Radegunda
Santa Radegunda
            Imagen en el coro de la iglesia de Aveyron, Francia
                          Información personal
 Nombre en
                    Radegunda ці Radegonda 
 latín
 Nacimiento         520
                    Érfurt (Alemania) 
 Fallecimiento      587
                    Poitiers (Reino de los francos en la época
                    merovingia) 
 Sepultura          iglesia de Santa Radegunda 
 Religión           Iglesia católica 
                                   Familia
 Familia
                    Dinastía merovingia 
 nobiliaria
 Padre              Berthar 
                                     Clotario I
    Cónyuge
                                     Clotario I (desde 538) 
                                 Información profesional
    Ocupación            Poeta, monarca, escritora y monja 
    Área                 Monacato cristiano 
    Cargos
                         Rey de los francos 
    ocupados
                                  Información religiosa
    Canonización         santo y santo católico 
    Festividad           13 de agosto
    Venerada en          Iglesia católica e Iglesia ortodoxa
    Patronazgo           Poitiers, Francia
    Alumnos              Inés de Poitiers 
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Radegunda, Radegonda o Radegund (Radegonde en francés) (c. 520-587)1 fue una
princesa franca, fundadora de la abadía de Sainte-Croix de Poitiers y canonizada en el siglo
IX d. C. Es la santa patrona de varias iglesias británicas y patrona de Jesus College (Cambridge).
Princesa de Turingia
Radegunda es llevada ante el rey Clotario. Vida de Santa Radegunda, s.IX. Biblioteca municipal de Poitiers
Radegunda fue hija del rey Berthar, uno de los tres reyes de Turingia, actualmente en Alemania.
El tío de Radegunda, Hermanfredo, mata a Berthar en batalla, dejándola huérfana. Después de
aliarse con el rey franco Teodorico I de Austrasia, Hermanfredo derrota a su otro
hermano, Baderico. Sin embargo, después de haber matado a sus dos hermanos y apoderado de
Turingia, Hermanfredo niega su acuerdo con Teoderico de compartir el poder.
Prisionera de Clotario
La huida de Radegunda.
En el año 531 Teodorico regresa a Turingia con su hermano Clotario I. Juntos derrotan a
Hermanfredo y conquistan su reino. Clotario I se hace cargo de Radegunda, la lleva a
tierras merovingias. Durante una decena de años, Radegunda recibió una educación religiosa e
intelectual de parte de Ingonda, una de las esposas de Clotario.
Ingonda murió en el 538. Clotario decidió entonces convertirla en su cuarta esposa1 (siendo las
tres anteriores Chunsina, Ingonda y Arnegonda), a pesar de que Radegunda jamás manifestó
ningún deseo de convertirse en reina de los francos. Aunque intentó escapar, fue atrapada cerca
de Péronne. La boda se llevó a cabo en presencia del obispo Medardo en Soissons hacia el 539.
                                            Reina de los francos
Santa Radegunda con el traje de reina sentada a la mesa con Clotario. Escenas de la vida de Santa Radegunda (arriba: la
noche de bodas de Radegunda. Radegunda rezando; abajo: Radegunda rezando postrada junto al lecho conyugal) Vida de
Santa Radegunda, s.IX. Biblioteca municipal de Poitiers.
Para confirmar su condición de reina, era necesario que vistiese de manera que mostrase la
fuerza y prosperidad de su marido. Sin embargo, la reina siempre vestía de forma simple para
mostrar su humildad cristiana, por lo que las malas lenguas acusaban a Clotario de haberse
casado con una monja. Durante el banquete, la discusión entre los esposos fue muy violenta, ya
que Clotario pretendía imponer su voluntad. Radegunda, sin embargo, decidió no comer y dar el
pan a los pobres.
Radegunda se deshizo poco a poco de sus preocupaciones mundanas para dedicarse a una vida
piadosa y caritativa hacia los pobres. Finalmente, obtuvo el perdón de Clotario y consiguió la
liberación de muchos condenados a muerte.
Radegunda no le dio hijos y, después de que Clotario I asesinara a su hermano, ella decidió
retirarse para no vivir con un asesino, aunque el rey todavía la quería como reina. Vendió todas
sus joyas para fundar el convento en Poitiers. En este lugar manda construir un importante
hospital, donde cuida a los enfermos e imparte enseñanza en las artes de la sanación, curando
heridas y fracturas, preparando remedios y copiando manuscritos para más de doscientas
mujeres.2
Su capellán fue el poeta Venancio Fortunato, y fue amiga de Gregorio de Tours. Murió el 13 de
agosto de 586, y su funeral se llevó a cabo tres días después.
Se escribieron dos biografías de Radegunda, la primera a cargo de Venancio Fortunato en el año
590, denominada Vita radegundis3 y la segunda a cargo de la monja Baudonivia alrededor del año
600.
Fundadora de la abadía de Poitiers
Radegunda se retira, acompañada por el pueblo, hacia el monasterio dedicado a la Virgen que fundó en Poitiers. Vida de
Santa Radegunda (Vie de sainte Radegonde), s.XI, Biblioteca municipal de Poitiers.
En Poitiers fundó el monasterio de Sainte-Croix, entonces llamado de Nuestra Señora. El 25 de
octubre de 552 o 553, en presencia de una gran multitud, entró en el monasterio acompañada de
numerosas jóvenes, que cumplían reglas muy estrictas. En compañía de Inés, su hermana
espiritual que luego se convertiría en abadesa, y de Venancio Fortunato, poeta italiano que sería
el biógrafo de Radegunda, marchó a Arlés para adoptar las reglas de San Cesáreo.
Inés Llegó a ser abadesa del monasterio; Venancio Fortunato fue obispo de Poitiers en 599.
Según una biografía de Baudonivia, una monja de Poitiers y escrita alrededor del año 600,
Radegunda profesaba una gran admiración por las reliquias. Poseía numerosas que se
encontraban en el monasterio de Sainte-Croix, como un fragmento de la cruz de Cristo obtenida
gracias al emperador Justino II. Con motivo de la llegada de esta reliquia, san Venancio Fortunato
compuso el himno Vexilla regis prodeunt. A la muerte de Clotario, Radegunda aprovechó hizo su
reputación y autoridad para establecer la paz entre sus hijos.1 Radegunda tuvo, durante el resto
de su vida, una gran influencia sobre las grandes personalidades de su época,
especialmente Sigeberto I, sucesor e hijo de Clotario. Escribió además una carta-testamento a los
reyes y obispos para la perpetuación de su obra. Según Baudonivia, Radegunda estaba ansiosa
por conseguir la paz y muy preocupada por la «salud de su patria», además de la unidad del reino
de los francos.
Murió en el monasterio de Notre-Dame, el 13 de agosto del 587, a la edad de 67 años
aproximadamente. Fue enterrada en la iglesia abadía de Sainte-Mère-de-Dieu, también llamada
Sainte-Marie-hors-les-murs, hoy en día conocida como Iglesia de Santa Radegunda. Su funeral
se celebró tres días después en presencia de Gregorio de Tours.4 Durante las invasiones
normandas, su cuerpo se llevó a la abadía de Saint-Benoît de Quinçay y después fue devuelto
a Poitiers en 868.
Se le atribuyen numerosos milagros, normalmente relacionados con curaciones milagrosas
relatadas por Venancio Fortunato. Fue declarada santa poco tiempo después de su muerte.1 Es
una de las pocas santas que no fue canonizada por el papa, sino por la creencia popular.
Posteridad
Leyendas
El milagro de la avena, leyenda aparecida en el siglo XIV.
Clotario, que había aceptado la vocación religiosa de la reina, cambió de opinión: envió a un
grupo a Saix para traerla de vuelta a la corte. Cuando Radegunda vio a las tropas, huyó hacia el
sur a través de un campo de avena que los agricultores estaban sembrando. Entonces se produjo
el milagro: la santa reina hizo crecer la avena para esconderse. Cuando los soldados preguntaron
a los agricultores, nadie pudo decir dónde se encontraba la reina. Fue en este momento cuando
Clotario permitió que Radegunda siguiese su camino hacia una vida consagrada a la religión.
Santa Radegunda estuvo ligada religiosamente con San Junien, patrón de los trabajadores del
Poitou, que era en esa época sacerdote de Mairé-Levescault. Ambos se prometieron informarse a
través de un mensajero cuando uno de ellos muriese. Casualmente, ambos fallecieron en el
mismo día, el miércoles 13 de agosto de 587. Ambos mensajeros se encontraron a medio camino
en un lugar llamado Troussais, parroquia de Ceaux En Couhé.
Algunas reliquias de la santa se encuentran en la iglesia de Santa Radegunda de Colomiers.
Santa Radegunda, reina
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                                                                                     n.: c. 522 - †: 587 - país: Francia
                                                                                otras formas del nombre: Radegundis
                                                                                      canonización: pre-congregación
                                                  hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Poitiers, de Aquitania, santa Radegunda, reina de los francos, quien, viviendo todavía su
esposo el rey Clotario, recibió el velo sagrado de religiosa y sirvió a Cristo en el monasterio de la
Santa Cruz de Poitiers, que ella misma había mandado construir, bajo la Regla de san Cesáreo de
Arlés.
Patronazgos: patrono de tejedores y ceramistas; protector contra la lepra, úlceras, sarna, y la fiebre en los niños;
contra los peligros del agua.
refieren a este santo: Santa Inés de Poitiers, San Juan el recluso, San Medardo de Noyon, San Pientio de
Poitiers, San Venancio Fortunato
            Godofredo Kurth escribe en su biografía de santa Clotilde: «La figura de santa
Radegundis es, sin duda, la más auténtica y conocida de su siglo. Toda la luz que la historia arroja
sobre ese período converge en ella, ya que sus dos biógrafos la conocieron íntimamente, por no
hablar de san Gregorio de Tours, quien se contaba entre sus admiradores». Radegundis nació en el
año 518, probablemente en Erfurt. Era hija de Bertario, el rey pagano de una parte de la Turingia,
que fue asesinado por su hermano Hermenefrido. El año 531, Teodorico, rey de Austrasia, y su
medio hermano Clotario I, rey de Neustria, trabaron batalla con Hermenefrido, le vencieron y
volvieron a su patria con un rico botín. Radegundis, quien tenía entonces unos doce años, formaba
parte de los prisioneros de Clotario. Según se dice, el monarca se encargó de instruirla y bautizarla,
pero probablemente Radegundis era ya cristiana desde antes. La joven vivió hasta los dieciocho
años en Athies, cerca de Peronne y se distinguió por su belleza, su bondad y su piedad. A los
dieciocho años fue convocada a Vitry para contraer matrimonio con el rey.
           Clotario I era el más joven de los hijos de Clodoveo, el primer monarca cristiano de los
francos. No se distinguía ciertamente por su buen carácter; el P. Aigrain califica, con razón, a
Clotario de «sensual y brutal». No se ha llegado todavía a desenmarañar la cuestión de los
matrimonios sucesivos del monarca. Clotario se casó cinco veces y no es imposible que su
matrimonio con Radegundis haya sido ilegítimo. La santa soportó su suerte con gran fortaleza.
Aunque era reina, seguía siendo tan enemiga de la disipación y de las vanidades mundanas como lo
había sido anteriormente. Dividía su tiempo entre las visitas a la iglesia y el cuidado de los pobres,
de los enfermos y de los prisioneros. Fundó un hospital de leprosos, donde ella misma atendía a los
enfermos, cuyas llagas solía besar. Una amiga le hizo notar un día que después de eso nadie se
atrevería a besarla a ella a lo que Radegundis replicó: «Si nadie quiere besarme, no creáis que ello
me molesta en lo más mínimo». Clotario dejaba a su esposa plena libertad para sus devociones; sin
embargo, cuando empezó a perder el amor que profesaba a su santa mujer, se quejaba de que había
contraído matrimonio más bien con una monja que con una reina y de que su corte se estaba
transformando en un monasterio. Tales reproches eran injustos, ya que Radegundis consideraba que
su primer deber, antes que todas sus devociones, consistía en ser una buena esposa. La santa
soportaba con bondad y paciencia las infidelidades de Clotario y las bromas molestas que éste le
dirigía constantemente a causa de su esterilidad. Pero, seis años después del matrimonio, Clotario
cometió un crimen verdaderamente imperdonable, pues asesinó al hermano de su esposa, a quien
había tomado prisionero junto con ella en la batalla de Unstrut y a quien Radegundis profesaba gran
cariño.
            Entonces Radegundis pidió a Clotario permiso de abandonar la corte. El rey se lo
concedió, a no ser que haya sido él mismo quien la desterró. La reina se trasladó a Noyon, donde
pidió al obispo san Medardo el velo religioso. Este vacilaba un tanto, ya que la situación de
Radegundis era bastante ambigua y, por otra parte, Clotario era tan violento como poco escrupuloso.
Radegundis se presentó entonces en la iglesia vestida con el hábito de las religiosas y dijo a san
Medardo: «Si no me consagráis a Dios, temed al Señor más que a los hombres, pues Él os pedirá
cuentas de mi alma». San Medardo accedió a otorgar el diaconado a la reina. Radegundis se retiró
primero a Saix, que era una de las posesiones de Clotario en el Poitou. Ahí hizo penitencia durante
seis meses, empleó todas sus rentas en limosnas y asistió personalmente a los pobres. Después se
trasladó a Poitiers, donde construyó un convento y nombró abadesa a una amiga suya, santa Inés, a
cuya obediencia se sometió implícitamente. Por entonces, Clotario, anunció que iba en
peregrinación a Tours, pero se dirigió a Poitiers, con la intención de hacer volver a su esposa a la
corte. Muy alarmada, Radegundis escribió una carta san Germán de París, para pedirle auxilio. El
santo obispo fue personalmente a rogar al rey que dejase en paz a su inocente esposa. La
intervención de San Germán fue tan eficaz, que Clotario le envió a Poitiers a pedir perdón en su
nombre a Radegundis y a rogarle que orase por él para que Dios le perdonara. Desgraciadamente el
arrepentimiento fue sólo pasajero, pues, entre otros crímenes, cometió el de quemar vivos en una
cabaña a su propio hijo y a sus nietos. Según se dice, murió arrepentido, aunque no tiene nada de
sorprendente que el recuerdo de sus culpas le haya atormentado durante su última enfermedad.
Como quiera que sea, Clotario no volvió a molestar nunca a santa Radegundis y aun se convirtió en
bienhechor de su monasterio.
           Aquel monasterio, que se llamó primero Santa María y recibió después el nombre de
Santa Cruz, fue una de las primeras casas religiosas dobles, es decir, para hombres y para mujeres y,
por consiguiente, una de las primeras en que se exigió la estricta clausura en forma permanente. Se
observaba en él la regla de san Cesario de Arles, según la cual, las religiosas tenían que consagrar
dos horas diarias al estudio, gracias a lo cual santa Radegundis aprendió un poco de latín. Bajo la
influencia de la santa reina, el convento de Santa Cruz se convirtió en un centro intelectual y, por lo
mismo, en un centro de paz.
              En cuanto se empezaba a hablar de guerra, santa Radegundis escribía a los enemigos,
rogándoles en el nombre de Cristo que se reconciliasen. La única violencia que empleaba la santa
era contra su propio cuerpo. Santa Cesaria la Joven, abadesa de San Juan de Arles, envió a Poitiers
una copia de la regla y una carta de consejos a las religiosas, en la que les mandaba que aprendiesen
a leer y les imponía la obligación de aprender de memoria el salterio.
            Santa Radegundis enriqueció la iglesia que había construido con las reliquias de muchos
santos. Como tuviese gran deseo de conseguir una reliquia de la cruz de Jerusalén, envió a
Constantinopla a algunos clérigos para que manifestasen su deseo al emperador Justino. Éste le
mandó una astilla de la cruz en un relicario de oro adornado con piedras preciosas, así como un rico
ejemplar de los Evangelios y las reliquias de varios santos. Las reliquias fueron trasladadas a la
iglesia del monasterio de Poitiers en solemne procesión, con cirios, incienso y salmodia. El
encargado de la traslación fue el arzobispo de Tours, san Eufronio, ya que el obispo de Poitiers se
había negado a ello por razones que desconocemos. Con tal ocasión, san Venancio
Fortunato compuso el famoso himno «Vexilla regis prodeunt», que se cantó por primera vez el 19
de noviembre del año 569. Venancio era entonces un sacerdote de Poitiers, muy amigo de santa
Radegundis, cuya biografía escribió. Sostuvo una nutrida correspondencia con ella y con la abadesa
Inés, a quienes escribía cartas en versos latinos acerca de sus austeridades y su salud, agradecía los
envíos de víveres y enviaba flores para mostrar su agradecimiento.
            La santa pasó sus últimos años en completo retiro y murió apaciblemente el 13 de
agosto de 587. «Cuando nos enteramos de su muerte -escribe san Gregorio de Tours- acudimos al
monasterio que ella había fundado en Poitiers. La encontramos ya en el féretro y la hermosura de su
rostro sobrepasaba a la de los lirios y las rosas. Alrededor del catafalco había unas 200 religiosas de
aquel claustro, que llevaban vida perfecta, sostenidas por las palabras de la santa. Muchas de ellas
tenían sangre real en las venas, o habían pertenecido en el mundo a familias senatoriales».
Baudonivia, una monja que se había educado con santa Radegundis y asistió a los funerales, cuenta
que entonces un ciego recobró la vista y que tanto antes como después de la muerte de Radegundis
se le atribuyeron varios milagros. En una ocasión, curó a una religiosa enferma, mediante un baño
que duró dos horas, aunque no sabemos si fue una curación milagrosa o natural. Siguiendo el
consejo de San Cesario Radegundis insistía en las ventajas del baño y, en Saix, solía bañar a los
enfermos dos veces por semana.
            Baudonivia escribió una biografía de la santa fundadora, «no para repetir lo que ya
contó en la biografía de la bienaventurada Radegundis el apostólico obispo Fortunato, sino para
narrar lo que dejó de contar». Por su parte, Venancio Fortunato había escrito: «Toda la admiración
de la elocuencia humana es incapaz de expresar la piedad, la abnegación, la caridad, la
mansedumbre, la rectitud, la fe y el fervor de Radegundis». A pesar de ello, el poeta se lanzó a la
empresa con su elocuencia. El Martirologio Romano conmemora a santa Radegundis y su fiesta se
celebra en muchos sitios. La santa es una de las patronas titulares del colegio de la Universidad de
Cambridge, ordinariamente llamado «Jesus College».
             Los datos que poseemos sobre santa Radegundis proceden de las biografías escritas por
Venancio Fortunato y Baudonivia y de ciertas alusiones casuales de san Gregorio de Tours. Las dos
primeras fuentes pueden verse en Mabillon, en Acta Sanctorum, y en B. Krusch, Monumenta Germaniae
Historica, Scriptores Merov., vol. II, pp. 364- 395. En el lenguaje medieval se decía "recibir el velo de las
diaconisas", a la admisión monástica de mujeres casadas o viudas.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Oración a Santa Radegunda
Santa Radegunda, que tu entereza sirva de ejemplo para todos los que padecemos distintos
problemas y enfermedades en este mundo; que nada nos aleje de Dios, muy por el contrario todo
nos acerque aún más a Él y a confiar siempre en su infinita misericordia. Danos ánimo para
seguir adelante rezando siempre con mucha fe y esperanza.
Novena a Santa Juana de Arco
Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial
los días previos a la festividad (21 al 29 de mayo)
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Mi Señor y mi Dios! Te ofrezco mi petición en unión con la amarga pasión y muerte de Jesucristo,
tu Hijo, junto con los méritos de tu Inmaculada y Admirable, María siempre Virgen, y de todos los
santos, particularmente con tu ayudante santa en cuyo honor hago esta novena.
¡Baja tu mirada a mí, Señor misericordioso! Concédeme tu gracia y tu amor, y amablemente
escucha mi oración. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Amada Santa Juana de Arco, quien cuya fe era tan firme y amante de la Eucaristía. Apóstol y
Profeta de Dios, armada sólo con su fe fue y cambió el corazón y con su propio ejemplo inspiró a
otros a la fe y protegió a un país y sus generaciones alejadas de la ruina. Oro para que se me
conceda una petición a Dios, que es la intención de esta novena si es su Santa Voluntad. Oro
para que ella también conceda que a través de su patrocinio y su Gracia, crezca en la fe para
emular su vida en todo lo que hago. Tú que tuviste una muerte mártir exclamando el nombre de
nuetro salvador Jesucristo. Es mi sincera oración, no importa cuál sea la circunstancia de mi hora
final. Amén
ORACIONES PARA CADA DÍA:
Oración Primer Día:
Santa Juana de Arco, patrona de Francia, mi santa patrona, te pido ahora que luches esta batalla
junto a mi en la oración, del mismo modo que guiaste tus tropas a la victoria. Tu, que fuiste llena
del Espíritu Santo y elegida por Dios, ayúdame este día con el favor que te pido (aquí decir que
su intención). Concédeme por tu intercesión divina y de gran alcance, el valor y la fuerza que
necesito para soportar esta lucha constante. Oh Santa Juana, ayúdame a salir victorioso en las
tareas que Dios me presenta. Agradezco y pido tu continua protección al pueblo de Dios.
Santa Juana hija devota de la iglesia; Reza por mí. Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un
Gloria.
Oración Segundo Día:
Dulce Santa Juana de Arco, aboga por mí ante el trono de Dios omnipotente, que pueda
considerarme digno de ser concedida la solicitud que he pedido. Ayúdame, Santa Juana, para ser
más como tú en el intento de amar al Señor con todo el corazón, alma y mente. A través de tu
guía y la oración, ayúdame a ser un verdadero devoto y cristiano, para que pueda conocer y ver
la voluntad de Dios. Ayúdame ahora Santa Juana, en mi momento de necesidad. Te pido que
siempre puedas estar cerca de mí, ser mi guía y acercarme cada día más a Jesús. Gracias Santa
Juana por haber escuchado mi oración. Santa Juana enviada por Dios; Reza por mí.
Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria
Oración Tercer Día:
Amada Santa Juana de Arco se enfrentaste tres pruebas en tu vida. En el primero, un hombre
afirmó que estaban comprometidos, en el segundo en Poitiers, y el tercero en Rouen. En cada
prueba tu aguardaste la llegada del espíritu de Dios para colocar en tu lengua las respuestas
correctas para decir en tu defensa. En la primera defendiste tu compromiso con el Señor
Jesucristo. En la segunda se confirmó tu pureza con tal elocuencia que asombró a tus
interrogadores. La tercera se desconcertaron los concejales y diste una prueba más de tu pureza
con la expresión profética. Yo oro para que cada una de mis palabras sean puras de corazón y
sean           colocadas           allí         por          el          Espíritu        Santo.
Santa      Juana,      cumple     a     la    llamada     de      Dios;     Reza    por     mí.
Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria
Oración Cuarto Día:
A la vista de sus enemigos, haiendo frente al acoso, burla, y duda, te mantuviste firme en tu fe.
Incluso en el abandono, sola y sin amigos, te mantuviste firme en tu fe. A pesar de que te
enfrentaste a tu propia mortalidad, te mantuviste firme en tu fe. Yo oro para que pueda ser tan
audaz en mis creencias como tú, Santa Juana. Te pido que viajes a mi lado en mis batallas.
Ayúdame a ser consciente de que lo que vale se puede ganar cuando persisto. Ayúdame a
mantenerme firme en mi fe. Ayudame a creer en mi capacidad de actuar bien y sabiamente.
Amén
Santa Juana Uno con Dios en acción; Reza por mí. Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un
Gloria
Oración Quinto Día:
Santa Juana, que en el seguimiento de los mandatos de Dios, sirvió a sus compatriotas que
habían sido oprimidos por los ingleses. Su causa la condujera a la batalla, donde continuó para
honrar a Dios mediante el fomento de la pureza y la moral de sus compañeros de armas. Santa
Juana cumplió la misión de Dios a través de la justicia - la virtud moral que consiste en la
constante y firme voluntad de dar el merecido de Dios al prójimo; establecer la armonía que
promueve la equidad y respecto a las personas y al bien común. Ella, mediante el cumplimiento
de los mandamientos de Dios, cumple su principal ley: el amor. Santa Juana Su ejemplo, tanto
mediante la palabra y la vida; Sea Dios el primero en ser servido, ruego que en mi propia vida
este será también el ejemplo de vida al servicio de Dios. Santa Juana Patriota en el servicio a su
Dios            y            el             país;            Reza             por              mí.
Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria:
Oración Sexto Día:
Inspírame de hora en adelante para aceptar la voluntad de Dios incondicionalmente, tal como lo
hiciste cuando obedeciste a las voces santas de sus mensajeros en los campos de Domrémy.
"Santa Juana oyó y escuchó la voz de Dios a través de los Santos Catalina, Margarita, y Michael .
Ella ha dicho que escuchó por primera vez las voces, mientras era niña. Santa Juana tenía fe
completa en los consejos de sus mensajeros y los llevó a buen término, a pesar de la gran
oposición. Oren por mí para ser compasivo, servir a Dios servir a los que son pisoteados y pobres
en espíritu. Obtenme la fuerza y el valor para defender la misión de amor y la justicia de Dios y
predicar con el ejemplo de la piedad, la verdad, el perdón y la fe inquebrantable.
Santa     Juana,    elegida   por     Dios    en    Domrémy,        Francia;   Reza    por    mí.
Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria
Oración Séptimo Día:
Santa Juana exhibió la virtud de la castidad durante su vida. Ella prometió virginidad durante el
tiempo que sería agradar a Dios. Fue casta, una virtud que dejó su amor con un corazón recto e
indiviso, también logró la pureza al tratar de cumplir la voluntad de Dios en todo, la pureza de la
visión al negar complicidad en los pensamientos impuros que nos desvían del camino de Dios, y
la pureza de corazón "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios".
Guerrera santa Juana Virgen; Reza por mí. Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria
Oración Octavo Día:
Cuando los jueces le preguntaron si estaba en gracia de Dios, la respuesta de Joan era: "Si yo no
estoy, que Dios me quiera poner en ella; si lo estoy, que Dios Nuestro Señor me mantenga ahí."
Su respuesta se adhirió a la doctrina católica que la gracia escapa a nuestra experiencia y no
puede ser conocida, excepto por la fe, que no podemos confiar en nuestros sentimientos o
nuestras obras a la conclusión de que somos justificados y salvados. (Catecismo 2005). También
hay una referencia a la respuesta a sus examinadores en Poitiers cuando se le preguntó acerca
de la necesidad de los soldados en el cumplimiento de la voluntad de Dios para liberar a Francia:
"En el nombre de Dios los soldados van a luchar, y Dios le dará la victoria!" Cada uno de nosotros
podemos vernos como soldados en una batalla de por vida para cumplir la voluntad de Dios, para
superar los males de este mundo. Es nuestro deber como sus hijos dedicar nuestra vida a la
gloria de su Reino. Mediante el ejemplo de Santa Juana: la palabra y la vida; Sea Dios el primer
servido.
Oro para que mi vida sea también al servicio de Dios. Santa Juana heroica y valiente ante sus
jueces; Reza por mí.
Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, 1 Gloria
Oración Noveno Día:
Valiente Santa Juana, doncella de Orleans, te ofrezco esta oración con la esperanza de que de
ser posible me guíe en las virtudes del valor, paciencia, dirección, y la confianza en la voluntad de
Dios. inspírame de ahora en adelante para aceptar la voluntad de Dios incondicionalmente, tal
como lo hizo cuando obedeció las voces santas de sus mensajeros en los campos de Domrémy.
Ora por mí para ser compasivo, que sirva a Dios sirviendo a los oprimidos y a los pobres en
espíritu. Obtenme la fuerza y ??el valor para defender la misión de amor y la justicia de Dios y
predicar con el ejemplo de la piedad, la verdad, el perdón y la fe inquebrantable.
Ven en mi ayuda al orar fervientemente por la misericordia de Dios, recordando perdonar a los
demás, incluso en tiempos de persecución. Guerrera, suplica a Nuestro Padre Celestial, en honor
a su Santa Pasión, que me conceda el valor de hablar la verdad en la cara de la adversidad y la
iniciativa de un paso adelante en la batalla espiritual para Él. O criada casta y firme, blinda mi
espíritu para que pueda tratar cada día ser colocado en la gracia de Dios. Y puedo recordar que,
al igual que en la batalla, que estoy de ser un soldado para el Señor en esta vida, porque es Él
quien dará la victoria. Santa Juana; Enviada de Dios; Oren por mí para que pueda llegar a ser
digno de las promesas de nuestro Salvador Jesucristo.
Decir un Padre Nuestro, 3 Ave María, un Gloria.
                           SANTA JUANA DE ARCO [1]
                                  1412 - 1431
                                 ORACIONES
                                                 Festividad: 30 de mayo.
                                                 También conocida como la Doncella de Orleáns
                                                 Quemada viva el 30 de mayo de 1431 en Ruán
                                                  (Francia).
                                                 Fecha beatificación: 11 de abril de 1909 por el
                                                  papa San Pío X.
                                                 Fecha canonización: 16 de mayo de 1920 por
                                                  el papa Benedicto XV.
                                                 Nacionalidad: francesa.
                                                 Patrona: Francia, presos, prisioneros,
                                                  mártires, personas ridiculizadas por causa de
                                                  su fe, victimas de violaciones, soldados,
                                                  mujeres en las fuerzas armadas.
                                                          (Fuente: Patron Saints Index)
                                            ORACIÓN
 Amada y gloriosa Santa Juana de Arco, mi patrona especial, amiga y hermana en Cristo. En este
 día vengo delante de ti para agradecerte los favores que has obtenido para mi y mi familia y para
 pedirte tu continua intercesión junto con la Virgen María ante Jesús.
 Ayúdame a luchar las batallas que Dios me envía todos los días con el mismo coraje y dedicación
 que tuviste tu. Aunque mis batallas pueden ser más pequeñas y diferentes a las que tu fuiste
llamada, necesito la gracia para rendir mi voluntad a la de Dios todos los días
Así como llevaste una armadura física, ayúdame a ponerme la armadura espiritual a la que San
Pablo nos invitaba a llevar y así permanecer siempre en estado de gracia.
Acompañame en mi hora postrera para que pueda entrar en la eternidad con fe en la divina
misericordia de Dios sin importar la clase de muerte que me depare su voluntad.
Ayúdame a mantener mi vista en Jesús, en su crucifixión y en María Inmaculada. Obtenme la señal
de la gracia que necesito en esa hora con el honor y privilegio de estar cerca de ti en la corte
celestial junto con mi familia, San José y todos los santos y ángeles, alrededor de los tronos de
Jesús y María por toda la eternidad.
Santa Juana, virgen y mártir, ruega por mí. Amén.
                                                                              (Compuesta por Linda Fowler)
                                            __________
                           ORACIÓN PARA PEDIR UN FAVOR
Gloriosa Santa Juana de Arco, llena de compasión por todos los que te invocan y de amor por los
que sufren, agobiado por el peso de mis problemas, ante ti me arrodillo para humildemente pedirte
que tomes mi presente necesidad bajo tu especial cuidado.
                                 (Mencione aquí sus intenciones.)
Encomiéndasela a la Virgen María y deposítala ante el trono de Jesús. No dejes de interceder por
mi hasta que mi petición me sea concedida. Pero por encima de todo, obtenme la gracia de un día
encontrar a Dios cara a cara, para que junto contigo, la Virgen María y todos los ángeles y santos
le alabemos por toda la eternidad.
Poderosa santa Juana, no dejes que mi alma se pierda y obtenme la gracia de ganar mi camino
hacia el cielo por los siglos de los siglos. Amén.
                                            __________
              ORACIÓN PARA PEDIR LA PERSEVERANCIA EN LA FE
Ante tus enemigos, ante el hostigamiento, el ridículo y la duda, te mantuviste firme en la fe.
Incluso abandonada, sola y sin amigos, te mantuviste firme en la fe. Incluso cuando encaraste tu
propia muerte, te mantuviste firme en la fe. Te ruego para que yo sea tan inconmovible en mis
creencias como tú lo fuiste, Santa Juana. Ayúdame a ser consciente de lo vale la pena ganar
cuando soy constante en perseverar. Te ruego que me acompañes en mis propias batallas.
Ayúdame a mantenerme firme en la fe. Ayúdame a confiar en mis habilidades para actuar bien y
sabiamente. Amén.
1. Pese a ser una santa bastante conocida (su vida ha inspirado obras literarias y ha sido llevada al
cine en varias ocasiones), su devoción en los paises hispanohablantes parece ser escasa. Debido a
ello las oraciones de esta página son versiones traducidas del inglés. Quienes deseen leer la
extraordinaria y conmovedora historia de santa Juana de Arco pueden consultar los artículos
publicados por la Enciclopedia Católica y las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y
María [Volver]