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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
Artículo recibido:
25 de septiembre del 2013.
Evaluado:
El Ecobarómetro, la conciencia
ambiental y las propuestas
electorales en Andalucía
Ecobarometer, Environmental
Concern and Voting Proposals
in Andalusia
RESUMEN
ABSTRACT
Desde su incorporación a la agenda internacional, la cuestión ambiental estuvo
acompañada de una vasta cantidad de
estudios y encuestas que se planteaban
medir la sensibilidad de las personas hacia el medio ambiente. Hace más de una
década que se realiza en la región de
Andalucía una encuesta (EBA) que tiene
como objetivo analizar el estado de la
opinión pública en lo relativo a la conciencia ambiental y sus dimensiones. El
objetivo central de la investigación radica
en vincular la progresión de la conciencia
ambiental de los andaluces, captada a
través del EBA, con los programas electorales de las elecciones autonómicas
celebradas el 25 de marzo de 2012 en la
región de Andalucía.
The inclusion of environmental issues to
the international agenda was accompanied by a vast number of studies and
surveys that measure the sensitivity of
people towards the environment. The
Ecobarometer (EBA) is a survey that
has been carried out in Andalucía for
more than a decade and aims to analyze the state of public opinion regarding the dimensions of the so-called environmental concern. Consequently, this
paper pursues to link the progression of
environmental awareness of the Andalusians, captured through the EBA with
the electoral programs of the regional
elections held on March 25, 2012 in the
region of Andalucia.
PALABRAS CLAVE
KEY WORDS
Medio ambiente; opinión pública;
propuestas electorales; conciencia
ambiental
Environment; public opinion; ballot
propositions; environmental concern
2 de noviembre del 2013.
Aceptado:
25 de noviembre del 2013.
María del
Pilar Bueno
Argentina, Doctora en Relaciones Internacionales, becaria postdoctoral del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, docente de grado y
posgrado de las siguientes universidades: Universidad Nacional de Rosario; Universidad
Nacional de La Plata y Pontificia Universidad Católica Argentina. Coordina la Cátedra
Latinoamericana de Ecología para el Desarrollo, ICLA-UNR; también es coordinadora del
Departamento de Medio Ambiente, IRI-UNLP y del Observatorio de Política Exterior
Argentina, UNR-UNESP.
Correo electrónico: pilarbueno@hotmail.com; m.bueno@fcpolit.unr.edu.ar
Rev. Rupturas 4(1), Costa Rica, Ene-Jun, 2014. ISSN 2215-2466 pp 24-49.
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María del Pilar Bueno
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El Ecobarómetro, la conciencia
ambiental
y
las
propuestas
electorales en Andalucía*
Introducción
La creciente relevancia de los temas ambientales en la agenda global ha
conllevado su reposicionamiento en las agendas nacionales y regionales.
Este proceso se encuentra permeado por presiones que suceden tanto desde el plano internacional al nacional –forma en la cual se introdujo la temática
ambiental en las agendas nacionales (Bueno, 2010)-, como desde las propias comunidades locales y sus demandas al nivel nacional.
Sin embargo, la marcha de dichos temas no ha sido siempre ascendente,
puesto que en algunos casos se ha paralizado y en otros ha retrocedido. De
hecho, y teniendo en cuenta que la agenda ambiental presenta una gran variedad de subtópicos, algunos de ellos han logrado independencia de la propia agenda ambiental -como es el caso del cambio climático-, lo que implica
la progresión de su impronta emancipada de otros asuntos que están naturalmente imbricados como puede ser la desertificación, la pérdida de biodiversidad y el ciclo del agua, entre otros (Viola, Franchini, Ribeiro, 2012; Bueno,
2013).
* Un agradecimiento
especial a Eduardo Moyano
Estrada, Regina Lafuente
Fernández y Silvia Meiattini,
sin cuyo aporte este artículo
no se podría haber
realizado. Asimismo a todos
los entrevistados que se
manifestaron más que
dispuestos a contestar todas
mis preguntas, que
enriquecen la investigación.
Tal como establecen algunas corrientes de la sociología, la incorporación de
la cuestión ambiental a la agenda internacional estuvo acompañada por una
vasta cantidad de estudios y encuestas que se planteaban medir la sensibilidad de las personas hacia el medio ambiente. Esto se dio especialmente en
los Estados Unidos y en Europa, siendo que en otras regiones del planeta,
como América Latina, son escasas o nulas las encuestas ambientales que
permiten constituir secuencia y no meros casos aislados, aún en la actualidad.
http://investiga.uned.ac.cr/rupturas/
Rev. Rupturas 4(1), Costa Rica, Ene-Jun, 2014. ISSN 2215-2466 pp 24-49.
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
Los barómetros ambientales estudian mediante encuestas periódicas las denominadas dimensiones de la conciencia ambiental, esto implica la evolución
de las actitudes, valores y comportamientos de los individuos en lo relativo al
ambiente. En la región española de Andalucía se realiza desde hace más de
diez años una encuesta denominada Ecobarómetro (EBA). El EBA surge de
la cooperación entre la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), localizado en Córdoba y adscripto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Entre los antecedentes del EBA se reconoce, en el plano internacional, el trabajo del International Social Survey Program (1995 y 2003), así como el Eurobarómetro realizado por la Comisión Europea. En términos europeos, se
nutre de las experiencias del EMNID alemán y del OPRESE francés. Finalmente, y en el nivel nacional, los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas de España (CIS) representan sus referencias.
Analizando sus más de diez ediciones, aparecen una serie de temas como
los de mayor relevancia regional: espacios naturales protegidos, incendios forestales, cambio climático, paisajes, residuos sólidos urbanos, gestión de recursos hídricos en Costa del Sol, transferencia de competencias sobre el Río
Guadalquivir, desarrollo urbanístico, desastre de Guadiamar y Agenda 21.
Estos tópicos han surgido en forma sucesiva en las encuestas, analizando la
relevancia que la población le asigna en los niveles local, regional y global.
El EBA sostiene un bloque de preguntas vinculadas al ambiente en general,
un segundo bloque relativo a Andalucía y finalmente un espacio de tipo variable que se encuentra abocado a temas de coyuntura. Del mismo modo, el diseño metodológico del instrumento comprende el lazo entre conceptos esenciales como el de conciencia ambiental, así como el establecimiento de relaciones entre las dimensiones de la conciencia, las variables y los indicadores
escogidos.
En función de estos aspectos, el objetivo central de nuestra investigación radica en vincular la progresión de la denominada conciencia ambiental de los
andaluces, captada a través del EBA, con los programas electorales de las
elecciones autonómicas celebradas el 25 de marzo de 2012 en la región de
Andalucía. Particularmente, establecer relaciones entre los temas más
salientes de la encuesta andaluza y aquellos recogidos en los programas
electorales.
1. De los 109 escaños
disputados, 50 fueron
obtenidos por el PP, 47 por
el PSOE y 12 por la IULV.
Esto significa en términos
porcentuales, que el PP
obtuvo un 40.66% de los
votos; el PSOE un 39.52% y
la IULV un 11.34%.
Las elecciones autonómicas de 2012 representan un acontecimiento relevante tanto en el plano regional como nacional por diversos motivos. Algunos de
ellos son las siguientes: la relación entre el Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) y el Partido Popular (PP) con miras a las elecciones nacionales; la
comparación entre los resultados de las elecciones de 2008 y 2012, y la permanencia del PSOE en la Junta de Andalucía por tres décadas consecutivas.
En tal sentido, podemos afirmar que los resultados del 25M 1 reflejan una in-
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María del Pilar Bueno
versión en relación a lo sucedido en 2008 2, puesto que se percibe una migración de votos del PSOE hacia el PP, así como una duplicación de los escaños obtenidos por la Izquierda Unida Los Verdes (IULV).
No obstante, este resultado no le garantizó al PP la mayoría absoluta necesaria, sino que finalmente las elecciones resultaron en una renovación de la izquierda aliada con el PSOE en un gobierno de coalición.
27
2. De los 109 escaños
disputados, 56 fueron
obtenidos por el PSOE con
un 48.41% de los votos, 47
por el PP con un 38.45% de
los votos y finalmente, 6 por
la IULV con 7.06% de votos.
Consideramos especialmente relevante el análisis de los programas electorales de los principales partidos contendientes en este proceso electoral, porque como indican diversas experiencias y estudios anteriores, estos muestran la jerarquía que cada partido asigna a ciertos temas. Desde dicha
perspectiva, la experiencia del Manifiesto Project es notable, pues por más
de tres décadas ha analizado las propuestas programáticas de los partidos
que contienden en elecciones nacionales. Específicamente en España, la experiencia del Regional Manifiesto Project (RMP), resulta articuladora, indicando la extensión de tales acciones al ámbito regional.
El equipo del RMP ha aplicado esta metodología a las elecciones autonómicas andaluzas de 2012 que son objeto de nuestro estudio. Sin embargo, las
“cuasi-frases” identificadas no permiten una vinculación directa entre los aspectos del EBA y dichos programas. Esto sucede porque el proyecto es de
índole general y sólo asigna a las temáticas ambientales dos puntos específicos: la gestión de recursos naturales y las políticas a favor de la protección
ambiental. Partiendo de la premisa que la aplicación que realiza el RMP no
permite establecer con claridad el rol asignado a los temas prioritarios que resultan del EBA, aplicamos la metodología del RMP a los programas del
PSOE, PP e IULV, identificando sólo las “cuasi-frases” ligadas a los temas
ambientales y expuestas en el contexto de la misma temática (tabla 1).
Asimismo, se utilizó como método de recolección de información el fichaje bibliográfico y de documentos y la realización de una entrevista semi-estructurada al Consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Juan
Díaz Trillo. Del mismo modo, se consultaron las siguientes fuentes primarias:
documentos y publicaciones oficiales de la Junta de Andalucía y de la Consejería de Medio Ambiente; discursos y declaraciones de funcionarios andaluces; los informes del EBA 2001-2011; el Barómetro de Opinión Pública de
Andalucía (BOPA) 2011; los programas electorales del 25M del Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español y la Izquierda Unida Los Verdes.
En función de lo afirmado, este trabajo presenta como estructura, primeramente un breve comentario relativo al concepto de conciencia ambiental y
sus limitaciones, para luego focalizarnos en la impronta que reviste en el
EBA. En una segunda parte, se explora la evolución de la conciencia ambiental andaluza medida a través de los indicadores del EBA. Finalmente, en un
tercer apartado, se aplica la metodología del RMP a los programas electora-
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
les del PSOE, PP e IULV, estableciendo relaciones entre los temas más
salientes del EBA y su recogida por los partidos políticos.
Tabla 1. Metodología aplicada a partir del modelo de RMP
Cuasi Frases
vinculadas a temas
ambientales en
programa
Economía sostenible
Energías renovables,
ahorro y eficiencia
energética
Gestión de recursos
hídricos, cultura del
agua
Ordenamiento
territorial y paisajes
Sostenibilidad
ambiental de la
industria
aeroespacial
Cambio climático y
emisiones de CO2
Desarrollo y
crecimiento
sostenible
TICs verdes
Economía verde
Capital y patrimonio
natural
Política ambiental
Impacto ambiental
Empleo verde o
ambiental
Gestión calidad de
aire
Gestión de residuos,
reciclado y
reutilización de
materiales
Agricultura,
ganadería, caza y
pesca sostenibles
Turismo sostenible
ecoinnovación
(I+D+I)
Programa 21
aplicado a ciudades
CÓDI
GO
Cantid
ad de
veces
que
aparec
en en
PSOE
% del
total
PSOE
Cantid
ad de
veces
que
aparec
en en
PP
% del
total
PP
Cantid
ad de
veces
que
aparec
en en
IULV
% del
total
IULV
C1
7
3,056
0
0
0
0
C2
41
17,9
20
11,695
63
15,59
C3
18
7,86
32
18,71
59
14,6
C4
19
8,296
25
14,62
49
12,13
C5
1
0,436
0
0
0
0
C6
18
7,86
10
5,848
13
3,217
C7
17
7,423
7
4,093
27
6,68
C8
C9
3
7
1,31
3,056
0
0
0
0
2
0
0,495
0
C10
8
3,49
0
0
4
0,99
C11
C12
8
2
3,49
0,873
1
0
0,584
0
5
6
1,237
1,485
C13
4
1,746
0
0
4
0,99
C14
2
0,873
0
0
7
1,73
C15
5
2,183
7
4,093
24
5,94
C16
4
1,746
16
9,356
17
4,207
C17
5
2,183
2
1,17
8
1,98
C18
1
0,436
1
0,584
1
0,247
C19
1
0,436
0
0
0
0
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María del Pilar Bueno
Consumo razonable
y sostenible
Producción
sostenible, productos
ecológicos y
comercio justo
Construcción
sostenible
Gestión sistemas
forestales e incendios
Gestión de la
contaminación
Movilidad sostenible
Sostenibilidad del
transporte
Actividades náuticas
sostenibles
Formación
profesional sostenible
Conservación y uso
eficiente de los
recursos
Biodiversidad
Educación ambiental
perspectiva de
género ligada al
ambiente
Desertificación y
erosión
Contaminación
acústica
Parques nacionales y
áreas protegidas
Protección litoral y
costas
Desarrollo rural
sostenible
Deporte bajo
prácticas de
sustentabilidad
Calidad ambiental,
calidad de vida
Riesgo ambiental
Impuestos e
incentivos, fiscalidad
ambiental
Participación
ambiental
Minería sostenible
TOTAL DE CUASI
FRASES
C20
2
0,873
0
0
5
1,237
C21
7
3,056
3
1,754
9
2,227
C22
2
0,873
2
1,17
4
0,99
C23
7
3,056
7
4,093
16
3,96
C24
3
1,31
4
2,34
4
0,99
C25
6
2,62
0
0
3
0,74
C26
2
0,873
5
2,923
5
1,237
C27
1
0,436
0
0
0
0
C28
1
0,436
2
1,17
3
0,74
C29
3
1,31
1
0,584
13
3,217
C30
C31
6
2
2,62
0,873
4
1
2,34
0,584
4
4
0,99
0,99
C32
1
0,436
0
0
0
0
C33
1
0,436
1
0,584
1
0,247
C34
1
0,436
2
1,17
3
0,74
C35
1
0,436
6
3,508
17
4,207
C36
1
0,436
3
1,754
4
0,99
C37
3
1,31
0
0
0
0
C38
0
0
2
1,17
0
0
C39
0
0
1
0,584
3
0,74
C40
0
0
2
1,17
1
0,247
C41
3
1,31
0
0
11
2,72
C42
5
2,183
3
1,754
3
0,74
C43
0
0
1
0,584
2
0,495
229
99,972
171
99,989
404
99,962
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Fuente: elaboración propia
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
La conciencia ambiental y el Ecobarómetro Andaluz
El concepto de conciencia ambiental, que muchas veces se utiliza con cierta
ligereza, ha sido y continúa siendo objeto de profundos debates en áreas
como la sociología y la psicología ambientales. Este tipo de estudios correspondió a una emergencia por medir mediante encuestas, el conocimiento y
las percepciones de las personas acerca de los tópicos ambientales que comenzaron a incluirse en la agenda internacional a partir de finales del sesenta y principios del setenta del siglo XX.
Algunos puntos neurálgicos del debate teórico de la sociología ambiental estuvieron dados por la interrogación acerca de si puede o no medirse lo que
ha dado en llamarse conciencia ambiental, y en cuyo caso a qué se referiría
y qué aspectos o dimensiones incluiría.
El norteamericano Riley Dunlap fue uno de los pioneros en la sociología ambiental, quien junto con William Catton y Kent D. Van Liere, asumieron la tarea de estudiar las características del ambientalismo como fenómeno social y
cultural (Cerrillo Vidal, 2010, p. 37). Sin embargo, reconocieron que la propia
definición de la conciencia ambiental continuaba teniendo deficiencias a principios del siglo XXI, a pesar de más de dos décadas de desarrollo (Dunlap &
Jones, 2002, pp. 485-486).
Scheurs y Nelissen (citados en Dunlap & Jones, 2002) definieron originariamente a la conciencia ambiental como “la totalidad de las ideas acerca de la
protección y control sobre el ambiente natural y artificial, así como las disposiciones del comportamiento conectadas con ellos”. A ello mismo Dunlap y
Jones (2002, p. 485) adujeron que “el grado de importancia o preocupación
que las personas asignan a los problemas ambientales y sus esfuerzos para
resolverlos, indican la voluntad de contribuir personalmente en su solución”.
Junto con el debate acerca del concepto de conciencia ambiental, se produjo
el relativo a su carácter como construcción única y homogénea o multidimensional. Dunlap y Jones examinaron las deficiencias que han tenido tanto los
estudios de una vertiente como de la otra, lo que los llevó a brindarle el beneficio de la duda a lo afirmado por de Haven Smith (1991, p. 97 en Dunlap &
Jones, 2002, p. 512) respecto a que la visión que las personas tienen acerca
de los temas ambientales depende del contexto en el cual emergen y, por
tanto, que los investigadores deben abandonar las encuestas y las técnicas
estadísticas que presuponen la existencia de una conciencia generalizada
del ambiente.
En cuanto al debate acerca de la multidimensionalidad de la conciencia ambiental, la discusión se posicionó entre aquellas orientadas a las creencias y
al comportamiento. Así, un estudio como el de André Schaffrin (2011) plantea
Rev. Rupturas 4(1), Costa Rica, Ene-Jun, 2014. ISSN 2215-2466 pp 24-49.
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que las dimensiones tradicionalmente incluidas en la conciencia ambiental,
dadas por el conocimiento y el comportamiento, deberían ser dejadas de un
lado y solo conservar las conativa y afectiva.
En cualquier caso, todos estos autores reconocen que el primer problema
con el cual deben lidiar sus aportes es la complejidad misma del objeto -es el
ambiente- y de alguna forma esto se convierte en el derrotero de la mayoría
de los intentos de los sociólogos ambientales por medir la conciencia ambiental. En consecuencia, cada persona tiene una visión particular del ambiente vinculada a sus propias experiencias de vida y que determina su forma
de relacionarse. Ello sin connotar que el mero hecho de llamar a la naturaleza ambiente implica automáticamente una lógica antropocéntrica.
Se coincide con Cerrillo (2010, p. 39) en que uno de los mayores méritos del
trabajo de Dunlap y sus colegas, fue haber considerado en la relación sociedad y ambiente, al segundo como una variable explicativa de la organización
social. Al día de hoy y más allá del trabajo de la antropología encarnado en
Levi-Strauss (1970; 1972) y en la obra de Descolá y Pálsson (2001), entre
muchos otros, la relación sociedad-naturaleza sigue siendo vista como antagónica y el modelo de desarrollo global presenta una lógica de avance de la
primera sobre el segundo. Esto se produce mostrando la dicotomía y la lógica de obstáculo que el hombre le asigna a la naturaleza.
Además de los estudios y cuestionarios desarrollados a partir del denominado Nuevo Paradigma Ambiental –New Environmental Paradigm- (Dunlap &
Van Liere, 1978), existieron otros trabajos que abordaron temas específicos
como protección de especies, contaminación y cuestiones energéticas (Weigel & Weigel, 1978). En el caso español, resaltan diversos intentos de aplicación, como el del Centro de Investigaciones Sociológicas de Madrid que estableció una escala de actitudes ambientales sobre la base de los estudios previamente mencionados (Moreno, Corradiza & Ruiz, 2005).
Procedemos a describir el marco teórico del que se vale el EBA para fundamentar la serie. En la obra realizada como fruto de la celebración de los diez
años de la encuesta se asume que:
Cuando los estudios sobre la conciencia ambiental dejan de ser estudios puntuales y se realizan con vocación de continuidad para medir la evolución de las actitudes, valores y comportamiento de los
ciudadanos en asuntos relacionados con el medio ambiente, se da
un importante cualitativo en las estrategias de investigación, dando
lugar a los ecobarómetros. El objetivo de estos instrumentos de análisis de la opinión pública es estudiar mediante encuestas de una pe-
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
riodicidad determinada (generalmente anual) las diversas dimensiones de la conciencia ambiental, elaborando los correspondientes indicadores sociales. Su periodicidad y el carácter robusto de los indicadores utilizados, convierten a los ecobarómetros en instrumentos
relevantes para el conocimiento de la opinión pública en materia ambiental, además de posibilitar la realización de estudios comparativos (Lafuente Fernández, Moyano Estrada, 2011, p. 9).
En función de lo dicho, se parte del concepto de conciencia ambiental definido como el “conjunto de percepciones, opiniones y conocimiento de la población acerca del medio ambiente, así como de sus actitudes, comportamiento
y disposición a emprender acciones (individuales y colectivas) destinadas a
la mejora de los problemas ambientales”. Para ello y al comprender su carácter multidimensional se distinguen cuatro dimensiones: afectiva, cognitiva, conativa y activa (Lafuente Fernández, Moyano Estrada, 2011, p. 10).
El origen del consenso dado entre las dos partes que intervienen en la realización del EBA en este concepto y sus dimensiones proviene del año 1996,
momento en el cual se constituyó una comisión asesora coordinada por el
IESA y formada por investigadores, miembros de la Consejería y del mismo
instituto. La base teórica de la cual se surtió la comisión para establecer las
dimensiones de la conciencia ambiental provino de la obra de Elisa Chuliá
Rodrigo quien llevada por estudiar el involucramiento de la sociedad civil en
las cuestiones ambientales, definió modestamente este concepto como “la
relación de una sociedad con el medio ambiente” (Chuliá Rodrigo, 1995, p.
4). Asimismo, planteó la existencia de cinco dimensiones, que a las tradicionales mencionadas desagrega la acción individual y la colectiva.
Se reconoce también la impronta de otros estudios como el de Clemente Navarro Yañez (1998) que abordó la conciencia ambiental y el llamado perfil social del ambientalismo, como herederos del debate dado en los Estados Unidos por Dunlap y sus colaboradores. El autor define al proambientalismo
como las actitudes y comportamientos positivos en relación a la cuestión del
medio ambiente (Navarro Yañez, 1998, p. 70). Uno de los aspectos más notorios de su trabajo es la definición de la estructura de la conciencia ambiental de los andaluces como la articulación de las orientaciones ciudadanas en
relación con el medio ambiente.
En otros trabajos presentados por miembros del IESA y de la Consejería aparecen definiciones que enriquecen el entorno de producción de la encuesta y
sus informes. Así, Jiménez Sánchez y Lafuente –a partir de los aportes de
Zelezny y Schultz- definen a la conciencia ambiental como los factores psicológicos relacionados con la propensión de las personas a realizar comportaRev. Rupturas 4(1), Costa Rica, Ene-Jun, 2014. ISSN 2215-2466 pp 24-49.
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mientos proambientales (Zelezny & Schultz, 2000, p. 367 (citado en Jiménez
Sánchez & Lafuente Fernández, 2010). Ello estaría dado por lo que se conoce como la dimensión actitudinal, lo cual equivale a contradecir el pensamiento de aquellos que consideran que el comportamiento ambiental no puede ser medido solo en sus dimensiones conativa y afectiva. Este tipo de definiciones son prueba de cómo los orígenes de la encuestas estuvieron fuertemente influidos por la lógica de la psicología ambiental.
Asimismo, se adopta la definición de Stern (1997, 2000) de conducta individual ambientalmente significativa en el sentido de su impacto, es decir por la
medida en la que cambia la disponibilidad de los materiales o la energía del
ambiente o se altera la estructura y la dinámica de los ecosistemas o de la
biósfera en sí misma. Esta adopción denota la importancia que le da Stern a
lo intencional en el sentido de cambiar o mejorar el ambiente.
El trabajo realizado por Jiménez Sánchez y Lafuente (2010) expone y da un
mayor contenido a las dimensiones escogidas en el informe durante esta década. De allí que establecen una justificación a la toma de la dimensión afectiva, utilizando los aportes del NEP como la medida de la visión ecologista del
mundo. La misma presenta una clara vertiente de la sociología ambiental.
Proponen dos facetas de dicha dimensión: la adhesión a soluciones proambientales ante determinada problemática y la percepción de la gravedad de la
situación ambiental; es decir, la preocupación por el ambiente y la adhesión a
una visión proambiental en temas específicos (Jiménez Sánchez & Lafuente,
2010, p. 735).
Luego, las dimensiones disposicional y cognitiva, desde una lógica más psicológica con aportes del mismo Stern, así como de Berenguer y Corraliza
(Berenguer, 2000; Berenguer & Corraliza, 1998), entre otros. La primera engloba la faceta dada por las actitudes personales hacia la acción individual
desde el sentimiento de autoeficacia y la faceta de la percepción de la responsabilidad individual. La segunda dimensión busca medir el nivel de información y conocimiento sobre los problemas ambientales que las personas
consideran esenciales en función de un proceso de internalización de valores
y creencias. Finalmente, la dimensión activa reconoce tres facetas o comportamientos: el activismo ambiental, implicando conductas colectivas como la
participación en organizaciones ambientalistas y los comportamientos individuales tanto de bajo como de mayor coste (Jiménez Sánchez & Lafuente,
2010, pp. 737-738). Los comportamientos de bajo coste en el sentido del
comportamiento individual están dados por aquellas actividades como el reciclado, mientras que las de mayor coste representan disminuciones en el consumo y decisiones radicales como por ejemplo, dejar de utilizar un automóvil.
En el debate acerca de si efectivamente una encuesta puede medir la conciencia ambiental de los andaluces, se comparte la opinión de aquellos que
asumen que se trata de una falacia. Sin embargo, el EBA permite conocer la
opinión pública respecto a ciertos temas que en este caso son ambientales y,
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
por ende, su principal valor es aportar información para la decisión política.
Es así que los barómetros son esenciales y en la medida que existe una relación directa entre los resultados y su canalización institucional, se construye
un ciclo virtuoso que impacta positivamente en los mecanismos democráticos. El debate, entonces, no solamente radica en la veracidad del instrumento –que es esencial- o si las respuestas de los encuestados exceden o no lo
que es correcto contestar, sino en cómo los resultados son recogidos por los
actores políticos, en este caso, los programas electorales del 25M.
La evolución de la denominada conciencia ambiental de los andaluces
Analizando la secuencia de los barómetros, es posible identificar que entre el
año 2001 y 2004 inclusive, se interrogó al entrevistado acerca de si se consideraba más o menos ecologista. Si bien se aclaraba dentro de la misma encuesta que se entendía por ecologista a aquel preocupado por el ambiente y
tendiente a conservarlo, a partir de 2005 se modificó la encuesta comenzando a interrogar acerca de la preocupación por el medio ambiente en una escala del 1 al 10. Con esta reforma, los valores se incrementaron en forma ostensible, sin embargo, en la secuencia 2005-2011 se mantuvieron relativamente estables.
Los técnicos que realizan el informe asumieron que este único indicador no
mostraba la conciencia ambiental, sino que era necesario medir las actitudes
proambientales, las cuales han experimentado en esta década un claro incremento. Un primer ejemplo es el comportamiento en el ámbito local vinculado
al reciclaje de residuos domésticos, puesto que las prácticas del reciclado se
han visto acrecentadas en más del 10% en esta década, especialmente en el
caso del papel, el vidrio y el plástico. En tal sentido y vinculado a la acción
política, se señala en el mismo EBA el aumento de contenedores para recogida selectiva como un agente del cambio.
Otro ejemplo es la movilidad sostenible, la cual se elevó desde el 49,1% inicial de 2001 al 65% de 2010. En este caso, se trata de una conducta proambiental que la población no identifica como tal, puesto que más del 50% afirma que se desplaza a pie o en bicicleta por el cuidado de su propia salud.
Otros casos en el incremento de las conductas proambientales se encuentran identificados en el siguiente gráfico que muestra, además de la movilidad
sostenible mencionada, la evolución positiva del ahorro del agua en el hogar
y la compra de productos más respetuosos con el ambiente.
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Gráfico 1
Evolución de las conductas individuales proambientales
Porcentaje de encuestados que realizan las prácticas habitualmente (siempre o
casi siempre).
Fuente: IESA. EBA 2001-2010.
En la jornada titulada “La ciudadanía en el centro de las políticas ambientales. Diez años del Ecobarómetro”, el entonces Consejero de Medio Ambiente,
José Juan Díaz Trillo mencionó en su discurso:
En la serie histórica de diez años que recoge el Ecobarómetro puede
apreciarse una mejora significativa en la conciencia ambiental de los
andaluces, así como en su comportamiento proambiental y en su valoración de las políticas desarrolladas por la Consejería de Medio
Ambiente, sobre todo, en temas en los que los poderes públicos han
intervenido eficazmente para facilitar el comportamiento de la ciudadanía, como es el caso del ahorro en el consumo de agua y el reciclaje.
El fundamento de estas afirmaciones se encuentra en los resultados del informe que compara la serie de diez años donde se afirma que dos de cada
tres andaluces considera que el medio ambiente, lejos de ser un obstáculo
para el progreso, es un activo para el desarrollo y el bienestar de Andalucía.
Asimismo, más del 60% de los andaluces asevera que las políticas ambientales son un estímulo al desarrollo y la innovación tecnológica.
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
Además, el EBA posee un bloque específico de preguntas vinculadas a una
jerarquía de temas que son de preocupación ambiental ciudadana por ámbito: local, regional y global. En el plano global, existe un afianzamiento en el
tiempo de la preocupación andaluza por el Cambio Climático. En el EBA
2011 aparece en primer lugar y con el 56,2%. Esta tendencia generó que, a
partir de 2007, se incluyeran indicadores para analizar la estabilidad de la “representación social del fenómeno del cambio climático entre los andaluces”
(Lafuente Fernández & Priego de Canales, 2009). En segundo lugar resulta
la destrucción de la capa de ozono con un 43% y en tercer lugar el agotamiento de los recursos naturales con el 31,6%.
En el nivel regional, es manifiesta la consolidación de los incendios forestales
como la principal preocupación con el 43,8%, aunque es notoria también la
disminución del valor en comparación con el año 2010. En segundo y tercer
lugar aparecen la contaminación de playas y mares (35,7%) y la contaminación de ríos (19,1%).
Finalmente, en el espacio local, la preocupación histórica en la secuencia es
el ruido que en 2011 descendió a un segundo puesto con un 27,9% contra el
31,1% de la suciedad de las calles. En tercer lugar, el 23,1% señalan la basura y los residuos sólidos urbanos.
En los valores que aparecen en los informes es notoria la ejemplificación de
lo que los psicólogos ambientales llaman “hipermetropía ambiental”, quienes
se refieren al fenómeno por el cual la percepción de los problemas ambientales se ve modificada en función de la cercanía o lejanía desde la cual se los
observa; es decir, una temática como el cambio climático suele ser visto
como mayor, puesto que sucede en un plano global, mientras que otros que
acontecen en la escala local o regional son vistos con un nivel de peligrosidad menor (Uzzel, 2000). Esta teoría explica por qué los andaluces califican
la situación ambiental global como mala, mientras que la regional y la local
son mejor valoradas.
Los programas electorales del 25M y las prioridades ambientales
andaluzas
La plataforma partidaria autonómica del Partido Popular (PP) conducido por
Javier Arenas en Andalucía se tituló el “Cambio Andaluz”. La mención al cambio alude a uno de los principales ejes de la campaña que fue la relevancia
de la alternancia partidaria para la democracia española y para la política regional luego de tres décadas de gobierno socialista. Estas elecciones se volvieron esenciales no solo para las comarcas andaluzas sino para el país. Mucho más, si se tiene en cuenta la dilación perpetrada por el presidente Mariano Rajoy –representante del PP- a la hora de presentar los matices del
presupuesto 2012 y fundamentalmente, de dónde provendrían los ajustes a
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realizar desde la cúpula nacional para lograr la meta impuesta por la Unión
Europea de llegar a un déficit del 5,3%.
Además de la relevancia simbólica y efectiva de estas elecciones en un contexto nacional de vuelta a la derecha, los temas ambientales representan un
signo de interrogación en el marco de la crisis europea y española. Es manifiesto desde las primeras páginas del denominado plan de gobierno que el
empleo representa la prioridad y de hecho surge de él mismo EBA (2011)
que el paro y la marcha de la economía representan los problemas más importantes para el 93,7% de los andaluces.
Del análisis de los resultados del RMP de las elecciones del 25M, surge que
de los siete dominios identificados y correspondientes a las preferencias políticas, el espacio económico –dominio cuatro- y el de bienestar y calidad de
vida –dominio cinco- representan los más mencionados 3 en los programas
del PP y del PSOE.
En cuanto al PSOE y su titular, José Antonio Griñan, denominaron la plataforma electoral como: “Andalucía por el camino seguro” y brindaron –al igual
que el PP- un lugar prioritario al empleo y a la recuperación económica. De
hecho, las propuestas ambientales aparecen atadas a la agenda económica
a través de lo que comprenden como una economía sostenible y verde. Dada
la persistencia del partido en el gobierno, el plan detenta una lógica continuista.
Izquierda Unida Los Verdes y su candidato Diego Valderas titularon el programa electoral: “Andalucía con más fuerza, ¡Rebélate!”. El plan de la izquierda
resulta ideológicamente permeado por la búsqueda de un cambio en el modelo de producción y lo que consideran como los pilares de ese nuevo modelo: la ganadería, la agricultura, la pesca, la acuicultura, el turismo sustentable
y las energías renovables. En consecuencia, se enfatiza en la introducción de
tributos ambientales, la contabilidad verde y sus instrumentos tales como la
huella ecológica y el índice de desarrollo humano, el rechazo a los transgénicos y la soberanía energética, entre otros puntos.
En una breve mención general de los programas, es posible mencionar que
la propuesta del PSOE trata de involucrar la sostenibilidad en toda la plataforma. Esto surge de su interpretación acerca de cómo los temas ambientales
son un punto fuerte y distintivo del partido, fundamentalmente a nivel regional.4 No sucede del mismo modo con el programa del PP, el cual afecta un
área concreta del mismo a las propuestas en materia ambiental.
Por su parte, el programa de la izquierda intenta mostrar una perspectiva ambiental de tipo compleja que atraviesa horizontalmente a todos los temas de
la agenda. Cuando estas afirmaciones son contrastadas con la metodología
del RMP aplicada por nosotros, es posible notar que la IULV duplica las menciones de temas ambientales realizadas tanto por el PP como por el PSOE.
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3. El RMP expone siete
dominios: relaciones
exteriores; libertad y
democracia; sistema
político; economía; bienestar
y calidad de vida; fábrica de
sociedad y grupos sociales.
Resultados por dominio y
por partido: dominio 1:
PSOE 1.73%, PP 2.8%;
dominio 2: PSOE 3.56%, PP
3.48%; dominio 3: PSOE
9.74%, PP 13.01%; dominio
4: PSOE 35%, PP 31.22%;
dominio 5: PSOE 32.57%,
PP 27.47%; dominio 6:
PSOE 3.66%, PP 5.05%; y
dominio 7: PSOE 11.47%,
PP 13.64%
4. Esto aparece en el propio
programa electoral, pero
también fue aseverado en la
entrevista realizada al
Consejero de Medio
Ambiente, José Juan Díaz
Trillo. La misma fue
realizada por la autora en su
despacho en Sevilla el día
25 de abril de 2012.
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
5. El programa del PSOE
presenta 229 cuasi-frases,
mientras que el del PP
muestra 171 y el de la IULV
404.
Fundamentalmente por el PP que muestra la menor cantidad total de “cuasi-frases” ambientales5.
En el análisis general que hace el equipo del RMP de los dos programas del
PP y del PSOE, solo aparecen dos puntos ligados a los temas ambientales.
Uno de ellos atado al dominio económico y otro al de bienestar y calidad de
vida. Del total de “cuasi-frases” del PSOE -1909- un 3,56% refieren a la protección ambiental, haciendo referencia a las políticas de preservación de los
recursos naturales, bosques, parques nacionales y animales, entre otras. El
valor correspondiente al PP equivale a un 3,27% del total de sus 1467 “cuasi-frases”.
El segundo de los aspectos recogidos, la gestión de los recursos naturales
concerniente al manejo gubernamental del territorio natural y sus recursos, el
PSOE detenta un 1,05%, mientras que el PP un 1,77%.
Esta escasa recolección de los principales partidos políticos sobre las prioridades ambientales también responde a la propia opinión pública y sus intereses. Tal como queda manifiesto en los datos del Barómetro de Opinión Pública de Andalucía (BOPA) 2011, el tema que más preocupa a los andaluces es
el paro y la marcha de la economía, donde los temas ambientales aparecen
en un octavo lugar en la propia edición 2011 del EBA.
Ocurre tanto en los denominados países desarrollados como en desarrollo,
que a pesar de la construcción de conceptos como el de sostenibilidad y sus
dimensiones que exceden la lógica biologicista del ambiente, en momentos
de crisis económica la población asume que los temas ecológicos se encuentran separados de aquellos y por ende detentan menor relevancia. Esto no
solo desnuda la percepción que las poblaciones tienen acerca del ambiente
como sectorizado o compartimentado -alejados de la interrelación dimensional que plantea la sostenibilidad en sus planos ambiental propiamente dicho,
económico, social y político- (Bueno, 2010), sino que genera que incluso puedan percibirse como negativas algunas políticas de protección de especies y
campañas de difusión que se analizan como un gasto innecesario. Un ejemplo mencionado por el consejero José Juan Díaz Trillo en entrevista se asocia a esta idea. Ello es la política de protección del lince ibérico, la cual fue
fuertemente criticada por algunos sectores andaluces por considerarse un
gasto innecesario en tiempos de crisis económica.
Esto lleva a que la elite política no vea la necesidad de traducir en propuestas concretas los resultados que arroja el barómetro.
Para brindarle mayor contenido a nuestras afirmaciones, pondremos en
contraste los resultados obtenidos en nuestra aplicación del modelo RMP a
los aspectos ambientales de los programas, con los temas señalados como
prioritarios por los andaluces en el EBA 2011 por nivel.
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Cambio climático
En el plano global, 56,2% de los encuestados identificaron al cambio climático como el principal problema ambiental. De las 229 “cuasi-frases” identificadas en el programa del PSOE, 18 responden al código C6 asignado al cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido
de carbono. Esto representa un 7,86% del total de menciones realizadas. En
el caso del PP, dicho número es de 10 menciones sobre 171 “cuasi-frases”,
que revelan un 5,85%. Finalmente, para IULV, el valor es de 13 sobre 404
menciones, mostrando el valor porcentual menor comparativamente, es decir
del 3,217%.
Es innegable que el cambio climático muestra una relación directa con la
cuestión de la energía y la necesaria mudanza hacia fuentes de energía renovables. En tal sentido, la cuestión energética muestra una mayor atención
del PSOE con 17,9%, seguido por la IULV con 15,59% y, finalmente, el PP
con 11,7%.
Es notable también que la destrucción de la capa de ozono aparezca en segundo lugar de las prioridades de los andaluces a nivel global. Estas usualmente se asocian con la cuestión del cambio climático y de hecho así aparece en las propias propuestas partidarias con miras a las elecciones autonómicas de 2012.
El EBA viene mostrando que los andaluces se muestran cada vez más preocupados y proclives a realizar acciones consecuentes con la lucha contra el
cambio climático, fundamentalmente desde 2005.
Entre 2001 y 2004, el cambio climático (CC) fue citado por un tercio
de los encuestados, lo cual lo situaba entre el tercer y cuarto puesto
según el orden de importancia dado a los problemas ambientales a
nivel global. A partir de 2005 se observa un aumento de la preocupación por el CC, hasta el punto que ya en el EBA 2006 este fenómeno
es considerado el segundo problema ambiental más importante a nivel global.
En 2007, el CC es identificado como el problema ambiental
más importante. En 2009, se consolida como la principal preocupación ambiental (Lafuente Fernández & Priego González de Canales,
2009).
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
Para poder otorgar algunos elementos que expliquen el mayor impacto que el
tópico tiene en la ciudadanía andaluza desde 2005, podemos aducir que un
año antes se produjo el arribo del PSOE al gobierno central, el cual presentó
al cambio climático como uno de sus estandartes. Como prueba de esto, colocó a una persona con reconocimiento en el área ambiental, como Cristina
Narbona, en la cartera de Medio Ambiente, quien ocupó tal rol hasta el año
2008 cuando el área fue fusionada con Agricultura, Pesca y Alimentación. La
impronta que cobró el Ministerio bajo su liderazgo es una prueba contundente de que la designada tenía condiciones para el ejercicio. Sin embargo, nuevamente la crisis se sobrepuso en la agenda de temas y el ambiente perdió
relevancia.
No solo se dieron una serie de factores nacionales que llevaron al cambio climático al tope de la agenda en 2005, también puede mencionarse la entrada
en vigor del Protocolo de Kyoto tras la ratificación de Rusia en noviembre de
2004, y el desafío consiguiente que implicó la conferencia de las partes
(COP) que se realizó en Montreal (COP11 y MOP1). A nivel europeo, vale
mencionar la confección de una Estrategia contra el cambio del clima y el camino hacia la consolidación de Europa como el bastión de defensa del Protocolo de Kyoto.
España, inserta en el contexto mencionado, experimentó en 2005 un análisis
profundo acerca de la trayectoria de sus emisiones de gases de efecto invernadero, denotando que habían alcanzado 440,6 Mt de CO2 equivalente, lo
cual implicó un aumento del 52,2% en relación con el año base, 1990. El
diagnóstico del Ministerio fue que el incremento de las emisiones 1990-2005
se debía no solo al “crecimiento económico rápido y sostenido y de un aumento de la población en los últimos años”, sino también a un “insuficiente
ejercicio de ahorro y eficiencia energética”. Todos estos episodios, entre muchos otros, colocaron al tema al borde de la agenda y por ende, en la agenda
mediática de las cadenas nacionales y regionales, explicando los cambios en
la percepción ciudadana.
En términos de debate político autonómico, el PP critica la gestión del PSOE
por el incremento de las emisiones andaluzas de dióxido de carbono a la atmósfera. La propuesta establece la posibilidad de diseñar una nueva Estrategia Andaluza de Sostenibilidad Urbana y Lucha contra el Cambio Climático;
favorecer el uso de biocombustibles y el establecimiento de incentivos fiscales para la adquisición de vehículos híbridos o eléctricos; fomentar las prácticas agrarias respetuosas con el medio ambiente, en producción y distribución; promover la Agricultura Ecológica; fomentar el uso de Transporte Público y la utilización de combustibles de menor impacto ambiental.
En el contraste entre estas promesas y las acciones del PP a nivel nacional,
surgen algunos interrogantes puesto que en febrero de 2012 se firmó, desde
el gobierno federal, el Real Decreto 1/2012, por el cual se suprimieron los incentivos económicos para la instalación de nuevas infraestructuras de proRev. Rupturas 4(1), Costa Rica, Ene-Jun, 2014. ISSN 2215-2466 pp 24-49.
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ducción de energía renovable. Esto preocupó a diversos actores, entre ellos
los gobiernos autonómicos en los que se estaban diseñando proyectos de
energía fotovoltaica y eólica. Sin embargo, se argumentó que la gran cantidad de requisitos para presentar proyectos generó en Andalucía que solo
fueran factibles unos pocos.
Si bien el PSOE ha utilizado el cambio climático como bandera y su programa electoral asume una férrea defensa a las energías renovables “en contra
de la moratoria del PP”, es de afirmar que el entonces presidente, José Luis
Rodríguez Zapatero, ya había comenzado con las acciones de este tenor. Lo
dicho corrobora cómo la política ambiental pierde terreno en momentos de
crisis, tanto en gobiernos de derecha como socialistas. A pesar del relato nacional, el PSOE andaluz propone en lo relativo al cambio climático: que el
uso de energías renovables alcance el 20% del consumo energético para
2020, una política de reforestación; la ecoinnovación; el impulso a la Estrategia Andaluza de Sostenibilidad Urbana a partir del Pacto de los Gobiernos
Locales contra el cambio del clima, y la concreción de la Estrategia Andaluza
contra el cambio climático -que la convertiría en la primera comunidad autónoma en aplicar un instrumento de esta naturaleza-. Asimismo, plantea la
presentación de una Ley Andaluza contra el cambio climático; la promoción
de instrumentos financiaros de lucha y la elaboración del Programa Andaluz
de Suelos Contaminados.
El espacio que ocupa el cambio climático en la propuesta de la izquierda se
encuentra atado al desarrollo de energías renovables y por ende a la necesidad de un giro en la política energética en función de la crítica al incremento
de las emisiones andaluzas. Esto se ve ideológicamente, a través de la crítica al modelo capitalista y lo que comprenden como la privatización y monopolización de las energías. Partiendo de que el 50% de la potencia eólica instalada en la actualidad en la región se encuentra en manos de cuatro empresas, consideran que el nuevo modelo energético requiere una gestión pública
y centralizada aunque con mayor participación de los gobiernos locales.
Gestión forestal e incendios
En el plano regional, se identificaron los incendios forestales como el tema de
mayor relevancia en un 43,8%. Dada la competencia de la Junta de Andalucía sobre este asunto, sorprende que no sea un tema más extensamente
abordado en los programas. En ninguno de los tres casos constituye una preferencia política que se encuentre entre las primeras posiciones. El PSOE
muestra un 3,056% de menciones, contra un 4,1% del PP y 3,96% de la
IULV.
Desde el año 2001, los incendios forestales obtuvieron en el EBA la mayor
cantidad de menciones de los encuestados como uno de los dos principales
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El Ecobarómetro, la conciencia ambiental y las propuestas electorales en Andalucía
problemas ambientales en Andalucía, aunque fue en 2006 que se incluyó un
bloque más compuesto de preguntas. Una de ellas se vincula a la percepción
andaluza acerca de las causas de los incendios. Además, desde la edición
de 2007 se comenzó a observar una disminución en la cantidad de encuestados que citaban el tema como uno de los dos problemas más importantes a
favor de otros tópicos como contaminación de mares y playas (Lafuente Fernández & Moyano Estrada, 2011, p. 42).
En cuanto a las causas de los incendios, el EBA ha permitido avanzar en
comprender la brecha existente entre las causas percibidas por la población
y aquellas comprobadas por la Consejería. La sociedad andaluza percibe
que las dos primeras causas son el descuido de los visitantes y los excursionistas, así como la acción de los pirómanos. Mientras tanto, los datos de la
Consejería muestran que la primera causa de los incendios intencionales es
el vandalismo y de los incendios originados por negligencia, las actividades
agrícolas.
Las propuestas electorales presentadas por el PP en la campaña del 25M en
lo relativo a la política forestal son: la realización de una cartografía a nivel
regional mediante un Sistema de Información Geográfica en relación con la
susceptibilidad territorial a los incendios y zonas de propagación con criterios
microclimáticos que permita actuar de forma preventiva; y la modificación de
la Ley 2/89 de creación del Inventario de Espacios Naturales Protegidos,
para que el nombramiento del Presidente de las Juntas Rectoras recaiga en
el Parlamento. Consideramos que detrás de este punto no se encuentran críticas ni cambios profundos a la política actual del PSOE. De hecho, en el
EBA 2011 aflora que las políticas mejor valoradas por los andaluces son la
de protección de espacios naturales y la lucha contra los incendios forestales.
Puesto que en su programa electoral el PSOE establece un programa de
continuidad que no apunta nuevos desafíos o proposiciones, el análisis de
las cuestiones forestales se interpreta tanto a través de la seguridad y la prevención como en lo relativo a la preservación de biodiversidad. En tal sentido
la plataforma plantea el diálogo con otros actores como gobiernos locales en
pro de una Ley de Emergencias de Andalucía, y la profundización en la homogenización de la carrera profesional de los Cuerpos de Extinción de Incendios y Salvamentos. Asimismo, la adecuación del Plan Forestal, y el debate
con gobiernos locales, países de la Unión Europea y otras regiones.
Desde una perspectiva opuesta, la propuesta de la izquierda hace hincapié
en la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo, criticando la política actual y planteando que “la planificación forestal andaluza no debe tratar de
convertir los espacios forestales en terreno prohibido para la actividad primaria, sino que debe programarse en conjunto con todos los planes destinados
a la actividad agrícola y ganadera”.
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Ruido, suciedad de las calles y residuos
La contaminación acústica aparece referenciada en todos los programas
aunque no constituya una preferencia política relevante, puesto que en todos
los casos los porcentajes se mueven entre el 0,5 y el 1,2% de menciones
(0.436 PSOE; 1.17 PP y 0.74 IULV). En cuanto a los residuos, no solo los domiciliarios, sino el conjunto de residuos peligrosos e industriales, resulta un
más referenciado (2.18% PSOE; 4.1% PP y 5.94% IULV).
Si bien la preocupación histórica en la secuencia es el ruido, en 2011 descendió a un segundo puesto con un 27.9% contra el 31.1% de la suciedad de
las calles. Por su escasa diferencia, se analizan ambas.
En el caso del PP, hay una única propuesta y no muy específica que toma
ambos tópicos: “coordinación con corporaciones locales, agentes económicos y sociales, de un Código Técnico de la Urbanización Sostenible, que implante en los nuevos desarrollos urbanos las mejores prácticas medioambientales en materia de arquitectura, equipamientos, servicios, ruido, agua,
energía, transportes, comunicaciones y residuos”.
Por su parte, el PSOE tampoco asigna prioridad en su programa a la cuestión del ruido. La única mención coincide con lo dicho por el Consejero de
Medio Ambiente Juan José Díaz Trillo en la entrevista realizada, haciendo
hincapié en el decreto y reglamento contra la contaminación acústica. Ocurre
lo equivalente con la suciedad de las calles.
La Izquierda toma la contaminación acústica conjuntamente con la contaminación atmosférica, planteando que algunas actividades productivas y la movilidad motorizada son centrales como causas y en tal sentido presenta su
propuesta de adaptación legislativa. La suciedad de las calles no es tomada
como tal, como ocurre con los otros programas, sino a través de la cuestión
de los residuos.
Como resultado del abordaje de los tópicos por nivel, es posible afirmar que
ninguno de los temas identificados por el EBA como prioritarios, es abordado
por los programas con el mismo nivel de atención. El gráfico 2 muestra los temas en los cuales todos los programas convergen entre sus primeras prioridades; es decir, las principales preferencias políticas en los tres programas
analizados aunque aparezcan en distinto orden según el partido político del
cual se trate.
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Gráfico 2
Principales preferencias políticas de los partidos políticos
Fuente: elaboración propia a partir de la aplicación de la metodología del
RMP exclusivamente para variables ambientales.
Los tres temas convergentes son energías renovables, ahorro y eficiencia
energética; gestión de recursos hídricos y cultura del agua; y finalmente, ordenamiento territorial y paisajes. Tanto en el caso del PSOE como de la IULV
reconocen en los temas energéticos la principal prioridad. Cuestión ubicada
en tercer lugar por el PP.
En el contraste entre los datos del EBA y los programas, podemos percibir
que el tema de la calidad y gestión del agua en sus diversas formas, aparece
como una prioridad en las distintas ediciones del barómetro desde 2001. Si
bien los incendios forestales usualmente se postulan como la principal preocupación a nivel regional en toda la secuencia, la escasez de agua surge
como segundo o tercero elemento dependiendo de un aspecto central que
señalan Lafuente Fernández y Moyano Estrada. Esto es que “la importancia
que los andaluces otorgan al problema de la escasez de agua en cada edición se ajusta, de forma bastante notable, a los niveles de precipitaciones
pluviométricas registradas en el año en que se realiza la encuesta” (Lafuente
Fernández, R. & Moyano Estrada, E., 2011, p. 59). En consecuencia, la preocupación andaluza por la disponibilidad y gestión de los recursos hídricos
responde a la distribución estacional de las precipitaciones, afirman los autores.
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Conclusiones
El artículo propuso establecer relaciones entre algunos aspectos que se desprenden de la denominada conciencia ambiental, y las propuestas electorales
de los principales partidos políticos que se presentaron en la campaña política para las elecciones autonómicas del 25 de marzo de 2013.
En términos de la conciencia ambiental, en los primeros apartados del artículo, se propone una breve mención al debate teórico relativo al concepto, sus
dimensiones y la efectiva posibilidad o no, de medir las percepciones, la sensibilidad y las actitudes pro ambientales de las poblaciones. Asimismo, se lleva esta discusión al EBA como encuesta de percepción ambiental andaluza
consolidada en sus más de diez ediciones consecutivas. Se describe el instrumento, su metodología, los conceptos y los consensos de los que parte.
Finalmente, y con base en la metodología del Manifiesto Project que lleva
más de tres décadas de ejecución, en los países europeos se aplican los parámetros seguidos en la experiencia regional española del Regional Manifiesto Project. En su análisis, nos encontramos con la dificultad de que si bien incorporaba las elecciones autonómicas andaluzas de 2012, presentaba dos
debilidades de acuerdo con nuestro objeto de investigación. En primer lugar,
al analizar las preferencias políticas generales, las cuestiones ambientales
quedaban casi disueltas y no se pudieron contrastar subtemáticas o tópicos
ambientales específicos que aparecen en el EBA. Lo segundo, que no incorporó al estudio el programa de la IULV, solo del PSOE y del PP. En consecuencia, y luego de un cuidadoso relevamiento de su metodología, la aplicamos a los tres programas electorales haciendo exclusivo relevamiento de las
“cuasi-frases” relativas a temáticas ambientales.
Si bien, los temas que los andaluces identifican como prioritarios por niveles
no aparecen como centrales en los programas políticos, los tres temas que
los partidos identifican como cardinales han aparecido en las secuencias de
la década del EBA aunque con diferente relevancia. El tema de los recursos
hídricos es el más notorio en este sentido, y su alta volatilidad según el nivel
de precipitaciones estacionales. El ordenamiento territorial es, quizás, más
una prioridad política que ciudadana, tal como sucede con la energía.
De igual forma, se detecta una importante debilidad en el instrumento que
significa el EBA. El bloque de preguntas que varía en forma anual y que en
algunos casos coincidió con el cambio climático y en otros con el agua -entre
otros- ofrece una oportunidad de realizar al encuestado preguntas específicas respecto a ese tema y su interés. La selección de dicho tema resulta de
las propias percepciones de aquellos que realizan el barómetro, junto con el
consenso necesario de la Consejería de Medio Ambiente.
La relación entre la denominada conciencia ambiental de los andaluces y las
propuestas programáticas, radica en algunas de las facetas de la primera; en
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este caso, la dimensión afectiva, la cual hemos cruzada en la primera parte
con algunos elementos de la dimensión activa.
En este sentido, puede afirmarse que existe un incremento progresivo –a lo
largo de la década de estudio del EBA- en la conciencia ambiental andaluza
demostrable a través de aspectos como la mayor tendencia a reducir el consumo de agua, reciclar, utilizar medios más sostenibles de transporte y comprar productos más amigables con el ambiente. No obstante, muchos ciudadanos no ven estos cambios como relacionados con lo ambiental.
Asimismo, la crisis económica y el paro han determinado que la cuestión ambiental descendiera en las prioridades políticas en el nivel nacional y en el
gobierno andaluz, así como también en las preocupaciones ciudadanas. Posiblemente, esto explique los valores hallados por la metodología original del
RMP, donde los dos aspectos identificados con el ambiente (501 y 4111) encontraban una mención del 1 al 3% aproximadamente de total.
Se concluye, entonces, que la recogida de las principales preocupaciones
ambientales de los andaluces manifiestas en el EBA por los programas electorales de 2012 son bajas. El cambio climático es, quizás, una excepción con
una recogida de alcance medio en la tabla 1. Asimismo, es necesario mencionar que dichas prioridades responden al EBA 2011, inmediatamente anterior al proceso electoral. Al tomar la serie de diez años, se ven otros temas
como la gestión hídrica que efectivamente aparece como una preferencia política de los tres partidos.
De igual forma, los datos obtenidos a través de la aplicación de esta metodología no se agotan en esta investigación, sino que pueden aplicarse a otros
objetos de análisis.
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