2016 HC
2016 HC
Sentencia 429/2020
RAZÓN DE RELATORÍA
En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 4 de agosto de
2020, los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales,
Ramos Núñez y Espinosa-Saldaña Barrera han emitido, por mayoría, la
siguiente sentencia, que declara IMPROCEDENTE e INFUNDADA la
demanda de habeas corpus que dio origen al Expediente 05398-2016-
PHC/TC.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 05398-2016-PHC/TC
LAMBAYEQUE
J.J.A.L., REPRESENTADO POR
ELIZABETH LINARES POSITO
En Lima, a los 4 días del mes de agosto de 2020, el Pleno del Tribunal Constitucional,
integrado por los señores magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa, Miranda Canales,
Blume Fortini, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera pronuncia la siguiente
sentencia con el abocamiento del magistrado Ramos Núñez, conforme al artículo 30-A del
Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. Asimismo, se agrega el fundamento de
voto del magistrado Espinosa-Saldaña Barrera; y los votos singulares de los magistrados
Blume Fortini y Sardón de Taboada.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Elizabeth Linares Posito contra
la resolución de fojas 216, de fecha 4 de octubre de 2016, expedida por la Tercera Sala Penal
de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, que declaró improcedente
la demanda de habeas corpus de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 16 de agosto de 2016, doña Elizabeth Linares Pósito Simón interpone
demanda de habeas corpus a favor de su hijo J.J.A.L. y la dirige contra la jueza del Primer
Juzgado Especializado de Familia, doña Carmen Isabel Dávila Lombardi. Solicita que se
declare nulo todo lo actuado desde la Resolución 16, de fecha 15 de junio de 2016, que señaló
que el 5 de julio de 2016 se lleve a cabo la diligencia de lectura de sentencia en el proceso
que se le sigue al beneficiario por infracción a la ley penal por actos contra el pudor en agravio
de una menor de edad, y la nulidad de la Resolución 20, de fecha 27 de julio de 2016,
mediante la cual se declaró reo contumaz al menor de edad y se dispuso que se oficie a la
autoridad policial para su ubicación y retención a fin de que se proceda con realizar la
diligencia de lectura de sentencia (Expediente 1090-2015-0-1706-JR-FP-01). Alega la
vulneración del derecho de defensa y a la debida motivación de las resoluciones judiciales.
La recurrente sostiene que el proceso penal que se instauró contra el menor beneficiario
ha trasgredido su derecho de defensa, debido a que no se notificaron en su domicilio real las
resoluciones que citaban al menor favorecido a las diligencias para la lectura de sentencia y
que dicho error se mantuvo hasta el 27 de julio de 2016, cuando la policía le informó que su
menor hijo tiene un mandato de conducción compulsiva al juzgado por no haberse presentado
a la diligencia de lectura de sentencia.
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De otra parte, añade que la acción seguida contra el favorecido ha prescrito, pues los
supuestos hechos que se le imputan ocurrieron en el mes de enero del año 2014, como señala
la madre de la supuesta menor agraviada, con su declaración testimonial. Por consiguiente,
resulta de aplicación al caso el artículo 222º del Código de los Niños y Adolescentes, antes
de su modificatoria, por lo que operó la prescripción de la acción. Sin embargo, al resolver
la prescripción deducida, aplicaron erróneamente las modificatorias del precitado artículo.
El procurador público adjunto a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial, al
contestar la demanda, indica que por la Resolución 16 se señaló fecha para la lectura de
sentencia; sin embargo, pese a haber sido debidamente notificado el menor favorecido, no
concurrió en dos oportunidades a dicha diligencia, por lo que el juez decidió ordenar su
ubicación y captura. Por consiguiente, pudo ejercer su derecho de defensa y lo que en realidad
se pretende es evitar la acción de la justicia.
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare nulo todo lo actuado desde la Resolución 16,
de fecha 15 de junio de 2016, en el proceso por infracción a la ley penal, actos contra
el pudor en agravio de una menor de edad, seguido contra el menor de edad de iniciales
J.J.A.L.; y nula la Resolución 20, de fecha 27 de julio de 2016 que declara reo contumaz
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2. La Constitución Política del Perú establece en el artículo 200, inciso 1, que mediante
el habeas corpus se protege tanto la libertad individual como los derechos conexos a
ella; no obstante, no cualquier reclamo que alegue afectación del derecho a la libertad
individual o derechos conexos puede reputarse efectivamente como tal y merecer
tutela, pues para ello es necesario analizar previamente si tales actos denunciados
vulneran el contenido constitucionalmente protegido del derecho tutelado por el habeas
corpus.
6. Por tales consideraciones, este Tribunal no puede determinar que el hecho atribuido al
menor favorecido ocurrió en el mes de enero de 2014 y que no es de perpetración
continuada, pues dicho pronunciamiento excede la competencia de la justicia
constitucional por tratarse de aspectos que deben ser evaluados de modo exclusivo por
la judicatura ordinaria. Por lo tanto, respecto a lo señalado en los fundamentos 2 al 6
supra, corresponde el rechazo de la demanda en aplicación de la causal de
improcedencia contenida en el artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional,
pues la reclamación de la recurrente (hechos y petitorio) no está referida al contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la libertad personal tutelado por el habeas
corpus.
8. Este Tribunal aprecia que, mediante las resoluciones 16, 17 y 19 (fojas 165, 167 y 176,
respectivamente), se señaló fecha para la lectura de sentencia y se programó dicha
diligencia. Al respecto, en reiterada jurisprudencia se ha señalado que no se produce la
amenaza o vulneración del derecho a la libertad personal cuando se procede a la
citación para la lectura de sentencia y que la citación de las partes a la audiencia de
lectura no significa por sí misma, un adelanto de opinión o una amenaza cierta e
inminente de la libertad personal; pues el procesado, en tanto tal, está en la obligación
de acudir al local del juzgado cuantas veces sea requerido, para los fines que deriven
del propio proceso.
Este último instrumento internacional establece que ‘toda persona tiene derecho a ser
oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter’. En ese sentido, está fuera de toda duda que el contenido del
derecho al plazo razonable del proceso despliega sus efectos jurídicos a todo tipo de
proceso o procedimiento penal, civil, laboral, administrativo, corporativo, etc.”
(Fundamento jurídico 2).
11. Asimismo, el artículo X del Código de los Niños y Adolescentes estipula que el Estado
debe garantizar un sistema de justicia especializada para los niños y adolescentes, y
que los casos sujetos a resolución judicial serán tratados como problemas humanos. En
ese sentido, corresponde a los órganos encargados de impartir justicia que las
decisiones a adoptarse tengan como sustento dicho interés superior para asegurar la
efectividad de los derechos fundamentales de los menores.
12. Sobre la prescripción de la acción, el artículo 222 del Código de los Niños y
Adolescentes consagraba, al momento de la comisión de la infracción, que “la acción
judicial prescribe a los dos años de cometido el acto infractor (…) El adolescente
contumaz o ausente estará sujeto a las normas contenidas en el ordenamiento procesal
penal”.
13. En esa línea, el inciso 1 del artículo 79 del Código Procesal Penal señala que “el Juez,
a requerimiento del Fiscal o de las demás partes, previa constatación, declarará
contumaz al imputado cuando: a) de lo actuado aparezca evidente que, no obstante
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favorecido fue declarado reo contumaz y que mantiene conducta evasiva del
proceso.
15. Este Tribunal considera que este extremo de la demanda debe ser desestimado por los
siguientes motivos:
16. En este sentido, este Tribunal considera que la Ley N. º 26641, que dispone la
suspensión de los plazos de prescripción de la acción penal para los reos contumaces,
sólo puede ser de aplicación en caso la misma no resulte vulneratoria del derecho al
plazo razonable del proceso.
17. Para determinar si, en cada caso concreto, se ha producido o no la violación del derecho
al plazo razonable del proceso o a ser juzgado dentro de un plazo razonable, este
Tribunal Constitucional ha adoptado criterios (Cfr. EXP. N.° 5350,-2009-PHC; 4144-
2011-PHC; 295-2012-PHC/TC) para determinar la razonabilidad del plazo del proceso
que consisten en:
(ii) La actividad procesal del interesado: siendo relevante a este respecto distinguir
entre el uso regular de los medios procesales que la ley prevé y la llamada defensa
obstruccionista caracterizada por todas aquellas conductas intencionalmente
dirigidas a obstaculizar la celeridad del proceso, sea la interposición de recursos
que, desde su origen y de manera manifiesta, se encontraban condenados a la
desestimación, sea las constantes y premeditadas faltas a la verdad que desvíen
el adecuado curso de las investigaciones, entre otros. En todo caso, corresponde
al juez penal demostrar la conducta obstruccionista del procesado.
18. Analizando cada una de las reglas señaladas, en el presente caso advertimos lo
siguiente:
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19. Por consiguiente, de lo expuesto se advierte que es la propia actividad del interesado,
como consecuencia de su renuencia a presentarse ante el órgano judicial competente,
la que ha dilatado hasta el momento la duración del proceso por infracción a la ley
penal seguido en su contra, de lo que se desprende que no se han vulnerado los derechos
constitucionales alegados.
20. Así pues, es posible afirmar en el presente caso, la declaración de contumacia del
adolescente infractor en virtud de la Ley N. º 26641 ha generado la suspensión del plazo
de prescripción de la acción penal en su contra, por lo que el referido plazo aún no ha
vencido.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
3. En rigor conceptual, ambas nociones son diferentes. Por una parte, se hace referencia
a "intervenciones" o "afectaciones" iusfundamentales cuando, de manera genérica,
existe alguna forma de incidencia o injerencia en el contenido constitucionalmente
protegido de un derecho, la cual podría ser tanto una acción como una omisión, podría
tener o no una connotación negativa, y podría tratarse de una injerencia
desproporcionada o no. Así visto, a modo de ejemplo, los supuestos de restricción o
limitación de derechos fundamentales, así como muchos casos de delimitación del
contenido de estos derechos, pueden ser considerados prima facie, es decir, antes de
analizar su legitimidad constitucional, como formas de afectación o de intervención
iusfundamental.
6. Lo primero que habría que señalar en este punto es que es que el hábeas corpus surge
precisamente como un mecanismo de protección de la libertad personal o física. En
efecto, ya desde la Carta Magna inglesa (1215), e incluso desde sus antecedentes
(vinculados con el interdicto De homine libero exhibendo), el hábeas corpus tiene
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individual) como objeto protegido por el hábeas corpus, al establecer que a través este
proceso se protege básicamente a la libertad e integridad físicas, así como sus
expresiones materialmente conexas. Asume así, a mi parecer, el criterio que se
encuentra recogido por el artículo 25 del Código Procesal Constitucional, el cual se
refiere a los “derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual”, para
luego enumerar básicamente, con las precisiones que consignaré luego, diversas
posiciones iusfundamentales vinculadas con la libertad corporal o física. A esto
volveremos posteriormente.
12. En relación con la referencia al caso Chaparro Álvarez y Lapo Iñiguez vs. Ecuador,
quiero precisar, que lo que en realidad la Corte indicó en dicho caso es cuál es el
ámbito protegido el artículo 7 de la Convención al referirse a la “libertad y seguridad
personales”. Al respecto, indicó que el término “libertad personal” alude
exclusivamente a “los comportamientos corporales que presuponen la presencia física
del titular del derecho y que se expresan normalmente en el movimiento físico” (párr.
53), y que esta libertad es diferente de la libertad “en sentido amplio”, la cual “sería
la capacidad de hacer y no hacer todo lo que esté lícitamente permitido”, es decir, “el
derecho de toda persona de organizar, con arreglo a la ley, su vida individual y social
conforme a sus propias opciones y convicciones” (párr. 52). La Corte alude en este
último caso entonces a un derecho genérico o básico, “propio de los atributos de la
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14. En tal escenario, me parece evidente que la situación descrita conspiraría en contra
de una mejor tutela para algunos derechos fundamentales e implicaría una decisión
de política institucional muy desfavorable al mejor posicionamiento de las labores
puestas a cargo del Tribunal Constitucional del Perú. Y es que el diseño urgentísimo
y con menos formalidades procesales previsto para el hábeas corpus responde, sin
lugar a dudas, a que, conforme a la Constitución, este proceso ha sido ideado para
tutelar los derechos fundamentales más básicos y demandantes de rápida tutela, como
es la libertad personal (entendida como libertad corpórea) así como otros ámbitos de
libertad física equivalentes o materialmente conexos (como los formulados en el
artículo 25 del Código Procesal Constitucional).
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15. Señalado esto, considero que el objeto del hábeas corpus deber ser tan solo el de la
libertad y seguridad personales (en su dimensión física o corpórea). Asimismo, y tal
como lo establece la Constitución, también aquellos derechos que deban considerarse
como conexos a los aquí recientemente mencionados. En otras palabras, sostengo que
el Tribunal Constitucional debe mantener al hábeas corpus como un medio específico
de tutela al concepto estricto de libertad personal, el cual, conforme a lo expresado
en este texto, no está ligado solo al propósito histórico del hábeas corpus, sino
también a su carácter de proceso especialmente célere e informal, en mayor grado
inclusive que el resto de procesos constitucionales de tutela de derechos.
16. Ahora bien, anotado todo lo anterior, resulta conveniente aclarar, por último, cuáles
son los contenidos de la libertad personal y las posiciones iusfundamentales que
pueden ser protegidas a través del proceso de hábeas corpus.
17. Teniendo claro, conforme a lo aquí indicado, que los derechos tutelados por el
proceso de hábeas corpus son la libertad personal y los derechos conexos con esta, la
Constitución y el Código Procesal Constitucional han desarrollado algunos supuestos
que deben protegerse a través de dicha vía. Sobre esa base, considero que pueden
identificarse cuando menos cuatro grupos de situaciones que pueden ser objeto de
demanda de hábeas corpus, en razón de su mayor o menor vinculación a la libertad
personal.
19. En un segundo grupo encontramos algunas situaciones que se protegen por hábeas
corpus pues son materialmente conexas a la libertad personal. Dicho con otras
palabras: si bien no están formalmente contenidas en la libertad personal, en los
hechos casi siempre se trata de casos que suponen una afectación o amenaza a la
libertad personal. Aquí la conexidad se da de forma natural, por lo que no se requiere
una acreditación rigurosa de la misma. En este grupo podemos encontrar, por
ejemplo, el derecho a no ser obligado a prestar juramento ni compelido a reconocer
culpabilidad contra sí mismo, cónyuge o parientes (25.2 CPConst); el derecho a ser
asistido por abogado defensor desde que se es detenido (25.12 CPConst); el derecho
a que se retire la vigilancia de domicilio y que se suspenda el seguimiento policial
cuando es arbitrario (25.13 CPConst); el derecho a la presunción de inocencia (2.24
Constitución), supuestos en los que la presencia de una afectación o constreñimiento
físico parecen evidentes.
20. En un tercer grupo podemos encontrar contenidos que, aun cuando tampoco son
propiamente libertad personal, el Código Procesal Constitucional ha entendido que
deben protegerse por hábeas corpus toda vez que en algunos casos puede verse
comprometida la libertad personal de forma conexa. Se trata de posiciones
eventualmente conexas a la libertad personal, entre las que contamos el derecho a
decidir voluntariamente prestar el servicio militar (25.8 CPConst); a no ser privado
del DNI (25.10 CPConst); a obtener pasaporte o renovarlo (25.10 CPConst); el
derecho a ser asistido por abogado desde que es citado (25.12 CPConst); o el derecho
de los extranjeros a no ser expulsados a su país de origen, supuesto en que el Código
expresamente requiere la conexidad pues solo admite esta posibilidad “(…) si peligra
la libertad o seguridad por dicha expulsión” (25.5 CPConst).
21. En un cuarto y último grupo tenemos todos aquellos derechos que no son típicamente
protegidos por hábeas corpus (a los cuales, por el contrario, en principio les
corresponde tutela a través del proceso de amparo), pero que, en virtud a lo señalado
por el propio artículo 25 del Código Procesal Constitucional, pueden conocerse en
hábeas corpus, siempre y cuando se acredite la conexidad con la libertad personal.
Evidentemente, el estándar aquí exigible para la conexidad en estos casos será alto,
pues se trata de una lista abierta a todos los demás derechos fundamentales no
protegidos por el hábeas corpus. Al respecto, el Código hace referencia al derecho a
la inviolabilidad del domicilio. Sin embargo, también encontramos en la
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jurisprudencia algunos derechos del debido proceso que entrarían en este grupo, como
son el derecho al plazo razonable o el derecho al non bis in ídem.
22. A modo de síntesis de lo recientemente señalado, diré entonces que, con respecto al
primer grupo (los consignados en el apartado 14 de este texto), no se exige mayor
acreditación de conexidad con la libertad personal, pues se tratan de supuestos en que
esta, o sus manifestaciones, resultan directamente protegidas; mientras que en el
último grupo lo que se requiere es acreditar debidamente la conexidad pues, en
principio, se trata de ámbitos protegidos por el amparo. Entre estos dos extremos
tenemos dos grupos que, en la práctica, se vinculan casi siempre a libertad personal,
y otros en los que no es tanto así pero el Código ha considerado que se protegen por
hábeas corpus si se acredita cierta conexidad.
Me adhiero al voto singular del magistrado Sardón de Taboada, coincidiendo con los
fundamentos que en el mismo se consignan. En tal sentido, mi voto es porque se declare
FUNDADA la demanda de habeas corpus y, en consecuencia, NULO todo lo actuado desde
el 1 de setiembre de 2017, debiendo la autoridad judicial emplazada emitir pronunciamiento
sobre la prescripción de la acción penal.
S.
BLUME FORTINI
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Emito el presente voto singular, al discrepar con lo resuelto por la sentencia de mayoría.
15. Este Tribunal Constitucional considera necesario señalar que la suspensión de los plazos de
prescripción, en aplicación de la referida Ley N.º 26641 [Precisan para el Caso de los
Contumaces, la Aplicación y el Momento en que Opera el Principio Jurisdiccional de no ser
Condenado en Ausencia, del 26 de junio de 1996], en caso de mantener vigente la acción penal
ad infinitum resultaría vulneratoria del derecho al plazo razonable del proceso y en tal sentido
sería de inconstitucional aplicación. Y es que la prosecución de un proceso penal, sin ningún
límite temporal, resultaría a todas luces inconstitucional. Como ya se ha señalado, el poder
punitivo del Estado no puede ser ilimitado ni infinito.
16. En este sentido este Tribunal Constitucional considera que la Ley N.º 26641, que dispone la
suspensión de los plazos de prescripción de la acción penal para los reos contumaces, sólo puede
ser de aplicación en caso la misma no resulte vulneratoria del derecho al plazo razonable del
proceso.
Desde la fecha en que ocurrieron los hechos imputados al favorecido, el plazo prescriptorio
previsto en el artículo 222 ha sido modificado e incluso ha sido regulado en otra norma, como
se advierte del Código de Responsabilidad Penal de los Adolescentes (Decreto Legislativo
1348). No obstante, el artículo 6 del Código Penal, ha desarrollado el principio de
combinación, que establece:
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En ese sentido, cabe destacar que las normas sobre la prescripción de la acción son normas
materiales no solo porque las reglas para que opere se encuentran reguladas en el Código
Penal (artículo 80 y siguientes), sino además porque determinan los límites de la persecución
y ejecución de la pena por parte del Estado.
Dado que el menor favorecido fue declarado contumaz el 2 de setiembre de 2015, aplicando
el plazo prescriptorio establecido en el artículo 222, vigente al momento de los hechos, operó
el 1 de setiembre de 2017, cuando el favorecido aún no había sido sancionado, conforme al
Oficio Nº 1090-2015-0-1706-JR-FP-01/CSJLA-PJEF-LAMB de 29 de agosto de 2018,
remitido por el Primer Juzgado de Familia de Chiclayo al Tribunal Constitucional.
Mi voto es, pues, porque se declare FUNDADA la demanda; en consecuencia, NULO todo
lo actuado desde el 1 de setiembre de 2017, debiendo la autoridad judicial emplazada emitir
pronunciamiento sobre la prescripción de la acción penal, conforme ha quedado señalado
precedentemente.
S.
SARDÓN DE TABOADA