ANATOMIA DE LA FARINGE
Es un órgano impar y simétrico, con una longitud en el hombre de 14 cm y en la mujer
de 13 cm. Sus limites son:
Anterior: Fosas nasales, boca.
Posterior: Columna vertebral.
Superior: Apofisis bacilar del occipital.
Inferior: Esofago.
Se divide en 3 regiones: rinofaringe, orofaringe y la laringofaringe.
Rinofaringe
Es la única porción puramente aérea de la faringe.
Tiene una forma hexagonal en el adulto mientras que en el niño se reduce a una
simple hendidura. Esta situado por delante del raquis cervical y por debajo de la base
del cráneo.
Presenta seis paredes:
Las paredes superior y posterior forman un plano óseo continuo. La pared superior,
también denominada bóveda o fórnix, se encuentra por debajo del esfenoides y está
inclinada abajo y atrás, formando una curva armoniosa con la pared posterior que se
vuelve vertical. Su unión está representada por una línea horizontal que pasa por el
tubérculo faríngeo del occipital.
Entre la pared superior y el tabique nasal se encuentra el pliegue salpingonasal de
Zuckerkandl, pliegue mucoso falciforme que se extiende a ambos lados del tabique
nasal.
La amígdala faríngea, que ocupa el espacio comprendido entre las coanas y el
tubérculo faríngeo, y mide 25 mm de longitud, 4 a 6 mm de espesor y 20 mm de
ancho.
La pared posterior o vertebro basilar está formada sobre la línea media por la parte
basilar del occipital. Lateralmente, está formada por los músculos largos de la cabeza
que forman dos relieves parietales y participan en la formación de los recesos
faríngeos (fosita de Rosenmüller).
En la parte posterior, presenta un repliegue transversal poco marcado que une ambos
orificios faríngeos de la trompa auditiva, el reborde o rodete de Passavant.
La pared anterior o nasal está ocupada por la apertura posterior de las fosas nasales o
coanas, que ponen en comunicación amplia la faringe con las fosas nasales.
Las coanas son orificios situados en un plano oblicuo por abajo y por delante, de
sección ovalada de eje mayor vertical cuyo tamaño es de 25 a 30 mm de altura, 13 a
15 mm de anchura y 15 mm en su longitud máxima en la parte superior.
La pared inferior (velopalatina) corresponde a la cara dorsal del velo del paladar
oblicua por abajo, casi vertical en reposo, que prolonga el piso de las cavidades
nasales.
Por detrás del velo del paladar, el ostium intrafaríngeo comunica nasofaringe y
orofaringe.
Las paredes laterales son musculoaponeuróticas, salvo su parte anterior, que está
formada por la lámina medial de la apófisis pterigoides.
Su parte inferior está formada por el músculo constrictor superior de la faringe cuyas
fibras laterales se insertan en la parte inferior del borde posterior y el gancho (o
hamulus) de la lámina medial de la apófisis pterigoides.
En su parte central se sitúa el orificio faríngeo de la trompa auditiva, con forma
triangular de base inferior (8 mm de alto y 5 mm de ancho). Mira hacia abajo, adentro y
adelante hacia las coanas. Está delimitado, hacia arriba y por detrás, por un relieve
denominado pabellón, torus o rodete tubarico, producido por la porción cartilaginosa
de la trompa auditiva, mucho más saliente en la parte posterior.
Orofaringe
Es el regulador del pasaje de aire y del alimento a través de la faringe. Tiene que tener
la capacidad de limitar el reflujo faringo nasal, propulsar el bolo, facilitar el pasaje de
aire y participar de la fonación.
Esta limitado por:
Superior: velo del paladar.
Posterior: la columna vertebral.
Lateral: fosas amigdalinas.
Inferior: epiglotis.
El paladar blando separa la rinofaringe de la orofaringe. Es una lámina
musculomembranosa cuadrangular que describe cuatro bordes y dos caras,
posterosuperior y anteroinferior o rinofaríngea y orofaringea o bucal, respectivamente.
Sus bordes anterosuperior y laterales son sitios fijos de inserción.
El borde posteroinferior es libre, posee una concavidad inferior formada por la
conjunción de dos arcos faríngeos, uno anterior y otro posterior. El arco anterior, o
palatogloso, contiene al músculo homónimo y conecta la base de la lengua con el velo
del paladar. El límite entre la cavidad oral y la orofaringe está dado por una línea
imaginaria que pasa por ambos arcos palatoglosos, la base de la lengua y el velo del
paladar, este límite se conoce como “istmo de las fauces”.
Laringofaringe
se extiende desde el borde superior de la epiglotis hasta el borde inferior del cartílago
cricoides. Groseramente descripta, esta región presenta dos recesos laterales y una
apertura medial.
El hiato laríngeo o aditus laríngeo es el orificio de entrada a la vía respiratoria. A los
laterales se extienden los senos piriformes, como depresiones en la mucosa que
alojan entre ambos la eminencia laríngea, su eje mayor es vertical oblicuo y adquieren
el aspecto de una semiluna de concavidad medial. Hacia superior finaliza con el
repliegue faringoepiglótico, un desdoblamiento mucoso que se extiende desde el
borde lateral de la epiglotis hasta la pared lateral y separa el seno piriforme a posterior
de la valécula hacia anterior.
Nervios
Ramos sensitivos: la sensibilidad de la faringe depende principalmente del
neumogástrico, accesoriamente del glosofaríngeo, que inerva la mucosa en las
cercanías del pilar posterior, y del trigémino. Son conocidos los reflejos (náuseas,
vómitos) que provoca el tacto del velo del paladar y de la faringe. Estos reflejos, que
tanto molestan para la exploración de la cavidad faríngea, desaparecen en ciertos
casos; se dice entonces que existe anestesia de faringe. Esta anestesia puede
encontrarse asociada a trastornos paralíticos, se observa a veces aisladamente, en el
histerismo sobre todo, uno de cuyos estigmas constituye.
Ramos motores: la motricidad de la faringe está bajo la dependencia del
glosofaríngeo, que inerva el faringoestafilino, y sobre todo del neumoespinal, que
inerva todos los constrictores. Recordemos que el neumoespinal da igualmente filetes
al velo del paladar y a los músculos de la laringe, y que su lesión, cuando radica por
encima del punto donde nacen los nervios faríngeos, se traduce por una hemiparalisis
de la laringe asociada a una hemiparalisis del velo del paladar y de la faringe, no
solamente una lesión de los nervios mismos, sino también una lesión que interese sus
núcleos bulbares o sus centros corticales.
Irrigación
La faringe está irrigada por la arteria faríngea ascendente, palatina ascendente y la
arteria dorsal de la lengua.
La arteria faríngea ascendente es una arteria que se origina como rama colateral de la
arteria carótida externa. Nace justo por encima de la bifurcación de la arteria carótida
común. Se inicia de la parte posterior de la arteria carótida externa, cerca del
comienzo de dicho vaso, y asciende verticalmente entre la arteria carótida interna.
La arteria palatina ascendente es una arteria que se origina como rama cervical de la
arteria facial. Presenta ramas para los músculos de la lengua.
La arteria dorsal de la lengua es una arteria colateral de la arteria lingual naciendo a
nivel del vientre posterior del digástrico.
Las venas forman un plexo el cual drena a en el plexo pterigoides. El plexo pterigoideo
se desarrolla sobre las dos caras del pterigoideo externo.
FISIOLOGÍA DE LA FARINGE
Función Deglutoria
La deglución es una acción motora automática, en la que están implicados músculos
de la respiración y del tracto gastrointestinal. Sus objetivos son transportar el bolo
alimenticio y limpiar el tracto respiratorio. Participan en la deglución alrededor de 30
músculos y 6 pares encefálicos: trigémino (V par), facial (VII par), glosofaríngeo (IX
par), vago (X par), accesorio espinal (XI par) y el hipogloso (XIII par).
El proceso de la deglución se puede dividir en cuatro fases:
La primera es la fase preparatoria, momento en el que preparamos el alimento
mordiéndolo y masticándolo para que pueda ser trasformado en un bolo homogéneo,
que facilite la deglución. Ocurre cuando el alimento ingresa a la cavidad oral, se tritura
y mastica, mezclándolo con la saliva para que luego se forme un bolo alimenticio de
tamaño y consistencia adecuada para ser trasladado hacia la faringe y el esófago.
Durante esta fase la lengua mantiene el bolo contra el paladar duro y en caso de
alimentos sólidos genera que el alimento se disperse hacia los dientes para continuar
con el proceso de la masticación. Todo este proceso requiere de una actividad rítmica
y controlada para prevenir lesiones de la lengua. Por otro lado durante esta fase el
paladar blando, por acción de los músculos palatoglosos, se mantiene en contacto con
la base de la lengua para permitir la ventilación nasal.
La segunda es la fase oral. Después de que el alimento ha sido preparado, será
colocado en posición adecuada sobre la lengua, que se acoplará al paladar duro e
iniciará un movimiento ondulatorio desde adelante hacia atrás para llevar el bolo al
fondo de la boca. Esta fase se caracteriza por la elevación de la lengua gracias a la
acción principalmente del músculo estilogloso, que permite el pasaje del bolo
alimenticio hacia la faringe a través de los pilares amigdalinos anteriores y de esta
forma desatar el reflejo de la deglución.
En este momento se inicia la tercera fase de la deglución, que es la fase faríngea.
Una vez iniciado el reflejo, el pasaje a través de la faringe es rápido, de alrededor de 1
segundo o menos. La mayor coordinación y actividad muscular ocurre durante la fase
faríngea, en la cual mientras la lengua traslada el bolo hacia posterior, el hueso hioides
es traccionado hacia anterior por acción del musculo geniohioideo y hacia superior por
acción de los músculos milohioideo, estilohioideo y digástrico. Así, se produce una
presión negativa dentro de la faringe. La presión subglótica aumenta y la ventilación se
detiene. Como resultado final, la vía aérea inferior es protegida durante esta fase.
Mientras el bolo ingresa a la faringe por el efecto de la gravedad, de la presión
negativa y de la contracción de los músculos constrictores, el paladar blando se pone
en contacto con la pared posterior de la faringe para, de esta manera, “cerrar” la
nasofaringe y evitar así el reflujo nasofaríngeo.
Este paso del bolo desde la faringe hacia el esófago da comienzo a la última fase,
que es la fase esofágica. Ésta comprende contracciones musculares que realizan la
propulsión del bolo a través del esfínter superior hasta el estómago. La fase esofágica
de la deglución se encuentra totalmente a cargo del sistema nervioso autónomo a
través de los nervios neumogástricos (X par) y los plexos simpáticos cervicales y
torácicos. El punto final de la deglución ocurre en la unión gastroesofágica, en donde
fibras musculares esofágicas y diafragmáticas se organizan para formar el esfínter
esofágico inferior (EEI).
Función Fonatoria
La producción de la voz humana requiere de la acción coordinada de muchas
estructuras del cuerpo. Para que el sonido se produzca es necesario contar con 3
componentes:
Sistema respiratorio: Denominado el fuelle del aparato fonador, conformado por los
pulmones y la musculatura toracoabdominal que genera la energía necesaria para
movilizar la columna aérea que llega a la laringe.
Sistema vibrador: Representado por las cuerdas vocales.
Sistema resonador: Formado por la faringe, boca, dientes, fosas nasales, y senos
paranasales. Todas las cavidades situadas por encima de los pliegues vocales actúan
o pueden actuar como cajas de resonancia de la voz. Se habla de resonadores o
cavidades supraglóticas. La faringe funciona como uno de estos resonadores. Su
estructura músculoaponeurótica permite movimientos de contracción y relajación,
modificando el diámetro, la forma y el tamaño de ésta, lo cual, asociado a los
movimientos de ascenso y descenso laríngeo, generan que la vibración de las cuerdas
vocales mediante el aire espirado resuene con mayor o menor intensidad.
Función Inmunológica
Para entender la función inmunológica de la faringe es necesario recordar que está
determinada por el llamado anillo de Waldeyer, el cual se encuentra constituido por 4
estructuras denominadas amígdalas palatinas, amígdalas faríngeas o adenoides,
amígdalas tubáricas o de Gerlach y amígdalas linguales. Dichas estructuras
constituyen un conjunto de elementos linfoepiteliales que actúan en los individuos
inmunocompetentes como un sistema de defensa. Se trata de conglomerados linfoides
muy bien organizados y ubicados estratégicamente debido a su localización en la
porción cefálica de la vía aerodigestiva, lo cual supone el primer contacto de los
patógenos del aire inhalado o alimentos ingeridos con los sistemas defensivos del
organismo.
Si bien las amígdalas forman parte de la inmunidad específica, debido a su gran
actividad macrofágica también tienen una función de defensa innata. En relación a la
inmunidad específica el anillo de Waldeyer induce una respuesta humoral sérica frente
a antígenos potencialmente patógenos de dos tipos:
General: Da lugar a la producción de inmunoglobulinas que luego pasarán al torrente
circulatorio. Para esto inicialmente el antígeno penetra en el fondo de las criptas
amigdalinas, a través de las células fungiformes del epitelio amigdalino. Los antígenos
pueden también llegar a la amígdala a través del torrente sanguíneo. Los linfocitos B a
los cuales se presentan estos antígenos sufren una estimulación mediada por células
T que los hace madurar, transformándose primero en linfoblastos B y luego en células
plasmáticas productoras de Ig.
Local: A través de la producción de inmunoglobulinas in situ. Éste es una respuesta
inmunológica defensiva local, por el cual se ponen en contacto el antígeno con el tejido
linfoide para, de este modo, poder los linfocitos reconocer al antígeno. Debido a la
emigración de linfocitos desde el interior de las amígdalas el epitelio de éstas se va
dilacerando y de este modo dejando zonas de epitelio quiescentes. El epitelio
dilacerado formará una sustancia amorfa en la luz de las criptas que eventualmente se
irá liberando hacia la luz faríngea, conocida como caseum. La presencia abundante de
caseum en la luz de las criptas amigdalinas es indicativa de una intensa actividad
funcional, la cual es estimulada por la irritación e inflamación, por lo que es más
abundante en amígdalas que han sufrido numerosas infecciones víricas y bacterianas,
ante las cuales éste es un mecanismo de defensa.