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Revista Antígona Maria Zambrano PDF

Este documento discute la relación entre los poetas españoles Miguel Hernández y María Zambrano. Explica que probablemente se conocieron en 1934 y tuvieron una amistad interrumpida por la guerra civil española. Zambrano recordó haber visto a Hernández por última vez antes de que publicara su libro El hombre acecha. El documento también analiza un poema dedicado de Hernández a Zambrano y sugiere que compartían un universo intelectual a pesar de la brevedad de su relación.
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Revista Antígona Maria Zambrano PDF

Este documento discute la relación entre los poetas españoles Miguel Hernández y María Zambrano. Explica que probablemente se conocieron en 1934 y tuvieron una amistad interrumpida por la guerra civil española. Zambrano recordó haber visto a Hernández por última vez antes de que publicara su libro El hombre acecha. El documento también analiza un poema dedicado de Hernández a Zambrano y sugiere que compartían un universo intelectual a pesar de la brevedad de su relación.
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Presencia y memoria de Miguel

Hernández en Mª Zambrano Con una imagen profundamente hernandiana avisaba María


Zambrano al lector de la intención de un libro como España, sueño y
verdad (1965), al que no sólo proponía como continuación de
Pensamiento y poesía en la vida española (1936), sino que parecía apartar
la mirada por un instante del sacrificio para ofrecer en esas páginas las
claves, los lugares de una España habitable y habitada ya desde la
memoria y la conciencia del exilio:
Alfonso Berrocal “Pues sí, así es, dirá el autor, me he dejado el toro. El toro, el que está ahí desde
siempre, el toro que aun en su forma concreta, el maravilloso animal que lleva sol y
luna entre sus astas, sacrifican todavía, todavía los españoles (…) Cuánto tarda este
Alfonso Berrocal (Madrid, 1973) es doctor en Filosofía toro de España en hacerse con las alas de quien por un instante las tiene” 1.
por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis
Razón poética: un estudio genético de su construcción (la poética
Esa página, ciertamente, puede evocarnos a Miguel Hernández en
de Emilio Prados y el pensamiento de María Zambrano)
aquel poema de El hombre acecha, “Llamo al toro de España” : “ toro
defendida en diciembre de 2008. Es miembro de la
de negra espuma/ que respiras la luz y rezumas la sombra, / y concentras
Asociación de Hispanismo Filosófico. Ha publicado
los mares bajo tu piel cerrada” y especialmente en esa necesidad de
“Miguel Hernández y María Zambrano” Revista Antrophos:
trasfiguración del toro en ser alado, en pájaro, aquellos versos finales:
Huellas del conocimiento, nº 220 (2008). “La poesía del
“Sálvate denso toro de emoción y de España/ Sálvate”.2
exilio: lejanía de España, soledad del mundo” en Las
huellas del exilio. Expresiones de una España peregrina (Tébar,
No podemos saber si María Zambrano pudo conocer aquel libro o
2008). También ha escrito los libros de poesía Asceta
aquel poema de Miguel Hernández en el momento en que comenzó a
(Vitruvio, 1999) y La habitación del huésped (Vitruvio,
imprimirse hacia finales de 1938 en Valencia, en la Imprenta Moderna
2006) y está incluido en diversas antologías.
y editado por la Delegación de la Secretaría de Propaganda. Al menos,
Zambrano, recordó haber visto a Miguel Hernández por última vez
tras su regreso de la URSS, lo que coincide con la preparación del El
hombre acecha.

La ruptura que deja la guerra en los destinos vitales e intelectuales


de quienes la padecen se hace especialmente visible en una amistad
como la de María Zambrano y Miguel Hernández. Son muy pocos los
documentos que nos permiten reconstruirla, pero su mera existencia
1. María Zambrano, España, sueño
no deja de aludir a la posibilidad de un universo compartido y a un y verdad, Siruela, Madrid, 1994, p.11
diálogo interrumpido en su plenitud. Esos documentos son un poema 2. Miguel Hernández, El hombre
acecha, en Obra poética completa,
de Hernández dedicado a María Zambrano “LA MORADA-amarilla”
Edición de Leopoldo de Luis y Jorge
de 1934 y un artículo, “Presencia de Miguel Hernández” escrito por Urrutia, Ed. Zero Zyx, Madrid, 1979,
Zambrano en 1977. pp.360-2
8 Presencia y memoria de Miguel Hernández en María Zambrano • Antígona

Todo indica que María Zambrano conoció a Miguel Hernández en


julio de 1934 y es más que probable que los presentara José Bergamín
en la tertulia que se organizaba en la sede de la revista Cruz y raya en
la calle general Mirte. En la revista hasta ese mismo año había
colaborado María Zambrano y es plausible que siguiera frecuentando
la tertulia de Bergamín. Miguel Hernández, viajaba por tercera vez de
Orihuela a Madrid, para en una breve estancia, seguir dándose a
conocer, entregar en Cruz y raya su auto sacramental Quien te ha visto y
quien te ve y sombra de lo que eras que en tres entregas (julio, agosto y
septiembre) irá dando la revista Cruz y Raya (números, 16, 17 y 18) y
acaso buscar ya un modo definitivo de instalarse en la capital. Este
tercer viaje de Miguel Hernández, supondrá también el inicio de su
amistad con Pablo Neruda 3.

Fue, sin duda, un primer encuentro fugaz y breve, pero debió ser lo
suficientemente intenso como para nada más regresar a Orihuela,
Miguel Hernández dedique un poema a María Zambrano que
aparecerá publicado en la revista de su amigo y paisano Ramón Sijé,
El gallo crisis (Virgen de Agosto, 1934), a penas un mes después de
haberse encontrado en Madrid. “LA
MORADA-amarilla” podría inscribirse en un
momento de la creación hernandiana
marcado por una inquietud religiosa, no sin
vetas de crisis, que se manifestó en toda una
serie de poemas escritos entre 1933 y 1934,
que el poeta quiso agrupar en un libro que no
llegó a completar, en la etapa que va desde su
primer libro Perito en lunas (1933) a El rayo que
no cesa (1936). Son unos años, por tanto, de
lecturas intensas con una huella muy fuerte
de poetas como San Juan de la Cruz o Fray
Luis, a lo que cabría añadir la influencia
religiosa del ambiente oriholano a través,
sobretodo, de su gran amigo Ramón Sijé.

“LA MORADA-amarilla” tiende a cierto “paisajismo” místico de


3. Vid. José Luis Ferris, Miguel
la tierra castellana, no sin cierto vago sabor noventayochista, que por
Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de
un poeta. Madrid, Ed. Temas de Hoy,
alguna razón, o más bien, por alguna forma de intuición, el poeta debió
2002, pp. 174-6 asociar con María Zambrano. Tanto por su belleza como por el valor
Antígona • Alfonso Berrocal 9

documental que ofrece respecto a la amistad entre el poeta y la


pensadora, merece la pena reproducirlo casi en su totalidad:

“¡Apunta Dios! La espiga en el sembrado


florece Dios, la vid, la flor del vino.
(Tiró por recoger multiplicado
su fortuna de troj el campesino,
que, como pobre, en ambicioso pica.)

Muy pobremente rica,


muy tristemente bella,
la tierra castellana ¿se dedica?
A ser Castilla ¿ella?

El desamparo cunde -¡qué copioso!-


al amparo -¡qué inmenso!- de la altura
incansable mapa de reposo,
sacramental llanura:
de más la soledad y la hermosura

Pan y pan, vino y vino


Dios y Dios, tierra y cielo,
enguizgando a las aves y al molino,
pasa el aire de vuelo.

Sube la tierra al cielo paso a paso


baja el cielo a la tierra de repente
(un azul de llover cielo encendido
bueno para marido)
cereal y vinícola en el raso
Dios al fin accidente
hace en la viña y en las mieses nido

¡Qué morada es Castilla!


¡qué morada! de Dios ¡qué amarilla!
¡qué solemne morada!
de Dios la tierra arada, enamorada,
la uva morada y verde la semilla
10 Presencia y memoria de Miguel Hernández en María Zambrano • Antígona
¡Qué cosechón! de páramo y llanura
¡Qué lejos! ¡ay! de trigo.
¡Qué hidalga paz! ¡Qué mística verdura!
Y ¡qué viento! rodrigo

Páramo mondo, mondas majestades:


Mondo cielo, luz monda, mondo olivo:
monda paz: y silencio mondo y vivo:
¡Soledad, soledad de soledades!
con una claridad a la redonda
vïuda, sola y monda.

¡No hay luz! más aflictiva


¡no hay soledad! más honda
¡no hay angustia! más viva
(...)
¡Soledad trina y una! castellana:
Dios: al viento, el molino y la besana.
la luz es un ungüento
que cura la mirada del espanto”
(…)
La viña alborotada
está la mies revuelta:
ruedo es la era ya de polvo y nada:
¡tanto que fue! La era, por la trilla,
todo de Dios, en Dios siempre resuelta.

De casta te vendrá lo de Castilla,


¡Oh campal ricahembra! castellana,
asunto, como Dios, de la semilla.
No esperes a mañana
para volver al pan, a Dios y al vino:
con ellos tu destino.
Y has de ser resumible ¡siempre!, amiga
4. Miguel Hernández, «La morada en un racimo, un cáliz y una espiga” 4
amarilla», en El Gallo Crisis nº 2,
(Virgen de agosto, 1934) Orihuela,
Podemos apreciar como rasgo del poema la ya aludida mística de la
Edición facsímil, Excmo.
Ayuntamiento de Orihuela, 1973 pp.
llanura y del paisaje castellano, amarillo y cereal, morada divina, como
21-2 el de La Mancha; igual al que pudo contemplar en sus viajes en tren a
Antígona • Alfonso Berrocal 11

Madrid y granado de metáforas con sabor evangélico sobre la


germinación y los frutos. Pero al mismo tiempo, y en el modo en que
estos elementos son presentados, aparece ya ese vínculo con lo
terrestre, tan característico de la poesía de Miguel Hernández. Hay
cierto empleo del lenguaje místico en la propia idea de morada, en el
juego de contrarios amparo-desamparo, el matrimonio del cielo y la
tierra, en su viudedad y en su soledad ascética, así como todo ese tono
exclamativo que viene a subrayar la intuición de lo sagrado. De una
actitud contemplativa y asombrada ante la exhuberancia sencilla de
cuanto germina y crece se pasa a una voluntad de comunión, así los
elementos eucarísticos, el pan y el vino, aparecen de forma insistente:
«Pan y pan/ vino y vino/ Dios y Dios» al igual que aparecen bajo sus
símbolos del cáliz y la espiga. Voluntad de comunión con la tierra, con
la amiga, con lo total, como claramente indica el verso final.

Como sabemos en el año en que está fechado el poema , 1934,


Zambrano va a publicar dos artículos fundamentales en el desarrollo
posterior de su pensamiento. “Por qué se escribe” y “Hacia un saber
sobre el alma”, ambos publicados en Revista de Occidente, ejerce ya la
docencia sustituyendo a Zubiri en la Universidad Central y desde un
año antes participa en las Misiones Pedagógicas. Por esos años empieza
a estrechar su amistad con poetas como Bergamín, conoce a Luis
Cernuda, y la tertulia dominical que celebra en su casa de la Plaza del
María Zambrano junto a un grupo de
Conde de Barajas, comienza a ser un lugar de encuentro para jóvenes
escritores. Miguel Hernández el
poetas e intelectuales. primero por la izquierda. Archivo de
la Fundación María Zambrano.
12 Presencia y memoria de Miguel Hernández en María Zambrano • Antígona

Allí mismo, sitúa Zambrano a Miguel Hernández 5, si bien no parece


poder precisar con exactitud cuando le conoció. Es frecuente que en
los escritos zambranianos de carácter biográfico predomine la alusión
sobre el dato preciso, como si nuestra autora se encontrara más
cómoda en ello, o como si lo alusivo fuera lo que propiamente
conviene al símbolo que parece traslucir en sus testimonios. En el
artículo “Presencia de Miguel Hernández” esto se aprecia con total
nitidez, ya que, como ella misma señala al comenzar el texto, la
intensidad y plenitud de la presencia del poeta obliga a no extremar los
datos, ya que esto correspondería a la memoria, una memoria
configurada, sin duda, a partir de la ausencia del poeta.

Hasta 1977 no escribirá María Zambrano “Presencia de Miguel


Hernández”. Parece ser que el sacerdote Alfonso Roig conminó a
María Zambrano a escribir un artículo sobre el poeta, a partir de una
carta en la que Zambrano le hablaba de Miguel Hernández, y según la
misma autora le confesó a Ramón Pérez Álvarez 6. En cualquier caso,
el escrito, dedicado “A don Alfonso Roig que en tiempos de
impenetrable oscuridad dio aliento de vida y palabra verdadera con la
obstinación del agua” , se publicó en el diario El país (Suplemento
5. Otro testimonio nos habla de la
“Arte y pensamiento”) con fecha de 9 de julio de 1978.
frecuencia de Hernández en la tertulia
de Zambrano: Camilo José Cela,
Memorias, entendimientos y voluntades. En él podemos comprobar cómo la vida del poeta no era ajena a
Ed. Espasa, Madrid, 2001, p.169. María Zambrano y cómo era conocedora de sus primeros pasos en la
Igualmente, en la correspondencia que
mantuvieron Cela y Zambrano,
vida literaria en Madrid. Así, por ejemplo se refiere a sus primeras
encontramos referencias a la presencia apariciones en Revista de occidente y Cruz y raya, o a su colaboración con
de Miguel Hernández en la tertulia de José María de Cossio (figura muy próxima al poeta, especialmente en
Zambrano junto a otros nombres
los duros momentos de las prisiones) en la Enciclopedia Taurina, “un
como el de Enrique Azcoaga, Arturo
Serrano Plaja o Maruja Mallo, Vid. trabajo que no sé si le gustaba” -dirá-. Pero, también aspectos más
Carta de Cela a Zambrano, Palma de próximos a la personalidad y avatar del poeta como puede ser el
Mallorca, noviembre de 1960 en
rechazo que Miguel Hernández provocaba en la figura de Federico
Camilo José Cela, Correspondencia con
el exilio, Barcelona, Ed. Destino, 2009, García Lorca “poeta prometido al ‘sacrificio’ en modo fulgurante, que
p.35. experimentaba una especie de ‘alergia’ por su presencia personal”. No
6. Vid. Carta de María Zambrano a
obstante, lo verdaderamente relevante es que nos ofrece algunos
Ramón Pérez Álvarez (Ferney-Voltaire,
11 de enero de 1979) en Ramón Pérez
aspectos de la intensa amistad y confidencia entre ambos, que debió
Álvarez, Hacia Miguel Hernández, alcanzar su grado más alto entre los años 35 y 36:
edición de Aitor L. Larrabide y José
Luis Zerón Huguet. Orihuela, Ed. “Salíamos a pasear por aquellos lugares de la entrada a Madrid, cuesta abajo calle
Fundación Cultural Miguel de Segovia para sentarnos algún rato en el puente o sobre alguna piedra a la entrada
Hernández, 2003, p. 88 de la Casa de Campo, solos y como si estuviéramos abandonados. Por mi parte
Antígona • Alfonso Berrocal 13

pasaba un momento extremadamente difícil y creo fuera ello lo que nos unió tan
diáfanamente. Mas no sólo contaba lo que de difícil tuvieran nuestras singulares
situaciones, sino más todavía la amargura que brotaba de aquellos racimos de viña
tan floreciente porque el dolor se nos adelantaba ya (...) veneno y sierpe se nos
daban a beber y a sentir. Y cierta estoy de que no éramos los únicos en sentirlo, digo
únicamente que Miguel Hernández se acompañaba y me acompañaba más que
nadie en este sufrimiento. A pocos seres he visto sufrir así ‘cuando todo le iba
bien’”. 7

A lo largo del artículo parece eludir María Zambrano ciertos


aspectos “míticos” que desde sus comienzos literarios pesaron sobre el
poeta. Así no sin cierto tono de condescendencia fue pronto
celebrado como “poeta-pastor” al igual que posteriormente vino a
convertirse en el “poeta-soldado”. En sólo una ocasión se refiere a él
como “Pastor-poeta” 8 , cuya mayúscula indica por sí sola el sentido de Portada del libro: Andalucía, sueño y
realidad Biblioteca de la Cultura
guía, que en referencia a Miguel Hernández no puede dejar de aludir
Andaluza, Granada, 1984.
a su vínculo con lo terrestre y al sentido originario de los seres. No en
vano ensaya una llamativa comparación con la figura del indígena y
con el poeta César Vallejo:

“Era el equivalente del indio mexicano, peruano o chileno, el sufridor de siglos


contados y de los que no se cuentan (…) Seres polvorientos, de polvo de la tierra y
de polvo estelar que ellos no quieren quitarse de encima, hermanos de la tierra y del
sol. Seres que al extinguirse se encienden. Por sí misma la presencia de César Vallejo
se acerca a la de Miguel” 9

Quizá Miguel Hernández y César Vallejo pudieron encontrarse en


Valencia con motivo del Congreso de Intelectuales Antifascistas. De
César Vallejo, al poco de su muerte, se publicaron poemas en Hora de
España en su número XXIII, que tan significativo era para nuestra
autora, ya que en él Machado escribía sobre Blas Zambrano, y ella
misma pudo junto a Emilio Prados afanarse por terminar antes de
evacuar la ciudad de Barcelona, camino ya del exilio. Quizá sean estas 7. El artículo se recogió en María
Zambrano & Ortega y Gasset en
circunstancias, las que simbólicamente llevan a esa comparación en la
Andalucía, sueño y realidad Biblioteca
que acaso, al evocar a Miguel Hernández persista de forma implícita la de la Cultura Andaluza, Granada,
plegaria que del poeta peruano se publicaba en aquel número: España 1984. Más recientemente y siguiendo
el proyecto de libro de la propia
aparta de mí este cáliz.
autora (por el que citamos) en María
Zambrano, Algunos lugares de la
En cualquier caso, en lo que insiste Zambrano con mayor intensidad poesía. Edición, introducción y notas

en su semblanza simbólica de Miguel Hernández es en la figura de de Juan Fernando Ortega Muñoz,


Trotta, Madrid, 2007, p. 183
“esposo” para presentar al hombre en unidad con la poesía y el amor. 8. Ibíd., 183
Una entrega total al amor: “era uno de esos bienaventurados que aman 9. Ibíd., 184
14 Presencia y memoria de Miguel Hernández en María Zambrano • Antígona

sin avidez, y que aman sin afán de posesión, dispuestos a unirse


únicamente” y que tiene incluso “figura de esposo. De aquel que ha
ido siempre hacia la boda como forma de unión” 10.

Es un ser elegido a entregarse por amor. Una poesía como relación


nupcial con el mundo, un esposo (de Josefina Manresa) y un soldado
(voluntario del quinto regimiento), porque para Zambrano tanto la
implicación de Miguel Hernández en la causa que defendía en las
trincheras, como el desencanto que sufre el poeta a su regreso de la
URRS le dejan “hermético”, “enmudecido”. Para Zambrano, Miguel
Hernández es, en definitiva,:

“Un creyente en la comunión que se da también por la palabra. Parecía usarla


por primera vez o como si la hubiera recobrado. Su poesía delata una especie de
deslumbramiento ante la palabra que en él, heredero de tantos silencios, se abría.
Debió de ser una maravilla, una pura maravilla el descubrimiento de los clásicos
españoles de la llamada época barroca” 11.

Un creyente que pasa por el trance de la conversión y de la entrega,


que a su vez son el principio de la extinción y de la calcinación. La
enfermedad, la fatiga y el desencanto que fue padeciendo Miguel
Hernández a medida que transcurría la guerra resume para Zambrano
ese sentido del desaparecer al entregarse. Su última poesía –dice- “nace
como chorro de la fuente del dolor y del amor. Era un creyente y creyó
siempre en lo mismo en “el rayo que no cesa”, en el amor que no
Celda de la prisión de Rosal de la
Frontera donde estuvo M.
acaba”. Así tras su último encuentro en Valencia y en ese hermetismo
Hernández. Actualmente Casa de la de Hernández a su regreso de la URRS:
Cultura.
“No volví a verlo más –dice Zambrano- Más visible y manifiesto ha quedado a
través de sus diversas agonías. De prisión en prisión, cerradas las puertas del amparo
y del exilio, pasaba ya la raya de aquel Portugal. Las sentencias de muerte de
emanadas de aquella “justicia” menos que humana, no se ejecutaban en virtud de
intervenciones de escritures de fama mundial. Su inexorable agonía –pienso- que
debía de apurarla gota a gota. Por breve tiempo le fue dado el único lugar de su ser:
el hogar con su mujer única y su hijo (...) El lugar, único crisol de donde, aun en
ausencia su palabra nació. Su poesía era ya nacida y naciente (...) al morir, su cuerpo,
debía ser un signo” 12

La amistad entre María Zambrano y Miguel Hernández, bien puede


ser uno de esos lugares que nutren la concepción de la poesía en un
10. Ibíd., p. 184-5
11. Ibíd., p. 186
pensamiento filosófico que permanece enteramente fiel a la voz del
12. Ibíd., p.187-8 poeta y al modo en que éste trata con lo real. Y fiel fue también María
Antígona • Alfonso Berrocal 15

Zambrano a la presencia y la memoria de Miguel Hernández. Cabe


pensar que a lo largo de los años fuera recavando toda clase de
testimonios relacionados con los últimos años del poeta, su largo padecer
en un total de trece presidios españoles, su condena a muerte, su
conmutación, y finalmente su enfermedad letal que extinguiría su vida
un 28 de marzo de 1942. Ejemplo de ello es la conmovedora carta de
María Zambrano que conservó Ramón Pérez Álvarez, paisano,
compañero de prisión y agonía de Miguel Hernández y que nos permite
concluir esta pequeña reconstrucción de una amistad marcada por el
aciago destino de España y por la promesa de un genuino diálogo entre
pensamiento y poesía:

“Mi buen amigo Ramón Pérez Álvarez:


Recibí ayer su conmovedora carta. Qué interminable agonizar, qué martirio. Si
Lorca es el símbolo del poeta asesinado. Miguel lo es del hombre que no podía ser
sino poeta, y su agonizar que no acaba recoja en vaso diáfano el agonizar de todos,
de todos ustedes y de nosotros de otra manera (...) Según un relato, el entierro se
verificó en el patio de la prisión, llevado el féretro a hombros por los de Orihuela y
que ese día se inauguró la banda de música formada por los presos (...) lloro una vez
más. La lápida es hermosa. (...) Tuve ocasión de hablar con el pintor Díaz Caneja
que estuvo muy cerca de él en los últimos tiempos de Madrid (...) según este amigo,
Miguel se hubiera salvado si sigue en casa de un amigo que no pudiera suscitar
sospecha (...) Tenía yo el dibujo ardiente del cadáver de Miguel. (...) Le envío un
cordial saludo. María Zambrano [Carta de María Zambrano a Ramón Pérez Álvarez
Fernay- Voltaire, 11 de enero de 1979]”. 13

13. Ramón Pérez Álvarez, Hacia


Miguel Hernández, edición y prólogo
de Aitor L. Larrabide y José Luis
Zarón Huguet, Orihuela, Ed.
Fundación Cultural Miguel
Hernández- Ediciones Empireuma,
2003 pp. 88-89. Del propio Ramón
Pérez Álvarez partió la iniciativa de
hacer unos dibujos del rostro de
Miguel Hernández ante la
imposibilidad de sacar una
mascarilla mortuoria. Otro preso,
Ramón Torregosa, pudo hacerlos, no
sin riego.
No hay cielos en la pintura moderna.
MARÍA ZAMBRANO
María Zambrano “mira” el Arte MANUSCRITO M-269

del siglo XX
Archivo de la Fundación María Zambrano

NO HAY CIELOS EN LA PINTURA MODERNA

La ausencia es un modo de definición o por lo menos de atisbo,


espejo hueco que modela la figura, el rostro. Todo perfil se dibuja
contra el vacío, más es preciso que el vacío, la ausencia lo sea de
Silvia Bignetti verdad. No basta que algo falte, para que sin mas constituya una
ausencia. La ausencia es solo la falta de algo esencial que al faltar
Silvia Bignetti, nacida en Brescia en 1982, es licenciada dibuja, acusa, delata.
en la Facultad de Letras y Filosofía de la Univesidad de
Verona, con una primera tesis sobre la Estética titulada De la pintura actual han faltado cosas tan esenciales como el rostro
“L’arte melanconica nel rinascimento fra Marsilio Ficino e humano. Nada más problemático que un retrato. Y Picasso definidor
Agrippa di Nettesheim”. Es profesional en las artes visuales, general de la problematicidad de la pintura de hoy nos presenta en sus
comisaria independiente y organizadora de eventos multiples retratos todas la variedad posible de ese problema. Y
culturales. entretanto algunos prodigosos retratos a la manera clásica donde la
Estudia el pensamiento de la filosofa con respecto al sutileza y la ternura se extreman para decirnos cuan imposible es lograr
Arte de su siglo, descubriendo lo que significaba para esas emociones intelectuales desde la pintura actual. El retrato es sin
Zambrano mirar la vida a través de la pintura, a través duda alguna lo más intelectual de la pintura, captación de un alma, es
de los ojos puros de los artistas, amigos y fieles decir de una inteligencia concreta y por ello viviente; el retrato, lo más
compañeros de sus pasional existencia. Sigue concreto de la abstracción pictórica, lo más abstracto de su
confrontando el arte del siglo XX con el arte sensualidad.
contemporáneo de hoy en día, para llegar a encontrar
un método “Zambraniano” de nueva visión de la ¿Por que el retrato se ha convertido en problema? No cada retrato,
pintura, enseñando al ser humano a mirar más allá de según siempre lo ha sido antes de llegar a la banalidad de salón. El
la imagen, más bien, dentro de la imagen. retrato como representación vino a ser imposible en cuanto se
abandonó la pintura representativa, en cuanto se arribó a la idea de
que el arte es creación, invento, delirio según leyes internas. Delirio
que sigue sus propias leyes en un delirio comunicativo, que no se
encierra en las formas preestablecidas. Lógicas, pues todo arte es
delirio aún el más realista, aún el más “natural”. Pero en ellos el delirio
está contenido y esclavizado en normas y formas fijas como de un
alfabeto. Y esas formas y normas son las que tornan comprensible o
más bien las que producen la ilusión de la comprensión para los más
y esa tranquilizadora seguridad; el demonio está domado y hasta se
puede creer que no existe.
18 No hay cielos en la pintura moderna - Manuscrito 269 • Antígona

Y entonces como ser o estar independiente es estar incompleto – si la


misma composición negativa de la palabra lo dice – el demonio se
desprendió de las formas que lo habían guardado durante cuatro siglos
y ahora anda en busca de obediencia tras de una orgía breve fugitiva
como todas las orgías que celebran una independencia.

Y así ¿ no es natural que el retrato sea un problema? Pues es el rostro


humano la más fija de las formas – dentro de ser la más variada y
móvil– la más fija por ser la más lógica, imagen misma del hombre, a
él se la aparece como la encarnación de la lógica misma, del puro logos
que hubo de tomar figura de hombre. Pues no ya lo demoniaco, sino
lo divino, hubo de bajar a la tierra, no para otra cosa que para entrar
en la figura humana y asomarse por la rendijas de unos ojos humanos
y hablar desde detrás de unos labios que se entreabren y cierran para
pronunciar palabra a palabra cortando el único y eterno logos, la
palabra, única y solitaria, la única verdadera que Dios en soledad
pronuncia desde su nada. Pero esa los hombres no pudieron oírla,
anterior como les era, su origen y su principio. Entonces había que
obligar a que la divinidad, caída como el hombre, cambiara su palabra
única inaudible e ininteligible por ser la inteligencia misma en muchas
palabras una a una pronunciadas, muchas que juntas no logran ni con
el silencio darnos el soplo divino de la verdadera.

Así el rostro humano es para el hombre “humano” imagen perfecta


de lo más lógico o quizá dicho al revés “ lo más lógico, su rostro, su
propia imagen”.

La hazaña de la pintura moderna ha sido renunciar a esa lógica a


ver qué es lo que pasa cuando se renuncia a esa creencia última de que
lo más lógico y por tanto lo más natural es el rostro humano. Buscar
la armonía, la ley desde un horizonte no humano como si el hombre
no existiera; tratar de salirse de la propia sombra.

Pero la inexorable consecuencia confundida con el propósito


mismo ha sido la de la llamada deshumanización del arte realizada sin
duda desde este punto de partida que hace imposible o lo menos
problemático el retrato. Ya todo quedaba, aparecía en la pintura como
no visto por humanos ojos. Un angustioso y frío esfuerzo de
sobrepasar los sentidos, de borrarlos, ese es el método de esta pintura
Antígona • María Zambrano (Manuscrito 269) 19

ya no partía de la visón. El sentido de la vista era naturalmente lo que


media, lo que recortaba el trozo pictórico. Al intentarse el punto de
vista humano lo que primero tenía que desaparecer era la vista, la
visión. Los cuadros ya nos ofrecen una visión. Pronto el sentido del
tacto vino a sustituir casi él de la vista en esta pintura para ciegos y de
ciegos, en esta ciega pintura de volúmenes , masas, de materia. O era
el mundo onírico de la pintura surrealista donde la visión objetiva ha
desaparecido también, pues el sueño no es visión propiamente,
aunque nos traiga imágenes. En el sueño como el delirio las imágenes
brotan de nosotros mismos y son vistas sintiendo que las proyectamos
o bien se nos aparecen como fantasmas; es remedio de visión o visión
incompleta, nunca total, integra y abierta visión objetiva.

En ambos casos falta el aire. El aire, el espacio vibrante y viviente,


es la condición de la visión objetiva, real. El espacio, el horizonte. Y
más allá el cielo. La visión humana ve las cosas en un horizonte y
aunque no aparezca bajo el cielo. Visión humana es ver bajo el cielo;
vida humana es ante todo vivir bajo un cielo, bajo el cielo.

Ramón Gaya. Obra sin título. 1952 Firenze (Florencia). Archivo de la Fundación María Zambrano.
20 María Zambrano “mira” el arte del siglo XX • Antígona

NO HAY CIELOS EN LA PINTURA MODERNA


MARÍA ZAMBRANO “MIRA” EL ARTE DEL SIGLO XX

Zambrano define la pintura como acto creador que aflora de la


odisea del artista hacia sus entrañas y hasta la revelación siempre
incompleta de lo originario. Se trata de entender la expresión de tal
presencia enigmática a partir del arte pictórico y de la razón poética,
que constituye la base de su filosofía de una nueva estética basada
tanto en la fidelidad hacia la realidad originaria como en la revelación
de una presencia. En la razón poética de María Zambrano se juntan
sus dos amores: filosofía y poesía, por fin razón y pasión, corazón y
cabeza aparecen unidas en una reconciliación soñada.

Zambrano decía “que el arte que se ve como arte es distinto que el


arte que hace ver” 1. En el título de este artículo entrecomillo el verbo
“mirar” porque el mensaje que ella quiso dejarnos a través su
pensamiento fue: ¡Paráte y mira! Ella tenía otra forma de mirar las
cosas. La razón poética nos hace cambiar la forma de mirar el arte y no
sólo el arte, ya que también nos permite pararnos para contemplar,
porque el mirar requiere tiempo. La filósofa estuvo muy cerca del arte,
lo veía como una forma de expresión muy importante, de hecho para
ella solo se vive verdaderamente cuando se transmite algo.

Joseph-Benoît Suvée (1743-1807):


Por esta razón el ser humano a través de la pintura busca la
"Butades o el origen de la pintura",
1791. Groeninge Museum, Brujas. inmortalidad y quiere expresar las entrañables emociones de la vida
convertiendo lo invisible en visible. “Todo perfil se dibuja” llenando
aquel vacío que, metafóricamente hablando, se podría divisar mirando
la superficie lisa de una roca en una cueva. No existe un mito que
cuente el nacimiento de la pintura, pero las palabras de Zambrano nos
traen a la mente aquél acontecimiento artesanal que Plinio el Viejo
recuerda en su Historia Natural. Se trata de la historia de la hija de
Butades, un alfarero de Corinto. Ella, enamorada de un joven que
tenía que marcharse, dibujó en la pared, a la luz de la linterna, el perfil
del rostro del hombre que amaba, contorneando así, en una especie
1. M. Zambrano, Una visita al museo
de abrazo, “la sombra humana con una línea”, en el paradójico y
del Prado. En: Cuadernos del Congreso mágico intento de convertir un fantasma en una presencia. De aquel
por la libertad de la Cultura, Paris, contorno dibujado, de aquellas líneas, su padre extrajo un modelo de
1955, n.13, p.36-40. En Algunos
arcilla que hizo secar y cocer en el horno juntos con otros objetos de
lugares de la pintura. Acanto,1971,
pg.48. uso diario, transformando así la sombra en un cuerpo.
Antígona • Silvia Bignetti 21

“La línea es la inteligencia pura en los cuerpos, en las cosas, y como


hijo directo de ella, realiza la hazaña de hacer visible lo invisible” 2. Eso
puede ser solo a través de aquella luz reveladora, de la cual habla
constantemente Zambrano, una luz “propia, entrañable” que acerca lo
intangible y que ella misma reconoce en los humildes objetos pintados
por Zurbarán o en los dibujos de Picasso. En el mismo Picasso,

Zurbarán (Fuente de Cantos, 7


Zambrano ve la problematicidad de la pintura, “raro arte el de dibujo noviembre 1598 – Madrid, 27 agosto

[..] Este género de cosas - dice- realiza la más generosa de las funciones; 1664), “Tazas” , Madrid Prado, 1633

estar más allá que acá, dentro y fuera de lo que es propiamente cosa.
Y así, hacen posible que lo que es carne, cuerpo, aparezca. Tal el
espacio, ausencia pura que permite todas las presencias. Tal la luz. Mas
la luz es ya la forma en que la ausencia se convierte en una presencia
que, lejos de concurrir con los demás, las muestra, las hace nacer” 3. 2. M. Zambrano, Amor y muerte en
los dibujos de Picasso,1952. En Algunos
lugares de la pintura. Acanto, 1971,
El cubismo, los cubistas parecen saberlo: han prescindido de todo
p.152.
revelando solamente las formas puras aprisionadas en las cosas. 3. M. Zambrano, Amor y muerte en
-“¿Entonces es que el hombre de hoy no tiene rostro? 4 – quizá sea los dibujos de Picasso, 1952. En Algunos
lugares de la pintura. Acanto, 1971,
verdad, quizá la multitud se lo lleva todo haciendo de muchos un
p.151.
único rostro impersonal desde el cual ya no se puede leer la historia 4. M. Zambrano, Una visita al museo
del ser humano. del Prado, 1955. En Algunos lugares de
la pintura, Acanto 1971, p.47.
5. M. Zambrano, La destrucción de
“El rostro humano es el lugar donde la naturaleza, el cosmos entero, las formas. En La agonía de Europa,
sale de su hermetismo.”5 Para María Zambrano forjar un rostro en el 1933, cap.4, p.77.
22 María Zambrano “mira” el arte del siglo XX • Antígona

Imagen de la izquierda: Picasso


(Málaga, España, 25 de octubre de arte es consecuencia de haberlo forjado ya en la mente; es el espejo y
1881 - Mougins, Francia, 8 de abril de
el resultado de haberse decidido a ser hombre, y de haber encontrado
1973), “ Retrato de Dora Maar”, Paris
1936. ya una noción, un saber previo acerca de la consistencia humana. Por
Imagen de la derecha: Man Ray esta razón se pregunta a si misma si el retrato en la pintura moderna
(Filadelfia, 27 agosto 1890 – Parigi, 18
se ha convertido en un problema. Desaparecido por obra de los
novembre 1976), “Retrato de Dora
Maar” , 1936.
pintores que prefieren sustituir la forma humana con la abstracta, la
pintura abandona la representación para convertirse en pura creación,
“invento y delirio” según sus propias leyes internas.

Zambrano no entiende el arte como objeto de un juicio cognitivo,


si entendemos conocimiento como forma del conocimiento en el
sentido común. El juicio estético en su desinterés permite una forma
de conocimiento hasta entonces desconocida que acoge la obra sólo
por ella misma, en su misterio originario. Frente a la interpretación
implícita de la estética de Zambrano aparece una sensibilidad muy
singular de la belleza, casi considerada como un motivo del cuadro
logrado, motivo paradojal pues se trata del vacío. “La belleza hace el
vacío - lo crea - [...] Y en vez de la nada, un vacío cualitativo, sellado y
puro a la vez, sombra de la faz de la belleza cuando parte. Mas la belleza
que crea ese su vacío, lo hace suyo luego, puesto que le pertenece, es
Antígona • Silvia Bignetti 23

su aureola, su espacio sacro donde queda intangible.” 6 Es lo intangible,


lo invisible que persigue Zambrano. En el arte las formas y las normas
fijas hacen que la pintura sea comprensible al espectador, que la mira
buscando respuestas, buscando emociones y buscando la luz que
alumbra la oscuridad de la vida humana.

Quien mira se siente seguro, puede reconocer su existencia, su estar


en el mundo, pero con una seguridad que se hace frágil cuando “el
demonio”, que estaba domado por las formas, se suelta y anda libre.
Cuatro siglos de pintura, dice Zambrano, consiguieron domar al
“demonio” de la forma fija, mientras que en la pintura moderna anda
libre en busca de obediencia dejando la lógica del puro logos. María
Zambrano ve en el rostro humano pintado un medio a través del cual
se transmite la palabra divina.

Quien mira se siente seguro, puede reconocer su existencia, su estar


en el mundo, pero con una seguridad que se hace frágil cuando “el
demonio”, que estaba domado por las formas, se suelta y anda libre.
Cuatro siglos de pintura, dice Zambrano, consiguieron domar al
“demonio” de la forma fija, mientras que en la pintura moderna anda
libre en busca de obediencia dejando la lógica del puro logos. María
Zambrano ve en el rostro humano pintado un medio a través del cual
se transmite la palabra divina.

Desde siempre el hombre busca lo divino como una forma de delirio


que nace desde la profundidad más oscura de la condición humana,
“las fomas del divino se perciben en la ausencia” 7, solo alumbrando lo
invisible y sintiendo, como el primero de los sentidos el sentir del
sentir, se pueden encontrar las formas del estar, del formar parte de la
existencia humana.

En este manuscrito Zambrano ve la negación de la forma en la


pintura moderna como una inclinación anti-filosófica. Lo que surge
desde “la destrucción de las formas, de todas las establecidas y de la 6. M. Zambrano, El vacío y la belleza,
1977. En Algunos lugares de la pintura,
forma en cuanto tal”8 es la materia amorfa, pasiva e infinitamente Acanto, 1971, p.286.
posible. La materia es lo que se puede sentir a través de otro de los 7. M. Zambrano, El hombre y lo divno,
sentidos que ayudan a las percepciones humanas añadiendo p.128.
8. M. Zambrano, La destrucción de
visibilidad: el tacto. “Aquel por el cual se nos revela la corporeidad de
las formas, 1945. En Algunos lugares de
las coas: su peso. La vista es el sentido específico que crea el medio en la pintura, Acanto, 1971,p.26.
24 María Zambrano “mira” el arte del siglo XX • Antígona

el cual se define, pero hay en ella un valor sensual más hondo, más
oscuro, que se refiere al cuerpo como tal, que si se aclara en la visión,
la precede y sostiene, un sentido en que los cuerpos, la materialidad se
presenta. Sentido genérico que debe ser el supremo tesoro de los
ciegos, lo que habita su soledad” 9.

El hombre se encuentra en la condición de ciego solo cuando se


hunde en el mundo onírico de los sueños, en el cual la vista ya no hace
falta para mirar. Aunque el sueño nos traiga imágenes, la visión no se
hace objetiva y lo que podemos percibir son los fantasmas de aquella
realidad que se ha quedado pendiente y que vuelve porque pide
expresión. En el arte de la pintura aparece con mayor propiedad esta
Jean Foutrier (París, 16 de mayo de condición, porque sus mismos contenidos son fantasmas, fantasmas
1898 - Châtenay-Malabry, 21 de julio como los de los sueños. Así que es la pintura “el sueño mismo que al
de 1964) “Tarabuste”, Paris 1921.
fin se ha abierto el cauce más adecuado a su fluir. Que ha encontrado
el cuerpo apenas menos impalpable que el suyo fantasmal para formar
parte de lo real” 10. De ahí que la pintura hace posible el expresarse de
la realidad soñada.

La hazaña de Zambrano fue descubrir que lo que es verdaderamente


la materia no es un fuera donde no se pueden distinguir las cosas, sino
un dentro envolvente, donde “todo va hacia todo” 11 y todo se convierte
en absoluto pleno. Así que, a pesar de que ella parecía no encontrar
en la pintura moderna aquellos cielos de libertad, visión y
reconciliación con la pregunta del ser, superó esta condición cuando
vio en la destrucción de las formas “ la aparición de los elementos”, el
“entrar en contacto con la materia” misma.

Para Zambrano el hombre ganó una manera diferente de visión a


través de la cual podía mirar, una distancia que fuera diferencia,
trasformando esta relación mágica en concepto, un concepto que llegó
9. M. Zambrano, La metafisica de los
sentidos, 1960. En Algunos lugares de la
a ser el medio con el cual el hombre se libró del mundo hermético de
pintura, Acanto, 1971, p.85. lo sagrado. Aquí nació el arte moderno para Zambrano, eso fue posible
10. M. Zambrano, La pintura, cauce solo gracias a una “con-fusión” inicial que se convirtió en una mirada
del soñar, 1960. En Algunos lugares de
la pintura, Acanto, 1971, p.94.
capaz de sancionar el estar del mundo, afirmando el estar como bello.
11. M. Zambrano, Pensamiento y poesia Hay arte a partir de la conquista de un fuera en el cual situarse, de
en la vida española, p.39. modo que lo que se ve sea “goce de la visión”12.
12. Pina de Luca, Il logos sensibile di
María Zambrano, ed. Rubbettino,
2004,p.127. Claramente lo que para María Zambrano es arte moderno hoy en
Antígona • Silvia Bignetti 25

día ya se trata de arte contemporáneo. “Me ha llevado la pintura a


escribir sobre ella”,13 Zambrano siempre sintió atracción por el misterio
de la pintura, buscando en ella la clave reveladora del ser. Escribió
sobre pintura en una forma tan acrítica y espontánea que iluminaba,
a veces sin darse cuenta, caminos aún desconocidos a los mismos
pintores que buscaban sus consejos.

Ella, durante su vida, tuvo la oportunidad de poder mirar el arte


de su siglo, el siglo XX, mantuvo relaciones de amistad con diferentes
pintores de aquella época, que formaban parte de las nuevas
vanguardias de principios de siglo y fue en ocasiones su amiga y
consejera. Ella miraba al pasado pero siempre con ojo vigilante hacia
el presente y creía firmemente que los arstistas , los pintores, están más
cerca del misterio del ser, padecen más al ser. Ella cree que “la
revelación del arte es siempre un misterio, pues aunque dé a conocer,
a ver y a entender, a sentir más que nada el misterio de la religión, lo
hace al modo humano.” 14 Como humano es el hombre, lo entrañable,
en cuanto revelación de la presencia de la realidad originaria, en él que
se manifesta el sueño y el arte.
Pau Romeu Delgado (Valencia, 22 de
julio de 1981), “ Pensando rosa”
2007.

13. M. Zambrano, introducción ,


Algunos lugares de la pintura, Acanto,
1971.
14. M. Zambrano, Francisco de
Zurbarán, 1965. En Algunos lugares de
la pintura, Acanto, 1971, p.139.
La pregunta por un método A Juana Sánchez-Gey y José Luis Mora

filosófico posible en el sentido NOTAS ACERCA DE LA RAZÓN 1

musical Dedicamos nuestro artículo a Notas de un método (Mondadori, 1989),


uno de los textos de María Zambrano menos tratados por los
especialistas, publicado al año siguiente de ser laureada con el Premio
Cervantes (1988), y vinculado directamente con trabajos tan
importantes como El pensamiento vivo de Séneca (1944), El hombre y lo
Susan Campos Fonseca divino (1955), o Persona y democracia: la historia sacrificial (1958).
Razones más que suficientes para justificar su estudio riguroso, como
1. Filósofa de la cultura y directora musical, se dedica uno de los grandes retos pendientes de los estudios zambranianos y el
al estudio de las relaciones entre “Música y Filosofía”, pensamiento contemporáneo. Porque María Zambrano, pensó las
según tres líneas de investigación no excluyentes entre notas de un método capaces de seguirle en el exilio (en su “existencia
sí: historia filosófica de la música; música y literatura; exiliada” 2 ), notas que hoy permiten encontrar los rastros de un
estudios sobre las mujeres, género y feminismo. Sus “camino guía”, posible en un método filosófico en el sentido musical.
trabajos, publicados en prestigiosas revistas
internacionales y varios libros colectivos, han sido El texto, cuyos antecedentes Sebastián Fenoy 3 encuentra en los
reconocidos con la Visitor Scholar 2009 del inéditos “La Visión”: M-393; “El vacío y la belleza (La belleza y el
Departamento de Musicología de la Universidad de tiempo): M-52 de 1960; “El pensamiento, arquitectura y sacrificio”:
California en Los Ángeles (UCLA), el Premio Corda M-125 (1965); “Aurora”: M-424 (1968); “Notas de un método”: M-140
2009, otorgado por la Fundación Corda de Nueva York, (1970-71), concretamente La balanza y El camino recibido, que a su vez 1. Título tomado del apartado “VII.
NOTAS ACERCA DE LA RAZÓN.
y el Premio “100 Latinos” (2007), otorgado por la contiene, según Fenoy, “un centenar de páginas distribuidas en una
LA ÓRBITA. EL LUGAR DE LA
Comunidad Autónoma de Madrid y la revista Fusión treintena de títulos que arrancan en los años 60”, aún inéditos, RAZÓN Y EL HOMBRE COMO
Latina. Actualmente es miembro del Seminario “material suficiente para publicar “otro” Notas de un método” 4; “La LUGAR DE ELLA”, en:

acción del pensamiento”: M-72 (1972); “Notas de un método. El ZAMBRANO, María: Notas de un
Internacional de Biosubjetividades (dirigido por Luc
método, Mondadori, p.121.
Delannoy), y de los comités científicos internacionales sujeto”: M-422 (1972), que según Fenoy contiene una referencia 2. NANCY, Jean-Luc: La existencia
de las revistas españolas Música y Educación e “ITAMAR” puntual a De la Aurora 5 ; “Notas de un método (Luz)”: M-401(1973); exiliada (trad. por Juan Gabriel López

(investigación musical), y coordinadora del volumen 15 “Notas de un método”: M-401 (1974); “Notas de un método (Los seres Guix), Archipiélago. Cuadernos de
crítica de la cultura, Nº26-27,
(2011) de la revista Transcultural de música y del Grupo y el ser. Los místicos)”: M-418 (1974); “Notas de un método (Apuntes
Barcelona, 1996. Disponible en:
de trabajo en estudios sobre las mujeres, género y de trabajos en marcha)”: M-400 (1975); “Las cenizas de Ofelia. Notas http://www.hojaderuta.org/011/inf

feminismo en música de la Sociedad Ibérica de de un método. La comunicación silenciosa”: M-419 (1975); “Notas de ormes/jean-luc.pdf (consultado el
10/06/2009).
Etnomusicología (SIBE). un método”: M-420 (1976); “Aurora”: M-424 (1976); “El filósofo”:
3. FENOY, Sebastián, La obra inédita
M-142 (1978) encontrado entre hojas mecanografiadas destinadas a Los de María Zambrano, Tesis doctoral,
bienaventurados 6 ; “Notas de un método”: M-399 (1978-1981); “Para Universitat de Barcelona, 2007, pp.
186-188.
Notas de un método”:M-403 (1979); “Notas de un método (La sierpe de
4. Ibid., p. 187.
la aurora)”: M-421(1979); “Notas de un método. El sujeto”: M-422 5. Ibid., p. 187.
(1979); “Notas de un método”: M-351 (1980); “Notas de un método”: 6. Ibid., p. 187.
28 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

M-248 (fechado el 11 de enero de 1989); “El absoluto y la meditación”:


M-137 (s.f.); “La mirada del ser (La poesía. Incompletos)”: M-184 (s.f.);
“Notas de un método (Índices)”: M-441 (s.f.); “Notas de un método e
Historia y revelación”: M-493 (s.f.), siendo Historia y revelación, según
el Dr. Fenoy, “un proyecto de libro inacabado e inédito” 7. Y para
concluir, “Notas de un método... (Borradores previos a “De la
aurora”)”: M-552 (s.f.).

Estamos ante la genealogía de un método del pensar vinculado


directamente, en su génesis, con obras fundamentales de pensamiento
zambraniano como De la aurora (1986) y Los bienaventurados (1979). A
lo que debe agregarse la existencia, indicada por Fenoy, de un
manuscrito anterior (1970-71), con suficiente material inédito para
publicar “otro” Notas de un método, aspecto que debe considerarse en
relación a la pregunta por los criterios de selección de la autora,
plasmados en la publicación de 1989. Además, el conjunto de inéditos
también permite datar, cronológicamente, a Notas de un método como
proyecto, claramente insertado en el trabajo filosófico de Zambrano,
desde su primer exilio en Roma (1955-1964) y La Pièce (1964-1971), su
regreso a Roma entre 1972 y 1973, su segundo periodo en La Pièce
(1974-78), y los años de exilio en Ginebra (1979-80), finalizando en
7. Ibid., p. 188.
8. CAMPOS FONSECA, Susan:
1981, año de su retorno a España, con el objetivo de recibir el Premio
Némesis musical en María Zambrano Príncipe de Asturias en Humanidades.
(Estudio de Notas de un método),
Trabajo de investigación para optar
al grado de Master en pensamiento
El estudio de un texto como este requiere por tanto de una
español e iberoamericano, dirigido investigación continuada, a la que nos dedicamos desde hace varios
por la Dra. Juana Sánchez-Gey, años 8 , nuestro objetivo con este artículo es dar parte de ella a la
Universidad Autónoma de Madrid,
comunidad científica, compartiendo sus primeros resultados, uno de
leído y aprobado el 2 de octubre del
2009, inédito. Artículos relacionados: ellos, la hipótesis de que: La Música en el pensamiento de María
“Entre María Zambrano y Eugenio Zambrano no es una entidad lógica o no-lógica, sino una posibilidad
Trías: “de la música en la persona y
de Némesis. Némesis ya presente en sus escritos de 1958, como en
en < >”, en ANTÍGONA. Revista de
la Fundación María Zambrano, Nº4, Persona y democracia: la historia sacrificial, donde señala que “no es
Vélez-Málaga, 2009, pp. 80-85"; y posible retroceder al no-ser, no le es posible al hombre sustraerse a la
“María Zambrano: Ser/caja de
Némesis. La Némesis, diríamos nosotros, de ser.” 9
música", en Mujer versus Música,
Colección Música e Interacción (Rosa
Iniesta, ed.), Valencia: Rivera Con el objetivo de exponer los hechos reales y efectivos que justifican
Ediciones, 2011, en prensa. esta hipótesis, consideremos las siguientes argumentaciones de
9. ZAMBRANO, María: Persona y
democracia: la historia sacrificial,
Zambrano:
Barcelona: Anthropos, 1988, p.57.
Antígona • Susan Campos Fonseca 29

“Estas Notas a un Método no son anotaciones, sino notas en sentido musical, lo


cual impone, más que justifica, la discontinuidad.10 (…)
Un Método es un camino a recorrer una y otra vez; un camino que se ofrece en
modo estable, asequible, que no ofrece a su vez preparación ni guía alguna: lugar de
llegada más que de partida, lugar de convivencia por tanto. (…)11
Porque un guía ofrece ante todo, un sostén, la orden de su indicación, una cierta
música, un ritmo o una melodía que el guiado tiene que captar siguiéndola. De ahí
que el que recibe un camino-guía haya de salir de sí, del estado en que está, haya de
despertar no a solas sino en verdad dentro ya de un orden; y el que siga este camino
recibe en las escasas palabras y en las enigmáticas indicaciones las notas, en sentido
musical, de un Método. (…)12
La música, inaudible a veces, que sostiene en su abismo a la vida, y la eleva a razón
mediadora – que sería un modo de definir la música–. La razón mediadora no
pretende llegar al ser, nace de una renuncia tan fecunda que hace oír la música del
pensamiento, … Toda razón ha de ser mediadora entre la nada y el ser, entre la
soberbia de la vida y su acabamiento, su humillación, tal como sucede en las razones
constructivas, que pretenden suplantar a la misma vida con su contrucción.” 13

Comparemos estos argumentos con las siguientes reflexiones de


Martin Heidegger en relación al “Fragmento 50” de Heráclito: 14

“Desde la Antigüedad se interpretó el Λόγος de Heráclito de distintas maneras:


como ratio, como verbum, como ley del mundo, como lo lógico y la necesidad de
pensar, como el sentido, como la razón. Ahí se oye siempre una llamada a la razón
como el módulo que rige el hacer y el dejar de hacer. Sin embargo, ¿qué puede la
razón si ella, junto con la no-razón y la contra-razón, sigue estando obstinada en el
mismo plano de un olvido, un olvido que descuida reflexionar sobre el porvenir
esencial de la razón, del mismo modo como descuida prestarse a este advenimiento?
¿Qué puede hacer la Lógica, … del tipo que sea, si no empezamos nunca prestando
atención al Λόγος y yendo tras su esencia inicial?” 15
10. ZAMBRANO, María: Notas de
un método, p.12.
Heidegger pregunta por la esencia inicial del Λόγος, partiendo de la
11. Ibid., p. 19.
traducción del Fragmento según Snell que cita: “Si no me habéis oído 12. Ibid., p. 31.
a mí sino al sentido, entonces es sabio decir en el mismo sentido: Uno 13. Ibid., p. 129.
14. Al que Zambrano hace especial
es Todo”16, lo que le lleva preguntarse: “¿qué es el oír?”17. A lo que
referencia en su ensayo El pensamiento
responde: vivo de Séneca (1944), texto
fundamental para nuestro estudio de
“…El oír es en primer lugar la escucha concentrada. En lo escuchable esencia el
Notas de un método; véase la referencia
oído. Oímos cuando somos todo oídos. Pero la palabra «oído» no designa el aparato
al fragmento en: ZAMBRANO,
sensorial auditivo. (…) Pensamos equivocadamente que el activar los instrumentos
María. Séneca, Madrid: Siruela, 2005,
corporales del oído es propiamente el oír. Y que, en cambio, el escuchar en el
p. 46.
sentido de la escucha y de la atención obediente no es más que una transposición
15. HEIDEGGER, Martin:
de aquel auténtico escuchar al plano de lo espiritual. En el terreno de la
“LOGOS (Heráclito, fragmento 50)”.
investigación científica se pueden constatar muchas cosas útiles. Se puede mostrar
En Conferencias y artículos (Traducción
que oscilaciones periódicas de la presión del aire que tengan una determinada
de Eustaquio Barjau), Barcelona:
frecuencia se sienten como notas. (…)
Serbal, 1994, p. 180. La negrita es
En cambio, sobre lo que es propiamente el escuchar tal vez sólo se pueda decir
nuestra.
poco que realmente concierna a cada hombre de un modo inmediato. Aquí lo que
16. Ibid. , p 179.
hay que hacer no es investigar sino, reflexionando, prestar atención a lo simple.
17. Ibid. , p. 184.
30 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

De este modo, a lo que es propiamente el oír pertenece justamente esto: que el


18. HEIDEGGER, Martin: hombre puede equivocarse al oír, desoyendo lo esencial. (…) No oímos porque
“LOGOS (Heráclito, fragmento 50)”, tenemos oídos. Tenemos oídos y, desde el punto de vista corporal, podemos estar
pp. 185-187. La cursiva y negrita son equipados de oídos porque oímos. Los mortales oyen el trueno del cielo, el susurro
nuestras. del bosque, el fluir de la fuente, los sonidos de las cuerdas de un instrumento, el
19. En relación a las coincidencias matraqueo de los motores, el ruido de la ciudad, sólo y únicamente en la medida en
entre el pensamiento de María que, de un modo u otro, pertenecen o no pertenecen a todo esto.
Zambrano y el de Martin Heidegger, (…) Hemos oído cuando pertenecemos a lo que nos han dicho. El hablar de lo que
un problema de investigación en si nos han dicho es λέγειν, dejar-estar-delante-junto. (…). Pone Uno y lo Mismo en
mismo, nos remitimos a: CACCIARI, Uno. Pone Uno como lo Mismo. (…) El modo de oír propio y verdadero se
Massimo, "Para una investigación determina a partir del Λόγος... Para que haya un oír propio, los mortales tienen que
sobre la relación entre Zambrano y haber oído ya el Λόγος con un oído que significa nada menos que esto: pertenecer
Heidegger", en Archipiélago: Cuadernos 18
al Λόγος.”
de crítica de la cultura, Nº 59, 2003,
pp. 47-52.
20. A este respecto Víctor Bravo
señala: “Para Zambrano, Heidegger
es figura emblemática de esta vieja y
nueva condición de logos filosófico
y logos poético, pero observa sus
antecedentes en el romanticismo ("En
el romanticismo, poesía y filosofía se
abrazan, llegando a fundirse en
algunos momentos, con una furia
apasionada"), y en Nietszche. En ese
regreso a la unidad de los dos logos,
la filosofía toma de la poesía "los
lugares del ser por ella señalados", se
convierte en reflexión sobre el
lenguaje como morada y, en la
irradiación misma de los signos,
deviene formulación estética,
señalamiento de la expresión poética
como revelación y ocultación, “San Pablo” (1610-1614, Museo del Greco, Toledo).
complejo modo de lo que Zambrano Portada de Notas de un método, Ed. Mondadori, 1989.
llama la sacralidad del ser.” En:
BRAVO, Víctor: "Del padecer y de la
Zambrano y Heidegger parecen coincidir en cuatro puntos
trascendencia. La filosofía poética de fundamentales: escuchar, oír, Lógos, y com-poner (“salir de sí” y λέγειν
María Zambrano", en Espéculo. Revista como “dejar-estar-delante-junto”). Pero difieren, al menos en
de estudios literarios. Universidad
apariencia, en uno: el de las notas, sonidos, o música como elementos
Complutense de Madrid. Disponible
en:http://www.ucm.es/info/especu de un oír físico, corporal, a diferencia del escuchar como pensar-decir.19
lo/numero10/zambr a n o .html Por ejemplo, mientras que para Zambrano el pensar, como “escucha
(consultado el 05/01/2009)
atenta, obediente” es música “a veces inaudible”, “música del
21. En este sentido Ignacio Vento
considera que:"Para María pensamiento”20; para Heidegger es colateral. Pero ambos com-ponen,
Zambrano, el pensamiento de es decir, Heidegger considera al λέγειν como un dejar-estar-delante-junto
Heidegger adolecía de un abuso de
(en tanto que el Lógos es su medida), que parece corresponderse con
las declinaciones frente a la conjugación.
Un exagerado sentido proposicional
el “salir de sí” 21 zambranino hacia el logos sumergido.
—frente, en medio, en el centro,
Antígona • Susan Campos Fonseca 31

encima, ante— que, considerado bajo


un sentido epistemológico, conllevan
el aparente reforzamiento de una
renovada ontología que guía nuestro
acceso a la comprensión de ser de un
modo perspectivista: más allá de; no
lejos de; pensado desde; se presenta; está
rodeado; está dentro y fuera. De ahí su
extrema preocupación por la forma
en que llegamos a construir la
representación poética del pensar,
reforzada por el juego de etimologías
–eidos/Oida, Aletheia/A-lethos,
existanz/ec-sistere–, juegos de sufijos
– G r u n d / A b g r u n d ;
Überwindung/Verwindung– y
desinencias –Vor-stellen/Vor-stellen/
Ge-stellund–. Al contrario de la
posición Heideggeriana, María
Zambrano se abre, de forma explícita,
hacia una antropología filosófica:
“Todo ello no conduce a la pregunta
clásica que abre el filosofar, la pregunta
por ‘el ser de las cosas’ por ‘el ser’ a solas,
sino que irremediablemente hace surgir
desde el fondo de esa herida que se abre
hacia adentro, hacia el ser mismo”.
Parecería extraño que ante tal texto
no se sienta el giro vital que da a la
cuestión ontológica el pensamiento de
María, pero así es." En: VENTO
VILLATE, Ignacio:"En torno al
'Claro': M. Heidegger y M.
Zambrano", en La Linterna de Diógenes
(Cuaderno de bitácora para el
pensamiento), 29/10/2008.
Disponible en:
http://elrincondediogenes.blog.co
m/4076657/ (consultado el
05/01/2009).
22. Por ejemplo, los trabajos de
Jesús Moreno Sanz “Roce
adivinatorio mirada remota. Lógica
del sentir en María Zambrano”(1995),
Encuentro sin fin (1996) y “Los
María Zambrano en La Crozet (Francia). Archivo de la Fundación María Zambrano lugares de la Música” (2003) que
incluye su “Nota aclaratoria” y
trascripción de los inéditos “La
Este com-poner nos permite considerar el oír/escuchar desde el
Música-1955”; de Juan Ruiz
Lógos en tanto que pertenecemos a este, por lo que la insistencia de Rodríguez “El canto de las piedras de
los especialistas 22 en oponer la Música frente al Logos, como posibilidad la aurora” (1999); de Fernando
32 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

Savater “La voz de María Zambrano” 23 24


de un “lógica musical” , “logos a-logos” , o el supuesto de una doble
(2000); de Pedro Salinas Martínez
“De la noche, el ruido, y el silencio:
condición de la Música como “racional/irracional”25, evidencia la
Fuga nº3” (2001); de María Joâo dos necesidad de un estudio riguroso todavía pendiente. Porque en el
Santos das Neves Passagens ou Sobre pensamiento de Zambrano, la Música, según evidencia Notas de un
a Possibilidade de Continuidade entre
Pensamiento e Vida na Filosofía de
método, es una huella del logos sumergido, Lógos al fin, huella de la
María Zambrano (Tesis Doctoral, catábasis: lo distinto se hace lo mismo. No es adjetivo ni objeto del
2002), “Razón poética y círculo de Lógos, sino su Némesis.
quintas La Musicalidad de la palabra
zambraniana” (2004), y “A música do
pensamento em três andamentos”
(2006); de Joaquín Verdú de Gregorio
“María Zambrano: olvido, música y
palabra” (2004); de Guillermo
McGill, “Antología para músicos:
Fragmentos de María
Zambrano”(2004) y “De la música,
las ideas y la verdad. Homenaje a
María Zambrano” (2004); de Carmen
Pardo, “Vibraciones del pensar”
(2004); de Fermín Higuera “Lo
musical en María Zambrano” (2004);
de Mercedes Sola “Música,
metamorfosis de la razón” (2005); de
Inmaculada Murcia Serrano “La
metamorfosis de la razón poética en
razón musical: análisis de Poema y
Sistema de María Zambrano” (2005).
Y más recientemente de la
musicología, como en el caso de
Francisco Martínez González,
“Introducción al pensamiento
musical de María Zambrano” (2005),
“Algunas puntualizaciones sobre La
Agonía de Europa de María
Zambrano y La Música” (2006), El
pensamiento musical de María Zambrano
(Tesis Doctoral, 2008), y por último,
en el Nº4 de Antígona, “Notas sobre el
pitagorismo en María Zambrano”.
23. MORENO SANZ, Jesús: “Roce
adivinatorio mirada remota. Lógica
del sentir en María Zambrano”. En
Isegoría, Madrid, 1995, pp. 162-176.
24. PRIETO, Sonia: “Amor de
“El primer estado de la Gran Obra” conocido como “Laboratorio-oratorio-del Alquimista”, en
engendrar en la belleza. Filosofía y
Amphitheatrum Sapientiae Aeternae de Heinrich Khunrath, 1595, detalle.
conocimiento amoroso en María
Zambrano”. En María Zambrano. La
visión más transparente, Trotta, Madrid,
2004, pp. 393-425.
Antígona • Susan Campos Fonseca 33

Por ejemplo, aunque Francisco Martínez González, en su Tesis


26
doctoral El pensamiento musical de María Zambrano (2008) , realiza un
trabajo exhaustivo y muy riguroso, especialmente a nivel
documental, no compartimos su opinión en relación a “la posibilidad
de un sistema musical zambraniano” 27 , partiendo del sentido que en
la tradicional occidental se da al término.28 Nos remitimos a los hechos,
Zambrano no nos dejó músicas concretas (prácticas), en formato oral
o escrito. Incluso, aunque reconsiderásemos la posibilidad de
partituras creadas con signos no convencionales, fonemas o textos
transformados en el más puro estilo del compositor estadounidense
John Cage (1912–1992) o la compositora uruguaya Carmen Barradas
(1888–1963), que no están muy lejos de la poesía experimental y de las
artes integradas; en realidad, Zambrano parece referirse a una música
como proceso, que contiene (no es) un tipo de “música especulativa”.29 25. TRIAS, Eugenio: “Música y
Filosofía del Límite”, en Discursos de
investidura como doctores honoris causa
de Don Eugenio Trías Sagnier y Don José
Saramago, 15 de marzo de 2007, Univ.
Autónoma de Madrid, p. 24.
26. MARTÍNEZ GONZÁLEZ,
Francisco: El pensamiento musical de
María Zambrano, Tesis doctoral,
Universidad de Granada, 2008.
27. Ibid., p. 19.
28. A nivel historiográfico el Dr.
Martínez González desarrolla su
estudio en consonancia con una
visión enciclopédica de la Historia de
la Música. Realizamos esta crítica
desde las propuestas de John
Neubauer en La emancipación de la
música. El alejamiento de la mímesis en
la estética del siglo XVIII (Visor, 1992),
y de Carl Dahlhaus en La idea de la
música absoluta, (Idea Música, 1999).
29. La música especulativa es
aquella que hace observar el cosmos
de manera musical, y la música de
manera cosmológica. Aquella que,
como un espejo (speculum), ayuda a
contemplar la arquitectura del
cosmos e interiorizar ciertas verdades
que no pueden ser miradas
directamente. En este ámbito son
fundamentales los estudios del
Grabado incluido por Franchino Gafurio (1451-1522) al comienzo de su
musicólogo inglés Joscelyn Godwin
Práctica musice.
(ver Bibliografía).
34 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

30. En relación a este tipo de


metodológica, el musicólogo y teórico
cultural Alejandro L. Madrid
comenta: “La diferente concepción
de “performatividad” entre los
académicos de la música y los del
performance es un indicativo de
proyectos intelectuales
completamente diferentes. Mientras
los estudios musicales (incluyendo la
práctica del performance) se
preguntan qué es la música y buscan
entender textos musicales e
interpretaciones musicales en sus
propios términos de acuerdo a
contextos culturales y sociales
específicos, una mirada a la música
desde los estudios de performance se
preguntaría qué es lo que la música
hace y le permite a la gente hacer. Este
tipo de acercamiento entiende las
músicas como procesos dentro de
prácticas sociales y culturales más
amplias y se pregunta cómo el estudio
de la música nos puede ayudar a
entender estos procesos en lugar de “La Anunciación” (1596-1600) de El Greco, Museo del Prado, Madrid.
preguntarse cómo estos procesos nos
ayudan a entender la música." En: Por lo tanto, elaboradas propuestas como las de Martínez González,
MADRID, Alejandro L.: “¿Por qué
enfocadas en demostrar la existencia de homólogos o co-relatos
música y estudios de performance?
¿Por qué ahora?: una introducción al musicales (acotados a la “música-arte” occidental) con el pensamiento
dossier”, Revista Transcultural de zambraniano, nos lleva a coincidir con él sólo en la posibilidad de
Música, #13 (2009). Disponible en:
convivencia entre ambos, como método en ese sentido, es decir, como
http://www.sibetrans.com/trans/tr
ans13/art01esp.htm (consultado el
“camino–guía”, pero no como “pensamiento/sistema musical”
08/02/2010). práctico.30
Antígona • Susan Campos Fonseca 35

1. Un método filosófico en el sentido musical

Ahora bien, consideremos ese“camino-guía” a través de las propuestas


31
del filósofo francés Jean-Luc Nancy en A la Escucha (2007) , del filósofo
catalán Eugenio Trías en “Música y filosofía del límite” (2007)32, y del
filósofo, músico y neuromusicólogo bélga Luc Delannoy en El Espejo.
Ensayos sobre la conciencia musical seguidos de La conciencia inacabada 31. NANCY, Jean-Luc. A la Escucha,
Buenos Aires: Nómadas, 2007.
(2008) 33 . Acotándonos a los los principales puntos de conexión:
32. TRIAS, Eugenio. “Música y
“escucha”, “oído” y “pensar”, desde la pregunta por un “logos Filosofía del Límite”, pp. 19-34.
sumergido”. 33. DELANNOY, Luc. El Espejo.
Ensayos sobre la conciencia musical
seguidos de La conciencia inacabada,
Iniciamos con el trabajo más reciente, El Espejo (2008) de Luc México D.F.: CINNe, 2008.
Delannoy, quien abre su libro con el mismo epígrafe que Zambrano 34. ZAMBRANO, María. Notas de
utiliza para abrir Notas de un método: “Todos los hombres tienen por un método. La negrita es nuestra.
35. DELANNOY, Luc. El Espejo. La
naturaleza deseo de saber (…) El acto del pensamiento es vida”
negrita es nuestra.
(Aristóteles, Metafísica).34 Aunque Delannoy utiliza la siguiente 36. Otra coincidencia (aunque
traducción:“Todos los hombres tiene naturalmente el deseo de saber. contradictoria) entre ambos filósofos
es que, mientras Delannoy busca
El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos son una
demostrar la existencia de una
prueba de esta verdad. En los hombres, la experiencia proviene de la “conciencia musical”, Zambrano
memoria. En efecto, muchos recuerdos de una misma cosa constituyen considera que la “conciencia no tiene
música” (Delirio y Destino, 1953).
una experiencia.” 35 A este respecto, es importante señalar otra
Aspecto importante que pretendemos
coincidencia entre Delannoy y Zambrano, ya que en su texto “Del desarrollar en otro artículo. Delannoy
Método en la Filosofía o de las Tres formas de Visión” (1972), nos comunicó que no tenía

Zambrano indica que se trata de un fragmento tomado del Capítulo conocimiento alguno de la obra de
Zambrano. Entrevista durante la
de uin libro que titularía “El espejo de la Filosofía”, obra de la que no presentación de El Espejo, Madrid,
hemos encontrado otra referencia que la citada por la propia Zambrano, Ciclo ACIMUS, Museo de América,
ni siquiera en la Tesis de Sebastián Fenoy antes mencionada.36 06/11/2008).
37. Es importante considerar esta
cita de Zambrano desde una
Pero a diferencia de Delannoy, al epígrafe aristotélico Zambrano perspectiva histórica, ya que en 1989,
suma una cita de Antonio Machado37: “Si un grano del pensar arder fecha de publicación de Notas de un
método, se cumplieron cincuenta
pudiera no en el amante, en el amor, sería la más Honda verdad lo que viera.”38
años de la muerte de Antonio
Remitiéndonos a: “El oír propio pertenece al Λόγος. Por ello este oír Machado (Sevilla, 26 de julio de
mismo es un λέγειν. Como tal, el oír propio de los mortales es en cierto 1875-†Collioure, Francia, 22 de
febrero de 1939).
modo lo Mismo que el Λόγος (...) Hemos oído cuando pertenecemos
38. ZAMBRANO, María. Notas de
a lo que nos han dicho”39, es decir, No a mí, sino al logos escuchantes, en un método. La cursiva es del original.
el mismo logos sabio es Uno-Todo. No al amante, sino al amor, no a mí 39. HEIDEGGER, Martin.

sino al Logos/Hieros gamos en tanto que pertenecemos a este, porque “LOGOS (Heráclito, fragmento 50)”,
pp. 187-188.
el ser humano es pensar viviente, “con-viviente” 40. 40. ZAMBRANO, María. Notas de
un método, p. 19.
36 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

Este cruce entre Delannoy y Zambrano es fundamental, delata un


diálogo con Aristóteles y Descartes que no es incompatible con la
filiación “órfico-pitagórica” de Zambrano o “fenomenológica” de
Delannoy. Ambos reclaman el Cuerpo, porque el deseo de saber es
“por naturaleza”, o como enfatiza Delannoy es “naturalmente”.
Hablan entonces de una mente natural en-carnada, de un pensar en
tanto Bio-Lógico. Un otro que no es el reducido, separado “Amor Dei
intellectualis” o “Bios theoretikós”, como señala Zambrano en sus Notas
de un método.41

A este respecto Delannoy expone: “Como el objeto del músico, la


música está encarnada en su cuerpo y, de vuelta, su Ser se vuelve
música. La sombra del músico es su música encarnada; en su cuerpo
se despliega el drama de la música.”42 El filósofo belga subraya la
dicotomía mente-cuerpo cartesiana, presente en la dualidad
41. Ibid., p. 22. oír/escuchar heideggeriana frente a la en-carnación que Zambrano
42. DELANNOY, Luc. El Espejo. reclama, y que Jesús Moreno entiende como “Némesis musical” 43. Se
p. 15.
trata de una especie de “obediencia” a un logos que se reparte por las entrañas,
43. Jesús Moreno Sanz expone:
“...Una especie de “obediencia” a un justo ahí el diálogo con Heidegger es especialmente revelador, pues, en
logos que se reparte por las entrañas. tanto “escucha atenta” del otro como sí mismo, es un en-carnar y
Es el sentido literal y etimológico de 44
encarnar-se en “convivencia” . A este respecto Derrida comenta:
Némesis (raíz, nem: repartir,
trasladable a su sentido derivado
“... El Dasein escucha (hört) porque puede comprender o puede entender en el
“comunicar” con medida, con
sentido de comprender (verstehen). Como ser-en-el-mundo (In-der-Welt-Sein)
justicia, “distribuir”). Se trata, pues,
«comprensivo» con los otros (mit den Anderen), el Dasein está a la escucha (hörig,
de una especie de Némesis musical
palabra que Heidegger deja entre comillas para subrayar el juego que hace pasar de
mediante la que esta pensadora
la escucha como hören a la escucha como obediencia, incluso sumisión o sujeción).
desgrana en sus “suertes”, “Moiras”
Y en esta escucha obediente (Hörigkeit) hay en efecto pertenencia del Dasein: éste
y destinos las operaciones de la
es por consiguiente zugehörig, pertenece ya a lo que se podría llamar la pertenencia
lógica.” En: MORENO SANZ, Jesús.
o el reparto de la comunidad [Als verstehendes In-der-Welt-Sein mit den Anderen ist es dem
“Roce adivinatorio mirada remota.
Mitdasein und ihm selbst «hörig» und in dieser Hörigkeit zugehörig: Como ser-en-el-mundo
Lógica del sentir en María
comprensivo con los otros, él (el Dasein) está a la escucha atenta u obediente del
Zambrano”, en Isegoría, Madrid, 1995,
Mitdasein y de sí mismo. Y en esta escucha obediente pertenece, o es partícipe,
p. 171.
participa o comparte.” 45
44. ZAMBRANO, María. Notas de
un método, p. 19.
45. DERRIDA, Jaques. “"El oído
de Heidegger. 1. Portes/alcances de
Grabado de Johann Melchior
voz (Retórica de la amistad)”. En
Gutwein, que incluye una cartela
Políticas de la amistad seguido de El oído
con el texto “Brevi abiturus e vita
de Heidegger (Trad. por Patricio
caelesti recreatur musica S.
Peñalver y Francisco Vidarte),
Ioannes a Cruce” (Habiendo de
Madrid: Trotta, 1998, p. 355. La
partir de la breve vida, S. Juan de
negrita es nuestra.
la Cruz se recrea con la música
celestial) .
Antígona • Susan Campos Fonseca 37

Estamos ante la “sombra” que se proyecta, en tanto “salir de sí”46, 46. ZAMBRANO, María: Notas de
un Método, p. 31.
como desplegarse en el sentido expuesto por Zambrano en Notas de un
47. Ibid., p. 129.
método, pero recuérdese: “La música, inaudible a veces, que sostiene en 48. García Bacca utiliza esta analogía
su abismo a la vida, y la eleva a razón mediadora – que sería un modo en el siguiente sentido: “...tanto ser

de definir la música–. La razón mediadora no pretende llegar al ser, como no ser admiten medida, y es el
hombre quien se la impone.
nace de una renuncia tan fecunda que hace oír la música del Musicalmente dicho: tanto sonido
pensamiento,...” 47. La sombra, el abismo, el descenso en tanto salir de como silencio admiten, y ha de
sí, en tanto Uno-Todo, es una renuncia, obediencia a una música que imponerles medida el Hombre, por
ser y tener él que ser medida de todo:
es encarnación y que se encarna, un oír/escuchar constante que nace
a lo sonoro impone medida, y lo
y des-nace, un repartir, distribuir, comunicar, com-partir/com-poner, medido es son – nota -; a lo ínsono
convivir en tanto resonancia, resonar, son como diría García Bacca en impone también medida, y lo medido
es pausa. Lo de lo sonoro y de lo
su Filosofía de la Música (1990) 48.
ínsono que no admitan medida – que
no puedan entrar en la unidad de
2. La pregunta por el sentido musical medida humana – quedan de ruido
o de vaga pausa…El no ser es
impensable e indecible – Parménides-
Pero ¿es en este son, en tanto “oír de los mortales”, e “innegable más el no ser sonoro – sea son o
asistencia de la muerte al nacimiento del pensar” 49, que para Zambrano ruido – es audible y decible en notas.

“en el sentido musical... impone, más que justifica” 50 ? Esta pregunta Es audible y notable. Las
contradicciones – ser-y-no ser – son
recoge uno de los pensamientos más complejos planteados en Notas de impensables, impensables a la una y
un método. Por esa razón recurrimos a Luc Delannoy, quien señala a la vez – Parménides y Aristóteles -;
como “en sí la música no pertenece a un mismo cuerpo sino que crea más las contradicciones musicales, o
sonoras, son perfectamente audibles;
un mismo cuerpo, un tercer cuerpo.” 51 Se refiere a un cuerpo
son audibles como desafinos. Oír una
compartido en la resonancia de la música que es vivencia del pensar contradicción sonora, producirla,
discontinuo,52 pensar viviente, “Vita Nuova”, como señala Zambrano agravarla, son formas de desafino. Y
más aún cultivarlas y hacerlas sonar
recurriendo a Dante 53. Lo que nos remite nuevamente a la traducción
a tiempo.” En: GARCIA BACCA,
del fragmento 50 de Heráclito con que trabaja Heidegger: “Si no me Juan David, Filosofía de la Música,
habéis oído a mí sino al sentido, entonces es sabio decir en el mismo Barcelona: Anthropos, 1990, p. 269.
La negrita y subrayado son nuestros.
sentido: Uno es Todo.” Oír el sentido en tanto mediación 54 . A este
49. ZAMBRANO, María. Notas de
respecto Zambrano apunta: un Método, p. 21.
50. Ibid. p. 12.
“Toda razón ha de ser mediadora entre la nada y el ser, entre la soberbia de la
51. DELANNOY, Luc. El Espejo, p.
vida y su acabamiento, su humillación, tal como sucede en las razones constructivas,
16.
que pretenden suplantar a la misma vida con su construcción.” 55
52. ZAMBRANO, María. Notas de
un Método, p. 12.
Ahora bien, ¿a qué “razones constructivas” se refiere? Jean-Luc Nancy 53. Ibid., p. 24.
54. No como “sistema” acotable o
nos propone una posible respuesta a través de otra pregunta:
traducible a notación musical
moderna, comparable a una partitura,
“¿El filósofo no será quien entiende siempre (y entiende todo) pero puede escuchar como pretende el Dr. Martínez
o, más precisamente, quien neutraliza en sí mismo la escucha, y ello para poder González en sus múltiples ejemplos.
filosofar? A pesar de que en la propuesta de
No, empero, sin quedar librado, desde el inicio, a la tenue indecisión tajante que Zambrano subyace la idea griega de
38 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

rechina, que cruje o que grita entre “escucha” y “entendimiento”: entre dos
audiciones, dos aspectos de lo mismo (del mismo sentido, pero ¿en qué sentido
exactamente?; una pregunta más), entre una tensión y una adecuación o bien, otra
vez, y si se quiere, entre un sentido (que escuchamos) y una verdad (que entendemos),
aunque, en última instancia, uno no pueda prescindir de otro.” 56

Nancy nos permite identificar la tensión entre “escuchar” y “oír”


latente entre Heidegger y Zambrano, porque se trata de “dos
audiciones”. A la que podemos sumar la indicada por Delannoy, que
que el “sonido” se vuelve “nota” en encarna en el “músico”. En resumen, como expone y cuestiona
tanto que “es” en un sistema, símil al Zambrano en Notas de un método: “Más podremos rescatar la inocencia
que recurre en su título Notas de un
perdida según algunos filósofos, tal como Nietzsche, perdieron la
método indicando un “proceso”, en
un “sentido” que todavía requiere de
razón, por buscarla. ¿O será el músico, y no el filósofo, el protagonista
un estudio más exhaustivo, pero que de la cultura de Occidente?” 57 Porque entre un sentido (que
difiere de la tradición ilustrada escuchamos) y una verdad (que entendemos) esta la razón mediadora,
conservada (de Conservatorio) en la
formación musical institucionalizada.
“tercer cuerpo”, ése que para Delannoy es creado por la música, y que
55. ZAMBRANO, María. Notas de el jazzista Guillermo McGill nos describe en su artículo “De la música,
un Método, p. 129. las ideas y la verdad”, de la siguiente manera:
56. NANCY, Jean-Luc. A la Escucha,
Nómadas, Buenos Aires, 2007, pp. “La música, como la verdad, necesita de un intérprete. Como toda vibración,
11-12. La negrita es nuestra. está precisamente en el origen de los acontecimientos: simplemente necesita ser
57. ZAMBRANO, María. Notas de mediada. La verdad, como la música, proviene de la unidad, pero necesita
un Método, p. 52. desarrollarse en el tiempo. Cada momento tiene un significado, función y
58. McGILL, Guillermo: “De la trascendencia, dependiendo de lo que le precede y de lo que le sigue. Asimismo,
música, las ideas y la verdad”. En: una nota depende de con qué otra nota, o notas, coincida, fenómeno que ocurre en
Cuadernos de Jazz nº 83, julio-agosto cada momento vivido, aunque nuestros sentidos no sean siempre capaces de
2004. Disponible en: percibirlos ni nuestra razón de pensarlos.” 58
http://www.revistasculturales.com/
articulos/52/cuadernos-de-jazz/106
/1/de-la-musica-las-ideas-y-la-verdad- Eugenio Trías resume el problema acertadamente en su discurso
homenaje-a-maria-zambrano.html “Música y filosofía del límite”:
(consultado el 08/01/2009).
59. TRIAS, Eugenio: “Música y
“María Zambrano, en su libro El hombre y lo divino advierte de una bifurcación
Filosofía del Límite”, p. 24.
en la aurora del pensamiento filosófico griego en un capítulo dedicado a destacar el
60. Ibid., p.25.
desprecio manifiesto por Aristóteles por la secta filosófico-religiosa que funda el
61. A este respecto consideramos
legendario Pitágoras. Una tradición matemático-musical – y cosmológica— cuya
importante analizar las propuestas de
influencia es perceptible en Platón.
Zambrano espuestas en Notas de un
Se trata de la ruta de los vencidos, señala María Zambrano, ya que la filosofía posterior
método, en contrapunto con el
se construye sobre sus ruinas. (…) 59
Compendio de música (1618) de René
María Zambrano se refiere al lenguaje de la denotación sobre el que la filosofía se
Descartes, teniendo como referencia
construye a partir de Aristóteles: el lenguaje en su forma proposicional, apofántica,
el libro colectivo titulado Pernsar la
esa que de Aristóteles a Wittgenstein, o quizás desde Parménides, prevalece como
música: de Descartes a Pierre Boulez,
la que detenta la exclusiva de la vía hacia la verdad.” 60
Colección: Cuadernos de Ontología,
N.3, International Ontology
Congress, 2004. Tema que dejamos
Se establece así la diferencia entre la música como pensar y el
también para otro artículo. problema de pensar la música.61 Un pensar escuchante no del Lógos
Antígona • Susan Campos Fonseca 39

“anotable”62, sino del logos sumergido que se reparte por las entrañas. Y es
aquí donde se revela la fractura de la “Música” en tanto discontinuidad,
63
porque Zambrano, en realidad, habla de “dos músicas” , y este es un
problema fundamental en el que debemos hacer hincapié, ya que los
especialistas consultados dan por hecho que cuando Zambrano habla
de “música” se refiere a lo que entendemos como tal en la Cultura 62. En el sentido de la “Escritura”
occidental, desde la sistematización propuesta por la tradición estudiado por Derrida en su De la
gramatología.
ilustrada.
63. ZAMBRANO, María. “Las dos
músicas”. En: Archipiélago, Nº 59,
Pero María Zambrano nos habla de “dos músicas”, la que “es 2003, pp. 122.
64. Alude al Lenguaje eclesiástico.
conocimiento” y la que “abre el corazón”: La Música objetiva,
Concretamenrte, es una glosa de las
matemática, que es conocimiento, descubrimiento, expresión. Y la que palabras sacramentales que profiere el
al “manifestarse abre el corazón”, ya que “no es el “sursum cordam”64 sacerdote en la introducción del

sino el “sésamo ábrete”65.” Y es ante este abismo abierto que Zambrano prefacio de la misa, cuando
dirigiéndose a los fieles les dice:
nos señala un “camino-guía”, las notas de un método y su instrumento: Sursum corda: arriba los corazones; y el
la razón mediadora. Que se nos aparecen como otra música, abismo monaguillo, o el coro, en nombre de
co-ligante, como en su “Esquema” (de “Tres poemas y un Esquema”) 66, los fieles, contesta: Habemus ad
Dominus: los tenemos elevados hacia
y en “La Música” 67 . Abismo simbolizado en el “ – ” mediador,
Dios.
obediente “...a un logos que se reparte por las entrañas”: Némesis 65. ZAMBRANO, María. “Las dos
musical. músicas”, p. 122.
66. MORENO SANZ, Jesús. El
ángel del límite y el confín intermedio:
Por lo tanto, Notas de un método no es un enfrentamiento de tres poemas y un esquema de María
Zambrano con Aristóteles, sino un diálogo con su Metafísica. Desde el Zambrano, Madrid : Endymion,
1999.
epígrafe hasta el apéndice final titulado “La Visión”. La música, razón
67. ZAMBRANO, María. “La
mediadora, permite a Zambrano establecer un coloquio al que traerá, Música”. En: Archipiélago, Nº 59,
además, otras voces de la tradición filosófica occidental, en 2003, pp. 115-122.

contrapunto con fuentes no-occidentales, que todavía requieren un 68. Sobre el diálogo de Zambrano
con Aristóteles debe considerarse el
estudio etno-histórico riguroso. Ya que, como indica Goretti Ramínez, artículo de Agustín Abreu “Pitágoras
Zambrano no se propone “…desarrollar y demostrar una tesis conclusa y Aristóteles sobre el alma en el
ni proponer una doctrina filosófica, sino sólo sugerir hipótesis.”69 Tal hombre y lo divino de María
Zambrano”, publicado en Actas del
y como escribe en la introducción de sus Notas de un método, la suya no
congreso internacional del centenario de
es una “...pretensión de llegar a un final, a una conclusión o María Zambrano, Tomo I, Fundación
conclusiones resumibles en doctrina”, sino “manifestación de un María Zambrano, Vélez-Málaga, 2005,
pp. 26-74
conocimiento que sea integrador de los saberes fragmentados a los que
69. Citada por Martínez González
el hombre, especialmente el de hoy, se ve sometido.”70 en: El pensamiento musical de María
Zambrano, p. 37.
70. ZAMBRANO, María. Notas de
Quizás por esta razón volvemos a su pensamiento, reconociendo las
75

un Método, p. 11.
huellas de un posible Lógos todavía sumergido en nosotros. Las notas 71. MORENO SANZ, Jesús. “Roce
de su método son Némesis musical, “desgranan” 71 la Lógica en tanto adivinatorio mirada remota...”, p.171.
40 La pregunta por un método filosófico posible en el sentido musical • Antígona

que esta "…admite una cierta incertidumbre entre la verdad o falsedad


de sus proposiciones, a semejanza del raciocinio humano... opera
utilizando un lenguaje simbólico artificial... haciendo abstracción de
los contenidos|siendo] disposición natural para discurrir con acierto
sin el auxilio de la ciencia”,72 es decir, no sólo la Música es un concepto
problemático en su obra, sino también el Lógos, que ella sabe, al igual
que la Música, fragmentado como Lógica: “ciencia que expone las leyes,
modos y formas del conocimiento científico”.73

Una Lógica como disposición fractal en tanto “figura plana o


espacial, compuesta de infinitos elementos, que tiene la propiedad de
que su aspecto y distribución estadística no cambian cualquiera que
sea la escala con que se observe” 74. Fractalidad que, según indica Goretti
Ramírez, está presente en la escritura de Zambrano, como una
“estructura fractal, de líneas erráticas y difusas”75. Pero, por el contrario,
como queda en evidencia, lo fractal no es ni errático ni difuso, su
propiedad reside justamente en que no “cambia cualquiera que sea la
72. Definiciones de “Lógica” según
escala con que se observe”, es continuo, y en el sentido de Notas de un
la Real Academia Española (RAE),
disponible en: método esto significa: “reposado en sí mismo, puro, idéntico a sí
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltC mismo, al fin, por fin”76. Ramírez utiliza incorrectamente el concepto
onsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=l%
de “fractal”, aunque su apreciación de la escritura zambraniana es
F3gica (consultado el 07/01/2009).
La negrita es nuestra, con ella acertada, ya que las notas del método que busca son en un sentido que
subrayamos una relación con el Zambrano entiende como musical porque imponen, más que justifican,
epígrafe aristotélico utilizado por
una discontinuidad, aludiendo a una Némesis concreta.
Zambrano, y compartido por
Delannoy, según lo indicado
anteriormente. La consideración zambraniana de la Música no es, por lo tanto, una
73. Idem. “contraposición del logos–palabra parmenídeo–aristotélico frente al
74. Definición de “Fractal” según
la Real Academia Española,
logos–musical” 77. Lo que Zambrano busca son las Notas de un método
disponible en: que sea “manifestación de un conocimiento... integrador de los saberes
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltC fragmentarios” que someten (y a los que se someten), las mujeres y
onsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=fra
hombres de hoy. ,Pero ¿cómo podemos seguir estas notas?, ¿cómo
ctal (consultado el 09/01/2009).
75. MARTÍNEZ GONZÁLEZ, podemos reconocer ese tercer cuerpo creado por la presencia de una
Francisco: El pensamiento musical de música como proceso que es en sí misma lógicas desgranadas? Quizás
María Zambrano, p. 36.
la respuesta sea similar a la pregunta planteada por Delannoy: “por qué
76. ZAMBRANO, María: Notas de
un método, p. 22. existe la música [,] responderé: para vivir la experiencia humana.” 78
77. MARTÍNEZ GONZÁLEZ,
Francisco. El pensamiento musical de
María Zambrano, p. 45.
78. DELANNOY, Luc. El Espejo,
p. 22.
Antígona • Susan Campos Fonseca 41

INICIACIÓN MÁS QUE CONCLUSIÓN

Por este motivo años atrás iniciamos nuestro estudio de Notas de un


método recibiéndolo como lo propone Zambrano, como un “camino -
guía”. Nuestro propósito ha sido, y sigue siendo, considerar la pregunta
por las notas de este método, guiados por una hipótesis que acusa la
insistencia de los especialistas por presentar a la Música como
justificación de una necesidad por emanciparse de un logos-razón,
entendido como pensar-decir, en una tradición y marco histórico muy
específicos.

Como podemos observar, el tipo de exégesis que viene


desarrollándose hasta el día de hoy, pretende convertir a la “Música”
en una posibilidad de logos-otro, u otro del Logos, posibilidad
entendida como “logos musical”79. Pero este procedimiento ha
convertido a la Música en un concepto sacrificial en tanto etno -
histórico, dada su condición étnico/ética, sea como símbolo de una
emancipación, o como legitimación de un conocimiento posible en
tanto otro de lo que Occidente, desde los albores de la Ilustración, ha
entendido como Logos.

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María Zambrano en el horizonte
de vida, libertad y creatividad Horizonte de creatividad en María Zambrano.

Cuando me acerco al pensamiento filosófico de María Zambrano


se despiertan en mi alma un sin fin de vivencias. Es como un
despertar a una nueva vida, a un nuevo modo de existencia intelectual.
La filosofía, para ella, es una «sabiduría del amor» y no sólo «amor a la
sabiduría». Y esa sabiduría, saber de experiencia, nos ofrece la
Víctor Javier Carvajal Ruíz posibilidad y el imperativo de cumplir aquella indicación de
Inmanuel Kant, para el cual la filosofía no es algo que se enseña, sino
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Málaga, que se aprende, que se hace. Así se expresa: «Hasta entonces no puede
se doctoró en 2007 con la tesis Zambrano-Ortega: la poética aprenderse filosofía alguna, pues ¿dónde está ella, quién la posee y en
del ser y la ejecutividad de la vida. En aquella investigación qué puede reconocerse? Solamente puede aprenderse a filosofar, o sea
plantea la importancia de una reflexión filosófica sobre ejercitar el talento de la razón en la observancia de sus principios
el pensamiento de María Zambrano que abre un nuevo universales»1 . En Zambrano hay más, pues la filosofía nos hace, es
horizonte del pensar: la unidad de vida y pensamiento encontrarse a sí mismo, «llegar al fin a poseerse» 2.
que está configurando todo modo de razón posmoderna.
La filosofía que nos ha tocado vivir, si nos queda un poquito de
sangre de nuestra tierra, sustancia tan necesaria y escasa para Ortega y
Gasset, porque siempre nos hacemos en una situación concreta y
dentro de un horizonte mental, es la Filosofía española.

Me entristece que se plantee todavía el interrogante sobre la


existencia de la Filosofía española. Es tan abrumadora la riqueza del
pensamiento español que nuestro corazón sereno tiembla ante la
presencia de tanto amor diluido en la entraña de nuestra tierra, de sus
hombres, de su poesía, de su novela, pintura, de su luz y de sus
caminos. Y los caminos del pensar son infinitos en nuestra cultura.
1. I. Kant, Crítica de la razón pura,
En estos días de principios del siglo XXI, año de 2007, que tanto A 838; B 866. Traducción de J. Rovira
Armengol. Buenos Aires: Losada,
se habla en nuestra vida política sobre la cultura, se busca
1973, t. II, p.400. Cfr. Traducción de
concretamente una definición de «comunidad cultural», María Pedro Ribas. Madrid: Alfaguara, 1978,
Zambrano nos indica «Cultura es horizonte» 3. El horizonte es unidad p. 651.

que constituye el mundo del pensamiento creando lo trascendental, la 2. M. Zambrano, Andalucía, sueño y
realidad. Granada: Editoriales
trascendentalidad, inmanente y trascendente en este mismo mundo. Andaluzas Unidas, 1984, p. 179.
Unidad de la trascendentalidad que es marco de pensamiento y 3. M. Zambrano, «Introducción al
estructura de las mismas cosas de nuestra vida. pensamiento español». M.- 309.
47 María Zambrano en el horizonte de vida, libertad y creatividad • Antígona

El horizonte aparece junto al amor y la filosofía. Tiene su aparición


histórica. Pues «Es el horizonte la primera aparición del pensamiento,
su constancia o fe de vida, su presencia. Confín que no aprisiona,
continente que no es cerco. El horizonte se trasciende y atrae a todo a
trascenderse. A todo, pues que por él, a causa de su insólita acción,
todas las cosas son efectivamente todas y cada una de por sí. Mas, para
que sean cada una de por sí y aun en sí, han de darse en un horizonte.
Y las cosas, los seres que son en sí, por sí, tienen su horizonte propio
y por él se destacan. Ofrecen, al par que ese su ser en sí, su impar
horizonte» 4.

Por ello, nos dice Zambrano que antes del logro del horizonte «el
hombre vive confinado no en una caverna sino encerrado en una
pluralidad. El politeísmo es tan inquietante por eso, porque marca
distintos espacios vitales donde el hombre ha de vivir en una situación
de alteración. Pero antes del politeísmo diáfano y con la diafanidad de
la poesía de los griegos, estaba el hermético mundo de lo sagrado. En
este mundo hermético, puro enigma sin horizonte, la Filosofía ejerce
una acción, la acción liberadora del logos unívoco sobre la ambigüedad
de lo sagrado, ambiguo por naturaleza esencial»5 . El mundo de lo
sagrado se irá manifestando, despertando a la luz o diafanidad de lo
divino actualizándose en los dioses griegos, en el uno de la filosofía,
en el dios monoteísta de cristianismo, en la nada 6.

Pues cuando surgió la pregunta


filosófica en la época de Tales de
Mileto, todo estaba lleno de
dioses. «Todo estaba lleno
de ángeles y de demonios
según dice Aristóteles, según
4. M. Zambrano, «El horizonte y la él mismo dice: ‘lleno de almas’»7.
destrucción», en Diálogos, 64
(Julio-agosto 1975) p. 23.
5. Ibidem.
6. Cfr. J. F. Ortega Muñoz, «Lo
sagrado, lo divino y el sentido teologal
del hombre», en su obra Introducción (Sin título) Ángel pintado por Ginés
al Pensamiento de María Zambrano. Liébana en mayo de 1993. Archivo de
México: F. C. E., 1994, pp. 123-158. la Fundación María Zambrano.
7. M. Zambrano, «Introducción al
pensamiento español». M.- 309.
Antígona • Víctor Javier Carvajal Ruíz 48

En esta dirección, Ortega y Gasset defiende la tesis en la cual se


afirma que los dioses cuando han perdido el ser para el pensar del
hombre entonces ya no tienen sentido para éste y por ello surge la
filosofía. Tesis adversa es la de Zambrano, pues, según ella, son los
mismos dioses los que posibilitan el surgimiento de la filosofía. Pues,
«Ortega dice al parecer lo contrario, pero no es así, si pensamos que
esos poros donde el pensamiento se inserta con su idea del ser son los
poros, vacíos dejados por los Dioses. Dioses insuficientes que llaman
y hacen surgir la actividad humana que complete lo que ellos no son».8

Por todo ello, -nos dirá María Zambrano-, que:


«la filosofía en su primera acción engendradora del horizonte que confiere al
hombre su soledad produce un vacío. Un vacío con la pregunta misma que pone en
duda, que descree. La des-creencia inicial de la Filosofía será tan patente en ella
siempre que se haga inextinguible su olor a impiedad. Comenzó siendo un rescate
del hombre; la acción humana específicamente humana del hombre en busca de su
ser en el mundo lleno de lo sagrado. La Filosofía crea el horizonte primero por esta
acción productora del vacío. Hace el vacío al dejar al hombre en soledad. Es la
soledad humana que se adentra distanciándole de todo y que por primera vez traza
los límites entre el hombre y lo demás»9.

El horizonte del pensar posee ciertamente un componente de visión


en cuanto crea un marco de pensamiento que constituye la distancia.
Teniéndola en cuenta podemos hablar de distintos planos dentro de
un mismo horizonte 10. Pero María va más lejos y no sólo nos hablará
de distintos horizontes sino que nos mostrará la acción de la filosofía
en la constitución del horizonte. Nos describirá cómo actúa la filosofía
en la unidad constitutiva de la diafanidad como unidad de lo diáfano
propio de la intelección humana de la mirada poética, creadora, en
este caso de horizonte, y lo diáfano de las cosas reales. Pero, como
indicamos, Zambrano nos describe la acción propia de la filosofía en
esta creatividad del horizonte del pensar.

Primeramente nos habla de la acción reveladora de la filosofía como


creadora de la distancia necesaria para todo pensar. Pues,

«la acción de la filosofía resulta doblemente reveladora: al revelar, revela el 8. Ibidem.

horizonte mismo, la distancia y la posibilidad misma de que lo haya, separa al 9. Ibidem.

hombre de todo lo que le rodea. Y esta separación proviene no más que de la 10. Para un estudio del horizonte

mirada. El mirar crea un retraimiento, porque se mira desde un centro impalpable como momento intrínseco del campo

y que no se ve a sí mismo y que parece vivir en una dimensión distinta y como más de realidad donde aprehendemos las

allá de lo mirado. La mirada pura que es la que aparece en la filosofía crea así el cosas reales Cfr. X. Zubiri, Inteligencia

horizonte último de la forma de la idealidad dentro del cual se dan las ideas, las y logos. Madrid: Alianza, 1982, p. 23.
49 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

cosas en su concreción. Y no podría existir esta singularidad de las cosas sin esa
unidad última que las contiene y abraza»11.

He aquí, pues, la acción de la mirada creadora de Zambrano de la


cual se suele hablar desde su primer libro que dedica a Don Blas: «A
mi padre. Porque me enseñó a mirar»12.

La acción de la filosofía es creadora en el sentido de que revela el


horizonte; es una revelación creadora a través también de la poética
mirada que forma unidad con el pensar, pues actualiza al revelar lo que
de diáfano posee la intelección y lo pone en unidad con lo diáfano de
las cosas, revelando en su verdad, de este modo, la diafanidad como
horizonte. Así se nos dice «Y es la otra revelación que no aparece al
mismo tiempo, que adviene en Grecia después, como la añadidura y
el regalo, es la del hombre mismo que ha encontrado su ser en su pura
soledad. Y así es la diafanidad que resulta, pues la diafanidad es
siempre el resultado, la interferencia de dos claridades. La luz que
ilumina el mismo cuerpo que la produce. Luz que encuentra otra;
doble mirada en la que quien mira ha logrado verse a sí mismo por la
claridad desplegada en su entorno»13.

María Zambrano en el Templo de


Poseidón (Cabo Sounion). Viaje a
Grecia, mayo 1972. Archivo de la
Fundación María Zambrano

11. M. Zambrano, «Introducción


al pensamiento español». M.- 309.
12. M. Zambrano, Horizonte del
liberalismo. Madrid: Ediciones
Morata, 1996, p. 197. Cfr. Primera
edición: Nuevo liberalismo (en la
cubierta: “Horizonte del liberalismo”).
Madrid: Morata, 1930.
13. M. Zambrano, «Introducción
al pensamiento español». M.- 309.
Cfr. X. Zubiri, Inteligencia y logos, op.
cit., p. 19.
Antígona • Víctor Javier Carvajal Ruíz 50

Sólo podemos entender este texto cuando comprendemos la fuerza


de la «actualidad» zubiriana en unidad con la verdad como «revelación»
de Zambrano e incluso el «ser» como luz de Heidegger. Pero nos
interesa, sobre todo, el interrogante que nos plantea Zambrano al abrir
la posibilidad de distintos horizontes que correspondan a distintas
culturas y dónde insertar la preocupación por la existencia de la
cultura española. Porque,
«¿Cuántas especies de miradas hay y cuántas formas de horizonte? Este creado
por la Filosofía es el más transparente, donde se verifica esa diafanidad, interferencia
de dos revelaciones. Pero bajo la unidad genérica previa al mirar hay distintas
miradas. Distintos horizontes también»14.

Por ello, se pregunta Zambrano y nosotros con ella, pero « ¿Es


posible que la cultura española, parte de la Cultura de Occidente
adoradora tanto como heredera de Grecia, haya podido pasar sin
ninguna?»15.

Pues, precisamente es la Filosofía la más profunda originalidad de


Occidente porque responde a una honda necesidad de la vida que
dirige y guía a la mente. Necesidad de la mente y de la vida que ya
detectara Ortega y Gasset.

14. M. Zambrano, «Introducción al


pensamiento español». M.- 309. Cfr.
X. Zubiri, Los problemas fundamentales
de la metafísica occidental. Madrid:
“La cabaña en Trouville, marea baja”,Claude Momnet (1881). Colección Carmen Thyssen Bornemisza,
Alianza, 1994, p. 28.
Madrid.
15. Ibidem.
51 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

Necesidad «que llega a tomar una forma la más alta, la más noble entre todas:
el amor. Y así si acudimos a los orígenes de la Filosofía en Grecia bien pronto
encontramos que es el amor, lo que reside en su fondo primero y en su meta última.
Y aun más: nació al amor en su forma occidental también, al mismo tiempo que la
Filosofía y en ella, hasta tal punto de ser el Amor una creación filosófica».16

Este amor que engendra el horizonte de la trascendentalidad dando


«sentido» a cada cosa como «sombra mística que sobre ella vierte el
resto del universo»17, esta έρotikή μania, locura de amor de que nos
hablara Platón18, «nacido en la Filosofía es el afortunado pacto entre la
entrega total del ser en esclavitud y su existencia en libertad. Dios
mediador, el amor permite la adhesión del ser humano a un objeto
que lejos de absorberle por entero, le hace ser, le exige que alcance -él
también-, su ser, vale tanto su libertad»19. Estamos mostrando cómo
junto con la necesidad del amor, surge en el nacimiento de este y de
la filosofía la suprema esperanza del espíritu occidental: la libertad. ¿Es
que en España la necesidad del amor y la esperanza de la libertad han
sido abandonadas por la voluntad para que ellas puedan otorgarnos el
fruto de la Filosofía? Ciertamente en España ha habido muchos
filósofos pero hacía falta, en palabras de Ortega y Gasset «ideas
vigentes», «pues si la Filosofía -comenta Zambrano- no ha llegado, no
ha nacido con vocación y aptitud filosófica, si no se ha derramado
vivificando la vida toda de nuestro pueblo, a pesar de que hayan
existido brillantes filósofos no habrá existido en verdad y en plenitud
de derecho Filosofía en España»20.

Ciertamente, falta al pensamiento español continuidad y


sistematismo para alcanzar la categoría de filosófico.

Pero ocurre que «la Metafísica española, anda dispersa en novela, poesía, cuentos
y hasta en refranes..., que la encontramos en los lugares más insólitos y alejados del
Sistema, que anda errante y casi disuelta de esta manera, sí, alcanza lo que a los
textos estrictamente filosóficos les falta: “vigencia” y “continuidad”».21
16. M. Zambrano, «El problema de
la filosofía española», en Las Españas
(Abril 1948) p. 3. Incluso pensamos que la Filosofía española no está exenta de
17. J. Ortega y Gasset, Meditaciones
sistema. Pues existe un tipo de sistema que es producto de la filosofía
del Quijote. O. C., vol. I. Madrid:
Alianza, 1983, p. 351. racionalista. El racionalismo siempre ejerce una violencia en su actitud
18. Platón, Fedro, 265 b. con la realidad y su poder de dominio lo ejerce con la forma
19. M. Zambrano, «El problema de
encorsetada del sistema de dominio. Pero existe otra forma de sistema
la filosofía española», L. c., p. 3.
20. Ibidem. que no es resultado del pensar sino que su unidad es punto de partida.
21. Ibidem. El sistema propio de una filosofía donde su horizonte está constituido
Antígona • Víctor Javier Carvajal Ruíz 52

por el amor, el amor creador de horizonte, posee una unidad poética


como lo es el amor como fuente de trascendentalidad. Así pues, la
unidad que está presente en la Filosofía española es propia de un tipo
de amor que en verdad nos importa, que nos arrastra, que es necesario
como la filosofía misma.

En este sentido se expresa María Zambrano: «El Sistema en Filosofía


tiene unos supuestos. Mas lo primero que se ha de distinguir es el
Sistema que resulta, de aquel otro producto de la voluntad de sistema.
El primero lo es por una unidad que actúa desde la raíz misma. Y no
necesita de la forma sistemática para serlo. La Metafísica de Aristóteles,
como es sabido, son apuntes tomados por sus discípulos y con una
ordenación bastante confusa, como son confusos y dispersos a menudo
los pensamientos y, sin embargo, no sólo es sistemática sino que ha
pasado por el supremo modelo durante siglos. Los sistemas engendrados
por el idealismo alemán son, en cambio, resultado de una intención
sistemática, de una voluntad de sistema.

Ambos tienen de común la idea de la Filosofía, la idea del saber


que buscan o que creen tener. El saber universal y que no admite
El pensador, escultura de Auguste
supuestos sino que ha de darlos, es, ha de ser, sistemático» 22. Rodin, 1880, Museo Rodin, París.

María Zambrano está de acuerdo con el pensar sistemático


propio de Aristóteles, pues, para ella, no es de extrañar que a
la mente española no haya penetrado ese absolutismo idealista
del saber uno, universal y sin supuesto alguno. Nos repugna a los
españoles esta violencia del saber absoluto. Este saber absoluto
corre desde Parménides hasta Hegel. Ya María Zambrano rechaza
el saber perfecto de Parménides pues en él no cabe el vacío, el no
ser, y la vida, como el corazón, como el amor, necesita del vacío.

Porque el amor es el arquitecto del horizonte de un saber


sistemático de una filosofía de obra humana. La Filosofía que es
mirada humana amorosa creadora de horizonte tiene su momento
histórico de nacimiento lo mismo que tiene su nacimiento el amor.
Amor que, como la vida, para poder engendrar se divide en eros
pasional, entrañable, y en un eros de la mirada. En esta división del
amor, «La tragedia expresará el primero. La filosofía será su hermana
gemela en la herencia del amor. Será la expresión misma de la vida de
53 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

un eros que no gime en las entrañas, entronizado enteramente en el


hombre y que sólo conserva de la posesión divina una extraña y
paradójica embriaguez: la serenidad.

La serenidad es la pasión de la filosofía, la pasión que arrasa con


todo para mirar. Pasión de ver, que cree tener un horizonte porque lo
ha edificado. Y no lo sabe, porque el que se embriaga no sabe nunca
lo que hace»23. Con ello, tenemos el horizonte del pensar creado por la
pasión de amor que arrasa con todo para mirar. De ahí que la filosofía
sea mirada humana creadora de horizonte y al mismo tiempo mirada
en ese horizonte.

Es por lo que «Filosofía y tragedia marcan la entrada del amor en


la órbita humana, porque hacen al hombre entrar en sí mismo, la
conciencia: conciencia por el padecer de la tragedia, por el ver en la
filosofía. Y de ahí la disputa habida entre las dos por el corazón
humano. La tragedia muestra el padecer de la pasión inextinguible,
que no descansa ni se agota, que sólo puede esperar la salvación en su
consumación total. La filosofía llevará dentro de sí, desde el primer
instante, lo contrario; la aspiración suprema a lo que en su madurez
declara como virtud: la apatheia, la impasibilidad. El amor al dividirse,
crea dos direcciones a la vacilante criatura humana: la aceptación
absoluta del padecer, pasividad que llega hasta dejarse anegar en la
furia de la pasión, y la filosofía, un amor que parece desdecir de su
condición; un amor impasible»24. Esto hace que filosofía y poesía se
separen al formar parte de ellas el amor del corazón humano; amor,
eros, que ambas se disputan. La acción de la filosofía ante la
enajenación humana consistirá en la metamorfosis de la enajenación
en identidad. La acción de la poesía será dejarse arrastrar por la pura
esclavitud a un eros errabundo que nos lleva al delirio de amor.

Estamos hoy asistiendo a una recuperación de la filosofía cuando


admitimos en su acción la inspiración propia de la poesía y aceptamos
cada vez más la enajenación original de la vida.
22. M. Zambrano, «Introducción al Pues «La filosofía, cuando logra su existencia, encuentra una identidad inspirada;
pensamiento español». M.- 309. el hombre encuentra su ser y las cosas que son en algo que está más allá de ellas
23. M. Zambrano, El hombre y lo mismas. Cuando el hombre y las cosas tienen su ser desligado, que se cree bastarse
divino. Madrid: Siruela, 1991, p. 251. a sí mismo, entonces se convierten en meros hechos, y la filosofía desaparece».25
24. Ibidem, p. 252.
25. Ibidem, p. 253.
Antígona • Víctor Javier Carvajal Ruiz 54

He aquí la función de la «razón poética»: volver a recuperar el amor


en su unidad para el corazón humano. Cuando no hay pasión e
impasibilidad, inspiración y serenidad en el pensamiento humano,
cuando no hay unidad de filosofía y poesía ha terminado la aparición
histórica del amor; se ha cumplido la revelación del amor.

No otro es el sentido de las palabras de Zambrano cuando afirma


que «Al llegar a este punto en que filosofía y poesía se dividen
llevándose cada una para sí un aspecto, un modo del eros, el amor ha
terminado su aparición histórica. Se ha cumplido la revelación del
amor; lo que siga serán actitudes humanas ante ella; serán, en el
sentido más respetable de la palabra, opiniones. El amor ha entrado
ya en la vida humana. Y no por azar al mismo tiempo, porque el amor
es la revelación de la vida humana»26. Cuando el hombre siente el amor
del cosmos dentro de sí entonces se ha decidido a ser hombre y ha
encontrado su puesto en el cosmos desde donde se lanza a la historia,
a vivir su historia. De ahí que Zambrano desee una historia ética. Es
por lo que nos dirá que a partir de este momento Ético de la historia
el amor pertenecerá a la moral 27 . Ahora recobran su valor aquellas
palabras en que nos declara que:
«La Ética hoy, es la única expresión posible de la Filosofía, de la voluntad y de la
fe actuante en la Filosofía. Si esta fe existe, ha de darse en una Ética... Hay que
consumir la pasión, amor incluido. Amor incluido. Consumir el amor. Llegar hasta
el punto donde no haya ya amor... Es la Ética de la Libertad que ha consumido el
amor y lo comunica. La Voluntad ha de consumar el amor»28.

Una Ética de la Libertad sería lo más opuesto a una época en que el


hombre oculta el horizonte ávido de acumulación de objetividades.
Una Ética de la Libertad necesita un horizonte de libertad, de vida, de
creatividad donde se necesiten hombres que lo sostengan. Pues, como
nos recuerda Zambrano, «el hombre en épocas de acumulación tiende
a ocultar el horizonte. Sería ello suficiente para delatar el atentado a
la humana condición de la vida acumulativa de bienes, de propiedades,
de posesión científica, incluida la adquisición de conocimientos y
saberes. La avidez que se yergue desde la conciencia inerte, que se
agazapa en su escondrijo, negándose a intervenir, servidora de lo que 26. Ibidem.
nombra “objetividad”, “realidad” o “hechos” y aun “vida”. Pues que la 27. Cfr. Ibidem.
28. M. Zambrano, «Fragmentos de
avidez unida a la inercia a todo se atreve»29. En esta época estamos. Es
una ética». M-347.
la función de la filosofía destruir este horizonte de avidez de meros 29. M. Zambrano, «El horizonte y
hechos por un horizonte de libertad y de transparencia, de amor la destrucción», L.c., p. 23.
55 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

humano, donde el alma respire en una sociedad de personas. Pero


entonces hace falta una destrucción operada en el horizonte mismo.

Para que esta destrucción de horizonte que posibilite la historia


humana fuera posible «tendrían que darse seres que se asimilaran al
horizonte: Maestros, los de Filosofía imprescindiblemente y todos los
que transmitan saber y arte: conocimiento. Ya que es imposible que
algo merecedor de ser llamado conocimiento se dé sin referencia al
horizonte que lo sostiene. Y aun sin disponerse a enseñar nada ni
entregándose a ningún específico hacer. Hombres, seres vivientes,
asimilados al horizonte, habría de haber. Ya que sólo se inicia el ser en
verdad viviente desde el horizonte y con él» 30. Entre estos pensadores,
horizontes vivientes, tenemos presentes en nuestro estudio, a María
Zambrano, Edmund Husserl y José Ortega y Gasset.

Pues el horizonte mental de la razón poética tiene su historia lo


mismo que el amor que lo engendra, lo mismo que la filosofía que lo
sustenta. Surge el horizonte mental de la creatividad en un ámbito de
libertad que abrió el pensar fenomenológico de Edmund Husserl.
Fenomenología trascendental que es asumida y superada por el
pensamiento español de Ortega y Gasset, Xavier Zubiri y de la
discípula de ambos, María Zambrano.

Xavier Zubiri, Ortega y Morente en la Ciudad Universitaria, 1934. Obtenida de la página web:
30. Ibidem, pp. 23-24. http://nosoydali.blogspot.com/2011/01/falta-de-valor.html
Antígona • Victor Javier Carvajal Ruiz 56

El horizonte fenomenológico de libertad en Edmund Husserl

El ámbito del horizonte abierto por la mirada de Husserl es un


ámbito de libertad. Un horizonte de visión como marco de
pensamiento donde el filósofo puede pensar en libertad sin que su
objetividad deba nada a otras ciencias. Se busca un saber estricto, La
filosofía como ciencia estricta 31 . Así titula Husserl a una de sus obras
publicada en la Revista Logos. Pues, según él, «el carácter dominante
de la filosofía moderna no consiste en entregarse ingenuamente al
impulso filosófico, sino más bien en la voluntad de erigirse en ciencia
estricta por medio de la reflexión crítica, investigando cada vez más
profundamente el propio método» 32. Y esto ha de ser así porque -en
palabras de Husserl-:

«La filosofía es, sin embargo, por esencia la ciencia de los verdaderos principios,
´
de los orígenes, de la ricwmata pantwn», de la raíz de todas las cosas. La ciencia de
lo radical también tiene que ser radical en su proceder y desde todos los puntos de
vista. [...] Pero justamente es propio de la esencia de la filosofía, en la medida en que
ella se remonta hasta los últimos orígenes, que su labor científica se mueva en las
esferas de la intuición directa, y el paso más grande que tiene que dar nuestra época
es reconocer que con la intuición filosófica en su verdadero sentido, con la
captación fenomenológica, se abre un campo infinito de trabajo»33. Es por lo que,
de este modo, tiene sentido su lema fenomenológico: «Hay que preguntar a las cosas
mismas. ¡Volvamos a la experiencia, a la intuición, que es la única que puede dar
sentido y derecho racional a nuestras palabras!»34.

Ciertamente, Husserl no cesa de insistir en regresar al fenómeno


mismo en cuanto es lo que aparece a la conciencia pura. Para ello
utiliza la epojé y la reducción fenomenológica, reducción de todo a lo
dado en la intuición intelectual. Hay que romper con una filosofía
explicativa, propia de las ciencias, donde se explican las cosas fuera de 31. E. Husserl, «Philosophie als
la conciencia, y abogar por una filosofía descriptiva de los fenómenos strenge Wissenschaft», Logos, I (1911)

que se dan inmediatamente en la intuición, en la aprehensión directa. pp. 289-341. La filosofía como ciencia
estricta. Traducción del alemán por
Elsa Tabernig. Buenos Aires: Editorial
Estamos de acuerdo con que hay que ir a la aprehensión directa de Nova, 1969.
las cosas dadas inmediatamente en nuestra intelección. Pero, ¿en 32. Ibidem, p. 43.
33. Ibidem, pp. 103-104. Cfr. E.
verdad esta «aprehensión directa» 35 o intuición inmediata del objeto
Husserl, Ideas relativas a una
tiene que ser a base de reducciones diciendo no a la actitud natural fenomenología pura y una filosofía
como se presentan los objetos a la intelección humana? Pues no parece fenomenológica. México: F.C.E., 1985,
p. 49. En adelante citaremos por
muy lógico, aunque sea trascendental, el que se quiera pensar
Ideas I.
libremente construyendo un horizonte de libertad para el pensar a 34. Ibidem, p. 63.
base de reducciones. Recordemos alguna de estas reducciones o 35. Ibidem, p. 108.
57 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

abstracciones de sus Conferencias de París donde se nos expone una


Introducción a la Fenomenología trascendental:
«PARA MÍ POR ENDE NO HAY NI YO NI ACTOS PSÍQUICOS,
FENÓMENOS PSÍQUICOS EN EL SENTIDO DE LA PSICOLOGÍA; así, para
mí tampoco hay yo en cuanto hombre, <tampoco> mis propias cogitationes como
fragmentos integrantes de un mundo psicofísico. Pero, a cambio, me he ganado a
mí, y ahora a mí únicamente, como aquel yo puro con la vida pura y las capacidades
puras (por ejemplo, la evidente capacidad: puedo, al juzgar, abstenerme, POR EL
CUAL PARA MÍ EL SER DE ESTE MUNDO y el respectivo ser-así, tienen en
general sentido y posible validez. Si llamamos al mundo TRASCENDENTE, ya que
su eventual no-ser no suprime mi ser puro, sino que lo presupone, llamamos
entonces TRASCENDENTAL a este mi ser puro o mi yo puro. Mediante la epojé
fenomenológica / se reduce el yo humano natural, y, ciertamente, el mío, al
trascendental; y esto es lo que hay que entender cuando se habla de la reducción
fenomenológica»36.

Las cosas dadas o actualizadas o aprehendidas directamente en mí,


creemos que no tienen que darse ante una conciencia o yo puro.
ACEPTAMOS LA INTUICIÓN PERO NO LA DE UN YO PURO.
Edmund Husserl. Fotografía Aceptamos la intuición pero no que esta sea el acto formal de la
obtenida de la página: conciencia. ¿Pero existe la conciencia como sustantividad, como cosa?
www.dialogocomosfilosofos.com.
br/category/husserl/
Creemos que Husserl parte de muchos presupuestos de los cuales no
se ha sabido desembarazar.

Ciertamente, la epojé existencial, la reducción egológica y la


reducción eidética están constituidas por la conciencia trascendental.
De este modo, «El objeto es, por así decirlo, un polo de identidad,
consciente siempre con un sentido pre-mentado y que ha de ser
realizado; es, en todo momento de la conciencia, el índice de una
intencionalidad noética que le pertenece de acuerdo con su sentido,
una intencionalidad que puede ser indagada y explicitada» 37. Cuando
vivimos el objeto es posible hacerlo por una relación en forma de
experiencia vivida como fruto de la intencionalidad entre el polo del
sujeto y el del objeto. Pues las experiencias vividas tienen, por una
36. E. Husserl, Las Conferencias de parte, el aspecto subjetivo, formado por los actos que sirven para
París. Introducción a la Fenomenología aprehender el objeto -tales como recordar, percibir o imaginar-,
trascendental. México: Universidad
denominado noesis; y, por otra parte, el noema o aquello recordado,
Nacional Autónoma de México,
1988, pp. 13-14. percibido o imaginado 38.
37. E. Husserl, Meditaciones
cartesianas. Madrid: Tecnos, 1986, pp.
Pero, nos preguntamos, ¿la fuerza en el problema del conocimiento
62-63.
38. Cfr. Husserl, Ideas I, pp. 235 en la relación entre la noesis y el noema, es decir, la fuerza de la
y ss. conciencia está en la intencionalidad o en algo más radical? Porque a
Antígona • Victor Javier Carvajal Ruiz 58

la hora de llevar los problemas a su radicalidad para quedar libres de


todo supuesto hemos de ir al fundamento que los constituyen y ellos
mismos lo contienen, a su horizonte. Pero situados en el horizonte
fenomenológico trascendental podemos apreciar que el pensar de
Husserl no alberga un pensar en unidad de sistema. La fenomenología
alienta una constitución del noema o esencia pura por parte de la
conciencia. El lógoj domina sobre el φainómenon. La fenomenología
de Husserl procede, como él mismo confiesa, del cogito cartesiano y
aún no se ha desprendido de él sino que se alza en un idealismo
solipsista. Las cosas reales no importan, no tienen fuerza para el
pensar, son reducidas a esencias puras. Husserl deseaba superar el
saber científico con una lógica trascendental que sirviera de
fundamento y de unidad sistemática de todos los saberes. Pero sigue
preso de la abstracción con la que se constituye la ciencia; pues el
objeto de la ciencia son los
´
puros hechos y los puros hechos científicos
son en sí ya una abstracción, una reducción.

En una unidad de sistema no hay predominancia del sujeto sobre


el objeto ni de este sobre aquel. En la unidad sistemática o de sistema,
que no de síntesis, no existen dos cosas, noesis y noema sino una unidad
noético-noemática; la unidad del pensar se actualiza en noesis y noema y
en la verdad que los asiste.

Según esto, poca fuerza tienen las palabras de Husserl cuando


afirma que «La consideración del alcance de la fenomenología
trascendental da como resultado notables consecuencias. En su
ejecución sistemática se realiza la idea LEIBNIZIANA de una
ONTOLOGÍA UNIVERSAL, como unidad sistemática de todas las
ciencias aprióricas concebibles, pero en una nueva fundamentación
que supera el “dogmatismo” mediante el método trascendentalmente
fenomenológico» 39.

Por todo ello, la fenomenología no puede quedarse en ser un


idealismo, como quería Husserl, que consistiera en la autoexplicitación
de mi ego como sujeto de todo conocimiento posible, realizada en la 39. E. Husserl, El artículo de la
forma de una ciencia sistemática egológica para que todo tenga un Enciclopaedia Británica. México:
Universidad Nacional Autónoma de
sentido para mí. Hay que tener en cuenta el pensamiento de Heidegger
México, 1990, p. 77. Cfr. E. Husserl,
que nos abre camino cuando considera la fenomenología, sobre todo, Las conferencias de París, op. cit.,
como una actitud. Porque más que como una ciencia determinada hay p. 3.
59 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

que considerarla por las posibilidades de desarrollo que encierra 40. Es


por lo que tenemos que mostrar un breve análisis de un pensamiento
fruto de la fenomenología que la supera a un nivel de máxima
radicalidad: El «raciovitalismo» de Ortega y Gasset, que nos llevará a
su misma superación en la filosofía de su discípula María Zambrano.

El horizonte de las «razones de amor» de la vida en Ortega y Gasset

Siempre he unido la realidad del amor con la sombra mística que


sobre una cosa vierte el resto del Universo para que esta cobre sentido,
lo cual tiene su relación con el horizonte del pensar propio de Ortega
y Gasset. Pero si nos acercamos a los textos de nuestro filósofo
apreciamos que no andamos descaminados. En él se nos dice:

«Y es esto la profundidad de algo: lo que hay en ello de reflejo de lo demás, de


alusión a lo demás. El reflejo es la forma más sensible de existencia virtual de una
cosa en otra. El ‘sentido’ de una cosa es la forma suprema de su coexistencia con las
demás, es su dimensión de profundidad. No, no me basta con tener la materialidad
de una cosa, necesito, además, conocer el ‘sentido’ que tiene, es decir, la sombra
mística que sobre ella vierte el resto del universo.
Preguntémonos por el sentido de las cosas, o lo que es lo mismo, hagamos de
cada una el centro virtual del mundo.
Pero ¿no es esto lo que hace el amor? Decir de un objeto que lo amamos y decir
que es el centro del universo, lugar donde se anudan los hilos todos cuya trama es
nuestra vida, nuestro mundo, ¿no son expresiones equivalentes? ¡Ah! Sin duda, sin
duda. La doctrina es vieja y venerable: Platón ve en el “eros” un ímpetu que lleva a
enlazar las cosas entre sí; es -dice- una fuerza unitiva y es la pasión de la síntesis. Por
esto, en su opinión, la filosofía, que busca el sentido de las cosas, va inducida por
el “eros”. La meditación es ejercicio erótico. El concepto, rito amoroso» 41.

Portada de la primera edición del


El horizonte que va enlazando unas cosas con otras necesita del
libro del filósofo español José Ortega
y Gasset, Meditaciones del Quijote, amor, pues «Amor es un divino arquitecto que bajó al mundo -según
editado por la Residencia de Platón- ... “a fin de que todo en el mundo viva en conexión”» 42. Esa
Estudiantes, Madrid, en el año 1914.
filosofía del maestro, que María Zambrano no comprendía porque era
demasiado clara y no veía nada en ella, nos vuelve a sorprender cuando
Ortega nos manifesta su horizonte del amor: «Va, en consecuencia,
fluyendo bajo la tierra espiritual de estos ensayos, riscosa a veces y
áspera -con rumor ensordecido, blando, como si temiera ser oída
40. M. Heidegger, El Ser y el Tiempo. demasiado claramente-, una doctrina de amor» 43.
México: F.C.E., 1974, pp. 3-49.
41. J. Ortega y Gasset, Meditaciones
Y nos preguntamos ¿qué tiene que ver el horizonte del pensar
del Quijote, op. cit., p. 351.
42. Ibidem, p. 313. raciovitalista constituido por una vida transida de amor con el título
43. Ibidem, p. 312. de la obra cumbre de Ortega Meditaciones del Quijote? Se trata de
Antígona • Víctor Javier Carvajal Ruíz 60

meditar sobre el Quijote, de salvarlo, de hacerlo revivir en nosotros


para que su metafísica de la vida española se vivifique en nosotros
dando sentido a la nuestra. Y esto de salvar la realidad y el sueño del
Quijote en nosotros, compartir su metafísica, meditando,
reflexionando, salvando el Quijote que llevamos dentro, sólo lo puede
hacer la filosofía.

Y esto de salvarnos, de dar sentido a nuestra vida es cultura. Para


Ortega, una de las dimensiones de la cultura es saber a qué atenerse. Y
la cultura radical también, para él, es la filosofía. Pues Filosofía es
buscar la radicalidad de las cosas. Nuestra vida es convivir, nuestro vivir
es convivir, y se convive con las circunstancias.
«Yo, soy yo y mi circunstancia. Y si no la salvo a ella no me salvo yo. Benefac loco
illi quo natus es, leemos en la Biblia. Y en la escuela platónica se nos da como empresa
de toda cultura, ésta: “Salvar las apariencias”, los fenómenos. Es decir, buscar el
sentido de lo que nos rodea»44.

Y la circunstancia donde estamos y nos constituye por formar parte


de ella es nuestra España, y la cifra de nuestra realidad española es El
Quijote, nuestro libro sagrado, profundo donde los hubiere.

Si vivir es convivir entonces hemos de salir de nosotros, pues la vida


es trascendencia, abrirse camino, compartir. Salir de sí es vivir con la
circunstancia que son «¡las cosas mudas que están en nuestro próximo
derredor!»45 que al hacerlas vida cobran su realidad para mí. Las cosas
siempre tienen un poder para el pensamiento español. Si no fuera así,
entonces no tendría sentido que Ortega nos hablara de la vida como
ejecutividad del yo, de mi yo, con la circunstancia.

Como decimos, la primera circunstancia para nosotros es España


porque, según el mismo Ortega y Gasset, «El individuo no puede
orientarse a través en el universo sino a través de su raza, porque va
sumido en ella como la gota en la nube viajera».46 Es a través de la raza
como ejercemos una manera histórica de interpretar la realidad, de
comprenderla. Pertenecer a una raza es realizar una versión original de
lo humano. Por ello, él para orientarse en la vida, para salvarse,
necesita hacer «experimentos de nueva España».47 Por esto, la pregunta 44. J. Ortega y Gasset, Meditaciones
del Quijote, op. cit., p. 322.
por España sólo tiene solución en el estudio del Quijote ya que él
45. Ibidem, p. 319.
representa la cifra de la realidad española tan ambigua y por lo mismo 46. Ibidem, p. 360.
problemática. Libro que encierra el destino de nuestra patria y el 47. Ibidem, p. 328.
61 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

sentido universal de toda vida humana.

Una de estas experiencias o ensayos sobre la realidad del hombre


español la hizo Cervantes. Su manera, la manera cervantina de
Retrato atribuido a Juan de Jáuregui
(c. 1600). Actualmente ninguna de acercarse a las cosas fue hacerlo con amor. Cervantes nació
las representaciones gráficas de enamorado. Por ello, él hizo en su libro una serie de ensayos de amor
Cervantes se considera auténtica.
intellectualis, ensayos de amor intelectual a la manera de Espinoza en
su Etica, ordine geometrico demostrata. Pues es el amor en su locura el que
pone en conexión todo el universo ligando una cosa a otra. Es por lo
que, para nuestro maestro, «es la filosofía la ciencia general del amor».48
Sabemos una cosa cuando la amamos, cuando la comprendemos
dentro de una estructura, de un horizonte. Es el sentido de sus
palabras:

«Hay, por consiguiente, en el amor una ampliación de la individualidad que


absorbe otras cosas dentro de esta, que las funde con nosotros. Tal ligamen y
compenetración nos hace internarnos profundamente en las propiedades de lo
amado. Lo vemos entero, se nos revela en todo su valor. Entonces advertimos que
lo amado es, a su vez, parte de otra cosa, que necesita de ella, que está ligado a ella.
Imprescindible para lo amado, se hace también imprescindible para nosotros. De
este modo va ligando el amor cosa a cosa y todo a nosotros, en firme estructura
esencial».49

El concepto de estructura está señalándonos que el pensamiento


de Ortega es una filosofía de unidad de sistema. Estructura y sistema
son expresiones equivalentes en un pensar sistemático. No en vano
toda la enseñanza de Ortega en su vida se resume en una lección
raciovitalista. Unidad del horizonte de la vida, de una vida cargada de
razones de amor; unidad del horizonte del amor que estructura todas
las cosas en el universo raciovitalista. Es la vida humana, pues, el gran
tema de la filosofía de Ortega.

Pero, como decimos, es una vida transida de amor porque el


horizonte mental, ese arquitecto divino del amor que construye y
constituye la trascendentalidad del universo en conexión, no puede
quedar atrás en la intelección del mundo. Porque «Amor es un divino
arquitecto que bajó al mundo, según Platón, wste tó pan autó autw
cundedesqai» - “a fin de que todo el universo viva en conexión”» 50.

48. Ibidem, p. 316.


49. Ibidem, p. 313. Por todo ello, puede decir María Zambrano que la originalidad del
50. Ibidem. pensamiento del maestro está en seducirnos con la filosofía. Nos
Antígona • Víctor Javier Carvajal Ruíz 62

seduce afirmando que:

«Filosofía es una forma de amor, la única forma de amor que no es una pasión,
pues es amor intelectual. Y así, siendo amor, participa de lo intrínseco del amor
que es su capacidad de trascender. Amor y pensamiento quedan así salvados el uno
por el otro: el amor queda salvado de ser una pasión, es decir, de ser pasivo y, en el
fondo, inmóvil, limitado. El pensamiento de quedarse en esa fría región que flota
por encima de la vida, de ser estéril, de no tener capacidad para engendrar una
forma de vida.
El amor intelectual se resuelve en la luz, es decir, en la visión, [es] ante todo,
hambre de ver, “pasión que no se cura sino con la presencia y la figura”, presencia
o ausencia, mas siempre en la claridad» 51.

Esa definición formal de la filosofía nos la ofrece Ortega y Gasset


en Meditaciones del Quijote cuando defiende a ultranzas la comprensión
como estructura de la intelección humana, una comprensión que está
llena de compasión unamuniana en su trato de piedad amorosa con
lo otro, con la alteridad. Ortega se compadece, padece, sufre y se alegra
en el pensamiento auroral de toda comprensión donde el amor del
objeto nos importa y arrastra y se nos hace imprescindible porque se
ha hecho vida en nosotros. Es la razón por la que se pregunta y
responde: «Es, por ventura, demasiado oneroso este imperativo de la
comprensión? ¿No es, acaso, lo menos que podemos hacer en servicio
de algo, comprenderlo? ¿Y quién, que sea leal consigo mismo, estará
seguro de hacer lo más sin haber pasado por lo menos?

En este sentido considero que es la filosofía la ciencia general del


amor: dentro del globo intelectual representa el mayor ímpetu hacia
una omnímoda conexión» 52. Por tanto, para no perder esta fuerza nos
recomienda que la derrochemos en nuestro derredor, en la concreción
de nuestras circunstancias. Porque «El hombre rinde el máximum de
su capacidad cuando adquiere la plena conciencia de sus
circunstancias. Por ellas comunica con el universo» 53. Una vez más la
trascendentalidad del horizonte del amor que hace que lo concreto de
nuestra vida alcance un orden universal, orden del universo, porque
hemos extraído del amor de nuestro corazón su logos.

Ortega puede crear un horizonte del pensar donde poder expresar


con su fragancia poética cómo el pensamiento español entra en la
51. M. Zambrano, Unamuno.
historia gracias a la mirada creadora del amor. Pues el horizonte es
Madrid: Debate, 2003, p. 163.
fruto de la visión como lo fuera en su nacimento junto a la filosofía en 52. Ibidem, p. 316.
Grecia. Horizonte, amor, filosofía, comparten su historia porque 53. Ibidem, p. 319.
63 María Zambrano en el horizonte de la vida, libertad y creatividad • Antígona

tuvieron su nacimiento en unidad. Ahora podemos entender cómo


«La filosofía nació en Grecia como la más alta forma de amor
intelectual y produjo la visión igualmente intelectual, es decir, la visión
pura. Visión supone horizonte, eso tan inmaterial que, no siendo
nada, hace posible que todo lo que es algo se manifieste, y que se
presienta lo que no puede manifestarse; es, ante todo, esta visión el
resultado de una mirada, de un género de mirada especial que no se
conforma con lo que ante sí se encuentra; es una mirada que busca
atravesando lo que se le ofrece y, en ello, justamente está el amor. Esta
mirada exige la diafanidad y el orden, pues lleva consigo la apetencia
de unidad. Y así es la que hace que la realidad confusa, múltiple,
heterogénea, venga a constituirse en un mundo»54.

Horizonte, amor, mirada, junto con la historia constituyen el


ámbito donde poder llevar a cabo la propuesta de acción que Ortega
y Gasset ofrece a los españoles para encontrar la razón de esta sinrazón
de la historia española. La “razón vital” de Ortega alcanzará su culmen
en la forma de “razón histórica” la cual dará paso a la “razón poética”.
Por esto, María Zambrano considera que es necesario para la
realización del hombre vivir una historia ética bajo el horizonte de un
futuro iluminado por la diafanidad de la persona que se trasciende en
libertad.

54. M. Zambrano, Unamuno, op.


cit., p. 163.
La persona y el amor en la
vida humana
Zubiri en su estudio «El hombre, realidad personal», publicado en la
Revista de Occidente, afirma que la persona no es sólo el tema central
de su pensamiento sino que es uno de los problemas cruciales del
pensamiento actual 1. Ciertamente escribe numerosos artículos acerca
Ignacio Millán Gómez del hombre pero hay uno que intitula «El problema del hombre» 2 ,
además de su obra Sobre el hombre publicada en 1986. María Zambrano
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Málaga, siguiendo al maestro también centra su pensamiento en el problema
se doctoró con la tesis María Zambrano: Razón Poética, de la persona, incluso publica un trabajo que trata «Sobre el problema
amor y misericordia en 2010. Su investigación plantea la del hombre» 3 . En esta dirección existen varios artículos excelentes
importancia de una reflexión filosófica sobre la razón publicados por dos filósofas españolas que versan sobre el problema
poética como modo de intelección misericordiosa que del hombre en Zubiri y María Zambrano. Así, Juana Sánchez-Gey
en unidad con la confesión como género literario y Venegas publica «Sobre el hombre de X. Zubiri»4 y «Un saber acerca del
método de intelección sirven para ayudar a la realización hombre».5 Mercedes Gómez Blesa escribe «Una reflexión sobre el
de la persona que en su estructura es amor. hombre» según el pensamiento de Zambrano 6.
1. Zubiri, X., «El hombre, realidad
Su última publicación sobre Zambrano es María personal», en Revista de Occidente, 2ª
Zambrano, Misericordia: Lugar de transparencia, Ediciones Ciertamente el problema del hombre consiste en que su ser, su época, nº 1 (1963), nota a las páginas

actualidad ante el mundo es un continuo despertar, un continuo 6-7.


del Genal, 2016.
2. Zubiri, X., «El problema del
realizarse y por ello su problema es problema de personalidad hombre», en Índice 120 (1959) 3-4.
metafísica. Pues el hombre nace “persona” como “personeidad” pero 3. Zambrano, M., «Sobre el
su ser, su persona en cuanto “personalidad” es algo cobrado, pero no problema del hombre», en La Torre,
nº Río Piedras, Puerto Rico, nº 12
por nuestro esfuerzo sólo sino como don, como gracia; porque el amor
(Ríos Piedras, Puerto Rico, 1955), pp.
no nace en nosotros sino que pasa rozando a través de nosotros como 99117. Recogido en Anthropos,
la flecha del bosque, como dardo de amor; razón de amor que nos sale Suplementos 2 (1987), pp. 95-102.
4. Sánche-Gey Venegas, J., «Sobre
al encuentro a mitad de camino. Pero no solamente hemos de hacer,
el hombre de X. Zubiri», en Nuevas
para conocernos, una descripción histórica de nuestros meros hechos Antropologías del Siglo XX. Salamanca:
sino describir “la historia de la piedad” como placenta de nuestras Sígueme, 1994, pp. 139-158.
5. Sánchez-Gey Venegas, J., «Un
intuiciones y sentimientos; no sólo nuestra historia ha de ser “historia
saber acerca del hombre», en Jábega,
biográfica”, sino “biografía personal”, porque en la historia de mis 65 (1989), pp. 33-36.
vivencias me va la vida. No sólo nos realizamos con el despertar de 6. Gómez Blesa, M., «Una reflexión
sobre el hombre», en Actas del
nuestras entrañas, sino que ellas despiertan ofreciéndose a la luz, al
Congreso Internacional del Centenario
tiempo, a la realidad y su verdad. Su nacer es un enriquecimiento de María Zambrano, Tomo II.
moral, ético, de la persona que se renace en la historia de la vida Vélez-Málaga: Fundación María

compartiendo su realidad en convivencia. Zambrano, 2005, pp. 415-425.


66 La persona y el amor en la vida humana • Antígona

Es por lo que, entre otras cuestiones, creemos que el pensamiento


de Zambrano no se limita a tratar dos dimensiones del ser de la
persona, la dimensión ética y la política. También trata de las
dimensiones: individual, social, histórica, religiosa, temporal; todas
ellas asistidas por el amor y la presencia de la verdad. De este modo
exponemos los fragmentos, los granos del amor de su pensar que, como
el sembrador, arroja a los surcos de nuestra razón para que esta sirva
de sementera a toda razón creadora. Razón poética asistida por el agua
de la vida, el molino harinero y la hogaza de pan.

Pues la superación de la “Crisis de Occidente” en su desarrollo


histórico se ha de realizar de forma creadora para que la humanidad
pueda arrojar su máscara y aparezca el rostro humano encendido en la
luz que brota de la transparencia de un corazón enamorado de la
verdad. Con ello nacerá un “hombre nuevo” que tiemble ante ese saber
del corazón que guía su vida uniendo soledad y amistad, amor
compartido, levadura del sujeto de una historia vivida con
responsabilidad. “Historia de una esperanza en busca de fundamento”.

Será la libertad el fundamento de la persona, algo divino en ella.


Libertad que es transparencia, como el amor, como la misericordia.
“Misericordia quiero, que no sacrificios”. De esta manera, en libertad,
alcanzaremos que el proceso dinámico de la persona que se realiza en
convivencia pueda inscribirse en un trasfondo histórico, en el ámbito
de una “conciencia histórica” conforme a “la altura de los tiempos”.

Pero cuando el hombre se encuentra a sí mismo en la historia


revelando sus entrañas es porque antes se ha encontrado con su persona
en su interior, en el claro de su verdad. De este modo cobran sentido
estas palabras de María Zambrano:

«Filosofía es encontrarse a sí mismo, llegar por fin a poseerse; alcanzarse


atravesando el tiempo, corriendo con el pensamiento más que el tiempo,
adelantándose a su correr. El filósofo es el que no habiendo conseguido detener el
sol como Josué, sabiendo ya que el sol no se detiene, quiere adelantarse a su curso.
Y así, si no logra pararlo, logra lo que es decisivo para él: estar ya “allí” cuando él
llegue»7.

7. Zambrano, M., Andalucía, sueño Y la única realidad que se posee en propiedad es la persona; y se
y realidad. Granada: Editoriales autoposee porque en su estructura es transparencia, transparente a sí
Andaluzas Unidas, 1984, p. 179.
misma. Transparencia, fundamento de sus vivencias.
Antígona • Ignacio Millán Gómez 67

Por ello,
«Persona -según ella- es lo que subsiste y sobrevive a cualquier catástrofe, a la
destrucción de su esperanza, a la destrucción de su amor. Y sólo entonces se es
persona en acto, enteramente, porque se cae en un fondo infinito donde lo
destruido renace en su verdad, en un modo de no perderse» 8.

También nos cuenta, a este respecto, María Zambrano en su obra


Persona y Democracia que:
«La persona es por una parte imprevisible, en sus acciones y modos de conducta;
nunca se conoce enteramente a una persona, aunque esta persona sea la propia; no
se puede prever con certeza qué decisión se tomará en un futuro, ni siquiera dadas
de antemano las circunstancias. La persona se revela a sí misma y es como el lugar
desde el cual la realidad se revela, aparece» 9.

Ante estas palabras de incertidumbre en orden a conocer la


realidad de la persona, surge toda una fuerza del pensar zambraniano,
impulsado por las entrañas de la realidad humana que antes habían
sido condenadas por el pensar, en que se afirma que el hombre, la Portada de la primera edición del
mujer, «la persona nunca se conoce enteramente». El pensar que libro de María Zambrano: “Persona y
Democracia” editado por el
soportan estas palabras se está moviendo, como indicamos, dentro del
Departamento de Instrucción
ámbito de la persona considerada como personeidad y personalidad 10. Pública del Estado Libre Asociado
Personeidad, esa estructura con la cual nacemos, ella nos constituye, de Puerto Rico (1958).

somos soledad, realidad irrepetible. Recordemos, que Zambrano recibe


de Ortega y de Zubiri las vivencias que tiene sobre la persona. Así nos
confiesa: «Despertábamos a la realidad de la vida, y algo muy íntimo y
vivo despertaba en nosotros; algo a lo que continuamente y sin
descanso su palabra se dirigía: ese punto central que ordena y dirige la
pluralidad cambiante de la vida: eso que se ha llamado persona y que
con palabras de otro maestro, mejor que con las nuestras señalaremos:
“La persona es el ser del hombre. Esa unidad radical e incomunicable
que es la persona…” se realiza a sí misma mediante la complejidad del
vivir. Y vivir es vivir con las cosas, con los demás y con nosotros
mismos en cuanto vivientes”»11. Y todo ello,
8. M. Zambrano, «Fragmentos para
«Porque «este “dentro”, privilegio de la realidad humana -este interior como San
una Ética». M. - 347.
Agustín dijera, donde reside la verdad- es soledad»12
9. P. D., pp. 158-159.
10. Zubiri, Xavier: El hombre y Dios.
Siempre que nos acercamos a una persona y nos atemperamos a su Madrid: Alianza, 1984, p. 49.
vida topamos con el misterio porque en ella late su estructura amorosa; 11. Zambrano, M., «Ortega y Gasset
universitario», en Anthropos,
el amor de su transparencia nos traspasa, nos trasciende.
Suplementos 2 (marzo-abril, 1987) p.
Transparencia, horizonte de diafanidad, que constituye la 15.
trascendentalidad filosófica que María actualiza como lo sagrado, es el 12. P. D., p. 119.
68 La persona y el amor en la vida humana • Antígona

fondo oscuro que da lugar a lo divino. Pues:


«La realidad «es algo anterior a las cosas, es una irradiación de la vida que emana
de un fondo de misterio; es la realidad oculta, escondida; correspondiente, en suma,
a lo que hoy llamamos “sagrado”. La realidad es lo sagrado y sólo lo sagrado la tiene
y la otorga».13

Pero en María Zambrano esta riqueza del interior del hombre se


irá revelando con la verdad y su silencio y así nos aportará formas de
realidad que no entraban dentro del ámbito de la trascendentalidad
de la filosofía. Con estas realidades sacadas de los ínferos del alma,
quedan enriquecidos el pensar y sus vivencias. Por ello, a la hora de
decidir, si la estructura dinámica de mi realidad como persona es
fuente de realidad viviente, siempre, imprevisiblemente, me
encontraré entre mis manos nuevos trozos de mi realidad más
entrañable que están conformando mi vida. Y en el hueco de mi
corazón y su saber me encontraré con mi persona, fuente de vida y de
misterio... «aunque sea de noche».14

Por ello, en los momentos más trágicos de la vida española María


Zambrano encarna la razón española impregnándola de vida,
pensamiento y poesía. Es en Hora de España donde la diafanidad asiste
al pueblo como luz de la Aurora, como herida en la noche, y desciende
sobre él con el rocío del alba:

«La diafanidad se imponía. Tardamos algún tiempo en saber que era ella que

13. M. Zambrano, El hombre y lo había llegado causando un cambio en la visión de la luz. La visibilidad en que se nos

divino. Madrid: Siruela, 1991, p. 34. aparecían los sucesos y los seres los penetraba, descendía hasta el abismo de su fondo

14. San Juan de la Cruz: «¡Qué bien pues la verdad surgía de las entrañas de la historia, divina e infernal al mismo

sé yo la fonte!», en Vida y Obras tiempo».15

Completas de San Juan de la Cruz


Madrd: B. A. C., 1960, p. 110.
Es por su diafanidad por lo que la “razón poética” posibilita nuestro
15. M. Zambrano, “Hora de España acceso a la realidad viviente de un hombre íntegro. Porque «Era
XXIII”, en Hora de España, Barcelona, necesario –según ella– una idea del hombre íntegro y aun idea de la
n. 23 (1938) IX-XXV.
16. M. Zambrano, Hacia un saber
razón íntegra también»16. Sólo así será posible calmar la necesidad
sobre el alma. Madrid: Alianza, 1989, humana de conocerse, de encontrarse consigo mismo, de llegar al fin
p. 26. a poseerse, ya que «El hombre es el ser que se busca a sí mismo en todas
17. M. Zambrano, «Sobre el
las culturas»17 y por ello espera y lo exige, que haya «lo que podríamos
problema del hombre», Anthropos.
Suplementos 2 (1978) 102. Cfr. M. llamar un “descendimiento”... de la cultura que haga posible la vida,
Zambrano y J. Ortega y Gasset, la convivencia de todos los hombres»18, de todos los pueblos.
Andalucía, sueño y realidad.
Granada: Editoriales Andaluzas
Unidas, 1984, p. 179. De este modo, la entraña humana va naciendo y desnaciendo,
18. Ibidem. deshaciéndose, en busca de una Vida que nos alumbre, que nos atraiga
Antígona • Ignacio Millán Gómez 69

por «esa blancura del pensamiento»19 que en su transparencia,


«nos abre las puertas de un mundo íntimo, secreto, del mundo español... -que
nos mueve a pensar- que la historia verdadera está ahí, en esos seres, en esos gestos
iluminados por una luz ensimismada, por un amor que en vez de expresarse en
palabras informa toda una vida».20

Luz ensimismada que anida en la vida del Bienaventurado. Pues


en los bienaventurados el sacrificio de la historia rememora el
sacramento de resurrección. Es la luz fruto de la creatividad del
silencio, corazón de la palabra de amor; la persona, palabra hecha luz
compartida en la historia.

El amor en la vida humana.

Toda crisis está provocada por una indigencia. Y la mayor indigencia


es la que al amor se refiere. Es el problema del amor en la vida
humana. Con estas mismas palabras confiesa María Zambrano: «Una
de las indigencias de nuestros días es la que al amor se refiere» 21.
Ciertamente, existe el amor, pero no encuentra acogida ni en nuestra
mente ni en nuestro corazón. No hay lugar para él, todo está lleno. La
libertad sin amor se ha tornado negativa. El hombre sólo es mera
posibilidad ya que no alienta en él la libertad que el amor engendra.
«“En el principio era el Verbo”22, quería decir también era el amor, la
luz de la vida, el futuro realizándose». Pero el humanismo de hoy
acepta al hombre como mera realidad psicológico-biológica. El
hombre ha renunciado al amor en provecho del ejercicio de una
función orgánica; ha cambiado sus pasiones por complejos. No quiere
aceptar la herencia divina creyéndose libre del sufrimiento, de la
pasión que todo lo divino sufre entre nosotros y en nosotros. Incluso
los tacaños positivistas, que todo lo calculan, quieren echarle cuentas
a Dios. Y Dios lo trasciende todo, su realidad es incalculable. La
retirada de lo divino bajo la forma del amor humano nos mantiene 19. M. Zambrano, Los
condenados, encerrados en esta cárcel de la fatalidad histórica. bienaventurados. Madrid: Editorial
Siruela, 1990, p. 69.
20. M. Zambrano, Algunos lugares
Pero el amor trasciende siempre, es el agente de toda trascendencia.
de la pintura. Madrid: Espasa Calpe,
Abre el futuro. El futuro, esa apertura sin límite, a otra vida que se nos 1989, p. 139.
aparece como la vida de verdad. El futuro atrae también a la historia. 21. Zambrano, M., «Dos fragmentos
sobre el amor», en Andalucía, sueño y
Y es agente de destrucción porque al conocer la inanidad de su objeto
realidad. Granada: Editoriales
crea una nada aterradora. Es quien descubre la nada. Por eso el Dios Andaluzas Unidas, 1984, p. 83.
creador creó al mundo de la nada por amor. Incluso Dios por amor 22. Ibidem, p. 84.
70 La persona y el amor en la vida humana • Antígona

creó la nada, el claro de nuestro corazón. El amor hace transitar entre


las zonas de la realidad, se adentra en ella y descubre sus ínferos, su no
ser. Eleva el oscuro ímpetu de la vida; esa avidez que es la vida en su
fondo elemental, el amor la lleva en el alma. Abre el alma a la
conciencia; la conciencia, luz pura, que se agranda tras un desengaño
de amor. Pero el engaño del amor es ilusorio, pues aquello que se ha
amado, lo que en verdad se amaba, cuando se amaba, es verdad. Es la
verdad, aunque no esté enteramente realizada y a salvo; la verdad que
espera en el futuro. El amor prepara a la esperanza con esa ofrenda de
la persona que el amor alcanza en el instante de su cumplimiento.

«Pues el amor que integra la persona, agente de su unidad, la conduce a su entrega;


exige hacer del propio ser una ofrenda, eso que es tan difícil de hacer nombrar hoy:
un sacrificio. Y ese abatimiento que hay en el centro mismo del sacrifico anticipa la
muerte. El que de veras ama, aprende a morir»23.

El amor es el centro de la persona amada, y cuando la pasión


desaparece, quedará ese movimiento, el más difícil de estar “fuera de
sí”.
«“Vivo ya fuera de mí”, decía Santa Teresa. Vivir fuera de sí, por estar más allá
de sí mismo. Vivir dispuesto al vuelo, presto a cualquier partida. Es el futuro
inimaginable, el inalcanzable futuro de esa promesa de vida verdadera que el amor
insinúa en quien lo siente. El futuro que inspira, que consuela del presente
haciendo descreer de él, de donde brota la creación, lo no previsto. El que atare el
devenir de la historia que corre tras en su busca. Lo que no conocemos y nos llama
a conocer. Ese fuego sin fin que alienta en el secreto de toda vida. Lo que unifica
con el vuelo de su trascender vida y muerte, como simples momentos de un amor
que renace siempre de sí mismo. Lo más escondido del abismo de la divinidad. Lo
inaccesible que desciende a cada hora»24.

La sabiduría del amor de una vida que sostiene la historia.

La misma historia de la vida de María Zambrano se hace en ella


filosofía de la historia. Las vivencias de la historia de su vida son un
espejo -el espejo de la historia-; diafanidad donde se refleja la
transparencia de un corazón sereno que tiembla ante la presencia de
23. Ibidem, pp. 89-90.
la verdad desnuda; corazón transfigurado, ante la verdad de Amor,
24. Ibidem, pp. 90-91.
25. Cfr. Dante Alighieri, Vida nueva, como Dante, esperando su Piedad25. «… Mira que la dolencia / de amor,
Cap. XIV. Madrid: Cátedra, 2003, pp. que no se cura / sino con la presencia y la figura»26.
185-189.
26. San Juan de la Cruz, Cántico
espiritual, 11. Obras Completas. Madrid: La vida de Zambrano está recogida en Delirio y Destino donde el
B. A. C., 1960, p. 833. grano de trigo del pensar de su persona se hace fragmento de amor y
Antígona • Ignacio Millán Gómez 71

sus dimensiones sembrando de este modo su historia de poética


acción.

Vida, muerte y amor forman unidad en Zambrano y, sobre todo,


sufre la muerte de juicio cuando no se comparte el pan del amor y se
reparte asistido por la esperanza, siempre creadora. Por ello su
presencia, su verdad en la historia, adsum, se inicia con esta confesión
de su vida:

«Se puede morir aun estando vivo, se muere de muchas maneras; en ciertas
enfermedades, en la muerte del prójimo, y más en la muerte de lo que se ama y en
la soledad que produce la total incomprensión, la ausencia de posibilidad de
comunicarse, cuando a nadie le podemos contar nuestra historia. Eso es muerte,
muerte de juicio. El juicio de quien debía de oír y entrar sin más en el dentro de la
propia vida es la muerte. “Vivir es convivir” había dicho Ortega y cuando la
convivencia es imposible porque el que convive interpone y echa su juicio sobre la
persona, sobre aquella que nace solamente cuando se comparte, es la muerte. Se
muere juzgado, sentenciado a aislamiento por “el otro”».27

La peor muerte es la muerte de juicio. «No juzguéis y no seréis


juzgados», nos enseña la tradición que nos sustenta y aceptamos. Pues
Él no vino a juzgar, era el Cristo de la Misericordia, de la Luz, el que
desciende con ella, Cristo blanco, luz. Luz yacente del “hijo del
hombre”, luz de Castilla, que se espeja en la piedra y en la otra luz, la
del pensar, la del alba. María siempre recogía en su Aurora al alba.
Aurora, herida de luz en la noche; muerte de luz,… poética
resurrección. Porque el alba, «es la representación más adecuada que
al hombre se le da de su propia vida, pues que el ser del hombre
también siempre alborea».28

Según ella, «La tragedia única es haber nacido. Pues nacer es


pretender hacer real el sueño. Nacer es realizar o pretender realizar el
sueño de nuestros padres; el sueño de Dios inicalmente. Quizá Dios
soñó con una criatura, su predilecta; quizá el Universo, nos sueña
como su cumplimiento y estamos ya soñados, presoñados en la flor y
en el árbol que se yergue, en la misma materia extensa, soñada
también, ella que aspira a la realidad y sirve para alcanzarla, sirve
incansablemente como la criada que es el Universo, la sierva, la madre, 27. Zambrano, M., Delirio y destino.
que sirve hasta ver erguido sobre sí, aplastándola, al hombre que la Madrid: Ramón Areces, 1998, pp. En
adelante D. D.
olvida. Porque la extensión, puro ensueño primero de Dios, esbozo del
28. Zambrano, M., El sueño creador,
ser, sombra del ser, tiene que ir haciéndose real. Y todo lo que la op. cit., p.112.
72 La persona y el amor en la vida humana • Antígona

sobrepasa la rompe»29. Somos sueño de nuestro padre Dios; nuestra


materia, sueño del ser, sombra luz, esbozo de sueño… hambre de
realidad, el padecer de la trascendencia, hambre originaria. Por ello,
siempre hemos de preguntarnos: «¿Nacer es un sacrificio a la luz?»30.
Miramos a la luz y en el mirar sacrificamos los más hondo de nosotros
mismos; ascenso a la luz y descenso a las oscuras cavernas del sentido
donde en su noche sentimos a oscuras y en silencio. El hombre, su ser
y su sombra; el hombre, sombra del ser. Y «el alma todavía / sigue
soñando. / El corazón despierto / dice ¿hasta cuándo?»31.

Nuestro despertar diario es renacer cada día. Y ya la luz nos aguarda.


Ya está ahí comenzada la historia. La historia es sueño; el sueño del
hombre. Por ello, cuando un pueblo despierta soñándose, cuando
despierta porque su ensueño –su proyecto– se lo exige, le exige
conocerse, conocer su pasado, liquidar las amarguras que guarda en su
memoria, poner al descubierto las llagas escondidas, realizar una
acción que es a la par una confesión, purificarse, mientras nos
realizamos con nuestra acción32.

Como al nacer, también en la muerte nos espera la luz y nos


conduce. «Allá, una claridad sin foco, sin semejanza a ninguna otra, se
extendía, sin límite; no era el horizonte o quizá era sólo horizonte. Y no había
podido... una invisible resistencia la rechazó.
Y ahora estaba aquí; ahora ya aquí, resentida como cuando nació; sabía
sí, que era eso lo primero: el resentimiento de estar aquí; la desnudez muda del
“ser” en la que nada puede valernos; estar sin valimiento, como si sólo
estuviésemos en la vida, aquí, por haber sido despedidos y aun aherrojados,
rechazados por “él”, “ello”, ¿quién?, no nos quiere.
… ¿Por qué no sonreír al universo, al día que avanza? Aceptar el tiempo
como un regalo espléndido, un regalo de un Dios que nos sabe, que sabe nuestro
secreto, nuestra inanidad y no le importa, que no nos guarda rencor por no
ser…
Y ya sé que “el otro”, el prójimo, está solo en su fondo como yo, y tampoco
29. D. D., pp. 24-25.
30. Ibidem, p. 26.
puede valerse. Todos están solos, cada uno está solo. No tendré pues enemigo,
31. Bergamín, J., Dolor y claridad de ni creeré que alguien me ama especialmente, ni menos lo desearé»33. María
España. Cartas a María Zambrano. Zambrano rechazada por la sombra-luz de la muerte se encuentra con
Junta de Andalucía: Consejería de
su realidad, deshaciendo, renaciendo; a solas con su realidad y su
Cultura, 2005, p. 129.
32. Cfr. D. D., pp. 70-71. verdad desnuda, adsum. Somos tiempo, regalo de un Dios que nos
33. Ibidem, p. 29. sabe. Compartiendo el tiempo y su verdad, rompemos nuestra soledad,
Antígona • Ignacio Millán Gómez 73

la nuestra y la del prójimo y así ejercemos la poética del tiempo


humano: dando de sí en el otro por el amor 34. «El “devenir en
otro”–comenta Zubiri– es un estar dando de sí en otro. Y, por
consiguiente, es un modo de estar en el tiempo que es cierto modo
estar constituyendo el tiempo»35. Y esto del amor sólo es posible «Viviendo
desde la verdad, de no ser, de no ser apenas nada... Desde la verdad;
esto es ser pobre. No pretender que nada nos cubra de esplendor,… ir
directamente al corazón de las cosas»36. Y cuando de acoger a otra
persona se trata entonces hay que tener la casa limpia y sosegada 37.

Zambrano nos ofrece todo un derroche de fenomenología


describiendo su sentir sobre el amor. De esta manera nos sigue
confesando:

«Mas el amor, ¿acaso la imagen que el amor crea es la verdadera? ¿acaso hay imagen
verdadera adecuada a la persona?... Y sin embargo, no hay amor que no cree una
imagen, que no se alimente de ella y no se dé, al mismo tiempo, como en
sacrificio…
Basta amar de verdad a alguien para que sepamos de lo corruptible, de nuestra
condición… Y si el amor va a ser compartido, vivido, hay que soportar la vida de lo
que se ama… ¿No habría de existir un género de amor que no tropezara con la
resistencia de lo amado; un amor en el cual, entender o querer entender se
acreciente con el amor mismo y lleguen a ser la misma cosa, entender y amar, amar
y entender?» 38
.

En los avatares de su vida, como hiciera Ortega: «Buscaba tan sólo


darse enteramente, sin saber que lo hacía, quemándose en una pasión
de conocimiento y de acción atraída hacia un foco: España»39. Por ello
siempre luchaba por «una sangre nueva, purificada por el aire libre,
que acabase de librar a los españoles de sus obsesiones, de su pereza y
de su orgullo, una sangre que moviera el corazón y la mente a la
realidad».40

Dejaba que nuestra tierra de España le hablara en sus provincias de


la luz, del silencio, de su metafísica de la soledad, de la poesía, de la 34. Cfr. Zubiri, X., Estructura

unidad de un pueblo. Para Zambrano, Extremadura es el país del dinámica de la realidad. Madrid:
Alianza, 1989, p. 305.
silencio, donde todo el silencio de España ha quedado recogido, 35. Ibidem.
intacto... Era Tierra de quietismo y de acción. Llevaba en su sangre el 36. D. D., p. 30.
quietismo de Molinos y la acción de San Juan de la Cruz. Silencio 37. Cfr. San Juan de la Cruz, Noche
oscura, 1, 1-5.
creador es Extremadura, lugar de la poesía. Andalucía, blanqueada por
38. Ibidem, pp. 37-39.
el sol, dice en coplas su metafísica de la soledad, de la angustia, de la 39. Ibidem, p. 45.
libertad, blancas como su verdad. La sardana, esa danza antigua que 40. Ibidem, p. 56.
74 La persona y el amor en la vida humana • Antígona

se baila en corro, danza en que se revive la unidad originaria de


aquellos que cogidos de la mano miraban juntos al mismo cielo,
delimitación primera de un pueblo en su tierra. Fragmentos de tierra
nuestras provincias que se han de unido en y por la piedad del amor,
no por la tolerancia. Pues tolerancia es tener que soportarse, algo
negativo; no es creador ni caritativo. Porque convivir, más es que las
pasiones fundamentales, los anhelos, marchen de acuerdo, es
compartir el pan y la esperanza 41.

Quiere Zambrano que pensemos para clarificar nuestra vida y poder


encontrar nuestra unidad. Ya que meditar es reconquistar el sentir
originario de las cosas, del paisaje, de las gentes, de los hombres y de
los pueblos, el sentir de la realidad inmediata, que nos abre y nos une
a la realidad del mundo.

Nos recuerda cómo la voz de Unamuno se había ido elevando de


tono y siendo cada vez más la voz que clama. Y, aunque se dirigía a los
hombres, antes y sobre ellos, se dirigía al Dios desconocido a quien
quería despertar.

Respecto a Ortega, detectaba que su ausencia era más activa de lo


que hubiera sido su presencia. Y él debía saberlo... Su pensamiento era
esperanza en ejercicio, caridad intelectual. Y todos, cada uno, sentía
que había pensado para él las cosas que más le preocupaban.

Amor, verdad, saber y sentir nos lo ofrecía en la unidad del vivir de


esta manera: Sólo se ama, en verdad, algo cuando se sabe, porque se
siente 42. Pues percibía la unidad entre la inteligencia y el sentir, no
Ortega y Gasset en la conferencia
sustantivaba los valores, pues ellos lo eran de la realidad; respetaba la
impartida en Darmstadt, 1951.
Archivo Federal Alemán. Extraído de: esperanza del humilde, sabía escuchar, exigía que la felicidad tomase
http://es.wikipedia.org/wiki/José_ forzosamente la forma del instante, que es la unidad del tiempo
Ortega_y_Gasset.
disperso, la transparencia en el tiempo. Y todo ello, porque el amor
debe ser… acercarse cogidos de la mano a las puertas del jardín
amurallado, y sólo entreabierto, un instante, transparencia del tiempo,
en que se rebosa de certidumbre, verdad de la vida auténtica.
Mismidad del tiempo que se vive en la amistad; unicidad del tiempo
del amor, un tiempo idéntico. Nos testimonia en la historia de su vida
41. Cfr. D. D., pp. 79-90. que un hombre es hijo de otro hombre, pero el hombre no sólo
42. Cfr. D. D., pp. 79-94. engendra hijos, sino historia. Si ya en Persona y democracia nos decía
Antígona • Ignacio Millán Gómez 75

que para vivir en democracia se exige ser persona, ahora en las


vivencias de su persona reconoce que al hombre le cuesta trabajo,
mucho trabajo, llegar de verdad a ser persona. Por ello se pregunta:
¿Señor será así? ¿Acabaremos de nacer del todo en Tu Paraíso? ¿De
dónde surgirá la respuesta de la palabra creadora, de qué resquicio? Lo
más un nombre, una designación, como aquella, «Mi amado, las
montañas»43.

Toda esta Sabiduría, saber de experiencia, amasado en el obrador


de la vida es un susurro del alma y del corazón del silencio. Armonía,
serenidad, de un corazón que no tiembla ante la verdad de la presencia.
Pues nuestra alma cuando la dejamos salir, todo, cuando estamos
desasidos, cobra una luz de primavera, clara, y se aligera y llega a rondar
la transparencia. Persona es transparencia, transcendencia.

Estructura de todo amanecer, de toda aurora, es el olvido. María


al nacer a la razón poética olvida, porque el olvido es raíz del alma, y
ella aprendió a despertarse a la hora primera del día, «para ver un
instante por el balcón abierto a la nieve el alba, la luz sin memoria, que
bendice nuestro sueño»44. «Quedéme y olvidéme, / el rostro recliné
sobre el Amado, / cesó todo y dejéme, / dejando mi cuidado / entre
las azucenas olvidado»45.

43. Cfr. D. D., pp. 100-303. Cfr.


San Juan de la Cruz, Cántico espiritual,
14.
44. D. D., p. 70.
45. San Juan de la Cruz, Noche
oscura, 8, 1-5.
ÍNDICE:

Fundamentos presocráticos en 1. Presentación.


2. Introducción: Presocráticos en la filosofía zambraniana.

la Filosofía de María Zambrano: 3. El interés de Parménides en la filosofía de María Zambrano.


4. Conclusiones.

el pensamiento de Parménides 1. PRESENTACIÓN.

Para la Filología Griega en particular, y para los Estudios Clásicos


en general, la lectura de la obra de María Zambrano tiene el interés de
ofrecer una interpretación singular de algunos autores griegos que
Luis Miguel Pino Campos formaron el pensamiento filosófico y científico antiguo. Singularidad,
porque pone al día una etapa del hombre en la que las creencias
Luis Miguel Pino Campos (Cádiz 1953) es Catedrático religiosas, los mitos y el pensamiento racional se disputaban la
de Filología Griega en la Universidad de La Laguna. Con posesión de la sabiduría (sofi/a), del conocimiento (gnw/sij) y de la
anterioridad ha ejercido su docencia en el Colegio verdad (a)lh/qeia). Algunos autores latinos también recibieron su
Universitario de Cádiz, adscrito a la Universidad de atención, aunque en menor medida: Séneca, Lucrecio, San Agustín.
Sevilla (1976-78), y en la Cátedra de Griego del
I.N.Bachillerato «Poeta Viana» de Santa Cruz de Tenerife Poner al día el sentido de la filosofía griega es «darles vida
(1978-1988). Ha desempeñado los puestos de Director nuevamente», actualizarlos en la circunstancia presente, no sólo
de Departamento y Decano de la Facultad de Filología. leyendo sus obras en su contexto histórico para comprender qué
Sus líneas de investigación se centran en los campos de decían y qué significaban sus ideas para sus contemporáneos y para sus
la Sintaxis y de la Literatura Griegas, de la Medicina sucesores, sino, sobre todo, para admitir que aquellos textos antiguos
Hipocrática y Galénica, así como de la Tradición y del requieren, desde la perspectiva actual, un comentario nuevo que los
Humanismo. Entre sus publicaciones cabe destacar los inserte en la historia del pensamiento con la coherencia necesaria.
libros Períodos condicionales griegos: Un análisis lingüístico
sobre textos de época clásica (1992), La religión en Ortega y En efecto, a lo largo de su obra María Zambrano recuerda a los
Gasset (2000), Sinopsis de Galeno de su propia obra sobre filósofos griegos (desde Tales de Mileto a Plotino), a algunos de sus
pulsos (2005), Galeno. Sobre la diferencia de los pulsos (2010), grandes poetas (Homero, Hesíodo, Safo, Píndaro, Esquilo, Sófocles,
Estudios sobre María Zambrano. El magisterio de Ortega y las Eurípides, Teognis), historiadores (Heródoto, Tucídides) y artistas
raíces grecolatinas de su filosofía (2005). Cuenta con más (Fidias, Praxiteles). E igual ocupación dedica a los mitos: dioses,
de un centenar de estudios aparecidos en libros, revistas héroes, personajes legendarios, lugares y tiempos. Los recuerda y los
y actas de congresos. Ha dirigido varios proyectos de recrea. El caso más original es el de Antígona, protagonista del drama
investigación y participa actualmente en uno de ámbito La Tumba de Antígona, de 1967, al que precede un excelente «prólogo»;
nacional. Ha impartido cursos y conferencias en varias heroína a la que también dedicó el ensayo de 1948 titulado «Delirio
universidades (Lausanne, Maine, J.F. Kennedy [Buenos de Antígona», y el escrito de 1946, publicado en Delirio y destino, «La
Aires], Málaga, Las Palmas, Autónoma de Madrid, hermana», en el que recuerda a Araceli, su única hermana, porque la
UNED, Cádiz...) y en varias instituciones culturales. llamaba a veces con el nombre de la conocida hija de Edipo. Estos
textos se completan con otras alusiones más breves incluidas en otros
escritos.
78 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

Al mencionar a los dioses, héroes y personajes míticos antiguos


María Zambrano les ha dado vida de nuevo, y, al comprenderlos en su
contexto histórico, ha entendido que su significado antiguo no se ha
extinguido con el paso de los siglos, sino que esos símbolos han
permanecido latentes y se han revitalizado al merecer una nueva
interpretación en algunos momentos de la historia. La interpretación
de Antígona ofrecida por María Zambrano es una de tantas
interpretaciones publicadas en los dos últimos siglos, sólo que no es
simplemente literaria, sino profundamente filosófica e inspirada,
como la poesía mística, por un sentimiento que se eleva desde las
profundidades del alma y transmite la sensación de que Zambrano
entendía en este personaje varias analogías familiares. En esta
experiencia personal radica la originalidad de la Antígona
zambraniana.

En efecto, María Zambrano ha expresado el sentido de aquellos


mitos clásicos en un modo nuevo de expresión filosófica que ha
denominado «Razón poética», porque es necesario –dice María
Zambrano– que la filosofía recupere el lógos poietikós de sus orígenes,
la expresión creadora, un lógos spermatikós como diría Zenón, una
expresión razonada y germinadora de vida nueva. Poesía es «creación»
humana, como el término griego poíesis significa y como ella recuerda
en varias ocasiones. Por tanto, María Zambrano propone un marco de
pensamiento en el que el racionalismo de laboratorio sea superado, el
racionalismo que discurre olvidando la vida cotidiana o limitando su
reflexión a un cientificismo simple. Este modo de entender la acción
de la filosofía, este método, lleva a María Zambrano, por ejemplo, a
hablar del dios Cronos, hijo de Urano y padre de Zeus, como una
antigua divinidad del «Tiempo que todo lo devora», como lo entendió
la teología órfica y pitagórica –¡pero no el resto de los griegos!–, un dios
diferenciado surgido de la confusión de dos términos
etimológicamente diferentes, que responden a dos conceptos: Krônos
(Krw=noj) y chrónos (xro/noj), «Hijo del Cielo», nombre propio, y
«tiempo», nombre común, respectivamente. También recrea a Edipo y
a Diotima.

Los tres personajes, dios, héroe y sacerdotisa, son mitos creados por
el espíritu griego en distintas fases de su historia; la última es un mito
más de los que Platón inventó poéticamente para resolver su acción
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 79

filosófica; en el caso de Diotima se trataba de resolver la cuestión de


Eros. Edipo, por su parte, es el fiel reflejo del hombre que deambula
equivocado por esta vida, creyendo saber aquello que verdaderamente
ignora; llega a ser Rey pero, tras conocer su verdadera identidad, se
maldice y muere mendigo y despreciado por todos. Cronos, en tercer
lugar, es el tiempo devorador que sumerge al hombre en la historia,
que le marca irremediablemente unos límites de pasado y de futuro y
que le obliga a vivir en un presente escurridizo y fugaz. Mas ese tiempo,
el Tiempo que los antiguos tenían mitificado, se ha convertido en
nuestros días en el nuevo dios, en el último ídolo que preside nuestras
vidas. A los tres mitos, igual que a Antígona, les ha dado vida nueva
María Zambrano en su obra filosófica. La lista de mitos tratados por
María Zambrano se incrementa con nombres de otros dioses: Afrodita,
Eros, Atenea, Zeus, Urano, Gea, Hera, Ártemis, Hefesto, Hades,
Apolo, Dioniso, Deméter, etc., de otros héroes: Teseo, Medea,
Ariadna, Electra, Agamenón, Clitemnestra, etc., y de otros personajes
legendarios o históricos: Pericles, Alejandro, César. Los mitos, como
en Platón, vuelven a la filosofía con Zambrano, como con Ortega y
otros autores recientes.

Dioniso guiando a las Horas. Relieve romano de la época imperial. Museo del Louvre.
80 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

2. INTRODUCCIÓN.

La etapa más decisiva en la historia del hombre de occidente ha


sido, sin duda, el arcaísmo griego de los siglos VIII al VI a. C., que en
filosofía se puede extender hasta que aparece en la vida pública
ateniense Sócrates en la segunda mitad del siglo V a. C. Es la época de
los filósofos presocráticos, quienes desde Jonia y Magna Grecia
emprenden una travesía intelectual durante la que desacreditan las
ancestrales creencias y tradiciones, formulan preguntas atrevidas y
buscan respuestas racionales y coherentes.

Pues bien, María Zambrano necesita acudir a esta época inicial de


la historia de la Filosofía, el arcaísmo y clasicismo griegos, para
encontrar la causa del fracaso que esta actividad ha padecido en los
últimos siglos. Fracaso que ha desembocado en unos radicalismos sin
salida: el idealismo y el materialismo. Ambos han arrastrado a la
sociedad al enfrentamiento bélico sin resolver los verdaderos
problemas del hombre. Esos radicalismos son las nuevas
aporías de la contemporaneidad. Por otra parte, las razones
de sus maestros tampoco le satisfacían plenamente: la «Razón
vital» de Ortega parecía ser un método adecuado, pero se
tiñó de historia («Razón histórica») y no profundizó en las
cuestiones del alma. Insuficientes eran también la «razón
sentiente» de Zubiri y la «razón trágica» de Unamuno.

Sólo la razón poética que Antonio Machado le inspirara,


de acuerdo con lo que ella escribía en un artículo de Hora de
España que luego citaremos, parecía resolver el problema
actual de la Filosofía; un problema cuya causa remontaba a
sus orígenes en Grecia y que, por tanto, exigía volver a los
filósofos griegos para tratar de encontrar el motivo y una
posible solución. En efecto, la Grecia clásica de Platón, quien
condenó la poesía por cantar mentiras, y de Aristóteles,
quien condenó a los pitagóricos por exigir una iniciación
propia de sectas y una fidelidad a los dogmas del maestro,
truncaron el desarrollo del hombre nuevo por otras vías. Dirá
Zambrano que la filosofía platónica y aristotélica actuaron
con violencia contra la poesía y contra lo que los pitagóricos
representaban: música y número.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 81

Ha necesitado María Zambrano reflexionar sobre toda la historia


de la Filosofía para llegar a la conclusión de que el problema actual
sólo puede ser resuelto si, volviendo a los orígenes, se comprende
cómo surgió ese pensamiento filosófico y cómo anduvo durante unos
siglos – época de los presocráticos–, a la búsqueda de la verdad
recorriendo los senderos del lógos y de la poíêsis.

En estudios anteriores nos hemos ocupado de la interpretación que


María Zambrano hace de los fragmentos filosóficos de Tales de Mileto,
Anaximandro y Heráclito. En esta ocasión nos vamos a centrar en la
filosofía de Parménides, claro ejemplo de fusión de poesía, porque
escribe su pensamiento en verso, y de filosofía: fusión de canto épico
y de pensamiento reflexivo.

3. EL INTERÉS DE PARMÉNIDES EN LA FILOSOFÍA DE MARÍA


ZAMBRANO.

A lo largo de la obra de María Zambrano aparece con frecuencia la


mención de Parménides, filósofo, para destacar el interés que ha
tenido su propuesta filosófica expresada en el conocido poema
compuesto en hexámetros dactílicos. Es el mismo verso que usaron
Homero, Hesíodo y Apolonio de Rodas, es el mismo metro que
aparece en los himnos a los dioses. Otra faceta, que no abordamos en
este estudio, es la que se refiere al filósofo Parménides mencionado a
través del dialógo platónico que lleva su nombre. Las ideas del Ser y
de lo Uno, la identidad de ser y pensar, la abstracción del tiempo, la
ausencia de movimiento, son las que predominan en estos textos.
Veamos algunos ejemplos.

3.1.- Filosofía y Poesía. (Publ. Univ. Michoacana, Morelia, Méjico


1939. Madrid 1987, 2ª ed.; citamos por la edición del FCE, 1996r).

Una extensa nota publicada en la edición nueva de 1987 (Madrid,


F.C.E.) completa el primer capítulo «Pensamiento y poesía» del libro
titulado Filosofía y poesía, [cuyo contenido fue publicado por primera
vez en la revista Taller (año 1, n. 4, julio 1939, pp. 5-14, Méjico), dirigida
por Octavio Paz (íd., p. 10) y en segunda edición en Obras reunidas,
Madrid 1971, Aguilar]. En este ensayo María Zambrano explica cómo
surgieron las dos actividades humanas de la poesía y del filosofar, cada
82 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

“La escuela de Atenas” (La escuola di Atene, 1512-1514) de Rafael Sanzio, Museos Vaticanos, Roma.

una con sus propias características, con sus suficiencias y sus carencias.
Zambrano llega a decir que el momento en el que nace la filosofía por
completo es en el libro VII de La República de Platón (id. 16), cuando
filosofía, poesía y revelación se unen en el mito de la Caverna; se unen,
pero, tras la admiración filosófica ante las cosas verdaderas (la filosofía
aspiraba a ser infinita ante el Ser revelado; lo sagrado), surge la
violencia (filosófica) para liberarse de esas cosas encontradas y lanzarse
a la búsqueda de otra que no se da, que no se ha revelado aún, sino
que hay que buscarla (método; ascetismo). La poesía, en cambio, se
detiene como en éxtasis ante las cosas reveladas, contempla sin buscar
el trasunto ideal ni aquello permanente, idéntico, Idea. El poeta se
conformará con lo que percibe por sus sentidos y por lo que visiona
en sus sueños, hasta el punto de que los ámbitos sensible y onírico se
podrían mezclar sin que ello importase. El filósofo, en cambio, no se
conformará nunca: buscará el ser de las cosas y no se dejará atrapar por
ellas; impulsado por el violento amor a lo que busca, abandona la
superficie del mundo, lo inmediato, y deposita su esperanza en una
«ulterior posesión total», en una sabiduría absoluta.

Si esta primera ruptura violenta entre Filosofía y Poesía es registrada


en Platón, el tiempo previo fue el tiempo en el que ambas actividades
convivieron sin excluirse. Este tiempo previo sin exclusiones es el que
interesa en Zambrano para comprender que Platón actúa en La
Parménides, “La escuela de Atenas” República de la mano de Parménides.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 83

Posiblemente el origen de todo el error filosófico se encuentre en


la posibilidad de identificar todo decir, cualquier decir, con la verdad,
posibilidad que Parménides dejaba abierta al establecer, por un lado,
la unidad del Ser y, por otro, la identidad del Ser y del pensar. Esta
posibilidad fue ejecutada por los sofistas durante el siglo V a. C. María
Zambrano lo explica de este modo (p. 117):

Se plantea en este punto la cuestión del error dentro de la filosofía griega y,


especialmente, dentro del pensamiento Parménides-Platón. ¿Cómo es posible el
error? ¿Cómo puede eludirse la verdad? // La verdad, al ser revelación del ser por la
mirada intelectual humana, no es ya lo problemático. Al revés, lo problemático
resulta que todo decir no sea verdadero. La consecuencia inmediata de la unidad
del ser y de la identidad del ser y del pensar, en Parménides, podría llegar hasta la
conclusión: todo lo que se dice es verdadero. // Y, en efecto, a ella llegaron los
sofistas. Protágoras con su célebre: «El hombre es la medida de todas las cosas...»,
pareció expresar extremadamente esta consecuencia.

Zambrano explica que la propuesta de los sofistas en el siglo V a.


C. anticipaba el extremismo de los cínicos, por cuanto que su postura
carecía de medida. Así, Protágoras llevó al extremo la confianza
originaria en la realidad y en la razón, cuando las identificó en el ser.
Pero al afirmar tan drásticamente esa identidad Protágoras provocaba
lo contrario, la destrucción de lo afirmado, su negación, pues «si todo
lo que se dice es verdadero, es como si nada lo fuese». Con los sofistas
y los cínicos se pierde la medida, se rebasa y se destruye el equilibrio
que Parménides mantenía entre el Ser y el no-Ser. Con los sofistas se
destruía el pensamiento de Parménides. Platón, sin embargo, no caerá
en ese extremismo, sino que buscará el no-Ser para poder afirmar el
Ser, y tratará de justificar la razón y la verdad dando existencia al error.
La paradoja es inmediata: ¿puede haber un lógos que no sea verdadero?
Preguntado en otros términos: ¿el lógos poético es lógos y, por tanto,
verdadero? No es una cuestión pequeña. Zambrano usa en castellano
unas veces el término «razón» y otras el término «palabra», cuando en
griego es el mismo término, lógos, y esto implica otro problema añadido
que Zambrano no comenta, sino que su reflexión es expresada en el
siguiente pasaje que requiere precisión (lo/goj, e)/poj, w)dh/, p. 118):

El problema afecta, aunque Platón no lo plantee así, a la poesía, indudablemete.


¿Qué modo de funcionamiento es éste del logos en la poesía, en que la razón no
coincide ya con la palabra? ¿Cómo es posible que la palabra se descarríe de su
sendero, para ir a parar en lo contrario de su propia esencia? La palabra poética
funciona fuera de la razón y del ser, según la condenación platónica. La objeción,
en realidad, más que contra la poesía, va contra la palabra misma, contra la idea del Busto de Platón, Museo Pio Clementino, Marmol.
ser y de la razón parmenidiana. Museos Vaticanos, Roma.
84 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

A continuación Zambrano explica cuál era el objeto de la palabra


poética y cuál el de la palabra filosófica, concluyendo que en ambas
actividades al final se llegaba al mismo fondo último de lo individual,
lo que también Aristóteles consideraría irracional. Dice así (p. 118):
La palabra, el logos, es lo universal, lo que expresa la comunidad en lo humano.
Y el poeta usa la palabra, no en su forma universal, sino para revelar algo que
solamente en él ocurre, en el último fondo de lo individual, que, incluso para
Aristóteles, es irracional y esto es lo verdaderamente grave. Pues si la palabra es por
esencia universal y el poeta la emplea irracionalmente, quiere decir que hay una
comunidad humana no racional, o quiere decir que el poeta está, en tanto que
poeta, fuera y al margen de toda comunidad; que la poesía situada dentro de lo
inefable, no lo trasciende nunca; que hay tantos lenguajes como poetas y que la
poesía, por tanto, es un esfuerzo vano, porque nada transmite.

Tras este razonamiento en el que María Zambrano ha expuesto cuál


era el significado de esta trilogía filosófica griega «verdad, lógos / razón,
ser» (a)lh/qeia / sofi/a / lo/goj [latín: verbum, ratio] - to\ ei)=nai, to\ o)/n)
era evidente que la crítica platónica dejaba en la más abandonada
soledad a la poesía. Zambrano traslada a la situación actual lo
acontencido a la poesía en los siglos V y IV a. C., pero esta vez no es
la poesía la vencida, sino la filosofía, llegando a la misma conclusión
a la que había llegado Sócrates frente a los sofistas. Dice (p. 119):

Y lo curioso es que la Filosofía parece estar hoy situada en este mismo trance. Si
el pensamiento filosófico es algo que se realiza en la más absoluta soledad, para
lograr, con el propio esfuerzo del ser, el ser uno mismo, ¿qué sentido tiene el
enseñarla, el transmitirla? ¿Por qué y para qué enseñar Filosofía? Pregunta, por
cierto, que ya hizo Sócrates a los sofistas cuando afirmaban que todo lo que se dice
es cierto. En sus momentos críticos parece que la filosofía viene a parar al mismo
lugar que la poesía, a la justificación de lo más individual; de lo más irreductible que
hay en cada uno de nosostros.

Vemos, pues, que esta reflexión sobre la acción de la filosofía y de


la poesía ha conducido a María Zambrano a los inicios de la actividad
filosófica y al debate habido entre filósofos y poetas en la Grecia
antigua acerca de quién alcanzaba una verdad más fiable. El haber
comprendido que el error de la filosofía se encontraba ya en los
orígenes de la propia filosofía griega, cuando Platón condenó
irremisiblemente la poesía por no buscar la verdad absoluta, le llevará
a comprender que esa misma condena estaba siendo padecida por la
propia filosofía veinticinco siglos más tarde.

Por tanto, la conclusión de Zambrano manifiesta una vez más que


Antígona • Luis Miguel Pino Campos 85

los griegos antiguos murieron, sí, pero su pensamiento ha seguido


alimentando la filosofía hasta nuestros días.

3.2) El hombre y lo divino. Madrid 1993r. F.C.E. (1955-1ª, Méjico;


1973- 2ª; pp. 66-77).

La idea expuesta en el epígrafe anterior había sido desarrollada en


1955 en el capítulo «La disputa entre la Filosofía y la Poesía sobre los
dioses», del libro El hombre y lo divino. Era una reflexión más amplia y
con otros matices respecto a la nota de 1987. En este caso Zambrano
enfoca la relación Poesía y Filosofía como una disputa en la que aquélla
adopta una actitud pasiva por sentirse vencida al no poder dar razones:
sus versos, sus cantos son garantizados sólo por el ser del poeta y por
su encanto, por su musicalidad. En cambio, la Filosofía adopta una
actitud activa, buscando siempre la verdad, y continuando la búsqueda
cuando, tras un primer hallazgo, se lanza en busca del siguiente. La
Filosofía contaba con la garantía de que su palabra decía verdad, daba
razones, daba y era lógos.

Desde el principio de su actividad el filósofo quiere asumir la


responsabilidad del mando; su palabra también aspiraba a hablar en
nombre de la divinidad (Parménides, el daímon de Sócrates-Platón),
como lo afirmaban los poetas, cual era el caso de Homero en los
comienzos de la Ilíada y de la Odisea: «¡canta, tú, oh Diosa, la cólera
terrible del divino Aquiles, hijo de Peleo, quien envió al Hades miles
de almas...!», y «canta tú, oh Musa, la historia del hombre de muchos
senderos, que anduvo errante durante mucho tiempo después de haber
asolado Troya...!». Los poetas griegos, inspirados por dioses o musas,
no se consideraban autores de sus versos, sino sólo transmisores,
altavoces, de cantos divinos. Algunos filósofos griegos acudirán al
mismo recurso de los dioses, pero no ya porque crean en ellos, sino
porque resultan un elemento útil en la expresión de sus pensamientos.
Serán los casos de Parménides y de Platón. También de Sócrates, quien
irónicamente acudía a los daímones.

María Zambrano explica en este capítulo cómo la Filosofía arrebató


a la poesía el argumento de la verdad, verdad incluso divina. Tras la
pregunta filosófica de Tales y las respuestas insuficientes de aire y agua
como principios de las cosas, Anaximandro propuso una realidad
86 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

primaria, original, intangible, sagrada por su ocultamiento y


ambigüedad, el ápeiron, de donde todo surgía. Como el Caos inicial,
el ápeiron se encontraba en el fondo más profundo de la realidad, un
fondo que el filósofo sí quiso indagar, pero ante el que el poeta guardó
silencio. Ese fondo oscuro del ápeiron se convertirá en la auténtica sede
del ser, mientras que lo sensible será visto como un modo incompleto
de ser; por eso, dirá Zambrano que el ápeiron significaba una injustica
del ser de las cosas. Ese fondo oscuro era visitado por la Poesía, pero
ésta era incapaz de ir más allá, de denominarlo y de definirlo. La
victoria de la Filosofía frente a la Poesía habría tenido cuatro etapas:
a) La pregunta filosófica que manifiesta un esfuerzo humano nuevo
por saber: Tales;
b) el descubrimiento filosófico de la realidad poética del ápeiron;
c) la unidad de Filosofía y Poesía en Heráclito, Parménides y
Empédocles; y
d) la condena de Platón de la Poesía por mentir.

3.2.a) María Zambrano reconoce que la Poesía se había adelantado


a la Filosofía cuando cantaba ese fondo oscuro y sagrado con las
imágenes de los dioses; pero esas imágenes de dioses no eran lo que
los filósofos encontraban en su búsqueda del ser, de ahí que los
filósofos las criticaran y que sufrieran persecución en nombre de esos
dioses. Y añade (p. 75):

Se trataba simplemente de que la filosofía, desde que se dio a conocer con


Parménides, mostraba la unidad del ser; el ser, un antecedente de lo que sería el
resultado final de su acción y el logro último de su actividad: la idea de Dios.

3.2.b) El ápeiron sirvió para localizar la sede del ser, pero no satisfacía
del todo la pregunta filosófica, que buscaba, además de su ubicación,
la unidad. Y esta nueva búsqueda definirá una parte de la filosofía de
Parménides, como dice Zambrano (íd.):

Toda la filosofía griega puede verse a la luz de esta ahincada prosecución en pensar
la unidad, su verdadero problema. Y así, el ápeiron fue bien pronto sustituido como
punto de partida de toda investigación por el uno de Parménides, la segunda
revelación alcanzada por la filosofía, mas ésta ya exclusivamente filosófica. Lo que
sucede en Parménides parece el caso inverso de Anaximandro: la inspiración poética
realiza un descubrimiento filosófico, mientras que en Anaximandro, la pregunta
nacida de la actitud filosófica realiza un descubrimiento poético. Y parece poética
la actitud de Parménides a causa de la inspiración en que la unidad del ser es
expresada. Se trata de la enunciación de algo en términos de revelación, y como tal
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 87

«revelación» va a funcionar, pues que a ella se volverá siempre como a un punto de


partida donde reside el problema del ser y el no ser en sí mismos y del ser y del no
ser confrontados con las «apariencias», de las que ha de dar razón.

3.2.c) Más adelante, Zambrano concluye cómo los dos filósofos,


Anaximandro y Parménides, contribuyeron a marcar los principios de
la acción filosófica: el primero con el ápeiron, realidad sagrada,
ambigua e ilimitada; el segundo, con la unidad, que es ya una «idea» y
que en su desarrollo reflexivo desembocará en la idea de Dios, dios
único, superador de la injusticia del ser de cada cosa, de que hablaba
Anaximandro. La acción principal de la filosofia había culminado
transformando lo sagrado (oculto) en lo divino (revelado), en la pura
unidad de lo divino. Lo explica así (pp. 76-77):

Y para realizar esta acción impremeditada de transformar lo sagrado en lo divino,


el pensamiento filosófico tuvo que desatender a los dioses, imágenes. Partió del
ápeiron, realidad sagrada, ambigua, oculta, donde todo germen está contenido,
actuando, es decir, portadora de todos los signos de la realidad; materia en suma,
donde la abstracción iría haciendo explícito su contenido. El ser uno de Parménides
es ya la idea, la primera idea y, por eso, es natural que aparezca en la misma
inspiración el descubrimiento de la «idea». Es la identidad, la unidad de identidad[,]
descubrimiento que viene a situarse en el otro polo del ápeiron. Y así, entre esos dos
polos: el ápeiron –realidad ilimitada– y el ser uno, unidad de identidad, señalan los
principios de la acción específica del pensamiento, de la transformación de lo
sagrado en lo divino. // Y la «idea», entre todas, portadora de la identidad es la idea
de Dios. Divinidad que conservará la máxima realidad del ápeiron, el ser origen de
todo. Mas sin ambigüedad alguna, idéntico a sí mismo, siendo al mismo tiempo el
sostén último del ser de cada cosa y su garantía ontológica. Permaneciendo en sí
mismo y en todo. Justicia última sobre la injusticia de que cada cosa llegue a ser.

Busto de Parménides, Museo


3.2.d) En el mismo libro El hombre y lo divino incluye Zambrano otro Capitolino de Roma.
capítulo fundamental para comprender su interés por el pitagorismo
y su admiración por la contundencia de los argumentos aristotélicos.
Dicho capítulo es el titulado «La condenación aristotélica de los
pitagóricos» (pp. 78-124), y en él incluye un pasaje donde sitúa a
Parménides en el bando de los filósofos que usan un método garante
de que esa actividad es auténtica. En el otro bando situará a los
pitagóricos y a Heráclito; aquéllos, porque se regían por la música y las
matemáticas, en definitiva, por el número; la música vencía al tiempo
y a la muerte, su seguidora; en efecto, desde que aparece el tiempo en
el horizonte del hombre, surge la sombra de la muerte, que siempre le
acompaña, y, en consecuencia, surge para este hombre el drama –el
«infierno» lo llama Zambrano– del alma entre la vida y la muerte. Con
el número se racionaliza el tiempo y al contar se aplaca ese infierno,
88 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

como si contar fuera un rito, una acción monótona, repetitiva. Ese


contar el tiempo será una victoria sobre Cronos, sobre el Tiempo
primario que no daba cuentas ni razones. Y haber sometido el Tiempo
a número, ha sido haberlo sometido a razón, en una acción de encanto
mágico, que se manifiesta en la monotonía, en la monodia griega, en
la música. El número es, por tanto, medida, y, en consecuencia, un
género de razón. Pero Heráclito entendió por «medida» (métron) toda
la razón (lógos), sin distinguir los pasos intermedios que hay entre una
y otra. Su filosofía es palabra (lógos) sagrada (hierós), pero no méthodos,
método. Por eso Heráclito es alineado en el bando de los sin método.
Zambrano lo explica oponiéndolo a Parménides, que fue el primero
en trazar una ruta para su búsqueda (p. 86):

En Heráclito la filosofía es hierós lógos; es decir, [palabra / razón] sagrada, no


método: en Heráclito como en todos los pensadores de inspiración pitagórica, que
sólo ello bastaría para sospechar en él una actitud original cercana a los pitagóricos,
no dependiente de una influencia. [NOTA: A pesar suyo, naturalmente, ya que dio
el ejemplo a Aristóteles en el desdén de la polimat[h]ía pitagórica]. El filósofo del
lógos, palabra explícita, razona y tiende a descubrir el método, ya desde Parménides,
hasta la completa explicación del método «órgano» en Aristóteles.

3.2.e) Zambrano sintetiza el proceso que los dos caminos,


pensamiento metódico (lógos-palabra) y pensamiento no metódico
(lógos-armonía, lógos - a)riqmo/j del número) siguieron hasta Aristóteles
y las dificultades que Platón encontró al no decidirse con claridad por
la teoría de las Ideas a causa de sus inclinaciones pitagóricas hacia el
lógos del número, de la música y del tiempo. Las Ideas (llamadas
«formas» por Demócrito) son palabras que «conforman», que encierran
y definen una forma (forma encarnada), en la que, por tanto, se
contiene el «principio de las cosas»; así pues, para un pitagórico o para
Heráclito esas Ideas (o formas) serán números, dado que el número es
la raíz de la inteligencia, de la «inteligibilidad del universo». Ello habría
implicado una contradicción insalvable si Platón hubiese proseguido
su camino con la teoría de las ideas y el lógos del número, porque entre
el número y el lógos (palabra-razón) la idea se contradice a sí misma y
se anula. Platón se detuvo en el camino de las Ideas que él mismo había
trazado; y fue Aristóteles quien lo prosiguió sin caer en la contradicción
que el número podía implicar. En efecto, Aristóteles no atiende al
número, sino sólo al lógos-palabra: el mundo, la realidad, está
compuesto de formas plásticas (perceptibles, ai)/sqhsij, «visibles», de
oi=)da, ver, saber), las cuales contienen en sí su misma razón, su esencia.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 89

Y la esencia separada pertenecerá a la «visión», no al número. Tras este


razonamiento Zambrano volverá a Parménides para relacionar esencia
con identidad y lo expresa así (p. 87):

La esencia es la identidad a salvo, desprendida de las cosas. El lógos-palabra


necesita de la identidad y la descubre en su primer paso en Parménides. Pues las
cosas –inteligencia encarnada– han de ser «unas». Ser, ser cosa, supone ya la
identidad; a la que habrá de buscarse un lugar fuera de ella[s], para que se logre una
identidad pura, verdadera. Las cosas que son necesitan un ser más puro que ellas,
de donde vienen y donde siguen en cierto modo sustentándose. Pero una vez que
les asegure el «ser», ese ser más puro ha de serles sustraído.

3.2.f) En otro pasaje del mismo capítulo Zambrano comenta la


influencia que en el hombre de occidente tuvo el «sentir originario»,
cuando adquiere conciencia de sí mismo frente a lo otro y, errante,
desarrolla una creencia de culpabilidad y de expiación que remonta a
los orígenes del orfismo. A partir del naturalismo del siglo XVIII se
desarrolla otra ideología de sentido opuesto: el hombre es inocente de
nacimiento y la culpabilidad sólo aparece si traiciona a la vida. En la
antigüedad eran las teogonías órfico-pitagóricas las que desarrollaron
la creencia de una falta, mancha o pecado original que marcaba la vida
de cada hombre hasta su muerte. Frente a esa actitud religiosa que
aceptaba las creencias tradicionales, surgió otra, humana y caracterizada
por su disposición a pensar y decidir por sí mismo, que supuso la
suspensión, epoché (e)poxh/) de cuanto se refería a los dioses, al alma, a
los mitos y al tiempo, para preguntarse con toda la libertad posible por
las cosas. De esta actitud fue un claro ejemplo Parménides, porque con
su filosofía del Ser, del Uno y de la Identidad condujo a la Metafísica
a un callejón del que no ha sabido salir desde entonces (p. 107):

Dejándose de cuentos y de historias..., bien pronto Parménides verificará esa epojé


del tiempo que Ortega y Gasset denuncia como persistente en toda la metafísica
occidental. [...] Y paradójicamente a la primera actitud, que olvida las historias y
abstrae el tiempo, le corresponde el haber decidido la historia del hombre
occidental, el haberse dado y exigido la primera aceptación de la historia, el vivir
aquí, el mirar desde aquí, el definir. Pues el Ser de Parménides y su unidad de
identidad llevará hasta la definición; como consecuencia última de haber
descubierto el Ser, el hombre pasa a ser el ser que define. Definir es la forma
intelectual máxima de la decisión, de la voluntad. Definir es hacer historia.

3.2.g) En el capítulo titulado «¿Qué es la piedad?» [ti/ h( eu)se/beia


e)sti/;] Zambrano comenta el sentido que tiene esta virtud a partir de
la pregunta que Sócrates formulara en el diálogo platónico titulado
90 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

Eutifrón. Ella terminará diciendo que piedad es, entre otras definiciones
dispersas por su obra, el trato del hombre con lo divino. Pero en un
momento de su reflexión propone que podría ser el trato de alguien o
de algo que está en otro plano vital distinto al nuestro: dios, animal o
planta; incluso sería piedad el trato con una realidad perteneciente a
otra región o plano del ser en el que estamos los seres humanos, o una
realidad que limita o está más allá de los linderos del ser. Y es lógico
que se plantee la pregunta desde el ser, porque se formula cuando la
idea del Ser ya se había asentado en el pensamiento filosófico desde
Parménides. Lo recuerda así (p. 203):

Cuando Sócrates se hace esa pregunta, ya la filosofía había descubierto y


establecido la idea del ser. Parménides había vencido; serán Platón y Aristóteles
quienes especifiquen ese ser único mediante la teoría de las ideas, mediante la
distinción entre sustancia y esencia, cualidades y accidente; mediante la teoría de la
definición. «El ser se dice de muchas maneras» dice Aristóteles, llevando así la unidad
del ser parmenidiano a su extremo despliegue: más allá de esta especificación no era
posible llegar. Pero todas estas maneras del ser lo son del ser solamente y se dicen.
Decir y ser están en el horizonte del lógos en una perfecta correlación: es el ser el que
se dice propiamente. Cuando surge la pregunta por la piedad, ni siquiera está
formulada la teoría de las ideas.

“La muerte de Sócrates”


(La mort de Socrate, 1787)
de Jacques - Louis David,
Museo Metropolitano de
Arte, Nueva York.

3.2.h) La cuestión que se plantea con la filosofía de Parménides es


cómo discernir el Ser de las cosas y su expresión, por cuanto que entre
el primero y la segunda hay una «correlación perfecta», según
Zambrano, en el horizonte del lógos, como hemos comentado en un
epígrafe anterior. Mas desde la perspectiva de la «piedad», por una
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 91

parte, esa correlación perfecta podría haber significado la destrucción


de «lo otro», de aquello que no es «lo Uno»1 , de aquello que se
diferencia o se opone a «lo Uno». Esta doctrina, comenta Zambrano,
fue la que triunfó y recibió la atención de los dos grandes maestros,
Platón y Aristóteles, y siglos después también de Plotino. En cambio,
la doctrina de Heráclito no lograba, no podía lograr imponerse en la
Metafísica del Ser, de la Unidad y de la Identidad. Zambrano lo
expone en las siguientes líneas, volviendo a lograr que Parménides, su
arcaico pensamiento, siga vivo en la filosofía de nuestros días, porque
su formulación se adhirió a lo que el hombre aspiraba y ha seguido
aspirando: a ser alguien, mas alguien singular e irrepetible,
extremadamente genuino, suficiente para satisfacer su demanda de ser,
lo cual no se encontraba ni se puede encontrar en la idea heraclitiana
de la «armonía de los contrarios», precisamente porque dicha idea
contradice la unidad y la identidad. Dice Zambrano (pp. 204-205):

La filosofía, desde su origen y, de modo evidente, desde el victorioso pensamiento


de Parménides, es declaración y afirmación de la unidad. Doctrina de la unidad, ya
implicada en la pregunta primera sobre las cosas –las cosas en su totalidad–, pues
ya ahí todas las cosas están unificadas en el ser. Mas la unidad –y el ser– fueron
concebidos de manera diferente por Parménides y por Heráclito. Venció la forma
más pura de la unidad, como quizá sucede siempre que dos versiones de una misma
idea contienden, pues el hombre suele adherirse a una idea extremándola,
llevándola hasta sus últimas consecuencias. En el extremismo parece residir, hasta
ahora, la capacidad de engendrar creencias, la capacidad de inspiración. //
Parménides presenta la unidad de identidad en oposición a la unidad de armonía
de los contrarios de Heráclito. En la identidad parece residir para el hombre una
fuerza atractiva superior a toda otra, como si por ser irrealizable en la vida, toda la
vida, aun sin saberlo, tendiera hacia ella. Y sucede, además, que desde la identidad
1. Y cabría añadir otra cuestión más,
se llegaría más tarde a pensar el sujeto, el soporte uno, igual a sí mismo, que la unidad
especificamos por nuestra parte: en
de armonía no hubiera permitido. Y esto se encuentra en conexión con la íntima
la filosofía de Parménides no sólo no
apetencia de ser que el hombre ha sentido. Cuando Plotino en su cuarta Enneada
estaba formulada aún la teoría de las
presenta las pruebas de la inmortalidad del alma, lo que prueba, en realidad, es la
ideas y de la definición, sino que en
existencia del sujeto. Y su razonamiento bien podía valer para hablar del sujeto puro
la lengua griega no era posible, ni
o del sujeto trascendental del idealismo alemán... Es precisamente la idea del
entonces ni después, distinguir la
alma-armonía la que rechaza con mayor fuerza dialéctica, porque ¿quién es el que
«razón», lógos, de la expresión de esa
produce la armonía del arco y de la cuerda? Ha de haber un músico, es decir, un
razón, también lógos. De ahí que
alguien, aunque en el pensamiento de Plotino la persona humana no esté presente,
Platón y Aristóteles debieran acudir
hija como es de la inspiración cristiana.
a conceptos y términos nuevos como
sustancia (ou)si/a) y esencia (to\ ti/ h)=n
3.2.i) Como se ve, la huella de Parménides, revestida de las ei)=nai: liter.: «el qué cosa sea ser»),
aportaciones platónicas y aristotélicas, se observa en filósofos antiguos, cualidades (h( poio/thj) y accidentes

como Plotino, y contemporáneos, como algunos alemanes. Pero la otra (to\ sumbebhko/j), a fin de poder salir
del «callejón sin salida» al que
idea, la de Heráclito, no consigue asentarse en propuesta alguna, Parménides había conducido al Ser
porque, aunque sustente la armonía, armonía de contrarios, está Uno Idéntico a sí mismo.
92 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

supeditada al concepto de tiempo, tiempo sucesivo que anula la


unidad, la identidad y hasta la existencia misma del Ser individual. Por
eso, María Zambrano concluye el razonamiento regresando al concepto
de piedad y a la necesidad ineludible del ser parmenídeo (p. 205):

Diríase que esta unidad de identidad impuesta por Parménides va anulando en


su crecimiento a través de toda la historia de la filosofía a las realidades particulares
que no pueden alcanzar la identidad. Si el ser idéntico a sí mismo acabó por
presentarse como sujeto creador del objeto primero, y por sujeto absoluto después,
es porque ya desde el primer momento de su formulación actúa de esta manera:
reduce, y lo que no puede ser reducido queda extrañado, sin posibilidad de ser
reconocido. // Y así vemos en el breve diálogo Eutifrón algo sumamente delator de
este proceso que apuntamos. La piedad se define primero como el trato adecuado
con los dioses, para acabar reconocida como una virtud, es decir, un modo de ser del
hombre justo. Se ha verificado la conversión típica de la doctrina del ser y quizá más
evidente aquí que en otras cuestiones: lo que era trato, relación, sentimiento,
supeditación, quizá, del hombre a realidades de otro plano –a realidades otras– ha
quedado convertido en un ser del hombre. Y esto ¿no era para inspirar temor a los
no filósofos y aun a los filósofos mismos?

3.2.j) En otro capítulo del mismo libro, el que lleva por título «El
templo y sus caminos», que fue incorporado en la segunda edición de
1973, María Zambrano vuelve a mencionar a Parménides por el hecho
de destacar la singularidad del individuo que formaba parte de los
templos, en particular, de los templos mistéricos y oraculares, porque
el hecho de poder asistir, como privilegio diferenciador de los otros
hombres, a la visión, voz o música divina, religiosa, que en el templo
tenía lugar, no se lograba sin una previa preparación no exenta de
peligros. Esa distinción era, en efecto, un privilegio de un cargo público,
de quien poseía una cualidad especial (como el arte adivinatoria) o de
quien buscaba la sabiduría o la salvación póstuma. Esta trayectoria del
fiel que encamina su vida por el camino ascético y religioso recuerda a
María Zambrano la sinuosa trayectoria que el hombre griego recorrió
también en su búsqueda del ser y de la vida, y que es ejemplo del
ascetismo que todo proyecto, sea esencial o vital, simple o complejo,
exige. Mas en esa descripción aparecen también, pues de creencias se
trata y no de ideas y de lógos, el fuego, el número y el ritmo, ecos de
Heráclito y de los pitagóricos. Lo explica así (p. 322):
Era una cualificación esencial, un enderezarse del ser; un enderezarse con su
curvatura correspondiente, ya que sabían muy bien estos griegos, desde sus
principios, que la línea y el plano rectilíneos no corresponden ni al ser ni a la vida.
Partieron de la esfera en el ser de Parménides, y, antes, de la sinuosidad del agua, de
su plegarse sin romperse, de su inasibilidad, con Tales –último sabio y primer
filósofo–; del aire movedizo, imponderable, y del fuego regulador, respiración, vida
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 93

circular; de la inacabable combinación de los cuatro elementos. Mas también, desde


antes, con el número que rige todas las cosas, y el ritmo.

3.2.k) En el mismo escrito recordará de nuevo a Parménides para


insistir en la idea de que lo que no es ser único, idéntico a sí mismo,
está condenado a no ser verdaderamente y a padecer un tiempo que
resulta infernal, el tiempo de la vida humana. La idea encaja en la
distinción que establece entre el tiempo humano que el lógos filosófico
impone a cada uno, y el tiempo de la vida sagrada, de la vida religiosa,
el tiempo que piadosamente se vive en los templos. Una reflexión de
Zambrano en la que se pone en evidencia que la perspectiva
interpretativa desde la que se observa la vida puede arrojar formas de
vida, formas de ser, muy distintas, incluso para quienes conviven en
una misma localidad. Su reflexión no es aplicable sólo a los tiempos
antiguos de los templos y caminos griegos, sino, por supuesto, a nuestro
propio tiempo. Dice así el pasaje concreto que aquí interesa (pp.
329-330):
El templo griego establece en modo viviente todavía la proporción entre cielo y
tierra, entre el espacio y el tiempo. Pues su espacio estaba en proporción con el
tiempo que se ha de consumir en recorrerlo debidamente, en llegar ante la figura
divina; en proporción sin duda con esta divinidad. Un tiempo que los dioses
conceden al que los visita. La velocidad inherente a lo divino se alarga en un tiempo
humanizado. La invencible ligereza de los dioses queda abolida y su paralizante
majestad queda allanada. En el recinto del templo, Aquiles se aviene a no ser
alcanzado por la tortuga. La conocida aporía arroja su sentido. Como todas, las
aporías de Zenón se cumplen en un tiempo solamente humano, que desde el ser de
Parménides resulta un tiempo infernal. Mas dado este tiempo humano por
concesión y por gracia de los dioses, resulta ser un tiempo humano divino, un
tiempo mediador. Mientras que [sin embargo] en los mitos que relatan y reflejan las
historias de los dioses entre los mortales, la velocidad de la acción divina arrebata,
consume, se sobrepone.

3.2.l) En otro capítulo, «Apolo en Delfos», desarrolla María


Zambrano la cuestión relativa al ser del que cabría hablar en el caso de
los dioses. Una vez más, rechaza abiertamente el estructuralismo como
tendencia cultural, dada la existencia tradicional del concepto con
significado propio. Era de esperar que en dicho ensayo recordara la
declaración de su maestro Ortega y Gasset en la que sostenía que los
dioses griegos carecían de «ser»; Zambrano no comparte la opinión del
maestro, sino que propone varias interpretaciones posibles y finaliza
su reflexión con la idea de que la negación de ser en los dioses que
Ortega hacía, era más una negación de deseo o afán de conocimiento,
que el hombre sí siente, en lugar de una privación de ser. En síntesis,
94 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

Zambrano recuerda a Parménides, admite que sí cabe hablar de ser en


los dioses, en concreto cuando habla de Apolo, y corrige a su maestro
Ortega cuando dice (pp. 339-340):

Forma y función de lo divino nos parece mejor fórmula que estructura de lo


divino, ya que el término «estructura» implica en la actualidad la adhesión al
«estructuralismo», tal como si el término estructura jamás hubiese sido usado con
su significado propio. Y un dios, Apolo, como ahora se nos aparece, sería una
estructura, una acción según una forma, una forma actuante. Mas tampoco quedaría
sólo en eso, ya que Apolo es un ser justamente. Los dioses griegos desprovistos de
ser, según la aserción de Ortega, son en verdad seres, sólo que seres que dejan libre
la esfera del ser. Y más si recordamos al ser de Parménides, y más todavía ese singular
dios «Sfairos» de Empédocles. No ocultan el ser en cuanto tal, no lo absorben ni lo
representan, no tienen quizá ellos propiamente ser, mas lo adelantan, lo
manifiestan, lo condensan en forma no humana. // Pues quizá la gran divergencia
entre los mortales humanos y los dioses inmortales sea en torno al ser. El hombre,
privado de inmortalidad, en principio se siente ser y descubre el ser, lo intuye ante
todo y lo piensa; mientras los dioses lo viven sencillamente. Ellos, los inmortales,
viven el ser; el hombre ha de descubrirlo, y para llegar a albergarse en él, a vivirlo,
ha de recorrer el largo camino que va desde el ápeiron de Anaximandro, cuyas
características nos ha parecido mostrar en estas páginas, hasta la vida contemplativa,
en Aristóteles y según Plotino, pasando por las ideas de Platón, por el amor y por la
muerte, por el conocimiento total. Porque lo que al fin se nos aparece claro es que
de lo que los dioses estaban privados no era del ser, sino del conocer, de la pasión
del conocimiento. Y así nada tiene de extraño que Ortega y Gasset, al fin educado
en el pensamiento que une y hace depender el ser del conocer, haya concluido que
los dioses estaban privados del ser, que no eran. No se le hizo visible el supuesto del
que partía; de habérsele hecho habría concluido que no eran porque no conocían;
porque solamente veían, sin conocer, desde allí, desde donde eran [oran].2

3.3.) Notas de un método. (Madrid 1989, Mondadori).

Este libro reúne una colección de ensayos escritos en distintas etapas


de su vida, en los que Zambrano ofrece los caminos seguidos para
delimitar el modo intelectual por el que ha ido pasando su filosofía y
2. Hay una variante en la edición cómo ha ido interpretando la evolución del pensamiento filosófico
de esta obra publicada en la editorial
desde la antigüedad hasta nuestros días.
Círculo de Lectores (Barcelona 1999,
p. 461, línea novena del texto), en la
que el editor, J. Moreno, propone la 3.3.a) Desde la Edad Moderna el método ha tenido una función
lectura «eran» en lugar de «oran». La
más decisiva en la filosofía que la que había tenido anteriormente, y
enmienda parece coherente con el
«no eran» que aparece en la línea
ello debido al papel que ha empezado a jugar el sujeto, a partir del yo
anterior; lo que no es comprensible cartesiano, hasta el extremo –dice Zambrano– que el método se ha
ni aceptable es la lectura repetida en convertido en una forma de pensar alentada por la desconfianza. Los
la edición del F.C.E. y en la de
Siruela, porque no tiene sentido que
pasos para establecer un método de acceso al conocimiento se inician
sean los dioses los que «oren». con Descartes y su Discurso del Método, y culminan con Kant quien
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 95

examinó la estructura de la mente. La conclusión de Zambrano será


que ha habido dos caminos, dos métodos, de acercarse al
conocimiento. El de la visión y el del pensamiento: el camino de la
visión será curvilíneo y sinuoso; el del pensamiento será recto y corto.
La antigua filosofía quedará olvidada ante el nuevo filosofar desde la
seguridad del sujeto, pero ello será a costa de haber perdido la unidad
(unión) de ese sujeto con todo (con todos los otros seres) y con el todo.
Una pérdida de la unidad, que había sido ganada y sostenida desde
Parménides, y que deja al hombre en una historia nueva e incierta.
Zambrano no renuncia al que ella llama «camino natural prearcaico»,
el método filosófico antiguo del que Parménides es un ejemplo,
camino de la Poesía y del Pensamiento, un camino que desde la
Modernidad ha quedado librado al azar, como todo lo que atestigua la
unidad, la unión primera, de modo humilde y cierto. Lo explica así
(pp. 27-28):

Parménides es el que primeramente enuncia que el pensamiento constituye en


principio la filosofía: el método. Mas no se ha creído [que] sea un lugar privilegiado
su Poema para discernir el método, uno de los posibles métodos del pensamiento.
No hay en él avance, progresión ni discurrir. Propiamente, no hay camino, ese
camino-método que se establece no como medio sino como el pensamiento mismo,
pues que del pensamiento exige la seguridad. Y el hombre de Occidente aprendió a
sentirse seguro cuando le resulta evidente su yo y el camino que de él se deriva: el
camino recto que es recorrido paso a paso sin que el yo, el sujeto del conocimiento,
sufra modificación alguna ni tenga que sufrir cambio alguno; es decir, sin que tenga
que realizar más movimiento que el de traslación con esa su mente, que se limita así
a discernir, a separar, a unir, proyectándose ella misma. Por lo cual surgió la tarea,
realizada con tanta honestidad por Kant, de examinar la estructura de esta mente.
Al Idealismo le tocó el discernimiento del Yo con caracteres ya de revelación, como
la hay siempre que de sujeto se trata –y decir sujeto es postular o declarar su
identidad–. De ahí que en el pensamiento kantiano se encuentre una introducción
–insustituible– al filosofar moderno. Una introducción, un filosofar más que una
filosofía. [...]

El primer método que se nos aparece en el Poema de Parménides no es


propiamente un camino. El Prólogo no es un trozo de lo que entendemos por
Introducción a la Filosofía, no conduce a ella, estamos ya dentro de ella. En la «Vía»
de la verdad se descubre por sí mismo el ser uno, idéntico, y el pensar idéntico al
ser. Su cuerpo es una esfera sin poros, ni tan siquiera con esa mínima separación
que proviene de reposar en otra cosa. El ser reposa sobre sí mismo. Una esfera
donde ninguna línea puede trazarse, ningún camino abrirse. Una esfera que hace
imposible el punto. // Una esfera, pues, cuyo centro está en todas y en cada una de
sus partes. [...] Esfera del ser, ser total. La abstracción es imposible. Y un camino es
siempre producto de la abstracción. Portada de la primera edición del libro
“Notas de un método” de María
Zambrano, Ed. Mondadori, 1989.
96 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

3.3.b) En su expresión habitualmente metafórica Zambrano vuelve


a recordar a Parménides y a Heráclito con ocasión de tener que
explicar cómo es el sujeto en su tránsito y en su trascendencia. La
forma de ser del sujeto requiere claridad y ésta le permitirá ver y
moverse en una metafórica órbita que evite el absolutismo del ser, por
un lado, y la nada, por otro. Para Zambrano esa órbita será la del amor,
en el más noble y divino de sus sentidos, que es también órbita del
pensamiento. En este punto de su reflexión Zambrano encuentra que
la descripción de este sujeto está más próxima del lógos de Heráclito
(tiempo, armonía de contrarios, cambios) que del de Parménides, por
cuanto que el sujeto aspira a la trascendencia y ello implica tiempos
distintos, modos de ser variados y hasta contrarios, en definitiva,
cambios, que no encajan en la filosofía del eleata Parménides. Dice así
(pp. 79-80):
El sujeto, por su propia condición de erigirse en absoluto, se hace opaco. Ser
opaco no es simplemente no ser claro. También en la claridad cabe perderse. Lo
contrario, o más bien lo salvador, es la órbita que se enciende y se apaga sin por ello
desaparecer, más emparentada con el logos de Heráclito que con el ser de
Parménides, que nos salva de la tentación de hacer ontología en lugar de dejar al
pensamiento que fluya, y del peligro también del «idealismo», derivado con todos
sus riesgos de las «ideas». De esas ideas de las que el mismo Platón llegó a decir en
sus diálogos algo que coincide con lo que, de Dulcinea, dice el novelista Cervantes:
«si existió o no existió Dulcinea, poca cosa se sabe».

3.3.c) Un tercer pasaje de este libro incluye una reflexión sobre «el
pensar entre lo sagrado y lo divino», necesaria para poder hablar sobre
el significado del saber. Después de afirmar que el carácter sagrado de
las cosas naturales es su misma realidad, sin necesidad de la presencia
del hombre ni de su pensamiento, dirá que el conjunto de los
caracteres de esa realidad, caracteres también sagrados, se resumen en
la ambigüedad con la que sentimos esa realidad de forma espontánea.
Mas esa realidad ambigua se manifiesta como algo inagotable y lo
inagotable ha sido definido por Ortega como «resistencia». Para Ortega
todo lo que no es el sujeto es lo que se resiste al sujeto, es, en
definitiva, resistencia, a lo que Zambrano añade recordando a
Parménides (p. 103; se publicó en Orígenes 40, La Habana, 1956, p. 6;
y en Islas, p. 208):

El carácter de la realidad es la resistencia, dice la Razón Vital, la «contra-voluntad»


y la anti-idea, resistencia a la idea, a toda idea. La primera idea tuvo, pues, que
englobar todas las cosas, único modo de absorber la ambigüedad e inagotabilidad
de lo sagrado. Y cuando la idea apareció como tal en Parménides tuvo que ser al
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 97

mismo tiempo unidad pura, sin poros ni sombra de multiplicidad, unidad de


identidad que sobrepasaba –trascendía– a lo inagotable de lo sagrado. Y vino a
oponerse así a la resistencia de lo sagrado, la resistencia de lo uno, del ser-unidad.
// El pensamiento había dado con ello un paso definitivo; de golpe había
transformado lo sagrado –la realidad, múltiple, ambigua, inagotable y opaca a la
mente– en algo idéntico a la acción de la inteligencia, se había transformado en ser
y pensar, en ser-pensamiento.

3.4) Algunos lugares de la poesía. Este libro con ensayos de María


Zambrano, recopilados y editados por Juan Fernando Ortega Muñoz
(Madrid 2007, Trotta), presenta tres pasajes con otras tantas
reflexiones sobre el pensamiento de Parménides.

3.4.a) El primero aparece en el ensayo titulado «Consideraciones Portada de la primera edición del libro
“Algunos lugares de la poesía” de
acerca de la poesía», que había sido publicado por primera vez en la María Zambrano, Ed. Trotta, 2007.
revista La palabra y el hombre (Xalapa, Méjico; n. 45, 1968, pp. 7-15). El
ensayo debió ser redactado cuando se publicó en 1939 el libro Filosofía
y Poesía (FCE, Méjico), o bien, poco tiempo después, pues el original
de Zambrano, con el número 3 para el libro Algunos lugares de la poesía,
presenta una nota entre paréntesis con el título de aquel libro (Filosofía
y Poesía) y en nota a pie de página afirma que dicho ensayo es «Del libro
5, que la Universidad Veracruzana publicará en su colección
Cuadernos de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias». Sin
embargo, no aparece en la edición de Filosofía y Poesía, al menos en
la edición publicada por Fondo de Cultura Ecónomica en 1987. Por
otro lado, parte del comienzo del ensayo está recogido con redacción
distinta en el capítulo «Poema y sistema» del libro Hacia un saber sobre
el alma (Madrid 1987; Alianza); esta redacción distinta lleva el número
nueve para ser publicada en Algunos lugares de la poesía. En resumen,
este ensayo es un escrito que Zambrano reelaboró varias veces y publicó
con distintas redacciones y títulos, al menos, en 1968 y en 1987. En
2007 ha sido publicado como capítulo del libro que comentamos en
este parágrafo.

La primera referencia guarda relación con los orígenes de la


expresión filosófica y su «vertiginoso» cambio entre el momento del
poema épico de Parménides, primera mitad del siglo V a. C. y el de la
difícil prosa de Aristóteles, segunda mitad del siglo siguiente. En verdad,
ese intervalo de tiempo constituye el período clásico por excelencia y
tanto en Atenas como en Elea, Magna Grecia, el desarrollo cultural e
intelectual fue muy grande. Pues bien, entre la expresión poética de
98 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

Parménides, demasiado reflexivo para ser un poeta genuino, y la prosa


de Aristóteles, un macedonio de Estagira (en la actualidad Stavros),
por tanto, un casi bárbaro helenizado desde su nacimiento, media la
creación de la prosa griega con las Historias de Heródoto, los discursos
de los oradores, las composiciones de los sofistas (Dissoi lógoi), los
diálogos de Platón, la prosa científico-médica de los Tratados
Hipocráticos, entre otros géneros literarios nuevos. Pues bien, el
«sistema» sería el género de expresión filosófica que se impondría con
el paso de los siglos, pero Zambrano nos dice en este ensayo que el
«sistema» como forma pura y lograda de la filosofía moderna es
también poesía. El poema de Parménides y el sistema de la Ética de
Spinoza, por ejemplo, coinciden en ofrecer al lector un pensamiento
puro, con música, número y medida como si la tradición pitagórica
reapareciera con ritmo musical cada vez que el pensamiento logra
formas vivientes y eficaces. Dice así Zambrano (pp. 61-62; = Hacia un
saber sobre el alma, Madrid 1987; 2000, p. 53):
Apegados a cultivar discernimientos y a ahondar diferencias, habíamos olvidado
la unidad que reside –y sostiene– en el fondo de todo lo que el hombre crea por la
palabra. Es la unidad de la poíesis, expresión y creación a un mismo tiempo en
unidad sagrada, de la cual por revelaciones sucesivas irán naciendo, separándose al
nacer –nacimiento es siempre separación– la poesía en sus diferentes especies y la
filosofía. // La filosofía se separó rápidamente de la poesía. ¡Qué velocidad
vertiginosa aparece en el espacio recorrido desde el venerable poema de Parménides
hasta la antipoética prosa de Aristóteles! Pero hija al fin de la poesía, la filosofía vino
a crear en sus momentos de madurez, en la plenitud de la posesión de sí misma, una
forma en que la antigua unidad reaparece, aunque irrecognoscible al pronto. El
sistema, la forma cerrada del sistema tiene con el poema una relación mayor y más
íntima de lo que los poetas un tanto rencorosos y los filósofos despectivos han
querido dar a entender. En verdad la distancia entre poetas y filósofos ha sido tanta,
tanta la voluntad de discordia que ni siquiera se ha llegado a poner de relieve las
diferencias. Pues que las diferencias sólo tienen lugar sobre una previa comunidad.
La poesía, resentida ante la objetividad –y más aún, ante la pretensión– de la
filosofía, y ésta, embriagada de absoluto, no entraron tan siquiera en semejante
discusión. La discusión con los poetas, como Platón hiciera, aun con crueldad
tanta, es ya un reconocimiento.

Y resulta sumamente extraño que el sistema, la forma filosófica entre todas, la


que con prestigio excluye o hace difícil de admitir, en el mejor de los casos, como
verdadera filosofía el pensamiento que corre por otros cauces –Nietzsche, Dilthey y
para muchos Ortega y Gasset–, se nos aparezca ahora como el lugar donde la poesía
revive unida con la filosofía en una unidad tan íntima y verdadera que resulta por
ello mismo invisible. Al cabo de una larga evolución, el aliento poético de
Parménides renació en la diamantina transparencia de la Ética de Spinoza. Y la
inspiración profética de un Empédocles en muchas apasionadas, «inspiradas»
páginas del idealismo alemán, en el «profeta» Hegel más que en ningún otro. // Ha
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 99

sido el sistema la forma pura de la filosofía en la moderna cultura occidental. Pero


como tal, como forma pura y lograda es también poesía, poema: objetividad,
transparencia, y esa autonomía que llega a borrar casi [al] el autor del que procede.
// Resulta esta unión –de poesía y filosofía– convincente al máximo en obras tales
como la Ética de Spinoza, escrita libre de todas sospechas de complacencia literaria,
more geometrico, es una rigurosa arquitectura de razones en que cada una adviene en
virtud de la necesidad, ordo et connexio idearum. Según el orden y conexión de las
ideas, idéntico al orden y conexión de la realidad.

3.4.b) Hay un implícita referencia a Parménides, poeta, cuando


varias páginas más adelante Zambrano describa cómo surgieron en
Grecia los géneros literarios al compás de su evolución histórica. Será
en el apartado que ella titula «Tiempo», del mismo ensayo que
acabamos de comentar. Al describir el nacimiento de la Épica, con más
precisión, de la Epopeya, dirá que la poesía se desprendió entonces del
lenguaje sagrado y se independizó constituyéndose en expresión
humana, no ya divina. Esta poesía épica será memoria de una Edad de
Oro y de las hazañas de tiempos lejanos, ya históricos. Esa memoria
del hombre arcaico rescata un pasado legendario y une a la comunidad
cantando. Aquella poesía épica recordaba, contaba y cantaba. Con el
contar hazañas, cuentos, ejércitos, victorias y derrotas vendría el
número y con éste un modo distinto de expresión. Si la Épica es un
e)/poj, una «voz», como las de Homero y de Hesíodo, voz que el poeta
ofrece para transmitir el canto inspirado por dioses y musas, pero sin
el carácter ritual de los oficios religiosos, el contar, contar con
números, es dar razón, dar y
Mosaico de Ulises del año 260 a.c. de Thugga (Museo del Bardo, Túnez).
hacer cuentas, lógos para los
griegos, ratio para los latinos. El
épos se dirigirá al pasado,
mientras que el lógos lo hará al
futuro. Parménides representa
ese punto de confluencia en el
que el épos poético empezó a ser
también un lógos, ambos
expresados en hexámetro
dactílico.

Esta idea se recoge en otro ensayo que publicaría en 1985 (Diario


16, Suplemento «Culturas» n. 12 (30 de junio), bajo el título «La inminente
vuelta de los aedas», en el que dice (p. 110):
100 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

La filosofía más inconmovible, la de Parménides, la cantaba él mismo por los


caminos, por las plazas, por las encrucijadas de aquella pobre tierra, visitada por los
dioses, eso sí. Pues que en la filosofía había que comenzar por los dioses y pedirles
voz y el ser escuchados. Era la memoria –Mnemosyne– la madre de todas las Musas,
y no sólo de la poesía.

3.4.c) Otros pasajes de este libro recuerdan el pensamiento de


Parménides, aunque sin nombrarlo. Valga como ejemplo el ensayo
titulado «Antonio Machado: pensador (apuntes)», cuando habla de
pensamiento único y de las «Raíces del ser» y de los elementos, donde
incluso se menciona a Empédocles (p. 138).

3.5.) Unamuno. Barcelona 2003; Debate. Edición de Mercedes Gómez


Blesa.

Junto a la recopilación de seis ensayos sobre Miguel de Unamuno,


publicados en diversas revistas hispanoamericanas, este libro publica
por primera vez un amplio estudio sobre el poeta y novelista vasco que
María Zambrano había elaborado entre los años 1940-1942, según
explica Gómez Blesa en su «Introducción» (pp. 10-11). Las referencias
de Parménides aparecen en el tercer capítulo titulado «El conflicto:
filosofía y religión», de las cuales dos se refieren al pensamiento de
Portada de la primera edición del libro
Parménides y una tercera al diálogo de Platón titulado con su
“Unamuno” de María Zambrano, Ed.
Debate, 2003. nombre.

3.5.a) La primera referencia corresponde al epígrafe en el que María


Zambrano analiza la «Actitud de Unamuno. Revelación personal»,
comparándola con la de Kierkegaard y Nietzsche. Dado que la filosofía
requiere un género de soledad y cierto desarraigo de la vida, a
Unamuno le costará llegar a esa soledad, porque la vida es tragedia, sí,
pero él parte de la tragedia y no puede o no sabe despegarse de ella, de
la tragedia que es la vida. Zambrano relaciona los lamentos de
Unamuno con las burlas de Nietzsche contra los idealistas alemanes
del tipo Schopenhauer y con las de Kierkegaard contra filósofos como
Hegel. Los tres tienen en común que no se entregaron a la filosofía por
miedo a que si abandonaban la tragedia que era la vida, se podrían
encontrar con un engaño, con una debilidad o con una adulación;
preferían salvarse por la religión. Unamuno y Nietzsche no
sobrepasaron la actitud poética; Nietzsche incluso llegó a concebir el
Super-hombre como contraposición a la idea cristiana del Dios-hombre.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 101

Kierkegaard alcanzó una etapa estética y ético-filosófica. Por otro lado,


Nietzsche y Kierkegaard nunca conocieron la soledad del filósofo, una
soledad que libera de la vida y permite preguntar por el ser de las cosas.
Pero Unamuno no admitía la filosofía, incluso preguntaba por Kant
bajo la Crítica de la razón práctica. La actitud de Unamuno ante la
filosofía es negativa y ello ha llevado a que algunos lo consideren
dentro de la filosofía existencialista. Pero Zambrano lo niega y
puntualiza, trayendo a la actualidad a Parménides, que el poeta vasco
no ataca a la filosofía idealista desde otra actitud filosófica, sino desde
una concepción trágica de la vida por la cual él se niega a abandonarla.
Por esta negativa al abandono, por esa ausencia de desprendimiento
de la vida, Unamuno nunca podrá ser considerado un filósofo. Lo
explica así (p. 86):

Unamuno no acomete a la filosofía que ha abstraído el tiempo y la irracionalidad,


a la filosofía idealista, en el sentido de Parménides, en el sentido de la filosofía
clásica, de la más clásica de todas, desde otra filosofía, existencialista o no, sino desde
su concepción trágica de la vida, desde su tragedia que no quiere abandonar más
que para salvar todo lo que en ella encuentra y, sobre todo, para hallar su yo
verdadero, su «Dulcinea», el Unamuno creado por Dios, el que le pide a gritos que
no le olvide, el que quiere seguir siendo siempre, y jamás, jamás se le ocurrió que
esto pudiese lograrse por la filosofía.

3.5.b) La segunda referencia habla del Parménides, diálogo platónico,


pero al hablar de la idea de unidad expuesta por el filósofo de Elea,
merece la pena que recordemos el sentido inicial de este epígrafe, «La
tragedia», del capítulo cuarto («La tragedia de la existencia»), por el
sentido original que Zambrano da a lo trágico de Unamuno
vinculándolo con el bíblico Job, idea que expondría años después en
el capítulo último que incorporó a El hombre y lo divino, en su segunda
edición de 1973 («El libro de Job y el pájaro»). La Grecia clásica está
viva en esta reflexión y sus distintos pasos merecerían un estudio
aparte; hay referencias también a La República de Platón, a Edipo y a
la concepción de la vida que transmiten los antiguos héroes del mito.
Dice ese pasaje (pp. 95-96):

[...] su obra entera [...] no es sino la tragedia de un hombre por arribar a la


existencia desde la oscura caverna de su ser no nacido. Y como toda tragedia, parte
de una pluralidad inicial, de algo que siendo esencialmente uno, que no pudiendo
estar separado ni segmentado en muchos, tampoco es uno. Porque toda tragedia,
antes de serlo de los personajes que en ella intervengan, lo es de la unidad y de la
pluralidad. El pensamiento ha descubierto la unidad, y el imponerla a la tornadiza
realidad de las cosas ha sido su esfuerzo; él ha querido que haya cosas, y ha impuesto
102 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

la unidad de la sustancia, ha querido que haya esencia. Y así, la unidad hallada por
el pensamiento tiene su tragedia intelectual en el Parménides de Platón. La Teoría de
las Ideas es la salida a esa tragedia y, también, la tragedia misma, pues la lucha de la
cultura griega fue entre la unidad y la pluralidad. // En la vida, la tragedia es el
estado inicial, porque no somos uno, nadie alcanza la unidad hasta que ha muerto,
y la vida no es sino la marcha hacia esa unidad.

3.5.c) La tercera referencia recuerda cómo el filósofo no transmite


su propia tragedia porque no sigue el curso de la existencia, sino que
la abandona y se abstrae de ella; y son pocos los hombres que sí la han
transmitido, entre los que cabría mencionar a San Agustín –dice
Zambrano–. La necesidad de contemplar la vida en su conjunto obliga
a abandonar los detalles de la existencia, en definitiva, el tiempo; esa
conjunción implica totalidad, absoluto y unidad que se opone a la
multiplicidad que ofrece la experiencia cotidiana. De ahí que Zambrano
recurra una vez más a Parménides para señalar que desde la Unidad
que el filósofo griego propusiera, el enfrentarse a la multiplicidad de
la realidad es algo sobrevenido, pues lo primero fue la Unidad, cuya
Idea se impuso y de la que se hizo depender toda la variedad que el
hombre puede encontrar. Dice así Zambrano (pp. 101-102):

Pues la abstracción del tiempo que se verifica en la tragedia griega en su comienzo


y que tenía que conducir a la vida contemplativa como término de la existencia, su
cumplimiento, era una necesidad de la vida que sólo dejando al tiempo de lado
podía salvarse. ¿Cómo salir de la tragedia griega, de los demonios, sino
sustrayéndose a ellos, negándolos de raíz? Aunque luego volviese a aparecer, como
en Plotino y aun en los mismos estoicos, pero ya son mediadores, emisarios de la
unidad descubierta. La multiplicidad podía aceptarse porque la unidad estaba
establecida, después de la intuición, el noeîn de Parménides. Para encontrar esta
unidad, forzosamente tenía que ser menester una gran violencia. Después ángeles y
demonios ya no serían trágicos, porque serían nada más que emisarios de la unidad.
El filósofo, según esto, no tenía que tener biografía, es decir, historia, pues que el
primer paso era una conversión, es decir, una vuelta de que habla Platón en su Mito
de la Caverna, cuando el alma abandona las figuras para, obedeciendo a una
violencia, volver la espalda a todo aquello que le era familiar. Y esto se suponía que
era instantáneo. Y en todo caso, la novela del filósofo, su historia estaría en esta
filosofía, en los diálogos de Platón, en las distintas actitudes que frente a Sócrates
son señaladas, es decir, frente a la verdad única, frente a la unidad misma,
enfrentándose a la vida.

3.6) Los intelectuales en el drama de España y escritos de la guerra civil.


Madrid 1998; Trotta. Edición de Jesús Moreno Sanz.

Portada de la primera edición del libro


En dos artículos publicados por María Zambrano en la revista
“Los intelectuales en el drama de
España y escritos de la guerra civil” de
mensual Hora de España, en los números de septiembre y diciembre de
María Zambrano, Ed. Trotta, 1998. 1938, recuerda Zambrano a Parménides.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 103

3.6.a) En el primero «La reforma del entendimiento», se ocupa


Zambrano de la reflexión que el hombre hace en los momentos
críticos de la historia para tomar conciencia de los efectos que implica
la acción intelectual: desconfianza de la razón, porque no siempre ha
logrado descifrar la realidad, y fe en ella, porque en momentos
anteriores este único medio le ha permitido entender dicha realidad.
Dos métodos se han seguido en esos momentos críticos: uno, propio
del idealismo moderno, trata de analizar el entendimiento con
independencia del objeto al que se aplica; otro, en el que se mezcla lo
racional e irracional, se inserta en las ideas del ser y del no-ser. Como
se comprenderá, esta reflexión conduce a los orígenes de la filsosofía
y del lógos, en la Grecia arcaica. Zambrano hace una síntesis de la
historia de esta cuestión desde sus orígenes helénicos hasta llegar a
Kant, Locke, Hume, Spinoza, Leibniz y Hegel. Zambrano añadirá una
crítica al pensamiento hegeliano diferenciándolo del originario
pensamiento parmenídeo cuando dice (p. 136):

Pero la fe en la razón subsiste plenamente y esta misma crítica o examen kantiano


de la razón permite después el imperialismo racionalista de Hegel. En él se cierra el
círculo de la metafísica de la razón y del ser que hemos visto abrirse en Grecia con
Parménides. Razón y ser se identifican totalmente en el pensamiento hegeliano, de
tal manera que lo irracional queda plenamente absorbido por lo racional. // Mas
interviene en la Filosofía de Hegel un elemento que había quedado eliminado de la
metafísica de Parménides: el tiempo. La filosofía de Hegel incluye esencialmente
una Filosofía de la Historia, porque la razón se realiza en la realidad histórica, que
se da en el tiempo. // Y así hemos llegado a que solamente en virtud de la misma
evolución del pensamiento filosófico actualmente sería tema, y tema central de la
Filosofía, la meditación sobre la esencia misma de la historia, es decir, que la
realidad que hoy tendría ante sí un pensador sería una realidad histórica, humana
y temporal. Esa realidad que por ser esencialmente cambiante, puro fluir, habría
sido eliminada, desde los tiempos en que el pensamiento de Heráclito fue vencido
por el de Parménides, del centro mismo del pensar filosófico [...]

Zambrano llega a destacar cómo es el mismo Leibniz, con quien el


racionalismo alcanza su máximo cumplimiento, el que desconfía de la
razón al afirmar, por un lado, que ésta es sólo una «breve zona de
claridad entre dos estratos insondables de irracionalidad»; por otro,
que es una situación trágica comprobar que la afirmación de Spinoza
acerca de la identidad [orden y conexión] de las ideas y [orden y
conexión] de la realidad, se podría dar más entre la razón humana y el
mundo natural que entre esa misma razón humana y el propio ser
humano, el cual aparece así ininteligible. La razón tiene que asumir
una conciencia de relatividad, desde que el carácter absoluto de esa
104 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

razón y del ser han entrado en crisis; la razón humana tiene que
asimilar el movimiento, el tiempo, y adquirir una estructura dinámica
y no estática, acercando el entendimiento a la vida. Por tanto, hay que
encontrar una vía que abandone el absolutismo idealista procedente
de Parménides y se aproxime al pensamiento «armónico de contrarios»,
es decir, de distintos, de Heráclito.

3.6.b) El segundo pasaje aparece en el ensayo «La guerra, de Antonio


Machado», (publicado en Hora de España, revista mensual, III.12, 1938,
pp. 164-170), en el que Zambrano reseña este libro que el poeta
sevillano escribiera en prosa y en el que incluía dos poemas atribuidos
a su protagonista Juan de Mairena. Éste va exponiendo su
pensamiento filosófico tan marcadamente poético que representa para
Zambrano el vivo ejemplo de lo que para ella debiera ser la nueva
filosofía: una razón poética. Será ocasión adecuada para recordar que
fue en los orígenes de la filosofía, cuando aún daba sus primeros pasos,
la etapa en la que filosofía y poesía avanzaban unidas, siendo uno de
aquellos ejemplos Parménides (p. 175):

[...] Para Machado, la poesía es cosa de conciencia. Cosa de conciencia, esto es,
de razón, de moral, de ley. // Y si miramos a su propia poesía, sin atender a los
pensamientos que Juan de Mairena o el mismo Machado hombre nos da en La
guerra, vemos que no le es ajeno el pensamiento. No sucede esto en el mundo por
primera vez: que pensamiento y poesía, filosofía y poesía se amen y requieran en
contraposición, y tal vez para algunos, consuelo de aquellas veces en que
Fotografía de Antonio Machado
mutuamente se rechazan y andan en discordia. No es la primera vez, y así acuden a
nuestra memoria las diversas formas de esta unidad. Los primeros pensamientos
filosóficos son a la par poéticos, en poemas se vierten los transparentes
pensamientos de Parménides, de Pitágoras; poetas y filósofos son al mismo tiempo
los descubridores de la razón en Grecia.

3.7) Los sueños y el tiempo. Madrid 1992, 1998r; Siruela.

Libro difícil de entender por su poética prosa, por sus metáforas de


complejos significados, por sus múltiples alusiones a otras literaturas
como la griega y la bíblica, este libro requiere leerlo varias veces, como
sucede con otros varios de Zambrano, porque su contenido es tan
múltiple que sólo con lecturas repetidas podemos ir comprendiendo
los numerosos matices nuevos que no habíamos percibido en las
lecturas previas. Si el sueño es de por sí una materia muy escurridiza
para el conocimiento científico, el tiempo, del que en este libro habla
Zambrano, es un término polisémico que requiere en cada ocasión la
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 105

máxima atención para saber a qué matiz conceptual del tiempo se está
refiriendo la autora con ese término.

3.7.a) Una sola vez aparece Parménides aludido en este libro, en el


último capítulo titulado «La verdad en los sueños». Mientras que las
verdades que percibimos cuando estamos conscientes o despiertos nos
llegan porque las buscamos, las de los sueños nos llegan por sí solas,
aunque las estemos esperando: la muerte, el desenlace de una situación
absurda, una catástrofe, son instantes típicos de la tragedia. Esos
sueños, portadores de verdades que llegan por sorpresa, tienen la
condición de ser atemporales, como las auténticas verdades de la vida.
Por eso esas verdades de la vida que se revelan en sueños tienen algo
de absoluto, porque ni las buscamos ni nos encontramos en ella, ni
ella en nosotros, ni en la memoria ni en el olvido. Por tanto, para
Zambrano, alguna relación han de tener los sueños y el tiempo
atemporal con el absoluto de Parménides, que ella explica en las
siguientes palabras (p. 161):

Y al ser así es la absoluta objetividad, ésa que en la vigilia [despiertos y conscientes]


busca el pensamiento y que sólo ha encontrado en algunos instantes de intuición
intelectual pura, como en el Uno de Parménides. // La verdad que llega en sueños
participa pues del Uno de Parménides y de la verdad de la tragedia. Es pues el
instante trágico y objetivo. La muerte. La verdad en sueños es como la muerte,
intangible, inabordable, insoluble.

3.8) Pensamiento y poesía en la vida española. (Méjico 1939; 2ª, Madrid


1987, Endymion; 1996r). Este libro contiene veinticinco textos que la
propia autora había agrupado en tres capítulos: el racionalismo
europeo, el estoicismo español, y la novela, que formaban parte de dos
líneas de ensayos: el primero sobre la razón, la poesía y la historia; el
segundo, sobre la voluntad o el querer. Las referencias a Parménides
se encuentran en el primer grupo, en el epígrafe que titula «La crisis
del racionalismo europeo», tema sobre el que Zambrano escribiría
varios ensayos posteriormente como hemos tenido ocasión de leer en
las páginas anteriores. Por la fecha en que esos textos fueron escritos,
1938-1939, se comprende el tono pesimista con el que están
redactados: los horrores de la Guerra Civil y el forzado exilio; sólo la
acogida fraternal en tierras hispanoamericanas daban un ligero alivio
a aquellos trágicos momentos, hasta el punto de que, lejos de España,
se atrevía a decir que «eso que se llama patria y que antes los españoles,
al menos, no nos atrevíamos a nombrar, ha cobrado en su agonía todo
106 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

su terrible, tiránico poder», como dice en su «Propósito» prologal.

3.8.a) El primer pasaje explica cómo el pensamiento filosófico


tradicional separó poesía e historia y las anuló, reservándose para sí la
realidad íntegra, para sustituirla enseguida por otra realidad segura,
ideal, estable, a la medida del intelecto humano. En el texto resuena
también el pensamiento de Heráclito cuando habla de la medida, en
el sentido del término métron, no en el ambiguo lógos. El proceso
seguido hasta nuestros días lo describe así Zambrano (pp. 11-12):

Hoy, a cierta distancia ya de la gran tradición filosófica que va desde Parménides


a Hegel, vemos que en su radical idealismo había la fuerza de estabilizar las
perturbadoras apariencias, haciendo de ellas un mundo; mundo por ser
transmutado. Y ese trasmundo ideal, arquitectura del ser que el pensamiento
filosófico descubriera en Grecia con tan enérgica decisión, ha servido para que el
hombre se sintiese habitante de un orbe estable, definido aunque ilimitado. Y le ha
dado durante siglos la medida de la seguridad y la inseguridad, de lo claro y de lo

Lecito de figuras negras (circa 500 a. incógnito, de la verdad y la ilusión, en una proporción tan sabia en su conjunto, que

C.). Atribuido al Pintor de Safo. le permitía sostenerse y al par avanzar, en ese movimiento que ha engendrado toda

Representa al dios Helios ascendiendo la cultura de Occidente. A este equilibrio, a esta medida afortunada, se ha llamado

en su cuadriga (el Sol naciente). . razón, y razonable la vida que más se conformaba a ella. // Hay, pues, un horizonte
amplio que se tiende desde Grecia –la Grecia parmenidiana– a la Europa de Hegel,
bajo el cual todo hombre ha sido racionalista, con un racionalismo fundamental
que podía, inclusive, escindirse en teorías o «ismos» de enunciación opuesta. Mas
esta oposición no alteraba la medida, la proporción de verdad, seguridad y liberación
que había hecho de la confusa realidad virginal, del indefinido, ilimitado ápeiron,
de las oscuras y terribles pasiones, un mundo habitable; un orbe donde el hombre,
instalado ya casi naturalmente, se sentía con potencia para edificar y con humildad
para contemplar lo edificado, con violencia para desprenderse de mucho
y con amor para adherirse profundamente a algo.

3.8.b) Más adelante Zambrano se pregunta


qué es lo que queda de estos veinticuatro siglos
transcurridos desde que el lógos se implantase
en el pensamiento del hombre de la mano de
Parménides. Decir toda esas cosas equivaldría
a hablar de toda la cultura actual, lo cual sería
excesivo; sea suficiente referirse al horizonte
que la hizo posible. Ese horizonte es el
racionalismo, como suelo desde donde emerge
el hombre que transforma lo indefinido en ser,
en unidad idéntica a sí misma. Lo explica así
(p. 14-15):
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 107

Tendremos que acudir a sus orígenes de lucha. Pues que si nació con tan poderoso
impulso, algo, sin duda, tendría frente a sí. Toda filosofía es polémica; lo que triunfó
con Parménides triunfó frente a algo. Triunfó conquistándose la realidad indefinida
definiéndola como «ser»; ser que es unidad, identidad, inmutabilidad residente más
allá de las apariencias contradictorias del mundo sensible del movimiento: ser
captable únicamente por una mirada intelectual llamada noeîn y que es «idea». Ser
ideal, verdadero, en contraposición a la fluyente, movediza, confusa y dispersa
heterogeneidad que es el encuentro primero de toda vida. Frente a Parménides,
estaba Heráclito, cuyos aforismos misteriosos, de una doble profundidad filosófica
y poética, quedaron allí casi al margen durante siglos. Pero también estaba algo que
no era filosofía y que creció paralelamente a ella: la poesía y la tragedia. Tampoco
otro saber más cercano a la ciencia, pero desconectado de ella: la historia. No es
tema de este momento entrar en las relaciones delicadas entre ellas. Bástenos señalar
una cosa: que el pensamiento de Parménides alcanzó el poder en su sometimiento
de la realidad al ser, mejor dicho, de lo que simplemente encontramos, al ser ideal
captado en la idea y cuyo rasgo fundamental es la identidad de la que se deriva la
permanencia, la inmutabilidad. Lo demás, el movimiento, el cambio, los colores, la
luz, las pasiones que desgarran el corazón del hombre, son «lo otro», lo que ha
quedado fuera del ser. Y bien pronto va a surgir con Sócrates y Platón una moral
correspondiente a este género de pensamiento: la moral ascética que condena a la
vida para salvar la unidad del ser transferida al hombre; la moral que va a
transformar las dispersas horas de cada vida humana en una eternidad, unidad más
allá del tiempo sensible.

3.8.c) Por último, Zambrano matizará que aquella primera filosofía


griega no se caracterizó por la soberbia que luego sí marcaría el
pensamiento de Occidente y apunta el gravísimo error de la filosofía
de Hegel. Lo explica así (pp. 19-20):
Los breves pasos en que hemos acompañado a la razón en su caminar por nuestro
angosto mundo de Occidente parecen suficientes para poder advertir que la razón
se ensorbebeció. No me atrevo a decir que en su raíz: creo, por el contrario, que en
sus luminosos y arriesgados comienzos con Parménides y Platón, la razón pudo
pecar de otras cosas, mas no de soberbia. La soberbia llegó con el racionalismo
europeo en su forma idealista y muy especialmente con Hegel. Soberbia de la razón
es soberbia de la filosofía, del hombre que parte en busca del conocimiento y que
se cree tenerlo, porque la filosofía busca el todo y el idealista hegeliano cree que lo
tiene ya desde el comienzo. No cree estar en un todo, sino poseerlo totalitariamente.
La vida se rebela y se revela por diversos caminos.

3.9) Islas. Madrid 2007; Verbum. Edición de Jorge Luis Arcos.

Este libro reúne un grupo de escritos que María Zambrano publicó


en varias revistas durante su estancia en Cuba y Puerto Rico y en sus
primeros años de Roma; abarcan los años 1940 a 1956 además de
algunos otros posteriores que fueron dedicados a personas a las que
conoció en aquellas islas. Son seis las referencias a Parménides en este
libro que vienen a incidir en su filosofía acerca de la Razón poética, de
108 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

la revelación del mundo de lo sagrado y de la insularidad, tres ejes sobre


los que giraba su pensamiento en aquellos años de exilio.

3.9.a) «Las dos metáforas del conocimiento» (La Verónica, La Habana,


I,1. 1942, pp. 11-14). El primer pasaje aborda la cuestión del
conocimiento y su expresión metafórica. Dos metáforas han permitido
al hombre llegar a expresar su conocimiento: el ver con los ojos y el ver
con el corazón. En nuestro estudio interesa la primera y tiene el interés
de que Zambrano comenta el pensamiento de Parménides
introduciéndose, como si de un filólogo griego se tratara, en la
etimología del término que solemos traducir por «saber» o «conocer»,
y que en griego es oida (oi)=da), relacionado con el latín video, de la raíz
indoeuropea *weid- / *woid- / *wid-, «ver», en el tema de perfecto
«haber visto», puesto que de una acción perfecta, acabada, se trata. Por
haber visto algo completamente, ese algo es sabido o conocido. Por
haberlo visto, por saberlo, uno tiene ya una «idea» de lo visto. También
la palabra «idea» deriva de esa raíz indoeuropea. [Recuérdese que
«identidad» tiene otra etimología: idem]. Dice así Zambrano al
comenzar este ensayo (p. 44):

No es extraño que cuando se quiere desdeñar un pensamiento se diga de él que


es una simple metáfora. Y sin embargo, el conocimiento en su forma más seria y
trascendente, en su forma filosófica, se ha definido y como amparado en una
metáfora. Es la metáfora de la luz y de la visión; la metáfora de la luz intangible que
preside y, diríamos, inspira a toda la Filosofía griega. En el poema del viejo
Parménides, al hablar de la identidad del ser y del pensar, este pensar que será por
veinte y cuatro siglos «el pensar», se dirá ver y su contenido «idea», lo visto en la
visión. El poema venerable [de Parménides] no tenía ciertamente una intención
metafórica, al hablar así, y es lo más grave; entre todos los términos eligió para
designar al pensamiento los que significan visión, y definían por lo tanto, el
pensamiento como una especie, la más alta y perfecta, de visión.

3.9.b) Un extenso ensayo, publicado en La Torre, revista universitaria


de Puerto Rico, en 1955, bajo el título «Sobre el problema del hombre»,
significa un repaso de la historia del pensamiento desde Tales de Mileto
hasta Heidegger. Una triple mención mereció el filósofo de Elea en
esta resumida historia, siendo la primera aquélla en la que sucede la
«revelación griega de lo humano». A la pregunta de Tales sobre lo que
las cosas eran, se respondía, entre otras propuestas con las de que eran
«agua», fuego, aire o tierra. Es decir, se reducían a ser originariamente
una sola cosa. Y esa respuesta única será el punto de partida de la
investigación posterior. Zambrano lo explicará así (pp. 192-194):
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 109

Tal unidad es el presupuesto de toda indagación posterior, de toda actividad del


pensamiento. Sólo desde el supuesto de la unidad el pensamiento podía ejercitarse
en descubrir, en encontrar el ser. Afirmar la unidad es afirmar ya el ser. Más tarde,
con Parménides, vendrá la explicitación del Ser, su identidad con la unidad, consigo
mismo. [...] el Ser de Parménides, al ser un «lleno» que todo lo ocupa, significa una
suerte de retroceso a una situación donde el pensamiento, a fuerza de afirmarse
absolutamente, se hace imposible. Pues no existe el espacio en forma alguna, ni
como lugar de las ideas –al modo platónico, muchas y diversas; como intersticio
entre los átomos, según Demócrito– ni tampoco como juego de los contrarios, según
Heráclito. La existencia del pensamiento estaba y estará siempre ligada a la unidad
y a la diversidad, a la identidad y a la multiplicidad. Y solamente en su afirmación
coetánea podrá existir, solamente si lo uno existe y lo múltiple existe, si el ser existe y
el no ser también, será posible el pensamiento. La acción peculiar del hombre. //
El momento de Parménides es una suerte de momento religioso del pensamiento;
es absoluto en su manifestación del ser y de la unidad. Mas, dejados así, el
pensamiento habría de detenerse en su intuición originaria y única. El hombre no
podría «ex-sistir», moverse en su espacio propio.

3.9.c) En el mismo ensayo abordará el otro problema que plantea


lo humano: el tiempo. Parménides había arrastrado al pensamiento, al
Ser y a la Unidad a una concepción en la que el tiempo no cabía; el
Ser, el Pensamiento y lo Uno carecían de pasado, presente y futuro; el
Ser, el Pensamiento y lo Uno no mutaban y por consiguiente el tiempo
carecía de sentido. Sin embargo, esa concepción condujo a las aporías
de Zenón y a las resoluciones de Aristóteles: el Ser se caracterizará por
su inmutabilidad y ello ha seguido planteando una grave dificultad.
Zambrano lo explica así (pp. 193-194):

El tiempo es la mayor limitación que el hombre ha sentido, la máxima resistencia.


La filosofía griega no se hizo cuestión de él sino hasta la física de Aristóteles, cuestión
en el sentido de «problema». Fue la máxima resistencia al pensamiento –no olvidemos
que el pensamiento era la acción propia humana, la que ningún Dios le podía
enajenar, su «propiedad». Y el tiempo fue simplemente eliminado en Parménides,
sentido en Heráclito, pues que nada es ya, sino que todo pasa. En las «aporías» de
Zenón se trata la dificultad del tiempo, diríamos en forma supuesta. Pues si la flecha
no puede llegar jamás a su blanco y si Aquiles no puede alcanzar a la tortuga, es
porque el tiempo y el espacio no existen; el tiempo y el espacio propios del hombre.
// El que el tiempo constituyera en el pensamiento griego la máxima dificultad,
vigente hasta nuestros días, indica lo que el pensamiento actual está concorde de
manifestar: que el tiempo es lo que envuelve y condiciona al «ser» del hombre.
Abordar la cuestión del tiempo es entrar en lo más hondo del conflicto humano,
entrar en la zona más íntima de la intimidad. Mas, aunque tal requisito no se
cumpliera del todo, en Grecia quedaba ya liberado el espacio propio del hombre,
aquel que no tendría que mendigar a los Dioses ni hacer aparecer por medio de
ningún sacrificio. El espacio permanente que siempre está ahí y que no se revela
instantáneamente en el éxtasis religioso o poético, en los momentos extraordinarios
y privilegiados de una vida. // Los Dioses paganos son dioses del instante: aparecen
y reaparecen. Al aparecer, su presencia abre un espacio instantáneo, cualitativo. Mas
110 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

el espacio del pensamiento está siempre ahí, no es el del instante, sino el del siempre.
Ser, tanto en Parménides como en Aristóteles, es ser siempre. Sólo a la naturaleza
le conviene este «siempre» en Aristóteles, sólo ella es siempre en su movimiento
incesante y ordenado.

3.10) Claros del bosque. Barcelona 1977; Seix Barral; 1993r.

Una referencia a Parménides incluye Zambrano en el capítulo «El


abismarse de la belleza» del poético libro Claros del bosque. Habla la
autora de que la belleza tiende a la esfericidad y porque es una, es
manifestación sensible de la unidad. Pero matizará Zambrano que esta
unidad de la belleza, de algo bello y de la relación que se establece con
la inteligencia de quien la contempla no es igual que la unidad del ser
de Parménides. Quien contempla esa clase de unidad, corre el riesgo
de Coré, de aquella mítica Perséfone, hija de Deméter, raptada por
“El rapto de Proserpina” (Perséfone Hades, rapto que provocaría la retirada de la diosa que hacía germinar
en la mitología griega) del escultor las tierras y que alimentaba a los animales y al hombre; creencia
Gian Lorenzo Bernini (1621-1622),
Galería Borghese.
religiosa que tenía su culto en los llamados misterios de Eleusis. Lo
explica en las siguientes líneas (p. 55):

Porque la belleza al par que manifiesta la unidad, la unidad que no puede proceder
más que del uno, se abre. No se abre al modo del ser de Parménides, o de lo que se
cree que es ese ser. Se abre como una flor que deja ver su cáliz, su centro iluminado
que luego resulta ser el centro que comunica con el abismo. El abismo que se abre
en la flor, en esa sola flor que se alza en el prado, que se alza apenas abierta
enteramente. Apenas, como distancia que invita a ser mirada, a asomarse a ese su
cáliz violáceo, blanco a veces. Y quien se asoma al cáliz de esta flor una, la sola flor,
arriesga ser raptado. Riesgo que se cumple en la Coré de los sacros misterios. La
muchacha, la inocente que mira en el cáliz de la flor que se alza apenas, al par del
abismo y que es su reclamo, su apertura. Y no sería necesario –diciéndolo con perdón
del sacro mito eleusino– que apareciera el carro del dios de los ínferos. El solo abismo
que en el centro de la belleza, unidad que procede del uno, se abre, bastaría para
abismarse. Y así la esperanza dice: hasta que el abismo del uno se alce todo; hasta
que Deméter Alma no vuelva a tener que ponerse de luto.

3.11) Los bienaventurados. Madrid 1990; Siruela; 2004r.

3.11.a) En un uso singular del término «bienaventurado» Zambrano


incluye al exiliado, al filósofo y al místico. El capítulo titulado «El
filósofo», dedicado a su padre, don Blas, está constituido por una serie
de reflexiones acerca de los distintos modos de pensar y de actuar del
hombre. Repasa Zambrano algunas características del hombre
religioso, del poeta y del místico. Frente a la experiencia poética, que
está constituida por un lleno y a la vez un vacío de insuficiencia, la
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 111

filosofía es ansiosa e inquieta, insatisfecha. Del filósofo dirá que su


experiencia es la de la inmovilidad, desde la cual se mira lo móvil. La
identidad de Parménides y los conceptos de lo Uno y de la Unidad
conforman parte de esta reflexión que se mueve entre lo absoluto y lo
relativo. Dice Zambrano (p. 46-55):

La respuesta adecuada al vacío es siempre un punto: la identidad de Parménides,


el a priori kantiano igualmente y hasta la cartesiana evidencia. Platón y Plotino
ofrecen experiencia religiosa y filosófica al par: un imposible real. (Mas sólo el amor
rompe el ser: el del ser mismo y el del propio hombre). Todo modo de ser hombre
responde a la promesa original de la impar criatura. No podría darse y caso de
haberse dado no podría haberse mantenido de no contener una promesa. «Todo es
relativo» se ha repetido infatigablemente hasta perderse de vista que lo relativo
siempre lo es respecto a un absoluto, a un eje inmóvil, ya que tratándose de lo
humano no podría ser un mero punto. Únicamente las series relativas pueden seguir
metro y ritmo y aparecer dentro de una órbita, aun creándola ellas mismas, elevando
así lo relativo a la continuidad sin confusión, a una continuidad que no borra sus
diferencias, esas diferencias propias de lo relativo y que si las pierde cae de seguido
en la masa indiferenciada que fue llamada ápeiron en el inicio del pensar filosófico.
[...] Y aun lo relativo [...] alude más [...] a la unidad derivada del uno o de lo uno.
[...] Y así la unidad que abraza todo puede designar también, según las lenguas, la
unidad que sirve para medir, revelando así el sentido práctico de la sacra y originaria
noción de lo uno, su cotidiana aplicación. Mientras que el Uno alude a alguien,
personifica, por muy abstracta que sea su aparición, por muy alta que se la sitúe. Y
no es por azar que el Uno aparezca como lo absoluto que sostiene la multiplicidad
de las Ideas y aun la Idea ella misma como tal. Ya que las ideas tienden, en esa especie
de espacio celeste desplegado por Platón en el Parménides, a ser seres, casi sustancias,
hasta sugerir una cierta corporeidad. [... p. 50] El pensamiento filosófico puede
restituir la comunión entre los hombres si subsiste la inocencia de la mirada hacia
lo Uno, lo uno y la unidad, su derivada que se reparte según número y medida.

3.11.b) En el epígrafe titulado «La revelación del ser» afirma


Zambrano que la experiencia filosófica de Parménides fue una
verdadera revelación, pero aceptarla tal cual, equivaldría a que el
hombre renunciase a su propio ser, pues ese ser único habría de ser
idéntico a sí mismo y, en consecuencia, las ideas de Ser y de Pensar
coincidirían. Las repercusiones de la filosofía de Parménides
conducían a un nuevo callejón sin salida para el pensamiento
humano, puesto que la renuncia al ser de cada una de las cosas
implicaba un absoluto único, sólo habría el Ser Único. Su crítica a la
filosofía parmenidiana será tajante en esta ocasión, al margen de la
ausencia fundamental del tiempo y del movimiento, por lo que habría
que esperar a que Platón y Aristóteles rectificaran ese pensamiento con
la pluralidad de ideas y la diversidad de formas de ser (pp. 54-55):
112 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

La revelación del ser a solas, del ser sin sujeto, le fue dada a Parménides. Una
plenitud que ningún sabio había obtenido. Y por ser plenitud no permitía
movimiento alguno, ni de la vida ni del ser de quienes la recibieran. Sólo el
desasimiento del propio ser, de esa exigencia de ser del hombre, podía hacer posible
la presencia del Ser uno y único, sin poros, sin vacíos. Una respuesta dada por sí
misma sin pregunta que la precediera; como toda revelación, un exceso y, más que
ninguna otra, un absoluto, el absoluto mismo. La revelación del Dios que es, de la
infinitud, la apertura del tiempo al par que su anulación y con ella la de un espacio
cualitativo, la de un lugar, un más allá. La zarza que sin consumirse es imagen de
vida inextinguible, de eternidad viviente. El ser revelado a Parménides, pura
identidad, ofrece y exige del hombre la identidad del pensar con el ser. Se trataría
de una identificación total dada tan sólo a la mente.

Y la vida quedaba anulada sin que ni tan siquiera le fuese dada al hombre esta
enunciación. El ser será entonces el equivalente de la renuncia a ser del hombre, la
respuesta total a la anulación de este pretender ser dado, recibido. Recibida la
pretensión de ser, recibida la revelación del ser Uno como respuesta a este no-ser
que distingue al filósofo primero del resto de los hombres y que le convierte en
testigo único y en asistente a ese ser a través de un punto, un solo punto que es la
identidad del ser con el pensar. Y este pensar es lo único que no se le quita. Mas [es]
el pensar sin discurrir, sin movimiento de la mente, la mente humana entonces
asimilada al ser uno, convertida ella misma en ser. // Y así el filósofo venía a ser un
absoluto; por su renuncia había obtenido la revelación de lo absoluto. Y no podía
hacer más que cantar. Poema, canto, himno sacro que en un punto había tocado a
lo divino. Había dejado de ser sujeto el filósofo y aun por las respuestas habidas
hasta entonces, había escindido el sujeto del objeto, lo había creado por la pregunta
o por el definir del ser de las cosas, simplemente por haber enunciado que las
hubiera. Él era distinto de las cosas, de cada una y aun de todas juntas. Y ahora las
cosas y por tanto su distinción desaparecían en el ser, desaparecían los huecos entre
una y otras por Unas que fuesen todas –agua, aire, fuego y ápeiron–. Sólo el Ser es.

Volverá a hablar Zambrano de Parménides en este libro, esta vez


con ocasión de comentar el diálogo platónico que lleva su nombre (p.
80); inspirado el diálogo en la filosofía del eleata, llama la atención el
avance y el retroceso sucesivo que este diálogo representa, pues
realmente el diálogo avanza y retrocede alrededor de la unidad, de lo
Uno y del Uno, de la multiplicidad de lo Uno y del Uno, de la
multiplicidad en la mente humana, como dando vueltas alrededor de
un mismo lugar; en realidad es un movimiento giratorio, circular,
sagrado que Platón realiza tal vez intencionadamente incluso en el
número de giros.

3.12.) Hacia un saber sobre el alma. (Madrid 1987, 2000r; Alianza).

Portada de la edición del libro “Hacia


Hemos aludido antes a la «vertiginosa velocidad» con la que la
un saber sobre el alma” de María
Zambrano, Ed. Alianza, 1987. Filosofía se separó de la Poesía en el epígrafe 3.4.a), idea que reaparece,
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 113

con otra redacción, en el ensayo «Poema y sistema», recogido en el libro


Hacia un saber sobre el alma (pp. 51-57).

3.12.a) En los fragmentos que constituyen «La metáfora del corazón»


se incluye una nueva referencia a Parménides para resaltar que en su
propuesta filosófica no cabía el tiempo, dado el carácter absoluto que
define el Ser. Parece, pues, incidir en el comentario del epígrafe anterior
cuando, por la ausencia de tiempo, Zambrano criticaba la validez de la
propuesta de Parménides. Frente al ámbito del pensamiento, en el
ámbito de las entrañas, del mundo interior del hombe, ofrece otro
carácter más relativo, por el hecho de que se encuentran sumergidas
en el tiempo. Leamos unas líneas de Zambrano (p. 69):

Por ser el trabajo incesante condición de vida, no pueden las entrañas llegar a la
palabra; porque toda palabra es un corte y delimitación en la realidad y solamente
quien puede apartarse de la vida por su condición independiente e impasible puede
alcanzarla. Toda palabra suspende el tiempo e introduce en su incesante
continuidad, discontinuidad. Por eso libra del tiempo. Nada de extraño puede tener
el que la Filosofía que descubrió el pensamiento, llegara a verlo fuera del tiempo.
En realidad no llegó, sino que comenzó, al descubrir el pensamiento –«noeîn
parmeni[di]ano»– en una abstracción del tiempo. Es la condición del pensamiento
mismo que en su forma genérica, la simple palabra, ejecuta una discontinuidad
donde parecía no poder haberla. Hace saltar la ley del tiempo que marcha igual a sí
mismo.

3.12.b) En otro pasaje correspondiente a «La “Guía”, forma del


pensamiento», incluye un epígrafe en el que define la «guía» como una
forma de saber entre el tratado filosófico y la confesión. La guía vendría
a ser una especie de introducción para otra forma de saber que es el de
la filosofía, aunque ésta también pretendió en algún momento ser guía
de la vida humana. Parménides, al igual que otros filósofos griegos,
aparece como representante de quienes con la «mirada», con la mirada
intelectual, querían saber. Zambrano lo explica así (p. 79-80):

La Filosofía ha pretendido en algún tiempo ser camino de vida, conducir la vida


humana. Pitágoras, como se sabe, es el primero que tiene esta pretensión jamás
desaparecida de la Filosofía griega. De haber escrito una Guía habría sido para
conducir a la Filosofía. Pero sucede que la Filosofía irrumpe de pronto. Tal es el
sentido del mito platónico de la caverna a que hay que recurrir como lugar donde
aparece transparente al anhelo y la pretensión de la Filosofía griega. Platón resume
el anhelo de Heráclito, que quería despertar a los hombres a la razón, como el de
Parménides, que entiende por filosofar el mirar, el género supremo de mirar. Toda
la Filosofía griega es una mirada, en su forma más alta y mejor. Saber mirar sería ser
filósofo en Grecia, con todo lo que de ahí se deriva. Pues la creencia fundamental
de esta Filosofía escondida hasta Platón, es que aquél que mira ya no muere. El que
114 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

ha sabido mirar, siquiera sea un árbol, ya no muere. Es la lección y la esperanza de


toda vida contemplativa.

3.12.c) En otro ensayo titulado «La vida en crisis», publicado en la


Revista de Indias de Colombia en 1942, Zambrano habla de los objetos,
descubiertos por el hombre al despertar del engaño que producían las
apariencias. Y recorrerá algunos pasos dados por el hombre griego hasta
llegar a este descubrimiento. Dice así (pp. 116-117):
Grecia es también en esto nuestro origen, pues sus pensadores elevaron la
realidad a objeto, más allá de las fantasmagóricas apariencias, en vez de relegarla
definitivamente al reinado de las sombras. La historia de este proceso, tan dramático
y aun conmovedor, por ser uno de los mayores actos de generosidad que el hombre
haya realizado en su historia, es en realidad, la historia de la Filosofía griega desde
Parménides a Plotino.

3.12.d) En otro ensayo titulado «La Escuela de Alejandría»


Zambrano habla de Plotino y de su sentimiento de vergüenza del lugar
donde había nacido, de sus padres y de su cuerpo. Añade que ese
sentimiento por haber nacido es habitual en muchas teorías filosóficas
griegas, entre las que destaca la del «amor platónico». Se busca un lugar
puro, espiritual, que no se manche como los lugares del nacimiento y
de la muerte. Pero ese lugar puro había sido descubierto ya en Grecia
hacía varios siglos. Zambrano lo explica así (pp. 177-178; la edición
presenta una transcripción errónea de la expresión griega):

Este lugar es algo limpio de todos los horrores de la fecundidad. No cambia; no


se escinde, ni tiene contrarios, no crece, ni produce nada inesperado, es idéntico a
sí mismo. Y es el lugar donde hay que arribar para no tener que morir. Había sido
descubierto hacía ya siete siglos por Parménides, cuando Plotino, en el extremo
mismo del alma griega, se avergüenza de tener un cuerpo y de haber nacido. // Es
el ser, que libra de la vida. Plotino siguiendo su doble tradición pitagórica y
platónica, pone a la cuenta del cuerpo la confusión y oscuridad de la vida. Y repite
a lo largo de sus conversaciones que son las Enéadas que quieren llevar biós asómatos
en tô sómati [bio\j a)sw/matoj e)n t%= sw/mati], «vida incorpórea en el cuerpo». // Y
así manifiesta la esperanza suprema enlazada al horror de dejar de ser hombre, de
hallar la manera de evadirse de la condición humana. Ser es identidad y lo idéntico
es invulnerable a la vida y a la muerte, «está sustraído al movimiento». El ser de
Parménides ofrecía el lugar de salvación, el ser idéntico a sí mismo e idéntico al
pensamiento. Por el noeîn, mirada intelectual, llegamos a él. Por la mirada, por la
visión intelectual encontramos el ser y nos encontramos siendo. Plotino en su
repugnancia y en su anhelo, pone al descubierto las entrañas de la Filosofía, de la
tradición de la Filosofía griega que comienza en Parménides y que a través de
Sócrates asciende a su plenitud intelectual en Platón y a su máxima precisión en
Aristóteles.
Busto de Plotino, Museo Ostia
Antica de Roma.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 115

3.13) Delirio y destino. Los veinte años de una española. Madrid 1998;
editorial R. Areces; edición de Jesús Moreno Sanz y Rogelio Blanco
Martínez.

3.13.a) En este casi autobiográfico libro tuvo también cabida la


referencia a Parménides. En el segundo capítulo, de título
contradictorio, «Recordando el futuro», María Zambrano reflexiona y
se pregunta por su dedicación profesional, que es más una vocación
que una actividad realizada para la supervivencia. Entre tantas dudas
se plantea también la de su propio ser, y recordará al filósofo de Elea
en los siguientes términos (p. 64):
¿Por qué había estudiado Filosofía que no quería? ¿Llenar qué vacío inicial, o
rápidamente, sufrido en su primera juventud? ¿La Filosofía no había nacido, y no
sólo en su afición, en el mundo a falta de otra cosa? ¿Qué se ha perdido cuando se
busca implacablemente el conocimiento, un conocimiento sin consuelo, que acepta
la negativa del objeto al mismo tiempo que descubre su necesidad, que descubre la
«aporía»? ¿Por qué esa crueldad, esa renuncia al consuelo? El árbol existe, pero no es
posible verlo en sí mismo; renunciemos pues, aún a eso. Digamos tan sólo que se
nos aparece así, «que la idea existe, pero no sabemos dónde ni en qué manera» y, en
último término, quizá tampoco exista, pero hay que seguir pensando en ella.
Descubrió Parménides «que el ser existe», o más bien ¿no descubriría que el ser es,
aunque no exista, o que no es y... entonces vamos a pensarlo? Y vio después que, al
pensarlo, existía.

3.14) «Curso de Filosofía griega», Ultra 55, La Habana, 1941, p.


280.

En los primeros años de su exilio María Zambrano impartió varios


cursos en instituciones públicas y privadas de aquellos lugares en los
que pudo vivir, como La Habana, Puerto Rico, Méjico, etc. Impartía
clases de filosofía y explicaba el pensamiento y obra de algunos
escritores, como los casos que hemos visto anteriormente de Antonio
Machado y de Miguel de Unamuno. Entre los que recordaba con
satisfacción se encontraba el curso de Filosofía Griega, por la
abundante asistencia de público y por la cálida acogida que recibió; en
dichos cursos es notable la influencia de Ortega y de Zubiri. Un
resumen se publicó en la revista cubana Ultra, de la que destacamos
las líneas dedicadas al pensamiento de Parménides que dicen (p. 280):

Y es que en Grecia hay dos cultos opuestos. El de la fecundidad que recibe de las
antiguas religiones orientales y de Creta; y el de la unidad, propio de la filosofía, y
en el cual reside un cierto sabor místico. La filosofía y el misticismo contienden entre
sí en el pensamiento de Heráclito y el de Parménides. Y para salvarse de esta lucha
116 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

inicia la filosofía de Parménides el culto a la unidad [y la identifica] identificándola


con el ser. // El descubrimiento más notable del pensamiento parmenídico es la
identificación que hace del ser y el pensar. Parménides realiza la abstracción de la
idea del tiempo; para él el ser está fuera del tiempo y sustraído a todo movimiento.
La contemplación del ser, la mirada que lo descubre, es la «idea», y la ulterior
evolución de esta mirada es lo que permite al pensamiento de Aristóteles su
concepción de la vida contemplativa, la vida feliz, por la cual el griego se salva del
horror que le produce el movimiento. // Esta identificación del ser y del pensar que
realiza Parménides da origen a todo el idealismo filosófico que alcanza su
culminación en Hegel. // Siempre que se señala las contradicciones entre Heráclito
y Parménides, se olvida que aquél ha subrayado siempre la unidad tanto más que la
condición fugitiva de lo real. Su noción fundamental es la unidad, aunque no la
unidad de la identidad, sino la unidad de la armonía. En Heráclito el pensamiento
tiene algo de fe, de creencia, de revelación; pero no una fe de misterio sino una fe
que se procura esclarecer con el propio pensamiento.

3.15) El sueño creador, en Obras reunidas, Madrid 1971; Aguilar. (1ª


edición, Xalapa, Méjico, 1965; Madrid 1986; Turner. Nueva edición
ampliada en Madrid 1998, Club Internacional del Libro).

3.15.a) Con el mismo interés con el que escribiera Los sueños y el


tiempo, (mencionado en el epígarfe 3.7), y el ensayo «El problema del
tiempo en el hombre», (recogido en el epígrafe 3.9.c), María Zambrano
siguió escribiendo sobre los sueños y su papel en la vida del hombre,
e insistió en la pasividad inicial del hombre hasta que sintió deseos de
Portada de la primera edición del libro
desentrañarse, de manifestarse por sí mismo. En los sueños el tiempo
“El sueño creador” de María
Zambrano, Xalapa, Méjico, 1965. real y cotidiano está suspendido (e)poxh/); lo que se sueña parece suceder
sin que el tiempo transcurra, por eso Zambrano denomina esta ausencia
de tiempo «atemporalidad», término que da título al capítulo de este
libro, en el que aparecerá de nuevo Parménides para hablar del ser, el
cual reúne, a la vez, los caracteres de idea y de materia. Zambrano, sin
aclarar a qué clase de ecuación (?) se refiere cuando habla de tiempo,
libertad, realidad, en sueño o en vigilia, a menos que se quiera hablar
respecto al sueño de la ausencia de tiempo, de libertad y de realidad.
Se expresa así (p. 31):
En la atemporalidad el sujeto no tiene tiempo disponible, tiempo sucesivo al que
está ligada la libertad. Tenemos así una especie de ecuación: tiempo, libertad,
realidad, válida tanto para el sueño como para la vigilia. // Lo que aparece en esta
situación, el contenido del sueño, tiene los caracteres del ser, según Parménides, en
su aspecto fenoménico –fenómeno metafísico–: ausencia de poros, de espacio y de
tiempo y, por tanto, de movimiento, aunque el movimiento sea percibido. Porque
este movimiento es de un extraño género, es paradójicamente la inmovilidad de un
movimiento. Propiamente el ser de un movimiento o el movimiento en estado de
ser. // Y así resulta coherente que en esta situación Aquiles no pueda alcanzar a la
tortuga, ni la flecha llegar a su blanco. La flecha llegará antes de partir o no llegará
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 117

jamás o permanecerá suspendida en el aire, pues que llegar propiamente no puede


a ninguna parte. Se trata, pues, del ser de un estar. // Y el ser de un estar es la
indicación de la exigencia metafísica de que el movimiento se produzca. Por tanto,
la exigencia de la relatividad y de la trascendencia. // El carácter del ser envuelve,
pues, en la atemporalidad, al suceder del contenido en la forma sueño. Ser sustraído
a la realidad es una forma extrema paralela a la pasividad del sujeto. En algunos tipos
de sueños la atemporalidad se abre a un elemento real, suscitado o materializado en
una imagen, naturalmente. // Son los sueños, pues, fantasmas del ser y
materializaciones de un movimiento. No se olvide que el ser de Parménides es ideal
y material unidamente.

3.16) «La Filosofía de Ortega y Gasset», Anthropos, 70/71,


Suplementos n. 2, 1987, pp. 17-22. = Ciclón, La Habana, 1956, vol. 2.1,
pp. 4-9.

Con motivo del fallecimiento de su maestro Ortega en 1955,


Zambrano escribió varios artículos en los que recordaba las enseñanzas
del maestro en distintas facetas de su variado quehacer: filosófico,
literario, profesor, editor, etc. El que ahora nos ocupa analizaba la
evolución de su pensamiento, su «estilo y género», su sistema con tres
períodos y la vida humana como acontecer. Un emotivo y laudable
escrito que dignificaba al maestro y que engrandecía más aún a su
discípula. Volverá a estar presente Parménides, sea por su terror al
movimiento o sea por su abstracción del tiempo. Con brevedad
citamos los dos pasajes en los que Zambrano habla del pensamiento
de Ortega y de cómo se distanciaba de la propuesta absoluta e idealista
del filósofo de Elea. Dicen así (pp. 18 y 21):
Existe, sin duda, un estilo filosófico, mas depende de la clase de Filosofía. Se ha
de tener en cuenta que paralelamente a lo que Aristóteles enuncia del Ser, [el Ser se
dice de muchas maneras] la Filosofía se dice de muchas maneras; que bajo el
nombre de Filosofía coexisten estructuras de saber muy diferentes a lo largo de su
historia. // El diálogo platónico, por ejemplo, no debe su existencia solamente a las
cualidades de poeta dramático que Platón poseía «malgré lui», sino a la esencia de su
especulación en que «el lógos» por primera vez estaba en movimiento. Lo que hubiera
causado terror al viejo Parménides, a quien la inmovilidad de la revelación del Ser
habida en un solo instante –pura intuición, en sí misma atemporal– le impuso la
cerrada unidad poético-filosófica de su sistema. Y de ahí, que la poesía en los
Diálogos platónicos se integrase en modo distinto con el pensamiento –razón en
marcha– que describe una curva en espiral, que por momentos, amenaza cerrarse
sobre sí misma.
[...] La filosofía de Ortega, nacida de la crítica de la abstracción del tiempo
operada por Parménides, exige penetrar de lleno en el tiempo humano, quizá en los
múltiples tiempos en que el hombre ha de moverse. Converge en ello con el
pensamiento de la filosofía actual y de la que se espera. Es el horizonte abierto y al
par exigido por el pensar en esta especie de mayoría de edad a que el hombre
occidental ha llegado. La cuestión en que se juega el ser o no ser.
118 Fundamentos presocráticos en la Filosofía de María Zambrano • Antígona

4. CONCLUSIONES.

4.1) Hemos recorrido un grupo de pasajes escritos por María


Zambrano, en los que habla de Parménides y de sus pensamientos. Su
quehacer filosófico le ha llevado a tener que analizar y comentar el
sentido que tuvo en su momento las ideas expresadas por el filósofo y
poeta de Elea en su célebre poema épico: el Ser en sustitución del
ápeiron de Anaximandro, la abstracción del tiempo que no facilitaba la
constitución del Ser, y la abstracción del espacio físico que debía ser
reducido a simples apariencias dada la inmovilidad e inmutabilidad
que ese Ser exigía; la identificación del Ser y la Unidad, y la
identificación del Ser, el Uno y el Pensamiento; la esfericidad del Ser
y un modo muy helénico de saber, el mirar intelectual o noeîn.
Igualmente, hemos comentado el valor de salvación para el hombre
que el Ser Uno de Parménides representaba, salvación que mejoraría
Platón y perfeccionaría Aristóteles, una salvación que tenía sentido en
el plano del pensamiento, pero que requería una aplicación en el plano
corporal, lo que la filosofía griega no podría resolver.

4.2) Todo lo anterior ha sido expuesto en contraste con los


pensamientos diferentes de sus contemporáneos como Heráclito de
Éfeso y Protágoras el sofista, y de los posteriores filósofos como Platón,
Aristóteles y Plotino; por otro lado, se ha expuesto sus grandes
diferencias con el pitagorismo.

4.3) Pero no es menor la importancia que el pensamiento de


Parménides tiene en la filosofía posterior, especialmente en la filosofía
moderna y contemporánea, en esa línea de pensamiento que es
denominada idealismo, desde Descartes hasta Hegel, pasando por
Locke, Spinoza y Leibniz. Hasta el punto de que es con el pensamiento
de Parménides como Zambrano critica la propuesta de Hegel cuando
incorporó el tiempo, la historia, a su idealismo.

4.4) Y hemos visto también cómo Parménides está presente en la


obra de Zambrano cuando ella ha tenido que explicar otros modos de
pensamiento como pueden ser los literarios de Unamuno, Cervantes,
Machado, etc., y los de los filósofos contemporáneos como Ortega o
Heidegger.
Antígona • Luis Miguel Pino Campos 119

4.5) Han transcurrido veinticinco siglos desde que Parménides


compusiera su filosófico poema en el que diera vida al Ser. Como un
día escribiera Ortega, Parménides encadenó la idea del Ser en el
pensamiento occidental, y el hombre de Occidente ha sido incapaz
hasta la fecha de ofrecer un pensamiento válido que no sea deudor de
dicha idea. Zambrano también nos ha recordado esa frase de su
maestro.

4.6) Así el pensamiento de occidente sigue siendo deudor del pensar


clásico griego; y uno tras otro los filósofos se esfuerzan en la búsqueda
de una nueva forma de interpretar la vida, la realidad, que sea
satisfactoria para todos los hombres. Pero la filosofía sigue hoy, como
lo fue la poesía en la antigüedad, aislada en su solitaria búsqueda;
encerrada en su laboratorio, en su despacho, aspirando a la
proclamación de un «heúreka», eu(/rhka, que nunca llega.

4.7) Por eso Zambrano ha propuesto cambiar el método de


búsqueda, cambiar el método único del lógos, y sustituirlo por otro, el
lógos poietikós, la razón poética, en el que el filósofo aborde también las
cuestiones del corazón, entrañas o alma, método que contemple al
hombre no sólo en su dimensión racional sino igualmente en la
irracional.

4.8) Una propuesta de un método nuevo que no sería


completamente original, pues fue el método que aplicaron los
primeros filósofos griegos, cuando previamente a Platón y a
Aristóteles, previamente a los sofistas y a los cínicos, el hombre filósofo
se podía acercar con su máxima ingenuidad a la verdad y al saber sin
que le recriminaran su conducta: la poesía y la filosofía caminaban
juntas; el pensamiento podía expresarse en verso y alcanzar una verdad
tras una inspiración-revelación (Parménides), o bien, descubrir una
verdad tras un hallazgo poético no necesariamente inspirado o
revelado (Anaximandro). Y podía emitir frases sabias, aunque oscuras,
resultado de una reflexión en la que sin abandonar la unidad como
eje del pensamiento, se trataba de responder a la pregunta de Tales con
mesura, con medida, con razón, con cálculo, con el lógos, procurando
sostener la armonía de tan diversas apariencias como los sentidos del
hombre percibían en el espacio y en el tiempo (Heráclito).
María Zambrano:
la inmensidad del exilio

Armando Savignano El exilio representó para Zambrano no sólo un hecho dramático


que marcará indeleblemente su existencia, sino que también
Profesor de Filosofía Moral en la Universidad de constituirá un verdadero momento crucial desde el preciso momento
Trieste, ha dedicado varios ensayos al hispanismo en que se eleva de suceso histórico a categoría cultural y metafísica.
filosófico. Algunas de sus publicaciones más recientes:
Introduzione a Ortega y Gasset, Laterza, Bari 1996. De la narración autobiográfica surge una destructiva melancolía
Introduzione a Unamuno, Laterza, Bari 2001. María por la tragedia del exilio histórico con el abandono de su patria el 1. M. ZAMBRANO, Delirio y
Zambrano. La ragione poetica, Marietti, Génova-Milán 29 de enero de 1939 unida a la ‘revelación de la condición de destino, 1952, Barcelona, 1989, pág.

2004. Panorama della filosofia spagnola del Novecento, exiliados’, de ser «ya diferentes. Tuvieron esa revelación:no eran 266.
2. M. ZAMBRANO, El pensamiento
Marietti, Génova-MIlán 2005. Don Chisciotte. Illusione iguales a los demás, ya no eran ciudadanos de ningún país,eran
vivo de Séneca, Madrid, 1987, pág.
e realtà. Rubbettino 2006. Il vincolo degli anniversari. exiliados, desterrados, refugiados […]. Vencidos que no han muerto, 40.
1
Saggi di filosofia spagnola contemporanea, Saletta dell’Uva, que no han tenido la discreción de morir, supervivientes». A partir 3. Sobre dicha cuestión, cfr. C.
MORÓN ARROYO, El ‘alma de
Caserta 2009. del exilio Zambrano toma mayor conciencia de la dimensión
España’, Oviedo,2000.
temporal, como «sustancia1 de nuestra vida» 2 y del hombre como 4. Esto ha sido subrayado por M.
un peregrino que ‘vive muriendo’, impulsándola a recuperar la DORANG, Die Eintstehung der razón
poética im Werk von Zambrano,
unidad originaria perdida en una actitud mística que le lleva a situar,
Frankfurt a. M., 1995, pág. 90. La
consiguientemente, en segundo plano los aspectos más mayor parte de los exiliados, aunque
específicamente histórico-político-sociales típicos de la primera desde perspectivas diferentes, en su

etapa. apelación al célebre ensayo de


ORTEGA, Ideas y creencias (1940),
atendían a las mismas
El exilio provocó una reflexión sobre la identidad española 3 a investigaciones,como ha
la que Zambrano de entre los primeros intelectuales exiliados 4 se manifestado J.L. GÓMEZ
MARTÍNEZ, «El exilio en las
acercó desde el lado de la cultura popular aunque quizás estuvo
ciencias históricosociales:hacia una
mucho más motivada por los trágicos acontecimientos de la guerra filosofía de la historia», en La otra
civil a «revisitar la historia de su patria» 5 . La esencia del alma cara del exilio: la diáspora del ’39,
Madrid, 1989, págs. 21-46.
española,que es percibida en una dimensión a-histórica y con la
5. M. ZAMBRANO, «Carta sobre
razón poética, permite a Zambrano de situarse en una análisis de el exilio», 1961, en Cuadernos del
la condición metafísica del ser humano y además de individuar una Congreso por la libertad de la cultura,
n.º 49 (1961), págs. 65-70, en part.
posible contribución a la misma crisis europea en aquel trágico
pág. 69.
tiempo de la segunda guerra mundial.
122 María Zambrano: la inmensidad del exilio • Antígona

Como se desprende del libro, Pensamiento y poesía en la vida española


(1939), el punto de vista de Zambrano es bastante parecido al que
defenderá posteriormente Sánchez Albornoz más que al punto de vista
de Américo Castro 6. Zambrano, que trata de interpretar ‘el enigma’ de
la cultura española retrotrayéndose a lo originario, a lo
primordialmente sedimentado en las épocas anteriores a la
colonización griega y en el período pre-cristiano, sitúa, no mediante
una filosofía de la historia sino a través de la razón poética, la esencia
a-histórica —la intrahistoria de Unamuno— en el pueblo español antes
que en la masa (Ortega). Para este cometido es necesario un ‘nuevo
saber’ fruto de la reconciliación entre filosofía-poesía y, en
6. Cfr. C. SÁNCHEZ ALBORNOZ,
España, un enigma histórico, 1956,
contraposición a la razón histórica orteguiana, una «nueva historia» 7 .
Barcelona,1983. A. CASTRO, El realismo esencialista de Zambrano, pone en la intrahistoria popular
España en su historia, Buenos Aires, española, en sus ‘entrañas’ la verdad enigmática e inconsciente que
1948, nueva edición con el título: La
realidad histórica de España, México
permanece aún en el devenir histórico.«La guerra civil y la consiguiente
D.F., 1954. laceración le devolvió la patria precisamente cuando la había perdido.8
7. M. ZAMBRANO, Pensamiento y Efectivamente el exilio dió lugar a estas reflexiones sobre la esencia
poesía en la vida española, 1939,
ahistórica del espíritu español que, desarrolladas románticamente
Madrid, 1987,pág. 24. Zambrano
parece estar muy cerca de las mediante el método de la razón poética, revelaron a Zambrano una
posiciones de la generación del ’98 España ‘casta’, soñada,idealizada, y en definitiva utópica.
en la investigación del ‘diferencial
español’ basado en una metafísica u
ontología antes que en una En las tres conferencias pronunciadas en Ciudad de México en
aproximación científica, como ha junio de 1939, por otra parte con desigual grado de elaboración —la
señalado J.L.L.ABELLÁN, De la
tercera, prácticamente un borrador, será retomada en las reflexiones
guerra civil al exilio republicano,
Madrid, 1983, pág. 143.
sobre Galdós—, Zambrano vuelve a usar de cualquier modo,hecha la
8. F. GINER DE LOS RÍOS, excepción por su marcado tono politizado y militante, ideas ya
«Recuerdos de M. Zambrano y su manifestadas parcialmente en otros artículos publicados en la revista
destierro en México», en Philosophica
Malacitana, IV (1991), págs. 143-152,
«Hora de España» en 1937-1938. Zambrano afronta el tema de la
en part., pág. 149. esencia de la hispanidad, sedimentada en el inconsciente
9. M. ZAMBRANO, Pensamiento y colectivo,señalando que de la España peregrina saldrá la creación de
poesía en la vida española, cit., pág. 55.
una nueva cultura centrada en el conocimiento poético en
10. No faltan tampoco debates y
discrepancias especialmente en el contraposición al racionalismo europeo 9 , poniéndose en línea de
ámbito filosófico, como indica F. continuidad con el ensayo, Hacia un saber del alma (1934).
GINER DE LOS RÍOS, Recuerdos de
M. Zambrano y su destierro en México,
cit., pág. 149 el cual recensionó este Estas tres conferencias, ‘suscitaron un eco’ y ‘agitaron el ámbito
libro un ‘poco propagandístico’ en el intelectual’ entre los españoles 10 y los jóvenes poetas
Noticiario bibliográfico del Fondo de
iberoamericanos,porque «el poeta ha sido siempre un hombre
Cultura Económica por encargo de D.
Cosío. Vease también la reseña de O.
enamorado, enamorado del mundo, del cosmos; de la naturaleza y de
PAZ en Taller. lo divino en unidad. Y el nuevo saber fecundo sólo lo será si brota de
Antígona • Armando Savignano 123

unas entrañas enamoradas. Y sólo lo será todo lo que el saber tiene


que ser: apaciguamiento y afán, satisfacción, confianza y comunicación
efectiva de una verdad que nos haga de nuevo comunes, participantes;
iguales y hermanos. Sólo así el mundo será de nuevo habitable»11 .El
carácter auroral del pensamiento de Zambrano estriba precisamente
en su capacidad de vaticinar proféticamente una era dominada por un
nuevo saber y cuyo advenimiento se debe a los poetas que hicieron
posible la superación del racionalismo y del vitalismo.«La filosofía ha
dado paso a la revelación de la vida y con ella a la historia: la historia
llama a la poesía. Y así este nuevo saber será poético,filosófico e
histórico. Estará de nuevo sumergido en la vida y quién sabe si
haciéndonos posible liberarnos también de ella. Será un saber
regulador que le dé al hombre conciencia de su pasado cuando nos es
desconocido o semi-desconocido» 12.

11. M. ZAMBRANO, Pensamiento


María Zambrano junto a Alfonso y Emilio Prados en México. Archivo de la Fundación M.Z. y poesía en la vida española, cit., pág.
24.
12. Ibíd., pág. 24. A diferencia de
Zambrano sigue el método que a su entender distingue al
Bundgard, que atribuye carácter
pensamiento español: «nuestro realismo insobornable, piedra de toque ‘pneumático’ a este libro, M.
de toda autenticidad española, no se condensa en ninguna fórmula,no DORANG, E. SUBIRATS, y R DE

es una teoría. Al contrario: lo hemos visto surgir como ‘lo otro’ que la VENTÓS, El laberinto de la hispanidad,
Barcelona, 1987, pág. 97 y sigs.,
llamada teoría, como lo diferente e irreducible al sistema.Intentar destacan especialmente el aspecto
sintetizarlo sería hacerle traición, sería suplantarlo por una yerta histórico.
124 María Zambrano: la inmensidad del exilio • Antígona

máscara; sería traer en vez de la viva sustancia, su hueco molde. No hay


fórmula, no hay sistema que compendie al realismo,nuestro arisco e
indómito realismo, y nos permita traerlo como un cadáver a la sala de
disección del pensamiento: nos hemos de comentar si es que la
fortuna nos ayude, con evocarlo» 13. En la primera conferencia,
Zambrano enuncia algunos postulados sobre el ser humano y sobre el
pensamiento español, apelando a ‘algo inefable’ de las intuiciones
aprehendidas «por revelación graciosa y gratuita; razón poética», de
cuyo carácter cuanto menos problemático es consciente. Además
pretende esbozar un ‘diseño o esquema’ de la vida de España que es
una realidad viva, un organismo con una intimidad (alma) e
individualidad singular, y que para scrutarla requiere la presencia de
las principales categorías de la razón a priori y de su estructura esencial
permanente en el curso de la evolución histórica (a posteriori). «Toda
vida tiene una forma, posee una cierta estructura y es la que
previamente hay que diseñar. Esto equivale a decir que la vida tiene
sus categorías. Y el que las tenga es lo que hace posible la historia»14.
Esta ‘nueva ciencia’, concerniente a la esencia ahistórica española
puede lograrse penetrando en el nivel más profundo a través de la
razón poética; se trata, en primer lugar, de un acercamiento
hermenéutico que, según Zambrano, no habría sido buscado hasta
entonces por los filósofos a lo largo de la historia, y que, por otra parte,
ella tampoco pretende seguir, y, en segundo lugar, se trata también de
las llamadas ciencias humanas. «Para explicarnos los cambios de
España en el conjunto de la historia universal tendremos que haber
visto antes qué es España, qué personaje es éste que entra en el drama
y cuál es su íntima y verdadera constitución»15.
“Los fusilamientos de la Moncloa” de
Francisco Goya (1814), Museo del
Prado, Madrid.

13. M. ZAMBRANO, Pensamiento


y poesía en la vida española, cit., pág.
36.
14. Ibíd., pág. 27.
15. Ibíd., pág. 29.
Antígona • Armando Savignano 125

Para este fin es imprescindible referirse a las reacciones poéticas y


literarias (novelas), a las expresiones artísticas para poder descifrar el
enigma del alma española, simbólicamente representado por el
‘harapiento’ del célebre cuadro de Goya, Fusilamientos de la Moncloa.
«De este personaje puede inferirse que es un ser ahistórico, que
pertenece a la naturaleza siempre virgen, no a la historia poblada de
huellas y rostros. No es así, sino que este hombre representativo como
ningún otro del estilo autóctono del vivir y del morir español, esta
criatura es la base, el elemento permanente que presta a un pueblo su
imperceptible juventud, el ser en toda su arisca independencia. El ser,
la criatura que todo español no pervertido lleva, en sus entrañas, bajo
su ser histórico, bajo sus ideas»16.Aludiendo a las categorías, que
desgraciadamente nunca llega a formular, Zambrano busca lo universal
en las realidades profundas, en efecto «toda historia es historia
universal, y cuando más profundamente desciende al fondo complejo,
oscuro y contradictorio que es la vida de un pueblo, tanto más
resultará universal» 17.
16 Ibíd., pág. 38.
Pensando en una posible solución para la crisis europea Zambrano 17 Ibíd., pág. 32.
se refiere a una ‘objetividad social o viva’ respecto a la objetividad de 18 M. ZAMBRANO, Pensamiento
y poesía en la vida española, cit., pág.
carácter exclusivamente lógico18 y a la posible vía de salvación
25. La contraposición entre estos dos
representada precisamente por España, aunque se le haya reprochado tipos de objetividad había sido ya
el no haber hecho plenamente uso del poder de la razón pura, ni haber desarrollada por M. ZAMBRANO,
El freudismo, testimonio del hombre
construido grandes sistemas filosóficos. «Mas de nuestra pobretería
actual, 1940, en Hacia un saber sobre
saldrá nuestra riqueza»19. España, que pese a haber constituido con el el alma, 1950, Madrid, 1987 , págs.
descubrimiento de América uno de los primeros Estados modernos, 103-124, en el que, no sin graves

aún no ha sacado «provecho de estos hechos ni para su ciencia ni para errores de interpretación,critica a
Freud considerándolo responsable de
su filosofía», ha seguido siendo sin embargo —como expresara A. la destrucción de la paternidad
Ganivet en el Idearium español— ‘virgen’ y ‘casta’ en la conservación de entendida cristianamente, haciendo
sus valores respecto al «poderosísimo racionalismo europeo. Es por consiguiente del hombre
moderno un huérfano llevado a la
conmovedor ver la situación de España, su helada castidad frente a la
derrota en cuanto prisionero de la
audacia del conocimiento europeo en su época de brillo […]. España objetividad lógica. Zambrano
siguió recogida en sí misma, pobretona, al margen de tanta considera que la teoría freudiana
«reduce la vida humana a una pura
magnificencia. […]. Y esto ha sido, sí, ejemplar»20.
inmanencia» (Ibíd., pág. 108),
tachándola, además, de ‘cinismo’ y
En la determinación de la íntima y verdadera constitución de su de ‘astucia’.
19. M. ZAMBRANO, Pensamiento
esencia —los ‘caracteres constitutivos de la nación’, como expresaba
y poesía en la vida española, cit., pág.
Ganivet en la obra anteriormente citada— en España se ha producido 27.
un pensamiento asistemático especialmente en el ámbito de la poesía 20. Ibíd., pág. 53.
126 María Zambrano: la inmensidad del exilio • Antígona

y de la novela que no claudica ante la «violencia, sino únicamente ante


la maravilla», que nos adhiere a las cosas, rientra la violencia desgarra
«los velos con los que aparecen envueltas». «La violencia quiere,
mientras la admiración no quiere nada. A ésta le es ajeno
perfectamente el querer; le es ajeno y hasta enemigo todo lo que no
sea proseguir su inextinguible pasmo estático. Y, sin embargo,la
violencia viene a romperla y rompiéndola en vez de deostruirla hace
nacer algo nuevo, un hijo de ambas: el pensamiento, el incansable
pensamiento filosófico» 21.

En su breve exilio mejicano, contrariamente a cuanto comenta O.


Paz 22 con motivo de la muerte de su amiga, conviene señalar que por
aquella universidad, situada en la provincia de la que provenía el
presidente mejicano Lázaro Cárdenas, que aprobó el proyecto de la
Casa de España, habían pasado ya otros filósofos, como J. Gaos, que
fue Rector de la Universidad madrileña y también tuvo que marchar
21. Ibíd., pág. 54. hacia el exilio23. A finales de 1939, Zambrano abandonó su corto exilio
22. Vease O. PAZ, «Una voz que
mejicano a la vuelta de Cuba; se an hecho muchas conjeturas en torno
venía de lejos», 1990, en Al Paso,
Barcelona,1992, pág. 57, según el cual a los motivos que la llevaron a tomar esta decisión, de las cuales la más
se decidió a enviar a Zambrano a la convincente, a falta todavía de la documentación necesaria para
Universidad de Morelia por su
evaluar este caso, nos parece que es el desvelado por su amigo y
condición de filosofa-mujer y por la
oposición de algunos colegas.
admirador F. Giner de los Ríos, que atribuye a los «sentimientos más
23. Sobre todo esto, vease el profundos»24 de naturaleza poética y mística respecto al programa
importante libro de C.E. LIDA, La filosófico-científico de la Casa de España que precisamente durante los
Casa de España en México, México D.F.,
1988, pág. 134. En particular,
años 1939 y 1940, a instancias de su Presidente A. Reyes, vivía un
Zambrano impartió en Morelia en momento de cambio al convertirse en ‘Colegio de México’.
1939 cursos de Sociología y de
Introducción a la Filosofía; y fue
El aspecto inefable del exilio se trasforma en creación simbólica en
publicado en la edición del
Departamento dentro de su libro la forma literaria, imaginativa y de la memoria, por cuanto que se parte
Filosofía y poesía. de lo real por llegar a la imaginación 25 . La patria como realidad
24. F. GINER DE LOS RÍOS,
histórica da paso al recuerdo de una patria prenatal «Y si la patria del
Recuerdos de M.Zambrano y su destierro
en México, en Philosophica Malacitana, nacimiento nos trae el destino […], la patria prenatal es la poesía
IV (1991), págs. 143-152, en part., pág. viviente, el fundamento poético de la vida, el secreto de nuestro ser
149.
terrenal. Y así sentí a Cuba poéticamente, no como cualidad sino como
25. A. MUÑIZ-HABERMAN, Las
raíces y las ramas, México D.F., 1993,
sustancia misma: Cuba: sustancia poética visible ya. Cuba: mi secreto».26
pág. 68. Cuba se convierte en símbolo y seña de la ‘patria prenatal’ respecto a
26. Vease M. ZAMBRANO, «La la patria histórica, pues representa un espacio de revelación mística, de
Cuba secreta», en María Zambrano en
«Orígenes»,México D.F., 1987, págs.
unión con un secreto inefable debido a su feliz colaboración con el
43-66, en particular la pág. 46. grupo de poetas reunidos en torno a la revista «Orígenes». «La isla de
Antígona • Armando Savignano 127

Cuba es uno de esos lugares. Las islas han proporcionado al alma


humana la imagen de la vida intacta y feliz, como si fuese un regalo del
paraíso donde las dos condenas, del trabajo y el dolor, quedan un
tanto en suspenso, mundo mágico en el que la ‘realidad’ no està
delimitada, y aún el sueño puede igualar a la vigilia. Por ello fueron
cuna de dioses y de mitología. Y patria inextinguible de la
metamorfosis».27

Zambrano distingue entre el ‘exilio interior’, de quienes se quedaron


dentro de la patria, y el ‘exilio exterior’, de los que fueron constreñidos
a salir. Solo estos últimos han accedido a la revelación del ser y viven,
a diferencia de los que se contentaron con una realidad soñada, un
sueño creador y augur de esperanza en un utopía más allá de las
contingencias histórico-políticas. «Mientras prosigue la historia se
sigue soñando. Pero si la historia es algo más que una serie de
catástrofes, hay que aprender a soñar. Y ello es posible por extraño que
parece. Se aprende a soñar aprovechando el vacío que deja la
consumación de la tragedia, la soledad y aún el abandono en que
queda el despojado por ella. Ese vacío, ese desierto en que se queda
aquel a quien se le dejó sin nada —incluso sin la muerte—al que se le
dejó solo con la vida; sin realidad, pero con horizonte y tiempo, al
contrario que en los sueños»28.

A partir de 1945 poco a poco el exilio pasa de constituir un hecho


histórico y un acontecimiento cultural29a ser una categoría metafísica
y mística, ‘pneumática’ (Cerezo Galán), por cuanto que esta última será
el presupuesto de la primera. El exilio es, para ‘los beatos’ que han
sufrido las vicisitudes del tiempo discontinuo humano,un privilegio,
ya que abre un espacio para la revelación del ser. Zambrano, que
distingue entre una historia verdadera y una historia falsa de la que son 27. Ibíd., pág. 61.
28. M. ZAMBRANO, “Carta sobre
protagonistas reiteradamente la persona y el personaje, advierte que a
el exilio”, 1961, en Cuadernos del
los beatos que han sufrido el exilio histórico con la perdida de la tierra Congreso por la libertad de la cultura, n.º
y de la patria, es precisamente en el estado de abandono y soledad 49 (1961), págs. 65-70, en part. ,pág.
70.
donde se les revela la experiencia de esa unidad originaria, perdida
29. Vease J.L.L. ABELLÁN, «El
aunque soñada, entre ser y vida30. exilio como categoría cultural:
implicaciones filosóficas», en Actas
del V seminario de Historia de la filosofía
Ha sido oportunamente destacada una conexión entre el exilio
española, Salamanca,1988, págs. 43-57.
entendido como categoría metafísica y la cábala hebrea, donde el exilio 30. M. ZAMBRANO, Los
es visto como prueba de una misión que cumplir para liberar al alma bienaventurados,Madrid, 1990, pág. 35.
128 María Zambrano: la inmensidad del exilio • Antígona

de las cosas terrenales y elevarla a la luz divina para integrarla en la


totalidad cósmica31. Del mismo modo la ‘inmensidad del exilio’ es
símbolo de la patria prenatal, patria «única para todos antes de la
separación del sentido y de la belleza» 32. De forma un tanto misteriosa,
la revelación mística de la patria verdadera y perdida provoca en los
beatos el exilio histórico.

Ese acercamiento al exilio será desarrollado en los capítulos


centrales de la obra, Los beatos, destacando la categoría metafísica en
contraposición a la teoría de la razón vital e histórica. El exiliado se
encuentra, en efecto, sin circunstancia, y por ende sin ‘mundo’,en
tanto que se caracteriza ‘por el ser nada’ y «es devorado,devorado por
la historia»33, no sostenido por ésta, como diría Ortega.Además
representa al anti-héroe en contraposición al héroe lúdico-deportivo
orteguiano. «El exiliado, incluso habiendo cumplido acciones heroicas
en una historia en la que se vio comprometido por ocasión o por
vocación, no ha cristalizado en héroe»34.

31. A. MUÑIZ-HUBERMAN, Las Araceli, Timothy Osborne y María Zambrano en Roma. Archivo de la Fundación María Zambrano.
raíces y las ramas, México D.F., 1993,
pág. 79. Dicha contraposición surge también del cambio de la célebre
32. M. ZAMBRANO, Los
metáfora del ‘naufragio’, tantas veces utilizada por el maestro Ortega
bienaventurados, cit., pág. 42.
33. Ibíd., pág. 33. y specialmente en su célebre conferencia berlinesa de 1949 sobre
34. M. ZAMBRANO, Carta sobre el Europa.35 En particular al náufrago que, con unas perspectivas un
exilio, cit., pág. 66.
tanto optimistas, al final no pude hacer otra cosa que salir de un mar
35. Vease J. ORTEGA Y GASSET,
Obras Completas, Madrid, 1994, t. IX,
de dudas y abandonar su inestable condición de vida, Zambrano
págs. 251-252. contrapone el desierto árido al ‘mar de dudas’, que no sostiene al
Antígona • Armando Savignano 129

exiliado, el cual se basa sólo en la duda para sobrevivir. «La historia se


ha hecho como agua que no lo sostiene ciertamente. Por el contrario,
por no sostenerse en la historia se le ha hecho agua amenazadora.No
es ya piélago, ni menos océano que pide siempre ser surcado, es más
bien agua a punto de ser tragada»36. En otro texto, Zambrano sostiene
que el pensamiento no surge del mar de dudas y de la
comparación-separación de las circunstancias sino, al contrario,
consigue del hecho de que el sujeto se encuentra sumergido después
de haber tomado conciencia de la limitación de la vida frente a la
muerte. «Todo da a entender que sólo ‘in extremis’ el hombre piensa, y
que naufrague por haber resistido desesperadamente a hacerlo. ‘In
articulo mortis’, pues, se da el pensar. En el naufragio va la vida. La
muerte sería, por lo tanto, la insustituible presencia que hace nacer el
pensar, que a su vez procura la autenticidad del sujeto; lo que nos
parece muy poco o apenas nada de acuerdo con el pensamiento
orteguiano, que tan escasamente a la muerte se acerca,que se diría la
evita en sus consideraciones y que ni siquiera en ninguna de sus
metáforas aparece, sólo en esta, ocultamente»37. En definitiva, el exilio,
que es diverso de la condición de desterrado de la que ha hablado J.
Gaos, representa la contrapartida del yo circunstancial orteguiano. En
efecto, para Zambrano el exiliado interiorizza progresivamente el
desierto árido en el alma del que nace el sueño creador que busca un
desvelamiento-revelación del ser a partir del no-ser, de un sentir
originario que está en el lma a diferencia del espíritu del que habla a
parecer Ortega, respecto al cual ésta tomará posteriormente distancias
cuando hable de ‘simple vida’ a diferencia del vitalismo 38.

Respecto a los otros intelectuales españoles exiliados, Zambrano


parte de la experiencia de abandono y mediante un ‘logos de las 36. M. ZAMBRANO, Los
entrañas’ trasciende el dato concreto para abrirse al no-ser visto como bienaventurados, Barcelona, 1986, pág.
36.
única vía de revelación del ser. En efecto, la condición de
37. M. ZAMBRANO, Notas de un
soledad,abandono, ausencia, muerte es típica de los exiliados método, Madrid, 1989, págs. 20-21.
considerados ‘beatos’ que, como los místicos, tratan de superar la 38. M. ZAMBRANO, Los
bienaventurados, cit., págs. 15-16.
razón pura para apelar a una razón más integral que les permita
39. M. ZAMBRANO, «Amo mi
reunirse con la unidad originaria, verdadera ‘patria prenatal’. Por exilio», 1989, en Las palabras del
tanto, en los escritos de Zambrano hay, de un lado, la realidad del regreso, Málaga, 1995. Sobre
Zambrano, vease A.Savignano,
ausencia de la patria, y de otro la creación de un espacio más allá de la
Panorama de la filosofía española del
historia y de la propia intrahistoria hasta el punto de exclamar: «Amo siglo XX, Comares,Granada
mi exilio» 39. 2008,cap.10.
Por tierras de América: El exilio “España, la España que se siente orgullosa en América, está en

del Filosófo, Historiador y


este continente. Son esos españoles que han trabajado en su
patria por ella, sabiendo que simultáneamente trabajaban por
América. Ahora su destino está aquí, en esta hora de dolor y

Diplomático Alfonso Rodríguez


prueba junto a los americanos, a ayudarles a que descubran su
destino continental, a evitarles que caigan en la noche oscura de

Aldave
Europa, incrementando su savia hispánica. Y mientras se
esfuercen por esa obra, trabajarán también por la redención y
regeneración de su Patria. Y su obra dará el fruto apetecido por
España y América”.2

Victoria María Sueiro Rodríguez 1


La Guerra civil española y sus trágicas consecuencias, arrojó al
exilio a una gran cantidad de intelectuales, que comprometidos con la
República, perdedora de la contienda bélica del 36, tuvieron que sufrir
1. Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular, un prolongado destierro en varios países del mundo, y dentro de ellos,
Investigadora Titular en el Dpto de Filosofía e Historia, las tierras americanas ocuparon un lugar preferencial.
Universidad de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina
“Dr. Raúl Dorticós Torrado”, de Cienfuegos, Cuba. Alfonso Rodríguez Aldave, historiador, filósofo, profesor
universitario y diplomático navarro, fue uno de esos hombres que tras
la Guerra Civil vino a América. Nació en Lesaka en 1911. Pertenecía a
una familia culta de la regata de Bidasoa. Se formó en el colegio de
Lekaroz, y allí conoció a grandes personajes vascos, como Jorge Oteiza,
Nicanor Zabaleta, Manuel de Irujo o Leizaola, así como los médicos
Barriola, los hermanos Ochoteco y otros. Despertó a la vida literaria
desde niño. Siendo un adolescente, junto su hermano Francisco, editó
en Lesaka una revista, Atalaya, en la que aparecieron algunos de sus
poemas primeros, tanto en castellano como en euskera. Fue discípulo
de Ortega y Gasset.

Durante varios años desempeñó el cargo de director de la


Biblioteca de Americanistas Españoles. En 1935 fue designado para
ocupar un puesto diplomático de la República Española en Chile.
Posteriormente, se casó con María Zambrano en 1936. Como
miembro de la carrera diplomática, Aldave estuvo en varios países:
Chile, Venezuela. El embajador Raúl Morodo reconoció en un libro
la importante labor de este hombre callado, que prefirió siempre el
silencio y la tertulia con sus amigos, como es el caso de Caro Baroja o 2. RODRIGUEZ ALDAVE,
Alfonso. “Los errores diplomáticos
Busca Isusi, en la Parte Vieja donostiarra, que los títulos que le
de España en América”, en: Revista
pudieran corresponder. No obstante, era oficial de la Legión de Honor Ultra (La Habana), no. 50, octubre
de la República Francesa. de 1940, p. 754, c/1.
132 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

Alfonso Rodríguez Aldave en la Embajada de Chile, el primero de pie a la izquierda y su esposa María
Zambrano, la primera sentada a la derecha.

En Santiago de Chille, introdujo a Oteiza en los círculos de los


grandes poetas, como Vicente Huidobro. Fue precisamente la época
en que vivió en Chile, como segundo del embajador Rodrigo Soriano,
en tiempos de la II República, el momento de mayor apogeo
intelectual, y el período en que vivió con su esposa, la pensadora María
Zambrano.

En 1937 regresó a España y en medio de la guerra se desempeñó


como Comisario del Cuerpo de Ejército. Hizo la guerra de África junto
al vasco Federico Alvarez Iraola, padre del exiliado Federico Alvarez
Arregui, eran como hermanos. Al concluir la guerra marchó al exilio
y en 1939 llegó con su esposa, a Cuba.

Durante su estancia en La Habana impartió clases de Historia en


la Escuela Libre de La Habana, que a semejanza de la Institución Libre
de Enseñanza fue fundada en 1939 por españoles y cubanos.
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 133

El 25 de mayo de 1940 María Zambrano le escribe una carta desde


Puerto Rico a Luis Amado Blanco, odontólogo y escritor avilesino
exiliado en la capital cubana donde le expresó: “Les recuerdo mucho;
ahora las pocas gentes que encontramos amigos de veras por la
conducta y el entendimiento, andamos así, jugando al escondite,
perdiéndonos no más nos encontramos. Alfonso me dice que les ve,
y ello me alegra pues me le imagino muy solo”.3

Y más adelante le comenta sobre la situación en que viven su madre


y su hermana en París, y que “La última carta es del 16 de mayo y me
dicen que el viaje a México se les ha deshecho. Le puse un cable a
Alfonso para si podía conseguirme el visado de Cuba, aunque yo no
sé en que irán a salir de ese infierno”.4

Mientras María Zambrano se encontraba en Puerto Rico dictando


conferencias en la Universidad de aquel país sobre Serbia, la Mujer,
Ortega, Unamuno, Machado, Ética; Alfonso dictaba también algunas
de carácter histórico en la Institución Hispanocubana de Cultura
sobre los temas: “Introducción a la política americana de España” (16
de agosto de 1940) y “Los errores diplomáticos de España en América”
(23 de agosto de 1940).

Colaboró en Nuestra España, la revista que fundó el pensador y


político asturiano Alvaro de Albornoz con trabajos tales como: “La
política americana de Prim”, “Labra, el precursor”, “La política
ultramarina de la República del 73” y en la imprenta La Verónica del
malagueño Manuel Altolaguirre, por entonces exiliado en La Habana,
apareció su folleto Labra el precursor, en 1940. Asimismo, tomó
participación en el ciclo de conferencias organizado en 1941 por la
Entidad Democrática Amigos de la República Española fundada en
capital cubana por el propio Albornoz, bajo el título “Los problemas
de la vida española desde 1873”, en el cual disertó con la conferencia
“La política americana de la Primera República”. 3. ZAMBRANO, María. Carta
enviada desde Santource a Luis
Amado Blanco y su esposa Isabel el
El filósofo catalán José Ferrater Mora que se encontraba también 25 de mayo de 1940, en:
exiliado en La Habana, viaja de Cuba a Chile, en 1941, por mediación GONZÁLEZ MARTELL, Róger. “El

y gestiones de Alfonso Rodríguez Aldave, que le propuso en La Habana epistolario de Luis Amado Blanco”,
Revista Migraciones & Exilios, Madrid,
trasladarse a Chile. Le entregó unas cartas de recomendación para que No. 2, diciembre de 2001, p. 234.
se las diese a conocidos e influyentes directores de periódicos chilenos 4. Idem, p. 235.
134 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

con el propósito de buscarle una ocupación profesional de acuerdo a


su valía intelectual.

En 1941 Alfonso marchó hacia México junto a Zambrano. De su


etapa mexicana recuerda Aldave unos días después de su llegada a
Morelia y le contaba a Federico de Onís en una carta que, pese a haber
obtenido trabajo remunerado en la Universidad de aquella ciudad, la
soledad era inmensa, en medio de un ambiente “inhóspito e
incómodo… Llevamos un mes y apenas conocemos a nadie.
Desconocemos las causas de este aislamiento y no creemos que seamos
nosotros los culpables”.5

En ese mismo año, Alfonso Rodríguez Aldave y Zambrano se


movían constantemente de Cuba a Puerto Rico para ofrecer
conferencias en diferentes instituciones y en las universidades de
ambos países. “Este ir y venir entre las islas se volvió algo habitual en
los años siguientes. En 1943 Jaime Benítez les comunicaba a María y a
su esposo (…), sus nombramientos como catedráticos de la universidad
puertorriqueña”.6

5. Citado por NARANJO


OROVIO, Consuelo. “El exilio
republicano español en Puerto Rico”,
en: PLÁ BRUGAT, Dolores (Coord.)
Pan, trabajo y hogar. El exilio
republicano español en América
Latina, Colección Migración.
SEGOB/Instituto Nacional de
Migración/Centro de Estudios
Migratorios, /México/, Instituto
Nacional de Antropología e Historia,
DGE Ediciones SA DE CV, 2007, p.
583. Los profesores españoles en la Hispanocubana. De izquierda a derecha: Francisco Giral,
6. NARANJO OROVIO, Consuelo Cándido Bolívar, Pedro Bosch Gimpera, María Zambrano, Manuel Pedroso, Augusto Pí y
y Miguel Angel PUIG-SAMPER. “De Suñer, Dr. Fernando Ortiz, , Joaquín Xirau, Fernando de los Ríos, José Giral, José de Benito,
Isla en Isla: Los españoles exiliados Gustavo Pittaluga, Alfredo Mendizábal y Mariano Ruiz Funes. Revista Ultra, 1943.
en República Dominicana, Puerto
Rico y Cuba”, en: Arbor. Ciencia,
Fotografías de María Zambrano y
Pensamiento y Cultura, (Madrid),
Alfonso Rodríguez Aldave,
número especial “Los destinos
aparecidas en la revista cubana
inciertos: El exilio republicano
Ultra, órgano de la Institución
español en América Latina”,
Hispanocubana de Cultura en 1940.
coordinado por Consuelo Naranjo
Orovio, Madrid, CLXXXV, 735,
enero-febrero (2009), p. 99.
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 135

Como historiador Aldave realizó un acopio documental


sobre la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario
Cubano.

En 1948 rompió su matrimonio con Zambrano; él


desempeñaba entonces como comprador de la firma de
Petróleos Mexicanos. En la capital mexicana contrajo segundas
nupcias con Françoise Glasser, que luego asumió el nombre
de Françoise Aldave. Era nacida en Viena en 1918, diplomada
por la New York School of Fine and Aplied Arts; amplió sus
estudios de tapicería en México y en la Escuela de Artes y
Oficios de Madrid. Era artista de tejidos. Fue diseñadora textil
de la Casa Donald Davies. Tras vivir en Viena, París, México y
Madrid, regresó junto a su esposo a Donostia, vivieron en la
calle Prim 7. Alfonso Rodríguez Aldave, era cónsul honorario
de México. Ya anciano padecía de Alzheimer y no conocía a
nadie, ni a sus mejores amigos como el exiliado vasco radicado Alfonso Rodríguez Aldave junto a María
en México Federico Alvarez Arregui. Zambrano, su hermana Araceli y unos amigos.
Archivo de la Fundación María Zambrano.

Los tapices de Françoise se encuentran atesorados en colecciones


particulares. Expuso, entre otros lugares, en el Instituto Francés de
Madrid, en 1991.

Obras y tapices de Françoise Aldave formaron parte de la Exposición


que se exhibió en el Edificio de Sierra Pambley de Villablino, desde el
28 de enero de 2003 hasta el día 16 de febrero titulada, «Hay una luz
en Asturias», relacionada con las huelgas de los mineros asturianos en
1962, que marcaron un antes y un después en las relaciones laborales
durante la dictadura franquista. Organizada por la Fundación Juan
Muñiz Zapico, en colaboración con el Instituto Leonés de Cultura y el
Ayuntamiento de Villablino, que eligieron la capital de Laciana para
instalar esta interesantísima colección artística, elaborada como
homenaje a los protagonistas de unas movilizaciones cuyo eco también
se dejó sentir entonces en las explotaciones mineras de este valle. En
total se expusieron un centenar de obras de pintura, escultura, obra
gráfica, y tapices, además de 16 ilustraciones y documentos escritos,
relacionados con este histórico conflicto laboral que logró convulsionar
a todo el país, y sirvió de motor creativo para artistas e intelectuales de
la época.
136 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

Françoise murió en San Sebastián en 1992, y Alfonso Rodríguez


Aldave falleció en la misma ciudad el 28 de mayo de 2008, la que
consideraba como suya, y en donde residió más de la mitad de su vida.
Su hermano Pascual, músico, presidió los funerales en la Catedral del
Buen Pastor.

En el Obituario que con motivo de su fallecimiento apareció


publicado en el Diario Vasco, de San Sebastián se expresan unas
palabras que resumen la personalidad de Rodríguez Aldave:

“Distinguido por su cultura, su preocupación por el pensamiento y su amor por


la poesía, fue considerado por quienes le trataron un hombre apto para haber
dejado una importante obra de pensamiento. No obstante, él manifestó siempre que
prefería un paseo por San Sebastián, la lectura de un poema o una inclinación del
atardecer en la bahía, antes de emular a sus maestros y amigos”.7

ANEXO DOCUMENTAL
Conferencias en la Institución Hispanocubana de Cultura de
La Habana.8

9
INTRODUCCIÓN A LA POLÍTICA AMERICANA DE ESPAÑA
Conferencia pronunciada
el día 16 de Agosto de 1940 por
ALFONSO RODRIGUEZ ALDAVE

“En los últimos años, en los años inmediatamente anteriores a


nuestra guerra, se inicia en España un movimiento que consiste en
dirigirse al siglo XIX, no en son de ironía o burla, sino en demanda de
7. MARAÑA, Félix. “Fallece en San
algo serio e importante.
Sebastián Alfonso Rodríguez Aldave,
esposo de María Zambrano”. Para entender esa actitud habrá que recordar como el Estado
Disponible en: www.diariovasco.com/
Español había hecho crisis hacía por lo menos tres siglos. El estado
20080531/cultura/manana-abre-don
ostiarras-20080531.html. español, se había consumido a sí mismo, se había aniquilado. Y en el
8. Se han reproducido textualmente 98 la miseria e incapacidad de ese Estado quedaron en triste evidencia.
los resúmenes de dichas conferencias
Pero algo más grave que el aniquilamiento del Estado, con toda la
aparecidos en la revista Ultra, No. 50,
octubre de 1940. gravedad que esto encierra, se encontraba en crisis. La continuidad
9. Resumen en: Revista Ultra (La misma de España, la ruina de nuestra nación iba llegando al
Habana), Sección Mensajes de la
máximum. La Restauración, había creado una falsa paz en lo interior,
Institución Hispanocubana de
Cultura. Conferencias, No. 50,
en lo exterior iba a llevarnos a nuestra total ruina internacional.
octubre de 1940, p. 751-752.
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 137

En estas circunstancias, nada tiene de extraño que las nuevas


generaciones se distinguieran por un terrible hambre de Estado, que
en algunos iba a terminar en el fascismo. Esta ha sido la característica
dominante de las últimas generaciones españolas.

El siglo XIX en España, es el resumen de todos los


males de los siglos precedentes; en él se cosechan
todos los resultados, en una recapitulación abreviada
de todos nuestros desastres y errores. Tal vez nos
atraiga tan irremisiblemente por eso, por ser un
paradigma, un esquema completo de todos los
defectos y equivocaciones. Por eso, tal vez estudiar el
siglo XIX constituya el ejercicio más amargo para un
español; el más difícil, pero también el más fecundo
e ineludible.

“El dos de mayo de 1808 en Madrid”


Si nos fijamos en la época isabelina, por ser la más típica, o “La carga de los mamelucos”.
observaremos una carencia de programa, propósitos, o algo que pueda Francisco de Goya, 1814. Museo del

parecerse a una política. En el orden interno se lucha por apoderarse Prado (Madrid).

de la voluntad de la reina, de su amante de turno o de la camarilla del


rey o consorte. En el orden externo nos preocupábamos por conservar
una neutralidad imposible. La política internacional será en España
durante el siglo XIX únicamente un elemento para continuar en el
poder. Ante cada crisis interior los gobernantes distraerán la atención
de los gobernados proyectando su inquietud sobre el exterior. Como
consecuencia de nuestra neutralidad surge el aislamiento, y si ambos
eran los primeros postulados de nuestros estadistas, la
incondicionalidad a las diversas cortes europeas, según el color
político de cada gobernante, será el tercer elemento de esa nuestra
lamentable política internacional.

El siglo XIX en lo que respecta a América, podemos considerarlo


como el de la incertidumbre. No hay seguridad alguna con respecto a la
conducta a seguir, a las medidas a realizar. Lo que hoy se hace mañana
se destruye, y esta carencia de equilibrio, acentuado por el tradicional
olvido y abandono de Ultramar producirán fracasos completos, que
pueden ser condensados en dos: carencia de influencia en los países
que habían conseguido la Independencia y finalmente la pérdida de
todas nuestras posesiones.
138 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

En el siglo XIX superamos nuestros errores con respecto a América,


cuando, de haber aprovechado la enseñanza de los siglos anteriores,
hubiéramos intentado reconstruir nuestro imperio a base de las Antillas.
Pero, con esa incapacidad del español para convertir la Historia en
caudal de experiencia repetimos todos nuestros errores.

Claro es que, para realizar esa obra hubiera sido menester que el
español mirara en sus relaciones con América, hacia el futuro. Hubiera
sido preciso que olvidara los límites de su pasado imperio, pero en vez
de ello, nos dedicábamos a considerar a las antiguas colonias como
hijas descarriadas y casquivanas a quienes las malas compañías les
habían separado del solar paterno. Y creíamos que los pueblos
americanos esperaban nuestro retorno, para lo cual preparábamos
bien en España, o en las Antillas, tristes expediciones, propias más
para despertar el desprecio que el temor de las nuevas Repúblicas.

El siglo XIX en América nace con la Independencia del Continente,


hecho que acepta la Metrópoli de manera velada, durante las cortes
del trienio constitucional.

Para esa fecha gran parte de las magníficas reformas llevadas a cabo
durante el reinado de los primeros Reyes de la Casa de Borbón
habían sido anuladas, por los decretos debidos a Godoy. El mismo
Godoy el año 1805 hizo la Novísima Recopilación en cuyo cuerpo
legal, quedó consignado el absolutismo monárquico en las formas y
maneras más lamentables. Un año antes el mismo Godoy querría
llevar a la práctica una variante del viejo y admirable proyecto del
Conde de Aranda.

Manuel Godoy retratado como


vencedor de la Guerra de las
Naranjas, por Goya (1801). Real
Academia de San Fernando, Madrid.
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 139

Sería la Carta Constitucional de Bayona el primer documento


español en el que se decretara la igualdad entre españoles peninsulares
y españoles americanos y asiáticos. Bajo la influencia de esta
Constitución decretaría que las posesiones americanas no eran
colonias o factorías, sino parte integrante y esencial de la monarquía
española.

En las Cortes de Cádiz, en las que tan brillante papel desempañaron


los diputados americanos, se irá más allá en la igualdad decretada en
la Constitución de Bayona, pero abolida la constitucional doceañista,
ante el empuje del absolutismo, volverá a empezar un orden
equivocado en las relaciones de España con las que van dejando de ser
partes integrantes de la Monarquía española.

El trienio constitucional que reconoció como hecho indubitable la


independencia americana era el encargado de aceptar y reconocer la
independencia americana. Lo hubiera hecho de haberle permitido la
reacción europea. Para ello dieron decretos de vital importancia y se
destacaron enviados especiales que fueron a tratar con los dirigentes
de los nuevos países la causa del reconocimiento de su independencia.

Repuesto Fernando VII en su trono absolutista, fué uno de sus


primeros decretos anular todas las medidas del trienio constitucional
con respecto a América. Su deseo fué enviar expediciones sobre los
diversos países americanos, especialmente a Méjico, extremo este que
realizó, con el ruidoso fracaso que todos conocemos. Pero el fracaso
no fué suficiente para que cambiara en su política, y a lo largo de los
últimos años de su reinado, todos los intentos que se hicieron para
conseguir de España el reconocimiento de la Independencia americana
fracasaron.

Hasta el año 1835 no hay gestiones de tipo oficial para reconocer


la Independencia Americana. La Reina Gobernadora, en uno de sus
discursos hizo referencia a las negociaciones que se llevaban a cabo con
el gobierno mejicano, que llegaron a feliz término el año 1836, lo que
manifestó igualmente la Reina Gobernadora a las Cortes, añadiendo:
“Estoy animada de iguales sentimientos con respecto a los demás países
americanos”.
140 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

LOS ERRORES DIPLOMÁTICOS DE ESPAÑA EN AMÉRICA 10

Conferencia pronunciada
el día 23 de Agosto de 1940 por
ALFONSO RODRIGUEZ ALDAVE

El reconocimiento de la Independencia mejicana de parte del


Gobierno español y los buenos deseos manifestados por la Reina
Gobernadora, como ya se ha indicado, no significaban un cambio en
la política española, que dejando atrás 12 o 15 años de actividades
beligerantes con respecto a los países americanos, inicia sus relaciones
de amistad permanente.

El reconocimiento de los demás países americanos fué lento, pero


puede decirse que para el año 1860 estaban reconocidos casi todos los
países, advirtiéndose verdaderos rasgos de noble generosidad de parte
de los países americanos.

Esta generosidad llegó hasta reconocer las deudas contraídas por el


Gobierno español en su época colonial de parte de algunos países, lo
que unido a las indemnizaciones que se iban a acordar a algunos
españoles perjudicados en las guerras civiles, iban a constituir serios
elementos de discordia, y otros tantos portillos abiertos a las pugnas y
a toda clase de fricciones.

Una vez iniciadas las relaciones entre España y América, vienen a


este continente representando a España, lo peor de su Cuerpo
Diplomático, quienes vendrían llenos de defectos europeos y de los
típicos del español. Como europeos, ofrecerían una incomprensión
absoluta de los problemas americanos, y una sed de rápido
enriquecimiento, para lo cual se dedicarían a airear y exagerar las
reclamaciones de sus compatriotas. Como españoles aportaban el
complejo de los Virreyes, esto es, el querer significar todo en la vida
del país donde estaban acreditados, olvidándose que es misión
principal del diplomático conseguir las ventajas que le exige su
10. Reseña en: Revista Ultra, (La gobierno, con el máximum de sencillez, actuando sin que se den
Habana), Sección Mensajes de la
cuenta de sus procedimientos, ni sus colegas de otros países, ni las
Institución Hispanocubana de
Cultura. Conferencias, No. 50,
autoridades del país donde actúan. También será defecto del
octubre de 1940, p. 752, c-2-754, c-1. diplomático español en América, su complejo de escritor, su afán de
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 141

ser el historiador de sus propias acciones.

Hay que tener presente en la política americana, según el


conferenciante, quien destaca su extraordinaria importancia, los
españoles radicados en este continente. De quienes dice que si no
elementos de progreso, son extraordinarios elementos en la creación
de riqueza. Estos españoles, no en conjunto, pero sí individualmente,
han sido elementos nocivos.

Con estos inconvenientes elementales, era natural que la


información que suministraban nuestros diplomáticos fuese
lamentable, y que se estuviera dispuesto en la Metrópoli, por esos
años, a toda tentativa suicida. Máxime, cuando merced al reciente
triunfo en Marruecos se sentían los dirigentes españoles en plena
etapa de reconstrucción, de reencuentro con lo mejor del genio
nacional, según creían.

Simultáneamente Cuba apoyaría todo intento descabellado de la


Metrópoli. Esta Isla fué la base de toda la política americana de esa
época. Aquí se preparaban las expediciones; de aquí iban las unidades
navales que tenían que respaldar las actividades del Encargado de
Negocios de España en Venezuela. Es obra de las autoridades de esta
isla, por lo menos en parte, la anexión de Santo Domingo, y
finalmente y anticipándose a la expedición que capitaneara Prim con
destino a Méjico, se evitará desde Cuba una expedición que sería la
primera en tocar tierra mejicana.

Cuatro son los errores más notorios que realiza España en esta
época. La ruptura de relaciones con Venezuela, la anexión de Santo
Domingo, la expedición a Méjico y la guerra con Chile y Perú. De
ellos, sólo uno, la anexión a Santo Domingo, pudo haber sido
acompañada por el éxito. Y los cuatro, en uno solo de los errores,
conseguimos dejar a salvo, incluso acrecentándolo, el honor nacional.

La ruptura de las relaciones con Venezuela se produjo en un


momento en que Venezuela atravesaba la más honda crisis, que había
llevado al país a una guerra civil. Y como es natural, en la guerra civil
hubo desmanes de uno y otro lado, y cayeron varios españoles
En el fondo de la página: Catedral de
fusilados. Rotas las relaciones, volvieron a su cauce por la feliz San Cristobal, La Habana, Cuba.
142 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

intervención del Plenipotenciario venezolano Sr. Toro, quien declaró


los hechos, y España envió un nuevo Encargado en la misión de
informar objetivamente de los acontecimientos pasados. Una vez más
nuestra Patria terminaba por donde debía haber empezado.

Destaca el conferenciante esta anexión, como un proceso histórico


que pudo ser de vital importancia para ambas partes. Para Santo
Domingo pudo ser su seguridad interior y exterior, podía ser una valla
a la capacidad expansiva de los haitianos y a las ambiciones de las
diversas potencias europeas y americanas, vivamente interesadas en la
bahía de Sanamá.

La expedición a Méjico es el error español más conocido. Es un


típico error español, salvado por el acierto genial de un jefe de
excepcionales condiciones, y quien conducido por su intuición
política convirtió un fracaso en acierto, aunque, como acierto español,
fué totalmente estéril. La sencillez con que los gobernantes españoles
acertaron la solución de Prim, a una expedición preparada con tanto
aparato y espectacularidad, es una nueva prueba más de la carencia de
Juan Prim por Luís de Madrazo y
Kuntz (1870). Obtenido de: propósitos de España, en lo que a América se refiere.
es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Prim
_madrazo.jpeg
España, que se encontraba en guerra virtual con Perú, convirtió esta
guerra latente en una guerra activa como consecuencia de una guerra
civil y diversos excesos de los mejicanos que, explotados por un
demente español, lograron que nuestra Patria iniciara una de las
guerras, donde si se derrochó valor y energía, no se puso en acción, ni
por una sola vez, la menor dosis de inteligencia.

Los diversos tratados que se celebran son de extraordinaria


importancia, pero la servidumbre del tiempo, según propia
manifestación, impidió al conferenciante insistir en esta parte, como
le exigió igualmente anotara la ausencia de España de la política de
Unión y Federación Americana, anotando brevemente los diversos
congresos que se celebraron en España, con el noble propósito de
convertir en realidad los anhelos hispano-americanos, en 1920.

Igualmente tuvo que ser brevísima la referencia a la política seguida


en los primeros años del siglo XX y la iniciada por la República del 31.
Y terminó el conferenciante manifestando que “la vieja división
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 143

“española en dos Españas, está hoy más acentuada que nunca”.

España, la España que se siente orgullosa en América, está en este


continente. Son esos españoles que han trabajado en su patria por ella,
sabiendo que simultáneamente trabajaban por América. Ahora su
destino está aquí, en esta hora de dolor y prueba junto a los
americanos, a ayudarles a que descubran su destino continental, a
evitarles que caigan en la noche oscura de Europa, incrementando su
savia hispánica. Y mientras se esfuercen por esa obra, trabajarán
también por la redención y regeneración de su Patria. Y su obra dará
el fruto apetecido por España y América. “No sabemos cuándo, ni lo
anunciamos. Les llevará, nos llevará meses, acaso años larguísimos,
muchos de nosotros moriremos en el camino. Pero este temor o esta
seguridad no nos impide entregarnos a la tarea con fé, con entusiasmo,
y un poco de ironía, que sirve de consuelo en la adversidad”.

ANEXO 2: Acta de la JARE donde se hace referencia a Alfonso


Rodríguez Aldave.
Junta de Auxilio a los republicanos españoles (JARE)
Libros de actas (1939-41)
Libros I y II
Acta nº 96.
Día 14 de julio de 1940.

Se acuerda:
Completar la Comisión designada para trasladarse a Puerto México
con Don Luis Vesca, quien actuará como auxiliar a las órdenes del Sr.
Ruiz Olazarán.
Autorizar al Sr. Ruiz Olazarán para abonar los gastos de estancia a
los funcionarios del Gobierno expresamente designados para la
recepción de nuestros compatriotas.
Autorizarle, asimismo para cubrir los gastos de estancia de todos los
miembros de la Comisión.
Fijar a los Sres. Olazarán, Fandiño y Viesca la retribución mensual
de 250 pesos, siéndoles de abono, al Sr. Olazarán, por lo que respecta
al corriente mes de julio, la diferencia de cien pesos que supone esa
retribución sobre la que tiene asignada como vocal de la Junta de
Socorros; al Sr. Fandiño la mensualidad completa de 250 pesos, y al
144 Por tierras de América: el exilio de Alfonso Rodríguez Aldave • Antígona

Sr. Viesca media mensualidad teniendo en cuenta que acaba de percibir


un socorro extraordinario de doscientos pesos.
Admitir la dimisión que e su cargo de vocal de la Comisión de
Socorros presenta el Sr. Yoldi y consultar con el dimisionario y con los
elementos representativos de la C.N.T. nombres para la sustitución.
Denegar la solicitud de cinco miembros de la Federación de Agentes
de Comercio y de Industria de España, solicitud tramitada por la
Comisión de la U.G.T. y por la cual se pretendía una aportación
económica de seis mil pesos para constituir una Agencia de
Representaciones.
Abonar a don Saturnino Herrera Gómez los auxilios que, según
certificado médico, habrán de serles prestado en el Consultorio de
Especialidades Quirúrgicas.
Encomendar Don Marino Ruiz Funes y Don Alfonso Rodríguez
Aldave la realización de todas las gestiones posibles en La Conferencia
Panamericana las resoluciones más favorables en orden al traslado a
América de los refugiados españoles que se encuentran en Francia, y
enviarles doscientos dólares para los gastos de locomoción y
correspondencia que dichas gestiones originen.
Disponer que por el Secretario-Tesorero se entreguen a Don Juan
Ruiz Olazarán 50.000 pesos para gastos de instalación de los refugiados
próximos a llegar.

Bibliografía
- http//: wwww.cervantesvirtual.com/index.shtml
- MARAÑA, Félix. Fallece en San Sebastián Alfonso Rodríguez
Aldave, esposo de María Zambrano. Disponible en:
www.diariovasco.com/20080531/cultura/manana-abre-donostiarras-
20080531.html
- NARANJO OROVIO, Consuelo. “El exilio republicano español
en Puerto Rico”, en: PLA BRUGAT, Dolores (Coord.) Pan, trabajo y
hogar. El exilio republicano español en América Latina. Colección
Migración. SEGOB/Instituto Nacional de Migración/Centro de
Estudios Migratorios, /México/, Instituto Nacional de Antropología
e Historia, DGE Ediciones SA DE CV, 2007, pp.
- NARANJO OROVIO, Consuelo y Miguel Angel PUIG-SAMPER.
“De Isla en Isla: Los españoles exiliados en República Dominicana,
Puerto Rico y Cuba”, en: Arbor. Ciencia, Pensamiento y Cultura, número
especial “Los destinos inciertos: El exilio republicano español en
Antígona • Victoria María Sueiro Rodríguez 145

América Latina”, coordinado por Consuelo Naranjo Orovio, Madrid,


CLXXXV, 735, enero-febrero, 2009, pp.87-112.
- RODRIGUEZ ALDAVE, Alfonso. “Introducción a la política
americana de España”. Revista Ultra (La Habana), No, 50, octubre de
1940, p. 751-752.
___ .“Los errores diplomáticos de España en América”. Revista Ultra,
(La Habana) No. 50, octubre de 1940, p. 752, c-2-754, c-1.
- ZAMBRANO, María.“Carta enviada desde Santource a Luis
Amado Blanco y su esposa Isabel el 25 de mayo de 1940”, en:
GONZÁLEZ MARTELL, Róger. “El epistolario de Luis Amado
Blanco”, Revista Migraciones & Exilios , Madrid, No. 2, diciembre de
2001, p. 234-235
Reflexiones sobre “La tumba de
Antígona” de María Zambrano

Si la obra filosófica de María Zambrano contiene suficiente entidad


estética como para poder llamarla también “obra poética”, habría que
Enrique Zattara Hernández detenerse –dentro de su producción- en los textos que, sin perder su
intención reflexiva, asumen con mayor intencionalidad el lugar de la
Escritor y periodista, ha sido colaborador de varias literatura.
revistas literarias y periodísticas tanto en Argentina como
en España. Como escritor ha publicado una docena de Sólo tres poemas escribió la pensadora veleña, que han sido
libros entre los que se incluyen poemarios, ensayos rigurosamente analizados por Jesús Moreno Sanz y María Victoria
literarios y libros de historia. Entre otros: Desde lo más Atencia. En cuanto a Delirio y destino, se trata de una obra
profundo de mí, 1972; Testamento de Adolescencia, 1974; La marcadamente autobiográfica, pero su característica de haber utilizado
ley de la selva, 1988; Omertá, 2001; Bailemos, 2006; la tercera persona narrativa para desarrollarla, perfectamente podría
Anatomía de la melancolía, 2012. encuadrarla en el género de la novela.

Sin embargo, quizás el texto de Zambrano que entra sin ninguna


restricción en el género literario propiamente dicho, es La tumba de
Antígona, diálogo coral que se estructura al modo de una pieza teatral,
aunque sin acotaciones escénicas, y precedido de un ilustrador prólogo
que adelanta el pensamiento de la autora sobre su personaje (mejor
dicho, sobre su versión particular del clásico personaje de Sófocles).

Varios autores han señalado el hecho de que Antígona, la tragedia


sofocleana que probablemente sea la obra clásica más leída y
comentada, ha sido reelaborada y versionada por un sinnúmero de
escritores, al mismo tiempo que analizada e interpretada por otra
numerosa cohorte de filósofos y pensadores; pero el caso de María
Zambrano es el primero en que la peripecia de la heroína griega es
“reescrita” literariamente no por un poeta o dramaturgo, sino por un
filósofo. Por eso es que probablemente –me adelanto a compartir ese
juicio- La tumba de Antígona es precisamente, en la extensa y densa obra
zambraniana, el texto donde la veleña encarna su concepto de la “razón
poética”.
148 Reflexiones sobre “La tumba de Antígona” de María Zambrano • Antígona

Y es que este texto –sin duda de difícil clasificación genérica-


despliega un lenguaje que es al mismo tiempo que poético (y hasta
profético, quizás en algunos de sus tonos), de densa y compleja
elaboración filosófica. Se trata de uno de los pocos textos en los que
Fragmento del cuadro “La plaga de la expresión del pensamiento reflexivo se va gestando en el propio
Tebas” de Charles Francois Jalabert
discurso poético: no para hacer filosofía disfrazada de poesía o
(1842, Museo de Bellas Artes de
Marsella). En la imagen Edipo y viceversa, sino en un entramado de forma y contenido que no
Antígona. permitiría lograr sus cometidos (el filosófico y el poético) por caminos
separados. El poder de sugerencia y el espesor
polisémico de la palabra poética, conducen al
desenvolvimiento del pensamiento reflexivo sin
encorsetarlo en significaciones irreductibles. No lleva la
autora la acción apelando a la habitual estrategia
teatral, sino que la detiene y congela en un espacio sin
tiempo en donde las sombras de los muertos y el delirio
son la trama misma, y donde el sentido se va
construyendo a fuerza de acumular signos, señales que
sugieren huecos que se abren hacia lo profundo.

Esto es, en suma, la “razón poética” que propone la


autora veleña. Un método que perfectamente podría
comprenderse con la metáfora del bosque: “Ya que el
bosque, dicho sea de paso, se configura más que por los
senderos que se le pierden, por los claros que en su
espesura se abren, aljibes de claridad y de silencio.
Templos. Cuando el hombre quiera saber de estos claros
en lugar de seguir el imperativo de recorrer sus
senderos, la historia, el pensamiento, comenzará a
desenmarañarse”.

¿Hasta dónde la historia personal del autor incide –o


determina, según muchos- la creación literaria? Se opine
lo que se opine en esta eterna polémica, es obvio que
siempre hay un espacio, más o menos explícito, por
donde la biografía se cuela en la ficción. En el caso de
La tumba de Antígona, la intervención de una en otra es
tan intencionada, que la propia autora se encarga de
señalar su presencia con guiños tan ostensibles como la
identificación del mes en que nacieron Antígona y su
Antígona • Enrique Zattara Hernández 149

hermana Ismene, con el del nacimiento de María y su hermana


Araceli. Zambrano misma, en un párrafo de Delirio y destino (su libro
más declaradamente autobiográfico), se ocupa de identificar a
Antígona con su propia hermana, lo cual confunde a algunos críticos
que toman su declaración al pie de la letra, y no llegan a comprender
que en ambas hermanas griegas se pueden encontrar características de
una y otra hermanas españolas, porque lo que se pone de manifiesto
en los personajes de ficción es –más que la identificación de las
personas- el carácter de su relación.

Tan evidente como el paralelismo Antígona-Ismene / María-Araceli,


es la referencia a la guerra civil española, que se pone de manifiesto
particularmente en los diálogos que la protagonista mantiene con sus
hermanos Eteocles y Polinices (las dos Españas), muertos ambos cada
uno por mano del otro; e incluso en las referencias directas al
Araceli y María Zambrano en Madrid
aprovechamiento que hace del mutuo fratricidio Creón (que sería (Madrid, años 30).
Franco): “… el tirano que cree sellar la herida multiplicándola por el oprobio
y la muerte”, afirma, esta vez en el Prólogo. Y respecto a sus hermanos:
“Los mortales tiene que matar, creen que no son hombres si no matan” “Hay
que matarse por el poder, por el amor. Hay que matarse entre hermanos por
amor, por el bien de todos. Por todo. Hay que matar, matarse en uno mismo y
en otro. Suicidarse en otro y en sí con la esperanza de ser perdonado por tanto
crimen, por tanta muerte expandida”. Y del paisaje tras la guerra: “Todo se
vuelve pesado bajo los vencedores, todo se convierte en culpa, en losa de
sepulcro. Todos vienen a ser sepultados vivos, los que han seguido vivos, los que
no se han vuelto, tal como ellos decretan, de piedra”.

Y el exilio, evidentemente, encarnado en esa niña que erró por la


tierra aquea acompañando a su padre ciego y desterrado. Un exilio que
quita pero al mismo tiempo otorga, da un saber “que no tienen los
habitantes de ninguna ciudad, los establecidos; algo que solamente tiene el que
ha sido arrancado de raíz, el errante, el que se encuentra un día sin nada bajo
el cielo y sin tierra; el que ha sentido el peso del cielo sin tierra que lo
sostenga”.

Un sentimiento que María Zambrano coloca casi siempre en un


lugar que más que físico o geográfico es existencial, originado no sólo
por la guerra que la echó de su país, sino por su propia condición de
mujer abocada a las tareas del pensamiento en un tiempo en el que
150 Reflexiones sobre “La tumba de Antígona” de María Zambrano • Antígona

esta actitud resultaba casi antinatural: “Esa inteligencia que por castigo
pusieron en tu cabecita (…) ese talento para una muchachita es un castigo (…)
Si en lugar de darte a pensar…”, dice la Harpía.

Un sitio existencial, el propio en el mundo, que durante toda la


obra (y también, por qué no decirlo, en muchas partes de los escritos
zambranianos) aparece como un Destino, más que como una elección
(y en eso se diferencia radicalmente, creo yo, su Antígona de la de
Sófocles): “ANTÍGONA: No, no , vieja, amiga, araña, lo que seas, yo no me
he dado a pensar. / HARPÍA: No, te diste a ver. El pensar te lo dieron. /
ANTÍGONA: En eso dices algo cierto. Mas no me di a ver, a que me vieran.
Y si me di a hablar es porque me encontré en ello,
teniendo que hacerlo”. “Todo me lo fueron dando, me
lo dieron ya desde el principio”.

Menos señalado por los estudiosos de la obra


que comentamos es algo que me parece
directamente ligado (más allá de la propuesta
filosófica en sí misma sobre el papel del Destino
en la vida humana), a esa convicción de
“encontrarse en ello” un poco sin elegirlo que
manifiesta la protagonista. No es vano recordar
que Blas Zambrano, padre de la filósofa y mentor
evidente de su vocación, era un intelectual. Vale
la pena recoger algunas frases de Antígona en sus
respectivos diálogos con su padre Edipo y su
madre Yocasta. Me limito a un par de apuntes
sueltos. A su padre le dice entre otras cosas: “…
¿entonces eres mi padre? Creí que eras un dios”. “Es el
padre quien ha de decirnos quiénes somos”. “EDIPO:
Porque no hay que hacer nada sin haber vuelto a la casa
del padre. / ANTÍGONA: Pero yo, padre, yo que nunca
“Edipo y Antígona” de Antoni
me fui de tu casa…”. Y a su madre le reprocha “… como si fuéramos tus
Brodowski (1828, Museo de Varsovia,
Polonia)
hijos inacabablemente y como si nuestro padre estuviese siempre yéndose de su
sitio, del lugar del Padre”. Y luego: “Ay, Madre, inmensa sombra”. A María
Zambrano, que no tenía ningún aprecio por el psicoanálisis, no le
hubiera gustado nada que alguien le mentase el llamado, precisamente,
“complejo de Edipo”, pero al menos el concepto relacional infantil que
propone da qué pensar.
Antígona • Enrique Zattara Hernández 151

Pero ¿qué es eso “dado” y de lo que hay que desvestirse para nacer?
No recuerdo haber leído ningún estudioso zambraniano que pusiese
énfasis en señalar hasta qué punto la palabra de Antígona revela un
conflicto fundante con la estructura familiar. “¿No nací dentro de ella, y
todo me ha sucedido dentro de la tumba que me tenía prisionera? Dentro
siempre de la familia: padre, madre, hermana, hermano y hermano, siempre
así”. Un tema al que Zambrano recurre varias veces en el Prólogo,
cuando insiste en que para cumplir el sacrificio profético que la llevará
a la “aurora de la conciencia”, Antígona deberá desentrañar “el doble
laberinto de la historia y de la familia”. Por eso, para ese segundo
nacimiento que vislumbra una Nueva Ley tras la tiniebla y el delirio
de la tumba, a la muchacha de aciago destino “había de dársele también
tiempo (…) Tiempo para deshacer el nudo de las entrañas familiares”. Nudos
familiares que, en la protagonista (y por ende en la propia Zambrano),
no parecen remitir sólo a la desgracia que hereda por ser de la rama
maldita de los Labdácidas (eso ya está en la tragedia griega), sino a
plantear un conflicto, como decíamos, fundante, con una estructura
familiar que Zambrano imbrica e identifica con la historia. Aún con el
riesgo de caer en el anacronismo, y aunque sea en un plano meramente
simbólico como tantas veces se ha reinterpretado la mitología, tampoco
sería gratuito identificar la maldición que se hereda por pertenencia
familiar, con las estructuras fundantes de la personalidad que genera
el entorno y la propia configuración de la familia. Psicoanálisis, otra
vez.

No puede decirse que la puesta en escena –y como ya hemos dicho,


incluso intencionadamente- de los conflictos centrales de la historia
personal de la autora en La tumba de Antígona, sea un aspecto marginal,
secundario en el texto. No lo es, porque es evidente en el pensamiento
de María Zambrano la intención de crear una forma poética total, que
para la filósofa jamás podría excluir o dejar en un plano menor la
autobiografía, la parte más cercana a “los ínferos”. Para ella, y así se lo
divisa claramente en el texto de esta obra, sentimientos, acción y
pasión, el pensamiento y las entrañas, son parte indescernible, que
contribuyen todas a la construcción del sentido. Pero precisamente por
ello, no son aspectos separados de la obra, sino que se ubican todos en
el mismo plano, absolutamente imbricados en el texto. Un texto que Portada de la primera edición del
libro de María Zambrano: “La tumba
intentaremos ahora, precisamente, desentrañar. de Antígona”, México, Siglo XXI,
1967.
152 Reflexiones sobre “La tumba de Antígona” de María Zambrano • Antígona

A diferencia de la protagonista sofocleana, en la obra de Zambrano


Antígona no se suicida en su tumba poniendo en marcha la resolución
del conflicto trágico. “¿Podía Antígona darse la muerte, ella que no había
dispuesto nunca de su vida?”, explica la autora en el Prólogo. Según una
interpretación que comparto plenamente (ver mi ensayo Dos versiones
de Antígona, en Libreta de apuntes, 2004), en Sófocles la actitud de
Antígona desobedeciendo las leyes de la ciudad para cumplir con la
“ley no escrita” que le ordena sepultar el cadáver de su hermano,
representa un momento de flexión histórica en que el hombre
comienza a separarse del magma tribal para generar su conciencia
individual. La Antígona de la tragedia griega se configura así como un
arquetipo en donde lo que importan son sus actitudes, las
convicciones que defiende, su carácter de símbolo. Coherente con la
prédica de toda su obra, Zambrano reidentifica a Antígona como una
muchacha virgen e inocente, casi una niña, a quien las circunstancias
han arrastrado suceso tras suceso sin haberle dado oportunidad de
tomar conciencia de su propia vida. Por ello, no concibe que la
tragedia termine precisamente allí donde para ella debe comenzar:
con el encierro de la protagonista. Antígona no ha tenido aún su
oportunidad de vivir, y en el texto de Sófocles la heroína no se
encarna, es arquetipo y no persona. Zambrano la quiere viva, mujer,
doliente, con sus ideas que más que convicciones son imperativos
anteriores a ella misma, pero también con su cuerpo y sus entrañas.
Por eso, le da en su tumba el tiempo que no tuvo en el mundo, para
que encuentre por fin el espacio de su propia autoconciencia. “Así, ni
en la vida ni en la muerte”, tiempo indefinido, inmensurable
(¿inconmensurable?), que es el tiempo del delirio o el sueño.
Teatro de Epidauro, Grecia (finales del
siglo IV a.c.).
Antígona • Enrique Zattara Hernández 153

El proceso (inacabado, abierto) de su delirio en el espacio


intermedio entre la vida y la muerte, permite a Antígona reenfrentarse
desde otro lugar con todas las figuras que han tenido que ver con su
vida: básicamente los miembros de su familia, a la que se agrega su
nodriza, un personaje que no está en Sófocles y enriquece
poderosamente el significado del texto incorporando una visión
de la infancia desde la mirada de alguien ajeno a la estructura
familiar (“Ana, tú eres el único ser que he conocido, iba a decir: la
única diosa”). Así, en este permanente diálogo con ellos desde el
lugar privilegiado de la no-vida (que no es lo mismo que la
muerte), Antígona va haciendo aflorar (a sí misma) una nueva
conciencia de sí, un redescubrimiento que es en realidad su verdadera
existencia que le ha sido negada en el mundo real.

Por eso, la tumba comienza por no ser un lugar de


horror, sino un útero que en lugar de acogerla al
principio de la vida, la protege en el otro extremo:
“Una cuna eres; un nido. Mi casa”. Y en ese útero la
primera acción de Antígona es intentar liberarse por
fin de la luz del sol, la que con su claridad cegadora le
ha impedido hasta ahora ver. Ella quiere sumergirse en
la tiniebla en busca de otro Sol, el “sol de la noche”, “el
que me desvelaba haciéndome esperar la llegada de alguien, de
alguien, de él, haciéndome sentir, saber, al mismo tiempo, que no
llegaría nunca”; y a través de sus diálogos sumidos en el delirio va
avanzando hacia esa nueva claridad, claridad diferente, que va tejiendo Busto de Sófocles en el Museo
en el curso de un proceso no de carácter deductivo, sino intuitivo, Pushkin. Procede de la página:
http://es.wikipedia.org/wiki/
abierto por igual a los descubrimientos y a las revelaciones. “Esta tumba
Sófocles
es mi telar. No saldré de ella, no se me abrirá hasta que yo acabe, hasta que
yo haya acabado con mi tela”. Y más adelante: “Seguirlo cuando la oscuridad
lo envuelve, entrarse con él en lo más denso de las sombras, reducirse hasta
llegar con él a la secreta cámara donde la luz se enciende”.

Camino de autoconciencia en el que hay que desaprenderse primero


para poder abrirse a una mirada diferente. “La verdad es a la que nos
arrojan los dioses cuando nos abandonan”; y esa verdad hiere porque es,
más que nada, conciencia del abandono.

Cuando la luz es excesiva y no hay un espacio para refugiarse en la


154 Reflexiones sobre “La tumba de Antígona” de María Zambrano • Antígona

oscuridad donde sólo sentir los latidos del corazón, la visión enceguece
y perturba. Antígona, en la tiniebla de su tumba, persigue encontrar
esos latidos, busca que la luz de la Razón ceda espacio a la vida que
viene de las entrañas, quiere que sea el amor quien la conduzca, como
Beatriz a Dante en su ascensión al Paraíso. “Vete, razonadora –le dice a
la Harpía-. Eres Ella, la Diosa de las Razones disfrazada. La araña del
cerebro. Tejedora de razones, vete con ellas. Vete, que la verdad, la verdad de
verdad viva, tú no la sabrás nunca. El amor no puede abandonarme porque él
me movió siempre, y sin que yo lo buscara. Vino él a mí y me condujo”.

Pero el amor de Antígona (el amor de María Zambrano) no es en


realidad el que se encarna en los hombres, en los hombres y las mujeres
(“Allí el amor no hay que hacerlo, porque se vive en él”, dice su hermano en
referencia a la ciudad utópica); es ansia de imposible plenitud que sólo
se verá completo cuando descubra esa comunión con la luz nueva. Es
Amor, con mayúsculas, el de San Juan Amante persiguiendo hacerse
Uno con el Amado. “Y allí todo será como un solo pensamiento. Uno
solo”.

La pureza de Antígona, su búsqueda última, difiere radicalmente


en Sófocles y Zambrano: resplandecer de la libertad y la conciencia
individual en uno; regreso místico al Dios desconocido, en la veleña.

Más allá de su misticismo -que se acentúa en las últimas etapas de


su producción pero apunta ya clarísimo en la época de La tumba de
Antígona- no sería justo calificar a la Zambrano de “irracionalista” o
enemiga del saber, por mucho que se empeñe en liberarse del yugo
tiránico de la Razón. Pero el Saber, el conocimiento, como ocurrió ya
en el Génesis, también exige su sacrificio necesario. “Dices saber como
si fuera posible no saber”, afirma en diálogo con sus hermanos: “Ese saber
que no busqué se paga. Cada gota de esa luz, de ésta que venís a beber ahora
ya muertos, cuesta sangre. A mí también me la llevaron, la sangre. Mi sangre
fue, todavía más que la vuestra, sacrificada: a ese saber, a esa brizna de luz”.
Esta es, en el fondo, la tragedia verdadera: la imposibilidad humana,
que está en la condición de ser hombre, de elegir entre el
conocimiento y la inocencia: la inocencia absoluta no es humana, y el
conocimiento exige el precio del sacrificio de las propias entrañas (de
la propia inocencia: el círculo se cierra).
Antígona • Enrique Zattara Hernández 155

“El sacrificio sigue siendo el fondo último de la historia, su secreto resorte.


Ningún intento de eliminar el sacrificio, sustituyéndolo por la razón en
cualquiera de sus formas ha logrado hasta ahora establecerse” (Prólogo). He
allí la historia, desenvolvimiento de una realidad enceguecida por la
luz que hay que “desentrañar” para acercarse a la nueva conciencia. La
historia que escriben, no sólo los vencedores, sino quienes no han
escuchado jamás los latidos del corazón. La historia, gran simulación
que disfraza la verdadera historia humana. “Y así la historia apócrifa
asfixia casi constantemente a la verdadera, esa que la razón filosófica se afana
en revelar y establecer y la razón poética en rescatar. Entre las dos, como entre
dos maderos que se cruzan, sufren su suplicio las víctimas propiciatorias de la
humana historia”. Como Antígona: y su familia.

Pero no se trata sólo de un reinterpretar, de un dar vuelta como un


guante el discurso de la historia. Ni siquiera sirve la utopía de
Polinices, la de ese sitio donde la claridad es perenne, donde “hay
claridad porque ninguna luz deslumbra ni acuchilla, como aquí, como ahí
fuera”. Ciudad donde ya no hay maldición posible, porque es “la
ciudad de los hermanos, la ciudad nueva, donde
no habrá ni hijos ni padres”. Ni hijos ni
padres, todos hermanos, todos iguales: la
muerte de la historia apócrifa es la imposible
anulación de las redes originales de lo
humano: la familia. (Excúsenme la tentación
de citarme a mí mismo: “Padre es quien funda
la tragedia de tu vida: tu familia”). Maldición
innata que acarrea el nacer atrapado en las
redes de una dinastía; sacrificio ritual que
exige el ser parte de una historia contada
como un relato desplegado en el tiempo. Máscaras de teatro de tragedia y comedia. Mosaico romano del siglo II. Museos
Capitolinos.

¿Cómo escapar de las redes de una historia perversa que exige el


sacrificio de lo humano? ¿Cómo hacer nacer de entre los rescoldos de
la razón un nuevo tiempo y una nueva conciencia? Despojándonos,
parece proponer Antígona (propone Zambrano), de los lastres de la
razón, dejando hablar a los “ínferos del alma”, atreverse a dejar que la
penumbra de la tumba –entre la vida y la muerte, entre el ser y la nada-
aduerma la conciencia vigilante y permita el afloramiento de la otra
parte de nuestro ser, la que reclama hacerse presente y se trasmuta en
156 Reflexiones sobre “La tumba de Antígona” de María Zambrano • Antígona

malestar y angustia. Que el que busca esa nueva conciencia “ha de pasar
por todo: por los infiernos de la soledad, del delirio, por el fuego, para acabar
dando esa luz que sólo en el corazón se enciende, que sólo por el corazón se
enciende”. Adormirse de la conciencia vigilante, del imperio de la
Razón, que abra paso a esos “claros del bosque”, porque “la vida está
iluminada tan sólo por esos sueños como lámparas que alumbran desde
adentro”, y finalmente, “el amor y su ritual viaje a los ínferos es quien
alumbra el nacimiento de la conciencia”. Antígona, que no saldrá nunca
de ese umbral entre la vida y la muerte, si no es
hacia el despertar de esa nueva conciencia, es la
sacrificada no para dar ejemplo de integridad y
coherencia, sino para que su palabra renueve las
palabras y señale el nuevo camino. “La oirás más
claramente de lejos, aunque estés sumergido en otos
asuntos –dice el Desconocido Segundo en los
últimos párrafos de la obra-. Y esas palabras que se
aglomeran ahora en tu garganta, saldrán sin que lo notes.
Su voz desatará tu lengua”. Porque Antígona seguirá
hablando, viva en los umbrales de la muerte
mientras no hayamos atravesado esa “prehistoria”
que para Zambrano sólo se acaba cuando la
conciencia individual se reintegre en el Uno. “Vida
y voz tendrá mientras siga la historia”.

Hace algo más de treinta años, cuando todavía


podía considerarme muy joven e ignoraba la
existencia de una filósofa española, exiliada, de
La actriz española Marisa Paredes y el nombre María Zambrano, escribí un ensayo en el
actor Paco Sanz en la representación que comparaba Dos versiones de Antígona, la original del gran Sófocles,
de “La tumba de Antígona” de María
escrita en el siglo VI antes de la era cristiana, y la más reciente del
Zambrano en Mérida.
dramaturgo existencialista francés de posguerra Jean Anouilh
(publicado originalmente en la revista “Arte Nova” de Buenos Aires, e
incluído en Libreta de apuntes, 2004). Entonces yo concluía: “Al final
de un largo período de veinticinco siglos, el hombre occidental, lleno
de soberbio reconocimiento de su propia individualidad, ha perdido
el sentido de su vida. Ya no le valen actitudes ni razonamientos, su
mundo muere con dolorosa agonía. No hay una Verdad, o todo es
verdadero. Pero nada tiene sentido. Ni la búsqueda desesperada de
Antígona, ni la sensatez de Creón, ni la imbecilidad del mundo que
Antígona • Enrique Zattara Hernández 157

los rodea. El hombre está sobre el mundo como una hoja a la que el
viento hace cumplir su parábola y deposita finalmente a morir.
Existimos para cumplir nuestro papel hasta el final y morir. Seamos
Antígona o Creón. Somos todos inocentes, como dice el Coro, y no
tenemos sin embargo la más cochina esperanza: debemos aferrarnos a
nuestro papel, no vacilar, porque ese es el único objeto: todos somos
iguales porque al fin la muerte ha de nivelarnos en el absurdo
sinsentido de nuestra existencia”.

Interpretaba yo, que ambas versiones –de las muchas que han
ocupado a una legión de escritores a través de los siglos- marcaban el
principio y el final de una larga etapa de la humanidad: “la larga
historia del pensamiento que media entre estas dos versiones, y se
refleja en cada una de ellas, es ni más ni menos que la historia de la
‘civilización occidental’”.

La lectura de La tumba de Antígona reabre, tres décadas después,


aquel diálogo que nunca he abandonado, y le agrega una perspectiva
nueva. ¿Completa la Antígona de Zambrano la parábola del largo
proceso iniciado en la época clásica, en el que la protagonista central
es la conciencia humana individual capaz de entronizar a la Razón
–obra del hombre- como sustento de la Historia, y que declara su
muerte por suicidio al hacerse conciencia a sí misma de gestar aquellos
“monstruos” que diría Goya? ¿Es, tras el pesimismo existencial de
Anouilh, la puerta de entrada a una nueva esperanza?

La tumba de Antígona, que quizás lleva a la literatura lo más parecido


al despliegue de la “razón poética” que preconiza la filósofa nacida en
Vélez-Málaga, es en todo caso una nueva pregunta, un sumergirse en
ese umbral donde la penumbra –que no la oscuridad- adormece la
vigilancia tiránica de la Razón para que sea posible descubrir nuevos
claros en el bosque. No hace falta construir senderos irreversibles que
partan desde aquellos claros, ni siquiera hace falta compartir las
intuiciones de la propia Zambrano (no las comparto) sobre cuál podría
ser el próximo destino. Porque lo singular de la palabra de la filósofa
nacida en la Axarquía es que exige, eso sí, complicidad, pero nunca
obediencia.

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