¿CUENTAS LA VERDAD O LA
CENSURAS?
Samuel Parra
¿A qué edad puedes hablarles a tus
hijos sobre la muerte? ¿Cuándo es
recomendable mencionarles la
existencia de la palabra sexualidad?
¿Por qué generamos tabúes? La
literatura es una herramienta afable
que permite abordar estos temas en
distintas tonalidades, por ejemplo el
autor francés Thierry Lenain escribe
sobre el abuso sexual en su cuento
“La niña del canal”, publicado en
1993.
A veces no es necesario ser explícito
para tocar el tema, solo basta
conectar con los sentimientos del
lector para que afloren un causal. Así
sucedió con la presentación de mi
libro "La Princesa de los Elefantes",
en la Feria Internacional del Libro
Infantil y Juvenil en la Ciudad de
México, hubo una frase, una oración,
un hilo de ideas que envolvió a una
señorita, estudiante de secundaria,
algo pegó de lleno en
su interior que se derrumbó en un
mar de lágrimas al final del evento.
No intervine, tampoco mi
acompañante, una amiga de ella la
abrazó en silencio, algo provocó el
puente entre ella y un servidor.
Un joven del público me preguntó por
qué toqué el tema del abuso sexual
infantil si es tan común y sobresalen
otros como la homofobia, el
feminismo incluso el machismo.
Tomé aire y respondí lo que jamás
esperó escuchar: fui víctima de
abuso sexual infantil. Silencio. Las
preguntas no cesaron. Tomé aire y
respondí otra vez.
"La niña del canal", es un cuento
propio de un escritor francés, aquel
que se regodea en los paisajes de su
tierra fantasiosa, donde los inviernos
parisinos son retrato de la maldad de
sus personajes que suman un
impávido carácter a los
protagonistas, capaces de enfrentar
sus problemas pero con un pie atrás
por si es necesario huir de la escena.
La protagonista se protege a sí
misma al ser ajena a su realidad, ni
le viene ni le va qué ocurre en su
casa o ciudad. Sus padres se
ahogan por corregirle cuando ella a
gritos sordos pide ayuda.
Todos en nuestra juventud tenemos
crisis, somos vulnerables al no saber
quiénes somos en realidad ni hacia
dónde vamos. Encuéntrate a ti
mismo, es la frase que me repetían
amigos y familiares. ¿Me harté de
escucharla? Sí. A la fecha tropiezo
con mis decisiones, aprendo de los
errores y disfruto los logros.
Thierry Lenain, autor del cuento,
experimentó la paternidad a
temprana edad, esto lo motivó a
escribir sobre temas distintos,
camaleónicos y polémicos como
drogas (Un pacto con el Diablo),
abuso sexual (La Muchacha del
canal), suicidio (Julie Capable),
humanidad de un adquirente de
rehén más allá del monstruosité de
su acto (H.B.), luto (Existe aún, Un
castano bajo las estrellas), divorcio
(Es una historia de amor, El Amor
erizo)... pero con tacto y el deseo
de destacar dónde se anidan las
fuerzas de vida y la expresión del
humano en estas situaciones que
parecen inextricables a primera vista
o “negras”.
Una buena amiga, Melly Peraza, me
comentó que este cuento lo trabajó
con un grupo de lectores. ¿Qué
reacciones tuvieron? ¿Reconocieron
los sentimientos de la protagonista?
¿Se sumieron en su tristeza o los
inundó la indiferencia con que
sobrelleva su vida? Escribir sí duele
pero leer te mata, te desarma, es un
abrelatas filoso, punzante, hiriente
pero jamás adormece, no anestesia
tus emociones ni las encarcela. Leer
desbloquea tus miedos, retira el
polvo sobre la tierra que escarbaste
hasta dejar al descubierto tu
desnudez, tu yo más vulnerable.
De acuerdo al ensayo “La literatura
infantil y juvenil: una herramienta
para hablar de temas difíciles como
la guerra”, de la autora Pilar Lozano,
comenta que “no hay nada vedado
hoy para niños y jóvenes. No hay
materia de la cual
ellos no sepan. Tienen sus cabezas
llenas de inquietudes y buscan
explicaciones. Si no se las damos
ellos las encuentran en otros lados”.
La escritora María Teresa Andruetto
en su libro “Los valores y el valor se
muerden su cola”, comenta que “El
debate social, los pobres, los que
discriminan o son discriminados, los
que no tienen memoria, la violencia
familiar y social, la dictadura y tantos
otros asuntos pueden ser, claro que
sí, temas de la literatura. Pueden
serlo como tantos otros temas,
siempre y cuando haya allí
intensidad. Por lo tanto, debo escribir
sobre aquello que de modo azaroso,
aleatorio, me propone una compleja,
intensa e incierta búsqueda”.
Perry Nodelman, canandiense,
Profesor y editor de revistas de
literatura infantil, escribió un artículo
sobre cómo la censura se aplica en
la literatura infantil y juvenil. Finaliza
así: “He llegado a la conclusión d que
cuando se trata de libros para niños,
todos somos censores”. Sí; “frente a
libros que difieren de nuestros
propios
valores”, casi siempre pelamos el
cobre.
Papá, mamá, lector, estudiante
¿Cómo abordar estos temas? Les
recomiendo tomar las enseñanzas de
Rodolfo Llinás, uno de los más
importantes científicos colombianos,
neurofisiólogo preocupado por la
educación y las escribo en
mayúsculas para no olvidarlas
nunca: “A LOS NIÑOS HAY QUE
CONTARLES LA VERDAD. A LOS
NIÑOS HAY QUE DARLES
CONTEXTOS”.
CUANDO LEER DUELE
El cuento "En la oscuridad", del autor
brasileño Julio Emilio Braz, cuenta en
primera persona cómo una nenita
sobrevive en las calles después de
que su madre la abandonó. Les
comparto algunas frases de la
protagonista, pensamientos cegados
de inocencia y humanidad. Me dolió
esta lectura.
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comparte tu opinión.
“Tengo seis años y el mundo es
grande y negro”.
“¿La gente también come a los seis
años no?”
“Él no es flor que se deje oler”.
“Ella solo piensa en el cartón que va
a sobrar para que vendamos
después de Navidad. Pues sí,
Navidad es una cosa tonta de
verdad. ¿A quién le gustan los
regalos?”
“Y sin comida hay pelea, hay caras
hoscas, hay piedras en el corazón”.
“Tengo tanto miedo de todo. Debe
ser normal. Tan solo tengo siete
años”.
“¿Entonces es a los doce años que
una deja de ser niña?”
“La vida es una eterna separación”.
“Ya me voy, voy a ver que puedo
hacer para seguir viva”.