II VÍSPERAS
DOMINGO DE PASCUA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Alleluia.
HIMNO
Entonemos alabanzas a la Víctima Pascual.
Él nos ha redimido, cual Cordero inocente;
se dio por los hombres a la muerte.
Muerte y vida libraron un combate admirable;
¡el Viviente muerto, reina vivo!
Decidnos, María, qué viste en el camino:
Vi los soldados huidos,
y a Jesucristo, glorioso y vivo.
Junto a sus vestidos,
dos ángeles testigos; resucitó mi esperanza,
y a los suyos infundirá calma.
Sabemos que Jesucristo la muerte ha vencido.
¡Piedad, rey vencedor!, te pedimos.
Amén. ¡Alleluia!
SALMODIA
Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro. Alleluia.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro. Alleluia.
Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor.
Alleluia.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS
MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor.
Alleluia.
Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos
que vayan a Galilea, que allí me verán.» Alleluia.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
Alleluia.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Alleluia)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Alleluia, (Alleluia).
Alleluia.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Alleluia)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Alleluia, (Alleluia).
Alleluia.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Alleluia, (Alleluia).
Alleluia.
Llegó la boda del cordero.
(R. Alleluia)
Su esposa se ha embellecido.
R. Alleluia, (alleluia).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que
vayan a Galilea, que allí me verán.» Alleluia.
LECTURA BREVE   Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de
los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios,
y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean
puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola
oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la
gloria a los que ha santificado.
HOMILÍA PATRÍSTICA
De Melitón de Sardes
Fíjense bien, queridos hermanos: el misterio de Pascua es a
la vez nuevo y antiguo, eterno y pasajero, corruptible e
incorruptible, mortal e inmortal.
Antiguo según la ley, pero nuevo según la Palabra
encarnada. Pasajero en su figura, pero eterno por la gracia.
Corruptible por el sacrificio del cordero, pero incorruptible
por la vida del Señor. Mortal por su sepultura en la tierra,
pero inmortal por su resurrección de entre los muertos.
La ley es antigua, pero la Palabra es nueva. La figura es
pasajera, pero la gracia eterna. Corruptible el cordero, pero
incorruptible el Señor, el cual, inmolado como cordero,
resucitó como Dios.
Resucitando de entre los muertos, exclamó con voz
potente: [...]
“Yo Soy quien he librado al condenado,
yo, quien he vivificado al muerto,
yo, quien hice salir de la tumba al que ya estaba sepultado.
¿Quién peleará contra mí? Yo soy Cristo;
el que venció la muerte, encadenó al enemigo,
pisoteó el infierno, maniató al fuerte,
llevó al hombre hasta lo más alto de los cielos;
yo, en efecto, que soy Cristo”.
Vengan, pues, todos ustedes, los hombres que se hallan
enfangados en el mal, reciban el perdón de sus pecados.
Porque yo soy su perdón, soy la Pascua de salvación, soy el
cordero degollado por ustedes, soy su agua lustral, su vida,
su resurrección, su luz, su salvación y su rey. Puedo
llevarlos hasta la cumbre de los cielos, los resucitaré, les
mostraré al Padre celestial, los haré resucitar con el poder
de mi diestra. Vengan, pues, a las Bodas del Cordero
inmolado.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se canta la siguiente
antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría
y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia, Alleluia, alleluia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La tarde de aquel mismo día, el primero de la semana,
estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban
los discípulos, se presentó Jesús; y en presencia de todos
exclamó: «La paz sea con vosotros.» Alleluia.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1,
46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Ant. La tarde de aquel mismo día, el primero de la semana,
estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban
los discípulos, se presentó Jesús; y en presencia de todos
exclamó: «La paz sea con vosotros.» Alleluia.
PRECES
Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los
hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.
Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,
derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has
querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.
Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su
esperanza
y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.
Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia
y haz que juntamente con todos nuestros hermanos
obtengamos el premio y el descanso de nuestros trabajos.
Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye
en nosotros el poder del mal, tu enemigo,
para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo Salvador, tú que te hiciste obediente hasta la muerte
y has sido elevado a la derecha del Padre,
recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.
Unamos nuestra oración a la de Jesús, nuestro abogado
ante el Padre, y digamos como él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de la
vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte,
concédenos a todos los que celebramos su gloriosa
resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos
comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz
de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve
a la vida eterna.
R. Amén.
SALUTACIÓN A LA VIRGEN
Cantado:
Regina caeli, laetare, alleluia.
Quia quem meruisti portare, alleluia.
Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
Ora pro nobis Deum, alleluia.
V. Gaude et laetare Virgo María, alleluia.
R. Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
Oremos:
V. Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por
intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos
eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amen.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los
siglos. Amén. 
V. Ven, Espíritu Santo.
R. Ven, por María.