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Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ El acondicionamiento del medio es el mensaje. La crítica de los entornos mediáticos, de Michel Foucault a Peter Sloterdijk } Pedro Cerruti7 Resumen En el presente artículo se retoma la perspectiva crítica formulada por Michel Foucault como una ontología del presente a los fines de la problematización socio-filosófica de la dimensión mediática de nuestros modos contemporáneos de coexistencia. Para ello, en el marco de la analítica del poder de Foucault, se recupera la idea del acondicionamiento del medio como aspecto clave de las racionalidades biopolíticas de gobierno de la población. Teniendo esto en cuenta se propone situar la noción de medio como articulador de las relaciones entre poder, subjetividad y espacialidad y que permite considerar la lógica de conformación de entornos mediáticos. Además, en torno a dicho concepto, se propone establecer continuidades entre el pensamiento de Foucault y el de Peter Sloterdijk. A partir de su definición en términos de “esfera”, este último lo convierte en una herramienta analítica central para la interpretación crítica de las actuales sociedades mediáticas. En estas, puede afirmarse, parafraseando a Marshall Mcluhan –en cuya estela se sitúa el pensamiento de Sloterdijk en la materia–, que el condicionamiento del medio–esto es la conformación de esferas de resonancia anímica o entornos de coexistencia– es el mensaje de las modalidades actuales de tele-comunicación. Palabras Clave:Comunicación, Subjetividad, Espacialidad, Michel Foucault, Peter Sloterdijk Abstract In this article, the critical perspective formulated by Michel Foucault as an ontology of the present is retaken for the purposes of the socio-philosophical problematization of the media dimension of our contemporary modes of coexistence. For that, in the framework of Foucault's analysis of power, the idea of conditioning the milieu is recovered as a key aspect of the biopolitical rationalities of government of the population. It is proposed to consider the notion of milieuas an articulator of the relations between power, subjectivity and spatiality and that allows to understand the logic of conformation of media environments.In addition, around this concept, it is proposed to establish continuities between the thinking of Foucault and Peter Sloterdijk. From its definition of the milieu in terms of "sphere", the latter makes it a central analytical tool for the critical interpretation of current media societies.In these, it can be affirmed, to paraphrase Marshall Mcluhan - in whose wake Sloterdijk's thought is situated- that the conditioning of the medium -this is the conformation of spheres of resonance or environments of coexistence - is the message of the present forms of tele-communication Keywords: Communication, Subjectivity, Spatiality, Michel Foucault, Peter Sloterdijk Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Investigador del CONICET, Miembro del Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA) y del Centro de Estudios en Historia, Cultura y Memoria (UNQ). Docente de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, FSOC, UBA. pedrocerruti@gmail.com. 7 Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «37 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ 1. A modo de introducción: la crítica de los entornos mediáticos En el marco de su ambiciosa obra Esferas, Peter Sloterdijk, uno de los filósofos más importantes e intrigantes de nuestro tiempo, se ha planteado hacer de la comunicación no solo el problema central del presente globalizado sino incluso un concepto de alcance ontológico. Por esta razón, se ha propuesto, entre otras cosas, retomar lo que considera el axioma fundamental del análisis comunicacional acuñado por quien aprecia como el más grande teórico de la comunicación, Marshall Mcluhan, y que sostiene que el medio es el mensaje. Para ello, tratará, por supuesto de ir contra de la corriente que ha hecho del sintagma un adagio vacío de sentido, y reinterpretarlo en todo su alcance crítico. De las reflexiones de Sloterdijk sobre la comunicación y la conformación de entornos mediáticos surge uno de los más interesantes intentos de problematización filosófica de los modos de coexistencia contemporáneos, en cuya base se encuentra aquella actitud crítica que Michel Foucault denominaba como una “ontología histórica”. Es importante recordar que, más allá de los diferentes objetos y métodos particulares que concentraron la atención de Foucault durante sus investigaciones y que permiten escandir su obra en ciertas etapas diferenciadas, a lo largo de las mismas se construye una perspectiva analítica que hacia el final de su vida, particularmente en ¿Qué es la Ilustración?, es explicitada justamente en los términos de una “ontología histórica” de nosotros mismos. En otras palabras, las preguntas por el saber y las prácticas discursivas que lo hacen posible, por el poder y las matrices normativas que organizan sus formas de ejercicio, y por el sujeto y las técnicas de conducción de la conducta en función de las cuales este se produce, forman parte de un proyecto cuyo “ethos filosófico” reside en “una crítica permanente de nuestro ser histórico”, es decir, un “tipo de interrogación filosófica que problematiza a la vez la relación con el presente, el modo de ser histórico y la constitución de sí mismo como sujeto autónomo” (Foucault, 1999, 345). Se trata de un proyecto que puede sintetizarse en torno a la pregunta “¿qué es lo que somos hoy?” (Foucault, 2001, 241), que Foucault, releyendo a Kant, considera como la interrogación crítica par excellance y que al mismo tiempo liga su trabajo con el espíritu de la Aufklärung8. Ahora bien, sabemos que las formas comunicacionales de poder, y su relación con los modos contemporáneos de subjetivación, no formaron parte de las genealogías foucaultianas de la sociedad moderna, como no sea de manera episódica, lateral y Además de que un abordaje in extenso de esta perspectiva excedería los alcances de la presente introducción, cabe destacar queen Cerruti (2012) se la ha considerado en profundidad como una herramienta hermenéutica fundamental para los diferentes modos de abordaje de las problemáticas socio-culturales contemporáneas. 8 Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «38 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ secundaria, lo cual constituye un obstáculo difícil de superar a la hora de considerar desde su pensamiento la ontología de nuestro presente. En otro lugar nos hemos ocupado in extenso de la ausencia de una interrogación en profundidad de los dispositivos comunicacionales en su obra, al mismo tiempo que hemos situado los escasos lugares en los que él mismo reparó explícitamente en ellos como parte de las formas de gobierno,especialmente en sus consideraciones relativas a la emergencia de la noción de “público” como una dimensión particular de la población en tanto objeto de las técnicas de regulación biopolíticas.Allí también hemos considerado el modo en que pensadores contemporáneosque han situado la centralidad de las técnicas comunicacionales de poder, han retomado el pensamiento de Foucault al mismo tiempo que, por las razones mencionadas, se han planteado la necesidad de avanzar más allá de él, entre otras cosas, recuperando las propuestas de Gilles Deleuze sobre las sociedades de control. Ese doble movimiento se refleja en los modos en que los conceptos de “biopolítica” y “biopoder” han sido recuperados críticamente como punto de partida para construir nociones, tales como las de “noopolítica” y “psicopolítica”, que buscan superar las limitaciones del planteo foucaultiano para dar cuenta de las formas de poder características de las sociedades mediatizadas que, según esta perspectiva, se ejercen ya no sobre los cuerpos sino sobre la mente o la psique (Cerruti, 2017). En este caso, nos interesa recuperar la perspectiva crítica de Foucault para pensar los modos mediáticos de subjetivación, pero desde un ángulo ya no relativo a la distinción población-público, como si esta reprodujera la separación entre cuerpo y mente y diera lugar a dos técnicas de poder diferentes, la biopolítica y la psicopolítica, sino a partir de aquello que constituye la clave de las regulaciones biopolíticas: el acondicionamiento de un medio. Aquí, la noción de “medio” será el centro de una reflexión relativa a la relación entre poder, subjetividad y espacialidad que, como argumentaremos, puede ser reinterpretada para pensar críticamente la lógica de conformación de entornos mediáticos. Ello, consideraremos, es uno de los pilares que establecen una continuidad entre el pensamiento de Foucault y el de Sloterdijk. Este último le otorgaa la noción de medioun lugar central en su proyecto interpretándolaa partir del concepto de “esfera”, entendida como un entorno de resonancia, lo cual habilitatanto una crítica del presente de las sociedades mediáticas–que reconsidera, también, la perspectiva “ecológica” de Mcluhan– comouna reflexión sobre los procesos antropogénicosconcebidos como el resultado del establecimiento de condiciones espaciales de co-existencia. Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «39 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ 2.Michel Foucault: el acondicionamiento del medio como forma de gobierno Como hemos adelantado, la noción de “medio” emerge en el pensamiento de Foucault en el contexto de su genealogía relativa al nacimiento de la biopolítica como técnica de gobierno. En este caso, no intentaremos dar cuenta exhaustivamente del modo en que el concepto fue desarrollado a lo largo del pensamiento de Foucault, lo cual excedería los alcances del presente trabajo9; sin embargo, es necesario situar el tipo de problematización específica en el marco de la cual este se construye,pues su modo de entender la noción de medio le es subsidiaría. La noción de biopolítica aparece en la obra de Foucault como un modo de conceptualizar una transformación de las tecnologías de poder que establecen una novedosa interrelación entre las esferas del poder y la vida, en el sentido de la disposición de técnicas para el ajuste, control y gestión de los procesos vitales para su adaptación a los regímenes productivos, los procesos económicos y las nuevas formas de vida urbanas asociadas al desarrollo del capitalismo industrial. El punto de partida de esa transformación, que dio lugar al desarrollo de los procesos de medicalización modernos, fue lo que Foucault caracterizó inicialmente como una socialización del cuerpo, en el sentido del reconocimiento social y político del cuerpo como fuerza productiva (Foucault, 1999a). Poco tiempo después Foucault propondrá denominar a ese poder que toma a su cargo la gestión de la vida como “biopoder” y considerar su despliegue en dos dimensiones correlacionadas: una anatomopolítica del cuerpo y que refiere a todo el espectro de las técnicas disciplinarias que se ejercen sobre cada uno, en orden de producirlo como máquina; y la biopolítica propiamente dicha, que tiene por objeto la población como conjunto viviente y su control a través de técnicas reguladoras (Foucault, 2002). Desde este punto de vista, la especificidad de la biopolítica se encuentra, por un lado,en el objeto que le es propio, la población; y, por otro, en la forma de intervención sobre esta. La población emerge como una forma novedosa de tratamiento de las multiplicidades que, al interior del paradigma del biopoder, se orienta en un sentido inverso a las formas anatomopolíticas. Mientras estas últimas se centran en el cuerpo individual, desagregando las multiplicidades en sus “átomos” compositivos, la biopolítica las totaliza en términos de un cuerpo vivo global que, si Se cuenta con abundante bibliografía al respecto, entre otras razones dado que en las últimas décadas dicho concepto ha constituido el centro de una diversidad de lecturas que se han planteado una renovada recuperación del pensamiento de Foucault para pensar el tiempo presente (véase Agamben, 2003; Esposito, 2006; Hardt y Negri, 2002; Nikolas Rose, 2012; entre otros). 9 Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «40 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ bien está compuesto por innumerables individuos, es afectado por toda una serie de fenómenos masivos que se desenvuelven como acontecimientos aleatorios, pero normalizables. Por ello, para distinguir las técnicas de intervención biopolíticas de las disciplinarias, Foucault introduce la noción de dispositivos de seguridado controles reguladores. Por supuesto, si bien la anatomopolítica y la biopolítica construyen objetos y modos de intervención diversos permanecen siempre dentro del espectrodel biopoder. En términos de Foucault, se trata de una tecnología que, sin duda, es, en ambos casos, tecnología del cuerpo, pero en uno de ellos se trata de una tecnología en que el cuerpo se individualiza como organismo dotado de capacidades, y en el otro, de una tecnología en que los cuerpos se reubican en los procesos biológicos de conjunto. (Foucault, 2000, p.225). De esta manera, en el caso de la biopolítica, no se trata, en absoluto, de conectarse a un cuerpo individual, como lo hace la disciplina […] [es decir] de tomar al individuo al nivel del detalle sino, al contrario, de actuar mediante mecanismos globales de tal manera que se obtengan estados globales de equilibrio y regularidad; en síntesis, de tomar en cuenta la vida, los procesos biológicos del hombre/especie y asegurar en ellos no una disciplina sino una regularización. (Foucault, 2000, p.223). Como vemos, lo que está en el foco de la problematización que lleva adelante Foucault es la emergencia de una novedad desde el punto de vista de las técnicas de poder vinculada con la necesidad que impone la transformación de los regímenes productivos, los procesos económicos y los modos de vida de actuar sobre fenómenos masivos a través de formas de intervención que logren ejercerse de manera global. Es ello lo que da lugar a nuevos objetos y técnicas que Foucault propone considerar con los términos de biopolítica y población. Es en este contexto queFoucault llegó a plantearse el desarrollo formas comunicacionales del poder como medios de acción a distancia en función de las cuales ve su aparición el “público” como objeto de gobierno, al cual Foucault considera como la “superficie de agarre” de la población, en el sentido de que se conforma en tanto objeto ya no en función de los procesos biológicos que la caracterizan sino desde el punto de vista del conjunto de opiniones e intereses de los Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «41 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ individuos que la componen y, por lo tanto, la hace susceptible de ser intervenida a través de técnicas persuasivas(Foucault, 2006: 102). Esta perspectiva plantea una serie de problemas que se derivan en última instancia del modo en que la distinción población/público reproduce a nivel colectivo la contraposición entre cuerpo y mente, y por lo tanto conduce a la distinción entre las técnicas de poder que actúan sobre los cuerpos y aquellas que lo hacen sobre la psique, en el sentido de una manipulación de las opiniones e intereses de los individuos a partir de intervenciones sobre sus conciencias (Cerruti, 2017). Ahora bien, si en lugar de centrar nuestra atención en el modo en que Foucault tematiza explícitamente las técnicas comunicacionales en el caso de la emergencia del público como objeto de gobierno, consideramos la lógica propia de funcionamiento de las tecnologías de seguridad o los controles reguladores como intervenciones sobre el “medio”, se abre la posibilidad de interpretar,sin los atavismos de antinomias superadas ni la insuficiencias de las teorías manipulativas,la dimensión mediáticade las sociedades contemporáneas en el pasaje del capitalismo industrial al informacional. Sobre esta cuestión Foucault se detiene particularmente en la clase del 11 de enero de 1978 de Seguridad, territorio y población al tratar, justamente, la emergencia de las tecnologías de poder que denomina “dispositivos de seguridad” y al situar su especificidad en comparación con los dispositivos de la soberanía y de la disciplina. A diferencia de la lógica de la prohibición y el castigo de las técnicas jurídicas, y del encierro y la vigilancia individualizada e individualizante del poder disciplinario, estas técnicas proceden, como hemos adelantado, a través de la idea de regulación y se plantean intervenir sobre una multiplicidad y no sobre individuos aislados;y consideran esa multiplicidad en términos de series de acontecimientos probables que son abordados en términos de un cálculo de costo y beneficio y de la maximización de los elementos positivos y minimización de los negativos. Un aspecto fundamental reside en que estos dispositivos operan produciendo la libertad como técnica de gobierno en el sentido de que es la libre circulación, el libre movimiento de desplazamiento de los individuos y de los objetos, lo que hace posible el despliegue de los acontecimientos que buscarán ser gestionados. La clave para entender las tecnologías de seguridad reside en la relación entre la gestión de las multiplicidades y la dimensión espacial en la cual se desenvuelven los fenómenos a ser regulados, pues, dice Foucault, “la seguridad tratará de acondicionar un medio en función de acontecimientos o series de acontecimientos o elementos posibles, series que será preciso regularizar en un marco polivalente y transformable” (Foucault, 2006: 40). Así, tomando especialmente el ejemplo de la gestión de las Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «42 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ ciudades, puede afirmar que las técnicas de seguridad proceden interviniendo a nivel del espacio y que el espacio propio de la seguridad es el “medio”. A lo cual agrega: ¿Qué es el medio? Es lo necesario para explicar la acción a distancia de un cuerpo sobre otro. Se trata, por lo tanto, del soporte y el elemento de la circulación de la acción […]. Los dispositivos de seguridad trabajan, fabrican, organizan, acondicionan un medio […]. El medio será entonces el ámbito en el cual se da la circulación. Es un conjunto de datos naturales, ríos, pantanos, colinas, y un conjunto de datos artificiales, aglomeración de individuos, aglomeración de casas, etc. El medio es una cantidad de efectos masivos que afectan a quienes residen en él. Es un elemento en cuyo interior se produce un cierre circular de los efectos y las causas, porque lo que es un efecto de un lado se convertirá en causa del otro” (Foucault, 2006: 41). De ello se desprende el determinado tipo de objeto que las técnicas de seguridad producen. En palabras de Foucault: el medio aparece como un campo de intervención donde, en vez de afectar a los individuos como conjuntos de sujetos de derecho capaces de acciones voluntarias –así sucedía con la soberanía-, en vez de afectarlos como una multiplicidad de organismos, de cuerpos susceptibles de prestaciones, y de prestaciones exigidas como en la disciplina, se tratará de afectar, precisamente, a una población. Me refiero a una multiplicidad de individuos que están y solo existen profunda, esencial, biológicamente ligados a la materialidad dentro de la cual existen. (Foucault, 2006: 41-42). La noción de “medio” tiene, como puede observarse, un sentido preciso al interior de la racionalidad que Foucault busca situar y que provienedel concepto reconstruido históricamente por su maestro Georges Canghilhem en El ser viviente y su medio. Allí,este lo remite en última instancia a un concepto derivado de la física newtoniana vinculado con el problema de entender la acción a distancia de cuerpos físicos distintos. En la lectura que propone, esto dibuja un espacio, y una ontología, novedosa, por entero diferente del espacio y la ontología que sostiene la física cartesiana, para la cual la acción a distancia de cuerpos distintos no es un problema pensable ya que solo conoce un tipo de acción: la colisión. Es para solucionar este problema que Newton introduce la noción de “medio de acción”: el famoso “éter”, como un fluido que no es ya solamente un vehículo sino un medio. Dice Canguilhem, “el fluido es un intermediario entre dos cuerpos, es su medio; y, en la medida en que el Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «43 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ fluido penetra esos cuerpos, ellos están situados en el medio de este” (2008: 99). Se dibuja entonces la idea de un espacio definido en función de la acción de fuerzas y en el que el medio es al mismo tiempo el transmisor de esas fuerzas, así como el espacio mismo, el entorno o ambiente en el que se disponen las relaciones de fuerza. Así, cuando Foucault se refiere al gobierno de poblaciones como acondicionamiento de un medio este último es al mismo tiempo el intermediario a través del cual se interviene sobre la población y el entorno mismo en el que la población existe y se constituye como tal. Esta perspectiva puede considerarse a partir de las especificidades de la particular concepción del espacio involucrada en la noción de poder de Foucault (Beresñak, 2012). En el apartado titulado “Método” del cuarto capítulo de Historia de la sexualidad. Volumen I, al mismo tiempo que las considera la “cifra de inteligibilidad del campo social”, enuncia toda una serie de características de las relaciones de poder, las cuales son definidas como omnipresentes, pero no porque lo abarquen todo sino porque se producen a cada instante y en todos los puntos y, por ello, son también locales ya que provienen de todos lados. Son inmanentes ya que no puede plantearse en relación con ellas vínculos de exterioridad; y, por supuesto, son relacionales, pero no en tanto establezcan conexiones entre sujetos o cosas, sino dado que consisten siempre en correlaciones entre fuerzas, la cuales por su parte son siempre inestables y desiguales, y se encuentran en constante movimiento. Además, son fundamentalmente productivas, en tanto ese juego permanente genera nuevas relaciones, transformaciones, singularidades, así como hace emerger objetos y sujetos. Por ello, si bien son intencionales, en la medida que tienen una direccionalidad, no son subjetivas, es decir, no pueden remitirse a un sujeto en calidad de agente de las mismas, sino que estos están siempre en situación de sujetamiento, en el sentido de que son producidos y mantienen con ellas una relación de inmanencia. Con ello se configura la idea de un espacio conformado por multiplicidades de relaciones de fuerzas que se encuentran siempre conectadas unas con otras en un permanente juego de enfrentamientos. Pero, nuevamente, es importante destacar que las relaciones se establecen siempre entre fuerzas, conformando determinados estados de tensión que producen como efectos aquello que a posteriori puede ser captado, entendido o analizado en términos de objetos y sujetos como puntos o elementos más o menos estáticos sujetados a dicho juego relacional.Como puede percibirse, es la espacialidad considerada a partir de una ontología relacional y medial la que se encuentra en la base de la definición misma de poder y de los modos de subjetivación. En este sentido, espacialidad, poder y subjetivación tienen en el pensamiento de Foucault un vínculo inescindible, cuya clave se encuentra en la noción de “medio”. Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «44 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ Como veremos a continuación, esta idea foucaultiana de pensar el espacio en términos de un medio compuesto por relaciones entre fuerzas es retomada por Sloterdijk a partir de la noción de “esfera”, entendida como un medio de resonancia, vibración o conductibilidad. Y es a partir de ella que propone una forma específica de comprender la comunicación a partir de la conformación de medios o entornos antropógenos. 3.Peter Sloterdijk: esferología y psicopolítica de la sociedad mediática El mismo Sloterdijk califica a su perspectiva en los términos de una ontología histórica que en el caso de su proyecto más ambicioso hasta ahora, plasmado principalmente en sus libros Esferas I, II y III, busca comprender críticamente nuestro tiempo presente, su conformación histórica y sus modos de subjetivación característicos bajo un tipo de indagación filosófica que denomina como una “poética política del espacio”. Esta, también llamada “esferología”, tiene uno de sus capítulos fundamentales en el análisis del mundo contemporáneo como el resultado de la consumación efectiva de la globalización terrestre. Ante esta mirada, el principio mismo de conformación de nuestro presente está vinculado, entre otras cosas, con la eliminación de las distancias y la conformación de un mundo compacto y sincrónico mediante sistemas telecomunicacionales. Por ello, solo es posible arribar a una conceptualización crítica de este estado del mundo si se hace de la telecomunicación un concepto ontológico capaz de describir nuestros modos contemporáneos de existencia a partir de su consideración como “la consumación práctica de la compactación” y como “forma capitalista de la actio in distans” (Sloterdijk, 2010a:214). La impronta del pensamiento de Mcluhan en el modo en que Sloterdijk construye el problema es clara, así como es explícito su reconocimiento de dicha deuda. En su clásico Comprender los medios de comunicación (1996: 29 y ss.), la relación entre corporalidad, espacialidad y medialidad había sido ya planteada por aquel en los términos de la relación entre, por un lado, los medios como vehículos que hacen posible la extensión de nuestro cuerpo en el espacio hasta el punto, alcanzado gracias a las tecnologías informáticas, de hacerlo coextensivo a todo el globo terráqueo. Por otro lado, esta abolición del tiempo y del espacio, correspondiente a una suerte de globalización del cuerpo, es comparable a una transformación radical de la “situación ambiental”, es decir, de las matrices, las formas, los patrones, etc. conforme a las cuales se moldea la subjetividad y la coexistencia humana. Esta producción del entorno –del medio–, bajo la rúbrica de la compactación, es el verdadero “mensaje” de los medios electrónicos. Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «45 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ En el caso de Sloterdijk, hacer de la comunicación un concepto ontológicohistórico, bajo el axioma que postula que el medio es el mensaje, es una de las operaciones que constituyen el basamento de sus indagaciones esferológicas, la cuales involucran pensar desde el punto de vista de la relación entre el ser y el espacio tanto los procesos antropogenéticos mismos como la crítica del tiempo presente y sus modos de subjetivación característicos. En ello está implicada también una particular forma de interpretar la biopolítica y la medialidad de las relaciones de poder de Foucault en términos de la conformaciónde esferas antropógenas. Teniendo esto en cuenta, en los apartados siguientes retomaremos la esferología de Sloterdijk desde tres ángulos diversos, todos los cuales ponen en juego la relación entre la conformación de entornos y procesos de subjetivación. En el primero, se abordará la relación entre la producción de espacios de co-habitación y la antropogénesis, destacando el modo en que ello implica una reconsideración de la biopolítica foucaultiana como un proceso esferopoiético. En el segundo lugar, se desarrollará la definición del medio como esfera de resonancia y de la subjetividad misma como medio, de lo cual se deriva una conceptualización del espacio y de los procesos de subjetivación en términos de relaciones inmanentes de vibración. En tercer, y último lugar, consideraremos directamente la crítica de las formas contemporáneas de coexistencia en cuyo establecimiento las tecnologías de telecomunicación masiva desempeñan un rol fundamental. 3.1. Esferología y antropogénesis Sabemos que la reflexión de Foucault relativa a la biopolítica tiene una localización histórica precisa y que su despliegue se corresponde palmo a palmo con el desarrollo de la modernidad, hasta tal punto que él mismo es capaz de hablar de un “umbral de modernidad biológica” para referirse al momento en que Por primera vez en la historia, sin duda, lo biológico se refleja en lo político; el hecho de vivir ya no es un basamento inaccesible […]; pasa en parte al control del saber y la intervención del poder. Este ya no tiene que vérselas sólo con sujetos de derecho, sobre los cuales el último poder del poder es la muerte, sino con seres vivos, y el dominio que pueda ejercer sobre ellos deberá colocarse en el nivel de la vida misma. (Foucault, 2002, p. 172). Desde este punto de vista, la noción de biopolítica involucra la conformación de la vida en un objeto de “cálculos explícitos” a partir de dispositivos específicos de saber Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «46 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ y poder que de manera manifiesta se erigen como “agentes de transformación de la vida humana” (Foucault, 2002, p. 173). En el caso de Sloterdijk, la hominización misma es pensada biopolíticamente en tanto el ser humano como tal es considerado como un producto que solo puede ser analizado atendiendo a los métodos, procesos y relaciones que intervienen en su producción, y que propone denominar “antropotécnicas”, en tanto estas revelan algo que no está dado en la naturaleza, a partir de la acción de técnicas, de instrumentos de naturaleza lógica y material, y de relaciones de convivencia. Desde este punto de vista, la imbricación entre lo biológico y lo político,zoe y bios, vida y forma de vida, lejos de ser un acontecimiento de la historia reciente de la humanidad, es su condición de posibilidad, con la salvedad de que en este caso la transformación técnica de la vida que da lugar al pasaje de lo animal a lo humano no debe confundirse con la gestión deliberada, estratégica y centralmente planificada considerada por Foucault y que fue la clave de la emergencia de la biopolítica moderna (Sloterdijk, 2011b). A los fines de los problemas aquí considerados, interesa destacar que la esferología de Sloterdijk propone considerar la antropogénesis como el resultado de una situación de co-habitación. En ese sentido, por un lado, su analítica, si bien de profunda inspiración heideggeriana, en su caso, prioriza la dimensión de la espacialidad por sobre la temporalidad, y con ello plantea la determinación del ser-ahí como ser-en, esto es, del ser-en-el-mundo como una situación de habitación. Desde este punto de vista la pregunta fundamental es la interrogación por dónde estamos/somos cuando estamos/somos en el mundo. Por otro lado, le otorga preeminencia a la dimensión co-existencial, es decir, la determinación del ser-en como ser-con otros, y la interrogación respecto decómo estamos/somos con aquellos con los que estamos/somos-en. Así, dice Sloterdijk, el habitar podría ser definido como un “vivir en extática inmanencia uno en otro” (Sloterdijk, 2014: 558). Para referirse al espacio propio de la antropogénesis, y para distinguirlo de la espacialidad entendida geométrica, física o trivialmente, Sloterdijk propone pensarlo más bien como un “lugar de resonancia”, para el cual utiliza el nombre de “esfera”. Estas pueden ser comprendidas análogamente como “invernaderos” en los que se disponen condiciones climáticas que, desde el punto de vista de su efecto en los seres vivientes, tienen consecuencias ontológicas. Las esferas son medios en el sentido de entornos en los cuales el ser es en pero también en el sentido de vehículos donde se produce el tránsito desde la prehumanidad a la humanidad y del circunmundo animal al mundo humano. En este sentido, una de las características principales de las esferas reside en constituirse como “insulamientos”, esto es, lugares que estabilizan un clima interior, acondicionado por medios técnicos, en su diferenciación con el entorno, y en Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «47 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ ese aislamiento del exterior otorgan a sus habitantes ventajas de aseguramiento que aumentan sus posibilidades vitales. Por esta razón, Sloterdijk también las califica como “islas antropógenas” en las que la separación del entorno, la inclusión en un interior a través de la creación de una distancia respecto al exterior, es crucial en la conformación de mundo y en la emergencia de lo humano. 3.2. Medios o esferas de resonancia anímica Ahora bien, no solamente los procesos antropogénicos se producen a través dela conformación de un medio, sino que Sloterdijk también propondrá pensar a la subjetividad misma de un modo medial. En un texto que puede reconocerse como preparatorio del proyecto Esferas, titulado ¿Dónde estamos, cuando escuchamos música? (2008a), puede apreciarse el modo en que Sloterdijk entiende la espacialidad del medio de subjetivación como la medialidad misma de la subjetividad. Tomando como caso a la percepción auditiva, la argumentación de Sloterdijk avanza en el sentido, no solo de repensar la subjetividad desde la sensibilidad en contra de la tradición filosófica fundada en la renegación de la experiencia sensible como lugar de un posible encuentro de la verdad, sino también de discutir la manera en que esta implicaba más bien una particular disposición topológica del sujeto a partir de la “absolutización de la visión” como paradigma de la subjetividad. La “ontología ocular” de la metafísica occidental define al sujeto a partir de una relación con el espacio caracterizada por la distancia y la separación, la misma relación de exterioridad que se plantea con los objetos, empezando por el propio cuerpo. En palabras de Sloterdijk: Para ver algo, el vidente tiene que estar a una distancia abierta frente a lo visible. Ese estar espacialmente separado y enfrentado sugiere un abismo entre sujetos y objetos que […] no solo entra en consideración espacial sino también ontológica; en cuya última consecuencia se entienden los sujetos como observadores sin mundo que, respecto a un cosmos siempre apartado, sólo tienen una relación, en cierto modo exterior. […] El sujeto vidente está “al borde” del mundo, como un ojo sin cuerpo ni mundo ante un panorama (Sloteridjk, 2008a: 277). Si consideramos la existencia a partir de la percepción auditiva, ya no es posible pensar la relación entre el sujeto y el mundo como contemplación: Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «48 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ […] es característico de la naturaleza de la audición no verificarse de modo diverso al ser-en-el-sonido. Ningún oyente puede creer estar en la esquina de lo audible. El oído no conoce ningún enfrente; no se muestra “vista” frontal alguna en el objeto exterior, porque solo hay “mundo” o “materias” en la medida en que se está en medio del suceso auditivo; también se podría decir: en tanto se está suspendido o inmerso en el espacio auditivo (Sloteridjk, 2008a: 277). En ese sentido, esta reconsideración de la subjetividad en función de la espacialidad involucrada en la audición implica un pasaje que es fundamental en la reflexión de Sloterdijk, un pasaje de la tradicional teoría del conocimiento, concebida a partir de la relación entre el sujeto y el objeto, a aquello que es inherente en medios. La subjetividad es, desde este punto de vista, eminentemente medial y su disposición espacial no se agota en su localización sino en su relación de “ensimismamiento” con su medio. Teniendo esto en cuenta, Sloterdijk puede reconsiderar ahora el cogito cartesiano, al que califica como el delirante intento de Descartes de producir una abstracción total del mundo, del sentimiento corpóreo, de todo tipo de relación espacial y sensible, y con ello encontrarse a sí mismo como sujeto, entendiendo por tal una “autopresencia absolutamente segura de sí” que se coloca como “fundamento imperturbable de la verdad”. Sin embargo, ello solo puede postularse a costa de ignorar que el pensar, a partir del cual el sujeto existe, está precedido por un escucharse, lo cual implica una total reconfiguración del cogito como una experiencia sonora: El mínimo sonido interior de la voz del pensamiento, si es escuchado y, con ello, hecho íntimo, es la primera y única certeza que puedo adquirir en mi autoexperimento […] Escucho algo en mí, luego existo –al menos, tengo motivo bastante para la aseveración de que estoy seguro de poder concluir mi existencia a partir de la audición en mí.(Sloterdijk, 2008a: 301). Desde este punto de vista, la experiencia del cogito no es fundamento ni puede ser fijada ya que es pura impresionabilidad o afectación ante las presencias acústicas, un estar constantemente sumergido en una esfera de resonancia: “El pensamiento está en el sujeto como el sonido en el violín: en virtud de una relación de vibración”, dirá Sloterdijk (2008a: 302). El sujeto no es entonces fundamento sino un medio sensible, que existe únicamente en resonancia con aquello que solo existe en él. Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «49 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ La música solo está en el sujeto oyente. Y añadamos que esa proposición solo sigue siendo válida junto con su inversión: el sujeto oyente solo está en la música. Por tanto, el sujeto solo puede estar en sí cuando se ha dado algo en él que se puede oír también en él –sin sonido no hay oído, sin otro no hay propio Yo-. Su propio yo solo es conocido como un ser pensante y viviente en tanto es un medio que se hace vibrar por sonidos, voces, sentimientos, pensamientos(Sloterdijk, 2008a: 303). Esta misma perspectiva es retomada en Esferas 2, donde el proceso esferopoiético a través del cual un grupo crea su lugar existencial y su morfología característica es planteado en los términos del establecimiento de un espacio de resonancia para relaciones recíprocas de compenetración y del establecimiento de una diferencia primordial topológica entre interior y exterior (entre-nosotros y no-entre-nosotros) que crean el campo de proximidad que permite la conformación de un clima interior que funciona como un “nicho ecológico” para quienes lo habitan. (Sloterdijk, 2011a: 178-179). En este sentido, el espacio, en el cual el ser es y coexiste extáticamente, es una atmosfera, y el ser-en puede entenderse entonces como la inmersión en un campo de pura vibración o conductibilidad. En ese sentido, la naturaleza de lo que Sloterdijk denomina “clima antrópico” debe localizarse en un plano pre-objetivo y prediscursivo, en tanto remite a lo que Heidegger denominaba la disposición de ánimo como primera y fundamental forma de apertura al mundo. Para Sloterdijk, la fenomenología de los estados de ánimo de Heidegger compone una “climatología” que muestra que: cuando se tensa en un individuo la cuerda de la existencia, éste vibra en la tonalidad de un estado de ánimo o un clima impregnante. Pero los estados de ánimo –quizás Heidegger no ha hecho hincapié suficiente en esto- nunca son, en principio, asunto del individuo en la aparente privacidad de su existencia y en la soledad de su éxtasis existencial; se forman como atmósferas –totalidades estructurantes, teñidas de sentimiento– compartidas entre varios, o muchos, que disponen y tonalizan unos para otros el espacio de proximidad(Sloterdijk, 2011a: 129). Así, puede afirmarse que: Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «50 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ La endosfera climatizada es el primer producto de las comunidades que viven estrechamente unidas, y el acuerdo de ánimo que supone es su primera comunicación en sí misma. Compactarla, redondearla, regenerarla y despejarla es el primer proyecto creador de la humanidad(Sloterdijk, 2011a: 132). Las esferas son, entonces, mundos interiores de relaciones de vibración, un espacio común compuesto por la multiplicidad de acciones recíprocas y de aflicciones mutuas de quienes los habitan y que en ese habitar devienen lo que son. Los grupos se conforman por esa tonalidad envolvente del espacio, una suerte de éter común o clima relacionante, a través del cual confrontan el desamparo en la exterioridad. El espacio como atmósfera no es otra cosa que pura conductibilidad, y ser en tanto inmersión en el elemento conductor quiere decir la apertura fundamental al entorno de relaciones de vibración. En estas consideraciones está contenida la teoría de la subjetividad que servirá de basamento a las indagaciones esferológicas en general, y en particular a las reflexiones relativas a su dimensión comunicacional, pues significa llevar hasta sus últimas consecuencias el axioma que postula que el medio es el mensaje. La comunicación debe ser pensada en estos términos como un entrar en relación unos con otros en una esfera de resonancia, y esta dimensión es previa a cualquier consideración de la comunicación como transmisión de información, circulación discursiva, intercambio dialógico, etc., en tanto es el establecimiento del medio en el que luego estas serán posibles. Por ello, Sloterdijk puede parafrasear a Mcluhan y afirmar que la producción del mundo es el mensaje. 3.3.Medios de comunicación y psicopolítica del presente Que la racionalidad de los mencionados controles reguladores o dispositivos de seguridad sean uno de los puntos en los cuales el pensamiento de Foucault pueda ser puesto en relación con la crítica del presente de las sociedades reticuladas por las tecnologías de la información y la comunicación se revela en el ya clásico texto de Gilles Deleuze, Posdata sobre las sociedades de control(2014). Allí este delinea un diagnóstico de las formas contemporáneas de poder que tiene su clave en la noción de control, entendido a partir de su diferencia con la lógica del disciplinamiento, que, con su énfasis en la idea de la modulación de las subjetividades en espacios abiertos, retoma la idea de la regulación biopolítica a partir de la producción de libertad y gestión del medio consideradas por Foucault. Si bien la racionalidad propia de estas técnicas anticipa con toda propiedad las lógicas de los dispositivos de control, y de ahí la importancia de recuperar estos planteos, Foucault se sitúa en un espectro analítico Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «51 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ en el cual la conexión genealógica entre estos dispositivos y las formas de regulación en las sociedades contemporáneaspermanece ocluida. Del mismo modo que Deleuze, e incluso retomando algunos de sus propuestas, Sloterdijk da ese paso y hace de la crítica de los entornos mediáticos y sus modos característicos de subjetivación un capítulo fundamental para el diagnóstico de nuestro presente. Conforme a su paradigma esferológico, toda conformación de una unidad social, ya sea de menor o mayor formato, es para Sloterdijk el resultado de la producción, en primer lugar, de esa endosfera climatizada que es el resultado de una primera comunicación en sí misma, y que no es otra cosa que una resonancia anímica. Este plano, en la medida en que compete al colectivo fabricarlo, compactarlo, regenerarlo, reproducirlo, gestionarlo, etc., compone lo que Sloterdijk denomina la dimensión “psicopolítica” de todo agrupamiento humano10. Ahora bien, a la hora de comprender las condiciones psicopolíticas de las modernas sociedades de masas, y especialmente sus características contemporáneas, Sloterdijk considera que la consumación de la globalización, que coincide con la eliminación de las distancias a través de las tecnologías de la información y la comunicación, esto es la conformación de un mundo sincrónico y compacto por la destrucción de la lejanía, procede generando una erosión de las grandes estructuras de inmunidad, tanto imaginaria y real, que, bajo la forma del Estado nacional, se habían dispuesto como receptáculos étnicos de paredes sólidas, fundados territorialmente y sostenidos simbólicamente. Ello implica una gran transformación morfológica e inmunológica que compete a las formas de estabilización de identidades sociales y personales, es decir, una metamorfosis de los modos de subjetivación y de las formas de habitar o, en otras palabras, de estar en sí y con los otros (Sloterdijk, 2010a: 180). Del conjunto de problemáticas que forman parte de este escenario, resulta indispensable destacar aquí tres tendencias fundamentales que delinean las condiciones psicopolíticas de las modernas sociedades de masas. En primer lugar, el hecho de que hoy se verifica con mayor alcance y profundidad el hecho de que lo que usualmente llamamos “sociedades” no son más que campos de fuerzas integrados a través del estrés o sistemas auto-estresantes que solo logran perdurar en la medida en que un constante flujo de tópicos inquietantes mantiene la sincronización de los estados anímicos de grandes poblaciones y su integración en comunidades de Como puede percibirse, elsentidodado por Sloterdijk al término “psicopolítica” es por entero diverso al otorgado porByung-Chul Han. Este último utiliza como modelo la noción de biopoder, pero abandonando el énfasis en el cuerpo, y recupera los estudios sobre las tecnologías del yo de Foucault, a partir de lo cual define a la psicopolítica como el conjunto de técnicas de poder que se ejercen sobre la psiquis a través de modos de subjetivación que hacen que los individuos actúen reproduciendo por sí mismos el entramado de dominación al cual están sujetados (Han, 2014). 10 Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «52 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ preocupación y excitación que se regeneran día a día. En ese sentido, los medios de información cumplen, para Sloterdijk, una función fundamental en la vinculación colectiva de conjuntos heterogéneos de individuos y grupos y su constitución como un todo más o menos coherente (Sloterdijk, 2016). Desde el papel adquirido por la prensa durante el siglo XIX, la síntesis social se produce cada vez más por la vía los medios de comunicación masivos a través de los cuales se mantiene ese flujo permanente de comunicaciones autoestresantes. Pero dado que onto-antropológicamente el ser humano se constituye por el movimiento de distanciarse del entorno, uno de los efectos de la crisis de los Estados nacionales, en tanto últimas grandes esferas de inmunidad, es el devenir hacia una esfera globalizada que parece constituirse más bien como un gran exterior en tanto expone a sus habitantes a contar como vecinos a los otros más lejanos y extraños. En este sentido, uno de los efectos de la situación de vecindad global se traduce en un incremento del temor frente al vecino, al enemigo o al rival, e impone la situación de que los mecanismos de consenso y cooperación de la comunidad internacional pasan en mayor medida por la producción de estrés autógeno. En segundo lugar, se encuentran las formas de vida individualistas que se desenvuelven en las sociedades de paredes permeables. Estas ponen en juego nuevos modos de insulamiento que hacen de cada individuo una isla, pero se trata siempre de islas co-aisladas y conectadas en redes telecomunicacionales, unidas momentánea o permanentemente, a otras islas contiguas, en conglomerados de mayor envergadura cuya estructura se corresponde con la forma de composición ya no de las grandes esferas contenedoras sino de las “espumas”. La particularidad, y el sentido inmunológico propio, del individualismo post-social reside en que, en palabras de Sloterdijk, hoy, quizás por primera vez en la historia de la convivencia homínida son los individuos quienes, como portadores de competencias de inmunidad, se desligan de sus cuerpos grupales (hasta hora primordialmente protectores) y quieren desconectar en masa su felicidad e infelicidad del ser-en-forma de la comuna política. Actualmente experimentamos la transformación, probablemente irreversible de colectivos políticos de seguridad en grupos con diseños individualistas de inmunidad (Sloterdijk, 2011a: 184). En tercer lugar, cabe destacar los modos característicos de conformación de esferas de coexistencia a partir de una nueva estética de la inmersión basada en la premisa de producir una transferencia del mundo externo como un todo a un gran Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «53 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ interior o un gran receptáculo climatizado, de confort y coexistencia pacífica, y al interior del cual se garanticen las condiciones espaciales y mediáticas que sostienen el aislamiento de los individuos, y se posibilite su reunión y composición en conjuntos de consumidores en torno a la promesa del constante flujo y crecimiento de las condiciones de confort. Esta es la forma que toma el capitalismo integral cuando consigue captar la totalidad de la vida y trasladarla a la inmanencia del consumo y el poder adquisitivo. La absorción del mundo externo en este espacio interior completamente calculado, y del cual es posible no salir jamás, configura un entorno en el que pueden desplegarse los sistemas de previsión total de la existencia. Bajo estas condiciones, la producción del clima relacionante que produzca la síntesis afectiva e imaginaria de las “sociedades” se desenvuelve a través del espacio informático acondicionado por los medios de comunicación de masas, es decir, por la integración telecomunicativa de los individuos aislados (Sloterdijk, 2009a: 432). Y en la conjunción de estas tendencias se configura una novedosa “ecología de afectos”, de cuyas características Sloterdijk destaca particularmente el modo que los individuos de las sociedades mediatizadas vibran y conviven como consumidores de comunicaciones denigrantes e instigadoras que se desenvuelven a través de olas de indignación y atracción de la curiosidad por medio de escándalos, ya sean catástrofes, casos criminales, atentados terroristas, intrigas políticas, etc., producidos y puestas en circulación por la industria cultural contemporánea(Sloterdijk, 2010b). Así, el estado de las “sociedades” vertebradas a través de los medios de comunicación, dice Sloterdijk, es comparable al de un compuesto gaseoso, cuyas partículas, respectivamente separadas entre sí y cargadas de deseo y negatividad prepolítica, oscilan en sus espacios propios, mientras, inmóviles ante sus aparatos receptores de programación, consagran individualmente sus fuerzas una y otra vez a la solitaria tentativa de exaltarse o divertirse”(Sloterdijk, 2009a: 17). Conclusión Como ha sido remarcado a lo largo del presente artículo, una ontología crítica de nuestro presente no puede no otorgar una importancia cardinal a los modos de conformación de los entornos mediáticos en los que se producen y desenvuelven nuestros modos de existencia. Esa es precisamente una de las principales líneas Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «54 http://revistahipertextos.org Pedro Cerruti ___________________________________________________________________ interpretativas que guían la esferología de Peter Sloterdijk y que en su recorrido genealógico concluyen en la interrogación respecto de la compacidad y sincronía telecomunicacional de nuestro mundo. Desde este punto de vista, solo una problematización ontológico-histórica de la comunicación puede darnos algún tipo de respuesta a la pregunta por lo que somos en nuestro presente, o lo que es lo mismo dónde estamos o existimos hoy. En ese camino, retomando las ideas de Mcluhan relativas a los medios de comunicación como conformadores del medio que moldea la existencia humana, Sloterdijk construye su original perspectiva. La operación hermenéutica fundamental es aquí la interpretación del medio como esfera de resonancia. El alcance que Sloterdijk le otorga a dicha herramienta crítico-conceptual se revela en su potencia para problematizar conjuntamente, disponiendo en un mismo plano analítico, las características psicopolíticas de nuestras actuales sociedades massmediatizadas, los procesos antropogenéticos, y la redefinición de la noción misma de subjetividad. En todos estos casos la poética política del espacio de Sloterdijk produce un desplazamiento de la mirada desde los sujetos y objetos a los medios, en tanto entornos y vehículos de acción a distancia, en los cuales estos se constituyen y co-existen como tales. Esto solo puede ser comprendido si se entiende que la interpretación del medio como esfera hace de aquel un espacio definido comunicacionalmente, atendiendo que aquí comunicación no quiere decir transmisión de información o mensajes sino establecimiento de relaciones de inmanencia extática. Razón por la cual este espacio de vibración o resonancia no puede en ningún momento confundirse con la permanencia en un mismo espacio “físico” sino entenderse como esferas de co-existencia que son tales por las relaciones de compenetración que establecen independientemente de las distancias involucradas. Ahora bien, hemos podido reconocer que, en el tratamiento de la espacialidad, el pensamiento de Sloterdijk confluye con el de Foucault, y allí reside la posibilidad de abrir un camino que nos permita establecer puentes genealógicos entre este último y la ontología del presente massmediatico. Efectivamente, estos vínculos son reconocibles por permanecer en su obra en estado de latencia, inclusive ocluidos por los modos problemáticos a través de los cuales el mismo Foucault se refirió al tema en los pocos lugares en los cuales lo abordó explícitamente. Por ello, en nuestro caso la indagación hermenéutica, guiada por la lectura de Sloterdijk, se ha dirigido no a lo manifiesto sino a la extrapolación de las racionalidades implicadas en el gobierno biopolítico de las poblaciones. Es allí donde la definición de “medio” por parte de Foucault, que constituye un capítulo de la ontología relacional de lo social, se configura en una herramienta crítica capaz de incidir en el tejido telecomunicacional de nuestro mundo contemporáneo. Hipertextos, Vol. 5, N° 8, Buenos Aires, Julio/Diciembre de 2018 «55 http://revistahipertextos.org El acondicionamiento del medio es el mensaje __________________________________________________________________ Desde este punto de vista, la cuestión de las formas de acondicionamiento de los medios de co-existencia, en el doble sentido de los vehículos como de los entornos para ello, es el problema cardinal al que un abordaje histórico-crítico del presente se enfrenta. En tanto estos conforman, primordialmente, esferas de resonancia anímica, ello establece las bases para hacer de la psicopolítica uno de sus capítulos centrales; y, dadas sus formas de establecimiento, o las modalidades de los procesos esferopoiéticos, del análisis comunicacional una herramienta decisiva. Referencias Agamben, G. (2003) Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida. Valencia: Pre-textos. Beresñak, F. (2012) “La concepción espacial en la obra de Foucault”. En Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XVII. Canguilhem, G. (2008) “The living and its mileu”. En Knowledge of life. New York: Fordham University Press. Cerruti, P. (2012)“La ‘ontología histórica’ de Michel Foucault. Apuntes de método para el análisis crítico socio-cultural”. EnSociedade e Cultura, v.15, n.2. Cerruti, P. (2017).“De la biopolítica a la psicopolítica: comunicación, poder y subjetividad a partir de Michel Foucault”. En Astrolabio, n. 19. Deleuze, G. 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