Santiago, diez de noviembre de dos mil veinte.
Vistos:
En autos RIT C-729-2018, RUC 1820078109-4, del Juzgado de Familia de
Colina, en autos sobre alimentos, cuidado personal y relación directa y regular,
caratulados “Alvarado con Fee”, por sentencia de cuatro de octubre de dos mil
diecinueve, se acogió parcialmente la demanda intentada por doña Anita Ester
Alvarado Muñoz, en representación de su hijo Judson William Fee Alvarado, y se
condenó al demandado don Judson William Fee, a pagar a título de alimentos en
favor de su hijo la suma equivalente a un 332,25 por ciento de un ingreso mínimo
remuneracional mensual, actualmente ascendente a $1.065.085, bajo la
modalidad que indica. Asimismo, se desestimó la demanda de cuidado personal,
tramitada conjuntamente, deducida por don Judson William Fee en favor de su
hijo, declarando que dicho cuidado será ejercido por la madre. Finalmente, se dio
lugar a la demanda de relación directa y regular interpuesta por el padre,
decretando un régimen comunicacional entre el actor y su hijo consistente en los
días sábados y domingo, sin pernoctación, cada quince días, desde las 10:00 a las
20:00 horas, ordenando que se realice en forma paralela un proceso de
psicoterapia de los padres y revinculación entre el actor y el niño, que deberá ser
realizado por el Instituto Chileno de Terapia Familiar u otro centro análogo, por el
término de seis meses, el que deberá informar de los avances, con el fin de
avanzar progresivamente a un régimen amplio que incluya pernoctación.
Se alzó el alimentante y una sala de la Corte de Apelaciones de Santiago,
por resolución de veinte de mayo último, la confirmó.
En contra de este pronunciamiento el demandado de alimentos y
demandante de cuidado personal y relación directa y regular dedujo recurso de
casación en el fondo, que pasa a analizarse.
Se ordenó traer los autos en relación.
Considerando:
Primero: Que, luego de exponer los antecedentes del juicio, el recurrente
denuncia la infracción de los artículos 329 y 330 del Código Civil, en relación con
el artículo 32 de la Ley N° 19.968, pues se condenó al recurrente a pagar, a título
de alimentos, una pensión que vulnera la justa relación entre las necesidades del
alimentario y la capacidad económica del alimentante, toda vez que, a pesar de
haberse acreditado que las necesidades del niño ascienden a la suma de
$738.462 mensuales, se fijó como pensión de alimentos una suma que
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actualmente asciende a $1.065.085, la que es desproporcionada en relación a los
presupuestos fácticos acreditados, lo que vulnera el principio de la razón
suficiente, pues el monto aludido no tiene una justificación razonable.
Agrega que el razonamiento que llevó a la conclusión adoptada en cuanto
al quantum de la pensión de alimentos adolece de inconsistencia, sin que el fallo
logre correlacionar coherentemente las razones justificativas que sustentan su
decisión, vulnerando el deber jurídico de motivación de toda resolución judicial,
apartándose de los medios de prueba rendidos, en particular, el informe pericial
social que dio cuenta de las reales necesidades del niño.
En un segundo capítulo denunció la vulneración de los artículos 225 y 225-2
del Código Civil, en relación con el artículo 32 de la Ley N° 19.968, refiriendo que
yerra la judicatura al desestimar la demanda de cuidado personal que interpuso,
desatendiendo el cambio de paradigma que implicó la dictación de la Ley N°
20.680, que consagró la igualdad de condiciones de los padres para el ejercicio
del cuidado personal, exigiéndole al recurrente acreditar una inhabilidad en la
madre, en vez de determinar cuál de los progenitores es el más apto para ejercer
el cuidado personal del niño, al tenor de la reforma aludida.
Señala que si bien el antiguo texto del artículo 225 del Código Civil,
establecía una preferencia en favor de la madre para ejercer el cuidado personal
de los hijos cuando los padres vivían separados, debiendo el padre no custodio
acreditar alguna inhabilidad física o moral del cuidador, recurriendo a lo dispuesto
en 226 del mismo texto legal, a partir de la dictación de la Ley N° 20.680, en
observancia a los principios del interés superior del niño, de corresponsabilidad
parental, el legislador permanece neutro frente al sexo y género de los
progenitores, sin dar preferencia a ninguno de ellos, obligando a la judicatura a
decidir la atribución y ejercicio del cuidado personal sobre la base del principio
rector consistente en la satisfacción plena e integral del niño, niña o adolescente,
de conformidad con los criterios contemplados en el artículo 225-2 del Código de
Bello.
Por ello, concluye, la sentencia infringió lo dispuesto en los artículos 225 y
225-2 del Código Civil, al incorporar una exigencia que la ley no prevé para dar
lugar a la demanda de cuidado personal, consistente en exigirle al recurrente la
acreditación de una inhabilidad física y/o moral de la madre, desatendiendo el
principio rector y los criterios aludidos por el legislador.
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Finalmente, se denunció infracción a lo dispuesto en los artículos 229 del
Código Civil y 19 N° 2 de la Constitución Política de la República, en relación con
los artículos 9 y 18 N° 1 de la Convención de los Derechos del Niño y artículos 16
y 32 de la Ley N° 19.968 y 48 de la Ley N° 16.618, pues si bien se acogió la
demanda de relación directa y regular, se estableció entre el padre y su hijo un
régimen comunicacional limitado, condicionando su avance progresivo a la opinión
y sugerencia de una institución, en circunstancias que no existe ningún
antecedente que permita concluir que dicho régimen es beneficioso para el niño,
máxime si los informes periciales incorporados dan cuenta que tiene habilidades
parentales tanto para el ejercicio del cuidado personal como para el
establecimiento de una amplia relación directa y regular, contando con todas las
condiciones materiales y económicas para ello.
Al respecto, agrega que si bien la sentencia da cuenta de una relación
intermitente entre el padre y el niño, esto se debe a los constantes
incumplimientos por parte de la madre del régimen comunicacional provisorio
decretado, no acatando las decisiones del tribunal, obstaculizando la relación con
su hijo, desatendiendo su interés superior e infringiendo el derecho-deber de
involucrarse activamente en su desarrollo integral, sin que existan argumentos
concretos para condicionar su relación a la opinión de un organismo externo.
Termina señalando cómo la infracción a los artículos mencionados influyó
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, solicitando su invalidación y, acto
seguido y sin nueva vista, se dicte el de reemplazo que acoja la demanda de
cuidado personal o, en caso de rechazarla, fije los alimentos en un monto acorde
con las necesidades que se tuvieron por probadas, estableciendo un régimen
comunicacional acorde al mérito del proceso.
Segundo: Que los hechos establecidos por la sentencia impugnada son los
siguientes:
a) Doña Anita Ester Alvarado Muñoz. chilena y don Judson William Fee,
ciudadano canadiense, tuvieron una relación sentimental que se inició en el año
2013. Producto de dicha relación, nació el 21 de marzo de 2014 el niño Judson
William Fee Alvarado, actualmente de 6 años de edad.
b) Las partes cesaron la convivencia en el mes de abril del año 2018,
quedando el niño bajo el cuidado de su madre, residiendo ambos junto a los otros
hijos de la madre, en un inmueble ubicado en la comuna de Colina, inscrito a
nombre del señor Fee.
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c) Con ocasión del cese de la convivencia se dio inicio a los autos Rit F-
241-2018, sobre violencia intrafamiliar, y a los autos Rit P-250-2018, sobre medida
de protección, ambos seguidos ante el Juzgado de Familia de Colina,
decretándose alimentos provisorios en favor del niño, por la suma equivalente a un
250 por ciento de un ingreso mínimo remuneracional mensual, equivalente a
$801.250, más los gastos de salud y un régimen comunicacional provisorio entre
el niño y su padre. Asimismo, se arribó a una solución colaborativa, sometiéndose
ambas partes a un examen toxicológico, el que arrojó resultado positivo para
consumo de alcohol, por parte de la señora Alvarado Muñoz.
d) Las necesidades actuales del niño ascienden a la suma de $738.462
mensuales, considerando alimentación, vivienda, educación, vestuario, transporte,
servicios básicos y recreación.
e) El progenitor actualmente tiene 53 años de edad, se desempeña como
gerente de geo ciencias y proyectos de la empresa Minera KGHM International
SpA, percibiendo actualmente una remuneración que asciende a $6.805.687. Es
poseedor inscrito de un inmueble ubicado en la comuna de Colina que tiene un
avalúo fiscal de $108.044.337 y en el que residió la madre junto a sus hijos, hasta
el año 2019. Asimismo, es padre de Shannon Rachel Francisco Fee, actualmente
de 23 años de edad, estudiante, que reside en Canadá.
f) La madre actualmente tiene 48 años de edad, no tienen bienes inscritos
a su nombre y desarrolla actividades informales que impiden determinar sus
ingresos. Percibe actualmente la suma de $2.045.000 por concepto de pensiones
de alimentos decretadas en favor de sus hijos. Vive en la actualidad junto a cinco
de sus hijos en un inmueble ubicado en la comuna de La Florida.
g) Ambos padres se encuentran habilitados para ejercer el cuidado
personal de su hijo. Si bien la señora Alvarado Muñoz presenta ciertas debilidades
que corresponden a interferencias en el vínculo paterno filial, dicha situación no
afecta en la relación con su hijo, sin que permita explicitar un ejercicio parental
deficiente.
h) Desde que se produjo el cese de la convivencia, existen constancias de
incumplimiento del régimen de relación directa y regular provisorio por parte de la
madre, siendo apercibida en diversas oportunidades por el tribunal.
i) Los informes periciales no permiten concluir una real situación de apego
entre el niño y su padre.
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Sobre la base de lo anterior, y en lo que aquí interesa, la judicatura del
fondo acogió parcialmente la demanda de alimentos condenando al demandado a
pagar en favor de su hijo, a dicho título, la suma equivalente a un 332,25 por
ciento de un ingreso mínimo remuneracional mensual, actualmente ascendente a
$1.065.085, señalando que su quatum se determina “…ponderando las
necesidades del niño y la proyección de las mismas en un tiempo cercano por
estimar que dichas necesidades y situación económica de las partes han logrado
ser acreditadas…” de conformidad con aquellos presupuestos fácticos
anteriormente referidos.
Asimismo, se desestimó la demanda de cuidado personal deducida por don
Judson William Fee en favor de su hijo, declarando que dicho cuidado será
ejercido por la madre, señalando que “…correspondía acreditar la inhabilidad de la
actual cuidadora para ejercer el cuidado personal del niño de autos, que hicieran
conveniente para el mejor interés del niño Judson William Fee Alvarado, la
modificación de su actual cuidado personal”, agregando que la prueba pericial no
incorporada no resultó concluyente en torno a acreditar que la señora Alvarado
muñoz se encuentre inhabilitada para el ejercicio del cuidado personal de su hijo.
Finalmente, en cuanto a la demanda de relación directa y regular
interpuesta por el padre, atendido que los antecedentes probatorios no resultaron
suficientes para acreditar una real situación de apego del niño con su padre, y
siendo este un factor relevante para el desarrollo de una vinculación afectiva, se
decretó un régimen limitado y progresivo en los términos que se indicaron.
Tercero: Que en relación al primer capítulo de nulidad, es menester señalar
que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 323 del Código Civil “Los
alimentos deben habilitar al alimentado para subsistir modestamente de acuerdo a
sus posición social”.
Por su parte, el artículo 329 del mismo código señala que “En la tasación
de los alimentos se deberán tomar siempre en consideración las facultades del
deudor y sus circunstancias domésticas”, disposición que debe necesariamente
relacionarse con el artículo 330 del mismo cuerpo legal, que dispone que los
alimentos no se deben sino en la parte en que los medios de subsistencia del
alimentario no le alcancen para subsistir de un modo correspondiente a su
posición social.
Cuarto: Que, sin embargo de lo referido en la última disposición en
comento, de acuerdo a los hechos fijados por la judicatura del fondo, se advierte
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que a pesar de establecerse que las necesidades del niño ascienden en la
actualidad a la suma de $738.462 mensuales, considerando alimentación,
vivienda, educación, vestuario, transporte, servicios básicos y recreación,
acogieron la demanda de alimentos, condenando al alimentante a pagar una suma
que excede las necesidades de su hijo, sin haber expresado razones justificativas
para sustentar su decisión, vulnerando con ello, lo dispuesto en el artículo 330 del
Código Civil en relación con el artículo 32 de la Ley N° 19.968
No obsta a lo anterior que la justificación de la judicatura para fijar la
pensión de alimentos se sustente en una “…proyección de las necesidades en un
tiempo cercano”, pues dicha conclusión, además de no haber sido desarrollada
argumentativamente, excede las reglas legales antes referidas, máxime si en un
futuro, ante un eventual cambio de circunstancias, el alimentante puede solicitar la
modificación de la pensión de alimentos decretadas.
Quinto: Que, lo anterior, conduce a acoger el recurso de casación en el
fondo que se analiza, por haberse infringido los artículos 330 Código Civil y 32 de
la Ley N° 19.968, al condenar al alimentante a pagar una pensión de alimentos
que excede, en un monto considerable, las necesidades de su hijo, alejándose de
aquellos presupuestos fácticos que se tuvieron por acreditados, debiendo anularse
el fallo impugnado, dictando el de reemplazo conforme a la ley.
Sexto: Que, por otro lado, en lo que dice relación con la denuncia de
infracción a los artículos 225 y 225-2 del Código Civil, en relación con el artículo
32 de la Ley N° 19.968, por haber desestimado la demanda de cuidado personal
deducida por el señor Fee en favor de su hijo Judson, cabe señalar que, tal como
ha sido referido por esta Corte (Rol Nº 43.557-2017, N° 1.320-2018, y últimamente
en el Rol N° 8.023-2018, entre otros), la reforma introducida en materia de cuidado
personal por la Ley 20.680 supuso un conjunto de modificaciones orientadas a
perfeccionar el sistema vigente, en términos tales que fuera nítida la opción
normativa de que el eje central en torno al cual ha de girar la determinación de la
titularidad y el ejercicio del mismo, es el interés superior del niño, desplazando la
idea de atribuciones legales o derecho preferente de un padre por sobre el otro, e
incorporando instituciones como el principio de la corresponsabilidad en la crianza
y educación de los hijos, y el cuidado compartido, como una alternativa
susceptible de ser convenida por los padres, todo lo cual en perfecta coherencia
con una redefinición del derecho de los niños a mantener una relación directa y
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regular con el padre o madre no custodio, que destaca la importancia de este
derecho-deber de los padres para el pleno desarrollo de sus hijos.
En ese contexto, el nuevo artículo 225-2 del Código Civil se estableció con
el preciso objeto de explicitar un conjunto de criterios y circunstancias -ya
manejados por la doctrina y alguna legislación comparada- que el tribunal ha de
considerar y ponderar, en forma conjunta, para determinar a quién corresponde el
cuidado personal de un niño, niña o adolescente que se disputan ambos padres.
Dichos criterios son los siguientes: a) la vinculación afectiva entre el hijo y sus
padres, y demás personas de su entorno familiar; b) la aptitud de los padres para
garantizar el bienestar del hijo y la posibilidad de procurarle un entorno adecuado,
según su edad; c) la contribución a la mantención del hijo mientras estuvo al
cuidado del otro padre, pudiendo hacerlo; d) la actitud de cada uno de los padres
para cooperar con el otro, a fin de asegurar la máxima estabilidad al hijo y
garantizar la relación directa y regular, para lo cual considerará especialmente lo
dispuesto en el inciso quinto del artículo 229; e) la dedicación efectiva que cada
uno de los padres procuraba al hijo antes de la separación y, especialmente, la
que pueda seguir desarrollando de acuerdo a sus posibilidades; f) la opinión
expresada por el hijo; g) el resultado de los informes periciales que se haya
ordenado practicar; h) los acuerdos de los padres antes y durante el respectivo
juicio; i) el domicilio de los padres; j) cualquier otro antecedente que sea relevante
atendido el interés superior del hijo.
Séptimo: Que el análisis conjunto de los criterios establecidos en el artículo
225-2 del Código Civil, efectuado sobre la base de los hechos que se tuvieron por
acreditados, en particular aquellos signados con las letras a), e) y g) de la citada
disposición, señalados en la motivación segunda de la sentencia de casación,
permite concluir que si bien ambos padres son aptos para la crianza de su hijo, no
puede desconocerse que Judson ha vivido con su madre durante toda su vida,
manteniendo en la actualidad una relación óptima con ella y con sus hermanos
mayores, con un arraigo familiar y social que le ha permitido desarrollarse de
manera integral, dedicándose la madre a su cuidado en forma permanente,
antecedentes que permiten concluir que, en la actualidad, resulta más beneficioso
que se mantenga bajo su cuidado, pues de esa manera se garantiza su estabilidad
afectiva para efectos de configurar su interés superior.
Octavo: Que, en mérito de lo razonado, no se observa por parte de la
judicatura del fondo los errores de derecho denunciados, pues si bien sustentó la
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decisión de rechazar la demanda de cuidado personal al no haberse acreditado
una inhabilidad de la madre, al tenor de lo expuesto, no aparece que dicho yerro
argumentativo tenga influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, pues, con el
mérito de los hechos que se tuvieron por acreditados y aquellas argumentaciones
referidas en los acápites precedentes, se habría arribado a la misma decisión,
apareciendo más bien que dicha fundamentación buscaba asentar el hecho de
que, en la actualidad, no existen razones justificativas suficientes para alterar el
status quo, razón por la cual el recurso de casación en el fondo, en relación a este
capítulo debe ser desestimado.
Noveno: Que, finalmente, en relación a la infracción a lo dispuesto en los
artículos 229 del Código Civil y 19 N° 2 de la Constitución Política de la República,
en relación con los artículos 9 y 18 N° 1 de la Convención de los Derechos del
Niño y artículos 16 y 32 de la Ley N° 19.968 y 48 de la Ley N° 16.618, por haber
regulado un régimen comunicacional limitado entre el niño y su padre, tal como ha
señalado esta Corte (Rol N° 32.128-2015 y últimamente en el Rol N° 38.044-17) el
concepto de “interés superior del niño” puede situarse como un hito dentro del
avance progresivo global del reconocimiento jurídico a la protección general a los
Derechos Humanos, focalizados, en la especie, de manera concreta, al ámbito del
individuo en proceso de desarrollo hacia la adultez, el que toma un giro de
especial relevancia en el mundo jurídico y político al reemplazar la clásica fórmula
de protección utilizada por el derecho de la modernidad -que opera mediante la
sistematización de catálogos de prohibiciones- por una de carácter programático,
que fomenta y promociona a nivel de Estados, la adopción de acciones positivas
directas por la vía de cambios legislativos.
Conforme los contornos doctrinales referidos a la noción de interés superior
del niño, su contenido debe ser aplicado en el caso concreto como doble
herramienta: por un lado, como criterio de control, en el sentido de que el ejercicio
de los derechos y obligaciones correlativas respecto de los niños, sea
correctamente efectuado; y, como criterio de solución, en cuanto a cómo la noción
misma del interés del niño debe dirigir la decisión –en este caso jurisdiccional–
hacia la buena solución, que será aquella que coincida con su interés, concreta y
sistemáticamente apreciado.
Lo anterior exige evaluar todos los elementos del interés del niño de que se
trata, en cuanto consideración primordial y basal de la decisión que se adopte.
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Décimo: Que para ejecutar dicha labor, deben tenerse en cuenta los
criterios legislativos existentes relativos al marco del derecho de la relación directa
y regular, como los hechos establecidos en la causa, ya señalados en el motivo
sexto.
Al respecto, cabe señalar que lo primero corresponde a un “derecho-deber”,
pues se entiende que en el contexto del derecho de familia se despliegan
obligaciones recíprocas que se constituyen al mismo tiempo como privilegios y
exigencias, que, en este caso, les corresponden tanto al hijo como al padre que
carece de su cuidado personal, a fin de relacionarse con él. Es un derecho-deber
que desde la perspectiva del ejercicio de la coparentalidad le corresponde al
padre, y a la vez es un derecho del niño, en cuanto concreción de su interés
superior de disfrutar de sus relaciones de familia.
En efecto, el artículo 229 del Código Civil señala que la relación directa y
regular tiene por objeto propender a la mantención periódica y estable del vínculo
familiar entre el hijo y su padre o madre que no ejerce su cuidado personal, cuyo
fundamento es el vínculo de filiación que los une, y establece criterios que
permiten construir la decisión al respecto, a fin de fomentar una relación sana y
cercana entre el niño y su progenitor. Para tales efectos, se indican: a) la edad del
hijo, b) la vinculación afectiva, c) el régimen de cuidado personal vigente y d)
cualquier otro elemento de relevancia en consideración al interés superior del hijo,
exigiéndose al juez que el régimen que decrete asegure la mayor participación y
corresponsabilidad de los padres en la vida del hijo.
Undécimo: Que, de este modo, el interés superior de Judson debe
construirse a partir de sus especiales circunstancias, debiendo atender a su edad
-6 años a la fecha-; el hecho de ser hijo de padres que mantienen cierto nivel de
conflicto; y la circunstancia de haberse acreditado que el padre cuenta con las
habilidades necesarias para su cuidado, sin identificarse situaciones de riesgo
para él.
En el caso de autos, es palmario que Judson tiene derecho a disfrutar de
una relación sana y cercana con su padre, y ser objeto de su cuidado, protección y
cariño, no pudiendo limitarse el régimen a una forma tan precaria como lo es dos
fines de semana al mes, sin pernoctación, puesto que debe asegurar calidad y
utilidad del tiempo para el beneficio del niño, que garantice la debida oportunidad
para el ejercicio del rol de crianza y de recreación que le corresponde al padre, a
fin de que su hijo disfrute a ambos padres de la manera más natural, formadora,
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sana y afectiva posible, garantizando la mayor cercanía al criterio y expectativa de
lo óptimo, siempre considerando su interés superior como el objetivo fundamental,
en lo que los padres deben cooperar y deponer sus propios beneficios.
Duodécimo: Que, de este modo, aparece evidente que el interés superior
de Judson no ha sido considerado debidamente, puesto que la sentencia apelada
desatiende elementos concretos que se debieron evaluar, en especial las
necesidades del niño en relación con su edad concreta, la inexistencia de
inhabilidades por parte del padre, dado que tiene competencias y habilidades
parentales, y el bienestar que le debe reportar el régimen determinado; pues, la
satisfacción de las necesidades y expectativas de los niños, debe ser maximizada,
optimizando las posibilidades de bienestar.
Entonces, la decisión impugnada no sólo desconoce los criterios legales
para la determinación de un régimen comunicacional, sino que olvida configurar
debidamente el interés superior de Judson, olvidando incluir en el análisis
elementos como la identidad familiar, la preservación de su entorno familiar y el
mantenimiento sano de tales relaciones, como también velar por su cuidado y
protección, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 229 del Código Civil,
razón por la cual, se acogerá el recurso de nulidad sustancial en este capítulo,
modificándose el régimen de relación directa y regular en los términos que se
indicarán.
Por estos fundamentos, disposiciones legales citadas y lo preceptuado en
los artículos 764, 765, 767 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el
recurso de casación en el fondo deducido por don Judson William Fee, en lo que
se refiere al primer y tercer capítulo de nulidad, deducido contra la sentencia de
veinte de mayo último, la que se invalida y se reemplaza por la que, acto continuo
y sin nueva vista, pero separadamente, se dicta a continuación.
Regístrese.
N° 76.194-2020.-
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros
señor Ricardo Blanco H., señoras Andrea Muñoz S., María Angélica Cecilia
Repetto G., y los abogados integrantes señora Leonor Etcheberry C., y señor
Antonio Barra R. No firman los Ministros señor Blanco y señora Repetto, no
obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por estar ambos en
comisión de servicios. Santiago, diez de noviembre de dos mil veinte.
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ANDREA MARIA MERCEDES MUÑOZ ROSA MARIA LEONOR ETCHEBERRY
SANCHEZ COURT
MINISTRA ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 10/11/2020 14:26:00 Fecha: 10/11/2020 14:26:01
ANTONIO BARRA ROJAS
ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 10/11/2020 14:26:01
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En Santiago, a diez de noviembre de dos mil veinte, se incluyó en el Estado
Diario la resolución precedente.
Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser
validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. FZZYSXKFDP