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Bautismo: Jesús vs. Trinidad

El documento analiza la postura de algunas denominaciones protestantes que sostienen que el único bautismo válido es el que se realiza "en el nombre de Jesús" y no "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" como establece Mateo 28:19. El autor examina las citas bíblicas relevantes y la evidencia patrística, concluyendo que la fórmula trinitaria está presente en los escritos cristianos más antiguos y que no hay razones sólidas para considerarla una interpolación. Tamb
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Bautismo: Jesús vs. Trinidad

El documento analiza la postura de algunas denominaciones protestantes que sostienen que el único bautismo válido es el que se realiza "en el nombre de Jesús" y no "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" como establece Mateo 28:19. El autor examina las citas bíblicas relevantes y la evidencia patrística, concluyendo que la fórmula trinitaria está presente en los escritos cristianos más antiguos y que no hay razones sólidas para considerarla una interpolación. Tamb
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¿Bautismo sólo en nombre de Jesús?

https://apologeticacatolica.org/bautismo/%C2%BFBautismo-solo-en-nombre-de-Jesus/

Si alguna vez se han encontrado con alguien que les ha dicho que el bautismo en nombre de la
Santísima Trinidad es inválido, y que la forma correcta de hacerlo es en el nombre de Jesús
solamente, se han encontrado con alguien de tendencia unitaria (Iglesia Pentecostal Unida, Iglesia
Pentecostal del Nombre de Jesús, etc., y son conocidos coloquialmente dentro del mundo
protestante como los “Sólo Jesús”). Esta denominación protestante ha adoptado una herejía
antigua (modalismo) en sus distintas personificaciones (sabelianismo, unitarismo) en la cual se
cree que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son la misma persona divina que se manifiesta de
formas distintas.

En esta entrega me limitaré a analizar sus objeciones respecto a la fórmula bautismal y la


problemática bíblica, patrística e histórica relacionada.

Forma de bautizar según la Biblia

Los textos bíblicos en donde se habla del bautismo son los siguientes:

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo” (Mateo 28,19)

“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de
Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2,38)

“Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedase
algunos días.” (Hechos 10,48)

“pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en
el nombre del Señor Jesús.” (Hechos 8,16)
“Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.” (Hechos 19,5)

Como puede observarse en el primer texto (Mateo 28,19) vemos a Jesús mismo ordenar a sus
discípulos bautizar en nombre de la Santísima Trinidad: en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, pero en otros textos del libro de los Hechos de los Apóstoles se dice que los
discípulos bautizaban “en nombre del Señor Jesús”.

Dejaré hasta aquí las citas bíblicas, porque aunque los partidarios del unitarismo citan de manera
abundantísima otros textos para intentar apoyar su tesis (Mateo 1,21; 12,21; Lucas 24,47; Juan
1,12; 20,31; Hechos 4,12; 8:12.16; 10:43; 15,17; 22:16; 1 Corintios 1:13) estos son realmente
irrelevantes, pues analizados en su contexto se puede ver que no se refieren a la fórmula
bautismal sino a la importancia del nombre de Jesús en la evangelización.

Ahora bien, resolver el problema es algo más complejo que simplemente sumar los textos de uno
y otro sentido e irse por la mayoría, cosa que valdrá para algunos pero no para nosotros. Es
natural sin embargo preguntarse si realmente hay una contradicción en esos textos o cuál es la
fórmula correcta. Ante esta aparente contradicción se han intentado varias soluciones, a saber:

SOLUCION 1: Mateo 28,19 es una interpolación en el texto bíblico

Esta solución sería la más simple para los unitarios, y consistiría en alegar que las palabras
“Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” que encontramos actualmente
en el evangelio de Mateo no son parte del texto original, sino una corrupción tardía insertada por
alguna mano “piadosa” en busca de apoyo a la doctrina de la Trinidad. De ser así bastaría con
tachar de todas las Biblias las palabras de Jesús en el citado texto y problema resuelto (por lo
menos para ellos).

Quienes han intentado recorrer este camino buscan apoyo en los escritos de Eusebio de Cesárea,
notable historiador de la Iglesia del siglo IV, notando que antes del Concilio de Nicea (año 325)
citaba Mateo 28,19 escribiendo “Haced discípulos a todas las gentes, bautizándolos en mi
nombre” y posteriormente comenzó a citar el texto como lo conocemos hoy. Esta sería para ellos
la “prueba” de que el texto fue interpolado, pero más que demostrar algo ya sabido, que en la
antigüedad se solía citar la Escritura de forma no textual, pesa muy poco con respecto a la
evidencia documental ya que la totalidad de manuscritos bíblicos existentes (incluyendo los más
antiguos) se lee la fórmula completa: “…bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”.

Evidencia patrística
Además de esto está el hecho de los escritores cristianos primitivos más antiguos y muy anteriores
a Eusebio también citaron Mateo 28,19 y lo hicieron utilizando la formula Trinitaria. Podríamos
mencionar entre ellos:

La Didaché (años 65-80 d.C.)

“Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas,
bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva [corriente]. Si no
tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con caliente. Si
no tuvieres una ni otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo. Antes del bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros que
puedan. Al bautizando, empero, le mandarás ayunar uno o dos días antes.”[1]

San Justino Mártir (años 100 – 168 d.C.)

“Luego los conducimos a sitio donde hay agua, y por el mismo modo de regeneración con que
nosotros fuimos también regenerados son regenerados ellos, pues entonces toman en el agua el
baño en el nombre de Dios, Padre y Soberano del universo, y de nuestro Salvador Jesucristo y del
Espíritu Santo. Y es así que Cristo dijo: Si no volvieres a nacer, no entrareis en el reino de los
cielos.”[2]

San Ireneo de Lyon (años 130 – 202 d.C.)

En su tratado contra las herejías escribió:

“Y así mismo, al dar a sus discípulos el poder de regenerar para Dios les decía “«Id y enseñad a
todas las gentes, y bautizadlas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”[3]

Y en su Epideixis (o Explicación de la doctrina apostólica) escribió:

“Nuestro nuevo nacimiento, el bautismo, se hace con estos tres artículos, que nos conceden la
gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre, por medio de su Hijo, en el Espíritu Santo”[4]

Tertuliano (160 – 220 d.C.)

“Ahora bien, esta ley del bautismo ha sido impuesta, y su forma fue prescrita: «Id – dijo el Señor a
los apóstoles- enseñad a todas las naciones, bautizadlas en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo»”[5]

“Esto no quiere decir que es en el agua donde recibimos el Espíritu Santo, sino que, purificados por
el agua, somos preparados por el ministerio del ángel a recibir el Espíritu. Aquí todavía la figura
precede a la realidad, al igual que Juan fue el precursor del Señor preparando sus caminos,
igualmente el Ángel que preside en el bautismo traza los caminos para la venida del Espíritu Santo,
borrando los pecados por la fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Porque si toda palabra de
Dios se apoya en tres testigos, con mucha mayor razón su don. En virtud de la bendición bautismal
tenemos como testigos de la fe a los mismos que son garantes de la salvación. Y esta trilogía de
nombres divinos es más que suficiente para fundar nuestra esperanza. Y puesto que el testimonio
de la fe y la garantía de la salvación tienen como fundamento las Tres Personas, necesariamente la
mención de la Iglesia se encuentra incluida. Porque allí donde se encuentran los Tres: Padre, Hijo y
Espíritu Santo, allí se encuentra la Iglesia que es el cuerpo de los Tres”[6]

Orígenes (185 – 254 d.C.)

“Así también el bautismo de agua, es símbolo de purificación del alma, que lava toda mancha de
pecado, sin que por eso deje de ser principio y fuente de los dones divinos para aquél que se
entrega a sí mismo al poder divino de las invocaciones de la Trinidad adorable”[7]

Tomando todo esto en cuenta, esta primera solución no resulta satisfactoria, pues tendrían que
haber sido todos esos textos también interpolados, lo cual ni resulta creíble ni hay evidencia que
lo sustente.

SOLUCION 2: En un comienzo sí se llegó a usar esa forma de bautizar de forma alternativa y era
considerada válida siempre y cuando se profesara con fe Trinitaria.

A favor de esta solución han estado a favor algunos padres de la Iglesia e inclusive alguno que otro
concilio local. Un antiguo autor que escribe contra San Cipriano sobre la reiteración del bautismo,
sostiene que los que se han bautizado fuera de la Iglesia en el nombre de Jesucristo, no deben
recibir nuevo bautismo, sino sólo la imposición de manos para que reciban el Espíritu Santo, y
agrega que la fórmula en nombre de la Trinidad no es contraria a aquella donde sólo se bautiza en
nombre de Jesús, porque aunque el uso común de la Iglesia sea el primero, la invocación del
nombre de Jesús no debía pasar por inútil. Este escritor parece suponer que había algunos herejes
que bautizaban en el nombre de Jesús solamente, y no quería que los hicieran rebautizar por el
uso de esta fórmula incompleta[8].

De la misma opinión fue San Ambrosio[9], quien sostenía que aunque el bautismo íntegro y
perfecto era aquel en el que se confesaba toda la Trinidad, el bautismo en nombre de Jesús era
válido mientras no se negase ninguna de las divinas Personas y se confesase de corazón toda la
Trinidad.

El Concilio de Frejus (año 791) se adhirió también esta opinión después de haberse hecho esta
objeción: “¿Por qué Jesucristo manda bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo, y los apóstoles solo mandan que se bautice en el nombre del Hijo? ¿Por ventura la verdad
enseña una cosa, y los discípulos de la verdad otra? Dios nos preserve de tener semejante
pensamiento. Mas los apóstoles supieron por revelación del Espíritu Santo, que el misterio de la
Santísima Trinidad, que el Salvador les había descubierto en tres Personas, estaba también
comprendido bajo el nombre de una sola…De este modo, los apóstoles nos dan a entender toda la
Trinidad bajo el nombre de solo Jesucristo”.

El Papa Nicolás I (años 858-867) siguiendo a San Ambrosio llegó a confirmar este punto de vista al
sostener que los herejes que se habían bautizado en nombre de la Trinidad o incluso solamente en
el nombre de Jesús no debían rebautizarse:

“Preguntáis si los que han recibido el bautismo de uno que se fingía presbítero, son cristianos o
tienen que ser nuevamente, bautizados. Si han sido bautizados en el nombre de la suma e indivisa
Trinidad, son ciertamente cristianos y, sea quien fuere el cristiano que los hubiere bautizado, no
conviene repetir el bautismo… El malo, administrando lo bueno, a sí mismo y no a los otros se
amontona un cúmulo de males, y por esto es cierto que a quienes aquel griego bautizó no les
alcanza daño alguno, por aquello: Este es el que bautiza es decir, Cristo; y también: Dios da el
crecimiento; se entiende: «y no el hombre».”[10]

“Aseguráis que un judío, no sabéis si cristiano o pagano, ha bautizado a muchos en vuestra patria y
consultáis qué haya que hacerse con ellos. Ciertamente, si han sido bautizados en el nombre de la
santa Trinidad, o sólo en el nombre de Cristo, como leemos en los Hechos de los Apóstoles, pues
es una sola y misma cosa, como expone San Ambrosio (De Spiritu Sancto 1, 3, 42 (PL 16, 714)),
consta que no han de ser nuevamente bautizados”

El Concilio de Nirmes en el 1284 aceptó que el bautismo era válido si el que bautiza dice “Yo te
bautizo en el nombre de Jesucristo”.

Inclusive Santo Tomás de Aquino sostuvo la opinión de que los apóstoles, en virtud de una
particular revelación de Cristo, bautizaban bajo la invocación del nombre de «Cristo» (no del
nombre de «Jesús»). Pero en la época post apostólica juzgó que era inválido el bautismo
administrado bajo la invocación de Cristo, a no ser que un privilegio especial de Dios permita esta
excepción[11]. La razón en que se fundó el santo doctor era la positiva ordenación de Cristo,
claramente testimoniada en Mateo 28, 19.

Si bien todo esto puede demostrar que:


1) Hubo en la Iglesia quien creyó que en la Iglesia primitiva se llegó a bautizar en el nombre de
Jesús solamente, aunque no rechazó que el bautismo en nombre de la Trinidad fuese la forma
correcta y universal.

2) Hubo en la Iglesia quien aceptó que este bautismo en nombre de Jesús solamente podía
considerarse válido cuando se hacía incluso entre los herejes, siempre y cuando se haya hecho
profesando una fe trinitaria.

No demuestra que tuviesen razón, pues todo ellos parten de la suposición de que cuando en los
Hechos de los Apóstoles se habla de bautizarse en nombre de Jesús se está refiriendo a la fórmula
bautismal, lo cual como se verá no necesariamente es así.

SOLUCION 3: Los apóstoles siempre bautizaron en nombre de la Santísima Trinidad.

Los que se adhieren a esta solución, sostienen que lo más probable es que los apóstoles nunca
hayan de hecho bautizado sólo en nombre de Jesús, sino como lo ordenó el Señor mismo, en el
nombre de las Tres Divinas Personas. Los textos de los Hechos de los Apóstoles donde se habla de
bautizarse en nombre de Jesús vendrían simplemente a hacer referencia de forma abreviada al
bautismo instituido por Jesucristo, predicado en su nombre y establecido con su autoridad,
diferenciándolo así de otros bautismos como el de Juan el Bautista. No habría desde este punto de
vista contradicción alguna, pues en Mateo 28,19 el propio Jesús indicaba la fórmula bautismal y en
los demás textos los apóstoles se referirían a este bautismo ya conocido como el bautismo en
nombre de Jesús.

A favor de este punto de vista está que:

1) Es una tesis probable pues es habitual que en los textos de la Sagrada Escritura se utilicen estos
modos de expresarse. En Hechos 1,5 por ejemplo Jesús mismo dice “pero vosotros seréis
bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días” y no se piensa por esto que se deba bautizar
sólo en el nombre del Espíritu Santo. También en Hechos 19, 2-5, nos sugiere que el bautismo “en
el nombre del Señor Jesús” encerraba la mención del Espíritu Santo.

No sería natural exigir a los escritores bíblicos que estuviesen repitiendo una fórmula tan de larga
cada vez que hacían referencia al bautismo, cuando las palabras de Jesús eran por todos conocidas
y atestiguadas en el evangelio. Lo mismo ocurre en laDidaché, pues cuando habla del bautismo
“en el nombre del Señor” se refiere al bautismo trinitario instituido por él como resulta evidente
por las instrucciones que se hacen en el capítulo 7.
2) No es probable que los apóstoles hayan cambiado la forma de bautizar habiendo recibido
instrucciones expresas del propio Jesús sobre cómo hacerlo.

3) Los textos cristianos primitivos ya mencionados confirman que la fórmula trinitaria estuvo en
uso por la Iglesia primitiva.

4) Si bien la opinión de San Ambrosio tuvo eco en la Iglesia fue ciertamente minoritaria. La
Tradición mayoritaria de la Iglesia ha exigido como válido sólo el bautismo en nombre de la
Santísima Trinidad, como se aprecia a continuación:

El primer Concilio de Arles (año 314) contra los donatistas, exigió rebautizar a los herejes
conversos que no se hayan bautizado en el nombre de la Trinidad, por haber sido inválido su
bautismo:

“Can. 8. Acerca de los africanos que usan de su propia ley de rebautizar, plugo que si alguno
pasare de la herejía a la Iglesia, se le pregunte el símbolo, y si vieren claramente que está
bautizado en el Padre y en el Hijo y en el Espíritu Santo, impóngasele sólo la mano, a fin de que
reciba el Espíritu Santo. Y si preguntado no diere razón de esta Trinidad, sea bautizado”[12]

Lo mismo hizo el papa Pelagio I (año 556-561) al escribir al obispo Gaudencio:

“Hay muchos que afirman que sólo se bautizan en el nombre de Cristo y por una sola inmersión;
pero el mandato evangélico, por enseñanza del mismo Dios Señor y Salvador nuestro Jesucristo,
nos advierte que demos el santo bautismo a cada uno en el nombre de la Trinidad y también por
triple inmersión. Dice, en efecto, nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos: Marchad, bautizad a
todas las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Si, realmente, los herejes que se dice moran en los lugares vecinos a tu dilección, confiesan tal vez
que han sido bautizados sólo en el nombre del Señor, cuando vuelvan a la fe católica, los
bautizarás sin vacilación alguna en el nombre de la santa Trinidad. Si, empero, por manifiesta
confesión apareciera claro que han sido bautizados en nombre de la Trinidad, después de
dispensarles la sola gracia de la reconciliación, te apresurarás a unirlos a la fe católica, a fin de que
no parezca se hace de otro modo que como manda la autoridad del Evangelio.” [13]

El Concilio Romano (año 382) hace lo mismo:


“Porque en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo solamente somos bautizados y no en el
nombre de los arcángeles o de los ángeles, como los herejes o los judíos o también los dementes
paganos. Esta es, pues, la salvación de los cristianos: que creyendo en la Trinidad, es decir, en el
Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, y bautizados en ella, creamos sin duda alguna que la misma
posee una sola verdadera divinidad y potencia, majestad y sustancia.”[14]

También el Papa San Inocencio I (año 401-417):

“Que según el canon niceno han de ser bautizados los paulianistas que vuelven a la Iglesia, pero no
los novacianos…Manifiesta está la razón por qué se ha distinguido en estas dos herejías, pues los
paulinistas no bautizan en modo alguno en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
los novacianos bautizan con los mismos tremendos y venerables nombres, y entre ellos jamás se
ha movido cuestión alguna sobre la unidad de la potestad divina, es decir, del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.”[15]

El Papa San Gregorio Magno (años 590-604) rechaza también como válido cualquier bautismo que
no haya sido en nombre de la Trinidad:

“De la antigua tradición de los Padres hemos aprendido que quienes en la herejía son bautizados
en el nombre de la Trinidad, cuando vuelven a la Santa Iglesia, son reducidos al seno de la Santa
madre Iglesia o por la unción del crisma, o por la imposición de las manos, o por la sola profesión
de la fe… porque el santo bautismo que recibieron entre los, herejes, entonces alcanza en ellos la
fuerza de purificación, cuando se han unido a la fe santa y a las entrañas de la Iglesia universal.
Aquellos herejes, empero, que en modo alguno se bautizan en el nombre de la Trinidad, son
bautizados cuando vienen a la Santa Iglesia, pues no fue bautismo el que no recibieron en el
nombre de la Trinidad, mientras estaban en el error. Tampoco puede decirse que este bautismo
sea repetido, pues, como queda dicho, no fué dado en nombre de la Trinidad.”[16]

De la misma opinión fueron el papa San Gregorio II (año 715-731)[17], el papa San Gregorio III
(año 731-741)[18], el Papa San Zacarías (años 741-752)[19].

El Concilio Ecuménico de Florencia en la bula Exultate Deo (año 1439) define como la forma
correcta de bautizar: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Conclusiones
Como ha podido verse se han intentado distintas soluciones a la aparente contradicción entre la
fórmula de bautizar que recoge el evangelio de Mateo y los textos de los Hechos de los Apóstoles.
Queda claro sin embargo que inclusive entre aquellos que sostuvieron que podía llegar a ser válido
bautizar sólo en nombre de Jesús, era necesaria la profesión de una fe trinitaria íntegra. Y ni
siquiera entre ellos hubo rechazo alguno a la fórmula trinitaria tal como se lee en Mateo 28,19.

Es necesario puntualizar que este no es el caso de las personas que se han adherido a estas
denominaciones unitarias. Si recibieron el bautismo allí sólo en el nombre de Jesús su bautismo es
inválido, tanto por no haber sido bautizados de la manera correcta, como por no profesar una fe
en el Dios Uno y Trino.

Autor: José Miguel Arráiz

El bautismo ¿en el nombre de quien?


La frase: en el nombre de Jesús, no es una referencia a alguna fórmula bautismal, sino es una
referencia a la autoridad por la cual se confiere el sacramento.

Por: Joel Adán Domínguez Gallo | Fuente: Apolog?ca Siloe

Varios grupos evangélicos unicitarios -rechazan el dogma de la Santísima Trinidad- afirman que el
bautismo debe ser en el nombre de Jesucristo, esto no lo dicen estudiando conceptos teológicos ni
antropológicos, ni mucho menos algo de historia, sino para afirmar que ellos son la iglesia
primitiva y engañar a los demás, para ello usan el Libro de los Hechos donde se menciona el
bautismo en el nombre de Jesucristo, ahora pasemos a explicar por que se menciona así.

Por si usted no lo sabía, muchísimas culturas en el mundo utilizan una especie de baño sagrado, o
sea bautismo, por ejemplo:
El agua se utilizaba como símbolo de purificación en muchas religiones desde fechas muy lejanas.
En el mundo antiguo, las aguas del Ganges en India, del Éufrates en Babilonia, y del Nilo en Egipto
se utilizaban para baños sagrados.

El baño sagrado era también conocido en cultos mistéricos helénos. La ley judía establecía la
utilización del agua como limpieza ritual (Lev. 11,25-40; 15,5-7); y Elisha ordenó al dirigente sirio
Naaman que se sumergiera en el río Jordán para ser limpiado de lepra.

Antes del siglo I d.C., se pedía a los conversos al judaísmo que se bañaran (o bautizaran) ellos
mismos como signo de aceptación de la alianza (tebilath gerim).

Algunos de los profetas consideraron más tarde que los exiliados judíos que volvían a casa
cruzarían el río Jordán y serían rociados con su agua para ser limpiados de sus pecados antes del
establecimiento del reino de Dios (Ez. 36,25).

En esta tradición, el contemporáneo de más edad que Jesús, Juan Bautista, urgió a los judíos a
bautizarse en el Jordán para la remisión de sus pecados (Mc. 1,4).

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Por tanto el bautismo no es un ritual solo cristiano, cuando el escritor del Libro de los Hechos (San
Lucas) menciona el bautismo en "nombre de Jesucristo" no lo hace mencionando la fórmula
bautismal, sino que intenta diferenciar el bautismo cristiano del bautismo de las demás culturas,
(entre ellos el bautismo de Juan el bautista), indicando que se lo hace con la autoridad otorgada
por Jesús a sus apóstoles.

La frase "en el nombre de Jesús" o "en el nombre del Señor Jesús" no es una referencia a alguna
fórmula bautismal, sino es una referencia a la autoridad. Es similar a un policía diciendo:
"¡Deténgase en el nombre de la Ley!". Entendemos que en el "nombre de la Ley" significa con la
autoridad con que la Ley ha revestido a ese policía. Sucede lo mismo con el bautismo "en el
nombre de Jesús". Bautizar en el nombre de Jesús es bautizar en la autoridad de Jesús.
En realidad "en el nombre de Jesucristo" no es fórmula bautismal, sino aquello que se acaba de
mencionar, ¿por qué? Por que si fuera fórmula bautismal seria expresado siempre de una sola
manera en todos los casos del Libro de los Hechos, y vemos que no es así:

HECH 2,38…en el nombre de Jesucristo

HECH 8,16…en el nombre de Jesús

HECH 10,48…en el nombre del Señor Jesús

HECH 19,5…en el nombre del Señor Jesús

Los hermanos que hacen uso de esta supuesta fórmula bautismal, mencionan el siguiente texto:

HECH 4,12…Por que no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres por el que podamos ser
salvos

Esta bien, pero aquí no menciona nada en absoluto sobre el bautismo. Cuando Jesús hace un
mandato, no hay por que cambiar nada en absoluto, el dijo:

Mt 28,19… por tanto, ir y hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Y esa es la forma correcta de bautizar: la que nos enseñó Jesus.

¿Que dice la historia?

Según los escritos apostólicos de los primeros siglos, el bautismo no era un mero acto simbólico de
arrepentimiento o conversión, entre los principales documentos encontramos la Didajé o Didaché
del siglo I y San Ireneo del siglo II, pero veamos que dicen:
Didajé Cáp. VII…En cuanto al bautismo, he aquí como hay que administrarle: Después de haber
enseñado los anteriores preceptos (evangelizar), bautizad en el agua viva, en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Si no pudiere ser en el agua viva,(por inmersión) puedes utilizar otra;
si no pudieres hacerlo con agua fría, puedes servirte de agua caliente; si no tuvieres a mano ni una
ni otra, echa tres veces agua sobre la cabeza, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras
personas, si pudiere ser, ayunen.

Este documento apostólico del siglo I en el año 60, representaba para los primeros cristianos lo
que hoy conocemos como el catecismo de la iglesia, en este tramo extraído se nota que no era
necesario por inmersión, y se utiliza también el método de aspersión, también menciona que de
ser posible ayunen antes del bautismo así como el presbítero (sacerdote) y claro un niño no puede
ayunar, por eso es "si pudieren".

Este documento también con esto nos hace ver que las sectas unicitarias no son la restauración de
la iglesia primitiva, como ellos afirman.

San Ireneo (Siglo II):

"He aquí lo que nos asegura la Fe, tal como los presbíteros, discípulos de los apóstoles nos la
transmitieron. Lo primero de todo, recomienda que nos acordemos de que hemos recibido el
bautismo para el perdón de los pecados en el nombre del Padre y en el nombre de Jesucristo y del
Espíritu Santo"

Vemos claramente que la Iglesia primitiva practicaba el bautismo con la misma fórmula que
seguimos usando, en nuestros días, aquellos que cumplimos con lo que Jesús nos ordena hacer.

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