Alimentación del niño en edad preescolar
Los objetivos de la alimentación del niño en edad preescolar y
escolar son asegurar un crecimiento y desarrollo adecuados,
teniendo en cuenta su actividad física y promover hábitos
alimentarios saludables para prevenir enfermedades nutricionales
a corto y largo plazo.
Es importante mantener una dieta equilibrada, insistir en que
todos los alimentos son necesarios y evitar las chucherías y la
bollería industrial. Una malnutrición, ya sea por escaso aporte o
por aumento de necesidades, puede suponer un pobre crecimiento
del niño.
Tanto el papel de los padres como la influencia de los educadores,
de otros niños y de los comedores escolares, van a tener un papel
decisivo en la adquisición de hábitos de alimentación saludables.
Palabras clave:
Requerimientos nutricionales.         Recomendaciones       dietéticas.
Nutrición infantil.
Introducción
Aunque hay suficiente bibliografía sobre la alimentación del lactante y
del adolescente, poca se interesa por las franjas de edad preescolar y
escolar. Sobre todo, el niño de 1 a 3 años se considera, a menudo,
como un adulto en miniatura. A partir de los 3-4 años, un niño puede,
sin duda alguna, comer de todo, pero no sin importar cómo ni cuándo.
Hay ciertos alimentos que no son recomendables ni apropiados o
apreciados por el niño. En consecuencia, se le alimenta igual que a los
mayores, excepto que se disminuye la ración. Se trata de un concepto
erróneo que puede tener consecuencias negativas en el mantenimiento
de un estado de salud adecuado y en la prevención de futuras
enfermedades      nutricionales    como      obesidad,    hipertensión,
hipercolesterolemia, osteoporosis, etc.
Características biológicas del niño en edades preescolar 
Entre 1 y 3 años, el niño gana 20 cm y 4 kg. Esto corresponde a una
ganancia ponderal del 40 % y estatural del 30 %, con lo que se
concibe mejor la importancia del aporte energético durante este
período. En esta etapa se produce un aprendizaje rápido del lenguaje,
de la marcha y de la socialización, y se pueden producir cambios
negativos en el apetito y en el interés por los alimentos.
La desaceleración del crecimiento en las etapas preescolar (de 3 a 6
años) y escolar (desde los 6 años al comienzo de la pubertad) conlleva
una disminución de las necesidades en energía y nutrientes
específicos, en relación con el tamaño corporal. En el preescolar, la
talla aumenta entre 6 y 8 cm, y el peso de 2 a 3 kg por año. En el
escolar, estos aumentos son de 5 a 6 cm y de 3 a 3,5 kg por año. En
estas etapas se produce la ruptura de la dependencia familiar, con unas
actividades físicas y sociales progresivas, aunque con amplia
variabilidad de unos niños a otros. De los 7 a los 12 años el
crecimiento lineal es de 5 a 6 cm/año, con un aumento medio de peso
de 2 kg/año entre 7 y 10 años y de 4 a 4,5 kg/año cerca de la pubertad
Etapa de 1 a 3 años
1. Disminuye el apetito y el interés por los alimentos.
2. Irregularidad en la ingestión.
3. Rápido aprendizaje del lenguaje, de la marcha y de la socialización.
4. Desaceleración del crecimiento.
Etapa de 3 a 6 años
1. Primer contacto con la colectividad y sus inconvenientes: la
alimentación en el comedor, comidas impuestas.
2. Crecimiento estable.
3. Período     aún      marcado     por     riesgo    de    infecciones
otorrinolaringológicas o digestivas.
Requerimientos nutricionales: conceptos generales
Las Recommended Dietary Allowance, más conocidas como RDA,
fueron definidas por la Food and Nutritional Board en 1941. Fruto de
este trabajo fue la primera edición de las RDA que se publicó en 1943
y que intentaba determinar "los estándares nutricionales para asegurar
un buen estado de salud". Dado que las RDA pretendían ser la base
para evaluar la correcta alimentación de los distintos grupos de
población, era necesario revisarlas periódicamente. En la décima
edición (1989), en función del nivel de conocimiento del nutriente se
definían:
   1. Las RDA como: "niveles de ingesta que, en función de los
      conocimientos científicos y del criterio del Food and Nutrition
      Board, son adecuados para alcanzar las necesidades por,
      prácticamente, todas las personas sanas".
   2. 2. Niveles de la ingesta diaria estimados como seguros y
      adecuados: cuando había un menor conocimiento del nutriente.
      En la última revisión, que consta de varios volúmenes
      publicados desde 1997 hasta 2002, se incluyen otros conceptos
      de valores diarios que, juntos, reciben el nombre de Dietary
      Reference Intakes o RDI. Las ingestas dietéticas recomendadas
      (RDI) son valores de referencia de ingesta de nutrientes que
      están cuantitativamente estimados para ser utilizados en la
      planificación y asesoramiento de dietas para personas sanas.
      Incluyen las cantidades de RDA requeridas de forma individual,
      así como tipos adicionales de valores de referencia.
Recomendaciones nutricionales en edad preescolar y escolar
La dieta debe ser variada, equilibrada e individualizada. En la tabla 1
se muestran los criterios e ingestas recomendadas de energía en
diferentes edades y situaciones.
Necesidades energéticas y macronutrientes
A partir del primer año, 800 a 1.000 kcal/ día. A los 3 años, de 1.300 a
1.500 kcal/día, dependiendo, entre otros factores, de la actividad física
desarrollada. De los 4 a los 6 años, 1.800 kcal/día (90 kcal/kg/día). De
los 7 a los 12 años, 2.000 kcal/día (70 kcal/ kg peso/día).
Las proporciones adecuadas entre los diferentes principios inmediatos
administrados deben ser los especificados en la tabla 2 para las
diferentes edades, teniendo en cuenta las siguientes proporciones:
   1. Del 50 al 55 % de hidratos de carbono. De ellos, el 90 % serán
      hidratos de carbono complejos (cereales, tubérculos, legumbres,
      frutas) y el 10 % en forma de azúcares simples. Debe moderarse
      el consumo de sacarosa, para prevenir la caries dental,
      hiperlipemia y la obesidad.
      2. Del 10 al 15 % de proteínas de alta calidad (1,2 g/kg/día, con
      un 65 % de origen animal).
   3. Del 30 al 35 % de grasas, con un reparto de 15 % de
   monoinsaturada (aceite de oliva, frutos secos), 10 % de
   poliinsaturada, especialmente de ω-3 (pescados), y hasta el 10 %
   restante como grasa saturada. No debe sobrepasarse la cifra de 100
   mg/1.000 kcal de colesterol total.
   4. Esta ración energética debe repartirse entre 4 comidas, en la
      siguiente proporción: 25 % en el desayuno, 30 % en la comida,
      15 % en la merienda y 30 % en la cena. Se evitarán las ingestas
      entre horas.
Realización práctica
Alimentos
La base de la pirámide refleja los grupos de alimentos con una mayor
participación en la dieta, y en el vértice aparecen los que deben
ingerirse en menor cantidad por contener muchas calorías y pocas
vitaminas y minerales.
Productos lácteos
Continúan siendo el alimento básico de la ración del niño de 1 a 3
años.
La leche debe estar presente a razón de 500 ml por día (leche entera o
semidesnatada o de crecimiento). Añadir de 25 a 30 g de queso
fermentado permite satisfacer las necesidades de calcio en esta edad.
Si la leche es rechazada por el niño puede ser reemplazada por
derivados lácteos. Las equivalencias son: 250 ml de leche = 2 yogures
= 3 petit-suisses.
Carnes, pescados, huevos y legumbres
Los embutidos no pueden ser aconsejados al niño, a causa de su
riqueza en materia grasa (sólo el jamón sin corteza ni grasa puede
utilizarse una o dos veces por semana). Las carnes magras
comprenden el conejo, las aves (sin piel) y la ternera. Es preferible la
carne entera cocida y picada tras la cocción.
Los pescados magros (blancos) son: lenguado, gallo, pescadilla,
merluza, etc. Los pescados frescos deben ser consumidos
obligatoriamente el día de su compra. Los pescados congelados
ofrecen más facilidades de empleo y son más económicos; deben
descongelarse correctamente, para evitar que queden secos.
Los huevos aportan ácidos grasos v-6, aunque, sobre todo, contienen
grasa saturada, por lo que es aconsejable no tomar más de tres a la
semana.
Las legumbres constituyen una fuente de fibra alimentaria, junto con
su aporte de hidratos de carbono y proteico (proteínas de bajo valor
biológico).
Cuanto mayor sea la cantidad de fibra ingerida, mayor debe ser la
ingesta de agua, para asegurar un tránsito intestinal adecuado.
Cereales
Son muy recomendables en la alimentación diaria de los niños (fig. 1).
Se incluyen en este grupo los cereales fortificados o integrales, el pan
y las pastas. El pan ya puede ser consumido a esta edad,
preferentemente el pan blanco (el pan integral tiene una acción
irritante sobre el tubo digestivo y no debe ser incorporado a la
alimentación hasta después de los 7 años).
Verduras y hortalizas
Aportan fibras vegetales, necesarias para el tránsito intestinal,
vitaminas hidrosolubles y la mayor parte de los minerales y
oligoelementos. Deben figurar en la ración diaria, tanto crudas
(tomates, zanahorias ralladas) como cocidas (patatas, puerros, judía
verde, alcachofas, calabacín, etc.). Hay que tener cuidado con los
guisantes, ya que en ocasiones pueden suponer un cuerpo extraño,
creando problemas respiratorios o atragantando al niño.
Frutas
Consumidas cocidas, son interesantes por las fibras vegetales y los
minerales que aportan. Crudas, aportan vitaminas B1, B2, C y
caroteno. Las frutas frescas y maduras son más digeribles.
La manzana es un buen regulador del tránsito intestinal, ya que
contiene gran cantidad de pectinas. El plátano verde, rico en almidón,
es de difícil digestión, por lo que es preferible maduro (con manchas
marrones).
Los frutos secos no son recomendados antes de los 3 años (cacahuetes,
almendras y nueces) por el riesgo de atragantamiento y asfixia.
Bebida
1. El agua es la única bebida indispensable (1,5 l/día por término
medio). El agua del grifo puede ser consumida por el niño.
2. Los zumos de frutas son ricos en azúcares de absorción rápida,
también son ricos en sales minerales, oligoelementos y vitaminas (si
son preparados en casa).
3. Las sodas (refrescos de cola, limonada u otras bebidas de frutas)
deberían ser eliminadas (exceso de azúcares de absorción rápida), al
igual que las tónicas o colas que contienen extractos.
4. Las bebidas alcohólicas, aunque sean de poca graduación (cerveza
o sidra), están prohibidas.
5. El té y el café (excitantes) no son convenientes para los
6. La sal debe consumirse con moderación. Evitar la costumbre de
resalar.
Reparto de las comidas
Desayuno: 25 % de la ración calórica
Esta comida se hace tras 12 h de ayuno. El niño no debe partir hacia la
escuela con el estómago vacío, como pasa a menudo. Un buen
desayuno evita el picar entre horas y mejora las actividades escolares
del final de la mañana. También evita una comida excesiva al
mediodía.
Es cierto que algunos niños temen ir a la escuela (ansiedad), lo que
puede disminuir su apetito. Pero la mayoría de las veces, el niño se
levanta demasiado tarde (por haberse acostado demasiado tarde) y no
tiene tiempo suficiente; o bien la prisa le corta el apetito, o bien el
niño está solo en el momento del desayuno. Esta es la comida familiar
que debería ser más calmada, cálida y de mayor convivencia.
Comida: 30% de la ración calórica
En la mayoría de los casos tiene lugar en el comedor escolar. A
menudo, tras un desayuno frugal, la comida es excesiva porque el niño
tiene hambre. Esto le produce somnolencia por la tarde. Por tanto, es
necesario aligerar la comida para que el rendimiento escolar de la
tarde sea adecuado.
Merienda: 15% de la ración calórica
Una comida importante, ya que es un momento de descanso tras el
esfuerzo escolar. Pero debe ser breve (de 20 a 30 min como máximo),
y si el niño regresa tarde de la escuela, ha de llevar algo para merendar
a la hora habitual, y así tendrá hambre a la hora de cenar. La merienda
ha de ser bastante completa: lácteos variados, pan, cereales, fruta, etc.,
y no reducirse sistemáticamente a pan, mantequilla y chocolate.
Cena: 30% de la ración calórica
Se ha de tener en cuenta lo que el niño ha comido a lo largo del día
para equilibrar la ración alimentaria. Si la alimentación ha sido
correcta, la cena ha de ser sencilla. Si no se sabe lo que el niño ha
comido, debe reforzarse la alimentación en lo que suele faltar:
verduras y lácteos.
Manera de tomar las comidas
El médico debe insistir a los padres y a los niños en el sentido de que
las comidas, al menos las que se toman en familia, sean momentos de
placer y se desarrollen en un ambiente de calma, de tranquilidad (sin
radio o televisión que acaparen la atención de todos), sin gritos, sin
discusiones. Éste no es el momento ni el lugar para discutir acerca de
las notas.
Se deben variar los menús. Hay que evitar la monotonía que puede
llevar a la desgana.
Deben aprovecharse estos momentos (la mañana, la noche y quizá
sólo los fines de semana cuando la familia está reunida), para hablar y
discutir sobre cuestiones que afectan al niño, qué hace, qué piensa,
etc.
Y no olvidar nunca que el niño copia lo que ve a su alrededor, en la
alimentación y en todo. Los padres deben dar ejemplo.
Alimentos desaconsejados
1. Pastelería grasa.
2. Chocolate en gran cantidad.
3. Fritos.
4. Carnes en salsa.
5. Bebidas azucaradas.
6. Bebidas excitantes: té, café y refrescos de cola con cafeína.
Decálogo para fomentar en los niños hábitos saludables en la
alimentación
1. Los niños no siempre están interesados en probar nuevos alimentos.
Ofrecer los alimentos nuevos en pequeñas porciones.
2. Los menús deben planearse con tiempo, tratando de involucrar al
niño en su elaboración. Evitar la monotonía.
3. Es importante que el niño descanse unos minutos antes de sentarse
a la mesa a comer. Acostumbrarle a lavarse las manos antes de cada
comida.
4. Los alimentos no se deben ofrecer como recompensa o castigo.
5. Se ha de evitar comer viendo la televisión.
6. Es importante asegurar diariamente un buen desayuno, porque es la
primera comida que recibe el niño después de varias horas de ayuno y
le permite iniciar la jornada de estudio y de actividad.
7. El aporte de alimentos se debe distribuir en 4 o 5 comidas al día,
evitando las ingestas entre horas.
8. Se debe asegurar diariamente el aporte de fibra a través de la dieta,
junto con un consumo adecuado de líquidos, fundamentalmente agua.
9. Es admisible el consumo esporádico de golosinas, por ello es
conveniente establecer unas pautas de moderación.