Osteocondritis disecante. Primeros resultados en
restos humanos de cazadores-recolectores del
Holoceno en Patagonia austral
Osteochondritis dissecans. First results for Holocene hunter-gatherer
human remains from southern Patagonia
RMA
Rodrigo Zúñiga Thayer*, Jorge Suby**1,
Gustavo Flensborg**2 y Leandro Luna***
Antropología Biológica
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.
Grupo de Investigación en Bioarqueología. E-mail: rzunigat89@gmail.com
**
INCUAPA-CONICET, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro
de la Provincia de Buenos Aires, Quequén, Argentina. Grupo de Investigación en
Bioarqueología. E-mail: 1jasuby@gmail.com 2gflensbo@soc.unicen.edu.ar
***
IMHICIHU-CONICET, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, Argentina. Grupo de Investigación en Bioarqueología. E-mail: lunaranda@gmail.com
*
Resumen
La osteocondritis disecante (OCD) es una patología que afecta el cartílago articular y el hueso subcondral en las
epífisis articulares de humanos y otros mamíferos. A pesar de que su etiología es multifactorial, la presencia de
esta lesión ha sido frecuentemente atribuida a microtraumatismos reiterados por los efectos de la actividad física
sobre las articulaciones afectadas. Este trabajo involucra un primer paso en el estudio de esta patología en restos
humanos de Patagonia Austral, la cual no fue analizada en forma sistemática. El objetivo es analizar la variabilidad
de la OCD en un conjunto de restos humanos de 26 individuos adultos pertenecientes a sociedades de cazadoresrecolectores de esta región durante el Holoceno medio-tardío (ca. 5200-70 años AP) y su posible relación con la
edad, el sexo, la dieta, la cronología y el geográfica de procedencia. Se discute si su expresión está vinculada con
los patrones de actividad física desarrollados por los grupos, en función de las prácticas económicas llevadas a
cabo. La prevalencia general observada en esta muestra (42,3%), mayor a la reportada para poblaciones actuales,
sugiere que la actividad física habría desempeñado un rol importante en el desarrollo de la OCD en al menos parte
de las personas afectadas.
Palabras clave: patologías articulares; paleopatología; actividad física; cazadores-recolectores; Patagonia.
Abstract
Osteochondritis dissecans (OCD) is a pathology that affects the articular cartilage and the subchondral bone in the
articular epiphyses of humans and other mammals. Although its etiology is multifactorial, its presence has been
frequently attributed to repetitive microtrauma because of physical activity on the affected joints. This paper is a
first step in the study of this pathology in human remains from Patagonia Austral, as it has not been systematically
studied. The objective is to analyze the variability of the OCD in a sample of 26 hunter-gatherer adult individuals
that lived in this region during the Middle-Late Holocene (ca. 5200-70 years BP) and its possible relationship with
age, sex, diet, chronology and region of origin. The association between its expression and the patterns of physical
activity developed in accordance with the economic practices, is discussed. The overall prevalence observed in this
sample (42,3%), higher than that reported for current populations, suggests that physical activity would have played
an important role in the development of OCD in at least part of the affected individuals.
Keywords: joint pathologies; paleopathology; physical activity; hunter-gatherers; Patagonia.
La osteocondritis disecante (OCD) es una condición
caracterizada por la separación localizada de un fragmento
del cartílago articular y el hueso subcondral, que afecta
a las epífisis articulares de humanos y otros mamíferos
(e.g. perros, gatos, cerdos, ratas, caballos, entre otros)
(Edmonds y Heyworth 2014; Schenck y Goodnight 1996).
Ha sido comúnmente estudiada en bioarqueología como
un indicador asociado con la actividad física, aunque otros
componentes etiológicos pueden estar involucrados (e.g.
factores genéticos-hereditarios, variaciones anatómicas
de las articulaciones, isquemia del cartílago durante el
crecimiento o la vejez de un individuo; Bulgheroni et al.
2017; Bullough 2004; Ytrehus et al. 2007).
En Argentina, son escasas las investigaciones
paleopatológicas que han considerado el análisis de la
OCD en restos humanos, las cuales en general consistieron
en relevamientos descriptivos de lesiones en individuos
Recibido 15-12-2017. Recibido con correcciones 05-04-2018. Aceptado 07-04-2018
Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120, 2018 / ISSN 1852-060X (impreso) / ISSN 1852-4826 (electrónico)
http://revistas.unc.edu.ar/index.php/antropologia/index
IDACOR-CONICET / Facultad de Filosofía y Humanidades – Universidad Nacional de Córdoba - Argentina
R. Z. Thayer et al. | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
de lesiones por osteocondritis disecante propiamente
dicha (e.g. O’Connor 2008; Thomas y Johannsen 2011;
Ytrehus et al. 2007).
aislados, más que en estudios sistemáticos sobre
conjuntos esqueletales de gran tamaño. Esta tendencia
se repite en Patagonia Austral, donde a pesar de que la
OCD fue diagnosticada en algunos individuos, no existen
análisis particulares sobre esta patología. Por lo tanto, el
objetivo de este trabajo es analizar la variabilidad de la
OCD en un conjunto de restos humanos de individuos
pertenecientes a sociedades de cazadores-recolectores
de Patagonia Austral durante el Holoceno medio-tardío
(ca. 5200-70el área de procedencia. En consecuencia, se
discutirá si su expresión está vinculada con los patrones
de actividad física desarrollados por los grupos humanos
en función de las prácticas económicas llevadas a cabo.
Al mismo tiempo se revisan los conocimientos clínicos
actuales y los principales antecedentes bioarqueológicos
de la OCD. Esta investigación forma parte de una tesis
doctoral en curso (RZT), cuyo objetivo principal es
evaluar y discutir el posible impacto de las estrategias de
subsistencia desarrolladas durante el Holoceno tardío en
Patagonia Austral sobre los patrones de actividad física y
la variación en el uso del cuerpo.
Debido a esto, se ha sugerido que el término osteocondritis
disecante, empleado comúnmente en paleopatología,
debe ser remplazado por el de osteocondrosis (Appleby
et al. 2015; Thomas y Johannsen 2011). Sin embargo,
la osteocondrosis involucra también otros síndromes
de naturaleza diferente a la OCD, que no incluyen el
desprendimiento de cuerpos intrarticulares, sino otros
procesos como por ejemplo el aumento de la cifosis
vertebral en el Síndrome de Scheuermann (Lowe 1990)
o la inflamación de la entesis posterior del calcáneo
en el caso de la enfermedad de Sever (Hendrix 2005),
entre varios otros. Debido a que el uso del término
osteocondrosis para referirse exclusivamente a la
osteocondritis disecante podría resultar al menos confuso
en términos paleopatológicos, en este trabajo se
continuará utilizando este último concepto, teniendo en
cuenta que no es posible identificar sus estadios iniciales.
La etiología de la OCD es poco comprendida, debido
a los múltiples factores que parecen estar involucrados
en su desarrollo (Edmonds y Polowsky 2013; Ortner
2003; Vikatou et al. 2017). Las causas propuestas son
la existencia de un componente genético hereditario
que aumenta la predisposición a padecer esta patología
(Padgett et al. 1995), posibles variaciones anatómicas en
algunas articulaciones que provocan anormalidades en la
transmisión de cargas mecánicas (Bulgheroni et al. 2017)
y la isquemia del cartílago articular durante el crecimiento
o la vejez de un individuo (Carlson et al. 1991; Ytrehus et
al. 2004), aunque la mayor parte de los autores sostiene
que la principal causa son los microtraumas repetitivos
asociados con la actividad física (Edmonds y Polousky
2013; Ytrehus et al. 2007). Estos últimos explicarían la
alta prevalencia de este tipo de lesiones en atletas de
alto rendimiento (Aichroth 1971; Cahill 1995; Takahara
et al. 1999). Por ejemplo, puede alcanzar entre un 2,1%
(Matsuura et al. 2014) y un 3,4% en la tróclea del húmero
en jugadores de béisbol (Kida et al. 2014). En cambio, en
poblaciones no asociadas con la actividad física deportiva
las frecuencias de OCD son menores, alcanzando por
ejemplo entre un 0,01 y un 0,06% en el caso de la
rodilla (Lindén 1976; Petersen et al. 2006; Solomon et
al. 2010). Es por este motivo que su presencia en restos
bioarqueológicos ha sido comúnmente interpretada
como evidencia de los efectos de la actividad física sobre
las articulaciones afectadas (e.g. McWhirr et al. 1982;
Rodríguez-Martín 2000; Vikatou 2012; Vikatou et al.
2017; Wells 1974).
Terminología, patogénesis y epidemiología general
de la OCD
El desprendimiento de cuerpos intra-articulares
fue inicialmente descripto por Paget (1870) y más
extensamente explicado por Franz König en 1888,
quien introdujo el término osteocondritis disecante
(König 2013). Aunque aún sigue en uso, este término es
considerado como incorrecto por algunos autores debido
a que esta condición patológica no implica en sí misma
el desarrollo de un proceso inflamatorio (Barrie 1987;
Nagura 1960; Ytrehus et al. 2007). Se ha destacado
que la OCD es una fase final de la osteocondrosis, que
se inicia por una deficiencia en el aporte sanguíneo al
hueso subcondral de las superficies articulares, seguida
por un proceso necrosante (Ytrehus et al. 2007). La
patogénesis de la osteocondrosis está compuesta por tres
fases principales: 1) Osteocondrosis latens: uno o varios
focos de necrosis, observables únicamente a través de
corte histológico, producidos por isquemias durante el
desarrollo del cartílago articular epifisial y que no afecta al
tejido de hueso subcondral; 2) Osteocondrosis manifesta:
las lesiones del cartílago no se mineralizan, impidiendo
que el hueso subcondral se desarrolle con éxito y 3)
Osteocondrosis dissecante: en las áreas de cartílago
necrótico se desarrollan fisuras que pueden afectar al
cartílago articular y al hueso subcondral subyacente,
formando una solapa que permanece adherida o se
desprende en la cavidad articular, dejando un cráter óseo
en el hueso subcondral que refleja el tamaño original
de la lesión (Thomas y Johannsen 2011; Ytrehus et al.
2007). Las dos últimas fases son las únicas visibles en el
registro bioarqueológico y la distinción entre ellas no es
posible en la mayoría de los casos, debido a la frecuente
ausencia de cartílago articular. Por lo tanto, según algunos
autores no resulta adecuado el diagnóstico específico
A pesar de que puede desarrollarse en cualquier
articulación sinovial del esqueleto, las más afectadas son
la rodilla, el tobillo y el codo (en ese orden), mientras que
es menos común en el hombro, las vértebras cervicales
y la falange proximal del primer dedo del pie (Bullough
108
Osteocondritis disecante ... | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
2004; Edmonds y Heyworth 2014; Edmonds y Polousky
2013; Waldron 2009). A partir del análisis clínico de un
conjunto de 452 individuos, Hefti et al. (1999) reportaron
que en la rodilla, la cara lateral del cóndilo medial femoral
es el sector más afectado (51%), seguido por la cara
central del mismo cóndilo (19%), el cóndilo lateral femoral
(17%), la cara medial del cóndilo medial femoral (7%) y
la rótula (7%). En cuanto a la OCD del tobillo, se observó
a partir de un conjunto de 402 individuos que el 52,8%
corresponde a lesiones en la cara lateral del astrágalo, el
41,7% a la cara medial y el 5,5% a la cara mediocentral
(Schimmer et al. 2001; Berndt y Harty 1959). Por otro
lado, entre 125 individuos con OCD en el codo, el 97,5%
de las lesiones afectó al cóndilo humeral (Kessler et al.
2013). Sin embargo, también se han reportado algunos
casos de OCD en el olécranon, la cabeza radial y la tróclea
(Eygendaal et al. 2017). En cuanto a la región del hombro,
las porciones anatómicas más afectadas son la cabeza
humeral y en menor medida la fosa glenoidea (e.g. Chu
et al. 2009; Gogus y Ozturk 2008; Shanley y Mulligan
1990). En cualquiera de las articulaciones mencionadas,
cuando no se realizan tratamientos médicos la OCD puede
producir dolor y disminución en la capacidad física de la
articulación afectada. Estudios de seguimiento de largo
plazo mostraron además que puede provocar cambios
degenerativos articulares (Uematsu et al. 2005).
osteonecróticas, dejando en evidencia un cráter o
sequestrum óseo subcondral que puede alcanzar hasta
5 milímetros de profundidad y 2 cm de diámetro. Las
porciones necróticas pueden encontrarse in situ o
haber sido desprendidas, aunque el segundo caso es
más frecuente (Aufderheide y Rodríguez-Martín 1998;
Capasso et al. 1998; Ortner 2003; Waldron 2009).
A pesar de ser una patología frecuentemente estudiada
en poblaciones actuales (Berndt y Harty 1959; Schenck
y Goodnight 1996), la OCD ha sido objeto de un escaso
número de trabajos específicos a partir de restos humanos
arqueológicos (Tabla 1), por lo que posiblemente ha sido
sub-diagnosticada en poblaciones del pasado. A su vez,
son escasos los estudios sobre muestras que pertenecen
a poblaciones cazadoras-recolectoras. Las principales
investigaciones provienen de Europa a partir de conjuntos
de restos humanos históricos y las prevalencias de OCD
se encuentran entre el 0,8 y el 17,3% (Bourbou 2003;
Rodríguez-Martín 2000), afectando en mayor medida
las articulaciones de la rodilla y del pie. En general, las
frecuencias reportadas en conjuntos arqueológicos son
mayores a las registradas en poblaciones actuales, aun
respecto de aquellas relativas a las rodillas, los codos y
los hombros en muestras conformadas por deportistas
(Aichroth 1971; Cahill 1995; Takahara et al. 1999). Por
lo tanto, en numerosas ocasiones las interpretaciones se
refirieron a la actividad física como principal efecto causal.
Se ha propuesto que la OCD es más frecuente en
individuos masculinos que en femeninos (Kocher et al.
2006; Lindén 1976; Schenck y Goodnight 1996). Este
patrón se sugiere para todas las articulaciones, como lo
demuestran numerosos estudios clínicos de rodilla (Desai
et al. 1987; Jaberi 2002; Uematsu et al. 2005), del codo
(Brownlow et al. 2006), del tobillo (Ming et al. 2004) y del
hombro (Debeer y Brys 2005; Shanley y Mulligan 1990).
En Argentina, las menciones a la OCD han sido
particularmente escasas. Por ejemplo, Flensborg et al.
(2011) describieron un individuo proveniente del sitio
La Petrona procedente de la transición PampeanoPatagónica oriental afectado con OCD en el omóplato.
Scabuzzo (2010) registró una lesión compatible con OCD
bilateral en los omóplatos de un individuo recuperado en
el sitio Paso Mayor Y1S2 del Sudoeste de la provincia de
Buenos Aires. Además, Ratto et al. (2018) describieron
OCD bilateral en los omóplatos en un individuo
procedente del sitio Las Papas I (Tinogasta, Catamarca).
En Patagonia Austral, este tipo de lesión articular ha sido
mencionada en al menos tres ocasiones: en el omóplato
de un individuo del sitio Santana 1 (Santiago et al. 2011),
en el cúbito de un individuo recuperado en el sitio Rincón
del Buque (Suby et al. 2009) y en un omóplato izquierdo
del individuo proveniente del sitio Haberton Cementerio
(Suby et al. 2011), todos ellos incluidos en este trabajo.
Por otra parte, no existe consenso acerca de los efectos
de la edad en la prevalencia de la OCD, aunque esta
patología parece influir en mayor medida a individuos que
transitan las primeras etapas de la vida. La forma juvenil
se presenta en niños y adolescentes entre 5 y 15 años de
edad (Schenck y Goodnight 1996), la cual se asocia con el
crecimiento y desarrollo óseo epifisial y con microtraumas
repetitivos (e.g. Aichroth 1971; Anderson 2001; Edmonds
y Polousky 2013; Polousky 2011; Takahara et al. 1999).
La OCD juvenil puede no llegar a regenerarse después del
desprendimiento de la porción necrótica, incluso durante
la adultez (Cahill 1995; Edge y Porter 2011; Garrett 1991).
Por el contrario, en adultos la OCD se inicia luego de
finalizado el desarrollo epifisario y es poco frecuente en
individuos mayores a los 50 años de edad (Garret 1991;
Schenck y Goodnight 1996).
Muestra y metodología
La muestra está conformada por esqueletos adultos
provenientes de Patagonia Austral (territorio
sudamericano al Sur de la latitud 50°S) con datos
arqueológicos contextuales y preferentemente con
información cronológica y paleodietaria. Se eligieron
aquellos esqueletos que presentaron buena integridad
y representación anatómica, es decir, los que contaron
con más del 75% del esqueleto axial y apendicular, y sus
Principales antecedentes bioarqueológicos
En restos humanos esqueletizados, la OCD puede ser
identificada macroscópicamente en las superficies
articulares a través de la presencia de áreas focales
109
R. Z. Thayer et al. | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
articulaciones sinoviales en buen estado
de preservación. No se incluyeron restos
humanos asociados con cementerios de
las misiones religiosas, debido a que los
cambios en los modos de vida introducidos
(e.g. Casali 2011; D´angelo del Campo et al.
2017; García Laborde et al. 2010) podrían
generar sesgos en las interpretaciones. A su
vez, teniendo en cuenta que, a diferencia
de lo que ocurre en los adultos, la OCD en
niños y adolescentes está más relacionada
con el desarrollo somático que con la
actividad física (Aichroth 1971; Anderson
2001; Edmonds y Polousky 2013; Shenk y
Goodnight 1996; Takahara et al. 1999), en
este trabajo se seleccionaron solo individuos
adultos mayores de 18 años.
La estimación del sexo y de la edad de
muerte fue realizada macroscópicamente
en base a la inspección de rasgos
morfológicos presentes en los elementos
óseos considerados diagnósticos para este
indicador (i.e. coxales, sacro y cráneo;
Buikstra y Ubelaker 1994). El dimorfismo
sexual de la pelvis también fue analizado
de acuerdo con el método propuesto por
Bruzek (2002). Para la estimación de la
edad de muerte se analizaron los cambios
morfológicos de la superficie auricular
(Lovejoy et al. 1985; Osborne et al. 2004)
y de la sínfisis púbica (Brooks y Suchey
1990; Suchey y Katz 1998; Todd 1921), y en
ausencia de ellos, se observó el estado de
obliteración de las suturas craneales (Meindl
y Lovejoy 1989). Para el sacro se tuvo en
cuenta el grado de fusión de las vértebras
(Krogman e Isçan 1986).
La muestra quedó conformada por 26
individuos, 19 de ellos masculinos (73,1%)
y 7 femeninos (26,9%). De ese total, 19
(73,1%) son adultos jóvenes (20-35 años)
y 7 (26,9%) adultos medios (35-50 años)
(Tabla 2). A su vez, 10 provienen de Santa
Cruz-Magallanes (38,5%), 9 del Norte de
Tierra del Fuego (34,6%) y 7 del Sur de
Tierra del Fuego (26,9%) (Figura 1). De los
ć
Tabla 1. Estudios bioarqueológicos previos de
osteocondritis disecante. Referencias: ND: no
hay datos disponibles. Nota: los valores entre
paréntesis en la columna de cronología son
estimados por los autores de este trabajo
Table 1. Previous bioarchaeological studies of
osteochondritis dissecans. References: ND: no
data available. Note: the values in parentheses
in the chronology column are estimated by the
authors of this paper
110
Osteocondritis disecante ... | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
Se consideraron como OCD a las
depresiones en forma de cráter,
circular y ovalada, identificadas en
los extremos distales o proximales
de todas las articulaciones sinoviales
Table 2. Human remains analyzed. References: M: male; F: Female; AM: Middle adult;
(Aufderheide y Rodríguez-Martín
T: Terrestrial; Mt: Mixed; M: Maritime; ND: no data available
The chronologies expressed with numbers are shown in years before the present from 1998; Capasso et al. 1998; Ortner
2003; Waldron 2009). Todas
uncalibrated radiocarbon dates
las depresiones fueron medidas
mediante el uso de un calibre digital.
También se exploró la variabilidad
en la prevalencia de OCD respecto
del sexo y de la edad de muerte de
los individuos y se analizó la posible
relación entre la presencia de OCD
y el tipo de economía, inferida a
partir de los análisis de isótopos
estables del carbono y nitrógeno
realizados por otros investigadores
(Tabla 2). Los esqueletos fueron
agrupados siguiendo tres patrones
dietarios basados en estudios
isotópicos publicados previamente:
terrestre, marítimo y mixto, este
último interpretado como aquel
en el cual los recursos marítimos
representan entre el 20% y el 70%
de la dieta consumida (Barberena
2002; Borrero y Barberena 2006;
Borrero et al. 2009). Asimismo, se
analizó la relación de la frecuencia
de OCD con la cronología de
los restos humanos estudiados,
clasificados en pre-contacto (antes
de los 400 años AP) y durante el
contacto (después de los 400 años
AP). Por último, se evaluó la posible
diferencia de OCD de acuerdo con
las diferentes de procedencia de
los entierros, clasificadas en Santa
Cruz/Magallanes, Norte de Tierra del
Fuego y Sur de Tierra del Fuego, cuya
Figura 1. Localización de los sitios arqueológicos de los cuales provienen los restos subdivisión se basa en la variabilidad
cultural y biológica que caracteriza a
humanos analizados en este trabajo
la región de estudio (e.g. GonzálezFigure 1. Location of the archaeological sites from which the human remains analyzed José et al. 2001; Guichón 1994;
in this work come from
Saletta 2015). Todas las diferencias
esqueletos analizados, solo 23 cuentan con información
fueron estadísticamente testeadas mediante el Test de
paleodietaria a partir de isótopos estables. De ese total,
Fisher de dos colas, empleando el programa Statistica 7.0.
13 (56,6%) corresponden a una dieta considerada
terrestre, 5 (21,7%) a una dieta mixta y los 5 restantes
Resultados
(21,7%) a una dieta con predominancia de consumo de
recursos marítimos según estudios previos realizados
Se registraron lesiones atribuibles a OCD en 11 de los
por otros autores (Tabla 2). También 23 esqueletos
26 individuos analizados en este trabajo (42,3%). Todas
tienen información cronológica, ya sea a partir de datos
se presentaron en la superficie subcondral interarticular
radiocarbónicos o contextuales. De esos individuos, 11
como forámenes de aproximadamente 3 mm de diámetro
(47,8%) corresponden al periodo pre-contacto, mientras
y entre 2 y 3 mm de profundidad, de bordes suaves y
los restantes 12 (52,2%) pertenecen al periodo de
redondeados, lo que sugiere su estado remodelado, sin
contacto.
el fragmento óseo interno (Figura 2). Fueron identificadas
Tabla 2. Restos humanos analizados. Referencias: M: masculino; F: Femenino; AM: Adulto
medio; T: Terrestre; Mt: Mixta; M: Marítima; ND: no hay datos disponibles
Las cronologías expresadas con números se presentan en años antes del presente a partir
de fechados radiocarbónicos no calibrados
111
R. Z. Thayer et al. | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
en total 15 lesiones: 10 (66,7%) en el hombro, afectando
la fosa glenoidea del omóplato (6 derechos y 4 izquierdos,
de los cuales son bilaterales en 2 individuos), 3 (20%)
en huesos del pie (2 de ellas bilaterales), registradas
en la falange proximal del primer dedo, 1 (6,7%) en el
codo, sobre la epífisis proximal del cúbito derecho y 1
(6,7%) en la faceta articular derecha de un axis (Tabla
3; Figuras 2 y 3). No se observaron lesiones en los otros
elementos que conforman cada articulación afectada ni
cambios degenerativos en las articulaciones con OCD (i.e.
porosidad, formación de hueso nuevo marginal o en la
superficie articular y alteraciones del contorno articular;
Waldron 2009).
del periodo pre-contacto (45,4%) y 5 de 12 individuos
del periodo de contacto (41,7%) presentaron OCD (p=1),
aunque nuevamente estas diferencias no resultaron
significativas. El individuo recuperado en el sitio Caleta
Falsa 8-1, en el cual se registró la presencia de OCD
bilateral en las fosas glenoideas de ambos omoplatos, no
cuenta con información cronológica, por lo que no pudo
ser incluido en esta sección del análisis. Finalmente, en
base a la dieta se registraron alteraciones articulares en 8
de los 13 individuos asociados a componentes terrestres
(61,5%), 2 de los 5 vinculados con una dieta mixta (40%)
y solo 1 de 5 con dieta marítima (20%) (Tabla 4). A
pesar de estas diferencias porcentuales, ninguna resultó
significativamente diferente entre sí (terrestre vs. mixta
p=1; terrestre vs. marítima p=0,3; mixta vs. marítima p=1).
Las OCD en la cavidad glenoidea del omóplato solo
afectaron a individuos masculinos, al igual que la lesión
hallada en el cúbito del esqueleto recuperado en el sitio
Rincón del Buque. Además, 8 de las 10 OCD halladas
en la fosa glenoidea del omóplato fueron registradas en
individuos de Santa Cruz/Magallanes y el Norte de Tierra
del Fuego, mientras que las dos restantes se observaron
en esqueletos procedentes del Sur de Tierra del Fuego
(Tabla 3). La única OCD registrada en un individuo
femenino involucró la articulación proximal de la falange
proximal del primer dedo del pie derecho.
Para el área de Santa Cruz/Magallanes, 6 de 10 individuos
(60%) presentaron OCD (Tabla 4). Entre los individuos de
esta , se observaron lesiones en 6 de 9 individuos de sexo
masculino (66,7%), mientras que no se identificaron entre
los femeninos. Cuatro de 7 individuos adultos jóvenes
(57,1%) y 2 de 3 individuos adultos medios (66,7%)
presentaron lesiones de OCD, así como 4 de 5 individuos
del periodo pre-contacto (80%) y 2 de 5 individuos del
periodo durante el contacto (40%). Considerando la
información paleodietaria, 8 de 13 individuos asociados
con una dieta terrestre (61,5%) mostraron lesiones,
mientras solo 2 de los 5 (40%) con dietas mixtas y 1 de
los 5 (20%) con dietas marítimas presentaron OCD en al
menos una articulación.
La OCD afectó en mayor medida a los hombres (aunque
sin diferencias estadísticamente significativas respecto a
las mujeres; p=0,39), dado que 10 de los 19 individuos
masculinos (52,6%) y 1 de los 7 femeninos (14,3%)
presentaron al menos una lesión. Con respecto a la
edad de muerte, los resultados tampoco resultaron en
diferencias significativas. Sin embargo, se observó que
7 de los 19 adultos jóvenes (36,8%) y 4 de los 7 adultos
medios (57,1%) presentaron lesiones (Tabla 4; p=0,69).
Desde el punto de vista cronológico, 5 de los 11 individuos
En el caso del área correspondiente al Norte de Tierra del
Fuego, 4 de los 9 (44,4%) individuos analizados tienen
este tipo de lesiones (Tabla 4). Estas fueron observadas
en 3 de los 6 individuos masculinos (50%) y en solo 1 de
los 3 femeninos (33,3%). Dos de los 7 adultos jóvenes
Tabla 3. Individuos analizados y ubicación de las lesiones identificadas.
Referencia: SL: sin lesiones
Table 3. Individuals analyzed and location of the identified lesions.
Reference: SL: no lesions
Figura 2. Elementos afectados por OCD en los
restos humanos analizados. a) omóplato; b) primera falange proximal del primer dedo del pie;
c) cúbito; d) axis
Figure 2. Elements affected by OCD in the human
remains analyzed. a) scapula; b) first proximal
phalanx of the first toe; c) ulna; d) axis
112
Osteocondritis disecante ... | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
el reconocimiento en restos humanos arqueológicos,
a diferencia de lo que ocurre en poblaciones actuales,
en las cuales el diagnostico resulta más preciso y
consensuado (e.g. Aichroth 1971; Anderson 2001;
Cahill 1995; Edmonds y Polousky 2013; Takahara et al.
1999). En este sentido, resulta importante la inclusión de
información proveniente de estudios clínicos con muestras
de pacientes hospitalarios y de estudios veterinarios,
la cual puede ofrecer abundante conocimiento acerca
de la etiología, patogénesis y consecuencias de la OCD
(e.g. Edmonds y Heyworth 2014; Schenck y Goodnight
1996 Ytrehus et al. 2007) y de esa manera contribuir a
mejorar los diagnósticos diferenciales realizados a partir
del análisis de restos osteológicos.
Figura 3. Porcentaje de afectación articular por OCD en los
restos humanos analizados
Sumado a estos problemas, ha habido una escasa
evaluación de la OCD en conjuntos esqueletales
arqueológicos en Argentina, provenientes de poblaciones
antiguas. El trabajo presentado aquí busca hacer un aporte
inicial en este sentido, en una de las regiones en las cuales
se describieron lesiones por OCD anteriormente, como
Patagonia Austral. La prevalencia de OCD observada en
este estudio es mayor a la identificada en otros conjuntos
de restos humanos provenientes tanto de contextos
arqueológicos como de estudios clínicos (Tabla 1). Las
prevalencias más próximas a las encontradas aquí son
las reportadas en estudios sobre atletas, en los cuales la
OCD está vinculada con la actividad física. Por lo tanto,
es posible sugerir que la alta frecuencia identificada en
Patagonia Austral podría estar asociada con este aspecto
más que con otras causas, como factores hereditarios
o la predisposición morfológica de las articulaciones.
Sin embargo, no puede descartarse que esta elevada
frecuencia pueda también incluir sesgos asociados a
características de la muestra como la distribución sexual
y etaria.
Figure 3. Percentage of joint involvement by OCD in the human
remains analyzed
(28,6%) y los 2 adultos medios recuperados en esta
región presentaron lesiones de OCD. En relación con la
información cronológica disponible, 1 de los 4 individuos
del periodo pre-contacto (25%) y 3 de los 5 del periodo
durante el contacto (60%) evidencian este tipo de
lesión. De acuerdo con la información paleodietaria, se
observaron lesiones en 2 de los 5 individuos asociados
con dieta terrestre (40%) y en 2 de los 4 con dieta mixta
(50%). Por último, en el área del Sur de Tierra del Fuego,
solo 1 de los 7 individuos (14,3%) presentó lesiones de
OCD (Tabla 4). Este masculino adulto joven tiene una dieta
marítima y no se dispone de información cronológica.
Discusión
La presencia de OCD en restos humanos arqueológicos
ha sido comúnmente interpretada como evidencia de la
realización de actividades físicas intensas (e.g. McWhirr
et al. 1982; Ortner 2003; Ponce 2010; RodríguezMartín 2000; Vikatou 2012; Vikatou et al. 2017; Wells
1974). Aunque esta causa puede estar involucrada,
la complejidad de la etiología de la OCD obliga a
considerar otras alternativas. Al mismo tiempo, ajustes
metodológicos y terminológicos resultan necesarios
al momento de analizar este tipo de lesiones, debido
a las diferentes etapas de su patogénesis (Appleby
et al. 2015). Respecto de las metodologías, las
propuestas vigentes actualmente no permiten evaluar
la extensión y severidad de las lesiones; en todos los
casos proporcionan solo análisis descriptivos, como
los mencionados por Aufderheide y Rodríguez-Martín
(1998) y Ortner (2003). En relación con la terminología,
aunque algunos han propuesto el uso del concepto de
osteocondrosis, actualmente se reconoce que puede
generar confusiones con otras patologías de naturaleza
diferente y que no involucran las regiones articulares
sinoviales. Por este motivo, el término osteocondritis
disecante resulta más adecuado. De todos modos, es
necesario incorporar nuevos conocimientos y establecer
consensos de nomenclatura y métodos de registro para
Por otra parte, las articulaciones más afectadas en
Tabla 4. Cantidad de individuos con lesiones y prevalencias
de OCD en el conjunto de restos humanos provenientes de
Patagonia Austral
Table 4. Number of individuals with lesions and prevalences of
OCD in the sample of human remains from Southern Patagonia
113
R. Z. Thayer et al. | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
el conjunto analizado aquí no se corresponden con
aquellas en las que la OCD ha sido más diagnosticada
en poblaciones actuales. No fueron identificadas lesiones
compatibles con OCD en las facetas articulares que
componen la rodilla y el tobillo, mientras que en solo un
individuo (Rincón del Buque; Tabla 3) se registró una lesión
en el codo. Por el contrario, en este conjunto se destacan
las OCD asociadas con la articulación del hombro, que
afectaron a 8 individuos, 2 de los cuales presentaron esta
lesión de manera bilateral.
estar relacionada con microtraumatismos repetitivos,
aunque dada su escasa frecuencia en poblaciones actuales
se desconoce el tipo de actividad que pudiera causar ese
daño en la articulación, por lo que resulta aventurado
por el momento asociarla a algún patrón de actividad
o estrategia económica en este individuo en particular.
Este es el único individuo en el cual se registró OCD en
más de una articulación diferente, dado que también
presentó una lesión bilateral de este tipo en la primera
falange del primer dedo.
Por otra parte, la OCD en la falange proximal del pie fue
registrada en dos individuos, en uno de ellos de forma
bilateral. La OCD en esta articulación, a pesar de ser muy
poco frecuente en los estudios clínicos, ha sido observada
en diferentes contextos bioarqueológicos (McWhirr et
al. 1982; Rodríguez-Martín 2000; Vikatou et al. 2017;
Wells 1974), con prevalencias que alcanzan hasta un
17,9% (McWhirr et al. 1982). De acuerdo con Wells
(1974), su presencia podría deberse a microtraumatismos
causados por actividades que involucran movimientos
de carga, empuje y giro, y el uso recurrente de calzados
que impiden una flexión natural del pie, aunque no
debe descartarse por completo la influencia de factores
genéticos o hereditarios (Vikatou et al. 2017; Wells
1974). En este estudio las lesiones en esta articulación se
presentaron en dos individuos del periodo de contacto,
ambos asociados con el consumo de recursos terrestres
(Juni Aike y Lengua de Vaca). Por lo tanto, sería posible
sugerir que las actividades físicas involucradas en este tipo
de economía durante este periodo podrían tener alguna
influencia en el desarrollo de OCD en esta articulación,
aunque el reducido número de individuos estudiados
requiere nuevas investigaciones que incrementen la
muestra analizada para poner a prueba esta hipótesis.
A pesar de las diferencias observadas en las prevalencias
asociadas al sexo, a la edad, a la distribución geográfica
y cronológica y a la paleodieta, en ningún caso estas
diferencias fueron estadísticamente significativas. Los
individuos de sexo masculino presentaron un mayor
porcentaje de OCD que los femeninos, lo que se condice
con los antecedentes clínicos (Kocher et al. 2006; Schenck
y Goodnight 1996) y arqueológicos (Aufderheide y
Rodríguez-Martín 1998; Ortner, 2003; Waldron 2009).
No es posible descartar que este resultado se encuentre
sesgado por la baja cantidad de individuos femeninos
existentes en la muestra analizada, por lo que estudios
con muestras más numerosas y homogéneas entre sexos
permitirán discutir en mayor detalle la distribución sexual
de la OCD en Patagonia Austral.
Respecto a la edad, los individuos adultos medios
presentaron una mayor frecuencia de OCD respecto de los
adultos jóvenes, lo cual se contrapone con la tendencia
observada en estudios arqueológicos previos (Aufderheide
y Rodríguez-Martin 1998; Ortner 2003; Rogers y Waldron
1995) y clínicos (Aichroth 1971; Takahara et al. 1999). Sin
embargo, no es posible descartar que al menos algunas
de las OCD identificadas hayan sido producidas durante la
adolescencia o principios de la adultez de los individuos,
periodo en el cual se ha documentado que existe una
mayor susceptibilidad de aparición (Cahill 1995; Edge y
Porter 2011; Garrett 1991; Vikatou et al. 2017).
Por el contrario, la OCD en el codo, como es el caso de la
epífisis proximal del cúbito del individuo procedente de
Rincón del Buque (Tabla 3), ha sido poco documentada
en estudios bioarqueológicos previos (McWhirr et al.
1982; Rodríguez-Martín 2000; Silva 2001; Wells 1974). En
cambio,fue ampliamente tratada por la literatura clínica
del comportamiento corporal de los deportistas (e.g.
Kida et al. 2014; Matsuura et al. 2014) debido a que las
lesiones en esta articulación suelen estar asociadas con el
movimiento de lanzamiento (Guerra y Timmerman 1996).
En este caso se trata de un individuo masculino, con dieta
predominantemente terrestre. Por lo tanto, al igual que
en los casos descriptos más arriba, podría especularse
que la lesión observada en este individuo podría estar
relacionada con algún tipo de actividad involucrada como
parte de la economía terrestre y que implicara una mayor
carga mecánica sobre la articulación del codo.
Respecto a la distribución regional, se observó una mayor
prevalencia de OCD en el área de Santa Cruz/Magallanes
y el Norte de Tierra del Fuego que en el Sur de Tierra
del Fuego. Además, los individuos con dietas terrestres
presentaron las mayores prevalencias, seguidos por
aquellos con dietas mixtas, y en menor medida marítimas.
En las regiones correspondientes al Norte, principalmente
representadas por individuos con dietas terrestres y
mixtas, la articulación más frecuentemente afectada
es la fosa glenoidea del omóplato. De acuerdo con
estudios previos (Bullough 2004; Edmonds y Heyworth
2014; Edmonds y Polousky 2013; Waldron 2009), esta
articulación no es frecuentemente afectada por la OCD
en poblaciones tanto actuales como pasadas, aunque
se ha reportado en unos pocos individuos a partir de
estudios bioarqueológicos (Bourbou 2003; McWirr et
al. 1982; Rodríguez-Martín 2000) y clínicos (Chu et al.
2009; Gogus y Ozturk 2008; Shanley y Mulligan 1990).
Finalmente, la presencia de OCD en vértebras, como en
el axis del individuo del sitio Juni Aike (Tabla 3), ha sido
documentada solo en pocas ocasiones en poblaciones
antiguas (McWirr et al. 1982; Wells 1974). Esta podría
114
Osteocondritis disecante ... | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
Por el contrario, estudios realizados en individuos que
desarrollan deportes que involucran el uso intenso del
hombro muestran mayores prevalencias de OCD en esa
articulación (Edmonds y Heyworth 2014). Por lo tanto, es
posible plantear que estas lesiones serían consecuencia
de actividades que formaron parte de una economía de
subsistencia terrestre. Los estudios etnográficos (e.g.
Gusinde 1986) mencionan extensamente el uso del arco
y la flecha por parte de los hombres, de manera que la
hipótesis de que la alta frecuencia de OCD en el omóplato
se debe a algún tipo de actividad física que involucra el
uso de ambos miembros superiores, como la arquería
implementada durante la caza por las poblaciones con
economías terrestres y mixtas en Patagonia Austral, parece
plausible. Aunque en este trabajo estas lesiones afectaron
solo a individuos masculinos, este resultado podría estar
sesgado por el reducido número de esqueletos de sexo
femenino, por lo que es necesario contrastarlo con
conjuntos de mayor tamaño. Respecto a los individuos
recuperados en los sitios Caleta Falsa 8-1 y Bahía Felipe
1, dado a que la OCD del hombro se presentó de manera
bilateral, podría estar asociada además con procesos de
isquemia del cartílago articular durante el crecimiento o
la vejez, tal como fue sugerido por Carlson et al. (1991)
e Ytrehus et al. (2004) para estos casos.
En relación con la cronología, no se observaron
diferencias en las prevalencias de OCD al comparar los
individuos pertenecientes a momentos previos y los que
vivieron durante el contacto. Estos primeros resultados
parecen señalar que, de haber existido cambios en
el comportamiento de los individuos con cronologías
posteriores al contacto (e.g. Borrero 2001; Guichón et
al. 2006), no habrían redundado en un incremento en
la prevalencia de OCD. No es posible por el momento
establecer qué ocurrió en otros contextos históricos,
como en el caso de las personas que habitaron las
misiones religiosas, las cuales habrían modificaron
sus actividades físicas y económicas (e.g. Casali 2011;
García Laborde et al. 2010). Estos cambios podrían
haber resultado en modificaciones de la prevalencia de
OCD respecto de las presentadas en este trabajo para el
periodo posterior al contacto.
Conclusiones
Las causas asociadas a las OCD son múltiples y en la
mayoría de las circunstancias resulta difícil discriminar
entre ellas. La prevalencia general observada en esta
muestra, mayor a la reportada para poblaciones actuales,
sugiere que la actividad física habría desempeñado un rol
importante en el desarrollo de la OCD en al menos parte
de los individuos afectados, en especial en aquellos en
los cuales fueron afectadas articulaciones como las del
hombro y el codo. Esta hipótesis podría ser sustentada
a su vez por los reportes recientes que señalan que las
poblaciones de Santa Cruz/Magallanes y el Norte de
Tierra del Fuego habrían estado afectadas por mayores
acciones mecánicas sobre la columna vertebral que en
las poblaciones del Sur de Tierra del Fuego, posiblemente
asociadas a la actividad física (D´angelo del Campo et al.
2017; Suby 2014b). De todas formas, no se descartan
otros posibles factores como componentes genéticos
hereditarios (Padgett et al. 1995), variaciones anatómicas
en las articulaciones (Bulgheroni et al. 2017) o isquemia
de los cartílagos articulares durante el período de
crecimiento y vejez de los individuos (Carlson et al. 1991;
Ytrehus et al. 2004).
La mayor frecuencia de OCD observada en individuos
del norte de Tierra del Fuego y el área de Santa
Cruz/Magallanes, preferentemente caracterizada por
dietas terrestres y mixtas, parece acompañar algunos
resultados preliminares previos en los cuales se observó
una mayor prevalencia de lesiones articulares tales
como osteoartrosis en los miembros superiores (Suby
2014a), nódulos de Schmorl sobre la columna vertebral
dorsolumbar (Suby 2014b) y espondilólisis (D´angelo del
Campo et al. 2017) en muestras de individuos con estas
economías respecto a aquellos con economías asociadas a
recursos marítimos. Por lo tanto, los resultados obtenidos
aquí acompañarían la hipótesis de una mayor actividad
física en las poblaciones con estrategias de subsistencia
asociadas a actividades terrestres que deriven en
problemas articulares como la osteoartrosis, los nódulos
de Schmorl y la osteocondritis disecante.
El estudio de la OCD ha sido ampliamente desarrollado
en la literatura clínica y veterinaria. Como resultado, se
ha generado un abundante conocimiento que puede ser
utilizado en el estudio de restos bioarqueológicos. Las
dificultades planteadas respecto de la terminología, la
metodología de análisis y el diagnóstico implican desafíos
particulares, que en el futuro será necesario ampliar
para proponer caminos apropiados para su análisis e
interpretación. Al mismo tiempo, será de utilidad para
discutir diferentes aspectos relacionados con la actividad
física de las poblaciones humanas del pasado. Este trabajo
involucra un primer paso en el estudio de esta patología
en restos humanos de Patagonia Austral, la cual, a pesar
de algunas menciones descriptivas previas aisladas, no
fue analizada en forma sistemática. Dado el reducido
número de restos humanos incluidos en el análisis, en el
Por otro lado, la menor frecuencia de OCD en la muestra
del Sur de Tierra del Fuego, que contiene una mayor
cantidad de individuos asociados con dietas marítimas,
indica que las actividades vinculadas con este tipo de
economía no habrían contribuido al desarrollo de OCD en
las articulaciones del hombro, del codo y del pie. Según
información etnográfica (e.g. Gusinde 1986; Orquera y
Piana 1999; Saletta 2015), las mujeres llevaban a cabo
actividades de remo en forma más frecuente que los
hombres. Al igual que en el Norte, en este estudio solo
fueron analizados restos de tres mujeres pertenecientes
al archipiélago Sur de Tierra del Fuego. Por lo tanto, no es
posible descartar sesgos muestrales que conduzcan a la
baja prevalencia de OCD en el hombro para los individuos
de esta área.
115
R. Z. Thayer et al. | Revista del Museo de Antropología 11 (1): 107-120
futuro serán necesarios nuevos estudios que incluyan un
mayor conjunto de individuos.
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Agradecimientos
Agradecemos a los Dres. Luis Borrero, Ricardo Guichón,
Mónica Salemme, Fernando Santiago, Ernesto Piana y
Francisco Zangrando por el acceso a los restos recuperados
en el marco de sus respectivos proyectos de investigación.
Al Instituto de la Patagonia (Universidad de Magallanes,
Chile), por facilitar el acceso a los restos resguardados
en esa institución. A los dos revisores anónimos que con
sus comentarios contribuyeron a mejorar la calidad del
trabajo. Este trabajo fue financiado por los proyectos PICT
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