Recurso de Casación por Corrupción de Menores
Recurso de Casación por Corrupción de Menores
Reg. n° 661/2018
                                                                                            #19565240#208788159#20180612170253673
            Defensor de Menores en el juicio; 2) había atribuido al a quo
            arbitrariedad por haber sufrido trato discriminatorio por parte del
            tribunal a quo, afirmando que usó estereotipos en la sustanciación de
            la prueba, en la dirección del debate y en el razonamiento plasmado
            en la sentencia; 3) había atribuido al Tribunal Oral haber llevado a
            cabo una arbitraria valoración de la prueba; y 4) se había quejado de
            la orden de remisión de testimonios para formular denuncia contra la
            querellante, por considerar ese acto como una práctica de violencia
            institucional.
                             El tribunal declaró inadmisibles los primeros dos motivos
            de agravio expresando que “la habilitación de la impugnación
            casatoria se halla supeditada a la examinación de la virtualidad de los
            agravios invocados”, y consideró que esos motivos de impugnación
            no estaban sostenidos por la fundamentación necesaria para ser
            examinados en esta instancia. Concedió entonces, parcialmente, el
            recurso de casación de la querella, respecto de los otros dos motivos
            de agravio por los que adjudicaba al a quo arbitrariedad en la
            valoración de la prueba y se quejaba de la orden de extracción y
            remisión de testimonios a fin de que se investigase si la querellante
            había cometido falso testimonio en este proceso (fs. 944/947).
                             La recurrente mantuvo el recurso de casación en cuanto
            fue concedido ante esta Cámara (fs. 951), e interpuso recurso de queja
            por los motivos de agravio que habían sido declarados inadmisibles
            por el a quo (fs. 1113/1123).
                             La Sala de Turno de esta Cámara hizo lugar parcialmente a
            la queja, y concedió el recurso de casación en lo que hace al primer
            agravio de la recurrente “por su estrecha vinculación con aquellos
            agravios que fueron declarados admisibles por el a quo, aconsejan una
            revisión integral y conjunta de todos los argumentos de la recurrente,
            máxime encontrándose los mismos abarcados –alternativamente- por
            ambos supuestos del art. 456 CPPN”. Sin embargo, confirmó la
                                                                           #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            la edad de la niña víctima, se dificultaba “la precisión de los mismos
            en tiempo, modalidad comisiva y espacio exactos, sin perjuicio de lo
            cual, ha quedado probado en autos que la madre de la niña comenzó a
            percibir una conducta extraña de aquélla, hacia diciembre de 2009,
            cuando [G.V.B.] no había cumplido los cuatro años”. Calificó los
            hechos materia de imputación como constitutivos del delito de
            corrupción de menores agravada por la condición de ascendiente de la
            víctima (fs. 694/697).
                             Al cabo del debate, el letrado patrocinante de la querella
            en este acto, Lucas Randi, alegó sobre la prueba producida y,
            conforme surge del acta que lo documenta, “afirmó que en abril del
            año 2010 existió un caso de abuso sexual por parte de                     a su
            hija [G.V.B.], que consistió en haber eyaculado aquél sobre el
            cuerpo de la menor en ocasión en la que se encontraban en la casa de
            la madre del acusado –la abuela Moni-, en el cuarto del tío “Leo”,
            pero sin poder precisar más detalles. Por ello sostuvo que dicha
            conducta configuró el delito de corrupción de menores,
            agravada por la calidad de ascendente del imputado respecto de la
            víctima” (cfr. acta de fs. 811). Por su parte, el representante del
            Ministerio Público había solicitado la absolución del imputado, por
            aplicación del art. 3, CPPN.
                             En la sentencia, el juez de primer voto –al que adhieren los
            demás- ha relevado las variaciones existentes entre las plataformas
            fácticas por las que la querella había formulado acusación contra el
            imputado a lo largo del proceso y expuesto que, si bien ese “vaivén
            ostensible en el decurso de la imputación penal” no implicaba
            afectación al principio de congruencia “en términos que justifique la
            adopción de un temperamento nulificante del alegato”, sí merecía ser
            valorado en tanto “pone de resalto las dificultades que ha tenido el
            acusador particular para fijar los hechos sobre cuya base ha
            concretado su acusación, máxime cuando la conducta en cuestión no
                                                                              #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                        Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                           #19565240#208788159#20180612170253673
                             En ese orden relevó las conclusiones a las que arribaron
            los médicos y psicólogos que analizaron los relatos de la niña. Apuntó
            que la psiquiatra forense Virginia Berlinerblau “sostuvo que de los
            elementos por ella valorados no puede ni afirmarse ni negarse el
            acaecimiento de los hechos denunciados (…) en el debate habló de
            una “certeza relativa” (…) respondió que sólo podía afirmar “como
            posibilidad” la ocurrencia del hecho denunciado”; relató que la
            psicóloga Gimena Sozzi Uboldi –que entrevistó a la niña en Cámara
            Gesell- “negó certeza y, cuanto mucho instaló la posibilidad de la
            duda”; y por último relevó que Carlos Luis Gatti –psicólogo del
            Cuerpo Médico Forense- y Alicia B. Cortalezzi –psicóloga propuesta
            por la defensa-, luego de entrevistar a la denunciante                 ya
            su hija G.V.B., “negaron credibilidad al relato efectuado por la niña
            a la vez que concordaron en la inexistencia de signos de abuso
            sexual o de secuelas en el aparato psíquico de la menor”.
                             En tercer lugar afirmó que “no ha habido un relato de la
            niña acerca de un suceso de connotación sexual medianamente
            circunstanciado, de acuerdo, claro está, a la capacidad expresiva que
            cabe esperar de una niña de tan solo 4 años de edad; quien, por cierto
            se presenta en esta coyuntura como una niña de edad madurativa
            ligeramente superior a su edad cronológica, dominadora de un
            vocabulario y de una capacidad de comunicación que se encuentran
            sensiblemente por encima de lo esperado para una niña de su edad”,
            que “hubo plena coincidencia” entre los profesionales Carlos Luis
            Gatti, Gimena Sozzi Uboldi del Cuerpo Médico Forense y la
            psicóloga clínica Alicia B. Cortalezzi “en cuanto a los rasgos del
            relato de la niña, caracterizado como fragmentado, inespecífico y no
            concreto”.
                             Concluyó entonces que “el esclarecimiento del caso habrá
            de quedar supeditado a la profunda examinación de los numerosos
            elementos de prueba producidos durante las distintas audiencias de
                                                                          #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            de primer voto, que “[t]eniendo en cuenta el trastorno de personalidad
            de la examinada, particularmente a nivel de los controles y los
            vínculos, la edad de la niña que la torna vulnerable a influencias del
            medio y las conclusiones del dictamen del Lic. Gatti (a fs. 135) que
            hace mención a frases que… impresionan como fruto de influencias
            del entorno familiar directo; es probable que la progenitora con su
            conducta haya incidido de manera no voluntaria en la niña”.
                             Analizados esos extremos el juez de primer voto declaró
            que el relato de                                         se encontraba afectado por
            “contradicciones que erosionan su credibilidad (en cuanto al lugar de
            los hechos, a la naturaleza de las conductas, a las percepciones
            registradas y a las pruebas recabadas)” y que su versión de los hechos
            se presentaba “divorciada de las restantes constancias casuídicas” las
            que, en su mayoría, eran de indudable trascendencia para la definición
            del pleito.
                             1.c A continuación el juez de primer voto examinó la
            entrevista realizada a G.V.B. en los términos del art. 250 bis CPPN
            por parte de la psicóloga Gimenza Sozzi Uboldi del Cuerpo Médico
            Forense, cuyo registro de audio e imagen había sido exhibido en el
            juicio.
                             Comenzó por transcribir las frases de la niña y de la
            psicóloga que consideró de mayor relevancia, las que se reproducen
            aquí: “surgió que al preguntársele a Giuliana por el padre, ella
            respondió que “no lo ve porque le hizo cosas feas cuando era
            chiquita” (ver minuto 11). Luego dice que ella “le tenía que hacer
            cosas feas a papá” (minuto 13:25), que no iba a contar (minuto 14:30)
            y que el padre le pedía que le hiciera cosas feas (minuto 17:54). Al
            promediar el ejercicio, la niña dice “pegué figuritas en el pito de mi
            papá”, “lo hice cuando era muy chiquita, cuando cumplía un año”, “le
            pegaba mariposas” (del minuto 21 hasta el 24). [G.V.B.] vuelve a
            repetir lo de las figuritas en el minuto 29:43 y dice que “le pasaron
                                                                                     #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            “con los elementos analizados no se podía ni negar ni afirmar el hecho
            denunciado”.
                             Concluyó que “no sólo me ha impresionado a mí como
            inconsistente el resultado de la entrevista que en Cámara Gesell se le
            efectuó a [G.V.B.] sino que idéntico parecer ha tenido la encargada de
            capitanear el acto, bajo el claro reconocimiento” de la querella, que
            denominó a su postura como “ecléctica”, en tanto no abonaba ni a la
            tesis de la defensa, ni a la de la acusación.
                             Por ende dejó sentado que “el que debería erigirse en
            principal testimonio incriminatorio (los dichos de la niña
            supuestamente abusada) queda desplazado casi por completo, para
            ubicar a la declaración de su madre –quien con relación al objeto de la
            imputación nada percibió directamente por sus sentidos- en el centro
            de la escena, convirtiéndose en piedra angular de la atribución de
            responsabilidad a                ”, y que a su juicio quedó demostrado que ese
            mecanismo de reemplazo había fracasado debido a las “serias
            inconsistencias que invalidan el relato de               , en consonancia con
            una personalidad proclive a influenciar a la menor, tal como da cuenta
            el ya aludido peritaje de la licenciada Noemí Barboni.”
                             1.d A partir de esa construcción, el juez descartó la
            existencia de un contrapunto científico de relevancia en relación a “un
            aspecto medular de la conflictividad aquí ventilada”, entre los
            profesionales de la psicología y la psiquiatría que entrevistaron a la
            niña.
                             Luego de relevar las conclusiones a las que arribaron los
            psicólogos Gatti y Cortalezzi por un lado y la psiquiatra Berlinerblau
            por el otro, hizo alusión al dictamen emitido por la junta médica (en la
            que también participaron Sozzi Uboldi, Moretto y Segovia) y sostuvo
            que “[e]n síntesis, más allá de algunos contrapuntos de orden
            científico entre los peritos, lo cierto es que ninguno pudo afirmar el
            acaecimiento del suceso denunciado y la mayoría se inclinó por negar
                                                                               #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Agregó que cinco de los siete peritos que conformaron la
            junta médica estuvieron de acuerdo en que “el ambiente familiar [de
            G.V.B.] así como ciertos rasgos de la personalidad materna, podrían
            haber posibilitado algún grado de influencia en el pensamiento y
            verbalizaciones de la niña”, opinión que coincide con la que había
            expresado uno de los peritos, el licenciado Gatti, en su dictamen, del
            que el juez transcribió que “no se han detectado desvíos en el
            desarrollo sexual de la niña, salv(o) la hiperestimulación de la
            curiosidad (…) no se han observado reacciones vivenciales de
            angustia.”.
                             Finalmente, cerró ese cuadro de análisis haciendo alusión a
            las conclusiones del peritaje psicológico realizado al imputado, del
            que se desprendía la ausencia de “características psicopatológicas que
            den cuenta de trastorno psíquico de índole psicótica” en aquél.
                             1.f En el acápite séptimo de la sentencia, el juez de primer
            voto hizo mérito de tres circunstancias: los signos de sexualidad
            exacerbada o hipererotización de la supuesta víctima de abuso sexual
            infantil; la coherencia del relato de la niña; y el testimonio de la
            psicóloga del Centro de Atención a Víctimas de Violencia Sexual de
            la Policía Federal Argentina.
                             Respecto de la primera cuestión, sostuvo –luego de valorar
            las conclusiones a las que arribó en sentido coincidente, por mayoría,
            la junta médica que “el lenguaje sexual inadecuado en la fase
            evolutiva de [G.V.B.], así como su sexualidad exacerbada o
            hipererotización, se compadecen más bien con el contexto familiar
            promiscuo y obedecerían a los rasgos de la personalidad materna,
            antes que a la concreta existencia de una situación de abuso”.
                             Luego, en relación a la coherencia del relato de la niña,
            cuya inconsistencia para sostener los hechos de la imputación ya
            había sido juzgada con anterioridad, el juez destacó que sólo una de
            las profesionales intervinientes –la psiquiatra Berlinerblau- había
                                                                              #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            pudo apreciar directamente luego de un año y medio de tratamiento,
            según ella misma lo reconoció ante el Tribunal” por lo que juzgó que
            su declaración “no contribuye significativamente a establecer la
            etiología de la conflictividad suscitada con [G.V.B.], a la vez que se
            encuentra desmentido por las mismas pruebas que han refutado la
            versión de los hechos presentada por                       , verificándose en este caso
            aquel viejo axioma jurídico que hace correr a lo accesorio idéntica
            suerte que al principal”.
                             1.g Finalmente, el tribunal de juicio decidió ordenar la
            extracción de los testimonios y remitirlos como denuncia a fin de que
            se investigue la posible comisión de un delito de acción pública por
            parte de la denunciante                                  . Su decisión se apoyó en dos
            órdenes de razones.
                             En primer lugar, se motivó en los alegados “déficits” y
            “afirmaciones falsas” que el juez de primer voto entendió encontrar en
            la declaración de la mujer, que “complicaban la situación del
            imputado”, y a la posibilidad de que ésta hubiese influido en el relato
            de su hija como “madre inductora”.
                             A su vez, se refirió al acápite B-9 del dictamen de la junta
            médica en el que se expresa que la niña “ya sumó una especie de
            castigo que la vedó de encontrarse con su padre por un lapso mayor de
            dos años sin desconocer el efecto emocional de haberse hallado
            sometida a múltiples entrevistas y declaraciones”.
                             2.   La querellante,                           , bajo otro patrocinio
            jurídico que el del abogado que la había asistido durante el juicio,
            interpuso recurso de casación contra esa sentencia, que fue
            parcialmente admitido primero por el tribunal a quo y luego por la
            Sala de Turno de esta Cámara.
                             Lo agravios por los que el recurso viene concedido están
            sintetizados más arriba (supra, nro. II), y persiguen la anulación del
            debate y de la sentencia por falta de intervención del Defensor de
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            querella tienen concedido un recurso de revisión amplio contra la
            sentencia, sino sólo por los motivos del art 456 CPPN.
                             Además, si llevase razón la querella en su alegación de
            arbitrariedad por defecto de fundamentación, la materia involucraría
            una cuestión de naturaleza federal que impone su tratamiento en los
            términos de la doctrina sentada por la Corte Suprema en Fallos:
            328:1108 (“Di Nunzio, Beatriz Herminia”), que ha erigido a esta
            Cámara como tribunal intermedio y la ha declarado “facultada para
            conocer previamente en todas las cuestiones de naturaleza federal que
            intenten someterse a su revisión final, con prescindencia de obstáculos
            formales” (consid. 11).
                             El tercer motivo de agravio por el que el recurso viene
            concedido no puede ser revisado por esta Cámara, porque –aunque
            incluido como un dispositivo en una sentencia de absolución- el
            agravio que la querellante alega le causa la remisión de testimonios
            para que se investigue su conducta no es inherente a la absolución.
            Ese dispositivo, tampoco constituye una de las decisiones
            comprendidas en el art. 457 CPPN. Aquél sólo tiene la naturaleza de
            una denuncia, que podría dar lugar o no a un requerimiento de
            instrucción, y, eventualmente a la formación de un proceso. Salvo en
            caso de que se desconozca una inmunidad constitucional (p. ej.
            inmunidad parlamentaria o ne bis in ídem), ningún habitante de la
            nación tiene una inmunidad tal que le habilite a frustrar la denuncia
            misma, porque en general, no hay inmunidad contra la formación de
            un proceso, sin perjuicio de todos los derechos que la Constitución y
            la ley asigna a las personas sometidas a persecución penal, que podrá
            ejercerlas en el marco de ese proceso. De modo que el dispositivo II
            de la sentencia no es recurrible por no estar comprendido ni en el art.
            458, ni en el art. 457 CPPN, ni ser equiparable, por sus efectos a una
            sentencia definitiva.
                                                                         #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            intervención del Ministerio Público, a través del Defensor de Menores
            y el ejercicio de su representación promiscua.”.
                             Postula que la participación del Ministerio Público deviene
            necesaria para hacer efectivas las disposiciones de la CDN y de la ley
            26.061 y, con cita de diversos pronunciamientos de la CIDH y la
            CSJN, concluye que en el presente caso la garantía de doble
            representación de la niña no fue satisfecha, y que quedó
            comprometido su interés superior, el derecho a ser oída, el debido
            proceso y la no discriminación en el acceso a la justicia; en tanto la
            Defensora de Menores que asistía a G.V.B. no había sido notificada
            de la realización de las audiencias de debate, por lo que no participó
            en el juicio.
                             Adelanto que, a mi juicio, este primer motivo de agravio
            que trae la querella en su recurso debe ser rechazado.
                             Primero, porque evidencia una interpretación errada de las
            disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño.
                             El art. 3.1 CDN declara que “En todas las medidas
            concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
            privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
            administrativas o los órganos legislativos, una consideración
            primordial a que se atenderá será el interés superior del niño”. La
            recurrente no alcanza a demostrar, con alguna argumentación
            razonada, por qué razón el Estado debería crear un órgano o proveer
            de un representante especial para alegar sobre el interés superior del
            niño ante las autoridades judiciales que deben decidir de una
            acusación penal dirigida contra una persona por un delito cometido
            contra un niño.
                             El art. 12.1 CDN declara: “Los Estados Partes garantizarán
            al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el
            derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que
            afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del
                                                                             #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Por cierto, la ley orgánica del Ministerio Público nº 24.946
            ha creado entre sus órganos las Defensorías Públicas de Menores e
            Incapacies (art. 4), que tienen por cometido “Promover o intervenir en
            cualesquiera causas o asuntos y requerir todas las medidas
            conducentes a la protección de la persona y bienes de los menores,
            incapaces e inhabilitados, de conformidad con las leyes respectivas,
            cuando carecieren de asistencia o representación legal; fuere necesario
            suplir la inacción de sus asistentes y representantes legales, parientes
            o personas que los tuvieren a su cargo; o hubiere que controlar la
            gestión de estos últimos” (arts. 25, letra i, y 54, letra c). De estas
            disposiciones se infiere: la intervención de la Defensa Pública de
            Menores es subsidiaria a la de los representantes legales, o de control
            de la gestión de estos últimos. Aquí ha intervenido la madre de la niña
            como querellante, por lo que no se da el primer supuesto. La
            intervención se provee “de conformidad con las leyes respectivas”. La
            ley 24.946 no provee la intervención necesaria de la Defensa Pública
            de menores en todo proceso en que un niño aparezca víctima de un
            delito. El art. 3, letra b, de la ley 26.061, que la recurrente invoca,
            establece el deber de respeto del derecho de las niñas, niños y
            adolescentes “a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta”, y no
            impone sin embargo que sean oídos con la asistencia de algún órgano
            especial. Y su art. 27, que también invoca el recurrente se refiere a las
            garantías que han de asegurarse a todo niño en los procedimientos
            judiciales o administrativos. En particular el art. 27, letra a, refiere
            nuevamente al derecho a ser oído y a que su opinión sea tomada
            primordialmente en cuenta. El art. 27, letra c, enuncia el derecho del
            niño “a ser asistido por un letrado preferentemente especializado en
            niñez y adolescencia desde el inicio del procedimiento judicial o
            administrativo que lo incluya. En caso de carecer de recursos
            económicos el Estado deberá asignarle de oficio un letrado que lo
            patrocine”, y el art. 27, letra d, asegura el derecho “A participar
                                                                              #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Por las razones expuestas, concluyo que la intervención
            del Defensor Público de Menores en juicios criminales en los que un
            niño aparece como víctima es un modo en que el Estado parte de la
            CDN ha asumido proveer de medidas de protección especial respecto
            de los niños, y la ha regulado en el marco del margen de discreción
            que le reconoce el art. 11.2 CDN, de modo que no encuentro
            fundamento a la nulidad que se promueve.
                             Por esas consideraciones propongo que se rechace el
            recurso en lo que concierne a este motivo de agravio de la querella.
                             4. Sentado lo anterior, corresponde abordar las quejas
            traídas por la querella, sintetizadas en el tercer acápite del escrito de
            interposición de su recurso, por las que acusa al tribunal de juicio de
            haber incurrido en arbitraria valoración de la prueba producida en el
            debate, y en consecuencia promueve que esta Sala anule la sentencia
            recurrida y disponga la realización de un nuevo juicio por otro
            Tribunal Oral.
                             A juicio de la querella son cuatro las causales de
            arbitrariedad en la sentencia recurrida: la valoración parcial y
            fragmentada de la prueba, la omisión de valoración de prueba
            relevante para resolver el caso, la realización de afirmaciones falsas a
            través de falacias o distorsión de la prueba, y la utilización por parte
            del a quo de un fundamento teórico sólo aparente.
                             La recurrente afirma que el hecho imputado a
            se encuentra acreditado, que el relato de G.V.B. no ha sido inducido
            y que la declaración de                                  no presentó incongruencias
            relevantes. Sostiene que la sentencia minimizó los hechos de
            violencia relatados por la niña G.V.B., en afectación a su derecho
            de ser oída que se desprende de los arts. 12 CDN, 27 ley 26.061 y de
            “los estándares internacionales de derechos humanos que rigen en
            materia de violencia sexual.”.
                                                                                     #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            íntimas”, que no quería contar (cf. Informe presentado por la Lic.
            Otero, fs. 541, 467/545, 591/593, informe suscripto por la Dra.
            Berlinerblau, fs. 136/146, informe presentado por el Lic. Gatti y la
            Dra. Cortalezzi, fs. 124/135, declaración de [G.V.B.] en Cámara
            Gesell a fs. 189/197, y declaración de la docente Lorenzatti a fs.
            185/186). En sentido coincidente, destacó que se dio cuenta también
            de la comunicación gestual y conductual de la niña de situaciones
            abusivas a través de juegos con connotación sexual que involucraban
            a un padre y su hija, a través de dibujos y de gestos masturbatorios
            (cf. declaración en Cámara Gesell, declaración de la Dra. Berlinerblau
            y de las Lic. Sozzi Uboldi y Otero).”.
                             Agrega que la niña precisó también el lugar y el momento
            en que ocurrieron esos hechos. Según recopila la recurrente, G.V.B. le
            manifestó a la psicóloga Evangelina Otero que éstos “sucedieron
            cuando los padres estaban separados e iban a visitarlo, cuando ella
            estaba en la “sala violeta” –cfr. informe presentado por la Lic. Otero,
            fs. 541, incorporado por lectura” y que “en su declaración en Cámara
            Gesell precisó que los hechos ocurrieron de día y cuando ella era
            chiquita, tenía un año (la Lic. Sozzi Uboldi aclaró en el juicio las
            limitaciones que tienen los niños de su edad para precisar la
            temporalidad, y que es esperable que hagan referencia “al año, ayer”;
            en todo caso, la alusión de [G.V.B.] invoca el tiempo pasado de forma
            esperable para su edad)”. En relación al lugar de ocurrencia de los
            hechos, la querella releva que la niña le relató a la psicóloga
            Evangelina Otero que “fue en la casa donde vivía él, en la pieza y en
            el baño grande (cfr. informe presentado por la Lic. Otero, fs. 541); a la
            Lic. Berlinerblau le reiteró que los hechos ocurrieron “en el baño
            grande de la casa de mi abuela Moni” (fs. 136/146), y en la Cámara
            Gesell manifestó que “lo de las figuritas” había ocurrido “en la casa
            de la Moni.”.”
                                                                          #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             El a quo ha abordado de manera puntual y razonada los
            dichos de G.V.B. expresados en la entrevista tomada a tenor del art.
            250 bis CPPN, y ha hecho mérito de las conclusiones a las que arribó
            la pisicóloga forense a cargo del acto, así como los dictámenes
            emitidos por los restantes profesionales que evaluaron a la niña.
                             Sin embargo, ha incurrido en arbitrariedad porque éste no
            ha sido el único relato de G.V.B. introducido en el juicio, y el a quo
            no ha hecho ninguna valoración de los otros relatos de los que tuvo
            conocimiento, ni tampoco ha hecho alguna declaración fundada en el
            sentido de que esos otros relatos no deberían haber sido introducidos
            al juicio, o no podrían ser objeto de valoración según alguna regla
            jurídica.
                             La querella acusa de arbitrariedad el fallo recurrido por
            haber omitido considerar “los dichos vertidos por la niña en distintas
            oportunidades y ante distintos operadores, en los que explícitamente
            refirió haber sufrido abusos sexuales por parte de su padre” y por
            haber otorgado “prevalencia a ciertos testimonios y prueba, dejando
            de lado las pericias, testimonios e informes que daban cuenta del
            abuso sexual, sin justificar debidamente los motivos por los cuales
            brindó mayor valor probatorio a unos sobre otros”. Sostiene que “la
            invisibilización total de las manifestaciones de [G.V.B.] constituye
            una clara violación al derecho de los niños y niñas a ser oídos” ya sea
            por restar importancia a sus dichos volcados en Cámara Gesell, como
            a los de quienes declaran sobre el relato de la niña, para evitar su
            revictimización.
                             Es así que concluye que, por medio de una valoración que
            considera sesgada de los dichos de la niña en la entrevista mantenida
            con el psicólogo Carlos Luis Gatti, se ha dejado de lado los hechos
            que aquélla relató en otras ocasiones, ante la psiquiatra Virginia
            Berlinerblau, la psicóloga Evangelina Otero y su maestra Florencia
            Lorenzatti. En consecuencia afirma que de haberse hecho una
                                                                           #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Leídas esas disposiciones en conjunto, concluí que no
            basta con la institución formal de procedimientos por abuso sexual, o
            la oportunidad de que el niño o niña se expresen en esos
            procedimientos, sino de “darle oportunidad de ser escuchado” lo que
            implica que la expresión del niño sea tenida en cuenta y sopesada
            adecuadamente.
                             No es esto lo que ha ocurrido en el caso, en el que la
            recurrente se queja de que la sentencia ha omitido “citar y valorar el
            contenido del dictamen de la médica psiquiatra Virginia Berlinerblau
            (…) en un aspecto de importancia para resolver el caso, precisamente
            con relación al registro textual del relato” de la niña; así como se
            queja de que han sido invisibilizados por completo los dichos que ésta
            relatara a la psicóloga Evangelina Otero, “en los que explícitamente
            refirió haber sufrido abusos sexuales”; y que tampoco se ha hecho
            mérito de los dichos de la maestra de la niña, quien manifestó haber
            mantenido una conversación con ella en la que le refirió haber sido
            abusada por su padre.
                             En la sentencia recurrida se sostiene la “inconsistencia”
            del relato de la niña, análisis que en rigor involucra a sólo uno de los
            testimonios de la niña con que se ha contado en el caso. En efecto,
            luego de descartar la idoneidad para formarse una convicción a partir
            de la declaración de G.V.B. en Cámara Gesell, el tribunal de juicio
            explicó que tan sólo habría de enfocarse en “las conclusiones de los
            exámenes técnicos, efectuadas por los profesionales en las áreas de
            psicología y psiquiatría”, sin siquiera explicar por qué no se detendría
            a examinar el sustrato sobre el que esos profesionales habían basado
            sus dictámenes, esto es, el testimonio de la niña que pudieron percibir
            de manera directa a través de las entrevistas llevadas a cabo con
            aquélla.
                             Del informe suscripto por los psicólogos Carlos Luis Gatti
            y Alicia B. Cortalezzi surge que los peritos emitieron su dictamen
                                                                            #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
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                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            íntima!”. Espontáneamente me propone dibujarlo (…) “Por donde se
            hace pis”. “Este es el pito de papá”. “Papi me ponía el pitito en la
            boca y me decía: -te amo”. “No me gustaba”. (Le viste salir algo del
            pito a papá?). “El pis”. (Y de qué color era?). “De ningún color”. (Y
            dónde tiraba el pis?). “Acá” (señala su pecho). Desea seguir jugando o
            dibujando, le digo que tenemos que ir terminando (llegan otros chicos
            citados) y me contesta “¿A ellos también les hicieron cosas feas?”. Le
            agradezco su colaboración y finaliza el encuentro.”.
                             De la segunda entrevista, de acuerdo al informe de
            Virginia         Berlinerblau            se      destaca   que   G.V.B.    “[d]ibuja
            espontáneamente: “Miralo es mi papá!. Estas son las rodillas, los pies
            y esto adivina qué es?” y señala en el dibujo que realizó, la
            entrepierna de la figura paterna. Dice: “Es el pito, eso decía (porque
            me había solicitado insistentemente que yo se lo nombre y me abstuve
            de hacerlo). Señala en el dibujo: “le sale el pis”. Quiere hacer otro
            dibujo, me pide que no la mire mientras lo hace, se esconde y expresa
            “que venga otra nena que no tenga vergüenza”. Ante otras preguntas,
            acerca de las “cosas feas” que había mencionado previamente y para
            verificar si las mantenía en las diferentes entrevistas expresa: “Esas
            cosas feas, que él me dijo que yo le haga: me puso el pito en la boca”
            (se introduce un lápiz en la boca y efectúa movimientos de entrada y
            salida ante mi señalamiento de que me muestre cómo fue). “[É]l me
            dijo que yo se lo haga, pero no quiero que lo castiguen en la cárcel”.
            Sigue con otro dibujo y expresa: “Este e[s] mi papá que se puso a
            llorar porque está en la cárcel. Y mira yo como estoy, (se dibuja en el
            extremo opuesto) triste!” (…) “le salía pis, de ningún color”. (Y a
            dónde iba el pis?). “En todo el cuerpo (se señala su pecho y
            abdomen)”. “No!, ese no era un juego! Eran cosas feas”. (¿Dónde
            pasaba eso?) “En el baño grande de la casa de mi abuela Moni”.”.
                             Finalmente, de la tercera entrevista la profesional
            reproduce estos dichos: “(¿Qué hacía en el baño tu papá?). “Con el
                                                                                      #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
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                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            da vergüenza contarlo sucedió cuando tenía 3 años, estaba en la sala
            violeta y que ocurría en el domicilio donde vivía su progenitor”,
            según informa la niña cuenta “en mi casa… tenía 2 baños, uno grande
            y otro chico”; “también en la pieza y en otro momento en el baño
            grande”; “extraño a mi papá porque es mi papá pero me da miedo de
            que me haga otra vez cosas feas”. La psicóloga explica que al
            indagarla sobre las partes íntimas, G.V.B., con vergüenza, contesta
            “me tocó la pochi (señala su vagina), cola, teta”; “[c]on la mano me
            tocaba ahí”; “cuando lo iba a visitar me lo hacía”; “cuando era bueno
            no lo hacía y cuando era malo sí”.
                             Más adelante la psicóloga Evangelina Otero refiere que la
            niña manifestó haber visto a su padre en la puerta de la escuela y que
            esa situación le causó miedo, y transcribe “tengo miedo de verlo… de
            que me agarre y me lleve a su casa”; “cuando lo vi empecé a llorar”;
            “tengo un plan si lo veo otra vez le hablo en inglés así piensa que soy
            otra chica y no me reconoce…”; “tuve un sueño estaba mi papá en la
            puerta del colegio pero se fue porque apareció la policía” (realiza un
            gráfico) “es mi papá… tiene cara de malo (lo tacha enérgicamente)…
            malo, malo”; “me decía papá te ama mucho, vení a casa cuando
            quieras y yo le dije que no porque me había hecho cosas feas”; “ella
            no sabe nada”; “tenía miedo de salir y que esté mi papá”; “no quiero
            ver a mi papá porque tengo miedo de que me haga las cosas feas”. En
            este punto aparece una pregunta de la psicóloga respecto de cuáles son
            las cosas feas a las que alude G.V.B. y según surge del informe ésta
            contesta “me tocó las partes íntimas”, se angustia y llora; luego le
            pregunta cuáles son las partes íntimas y G.V.B. responde “pochi y
            cola”; “un día mi mamá me llevó a la casa de mi papá yo tenía tres
            años, Isa (hermana) un año…Isa no quería quedarse y se abrazó a mi
            mamá y papá dijo que se la lleve y yo me quedé y me tocó”; “Una vez
            me dijo que le pegue figuritas en el pito”. Aquí la psicóloga releva
            que G.V.B. expresa que su hermana también habría sido víctima de
                                                                           #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            perito de parte a la licenciada Cortalezzi, a quien se tuvo por
            designada, por lo cual dicha parte tuvo plena capacidad para controlar
            las entrevistas realizadas por la médica Berlinerblau a la niña,
            efectuadas los días 14, 18 y 23 de junio de ese año”. Destacó que “la
            médica Berlinerblau dijo que la niña se presentó en las entrevistas y
            de manera espontánea expresó: “mi papá me hace cosas feas, me
            hacía cosas feas, no te puedo decir porque me dijo que le iban a dar un
            castigo, que iba a ir a la cárcel, él está acá en mi corazón” e hizo
            dibujos para manifestar lo que no podía decir verbalmente, lo que
            quería contar y no podía verbalizar, aunque sí lo hizo a través del
            juego y los dibujos. Enfatizó sobre un ejercicio concreto en que la
            niña dibujó al padre, las rodillas y el pito del padre, ante lo cual la
            aludida profesional le preguntó qué era eso y ella le contestó que era
            el pito del papá. Señaló también que dibujó el pis, que había ilustrado
            en forma de una línea dirigida al pecho y al abdomen. Refirió además
            que la niña se introdujo el lápiz en la boca, y que se lo sacaba y se lo
            ponía “haciendo el gesto como si aludiera al sexo oral” (…) que la
            niña declaró espontáneamente (…) que la niña sola se refirió a que el
            episodio que relató no era un juego y que eran cosas feas y, que ello
            sumado a la vergüenza que mostró y a su actitud de esconderse, le
            dieron la pauta de la imagen displacentera que implicaba para la niña”
            (cfr. acta de fs. 808/810vta).
                             Más aún, la propia defensa también ha alegado sobre el
            mérito que cabía atribuirle a los diferentes relatos de la niña que se
            habían introducido al juicio. Según se lee en el acta, en la oportunidad
            del art. 393 CPPN, la defensora particular Laura Andrea Fechino que
            representaba a                          , criticó las preguntas que le realizara la
            psiquiatra Virginia Berlinerblau a la niña al entrevistarla por
            considerarlas indicativas e influenciadas por el relato la
            denunciante, y expresó que “tanto esfuerzo hizo la profesional que
            logró una transferencia entre ella y la niña como si fuera su madre”,
                                                                                    #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                       por lo que por esa razón “sus conclusiones fueron positivas en cuanto
                                       a los indicadores de abuso”. Luego descalificó el informe suscripto
                                       por la licenciada Evangelina Otero negando que ésta pudiera haber
                                       aportado al debate nada que proviniera de la niña, puesto que a su
                                       juicio “todo lo analizado por ella fue a partir de los relatos de la
                                       madre”. Desde esa óptica adujo que la denunciante había llevado a su
                                       hija “con la licenciada Otero, quien la entrevistó durante un año y
                                       medio, con el propósito de que dijera algo” y que “después de un año
                                       y medio de tratar de extraer un relato, Otero no sólo nunca lo logró,
                                       sino que lo más increíble es que dicha licenciada haya tratado a
                                       [G.V.B.] como víctima de abuso sexual” (cfr. acta de fs. 815vta/817).
                                                        Ahora bien, a pesar de la introducción por diversas vías de
                                       relatos de la niña, y de que las partes debatieron contradictoriamente
                                       sobre el valor que tenían esos relatos, el Tribunal Oral examinó y
                                       confrontó las conclusiones de los informes periciales pero no abordó
                                       de modo puntual y razonado los relatos de la niña en los que éstos se
                                       habían basado. Esta omisión de examen configura arbitrariedad,
                                       porque la omisión no ha estado sentada en alguna declaración de que
                                       los medios por los que se introdujeron los relatos fuesen inadmisibles
                                       según una regla jurídica, o en que se presentase un supuesto de
                                       prohibición probatoria, o prohibición de valoración establecido en la
                                       ley, o inferido de alguna regla de orden superior a la ley.
                                                        4.c Tengo dicho que al sopesar las informaciones de un
                                       testigo, debe examinarse la existencia de razones objetivas que quiten
                                       valor convictivo al testimonio. Antes de ahora he señalado que en la
                                       crítica del testimonio se han de observar, al menos, tres abordajes: a)
                                       la veracidad, entendida como ausencia de indicios de mendacidad, que
                                       podrían sospecharse, por ejemplo, de las relaciones de interés del
                                       testigo, o de relaciones de amistad, enemistad, ánimo de
                                       favorecimiento o de perjuicio; b) la verosimilitud, que debe ser
                                       investigada en el examen intrínseco del contenido de la declaración, y
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            en la medida de las posibilidades por su confrontación con otros
            elementos de prueba o de otros datos o informaciones disponibles que
            pudieran ser corroborantes o poner en duda la exactitud de lo
            declarado; y c) la persistencia o las vacilaciones en la incriminación
            (confr. mi intervención como juez subrogante en la ex Cámara
            Nacional de Casación Penal, Sala II, causa n° 9149, “Muñoz, Hernán
            Raúl s/recurso de casación” , rta. 24/10/2008, Reg. N° 13.401; y
            también en esta Sala 1, en causa nº 9.749/2011, “Álvarez, José
            Gustavo”, sent. de 23/12/2015, reg. n° 811/2015 y más recientemente
            el caso “Romero, Santiago Nicolás” ya citado).
                             No se trata aquí de examinar el valor de los relatos de la
            niña, porque como he dicho antes, el recurso de la querella no es
            idóneo para habilitar a esta sala a examinar si el tribunal de juicio ha
            valorado correctamente la prueba empleando las reglas de la sana
            crítica. Esta cuestión cae fuera del campo del art. 456 CPPN. Se trata,
            antes bien de que el tribunal ha prescindido de elementos de prueba
            introducidos en el juicio, y reitero, no se trata de que a ciertos
            elementos no les hubiese dado valor, o les hubiese dado erróneamente
            un valor determinado. De lo que se trata es de que ignoró supinamente
            el contenido de esos elementos –los múltiples relatos de la niña
            introducidos regularmente al juicio-, y no los examinó.
                             En efecto, al ignorar llanamente esos relatos, en la
            sentencia no se ha emprendido ningún examen de ellos, ni para juzgar
            su valor, su coherencia, y en su caso para confrontar la persistencia o
            variaciones que pudiesen constatarse en los relatos que fue brindando
            la niña a los distintos profesionales que la evaluaron y que el tribunal
            tuvo en conocimiento por la incorporación por lectura de los informes
            que éstos suscribieron al debate y por las declaraciones que dieron en
            el juicio.
                             El juicio de verosimilitud de los dichos de G.V.B. es un
            examen que debe emprenderse una vez dilucidado el objeto de ese
                                                                            #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
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                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            que fueron introducidos, si no se afirma la existencia de una
            prohibición probatoria o de valoración, y si finalmente no se
            emprende una valoración puntual de esos relatos y se les asigna o
            niega expresamente idoneidad para la prueba de los hechos de la
            acusación, entonces la crasa omisión de valoración configura
            arbitrariedad de sentencia, pues no se trata de informaciones
            marginales del caso, sino de unas que se refieren de modo central al
            hecho del proceso.
                             Por ende, en defecto de toda valoración de esos relatos, y
            teniendo en cuenta que la teoría del caso de la querella presentada en
            su alegato final está apoyada fundamentalmente sobre esos otros
            relatos de la niña (confr. acta del debate, fs. 808/811vta.), el Tribunal
            Oral ha incurrido en una arbitrariedad que equivale a defecto de
            fundamentación que torna su sentencia nula según la sanción que
            conmina el art. 404, inc. 2, CPPN.
                             El defecto es tanto más grave porque la niña ha hablado en
            múltiples oportunidades, muchas de ellas ante peritos designados por
            los tribunales de la causa, y el tribunal ha estado sordo a los dichos de
            la niña G.V.B. y ha fallado así desconociendo el derecho que ésta
            tiene de ser oída en este caso, que las autoridades del Estado tenían el
            deber de asegurarle según los arts. 12, 19 y 34 CDN.
                             Por esas consideraciones concluyo que debe hacerse lugar
            al recurso de casación interpuesto por la parte querellante, con la
            solución que paso a exponer.
                             5. La arbitrariedad constatada, por omisión de tratamiento
            de una cuestión esencial, como es el relato de la niña presunta
            damnificada, conduce ineludiblemente a la nulidad de la sentencia por
            defecto de fundamentación (arts. 404, inc. 2, y 471 CPPN) y no a su
            casación.
                             Ello es así en razón de la naturaleza y objeto del recurso de
            casación, pues la jurisdicción de revisión habilitada por éste está
                                                                              #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Al respecto, adheriré a la solución propuesta por el colega
            García en punto 3 de su voto, pues, en lo sustancial, comparto sus
            argumentos y, consecuentemente, las conclusiones a las arribó. Por
            ello, sobre este punto, emito mi voto en idéntico sentido al suyo.
                             II-) Como cuestión preliminar, dejaré a salvo mi opinión
            de que la doctrina del fallo “Casal”1, invocada por la parte recurrente
            en su presentación en vista a superar el límite objetivo del recurso
            casatorio impuesto por el art. 456 del ordenamiento procesal y con el
            objeto que analicemos aspectos de hecho y prueba, no es de
            aplicación al caso, en tanto se relaciona exclusivamente con el alcance
            del derecho del condenado a recurrir la sentencia, establecido en el
            art. 8.2.h de la Convención Americana de Derecho Humano2.
                             No obstante esa limitación, en atención al trámite que se
            otorgó a la articulación de la acusadora privada, efectuaré una revisión
            lo más amplia posible de la sentencia.
                             III-) Ingresando ahora en el análisis de los
            cuestionamientos esgrimidos en el recurso, luego de cotejar las
            pruebas rendidas en el debate con los argumentos esbozados por las
            partes, concluyo que los magistrados del tribunal oral, a través del
            voto del Dr. Pablo Daniel Vega al que adhirieron sin observaciones
            los restantes jueces, fundaron su juicio de certeza en un análisis
            crítico, lógico y racional de la totalidad de los elementos probatorios,
            en tanto se advierte que confrontaron todas las testimoniales con las
            diversas labores periciales y demás circunstancias que se ventilaron en
            el juicio.
                             A mi modo de ver, mal puede sostenerse un trato
            discriminatorio por parte de los integrantes del tribunal a quo
            derivado de estereotipos en materia de género o la asunción de una
            postura arbitraria a la hora de evaluar la prueba, ya que sin esfuerzos
            1
                Fallos 328:3399 C.S.J.N.
            2
                Conf. CNCCyC, cn° 24.878/13, Sala de Turno, registro 1219/2017, rta. 19/6/17, entre muchas
            otras.
                                                                                              #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            existieron distintas hipótesis igualmente válidas a partir de pruebas
            con similar peso probatorio, y que eventualmente conducirían a una
            solución absolutoria como la aquí criticada, ante la imposibilidad de
            establecer los hechos de manera incontrovertible.
                             Por otra parte, la versión de la denunciante –madre de la
            niña-, fue desmerecida por su falta de coherencia interna y de
            correspondencia con las demás constancias del proceso, en virtud de
            las distintas contradicciones en las que incurrió, las que se
            describieron en el fallo.
                             Al respecto, valoró el tribunal a quo que             en un inicio
            pareció ubicar continuos episodios de agresión sexual cuando                       se
            bañaba con su hija y aún convivían, y que después modificó su
            versión señalando que fue un solo hecho, luego de producida la
            separación, y en la casa de la madre de aquél. Además, se mencionó
            que denunció que, cuando la menor tenía ocho meses de edad, en
            varias oportunidades sus ropas olieron a semen, afirmación que
            posteriormente relativizó en el juicio refiriendo que se trató del aroma
            de un producto de lavar la ropa. Como se puede apreciar, las
            circunstancias de tiempo, modo y lugar fueron mutando en su relato.
                             En tal contexto, se tuvo en cuenta que la Dra. Lugones,
            pediatra de la niña, negó las afirmaciones de                      , entre ellas que
            hubiera detectado irritación en la vulva de su paciente, secreciones
            vaginales con manifestaciones de dolor en la vagina y el ano, o
            lesiones auto-infligidas. Asimismo, que la conducta agresiva que la
            madre dijo advirtió en su hija, que salivaba contantemente y que
            comía pelos que levantaba del piso, no fue apreciada más que por ella,
            ya que ninguno de los profesionales de la salud que en los distintos
            ámbitos y por diferentes razones estuvieron en contacto con la menor,
            se pronunciaron en tal dirección (peritos, psicólogos, médicos, etc.).
            También se analizó la alegada repulsa de la niña hacia su papá –el
            acusado-, y se rechazó tal aserción de                   en base al resultado de la
                                                                                     #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                       pericia de fs. 130, que da cuenta que tenía una fuerte relación de
                                       apego con su progenitor; lo dicho por su maestra, quien refirió que
                                       aquella hablaba con normalidad del padre y que, cuanto éste la
                                       retiraba, ella se iba “bárbaro”; lo referido por Berlinerblau, quien dio
                                       cuenta de que para la niña que su papá estaba en su corazón (lo que le
                                       manifestó al tiempo que se tocaba el pecho), situación que a su juicio
                                       evidenció afecto; y lo manifestado por la licenciada Butta, quien
                                       sostuvo que la niña le dijo que extrañaba a su papá.
                                                        Junto a ello, se tomó con consideración que ninguno de los
                                       ocho profesionales del hospital Álvarez, refirió haber apreciado signos
                                       compatibles con una situación de abuso ni que le hubieran
                                       recomendado a                 radicar una denuncia, como ésta afirmó.
                                                        Para cubrir todas las aristas posibles, se indagó sobre la
                                       personalidad de                 , para lo cual se cotejó la declaración de la
                                       testigo Firpo (amiga suya desde los ocho años de edad), cuya
                                       sinceridad los magistrados concluyeron por el modo en que se
                                       manifestó y los sentimientos que pudieron advertir expresaba al
                                       declarar (congoja, dolor, etc.), quien entre varias circunstancias de
                                       interés relativas a su ahora ex-amiga refirió que no le resultó creíble
                                       su versión porque vio felices a las niñas y jamás le había contado nada
                                       raro en su vínculo con el padre; con lo manifestado por su ex-pareja,
                                       el testigo Sole, quien señaló que                        era celosa, agresiva
                                       verbalmente y en ocasiones físicamente; y el peritaje psicológico que
                                       se le realizó a la denunciante, el cual entre otras conclusiones señaló
                                       que presentaba un trastorno histeroparanoide, con facetas en las que
                                       no se muestra tal cual es, con una sinceridad bastante dual, pudiendo
                                       experimentar intensos sentimientos de resentimiento y hostilidad
                                       cuando percibe que el otro no está a su servicio para satisfacer sus
                                       necesidades, y pudiendo actuar sin medir las consecuencias de sus
                                       acciones. En dicho informe, se plasmó que pudo haber incidido de
                                       manera no voluntaria en su hija.
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Sentado ello, ninguna falla argumental encuentro para
            desmerecer, en estas cuestiones, la labor jurisdiccional.
                             Esto porque, cotejadas las pruebas enunciadas, advierto
            que hay concordancia entre lo que se mencionó en la sentencia que
            aquellas reflejaban y lo que efectivamente se desprende de las
            mismas, y, por otra parte, porque los magistrados de juicio dieron
            coherente respuesta a todos los interrogantes que podían esgrimirse a
            partir de ellas, dado que expusieron el modo en que interpretaban cada
             uno de los elementos probatorios y su incidencia a la hora de resolver.
                             La manera en que debía considerarse la entrevista
            efectuada en Cámara Gesell, lo que se denominó como “contrapunto
            científico”, y la posibilidad de que las expresiones de la niña hubieran
            sido inducidas por el entorno materno, fueron extremos
            minuciosamente analizados.
                             Basta con la simple lectura de la sentencia para apreciar
            que los magistrados de juicio en modo alguno se limitaron a realizar
            una reproducción de las afirmaciones de los profesionales
            intervinientes, y que, por el contrario, confrontaron las conclusiones y
            apreciaciones de cada uno de ellos con la del otro, con las
            testimoniales y restantes pruebas rendidas en el debate.
                             A partir de una evaluación armónica y en conjunto de
            todos esos elementos, establecieron puntos de conexión y de
            desacuerdo, desarrollaron ampliamente la razones de porqué
            entendían que un aspecto prevalecía sobre otro, y, superado ello y
            fijadas las premisas del caso, extrajeron sus conclusiones.
                             Véase que los juzgadores al tratar estos interrogantes, a las
            consideraciones a las que ya habían hecho referencia (respecto de las
            cuales me referí ut supra), formularon observaciones relativas al
            acuerdo que hubo entre los profesionales médicos respecto a la
            ausencia de elementos con suficiente rigor científico para afirmar la
            ocurrencia del hecho (incluida Berlinerblau); la imposibilidad de
                                                                              #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Lo cierto, es que las observaciones que se hicieron al
            respecto lo fueron con la estricta finalidad de establecer el contexto de
            crianza de la niña y su medio circundante. En mi opinión, tal
            proceder fue correcto, pues es sabida la influencia que un grupo social
            primario como la familia puede ejercer sobre una persona de tan corta
            edad –cuatro años-, por ser en el que desarrolla los primeros patrones
            de conducta y preceptos morales. A partir de la interacción de la niña
            o niño con los restantes integrante del grupo, forjará sus percepciones
            del bien y mal, y aquello que considera normal. Por lo tanto,
            interpreto que, esta evaluación, no tuvo una intención peyorativa.
                             Entonces, sin perjuicio de recordar que los jueces del
            tribunal oral expresamente aclararon que de ninguna manera
            pretendían inmiscuirse en la moral familiar –y que tampoco les
            correspondía-, la conclusión de que estos signos en la niña pudieron
            obedecer a la crianza sin tabúes y un contexto familiar promiscuo,
            antes que a una situación concreta de abuso, emerge razonable.
                             Respecto de la consistencia del relato de la menor del que
            habló Berlinerblau, ante las consideraciones ut supra expuestas,
            coincido con las razones dadas en el fallo de que es insuficiente para,
            sin más, afirmar que todo es verdad.
                             En lo relativo a los agravios vinculados con la falta de
            consideración de aquellas circunstancias que se desprendían de las
            manifestaciones de la psicóloga Otero, a diferencia de lo referido por
            la parte recurrente, entiendo que los magistrados sentenciantes
            brindaron argumentos suficientes para otorgarle preeminencia a la
            labor de los peritos sobre sus apreciaciones.
                             Esto porque, Otero efectivamente reconoció que le brindó
            a la menor un apoyo terapéutico por ser esa su misión, y que lo hizo
            sin cuestionar aquello que le era manifestado por           , lo cual ilustra
            que su intervención no fue tendiente a establecer vestigios en la niña
            que pudieran relacionarse con una posible agresión sexual, ya que esa
                                                                            #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            900/943, y confirmar en todos sus términos la decisión recurrida (art.
            445, 456, 465 y 468 del Código Procesal Penal de la Nación).
                             En lo referente a las costas procesales, no encuentro
            motivos para apartarse de la regla general establecida en los arts. 530
            y 531 del ordenamiento procesal, razón por la cual las concernientes a
            esta instancia deben, asimismo, ser impuestas a la querella vencida.
            Así voto.
                             El juez Horacio Leonardo Días dijo:
                             I. Tal como lo destaca el colega que lidera el presente
            acuerdo, llegan las actuaciones a conocimiento de esta cámara en
            virtud del recurso de casación interpuesto por la querella contra la
            sentencia de absolución dictada el pasado 14 de julio de 2015 por el
            Tribunal Oral en lo Criminal n° 17 de Capital Federal.
                             II. En tal sentido, la parte impugnante se agravia de dicha
            resolución por entender que ha incurrido en una inobservancia de las
            normas procesales aplicables al presente caso; desde el momento en
            que sostiene que debe procederse a la anulación del debate y de la
            sentencia por no haber intervenido el Defensor de Menores y que, de
            igual manera, la decisión adoptada por el a quo también resulta ser
            nula por haber incurrido en una arbitraria valoración de la prueba
            producida en el juicio. Por lo demás, postula también la nulidad de su
            segundo punto dispositivo, en cuanto ordenó la extracción de
            testimonios con el fin de investigar la posible comisión de un delito de
            acción pública por parte de la señora querellante                       .
                             Es decir que, más allá de las apreciaciones que sobre este
            último punto efectúa el colega García, lo cierto es que los agravios se
            encuentran comprendidos dentro del segundo motivo que indica el
            Art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación (CPPN), en cuanto
            en su segundo inciso permite la interposición del recurso de casación
            si media una “[i]nobservancia de las normas que este Código
                                                                             #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Al respecto observo que, más allá de las interpretaciones
            efectuadas por la parte recurrente a una serie de normas legales y de
            jerarquía constitucional que considera aplicables al presente caso, lo
            cierto es que la querella no logra demostrar la existencia de una
            nulidad absoluta que habilite el tratamiento de esta cámara, en los
            términos del ya señalado inciso segundo del Art. 456 del CPPN.
                             En efecto, sin perjuicio de las apreciaciones que efectúa
            respecto al alcance que debería otorgársele a varios artículos que
            integran la Convención sobre los Derechos del Niño, la cual goza de
            jerarquía constitucional dentro de nuestro ordenamiento nacional por
            expresa disposición del Art. 75, inciso veintidós, segundo párrafo, de
            la CN, en rigor nada indica respecto a cómo la ausencia de
            participación del mencionado Defensor de Menores habría causado en
            la presente causa un agravio tal que haga procedente la nulidad
            absoluta del debate, de conformidad con lo establecido por el Art.
            168, segundo parágrafo, del CPPN. Por lo demás, mucho menos
            invoca la existencia de algún reclamo tendiente a subsanar este
            supuesto defecto o el haber hecho directamente reserva de recurrir en
            casación.
                             Así las cosas, el cuestionamiento aquí analizado se ha
            limitado simplemente a sostener la necesidad de dicha intervención, a
            través de una serie de interpretaciones normativas, pero sin indicar
            efectivamente cuál habría sido para la parte que lo invoca el concreto
            perjuicio derivado en este caso de tal falta de asistencia. En tal
            sentido, no brinda –por ejemplo– una explicación clara y detallada de
            cómo la participación del Defensor de Menores podría haber
            significado una mejor tutela de los derechos e intereses de la menor
            involucrada en el presente caso, cuando su propia madre ya intervenía
            en el proceso en condición de parte querellante.
                             De este modo, como ya tuve oportunidad de sostener en la
            causa n° 2435/2017/2/CNC1, caratulada “F., J.E. o M. y otros s/legajo
                                                                           #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             Para llevar adelante esta labor dividiré en tres partes mi
            análisis. En primer lugar, repasaré cómo han sido evaluadas las
            medidas probatorias en la sentencia aquí cuestionada. Luego, a partir
            de ello determinaré cuáles son las consecuencias jurídicas que dicha
            evaluación acarrea sobre la decisión tachada de nula por la parte
            querellante. Y finalmente, en base a esto último fijaré también la
            manera con que deberá procederse en el presente proceso, en virtud de
            las conclusiones alcanzadas en los dos acápites precedentes.
                             VI. La querella ha planteado en su recurso de casación que
            la prueba ha sido valorada por el tribunal de juicio de manera parcial y
            fragmentada; además de denunciar la omisión de prueba relevante
            para resolver el presente caso.
                             a) Puntualmente sostiene que se minimizaron los hechos
            de violencia relatados por la menor de edad, los cuales estarían
            acreditados y no habrían sido el fruto de una inducción por parte de su
            madre, la querellante en autos.
                             Al respecto destacó que la menor afirmó en varias
            oportunidades y ante diferentes personas haber padecido hechos de
            abuso, sin que el a quo haya tomado en cuenta tales declaraciones y
            habiendo otorgado prevalencia a algunos elementos probatorios por
            sobre otros, pero sin brindar explicaciones relativas a porqué las
            habían descartado.
                             b) Así las cosas, tal y como lo indica mi colega
            preopinante Luis García, la crítica incoada por la recurrente se
            encuentra acreditada en lo que se refiere a una falta de valoración por
            parte del a quo de los dichos vertidos por la menor de edad en otras
            ocasiones diferentes a la entrevista que mantuvo en Cámara Gesell; en
            particular, ante la psiquiatra Virginia Berlinerblau.
                             Que en razón de ello, comparto y hago mías las
            observaciones indicadas por el juez citado en el punto 4.b de su voto,
            en lo concerniente al análisis que allí se efectúa de la falta de
                                                                            #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            de introducirse un lápiz en su boca y efectuar movimientos de entrada
            y salida.
                             Finalmente, en la tercera entrevista la menor indica
            nuevamente que su papá le ponía el pito en la boca, mientras realiza
            otra vez gestos acordes a ello. Además afirma que el padre le decía
            que le dé besos a su pito.
                             Es por todo ello que en el mentado informe pericial (cuya
            incorporación por lectura se ordenó a fs. 807vta.) se concluye que hay
            en los dichos de la menor signos de pertubación emocional
            compatibles con el abuso sexual, que los hechos investigados tienen
            entidad suficiente como para desviar el normal desarrollo de una
            menor de edad, que su relato presenta indicadores de credibilidad y
            que no surge información alguna que dé cuenta de una alteración en el
            estado de conciencia, grado de atención y sensopercepción de la
            menor.
                             Que en definitiva, entonces, más allá del exhaustivo
            análisis efectuado por el a quo al resto de la prueba producida durante
            el juicio oral y público, lo cierto es que la omisión en el abordaje de
            estos elementos probatorios, cuyos aspectos más importantes acabo de
            sintetizar en los párrafos precedentes, los que como puede observarse
            poseerían a priori un eventual carácter dirimente para la hipótesis
            acusatoria de la querella, impide sostener la existencia de una decisión
            judicial que haya puesto fin al presente trámite procesal conforme a
            los parámetros establecidos en nuestra CN e imposibilita a esta sede
            judicial efectuar un nuevo análisis que incluya estos elementos
            probatorios omitidos; sin que necesariamente deba derivarse, como
            consecuencia de ello, que la realización de un nuevo debate, en el cual
            se tendrá que producir otra vez toda la prueba ofrecida por las partes,
            y su posterior análisis integral, arroje un resultado diferente al
            presente.
                                                                           #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
            que la validen, es precisamente la que afectó el derecho de la parte a
            que todas sus pruebas sean tenidas en cuenta por la jurisdicción.
                             Dicho en otros términos, al no ser debidamente evaluados
            todos los elementos probatorios producidos durante el debate, los que
            fueron invocados por la querella como sustento de su tesis, ello
            conduce a calificar el fallo impugnado como carente de motivación
            suficiente y, por ende, arbitrario; pues se ha privado al recurrente de
            una resolución que le brinde una respuesta debidamente fundada a sus
            pretensiones (Cfr. el Art. 18 de la CN).
                             VIII.    Ahora bien, la circunstancia de resultar inválida la
            sentencia impugnada, conduce a decidir cuál es la consecuencia
            jurídica efectiva que ello acarrea para el presente proceso penal.
                             En parte esta cuestión ya la he tratado en el precedente
            “Sosto, Luciano Carlos s/homicidio agravado” (causa n° 73.877/2013,
            registro n° 1377/2017, decidida por la Sala 1a el pasado 27 de
            diciembre de 2017), en el cual fijé postura sobre los efectos limitantes
            del instituto de la preclusión respecto de etapas procesales que han
            sido legalmente cumplidas, y acerca de la imposibilidad entonces de
            renovar indefinidamente los debates, como consecuencia del recurso
            exitoso del legitimado pasivo, mal condenado.
                             En cambio, en esta oportunidad el conocimiento de la
            causa viene motivado a resultas del reclamo casatorio incoado por el
            acusador privado, en los términos que los Arts. 456, 458 y 460 del
            CPPN lo facultan. Así entonces, su calidad de parte legitimada en el
            pleito le asegura que sus peticiones habrán de tener una respuesta
            jurisdiccional motivada en derecho, también en esta instancia. Por lo
            que si la decisión a la que se llega es que la parte llevaba razón en su
            planteo, en el sentido de que el pronunciamiento recurrido aparece
            como arbitrario por haber omitido considerar una prueba relevante
            para la solución del caso, las consecuencias de ello, por necesidad
            lógica, no pueden ser las mismas que si hubiese perdido el juicio.
                                                                               #19565240#208788159#20180612170253673
                                                                     Poder Judicial de la Nación
                                                     CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 1
                                                                                                  CCC 15483/2010/TO1/CNC1
                                                                                        #19565240#208788159#20180612170253673
                             En virtud del acuerdo que antecede, la Sala 1 de la Cámara
            Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la Capital
            Federal,
                             RESUELVE: HACER LUGAR al recurso de casación de
            la querella (fs. 834/893), ANULAR la sentencia de fecha 14 de julio
            de 2015 y, en consecuencia, del debate que ha sido su presupuesto, y
            REENVIAR el caso para que por otro tribunal se realice un nuevo
            juicio y se dicte nueva sentencia, sin costas (arts. 404, inc. 2, 172,
            párrafo segundo, 173 y 471 CPPN, arts. 530 y 531 del mismo
            Código).
                             Se deja constancia que la jueza                     Laura Garrigós de
            Rébori participó de la deliberación y votó en el sentido indicado, pero
            no suscribe la presente por haber renunciado a su cargo con antelación
            a la firma de la presente.
                             Regístrese, notifíquese, oportunamente comuníquese
            (Acordada 15/13 CSJN; LEX 100), remítase copia de la decisión al
            Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional n° 17, y las presentes
            actuaciones a la Cámara Federal de Casación Penal con el objeto de
            que proceda al sorteo de un nuevo tribunal, sirviendo la presente de
            atenta nota de envío.
Ante mi:
#19565240#208788159#20180612170253673