[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
MiUones Figueroa Domingo Ledezma (eds.) Independencia El saber de los jesuitas, historias naturales y el Nuevo Mundo 2005 Los razon occidental: La 'naturaleza' muisca los proyectos intelectuales de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada, siglo XVII Luis VJ.UUHUV Restrepo Es e1 nueuo reyno de granada de las yndias occidentales una grande y estendida Prouincia questa en quatro grados y medio 0 cinco de eleuacion del Polo Artico; '" [Es1una de las tierras mas fertiles y ricas de todo aquel nueuo mundo. Alonso Medrano, Descripeion del Nueuo Reino de Granada, c. 1600 Platon, sua, ehie, jagoa, eagui, pquahaza, ehunsua, guia, guatoque, sietoque nga ipquaue uehasu Diose aguenua? Pues, LeI sol, la luna, estrellas, luzero, rayos, santuarios, cerros y quebrada son Dios? Chateeismo en La lemma mosea 0 chivcha. c .1605 La Descripcion del Nueuo de Granada de Alonso Medrano, uno jesuitas que llegaron a la region, describe los territorios amea traves de las convenciones de la cartograffa renacentista en una narracion muy similar a las relaciones geognificas solicitadas por la Corona espanola a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de una mirada modema al mundo y la naturaleza que esta marcada por los contextos coloniales que enmarcan la producci6n del conocimiento cientffico, como puede verse en las cartas anuas de los jesuitas Que se examinanin aquLl segundo epfgrafe de este trabajo proviene de un catecismo y gram atica atribuidos al jesuita Joseph Dadey, un reconocido lenguaraz muisca (Gonzalez de Perez 1987: 54-55). Las preguntas y respuestas Chatecismo simulan un dialogo que no se dio y mas que reve1ar las form as muiscas de la naturaleza, capta el momenta mismo del 'encubrimiento' la americana 1995: 36), En este trabajo y gracias al apoyo de una beca Andrew 'N. Vatican Film Library, 2003 . .......... de 175 insignificantes, donde se encuentren entroncaaas las claves para fundar un pensamiento post-occidental (Dussel 1ignolo 2002). trata de dar espacio a los retomos del pasado que el psicoamilisis contemporaneo, un saIto que permite Benar el presente con todo aquello que habia sido marginado y suprimido y que llega con el del futuro, saturado de posibilidades nunca vistas hasta el momento (Zizek 1989: 139­141). Pero mas que un momento ut6pico y monumental, una revoluci6n tout court, la fundaci6n de la raz6n post­occidental puede ser un proceso dzomatico, de multiples y minusculas transfonnaciones que abren fisuras a la raz6n cartesiana. camino que se vislumbra es pensar hist6ricamente la diferencia. no se trata de plantear un nativismo acritico, pues seria reforzar la diferencia que produjo el colonialismo 0 esencializar al otro. Se puede en cambio concebir una diferencia en movimiento que surge en el violento choque colonial de diferentes temporalidades, donde se confrontan elementos culturales irreducibles que crean espacios intersticiales 0 fronteriZOS y nuevos sujetos historicos que forjan una cultura de supervivencia que difiere sustancialmente de las comunidades imaginadas de los discursos nacionalistas (Bhabha 1994: 162_64,171­72,217­18).2 Toda esta mirada critica ala modemidad es sumamente compleja y ha sido abordada desde diversos puntos por Anthony Giddens (1990), Dipesh Chakravarty (2000), Enrique Dussel (1995), Walter Mignolo (2002) y otros, y s610 la esbozamos aqui a modo de introducci6n. Lo que propongo es to mar esta amplia gama de problematicas sobre el quehacer intelectual occidental Y relacionarlo con la historia concreta de los muiscas posconquista. enfocare en aquello que provisionalmente he llamado 'naturaleza' muisca, la cual es pensada de este modo a traves de los marcos conceptuales occidentales que se impusieron a partir de la colonizacion en un proceso en el cuallos jesuitas jugaron un papel importante. Se trata de ver en que modos era distinta la vision muisca de la naturaleza y como abordaron los jesuitas esta distancia. Estas preguntas apuntan espedficamente al choQue epistemo16gico entre la cultura muisca y la cultura occidental, no se puede idealizar la condici6n del sujeto desarraigado por el capital 2 No globahzado, como la haccn en cierta forma Horni Bhabha (1994: 172) y Walter Mignol0 La experiencia de alguien como Derek Walcott, mencionada por el primero, y la de Gloria Anzaldua, par el segundo, son poco representativas de la experiencia micontemponinea, pues no es en ningun modo un lugar privilegiado de ver la historia sino una dura realidad de persecuci6n, aislamiento Y explotaci6n. anos par::::, 1 :76 177 C01I1textos de violencia y colonizacion que 10 enmarcan. es en pos de 1a descolonizaci6n de la memoria, coal menos a pensar los muiscas no unicamente como culturas arqueologizadas 0 desaparecidas sino como contemponinecon establecen una relaci6n compleja que aU1I1 fBGセu⦅オ@ jesuitas eran reportes peri6dicos de las diferentes se informaba sobre las actividades de los colegios y misioneros y orras noticias generales. Estas cartas se archivaron en Roma y fonnan Romanum Societatis Iesu (ARSI). En su mayorfa, estas cartas se han en la colecci6n Monumenta Histarica Societatis Iesu, la cual consta de mas de 150 volumenes entre los cuales se encuentran las series Peruana y Monumenta Mexicana. 4 El Nuevo Reino y Quito inicialmente dependfan de la provincia del Peru, pero como viceprovincia sus cartas se archivaron separadamente y hasta el presente pennanecen ineditas, excepto Xa carta correspondiente al periodo 1638-1643, public ada por Sebastian Hazafiero en 1647, y la Descripci6n del Nuevo Reina de Granada de Alonso Medrano. 5 Para el siglo XVII el fonda Navi Regni et Quitensis (N.R. et Q.) consta de once cartas que describen detalladamente noticias de los colegios y residencias de la viceprovincia. 6 Las cartas del Nuevo Reino cubrfan Santa Fe, Tunja, Cartagena, Santa Marta, Panama, los llanos orientales y parte de la actual Venezuela. En la parte correspondiente a Quito se trataba 10 de esa ciudad y su regi6n, ademas de las gobemaciones de Popayan y Antioquia. En las cartas se incluyen descripciones de las provincias, reportes de los colegios narraciones de viajes, varios relatos sobre conversiones y 。ーイゥ」ッョ・ウセ@ descripciones de fiestas religiosas y otros pormenores. Se trata pues de una colecci6n documental bastante heterogenea muy valiosa para entrever la sociedad colonial y rica en fonnas narrativas. Los 0 erall} una las princi pales culturas andinas antes de ia invasion espanola (HerK!c1ndez Rodriguez 1975). Localizada en el altiplano de Ra ッイゥ・ョセ。ャェ@ en la region ocupada hoy por cッャュ「ゥ。セ@ muisca comprendfa l!m3. conlpleja red de mas de cien sefiorfos agrupados en dos grupos ipイゥョ」ー。ャ・ウセ@ (Tunja) , territorio del Zaque y Muequeta (Bogota), territorio dd Zipa; contaba ademas de varios sefiorios llildependientes como Sacnica, Tinjaca y Guacheta (Falchetti y Plazas muiscas desarroHaron una agricultura extensiva basada en el t1S0 de los diferentes pisos termicos andinos y establecieron tambien lima de IJl1tercambios de alimentos y productos rituales que desde d Htorali caribe hasta 121 Amazonia (Langebaek 1987 j 1992). Para eli siglo XVI, 121 cuHura muisca era llma sociedad compleja, con alta densida.d de organizada jerarquicamente y con una agricultura bastante Esta organizacion social fue 121 base de la colonizaci6n esparegion, sobretodo a traves de la encomienda (Colmenares 1975), Los llegado al Nuevo Reino de Granada en 1589 pero su y de evangelizaci6n se vio interrumpida al no recibir autorizac.J.on iaibores rflisioneras. Mas tarde, en 1599, los religiosos jesuitas Alonso de l\1edrano y Francisco de Figueroa llegaron de 121 Nueva Espana con eli nuevo arzobispo de Santa Fe de Bogota, Bartolome Lobo Guerrero, lUi rigufoso plan de evangelizaci6n que en poco tiempo calarfa fnaS profundamente en las sociedades andinas que las campan2.§ de los doctrineros de region en los primeros sesenta afios de colonizacio:c, Satisfedllos de la labor de jesuitas eli arzobispo y otros notables 121 fundaci6n de un Colegio de la Compania y el envfo de mas セNゥvGjhィ@ para la consoEdaci6n de 10. presencia jesuita en el Nuevo Reino, eウッセR@ h]stoesta docunlentada en cartas anuas de los jesuitas" 、ッ」ZNjヲAセ・^@ tal poco eD los NUe\10 Reino de 9 9 ,,-,,"'-',J'I4LC.'V.""<I4'UC"-'-, 9 9 eウー。ヲゥッセL@ a las cartas o.nuas de los jesuitas. EI trabajo de Bernand, aunque muestra efectivamente la riqueza documental de las cartas anuas, presenta una mirada bastante escueta de la cultura muisca y 1a historia del Nuevo Reina, ademas de prestar poca atenci6n a los elementos retoricos de las co.rtas annas, las cuales tienden a sobrevalorar los logros de la Campania. Par otra parte, el de historia econ6mica de Gennan Colmenares (1998), aunque riguroso, no recurre a las cartas anuas. Los estudios etnohist6ricos sabre los muiscas de las ultimas decadas tampoco han recurrido a estas cartas (Fals Borda 1973; Broadbent 1964; Tovar Pinz6n 1988; Londono 1989; Langebaek 1987, 1992; Francis 1993; Zambrano 1997; Herrera 1996). 4 Las ::al-to.s o.nu2.S de las provincias de Chile y Paraguay han sido editadas separadael Fed, par de ejemplos ilustrativos son las cartas anuas escritas por Jose mente. _」セイHャ@ de acR[セZG@ j::; セUWs@ 25 7 8 ql!e aparecen en la edici6n de la Biblioteca de Autores セGPエヲjNo@ 5 3 En 」オ。イセッ@ Cassa",:. ,er.. ・セ@ :::ritica de セ。@ 22:"l11en . セZIXY@ セGMャ・@ [セlOo@ r・ゥセq@ 」ッセョゥコ。VN@ discute ・セ@ M」ャセ@ gイ。ョ、セ@ Ec: :;s[:;; WSセ@ baslcGs セ」ウ@ Juan. Manuel p。」ィ・[ZNセ@ (] Mas recientemente :IT.' articulo :'c proceso deoccidentalizaci6n de los ::nuiscas en ェ。ウセ@ セ@ 1609, セ@ ::::e セLZN@ 、・セ@ カッャオュセtNG」Us@ ;0. transcripci6n de la Descripci6n hecha par Pacheco Universidad de Saint Louis es ilegible. seescribieron en las siguientes fechas: 1600, 1605, 16081638-1643, 1642-52, 1689, Y ]691-1693 CARSI, Novi Regni et ree1no a (1953), セZ[ウ@ ウッセMZ@ RUセjMSP@ ;2-i5). 178 179 mundo Gセ_イョ\Iヲ[a@ crearon un circuito global de producci6n, de toda indole: dBイGョNセャ@ como en e] C;C)laV!v"­'UHi­vHI1.V orgamza y Desde Roma se establecfa una red de aseguraba 1a circulaci6n del saber. Occidentales, Africa 0 a las universidades y un complejo de COnOClmlentos y no de reportes QョcNBセGa@ tenia sus r'PQlhri("("irmPAQ 1nir'n1l"1['['H,"'­''''VH '­'VJlV,..,.Jl'­''­' LJlH­,""­,­,'J'V "U,"',.,.i. ""'","U. .lLlJlU BGLHョセ\ZャエiNd@ es su mirada a ""V'.""""".",­,­"",_.",­,,", rlp;r;'11'.lrl, セ@ bras Foucault no es exclusiva de los jesuitas. recaractcristica de la epoca, cuyas copor varios estudios postcoloniales (Rabasa Restrepo 1999). Con el redescubrimiento de cartognifico renacentista posibilit6 la representaci6n mediante un sistema de coordenadas ....,'-',J,..,............. el uso de las coordenadas el que marca un nuevo esno como el ser creado de la 1 ーョcセhャHB|@ 'esentacion. En el セヲGZュャョ del saber. Sin 'l.J.V"''­''UH'U'''"''....... elenlentos discursivos de la . . . カNuセ ...'JA.i.'.... U\"'.lV'H 181 en tOGO este ayes partes de todos; unas son por ex­ otras extremo calientes; otras mas benignas y poco 0 mucho que se lauantan las tierras. de ser son rnuy calientes, como 10 todas por esiar debajo de la torrid a zona, y tan cercanas ala linea. Tienen dos veranos y dos hibiernos a causa nasar dos el sol, y apartandose otras vczes nuestro '''A''''';''A'' {7I..T,.,,,; Pnn",,; et n, .lpU.HUV modern {.u5UllW0 dia y nada problem:itica. objetividad se y la historia. Los Andes se occidental. Esta como un ser transportada y leida en el Nuevo Reino 0 en Roma. El sujeto conocimiento, el espectador, ocupa un lugar fijo como el espectador asume la perspectiva lineal renacentista (Hillis 1994). Pero se trata un no la Inirada un sujeto hist6rico concreto: un jesuita en las Americas Es aparentemente una mirada atemporal y descorporizada, cuyo de 9 Suprimida la naturaleza y la especifiエZ^cGQイセBa@ reDresentado nresenta un orden nad cenit geo­ orgamza una natu­ aェhケセ|G[wujャiN@ y medible por el ser es bas­ エZ^cGヲセmLa@ al pensamiento barroco y posteriorJI..ujJv,J .... de certeza en el Primero suefio de Sor tempestades tropicales la Cruz y las la naturaleza es una divinidad inconmensurable son ' ..dH....d,H\.;lU\.; ........, ........... '-'L...... 0 Q!'<..""."."nry,lnA lia colonizaci6n de La en Descartes ya en la cartografia Americas, mucho antes I.UAV1.l'Jl111U ,.. U.li ....... U U preClsamente la que Ie a Descartes fundar la meditaci6n Descartes separa el que セM "S(;gltncla ... NLセM@ son !l, dos citas es que hay un discurso criollo crftico traves esteticos europeos, en este caso cl Estos dos movimientos, sin embargo, mas bien de la :nodernidad occidental que una crftica extcrna a esta. Otra cosa no modcrnas en encuentros coloniales. 182 183 No sibles propia narraci6n colonial, en el texto mismo, son vila mirada cientffica moderna, donde reemerge 10 re""".,m1d"" (Certeau 1984)0 El"nuestro" que califica el cenit americano revela 1a n"'PC',c""ec un "llosotros" y un lugar de enunciacion del discurso, los donde se asume que tal mirada es comparAvGjセcTBMh@ del continente 0Se presupone asimismo la exisde un 111etropoHtano, c:uyos inviernos son diferenteso Ai examinar mas ias cartas anuas y eX quehacer intelectual de los jesuitas, los contextos y los marcos conceptuales se van tornando n1as evidentes 0 Ahct<:>1l4lfr,c, Los puestos distan tanto entre y los rodeos de navegaciones, y carninos por tierra son tan grandes que para visitar ha de andar d Vice Provinciali casi ochocientas leguas, trecientas y 」ゥョアオ・セ。@ セゥ・イ。@ de muy malos carninos, y muy asperos, que en esto como persona que los ha andado algunas vezes puedo decir que exceden a los del Piru, que en razon de maIos tienen grande fama (JVovi Regni et Quitensis, vol. 12.1, foL 36v). Esta surge en el proceso de la administraci6n de territorios colonialeso El territorio que emerge aqui es una tierra aspera que presenta dificuhades a1 visitadoL La narraci6n esta creando una topograffa moralmente codificada. En este caso la narraci6n se asemeja mas y mas a un de peregrinaci6n donde se va inscribiendo simultaneamente una tomoral y un sujeto ideal nlarcado por dicha topografia, como los lasthnados cuerpos que describe Juan de Castellanos en la expedici6n de Jimenez de Quesada por el rio Magdalena en sus Elegfas de varones ilus(Restrepo 1999)0 Como resuhado, los c6digos culturales euires de ropeos entran a dotar de ウ・ョセゥ、ッ@ los espacios colonialeso La violencia colonial t21mbien emerge en el quehacer intelectual de ェ・ウオゥエ。セ@ en las cartas y gramaticas en lenguas indfgenaso En 1a descripci6n del rio Magdalena de Lyraz, aparece 1a resistencia indfgena a colonizacion, los carares, quienes son "por extrema barbaros y en poco se diferencia de las bestias 0 Con sus flechas 」ッュ・イセZウ@ Lyaz, los carafes 11har hecho セB __ セB@ Quitensis, 20 , Por otIc. es :r112.S 」セZN[・@ q"l.:le セ。ョエX@ ia sQNHGMBLlセ GMcセR\ セGM jesuita Jose C0:::10 QRセ@ 、・セ@ 、qャゥセZ@ tado pOI 'l..:S8:f e} ve::ho セコッャ。Z@ ー」eBセ@ セャウイ。@ 1a ce セcIZ」@ セGO・イ「ッウ@ ュオゥウ」[Zセ@ :yc セコッエ」@ 0 wl[GjセLB\vu 2zotado:, __ c ­- 1978: 42­52). Los azotes representan el uso racionalizado de la violencia en el poder colonial. La presencia de esta palabra en estas graffiaticas reinscribe el contexto colonial que produce el conocimiento lingllisticoo La violencia y el ejercicio de la ley son mecanismos de produccion de conocimientoso Esto 10 podemos ver claramente en el Nuevo Reino de Granadao En las cartas anuas la informacion sobre las sociedades amerindias surge mediante la tortura. Lyraz cuenta que en la visita de la Audiencia a la doctrina de Fontib6n se descubrieron varios santuarios "a puros tormentos hasta que declaraban los lugares don de los tenian escondidos" (Novi Regni et Quitensis, vo112J, foL 52r)0 La explotaci6n colonial igualmente entra en la carta anua de Lyraz: "esta toda esta tierra Bena de minerales de todos metales, hanse hallado vetas de yerfo, de azogue, de cobre" (Ibid.: fol. 37r)0 Las esmeraldas, perlas y el oro son abundantes tambien. Lyraz, sin embargo, comenta sobre el decrecido valor de estos metales y piedras preciosas "y si la copia y abundancia no hubiera disminuydo su valor, hubiera hombres grandemente ricos" (Ibido: foL 37r)0 Critica tambien el uso poco racional de la riquezao Comenta que los espafioles ofrecen excesivos convites donde derrochan cuantiosas sumas y ofrecen hasta "pasteles de oro en poluo" (Ibid.: fol 37v)0 Por otra parte, en su carta anua de 1611­1612, Lyraz detaIl a 10 beneficioso que es para la Compania el establecimiento del Colegio de Tunja, por ser tierra muy barata: Es de suerte que por un rreal se dan 25 libras de came de vaca y por tres Rs 0 V n camero merino bueno y por un Real doze panes de media libra de un trigo candial el mejor que ay en estas partes finalmente en todos los fructos de la tierra es abundantisima (Ibido: foL 8Ir)0 Habrfa que precisar que tan moderno es la preocupacion por el valor economico, as! como el sentido moral de la riqueza que hay en las cartas de Lyraz 0German Colmenares ve a los jesuitas en un espacio liminal entre una racionalid3c1 econ6mica moderna y un sentido moral medieval: los hombres dedicados a una actividad puramente de no ha sido la misma sino que ha vacrecimiento 0 de las urgencias que plantea d セB⦅LIcv@ econ6micoo El empresario colonial se encuentra RNー・lセZウ@ ・セMャ@ セッウ@ Cjlmbrales de la economia moderna. No comparte POy enterc 22 11oci6n medieval de un orden equivalente para el 184 185 orbe セGMBPュQN@ y el mundo de la naturaleza, en el que la economfa a restricciones de canicter moral para garantizar la y social, pero tampoco ha llegado a concebir intrlnseco a] hecho econ6mico, una formulaci6n lie confiero. o.utonomia frente al orden de la naturanecesidades de su salvaci6n (Colmenares exorcisruos della iglesia y levantando cruzes con que an quedado los indios animados a andar por aquella tierra y hazen la labranc;a de maiz (Novi Regni et Quitensis, vol. 12.1, fol. 78). Cortar ciertos arboles y matas sospechosas claramente intentaba borrar el sentido muisca de la naturaleza. 11 Por otra parte, al imponer cruces 10 mas probable es que se retuviera en parte el sentido sagrado de aquellos espacios. N6tese aqui que la narraci6n de la carta anua presenta esto como un problema ya resuelto. Pero las preguntas de los catecismos y confesionarios de la epoca sugieren que los muiscas siguieron adorando sus espacios sagrados y creando nuevos santuarios, como 10 revela la carta de Lyraz de 1611­1612 en 10 tocante a la visita a Cajica, donde se encontraron varios idolos, algunos de los cuales estaban en los campos "para guardar la labranc;a" (Ibid.: 82v). Esto, sin embargo, sucede a la par de la integraci6n de la sociedad muisca al sistema capitalista colonial, pues los cultivos muiscas en el altiplano andino sustentaban las explotaciones mineras y las ciudades espafiolas en la regi6n. 12 Asi, mediante el cultivo del trigo, el acarreo de mercancfas en caballos y la adopci6n de algunas tecnicas agricolas europeas, los muiscas estaban participando en la modernidad, aunque estructuralmente su participaci6n estaba marcada por condiciones de desigualdad. 1998: Los comentarios de Lyraz parecen confirmar eli de Colmenares. La perspectiva dd historiador colornbiano, embargo, se limita al telos del discurso de1 capital occidental y no considera 1a complejidad del tema 51 pensamos la sociedad colonial en SlJ totahdad, in.duyendo los indfgenas y esdavos africanos. Las visiones no occidentales de la naturaleza y la economia son., en su mayor parte, suprimidas 0 demonizadas. La realidad colonial sin dud a debi6 ser otra mucho mas compleja donde competian diferentes visiones de lia naturaleza y la riqueza. Esto cobra mayores dimensiones sobre todo si consideramos que el grueso de 1a actividad econ6mica de la Compania se concentraba en 1a explotaci6n de la naturaleza: la agricultura (Colmenares 1998). En sus exten5as haciendas, estancias y trapiches laboraban principalmente indigenas y esclavos cuyas visiones de la naturaleza han sido por su mayor parte suprimidas. En este contexto colonial no podemos asumir universal la distinci6n occidental entre naturaleza y cultura (Gade 1999). En las cartas anuas vemos que la vision licientffica" y "economica ll de la naturaleza europea clhocaba con las concepciones no occidentales de la naturaleza. En el caso muisca, los jesuitas emprendieron una campana enfocada en rescribir el senti do del espacio andino. Esto conllevaba desacrahzar espacios sagrados mUlscas e introducir una fisura que no exisda entre sagrado y 10 profano (Bernand 1989: 796). Para los cas, como para much as sociedades andinas la di vinidad se manifestabz: en muchos lugares, tales como rHontafias, lagunas arroyos, cuevas, canlpos de culti vo y arboles. En la carta de 1611­ 」オ・iZャGセRN@ 10 siguiente: Las cruces que plantaban los jesuitas en los lugares sagrados muiscas buscaban una transformaci6n del sentido muisca de la naturaleza, imponiendo un sentido que, aunque cristiano, pennitiera la explotaci6n capitalista de dichos espacios, como revela el comentario de Lyraz al resaltar que los muiscas ya sembraban mafz en aquellos lugares exorcizados por la Compania. Como resultado, el exorcismo jesuita buscaba liberar la naturaleza americana de las redes simb6licas rnuiscas para sujetarla al dominio del saber y el capital occidental. Pero la participaci6n de los muiscas y de otras sociedades amerindias en el mercado capitalista no borr6 por completo la noci6n nativa de la naturaleza y cre6 toda una cultura de rituales y narraciones encaminadas a ne­ 9 9 jャゥluNBGQセR@ sus gares tienen mucho T2iedo ni sembrar alE vセuGZNlLェ@ mal. los 2"..:JOleS y CC)D セャQ。ウ@ II La agricultura era una actividad central en la sociedad muisca. Los caciques y chuques 0 sacerdotes nativos mediaban con las divinidades el bienestar de las cosechas. Con sus ofrend as y ayunos en cucas 0 santuarios localizados en los campos de cultivos y en los montes, estos lfderes aseguraban las cosechas contra las heladas, las sequfas 0 las pestes. 12 Los muiscas no son nada pasivos en el creciente mercado agricola. Las comunidades muiscas producfan un significativo porcentaje de los cultivos de trigo en el Nuevo Reino (AGN Abastos; Vargas Lesmes 1990). Su participacion, sin embargo, estaba estructuralmente limjtada. Los molinos, por ejemplo, eran controlados por espanoles . y 1u- 」ッイエ。ZNセ@ Ufl valo )OrqEe eilCeD Se E1De::-e:c. :;os qUe Ies peJsigue y haze =l1ucho T11l1!cna se ZLッイエ・セ@ '1:10005 con santos COVClc­/vvc .... 187 "'''''A.·d,n GNBLIjャuv」Aカ。セ@ nada des to, III se procura sino la verdad y integridad del sacramento y la enmienda de sus vidas" (Ibid.: fol. 66r). Ademas de Ia confesion, a traves del matrimonio se imponia la monogamia cristiana. Con la extrema undon, se buscaba evitar que acudieran a sus sacerdotes nativos 0 que fuesen enterrados en forrnas andinas. Como 'prpntes sacramentos imponfan un sistematico control Estos registros continuarfan hasta entrado el siglo XIX, Broadbent en base a los archivos parro(1964). jesuitas pronto fue vVU;:)llLU yvuuu:)e en parte esencial colonial en un momento clave de reorganizacion de la poblacion nativa del regimen encomendero al sistema salada!. sinodo de 1606 convocado en Santa Fe por el arzobispo Lobo Guerrero, por ejemplo, imponfa el catequismo muisca desarrollado por los jesuitas para todo el territorio: indfgenas esa pesar de contraste a 'In­r.onrlhp.rnn la lengua muisy catequismos en [M]andamos a todos los curas de los yndios de este aryobispado, so pena de excomunion mayor, que dentro de dos meses desta publicacion, ensenen a sus yndios la dicha doctrina christiana en la lengua mosca, adonde se habla y entiende la qual se ha traduzido con mucho cuydado y diligencia por las pesonas mas intelligentes y peritas que se an hallado, y la abemos approbado (Pacheco 1955: V'>..J.A .A Las instrucciones obligaban a los doctrineros que no supieran la lengua muisca a aprenderla en meses, sino sedan privados de sus doctrinas. Se establece un registro de la poblacion nativa, el cual inclufa confesiones, defunciones, etc. En el bautizo se espanol, se mandaba po­ tiempo que se les prohibfa Usar nombres nativos. a los penitentes al dolor y matrimonios, entierros, y un sinnlimer colonial, mfnimos que debia tener cada iglesia ciar Y del doctrinero. El proyecto con. . .""­','­­'" ....,"­',' ­'....." . . . de toda la sociedad, no solo de de un bastante modemo, aunque basado en c! de la Iglesia el Estado colonial se sobreimposociedad en general y entraba a regular los mas minimos existencia cotidiana . ,t......t"..,Il., HH;:)lHV ...... 188 189 Cliaramente modem0 este proyecto buscaba hacer de la poblacion disciplinados y productivos pero legalmente libres. Surge \,.­U<O.Hm) se estaba imponiendo un nuevo orden social en el cualla poblacion muisca era del monopolio de la mano de obra indigena del regimen Con esto, la poblacion muisca podia establecer contratos como personas (Zambrano 1997: 14­50). La legislaci6n laboral de epoca imponfa un sentido individual de] tTabajo, estipulando compensacion monetaria individual, regulando las y los dias de trabajo y otros pormenores (Colmenares et al 1968; Kontezke 1958). Las condiciones laborales que posibihtaban el concierto 0 alquiler aparentemente no resuHaban nada favorables 0 atractivas para las comunidades muiscas. Parece que por esto las autoridades coloniales forzaron a los indigenas a tomar dichos contratos, aRegando su pereza y poca disciplina y la necesidad de la repubHca. Por 10 visto los resultados del proyecto modernizador fueron bastante variados. Los muiscas no quedaron libres, sino atados a nuevas relaciones de dependencia economica y politica y a veces al margen del Estado, como en el caso de las relaciones semi serviles de los agregados de las haciendas (Colmenares 1975: 169)0 Por otra parte, la persistencia de los chuques o chamanes revela una resistencia a aceptar completamente las formas modernas del sujeto y 10. naturaleza. En su Descripci6n de 1600, Medrano describe la vision muisca de la naturaleza, aunque demonizandola: su carta de 1608­1609, por ejemplo, cuenta del proceso de adivinacion del jeque, el cual hacia un sahumerio, mascaba coca y bebia tabaco y luego hablaba con el demonio, que les hablaba con voz "muy delicada y feminada 'l o por sefias tocandoles el cuerpo 0 se les aparecia en forma de mono 0 guacamaya (Novi Regni et Quitensis, vol. 12.1, fol. 52r). Los jesuitas estaban muy concientes del papel central de estas figuras y por esto quizas emprendieron campafias para erradicar to do vinculo de la poblacion muisca con ell as , como puede verse por un confesionario de la epoca: "GSuetyba chequy bohza umcubunuoa nga ys acubun ocasac umguquyoa? G·Aueis hablado con algun mohan dando credito a 10 q[ue] dige?" (Gonzalez de Perez 1987: 351). La represion religiosa no se limito al trabajo de los jesuitas, sino que fue llevada a cabo por autoridades eclesiasticas y civiles (Cruz Federici 1984). Los chuques lograron resistir la colonizacion, aunque no sin transfonnaciones, como bien sefiala Carl Langebaek (2001). Su presencia continua hasta el presente, perforando en mUltiples formas la temporalidad de la nacion y el espacio que objetiviza el Estado y la ciencia modema, como ha sugerido Taussig en Shamanism, Colonialism, and the Wild Man (1987).13 En el discurso del chaman se articula una forma de conocimiento diferente a la razon cartesiana. El conocimiento del chaman surge en dialogo con el paciente y la comunidad. Al mascar coca, beber tabaco y consumir hierbas como el yopo se invoca el cuerpo en la produccion del conocimiento, muy distante del sujeto racional, descorporizado que vislumbra Descartes. El saber del chaman es 10 que Taussig denomina un conocimiento social implicito, el cual incluye la duda, el dialogo, la ambigiiedad, el conocimiento local y otros elementos que 10 hacen diferente del conocimiento occidental (Taussig 1987: 463). Esta vision difiere, sobre todo, en el sentido de dominio y posesion del saber occidental que sefiala Serres (1995). Pero la propuesta de Serres de elaborar un contrato natural que establezca una relacion simbiotica con el mundo natural, si bien eticamente laudable, es otro ejemplo de como se ignoran las numerosas propuestas crfticas del conocimiento moderno que han surgido fuera de la metropolis en contextos de colonizacion. Lo cual parece indicar que a partir 9 j j 9 Son tantos los santuarios y ofrecimientos que tienen hechos desde Slll antigtiedad a estos demonios, que se ha sacado, por mafias de los espafioles, gran suma de oro y se saca hoy en dia, que en materia de oro tienen los hombres mafias para sacarselo aun 0.1 demonio de Xas ufias. Cuando los indios hacen estos ofrecimientos habRan al demonio en su propia figura. Los idolos que tienen de ordinario son de or0 otros son de piedra, palo, algodo]] y de otras materias; otros son de plumerfa muy galanos; otros traen como 1l1ominas a los pechos 0 en la cabeza en unas chapas de oro que Haman chagualas. Tienen idolos abogados de divers as enfermedades, otros de las sementeras, de las casas, y o[Yas y mentiras los partos, de los (Medrano 9 Los a 1989). Ef! estos las religiosos En las car::::§ 。セャu」sB@ y lャgMBセLGuj@ 13 Es importante resaltar que Taussig trabaja principalmente sobre chamanes del Putumayo, a considerable distancia del territorio muisca. No obstante, sf hay muchas conexiones. pues los chamanes muiscas no se limitaban al altiplano y su poder estaba asociado con elementos de la Amazonia como las guacamayas y los monos. Langebaek discute los amplios circuitos de intercambios simb6licos de los muiscas (1992) . ty'trC>(",'n­",1""''',''- 0 eZMセ .... 191 la critica tarea de fun dar la laUHVU JJ.lluvua, The location of culture. New York: Routledge. Homi, Broadbent, Sylvia. 1964. Los chibchas: Organizaci6n socio-politica . Universidad Nacional de Colombia. ....... vO;;'VI.u.. Cassani, [1741] 1967. Historia de la provincia de La compania de ieSlis del Nuevo Reyno de Granada en la America. Caracas: Academia Nacional de la TT' • Certeau, Michael de. 1984. The practice of everyday life. Berkeley: University of California Press. Chakravarty, Dipesh. 2000. Provincializing Europe. Princeton: Princeton University Press. Colmenares, German. 1998. Haciendas de Granada, XVIII. Bogota: los jesuitas en el Nuevo Reino Mundo Editores . . 1975. Historia econ6mica y social de Colombia, 1537­1719. Bogota: La Carreta. Colmenares, German et al. 1968. Fuentes coloniales para la historia del trabajo en Colombia. Bogota: Universidad de los Andes. Cruz Federici, Marta Lucia de lao 1984. Represion religiosa en el altiplano cundi­boyacense durante la colonia. de grado, Universidad los Andes, Bogota. eferencias QャNjiGpAセLB@ Descartes, 1993. Meditations on Hackett Publishing. Philosophy. Indianapolis: .......... ,,,,, ..... ,,­, Dirlik, Arif. 1997. The postcolonial aura. Boulder: Westview Press. Dominguez Miranda, Manuel. (ed.). 2002. Veinticuatro obras filos6ficas del periodo colonial. Hacia una historia del pensamiento filos6fico en Colombia, 1620-2000. Bogota: Centro Editorial Javeriano. fondo Dussel, 1996. Humanities Press . underside of Modernity. New Jersey: . 1995. The invention of the Americas: Eclipse of ofModernity. Trans. Michael D. Barber. Acosta, U.l'­'lll;;lti , los Bセ[NhGLャT」オ@ Andes. Pals Borda, Bogota: Punta de JI..... ゥBョセイャヲQGZ@ Plazas de Nieto. 1973. El territorio de espafioles. Bogota: Universidad de los hombre y lL"a.ULa. tierra en Urnv",",h 2.a edici6n. 193 casas. NLeXlco. D .F.. 1. Resistencia indigena y transformaciones ideol6gisiglos XVI y XVII. En: Concepciones de New of knowledge. Pantheon. no J",..;"a.,.",;rlr:trl : The Muiscas, a mer­ Alberta. de A1ercados, poblamiento e integraci()n etnica entre los muiscas, Madison: University xV!. Bogota: Banco de la Republica. Mapping the Renaissance world: the geograin the Age of Discovery. Berkeley: Giddens, Press. JW''V;:;;'Vi­U, Castaneda y Marfa Stella. NゥャBGAiMLセuv@ Caro y Historia Diccionario y y Fontib6n y 133­60. an tropo log fa y arqueologfa 7 de lVueva Granada. .1989. Santuarios, santillos, tunjos. Objetos votivos de los mmscas en el siglo XVI. Boletin Museo del Oro 25: 93­119. fray Bernardo Gramatica en la lengua general del Manuel Alvar Resurreccion de una John O'Malley et Arts. Toronto: University Pacheco. Revista Mignolo, Walter. 2002. Posoccidentalismo: Las epistemologias y el dilema de los estudios (latinoamericanos) de area. Iberoamericana 68 (200­1): 847­864. eat mines and the eat us. New イョQL|ャ。Gゥセ[エ@ /f::.}UtlUS . 1955. en Colombia. 3 sinodales de] . Dispossessing the Anthony political theory in Early-Modern BセLHQcャ^PエMイ@ ..... D_.. . . , "" . . . GuNャQAjゥZvセ@ h"¥V\ CJl ni"n1n Y y poder entre Bogota, Colombia. University of En man. sobre la GMBセaN@ al que tuvieron jesuitas en e1 el primer siglo de su estancia en americaestuOI0S()S de la historia de la ciencia han dado prioridad a cientffica, puesta de rnanifiesto, entre otros lugav0·..d.na.;) por los expulsados en el siglo XVIII. enfasis en que hubo una continuidad desde ·,HH...,r"l,,, por las ciencias naturales y las matematicas por 11 con la moderacion que conviene para el fin sefialado en las Constituciones de Ia corporacion 12: 559). Solo asumida esa continuidad es NMセL⦅@ las cartas geograficas sobre la Nueva Espana y .!.a.udatorios sobre la naturaleza, generados por este reconocimiento de la naturaleza haya preUIC)lUJ.lI,;UIS .... ,­, nas. traves セ@ EI puntrD> ,--"'VU"PU.Iluu. J.H1PUl.C>V