o no. Lo
vivimos en la era de la posverdad y fundamental debería ser este libro
las fake news (noticias inventadas) que voy dejando atrás (55).
este tema es más actual que antes”
(79). En una entrevista, le preguntan
Para desarrollar la historia de la a Báez si realmente existió Márgara
vida como una posverdad, construida Sáenz y él responde que existe en
sobre la base de algo que no es real su novela, en la que hay una cro-
ni verdadero, el autor recurre a diver- nología desde su nacimiento y frag-
sos tipos de textos y discursos que mentos de sus obras que respaldan
van desde la crónica biobibliográfica, su existencia. “Su cuerpo está hecho
pasando por el texto epistolar, el di- de palabras” –dice–. Amarilis es así
dáctico y el académico, mediante el rescatada de su condición de objeto
cual incrusta nociones de retórica y sexual como lo fue en su juventud,
teoría literaria, hasta el pedagógico en la época en que vivía de la prosti-
con un buen modelo de evaluación, tución y como lo fue cuando, en son
insertando un examen con reactivos, de juego o de broma, la crearon y
como los que ahora nos piden en las le impusieron la palabra que, hasta
universidades para sembrarles la el final, ella dirá que no es la suya
duda de las respuestas a nuestros pues no aceptará nunca ser la autora
alumnos pues todas las alternativas del famoso poema erótico “Otra vez
deben ser muy parecidas. Hay tam- Amarilis”. Marcelo Báez, al novelarla,
bién historias contadas que logran la reconstruye con palabras para bo-
ubicar al lector en determinados am- rrar la voz de ese cuerpo esclavo que,
bientes y aspectos discursivos meta- aunque de manera audaz se refiera
literarios en los que se explica aque- en su poema a la pasión amorosa, sin
llo que quien escribe está realizando. embargo, añoraba el sometimiento
Una muestra podemos encontrarla sexual desde la hegemonía del otro.
en el capítulo en el que se narra toda La novela entonces le da vida e his-
la duda que se generó en una época toria a un cuerpo que se va configu-
sobre la real existencia de Borges. La rando desde la narrativa con diversos
voz narrativa de quien supuestamen- textos.
te está escribiendo la obra nos dice: Mientras avanza la narración, el
lector se encuentra con seis cronolo-
Este capítulo dedicado a Borges tiene gías biobibliográficas que van dando
dos funciones. La primera es demos- cuenta de un contexto histórico cul-
trar que los escritores se han conver-
tural y social que parte de los años
tido más en una bibliografía que se
30 hasta llegar a nuestros días. Ellas

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marcan uno de los ejes transversales lidad y la ficción se desdibuja signifi-


de la obra que la categorizan como cativamente, lo que permite imaginar
novela histórica. situaciones en las que Márgara Sáenz
En ese contexto se encuentran, participa de casi todos los eventos cul-
además, excelentes recopilaciones turales de las últimas décadas hasta
de lo que era la comunicación antes el presente. Ella está en todo, ella se
del avance de la tecnología. Para- identifica, es o representa a la amiga
fraseando a Barthes, el capítulo se ficticia de Juan Ramón Jiménez, a
llama “Fragmentos de un discurso la Maga de Cortázar, a la pareja de
amoroso antes de la telefonía móvil” Marcelo Chiriboga, a Manuelita Sáe-
y establece un ingenioso contraste nz en su momento. Todo como si re-
entre ese ayer y el mundo actual de forzara su existencia a partir de una
los celulares: “Pasarnos papelitos en identidad cada vez más fragmentada.
el aula. Así era la mensajería instan- Al respecto, refiriéndose a los actua-
tánea en ese entonces. De mano en les mundos virtuales, la voz narrativa
mano. Nuestras palabras pasaban dice:
haciéndose más fuerte con la energía
de los condiscípulos”. (76) La identidad no solo se fragmenta,
Se registra como parte de los as- sino que se multiplica en un sinnúme-
pectos históricos, una crónica sobre ro de identidades si hablamos de pla-
taformas virtuales. Esto es algo que
los autores literarios inventados que
se hacía en la literatura y que ahora
el autor nomina como “La historia uni-
es común en las redes sociales. Se
versal de la impostura metatextual” y simula una identidad o se simulan
sobre este tema se explaya el/la na- identidades... (114).
rradora de la novela al contar la histo-
ria de Georgina Hübner, el personaje Por ello, el autor afirma que hay
inventado por otros dos poetas pe- muchas Márgara Sáenz en el mundo
ruanos para ilusionar, mediante la an- y su obra es el sitio de encuentro de
tigua comunicación epistolar, al famo- todas ellas.
so y enamoradizo poeta Juan Ramón Desde el inicio se hace un re-
Jiménez, premio Nobel de Literatura. cuento de la existencia de Amarilis
Y entre esos inventos, desde el inicio como personaje en la historia de la
de la novela, se registra, a la par con literatura. Se mencionan en el libro
la impostura de Márgara Sáenz, la a Teócrito, Virgilio, Lope de Vega y
creación de un poeta uruguayo, Die- entre los ecuatorianos, los del “ama-
go Dónavan Azuela, hecha por uno rilismo andino”, consta Juan León
de los tres escritores del fiasco, autor, Mera. Por eso Báez afirma en una
según ellos, de “La medusa”, un poe- entrevista que “los escritores perua-
ma escrito en clave neobarroca. nos que inventaron a Márgara sabían
La novela avanza entre los di- lo que estaban haciendo, le pusieron
versos temas mencionados y la im- al poema ‘Otra vez Amarilis’ porque
postura adquiere, cada vez más, eran conocedores de la historia de la
una amplia cobertura. En los últimos literatura. Mi novela tenía que llamar-
capítulos, la línea que separa la rea-

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se ‘Nunca más Amarilis’, porque tenía Luis Carlos Mussó,


que ser un cese al fuego en este con- Teoría del manglar,
flicto bélico literario Ecuador-Perú”.
Finalmente, hay que resaltar la Quito, Colección Última Erranza,
prolija labor de investigación realiza- Centro de Publicaciones
da por el autor quien ha documenta- Pontificia Universidad Católica
do todos los referentes históricos y de del Ecuador, 2018, 291 p.
seguimiento de la autora inventada
que pasó como real y forma parte de El principal recurso para volver
algunas consideraciones de la litera- creíble una trama de carácter policial
tura ecuatoriana con el único poema es la inverosimilitud. Sí. Aunque sue-
que se le conoció. Es “una pesquisa” ne paradójico o incluso descabellado,
en realidad, como bien se menciona la propuesta de un caso en esencia
en la contratapa del libro, que teje inconcebible, convierte a una historia
minuciosa y hábilmente los hilos de en la mejor compañera de un viaje
una supuesta vida hasta darle un sitio cotidiano. Es por ello, acaso, que las
en el discurso mediático de nuestros historias policiales han ganado tantos
días. adeptos en los últimos años, tanto las
literarias cuanto las televisivas. Y es
Cecilia Vera de Gálvez por este tipo de necesidades en apa-
Universidad Católica riencia intelectuales que al género se
Santiago de Guayaquil lo ha degradado, por más de un crí-
tico, por más de un escritor, como si
fuera tela de otro terno. Sin embargo,
es por todos conocido que una buena
trama en sí es una cualidad estética.
Ya lo dijo John Banville: “Basta con
dejar que las ganas de devorar el li-
bro no se manifiesten en esas partes
de nuestro cuerpo que son las que lo
cogen para descubrir que una historia
también es belleza”.
El escritor guayaquileño Luis Car-
los Mussó nos ofrece una obra, Teoría
del manglar, de tintes policiales que
tiene además de la inteligencia de su
manufactura una serie de atributos
que no está de más exponerlos.
Empezaré por mencionar su gran
dotación lingüística. Tengo la impre-
sión de que no necesitó mucho para
darles una voz a sus personajes y sa-
ber qué tono tienen y cómo transmitír-
noslo a sus lectores. Cualidad compli-

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cada la de hacerle a alguien hablar y embates del enemigo, que siente las
que se diferencie del resto, que esas pulsaciones y el porvenir de sus ejér-
palabras y el tono que oímos remo- citos, que puede adivinar el futuro. Sí,
tamente pertenezcan a un personaje el ajedrecista es un profeta en tierra
dado y no se genere confusiones. ajena y en su propia tierra.
Shakespeare fue el gran maestro en Mussó, sin embarazos, nos mete
esto; hay que ser un gran lector suyo en un ambiente sórdido.
para acertar con esos tonos. Pero Siempre me ocurre que cuando
también hay que saber oír a la urbe. acabo un libro hay un sentimiento que
Ser un voyeur de cuerpo entero. Pe- prima por sobre los demás, aunque
gar la oreja a la pared para entender sean muchos los que se agolpan en
lo que dicen en la habitación de al mí. Mussó surtió un efecto contradic-
lado. El narrador, que de pronto es torio, o que en muchos casos significa
omnisciente y el rato menos pensa- desorden pero que en ocasiones es-
do se involucra con sus personajes, peciales es todo lo contrario. Sentía
emplea para ello un lenguaje culto, que había dado con el criminal y que
saturado de estética, de notable es- en mis tímpanos resonaba el Ruise-
tética por el torrente lingüístico con el ñor de América, Julio Jaramillo, pero
que explica el paisaje, se contradice me quedaron cabos sueltos, como
al hacerle hablar a estos hombres y el por qué una mujer no puede amar
mujeres en la voz del guayaquileño, a un hombre aunque sea el hombre
en su voz natural, la de la calle, la que más imperfecto del mundo, y es que,
está y ha estado en los báratros es- si citamos a Hegel, solo amamos lo
quineros de Guayaquil. imperfecto, porque lo perfecto nos es
Sin embargo, el aspecto que en inconcebible y huimos ante eso que
primer lugar asalta a nuestra inteli- puede llamarse belleza. Tras verme
gencia es la capitulación que emplea. abducido por la historia, noté que era
Se trata de una partida de ajedrez, una historia que se desmembraba
recurso este que, evidentemente, lo en su propio intento de juntarse. Era
que hace es invitarnos a jugar. parecido al amor, ante el que hemos
Jugar ajedrez no es jugar cual- desaparecido para ceder el primer pla-
quier cosa, es ceder el espacio y el no a otro ser humano. Leer es amar,
tiempo al pensamiento, a la imagina- entonces, sí, y en este caso podemos
ción, a ocupar el sitial del prójimo, a descubrir nuestra capacidad de amar
involucrarnos con las limitaciones y a una ciudad. Mussó cuenta una his-
las habilidades de nuestros oponen- toria y con esta nos trae al presente
tes que resultan ser las mismas de una ciudad convulsa. Es más, contra-
nuestras huestes. Jugar ajedrez es riamente a la mayoría de las historias
más que jugar porque se trata de una contemporáneas de narradores ecua-
estrategia, la de resistir y pretender torianos, en Teoría del manglar hay
que no se tiene la más remota noción una trama y no tiene mucho que ver
de cómo triunfar. El ajedrecista por con el autor. Se alega, y no sin razón,
excelencia no es aquel que ataca de- que ningún autor sale indemne de la
mentemente, es aquel que evade los obra que crea, sin embargo, los es-

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critores de historia policial consiguen lleva aquella parte de nostalgia de


camuflarse muy bien; es más, si no lo quien lo investiga que intenta com-
consiguieran, de antemano su historia prender los móviles así como los sen-
sufriría desperfectos porque no se lo timientos de impotencia de los deu-
podría creer a cabalidad. dos. El detective reconstruye siempre,
¿Cómo construir Guayaquil?, pa- mental, emocionalmente, la escena
rece preguntarse Mussó. Lo hace a del crimen. Se mete en su personaje.
grandes bocanadas. Sus párrafos, en Pero su personaje es muchos. Es el
esto muy faulknerianos, nos obligan a criminal. Es el ajusticiado. Es la gente
tragar una elevada dosis de oxígeno que conoce la historia y trata de acer-
para resistir hasta el final. Nos quita tar intuitivamente con quien delinquió.
el aliento. Quitar el aliento es la ma- Es él mismo en intento raudo por ver-
nera precisa de sorprender. Novela se en ese momento y saber, adivinar
policial sin sorpresa es como mago qué pasos irá a seguir que sean los
que no devuelve el pajarillo desapa- correctos. El detective, por eso, siem-
recido, que lo deja en la nada. Mussó pre tendrá algo de nostálgico. Siempre
nos devuelve entonces, con magia, a estará en espera de una revelación.
Guayaquil, ese puerto que como toda Y el arte de un buen escritor de tra-
ciudad sufre en sus esquinas porque mas policiales es convertirlo al lector
no quiere que sean sus límites y por- en ese detective. La lectura de Teoría
que como ser viviente trata con pu- del manglar nos depara muchas sor-
janza de vulnerarse, de expandirse, presas, entre ellas, la de encontrarnos
de contagiarse. con nosotros mismos en algunas de
Estamos ante una proliferación sus partes, en las mejores, acaso.
de imágenes que sobrecoge. Es fácil, ¿Qué podía darnos Guayaquil
mientras se lee, asistir a la ensoña- que no nos diera J J?, parecería ser
ción de una persona que se detiene la pregunta retórica, leitmotiv de la
en el paisaje y que de súbito sien- novela.
te el aroma, que no sabe de dónde Con una dosificación, que en el
proviene, de un encebollado remoto. caso de Mussó se puede leer como
Mezcla de profusión y de sensuali- sofisticación, nos adentramos en el
dad. Combinación precisa de táctica mundo de un policía, el mayor Quirós,
y olfato. Un detective, digámoslo de que no es tan filántropo como quisié-
una vez, no puede carecer de estas ramos y que nos da la impresión de
fuentes que alimentan su labor: un siempre estar a un paso de saltar al
proceso lógico (he aquí la razón últi- abismo, y para hacerlo tenemos el
ma e imprescindible de la partida de pretexto adecuado: un cuerpo encon-
ajedrez que rige a esta novela y su trado, por el Cantante, en una helade-
devenir) y una astucia agudizada du- ra. Lo mismo nos sucedió más de una
rante mucho tiempo al punto de que vez con la idea de Philip Marlowe,
con un gesto, un movimiento o una con la diferencia de que Marlowe lo
omisión, lo pueda captar al vuelo. habría hecho por amor, habría brinca-
La historia no es sencilla. No es do, se habría emocionado al saltar, o
sencillo ningún crimen. El crimen con- por un sentimiento de justicia, aquel

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que lo tenía tan exacerbado que po- Hay varios ejemplos en que se ha
día considerarse, desde una óptica utilizado a un personaje reconocido
psiquiátrica, como una patología dig- para que resuelva un crimen. En La
na de estudio. Menciono a Marlowe interpretación del asesinato es Freud
no porque sí. Lo hago a sabiendas con la ayuda de su hasta entonces
que era presa de la obstinación, que incondicional Jung. En Los crímenes
seguía su instinto, llevase donde lo del mosaico es Dante.
llevase, por más que siempre estu- Toda novela gira entorno a un
viera vencido de antemano. En este personaje. Alrededor de este se ge-
caso, sucede lo mismo. Hay en las neran los conflictos o se distingue la
palabras de Mussó mucho deteni- excentricidad. Las mejores novelas
miento. Cuando lo leemos, las cosas son aquellas en las cuales el lugar en
se detienen para hablar. El mundo el que se ubica al individuo es una ex-
sigue afuera, en la calle, con mucha tensión suya. Ya sabemos, por Bor-
gente que por no saber qué hacer ges, que la memoria y la pronostica-
hace todo lo que puede con todo lo ción son formas de la imaginación. En
que encuentra al paso. Gente que, una ciudad uno debe recordar y debe
parecería decirnos el narrador de la anticiparse gracias a ese recuerdo
historia, de manera especial cuando diáfano. Luis Carlos Mussó, con astu-
no se dirige a nosotros sino le habla a cia, nos enseña a Guayaquil, retrata
sus personajes, siempre busca cons- a su urbe de una forma sombría. En
truir su paraíso personal, y así apren- ese aspecto, la literatura policial abo-
de a borrarlo del paisaje. na para que una ciudad sea desentra-
¿No es la literatura siempre fre- ñada, para que se le vea las costuras
no? Hay que contenerse para contar. que tanto vamos hilando quienes las
Y Mussó se contiene mucho, y es por habitamos. Guayaquil en las manos
esa razón que en estas páginas vierte de Mussó es un ser que enseña más
toda una realidad y deja la impresión de lo que tiene y guarda con sobra lo
de que nada se le ha escapado. “Lo que no tiene.
que desintegra al mundo es la pala- Es entonces, cuando las cosas
bra”, parecería asegurar. Y nosotros están claras, cuando el devenir de
le creemos, porque esa palabra cer- los personajes de Teoría del manglar
tera le está dando la razón. nos resulta evidente, que el lengua-
Existe un inconveniente al co- je toma la posta. Se puede leer: “La
mentar una novela de corte policial. noche se grapaba al horizonte con
Y es que la mayoría de las veces se afectada malicia...” o “La noche era
trata de una obra cuyo aspecto prin- un cepo donde calzaban los tobillos
cipal es la trama y hablar de la trama y las muñecas de la población...”; es
es desenredarla, lo que nos aproxima cuando verificamos en casi toda la
siempre, muy cerca, de la conclu- novela esa propensión del autor ha-
sión. Este inconveniente se suprime cia la nocturnidad. Hay una oscuridad
con Teoría del manglar gracias a la que no es total, en algún rincón de
habilidad del autor y a su indagación la habitación donde sus personajes
estética. hacen de las suyas, hay una lámpa-

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ra encendida. Da la impresión de que No es casualidad que la literatura


en cualquier momento uno de ellos se policial casi siempre esté atravesada
aproximará a ella y tratará de frotarla por una historia de amor. Es entonces
en procura de pedir un deseo. Pero cuando corremos el riesgo de con-
siempre se resisten, como si gritaran fundirla con la novela negra, llevada
“Para qué intentarlo”. Son, entonces, a sus niveles óptimos por Chandler
hombres de la resistencia. Jota Jota y Hammett y, últimamente, por el
lo fue. Resiste aún los embates de su excepcional James Ellroy. En estas
propia genialidad. historias entra en juego (pocas veces
Cada capítulo, con excepción mejor empleado el término: juego) la
de aquellos que son expresamente ética y el sentido de la justicia de un
dedicados a un escritor, dígase Ka- personaje. El amor lo invade todo. Se
fka, Céline o Monterroso, es un mo- convierte en la piedra de toque, en
vimiento ajedrecístico (siempre será lo único que no puede ser revertido
inevitable recurrir al verso “¿Qué dios ni por la violencia ni por el egoísmo
detrás de Dios la trama empieza?”). y menos por la coima rastrera y po-
El destino, que se llama Luis Carlos lítica. El amor es la única prueba vi-
Mussó, da con la impronta de un caso viente de que aquel que vio sangre
que con el acaecer de las palabras se a borbotones todavía tiene un poco
va haciendo más confuso en tanto se adentro suyo, y que fluye.
intenta resolver. Es este el momento Teoría del manglar es una novela
en que la novela se transforma en policial, pero tanto aspiró a ser una
una historia negra. Cuando el detecti- novela policial que terminó convir-
ve no logra conciliar el sueño, cuando tiéndose en una historia en la que los
no consigue que las piezas calcen en amores trascienden y policiacamente
su lugar y que el tablero se resuelva hablando se “trasfondó”. Y el amor,
por un jugador. En una partida de que como sabemos no tiene límites
ajedrez se puede perder, y a eso se aunque sí fronteras, es un deleite
atiene el lector de esta novela. desde carnal hasta melódico. En esta
Se trata de una novela diáfana novela el sonido del Río Guayas está
pero a su vez enrevesada. Consigue vigente como en pocas novelas. En
extrañamente que las dicotomías esta novela el silbido de un sospe-
comulguen. Mussó es uno de esos choso a la sombra de la esquina nos
escritores obsesionados. ¿Se parece eriza la piel. En esta novela el sonido
a como lo imaginamos al leer sus li- de un cuerpo que se quiebra para ca-
bros? Posiblemente se parezca más ber en una heladera parecería el cru-
de lo debido, si es que eso es posible. jir de alguien que se trona los dedos
La pulcritud de su escritura, la pre- antes de ponerse a trabajar. En esta
sencia, de la que no puede negar, de novela, ese manglar que urde sus
la poesía en su relato, demuestran a raíces por debajo de la tierra, crece y
un hombre que viste camisa de man- crece hasta convertirse en Guayaquil,
gas cortas como nosotros vemos el ciudad amada.
cielo, con absoluta displicencia, como Porque Luis Carlos Mussó ama a
si no pasara nada en hacerlo. su ciudad y por ello, tangencialmente

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opuesto a Durrell pero animado por o la que ellos imaginan que es la ver-
las mismas intrigas, la retrata, hace dad, y que lo van a jurar en un estrado
de esta el recinto sagrado cuyos y consiguientemente se arrepentirán
sellos alguien vulneró hace tantos, toda la vida, satisfechos de tener de
tantos años que siempre parece que qué arrepentirse. Y la van a soltar
hubiera sido ayer. como si de un suicida al que tenemos
Uso estos juegos verbales, pa- sujetado de una mano que nos con-
radójicos, para entrar un poco en el venció de que debe morir por el bien
ambiente, paradójico, de una novela de la humanidad. Porque todos estos
que es curiosa por sus matices, por personajes de Teoría del manglar es-
ese laberinto verbal que armó su au- tán perdidos de antemano. Mussó los
tor y cuyos narradores (hablo en plural hace muy reales y nosotros, como lec-
porque de ser un narrador omniscien- tores, no tenemos sino que asentir, en
te pasa de pronto a ser alguien que un mano a mano verbal entre la más
impera, que manda y alecciona a sus pulida estética narrativa y el barrioba-
personajes, haciéndoles cantar –en jismo, ya que no es difícil encontrar
el otro sentido, en el de delatar– las cómo de un salto estamos hablando
artimañas que nunca han pretendido con una elegancia absoluta y de pron-
mantener escondido) siguen al pie de to ya nos encontramos enredados en
la letra, radica en los títulos y subtítu- un lenguaje coloquial y desmedido.
los de sus capítulos. Con gran sentido El arte de nuestro escritor radica en
de la ubicación (ya que todo ajedrecis- ese cambio de registro, algo inusita-
ta lo primero que tiene que hacer es do y en mucho inesperado, que solo
ponerse en su propio lugar), nos atrae lo notamos luego de que ha sucedido,
a donde está apostado: un recodo de cuando ya hemos pasado las líneas,
una calle guayaquileña, la silla vacía cuando hemos sido sus cómplices,
de la mesa en la cual juegan póker o querámoslo o no.
el libro al cual el autor hace alusión en Todo escritor es una suerte de de-
algún que otro momento, brindándo- tective. Va detrás de un caso del todo
les a sus personajes las característi- extraño. Un sujeto que parecería soñar
cas de, además de todo, intelectuales permanentemente en monstruos y en
que rastrean las huellas del crimen princesas que claman por un salvador.
gracias a libros leídos. Hablar como Va detrás de sí mismo en esas líneas
quien lee libros. Escribir como quien peliagudas que le retuercen el ánima.
lee libros. Leer como quien lee libros. Luis Carlos Mussó es ese detective
Todo sigue sonando paradójico. que con sombrero ladeado está viendo
Algo singular de estos personajes, desde la esquina oscura del bar, segu-
que no sé si es una característica co- ro que pronto habrá una rencilla que
mún del guayaquileño, es que siem- le explicará que sucede, “esa ráfaga
pre parecen estar a punto de divulgar violenta que al pasar por sus ojos sería
el secreto del otro. Hay una sensación venda en cuyo interior le proyecta se-
que no agota al lector de que el rato cuencias de su vida entera”.
menos pensado, así fuere a inicios de
la novela, van a soltar toda la verdad Carlos Vásconez

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Alicia Ortega Caicedo, hecho sobre ella. Un mapa que se


Fuga hacia dentro. La novela presenta desmontable, conquistable,
alterable, modificable, con múltiples
ecuatoriana en el siglo XX. entradas y salidas.
Filiaciones y memoria Esta exploración crítica es abor-
de la crítica literaria, dada a partir de la segmentación del
Buenos Aires, Corregidor/Universi- período en dos momentos tempo-
dad Andina Simón Bolívar, 2017, 496 p. rales. El primero, conformado por la
creación literaria y las obras críticas
Este trabajo crítico de Alicia Orte- generadas fundamentalmente en las
ga Caicedo lleva al lector a un signifi- décadas del treinta y del cuarenta,
cativo recorrido por la novela ecuato- desde donde se amplía la mirada a la
riana del siglo XX y por la crítica que producción en ambos campos desde
ha surgido paralela a esa producción inicios del siglo hasta la década de
novelística. Con una paciente, aguda los cincuenta. El segundo, se con-
e incisiva manera de establecer vín- centra en las prácticas intelectuales,
culos entre distintas épocas, obras, la producción novelística y el ensa-
autores, tendencias, en una suerte yo crítico de finales de los cincuenta
de rizoma que va expandiendo las hasta el fin de siglo.
búsquedas de sentido en distintas di- La primera parte, a la vez, se abre
recciones, va poblando las obras que en tres secciones que, organizadas
analiza de una vitalidad que recupera, por la perspectiva temporal, ubican
para el lector, el contrapunto entre la la discusión en la interacción entre la
palabra y los sentidos que disemina, palabra y el contexto en el que emer-
entre la creación literaria y la vida que ge y el posicionamiento del escritor.
la sustenta, entre la posición crítica y La primera sección está orientada
la pregunta por el lugar desde dónde a leer la resonancia de la Revolución
se habla y se escribe. liberal en el horizonte cultural de la
Este trabajo crítico problematiza primera mitad del siglo XX. En esta
la producción novelística ecuatoria- se profundiza el contrapunto entre la
na durante el siglo XX, así como la posición del escritor y del crítico, del
crítica literaria que junto a ella ha intelectual orgánico y de los obreros
ido posicionando obras y autores y campesinos. La autora también re-
dentro de tradiciones y rupturas que flexiona acerca de la participación de
han marcado el hacer literario ecua- escritores y a la vez de críticos, sumi-
toriano del siglo pasado. Se lo hace dos en un rol de “traductores cultura-
desde una selección que, como toda, les” que analizan la problemática de
es excluyente, pero con un acierto la literatura y la cultura ecuatorianas
que permite diagramar un mapa que desde una posición etnográfica, his-
hace posible situar adecuadamente tórica y sociológica.
el relieve heterogéneo y los matices Una segunda entrada se centra
que, como tensión permanente, han fundamentalmente en el análisis de
acompañado tanto a la producción varias novelas que se han constitui-
literaria como a la crítica que se ha do en hitos para la crítica a la hora

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de establecer definiciones, señalar Una tercera línea de análisis en


trayectorias y tendencias, dentro de esta primera sección es la que abre
una de las discusiones fundamenta- la discusión sobre el mestizaje y lo
les del período y que ha tenido enor- que Ortega denomina estéticas indi-
me resonancia posterior. Se trata de genistas y posindigenistas: reflexiona
las propuestas del realismo y de la sobre el sentido de comunidad, las
vanguardia, respecto de las cuales la formas de relacionamiento colectivo y
autora apuesta por “comprender am- la presencia de la violencia en diver-
bos proyectos como expresiones de sas instancias de convivencia social.
un mismo impulso en la compartida Esta perspectiva permite a la autora
tarea por renovar el lenguaje y la lite- convocar, dentro de la discusión, pro-
ratura” (Ortega, 17) y, a la vez, ve en puestas estéticas que incorporan su-
torno a la discusión sobre los autores jetos discursivos poco recogidos an-
emblemáticos, reeditada muchas ve- teriormente como niños, migrantes,
ces a lo largo del siglo, un esfuerzo mujeres, que complejizan el abordaje
a partir del cual “se legitima la cons- del tema en contextos de neocolonia-
trucción del sujeto intelectual en cada lidad, diferencia y exclusión.
nueva generación” (17). La pregunta La segunda parte de la obra, como
por lo nacional que atraviesa el senti- he señalado en líneas anteriores, se
do de estas propuestas estéticas arti- concentra en la producción literaria y
cula, en la reflexión de Ortega, explo- crítica de la segunda mitad del siglo
raciones sobre las nociones de raza, XX, corpus que también es asumido,
clase y género, que instaladas en la desde una triple línea de análisis.
geografía nacional son leídas dentro La primera explora la construc-
de “un proyecto estético y político ción de subjetividades, el horizonte
de grupo, en tanto referente de una político y las alianzas afectivas que
identidad colectiva y múltiple” (84). surgen en torno a las representacio-
La reflexión sobre estas novelas está nes de la figura del intelectual en un
poblada de preguntas complejas y corpus de novelas publicadas entre
respuestas que reevalúan lo señala- las décadas del cuarenta y del sesen-
do por la crítica, abren nuevas interro- ta, en las que se trata de comprender
gantes y enriquecen la mirada sobre cómo se manifiesta el movimiento in-
dichas obras. En cuanto al desarrollo telectual de este período, “alrededor
de la crítica literaria en esta segunda de qué apuestas, apropiaciones, bús-
línea de análisis, se contrasta una quedas y rupturas” (19). Una de las
concepción de matriz eurocéntrica e preguntas fundamentales que atra-
hispanizante que sustentaron varios viesa este análisis está orientada a
intelectuales de la época, con otra en la reflexión en torno a la organización
la que las nociones de universalidad, del imaginario inmerso en la “conse-
humanismo, americanismo, interna- cución de una cultura nacional y de
cionalismo están atravesadas por los matriz popular” (19), que tuvo reso-
diversos intentos de definir lo nacio- nancia no solo cultural sino política.
nal, y que encuentran resonancias en En un segundo momento, que
otras propuestas latinoamericanas. estudia la literatura producida en las

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décadas de los setenta y ochenta, nuevas búsquedas, nuevas subjetivi-


sobresalen en su análisis crítico su dades, nuevos abordajes de las no-
interés por “los diferentes espacios ciones de género y raza. En cuanto a
y trayectorias que consolidaron po- la crítica, Ortega analiza propuestas
sibilidades de encuentro y formula- que entrelazan la autonomía estética,
ción de ideales políticos, así como la subjetividad del autor, el no lugar
también la emergencia de nuevas del lenguaje y la geografía.
retóricas y proyectos en momentos Este trabajo crítico, que si bien
de desencanto” (19). Dos preguntas está organizado temporalmente, ex-
fundamentales orientan las reflexio- perimenta un desbordamiento de las
nes sobre este período: “¿Cómo lee fronteras temporales a partir del mo-
esta nueva generación a los escrito- vimiento propuesto en el título: Fuga
res del treinta, a la vez, desde qué hacia dentro, que orienta la mirada
estrategias establecieron su ruptura hacia una exploración interna, recu-
con respecto a ella? ¿En qué térmi- rrente, llena de contrapuntos, que
nos elaboró esta generación su críti- debilita lo temporal. Esta direcciona-
ca a la ‘ciudad letrada’ como instancia lidad sugerida por el título nos lleva a
oficial de la cultura?” (20). En este ca- las siguientes preguntas: ¿de qué se
pítulo, las reflexiones se orientan a la escapa en esta fuga hacia adentro?,
tarea de pensar la noción de literatu- ¿qué se deja atrás en esta interiori-
ra y de reevaluar categorizaciones y zación crítica?, y ¿cuál es el espacio
definiciones. Se aborda con agudeza que se puebla?
las vinculaciones entre discurso no- Esta cuidadosa revisión en la que
velístico, crítica literaria y represen- se convocan múltiples miradas a las
taciones de la conciencia intelectual, que se les descoloca o descentra,
en contextos de militancia política, de escapa de los lugares comunes, de
exilio, de crisis, de consolidación de las preguntas fáciles y de la comodi-
políticas neoliberales, no sin dejar de dad de continuar consagrando cier-
mirar los puntos de contacto con las tas posiciones críticas que marcaron
propuestas político-estéticas de la la dirección de la mirada, el recorte
primera mitad de siglo que reinstalan del corpus, ordenaron las lecturas y
en el debate la relación entre el inte- orientaron la valoración que consoli-
lectual y el pueblo, para evidenciar dó afinidades y rupturas; posiciones
los complejos cruces entre concien- que fijaron sentido y direccionalidad a
cia política, modernidad, desencanto la lectura de la literatura ecuatoriana
y escritura literaria (23). del siglo XX.
Una tercera línea, de esta sec- Se trata de una interiorización crí-
ción, considera la producción novelís- tica que deja atrás posturas dicotómi-
tica de los noventa. Se evidencia el cas, que han condicionado la mirada
esfuerzo por leer los proyectos lite- sobre la producción literaria del pe-
rarios de distintos autores como una ríodo, entre lo nacional y lo universal,
reacción frente a la percepción de entre una literatura que hunde sus
desencanto manifestada como derro- raíces en la conflictiva realidad nacio-
ta, redefinición del pasado reciente, nal y otra, que pasa sobre ella, entre

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la comunidad imaginada y la alegoría Otra noción de fuga que resulta


nacional, entre la conciencia política, útil para recuperar los aportes de Ali-
la conciencia ética y la estética, entre cia Ortega en este trabajo es la vin-
la modernidad y el desencanto, entre culada con la teoría musical. La fuga,
el conocimiento, la imaginación, la como propuesta de escritura musi-
memoria y la fuerza creativa. Desde cal que se apoya en el contrapunto,
una selección de obras y autores que parte de una exposición inicial en la
no pretende ser exhaustiva se intenta que aparece el tema central en las
desorganizar el canon, reevaluarlo, diversas voces instrumentales, luego,
proponer otras lecturas que sitúen el en el desarrollo, se introducen uno o
sentido en las fisuras de lo dicho, en más episodios de gran riqueza modu-
la tensión vital de los escritores que ladora, con variación de tonalidades.
muchas veces son, a la vez, críticos, Una vez realizada esta exposición
historiadores, sociólogos, politólogos. surge un momento más libre en el
Lo que está en juego, según Orte- que el compositor introduce el tema
ga “es una forma de comprender la modificado mediante mecanismos
construcción del sujeto en el lengua- como aumentar o disminuir la du-
je: el sujeto que lo enuncia y el sujeto ración rítmica, invertir los intervalos
referido en él. Lo que está en juego que componen el tema o regresar de
es el lugar en el mundo que ese len- atrás adelante, fragmentar el material
guaje construye en el relato, así como temático, o acompañarlo con recur-
el lugar del sujeto en el mundo que sos contrapuntísticos diversos.
hace posible ese lenguaje”. (26). Algo parecido ocurre en el libro, el
El espacio que la autora genera y tema central que se expone a lo largo
puebla con su propuesta está abierto del recorrido temporal del siglo XX es
a un continuo desplazamiento entre la la novela ecuatoriana desde una par-
escritura literaria y el momento históri- ticular selección de hitos, a partir de
co en el que emerge. No hay jerarquía, los cuales se revisa los espacios que
ni la temporalidad como único hilo or- han ido ocupando en la historia de la
ganizador de su lectura; nada impide, literatura como de la crítica literaria.
por lo tanto, a la autora regresar sobre Las modulaciones que se ofrecen
obras y propuestas críticas, retomadas sobre el tema se derivan de la capa-
en cada época. Establece conexiones cidad de propiciar la coincidencia, en
con diversas concepciones teóricas un mismo momento crítico creativo,
para analizar el acto creador, en un del texto y de su autor, la recepción y
viaje abierto con discontinuidades, en la crítica, el escenario en que irrumpe
las que las entradas interdisciplinarias y el que evoca, el horizonte político
le permiten potenciar el sentido de lo y cultural, “las polémicas que provo-
que se analiza. Hay una búsqueda por ca en el circuito de lecturas y apro-
explorar las instancias del “entre”, re- piaciones” (434). De esta manera se
laciones que a manera de rizoma ge- ofrece, ante los ojos del lector, no
neran conexiones nuevas que permi- solamente la obra en cuestión sino
ten evaluar el acto creativo con otras una actualización del debate a través
miradas que lo enriquecen. de una cuidadosa reconstrucción de

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los argumentos fundamentales y el la inversa del contrapunto musical se


aporte de nuevos elementos críticos visualiza en el libro a través de una
con los que se matiza y complementa lectura en reversa o de una lectura en
el conocimiento en torno al tema que contra que genera espacios de dispu-
se discute. Y de la misma manera ta y de polémica.
como en una orquesta, las distintas A diferencia de la fuga musical
propuestas tonales e interpretativas que tiene un final, la obra propone un
logran el efecto sonoro de conjunto cierre, pero no un final. Las preguntas
en el libro, la confluencia en el texto que la autora formula en los distintos
de múltiples entradas argumentativas acápites siguen interpelando al lector,
genera un conocimiento producto de animando a continuar el debate, a
una elaboración crítica que “lleva la repensar los argumentos en una ten-
marca de una autoría colectiva” (434). sión creativa continua, que se mue-
La sección más libre de la compo- ve por el mapa trazado en un viaje
sición musical se corresponde en el abierto y colectivo que explora la lo-
libro con el contrapunto generado por calización del contenido social dentro
la continua pregunta acerca del lugar del discurso, en el espacio que media
de enunciación de la obra literaria y entre lenguaje y referente, así como
por el lugar desde donde se lee, por entre sujetos y sus objetos de deseo.
el lugar de la interpretación. Este con- Finalmente, podría decir, que se trata
trapunto argumenta con fuerza que de un libro levantado con paciencia
toda posición enunciativa está con- de orfebre, enormemente sentido,
taminada por el lugar de enunciación con una afectividad tanto por el tra-
de su autor (444), locación que no bajo crítico como por el objeto de la
puede prescindir de las implicaciones investigación, con una clara posición
geopolíticas y socioculturales. Hay ética que explora con honestidad los
una honesta búsqueda de autentici- efectos del lenguaje en la formación
dad que, para Ortega, en contextos de una visión crítica que también es
poscoloniales pasa necesariamente política.
por gestos de recuperación simbólica
y reinvención del sentido de pertenen- Alexandra Astudillo Figueroa
cia (Said en Ortega, 448). El retorno a Universidad San Francisco
de Quito

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