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Analisis Psicologia Siglo 21

El documento analiza el futuro de la psicología en el siglo XXI. Señala que la psicología debe entender el contexto social actual dominado por la globalización y cómo esto afecta la concepción del desarrollo humano. También debe comprender que su objeto de estudio, el comportamiento humano, ahora es de interés de otras ciencias sociales. Finalmente, la psicología debe prepararse para nuevos retos como ayudar a construir una sociedad más humana y enfrentar problemas como la violencia a través de una formación de profesionales reflex

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Analisis Psicologia Siglo 21

El documento analiza el futuro de la psicología en el siglo XXI. Señala que la psicología debe entender el contexto social actual dominado por la globalización y cómo esto afecta la concepción del desarrollo humano. También debe comprender que su objeto de estudio, el comportamiento humano, ahora es de interés de otras ciencias sociales. Finalmente, la psicología debe prepararse para nuevos retos como ayudar a construir una sociedad más humana y enfrentar problemas como la violencia a través de una formación de profesionales reflex

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ANÁLISIS DE LA PSICOLOGÍA DEL SIGLO XXI

Para poder hacer reflexionar sobre el futuro de la psicología es necesario partir


del contexto en el que se desenvuelve; esto necesariamente implica entender la
relación que existe entre el sentido del desarrollo humano y la forma como se
llevan a cabo los procesos que la constituyen.

Así, es necesario determinar el modelo social que se busca; no existe


disciplina en ciencias sociales que no ofrezca una concepción de desarrollo
humano y que se refiera al proyecto social que busca generar. Además,
cualquier formación profesional estará siempre referida a una concepción de
sociedad y de desarrollo.

Todo proceso de formación humana está inserto en una cultura cuyos


símbolos, valores y experiencias definirán su sentido. A partir de estas
consideraciones conceptuales debemos afirmar que para comprender el
significado que tendrán las ciencias psicológicas hacia el futuro no basta
analizarlas en sí mismas; también corresponde analizar el actual desarrollo de
la sociedad. Sin pretender aquí hacer un análisis en profundidad, al menos
citemos brevemente algunos escenarios futuros, especialmente aquellos que
tienen relevancia para la psicología:

Si revisamos la historia de la humanidad, veremos que ésta está compuesta por


una multiplicidad de culturas y unas pocas civilizaciones. Una civilización
surge cuando una gran cantidad de diversas culturas se aglutinan en torno a un
solo elemento, el monoteísmo o la idea de un solo Dios permitió el desarrollo
de tres grandes civilizaciones: la cristiana, el judaísmo y el islam.
Así también a partir del elemento democracia, desarrollado por los griegos,
fue posible el desarrollo de una concepción política válida hasta nuestros días.
Hoy existe un nuevo elemento aglutinador que está construyendo una nueva
forma de vida y que se denomina globalización. Este concepto
multidimensional trasciende las esferas económica, política, social y cultural,
cuya base es la economía, con la pretensión de una integración global de la
producción, el comercio, el financiamiento, la organización dela información
y la tecnología, entre otros aspectos.

En su dimensión política, la globalización propende por la organización del


Estado liberal, entendido como un Estado limitado en su poder y sus
funciones; y en su dimensión cultural pretende la homogenización de las
formas de vida basada en valores del racionalismo cartesiano, cuya utopía es
la construcción de la sociedad del conocimiento.

Por lo tanto, una de las grandes responsabilidades que tiene la psicología ante
estos nuevos escenarios es entender el significado que han adquirido las
ciencias sociales en este nuevo siglo, y para ello hay que tener una concepción
clara acerca del objeto de la psicología.

Anteriormente definían que la psicología tenía como objeto el estudio


científico del comportamiento humano. En los últimos años este mismo objeto
ha venido convirtiéndose en centro de interés de casi todas las ciencias
sociales, lo cual ha generado muchas inquietudes. Una fuerte corriente
europea quiere redefinir el objeto de la psicología y centrarlo en el estudio
científico de la Adaptación, es decir, el desarrollo de las interacciones
individuo-medio». Otros psicólogos plantean que el campo de estudio debería
ser la «salud».
Es probable que la ausencia de macroteorías que interpretan al hombre de
nuestros días nos impida tener más claramente definido nuestro objeto; sin
embargo, la psicología no ha perdido su identidad: sigue siendo una disciplina
profundamente humana que se ocupa del hombre en su esencia, de los
elementos en que más o menos se compone, de la energía que lo mueve. Por
lo tanto, no se trata de hacer un diseño de lo humano, porque no existe una
teoría que haya logrado reconocer su realidad como un acontecer objetivo en
el todo.

Así, el tema de la psicología es el «Hombre»; en segundo lugar, el


desarrollode su potencial humano y, en tercer término, el sentido de su
existencia; es decir, el ser en su mundo interior y su mundo circundante. En
otras palabras, su tema es el hombre en su devenir, en su desarrollo, en su
evolución, y especialmente en su búsqueda de una existencia feliz.

Por esto, influido por el pensamiento de Karl Jaspers, clamamos por libertad
para todas las posibilidades de investigación científica y una defensa contra la
ceguera de pretender poner a la humanidad bajo un solo dominador. Por
consiguiente, en lugar de esquematizar la realidad, reduciéndola y
distorsionándola, la psicología debe reflexionar sobre algunas grandes líneas
que nos ayuden a una relativa comprensión de la vida psicológica.
Actualmente existe una amplia tendencia a considerar la psicología como la
profesión del futuro: la que puede responder a la solución de los grandes
problemas humanos como la violencia, la drogadicción, el alcoholismo, el
mejoramiento de la calidad de vida al interior de la familia, de la escuela, de la
empresa, en la rehabilitación de la delincuencia, en la elaboración de modelos
de superación de la pobreza, en la salud y la planeación social.

En síntesis, el psicólogo puede ayudar a construir una forma de vida más


humana de manera duradera. Pero para los grandes problemas trascendentales
de la psicología la gente espera también soluciones simples y rápidas, así
como a sus problemas cotidianos.

Las personas anhelan tener una vida sexual feliz, amar y sentir que son
importantes para las personas que aman; controlar sus celos y los miedos que
los agobian; liberarse de culpas por cosas que le ocurren ajenas a su voluntad
y que atentan contra sus valores introyectados; saber decidir ante situaciones
de conflicto; en fin, son inmensas las esperanzas que las personas tienen en la
psicología, y debemos prepararnos para estos nuevos retos.

Esto implica también una nueva forma de formación de profesionales, superar


los modelos instrumentales y de corte tecnológico por la formación de un
psicólogo reflexivo, capaz de solucionar problemas complejos

AVANCES DE LA PSICOLOGÍA

Desde que Hans Eysenck en 1952 publicara uno de los artículos científicos
más controversiales de la psicología basado en investigaciones que
comparaban los efectos de las terapias psicológica de ese momento
(psicoanalíticas), con grupos control los cuales no recibían tratamiento alguno,
encontrándose poca o ninguna diferencia en la evolución y mejoría de los
pacientes, se originó una mayor preocupación por la investigación y la
evaluación de resultados de los terapias psicológicas.

De allí que uno de los campos más importantes de la psicología en este caso la
‘psicoterapia, ' iniciara un proceso de investigación el cual hasta la fecha se ha
vuelto en el nuevo paradigma de las terapias psicológicas llamado: la
psicoterapia basada en evidencia.

A nivel mundial se desarrollan investigaciones que intentan validar la


efectividad de distintos modelos de tratamientos, llámese conductuales y
cognitivos, y comparar sus efectos sobre diversos trastornos mentales o
alteraciones de la conducta; y, por otro lado, establecer una especie de manual
que permita ubicar para cada tipo de trastorno o padecimiento un tratamiento
psicológico con alta probabilidad de éxito basado en la evidencia.

Se ha podido comprobar en diferentes estudios y meta análisis (comparación


de múltiples estudios) que la psicoterapia es capaz no solo de disminuir
síntomas y producir la recuperación del paciente, sino también de producir
cambios tanto funcionales como estructurales en el cerebro, cambios tan
tangibles como los producidos por la farmacoterapia, y a este tipo de
evidencia se le llama evidencia neurobiológica. (Barsaglini, 2014).

Precisamente esta articulación entre neurociencia y psicología, y el desarrollo


de las distintas técnicas de neuroimagen que permiten visualizar actividad
cerebral en tiempo real, mientras las personas realizan tareas específicas, ha
permitido observar lo que antes era una sueño en el modelo Freudiano.
Un estudio experimental dirigido por el psicólogo Michael C. Anderson y
otros colegas de la Universidad de St, Andrés- Escocia, evidenció actividad
cerebral en ciertas áreas del cerebro (el área prefrontal) cuando el grupo
experimental utilizaba la supresión un tipo de mecanismo de defensa que en su
momento Freud consideró como una forma de reprimir pensamientos o
recuerdos inaceptables de forma consciente.

Otro de los descubrimientos más relevantes de la psicología en los últimos


años (1996) es el de las neuronas espejo, que según el especialista Vilayanur
Ramachandran, se compara al descubrimiento del ADN para la biología (El
País, 2005).

Uno de los temas relevantes en los últimos años es el relacionado a la


incorporación de la figura del psicólogo clínico y de la salud al ámbito de la
asistencia sanitaria. El papel del psicólogo en el ámbito hospitalario es una
práctica reciente que en Panamá se encuentra en un estado de letargo,
posiblemente debido a los mitos de la cultura, las resistencias de otros
profesionales de la salud y a otros factores relacionados al propio sistema de
salud.

Ello implica el manejo directo de pacientes con diversos padecimientos


mentales, y también la atención de la misma población profesional que sufren
de distintos niveles de estrés que genera el mismo ambiente hospitalario y sus
condiciones asociadas (como exceso de pacientes y horarios).
En los últimos años se observa una mayor participación de los psicólogos en
los medios de comunicación, pero aún falta más. Se hacen ingentes esfuerzos
en desarrollar más investigación por parte de las universidades, sin embargo
debería existir más espacios de divulgación tanto físicos (revistas, boletines)
como virtuales (sitios web), dirigidos a la población, en un lenguaje accesible,
y otros espacios dirigidos a compartir entre profesionales de esta especialidad.

Preparar a los futuros psicólogos que exigen los tiempos es imprescindible,


pues se requieren competencias en el conocimiento y aplicación de la
neurociencia, el manejo de modelos matemáticos, como la estadística
inferencial, así como la formación de competencias interpersonales.

Retos de la psicología social latinoamericana en el siglo XXI


Psicología social

La historia reciente ha demostrado que las grandes crisis económicas,


políticas, sociales, etc., devienen en cambios significativos para la sociedad.
Se tiene el caso de la revolución cubana en 1959 y la revolución bolivariana
en la década de 1990, que de igual forma se dieron a partir de las
contradicciones sociales de su época y a las características particulares de su
contexto.

En la actualidad existen problemas sociales que están produciendo crisis en


Latinoamérica, por ejemplo: la ola de violencia generalizada que existe en
México y Guatemala producto de las disputas territoriales del crimen
organizado, las maras y pandillas en El Salvador, Guatemala y Honduras,
entre otros.
Este escenario latinoamericano complejo y cambiante, empuja al científico
social a ampliar su horizonte filosófico, teórico y metodológico en el abordaje
de los diversos problemas sociales que aquejan a la sociedad latinoamericana
en general.

Es así que la psicología social debería estar comprometida con la


transformación social, es decir, con la ruptura de prácticas tradicionales que
impiden, limitan y coaccionan el papel del psicólogo, y éste al ser un
científico social, debe contribuir a la transformación progresiva de las
estructuras sociales que vulneran, empobrecen y excluyen a los marginados y
empobrecidos por el “status cuo”.

Entonces ¿Cuál debería ser el papel de la psicología social ante los actuales
problemas sociales? Para responder a esta pregunta, es válido plantear que es
no solo un imperativo categórico, sino también un imperativo histórico,
cuestionar el papel actual de la psicología social latinoamericana en el marco
del siglo XXI y los retos que éste implica para el psicólogo social.

De acuerdo a las ideas expuestas, es necesario valorar los siguientes


planteamientos en relación a la psicología social: (Gergen, 1989, 1996;
Ibáñez, 1997; Cabruja, 1998, citados en Ibañez 2000):

Anti-fundacionalismo: no es posible construir ninguna forma de


conocimiento, científico o no, sobre una base firme y segura. El conocimiento
se afirma sobre supuestos epistemológicos, metodológicos y ontológicos que
siempre son cuestionables y dependientes de las contingencias socio-
históricas.
Asimilación de las nociones de Poder y Verdad: toda forma de discurso con
pretensiones de verdad, y muy especialmente en nuestro tiempo el discurso
científico, constituye, ante todo, un instrumento al servicio del poder y la
dominación.

Deconstruccionismo: en consecuencia con los postulados previos, la tarea


fundamental de una Psicología social crítica debe ser la de someter a crítica
los fundamentos y las formas de conocimiento propias de la Psicología
hegemónica, asentada sobre el viejo enfoque empirista de la ciencia, así como
los “efectos de poder” que se derivan de la misma. A esa tarea más destructiva
que constructiva (tan característica del talante posmoderno) se le llama “de-
construcción”.

Al hablar del anti-fundacionalismo, se sigue un planteamiento de la filosofía


materialista dialéctica que tiene repercusiones teóricas y metodológicas en el
campo de las ciencias sociales en general y de la psicología social en
particular, en dicho planteamiento se expone que: “la realidad está en
constante, cambio, movimiento y transformación” (Marx, 1974).

Por lo tanto, ningún conocimiento es estático, sino que está en constante


movimiento en correspondencia con el contexto histórico-social en el que se
desenvuelve. Por consiguiente, el psicólogo social debe partir de la realidad
actual para producir conocimientos, es decir, actualizar los marcos de
referencia que orientan su práctica, tomando en cuenta los aportes de la
literatura filosófica y psicológica clásica pero sin descontextualizar su
práctica, produciendo teoría en el contexto latinoamericano.
De esta forma la psicología social latinoamericana puede superar
progresivamente la dependencia conceptual de la psicología norteamericana y
europea; no obstante, hay aportes importantes en el campo de la psicología
social latinoamericana como los planteados por Ignacio Martín Baró, el cual
hizo su crítica y aporte a la psicología social en tres dimensiones: (Baró, 1985)

Crítica social: Baró criticaba fuertemente el papel de la psicología social dado


su insensibilización ante los problemas sociales latinoamericanos. Le
preocupaba el papel del psicólogo tradicional, que era experto en medir la
inteligencia e interactuar con pequeños grupos humanos, de tal manera que se
aceptasen tal cual eran. Sin embargo, no contribuía al proceso de
desideologización tan necesario para los pueblos de América Latina.

Crítica teórico-epistemológica: sostenía que la psicología social debía hacer


un replanteamiento de su “validez interna” a través de su “validez externa”, es
decir, la psicología social latinoamericana debe plantear sus propios
postulados para su contexto histórico social sin pretender creer que sus
planteamientos son universales y absolutos para todos los contextos. De esta
forma se rescata la especificidad de ubicar en la realidad social contextual el
que hacer del psicólogo social.

Crítica moral: promueve la participación del psicólogo en la emancipación de


los pueblos latinoamericanos, superando los planteamientos de la “neutralidad
científica” , ya que sostenía que la psicología social debía tener un proyecto
ético en correspondencia con la realidad social, es decir, el psicólogo tenía que
tomar una opción por la desideologización de los esquemas mentales
impuestos por el sistema social, de tal forma, que los pueblos tomaran
conciencia de su realidad y la transformaran.

Como se puede observar, la visión de Ignacio Martin Baró es muy profunda,


por lo cual sería banal querer acotar todos sus planteamientos en este breve
artículo. Así mismo, hay otros autores que aportan al pensamiento de la
psicología social latinoamericana, como Maritza Montero, Ruben Ardila, entre
otros; pero que de igual forma los abordaré en otros artículos.

Por otra parte, en relación a la noción de poder y verdad en la psicología


social, se tiene que la forma tradicional de hacer psicología – en especial la
psicología clínica tradicional- es objeto de discusión y crítica, ya que este tipo
de psicología le da manutención al sistema social imperante y lo legítima al
buscar las causas y soluciones de los problemas del individuo en el individuo
mismo, es decir, lo desvincula de un contexto histórico social condicionado
por relaciones de poder; y en el mejor de sus esfuerzos, intenta vincular al
individuo con grupos primarios.

En virtud de lo anterior, habría que preguntarse ¿Es válido discutir el papel de


la psicología clínica en Latinoamérica? ¿Por qué no se ha dado el salto
cualitativo en la producción de teoría y práctica psicológica en los países
latinoamericanos? ¿Se puede producir teoría psicológica al margen del
contexto histórico social? ¿A qué intereses obedece la pasividad en muchos
países de la psicología con respecto a los problemas sociales?
El psicólogo social debería reflexionar sobre las preguntas planteadas, aunque
cabe decir, que no son las únicas ni tampoco son absolutizadoras para cada
realidad en particular, puesto que podrían surgir más de acuerdo a la lectura de
la realidad social donde el psicólogo realiza su práctica.

Lo anterior corresponde al deconstruccionismo, es decir, a abrir al debate los


fundamentos filosóficos, teóricos y metodológicos de la psicología tradicional,
la cual, como se ha expuesto, no cuestiona ni mucho menos contribuye al
cambio social en Latinoamérica.

No obstante, muchos psicólogos reaccionarios critican fuertemente la


psicología social latinoamericana, puesto que de fondo trastoca sus intereses y
por supuesto, los intereses del sistema social en su conjunto.

Ante lo anterior nace la pregunta ¿Cómo podría el psicólogo latinoamericano


contribuir a una psicología social emergente, de vanguardia en su propio
contexto? Para dar respuesta a esta interrogante, es necesario decir que las
universidades latinoamericanas, formadoras de psicólogos deben contribuir -
desde la formación de profesionales- a la construcción de una psicología
social latinoamericana emergente en el siglo XXI, conocedora de su propia
historia marcada por crisis epistemológicas, teóricas y metodológicas; y que
sea coherente con el contexto latinoamericano.

De hecho en este campo, se tiene el caso de la Benemérita Universidad de


Puebla, (México) que está en proceso de formación de profesionales a nivel de
maestría en psicología social, que promueve una revisión teórica profunda de
la psicología norteamericana, europea y latinoamericana para dar paso a la
contribución a una psicología social actualizada de cara a las necesidades más
sentidas de su contexto mexicano en particular, pero que pudiesen ser
retomados en otros contextos con características similares.

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