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MAGALLANIA (Chile), 2014. Vol. 42(2):81-107
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA
EN ISLA GUAFO [1921-1937]
DANIEL QUIROZ *
RESUMEN
La caza moderna de ballenas comienza en Chile en la primera década del siglo XX. Desde esa
fecha se construyeron ocho plantas industriales costeras, destinadas al procesamiento de las ballenas,
localizadas entre Punta Arenas por el sur e Iquique por el norte. Una de las menos conocidas es la
instalada en caleta Samuel, isla Guafo, construida por la Sociedad Pescadores de Chile y Noruega en la
temporada 1922-1923. En este trabajo tratamos de reconstruir la historia de la planta, su funcionamiento
y sus trabajadores. La planta fue una verdadera escuela ballenera para muchos de los habitantes del
sur de Chiloé, quiénes luego traspasaron esos conocimientos y habilidades a los nuevos balleneros de
Quintay y Bajo Molle.
PALABRAS CLAVE: caza de ballenas, estación ballenera costera, etnografía histórica, isla
Guafo.
HISTORICAL ETHNOGRAPHY OF THE SHORE WHALING STATION
AT GUAFO ISLAND [1921-1937]
ABSTRACT
Modern whaling began in Chile in the first decade of the twentieth century. Since then,
eight shore industrial stations for processing whales were built, located between Punta Arenas and
Iquique. One of the least known, built by Sociedad Pescadores Chile y Noruega in the 1922-1923
seasons, is installed in Caleta Samuel, Guafo Island. In this paper we try to reconstruct the history
of the station, its operations and workers. The Guafo station, was a real “whaling school” for the
inhabitants of southern Chiloé, who then transferred their knowledge and skills to new whalers from
Quintay and Bajo Molle.
KEY WORDS: whaling, shore whaling station, historical ethnography, Guafo Island
*
Centro de Documentación de Bienes Patrimoniales, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos. Recoleta 683, Recoleta,
Santiago. deniel.quiroz@museoschile.cl
82
D. QUIROZ
INTRODUCCIÓN
La caza de ballenas con propósitos
comerciales, definida como la matanza
intencional de grandes cetáceos para obtener
productos económicamente útiles (Reeves
& Smith, 2006: 82), comienza en el mundo
occidental a partir del siglo X o XI de nuestra era,
cuando grupos de pescadores vascos capturan la
ballena franca en el Golfo de Vizcaya para obtener
grasa, aceite, carne y barbas, que vendían por
toda Europa (Aguilar, 1986; Azpiazu, 2000). Los
vascos habrían aprendido sus técnicas balleneras
de los normandos, quienes a su vez las habrían
obtenido de los vikingos de Noruega e Islandia (du
Pasquier, 2000). Los balleneros vascos, en naos y
pinazas, seguirán a sus presas por todo el Atlántico
Norte, desde Cantabria, Asturias y Galicia hasta
Irlanda, Islandia y Terranova (Azpiazu, 2000).
Los holandeses, ingleses, alemanes, daneses,
escoceses y, finalmente, los norteamericanos
seguirán los pasos de los vascos (Hacquebord,
2003), recorriendo los diversos mares del planeta,
incluyendo, desde finales del siglo XVIII, el Océano
Pacífico (Baker & Clapham, 2002, Davis et
al., 1997). Este proceso de universalización se
intensifica cuando se conocen las rutas de migración
de los cetáceos en el Pacífico Sur (Ellis, 1991) y
se descubre la presencia de una gran cantidad de
ballenas en aguas antárticas (Tønnesen & Johnsen,
1982). La cacería de ballenas se transforma así
en una actividad completamente “globalizada”,
es decir, desarrollada prácticamente en todos los
océanos del mundo (Basberg, 2004).
Los norteamericanos introdujeron en el
siglo XVIII una innovación que transformará la
caza de ballenas en el mundo. Consistía en la
transferencia del proceso de elaboración del aceite
desde instalaciones costeras a la cubierta de un
buque, donde había grandes hornos de ladrillo
(Davis et al., 1997). Esta innovación mejoró la
calidad del aceite al procesar la grasa de inmediato
y permitió realizar expediciones de larga distancia
que duraban entre tres y cuatro años (Ellis, 1991).
Tal vez uno de los períodos de mayor auge de
la industria ballenera mundial corresponde a
la primera mitad del siglo XIX cuando una gran
cantidad de veleros de distintas nacionalidades, en
especial norteamericanos, pero también ingleses,
franceses y alemanes, recorrerán los diversos mares
del planeta en busca de ballenas, tocando las costas
de Chile en lugares como Ancud, Talcahuano,
Valparaíso y Coquimbo (Pereira Salas, 1971). Esta
modalidad es probablemente la más conocida para
el público, difundida por esa magistral novela Moby
Dick, escrita por Herman Melville e inspirada por
situaciones reales ocurridas en los alrededores de la
isla Mocha, en Chile (Cartes, 2009).
La segunda gran transformación ocurrirá
en el norte de Noruega durante la segunda mitad
del siglo XIX (Reeves & Smith, 2006, Basberg,
2008), cuando se comienzan a utilizar buques
a vapor especialmente construidos para la caza
de ballenas. El buque ideal debía ser rápido,
poderoso, maniobrable y virtualmente imposible
de hundirse (Davis et al., 1997: 500). Los buques
usaban para la matanza un arpón explosivo
lanzado desde un cañón montado en la proa
(Brown, 1976: 25). El hecho de contar con
barcos rápidos permitió la captura de todo tipo de
ballenas, incluidos los grandes rorcuales, como la
ballena azul y la de aleta.
Las carcasas de los cetáceos eran
procesadas en plantas terrestres para producir
aceite y abono (Tønnesen & Johnsen, 1982, pp.
39-40). El proceso productivo desarrollado en
una planta ballenera terrestre puede ser descrito,
al mismo tiempo, como algo muy simple y muy
complejo: era simple ya que hay unas pocas
líneas de producción, que terminan en dos o tres
productos principales, aceite y harina o guano
de ballenas pero era bastante complejo en sus
detalles técnicos, representados por numerosas
y diversas cocinerías, estanques, separadores,
válvulas, cintas transportadoras y tuberías, que
iban en todas las direcciones (Basberg, 2004:
83).
Todo el proceso comenzaba con la llegada de
la ballena a la planta. La ballena era amarrada con
una línea al huinche e izada a la rampa y luego a la
plataforma de descuartizamiento. Allí se separaba
el tocino, la carne y los huesos que iban, cada uno,
a sus propias unidades de cocción o “cocinerías”.
De las tres cocinerías se obtenía aceite y una mezcla
de líquidos y sólidos que eran enviados a plantas de
purificación. Los residuos sólidos eran enviados a
la planta de harina o de guano (Basberg, op.cit.,
pp. 83-84). Estas operaciones forman parte de
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
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lo que se ha denominado tradición ballenera
noruega o caza moderna de ballenas (Pastene &
Quiroz, 2010).
En
Chile
se
construyeron
ocho
plantas industriales terrestres, destinadas al
procesamiento de las ballenas, localizadas
entre Punta Arenas por el sur e Iquique por el
norte. La primera y la más meridional fue la de
Bahía Águila, situada a 60 km al oeste de Punta
Arenas. Esta planta fue construida en 1905
por la Sociedad De Bruyne, Andresen y Cia.,
empresa que dará origen en 1906 a la Sociedad
Ballenera de Magallanes (Nicholls, 2010;
Duque, 2012). En 1906 la Sociedad Ballenera
y Pescadora de Valdivia levanta la planta de
San Carlos de Corral, Valdivia (Quiroz, 2010a).
En 1909 la Ballenera del Pacífico construye la
planta Normandía, en Isla San Pedro, al sur de
Quellón, Chiloé (Quiroz, 2010b). La Sociedad
Pescadores de Chile y Noruega levanta entre
1922 y 1923 una planta en Caleta Samuel, Isla
Guafo, al sur de la isla grande de Chiloé (Quiroz,
2010a). En la década de 1930 la Sociedad
Comercial Juan Macaya e Hijos, construye
una pequeña planta en Puerto Macaya, Isla
Santa María, en el golfo de Arauco (Carreño &
Espinoza, 2012). La Compañía Industrial S.A,
inaugura en 1943 su planta de Quintay, al sur de
Valparaíso, y en 1956 la de Bajo Molle, al sur de
Iquique. En 1951 la Sociedad Comercial Macaya
Hermanos, sucesora de Juan Macaya e Hijos,
cierra la antigua planta de la isla Santa María y
construye una planta moderna en Chome, al sur
de Talcahuano (Carreño & Espinoza, 2012)
En este trabajo nos interesa entregar la
información que hemos reunido, fragmentaria y
muy variada, sobre la planta ballenera instalada
en Caleta Samuel, isla Guafo1, una de las menos
conocidas. Queremos mostrar su historia, su
funcionamiento y el mundo de sus trabajadores.
Resulta importante destacar que la planta fue
una verdadera “escuela ballenera” para muchos
habitantes del sur de Chiloé, quiénes luego
traspasaron esos conocimientos y habilidades a los
nuevos balleneros de Quintay y Bajo Molle (de la
1
Fig. 1 Mapa con la ubicación de las plantas balleneras en Chile
[Dibujo Paula de la Fuente]
En este trabajo hemos utilizado la grafía Guafo para referirnos al nombre de la isla en vez de Huafo. Sin embargo,
hemos conservado la grafía Huafo cuando se usa en una
cita documental.
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D. QUIROZ
Fuente & Quiroz, 2011).
La etnografía histórica
La caza de ballenas constituye hoy, en
nuestro país (Martinic, 1973, 1977, 2004;
Guzmán, 2006; Sepúlveda, 2008), un conjunto de
eventos pasados, es decir, eventos que no pueden
ser observados directamente, y la posibilidad de
desarrollar una etnografía de eventos pasados
coloca al investigador frente al dilema de apelar
a técnicas de recolección de datos más ligadas
a otras disciplinas, como la historia (Gil, 2010:
250). La información sobre estos “eventos pasados”
está almacenada en “archivos”, espacios donde
el historiador desarrolla su “trabajo de campo”
y elabora sus principales herramientas analíticas
(O’Dell & Willim, 2011). La etnografía de “eventos
pasados”, llamada también etnografía histórica
(Wietschorke, 2010), se basa en la habilidad de sus
practicantes en examinar lo ignorado o llamar la
atención sobre aquellas áreas de la vida que no
han sido cuestionadas o han pasado inadvertidas
(Wilson, 2012:16). La etnografía contiene muchos
métodos diversos, todos basados, de alguna
manera, en textos de distinta naturaleza. ¿Es
posible, para los etnógrafos del pasado [lograr]
describir y comprender un mundo perdido
(Lennartsson, 2011:107-109). La etnografía es una
disciplina narrativa [y] la etnografía histórica no
es una excepción (Lennartsson, 2012:90).
La antropología ha trabajado en los archivos
desde hace mucho tiempo y la larga, y a veces
conflictiva, relación entre antropología e historia
nos entrega un conjunto de ideas y conceptos
que debemos entenderlos como una oportunidad
epistemológica, una fuente desde donde poder
generar nuevos conocimientos. La imposibilidad de
observar la caza de ballenas directamente no impide
visitar los lugares donde se produjo, contemplar
sus “ruinas”, conversar con la gente que participó
de ella y buscar en bibliotecas y archivos, datos y
noticias sobre las distintas facetas de su práctica. Los
materiales son entonces un conjunto de “recortes”,
“recuerdos” y “ruinas” que debemos integrar
en una etnografía histórica que entregue una
narración plausible sobre la historia, características
y funcionamiento de la planta ballenera de Guafo.
Revisamos acuciosamente las publicaciones
relacionadas con la caza de ballenas en las costas
de Chile y obtuvimos datos fragmentarios sobre el
proceso de construcción, sus operaciones y posterior
desmantelamiento. Buscamos documentos inéditos.
Revisamos sistemáticamente en Valdivia el Archivo
del Conservador de Bienes Raíces de esa ciudad.
Consultamos en el Archivo de la Administración
del Archivo Nacional algunos fondos específicos
de Notarios y Conservadores de Bienes Raíces de
Santiago y también los Decretos del Ministerio de
Hacienda que autorizaban el funcionamiento de las
diversas sociedades balleneras. Los resultados los
cotejamos con la información que aparece sobre
estas empresas en el Diario Oficial. En la Biblioteca
Nacional de Santiago de Chile buscamos en los
diarios El Correo de Valdivia y La Cruz del Sur de
Ancud, algunos datos sobre las actividades balleneras
en la planta. Pero tal vez lo más interesante sea un
pequeño conjunto de fotografías sobre la planta de
Guafo en manos privadas en Valdivia, las que nos
permitieron “imaginarla” visualmente.
Sostuvimos intensas conversaciones o
“entrevistas” con personas que participaron en
las faenas balleneras de isla Guafo, que pudieron
observarlas o que simplemente escucharon de sus
mayores algunas historias y relatos sobre ellas.
Las conversaciones las sostuvimos en Melinka,
Quellón, Castro y Ancud; en Corral, Amargos,
San Carlos de Corral y Valdivia, en Quintay y
Quilpué. Son “recuerdos”, es decir, interpretaciones
contemporáneas de hechos (o, para ser justo, de
interpretaciones) pretéritos.
No pudimos visitar las ruinas de la planta
ballenera de Guafo, pero obtuvimos un conjunto de
fotografías que nos permite formarnos una idea de la
situación actual de sus edificaciones e instalaciones.
Nos interesaba “estar ahí”, contemplar y sentir las
“ruinas”, participar directamente de su abandono. Las
fotografías son, sin embargo, un pálido sustituto de
estas sensaciones.
Las operaciones balleneras en isla Guafo
La isla Guafo se encuentra situada entre los
paralelos 43° 52’ y 43° 69’ S y los meridianos 74°
55 y 74° 84’ W., a unos 38 km al suroeste de la
Isla Grande de Chiloé, en la boca del golfo del
Corcovado. La isla Guafo tiene una superficie de
214 km2 y su perímetro costero llega a 72 km. La
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
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Fig. 2 Ubicación y Mapa de Isla Guafo [Dibujo Paula de la Fuente]
isla posee una topografía montañosa, con pequeños
valles escarpados recorridos por esteros encajonados,
siendo su altura máxima 306 m. La costa es, en
su mayor parte, bastante acantilada, inaccesible
incluso en condiciones atmosféricas normales, pero
con algunas laderas y playas de arena (Clark et al.,
1984). El clima es templado lluvioso, con temperatura
promedio máximas de 12,3 °C y mínimas de 6,7 °C.
Las precipitaciones anuales son de 1.670 mm, siendo
mayo el mes más lluvioso, con 212 mm y enero el
más seco, con 88 mm. Predomina el bosque laurifolio
de Chiloé, siendo el olivillo la especie más frecuente
(Reyes-Arriagada et al., 2009).
Se encuentra
deshabitada, excepto por la dotación de marinos que
atiende el faro de la isla y algunos pescadores que
frecuentan temporalmente sus costas (Clark et al.,
1984).
Los alrededores de la isla siempre fueron
considerados como un caladero importante para los
balleneros que recorrieron las costas chilenas durante
la primera mitad del siglo XIX. El coto de caza de
Guafo se ubica al oeste y sur este de [la isla] Guafo
donde, desde comienzos de septiembre hasta
diciembre, hay cachalotes en gran abundancia,
siendo la boca del golfo de las Guaitecas su lugar
favorito de alimentación. La ballena franca o negra
frecuenta Guafo en gran número y se cree que en
algunas temporadas aparecen en estos lugares hasta
marzo (Fanning, 1833: 482). La zona de la boca de
Guafo continuó siendo utilizada por los balleneros
durante todo el siglo XIX pero no tenemos datos
fiables relativos a las capturas o cantidades de aceite
producidas durante ese siglo.
La caza moderna de ballenas comienza en Chile
en la primera década del siglo XX con la formación
de varias sociedades especializadas en la captura
y procesamiento de cetáceos (Pastene & Quiroz,
2010). En los inicios del siglo hubo tres empresas que
trabajaron en las costas de Chile usando el modelo
noruego de caza. Todas ellas tuvieron operaciones de
distinta envergadura en los alrededores de isla Guafo.
La Sociedad Ballenera de Magallanes caza ballenas
en las temporadas 1910 y 1911 utilizando el vapor
RUBENS como buque factoría anclado en Puerto
Low, Islas Guaitecas (Quiroz & de la Fuente, 2012).
Los buques de la Sociedad Ballenera y Pescadora
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D. QUIROZ
de Valdivia acostumbraban a operar en la zona: el
6 de diciembre [de 1909] llega el NORUEGA con
una ballena azul, que había sido cazada en la isla
Guafo (Aagaard, 1930: 368), pero los cetáceos eran
procesados y contabilizados en su planta de San
Carlos de Corral (Quiroz, 2010a). La empresa que se
establece más cerca de la isla Guafo es la Ballenera
del Pacífico, que construye en 1909 una planta en la
isla San Pedro, al sureste de la Isla Grande de Chiloé
(Quiroz, 2010b), capturando en la zona durante su
primera temporada [1909-1910] treinta y siete
ballenas, entre ellas treinta y dos ballenas azules,
cuatro ballenas de aleta y una jorobada, que en
total dieron 1,327 barriles de aceite (Aagaard 1930,
I: 367; cf. Risting, 1922: 559).
Las sociedades balleneras
La posibilidad de procesar los cetáceos cerca
de sus caladeros será un gran incentivo para distintos
empresarios que formaron sociedades para desarrollar
operaciones desde la isla. La planta ballenera de Guafo
fue construida por la Sociedad Pescadores de Chile
y Noruega en la temporada 1922-1923 y operada
por esa empresa hasta 1924, cuando su gestión fue
traspasada, primero a la Sociedad Thomassen y Cia.
y luego a la Sociedad Ballenera de Corral. A fines
de 1935 la Compañía Industrial S.A. adquiere los
activos y pasivos de la empresa valdiviana, entre ellos
la planta de Guafo, operándola hasta la temporada
1937-1938, cuando es cerrada y luego desmantelada.
La Sociedad Pescadores de Chile y Noruega
El comerciante Francisco Molina, de Valdivia,
2
3
4
5
Escrituras Públicas de Santiago [Pedro N. Cruz], 1921, n°
807, 25 de abril de 1921, v. 2921, fs.742-744. Archivo de
la Administración del Archivo Nacional [Santiago, Chile].
Registro de Comercio de Valparaíso, 1921, n° 209, 30 de
abril de 1921. fs. 211v-212. Archivo de la Administración
del Archivo Nacional [Santiago, Chile].
Escrituras Públicas de Santiago [Pedro N. Cruz], 1921, n°
108, 9 de mayo de 1921, V. 2922, fs. 98-99. Archivo de la
Administración del Archivo Nacional [Santiago, Chile].
Hay algunas diferencias con los datos que aparecen en los
registros internacionales de buques. Para Det Norske Veritas
(1913), el Penguin tenía un arqueo de 169 GRT y 62 NRT,
con 101 pies de eslora, 20,1 pies de manga y 11,9 pies de
puntal, con un motor de 60 NHP, y para el Lloyd’s Register
(1924) su arqueo era de 173 GRT y 77 NRT y tenía las mis-
y José María Raposo, de Santiago, protocolizan el
25 de abril de 1921 las escrituras de una sociedad
colectiva por acciones denominada Pescadores Chile
y Noruega ante el Notario de Santiago Pedro Nolasco
Cruz. El capital social era de doscientos cincuenta mil
pesos divididos en diez mil acciones de veinticinco
pesos cada una, de las que ocho mil corresponden a
Francisco Molina y dos mil a José María Raposo. Su
objetivo era esplotar la industria de la pesca en las
costas de Chile i del Ecuador i mares adyacentes,
i beneficiar el pescado ahumándolo o colocándolo
en conserva o llevando el pescado a los puertos
de la República para su consumo inmediato, i se
dedicará también a la venta o refinación del aceite
de ballena i a todas las industrias que se relaciones
con la pesca. La sociedad tiene como proyecto
fusionarse más adelante con una firma noruega
compuesta de navieros y capitanes de buques. El
domicilio de la sociedad será “por ahora Valparaíso”
y su gerente Godofredo Oettinger, de Valdivia, que
tendrá a su cargo, entre otras cosas, ceder parte del
haber social a la firma noruega a que antes se ha
hecho referencia, que recibirá una remuneración
mensual de mil pesos2. La sociedad es inscrita en el
Registro de Comercio de Valparaíso el 30 de abril de
19213. Los estatutos de la sociedad son modificados
unos días más tarde, cambiando en su objetivo la
frase se dedicará también a la venta o refinación
de aceite de ballena por se dedicará también a la
pesca de ballenas y a la venta y refinación de aceite
de ballena4.
Para cumplir con sus objetivos balleneros,
la sociedad adquiere en 1921, en ochenta mil
nacionales, moneda argentina, el vapor Penguin, de
ciento sesenta i nueve, cuarenta i tres toneladas
mas dimensiones, pero con un motor 41 NHP. Los ochenta
mil nacionales se desglosan en “veinticinco mil nacionales
que la Sociedad Pescadores de Chile i Noruega envió a Lundt
Hermanos i Compañía, de Buenos Aires” en septiembre de
1921, “quince mil nacionales que el señor Trygge Haslund,
como representante de Lund Hermanos i Compañía, debía pagar a la sociedad por indemnización según transacción
otorgada en el juicio indicado anteriormente” y “cuarenta mil
nacionales que la sociedad reconoce deber i se obliga a pagar
al American Foreign Banking Corporation en diez i ocho meses”, abonándole un 10% anual. Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1922, Tomo I, n° 197, 22 de febrero de
1922, fs. 124v-129. Archivo Conservador de Bienes Raíces
de Valdivia [Valdivia, Chile].
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
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Fig. 3 El vapor Penguin, con las banderas de Chile y Noruega, fondeado en Niebla, 1921
[Foto gentileza de Fernando Oettinger].
de registro bruto i sesenta i dos, veintisiete
toneladas de registro neto i que se individualiza
del modo siguiente: eslora ciento seis pies diez
pulgadas, manga veinte pies i puntal doce pies
siete pulgadas5. El Penguin era un ballenero a vapor,
con casco de acero, construido en 1909 por A/S
Framnaes mek. Verksted, de Sandefjord, Noruega
(# 79), para A/S Ocean, de Larvik, Noruega. El
buque tenía un motor de vapor, a carbón, de triple
expansión y tres cilindros, de 60 NHP fabricado
por Akers mek. Verksted, de Christianía, Noruega
(Bogen, 1948). Fue utilizado entre 1909 y 1912
en la caza de ballenas desde la estación terrestre de
New Fortuna Bay (posteriormente Ocean Harbour),
en las Islas Georgias del Sur (Hart, 2006). En 1913
fue arrendado a la Compañía Argentina de Pesca,
que operaba desde Grytviken, Islas Georgias del
Sur (Hart, 2001: 522). Fue requisado en 1914 por
la Real Marina Noruega y devuelto en 1920 a A/S
Vestfold, compañía que surge de la fusión entre A/S
Ocean y A/S Sandefjord (Hart 2006). El Penguin es
vendido en 1921 a la Sociedad Pescadores de Chile
y Noruega a través de los oficios de Wictor Esbensen,
gerente de la Compañía Argentina de Pesca (Hart,
2001).
6
Escrituras Públicas de Santiago [José Vicente Fabres], 1921, n°
3, 2 de noviembre de 1921, V. 2937, fs. 2v-4v. Archivo de la
Ese mismo año, 1921, Carlos Oettinger
arrienda, en tres mil pesos anuales, a Alamiro
Guzmán Moreno cincuenta hectáreas de terreno
en dicha isla [Guafo] terreno que el arrendatario
elegirá en los seis meses siguientes a la fecha de
esta escritura con el objeto exclusivo de instalar
en la isla, estaciones destinadas a la pesca. La
duración del contrato es de siete años a contar de
la fecha de esta escritura y el arrendatario queda
facultado para traspasar este contrato, si lo cree
conveniente, a la Sociedad Pescadores Chile y
Noruega. El arrendatario tendrá derechos para
aprovechar las maderas i leñas que en la parte
arrendada de la isla existan, siempre que sea
para los usos de la industria que debe instalar
y también podrá explotar i beneficiar las minas
de carbón de piedra u otras sustancias minerales
que en la isla existan, pagando al arrendador
un peso, moneda nacional, por cada tonelada
que se extraiga. El contrato se constituye también
en una promesa de venta del dueño de la isla
denominada ‘Huafo’, situada en el departamento
de Castro, provincia de Chiloé, por toda la isla a
su arrendatario, por el precio de tres millones de
pesos, moneda nacional6.
Administración del Archivo Nacional [Santiago, Chile].
88
D. QUIROZ
Debido al fracaso en las negociaciones para
fusionarse con una “firma noruega”, en 1922 los
estatutos son nuevamente modificados, transformando la sociedad colectiva por acciones en una
comunidad y cambiando su domicilio de Valparaíso
a Valdivia7.
La prensa local informa que hacia finales de
1922 ´ha iniciado sus trabajos la nueva sociedad
ballenera titulada Sociedad de Pescadores ‘Chile
y Noruega’. Hoy zarpará al sur el ‘Pinguin’, el
más grande de los buques balleneros que hay en
la costa chilena, llevando a remolque al buque
‘Leonora’8, a cuyo bordo van las casas y demás
instalaciones para la fábrica que se instalará
en Puerto Low, que es donde estará el asiento
industrial de la nueva ballenera. Al bordo del
‘Pinguin’ van el Gerente de la Sociedad, Sr.
Godofredo Oettinger y don José María Raposo,
uno de sus propietarios, que dirigirán las
instalaciones. La nueva sociedad ballenera está
llamada a tener un gran auge industrial9. Estos
datos son repetidos, con algunas modificaciones e
imprecisiones, en otros informes contemporáneos.
En uno se indica que el ballenero Penguin y el
vapor LEONORA, que sirve como una factoría
flotante, dejaron Corral [enero 1923] para el sur
y en breve la empresa poseería un nuevo vapor
ballenero, pero aún no ha llegado (Allen, 1923:
46). En otro informe se señala que la empresa tiene
en servicio de pesca al vapor ballenero Penguin,
de último modelo, adquirido en Noruega y
que la base de operaciones y la administración
7
8
9
10
Escrituras Públicas de Santiago [Pedro N. Cruz], 1922,
n° 446, 3 de octubre de 1922, V. 2974, fs. 475v-476v,
Archivo de la Administración del Archivo Nacional
[Santiago, Chile].
El buque LEONORA era, al parecer, una goleta que, al
mando del capitán Evaristo Calderón, naufraga el 29 de
junio de 1923 en Caleta Samuel, isla Guafo, durante un
fuerte temporal. Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel
Varela], 1923, Tomo III, n° 1370, 14 de febrero de 1923,
fs. 1040v-1041v. Archivo Conservador de Bienes Raíces
de Valdivia [Valdivia, Chile].
El Correo de Valdivia (Valdivia), 14 de enero de 1923.
Las principales fuentes de información sobre las capturas
de ballenas y producción de aceite, guano y otros derivados,
son las estadísticas internacionales oficiales reunidas por
la Norsk Hvalfangsteforeging [Asociación Noruega de
Balleneros] con sede en Sandefjord, Noruega, y publicadas
desde 1912 en la revista Norsk Hvalfangst-Tidende [La
Gaceta Ballenera Noruega]. En 1930 el gobierno noruego
se encuentra en Puerto Low, islas Guaitecas, al
sur de Chiloé, donde se elabora todos los tipos
de aceite y abono de hueso y carne de ballena,
siendo su capacidad productora, por ahora, sólo
de 5.000 barriles de aceite por año agregando
que próximamente instalará una fábrica flotante,
que se fondeará en la península de Tres Montes,
donde cuenta con concesión fiscal por 25 años
(Swett, 1923: 1170).
En definitiva la planta ballenera se construirá
en Caleta Samuel, Isla Guafo, y no en Puerto Low,
Islas Guaitecas, aunque algunas instalaciones se
construyeron en ese lugar. Los nuevos proyectos
y las adquisiciones indicadas nunca se concretarán.
De acuerdo a las estadísticas internacionales
oficiales10 la expedición de 1922-1923 habría
logrado cazar solamente cuatro ballenas, dos
azules y dos de aleta, las que produjeron 140
barriles de aceite, debido a que la compañía no
pudo empezar a cazar hasta muy avanzada la
temporada y que además el establecimiento
no se ha construido completamente, ya que se
han limitado a instalar una caldera abierta y un
cocinador pequeño (Anónimo, 1923: 101)11.
La Sociedad de Pesca
Thomassen y Compañía
El año 1924 es un año crítico y de gran
movimiento societario respecto de la gestión de la
planta ballenera de Guafo. El 31 de diciembre de
1923 se hace un balance de los activos y pasivos
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13
establece el Bureau of International Whaling Statistics para
llevar un registro acucioso de las capturas de cetáceos, las
que publicará anualmente en la revista International Whaling
Statistics. En 1984 esta responsabilidad será asumida por
la Comisión Ballenera Internacional [InternationalWhaling
Commission] con asiento en Cambridge, Inglaterra.
La traducción del texto original en noruego es de
responsabilidad del autor.
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 220, 13 de febrero de 1924, fs. 167-168. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Godofredo Oettinger Stegmaier nace en Valdivia, Chile, el
27 de enero de 1890. Casado con Hertha Eisendecher,
tuvo dos hijos, Godofredo y Helen. Estudió en la Deutsche
Schule de Valdivia y en el English Institute de Santiago.
Luego estudió comercio en Manchester, Inglaterra. Se
dedicó principalmente al negocio naviero (datos obtenidos
de http://historiadevaldivia-chile.blogspot.com/2014/01/
familia-oettinger.html).
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
89
de la Sociedad Pescadores de Chile y Noruega,
obteniendo como resultado activos por $623.552,26
y pasivos por $252.252,45, con un saldo positivo
de $371.289,81. Los socios deciden transferir
sus bienes12 a los señores Godofredo Oettinger13 y
Tiedemann Thomassen14, quiénes forman una
sociedad en comandita por acciones denominada
Sociedad de Pesca Oettinger, Thomassen y
Compañía15, y disolver la Sociedad Pescadores
de Chile y Noruega16. El capital social de la
nueva sociedad, sería de $500.000 repartido en
quinientas acciones de $1.000 cada una, y estaba
constituido por los aportes que hacen los socios
gestores consistentes en el establecimiento
ballenero i refinería de aceite, situado en la
isla de Huafo, en el vapor ballenero Penguin,
útiles de pesca, existencia en aceite, carbón
i leña, créditos i en dinero en efectivo que en
este acto transfieren a la sociedad17. Los socios
gestores eran G. Oettinger y T, Thomassen, y los
socios comanditarios O. Eisendacher, E. Stack,
A. Stegmaier, H. Eisendacher de Oettinger, y A.
Nygaard de Thomassen18. Se dejaba establecido
que la explotación del negocio ballenero, a
contar desde el treinta y uno de diciembre último
corre por cuenta i riesgo de los compradores19.
Godofredo Oettinger desiste de ser socio gestor de
la empresa por lo que este intento no prospera
y se dejan sin efecto todas las escrituras que lo
sustentaban.
El 12 de febrero de 1924 se realiza un
nuevo balance de la sociedad, que arroja como
resultado la existencia de activos por $752.252,45
y pasivos por $354.370,06, con un saldo positivo
de $397.882,39. Los socios deciden transferir los
activos y pasivos20 de la Sociedad de Pescadores de
Chile y Noruega a una nueva sociedad, también en
Tiedemann M Thomassen nació en Bergen, Noruega, el
8 de agosto de 1877. Casado con Annja Nygaard, llega a
Chile en 1914 a bordo del vapor ORITA. Fue administrador
de la planta ballenera de San Carlos de Corral entre 1917
y 1920. Trajo más tarde desde Noruega a sus hermanos
Víctor y Thomas, los que también formaron familia y se
quedaron en Chile. Tuvo 5 hijos, Marta, Tomás, Norman y
Aase, nacidos en Noruega, y Ana María, nacida en Valdivia,
Chile. Fallece en Santiago, el 8 de noviembre de 1925,
poco tiempo después de vender su empresa a la Sociedad
Ballenera de Corral (datos proporcionados por su nieta
Irene Aguilar Thomassen, Valdivia, Chile).
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 222, 13 de febrero de 1924, fs. 169-176. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 221, 13 de febrero de 1924, fs. 168-169. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 222, 13 de febrero de 1924, fs. 169-176. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
G. Oettinger, 372 acciones, T, Thomassen 25 acciones,
O. Eisendacher, 25 acciones, E. Stack, 24 acciones, H.
Eisendacher de Oettinger, 46 acciones, A. Stegmaier,
4 acciones, y A. Nygaard de Thomassen, 4 acciones.
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 230, 14 de febrero de 1924, fs. 181-182v. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 220, 13 de febrero de 1924, fs. 167-168. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
I, n° 244, 16 de febrero de 1924, fs. 192v-194. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924,
Tomo I, n° 244, 16 de febrero de 1924, fs. 192v194. Archivo Conservador de Bienes Raíces de Valdivia
[Valdivia, Chile].
Fig. 4 T. M Thomassen en la planta de Guafo, 1924 [Foto
gentileza de Irene Aguilar Thomassen].
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90
D. QUIROZ
comandita por acciones, denominada Sociedad de
Pesca Thomassen y Compañía, cuyo socio gestor
era Tiedeman Thomassen, ahora en solitario21. La
sociedad se constituye en Valdivia, con el objetivo
de a) adquirir el establecimiento ballenero, el vapor
Penguin i demás bienes de la Sociedad Pescadores
Chile i Noruega; b) continuar la explotación de
la industria de la pesca, beneficio de ballenas y
refinería de aceite, c) dedicarse a cualquier otra
rama de la industria pesquera que se estimare
oportuno atender. El capital social era el mismo,
de $500.000, constituido por el establecimiento
ballenero de Guafo, vapor ballenero Penguin,
útiles de pesca, existencia en aceite, carbón y
leña, créditos y dinero efectivo aportado por los
socios i dividido en quinientas acciones de un
mil pesos cada una, de las cuales corresponden
al socio gestor veinticinco acciones y las demás
a los socios comanditarios. La administración y
en especial la dirección técnica de los negocios
estará a cargo del socio gestor y Godofredo
Oettinger permanecerá como gerente y tendrá la
administración general i el uso de la razón social,
anteponiendo a su firma personal, el nombre
de la sociedad22. Los socios comanditarios eran
ahora Francisco Molina, José María Raposo, los
antiguos dueños de la Sociedad Pescadores Chile
y Noruega, y algunos de sus acreedores como Otto
Eisendecher, Alberto Stegmaier y Anna Nygaard
de Thomassen23.
El 30 de abril de 1924, en Junta General
de Accionistas, con la asistencia de todos ellos el
Presidente de la Sociedad de Pesca Thomassen
y Compañía José María Raposo informa que
se habían iniciado gestiones para fusionar la
sociedad con la Sociedad Ballenera de Corral
i que el resultado de esas gestiones era la
siguiente proposición: […] La Sociedad de Pesca
Thomassen y Compañía transfiere a la Sociedad
Ballenera de Corral el activo de la sociedad
incluyendo la existencia actual de aceite por el
precio de cuatrocientos sesenta mil ciento diez
peso ($460.110) en acciones de la Sociedad
Ballenera de Corral i setenta i ocho mil noventa
pesos en dinero en efectivo ($78.090) […]. El
Presidente manifestó que esta proposición era el
resultado de laboriosas gestiones i agregó que,
en su concepto, había manifiesta conveniencia,
ya que no había sido posible mejorarla en
atención a la circunstancia de que la Sociedad
Ballenera de Corral tenía los capitales listos
para establecerse en las cercanías de Guafo,
lo que, como era natural, tenía que traer una
formidable competencia entre las dos sociedades,
i como la Sociedad Thomassen i Compañía tenía
un capital reducido, la competencia les sería
claramente desfavorable, que, además el negocio
de pesca de ballena en una sola mano con
elementos de trabajo i dinero, ofrece seguridades
de que tomaría gran impulso i compensaría
con sus utilidades a los accionistas de ambas
sociedades. La Junta acepta por unanimidad la
propuesta, acordando protocolizar una promesa
de compraventa con Jorge Anwandter, Gerente de
la Sociedad Ballenera de Corral, donde se vende,
en la suma indicada anteriormente, los activos de
la Sociedad de Pesca Thomassen y Compañía,
consistentes en el vapor ballenero Penguin,
establecimiento de beneficio de ballenas i
refinería de aceite de Huafo, existencias en
carbón, materiales de pesca, maquinarias i
enseres i útiles, que se encuentran en Huafo i en
Puerto Low, exceptuando la existencia en aceite
y barbas de ballena y sus pasivos24.
En un informe elaborado por el Guarda
Pesca de Corral en el mes de mayo de 1924 a
solicitud de la Inspección General de Bosques,
Pesca y Caza, se indica que la Compañía Ballenera
de Huafo, que empezó sus labores en noviembre
del año pasado, ha cazado hasta abril último 45
ejemplares de ballenas, de las cuáles cinco son
righwales. Esta compañía ha tenido una utilidad
de las ballenas de 1.570 barriles de 200 litros
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924,
n° 245, 16 de febrero de 1924, fs. 194-201. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Francisco Molina tenía 298 acciones, José María Raposo,
74, Otto Eisendecher, 70, Alberto Stegmaier, 28, Anna
Nygaard de Thomassen, 4, T. Thomassen, 25, lo que
completa el total de 500 acciones. Escrituras Públicas de
Valdivia [Miguel Varela], 1924, n° 246, 18 de febrero
de 1924, fs. 201-202v. Archivo Conservador de Bienes
Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
II, n° 653,1° de mayo de 1924, fs.534--537. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia].
El Correo de Valdivia (Valdivia), 24 de mayo de 1924: 9.
22
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24
25
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
de aceite de primera calidad y 1.230 [ton] de
barbas25. Estos datos corresponden a la campaña
1923-1924, aún sin finalizar.
91
La Sociedad Ballenera de Corral era una
sociedad anónima constituida el 22 de diciembre
de 1913, para la pesca i beneficio de ballenas
i elaboración de sus derivados, con un capital
social de veinte mil libras esterlinas, divididas
en dos mil acciones de diez libras esterlinas
cada una, totalmente pagadas26. Después de los
trámites exigidos por las autoridades, se autoriza
la existencia de la sociedad, aprobando sus
estatutos y declarándola legalmente instalada, el
24 de julio de 1914 mediante Decreto Supremo
N° 2.012 del Ministerio de Hacienda27. Debido a
una reorganización de la empresa, las inscripciones
de 1914 fueron dejadas sin efecto en 191628 y la
sociedad se constituye nuevamente durante el año
siguiente, aprobando sus estatutos y quedando
legalmente instalada mediante Decreto Supremo
N° 1.638 del Ministerio de Hacienda, el 31 de julio
de 191729.
El 14 de mayo de 1924, en Junta General
Extraordinaria de Accionistas, el presidente de
la Sociedad Ballenera de Corral solicita una
modificación de sus estatutos que consiste en
aumentar el capital social de $ 1.561.800
a $ 2.100.000, […] para poder adquirir el
establecimiento ballenero de la Sociedad de
Pesca Thomassen y Compañía, conforme al
plan ideado por el Directorio30. La Junta acepta
la propuesta y la solicitud de modificación de
estatutos de la Sociedad Ballenera de Corral es
aprobada, mediante el D. S. N° 1264 del Ministerio
de Hacienda, el 23 de junio de 1924, autorizando
la emisión de nuevas acciones hasta alcanzar
el capital indicado31. La Sociedad Ballenera de
Corral compra los activos de la Sociedad de Pesca
Thomassen y Compañía y se hace cargo de la
planta ballenera ubicada en Caleta Samuel, isla
Guafo32.
Para hacer efectiva las operaciones de la
planta ballenera, Carlos Oettinger actualiza el
contrato de arriendo que había establecido en
1921 con Alamiro Guzmán Moreno, dueño del
terreno en Isla Guafo, prorrogándolo por siete
años adicionales a contar del vencimiento del
primer contrato y aumentando el canon anual
a seis mil pesos33, lo que implica su término
recién en 1935. El contrato de arriendo es luego
perfeccionado con una escritura complementaria
para fijar las cincuenta hectáreas de suelo dadas
en arrendamiento. Los deslindes que la separan
del resto de la isla son: de la desembocadura del
estero que cae en la caleta Samuel sale una línea
recta hacia el suroeste de doce kilómetros de
largo, de ahí forma el deslinde otra línea recta de
un kilómetro de largo rumbo al noroeste y desde
este punto otra línea recta al mar con rumbo
al norte, abarcando estos límites una cabida
aproximada de cincuenta hectáreas, autorizando
a extraer leña para el uso de las fábricas y
vapores balleneros fuera de la porción de terreno
deslindada […] sin retribución especial e instalar
una casa habitación en la parte sureste de la
Escrituras Públicas de Valdivia [Jerardo Ríos], 1913,
Tomo VI, n° 470, 22 de diciembre de 1913, fs. 351-355v. Archivo Conservador de Bienes Raíces de Valdivia
[Valdivia].
Registro de Sociedades de Valdivia, 1914, n° 31 y n°
32, 13 de agosto de 1914, fs. 25v-30v; 30v-31. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia]. Diario
Oficial (Santiago de Chile), 20 de agosto de 1914.
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1916, Tomo
II, n° 1208, 5 de diciembre de 1916, fs. 752-753. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia].
Registro de Sociedades de Valdivia, 1917, n° 26, 18 de
agosto de 1917, fs. 25v-29. Archivo Conservador de
Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia]; Diario Oficial (Santiago
de Chile), 14 de agosto de 1917.
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
II, n° 742,14 de mayo de 1924, fs. 599-600v. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia].
Registro de Sociedades de Valdivia, 1924, n° 54, 27 de
junio de 1924, fs. 57-60v. Archivo Conservador de Bienes
Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1924, Tomo
II, n° 1662, 9 de octubre de 1924, fs. 1297-1299v. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia].
Escrituras Públicas de Santiago [José Vicente Fabres],
1925, n° 307, 27 de enero de 1925. V. 3232, fs. 282282v. Archivo de la Administración del Archivo Nacional
[Santiago, Chile].
Escrituras Públicas de Santiago [José Vicente Fabres],
1925, n° 399, 18 de abril de 1925, V. 3233, fs. 338v339. Archivo de la Administración del Archivo Nacional
[Santiago, Chile].
La Sociedad Ballenera de Corral
26
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29
30
31
32
33
34
92
D. QUIROZ
caleta Samuel, frente al establecimiento, a fin
de poder mejor vigilar [lo]34.
C. Oettinger establece luego un acuerdo con
la Sociedad Ballenera de Corral para el uso del
predio de Guafo, formando con la sociedad una
comunidad o sociedad de hecho, donde se indica
que la Sociedad Ballenera de Corral establecerá en
dicha isla por su propia cuenta un establecimiento
ballenero i de refinación de aceites y Carlos
Oettinger recibirá una utilidad fija de seis mil
pesos al año, utilidad que será entregada al señor
Carlos Oettinger en una letra bancaria a la vista
i a la oren del señor Alamiro Guzmán Moreno,
es decir, las utilidades son, en realidad, para el pago
del canon anual de arriendo del terreno en isla
Guafo. La verdadera “ganancia” de Oettinger se
establece en el art. n° 4 del mencionado contrato,
donde la Sociedad Ballenera de Corral se obliga
a hacer transportar en las embarcaciones de
propiedad del señor Carlos Oettinger o en las
que él indique, los aceites, envases, mercaderías
i demás carga que la sociedad ballenera tenga
que conducir de Corral a Valdivia o viceversa o
puntos intermedios por el tiempo que dure el
presente contrato. El precio de este servicio se
ajustará a la tarifa que rija entre las diversas
empresas o agencias de vapores establecidas en
esta ciudad35.
La Sociedad Ballenera de Corral comienza
a procesar ballenas en la planta de Isla Guafo
desde la temporada 1924-1925. En un informe
elaborado por el Departamento de Comercio
Exterior del Reino Unido, en 1927, se indica que
La Sociedad Ballenera de Corral ha tenido una
temporada exitosa […] La nueva base en la isla
Huafo, establecida en 1925, ha sido muy efectiva
y facilita las operaciones en la isla de Chiloé.
La producción de aceite y guano ha encontrado
una venta rápida, embarques regulares se envían
a Europa y la demanda por el fertilizante es
mayor que lo suministrado (Scott, 1927: 36).
Desafortunadamente no tenemos estadísticas que
desagreguen los aportes de las plantas balleneras
de San Carlos de Corral y Guafo a la producción de
la Sociedad Ballenera de Corral entre 1924-1925
y 1929-1930.
Recién iniciada la temporada 1930-1931 en
Guafo se notó muy pronto una notable escasez
de ballenas, que se tradujo en una considerable
merma en la producción de aceite, circunstancia
que obligó al Consejo Directivo a paralizar ya a
fines de febrero las faenas en ese lugar y poner en
actividad el establecimiento en Corral, en donde
se trabajó hasta principios de mayo. Además, el
exceso de producción sobre el consumo fue la
causa directa de la enorme baja que sufrieron los
precios en Europa [… lo que] hizo imposible toda
exportación y la sociedad tuvo que conformarse
con surtir el mercado interno del país […] Estas
circunstancias determinaron una disminución
en las ventas de los productos de la compañía,
disminución que llegó a un 43% en relación
con las efectuadas el año anterior. La compañía
reduce el monto de sueldos y jornales y realiza
solo los trabajos más indispensables como las
reparaciones necesarias para la conservación de
los vapores. La empresa declara pérdidas por $
367.655,81 en el ejercicio 1930-1931 (Sociedad
Ballenera de Corral, 1931, pp. 1-2). En la Junta
General Ordinaria realizada en diciembre de 1931
se plantea que la situación de la sociedad parecía
tornarse crítica en atención a los bajos precios
de los productos en el país y especialmente en
Europa y que podría ser necesaria su liquidación36.
La situación mejora en la temporada siguiente y
se hace mucho más holgada: por el momento
no existía razón alguna que justificara su
liquidación, pues, los productos habían subido
de valor en forma apreciable y había mercado
en el país para toda la producción, teniendo a la
fecha pagadas todas las obligaciones y quedando
aun con fondos disponibles para iniciar la nueva
temporada de caza que empezará en octubre37.
Durante todo el quinquenio 1931-1935
tenemos información segregada de las capturas y
productividad de cada una de las planta balleneras
de la sociedad. El total de ballenas capturadas en
las dos plantas es relativamente semejante aunque
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1925,
n° 361, 14 de marzo de 1925, fs.257v-258v. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia,
Chile].
Acta de la Junta General Extraordinaria de accionistas
celebrada el 1° de agosto de 1932. En Diario Oficial
(Santiago de Chile), N° 16,515, 2 de marzo de 1933.
Acta de la Junta General Extraordinaria de accionistas
celebrada el 1° de agosto de 1932. En Diario Oficial
(Santiago de Chile), N° 16,515, 2 de marzo de 1933.
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ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
Tabla 1. Capturas en la planta de Huafo comparadas con las de la planta de San Carlos, 1931-1935.
Temporada
Azul
Aleta
Jorobada
Sei
1931
3
1
1
1932
27
3
3
9
39
Total
Guafo
Total
San Carlos
6
11
123
21
24
87
84
1933
11
17
9
14
11
19
81
104
1934
15
86
6
3
6
47
163
76
1935
16
25
14
1
27
37
120
108
Total
72
132
33
27
65
133
462
495
en algunos años específicos una pese más que la
otra.
En 1935 la Sociedad Ballenera de Corral
decide vender su negocio ballenero firmando una
promesa de venta o contrato ad-referendum a la
Compañía Industrial S.A. Esta promesa de venta
contempla que la Compañía Industrial adquiere los
activos de la Sociedad Ballenera de Corral, y se
hace cargo de los pasivos conforme a un balance e
inventario que ésta practicaría extraordinariamente
el 31 de marzo de 1935. Incluye en esta venta
los edificios, construcciones, maquinarias e
instalaciones existentes en la Caleta Samuel en
la Isla de Guafo, en los terrenos arrendados al
señor Alamiro Guzmán Moreno y una serie de
embarcaciones menores existentes en la planta de
Guafo38. La promesa o contrato ad-referendum es
aprobada y ratificada unánimemente por sendas
reuniones generales extraordinarias de accionistas
realizadas el 24 de diciembre de 1935, la de la
Sociedad Ballenera de Corral en Valdivia39 y la
de la Compañía Industrial en Valparaíso40. Esta
ratificación implicaba para la Sociedad Ballenera
de Corral solicitar su disolución y liquidación
anticipada y para la Compañía Industrial el
38
Cachalote
Franca
Estas embarcaciones eran “una lancha Ñata; una lancha con
estanque para agua, inutilizada; una lancha con estanque
para agua, nueva; una lancha cuadrada, chica; un bote de
quilla, grande; una lancha cuadrada, grande; una chalupa
grande de quilla, un bote de quilla, chico y un bote plano,
regular tamaño”. Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel
Varela], 1935, n° 1829, 4 de diciembre de 1935, f.1742.
Archivo Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia,
Chile].
Acta de la Reunión General Extraordinaria de accionistas
de la Sociedad Ballenera de Corral del 24 de diciembre de
1935. Fondo Ministerio de Hacienda, Decretos, Vol. 14,
1936. Archivo Nacional [Santiago, Chile].
aumento de capital y por ende la reforma de sus
estatutos, solicitudes que son aprobadas por los
respectivos Decretos Supremos del Ministerio de
Hacienda N° 1380 y 1381, ambos del 2 de abril
de 193641.
En 1935 Carlos Oettinger había prorrogado
por dos años el arriendo del terreno en isla Guafo
a la sucesión de Alamiro Guzmán Moreno42 y,
por el mismo tiempo, la sociedad de hecho o
comunidad con la Sociedad Ballenera de Corral
para la explotación del terreno y caleta, materia
de dicho arrendamiento. C. Oettinger acepta
también que la Sociedad Ballenera de Corral pueda
ceder y transferir sus derechos y obligaciones a la
Compañía Industrial, en cualquier momento,
durante la vigencia de este pacto43. La Sociedad
Ballenera de Corral, finalmente, subarrienda en
1936 el terreno a la Compañía Industrial S.A.44.
La Compañía Industrial S.A.
La Compañía Industrial S.A. se forma como
sociedad anónima en Valparaíso a fines del año
1900. Varios hombres de negocios vinculados a la
industria, tanto de Valparaíso como de Santiago,
40
41
42
43
44
Acta de la Asamblea General Extraordinaria de accionistas
de la Compañía Industrial del 24 de diciembre de 1935.
Fondo Ministerio de Hacienda, Decretos, Vol. 14, 1936.
Archivo Nacional [Santiago, Chile].
Diario Oficial (Santiago de Chile), 13 de abril de 1936.
Escrituras Públicas de Santiago [Luis Azócsr Álvarez], 1935,
25 de noviembre de 1935. Notarios de Santiago.
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1935, n°
1823, 3 de diciembre de 1935, fs.1735-1736v. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
Escrituras Públicas de Valdivia [Miguel Varela], 1936,
n° 785, 22 de mayo de 1936, fs.648-651. Archivo
Conservador de Bienes Raíces de Valdivia [Valdivia, Chile].
94
D. QUIROZ
se unen para formar la empresa, registrando sus
escrituras el 12 de diciembre de 1900 ante el
Notario de Valparaíso Tomás Ríos González. El
Gobierno rápidamente autoriza su existencia,
aprueba sus estatutos y más tarde la declara
legalmente instalada (Indus, 1951, pp. 2-3).
La INDUS, con un capital inicial de £75.000,
tenía como objetivo ampliar los establecimientos
para la elaboración de productos químicos,
abonos artificiales, jabones, velas e industrias
anexas de los señores Anwandter & Körner, en
Santiago. Posteriormente ingresa al negocio de los
perfumes y detergentes; y, a comienzos de los 30, la
empresa se involucra en la producción de aceites
vegetales y animales tanto para alimento como
para uso industrial y también en la producción
de margarina vegetal (Indus, 1951: 2). Una serie
de dificultades con las importaciones de materias
primas, impulsa a la empresa a considerar que las
ballenas podían ser una importante fuente de
aceite y grasa y, en consecuencia, comienza sus
operaciones balleneras en 1936 (Indus, 1951: 2).
Para hacerlo adquiere los buques de la Comunidad
Chileno Noruega de Pesca (un buque factoría,
PRESIDENTE ALESSANDRI, y dos buques
cazadores, el CHILE y el NORUEGA), y todos los
activos de la Sociedad Ballenera de Corral (Indus
1951: 7), entre los que se contaban las plantas
de San Carlos de Corral, la de Caleta Samuel de
isla Guafo y los dos buques cazadores restantes, el
SAMSON y el SCOTT (Pastene & Quiroz, 2010).
Sin embargo, el interés en ese momento
de la empresa era comenzar la caza pelágica de
ballenas, por lo que las plantas costeras de San
Carlos de Corral y Guafo sólo fueron utilizadas
mientras se adaptaba un nuevo buque factoría,
ya que el PRESIDENTE ALESSANDRI fue
considerado inadecuado para estos propósitos. En
1939 comienza a operar el buque factoría INDUS
BF con sus cuatro cazadores INDUS 1 ex CHILE,
INDUS 2 ex NORUEGA, INDUS 3 ex SAMSON
e INDUS 4 ex SCOTT en el caladero de Guafo y
más al sur, de hecho el INDUS 1 naufraga en las
cercanías de la isla Guamblín, al sur de isla Guafo
(Quiroz & de la Fuente, 2012).
El inicio de la caza pelágica implica el
abandono y posterior desmantelamiento de las
45
plantas costeras de San Carlos de Corral y Guafo.
Contactos con los recuerdos
La planta ballenera de Guafo está presente
hoy en los recuerdos de personas que la conocieron
o escucharon hablar de ella. Raúl Pavié nos contaba
en su casa de Amargos, cerca de Corral, Valdivia,
que en los primeros momentos de operación de
la planta en Caleta Samuel en Guafo estuvo un
abuelo mío a cargo, se llamaba Giolindo Pavié, él
estuvo a cargo de la planta que había en Guafo,
allá tenían unos fogones no más, y unas ollas de
fierro, de más o menos una tonelada cada una, y
ahí tenían una pequeña rampla y vamos tirando,
y después acarreaban todo el líquido, todo […]
en la planta de Guafo, trabajaban pocos, yo
creo que eran turnos de más o menos 24 o 30
personas, más no, porque ahí trabajaban ocho
horas, diez horas, dependiendo del movimiento
que había […]; la planta de Guafo funcionaba
al mismo tiempo que la de acá, [San Carlos de
Corral] porque cuando habían hartas ballenas
se venían para acá y cuando pescaban pocas las
tiraban ahí, para que las faenaran ahí mismo,
entonces no perdían tiempo, porque había que
aprovechar la temporada. Los trabajadores eran
llevados desde Valdivia. Raúl finaliza su testimonio
con una frase muy precisa: la ballena siempre
habitó en la isla de Guafo45.
En sus inicios, la planta de Guafo era poco
más que una instalación costera muy semejante
a las desarrolladas para la caza tradicional de
ballenas (Quiroz 2012). La planta se fue, sin duda,
complejizando en el tiempo. Fue muy afortunado
encontrarse con Onofre Almonacid y Bernardino
Bórquez en Quellón, Chiloé, y haber podido
escuchar sus historias sobre cómo se trabajaba la
ballena en Guafo.
La Caza de Ballenas
Don Onofre nos cuenta que llegué a
conocer cómo se cazan las ballenas […] arriba
del buque había uno, en un barrilito así, arriba
en la punta del palo y ese iba dirigiendo con
una cosa y el otro, que estaba abajo, también
Entrevista con Raúl Pavié, Caleta Amargos [Valdivia], noviembre de 2008.
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
95
Fig. 5 Don Onofre Almonacid en su casa de Quellón, al fondo su esposa,
Amanda Low, 2008 [Foto Paula de la Fuente].
con otra cosa mirando. Cuando se resumía la
ballena, disparaba el cañón y lanzaba el arpón
con tremendo cabo, así de este grueso, de
nylon, ese tremendo rollo, más de doscientos
metros, como avanzaba tanto, igual que tirar
una bala, antes que se sumerja la ballena
llegaba el coso ese y entraba en la ballena y
cuando entraba adentro, ese coso de fierro se
abría, la misma explosión hacía que se abriera
y quedaba hecho un anzuelo por las dos,
tres, cuatro patas, entonces la ballena, haga
lo que haga, no salía porque tenía un gancho
adentro, en el hueso, entonces no salía […]
luego la tiraban, con motor del buque, con el
mismo cabo y ahí la amarraban de la parte de
la cola a la cabeza con dos cosas grandes, con
ganchos con motores igual, y así la llevaban,
la llevaban la parte de la cabeza levantada y
la cola igual levantada y todo lo que es cuerpo
iba en el agua […] cuando el barco […] llevaba
tres ballenas, daba tres pitos y si daba cuatro
pitos eran cuatro ballenas […] entonces,
46
cuando venía lejos y uno alcanzaba a escuchar
el pito, la gente sabía cuántas ballenas traía.
Eso lo sé yo porque mi hermano estaba
contento cuando había trabajo, cuando había
ballenas, había trabajo también46.
Don Bernardino agrega que los buques
eran sencillitos, lo único que ahí estaba el
cañón para tirar el arpón, porque el arpón
era tirado con un cañón, un cañoncito chico
así, y el proyectil que iba tenía espoletas,
era cargado en la punta, entonces llegaba a
la ballena y se abría y no salía, tenía patas y
se abría y quedaba encarnado en la ballena,
y de ahí la ballena empezaba a correr y el
buque se dejaba parado de máquinas y que lo
remolcara la ballena, y la ballena se cansaba,
entonces lo tiraban al lado y lo lanceaban con
unas lanzas para desangrarla y para matarla
también, después le ponían una bandera a la
ballena y la dejaban mar afuera, en tal parte,
en tal punto, y cuando ya tenían 3 o 4 las
empezaban a buscar y las traían remolcando
Entrevista con Onofre Almonacid, Quellón [Chiloé], noviembre de 2008
96
D. QUIROZ
a Guafo, donde se las trabajaba. […] Los
barquitos eran así no más, una cosita sencilla,
deben de haber tenido unos treinta metros de
eslora, no más tenían, ni eso, […] tenían buena
máquina sí, debe de haber corrido unas doce
millas. Eran buques de fierro. Eran barquitos
noruegos porque la inscripción del barquito
era noruego, el
Scott, nombre noruego,
el Pengüin, nombre noruego, le decían el
Pingüino, igual venía grabado con soldadura,
tenía grabado aquí en la parte de la línea de
cubierta, en la proa [… ], y el Ballena y el
Samson, eran cuatro pesqueros, eran chicos.
Venían a veces a Quellón, en Coldita lo vimos
siempre47.
El Procesamiento de las Ballenas
Don Onofre no sólo supo cómo se
cazaba las ballenas sino también ahí vi cómo se
faenaban las ballenas, cómo las cazaban y cómo
las llevaban allá, al lugar, porque había una
tremenda rampla que habían hecho de cemento
con unas canaletas. […] Cuando llegaba la
ballena la tiraban con un motor porque ¡quién
lo podría tirar ese tremendo animal, gigante! y
lo tiraban así, lo subían arriba de la rampla esa,
de losa, de cemento y ahí lo descuartizaban [...]
lo partían con unos mangos, así con corvo así,
unos mangos largos y lo partían y le sacaban
pedazos grandes, pedazos grandes que de ahí
los arrastraban y lo subían […] arriba tenían
una aguja y como siete calderas grandes, […]
ahí la ensillaban en la aguja, más allá otra aguja
y colocaban esos sanchos grandes ahí y de ahí
lo subían y lo sacaban arriba en esos salones
grandes, […] y ahí lo tiraban con ganchos,
mandaban un ganchazo ahí y lo tiraban al hoyo
y eso caía a las calderas abajo, entonces, a una
cierta distancia de la carne ponían una plancha
de fierro, después de eso volvían a poner todo,
tripales y todo, todo; y ahí no quedaba nada,
sólo la sangre que caía y ahí iba todo a las
calderas, las tripas y todo, a las calderas no más.
47
48
Entrevista
noviembre
Entrevista
noviembre
con Bernardino Bórquez, Quellón [Chiloé],
2008.
con Onofre Almonacid, Quellón [Chiloé],
de 2008.
Y ahí afuera tenían unas cañerías con llaves,
todos los estanques esos, las calderas y ahí
cuando ya llenaban hasta arriba, todo, le abrían
la llave de calorías, el vapor, y eso empezaba a
derretirse en más o menos en una hora, que yo
miré todo eso, me acuerdo, yo miraba, como
chico es intruso, no me tomaban en cuenta
que yo andaba ahí y veía como caía el agua,
en más o menos una hora empezaba a caer, ya
empezaba a cocerse la carne y empezaba a caer
el aceite en una y en la otra y en la otra y en
la otra y así, pero distintos aceites. Yo pensaba
en mi ignorancia, ¿cómo se clasificaba el aceite
bueno, el aceite malo, el aceite que era pa’
negocio, el otro que no?, y todo iba saliendo así
en las cañerías. Tenían estanques que recibían
el aceite de la ballena48.
Los Trabajadores de la Planta
Don Onofre nos cuenta también que
en Guafo trabajaba pura gente de acá, de
por acá no más, el único de afuera era el
administrador, Guillermo Dornes, el señor
Billes, él era el patrón, llegaba a veces no más.
Se trabajaba en cuadrillas, se juntaban parientes
y amigos y se hacían las cuadrillas y se iban
unos a hachar, a cortar leña, especialmente a
eso. La otra cuadrilla era para descuartizar la
ballena, las otras cuadrillas eran para acarrear
la leña de dónde caían del cerro, para llevarla
a la administración, a las calderas. Las otras
cuadrillas eran para vaciar esos tambores,
salían todos esos siete tachos de chicharrones,
había que vaciar esos tachos y limpiar y todo
eso lo hacía otra cuadrilla […] limpiar los
tachos, sacar toda esa gordura quemada y
cocida, que ya no tenía más grasa, irla a botar
lejos con carretillas, con carros y limpiar los
tachos y volverlos a las calderas […] y después
la otra cuadrilla, que era para cortar la
ballena y después los otros para acarrear la
gordura para arriba, llevarla a las calderas
[…] y así todo se iba haciendo en cuadrillas,
49
50
Entrevista
noviembre
Entrevista
noviembre
con Onofre Almonacid, Quellón [Chiloé],
de 2008.
con Bernardino Bórquez, Quellón [Chiloé],
de 2008.
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
la cuadrilla más grande era donde trabajaba
yo, era de veintiún hombres. En la cuadrilla
mía, estaba yo, ahí éramos todos familia, eran
primos, tíos, suegros 49.
Don Bernardino relata que en Guafo
trabajaba casi pura gente de Quellón, todos
los de Quellón trabajaban ahí […] también
la gente de Coldita, algunos trabajaban en
descuartizar la ballena, que era todo a puro
machete no más, y el resto trabajaban en la
leña, la leña era para alimentar las calderas50.
Uno de los entrevistados por Navarro (2008) en
Melinka informa que en la isla de Guafo había
fabrica ballenera […] mi papá trabajaba en la
isla […entró] como a los 18 años [y estuvo] seis,
siete años, hasta que se definió la ballenera,
agregando que algunos trabajadores de aquí de
la isla de Melinka, se iban a trabajar a Guafo,
yo me acuerdo51. La mayoría de los trabajadores
de Guafo provenían de las islas situadas en
riberas del golfo del Corcovado.
La “escuela ballenera” de Guafo
Los testimonios nos hablan de la existencia
de una “escuela ballenera” en Guafo. En dicho
establecimiento habían hecho sus primeras armas
el capitán Humberto Olavarría, luego comodoro de
la flota de la Compañía Industrial, y el maestro
descuartizador Isaías Jaramillo, quién montó la
sección de descuartizamiento en la planta de Bajo
Molle, Iquique en 1956. Don Bernardino Bórquez
relata que había un arponero que era de la
Punta Lapa, de Quellón, parece que era Barría,
Olavarría, […] era el que disparaba el arpón para
las ballenas, era uno de los buenos porque le
hacía la competencia a los noruegos52.
Don Juan Vera indca que mi padre trabajó
en la ballenera en Guafo y después, cuando
terminó, cuando terminó la ballenera en Guafo,
la ballenera se trasladó a Quintay […] años
después vino un contratista buscando a la gente
chilota, que era experta en descuartizamiento
51
52
53
Testimonio de descendiente directo de un trabajador de la
planta ballenera de isla de Guafo (Navarro 2008: 71).
Entrevista con Bernardino Bórquez, Quellón [Chiloé],
noviembre de 2008.
Entrevista con Juan Vera, Quellón [Chiloé], noviembre
2008.
97
de ballena, en ese tiempo, me acuerdo yo, de
Don Zoilo Barría, Eulogio Vera que se llamaba
mi padre, de Don Vicente Díaz, y otros tantos
caballeros que en este momento no me recuerdo
[…] ellos eran expertos en el trabajo de la ballena
[…] y mi papá le dijo al contratista que vino, yo
ya estoy avanzado de edad y no puedo ir, ¿por
qué no va uno de mis hijos en lugar mío? Bueno,
dijo el contratista, ningún problema. Y ahí yo
tuve la oportunidad de ir a trabajar a Quintay.
Mi papá me conversaba que la tecnología en
cuanto a faena de la ballena no era la misma
que en Quintay, ya se reformó la técnica, fueron
otras máquinas más modernas, pero allá no, se
trabajaba a fuerza de brazos no más, a fuerza de
pulso no más53.
Don Pedro Vera señala que a su hermano
lo buscaron, lo conocían de la isla Guafo
donde había trabajado antes, porque en Guafo
había una empresa ballenera, lo conocían y se
lo llevaron a Valparaíso, a Quintay, a trabajar
allá, tenía 50 años cuando lo llamaron para
trabajar en la Compañía Industrial Ballenera
[…] su hermano se llamaba Federico Vera,
era ‘descuerador’, maestro descuartizador, se
llevaron también a otros, a Carlos Aravena, a
Isaías Jaramillo. Don Pedro también nos habla
de los vapores cazadores: los buques en Guafo
eran lo mismo que en Valparaíso, cazadores,
claro que en Valparaíso los barcos eran más
modernos, no los antiguos que trabajaron en
Guafo […] a Valparaíso llegaron después barcos
petroleros, con motores diésel, los de Guafo
tenían calderas a puro carbón, a Valparaíso llegó
solo uno de esos barcos, de Guafo de ‘reliquia’
y se lo dieron a un capitán de Chiloé para que
lo trabajara, era Humberto Olavaria Gallardo,
era de Quellón, de la zona de Punta Lapa, ahí
vivía. Después fue comodoro de toda la flota de
Valparaíso54. Don Eduvino Cárcamo cuenta que no
conoce la Isla Guafo, pero Juan Bautista Uribe,
un tío, trabajó en Guafo con los hermanos Díaz,
Jerónimo, Gabriel y Oscar, y también con Zoilo
54
55
56
Entrevista con Pedro Vera, Puerto Montt, diciembre de
2008.
Entrevista con Eduvino Cárcamo, Quellón [Chiloé],
noviembre de 2008.
Entrevista con Ricardo Saldivia, Quellón [Chiloé], noviembre
de 2008.
98
D. QUIROZ
Fig. 6. Croquis de la ubicación del establecimiento ballenero en caleta Samuel, isla Guafo [Escrituras Públicas
de Santiago [José Vicente Fabres], 1925, V. 3233, Protocolo n° 43, 18 de abril de 1925. Archivo de la
Administración del Archivo Nacional [Santiago, Chile].
Barría55. Don Ricardo Saldivia relata que su padre
se llamaba Ramón Saldivia, trabajó en Guafo,
también su tío Guillermo y sus primos Juan
y Carlos Saldivia, todos de Quellón. El papá
se iba a la planta de Guafo, andaba afuera un
mes o más. Para ir y volver había locomoción
de barcos, trabajaba en el monte cortando leña
para las calderas de Guafo, ahí trabajaba mucha
gente56.
Isaías Jaramillo nos contaba en Quintay
que su padre Isaías Jaramillo Pérez, trabajó en
la isla de Guafo primero, cuando era joven, de
ahí la INDUS lo trasladó a Quintay, ahí estuvo
mucho más tiempo y después lo trasladaron a
Bajo Molle, Iquique […] cuando la ballenera
se instaló en Guafo necesitaban gente para
el trabajo y la única gente que ellos conocían
era de ahí, de Chiloé, y empezaron a faenar
la ballena en Guafo, hasta un buque fábrica
tenía la INDUS, mi papá anduvo también en
ese buque fábrica y se especializó, fue uno de
los primeros balleneros, empezó a gustarle
esto y llegó a ser jefe de sección, entonces él
mismo especializó a los chilotes a trabajar la
ballena57. Guillermo Lobos cuenta que Isaías
Jaramillo, un tío mío, estuvo trabajando en
Guafo, luego se fue a Quilpué. Trabajó toda
su vida en la ballenera, primero en Guafo,
luego en Quintay. Después volvía a Quellón
a buscar gente para la ballenera […] traía
unos cincuenta hombres para la faena por
una temporada de seis meses. También estuvo
en Iquique, cuando se armó la planta de Bajo
Molle58.
Entrevista con Isaías Jaramillo Elgueta, Quilpué, febrero de
2010.
Entrevista con Guillermo Lobos, Quellón [Chiloé],
noviembre de 2008.
Escrituras Públicas de Santiago [José Vicente Fabres],
1925, Protocolo n° 43, 18 de abril de 1925, V. 3233.
Archivo de la Administración del Archivo Nacional
[Santiago, Chile].
Escrituras Públicas de Santiago [José Vicente Fabres],
1925, n° 399, 18 de abril de 1925, V. 3233, fs. 338v339. Archivo de la Administración del Archivo Nacional
[Santiago, Chile].
57
58
59
60
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
99
Fig. 7. En primer plano el INDUS 2, al fondo la planta ballenera de Guafo [Foto Indus 1938]
Fig. 8. Una vista de la planta ballenera de Guafo [Foto gentileza de Fernando Oettinger].
La planta de isla Guafo es una verdadera
“escuela ballenera”, donde muchos chilotes, sobre
todo de Quellón hacia el sur, aprenderán el oficio
ballenero y luego se transformarán en maestros
para difundirlo en otros lugares de Chile.
Contactos con las imágenes
La primera imagen que nos interesa
considerar es un croquis de la isla Huafo [...]
en el que se demarca la parte de suelo dada en
arrendamiento y que indica además el lugar donde
se construirá la Casa de la Administración, que se
encuentra protocolizado como anexo59 al segundo
contrato de arriendo realizado en 1925 entre
Carlos Oettinger y Alamiro Guzmán60.
100
D. QUIROZ
Fig.9. Una vista de la plataforma de descuartizamiento y rampa de la planta ballenera de Guafo
[Foto gentileza de Fernando Oettinger].
En el croquis se indica que el establecimiento
ballenero se encuentra al norte de la desembocadura
del estero Samuel y la casa de la administración
al sureste. Si consideramos la morfología de la
ribera norte de la desembocadura tenemos que las
estructuras del establecimiento se construyen con
una orientación noreste.
Hemos reunido tres fotografías históricas de
la planta ballenera de Guafo en la década del 30’,
que permiten generar una pequeña descripción de
sus estructuras.
En la Figura 7 se observa, en un segundo
plano, una vista general de los edificios de la planta
ballenera de Guafo que sigue la línea de costa.
Separados por la chimenea del buque se ve a la
derecha una estructura circular (A) que corresponde,
Fig.10 a) emplazamiento, b) plano, c) vista frontal y d) vista lateral de Planta Ballenera de Guafo [Croquis de Paula de la Fuente,
basado en las fotografías publicadas como Figuras 6-8]
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
101
seguramente, a un estanque de aceite, dos edificios
de dos pisos (B y C) y otro hacia el cerro (D). A la
izquierda, se observan otros tres edificios (E, F, G),
uno de las cuáles (E), que debería ser la Fábrica
de Aceite, muestra dos chimeneas. Delante de los
edificios E-G están, aunque en la fotografía no se
distinguen claramente, el muelle (H), la rampa (I) y
la plataforma de descuartizamiento (J).
En la Figura 8 se muestra una vista oesteeste de las construcciones situadas en la derecha
de la Figura 7. En el centro se observa el edificio B,
a la izquierda la cubierta del estanque de aceite o
edificio A, a la derecha parte de las construcciones
D y E y junto a ellas un sector de la plataforma
de descuartizamiento y el muelle con su grúa. Se
ve, además, una línea de rieles para carros entre el
estanque de aceite y el edificio B y varios barriles
de aceite amontonados. Al fondo se distingue el
edificio de la administración (K), que se encuentra
en la ribera sur de la caleta Samuel.
En la Figura 9 se ve en primer plano la
plataforma de descuartizamiento (J), con su cubierta
de madera y una ballena de barbas preparada para
ser procesada, el muelle (H) y la rampa (I), con su
grúa. Tanto en la plataforma como en el muelle se
ven barriles de aceite agrupados ordenadamente.
En el agua uno de los vapores cazadores y una
lancha. Al fondo, hacia la derecha, se ve el edificio
de la administración de la planta (K).
Las fotografías nos ayudan a elaborar
una lámina resumen que nos permite mostrar el
emplazamiento, plano y croquis con dos vistas de
la Planta Ballenera de Guafo. Son vistas hipotéticas
pues no tenemos todas las imágenes necesarias
para una representación más precisa del conjunto
de edificios que la constituyen. Si volvemos a mirar
la Figura 4 tenemos una vista cercana de la cubierta
de madera de la plataforma de descuartizamiento,
a la izquierda una vista parcial de E y a la derecha
Desafortunadamente no pudimos conocer
Caleta Samuel, en isla Guafo, y por lo tanto,
tampoco estar ahí y “sentir” en las ruinas la
presencia de los balleneros. Prácticamente no
quedan vestigios de la antigua planta, que había
dejado de funcionar en la segunda mitad de la
década de 1930, pero lo poco que hay testifica
su presencia. Uno de sus visitantes señala que la
única evidencia conspicua que permanece es el
crecimiento de vegetación secundaria en unas
pocas hectáreas alrededor de la caleta, donde
los árboles fueron talados para combustible
(Clark et al., 1984: 25). Don Ricardo Saldivia, que
estuvo en caleta Samuel hace unos quince años [c.
1998] cuenta que vio una plancha de cemento
de unos 50 metros cuadrados, donde faenaban
la ballena. Quedaban unas partes donde hacían
el fuego para las calderas y unos pedazos de
caldera61.
Contamos, sin embargo, con un conjunto de
fotografías realizadas por personas que estuvieron
ahí y registraron parte de sus ruinas (Moulián &
Lema, 2013).
Se ha avanzado mucho en el estudio
arqueológico de la industria ballenera en diversas
épocas y lugares. Sólo como ejemplo podemos
mencionar los estudios sobre establecimientos
balleneros del siglo XIX en Australia y Nueva
Zelanda (Pearson, 1985; McIlroy, 1986, Gibbs,
1995; Lawrence & Staniforth, 1998; Patterson,
2006; Pricket, 2002; Gibbs, 2010), varios de ellos
realizados en el marco del proyecto AWSANZ62.
Otra iniciativa interesante es el proyecto
LASHIPA63, que ha generado varias publicaciones
(Gustafsson, 2008, 2010; Hacquebord, 2008,
Entrevista con Ricardo Saldivia, Quellón [Chiloé], noviembre
de 2008.
AWSANZ (Archaeology of Whaling in Southern Australia
and New Zealand) es un proyecto de colaboración
internacional iniciado y dirigido por Susan Lawrence, de
La Trobe University, en Melbourne, y Mark Staniforth de
Flinders University, en Adelaide. Su tema es la arqueología
e historia de la industria ballenera colonial de Australasia.
LASHIPA (Large-Scale Historical Exploitation of Polar Areas)
es un proyecto de investigación histórico y arqueológico
que busca explicar el desarrollo de la explotación en gran
escala de los recursos naturales en las áreas polares desde el
siglo XVII hasta nuestros días y las consecuencias que tuvo
ese desarrollo en la situación geopolítica y en el ambiente
natural. Las instituciones que participan son el Arctic Centre,
University of Groningen, Holanda; Division of History of
Science and Technology, Royal Institute of Technology,
Suecia; Industrial Archaeology, Michigan Technological
University, Estados Unidos; Russian Academy of Sciences,
Moscú, Rusia; European University, St. Petersburg, Rusia.
61
62
63
del edificio D.
Contacto con las ruinas
102
D. QUIROZ
Fig. 11. Caleta Samuel en isla Guafo, a la derecha emplazamiento de Ballenera de Guafo.
[Foto gentileza de Carolina Lema]
Fig. 12. Estructura que soportaba la rampa de la planta ballenera de Guafo.
[Foto gentileza de Carolina Lema]
2010), aunque lo más relevante aún está por
aparecer. Uno de sus sub-proyectos, denominado
La explotación de los recursos naturales por la
industria ballenera en los inicios del siglo XX,
considera estudiar, de manera comparativa, cuatro
estaciones balleneras que estuvieron operativas
durante las primeras décadas del siglo XX, tal
como la planta ballenera de Isla Guafo: Finneset,
ETNOGRAFÍA HISTÓRICA DE LA PLANTA BALLENERA EN ISLA GUAFO [1921-1937]
103
en Spitsbergen y Walrus Bay, en Bjørnøya, ambas
islas situadas en el archipiélago de Svalbard,
Noruega; Prince Olav Harbour, en Georgia del
Sur, y Signy Island, Orcadas del Sur, grupos de
islas cercanas a la Antártica, dependientes en la
actualidad de Gran Bretaña. Mientras no tengamos
los resultados de estos trabajos, disponemos de un
conjunto reducido de publicaciones sobre estudios
arqueológicos realizados en ruinas de las estaciones
balleneras del siglo XX, destacándose, sin duda, el
completo estudio sobre las plantas balleneras en
la isla Georgia del Sur realizado por B. Basberg
(2004) y una serie de trabajos monográficos sobre
las estaciones balleneras Balaena en Newfoundland,
Canadá (McGonogle & Staniforth, 2007), Point
Cloates, en Norwegian Bay, Australia (Stanbury,
1985), y Whangamumu, en Bay of Islands, Nueva
Zelanda (Goddard, 2010).
Sería de interés realizar un trabajo
arqueológico histórico que explore las ruinas de la
planta y encuentre los elementos que nos permitan
reconstruir su fisonomía y entender algunas de
las modificaciones que ha experimentado a través
del tiempo. Por razones tectónicas algunos restos
de las construcciones de la planta se encuentran
hoy bajo el agua, otros fueron destruidos por
el maremoto de 1960, moviéndolos de sus
emplazamientos originales y algunos severamente
afectados por más de setenta años de abandono.
Cuando hablamos de arqueología histórica nos
estamos refiriendo al estudio de las “materialidades
modernas”, desde “las pequeñas cosas olvidadas”
a los “complejos tecnológicos mayores”, y desde
“los objetos únicos” hasta “los grandes conjuntos
dispares”64. Es una tarea de gran magnitud que,
desafortunadamente, no pudimos abordar en el
marco de este trabajo.
La mayoría de las plantas balleneras en
Chile están muy destruidas, incluso algunas fueron
desmanteladas para equipar otras que se estaban
construyendo. La planta de Guafo está entre las
más destruidas y su presencia es prácticamente
invisible. Entre las más nuevas se conservan algunas
La existencia de una planta ballenera en isla
Guafo ha sido establecida anteriormente (Navarro,
2008, Quiroz 2010a, 2010b, 2011; de la Fuente
& Quiroz, 2011), pero los trabajos aportan datos
muy generales y la información no es muy precisa.
Por ejemplo, Navarro señala que la planta ballenera
ubicada en isla Guafo […] fue establecida en caleta
Samuel, aproximadamente en 1906 […y] funciona
hasta la década del 60 (2008: 70). Estos datos no son
correctos pues hemos mostrado que fue construida
en 1922 y funcionó solo durante dieciséis años,
hasta que fue cerrada, desmantelada y abandonada
en 1937. Fue administrada secuencialmente por
cuatro sociedades, la Sociedad de Pescadores Chile y
Noruega [1922-1923], Sociedad de Pesca Thomassen
y Compañía [1924], Sociedad Ballenera de Corral
[1925-1935] y Compañía Industrial [1936-1937].
Fue abandonada debido a que sus últimos dueños
decidieron experimentar en la caza pelágica e, incluso,
algunos de sus trabajadores fueron contratados para
operar en el buque factoría INDUS BF (Quiroz & de
la Fuente, 2012).
Navarro entrega un dato interesante que no
pudimos corroborar: los datos censales de 1930,
señalan que esta isla [tiene] una población de
105 hombres y 16 mujeres, que constituyen en
su totalidad la población de los trabajadores de
Para una presentación contemporánea de la arqueología
histórica ver Gilchrist (2005). World Archaeology le dedica
un número especial a la arqueología histórica [2005, 37(3)].
Hay algunas revistas especializadas tales como International
Journal of Historical Archaeology [Springer], Historical
Archaeology [The Society for Historical Archaeology] y
Australasian Historical Archaeology [Australasian Society
for Historical Archaeology], entre otras.
Entrevista con Ricardo Saldivia, Quellón [Chiloé], noviembre
de 2008.
Entrevista con José Barrios, Quintay [Valparaíso], enero de
2010.
64
de sus construcciones pero el deterioro ha sido muy
rápido. La planta de Bajo Molle, al sur de Iquique,
la más nueva de todas, es la que mejor se conserva
pero está en peligro como las anteriores. En la
planta ballenera de Quintay se han implementado
proyectos que han logrado recuperar algunas de
sus estructuras y está en estudio su declaratoria
de monumento histórico. Pero en ninguna se
ha realizado trabajos arqueológicos sistemáticos
que permitan “reconstruirlas” desde las ruinas.
Esperamos que este tipo de estudios pueda iniciarse
en Chile, aunque sea logísticamente complejo en
lugares tan apartados como isla Guafo.
CONCLUSIONES
65
66
104
D. QUIROZ
la sociedad ballenera (2008: 70). Esta es una
información que merece ser revisada. Nos habla
de una población aproximada de 120 personas,
en su mayoría hombres, trabajando en la planta
de Guafo en 1930. No tenemos información
sobre la participación de mujeres en las actividades
balleneras, pero Don Ricardo Saldivia nos cuenta
que en caleta Samuel los pescadores hicieron una
cueva al frente de donde se varaba la ballena
[…] hay varios muertos en la cueva esa, son del
tiempo de la ballenera, está una señora que
murió en Guafo con su hijo recién nacido. Era
un matrimonio. En Guafo a todos le daban casas
y ahí vivían65.
La planta debe ser considerada una verdadera
escuela ballenera pues muchos trabajadores
aprendieron ahí el oficio, conocimiento que
luego fue difundido en las plantas construidas
posteriormente como Quintay y Bajo Molle. Son
numerosos los testimonios que hablan de este
proceso.
Esta
secuencia
queda
claramente
demostrada en las palabras de un ex ballenero
de Quintay. José Barrios relata que la ballenera
de Quintay fue un barco primero, un barco de
esos mercantes, le hicieron una plataforma
arriba, con todos los estanques de aceite y
todas esas cuestión, lo hicieron y cazaban
ballenas en el mar, entonces, [pero] como era
muy angosto, pudieron varias veces darse
vuelta, darse vuelta porque se les iba la ballena
para el lado […], entonces desarmaron la
ballenera, el barco ese lo deshuesaron, como
decimos nosotros, le sacaron todo y la hicieron
en esa isla, la ballenera, en Guafo. Pero los
barcos en vez de pillar más al sur la ballena,
venían más al norte a pillarla, mientras más al
norte venían, más ballenas encontraban y se
cambiaron de allá, se cambiaron de esa isla a
Corral, a la vuelta de Corral, a una parte que se
llama Amargos [donde] están las plataformas
que hicieron todavía ahí, pero trabajaron
poco tiempo […], siempre los barcos venían a
pillar las ballenas pa’l norte, siempre tirando
al norte, porque la ballena se iba al sure y
duraba poco al sure y se venía al norte. De ahí
de Corral se vinieron para acá, a Quintay66. La
66
Entrevista con José Barrios, Quintay [Valparaíso], enero de
2010.
secuencia histórica real es Corral-Guafo-Buque
Factoría-Quintay, no la de José en su relato
fundacional,
Buque
Factoría-Guafo-CorralQuintay. Sin embargo, el relato de José ilustra
la intención del narrador, despreocupado de lo
que podríamos llamar “realidad histórica”, de
mostrar el desplazamiento de un conocimiento
ballenero desde el sur hacia el norte, siguiendo
el movimiento de las ballenas.
AGRADECIMIENTOS
La información utilizada para escribir
este trabajo fue reunida en el marco de los
proyectos de investigación Fondecyt 1080115
La cacería de ballenas en las costas de
Chile: una mirada desde la antropología y
Fondecyt 1110826 Antropología e historia de
la industria ballenera en Chile (1936-1983).
Mis reconocimientos a Paula de la Fuente por
compartir sus entrevistas y dibujos; a Javiera
Ávila, Pía Bastidas y Nicolás Rosales por la
revisión del Archivo del Conservador de Bienes
Raíces de Valdivia; a Irene Aguilar Thomassen
por la hermosa imagen de su abuelo T.
Thomassen en Guafo; a Fernando Oettinger por
las fotografías históricas de la planta ballenera de
Guafo y del buque Penguin y a Iñaki Moulián y
Carolina Lema por las fotografías de sus ruinas.
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Bernardino Bórquez, Quellón [Chiloé, 21 de noviembre
2008.
Juan Vera, Quellón [Chiloé], 23 de noviembre 2008.
Pedro Vera, Puerto Montt, 4 de diciembre de 2008.
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Ricardo Saldivia, Quellón [Chiloé], 25 de noviembre de
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Isaías Jaramillo Elgueta, Quilpué, 22 de febrero de
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Aceptado: 16/06/2014
Versión final: 08/07/2014
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D. QUIROZ