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Fobias

2021, Las fobias

Luis Fernando Zapata Bedoya. Intrincaciones de sìntomas entre lo metafòrico y lo simbòlico en la invetigaciòn acerca de Las fobias.

LUIS FERNANDO ZAPATA BEDOYA FOBIAS Y PSICOANÁLISIS Una contribución a la investigación sobre la etiología de las fobias. El síntoma en cuanto metáfora de lo inconciente. 1 Otras textos del mismo autor: -Epistemologìa de las ciencias humanas. 1996. U. P. B. Medellìn. Colombia. -Construcciones en el psicoanàlisis. Un estudio sobre tècnica y clìnica psicoanalítica. 2007. Ed. Lealon. Medellìn. Colombia. -Genealogìa de la violencia. Un estudio psicoanalítico sobre las fuentes de la agresiòn, el amor y la angustia en nuestra sociedad. 2010. Ravenna. Italia. -Psicoanàlisis y psicoactivos. Aporte psicoanalítico a la investigaciòn sobre los procesos psìquicos que intervienen en el consumo de sustancias psicoactivas. 2011. Ravenna. Italia. -Paterlogìa. Una disciplina psicoanalìtica que investiga la figura del Padre en sus mùltiples implicaciones. 2016. Ravenna. Italia. -El duelo en el psicoanàlisis. Nuevas contribuciones al estudio de la experiencia sobre el duelo. 2020. Ravenna. Italia. -La funciòn fraterna. Estudio psicoanalítico sobre la inter-relaciòn entre los hermanos. 2021. Ravenna. Italia. Explicaciòn de la caràtula: Surreal Cherry Trees. Painting by Leah Saulnier. The Painting Maniac. Leah Saulnier es una artista que pinta al olio. Humorista, surrealista y retratista. Su versatilidad no tiene lìmites. Su arte està marcado por lo macabro, lo humorìstico y elementos a sorpresa. Combina lo absurdo con lo racional, las personas, las màquinas y la naturaleza. Naciò y creciò en Midwest. Hija de un artista y mùsico. Reside en Santa Fe, New Mèxico desde 1992. 2 LUIS FERNANDO ZAPATA BEDOYA FOBIAS Y PSICOANÁLISIS Una contribución a la investigación sobre la etiología de las fobias. El síntoma en cuanto metáfora de lo inconciente. 3 4 “... Juanito recobra la salud, no se asusta ya de los caballos y trata a su padre con libre familiaridad, como èl mismo nos comunica, un tanto divertido. Pero lo que el padre pierde en respeto lo gana en confianza: 'como supiste lo del caballo, creìas que lo sabìas todo.' Y es que el anàlisis no destruye el resultado de la represiòn. Las pulsiones antes dominadas y sometidas siguen estando. Pero alcanza estos resultados por otros caminos. Sustitituye la represiòn por el dominio mesurado. Parece aportarnos la prueba, tan buscada, de que la conciencia tiene una funciòn biològica y que su entrada en juego supone una importante ventaja. S. Freud. Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años. (1909). Pag. 1438 O. C. Ed. Biblioteca Nueva 5 6 ÍNDICE Pag. 9 Introducciòn 13 El psicoanàlisis y las fobias 15 Origen de la teorìa acerca de las fobias 17 Hermenèutica psicoanalìtica sobre la naturaleza de las fobias -Mecanismos que intervienen en la estructura fòbica -La regresiòn -El desplazamiento -La sustituciòn -La proyecciòn -La tranformaciòn en lo contrario -La racionalizaciòn del sìntoma. 31 Contexto freudiano sobre la investigación de las fobias 33 El yo y su relaciòn con el sìntoma fòbico 35 Stress, defensa y situaciòn fòbica 39 Engranaje zoofòbico en Freud 43 Totemismo, factor negativizado y factor positivizado 47 Henry Ey y la neurosis fòbica 49 Diacronìa fòbica. -Conductas fòbicas: A. Conductas de evitaciòn B. Conductas de tranquilizaciòn 53 El significante fòbico en Lacan 57 Aportes a la clìnica de la fobia 61 El lenguaje y la estructura fòbica 65 Bleichmar E. D. y las fobias por insuficiencia de las funciones yoicas 69 71 73 77 79 83 Objeto fòbico vs. objeto fetiche Los objetos fobìgenos y el sujeto de soporte El sujeto de soporte en psicoanàlisis El mundo externo, el cuerpo y la dinàmica psiquica Weltanschauung y catalizaciòn de los propios recursos psìquicos “Congelamiento” en las funciones de la angustia y las 7 manifestaciones fòbicas 87 Proceso operativo del conflicto biogràfico desde el psicoanàlisis 91 “Coagulaciòn” de los nùcleos fantasmàticos 93 Coordenadas endògenas y exògenas de la experiencia fòbica 95 El encuadre fòbico 101 Anti-reflejo fòbico -Enganche imaginario y alienaciòn simbòlica 105 La metàfora del sìntoma fòbico. -La necesidad de metaforizar el conflicto 109 Heterotopia del sentido de la pulsiòn en la satisfacciòn fòbica 115 Pathos y representación fòbica 121 Referencias bibliogràficas 127 Índice de esquemas 8 INTRODUCCIÓN La investigaciòn acerca de los procesos psìquicos que intervienen en la etiologìa de las fobias està desplegada en una serie de textos disgregados a partir de factores que obedecen a lo històrico, a lo geogràfico, lo diacrònico, lo sincrònico, tendencias teòricas especìficas, entre otros. Es preciso enfocar las nuevas investigaciones con base en las transformaciones de caràcter contemporàneo que incluyen una gran extensiòn de tèrminos y configuraciones del todo novedosas. Con el aporte de Freud hemos aprendido que la manifestaciòn de las fobias nunca se presentan de modo aislado o independiente de otros factores patologizantes al interior de procesos sintomàticos altamente complejos. Hemos observado de què manera estos procesos inconcientes, en muchas ocasiones latentes o camuflados, difìcilmente salen a la superficie del lenguaje y tienden a crear nudos traumàticos poco descifrables. Nos hemos extendido en ofrecer una variedad amplia de explicaciones a partir de mùltiples realidades encontradas a partir del conflicto interno, las formaciones defensivas, la sintomatologìa maleable, las reacciones del yo, el stress, los factores depresivos, las distintas fases de la evoluciòn pulsional, las neurosis, las tendencias ero-thanàticas, los objetos fobìgenos, los procesos operativos inconcientes, el sujeto de soporte, los transtornos de ansiedad, los nùcleos fantasmàticos, el lenguaje y su funciòn significante, la alienaciòn simbòlica, el encuadre fòbico, la necesidad de metaforizar el conflicto, entre otros. 9 Para comenzar la contextualizaciòn de la problemàtica ubicamos la posiciòn del tema al interior de las fuentes psicoanalíticas mismas, nos referimos a la hermenéutica freudiana donde la teorìa acerca de los mecanismos que intervienen en el sìntoma fòbico despliega un abanico de posibilidades investigativas. Rastreando el lugar comùn donde puede ser homologada la conformaciòn fòbica a una nosografìa mucho màs amplia del sujeto nos encontramos con elementos de estudio como la extensiòn de las funciones del yo, el “engranaje” zoofòbico, el totemismo, el factor negativizado y el factor positivizado, una particular weltanschauung que configura la visiòn del mundo desde una percepciòn reactiva de las configuraciones vinculares. Se trata de un conflicto con la representación de las cosas, las situaciones, los espacios, el proprio cuerpo, la imagen de sì mismo, la amenaza significante de los animales, donde la idea psìquica del encuentro repentino con ciertas realidades despierta la percepciòn de una amenaza, un peligro, un signo de inestabilidad y ahogo con respecto a las alternativas ofrecidas por la funcionalidad del yo. Evidentemente el yo del sujeto fòbico se ve enfrentado crucialmente a deliberar sobre una serie amplia de dicotomìas: lo permitido y lo prohibido, el principio del placer y del displacer, lo real y lo imaginario, lo real y lo alucinante, graves estados de angustia, el amor y el odio, ausencia y presencia del Padre, ausencia y presencia de la madre durante la infancia, lo “endògeno” y lo “exògeno”, los deseos del yo y las imposiciones del superyò, los intereses del yo y la voluntad del ello, los contenidos reprimidos en contra de formaciones reactivas, el ideal del yo en contra de la des-identificaciòn. 10 11 12 El PSICOANÁLISIS Y LAS FOBIAS Freud plantea el estudio de las fobias en dos fases del proceso neuròtico. La primera tiene que ver con la represiòn de la libido, con sus manifestaciones y con el proceso de su transformaciòn en angustia. Esta fase se fundamenta a partir de su permanencia en un posible peligro considerado como externo. En la segunda fase comienzan a instaurarse las formaciones -psìquicas- defensivas cuya funciòn especìfica es la de impedir un contacto con la representaciòn del peligro, el cual es relegado por un mecanismo proyectivo al campo de un hecho del todo exterior. Las fobias pueden ser caraterizadas no por una operaciòn psìquica de temor sino por varias de estas que a su vez interactùan organizando manifestaciones reactivas. Intentan proteger al yo de una representaciòn de inestabilidad, amenaza o riesgo, uno de sus rasgos generales es el de implicar un mecanismo de desadaptaciòn con respecto a un contexto o a una situaciòn considerada como generadora de conflicto y crisis. Las motivaciones latentes procuran la activaciòn de conductas de evasiòn frente al encuentro con determinada circunstancia, objeto, animal o actividad. Entre los factores interactuantes en la evoluciòn de las fobias podemos resaltar los siguientes: -El factor de adaptabilidad de la respuesta frente al temor configurado. -El factor del contexto situacional. -El factor de las capacidades racionales. -El factor consecuencial de las reacciones o de re-aseguramiento. El estìmulo fòbico esta compuesto en especial por un temor irracional, generalmente no expresado mediante el lenguaje verbal, y por un 13 innombrable nivel de ansiedad o dolor que se rastrea mediante las relaciones entre el superyò y el ello. El incremento de la capacidad de adaptaciòn a circunstancias novedosas no corresponde al estado real del mundo exterior. El sistema de reacciòn limita la visiòn del mundo y define el alcance de las percepciones no peligrosas, no amenazantes. En este punto hemos de interrogarnos por la funciòn del objeto fobìgeno y sus implicaciones frente a la desproporciòn de la angustia, las diferencias se verifican en torno a la intensidad mas que a la referencia sobre los contenidos. Es factible constatar el lugar de la ausencia respecto a los significados que no logran explicarla, el fenòmeno ansiògeno actùa resistièndose al nùcleo etiològico que le ha dado origen y cuyo semblante semàntico permanece desconocido por parte de los intereses del yo. 14 ORIGEN DE LA TEORÍA ACERCA DE LAS FOBIAS Segùn Martìn Seligman la consideraciòn que propende por la definiciòn de las fobias tiene su base en factores biològicos. Los organismos vivos y en especial los seres humanos estàn preparados para asimilar el concepto de temor con aquellos estìmulos externos que de algùn modo han representado una amenaza para la evoluciòn de la especie en su historia psìquica. La teorìa de la preparaciòn a la fobia de Seligman indica cuatro rasgos ineludibles en la delimitaciòn del concepto: -Una ràpida adquisiciòn. -Rasgos irracionales. -Sentido de pertenencia. -Alta resistencia a la extinciòn (dificultad para su desapariciòn). En este sentido la existencia de las fobias tienen como propòsito esencial la conservaciòn de la especie ante peligros externos, crea lazos de pertenencia social donde los seres vivos cumplen un ciclo vital auto-protectivo. El sujeto adquiere cierto nivel de habilidad para seleccionar y clasificar estìmulos variables segùn aquellas experiencias vivenciadas como amenazantes, adquiere la capacidad para discernir el significado de un rasgo evidente o indirecto mediante una asociaciòn de representaciones ya antes experimentada. Por su parte Stephan G. Hofmann1 plantea que es preciso ampliar la teorìa acerca del proceso de formaciòn de las fobias estudiando los factores cognitivos que influyen en su operacionalidadò. Es asì que Öhman y Mineka en su obra “Miedos, fobias y preparaciòn: hacia un modelo evolucionado del temor y su aprendizaje” (2001), exponen los detalles de un modelo selectivo y asociativo donde la supremacìa de 1 Departamento de psicologìa de la universidad de Boston. 15 los temores se transforma en manifestaciones fòbicas mediante cuatro fuentes primordiales: – Selectividad respecto al mòdulo de entrada. El temor experimentado obedece a la sensibilidad establecida en situaciones amenazantes del pasado evolutivo. – Automaticidad. El anàlisis del temor evolutivo puede desenmascarar estìmulos significativos incluso bajo una percepciòn real del contexto en cuestiòn. – Encapsulaciòn. El temor resiste a las consideraciones racionales estableciendo una modalidad de encapsulaciòn del sujeto. – Circuitos neuronales especializados. Los circuitos neuronales especìficos han condicionado la estructura de formaciòn de los temores durante miles de años de evoluciòn humana. 16 HERMENÉUTICA PSICOANALÍTICA SOBRE LA NATURALEZA DE LAS FOBIAS Mecanismos que intervienen en la estructura fòbica La regresiòn. La situaciòn traumàtica o no es producida con los mismos medios con los cuales se quizo evitar dicha situaciòn. La funciòn de la angustia a priori desempeña el rol de transformar la regresiòn en circunstancias anteriores, en un terreno abonado para el pànico o el temor variable, repetitivo. El fracaso de la funciòn a priori de la angustia se realiza cuando la elevada tensiòn interna del yo, el estado de bloqueo, ha cultivado un campo adecuado para el incremento de la angustia, en esta encrucijada la señal de peligro por parte del mismo yo actùa como el encendedor de una bomba a tiempo. Frente a una situaciòn de amenaza la reacciòn de un sujeto en situaciòn de tensiòn es diferente a la reacciòn de un sujeto con ausencia de esta tensiòn. En el primer sujeto re-aparecen temores que son utilizados por el superyò para establecer de modo latente una disposiciòn a la explosiòn que proviene de ansiedades originarias acerca de la particular percepciòn del peligro, una disposiciòn hacia el estado de la paràlisis, Es de resaltar que si el peligro percibido es imaginario o real las condiciones del estado de pànico y angustia no cambiarìan en absoluto. La re-activaciòn inconciente del conflicto a posteriori se configura en cuanto una formaciòn sintomàtica que revela su etiologìa patògena. El yo intenta provocar una señal de angustia ante la cercanìa de un riesgo, pero esta señal no se produce, lo que ocupa su lugar es el pànico de la angustia, desde ese momento la predisposiciòn al temor 17 queda fijada a la situaciòn originaria que ha dado origen a este primer hecho conflictivo. Etiologìa conflictiva de la fobia Situaciòn originaria → de conflicto Señal de alerta → por posible peligro Fijaciòn Repetitiva → de la angustia originaria Reacciòn Sintomàtica Fòbica El concepto especìfico de una representaciòn acerca del objeto o de la situaciòn amenazante habrà de explicarse en tèrminos de ligazòn al proceso de limitaciòn de la angustia o de la autodestructividad reprimida. En dichas operaciones de ligazòn el trabajo del yo consiste en implementar tècnicas especializadas para enfrentar la manifestaciòn de fuertes dosis de angustia o de agresividad. Resaltamos que la agresividad latente no implica una problemàtica significativa para el sujeto, en cambio la agresividad reprimida si constituye una verdadero caudal de riesgo y peligro. Sabemos que en el mundo latente se hallan factores desencadenantes de alto relieve como el temor a la pèrdida del amor, el temor a no ser protegido, a estar desamparado, sentimientos angustiosos de culpa, temor al castigo por sentir deseos agresivos, entre otros. El desplazamiento. ¿Què es aquello que define un objeto o una situaciòn como amenazante o peligrosa? ¿Cuàles son las cualidades singulares que definen el conflicto revelado en una situaciòn? Entre las fobias de caràcter general el desplazamiento influye de manera particular cuando la vinculaciòn a tensiones latentes se realiza mediante asociaciones familiares o no, al significado simbòlico del pasado del sujeto. Existe una fòrmula que no se puede aplicar a la generalidad de 18 la nosografìa fòbica al estar evolucionada cada categorìa en un singular proceso latente y de alta complejidad, la fòrmula en cuestiòn es: aquello que el sujeto teme corresponde -por desplazamiento o transformaciòn- a lo que el sujeto desea de modo inconciente. En algunos sìntomas fòbicos la situaciòn que se teme no representa una tentaciòn temida, sino, precisamente la amenaza a causa de la cual es temida la tentaciòn, el castigo, la pèrdida del amor, la imposiciòn del superyò sàdico. Aquello que se teme convoca un significado latente -desconocido-, para el sujeto, la representaciòn de los objetos, animales o situaciones habrìa de simbolizar un contenido pulsional que se rechaza. Dejar de lado la satisfacciòn de ciertos impulsos inconcientes corresponde a la imposibilidad de reconocer su origen, a la necesidad de impedir situaciones estresantes cuyo vìnculo con circunstancias crìticas remite al pasado infantil, el encuentro con lo real de aquello amenazante termina por acrecentar en el yo un matiz sintomàtico o con estructura fòbica. En el prototipo de la agorafobia, por ejemplo, la percepciòn de los lugares abiertos trae a colaciòn significados del todo latentes u opuestos entre sì, la oposiciòn entre el mundo real y el mundo imaginario donde las manifestaciones fòbicos indican una “pantalla” con respecto a la señal de angustia originaria. Algunos autores explican la etiologìa de la angustia fòbica frente a los espacios abiertos en el conflicto agorafòbico a partir de las representaciones inconcientes que en la vida preconciente no son percibidas, nos referimos al proceso de simbolizaciòn de los lugares abiertos en cuanto existirìa en ellos un potencial peligro de ser seducido por un sujeto desconocido, de encontrar una situaciòn propicia para acceder a las pulsiones de orden sexual, o es posible, por otra parte, padecer el delirio de ser perseguido, vigilado con finalidad agresiva. 19 Un lugar abierto ocuparìa el lugar del temor a no ser protegido, de sentirse desamparado y expuesto a un peligro o a un castigo. Del mismo modo en cual se sentìa en la infancia cuando la madre u otra figura afectiva lo dejaba sòlo o cuando esta no era presente durante un periodo del crecimiento. La sustituciòn. Aquello que es temido en cuanto representaciòn indica el acceso a la pèrdida del afecto, es decir, al caos del superyò sadico, el sìntoma fòbico tiene que ver con el mecanismo de la sustituciòn con respecto a ese vacìo vital del cual se es vìctima ya desde hace cierto tiempo, el temor al abandono es sustituìdo por la proyecciòn de una amenaza interna, el sujeto podrà participar en situaciones que le generan cierto malestar cuando observa que el mundo externo le despierta nudos traumàticos todavìa no elaborados y abandonados a la represiòn. El paradigma de esta explicaciòn es reportado en el anàlisis de El caso Juanito realizado por Freud donde “el significado inconciente del temor a ser mordido por un caballo -en las calles- significaba la expresiòn oral -regresiva- de la idea de ser castrado”. 2 El dolor psìquico que se pueda experimentar en torno al pànico por hallarse encerrado en un lugar pequeño habrà de vincularse con el caràcter atemorizante que ha representado en la vida latente del sujeto el conocimiento y la aceptaciòn de la dinàmica pulsional, el sujeto identifica aquella angustia anterior con la situaciòn actual donde probablemente se siente expuesto a un castigo paterno-maternal, imaginario, y a circuitos de sentimientos de culpabilidad irracionales. La sustituciòn de factores infantiles hacia contenidos especìficos de la edad adulta se plantea en los siguientes puntos determinantes: 2 Freud, S. (1909). Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años. Amorrortu Ed. Madrid. 1995. OC. 20 -La historia biogràfica con caràcter doloroso y atemorizante. -Temor a estar encerrado en un lugar pequeño (claustrofobia). -Evitaciòn de estas circunstancias. -Inhibiciòn emotiva resultante. -Intensificaciòn de la angustia. -Sustituciòn de la vida pulsional ahora bloqueada. La carga emotiva de las ideas originarias conduce a la creaciòn de operaciones sustitutivas que contienen menor grado de presiòn psìquica sobre el sufrimiento del sujeto. En general, las pulsiones referidas contienen componentes relativos a la agresiòn y a la psicosexualidad, de este modo el trabajo del yo en modalidad autoreguladora procede con las formaciones defensivas buscando a toda costa el camuflaje de las ideas reprimidas. Aquellas fuerzas que se han unido al sìntoma continùan su lucha en contra de la represiòn, es asì que el sujeto esta padeciendo una batalla declarada entre el retorno del contenido reprimido y la expresiòn sintomàtica -fobia- del mismo, se defenderà sustituyendo algunas representaciones displacenteras por otras que involucren un significado de seguridad y protecciòn. El odio hacia la causa de la amenaza permanece anclado en las condiciones emotivas del yo, por lo tanto no se encuentra en libertad para amar o para ser objetivo en sus consideraciones. Este odio es proyectado en circunstancias o personas catalogadas como sustituciones de un antiguo superyò, se evitarà el encuentro con determinados significados percibiendo la existencia de un especìfico peligro cada vez que la angustia invade una porciòn importante de la actividad yoica, no la fortalece sino que la debilita. La proyecciòn. El mecanismo psìquico de la proyecciòn en la estructura fòbica lo 21 explicamos a partir de una situaciòn o de un objeto externo que desempeña el rol de representar un sentimiento de culpa o el sentido de una angustia inespecìfica. El temor es dirigido ahora hacia un elemento del mundo externo y no hacia un factor de la dinàmica psìquica interna, se ubica afuera una proyecciòn de aspectos intrapsìquicos. Lo que se proyecta en el mundo exterior no simboliza solamente el objetivo concreto de un impulso sino ademàs la naturaleza indeterminada de la vida pulsional en cada evento subjetivizada. La proyecciòn de ciertos impulsos proviene del rechazo a estos mismos mediante un proceso alternado de sustituciones: “La angustia de que uno vaya a ser devorado, por ejemplo, puede corresponder a deseos sàdico-orales, la angustia de que uno pueda ser asesinado corresponderìa a deseos latentes de muerte.”3 La impresiones traumàticas iniciales han sido desfiguradas con el mecanismo de la regresiòn, los autoreproches que el sujeto se dirija hacia sì mismo tiene su origen en una relaciòn conflictiva con la figura del padre o con la figura de la madre, luego estos puntos de ambivalencia e inseguridad habràn de ser proyectados hacia el mundo externo en forma de convicciones racionales. Las fantasìas inconcientes que se refieren a la permanencia en el vientre materno -tantas veces refiguradas en las producciones onìricasson la causa de algunas claustrofobias y sentimientos de pànico por sofocaciòn. El sujeto intenta privilegiar un alto sentido del equilibrio cuando coordina la necesidad de enfrentar la impulsividad libidinal con el deliberado proceso de proyecciòn en el intercambio entre el yo y el ello. 3 Fenichel, O. (1932). Teorìa psicoanalìtica de las neurosis. Ed. Paidòs. Barcelona. 22 La situaciòn externa que se teme desequilibra la constancia de los ritmos internos al tener que hacer frente a una amenaza concreta, es el caso de la fobia social donde el sujeto piensa en poder hallar una soluciòn satisfactoria al crucevìa entre lo que se desea y lo que se teme. La solicitud de huir de los lugares pequeños y encerrados permite al sujeto huir de su propia dinàmica pulsional a la cual teme con igual o mayor intensidad. Se intenta calcular un recurso màs o menos reconocido que brinde la posibilidad de fuga debido a la representaciòn del peligro que la situaciòn implica. Sin embargo, el estado de tensiòn comprobarìa el nivel de pànico ante una posible destrucciòn de la organizaciòn del yo. La proyecciòn del cuerpo en caracterìsticas del mundo exterior constituye otro eje de anàlisis en el estudio de los sìntomas fòbicos. Aquello que se proyecta cumple la funciòn de representaciòn simbòlica de los contenidos inconcientes en cuanto la tendencia a perseguir una fuente de protecciòn ante el dolor interno, el sujeto percibe que es la calle, lo que es “estrecho” y no el proprio cuerpo, la calle es amplia y no el proprio cuerpo, como en las circunstancias del agorafòbico huir de los espacios abiertos significa el deseo por huir del proprio cuerpo y de las propias excitaciones. El temor a la pèrdida de orientaciòn en el deambular por las calles remite a un temor construido por desorientarse en la vida pulsional, la angustia infantil es proyectada en el riesgo que se experimenta en la exterioridad con el fin de tramitar una vìa de fuga pre-conciente. El rechazo de un objeto interno odiado puede re-aparecer de acuerdo con el retorno de lo reprimido bajo la configuraciòn de deseos de muerte hacia otros sujetos que habrìan de requerir nuestra protecciòn, en la lucha constante contra esta serie de represiones el sujeto intenta re-asegurarse, puesto que no es permitido manifestar odio, huye de todo aquello que le despierte sensaciòn de amenaza. La necesidad del contacto inter-humano se aplica a todo ser humano 23 aunque persista la tendencia hacia la fobia social o a la ambivalencia sintomàtica. Quien teme ir muy lejos de su propia casa habrìa de expresar el temor a perder contacto con quienes convive, su ausencia producirìa la persistencia de un dolor inexpresable, retorna a un estado infantil donde se asegurarìa la protecciòn materna y lejos de su amparo se cosecharìan fuertes sensaciones de malestar. La evitaciòn del contexto que pueda simbolizar un dolor, una alusiòn a la agresiòn, se explica en cuanto deformaciòn del deseo de muerte y en los impulsos hostiles reprimidos que se han deformado mediante operaciones yoicas para dar lugar a sustituciones paliativas. El temor obsesivo a la idea de la propia muerte implica analizar el conjunto de impulsos agresivos, reprimidos, que han reemplazado la vida pulsional no patologizante. Cuando la tensiòn procurada por la angustia busca un canale para su desahogo mediante el simbolismo externo tiene vida la formulaciòn de la fobia. El sujeto enfrenta sensaciones y percepciones que limitan el anàlisis realizado por el yo en torno a su libertad y a sus alcances pràcticos en el interactuar humano. La porciòn afectada del yo pretende comprender la existencia de un peligro interno como si en realidad se tratase de un peligro generado en el mundo fenomènico, aquellas originarias crisis de ansiedad se han cimentado en la organizaciòn psìquica como plataforma fundante de un hecho traumatizantes.4 El temor a la angustia ha escogido el camino torturador que le lleva a sentir pànico por el re-despertar de esta ansiedad primitiva. El alcance limitante de la acciòn de la fobia puede extenderse cada vez màs hacia un horizonte diverso. Es el caso de un sujeto que teme cruzar las calles, y posteriormente temerà salir de su casa, y luego, no saldrà de su habitaciòn. Las pulsiones continùan a ejercer presiòn sobre los mecanismos implementados por el desplazamiento y las proyecciones, pero su efecto representa una caràcter regresivo, el equilibrio anhelado 4 Weiss, Edoardo. (1935). Agoraphobia and Its Relation to Hysterical Attacks and Traumas. Jo. XVI. International Journal of Psychoanalysis. 24 termina estructurando un sentido de confusiòn ya que el objetivo de ubicar la angustia fuera del proprio cuerpo no ha funcionado de manera eficaz.5 El re-encuentro con estas situaciones fòbicas podrà remitir al recuerdo inconciente de circunstancias donde hubo un propòsito pulsional obstruido o desplazado, el rumbo que ha tomado este propòsito ha acrecentado el ansia frente a eventos externos de proyecciòn a partir del retorno de de un “material represado”. El esfuerzo del yo por controlar y orientar la confrontaciòn con la angustia implementa recursos adecuados para ir en contra de situaciones fòbicas, mediante el uso de circuitos contra-fòbicos, mediante los procesos defensivos segùn la compulsiòn a la repeticiòn, mediante la identificaciòn con objetos no amenazantes, y la alternativa de complementarse con refuerzos protectivos de orden externo. La transformaciòn en lo contrario Con la publicaciòn de Las pulsiones y sus destinos, en 1915, Freud postula el mecanismo de la transformaciòn en lo contrarrio no sòlo como una formaciòn defensiva entre las operaciones concientes y la presiòn de las fuerzas inconcientes sino ademàs en cuanto un proceso gracias al cual el fin de una pulsiòn es transformado en su relidad contraria, por ejemplo el pasar de la actividad a la pasividad. La investigaciòn clìnica psicoanalítica ha permitido correlacionar una vez màs la intrincada complicidad del mundo pulsional en la producciòn y compulsiòn a la repeticiòn de las conductas fòbicas. Mediante la represiòn el yo intenta huir de una representaciòn amenazante convirtiendo el escenario del deseo -represo- en el escenario de algo prohibido y peligroso. El yo se observa sobresaltado por factores de orden masoquìstico o sàdico, por “la vuelta en contra del sujeto” ya que es determinado por 5 Freud, S. (1915). El inconsciente. Amorrortu Ed. Madrid. OC. 25 la afectaciòn de la meta y el objeto de un modo paralelo. El sujeto acepta no realizar algùn daño a los demàs prefiriendo hacerse daño a sì mismo, trata asì de encontrar un vìa de fuga con respecto a cualquier posiciòn de responsabilidad en el mundo racional externo. En las fobias la dinàmica psìquica sustituye el objeto externo por un objeto interno -alucinatorio-, convirtiendo el fin objetal en un motivo de reflexòn, en un padecer pasivo o reactivo. El yo del sujeto se defiente de la actividad pulsional propia proyectàndola en situaciones externas o en los demàs sujetos, implementando un mecanismo fantasmàtico: “No soy yo quien provede a la vida pulsional, son los otros quienes realizan este quehacer.” De esta manera la dinàmica pulsional habrìa de orientarse en dos sentidos, cuando parte del yo hacia el objeto negado, y cuando parte del objeto negado hacia el yo en la proyecciòn de la proveniencia pulsional. Se trata de dos procesos que funcionan a un nivel opuesto y que proporcionan la disposiciòn psìquica hacia la pasividad o la actividad. Freud considera que el retorno de la libido a partir de un objeto exterior sobre el yo -la asì denominada libido del yo o libido narcisista-, no habrà de ser definida, a su vez, como “vuelta en contra del sujeto”. Lo que sucede es un movimiento de transformaciòn donde la libido es retirada del yo y luego, en un segundo movimiento, con el retorno de esta sobre el yo, tiene vida la modificaciòn del contenido y la forma de la actividad especìfica, el amor es modificado por el odio y viceversa. En la actitud fòbica las formaciones defensivas transforman los contenidos de base para otorgarle la forma subjetiva de reacciòn o evitaciòn, la intensidad de la angustia represa aumenta la respuesta defensiva y la difìcil labor por descifrar el mundo traumàtico -genealògico- y la cadena de situaciones desencadenadas por este hecho. 26 En el anàlisis de algunos casos se ha determinado la existencia subyaciente de una segunda fobia totalmente diferente a la que se manifiesta segùn la percepciòn del sujeto. La comunicaciòn entre la fobia manifiesta y la fobia subyaciente es rastreable en el campo de lo simbòlico, a partir de las defensas màs tempranas. Otras operaciones del yo que resaltan su caràcter defensivo frente a la angustia fòbica son el rechazo directo o indirecto, tanto del orden como de las secuencias fundamentales de los hechos afectivos, la racionalidad, el aislamiento, aunque si este ùltimo puede ser considerado ademàs como consecuencia y no como un sìntoma paralelo. Racionalizaciòn del sìntoma En ocasiones la funciòn paradigmàtica de la seudo-explicaciòn subjetiva acerca de la naturaleza del sìntoma fòbico no abarca conceptos afectivos sino que se acude, de modo particular, al proceder cognitivo o moral. Cuando se procura racionalizar los rasgos comunes a una conducta fòbica el yo intenta lograr alcanzar una justificaciòn lògica o ètica de los hechos en cuestiòn o de los procesos bajo los cuales la secuencia de fases pudo haber evolucionado. El yo proyecta en el sentimento fòbico la probabilidad implìcita de la percepciòn angustiosa en el campo de las ideas persecutorias. La funciòn de los intentos contra-fòbicos desempeña el rol de fomentar a un nivel manifiesto el trabajo defensivo de la racionalizaciòn (semiobjetiva. Al no conocer el verdadero estado etiològico de la actual situaciòn representacional el yo opta por invertir considerables cantidades de energìa en la elucubraciòn intelectual en cuanto compulsiòn reactiva. Los procesos racionales son necesarios en la vida cognoscitiva de todo sujeto y constituyen una dimensiòn indispensable enla configuraciòn 27 del caràcter, sin embargo, su alcance repercute ademàs en el àmbito del delirio y circunstancias de particular resonancia nerviosa, estados alterados, excesivo stress, accidentes o patologìas fisiològicas. Los criterios para establecer si el mundo racional y las explicaciones lògicas puedan bastar para la conceptualizaciòn de los motivos vivenciales no son suficientes, el el mundo racional se ha revelado incompleto, y en ciertos casos del todo inadecuado. Es imprescindible abordar las motivaciones en escena partiendo del perfil artificioso y establecer paulatinamente una confrontaciòn con los factores de lo real, involucrando el valor de las resistencias y los nuevos sìntomas-pantalla cuyo objetivo es el de ocultar el nùcleo traumàtico de otra fuente fòbica hasta el momento desconocida. Las funciones intelectuales cultivan el hecho de que las conductas se presentarìan muy integradas al yo no obstante la distancia entre la angustia y los niveles de satisfacciòn sea todavìa un recorrido desconocido. Corresponde al yo descubrir estos contenidos artificiosos que se han conformado a partir de las ideologìas, las religiones, la ètica, la moral. La influencia del superyò procura simular el conflicto como si se tratase de una secuencia lògica y coherente. Segùn Claudio Neri las vivencias de la claustrofobia, por ejemplo, son causadas generalmente por un estado de “demasiado lleno”, con respecto al ansia por tener demasiada responsabilidad, por el esfuerzo en ser siempre perfectos para la familia, el estudio, la empresa, los amigos, la vida social, lo cual implicarìa una especie de opresiòn en algunos casos muy oprimente respecto a las potencialidades del sujeto. Un sujeto que padece explìcitamente de agorafobia podrà esconder una fobia con respecto a los otros, en su dinàmica inconciente el yo padece un narcisismo circular que no le permite acceder a lugares extensos pero ademàs percibe como amenazante la relaciòn con los otros, podrà sentirse superior o inferior pero no en igualdad. 28 “La claustrofobia emerge en situaciones de 'demasiado lleno'. Se puede sentir claustrofobia en un ascensor donde hay un gran nùmero de personas. La claustrofobia puede ser causada tambièn por un 'demasiado vacìo'. Algo de importante se ha quedado fuera del ascensor cuando se han cerrado las puertas. Las personas sienten que es algo importante pero no pueden recuperarlo. Por ejemplo, se pudieron haber quedado afuera la tolerancia y la capacidad de hacer amistad, los sentimientos que permiten compartir un espacio comùn. Deberìamos intentar recuperar estos sentimientos para que nos ayuden a disminuir o al menos a modular la claustrofobia.”6 La relaciòn con los otros se ha impregnada simbòlicamente de signos negativos, se trata de un conjunto de preocupaciones relacionadas a objetos internos, que de este modo -en la agorafobia-, son rechazados o subvalorados. El sujeto no puede evitar dichos contrastes ya que no se trata de un propòsito voluntario sino sintomàtico. 6 Neri, Claudio. (2021). Il gruppo come cura. Raffaello Cortina Ed. Milano 29 30 CONTEXTO FREUDIANO SOBRE LA INVESTIGACIÓN CLÍNICA DE LAS FOBIAS Freud ha incluido el sìntoma fòbico en la configuraciòn acerca de la histeria de angustia. Lo cual quiere decir que las manifestaciones fòbicas nunca se revelan de manera aislada sino que involucran caracterìsticas especìficas de cuadros neuròticos, psicòticos u obsesivos. Sin embargo, esto no imposibilita la definiciòn estructural del caràcter fòbico en cuanto realidad delimitada por elementos distintivos. El estudio psicoanalìtico tiene su origen en la reconocida fobia infantil y en sus conexiones con la vida psìquica del adulto, es preciso considerar la transitoriedad tan comùn en las fases iniciales de su conformaciòn, muchos casos del anàlisis infantil no llegan a expresar signos de reperecusiòn significativos en el mundo manifiesto pero lo que hay que profundizar es la simbolizaciòn y el intercambio conflictivo con lo imaginario. Las primeras hipòtesis estàn lejos de presentar posiciones rìgidas o estables, las explicaciones fluctùan de acuerdo al contexto de la teorìa y a los nuevos hallazgos. Segùn Freud, la histeria de angustia se opone a la histeria de conversiòn, allì tienen vida algunas formas de excitaciòn unidas a la inversiòn libidinal de representaciones represadas, esto ha dado vida a una formaciòn sintomàtica -sustitutiva-. Estas situaciones somàticas provienen de una representaciòn angustiante. Esta cadena de afectos generarà a su vez, en el contexto de la histeria de angustia el dominio de los procesos de represiòn sicoafectivos, hacia la determinaciòn de emprender una vìa de fuga como posible vìa de soluciòn, que re-direccione la inversiòn libidinal hacia una nueva representaciòn caracterizable por dos factores 31 esenciales: -Ejerce el rol de señal de angustia. -Ejerce el rol de “pantalla” con respecto a la real etiologìa del sìntoma Configuraciòn estructural de las fobias Etiologìa Representaciòn Señal Funciòn Representaciòn del → represa → estructural → de → sustitutiva → Fobia sìntoma de angustia pantalla 32 EL YO Y SU RELACIÓN CON EL SÍNTOMA FÓBICO En Inhibiciòn, sìntoma y angustia, Freud expone que la lucha defensiva contra la presiòn pulsional -indeseada- queda determinada con la conformaciòn del sìntoma fòbico. 7 Las primeras acciones de represiòn continùan a ejercer su dominio mediante una larga serie de secuelas, casi de un modo indefinido. La batalla contra la vida pulsional encuentra su realizaciòn en la batalla contra el sìntoma. Dicha modalidad de batalla defensiva revela dos factores diversos: 1. Por una parte, el yo se ve obligado por su propia realidad a propiciar un intento de recuperaciòn o conciliaciòn. 2. Debido a la acciòn que tiende a unificar al yo en cuanto organizaciòn, en cuanto intercambio entre sus componentes, y su recìproco influjo, la energìa no sexualizada exige instaurar su procedencia a partir del propòsito por lograr la sìntesis en torno al yo mismo. Por su propia iniciativa el yo buscarìa suprimir el aislamiento del sìntoma implementando todas las correlaciones factibles e integràndolas a su propia funcionalidad psìquica. El sìntoma fòbico es homologable al sìntoma histèrico cada vez que en ambos interviene una transacciòn entre la necesidad de una satisfacciòn y la necesidad -latente- de castigo por vìa de la culpabilizaciòn. Mediante la extensiòn de una norma del superyò los sìntomas participan activamente en la organizaciòn del yo colocando en evidencia la tensiòn entre posiciones opuestas y la influencia de las formaciones represoras. Cuando el yo intenta establecer conexiones de conciliaciòn con la firmeza del sìntoma y observa que no puede ir muy lejos en esta direcciòn decide de entablar cierto nivel de amistad con èl para sacar provecho de esta nueva situaciòn, donde 7 Freud, S. (1925). Inhibiciòn, sìntoma y angustia. Amorrortu Ed. Madrid. 33 predominarìa el lugar del sìntoma sobre el lugar de la conciencia sobre el sìntoma. Proceso de adaptaciòn de la fobia Elementos del mundo interior Elementos del mundo exterior → Representados por → El sìntoma → Representados por → El yo El yo reconoce las motivaciones y percibe las circunstancias donde el sìntoma es utilizado para llevar a cabo una respuesta ante la exigencia del superyò o para rechazar una propuesta activa planteada en los elementos del mundo exterior. El yo establece relaciones de interdependencia con respecto al sìntoma, comparte intereses y valores de autoafirmaciòn, en algunos casos se observa que el yo ha logrado un alto nivel de adaptaciòn sobre la posiciòn de dicho sìntoma para sacar ventaja de la sustituciòn. Ha sufrido una especie de fijaciòn al estado sedudonarcisista del sìntoma haciendo casi imposible el desprendimiento patologizante que este lazo entraña. Otro camino para la bùsqueda de resoluciòn por parte del sìntoma se relaciona con los efectos de la represiòn. La funcionalidad del yo no habrìa de considerarse contraproducente ya que es pacifista y de acuerdo a este principio intenta conciliarse con la sintomatologìa. El dolor se origina en el caràcter sustitutivo y en el ser representante de la vida pulsional -represada-, exigiendo en continuaciòn satisfacciones, asì el sìntoma producirìa la apariciòn de la señal del displacer y la necesidad de emprender operaciones defensivas. 34 STRESS, DEFENSA Y SITUACIÓN FÓBICA Es el efecto angustioso de la fobia lo que constituye su verdadero fundamento. La angustia no se origina en el proceso de represiòn ni de las cargas de la libido en la dinàmica pulsional sino en la instancia represora misma. El temor angustioso hallado en la zoofobia representa el miedo al superyò cruel, a la pèrdida del afecto, lo cual corresponde a un temor real, inminente, en este caso la causa se sitùa en cuanto etiologìa de la represiòn y ya no como antes se planteaba, que la represiòn generaba la angustia. El temor a los espacios abiertos en la agorafobia puede conectarse no sòlo con una inseguridad por encontrar oportunidades de orden afectivo sino ademàs a una verdadera fobia social hacia los demàs sujetos. Se trata de un despertar de la sospecha por las exigencias de la libido que asustan al sujeto cuando ejercen presiòn para salir a la superficie. Lo primario en estas fuerzas pulsionales corresponde a la disposiciòn del yo a la angustia y a la impulsividad hacia la represiòn. Aquello que produce la represiòn es catalogado como una homologìa de la angustia, en la fobia existe un temor a despertar un contenido latente que es considerado como un peligro para la integridad fìsica y psìquica. De esta manera la libido se transforma en sìntoma de angustia y la fobia indicarìa el pànico por percibir el sentido externo de tal afecto. Con respecto a la interferencia de la angustia sobre los procesos represivos las operaciones del ello experimentan algunas alteraciones a partir de la modalidad de los impulsos mismos llevadas a cabo por las tendencias infantiles. Sin embargo, la angustia de la represiòn, su cantidad y cualidad dependen directamente del monto de la carga 35 pulsional frente a la presiòn imperiosa de la libido y los impulsos afectivos. Nace ahora la siguiente interrogaciòn: ¿Còmo es factible comprender la angustia de la fobia en cuanto angustia del yo? ¿Acaso la fobia tiene su origen en el yo y no tanto en la angustia? El yo procura un intercambio existencial a un nivel històrico y biogràfico con las funciones del ello y del superyò, de esta manera postulamos una segunta teorìa etiològica màs allà de la teorìa de la represiòn. El yo reacciona ante las situaciones de peligro reales o imaginarias, mediante la producciòn de angustia podemos suponer que este proceso implica una actitud en contra del sìntoma desde el ìmpetu de un yo secundario. Por otra parte, el beneficio indirecto operado por mecanismos narcisistas nos explica que en determinados casos se han realizado muchas actividades de “transaciòn” entre el yo y el sìntoma, de modo que la situaciòn fòbica en lugar de representar algo displacentero termina siendo considerada como algo còmodo y hasta conveniente. En la fobia el yo reacciona: se El yo → defiende → de: La angustia La represiòn La exigencias de la libido De las pulsiones Del superyò Del Ello Del sìntoma configurado De la agresiòn inconciente La percepciòn de un peligro interno no causarìa por sì misma el sìntoma, pero la convicciòn de que a un peligro interno corresponda un peligro externo -proyectado, sustituido- proporciona que el yo trate de evitar ciertas situaciones con el fin de evadir la angustia unida a 36 estas circunstancias fòbicas. La angustia representa un afecto que ha venido transformàndose en la vida psìquica del sujeto, por este motivo la respuesta del yo indica una reacciòn afectiva cuya procedencia sufre un proceso deformado y disfrazado para poder acceder a la conciencia. En la fobia sobreviene un ataque de angustia que espera hallar una condiciòn protectiva que disminuya el nivel de la tensiòn entre lo conciente y lo inconciente, entre el yo y el superyò, mediante la evitaciòn o por una manifestaciòn fisiològica de los òrganos respiratorios y el corazòn. La angustia se configura en cuanto respuesta de reacciòn frente a un posible peligro, cada vez que este se vuelva a producir el factor angustioso tiende a salir a la superficie, de modo que se convierte en un instrumento eficaz para indicar y prevenir una situaciòn de riesgo mayor para la integridad psìquica y fìsica. La angustia como un estado afectivo sòlo puede tener lugar en el yo, ni el ello ni el superyò pueden experimentar angustia ni en el contenido ni en la forma. El proceso de las represiones infantiles y de muchas posteriores son motivadas por la angustia del yo frente a operaciones llevadas a cabo en el ello. Diferenciemos acà dos modelo motivacionales: -El caso donde en el ello suceda algo que active alguna de las situaciones amenazantes para la integridad del yo y le movilice a producir la señal de angustia en pro de alguna inhibiciòn. -El caso donde se constituya en el ello una situaciòn anàloga a la del trauma del nacimiento -del todo inconciente-, de la cual se origina en forma automàtica la reacciòn angustiosa. La fobia antecede la señal de angustia que buscarìa proteger al yo frente a una amenaza de orden interno y/o externo, frente a una acumulaciòn de la tensiòn de la que el cuerpo quiere ser liberado 37 mediante la existencia del sìntoma. La fobia intenta proteger al yo refugiàndose en las caracterìsticas re-asegurantes del sìntoma, propende por la evitaciòn de los peligros en las formaciones sustitutivas. La estructura fòbica consiste en la consideraciòn de un sìntoma que pudo haberse constituido en la primera infancia, en ocasiones con orientaciones nerurotizantes, y en otras bajo tendencias pre-psicòticas. Segùn Charles Melman, la sintomatologìa fòbica habrìa de ser explicada como una patologìa acerca de lo imaginario. Si bien la teorìa freudiana postula el origen de las reacciones fòbicas en la infancia podemos anotar que estas se originan ademàs en las neurosis o en las psicosis en cuanto patologìas confirmadas. Esto supone que tanto el origen como la sintomatologìa se encuentran ligados a otros factores psìquicos y no se realiza un proceso aislado entre lo no-patològico y lo patològico. Los disprocesos neuròticos y psicòticos pudieron haber tenido su procedencia en el mundo primario -infantil-, en las fases de la adolescencia y en un tiempo posterior. 38 ENGRANAJE ZOOFÓBICO EN FREUD En Totem y tabù, Freud establece un paralelo descriptivo entre las actitudes del infante con respecto a los animales y aquella de la comunidad primitiva. La infancia humana no comparte los mismos criterios impuestos por el mundo adulto para delimitar el reino de los sujetos y el de los animales. La infancia, por el contrario, considera los animales como entidades semejantes y cercanas a su propia naturaleza haciendo posible una relaciòn màs neutral. Sin embargo, en esta natural relaciòn entre la infancia y el reino animal ocurren ocasionalmente algunas dificultades. Es factible que el infante empiece a fomentar temores hacia algunos animales, evite entrar en contacto con ellos o quizà no quiera observar todos los animales de una especie determinada. Es el caso de la zoofobia, una de las perturbaciones psiconeuròticas màs comunes en la infancia y la modalidad màs prematura de esta tipologìa de patologìa. La fobia evoluciona sobre aquellos animales sobre los cuales el infante habrìa demostrado algùn interès en un tiempo anterior, la clasificaciòn de tales animales es muy compleja ya que algunos sujetos muestran fbias por insectos, mariposas, arañas, y otros de animales de mayor talla como lo son los perros, gatos, caballos, etc. El objeto de la fobia puede que no sea reconocido todavìa por el infante sino que lo ha escuchado mediante narraciones, làminas o videos. La investigaciòn psicoanalítica ha descubierto el simbolismo que prevalece en la elecciòn de la actitud fòbica hacia algunos de estos animales. Cuando el infante pertenece al sexo masculino repercute directamente cierta angustia con respecto a la figura paterna que ha sido proyectada sobre la representaciòn animalesca. El doctor M. Woolf, uno de los autores que ha estudiado con mayor rigor las 39 neurosis infantiles nos propicia la ilustraciòn donde el infante expresa un temor inexplicable hacia los perros, cuando observa uno por la calle comienza a llorar y a gritar: “¡No me cojas perrito!, serè bueno”. Por “ser bueno” querìa decir no volver a tocar el violìn, no tener movimientos onanistas.8 En dicho estudio se llega a la hipòtesis que el temor fòbico hacia los perros representa el temor hacia el castigo paterno desplazado sobre estos animales, de hecho la expresiòn “¡Perrito serè bueno!”, es decir, no tendrè movimientos onanistas, en realidad van dirigidos hacia la figura paterna que es quien establece la ley y òla prohibiciòn superyoica. Otra explicaciòn que se ha dado a la elecciòn del animal fòbico reside en el hecho de que son los mismos padres quienes han transferido al menor la inspiraciòn del temor, luego està inseguridad en forma de pànico termina manifestàndose en pesadillas, fobia a la oscuridad, en un mecanismo de desplazamiento hacia otros elementos que lo circundan. No obstante, esta segunda explicaciòn puede no aplicarse a los temores tan generalizados como las fobias a los ratones y a los escarabajos, y habrìa que analizar si tuvieron otro mecanismo de formaciòn. Desde el punto de vista totèmico Freud considera El caso Juanito como un fiel representante de la lucha edìpica del infante con su padre por obtener el amor de la madre, habìa desplazado hacia el animal, en este caso hacia los caballos una parte de los sentimientos -latentesque experimentaba por el padre. Pensaba que el caballo le podrìa hacer daño, que entrarìa a su habitaciòn para morderlo, este temor a la agresiòn era la respuesta al deseo de ver muerto al animal, cuando se logrò pacificar este temor que inspiraba al menor tuvo que luchar con el sentimiento de luto al imaginar que su padre muriese o no estuviese màs a su lado. 8 Woolf, W. (1912). Beiträge zur infantilen Sexualitä. En Zentralblatt für Psychoanalyse II, N° 1. 40 Una vez màs el natural conflicto edìpico en cuanto centro activo de las neurosis infantiles en los menores del sexo masculino habìa determinado las coordenadas del nudo traumàtico sustituyendo y desplazando unos contenidos psìquicos por otros mucho màs visibles y preconcientes. Al colocar en lo manifiesto estas transposiciones se obtiene una transvaloraciòn de los criterios etiopatològicos y una mayor comprensiòn de los fenòmenos. El infante se ha encontrado en una posiciòn afectiva de doble faz, la ambivalencia que es dirigida hacia la figura paterna trata de ser mitigada y desplazada por la intensidad del conflicto manifiesto, es en esta direcciòn que la actitud hostil, temerosa con respecto a una situaciòn externa, o a un objeto representa a tìtulo pleno la transferencia emotiva dirigida inicialmente haciala figura del padre. Una vez definidas las diferencias entre los dos conjuntos de sentimientos el objetivo de solucionar el conflicto no resulta del todo eficaz, se refuerza la intensidad de la ambivalencia y su naturaleza contrapuesta, dirigidos esta vez hacia un objeto diferente que podemos denominar objeto secundario de desplazamiento. En la resonancia fòbica intervienen ademàs factores que no son relacionados directamente al temor, el interès, el respecto, el saber, suelen acompañar el anàlisis del sìntoma y sus posteriores repercusiones. Los juegos de identificaciòn desempeñan un rol independiente en la educaciòn de los sujetos, se otorga un valor existencial predefinido al nombre de ciertos animales, en adelante la representaciòn psìquica referida a estos valores actuarà de motor en la movilizaciòn de tejidos -traumàticos- emotivos cuyos lazos de conexiòn con estos no habìan sido considerados inicialmente. En ocasiones las valoraciones establecidas otorgadas por el proceso educativo -familiar e institucional-, al nombre de estos animales o figuras mitològicas pueden ser atribuidos ademàs a los padres, a los familiares, a los objetos, a los fenòmenos naturales o a situaciones 41 especìficas. Es en esta orientaciòn que sostenemos la premisa de que una fobia cumple la funciòn de esconder o proteger la naturaleza -màs traumàtica- de otra fobia hasta ahora desconocida en la biografìa del sujeto. 42 TOTEMISMO, FACTOR NEGATIVIZADO Y FACTOR POSITIVIZADO La investigaciòn de los sìntomas fòbicos en las zoofobias infantiles ha definido ciertas actitudes en cuanto paralelas a la visiòn del mundo totemista, aunque bajo una percepciòn negativista. Refirièndose a un totemismo positivizado Freud cita un trabajo de Ferenczi donde las tendencias totèmicas tienen vida gracias a una organizaciòn narcisista y ya no con una repercusiòn directa de la conflictividad edìpica. En ambas circunstancias el elemento comùn tiene que ver con las ideas asociadas a la figura del padre en cuanto un temido adversario. Las fantasìas con respecto a la vida sexual del adulto entran en abierta contraposiciòn con las fantasìas pertenecientes a la vida psìquica infantil, si en medio a este dilema se hayan condiciones especìficas como el ejercicio del poder, el autoritarismo, la prohibiciòn excesiva y los castigos, se crearà un castigo propicio para las neurosis como un eterno retorno de los deseos por cobrar venganzas simbòlicas frente al mundo adulto. El caso de un infante llamado Arpad retomado por Ferenczi expone la experiencia del pequeño cuanto contaba con dos años y medio que estando un dìa en el gallinero de la casa intento orinar cuando una gallina intentò picarle el pene. Al año siguiente que retornò a ese lugar pudo imaginar ser èl mismo una gallina, estuvo muy interesado por el gallinero y todo lo que allì sucedìa, hasta llego a cambiar su lenguaje humano y empezò a imitar a las gallinas, comenzò a cacarear, a piar como lo hacen las aves del corral. A la edad de los cinco años retornò a su lenjuaje humano pero hablaba sòlo de gallinas y volàtiles, cantaba canciones sòlo sobre estos animales, albergaba un amor y un odio evidente, su ambivalencia era manifiesta. Su juego preferido era el de presenciar o simular la muerte 43 de una gallina o de un pollo, para èl era una fiesta asistir a la muerte de estas aves, bailaba en torno al cadàver, luego acariciaba el animal muerto, ademàs cubrìa de besos las imàgenes de las aves que èl mismo maltrataba. El pequeño Arpad era muy explìcito cuando trataba de comunicar un mensaje, los deseos totèmicos se traducìan en un lenguaje popular, “mi padre es el gallo, ahora yo soy pequeño y soy un pollito, pero cuando sea mayor serè una gallina, y cuando sea màs mayor aùn serè un gallo”, dijo un dìa. En una ocasiòn se nego a comer “madre asada” en comparaciòn con la gallina al horno. Por ùltimo, amenazaba a los demàs con el discurso de la castraciòn transfiriendo aquellas amenazas que eran dirigidas inicialmente hacia èl mismo. La causa del interès por aquel gallinero significaba fundamentalmente descubrir las relaciones entre el gallo y la gallina, la puesta del huevo y la salida del pollito, buscaba satisfacer su curiosidad intelectual orientada hacia la vida de los sujetos en la familia. Combinaba los objetos de su deseo con aquello que observaba en el gallinero. Alguna vez dijo a una vecina: “Me casarè con tigo, con tu hermana, con mis tres primas y con la cocinera... o no; mejor con mi madre que con la cocinera”. Existe en este caso la total identificaciòn con el animal totèmico -identificaciòn que segùn Frazer constituye el fundamento del pensamiento totèmico-, y la actitud ambivalente hacia este. Segùn los pueblos primitivos el valor sagrado del totem se refiere a la importancia suprema que tienen los antepasados en la celebraciòn de los rituales para identificar su memoria y su mensaje. En este sentido el objeto totèmico o el animal puede ser homologado a la figura del padre y a los valores que se tejen en torno a èl. En esta sustituciòn simbòlica, si consideramos al animal totèmico en cuanto representante de la figura paterna habràn de tomar forma los dos postulados primordiales que catalogan el totemismo, nos 44 referimos a la prohibiciòn del parricidio y al de no elegir a una mujer del proprio totem como pareja, lo cual coincide con los criterios de la tragedia edìpica donde se realiza el parricidio y el protagonista contrae matrimonio con la propia madre. Se trata de los dos deseos infantiles del ser humano donde el retorno a lo reprimido constituye el nùcleo de todas las neurosis. Homologaciòn del totemismo con la infancia -Totemismo → Prohibiciòn del parricidio y de la uniòn con una mujer del mismo totem. -Conflicto edìpico → El deseo del parricidio. El desear a la madre. -Deseos primarios del infante → Desear el parricidio. El desear a la madre. Stella Maris Gulian plantea que en la negativizaciòn del totem se sostiene el lugar fèrreo de las prohibiciones en cuanto instauraciòn del Nombre del Padre que se opone abiertamente al goce caprichoso de la madre. Segùn Lacan, “Con la ayuda de la fobia se instaura un nuevo orden del interior y del exterior, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo”.9 La positivizaciòn del totem se realiza en cambio cuando este retoma la exigencia de ir màs allà, ya no se trata de impedir el modelo prohibitivo sino que respalda la propuesta de traspasar los lìmites, las funciones del yo presentan asì un nivel de marginaciòn frente a la presiòn del goce superyoico, es factible confirmar que el totemismo positivizado corresponde a una denominaciòn del superyò en cuanto goce del otro.10 Lo que està bloqueado en las fobias es el lugar expreso del deseo bajo el peso agobiador de lo represado, con la ausencia constante del objeto 9 Lacan, J. (1956-7). Seminario: Las relaciones de objeto y las estructuras freudianas. Ed. Paidòs. Buenos Aires. 10 Maris, Gulian Stella. (2008). Fobias negativizadas y positivizadas. Rev. Fort-DA. N° 10 Nov. 2008 45 Otro, del objeto-goce. El discurso sintomàtico se apodera de todas las funciones superyoicas, se trata de un objeto internalizado en el proprio cuerpo, como en la claustrofobia, se trata de un objeto que ha sido perdido en la angustia de un espacio extenso y doloroso, como en la agorafobia. La renuncia angustiosa al deseo produce reacciones obsesivas que trastocan el mundo manifiesto y las relaciones interpersonales, allì donde se visualice la posibilidad del goce la realidad se teñirà de dolor, peligrosidad, riesgo, de modo que la angustia retorna bajo la forma de compulsiòn repetitiva, la culpa se traduce en evitaciòn para intentar controlar el impacto del objeto fòbico. Aquello que està en juego es la posiciòn del yo frente a la intensidad de la falta, de lo que està ausente, en el àmbito de los simbòlico, antesala paradògica de la castraciòn imaginaria. Origen de la fobia por tipologìa -Por la identificaciòn con las fobias de los progenitores o figuras de identificaciòn, son transmitidas. -Por contra-identificaciòn con las fobias de estos mismos estableciendo una respuesta o reacciòn a lo represado. -Por la influencia del conflicto edìpico. -Por el temor a la pèrdida del amor y a la castraciòn simbòlica. -Por deficiencia o debilidad en las funciones del yo. -Por la imposibilidad de realizar un proceso de sublimaciòn. -Por la imposibilidad de establecer relaciones objetales satisfactorias. -Por el efecto de acciones traumàticas o eventos conflictivos. -Por la calidad de la vida fantasmàtica, temores y angustias. -Por el predominio de la posiciòn paranoide. -Por la frustracciòn frente a tempranas identificaciones. 46 HENRY EY Y LA NEUROSIS FÓBICA La estructuraciòn de las neurosis fòbica segùn Henry Ey cumple la funciòn de sistematizar y de desplazar las cantidades de angustia hacia un objeto, una situaciòn singular, sujetos o acciones, donde estas referencias se convierten en generadores de un terror paralizante. Mediante el estudio de las neurosis se descubre que la angustia, en el caso de las fobias, traduce una tensiòn interior que se deriva de una imposibilidad para descargar la energìa pulsional. Por este motivo se denomina “energìa flotante” y es comparable con una nebulosa que propende por “Nombrar” dicho dolor confuso, indefinido, el objetivo central es poder localizar el lugar psìquico de este padecer y poder ubicarlo en un espacio perifèrico, habrìa que “sacarle afuera” y liberarse de este mecanismo defensivo consistente en el desplazamiento.11 Como consecuencia nos referimos a la existencia de un sìntoma constituido en cuanto fobia. La estimulaciòn que activa el sìntoma en cuanto una mediaciòn de variable intensidad està situada al externo y su misiòn es la de huir la angustia yubyaciente. El estìmulo exterior le permite al yo reunir un conjunto de reacciones singulares, tomar medidas para fortalecer la lucha contrafòbica y proporcionar la actividad destinada a la descarga de las tensiones acumuladas. Se trata de un mecanismo bastante comùn y se halla ademàs en diversos estados neuròticos, como en las neurosis de angustia, en la histeria, en la neurosis obsesiva, en la depresiòn melancòlica, en determinados delirios sistematizados, en delirios hipocondrìacos, entre otros. 11 Desplazamiento: del alemàn Verschiebung. Se realiza cuando el acento, la intensidad de una representaciòn puede desprenderse de esta para pasar a otras representaciones en origen poco intensas, aunque conectadas a la primera por una cadena asociativa. La energìa de catexis es suceptible de desligarse de las representaciones y de introducirse mediante la vìa asociativa. (J. Laplanche y B. Pontalis, Diccionario de psicoanàlisis). 47 Freud ha denominado a la neurosis fòbica neurosis de angustia. Ante la presencia de un peligro interno la neurosis tiende a sustituir dicha angustia por diversas formaciones defensivas y con algunas contracatexis cuyo fin se cundario es el de sacar a la superficie la problemàtica de pulsiones represadas. La amenaza ante la presencia de un peligro de orden interno se transforma en la amenaza por la presencia de un peligro de orde externo. La complejidad del anàlisis radica, segùn Freud, en los mecanismos inconcientes y en la ambivalencia conflictiva en cuanto sintomatologìa de las neurosis. La neurosis fòbica ha sido separada de aquella obsesiva y en la literatura psicoanalìtica es denominada indiferentemente con el nombre de histeria de angustia. 48 DIACRONÍA FÓBICA Es preciso diferenciar entre situaciòn fòbica y las conductas ligadas a esta. El hecho aislado que configura la manifestaciòn es la elecciòn del “objeto fòbico” y el relativo pànico que “re-vive” en el sujeto. El estudio clìnico de estas derivaciones ha llevado a la descripciòn de procesos patògenos unidos a representaciones pasadas donde el simbolismo del objeto de la fobia se mezcla con el afecto singular del sujeto. Las asì llamadas “conductas de tabù” pueden explicar los temas y las situaciones que reducen dichos fenòmenos a una ìndoles de manifestaciones etiològicas. J. Mallet, en 1995, postula la hipòtesis de que puedan persistir en el adulto algunas fobias que son consideradas en cuanto restos directos directos de experiencia infantiles y lo describe del siguiente modo: A. Restos de fobias de la primera infancia que se refieren a los grandes animales conocidos por el infante en experiencias directas o que ha escuchado de ellos -caballo, leòn, perro, lobo-. Dichos animales son imaginados en actitudes amenazadoras, por ejemplo de devoraciòn o persecusiòn. El famoso caso clìnico de Freud, el pequeño Hans constituye un testimonio tìpico de la fobia al caballo. B. Restos de fobia de la segunda infancia que se refieren a los animales pequeños -ratones, insectos-, son de la amenaza vivenciada representa un atentado a la integridad corporal, estos habrìan de representar una terrible aversiòn. Las representaciones visuales remiten a representaciones percibidas anteriormente de modo traumàtico, el pànico a los lugares abiertos simboliza la inseguridad no definida ante lo “insospechado”, como si se tratase de un lugar “alucinado” para buscar justificar la evitaciòn y alcanzar mayor tranquilidad. Cada especìfica fobia trata una posiciòn 49 subjetiva que indica nuevas fantasìas o ideaciones imaginarias desde la proyecciòn externa de tensiones y angustias elaboradas a un nivel interno. Sin embargo, en la investigaciòn de las neurosis fòbicas desde el mundo interno se ha descubierto un factor comùn a todas ellas, el deseo por desplazar la angustia con un pretexto màs o menos definido, en ocasiones este objeto externo -fòbico- puede cambiar de una representaciòn a otra, lo cual ha de comprenderse como un propòsito del yo por controlar la angustia real o por tratar de apaciguarla. Conductas fòbicas: Su definiciòn consiste en a estratagemas variables con el fin de mitigar la tensiòn de la angustia. A. Conductas de evitaciòn: Cuando el objeto fòbico se halla en el campo de la situaciòn el sujeto temerà el surgimiento de la crisis psìquica y fisiològica, actuarà de modo que evitarà encontrarse con el objeto tabù, esto le induce a comportarse de modo diverso, adoptando el sistema de la fuga, por ejemplo evitando ir a la calle, evitando el encuentro con muchos sujetos, realizando determinadas acciones, excluyendo otras posibilidades. B. Las conductas de tranquilizaciòn: El sujeto se asegura de estar protegido de la angustia interna mediante recursos que le permitirìan reducir la tensiòn de la angustia, por este motivo recurre a la presencia de otro sujeto, elegido o no, lo importante en esta situaciòn es no estar sòlo. El sujeto podrà sentirse seguro ademàs en su habitaciòn o con un objeto que simbolice el “alma” de la protecciòn, algo que asegure su estabilizaciòn. En 1955, ha planetado la conceptualizaciòn con el nombre de “soterìa” una variedad de manifestaciones caracterizadas por esta bùsqueda de seguridad. Es el movimiento inverso de la neurosis fòbica ya que se dirige hacia los objetos o situaciones que tranquiizarìan. No obstante, tales posiciones extremas, objetos temidos y objetos buscados se 50 complementan, ambas direcciones pueden ser orientadas por ideologìas, supersticciones, donde se mezclan -ambivalentementetendencias fòbicas con provocaciones de ìndole contra-fòbico. 51 52 EL SIGNIFICANTE FÓBICO EN LACAN El anàlisis de la fobia se refiere a una especìfica relaciòn con el deseo, con el significado y con los interrogantes desatados por la represiòn, por el trabajo del mecanismo de la denegaciòn, creàndose elcamino abonado para la conformaciòn del pànico frente a lo simbòlico de la psicosexualidad, frente a los elementos del mundo real que remitan a la intensidad de aquellas anteriores represiones. El conflicto se halla atravezado por una historicidad, por una modalidad de saber inconciente en conjunto: S (Ⱥ)- Segùn Lacan, en cuanto lugar del lenguaje, donde el sujeto se ubica en la transmisiòn del significante, mediante las redes simbòlicas del lenguaje el yo comienza a conformar el nudo que une la filiaciòn a los valores de la nominaciòn. El temor por perder el amor de los otros -primero el de la madre y luego el de los otros-, “historiza” los diferefentes lugares ocupados por el sujeto con el fin de disminuir la intensidad del peligro, del temor por padecer algùn daño fìsico, mutilaciòn o muerte simbòlicas. La posiciòn de la figura del padre ausente contribuye de manera decisiva la instauraciòn de una imagen paterna en el mundo de lo imaginario, se tratarà de una funciòn paterna alucinatoria bajo el signo del vacìo. Es en esta direcciòn donde aparece la pregunta por la ley ausente del padre en cuanto ley de la ausencia y de su duelo. En la organizaciòn fòbica las conexiones entre el mundo interno y el mundo externo se caracterizan por el impase entre un lenguaje interno y el modo con el cual el sujeto se ubica en el mundo real. Esto sucede 53 cada vez que la conexiòn entre las palabras y lo imaginario -en el espacio y en la visiòn del mundo- constituyan una soluciòn particular. La reacciòn fòbica es la respuesta a un “andamiaje” llevado a cabo entre factores inconcientes con el fin de evitar el displacer de la neurotizaciòn de los procesos preconcientes, es la selecciòn de una resoluciòn determinada para la simbolizaciòn de las actividades racionales que intervienen en la evitaciòn de las circunstancias fòbicas. A partir del anàlisis que Lacan realiza del texto de Freud sobre el pequeño Hans, se propone el pasaje de la consideraciòn sobre el objeto fòbico a la consideraciòn sobre el significante fòbico. 12 La idea central de este significante permite al infante del caso Hans poder simboizar lo real del goce fàlico aunque si para ello habrà de confrontarse con las operaciones edìpicas. El objeto fobògeno se instaura como aquello que es implementado para “enmascarar”, en el espacio subjetivo, la angustia fundamental del yo. Para poder enfrentar lo intolerable de esta angustia el yo se sirve de la motivaciòn esencial del temor frente a un elemento externo. En este punto habrìa que interrogarse: ¿Què es aquello que relaciona el objeto fobògeno con el significante fòbico? La problemàtica no ha sido abordada de manera directa sino mediante la teorìa del objeto ɑ. Lacan se pregunta si es posible referirse a una estructura fòbica propiamente dicha.13 No se puede prescribir una tipologìa clìnica sino que se revela un “crucevìa” que sòlo es descifrable desde el sustento articulado del anàlisis sobre las obsesiones, la histeria, en cuanto sìntomas neuròticos. Tanto el objeto fòbico como el objeto fetiche presentan una relaciòn directa con la angustia de castraciòn, ambas situaciones establecen valores significantes y valores imaginarios en torno al goce fàlico y a 12 Lacan, J. (1956-57) La relazione d'oggetto. Seminario IV. Ed. Paidòs.. Buenos Aires. 13 Lacan, J. (1963). Les Noms-du-Père. Inèdito. 54 su reglamentaciòn. De acuerdo con Ch. Melman, el animal fòbico no representarìa el Nombre-del-Padre sino màs bien al falo, el animal no indica una extensiòn de la configuraciòn paterna o la represiòn del odio hacia este, se trata de un “retorno” hacia una imaginaria paternidad totalmente diversa del mundo real.14 Esta hipòtesis hermenéutica sobre la naturaleza intrìnseca del objeto fòbico sufre una modificaciòn decisiva en el seminario XXII -R.S.I-, (1974-75), en el cual lo imaginario es ubicado con justicia en el mismo plano de los otros dos registros, el real y el simbòlico, se describe ademàs de què modo este hecho es indispensable para el “anudamiento”. Al tratarse de u sujeto hablante que es atravezado por la angustia primitiva ante el falo paterno descubrimos que el lugar reservado por las sustituciones simbòlicas a la angustia derivada le corresponde, de un modo directo, el equivalente casi traumàtico Փx donde se delimitan las funciones del hiato radicale entre la diferenciaciòn sexual. Aqui entra en juego la influencia terciaria del componente pre-edìpico donde la “escena primaria” habrìa instaurado un terreno propiciohacia el enraizarse de las actitudes fòbicas y contrafòbicas. 14 Lacan, J. (1968-69). Seminario XVI. D'un Autre à l'autre. Inèdito. 55 56 APORTES A LA CLÍNICA DE LAS FOBIAS Los diferentes retos a los que nos expone la investigaciòn sobre las conductas fòbicas propenden por la configuraciòn de una estructura especìfica, en el pasado muchos casos clìnicos habìan sido considerados en cuanto extensiones colaterales de modalidades patològicas diferentes. Existen catalogaciones acerca de reacciones fòbicas a los animales , al espacio cerrado y al espacio abierto: manifestaciones claustrofòbicas y conductas agorafòbicas. Desde la prospectiva de Legrand du Saulle los espacios pueden ser organizados a partir de la òptica de lo fobògeno, de la posibilidad de que la representaciòn de estos lugares generen actitudes de angustia y amenaza.15 Aquella mirada que se pierde al contacto con lugares extensos sin tener algo para reposar la vista genera ansiedades que tienen que ver ademàs con lo fisiològico. El sujeto teme perder su autonomìa o parte de ella al sentir que la confusiòn propicia la desubicaciòn de los puntos de referencia internos y externos, permanece siempre la alianza con los puntos de fuga y las conductas de evitaciòn, como si se estuviesen buscando antiguas identificaciones especulares, a las cuales se les adjudicarìa el origen de cierto nivel de seguridad y autoprotecciòn. En el seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanàlisis, (1964), Lacan reconoce que el psicoanàlisis ubica el puesto de la mirada en el punto de fuga de un cuadro. 16 este punto de fuga ha sido inducido por una relaciòn con los lugares cada vez que estos espacios simbolizantes en la fobia representan algo parecido a un peligro angustioso, lo real mismo de la mirada y ya no su representaciòn. 15 Legrand du Saulle H. (1878). Étude clinique sur la peur des espaces, névrose émotive. Ed. Hachette. Parìs. 16 Lacóte, Chistiane. (1998). Fobia. En: Dictionnaire de la Psychanalyse. Larouse-Borlas. Ed. Roma 57 El lugar, bajo la extensiòn psìquica de la angustia propia, invoca un sentimiento de complicidad, deuda, duelo o vacìo existencial por la co-relaciòn con lo imaginario. En la estructura fòbica observamos un componente presente preconciente y un componente del pasadobiogràfico- del todo inconciente. El lugar intermedio es conducido por lo imaginario, su relaciòn con la conducta externa repercute abiertamente a partir de un dominio sobre las partes latentes del yo. El sujeto ubica en el lugar de lo real la percepciòn de la angustia, y la percepciòn de esta angustia ha sido incrementada por la intensidad de las represiones ya bastante evolucionadas. Segùn Melmal, el acto fòbico ha de oponerse al acto neuròtico, el acto fòbico paga con la castraciòn el goce de una deuda simbòlica ante el gran Otro: “Es {…} como si el sujeto pagase al Otro {…} una deuda en el orden de lo imaginario con la invenciòn del animal fobògeno {…}, la fobia se presenta entonces como si la amputaciòn del espacio fuese inesperadamente a constituir la deuda que el fòbico es llevado a pagar.” Es como si el sìntoma asimilara el caràcter amenazante de un espacio abierto en la agorafobia, estos lugares se han vuelto inaccesibles porque han sido demarcados con el signo de la interdicciòn. El discurso se problematiza cada vez que para la estructura fòbica tal sentimiento de deuda no presenta un lìmite, aunque si el yo se proponga realizar esfuerzos significativos por disminuir la presiòn de aquella deuda. En la teorìa de Melmal, estas hipòtesis han permitido establecer una vìa de “rastreo” para el anàlisis de la fobia entre lo imaginario y lo real, en especial cuando se retoma el problema lacaniano del nudo borromeo. En general es el anillo de lo simbòlico aquello que crea el “hueco”, el de lo imaginario aquello que crea “consistencia”, y el de lo real aquello que funda la existencia. En el sìntoma fòbico lo que 58 sucede es como si lo imaginario fuese marcado por las dimensiones de este “hueco”. Intersecciòn etiològica del sìntoma fòbico 1. Lo simbòlico crea el “hueco”. 2 1 3 2. Lo imaginario crea la consistencia. 3. Lo real “funda” la existencia. Esto implica algunas consecuencias: -Explica de este modo en el sujeto fòbico el juego, el nivel de equivocaciòn entre el caràcter finito e infinito del goce con el cual èl tuvo que ver en tèrminos del goce fàlico o goce del Otro. Se trata de la demostraciòn que impregna en la relaciòn yoica con los otros cierta economìa de la castraciòn en la relaciòn con el falo, que, determina necesariamente, alguna diferenciaciòn entre los sexos. La ligazòn con la finitud pagada con el sentimiento de angustia ofrece al sìntoma fòbico la posibilidad de que el yo restablezca su naturalidad a partir del discurso del Nombre-del-Padre en cuanto coyuntura indispensable que constituirìa la adquisiciòn del sentimiendo de pèrdida, o la infiltraciòn de las actitudes fòbicas. El yo, cargado de una historia semàntica provede a evitar el encuentro con la angustia en cuanto formaciòn reactiva ya que en este ascenso vertiginoso accederìa al lugar del lìmite, de su sentido y de su valoraciòn contraproducente. 59 60 EL LENGUAJE Y LA ESTRUCTURA FÓBICA Segùn Jean-Michel Vappereau, la estructura fòbica contiene los mismos factores del terror mediante el territorio del lenguaje, allì donde la fobia no es tratada de acuerdo con las sintomatologìas clàsicas observaremos que esta permanece bajo la forma de “placa giratoria” de las neurosis.17 Se trata de una modalidad lùdica del sujeto con el entorno, el yo construye y revive sus pequeños rituales en torno al silencio, entre las conjugaciones del deseo y aquellas simbòlicas. El sujeto de la simbolizaciòn se pregunta a sì mismo sobre el fundamento de su naturaleza y de què manera no pertenece a otros reinos como el animal o el vegetal. No hay necesidad de exponer los tèrminos de la anorexia o de la adicciòn para poder saber que lo que exige la fobia es una cuestiòn territorial. Segùn los estudios en etologìa, el reino animal tiene una relaciòn muy especìfica con el territorio, por ejemplo no existe la percepciòn de las puertas, sin embargo, sus rituales y comportamientos circunscriben la extensiòn de sus lìmites. En el sujeto el “territorio” circunscribe la extensiòn de la libido, se trata de una analogìa que traslada imaginariamente la modulaciòn del deseo, las estructuras defensivas y la plataforma del lenguaje. El metalenguaje del lenguaje en el psicoanàlisis significa ir màs allà en cuanto presencia del principio de razonamiento procurando implementar aquellos mismos instrumentos correlacionados con el uso gramàtico de un idioma. Entre el mundo de la escritura y el mundo de las palabras predomina el elemento de la repeticiòn, una sustituciòn ha de ser argumentada por una elocuciòn nueva donde la metonimia -como un simple desplazamiento del sentido-, desempeña el trabajo de 17 Vappereau, Jean-Michel. (2008). El territorio de la fobia. De la neurosis como una realizaciòn de la teorìa de los grafos. Fort-DA. N° 10. Nov. 2008. 61 producir imperativos referentes a la delimitaciòn amo-esclavo, al conflicto entre generaciones y a los deseos parricidas inconcientes. La investigaciòn del lenguaje abarca ademàs las diferencias entre fonètica y fonologìa, ya Aristòteles habìa establecido un paralelo entre phonè y logos,luego en el siglo XIX, De Courtenay -segùn R. Jakobson-, habìa abordado ampliamente la teorìa acerca de esta materia. Las particularidades en la pràctica del uso del concepto signo consisten en que este no centra suficientemente la estructura del objeto letra, en general ayuda a concebir la correspondencia con la conceptualizaciòn en el hecho que el discurso tiende a ser anclado por las exigencias del concepto mismo. Mientras que el sujeto se expresa mediante el discurso compuesto por letras, el lenguaje en cuanto configuraciòn de una “puerta” diferencia lo irreductible de la libido con respecto a los alcances de sus transiciones. El discurso coloca a disposiciòn pliegues lingüìsticos que permiten la entrada y la salida de diversos semblantes, espacios incalculables, descripciones cualitativas, las sombras de la verdad, en este escenario hablar constituye saber leer o escribir. Lo natural del ser se circunscribe a la multifuncionalidad del lenguaje cada vez que el sujeto barrado de las psicosis modifica parte del “territorio” discursivo segùn la proyecciòn de la imagen narcisìstica. En el trauma lo que inaugura al sujeto del lenguaje, es el cuerpo hablado, el deseo interrogado, la prolongaciòn del sentido del agujero de la represiòn -originaria-, las derivaciones de la propia imagen especular y sus relaciones fòbicas con los objetos, En este desenlace el territorio del lenguaje sufre una especie de reducciòn o delimitaciòn, la fobia indica la presencia de ciertas cantidades de angustia -latente o manifiesta-, donde se tiende a ignorar que su presencia es regeneradora por la captaciòn del deseo del Otro, como en una especie de batalla proclamada en contra del deseo hacia la 62 producciòn de una condiciòn singular. En la actividad fòbica y contrafòbica el yo transforma el displacer hallado en los objetos o situaciones fòbicas en satisfacciones masoquistas -deseadas-, se trata del metalenguaje modificado por el sìntoma. Con el fin de evitar enfrentar el deseo la estructura del lenguaje incita al yo para encontrar las puertas de salida con respecto a su territorio infantil, el trauma utiliza las palabras o las actitudes de represiòn para sucumbir a la repeticiòn de eventos contrafòbicos. Se revela de este modo, la tensiòn no sòlo al nivel de la libido del yo sino ademàs al nivel de la libido del objeto. El lenguaje exige un acercarse a la verdad de los hechos desde una òptica no castrante, para cargar sutìlmente con el peso de la verdad, se analizan conexiones lingüìsticas en pro del no ilusionismo y la no culpabilizaciòn del deseo en el respaldo natural del objeto. Es crear el retorno a las dificultades de una lectura ya antes realizada por el conjunto de las experiencias “fundantes” para proporcionar una reescritura constructiva frente al ejercicio de lo represado en la dimiensiòn fòbica de los fenòmenos. El uso de la palabra tendrìa una funciòn esencial, aquella de revelarnos el nivel de vecindad con la verdad, representa el estatuto que instaura “lo dicho” como aquello que impone una marca, un sello, de hecho, hay que considerar que este uso de la palabra se presenta dominada por los criterior pùblicos de la ley, el poder, la autoridad, las instituciones, con sus significantes, sus imperativos, y donde el còdigo lògico de lo real diferencia los temores ligados a la neurosis de los de las demàs psicosis. En el caso de Juanito, analizado por Lacan, se procede mediante desvìos, “lo inconciente camina para volver a sus mismos pasos”, tomando la tècnica de los desvìos del lenguaje en cada desvìo se halla la permanencia de la pulsiòn estructural en el nudo de la suplencia. luego, Lacan ha situado la funciòn de la falta, de aquello ausente en el 63 el discurso analìtico como tejido social que ha de expresar la necesidad de la cura en las diversas presentaciones del discurso, todos estos elementos son recurrentes bajo la forma de la metonimia. El lenguaje es derramado sobre la faz del cuerpo en el sujeto fòbico de la neurosis, su sìntoma establece una particular relaciòn con la sublimaciòn cada vez que se tiene conciencia acerca del fracaso del objeto transicional y de sus posiciones fantasmàticas. La actitud fòbica contiene un temor artificioso que se aferra -intrèpidamente- a las condiciones de su invensiòn, a los matemas entretegidos del Nombre-del-Padre, a las identificaciones con el deseo en el objeto, para no evitar del todo un corte dramàtico con la semàntica libidinal. La libido es un lenguaje desconocido que se enfrenta a la tensiòn del yo, proyecta sobre el mundo externo cierto nivel de reactividad fòbica, se manifiesta en lo hablado y en lo escrito para transformar el trabajo de los sueños en fragmentos analizables, reconoscibles, rastreables, para no estancarse en la tiranìa de lo literal-fenomènico. 64 BLEICHMAR E. D. Y LAS FOBIAS POR INSUFICIENCIA DE LAS FUNCIONES YOICAS En su texto Temores y fobias, la autora re-descubre el valor implìcito de las funciones del yo en relaciòn con la angustia especìfica, el yo se disgrega, se disocia, se desorganiza. La teorìa freudiana del conflicto define la psicopatologìa a partir de los pilares clàsicos de las neurosis, las perversiones, y las psicosis: “Ante la angustia de castraciòn el yo neuròtico reprime o se disocia,el perverso reniega, el psicòtico se desintegra.”18 Se observa que lo que ha de repercutir en la sintomatologìa del adulto es su causalidad “muda”, es decir, las inhibiciones, las restricciones del yo, el dèficit de las funciones, y las expectativas que no evolucionaron. El yo padece un daño estructural debido a la fuerza de las inhibiciones, esto repercute directamente en la formaciòn de otros conflictos colaterales. Las condiciones del yo, ya sean estas de madurez o deficiencia, proporcionan una relaciòn directa con la producciòn de problemàtica, en Nuevas aportaciones al psicoanàlisis Freud considera la etiologìa de la angustia bajo tres perspectivas: a. Debido a la debilidad infantil del yo, como en las fobias infantiles. b. Debido a los transtornos somàticos, como en las neurosis de angustia. c. Debido a la represiòn, como en la histeria. La representaciòn de la libido disponible es reprimida, en ocasiones 18 Bleichmar, E. D. (1980). Temores y fobias. Condiciones de gènesis en la infancia. Ed. Gedisa. Buenos Aires. 65 permanece deformada hasta ser irreconoscible, la fobia aprovecha este caudal enèrgètico para ejercer presiòn sobre las formaciones defensivas y proyectar sobre una circunstancia externa el conflicto de la represiòn de la libido que se experimenta a un nivel interno. Primero que todo el yo se conoce como el yo de las representaciones que produce catexias en torno a factibles procesos de sublimaciòn. Las actitudes del yo nunca se presentan aisladas con respecto a otros factores de la personalidad, como la participaciòn de otros sujetos en las fases relacionales y la influencia de la educaciòn recibida. Tendrà que enfrentar los propios ideales narcisìsticos en contraposiciòn con los ideales del yo, de acuerdo a las exigencias del principio de realidad, habrà de tener en cuenta el hilo conductor entre la autoestima y las inhibiciones estructurales. Cuando la experiencia vital de un infante padece fuertes rechazos dirigidos a la estima del yo, formàndose una creciente autodevaluaciòn de las capacidades , lo que se obtiene es la evoluciòn de una posiciòn depresiva que limita la dimensiòn activa del mismo. Los temores y la inseguridad narcisìstica abonan el terreno propicio para no interactuar con el medio que le rodea, de modo que se entabla un circuito basilar entre dèficit del yo, depresiòn, inhibiciòn y las contra-reacciones fòbicas. La direcciòn de la clìnica ha de ser enfocada hacia el reconocimiento del dèficit del yo, de su constituciòn, de su funcionalidad, los procesos de catectizaciòn, los estìmulos narcisistas, los soportes de idealizaciòn desde la ligazòn con el objeto, aquello que percibe corresponde con aquello que podrà otorgar. Cuando los refuerzos fallan o no son muy eficaces el yo sufre una doble devaluaciòn, la de la organizaciòn de las partes constitutivas y la de la relaciòn con el el “objeto asegurador”. Es preciso diferenciar entre los transtornos de deficiencia en la funcionalidad del yo y las perturbaciones neuròticas en torno al medio 66 con el cual se comparte la existencia. Segùn H. Kohut, el dèficit en la estructura del yo infantil tiene lugar segùn dos condiciones: a. Por dèficit de caudal de libido idealizadora, lo que conduce a una organizaciòn defectuosa del “self grandioso inicial”. b. Por las fallas reales de los padres que conducen a la imposibilidad de organizar una eficiente “imago parental idealizada”.19 El potencial afectivo de aquellos que rodean la formaciòn cualificada del infante repercute directamente en el fortalecerse de la empatìa. Para H. Kohut, en este proceso educativo pueden surgir conjuntos de sìntomas denominados transtornos de conexiòn del yo, a saber, baja autoestima, depresiòn, ansiedad y vacìo, como perturbaciones de la imagen de sìmismo. Un objetivo importante en la investigaciòn psicoanalítica es el de poder lograr diferenciar entre conflicto conflictos entre estructura de la personalidad y dèficit de formaciòn de la propia estructura de la personalidad.20 La pèrdida de asertividad en las capacidades innatas del yo suele expresarse en un atenuarse de las defensas mediante la depresiòn, pero no se trata de una depresiòn por sentimiento de vacìo, de desintegraciòn interna, de ser asì esto tendrìa como consecuencia una carencia de simbiosis, ataques de ira, actitud manipuladora frente a los conflictos de socializaciòn. En este sentido, la expresiòn simbòlica de la fobia indica la revelaciòn de una dinàmica interna no neuròtica sino de deficiencia en las bases estructurales del funcionamiento yoico. La configuraciòn de un factor ausente en la estructura del yo, como “el agujero de la trama”, habrà de contrastarse con el significante de la figura paterna, de la figura materna, en la evoluciòn de las vìas de simbolizaciòn. 19 Kohut, H. (1971). The Analysis of the Self. The psychoanali Study of the Child. N° 4 N. Y. 20 Tolpin,Marìa. (1978) Self-Objets and Oedipal Objets: A crucial development distinction. Psychoanal Study of the Child. Vol. XXXIII. 67 Cuando los refuerzos narcisistas son ausentes las fantasìas pueden caer en el territorio de lo thanàtico, la libido no se realiza màs de acuerdo a la identificaciòn primaria sino que el yo y el potencial afectivo -socializante-, requieren de una identificaciòn transicional con el analista para dar forma a nuevos recursos en torno a probabiliades sublimatorias. Los procesos de sublimaciòn tienen lugar siempre por la mediaciòn del yo. Este yo encuentra la realizaciòn de las primeras cargas de objeto en el ello, de esta manera se acoge la energìa de la libido destinada a ser ligada a las modificaciones del yo cuando estàn presentes las identificaciones. Se produce una transformaciòn de la libido sexual en la libido del yo conforme a una diagramaciòn secundaria del narcisismo.21 El yo habrìa de ampliar su estructura funcional, desarrollar capacidades socializantes, expanderse con dedicaciòn, constancia, adquirir nuevos conocimientos, en un proceso de autovaloraciòn, incrementando las cantidades de autoestima, creando metas novedosas e ideales constructivos a partir de un narcisismo elaborado y ya no primarizante, estableciendo la posibilidad de generar satisfacciones, realizando aquellas funciones, recursos y propuestas desde objetivos realìsticos. 21 Freud, S. (1923). El yo y el ello. Amorrortu Ed. Madrid. 68 OBJETO FÓBICO VS. OBJETO FETICHE El yo ha de interrogarse sobre cuàl es su posiciòn entre la configuraciòn materna de la realidad y la configuraciòn paterna de la misma, el espacio interior es evocado por las emociones que ha recibido como si se tratase del reflejo un “espejo” introyectado. El sujeto no ha tenido los elementos necesarios para acceder al Edipo, pero, simultàneamente ignora el saber del acceso a la castraciòn en cuanto tendencia autodestructiva latente. Con la “evaporaciòn” de las funciones de la figura paterna se consolida la posiciòn de la sombra bajo la dimensiòn de una coyuntura crìtica. A partir del descubrimiento del caràcter altamente ambivalente de la figura materna la fobia y el deseo contraponen orientaciones divergentes con respecto al lugar del objeto fòbico del temor y del objeto fetiche del deseo. El lugar del objeto fetiche es ocupado por la promesa del re-encuentro con las representaciones de un objeto ubicado en el pasado fundacional, se trata de luchar por lograr una funciòn asegurante y “reparadora”. La actitud fòbica no existe de manera aislada, habrà de ser acompañada por la ilusiòn del objeto fetiche -representante del deseo-, del cual provee para interferir en la posiciòn del luto, de la ausencia y sus obturaciones. El objeto del deseo -fetiche-, en cuanto la otra cara de la moneda del objeto fòbico ocupa el centro de atenciòn en la escenografìa psìquica de la personalidad, su punto de origen se remonta a los primeros deseos por la madre, y al deseo mismo de la madre esta vez dirigidos hacia el hijo, ya sean estos reales o imaginarios Por otra parte, el nùcleo del objeto fòbico establece su permanencia segùn la referencia de la amenaza, del temor y de la angustia, esto 69 equivale a una dogmatizaciòn del sentimiento de castraciòn -en tèrminos de tendencias autodestructivas-, como si se sintiese expulsado del paraìso (fetal) y fuese arrojado en una selva animada por fobias fenomènicas. El desligarse de una idea o de un afecto en la reacciòn fòbica, con respecto a la angustia, que le dio origen y su posterior desplazamiento hacia otra idea, hacia otro afecto, hacia otro objeto o situaciòn, corresponde a la definiciòn de la defensa en cuanto factor estructurante en las inter-relaciones del yo con el superyò. La simbolizaciòn del temor que busca rechazar la fuente de la angustia permite al sujeto comprender toda relaciòn con el objeto fòbico en tèrminos de amenaza, riesgo o situaciòn de peligro inminente. 70 LOS OBJETOS FOBÍGENOS Y EL SUJETO DE SOPORTE Esther Romano explica que en la primera mitad del siglo XIX la clasificaciòn de las fobias comienza a diferenciarse de los cuadros delirantes, el sìntoma fòbico conservarìa, a su vez, una estrecha relaciòn con los cuadros de tipo obsesivo. Pero la descripciòn especìfica fue realizada màs tarde por algunos tèrminos retro-traìdos del griego, agorafobia, claustrofobia, eritrofobia, entre otros. 22 Las definiciones de Pitres y Régis (1962), circunscriben la organizaciòn de la sintomatologìa fòbica en tres subdivisiones: 1. Fobias a objetos: agujas, cuchillos, tijeras, etc. 2. Fobias a lugares: espacios abiertos, espacios cerrados, precipicios, alturas, elementos naturales como el aire, el viento, el calor. Pero tambièn a enfermedades y a la muerte. 3. Fobias a seres vivos: como animales, insectos, serpientes, gatos, perros, etc. Un aporte indispensable a la elaboraciòn de la teorìa sobre la historia de la investigaciòn psicoanalítica fue realizado ademàs por P. Janet quien resaltò la importancia decisiva del valor de la intersubjetividad y la biografìa del sujeto con referencia a la organizaciòn fòbica. 23 Con la publicaciòn del Caso Juanito, la conformaciòn de la teorìa acerca de las fobias encuentra una plataforma analìtica de gran profundidad, las bases para una concepciòn psicoanalìtica de estas las hallamos con la publicaciòn de Tres ensayos sobre la vida sexual infantil, donde se rastrea la intrìnseca relaciòn entre neurosis y perturbaciones de la dinàmica psìquica infantil. 22 Romano, Esther. (1980) Notas sobre objetos fòbigeno y acompañante: una apertura hacia el “espacio” de la cultura. En: Aportaciones al concepto de objeto en psicoanàlisis. Amorrortu Ed. Buenos Aires. 23 Perrier, F. y Conte, C. (1954). Les névrosis phobiques. En: Encyclopédie Medico-Chyrurgique. T. 3 71 Entre varias lìneas de trabajo implicadas en el texto sobresalen las siguientes: 1. La existencia de una estructuraciòn defensiva tìpica -la evitaciòn-, ante la existencia de un objeto externo animal, en este caso el caballo, que es temido en cuanto definiciònde objeto fobìgeno. 2. La multideterminaciòn subyaciente a la elecciòn de dicho objeto fobìgeno que es reconducible, en este caso, al desplazamiento efectuado de la imagen -disociada- del padre-superyò. 3. La funciòn del temor al superyò paterno en la gènesis de la represiòn consecuente de la prohibiciòn del Edipo. 4. Se plantea una hermenèutica acerca de la angustia en cuanto transformaciòn de la libido por la acciòn de la represiòn. Dicha consideraciòn sobre la angustia es diferente a la que se presenta en Inhibiciòn, sìntoma y angustia, donde se expone que la angustia habrìa de tener su sede central en el yo, actuando reactivamente frente al temor imaginario por el superyò paterno, sin embargo, esta conformaciòn psìquica ha de ser tomada en cuanto un temor de caràcter real. 5. La presencia protectora de la figura materna no evita la actitud fòbica -en cuanto factible objeto acompañante-, hacia la lucha por vencer el pànico por los caballos. Es evidente que la angustia generada por la aversiòn a estos animales en tèrminos de inseguridad emocional no podrà ser traducida en deseo ya que el pequeño Hans expresa tambièn temores cuando està acompañado por su madre en cuanto sujeto-soporte. 72 EL SUJETO DE SOPORTE EN PSICOANÁLISIS La funciòn protectora del sujeto de soporte en las respuestas fòbicas ha sido fundamentada por Freud en el historial del pequeño Hans y en Inhibiciòn, sìntoma y angustia, en cuanto requisito bajo el cual el sujeto que padece la sintomatologìa fòbica habrìa de prescindir de la renuncia a la situaciòn percibida como peligrosa o amenazante. Esta comprensiòn implica una operaciòn de regresiòn a fases infantiles cada vez que se revive la dependencia y el deseo de ser protegido por un sujeto externo a sì mismo. La relaciòn con los espacios abiertos, con las calles, con las zonas desconocidas, implica la necesidad de estar acompañado -como en la infancia-, de frente a personas desconocidas. K. Abraham, en 1913, expone el caso de una mujer inhabilitada para salir del hogar paterno, se trataba de un sìntoma agorafòbico que disminuìa su intensidad cuando salìa en compañìa de parientes cercanos. El sujeto de soporte aporta el valor de transmitir seguridad, cuando paseaba con su padre experimentaba en cambio gran satisfacciòn. Agrega Abraham, que se trata de un acto simbòlico con respecto al deseo inconciente de la uniòn incestuosa, el verbo coire, ir juntos, en muchos idiomas es equiparable al significado del acto genital. Helene Deutsch, en 1929, explicita en su texto La gènesis de la agorafobia, que la figura de un sujeto de soporte fortalece la debilidad en un sujeto con patologìa agorafòbica. Este acompañante cumple la funciòn de representar agentes de identificaciòn infantil como el padre o la madre, un hermano mayor, pero estos agentes pueden ser simultàneamente odiados de acuerdo a variantes de mùltiples condiciones vinculares. El principio activo de la ambivalencia 73 psìquica nunca desaparece por completo.24 Los hechos analizados por Helen Deutsch son confirmados por O. Fenichel al confirmar el extraordinario valor de la regresiòn infantil allì donde se percibe la superaciòn de un peligro gracias a la presencia de un sujeto soporte, omnipotente, a partir del contacto con el mundo externo. Incluso sujetos que no padecen agorafobia responden a la necesidad de querer ser acompañadas de un agente que sustituya el objeto protector. El factor que interviene a un nivel ambivalente es el del amor-odio por esta modalidad de lazo y complicidad afectiva que en ocasiones percibe al sujeto soporte como carente totalmente de su funciòn protectiva. Henry Ey, en 1965, cuando investiga la teorìa acerca de los recursos para conciliar la angustia ubica las conductas de evitaciòn en aquellas que buscan tranquilidad mediante la presencia mediante la presencia de una figura, un objeto, una habitaciòn, un determinado clima, que instauren el factor asegurante y protector. 25 Indica F. Perrier, que en la agorafobia el factor de apoyo, en el orden de lo imaginario, brinda seguridad al mismo tiempo que autoriza el control de los estados de angustia. Este factor asegurante-protector puede ser simbolizado en un sujeto de soporte, un objeto, un animal, entre otros. El impacto sintomàtico de la fobia termina por hacer hundir al sujeto en una especie de introversiòn exasperante, necesita confirmar la existencia de un alter ego para tratar de invalidar su condiciòn, en esta situaciòn se presenta como dominado por un conjunto de ideas o deseos desconocidos por el mismo yo.26 Es de resaltar que algunos autores trabajan las implicaciones psìquicas 24 Deutsch, H. (1929). La gènesis de la agorafobia. International Journal of Psycho-analysis. 10, 51-69 25 Ey, Henry. (1965). Tratado de psiquiatrìa. Ed. Toray Masson. Buenos Aires. 26 Perrier, F. y Conte, C. (1954). Les névrosis phobiques. En: Encyclopédie Medico-Chyrurgique. T. 3 74 de la agorafobìa y la claustrofobia en torno a la amplitud y conocimiento del concepto de espacio. Si se considera el concepto de espacio en cuanto “extensiòn” o sucesiòn infinita de inter-relaciones se puede hipotetizar que el sujeto con fobia sintomàtica es vìctima de fuertes formaciones defensivas en contra del concepto de “espacio” en cuanto “maternidad viva”, concreta. Sin embargo, en el “espacio psìquico” del sujeto, allì donde pudieron evolucionar las estructuras de los modelos inconcientes -aquellas que tienen un origen temprano-, se refuerzan las experiencias referidas a a las ideas sobre el proprio cuerpo y sobre la cercanìa con el mundo externo. La historia de cada sujeto va entretegiendo una serie de convenciones entre las acciones especìficas y algunas fantasìas referentes a emociones con caràcter placentero o con caràcter displacentero. Se trata de una “cosmovisiòn” del sujeto en tèrminos de un modelo cultural cada vez que la visiòn del mundo externo, la visiòn del proprio cuerpo y del proprio pensamiento, han tenido como procedencia la visiòn y la educaciòn de las figuras vinculares y la particular definiciòn del mundo externo. 75 76 EL MUNDO EXTERNO, EL CUERPO Y LA DINAMICA PSÍQUICA En la organizaciòn de los objetos fòbicos el sujeto obedece la determinaciòn de especìficas lìneas directivas, nos referimos a la clasificaciòn establecida por el ideal del yo y el superyò. El significado de los objetos, de las situaciones, tiende a imprimir un movimiento oscilatorio entre lo que es permitido y lo que es prohibido. Aquel valor que rodea el criterio indicado para aquello que entra en el campo de lo permitido señala en el sujeto la factibilidad de encontrar un elemento protector y asegurante. Por otra parte, el valor que rodea el criterio indicado para aquello que entra en el campo de lo prohibido señala en el sujeto la desestabilizaciòn, algo que se teme y el entrecruzamiento con la estructura fòbica. Desde la conformaciòn ancestral de nuestros antepasados se han podido configurar aspectos determinantes de nuestro yo, de nuestra singularidad psìquica, esto influye decisivamente en la definiciòn de la conflictividad no sòlo edìpica sino ademàs superyoica. Se construyen de este modo, al menos tres escenarios metafòricos con respecto a la propia posiciòn: Dinàmica sobre la espacialidad a. Espacialidad fìsica: àreas permitidas ₌ libertad de movimiento. àreas interdictas: reacciòn de alarma. b. Espacialidad corporal: zonas de goce permitidas. Zonas prohibidas o “mudas”. c. Espacialidad en la dinàmica psìquica: 77 constituciòn del proprio sistema de creencias. 1. CONTRUCCIÓN INTEGRAL: Funciòn objetiva del yo desde a, b, y c. 2. DECONSTRUCCIÓN FÓBICA: Funciòn sintomàtica del yo desde a. b, y c. La construcciòn integral esquematiza la funciòn objetivizante del yo en su relaciòn con las tres modalidades de espacialidad: fìsica, corporal y dinàmica psìquica. Mientras que la deconstrucciòn fòbica padece las funciones sìntomàticas que habitan en el yo. Las circunstancias que habrìan de diferenciar ambos esquemas son determinadas por la compulsiòn a la repeticiòn y por el factor angustioso que atravieza la relaciòn con los instrumentos fòbicos en cuestiòn. 78 WELTANSCHAUUNG Y CATALIZACIÓN DE LOS PROPIOS RECURSOS PSÍQUICOS Los desplazamientos que tratan de ubicar al yo frente a las acciones del superyò terminan siendo interceptadas por el temor a la amenaza de perder el afecto de aquellos que conviven con el sujeto fòbico. A partir del concepto de interdependencia de y con los otros, cada sujeto se adhiere a un sistema de valores que le permite fortalecer un sentido de protecciòn, una determinada weltanschauung asegurante acerca de la vida y del mundo concreto en cuanto sistema interpretativo que representa un sujeto de soporte acompañante de las exigencias subjetivas. Los siguientes factores han constituido la estructuraciòn del objeto fòbico, la situaciòn fòbica o, de modo contrario, las reacciones contrafòbicas: Etiologìa variable sobre las fuentes de la fobia Los nùcleos traumàticos no elaborados. La conflictualidad edìpica o antiedìpica. El superyò contra el ideal del yo. La bùsqueda de sustituciòn del objeto. Las defensas repetitivas. El dilema entre lo permitido y lo prohibido. El duelo por la ausencia del sujeto-soporte. El conflicto con la imagen y el concepto del cuerpo, el conflicto con el espacio externo introyectado. – La supervaloraciòn moral o ideològica de las acciones o de los espacios. – La represiòn de la estructura deseante. – – – – – – – – 79 – La determinaciòn del no-yo frente al no-nosotros. Los sistemas hermenéuticos, filosòficos, polìticos, cientìficos o religiosos cumplen ademàs el rol de ayudarle al yo a confrontarse con lo desconocido del mundo interno y del mundo externo, en ocasiones la procedencia parental circunscribe las orientaciones generales bajo el signo de la disociaciòn impidiendo la posibilidad del goce, la factibilidad estructural del ser deseante en la participaciòn cultural, segùn el encuentro “amenazante” con el objeto fòbico. El criterio del lìmite impuesto por las estrategias del sìntoma en las fobias se expresa desde el mundo de los otros, allì se ha instaurado una “pared inquebrantable” que simboliza la modalidad de aproximaciòn y lejanìa, como si se tratase de un espacio aterrador, infinito, angustiante y peligroso. El yo reproduce de manera circular el dilema desolante que se refiere a un espacio-tiempo del lìmite y no una visiòn del espacio-tiempo elàstica, flexible y con apertura a lo novedoso. La operatividad defensiva que caracteriza el factor fòbico en las conductas de reacciòn constituye la manifestaciòn del desencuentro entre el sistema de valores posicionado y la percepciòn de lo desconocido. La claustrofobia alberga el rechazo de todo elemento proprio y autònomo como respuesta en la bùsqueda de la verdad. Aquellas ideas propias o autònomas establecen un “mundo acompañante”, cuando son transitorias y cuando son estables, que sustituye la profunda angustia frente a las circunstancias fòbicas -desestabilizantes-. La raìz de algunas formaciones fòbicas que se han forjado al interior de la imagen de la relaciòn entre los padres en cuanto una “unidad” de hecho fundamenta el terror del infante al ser amenazado por la pèrdida de èstos cuando tenga vida una separaciòn, una ruptura imprevista. Esto implicarìa romper todo lazo de “unidad” tambièn al nivel de las estructuras basilares del proprio yo, implicarìa re-plantear el sentido 80 de una neo-organizaciòn simbòlica entre lo permitido y lo interdicto, entre las tendencias del yo y las provocaciones superyoicas. La pregunta existencial por la pertenencia a un especìfico lazo parental reconoce la necesidad de haber establecido una complicidad con la biografìa infantil, perder el contacto o romper la comunicaciòn con este lazo afectivo repercute fuertemente en tèrminos dialècticos acerca del proprio ser o del no-ser, del estar o del no-estar, cuando el yo està con los otros o los otros estàn con migo, analizando la eterna lucha del exo-grupo contra el no-yo vìctima de la fobia. 81 82 “CONGELAMIENTO” EN LAS FUNCIONES DE LA ANGUSTIA Y LAS MANIFESTACIONES FÓBICAS H. Segal, a propòsito del valor de la ansiedad claustrofòbica en correspondencia con la teorìa psicoanalìtica equipara metapsicològicamente la nociòn “terror sin nombre” para comprender la intensidad de la angustia que acompaña la actitud fòbica.27 Por su parte W. Bion expone la definiciòn del estado de angustia, cuando esta es extrema, desde la ausencia de representaciones internas a un nivel simbòlico, es decir, la no presencia del pecho materno, de su protecciòn y sentido de seguridad. Mientras tanto A. Green considera el estado de ausencia total de representaciones en cuanto “psicosis blanca”, el yo busca defenderse de esta con la creaciòn de un universo interno “devastante”. La vivencia “espacial” del “terror sin nombre” se analiza en tèrminos de una prolongaciòn psìquica de los lugares sin tener un punto de llegada. Se trata del encuentro con aquello que no se puede calcular, con la percepciòn del territorio sin lìmites y con la amenaza de sentirse extraviado en la soledad de lo infinito. La proyecciòn de estas investigaciones ha llevado a J. Mom, a describir en 1953, el caràcter de la angustia en cuanto derivado de situaciones traumàticas que han sido asumidas como fragmentaciòn del yo, de este modo consigue reunir aquellos elementos que antes se estaban disociados.28 La visiòn de la desintegraciòn psìquica ha evolucionado en la teorìa psicoanalìtica de las fobias gracias a los trabajos llevados a cabo por H. Segal, W. Bion, A. Green, J. Mom, H. Rosenfeld, J. Steiner, R. D. 27 Segal, H. (1954). Schizoid Mechanisms Underlying Phobia Formation. En: International Journal of Psychoanalisis. Vol.35. n. 3. 28 Mom, J. (1960). Aspectos teòricos y tècnicos en las fobias y en las modalidades fòbicas. Revista de psicoanàlisis. Vol. 17. 83 Hinshelwood, I. Yildiz, entre otros. El objeto del fòbico es la estructura particular de su angustia, a su vez, la angustia constituye el objeto con el cual entabla una alianza de dependencia y dolor, es el elemento de conexiòn con los otros, “si existe la angustia entonces existe el Otro”. Su existencia esta correlacionada con la presencia del Otro, “si el Otro existe entonces existo yo tambièn”,, mientras permanezca la angustia habrà de permanecer ademàs la existencia de los otros. La angustia es un factor acompañante con impacto psìquico y fìsico en el sujeto, es pertinente plantear la premisa acerca de la estructuraciòn defensiva que convoca el conjunto de afectos represados para buscar un medio de salida mediante la vìa de lo somàtico. De este modo dichos afectos permanecerìan ocupados bajo la modalidad de percepciones displacenteras, e, impidiendo el movimiento expansivo. El cuerpo denuncia y delata cierto nivel de congelamiento, un estado de prisiòn, quizà debido a la fobia latente hacia el deseo, en cuanto entidad inaprensible. La angustia simboliza un “crucevìa” entre tendencias imaginarias de orden paranoico, aquellas partes persecutorias -perjudiciales-, y las tendencias protectivas, aquellas partes positivas- del proprio yo, es decir, de los propios objetos internos. La direcciòn que ha tomado este terror innombrable significa que el temor por perder el afecto de los padres sigue desempeñando una funciòn incisiva en la elaboraciòn de las emociones, sean estas de clase traumàtica o no. La percepciòn alucinatoria del cuerpo en cuanto “prisiòn”, por ejemplo con respecto al goce, al placer, entre otros, restringe la actividad de los sentidos, oìdos, visiòn, motilidad, a un ejercicio de reacciòn y alarma, ha de preferirse el recurso de la fuga en lugar de confrontarse con la precipitaciòn de una eventual crisis. La auto-prohibiciòn masoquista de no acceder al deseo, al goce, o al placer representa la perseverancia angustiosa de la proyecciòn en los 84 espacios abiertos de aquellos objetos internalizados. Estos objetos simbòlicos internalizados contienen situaciones emotivas de gran importancia para la represiòn de la agresiòn, las partes del cuerpo simbolizarìan el estado de inmovilidad paralelo a los estados psìquicos disociados. En el anàlisis de la estructura fòbica juega un papel fundamental el sentimiento de culpa -eventual- que acompaña la renuncia al principio del placer y a las manifestaciones ambivalentes de agresiòn. Asì pues, el yo ha de comportarse como si fuese un hèroe que lucha por superar todas las dificultades, y, finalmente, intentarò obtener una recompensa, el amor de la madre, su seguridad y protecciòn. El yo ha de constituir la consolidaciòn de objetos que generen confianza y estabilidad, su relaciòn con lo desconocido se traduce en el temor a la creatividad relacional, se teme descubrir la propia autenticidad, las fuentes y los instrumentos adecuados a las capacidades sublimatorias. Contraposiciòn sintomàtica-formal Estructura formal Estructura sintomatizante -Yo fòbico no real. -Ello fòbico negado. -Superyò fòbico, el vacìo. 85 vs. vs. vs. Yo real, yo antifòbico. Ello sublimante y creativo. Superyò paterno represo, latente. 86 PROCESO OPERATIVO DEL CONFLICTO BIOGRÁFICO DESDE EL PSICOANÁLISIS Hemos de participar activamente en la estructuraciòn sistemàtica que contribuye a la formaciòn de un diseño teòrico en grado de explicar la etiologìa fòbica en el camino que han elegido algunos conflictos psìquicos frente a su ambiente, frente a los afectos, y en especial frente a una sintomatologìa que en principio se plantea como invisible bajo la òptica de la esfera conductual. La disposiciòn intrapsìquica de las diferentes instancias procura hipotetizar la configuraciòn de las funciones del yo en tres niveles diferentes: -Aquellas pertenecientes a un yo embrionario. -Aquellas pertenecientes a un yo infantil. -Aquellas pertenecientes a un ulterior yo pararental. El ciclo vital de cada sujeto ejerce presiòn desde lo interno hacia lo externo, hacia las relaciones socializantes, sin embargo, el caràcter ambivalente del conflicto proporciona retrocesos, discontinuidad, haciendo que el movimiento de desplazamiento de las funciones del yo no trascienda hacia una visiòn realìstica del mundo, incluidos los objetos, sino que procede bajo el sesgo de la intuiciòn pre-psicòtica, no ha recibido el suficiente apoyo a un nivel secundario y permanece anclado a los fantasmas infantiloides. Es en el universo parental donde toma vida la modalidad presencial de la organizaciòn simbòlica, es decir, el inicio de la valoraciòn de criterios especìficos que determinan la fundamentaciòn de una personalidad en torno a criterios vinculares, socializantes, y culturizantes. En este proceso evolutivo el sujeto se sirve del uso del lenguaje en cuanto sustento revelador de su propia intersubjetividad, 87 bajo esta orientaciòn la posiciòn fòbica no privilegia màs la tendencia a sentirse vìctima (como sucede en la pragmàtica dialèctica amoesclavo). Se tratarìa de avanzar transversalmente partiendo del sentido de una inter-dependencia para llegar al sentido de la autonomìa creativa. El acceso al mundo del lenguaje -clìnico, social, simbolizante-, promueve la plataforma emotiva del sujeto fòbico hacia el ideal del yo que se habìa constituido en fases anteriores de la identificaciòn. El acceso al lenguaje que exige la ubicaciòn sociocultural al interior de un discurso màs objetivo y menos prepsicòtico impulsa la integraciòn de un yo màs o menos fragmentado a las fases ulteriores de la proyecciòn innovativa, profesional, socializante, sublimatoria. Podemos representar este proceso operativo del siguiente modo: Proceso operativo del yo Yo embrionario Organizaciòn Acceso Yo infantil → Simbòlica → al lenguaje → Yo intra-parental no sàdicomasoquista El Yo en un proceso de pro-socialiciòn creativo Cuando el nùcleo traumàtico de la sintomatologìa fòbica no es integrado por el acceso a una organizaciòn simbòlica el trabajo del yo se presenta fuertemente inclinado hacia la nostalgia del pasado presimbòlico, hacia los antivalores que recuerdan el semblante del duelo y el vacìo, la lògica del sin-sentido circular, la actividad fòbica habrìa de incentivar la tarea ardua de trascender las propias expectativas. No hay que ignorar que la identidad del conflicto biogràfico es caracterizada por el fenòmeno especìfico de la compulsiòn repetitiva, la historia subjetiva se percibe “tartamuda” con respecto a sus puntos crìticos, màs relevantes, quizà latentes o intermitentes. El predominio de la circularidad convierte al conflicto en sinònimo de precursor de la 88 represiòn y defensor de la faz angustiosa de la cual se sirve la ambivalencia para impedir la “negociaciòn” de las representaciones antagònicas y la resoluciòn de las coordenadas sintomatizantes. La operatividad del proceso en cuestiòn involucra la influencia del sistema defensivo, de las formaciones inmunològicas (psicofìsicas), responsables de crear un mecanismo de “rebote” ante los ataques perpetrados por la represiòn inconciente, lo superyoico y el masoquismo fòbico. La hipòtesis de la instalaciòn de los recursos del yo en cuanto modalidad de aseguraciòn -caja de resonancia del amor materno-, en un tiempo especìfico de la evoluciòn biogràfica influencia de modo distinto las condiciones de un futuro lapso temporal màs elaborado y menos primitivizante. El efecto y la configuraciòn del “Fort-Da” como campo que asegura una protecciòn a toda costa no responde o no funciona de similar modo en otro tiempo diferente de la evoluciòn yoica. La conducta fòbica implica la exigencia de recuperar y proteger aquel temprano afecto con respecto a la figura simbòlica de la madre, allì donde se ha verificado una ruptura, una crisis de relaciòn, la etiologìa del perfil fòbico pudo haberse estructurado bajo el semblante de sìntoma alegòrico de los lazos vinculares. 89 90 “COAGULACIÓN” DE LOS NÚCLEOS FANTASMÁTICOS La referencia de la imagen de la “coagulaciòn” la implementamos para procurar dar forma a la consolidaciòn de partìculas separadas y que se han re-unido con base en el acaecer de un fenòmeno externo que obliga a conservar el nivel de “compacteza” en la conformaciòn de un conjunto multifacètico de manifestaciones psìquicas o conductuales. Esto alude efectivamente a la constituciòn natural de los dos procesos psìquicos reconocidos por la teorìa psicoanalìtica, a saber, la linearidad preconciente y la su correlaciòn conciente donde tiene lugar el escenario de las condiciones desencadenantes con respecto a concatenaciones de orden externo. Al interno de las manifestaciones fòbicas pueden esconderse tendencias inconcientes de orden masoquista cuyo objetivo fundamental es el de apoyar o contradecir operaciones psìquicas bajo la titularidad del orden sàdico. La fobia delata un desencuentro con la constituciòn de las propias estructuras motivacionales, allì donde la identificaciòn influye decididamente en la debilidad o fortaleza del yo, de su funcioanalidad. Es posible visualizar las siguientes luchas internas: Microbatalla vs. Macrobatalla -Microbatalla masoquista inconciente vs. Macrobatalla sàdica pre-conciente -Microbatalla sàdica inconciente vs. Macrobatalla masoquista pre-conciente El movimiento de estas microbatallas està basado en las mùltiples 91 contradicciones por las cuales el yo no acepta, o no puede aceptar el orden externo de las cosas asì como son sin ejecutar la impresiòn proyectiva de formaciones fantasmáticas, que, en algunos casos, representan un rasgo narcisista del caràcter, una cualidad ambivalente con respecto al compromiso con el objeto. Cuando la percepciòn del conflicto fòbico se convierte en fuente perenne de angustia se postula la factibilidad de una relaciòn “coagulada” con respecto al objeto, es decir, la negaciòn de la probabilidad allà donde el nùcleo fantasmático patrocina la reproducciòn de la ambigüedad angustiosa. Aunque si la fuente de la angustia fòbica aparezca como indescifrable por parte del yo, esto no significa que la intensidad del conflicto disminuya su efecto o evoluciòn. El hecho de ignorarla es contraproducente para el proceso analìtico y se corre el riesgo de ser sepultada por la ley de la represiòn 92 COORDENADAS ENDÓGENAS Y EXÓGENAS DE LA EXPERIENCIA FÓBICA Nos referimos a la encrucijada radical que ubica el lugar de la fobia al centro de un “desencuentro” con las condiciones de lo real. La experiencia psìquica permite que los recuerdos activen cierto nivel de rechazo hacia aquellas situaciones donde es involucrada una relaciòn de alerta, peligro o amenaza la idea “endògena” de que algo pueda pasar, de que algùn castigo superyoico pueda sobrevenir. Son elementos que unen algunos rasgos infantiles seleccionados por la etiologìa del sìntoma para dar vida a manifestaciones fòbicas actuales, del modo que el yo-adulto continùa a tener conductas caracterìsticas de un yo-infantil siempre activo y determinante. Dicha encrucijada radical busca y encuentra representaciones que facilitan la proyecciòn de su angustia interna. Tales proyecciones “exògenas” indican el nivel de afecto que cargan las representaciones, aunque si en el mundo externo y en las nuevas situaciones las condiciones de las representaciones cambian en continuaciòn, la proyecciòn “exògena” de la angustia permanece invariable y fija si no se renuevan las raìces de su pasado traumàtico. Frente a un yo vulnerable, susceptible, es admisible que el superyò estè compuesto por el fantasma de una madre dominante, o que la posiciòn edìpica haya afectado de modo significativo la disoluciòn de los lazos objetales, asì, la influencia de la figura materna y la metàfora del padre integran la simbolizaciòn de unos contenidos que superarìan aquel triàngulo edìpico cuyo rasgo esencial es la producciòn del conflicto vincular “endògeno”. La etiologìa edìpica de la fobia tiene como funciòn “camuflar” otra fobia de la cual el mismo sujeto desconocìa su presencia. Al centro 93 de una confrontaciòn entre el mundo psìquico “endògeno” y la vida intersubjetiva “exògena” la fobia halla su “nido”, su lugar intermitente en la angustia que ha despertado antiguos contenidos represados y que se han ligado a representaciones de paso, transitorias, para sacar a la superficie vestigios, rasgos, trazos de aquellas “sombras” infantiles todavìa no dilucidadas. Esta capacidad tangible de las manifestaciones fòbicas por cubrir una realidad diversa de la suya ofrece la oportunidad de yuxtaponer el movimiento “endògeno” de la conflictividad al movimiento “exògeno” del mundo manifiesto, por medio de este mètodo ofrece a la luz del dìa sòlo una porciòn expresa, en cuanto producciòn defensiva, como en la metàfora del iceberg donde s no se puede observar un contenido mucho màs amplio e intrincado. 94 EL ENCUADRE FÓBICO La angustia que genera una situaciòn novedosa, desconocida, en el encuadre fòbico, transforma al sujeto en vìctima de una situaciòn inquietante que configurarìa un campo de ensamblaje de muchos factores psìquicos que se han organizados para construir la idea del vacìo fobìgeno, al interior de las relaciones del yo con sus funciones bàsicas. En la posiciòn del vacìo estructural ya no se ubica el yo sino sino la relaciòn fòbica que tiende a coordinar las demàs disposiciones de la voluntad, los afectos, los intereses sociales, la visiòn del mundo y el compromiso con la realizaciòn subjetiva. La transaciòn entre la expectativas del mundo interno en abierta discordancia con las exigencias del mundo externo especifica el encuadre fòbico bajo la modalidad de operaciones defensivas que se refieren a los rasgos subjetivizantes del sìntoma. Durante las primeras fases de la infancia el sujeto ha sido invadido por intensas cargas afectivas que han desbordado su prematura capacidad de elaboraciòn secundaria. Estos contenidos pulsionales han sucumbido a la represiòn por la presiòn de un discurso externo del todo alienante, asì se establece una modalidad de ruptura fundacional del conflicto entre lo pulsional y lo racional. Aquellas tempranas representaciones ligadas a la energìa pulsional habìan cumplido la misiòn de revestir afectivamente los objetos internalizados de la infancia. Encontramos asì un nùcleo base y unas representaciones derivantes que integran la etiologìa de las fobias entre el afecto primario y el goce reprimido de la adultez, se trata de la envoltura formal de la formaciòn sintomàtica. 95 Envoltura de la formaciòn sintomàtica de la fobia 1. Nùcleo, objetos internos de la infancia. 2. Representaciones de objeto. 1 4 3 2 3. Afectos primarios. 4. Goce represado de la adultez. El proceso constructivo de esta formaciòn constituye el propòsito central a descifrar, los significantes que se adhieren a representaciones, los signos multiformes del deseo, los niveles de escisiòn en la dinàmica psìquica son factores que intervienen en el sentimiento de culpa por el temor al superyò paterno. Un superyò paterno no elaborado se convierte en sinònimo de un superyò sàdico y cohartante en sus coordenadas morales, eductivas y sociales. La arquitectura significante del sìntoma fòbico se comprende a partir de la “envoltura formal” desde las condiciones estructurales de la vida subjetiva. Con la estructura significante comienza la comunicaciòn de las diversas percepciones de lo inconciente con el mundo del Otro y de los otros. Allì habràn de metabolizarse las “mareas” del goce aunque nunca del un modo total. El lenguaje es el encargado de envolver aquello inconciente pero nunca podrà envolverlo del todo, siempre habrà de permanecer material que no serà metabolizado por el sistema pre-conciente de modo total sino de un modo parcial. De hecho la capacidad del 96 lenguaje para elaborar la intensidad afectiva en tèrminos de “metaforizaciòn” es limitada.29 La funciòn de la metàfora es la de intentar sacar a la superficie el sentido de lo no evidente mediante el ejercicio del lenguaje. El movimiento lingüìstico de las narraciones busca evitar una pèrdida real en relaciòn con el vacìo de lo latente de por sì, es la recursividad que tiene el sujeto de lo inconciente para subjetivizar las marcas del goce. Segùn la topologìa freudiana este hecho incide para delinear en la percepciòn aquello que proviene de lo externo con respecto a lo que proviene de lo interno. El sistema de percepciòn freudiano define el cuerpo en cuanto aquello que ha de “ser marcado”, el cuerpo està allì para “ser marcado”, para ser objeto de esa inscripciòn, los significantes que van a envolver esas marcas provienen del Otro, del mundo de los otros, lo simbòlico siempre proviene del lenguaje con el Otro. La intensidad psìquica del sujeto tiende a ser reducida por la extensiòn de las marcas simbòlicas mediante la manipulaciòn de aquello que causa la tensiòn, la agresiòn, la necesidad de una satisfacciòn que permanece “envuelta” en una serie de significantes, con sus correspondientes fugas de sentido, es decir, el yo retoma otra perspectiva en funciòn de la metàfora y la metonimia. Un rasgo paradigmàtico de esta marca es la de acompañar el caràcter intrìnseco de la “falla”, del proprio acontecer frente al vacìo, sabemos que la cualidad de la marca se refiere siempre a los otros y nunca a sì mismo. Sin embargo, el significante del nombre proprio representa una excepciòn a esta norma, un significante alude siempre a la existencia de otro significante que podrà ocupar su posiciòn simbòlica, el contenido sugiere que haya una necesidad que busca ser satisfecha, 29 Mirapeix, Ramòn. (2018). Condiciones estructurales para el sìntoma. AME. EPFCL. Jornada Rhipna. Particularidades de la demanda en psicoanàlisis con niños. Consorcio Foros Lacan. Barcelona. (sede PereicaColombia). 97 una ausencia que habrìa de ser colmada por la vìa de la resoluciòn pulsional y la elaboraciòn del nudo traumàtico -parental-, de base conflictiva. Se promueve el avance hacia la descarga de la tensiòn mediante el desplazamineto motriz y las tendencias al actuar. En el reino animal la necesidad de satisfacer el hambre en cuanto intenciòn biològica propugna siempre la tendencia hacia el movimiento, el actuar, el ir hacia lo externo con el objetivo de desactivar la tensiòn producida por el hambre. El en el ser humano prevalece la intervenciòn del lenguaje, esta pulsiòn primaria està mediatizada por la presencia secundaria y moderadora de la palabra, el signo de la palabra impregna y modifica la intensidad primarizante de la pulsiòn, de este modo estamos atravezados por el uso del lenguaje. El lenguaje como representaciòn del pensar impone su capacidad delimitante segùn el ejercicio motriz en cuestiòn, “ piensa antes de actuar” constituye un principio ètico que participa en la construcciòn pre-conciente de la comunicaciòn activa entre las subjetividades. Se presenta el dilema acerca del proceso de humanizaciòn, del proceso educativo, de las bases en la fundaciòn de la sociedad del lenguaje. El dominio del uso de la palabra va màs allà de la acciòn primaria, es preciso que la investigaciòn psicoanalítica observe la sintomatologìa de las conductas, y que estas sean consideradas ademàs como un dèficit de nuestra civilizaciòn, donde el significante habrà de cobrar primacìa sobre la mecanicidad rampante de las acciones. El trabajo del anàlisis sobre las sintomatologìas de las actuaciones, de las fobias, de las represiones, ha de pasar ademàs, en cuanto una extrategia basilar, por la simbolizaciòn del lenguaje, las acciones han de ser traducidas en palabras, la cultura se ha inaugurado precisamente cuando el hombre primitivo cambiò el golpe por el grito, por el uso de la palabra, se trata de un acontecimiento inaugural. 98 El actuar de disipa por las vìas del significante, la intenciòn de golpear se disemina por el pensar para despuès traslucirse en tèrminos lingüìsticos. Las respuestas que plantea el aparato psìquico a los “impulsos ancestrales”, a las pulsiones violentas o sexuales se expresan mediante el uso del lenguaje, el ser humano implementa la cualidad de mediaciòn secundaria del lenguaje para encontrar la satisfacciòn adecuada de sus necesidades. La particularidad fundamental del uso del lenguaje representa la funciòn de actuar como si se tratase de un “tejido” de vasos comunicantes que permite facilitar la circulaciòn de la energìa disponible entre la dinàmica pulsional y el actuar manifiesto, tiene la funciòn de regular la necesidad pulsional. El infante desea ser alimentado, aprenderà procesualmente a estructurar un mensaje lungüìstico destinado a la comunicaciòn de esta necesidad, actuarà procesando un lenguaje que traerà como resultado final el hecho de poder alimentarse, lo simbòlico se encaja en lo real. Los caminos de la satisfacciòn sufren una especie de “metamorfosis” allì donde la complicidad con la pulsiòn no indica la ùnica funciòn esperada sino que ademàs esta cobrarìa su proprio “estatuto funcional” en la dimensiòn del discurso. De este modo existirìan al menos dos direcciones en la resoluciòn de las tensiones primarias: -La primera tiende a reducir la intensidad hasta el nivel màs bajo mediante el uso del principio del placer-displacer. -La segunda direcciòn propende por conservar un mìnimo grado de tensiòn -el goce-, para poder acceder a la posibilidad de la sublimaciòn, un mìnimo de tensiòn pulsional garantizarìa un mìnimo de satisfacciòn factible. En el malestar de nuestra civilizaciòn el sujeto se enfrenta a la necesidad de satisfacer en el consumismo un conjunto variado de exigencias comerciales que antes no tenìa, nos venden falsas 99 necesidades para ir -indefinidamente-, tratando de complacer anhelos materialistas de satisfacciòn que se refieren al mundo de las cosas artificiosas, desechables, en un cìrculo vicioso. El lenguaje no alcanza a “envolver” todas las marcas del goce, remite al lenguaje de la madre, a la constancia de la vida fantasmàtica de la madre, a las escenas que han permanecido como “coaguladas” en las cadenas significantes del goce , por ejemplo. Lo dicho por el Otro otorga cierto nivel de oscura autoridad, los significantes que provienen del Otro otorgan un lugar diferencial al sujeto del lenguaje en las cadenas simbolizantes. 100 ANTI-REFLEJO FÓBICO La palabra del Otro legisla, decreta, en cierta medida, como en un lenguaje “barnizado”, como si tuviese una propiedad “oracular” que propicia la cualidad del “oscuro real”, se trata de una cadena de significantes donde se intercambia el rol del “amo” y del “siervo” en las vinculaciones del Ideal del yo con respecto al superyò. Toda exigencia de palabra acerca del decir corresponde a una exigencia de amor, es el caso de las formaciones del inconciente como los lapsus, las producciones onìricas, la sintomatologìa, que cuando resultan ineficaces emprenden el camino de la angustia. La angustia puede ser definida como aquello que se origina a partir del contacto con lo real y no alcanzarìa a salir a la superficie del lenguaje manifiesto ni por medio de las formaciones de lo inconciente ni con la constituciòn de sìntomas. Los marcos significantes de estas estructuras representan las “envolturas” en las formaciones de lo inconciente, allì donde el significante arrastra los “hilos” del sentido, màs allà o màs acà del sentido colectivo, hasta acceder a los màrgenes de una especìfica formaciòn de compromiso. El “anti-reflejo” del sìntoma fòbico en cuanto algo que no està funcionando, en cuanto algo que ha sido aludido por la causalidad psìquica, en cuanto una estructura formal, obedece a unas reglas de formaciòn con las operaciones de la condensaciòn, el desplazamiento, por la vìa de la metàfora, en sìntesis el sìntoma “anti-refleja” el propòsito simbòlico por realizar la propia curaciòn, la resoluciòn de una operaciòn de compromiso entre los diversos factores que pugnan en direcciones antagònicas. La posiciòn del sìntoma se circunscribe con una carga afectiva que le hace ser percibido como algo doloroso, insoportable, esto constituye una diferencia radical con respecto a los lapsus y a los sueños donde 101 este factor puede no ser percibido. Enganche imaginario y alienaciòn simbòlica. Otro rasgo apreciable del “enganche” fòbico es su durabilidad, su persistencia, si se trata de una actitud que se repite en el tiempo como los lapsus, el Acting-Out, las omisiones fòbicas, entonces podemos referirnos a la formaciòn de un sìntoma. El requisito primordial para la existencia del sìntoma es que en primer tèrmino ha de existir un sujeto S1, aquello que sucede en la relaciòn con los otros durante la infancia es un factor fundacional para la investigaciòn psicoanalítica de las fobias manifiestas. Cada fase del desarrollo psico-afectivo, como la fase del espejo, ha de contar con una estructuraciòn interna que ha evolucionado con el inicio de otras fases evolutivas de la personalidad, por lo tanto, en la producciòn del sujeto habrìa de confirmarse la condiciòn del sìntoma a partir de una relaciòn de alienaciòn imaginaria en sus tiempos especìficos, con respecto al Otro del lenguaje, el Otro en cuanto registro del lenguaje. Otra formaciòn fundacional es la de la identificaciòn como requisito formal hacia la constituciòn del yo, algunos llaman a esta modalidad de alienaciòn la fase secundaria, el corte del goce, es aquì donde visualizamos los encuentros y desencuentros con los probables traumas o fallas del discurso. Cada vez que ocurre una alienaciòn mediante un Otro catalizador corresponde a una separaciòn que proviene a su vez de otra modalidad de alienaciòn. Cuando el neonato viene al mundo sufre un proceso de separaciòn con respecto al no-Otro, aquello que no corresponde a un Otro, a un ser viviente, es decir, el mundo de las cosas, del lenguaje, que aùn no se diferncian entre sì. Predomina la indiferenciaciòn, yo soy el Otro y el Otro soy yo, algo de esto permanecerà en el futuro sujeto. En 102 algunos casos dicho modelo prevalecerìa por el resto de la vida. La alienaciòn desde la imagen involucra ademàs al proprio cuerpo, tiene vida de un modo paralelo a la construcciòn del proprio yo, es la primera clasificaciòn antropològica referida al afuera y al adentro, al yo y al no-yo, al mundo de la propia imagen y al mundo de las imàgenes del no-cuerpo. Recordemos al neo-nato que se ve constituido a sì mismo gracias a la intervenciòn del Otro en cuanto un agente asegurador, un Otro que puede aceptarlo o rechazarlo, el sujeto vacìo se convertirà en un sujeto significante, se realiza una “captura” imaginaria entre el yo y el Otro. Es acà donde la alienaciòn imaginaria se yuxtapone a la alienaciòn simbòlica, el Otro juega un papel indispensable en la dimensiòn especular, en el futuro los rasgos ligados al deseo de independencia o al deseo de dependencia podràn ser representados por la sintomatologìa fòbica. ¿Serà verdad que el Otro me conoce un ciento por ciento? El sujeto reconoce al Otro en cuanto poseedor de un conocimiento y por este motivo podrà mentir para buscar ocupar un lugar del todo autònomo, para comprobar la integridad del Otro cuando ese Otro encarna la ley y el superyò. El nuevo yo del neo-nato comienza a diferenciar entre aquello viviente y el caos de la confusiòn interna, sòlo mediante el uso del lenguaje iniciarà un proceso de reconocimiento estructural del Otro y de las alienaciones simbòlicas e imaginarias. La alienaciòn por el vacìo como elemento significante se confronta con la presencia asegurante del Otro en cuanto sujeto significante sinònimo de protecciòn. En la formaciòn de la cadena de significantes tiene lugar ademàs la participaciòn del deseo con el Otro, la demanda afectiva, el sujeto es el deseo del Otro manifestado en el lenguaje. La homologaciòn con la estructura especular repercute directamente en la imagen que el yo elabora de sì mismo y del fantasma thanàtico traìdo a colaciòn por la sombra del Otro. Desde la relaciòn con el Otro el sujeto accede al 103 sìntoma , al Ideal del yo social, al fracaso psicosocial, buscando encontrar algunos puntos de anclaje como el deseo de la madre en el caso de la anorexia, la bulimia, las fobias intrafamiliares, entre otros. La transmisiòn de los afectos tiene lugar de un modo sintomàtico mediante la pregunta por el deseo del sujeto, allì entra a tomar un puesto importante la funciòn de separaciòn, no todo puede ser dicho ni todo puede hacerse, la cadena significante estructura una fobia sòlo a partir de esta demanda por el deseo en su complicidad con la estabilidad del yo. Al interior de esta estructura fòbica habita la pregunta por algo que falta, pero ademàs se explicita la pregunta por algo que ha fallado y que no ha salido a la superficie, que podrà pertenecer anclado en el campo del deseo. Es precisamente en la conducta fòbica donde se presenta un compromiso entre el deseo represado y la posibilidad de que este sea reconocido por las funciones del yo, por las leyes del discurso manifiesto y por una singular cadena de significantes. El pasaje al acto de un contenido latente que no ha podido ser metaforizado por el lenguaje, por la red pre-conciente de las palabras con su carga representacional, de modo que el porcentaje de la energìa acumulada ha elegido el camino doloroso del sìntoma. 104 LA METÁFORA DEL SÍNTOMA FÓBICO La necesidad de metaforizar el conflicto La etiologìa del sìntoma fòbico conlleva un “sinsentido” no descifrable por parte de la funcionalidad yoica en cuanto habrìa de configurarse un lenguaje acerca de aquello por lo cual no se habla o no existe una referencia narrativa manifiesta. La historia del sujeto en cuanto sujeto de lo inconciente està subordinada por el lenguaje del Otro, por el sentido o el “contra-sentido” que el Otro indica, propone o impone, frente a nuestro lenguaje, es en este abordaje de cruces simbòlicos donde el sìntoma metafòrico de la fobia ha podido gestarse.30 En este contexto comienza a instalarse un sentimiento de pèrdida, de luto, de falla o vacìo, como una cadena de significantes que prepara la causaciòn para una supuesta alienaciòn segùn los intereses del yo. Tiene que ver ademàs con la dialèctica del deseo allì donde el deseo corresponde al deseo del Otro, el sujeto se construye a partir de la conciencia de este deseo del Otro, podrà padecer la escisiòn o la subordinaciòn al significante tachado por el fantasma o por las “sombras” de lo inconciente, se trata de comprender la fobia a partir de la construcciòn misma de la metàfora, la fobia exige ser metaforizada desde su conflictividad latente hacia una transformaciòn de su esquema repetitivo. La fobia se origina entonces en cuanto respuesta a la angustia derivada por el desencuentro con el deseo del Otro, por la alienaciòn que ejerce el fantasma para sostener el deseo del Otro, por un proceso de pensar la modalidad de fuga, comienza a tomar forma bajo el patrocinio de las energìas prestadas por el ello. Angustia, deseo del Otro y fantasma, en cuanto factores fundacionales han propiciado un escenario adecuado para que la reacciòn fòbica obtuviese la 30 Maya, Beatriz. (2021). El sujeto y el inconsciente estructurado como un lenguaje. Consorcio Foros Lacan. Del sujeto al parlêtre. Se minario declarado. Clìnica psicoanlìtica. AME. EPFCL. 105 germinaciòn de su andamiaje sintomatizante. Para que se constituya un sujeto es preciso que la palabra del Otro este presente. El neonato necesita de las palabras de un pariente para sentirse protegido, amado, asegurado. El discurso del Otro quedarà asì enmarcado en la memoria del sujeto estableciendo las condiciones para representar una falla, una carencia, una conducta fòbica. El lenguaje en cuanto metàfora de este sìntoma posibilita ademàs la factibilidad de la sublimaciòn, de la elaboraciòn simbòlica, allà donde la asociaciòn libre desate los nudos afectivos podrà disminuir la deuda con el fantasma masoquista como una producciòn de la vida inconciente. Las conductas fòbicas son reacciones y no acciones, en un tiempo pasado las acciones desencadenaron reacciones desordenadas que implicaban significados confusos de angustia. Se ha efectuado una forma de discontinuidad, ruptura, en la lineridad evolutiva de lo latente con respecto a la conformidad del discurso, con respecto a la expectativa del sentido escenificado por la metàfora misma. El acontecer perteneciente al mundo de la infancia todavìa no se ha simbolizado, es vivenciado en cuanto etiologìa formal de los signos patologizantes. El desplazamiento simbòlico ofrecido por la mediaciòn del lenguaje y el sìntoma en cuanto metàfora tienden a despazar algunos contenidos que no le son gratos. Lo que ocurre es una deliberada apertura del material traumatizante en la “epopeya” tràgica del sujeto, en la relaciòn con el Otro, una liberaciòn mediante el uso de la palabra, de la auto-narraciòn que convierte al sìntoma en una realidad maleable y “plàstica”. La funciòn de la metaforizaciòn consiste en re-unificar los componentes de la cadena de significantes necesaria para reestructurar la visiòn de la realidad y del mundo social. En la experiencia fòbica el sìntoma ha ocupado el lugar privilegiado de una cadena significante en principio represada, aquello de lo cual no se 106 quiere saber nada y que ha sido sustituido por los signos patologizantes, es decir, el deseo, lo sexual, metonìmicamente todavìa indescifrables. No ha existido un objeto que concuerde con el deseo del sujeto, han existido sòlo sustituciones y “objetos fantasmales”. De este modo, la interpretaciòn apunta al sentido para tratar de sacar a la superficie el significante que ha sido metaforizado por la realidad sintomàtica de la fobia. Ha de emprenderse un trabajo analìtico con lo simbòlico aunque siempre existan lìmites a la interpretabilidad. El sìntoma fòbico en cuanto “verdad amordazada” ha de requerir una vìa libre hacia la verbalizaciòn aunque si esto no garantice a cabalidad el descubrir del nùcleo de la represiòn, se llega a descifrar sòlo una parte de este, es asì que es posible acceder al conocimiento de una parte del sìntoma y no a su totalidad. El sujeto fòbico exige una respuesta en tras el encuentro con el Otro, sin embargo esta respuesta no existe, cosntituirìa un ideal, las formaciones del lenguaje habrìan de concatenarse del lado de los actos comunicativos y ya no del lado de lo real sintomàtico. Como se ha dicho, una parte de estos contenidos no accede al lenguaje sino que permanecen ocultos interactuando con las reacciones fòbicas. La ausencia de respuestas por parte del Otro corresponde a la ley del fantasma y del vacìo adherente a lo no-simbòlico. Lo que se observa es que el sentido se adapta a las condiciones e imperativos del sìntoma ya que tener que enfrentarlo implica un grande displacer, un esfuerzo por desatar aquellos nudos traumàticos todavìa desconocidos. Negar la existencia del sìntoma se impone como una estrategia en el efecto de una transferencia negativa, aquel sìntoma substrato de lo inconciente ha prometido al yo una especie de garantia en contra de lo reprimido pero a un alto costo, el gobierno de la vida psìquica ahora es 107 establecido por el caos sintomàtico y ya no màs por la organizaciòn del yo. 108 HETEROTOPÍA DEL SENTIDO DE LA PULSIÓN EN LA SATISFACCIÓN FÓBICA El tèrmino “heterotopìa” lo retomamos a partir de M. Foucault. En la conferencia de Tùnez, Des espaces autres de marzo (1967), Foucault planteaba en seis principios las modalidades especìfìcas de las “heterotopìas”. Aquì retomamos algunos de ellos: el principio que subraya la constante universal representa la presencia de “heterotopìas” al interno de las diversas sociedades del pasado y la actualidad. Esto se caracteriza porque al interior de la “heterotopìa” se funda el principio de un sistema de apertura y de cierre, como si fuese una isla que permite el acceso libre a todos a pesar de tratarse de una isla lejana. Agrega ademàs el autor que una funciòn propia del espacio “heteròtopico” consiste en correlacionarse con el espacio exterior, sea en la modalidad de la ilusiòn sea en la modalidad de compensaciòn. 31 La experiencia fòbica en cuando manifestaciòn intermedia entre el deseo y lo prohibido expone un criterio “heterotòpico” al contener la mezcla de varios intereses opuestos, a decir, la protecciòn del peligro externo y el anhelo de liberarse de un malestar interno en un movimiento de autocorrecciòn continuado. ¿Què significa emprender el propòsito de rectificar el sentido de la pulsiòn en lo que tiene que ver con la insatisfacciòn fòbica? Hemos de renovar aquellas “ligazones” traducidas por la energìa de la pulsiòn en tèrminos de exigencias destinadas a la satisfacciòn psicosomàtica o imaginaria, que han sido del todo desconocidas por el sujeto fòbico. La idea sobre la existencia de un circuito cerrado es del todo equivocada ya que en cada subjetividad el anàlisis puede rastrear configuraciones ùnicas y casos excepcionales. 31 Foucault, M. (2006). Utopìe, Eterotopie. Napoli. Ed. Cronopio. 109 En principio las expresiones de la pulsiòn son invisibles, aquello que no aparece, aquello que no es manifiesto pero que tiene unas determinaciones latentes, el no “aparecer” se constituye asì en tèrminos de un material analizable mediante otros factores adyacentes a su composiciòn. Se trata de implicar acà a un tercer sujeto, ein neues subjekt, no un sujeto construido sino un sujeto en constituciòn, que va apareciendo tras la “sombra” abrumadora del lenguaje acerca de un sentido inequìvoco y biogràfico de la pulsiòn fòbica o antifòbica. El nuevo sujeto no aparece asì no màs, sino que se va descifrando su realidad, postulamos que no se trata de un sujeto nuevo visto que ya existìa con anterioridad, simplemente que no lo conocemos, no es reconoscible, no se percibe sino por elementales sutilezas bajo las formaciones de lo inconciente. Este nuevo sujeto latente representa el tercer tiempo de la pulsiòn y su sentido se va renovando cada vez que inicia a ser reconocido por las funciones del yo, cobra vida por los senderos de otras identificaciones camufladas. El sentido “heterotòpico” de las conductas abordadas por el sìntoma estructura la rectificaciòn de este “aparecer” de una subjetividad màs o menos real, no prevalece ya algùn trayecto circular reconocido por el Otro sino que el anàlisis habrà de proporcionar la eficacia de liberar tensiones dolorosas. Este es el significado de rectificar el sentido “heterotòpico” de la fobìa cuando la presiòn de exigencias pulsionales proceden en contravìa por los carriles de las inhibiciones retrospectivas. La demanda de la presencia del Otro plantea delinear en què tèrminos la funciòn socializante de la fobia ha sido parcial o totalmente fragmentada. Una fase de su evoluciòn ha padecido discontinuidades que propician un nivel de desintegraciòn objetual, pulsional y por este motivo significante. Se trata de circunscribir la reciprocidad entre las cantidades de tensiòn y el discurso de la probabilidad satisfactoria. 110 El lenguaje acerca de la rectificaciòn del sentido de la pulsiòn fòbica encuentra su bifurcaciòn primaria mediante los “deslices” de la fluctuaciòn segùn los accesos del sujeto a la satisfacciòn. La condiciòn fundacional del sujeto es la de estar constituidos por este lenguaje. Los significantes intrigan la demanda hacia el vasto campo del deseo con el propòsito de disipar las intrincaciones gramaticales con referencia al goce. Las implicaciones de la “incompletud” caracterìsticas de las formaciones de lo inconciente indican que predomina el sentimiento de la ausencia en el territorio del Otro, un significante en fuga, la presencia de la indeterminaciòn ubicada en el riesgo por asumir el encuentro-desencuentro con el Otro. Hemos de aceptar el principio de la indeterminaciòn en las conductas fòbicas como criterio real con el cual la confusiòn pulsional desabilita la orientaciòn de todo circuito psico-biològico destinadoa quedarse sòlo en la mecanicidad de lo inmediato. El criterio de “constancia” es aquello que domina la complicidad entre determinismo inconciente y reacciòn fòbica o contrafòbica, el objeto de la fobia obedece al impulso estratègico que le incita hacia la adaptaciòn de las condiciones impuestas por el sìntoma. Dichas condiciones sintomàticas re-diseñan una novedosa imagen del sujeto en tèrminos de un tercer sujeto del sìntoma, en cuanto realidad posttraumàtica, la percepciòn de aquello prohibido o desconocido por los intereses del yo obedece a un malestar significante del cual el sujeto ha sido vìctima toda la vida. La pulsiòn activa un conjunto implìcito de tensiones destinadas a discernir las propiedades que delimitan la influencia del principio del placer y del principio del displacer al interno de las manifestaciones fòbicas, ya sean estas con un caràcter constante o con una perseverancia esporàdica. El sujeto tiende a “acomodarse” a las exigencias del conflicto interno -rechazado, intenta otorgar una respuesta a la inmediatez pulsional sin que esta operaciòn tenga un 111 alto costo a nivel energètico, simbòlico y relacional. El sujeto ignora esta respuesta, procura restituir al pasado una parte del sentimiento de deuda con el cual tiene que enfrentarse cotidianamente. Segùn las funciones pre-concientes del yo habrìa en el pasado un bienestar del cual ahora tenemos difusas representaciones, el sìntoma fòbica indica que algunas representaciones han permanecido fijadas al sentido de situaciones anteriores. Algunas de estas situaciones habìan tenido lugar en medio en medio a contradicciones de orden lògico o afectivo donde no fue posible expresar las propias consideraciones, no hubo un acceso libre al lenguaje, a la metaforizaciòn del significante y a la metonimia de las formaciones pre-sintomàticas.32 Hemos observado de què manera la sintomatologìa fòbica ha sido atravezada por la pulsiòn, el deseo, el significante, la subjetividad latente, la ausencia de un lenguaje validante, pero tambièn es preciso considerar que el cuerpo sufre una especie de firmeza o incompletud. La ausencia del objeto implica tener que confrontarse con las representaciones y los significantes que han acompañado las ilusiones del yo, las identificaciones primarias y los ideales conformados en torno a las propias expectativas psicosociales. Simplemente sabemos que no existe aquel objeto Otro asì como lo configura la ley de la demanda pulsional, no existe un objeto totalmente adecuado a las exigencias radicales de la ilusiòn, el deseo habrà de tolerar una “torsiòn”, un desvìo, una rectificaciòn, esta vez que no este atada a la lògica de lo inconciente sino al lugar donde el sujeto implicado en el lenguaje sostenga el trabajo de “semblantear” con el Otro, de re-habilitar el dolor de la relaciòn con la identidad del Otro y con los lazos socializantes. 32 Es recomendable trabajar el artìculo: La eficacia del psicoanàlisis. Efectos de un lazo inèdito: la rectificaciòn de la satisfacciòn de la pulsiòn en el anàlisis. IV Jornadas de la Escuela EFLA. (2014). Amalia Cazeauz. 112 Factores que inciden en las fluctuaciones fòbicas Relaciòn con: Agente Sujeto 113 → Sìntoma -El deseo, el goce -La pulsiòn -El significante Fobìgeno -Ausencia de un lenguaje → Fòbico metaforizante Contrafòbico -El cuerpo -El Otro -El lazo psicosocial -Principio del placer-displacer 114 PATHOS Y LA REPRESENTACIÓN FÓBICA La interrogaciòn por el discurso de la representaciòn fòbica fundamenta la direcciòn del significado al interior de la producciòn sintomàtica. Se trata de un enlace entre el universo de lo latente y la realidad del lenguaje, aquello que fortalece lo simbòlico en su camino hacia lo pre-conciente, el sustento de las cadenas significantes. El sujeto ha construido un objeto imaginario al cual le otorga un sentido y un lugar en lo real. Con Lacan, el sujeto estructura su yo a partir de su relaciòn con el Otro, aunque sino reciba una respuesta neta de este, la percepciòn de su respuesta le hace caer en la confusiòn y en la ambivalencia. Como en un movimiento oscilatorio el sujeto fòbico se halla entre contradicciones e identificaciones reconocidas o no, una porciòn de estas identificaciones ha sido determinada por representaciones de posiciones antagònicas y para poder asumirlas el aparato psìquico emprende la vìa de las manifestaciones fòbicas. A este escenario maleable de transformaciòn afectiva le denominamos pathos de la dinàmica psìquica alternando diversas fases de conciencia. La formaciòn sintomàtica està compuesta de representaciones imaginarias cuyo contenido es el de convenir el establecimiento de un orden de cosas satisfactorio a los ojos del superyò. La fobia responde a las exigencias de dichas representaciones superyoicas sustituyendo unas satisfacciones reales con el contenido paliativo de otro gènero de representaciones. Como hemos visto, segùn la teorìa de la rectificaciòn pulsional se 115 visualiza en este intento el preludio de un fracaso a nivel representacional ya que es la representaciòn sintomàtica la que divide la integridad funcional del yo. El deseo y el ser del sujeto estàn divididos a causa de la interposiciòn de una sustituciòn fragmentaria de lo real, es aquì donde lo imaginario actùa ejerciendo presiòn sobre la percepciòn para apartarse de aquello que inspira la representaciòn de un agente externo o una situaciòn particular. El significante se desliza hacia la evitaciòn de algo que se presenta como transgresivo o interdecto, es aquì donde el desciframiento del sentido produce el acceso progresivo a los tèrminos del lenguaje narrado, para ir desenmascarando las representaciones sintomàticas. El sujeto afectado por la percepciòn de la contraidentificacion explicada como si se tratase de una “identificaciòn” al revès experimenta la confrontaciòn abierta entre dos conjuntos de exigencias representacionales, el camino que elige es el de implementar alguna formaciòn reactiva fr caràcter fòbico para evitar entrar en colapso psicofisiològico. En las manifestaciones de las fobias podemos rastrear el criterio de la unicidad entre la impotencia y la posibilidad, significa que la circularidad de cada intento destinado a buscar una comprensiòn distingue entre el sentido que unifica los significantes en torno a criterios realìsticos del sentido que unifica los significantes en torno a un criterio producido por la alucinaciòn. Segùn J. Steiner, podemos analizar la estructura representacional de una conducta con base en cuatro matrices delineantes: a. Las situaciones de compromiso donde el yo del sujeto se ve expuesto en su sensibilidad a tener que combatir para no ser herido, ha de percibir la urgencia de la situaciòn y tomar una decisiòn frente a sì mismo, a los otros, y a la situaciòn que èl observa como crìtica, en cuanto formaciòn defensiva. Se trata de la representaciòn de compromiso contextual. 116 b. La angustia por la separaciòn en aquellos sujetos donde las fases edìpica y post-edìpica han determinado intensas tensiones entre el estado de desamparo materno y el afàn por encontrar una protecciòn que sustituya este elemento asegurador. Es el vacìo con el cual el Ideal del yo ha caminado entre las inter-relaciones padeciendo el dilema representacional entre el deseo y la represiòn. Se trata de la representaciòn de angustia por la separaciòn.33 c. La identificaciòn al revès comprendida como el progresivo abandono de las pautas de identificaciòn para reemplazarlas por el dominio de las operaciones sintomàticas no-especìficas o por desplazamientos defensivos en forma de represiòn. Se trata de la representaciòn por des-identificaciòn. d. La proyecciòn reactiva de contenidos latentes en cuanto mecanismo “crònico” de confusiòn psìquica donde se proyecta como externo factores pertenecientes al conflicto interno, respecto a significantes rechazados, no integrados. Se trata de la representaciòn proyectiva. Acà entran en juego ademàs el dilema de las posiciones depresivas y paranoicas. De esta manera observamos el concepto de representaciòn fòbica como aquel que integra una serie amplia de componentes representacionales de acuerdo a una modalidad especìfica relativa al sìntoma en cuestiòn. Estos factores integrantes corresponden a la cadena significante que ha construido la base de un proceso en parte latente, en parte conductual. Lo inconciente se sirve de estas esferas para imprimir consistencia a la operatividad patogènica. 33 Steiner, J. (1996). I rifugi della mente. Ed. Bollati. Boringuieri. Colecciòn: Programa de psicologìa, psiquiatrìa y psicoterapia. Roma 117 Esferas de anàlisis en el trabajo sobre las fobias – – – – – – – – – – – – – - 118 Las representaciones proyectivas, depresivas o paranoicas. La angustia por la separaciòn afectiva infantil. La pràctica del “desenmascaramiento” de las percepciones. Las reacciones contra un colapso psicofisiològico. Las contraidentificaciones e “identificaciones al revès”. Las coordenada endògenas y exògenas. La coagulaciòn de los nùcleos fantasmàticos. La acciòn del encuadre. La rectificaciòn del sentido y sus nudos pulsionales. La funciòn de lo real. La funciòn de lo simbòlico. La funciòn de lo imaginario. La estructuraciòn de la representaciòn fòbica y sus significantes. El rastreo del sìntoma en cuanto metàfora. 119 120 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Abraham, K. 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De psicoanàlisis Oct.-Dic. 1956. 125 126 ÍNDICE DE ESQUEMAS Pag. 18 Etiologìa conflictiva de la fobia 32 Configuraciòn estructural de las fobias 34 Proceso de adaptaciòn de la fobia 36 En la fobia el yo reacciona 45 Homologaciòn del totemismo con la infancia 46 Origen de las fobias por tipologìa 59 Intersecciòn etiològica del sìntoma fòbico 77 Dinàmica sobre la espacialidad 79 Etiologìa variable sobre las fuentes de la fobia 85 Contraposiciòn sintomàtica-formal 88 Proceso operativo del yo 91 Microbatalla vs. Macrobatalla 96 Envoltura de la formaciòn sintomàtica de la fobia 113 Factores que inciden en las fluctuaciones fòbicas 118 Esferas de anàlisis en el trabajo sobre las fobias 127