[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
54 vistas22 páginas

Filosofía Medieval: Dios y Razón

La filosofía medieval intentó conciliar las creencias heredadas de la filosofía clásica con los dogmas cristianos, recibiendo también influencias del judaísmo e islam. Los temas centrales fueron la existencia de Dios, la relación entre fe y razón, el libre albedrío y la causalidad. Los principales filósofos, como Agustín y Tomás de Aquino, usaron argumentos lógicos y textuales para demostrar la existencia de un primer motor inmóvil o causa primera: Dios.

Cargado por

2224220
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
54 vistas22 páginas

Filosofía Medieval: Dios y Razón

La filosofía medieval intentó conciliar las creencias heredadas de la filosofía clásica con los dogmas cristianos, recibiendo también influencias del judaísmo e islam. Los temas centrales fueron la existencia de Dios, la relación entre fe y razón, el libre albedrío y la causalidad. Los principales filósofos, como Agustín y Tomás de Aquino, usaron argumentos lógicos y textuales para demostrar la existencia de un primer motor inmóvil o causa primera: Dios.

Cargado por

2224220
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 22

ÍNDICE

DEDICATORIA..........................................................................................................................3
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................5
1. LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA............................................................................6
2. TEMAS DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA......................................................6
2.1. EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES............................................................7
2.2. EXISTENCIA DE DIOS.............................................................................................7
2.3. LÓGICA ARISTOTÉLICA........................................................................................7
3. CARACTERÍSTICAS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL................................................7
4. TEMAS FUNDAMENTALES A LO LARGO DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL..........8
5. ARGUMENTOS PARA DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS...........................8
6. ETAPAS DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA.....................................................9
7. LA ESCOLÁSTICA...........................................................................................................9
8. LA PATRÍSTICA DENTRO DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA...................10
9. FILOSOFÍA JUDÍA..........................................................................................................10
10. FILOSOFÍA ISLÁMICA...............................................................................................10
11. PRINCIPALES AUTORES DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL..................................10
11.1. AGUSTÍN DE HIPONA (354 – 430)..................................................................10
11.1.1. LA FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN..................................................................12
11.1.2. MUNDO, ALMA Y DIOS.....................................................................................13
11.1.3. ÉTICA Y POLÍTICA.............................................................................................14
11.2. TOMÁS DE AQUINO..........................................................................................16
11.2.1. TOMÁS DE AQUINO EN PARÍS.......................................................................16
11.2.2. OBRAS TEOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS.......................................................16
12. OBRAS DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA (SAN AGUSTÍN Y SANTO
TOMÁS DE AQUINO).............................................................................................................17
13. CONCLUSIONES........................................................................................................22
14. BIBLIOGRAFÍAS........................................................................................................23
INTRODUCCIÓN

Durante la edad media, la filosofía estaba inspirada en el cristianismo debido a


que este daba respuestas a las interrogantes sobre la existencia y los
fenómenos del mundo, de las cuales, eran sacadas de la biblia, la cual este era
considerado como el libro de máxima sabiduría revelada por Dios, según este
dice que Dios creó al mundo y a las diversas criaturas que habitaban en ella.
En ese entonces, el cristianismo, no solo era considerado como una religión, si
no también era una solución, ya que respondía las respuestas más comunes
que había en aquella época.
Su objetivo de la filosofía de la edad media era cohesionar las creencias
heredadas de la filosofía clásica con los dogmas del cristianismo, aunque hubo
aportes importantes de las creencias judías e islámicas. Al intentar conciliar
diversas creencias religiosas con la filosofía, resultó natural que se presenten
interrogantes y busquen respuestas acerca de la naturaleza de dios, la relación
entre la fe y la razón, así también la compatibilidad entre libre albedrío y la
omnisciencia de la divinidad, sin embargo, para la filosofía medieval fue
complicado explicarse sobre temas como la encarnación o la naturaleza de la
trinidad, que, hasta la actualidad, es la base de la teología cristiana.
1. LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA

En la edad media, la filosofía se desenvuelve con relación a la teología, ya que,


este movimiento estaba de manera paralela con la religión y la filosofía antigua,
de las cuales, estas estaban relacionadas entre sí, como si fuesen módulos por
una ley común. En esta época, la religión era una ideología dominante, pero
este causaba conflictos a los habitantes de las diversas ciudades, ya que estos
estaban en contra del régimen de ese entonces que era el feudalismo, al
mismo tiempo estos tenían un carácter de herejías, ya que, estos luchaban
contra la iglesia católica, la cual era el bastión del feudalismo.
La filosofía de la edad media, en si fue un conjunto de corriente de
pensamientos y tratados filosóficos, de las cuales estos se desarrollaron a
través de la caída del imperio romano, que surgió en el año 530 después de
cristo y su culminación fue hasta el renacimiento.
La filosofía de la edad media fue la cohesión de las creencias heredadas de la
filosofía clásica con los dogmas del cristianismo, también hubo aportes muy
importantes de las creencias judías e islámicas.

2. TEMAS DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA

La filosofía de la edad media al intentar conciliarse con diferentes religiones,


esta resultó ser natural, ya que estaba bien que intentaran buscar respuestas a
las interrogantes que se tenía acerca de la naturaleza de Dios y su relación
entre la fe y la razón, así como la compatibilidad entre el libre albedrío y la
omnisciencia de la divinidad, entre otros temas que son la causalidad y los
límites del conocimiento, sin embargo, la filosofía de la edad media fue
compleja, ya que trataba de conciliar los temas como la reencarnación o la
naturaleza de la trinidad, que son la base de la teología cristiana.
2.1. EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES

La filosofía de la edad media, heredó la visión de la aristotélica del


problema de los universales, al plantearse que los universales existe,
pero no separado de lo particular, lo que también fue conocido como el
realismo moderado.

2.2. EXISTENCIA DE DIOS

La filosofía de la edad media, estaba dedicada a demostrar la existencia


de dios como un ser, entidad o verdad suprema, por lo cual, para ello se
recurrió a los textos sagrados, a la lógica aristotélica y al argumento
ontológico, fueron los métodos principales que se usó para encontrar las
respuestas.

2.3. LÓGICA ARISTOTÉLICA.

Aristóteles usó la lógica como método para aproximarse a las ciencias y


a la filosofía. Fue muy natural para los filósofos de la edad media
plantear la lógica aristotélica clásica como una vía legítima con la cual,
se podía responder diferentes inquietudes de la época planteada.

3. CARACTERÍSTICAS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

La filosofía medieval estuvo fuertemente marcada por planteamientos de orden


divino, en ese entonces la biblia se convirtió en la principal fuente de
respuestas sobre las inquietudes que se tenía en ese entonces. Los libros
sagrados del islam y el judaísmo, también tuvieron un papel esencial en la
interpretación de las cuestiones religiosas.
La filosofía de la edad media, se encargaron de rescatar, reinterpretar y aplicar
planteamientos filosóficos clásicos. El surgimiento del neoplatonismo plantea la
existencia del uno o dios sobre todas las cosas, y en esta abarca la
introducción de la lógica aristotélica.
4. TEMAS FUNDAMENTALES A LO LARGO DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

Para poder entender mejor la filosofía medieval es importante que conozcamos


cuáles eran las cuestiones centrales de esta filosofía. Destacan las siguientes:
 La relación entre razón y fe
 La existencia de Dios y sus atributos
 El mal
 El libre albedrío
 La causalidad
 Los límites del conocimiento
 El problema de la substancia
 La lógica aristotélica
El tema fundamental de la filosofía es Dios y la relación entre razón y fe, y ya
no el ser humano, la sociedad o la naturaleza. La filosofía se convierte en un
instrumento de la fe, en su sierva, quedando subordinada a la misma.
La filosofía medieval es inseparable de la filosofía cristiana, influenciada a su
vez por la filosofía islámica y la judeo-islámica y a los textos de filósofos árabes
como Al-Kindi, Al-Farabi, Alhazen, Avicena, Al-Ghazali, Avempace y Averroes, o
judíos como Maimónides y Gersónides.

5. ARGUMENTOS PARA DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS

El argumento cosmológico de Tomás de Aquino para demostrar la existencia de


Dios, parte de que todo lo que existe tiene una causa, debe haber pues, una
causa primera de todo, que es Dios, que equivale al primer motor de
Aristóteles. Las cinco vías de la demostración de la existencia de Dios, las
expone el filósofo en su "Suma Teológica":

 Primera. Vía del movimiento: todo lo que se mueve es movido por otro, y
al no ser posible una serie infinita de causas, se ha de concluir que
existe un primer motor inmóvil, que sería Dios.
 Segunda. Vía de la eficiencia: existen causas eficientes que no pueden
ser causa de sí mismas, y al ser imposible una serie infinita de causas
eficiente, tiene que existir una primera causa eficiente, que es Dios.
 Tercera. Vía de la contingencia: existen seres que no son necesarios,
por lo que debe hacer un primer ser necesario, al no ser posible una
serie causal infinita de seres contingentes, que es Dios.
 Cuarta. Vía de los grados de perfección: existen en la naturaleza
diferentes grados de perfección, lo que implica la existencia de un ser
supremo, absolutamente perfecto, que es Dios.
 Quinta. Vía de la finalidad: todos los seres naturales se dirigen a un fin,
y, por lo tanto, han de estar dirigidos por un ser inteligente, que es Dios.
El argumento ontológico de Anselmo de Canterbury es otro importante intento
de demostrar la existencia de Dios, y puede resumirse en lo siguiente: Dios, es
lo máximo que se puede llegar a pensar, no siendo posible pensarse algo más
grande que él. Este argumento, fue empleado posteriormente por autores como
Duns Scoto o Descartes.

6. ETAPAS DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA

Existen dos periodos de la filosofía de la edad media, una de esas es la


patrística y la escolástica.
 PATRÍSTICA: Esta corresponde a la primera etapa en la que se
relacionó a la filosofía con el dogma religioso, en especial con el
cristianismo. Uno de los representantes más destacados de este periodo
es San Agustín, la cual este desarrolló una corriente que hoy en día se le
conoce como el neoplatonismo, de las cuales este reinterpreta las obras
de platón bajo la óptica cristiana.
 ESCOLÁSTICA: Esta etapa se inició en el siglo XI y se culminó en el
siglo XVI, en la cual, este intenta explicar la revelación cristiana, a través
de la razón. En consecuencia de este, surge la creación de las primeras
universidades y la necesidad de aplicar métodos científicos aristotélicos,
con la finalidad de dar respuestas a los planteamientos religiosos y
sobrenaturales. Uno de los representantes principales fue Santo Tomás
de Aquino, la cual introdujo la lógica aristotélica en el pensamiento
cristiano.

7. LA ESCOLÁSTICA

La escolástica en la filosofía de la edad media significaba “aquel que pertenece


a la escuela”, y es una corriente teológica y filosófica, que recoge parte de la
tradición grecolatina clásica y cuyo tema central es el de la revelación, y es la
corriente dominante de la filosofía medieval, junto a la patrística, que se
centraba en la cuestión de la relación entre razón y fe.
No constituye un conjunto homogéneo de corrientes, sino que recoge distintas
filosofías, como la clásica, la árabe o la judía. Defendían que la razón debía
someterse al principio de autoridad, y toda fuente de conocimiento estaban en
los textos bíblicos, pero al mismo tiempo, construye un sistema lógico y un
esquema de discurso fuertemente estructurado.
8. LA PATRÍSTICA DENTRO DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA

La patrística, es el estudio del cristianismo de los padres de la iglesia, de las


cuales este va desde el fin del cristianismo primitivo hasta el siglo VII, en este
periodo, se generan todas las creencias religiosas cristianas, su gran difusión,
provoca desplazamiento de las religiones politeístas y es aceptando por la
mayoría de la población. Entre los principales representantes de la patrística,
podemos destacar a los siguientes: Mario Vitorino, Boecio, Isidor de Sevilla,
San Agustín de Hipona y Juan Escoto Erígena.

9. FILOSOFÍA JUDÍA
El judaísmo, se ocupó de responder cuestiones fundamentales a la luz de la
filosofía, en este sentido, Maimónides, se ocupó de integrar la lógica de
Aristóteles para demostrar que no existe tal cosa como una separación entre la
fe y la razón, ya que la fe tiene un origen divino y la razón se sustenta en el
conocimiento humano, que a su vez esta deriva de Dios.

10. FILOSOFÍA ISLÁMICA


El islam, se utilizó tanto en el neoplatonismo como en el pensamiento de
Aristóteles para dar respuestas a las inquietudes propias de la religión. La
llegada del árabe a la península ibérica contribuyó a enriquecer la filosofía de la
edad media gracias a las traducciones de sus obras al latín y hebreo.

11. PRINCIPALES AUTORES DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL


En esta oportunidad, solo hablaremos de dos representantes: de AGUSTIN DE
HIPOMA Y TOMAS DE AQUINO.

11.1. AGUSTÍN DE HIPONA (354 – 430)

Aurelio Agustín de Hipona nació en Tagaste, en el África romana el 13


de noviembre de 354. Su padre se llamaba Patricio, este era un
funcionario pagano que servía al imperio, su madre Mónica, era cristiana
y poseía un genio intuitivo, la cual, esta educó a su hijo en su religión,
aunque esta no llegó a bautizarlo. En su niñez Agustín era irascible,
soberbio y díscolo, aunque excepcionalmente dotado. Agustín odiaba el
griego, es por eso que él prefería pasar su tiempo jugando con otros
mozalbetes. Tardo en aplicarse en los estudios, pero lo hizo porque su
deseo de saber se hizo más fuerte que su amor por las distracciones,
terminando sus clases de gramática, estudió artes liberares en Metauro
y después retórica en Cartago.
A sus 18 años, Agustín tuvo su primera concubina, la cual le dio un hijo
que pusieron de nombre Adeodato. Agustín se aficionó
desmesuradamente por el teatro y otros espectáculos en público y la
comisión de algunos robos. Esta vida le hizo renegar de la religión de su
madre. Su primera lectura de las escrituras lo decepcionó y acentuó su
desconfianza hacia la filosofía, la cual en este territorio se encontró
cómodo durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina
que obviamente no podía satisfacer sus exigencias de verdad.

Sin embargo, el hecho fundamental de la vida de San Agustín durante


estos años es su adhesión al dogma maniqueo, su preocupación por el
problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, la cual, fue
determinante en su adhesión al maniqueísmo, este fue la religión de
moda en aquella época. Los maniqueistas presentaban dos sustancias
opuestas, una buena y una mala, la cual estas fueron consideradas
como eternas e irreductibles.

A San Agustín le seducía el dualismo, ya que tenía una explicación


sencilla acerca del mal y de las pasiones que este comportaba, ya que,
en ese tiempo, ese era el tema que rondaba en sus pensamientos. La
doctrina de manes, fue el fundador del maniqueísmo, la cual se
asentaba en un pesimismo radical aún más que el escepticismo, la cual
denunciaba inequívocamente al monstruo de la materia tenebrosa
enemiga del espíritu, justamente aquella materia Agustín se quería
conjurar en sí mismo.
Agustín se dedicó a esta doctrina por 10 años, la cual lo vivía de manera
amarga y loca, por lo tanto, este se entregó a los himnos ardientes, los
ayunos y las variadas abstinencias y complementó todas aquellas
prácticas con sus estudios de astrología, la cual le mantuvo con la
ilusión de haber encontrado la buena senda, a partir del año 379, su
inteligencia empezó a ser más fuerte que el hechizo maniqueo, la cual
esto hizo que se apartara de sus correligionarios lentamente, primero en
secreto y luego denunció sus errores en público. La llamada de amor al
conocimiento ardía en su interior, la cual lo alejó de las simplificaciones
maniqueas como le había apartado del escepticismo estéril.

En 384 encontramos a San Agustín de Hipona en Milán ejerciendo de


profesor de oratoria. Allí lee sin descanso a los clásicos, profundiza en
los antiguos pensadores y devora algunos textos de filosofía
neoplatónica. La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino,
debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su
concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal; igualmente
decisivo en la nueva orientación de su pensamiento serían los sermones
de San Ambrosio, arzobispo de Milán, que partía de Plotino para
demostrar los dogmas y a quien San Agustín escuchaba con
delectación, quedando "maravillado, sin aliento, con el corazón
ardiendo". A partir de la idea de que «Dios es luz, sustancia espiritual de
la que todo depende y que no depende de nada», San Agustín
comprendió que las cosas, estando necesariamente subordinadas a
Dios, derivan todo su ser de Él, de manera que el mal sólo puede ser
entendido como pérdida de un bien, como ausencia o no-ser, en ningún
caso como sustancia.
Dos años después, la convicción de haber recibido una señal divina
(relatada en el libro octavo de las Confesiones) lo decidió a retirarse con
su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en
Lombardía, donde San Agustín escribió sus primeras obras. En 387 se
hizo bautizar por San Ambrosio y se consagró definitivamente al servicio
de Dios. En Roma vivió un éxtasis compartido con su madre, Mónica,
que murió poco después.

En 388 regresó definitivamente a África. En el 391 fue ordenado


sacerdote en Hipona por el anciano obispo Valerio, quien le encomendó
la misión de predicar entre los fieles la palabra de Dios, tarea que San
Agustín cumplió con fervor y le valió gran renombre; al propio tiempo,
sostenía enconado combate contra las herejías y los cismas que
amenazaban a la ortodoxia católica, reflejado en las controversias que
mantuvo con maniqueos, pelagianos, donatistas y paganos.

Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue
nombrado obispo de Hipona; desde este pequeño pueblo pescadores
proyectaría su pensamiento a todo el mundo occidental. Sus antiguos
correligionarios maniqueos, y también los donatistas, los arrianos, los
priscilianistas y otros muchos sectarios vieron combatidos sus errores
por el nuevo campeón de la Cristiandad. Dedicó numerosos sermones a
la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a amigos,
adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor,
administrador, orador y juez. Al mismo tiempo elaboraba una ingente
obra filosófica, moral y dogmática; entre sus libros destacan los
Soliloquios, las Confesiones y La ciudad de Dios, extraordinarios
testimonios de su fe y de su sabiduría teológica.

Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al


cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que
suscitó una encendida respuesta de San Agustín, recogida en La ciudad
de Dios, que contiene una verdadera filosofía de la historia cristiana.
Durante los últimos años de su vida asistió a las invasiones bárbaras del
norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad
episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió.
11.1.1.LA FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN

El tema central del pensamiento de San Agustín de Hipona es la relación


del alma, perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios,
relación en la que el mundo exterior no cumple otra función que la de
mediador entre ambas partes. De ahí su carácter esencialmente
espiritualista, frente a la tendencia cosmológica de la filosofía griega. La
obra del santo se plantea como un largo y ardiente diálogo entre la
criatura y su Creador, esquema que desarrollan explícitamente sus
Confesiones.

Si bien el encuentro del hombre con Dios se produce en la charitas, Dios


es concebido como bien y verdad, en la línea del idealismo platónico.
Sólo situándose en el seno de esa verdad, es decir, al realizar el
movimiento de lo finito hacia lo infinito, puede el hombre acercarse a su
propia esencia. Pero su visión pesimista del hombre contribuyó a
reforzar el papel que, a sus ojos, desempeña la gracia divina, por
encima del que tiene la libertad humana, en la salvación del alma. Este
problema es el que más controversias ha suscitado, pues entronca con
la cuestión de la predestinación, y la postura de San Agustín contiene en
este punto algunos equívocos.

11.1.2.MUNDO, ALMA Y DIOS

En sus concepciones sobre la naturaleza y el mundo físico, Agustín de


Hipona parte del hilemorfismo de Aristóteles: los seres se componen de
materia y forma. Pero conforme al ideario cristiano, Agustín introduce el
concepto de creación, extraño a la tradición griega, y enriquece la teoría
aristotélica con las llamadas razones seminales: al crear el mundo, Dios
lo dejó en un estado inicial de indeterminación, pero depositó en la
materia una serie de potencialidades latentes comparables a semillas,
que en las circunstancias adecuadas y conforme a un plan divino
originaron los sucesivos seres y fenómenos. De este modo, el mundo
evoluciona con el tiempo, actualizando constantemente sus
potencialidades y configurándose como cosmos.

El ser humano se compone de cuerpo (materia) y alma (forma). Pero


siguiendo ahora a Platón, para Agustín de Hipona cuerpo y alma son
sustancias completas y separadas, y su unión es accidental: el hombre
es un alma racional inmortal que se sirve, como instrumento, de un
cuerpo material y mortal; el santo llegó incluso a usar algunas veces el
símil platónico del jinete y el caballo. Dotada de voluntad, memoria e
inteligencia, el alma es una sustancia espiritual simple e indivisible,
cualidades de las que se desprende su inmortalidad, ya que la muerte es
descomposición de las partes.

Tal concepto crearía dificultades y dudas en San Agustín a la hora de


establecer el origen del alma (siempre rechazó la noción platónica de la
preexistencia) y conciliarlo con el dogma del pecado original. Si el alma
era generada por los padres al igual que el cuerpo (generacionismo), se
entendía que el pecado original se transmitiese a los descendientes,
pero, siendo simple e indivisible, ¿cómo podía el alma pasar a los hijos?
Y si el alma era creada por Dios en el instante del nacimiento
(creacionismo), ¿cómo podía Dios crear un alma imperfecta, manchada
por el pecado original?

Para San Agustín, fe y razón se hallan profundamente vinculadas: sus


célebres aforismos "cree para entender" y "entiende para creer",
significan que la fe y la razón, pese a la primacía de la primera, se
iluminan mutuamente. Mediante la sensación y la razón podemos llegar
a percibir cosas concretas y a conocer algunas verdades necesarias y
universales, pero referidas a fenómenos concretos, temporales. Sólo
gracias a una iluminación o poder suplementario que Dios concede al
alma, a la razón, podemos llegar al conocimiento racional superior, a la
sabiduría. Por otra parte, un discurso racional correcto necesariamente
ha de conducir a las verdades reveladas.

De este modo, la razón nos ofrece algunas pruebas de la existencia de


Dios, de entre las que destaca en San Agustín el argumento de las
verdades eternas. Una proposición matemática como, por ejemplo, el
teorema de Pitágoras, es necesariamente verdadera y siempre lo será;
el fundamento de tal verdad no puede hallarse en el devenir cambiante
del mundo, sino en un ser también inmutable y eterno: Dios. Dios posee
todas las perfecciones en grado sumo; Agustín destaca entre sus
atributos la verdad y la bondad (por influjo de la idea platónica del bien),
aunque establece la inmutabilidad como el atributo del que derivan
lógicamente los demás. La influencia de Platón se hace de nuevo
patente en el llamado ejemplarismo de San Agustín: Dios posee el
conocimiento de la esencia de todo lo creado; las ideas de cada ser en
la mente divina son como los modelos o ejemplos a partir de los cuales
Dios creó a cada uno de los seres.

11.1.3.ÉTICA Y POLÍTICA

El hombre aspira a la felicidad, pero, conforme a la doctrina cristiana, no


puede ser feliz en la tierra; durante su existencia terrenal debe practicar
la virtud para alcanzar la salvación, y gozar así en la otra vida de la
visión beatífica de Dios, única y verdadera felicidad. Aunque para la
salvación es necesario el concurso de la gracia divina, la práctica
perseverante de las virtudes cardinales y teologales es el camino que ha
de seguir el hombre para alejarse de aquella tendencia al mal que el
pecado original ha impreso en su alma.
Agustín de Hipona entiende el mal como no-ser, como carencia de ser.
Siguiendo la tesis ejemplarista, el mundo y los seres que lo forman son
buenos en cuanto que imitación o realización, aunque imperfecta, de las
ideas divinas; no podemos culpar a Dios de sus carencias, ya que Dios
les dio el ser, no el no-ser. Del mismo modo, las malas acciones son
actos privados de moralidad; Dios no puede sino permitir que se
cometan, pues lo contrario implicaría retirar al alma humana su libre
albedrío.

Las ideas políticas de Agustín de Hipona deben situarse en el contexto


de la profunda crisis que atravesaba el Imperio romano y de la
acusación lanzada por los paganos de que el cristianismo era la causa
de la decadencia de Roma. San Agustín respondió trazando en La
ciudad de Dios una filosofía de la historia; la palabra "ciudad" ha de
entenderse en esta obra no como conjunto de calles y edificios, sino
como el vocablo latino civitas, es decir, la población o habitantes de una
ciudad. Entendiendo el término en tal sentido, para San Agustín la
historia de la humanidad es la de una lucha entre la ciudad de Dios y la
ciudad terrena, la ciudad del bien y la del mal. Entre los moradores de la
ciudad terrenal impera "el amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios";
en la ciudad de Dios, "el amor a Dios hasta el deprecio de sí mismo".

Remontándose a los ángeles y a Adán y Eva y descendiendo por la


Biblia hasta llegar a Jesucristo y a su propia época, Agustín de Hipona
expone el desarrollo de esta constante pugna. La ciudad de Dios se
inició con los ángeles, y la terrena, con Caín y el pecado original. La
historia de la humanidad se divide en dos grandes épocas: la primera,
desde la caída del hombre hasta Jesucristo, preparó la redención; la
segunda, desde Jesucristo hasta el fin del mundo, cumplirá y realizará la
redención, pues el conflicto entre ambas ciudades proseguirá hasta que,
ya en el fin de los tiempos, triunfe definitivamente la ciudad de Dios.

Desde tal amplia perspectiva, la situación crítica del Imperio romano (en
el que San Agustín ve un instrumento de Dios para facilitar la
propagación de la fe) es solamente otro momento de esa lucha, y más
debe atribuirse su crisis a la pervivencia del paganismo entre los
ciudadanos que a la cristianización; una Roma plenamente cristiana
podría pasar a ser un imperio espiritual y no meramente terrenal. Junto
al núcleo que la motiva, se halla en esta obra su concepto de la familia y
la sociedad como positivas derivaciones de la naturaleza humana (no
como resultado de un pacto), así como la noción del origen divino del
poder del gobernante.

Por su vasta y perdurable irradiación, puede afirmarse que Agustín de


Hipona figura entre los pensadores más influyentes de la tradición
occidental; es preciso saltar hasta Santo Tomás de Aquino (siglo XIII)
para encontrar un filósofo de su misma talla. Toda la filosofía y la
teología medieval, hasta el siglo XII, fue básicamente agustiniana; los
grandes temas de San Agustín -conocimiento y amor, memoria y
presencia, sabiduría- dominaron la teología cristiana hasta la escolástica
tomista. Lutero recuperó, transformándola, su visión pesimista del
hombre pecador, y los seguidores de Jansenio, por su parte, se
inspiraron muy a menudo en el Augustinus, libro en cuyas páginas se
resumían las principales tesis del filósofo de Hipona.

11.2. TOMÁS DE AQUINO

Santo Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccaseca (Italia) el año


1225. Fue hijo de los condes de Aquino recibe la primera educación
religiosa y científica en la abadía de Montecasino, para pasar después a
la universidad de Nápoles. Allí el contacto con fray Juan de San Juliano
fue causa de que, a sus dieciséis años, frecuentase la comunidad de los
hermanos predicadores, siendo el principio de su vocación a la vida
apostólica. A los diecinueve años ingresa en la Orden de Predicadores.

Esta opción juvenil de Sto. Tomás deberá ratificarla más de una vez;
primero, frente a su aristocrática familia que, de novicio, le secuestra y le
pone en calabozo durante seis meses en el castillo de Roccaseca; y,
posteriormente, frente a los maestros de París, que no le permiten la
docencia en la universidad por su condición de fraile mendicante.

11.2.1.TOMÁS DE AQUINO EN PARÍS

Por indicación de Fray Juan Teutónico, Maestro de la Orden, termina sus


estudios en París y Colonia, bajo la guía de Fray Alberto Magno, quien le
convence de la necesidad de profundizar en Aristóteles, el filósofo de la
razón, la razón es don de Dios y a él debe ordenarse.

A los treinta y dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de


teología de París. En Tomás, la Palabra de Dios en la Escritura tiene la
primacía sobre las otras ciencias, y hace de la oración la fuente más
fecunda de sus investigaciones. Mientras permanece en París, Tomás y
los hermanos Predicadores elaboran en comunidad filosofía y teología,
para después hacerla presente en la universidad.

11.2.2.OBRAS TEOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS

Escribió muchas obras la cuales se destacaban por su profundidad,


admirando a maestros y estudiantes por la claridad, la distinción, la
sutileza y la verdad con que procedía en la explicación de tantas y tan
distintas materias, como son de ver en los cuatro grandes libros que
escribió sobre el Maestro de las Sentencias.

En estos años dio de sí tales muestras arguyendo, discutiendo y


respondiendo que, según el sentir de la universidad, sólo Dios podía dar
tanto ingenio, y así era en verdad. Por toda Europa volaba su fama,
llevada por los que de todas partes iban a estudiar a la Sorbona y luego
regresaban a sus tierras cantando la sabiduría del maestro. Después de
París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre otras
muchas obras la Suma Teológica.

Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova el 7 de marzo


de 1274 cuando iba de camino al concilio de Lyon. Fue canonizado el
dieciocho de julio de 1323 por Juan XXII. San Pío V, el once de abril de
1567, lo declaró Doctor de la Iglesia. León XIII, el cuatro de agosto de
1880, lo proclamó patrón de todas las universidades y escuelas
católicas.

12. OBRAS DE LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA (SAN AGUSTÍN Y


SANTO TOMÁS DE AQUINO)

 SOBRE LA FELICIDAD (SAN AGUSTÍN): Este texto retoma y reivindica


la tradición antigua de los tratados de vita beata, tan bellamente
desarrollada por autores como Séneca o Cicerón. En el caso del padre
de la Iglesia, la travesía que conduce a la felicidad pasa por reconocer
las doctrinas fallidas, erróneas, por las que se dejó seducir en su
juventud hasta encontrar en Platón el camino seguro, pero cristianizado,
hacia la filosofía. El tratado desarrolla dos metáforas muy persuasivas: la
del mar, en el que cabe naufragar, pero también navegar con rumbo
cierto hasta un puerto seguro; la de la montaña, en la que muchos se
despeñan, pero algunos, los sabios felices, logran que su espíritu repose
contemplativamente.

 LA CIUDAD DE DIOS I: LIBROS I - VII (SAN AGUSTÍN): San Agustín


es una de las personalidades más fascinantes y complejas de la historia
del cristianismo. Una de sus más importantes obras es, sin duda, La
ciudad de Dios, redactada en los años de la toma de Roma en manos de
los visigodos. En ella se establece por vez primera la idea del paralelo
entre Estado divino y Estado terrenal, de gran influencia histórica en la
política y las leyes de la historia occidental.
En su parte inicial, san Agustín refuta las acusaciones de que Roma
hubiera caído por el efecto pernicioso del cristianismo, al tiempo que
censura el paganismo y el culto a muchos dioses. El autor recurre a
multitud de ejemplos de la historia de Roma, que demuestra conocer
muy bien. La segunda parte del libro está dedicada a su tema principal,
la divina providencia, y su presencia en la historia de la humanidad. En
ella se contraponen la ciudad espiritual, creada por Dios y construida por
los que creen en Él, y la ciudad terrenal, fundada por el egoísmo
mundano y la injusticia.

 LA CIUDAD DE DIOS II: LIBROS VIII – XV (SAN AGUSTIN): Es una de


las personalidades más fascinantes y complejas de la historia del
cristianismo. Una de sus más importantes obras es, sin duda, La ciudad
de Dios redactada en los años de la toma de Roma a manos de los
visigodos. En ella se establece que por vez primera la idea del paralelo
entre Estado divino y Estado terrenal, de gran influencia histórica en la
política y las leyes de la historia occidental.

Este volumen incluye los libros VIII-XV, en los que inicialmente


demuestra la inutilidad de los dioses tradicionales romanos, debate
sobre teología con los filósofos, sobre todo platónicos, y razona que los
espíritus buenos desean adorar a un solo Dios. Finalmente, emprende
su explicación cristiana de la historia, que comienza con el origen de la
ciudad de Dios, de la creación del mundo al pecado original, y continúa
con la relación de las dos ciudades: la de Dios y la terrenal.

 LA CIUDAD DE DIOS III: LIBROS XVI – XXII: Es una de sus más


importantes obras es, sin duda, La ciudad de Dios, redactada en los
años de la toma de Roma a manos de los visigodos. En ella se
establece por primera vez la idea del paralelo entre Estado divino y
Estado terrenal, de gran influencia histórica en la política y las leyes de
la historia occidental.

Este volumen, que incluye los libros XVI-XXII, cierra la publicación


íntegra de esta obra, culminando así la labor de Rosa Mª Marina Sáez
con una espléndida traducción exhaustivamente anotada. En esta última
parte, Agustín de Hipona recurre a la historia bíblica para explicar la
evolución entre la ciudad de Dios y la terrenal; y a continuación
recapitula todo lo dicho en la obra antes de acometer por último las
finalidades de ambas ciudades: el juicio final, el infierno y el cielo.

 SOBRE EL MAL (SAN AGUSTIN): Nadie en la edad del juicio será


capaz de negar la omnipresencia del mal en el mundo: todos los días
vemos sucederse catástrofes y calamidades que siembran dolor y
muerte; no menos notoria es la contumacia con la que los hombres
dañan, injurian, hieren, matan. Los infamantes deseos de los hombres,
su turbia primacía respecto de la voz de la razón, obsesionaron a San
Agustín, que veía en ellos el manantial del que brota el mal. El filósofo y
padre le hizo frente al gran desafío intelectual que aquella
omnipresencia, la del mal, supone para el pensamiento cristiano: ¿cómo
absolver no ya al hombre, sino a Dios, al buen Dios?

 LAS CONFESIONES (SAN AGUSTIN): Las confesiones son un diálogo


de Agustín con Dios y son el fruto de su vida de oración, de sus
meditaciones sobre las Sagradas Escrituras y de sus desvelos
apostólicos por servir de ejemplo a sus hermanos en la fe. También son
una obra histórica que reproduce fielmente las etapas de la conversión
de Agustín a la fe cristiana, una «conversión» en el sentido psicológico
del término, es decir, de un cambio en la manera de pensar, de vivir y de
ser, y una conversión en el sentido moral de la palabra, es decir, de la
ruptura total con la vida anterior, del arrepentimiento de los pecados
cometidos en el pasado; y de una conversión en el sentido teológico y
espiritual de la palabra, es decir, en la vuelta a Dios por medio de la
aceptación libre y voluntaria de la fe cristiana y en la entrada en la
Iglesia institucional. Es una de las obras cumbres y permanentes del
espíritu humano porque trata del drama del hombre en su relación con la
divinidad, con un Dios invisible, pero siempre presente en su obra, que
no es la razón humana, ni la verdad abstracta, sino la verdad sustancial,
Dios omnisciente y omnipresente.

 SOBRE LA MENTIRA (SAN AGUSTÍN): Con frecuencia se tiende a


creer que las mentiras pueden ser inocentes, o piadosas, o que cabe
ponerlas al servicio de fines benévolos, y que por lo tanto si los fines son
buenos los medios son al menos discutibles. En este inteligente ensayo,
San Agustín no es tan complaciente con la mendacidad, que para él es
divisa de corrupción y muerte espiritual, salvo en muy contadas
ocasiones. La lealtad a la verdad, poco frecuente entre quienes se hallan
demasiado lubricados por las pasiones corporales, es el único camino
seguro que conduce a la salvación del alma. Pero si no se confía en la
trascendente superioridad del alma respecto del cuerpo se sucederán
los equívocos sobre la propia verdad. Un tratado preciso, inteligente,
riguroso y rigorista sobre la mentira.

 LA BUSQUEDA DE LA VERDAD (SAN AGUSTIN DE HIPONA): La


turbulenta niñez y adolescencia de San Agustín dejó paso, según nos lo
cuenta él mismo, a una primera juventud ciertamente tórrida, en la que
con frecuencia confundió la búsqueda de esposa con la satisfacción de
necesidades algo más primarias. Sin embargo, en esa primera juventud,
primero en Roma y más tarde en Milán, se dedicó también, cuando sus
pulsiones se lo permitían, a la búsqueda de la verdad. Confundió
muchas veces el camino, unas veces entre los oradores, otras entre los
maniqueos, pero al menos descubrió que la vida no tenía sentido, si no
se encaminaba a encontrarla. Creyó alcanzarla en vida, y esto le hizo
merecedor de la fulminante condena de Nietzsche, pero la condena y la
salvación pertenecen ambas al mismo registro histórico.
 SOBRE LA MEMORIA (AGUSTIN SANTO OBISPO DE HIPONA): La
memoria es una de nuestras facultades más misteriosas: contiene
siempre más de lo que nuestra conciencia alumbra, es fidedigna e infiel
a partes iguales, nunca informa por sí misma de lo que en ella es
recepción o más bien reconstrucción nuestra.

 CAMINO DE CONVERSION (AGUSTIN SANTO OBISPO DE HIPONA):


El largo y sinuoso camino hacia la conversión, salpicado de obstáculos
ante los que muchos desisten, lo describe San Agustín con un detallismo
autobiográfico capaz de encender incluso al ánimo más escéptico. Hay
quienes encuentran siempre en el exterior a los enemigos más feroces,
tales que sirven de pretexto para no emprender el camino recto y
caminar con paso resuelto por su firme, ya se llamen aquellos
maniqueos, o rétores, o todavía más sencillo, los amigos de las
tabernas. San Agustín no es amigo de esta clase de enjuagues.
Consciente de que son muchos los peligros que hay al acecho, recuerda
en todo momento que solo individualmente, en un proceso de
autoconciencia marcado por la culpa (y la esperanza de redención), se
es capaz de derrotar al verdadero enemigo: el yo de todas las
vanidades.

 SOBRE LA MÚSICA (AGUSTIN SANTO OBISPO DE HIPONA): Se


trata de un diálogo de inspiración neoplatónica en el que se concibe la
música como una de las disciplinas que conducen a la contemplación
filosófica y, en último término, a la teología. En su original combinación
de doctrina tradicional y posiciones individuales, constituye uno de los
eslabones más importantes en la cadena de transición de la filosofía
antigua, pitagórico-platónica, al mundo medieval cristiano.

 SOLILOQIOS (SAN AGUSTIN DE HIPONA): Abordan las grandes


cuestiones de la vieja sabiduría greco-romana con la profundidad y con
la fe de San Agustín de Hipona, un intelectual sin precedentes.

 DEL GOBIERNO DE LOS PRÍNCIPES (TOMAS DE AQUINO): Tiene


especial interés entre las demás obras de Santo Tomás de Aquino
porque encontramos resumidas en él las ideas del Santo Doctor sobre
un problema que siempre exige la atención de todos los estudiosos: El
Estado. Especie de tratado de sociología, donde el gran teólogo y
filósofo medieval condensa sus ideas sobre la sociedad y la autoridad
política, "Del Gobierno de los Príncipes" aparece en una traducción tan
fiel y castiza como poco conocida en nuestros días: la de Don Alonso
Ordoñez das Seyjas y Tobar, compuesta en 1624.

 CUESTIONES DISPUTADAS SOBRE EL MAL (SANTO TOMAS DE


AQUINO): Las Cuestiones disputadas sobre el mal, obra auténtica de
Santo Tomás, escrita aproximadamente a la edad de 45 años, es
considerada como el mapa del mal por excelencia: una guía descriptiva
para orientación del hombre mundano del Medievo y de la vida moderna,
acerca de los obstáculos que debe evitar para alcanzar la santidad.

 CUESTIONES DISPUTADAS SOBRE LA VERDAD (TOMO I) (TOMAS


DE AQUINO): sus comentarios teológicos, filosóficos y bíblicos se
encuentran las disputationes, resultado de una Universidad del siglo XIII.
Las Cuestiones disputadas sobre la verdad (fruto de la primera estancia
de Santo Tomás en París, entre 1256-1259), son uno de los escritos de
referencia para conocer el pensamiento del Aquinate, en el que se tratan
variados temas que se pueden ordenar en dos grupos: aquellos
referidos a la verdad y el conocimiento (qq. 1-20), y los referidos al bien,
el objeto del querer y los niveles apetitivos (qq. 21-29). En conjunto, son
229 artículos a lo largo de 29 cuestiones de desigual extensión. Esta
edición en dos volúmenes es la primera traducción completa al
castellano del De veritate, resultado de un proyecto iniciado en 1996.

 ANTROPOLOGÍA: TEXTOS ESCOGIDOS DE LA SUMA TEOLOGICA


(SANTO TOMAS DE AQUINO): La Suma Teológica es la obra más
madura de Tomás de Aquino, y la más famosa de toda la teología
medieval. Su autor subraya en ella las propiedades del ser (unidad,
verdad, bondad y belleza), y la primacía de la libertad humana como
marco de su pensamiento. Se selecciona en este pequeño volumen
varios de sus mejores textos antropológicos, de gran influencia en la
historia del pensamiento universal. Tomás de Aquino (1224-1274) es
considerado uno de los grandes filósofos y teólogos de todos los
tiempos. Perteneció a la Orden de Predicadores, promovió la filosofía
aristotélica y enseñó Teología en la Universidad de París. Es autor, en
especial, de la Summa Theologiae y de la Summa contra gentiles.
Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia católica.

 DEL ENTE Y DE LA ESENCIA DEL REINO (TOMAS DE AQUINO): Son


textos breves cuyo número la crítica ha ido depurando y que abarcan
varios temas y distintas fechas de composición. Del ente y de la esencia
es una de las primeras piezas de Aquino en la que expone los
principales temas de la metafísica aristotélica con el apoyo de los
comentadores árabes y judíos, resultando así una introducción y un
compendio de la parte ontológica de la Filosofía perenne. Del reino, en
cambio, está compuesto más tarde, y en él Tomás trata de conciliar la
concepción política de la tradición medieval con los principios
naturalistas aristotélicos tal como los lee en la Ética y la Política de
Aristóteles.
 ERRORES DE JUVENTUD (SAN AGUSTIN DE HIPONA): Es conocido
entre todos que San Agustín fue uno de los padres de la Iglesia, que sus
escritos determinaron la conformación del cristianismo según lo
conocemos, que su platonismo fue severamente criticado por
Nietzsche…Sin embargo, además de todo eso, San Agustín fue niño, y
adolescente, y joven, y en ese periodo de su vida cometió muchos
errores y actuó indecorosa e inconscientemente. El santo nos cuenta en
su autobiografía cómo fueron esos años turbulentos, sobre qué discurría
su pensamiento y qué deseaba su carne. Su narración es espontánea,
fresca y muy directa, libre de tenebrosas moralinas, y nos invita a
acompañarle en el tortuoso camino que nos aleja, sin conseguirlo nunca
del todo, del mal.

 EXPOSICIÓN DE LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES (TOMAS DE


AQUINO): Tomás de Aquino redactó el comentario a una hasta entonces
ignorada obra de Aristóteles, la Política, pues, aunque el conjunto de los
escritos del filósofo griego ya se conocía y comentaba en árabe desde el
siglo IX, sin embargo, el islam medieval desconoció ese importante
tratado. Aprovechando la novedosa traducción greco-latina de Guillermo
de Moerbeke, afrontó esa tarea con la audacia de un pionero intelectual.
La auténtica recepción de la Política, que marcaría el desarrollo de la
vida civil en Europa y volvería plantear la democracia como el mejor
régimen político, fue, pues, mérito del gran filósofo y teólogo italiano. La
presente edición ha buscado ofrecerlos al lector del mejor modo posible
mediante las siguientes novedades: basando la traducción castellana en
la edición crítica leonina y acompañándola de una amplia introducción y
una cuidada anotación filológico-filosófica, así como de tres índices y un
léxico trilingüe.

13. CONCLUSIONES

 La filosofía de S. Agustín es un esfuerzo por seguir a los platónicos todo


lo que le permita la fe católica.
 San Agustín sabía que la razón religiosa se alcanza con la Fe y la razón
de la filosofía se alcanza con la razón.
 El pensamiento Agustino tuvo una enorme influencia durante la edad
media y predomino hasta la aparición en el siglo XIII de Santo tomas de
Aquino.
 Para tomas de Aquino dios es el motor de todos y para todos a
diferencia de Aristóteles para Tomas el alma es eterna.
 Tomás de Aquino consideraba que fe y razón constituían dos campos de
conocimiento diferentes. Sin embargo, deja lugar para un espacio común
en el que la fe y la razón se interrelacionan.
 Los planteamientos de Santo Tomás se contraponen a los de San
Agustín. Así, ante el conflicto entre la fe y la razón, para San Agustín la
fe adquiría relevancia, mientras que San Tomás buscaba una respuesta
científica que no objetara los postulados bíblicos.
 Ambos autores no solamente construyeron las bases de la filosofía
cristiana, en tanto teólogos, sino que estructuraron el pensamiento
filosófico.

14. BIBLIOGRAFÍAS
I. https://www.lavanguardia.com/libros/genero/filosofia-medieval/
page-6

II. https://www.pasajeslibros.com/libros/materias/espanol/ciencias-
humanas-y-sociales/filosofia/filosofia-medieval-desde-el-siglo-i/
0412/

III. https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/2323/Agustin
%20de%20Hipona

IV. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/agustin.htm

V. https://www.dominicos.org/quienes-somos/grandes-figuras/
santos/biografia-tomas-de-aquino/

VI. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tomas_deaquino.htm

VII. https://www.publico.es/psicologia-y-mente/los-filosofos-mas-
importantes-de-la-edad-media/

VIII. https://www.significados.com/filosofia-medieval/

IX. https://www.unprofesor.com/ciencias-sociales/filosofia-medieval-
resumen-corto-3694.html

X. https://www.significados.com/filosofia-medieval/

XI. https://mediocratesfilosofia.blogia.com/2008/043008-la-filosof-a-en-
la-edad-media-introducci-n..php

XII. http://medievalias.blogspot.com/2011/02/introduccion-la-filosofia-
medieval.html

XIII. https://www.arteguias.com/filosofiamedieval.htm
XIV. https://www.publico.es/psicologia-y-mente/los-filosofos-mas-
importantes-de-la-edad-media/

XV. https://www.filosofia.org/enc/ros/filos13.htm

También podría gustarte