Quechcotona
Quechcotona, en náhuatl significa al mismo tiempo “cortar la cabeza a alguien” y “recoger una espiga con la
mano”. La percepción del sacrificio en su origen es precisamente que cada recoger es también un asesinar,
que cada arrancamiento, toda separación de algo de aquello que le está conectado (y no es otra cosa paso a
paso, el todo), es una matanza.
Pero la vida, si quiere perpetuarse, exige que se recoja algo. El sacrificio envuelve el primer arrancamiento, la
primera separación, la originaria decisio (de caedo, el verbo de matar a la víctima sacrificatoria con
derramamiento de sangre), en una delicada, sutilísima e inmensa red que conecta el Todo con la cavidad de
la herida en el momento en que se abre.
Se puede recoger incluso sólo una espiga, pero el sumo incremento de potencia se tiene cuando recoger
también es matar. En lugar de un tallo, arrancar el corazón todavía palpitante, con la “mariposa de obsidiana”,
del tronco de la víctima derribada.
Arrancada esa otra red, que une el corazón con la totalidad del cuerpo, nos inundamos de unos seis-siete
litros de sangre. Es la exuberancia de la vida, que sólo en esa sangre se promete perenne.
1. ¿A cuál de estos “Modelos
de párrafo” (A, B, C, D) corresponde este texto? Explica por qué.
2. Explica, con dos o tres
frases, por qué te resultó fácil de leerlo.
3. Identifica el tema en cada
párrafo y escríbelo.