Instituto Mexicano de Psicooncología
Psicología del adulto
Mtra. Beatriz Elena Trujillo Cervantes.
El desarrollo humano en la adultez
emergente y media
Alumna. Isis Gutiérrez Olguín
Psicopedagogía
Generación 40
Domingos
Introducción
Ser adulto es un concepto que cambia según las sociedades en el tiempo y el
espcaio, existiendo distintas formas de definirlo, como por ejemplo la edad cronológica en
que por ley se acepta a un individuo como adulto y se le dan todos los derechos y
responsabilidades que esto implica, ocurriendo en sociedades contemporaneas de forma
arbitraria entre los 18 y los 21 años. También está el factor sociológico, en la que acorde a
distintos hitos de vida, el individuo puede comenzar a asumirse como adulto, y el
psicológico en el que este ha elaborado su propia identidad en un rol social diferente a la
niñez. (Papalia 2012)
La creciente longevidad en nuestras sociedades nos ha llevado a descubrir etapas de
transición entre la niñez y la adultez, eso no quiere decir que aquellos que estudian el
desarrollo humano se hayan sacado de la manga los conceptos de “adolescencia” y “adultez
emergente”, sino que el aumento en la esperanza de vida, los llevó paulatinamente a
analisar de forma más compleja lo que sucede en la mente y cuerpo de los individuos
mientras envejecen, que va más allá de los “ritos de iniciación” que marcaban el fin de la
infancia y el comienzo de la vida adulta, que si bien continuan con cierta vigencia y peso
social, ya no son la única forma en que se puede entender la contrución y desarrollo de la
identidad de aquellos que atraviesan por esta etapa. (Picciotto 2020)
Ser adulto en el siglo XXI
En la segunda escena de del primer acto de Romeo y Julieta, el conde Paris solicita
a Lord Capuleto la mano de Julieta en matrimonio, y debaten entre si a los 14 años la
muchacha se encuentra lista para este paso, aludiendo a que esa edad muchas damas de la
sociedad veronesa eran ya madres felices, y que incluso la madre de la propia Julieta, ya lo
era a la misma edad. En nuestra actualidad pensar en casar a una muchacha de catorse años
resultaría escandaloso y para muchos replobable, pero el concepto de que un individuo de
esta edad no está listo en muchos sentidos para las responsabilidades que implica el
matrimonio y el inicio de una familia es relativamente nuevo si lo pensamos en relación a la
historia de la humanidad. No vayamos demasiado lejos, a principio del siglo XX casarse en
lo que ahora entendemos por adolescencia aún era algo común, mi propia abuela se casó a
los 15 años, y en aquellas anecdotas que nos cuenta de sus primeros años como esposa y
madre, se deja ver un velo de confución de algo que ya no era una niña pero tampoco un
adulto, y que sin embargo las circunstancias ya la clasificaban como tal.
Debido a que la gente vive más, hoy en día podemos identificar un gran número de
matices entre la niñez, la audultez y la vejez, pasando por la adolescencia, la adultez
emergente, la adultez media y la adultez tardía. En tiempos preispánicos un hombre de 52
años ya era considerado un “quauhuehuetque”, un anciano que había logrado completar un
“xiuhnelpilli” completo, que sería una especie de equivalente a nuestra cuenta de los siglos.
Para los aztecas, una persona que había llegado a los 52 años no era tan común, y se le
daban ciertas permisiones por su edad, como la posibilidad de la embriagues con pulque,
que para personas más jóvenes estaría penado hasta la con muerte. Para ellos los humores
que perturbarían una mente y cuerpo jóven, ya no actuarían del mismo modo, al haber sido
capaz de completar un ciclo de la cuenta larga, pues ya se era un ser sabio en muchos
sentidos. (Corcuera 2013).
Este aumento en la longevidad ha permitido a los individuos desarrollarse de forma
distinta, dandoles posibilidades de analisar la forma en que viven, y permitiendoles tiempo
de experimentar cosas que hace 100 años no habrían estado bien vistas, y tambien
plantearse caminos distintos a la simple continuación de la especie. Hoy en día la vida es
más compleja que un aserie de hitos ordenados en la que uno nace, se es niño, se estudia, se
comienza a trabajar, se forma una familia y se envejece para recoger los frutos de lo vivido.
Aún seguimos conservando la mportancia de estos hitos, pero cada vez el orden en que
ocurren varía, o en algunas ocaciones nunca ocurre, los objetivos de vida se han
diversificado, y la satisfacción de los mismos varía mucho en el desarrollo de cada persona,
y entender esto contribuiría en gran medida en la felicidad de las mismas.
Pensar en modelos como el de “etapas normativas” propuesto por investigadores
como Erickson, podría resultar un poco abrumador para algunos, pues implica que un
individuo debe de ir desarrollandose a través de cierto número de pasos que maracarían un
desarrollo saludable, dejando la sensación de que la vida es una especie de check list, algo
incómodo para aquellos cuyo proceso de vida se aljee de los hitos que se dice ya debieron
alcanzarse según una edad determinada. (Papalia 2012). Afortunadamente la construcción
de este “reloj social” ha ido deconstruyendose, dando pie a que cada individuo busque la
propia realización tomando diversos caminos, donde el objetivo debe de ser la satisfacción
sobre los propios actos.
Es inegable que nuestros cuerpos y mentes envejecen, pues estos decaen ante el
orden natural de la vida, pero podemos aprender a lidiar con estos cambios y aceptarlos. Tal
vez a los 40, que ya se define según Papalia (2012) como una “aultez media”, ya no
tenémos el impetú de la adultez temprana, pero nuestra mente ya se habrá visto enriquecida
por la experiencia de los años, y seremos capaces de tomar deciciones más reflexivas y
sabias. Psicólogos como John Dewy proponen un pensamiento posformal, en la que la
mente de los individuos se desarrolla más allá de la etapa de las operaciones formales
propuestas por Piaget, llegando a ser capaz el humno, de desemvolverse en situaciones que
exigen una mayor resilencia y capacidad de resolución de problemas que ya no se presentan
en blanco y negro. (Papalia 2012)
La adultez media tambien se convierte en un momento de crisis porque es cuando
evaluamos los propios logros en relación a nuestros pares , y por ejemplo en las mujeres, se
vuelve el punto sin retorno en cuanto a la descición de tener hijos, pues pese a que una se
sienta muy joven y la mente pueda vencer el “reloj social” el ritmo del “reloj biológico” es
insalvable, pues si bien existen tratamientos de reproducción asistida que pueden prolongar
la vida reproductiva de la mujer, eston son costosos y no están al alcanse para todas.
Debido a distintas realidades sociales, lo que para algunas mujeres significa la ruta hacia el
fin de la maternidad activa, pues tuvieron hijos al principio de sus 20 o en su adolescenia,
en otras se convierte en una carrera por la última oportunidad de convertirse en madre, lo
que puede resultar abrumador, y lleva a la determinación de arrojarse con todo en el último
intento de cumplir este anhelo, o en resignarse y buscar otras vias para ejercer la
maternidad como por ejemplo el acompañamiento en la crianza de los hijos de los
hermanos y amigos.
También el cumplimiento de hitos de vida es variable conforme a la sociedad en la
que se vive y el papel que se ocupa en ella, por ejemplo el peso de lograr la total
independencia económica a cierta edad no es el mismo en todos los países o clases sociales,
y lo que se espera del hombre y la mujer suele ser distinto. Por ejemplo en Latioamerica es
más común que los indivudos especialmente las mujeres, sigan en casa hasta despues de los
treinta, especialmente si no se han casado, cosa que no ocurre del mismo modo en la
sociedad Estado Unidense, donde vivir con los padres más allá de los treinta suena un poco
a fracaso, o al menos así lo plasman en distintas manifestaciones de su cultura, como por
ejemplo las películas y series de televisión, donde hacen constantes comentarios burlones al
respecto.
La salud y felicidad de los adultos de las distintas sociedas dependerá entonces de la
acertividad con la que toman sus elecciones de vida, de aquellas relaciones que eligen
conservar, de aquellas conductas que se permiten seguir, de aquellas metas por la que
eligen luchar, y sobre todo de la actitud que toman ante lo que consideran un logro o un
fracaso. Tomando en cuesta que somos un organismo que tiene mente y cuerpo, y sin
importar la edad que tengamos, debemos cuidar de ambos, pues cada cosa que hacemos nos
pasará la factura a lo largo de nuestra vida. Conductas de riesgo como fumar y beber en
exeso podrían acarrearnos problemas de salud en el futuro, pero llevar un estilo de vida
demasiado rígido también podría implicar no disfrutar de la misma, por lo que hay que
buscar un equilibrio entre lo que nos permitimos y lo que evitamos, aunque resulta más
fácil decirlo que hacerlo.
Crecer tambien implica que aquellos a los que amamos crecen con nosotros, en
algún momento tendremos que ocuparnos de nuestros padres del mismo modo que ellos se
ocuparon de nosotros cuando éramos pequeños, y también surje la inquietud de qué pasará
con nostros cuándo lleguémos a esa etapa, si es que llegamos. Hoy en día los sistemas de
jubilación llevan a aquellos que nos acercamos a la etapa de una adultez media a la
incertidumbre de lo ocurrirá en la adultez tardía ¿será que ahorramos lo suficiente cómo
para sobrevivir después de que las fuerzas ya no nos den para trabajar? ¿Qué tan completos
estaremos cognocitivamente hacia el final de nuestras vidas? ¿Quién nos servirá de apoyo
en esos momentos?.
Para aquellos a los que casi a los 40 permanecemos solteros y sin hijos, la
posibilidad de envejecer en soledad asusta, también resulta grande el peso de los logros de
los pares frente a los propios. Es difícil ver a otros llevando a los hijos a la escuela, o
terminando el segundo doctorado, mientras uno aún lucha por estabilizarse en el primer
trabajo serio, por lo que para la salud mental, resulta benefecioso pensar en que las etapas
de la vida pueden darse a distintos momentos y ritmos, y que deben observarse con ojo
crítico considerando los acontecimientos de vida de cada individuo. Como por ejemplo
haber pasado por un periodo de enfermedad en el que la mitad de los 20 y el pricipio de los
30, donde se supone que deberían experimentarse un montonal de cosas, se pasó en blanco
y fuera de la realidad, y que cada logro obtenido, es igual de valioso que los de aquellos que
nos rodean.
Papalia menciona constantemente aquellas circuntancias en las que estadísticamente las
personas son más felices y se encuentran en situaciones que hacen sentirse plenas, pero se
vuelven sumamente necesarias herramientas como la Psicología narrativa, cuando el
contexto personal sale de esas espectativas de vida, considerando el “desarrollo del yo
como un proceso continuo de construcción de la historia de la vida propia : una narrativa
dramática, o mito personal, que ayuda a dar sentido a nuestra vida y a conectar el pasado
y el presente con el futuro” (Papalia 2012) pues sin herramientas como esta, vivir resultaría
bastante deprimente.
Conclusiones
El concepto de adulto está en constante construcción, conforme las sociedades
avancen este seguirá evolucionando y seguiremos encontrando etapas de desarrollo de la
mente humana, no porque que estas no existieran antes, sino más bien porque las
circunstancias sociales no habían permitido que los estudiosos del desarrollo humano se
percataran de ellas y las estudiaran. Resulta interesante observar el desarrollo de estas
etapas a través de la historia, siendo a veces divertido y otras inquietante pensar como
habría sido la trasición de la infancia a la adultez en otras épocas, considerando que en la
actualidad podemos permitirnos un largo proceso de aclimatación al mundo adulto en
comparación al de otras épocas, sin olvidar que aún exiten sociedades contemporaneas
dónde esta transición sigue siendo abrupta, como por ejemplo el caso de los gusli en Kenia,
donde las etapas de la vida están intimamente ligadas con la capacidad reproductiva.
Y aúnque resulta útil tener una noción de lo que implica un desarrollo saludable de
la vida adulta para analizar el curso de la propia existencia, no hay que tomarlo en un
sentido rígido y estricto, entendiendo que cada persona encontrará su propio ritmo y
distintos caminos para llegar a aquello que implique una adultez plena y satisfactoria. Es
importante entender que cada quien cursa el viaje de la vida en el barco que le tocó, y que
en vez de detenrse a comparar el propio con los ajenos, se debe tomar el timón de este para
dominar el océano sin que este lo domine a uno.
No hay que olvidar que las experiencia de vida nos van transformando en seres más
reflexivos y complejos, que resolvemos problemas ambiguos, viendo la vida con amplios
matices de grises, y que el desarrollo de nuestras personalidades sigue evolucionando
aunque ya pasamos la adolescencia, pues cada vivencia a la que nos enfrentamos nos va
enriqueciendo. Tambien resulta muy importante entender que debemos aprender de
aquellos que nos precedieron, y que parte de madura implica ayudar a las generaciones que
vienen detrás de nosotros, ayuadando a que ellos tambien alcancen una adultez plena.
Fuentes consultadas.
Corcuera de la Mancera Sonia (2015) El fraile, el indio y el pulque: Evangelización y
embriaguez de la Nueva España. Fonde de la Cultura Económica. México
Papalia, Diane E. (2012) Desarrollo humano. McGraw Hill. México
Picciotto, Maria Lucila Stephanie (2020). Lo singular de los rituales de iniciación y su
relación con los grupos de pares como proceso para la entrada a la adultez en los tiempos
contemporáneos. XII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en
Psicología. XXVII Jornadas de Investigación. XVI Encuentro de Investigadores en
Psicología del MERCOSUR. II Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. II
Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires.