MiUones Figueroa
Domingo Ledezma (eds.)
Independencia
El saber de los jesuitas,
historias naturales
y el Nuevo Mundo
2005
Los
razon occidental: La 'naturaleza'
muisca los proyectos intelectuales de los jesuitas en
el Nuevo Reino de Granada, siglo XVII
Luis
VJ.UUHUV
Restrepo
Es e1 nueuo reyno de granada de las yndias occidentales una grande y estendida Prouincia questa en
quatro grados y medio 0 cinco de eleuacion del Polo
Artico; '" [Es1una de las tierras mas fertiles y ricas
de todo aquel nueuo mundo.
Alonso Medrano, Descripeion del
Nueuo Reino de Granada, c. 1600
Platon,
sua, ehie, jagoa, eagui, pquahaza, ehunsua,
guia, guatoque, sietoque nga ipquaue uehasu Diose
aguenua? Pues, LeI sol, la luna, estrellas, luzero,
rayos, santuarios, cerros y quebrada son Dios?
Chateeismo en La lemma mosea 0 chivcha. c .1605
La Descripcion del Nueuo
de Granada de Alonso Medrano, uno
jesuitas que llegaron a la region, describe los territorios amea traves de las convenciones de la cartograffa renacentista en una
narracion muy similar a las relaciones geognificas solicitadas por la
Corona espanola a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de una
mirada modema al mundo y la naturaleza que esta marcada por los contextos coloniales que enmarcan la producci6n del conocimiento cientffico,
como puede verse en las cartas anuas de los jesuitas Que se examinanin
aquLl
segundo epfgrafe de este trabajo proviene de un catecismo y gram atica atribuidos al jesuita Joseph Dadey, un reconocido lenguaraz muisca
(Gonzalez de Perez 1987: 54-55). Las preguntas y respuestas
Chatecismo simulan un dialogo que no se dio y mas que reve1ar las form as
muiscas de
la naturaleza, capta el momenta mismo del 'encubrimiento'
la
americana
1995: 36), En este trabajo
y
gracias al apoyo de una beca Andrew 'N.
Vatican Film Library, 2003 .
..........
de
175
insignificantes, donde se encuentren
entroncaaas las claves para fundar un pensamiento post-occidental (Dussel
1ignolo 2002).
trata de dar espacio a los retomos del pasado que
el psicoamilisis contemporaneo, un saIto que permite Benar el presente con todo aquello que habia sido marginado y suprimido y que llega
con el
del futuro, saturado de posibilidades nunca vistas hasta
el momento (Zizek 1989: 139141). Pero mas que un momento ut6pico y
monumental, una revoluci6n tout court, la fundaci6n de la raz6n postoccidental puede ser un proceso dzomatico, de multiples y minusculas transfonnaciones que abren fisuras a la raz6n cartesiana.
camino que se vislumbra es pensar hist6ricamente la diferencia.
no se trata de plantear un nativismo acritico, pues seria reforzar la diferencia que produjo el colonialismo 0 esencializar al otro. Se puede en
cambio concebir una diferencia en movimiento que surge en el violento
choque colonial de diferentes temporalidades, donde se confrontan elementos culturales irreducibles que crean espacios intersticiales 0 fronteriZOS y nuevos sujetos historicos que forjan una cultura de supervivencia
que difiere sustancialmente de las comunidades imaginadas de los discursos nacionalistas (Bhabha 1994: 162_64,17172,21718).2
Toda esta mirada critica ala modemidad es sumamente compleja y ha
sido abordada desde diversos puntos por Anthony Giddens (1990), Dipesh
Chakravarty (2000), Enrique Dussel (1995), Walter Mignolo (2002) y
otros, y s610 la esbozamos aqui a modo de introducci6n. Lo que propongo
es to mar esta amplia gama de problematicas sobre el quehacer intelectual
occidental Y relacionarlo con la historia concreta de los muiscas posconquista.
enfocare en aquello que provisionalmente he llamado 'naturaleza' muisca, la cual es pensada de este modo a traves de los marcos conceptuales occidentales que se impusieron a partir de la colonizacion en un
proceso en el cuallos jesuitas jugaron un papel importante. Se trata de ver
en que modos era distinta la vision muisca de la naturaleza y como abordaron los jesuitas esta distancia. Estas preguntas apuntan espedficamente
al choQue epistemo16gico entre la cultura muisca y la cultura occidental,
no se puede idealizar la condici6n del sujeto desarraigado por el capital
2 No
globahzado, como la haccn en cierta forma Horni Bhabha (1994: 172) y Walter Mignol0
La experiencia de alguien como Derek Walcott, mencionada por el primero,
y la de Gloria Anzaldua, par el segundo, son poco representativas de la experiencia micontemponinea, pues no es en ningun modo un lugar privilegiado de ver la historia sino una dura realidad de persecuci6n, aislamiento Y explotaci6n.
anos par::::,
1
:76
177
C01I1textos de violencia y colonizacion que 10 enmarcan.
es
en pos de 1a descolonizaci6n de la memoria, coal menos a pensar los muiscas no unicamente como culturas
arqueologizadas 0 desaparecidas sino como contemponinecon
establecen una relaci6n compleja que aU1I1
fBGセu⦅オ@
jesuitas eran reportes peri6dicos de las diferentes
se informaba sobre las actividades de los colegios y misioneros y orras noticias generales. Estas cartas se archivaron en Roma y fonnan
Romanum Societatis Iesu (ARSI). En su mayorfa, estas
cartas se han
en la colecci6n Monumenta Histarica Societatis Iesu,
la cual consta de mas de 150 volumenes entre los cuales se encuentran las series
Peruana y Monumenta Mexicana. 4 El Nuevo Reino y Quito
inicialmente dependfan de la provincia del Peru, pero como viceprovincia sus
cartas se archivaron separadamente y hasta el presente pennanecen ineditas,
excepto Xa carta correspondiente al periodo 1638-1643, public ada por
Sebastian Hazafiero en 1647, y la Descripci6n del Nuevo Reina de Granada
de Alonso Medrano. 5 Para el siglo XVII el fonda Navi Regni et Quitensis (N.R.
et Q.) consta de once cartas que describen detalladamente noticias de los colegios y residencias de la viceprovincia. 6 Las cartas del Nuevo Reino cubrfan
Santa Fe, Tunja, Cartagena, Santa Marta, Panama, los llanos orientales y
parte de la actual Venezuela. En la parte correspondiente a Quito se trataba 10
de esa ciudad y su regi6n, ademas de las gobemaciones de Popayan y
Antioquia. En las cartas se incluyen descripciones de las provincias, reportes
de los colegios narraciones de viajes, varios relatos sobre conversiones y
。ーイゥ」ッョ・ウセ@
descripciones de fiestas religiosas y otros pormenores. Se trata
pues de una colecci6n documental bastante heterogenea muy valiosa para entrever la sociedad colonial y rica en fonnas narrativas.
Los
0
erall} una
las princi pales culturas andinas
antes de ia invasion espanola (HerK!c1ndez Rodriguez 1975). Localizada en
el altiplano de Ra
ッイゥ・ョセ。ャェ@
en la region ocupada hoy por
cッャュ「ゥ。セ@
muisca comprendfa l!m3. conlpleja red de mas de cien
sefiorfos agrupados en dos grupos ipイゥョ」ー。ャ・ウセ@
(Tunja) , territorio del
Zaque y Muequeta (Bogota), territorio dd Zipa; contaba ademas de varios
sefiorios llildependientes como Sacnica, Tinjaca y Guacheta (Falchetti y
Plazas
muiscas desarroHaron una agricultura extensiva basada
en el t1S0 de los diferentes pisos termicos andinos y establecieron tambien
lima
de IJl1tercambios de alimentos y productos rituales que
desde d Htorali caribe hasta 121 Amazonia (Langebaek 1987 j 1992). Para eli
siglo XVI, 121 cuHura muisca era llma sociedad compleja, con alta densida.d
de
organizada jerarquicamente y con una agricultura bastante
Esta organizacion social fue 121 base de la colonizaci6n esparegion, sobretodo a traves de la encomienda (Colmenares 1975),
Los
llegado al Nuevo Reino de Granada en 1589 pero su
y de evangelizaci6n se vio interrumpida al no recibir autorizac.J.on
iaibores rflisioneras. Mas tarde, en 1599, los religiosos jesuitas
Alonso de l\1edrano y Francisco de Figueroa llegaron de 121 Nueva Espana
con eli nuevo arzobispo de Santa Fe de Bogota, Bartolome Lobo
Guerrero,
lUi rigufoso plan de evangelizaci6n que en poco tiempo calarfa
fnaS profundamente en las sociedades andinas que las campan2.§
de los doctrineros de region en los primeros sesenta afios de colonizacio:c,
Satisfedllos de la labor de
jesuitas eli arzobispo y otros notables
121 fundaci6n de un Colegio de la Compania y el envfo de mas セNゥvGjhィ@
para la consoEdaci6n de 10. presencia jesuita en el Nuevo Reino, eウッセR@
h]stoesta docunlentada en
cartas anuas de los jesuitas"
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tal poco
eD los
NUe\10 Reino de 9
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a las cartas o.nuas de los jesuitas. EI trabajo de Bernand, aunque muestra efectivamente la riqueza documental de las cartas anuas, presenta una mirada bastante escueta de la cultura
muisca y 1a historia del Nuevo Reina, ademas de prestar poca atenci6n a los elementos retoricos de las co.rtas annas, las cuales tienden a sobrevalorar los logros de la Campania. Par otra
parte, el
de historia econ6mica de Gennan Colmenares (1998), aunque riguroso, no
recurre a las cartas anuas. Los estudios etnohist6ricos sabre los muiscas de las ultimas decadas tampoco han recurrido a estas cartas (Fals Borda 1973; Broadbent 1964; Tovar Pinz6n
1988; Londono 1989; Langebaek 1987, 1992; Francis 1993; Zambrano 1997; Herrera 1996).
4 Las ::al-to.s o.nu2.S de las provincias de Chile y Paraguay han sido editadas separadael Fed,
par de ejemplos ilustrativos son las cartas anuas escritas por Jose
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25 7 8 ql!e aparecen en la edici6n de la Biblioteca de Autores
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;0. transcripci6n de la Descripci6n hecha par Pacheco
Universidad de Saint Louis es ilegible.
seescribieron en las siguientes fechas: 1600, 1605, 16081638-1643, 1642-52, 1689, Y ]691-1693 CARSI, Novi Regni et
ree1no a
(1953), セZ[ウ@
ウッセMZ@
RUセjMSP@
;2-i5).
178
179
mundo
Gセ_イョ\Iヲ[a@
crearon un circuito global de producci6n,
de toda indole: dBイGョNセャ@
como en e] C;C)laV!v"'UHivHI1.V
orgamza
y
Desde Roma se establecfa una red de
aseguraba 1a circulaci6n del saber.
Occidentales, Africa 0
a las universidades y
un complejo
de
COnOClmlentos y no de reportes
QョcNBセGa@
tenia sus r'PQlhri("("irmPAQ
1nir'n1l"1['['H,"'''''VH
''VJlV,..,.Jl'''' LJlH,"",,'J'V
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BGLHョセ\ZャエiNd@
es su mirada a
""V'.""""".",,"",_.",,,",
rlp;r;'11'.lrl,
セ@
bras
Foucault
no es exclusiva de los jesuitas.
recaractcristica de la epoca, cuyas
copor varios estudios postcoloniales (Rabasa
Restrepo 1999). Con el redescubrimiento de
cartognifico renacentista posibilit6 la representaci6n
mediante un sistema de coordenadas ....,'-',J,..,.............
el uso de las coordenadas el que marca un nuevo esno como el ser creado
de la
1 ーョcセhャHB|@
'esentacion. En el セヲGZュャョ
del saber. Sin 'l.J.V"''''UH'U'''"''.......
elenlentos discursivos de la . . . カNuセ
...'JA.i.'.... U\"'.lV'H
181
en tOGO este
ayes
partes de todos; unas son por ex
otras
extremo calientes; otras mas benignas y
poco 0 mucho que se lauantan las tierras.
de ser
son rnuy calientes, como 10
todas por esiar debajo de la torrid a zona, y tan cercanas ala
linea. Tienen dos veranos y dos hibiernos a causa
nasar dos
el sol, y apartandose otras
vczes
nuestro
'''A''''';''A'' {7I..T,.,,,; Pnn",,; et n,
.lpU.HUV
modern
{.u5UllW0
dia y
nada problem:itica.
objetividad se
y la historia. Los
Andes se
occidental. Esta
como un
ser transportada y leida en el Nuevo Reino 0 en Roma. El sujeto
conocimiento, el espectador, ocupa un lugar fijo como el espectador
asume la perspectiva lineal renacentista (Hillis 1994). Pero se trata
un
no la Inirada
un sujeto hist6rico concreto: un jesuita en
las Americas Es aparentemente una mirada atemporal y descorporizada,
cuyo
de
9 Suprimida la naturaleza y la especifiエZ^cGQイセBa@
reDresentado nresenta un orden nad cenit
geo
orgamza
una natu
aェhケセ|G[wujャiN@
y medible por el ser
es bas
エZ^cGヲセmLa@
al pensamiento barroco y posteriorJI..ujJv,J ....
de certeza en el Primero suefio de Sor
tempestades tropicales
la Cruz y las
la naturaleza es una divinidad inconmensurable son
' ..dH....d,H\.;lU\.;
........, ........... '-'L......
0
Q!'<..""."."nry,lnA
lia colonizaci6n
de La
en Descartes
ya en la cartografia
Americas, mucho antes
I.UAV1.l'Jl111U
,..
U.li ....... U U
preClsamente la que Ie
a Descartes fundar la
meditaci6n Descartes separa el
que
セM
"S(;gltncla
...
NLセM@
son
!l,
dos citas es que hay un discurso criollo crftico
traves
esteticos europeos, en este caso cl
Estos dos movimientos, sin embargo,
mas bien
de la :nodernidad occidental que una crftica extcrna a esta. Otra cosa
no modcrnas en encuentros coloniales.
182
183
No
sibles
propia narraci6n colonial, en el texto mismo, son vila mirada cientffica moderna, donde reemerge 10 re""".,m1d"" (Certeau 1984)0 El"nuestro" que califica el cenit americano revela 1a n"'PC',c""ec
un "llosotros" y un lugar de enunciacion del discurso, los
donde se asume que tal mirada es comparAvGjセcTBMh@
del continente 0Se presupone asimismo la exisde un
111etropoHtano, c:uyos inviernos son diferenteso Ai
examinar mas
ias cartas anuas y eX quehacer intelectual de
los jesuitas, los contextos
y los marcos conceptuales se van tornando n1as evidentes 0
Ahct<:>1l4lfr,c,
Los puestos distan tanto entre
y los rodeos de navegaciones,
y carninos por tierra son tan grandes que para visitar ha de
andar d Vice Provinciali casi ochocientas leguas, trecientas y
」ゥョアオ・セ。@
セゥ・イ。@
de muy malos carninos, y muy asperos, que
en esto como persona que los ha andado algunas vezes puedo
decir que exceden a los del Piru, que en razon de maIos tienen
grande fama (JVovi Regni et Quitensis, vol. 12.1, foL 36v).
Esta
surge en el proceso de la administraci6n de territorios colonialeso El territorio que emerge aqui es una tierra aspera que presenta dificuhades a1 visitadoL La narraci6n esta creando una topograffa moralmente codificada. En este caso la narraci6n se asemeja mas y mas a un
de peregrinaci6n donde se va inscribiendo simultaneamente una tomoral y un sujeto ideal nlarcado por dicha topografia, como los
lasthnados cuerpos que describe Juan de Castellanos en la expedici6n de
Jimenez de Quesada por el rio Magdalena en sus Elegfas de varones ilus(Restrepo 1999)0 Como resuhado, los c6digos culturales euires de
ropeos entran a dotar de ウ・ョセゥ、ッ@
los espacios colonialeso
La violencia colonial t21mbien emerge en el quehacer intelectual de
ェ・ウオゥエ。セ@
en las cartas y
gramaticas en lenguas indfgenaso En 1a descripci6n del rio Magdalena de Lyraz, aparece 1a resistencia indfgena a
colonizacion, los carares, quienes son "por extrema barbaros y en poco se
diferencia de las bestias
0 Con sus flechas
」ッュ・イセZウ@
Lyaz, los carafes 11har hecho セB __ セB@
Quitensis,
20 ,
Por otIc.
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jesuita Jose
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1978: 4252). Los azotes representan el uso racionalizado de la violencia
en el
poder colonial. La presencia de esta palabra en estas graffiaticas reinscribe el contexto colonial que produce el conocimiento lingllisticoo
La violencia y el ejercicio de la ley son mecanismos de produccion de
conocimientoso Esto 10 podemos ver claramente en el Nuevo Reino de
Granadao En las cartas anuas la informacion sobre las sociedades amerindias surge mediante la tortura. Lyraz cuenta que en la visita de la
Audiencia a la doctrina de Fontib6n se descubrieron varios santuarios "a
puros tormentos hasta que declaraban los lugares don de los tenian escondidos" (Novi Regni et Quitensis, vo112J, foL 52r)0
La explotaci6n colonial igualmente entra en la carta anua de Lyraz:
"esta toda esta tierra Bena de minerales de todos metales, hanse hallado
vetas de yerfo, de azogue, de cobre" (Ibid.: fol. 37r)0 Las esmeraldas, perlas y el oro son abundantes tambien. Lyraz, sin embargo, comenta sobre el
decrecido valor de estos metales y piedras preciosas "y si la copia y abundancia no hubiera disminuydo su valor, hubiera hombres grandemente
ricos" (Ibido: foL 37r)0 Critica tambien el uso poco racional de la riquezao
Comenta que los espafioles ofrecen excesivos convites donde derrochan
cuantiosas sumas y ofrecen hasta "pasteles de oro en poluo" (Ibid.: fol
37v)0 Por otra parte, en su carta anua de 16111612, Lyraz detaIl a 10 beneficioso que es para la Compania el establecimiento del Colegio de Tunja,
por ser tierra muy barata:
Es de suerte que por un rreal se dan 25 libras de came de vaca
y por tres Rs 0 V n camero merino bueno y por un Real doze
panes de media libra de un trigo candial el mejor que ay en
estas partes finalmente en todos los fructos de la tierra es abundantisima (Ibido: foL 8Ir)0
Habrfa que precisar que tan moderno es la preocupacion por el valor economico, as! como el sentido moral de la riqueza que hay en las cartas de
Lyraz 0German Colmenares ve a los jesuitas en un espacio liminal entre
una racionalid3c1 econ6mica moderna y un sentido moral medieval:
los hombres dedicados a una actividad puramente
de
no ha sido la misma sino que ha vacrecimiento 0 de las urgencias que plantea d
セB⦅LIcv@
econ6micoo El empresario colonial se encuentra
RNー・lセZウ@
・セMャ@
セッウ@
Cjlmbrales de la economia moderna. No comparte
POy enterc 22 11oci6n medieval de un orden equivalente para el
184
185
orbe
セGMBPュQN@
y el mundo de la naturaleza, en el que la economfa
a restricciones de canicter moral para garantizar la
y social, pero tampoco ha llegado a concebir
intrlnseco a] hecho econ6mico, una formulaci6n
lie confiero. o.utonomia frente al orden de la naturanecesidades de su
salvaci6n (Colmenares
exorcisruos della iglesia y levantando cruzes con que an quedado los indios animados a andar por aquella tierra y hazen la
labranc;a de maiz (Novi Regni et Quitensis, vol. 12.1, fol. 78).
Cortar ciertos arboles y matas sospechosas claramente intentaba borrar el
sentido muisca de la naturaleza. 11 Por otra parte, al imponer cruces 10 mas
probable es que se retuviera en parte el sentido sagrado de aquellos espacios. N6tese aqui que la narraci6n de la carta anua presenta esto como un
problema ya resuelto. Pero las preguntas de los catecismos y confesionarios de la epoca sugieren que los muiscas siguieron adorando sus espacios
sagrados y creando nuevos santuarios, como 10 revela la carta de Lyraz de
16111612 en 10 tocante a la visita a Cajica, donde se encontraron varios
idolos, algunos de los cuales estaban en los campos "para guardar la labranc;a" (Ibid.: 82v). Esto, sin embargo, sucede a la par de la integraci6n
de la sociedad muisca al sistema capitalista colonial, pues los cultivos
muiscas en el altiplano andino sustentaban las explotaciones mineras y las
ciudades espafiolas en la regi6n. 12 Asi, mediante el cultivo del trigo, el acarreo de mercancfas en caballos y la adopci6n de algunas tecnicas agricolas
europeas, los muiscas estaban participando en la modernidad, aunque estructuralmente su participaci6n estaba marcada por condiciones de desigualdad.
1998:
Los comentarios de Lyraz parecen confirmar eli
de Colmenares. La
perspectiva dd historiador colornbiano,
embargo, se limita al telos del
discurso de1 capital occidental y no considera 1a complejidad del tema 51
pensamos la sociedad colonial en SlJ totahdad, in.duyendo los indfgenas y
esdavos africanos.
Las visiones no occidentales de la naturaleza y la economia son., en su
mayor parte, suprimidas 0 demonizadas. La realidad colonial sin dud a
debi6 ser otra mucho mas compleja donde competian diferentes visiones
de lia naturaleza y la riqueza. Esto cobra mayores dimensiones sobre todo
si consideramos que el grueso de 1a actividad econ6mica de la Compania
se concentraba en 1a explotaci6n de la naturaleza: la agricultura
(Colmenares 1998). En sus exten5as haciendas, estancias y trapiches laboraban principalmente indigenas y esclavos cuyas visiones de la naturaleza
han sido por su mayor parte suprimidas. En este contexto colonial no podemos asumir universal la distinci6n occidental entre naturaleza y cultura
(Gade 1999).
En las cartas anuas vemos que la vision licientffica" y "economica ll de
la naturaleza europea clhocaba con las concepciones no occidentales de la
naturaleza. En el caso muisca, los jesuitas emprendieron una campana enfocada en rescribir el senti do del espacio andino. Esto conllevaba desacrahzar
espacios sagrados mUlscas e introducir una fisura que no
exisda entre
sagrado y 10 profano (Bernand 1989: 796). Para los
cas, como para much as sociedades andinas la di vinidad se manifestabz:
en muchos lugares, tales como rHontafias, lagunas arroyos, cuevas, canlpos de culti vo y
arboles. En la carta de 1611
」オ・iZャGセRN@
10 siguiente:
Las cruces que plantaban los jesuitas en los lugares sagrados muiscas buscaban una transformaci6n del sentido muisca de la naturaleza, imponiendo un
sentido que, aunque cristiano, pennitiera la explotaci6n capitalista de dichos
espacios, como revela el comentario de Lyraz al resaltar que los muiscas ya
sembraban mafz en aquellos lugares exorcizados por la Compania. Como resultado, el exorcismo jesuita buscaba liberar la naturaleza americana de las
redes simb6licas rnuiscas para sujetarla al dominio del saber y el capital occidental. Pero la participaci6n de los muiscas y de otras sociedades amerindias en el mercado capitalista no borr6 por completo la noci6n nativa de la
naturaleza y cre6 toda una cultura de rituales y narraciones encaminadas a ne
9
9
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sus
gares tienen mucho T2iedo
ni sembrar alE
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los 2"..:JOleS y
CC)D
セャQ。ウ@
II La agricultura era una actividad central en la sociedad muisca. Los caciques y chuques 0 sacerdotes nativos mediaban con las divinidades el bienestar de las cosechas. Con
sus ofrend as y ayunos en cucas 0 santuarios localizados en los campos de cultivos y en los
montes, estos lfderes aseguraban las cosechas contra las heladas, las sequfas 0 las pestes.
12 Los muiscas no son nada pasivos en el creciente mercado agricola. Las comunidades muiscas producfan un significativo porcentaje de los cultivos de trigo en el Nuevo
Reino (AGN Abastos; Vargas Lesmes 1990). Su participacion, sin embargo, estaba estructuralmente limjtada. Los molinos, por ejemplo, eran controlados por espanoles .
y 1u-
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187
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nada des to, III se procura sino la verdad y integridad del sacramento
y la enmienda de sus vidas" (Ibid.: fol. 66r).
Ademas de Ia confesion, a traves del matrimonio se imponia la monogamia cristiana. Con la extrema undon, se buscaba evitar que acudieran a
sus sacerdotes nativos 0 que fuesen enterrados en forrnas andinas. Como
'prpntes sacramentos imponfan un sistematico control
Estos registros continuarfan hasta entrado el siglo XIX,
Broadbent en base a los archivos parro(1964).
jesuitas pronto fue
vVU;:)llLU yvuuu:)e en parte esencial
colonial en un momento clave
de reorganizacion de la poblacion nativa del regimen encomendero al sistema salada!.
sinodo de 1606 convocado en Santa Fe por el arzobispo
Lobo Guerrero, por ejemplo, imponfa el catequismo muisca desarrollado
por los jesuitas para todo el territorio:
indfgenas esa pesar de
contraste a
'Inr.onrlhp.rnn la lengua muisy catequismos en
[M]andamos a todos los curas de los yndios de este aryobispado,
so pena de excomunion mayor, que dentro de dos meses desta
publicacion, ensenen a sus yndios la dicha doctrina christiana en
la lengua mosca, adonde se habla y entiende la qual se ha traduzido con mucho cuydado y diligencia por las pesonas mas intelligentes y peritas que se an hallado, y la abemos approbado
(Pacheco 1955:
V'>..J.A
.A
Las instrucciones obligaban a los doctrineros que no supieran la lengua
muisca a aprenderla en
meses, sino sedan privados de sus doctrinas.
Se establece un
registro de la poblacion nativa, el cual inclufa
confesiones, defunciones, etc. En el bautizo se
espanol, se mandaba po
tiempo que se les prohibfa
Usar nombres nativos.
a los penitentes al dolor y
matrimonios,
entierros,
y un sinnlimer
colonial,
mfnimos que debia tener cada iglesia
ciar
Y
del doctrinero. El proyecto con. . .""',''" ....,"',' '....." . . . de toda la sociedad, no solo de
de un
bastante modemo, aunque basado en c!
de la Iglesia el Estado colonial se sobreimposociedad en general y entraba a regular los mas
minimos
existencia cotidiana .
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Cliaramente modem0 este proyecto buscaba hacer de la poblacion
disciplinados y productivos pero legalmente libres. Surge
\,.U<O.Hm) se estaba imponiendo un nuevo orden social en el cualla poblacion
muisca era
del monopolio de la mano de obra indigena del regimen
Con esto, la poblacion muisca podia establecer contratos como personas
(Zambrano 1997: 1450). La legislaci6n laboral
de
epoca imponfa un sentido individual de] tTabajo, estipulando compensacion monetaria individual, regulando las
y los dias de trabajo
y otros pormenores (Colmenares et al 1968; Kontezke 1958). Las condiciones laborales que posibihtaban el concierto 0 alquiler aparentemente
no resuHaban nada favorables 0 atractivas para las comunidades muiscas.
Parece que por esto las autoridades coloniales forzaron a los indigenas a
tomar dichos contratos, aRegando su pereza y poca disciplina y la necesidad de la repubHca.
Por 10 visto los resultados del proyecto modernizador fueron bastante
variados. Los muiscas no quedaron libres, sino atados a nuevas relaciones
de dependencia economica y politica y a veces al margen del Estado, como
en el caso de las relaciones semi serviles de los agregados de las haciendas (Colmenares 1975: 169)0 Por otra parte, la persistencia de los chuques
o chamanes revela una resistencia a aceptar completamente las formas
modernas del sujeto y 10. naturaleza. En su Descripci6n de 1600, Medrano
describe la vision muisca de la naturaleza, aunque demonizandola:
su carta de 16081609, por ejemplo, cuenta del proceso de adivinacion del
jeque, el cual hacia un sahumerio, mascaba coca y bebia tabaco y luego hablaba con el demonio, que les hablaba con voz "muy delicada y feminada 'l
o por sefias tocandoles el cuerpo 0 se les aparecia en forma de mono 0 guacamaya (Novi Regni et Quitensis, vol. 12.1, fol. 52r).
Los jesuitas estaban muy concientes del papel central de estas figuras y
por esto quizas emprendieron campafias para erradicar to do vinculo de la
poblacion muisca con ell as , como puede verse por un confesionario de la
epoca: "GSuetyba chequy bohza umcubunuoa nga ys acubun ocasac umguquyoa? G·Aueis hablado con algun mohan dando credito a 10 q[ue] dige?"
(Gonzalez de Perez 1987: 351).
La represion religiosa no se limito al trabajo de los jesuitas, sino que
fue llevada a cabo por autoridades eclesiasticas y civiles (Cruz Federici
1984). Los chuques lograron resistir la colonizacion, aunque no sin transfonnaciones, como bien sefiala Carl Langebaek (2001). Su presencia continua hasta el presente, perforando en mUltiples formas la temporalidad de
la nacion y el espacio que objetiviza el Estado y la ciencia modema, como
ha sugerido Taussig en Shamanism, Colonialism, and the Wild Man
(1987).13 En el discurso del chaman se articula una forma de conocimiento diferente a la razon cartesiana. El conocimiento del chaman surge en
dialogo con el paciente y la comunidad. Al mascar coca, beber tabaco y
consumir hierbas como el yopo se invoca el cuerpo en la produccion del
conocimiento, muy distante del sujeto racional, descorporizado que vislumbra Descartes. El saber del chaman es 10 que Taussig denomina un conocimiento social implicito, el cual incluye la duda, el dialogo, la ambigiiedad, el conocimiento local y otros elementos que 10 hacen diferente del
conocimiento occidental (Taussig 1987: 463). Esta vision difiere, sobre
todo, en el sentido de dominio y posesion del saber occidental que sefiala
Serres (1995). Pero la propuesta de Serres de elaborar un contrato natural
que establezca una relacion simbiotica con el mundo natural, si bien eticamente laudable, es otro ejemplo de como se ignoran las numerosas propuestas crfticas del conocimiento moderno que han surgido fuera de la metropolis en contextos de colonizacion. Lo cual parece indicar que a partir
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Son tantos los santuarios y ofrecimientos que tienen hechos
desde Slll antigtiedad a estos demonios, que se ha sacado, por
mafias de los espafioles, gran suma de oro y se saca hoy en dia,
que en materia de oro tienen los hombres mafias para sacarselo
aun 0.1 demonio de Xas ufias. Cuando los indios hacen estos ofrecimientos habRan al demonio en su propia figura. Los idolos
que tienen de ordinario son de or0 otros son de piedra, palo, algodo]] y de otras materias; otros son de plumerfa muy galanos;
otros traen como 1l1ominas a los pechos 0 en la cabeza en unas
chapas de oro que Haman chagualas. Tienen idolos abogados de
divers as enfermedades, otros de las sementeras, de las casas,
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13 Es importante resaltar que Taussig trabaja principalmente sobre chamanes del
Putumayo, a considerable distancia del territorio muisca. No obstante, sf hay muchas conexiones. pues los chamanes muiscas no se limitaban al altiplano y su poder estaba asociado con elementos de la Amazonia como las guacamayas y los monos. Langebaek discute los amplios circuitos de intercambios simb6licos de los muiscas (1992) .
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cientffica, puesta de rnanifiesto, entre otros lugav0·..d.na.;) por los expulsados en el siglo XVIII.
enfasis en que hubo una continuidad desde
·,HH...,r"l,,, por las ciencias naturales y las matematicas por
11 con la moderacion que conviene para el fin
sefialado en las Constituciones de Ia corporacion
12: 559). Solo asumida esa continuidad es NMセL⦅@
las cartas geograficas sobre la Nueva Espana y
.!.a.udatorios sobre la naturaleza, generados por
este reconocimiento de la naturaleza haya preUIC)lUJ.lI,;UIS
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