Técnicas de habilidades de afrontamiento y solución
de problemas
Introducción
La TREC y la TC suelen considerarse terapias de reestructuración cognitiva
puesto que el objetivo es eliminar los pensamientos negativos, sesgos y
creencias inadecuadas. Otros problemas surgen por un déficit de estrategias,
de carácter cognitivo, que tiene que ver no tanto con lo que las personas están
pensando, sino más bien con lo que no están pensando. Las siguientes
intervenciones de la TCC tienen como objetivo el incremento de las habilidades
de afrontamiento o coping: 1) el entrenamiento en autoinstrucciones, 2) el
entrenamiento en inoculación de estrés, y 3) el entrenamiento o terapia de
solución de problemas.
Entrenamiento en Autoinstrucciones
Introducción
El entrenamiento en autoinstrucciones (EA) fue diseñado por Meichenbaum
con el objetivo de instaurar o modificar el diálogo interno cuando lo que el
individuo (niño o adulto) se dice a si mismo supone una interferencia en la
ejecución de una tarea específica o presenta dificultades (inicialmente se
desarrollo para hiperactividad). Las autoinstrucciones son consideradas
estrategias metacognitivas cuyo objetivo es favorecer la autorregulación de la
conducta (enseñar a pensar). No están dirigidas a resolver problemas en sí,
sino que facilitan el acceso a las habilidades específicas para resolver el
problema.
Fundamentos teóricos del entrenamiento en autoinstrucciones
El EA tiene su origen en tres fuentes: 1) el desarrollo de trabajos sobre
deficiencias infantiles en mediación, producción y compresión, 2) las
aportaciones teóricas de Luria y Vigotsky sobre interiorización del lenguaje y su
papel en la conducta, y 3) la teoría del aprendizaje social. Los estudios
indicaban que los niños hiperactivos presentaban menor habilidad mediacional
y procedían por ensayo y error en mayor medida que los niños reflexivos.
Meichenbaum, basándose en la teoría mediacional, consideró posibles déficits
en tres etapas: a) déficit de comprensión, b) déficit de producción y c) déficit
mediacional. El EA pretendía cubrir los siguientes objetivos: a) comprender la
tarea, b) producir estrategias mediadoras espontáneas, y c) utilizar las
estrategias mediadoras para controlar la ejecución. Según Luria, hay tres fases
a través de las cuales los niños aprenden el control de la emisión o inhibición
de sus respuestas motoras voluntarias: 1) el lenguaje de los adultos sirve para
controlarlas, 2) el lenguaje del niño es el que sirve para regularlas, y 3) la
autorregulación de la conducta la realiza el niño mediante instrucciones
subvocales encubiertas. El entrenamiento en Autoinstrucciones se realizaba en
cinco pasos:
1. Modelado cognitivo: un modelo adulto realiza una tarea dándose
instrucciones concretas a medida que la va llevando a cabo.
2. Modelado cognitivo participante: el niño realizaba la tarea mientras que
el modelo iba verbalizando las instrucciones en voz alta
3. Autoinstrucciones en voz alta: es el niño el que va diciendo en voz alta
las autoinstrucciones a medida que realiza la tarea
4. Desvanecimiento de las autoinstrucciones en voz alta: el niños sólo
susurraba las autoinstrucciones mientras lleva a cabo la tarea
5. Autoinstrucciones encubiertas: el niño realiza la tarea dándose a si
mismo, internamente, las autoinstrucciones oportunas.
En general el EA suele utilizarse como parte de un programa de intervención
multicomponente, en combinación con otras técnicas (modelado, autocontrol,
operantes, etc..).
Tipos de auto-instrucciones y función
Las autoinstrucciones pueden adoptar diferentes formas: a) nominal, b) en
primera persona, c) en segunda persona, y d) imperativa. Las funciones que
cumplen son: preparar al individuo para otras autoinstrucciones, focalizar la
atención, guiar la conducta, proporcionar refuerzo y retroalimentación sobre la
conducta, evaluar resultados de la ejecución, y reducir la ansiedad.
Procedimiento de aplicación del entrenamiento en
autoinstrucciones
Antes de comenzar el EA es necesario evaluar el tipo de diálogo que el
individuo mantiene consigo mismo durante el abordaje de tareas cotidianas
mediante auto-registros. Es necesario enseñar al individuo a analizar las
secuencias de acción que llevan a obtener una meta determinada y que tipo de
auto-instrucciones pueden ser las más adecuadas.
Un aspecto fundamental es favorecer que sea el mismo individuo el que genere
el mayor número de autoverbalizaciones que le permitan guiar con éxito su
propia conducta. Es importante tener en cuenta el vocabulario de la persona
para que se sienta cómoda con ellas y las pueda integrar y hacerlas suyas con
mayor facilidad.
En general, pero más con niños, el EA suele comenzar por el aprendizaje de
instrucciones para tareas específicas, para posteriormente pasar a un EA más
general o abstracto. Es necesario que las autoinstrucciones se practiquen en el
mayor número posible de situaciones.
Un programa de autoinstrucciones típico incluye afirmaciones relacionadas con
los siguientes aspectos: identificación de la situación problemática, centrar la
atención sobre el problema, reglas específicas, qué hacer con los errores
cometidos, autorefuerzo. Cuando el EA se realiza con niños pequeños pueden
facilitar el entrenamiento: comenzar el entrenamiento con actividades de juego
inicial, trabajar con dos niños para que entre ellos puedan servirse de modelo,
procurar no forzar el ritmo del niño, asegurarse de que el niño preste atención y
que no esté simplemente memorizando, desarrollar una buena sintonía entre el
terapeuta y el niño, cuando se trabaje con tareas que generan ansiedad,
empezar por las de baja intensidad, trabajar con técnicas de imaginación,
combinar el EA con técnicas de reforzamiento.
Entrenamiento en inoculación de estrés
Introducción
La inoculación de estrés fue el nombre de un paquete de técnicas cognitivo-
conductuales inicialmente para el tratamiento de problemas de ansiedad.
Actualmente se aplica a muchos trastornos, y el EIE debe adecuarse a cada
individuo en función del problema. El EIE es útil para afrontar cuatro categorías
de estrés:
1. Estresares agudos de tiempo limitado (exámenes médicos, oposiciones,
etc..)
2. Secuencias de estrés (acontecimiento vitales, desempleo, violación que
desencadenan nuevas reacciones de estrés)
3. Intermitencia crónica (exposición repetida a situaciones estresantes)
4. Estrés crónico continuado
Fundamentos teóricos del entrenamiento en inoculación de
estrés
En el EIE el concepto de inoculación es central. Se pretende inmunizar
psicológicamente al individuo contra situaciones o acontecimiento estresante
de baja intensidad, incrementando su repertorio de estrategias de coping. En la
EIE se presta especial atención a los procesos de preparación y asimilación de
los acontecimientos estresantes puesto que la sorpresa y la falta de
preparación dificultan los esfuerzos de afrontamiento y facilitan el desajuste
emocional.
Las influencias teóricas fundamentales que sustenta el EIE son el modelo
transaccional del estrés (Lazarus), el modelo de determinismo recíproco de
Bandura, y los modelos teóricos del impacto del estrés sobre los procesos
cognitivo-afectivos. En los modelos se asume que el estrés ocurre cuando el
individuo percibe que las demandas de la situación superan sus recursos de
afrontamiento. El EIE considera que los factores cognitivo, afectivos,
fisiológicos, conductuales y ambientales están interrelacionados y que
cualquiera de ellos, o su interrelación, pueden ser el origen del desarrollo y
mantenimiento de trastornos emocionales.
La práctica del entrenamiento en inoculación de estrés
En el EIE se pueden distinguir tres fases que en ocasiones se solapan entre sí:
1) fase de conceptualización, 2) fase de adquisición y entrenamiento en
habilidades y 3) fase de aplicación de las habilidades adquiridas.
Fase de conceptualización
Los objetivos de esta fase son identificar y definir el problema que presenta la
persona, ayudarle a entender su naturaleza, sus efectos, y definir los objetivos
terapéuticos. También denominada fase educativa. Algunas de las acciones
que han de llevarse a cabo en esta primera fase son:
Evaluación y diagnostico de los problemas: es necesario determinar
hasta qué punto las dificultades de afrontamiento a las situaciones
estresantes se debe aun déficit de habilidades debido a conductas,
emociones o cogniciones desadaptativas. El entrenamiento en auto-
observación es primordial en esta primera fase.
Conceptualizacion del problema: implica transmitir al cliente que el
estrés tiene diferentes componentes y diferentes fases. Es más
importante que la conceptualización sea plausible y creíble para el
cliente a que esté científicamente validada. Es importante enseñar al
cliente a reconocer estresares que no pueden cambiarse, de lo que si
pueden hacerlo con el fin de poder ajustar sus recursos y esfuerzos. Es
una parte esencial del proceso de conceptualización desmontar
creencias erróneas como: homogeneidad de respuestas emocionales
ante sucesos vitales (llorar ante la pérdida de una persona significativa),
los síntomas de estrés ante situaciones difíciles son un signo de
anormalidad, psicopatología, o que las personas no debería
experimentar reacciones de estrés mucho después de ocurrir los
sucesos estresantes.
Fase de adquisición y entrenamiento de habilidades
El cliente, con ayuda del terapeuta, revisa, aprende y entrena estrategias de
afrontamiento que le permitan abordar las situaciones específicas generadoras
de estrés.
Acciones a llevar a cabo durante la fase de adquisición y entrenamiento
en habilidades: determinar el estilo de coping más adecuado, entrenar
estrategias de coping, entrenar estrategias de afrontamiento paliativas
para situaciones incontrolables o inmutables, entrenar al cliente a
buscar, utilizar y mantener el apoyo social de forma efectiva,
identificando el tipo de apoyo que necesita (emocional, informativo,
material), utilizar modelos de afrontamiento reales, etc..
Entrenamiento en habilidades y estrategias de afrontamiento. El
entrenamiento en estrategias se lleva a cabo utilizando técnicas
cognitivas, de control emocional y conductuales:
o Estrategias cognitivas
Estrategias de solución de problemas: cuatro tipos: ver la
situación como un problema a resolver, analizar requisitos
necesarios, dividir la situación estresante en unidades más
pequeñas, y solucionar el problema con un plan de acción.
Entrenamiento en autorefuerzo (entrenamiento en
autoinstrucciones positivas relacionadas con autoeficacia y
competencia es el más utilizado)
Reestructuración cognitiva: evidencia confirmatoria o
disconfirmatoria de pensamientos mediante diálogo
socrático. Se entrena en autoinstrucciones que pueden
servir de guías para cuatro momentos: preparación para
enfrentarse al estresor, confrontación con el estresor
(controlar reacción al estrés), afrontamiento de las
sensaciones de estrés o malestar si se producen, y
valoración de los esfuerzos de afrontamiento.
o Estrategias de control de la activación emocional. Se suele
enseñar técnicas de relajación que sirvan al cliente para aliviar
síntomas fisiológicos y la tensión emocional.
o Estrategias conductuales. Dependen del tipo de problema. En
fobias y miedos: exposición.
o Habilidades de afrontamiento paliativo, cuando no es posible
evitar la situación. Algunas técnicas útiles son: toma de
perspectiva, contacto con personas en situación similar,
desviación de la atención, apoyo social, la expresión adecuada de
los afectos.
Fase de aplicación y consolidación de las habilidades adquiridas
Se pretenden alcanzar los siguientes objetivos: poner en práctica las
estrategias aprendidas, comprobar la utilidad y eficacia de las habilidades de
afrontamiento adquiridas, y corregir problemas.
Las acciones que se llevan a cabo en esta fase son: las relacionadas con la
aplicación de las estrategias de coping, y b) las que van encaminadas a
preparar el mantenimiento de los resultados obtenidos ya fomentar la
generalización a otras situaciones aversivas.
Estudios de eficacia del entrenamiento en inoculación de estrés
El EIE se encuentra presenta en todos los problemas relacionados con estrés o
ansiedad. Se ha aplicado con éxito en problemas de ira y falta de control,
lesiones cerebrales, y retraso mental. También a toda clase de problemas de
ansiedad: exámenes, hablar en público, ataques de pánico, ansiedad
generalizada, estrés postraumático, y fobias específicas.
El EIE se ha consolidad como uno de las principales técnicas para tratamientos
de traumas como abusos sexuales, atracos, agresiones o ataques terroristas.
También es útil en deportistas de alto rendimiento y actividades profesionales
en empresas.
El EIE dispone de pocas investigaciones controladas comparándola con otros
tratamientos, probablemente porque usa técnicas que ya disponen de
abundante evidencia empírica. El EIE es un tratamiento eficaz para reducir
problemas de ansiedad y depresión, y sus efectos se mantienen a largo plazo.
La APA recomienda el EIE para el TEPT. El EIE comparado con la terapia de
exposición da mejores resultados a largo plazo.
El mecanismo de efectividad parece residir en el aprendizaje de las habilidades
de afrontamiento.
Terapia de solución de problemas
Introducción
La terapia de solución de problemas (TSP) es una intervención cognitivo
conductual dirigida a incrementar la habilidad de un individuo para solucionar
problemas (experiencias estresantes de la vida) y poner en marcha opciones
de afrontamiento más eficientes. El proceso de solución de problemas (PSP) es
a través del cual los individuos tratan de identificar soluciones eficaces para los
problemas, generando actitudes y destrezas. El PSP más que representar una
estrategia concreta de afrontamiento, se refiere a un metaproceso de
comprensión, valoración y adaptación a los acontecimiento estresantes.
La TSP asume que la sintomatología psicopatológica puede entenderse como
la consecuencia negativa de un afrontamiento ineficaz o no adaptativo. La
presencia de un afrontamiento activo puede hacer una diferencia notable a la
hora de enfrentarse a problemas médicos crónicos. El entrenamiento en
solución de problemas puede mejorar en personas sanas el estado anímico, la
auto-eficacia, la autoestima o los resultados en el trabajo.
La TSP cuenta con un proceso sistematizado que se adapta al paciente. Es
una terapia de carácter breve, entre cuatro y doce sesiones de tratamiento,
focalizada en aspectos muy concretos y de carácter directivo. El proceso de
intervención incluye la psicoeducación, ejercicios de resolución de problemas
interactivos, tareas entre sesiones, etc.. La terapia puede realizarse
individualmente o en grupo o pareja, administrarse a través de Internet, o se un
complemento a otras terapias (la TSP es flexible).
Fundamentos teóricos de la terapia de solución de problemas
Los orígenes de la TSP se deben a: el interés por la creatividad en la década
de los 50 (tormenta de ideas), el surgimiento del modelo de competencia social
aplicado a la psicopatología (en oposición al modelo médico), la expansión
cognitiva dentro de la terapia de conducta, y el desarrollo de la teoría
transaccional del estrés de Lázarus (transacciones individuo-ambiente).
El desarrollo de la TSP está fundamentado en dos modelos conceptuales
interrelacionados: 1) el modelo de solución de problemas sociales, y 2) el
modelo relacional de solución de problemas de estrés y bienestar.
El modelo de solución de problemas sociales
El concepto de solución de problemas se refiere al proceso de solución de
problemas tal y como ocurre en el contexto social (proceso de aprendizaje,
estrategia de afrontamiento y método de auto-control). El PSP puede
considerarse un proceso de aprendizaje, una estrategia de afrontamiento auto-
dirigida y un método de auto-control.
Principales conceptos de la terapia de solución de problemas
Los principales conceptos definidos son los de: solución de problemas,
problema, solución, puesta en práctica de la solución y competencia social.
La solución de problemas sociales se define como un proceso cognitivo-
conductual auto-dirigido mediante el que un individuo intenta identificar
soluciones efectivas para problemas específicos (actividad consciente y
racional que exige esfuerzo). El objetivo es mejorar una situación problemática
o reducir el estado emocional negativo generado por la situación. Es un
metaproceso de comprensión que trata con todo tipo de problemas:
impersonales (financieros), intrapersonales (ideación suicida) o interpersonales
(conflicto de pareja).
Un problema se define como un desequilibrio o falta de balance entra las
demandas de adaptación y la disponibilidad de recursos o respuestas efectivas
de afrontamiento. Los obstáculos para la puesta en marcha de una respuesta
efectiva pueden deberse a la novedad de la demanda, la ambigüedad, la
imposibilidad de predecir un resultado, demandas que entran en conflicto,
déficit de habilidades o carencia de recursos. Un problema puede ser un hecho
aislado, hechos similares que se repite, o una situación crónica.
Una solución es una respuesta específica que es el resultado del proceso de
solución de problemas. Una solución efectiva es aquella que consigue el
objetivo del PSP maximizando las consecuencias positivas y minimizando las
negativas.
La puesta en práctica de la solución no debe ser confundida con el proceso de
solución de problemas. El PSP se refiere al proceso de describir soluciones, la
implementación de la solución (puesta en práctica) se refiere sólo a llevar a
cabo la solución. La PSP y la puesta en práctica no siempre correlacionan. Es
frecuentemente necesario en la terapia de solución de problemas el
entrenamiento en habilidades de solución de problemas, junto con el
entrenamiento de habilidades sociales o conductuales.
El concepto de competencia social es un constructo integrativo que se refiere a
la habilidad para generar y coordinar respuestas adaptativas y flexibles en el
afrontamiento de situaciones sociales. Este concepto tiene una clara referencia
conductual, primando las habilidades y destrezas que el individuo ponga en
marcha por encima de otras definiciones que tienen en cuenta la construcción
de la identidad social. La competencia social es entendida aquí tal y como la
definió Sócrates.
Principales dimensiones del proceso de solución de problemas
El modelo de solución de problemas original establece que los resultados del
proceso de solución de problemas estaban determinados por dos procesos
parcialmente independientes: la orientación al problema y las habilidades de
solución de problemas, recientemente las habilidades de solución de
problemas se han empezado a conocer como estilo de solución de problemas.
La relevancia de estos factores se ha puesto de manifiesto mediante el
inventario de solución de problemas sociales (ISPS). Este inventario engloba
dos escalas: orientación al problema y habilidades de solución de problemas.
Los datos han mostrado que los ítems de la escala de orientación al problema
correlacionan más con la puntuación total de la escala, que con la puntuación
de la escala de habilidades de solución de problemas, lo inverso también es
cierto para la escala de habilidades de solución de problemas.
El modelo de solución de problemas revisado tiene cinco dimensiones
implicadas en la consecución de una solución eficaz o ineficaz. Dos
dimensiones diferentes pero relacionadas, de orientación al problema (positiva,
negativa) y tres dimensiones que corresponden a tres estilos de solución de
problemas (racional, impulsivo y evitativo). Estas dimensiones pueden ser
medidas mediante el inventario de solución de problemas sociales revisado.
Orientación al problema
La orientación al problema es un proceso metacognitivo con una función
motivacional (creencias y actitudes hacia el problema). La orientación al
problema implica la puesta en marcha de un conjunto relativamente estable de
esquemas cognitivo-emocionales. Hay dos tipos de orientación hacia el
problema:
Positiva: consiste en un sistema de creencias constructivo y optimista
que caracteriza los problemas como retos (expectativas positivas de
resultados).
Negativa: Caracteriza los problemas como amenazas para el bienestar
social (baja auto-eficacia, bajas expectativas positivas de resultados).
Sobre reacciona a ellos emocionalmente (baja tolerancia a la frustración
o a la incertidumbre).
La TSP provee estrategias para cambiar la orientación negativa hacia el
problema hacia la positiva, dirigiendo los recursos hacia el análisis y la
confrontación del problema, en vez de la evitación.
Estilo de solución del problema
El estilo de solución de problemas (positivo o negativo) se refiere al tipo de
actividades cognitivo-conductuales que un individuo pone en marcha en su
intento de afrontar los problemas de la vida. El estilo positivo se considera de
carácter racional y conducente a la adaptación, en el caso del estilo negativo se
identifican dos formas que conducen a la desadaptación: el estilo impulsivo y el
evitativo.
Las fases implicadas en un estilo de solución de problemas racional son: 1)
definición y formulación del problema, 2) generación de alternativas de
solución, 3) toma de decisiones, 4) implementación de la solución y evaluación
de los resultados de acción. Según la TSP este es el mejor método de abordaje
de los problemas. La dimensión de estilo de solución de problemas no incluye
las habilidades de implementación (que también son necesarias).
El estilo impulsivo y descuidado se caracteriza por la toma rápida de
decisiones, sin un análisis adecuado, o por intentos inconclusos de solución del
problema. El estilo evitativo se caracteriza por el aplazamiento de la toma de
decisiones y/o la dependencia de otras personas a la hora de abordarlos (se
incrementan los problemas y su complejidad).
Los individuos ineficaces, con respecto a los eficaces, informan de un mayor
número de problemas vitales, más problemas de salud, mayor ansiedad, más
síntomas depresivos by peor ajuste o funcionamiento psicológico. Una
orientación negativa está asociada a estados anímicos negativos (en contextos
de rutina como de estrés) y depresión clínica.
El papel de las emociones sobre el proceso de solución de problemas
La presencia de activación emocional ante la aparición de problemas en la vida
es un hecho inevitable. Las respuestas emocionales pueden facilitar, inhibir o
interferir el proceso adaptativo de solución de problemas, dependiendo de su
valoración (positiva o negativa), y de su intensidad y duración. Son numerosas
las interferencias o errores que se pueden cometer sin la presencia de una
regulación emocional adecuada.
La modulación de las respuestas emocionales es un elemento imprescindible
para el desarrollo efectivo del proceso de solución de problemas. Cuando no se
da, es necesario un entrenamiento en regulación emocional.
El modelo relacional de solución de problemas de estrés y bienestar
La principal asunción de la TSP es que los problemas psicopatológicos pueden
entenderse como consecuencia de estrategias de afrontamiento ineficaces o
desadaptativas. El cómo los individuos resuelven o afrontan sus problemas
tiene mucho que ver, e incluso puede determinar, el grado en que
experimentarán problemas conductuales o psicopatológicos de forma crónica.
El modelo relacional de solución de problemas integra el modelo relacional del
estrés de Lázarus (interacción individuo (recursos)-ambiente (demandas)) con
el modelo de solución de problemas sociales. Esta definición relacional del
estrés es similar a la definición de problema en el modelo de solución de
problemas sociales, por tanto, un problema es también un estresor.
En el modelo relacional de solución de problemas el estrés es visto como la
función de relaciones recíprocas entre tres variables: 1) situaciones estresantes
de la vida, 2) estrés emocional, 3) afrontamiento de solución de problemas
(valoración cognitiva y afrontamiento).
Una persona que aplica de forma efectiva una estrategia de solución de
problemas: 1) percibe la vida como un reto, 2) cree que es capaz de resolver el
problema de forma exitosa, 3) define el problema y establece metas realistas,
4) genera diferentes alternativas de solución, 5) elige la mejor opción, 6)
implementa la solución, 7) evalúa cuidadosamente los resultados.
En el modelo relacional de solución de problemas, la solución del problema
puede estar dirigida a objetivos de solución de problemas, o de modulación de
la respuesta emocional (Lazarus sólo considera la solución del problema).
El modelo asuma que la solución de problemas influencia la relación entre
eventos estresantes y bienestar mediante una función mediadora o
moderadora.
El modelo establece dos hipótesis mediacionales, la primera basada en el
modelo ABC. La segunda hipótesis asume que la solución de problemas es
una variable interviniente en una cadena causal, en la cual los eventos
estresantes tienen un impacto negativo sobre la habilidad de solución de
problemas y la ejecución.
En cuanto a la hipótesis moderadora, la asunción principal es que los eventos
estresantes interactúan con la habilidad de solución de problemas para
influenciar el bienestar (coincide con el planteamiento de la hipótesis
mediacional ABC).
El modelo asume también la influencia recíproca entre los problemas diarios y
la habilidad de solución de problemas.
Apoyo empírico de los fundamentos teóricos de la terapia de solución de
problemas
Los resultados de investigaciones son consistentes con las asunciones del
modelo de solución de problemas sociales y el modelo relacional de solución
de problemas de estrés y bienestar. Se ha identificado una estrecha relación
entre el nivel de habilidad de solución de problemas y el grado de ajuste
positivo o negativo de los individuos (relación proporcional entre ellos). La
habilidad de solución de problemas se ha identificado como un moderador de la
relación entre sucesos negativos de alto impacto y depresión.
La práctica de la terapia de solución de problemas
Objetivos de la terapia de solución de problemas
El objetivo es incrementar la habilidad del individuo para afrontar las
experiencias estresantes cotidianas y promover una mayor competencia
cognitiva y conductual en el manejo de dichas situaciones. Los objetivos
específicos son: incrementar la orientación positiva hacia los problemas y
reducir la orientación negativa, desarrollo de estrategias específicas de
carácter racional dirigidas a la solución de problemas, y minimizar la tendencia
a poner en marcha procesos de solución de problemas disfuncionales y no
adaptativos.
Proceso y procedimiento de la terapia de solución de problemas
Las etapas de aplicación de la TSP son tres: a) evaluación, b) intervención, y c)
mantenimiento y generalización. Ver pag. 450 con los test más utilizados.
Fases del entrenamiento en solución de problemas
D’Zurilla y Goldfried establecieron cinco fases para el entrenamiento específico
de solución de problemas: 1) Orientación general (orientación hacia el
problema), 2) Definición y formulación del problema, 3) Generación de
alternativas de solución, 4) Toma de decisiones, 5) Verificación
(implementación de la solución y verificación). Esta secuencia lógica de
aplicación no debe interpretarse como un proceso unidireccional, sino que el
retroceso de una fase a otra forma parte del proceso normal hasta la
finalización.
Orientación hacia el problema
Es una etapa básica de cuyos resultados dependerán los resultados del resto
de las fases. Se fomentan las creencias de auto-eficacia, concepción de la vida
como proceso de aprendizaje (problemas como oportunidades), etc.. Es
necesario la regulación emocional.
Definición y formulación del problema
Se recopila información relevante sobre el problema a partir de los hechos. La
información debe provenir de hechos y no interpretaciones o procesos de
razonamiento emocional. El role-playing en imaginación es útil para obtener
esta información. En esta fase también se clarifica la naturaleza del problema.
Uno de los errores más frecuentes es el anclaje del individuo en lo que la
situación debería de ser y no lo que es en realidad. Sólo cuando el individuo
acepta la situación y es capaz de definirla es posible avanzar hacia otras
etapas.
Generación de alternativas de solución
Se deben de poner en marcha estrategias que lleven a generar numerosas
soluciones para el problema. Dos de los principios que deben guiar este
proceso son el de cantidad y diversidad (cuanto más mejor). Otro principio es el
de aplazamiento del juicio para evitar mermar la creatividad de generar
soluciones.
Toma de decisiones
Se valoran las diferentes alternativas de solución. Se analizará cada alternativa
anticipando las consecuencias positivas y negativas. Además del análisis
coste-beneficio, es importante considerar aspectos subjetivos, perceptivos,
religiosos, etc..
Implementación de la solución y verificación
El marco conceptual utilizado por D’Zurilla es la teoría del control y la
concepción cognitivo-conductual del auto-control: a) ejecución, b) auto-
observación (de la propia conducta y los resultados), c) auto-evaluación
(objetivo predichos y resultados), y d) auto-reforzamiento.
Pautas generales y consideraciones clínicas
La TSP se lleva a cabo a través de la aplicación de 14 módulos de tratamiento
que conforman el protocolo general de la TSP. El protocolo debe variarse para
adaptarse a las necesidades particulares. Los módulos no tienen tiempo
establecido ni secuencia a seguir.
El entrenamiento puede proceder de tres formas diferentes después de la
sesión inicial introductoria: 1) cada subsecuente sesión se dedica a una
dimensión específica de la solución del problemas, 2) el entrenamiento en
orientación al problema se lleva a cabo en la siguiente sesión (o dos sesiones)
después de la inicial, seguido de una sesión dedicada a las cuatro habilidades
de solución de problemas raciones, para seguir con diversas sesiones de
práctica guiada, y 3) el entrenamiento en orientación al problema se enfatiza a
lo largo de diversas sesiones al principio.
Estudios de eficacia de la terapia de solución de problemas
Los estudios sobre evidencia de eficacia de la TSP son numerosos. Es útil en:
suicidio, fobia social, problemas maritales, problemas padres-hijos, atención
primaria, retraso mental en adultos con problemas psiquiátricos, dolor de
espalda, artritis, pacientes con heridas craneales, y en abuso de drogas.
También, más recientemente, en esquizofrenia, depresión unipolar, depresión
geriátrica, ansiedad generalizada, cuidadores, obesidad, cefaleas, cáncer,
diabetes y agresores. En depresión es muy efectiva. La TSP no resulta más
efectiva que los tratamientos psicosociales, pero si más que un placebo o
ningún tratamiento.