MULLERES GALLEGAS
QUE FIXERON
HISTORIAS
CULTURA GALLEGA
MARÍA SOLTERO ÁLVAREZ
María Soltero Álvarez
Cultura Gallega
3º Grado en Filología Hispánica
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
2. POESÍA Y GÉNERO
3. EL PAPEL FEMENINO EN LOS DISCURSOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL
PROTONACIONALISMO GALLEGO
4. “AS VIÚDAS DOS VIVOS E AS VIÚDAS DOS MORTOS” ROSALÍA DE CASTRO
a. La viuda como metáfora de la nación
b. Del mito romántico a la viuda de vivo
5. EL FEMINISMO A PARTIR DE LOS CUENTOS DE EMILIA PARDO BAZÁN
a. “Lo de siempre”: feminismo, sindicalismo y masculinidad.
6. CONCLUSIÓN
7. BIBLIOGRAFÍA
a.
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1. INTRODUCCIÓN
En el trabajo presente vamos a realizar un estudio de las mujeres gallegas, partiendo de una
serie de características fundamentales para entender el importante papel de estas. En un primer lugar,
vamos a trata de manera general y, a grandes rasgos, la relación entre poesía y género que se da en la
literatura gallega del siglo XIX. Más tarde, estudiaremos el papel que tiene la figura femenina en los
discursos políticos y en la historia de Galicia.
Para seguir con el cuerpo del trabajos realizaremos un análisis de los estándares patriarcales
establecidos a los diferentes géneros a partir de las figura de Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán.
2. POESÍA Y GÉNERO
Podríamos considerar que la literatura gallega está llena de rupturas y silencios, lo que ha
marcado notablemente la evolución de los discursos. Este silencia se vio agravado por varias
circunstancias históricas: la imposibilidad de constituirse Galicia en reino independiente o política
centralista por los Reyes Católicos. Durante este período el gallego pierde su condición de lengua
culta y la producción literaria de la época es apenas aislada. Por otra parte, la otra ruptura se produjo
entre 1936 y la década de los cincuenta, cuando se inicia el proceso de restauración cultural. Estas
letras encontraron un primer refugio en el exilio americano y más adelante, en la clandestinidad.
Otro de los hechos que han marcado esta literatura ha sido los silencios. La propia
(re)construcción de la literatura gallega ha estado vinculada a la construcción de un proyecto de
nación que silencio en muchas ocasiones discursos de género, así como debate de otras índoles como
puede ser el político. Por tanto, la marginación de las voces femeninas unida a la propia marginación
histórica supone un auténtico silencio que han intentado resolver en las últimas décadas autoras y
críticas.
En lo que a poesía se refiere la presencia femenina es escasa en dos momentos claves de la
historia de la literatura: en la década de los 50. No va a ser hasta la década de los 90 que podamos
hablar de un verdadero auge de las voces poéticas femeninas.
Una vez situado su contexto histórico podemos situar una serie de pilares teóricos y
metodológicos que han sostenido los estudios de poesía gallega iniciados a raíz del desarrollo del
feminismo en Galicia. Por ello, es importante mencionar la revista Festa da palabra silenciada, que
ha funcionado como plataforma cohesionadora.
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Un pilar fundamental para la interpretación de la poesía desde una perspectiva de género ha
sido la relectura de la obra de Rosalía de Castro. El estudio de su poética permitió mostrar la tensión
que se generaba entre género-nación. Tal oposición se ve reflejada en el rótulo de una publicación
promovida por la comisión de mujeres de la Asamblea Popular Nacional Galega, aparecida en 1980:
«Rosalía de Castro, a primeira feminista da nación galega» (García Negro 2013: 21).
Los estudios sobre la literatura de mujeres gallegas han tenido que resolver la relación
histórica existente entre los discursos de la nación y los discursos de género, lo que ha llevado a
condicionar las reivindicaciones nacionales a las de las mujeres.
Por otro lado, los estudios literarios gallegos han atendido al papel crucial del feminismo en
el desarrollo de las escritoras gallegas. La descripción de este fenómeno, se ha llevado a cabo desde
la teoría de los polisistemas, que:
permite explicar o desprazamento que se observa dentro del sistema galego do dis-
curso literario feminista entre 1975 e 1997 desde a marxinalidade á lexitimación dadiferenza,
especialmente nun xénero, a poesía, que funciona nos anos 90 como catalizador principal de
diferenciación xenérica que se foi desenvolvendo, en etapas sucesivas, desde a irrupción do
pesamento feminista. (González Fernández 2005: 78)
3. EL PAPEL FEMENINO EN LOS DISCURSOS POLÍTICOS Y
CULTURALES DEL PROTONACIONALISMO GALLEGO
En los 40 del siglo XIX en España se da el apogeo de escritoras que publican sus trabajos en
la prensa. La instauración romántica y la entrada del reformismo liberal en el gobierno hace que las
mujeres escritoras encuentren la validación y legitimación necesarias para su escritura. Esto coincide
en Galicia con el nacimiento de la primera generación de intelectuales preocupados por el resurgir de
la tradición y la cultura local. Se forma alrededor de la Universidad compostelana un grupo de
jóvenes intelectuales que comienzan a dar a conocer sus ideas a través de la prensa: un liberalismo
con tintes religiosos que se combinaba con un naciente sentimiento galleguista.
El movimiento de reivindicación galleguista en su primera etapa es conocido como
provincialismo, de ahí que se cree un fuerte paralelismo entre la queja lírica de la escritura femenina
isabelina y lo que Justo G. Beramendi ha dado en llamar “síndrome da aldraxe”, alrededor del cual
se organizan los primeros intentos de reivindicación patriótica del discurso proto-galleguista de los
años 40.
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Esto, unido al proceso de canonización de la escritura femenina de los años 40 en la Corte
española, favorece la creación de conexiones entre la estética y el contenido didáctico-virtuoso de las
obras de las escritoras isabelinas con las demandas de los primeros hombres preocupados por el
futuro de Galicia.
Así, en 1841, sale El Iris del Bello Sexo: Periódico de literatura y costumbres en Santiago de
Compostela. Se trataba de la primera publicación de carácter provincialista con una ficticia autoría
femenina, pues los redactores masculinos utilizan el travestismo literario bajos los pseudónimos de
las dos redactoras principales: Enarda y Galatea.
El Iris es un proyecto liberal en el que dos mujeres redactoras se presentan ante el público
para instar a los hombres gallegos a la acción patriótica. El papel de lo femenino en El Iris tiene
como papel principal influir en las pasiones de los hombres: ocuparse de la actividad viril y heroica,
del triunfo de los ideales provincialistas. Los personajes de Enarda y Galatea encarnan el ideal
doméstico del “ángel del hogar”, una subjetividad normativa y canónica en los discursos culturales
de la España decimonónica.
En este providencialismo la mujer gallega todavía no es usada simbólicamente para definir
los límites de la diferencia entre España y Galicia, sino que será en la década de los 60, a manos del
liberal Manuel Murguía, cuando el significante “mujer gallega”, entendido como repositorio de las
cualidades de la raza, se construya como elemento diferenciador y demarcador de una identidad y
literatura propiamente gallegas.
Begoña Aretxaga afirma que la mujer y lo femenino se emplearon históricamente como una
representación de la nación dominada proyectada en la propia situación de dominación de la que eran
objeto las mujeres 1. Al igual que en Jonathan Swift Irlanda es una mujer sometida y para otros una
hija afligida, Galicia es, según Murguía, mujer vencida y humilde 2
Murguía utiliza el género sexual como un elemento organizador del discurso nacionalista
liberal que establece la aparición o, más bien, recuperación, de un esquema lírico sentimental
femíneo como elemento inaugural de la literatura gallega.
Rosalía de Castro en su prólogo de Cantares, hace hincapié en el carácter natural, sentido y
tierno de sus composiciones. La poesía gallega se construye como mujeril, “toda música e
1
ARETXAGA, Begoña: “¿Tiene sexo la nación? Nación y género en la retórica política sobre Irlanda”. Arenal, 3.2
(1996), pp. 200-3.
2
Ibid.
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vaguedade, toda queixas, sospiros e doces sonrisisiñas” pero, “sobre todo un sentimento delicado e
penetrante”. La mujer, la poetisa, se convierte en “recipiente” simbólico de las características
diferenciadoras de una raza gallega que ha ido evolucionando a través de los siglos y se mantiene
todavía limpia de la influencia española.
El establecimiento de la poesía como la expresión literaria típicamente gallega por excelencia
(en un momento en que la legitimación de la autoría intelectual femenina se encuentra
inevitablemente unida a la producción poética de las escritoras isabelinas) explica en Galicia el auge
de escritoras en la prensa periódica desde los años finales de la década de los 50. La mayoría de las
escritoras gallegas entre los años 1859 y 1868 dedicaban su producción literaria al centro integral
madrileño, en cambio, serán Rosalía de Castro y Emilia Portal las dos excepciones en la escritura de
pluma femenina que se unan a la legitimación del sistema literario “galleguista”. Armas García
define esto como avant la lettre, una producción literaria cuyo centro es Galicia, cuyo repertorio es
únicamente gallego, por tema, expresión lingüística y preocupación, cuyo principal mercado no va
más allá de las fronteras políticas del país gallego y cuyas instituciones están dedicadas a la
legitimación del sistema en cuestión3.
Entre los años 1865 a 1867 se da en Galicia el mayor número de colaboraciones femeninas
del siglo. Las nuevas firmas de Constanza Verea, Emilia Pardo Bazán, “Jovita Goyanes”
(posiblemente un pseudónimo tras el que se esconde una identidad masculina), Carolina Coronado,
Rosalía de Castro, Emilia Calé, quien en ocasiones firma como “Esperanza”, Concepción Arenal y
Felicia Auber… llenan las páginas de las cabeceras de mayor difusión de la época: Galicia: revista
universal de este reino, El Progreso, El Avisador…
Los años post-revolucionarios traerían consigo un cambio radical en relación a las escritoras,
pues, los poderes públicos que pocos años antes habían considerado vital el papel de la mujer
escritora como propagandista de la cultura oficial isabelina, aun cuando al mismo tiempo se
mantuvieran ante la figura de la mujer escritora ciertas reticencias como bien ejemplifica Rosalía en
su “Carta a Eduarda”, pasan ahora a una situación de aislamiento y desamparo total. Se establece una
situación en la que ya no interesaba mostrar los ideales de las mujeres de los 50, incluso, en los 60 se
las consideraba repositorio simbólico de la patria. A partir de 1874 Rosalía se convierte en una
escritora problemática y marginal, algo que deja patente el artículo “La mujer” publicado en el
periódico La Constancia. En cambio, escritoras como Emilia Pardo Bazán será premiada por su
3
ARMAS GARCÍA, Celia María: As mulleres escritoras (1860-1870). O xenio de Rosalía. Santiago de Compostela,
Laiovento, 2002, pp. 15-16.
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composición “Descripción de las Rías Bajas”. La participación de Emilia en las sesiones literarias de
la juventud católica de Santiago y su postura ideológica contraria al federalismo, al socialismo, y al
sistema parlamentario en general, la insertaban dentro de la “Alta Cultura” de la Restauración.
4. “AS VIÚDAS DOS VIVOS E AS VIÚDAS DOS MORTOS” ROSALÍA DE CASTRO
Follas novas, fue publicado por primera vez en el año 1880 en la capital española
como uno de los primeros libros de poemas en poner de relieve el tema de la emigración gallega a
América y las consecuencias de esto para la mujer campesina del siglo XIX. Su última sección “As
viúdas dos vivos e as viúdas dos mortos” habla sobre este problema a partir de voces femeninas que
narran la experiencia de la soledad y la angustia de permanecer en Galicia. se enmarca en una
representación de la nación generizada (femenina). El concepto de viuda do vivo supone que se
personifique en la viuda las características propias de la nación y las clases populares, su historia y su
producción artística. Por lo tanto, representa esa carencia que representa en la nación la partida del
hombre.
Junto a este concepto convive la construcción opuesta: viuda de muerto. Esto nos pone en
manifiesto el hecho de que muchos de estos hombres que partieron han muerto y, por tanto, no
podrán volverse a encontrar con ellas.
Se establece de esta forma el término “viuda” como símbolo de falta o de carencia, tanto
viuda en singular, que hace referencia a la nación generalizada, como las viudas anónimas cuyas
voces son recuperadas en los poemas.
El tratamiento de Rosalía de Castro de este tema no es solo importante por reflejar la realidad
del tema en sí, sino por mostrar una realidad femenina desafiante y poco explorada. Las mujeres que
presenta Rosalía se establecen como la metáfora de una nación que sufre.
a. La viuda como metáfora de la nación
Gran parte de la literatura gallega del mediado del siglo XIX siguió las propuestas estéticas
del romanticismo. La literatura gallega necesitaba crear un mito fundacional para la colectividad,
producir un texto en el que el alma nacional se viese reflejada. Las metáforas botánicas y biológicas
propias del romanticismo muestran la necesidad de crear una relación entre el medio físico y la
cultura.
Esta renovación estética adquirirá en Follas Novas un tono más existencial e intimista.
Además, si consideramos que la combinación entre las figuras femeninas y lo natural es otra
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característica de la estética románica, podremos ver la correspondencia que se crea entre la
producción artística, la historia culturas y la identidad nacional.
La “Mujer gallega” impulsada por Murguía remite a la intención gallega que intentaba
establecer una diferenciación entre la tradición gallega y la española, por lo que la escritura femenina
fue necesario para establecer un sistema literario propio. Si esto trajo como dato positivo la creación
de una literatura fundacional, podemos ver como va desapareciendo la figura femenina, pues se
alababa al hombre como señor de la tierra y ciudadano en pleno derecho.
Por ello, para superar esta visión romántica y esencialista que se ha creado sobre la autora y
su obra, es importante revisar el concepto de “viuda do vivo”, pues constituye supone una ruptura
significativa con el discurso feminizado de la sentimentalidad gallega.
b. Del mito romántico a la “viuda do vivo”
La crítica contemporánea ha encontrado en el concepto de viuda de vivo una respuesta a
las interpretaciones clásicas que se daba de la viuda como una mujer frágil, y despegada de la
relación romántica madre-tierra-nación. Identificar a las viudas con la tierra gallega que llora la
partida de los hombres y los espera (como Penélope espera el regreso de Odiseo de la Guerra de
Troya) supondría olvidar la política y reivindicativa poesía que Rosalía de Castro ha tenido para
el Rexurdimento gallego. Además, supondría relegar a la mujer a estándares patriarcales como
puede ser la vulnerabilidad de la mujer y la fidelidad conyugal.
En “As viudas…” la estrategia es exponer, a través de voces femeninas, las injusticias que
tiene que soportar las mujeres que quedaron en Galicia y, denunciar la marginación que sufren
tanto en la prensa como en la literatura. Es por ellos que podemos observar a través de este
poema una mirada novedosa, que rompe con la forma femenina del romanticismo.
En el poema de a “Eu levo unha pena” de Follas Novas se observa cómo el yo lírico es
consciente de que su soledad no es compartida y, además, es incomprendida por el resto. Tan
solo el resto de viudas (aludidas a través del pronombre “vosotras”) pueden llegar a comprender
su dolor.
En el siglo XIX el ciudadano activo es el varón y la mujer queda relegada a ejercer los
trabajos domésticos, por lo que se le deja fuera de la vida civil y política. Esto supone la creación
de una atmósfera de relaciones femeninas mucho más compleja, en la que todas las viudas se
establecen como interlocutoras como las más aptas para el tipo de discurso que buscan instaurar.
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Pero, no es solo el poema de “As viúdas…” en el que encontramos el tópico de la
errancia, sino que en poemas como “N’é de morte” (FN) se observa la voluntad de la viuda de
perderse en el camino para no volver a encontrase consigo misma y su dolor, pero esto es
imposible puesto que el dolor está dentro de ella. Esta contrariedad de querer marcharse y no
saber hacia dónde se establece también como una de las piedras angulares de este hecho.
Podemos destacar en este caso, la figura de la niebla como una alegoría. En “Ca pena ó
lombo” (FN), la imagen de la niebla aparece con un tono de sufrimiento y de tragedia. La viuda
resuelta y valiente que quiere emigrar a América para seguir a su amado rompe deliberadamente
con la Penélope homérica, caracterizada por la pasividad y la espera.
Sin mirar fixa os ollos
nas brétemas leixanas,
vaporosas e leves
que o sol pinta de grana,
i as mans en cruz, i os ollos
arrasados en bágoas,
murmura saloucando: -¡Quérom’ire!
porque agonizo aquí desconsolada…
Millor que acá antre rosas
¡ai! ¡quero ir a morrer adond’el vaia!
E no fondo do barco
soíña, abandonada,
tras seu amor i a morte, para América,
para morrer de dor, ó mar se lanza
Por lo tanto, en cuanto a la imagen de la viuda el sujeto ya no lamenta exclusivamente la
partida, sino que, además, toma conciencia del lugar (lamentablemente) que ocupa en el sistema de
relaciones sociales del que forma parte: desde asumir nuevas tareas para mantener el hogar y la
familia, hasta reconocer su rol secundario dentro de la vida social y política. Así, Rosalía a partir de
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la emigración, la viuda de los poemas rosalianos logra una autoafirmación que la coloca en un
diálogo complejo y dinámico con otras interlocutoras femeninas, llamando a la conformación de una
nueva colectividad femenina en el campo literario de su época.
En este sentido, la viuda desde el punto de vista de su autoafirmación y su dimensión
deseante permiten situarla entre los textos de autoría femenina que, hacia mediados del siglo XIX,
comienzan a emerger en respuesta a una larga tradición de silencio por parte de las mujeres. Las
viudas rosalianas no solo critican indirectamente los estándares de comportamiento de la época, sino
que desafían la idea femenina romántica y el discurso feminizado de la sentimentalidad.
5. EL FEMINISMO A PARTIR DE LOS CUENTOS DE EMILIA PARDO BAZÁN
Emilia Pardo Bazán es una crítica, novelista, cuentista, poeta… del siglo XIX y principios del
siglo XX. Unamuno la calificó como “mujer singular que nos ha dejado, entre otras cosas, lecciones
de una laboriosidad admirable y una curiosidad inextinguible”. Esta representa una figura muy
importante para el activismo gallego. Además, también contribuyó en buena medida a la formación
definitiva del cuento literario moderno, sobre todo, por su intensa obra cuentística, que ocupa un
lugar destacado en la literatura de todos los tiempos.
Estos cuentos pueden contribuir de manera considerable a entender la personalidad y las ideas
de la autora, así como su postura en cuanto a la sociedad de su época, pues tratara en ellos sus
inquietudes políticas y sociales, su actitud ante el divorcio, el amor y el feminismo.
Emilia escribe cuentos de diferentes temáticas (Galicia, religiosos…), pero en este caso nos
centraremos en sus cuentos feministas.
Para Emilia Pardo Bazán, el cuento, por brevedad e intensidad, era el vehículo más idóneo
para transmitir la imagen de una inmediata realidad. Sus letras eran testigo y denuncia de su tiempo,
que llevaba implícita una toma de postura personal y una intención de sensibilizar y provocar la
reacción del público, al que podía llegar con cierta facilidad. Es en ese carácter híbrido de artículo
periodístico y ficción literaria donde radica su gran fuerza. Además, Emilia en sus cuentos expone su
opinión y en su crítica, no se limita a una simple valoración negativa y pesimista de los hechos, sino
que tiene una profunda raíz constructiva. Por esto, podríamos pensar que, si censura con dureza ala
mujer de su tiempo, es porque ella es consciente de la situación femenina. Presenta la idea de esa
mujer nueva que podemos ver en relatos suyos como “La Manga”, “Los Ramilletes”, “Champaña”,
“La boda”, “Sangre del Brazo”, “La Aventura”, “Los Cirineos”…
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Para entender, por tanto, los cuentos de esta, debemos contextualizar su situación como mujer
de la época (aunque ya hemos adelantado gran parte en apartados anteriores).
Es imposible analizar la labor y esfuerzo que llevó a cabo y la importancia que tuvo para el
movimiento feminista, sin entender las limitaciones y contradicciones que sufrían las mujeres de la
época. Emilia Pardo Bazán fue una mujer que respondió a las circunstancias históricas del momento
con sus intenciones de infringir la cultura patriarcal. Todo esto bajo la influencia de la Iglesia
católica, que le impidió trascender las limitaciones de su entorno en su pensamiento político y social.
Así encontramos en “Las tapias del Camposanto” a Clara, una muchacha que no se resigna a seguir
viviendo en su casa, aunque al final ella vuelve con su padre y hermana. Emilia trata de poner en sus
personajes una chispa de inconformidad pero que al final todo vuelve a ser como antes, dentro de un
orden establecido. Será en “La Aventura” cuando la protagonista sea capaz de rebelarse contra su
triste situación. Se establece así, la idea de la “mujer nueva” que propugnaba Emilia Pardo Bazán.
Estos cuentos feministas pueden estar clasificados según diferentes temáticas, como puede ser
en “Morrión y Boina”, de tema político, en el que critica el sectarismo absurdo de los defensores de
la causa y evoca algunos recuerdos personales para poner en ridículo la postura de algún personaje,
que ella disfraza bajo un nombre ficticio y defender sus aspiraciones feministas.
Otra temática puede ser el divorcio y la situación de la mujer. Por ejemplo, en “El Indulto”
plantea una serie de consideraciones acerca de la benevolencia de los tribunales de justicia.
a. “Lo de siempre”: feminismo, sindicalismo y masculinidad.
«Lo de siempre», representa una relativa anomalía en la obra pardobazaniana, debido a su
representación de los hombres de clase obrera y del sindicalismo. Pardo Bazán solía evitar cualquier
comentario sobre estos movimientos en su ensayística, en contraste con su locuacidad en cuanto al
feminismo por el énfasis en la acción colectiva que caracterizaba los movimientos izquierdistas de la
época. El choque entre la defensa de las capacidades de las mujeres como agentes individuales, por
un lado, y el principio de acción social colectiva, por otro, bien podría explicar gran parte de la
aparente contradicción entre su feminismo y su relativo conservadurismo político.
En este cuento los operarios de tipografía retratados corrían mucho riesgo al emplear una
retórica sindicalista, lo que explica su preferencia por mantener sus conversaciones fuera del taller.
Lo incendiario de sus actividades explicaría también que fueran partidarios de interpretar un
complejo sistema de mensajes casi en código, que servían como seña para identificar a los activistas.
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La dinámica de inclusión o exclusión tendría una fuerza particularmente dramática en este grupo.
Cuando empieza a trabajar en la imprenta el joven Mariano no solo debe probar su destreza como
tipógrafo, sino también saber identificarse como «uno más» en cuanto a su ideología sin exponerse a
los riesgos de ser identificado como subversivo por los jefes. Y como siempre, deberá establecer su
posición en la jerarquía femenina.
Des un principio los colegas denominan a Mario “Señorita” por no beber, pero este que
maneja bien la palabra les responde: «hay otras maneras de ser hombre más que fumar y beber y
andar detrás de las tías». Así, sugiere la existencia de una masculinidad alternativa que se define no
por el alardeo de la sexualidad, sino por su compromiso ideológico. Esto se sostiene a partir de la
respuesta de uno de los obreros: «y que lo digas. Hay otras maneras, y son las grandes, ¿eh? También
nosotros acá entendemos de eso». Mariano se ha negado a defender su derecho a ser incluido en la
categoría de hombres a base de su conformidad con las normas convencionales de la masculinidad.
Así, sugiere un nuevo modelo de masculinidad, basado en el compromiso social y en la solidaridad.
Los compañeros de este se meten constantemente con él, comienzan a dudar de su sexualidad
e incluso, e incluso llegan a pensar que se trata de una mujer. Para confirmar esto hacen un crudo
experimento: uno de los operarios finge tropezar y se agarra al pecho de Mariano para sostenerse.
Pronto corre la voz: definitivamente, Mariano es Mariana.
Ahora, la voz está enfocada en Mariana que ejerce un discurso apasionado en el que denuncia
la doble moral que solo permite un tipo de trabajo remunerado para la mujer de clase obrera, es decir,
el trabajo doméstico y expone la hipocresía de sus compañeros: “hola, los de la igualdad, ¡los
fraternales! ¿Fraternidad de calzones, ¿eh? ¿Para vosotros, farsantes, no soy una persona?”.
Así, el protagonista emite un discurso a doble voz: Mariana defiende su derecho a invadir el
espacio masculino de la imprenta y Mariano afirma la obligación de cada uno de defender su
derecho. En caso de no defenderlo, sería menos que un hombre (Irónicamente, en términos
biológicos, Mariano es precisamente «menos» que un hombre). Mariano es el más comprometido, y,
por ende, el más viril de todos los de la imprenta.
Esto, sugiere la autora, no volverá nunca a «lo de siempre». Aunque se hayan afirmado los
límites del proyecto igualitario, ya no pueden volver a ser invisibles, ni para los personajes ni para
los lectores de Emilia Pardo Bazán.
6. CONCLUSIÓN
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En conclusión, a lo largo de este trabajo hemos analizado la repercusión de las voces
femeninas en la historia gallegas, mujeres que fueron relegadas al cuidado del hogar y al llanto por la
partida de sus maridos. Por ello, nuestras escritoras gallegas tratan de romper con los estándares
patriarcales que estaban establecidos. Por su parte, Rosalía de Castro muestra a lo largo de su
producción literaria un gran feminismo implícito, que en un primer momento no se tendría en cuenta,
pero, en la actualidad, con perspectiva de género, será alabado por la crítica. De esta manera, se
establece como una de los principales iconos feministas de la literatura femenina. En cambio, Emilia
Pardo Bazán nos presenta un feminismo que dista bastante del de Rosalía, pero con una gran carga
significativa. Era un feminismo más conservador, tal vez, por sus ideas políticas. Pero, a pesar de
todo esto, es una figura muy importante para la denuncia de los modelos del romanticismo, en el
caso que hemos analizado, de los estándares masculinos.
A lo largo de este trabajo, he intentado analizar los puntos de vista de ambas con respecto a
su idea de feminismo, haciendo un análisis de las críticas de estas antes los estándares, en una del
caso femenino y en la otra en el caso masculino.
Bibliografía
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