INTEGRANTES:
OSCAR MARIO ROCA
ZEBALLOS
JHOSELIN
ALTAMIRANO
MAMANI
LEXY KIMBERLY
BRAVO CAMACHO
POSITIVISMO Y RACIONALISMO
LISBETH APAZA
OVIDIO
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¿Qué es el positivismo?
El positivismo es una corriente filosófica que sostiene que el conocimiento científico es el único
conocimiento auténtico. Representa una actitud crítica hacia la filosofía tradicional, en especial la
metafísica y la ontología.
Historia del positivismo
Algunos filósofos y científicos sostienen que el positivismo puede rastrearse a la postura platónica
respecto a la filosofía y la poesía. Esta disputa fue asumida por Wilhelm Dilthey bajo la forma de
ciencias naturales y humanidades.
Sin embargo, en términos formales, el positivismo nació en el siglo XIX de la mano de Henri de
Sain-Simon, Pierre-Simon Laplace y Auguste Comte. Estos pensadores creían en el método
científico, la observación como constatación de la teoría y la poca fiabilidad de la metafísica para
constituir pensamiento.
Comte describió la perspectiva epistemológica del positivismo en sus obras Curso de filosofía
positiva (1842) y Discurso sobre el espíritu positivo (1844). En ellas desarrolló un análisis de los
conocimientos científicos a la fecha, necesarios para poder llevar el método científico a una nueva
ciencia social, madre de todas las ciencias.
La idea evolutiva del conocimiento era, para Comte, una serie de tres pasos: conocimiento
teológico, conocimiento metafísico y conocimiento positivo. Estos consistían en el paso de la
creencia por medio de la fe al uso de la razón, hasta alcanzar el estadío en el que los seres
humanos pudieran gobernarse a sí mismos.
Apoyándose en Comte, otros pensadores desarrollaron sus propias ideas del positivismo. Entre
ellos están Émile Zola, Emile Hennequin, Wilhelm Scherer y Dimitri Pisarev. Este movimiento fue el
que terminó por determinar la sociología tal como la entendía Émile Durkheim.
Durkheim retomó el método de Comte y lo refinó al orientarlo a la sociología. Lo mismo sucedió
con el positivismo lógico, fundado por el Círculo de Viena, que dio como resultado el trabajo de
Otto Neurath y Rudolf Carnap, pensadores ineludibles del movimiento.
Características del positivismo
El positivismo puede caracterizarse, de manera general y más allá de sus variantes, por una serie
de rasgos.
Defendió el método científico como el único método posible para obtener conocimiento válido,
independientemente del tipo de ciencia del que se tratara.
Criticó y se alejó de cualquier forma de metafísica, subjetivismo o consideraciones que no fueran
objetivas en términos empíricos.
Su propósito central fue explicar causalmente los fenómenos del universo a través de la
formulación de leyes generales y universales.
Sostuvo que los métodos inductivos eran los únicos útiles para obtener conocimientos. Valoró las
pruebas documentales en contra de cualquier forma de interpretación general.
Visión positivista de la historia del conocimiento
Auguste Comte entiende a la historia del conocimiento como el desarrollo evolutivo de una
creencia a un hecho. A grandes rasgos, divide la evolución del conocimiento en tres grandes
estadíos:
Conocimiento teológico. En el principio de la humanidad, las explicaciones para el mundo estaban
mediadas por la mitología, la teología y la creencia en lo sobrenatural.
Conocimiento metafísico. En su punto medio, también llamado “Iluminación”, el ser humano
trasladó la respuesta de sus inquietudes al ámbito de la metafísica y la filosofía especulativa. Este
período se caracteriza por la búsqueda del “por qué”.
Conocimiento positivo. Es la madurativa del ser humano, que se caracteriza por el uso del método
científico, así como la confianza en la física y la biología para explicar el orden del mundo.
Esta consideración de la ciencia como la perspectiva definitiva y absoluta sobre las cosas es,
justamente, la mirada positivista. Según ella, todo lo que no se ajuste a estos preceptos debe ser
considerado como pseudociencia.
Representantes del positivismo
Henri de Saint-Simon. Filósofo, economista y teórico socialista de origen francés, su obra
(conocida como el “sansimonismo”) influyó en los ámbitos de la política, la sociología, la economía
y la filosofía de la ciencia.
Auguste Comte. Filósofo francés y padre fundador de la sociología y del pensamiento positivista,
fue inicialmente secretario del conde Henri Saint-Simon, con quien luego se enemistó por
diferencias conceptuales y personales. Su obra se considera heredera de la de Francis Bacon.
Émile Durkheim. Sociólogo y filósofo francés, encauzó la sociología al ámbito de disciplina
académica. Reformuló el método de Comte y lo orientó al estudio de las ciencias sociales.
John Stuart Mill. Filósofo, economista y político de origen británico, es un representante de la
escuela clásica de economía y uno de los teóricos del utilitarismo, junto con Jeremy Betham.
Miembro insigne del partido liberal, fue un gran crítico de la intervención del Estado y un defensor
del voto femenino.
Positivismo lógico
No debe confundirse el positivismo con el positivismo lógico o empirismo lógico, también llamado
“neopositivismo” o “empirismo racional”.
El empirismo lógico surgió durante el primer tercio del siglo XX, entre los científicos y filósofos que
integraron el llamado Círculo de Viena.
Esta corriente forma parte de las pertenecientes a la filosofía de la ciencia, que limitan la validez
del método científico a aquello empírico y verificable, es decir, aquello que posee un método de
verificación propio o, en todo caso, analítico. A esto se le conoció como el verificacionismo.
El positivismo lógico fue mucho más estricto en su defensa de las ciencias como única ruta al
conocimiento viable que el propio positivismo, y fue uno de los movimientos más fuertes dentro
de la filosofía analítica. Entre sus campos de estudio también figuraron la lógica y el lenguaje.
¿Qué es el racionalismo?
El racionalismo es un movimiento filosófico que promueve a la razón como principal facultad de
conocimiento. Surgió en la Edad Moderna, específicamente en la Europa de los siglos XVII y XVIII, y
se lo suele considerar como el movimiento contrario al empirismo, para el que la sensibilidad
primaba por sobre la razón.
El racionalismo defiende la idea de que el conocimiento humano proviene de la razón y de nuestra
capacidad para razonar. Esto constituyó en sí mismo un cambio de pensamiento sustancial
respecto a la Edad Media, tiempo en el que la fe religiosa cumplía ese rol.
Historia del racionalismo
El racionalismo surgió a partir de ciertos cambios culturales que se dieron en Occidente durante el
Renacimiento y el fin de la Edad Media.
Estos cambios tuvieron que ver con el surgimiento de distintas interpretaciones de los libros
sagrados de las religiones monoteístas, especialmente con el cristianismo y el judaísmo. Comenzó
a cuestionarse la idea de la verdad divina como criterio de verdad para las ciencias. Sin embargo,
es posible rastrear los antecedentes del racionalismo en la Antigua Grecia, en las teorías de
pensadores como Platón y Aristóteles.
Tradicionalmente se considera a René Descartes (1596-1650) como fundador de esta corriente. Su
célebre expresión “pienso, luego existo”, conocida como el cogito cartesiano, representa
cabalmente los postulados metafísicos del racionalismo.
Filósofo, matemático y físico, Descartes fue un gran admirador de la geometría y las matemáticas,
ciencias a las que consideraba modelos a seguir para toda forma de filosofía. Aspiraba a convertir a
la filosofía en una disciplina científica, provista de un método, dado que, a su parecer, solo
mediante la razón podían hallarse ciertas verdades universales.
Es famoso el sueño que tuvo al respecto, según podemos saber gracias a sus diarios y anotaciones.
Soñó con un diccionario y una antología poética, el Corpus Poetarum. Cuando despertó llegó a la
conclusión de que el diccionario contenía todas las ciencias juntas, incluso la poesía, que solo era
posible combinando todas las palabras habidas en el otro libro. De allí se desprende su idea de la
unidad de la ciencia, así como su universalidad y la idea de que en la base del árbol de las ciencias
está todo el conocimiento.
En su Discurso del método (1637), propuso cuatro reglas para toda investigación filosófica:
Evidencia. Consiste en considerar como verdadero solo lo que es evidente por sí mismo. Este será
el germen de la duda hiperbólica como método para dar con la verdad.
Análisis. Consiste en dividir cada uno de los temas en tantas partes como sea posible hasta dar con
los elementos más simples. Estos elementos serán verdaderos si pueden ser captados por medio
de una intuición inmediata y evidente.
Síntesis. Consiste en encontrar las verdades complejas a partir de las verdades más simples.
Enumeración. Consiste en revisar cada uno de los pasos realizados hasta asegurarse de no haber
omitido ninguno ni haber cometido algún error de deducción.
Las Meditaciones metafísicas, cuyo título completo es Meditaciones metafísicas en las que se
demuestran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma (1641), son consideradas como la
explicitación y justificación metafísica del método. En este libro Descartes trató de dar con un
garante (Dios) para el conocimiento racional, primero, y para todo tipo de conocimiento, después.
Escritas originalmente en latín, en 1647 se imprimió una versión en francés bajo la supervisión del
mismo Descartes.
Otros filósofos, contemporáneos y posteriores a Descartes, son considerados también
representantes del racionalismo. Algunos de ellos fueron el neerlandés Baruch Spinoza (1632-
1677) y los alemanes Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) y Christian Wolff (1679-1754).
Características del racionalismo
El racionalismo se caracteriza por las siguientes ideas generales:
Sostener la razón y el pensamiento como la fuente de todo conocimiento humano.
Creer en el innatismo. En la mente o el espíritu humano existen ideas preconcebidas, nacidas con
él o puestas allí por Dios.
Usar métodos lógico-deductivos para explicar los razonamientos empíricos y confirmarlos cuando
sea posible.
Jugar un papel fundamental en el advenimiento del pensamiento laico (y antirreligioso).
Sus principales defensores pensaron y vivieron en Francia, Alemania y otros países de la Europa
continental, opuestos al empirismo proveniente de Inglaterra.
Representantes del racionalismo
René Descartes (1596-1650). Filósofo, matemático y físico de origen francés, padre de la
geometría analítica y de la filosofía moderna, fue uno de los grandes nombres de la Revolución
científica, cuya obra rompió con la escolástica que imperaba hasta entonces. Junto a Spinoza y
Leibniz, conforma el trío de los más grandes racionalistas de la historia.
Blaise Pascal (1623-1662). Matemático, físico, teólogo, filósofo y escritor francés, no solo
contribuyó teóricamente con las ciencias naturales y la historia natural, sino prácticamente con
todas las ciencias. Es uno de los pioneros en la construcción de las calculadoras mecánicas.
Baruch Spinoza (1632-1677). Filósofo judío neerlandés, es considerado uno de los grandes
racionalistas del siglo XVII. Su obra fue hostigada por el catolicismo y olvidada hasta su
redescubrimiento en el siglo XIX. Filósofos posteriores como Hegel y Schelling lo proclaman como
el padre del pensamiento moderno.
Gottlieb Leibniz (1646-1716). De origen alemán, este matemático, teólogo, jurista, bibliotecario,
político y filósofo fue uno de los grandes pensadores de su época, al que se le confiere el título de
“último genio universal”. Sus aportes en todas las áreas anteriormente mencionadas son
significativos, tanto que hasta sus detractores lo admiraban profundamente.
Racionalismo y empirismo
Las dos vertientes filosóficas que siguieron al escepticismo fueron el racionalismo, partidario de
dar a la racionalidad humana un lugar central en el aprendizaje, y el empirismo, que propuso dar
ese lugar a la experiencia y al mundo de los sentidos.
Estos dos modelos se opusieron durante toda la Edad Moderna y constituyeron los polos
filosóficos de Occidente, padres de las escuelas filosóficas posteriores y elementales en el
desarrollo del pensamiento científico tal como hoy lo entendemos.