REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD DE FALCÓN
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS
CARRERA: DERECHO
ANÁLISIS DESCRIPTIVO
CÁTEDRA: ELECTIVA I (DERECHO CANÓNICO)
DOCENTE: Vanessa Ravelo.
Estudiante: Alejandra Medina
Punto Fijo, febrero del 2023
Contenido
INTRODUCCIÓN....................................................................................................................i
DESARROLLO………………………………………………………………………
CONCLUSIÓN...................................................................................................................v
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………………………………………………
INTRODUCCIÓN
A continuación, analizamos el saber jurídico, el método jurídico y sus
recursos instrumentales tal como se detalla en el libro Introducción al estudio
del derecho canónico de 2007 de Javier Hervada. En su párrafo introductorio,
"La Realidad Jurídica y su Conocimiento", dice que el derecho y la ciencia
son dos materias que no pueden confundirse bajo ningún concepto porque
sus diferencias forman una enorme barrera. La ley es una realidad más allá
de la razón; es un orden objetivo propio de los seres inteligentes, que no se
limita a una simple idea, sino que el hecho de ser una clase de seres
inteligentes subraya la necesaria intervención de la razón en su existencia.
Pregunte a los lectores: "¿Qué es esta intervención de la inteligencia? ¿Es
un conocimiento puro o también una acción que produce o, más
precisamente, construye el Derecho? El Derecho es tanto una realidad dada,
el objeto del conocimiento, como una realidad funcional construida, el objeto
de Acción. En efecto, si consideramos que se compara la ley con su etapa
legislativa, nadie duda de que la ley es desarrollada por el hombre, las leyes
son arreglos sociales que el hombre establece de acuerdo a diversos
criterios (técnico-jurídicos, políticos, en lo que se refiere a la sociedad civil o
pastoral as). derecho canónico etc.)
Pero la realidad social no está presente como inicial para todos los marcos.
Es un orden establecido, o en el caso de la ley de la iglesia, un orden
establecido de Cristo. Toca ciertas áreas de la realidad jurídica que las
personas conocen, pero no construyen. En este caso, la mencionada
realidad se presenta como objeto de conocimiento. Por otro lado, se debe
conocer la ley según su aplicación y observancia para vivir de acuerdo a ella.
Desde este punto de vista, por lo tanto, hay una dimensión cognitiva
innegable. Pero vivir por la ley significa cumplirla.
Los juristas acostumbran a decir también cumplir, o más exactamente,
aplicar. Una norma, un deber, existen desde el momento en que formalmente
tienen vigencia. Son, sin embargo, categorías que pertenecen al deber-ser,
esto es, que deben ser realizadas (hechas vidas reales), mediante su
aplicación a la realidad social que están llamadas a informar. Este proceso
de aplicación es precisamente un aspecto de la construcción del Derecho en
su sentido primario la realidad organizada justamente- tal como lo entiende la
doctrina del realismo jurídico. En consecuencia, vivir el Derecho (en su
acepción normativa o de estructura jurídica) es, al propio tiempo, un proceso
de construcción de la realidad jurídica, producto de ese saber al que
aludíamos antes.
Conocer es propio de la ciencia; operar o construir exige un arte (según la
denominación más clásica y antigua), una técnica (de acuerdo con la
terminología moderna). Conforme a esto, cabría distinguir la ciencia del
Derecho en sentido general, de la técnica o arte del Derecho.
Es indiferente que el objeto sea en sí mismo algo dado o sea también
realizable, pues en cualquier caso la ciencia especulativa sólo tiende a
conocerlo. En cambio, la ciencia práctica tiene por objeto algo realizable,
tomándolo formalmente como tal, es decir, precisamente como objeto de
operación, pues es un conocimiento que se dirige intencionalmente a realizar
el objeto. De ahí se sigue que, en una ciencia práctica, la idea de realización
concreta rige su método y su modo propio de investigación. Pero hacer
Derecho en el momento de su producción o aplicarlo, no es sólo un puro
conocer, ni tener una habilidad.
Exige una decisión en la cual la voluntad desempeña un importante
papel. Esta decisión es producto de la prudencia jurídica. A esta decisión se
dirige la ciencia del Derecho, enriqueciendo su dimensión cognoscitiva (no
basta querer, hay que saber, decíamos antes) y también, en último término, a
potenciarla concurren los factores técnicos mencionados. Existe, pues, entre
ciencia y prudencia jurídicas una conexión, que las integra en una unidad
intencional.
Que el aspecto jurídico de una sociedad en general no es objeto de una
sola ciencia parece indiscutible. El Derecho es objeto de estudio y de
conocimiento por parte de la Filosofía; cabe estudiar el Derecho desde el
punto de vista sociológico; es posible conocerlo a nivel teológico puede ser
estudiado desde el ángulo de enfoque de la ciencia política, como
instrumento de orden y de gobierno, etc. De igual forma, la dimensión jurídica
del Pueblo de Dios es objeto de diversas ciencias, aunque, por supuesto, de
diferentes maneras.
Sin embargo, ninguno de estos modos de estudiar y conocer el Derecho
de la Iglesia constituye el específico saber jurídico-canónico. Cuando
decimos que el jurista es el hombre del Derecho, o que el canonista es el
técnico del orden social justo eclesial, estamos haciendo referencia,
respectivamente, al estudio del Derecho o del Derecho canónico, desde una
perspectiva peculiar: la operatividad típica o modo típico que tiene lo jurídico
de operar en la vida social; esto es, estamos ante la consideración de la
dimensión jurídica como algo que, según su propio modo de ser, opera
efectivamente, ordenando la vida social de una comunidad humana.
El aspecto jurídico se delimita por la nota de justicia estricta, de igualdad y
de intersubjetividad. Intersubjetividad -o alteridad según muchos autores-
quiere decir relación de hombres con hombres, presidida por la nota de
exigibilidad, de fuerza vinculante. Y una exigibilidad que nace
inmediatamente de la posición de cada hombre respecto al otro; como algo
inherente a las respectivas posiciones en el contorno social o entre sí.
a) La naturaleza epistemológica del nivel fundamental está determinada
por moverse en el plano de abstracción propio del conocimiento
ontológico, pero iluminado por la luz de la Revelación y teniendo por
objeto las realidades sociales, tanto naturales como sobrenaturales,
del Pueblo de Dios. Contempla la realidad jurídica eclesial como
exigencias del cristiano y de la Iglesia en virtud de su naturaleza, su
esencia y sus caracteres, es decir, conforme al objeto formal del saber
jurídico. El conocimiento jurídico a nivel fundamental explica y conoce
una ontología (el ser más íntimo y las últimas causas de la realidad
jurídico-canónica) y una axiología (juicios de valor) jurídicas. Se
constituye formalmente en un grado típico del saber jurídico, distinto
de los demás, porque se mueve en un plano de abstracción diferente
y, consecuentemente, conceptualiza, define y enuncia de modo propio
y distinto.
CONCLUSIÓN
La dimensión social del pueblo de Dios ya ha establecido algunos principios
de orden, requisitos y valores. Y así la vida cristiana hace las exigencias de
un fiel hijo de Dios; el cristiano aparece con valor propio, que presupone
valores personales y autonomía (libertas); el clero tiene una tarea radical que
realizar; la iglesia aparece con sus rasgos característicos, etc. Por lo tanto,
no es posible por ley establecer un orden social verdaderamente justo, si la
naturaleza de este orden no es conocida y respetada; un orden
verdaderamente social y justo.
Pero el conocimiento de este orden iniciático es propio del nivel recién
esbozado, porque exige el conocimiento de la naturaleza íntima, naturaleza,
valores y orden de la realidad, es decir, la ontología y la axiología jurídicas. Y
eso sólo es posible al nivel de abstracción de la teoría básica. El sujeto de
este nivel no es sólo el orden jurídico positivo natural y divino, sino también el
derecho humano positivo, pero aparentemente desde su perspectiva típica.
Por lo tanto, el derecho positivo no se estudia técnicamente, sino
ontológicamente, debido a sus causas profundas, es decir, su naturaleza,
misión, justificación y valoración más radical. Por tanto, tiende a captar la
realidad jurídica del pueblo de Dios en su extrema radicalidad.
BIBLIOGRAFIA
Libro introducción al estudio del Derecho Canónico (Javier Hervada 2007)