Literatura chilena, Pedro lemebel

Este artículo estudia las variaciones de la estética de la risa en Tengo miedo torero, de Pedro Lemebel. La estética de la risa debe entenderse no sólo como la presencia de distintas formas humorísticas, sino específicamente como la expresión de la alegría de vivir, la instauración de un mundo mejor, equitativo, feliz y, por tanto, utópico. En las siguientes páginas se advertirán, aunque de manera sucinta, las características generales de la estética de la risa, para analizar finalmente cómo se incorporan y trabajan géneros como la sátira, el humor melancólico o la parodia, y figuras de la risa como el loco y el ingenuo en la novela del escritor chileno.

Resumo: Através da análise de Tengo Miedo Torero, único romance do escritor chileno Pedro Lemebel, objetivamos entender como os corpos políticos dicotomicamente representados na narrativa se articulam como uma construção performática do autor, inserido no seu projeto de militante da memória nacional chilena. Mais especificamente, buscamos discutir a representação destes corpos e seus espaços privados e públicos, assinalando algumas inadequações e insuficiências políticas promovidas por modelos de gênero culturalmente construídos e ainda cristalizados.

Este estudo analisa a poética dos registros fotográficos de Severo Sarduy (Cuba,1937-1993), Pedro Lemebel (Chile, 1952-2015), Alair Gomes (Brasil, 1921-1991) e Hudinilson Júnior (Brasil, 1957-2013). Pelo corpo e artifício, sensibilidades percorrem as obras que revisitam não só barroco, mas o neobarroco em sua dimensão estética. Por uma dobradura, procuramos entre o queer e a fotografia pensar no performativo do corpo como imagem através da melancolia e do trauma. O que denominamos de “pele das imagens” se aproxima de uma textura do entre-olhar que nos toca, como uma superfície que se estende de uma pele a outra.

Cuando la dictadura militar en Chile llevaba ya 13 años, en 1986 Pedro Lemebel, escritor y artista chileno, llega a una reunión de partidos de izquierda en la Estación Mapocho (centro cultural de Santiago) calzando por primera vez zapatos con tacones y maquillado con una hoz y martillo en el rostro. Allí lee su manifiesto "Hablo por mi diferencia" un texto que se encuentra "a mitad de camino entre el cuento, la crónica y la poesía"[1]. A través de este acto performativo, el escritor se presenta y re-presenta a sí mismo, desafiando la normatividad heterosexual, y denunciando a su vez el ideal del sujeto militante que margina y excluye al "diferente". En este trabajo intentaremos abordar desde una perspectiva que entiende a la representación desde un enfoque discursivo[2], según el cual todo significa en el discurso y el conocimiento que produce este discurso particular, se encuentra dentro de relaciones de poder, regula la conducta, construye identidades y subjetividades[3], el sentido performativo de la lectura del manifiesto en ese contexto, las representaciones hegemónicas a las que se enfrenta Lemebel a través de su acto y de sus palabras, así
como también la auto-representación que construye por medio de esta práctica y de su manifiesto.

En el presente artículo me propongo analizar tres crónicas del escritor chileno Pedro Lemebel, "Zanjón de la Aguada" (2003), "La esqui-na es mi corazón (o los new kids del bloque)" (2001) y "La Babilonia del Horcón" haciendo especial hincapié en la figura de los marginados del esce-nario urbano neoliberal. La hipótesis central sostiene que la escritura del autor interviene en el universo de las representaciones de los sujetos subal-ternos y/o violentados por el Estado, deconstruye/ contesta las narrativas hegemónicas y propende a la emergencia de subjetividades críticas y solida-rias en la construcción de proyectos políticos alternativos.

Mucho se ha escrito sobre el compromiso de Pedro Lemebel con la justicia social en un país extremadamente conservador y católico como Chile, de sus orígenes pobres en el Zanjón de la Aguada, de su militancia política y de su acérrima defensa de los marginados, sobre todo la población gay, comunidad de la que era parte. Menos se ha escrito sobre su estética, ese estilo particular que vistió de arte su ética revolucionaria transformando su género predilecto —la crónica— en un auténtico tour de force.
En este estudio nos centraremos en el valor estético de su estilo a partir de las crónicas contenidas en Poco hombre, Pedro Lemebel, crónicas escogidas, con prólogo de Ignacio Echevarría, colección publicada por la Universidad Diego Portales, la que incluye además sus textos “Manifiesto” y “A modo de sinopsis”.

Pedro Lemebel fue un escritor dionisíaco, cultor del exceso, de la parodia, dela críca mordaz enarbolada en un lenguaje barroco, y que se paseaba por los cánones en taco alto. Fue el autor de la pulsión y los senmientosrebeldes, el que desordenó las categorías de género y mantuvo, hasta elnal, un consecuente punto de vista políco. Fallecido el reciente enero deja una serie de textos que ponen el dedo en la llaga de los males sociales del país; lúcido y juguetón no dejó Títere sin cabeza y pintó en sus textos un gran fresco social del Chile de fines del siglo XX