Psicología en la Vida Consagrada
Psicología en la Vida Consagrada
Instituto Teológico de Vida Religiosa
Experto en teología de la vida religiosa
Dimensión
psicológica
en
el
capítulo
sobre
la
formación,
en
la
Regla
renovada
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
Elaborado
por:
Instituto Julio
Enrique
Herrera
Paz
FSC
Teológico de
Dirigido
por:
Vida Religiosa
Dr.
D.
Jesús
María
Alday
CMF
30
de
junio
de
2017
Índice
0
INTRODUCCIÓN
4
0.1
TEMA:
5
0.2
OBJETIVOS:
6
0.2.1
GENERAL.
6
0.2.2
ESPECÍFICOS.
6
0.3
ASIGNATURAS
RELACIONADAS
AL
TEMA
DE
LA
MEMORIA:
6
3
DIMENSIÓN
PSICOLÓGICA
EN
EL
CAPÍTULO
SOBRE
LA
FORMACIÓN
(CAPÍTULO
6)
DE
LA
REGLA
RENOVADA
DE
LOS
HERMANOS
DE
LAS
ESCUELAS
CRISTIANAS.
35
3.1
PRESENCIA
DE
LA
PSICOLOGÍA
EN
EL
CAPÍTULO
SOBRE
LA
FORMACIÓN
(CAPÍTULO
6)
DE
LA
REGLA
RENOVADA.
35
3.2
ARTICULACIÓN
ENTRE
PSICOLOGÍA
Y
FORMACIÓN
EN
EL
CAPÍTULO
SOBRE
LA
FORMACIÓN
(CAPÍTULO
6)
DE
LA
REGLA
RENOVADA.
39
3.3
FORMULACIÓN
DEL
ITINERARIO
FORMATIVO
DEL
INSTITUTO
DESDE
UNA
DIMENSIÓN
PSICOLÓGICA
DE
LA
REGLA
RENOVADA.
42
4 CONCLUSIONES. 44
5
BIBLIOGRAFÍA:
46
2
Abreviaturas
2
Co
Segunda
epístola
a
los
Corintios.
Bula
Bula
de
aprobación
del
Instituto
«In
apostolicae
dignitatis
solio».
can.
Canon.
Cf.
Cónfer.
CIC
Codex
Iuris
Canonici.
CIVCSVA
Congregación
para
los
Institutos
de
Vida
Consagrada
y
Sociedades
de
Vida
Apostólica.
CMF
Cordis
Mariae
Filius.
D.
Don.
Declaración
Declaración
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
hoy.
dirs.
Directores.
Dr.
Doctor.
ed.
Editor.
EG
Evangelii
gaudium.
Fórmula
de
votos
Fórmula
de
votos
del
Instituto
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas.
FSC
Fratres
Scholarum
Christianarum.
GS
Gaudium
et
Spes.
Guía
de
formación
Guía
de
formación
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas.
LG
Lumen
gentium.
Libro
de
gobierno
Libro
de
gobierno
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
(Regla
ad
experimentum
-‐
1967).
OT
Optatam
totius.
PC
Perfectae
caritatis.
PdV
Pastores
dabo
vobis.
PI
Potissimum
institutioni.
Regla
(1987)
Regla
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
aprobadas
por
la
CIVCSVA
en
1987.
Regla
renovada
Regla
renovada
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
aprobadas
por
la
CIVCSVA
en
2015.
RELAL
Región
Latino
Americana
Lasallista.
s.
Siglo.
SC
Sacrosanctum
concilium.
VC
Vita
consecrata.
3
0 INTRODUCCIÓN
El
Concilio
Vaticano
II
ha
abierto
un
espacio
eclesial
muy
valioso
para
establecer
un
diálogo
con
el
mundo,
en
especial,
desde
una
reflexión
que
sea
fruto
del
discernimiento
cristiano
y
de
la
respuesta
que
se
pueda
otorgar
a
las
mociones
del
Espíritu,
con
el
fin
de
responder
a
las
necesidades
y
cuestiones
del
hombre
contemporáneo1.
Justamente,
cuando
se
generaba
este
pensamiento
en
la
Iglesia,
también
se
reiteraba
el
grado
inspirador
y
testimonial
de
la
vida
consagrada
para
el
momento
actual,
particularmente,
para
el
«mayor
bien
de
la
Iglesia»,
así
lo
aseveraba
el
papa
Pablo
VI2.
Es
decir,
que
la
vida
consagrada
sigue
siendo
vigente
pero,
también,
está
llamada
a
ingresar
en
una
adecuada
renovación
de
sus
instituciones,
con
el
fin
de
que
éstas
sean
fieles
a
sus
raíces
inspiradoras
y
fundantes
de
los
no
pocos
modos
de
vida
que
representan
desde
una
diversidad
carismática3.
Dicha
renovación
y
articulación,
con
el
deseo
eclesial
de
responder
al
hombre
de
hoy,
no
podrá
ser
posible
en
la
vida
consagrada
sin
una
debida
formación4.
Por
ello,
el
papel
de
la
formación
es
crucial,
para
que
la
vida
consagrada
siga
expresando
vida
y
testimonio
a
un
mundo
que
necesita
ser
cuestionado
e
invitado
al
contacto
con
Dios,
a
un
compromiso
por
vivir
el
amor
al
prójimo
y
al
ejercicio
de
la
caridad
cristiana5.
La
vida
consagrada
es
la
memoria
de
estas
exhortaciones
teologales
y
eclesiales
para
el
pueblo
de
Dios.
Sin
embargo,
esto
sólo
podrá
ser
viable
con
una
formación
apropiada
e
integral
de
quien
esté
decidido
a
responder
al
seguimiento
de
Cristo
desde
la
vida
consagrada.
Ya
el
papa
[san]
Juan
Pablo
II
advertía,
en
la
exhortación
Vita
consecrata,
que
la
formación
humana
y
espiritual
es
definitiva
en
la
formación
de
los
religiosos,
inclusive,
el
Papa
señala
la
madurez
humana,
primero,
desde
lo
psicológico;
segundo,
desde
lo
espiritual6.
1
Cf.
GS
11.
2
Cf.
PC
1.
3
Cf.
PC
2.
4
Cf.
PC
18.
5
Cf.
PC
6.
6
Cf.
«[…]
la
formación
inicial,
entendida
como
un
proceso
evolutivo
que
pasa
por
los
diversos
grados
de
la
maduración
personal
—desde
el
psicológico
y
espiritual
al
teológico
y
pastoral—,
se
debe
reservar
un
amplio
espacio
de
tiempo.
En
el
caso
de
las
vocaciones
al
presbiterado,
viene
a
coincidir
y
a
armonizarse
con
un
programa
específico
de
estudios,
como
parte
de
un
itinerario
formativo
más
extenso.».
VC
65.
4
Por
ende,
el
ingreso
de
la
psicología
es
necesario
para
lograr
dicho
cometido,
pues,
la
Iglesia
reconoce
el
avance
de
las
ciencias
pero,
particularmente,
quiere
que
los
discípulos
respondan
solícitamente
a
su
Señor,
no
solo
con
una
pertinente
cualificación
pastoral,
sino
con
la
calidad
humana
y
espiritual
que
nace
de
la
libertad
interior
del
que
se
preocupa
por
cuidar
su
madurez,
el
sano
equilibrio
psicológico
y
profundiza
en
su
aceptación
personal7
(Capítulo
1).
En
este
sentido,
el
Instituto
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
ha
renovado
recientemente
su
Regla
durante
la
celebración
del
45º
Capítulo
General,
llevado
a
cabo
en
el
año
de
2015,
con
el
fin
de
continuar
respondiendo
al
Señor
y
al
carisma
heredado
tres
siglos
atrás,
por
san
Juan
Bautista
de
La
Salle.
La
Regla
renovada
es
el
deseo
institucional
de
confesar
la
adherencia
al
Verbo
encarnado
desde
un
lenguaje
actual,
siendo
fiel
a
las
fuentes,
fundamentalmente,
para
continuar
con
una
misión
eclesial
desde
el
ministerio
educativo
cristiano
a
los
niños
y
jóvenes.
Todo
esta
renovación
exige
la
preparación
idónea
de
los
Hermanos,
no
solo
desde
el
campo
misional
sino,
primordialmente,
en
el
seguimiento
de
Cristo
a
la
forma
de
La
Salle.
Lo
que
supone
una
preparación
completa
y
armónica
para
el
hermano,
contando
con
una
sana
reflexión
psicológica
que
vertebre
sus
diversos
estadios
formativos
(capítulo
2).
Dicha
formación
no
prescinde
de
la
psicología
y
otras
ciencias,
más
bien,
su
conocimiento
y
referencia
componen
nuevos
itinerarios
formativos,
así
como,
un
renovado
perfil
del
hermano
de
La
Salle
para
el
siglo
XXI,
capaz
de
responder
a
las
exigencias
eclesiales
y
sociales
de
hoy
(capítulo
3).
0.1 Tema:
«Dimensión
psicológica
en
el
capítulo
sobre
la
formación,
en
la
Regla
renovada
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas».
7
Cf.
OT
11.
5
0.2 Objetivos:
0.2.1 General.
Descubrir
la
dimensión
psicológica
en
el
capítulo
sobre
la
formación
(capítulo
6),
de
la
Regla
renovada
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
para
la
formulación
del
itinerario
formativo
del
Instituto.
0.2.2 Específicos.
Ü Identificar
la
orientación
psicológica
en
el
capítulo
sobre
la
formación
(capítulo
6),
de
la
Regla
renovada
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
para
que,
reconociéndola,
se
pueda
encontrar
su
alcance
y
límite
en
la
formación
de
las
nuevas
generaciones
en
dicha
forma
de
vida
cristiana.
Ü Establecer
algunos
parámetros
psicológicos
en
la
formación
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
según
su
Regla
renovada,
para
crear
un
posible
perfil
psicológico
del
miembro
de
su
Instituto.
0.3 Asignaturas
relacionadas
al
tema
de
la
memoria:
Ü Psicología
de
la
vida
religiosa.
Ü Formación
y
vida
religiosa.
Ü Antropología
de
la
vida
religiosa.
Ü Seguimiento
de
Cristo
y
consagración.
Ü Cristología
de
los
consejos
evangélicos.
Ü La
vida
religiosa
en
la
legislación
post-‐conciliar.
6
8
Cf.
AYESTARÁN,
S.,
«Psicología»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
Teológico
de
la
3
Vida
Consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2009,
1475.
9
Cf.
AYESTARÁN,
S.,
«Psicología»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
1477.
10
Cf.
AYESTARÁN,
S.,
«Psicología»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
1478-‐1482.
11
Cf.
AYESTARÁN,
S.,
«Psicología»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,1493.
12
RUPNIK,
M.,
«Lo
que
la
psicología
no
puede
dar»
en
GONZÁLEZ
SILVA,
S.M.
(ed.),
Más
allá
de
nuestras
fragilidades,
psicología
–
formación
–
vida
consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2013,
26.
7
13
Cf.
ÁVILA
BLANCO,
A.,
Madurez,
sentido
y
cristianismo,
PPC,
Madrid
2013,
159.
14
Cf.
ÁVILA
BLANCO,
A.,
Madurez,
sentido…,
161-‐162.
15
Cf.
LG
43.
8
enseñanzas
y
ejemplos
del
Maestro16.
El
mismo
Concilio,
bajo
la
reflexión
del
papa
Pablo
VI,
testifica
que
la
vida
consagrada
sigue
siendo
actual
y
que
su
presencia
en
medio
de
los
hombres
es
crucial
para
este
momento
decisivo
de
la
historia
mundial17.
Como
forma
de
existencia
humana,
la
vida
consagrada
no
aniquila
las
dimensiones
antropológicas
de
sus
miembros,
tampoco
minimiza
la
dignidad
del
hombre
ni
contradice
la
naturaleza
misma
que
caracteriza
su
actuar
y
capacidad
de
reflexión,
más
bien
al
contrario,
la
vida
consagrada
eleva
a
la
«persona
humana
y
su
mundo»,
recalcando
el
deseo
de
conversión
al
Señor
de
un
modo
pascual18,
siguiendo
al
Cristo
que
opta
por
la
vida
y
asume
una
actitud
de
servicio
por
los
demás.
Por
su
modo
de
asumir
el
itinerario
vital,
la
vida
consagrada,
estima
seriamente
el
carácter
de
totalidad
del
proyecto
vital
entregado
a
Dios
por
medio
de
la
profesión
de
los
consejos
evangélicos 19 .
Éstos
alcanzan
la
raíces
más
íntimas
de
la
persona,
que
son
entregados
a
Dios
a
través
de
la
consagración,
siendo
un
firme
deseo
de
configurarse
completamente
al
Maestro,
es
ésta
la
razón
del
porqué
seguirle
e
imitarle.
Por
tal
motivo,
el
papa
Pablo
VI
considera
la
vida
consagrada
como
una
«completa
donación»,
asemejándola
a
la
total
entrega
de
Cristo
a
la
Iglesia20 .
Es
decir,
que
por
la
profesión
de
los
consejos
evangélicos,
la
vida
consagrada
se
conforma
a
Cristo,
en
seguimiento
completo
a
El,
como
respuesta
a
un
llamado
vocacionado
desde
una
innegable
realidad
humana.
Esta
primordial
e
importante
característica
humana,
gira
en
torno
a
una
dimensión
carismática
que
la
vida
consagrada
posee
y
ofrece,
apreciadamente,
a
la
Iglesia,
para
edificación
de
un
pueblo
que
sigue
frágilmente
a
su
Señor21.
La
imagen
de
la
vida
consagrada,
como
relación
de
amistad
con
Dios
y
los
hombres,
es
muy
sugerente
para
comprender
la
articulación
de
la
vida
consagrada
con
la
psicología.
Será
16
Cf.
PC
1.
17
Cf.
PC
1.
18
Cf.
DE
CANDIDO,
L.,
«Vida
consagrada»,
en
DE
FIORES,
S.
–
GOFFI,
T.
–
GUERRA,
A.
(eds.),
Nuevo
Diccionario
de
6
Espiritualidad,
San
Pablo,
Madrid
2012,
1911.
19
Cf.
ALONSO,
S.M.,
L.,
«Consagración»,
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
3
Teológico
de
la
Vida
Consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2009,
384.
20
Cf.
ALONSO,
S.M.,
L.,
«Consagración»,
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
384.
21
ALONSO,
S.M.,
L.,
«Consagración»,
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
394.
9
22
Cf.
VIÑAS,
T.,
L.,
«Amistad»,
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
Teológico
de
la
3
Vida
Consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2009,
26.
23
Cf.
VIÑAS,
T.,
L.,
«Amistad»,
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
33.
24
Cf.
VIÑAS,
T.,
L.,
«Amistad»,
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
34.
10
11
12
Desde
la
madurez
humana
hasta
otros
elementos
vitales
en
los
diversos
itinerarios
formativos
en
la
vida
consagrada,
exigen
un
eminente
ingreso
de
la
psicología
al
campo
de
la
formación.
No
se
podrá
conseguir
el
cometido
de
observar
la
madurez
humana
de
las
nuevas
generaciones,
si
no
se
entabla
un
diálogo
con
la
psicología.
Pues,
la
psicología
no
solo
ofrecerá
medios
para
gestionar
la
madurez
humana,
sino
que
permitirá
una
mayor
aceptación
de
la
persona
con
su
propia
realidad,
mejorará
la
aptitud
comunitaria
y
marcará
una
productividad
apostólica
que
encaminará
hacia
la
madurez 36 .
Para
Grün,
será
indispensable
saber
recurrir
a
los
sentimientos
y
necesidades
personales,
pues
éstas
no
solo
emiten
la
situación
interna
de
la
persona,
sino
que,
elevada
adecuadamente
a
una
dimensión
espiritual,
podrían
expresar
un
lenguaje
de
Dios
que
encamina
a
una
proceso
de
aceptación
humana
y
transformación
evangélica37.
Sin
desplazar
la
importancia
de
la
madurez
humana
en
la
vida
consagrada,
la
psicología
también
posee
otros
atributos
que
aportan
en
la
formación
de
los
nuevos
miembros,
como
por
ejemplo,
el
sentido
y
explicación
científica
de
la
realidad
de
cada
sujeto,
lo
que
indica
que
no
todos
los
itinerarios
formativos
tienen
la
misma
duración
de
tiempo
o
mecanismos
de
gestión
para
ciertos
individuos;
es
decir,
la
psicología
viene
a
recordar
a
la
vida
consagrada,
que
cada
sujeto
es
diferente
y
que
no
puede
proponerse
una
misma
formación
a
todos.
Habrán
realidades
individuales
que
pidan
mayor
estructura
de
35 2
Cf.
GARCÍA
DOMÍNGUEZ,
L.M.,
El
libro
del
discípulo,
Sal
Terrae
-‐
Mensajero,
Cantabria
–
Bilbao
2011,
29.
36 3
Cf.
GRÜN,
A.
–
SARTORIUS,
A.,
Para
gloria
en
el
cielo
y
testimonio
en
la
tierra,
Verbo
Divino,
Navarra
2006,
55.
37
Cf.
GRÜN,
A.
–
SARTORIUS,
A.,
Para
gloria
en
el
cielo
y
testimonio
en
la
tierra…,
65-‐66.
13
atención
en
las
diversas
etapas
formativas
de
un
instituto38.
La
contribución
psicológica
a
la
vida
consagrada
apunta,
toda
ella,
a
la
madurez,
basándose
en
una
participación
transversal
de
esta
ciencia
a
los
diversos
mecanismos
de
acompañamiento
que
puede
tener
alguna
congregación,
o
bien,
las
contenidas
en
las
diversas
orientaciones
eclesiales.
Es
preciso
denotar
que
la
participación
de
la
psicología
en
los
procesos
de
formación
es
clave,
abasteciendo
de
pistas
necesarias,
pero
éstas
encaminadas,
principalmente,
a
las
personas
y
luego
a
la
institución.
La
psicología
no
puede
caer
en
una
instrumentalización
de
la
congregación
u
orden
religiosa,
sino
en
una
participación
sana
y
científica
a
la
vez,
con
una
postura
creyente.
Todas
estas
características
están
ancladas
en
el
postulado
de
respetar
la
intimidad
de
la
persona39.
Con
este
último
elemento
ha
de
tenerse
sumo
cuidado,
pues,
la
reserva
al
respeto
a
la
persona,
independientemente
de
su
condición
psicológica,
es
de
importantísimo
valor
para
la
Iglesia,
pues,
se
pide
el
cuidado
respectivo
con
el
fondo
del
individuo,
determinando
la
intimidad
como
un
derecho
ineludible
del
sujeto40.
También
habrá
que
prestarle
relevancia
a
la
historia
de
cada
individuo,
ya
que
no
todos
quienes
han
respondido
al
llamado,
provienen
de
hogares
estables,
con
particularidades
a
veces
dolorosas,
que
se
desprenden
de
una
institución
familiar
en
crisis,
que
deja
secuelas
tristes
y
dolorosas
en
la
historia
personal
de
sus
hijos41.
La
Iglesia
es
consciente
de
esta
situación,
por
ello
abre
también
la
posibilidad
que
la
psicología
participe
de
los
procesos
formativos
de
la
vida
consagrada,
como
parte
de
una
atención
que
precisa
servicio
profesional
y
los
recursos
que,
como
ciencia,
puede
ofrecer
al
bien
de
la
salud
mental
de
la
persona.
Esta
oportunidad
de
cuidado
psicológico,
que
el
documento
Potissimum
institutioni
llama
«medios
psicopedagógicos»,
nunca
podrán
ser
el
equivalente
de
la
dirección
espiritual
y
el
acompañamiento
que
la
persona
del
formador
tenga
a
bien
ofrecer
a
los
formandos,
es
decir,
que
la
atención
psicológica
tiene
su
espacio
y
«cabida»
en
38
Cf.
CENCINI,
A.,
«Valores
e
ideales
de
vida:
las
aportaciones
de
la
psicología
en
la
formación»
en
GONZÁLEZ
SILVA,
S.M.
(ed.),
Más
allá
de
nuestras
fragilidades,
psicología
–
formación
–
vida
consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2013,
195.
39
Cf.
can.
220.
40
Cf.
PI
43.
41
Cf.
PI
88.
14
15
1.3 Hacia
una
dimensión
integral
de
la
psicología
en
la
formación
de
los
religiosos.
Cuando
se
reflexiona
en
la
formación
de
la
vida
consagrada,
se
piensa
en
una
transformación
que
incluye
todo
el
arco
vital
de
la
persona,
cuestión
que
llega
a
la
parte
más
profunda
de
su
intimidad,
renovando
todo
aquello
que
merece
mayor
solicitud
para
atender
la
unión
con
el
Señor,
la
referencia
a
la
comunidad
fraterna,
el
amor
llevado
al
campo
apostólico,
en
fin,
vivir
la
consagración
en
plenitud
y
libertad
madura51.
Todo
esto
apunta
hacia
una
formación
de
calidad
que
no
menosprecia
todos
los
recursos
disponibles
para
alcanzar
tal
objetivo.
En
este
sentido,
las
exigencias
actuales
y
las
características
propias
de
la
sociedad
contemporánea,
ponen
con
no
poca
notoriedad,
una
formación
que
cuide
la
estabilidad
de
la
persona,
así
como
su
fidelidad
en
los
momentos
importantes
de
su
existencia
y,
también,
en
aquellas
experiencias
que
jalonan
la
vida
diaria52.
Algunas
de
estas
vivencias
tienden
a
replantear
asuntos
primordiales
del
sujeto,
cuestiones
que
según
la
psicodinámica
personal
podrá
resolver
con
mayor
o
menor
tiempo,
con
o
sin
auxilio
profesional;
a
saber,
el
fallecimiento
de
sus
progenitores
o
familiares
cercanos,
la
distancia
48
Cf.
CENCINI,
A.,
«Valores
e
ideales
de
vida:
las
aportaciones
de
la
psicología
en
la
formación»
en
GONZÁLEZ
SILVA,
S.M.
(ed.),
Más
allá
de
nuestras
fragilidades,
psicología
–
formación
–
vida
consagrada…,
200-‐201.
49
Cf.
GS
11.
50
Cf.
CENCINI,
A.,
«Valores
e
ideales
de
vida:
las
aportaciones
de
la
psicología
en
la
formación»
en
GONZÁLEZ
SILVA,
S.M.
(ed.),
Más
allá
de
nuestras
fragilidades,
psicología
–
formación
–
vida
consagrada…,
201.
51
Cf.
BISIGNANO,
S.,
«Formación»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario…,
713.
52
Cf.
PALACIOS,
J.M.,
«Formación
(nuevas
perspectivas)»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.
(dir.),
Suplemento
al
Diccionario
Teológico
de
la
Vida
Consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2005,
394.
16
geográfica
que
requiera
separación
física
con
la
cultura
nativa,
o
bien,
aquellos
procesos
biológicos
que
desestabilizan
a
la
persona
como
la
menopausia
o
andropausia,
la
mutilación
del
algún
órgano
o
el
consumo
de
medicamentos
con
otros
efectos
secundarios.
Es
entonces,
cuando
la
base
emocional
y
actitudinal
está
afectada
por
otros
elementos
que
ameritan
formación
psicológica,
no
tanto
para
el
afectado,
sino
para
quienes
ejercen
la
autoridad
y
son
animadores
de
la
comunidad.
El
planteamiento
psicológico
cabe
en
una
formación
permanente
para
todos
los
religiosos,
y
no
reducida
a
una
participación
de
talleres
o
congresos,
es
más,
demanda
la
capacidad
antropológica
de
reconocer
la
realidad
humana
de
la
vida
consagrada.
La
experiencia
formativa
descrita
anteriormente,
alude
implícitamente
a
la
psicología
como
recurso
eficaz
para
favorecer
la
formación
en
la
vida
consagrada.
Se
entiende
su
intervención
como
un
soporte
en
todos
los
objetivos
de
la
formación,
pero
dicho
apoyo
se
lleva
a
cabo
desde
una
línea
de
auxilio
en
el
proceso
formativo,
tanto
para
la
persona
que
acompaña
como
el
«llamado»,
siendo
éste
el
protagonista
de
su
propia
formación
y
mayor
interesado
en
los
beneficios
que
le
puede
otorgar
la
psicología
en
su
preparación
integral
como
discípulo
de
Cristo53.
Para
Font
i
Rodon,
en
la
formación
sacerdotal
ha
de
cuidarse
una
maduración
psicológica
relacionada
con
la
experiencia
religiosa.
Para
él,
la
dimensión
psicológica
es
probada
y
cimentada
en
los
fundamentos
de
la
persona,
en
especial,
cuando
acaecen
sucesos
que
requieren
aceptación
por
parte
del
sujeto,
como
el
manejo
de
la
frustración,
la
gestión
del
dolor
y
las
exigencias
que
implica
seguir
a
Cristo54.
Independientemente
el
modo
de
vida
consagrada,
la
propuesta
de
Font
i
Rodon
sugiere
una
integración
de
esa
base
psicológica
que
todo
ser
humano
conserva,
no
solo
para
responder
a
una
invitación
eclesial,
sino
para
potenciar
esa
mediación
que
la
psicología
puede
dar
en
la
formación,
pues
ella
puede
explicar
cómo
se
desarrolla
una
vocación
o
podría
ser
dificultada,
no
tanto
en
discriminar
cuestiones
objetivas
de
la
vocación,
ya
que
ésta
responde
a
un
llamado
que
se
53
Cf.
PALACIOS,
J.M.,
«Formación
(nuevas
perspectivas)»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.
(dir.),
Suplemento
al
Diccionario
…,
395.
54
Cf.
FONT
I
RODON,
J.,
«Crecimiento
interior:
dificultades,
problemas
de
madurez
hoy,
en
los
candidatos
al
sacerdocio»
en
COMISIÓN
EPISCOPAL
DE
SEMINARIOS
Y
UNIVERSIDADES,
Madurez
humana
y
camino
vocacional,
EDICE,
Madrid
2002,
79.
17
55
Cf.
FONT
I
RODON,
J.,
«Crecimiento
interior:
dificultades,
problemas
de
madurez
hoy,
en
los
candidatos
al
sacerdocio»
en
COMISIÓN
EPISCOPAL
DE
SEMINARIOS
Y
UNIVERSIDADES…,
52.
56
Cf.
ALDAY,
J.M.,
«Noviciado»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
Teológico
de
la
3
Vida
Consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2009,
1168.
57
Cf.
BELDERRAIN,
P.,
¿Nos
interesa
de
verdad
la
formación
permanente?,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2010,
36.
58
Cf.
BELDERRAIN,
P.,
¿Nos
interesa
de
verdad
la
formación
permanente?...,
37.
18
La
psicología,
bajo
una
formación
integral,
tiene
el
interés
por
la
persona,
por
su
superación
y
potenciación,
nunca
para
llevarla
a
situaciones
límite
de
destrucción
o
despersonalización.
Con
esta
idea,
monseñor
Vincenzo
Zani,
explica
que
la
intervención
psicológica
ha
de
ser
desde
un
escenario
creyente,
no
solo
para
intervenir
en
un
proceso
de
conocimiento
de
la
propia
debilidad,
sino,
también,
para
explorar
y
resaltar
las
fuerzas
humanas
y
espirituales
individuales.
La
psicología
responde
a
una
dignidad
del
hombre
y
de
reconocimiento
de
su
bondad
y
de
todo
aquello
que
lo
construye
a
sí
mismo
y
a
los
demás59.
El
fin
de
la
formación
integral,
que
ha
sabido
auxiliarse
de
la
psicología,
haciéndola
un
componente
esencial
de
su
estructura,
es
la
de
proponer
elementos
que
ayuden
en
formar
hombres
maduros
que
acojan
su
vida,
con
todo
aquello
doloroso
y
feliz,
es
decir,
una
vida
con
sus
luces
y
sombras,
que
dejan
traslucir
la
realidad
humana
con
aceptación
y
confianza
en
Aquel
que
le
amó
primero.
Esta
integración
de
la
psicología
no
es
la
generadora
de
posturas
enfermizas
y
estériles,
sino
la
constructora
de
hombres
maduros
que
saben
lanzarse
siempre
hacia
adelante,
descubriendo
sus
dotes
e
impulsándolos
para
generar
vida
en
el
Reino,
decidiéndose
en
reconocer
aquello
oculto,
no
para
justificarse,
sino
para
adentrarse
en
sí
mismos
y
ser
fiel
a
una
vocación
dada
como
don,
que
necesita
del
apoyo
de
los
demás
y
se
trabaja
en
una
lógica
del
amor
a
Dios.
Es,
nada
menos,
que
el
hombre
que
se
convierte
en
artífice
de
su
propia
vida,
sin
el
temor
de
ingresar
a
una
vida
espiritual
que
le
amolda
a
los
designios
de
Dios60.
59
Cf.
VINCENZO
ZANI,
A.,
«Indicaciones
del
Magisterio
sobre
la
competencia
y
utilización
de
la
psicología»
en
GONZÁLEZ
SILVA,
S.M.
(ed.),
Más
allá
de
nuestras
fragilidades,
psicología
–
formación
–
vida
consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2013,
87-‐88.
60
CENCINI,
A.,
Los
sentimientos
del
hijo,
Ediciones
Sígueme,
Salamanca
2000,
121-‐123.
19
2 LA
FORMACIÓN
EN
LA
REGLA
RENOVADA
DE
LOS
HERMANOS
DE
LAS
ESCUELAS
CRISTIANAS.
2.1 Preámbulo.
Pasado
el
Concilio
Vaticano
II,
el
Instituto
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas
puso
en
marcha
un
plan
de
renovación
interior
para
acoplarse
a
la
iniciativa
eclesial61,
pero
también
para
responder
a
un
cambio
epocal,
que
exigía
la
presencia
de
un
hermano
que
sepa
responder
evangélicamente
a
los
retos
que
enmarca
una
nueva
generación
de
niños
y
jóvenes
en
el
ámbito
escolar.
Dicha
reforma
había
sido
concretada
por
la
Iglesia,
pidiendo
revisión
completa
de
las
practicas
internas
de
las
congregaciones,
libros
de
vida,
liturgias,
directorios,
entre
otros62.
En
aquel
momento,
el
superior
general
del
Instituto
había
reunido
a
varios
hermanos,
entre
ellos,
el
conocido
«régimen»,
ahora
llamado
«consejo»,
en
donde
deliberaron
en
cómo
debería
ser
la
identidad
del
hermano
para
el
final
del
s.
XX
y
en
preparación
para
el
que
se
avecinaba
(s.
XXI).
Como
fruto
de
la
reflexión,
el
hermano
Charles
Henry
presentó
la
Declaración
sobre
el
hermano
de
las
escuelas
cristianas
en
el
mundo
actual,
dicho
documento
estaba
adjunto
al
primer
borrador
de
Regla
postconciliar
que
el
39°
Capítulo
general
había
considerado 63 .
Cuando
los
hermanos
que
lideraban
el
Instituto
en
aquel
decisivo
tiempo
de
la
historia,
pensaban
así
la
formación
del
hermano:
«La
responsabilidad
personal
de
cada
Hermano
exige
sólida
formación
básica,
que
ha
de
perfeccionarse
de
continuo,
en
forma
que
se
halle
siempre
al
día.
El
Capítulo
General
insiste
sobre
la
importancia
que
tiene
la
sólida
preparación
humana,
espiritual,
teológica,
profesional
y
pastoral
del
Hermano
[…]
Los
medios
de
formación,
por
excelentes
que
sean
no
pueden
eximir
a
ningún
Hermano
de
su
aportación
responsable.
A
cada
uno
le
incumbe,
como
respuesta
a
la
llamada
incesante
del
Espíritu,
64
poner
a
contribución
todos
sus
recursos
para
corresponder
a
su
vocación
personal
[…]» .
Desde
aquel
destello
reflexivo
sobre
el
itinerario
formativo
del
hermano,
el
Instituto
ha
buscado
en
diversos
momentos
de
la
historia,
evaluar,
renovar
y
reiterar
los
rasgos
61
Cf.
Declaración
1-‐3.
62
Cf.
PC
3-‐4.
63
Para
entonces
se
imprimió
un
pequeño
librito
que
contenía
las
Reglas
y
Constituciones,
Libro
de
Gobierno
y
la
Declaración
sobre
el
Hermano.
Cf.
Reglas
y
Constituciones
(40°
Capítulo
general),
Instituto
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
Madrid
1977,
225-‐230.
64
Cf.
Declaración
15,
1-‐2.
20
fundamentales
de
su
vocación
consagrada
como
religioso
laico,
siendo
hermano
mayor
de
aquellos
a
quienes
se
le
confía
la
formación
humana
y
cristiana,
por
ello,
el
mismo
fundador
les
nomina
«hermanos»65.
Aquella
intuición
resuelta
por
el
hermano
Charles
Henry
y
su
grupo
fraterno
de
reflexión
ha
continuado
renovándose
hasta
hoy,
pues,
así
como
el
carisma
lasaliano
se
está
actualizando
con
el
pasar
de
los
tiempos,
y
tratando
de
responder
a
los
nuevos
signos
de
la
contemporaneidad,
el
Instituto
trata
de
velar
por
la
pertinente
y
sana
formación
de
sus
miembros.
Esta
preocupación
e
interés
tiene
una
gran
valía
para
los
hermanos,
para
que
adecuados
y
transformados,
se
garantice
la
vitalidad
de
la
vocación
laical
y
de
un
carisma
que
se
proyecta
al
futuro
en
una
misión
eclesial66.
2.2 La
formación
en
la
Regla
de
1987
y
en
la
Regla
renovada
de
2015.
2.2.1 En
la
Regla
de
1987.
Para
el
primer
intento
de
borrador
de
la
Regla
(1967)
que
contenía
las
reformas
solicitadas
por
el
Concilio,
la
formación
no
estaba
presente
en
la
Regla
y
Constituciones,
sino
en
el
Libro
de
gobierno67.
Esto
se
debía
al
período
de
prueba
de
una
Regla
interina
ad
experimentum,
que
luego
sería
evaluada
y
ratificada
por
todas
las
comunidades
del
Instituto
en
preparación
al
41°
Capítulo
general,
celebrado
en
Roma
el
año
de
1986.
Será
para
este
año
(1986)
que
se
dé
más
estructura
y
forma
a
la
Regla,
tratando
de
simplificar
el
llamado
Libro
de
gobierno
e
introducirlo
en
un
solo
tomo
con
la
nueva
Regla.
Además,
para
1983
la
Iglesia
había
presentado
el
nuevo
CIC,
con
lo
que
se
instalaba
un
tiempo
de
mayor
estabilidad
en
la
legislación
canónica
y
de
claridad
para
el
modo
de
proceder,
es
así
como
se
gestó
una
Regla
de
carácter
definitivo,
tomando
en
cuenta
la
teología
conciliar
y
la
retroalimentación
proveniente
de
los
años
de
prueba
(Regla
ad
experimentum)68.
Bajo
estas
dos
fuentes
fue
posible
construir
una
Regla
que
incluyera
el
«feedback»
de
los
hermanos
y
65
Cf.
VILLALABEITIA,
J.,
Una
consagración
apostólica,
una
vida
integrada
I,
Ediciones
San
Pío
X,
Madrid
2008,
306-‐
309.
66
Cf.
CORONADO
PADILLA,
F.,
Vida
religiosa
y
casas
de
formación,
Universidad
La
Salle
de
Bogotá,
Bogotá
2015,
217.
67
Cf.
Reglas
y
Constituciones
(40°
Capítulo
general),
Instituto
de
los
Hermanos…,
181-‐211.
68
Cf.
VILLALABEITIA,
J.,
Una
consagración
apostólica,
una
vida
integrada
II,
Ediciones
San
Pío
X,
Madrid
2008,
306-‐
470-‐471.
21
las
orientaciones
eclesiales,
proveyendo
un
ajuste
de
praxis
en
la
vida
y
otro
que
le
diese
consistencia
legal
a
las
nuevas
instrucciones
más
inspiradoras
que
coercitivas.
El
41°
Capítulo
general
es
clave
para
concebir
la
formación
del
hermano,
una
de
las
cosas
más
llamativas
es
su
integración
en
la
Regla
(1987)
en
el
capítulo
seis,
y
ya
no
como
parte
adjunta
del
Libro
de
gobierno.
Para
la
anterior
Regla,
la
formación
venía
a
ser
la
parte
tercera
del
Libro
de
gobierno,
pareciera
que
otras
cuestiones
primaban,
como
ser
el
modo
de
celebrar
el
capítulo
general
y
el
liderazgo
ejercido
por
el
gobierno
del
Instituto.
El
cambio
de
orden
y
prioridad
de
la
formación
de
los
hermanos
para
la
Regla
de
1987
es
sugerente,
porque
le
otorga
un
puesto
capital
en
el
texto
carismático
y
legislativo
de
la
familia
lasaliana.
Para
el
hermano
Villalabeitia,
dos
asuntos
fueron
primordiales
para
imaginar
esta
nueva
Regla,
la
reflexión
y
teología
que
emana
del
Concilio
Vaticano
II,
y
como
cosa
sucedánea
de
este,
la
fidelidad
a
los
orígenes
del
Instituto69.
La
Regla
de
1987
tiene
como
capítulo
sexto
dedicado
a
la
formación
de
los
hermanos,
la
titula
«La
formación»70.
Dicho
capítulo
comprende
desde
la
regla
81
a
la
regla
101,
siendo
un
total
de
20
numerales.
Tiene
como
subtítulos
de
capítulo,
lo
siguientes:
«La
pastoral
vocacional»,
«La
formación
inicial»,
«El
postulantado»,
«El
noviciado»,
«Las
emisiones
de
votos»,
«El
período
de
votos
temporales»,
«La
profesión
perpetua»
y
«La
profesión
permanente».
Es
decir,
que
el
capítulo
de
la
formación
esta
explicado
con
ocho
subtemas
que
puntualizan
orientaciones
formativas
y
asuntos
legislativos
de
procesos
de
admisión,
renovación,
profesión,
entre
otros.
Cabe
decir,
que
la
regla
81
tiene
una
carácter
estimulante
y
conductor,
no
tiene
premura
en
presentar
desde
su
génesis
cuestiones
orientativas
en
los
procesos
de
formación,
sino
que
ofrece
el
testimonio
de
san
Juan
Bautista
de
La
Salle,
como
modelo
de
«itinerario
de
crecimiento»
y
su
«acompañamiento
de
calidad»
a
los
primitivos
hermanos,
forjando
así
un
tipo
de
formación
que
se
preocupaba
por
la
configuración
de
sus
miembros.
Seguidamente,
la
Regla
(1987)
explica
la
raíz
antropológica
y
teologal
de
la
vocación
del
hermano
para
la
persona.
69
Cf.
VILLALABEITIA,
J.,
Una
consagración
apostólica,
una
vida
integrada
II…,
556-‐567.
70
Cf.
Regla
(1987)
81.
22
La
estructura
del
cuerpo
de
esta
Regla
(1987)
es
indicar
alguna
fuente
inspiradora
del
texto
y
que
lo
fundamente,
generalmente
las
siglas
que
lo
indican
están
en
el
lado
izquierdo
de
cada
párrafo.
Para
el
capítulo
de
la
formación,
la
Regla
(1987)
utiliza
nueve
diferentes
referencias,
entre
ellas
se
encuentran:
la
Declaración,
los
Cuadernos
lasalianos,
Evangelio
de
san
Mateo,
Meditaciones
de
san
Juan
Bautista
de
La
Salle,
Evangelio
de
san
Juan,
Carta
a
los
Hebreos,
Código
de
Derecho
Canónico
(1983),
Ordo
professionis
religiosae
(1970)
y
el
libro
del
profeta
Oseas71.
Sin
embargo,
de
todos
los
textos
que
apoyan
la
redacción
del
capítulo,
el
más
citado
es
el
CIC,
particularmente
cuando
detalla
asuntos
de
las
etapas
de
formación,
y
con
mayor
énfasis,
en
el
modo
de
proceder
para
las
solicitudes
de
profesión,
capítulos
de
votos
y
admisión
de
los
mismos.
A
lo
que
se
refiere
la
formación,
la
Regla
presenta
claramente
que
el
principal
mediador
y
responsable
de
la
formación
es
cada
hermano,
también
indica
que
el
Instituto
necesita
fortalecer
el
acompañamiento
y
formación
de
sus
miembros,
con
tal
fin,
no
se
escatima
recursos 72 .
También
la
Regla
describe
el
interés
institucional
para
que
los
hermanos
posean
formación
teológica,
catequética
y
pastoral,
así
como
la
incursión
en
las
ciencias
profanas73.
Cuando
el
texto
institucional
describe
en
cómo
ha
de
ser
el
hermano,
lo
motiva
a
ser
como
Cristo 74 ,
tratando
de
seguir
las
huellas
del
fundador 75 .
Es
Cristo
el
verdadero
Maestro,
al
que
el
hermano
se
ha
consagrado
y
lo
percibe
en
su
vida
a
través
del
don
de
la
comunidad
y
del
servicio
en
la
misión.
Cristo
es
visibilizado
en
los
rostros
de
todos
a
quienes
sirve,
por
ello,
el
hermano
se
forma
adecuadamente
y
se
sirve
de
una
íntegra
formación.
Pero,
la
Regla
hace
más
mención
de
Dios
en
el
capítulo
de
la
formación:
el
hermano
ha
sido
llamado
y
enviado
por
Dios,
es
Dios
el
verdadero
pilar
de
su
vida,
le
entrega
a
Dios
toda
su
fuerza,
y
ésta
le
motiva
a
ir
con
los
pobres76,
será
preciso
formarse
bajo
este
espíritu
e
invitación
institucional77.
71
Cf.
Regla
(1987)
81-‐101.
72
Cf.
Regla
(1987)
101.
73
Cf.
Regla
(1987)
96b.
74
Cf.
Regla
(1987)
84,
86,
90,
91b.
75
Cf.
Como
fundador:
Regla
(1987)
84,
101h;
como
san
Juan
Bautista
de
La
Salle:
Regla
(1987)
81,
90,
91e.
76
Cf.
Regla
(1987)
81
(2
veces),
83,
85,
85b,
90,
91c,
100
(3
veces).
77
Cf.
Regla
(1987)
86.
23
78
Cf.
Regla
(1987)
89
y
89b.
79
Cf.
Circular
469,
Documentos
del
45°
Capítulo
general,
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
Roma
2014,
54.
24
80
Cf.
Circular
469,
Documentos
del
45°
Capítulo
general…,
55.
81
Para
los
hermanos
el
distrito
es
la
unidad
de
gobierno
que
en
otras
congregaciones
se
llama
provincia.
25
En
la
Regla
(1987)
solo
se
habían
adoptado
nueve
textos
como
fundamentación
del
capítulo
de
la
formación,
ahora
la
Regla
renovada
estará
más
justificada,
ya
que
registra
más
del
doble
de
citaciones
que
la
Regla
anterior.
En
cantidad
numérica,
la
nueva
Regla
tendrá
mayor
extensión,
abarcando
desde
la
regla
78
a
la
regla
108,
con
un
total
de
treinta
reglas
para
la
formación,
esto
significa
diez
numerales
más
que
la
Regla
(1987).
Los
títulos
del
nueve
texto
constitutivo
del
Instituto
son:
«Crecimiento
en
la
fe
y
acompañamiento»,
«La
responsabilidad
del
Instituto
en
la
formación
del
Hermano»,
«Pastoral
vocacional»,
«Acogida
y
acompañamiento
de
las
vocaciones»,
«El
noviciado»,
«Las
emisiones
de
votos»,
«El
período
de
votos
temporales»,
«La
profesión
perpetua»,
«Fidelidad
al
Instituto»
y
«La
readmisión
al
Instituto».
Los
títulos
son
diez,
dos
más
que
el
modelo
anterior
de
Regla.
El
capítulo
de
la
formación
siempre
inicia
de
manera
amable,
haciendo
bastante
hincapié
en
una
motivación
de
índole
vocacional
y
carismática
que
legislativa,
esto
no
significa
que
lo
normativo
esté
mal,
sino
que
la
Regla
renovada
prima
principalmente
lo
inspirador
del
capítulo
de
formación.
La
regla
79
dice
que
el
hermano
ha
de
crecer
en
su
desarrollo
personal
y
comunitario,
pero
desde
una
postura
de
conversión
al
Dios
de
los
pobres.
La
idea
de
un
Dios
kenótico
y
sencillo
se
irá
acentuando
procesualmente
en
la
explicación
de
la
formación
del
hermano,
parece
que
el
45°
Capítulo
general
insiste
en
una
imagen
del
Dios
sencillo,
que
custodia
al
desvalido
y
frágil82.
Parece
que
el
Instituto
se
inclina
por
una
formación
que
vele
por
los
pobres,
es
prioridad
formar
a
los
hermanos
en
y
para
servir
a
los
pobres,
tal
vez
la
última
modificación
de
la
Fórmula
de
votos
es
motor
de
esta
opción83.
Asimismo,
las
actas
del
45°
Capítulo
general
muestran
el
eco
de
la
propuesta
del
papa
Francisco
en
su
exhortación
apostólica
Evangelii
gaudium84,
la
conversión
eclesial
que
82
Esto
se
ve
reflejado
en
ciertas
repeticiones
del
adjetivo
«Dios
de
los
pobres»
y
su
programa
liberador.
Cf.
ra
Regla
renovada
78,
79,
80
(1
vez),
81,
86
y
92.
83
En
el
Instituto
lasaliano,
los
hermanos
emiten
cinco
votos,
ocupando
el
primer
lugar
el
voto
de
«Asociación
para
el
servicio
educativo
de
los
pobres».
Dicho
voto
con
el
de
«Estabilidad
en
el
Instituto»
son
los
más
antiguos,
carismáticos
e
identitarios
en
la
historia
del
Instituto,
porque
no
será
hasta
1725
que
se
profese
el
de
castidad,
pobreza
y
obediencia,
por
petición
de
la
Iglesia
en
la
Bula
de
aprobación.
Vale
decir,
que
los
hermanos
primitivos
desde
sus
orígenes
ya
vivían
de
modo
inherente
a
su
consagración,
los
consejos
evangélicos
de
castidad,
pobreza
y
obediencia,
y
asumieron
con
gozo
fraterno
la
solicitud
del
papa
Benedicto
XIII
para
agregarlo
a
la
Fórmula
de
votos,
haciendo
explícito
aquello
que
les
definía
desde
sus
raíces.
Cf.
VALLADOLID,
J.M.,
La
Salle,
un
santo
y
su
obra,
Editorial
Bruño,
Madrid
1980,
55
y
68;
Regla
renovada
25
y
27.
84
Cf.
Circular
469,
Documentos
del
45°
Capítulo
general…,
15,
16,
24
y
60.
26
ha
despertado
el
Papa,
sigue
ilusionando
al
Instituto
y
ahora
se
hace
patente
en
el
capítulo
de
la
formación.
Se
percibe
que
la
Regla
renovada
está
valorando
enfáticamente
la
formación
en
el
Instituto,
pero
esta
vez
con
la
puntualización
primera
que
el
Instituto
es
responsable
de
dicha
formación,
inclusive,
pide
en
la
regla
82.1
que
los
animadores
de
los
diferentes
distritos
se
esmeren
por
formar
a
sus
hermanos
en
la
edad
madura,
y
que,
quienes
se
acerquen
a
la
jubilación,
reciban
la
adecuada
renovación.
Al
hilo
del
deseo
de
un
Instituto
que
se
toma
en
serio
la
formación
de
sus
hermanos,
se
hace
legítimo
en
la
misma
legislación,
y
de
manera
reiterativa
en
todas
las
divisiones
del
numeral
83,
que
la
formación
permanente
es
una
urgencia
y
que
no
hay
marcha
atrás
para
la
apuesta
de
una
formación
coherente
con
las
exigencias
eclesiales
y
sociales
en
la
contemporaneidad.
El
discurso
sobre
las
etapas
de
formación
inicial
ha
cambiado
en
la
Regla
renovada,
porque
antes
de
explicar
en
qué
consiste
cada
fase
de
la
formación
para
los
nuevos
hermanos,
se
ha
introducido
desde
la
regla
87
a
la
regla
90,
nuevos
textos
que
determinan
un
espíritu
de
acogida
a
quienes
buscan
en
La
Salle
dar
respuesta
al
llamado
de
Dios,
igualmente,
se
propone
respetar
el
ritmo
del
candidato,
fomentando
un
proceso
que
nazca
de
la
libertad
y
de
la
autenticidad
del
sujeto.
Otro
factor
a
destacar
es
la
invitación
repetitiva
en
la
maduración
humana,
para
cada
etapa
se
exhorta
en
los
procesos
de
maduración
personal,
por
ejemplo:
para
el
postulantado,
en
la
regla
91;
en
el
noviciado,
regla
93.3;
durante
el
período
de
profesión
temporal,
la
regla
99-‐99.2-‐99.5;
para
la
emisión
de
los
votos
perpetuos,
la
regla
101;
a
lo
largo
de
la
vida
(formación
permanente),
regla
82.1-‐83.
Finalmente,
la
Regla
renovada
agregó
un
peculiar
apartado
llamado
«Fidelidad
al
Instituto»,
donde
hace
alusión
al
voto
de
estabilidad,
el
cual
es
el
segundo
voto
en
el
orden
de
la
actual
Fórmula
de
votos.
La
fidelidad
al
Instituto
es
la
clara
exhortación
a
mantenerse
articulado
a
todo
el
cuerpo
congregacional,
sabiendo
vivir
su
vocación
con
pasión
y
dándose
por
entero
a
la
misión85.
A
veces,
las
crisis
y
dificultades
pueden
hacer
que
el
hermano
estime
su
salida
del
Instituto,
pero
gracias
al
contraste
de
la
oración,
la
reflexión
y
el
85
Cf.
Regla
renovada
103.
27
86
Cf.
Circular
469,
Documentos
del
45°
Capítulo
general…,
36.
87
Cf.
Regla
renovada
1-‐4.
88
Cf.
VALLADOLID,
J.M.,
La
Salle,
un
santo
y
su
obra,
Editorial
Bruño,
Madrid
1980,
22-‐40.
28
Regla,
por
ello,
la
carta
del
hermano
Álvaro
fue
intuitiva
y
lúcida.
La
carta
pastoral
sirvió
de
mucho
para
suministrar
recursos,
y
así
repensar
la
formación,
el
hermano
superior
general
decía
con
fraternidad
y
sinceridad:
«[…]
debemos
tener
en
cuenta
por
una
parte,
el
período
de
cambios
incesantes
en
el
que
vivimos
en
nuestro
mundo
globalizado,
lo
que
exige
una
incansable
apertura
de
espíritu
y
de
corazón,
así
como
la
necesidad
de
estar
al
día
en
un
mundo
que
cambia
con
tanta
rapidez.
Y
por
otra,
el
hecho
de
que
toda
persona
es
un
ser
en
devenir
y,
por
consiguiente,
nunca
puede
dar
por
acabado
el
propio
proceso
formativo.
Ya
San
Gregorio
Magno
definía
el
crecimiento
espiritual
como
una
transición
de
un
inicio
a
otro
inicio,
hasta
el
inicio
sin
fin
de
la
vida
eterna
[…]
Se
trata
ciertamente
de
una
esperanza
que
nos
impulsa
a
mirar
hacia
adelante
y
a
planificar
algo
para
un
mañana
incierto,
enraizados
en
nuestra
fe
que
nos
empuja
hacia
el
futuro
eterno
de
Dios.
Se
trata
en
realidad
de
preguntarnos
en
la
intimidad
profunda
y
de
manera
concreta
si
el
espíritu
y
el
corazón
tienen
todavía
en
nosotros
un
diminuto
espacio
para
la
innovación
y
para
un
futuro
más
allá
del
presente
(Karl
Rahner).
La
formación,
antes
de
ser
inicial
o
permanente,
es
una
formación
que
podríamos
llamar
integral,
que
abarca
al
ser
humano
desde
su
gestación
hasta
su
muerte.
Por
eso
me
parece
más
adecuado
hablar
de
un
itinerario
89
formativo» .
Es
difícil
no
articular
el
mensaje
del
hermano
Álvaro
con
la
estructuración
del
pensamiento
que
la
nueva
Regla
procura.
El
antiguo
superior
general
también
participó
en
el
45°
Capítulo
general;
seguramente
su
intervención
ha
calado
en
la
reflexión
de
sus
participantes,
siendo
un
capítulo
general
la
principal
autoridad
en
la
reforma
y
renovación
del
cuerpo
carismático
–
legislativo
del
Instituto.
Ya
desde
el
inicio
de
siglo
y
en
las
celebraciones
de
los
dos
últimos
capítulos
generales
(43°
y
44°),
se
estaba
imaginando
un
nuevo
perfil
del
hermano
de
las
escuelas
cristianas
para
el
s.
XXI90.
En
este
sentido,
el
modelo
de
hermano
que
se
espera
para
las
nuevas
exigencias
de
hoy,
entenderá
que
su
vida
tiene
una
dinámica
desde
la
perspectiva
de
itinerario.
La
idea
de
itinerario
marca
ya
un
ritmo
personal
sin
olvidar
su
debida
conjugación
con
el
de
los
demás,
porque
el
itinerario
personal
es
también
un
itinerario
eclesial,
comunitario
e
institucional,
nunca
sólo,
ya
que
esto
último
llevaría
a
un
proceso
de
individualismo.
Los
itinerarios
presentan
a
un
sujeto
que
se
descubre
perteneciente
a
una
congregación
que
apuesta
por
el
carácter
fraterno
de
la
misma,
sin
desvirtuar
procesos
más
personalizados,
sino
que
el
89
RODRÍGUEZ,
A.,
Asociados
al
Dios
de
la
historia,
nuestro
itinerario
formativo,
Instituto
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
Roma
2006,
22.
90
Cf.
Circular
469,
Documentos
del
45°
Capítulo
general…,
41-‐45.
29
individuo
identificado
con
el
carisma
lasaliano
y
referido
a
una
espiritualidad
de
comunión91,
podrá
emprender
una
vía
de
crecimiento
humano
y
cristiano
armónico,
porque
su
realidad
es
interpretada
desde
una
unidad92.
La
Regla
renovada
presenta
la
vida
del
hermano
como
un
itinerario
en
todo
el
cuerpo
constitucional93,
no
escatima
hacer
alusión
al
itinerario
en
casi
toda
su
extensión,
así
lo
Refleja
la
regla
90,
posiblemente
con
la
intención
de
una
«[…]
iniciación
[..]
en
su
maduración
y
en
el
discernimiento
de
su
vocación
personal
y
los
prepara
a
comprometer
toda
su
vida
en
un
itinerario
de
crecimiento
en
la
fe
y
de
integración
progresiva
en
el
Instituto».
Ciertamente
la
formación
en
el
Instituto
está
contenida
explícitamente
en
el
capítulo
seis
de
la
Regla
renovada,
pero
limitar
la
formación
del
hermano
a
solo
esta
parte
del
texto
sería
empobrecer
y
minimizar
un
factible
perfil
del
hermano
para
el
siglo
XXI.
Se
considera
que
las
orientaciones
más
fundamentales
sobre
la
formación
están
contenidas
en
el
capítulo
que
atañe
a
ella,
pero
sería
poco
conveniente
desvincularla
con
los
textos
que
describen
la
consagración,
identidad,
carisma
y
misión.
La
formación
y
perfil
del
hermano
en
la
Regla
renovada
necesita
verse
como
un
todo,
porque
desde
su
unidad
provee
claves
antropológicas,
teológicas,
espirituales
y
carismáticas
de
qué
y
quién
es
el
hermano
de
las
escuelas
cristianas.
Jesús
Álvarez
en
la
voz
«constituciones»
en
el
Diccionario
teológico
de
la
vida
consagrada,
explica
que
las
constituciones
y/o
reglas
de
un
instituto
de
vida
consagrada,
son
desde
el
momento
de
aprobación
eclesial
una
«norma
de
vida
y
de
acción»,
es
la
expresión
concreta
del
carisma
fundacional
e
yendo
a
ellas,
se
abre
la
posibilidad
de
descubrir
la
voluntad
de
Dios
y
retornar
a
sus
designios94.
Y
el
autor
añade,
que
las
constituciones
son
una
manifestación
escrita
de
aquel
don
espiritual
dado
al
fundador,
volviéndose
iluminación
para
otros,
en
efecto,
las
constituciones
son
puente
para
retornar
a
los
orígenes
y
beber
de
91
Cf.
Regla
renovada
11.
92
Cf.
Regla
renovada
60,
60.1,
60.2,
81,
87.
93
Cf.
Regla
renovada
9,
22,
23,
29.2,
40,
46.1,
56.2,
71,
78,
89,
90,
99,
155,
157.
94
Cf.
ÁLVAREZ,
J.,
«Constituciones»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
Teológico
de
3
la
Vida
Consagrada,
Publicaciones
Claretianas,
Madrid
2009,
447.
30
las
fuentes,
siendo
no
una
continuación
del
Evangelio,
sino
aquella
«interpretación
del
Evangelio»95.
La
Regla
renovada
es
un
nuevo
itinerario
constitutivo
del
hermano,
que
accede
escrutar
el
grado
configurativo
que
tiene,
no
precisamente
con
una
vocación
concreta
como
la
del
hermano,
sino
un
paso
más
trascendental
en
la
existencia
humana
como
el
de
conformarse
según
Cristo
desde
una
peculiar
forma
de
vida
cristiana,
pues
«los
religiosos
encarnan
una
forma
particular
de
memoria
Iesu
en
la
comunidad
cristiana
y,
por
ello,
son
un
signo
para
toda
la
Iglesia» 96 .
Haciendo
esta
salvedad
del
caso,
es
factible
hacer
una
radiografía
a
la
Regla
renovada
para
formular
un
asequible
perfil
formativo
del
hermano
para
el
siglo
XXI,
entre
los
cuales
sobresale:
Formar…
1. hombres
consagrados
a
Dios
que
persiguen
la
gloria
de
Dios
y
ejerzan
su
ministerio
desde
el
espíritu
de
«juntos
y
por
asociación»
(Regla
renovada
1,
22).
2. personas
capacitadas
para
generar
fraternidad,
cuidando
una
presencia
activa
y
testimonial
en
las
diversas
comunidades
que
integran,
a
saber,
religiosa,
eclesial,
educativa,
entre
otras
(Regla
renovada
5).
3. consagrados
que
contrasten
su
realidad,
encuentren
a
Dios
en
su
contexto
y
por
fe,
disciernan
los
signos
de
los
tiempos
(Regla
renovada
6,
20).
4. discípulos
que
se
remiten
a
Cristo
y
se
consideran
sus
«cooperadores»
(Regla
renovada
6).
5. sujetos
que
estiman
su
formación,
valorando
principalmente
la
bíblica
y
teológica
(Regla
renovada
8,
19).
6. hermanos
para
y
con
los
pobres,
otorgando
prioridad
al
voto
de
asociación
para
el
servicio
educativo
de
los
pobres
(Regla
renovada
13,
15,
28,
29).
7. individuos
que
dialogan
con
las
culturas,
valorando
lo
que
cada
una
posee
y
dejándose
enriquecer
por
aquellos
recursos
que
le
ofrece
(Regla
renovada
14).
95
Cf.
ÁLVAREZ,
J.,
«Constituciones»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
…,
447,449-‐
451.
96
Cf.
URÍBARRI
BILBAO,
G.,
Portar
las
marcas
de
Jesús,
Universidad
Pontificia
Comillas
–
Desclée
De
Brouwer,
3
Madrid
–
Bilbao
2002,
279.
31
8. ministros
de
Dios
y
la
Iglesia,
con
urgencia
para
proclamar
con
candor
el
Evangelio
(Regla
renovada
21).
9. creyentes
en
un
dinamismo
carismático
de
asociación
y
solidaridad
con
los
demás
(Regla
renovada
27).
10. seguidores
del
Cristo
casto,
que
se
entrega
generosamente
a
los
demás;
del
Cristo
obediente,
que
cumple
la
voluntad
de
Quien
lo
envía,
Dios;
del
Cristo
pobre,
que
enriquece
con
su
pobreza
(Regla
renovada
33-‐43).
11. seres
humanos
que
son
conscientes
de
las
dificultades
que
les
deparan,
para
ello,
viven
con
gozo
y
creatividad
las
llamadas
sucesivas
de
Dios
(Regla
renovada
32.1).
12. apóstoles
de
comunidad,
que
construyen
con
sus
comentarios
y
crean
espacios
de
construcción
fraterna
(Regla
renovada
44,
45-‐62).
13. orantes
que
recuerden
y
renueven
la
presencia
de
Dios
en
el
mundo
(Regla
renovada
63,
65,
66,
71).
14. personas
que
hacen
y
rehacen
su
itinerario
de
madurez
humana
y
reflexionan
adultamente
sobre
su
consagración
a
Dios
y
su
estado
de
vida
(Regla
renovada
101).
15. hermanos
que
animan
con
su
liderazgo
imitando
a
Cristo
y
siguiendo
las
pautas
de
san
Juan
Bautista
de
La
Salle
(Regla
renovada
111).
16. hombres
que
acogen
los
desafíos
con
fe
y
esperanza,
asumiendo
las
dificultades
institucionales
y
sobrellevándolas
con
pasión,
amor
y
generosidad
solidaria
(Regla
renovada
155).
17. consagrados
«sin
mirar
atrás»
ante
la
turbulencia,
sino
respondiendo
al
Señor
con
fidelidad,
a
pesar
de
las
decisiones
costosas
que
exija
la
opción
de
seguir
a
Cristo
(Regla
renovada
160).
2.4 Alcances
y
límites
del
capítulo
sobre
la
formación
(capítulo
6)
en
la
Regla
renovada.
Cuando
Ridick
plantea
el
consejo
evangélico
de
castidad
en
su
best
seller,
«Un
tesoro
en
vasijas
de
barro»,
hace
mención
en
cómo
la
formación
puede
ayudar
o
entorpecer
la
comprensión
de
tal
voto,
a
veces
reflexiones
anómalas
heredadas
de
un
tiempo
pasado
que
no
ha
hecho
más
que
oscurecer
los
tesoros
de
la
vida
consagrada
solicita
una
mirada
mayor
32
33
En
la
Regla
renovada
varios
aspectos
han
mejorado
su
edición
anterior,
pero,
por
más
intentos
y
fundamentación
que
se
resuelva,
el
itinerario
formativo
esta
en
dependencia
de
la
disponibilidad
del
sujeto,
y
de
la
apertura
de
éste
al
Tercer
participante
del
acto
formativo:
Dios.
El
Instituto
ha
afirmado
su
responsabilidad
en
la
formación
de
los
hermanos 101 ,
colocando
a
la
disposición,
tiempo
y
recursos,
pero
el
deseo
institucional
no
lo
es
todo,
también
existen
factores
antropológicos
que
intervienen
en
la
formación,
que
por
un
lado
le
animan
en
continuar
con
una
búsqueda
de
renovación,
pero
por
otra,
le
limitan
en
su
acción,
a
veces
dependiendo
de
este
factor
elemental.
En
el
apartado
2.3
del
presente
trabajo
se
disponían
de
algunos
atributos
del
hermano
para
el
s.
XXI,
ciertamente
incitan
a
la
transformación
personal
y
a
una
praxis
vital
más
evangélica,
sin
embargo,
en
algunas
ocasiones,
las
estructuras
formativas
de
la
vida
consagrada
pueden
generar
situaciones
«límite»
y/o
desproporcionadas,
como
por
ejemplo:
aspiraciones
muy
altas,
a
veces
no
coherentes
con
la
etapa
de
formación;
acentuando
una
vida
de
sacrificios,
ascesis
y
abandono,
cuando
no
se
ha
propuesto
una
vida
cristiana
pascual
y
gozosa102.
La
formación
tendrá
que
reconocer
su
limitación
ante
la
intervención
de
Dios103,
su
espacio
en
el
proceso
de
formación
es
trascendental
e
importante,
inclusive,
va
de
la
mano
con
otros
tantos
que
como
congregación
se
pueden
trazar.
Procesos
de
formación
con
ausencia
de
perspectiva
creyente
y
cristiana
se
pierden
en
una
espiral
de
confusión,
tampoco
la
persecución
de
actitudes
de
índole
pitagórica
y/o
estoicas
garantizan
una
postura
de
entrega
y
generosidad
solidaria.
Ya
el
papa
Francisco
se
preocupaba
por
una
formación
que
prepare
a
ministros
alegres
y
gozosos
por
anunciar
a
Dios,
capaces
de
vencer
la
búsqueda
de
la
gloria
humana,
en
una
sociedad
del
bienestar
que
proclama
el
poder
como
una
principal
fuente
de
realización104.
101
Cf.
Regla
renovada
82-‐83.
102
Cf.
ALDAY,
J.,
La
vida
consagrada,
aspectos
antropológicos,
psicológicos
y
formativos…,
221.
103
Cf.
2
Co
12,
9-‐10.
104
Cf.
EG
107.
34
3 DIMENSIÓN
PSICOLÓGICA
EN
EL
CAPÍTULO
SOBRE
LA
FORMACIÓN
(CAPÍTULO
6)
DE
LA
REGLA
RENOVADA
DE
LOS
HERMANOS
DE
LAS
ESCUELAS
CRISTIANAS.
3.1 Presencia
de
la
psicología
en
el
capítulo
sobre
la
formación
(capítulo
6)
de
la
Regla
renovada.
La
palabra
«psicología»
no
existe
como
tal
en
toda
la
Regla
renovada,
únicamente
es
mencionada
una
vez
en
forma
adjetivada
(«psicológico»)
para
el
término
«equilibrio»105.
Esta
aparición
en
el
cuerpo
constitucional
es
usado
como
última
regla
para
el
apartado
que
explica
el
voto
de
castidad.
El
índice
analítico
de
la
Regla
renovada,
contenido
entre
la
página
147
–
235,
tampoco
hace
alusión
alguna
al
término
«psicología»
ni
«psicológico».
Parece
que
la
nueva
composición
ha
omitido
hacer
uso
explícito
de
dicha
ciencia.
Ahora,
sí
existe
presencia
de
vocablos
a
fines
a
la
psicología,
como
ser:
«afectividad» 106
y
«madurez»107.
Estos
sencillos
datos
que
arrojan
el
rastreo
manifiesto
de
la
psicología
en
la
Regla
renovada,
puede
que
sea
una
cuestión
heredada
desde
el
primitivo
instituto,
pues,
san
Juan
Bautista
de
La
Salle
pertenece
a
dos
escuelas
espirituales
en
transición:
la
primera,
la
Devotio
moderna;
la
segunda,
la
Escuela
de
espiritualidad
francesa.
En
la
Devotio
moderna,
se
hace
un
realce
por
la
humanidad
de
Cristo,
pero
evitando
cavilaciones
racionales
extremas
que
exijan
un
eruditismo
que
distancie
más
al
creyente
de
un
conocer
sencillo,
matizando
un
acercamiento
a
la
vida
interior
humilde,
con
notas
de
pobreza,
ya
que
este
movimiento
espiritual
crítica
una
eclesialidad
feudal,
cuestión
latente
en
el
Medioevo108.
Mientras
la
Escuela
de
espiritualidad
francesa,
toma
muchos
contenidos
de
la
Devotio
moderna,
pero
se
preocupa
por
la
reflexión
espiritual
del
Verbo
encarnado,
que
al
reconocerlo
presente
en
los
sacramentos
e
Iglesia,
deja
traslucir
la
dulzura
de
Dios.
Esta
forma
de
pensar
estaba
muy
relacionada
a
la
expansión
del
protestantismo
que
evitaba
una
105
Cf.
Regla
renovada
39.
106
Cf.
Regla
renovada
29.2,
38
(2
veces),
39,
51
y
80.
107
Cf.
Regla
renovada
37
y
80.1.
108
Cf.
WEILER,
A.,
“Il
significato
della
Devotio
Moderna
per
la
cultura
europea”,
Cristianesimo
nella
storia
15
(1994)
51-‐69.
35
109
Cf.
COGNET,
L.,
“La
vida
de
la
Iglesia
en
Francia”
en
JEDIN,
H.,
Manual
de
Historia
de
la
Iglesia,
Herder,
Barcelona
1978,
39-‐181.
110
Cf.
GOUSSIN,
J.,
El
itinerario
evangélico
de
san
Juan
Bautista
de
La
Salle,
Región
Latinoamericana
Lasallista
(RELAL),
Colombia
2004,
114-‐117.
111
Cf.
Regla
renovada
87-‐90.
112
Cf.
Regla
renovada
83.2.
113
Cf.
ÁLVAREZ,
J.,
«Constituciones»
en
APARICIO
RODRÍGUEZ,
Á.,
–
CANALS
CASAS,
J.M.
(dirs.),
Diccionario
Teológico…,
446.
36
114
Cf.
PC
3-‐4,
17.
115
Cf.
Regla
renovada
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
Casa
Generalicia
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristiana,
Roma
2015,
10.
116
Cf.
Circular
469,
Documentos
del
45°
Capítulo
general…,
41.
117
Cf.
Guía
de
formación
164.
37
118
Cf.
Guía
de
formación
166.
119
Cf.
Guía
de
formación
188.
Cf.
Guía
de
formación
196.
120
121
Cf.
Guía
de
formación
271.
38
situaciones
concretas
de
la
formación,
aunque
para
la
definición
de
cada
etapa
de
formación
se
distinga
de
qué
trata
y
qué
supone122.
3.2 Articulación
entre
psicología
y
formación
en
el
capítulo
sobre
la
formación
(capítulo
6)
de
la
Regla
renovada.
Por
lo
investigado
y
evidenciado
en
el
capítulo
segundo
de
esta
Memoria,
se
han
encontrado
hallazgos
que
arrojan
una
sensata
reflexión
sobre
la
importancia
de
la
psicología
en
el
proceso
de
formación
de
los
candidatos,
y
los
ya
miembros
(religiosos
profesos)
de
un
instituto.
Los
textos
eclesiales
brindan
orientaciones
concretas
en
cómo
ha
de
usarse
la
psicología,
evitando
situaciones
extremas
que
la
menosprecien,
u
opuestamente,
racionalizando
demasiados
comportamientos
de
los
sujetos,
creando
un
ambiente
de
sospecha
y
de
poco
respeto
a
la
intimidad
de
la
persona.
La
Iglesia
se
ha
manifestado
positivamente
ante
la
psicología
como
recurso
de
ayuda,
auxilio
y
retroalimentación,
no
sólo
para
incursionar
en
un
viaje
interior
de
autoconocimiento
por
parte
del
candidato,
sino
para
fomentar
el
encuentro
con
una
realidad
positiva
del
hombre,
que
como
hijo
de
Dios,
es
portador
de
una
realidad
teologal
al
que
está
llamado
y
vocacionado.
Los
principios
antropológicos
de
la
psicología
es
la
ayuda
al
hombre,
no
para
generar
crisis,
más
bien
en
garantizar
la
salud
y
sanidad
mental
a
través
de
su
propio
método.
La
psicología
no
debe
ser
instrumentalizada
ni
ser
el
tamiz
de
vocaciones
que
pueden
ser
auténticas
y
legítimas123,
que
tal
vez
requieran
atención
terapéutica,
pero
esto
no
obstaculiza
un
llamado
de
Dios
que
ha
sido
discernido,
orado
y
contrastado
con
las
instancias
pertinentes
de
un
instituto,
y
por
ende,
de
la
Iglesia.
Se
reconoce
que
existe
un
sustrato
psicológico
en
el
hombre,
que
como
parte
de
una
unidad,
existe
una
historia
personal
con
sus
características
vitales,
cosa
que
cincela
el
proyecto
vital.
La
Iglesia
reconoce
situaciones
ajenas
a
un
instituto,
más
de
índole
social
y
contextual,
pero
que
afecta
la
vida
de
sus
miembros
y
los
que
emprenden
un
camino
de
122
Cf.
Regla
renovada
87-‐102.
123
Cf.
ALDAY,
J.,
Aspectos
psicológicos
de
la
vocación,
Ediciones
Monte
Casino,
Vitoria-‐Gasteiz
1995,
76.
39
discernimiento
vocacional.
Realidades
puntuales
como
la
familia
de
hoy 124 ,
puede
que
demande
mayor
asesoramiento
psicológico,
que
como
ciencia
y
bajo
el
expertismo
profesional,
ayude
al
equilibrio
emocional,
integración
del
pasado,
gestión
de
la
frustración,
entre
otros.
Sería
empobrecedor
articular
una
psicología
que
se
enfrasque
sólo
en
lo
sexual,
cuando
el
hombre
posee
un
fundamento
antropológico
único
pero
con
muchas
dimensiones,
a
saber,
afectiva,
social,
intelectual,
entre
otras.
Como
se
reflexiona
acerca
de
la
psicología
y
la
formación
en
un
instituto
de
vida
consagrada,
como
el
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas,
existe
una
condición
que
escapa
de
los
alcances
de
la
psicología,
como
la
realidad
ontológica
de
la
persona
y
su
contacto
con
Dios125.
Esto
se
interpreta
desde
un
acercamiento
afable,
humilde,
sincero,
creyente
y
cristiano
hacia
la
psicología,
la
vinculación
depende
del
Tercer
acompañante:
Dios.
Ceder
su
espacio
de
acompañante
al
Señor,
dejando
que
moldee
a
sus
discípulos
no
impide
una
buena
estructura
de
calidad
para
la
formación
adecuada
de
quien
le
sigue.
En
medio
de
esta
verdad,
el
ingreso
de
la
gracia
remite
a
una
realidad
que
puede
eclipsarse
de
un
plan
de
formación.
El
valor
de
la
libertad
de
quien
se
forma
para
la
vida
consagrada
abre
un
abanico
de
caminos,
entre
ellos,
el
de
responder
o
no
a
su
llamado,
en
abrirse
plenamente
o
no
al
proceso
de
formación
y
su
desarrollo
maduro
–
adulto
en
un
instituto.
Nada
menos,
en
una
congregación
que
realza
el
carácter
fraterno
entre
sus
miembros,
y
que
tiene
como
principal
plataforma
apostólica,
el
servicio
educativo,
preferentemente
a
los
pobres.
Los
hermanos,
que
participan
de
un
mismo
bautismo
y
Señor,
como
cristianos
e
hijos
de
Dios
responden
a
una
condición
que
va
de
la
mano
con
su
consagración,
y
es
el
encuentro
con
el
amor
de
Dios.
Antes
que
nada
la
formación
merece
dar
un
puesto
esencial
a
la
experiencia
del
amor
divino,
que
es
el
motor
de
la
respuesta
vocacional
al
Amado,
sólo
bajo
estos
términos
puede
asimilarse
una
preocupación
formativa
por
la
realidad
psíquica
del
seguidor
de
Jesús
y
las
huellas
de
La
Salle.
La
vivencia
del
amor
divino
es
vital
en
el
proceso
formativo,
tan
importante
como
la
psíquica,
sin
quitar
el
lado
humano
que
tenga
la
persona,
evitando
caer
en
fideísmos.
Benito
Goya
describe
este
amor
de
la
siguiente
manera:
124
Como
bien
lo
ha
descrito
la
CIVCSVA
en
PI
88.
125
ARRIETA,
L.,
Itinerarios
en
la
formación,
Instituto
Teológico
de
Vida
Religiosa,
Vitoria
2007,
131.
40
«[…]
En
el
centro
de
la
vida
cristiana
se
encuentra
una
forma
nueva
de
amor:
el
ágape
o
caridad.
Ser
cristianos
se
caracteriza
por
la
incorporación
a
Cristo,
que
significa
participar
en
el
amor
divino
[…]
El
ser
humano
entero
entra
a
formar
parte
de
la
familia
divina,
de
la
vida
íntima
trinitaria,
y
simultáneamente
actualiza
en
el
tiempo
la
infinitud
del
amor.
De
este
modo
el
amor
expresa
el
ser
y
el
obrar
propios
del
cristiano
[…]
Es
realmente
esencial
que
la
experiencia
de
este
amor
esté
presente
en
el
consagrado
para
que
constituya
su
fuerza
y
le
ilumine
y
oriente
en
los
momentos
de
crisis
y
dificultad
con
el
fin
de
126
resolverlas
de
manera
coherente
con
la
propia
opción
fundamental» .
Entre
lo
descrito
anteriormente
y
lo
probado
en
la
Regla
renovada,
hay
principios
psicológicos
tanto
en
el
capítulo
dedicado
a
la
formación,
y
en
otras
partes
del
mismo
documento.
Igualmente
se
consta
de
la
dimensión
psicológica
en
la
Guía
de
formación,
haciendo
referencia
a
ella
en
varios
numerales,
e
invitando
a
recurrir
en
una
profundización
psicológica
de
la
vocación.
Es
llamativo
que
no
se
haga
mayor
énfasis
de
la
psicología
en
ambos
documentos,
pero
como
el
objeto
de
estudio
es
la
Regla
renovada,
tampoco
existe
allí
una
crítica
y
oposición
a
la
psicología,
puede
que
se
dé
por
supuesta.
Conjuntamente,
el
texto
de
la
Regla
tiene
como
referencia
documentos
eclesiales
que
dan
instrucciones
claras
y
precisas
sobre
la
mediación
psicológica
en
la
formación,
lo
que
no
descarta
que
la
nueva
Regla
acepte
lo
que
ya
son
disposiciones
claves
desde
la
CIVCSVA,
y
que
por
comunión
eclesial,
dan
pie
a
su
seguimiento
práctico
en
el
seno
de
los
institutos
religiosos.
El
matiz
carismático
e
inspirador
de
la
Regla
renovada
es
estimulante
para
sus
miembros,
refleja
la
unificación
del
movimiento
eclesial
actual,
apostando
por
la
formación
permanente,
prevaleciendo
más
un
texto
teologal
que
meramente
de
exclusividad
legislativa,
lo
es
pero
no
en
carácter
coercitivo.
En
esta
clave,
la
formación
corre
una
papel
privilegiado,
porque
se
encuentra
un
Instituto
preocupado
por
formar
bien
a
sus
miembros,
no
escatimando
el
auxilio
de
otras
personas
cualificadas
y
del
acercamiento
de
diversos
medios
para
lograr
tal
fin.
La
responsabilidad
del
Instituto
por
formar
bien
a
sus
miembros,
garantiza
al
menos
en
los
textos,
la
fuerza
que
le
desea
dar
al
sentido
de
su
consagración
y
presencia
para
la
construcción
del
Reino,
así
lo
asevera
la
Regla
renovada
en
sus
apartados
82
–
83.
Lo
que
tampoco
indica
la
praxis,
he
aquí
la
importancia
de
los
distintos
órganos
congregacionales,
como
ser
la
comisión
de
formación127.
126
GOYA,
B.,
Psicología
y
vida
consagrada,
San
Pablo,
Madrid
1997,
83-‐84.
127
Cf.
Regla
renovada
99.5.
41
La
indagación
sobre
el
capítulo
de
formación
y
su
articulación
con
la
psicología
no
es
nula,
pero
carece
de
mayor
explicación.
No
basta
sólo
garantizar
normas
generales
sobre
lo
que
ha
de
realizarse;
podría
convenir
alguna
disposición
más
precisa
que
advierta
sobre
la
importancia
de
un
adecuado
diálogo
con
la
psicología,
tal
y
como
se
reitera
en
el
capítulo
primero
del
presente
trabajo.
Una
apuesta
por
el
carácter
psicológico
en
una
medida
buena,
oportuna,
creyente
y
proporcional
puede
enriquecer
mayormente
los
procesos
de
formación,
como
el
acompañamiento
que
quiere
ofrecérseles
a
los
hermanos
adultos,
mayores
y/o
en
etapa
de
transición
de
su
existencia.
Proponer
una
articulación
con
la
psicología
puede
favorecer
mayor
conocimiento
personal,
y
acrecentar
los
recursos
cognitivos
para
acompañar,
pero
el
que
sea
valorado
y
contenido
más
tácitamente
en
la
Regla
renovada,
probablemente
daría
más
estimación
a
tal
postura.
3.3 Formulación
del
itinerario
formativo
del
Instituto
desde
una
dimensión
psicológica
de
la
Regla
renovada.
A
modo
de
síntesis,
acompañando
los
diversos
contenidos
contrastados
y
enriquecidos
por
diversos
autores,
es
factible
presentar
a
grosso
modo
un
proyecto
de
itinerario
formativo
que
valore
la
dimensión
psicológica
del
candidato
a
hermano,
así
como
los
que
son
ya
miembros
del
Instituto.
Dicha
formulación
se
construye
a
la
luz
de
la
Regla
renovada
y
una
lectura
transversal
de
los
factores
formativos,
contrastados
con
algunas
fuentes
que
abordan
la
participación
de
la
psicología
en
la
formación
de
los
consagrados.
Como
itinerario
se
proponen
los
siguientes
aspectos:
1. El
hermano
no
declina
nunca
de
su
realidad
humana
y
personal,
inclusive
cuando
su
pasado
no
haya
sido
del
todo
positivo;
lo
integra
con
todo
su
ser
y
aceptándolo
contesta
libremente
al
Dios
que
restaura
vidas,
permitiendo
superar
aquello
que
le
detiene
como
lastre
en
su
seguimiento.
2. Como
persona
y
ser
humano,
el
hermano
posee
una
dimensión
psicológica
con
sus
rasgos
y
características,
que
enriquecen
la
fraternidad
con
sus
hermanos
y
su
presencia
apostólica
con
los
destinatarios.
42
43
4 CONCLUSIONES.
La
teología
y
reflexión
que
emana
del
Concilio
Vaticano
II,
ha
impulsado
sugerencias
concretas
en
cómo
debía
ser
la
renovación
y
transición
para
acoger
las
reformas
eclesiales,
acoplarse
a
los
nuevos
tiempos
y
seguir
con
la
obra
de
extensión
del
Reino.
Como
parte
del
proceso
de
actualización,
la
vida
consagrada
no
ha
quedado
atrás,
ha
sido
objeto
de
profundo
estudio,
acompañando
desde
el
magisterio
y
la
Tradición
un
«aggiornamento»
total
de
este
modo
carismático
de
vida
cristiana.
Con
este
objetivo,
la
Iglesia
ha
trazado
pautas
y
orientaciones
sobre
los
diferentes
retos
y
desafíos
de
la
vida
consagrada,
entre
ellos,
la
formación
de
los
candidatos
y
de
aquellos
religiosos
profesos
que
integran
los
diversos
institutos.
También
se
evidencia
una
gama
de
recursos
pastorales
que
la
Iglesia
ha
promocionado
para
la
vida
consagrada,
en
particular,
a
través
de
la
Congregación
de
Institutos
de
Vida
Consagrada
y
Sociedades
de
Vida
Apostólica
(CIVCSVA).
Entre
ellos
existen
textos
de
diferentes
índole,
como
decretos,
instrucciones,
exhortaciones
apostólicas,
mensajes,
homilías
y
en
otros
documentos
donde
se
hace
mención
al
tema.
De
esta
diversidad
de
documentos
se
muestran
hallazgos
de
pautas
en
cómo
ha
de
ser
la
formación
de
un
instituto,
las
principales
características,
funciones
de
las
estancias
congregacionales
y
auxilio
científico
para
garantizar
la
formación
adecuada
y
pertinente
del
consagrado
para
el
mundo
de
hoy.
Al
descubrir
estas
claves
de
formación,
se
constata
el
aporte
de
varios
autores
que
abordan
el
tema
de
la
formación,
de
los
cuales,
esta
la
intervención
de
la
psicología.
Para
muchos
de
los
investigadores
consultados,
la
dimensión
psicológica
en
la
formación
de
los
religiosos
es
capital,
así
como
la
atención
apropiada
para
alcanzar
un
equilibrio
psíquico,
estabilidad
emocional,
gestión
de
las
dificultades
existenciales,
abordaje
de
las
crisis
y
el
sustrato
antropológico
mínimo,
que
un
instituto
le
necesita
ofrecer
a
quienes
se
han
decidido
seguir
su
carisma.
Toda
la
reflexión
encontrada,
tanto
en
el
magisterio
de
la
Iglesia
como
en
los
autores,
se
decanta
por
una
mejor
preparación
del
sujeto
que
asume
una
vida
de
imitación
y
seguimiento
a
Cristo,
en
servicio
a
sus
hermanos
mediante
la
profesión
de
los
consejos
evangélicos.
El
responder
a
una
vocación
es
abrirse
ya
a
la
gracia
de
Dios
y
a
la
44
dinámica
del
Espíritu.
El
Espíritu
Santo
no
desprecia
la
dimensión
psicológica
del
sujeto,
sino
acompaña
y
camina
desde
una
realidad
histórica
personal
que
se
abre
a
la
gracia
de
Dios,
pero
que
ésta
también
actúa
por
medio
de
los
recursos
formativos
que
posee
un
instituto.
Junto
al
papel
de
la
psicología,
se
ha
estudiado
la
Regla
renovada
del
Instituto
de
los
Hermanos
de
las
Escuelas
Cristianas.
Este
reciente
documento
congregacional
recoge
profundamente
la
teología
conciliar,
el
caminar
eclesial
y
el
deseo
de
mantener
vigente
el
estado
de
consagración
laical
masculina.
El
esfuerzo
que
conlleva
tal
tarea
es
meritorio,
pues,
fundamenta
con
actual
documentación
un
modo
de
vida
creado
tres
siglos
atrás.
Tanto
el
lenguaje,
como
las
preocupaciones
de
la
Regla
se
esbozan
a
lo
largo
de
dicho
texto,
se
aprecia
un
trabajo
institucional
que
se
decanta
por
la
animación
de
sus
hermanos
adultos
y
mayores,
por
medio
de
la
formación
permanente.
El
nuevo
escrito
legislativo
de
los
hermanos
ha
deliberado
más
sobre
la
formación
que
la
edición
anterior
que
data
de
1986.
Precisamente
en
las
nuevas
reglas
se
concibe
un
influjo
espiritual
que
respalda
una
formación
integral
y
prioritaria
para
la
formación
permanente
e
inicial.
Al
evaluar
lo
observado
en
la
Regla
renovada
sobre
la
formación,
con
las
pequeñas
investigaciones
abordadas
en
el
capítulo
primero,
se
encuentra
una
psicología
implícita
en
la
nueva
Regla,
transmitida
en
un
lenguaje
espiritual
de
corte
carismático.
Sin
embargo,
carece
alguna
orientación
más
clara
sobre
el
auxilio
psicológico,
por
una
parte;
y
de
otra,
la
dimensión
psicológica
del
hermano.
Es
diferente
contar
con
documentos
eclesiales,
que
hacer
partícipes
estos
en
los
textos
constitucionales
de
una
congregación.
La
reiteración
de
estos
aspectos
de
manera
explícita,
podría
ser
muy
beneficiosa
para
las
claves
institucionales
del
acompañamiento
a
los
hermanos.
Asimismo,
no
se
nota
aversión
a
la
psicología,
ni
negación
de
esta
dimensión
en
la
vida
del
hermano,
lo
que
abre
un
futuro
posible
diálogo
con
los
fundamentos
formativos
del
hermano
según
las
huellas
de
san
Juan
Bautista
de
La
Salle.
Queda
una
asignatura
pendiente,
posiblemente
a
tratar
y
concretar
en
la
nueva
Guía
de
formación
que
invita
a
revisar
el
45°
Capítulo
general.
A
pesar
de
esta
realidad,
no
se
imposibilita
el
camino
de
crear
un
itinerario
formativo
y
perfil
del
hermano
para
el
s.
XXI,
en
base
a
lo
presentado
en
la
Regla
renovada,
no
solo
fue
factible,
sino
real,
porque
la
misma
Regla
brinda
recursos
para
realizar
tal
proyección.
45
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[Consulta:
15
de
junio
de
2017]
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