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Eric Léonard Una historia de vacos y golond ri nos Ganaderos y campesinos temporeros dei Tr6pico Seco Mexicano n"\ \..Y • El Colegio ~ de Michoac6n, A.C. Institut Français de Recherche Scientifique pour le Développement en Coopération Fondo de Cullura Econ6mica/Economia Latinoamericano SECCI6N DE OBRAS DE ECONOMïA LATINOAMERICANA UNA HISTORIA DE VACAS y GOLONDRINAS Traducci6n de PASTORA RODRIGUEZ ERIC LÉONARD UNA HISTORIA DE VACAS y GOLONDRINAS Ganaderos y campesinos· temporeros dei Tr6pico Seco Mexicano EL COLEGIO DE MICHOACAN INSTITUT FRANçAIS DE RECHERCHE SCIENTIFIQUE POUR LE DÉVELOPPEMENT EN COOPÉRATION FONDO DE CULTURA ECON6MICA MÉXICO Primera edici6n enfrancés, 1995 Primera edici6n en espai'iol, 1995 Titillo original: De Vaches et d'Hirondelles © 1995, Éditions de l'ORSTOM, 213, Rue de la Fayette, 75010 Paris ISBN 2-7099-1260-6 D. R. © 1995, FONDO DE CULTURA ECONOMICA Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. b. R. © 1995, EL COLEGIO DE MICHOAcAN, A. C. Martfilez Navarrete, 505; 59690 Zamora, Mich. D. R. © 1995, ORSTOM Av. Cicer6n, 609; 11530 México, D. F. ISBN 968-16-4729-7 Impreso en México AGRADECIMIENTOS Agradezco a todos los campesinos y ganaderos de Tierra Caliente la acogida amable, paciente y comprensiva que me brindaron mientras estuve entre ellos. Tengo una deuda especial con don Salvador Gonzalez y toda su familia por su amistad y apoyo cotidiano. Deseo dar también las gracias a los funcionarios de la SARH que, en Huetamo, Caracuaro y Tiquicheo, me ayudaron en este trabajo. Vaya igualmente mi reconocimiento a los estudiantes y a los investigadores de El Colegio de Michoacan, en particular a Thierry Linck, sin cuya ayuda este trabajo jamas habria comenzado, ya Martin Sanchez, a quien debo la mayor parte dei material de archivo utilizado. Este trabajo se pudo llevar a cabo merced al apoyo material dei Instituto Francés de la Investigaci6n Cientffica para el Desarrollo en Cooperaci6n (ORSTOM) ya la confianza de Jean-Yves Marchal. Asimismo, le guardo una enorme gratitud a Marc Dufumier y a Marcel Mazoyer (câtedra de Desarrol1o Agricola y Agricultura Comparada dei Instituto Nacional Agron6mico de Paris-Grignon), por sus orientaciones te6ricas y metodol6gicas. 7 MAPA.lA regi6n de Tierra Caliente en el tr6pico seco Los Mochis . TOlTe6n Monterrey GOLFO DE MÉXICO /,,-, Aguascalientes • N •• • Tepic OCÉANO PAclFICO Regi6n estudiada Carreleras principales Vias férreas Guadalajara. ,1 San Luis Potosi " Huastecas 1 ~-, Le6n • . 1 1 1 , '-'" " INTRODUCCI6N En el sureste deI estado de Michoacan, a unos 200 kil6metros de la ciudad de México, se encuentra la depresi6n deI do Balsas, encerrada entre dos macizos mon taiiosos de mas de 3 000 metros de altura. en donde culminan y convergen el Eje Neovolcanico y la Sierra Madre deI Sur. Por 10 accidentado del terreno, el clima seco y t6rrido, y la escasez de vias de comunicaci6n, esta regi6n -popularmente conocida coma Tierra Caliente- pudiera verse como una suerte de purgatorio. Sin embargo. al observarla con mayor detenimiento, aparece una economfa integrada desde hace mucho tiempo al mercado nacional e internacional, sfntesis casi caricaturesca de los desequilibrios de la agricultura mexicana. Las enorrnes extensiones ganaderas conviven con los pequeiios sembradfos; la opulencia de un grupo reducido de grandes terratenientes y comerciantes contrasta con la pobreza de la numerosa poblaci6n campesina. Aunque Tierra Caliente fue escenario de una reforma agraria de grandes alcances, supuestamente destinada a fraccionar las extensas propiedades privadas y favorecer el desarrol1o del campesinado, basta estudiar aIgunos ejidos surgidos a rafz de dicha reforma para comprobar la amplitud deI renovado proceso de concentraci6n de tierras : en cada pueblo, unas cuantas familias desplazaron a las que habfan recibido la tierra en el reparto y se apropiaron de extensiones muy grandes. Un analisis mas detenido revela que la concentraci6n de tierras sobrepasa con mucho el marco del ejido, yen el proceso participan numerosos propietarios y comerciantes te6ricamente afectados por la expropiaci6n, pero que de hecho conservaron su poder econ6mico y 10 acrecentaron con el correr del tiempo. Por 10 anterior, una investigaci6n de tipo agroecon6mico requiere tanto deI analisis de las condiciones particulares en las que se implant61a reforma agraria en Tierra Caliente coma del conocimiento del sistema agrario que la precedi6. Se evidencia claramente, entonces, que los actuales mecanismos de diferenciaci6n social y concentraci6n de tierras descansan en bases idénticas a las que, hace ya mas de 100 aiios, permitieron el desarrollo de los latifundios. A 10 largo de esta historia agraria, los ganaderos han aprovechado los desniveles de productividad y de acumulaci6n de capital que los beneficiaban para imponerse, primero, a las comunidades indfgenas que poblaban la regi6n y, después, al pequeiio campesinado surgido de la reforma agraria, para desposeerlos de sus tierras. Ni la Revoluci6n mexicana ni la reforma agraria que vina después. sobre 9 10 INTRODUCCI6N todo a partir de los ai'ios treinta, invirtieron esa tendencia. Si bien es cierto que se trat6 de suprimir el poder politico de los ganaderos y se desmantelaron la mayoria de sus propiedades, en cambio nunca se modific6 el mecanismo de diferenciaci6n y subordinaci6n inherente a la propiedad dei ganado. Las pequei'ias unidades de producci6n que se crearon, desprovistas de capital para explotar la tierra, pronto volvieron a caer bajo el dominio de los ganaderos, ya fueran los antiguos duei'ios, ya la nueva oligarquia surgida de la Revoluci6n. La historia de esta sociedad agraria no es estatica ni ciclica. Los procesos de diferenciaci6n y de concentraci6n de tierras son producto de la creciente integraci6n a los circuitos de intercambio comercial. Desde fines dei siglo XIX, la inserci6n de Tierra Caliente en el mercado nacional trajo consigo la especializaci6n en la producci6n de carne de res y cuero, con destino a la ciudad de México. Esta especializaci6n en la cria extensiva de ganado se acentu6 con la reforma agraria; la producci6n de becerros que se envian a engordar a otras regiones deI pais se convirti6 en la principal actividad econ6mica. En ai'ios recientes, la segunda revoluci6n agricola ha reforzado la funci6n y la prosperidad de los ganaderos, mientras que el campesinado pobre se ha ido arruinando por la falta de mercado para los productos alimenticios y las importaciones de maiz y de soya de Estados Unidos. Al recorrer las etapas de esta historia econ6mica es evidente que a medida que se intensifica la integraci6n de la regi6n al mercado, tanto nacional coma intemacional, la ganaderia extensiva se convierte en el instrumenta privilegiado para la apropiaci6n y la concentraci6n de los medios productivos. Sus funciones econ6micas y sociales permanecen intactas ante el repetido fracaso de los campesinos minifundistas por diversificar e intensificar su producci6n, coma resultado de la ampliaci6n progresiva de los mercados. Tan es asi que el campesino no tiene otra altemativa que no sea vender temporalmente su fuerza de trabajo yendo a cosechar 0 sembrar tierras ajenas, recorriendo distancias cada vez mayores: junto con las vacas, las "golondrinas"l forman parte deI paisaje agrario de Tierra Caliente. Ellugar que ocupa la regi6n deI curso medio deI Balsas en la economia mexicana se halla determinado por la carencia de ventajas comparativas: esta formada por una gran depresi6n geogrâfica al pie deI altiplano central. encajonada entre el altiplano y la Sierra Madre, con una altitud de 300 a 800 metros, un relieve muy accidentado y un clima semiârido. La historia geol6gica de Tierra Caliente fue formando un relieve de cordilleras de mediana altura (500 a 1 000 metros) altemando con valles; todo el conjunto desciende progresivamente de la altiplanicie central hacia el 1 Golondrinas: as! se lIama a la mana de obra poco calificada que se desplaza al ritmo de Jas estaciones entre las regiones de agricultura de riego (cana de azucar, hortalizas, etc.) y las zonas de agricultura de temporal, en donde sobrevive sobre parcelas minifundistas. MAPA 1. Tierra Caliente, topografia y vias de comunicaci6n a Toluca ,._.' • ; ; l .,/ i ,.l Ailitud superior a los 1000 m D D entre 500 y 1()()() m menas de 500 m .-.-.-._ .... carretera pavimentada camino de terraceria • • cabeceras municipales pueblos principales l ,"0./ 1 , ~~ Zihuatanejo 1 1 0 5 10 1 1 20 km FUENTE: E. Léonard, con base en SPPflNEGI, Mapas topograficos 11250000, "Morelia" (E 14-1) Y"Ciudad Altamirano" (E 14-4). 12 INTRODUCCI6N sur hasta desembocar en la planicie de aluvi6n deI Balsas; ésta, relativamente estrecha en el area michoacana (llanura de Huetamo y San Lucas), va ensanchandose al oriente de la zona estudiada (Tierra Caliente de Guerrero). Ahi se ubican las mejores tierras de la regi6n, enriquecidas por los dep6sitos de aluvi6n deI Balsas y deI Tuzantla (feozems y cambisoles). En la mitad norte, colindante con el altiplano, dominan los suelos regosoles y litosoles. Estas tierras, flacas y poco evolucionadas. son mas pobres en materia organica y muy sensibles a la erosi6n. La ubicaci6n de Tierra Caliente entre dos cadenas montanosas de gran altura (3000 metros en la Sierra Madre y mas de 4 000 en el Eje Neovolcanico al norte) se traduce en un clima t6rrido y un régimen de lluvias muy irregular. Las dos barreras de montanas bloquean las masas de aire oceanico provenientes deI Pacifico 0 deI Golfo de México y contribuyen a concentrar las precipitaciones pluviales en un periodo muy corto. No falta la lluvia, puesto que el volumen total de las precipitaciones varia entre 700 y casi 900 milimetros cubicos. Pero 90% dei agua cae entre mediados de junio y mediados de octubre, en forma de lluvias torrenciales que el suelo no puede absorber y que tiene efectos erosivos intensos. Las fechas deI temporal estan sujetas a grandes fluctuaciones y pueden alterar sobremanera el calendario agricola. El resta deI ano, 10 intenso de la radiaci6n solar y las temperaturas elevadas propician el déficit hidro16gico que frena los cultivos. Sin embargo, hay un escalonamiento climâtico no muy amplio entre el norte y el sur de la regi6n. El régimen de lluvias tiende a regularizarse a medida que se acerca uno al altipIano; las precipitaciones son mas abundantes y se hallan mejor distribuidas; hay menos riesgo de sequia. Por otro lado, aumentan los riesgos de erosi6n par tener un relieve mas escarpado y suelos mas delgados (véase la grafica 1). Los recursos hidrograficos no permiten compensar esos factores limitantes de la actividad agricola. Los rios que bajan deI altiplano (Tuzant1a, Caracuaro, Purungueo, Tacambaro y el Arroyo Colorado) siguen su cauce por valles muy estrechos en donde casi no existen posibilidades de riego. La mayoria de los arroyos s610 llevan agua durante la temporada de lluvias y, aunque a veces originan fuertes crecientes durante el temporal, se agotan tan pronto coma éste toca a su fin. Unicamente el Balsas y el Tuzantla constituyen ejes de comunicaci6n y de poblaci6n. Ambos discurren por llanuras mas amplias donde se encuentran casi todas las tierras cultivables y donde se ha concentrado la poblaci6n desde la época prehispanica. Este trabajo abarca cinco municipios deI sureste michoacano (Huetamo, San Lucas, Tiquicheo, Caracuaro y Nocupétaro), que forman una regi6n de 6 000 kil6metros cuadrados aproximadamente; son tierras bajas. en las que s610 la parte norte -enlace con el altipiano- presenta alturas superiores a los 1 000 metros. Los cinco municipios tienen una historia comun INTRODUCCl6N GRAFICA 13 1. Caracteristicas climato16gicas de Tierra Caliente cg L1anura de aluvi6n (Huetamo: pluviometrfa de 830 mm) mm 35 200 180 160 140 120 100 80 60 40 30 25 20 15 10 5 20 o Ena. Fab. Mar. Abr. May. Jun. Œm Preelpltaciones Jul. D Ago. ETP • Sep. Oct. Nov. Die. o Tm Faldas de la sierra (Tiquicheo: pluviometrfa de 880 mm) mm 250 30 200 25 150 20 15 100 10 50 5 o o Ena. Fab. Mar. Abr. May. Jun. EE.!l Preclpltaciones FUENTE: Jul. 0 Ago. ETP Sep. • Oct. Nov. Die. Tm Apéndice 2. y hoy en dia estan integrados en un mismo sistema agrario, caracterizado por la coexistencia y la competencia que ejercen entre si las grandes propiedades dedicadas a la cria de ganado y las unidades agricolas minifundistas. Los mecanismos de acumulaci6n diferencial vinculada a la propiedad deI ganado asi coma los de subordinacion y empobrecimiento campesino, que caracterizan a esta sociedad agraria, tienen raices hist6ricas que se remontan a la colonizaci6n espafiola. Par 10 mismo, los dos primeros capitulos se dedican al proceso de forrnaci6n y expansion de los 14 INTRODUCCI6N latifundios privados que dominaban el panorama de Tierra Caliente al iniciar este siglo. Se trata de comprender la forma en que los colonos criolIos venidos del altipIano en el siglo XVIII lograron imponerse a las comunidades indigenas que habitaban la regi6n, desposeerlas de sus tierras y concentrar superficies enormes desde fines del siglo XiX. Gracias a la introducci6n de nuevos medios de producci6n, particularmente la cria de ganado bovino y la tracci6n animal, se llev6 a cabo una verdadera revoluci6n agrfcola y se obtuvieron considerables ganancias en la productividad. La memoria campesina nos permiti6 ilustrar la ultima etapa de esta historia, pero fue precisa recurrir a la consulta de aIgunos archivos regionales y a un buen numero de obras hist6ricas para poder precisar la trayectoria de esos recuerdos. En el tercer capitulo se estudian las modalidades de aplicaci6n de la reforma agraria entre 1935 y 1960. El sistema agrario regional evolucion6 sensiblemente tras el fraccionamiento de las grandes propiedades y el reparto de parcelas individuales. Sin embargo, los mecanismos de diferenciaci6n retoman su lugar con rapidez, idénticos a los anteriores. Los campesinos que recibieron una parcela s610 contaban con ésta; carecfan de capital y de medios de producci6n. Se vieron, pues, obligados a depender de un ganadero rico que les proporcionase insumos y créditos, pero, a cambio, éste se aduen6 del grueso de la plusvalia. Para conseguir el ingreso complementario que le permitiera sobrevivir, este campesinado hubo de desempefiar una doble actividad -el trabajo asalariado- que a veces 10 ha hecho alejarse cientos de kil6metros de Tierra Caliente. Comenzaron asi las migraciones temporales; los campesinos de Tierra Caliente se han convertido en "golondrinas", mana de obra itinerante y barata que s610 permanece en la regi6n el tiempo que duran las lluvias. Frente a esta poblaci6n de campesinos pobres, los grandes ganaderos se yerguen mas poderosos que nunca: perdieron la propiedad de la tierra pero conservaron el control de todos los medios de producci6n. Mas elocuentes que cualquier documento escrito, los ancianos expresan 10 que fue esa inmensa esperanza de libertad reconquistada y la decepci6n que con el tiempo han ido apuntalando las realidades econ6micas. En los capitulos cuarto y quinto se describen las transformaciones recientes deI sistema agrario (1960-1990). La integraci6n progresiva de Tierra Caliente a la divisi6n intemacional deI trabajo contribuye a acelerar los mecanismos de diferenciaci6n ya iniciados al dia siguiente de la reforma agraria. El ingreso de los campesinos pobres cae junto con el precio de los productos alimenticios mientras que las parcelas familiares se reducen y fraccionan por el sistema de herencia. La ûnica actividad en la que se mantiene la remuneraci6n deI trabajo es la cria de reses, pero requiere de extensiones INTRODUCCI6N 15 muy grandes y continua siendo patrimonio de los grandes ganaderos. El cultivo de hortalizas y los pequefios sistemas de riego no bastan para contener la espiral de pauperizaci6n que afecta a la mayoria. Se acelera el proceso de expulsi6n para muchos y de concentraci6n de tierras en unos cuantos y el ganado bovino ocupa poco a poco los espacios que cultivaban los trabajadores "golondrinas". Por ultimo, en el capitulo sexto se intenta caracterizar los diferentes sistemas de producci6n que se han desarrollado en la zona, evaluar sus resultados econ6micos e interpretar a partir de esos resultados los mecanismos que permitieron una diferenciaci6n tan marcada entre los grupos de productores. Como en los capitulos precedentes, la principal fuente de informaci6n proviene de las encuestas aplicadas a los agricultores y ganaderos de la regi6n. Se aplic6 un total de 250 encuestas en 60 pueblos y rancherias de Tierra Caliente. Muchas de ellas tienen un contenido esencialmente hist6rico, pero en 141 hay material suficiente para establecer una tipologia de los productores. ENFOQUE METODOL6cICO Con 10 expuesto anteriormente se comprende que el anâlisis de los mecanismos econ6micos y sociales, que caracterizan a la sociedad agraria de Tierra Caliente, requiere ubicarse en un marco espacial y temporal muy amplio. Solamente a la escala macroecon6mica, la regional e incluso la de una macrorregi6n 2 es posible tener en cuenta los flujos de productos, mana de obra 0 capital, los procesos de especializaci6n, los sistemas de precios y las politicas agrarias. De la misma manera, los fen6menos de acumulaci6n y de concentraci6n deI poder politico y econ6mico, 0 de exclusi6n de ese poder, requieren ser considerados a nivel regional para captar toda su importancia. Como las dimensiones deI espacio, hay que ampliar también las dimensiones temporales deI anâlisis: el conocimiento de la trayectoria hist6rica de los sistemas y procesos de producci6n es el método mas eficaz para identificar los polos de acumulaci6n y diferenciaci6n, los grupos sociales dominantes, etc. En particular, conviene situar las rupturas que se han manifestado en el equilibrio de las actividades productivas, en el nivel de la organizaci6n deI trabajo y, de manera mas general, en la evoluci6n de las condiciones de reproducci6n de la agricultura. Conocer esas rupturas y 10 que las origin6 permite estructurar y orientar el estudio. 2 Hay que considerar coma partes de un mismo "sistema" econ6mico de la regi6n dei curso medio dei Balsas a las zonas adonde van a trabajar las "golondrinas" y a las zonas donde compran becelTOS nacidos en Tierra Caliente. 16 INTRODUCCION No se trata de acumular la funci6n ni la competencia deI ge6grafo, el historiador, el soci610go, el agr6nomo y el economista. Si hay que dar un marco disciplinario a este estudio, el que mejor le conviene es el de la agroeconomia; por 10 tanto, la ambici6n de situar las dinamicas observadas en su dimensi6n econ6mica y social, pero también espacial y temporal, requiere el uso de herramientas conceptuales y de metodologias apropiadas. Este estudio se llev6 a cabo con un enfoque sistémico y privilegiando el concepto de "sistema agrario". 3 El analisis de una agricultura en términos de sistema agrario no exc1uye los conceptos mas c1asicos de sistema de producci6n y sistema de cultivo (0 sistema ganadero). Mas bien este tipo de analisis amplia y completa los conceptos c1asicos al permitir integrar en la investigaci6n los factores macroecon6micos cada vez mas detenninantes en la evoluci6n de las sociedades agricolas. El uso de estas herramientas permite trabajar simultaneamente en diferentes escalas (la parcela, la unidad de producci6n, la comunidad, la regi6n) y enriquece en forma considerable el estudio de los proce!,os de producci6n, ya que las transformaciones captadas en un nivel de observaci6n suelen responder a la acci6n de factores definidos en otro nive!. Por ejemplo, las migraciones temporales hacia las zonas de riego 0 a Estados Unidos, tan frecuentes en el centro-occidente de México, constituyen un fen6meno que s610 se puede analizar en la escala deI sistema agrario. Y, sin embargo, estas migraciones generan ciertos cambios en el sistema de producci6n (distribuci6n deI calendario de trabajo agricola, movilizaci6n de recursos para financiar el viaje 0, al contrario, inversiones productivas al regresar) y alteran el equilibrio que existia entre los productos, resintiendo esos efectos tanto en el nivel deI sistema ganadero coma en el deI sistema de cultivo. La combinaci6n de las diferentes escalas conceptuales y espaciales permite alimentary acelerar el trabajo de analisis, porque las hip6tesis nacidas de la observaci6n en cierto nivel pueden facilmente verificarse en otro (Cochet, Léonard, Surgy, 1988). De manera esquematica, la ruta analitica y sintética se podria representar coma aparece en la pagina siguiente. En realidad, no se trata de un proceso lineal sino de un vaivén incesante entre las diferentes escalas utilizadas, tanto en la fase analitica coma en la sintética. Este tipo de método presenta algunas limitantes en 10 que concierne al tiempo, dada la lentitud de los medios necesarios para reunir la infonnaci6n de modo tradicional (encuestas estadisticas aleatorias, cobertura espacial exhaustiva). El muestreo aleatorio 0 el censo presentan varios inconvenientes: 3 Marcel Mazoyer define el sistema agrario coma "un modo de explotaci6n dei medio, constituido hist6ricamente, adaptado a las condiciones bioclimâticas de un espacio dado y que corresponde a las condiciones y necesidades sociales dei momento" (Mazoyer, 1985). INTRODUCCI6N Conceplo Sistema agrario 17 Paso analflico Paso sinlélico Regi6n " Regi6n proble~ica Zona problemâtica' homogénea Sistema de producci6n Sistema de cultivol Sistema ganadero " Zona homogénea /' Explotaci6n agrfcola " Parcela Explotaci6n agricola 0 / hato • La identificaei6n de esas zonas responde a ciertos eriterios de homogeneidad en euanto al entomo fisico (microelimas, topografia, hidrograffa, suelos, etc.), a los eomponentes biol6gicos (vegetaci6n natural y vegetaei6n eultivada) y soeioeeon6mieos (distribuei6n de la poblaci6n, infraestruetura eeon6miea y social). La eombinaci6n de esos eriterios determina un esquema homogéneo de oeupaci6n deI suelo, que refleja la organizaci6n eeon6mica y social. a) no permiten cubrir todos los niveles de anaIisis, sobre todo cuando se amplia la escala utilizada; b) no pueden tener en cuenta sistematicamente los aspectos hist6ricos; c) el volumen de datos recopilados se vuelve inexplotable si se pretende un rigor estadfstico absoluto a escala regional. La informaci6n cualitativa parece ser la mas eficaz para poner en evidencia los fen6menos estructurales que nos interesan. Si se busca una buena cobertura espacial y un conocimiento profundo de los diferentes grupos de actores, es mejor que se obtenga informaci6n completa y segura aun cuando proceda de un numero limitado de entrevistas: es preferible la calidad de los datos recogidos que el mas estricto rigor estadistico. Asi pues, la selecci6n de los informantes influye de manera directa sobre la validez de la investigaci6n. Es indispensable abordar una gama de situaciones y comportamientos econ6micos 10 mas diversificada posible para tener acceso al conocimiento muy precisa de los factores de diferenciaci6n. Una etapa necesaria de la investigaci6n consiste en tener en cuenta los casos poco representativos -incluso marginales-, pues éstos aportan abundante informaci6n sobre las condiciones que permi tieron su aparici6n o su permanencia, y por 10 mismo sobre las rupturas que caracterizan las transformaciones deI sistema agrario. Tener en cuenta esos casos y estudiarlos permite también dar la debida importancia a los grupos de poder, poco representativos en la estadfstica pero que seguramente desempefian un papel esencial en el funcionamiento de la sociedad agraria. Lejos de 18 INTRODUCCI6N constituir una muestra aleatoria, la subjetividad del investigador constituye la mejor garantfa de su pertinencia. El papel de ciertos informantes clave es decisivo en la aplicaci6n de las encuestas. Los ancianos son una verdadera mina de informaci6n sobre las transforrnaciones pasadas y presentes deI sistema agrario, utilfsima para formular y afinar hip6tesis. Puede decirse 10 mismo de las personas que circulan frecuentemente por la regi6n 0 que se relacionan con los mercados principales de los alrededores (vendedores ambulantes, tratantes de ganado 0 de caballos, pero también representantes de las instituciones oficiales agrfcolas 0 de crédito). Sin embargo, el numero de las entrevistas debe sertal que permita captar la variabilidad de los resultados econ6micos y situar los extremos en cada grupo de productores identificados con un sistema de producci6n particular. Estos grupos se definen tanto en funci6n de los criterios econ6micos que los productores tratan de optimizar como de su coherencia en la administraci6n de los recursos disponibles. Para confrontar y comprobar esta informaci6n es indispensable recorrer los lugares una y otra vez (situaci6n y distribuci6n de las parcelas, disposici6n de los cultivos, cantidad y pastoreo deI ganado, etc.), consultar archivos (catastros, archivos notariales donde se asientan ventas e hipotecas de tierra 0 de ganado, archivos de la reforma agraria), observar detenidamente las fotografias aéreas y los documentos cartograficos. La abundancia de datos estadfsticos mas 0 menos confiables puede resultar valiosa para fundamentar algunas hip6tesis. No obstante, estas fuentes deben considerarse con cierto cuidado y nunca prevalecer sobre la informaci6n directa ni utilizarse coma base unica para orientar la investigaci6n 0 formular hip6tesis. Este método tiene, evidentemente, limitaciones de fondo. Ante todo porque se basa en una muestra limitada cuya representatividad estadfstica habrfa que evaluar; es un defecto que reduce el alcance de la tipologfa de los productores agrfcolas tal coma se expone en el capftulo sexto. También, y sobre todo, porque implica un cierto empirismo y aborda diversas disciplinas sin garantizar el dominio de sus bases te6ricas y metodol6gicas. Se corre el riesgo seria de dispersarse y caer en tautologfas. Sin duda, este trabajo no esta exento de defectos a pesar deI rigor con que se ha realizado. Ojala que éstos sean mfnimos. 1. LA REVOLUCI6N AGRICOLA CRIOLLA y EL DESARROLLO DE LA PROPIEDAD PRIVADA (1450-1870) "UNA TIERRA para quien no ha nacido en ella es inhabitable y para los nacidos, insufrible".1 Esta reflexi6n de un viajero deI siglo XVII refleja 10 que, por aquel entonces, pensaban los criollos dei altiplano sobre Tierra Caliente. En los primeras decenios de la colonizaci6n se agotaron las dos fuentes de riqueza deI valle regado por eI Balsas en su curso medio: las minas de oro y cobre, y la mana de obra indigena. Por 10 tanto, esta regi6n dej6 de interesar al centro de la Nueva Espafia. Sin embargo, durante la segunda mitad dei siglo XVIII, la zona vio llegar grupos de mestizos expulsados de las extensas llanuras agricolas deI altiplano: al asentarse, esos grupos llevarîan a cabo una verdadera revoluci6n agrîcola apropiandose poco a poco de las tierras de las comunidades indîgenas ya diezmadas por las epidemias. Surge entonces un nuevo sistema agrario, fincado en la propiedad privada de la tierra y en la estrecha vinculaci6n de la ganaderia y la agricultura. A 10 largo deI siglo XIX, este modo de praducci6n fue suplantando los siste mas heredados de la época prehispanica. TIERRA CALIENTE EN EL IMPERIO TARASCO: CENTRO ESTRATÉGICO y ECON6MICO A principios deI siglo XV, mientras los aztecas extendîan su dominio en el valle de México, en las tierras altas de Michoacan se consolidaba un poder polîtico y militar que muy pronto contro16 gran parte dei occidente de México. El hecho de que surgieran dos estados expansionistas pradujo un enfrentamiento que dur6 desde la segunda mitad deI siglo hasta la colonizaci6n espafiola. Las regiones situadas en la vertiente sur deI altiplano fueron escenario de este enfrentamiento: se trataba de zonas ricas en metales preciosos (oro, plata y cobre) que se trabajaban en el altiplano. Era también el paso obligado de las caravanas comerciales que iban desde la Costa Grande deI Pacifico hasta la Meseta Central, y la surtîan de saI, algod6n, cacao, conchas, plumas, etc. Ambos imperios, azteca y tarasco, veîan en la colonizaci6n de esas tierras una condici6n sine qua non para su desarrollo respectivo. A mediados deI siglo XV, mientras los tarascos emprendian la conquista 1 D. Basalenque. 1963, p. 42. 19 20 LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA de la llanura del Balsas y de las serranias que la dominaban, los aztecas hacian 10 mismo en direcci6n de la Sierra Madre deI Sur. El proceso de colonizaci6n se convirti6 pronto en un claro enfrentamiento. Los vestigios de fortificaciones en Temascaltepec, Tlatlaya, Acapetlahuaya y Tetela del Rio, en territorio azteca, y los de Cutzamala, Tlaltichapa, Ajuchitlan, en el lado tarasco, 2 son testimonios deI grado de militarizaci6n que prevalecia en Tierra Caliente. Para los sefiores de Tzintzuntzan, el aumento de la escasa poblaci6n era una de las claves para asegurar la defensa de la zona. Alfinalizar el siglo xv, se llev6 a cabo una ambiciosa politica de poblamiento; en las riberas dei Balsas se establecieron tribus aliadas 0 sometidas al imperio tarasco, provenientes de lugares tan diversos coma el noroeste de Michoacan 0 la costa deI Pacifico. 3 Los documentos de los conquistadores (la Visita de Antonio de Caroajal, la Suma de visitas, y las Relaciones y memorias de la Provincia de Michoacdn) indican que la mayoria'de esos pueblos se asent6 en la llanura deI Balsas, en las tierras de aluvi6n mas profundas y fértiles, mientras que las regiones del norte, de terreno mas accidentado, perrnanecieron relativamente desiertas. Estos asentamientos parecen haber estado constituidos por pueblos y rancherias de respetable tamafio en donde se agrupaba la mayoria de la gente: Nocupétaro, Tuzantla, Guayameo, Coyuca, Pungarabato y los centros militares de Cutzamala y Ajuchitlan, en los que se concentraban entre 10000 y 15 000 soldados con un importante aparato administrativo (D. D. Brandt, 1952). En el imperio tarasco el soberano controlaba la tierra delegando el usufructo a las comunidades y a la nobleza administrativa 0 religiosa. El derecho a ese usufructo estaba condicionado al pago de tributos al Estado. La comunidad, coma responsable colectiva, pagaba el tributo en trabajo yen especie, parte al poder central, parte al poder administrativo local. El reparto de tierras entre las familias se decidia en el nivel de la comunidad y se condicionaba a la explotaci6n efectiva deI suelo. 4 Los tributos que mencionan los conquistadores consistian en algod6n en rama 0 tejido, oro, plata, provisiones de guerra y armas (arcos y flechas, escudos y omamentos guerreros).5 El algod6n, tejido 0 no, encabezaba la lista de mercancias, desde Tierra Calientehasta la costa, tanto en territorios tarascos coma en los dominios aztecas. M. C. Labarthe (1969) 10 considera uno de los motores principales de la expansi6n de los dos imperios hacia D. Brandt, 1952, pp. 57-58. J. Garda Pay6n, 1941. Aunque en el México hispânico no haya existido una verdadera propiedad privada de la tierra, parece que entre la nobleza y aun, en el casa tarasco, entre los agricwtores, existian algunas fonnas de apropiaci6n individual deI suelo (G. Rivera Marin, 1983). 5 Relaci6n de Sirandaro y Guayameo, Relaci6n de Ajuchitldn, Relaci6n de Tuzantla (A. Ochoa y G. Sanchez, 1985), 2 3 4 LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 21 la Costa Grande. La mayoria de los productos se entregaba en forma ya elaborada por los artesanos de los pueblos. Es probable que las minas mas importantes estuvieran bajo el control directo deI Estado. Probablemente fueron explotadas gracias al tributo en trabajo que se exigia a los pueblos vecinos, asi coma al trabajo de los esclavos hechos prisioneros en los combates contra los aztecas. Esto permite comprender por qué en una regi6n que explotaba yacimientos tan ricos no se menciona el tributo de metales, con la (mica excepci6n de la Relaci6n de Ajuchitlan. A la llegada de los espanoles se explotaban en la regi6n no menos de media docena de centros mineros (véase el mapa 1.1). Entre los mas importantes estan las minas y las fundiciones de La Huacana y de Churumuco que producian 270 quintales de cobre al ano, mientras que en los yacimientos de Cochin, cerca de Turicato, trabajaban 90 personas en la extracci6n y la fundici6n de dicho meta1. 6 El sistema neolitico de cultivo de roza y quema y de explotaci6n de las llanuras aluviales A pesar deI interés manifestado por los grandes imperios deI altiplano respecto de Tierra Caliente, la agricultura no parece haber florecido en ella. En particular, en contraste con 10 que se observa en regiones vecinas de Mesoamérica, el riego no pas6 de un estado embrionario (Armillas, 1947). Es posible que la administraci6n central haya preferido orientar sus esfuerzos hacia la movilizaci6n de mano de obra para las minas y a la organizaci6n de sistemas de defensa, mas que a la realizaci6n de obras hidraulicas. La irrigaci6n parece haber estado reducida a superficies pequenas en las que se plantaban huertos y cacaotales. Los textos que dejaron los colonizadores mencionan el cultivo de cacao presente en toda el area. Las zonas de riego deben haber estado controladas directamente por el poder administrativo central (emperador) 0 local (caciques) y cultivadas gracias al tributo en trabajo que debfa proporcionar la poblaci6n agricola. Por otro lado, la existencia de vastas extensiones inundadas y fertilizadas peri6dicamente por las crecientes deI Balsas 0 de sus afluentes, favoreci6 el desarrollo de una agricultura extemporanea, relativamente productiva, que u tilizaba la reserva hidrica de la tierra previamente saturada y permitfa el empleo de la mana de obra agricola durante casi todo el ano. Estas riberas aluviales fueron probablemente 10 primera que se coloniz6 para la agricultura y también 10 que se explot6 con mayor intensidad: los pueblos mas importantes se establecieron cerca de los terrenos donde habla mas riesgo de inundaci6n. En esos terrenos se cultivaba el algod6n cuando 6 V. de Quiroga, 1533, Relaci6n de las minas de cabre, en E. de la Torre· Villar, 1984. MAPA 1.1. Tierra Caliente en el imperio tarasco N .' México-Tenochtitlén _.- Fronteras dei Estado tarasco + Minas de oro , Minas de plata o Minas de cobre X Principales guarniciones 1'... Tu: Tuzantla Transporte de cacao Cu: Cutzamala ~ AIgod6n Pu: Pungarabato j:{ Sai # ~ Productos a1imenticios Metales OCÉANO PAC[FICO i i 30 50 1 70 km Co: Coyuca La H: La Huacana Chu: Churumuco LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 23 bajaba la creciente deI rio, alternandolo con la siembra de otros productos coma el mafz, el frijol, la calabaza. el chile y el tabaco. 7 El cultivo de las tierras previamente inundadas evitaba parte de los riesgos inherentes en la irregularidad de las lluvias y permitfa aprovechar la concentraci6n de fertilidad generada por las crecientes de los rios. Para favorecer la acumulaci6n de aluviones, a veces se construfan muros de contenci6n que bordeaban los arroyos pequenos. Las siembras se realizaban a principios de octubre, cuando se regularizaba el curso de las aguas, sin tener que preparar el terreno ni emplear otro instrumenta que no fuera el azad6n. Como la inundaci6n limitaba las plagas y la proliferaci6n de malas hierbas es probable que el trabajo invertido en la parcela fuera muy reducido. Este sistema de cultivo tenfa muchos riesgos: el de una creciente tardfa que arrastrara la simiente 0, al contrario, el de una interrupci6n temprana del temporal que amenazara la maduraci6n de los sembradios. La cosecha tenia lugar entre los meses de enero y febrero, a mediados de la temporada de secas. La preponderancia que dan los cronistas espanoles a este tipo de explotaci6n deI medio no debe ocultar el hecho de que los cultivos pluviales tuvieran probablemente una importancia mucho mayor de la que se les da en los textos. 8 Fuera del eje deI Balsas, las vertientes y las colinas boscosas en el norte y el centro de la regi6n seguramente se explotaban desde mucho antes de que llegaran los espanoles. Se tratana de una agricultura de roza, tumba y quema y renuevo forestal para la producci6n de alimentos, pero no hay texto que nos permita evaluar la duraci6n de los cultivos y deI renuevo. La Relaci6n de lA Huacana nos habla deI puebla de Churumuco, situado en las margenes deI no; la imagen que ahi se nos da refleja 10 que probablemente era el paisaje agrfcola de Tierra Caliente a principios deI siglo XVI: Trabajan la tierra sin fertilizarla ni deshierbarla porque la inundaci6n deI rio abona toda la tierra, la que es mucha; sobre las elevaciones alejadas de los rios disponen de grandes extensiones de tierra muy llanas sobre las que hay vastos sembradfos de mafz (...] La utilizaci6n que solla hacerse de las margenes humedas de los rios asi coma deI bosque tropical espinoso permitia distribuir el trabajo agrfcola a 10 largo de todo el ano practicamente sin temporadas de descanso; de esta manera, se encadenaban los sembrados de agricultura de temporal en maya y junio, los de las llanuras de aluvi6n en octubre, las dos cosechas Suma de visitas de pueblos, en F. deI Paso y Troncoso, 1905. Cuando se escribieron las Relaciones y memorias (1579), la baja dernografica que padecieron los pueblos indfgenas habla favorecido sin duda la concentraci6n de la actividad agncola en los terrenos mas productivos de las rnargenes de los nos. 7 8 24 LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA en noviembre-diciembre y febrero y, por ultimo, la roza, tumba y quema al final de la temporada de secas, con el fin de prepararse para el siguiente cielo de lluvias. En el marco de este sistema de producci6n, y teniendo en cuenta el nivel de las fuerzas productivas (riego incipiente, escasas herramientas), se puede cifrar la capacidad de trabajo en una hectarea por hombre en tiempo de lluvias y la mismo en las llanuras humedas cuando se retiraba la creciente. Si se considera un rendimiento de 700 kilogramos de maiz por hectârea en un ana normal, un jefe de familia podia producir alrededor de 1.2 toneladas de cereal al ana, ademas deI algod6n que pagaba camo tributa. Si se estima el consuma anual per capita en 200 kilogramos y se considera la necesidad de renovar la reserva de simiente, esta permite mantener de cinco a seis personas anualmente. Las evaluaciones que se han hecho sobre el numero de miembros de las familias indigenas en el centro de México antes de la colonizaci6n espanola nos hablan de un promedio de 4.5 personas (Borah y Cook, 1963). Por consiguiente, es poco probable que el escaso excedente agricola a nivel regional haya permitido el mantenimiento de un aparato administrativo y militar tan importante (par 10 menas 15 000 personas). Par ello, el Estado tenia que recurrir a la importaci6n de cereales del altiplano (véase la figura 1.1). Las relaciones de intercambio Sin duda el intercambio con el centro dei imperio fue muy intenso: la densidad de poblaciones importantes, la protecci6n militar de la que gozaban y su situaci6n geografica entre el altiplano y la costa de Zacatula, hacian de Tierra Caliente el paso preferido de las caravanas de mercaderes. La saI y el cacao llegaban desde la costa hasta la regi6n del curso media del Balsas y de ahi salfan hacia las grandes ciudades tarascas de la meseta (Tzintzuntzan, Zacapu), junto con el algod6n y los metales que se produdan en la regi6n. Las frutas y legumbres cosechadas en las llanuras de aluvi6n en la época de sequia aumentaban el volumen deI comercio (Lecoin, 1988). En sentido inversa, es probable que las caravanas procedentes deI altiplana se utilizaran para importar el maiz yel frijol y surtir asi a la burocracia que la poblaci6n de Tierra Caliente no podia mantener sin ayuda foranea. Hay otros elementos en las Relaciones... y en la Suma de visitas que confirman la existencia de amplios caminos a través de Tierra Caliente. Por ejemplo, se sabe que se construian muchas balsas para poder cruzar el rio en cualquier estaci6n, ineluso durante las crecientes estivales. El puebla de Cuseo debia su nombre a las calabazas gigantes (bules) que se FIGURA 1.1. Explotaci6n del entomo en Tierra Caliente a principios del siglo XVI Monte talar Cultivos sobre monte quemado: maiz, frijol y calabaza . .- - - - - - - - - - Canal de riego Cacahual Cultivos menguantes: algodôn-a1imentos basicoslegumbres LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 26 producian en grandes cantidades y se utilizaban coma flotadores en las embarcaciones. 9 Es probable que Tierra Caliente haya sido el centro de una intensa actividad politica y econ6mica a 10 largo de los 60 afios anteriores a la colonizaci6n espafiola. Su situacian coma centro de abasto y lugar de paso esencial para el Estado tarasco convirti6 a esta regi6n en pieza fundamental para la estrategia de su confrontaci6n con el imperio azteca y por 10 mismo en objeto de ambiciones y de una inmigraci6n importante. Sin embargo, todo este pasado naufragarfa en el olvido a raiz de la gran crisis demografica deI siglo XVI y de los tres siglos y medio siguientes de relativa marginaci6n. LA ECONOMÎA DEL SAQUEO y LA CATAsTROFE DEMOGRÂFICA En sus inicios, el suefio dorado de los conquistadores se orienta hacia la vertiente sur deI altiplano donde estaban las principales minas de los imperios deI centro. Como bien 10 indica Chevalier (1976), "las minas son nervio impulsor de la colonizaci6n, y donde no las hay la colonizaci6n se estanca". El sureste de Michoacan no fue la excepci6n: durante 40 afios la economia se orient6 exclusivamente a la explotaci6n de los yacimientos de metales y de la mana de obra. Se dividi61a regi6n en cuatro encomiendas: Turicato, Cuitzeo, Pungarabato y Coyuca. El conquistador que recibia la encomienda se aprovechaba deI tributo y de los servicios de la poblaci6n indigena a cambio de la administraci6n y la evangelizaci6n. Para los beneficiarios la encomienda se convertiria en un instrumenta perfectamente adaptado a la economia deI saqueo que se iniciaba. Hasta 1550, la economia de lajoven colonia gir6 esencialmente alrededor de una media docena de centros mineros. Los principales, Taxco, Sultepec y Temascaltepec distaban de Tierra Caliente entre 50 y 100 kil6metros. De hecho, la regi6n queda inscrita en un triangulo definido por las minas de Tlalpujahua, Sultepec y Temascaltepec, y Espiritu Santo, esta ultima situada en el centra mismo de la encomienda de Cuitzeo. Eso la convertia en un lugar privilegiado para el abastecimiento de viveres y sobre todo de mana de obra, necesarios para la explotaci6n minera. A partir de 1525 se organiz61a deportaci6n de esclavos y de gente que tenia que pagar tributo con su trabajo. Los encomenderos se encargaban de suministrar mana de obra, a cambio de retribuciones, a las minas de Temascaltepec, SuItepec, Taxco y Tlalpujahua, asi coma a las plantaciones de cacao de la costa, esta es, a cualquier parte en donde la economia colonial generara fuerte demanda de mana de obra. Esta prâctica prosigui6 mucho después 9 Relaci6n de Cuseo, en A. Ochoa y G. Sanchez, 1985. LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 27 de la abolici6n de la esclavitud de los indios y la desaparici6n de las encomiendas, hasta muy avanzado el siglo XVII, pero se hacfa mediante los "repartos" obligatorios de los trabajadores en las propiedades espanolas. 1o Pero la edad de oro de la encomienda en Tierra Caliente no dur6 mas de cuatro decenios. Durante la segunda mitad deI siglo XVI, el agotamiento progresivo de los yacimientos locales de oro y plata, y sobre todo el de la mana de obra indfgena, desviaron los intereses y los capitales hacia el norte de la NuevaEspana, alaGranChichimecadonde, entre 1545 y 1565, fueron descubiertos gigantescos yacimientos de plata (Zacatecas, Pachuca, Sombrerete, Guanajuato). Desde 1580, las minas de Espfritu Santo s610 empleaban a dos espanoles y a unos 50 indfgenas, y en 1605 unicamente quedaban 13 tributarios.1 1 El origen de este abandono fueron las epidemias que hacia finales deI sigle XVI devastaron la regi6n y agotaron su reserva de mana de obra. La catdstrofe demografica La historia de México durante el primer siglo de la colonizaci6n se caracteriza por una crisis demogrâfica profunda. Borah y Cook evaluan el descense de la poblaci6n hasta en 23% desde el primer decenio de la colonizaci6nY Pero la baja mas importante en la poblaci6n indfgena se produjo a partir de 1540, por la serie ininterrumpida de epidemias que devastaron el centro de la Nueva Espafiaen 1545,1553,1564,1576-1580, 1588y 1595. Las Relaciones y memorias, escritas en 1580, nos dan una idea de sus efectos en el sureste de Michoacan. Se sabe, en particular, que la poblaci6n de Ajuchitlân se redujo en una tercera parte entre 1560 y 1580 Y que en esa fecha "ya no habfa ancianos" .13 Por 10 tanto, la mitad de la poblaci6n de Michoacân desapareci6 entre 1547 y 1580. A los efectos de las epidemias hay que agregar los de los desplazamientos de la poblaci6n, voluntarios 0 no, que parecen haber sido particularmente importantes en Tierra Caliente. Las extracciones de manode obra por parte de los encomenderos resultarfan a menudo definitivas: (...] Pedro de Meneses a tenido muchas granjas de ganada los quales le guardaban los indias deI puebla de Coyuca y par sacar los dichas yndios de tierra fria a tierra caliente se morian los dichos yndios de los que ansi obraba e ansi mismo se ha muerto muchas yndios por haber andado en las minas de plata, aro, cabre. 14 Véase C. Morin, 1979, p. 3I. M. O. de Mendizabal, 1939, pp. 306 Yss. E. de la Torre Villar. 1984, pp. 141-142. Citados por S. Navarrete, 1988, p. 112. N. Percheron, 1988, pp. 140y 14S. 14 "Proceso de Pedro Meneses". encomendero de Coyuca, en N. Percheron, 1988, p.lSI. 10 11 12 13 28 LA REVOLUCI6N CRlOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA Esas exacciones pueden haber motivado la huida de numerosos habitantes de Coyuca y de otros pueblos hacia el altipIano, coma de hecho manifiesta en su hip6tesis Navarrete (1988), 0 los fen6menos de "nomadismo" mencionados en la Relaci6n de Ajuchitldn. Enseguida, la polftica de "congregaciones", empresa de fines deI siglo XVI para facilitar la evangelizaci6n y el control administrativo de las poblaciones,15 aument6 atm mas el efecto de las epidemias y de las extracciones de mano de obra. Se puede calcular que en total la baja demografica afect6 por 10 menos a 90% de la poblaci6n en ambas margenes deI Balsas. Esta cifra se situa en la media de la baja calculada por Cook y Simpson (1948) para todo el centro de México: Il millones de habitantes en 1519 y poco mas de 1 500000 alrededor de 1650. 16 Ademas, todos los documentos concuerdan en que las zonas bajas y costeras fueron mas duramente afectadas que el altipIano (cuadro Ll). Con una densidad de poblaci6n que oscilaba entre 0.4 y 0.5 habitantes por kil6metro cuadrado durante la primera mitad deI siglo XVII, el sureste de Michoacan no podia despertar las ambiciones de una poblaci6n blanca que mas bien buscaba brazos que tierras. La Tierra Caliente constituia, a mediados deI siglo XVII, un semidesierto humano, sin recursos mineros de interés ni tampoco suficiente agua 0 buenas tierras para justificar inversiones de capital. No disponia de ningun elemento susceptible de compensar el atractivo ejercido por los grandes centros econ6micos de la Colonia. Un lugar marginal en la geografia econ6mica de la Nueva Espafia Durante los siglos XVI y XVII, Tierra Caliente permaneci6 al margen de la dinamica de la colonizaci6n criolla. A partir de 1570-1580, las vastas y fértiles planicies deI Bajio y de los valles de México, Toluca y Valladolid monopolizaron el interés de los agricultores espafioles y mestizos. A diferencia de las estepas deI norte de la Nueva Espafia, la regi6n no conoci6 la invasi6n de las vacas y los borregos de los conquistadores: hacia fines deI siglo XVI, el regidor de Ajuchitlan deploraba la ausencia de ganaderos en tan abundantes pastizales. 17 Mientras las concesiones de tierras hechas por la administraci6n a los colonos durante el siglo XVI representaban 755000 hectareas en la parte deI altipIano desde la que se domina Tierra Caliente (con una superficie total de 20 000 kil6metros cuadrados) y mas de 850 000 hectareas en el Bajio, apenas superaban en 95 000 hectareas 15 Las "congregaciones" lralaban de reunir a Ioda la poblaci6n de una comunidad indigena, a menu do dispersa en multiples rancherias a 10 largo deI terrilorio comunal, en un solo pueblo 0 cenlro poblacional alrededor de la iglesia y su cacique. 16 Cilados por Borah, 1975, p. 17. 17 Relaci6n de Ajuchitlan (A. Ochoa y G. Sanchez, 1985). LA REVÛLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA CUADRÛ Ario 1520 1540 1580 1605 1632 1746 1760 1765 1770 1790 1822 1860 1870 FUENTE: 29 LI. Evoluci6n demografica de Tierra Caliente en las margenes del Balsas entre 1520 y 1870 Poblaci6n ribera izquierda (Guerrero) 30 000 22 500 9100 4100 3000 Poblaci6n dei sureste de Michoacân Llanura aluvial 15 000 4500-5000 1 800 (?) 1400 2830 Faldas de la sierra Total 5 000 20 000 750 400 2150 3230 7755 16050 20600 (?) 34300 (?) 39800 (?) 3125 4050 4830 6700 12000 (?) 15600(?) 1835 1720 3100 1250 6400 (?) 6715 4960 5770 7930 7950 18400 (?) 22 315 Apéndice 1. a toda la regi6n situada entre el aItiplano y la Costa Grande, es decir, mas de 25 000 kil6metros cuadrados (Borah, 1975). El desarrollo de los latifundios cerealeros 0 caneros que surgieron en el siglo XVII en los grandes valles deI aItiplano (México, Chalco, Puebla, Toluca), en el Bajfo 0 sobre los balcones que dominan Tierra Caliente (plantaciones caneras de Zitacuaro, TuzantIa 0 Tacambaro), no afect6 a la regi6n deI curso medio deI Balsas. Su situaci6n excéntrica, demasiado alejada de los centros de consumo, la imposibiIidad de irrigar grandes superficies y, sobre todo, la escasez cr6nica de mana de obra, disuadieron hasta principios deI siglo XVIII a los colonos y a los capitales. De hecho, pareciera que durante los dos primeros siglos de la Colonia la economfa agrfcola local casi se limit6 al sector indfgena. El patrimonio de tierras de las comunidades indfgenas habfa sido relativamente respetado. Aunque desde el siglo XVII se comprueban algunas ventas y rentas de tierras (Sanchez y Pérez, 1989), la mayorfa de las comunidades indfgenas disponfan de extensiones muy grandes pero carecfan de gente para explotarlas: 48 300 hectareas para la comunidad de Purungueo, 19 300 hectâreas para las 13 familias de la comunidad de Caracuaro en 1757, mas de 19 000 hectareas alrededor deI pueblo de Acuyo en 30 LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 1709 Y cerca de 30 000 hectareas para la comunidad de Cuitzeo compuesta por 156 familias hacia 1750. 18 Por otra parte, estos pueblos conservaban el control de las mejores tierras en la planicie dei Balsas y en las margenes de los principales rios. La actividad agricola se concentraba en las cercanias de las riberas de los rios, y los cultivos de aluvi6n (se alternaba el maiz con el algod6n) constitufan la principal forma de explotaci6n dei medio, probablemente con técnicas poco evolucionadas en relaci6n con las técnicas prehispanicas. El unico cultivo de la zona con valor comercial era el algod6n, que se convirti6 en un elemento crucial de los sistemas indigenas de producci6n. Durante la Colonia, el grueso de la producci6n algodonera, que exigfa mucha mana de obra, Eue asignada a las comunidades indigenas. Por el contrario, su comercializaci6n parece haber beneficiado cada vez menos a los productores: durante el siglo XVIII permaneci6 totalmente controlada por un pequefio numero de comerciantes mestizos que residian en Valladolid 0 en Pâtzcuaro (Morin, 1979). En 10 que se refiere al maiz y a los demâs productos alimenticios, no Eue sino en ocasiones excepcionales, durante las grandes crisis de producci6n agricola, cuando los campesinos indigenas de Tierra Caliente tuvieron acceso a los mercados urbanos dei altiplano. Fuera dei comercio dei algod6n, las corrientes de intercambio que se desarrollaron durante la época prehispanica, cayeron en desuso durante el siglo XVII. La desaparici6n dei poder politico de Tzintzuntzan y la concentraci6n de la actividad comercial de la Colonia alrededor de la ciudad de México y hacia la costa dei Golfo marginaron la ruta que unia la meseta tarasca con la costa dei Padfico pasando por el area del curso medio dei Balsas. La conquista de las Filipinas, el auge de la ruta Acapulco-México para los intercambios entre el altiplano y la costa, donde se produda cacao y se recibian las mercancfas asiâticas, aceleraron la decadencia de Tierra Caliente. Los comerciantes espanoles 0 mestizos s610 incursionaban rara y esporâdicamente por Tierra Caliente. Durante cerca de 200 afios, la unica menci6n que se hace de esos comerciantes se refiere a los compradores de algod6n y a quienes venian a buscar cascalote (corteza de una leguminosa, Caesalpina cacalaco, que tiene grandes concentraciones de taninos) para la teneria y la tintura de pieles, que la metr6poli y las minas c6nsumian en grandes cantidades (Morin, 1979). La regi6n de Huetamo y Zirândaro interesaba tan poco a los comerciantes que ni siquiera tuvo lugar la practica de los "repartos" comerciales, casa unico en toda la di6cesis de Michoacan, que se extendia desde San Luis Potosf hasta la costa dei Padfico. 19 18 Seg(in G. Sanchez y R. A. Pérez (1989) y el mapa de "composici6n" de tierras aûn en poder de la comunidad de Cuitzeo. 19 C. Morin, 1979, p. 175. El "repartimiento" comercial era una asociaci6n entre un LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPlEDAD PRNADA 31 Por otro lado, todo parece indicar que la integraci6n de las poblaciones de Tierra Caliente a los circuitos monetarios y de trabajo asalariado de la Colonia fue muy rapida. A partir de 1580, el regidor de Ajuchitlan escribia: [...] los yndios acuden a la costa de Sacatula a trabajar algunos dfas, para ganar algun dinero, y cocos que traen de alla, que es tierra dello, y llevan chile y pepita y gallinas y jicaras y mantas de algodon y otras cosas; y a Mechuacan Bevan algodon a vender; y van a trabajar a las minas de Sultepeque [. .. ]20 Mas atm que la esclavitud y los repartimientos que vinieron después, la imposici6n de tributos en especie fue determinante en estos movimientos. Las migraciones voluntarias en busca de trabajo asalariado cubrian grandes distancias, hacia el Bajio, en pleno desarrollo, 0 hasta las minas de plata, mas al norte. 21 LA INMIGRACI6N CRIOLLA y LA FORMACI6N DE LA PROPIEDAD PRNADA En 1632, en todo el territorio que se extiende desde el pie dei alti piano hasta la ribera michoacana dei Balsas vivian apenas unas 15 familias espafiolas 22 y, por esa misma época, se calcula que la poblaci6n no indîgena se elevaba a unas 200 personas (véase el cuadro 1.2). Después de la decadencia minera que conoci6 la regi6n dei curso medio dei Balsas a fines dei sigle XVI, la ganaderia extensiva de bovinos se habia convertido en el principal recurso de ese grupo. Desde los primeros afios de la colonizaci6n se habîan promulgado leyes que daban a los ganaderos derechos de pastoreo en las tierras de las comunidades indigenas una vez que se habian levantado las cosechas. Posteriormente, la administraci6n colonial instaur6 derechos exclusivos de pastura, las estancias de ganado, que contribuirian a volver sedentarios a los hatos de ganado, pero sin constituirun derecho de propiedad para el beneficiario. En 1632 existfan nueve haciendas en la regi6n sin que sea posible saber si los terrenos eran tenidos en propiedad 0 en usufructo (L6pez Lara, 1973). Se encontraban en las faldas de la sierra, cerca de las cuencas azucareras de Tuzantla y de Turicato, 0 en los aledafios de las minas de Espiritu Santo. Habia aproximadamente 15000 bovinos, 0 sea siete veces mas que la poblaci6n humana establecida en Tierra Caliente; pero con una densidad de magistrado local y un comerciante, por la cual el funcionario garantizaba el virtual monopolio de la explotaci6n comerciaJ en una circunscripci6n dada, a cambio de una participaci6n en los beneficios. 20 ReÙlci6n de Ajuchitù:fn (A. Ochoa y G. Sanchez, 1985). 21 Véase C. Morin, 1979, pp. 29-32. 22 Segûn los documentos publicados por R. L6pez Lara, 1973. 32 LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA CUADRO 1.2. Aumento de la poblaci6n "de raz6n" en el sureste de Michoactin entre 1580 y 1765 Tierra Calienle de Michoacan Arlo 1580 1630 1745 1765 FUENTE: Ribera izquierda 30 220 1250 1440 Llanura aluvial 60 150 840 1 180 Faldas de la sierra 20 50 300 (?) 1 270 Total 110 440 2400 3900 Apéndice 1. 0.025 animales por hectarea, la regi6n seguia muy atrasada en comparaci6n con las tierras vecinas de Temascaltepec 0 de Tacambaro. Sin embargo, los documentos publicados por L6pez Lara ponen en evidencia la existencia de verdaderos "sefJ.ores de ganado" a partir de esa época, coma J. Madaleno y las familias Maldonado 0 Bravo, beneficiarios de varias estancias. Tres personas reunirian mas de 12 000 cabezas de ganado dispersas en ambas margenes dei Balsas. Seria aventurado atribuir a esos propietarios de ganado el origen de los latifundios en la regi6n. Pero se sabe con certeza que al menos una de dichas estancias, la de Cutzian, en donde ya habia unos 7 000 bovinos, es el origen de 10 que se volvi6 durante mas de 230 afJ.os ellatifundio mas importante de Tierra Caliente. La poblaci6n criolla deI curso medio deI Balsas se acrecentaria considerablemente d urante la segunda mitad dei siglo XVIII, cuando comenzaron las corrientes migratorias dirigidas hacia la vertiente sur deI altiplano y hacia las tierras que habian sido abandonadas por las comunidades indigenas. El empuje de la "gente de raz6n"23 Durante el siglo XVIII, la Nueva EspafJ.a conoci6 una fase de expansi6n econ6mica prolongada. El desarrollo demografico y agricola que se produjo en el altipIano en esa época se tradujo en la ocupaci6n de las tierras por la elevaci6n general de las superficies sembradas y el aumento dei costa deI arriendo en las grandes regiones agricolas. En el Bajio, convertido en el granero deI pais (véase el mapa 1.2), este fen6meno tuvo dos consecuencias sobre la dinamica de la poblaci6n humana y animal: por un lado, una 23 Este término desde el tiempo colonial y a veces todavfa hoy, designa a la poblaci6n blanca 0 mestiza, en oposici6n a la indfgena "privada de juicio". MAPA 1.2. Intercambios comerciales y migraci6n mestiza en el siglo XVUl tp zacalecas ""'-1000- m 0 N ••• San Luis Potosl Curva de los 1000 m Zonas caneras m Centros mineros "1{, , Cuero y ganado AIgod6n Migraciones humanas 1 i i a la 20 Valladolid i 50 1 70 km mo Tlalpujahua México Patzcuaro Rio Balsas 0 34 LA REVOLUCIÔN CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA parte de los arrendatarios y aparceros habfa sido expulsada de la periferia de los latifundios eerealeros y debfa buscar mas hacia el sur los medios para sobrevivir; por otra parte, la ocupaci6n de los agostaderos por los cultivos obligaba a los ganaderos a buscar pasturas fuera deI Bajfo y a desplazar a sus rebanos a distancias cada vez mas largas.24 "Asf, cada ano, cientos de mulatos bajaban hacia Huetamo para recoger miel silvestre, sembrar mafz 0 conducir a los animales de los grandes ganaderos [...] luego regresaban a la sierra cpn mujeres, nifios y animales; en 1743, por ejemplo, fueron contados 436 adultos y 492 nifios."25 Los rebafios de las haciendas deI Bajfo pennanecfan dmante la temporada de lluvias en los pastizales de las comunidades indfgenas antes de regresarlos a los terrenos ya cubiertos de rastrojo de las haciendas eerealeras en donde la cosecha habfa sido levantada. Asf, el desarrollo cerealero dei Bajfo y de otros grandes valles dei altiplano central (Valladolid-Cuitzeo, Toluca) se tradujo en un doble fen6meno de expulsi6n de pequefios arrendatarios y aparceros y de ganado hacia las regiones periféricas. En esa época s610 vivfan en Tierra Caliente unas 150 familias que no eran indigenas. 26 Pero la cifra se acrecent6 râpidamente con la llegada dei ganado y dei pueblo mestizo. En el cuadro 1.1 se puede observar que entre 1745 y 1790 la poblaci6n aument6 150%. La parroquia de Huetamo registr6 en esa época una tasa de crecimiento anual de la poblaci6n de 2.11% y el pueblo de Cutzamala duplic6 su poblaci6n en 10 afios (Morin, 1979). Este incremento s610 puede explicarse por el fuerte excedente migratorio. A 10 largo dei sigle XVIII la poblaci6n "de raz6n" se decuplic6, mientras que la poblaci6n indfgena se estanc6 0 aument6 con lentitud: a partir de 1765 el numero de mestizos se igual6 con el numero de indfgenas y 10 super6 con creees durante los afios siguientes. Morin situa el mayor crecimiento entre 1760 y 1780, cuando la presi6n sobre los recursos agrfcolas del altiplano y deI Bajfo alcanz6 su punto mas alto, antes de la crisis y la hambruna de los afios 1785-1786. Es probable que éstas hayan acelerado la expulsi6n hacia las tierras "virgenes" de la zona deI curso medio deI Balsas (véanse el cuadro 1.2 y la grafica 1.1). Este aumento de 150% en medio sigle acarre6 una alteraci6n seria de los esquemas de poblamiento y la aparici6n de una estructura de explotaci6n dei suelo, de una organizaci6n social y de una cultura enteramente nuevas: la deI rancho y de la hacienda, esta es, la de la propiedad privada. 27 24 Véase H. Cochet (1991) a prop6sito de los mecanismos de expulsi6n de los pequeiios aparceros y arrendatarios mestizos de las propiedades cerealeras y su asentamiento 'en los bordes deI altiplano. 25 C. Morin, 1979, p. 37. 26 Seg(Jn A. Villasei'lory sanchez, 1748, pp. 66-68. 27 Los términos hacienda y rancho han tenido diferentes significados a 10 largo de la historia. Si originalmente hacienda se usaba para nombrar cualquier clase de bien 0 riqueza, LA REVOLUCIÔN CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 35 GRAFICA 1.1. Evoluci6n demograftea en el sureste de Michoacan entre 1580 y 1790 ElectiYos 20000 18000 16000 14000 12000 10000 8000 6000 4000 2000 0 1520 1560 1635 1690 1745 1790 FUENTES: Cuadros 1.1 y 1.2. La fonnaci6n de la propiedad privada Dos documentos invaluables28 permiten detenninar con relativa precisi6n el aumento de la "gente de raz6n" y su asentamiento regional alrededor de 1765. El fen6meno mas importante fue el incremento considerable de la poblaci6n en las faldas deI Eje Neovolcânico, zona que hasta entonces habfa permanecido relativamente desierta: se cuadruplic6 entre 1745 y 1765 Y creci6 70% durante los 20 afios siguientes. Este crecimiento se debi6 a la expansi6n de las cuencas azucareras en la segunda mitad deI siglo XVIII para responder al incremento general de la demanda en la Nueva Espafia. Gracias a los capitales de hombres de negocios de Valladolid 0 de Patzpoco a poco se emple6 tan s610 para denominar allatifundio rural. En este sentido se utilizarâ en este trabajo. El significado de la palabra rancho es mucho mas variable. Inseparable de la sociedad rural mexicana, se emplea tanto para describir propiedades generalmente medianas, pero que pueden comprender miles de heclâreas, especializadas en ganaderia. as! camo para nombrar localidades 0 pueblos pequenos a menudo con un sentido peyorativo. Esta imprecisi6n aparece en los documentos y a veces no pennite diferenciar los lugares de asentamiento de arrendatarios 0 medieros mestizos de las propiedades privadas en vfas de fonnaci6n. 281. Gonzâlez, 1985, y O. Mazin, 1986. LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 36 cuaro se formaron numerosas propiedades a partir de 1750, donde comienzan las vertientes deI altiplano hacia la zona deI Pacifico (Sanchez y Pérez, 1989). A pesar de su relieve accidentado la vertiente presentaba algunas ventajas para el desarrollo de las plantaciones azucareras, ventajas de las que carecfa la llanura del Balsas. Un clima mas fresco, suelos profundos y bien irrigados en el fondo de los valles constituian las condiciones ideales para la cafta. Parece haber habido cierta desproporci6n entre 10 extenso de las propiedades y su producci6n, pero esta se explica por la necesidad de dominar una cuenca 10 suficientemente grande coma para poder controlar el abastecimiento de agua y asegurar asi durante todo el ano el riego de las plantaciones de cana. Hacia 1760 estos latifundios habian alcanzado una superficie considerable: 10 600 hectâreas, en el caso de la hacienda de San Antonio-Las Huertas; 3 500, las propiedades de la familia Guedea; 5300, la hacienda de Canario. 29 De este total, teniendo en cuenta los volumenes de azucar que se produjeron, es probable que no se hayan cultivado mas de 400 hectareas de cana. Asi, en esas ocho 0 nueve propiedades azucareras, al pie deI altiplano, se concentr6 una gran parte de la poblaci6n inmigrante: 480 personas en 1765, 800 en 1770, 1 300 en 1795. Su desarrollo fue paralelo al de la producci6n azucarera, que tan s610 en la hacienda de San Antonio pas6 de 12.4 toneladas en 1755 a casi 85 en 1785. 30 El florecimiento de la actividad azucarera en el norte de la regi6n no debe hacer olvidar el gran auge de la ganaderia en toda Tierra Caliente, incluso en las haciendas caneras. En esta época se desarrollaron grandes rebanos en las tierras baldias que habian abandonado las comunidades indfgenas: al ganado trashumante vina a anadirse el de los grandes propietarios locales y también el de una multitud de pequeiios ganaderos en busca de pastizales. En 1782 la hacienda de San Antonio herr6 840 becerros, 10 que correspondfa aproximadamente a una poblaci6n bovina de 4 500 cabezas. En la misma época, la hacienda de Cutzian alcanzaba una extensi6n de casi 60 000 hectâreas pobladas por 700 personas y 10 000 cabezas de ganado. 31 Indudablemente, donde se puede medir mejor el desarrollo de la cria de ganado a nivel regional es en la aparici6n y multiplicaci6n de los ranchos y haciendas en la periferia de los pueblos indigenas. Muchos pequeiios ganaderos mestizos se asentaron en esta regi6n en la segunda mitad deI siglo XVIII: compraron 0 rentaron tierras a las diezmadas comunidades indigenas que ya no alcanzaban a cultivarlas. No hubo obstaculo ni barrera que impidiese el paso deI ganado: bastaba conseguir el derecho de asenta29 30 31 Segun Sanchez y Pérez, 1989, pp. 54-55. Ibid., pp. 56, 61-62 Y70. Ibid., pp. 53-54 Y61. LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 37 miento en la periferia de una de estas comunidades indigenas para tener acceso de facto a los pastizales comunales. A condici6n de evitar que los animales entraran a las parcelas cultivadas por los indigenas, el ganado podia pacer libremente y requeria un minimo de cuidados. Los pastos naturales eran el unico forraje, y un solo vaquero podia pastorear un hato de 150 0 200 bovinos. Para los mestizos sin grandes recursos, expulsados de las haciendas deI altipIano en las que se les negaba espacio, la propiedad de unas cuantas cabezas de ganado representaba el acceso a una verdadera renta de situaci6n en un espado casi ilimitado. En 1765, en las tierras de las comunidades de Zirândaro y de Cuitzeo y sus alrededores se hallaban censados 34 ranchos ocupados por 138 familias "de raz6n" (véase el mapa 1.3); habia 65 en los terrenos de la comunidad de Purungueo y otros tantos en las cercanias deI pueblo de Tiquicheo. 32 En las tierras de los pueblos de Carâcuaro y Acuyo vivian 37 familias mestizas arrendatarias repartidas en siete ranchos. 33 En 60 0 70 lugares vivian asi 305 familias. Se trataba de familias pequefias y el numero importante de solteros parece sustentar la tesis de una ola migratoria proveniente de las regiones donde la presi6n sobre la tierra empujaba a muchos segundones a emprender el éxodo. Este flujo migratorio se estabiliza a finales del siglo XVIII: la estadistica recopilada por Martfnez de Lejarza en 1822 sefiala solamente un escaso crecimiento en el numero de ranchos y haciendas que entonces eran 80 en todo el sureste de Michoacân. Por el contrario, el proceso de fonnaci6n de ranchos vuelve a recuperar su auge en los afios siguientes. En 1848 se mencionan 309 ranchos y hadendas 34 en el distrito de Huetamo, que comprendia las jurisdicciones de Pungarabato, Coyuca, Zirândaro y Guayameo. Este dato elevaria el numero de propiedades privadas, contando s610 la ribera derecha deI Balsas, a mas de 160, mas deI doble que 30 afios antes. La inmigraci6n mestiza y el auge de las plantaciones cafieras afectaron de manera desigual a las comunidades indigenas. Las que estaban situadas al pie deI altiplano 10 resintieron mucho mas en la medida en que una parte de sus tierras era propicia para el cultivo de cafia. Es el casa deI pueblo de Nocupétaro, cuyos terrenos se redujeron a 4 600 hectareas desde 1757,0 el de Acuyo, cuyas propiedades fueron mutiladas en 12 300 hectâreas en menos de medio siglO. 35 El incremento de la carga fiscal de las poblaciones indigenas, en la segunda mitad deI siglo XVIII, pudo propiciar algunas ventas de tierras. Probablemente mas que las ventas 0 los despojos abundaron los contratos de arrendamiento con los ganaderos. Las rancherias forma32 Sanchez y Pérez, 1989, pp. 136 Y 137; O. Mazin, 1986, pp. 413-426, 430 Y435. 33 I. GonzâJez, 1985, pp. 141-142. 34 ''Productos de las rentas de erario general dei estado de Michoacân", Boletfn de Geograffa y Estadfstù:a de la Republica Mexù:ana, México, num. 7, 1849. 35 Sanchez y Pérez, 1989, pp. 50 Y55. MAPA 1.3. La parroquia de Cuitzeo en 1765 CUITZEO FuENTE: I. Sanchez Go, 1985. po 1380 LA REVOLUCIÔN CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 39 das por los arrendatarios se mwtiplicaron en la periferia de los terrenos comunales y a veces muy cerca de los pueblos. Esos arrendamientos podian alcanzar superficies de varios miles de hectâreas, como fue el casa del contrato celebrado entre las comunidades de Caracuaro y Acuyo con Manuel Amirola, quien después asent6 a 37 familias de medieros y vaqueros en esas tierras (1. Gonzalez, 1985). UN NUEVO SISTEMA AGRARIO Con la migraci6n mestiza se produjo una verdadera revoluci6n agricola en Tierra Caliente. La "gente de raz6n" aport6 nuevos medios de producci6n y sobre todo ganado, que se convertiria en la clave de la expansi6n en detrimento de las comunidades indigenas. El uso de la tracci6n animal (arado, yuntas de bueyes) les permiti6 acrecentar sensiblemente la productividad. Mientras el sistema de cwtivo por medio de roza, tumba y quema limitaba la superficie cultivable a una 0 dos hectâreas por trabajador, los nuevos métodos en los valles permitieron triplicar dicha superficie. El barbecho de las parcelas y las transferencias de fertilidad ligadas a los movimientos deI ganado permitieron a los recién llegados asentarse definitivamente y echar a andar un sistema de cultivo permanente que ya no necesitaba ni de la creciente anual deI rio ni de los renuevos forestales. Asi se estableci6 paulatinamente un derecho de uso exclusivo y fijo sobre la tierra cultivada, esto es, la apropiaci6n privada del suelo. El sistema de producci6n que se desarro1l6 en los ranchos y haciendas se caracteriza también por la mana de obra cautiva. Los "arrimados" eran campesinos sin tierra, 0 muy endeudados, que encontraban ahf la seguridad alimentaria y los medios de producci6n que les faltaban. La mayor parte de las veces se asentaron coma medieros, recibiendo una parcela y animales para el trabajo, asi coma una dotaci6n de semillas y algo de capital a cambio de la mitad de la cosecha. Es probable que este "enganche" desempefiara un papel decisivo en el compromiso deI arrimado; se le deducia de la mitad de la cosecha a la que tenia derecho. Una minorfa de ellos, duefios de su propia yunta, tenfa acceso a la tierra sin mas compromiso que rembolsar el adelanto que le habia hecho el propietario. A otros se les encargaba la ordefia de algunas vacas y la elaboraci6n de quesos con los que se quedaba el propietario. Al generalizarse las relaciones de medieria, las haciendas pudieron acrecentar su superficie cerealera y adquirir un poder considerable gracias al manejo de las reservas de grano. A partir de 1782, los dos latifundios mas grandes de la regi6n, Cutzian y San Antonio-Las Huertas, controlaron mas de 70% de la cosecha de mafz de la parroquia de Carâcuaro (1. Gon- 40 LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA zâlez, 1985). Eso les permiti6 captar abundante mana de obra en los periodos de escasez de alimentos 0 en los tiempos de crisis que peri6dicamente asolaban la regi6n. 36 Con frecuencia las grandes propiedades se organizaban alrededor de un nucleo bien irrigado y plantado de cana que ocupaba las mejores tierras. En general, la extensi6n de esas plantaciones no pasaba de ser de unas cuantas hectâreas, aun cuando algunas propiedades, coma la de San Antonio, llegaban a cosechar anualmente 70 u 80 hectareas de cana. Las plantaciones azucareras fueron el lugar privilegiado para la difusi6n de las técnicas importadas por los espanoles: yunta, arado, rotaci6n de cultivos, aportaci6n de fertilizantes provenientes deI estiércol recogido en las majadas. Las tierras labradas por los medieros formaban una especie de cintur6n en toma a la plantaci6n canera. Se dedicaban exclusivamente a la producci6n de mafz, frijol y calabaza. Este sistema tenfa dos ventajas: por un lado, permitia constituir una reserva de granos muy util para controlar la mana de obra cautiva y, por otro, incrementaba la capacidad forrajera de la propiedad gracias al rastrojo de los cultivos (deI mafz y deI frijol) que consumfa el ganado a finales de la temporada seca. Sobre todo, la mana de obra inmovilizada durante las lluvias por el cultivo del maiz 0 la ordena de los animales quedaba disponible de diciembre a maya para trabajar en las plantaciones de cana. De este sistema quedaba excluido el algod6n, ya que necesitaba las mismas tierras y la misma mano de obra que la cana. Alrededor de los terrenos cultivados, en la mayor parte de la superficie de los latifundios, crecfa un monte espinoso que servia de lugarde pastoreo para el ganado. El manejo era sumamente extensivo: el ganado se movfa libremente vigilado por un numero limitado de vaqueros, cada uno responsable de 150 a 200 animales. La unica parte protegida de los desplazamientos deI ganado por una cerca de ramas 0 de setos era el nucleo cultivado del rancho 0 de la hacienda. Por el contrario, los limites de la propiedad eran imprecisos, sobre todo cuando colindaban con tierras de las comunidades indfgenas. Al final de la temporada de secas, cuando escaseaba el forraje natural, se abrian las parcelas cosechadas para que los animales se alimentaran de los rastrojos. El mantenimiento del ganado resultaba asf muy barato: se limitaba al salario de los vaqueros y a la conservaci6n de las cercas que rodeaban las tierras de cultivo (véase la figura 1.2). El desarrollo de la propiedad privada gener6 también alteraciones muy profundas en los sistemas indigenas de producci6n. El desarrollo de la ganaderia en forma individual dentro de las comunidades, aprovechando las tierras comunales para pastoreo, parece haber sido relativamente ra36 A rafz de la gran crisis agIicola de 1784-1786 murieron 136 personas en la parroquia de Carâcuaro y 302 en la de Turicato (1. Gonzâlez, 1985, p. 66). FIGURA 1.2. Perfil de una propiedad de Tierra Caliente en los siglos XVIII y XIX Agostaderos Terrenos abiertos al cultivo por medio de roza, tumba y quema Cercado Parcela labrada: marz-frijol-œlabaza Canal de riego Plantaci6n canera LA REVOLUCI6N CRIOLLA y LA PROPIEDAD PRIVADA 42 pido. Ademas, el hecho de que el ganado de los pobladores locales ocupara las tierras Iimitaba la expansi6n de los rebafios de la "gente de raz6n". La ganaderia lleg6 a ser la pieza clave en la defensa de las comunidades y al mismo tiempo constitufa el factor principal de las invasiones. Como su hom610ga mestiza, la poblaci6n indfgena se dispersaba; por migraci6n hacia las grandes haciendas azucareras 0 ganaderas, pero también para asentarse en las tierras comunales. Es dificil precisar cuâl de estos elementos tuvo un papel determinante en esta evoluci6n, pero es indudable que el asentamiento concertado en las tierras comunales, para evitar que las invaclieran los mestizos, se llev6 a cabo simultfmeamente con la apropiaci6n individual y e} debilitamiento de las estructuras comunitarias. La tendencia parece haber ido en favor de la incorporaci6n de la economfa indfgena en el nuevo sistema agrario introducido por los mestizos. Sin embargo, el cultivo deI algodon cobr6 un auge importante en toda la Nueva Espafia durante el siglo XVIII. Pero la regi6n dei curso medio de} Balsas ( ] era el coto privado de tres 0 cuatro comerciantes que practicaban el trafico ( ] Se presentaban a los productores de algod6n durante la siernbra y les adelantaban telas (...] tasadas a ochoveces su precio real; regresaban en el rnomento de la cosecha a recoger una cantidad de algod6n equivalente a la deuda, tasando la arroba a la rnitad de su valor (...] El comerciante acumulaba en su persona las funciones de vendedor, prestamista, comprador y transportador. 37 También en este sector se reforzaba la subordinaci6n de la economia indfgena a la de la "gente de raz6n". Ante la invasi6n de sus tierras, la poblaci6n indigena no permaneci6 coma victima expiatoria y replegada en si misma. Al contrario, parece haber asimilado, ya para fines deI sigle XVIII, los cambios técnicos y la organizaci6n social que trafa la "gente de raz6n". La cria de ganado bovino parece haberse impuesto coma el eje dominante deI sistema agrario regional: arma privilegiada de la expansi6n mestiza, los rebafios fueron también el elemento principal de la apropiaci6n individual de tierras comunales. Para las comunidades, la asimilaci6n de los elementos deI sistema de producci6n mestizo represent6 una de las condiciones para defender su patrimonio y para sobrevivir en el mediano plazo. Pero, por eso mismo, esta asimilaci6n constituy6 un factor de desintegraci6n de las estructuras comunitarias de explotaci6n deI medio y el camino mas seguro para la apropiaci6n individual de las tierras. 37 C. Morin, 1979, p. 174. n. EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES (1870-1939) -El capataz: "lQuién es Dios?" -Coro de jomaleros y medieros: "Don Genaro Pereznegr6n"l ENTRE 1870 Y 1910, con el establecimiento de la pax porfiriana y la puesta en marcha de una legislaci6n liberal que garantizaba la viabiIidad y la rentabilidad de las inversiones nacionales y extranjeras, se desat6 en todo México un auge sin parang6n deI capital comercial y financiero. La regi6n deI curso medio deI Balsas no fue ajena a este fen6meno. Sus vinculos con el mercado nacional se reforzaron y la competencia con otras regiones y otros productores se intensific6. Esta competencia, asf coma la penetraci6n de capitales comerciales muy poderosos, terminaron por llevar a la ruina a las pequeiias explotaciones agricolas y generaron un movimiento de concentraci6n de tierras sin precedente. EL REFORZAMIENTO DE LA INTEGRACI6N EN EL MERCAOO NACIONAL El desarrollo de los mercados nacionales que se produjo al final deI siglo XIX se debi6 principaImente aI auge de las vias de comunicaci6n y a la incorporaci6n creciente de regiones hasta entonces marginadas de la vida nacionaI. El factor basico de esta evoluci6n fue la expansi6n rapida deI ferrocarril: en 30 aiios se construyeron en todo el pafs mas de 20 000 kil6metros de vias férreas. Aunque la regi6n deI curso medio deI Balsas no se vio directamente afectada por el progreso de los rieles, sf se benefici6 de forma indirecta. En 1897 se inaugur61a estaci6n de Zitacuaro que unfa la zona minera deI noreste de Michoacan con la capital deI pais y colocaba asf de facto aI mayor centro de consumo de América Latina muy cerca de Tierra Caliente. Dos aiios mas tarde la lfnea México-lguaIa llegarfa hasta la orilla misma deI Balsas, 120 kil6metros aguas arriba de Pungarabato. El ferrocarril interrumpi6 bruscamente el aislamiento que durante tres siglos caracteriz6la vida en Tierra Caliente. El florecimiento de las comunicaciones ya habfa afectado la economfa de Tierra CaIiente mucho antes de la inauguraci6n de las estaciones de 1 Entrevista realizada en Cuarangueo, municipio de Tiquicheo, con Camilo Pereznegr6n, sobrino nieto de don Genaro. 43 44 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES Zitâcuaro 0 deI Balsas. El desarrollo previo de los ferrocarriles en el norte deI pais hahfa traido ya nuevas especializaciones: las regiones âridas fronterizas con Estados Unidos buscaban abastecer de ganado a ese nuevo mercado y abandonaban los mercados deI altiplano; alrededor de La Laguna de Torre6n se empezaban a forrnar grandes consorcios especializados en el cultivo de riego y mecanizado deI algod6n. Estas transforrnaciones tendrian fuerte repercusi6n sobre la economia regional deI curso medio del Balsas. Por un lado, los prOOuctores de algOO6n de Tierra Caliente del Golfo de México yde la vertiente deI Pacifico se vieron desplazados deI mercado nacional por las haciendas de La Lagtma y ya no surtian mâs que 10% de la producci6n nacional a fines del siglo XIX (Cardoso, 1983). Por otro, los mercados urbanos deI altipIano se veian obligados a buscar nuevos proveedores de came y de ganado. Los ganaderos de Tierra Caliente obtuvieron asi una nueva entrada al mercado de la ciudad de México, el mas importante del pais. Al reforzarse el intercambio con el altiplano, la producci6n canera disfrut6 asimismo de un incremento: la demanda nacional de azucar aument6 con rapidez y la producci6n de Tierra Caliente se septuplic6 entre 1883 y 1892.2 El desarrollo deI mercado nacional y la integraci6n de la regi6n del curso medio del Balsas tuvo como resultado el reforzamiento de la economia mestiza, fincada en los sectores en expansi6n, frente a su hom6loga indigena, castigada por el desarrollo de la industria textil en el norte dei pais y la introducci6n de telas fabricadas en los mercados de Tierra Caliente. La apertura de Tierra Caliente también favoreci6 el establecimiento de las corrientes migratorias provenientes deI altipIano. Aunque no tuvo el a1cance social ni la relativa importancia deI asentamiento mestizo deI siglo XVIII, el aumento de la poblaci6n entre 1860 y 1920 lleg6 a sobrepasar 175%. 3 A partir de 1890 la poblaci6n de Tierra Caliente creci6 a un ritmo dos veces mayor que el que se observa en el conjunto del estado de Michoacân. La diferencia se ahond6 aun mas entre 1910 y 1920, en la época revolucionaria: mientras en tOOo el pais la poblaci6n disminufa ligeramente, la de Tierra Caliente continuaba creciendo (véase la grâfica II.1). Contrariamente a 10 que sucedia en muchas regiones de México,4 la llegada dei ferrocarril hasta el umbral de Tierra Caliente represent6 el inicio de la edad de oro de la arrieria en esta regi6n. Aprincipios deI siglo:xx, junto a las caravanas que bajaban de Zitâcuaro, Morelia 0 Tacâmbaro, apareci6 un trâfico regular de barcazas y chalanas entre la estaci6n de ferrocarril deI Balsas y los pueblos situados a las orillas del rio. Embarcaciones jaladas por mulas, cargadas de tejidos, herramientas, utensilios Memorias deI gobierno deI estado de Michoacan, Morelia. 1883 y 1892. La poblaci6n deI sureste de Michoacan creci6 de 18400 habitantes en 1860 a 50 677 en 1921. 4 Como ejemplo, véase el casa de Cotija mencionado por Alvaro Ochoa, 1988. 2 3 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 45 y alimentos provefan a las poblaciones ribereiias, antes de proseguir aguas aniba (P. R. Hendrichs, 1945). La situaci6n de la regi6n de Huetamo, al pie deI altipiano, hacfa de ella eI trampolfn ideal para la prospecci6n y la conquista comercial de la zona que abarcaba desde la Sierra Madre hasta la costa dei Padfico. Las ferias regionales de Zitacuaro 0 de Coahuayutla, a medio camino entre la costa y el Balsas, se convirtieron en centros de intercambio de los productos deI altipiano (ropa, herramientas, quincallena) y los de Tierra Caliente (ganado en pie, cuero, quesos, saI, tabaco, azucar, alcohol y algod6n). 5 Hasta fines de la década de 1950 Tierra Caliente fue escenario dei trafico aniero entre la costa, el rio y la meseta central, y sus principales actores eran los riberefios dei Balsas. Tres siglos después deI abandono de las minas tarascas, el subsuelo de Tierra Caliente despert6 nuevas ambiciones. Se descubrieron abundantes yacimientos de cobre en Nocupétaro, Chirangangueo, Sanchiqueo y Bastan, y filones de plata en Espfritu Santo y Tiquicheo (Velasco, 1892). En Tierra Caliente renacfa la fiebre minera de la conquista espafiola, pero esta vez los conquistadores habfan cambiado la espada por el apoyo de poderosas sociedades financieras 0 comerciales. El desarrollo comercial y minero de los afios 1870-1910 se realiz6 en estrecha vinculaci6n con los monopolios industriales y comerciales ya establecidos s6lidamente a escala nacional. Las grandes empresas textiles de México 0 de Morelia desempefiaron un papel de primer orden. Ya en los primeros afios de la década de 1870, las sociedades J. Oliver y Cfa., J. Allard y Cfa. y, sobre todo, J. Tron y Cfa., financiaron la penetraci6n comercial hacia el Balsas y la sierra de Guerrero por medio deI crédito y los préstamos de mercancfa. Si al principio su intervenci6n se redujo exclusivamente al comercio textil, muy pronto apoyaron a los sectores productivos que competfan con eI algod6n en la economfa regional, y asi contribuyeron a la ruina de este cultivo al surtir teIas a muy bajo precio. Estas grandes firmas que financiaban a las empresas ganaderas y a las plantaciones de azucar lograron detentar muy pronto el monopolio crediticio. Esa funci6n la habfa asumido la Iglesia durante mas de tres siglos. La ley de desamortizaci6n de los bienes eclesiâsticos, promulgada en 1860, desposey6 a la Iglesia de sus propiedades inmobiliarias y de su capital financiero, pero dej6 también un vacfo en el sector dei agio: las compafiias comerciales ocuparon ese espado que la Iglesia habia dejado vacante. La expansi6n y el dinamismo de los mercados, en especial en el sector azucarero, llevaba a los ranchos y las haciendas a aumentar con rapidez su capacidad productiva, pero también a su endeudamiento. Este fen6meno fue general en eI pafs: en el cercano valle de Tepalcate5 Mana de la Cruz Labarthe (1969) describe estos circuitos comerciales y sus ramificaciones en la regi6n de Zacatula, situada en la Sierra Madre. 46 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES GRAFICA II.1. Evoluci6n comparada de las poblaciones de Tierra Caliente y dei estado de Michoacan, entre 1870 y 1930 Creclmlento % 140 120 • 100 -0--- Estadode MIch0ac8n Cursomedio dei Balsas 80 60 40 20 O-Y------+------t-----+-----I---------l 1870 FuENTES: 1880 1890 1900 1910 1920 Apéndice 1 y Estad{sticas hist6ricas de México, México, SPP, 1985, p. 16. pee '1a mayorfa de las propiedades caneras empez6 a operar con créditos otorgados por comerciantes de Morelia [.. .]"6 Entre 1870 y 1920 la zona de Tierra Caliente atrajo tanto a los migrantes como a los capitales y esto afect6 eI equilibrio deI grupo hegem6nico regional, el reparto de la tierra y eI de los demas medios de producci6n. La época de "paz y progreso". que puso fin a sesenta afios de inestabilidad, permiti6la formaci6n de una burguesfa financiera y comerciante que irfa suplantando progresivamente a la antigua oligarqufa terrateniente asentada en la regi6n desde el siglo XVIII. LA FORMACION DE LA OLIGARQUtA El estudio de los archivos notariales deI distrito de Huetamo relativos a las tres ultimas décadas deI siglo XIX reflejan ese monopolio deI crédito deten6 G. Sanchez, 1988, p. 280. En el suroeste de Michoacân, en la misma época, se da un proceso similar de apertura y de penetraci6n deI capital comercial. EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 47 tado por las compafifas comerciales dei altiplano. Entre 1870 y 1910, las compras por adelantado de ganado, azucar, maiz y los préstamos hipotecarios se multiplicaron. A fines dei siglo XIX las compafifas J. Oliver, B. Rovés y J. Tron habfan acumulado hipotecas sobre varios miles de hectareas que pertenedan a diferentes propietarios de Tierra Caliente.7 A medida que avanzaba el Porfiriato, el grupo comercial y financiero [...] se constituia claramente coma la fracci6n mas poderosa y dominante dei grupo hegem6nico local. Controlaba el comercio de productos agricolas y el abasto de mercandas no agrlcolas; y, a través de los préstamos hipotecarios y de otro tipo, ejerc(a un fuerte control sobre la fracci6n realmente propietaria. 8 A través de la usura, el capital comercial se afirmaba coma la piedra angular de la economia regional. Un numero limitado de comerciantes, agentes locales de empresas dei altiplano, desempefi6 un papel crucial en este sistema de crédito y financiamiento de las propiedades privadas. Esos comerciantes, criollos del altiplano 0 migrantes recién llegados de Europa, se habfan asentado en Tierra Caliente durante la década de 1870. Habian abierto tiendas en las que se intercambiaba todo tipo de articulos, y funcionaban igualmente como pequefios bancos locales de crédito donde se cobraban tipos de interés mensuai de 3%. A fines del siglo XIX habfa 13 de estas "tiendas mixtas" en Huetamo y otras cinco en Zirândaro (Figueroa, 1899). Mediante esta implantaci6n en el ambito local los comerciantes abarcaban toda la depresi6n dei Balsas asf coma toda la vertiente norte de la sierra de Guerrero. Sus actividades se volcaron râpidamente sobre los sectores en expansi6n: importaci6n de productos manufacturados, herramientas y telas, y exportaci6n de ganado en pie. Hasta la Revoluci6n de 1910 Yen todos los mercados urbanos dei altiplano, el precio de la carne y el dei cuero siguieron una progresi6n muy superior a la de los demas articulos agrfcolas.9 Los comerciantes compraban el ganado en época de siembra, de manera que el valor de los animales, debilitados por la temporada de secas, era mas bajo y las necesidades de dinero en efectivo de los ranchos, mas apremiantes. Pero no recibfan a los animales sino hasta seis meses después, al final de la temporada de lluvias, una vez que habfan disfrutado de cinco meses de engorda en los pastizales verdes. En esa situaci6n, las ganancias 7 AGN Morelia. R. Escobar, 1880, num. 34; 1881, num. 21. F. Abeja, 1883, num. 19; 1888, num. 8. Juzgado de letras, 1886, num. 18. 8 H. Dfaz·Polanco, 1982, p. 48. Esta cita que se refiere a Valle de Santiago, situado en el Bajfo, parecerfa aplicarse a casi todo el centro-occidente mexicano dUi-ante la segunda rnitad dei siglo XIX. 9 El precio de la carne subi6 73% entre 1885 y 1908 en Michoacan, mientras que para el resto de los productos agIicolas el aumento nunca sobrepas6 30010. SSP-lNEGI. 1985, Estadisticas hist6ricas de México, pp. 739 Y 740. Véase tarnbién D. Cosfo, 1965, p. 138. 48 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES del comerciante eran de mas de 100%: entre el aumento de peso de los animales durante la temporada de lluvia y las condiciones usureras deI préstamo, una cabeza de ganado comprada entre seis y ocho pesos valfa, seis meses después, 14 pesos en el mercado de Huetamo y Zirandaro. lO Los animales eran enseguida engordados con mafz antes de ser vendidos en Toluca 0 en México. Hacia 1895 estas operaciones redundaban en una segunda ganancia superior a 100%: un buey comprado en condiciones usureras a ocho pesos en Zirandaro se vendfa engordado entre seis y ocho meses después en 60 0 70 pesos en la capital. Il El sistema de crédito afectaba igualmente al sector azucarero. En los archivos notariales hay referencias de la compra de la cosecha de tal 0 cual propietario, unos seis u ocho meses antes de que ésta se hubiese efectuado, a un precio extremadamente bajo. En el casa de que no se cumpliera el contrato, el propietario se encargaba de rembolsar hasta dos veces y media el valor deI adelanto que se le habfa hecho, y la hipoteca de sus tierras 0 de su ganado constitufa la garantfa deI préstamo. 12 La tonelada de azucar morena adquirida por el comerciante a 43 pesos en septiembre de 1880, podfa ser vendida seis meses después a 88 pesos en el mercado local. 13 Los comerciantes locales, convertidos en "sociedades mercantiles", entre las cuales las mas famosas fueron Yrigoyen Hermanos, N. Gonzalez y Cia., 0 la de Florencio Jaimes. comenzaron casi desde 1880 a despojar a muchos pequefios propietarios deI control de las tierras y a impugnar el poder de la oligarquia terrateniente tradicional. La historia de la familia Yrigoyen Olace ilustra mejor que ninguna otra el dominio creciente deI capital comercial. primera en el ambito de la tierra y luego en el industrial. Dicha familia se habia establecido en Huetamo desde principios de la década de 1880: abri6 almacenes en diversos puntos estratégicos de la regi6n (Huetamo, Tiquicheo, Espiritu Santo) y se dedic6 al comercio de bovinos entre las margenes del Balsas yel altipiano. 14 La sociedad Yrigoyen Hermanos se lanz6 pronto al arrendamiento de tierras y a la producci6n de granos, probablemente a fin de asegurar la engorda deI ganado concentrado en la regi6n antes de venderlo en el altiplano. 15 En 1891, Yrigoyen Hermanos operaba desde la vertiente del altipIano hasta las estribaciones de la sierra de Guerrero y habia multiplicado por nueve su capital financiero en ocho afios.1 6 Entre 1880 y 1900, la sociedad adquiri6 la hacienda de Corupo, las tierras de Santa Maria y San Miguel. cerca de Zirandaro, asi Morelia, Dislrilo de Huetamo, F. Abeja, 1881, num. l, y 1882, num. 2. Morelia, Distrilo de Huetamo. Juzgado de la Instancia, 1894, num. 27; K. Kaerger, 1900, p. 301. 12 AGN Morelia, Distrito de Huetamo, F. Abeja, 1888, num. 4. 13 Ibid., R. Escobar, 1880, nums. 42 y 51; Y Memorias dei estado de Michoacân, 1884. 14 Ibid., F. Abeja, 1883, num. 54. 15 Ibid., 1883, num. 67, y 1884, num. 22. 16 Ibid., F. Abeja, 1891, num. 27. 10 AGN Il AGN EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 49 coma la mitad de las haciendas de Coenandio, San Antonio y Santa Barbara. 17 Estas dos ultimas eran las propiedades mas pr6speras de la regi6n: producian 92 toneladas anuales de azucar blanca y 48 de azucar morena, 650 hectolitros de alcohol y cerca de 80 toneladas de maiz. 18 Del sector rural, las inversiones pasaron enseguida al sector industrial y minero; primero, a causa de la adquisici6n de minas de cobre y de plata en Bastan, en el municipio de Huetamo l9 y, segundo, por la compra de una destileria y de un ingenio en Tacambaro, en el centra de una de las principales cuencas azucareras de Michoacan (Figueroa, 1899). En 1907 la sociedad fund6 en Huetamo una fabrica de extracci6n de aceite de ajonjoli, la mas importante deI valle deI Balsas. A principios de siglo los establecimientos de la familia Yrigoyen ocupaban una manzana entera en el centro deI puebla y declaraban un volumen de negocios de 129500 pesos, el cuarto en importancia deI estado de Michoacan y el segundo fuera de Morelia. 20 Los negocios inclulan una tienda de abarrotes, una tienda de ropa y calzado, una farmacia, una tlapaleria, una fâbrica de hielo y un molino; por anadidura, desempenaban el papel de banco regional de dep6sito y crédito. Otros grandes senores deI comercio regional amasaron cuantiosas fortunas en esa misma época: por ejemplo, Néstor y Salvador Gonzalez y Florencio Jaimes. La familia Gonzalez controlaba la mayor parte de las compras de ganado en los municipios de Zirandaro y Coyuca, desde la margen izquierda deI Balsas hasta las faldas de la sierra. Era propietaria también de seis ranchos ganaderos situados en ambas margenes deI ri0 21 y habia participado con los hermanos Yrigoyen en la compra de la hacienda canera de San Antonio. El gran comercio regional no era, desde luego, el unico factor propicio a la concentraci6n de la propiedad en la época porfirista, pero SI ocup6 un lugar preponderante. Una gran parte de las compras de terrenos a las comunidades indigenas 0 a los propietarios mestizos endeudados se realiz6 con el capital acumulado en el comercio itinerante, coma en el casa de Ignacio Pereznegr6n, que adquiri6 por una bicoca extensiones considerables al puebla de Purungueo y se convirti6 hacia 1870 en unD de los latifundistas mas importantes de la regi6n. Mas atm que los propietarios mestizos, los campesinos indigenas fueron las victimas principales deI movimiento de concentraci6n de propiedades que se desencaden6 entre 1870 y 1910. 17 Ibid., Juzgado de Letras, 1885, num. 36; M. Méndez, 1896, num. 16; Sanchez y Pérez, 1989, p. 110. 18 Memorias dei gobiemo de Michoacan, 1889, Morelia, 1889. 19 AGN Morelia, F. Abeja, 1891. num. 24 y M. Méndez, 1896. num. 12. 20 Memoria de hacienda dei estado de Michoacan de Ocampo. Ejercicio fIScal 1907-1908. Morelia, 1908. 21 AGN Morelia, Distrito de Huetamo. R. Escobar, 1880, nums.1 y 17, Juzgado de la Instancia, 1889. num. 28. 50 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES El fraccionamiento y la venta de tierras de las comunidades indfgenas Los pueblos indfgenas que bien 0 mal habfan resistido las migraciones mestizas deI sigle XVIII, en 1870 disfrutaban todavfa de extensiones considerables de tierra en toda la regi6n. Pero las leyes liberales de desamortizaci6n de bienes de manos muertas,22 detenidos por la Iglesia y las comunidades indfgenas, y las transformaciones macroecon6micas que afectaron a la regi6n, cambiaron en unos cuantos afios las estructuras de la propiedad de la tierra. Antes de los afios 1868-1869, los pueblos indfgenas se vieron forzados por las autoridades administrativas deI distrito de Huetamo a proceder a la desamortizaci6n23 y al reparto de tierras entre los diferentes miembros de cada comunidad. Mucho se ha escrito sobre la resistencia ofrecida por los pueblos indigenas de Michoacan al desmanteIamiento de las comunidades a fines deI sigle XIX. 24 Algunos historiadores consideran dicha resistencia coma la ultima manifestaci6n de una lucha de clases secular entre las sociedades comunitarias y eI capitalismo en expansi6n. La forma en que se efectu6 la desamortizaci6n de las tierras indigenas en la regi6n deI curso medio deI Balsas muestra quedicha lucha Hevaba mucho tiempo perdida. En la mayoria de los casos se trataba de una formalidad administrativa que avalaba un proceso, ya muyavanzado, de individualizaci6n de la propiedad de la tierra. La multiplicaci6n de las relaciones de producci6n y de los intercambios entre los pueblos indigenas y los ranchos mestizos no permitia interpretar la sociedad regional en términos monoliticos, por la yuxtaposici6n de dos entidades con intereses opuestos. Los pueblos indigenas no solian constituir mas que un solo eIemento, desde luego particularmente desfavorecido, de una sociedad ranchera (mica. La rapidez con la que fueron repartidas, y después enajenadas, las tierras de esos pueblos demuestra hasta qué punto se habfan debilitado las formas comunitarias de organizaci6n social: a partir de 1880 dej6 de existir la propiedad comunal en Tierra Caliente de Michoacan. La desamortizaci6n y el reparto de las tierras de las comunidades fueron seguidos de inmediato por ventas masivas. Afectados de Heno por la crisis de laeconomia algodonera y atados por el pago de los impuestos prediales de sus nuevas propiedades, los campesinos indigenas fueron las primeras vfctimas de las sociedades mercantiles y de los préstamos hipotecarios que contrajeron. Se realizaron también ventas para cubrir los gastos deI 22 Es decir, los bienes poseidos y administrados colectivamente por las asociaciones civiles y religiosas, no susceptibles de ser transmitidos por herencia. 23 Las leyes de desamortizaci6n tenian la finalidad de devolver al mercado las tierras que el régi men colonial habia sustraido y confiado a las comunidades indigenas 0 a la Iglesia en forma indivisible. 24 Véase en especial G. Sânchez, 1988. EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 51 catastro y deI reparto que obligaban a las comunidades. 25 En 1896 el prefecto de Huetamo escribia que "la mayor parte de los indigenas, desde que recibieron sus fracciones las enajenaron [...] vendieron sus porciones y no se present6 ninguna reclamaci6n" .26 Las autoridades poHticas y los grandes comerciantes locales pudieron asi apropiarse de verdaderos senonos: la hacienda de Cuenandio y los ranchos de Pejo y La Pareja que compra L. Sotelo a los indfgenas de Huetamo, Purechucho y San Lucas; las plantaciones caneras de Quenchendio, propiedad de la comunidad de Cuitzeo, adquiridas por el prefecto L. Valdés;27 los valles de Papatzindan y de Canario, 0 sea unas 15000 hectareas, compradas por 1. Pereznegran a los habitantes de Purungueo,28 0 las tierras de Ziritzkuaro, El Rosario, Arroyo Hondo y El Guajal en las margenes deI Balsas, compradas por la familia Gonzâlez a la comunidad de Purechucho. En menos de 20 anos se deshizo el patrimonio territorial de las comunidades deI curso medio deI Balsas. El apogeo de las grandes propiedades Durante los cuarenta anos que precedieron allevantamiento campesino de 1910, la concentraci6n de los medios de producci6n adquiri6 una dimensi6n considerable en Tierra Caliente. A partir de 1892, 17 personas poseian mas de la cuarta parte deI ganado deI distrito de Huetamo. 29 Esta tendencia se acrecent6 atm mas durante los 20 anos siguientes, y la Revoluci6n no trajo ninglin cambio notable: la incorporaci6n de la burguesfa latifundista a las filas revolucionarias constituy6 una garantfa de sobrevivencia a mediano plazo. A mediados de la década de 1920, unas 15 familias poseian mas de la cuarta parte de la superficie total de la regi6n y probablemente cerca de la tercera parte de las cabezas de ganado (véanse el cuadro II.l y el mapa II.l). A principios de la década de 1930, y a pesar de las primeras y tentativas expropiaciones, el reparto de las tierras reflejaba atm la polarizaci6n extrema de la sociedad en Tierra Caliente: 21 % de la superficie seguia en manos de 14 personas y 3.35% de los propietarios (apenas 0.07% de la poblaci6n) conservaba el control de 68% de las tierras de la regi6n (F. Faglio M., 1936) (véase la grafica II.2). La concentraci6n de la propiedad era especialmente notoria en la llanura 25 Archivo dei Poder Ejecutivo de Michoacân. Hijuelas. Libro l, folios 76-77. 26 Calta dei prefecto de Huetamo al gobierno de Michoacan. APEM Libro S, folios 31-36 y Libro 4, folios 168-169. 27 APEM Iibm l, folios 76-77 y 213-213 v. 28 Entrevista con Camilo Pereznegr6n. 29 Memorias dei gobiemo deI eslado de Michoacan, 1892. 52 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES CUADRO 11.1. Los principales latifundios de Tierra Caliente hacia 1920 Propiedades 1 2 3 4 5 6 7 8 San Antonio El Palmar Quenchendio Albaran Cutzian Grande Coenandio Sta. Teresa Ziritzicuaro 9 Turitzio Tiquicheo 10 Monte Grande Tiringucha Il Diversos Propietarios SuperfICies Yrigoyen Hnos. Fam. Garda Agustfn Valdés Rafael Gaona C. Elorza Casildo Diaz R. Celis S. Gonzâlez unas 18000 ha mas de 20 000 ha unas 20000 ha unas 20 000 ha unas 20 000 h mas de 15000 ha unas 15000 ha 6000 ha (?) Fam.Romera Hnos. Pardo F. Renteria Renteria Luviano V.Patino 6 000-7 000 ha unas 10 000 ha cerca 10 000 ha unas 10 000 ha 10000 ha 12 San M. Canario Pereznegr6n Hnos. Flores 13 San Carlos 14 Buenavista D. Cosio unas 10 000 ha unas 10 000 ha 8 100 ha Observaciones hacienda canera 4 000 bovinos cana-ganaderia casi 8 000 bovinos unos 4 000 bovinos ganaderia unos 4 000 bovinos mas de 20 000 ha en el edo. de Guerrero ganaderia tenerfa y comercios ganaderia ganaderia 4 000 bovinos, Caracuaro cana-ganaderia cana, 1 000 bovinos gànaderia Entrevistas con Alejandro Celis, Enrique EcheIÙque y Pedro Garda, Huetamo; Natividad Romero, Turitzio; Joaquin Gaona, Tiquicheo; Camilo Pereznegr6n, Curangueo. Archivos de la SRA, Morelia: Dotaci6n, distrito de Huetamo; expedientes 121,387, ejidos de Turitzio, Ziritzfcuaro, Cumburindio, San Jer6nimo, Sanchiqueo y Capeo. Los numeros corresponden a las propiedades que aparecen en el mapa ILl. FuENTE: de aluvi6n. Las condiciones topograficas permitieron el desarrollo de las actividades agrfcolas y pastoriles a costos mas bajos, asi coma una comunicaci6n mas facil con los mercados regionales y nacionales. Ciertos valles de las vertientes de la sierra, los de San Antonio, Canario 0 Papatzindan conservaban un aliciente comparable gracias a su potencial irrigable y a la producci6n cafiera. Las partes accidentadas del norte de la regi6n resultaron, por el contrario, menos afectadas par la penetraci6n del capital comercial y la sociedad esquiv6 con mas éxito las relaciones de producci6n capitalistas: los ranchos medianos conocieron una relativa estabilidad, a pesar de que la desintegraci6n de las comunidades indigenas se produjo con bastante rapidez y profundidad. GCuâl pudo haber sido el efecto de esa concentraci6n de la propiedad sobre los itinerarios técnicos 30 usados en Tierra Caliente? Al parecer el 30 El término "itinerario técIÙCO" designa la secuencia de las operaciones de cultivo y de las técnicas empleadas (labranza, siembra, escarda, etc.) que un agricultor aplica por llevar a cabo un cultivo. MAPA II.1. El apogeo de las grandes propiedades: el paisaje territorial de Tierra Caliente hacia 1920 Planlaci6n canera Principales haciendas (los nUmeros corresponden a los dei cuadro 11.1) ID _._.- Principales minas en explotaci6n Principales brechas y caminos de herradura r"'1--rI-oF----, o 5 FUENTE: Véase el cuadro II.1. Los \inderas son aproximados: se elaboraron con base en lesli· monios orales e informes de los delegados de la Secrelana de la Reforma Agraria que mencionan los ranchos y diversos lugares propiedad de las diferentes haciendas. 54 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES GRAFICA II.2. Distribuci6n de la tierra entre los propietarios agrlcolas en 1930 Porcentaje de los propietarios FuENTE: Œi';!i'I -de 100 ha Illl 100-500 ha ~ 500-1 000 ha D 1 000-5 000 ha • +de5000ha Porcentaje de las superficies F. Fogllo M., 1936, Geografia econ6mico-agrlcola dei estado de Michoactin, p. 22. desarrollo de la economfa capitalista no provoc6 cambios técnicos importantes en eI âmbito de los grandes latifundios y el sistema de producci6n adoptado en el siglo XVIII por los migrantes mestizos apenas evolucion6 a 10 largo de este periodo. La aparici6n deI ajonjolf en los sistemas de cultivo y la desaparici6n dei algod6n ,fueron los cambios mas notables. Pero la producci6n de ajonjolf durante mucho tiempo tuvo un interés marginal para los ranchos ganaderos, por su escaso valor forrajero; al contrario, los propietarios se esforzaron en frenar su difusi6n entre los campesinos que labraban sus tierras. La concentraci6n de la propiedad.la eliminaci6n de un gran numero de arrendatarios y la instalaci6n de numerosos propietarios en el puebla de Huetamo provocaron, en cambio. un control creciente sobre las fincas y la producci6n. a faita de modificar realmente la organizaci6n. Se conservaron las estructuras productivas que funcionaban desde hacfa dos siglos en las propiedades ganaderas de la "gente de raz6n", aun si los grandes propietarios las fueron adaptando en funci6n de su reIaci6n con el mercado. El resultado fue una combinaci6n de relaciones de producci6n "tradicionales", fincadas en la medierfa para el cultivo de vfveres, y de trabajo asalariado, para las producciones comerciales. LA HACIENDA: ORGANIZACI6N ECON6MICA y RELACIONES DE PRODUCCI6N La adaptaci6n de los sistemas de cultivo a las lirnitaciones ecol6gicas Pocas regiones dei centro-occidente de México padecen tan rigurosas limitaciones para la agricultura como Tierra Caliente. El régimen pluvial res- EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 55 tringe considerablemente tooo tipo de actividad agricola. Las precipitaciones se concentran en menos de cuatro meses al ano y la fecha deI principio deI temporal es tan variable que resulta imposible programar los trabajos agricolas. Por 10 tanto, la limitada duraci6n deI cielo pluvial obliga al productor a adelantar tanto coma sea posible la siembra. Sin embargo, durante los ocho meses de secas, los suelos se endurecen a tal grado que la labor es practicamente imposible. Por ello, el trabajo con arado y la siembra suele efectuarse en el transcurso deI mes de junio, una vez iniciada la temporada de lluvias. Esto provoca grandes dificultades para el empleo de la mana de obra. La humedad y las temperaturas elevadas se conjugan para favorecer un fuerte ctecimiento de arvenses, que râpidamente amenazan con ahogar los cultivos. Apenas terminada la siembra es precisa iniciar los trabajos de escarda y repetirlos, en ocasiones, hasta tres veces en el transcurso de seis semanas, movilizar durante dicho periodo toda la fuerza de trabajo farniliar y a menudo un numero considerable de trabajadores agricolas para poder cubrir toda la superficie sembrada. Si la temporada de lluvias se retrasa hasta la segunda quincena de junio, se inicia para todos una carrera contra reloj. Cualquier retraso en la fecha de la siembra puede comprometer la futura cosecha, ya que en general OCUITe una interrupci6n brusca de las precipitaciones en el mes de agosto, interrupci6n que puede durar entre 5 y 20 dias. La importancia de este fen6meno varia sensiblemente de un 'punto a otro de la regi6n; suele ser mas agudo en la zona suroeste que bordea el Balsas, pero ningun rinc6n de TieITa Caliente esta a salvo. Si esta canfcula31 se prolonga y ocurre en el momento de la floraci6n deI maiz, los rendimientos resultan en general afectados en mayor proporci6n. Para evitar el riesgo de una pérdida consecuente de la cosecha es necesario sembrar unos 40 dias antes de que inicie el mes de agosto, que es el tiempo necesario para el desarrollo de las plantas y la fecundaci6n de las espigas. Ahora bien, no es raro que hacia fines de junio las lluvias sean aun insuficientes para efectuar las labores (véanse la grafica II.3 y el mapa II.2).. Esas condiciones permiten comprender por qué, en 1930, los rendimientos de los cultivos basicos en el distrito de Huetamo eran casi 25% inferiores al promedio deI estado de Michoacan: entre 700 y 800 kilogramos de mafz por hectârea en un ano de pluviosidad media. 32 Los aflos de sequia se resentian mas duramente en esta regi6n que en otras partes de Michoacan y el maiz alcanzaba precios sin equivalente (G. Sanchez, 1984). En estas circunstancias, las estrategias desarrolladas por los campesinos se dirigfan esencialmente a reducir los riesgos de una mala cosecha, en particular por la combinaci6n de los cultivos. Las parcelas sembradas de 31 32 Canfcula llaman en toda la regi6n a este periodo corto de sequfa. F. Foglio, 1936, t. J, pp. 316-317, Y ell censo agrlcola y ganadero de 1930. EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 56 GRAFICA II.3. Balance hfdrico en el periodo de desarrollo vegetativo (15 de julio-25 de agosto) en el suroeste de Tierra Caliente -10 -5 o 5 10 15 20 25 30 p-ETP(mm) Fu ENTE: Apéndice 2. productos basicos presentaban una asociaci6n compleja de especies y variedades de diferentes ciclos bio16gicos, 10 que aseguraba una cosecha mfnima, cualquiera que fuera la pluviometrfa. La siembra se realizaba en pozos hechos con el azad6n, en los que se tiraba una semilla de frijol 0 una de calabaza junto con varios granos de mafz. Las densidades eran bajas: 20 000 plantas de mafz por hectarea y alrededor 2 000 0 2 500 plantas de calabaza en las parcelas aradas. Se empleaban asimismo hasta tres variedades de maiz, cada una con un cielo vegetativo particular. La mas productiva, mas sensible a la canicula por la duraci6n de su cielo (cuatro meses), se asociaba con variedades mas precoces. El mafz de tres meses yel de 40 dfas lograban florecer antes de la canicula y pennitian disponer, en el periodo critico, de espigas tiernas aunque no tuvieran el grano muy cerrado. De la misma manera se combinaban las variedades de frijol: el judfo en los lugares secos y la comba en los sitios mas humedos, y diferentes tipos de calabaza, la tamalayota para la alimentaci6n familiar, la pipùin que se daba a los cerdos después de haber vendido las pepitas y el bule, empleados coma recipiente, flotador para la pesca, etcétera. EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES MAPA 57 II.2. Pluviometria y humedad deI suelo en Tierra Caliente N • • +. • • • 1000m • • • • • • • • • • • • • 700 mm D • • • • • • Menos de un mes por ano Entre uno y dos mesas por ario De dos a cuatro meses por aiio •• FUENTE: i lsoyetas (curvas de precipilacl6n media anuaJ) 0 i i 5 10 1 20 km • S. Diaz et al., 1985, pp. 36-50. Las estrategias de disminuci6n de riesgos inclufan asimismo la seIecci6n de las parceIas de cultivo. Las tierras labradas en eI fondo deI valle se sembraban de manera continua en ocasiones durante 20 ailos, sin rotaci6n de cultivos ni barbecho, antes de dejarlas descansar entre tres y cinco afios. La preparaci6n deI terreno con el arado criollo no permitia revolver la 58 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES tierra. Por 10 tanto, la transferencia de fertilidad entre las diferentes capas del suelo era limitada y la tierra se empobreda rapidamente. Por otro lado, la repetici6n deI cultivo de maiz favoreda la multiplicaci6n de las arvenses, contra las cuales habia que luchar cruzando los barbechos tan pronto coma germinaban y luego mediante escardas, apenas terminada la siembra. Las escardas se hadan con tarecua, una viga de madera de 1.60 a 1.70 metros de largo, rematada por un hierro largo y triangular que, manejada coma azad6n, arrancaba la hierba de rafz. La limpieza de una hectârea con ese sistema exigia dos vueltas, cacia una de las cuales se llevaba entre 12 y 15 dias de trabajo. Cuando las plantas de maiz estaban 10 suficientemente altas, durante el mes de agosto, se completaba la escarda con un corte de machete. Por la cantidad de trabajo requerido y los bajos rendimientos logrados, el cultivo con yuntas era menos atractivo que el sistema de roza, tumba y quema, que ofreda mayores ganancias. La biomasa quemada garantizaba una fertilidad muy superior a la de las tierras labradas un ano tras otro: daba, a pesar de la erosi6n y de la densidad de siembra (alrededor de 15 000 plantas de maiz por hectarea) rendimientos promedio de 1 250 kilogramos. El trabajo se reduda al minima: se sembraba directamente y la escasa presencia de arvenses permitfa disminuir los trabajos de escarda a una simple limpieza con el machete. 33 El trabajo mas pesado, la tumba deI monte, podfa alargarse varios meses durante la temporada de secas. Mas atm, la siembra efectuada con azad6n podia anticiparse con el suelo todavia seco. En esa forma se les ganaba tiempo tanto a las arvenses coma a la canicula, 10 cual permitia el empleo de variedades con cielos mucho mas largos y productivos. El principal inconveniente de ese sistema es que provoca una rapida degradaci6n deI entomo. Desde el segundo ano de cultivo, las malas hierbas tienden a invadir la parcela, las lluvias torrenciales deslavan el suelo descubierto y la fertilidad de la tierra comienza a disminuir a pasos agigantados. Estas dificultades se vuelven insuperables ante un tercer cielo de cultivo y ponen en peligro el equilibrio mismo deI sistema. Entonces, es indispensable Ulla reforestaci6n prolongada de la tierra. Debe ser 10 suficientemente prolongada para asegurar la reproducci6n de la biomasa arbolada y la desaparici6n de la cizafia. Se considera coma minimo un periodo de 10 anos. Por 10 tanto, el sistema de cultivo de roza, tumba y quema exige una superficie mucho mas extensa: con dos anos de cultivo y 15 de reforestaci6n, una familia necesitaria Ulla superficie 120 13 veces superior a la que requeriria en terrenos de labranza. La reducci6n de riesgos implicaba también asegurar un beneficio mo33 "Es sorprendente el escaso rendimiento dei mafz en el Plan, inferior al que se consigue en las vertientes, yeso a pesar de densidades de siembra muy superiores (...] Por el hecho de que estos terrenos son mas infestados que las vertientes, requieren cuatro labores de limpieza (iabranzas y escardas) en lugar de dos" (P. Hendrichs, 1945, p. 37). EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 59 netario mfnimo al asociar un cultivo comercial que se combine con el calendario deI mafz. Después de la crisis de la producci6n algodonera a fines deI siglo XIX, la siembra de ajonjoli cumpli6 esa funci6n, al ocupar un medio ecol6gico y un cielo de cultivo totalmente diferentes de los utilizados por el algod6n. El ajonjoli puede resistir la sequia y adaptarse a sueIos pobres, 10 cual permite cultivarlo casi en todas partes, a excepci6n de las tierras frescas, como son las de desmonte, 0 demasiado humedas, como las playas de aluvi6n donde se habia cultivado el algod6n. Constituia, pues, un complemento ideal de los cultivos alimenticios en el uso de los suelos y las estrategias de los pequefios productores. Su resistencia permitia también privilegiar al maiz en la época de las siembras, ya que el cultivo deI ajonjoli se intercalaba entre los trabajos relativos en los cultivos basicos y se cosechaba un mes antes. A pesar de su poder erosivo, un trabajo de escarda importante y rendimientos no mayores de 450 kilogramos por hectarea,34 s610 pudo frenar su expansi6n la oposici6n de los propietarios, que no tenfan eI menor interés en una planta con tan escaso valor forrajero. Las tentativas de explotar al maximo los recursos disponibles encontraron sin duda su mejor expresi6n en el desarrollo de la pequefia irrigaci6n y de los cultivos de hortalizas en playas aluviales. En las margenes de los principales rios, Balsas, Tuzantla, Caracuaro 0 Purungueo, en donde el estiaje dejaba al descubierto pequefias playas, éstas se labraban a veces con un esfuerzo considerable. Donde antafio se sembraba algod6n, durante aIgunos meses se cultivaban hortalizas: jitomate, chile, pimiento, mel6n, sandia, tabaco y unos cuantos metros cuadrados de maiz crecfan en los sueIos todavfa saturados y, cuando la humedad residual ya no era suficiente, se regaban a diario con sumo cuidado. En los lugares, donde el rio 10 permitfa, se instalaban increfbles andamiajes, narias que podian subir el agua hasta cinco metros, y que podian regar hasta una hectarea si la configuraci6n de la ribera se prestaba a eIlo. Para superficies mas reducidas, se empleaban pequefios columpios, colocados sobre un canal de desviaci6n (véase la figura ILl). Las hortalizas se vendian en los mercados locales. Las obras de riego hechas por los terratenientes se destinaban unicamente al cultivo de la cana de azucar. Los requerimientos de agua de dicho cultivo limitaban las posibilidades de expansi6n, asf que se recurrfa a un control muy estricto de los pocos rios cuyo curso se prestaba a la irrigaci6n: en San Antonio estaba terminantemente prohibido usar el agua mas arriba de la plantaci6n. En las zonas irrigadas se concentraban las escasas tentativas de innovaci6n de los propietarios: en San Antonio, San Carlos, Tiquicheo 0 Quenchendio se construyeron algunos canales de cemento y a veces acueductos; las prensas de madera para exprimir la cana fueron rempla34 El promedio de la regi6n era de unos 313 kilogramos por hectârea, seg6n el 1 censo agricola y ganadero de 1930. FIGURA II.1. Sistemas de riego en pequefia escala utilizados en Tierra Caliente durante la primera mitad dei siglo XX EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 61 zadas por prensas metalicas 0 molinos de agua, y el arado de vertedera sustituy6 al arado criollo de madera. La cana se plantaba en enero y febrero y se cortaba entre los meses de noviembre y marzo deI ano siguiente. La irrigaci6n permitia el retono de las plantas segadas y la plantaci6n podia ser explotada durante seis u ocho anos. Antes deI siguiente cielo de ocho anos se intercalaban unD 0 dos cielos de maiz y frijol y, con menos frecuencia, de arroz. Aunque las plantaciones de cana hayan representado una superficie muy reducida en relaci6n con el ârea de Tierra Caliente (habia poco mas de 400 hectareas en 1930,3s 0 sea 0.2% de la superficie cultivada en la regi6n), su producci6n bastaba para el suministro local de azucar y alcohol, e ineluso sobraba para vender excedentes en el altiplano. Estratificacion del proletariado rural: aparceros, arrendatarios y jomaleros Los latifundios se especializaron en dos tipos de producci6n: el ganado, con destino a los mercados dei al tiplano, y el azucar, para el consumo local. Su estructura debi6 responder a dos exigencias importantes: garantizar una base forrajera constante durante todo el ano y asegurar la disponibilidad de la mana de obra empleada en el cultivo de la cana. Estas limitaciones determinaron la coexistencia de relaciones de producci6n basadas en la medieria para el cultivo de alimentos y relaciones de trabajo asalariado en los productos comerciales directamente controlados por los propietarios. Esta organizaci6n permiti61a reproducci6n a menor costa de una mana de obra disponible cuando los propietarios la necesitaran. Los campesinos sin tierra asentados en las propiedades no constituian una clase monolitica; es indispensable tener en cuenta la complejidad de los estatutos para comprender todos los cambios ocurridos cuando la reforma agraria hizo volar en pedazos los latifundios. La medieria constituia la base de las relaciones de producci6n en el âmbito de la propiedad, so capa de un pacto de sujeci6n y de protecci6n entre el propietario y los arrimados. El mediero generalmente se sentia atraido por los adelantos que se le ofrecian: un techo, cinco hectolitros de maiz y el equivalente en plata de otros cinco hectolitros, 0 sea un total de 700 kilogramos de grano, 10 que permitia a una familia de cuatro 0 cinco personas pasar los seis meses que transcurrian entre el préstamo y la cosecha. La entrega de una vaca y su becerro durante la temporada de lluvias completaba a veces estas garantias; a cambio de los cuidados prodigados a los animales, la familia dei mediero podia disponer durante tres meses de la leche que el becerro no consumia. El mediero podia, ademâs, solicitar 3S Segun el 1 censo agrlcola y ganadero. 62 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES en cualquier momento ayuda financiera al propietario, sin que se le cobraran intereses al saldar la deuda. La parcela recibida por el mediero equivalia a la superficie que podia ser trabajada por una yunta de bueyes, es decir, unas cinco hectareas. El propietario se comprometia a cercarla y desbrozarla, proporcionaba los aperos necesarios (arado, yugo, correas) y los animales de tiro, a cambio de que el mediero aportara el trabajo. En diciembre, éste entregaba la mitad de la cosecha de grano y restitufa los préstamos contraidos. Dejaba en la parcela la paja y el rastrojo deI maiz para que la aprovechara el ganado y pagaba sus deudas en efectivo. Para evitar eI pago de dichas deudas con maiz, cuyo precio era bajo en esos momentos, los medieros se veian obligados a prestar sus servicios en las plantaciones caneras 0 para eI cuidado deI ganado. Las perspectivas de acumulaci6n de un mediero eran muy reducidas. Los testimonios recogidos concuerdan en afirmar que las tierras se trabajaban hasta su agotamiento: las cinco hectareas asignadas a un mediero no producian mas de 3 500 0 4 000 kilogramos de mafz. El cumplimiento de los términos deI contrato y el saldo de las deudas contraidas dejaban entre 1 350 Y1 650 kilogramos de maiz 36 para el sustento de su familia, es decir, 10 minimo necesario para alimentar durante un ano a cinco 0 seis personas: la estricta reproducci6n de la fuerza de trabajo. Por 10 tanto, la alimentaci6n durante cinco 0 seis meses de los animales de tiro, la cria de algunas gallinas, la engorda de un puerco 0 las simples necesidades de ropa para la familia obligaban al mediero a pedir nuevos préstamos. Los anos de sequia la familia no tenla otro recurso que recoger fruta silvestre para poder sobrevivir: vainas de parota (Enterolobium cyciocarpum) , pinzan (Pithecellolium dulce), pitayas (frutas de Lemaireocereus weberi) y nanches (Malphigia mexicana Juss). Los productos de la medieria constitulan una renta apreciable para los latifundios, aIgunos de los cuales, coma la hacienda de San Antonio, sacaban de ese modo hasta 220 toneladas de maiz al ano. A principios de la década de 1930, con base en los rendimientos de 700 a 800 kilogramos por hectârea, un mediero pagaba aSI al propietario el valor de la tierra que trabajaba en poco mas de dos anos.J1 Esas condiciones ciertamente no eran 10 mismo que la esclavitud por deudas que se observaba en gran parte deI pals, pero la libertad deI mediero también resultaba extremadamente re36 Es decir. la mitad de la cosecha (1 700 a 2 000 kilogramos) menos los cinco hectolitros (350 kilogramos) prestados por el propietario. suponiendo que los adelantos en efectivo se paguen con jomadas de trabajo en la temporada de secas. 37 Hacia 1933 el precio de una tonelada de mafz f1uctuaba en la regi6n en toma a los 40 pesos. Cinco hectareas de tierra cultivable costaban aproximadamente 165 pesos, es decir, apenas un poco mas que cuatro toneladas de mafz. 0 que el producto de dos afios de medierfa (Foglio. 1936, t. I. pp. 256 Y 346). EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 63 ducida. 38 S610 una excelente cosecha le perrnitia evitar los préstamos de grano y en efectivo y solicitar un contrato mas ventajoso en el arriendo de una parcela. Los arrendatarios eran s610 una fracci6n minoritaria de la poblaci6n de los latifundios y en muchos de ellos ni siquiera existian. El arrendamiento era un privilegio concedido par el propietario 0 su administrador a personas con quienes tenian lazos de parentesco 0 de compadrazgo. Suponfa para el productor una gran autonomfa financiera, en la medida en que debia proporcionar todos los aperos necesarios para el cultivo y asumir la totalidad de los costos de la alimentaci6n de su familia y de la producci6n, sin esperar dellatifundista mas ayuda que la de los préstamos a tasas de interés de entre 3 y 5% mensuales. Un arrendatario se establecfa generalmente en las partes boscosas que habia que roturar, desbrozar, cercary preparar para el cultivo. Para una familia de cuatro 0 cinco personas, abandonar la categorfa y la "seguridad" deI mediero a cambio de un contrato de arrendamiento requerfa de una inversi6n de mas de 40 pesos en alimentos, semillas y aperos de labranza,39 es decir, 10 equivalente a tres meses de salario de un pe6n agrfcola. El riesgo corrido era considerable porque podia llevar a la ruina deI arrendatario si la cosecha era mala. El arrendamiento de la tierra seguia siendo relativamente moderado y parejo en toda la regi6n: un hectolitro de maiz a cambio de ocho litros de semillas. Las parcelas trabajadas tenian la misma superficie que la de los medieros, alrededor de cinco hectareas, que representaban un alquiler de entre 500 y 600 kilogramos de cereales, segun la calidad deI suelo y la densidad de simiente que padia aceptar. En raras ocasiones se asignaban a ciertos arrendatarios que disponfan de mana de obra familiar suficiente dos pares de bueyes y unas 10 hectareas. Las condiciones ventajosas eran en parte compensadas por el alquiler de los animales de tiro (cinco hectolitros de grano por buey) 10 cual elevaba el costa deI alquiler a 1 200 0 1 300 kilogramos de mafz, equivalentes a la tercera parte deI valor de mercado de la parcela cultivada. 40 Para una familia de cuatro 0 cinco personas, el umbral de reproducci6n de tal sistema se situaba en alrededor de 2 600 kilogramos, 38 En Tierra Caliente la situaci6n de los medieros era relativamente favorable en comparaci6n con otras regiones, coma Oaxaca. A cambio de la mitad de la cosecha, los medieros proporcionaban la yunta de bueyes y pagaban un derecho de cosecha de un centavo por cada surco; también debfan participar obligatoria y gratuitamente en las faenas (Kaerger, 1900, pp. 220 Y221). 39 Los 10 hectolitros de maiz que prestaba el propietario a sus medieros, es decir, 28 pesos; entre 60 y 80 litros de semilla para el cultivo de cinco hectâreas (1.5 a 2.5 pesos); un arado criollo (cinco pesos); un yugo con sus correas (tambiéncinco pesos); todo esta suma 40 pesos. Se trata deI mlnimo, sin tener en cuenta que con frecuencia se necesitaban trabajadores extra para la escarda 0 la cosecha. 40 En 1930, 1 300 kilogramos de mafz, comprados directamente al productor, valian 51.5 pesos, y cinco hectâreas de tierras cultivables alcanzaban por entonces aproximadamente 165 pesos. 64 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES o sea la producci6n total de 3.5 hectareas.4l El resto de la cosecha permitia engordar tres 0 cuatro cerdos y criar unas cuantas gallinas. En teoria este margen permitia al campesino dedicar una parte de su parcela a un cultivo comercial. Pero el rastrojo de los dos cultivos comerciales de la regi6n, el algod6n y después el ajonjoli, tenia s610 un valor forrajero limitado. Por el hecho de necesitar un trabajo de escarda mas a fondo, el cultivo de ajonjoli tenia ademâs la enorme desventaja de dejar muy pocos esquilmos para los animales, y su valor forrajero, una vez levantada la cosecha, representaba aproximadamente 40% de los residuos deI maiz. 42 Asi pues, no resulta descabellado que los propietarios en general se hayan opuesto a este cultivo. El crédito fue sin duda el tal6n de Aquiles de los arrendatarios, coma 10 habia sido antes para los pequenos productores independientes convertidos en arrimados. Se les hacian préstamos con tasas de interés de 20 a 30% por los seis meses deI cielo de cultivos de temporal y los préstamos en maiz debian ser pagados a raz6n de una vez y media el volumen prestado. Mas alla de un cierto limite, para obtenercualquierotro préstamo, el arrendatario se veia obligado a vender la cosecha en pie, a la mitad de su valor. Su situaci6n seguia siendo relativamente precaria, el volumen dei grano recogido y almacenado determinaba de manera directa la forma de acceso a la tierra para el ano siguiente: una mala cosecha significaba la disminuci6n deI numero de arrendatarios y el aumento de los medieros. Los arrendatarios buscaban sacudirse 10 mas pesado deI yugo, es decir, 10 concemiente a los animales de tiro. Sin ser considerables, sus posibilidades de ahorro eran reales. La engorda de algunos puercos, la venta de pequenas cantidades de ajonjoli cuando los dejaban cultivarlo, les permitian, al cabo de dos 0 tres anos, comprar una bestia de tiro, aumentar el excedente familiar y adquirir autonomia en el uso de la fuerza de tracci6n. 43 Pero numerosos propietarios se oponian terminantemente a que entraran en sus dominios animales que no les pertenecieran. Algunos limitaban esa entrada a dos 0 tres cabezas de ganado (una vaca y su becerro) e imponian un derecho de pastura de 12 pesos anuales por animal, 0 sea, poco mas de la tercera parte deI valor promedio de una vaca en 1930. 44 Estas limi taciones tenian ademas el inconveniente de prohibir al arrendatario la posesi6n 41 Es decir, 1 300 kilogramos coma pago de la renta, de 1 000 a 1 200 kilogramos para la alimentaci6n de la familia durante un ano y cerca de 200 kilogramos para el complemento de alimentaci6n de los bueyes durante el cielo de cultivo. 42 El rastrojo de las cosechas de malz en una heclârea liene un valoraproximado de 1 100 unidades forrajeras, mientras que en el casa deI ajonjoll es solamente de 450 (Léonard y Medina, 1988, p. 49). 43 El precio de un novillo equivalla en 1930 al de una tonelada y media de malz, la producci6n promedio de dos hectâreas. 44 En 1930, el valor promedio de una cabeza de ganado en Tierra Caliente no sobrepasaba los 35 pesos (Foglio, t. II, p. 18). EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 65 conjunta de un parde bueyes y de su remplazo, 10 cuallo obligaba a recurrir peri6dicamente al alquiler y a la compra de nuevos animales. En definitiva, el acceso a una porci6n de cerro para su cultivo por el método de roza, tumba y quema era para el arrendatario la mejor de las opciones. La renta se limitaba a la tierra; y las densidades de semilla, inferiores a las empleadas en las parcelas labradas, permitian reducir su costa entre 25 y 50%.45 En estas condiciones y después de haber pagado el arrendamiento, el cultivo de tres hectâreas dejaba en promedio una ganancia neta de tres toneladas de maiz y, una vez descontadas las cantidades necesarias para la alimentaci6n de la familia, un excedente de unos 1 800 kilogramos, que alcanzaba para comprar una vaca 0 engordar una media docena de puercos. Este margen proporcionaba al arrendatario una autonomia poco deseable para el propietario. Por 10 tanto, las superficies de desmonte se limitaban por 10 general a dos 0 tres hectareas por familia y se adjudicaban a personas de confianza. Para el propietario, el interés de este tipo de contrato estribaba, sobre todo, en la roturaci6n de zonas arboladas, 10 cual permitia el incremento de forrajes herbaceos, una vez abandonada la parcela. Los riesgos de erosi6n imponian limites a la extensi6n pero, en ciertas zonas particularmente accidentadas, era también el unico sistema posible de cultivo. Una ultima forma de arrendamiento apareci6 en las margenes de los rios donde se cultivaban frutas y legumbres durante la temporada de secas. Esta forma era también la unica que exigia el pago deI arrendamiento en especie aun antes de iniciar el cultivo: entre 12.5 y 15 pesos por hectarea, es decir, mas de un mes de salario. Se requeria que el arrendatario no tuviera ninguna deuda con el propietario, para tener acceso a este tipo de tierras. El acceso a la tierra, independientemente de la forma que adoptase, permaneda condicionado al consentimiento deI propietario, al término de un prolongado lapso aprobatorio de trabajo asalariado a su servicio. A los j6venes que deseaban permanecer en ellatifundio se les confiaba un par de bueyes y se les daba permiso para cultivar una parcela, con objeto de que demostraran su capacidad coma trabajadores, sin tenerque asumirninguno de los costos de producci6n. Estos gafianes recibian alimento y ropa, con frecuencia se alojaban en la misma casa de sus patronos, pero los que tenian familia propia podian solicitar otras condiciones: un jacal, cuatro 0 cinco hectolitros de maiz y el salario normal de un jornalero. Se trataba de los primeros pasos de un lento proceso de acumulaci6n que los conduda primero a la medieria y, si la suerte los favoreda, al arrendamiento. Estas perspectivas hadan de los gafianes una poblaci6n estable, arraigada 45 Para la siembra de una hectârea de desmonte se requerfan de ocho a nueve Iitros de semilla, mientras que en una parcela labrada se necesitaban entre 10 y 12 Iitros. 66 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES en el latifundio, 10 cual no era el caso de la mayorfa de los trabajadores agrfcolas y de sus familias, en busca perpetua de un empleo seguro y un techo, de un latifundio al otro. El cielo de los cultivos de temporal les aseguraba el empleo durante tres meses, para la siembra y las escardas, y después para la cosecha. Por un jornal de 50 centavos a principios de la década de 1930, el equivalente a 12 kilogramos de mafz, el trabajador ganaba en ese lapso apenas 10 suficiente para alimentar a una familia de cuatro 0 cinco personas durante un ana: el ingreso de un jomalero en Tierra Caliente era 40% inferior al dei promedio en el estado de Michoacân. 46 El problema dei empleo y de la sobrevivencia se agudizaba en la época de secas. La zafra no proporcionaba suficiente trabajo y una gran parte de los jomaleros se iba a las plantaciones de café de la costa dei Pacifico 0 a las zonas caneras de Zitacuaro, Tacambaro 0 Urecho. Los que habfan conseguido el derecho de permanecer en los latifundios se empleaban en la recolecci6n de fruta silvestre y, sobre todo, en la pizca de cascalote (Caesalpinia cacalaco), que es la corteza empleada en las tenerfas. Los buhoneros ofredan en 1935 hasta 0.5 pesos por una arroba (11.5 kilogramos). A juzgar por los testimonios recogidos, era necesario pagar antes un derecho de 0.4 pesos por arroba al propietario de la tierra, de manera que la remuneraci6n de ese trabajo rara vez superaba los 0.3 pesos diarios. La recolecci6n de cortezas era por 10 tanto una caracterfstica dei estrato mas miserable de la poblaci6n, que permaneda endeudada de por vida con los duenos de las tierras. El pastoreo de los rebafios Un rancho de 1 500 hectareas albergaba una media docena de medieros o arrendatarios con sus respectivas familias, asf coma un caporal encargado dei cuidado de un rebafio bovino de 150 0 200 cabezas. Con base en 10 anterior se calcula que la superficie cultivada anualmente era de 40 hectareas, es decir, algo mas de 2.5% de la superficie. El manejo dei ganado apuntaba a garantizar el mantenimiento de los animales exclusivamente con los recursos forrajeros dei rancho, mediante una rotaci6n bastante simple de los hatos en los pastizales. Desde las primeras lluvias el ganado era enviado a las partes mas elevadas y frescas de la propiedad, en los lugares donde la hierba brotaba antes. El ganado se mantenfa con los retonos tempranos y luego permaneda alrededor de seis meses en los pastizales de grama (Hilaria cenchroides) y de aceitilla (Bouteloa filiformis) hasta fines de noviembre. El hato era entonces conducido a las praderas mas bajas y humedas, a las que no se podfa entrar durante toda la temporada de lluvias y, posteriormente, a las tierras de cultivo 46 En 1930, 0.8 pesos diarios (Foglio. 1936. t. m. p. 242). EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 67 donde habfa rastrojo de mafz. El pastoreo se realizaba por 10 tanto en tres zonas, cada una de ellas con diferente capacidad de retenci6n de la humedad (véase la grâfica nA). De hecho, se trataba de un mecanismo trashumante en eI sena mismo de las grandes propiedades, disefiado para la explotaci6n 6ptima de los diferentes estratos deI ecosistema. La eficacia de esta forma de pastoreo dependfa en buena medida de la capacidad de los latifundios para lograr extenderse y abarcar el conjunto de estratos deI ecosistema. Una vez efectuada tal concentraci6n, eI sistema funcionaba practicamente solo, a partir de un seguimiento minimo y sin requerir la menor inversi6n. El periodo critico deI pastoreo tenfa lugar durante los dos ultimos meses de la temporada de secas. El rastrojo de una hectârea de mafz permitia el mantenimiento de alrededor de tres unidades animales durante este periodo, y ni una mas. 47 La superficie cultivada en cada explotaci6n debfa corresponder al numero de cabezas deI rebafio que se pastoreaba. De hecho, las encuestas realizadas en la regi6n demuestran que esas dos variables sueIen ajustarse de manera estricta, 10 cual equivale a cultivar unas 50 hectâreas para un rebafio de 150 cabezas de ganado, j6venes yadultos mezclados (Léonard y Medina, 1988). La reserva de forrajes secos serna unicamente para limitar la pérdida de peso de los animales durante la temporada de secas. 5610 en los cuatro meses de lluvias, de julio a octubre, el ganado engordaba en los pastizales verdes. Durante ese periodo, se efectuaba la fecundaci6n de las vacas que permanecfan estériles eI resto deI afio a causa de una alimentaci6n deficiente, sobre todo en minerales. Por esta raz6n, las vacas parian hacia fines de la temporada de secas y los becerros se beneficiaban rapidamente con eI aumento de la leche que se producfa con la llegada de las lluvias. Pero la reproducci6n y la lactancia representaban un desgaste ta! para las vacas que en general transcurrfan de 13 a 16 meses entre el parto y el regreso de la brama, es decir, unos dos afios entre los nacimientos. En consecuencia, la productividad de los hatos era baja: eI numero anual de nacimientos no superaba 20 0 25% de los efectivos y se necesitaba mas de tres afios para que un becerro Ilegara a los 250 0 300 kilogramos de peso. El cielo reproductivo aseguraba una producci6n maxima de leche durante la temporada de lluvias, entre los meses de julio y octubre. A principios de agosto, los becerros eran separados de sus madresy colocados en 47 La producci6n forrajera de una hectârea de rastrojo de mafz se puede evaluar entre 1.5 y 1.8 tonelada de materia seca, es decir, alrededorde 700 a 800 unidades forrajeras (Memento de l'Agronome, Ministerio Francés de la Cooperaci6n, 1980). A este total hay que afladir el valor de los brotes adventicios (700 y 800 kilogramos de materia seca, es decir, 300 unidades forrajeras). Asf pues, suponiendo que los animales consumen efectivamente cerca de 70% de este forraje (730 unidades forrajeras), con base en las necesidades diarias de cuatro unidades forrajeras por cabeza de ganado, se puede concluir que una hectârea de rastrojo de mafz permite, en teoria, alimentar a tres animales durante 60 dfas. 68 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES GRAFICA liA. Calendario forrajero de un rancho de Tierra Caliente en la primera mitad deI siglo XX Dic. Ene. Feb. Mar.. Oct. Abr. May. Paslizales de altura Pastizales de las vertienles Rastrojo dei cultivo Esquilmos un corral. Cada mafiana se ordefiaba a las vacas, antes de dejarlas algunas horas con sus becerros, y después se las llevaba a los pastizales. La ordefia duraba tres meses, hasta que los recursos forrajeras impedian la toma cotidiana de la leche. Ademas, la producci6n lechera también era baja, unos dos litros diarios por animal. Un rebafio de 150 vacas producia unos 35 becerros al afio, la que a su vez permitia la ordefia cotidiana suficiente para la elaboraci6n de un queso de apenas siete kilogramos par ordefia. El cuidado deI hato era responsabilidad del caporal. Sus condiciones de vida colocaban a este personaje en buena posici6n en la piramide social del rancho. Recibia coma salaria la totalidad deI producto de la ordefia, el uso de dos a tres pares de bueyes y el libre acceso a los terrenos de cultiva correspondientes. Tenia libertad para emplear a los medieros a de arrendar yuntas por su cuenta. El caporal a veces obtenfa ciertas ganancias por la producci6n deI hato: en la hacienda de San Antonio recibia dos pesos par cada nacimiento. A cambio debfa asegurar el pago de sus ayudantes, vaqueras y ordefiadores. Aun si su familia no podia asumir esas labores, dicho sistema garantizaba al caporal un excedente anual de cerca de 100 pesos EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 69 y mas de 300 kilogramos de queso,48 10 suficiente para comprar cinco 0 seis vacas y engordar unos 10 puercos. Aunque los duefios de las tierras les impusieran por 10 general un limite bastante bajo al nlimero de bovinos que podfan tener, los caporales a menudo contaban con rebafios de unas cincuenta cabras que vagaban en los cerros deI rancho vigiladas por un perro. En esa forma se imponian coma personajes aparte en el sena de los latifundios, privilegio que par 10 general era concedido en raz6n de lazos de parentesco con los propietarios. En preparaci6n para su venta, los machos de tres a cuatro afios eran a menudo castrados al final de la temporada de lluvias y encerrados durante un periodo de engorda de tres meses. Se les alimentaba con las reservas de mafz obtenidas de los arrendamientos y las medierias. Como los animales no digerfan la totalidad del maiz, al pie de cada res se ataba un cerdo, que se nutria de 10 que iba dejando la primera y, en esa forma, se iba cebando. Los puercos se adquirianj6venes, a menudo en pago de las deudas de los medieros, que los habian alimentado durante la temporada de lluvias con calabazas y hierba. Este sistema de engorda fue perfeccionado durante los primeros afios deI siglo xx, cuando el cultivo de ajonjoli comenz6 a tener mayor difusi6n entre los pequeflos propietarios y los arrendatarios. Cerca de Huetamo y en San Antonio, la sociedad Yrigoyen engordaba los animales comprados en los alrededores con una mezcla de maiz molido y cufietes 0 marquetas de ajonjoli. Se lograba asi, en un lapso de 90 dias, que los animales alcanzaran un peso de 700 kilogramos y una configuraci6n ideal para el mercado de México. A este respecto, el censo agricola de 1930 ---de dudosa credibilidad- afirma que en la regi6n se engordaban 1 325 cabezas de ganado, la mayor parte en el municipio de Huetamo. Pero se trataba s610 de una pequefia proporci6n (2%) deI importante hato bovino (64 600 cabezas de ganado) que habia en Tierra Caliente por esa época. TIERRA CALIENTE EN EL CONTEXTO NACIONAL A principios de la década de 1930, Tierra Caliente habia completado su integraci6n a la economia nacional. Aunque la regi6n perrnanecfa al margen en 10 referente a las grandes vias de intercambio del centro deI pais, las transforrnaciones econ6micas y sociales ocurridas durante las liltimas décadas deI siglo XIX no pueden comprenderse sino en referencia a la evo48 Si se consideran salarios de 0.50 pesos para un vaquero y de 0.30 pesos para un mozo de ordena. un caporal no gastaba en salarios mas de 175 0 180 pesos al ano. Deducido el consumo familiar. dos parcelas de mafz le dejaban 6.7 toneladas. es decir. el equivalente a 270 pesos en 1930. Su ganancia neta seria de 90 pesos, sin terier en cuenta el produclo de la ordeiia. 70 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES luci6n de los mercados deI altiplano. en particular al de la ciudad de México. La infraestructura de las comunicaciones casi no se hahfa modificado desde la época colonial, con excepci6n de dos lfneas telegrâficas en la década de 1880: una sola brecha. que segufa intransitable para todo tipo devehiculos, comunicaba la regi6n con el altiplano, y todas las demas vias se reducfan a caminos de herradura (véase el mapa II.1). Fuera de un trâfico fluvial de poca importancia a 10 largo deI Balsas, la totalidad del transporte se hacfa aûn a lomo de mula. Pero la ausencia de infraestructura no impidi6 el desarrollo de los intercambios comerciales. La estructura del comercio regional sigui6 reflejando la concentraci6n de la riqueza que se habfa producido a fines de siglo, pero constituy6 ademâs un factor de diferenciaci6n en el sena de la masa campesina sin tierras. Vaqueros y arrieros en las ru.tas comerciales El ganado en pie representaba la parte mas importante de las exportaciones de la regi6n deI curso medio del Balsas. Al final de la tempo rada de lluvias, cuando regresaban de los pastizales con el maxima peso, los animales eran reunidos y seleccionados; a los mas viejos se les enviaba hacia los centros comerciales del altiplano y, sobre tooo, al mercado de la ciudad de México. Los animales eran transportados directamente en lotes de 30 a 50 cabezas 0, con mayor frecuencia, llevados hasta las estaciones de ferrocarril de Zitâcuaro 0 Toluca. donde eran vendidos a intermediarios de la capital. Desde Huetamo, el trayecto duraba de 10 a 12 dfas hasta Zitâcuaro. 15 dfas para llegar a Toluca y 17 0 18 dfas hasta la ciudad de México. Uno de los vaqueros que precedfa al rebafto arrendaba tierras de pastoreo en cada una de las jomadas. A pesar de los precios mas bajos. la plaza de Morelia, la mas cercana, atrafa una parte de las ventas de los alrededores de Nocupétaro y de la hacienda de San Antonio. Apartir deI mes de marzo, los machos que habian sido seleccionados y engordados segufan a su vez el mismo camino; las ventas continuaban durante toda la temporada de secas. hasta fines de abril. Apesar de la existencia de un potencial importante en la regi6n y de una demanda estable deI altiplano, los animales de tiro no constituian mas que una fracci6n insignificante deI comerciode bovinos. Algunas yuntas de bueyes llegaban de Tiquicheo hasta el valle de Toluca y Atlacomulco 0 bien de Carâcuaro hacia Tacâmbaro, pero la mala adaptaci6n de los animales al clima mas mo de la meseta, limitaba la demanda. En cambio, los cerdos cebados fueron objeto de un comercio regular con Zitâcuaro y Morelia. Eran encaminados por via terrestre en lotes de 70 0 100 animales. Acompafiando al convoy iban mulas cargadas de maiz a fin de no interrompir MAPA II.3. V(as de comunicaci6n y desarrollo deI comercio regionai a principios deI siglo XX N • México 1000m ~ Ventas de ganado en pie 'If Ventas de puercos gordos ~ ~ Ventas de bueyes de tiro OCÉANO PAclFICO , ~d Ventas de ajonjon ~ Artîc"ulos manufaeturados ':;il ~-:-~-:- ___ • 1 1 1 1 o la 30 50 Arrieria tuera de temporada Linea dei terrocanil Brecha 1 70 km Principales caminos de herradura 72 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES la engorda de los cerdos durante el trayecto: entre Huetamo y Zitacuaro se obtenia un aumento de peso de 15 kilogramos por cabeza en cuatro semanas. A pesar de estas demoras, la engorda de los cerdos y su venta en los mercados urbanos del altiplano constituian la valorizaci6n mas rentable del maiz cosechado en los latifundios. El comercio de los productos agricolas constaba esencialmente de pequefios volumenes de azucar, aceite y semilla de ajonjoli, y corteza de cascalote, que se enviaban a Morelia 0 a Zitâcuaro. Las ventas de ajonjoli adquirieron una importancia creciente durante el siglo xx, después de que el consorcio Yrigoyen instal6 en Huetamo una fabrica de extracci6n de aceite. Al igual que el comercio de ganado, el ajonjoli era del dominio exclusivo de los usureros, que compraban las cosechas a los arrendatarios y medieros de los latifundios en adelantado, a menudo a la mitad de su valor. A cambio de un poco de azucar, de maiz 0 de unos metros de tela que los comerciantes entregaban a crédito a los productores durante la temporada de lluvias, litres meses mas tarde, el ajonjoli les dejaba 150% de ganancia, con la terrible condici6n de que si no se pagaba la deuda con la primera cosecha, se cobraria al doble a la cosecha siguiente, y se encarcelaba a los miserables por tal motivo".49 El ajonjoli era transportado hasta las fabricas Tron Hermanos 0 Santa Lucia, en Morelia, 0 a la estaci6n de ferrocarril de Zitacuaro. También podia ser revendido en la plaza de Huetamo, en la fabrica Yrigoyen 0 en uno de los seis pequefios centros de extracci6n de aceite que habia en la regi6n. 50 Una vez puesto en barriles, el aceite se expedia a lomo de mula hacia Morelia y el Bajio. El comercio al mayoreo era, pues, controlado por los grandes capitales regionales y los duefios de las tierras; empero, la distribuci6n de los productos manufacturados en los ranchos y las zonas incomunicadas permiti6 el surgimiento de un grupo de pequefios comerciantes temporales. Algunos pequefios propietarios y arrendatarios, que habian podido coroprar un asno 0 una mula y liberarse de las obligaciones con los latifundios, solicitaban préstamos y mercancias a los grandes negociantes. Al final de la cosecha, estos vendedores ambulantes se dirigian rumbo al occidente de la regi6n 0 hacia la sierra de Guerrero y la costa del Pacifico con harina, azucar, algunas piezàs de tela y herramientas metâlicas de manufactura industrial. Intercambiaban esos productos por cabras, pieles, tabaco, mezcal y saI, que enseguida revendian en los pueblos de Tierra Caliente 0, en ocasiones, en Tacambaro, Pâtzcuaro 0 Zitacuaro. El trafico continuaba durante toda la temporada de secas, hasta el periodo de preparaci6n de la siembra en el mes de mayo. 49 Archivo de la Secretarfa de la Refonna Agraria, Morelia. Dotaci6n, exp. 121, ano 1927 (citado porSanchez y Pérez, 1989, p. 128). 50 Foglio, 1936, 1. III, p. 245. EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES 73 La arrieria constituia un medio rapido de acumulaci6n pero dependia deI apoyo de los grandes comerciantes y de las recomendaciones 0 de los lazos de parentesco que el candidato pudiese obtener entre la oligarqufa regional. Penrianecfa fuera deI alcance de la mayorfa de los medieros y de los jornaleros, asf coma de tooos los que no podfan adquirir un asno 0 librarse de las deudas contrafdas con ellatifundio, durante el tiempo que se requerfa para un viaje. La oligarqufa [rente al movimiento revolucionario El levantamiento revolucionario de 1910 sacudi6 violentamente a Tierra Caliente, sin que por ello haya puesto en tela de juicio el poder de las grandes familias que habfan asentado su riqueza durante la dictadura porfirista. La participaci6n de las grandes familias en la insurrecci6n maderista contra el poder de don Porfirio y después en la defensa de la nueva Constituci6n, les permiti6limitar el efecto dellevantamiento popular local (Oikion, 1986). La victoria final de la tendencia reformista burguesa contra las fuerzas agraristas les garantiz6 una relativa estabilidad. Después de haber dado dos generales a la defensa de la Revoluci6n, la oligarqufa regionallogr6 hacerse representar por dos diputados federales y dos gobernadores estatales (iuno de ellos en Baja California!). Al evitar toda marginaci6n polftica, la oligarqufa logr6 fiItrar la difusi6n dei mensaje agrarista, que dio vida a la Revoluci6n, y a controlar sus efectos. Por eso, durante mucho tiempo, los programas de la reforma agraria no llegaron a afectar Tierra Caliente. Las tropas federales acantonadas en la regi6n, bajo las 6rdenes de miembros de la oligatquia local, fueron a menudo empleadas para aplastar las reivindicaciones campesinas y no para defenderlas. 51 Fuera de estas presiones, la ausencia de nucleos importantes de poblaci6n dentro de los latifundios hacfa dificilla satisfacci6n de las demandas de dotaci6n de tierras (para que una de tales demandas fuera tenida en cuenta por el gobierno debfa proceder de un nucleo de poblaci6n de por 10 menos 20 personas mayores de 16 ai'ios). En 1933, es decir, 16 afios después de la promulgaci6n de los decretos agrarios de 1917, se habfan repartido menos de Il 500 hectâreas de las grandes propiedades deI distrito de Huetamo, es decir, 1.9% de las tierras de la regi6n (Foglio, 1936). Para la mayorfa de los arrimados, absolutamente nada habfa cambiado. 51 Como ejemplo, el subteniente R. Vâzquez lanz6 a sus soldados contra los campesinos que ocupaban las tierras que le habian pertenecido y que habian sido legalmente repartidas por decreto presidencial (Sanchez y Pérez, 1989). 74 EL APOGEO DE LAS GRANDES PROPIEDADES Durante las ultimas décadas deI siglo XIX se produjo un doble movimiento de penetraci6n, de una nueva ola de migrantes y deI capital comercial, dirigida desde el altiplano hacia la regi6n deI curso medio deI Balsas. Se trat6 de un fen6meno general en el conjunto deI tr6pico seco mexicano,52 hasta entonces aislado, por 10 cualla integraci6n de la economfa nacional se complet6 en dicho periodo. Al igual que en otras muchas regiones, la cria extensiva de ganado bovino, que fue la clave de la revoluci6n agrfcola crioUa y deI desarrollo de la propiedad privada en el siglo anterior, se volvi6 el sector favorito de inversi6n de esos capitales. Esta asociaci6n -se podrfa hablar de imbricaci6n- entre el capital comercial y la ganaderia continua siendo una realidad hasta nuestros dfas. El mercado de ganado en pie estaba entonces en plena expansi6n en el altipIano y producfa importantes tasas de ganancia. Para que su rentabilidad fuera 10 mas elevada posible, era necesario concentrar superficies considerables en el nivel de una cuenca con miras a asegurar el control de los diferentes estratos eco16gicos, entre los cuales se desplazaba el ganado, y los recursos hidro16gicos que permitfan desarroUar una pequefia producci6n azucarera. Las redes de comercio y de agio se convirtieron en el instrumenta principal de pauperizaci6n y de expropiaci6n de los campesinos que ocupaban estas tierras. Los pequefios arrendatarios indfgenas, asf como los migrantes pobres, se transformaron en productores de forraje 0 en mana de obra temporal sometida a los propietarios de las tierras. De este modo surgi6 una sociedad dual cuya caracterfstica es la concentraci6n extrema de la riqueza y de los medios de producci6n: un esquema clasico en México y en América Latina. 52 Véase H. Cochet, 1991. IILlTIERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA (l935-1960) LA RELATIVA tranquilidad de los grandes propietarios de ranchos y haciendas termin6 bruscamente en 1934, tras la eIecci6n deI general Lazaro Cardenas coma presidente de la Republica. Después de todos los estragos que ocasion6 la guerra cristera, que se extendi6 a todo el centro de México y encarn6 las aspiraciones deI pequefio campesinado, decepcionado de los frutos amargos de la Revoluci6n, la crisis econ6mica mundial de 1929 acab6 por debilitar la tendencia moderada que dirigfa al pais desde hacfa 20 afios. Con Lazaro Cardenas, fue el ala radical y agrarista deI movimiento revolucionario la que ocup6 eI poder entre 1934 y 1940. Para la mayorfa de la poblaci6n rural este cambio se tradujo en eI desmantelamiento dei sistema latifundista y en una distribuci6n de tierras sin precedente en la historia dei pafs.· El periodo que va de 1935 a 1945 produjo un cambio radical en la historia agraria de Tierra Caliente y condujo igualmente a la desaparici6n de la oligarqula que se habla formado durante eI Porfiriato. Las haciendas mas importantes fueron desmanteIadas y sus tierras distribuidas entre algo mas de 5 800 familias. En 10 afios, la propiedad rural asf coma la organizaci6n social y econ6mica de Tierra Caliente sufrieron un cambio radical. Una nueva estructura de propiedad de la tierra -el ejidoremplaz6 finalmente a los latifundios. EL Enno y LOS EnnATARIOS Entre 1935 Y 1945, la mayor parte de la superficie agrfcola de Tierra Caliente fue repartida entre los campesinos sin tierra que anteriormente trabajaban en los latifundios y ranchos. El reparto de las tierras, que repre· sentaba s610 11500 hectâreas en 1933, se elev6 en 1935 a 24 560 hectareas y, 15 afios después, a 159468, es decir, paso a representar 53% de la superficie agricola utilizable. 2 El grueso dei reparto tuvo lugar durante el sexenio de Cardenas, y termin6 por afectar una proporci6n muy importante de las tierras cultivables, puesto que en 1960,62% de la superficie cultivada • Entre 1934 y 1940, el gobierno cardenista emprendi6 la distribuci6n de 20 137 000 heclâreas (dos veces mas que en el curso de los 20 aftos precedentes) entre 775845 campesinos (véase Gilly, 1971, p. 359). 2 Foglio, 1936, p. 222, Y /lI Censo agrlcola. ganadero y ejidal. 1950. 75 76 lTIERRA Y LIBERTAD? LOS L1MITES DE LA REFORMA AGRARIA habia sido sustraida de los latifundios. 3 Terminado el sexenio cardenista, las expropiaciones se redujeron en forma drâstica y, entre 1950 y 1960, s610 se repartieron 4 930 hectareas. Para entonces, la reforma agraria parecia haber terminado (véase la grafica III.l). Estas cifras disimulan, sin embargo, las profundas disparidades entre las extensiones onduladas de la llanura de aluvi6n al sur y al este de la regi6n y las superficies escarpadas de la vertiente deI altiplano. Si se exceptuan las haciendas azucareras, los latifundios mas importantes se hablan desarrollado en la proximidad de los rios Balsas y Tuzantla, en la zona donde era posible utilizar animales de tiro. En ella, habla mayor densidad de poblaci6n y se hallaba mucho mejor integrada a los circuitos de intercambio; en general, se habian reunido las condiciones de una alianza de clases favorable a una redistribuci6n de la riqueza; de ahi que la reforma agraria alcanzara en esta zona un desarrollo superior. En los estrechos valles septentrionales de Tierra Caliente la situaci6n era radical mente distinta: el control deI propietario sobre sus medieros era mas facil y la dispersi6n de la poblaci6n s610 permiti6 en algunos casos la formaci6n de nucleos de poblaci6n de al menos 20 personas que podfan ser consideradas para la dotaci6n de tierras. 4 La reforma agraria, por 10 tanto, no tuvo sino una importancia marginal en esta parte de la regi6n, con excepci6n de las grandes haciendas azucareras de San Antonio 0 de San Miguel. En el momento de la gran ola de expropiaciones de la época cardenista, en el municipio de San Lucas, situado en las confluencias deI Balsas y el Tuzantla, 68% de las tierras municipales y 71% de las tierras cultivadas habfan sido repartidas, mientras las cifras eran unicamente de 17 y lOOk en el municipio de Caracuaro. 5 A pesar de estas disparidades, el efecto de la reforma agraria en la organizaci6n social y econ6mica de Tierra Caliente fue considerable. Mas de la mitad de la superficie de la regi6n y una gran parte de su poblaci6n dejaron de estar bajo el control de la oligarqufa. Pero las tierras liberadas no pasaron a formar parte deI mercado de propiedades y quienes las recibieron no se convirtieron en pequefios propietarios privados aut6nomos. La Revoluci6n mexicana defini6 para ellos una hfbrida estructura de prolV Censo agrli:ow, ganadero y ejidal. Estado de Michoacdn, 1960. "En el rancho de Los Limones no encontré mas que cinco casas habitadas [...] sus moradores me dijeron que se encontraban ahf coma peones agIicolas 0 medieros; que sabfan que nueve aflos antes un grupo de campesinos de la regi6n hahfa solicitado estas tierras, pero coma ese grupo no tenfa ning(Jn asentamiento local, se habla desintegrado [... ] No hallando, pues, un centra de poblaci6n suficientemente importante para considerar legal el procedimiento, me dirig! a las rancheIias mas cercanas, todas muy alejadas y habitadas porpequei'los propietarios [... ] Llegué a la conclusi6n de que este pueblo se halla incapacitado para ohtener tierras seg(m el C6digo Agrario vigente" (Archivos de la SecretaIia de la Reforma Agraria, Morelia. Carâcuaro, Dotaci6n, junio de 1935. Citado por Sanchez y Pérez, 1989, p. 143.) 5 Censo agricow, gaoodero y ejidal, 1950. 3 4 (TIERRA Y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARlA GRAFICA 77 111.1. Superficie distribuida en Tierra Caliente entre 1930 y 1960 Superficie (ha) 180 000 160 000 140 000 120 000 100 000 80000 60 000 40 000 0.--'- 20 000 1930 1935 1940 1945 1950 1955 1960 FUENTES: F. Foglio, 1936, y Censos agrfcolas 1930, 1940, 1950, 1960. piedad ---el ejido- inspirada a la vez en las comunidades indigenas y en la propiedad privada, reflejo fiel de sus propias contradicciones. La historia de la reforma agraria mexicana se reduce a las concesiones hechas por los liberales al ala mas radical del movimiento revolucionario. Entre el modelo deI agricultor ({armer) estadunidense, que los moderados sofiaban con adoptar en el campo mexicano, y las exigencias de una masa enorme de campesinos sin tierra y sin capital, lareforma agraria produjo "una forma hfbrida de propiedad, llamada propiedad ejidal, cuya situaci6n y orientaci6n dependen, mas que de las leyes establecidas, de las relaciones de fuerzas sociales en un momento determinado" (Gilly, 1971). El ejido corresponde a la dotaci6n, por parte deI Estado, de una extensi6n de tierras a un pueblo 0 a un grupo de campesinos, con objeto de que cada jefe de familia pueda disponer de una parcela cultivable. Esta dotaci6n se halla condicionada a que el ejidatario la trabaje, no puede venderla, ni arrendarla, ni hipotecarla. El ejido no s610 esta integrado por tierras cultivables sinD también por agostaderos para el ganado y bosques, al principio indivisos, cuyo usufructo pertenece a todos los pobladores, coma pasaba en las antiguas comunidades indfgenas. Las formas de explotaci6n de esos recursos deben ser definidas por la asamblea ejidal, que puede decir si se debe llevar a cabo una parcelaci6n completa de las tierras, si su explotaci6n sera colectiva 0, con mayor frecuencia, si se adoptara una f6rmula intermedia, es decir, que 78 lTIERRA Y LffiERTAD? LOS LÎMITES DE LA REFORMA AGRARIA s610 las tierras de cultivo seran asignadas a individuos, y los pastizales y los bosques permanecerân comunales. Esta organizaci6n es evolutiva, se halla sujeta a las presiones demograficas dentro de los ejidos y, sobre todo, a los intereses divergentes de los grupos que los integran. En la regi6n deI curso medio deI Balsas las parcelas individuales no pasaron de ocho hectâreas de terrenos pIanos, y generalmente correspondfan a la antigua unidad de siembra empleada en los latifundios: la superficie que podia ser labrada con una yunta de bueyes, 0 sea, unas cinco 0 seis hectareas. Cuando el numero de parceIas era insuficiente, se procedfa a la distribuci6n de porciones adicionales de 10 a 12 hectareas de monte, para su explotaci6n mediante el sistema de roza, tumba y quema. Esos lfmites son te6ricos, en la medida en que la presi6n demografica y la distribuci6n desigual de los medios de producci6n dentro de los ejidos llevaron al fraccionamiento y a la concentraci6n de tierras cultivadas, asf coma al acaparamiento de los recursos comunes. Atrapado en las contradicciones inherentes en el usufructo colectivo de las tierras y de su explotaci6n en forma individual, eI ejido no fue sino un freno a la acumulaci6n capitalista. Los kulaks dei ejido 6 A pesar de que tiene una personalidad juridica unica y es un conjunto indivisible, el ejido se form6 sobre la base de una comunidad de campesinos que presentaban todos los contrastes, en cuanto a su posici6n social, su capacidad de acumulaci6n y sus intereses. La dotaci6n de una parcela no abrfa las mismas perspectivas a un antiguo pe6n que s610 disponfa de una tarecua7 y de su machete para cultivarla, que a un arrendatario, propietario de un arado y una yunta de bueyes; aunque tanto para eI unD coma para eI otro representara una mejorfa inmediata de las condiciones de reproducci6n. Una vez que fueron desmantelados los latifundios, la mayorfa de los medieros y jomaleros sigui6 careciendo tanto de aperos de labranza coma de capital. Muchos ni siquiera podian prescindir de los adeIantos en maiz o en efectivo que les hacfa el propietario sin poner en peligro la sobrevivencia de la familia. 8 La falta de aperos, de animales de tiro y de capital oblig6 a esos campesinos a abrir las puertas deI ejido a quienes posefan bienes, sobre todo ganado, y podfan proporcionar a sus vecinos los medios de producci6n que les hacfan falta: atraer ganado a las tierras ejidales era Utilizamos aqul el ténnino empleado por Jean Meyer, 1987. La tarecua consiste en un pesado azad6n, rematado con un hierro triangular, que se emplea en labores de escarda. 8 Seglin Jean Meyer (1987), en la Ciénega de Chapala, al noroeste de Michoacan, entre 75 y 93% de los beneficiarios de la refonna agraria carecfan de una yunta de bueyes y deI mas mlnimo capital productivo. 6 7 (TIERRA Y LmERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA 79 una condici6n indispensable para ponerlas a producir. En esa forma se unieron a los jomaleros, medieros 0 arrendatarios de los latifundios, los protegidos dei ex propietario, los caporales con su pequefio hato, a veces el mismo administrador, miembros de la familia dei hacendado 0 alglin pequefio ganadero de otro pueblo. Su integraci6n en la comunidad ejidal no exigia necesariamente la dotaci6n de una parcela con todos los derechos. Les bastaba con dejar que el ganado creciera y se multiplicara sobre los agostaderos indivisos y con el rastrojo de los cultivos dei ejido y con arrendar cada afio yuntas de bueyes a los ejidatarios. En algunos casos, el propietario expropiado pudo incluso dejar su ganado en las tierras dei ejido, al cuidado de caporales elegidos entre los influyentes dei pueblo. Acambio de financiar el comisariado ejidal 0 pagar los impuestos catastrales adeudados por el ejido, se podfa reproducir parcialmente el esquema de explotaci6n de la hacienda, sin afectar su verdadera riqueza: el ganado. 9 A partir de la formaci6n de los ejidos, surgi6, pues, una clase reducida de "acomodados", que monopolizaban el ganado y la fuerza de tracci6n que permitfa labrar las tierras y controlaban en esa forma y en gran medida el acceso a los cultivos de los mas pobres. La organizaci6n dei espacio dentro dei ejido se diferenciaba muy poco de la de los latifundios y el cuidado de los hatos se veia facilitado por el hecho de que las parcelas cultivadas no habfan sido fisicamente individualizadas y a menudo formaban un conjunto compacto. El derecho de libre pastoreo permitfa explotar los rastrojos dei cultivo durante la temporada de secas asi coma los agostaderos boscosos durante la temporada de lluvias: los ganaderos tenfan acceso a una verdadera renta. Las tierras indivisas, que constitufan sin duda la herencia principallegada al ejido por las antiguas comunidades indfgenas, contribufan asf a vigorizar las estrategias de acumulaci6n individual y a profundizar las desigualdades. Entre las parcelas abandonadas por los campesinos que no habfan podido sustraerse a la tutela de un propietario y las que s610 se cultivaban en parte por falta de aperos y yuntas, la disponibilidad de tierras era considerable para quienes podfan explotarlas. En ciertos ejidos era incluso posible disponer de tres 0 cuatro parcelas si la presi6n demogmfica 10 permitia (Léonard y Medina, 1988). Posteriormente, la disponibilidad de tierras que se podfan rentar a los ejidatarios pobres permiti6 a los propietarios de yuntas conservar una superficie cultivada importante. El excedente de granos de los pequefios productores, captado a través dei arrendamiento de animales de tiro y dei agio, incrementaba aun mas el margen de acumu9 Don Roman Celis pudo as! dejar. a partir de 1942,4000 cabezas de ganado en las tierras que le fueron confiscadas en el estado de Guerrero (véase el mapa II.3). Casi 50 anos después, sus herederos conservaban una parte de ese ganado sin haber jamâs adquirido el menor derecho ejidal (entrevista a don Alejandro Celis en Huetamo). 80 lTIERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA laci6n de los campesinos pudientes. Los ejidatarios pronto encontraron un epfteto para esos kulaks: los agraristas-agarristas. Este poder econ6mieo se tradujo rapidamente en poder politieo. El ejido era considerado por el Estado coma un todo indivisible, que posefa un estatuto jurfdieo unieo, y no coma un conjunto de campesinos independientes; la administraci6n s610 reconoda coma interlocutor a un comisariado de tres miembros, elegidos por todos los ejidatarios. Al comisariado se le encargaba la difusi6n de programas publicos de apoyo a la producci6n agrfcola. Como el ejidatario no era propietario de su parcela, hasta 1956 el unieo sujeto de crédito considerado por la administraci6n era el ejido. Por 10 tanto, el comisariado ejidal era la instancia que llevaba la administraci6n de los préstamos y la selecci6n de los candidatos, con abusos faciles de imaginar. A través deI control deI comisariado ejidal, los propietarios de ganado podian filtrar el acceso de la mayoria al crédito oficial y prolongar su dominio econ6mieo. Intervenfan incluso en todas las decisiones relativas a la administraci6n de las tierras ejidales. Para el grupo dominante convenfa que la organizaci6n deI espacio fuera similar a la de los latifundios, con base en la explotaci6n individual de las parcelas, 10 cual dejaba la puerta abierta a la acumulaci6n de propiedades, y la indivisi6n de los agostaderos para el ganado, cuyo acceso debfa permanecer absolutamente libre. Éste es el esquema que se implant6 en la mayor parte de los ejidos. Las tierras planas se dividian entre todos los productores y se cultivaban individualmente dentro de un extenso espacio cercado. Una vez levantadas las cosechas el ganado podfa entrar, sin limitaci6n en el numero de cabezas. Los cultivos de desmonte se agrupaban en un sector determinado de las tierras indivisas, con el fin de facilitar su protecci6n ante el desplazamiento deI ganado. Se deterrninaba asf un area de roturaci6n, que se desplazaba en los agostaderos al correr de los allos, de forma que resultaba imposible que un ejidatario reivindieara un derecho perpetuo sobre una parte cualquiera de las tierras indivisas. El acceso a los agostaderos era absolu tamente libre para todo el ganado de los ejidatarios 0 estaba condicionado al pago de una participaci6n en los gastos de administraci6n dei ejido para quienes no eran miembros. Esta organizaci6n, desde luego. sufri6 modificaciones en funci6n de las relaciones de poder que existfan entre los kulaks y los ejidatarios pobres. En la planicie deI Balsas, donde el peso de los ganaderos fue muy importante desde el principio, la extensi6n de las superficies cultivadas mediante la colonizaci6n y la roturaci6n de agostaderos fue a menudo objeto de veto. Eso permiti6 conservar pastizales extensos, pero también controlar nias eficazmente el acceso a las tierras de cultivo al hacerlas depender de los animales de tiro. En las partes mas accidentadas deI norte de la regi6n, la c:TIERRA y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA 81 situaci6n era a menudo diferente. La poblaci6n- era mas débil y la acumulaci6n primitiva, mas limitada. La menor extensi6n de los ejidos y de las tierras laborables a veces propiciaron la divisi6n efectiva de todos los terrenos ejidales entre los miembros individuales dei ejido, de manera que la acumulaci6n de ganado no podia hacerse mas que en el sena de cada dotaci6n. 1O Mas frecuentemente, se conservaron los agostaderos, pero el acceso dei ganado se limit6, en esos casos, a cinco cabezas por ejidatario. Por cada cabeza de mas, 0 por cada animal de fuera dei ejido, se tenia que pagar un impuesto. Ahora bien, tales situaciones en las que los pequefios productores pudieron controlar a los kulaks fueron mas la excepci6n que la regla. Para la burguesfa ejidal en vias de formaci6n, la clave deI poder estaba en los métodos ya probados desde tiempo atras en los latifundios. De la misma forma en que la usura habia sido el instrumenta mas eficaz de concentraci6n de las propiedades en el siglo precedente, se convirti6 a su vez en el pivote de la organizaci6n econ6mica y social deI ejido. Al asestar un golpe terrible a la antigua oligarquia, la reforma agraria permiti6 el desarrollo de una nueva burguesia agraria y comercial en cada localidad y a nivel regional. Su impulso se identifica con la rapida expansi6n de dos mercados: el de ajonjoli a nivel nacional y el de crédito en los ejidos. EL CONTROL DE LA PRODUCCI6N CAMPESINA: AJONJOLf y CRÉDITO AGRfCOLA La antigua oligarquia terrateniente y comercial no se repuso jamas de la confiscaci6n de sus tierras. La mayoria de los grandes propietarios y numerosos comerciantes prefirieron liquidar su ganado y replegarse a los establecimientos comerciales que habian podido establecer en el altiplano. Esta generaci6n, que habia fincado su prosperidad en la cria extensiva y la venta de ganado, vio en las expropiaciones un obstaculo importante para la supervivencia de sus actividades. La cafda dei precio deI ganado, a causa de la crisis de 1929, termin6 por disuadirla. Es significativo que de todos los miembros de la oligarquia, solamente la familia Yrigoyen haya podido conservar una parte de su poder: al diversificar sus actividades con la comercializaci6n de ajonjoli y su aceite, se coloc6 en una posici6n favorable para anticiparse a los cambios radicales desatados por la reforma agraria. La desaparici6n de los grandes comerciantes dej6 el campo libre a una nueva generaci6n de empresarios. La reforma agraria sent6 las bases para 10 Éste es el caso de los ejidos de Capire de Bravo, en el municipio de Carâcuaro, 0 de Ojo de Agua, en el de Tiquicheo. Conviene precisar que estos ejidos fueron creados durante la década de 1960, cuando ya era notoria la apropiaci6n de los recursos ejidales por parte de los ganaderos en la planicie aluvial y apropiaci6n que los campesinos de la vertiente de la sierra percibfan como una amenaza. 82 ,TIERRA Y LmERTAD? LOS lÎMITES DE LA REFORMA AGRARIA una rapida expansi6n de los mercados deI crédito, de los bienes de consumo y de los productos agrfcolas: liberada de la tutela de los propietarios y de la obligaci6n de producir maiz forrajero, la poblaci6n de los ejidos pudo incorporarse rapidamente a un mercado cuyos cimientos econ6micos fueron el ajonjoli y el crédito. A fines de la década de 1910, un pequefto contingente de migrantes originarios deI Cercano Oriente habia desembarcado en las costas mexicanas. Il Algunos se dedicaban al comercio ambulante de abarrotes, quincallena y textiles en los cami nos de Tierra Caliente, a la manera de los arrieros mexicanos. Mucho antes de 1930, los mas emprendedores, Julian Abraham, Antonio Flores, Pedro Kuri y Pedro Zegbi, se habian establecido en la plaza de Huetamo. Se convirtieron en uno de los componentes de una clase emergente de pequeftos comerciantes que trataban de esquivar los monopolios de las grandes sociedades mercantiles regionales. Éstas controlaban los sectores mas lucrativos, las exportaciones de azucar y de ganado hacia los principales centros de consumo. Este capital nuevo floreci6 sobre todo en los espacios restantes: eI comercio de granos, maiz y, sobre todo, ajonjoli. Estos negocios, efectuados en una escala modesta, continuaban siendo poco rentables en comparaci6n con la comercializaci6n deI ganado. Sin embargo, les penniti6 establecer vinculos con la industria aceitera, todavia incipiente en el centro deI pais. y con los capitales (de las familias Gutiérrez Pardo y Ontaft6n) que apoyaban su desarrollo. Las perspectivas de este grupo se vieron limitadas mientras la oligarquia mantuvo su control sobre la mayoria de las tierras y de los productores de la regi6n. Ese bloqueo convertia a los comerciantes de granos en los aliados objetivos de las organizaciones agraristas que demandaban la expropiaci6n de los latifundios. No es fortuito que las zonas donde la reforma agraria conoci6 el mayor desarrollo hayan sido precisamente aquéllas en donde la penetraci6n comercial era mas fuerte 0 donde las perspectivas de desarrollo de una agricultura volcada hacia eI mercado eran mejores: se habian reunido las condiciones para llegar a un gran consenso. A partir de 19.30, la industria nacional de la extracci6n de aceites vegetales apoy6 de modo irrestricto a este grupo de comerciantes. En los aftos que siguieron a la gran crisis econ6mica de 1929, el mercado de aceites (para el consumo humano, la fabricaci6n de jabones, pinturas, etc.) registr6 un rapido crecimiento y la producci6n se triplic6 entre 1930 y 1941 (Banco de México, 1943). Las materias primas consistian esencialmente en semillas de algod6n, copra y ajonjoli, pero este ultimo cultivo fue el mas beneficiado con el desarrollo de este mercado. Mientras que el ajonjolf representaba 11.6% de la producci6n de aceites en 1930, 25 aftos después su Il Los censos registran a 2 907 personas otiginatias de Tur-qufa, Sitia y Lfbano en 1910, 5967 en 1921 y 10548 en 1930 (Esladfslicas hisl6ricas de México, op. cil., t. 1, pp. 44-45). lTIERRA Y LIBERTAD? LOS LiMITES DE LA REFORMA AGRARIA 83 participaci6n en el mercado alcanzaria 30%.12 La regi6n deI curso medio deI Balsas fue considerada entonces coma la mejor productora en calidad y cantidad de semilla de ajonjolf. A principios de la década de 1930 se establecieron varias sociedades en las proximidades de la regi6n y se embarcaron en una fuerte competencia para obtener la materia prima. Las fabricas de México (Bola de Nieve, 1-2-3, Santa Rosa, El Clavel), Toluca (Ignacio Salgado, S.A.), Zitacuaro (Martinez) y Morelia (Santa Luda y Tron Hermanos) adquinan el grueso de su materia prima en Tierra Caliente. Entre 1930 y 1941, este fuerte incremento de la demanda motiv6 que se triplicaran los precios al productor. El fen6meno se acentu6 enseguida por el conflicto mundial que interrumpi6 las importaciones de copra procedentes deI sureste de Asia: el precio de la tonelada de ajonjoH puesto en la ciudad de México pas6 de 380 pesos a principios de 1941 a 503 pesos a fines de ese mismo ano, y después a 820 y 1 180 pesos en enero y junio de 1943 (E. Garda, 1945): en poco mas de dos allOS se triplic6 el precio. Tanto para el productor coma para el comerciante, el ajonjolf se convirti6 en el producto especulativo mas lucrativo de la regi6n de Huetamo. En el apogeo de la crisis econ6mica mundial de 1929, el ajonjoH fue sin duda uno de los raros productos cuyo precio aument6 en términos reales, mientras que en 4 allOS el mafz habia perdido la tercera parte de su valor. En 1940 los precios reales deI ajonjoH casi se habian duplicado en relaci6n con la década anterior y los deI mafz continuaban estancados. Después de la segunda Guerra Mundial, el restablecimiento de las importaciones de copra tuvo un efecto depresivo sobre la demanda de ajonjoH, pero poco después ésta se restableci6 y se mantuvo en un indice relativamente alto: en 1960, la evoluci6n relativa de los precios de diferentes productos agrfcolas y ganaderos en Tierra Caliente seguia siendo favorable al ajonjolf (véase la gmfica 111.2). La evoluci6n de los precios al productor s6lo refleja parcialmente la que tuvo lugar en las fabricas de extracci6n de aceite. Desde el alza provocada por el conflicto mundial, la diferencia de precio entre los mercados de Huetamo y de México representaba 50% del precio de compra al productor en 1941, 106% al allO siguiente y probablemente cerca de 130% en 1943. 13 Si se considera que en 1940 el costo del transporte a lomo de mula hasta las fabricas Tron en Morelia era de 10 pesos por hectolitro de semillas (70 pesos por tonelada) y s6lo de 7 para llevarla hasta la estaci6n de ferrocarril de Zitâcuaro (SHCP, 1940), se puede cifrar la ganancia promedio de los intermediarios en 370 pesos la tonelada en 1942: jel equivalente al precio pagado al productor! El negocio resultaba tanto mas rentable cuanto 12 A. Gonzalez, 1937; Banco de México, 1956. 13 Seg(m los precios presentados por Garcia (I945) Ylos dei cuadro U.l. GRAFICA ill.2. Evoluci6n de los indices de precios en valor constante del ma{z y del ajonjoU (precio al productor) y de la came de res (mercado de abasto de la ciudad de México) entre 1930 y 1960 Indice de precios 1930= 100 300 250 200 150 100 50 o 1930 FUI!NTE: Apéndice 4. 1935 1940 1945 1950 1955 1960 lTIERRA Y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARlA 85 que la inversi6n inicial deI comerciante podia mantenerse baja. Las fâbricas de aceite adelantaban los capitales necesarios para el financiamiento de la producci6n y la compra de la cosecha a tasas de interés bajas, 1 0 2% mensuales durante un periodo de seis meses, de maya a diciembre, pagaderos en ajonjolL14 Al pareja de la familia Yrigoyen, que lleg6 a tener bajo control la cuarta parte de la producci6n regional de ajonjolf hasta principios de la década de 1960, se amasaron verdaderas fortunas, coma la de Rufino Castillo (propietario de una prensa de aceite y de una fâbrica de jab6n), la de Julian Abraham y, mâs tarde, la de Salvador Patino (cuyas ventas de ajonjoli alcanzaban las 7 000 toneladas en 1965)15 en Huetamo, Luis Alcaraz en Lim6n de Papatzindân, los hermanos Pardo en Tiquicheo y Carlos Santoyo en Caracuaro. Desde la época cardenista fueron estos "aliados de la revoluci6n" y sus herederas quienes retuvieron el poder politico en los cinco municipios de la regi6n pasando sucesivamente de la direcci6n de la câmara de comercio regional a la de uno de los comités municipales deI PRI, o de una de las presidencias municipales a la Câmara de Diputados deI estado de Michoaca.n. La organizaci6n de la producci6n de ajonjoli, su financiamiento y su comercializaci6n descansaban en una estructura piramidal, cuya parte superiar estaba formada por los grandes industriales deI altiplano. Los préstamos concedidos por las grandes fabricas de aceite a los principales compradores de los centras de comercializaci6n (Huetamo, Carâcuaro, Lim6n de Papatzindân y Tiquicheo) canalizaban en seguida hacia un grupo de pequenos intermediarios y comisionarios locales, instalados en cada pueblo 0 ejido y s6lidamente integrados en su comunidad social. Éstos se encargaban a su vez de distribuir el financiamiento entre los productores. En cada etapa aumentaba considerablemente el costa deI crédito: los préstamos concedidos al uno por ciento mensual por las fâbricas a los grandes intermediarios, a su vez eran otorgados con intereses de 2 y 3% a los comerciantes locales. Los ejidatarios, en general, s610 podian conseguir financiamiento a tasas de 5 a 10 por ciento mensuales. Los pagos se hacian, por supuesto, en ajonjoli, con los precios de compra escalonados en forma inversa a los deI crédito. La ampliaci6n de este mercado exigfa un fuerte desarrollo de la infraestructura y el acercamiento de ciertas areas euyo potencial productivo habia sido probado. Con base en las inversiones publicas realizadas en la década de 1950 (mejoramiento de las brechas entre Nocupétaro y Tacâmbaro, y entre Tafetân y la carretera nacional Morelia-México), algunos comerciantes emprendieron por sf mismos la construcci6n de ciertas vias para 14 Entrevista con don Luis Alcaraz, Lim6n de Papatzindan, municipio de Tiquicheo. 15 Entrevista con el interesado, Huetamo. 86 ,TIERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA llegar a los pueblos mâs aislados: Luis Alcaraz financi6, en la década de 1950, la construcci6n de una brecha entre Carâcuaro y Lim6n de Papatzindân y caminos secundarios hacia los valles de Purungueo y San Miguel Canari 0, un total de 85 kil6metros. Esto le permiti6 controlar un vasto sector y captar una producci6n de 2 500 toneladas de ajonjoli cada aftO. 16 El ajonjoU, transportado a lomo de mula hasta Tafetân 0 Nocupétaro, era después embarcado en camiones que llegaban a Morelia en dos 0 tres dfas. La construcci6n de caminos carreteros que lleg6 hasta los limites septentrionales de la regi6n favoreci6 un ligero desplazamiento deI comercio hacia la vertiente deI altipiano, sin por ello afectar el poder cie los grandes intermediarios de Huetamo. Éste seguia siendo el centro comercial y financiero de Tierra Caliente. A mediados de la década de 1950, la sociedad Yrigoyen transformaba anualmente cerca de 3 000 toneladas de semilla antes de enviar su aceite sin refinar, a lomo de mula, a la fâbrica de Santa Lucia, en Morelia, que financiaba la empresaY La pequefia producci6n campesina: espejismos y sujeci6n econ6mica Ademâs de las condiciones climatol6gicas extremadamente favorables para el cultivo dei ajonjolf (temporada de lluvias corta y câlida, 10 cual permitfa el desarrollo râpido de las plantas y su cosecha en condiciones de poca humedad) y su proximidad a los centros de transformaci6n, la regi6n deI curso medio dei Balsas se benefici6 de una situaci6n casi monop6lica en la producci6n de la oleaginosa, sin otra competencia que la de la franja costera deI estado de Guerrero, mucho mas aislada y alejada de los mercados. Desde 1940 la regi6n de Huetamo producia la cuarta parte de la producci6n nacional de ajonjolf (Banco de México, 1943). En los 20 aftos siguientes, la superficie sembrada de ajonjoli fue en aumento, hasta el punto de representar la mitad de la superficie cultivada en Tierra Caliente (véanse el cuadro m.1 y la grâfica III.3). Un numero reducido de empresarios agrfcolas, que gozaron de grandes facilidades de acceso al crédito concedido por las fâbricas de aceite de la ciudad de México y de Morelia, desempefi6 bien su papel en este aumento de las superficies. Su campo de acci6n se limitaba frecuentemente a los ejidos situados sobre las mejores tierras, en las planicies de aluvi6n deI Balsas 0 deI rio Tuzantla. Los ejidatarios mas pobres y sin medios de producci6n recibfan una yunta de bueyes, un yugo, un arado, la semilla y una cierta cantidad en efectivo y en mafz, y debfan sembrar ajonjolf en toda su p,m;ela. Los trabajos de la cosecha eran financiados a medias por el patr6n lé 17 E':nlrevista con Luis Alcaraz. '"f9rmaci6n de Enrique Echenique. Huelamo. GRAFICA ID.3. Evoluci6n de la superfrcie cultivada entre 1920 y 1960 Superficie (ha) 50000 45000 40000 35000 30000 25000 20000 15000 10000 5000 o 1920 1925 1930 FUENTES: Censos agricolas y F. Foglio M., 1936. 1935 1940 1945 1950 1955 1960 <.TIERRA y LIBERTAD? LOS LiMITES DE LA REFORMA AGRARIA 88 CUADRO I1L1. Superficie (ha) Incremento de la superficie de ajonjolf en Tierra Caliente entre 1920 y 1960 192Cf' 1930 1935 1940 1950 1960 1 500 4160 10700 15600 20300 23450 FUENTES: Censos agIicolas de 1930, 1940, 1950 Y 1960, YF. Foglio, 1936. a Se trata de un calculo realizado en funci6n de los testimonios orales recogidos y cifras de la superficie sembrada de ajonjolf en todo el pals en 1920 (Il 900 hectâreas, seg(tn las ESladfsticas hisl6ricas de México, op. cil., p. 370). y ésta se dividia en dos partes iguales. Entonces, el ejidatario pagaba de inmediato su deuda con la parte de la cosecha que le correspondia. En suma, su situaci6n era muy parecida a la que tenia cuando estaba en la hacienda, s610 que ahora era en su propia parcela en la que hacia de "mediero", y el ajonjoli habia remplazado al maiz coma cultivo obligatorio. Apartir de 1945-1950 las superficies cultivadas en estos términos siguieron creciendo con base en el empleo de los primeros tractores. El empresario barbechaba el terreno y preparaba los surcos para la semilla y el ejidatario se encargaba de todas las demas labores. La utilizaci6n deI tractor perrnitia controlar superficies considerables: a principios de la década de 1960, Enrique Hernandez, Juan Abraham, Irineo Garcia, Nicolas Romero y Remedios Suarez cultivaban cientos de hectareas al ano. Eran los simbolos dei "milagro econ6mico" de la regi6n, la imagen viviente de una agricultura que por fin avanzabà al mismo paso que la de su herrnana mayor estadunidense. De hecho, este neolatifundismo 18 tenia muy poco que ver con el sistema de producci6n deI {armer de las grandes llanuras estadunidenses. Los grandes agricultores de la regi6n de Huetamo fincaban su actividad, desde luego, en fuertes capitales productivos, la posesi6n de numerosas yuntas y la introducci6n de los primeros tractores. Pero la producci6n continuaba siendo relativamente extensiva, apuntaba a la explotaci6n de las tierras hasta su agotamiento, sin mas aportaci6n de insumos que la fuerza de tiro. "El beneficio dependia principalmente de la extensi6n que se lograba cubrir, mas que de los rendimientos que se podian obtener".19 Cuando empezaba a disminuir la fertilidad de los suelos y los problemas fitosanitarios se multiplicaban coma consecuencia deI monocultivo prolongado de la oleaginosa, el empresario se desplazaba a otro ejido con otros campesinos pobres. Gracias a un cielo corto de producci6n (s610 exigia el control de la tierra durante tres meses) y a sus precios atractivos, el ajonjoli se ajustaba 18 Para recobrar el ténnino empleado por Stavenhagen (1974). 1974, p. 50. 19 Stavenhagen, lTIERRA Y LIBERTAD? LOS LÎMlTES DE LA REFORMA AGRARIA 89 perfectamente a las condiciones creadas pOl' la reforma agraria y daba una rentabilidad excepcional a las inversiones. Pero el auge deI cultivo de ajonjoli no se puede atribuir s610 a esos empresarios. Éstos no representaron nunca mas que unos cuantos miles de hect.areas y quiza la quinta parte de la producci6n regional. El incremento de las superficies sembradas 10 llevaron a cabo, principalmente, los pequenos productores ejidatarios. Inicialmente, los precios altos fueron detenninantes en la difusi6n deI cultivo: en 1940, el producto bruto de una hectârea de ajonjoli era entre 40 y 50% superior al que se podia obtener con el cultivo de maiz 20 y la diferencia entre los dos cultivos en relaci6n con la productividad del trabajo llegaba a 22% (véase el cuadroIII.l). Para un agricultor que empleaba unicamente mana de obra familial', la diferencia era considerable. Sin embargo, 15 anos después, la diferencia entre productos brutos se habia reducido a 10%, pero la superficie de ajonjoli seguia aumentando al mismo ritmo y se mantuvo en un indice muy alto, ineluso después de que este cultivo hubo perdido su atractivo econ6mico para los agricultores. La estructura del crédito que se adopt6 después de la desaparici6n de los grandes propietarios explica parcialmente este fen6meno. Cualquier adelanto en efectivo 0 en maiz debia sel' rembolsado en semilla de ajonjolf y s610 el alquiler de los animales de tiro, vestigio deI antiguo régimen, continu6 a menudo negociandose en hectolitros de mafz. Para los comerciantes y los agiotistas, el ajonjolf desempenaba el papel de moneda de cambio y ninguna mercanda se prestaba si en ese momento el deudor no se comprometfa a entregar su cosecha a cambio. El pequeno productor no podfa obtener crédito a tasas menores a 5% mensual, y con rrecuencia las tasas llegaban a 8 y 10%. A partir de la fecha d.e la siembra, y para todo préstamo adicional, se veia en la obligaci6n de vendel' en pie su cosecha, a las tres cuartas partes 0 dos tercios deI precio que habfa tenido el ajonjolf el ano anterior. El efecto benéfico deI ajonjolf en los rendimientos de los cultivos constituy6 otro factor de expansi6n. Gran parte de las tierras cultivables habfan sido sometidas desde hacfa décadas al monocultivo deI maiz y los rendimientos eran particularmente bajos. Al intercalaI' un cielo de cultivo de ajonjolf entre dos de mafz, se rompfa el cielo de reproducci6n de los parasitos y de los brotes adventicios. Para muchos campesinos, "el 20 En 1940 los precios al productor eran, en Huetarno, de 33 pesos por dos hectolitros de ajonjolf y cinco pesos por hectolitro de mafz (SHCP, 1940, p. 347), es decir 239 y 72 pesos, respectivamente, por tonelada (n6tese la variaci6n respecto a la media de los precios calculados en el âmbito nacional, de 296 pesosltonelada en el caso dei ajonjolf y de 96 pesos/tonelada en el dei mafz; véase el Apéndice 4). Los rendimientos por hectârea oscilaban entonces en tomo a los 375 kg en el caso dei ajonjolf y 800 en el dei mafz, 10 que redundaba en un producto bruto de 90 y 58 pesos, respectivamente. 90 lTIERRA Y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA CUADRO 111.2. Tiempos y productividad del trabajo en una parcela labrada: comparaci6n entre el ma{z y el ajonjoU lAbores Barbecho: primera etapa Barbecho: segunda etapa Siembra Primera escarda Aporcadura Segunda escarda Cosecha deI ajonjolf Trilla y transporte Cosecha y transporte deI mafz Total (jomadas por ha) Rendimiento Equivalente monetario en 1940 Productividad deI trabajo (pesos/dia) Ma{z Ajonjolf 4 diaslha 4 dias 2 dias 7 dias 1 dfa 7 dias 4 dias/ha 4 dias 2 dias 10 dias 1 dia 809dfas 10 dfas 3 dias 7 dias 32 800 kg $ 58 $ 1.8 43 375 kg $90 $ 2.2 ajonjolf serna de abono para el mafz".21 La oleaginosa también gozaba de la inmensa ventaja de que no competfa con el mafz en el empleo de la mana de obra: aceptaba una siembra tardfa, presentaba una sensibilidad reducida a la canfcula deI mes de agosto y se cosechaba un mes antes de que maduraran las mazorcas deI mafz. Para el pequefio productor que buscaba optimizar la utilizaci6n de la mana de obra familiar, para no tener que recurrir a peones asalariados, era imprescindible descargar y escalonar el calendario de trabajo. El monocultivo deI mafz en cinco o seis hectâreas de la parcela ejidal creaba un serio cuello de botella para la preparaci6n deI terreno y las escardas, porque la canfcula de agosto no permitfa escalonar la siembra. Su rotaci6n con el ajonjolf ofrecfa. por el contrario. la posibilidad de utilizar toda la superficie cultivable. atenuando los "picos" de trabajo. Sin embargo, el ajonjolf era mâs exigente que el mafz en 10 referente a la mana de obra. La preparaci6n deI terreno (surcos cruzados con arado) 21 Poona resultar sorprendente esta afumaci6n de los viejos campesinos de la regi6n de Huetamo. Por la brevedad de su cielo vegetativo, su débil cobertura deI suelo y la importancia de las labores de escarda (que constituyen ademâs un factor no despreciable de erosi6n), el cultivo de ajonjoU se suele considerar coma particularmente agotador para los suelos. Sin embargo, es posible que al quebrar el cielo de reproducci6n de los parasitos deI mafz los productores hayan visto su introducci6n en los sistemas de cultivo coma un beneficio y que haya llevado a un ligero aumento de los rendimientos deI cereal. ,TIERRA Y LIBERTAD? LOS LîMITES DE LA REFORMA AGRARIA 91 se realizaba por 10 general después de haber terminado la siembra de los cultivos basicos, y dicha realizaci6n tardfa permitfa eliminar los primeros brotes adventicios. Las densidades de siembra fueron siempre muy altas para compensar este atraso relativo, con el objeto de evitar el crecimiento de cizana y de reducir los riesgos de una germinaci6n deficiente 0 de que se pudrieran las plantas j6venes. La densidad de siembra era mucho mas alta que para el mafz: alcanzaba de 30 000 a 35 000 pozos, 10 cual, a raz6n de unos 10 granos por pozo, daba hasta 300000 plantas por hectarea. El ajonjoli aseguraba unacobertura limitadadel suelo; los trabajos de escarda, efectuados con la tarecua, eran particularmente pesados, tanto mas cuanto que se completaban con la aporcadura. Pero, al igual que la siembra, se llevaban a cabo después de la escarda de las milpas, y se podfan trabajar dos 0 tres hectâreas con la mana de obra de una familia de cuatro personas. Por el contrario, la cosecha era el punto mas sensible de este calendario, en la medida en que no pocifa resistir ningt1n retraso y tenfa que llevarse a cabo apenas terminadas las lluvias, durante un lapso muy corto (la apertura de los frutos provoca grandes pérdidas de grano si la siega se retrasa aunque sea un poco): mas alla de una superficie limitada, era indispensable recurrir a la mana de obra asalariada. Ademas, las fuertes densidades de la semilla exigfan la siega de un gran numero de pies de ajonjolf, cuyo contenido de simiente era relativamente bajo. Ahora bien, el pago de los jornaleros empleados en la cosecha de ajonjolf se hacfaa destajo, en funci6n dei numero de gavillas preparadas por cada persona y no de la cosecha total de grano. Las operaciones de corte, ordenaci6n y transporte de las gavillas exigian el empleo de 8 a 10 adultos por hectârea. Para una superficie de tres hectâreas habfa que distribuir 30 jornadas de trabajo entre cuatro y seis dfas. Para muchos ejidatarios, el empleo de jomaleros -cuyos salarios aumentaban notablemente a consecuencia dei incremento de la demanda-los obligaba a recurrir al agiotista, vendiéndole la cosecha en el campo. La superficie sembrada se limitaba, por 10 tanto, a la capacidad de la mana de obra familiar. En estas condiciones, la introducci6n de ajonjolf permitfa mejorar considerablemente la productividad dei trabajo (véase el cuadro III.2). lOué ganancias podfa obtener el productor en una parcela de seis hectareas en las que rotaba el cultivo de mafz y ajonjolf? En 1940, el delegado de promoci6n agraria de Huetamo calculaba que el costo para cubrir esa superficie era de 200 pesos, sin contar el arrendamiento de la yunta (SHCP, 1940). En el casa de que esa suma se hubiera pedido prestada a un usurero en mayo, a una tasa de interés de 5% mensual, el productordebfa rembolsar 255 pesos al vender su cosecha de ajonjolf. Ese mismo ano, el precio al productor en la regi6n se fij6 en 239 pesos la tonelada. El ejidatario tenfa, pues, que entregar 1 065 kilos de ajonjolf al usurero para pagar su deuda. Con un rendimiento de 375 kilos por hectârea, segt1n las estadfsticas de la 92 lTIERRA Y LIBERTAD? LOS L1MITES DE LA REFORMA AGRARIA época,22la producci6n de tres hectareas Cl 125 kilogramos) era devorada casi en su totalidad por los pagos de la deuda. Falta ailadir a esta cantidad el costa de arrendamiento de un par de bueyes que, por la escasez relativa de los animales de tiro, subia frecuentemente a 10012 hectolitros de maiz en los ailos que siguieron a la reforma agraria, ·casi 10 equivalente a la producci6n de una hectarea. La superficie de que disponia realmente el ejidatario pobre para mantener a sufamilia y acumular un pequeilo excedente apenas llegaba a dos hectareas: jSU margen de acumulaci6n no superaba al de los arrendatarios de los latifundios! El mantenimiento de una familia de cinco personas y de un corral reducido representaba alrededorde 1200 kilos de maiz, 0 sea, la producci6n de 1.5 hectareas, por 10 que al pequeilo productor s610 le quedaba media hectarea para sacar cierto excedente. Esta superficie solia sembrarse de ajonjoli, en la medida en que 10 permitiera la mana de obra familiar disponible. El cultivo de ajonjoli se desarroH6 en toda la regi6n, con excepci6n de las tierras demasiado humedas y de las vertientes demasiado frescas y muy sensibles a la erosi6n. En todas las tierras planas se generaliz61a rotaci6n maiz-ajonjoli, en ocasiones incluso bajo la forma de una rotaci6n trianual de ajonjoli-ajonjoli-maiz. Por otra parte, las lomas con pendientes leves, cuyos suelos delgados no permitian el cultivo de alimentos, se pudieron cultivar gracias a las pocas exigencias nutritivas de la oleaginosa. Los rendimientos seguian siendo bajos y declinaban con rapidez, pero no por eso se desistia de cultivarlas entre tres y cinco ciclos, antes de dejar las tierras yermas durante dos 0 tres ailos. El cultivo deI ajonjoli se extendi6 en toda Tierra Caliente, hasta abarcar 80% de la superficie trabajada en los alrededores de Huetamo (SHCP, 1940). En muchos ejidos a 10 largo deI Balsas, el maiz se confin6 a las vertientes por medio del sistema de roza, tumba y quema, mientras que el ajonjoli ocupaba el fondo de los valles y los terrenos de escasa pendiente (Hendrichs, 1945). Sin embargo, muy pronto se pusieron de manifiesto ciertos indicios de fragilidad en el sistema econ6mico que se habia desarrollado alrededor de Huetamoy que dependia casi exclusivamente de la producci6n de ajonjoli. A principios de la década de 1940, cuando la regi6n seguia relativamente aislada, la extensi6n de las superficies asignadas a la oleaginosa en detrimento del cultivo deI maiz termin6 por provocar una escasez grave de alimentos de primera necesidad. En la primavera de 1940, el precio al menudeo del maiz alcanz6 el triple de 10 que se habia ofrecido al productor en la temporada anterior (SHCP, 1940). En esa misma época, el exceso de 22 Banco de México, 1943, p. 50\. En Tierra Caliente, los rendimientos deI ajonjoli, coma los de otros cultivos, se caracterlzaban por tener un nivel muy bajo en relaci6n con los promedios nacionales. Por la misma época, los rendimientos promedio deI ajonjolf eran de 550 kg/ha en el estado de Sinaloa y de 660 kg/ha en el de CoIima. lTIERRA Y LmERTAD? LOS lÎMITES DE LA REFORMA AGRARIA 93 esa especializaci6n se hizo igualmente evidente en ciertos pueblos donde los problemas fitosanitarios se multiplicaron 0 las tierras se empobrecieron (Gonzalez, 1937). Es probable que alrededor de Huetamo la producci6n se estancara ligeramente y que el maiz recuperara ciertas tierras de las que habia sido desplazado. Pero la ampliaci6ndel radio de acci6n de los grandes comerciantes y la difusi6n deI cultivo de ajonjoli en las partes mas lejanas de Tierra Caliente pralongaron el incremento de las superficies y la organizaci6n econ6mica regional no result6 afectada por las manifestaciones alarmantes de su fragilidad. A principios de la década de 1960, los grandes comerciantes y empresarios agricolas al parecer habian logrado apropiarse de los beneficios de la reforma agraria. Sucedi6 con el crédito publico coma con la distribuci6n de las tierras. El crédito publico: una forma de subvenci6n al usurero El gobierno cardenista no ignor6 la importancia del crédito para llevar a cabo la reforma agraria. Se cre6 un Banco Nacional de Crédito Ejidal (aNeE) y sus agencias locales fueron las encargadas de ayudar a los ejidatarios en la adquisici6n de los medios de praducci6n que les hicieran falta y de financiar la producci6n agricola mediante créditos de avio adaptados a las condiciones de cada regi6n. En 1935 se inaugur6 una sucursal en Huetamo y su radio de acci6n a1canz6 mas 0 menos toda la zona de gran agricultura de la regi6n a principios de la década de 1950. El efecto de los programas de equipamiento de los ejidos (adquisici6n a crédito de arados y yuntas) sigui6 siendo extremadamente limitado, en parte por la falta de fondos disponibles de la SUCHrsal regional. En 1936, el total de los créditos destinados a la compra de yuntas en la regi6n lleg6 a la miserable suma de 7 841 pesos, el valor de 87 pares de bueyes, para repartirse entre unos 1500 ejidatarios... 23 y 25 afios mas tarde se registraban 1 325 arados de vertedera en los ejidos de la regi6n para una superficie cultivada de casi 40 000 hectareas. 24 Las mismas restricciones presupuestales impidieron la creaci6n de lineas de crédito de avio que hubieran permitido al campesino cubrir la totalidad de sus costos de producci6n, en particular el costa deI arrendamiento de los animales de tira. El crédito agricola s610 tenia en cuenta el costo de los cultivos y no los gastos reales deI praductor. Lo que le hacia mas falta era un crédito para gastos de consumo en los meses de junio-julio; cuando el maiz deI ano anterior se agotaba y la cosecha deI ano atm no se levantaba s610 10 podia proporcionar el usurera local. Mucho antes de la cosecha el ejidatario se encontraba de Foglio. 1936. t. III. p. 365. 241V Censo agricola, ganadero y ejidal, 1960. 23 94 ,TIERRA Y LffiERTAD? LOS LtMITES DE LA REFORMA AGRARIA nuevo ante la imperiosa necesidad de recurrir a la ayuda dei usurero: resultaba inutil atacar de rafz la usura local sin sustituirla en todas sus funciones. La organizaci6n y eI funcionamiento dei sistema de crédito publico son otro ejemplo de sus lagunas y de su ineficiencia. El tratamiento deI ejido como una totalidad, para ser sujeto de crédito, condujo a la concentraci6n de un poder considerable en manos deI comisariado ejidal, que se convertfa en el unico interlocutor valido entre la banca y los ejidatarios. Gracias al control que ejercfa sobre clicho comisariado, la oligarqufa ejidal y los pequefios agiotistas locales lograron orientar la concesi6n dei crédito en funci6n de sus propios intereses. El casa deI financiamiento para la adquisici6n de tractores resulta particularmente revelador. Apesar deI costa yde la dudosa rentabilidad de semejante maquinaria en una regi6n en que la topograffa se presta poco a su empleo, durante la década de 1950, un numero limitado de sociedades ejidales obtuvo tractores a precios subvencionados. Al cabo de unos cuantos afios y después de haber pagado una buena parte de la deuda, el uso desequilibrado que se le dio a los tractores en beneficio de quienes cultivaban las superficies mas extensas, la asignacion deficiente de las responsabilidades para su mantenimiento y otras irregularidades, provocaron la disoluci6n de las sociedades y su liquidacion, y los tractores se pusieron a la venta. Fueron comprados, uno tras otro, a la mitad 0 la tercera parte de su valor real por la gente importante de los ejidos 0 algunos grandes empresarios, después de haber dado una gratificaci6n a las autoridades ejidales. 25 En el curso de la década de 1950 la administraci6n del crédito publico se convirti6 en un notorio foco de corrupcion. Las autoridades polfticas municipales, en gran parte controladas y manipuladas por los grandes comerciantes de grano, multiplicaron su injerencia en el uso que se les daba a los fondos, desviandolos de tal 0 cual ejido en beneficio de tal 0 cual cacique local. La forma de colusi6n mas frecuente consistia en un arreglo entre el comisariado y el inspector local dei banco ejidal mediante eI cual se desviaba una parte dei crédito concedido: éstos hacfan pequefios descuentos (entre 10 Y2oom) de las sumas destinadas a los productores, quienes ignoraban el monto total asignado, y asf se constitufa un fondo que luego se repartia en dos partes iguales. El seguro incluido en las lfneas de crédito constitufa otra fuente de ganancias faciles: en los afios de siniestros, el inspector y el comisariado exageraban las pérdidas, hacfan las gestiones necesarias para que eI ejido fuera exonerado deI pago deI crédito, y después informaban a los productores que no habfan tenido éxito y se embolsaban 25 En 1960, el numero de tractores no pasaba de seis unidades en los ejidos de toda la regi6n, senal de que los grandes empresarios privados recuperaron la mayor parte de esos tractores que, por esas fechas, sumaban 19 (IV Censo agricola, ganadero y ejidal, 1960). lTIERRA Y LffiERTAD? LOS liMITES. DE LA REFORMA AGRARIA 95 los pagos. El indice de pago de los préstamos al campo disminuy6 poco a poco hasta llegar a cero: los ejidatarios se negaban a pagar un crédito del que s610 habian recibido una fracci6n y creci6 la lista negra de deudores, a quienes se les neg6 cualquier nuevo financiamiento. En 1946 la utopia cardenista se esfumaba y los créditos asignados a los ejidos comenzaron a disminuir. De hecho, la banca ejidal se convirti6 en un instrumento mas en manos de los grandes comerciantes para controlar la producci6n regional de ajonjoli. Para facilitar el pago de los créditos, a veces se pedia a los productores de un ejido que entregaran su cosecha a determinado comerciante que se encargaria de deducir los pagos de la parte correspondiente a cada uno y entregaria de inmediato esa cantidad al inspector dei banco, a quien, huelga sefialarlo, se le dada ademâs una comisi6n. Asi, en 1938, "en el momento de la cosecha dei ajonjoli [...] el delegado de fomento ejidal entreg6 una circular a todos los comisarios exigiéndoles bajo pena de graves sanciones que entregaran la cosecha a un solo comerciante de esta localidad".26 Semejante injusticia provoc6 una protesta airada y, en el futuro, se trat6 de que el pastel se repartiera de modo mâs equitativo entre los miembros de la câmara de comercio de la ciudad: los grandes comerciantes de cereales se habfan hecho de una posici6n tan inamovible que los responsables locales de la reforma agraria y dei crédito en los ejidos ni sofiaban con cuestionarla. A fines de la década de 1950, las esperanzas que condujeron a la creaci6n dei banco ejidal se habian desvanecido definitivamente y sus actividades tenian un valor simb6lico, mas que un efecto real sobre la actividad econ6mica de Tierra Caliente. Con el paso dei tiempo, el ideal de los campesinos que se habian lanzado a la lucha revolucionaria al grito de "Tierra y Libertad" se hizo trizas. La reforma agraria de la época cardenista les dio el acceso a las tierras, pero fracas6 en el intento de dades la libertad de producir. De esta manera, determinadas por el usurero y el propietario de las yuntas de bueyes, las condiciones de la producci6n no dejaban al ejidatario mas que un escaso margen de ganancias. En estos estrechos limites tenia que desempefiarse para sobrevivir dentro dei ejido. GANADEROS-COMERCIANTES y GOLONDRINAS: ACUMULACI6N y DIFERENClACI6N EN LOS EnDOS La integraci6n dei pequefio campesinado de Tierra Caliente al mercado nacional de productos y capitales se llev6 a cabo durante los afios posteriores a la refonna agraria; dicha integraci6n se extendi6 igualmente al 26 SHCP, 1940, p. 344. 96 lTIERRA Y LIDERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA âmbito deI trabajo. Hasta entonces, la mana de obra campesina liberada de las labores agricolas deI cielo de temporal se empleaba en las plantaciones caneras de las haciendas regionales. Al romper el control ejercido por los grandes propietarios sobre la poblaci6n de sus latifundios, la reforma agraria liber6 esa fuerza de trabajo y permiti6 su empleo en otras actividades. A partir de la década de 1940 se iniciaron los movimientos de mana de obra temporal en gran escala de Tierra Caliente hacia otros lugares de trabajo. Arrieros y trabajadores migrantes se convierten en las figuras centrales del sistema agrario El incremento de la demanda y de la producci6n de ajonjoli se tradujo en eI aumento y la aceleraci6n de los intercambios entre la regi6n deI curso medio deI Balsas y los grandes centros de consumo. Para sostener dicho crecimiento fue indispensable aumentar la capacidad de transporte gracias a la multiplicaci6n dei numero de arrieros y de sus animales. Ademâs, al romper ciertos monopolios y liberar a un gran numero de consumidores de la tutela y de la explotaci6n de la antigua oligarquia, la reforma agraria abria igualmente nuevas perspectivas para el comercio ambulante. En las décadas de 1940 y 1950 estos factores dieron un nuevo impulso a la arrieria. Ya al final de la cosecha, los principales negociantes de ajonjoli y los fabricantes de aceite sin refinar enviaban recuas de asnos y mulas hacia Zitâcuaro y Morelia. De noviembre a abril, una corriente ininterrumpida Ruia por los caminos que lIevaban de Huetamo a Morelia pasando par Carâcuaro, Nocupétaro y Acuitzio 0 a Tiquicheo, Tuzantla y Zitâcuaro. El cascalote (corteza de un ârbol leguminoso, Caesalpinia cacalaco, que se usaba en el curtido de las pieles) era igualmente enviado hasta la estaci6n dei ferrocarril de Zitâcuaro. A los arrieros se les pagaba por carga, 0 sea, el equivalente a dos hectolitros de grano (aproximadamente 140 kilos) que se repartia en dos asnos. En 1939 costaba siete pesos hacer un viaje de tres dias a Zitâcuaro, y 10 pesos los cinco dfas de camino a Morelia (SHCP, 1940). Estas sumas representaban respectivamente 20 y 30% dei precio de compra al productor de la cantidad de ajonjoli que se transportaba y el arriero podfa duplicar sus ganancias si lograba efectuar el regreso con carga para algun comerciante. Es decir que, en seis semanas de servicio ininterrumpido, dos asnos podian redituar tanto coma la producci6n promedio de una hectarea de ajonjolL Esta actividad ofreda perspectivas buenas de ganancia... a condici6n de disponer de animales de carga. La importancia econ6mica de los asnos y las mulas no dej6 de crecer después de la reforma agraria. A fines de la década de 1930, la llanura dei iTIERRA Y LffiERTAD? LOS LÏMITES DE LA REFORMA AGRARlA 97 Balsas se encontraba en una situaci6n semejante a la de los balcones dei altiplano 60 0 70 allOS atras, cuando las sociedades mercantiles Ilegaron a Tierra Caliente. Con el desarrollo de un cen tro comercial y financiero coma eI de Huetamo, se convirti6 en un trampolin ideal para la prospecci6n comercial de las regiones mas aisladas, coma la Sierra Madre de Guerrero (al sur de Tierra Caliente) 0 las partes montafiosas deI occidente de la regi6n. Al permitir la emancipaci6n relativa de una gran parte de la poblaci6n, la reforma agraria ensanch61a base humana dei comercio ambulante iniciado hacia fines deI siglo XIX y ampli6 considerablemente el mercado potencial. Como en el siglo anterior, se trataba de intercambiar, en condiciones extremadamente ventajosas, bienes manufacturados (telas, ropa, herramientas, utensilios de cocina) por productos agricolas 0 ganaderos procedentes de los rincones mas alejados. Huetamo fue con mucho el polo dominan te, por su posici6n privilegiada a medio camino entre eI altiplano y la sierra costera y porque la poblaci6n susceptible de incorporarse a este tipo de comercio allf era mas numerosa. Los grandes comerciantes proporcionaban los fondos necesarios para la empresa asf como los productos industriales que sustentaban eI trafico. El arriero recibfa las telas y la ropa a crédito, pagaderas al regreso de su viaje. Algunos comercios de Huetamo, tales coma los de R. Castillo, J. Abraham, A. Flores 0 los establecimientos Yrigoyen, se especializaron en ventas de bienes manufacturados con un crédito de dos 0 tres semanas. Quienes disponfan de solvencia y credibilidad suficientes se dirigfan a las grandes empresas comerciales textiles de Morelia 0 de la ciudad de México, ya fuera directamente 0 a través de sus agentes en Zitacuaro 0 Tacambaro. Los precios, al igual que las condiciones de crédito, eran mas atractivos, pero hacia falta entonces prolongar sustancialmente eI alcance dei trafico, su duraci6n y los tiempos de rotaci6n deI capital invertido. Los buhoneros se dirigfan hacia los pueblos que habfan permanecido absolutamente aislados deI mundo exterior durante la temporada de lluvias, con el fin de llegar en el momento de la cosecha de maiz 0 inmediatamente después. La sierra de Guerrero constitufa el objetivo mas preciado porque los arrieros tenian acceso a ella dos meses antes de que las variedades locales de maiz hubieran madurado. Por 10 tanto, se podfa comprar el cultivo antes de cosechar, a cambio de azucar y ropa, y recibirlo unos meses después al hacer otro viaje. El crédito podia a veces alargarse duran te toda la temporada de Iluvias. De esta forma, los comerciantes de Tierra Caliente se convirtieron a veces en agiotistas de las comunidades indigenas de la sierra, igual que habfan hecho sus predecesores dei altipIano 70 afios antes en la depresi6n deI Balsas. 27 Las rotas se extendian a 10 largo deI rio 27 Véase el testimonio de Hendrichs (1945) sobre las modalidades de ese comercio en la sierra de Guerrero. 98 lTIERRA Y LffiERTAD? LOS LtMITES DE LA REFORMA AGRARIA Balsas, al pie de la sierra, pasando por las minas de Placeres dei Oro y la zona productora de ajonjoli de Guayameo, para luego bajar hacia la costa deI Pacffico y a las poblaciones de La Uni6n, Zihuatanejo y Petatlân. La gira desde la llanura deI Balsas duraba unas tres semanas. Otros itinerarios conducfan a los despefiaderos de la sierra de Inguaran, al occidente de Tierra Caliente 0 a los estrechos valles de los municipios de Caracuaro o de Tiquicheo. El azucar, la ropa y los utensilios metalicos se canjeaban por ajonjoli, saI, chiles y coco de la costa; cabras, gallinas y mezcal, en la sierra; y por pieles de res y de cabra ademas de quesos, en Tierra Caliente. Cuando la escasez de alimentos hacfa que subieran los precios en Huetamo, se agregaba el maiz a esas mercandas. A pesar de las dimensiones modestas de este comercio (la mayoria de los buhoneros viajaban con dos 0 tres asnos), las tasas de ganancia que generaba podian ser cuantiosas. "Un corte de tela comprado en la ciudad de México podfa revenderse en los ranchos con una ganancia de 200%. En los ranchos, yo compraba los quesos fabricados durante la temporada de secas y a veces lograba revenderlos en Huetamo a 10 veces mas de 10 que me habian costado."28 Segun los viejos arrieros, en una temporada, se podia, con suerte, decuplicar la inversi6n inicial, a pesar de las elevadas tasas de interés que cobraban las grandes casas comerciales por el préstamo de las mercancfas. El comercio itinerante constituia la vfa de acumulaci6n mas rapida, aunque no fuera la mas segura, para quien disponfa ya de un pequefio capital. 29 Alrededor de Huetamo se cre6la fuente de riqueza de un pequefio grupo y se convirti6 en el suefio dorado de la mayoria. Esta actividad dependia, en gran medida, de los préstamos de mercandas que quisieran otorgar los comerciantes de Huetamo 0 las fabricas textiles deI altipIano. Para el pequefio productor era imposible la compra al contado de ropa y de utensilios de hojalata, una vez saldadas las deudas contraidas durante la temporada de lluvias, sin comprometer las reservas de mafz indispensables para alimentar a la familia. La confianza deI usurero en un ejidatario que no disponia de ninguna escritura de propiedad dependia de la solvencia que éste pudiera demostrar: el acceso a las mercancfas se reservaba a personas que hubieran alcanzado un cierto nivel de acumulaci6n 0 muy recomendadas. El hecho de pertenecer 0, por 10 menos, de tener relaciones buenas con la oligarqufa ejidal era requisito indispensable para tener alguna oportunidad de éxito 28 Entrevista con don Silvestre Chavarrieta, Huetamo. 29 El riesgo de perderlo todo formaba parte integrante de ese tipo de comercio. Los buhoneros viajaban siempre arma dos y trataban de formar pequefias caravanas antes de cruzar las partes mas aisladas de sus periplos. No era raro que los campesinos con quienes hadan el trueque buscasen recuperar su bien tendiéndoles emboscadas en el camino de regreso. "A1gunos regresaban en calzones a Huetamo y felices de haher salvado la vida" (entrevista con don Natividad Romero, Turitzio, municipio de Huetamo). (TIERRA Y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA 99 en esta empresa. Por eso el grupo de buhoneros continuo siendo reducido, aunque su influencia haya sido determinante en las estrategias de la mayoria de los ejidatarios: los candidatos fueron muchos, pero pocos los elegidos. Esas circunstancias explican asimismo por qué la mayoria de los arrieros era originaria de los alrededores de Huetamo, y muy pocos de las faldas deI altipIano. El auge deI cultivo de ajonjoli en la llanura aluvial favorecio la multiplicacion de pequenos intermediarios ligados a los grandes comercios que financiaban tanto la producci6n coma el trafico temporal. Las lineas de crédito para esas dos actividades seguian los mismos canales y las mismas tasas ascendentes desde la casa matriz hasta el pequeno comerciante de pueblo. Por 10 tanto, fueron sobre todo las personas metidas en el negocio deI ajonjoli quienes pudieron dedicarse a la arrieria en condiciones favorables. La poblacion ejidal pobre no tenfa mas opci6n que vender su propia fuerza de trabajo durante la prolongada temporada de secas. Los campesinos de Tierra Caliente constitufan la mano de obra ideal para las grandes zonas de agricultura comercial que se desarrollaron rapidamente durante la posguerra. Hacia el norte y la costa se extendfan zonas de riego en las que la demanda de mana de obra no calificada crecfa sin cesary se mantenia durante todo el ano. A los campesinos pobres se les presentaba asf la oportunidad de mejorar sus ingresos. A nivel nacional, los programas de contrataci6n de mana de obra mexicana para cubrir las necesidades de la economia estadunidense, entre 1942 y 1964, tuvieron un efecto considerable en la migraci6n laboral. Los salarios ofrecidos en las granjas de California 0 de Texas eran entre 35 y 70% superiores a los devengados en el centro de la republica, donde de por si ya eran mas elevados que en la zona deI curso medio deI Balsas. 30 Ahora bien, para aprovechar estos programas, el ejidatario de Tierra Caliente debia trasladarse a los centros de contrataci6n mas cercanos: Querétaro, a casi 250 kilometros de Huetamo, 0 Aguascalientes, 300 kilometros mas al norte. Ademas deI costa deI viaje, el candidato a la migraci6n debia cubrir los gastos de registro mas los deI "sorteo" que designaba a los felices elegidos. Los primeros representaban casi 10 dfas de salario de un jornalero y habfa que pagar hasta cuatro veces mas para que la "suerte" favoreciera al temerario. 3 ! De esta forma, era prâcticamente imposible obtener uno de esos contratos de trabajo sin recurrir al agiotista. Otro escollo importante consistfa en que esos contratos temporales no coincidfan necesariamente con la temporada de secas y con frecuencia se traducian en un abandono parcial de los cultivos de temporal. El ejidatario que partia a Estados Uni30 Véase R. Robles. 1988, p. 134: la diferencia entre el salario m!nimo pagado en el estado de Zacatecas y el ofrecido en Califomia era de 45% en 1952, 70% en 1955 y 35% en 1960. 31 Ibid., p. 135: costaba la inscripci6nen el registro 50 pesos y 200 la obtenci6n del contrato en 1958. En suma, el equivalente de 35 a 40 d!as de trabajo asalariado en Tierra Caliente. 100 c:TIERRA y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA dos se arriesgaba, si su posici6n en eI ejido no era muy segura, a ser privado de su derecho de usufructo. Por 10 tanto, fueron los hijos de los ejidatarios con cierto dinero quienes pudieron aprovechar esa apertura y sacarle el mejor partido. Los pequenos productores de Tierra Caliente solo tenian acceso a los bajos salarios que se pagaban en las zonas de agricultura comercial deI pais. Desde principios de la década de 1940, las migraciones temporales se dieron entre la regi6n deI curso medio deI Balsas y la zona canera deI Golfo de México. Entre 1940 y 1970 la produccion azucarera goz6 en todo eI pais de un desarrollo rapido y sostenido: se multiplic6 por cuatro entre 1945 y 1960, en tante que tendia a duplicarse la superficie plantada de cana.J2 En la regi6n deI Golfo de México tuvo lugar la mayor parte de este crecimiento: en 1960, en esa zona estaban las dos terceras partes de la superficie canera deI pais. La constituci6n de esas zonas de monocultivo planteo graves problemas en eI empleo de la mana de obra durante la zafra. Los propietarios de los ingenios tenian que organizar y financiar la zafra en todas sus zonas de abasto. Las operaciones de corte de la cana ~xigian el empleo de una numerosa mana de obra asalariada, cuando el volumen de trabajo requerido en las plantaciones durante el resta deI ano no permitia el mantenimiento de un proletariado numeroso. Por eso se requeria de una fuerza de trabajo temporal: en 1970, s610 en el estado de Veracruz, se dio empleo para la zafra a 56 700 trabajadores emigrados. 33 Éstos se quedaban ahi durante la temporada de secas, antes de regresar a su regi6n de origen para el temporal. Esa caracteristica les vali6 el apelativo de golondrinas... La contratacion de cortadores de cana respondia a un imperativo: la zafra debia comenzar 10 mas temprano posible, de preferencia a principios de diciembre, a fin de adelantarse a la llegada de la temporada de lluvias que causaba una considerable disminuci6n deI rendimiento de azucar a partir deI mes de mayo. Los ingenios azucareros tenian, pues, que buscar su mana de obra temporal en las regiones donde se desocupaba primera y podia permanecerdisponible el mayor tiempo posible, es decir, en lugares donde los ciclos pluviales eran mas cortos: en las tierras calientes de la costa deI Pacifico y de la depresi6n dei Balsas. Por otro lado, los salarios propuestos constituian un incentivo fuerte para los productores de las regiones aridas: la brecha entre los salarios minimos en la parte norte de Guerrero y en la regi6n deI Golfo era de 15% en 1950, de 20% en 1955 32 La producci6n nacional de azucar refinada se elev6 de 376 000 toneladas en 1946 a 600000 dos afios mas tarde y a 1 500 000 toneladas en 1960, en parte gracias a un aumento de un tercio en los rendimientos de la cana, pero sobre todo al incremento de las superficies plantadas: 183 000 hectâreas en 1950, 346 000 en 1960 y 546 000 en 1970 (seglIn Robles, 1988, p.60). 33 Botey et al., 1975, citado por Paré, 1977, p. 115. lTIERRA Y LIBERTAD? LOS LÏMITES DE LA REFORMA AGRARIA 101 Yde 40% en 1960 (Robles, 1988). Posteriormente, estas diferencias aumentaron con el desarrollo petrolero en toda la costa atlantica. El sistema de contrataci6n utilizado en los ingenios azucareros funcionaba con un numero limitado de intermediarios encargados de organizar la zafra. El enganchador era asî el unico responsable de la mana de obra y el unico interlocutor de los caneros. Hacia mediados de noviembre se dirigîa a Tierra Caliente para sondear la situaci6n en pueblos y ejidos y preparar la migraci6n por medio de un pequeno numero de capataces que gozaban de cierta autoridad en el ambito local. A éstos se les encargaba contratar en un lapso de 15 dîas el mayor numero posible de trabajadores, entre 30 y 100, segun su influencia y el tamano deI pueblo, y forrnar un equipo que quedaba a sus 6rdenes durante los seis meses de la zafra. A principios de diciembre los voluntarios se reunîan en la plaza de Huetamo, desde donde se les embarcaba en camiones que los llevaban hasta la carretera Morelia-México. Allî tomaban los autobuses flet ados por los enganchadores. A menudo eran familias enteras las que se trasladaban a la costa atlântica. Este proceder era alentado por los dirigentes de los ingenios, que con eso esperaban reducir la movilidad de su mana de obra en una situaci6n de fuerte competencia entre ingenios azucareros por el control de la fuerza de trabajo. De este modo, también crecîa la reserva de mana de obra ocasional para el ingenio. Con el mismo objetivo, el enganchador adelantaba al trabajador el costa deI transporte y luego se le descontaba de su salario durante la zafra. El corte de cana se realizaba en condiciones arduas. Cada parcela de cana se quemaba de antemano para destruir la hojarasca, que no contiene azucar, y para ahuyentar a las serpientes. El corte se efectuaba enseguida a mano, con machete, y cada trabajador debîa cargar en la espalda las canas que cortara y llevarlas hasta los camiones que las transportaban al ingenio. Lajomada de trabajo duraba entre 10 y 14 horas, segun la rapidez de las idas y venidas de los camiones y el estado deI terreno que empeoraba a medida que se acercaba la temporada de lluvias; el trabajo se llevaba a cabo entre el humo y la ceniza de los incendios. Luisa Paré calcul6 el desgaste de calorîas de las golondrinas en mas de 7 000 diarias. La raci6n alimenticia, limitada a 2 500 calorîas por la necesidad de nutrir a toda una familia con un solo salario, no permitîa en ningun casa cubrir ese desgaste. 34 A medida que avanzaba la temporada de la zafra, el trabajador bajaba de peso, se volvîa cada dîa mas vulnerable a las enferrnedades pulmonares, al paludismo y a los accidentes de trabajo (eran frecuentes las heridas de machete). A los cortadores se les pagaba a destajo, conforme al peso de la cana fresca que lograban cortar. Un canera experimentado podîa cortar entre 34 Paré, 1981, p. 146. 102 lTIERRA Y LmERTAD? LOS LiMITES DE LA REFORMA AGRARIA dos y cuatro toneladas de cana al dia, aunque el promedio comun era entre 2.5 y 3. Esta cantidad se media al descargar los camiones en el ingenio y el salario correspondiente se pagaba al enganchador que 10 repartia entre sus capataces después de haber descontado su comisi6n. Cuando el dinera llegaba a manos deI cortador, generalmente habia desaparecido en los bolsillos de estos dos intermediarios la mitad de la suma pagada por el propietario de la plantaci6n. En 1977, en el estado de Veracruz los enganchadores pedian al productor 20 pesos por tonelada de cana cosechada. Se quedaban con ocho y los capataces descontaban a su vez un peso por cada tonelada cortada par su equipo,35 de manera que el jornalero recibia un poco mas de la mitad deI producto de su trabajo. Un cortador que hubiera cosechado tres toneladas de cana durante la jomada, en 1979 ganaba apenas 75% deI salario agricola minimo vigente en el estado de Veracruz. 36 Las remuneraciones bajaban a medida que la temparada de lluvias se acercaba y los primeros chaparrones interrumpfan el trabajo. Los dfas festivos los trabajadores recibfan s610 50% deI salario promedio y no existia ninguna otra altemativa de empleo en la regi6n. Estas condiciones particulares (micamente les permitian a los migrantes vivir al dia durante los seis meses de la zafra . Su reducido salario debia bastar para alimentar a toda la familia, pero también para comprar los machetes que el cortador tenia que cambiar aproximadamente cada seis semanas. En algunas plantaciones la situaci6n se agravaba atm mas, porque el salario se pagaba al cabo de una semana de trabajo, a fin de evitar las fugas de mana de obra. Esto provocaba que losjomaleros se endeudaran con frecuencia, 10 que permiti6 la reaparici6n de las redes de usura que funcionaban en Tierra Caliente. Confinados en las orillas de los pueblos o aislados en medio de las plantaciones, los migrantes tenian que recurrir para sus compras al capataz que mantenia un pequeno comercio donde les vendia ropa, alimentos y machetes a crédito, 0 les prestaba pequenas sumas de dinero. Nada se oponia a que los adelantos en efectivo sobrepasaran la capacidad de pago en el corto plazo y que el demandante comprometiera su futura cosecha de ajonjoli. liEn el corte de la cana eran puros sufrimientos y no se podia ahorrar nada." Es evidente que s610 los enganchadores y los capataces obtenian una ganancia concreta de la migraci6n. Entonces, i.por qué se aceptaba el trabajo? El unico interés deI pequeno productorde Tierra Caliente consistia en asegurar, asf fuera con estrecheces, la supervivencia de su familia durante seis meses sin tocar sus reservas de maiz. Esta oportunidad era de importancia vital cuando el consumo de la familia solia depender, durante 35 Ibid., p. 249, YJuârez, 1981, pp. 262-267. 36 Véanse las cifras propuestas por Juârez (1981, p. 269). La tonelada de cana se pagaba en aqueJ entonces a 33 pesos al jomalero y el salario agrfcola minimo vigente era de 130 pesos. iTIERRA Y LIBERTAD? LOS LiMITES DE LA REFORMA AGRARIA 103 los seis meses deI cielo de l1uvias, de los adelantos hechos por el usurero local. El trabajo de jomalero en las plantaciones caneras permitia dividir en dos el consumo familiar deI mafz en el puebla y asf reducir la superficie dedicada cada ano a los cultivos de alimentos. De este modo se podfa incrementar en una proporci6n equivalente la siembra de ajonjolf y multiplicar el excedente monetario de la explotaci6n: para una familia de cinco personas, con una dotacion ejidal de seis hectâreas, la economia permitida por la migraci6n equivalfa mas ù menos a 500 kilogramos de grano, esta es, la produccion de 0.5 a 0.7 hectâreas de mafz. Esta superlicie liberada equivalfa a duplicar la capacidad de ahorro de la familia, que podia en este casa crear un excedente de 1 0 1.2 hectareas, en lugar de la media hectârea de antes. 37 Asi, la migraci6n permiti6 bajar sensiblemente el umbral de reproduccion de las pequenas explotaciones y se convirti6, en poco tiempo, en elemento basico de las estrategias campesinas; adquiri6 un alcance de tal calibre que llego a involucrar a 70% de la poblaci6n de algunos ejidos. Su efecto se extendi6 ineluso a los ranchos ganaderos, cuyos duenos ya no pudieron impedir que sus arrendatarios y medieros emigraran cada afto, a pesar de las presiones a que los hubieran sometido. Durante los aftos sesenta, el desarrollo de la agricultura comercial de riego en todo el pais aument61as posibilidades de empleo en otras regiones (véase el mapa IlL 1): en los estados de Tabasco y Campeche, donde floredan las plantaciones de cafta y el desarrollo petrolero creaba empleos; pero también en la depresi6n cercana del Tepalcatepec, donde un vasto programa de irrigaci6n impulsolos cultivos de algod6n, cftricos y hortalizas (me16n, jitomate, etc.). Al remontarse hacia la costa norte deI Padfico, se encontraba trabajo en las plantaciones cafteras 0 de mel6n del estado de Colima, en la cosecha de tabaco en el estado de Nayarit, 0 en la de jitomate en el de Sinaloa. Después, la construccion del puerto y deI complejo siderurgico Lazaro Cârdenas en la desembocadura deI Balsas atrajo una parte de las golondrinas durante los allOS setenta. A medida que la infraestructura carretera mejoraba entre Tierra Caliente y el resto deI pais, el radio de accion de los migrantes se amplio y sus actividades se diversificaron. Empero, estos empleos no funcionaban con base en redes de contrataci6n y obligaban al migrante a cubrir los gastos de transporte, a buscar un patr6n, en suma, a asumir ciertos riesgos, de tal forma que el grueso deI flujo laboral continuo desplazandose hacia el Golfo de México y enriqueciendo a los capataces y a los enganchadores. Estos movimientos migratorios influyeron igualmente en la estructura deI comercio temporal de productos manufacturados. Entre 1955 y 1970, 37 El crecimiento deI cultivo de ajonjolf a su vez tenfa el efecto de hacer mas cacil la migraci6n puesto que al reducir el trabajo de la cosecha de mafz se aceleraba la Iiberaci6n de la mano de obra. MAPA m.l. Migraciones y comercio temporales: las actividades en la temporada baja de 1960 ESTAOOS UNIOOS Migraciones temporales Comercio ambulante N •• GOLFO DE MÉXICO 1 ,1 .-_.- .-," • oCÉANo PAcfFICO -:'' .. ,~ Lazaro Cardenas , /"....."• Acapulco lTiERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA 105 el desarrollo de la red de carreteras hasta la sierra y la costa de Guerrero permiti6 el desarrollo de un comercio fijo con abasto regular, y termin6 por mermar su rentabilidad. Los buhoneros comenzaron a desplazarse hacia las regiones donde el empleo estaba en pleno crecimiento y siguieron los movimientos de las golondrinas. El autobus, el tren 0 el telégrafo, que unian a la ciudad de México con el Golfo, sustituyeron a los asnos y permitieron acelerar el ritmo del comercio y la rapidez de rotaci6n deI capital invertido. Los buhoneros trabajaban con establecimientos comerciales de la capital, usando las recomendaciones de los comerciantes de Huetamo, Zitacuaro 0 Morelia, pero sin cambiar los mecanismos deI trafico. El tiempo transcurrido entre la compra a crédito de las mercancfas y su venta, rara vez pasaba de una semana. En esa forma era posible reducir al maximo el costa deI crédito (por cierto, menos caro en la capital) y multiplicar las operaciones durante la temporada de secas. A pesar de sus bajos ingresos, las golondrinas de Tierra Caliente constituian la clientela privilegiada de los buhoneros: era tentador aprovechar los precios mas bajos que los que ofrecfan los grandes comerciantes de Huetamo, aunque esta los llevara a endeudarse con un traficante originario deI mismo pueblo 0 de un ejido vecino empenando la futura cosecha de ajonjolf. Desde principios de la década de 1950 result6 evidente tanto para los estratos mas pobres de la poblaci6n coma para las pequenas oligarquias ejidales que la migraci6n temporal era la condici6n ineludible para iniciar o acelerar cualquier tipo de ahorro. De esa manera se completaba la integraci6n de los productores al mercado nacional, tanto en 10 referente a su producci6n y a los capitales que la hacfan posible coma a su propia fuerza de trabajo. Concretamente para los ejidatarios de la regi6n eso signific6 que seis meses por ano el ejido no seria ya la base de sus sistemas de producci6n; sin embargo, seguia siendo el escenario de las estrategias de acumulaci6n que permitia la migraci6n. Los soportes de la formaci6n de capital: una sociedad en dos velocidades A partir del fin de la reforma agraria, el comercio ambulante constituy61a unica via de acumulaci6n rapida para los ejidatarios, siempre y cuando tuvieran acceso a los animales de carga y a los préstamos de mercancfa que les otorgaban los negociantes de Huetamo. El comercio temporal estaba totalmente disociado, en el tiempo y en el ciclo de la usura, de la producci6n deI ajonjolf; la solvencia deI candidato al crédito s610 se calculaba en funci6n de las cabezas de ganado que tuviese 0 de las garantias que pudiera ofrecer. La cria de ganado seguia siendo la clave deI poder en los 106 lTIERRA Y LIBERTAD? LOS LÎMITES DE LA REFORMA AGRARIA ejidos, igual que 10 habia sido en el proceso de concentraci6n de la propiedad en el sigle anterior. La posesi6n de yuntas perrnitfa controlar el acceso de la mayoria de los ejidatarios a la tierra y al cultivo del ajonjolf. Era también la fuente de jugosas ganancias: la reducci6n de los hatos de los grandes propietarios habia provocado una inflaci6n duradera en el costo deI alquiler de los bueyes que lleg6 a aIcanzar, en la planicie de aluvi6n, entre 10 y 12 e, incluso, 14 hectolitros de maiz. La propiedad de ganado constituia una renta estable para todo ejidatario: en la inmensa mayona de los ejidos, el acceso a los agostaderos y a los rastrojos era absolutamente libre. No es extrano que la cria de ganado se convirtiera en la inversi6n principal de las ganancias del comercio ambulante. De este modo, se cerraba el cfrculo virtuoso de las dos actividades. El reducido ntimera inicial de los kulaks los volvi6, durante las décadas de 1940 y 1950, una clase de ganaderos-comerciantes que concentraba el poder polftico y econ6mico en cada ejido. La mayor parte de los mercados seguia bajo su batuta, desde el de los terrenos ejidales (los cualesdominaron a través dei comisariado), hasta el dei trabajo (puesto que de sus filas salfa el grueso de los capataces empleados en las plantaciones caneras), pasando por el mercado de la usura, el de los productos agricolas (por su posici6n de interrnediarios) y el de los articulos de consumo (por el comercio fijo y ambulante).38 Este esquema de acumulaci6n no estaba fuera deI alcance de los pequenos productores. La economia realizada con base en las reservas de maiz gracias a la migraci6n les permitfa duplicar la superficie disponible para la obtenci6n de un eventual excedente. En el caso de una dotaci6n mediana y una familia de cinco personas, esta superficie equivalfa alrededor de una hectarea: en teoria, si estaba sembrada de ajonjolf, permitia obtener un producto monetario de 90 pesos en 1940. En esa época, esto constitufa el valor promedio de dos asnos 10 suficientemente robustos para emplearlos en el comercio. 39 Si el ejidatario encontraba enseguida trabajo con uno de los grandes comerciantes de grano para transportar ajonjoli durante la temporada de secas, los dos asnos podian proporcionarle un promedio de ocho pesos por semana,40 el doble si se le confiaba una carga para llevarla de regreso a Huetamo. Durante los seis meses de trâfico, por 150 dfas de transporte efectivo, la ganancia de un arriero se calculaba entre 170 y 340 pesos, 10 que equivalfa a dos y cuatro veces la inversi6n realizada en la compra de los asnos. Al cabo de varias temporadas, esas ganancias te6ri38 Véase a este respecto Gordillo (1988). 39 Segûn Hendrichs (1945, t. 1, p. 95), el precio de un asno variaba entre 25 y 50 pesos en la regi6n. Es probable que un asno de carga, mas robusto, costara entre 40 y 45 pesos. 40 El viaje de ida y vuelta a Zitâcuaro duraba seis dfas y se pagaba a sie te pesos, el de Morelia, nueve dfas por 10 pesos, 10 que representa un promedio de ocho pesos semanales de transporte si el regreso se hacfa sin carga. iTIERRA Y LffiERTAD? LOS LiMITES DE LA REFORMA AGRARIA 107 camente le permitian adquirir un par de bueyes y una cierta autonomia frente a sus acreedores. Las posibilidades de ganar dinero eran reales para el pequeno productor. Pero no se podia ser arriero a voluntad, era necesario contar con la confianza de los negociantes de grano y tener suficiente capacidad de transporte, por 10 menos dos asnos. También hacia falta, para seguir el esquema descrito antes, reducir a la mitad la superficie destinada al cultivo de alimentos el mismo afio en que se decidia transportar carga, corriendo el riesgo de no poder satisfacer las necesidades de la familia al cabo de aIgunos meses si el negocio no daba resultado. Asimismo, la cornpra de los asnos era con frecuencia el fruto de un prolongado y paciente proceso de ahorro, después de pasar varias temporadas en las plantaciones caneras que cada nuevo cielo de cultivo podia cuestionar. En fin, la posesion de los animales de carga, coma los de tiro, reducia la movilidad deI ejidatario que no podia participar después en las migraciones temporales sin vender sus bienes o pagar a un ganadero para que se los cuidara; para esta era precisa contar con una base economica y social suficiente. Pero una vez adquirida es ta estabilidad y después de algunas temporadas de transporte por cuenta de un comerciante, el arriero podia adquirir unas cuantas cabezas de ganado que eventualmente le darian acceso a los préstamos de mercancias y al comercio itinerante. Solo 10 lograba un pequeno grupo. Como escribio Hendrichs en 1945, "son contados los campesinos que pueden darse ellujo de poseer una simple vaca; no digamos los que se pueden dedicar a la cria de ganado en mayor escala". Se trataba en todo casa de un proceso lento, dependiente de las relaciones que el arriero hubiera podido establecer con los negociantes de granos y de los azares elimâticos deI ano. Una mala cosecha obligaba necesariamente a la venta de la vaca 0 deI asno, que tanto trabajo les habia costado adquirir, para hacer frente a las dificultades; esta significaba dar un paso atras deI que solo se podian resarcir tras anos de renovados esfuerzos. De hecho, en los ejidos de la region se forma una sociedad dual que avanzo a ritmos diferentes en los afios siguientes a la reforma agraria. Apesar de las migraciones temporales, la vulnerabilidad de las golondrinas se puso de manifiesto, sobre todo frente a los problemas de herencia y de division de los predios ejidales. Asi, si la explotacion de un pedazo de tierra de seis hectareas les producia un cierto excedente, con la mitad 0 la tercera parte de esa superficie los pequefios productores se encontraban fuera deI umbral de la produccion. 41 De hecho, la situacion economica de la mayoria 41 En 1940, el cultivo de tres hectareas costaba 100 pesos (SHCP, 1940) que, recibidos en préstamo al 5% habrfa significado el rembolso de 130 pesos en el mes de octubre, es decir, la producci6n de 1.5 hectareas de ajonjolf. Si se supone que el productor tenfa de todos modos que rentar una yunta de bueyes (esto es, el equivalente de la producci6n de una hectarea de mafz) para cultivar dicha parcela, no quedaba para la alimentaci6n de la familia mas que la 108 c:TIERRA y LIBERTAD? LOS LÏMITES DE LA REFORMA AGRARIA de los ejidatarios no les permitfa prescindir ni de la mas minima porci6n de una hectarea sin correr el riesgo de una rapida pauperizaci6n. Al principio de la década de los sesenta una nueva generaci6n remplaz6 a los primeros ejidatarios y muchas parcelas tuvieron que ser divididas en unidades que ya no resultaban viables. La presi6n demografica dentro de los ejidos se tradujo en una proletarizaci6n creciente de los productores mas pequeiios yen la venta al mejor postor de las parcelas empequenecidas. 42 Un proceso de concentraci6n de la propiedad, en un numero limitado de familias, se desarro1l6 paralelamente a la subdivisi6n de las tierras de los productores mas pobres. El peso demografico de la c1ase de los ganaderos aument6 sin cesar entre los beneficiarios de dotaciones ejidales. Desde que se formaron los ejidos, muchas parcelas habian permanecido desocupadas y quienes poseian animales de tira a menudo habian podido explotar dos, tres y a veces cuatro dotaciones. Pero rapidamente esta situaci6n se revirti6 y, en el curso de las décadas siguientes, se acentu6 la presi6n sobre las tierras. Los cultivos se extendieron hasta las reservas de tierra que los ingenieros de la Secretaria de Agricultura habian delimitado al borde de los agostaderos de cada ejido, a pesar de su bajo potencial agricola. La rapidez deI proceso de colonizaci6n y de ocupaci6n de las tierras disponibles no puede interpretarse mas que en funci6n deI consenso mayoritario de las asambleas ejidales. De hecho, hubo una convergencia clara de intereses entre los campesinos sin tierra y los ganaderos para presionar en favor de la explotaci6n de todo el espacio cultivable. Las necesidades deI creciente hato bovino con el tiempo lIegaron a sobrepasar el valor forrajero deI rastrojo de los cultivos, sobre todo porque la generalizaci6n de la rotaci6n maiz-ajonjolf implicaba una reducci6n global deI numero de unidades forrajeras disponibles por hectarea. 43 El incremento de la superficie cultivada se hizo necesario para sostener el numero creciente de bovinos. En esta radica el meollo de las contradicciones deI sistema de acumulaci6n de los ganaderos-comerciantes. Su poderdescansaba cosecha de 0.5 hectareas, 10 mfnimo para nutrir a una familia de cinco personas mas 0 menos durante cuatro meses y medio... Esto quiere decir que aun los seis meses de emigraci6n dei ejido no permitfan la autonomfa de la familia en 10 tocante a su consumo de mafz. 42 Ese procedimiento, prohibido par el c6digo agrario al igual que el amendo de las parcelas ejidales, de hecho se ha vuelto muy normal y facil de poner en prâctica: el ejidatario puede legar su dotaci6n en herencia y debe designar a su sucesor en la delegaci6n agraria correspondiente. Le es sumamente facil cambiar posteriormente esta designaci6n, a cambio de dinero contante y sonante, tras aducir su incapacidad para labrar su parcela, para que la venta de su derecho ejidal revista todas las apariencias de la legalidad. 43 Los rastrojos y las hierbas adventicias disponibles en una hectarea de mafz representan mas 0 menos 1 100 unidades forrajeras, es decir, una cantidad suficiente para garantizar la alimentaci6n de una vaca entre 210 Y240 dfas (véase el capitulo II). En cambio, en unsistema de rotaci6n bianual de mafz-ajonjolf, el valor forrajero de los desechos deI cultivo desciende a 775 unidades forrajeras (450 unidades forrajeras por hectarea de ajonjolf) y no permite el sustento de una vaca mas que durante 160 dfas, es decir, una disminuci6n de mas de una cuarta parte en reJaci6n con la cifra precedente. iTIERRA Y LmERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARlA 109 en el monopolio que tenian de los animales de tira y su posici6n de intermediarios en el campo deI crédito y la comercializaci6n de los productos de la pequefia agricultura. En ambos casos el auge deI ajonjoli desempefi6 el papel de catalizador, en la medida en que reforzaba el papel de los intermediarios-usureros al mismo tiempo que conferia a las tierras de labor -las (micas en las que se cultiva la oleaginosa- una importancia de la cual caredan antes. Pero, a su vez, la extensi6n de los cultivos de ajonjoli ponia en peligro el sustento de los rebafios. Los pastizales que se hallaban en tierras bajas y servian de alimentaci6n al ganado durante los primeros meses de la temporada de secas, poco a poco se abrieron al cultivo con arado, después de desbrozarlos. Los agostaderos, defendidos por los ganaderos, tampoco escaparon a las talas para la construcci6n de los cercados y de las viviendas de una poblaci6n creciente. Sobre todo en los pueblos deI norte de la regi6n, donde las tierras laborables eran escasas, el crecimiento demogrâfico gener6 una presi6n aguda sobre los terrenos de las vertientes: su explotaci6n aument6, hasta el punto de provocar una reducci6n sensible de los periodos de renuevos forestales, que pasaron de 15-20 afios a s610 8-10 afios a principios de 1960. Ademas de la disminuci6n de la fertilidad que implicaba semejante evoluci6n, el equilibrio ecol6gico de las vertientes poco a poco se puso en peligro. En el ambito regionalla presi6n sobre los recursos naturales se tradujo en modificaciones perceptibles en el régimen climatologico: la temporada de lluvias se fue acortando progresivamente y aumento la duraci6n de la canicula del mes de agosto. La tala de bosques, la menor duraci6n de la temporada de lluvias y el aumento deI numero de cabezas de ganado bovino coincidieron en muchos ejidos para crear multiples tensiones en 10 referente a la gesti6n del espacio forrajero comun. En todos los lugares donde se habia elevado rapidamente el numero de cabezas de ganado se suscitaron violentos conflictos entre los pequefios ejidatarios, que defendian su producci6n de alimentos, y los ganaderos quienes, presionados por la escasez de los pastizales, pugnaban en favor de que, a partir de mediados de noviembre, los animales pudieran entrar a las tierras de cultivo. El problema solia repetirse al terminar la temporada de secas, cuando se acercaba la fecha deI regreso deI ganado a los agostaderos: la disminuci6n deI numero de arbustos forrajeras, cuyos brotes tiemos constituian el primer alimento de los animales, y el retraso frecuente de las primeras lluvias hadan que los ganaderos prolongaran el mayor tiempo posible el uso deI rastrojo de los cultivos, mientras que los agricultores ejercfan presiones para poder barbechar en preparaci6n de la siembra. Los movimientos deI ganado cristalizaron asi la oposicion entre los ganaderos-comerciantes y las golondrinas en las regiones sur y oriente de la zona. Las mismas razones se esgrimieron a la hora de prohibir el 110 iTIERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA acceso deI ganado ajeno a ciertos ejidos. Esta posicion dependfa. desde luego, de la capacidad que tuvieran los ejidos de disponer de sus propios animales de tiro y por 10 tanto dei poder econ6mico de la oligarquîa local (véase la figura 111.1). El efecto de los cambios climâticos en los sistemas de cultivo no fue desdenable. El acortamiento relativo de la duracion de la temporada de HU\rias reforzo el peso deI ajonjolf, menos exigente y mas resistente a la sequfa que los cultivos de mafz, frijol y calabaza asociados. El frijol judio o comba fue desapareciendo paulatinamente de las parcelas labradas y su cultivo se limit6 a las laderas mas frescas y a los valles mas humedos. Los testimonios recogidos concuerdan en atribuir esta evolucion a las modificaciones deI clima mas que a la adopcion de nuevos medios de producci6n. 44 En las zonas mas aridas, al occidente de la region, la produccion de granos basicos en ocasiones termino por limitarse a las variedades de mafz de 40 dfas cultivadas por roza, tumba y quema, mientras que la oleaginosa ocupaba todas las tierras labradas (Hendrichs, 1945). En cambio, la cana de azucar sumo tanto por la disminucion de las reservas de agua coma por los cambios en la tenencia deI suelo. En la mayor parte de los latifundios su explotacion se basaba en una administracion muy estricta de los manantiales y de los pequenos arroyos, asf coma de la mana de obra. La desaparicion de una tutela Unica. que controlaba toda una cuenca y concentraba la totalidad de los recursos acufferos en una zona reducida,45 marco la decadencia deI cultivo. Sin el beneficio de un respaldo técnico, los ejidatarios no lograron jamas manejar la infraestructura de riego (canales, pequenos diques) y de produccion (molinos de cana, homos) que los grandes propietarios habfan dejado en el abandono. Dicha infraestructura se fue deteriorando poco a poco hasta quedar inservible. Incluso en aIgunas partes en las que se logro mantener, coma en San Antonio 0 en San Carlos, la escasez de agua durante la temporada de secas Hevo al abandono de la produccion canera. En 1960 la superficie plantada no representaba mas alla de unas 60 hectareas en toda la region, en comparacion con las 400 de 30 anos antes; y en 1970 habfa apenas 22 hectareas de cana en toda la zona de Tierra Caliente. 46 44 Algo diferente OCUITe en otras regiones dei México central, donde se ha podido relacionar el empleo de los abonos nitrogenados con la multiplicaci6n de los parasitos y enferrnedades criptogâmicas en el frijol (véase el casa del noreste de Michoacân, Léonard, 1988, p. 126). Algunos agr6nomos atribuyen ese fen6meno al exceso de nitr6geno en el suelo, 10 que provocaria un debilitamiento de los mecanismos de resistencia de las leguminosas a los parasitos. 45 En San Antonio estaba tajantemente prohibida cualquier toma de agua deI Arroyo Colorado durante la temporada de secas e incJuso no pod!a abrevar ah! el ganado. 46 Censos agricolas, ganaderos yejidales, 1960 y 1970. FIGURA IILI. Ocupaci6n del espacio en un ejido de Tierra Caliente alrededor de 1960 (perfil topognifico) Cercado Parcala de marz cultivada por el . . . - - - - sistema de roza. quema y tumba ~--------==- Parcelas labradas: malz, ajonjolf en rotacion 112 iTIERRA Y LIBERTAD? LOS LîMITES DE LA REFORMA AGRARIA CRISIS y RESURGIMIENTO DE LA PROPIEDAD PRIVADA La ola de expropiaciones de los afios 1935-1945 cre6 panico entre los propietarios de los ranchos y muchos vendieron tierras y ganado a precios irrisorios. Estas ventas redundaron en verdaderas fortunas para los politicos locales 0 los intermediarios que se habfan enriquecido con el comercio deI ajonjolf. Dentro del sector privado se produjo una redistribuci6n parcial de la propiedad de la tierra, en provecho de los grupos de poder que iban en ascenso. En Tierra Caliente la consecuencia mas evidente de este fen6meno fue la reducci6n del tamafio de las propiedades, divididas para escapar a leyes imprecisas sobre la concentraci6n de la propiedad. Rasta entonces, las reglas de sucesi6n vigentes en los latifundios sefialaban que éstos debfan serconsiderados coma un conjunto indivisible. Los hijos segundones podfan reclamar su parte deI ganado pero debfan dedicarse a otras actividades (el comercio, la politica 0 el ejército con mayor frecuencia) para asegurar su futuro. Con la reforma agraria, la mayorfa de las propiedades fueron divididas en unidades de 300 a 1 000 hectâreas repartidas entre todos los miembros de la familia, aunque, con frecuencia, ellatifundio conservara inicialmente la misma organizaci6n y funcionara coma una sola explotaci6n: sus agostaderos permanecfan indivisos y los hatos de ganado de unos y otros se confundfan. Sin embargo, al paso de las generaciones se fue afirmando la autonomfa de cada heredero, y la posibilidad que se le daba de vender su porci6n acab6 por modificar definitivamente el aspecta de los latifundios que habfan sobrevivido a la gran ola de expropiaciones. La legislaci6n nacional no tard6 en acudir en ayuda deI sector privado para protegerlo de cualquier redistribuci6n ulterior de la tierra. Las modificaciones incorporadas a partir de 1946 por el gobierno de Miguel Aleman al articulo 27 de la Constituci6n permitieron la concentraci6n de 100 hectareas de tierras de riego, 200 hectâreas de tierras de temporal y, 10 que era mas importante aun, establecieron que "se considerara pequefia propiedad ganadera la que no pase de la superficie necesaria para mantener hasta 500 cabezas de ganado bovino 0 su equivalente en especies menores, en los términos fijados por la ley, de acuerdo con la capacidad forrajera de los terrenos". 47 Poner limites a la acumulaci6n de tierras en estos térrninos, practicamente equivalfa a hacer factible la reconstituci6n de los latifundios en la regi6n. Cuando la administraci6n emprendi6 la evaluaci6n de la "capacidad forrajera de los terrenos", a principios de la década de 1970, ésta se calcu16 entre 5.5 y 13.5 hectareas por animal en la regi6n deI curso medio 47 Articulo 27 de la Constituci6n, citado por Zaragoza y Maclas (1980). éTIERRA Y LIBERTAD? LOS LÏMITES DE LA REFORMA AGRARIA 113 deI Balsas. 48 La existencia de propiedades de 2 750 a 6 750 hectareas resultaba, por 10 tanto, perfectamente legal. El alcance de la ley se hizo atm mas elastico por el hecho de que ese limite no se aplicaba a una familia, sino a cada uno de los miembros de una pareja unida bajo el régimen de separaci6n de bienes. De este modo, fue posible concentrar superficies considerables mediante el ardid de las escrituras. Sea cual fuere la ley a este respecto, la divisi6n de las propiedades habia provocado la dispersi6n de los arrendatarios y medieros y se haria cada vez mas dificil formar esas rancherias de por 10 menos 20 adultos, que era el numero minimo para ser tenidos en cuenta conforme a los procedimientos de la dotaci6n de tierras. La Asociaci6n Ganadera de Huetamo, formada durante la década de 1950, rapidamente reagrup6 a los propietarios mas eminentes deI municipio y aprovech6 la creciente influencia de la Confederaci6n Nacional Ganadera en el gobierno Federal para obtener certificados de inafectabilidad y protecci6n. De inmediato siguieron su ejemplo las organizaciones de Tiquicheo, San Lucas y Nocupétaro. En esta forma, casi todas las reivindicaciones dirigidas a nuevos repartos de tierras fueron acalladas a fines de la década de 1940. El bloqueo fue sin duda mas evidente aun cerca de la vertiente deI altiplano: en el municipio de Carâcuaro, entre 1947 y principios de la década de 1970, ninguna de las 12 solicitudes de tierras formuladas por los diferentes pueblos logr6 su objetivo (Sanchez y Pérez, 1989). La legislaci6n aprobada desde la Revoluci6n contribuy6 a reforzar la orientaci6n de los ranchos hacia la cria de ganado bovino en la forma mas extensiva posible. Por un lado, esta actividad, mas que cualquier otra, permitia la acumulaci6n de grandes extensiones de tierra sin exponerse a la expropiaci6n. En este sentido, los propietarios no tenian el menor interés en intensificar los sistemas de cria de ganado para acrecentar las cargas en animales y ver reducidos los coeficientes de pastizales que les perrnitia conservar miles de hectareas. Por otro lado, los sistemas mas extensivos favoredan la disminuci6n de la mana de obra empleada en la propiedad y por 10 tanto la de los demandantes potenciales de tierras. Después de haber conocido una breve crisis durante el periodo mas algido deI reparto agrario, la ganaderia goz6 de una firme recuperaci6n a partir de los afios cuarenta. Coincidiendo con la reforma agraria, la baja deI precio deI ganado provocada por la crisis de 1929 y por la interrupci6n de las exportaciones de reses a Estados Unidos, indujo a muchos propietarios a liquidar, mientras aun era tiempo, sus propiedades en la regi6n. Pero la segunda Guerra Mundial constituy6 un factor inesperado de recuperaci6n. La demanda de ganado experiment6 una subida drastica en el mercado estadunidense, cuan48 SARH-Comisi6n Técnica ConsulLiva para la Detenninaci6n Regional de los Coeficientes de Agostadero, Estados de Michoacan y Colima, pp. 18-19,24-26 Y45-50. Véase el Apéndice 5.. 114 lTIERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA do Canada interrumpi6 sus exportaciones para hacer frente a su propio esfuerzo de guerra. El precio deI ganado en el mercado de Estados Unidos se multiplic6 por 2.3 entre 1938 y 1945 Ylas exportaciones mexicanas pasaron de 193000 a 543 000 cabezas entre 1937 y 1941, absorbiendo asi casi la totalidad de la producci6n de los estadosfronterizos (Martin, 1960). En consecuencia, eI mercado de México sufri6 una escasez relativa y el precio de la carne registr6 una evoluci6n ascendente, triplicandose en términos reales entre 1938 y 1945 49 (véase la grafica III.2). Como en el casa deI ajonjolf, el aumento de la poblaci6n urbana y la evoluci6n de los modelos alimentarios (que favoredan el consumo de carne) contribuyeron a mantener altos los precios deI ganado al terrninar la guerra y durante los anos delllamado milagro econ6mico. Las actividades de engorda encontraron condiciones cada dia mas favorables gracias al avance deI cultivo de ajonjolf y su transfonnaci6n en la regi6n. La producci6n cada vez mayor de la fabrica Yrigoyen y de las unidades mas pequenas aument6 la disponibilidad de marquetas proteinicas que los ganaderos de la regi6n podian anadir al maiz para componer raciones baratas; éstas contribuian a lograr aumentos ràpidos de peso. La engorda de bueyes y becerros al fin de la temporada de lluvias recibi6 asî un nuevo impulso en la década de 1950. En esa época se construyeron corrales en la entrada de Huetamo para guardar al ganado comprado en la regi6n y proceder a su engorda. El mejoramiento de las comunicaciones con el altipIano central favoreci6 también la llegada de comerciantes de ganado procedentes deI Bajio 0 deI noreste de Michoacan. Al romper el monopolio detentado por los intennediarios locales desde el siglo XIX, los recién llegados coadyuvaron al aumento continuo de los precios deI ganado en toda la regi6n. Varios factores técnicos y econ6micos favorecieron, pues, el resurgimiento de la ganaderia y la especializaci6n de las propiedades privadas. Pero no debe subestimarse la influencia deI pequefio campesinado ejidal en esta evoluci6n. El incremento de la poblaci6n de los ejidos y de la superficie trabajada intensific6 la demanda de los animales de tiro. En Huetamo, el costo deI arrendamiento de las yuntas de bueyes pas6 de 10 hectolitros de maîz hacia 1930 a 12 unos 10 anos mas tarde y hasta 14 hectolitros en la misma zona al principio de la década de 1960. A precios constantes, esta renta sigui6 una progresi6n media de mas de 2% respecto al indice general de precios, superior incluso a la evoluci6n de los precios deI ajonjolf entre 1940 y 1960. 50 El suministro de yuntas de bueyes a los 49 En pesos de 1930, el precio al mayoreo deI kilogramo de came en el mercado de la ciudad de México pas6 de 0.5 pesos mas 0 menos en 1938 a 0.8 en 1941, 1.07 en 1943 y 1.61 en 1945 (véanse la grâfica JII.2 y el Apéndice 4). 50 En valor real (pesos de 1930), el precio promedio al produclor de ajonjolf en 1960 (278 pesos por tonelada) no habla aumentado mas que 18% en relaci6n con su equivalente de 1940 (236 pesos); mientras que el alquiler de las yuntas se elev6 55% en el mismo periodo. iTIERRA Y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA 115 agricultores desposeidos se convirti6 en el largo plazo en una de las actividades mas rentables a nivel regional. Estas condiciones perrnitieron a algunos de los grandes propietarios expropiados mantener hatos de ganado numerosos en terrenos de los ejidos recién creados. Por ejemplo, R. Celis pudo dejar 4 000 cabezas de ganado pastando en los terrenos que le habian sido confiscados; en San Miguel, la familia Pereznegr6n conserva mas de 600 animales. Lo mismo sucedi6 en los ejidos de San Antonio y La Estancia, en el municipio de Nocupétaro. Los pastizales de las propiedades privadas eran explotados durante la temporada de lluvias. Se cercaban las partes mas bajas y se impedia el ingreso de los animales, a fin de proteger las milpas de los vaqueras y de algunos arrendatarios y constituir asi una reserva forrajera. Pero, a principios de la temporada de secas, el ganado se llevaba 10 antes posible a pastar los rastrojos de los ejidos, si era necesario, pagando. y ahi se quedaba hasta agotar los esquilmos. Luego, se devolvia a los pastizales y los rastrojos deI rancho, donde permanecia durante las tiltimas semanas de las secas y se beneficiaba de una buena alimentaci6n. Asi pues, el ejido servia de reserva forrajera para los propietarios de los alrededores, 10 que les autorizaba a sobrepasar con mucho las cargas de ganado que te6ricamente les permitia la calidad de los pastos naturales de sus ranchos. En contrapartida, las posibilidades de aumento deI hato ejidal resultaban considerablemente limitadas por la saturaci6n de sus propios recursos forrajeros. Asi coma el contraste crecia entre ganaderos-comerciantes y agricultores dentro de los ejidos, ese mismo contraste se daba entre los ejidos productores de ajonjoli y maiz y los ranchos ganaderos. Las cifras deI censo agricola de 1960 ilustran a la perfecci6n el control que podia ejercer el sector privado sobre la actividad productiva ejidal 20 0 25 afios después de la reforma agraria. Si bien las propiedades privadas representaban s610 38% de las tierras cultivadas de la regi6n, disponian de 46% de los arados de vertedera, de 58% de los animales de tiro y de 76% de los tractores censados. 51 La evoluci6n de las relaciones sociales de producci6n Las condiciones de vida y trabajo en los latifundios no podian perrnanecer inmutables durante el proceso de reparto agrario. La reforma agraria habia provocado un rnovirniento migratorio desde los ranchos hacia los ejidos vecinos que, si no aparecia en las estadisticas oficiales en raz6n de la escasa distancia recorrida, no por ello fue despreciable en muchos puntos de la regian (véase el cuadro III.3). En 1940, un observador deja constancia de su asombro ante el ntirnero 51 IV Censo agrlcoia, ganadero y ejida~ 1960. 116 iTIERRA Y LIBERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA de rancherias en las que "el despoblamiento se habia acentuado de manera alarmante en el curso de los ultimos aiios" en los municipios de San Lucas y Nocupétaro. S2 Este fen6meno no tard6 en adquirir proporciones inquietantes para ciertos ranchos que, en un breve lapso, se vieron privados del grueso de su mana de obra. A principios de la década de 1960 la poblaci6n de un rancho de 1 000 hectareas solia reducirse al caporal y a dos 0 tres familias de arrendatarios: una disminuci6n de casi dos terceras partes en relaci6n con la de 30 aiios atras. El mantenimiento de un minimo de trabajadores en las propiedades pasaba por una revisi6n de las relaciones de producci6n establecidas en el transcurso del siglo XIX. Esto significaba la desaparici6n graduaI de la medieria, desde principios de la década de 1950, en las zonas en que la reforma agraria habia tenido mayor efecto y luego, progresivamente, el fen6meno se fue recorriendo en direcci6n a la vertiente de la sierra y al noroeste de la regi6n, donde aun subsistia a principios de los aiios setenta. El arriendo se convirti6 en la relaci6n dominante en los lugares donde era aun marginal 20 afios antes, pero sus mismas modalidades evolucionaron de forma considerable. Una de las condiciones para arrendar una tierra en otro tiempo era disponer de reservas de granos y capital suficiente para pasar el ciclo de cultivos de temporal sin tener que recurrir al agio. Para retener a los medieros en ellatifundio no bastaba con prometerles un posible cambio de categoria, habia también que resolver el problema crucial de los adelantos con la cosecha coma garantia. Los medieros convertidos en arrendatarios continuaron gozando de préstamos sin intereses que contribufan a incrementar considerablemente su margen de ganancia. Se les prestaba también el arado criollo 0 de vertedera, yugo y correas. El arrendamiento de la tierra sufri6 en la misma época una tendencia clara a la baja. En 1970, en las cercanfas de Huetamo, una parcela de cinco hectareas que se podia cultivar con una yunta de bueyes se arrendaba s610 a dos hectolitros de maiz, es decir, una disminuci6n de mas de dos terceras partes en comparaci6n con el precio pagado 30 aiios antes. Pero esta evoluci6n en parte se compensaba con el alza registrada en el precio deI arrendamiento de los animales de tiro, que a menudo llegaba a 14 hectolitros de grano. Las utilidades deI propietario alcanzaban asf hasta 1 100 kilogramos de maiz, apenas menores que las que prevalecfan antes de la reforma agraria (entre 1 200 yI 300 kilogramos). De hecho, la verdadera ventaja para el arrendatario no era en si la reducci6n deI precio del arrendamiento sino la posibilidad de escapar, gracias a los préstamos que le hacfa el propietario, allastre de la, usura que padecfa la mayoria de los ejidatarios. Para el campesino sin tierras era mucho mas ventajoso establecer un contrato de arrendamiento en un rancho que en un ejido. 52 SHCP, 1940, pp. 350 Y 362. iTIERRA Y LffiERTAD? LOS LfMITES DE LA REFORMA AGRARIA CUADRO IIL3. Evoluci6n demografica de algunas propiedades entre 1921 y 1960 Rancherlas Albarran San Miguel Canario El Guayabo Monte Grande Paso de Puruchucuaro La Cacamicua El Guaco El Guayabito Pinzan Colorado Tecuanchuato FUENTE: 117 1921 1940 1960 102 255 307 218 178 73 109 114 175 84 49 4 68 135 22 0 47 31 90 32 57 43 75 100 37 22 41 32 10 Il Censos de 1921, 1940 Y 1960. Los mismos imperativos obligaron a los propietarios a acceder a la partida de sus arrendatarios durante la temporada de secas. Las migraciones hacia las plantaciones caneras de la costa deI Atlantico 0 los campos algodoneros deI valle de Apatzingan se generalizaran entre la poblaci6n de las rancherias. Por otra lado, los propietarios generalmente mantuvieron condiciones muy estrictas en relaci6n con las posibilidades de cultivar ajonjolf o de poseer cabezas de ganado, concesiones que habrian podido limitar las reservas de forrajes destinadas a su hato. A menudo eI ajonjolf qued6 circunscrito a superficies muy reducidas y jamas se permiti6 a los arrendatarios poseer mas de dos 0 tres cabezas de ganado. Estos cambios marcaron una evoluci6n graduaI durante mas de 30 afios y presentaron grandes variaciones, tanto entre puntos diferentes de Tierra Caliente coma entre ranchos vecinos. Corresponden en gran medida al avance de la reforma agraria hacia las partes mas alejadas y accidentadas de la regi6n. La medieria, que habia sobrevivido hasta principios de la década de 1970 en grandes zonas de los municipios de Caracuaro, Nocupétaro 0 Tiquicheo, no cedi6 su lugar sino hasta la segunda ola de reparto de tierras que afect6 a la vertiente de la sierra a partir de fines de los afios sesenta, y ofreci6 una verdadera altemativa a las poblaciones aisladas que ahl habitaban. De manera general, esta evoluci6n se logr6 al mismo tiempo que se completaba la integraci6n de Tierra Caliente al mercado nacional, a medida que se multiplicaban las comunicaciones con eI centro deI pals. Estos cambios abrieron el camino a una nueva especializaci6n econ6mica de la regi6n, hacia la cria de novillos. YeI sector privado iba a ser su principal beneficiario. 118 iTiERRA Y LIBERTAD? LOS LtMITES DE LA REFORMA AGRARIA La reforma agraria de los afios 1935-1950 modific6 s610 parcialmente el extremo desequilibrio que caracterizaba a la sociedad agraria de Tierra Caliente. S610 la tierra fue repartida; los otros medios de producci6n -ganado, herramientas, capital- permanecieron concentrados en unas cuantas manos, las de los antiguos propietarios y las de una nueva oligarqula comerciante, que supo restablecer las redes de usura en las que se finc6 la concentraci6n de la propiedad en el siglo precedente. Al monopolizar el crédito y la fuerza de tracci6n, los ganaderos y los comerciantes controlaban el acceso de los ejidatarios a la tierra y lograron conservar las rentas de que gozaban antes de la reforma agraria: libre acceso a los agostaderos, que permanecieron indivisos, y libre pastoreo de los esquilmos en las parcelas cultivadas. Como entidad social, el ejido conserva la funcion que habla sido asignada a los arrimados de los latifundios. Constituye una reserva de forrajes fâcilmente accesible para el hato de los ganaderos, as} coma una reserva de mana de obra barata, disponible en la época en que se necesita en las grandes regiones de agricultura comercial deI pals (GoUo de México, zonas de riego de la vertiente dei Padfico). El espacio social y econ6mico deI campesinado de Tierra Caliente se ensanch6, pero no aSI su funci6n economica. En la regi6n deI curso medio deI Balsas, la reforma agraria sirvi6 para romper el monopolio que una pequefia oligarquia ejercia sobre un mercado cautivo de productores y de fuerza de trabajo, pero modific6 tan solo parcialmente las condiciones de vida y las perspectivas de acumulaci6n de esos productores. iEra éste en realidad su objetivo? IV. TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO (1960-1990) ENTRE 1950 Y1970, el milagro econ6mico mexicano se finc6 en una politica voluntarista de industrializaci6n y sustituci6n de importaciones. El aparato productivo se concentr6 entonces en los polos muy urbanizados: la poblaci6n urbana de México, que no representaba mas que 35% en 1940, alcanz6 el nivel de la poblaci6n rural a partir de los aiios sesenta y la duplic6 en los 20 aiios siguientes;l en 1980, en las Il ciudades mas grandes deI pais se asentaba un tercio de la poblaci6n total. Ese desarrollo deI conjunto urbano-industrial ha estado en buena medida financiado por el sector agrfcola, gracias en este casa a las transferencias masivas de capitales2 y a las divisas de las agroexportaciones, asi coma también al abasto de alimentos a precios bajos que hicieron posible la reproducci6n de una mana de obra barata en las ciudades. Los precios de los productos alimenticios se mantuvieron en un nivel muy bajo hasta mediados de los aiios setenta, en particular el deI maiz que disminuy6 alrededor de 40% entre 1963 y 1979. 3 Las importaciones de grano a precios bajos, a partir de 1970, coadyuvaron a esta poHtica amortiguando las fluctuaciones de la producci6n nacional. En esas condiciones, las pollticas de fomento de la producci6n agricola han girado en toma a dos ejes. El primero buscaba la ampliaci6n de las superficies cultivadas por medio deI desplazamiento de la frontera agricola. Ésta constituia el pilar de los proyectos nacionales de colonizaci6n y roturaci6n de millones de hectareas en las regiones tropicales humedas, pero también de las grandes obras de riego que transformaron el paisaje de los estados aridos deI norte y las grandes cuencas hidrograficas deI pais (Barkin y King, 1970). Entre 1940 y 1973, el gobiemo financi6 el riego de 2.45 millones de hectareas y la superficie total irrigada casi se quil1tuplic6 (Hewitt, 1978). El otro eje de la actividad oficial en este ambito buscaba el aumento de los rendimientos y la modemizaci6n de la agricultura mediante la implantaci6n de la revoluci6n verde. La selecci6n de las variedades con gran potencial (sobre todo de trigo, pero también de sorgo, soya, arroz y, en menor grado, de maiz) se aun6 a la promoci6n de "paquetes técnicos" 1 Estadlsticas hist6ricas de México, op. cit., p. 33. 2 Se han estimado las transferencias directas de capitales de la agricultura a la industria par medio dei sistema bancario, entre 1942 y 1960, en 2500 millones de pesos, véase Hewitt. 1978, p. 28. 3 Nacional Financiera, 1983. 119 120 TRANSfORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO (abonos qufmicos, plaguicidas, maquinaria agrfcola) a precios subvencionados. 4 Esos dos ejes deI desarrollo agricola se confundieron en la medida en que el cambio técnico y la revoluci6n verde se concentraron en las zonas y los sectores sociales que presentaban un "potencial para el desarrollo" juzgado suficiente. Hasta mediados de los anos setenta, entre 70 y 100% de las inversiones publicas se destinaron a los programas de riego y cinco de los 33 estados, entre los menos poblados, recibieron mas de la mitad de esos capitales (Linck, 1988). Los propietarios que disponfan de superficies importantes y los empresarios agricolas se encontraban en medio de ese proceso de modernizaci6n: les fueron destinadas 75% de las tierras abiertas al riego entre 1940 y 1960 (Hewitt, 1978). Entre 1950 y 1965 los rendimientos y las superficies cultivadas no cesaron de aumentar; la producci6n agricola se elev6 a una tasa promedio de 5% anual, muy por encima de la tasa de crecimiento demografico, y el abasto de las ciudades qued6 asegurado. Pero los sectores en expansi6n, orientados a la exportaci6n y los mercados urbanos, fueron ocupados rapidamente por los grandes empresarios agrfcolas. La irrupci6n de las clases medias urbanas determin6 una evoluci6n rapida de la demanda de alimentos. Mientras que el consumo de mafz, frijol y manteca de cerdo se elev6 lentamente, el de fruta y verdura, carne y aceite vegetal se dispar6. A partir de fines de los anos cincuenta, la producci6n de came y aceites pas6 paulatinamente a ser dominado por un complejo agroindustrial muy capitalizado y vinculado con las multinacionales estadunidenses (Anderson-Clayton, Ralston Purina, International Multifood). En éste se asocian, por una parte, la cria de animales muy intensiva y "tecnificada" (porcicultura, avicultura, ganado lechero) y, por otra parte, la industria oleaginosa cuyos concentrados proteicos constituyen la base de los alimentos balanceados para el ganado. El desarrollo de las granjas es paralelo al de los cultivos de sorgo y soya que predominan en la composici6n de los alimentos para el ganado. Si bien no han logrado satisfacer la demanda interna, su producci6n creci6 a un ritmo acelerado: 15% al ano en el casa deI sorgo en los anos setenta y 20.6% anual en el casa de la soya entre 1960 y 1984. 5 Cuando empez6 ese desarrollo, Tierra Caliente parecfa gozar todavia de una posici6n favorable: su integraci6n en la economfa nacional se habia traducido en una especializaci6n marcada en la producci6n de aceite y came. Pero el surgimiento de nuevas cuencas productoras, fomentadas por la administraci6n publica y por los capitales privados, pronto redujo a cenizas las ventajas comparativas que habfan permitido el arranque deI 4 El Indice de precios reales de los insumos para la agricultura pas6 de 100 en 1950 a 61 en 1965 ya 37 en 1980; véase T. Linck, 1988, p. 23. 5 Acerca de esas evoluciones, véase G. Arroyo (comp.), 1989, pp. 147-148. TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 121 cultivo y el comercio deI ajonjolî; la economia regional tendria que orientarse a una nueva especializaci6n. LA CRISIS DE LOS PRODUCTOS TRADICIONALES y LA ESPECIALIZACI6N EN LA GANADERiA DE CRiA A partir de 1960, la evoluci6n deI sector industrial de los aceites se caracteriz6 por la importancia creciente que adquirieron los desechos proteicos en el valor agregado deI sector: entre 1960 y 1983, la demanda de alimentos balanceados progres6 en promedio dos veces mas aprisa que la de aceite. 6 Dado que las oleaginosas utilizadas eran intercambiables (copra, ajonjolf, algod6n, cartamo, soya) en los procesos de transformaci6n, los industriales orientaron cada vez mas la selecci6n de las materias primas en funci6n de su potencial para la producci6n de cufietes. Aunque el aceite de ajonjolî sea de una calidad superior y goce de gran demanda en el mercado, la pobreza de los desechos proteicos fruto de su extracci6n descartaron esta materia prima en favor de la soya y deI cartamo. Con base en una escala establecida en 1985 en' funci6n de la relaci6n "precio de los productos creados (aceite y cufietes)/precio de la semilla", el ajonjolf quedaba en ultimo lugar, detras deI cartamo, la soya, la copra y la pepita de algod6n (Aguirre, 1986). La demanda industrial de ajonjolf disminuy6 drasticamente. Entre 1960 y 1984, mientras el consumo de soya y cartamo se elevaba 20.6 y 9.2% al afio, el de ajonjolf se reducia a una tasa anual de 9.3% (Arroyo, 1989). La mayoria de las regiones productoras de ajonjoli y copra se localizaban en la vertiente meridional deI altiplano (Costa Grande de Guerrero, depresiones deI Balsas y Tepalcatepec), cuya principal caracteristica era una agricultura de temporal en pequefia escala; en cambio, los nuevos cultivos de soya y cartamo se concentraron en grandes distritos de riego, situados en los estados de Sinaloa, Sonora 0 Baja Califomia, que gozaban de considerables ventajas de productividad. La industria aceitera ha seguido, coma era de preverse, el desplazamiento de las fuentes de abasto. En 1983, 46% de la producci6n nacional de aceites virgenes se obtenia en el noroeste deI pais, en comparaci6n con 23% en el noreste, 20% en el estado de Jalisco y unicamente 1.5% en el centro deI pais, que s6lo 30 afios antes habia sido el mas grande foco indus trial deI sector (Arroyo, 1989). El curso medio deI Balsas se ha encontrado cada vez mas alejado (entre 1 500 y 2500 km) de los principales centros de transformaci6n de las semillas oleaginosas. La reubicaci6n de las industrias ha coincidido con un fen6meno de fuerte concentraci6n, que apareci6 desde fines de los afios cincuenta. Entre 1965 6 Véanse V, Sanchez (camp.), 1988, y J. Aguirre, 1986. 122 TRANSFüRMAClüNES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIü CUADRü IV.1. Participaci6n de las principales oleaginosas en la composici6n de los aceites alimenticios en México (1970-1984) (porcentajes) Ario Ajonjolf Algod6n Cartamo Soya 1970 1975 1980 1984 24 12 9 4.5 28.7 27 44 23.2 21 15.4 26.8 27 48 13 17.4 9.3 FUENTE:Arroyo, 1989. y 1975 desapareci6 una cuarta parte de las aceiteras, de las cuales las mas afectadas fueron las de pequefia escala que empleaban a unas 15 personas, cuyo numero se redujo desde entonces a la mitad (Arroyo, 1989). Desde 1975 las empresas grandes y muy grandes concentran 88% de la producci6n nacional de aceite y cufietes (spp, 1981). Cuando en 1970 existian aun numerosas fabricas establecidas en Tierra Caliente 0 en sus cercanias (en Arcelia e Iguala, en el estado de Guerrero; en Huetamo, Zitacuaro, ytres fabricas en Morelia, en el estado de Michoacan), éstas habian desaparecido 10 afios mas tarde. Después de habersido adquiridos por la sociedad Santa Lucia, en 1968, y haber reducido de tajo su producci6n, los establecimientos Yrigoyen cerraron definitivamente sus puertas en 1974. A partir de 1973, las principales fabricas que abandonaron el altiplano central dejaron de financiar a los grandes comerciantes de la regi6n y el sistema agiotista entr6 en un periodo de desorganizaci6n. Puesto en competencia directa con la soya 0 el cartamo que se cultivab,\fi en condiciones de productividad muy superiores (riego, mecanizaci6n), el ajonjoli de Tierra Caliente tuvo ademas que padecer costos de comercializaci6n y de transporte mucho mas elevados. Los precios de garantia propuestos por el Estado han seguido 16gicamente esas evoluciones deI mercado. Las importaciones masivas de soya estadunidense, cuyos precios se encontraban subvencionados, han permitido surtir a bajo costo a la industria nacional y contener el precio deI aceite para consumo doméstico. Pero, sobre todo, han contribuido a la baja continua de los precios al productor: en el periodo que se extiende de 1966 (fecha de establecimiento de los precios de garantia para el ajonjoli) a 1979, la depreciaci6n alcanz6 36% para la oleaginosa, mas fuerte todavia que la deI maiz (20.5% en el mismo intervalo).7 Sin embargo, a partir de mediados de los afios setenta, el gobiemo re7 SPP, 1981. IV.I. Evoluci6n de los indices de precios en valores constantes (1960) dei maizy dei ajonjoli (promedios nacionales) y de la carne de res (mercado de abasto de la ciudad de México) 1960-1988 GRAFICA 190 170 ~ indice dei maiz ---e- indice de la carne ---e- indice dei ajonjoli 150 130 110 90 70 1960 FUENTE: Apéndice 4. 1964 1968 1972 1976 1980 1984 1988 124 TRANSFORMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARlO cort6 en parte las pesadas Cal-gas impositivas que se cobraban a las exportaciones de ajonjoli, con el fin de orientar una proporci6n creciente de la oleaginosa hacia el mercado intemacional. Esto ha permitido elevar progresivamente el precio promedio nacional al productor a partir de 1975 (véase la gnHica IV.l). Ahora bien, el acceso a los canales de exportaci6n sigue determinado por la asignaci6n de cuotas por parte deI gobiemo y por la calidad de las semillas producidas: deben responder a las exigencias de limpieza y s610 las variedades blancas haHan comprador. Ah! radica una desventaja de los campesinos de Tierra Caliente, donde predominan las variedades locales Hamadas "cremosa" 0 "morena": éstas tienen una cotizaci6n mas baja pues requieren de un costoso proceso de descortezamiento. A pesar de esa desventaja, una compafiia exportadora privada, Dipasa, se estableci6 en Huetamo en 1979 y Iibr6 una corta guerra de precios con los grandes comerciantes de granos de la regi6n. Ese ano, los precios ofrecidos al productor casi se duplicaron en los seis meses que siguieron a la cosecha, pero la buena racha tuvo muy corta duraci6n y un ano mas tarde las cotizaciones habian recobrado su bajo nivel anterior (12 pesos el kilo en octubre de 1979, 12.5 en octubre de 1980, después de haber sobrepasado los 20 pesos en abril).8 Es probable que la direcci6n de Dipasay los grandes comerciantes de Huetamo hayan Hegado a acuerdos tacitos, pero la lejania de los centros de comercializaci6n ha pesado asimismo en esa evoluci6n: existen cerca de 1 500 kil6metros de malas carreteras entre Huetamo y Mazatlan, en donde se embarca el ajonjoli exportado por via maritima, y 2 200 hasta Hermosillo, en donde se efectuan las ventas con destino a Estados Unidos. Para los exportadores es mucho mas redituable abastecerse en las zonas de riego de los estados de Sinaloa, Sonora 0 Baja Califomia y son los productores de esa regiones quienes han sacado mayores beneficios de las cuotas de exportaci6n. 9 Ûnicamente una pequefia cantidad deI ajonjoli producido en Tierra Caliente tiene acceso al mercado exterior y el grueso de la producci6n debe ser reciclado a bajo precio en la industria aceitera. A los campesinos de la regi6n del curso medio del Balsas les ha beneficiado muy poco la apertura del mercado mundial y la evoluci6n favorable de los precios a partir de ésta. Entre 1980 y 1983, los precios ofrecidos a los productores michoacanos de ajonjolf han sido inferiores a los vigentes en el noroeste deI pais en una proporci6n que varia entre 22 y 60% (spp, 1987). Aun cuando se hayan podido conseguir cuotas de exportaci6n, su efecto en el nivel de los precios en la regi6n ha sido virtualmente nulo y s610 han 8 Entrevista a Salvador Patino, Huetamo. 9 En los estados deI noroeste el cultivo de ajonjolf se emprende en funci6n de la atribuci6n de las cuotas de exportaci6n (AguilTe, 1986). La evoluci6n de las superficies de ajonjolf en los tres estados deI noroeste y la de las exportaciones mexicanas en el curso de los ultimos anos son, por 10 tanto, paralelas (véase la grâfica). TRANSFORMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARlO 125 aumentado los margenes de utilidades de Dipasa y de los grandes comerciantes: en 1987, el kilogramo de ajonjolf comprado a 700 pesos por la empresa fue revendido dos meses mas tarde a 1.5 d6lares, es decir, a 2 250 pesos en la frontera estadunidense. 1O La fuerte expansi6n deI sector de las oleaginosas se tradujo, parad6jicamente, en la pérdida progresiva de las ventajas comparativas que tenia Tierra Caliente desde hacia 30 anos. Las repercusiones se han intensificado por la multiplicaci6n de los problemas fitosanitarios y el agotamiento de los suelos en ciertas tierras que habian sido sometidas al monocultivo deI ajonjoli desde la reforma agraria. A partir de los anos sesenta, los rendimientos han comenzado a disminuir sensiblemente en la regi6n, en particular en la vertiente deI altipIano, donde la frescura relativa deI clima acentuaba el alcance de las infecciones fUngicas (podredumbre de los tallas y de las raices) y limitaba el desarrollo de las plantas. En toma a Tiquicheo, par ejemplo, el promedio de los rendimientos pas6 de 400 kg par hectarea en 1965 a 270-280 kg entre 1975 y 1988. 11 A principios de los setenta, los productores que se encontraban en condiciones ecol6gicas menos favorables comenzaron a abandonar su cultivo. Quince anos mas tarde éste habia desaparecido totalmente deI municipio de Nocupétaro y de la mayor parte de Caracuaro. La reducci6n de las superficies se extiende ahora hacia la planicie aluvial, que sin embargo es tierra muy propicia para el cultiva deI ajonjolf. Esta tendencia s610 se ha vista temporal y parcialmente modificada por los aumentos puntuales de los precios deI ajonjolf provocados por el crecimiento de los volumenes exportados (coma sucedi6 en 1980, después del establecimiento de Dipasa en Huetamo). A partir de mediados de los sesenta, el ajonjoli dej6 de ser un producto que gozaba de una buena infraestructura comercial y financiera y de precios redituables para con200000 Superficie en el noroesle (ha) 150000 / 100000 50000 Exportaciones (ln) O+----+----+-----t--------t--------t-------t 1977 1976 1979 1960 1961 1962 1963 FUENTES: SPP, Anuarios estadîsticos de los Estados Unidos Mexicanos, 1977-1978 y 1980, Anuario de estadis/icas esta/ales J 985, y V. Sanchez, 1988. 10 1. Santacruz y R. M. Blatt, 1988, p. 18. En 1979 el precio de garantîa deI ajonjolî representaba alrededor de 46% de la cotizaci6n vigente en el mercado internacional (véase G. Knochenhauer, 1985). Il Conforme a los promedios establecidos por la SARH (Distrito IX, Huetamo). TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 126 Evoluci6n de las superficies, producci6n y rendimientos deI ajonjolf en Tierra Caliente entre 1960 y 1988 CUADRO IV.2. Sup. (ha) 1960 1970 1978 1980 1982 1984 1986 1988 21960 17400 14100 22 130 10560 18570 15550 9900 4860 7790 2290 5010 4310 3000 345 352 220 270 280 275 Producci6n (t)a Rend. (kg) Censos agncolas de 1960 y 1970, SARH, Distrito IX, Huetamo. a Las ci fras de producci6n registradas en los censos agricolas de 1960 y 1970 corresponden a rendimientos promedio de 1 070 Y 630 kg/ha para el conjunto de la regi6n; dichas cifras estan en contradicci6n flagrante con los testimonios que hemos recogido (maxima de 450 kg los mejores arios y en las mejares tierras...). No figuran, par la tanto, en el cuadro. FUENTE: vertirse en un artlculo especulativo cada vez mas aleatorio y menos rentable. De un promedio regional de mas de 20 000 hectareas sembradas anualmente a principios de este periodo, se pas6 a menos de 12 000 hectareas en el curso de los ultimos afios (véase el cuadro IV.2). El desarrollo de la ganaderia de cria Paralelamente al desarrollo de las granjas de engorda de aves y puercos, en la peri feria de los grandes centros urbanos y de la industria de aceitesalimentos balanceados, la ganaderia bovina ha tenido un crecimiento sostenido. Entre 1950 y 1980, la produccion nacional se multiplico por 3.7, pasando de 1 445 000 cabezas de ganado en 1950, a 2 300000 en 1960, ya 3 820 000 en 1970, y se sacrificaron 0 exportaron 5 300 000 cabezas de ganado en 1980 (Reig, 1982). Esta evoluci6n es ante todo fruto de una expansi6n espacial, puesto que la superficie ocupada por la ganaderia bovina se duplico entre 1940 y 1980. Estas cifras ocultan un fenomeno de especializaci6n y de divisi6n deI trabajo en la producci6n bovina entre las diferentes regiones ganaderas deI pais. Lo esencial deI aumento de los efectivos y de las superficies forrajeras tuvo lugar en las zonas tropicales deI Golfo de México y en la costa dei Pacifico, mientras que en los estados deI norte, sede tradicional de la ganaderia deI pais, los hatos tuvieron un crecimiento mas lento. En cambio, en la franja atlantica, el Tr6pico Humedo, el incremento fue mucho mas importante, en particular en los estados de Veracruz, Chiapas y Tabasco yen la region de la Huasteca (véase el mapa IV.l), donde los efectivos MAPA IV.I. Tierra Caliente y sus principales mercados en J 988 \ _--_ Estados Unidos '\" f ....." '\'\ ~111111""" , Venta de becerros tf Venta de ajonjol1 ~. Demarcacion de los estados "' exportadores de ganado N ••• ,_. __ •••• J -) ......... Region noreste de Michoacan ,__.J , 128 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARlO pasaron de 2 390 000 cabezas en 1950 a 3 665 000 en el ano de 1960, 5095000 en 1970 y 8 140000 en 1980, es decir una multiplicaci6n por 3.5 en 30 anos (Reig, 1982). Esas regiones se han beneficiado mucho con el desarrollo de la infraestructura de comunicaci6n y de riego en los ultimos 40 anos y, gracias a las condiciones climâticas muy favorables (temperaturas elevadas, pluviometria abundante y bien repartida durante todo el ano), que permiten disponer de pastos naturales abundantes y de cargas animales elevadas, han hecho que prosperen las actividades de engorda. El Tr6pico Humedo se ha vuelto el principal abastecedor de las grandes ciudades deI centro, suplantando a las regiones que disponian de un entomo menos favorable, coma las grandes zonas ganaderas deI altipIano, deI estado de Michoacân y de Tierra Caliente en particular que, hasta entonces, habian garantizado una buena parte deI abasto de la ciudad de México. Contrariamente a 10 que ha sucedido en ciertas zona.s deI altipIano central, en el Bajio 0 en el estado de Jalisco, donde la existencia de tierras de riego, de importantes recursos forrajeros (gracias al cultivo deI sorgo) y la cercanÎa de centros urbanos importantes, han permitido el auge de una ganaderia estabulada, los ganaderos de Tierra Caliente no pudieron competir en el mercado de engorda con los de las regiones humedas, donde la productividad deI trabajo era mucho mas elevada. Las actividades de engorda de bueyes y novillos comenzaron a declinar en el curso de los anos sesenta y los envios de ganado engordado a la estaci6n de Zitacuaro cesaron en 1975. En cambio, la especializaci6n deI Golfo de México en las actividades de engorda ha generado una fuerte demanda de animalesj6venes, de 12 a 18 meses, susceptibles de ser engordados en un corto lapso 10 que permite a las granjas no tener que alimentar un hato reproductor numeroso. La regi6n de la Huasteca, por si sola, importa cada ano entre 60 000 y 80 000 becerros con este fin (Reig, 1982). Éste es otro aspecta de la especializaci6n regional que caracteriza a la ganaderia bovina desde los anos sesenta en la vertiente deI Pacffico de los estados de Guerrero, Mich::>acân, Colima y Jalisco (el Tr6pico Seco mexicano). El margen de posibilidades se ha reducido a la producci6n de becerros, que luego se exportan a las regiones de engorda. Los ganaderos de esas regiones asumen los riesgos inherentes al nacimiento y durante los primeros meses de existencia de los novillos para venderlos a la edad en que la conversi6n alimenticia es 6ptima. Las primeras ventas de ganado con destino a la Huasteca tuvieron lugar en el curso de los anos sesenta, pero el comercio de becerros despeg6 con fuerza a partir de 1970, fecha en que la mejoria de la red carretera permiti6 acabar con el aislamiento de la regi6n (construcci6n de las carreteras Toluca-Ciudad Altamirano -otrora Pungarabato- y Huetamo-Zitâcuaro, TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 129 entre 1970 y 1972, Y el mejaramiento de la brecha Huetama-CaracuaroVilla Madero, que qued6 abierta al trafico de vehiculos desde finales de los setenta y finalmente fue pavimentada en 1989). El ganada se transporta ahora en camiones, que 10 llevan con celeridad a la Huasteca, tras recorrer los 1 000 kil6metros que la separan de su punta de partida. Las primeras entregas de becerros se llevaron a cabo en asociaci6n entre los ganaderos de Huetamo y los propietarias de los pastos: los primeros entregaban los animales, que eran pesados a su llegada, y también, de nuevo, en el momento de la venta, tras cuatro a seis meses de engorda. La utilidad correspondiente al aumento de peso se dividfa entre las dos partes, el ganadero-reproductor se embolsaba ademas la suma correspondiente al peso inicial. I2 Esta fonna de medieria se llev6 a cabo con éxito hasta fines de los afios setenta. Algunos ganaderos, coma J. Nufiez, R. Luviano o J. Sanchez, incluso continuaron con esta actividad mediante la compra de propiedades en los municipios de Tempoal (Veracruz) y de Tanquian (San Luis Potosf), donde todavfa efectuan la engorda deI ganado nacido en sus ranchos de Huetamo 0 de Tiquicheo. 13 Pero, desde que la regi6n se volvi6 mas accesible a los vehiculas, los ganaderos y los tratantes de ganado de las regiones de engorda han asumido el cantrol de ese comercio. Esta evoluci6n puede explicarse par el aumento de la demanda de novillos y la diversificaci6n de las regiones de engorda en los ultimos 10 afios: se ha hecho igualmente rentable y menas costoso para los comerciantes de ganado de Huetamo limitar su papel a la compra de los becerros y esperar la llegada de los compradores que ahora compiten entre si por la adquisici6n deI ganado. A fines de los setenta, aprovechando la gran disponibilidad de alimentos balanceados (sorgo, cufietes proteicos) y tada la infraestructura que se habia desarrollado en los ultimos 20 afias en toma a la avicultura y la porcicultura de granja, comenz6 a desarrollarse la ganaderia de engorda en los balcones deI altipIano desde los cuales se divisa Tierra Caliente. Como secuela de las crisis que han sacudida la ganaderia lechera 0 la porcicultura, numerosas explotaciones han optado por diversificar sus actividades a favor de la engorda de animales, coma en el noreste de Michoacan, en la regi6n de Cadereyta, en el estada de Querétaro, 0 en el triangula Irapuato-Valle de Santiago-La Piedad, en el Bajfo. En toda esta parte deI altipIano la engorda se lleva a cabo con los alimentos menas costosos y se utilizan los desechos de paja de las granjas avfcolas, los cuales contienen alimentos de desperdicio de las aves con un elevado contenido de protefnas. Mezclados con sorgo y pequefias cantidades de cufietes, representan un alimento barato, a falta de ser muy bien asimilado por el animal. Coma 12 Entrevista con Joaqufn Gaona, Tiquicheo. 13 Idem. 130 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO quiera que sea, le permiten ganar peso que puede sobrepasar los 200 kilos a los siete meses de engorda in tensiva. 14 En esos nuevos centros de producci6n, la engorda suele tener lugar durante la temporada de secas, entre los meses de noviembre y de junio, con el fin de evitar los problemas sanitarios que aparecen con las lluvias y para conseguir mejores precios: deprimidos desde fines de la temporada de lluvias por las ventas de las regiones aridas, las cotizaciones deI ganado no se recuperan hasta la primavera y alcanzan su nivel mas elevado durante los meses de mayo y junio, asf que las compras de animales se efectuan tan pronto como se termina de levantar la cosecha deI sorgo en octubrenoviembre. Mientras los envios de ganado de Tierra Caliente se iniciaban antafio en el mes de diciembre, cuando los hatos descendfan de los agostaderos, y continuaban hasta el mes de mayo, cuando se despachaban a su vez los lotes de ganado engordado; en la actualidad el comercio de los animales se concentra entre los meses de octubre y diciembre (véase la grafica IV.2). Para los ganaderos de Tierra Caliente, esta modificaci6n deI calendario ofrece la ventaja de permitir un mejor aprovechamiento de las reservas forrajeras, en la medida en que las ventas de animales se efectuan al regreso de los pastos de altura, cuando su peso es mas elevado y su aspecto, mejor. Los desechos de los cultivos y los pastos de las barrancas se conservan asi para la alimentaci6n exclusiva deI hato reproductor y de los animales mas j6venes durante la temporada de secas. Es posible aumentar el nûmero de vientres y por ende la producci6n anual de becerros sin tener que mejorar la producci6n forrajera ni la infraestructura deI rancho. En cambio, los envios de las vacas de remplazo a los rastros de Morelia, Zitâcuaro, Toluca o la ciudad de México se hallan escalonados a 10 largo deI ano. De todos modos, son de importancia secundaria en la economia regional: con un peso equivalente, el precio de las vacas se situa en promedio entre 25 y 35% por debajo deI de los becerros. El desarrollo de la ganaderia bovina estabulada en el altipIano ha aumentado de forma notoria la demanda de animales de Tierra Caliente. Fuera de las razones evidentes de proximidad entre las dos regiones, es parad6jicamente la naturaleza rUstica del ganado criado en torno a Huetamo 10 que 10 vuelve muy adaptable al tipo de engorda que se realiza en los corrales. La mezcla deI sorgo y de los desechos alimenticios de las aves que se da a los animales la digieren muy mal las razas seleccionadas para la producci6n de carne (Angus, Hereford, Gyr 0 Brahman) y genera a menudo graves problemas sanitarios. Por el contrario, el ganado de Tierra Caliente "aprovecha mejor los forrajes burdos y su engorda es mas nipida, 14 Entrevistas realizadas con Ignacio Mozqueda. Rubén Jaramillo y Hugo Rodriguez en Pueblo Nuevo (Guanajuato). y con Armando Flores. tratante de ganado en Huetamo. GRAFICA IV.2. Ventas mensuales de ganado (becerros y animales de remplazo) exportado por Tierra Caliente (1984-1988) Electivos 2500 2000 1500 , , 1000 1 , 500 o Î 1984 FUENTE: Apéndice 6. IlnD ' 1985 1 1~lnli 1986 4 lm 1987 li 1988 132 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO aun si el potencial es menor" .15 Las ventas de animales de las depresiones deI Balsas y deI Tepalcatepec gozaron de una fuerte demanda en el curso de los afios ochenta, y el aumento de los precios del ganado en pie fue superior al del Tr6pico Humedo en el casa de animales que, curiosamente, son de razas mas finas. 16 Los compradores de ganado de la Huasteca han sido suplantados, pues, por competidores menos exigentes en cuanto a la calidad de los animales, y dispuestos a pagarlos mucho mas caros. Mientras que, en 1978, la Huasteca recibfa dos tercios de los animales producidos en la regi6n deI curso medio deI Balsas,17 esta proporci6n s610 era de 15% seis afios mas tarde y apenas 5% en 1988. 18 En 1984, los ganaderos de Querétaro habfan remplazado a los deI Tr6pico Humedo coma primeros clientes de Tierra Caliente y engordaban la mitad de los animales nacidos en la regi6n (Dfaz et al., 1985). Cuatro afios mas tarde fueron los corrales de engorda del Bajfo los que captaron la mitad de las ventas, seguidos por los grandes engordadores de ganado de Aguascalientes, y la regi6n de Querétaro no represent6 mas que 6.5% deI mercado. Entre 1986 y 1988 las ventas de becerros se distribuyeron conforme a los puntos de destino que se pueden apreciar en la grâfica IV.3. Lo que caracteriza a ese mercado desde hace unos cuantos afios es, pues, su gran flexibilidad, pero también la enorme dependencia de los ganaderos de Tierra Caliente ante un numero reducido de clientes que captan la mitad 0 mas de su producci6n. Ahora bien, la salida hacia las granjas deI altipIano central continua siendo muy aleatoria. Ahf, las actividades de engorda dependen de la disponibilidad de créditos bancarios, deI nivel de la cosecha de sorgo y deI precio de los residuos de la avicultura, asf coma de la rentabilidad de otras actividades, coma la porcicultura 0 la producci6n lechera. La crisis de la engorda en toma a Querétaro, en el curso de los ultimos afios, tiene su origen en la drâstica reducci6n de los créditos que ha tenido lugar en esa regi6n a partir de 1985. 19 Asimismo, su auge por la misma época en el triangulo lrapuato-Valle de Santiago-La Piedad se halla relacionado con la crisis porcfcola de la regi6n. Las fluctuaciones deI mercado han propiciado, a su vez, la concentraci6n del comercio regional deI ganado en un numero contado de manos, y se asiste desde hace unos 15 afios al renacimiento de una clase de grandes tratantes de ganado. El estudio de las exportaciones de ganado desde Huetamo (donde se concentra mas de la mitad deI comercio ganadero regional) en el curso de los arios 1987 y 1988 muestra que entre 45 y 65% deI total Entrevista con R. Jararnillo. Esta infonnaci6n fue confinnada por varios tratantes de ganado de la regi6n. Entrevistas con Taide Garda y Horacio Martinez, Huetamo. 18 Véase el Apéndice 6. 19 Entrevista con A. Flores. 15 16 17 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO GRAFICA 133 IV.3. Destina de los animales nacidos en Tierra Caliente (promedio 1986-1988) ~ Bajl0 Il Aguascalientes !SJ NE Michoacan Il Querétaro o D D D FUENTE: Huasteca Estados dei norte Allos de Jalisco Olros Apéndice 6. de las transacciones se efectuaron a través de tres comerciantes solamente. 20 Menos de 20 personas detentan el comercio de ganado entre Tierra Caliente y el exterior. Se apoyan en una red formada por grandes ganaderos y comisionados locales para conseguir los animales de los pueblos y de los ranchos, desde los rincones mas aislados de la regi6n. Muy a menudo las reses son adquiridas de los ganaderos sin pesarlas, en funci6n de su configuraci6n y de su peso estimado, pero el pago no se efectua sino al cabo de ocho dfas, una vez que el ganado se ha revendido a los engordadores. En el otono de 1988 se pagaban los animales a los productores a raz6n de 3 300 0 3 400 pesos por kilo de peso vivo, siempre y cuando hubiesen sido llevados hasta el corral y la pesa deI tratante. En casa contrario, la compra "al tanteo" reducfa el precio entre 10 y 15%. La reventa a los compradores de las regiones de engorda se efectuaba, por esas fechas, con base en un precio de 3 800 pesos por kilo, 10 que le proporcionaba al tratante una utilidad de 20 a 30% en relaci6n con el precio de compra, sin que hubiera tenido que adelantar ni un solo peso en la transacci6n. Aparte deI papel preponderante de los intermediarios 0 de la inestabili20 Seglin el estudio de las gu(as de transita establecidas por la Asociaci6n Ganadera Local de Huetamo. que mencionan el vendedor, el comprador. el numero total de animales enviados y su destino. 134 TRANSFûRMACIûNES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO dad deI mercado de engorda, es el nivel de las exportaciones de ganado hacia Estados Unidos 10 que determina en buena medida el precio de los becerros. México suministra ano con ano entre 60 y 80% de las importaciones estadunidenses de ganado en pie (Rutsch, 1984). Se trata de animales que son conducidos a 'os pastizales de Texas, Nuevo México 0 Arizona antes de ser engordados en los corrales de ceba deI Corn Bell (las grandes regiones productoras de mafz) 0 de los Grandes Lagos. Los precios ofrecidos en la frontera son superiores entre 40 y 150% a los deI mercado nacional 21 y el nivel de las exportaciones influye directamente en la cotizaci6n de los becerros y de la carne en todo el pais. Se hallan, por 10 tante, muy reglamentadas: cada ano se fijan las cuotas de exportaci6n y s610 pueden aprovecharlas ciertas regiones deI norte (véase el mapa IV. 1). Al sur de esta "lfnea de demarcaci6n", el ganado se encuentra reservado, en teorfa al menos, al consumo nacional. Pero, si sube la demanda de becerros en Estados Unidos (cuando, por ejemplo, el precio bajo de los cereales empuja a los productores a reciclar y valorizar su cosecha mediante la engorda de ganado) 0 si el gobiemo mexicano autoriza salidas masivas de ganado para subvenir sus necesidades de divisas, se establecen verdaderas redes de contrabando desde el centro deI pafs. En 1979, mas de 250 000 cabezas de ganado pasaron asf clandestinamente la frontera, y en Julio de 1987 se estimaba que 80% de los animales vendidos en Texas deberfan haber abastecido el mercado interno mexicano. 22 Cuando eso OCUITe, el fraude se organiza desde Tierra Caliente hacia los estados de Aguascalientes, Durango 0 Chihuahua y los precios deI ganado tienen entonces una evoluci6n râpida al alza. Por el contrario, si México cierra temporalmente la frontera 0 si el precio de los granos sube en Estados Unidos, frenando la actividad de los corrales de engorda, el ganado de las regiones fronterizas, de muy buena calidad, seleccionado para satisfacer las exigencias deI mercado estadunidense, fluye a bajo precio a los mercados deI altiplano, donde compite con los becerros trafdos de Tierra Caliente, como sucedi6 en 1974-1975, en 1980-1981 0 en 1988-1989. A pesar de esas fluctuaciones deI mercado la ganaderia continua siendo la actividad que goza de la evoluci6n mas favorable, si se tienen en cuenta los promedios nacionales de los precios. Cuando la cotizaci6n deI mafz decafa y la deI ajonjolf presentaba una evoluci6n ca6tica, tras haber bajado una y otra vez, el precio de la carne de res no deJ6 de subir en todo el pafs (véase la grâfica IV.1). El estudio de los precios fijados en Tierra Caliente durante los anos ochenta es aun mas revelador: la producci6n de becerros tuvo excelentes 21 22 Véanse M. Rutseh, 1984, y N. Reig, 1982. Rutsch, 1984, p. 186, Yla revista Agro-sfnlesis, vol. 18, julio de 1987, p. 62. TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 135 utilidades, gracias al alto nivel de las exportaciones de ganado entre 1982 y 1983, Yposteriormente de 1985 a 1987. El cierre temporal de la frontera en 1988 no atenu6 sino de manera parcialla subida de los afios precedentes. El precio real de las reses en pie en Huetamo aument6 20% en siete afios, volviendo a la ganaderia extensiva la actividad especulativa menos costosa y mas redituable (véase el cuadro IV.3). ).Sin embargo, la expansi6n deI mercado de la carne de res que ha permitido que algunas regiones deI cJtiplano se lancen a la engorda y compitan con los ganaderos deI Tr6pico Humedo, (no permitiria una especializaci6n similar en Tierra Caliente? La regi6n no se encuentra a mas de 250 ki16metros de distancia de las zonas productoras de sorgo, alfalfa y de los desperdicios alimenticios de las granjas avicolas. Esta cercana a los rastros de las ciudades de México, Toluca 0 Morelia y, desde hace unos afios, el mejoramiento de la infraestructura vial ha facilitado y acelerado en forma notoria las comunicaciones con estos centras. Las encuestas lIevadas a cabo en Huetamo, Tiquicheo y en Pueblo Nuevo, en el Bajio, revelan que, a principios de 1989 el costa real de los alimentos empleados para la engorda deI ganado era superior en 20 0 30% en Tierra Caliente por los gastos de transporte (los engordadores de Pueblo Nuevo 0 de Cadereyta a menudo son también productores de sorgo y, a veces, de alfalfa, 10 que les permite bajar los costos de la alimentaci6n). Esto no ha impedido que algunos tratantes de Huetamo y de Tiquicheo hayan establecido con éxito granjas de engorda, que en 1988 les produjeron tasas de utilidad de 10 a 12.5%, en los casos en que las reses engordadas habian sido compradas a los precios vigentes en Huetamo, y mas elevados aun si habian nacido en sus propios ranchos. 23 La engorda continua siendo una actividad rentable en la regi6n, sobre todo si se piensa que, en 1988, el mercado no era particularmente favorable tras las restricciones que afectaron la exportaci6n de reses a Estados Unidos. Empero, la mayoria de los comerciantes de ganado que han hecho la prueba, no la ha repetido. Esos tratantes gozan de contactos en los grandes rastros periurbanos yen los lugares de engorda deI Bajio 0 de Querétaro, de donde provienen los alimentos. Aprovechan los envios deI ganado para abastecerse de sorgo y de residuos de alimentos avicolas. De ese modo pueden reducir los costos de transporte y venden mejor su ganado en el rastro {en lugar de cederlo 23 En 1988, un lote de 60 novillos de 200 kilos, comprados por 45 millones de pesos en Huetamo y engordados dUi-ante siete meses hasta que a1canzaran un peso promedio de 380-400 kilos, con un costa de 29 millones en alimento (40 toneladas de sorgo: 16 millones de pesos, 20 toneladas de desperdicios de alimento de aves, es decir, 4.2 millones de pesos y 12 toneladas de aHaIfa: 4.8 millones, incluido el transporte desde el Bajfo equivalente a cuatro millones de pesos), tres millones en mana de obra (dos trabajadores de tiempo completo) y dos millones de transporte hasta el rastro de Morelia, es decir, un costa total de 79 millones de pesos, pudieron ser revendidos en 88 millones de pesos. Fuentes: entrevistas con Pedro Suazo y Ogurio Orozco, en Huetamo, y con Carlos Sanchez, Tiquicheo. 136 CUADRO Ario <. 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO IV.3. Evoluci6n de los precios de los becerros en pie en Huetamo (precios por kilo) entre 1981 y 1988 Precio nominal 50 90 190 300 450 1040 2200 3900 Precio real (1981) 50 57 61 69 56.5 70.5 65 60 1981 = 100 100 114 122 138 113 141 130 120 FUENTES: Asociaci6n Ganadera Local, Huetamo; entrevistas con T. Garda y A. Flores, Huetamo. en pie a las puertas deI rastro, pagan el descuartizamiento y recuperan acto seguido las canales, las visceras y las pieles que venden por separado a los carniceros y a los industriales). Pero, la ganaderia extensiva 0 la venta de becerros dan como resultado una productividad deI trabajo y deI capital muy superior a la de la engorda: se requieren dos personas asalariadas de tiempo completo para atender la engorda de 100 reses, mientras que un caporal y su familia, que no reciben salario alguno, pueden garantizar por si solos el cuidado de un hato de 400 cabezas de ganado; éstas, a su vez, aseguran la venta deI mismo numero de becerros. Los que estan en mejor posici6n para realizar grandes utilidades apenas tienen interés en lanzarse a la engorda: el comercio de reses, con una inversi6n muy inferior, les proporciona una rotaci6n mas râpida deI capital, sin que hayan de correr el menor riesgo. Apesarde su excelente adaptaci6n a las peores condiciones alimenticias, el ganado criollo, aclimatado desde hace siglos a Tierra Caliente, ya no responde a las exigencias deI mercado de reses. Su tamafio reducido y su conformaci6n 6sea le restan valor y el rendimiento de las canales (menos de 50% deI peso vivo) es demasiado bajo. A partir deI momento en que se intensificaron las ventas con destino a la Huasteca, se estableci6, en sentido inverso, un flujo continuo de animales seleccionados, de razas Gyr, Brahman 0 Indobrasil, que los tratantes traian desde el Tr6pico Humedo y revendian coma sementales. Aparte de su gran tamafio y buena conformaci6n, que los vuelven un producto con gran demanda en el mercado de engorda, los cebues se hallan perfectamente adaptados al clima pesado deI curso medio deI Balsas y no se niegan a rumiar los forrajes lignificados. TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 137 El fenotipo cebu ha tenido, pues, una rapida difusi6n en la region. En cambio, la introducci6n de otras razas seleccionadas por su buena conformaci6n (Hereford, Angus 0 Charolais) no ha dado bue nos resultados, pues esos animales no resisten el clima t6rrido. S610 los becerros de raza "Suiza" (Brune des Alpes) han tenido cierto éxito. Se han empleado para mejorar el bajo potencial lechero de los hibridos de cebu sin disminuir sus cualidades para producir carne. La mayoria de los grandes ganaderos utiliza sucesivamente reproductores de cebu y "suizos" para aprovechar al maximo el efecto heterosis que puede resultar de las cruzas (altos niveles de producci6n lechera, de ahi mejor alimentaci6n de los becerros y buenos rendimientos de las canales en el rastro). Los ganaderos ricos son los que mejor han aprovechado esas aportaciones, pues dichos sementales cuestan el equivalente a cinco 0 seis reses de 200 kilos. En los hatos pequefios se emplean mas bien los descendientes de toros seleccionados y su renovaci6n es asimismo mucho mas lenta, de suerte que la consanguinidad resulta a veces preocupante. Sin embargo, las caracteristicas deI ganado de la regi6n han mejorado mucho y, excepci6n hecha de los ranchos mas aislados, el fenotipo cebu predomina ahora en la mayor parte de los hatos. Las transformaciones deI entomo macroecon6mico de Tierra Caliente en el curso de los ultimos 30 afios han vuelto a poner en tela de juicio los fen6menos de especializaci6n que habian aparecido después de la reforma agraria. Afectada por la tendencia a la baja de los rendimientos, la disminuci6n y, luego, la evoluci6n totalmente ca6tica de los precios, que la han vuelto una actividad muy azarosa, la producci6n campesina de ajonjolf se ha visto afectada asimismo por la fuerte alza en los costos de la mana de obra en el curso de los ultimos afios (véase el capitulo V). Al mismo tiempo, la ganaderia de cria no ha dejado de desarrollarse, pues es menos exigente en insumos y en mana de obra y goza deI estfmulo adicional de precios reales al alza. El ganado bovino de la regi6n pas6 de 51 300 reses en 1960, alOI 800 en 1970; 138600 en 1980, y 202000 en 1988, es decir, se cuadruplico en menos de 30 afios. 24 La contraccion deI cultivo de ajonjolf y la expansion de la ganaderia en los ultimos 30 afios no se alteraron, mas que brevemente, cuando se establecio Dipasa en Huetamo con el consiguiente aumento en la cotizaci6n de la oleaginosa. Ese fen6meho coincidi6 con la sequia de los afios 19781982, que diezm6 el ganado de la regi6n y dio al ajonjolf, mas resistente, cierta ventaja sobre los demas cultivos. De todos modos, huelga sefialar 24 Censos agricolas, ganaderos y ejidales de 1960 y 1970, Ycifras establecidas por la SARH, Distrito de temporal IX, Huetamo, Michoacân. La fiabilidad de esas cifras es mas que dudosa, sobre todo en 10 concerniente al primero, pero la evoluci6n que sefialan es suficientemente inequivoca para darles un valor indicativo. GRAFICA IVA. Evoluci6n de las superficies cultivadas y del nlArnerO de bovinos en Tierra Caliente, 1930-1988 Heclareas Cabezas de ganado r' 250000 40000 Nûmero de bovinos • 35000 Malz y sorgo 200000 30000 25000 150000 20000 100000 15000 10000 50000 5000 0 1940 1930 fuENTES: Censos agricolas y SARH, 1950 Distrito IX, Huetamo. 1960 1970 1980 1988 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 139 que la ganaderia extensiva se ha vuelto otra vez el centro de gravedad deI sistema agrario de Tierra Caliente. No se trata, sin embargo, de un retroceso de las actividades agrfcolas. La superficie cultivada aument6 casi 20% entre 1960 y 1984 YTierra Caliente produce hoy en dia mucho mas maiz que hace 30 mos. Pero la progresi6n de la superficie sembrada de maiz en el curso de los wtimos mos no puede interpretarse coma una especializaci6n en favor de los productos basicos: esta evoluci6n ha estado dictada por la necesidad de forraje, tanto la proveniente de los desechos coma deI grano. Los cultivos de caracter forrajero (maiz, sorgo y sorgo forrajero) han ido ocupando progresivamente el espacio que ha dejado el ajonjoli. Como sucedfa antes de la reforma agraria, la agricultura se halla cada vez mas subordinada a la ganaderia, y las condiciones de producci6n agrfcola dependen de las cotizaciones fluctuantes de las reses. Se observa, pues, una evoluci6n antag6nica entre, por un lado, las superficies consagradas al ajonjoli y, por otro, el hato bovino y los cultivos que producen residuos forrajeros (véase la grâfica NA). LAS POLITICAS DE DESARROLLO EN FAVOR DE LOS GANADEROS: CRÉDITO AGR.ÏCOLA y PAQUETES TÉCNICOS El inicio de los afios setenta puso fin a la época dorada deI comercio de ajonjoli: tras haberse reducido de forma considerable, el flujo de capitales invertidos por los industriales de la ciudad de México 0 Morelia se detuvo definitivamente en 1975. La burguesia de Huetamo se deslig6 poco a poco deI financiamiento y deI comercio de ajonjoli para volver su atenci6n a los sectores en expansi6n: el comercio de ganado y de forrajes. Los ejemplos de Salvador Patifio. que fue en una época el principal comprador de ajonjoli de Huetamo, antes de lanzarse con éxito en 1980 a la elaboraci6n y venta de alimentos balanceados para el ganado, o de Horacio Martinez, antiguo comerciante de granos, que se convirti6 en uno de los cinco negociantes de ganado mas importantes de la regi6n, tienen valor simb61ico. El establecimiento en Huetamo de bancos comerciales de alcance nacional (Bancomer en 1965, luego Banamex en 1974), y sobre todo el nuevo empefio deI Estado en el financiamiento de la producci6n agrfcola, precipitaron el ocaso de los grandes comerciantes de granos en el curso de los afios setenta. A partir de 1970, el Estado emprendi6 una revisi6n de las politicas seguidas desde hacia 30 afios en relaci6n con las zonas de agricultura de temporal, hasta entonces marginadas. La superficie de los cultivos alimenticios se hallaba por entonces en franca retirada: se estanc61a producci6n nacional de mafz que no logr6 satisfacer la demanda interna. Las impor- 140 TRANSFüRMACIONES y CRiSIS DE UN SISTEMA AGRARIO taciones aumentaron, al punta de constituir mas de una cuarta parte deI consuma nacionaL25 El gobiemo respondi6 de dos maneras a esta evoluci6n. La primera, c1asica, consisti6 en emprender nuevas distribuciones de tierras en las regiones en las que la tensi6n social era mas fuerte. La segunda implic6 la vuelta a la concesi6n de créditas agrfcolas ya su ampliaci6n a las regiones desfavorecidas, para que se convirtieran asi en la via de la segunda revoluci6n agricola experimentada con éxito en las zonas irrigadas. Esta politica culmin6 con el alza de precios de los productos alimenticios registrada a principios de los anos ochenta. Tierra Caliente se via particularmente afectada par ese cambio tan drastico. Conviene recordar que es una zona de fricciones, cercana a la sierra de Guerrero donde, entre 1968 y 1974, se organiz6 una guerrilla de origen campesino en toma al Partido de los Pobres de Lucio Cabanas, y donde las tensiones jamas han desaparecido par entero. 26 A fines de los anos sesenta la reforma agraria entr6 en una segunda fase que afect6, esta vez de manera directa, la vertiente deI altiplana, relativamente intacta por el gobiemo cardenista 30 anos antes. Se fundaron 25 ejidos entre 1966 y 1982 Yse les dot6 con mas de 40 000 hectareas, en su mayor parte con tierras de las laderas cerriles y muy pocas con terrenos laborables. Al mismo tiempo, la administraci6n mostr6 una relativa mansedumbre ante las invasiones y ocupaciones ilegales de propiedades privadas par parte de los solicitantes de tierras de los ejidos vecinos. Éstas eran, aparentemente, la expresi6n de las tensiones sociales que se manifestaron a partir de esa época en los ejidos creados entre 1935 y 1950, en los que el espacio agrfcola no bastaba para el sustenta de la poblaci6n. Esta nueva amenaza dio coma resultado el fraccionamiento y la venta de los ultimos latifundios (de 3 000 a 5 000 hectareas) que habian sobrevivido a la reforma agraria yal "gran temor" de los anos 1935-1950. Ahora bien, la intervenci6n de la administraci6n fue mas notoria en su apoyo a los productores. El Banco de Crédita Ejidal volvi6 a iniciar operaciones en Huetamo a principios de los anos setenta, y via incrementar sus medios después de la creaci6n dei Banco Nacional de Crédita Rural (Banrural) en 1976. A partir de 1975 se instalaron asimismo tiendas de la Compania Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), donde podian venderse maiz, ajonjoli y, luego, sorgo, a los precios de garantia fijados par el Estado, superiores a los ofrecidos par los acaparadores locales. Par 6125 La superficie de mafz pas6 de 8.3 millones de hectâreas en 1966 a 704 millones en 1970, 6.7 en 1975 y 5.6 en 1979. AI mismo tiempo, las importaciones dei cereal aumentaron de 4500 toneladas a 945000, lA millones y 4 millones de toneladas para los mismos arios (véase Arroyo. 1989. pp. 44-45). 26 Se trata de la parte del pafs don de los movimientos de protesta a rafz de los fraudes electorales de 1988 y 1989 fueron mas violentos (se mencionaban varias decenas de muertos a principios de 1990). TRANSFORMACIONES y CRISrS DE UN SrSTEMA AGRARIO 141 timo, en 1977 la Secretarîa de Agricultura (SARH) busc6 implantar en cada cabecera municipal una delegaci6n de técnicos encargados de la asistencia a los productores. De las diferentes instancias de acci6n oficial, el crédito agrfcola es el que ha tenido el efecto mas importante. En el animo de los promotores, una de sus funciones radica en la difusi6n de las técnicas destinadas a elevar la productividad deI trabajo y los rendimientos de las pequefias explotaciones. A este respecto, los créditos al campo combinan adelantos en efectivo, entregados a 10 largo deI ciclo agrîcola, y préstamos en especie, abonos qufmicos, plaguicidas y semillas seleccionadas, fruto de la revoluci6n verde. Por afiadidura, se les suministra un seguro que libra al productor deI pago de una parte 0 deI total deI préstamo en casa de siniestro. Una de las claves de su rapida difusi6n y su éxito inicial entre los ejidatarios fue las bajas tasas de interés impuestas, que continuaron siendo muy inferiores a la tasa promedio de la inflaci6n. Cuando ésta se aceler6, desde 1978 en adelante, para volverse incontrolable a partir de 1982, los créditos al campo se convirtieron en verdaderas subvenciones: en 1983 las tasas se mantenfan en 16.5% al cabo de seis meses, mientras que la inflaci6n alcanzaba 49% en el mismo periodo; e incluso después de su subida a 45% en 1986, no sobrepas6 el aumento promedio deI costa de la vida. De esta suerte, las transferencias efectuadas a través deI crédito agrfcola representaron una parte muy importante de los ingresos de los pequefios agricultores: en 1981 el monta total (efectivo y fertilizantes) asignado a un ejidatario que cultivara cuatro hectareas de mafz y dos de ajonjolf representaba mas de la mitad de los ingresos brutos que podia obtener deI cultivo de su parcela y le permitfa un beneficio equivalente a 88% de los costos de producci6n. 27 Pero el acceso al crédito no es idéntico para los productores de las zonas mas remotas de la vertiente de la sierra 0 deI accidente de Tierra Caliente, ni para todos los sectores sociales: los pequefios arrendatarios vaqueros de los ranchos privados a menudo no pueden aprovechar ese tipo de programas, si no es mediante su patr6n. Y esta s610 sucede muy raras veces puesto que los adelantos sobre la cosecha constituyen todavfa la base de las relaciones de producci6n. Segun los afios, entre una cuarta y una tercera parte de la superficie cultivada recibe un crédito agrfcola. Conviene, pues, matizar el alcance y la eficacia de la acci6n gubernamental. En relaci6n con 27 Se trata de un calculo hecho con base en cifras proporcionadas por la sucursal de Banrural en Huetamo. En 1981 el crédito otorgado a los ejidatarios era de 6 715 pesos por hectârea de ajonjoH y 5 985 pesos por hectârea de mafz. Para un ejidatario que cultivase cuatro hectâreas de maiz y dos de ajonjoH, el monta dei crédito se elevaba a 37 370 pesos. La venta de cuatro toneladas de maiz y de 750 kg de ajonjolf ascendia a 36 200 pesos (l0 500 en el casa deI ajonjoH y 25 700 en el casa dei maiz), el crédito representaba 51 % de los ingresos totales de la explotaci6n (73 570 pesos) y 118%de su ingreso neto (alrededorde 32000 pesos). 142 TRANSFûRMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARIO las grandes zonas agricolas deI altiplano central, la vertiente deI Pacifico sur deI pais es una especie de pariente pobre. Piénsese, por ejemplo, que todo el estado de Guerrero (2.1 millones de habitantes en 1980) recibi6 de Banrural en 1986, créditos apenas superiores a los obtenidos a la saz6n por un solo municipio de la regi6n porcicola, el de Pastor Ortiz. 28 Sin embargo, en 1987, mas de la mitad de los ejidatarios de Tierra Caliente recibieron créditos al campo y esta proporci6n probablemente se elevaba a dos tercios en la llanura aluvial (véase el cuadro IVA). En Tierra Caliente, la relativa estabilidad de las superficies que recibieron créditos al campo a partir de 1982 suele ocultar los efectos reales de la crisis de las finanzas publicas. Ese resultado se logr6 gracias a la reducci6n de las sumas concedidas par hectarea y a una cobertura, cada vez menos efectiva, de los costos de producci6n. Los gastos laborales se calculaban cada ano con base en el salario de un pe6n vigente en el momento de la cosecha deI cielo anterior. Ahora bien, a partir de 1980, el aumento promedio deI costo de la mana de obra entre dos cielos de cultivos sucesivos sobrepas6 el 100%. De esta suerte, en 1988 las cuotas de créditos se definieron con base en un salario de 6 700 pesos, mientras que un pe6n ganaba de hecho 10000 pesos en el momento de la siembra, 12000 en el momento de laescarda e, incluso, a veces 15000 pesosdurante lacosecha. Aun siguiendo ese modo de contabilidad, la cobertura de los costos de producci6n, calculados mediante ese procedimiento, pas6 de 95% para el maiz y 90% para el ajonjoll en 1980, 73 Y 71%, respectivamente, en 1984, y 49 Y 43% en 1987. 29 En esas fechas el crédito otorgado para el cultivo de ajonjolf apenas cubria mas de un tercio de los costos reales. En el curso de los afios 1986 a 1989, el financiamiento publica se limit6 al costa de los insumos (trabajo mecanizado, abonos y productos fitosanitarios), en detrimento de los cultivos que usan mana de obra intensiva, camo el ajonjoll, y en favor de los que pueden ser mecanizados (sorgo y mafz). Esas circunstancias tuvieron un peso deterrninante en la contracci6n deI cultivo de ajonjolf, que se aceler6 a partir de 1985, yen el aumento deI numero de carteras vencidas, es decir, los productores que no pudieron pagar sus préstamos y se vieron privados de nuevo financiamiento. El crédito agrfcola no escapa a los vicios que 10 caracterizaron en los 40 afios anteriores. Entre éstos, es de destacar la disparidad entre las fechas de las entregas y las necesidades de efectivo de los campesinos, en particular a fines dei cielo agricola, cuando se agotan las reservas de maiz y aumentan los requerimientos de trabajadores asalariados para levantar la cosecha. 28 Reuni6n con la direcci6n de la matriz de Banrural en la regi6n Padfico sur (Michoacan, Colima, Guerrero) en Zamora, maya de 1989. 29 Seglin los baremos provisloS par el Banrural de Huelamo sobre los cultivos de variedades locales de mafz y de ajonjolf. previo usa de fertilizanles qufmicos. TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 143 CUADRO IVA. Superficie regional receptora de créditos de Banrural, 1979-1987 Cultivas 1979 Mafz Ajonjoli Sorgo 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 4985 13 805 13464 13457 7740 4583 4521 4209 7298 4480 41 9842 10634 4897 4231 502 455 9815 3792 605 12200 12725 18388 17985 17666 11819 15241 15320 14212 Total Superficie cultivada (%) FUENTE: S. Diaz et al., 1980 24.5 1985, 23 34 e 1. Santacruz y R. 32 M. Blan, 30 22 26 24 26 1988. Los fondas que se entregan par estas fechas representan apenas 12 a 15% deI total de las sumas concedidas, a causa de la subestimaci6n de los costos laborales. Con harta frecuencia el productor no tiene otra recurso que pedir prestado al usurera deI puebla para hacer frente a sus necesidades de efectivo. El fen6meno se agrava en los pueblos mas aislados, a donde la primera entrega deI crédita a menudo no llega sino hasta mediados de julio, cuando las siembras ya se efectuaron y se estan llevando a cabo las escardas. Sirve, en ese momento, para cubrir los intereses de los préstamos usureros que fue precisa contraer para financiar la siembra. El segura agricola es unanimemente denunciado por los ejidatarios. Se cre6 una sociedad estatal, ANAGSA,30 para garantizar los capitales prestados por los organismos de crédito agricola (Banrural y Fira). El seguro debiera desempefiar un papel esencial en una regi6n en la cual los cultivas dependen de los azares climaticos: entre 1974 y 1980, en pramedio 24% de la superficie sembrada en Tierra Caliente tuvo pérdida total y 47% parcial.31 Par esta raz6n, para proteger sus finanzas, el banco pone coma condici6n contratar un seguro. El costa adicional que esta implica para el campesino seria aceptable, si su pratecci6n fuera efectiva; pero, esta rara vez sucede. Par falta de personal a adrede, las parcelas siniestradas se inspeccionan mucho tiempo después de que el campesino hizo su declaraci6n de pérdidas. Por la presi6n de los ganaderas importantes, el hato deI ejido a menudo se mete a las parcelas y borra las huellas deI siniestra antes de que llegue el inspector. Aun si a veces resulta inevitable en los pueblos mas aislados, ese "retraso" no siempre es inocente. Permite a la ANAGSA equilibrar sus cuentas de manera mas satisfactoria, asi coma a ciertos inspectores redondear sus ingresos, .dando preferencia a los ejidatarios que saben mostrar 30 Aseguradora Nacional para la Agricultura y la Ganaderia. 31 Asesorla Interdisciplinaria, 1982, p. 148. 144 TRANSFORMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARlO su "agradecimiento". No es raro que, en un mismo ejido, no se tengan en cuenta las pequefias parcelas destruidas, mientras que a un determinado cacique, que ya levant6 su cosecha, se le exime de sus deudas. La mayoria de los pequefios productores debe pagar mas cara una cobertura que, en la pnictica, resulta poco eficaz. La disminuci6n de las sumas concedidas, su mala distribuci6n a 10 largo deI cielo de los cultivos y los abusos en el funcionamiento deI seguro agricola explican en parte la reducci6n de la actividad de Banrural desde los afios 1981-1983. El estancamiento de los precios de los productos alimenticios y la subida deI costa de la mano de obra han agravado la situaci6n de los pequefios productores, y vuelto cada vez mas diffcil el pago deI crédito. En 19881a tasa de recuperaci6n de los préstamos otorgados por la sucursal de Huetamo alcanzaba apenas 42% y la mayoria de los ejidatarios de la regi6n carecia de nuevo financiamiento por esa raz6n. Si eI nuevo empefio de los poderes publicos en el financiamiento de la producci6n arroja un saldo ambiguo, (cual seria el balance deI segundo frente de su politica, esta es, el que buscaba el aumento deI precio de los articulos agricolas? La instalaci6n de seis bodegas de la Conasupo en diversos puntos de la regi6n y el restablecimiento de los precios de garantia debian asegurar al productor un aumento neto de sus ingresos. Pero la capacidad insuficiente de recepci6n de los almacenes de la Conasupo (l 900 toneladas en toda la regi6n) y su escaso numero imponen largas esperas que son tanto menos soportables cuanto que los campesinos han de recorrer con frecuencia decenas de kil6metros y pagar el transporte de su cosecha. Ademas, en ellugar de recepci6n deI producto no se les entrega un fajo de billetes sine un vale que es precisa ir a cobrar al Banrural de Huetamo. El campesino no puede esquivar, poresa raz6n, el pago de sus deudas y, con harta frecuencia, desconoce a qué rubro corresponde la suma que le es final mente entregada. Ese procedimiento ha aumentado la fama de abusos y robos perpetrados por la administraci6n a expensas de campesinos iletrados. Por si fuera poco, en el momento de la cosecha, cuando todavia el crédito no ha sido recuperado, Banrural se halla falto de liquidez e impone plazos de 5 a 10 dias para el pago de las compras de Conasupo, 10 que obliga a los productores a idas y venidas interminables entre su pueblo y Huetamo; mientras tanto, se les siguen acumulando los intereses dei préstamo que hayan contraido con el agiotista. Lo anterior no es un pequefio contratiempo, pues los campesinos tienen necesidad de cobrar los frutos de la cosecha a la brevedad posible. Por ende, se dirigen a los comerciantes y a los usureros de la regi6n que representan la enorme ventaja de pagar sus compras de inmediato y al contado. En definitiva, "el sistema de comercializaci6n empleado por los acaparadores de granos es mucho mas eficiente que el oficial [...] A tal grado es TRANSfûRMACIûNES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARlû 145 asi, que si bien todos [los agricultores] sin excepci6n, consideran que los acaparadores se enriquecen a sus expensas y engafian en el peso, prefieren vender su mercancfa a éstos en lugar de ofrecerla a la Conasupo".32 Esas condiciones hacen dei comerciante local el primer abastecedor de la Conasupo y el principal beneficiario de los precios de garantfa, una vez que ha adquirido con rebaja su cosecha al productor. Esos precios, que fueron fijados por el Estado para garantizar un minima de ingresos a los agricultores, de hecho funcionan coma precios maximos en Tierra Caliente, de tal suerte que "se detecta en los pueblos mas aislados de la regi6n un precio de venta promedio de poco mas de 50% deI precio de garantfa".33 El balance global de la intervenci6n oficial en el crédito agrfcola y en el nivel de los precios a los productores no es, sin embargo, enteramente negativo. Existe ahora una alternativa seria a las actividades de los comerciantes-prestamistas y las condiciones de la usura se han suavizado sensiblemente en el conjunto de la regi6n. Es evidente que el sistema usurero, tal coma funcionaba a fines de los afios cincuenta, no ha podido perpetuarse, y ciertas relaciones de clientelismo, que constituian la base de la economia agrfcola, se han visto afectadas. En cambio, el efecto sobre los precios es mas dificil de delimitar. En el casa deI ajonjoli resulta practicamente imposible hacer una evaluaci6n, porque la intervenci6n de la Conasupo siempre fue limitada y la caida dei mercado en el curso deI mismo periodo barri6 con todos los puntos de referencia. Al contrario, es probable que los precios dei mafz, a pesar deI estancamiento observado desde 1983, hayan resultado beneficiados con esta intervenci6n. Ésta ha favorecido un incremento relativo de los margenes de acumulaci6n de los campesinos pobres, limitando el dominio que los comerciantes de cereales ejercfan sobre ellos. Queda por saber si este aumento ha sido suficiente para permitir la mejoria deI nivel técnico de los campesinos y si los rendimientos y la productividad dei trabajo han progresado. El cambio técnico: una avanzada selectiva que beneficia sobre todo a los ganaderos y a los productores de forrajes Conforme a su concepci6n, el crédito agrfcola debia ser un instrumento de difusi6n deI cambio técnico en las zonas de agricultura temporalera. Sus diferentes componentes corresponden a la definici6n de un "paquete técnico", que incluye el empleo dei tractor, el de los abonos qufmicos, productos fitosanitarios (herbicidas, insecticidas, fungicidas) y de material 32 Esta cita de H. Dfaz-Polanco, 1982, pp. 173-174, relativa a la regi6n deI Bajio, se aplica asimismo a la situaci6n prevaleciente en Tierra Caliente. 33 Asesoria Interdisciplinaria, 1982, p. 130. 146 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO vegetal seleccionado por sus elevados rendimientos potenciales. Ese "paquete" presenta el inconveniente de que esta concebido coma un todo indivisible y costoso, muy prOOuctivo siempre y cuando se reunan tOOos sus componentes. Supone el cuestionamiento de las técnicas eIaboradas desde hace siglos por los agricultores de la regi6n y una toma de riesgos no desdefiables. Lo que se les propone es una verdadera revoluci6n, si se tiene en cuenta que las técnicas de cultivo "tradicionales" (extensi6n deI espado cultivado a diferentes pisos agroecol6gicos, combinaci6n deI sistema de roza, tumba y quema y deI cultivo con yunta, de diferentes especies vegetales yvariedades mas 0 menos tempranas de una misma especie) buscaban que los riesgos inherentes a los azares climâticos fueran mfnimos. Esos apremios explican el fracaso de las variedades de altos rendimientos en Tierra Caliente. El empleo de los hfbridos plantea un primer problema al pequefio campesino, que no puede utilizar coma semillas los granos cosechados el afio anterior, porque éstos sufren una degenerad6n rapida que disminuye su potencial. Es precisa comprarlas cada afio y depender de las entregas efectuadas, a menudo demasiado tarde, por Banrural. En eI casa deI mafz, esa imperfecci6n se ve agravada por eI hecho de que las variedades propuestas tienen un cielo de desarrollo mas largo y son por ello mas sensibles a la sequedad. Si no hay canfcula, los rendimientos son excelentes pero, en caso contrario, son muy inferiores a los de las variedades criollas. El mafz seleccionado también es mas susceptible de ser atacado en los graneros por el gorgojo, pues sus espigas no se hallan enteramente recubiertas por las espatas, y deben ser protegidas mediante un costoso tratamiento insecticida. Por ultimo, para los ganaderos, las variedades seleccionadas por su rendimiento en grano tienen tallos mas cortos y un valor forrajero menor que las variedades locales que alcanzan 2.5 metros de altura. Se trata de un factor adicional que ha coadyuvado al total fracaso deI mafz hibrido en la regi6n. No ha sucedido 10 mismo con el sorgo. Introducido en Tierra Caliente por las autoridades agrfcolas a principios de los setenta, ha tenido una fuerte difusi6n desde hace 10 afios y compite cada vez mas con el ajonjolf en suelos delgados y erosionados. Sembrado por los ganaderos por su alta producci6n de materia seca, ofrece la ventaja de adaptarse perfectamente al elima de la regi6n asegurando asf una producci6n regular, incluso en los afios mas secos. Mas que ningun otro cultivo ha gozado de incrementos de productividad, gracias al empleo de herbicidas y de la mecanizaci6n. Si bien la utilizaci6n de los tractores se extendi6 en la llanura aluvial en el curso de los afios cincuenta, sobre todo entre los grandes productores de ajonjolf, a partir de mediados de los setenta su uso se generaliz6 en las pequefias explotaciones ejidales. En las llanuras de aluvi6n (deI Balsas y deI rio Tuzantla), el numero de tractores pas6 de 25 unidades en 1960 a 53 en TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 147 1980 Y a 83 en 1984. 34 La superficie mecanizada en esta época representaba alrededor de 17% de la superficie total cultivada y desde entonces ha tenido un aumento sensible. La difusi6n progresiva deI tractor se debe bâsicamente a la celeridad con que puede realizar las labores, 10 que perrnite acabar con ciertos cuellos de botella: el tractor puede arar una parcela ejidal de seis hectareas en dos jomadas, en lugar de los 15 dias que llevaria con una yunta de bueyes y un arado. Es posible ademas labrar los suelos cuando apenas estan humedos, gracias a las primeras lluvias, de tal manera que se puede efectuar la siembra una 0 dos semanas antes y ganarle la delantera a la posible sequia de agosto. Es significativo que quienes utilizan el tractor justifiquen su elecci6n en términos del tiempo ganado, mas que por la acci6n benéfica para la fertilidad y la estructura de los suelos antafio labrados con un arado criollo. Por otra parte, los pequefios agricultores rara vez efectuan una labor profunda con el arado de discos. La preparaci6n deI terreno se limita a menudo a un simple rastreo superficial: las parcelas no son barbechadas bien mas que cada tres 0 cuatro afios, para reducirel costa de la preparaci6n deI suelo. La mecanizaci6n pesada libera a los agricultores de la renta y el mantenimiento de una yunta de bueyes durante la temporada de lluvias. Es posible preparar el suelo y los sembrados con un tractor y alquilar 0 tomar prestado un tira ligero de mulas 0 asnos para las labores de aporcadura. Esta comprobado que, de este modo, los costos de empleo deI tractor no sobrepasan los de las yuntas de bueyes. 3S En la llanura aluvial, el unico factor que todavia milita en favor del uso de la tracci6n animal es que una buena parte de su costa se aplaza hasta la cosecha, cuando se paga el alquiler de los bueyes, mientras que al propietario deI tractor hay que pagarle al contado. A pesar de esta ventaja, la demanda y el empleo de los tiros han decaido mucho en los ultimos 15 afios y s610 se mantienen en las zonas accidentadas, donde las pequefias superficies cultivadas nojustifican la inversi6n y el mantenimiento de maquinaria costosa. Los tiros nias ligeros de asnos 0 mulas han remplazado a los de bueyes en las tareas de aporcadura 0 siembra, incluso en las labores realizadas en suelos delgados y ligeramente inclinados donde no pueden maniobrar bien los tractores. Esta evoluci6n sigue la orientaci6n general de los sistemas ganaderos, una vez que la venta de novillos ha cobrado prioridad sobre la producci6n de 34/V Censo agrlcoia, ganadero y ejidaL 1960. Estado de Michoacan; Asesorfa Interdisciplinana, 1982, p. 113; S. Diaz et al., 1985, p. 521. 3S Los calculos econ6micos realizados en la lIanura aluvial en 1987 ponian en evidencia un costa equivalente para las dos técnicas en una parcela de cinco hectâreas: 116000 pesos por una preparaci6n dei suelo con el tractor y el arrendamiento de asnos para efectuar la aporcadura, en comparaci6n con 117 800 pesos dei arrendamiento y mantenimiento de un tira de bueyes. 148 TRANSFORMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARIO bueyes para el trabajo y la engorda. La mayoria de los ganaderos no conserva tiros de bueyes mas que para uso de los pequenos arrendatarios que habitan en sus propiedades. En los ultimos 10 anos, los préstamos subvencionados para la compra de tractores han representado en promedio entre 55 y 60% de los créditos para equipo concedidos para toda la regi6n, muy por delante de los vehiculos de transporte y los pequenos proyectos de irrigaci6n. Un ano con otro se venden entre 8 y 10 tractores equipados a grupos de ejidatarios. Ahora bien, los desequilibrios que presiden la formaci6n de esas sociedades continuan siendo similares a los prevalecientes después de la reforma agraria. De la misma manera en que habian sido recuperados por las oligarquias ejidales con ocasi6n deI primer programa de crédito publico, esos tractores en general han sido adquiridos por ùn pequefio numero de productores. Éstos los rentan en los ejidos para las labores y la siembra 0 para hacer funcionar pequefios molinos que los ganaderos utilizan para triturar el grano y los desechos deI maiz 0 deI sorgo y mejorar asi el carâcter digestible de esos forrajes. Mas que los ingresos por esas prestaciones,36 la utilidad deI tractor para las oligarquias consiste en mantener el control sobre la fuerza de tracci6n, a pesar de la eliminaci6n de los animales de tiro. Perpetuan asilas relaciones de dominio y clientel ismo. Para sembrar a tiempo, se requiere gozar, al igual que antes, de la buena voluntad de los poderosos. El interés de los ganaderos sigue guiando los planes de explotaci6n de cada ejido: una vez que el ajonjolf dej6 de resultarles interesante en términos econ6micos y que la disponibilidad de forrajes puso en riesgo su capacidad de acumulaci6n, han ejercido su influencia en favor de la producci6n de granos y plantas destinados al ganado. Los abonos qufmicos y los productos fitosanitarios han tenido una amplia difusi6n, porque son una parte integrante de los "paquetes técnicos" ofrecidos a los ejidatarios y se hallan incluidos por ello en los requisitos para obtener el crédito agricola. Existen pocas cifras confiables que permitan dar cuenta de este avance, pero las encuestas efectuadas en la regi6n muestran que ha sido muy râpido. Huelga sefialar que el empleo de los abonos en las parcelas trabajadas sin descanso por mucho tiempo dia buenos resultados. Probablemente haya sido el ajonjoli el menos beneficiado pues, poco a poco, ha ido quedando relegado a los suelos delgados y pedregosos, que fijan mal los abonos y se erosionan muy facilmente. En cambio, fueron empleados de inmediato en el cultivo dei maiz, incluso en el que se lleva a cabo por medio dei sistema de roza, tum ba y quema, cuando la presi6n sobre las tierras y la reducci6n de los tiempos de renuevo forestal comenzaron a mermar los rendimientos. 36 La relaci6n beneficio-costo dei alTendamiento de un tractor se elevaba en 1987 a 27.5% segun las encuestas llevadas a cabo en la lIanura aluvial. TRANSfORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 149 Las dosis de fertilizantes preconizadas en los paquetes técnicos 37 permiten, en teorfa, aumentar en una tonelada los rendimientos deI mafz. Pero, en los ultimos anos, la reducci6n de las sumas concedidas por Banrural ha empujado a los productores mas pequenos a revender una parte de esos abonos a quienes carecen de acceso al crédito. Desde luego, es el abono mas caro, el "triple 17", el que forma parte de ese trafico, y la fertilizaci6n se limita a menudo a una simple aspersi6n nitrogenada (sulfato de amonio) que no sirve de paliativo de las otras carencias, sobre todo de fosfatos. Una gran parte de la aspersi6n de nitr6geno es, por 10 tanto, inutil y sus efectos continuan siendo reducidos. Ese tipode fertilizaci6n permiti6, en cualquier caso, un aumento promedio de 25% en relaci6n con los rendimientos observados a inicios de los anos sesenta. 38 Ésta cubri6 el costa deI sulfato de amonio (los 400 kilos de abonos empleados por hectarea costaban 45 000 pesos en 1988, mientras que el excedente de cereal que contribufa a producir representaba entre 80 000 Y90000 pesos ese mismo ano). La mayorfa de los agricultores estima que los abonos qufmicos se han vuelto indispensables para el mafz. Las densidades de siembra deI mafz han aumentado en forma considerable con la difusi6n de los abonos. En las parcelas labradas, el espacio entre los surcos se ha reducido a la mitad, 10 que equivale a duplicar las densidades comunes hace 30 anos. (Oué sentido puede tener este aumento, si el rendimiento en grano registrado respecto al numero de plantas, de hecho, se ha reducido, y podrfa obtenerse una producci6n equivalente utilizando menos semillas? En realidad, responde a dos objetivos. Por un lado, se mejora asf la cobertura deI suelo con las plantas de mafz, 10 que reduce los trabajos de escarda a un s010 paso; por otro, se aumenta considerablemente la cantidad de rastrojo disponible para el ganado en la temporada de secas. El aumento de las densidades ha coincidido con el empleo cada vez mas sistematico de los herbicidas. Las escardas se han vista remplazadas a menudo por la aspersi6n de Ester6n, un herbicida barato que destruye las dicotiled6neas y permite aligerar el calendario agrfcola, puesto que una persona armada con un aspersor portatil puede rociar una hectarea en menos de una jornada. Desde entonces, se ha empleado de manera sistemâtica en los cultivos de sorgo y cada vez mas en el de mafz. Las fuertes densidades adoptadas en los dos cultivos permiten luego librarse de la segunda escarda, y la limpieza ulterior se limita con frecuencia a un corte con machete. Ahora bien, el empleo de un herbicida implica la eliminaci6n 37 Consisten en 100 kilos de Triple 17 y 400 kilos de sulfato de amonio (20.5-0-0) por hectarea de maiz, es decir, 99 unidades de nitr6geno, 17 de P2 Os y 17 de K20. 38 Los diversos censos agricolas dan los promedios siguientes: 780 kilos de mafzlha en 1950; 785/ha en 1960, y 870 kg/ha en 1970. 150 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO de los cultivos asociados al maiz, por ejemplo, el frijol y la calabaza que enriquecian el régimen alimenticio de los campesinos. Tampoco ofrece la misma eficacia que las escardas con tarecua, puesto que las gramineas adventicias sobreviven, pero ése es precisamente el objetivo de los ganaderos que ven asi aumentar el valor forrajero dei rastrojo. La adopci6n selectiva deI cambio técnico se ha traducido, pues, en un aumento de la producci6n forrajera, asi como en la subordinaci6n de los sistemas de cultivo a la ganaderia yal dominio de los grandes ganaderos. Esta evoluci6n deja al margen el cultivo de ajonjoH, pues los aumentos de productividad son poco sensibles: los abonos apenas son eficaces en los suelos delgados y los herbicidas de espectro amplio distribuidos en la regi6n son inutilizables en el casa deI ajonjoli. Las necesidades de mano de obra permanecen inmutables. Incluso el empleo dei tractor no tiene el mismo alcance en el casa deI ajonjoli, en la medida en que su fecha de siembra esta menos delimitada. Ademas, los propietarios de tractores dan prioridad a los clientes que puedan ofrecerles rastrojos después de la cosecha; dejan, pues, en el desamparo a los productores de ajonjoli. La oleaginosa no goza de las condiciones para que haya un aumento de la productividad deI trabajo 0 de los rendimientos, sino que éstos parecen depender de un incremento considerable de los costos de producci6n: en 1988 habria sido necesario obtener rendimientos de 860 kilos (en comparaci6n con los 300 kilos en promedio de la regi6n) para costear un paquete técnico que no estaba cubierto mas que en 45% por el crédito de avio. Esas condiciones explican la caida deI cultivo de ajonjoli, desde mediados de los anos setenta, y su sustituci6n progresiva por el sorgo, cuya superficie y producci6n se cuadriplicaron entre 1984 y 1988. En general, la poHtica de los créditos de avio y la introducci6n de nuevas técnicas han favorecido la extensi6n de la producci6n forrajera (aun si el maiz conserva al mismo tiempo su funci6n de producto alimenticio). Pero esta evoluci6n no ha aumentado el margen de independencia de los pequenos productores: siguen ejerciéndose sobre ellos mecanismos de presi6n, aunque menos palpables que los de la usura en otro tiempo. La orientaci6n de los sistemas de producci6n siguen la pauta marcada par los intereses de las oligarquias locales 0 regionales. La cria de becerros le ha ganado la partida al comercio de ajonjoli en la definici6n de esos intereses. Esta tendencia se ve reforzada mediante los programas de desarrollo implantados en la regi6n. TRANSFORMACro NES Y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 151 lLl ganaderia, centro de las politicas de desarrollo Los préstamos de largo plazo concedidos para equipar las explotaciones de la regi6n constituyen un buen indicador de la orientaci6n de las politicas oficiales 0 de la banca nacional: mas de la mitad de esos pequenos créditos se destina a la compra de ganado, a pesar de la importancia de los préstamos abonados entregados par Banrural para la adquisici6n de tractores (490 millones de pesos en 1988, es decir, casi un tercio dei total) (véase el cuadro IV.5). Se trata de una tendencia de largo plazo, que ha sido fomentada abiertamente una vez que la "vocaci6n ganadera" de Tierra Caliente se convirti6 en la piedra angular deI discurso oficial. Por ultimo, en 1987 desemboc6 en la implantaci6n dei "Plan de desarrollo ganadero dei sur de Michoacân". Financiado por el Banco Mundial y por el BID,39 el "Plan del sur" preveia la siembra de 700 000 a un mill6n de hectâreas de praderas artificiales en seis anos, en 25 municipios de Tierra Caliente y de la Sierra Madre. Se esperaba, de este modo, intensificar los sistemas ganaderos y duplicar la producci6n de carne de res en el estado. Ademâs de la implantaci6n de las praderas temporales, se habia previsto construir pequenos dep6sitos de agua para que el ganado abrevara y represas para regar los pastos "en ciertos lugares estratégicos"; mejorar el equipo de banos antigarrapatas y distribuir toros seleccionados en las localidades que participaban en el programa. Los ganaderos interesados en el proyecto se beneficiaron, a partir de 1988, deI suministro gratuito de las semillas de gramfneas forrajeras y de un crédito constituido por adelantos en especie (alambradas para proteger los pastizales) y en efectivo (para cubrir los gastos de siembra). La implantaci6n de las praderas, te6ricamente, debia limitarse a los terrenos cuyas pendientes impedian el cultivo permanente. La elecci6n de los técnicos en cuanto al material vegetal se limit6 a una sola especie, el Buffel (Pennisetum cialiare), una graminea africana probada con éxito en la peninsula de Yucatan, donde se lograron cargas de 1.5 animales por hectârea y ganancias de peso equivalentes a 215 kilogramos por hectârea al ano (Rutsch, 1984). Echada a andar a tambor batiente por las autoridades agricolas, que le dedicaron todos sus recursos humanos, la campana de roturaciones permiti6 la siembra de 4 210 hectareas en 1987 y 8 030 en 1988, y estaban programadas otras 12000 hectâreas para 1989. 40 39 América Latina, en general, y México, en particular, continuan siendo clientes privilegiados dei Banco Mundial y dei Banco lnteramericano de Desarrollo en proyectos de fomento ganadero. Entre 1971 y 1977 el subcontinente recibi6 65% de los créditos concedidos por el Banco Mundial en este rubro y México recibi6 mas de la mitad (es decir, un total de 1 220 millones de d6Iares). Véanse Feder, 1982, y Rutsch, 1984. 40 Cifras de la delegaci6n de la SARH, Distrito lX, Huetamo. 152 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO En Tierra Caliente ese programa estaba especialmente disefiado para los ejidos (éstos representaban 64% de la superficie sembrada de Buffe/ y 87% de los ganaderos afectados en 1988)41 y sus agostaderos. Como la participacion de los ganaderos debfa hacerse de modo individual, estaba previsto que se apropiarfan de las partes de esos agostaderos correspondientes a las superficies programadas, con un certificado de la Secretarfa de la Reforma Agraria que avalase la operacion. Veremos que se trataba a menudo de la simple legalizacion de un tramite cada vez mas extendido en la regi6n, cuyos instigadores eran los ganaderos. Pero el proyecto los hada beneficiarios linicos dei fraccionamiento de los agostaderos puesto que, en eI anima de quienes 10 habfan concebido, "no hay raz6n alguna para ceder los terrenos de uso pastoril a personas que no tienen ganado". El "Plan dei sur" acudfa, pues, en ayuda de las oligarqufas ejidales y de los grandes ganaderos privados, los cuales encontraban en la implantaci6n de las praderas de Buffe/la oportunidad de deshacerse de los pequefios arrendatarios cuya linica funcion consistia en producir forrajes. Termino, sin embargo, en un estrepitoso fracaso. Destinado a ser sembrado sin previa preparaci6n deI suelo 0 después de una removida superficial, el Buffe/ no pudo competir jamas con las gramfneas aut6ctonas, que presentan tasas de germinaci6n y un crecimiento inicial mucho mas importantes. En 1988, seglin los resultados oficiales, las praderas habfan tenido un desarrollo satisfactorio en menos de la cuarta parte de la superficie sembrada. La preparacion de los sembrados resulta indispensable para el buen desempefio de las praderas artificiales, 10 que constituye un inconveniente importante en una region en la que los costos de la mana de obra determinan un usa cada vez mas extensivo dei espacio (véase el capitulo V). A causa de los decepcionantes resultados iniciales, el "Plan deI sur" fue abandonado tras la cafda dei gobierno de Martfnez Villicafia a fines de 1988. Empero, este fracaso no puso en tela de juicio la orientaci6n general de las polfticas de desarrollo ni el apoyo otorgado a los grandes propietarios ya las oligarqufas ejidales. El proyecto prevefa el cercado de los recursos forrajeros y la apropiacion legal de los agostaderos ejidales en su beneficio. En eso no'buscaba mas que reforzar las estrategias elaboradas varios afios antes por los ganaderos para hacer frente a la saturacion dei espacio agropastoril y los recursos forrajeros en toda la regi6n. LA APROPIACI6N y LA CONCENTRACI6N DEL ESPACIO AGROPASTORIL En la llanura aluvial, la presion demografica llev6 a la colonizacion y a la distribuci6n de todas las tierras cultivables desde finales de los afios cin41 Seglin estadfsticas de la SARH, Huetamo. TRANSfORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO CUADRO 153 IV.s. Créditos de refacci6n otorgados por la banca de la regi6n en 1988 (en millones de pesos) Equipa agrlcala Campra de ganada Banrural Bancomer Banamex 752 11.8 13.5 758 72.3 20.5 Total 775.3 850.8 fUENTE: 1. Santacruz y R. M. Blat!, 1988, y Apéndices. cuenta. La segunda ola de distribuci6n de tierras, que afect6 a la vertiente de la sierra a fines de los afios sesenta, represent6 una tabla de salvaci6n para numerosos solicitantes de tierras, y la ola de colonizaci6n se propag6 hacia el norte de la regi6n y sus rincones mas aislados. En los nuevos ejidos, la ocupaci6n del espacio cultivable se efectu6 con gran rapidez, pero la distribuci6n de 40 000 hectareas entre 1966 y 1982 -entre las cuales una proporci6n muy pequefia era laborable- no permiti6 aliviar la presi6n por las tierras: entre 1960 y 1980 la poblaci6n de Tierra Caliente aument6 casi 40%.42 La asimilaci6n de los solicitantes de tierras debi6 efectuarse en el interior de las estructuras establecidas, antes que nada por medio deI fraccionamiento de las parcelas ejidales. Las explotaciones demasiado pequefias para sustentar a una familia, sin que ésta tuviera que recurrir al trabajo asalariado, se multiplicaron a un ritmo cada vez-mas râpido. Los agostaderos indivisos se volvieron objeto de reivindicaciones por parte de la capa mas pobre de la poblaci6n. Pero su colonizaci6n y su apertura al cultivo habfan de poner en tela de juicio el modo de explotaci6n de los pastos de estfo y, por ende, la dinamica de expansi6n de la ganaderfa. A pesar de la sequfa de 1978 a 1982, el hato de bovinos se duplic6 entre 1970 y 1988 y su ritmo de crecimiento fue cada vez mas rapido: subi6 50% en el curso de los ultimos ocho afios. 43 Este crecimiento de los efectivos se ha traducido en un aumento considerable de la presi6n sobre los recursos forrajeros. A pesar de que hubo un incremento de la superficie cultivada de casi 20% entre 1960 y 1984 y de la sustituci6n progresiva del ajonjolf 42 La poblaci6n de Tierra Caliente pas6 de 63 580 habitantes en 1960 a 77 020 en 1970 y 87 350 en 1980 (véase el Apéndice 1). 43 Segun el censo agrfcola de 1970 y las estadisticas de la SARH (Distrito de Huetamo), los efectivos se elevaban alOI 800 cabezas de ganado en 1970, 138 600 en 1980 y 202 000 en 1988. 154 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO CUADRO IV.6. Sobrepastoreo y escasez de forrajes en Tierra Caliente (1970-1988) Pastos naturales Aflo Hato bovino 1970 1980 1988 102000 139000 202000 Ha disponibles poranimal 6.03 4.42 2.96 Coeficiente de sobrecarga (%)3 23 67 150 Esquilmos Dfas de pastoreo disponibles 103 83 63 V Cerno agrlcola y ejidal, 1970. Estado de Michoacân; SARH, Distrito IX, Huetamo. En relaci6n con el coeficiente promedio de pastoreo fijado por la SARH (7.4 hectâreas por animal). FUENTE: 3 por el maiz y el sorgo, la cantidad de forraje en relaci6n con el numero de bovinos se redujo 40% en los ultimos 20 anos (véase el cuadro IV.6). Esta sobrecarga se manifiesta, antes que nada, en el sobrepastoreo de los agostaderos, pero también en el agotamiento precoz de los esquilmos, que obliga a los ganaderos a recurrir muy pronto a las compras de forrajes en el exterior. En los ejidos de la llanura aluvial, los rastrojos de maiz y de sorgo se agotan desde principios de marzo. A partir de ese momento es preciso recurrir a todo tipo de argucias, coma apacentar eI ganado en los bordes de los caminos e invertir el producto de las cosechas en la compra de alimentos. Cada ano se importan deI Bajio cantidades crecientes de rastrojo de sorgo, de salvado de trigo 0 de alfalfa y, hoy en dia, se utilizan de manera sistemâtica alimentos balanceados, harina de maiz 0 de sorgo, cufietes proteicos y desechos de la industria azucarera. Ademas de los alimentos que son traidos cada ano deI altipIano (Purina, Albamex, etc.), han surgido tres fabricas en la regi6n, en el curso de los ultimos 10 afios, una en Huetamo (Vaquero, S. A.) y dos en Ciudad Altamirano. La estancia en los pastos naturales y la duraci6n deI rastrojo se vuelven cada vez mas cartas (véase la grafica IV.5). De hecho, en ciertos ejidos se ha alcanzado una saturaci6n absoluta de los recursos forrajeros y deI espacio agropastoril. Esta situaci6n sobrepasa con mucho el marco de los ejidos, puesto que los sistemas ganaderos desarrollados en las grandes propiedades descansaban igualmente en la explotaci6n de los agostaderos de los pueblos vecinos. La busqueda cada vez mas ardua de forrajes ha desencadenado un movimiento violento de apropiaci6n de los recursos indivisos, que se ha extendido tanto a los agostaderos coma a los rastrojos de los cultivos, y ha terminado por poner en teIa de juicio el derecho al libre pastoreo en que se fincaba la organizaci6n ejidal. TRANSFORMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARIO GRAFICA Dic. Nov. ~ 155 IV.5. Calendario forrajero en un ejido de la liamlra de aluvi6n en 1988 ___-=====--.. . Ene. ~Feb. Oct. Mar. Sep. Abr. Agostaderos May. ~ Rastrojo dei cultivo [l]] Alimenlos concenlrados La respuesta de los grandes ganaderos a la escasez de forrajes consisti6, antes que nada. en cercar sus parcelas ejidales. Se hacfan asi de una reserva de forrajes naturales que podian utilizar cuando se agotaba el rastrojo en el resta deI ejido. Los primeros cercamientos en la llanura aluvial se efectuaron a principios de los aiios setenta. A medida que se hizo mas evidente la sobrecarga de animales, ese fen6meno se fue extendiendo paulatinamente a las demas explotaciones. siempre por iniciativa de los principales ganaderos. Éstos cubrian los costos de cercar la parcela de un pequeiio ejidatario a cambio deI derecho de pasto durante un periodo que oscilaba entre tres y cinco aiios. El ganadero obtenia de este modo el control de una gran cantidad de rastrojo, sin otro costo que el precio de la alambrada. Por su parte, el agricultor vefa sus cultivos protegidos deI pisoteo deI ganado que los ganaderos importantes fomentaban una vez que comenzaban a agotarse los pastos de los agostaderos. El movimiento en favor de los cercados se propag6 con rapidez, desde la regi6n de Huetamo, donde la acumulaci6n iba mas adelantada, hasta llegar al norte de Tierra Caliente y a la vertiente de la sierra en el curso de los aiios ochenta. Pero en el largo plazo un empeiio de esa naturaleza tiende a volverse en contra de los ganaderos. Al terminar el arreglo pierden su derecho de pasto y tienen que comprar el rastrojo de las parcelas que eIlos mismos cercaron. Con mucha frecuencia, su reacci6n ha consistido en buscar a otros agricultores con quienes establecen un nuevo contrato; luego sondean la situa- 156 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO ci6n en otros ejidos, 10 que lleva a acelerar atm mas dicha tendencia. Esas 16gicas individuales se oponen, desde luego, a los intereses comunes de los ganaderos y se agrava de inmediato la competencia por el control de los forrajes. Comienza a veces desde el mes de agosto, en el momento en que se acaban las reservas de maiz, cuando los campesinos mas pobres estan dispuestos a vender los esquilmos de sus cultivos a bajo precio para subvenir a sus necesidades. En cambio, los cercados han contribuido a aumentar de manera significativa los ingresos de los pequefios ejidatarios. En el curso de los afios ochenta el valor deI rastrojo subi6 en forma notoria. En las margenes deI Balsas el precio de una hectarea de esquilmos de maiz se elev6 70% en términos reales entre 1985 y 1988. Por esas fechas representaba casi un tercio de los ingresos que se podian sacar de ese cultiVO. 44 Esta evoluci6n ha sido determinante en la rapida reducci6n de las superficies de ajonjoli: en 1986, en el ejido de Turitzio, una hectarea de sorgo, cultivada a un costa menor (simplemente el sembrado y la aspersi6n de herbicida) y cedido al ganadero sin siquiera cosecharlo, dejaba un producto bruto casi equivalente al de una hectarea de ajonjoli, en la que habia trabajado una mana de obra numerosa. 45 La tendencia en favor de los cercados ha contribuido, pues, a realzar la capacidad de acumulaci6n de los pequefios agricultores y reforzado de modo sensible sus posibilidades de adquirir ganado. Pero esta posibilidad se traduce rara vez en hechos, porque la presi6n sobre los recursos forrajeros también se manifiesta en los agostaderos. Conforme a la misma 16gica, algunos ganaderos han comenzado a cercar agostaderos antafio indivisos. Se trata, en estos casos, de una apropiaci6n enteramente ilegal, puesto que no corresponde a ninguna decisi6n aprobada en las asambleas ejidales. Es la capacidad de financiamiento de cada uno y la cantidad de alambre que se puede adquirir, 10 que determina la superficie que sera acaparada. Esta apropiaci6n afecta a las partes mas bajas de los agostaderos, que disponen de recursos acufferos mas abundan tes y mejores pastos. Se explotan cuando se han agotado los agostaderos que permanecen indivisos y permiten aplazar el consumo de los esquilmos y la compra de alimentos balanceados. Al ser efectuada de esta forma, la colonizaci6n de los agostaderos no puede representar una oportunidad para los campesinos sin tierras, pues se halla condicionada a un uso pastoril 44 En 1988 una tonelada de mafz (rendimiento promedio en la regi6n) se comercializaba en 400 000 pesos, mientras que los desechos de una hectârea se vendfan, a precioscorrientes, entre 150000 Y200 000 pesos. A tftulo comparativo. los 350 kilos producidos en una heclârea de ajonjolf alcanzaban apenas 350 000 pesos. 45 Unos 350 kilos de ajonjolf se vendian en 95 000 pesos cuando las plantas enteras de sorgo rondaban los 80 000 u 85 000 pesos por hectârea (véase Léonard y Medina, 1988. pp. 91-92). TRANSfORMACIONES y CRISrS DE UN SISTEMA AGRARIO 157 y cualquier tentativa de cultivo se denuncia de inmediato a la administraci6n y se destruyen las cercas y los sembrados. ASl pues, el capital acumulado es el que fija los limites de esta apropiaci6n, muy a menudo con la bendici6n de los poderes publicos. ASl ocurri6 en el casa dei "Plan dei sur", pero Banrural no opera de manera diferente, puesto que para otorgar los créditos para la compra de ganado se tiene en cuenta la instalaci6n de cercas alambradas y la individualizaci6n de ciertas porciones de los agostaderos en los ejidos afectados. Se espera limitar de esta forma la promiscuidad de los nuevos animales seleccionados con el ganado criollo y evitar la nipida degeneraci6n de sus cualidades genéticas. Esa preocupaci6n, comprensible por cierto, ha servido a veces de coartada en el proceso de apropiaci6n en ciertos ejidos. 46 Ahora bien, cabe preguntar si la generalizaci6n de las cercas y dei empleo de los alimentos balanceados son factores suficientes parà generar la intensificaci6n de los sistemas ganaderos, y para "pasarde 10 extensivo a 10 intensivo", coma 10 reivindicaban los promotores dei "Plan ganadero dei sur". cEs posible la intensificaci6n de los sistemas ganaderos? El desarrollo de los cercados coloca a todos los grandes ganaderos ante la misma disyuntiva, sean éstos ejidatarios 0 propietarios: tienen que mantener la rentabilidad de los hatos, mienttas que los recursos forrajeros locales son cada vez mas limitados. Lo que se debe revisar es precisamente el modelo de explotaci6n hiperextensivo dei espacio, que descansa en la utilizaci6n de los pastos naturales sin aportar la menor mejoria y en los esquilmos de cultivos producidos por campesinos con intereses opuestos a los de los ganaderos. En temporada de iluvias, la explotaci6n de los pastos que permanecen indivisos se prolonga, por supuesto, 10 mas posible. Pero la desaparici6n progresiva de los agostaderos indivisos obliga a los grandes ganaderos, propietarios y ejidatarios juntos, a optimizar la utilizaci6n de los pastos que son de su propiedad (de hecho 0 de derecho, una vez cercados). Este imperativo ha llevado a menudo al fraccionamiento de esos agostaderos en potreros de tamafio reducido (de 20 a 50 hectareas en general, hasta 100 en las propiedades mas grandes) en los cuales se efectua una rotaci6n, con el fin de limitar los despilfarros y el sobrepastoreo. Después deI paso deI hato, la pradera queda protegida y el brote de la hierba resulta mas facil; se deja en barbecho para que aproveche las ultimas lluvias y disponga de pasto 46 Es 10 que sucede en algunos ejidos de la vertiente deI altiplano, donde la acumulaci6n iba menos avanzada que en la llanura aluvial: por ejemplo, San Miguel, en el municipio de Tiquicheo. 158 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO a principios de la temporada de secas, 10 que permite aplazar la utilizaci6n de los esquilmos de los cultivos. La organizaci6n de los potreros facilita asimismo la vigilancia de los animales y la divisi6n de los hatos en diferentes grupos: vacas lactantes 0 a punto de parir, becerros y novillos destinados a la venta, terneras y vacas secas. De este modo, se pueden controlar la reproducci6n y las cruzas, gracias a la rotaci6n de los toros entre los diferentes grupos de hembras. La mayor parte de las propiedades se encuentran divididas en tres 0 cuatro potreros, pero algunas cuentan con siete u ocho, que no pasan de 50 hectareas cada uno. En cambio, en los ejidos son con frecuencia las oportunidades de apropiaci6n de los agostaderos las que deciden el numero de potrerQs que podra utilizar un ganadero. También en los terrenos laborables los cercados han permitido efectuar una gesti6n mas rigurosa de los forrajes. El rastrojo de maiz continua siendo la base de la alimentaci6n deI ganado èn el curso de la temporada de secas, pero se encuentra cada vez mas asociada a la paja de mijo 0 de sorgo, dos cultivos que han tenido un gran desarrollo en las tierras delgadas de la llanura aluvial, en sustituci6n deI ajonjoli. Su resistencia a la sequia permite sembrarlos muy tarde, pero se suele labrar la tierra temprano, de suerte que los adventicios tienen tiempo de desarrollarse con las primeras lluvias y constituyen un primer pasto para el ganado, cuando las praderas naturales todavia no han brotado deI todo. El sorgo y el mijo se siembran enseguida, en el curso deI mes de julio, una vez que se ha trasladado el ganado a los agostaderos. El cultivo se hace con tractores y herbicidas. El empleo de mana de obra se reduce entonces al minimo e incluso puede suceder que no se recoja el grano, sino que se dejen las plantas enteras a disposici6n de los animales. Esta soluci6n, si bien baja los costos de producci6n de los forrajes, implica cierto desperdicio, por el pisoteo de los animales y el desprendimiento de los granos. Los propietarios de tractores y los ganaderos que cuentan con recursos prefieren efectuar la cosecha de grano para molerla en su totalidad y mezclarla luego con los cufietes proteicos que se adquieren a fines de la temporada de secas. Mas rara vez, en las parcelas mas pr6ximas a las explotaciones, se cortan las plantas con machete, se tri turan y se ponen en costales. Algunos ganaderos incluso les proponen a los pequefios agricultores limpiar las parcelas de ajonjoli a cambio de la paja, que recibe el mismo tipo de manejo. Esas operaciones exigen, desde luego, abundante mana de ob ra, pero se Bevan a cabo durante el largo periodo de desempleo en la temporada de secas, cuando el nivel dei jomal esta en su punto mas bajo.47 Esta harina se mezcla después con los cufietes, el salvadoy la melaza, 47 En el curso deI inviemo de 1988·1989, el sala rio de un jomaJero en la Ilanura aJuviaJ paso de 15 000 pesos en el momento de la cosecha (diciembre) a 8 000 pesos en las plantaciones de melon durante el mes de enero. TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 159 y se le da a las vacas prefiadas a lactantes. El desperdicio queda asi reducido a una minima expresi6n. En cambio, para los ganaderos en muy pequefia escala, las técnicas de intensificaci6n se limitan a menudo a la recolecci6n de hojas de maiz, que posteriormente son entrojadas y ofrecidas poco a poco a los animales, a medida que su pérdida de peso se hace muy notoria. Se trata de un trabajo dilatado y laborioso, pero que se efectua durante el largo periodo de inactividad que va de diciembre a junio, cuando el casto de oportunidad de la mana de obra familiar es mas bajo. A partir deI mes de abrillas parcelas de la llanura aluvial parecen en general un desierto, en las que los animales consumieron hasta el ultimo talla de mafz 0 de sorgo. Los mas desguarnecidos deben entonces llevar el ganado a pacer la escasa hierba que nace en los bordes de los caminos. Pero, en la mayorfa de los casas, se echa mana de las harinas de maiz y de sorgo, de los cufietes y deI salvado 0 melaza importados deI altiplano. El abastecimiento de alimentas balanceados comienza a menudo desde el mes de enero en el casa de las vacas lactantes y de los animales en peor estado. Al mejorar la alimentaci6n de las vacas se ha logrado desplazar y alargar el periodo de ordefia. Los alimentas balanceados permiten aumentar la producci6n de leche y prolongar la ordefia durante cinco a seis meses ---en lugar de los dos de tiempos anteriores- sin perjudicar a las crias. Si la producci6n lechera ha aumentado desde hace unos afios, y sobre todo durante la temporada de secas, es porque constituye una actividad cada vez mas rentable. Tierra Caliente permanece relativamente aislada de las grandes cuencas lecheras deI altiplano y, a partir deI mes de noviembre, el precio de la leche aumenta con rapidez: en el invierno de 1987 era 50% superior al vigente en el altipIano, y la diferencia sobrepasaba 65% dos allOS mas tarde. 48 Esta oportunidad se halla, sin embargo, reservada a las explotaciones que estan situadas cerca de las cinco cabeceras municipales. El transporte de la producci6n desde los pueblos mas aislados no puede hacerse mas que en forma de queso, el cual continua infravalorado en comparaci6n con la leche bronca. Asimismo, algunos grandes ganaderos han instalado un establo en su residencia de Huetamo 0 de San Lucas, donde guardan cada invierno las vacas lactantes que se traen desde ellejano rancho y a las que se alimenta con forrajes comprados. Pero esta es privilegio de una minorfa de par si ya privilegiada. En ciertas concliciones es posible intensificar los sistemas ganaderos, camo 10 es la engorda de los becerros que sin embargo son enviados al 48 En enero de 1987 ellitro de leche se vendia a 300 pesos en Huetamo, en comparaci6n con 200 pesos en Maravatio, situado 200 Idl6metros mas al norte. Dos afios mas tarde alcanz6 el precio de 1 000 pesos, mientras que los productores de leche dei Bajio (Pueblo Nuevo) no podian venderla a mas de 600 pesos. 160 TRANSFORMAClONES y CRISlS DE UN SlSTEMA AGRARIO Tr6pico Humedo 0 a los corrales de engorda deI altiplano. Empero, tal intensificaci6n parece limitada a una minoria de grandes ganaderos, pues exige fuertes inversiones para la construcci6n de cercas (en particular en los agostaderos), la molienda deI grano y de los desechos de los cultivos, la compra de alimentos balanceados y las instalaciones de ordefia. Presupone, ademas, una movilizaci6n mas fuerte de mana de obra para asegurar la distribuci6n de los alimentas, la ordefia y el transporte de leche hasta los lugares de venta. Por cierto, la generalizaci6n de los cercados ha constituido una bomba de oxigeno para las explotaciones minifundistas. Pero, al encogerse al cabo de cada generaci6n, las parcelas individuales resultan insuficientes para poder colmar las diferencias de desarrollo que existen con las grandes explotaciones ganaderas. La especializaci6n lechera permanece fuera deI alcance de los pequefios ejidatarios: el sistema ganadero tradicional, apenas modificado por el recurso peri6dico y costoso de los alimentos balanceados, se perpetua entre los que han podido adquirir algunas cabezas de ganado. Ahora bien, las apropiaciones y la reducci6n de los pastos indivisos vuelven cada vez mas precaria la situaci6n de esas explotaciones. La concentraci6n creciente de los medios de producci6n Las transforrnaciones sufridas par el sistema agrario desde mediados de los aiios sesenta han contribuido en buena medida a acelerar los mecanismos de marginaci6n-proletarizaci6n-expulsi6n de los pequefios productores y de reconcentraci6n de la propiedad de la tierra, que habian aparecido tras la reforma agraria. El grado de esta concentraci6n sigue siendo dificil de evaluar, pues las leyes que fijan la extensi6n de la propiedad privada y prohiben la acumulaci6n de las dotaciones ejidales son faciles de eludir. A la concentraci6n "legal" de ranchos 0 de derechos ejidales por ciertas familias se ha afiadido un sistema de prestanombres que enmascara la acumulaci6n y la cornbinaci6n de los dos tipos de propiedad. De esta suerte, es practicamente imposible desenredar la madeja de la tenencia de la tierra ejidal y, a falta de un catastro deI sector privado, las fuentes de informaci6n se limitan a los registros de la propiedad establecidos en cada municipio. Asi pues, en 1980 éstos censaron 1 732 propiedades en la regi6n, con un total de 158 850 hectareas, es decir, un promedio de 92 hectareas por propiedad (Asesorfa Interdisciplinaria, 1982). Esa cifra se situa muy por debajo deI promedio de las superficies observadas durante las encuestas (alrededor de 200 hectareas). De hecho, si se le suma la superficie total de los ejidos que es bien conocida y la que detenta de manera oficial el sector privado, se llega a un total de 346100 hectareas, es decir, apenas 61 % de la superficie de la regi6n (en el municipio de Ti- TRANSFORMACIONES y CRlSIS DE UN SISTEMA AGRARJO 161 quicheo se cens6 un total de 80 484 hectâreas mientras que la extension de este municipio es de 243 000). El temor a las expropiaciones y a las invasiones de tierras y la voluntad de reducir al maximo los impuestos motivan a menudo a los propietarios a disimular el tamafio de sus ranchos. Aun as!, el estudio de los registros de la propiedad pone en evidencia las disparidades en cuanto a la distribuci6n de la propiedad privada de la tierra: la mitad de los propietarios ocupa menos de 5% de las superficies declaradas mientras que 10% tiene mas de 50%. El grado de concentraci6n de la tierra es muy diffcil de medir con precisi6n en el ambito de los ejidos, por 10 confuso de los datos sobre la gesti6n de los terrenos indivisos. Es verdad que domina el minifundismo, pero la pulverizacion de las dotaciones en parcelas cada vez mas pequefias se ha ido produciendo a la par que la formaci6n de dominios comparables a las propiedades privadas medianas (l00-250 hectareas). La distribuci6n dei ganado responde al mismo esquema de concentracion. También en ese dominio, los efectivos declarados por los ganaderos distan de ser equivalentes al hato bovino real. Dado que la tasa pagada a las asociaciones de ganaderos es proporcional al numero de animales registrados, con frecuencia se subestima el tamafio de los hatos. Segun declaraciones de algunos grandes propietarios, este "olvido" puede alcanzar hasta un tercio de los efectivos. Algunos pequefios productores (que poseen menos de cinco cabezas) tampoco declaran su ganado, para evitar el costa deI registro coma ganadero. Es, pues, probable que la concentracion deI ganado sea mucho mas importante de 10 que aparece en los registros de las asociaciones ganaderas locales. Éstos revelan, sin embargo, que 16% de los ganaderos son propietarios de la mitad deI ganado inventariado, mientras que 60% de los hatos reunen apenas 22.5% de los efectivos (véase la grafica IV.6). Un estudio de la distribuci6n deI capital financiero 0 de los equipos agricolas (bombas de riego, tractores, molinos e incluso arados y gradas metalicas) nos llevaria a las mismas conclusiones. La nueva especializaci6n regional yel desarrollo de la ganaderia extensiva han desembocado en una situaci6n social que no deja de recordar la que prevalecfa antes de la reforma agraria cardenista. El sistema agrario regional ya no ofrece opciones a los campesinos minifundistas: se ha llegado a una situaci6n de bloqueo casi total. Los modelos de acumulacion no se han modificado y la ganaderia constituye mas que nunca la llave de acceso a los capitales y a los medios de producci6n. Empero, para quienes no han podido extender sus cercados y participar en el movimiento de apropiaci6n de los terrenos indivisos, toda perspectiva de desarrollo parece cerrada. En la actualidad, la mayoria de los ejidatarios dispone de una superficie cultivable inferior a las GRAFICA IV.6. Distribuci6n de la propiedad privada de la tierra y del ganado en Tierra Caliente (1988) Porcentaje de ganado declarado Poreentaje de superficie censada 100 100 90 90 90 80 80 80 80 70 70 70 70 60 60 60 60 50 50 50 50 40 40 40 40 30 30 30 30 20 20 20 20 10 10 10 10 o o 100 ...,----------------------,;r o o 10 20 30 40 50 60 70 Porcentaje de propietarios FUENTE: Apéndice 7. 80 90 100 100 o o 10 20 30 40 50 60 70 Porcentaje de ganaderos 80 90 100 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO 163 cinco hectâreas. (Oué va a ser de sus hijos? A menudo no tienen mas opci6n que buscar entre los grandes propietarios la tierra que falta en los ejidos. Pero, (en beneficio de quién? El cultivo de maiz 0 de sorgo es rentable en buena medida gracias a la venta de los desechos. Al dejar éstos a disposici6n dei propietario de la parcela, el campesino sin tierras cosecha 10 suficiente para alimentar a su familia unos cuantos meses, pero no obtiene con qué renovar sus medios de producci6n. Su sobrevivencia depende, de hecho, de las posibilidades de trabajo en las explotaciones vecinas. Asi pues, el campesino pobre tiene que combinar la explotaci6n de una pequefia parcela y la venta de su fuerza de trabajo para sobrevivir, pero eso no le permite en ningtin caso iniciar un proceso de acumulaci6n y asegurar el porvenir de su familia. La segunda revoluci6n agricola (motomecanizaci6n, abonos quimicos, semillas seleccionadas) ha fracasado en Tierra Caliente, al igual que en otras muchas regiones de agricultura de temporal, pues ésta impone a los campesinos la adopci6n de riesgos agron6micos y econ6micos considerables. El cambio técnico propuesto no era adecuado para la agricultura minifundista (escasas tierras laborables, dependencia en 10 referente a las herramientas y a los mercados). Al entrar en competencia con las regiones de agricultura en gran escala, donde se han difundido con rapidez las nuevas técnicas, y tener que enfrentar las importaciones de maiz y soya estadunidense, los campesinos de Tierra Caliente han sufrido una baja regular en sus ingresos. Habida cuenta de las condiciones geoclimaticas que predominan en la regi6n, la ganaderia bovina, en su forma mas extensiva, se ha convertido en la (mica actividad que permite a los productores mantener 0 aumentar la remuneraci6n de su trabajo. Esta tendencia implica el control de superficies crecientes por parte de los ganaderos. Se trata de un fen6meno intraejidal, que trasciende la oposici6n tradicional entre los "grandes propietarios" de la tierra y el "pueblo Bano" de los ejidos. La alambrada es el principal instrumente de esta apropiaci6n; se convierte en el medio de producci6n dominante. Es la capacidad de cada productor para financiar la instalaci6n de las cercas, es decir, el capital que ha acumulado, 10 que fija los limites de esta concentraci6n de la tierra. Ésta acaba por marginar al pequefio campesino restândole cualquier posibilidad de efectuar una especiali'zaci6n semejante en el campo de la ganaderia. A medida que se refuerza su inserci6n en la divisi6n interregional del trabajo, los pequefios campesinos de Tierra Caliente ven confirmada su funci6n econ6mica: abastecer forrajes y mano de obra barata. El desarrollo de la ganaderia extensiva en la regi6n deI curso medio deI Balsas se inscribe en un movimiento generalizado en el conjunto de las 164 TRANSFORMACIONES y CRISIS DE UN SISTEMA AGRARIO zonas tropicales periféricas de América Latina. Afecta, con harta frecuencia, a las regiones de "frontera agricola" (como el sureste de México, la costa atlântica de América Central, 0 la cuenca amaz6nica) y lleva a una divisi6n semejante deI trabajo entre propietarios de ganado y productores de forrajes. Ahora bien, ese fen6meno reviste un carâcter particular en Tierra Caliente, en la medida en que afecta a una zona poblada desde antiguo y a pueblos que se han beneficiado de una reforma agraria que buscaba precisamente desmantelar las grandes estructuras de explotaci6n extensiva deI medio. V. iPUEDE LA INTEGRACI6N A LOS MERCADOS PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N DE LA AGRICULTURA?l HUELGA sefialar que cualquier alternativa a la expansi6n de la cria de reses, ante la saturaci6n de los recursos agropastoriles y la marginaci6n de un numero creciente de campesinos minifundistas, ha de recurrir a la intensificaci6n agrfcola 0 a la doble actividad. Ahora bien, desde esta perspectiva la regi6n no se halla enteramente desprovista de recursos: su conexi6n reciente a la red de carreteras y su clima favorable durante todo el afio para el cultivo de productos tropicales facilitan la producci6n de frutas y verduras frescas, con miras a los mercados urbanos de México y de Estados Unidos fuera de temporada, cuando los rigores dei invierno impiden su cultivo al norte de Tierra Caliente. Una actividad de esta naturaleza genera abundantes ingresos y muchos empleos pero, en contrapartida, exige un aumento sensible de capital productivo y el establecimiento de relaciones arm6nicas con ciertos monopolios comerciales que controlan el acceso a los mercados. En suma, implica una inversi6ny un riesgo dificilmente soportables para el pequefio campesinado, a menos que éste se subordine a relaciones de producci6n muy desfavorables con los poseedores deI capital. Al parecer, las altemativas mas accesibles que ha venido adoptando la mayoria -la emigraci6n a Estados Unidos yel cultivo 0 el trafico de drogas- contribuyen a reforzar las actividades que hacen un uso mas extensivo de la tierra y a acelerar la proletarizaci6n de los campesinos minifundistas y la concentraci6n de la tierra. LA ENTRADA ALOS MERCAOOS URBANOS: C:C6MO ESQUIVAR LOS MONOPOLIOS COMERCJALES? Los intentos de intensificaci6n en la agricultura de temporal se estrellan con los costos de producci6n y la estrechez de los mercados La crisis que afect6 la producci6n de ajonjoli desde los inicios de los afios setenta en el piamonte dei altiplano empuj6 a los campesinos a buscar un 1 Se entiende por intensificaci6n una elevaci6n deI ingreso monetario por hectârea, ya sea a través de un aumento dei trabajo 0 bien de un empleo mas intensivo de capital (mejoras, insumos). Dicho aumento podrfa favorecer la reproducci6n dei campesinado minifundista. 165 166 c:PUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? producto rentable que sustituyera a la oleaginosa en las rotaciones de cultivos, sin modificar la organizaci6n deI trabajo ni las orientaciones técnicas de las explotaciones agricolas. El cultivo de cacahuate cobr6 un renovado vigor, tras haber gozado de una eflmera difusi6n en los suelos arenosos deI municipio de Nocupétaro, a principios de los aftos cincuenta, y haber quedado relegado acto seguido ante la popularizaci6n deI ajonjoli. En el curso de los aftos setenta, aunado al proceso de integraci6n progresiva de esta parte de Tierra Caliente al resta deI pais, los compradores comisionados para el abasto de la industria de golosinas y botanas, establecida en el Bajio y en San Luis Potosi, comenzaron a financiar la producci6n de cacahuate en las inmediaciones deI puebla de Nocupétaro. En Tierra Caliente, la cosecha efectuada a partir de fines de septiembre precede un mes por 10 menos a la de las otras regiones productoras, coma Salvatierra 0 Chihuahua, mas al norte. Por esta raz6n, puede alcanzar precios muy favorables: en 1988 eI cultivo de una hectârea de cacahuate dejaba una utilidad promedio superior al medio mill6n de pesos, en comparaci6n con los 50 000 pesos en el casa deI maiz y de un saldo negativo para eI ajonjoli. La introducci6n de una planta leguminosa en los suelos agotados por eI cultivo prolongado de ajonjoli tuvo asimismo un efecto inicial favorable en los rendimientos de maiz, que se cultiva después, conforme al patr6n de rotaci6n de los cultivos. Las superficies cultivadas en la regi6n de Nocupétaro aumentaron rapidamente hasta alcanzar 700 hectâreas en 1980 (Diaz et al., 1985). Pero, a partir de entonces se han estancado, 0 aun disminuido, para ya no sobrepasar las 450 hectareas desde 1986 (véase eI cuadro V.l). El cultivo deI cacahuate tampoco 10gr6 franquear las faldas deI altiplano hacia la planicie aluvial. Un primer elemento explicativo de dicho fen6meno podrfa radicar en los costos de producci6n de la leguminosa, que son dos veces mas eIevados que los deI maiz y que, hasta 1987, no estaban considerados en los planes de crédito de Banrural. Si bien el cacahuate, coma planta fijadora de nitr6geno, necesita poco abono (segUn los datos provenientes de la mayor parte de las entrevistas efectuadas, la aplicaci6n de fertilizantes es nula), en cambio es muy exigente en mana de obra para las escardas, que requieren eI doble de tareas que el maiz 0 eI ajonjoli, y sobre todo en la época de la cosecha. Como en el casa deI ajonjoli, se dispone de muy poco tiempo para desenterrar las vainas: es precisa cosecharlas antes de que las plantas y el suelo se sequen si no se desea correr el riesgo de que los frutos se arraiguen en la tierra. Ahora bien, eI periodo de la cosecha coincide mas o menos con las labores de corte deI ajonjoli. La demanda de mana de obra en eI âmbito regional aumenta en forma considerable en un corto lapso y los salarios se elevan entonces entre 25 y 33%. Al ocurrir en la época en que se acaban las reservas de maiz, en el momento justo en que las nece- iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 167 sidades de dinero son mas apremiantes, ese costo resulta prohibitivo para la mayoria de los productores. La insuficiencia de los créditos oficiales los obliga a recurrir al agio ya los préstamos de comerciantes locales. Aqui interviene la estructura deI mercado del cual dependen los productores de cacahuate: un solo industrial de San Luis Potosi acapara cada ano entre 80 y 90% de la producci6n regional, a través de tres comerciantes de Nocupétaro. Éste determina la superficie que recibe financiamiento y fija el precio de comercializaci6n deI producto. La estrechez relativa deI mercado y el poder deI comprador, uno de los acaparadores mas importantes deI pais, propietario de dos fâbricas de transformaci6n y preparaci6n de frutos secos, dejan escaso margen de maniobra a los productores. El estancamiento actual de las superficies refleja los limites impuestos por un comprador (mico que dicta las condiciones de la producci6n. Esa situaci6n ha conducido a una tentativa de organizaci6n de los productores en toma a una cooperativa de transformaci6n y comercializaci6n deI cacahuate. En 1987, las dependencias oficiales financiaron en Nocupétaro la construcci6n y equipamiento de un edificio donde se podia realizar la torrefacci6n de los cacahuates, as! coma los procesos de descortezar, salar 0 caramelizar el producto. Se esperaba poner en el mercado, sin intermediaci6n alguna, las golosinas y obtener asi un importante valor agregado. La puesta en operaci6n de esta unidad, en manos de una asociaci6n local de productores, se vio acompafiada de una timida intervenci6n de Banrural para el financiamiento deI cultivo. Desde la cosecha de 1987 la cooperativa sostuvo una verdadera guerra de precios con los intermediarios locales; a resultas de ésta, los precios ofrecidos a los productores se triplicaron en unos cuantos meses. 2 Al término de esa pugna sorda, la cooperativa, exangüe, hubo de declararse en quiebra en la primavera de 1988 y, a partir de entonces, el comprador de San Luis ha quedado coma amo y sefior deI terreno. Una vez que las aguas retomaron a su cauce, el precio al productor, en la cosecha de 1988, se mantuvo en el mismo nivel que el ano anterior, 10 que, en términos reales, equivalia a una reducci6n deI 45 por ciento. 3 Puesto que es un sustituto deI ajonjoli y presenta las mismas caracterfsticas, desde el financiamiento hasta la comercializaci6n, pasando por los aspectos técnicos y sociales de la producci6n, el cultivo deI cacahuate introduce problemas similares. Su difusi6n y rentabilidad dependen de las condiciones de crédito y comercializaci6n, impuestas en una situaci6n de virtual monopolio, y el grueso de las utilidades va a dar a manos de cuatro 2 El precio promedio al productor pas6 de 140 pesos kilo en 1985 y 320 en 1986 a mas de 1 000 a principios de la cosecha de 1987 e incluso de 1 200 en el mes de noviembre (segûn las entrevistas efectuadas en Nocupétaro y las cifras entregadas por los técnicos de la SARH en Carâcuaro). 3 De hecho, aument6 de 1 200 a 1 500 pesos, es decir, 25%, rnientras que la tasa de inflaci6n, entre septiembre de 1987 y septiembre de 1988, subi6 120% aproximadarnente. 168 ëPUEDE LA lNTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? intermediarios. No constituye una altemativa real para el campesinado de Tierra Caliente, salvo para unas centenas de productores que gozan de financiamiento privado y aleatorio. La producci6n de chile que se ha venido desarrollando a ultimas fechas, y de manera muy localizada, se topa con limitaciones semejantes. Desde principios de los afios ochenta se han sembrado pequefias superficies de chile ancho y guajillo en el municipio de Caracuaro, cerca de las rancherias de Santa Fe, El Naranjo y Los Chilares. Este desarrollo responde a apremios similares a los que han condicionado el despegue deI cultivo deI cacahuate unos kH6metras mas al norte. Coincide con la llegada de comerciantes de Acapulco y Puebla, que surten los mercados en los que la demanda es constante y los precios alentadores. La lejania de los principales lugares de venta (se requieren entre 9 y 10 horas de camino para ir de Caracuaro a Puebla 0 Acapulco) facilita la concentraci6n de ese comercio en pocas manos. Asi pues, se encuentran condiciones de producci6n analogas a las imperantes en el cultivo deI cacahuate: la cosecha de chile es financiada y adquirida en su totalidad por dos comerciantes de Acapulco y un propietario de la regi6n. Este ultimo controla unas dos terceras partes de la producci6n regional, la cual despacha de inmediato a los compradores de Puebla. 4 Se ha implantado un sistema de financiamiento que incluye el suministra de abono y praductos fitosanitarios y la suma de dinera en efectivo necesaria para la contrataci6n de mana de obra. El chile es, aun mas que el cacahuate, un cultivo intensivo que exige abundante mana de obra y capital. Tiene que hacerse un vivera a fines de la temporada de secas y, luego, el trasplante de las matas a un suelo recién desmontado, cuya tierra haya sido removida varias veces. Enseguida, es precisa hacer cuatra 0 cinco escardas antes de la cosecha que se prolonga, en jornadas de corte, durante todo el mes de septiembre. Esas tareas obligan a contratar abundante mana de obra temporal. A esas contrataciones, que generan una gran competencia por la fuerza de trabajo con los agricultores dedicados al cultivo de alimentos basicos, hay que sumar el empleo masivo de productos fitosanitarios, ya que se necesitan aspersiones repetidas cada 10 dias. A pesar de un ingreso monetario que con rrecuencia sobrepasa 70% los costos de producci6n, el capital requerido para lanzarse al cultivo de chile es tan cuantioso S que s610 un pequefio numero de campesinos, que gozan deI apoyo de los comerciantes, se embarca en ta! empresa. Incluso para esos privilegiados los riesgos son considerables, habida cuenta de la inverEntrevista con Gustavo Ortega, rancherfa de Santa Fe, municipio de Caracuaro. Los costos de producci6n se elevaban a 1 300000 pesos en 1988, esto es, 2.4 veces los dei mafz, y 2.2 veces los deI ajonjolf. El producto de la venta de 500 kilos de chile (rendimiento promedio) podfa, en cambio, ascender a mas de 2 200 000 pesos. 4 5 ëPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 169 si6n realizada, pues los parasitos y las enfermedades criptogamicas pueden arrasar con la producci6n. En cambio, los intermediarios minimizan los suyos: el chile se le paga al productor una vez que se ha vendido la cosecha y se ha descontado una comisi6n que equivale a un tercio de la utilidad. Al parecer, los mercados ûnicamente pueden absorber unas 50 toneladas, es decir, la producci6n de una centena de hectareas; esta capacidad, desde luego, ya se ha alcanzado, coma 10 muestra la estabilizaci6n de las superficies cosechadas a partir de 1985 (véase el cuadro V.l). Las posibilidades de intensificaci6n y acumulaci6n en la agricultura de temporal continûan siendo, pues, reducidas y esrnn subordinadas a las relaciones privilegiadas que se logre tejer con un pequeilo nûmero de comerciantes. Los costos de producci6n de los cultivos con los que se ha pretendido sustituir el ajonjoli, la exigüidad de los mercados y su lejanfa parecen privar a los productores de autonomfa. No es extrailo, pues, que los cultivos de cacahuate y de chile se hayan desarrollado s610 donde las condiciones de producci6n de ajonjolf resultan menos favorables. Es probable que aparezcan pronto estrategias de sustituci6n afines en la agricultura de temporal en los llanos de Huetamo-San Lucas 0 de Tiquicheo. Se ha vuelto a sembrar jitomate y chile en las vertientes frescas de los cerros que dominan Huetamo y se ha comenzado a cultivar cacahuate en pequeilas superficies en las colindancias deI pueblo. Pero esa producci6n se destina al mercado local y no constituye una altemativa realista para un gran nûmero de productores. Las estrategias de intensificaci6n se han vuelto sin embargo mas factibles gracias al desarrollo de zonas de riego a principios de los ailos setenta y han cobrado una importancia considerable en Tierra Caliente en los ûltimos 10 ailos. El riego: cproducci6n de hortalizas 0 de forraje? Cuando se estableci61a Comisi6n deI Balsas en 1960, se podrfa haber pensado que Tierra Caliente iba a gozar de un "milagro econ6mico" similar al que disfrut6 la vecina cuenca deI Tepalcatepec, donde se abrieron al riego cerca de 75 000 hectareas entre 1947 y 1960. 6 La Comisi6n planeaba la construcci6n de importantes presas en el rio Balsas ysus principales afluentes, con el fin de irrigar 80 000 hectâreas en ambas orillas deI rio. Un buen nûmero de esos proyectos han terminado siendoverdaderos elefantes blancos y, en 1986, 25 ailos después dellanzamiento dei programa, menos de 30 000 hectâreas contaban con infraestructura de riego. En el sureste de Michoacan esas obras han beneficiado unas 4 400 hectareas en el municipio 6 Véase Barkin y King, 1970. 170 iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? CUADRO Cacahuate Chile FUENTES: V. L Evoluci6n de la superficie cultivada de cacahuate y chile en Tierra Caliente (1978-1988) 1978 1981 1983 1985 1987 1988 680 450 20 450 535 80 425 87 450 60 Il 90 S. Diaz el al., y SARH, Distrito IX, Huetamo. de San Lucas, mas 0 menos 300 en el de Huetamo y menos de 200 en Tiquicheo; en total, menos de 1% de la superficie regional. En la mayor parte de los casos la infraestructura no se puso en servicio hasta la segunda mitad de los afios setenta, y los recursos acuiferos, a menudo, han resul tado insuficientes para regar los cultivos a finales de la temporada de secas. Ûnicamente los terrenos deI municipio de San Lucas, que estan situados entre el rio Cutzamala y el Balsas, disponen de un caudal de agua suficiente y regular. Al principio, el riego apenas modific6 la organizaci6n de los sistemas de producci6n. Mientras la rentabilidad deI ajonjoH fue suficiente, la oleaginosa represent6 el principal cultivo durante la temporada de lluvias. Su cosecha en el mes de octubre permitia sernbrar rnuy temprano el maiz de riego, que a su vez se podia cosechar en abril, en el mornento en que la demanda de esquilmos forrajeros era mas fuerte. Resulta significativo que los primeros cercados hayan sido instalados en ese sector desde principios de los afios setenta, antes de propagarse acto seguido hacia el norte de la regi6n. Sin embargo, esta organizaci6n se ha puesto en tela de juicio desde hace unos quince afios por el despegue paralelo deI cultivo de hortalizas Uitornate, chile, sandia, mel6n) y la producci6n de forrajes (sorgo en grano y sorgo forrajero). El desarrollo deI riego en Tierra Caliente ha despertado el interés de los grandes comerciantes de frutas y legumbres de la ciudad de México, que buscaban diversificar sus fuentes de abasto. Esos comerciantes han utilizado a ciertos propietarios y empresarios de la regi6n para instalar una red de financiamiento y absorber la producci6n local de hortalizas. Habida cuenta de los elevados costos de esos cultivos (mano de obra, abono y productos fitosanitarios: la explotaci6n de una hectârea de jitomate requeria, durante la ternporada de secas 1988-1989, una inversi6n superior a los tres millones de pesos, es decir, el valor de 7.5 toneladas de maiz 0 siete meses de salario de unjomalero agricola), era imprescindible contarcon ese tipo de financiamiento. Pero se halla condicionado a la "asociaci6n" con un ernpresario local, en general un ganadero 0 un comerciante. El campesino lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 171 debe poner su tierra y su trabajo a cambio de los insuinos y los adelantos en efectivo. El empresario se encarga de comercializar la producci6n, cobra su inversi6n y descuenta la mitad de las utilidades. El pequeiio productor se encuentra asi en el papel de mediero en sus propias tierras, coma sucedi6 inmediatamente después de la reforma agraria con el ajonjoli, aunque ahora a cambio de un beneficio netamente superior: en la primavera de 1989, una vez efectuado el reparto de utilidades con el comerciante, su ingreso podia elevarse a mas de un mill6n de pesos. En teoria, esos ingresos podrian facultar al campesino a emprender personalmente el cultivo al cabo de unos aiios de "asociaci6n". Pero el mercado de productos trescos es demasiado fluctuante para que alguien que no conoce todos su recovecos pueda darse ellujo de aventurarse. Durante la mayor parte deI invierno el mercado de la ciudad de México se halla saturado con la producci6n de Puebla, Cuernavaca y Zitacuaro, lugares mas pr6ximos y dotados de condiciones de productividad mas elevadas. El bajo nivel de los precios cuestiona, entonces, la rentabilidad de la producci6n en Tierra Caliente: es imperativo cosecharen el mes de enero o durante un breve periodo en el mes de marzo, si se quieren obtener cotizaciones mas elevadas. 7 Por aiiadidura, el comercio de frutas y verduras en los mercados de las ciudades de México, Toluca 0 Morelia esta muy concentrado. 8 La competencia que existe entre los mayoristas es débil y para alguien que carezca de un contrato de venta con unD de eIlos es muy dificil conseguir un precio atractivo. Abundan los ejemplos de productores que partieron "en busca de comprador" y que, llegados a Toluca 0 a la ciudad de México, hubieron de deshacerse de sus frutas y legumbres a un precio irrisorio, que apenas cubria los costos deI transporte y de la cosecha. 9 El apoyo de un mayorista y la apropiaci6n de una parte de la utilidad por éste son parte ineludible de esta especulaci6n. Esas condiciones desfavorables para el productor llevaron a la reducci6n brusca de las superficies de jitomate, calabacita, chile y sandia, a partir deI momento en que se dispuso de financiamiento para el cultivo de fruta para exportaci6n (véase el apartado siguiente). En la actualidad no pasan de unas decenas de hectareas al ano. La producci6n de maiz de riego es un cultivo de "repliegue" mucho mas accesible para la mayoria de los productores, tanto desde el punto de vista de los capitales necesarios coma deI dominio de los aspectos técnicos. El 7 La caja de jitomate, que se vendfa a 25 000 pesos en la ciudad de México a principios de enero de 1989, no valfa mAs de 5 000 pesos seis semanas mAs tarde. Pero, a veces, sucede también que las heladas que afectan a las principales regiones productoras, situadas a una altura superior a la de Tierra Caliente, decupliquen el nivel de los precios. 8 En cuanto a la concentraci6n dei comercio al mayoreo de los productos perecederos, véase Castillo, 1987. 9 Entrevista con Francisco Patiflo, en Tiquicheo, en febrero de 1989. 172 lPUEDE LA lNTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? riego permite aumentar la densidad de siembra y las dosis de fertilizantes, para obtenerrendimientos que superen los 15 quintales. Pero la producci6n de grano seco no es el objetivo principal de los campesinos. Desde hace unos anos los comerciantes de Toluca y de la ciudad de México acuden a comprar los elotes tiernos producidos en las zonas de riego que bordean el Balsas. De este modo, se puede quintuplicar el valor de la cosecha de maiz en comparaci6n con el precio dei grano seco y, por si fuera poco, con una inversi6n relativamente baja. 10 Aun si la demanda resulta mas baja de 10 previsto y es preciso vender una parte de la cosecha en forma de grano, el valor dei rastrojo para forraje permite entonces rentabilizar el cultivo: su precio de venta se eleva entre 50 y 70% entre la cosecha dei cielo de temporal y el mes de abril, cuando se deja sentir la escasez de forrajes. Aun en las zonas de riego, la especulaci6n mas segura y menos costosa continua siendo la producci6n forrajera: prueba de ello es la extensi6n de las superficies dedicadas al cultivo de sorgo en grano y de sorgo forrajero en el municipio de San Lucas. Esos cultivos admiten varios ciclos productivos en el curso del ano, sin movilizar mucha mana de obra: el sorgo forrajero requiere un periodo de desarrollo vegetativo de 75 dias, y un poco mas largo en el casa de las variedades cultivadas para obtener grano (90 dias). Asi pues, es posible efectuar tres ciclos de cultivo en el ano, entrecortados con periodos de pastoreo de un mes mas 0 menos de duraci6n. Después de la estancia de los animales, basta segar râpidamente las plantas con el machete, luego rociar una pequena cantidad de sulfato de amonio para propiciar, previo riego, el retono de las plantas. Las labores de cultivo se reducen al tratamiento herbicida y, a veces, a una aporcadura rapida. El terreno no se labra mas que una vez al ano, cuando el agotamiento de las plantas y el pisoteo de los animales hacen necesaria una nueva siembra. Contrariamente al rastrojo que se consume seco, el sorgo forrajero puede pastorearse en la etapa de crecimiento deI grano, que es cuando la materia digestible, su contenido proteico y energético, es mas elevada. Si se lleva a cabo una buena administraci6n, una hectarea garantiza tres meses de pastos anuales para ocho 0 nueve vacas y sus respectivas crias, y permite cargas hasta de tres "unidades animales" .11 Las explotaciones ganaderas que disponen de riego se hallan a menudo divididas en cuatro 0 cinco parcelas, donde hay sembradios de sorgo forrajero y sorgo para grano --con el fin de contar con harinas que sirvan de alimento a las vacas lactantes- y a veces de maiz para el consumo doméstico. Las rotaciones son en esos casos deI tipo sorgo-en-grano (un ano)-maiz de riego-sorgo forrajero (12 a 16 meses), etc. De este modo se \0 En febrero de 1989, la docena de elotes tiemos se vend fa a 2 000 pesos en la parcela, mientras que el kilo de mafz no superaba los 400 pesos. 11 La "unidad animal" corresponde a una cabeza de ganado adulto, que ronda los 300 kilos de peso. iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 173 logra garantizar de manera continua el abasto deI hato con forrajes bastos y harinas cerealeras, sin recurrir a la compra de alimentos balanceados. Esta organizaci6n ha permitido a ciertas explotaciones, situadas en las zonas de riego de San Lucas, efectuar una especializaci6n relativa en la producci6n lechera: se trata, sin duda, de la zona donde las cruzas con sementales de razas Suiza e, ineluso, de Holstein, son mas frecuentes. Gracias a los cultivos de riego, las vacas son ordenadas todo el ano sin tener que recurrir a otros alimentos balanceados que no sean los producidos en la propia explotaci6n. La existencia de praderas temporales de sorgo forrajero favorece su sustenta en los aledanos de los establos en cualquier temporada y sin tener que echar mano de los agostaderos. Esto permite reducir los desplazamientos de los animales, favorece una mayor producci6n lechera y facilita la evoluci6n de los sistemas ganaderos en favor de la estabulaci6n permanente y un mejoramiento de las crias. Ahora bien, la producci6n forrajera no es patrimonio exelusivo de los ganaderos. Muchos pequenos ejidatarios, que carecen de ganado, se dedican asimismo al cultivo deI sorgo. Durante el cielo de temporal, el desarrollo rapido de la graminea les permite cosecharla muy pronto y vender el rastrojo durante un breve periodo, antes de labrar el terreno y sembrar el maiz de riego. Después de la venta de los elotes tiemos 0 de la cosecha de grano, el rastrojo se negocia a finales de la temporada de secas, cuando llega a su precio mas alto. El monocultivo deI maiz no permitiria obtener las mismas utilidades, pues el cielo vegetativo de esa planta y su cosecha duran cinco meses. El campesino no dispondria deI tiempo necesario para dejar pacer a los animales el rastrojo, y hacer dos cultivos en el curso deI ano. De hecho, una vez que se dej6 de sembrar ajonjoli, el sorgo ha sido el unico cultivo que ha permitido el uso continuo de las tierras de riego con costos de producci6n limitados. Por las mismas razones, y gracias al escaso trabajo que demandan, los cultivos de sorgo se adaptan perfectamente a las estrategias de migraci6n y pluriempleo imperantes entre los campesinos pobres. Esas condiciones han favorecido el aumento de las superficies forrajeras, en detrimento de los otros cultivos, ineluido el maiz. Este ultimo se siembra ahora fuera de temporada con la esperanza de vender a buen precio una parte de la producci6n coma elote tiemo. Empero, en los lugares a donde no llegan los cornpradores deI altipIano (como a las tierras de riego de Tiquicheo), los sembradios de maiz se limitan a 10 necesario para cubrir las necesidades domésticas. Parece que el tipo de desarrollo fincado en la ganaderia extensiva es incuestionable, aun en las zonas recién abiertas al riego. Existen, sin embargo, opciones que permitirian aumentar en forma considerable los ingresos por hectarea, aunque Banrural ha renunciado a cualquier tipo de intervenci6n en el cultivo de hortalizas desde hace mas de una docena 174 lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA lNTENSIFICACI6N? de afios. La tendencia actual a disminuir los créditos de avio no deja entrever cambio alguno en ese reng16n. El monopolio de los grandes comerciantes no parece estar amenazado y el acceso al mercado posiblemente continue restringido. No obstante, ha surgido un elemento que puede hacer replantear esas tendencias: en afios recientes, se han invertido fuertes sumas de capital estadunidense en el cultivo y la exportaci6n de me16n. Ese fen6meno ha cobrado tal dimensi6n econ6mica y social que su efecto sobrepasa en buena medida la esfera de las zonas de riego. LA EXPORTACI6N DE PRODUCTOS HORTfcOLAS: (CUALES SON LAS PERSPECTIVAS DE LOS CAMPESlNOS DE TIERRA CAUENTE? Desde los inicios de los afios cincuenta, la politica de grandes obras de riego seguida por los sucesivos gobiernos ha favorecido el surgimiento de un grupo de empresarios mexicanos y extranjeros que financian 0 participan de modo directo en la producci6n de frutas y legumbres Uitomate, pepino, calabacita, sandia, mel6n, fresa, mango, uvas, etc.) destinadas al mercado estadunidense. Esas exportaciones suelen durar unos siete meses, de noviembre a mayo, periodo en el que los productores de Florida no alcanzan a satisfacer la demanda interna de su pais. En cambio, con la llegada de la primavera se levantan barreras aduanales que protegen a los productores estadunidenses. Con los afios, el cultivo de hortalizas ha cobrado una importancia creciente en la composici6n de la balanza comercial mexicana, y mas aun después dei derrumbe de los ingresos petroleros: en 1986, con un valor de 500 millones de d6lares, representaban 46% de las exportaciones deI sector agrfcola (excluida la ganaderia) y 3.1 % deI comercio exterior nacional (J. Agustin, 1988). Esos cultivos comenzaron a desarrollarse hace mas de 40 afios en las zonas de riego de Sinaloa y Sonora, que eran las mas cercanas a la frontera yal mercado de la costa oeste de Estados Unidos. Se propagaron a partir de entonces a numerosos estados de México y, sin duda, Eue en la cuenca deI Tepalcatepec, colindante con la deI Balsas, donde surti6 mayor efecto. Los cultivos de sandia, pepino y, sobre todo, me16n tuvieron un gran desarrollo, al punta de ocupar una superficie que superaba las 15 000 hectâreas a principios de los afios ochenta. Desde 1970, la cuenca deI Tepalcatepee ha surtido dos tercios de las exportaciones de mel6n y sandia, y cerca de 60% deI mel6n consumido durante el invierno en Estados Unidos.J2 Atraia ya a un gran numero de los trabajadores golondrinas de la regi6n de Huetamo. Desde hace unos afios, sin embargo, el movimiento se 12 "Mel6n y sandia", Comercio Ex/enor, diciembre de 1969, Banco Nacional de Comercio Exterior, y Barkin y King, 1970, pp. 278-280. éPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 175 ha invertido y los mismos exportadores se desplazan ahora en direcci6n a Tierra Caliente deI Balsas. Encuentran ahi una reserva importante de mana de obra y tierras "vfrgenes", donde es posible desarrollar a menor costa el cultivo de melon. En estas circunstancias se septuplicaron las superficies sembradas de melon entre 1983 y 1989, pasando de 1 200 a 8 000 hectâreas. En 19881a depresi6n deI Balsasabasteci6 aproximadamente 10% deI mel6n cantalû y una proporci6n mas elevada atm de mel6n valenciano (Honey Dew), para el mercado de Estados Unidos. 13 El despegue de estos cultivos se debe a un pequefio nûmero de compafiias multinacionales, que se han implantado en todo México, pero también en Centroamérica y, a veces, en otros paises deI continente. Se trata de sociedades coma La Chiquita, metida en la producci6n de plâtano en la cuenca deI Caribe, la American Produce (probablemente filial de la United Brands, antes United Fruit) 0 la Teddy Bertuca Sales Co., filial de otro gigante deI comercio de fruta fresca, la Mac Manus. 14 Esas compafiias operan en zonas de abasto que rebasan por mucho el marco de Tierra Caliente, y la regi6n constituye una pieza mas en su estrategia productiva. Desde 1983 ha recibido inversiones gigan tescas que han permitido ampliar el cultivo de mel6n fuera de los limites de las zonas de riego oficiales. Cada afio, las superficies aumentan, gracias al bombeo de agua deI Balsas 0 de sus principales afluentes (rio Tuzantla y rio Purungueo). Esta técnica ha facilitado el acondicionamiento de plantaciones de varias centenas de hectâreas, que ya representan mas de 70% de la superficie melonera deI distrito de Huetamo. 15 Las inversiones necesarias en una empresa de esta naturaleza se rentabilizan muy pronto: en 1989, una hectârea de mel6n dejaba al productor un producto bruto que oscilaba entre 9 y 10 millones de pesos, y un beneficio neto de tres a cuatro millones, es decir, jel valor de 10 toneladas de mafz! Estas utilidades enormes han perrnitido la expansi6n rapida de las superficies, pero las condiciones de la producci6n han redundado en una especulaci6n que beneficia sobre todo a las élites regionales y a las compafiias estadunidenses que detentan el capital. Los productores de mel6n se han agrupado en 10 uniones locales, 16 ideadas para defender mejor sus derechos: se encargan de negociar las cuotas fijadas a nive! nacional para evitar la saturaci6n de los mercados, asi coma los contratos de financiamiento y de venta con las instituciones bancarias, 13 Segun los calculos, las expoitaciones de melon cantalu se elevaban a unas 29 940 tonelada y las de melon valenciano (Honey Dew) a unas 26 760. 14 Véase a este respecto Gil, Sinquin y Femandez, 1984. 15 SegCm las encuestas realizadas en la regi6n, por 10 menos 2500 de las 3 414 hectareas cuhivadas durante la temporada 1988-1989 recibian riego por bombeo. 16 Las uniones de Cutzamala, Coyuca, Tamarindo dei Rio, San José Poliutla, San Pablo Oriente y Valle Escondido, en el estado de Guerrero, y las de Tuzantla, Tiquicheo, San Lucas y Riva Palacio, en Michoacan, estan federadas en una union regional denominada "Lazaro Cardenas deI Rio". GRAFICA V.I. La expansi6n deI cultivo de mel6n para exportaci6n en la regi6n deI curso medio deI Balsas (1979-1989) Hectareas 9000 8000 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 1979 FUENTES: 1980 1981 1982 1983 1984 1985 Uni6n Regional de Productores de Hortalizas "Lâzaro Cârdenas deI Rio", SARH 1986 Huetamo. 1987 SARH 1988 1989 Ciudad Altamirano. lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 177 las compafiias exportadoras y los compradores nacionales. Si bien BanIUrai y varios bancos comerciales dan créditos para el cultivo de mel6n en otras regiones, incluida la de Tuzantla, su participaci6n en la depresi6n deI Balsas es nula: "al sur de Tuzantla, el mel6n es el coto de caza de los brokers".17 Banrural aduce la baja tasa de recuperaci6n para justificar su ausencia, pero el sistema de crédito establecido por las compafifas estadunidenses, a las que sirven de avales las uniones locales, muestra que el riesgo es pequefio para los intermediarios financieros. La historia deI desarrollo de los cultivos de exportaci6n en la zona demuestra que los intermediarios gozan de la benevolencia deI poder publico que les permite fijar a su capricho las condiciones de producci6n. Los créditos de avfo provienen exclusivamente de cuatro compafiias exportadoras y de tres mayoristas de la ciudad de México, que adquieren la fruta que no pasa el control de calidad exigido para exportaci6n al mercado estadunidense. 18 Las uniones locales garantizan esos capitales gracias a las utilidades realizadas en las operaciones de empaque de la fruta. Las uniones son propietarias de las instalaciones en donde la cosecha de cada productor es entregada, tratada, valorada y calibrada y, por ultimo, empacada para su envio a Estados Unidos 0 al mercado nacional. Por cada caja llena, la uni6n descuenta una tasa que se elevaba en 1989 a 2.05 d6lares, en el casa deI mel6n de exportaci6n, y de 3 000 pesos (1.2 d61ares), en el casa de la fruta destinada al mercado nacional. Se trata de una comisi6n considerable considerando que cada uni6n maneja entre 100000 Y 200000 cajas anuales. Esas sumas deben ser devueltas en parte a los productores en forma de dividendos, pero sirven asimismo de garantia a los socios capitalistas que, de esta sue11e, corren un riesgo minimo. Porotra parte, seprestan también a las malversaciones de fondos, que generan tensiones permanentes entre los lfderes y los productores. El poder de esos dirigentes estriba en que son los unicos intermediarios entre los compradores-socios capitalistas, los poderes publicos y los productores. Les incumbe la selecci6n de los candidatos a quienes se les otorgarân los créditos y los permisos para sembrar, selecci6n que se finca en relaciones clientelares. Pero los adelantos hechos por los compradores de fruta, que incluyen ademâs las semillas hibridas, los productos fitosanitarios, la cobertura de ciertos gastos de mana de obra y la asistencia técnica, no representan de hecho ni la mitad de los costos reales deI cultivo. La inversi6n que debe realizar el candidato es de todos modos considerable 17 Los intennediarios (brokers) son los agentes comisionados para abastecer a un importador 0 a una cadena comercial de Estados Unidos. Se ha generado una fuerte concentraci6n en el ârea de la tramitacion, y los que operan en la regi6n dei Balsas fungen asimismo en calidad de distribuidores (Shipley Sales) y de "productores". 18 Se trata de M. Audifred, Manuel L6pez Avila y Sergio Medina Cârdenas. Cada unD tiene contratos con una 0 varias companfas exportadoras. 178 lPUEDE LA INTEGRACl6N PRESTARSE A UNA lNTENSIFICACI6N? (dos 0 tres millones de pesos para el cielo de 1988-1989, es decir, seis meses dei salario minimo entonces vigente en la regi6n), y conduce a una selecci6n muy seria. Esas condiciones obligan a los pequenos ejidatarios a asociarse con un empresario 0 con algun miembro de la oligarquia local para disponer de crédito: a semejanza de 10 que acurre en el casa de los cultivos de jitomate y pepino, se encuentran en situaci6n de medieros en sus propias tierras. El intermediario constituye entonces el unico contacta con la asociaci6n; él es quien entrega la fruta, recibe las lineas de crédito y el producto de las ventas. Las encuestas que se realizaron en la regi6n muestran que el productor recibe entonces mucho menos de la mitad de los beneficios que deberia percibir. 19 El procedimiento de câlculo deI precio pagado al productor favorece las manipulaciones. El precio de la fruta destinada a la exportaci6n se establece cacia dia en funci6n de las cotizaciones en el mercado estadunidense. Ahora bien, esas cotizaciones pueden fluctuar en mas de 100% en menos de una semana, y hasta 500% a 10 largo de la temporada completa. El productor asume el grueso deI costa de esas variaciones pues las compafiias exportadoras, ademàs de un derecho de corretaje fijado en 100 12.5% deI precio vigente en la Frontera, establecen también costos de operaci6n "incompresibles", que f1iuctuan en toma a los ocho d61ares por caja. El campesino recibe finalmente una liquidaci6n calculada una vez que los diferentes intermediarios han cobrado su comisi6n. 20 Los beneficios de las compafiias estadunidenses no se reducen a las operaciones efectuadas en el territorio mexicano, pues la mayor parte se encarga asimismo de surtir directamente a los mayoristas de Texas y de la costa oeste de Estados Unidos, asi coma a las cadenas de superrnercados. Lera (1987) calcula que cada d61ar proveniente de la exportaci6n de mel6n a Estados Unidos le redunda "unicamente 30 centavos al productor, 30 al intermediario, y el resta se reparte en gastos de transporte, almacenamiento, impuestos y contribuciones. Ademâs, ese d61ar genera otros dos de valor agregado en las etapas siguientes que recorre el producto en el mercado de los productos frescos". Las companias exportadoras distan de ser intermediarias ineludibles, pero, en casa de buscar financiamiento bancario aut6nomo y una nego19 M. Ballesteros, J. Albarrân y otros dos ejidatarios deI pueblo de La Parota no ganaron un solo peso de esa asociaci6n durante el invierno de 1988. Como no tenfan ningun contrato con el empresario carecfan de recurso alguno deI que echar mana para defenderse. 20 Conforme a las cifras proporcionadas por las asociaciones locales, el producto de la venta de una caja de mel6n (15 d6lares en la frontera con Estados Unidos) se repart fa en este casa de la siguiente manera: 1.8 d6lares de comisi6n para el exportador, 3.30 d6lares en costos de transporte y seguro, 1.25 d6lares de impuestos de importaci6n, 1.45 d61ares de gastos de materiaJes (cajas) y de sustento, y 2.05 entregados de comisi6n a las asociaciones locales. El saldo, entregado al productor (5.05 d6lares), representaba un tercio deI precio de compra en la frontera. lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 179 ciacion directa con los intennediarios en la frontera estadunidense. las uniones se privarian de la renta (2.05 dolares por caja) que les entregan los exportadores y que constituye su principal fuente de ingresos. Ning(in dirigente esta dispuesto a poneren tela de juicio un sistema que ha resultado tan provechoso. La misma logica les conduee a fomentar la extension anarquica de las superficies, puesto que la comisi6n que se embolsan es proporcional al volumen exportado. Para evitar la saturaci6n de los mercados, la Union Nacional de Productores de Hortalizas (UNPH) limita la superficie y distribuye las cuotas a las diferentes regiones meloneras con fechas precisas de siembra. Empero, cada union negocia por su parte contratos de financiamiento para una superficie que a menudo duplica la asignada y contribuye asi a la sobreoferta en el mercado estadunidense: cada afio, a partir de febrero. los precios se derrumban (véase la secci6n final de este capitulo). Esta inestabilidad del mercado resulta en buena medida de las compafiias exportadoras que, al margen de las uniones locales, se han lanzado al arrendamiento de terrenos ejidales y a la produccion directa. Combinan, con harta frecuencia. esta fonna de explotacion con la mas clâsica deI financiamiento y la compra del melon por medio de las uniones de productores. 21 Pero, en las tierras en las que el melon no se ha cultivado jamas, donde los problemas fitosanitarios y los costos deI cultivo son atm reducidos, la produccion directa es mucho mas rentable. El arrendamiento de tierras afecta entonces superficies cuantiosas, esta es, varios cientos de hectareas. 22 Las compafiias introducen toda la infraestructura de riego (bombas de gran potencia, presas, canales, etc.), destruyen las cercas, desmontan los terrenos y los aplanan con bulldozers, con el fin de acondicionar una plantaci6n unica y facilitar el riego. Una empresa de esta naturaleza exige un capital de explotaci6n considerable, pero redunda en economfas de escala no desdefiables: la fertilizacion y los tratamientos deI suelo se realizan mediante tomas de los depositos que contienen los productos sobre los canales de riego, aviones efectuan los tratamientos fitosanitarios, y los costos de transporte de la fruta se redueen al maximo. Porultimo, el tamafio de la empresa permite la contratacion de una mana de obra ejidal fija que, a cambio de seguridad en el empleo, aeepta salarios sensiblemente inferiores a los vigentes en el mercado 16cal. 23 Dos compafiias exportadoras (American Produce y Shipley Sales) son 21 Éste es el casa de la compaiiia Shipley Sales Service que es socia de las uniones de Tuzanùa y Tiquicheo, pero renta tierras en los municipios de Huetamo y Zirândaro. 22 Los terrenos rentados par la Shipley Sales en Ziritzfcuaro, en el municipio de Huetamo, alcanzaban en 1989 una superficie de casi 900 hectareas. 23 En el curso de la temparada 1988-1989, los jornaleros empleados par las compafifas debfan contentarse con un salario cotidiano de 8 000 pesos, mientras que los productores "independientes" pagaban a su mana de obra 15000 pesos diarios. 180 iPUEDE LA lNTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? las responsables deI nipido crecimiento de la superficie cultivada de melon, gracias al arriendo de terrenos ejidales y al riego por bombeo (véase la grafica V.2). Al inclinarse por terrenos que jamas han tenido riego. las compafiias terminan por rentar las parcelas a precios irrisorios: El precio de la renta de la tierra de los campesinos a los neolatifundistas se fija independientemente del valor comercial del terreno, ya que por 10 general son tierras ejidales 0 comunales que no se valorizan mercantilmente por estar sustrafdas dei mercado por el régimen jurfdico [...] Es el uso que el campesina sin capital de operaci6n padria dar a las tierras con cultivos poco remunerativos, y no el uso que les dara el neolatifundista, 10 que fija el precio de la renta. El campesino recibe corna pago el precio de la cosecha probable. casi sicmpre de maiz, que tiene el precio mas deteriorado, y con frecuencia se le ofrece trabaja camo pe6n en algunas tareas. 24 En Tierra Caliente dicho precepto se aplica aun con mayor intensidad, porque son los cultivos de temporal los que sirven de referencia a los ejidatarios que no tienen experiencia aIguna en el manejo deI riego. Para la temporada 1988-19891a renta ofrecida par los exportadores equivalia a las utilidades que un campesino podia sacar deI cultivo deI maiz de temporal, comprendida la venta deI rastrojo. es decir, unos 300000 pesos. 25 Puesto que los exportadores logran dos cosechas en el curso de la temporada de secas, esta renta representaba apenas 1.5% deI producto bruto y 3% de los beneficios que realizaban con los precios vigentes localmente. La generalizacion de los contratos de arriendo de terrenos ejidales y su extension a superficies tan importantes (unas 5 200 hectareas en eI curso medio dei Balsas en 1989) no podian haber tenido lugar sin la connivencia de las autoridades polfticas y administrativas. Como esta prâctica se encuentra formalmente prohibida por el C6digo Agrari0 26 se echaron a andar los Hamados acuerdos de "asociaci6n participativa", que tratan por supuesto de darle un tinte legal, al menos para cubrir las apariencias. Conforme A. Wannan, 1980, p. 195. En el otofio de 1988 el producto bruto de una hectârea de mafz era de 600 000 pesos, cuando los costos de producci6n, no comprendida la ma no de obra, se elevaban a unos 325000 pesos. La utilidad, 275 000 pesos, apenas era inferior al precio de renta ofrecido por los intermediarios (brokers). . 26 El C6digo Agrario es muy explicito a este respecto: -Articulo 138: "Los derechos adquiridos por los nucleos de poblaci6n sobre las tierras seran inalienables (...] e inlransferibles [...] no podran bajo ning(Jn concepto ser enajenados, cedidos, transmitidos, rentados, hipotecados 0 gravados [...], las actas 0 contratos que se ejecu~~n 0 que se pretendan Ilevar a cabo contra este precepto seran nulos 0 considerados nulos. -Artfculo 140: "Queda prohibida la celebraci6n de contratos de arriendo, medierfa y, en general, de cualquier acta jurfdico que tienda a la explotaci6n indirecta de los terrenos ejidales" (véase Restrepo y Sanchez, 1969). 24 25 MAPA V.I. El progreso de las superficies irrigadas y de nuevos productos agricolas 1970-1989 N •• ,. ,. ~. .•. , - . . . . 4' \. '., i o i i 5 10 \ i ,0' Area de cultivo de cacahuate Area de cultivo dei chile Zonas de rlego de la Comisi6n dei Balsas (1965-1975) Zonas rentadas y cultivadas por las compaiiias exportadoras de melon Riego por bombeo y cultivo de mel6n mediante crédito de las compaiiias FUENTE: Encuesta y SARH Ciudad Altamirano. GRAFICA V.2. Participacion directa de las compafiias exportadoras en el despegue de la superficie dedicada al melon en la region de Huetamo (1983-1989) Hectâreas 3500 3000 2500 2000 1500 1000 500 0 1983 FUENTES: 1984 1985 1986 1987 Asociaciones locales de productores de hortalizas: San Lucas, Tiquicheo. TuzanÙa; * Pequei'ios intennediarios (brokers) y venta directa. 1988 SARH Huetamo. 1989 iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 183 a dichos acuerdos, el ejidatario debe recibir una suma de dinero proporcional a la cosecha recogida en su parcela, de tal manera que la renta entregada por la compafifa aparezca en su momento como si se tratara de un simple adelanto sobre una participaci6n futura en las utilidades. Pero los contratos especifican que para reclamar el pago del complemento, el ejidatario tiene que estar presente durante la seIecci6n y empaque de la cosecha levantada en su parcela. Puesto que las condiciones planteadas respecto de esta elausula no se reunen nunca (la preparaci6n de los terrenos con frecuencia hace desaparecer los linderos entre las parcelas), los pagos se reducen al "adelanto", que en este casa se entrega al principio de la temporada. Los ejidatarios ignoran a menudo la existencia de una elausula de esa naturaleza. La ventaja para ellos radica en los ingresos por concepto salarial y no en las rentas que les pagan los intermediarios. En efecto, las empresas se comprometen a dar prioridad en el empleo a los ejidatarios y a sus familias durante todo el cielo productivo, es decir, alrededor de seis meses por afio. Los hombres trabajan en el campo y las mujeres en el empaque, siete dfas a la semana y a menudo mas de 10 horas diarias, por un salario cotidiano que no sobrepasa eI minimo legal fijado para todo el pais: 8 000 pesos durante la temporada de secas en 1988-1989. Se trata de una ventaja considerable para los intermediarios, porque en toda la regi6n el salario promedio es casi dos veces mas elevado. Al ofrecer trabajo a toda la poblacion de escasos recursos de un pueblo determinado, las empresas se colocan en una posici6n de fuerza en todas las negociaciones relativas a los salarios. Habida cuenta de la importancia de los gastos en mana de obra, segun el calculo de los costos de producci6n (aproximadamente un tercio deI total), las empresas gozan de condiciones de productividad muy superiores a las de los productores locales. Los contratos tienen una duraci6n inicial de cinco afios, al término de los cuales las dos partes en adelante pueden prorrogar su asociaci6n, de 'temporada en temporada. Dicha costumbre deja a las compafiias el tiempo de rentabilizar las grandes inversiones que hayan realizado a rafz de su establecimiento en el pueblo, pero les ofrece asimismo la posibilidad de retirarse en el momento en que el cultivo se vueIva menos rentable: "hay un periodo 6ptimo durante el cual se pueden cultivar melones y sandias, antes de que los costos se vuelvan prohibitivos, el suelo menos fértil y el control sanitario mas caro. Los estadunidenses establecidos en la cuenca dei Tepalcatepec manifestaban que su experiencia les habfa ensefiado que este periodo tenia una duraci6n de siete afios". 27 Transcurrido ese lapso, los intermediarios pueden hacer sus maletas, dejando tras de si tierras agotadas e infestadas por los numerosos parasitos que atacan al mel6n. 27 Barkin y King, 1970. p. 176. 184 ëPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? Les basta entonces con cargar las bombas y la maquinaria y dirigirse a otro ejido, ineluso a otra regi6n, y comenzar un nuevo cielo. Al desentenderse de la producci6n en el ambito local, las empresas no renuncian por ello a la comercializaci6n siempre que los ejidatarios asuman a tftulo personallos riesgos deI cultivo: los margenes de utilidad que permiten el financiamiento y la exportaci6n permanecen inmutables gracias a las garantias ofrecidas por las uniones. Es 10 que ha ocurrido en las zonas de riego de San Lucas donde, desde mediados de los ochenta y trâs una decena de afios de "asociaci6n participativa", los intermediarios s610 aseguran el ,financiamiento de }a producci6n. En la regi6n dei curso medio dei Balsas esta estrategia ha permitido a las grandes compafiias retener un control casi absoluto de la producci6n, al tiempo que optimizan sus utilidades. En 1989 las tres principales sociedades que operaban en la regi6n habian logrado controlar 80% del mel6n en ambos margenes deI Balsas (véase el cuadro V.2). El efecto social de su implantaci6n es, desde luego, considerable: la compania American Produce proporciona trabajo a unas 5 000 personas cada ano. 2B Ûnicamente en la ribera michoacana se estima que el numero de empleados de las compafiias exportadoras se eleva a unas 6 500 07000 personas, sin tener en cuenta el personal contratado por las asociaciones locales 0 los productores independientes. Con frecuencia, la poblaci6n de los ejidos cuyas tierras son rentadas no basta para satisfacer la demanda de mana de obra por parte de los intermediarios. Es preciso contratar gente en las zonas de agricultura de temporal colindantes. Cada dia centenas de peones son transportados a las areas de cultivo de las empresas. Éstas ponen sumo cuidado en altemar las contrataciones entre diferentes pueblos proveedores de mana de obra, con el fin de evitar cualquier conato de organizaci6n laboraI. Desde 1985 esta oferta de trabajo ha provocado la rapida disminuci6n de las migraciones temporales al Golfo de México, al valle de Apatzingan u otras zonas de riego deI pais y en la retenci6n de los trabajadores golondrinas en la regi6n. A pesar de los apoyos politicos y de la fuerza econ6mica de los intermediarios, es de todos modos asombrosa la facilidad con que se han implantado en los ejidos, donde el poderde decisi6n esta en manos de una pequena oligarquia de ganaderos. Digo asombroso, porque el cultivo de mel6n implica una reducci6n drastica deI volumen de rastrojo de maiz y sorgo disponible en una zona en la que la escasez de los recursos forrajeros se ha vuelto un problema serio. 28 Peri6dico Pacla de Ciudad Altamirano, 30 de septiembre de ]988: "Salvador Sanchez Maga1l6n. amparo de los campesinos de la Tierra Caliente". iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 185 CUADRü V.2. Evoluci6n de las superficies controladas por las principales empresas exportadoras en la zona deI curso medio deI Balsas (Michoacan y Guerrero) (hectareas) Producci6n direcla Financiamienlo La s.s. Temporada A.P. 82-83 83-84 84-85 85-86 86-87 87-88 88-89 520 600 630 1020 1 580 1804 3 121 846 1 145 1270 T.B. 800 s.s. 1000 590 T.B. Chiquila* 724 375 592 442 750 500 600 100 Total regional 1 175 1443 1 729 3021 S 742 7940 8243 FUENTES: Uni6n Regional de Productores de Hortalizas "Lâzaro Cardenas dei Rio", SARH Ciudad A1tamirano y SARH Huetamo. A.P. = American Produce; S. S. = Shipley Sales; T.B. = T. Bertuca. * En 1986, La Chiquita absorbi6 la sociedad Marvin Schwart que operaba antes en la regi6n. iQué interés representa para los ganaderos? El conflicto de intereses entre ganaderos y compafiias meloneras es s610 aparente. Los imperativos de abasto deI mercado estadunidense obligan a las empresas a escalonar la siembra durante un periodo relativamente prolongado. Asi, en las 800 hectareas cultivadas por la Shipley Sales en Ziritzfcuaro, el mel6n se siembra en tres etapas, cada una de ellas con mas de un mes de duraci6n. La primera tiene lugar en tierras que se dejaron descansar durante la temporada de lluvias con el fin de sembrar me16n a fines de octubre y peder cosecharlo en enero y febrero. Los terrenos que se cultivaron durante la temporada de lluvias no se vuelven a sembrar hasta enero, y la cosecha se efectua en marzo y abril. Esa siembra tardia impide cualquier nuevo cielo de cultivoantes de la llegada de las Uuvias. En cambio, las primeras tierras sembradas gozan de una tercera etapa de producci6n entre finales de febrero y principios de mayo. A causa de que por imperativos deI cultivo en gran escala se abaten todas las cercas, el ganado deI ejido se introduce, desde los inicios de la temporada de secas, en las parcelas que han sido cultivadas por los ejidatarios durante la temporada de lluvias y que la empresa no va a sembrar antes deI mes de enero. En esa fecha comienza la primera cosecha de mel6n, que deja 186 ,PUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? a disposici6n de los animales grandes cantidades de materia verde, asi coma toda la fruta no comercializable. El ganado se deja entonces a que paste el rastrojo y los adventicios conforme avanza la linea de corte de la cosecha. El plazo de 10 a 15 dias que las compaiiias otorgan entre la cosecha y la preparaci6n del terreno para el cielo siguiente permite explotar casi en su totalidad los rastrojos de los cultivos. Durante la mayor parte de la temporada de secas los animales disponen, asi, de pasto verde y rico en minerales y vitaminas, al revés de 10 que sucede cuando su alimentaci6n depende dei empleo exelusivo de rastrojo seco de maiz 0 sorgo. 29 Para los ganaderos es evidente que un buen escalonamiento de la siembra es primordial y las fechas fijadas a este efecto por la comparua son objeto, cada ano, de una negociaci6n previa con los representantes dei ejido. Esos acuerdos afectan igualmente los plazos previstos entre la cosecha de me16n y la preparaci6n de las tierras para el cielo de cultivo siguiente. La delegaci6n sanitaria de la Secretaria de Agricultura, con base en la experiencia registrada en otras regiones productoras, dicta un intervalo maxima de cuatro dias con el fin de evitar la multiplicaci6n y la diseminaci6n de los parasitos. Las companias comparten este interés, pero las presiones dei lobby de los ganaderos los obligan con frecuencia a ampliar ese plazo a 10, induso a 15 dias, entre dos ciclos de cultivo, y hasta se llega a mas de un mes a fines de la temporada de secas. Tras la tercera cosecha, las companias efectuan una nueva irrigaci6n para facilitar el retono de los adventicios. Estos forrajes adquieren entonces un valor considerable: en 1989, en las areas de riego de los municipios de Tiquicheo 0 de San Lucas, los productores "independientes" lograban venderlos por unos 250000 pesos por hectarea. Pero los ganaderos de los ejidos donde se establecieron las companfas estadunidenses ni siquiera tienen que pagar para sacar pro29 SegUn los anâlisis realizados por el INIFAP de Apatzingân. el rastrojo de mel6n y los desechos de fruta contenidos en una hectârea representan aJrededor de una tonelada de materia seca, 570 kilos de carbohidratos y 190 kilos de proteinas digestibles. Si se aî'iaden los adventicios (entre tres y cuatro toneladas de materia seca), el valor nutritivo de una hectârea de rastrojo de mel6n sobrepasa al deI mafz, sobre todo porque se trata de materia verde cuya ingesti6n por parte de los animales es superior. En términos de jomadas de forraje, a causa de este consumo mâs fuerte, una hectârea de mel6n representa alrededor de 150 dfas para una vaca adulta, en comparaci6n con 270 en el casa de una hectârea de mafz. En Ziritzfcuaro, el primer cielo de cultivo afecta a 620 hectâreas, es decir, 100000 dfas de forraje disponibles desde principios de enero a fines de febrero, una cantidad suficiente para la alimentaci6n de 1 350 bovinos adultos durante dos meses. Las 280 hectâreas de rastrojo deI segundo cielo de cultivo representan 27 000 dfas de forraje en el curso deI mes de mano, esto es, suficiente para alimentar a 900 bovinos en espera de la tercera cosecha. Ésta deja a su vez 100000 dfas de forraje que pueden ser consumidos por 1 120 animales en el curso de los tres liltimos meses de la temporada de secas. Las 800 hectâreas sembradas de mafz habrian servido para alimentar 1 020 bovinos durante siete meses. Mlentras dispongan de un Iigero complemento en el curso deI mes de mano, los anima'les no son negativamente afectados por el cultivo de mel6n en 10 tocante a la cantidad de forraje. Su calidad es netamente superior. lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 187 vecho: al arrasar con las cercas, los intermediarios han restablecido los derechos de agostadero libre y le han prestado asf un servicio invaluable a los ganaderos mas importantes. Sus cargas de explotaci6n se encuentran considerablemente reducidas, ademas de que les resulta facil encontrar fuera de las zonas de riego los rastrojos de mafz y de sorgo que pueden fal tarIes a principios de temporada de secas. En el otofio de 1988 el precio ofrecido por las compafifas por la renta de una hectârea (300 000 pesos) continuaba siendo mas elevado que el exigido por los propietarios de rastrojo (200 000 pesos en promedio en la llanura de aluvi6n). De esta forma, el establecimiento de los brokers permite a los ganaderos duplicar su capacidad forrajera sin que tengan que hacer la mas leve inversi6n. A esta ventaja se suma el hecho de que la fruta rechazada por los compradores (por su madurez excesiva 0 imperfecciones) se remata a bajo precio (entre 50 000 Y 100000 pesos por tres toneladas en 1989). Distribuida al ganado, redunda en un fuerte aumento de la producci6n lechera justo en el momento en que el precio de la leche es mas elevado. Por ultimo, durante la temporada de lluvias, el descanso de una importante superficie de tierras arables, rentadas por las compafifas con el fin de poder dedicarIas al cultivo de mel6n a partir deI mes de octubre, perrnite mantener en ellas a un numero elevado de animales, sobre todo las vacas lactantes que asf es posible ordefiar durante todo el afio. Se aligera asf la presi6n y los problemas de sobrepastoreo en los agostaderos. Los sembradfos de mel6n contribuyen, pues, a reducir en la zona la penuria de forrajes 0, mas bien, la desplazan a las areas de agricultura de temporal circundantes donde se sentira con mayor agudeza. Gracias a los ingresos que les procuran las compafifas exportadoras, los ganaderos que han rentado sus tierras estan en mejor situaci6n que sus vecinos de comprar a precio elevado el rastrojo de los cultivos. Asf pues, la contradicci6n entre los intereses de las compafiias y los de las oligarqufas locales no es sino aparente: después de los intermediarios y de los dirigentes de las uniones de productores, los grandes ganaderos son los principales beneficiarios deI auge deI mel6n. Esas circunstancias explican el consenso que existe en el ambito regional de favorecer la implantaci6n de los exportadores. i Cudles son las perspectivas en el mediano plazo? La experiencia de otras regiones productoras nos faculta a presagiar una crisis inminente tras la prosperidad de estos ultimos afios: la afluencia de los interrnediarios a la regi6n deI curso medio deI Balsas corresponde a una estrategia de rotaci6n de las inversiones entre las diferentes zonas donde el cultivo de mel6n es factible, en funci6n de las ventajas que ofrece cada FIGURA V.l. Ocupaci6n y apropiaci6n deI espacio en un ejido en el que se encuentran instaladas las compafzfas exportadoras de mel6n Agosladero indivise ..-- Agostadero apropiado y cercado Cercado 4---- Pueblo Parcela de maiz Canal de riego Melonera Parcala de sorgo cYUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 189 una de ellas. El elima de Tierra Caliente se presta a la producci6n de fruta y legumbres fuera de estaci6n, pero es asimismo propicio al desarrollo de parasitos y enfermedades criptogamicas. En ausencia de heladas, el cielo de reproducci6n de los parasitos no se interrumpe jamas y los cultivos quedan expuestos a fen6menos de proliferaciones incontrolables. Esto ha ocurrido en cl valle dei Tepalcatepec, donde los costos de la lucha fitosanitaria han llevado a la partida graduai de los intermediarios hacia las tierras t/virgenes" de la depresi6n dei Balsas 0 dei es tado de Colima: en 1988 eran necesarias no menos de 15 fumigaciones de productos fitosanitarios para obtener una buena cosecha. Representaban por entonces cerca de 40% de los costos de producci6n, superiores en 50% a los dei area de Huetamo. 30 En 1989 el umbral de rentabilidad dei cultivo se elevaba a cinco d61ares por caja exportada, cuando los precios ofrecidos al productor rondaban los 3.5 d6lares. 31 Se pas6, por esa raz6n, de una superficie que superaba cada afio las 14 000 hectareas de mel6n, a principios dei decenio, a menos de 3 000 hectareas en 1989,32 Las compafifas exportadoras tienen una responsabilidad considerable en la proliferaci6n de los parasitos. Por el medio indirecto dei financiamiento han suministrado a los productores cantidades cada vez mas altas de plaguicidas que pierden paulatinamente su eficacia. En lugar de favorecer los métodos de lucha biol6gica, han fomentado la aparici6n de formas resistentes, cada vez mas costosas de combatir. Desde luego, la importaci6n y distribuci6n de los productos fitosanitarios Forman parte de sus actividades. En Tiquicheo, pueblo de 2 000 habitantes, el desarrollo de la producci6n melonera ha llevado, en tres afios, a la inauguraci6n de cuatro tiendas especializadas en la venta de plaguicidas para tratar menos de 450 hectareas cultivadas en el municipio. Por afiadid1-Ira, los poderes publicos no tienen derecho de vigilancia de las técnicas empleadas en las zonas cultivadas directamente por las compafifas. Estas ultimas han sido acusadas repetidamente de utilizar con otro nombre productos ya prohibidos en Estados Unidos, tales coma los piretroides, cuyo recielaje en México se logra asf de una manera practica y a bajo costo. En la regi6n se emplean ahora cerca de 40 plaguicidas diferentes en la lucha contra una docena de parasitos (insectos, hongos, nematodos) que infestan las parcelas. La alerta mas seria sobrevino en 1987-1988, cuando cientos de hectareas fueron cl.estruidas por una enfermedad probablemente viral, la doradilla, que no se pudo identificar ni tratar y que perdura desde 30 Infonnaci6n proporcionada por la Uni6n Agricola Regional "José Maria Morelos" de Apatzingân. 31 La Voz de Michoacan, 3 de marzo de 1989: "Fuertes pérdidas de los meloneros de no mejorar el precio a corto plazo". 32 Véase La Voz de Michoacan, 29 de enero de 1989: "Por falta de financiamiento, quedaron sin sembrar mas de 5 000 hectareas de meI6n", e infonnaci6n de la VAR "J. M. Morelos". 190 lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? entonces en las zonas en donde lleva mas tiempo el cultivo del mel6n. Todo induce a pensar que, en el corto plazo, la regi6n deI curso medio dd Balsas habra de sufrir, también de modo inexorable, las consecuencias de la politica depredadora de las compafifas estadunidenses y que sera abandonada en favor de otras zonas, cuyo patencial productivo se encuentre atm intacto. Aun si Tierra Caliente quedara integrada en un conjunto de cuencas productoras entre las cuales las compafifas exportadoras iran rotando sus inversiones, es probable que no volveran a desempefiar el papel que tienen en la actualidad en el mercado ni lograran las actuales tasas de ganancia. Desde hace unos aDos, el flujo de divisas proveniente deI cultivo de mel6n parece estar a punto de agotarse ante el surgimiento de nuevas regiones productoras. En el curso de los afios ochenta el consumo aparente de mel6n en el mercado estadunidense aument6 muy rapidamente, pasando de 260 000 toneladas en 1980 a mas de 370 000 en 1988. 33 Esta evoluci6n se debe en parte al crecimiento de la producci6n de Florida, donde los productores de hortalizas gozan de fuertes protecciones aduanales (44% de impuesto al mel6n mexicano en 1989). Sobre todo, las compafifas exportadoras han incrementado notablemente sus actividades en Centroamérica y en la cuenca deI Caribe (Republica Dominicana, Honduras, El Salvador, Guatemala), aprovechando las facilidades aduanales contenidas en la "Iniciativa de la Cuenca del Caribe", lanzada por el presidente Reagan en el curso de su segundo mandato, y continuada por el gobiemo de Bush. Este aumento de la oferta se tradujo, en los ultimos afios, en una disminuci6n sensible de los precios en la frontera de Estados Unidos: entre 1982 y 1988 esta baja alcanz6 64%. A partir deI mes de febrero, cuando la mayor parte de las zonas de cultivo estan en producci6n, los precios ofrecidos al fruticultor sufren una cafda drâstica y no se elevan hasta finales de la temporada de secas, cuando los pafses de Centroamérica, afectados por las lluvias, interrumpen sus exportaciones. En el curso de 1988 y 1989, la baja ha sido tan sensible que el precio deI mel6n en el mercado de abasto de la ciudad de México ha superado durante unas cuantas semanas al vigente en la frontera. Por ello, acudieron a instalarse en Lim6n de Papatzindan yen Tuzantla compradores "piratas", con la mira puesta en el mercado nacional, que ofrecieron a los productores precios mas altos que los vigentes en los centros de empaque controlados por las asociaciones y por los exportadores (véase la grafica V.3).34 Se trata de una tendencia que, en el corto plazo, tiene escasas posibilidades de evolucionar a favor de los productores mexicanos, en la medida 33 UNPH, 1989. Se contaba con un consumo de cerca de 397 000 toneladas en 1989, esta es, un aumento de 52% en reIaci6n con 1980. 34 Entrevista con el personal deI centra de empaque "El Brujo", en Lim6n de Papatzindân. GRAFICA V.3. Evoluci6n deI precio ofrecido por el mel6n de exportaci6n en Michoacan entre 1982 y 1988 D6lares por caja 18 16 o 1982 o 1984 • 1986 • 1988 14 12 10 8 6 4 2 Enero Marzo Febrero Abril 0 10 FuENTE: 20 30 10 20 Uni6n Agricola Regional "José Maria Morelos", Apatzingan. 28 10 20 30 10 20 30 10 192 lPUEDE LA lNTEGRACI6N PRESTARSE AUNA INTENSIFICACI6N? en que la libre circulaci6n de los productos agricolas, prevista en el marco dei TLC,35 no sera factible sinD hasta el ano 2000 0 2005. El Tratado tampoco modificara las estrategias de rotaci6n de las compafifas exportadoras entre sus diversas cuencas de abasto: su partida es ineludible. En los ejidos en los cuales se hallan implantadas, es de temer que dejen tras de sf suelos agotados y deslavados por una mala aplicaci6n dei riego (ëqué decir acerca de los problemas de salinidad derivados dei bombeo de las corrientes de agua en época de estiaje?), después de haber destruido las cercas que protegfan las parcelas dei pisoteo dei ganado suelto. Por esta raz6n colocan a los grandes ganaderos en una posici6n ideal para acentuar su dominio y replantear a su conveniencia elproceso de cercados. Las "alternativas" que se vislumbran de una u otra forma, ya sea en cultivo de temporal 0 de riego, han beneficiado en primer lugar a una élite. La tierra irrigada representa menos dei 1% de la superficie total de la regi6n y s610 la disfruta un punado de productores. Aun en los pueblos que le han sacado provecho, el riego no ha cuestionado las tendencias generales deI sistema agrario ni ha permitido aumentar de manera duradera y significativa la capacidad de acumulaci6n de los campesinos pobres. Son, de hecho, los recursos que tienen vedados (la emigraci6n a Estados Unidos y el trafico de estupefacientes) los que han tenido el efecto mas significativo en la evoluci6n reciente dei sistema agrario. Los RECURSOS ILEGALES: LA EMIGRACI6N AESTADOS UNIDOS y EL CULTIVO DE ESTUPEFACIENTES La emigraci6n al narte: èc6mo franquear las puertas de Eldorado? Desde fines de los afios cuarenta las migraciones temporales han formado parte de los sistemas de producci6n de los campesinos pobres. Hace todavfa unos afios, la cosecha dei mafz anunciaba el éxodo de las golondrinas y los pueblos quedaban despoblados hasta fines de la temporada de secas. A partir de los afios sesenta ese flujo temporal se via acompanado de movimientos de mas larga duraci6n, e incluso definitivos, en direcci6n a los centros urbanos e industriales en pleno desarrollo. La ciudad de México, el centro portuario y siderurgico de Lazaro Cardenas 0 los polos turfsticos de Acapulco y Zihuatanejo, atrajeron a una parte de esta mano de obra no calificada, que se avenfa a aceptar salarios mas bajos y peores condiciones de trabajo. Esos centros absorbieron a numerosas personas expulsadas por el crecimiento de hatos y gente. Entre 1960 y 1980 la poblaci6n de Tierra Caliente 35 Tratado de Libre Comercio de América deI Norte. lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 193 creci6 a un ritmo anual de 1.5%, en comparaci6ncon 2.1%enel estado de Michoacan y 2% en el conjunto dei pais. La poblaci6n activa se redujo en 4% anual en ese periodo (Santacruz y Blatt, 1988). El éxodo afect6 sobre todo a los hombres j6venes; campesinos sin tierras e hijos de los minifundistas. Con la crisis de 1980, las oportunidades de empleo se redujeron al mismo tiempo que el diferencial de los salarios entre Tierra Caliente y los centros urbanos. Progresivamente, la emigraci6n a Estados Unidos ha tomado el relevo de la precedente y su efecto ha sido mucho mas significativo. Esta emigraci6n existe desde hace mas de un siglo en todo el pais y no ha dejado de crecer en el curso de los ultimos 30 anos. A veces ha sido legal, por ejemplo, cuando entre 1942 y 1964 funcion6 el programa bracero, que preveia la contrataci6n temporal de millares de trabajadores mexicanos. Pero, a partir de entonces, la emigraci6n se ha vuelto mayoritariamente clandestina y se halla sometida a una fuerte represi6n. La multiplicaci6n de los controles policiacos no ha sido capaz de impedir que centenas de millares de "espaldas mojadas" crucen la frontera en forma clandestina. En su mayorfa, esos migrantes son originarios de la regi6n centro-occidente de México; porejemplo, el estado de Michoacan aport6 21 % de los efectivos en 1980 (L6pez y Zendejas, 1988). Parece que la emigraci6n ha estado circunscrita durante mucho tiempo a una zona que englobaba el Bajio, Los Altos de Jalisco y el occidente de Michoacan. Coincide con las regiones que enviaron mayores contingentes a Estados Unidos durante el programa bracero. Algunos trabajadores metidos en el programa obtuvieron luego la tarjeta de residencia permanente en el vecino pais y la emigraci6n clandestina se finc6 con frecuencia en las redes familiares que habian tejido con su regi6n de origen. No obstante, Tierra Caliente apenas se vio afectada por el programa bracero y, seg6n nuestros testimonios, ese tipo de redes eran poco numerosas antes de los anos ochenta. Sin embargo, las 141 entrevistas realizadas entre 1987 y 1989 en la regi6n revelaron que cerca de dos tercios (63%) de las familias estudiadas se hallaban entonces implicadas en la emigraci6n clandestina. Seg6n las encuestas, parece que la emigraci6n se ha desarrollado de manera reciente y muy rapida; su despegue ha coincidido con el abatimiento de los ingresos, resultado dei derrumbe de los precios dei ajonjolf. Su efecto econ6mico es hoy en dia considerable. En 1989 el salario agrfcola minimo vigente en Estados Unidos era siete veces mas alto que el de Tierra Caliente. Puesto que la duraci6n del empleo se extiende a todo el ano, y no a cuatro 0 cinco meses coma sucede en la regi6n, los ingresos que puede esperar un pe6n agrfcola son 10 0 12 veces superiores en Estados Unidos. Ese diferencial de salarios ha iniciado una absorci6n gigantesca de mana de obra que drena a un numero creciente de campesinos j6venes. 194 c:PUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? Los estudios emprendidos en el noroeste de Michoacan36 y la importancia de la muestra sobre la migraci6n en Tierra Caliente demuestran que ésta inc1uye a un gran numero de campesinos. Todas las c1ases sociales -propietarios, ejidatarios e inc1uso peones agrfcolas- se ven afectadas por la emigraci6n. Pero no todo el mundo dispone de los medios para sacarle partido. Al igual que en numerosas regiones deI paîs, la emigraci6n descansa en redes c1andestinas que se extienden desde los pueblos de Tierra Caliente hasta las puertas de las fabricas y granjas estadunidenses. Esas redes cuentan con la complicidad de antiguos migrantes que disponen de contactos permanentes en Estados Unidos, cuando no radican ahî. Ayudan a los candidatos, de manera directa 0 mediante recomendaciones, a 10 largo de las diferentes etapas que jalonan su recorrido: croce de la frontera, Uegada al lugar de acogida, albergue, busca de trabajo. Su conocimiento del medio es una garantfa de éxito y la protecci6n mas eficaz de los servicios de migraci6n. No es extrafio que los emigrantes de un mismo puebla 0 de una microrregi6n se encuentren al otro lado de la frontera en una misma ciudad, a veces bajo la "protecci6n" de un mismo patr6n, y reconstituyan una estructura social semejante a la del pueblo. Esas condiciones contribuyen a atenuar la conmoci6n psicol6gica y cultural, producto deI desarraigo, que lleva a muchos al fracaso. Pero, en el casa de los campesinos de Tierra Caliente rara vez se dan dichas condiciones. Dado 10 reciente de las migraciones a Estados Unidos, las estructuras de acogida son limitadas y el acceso propende a ser selectivo. La gran mayoria ha de pagar caro el acceso al suefio americano: la emigraci6n es costosa y arriesgada para quien no dispone de parientes 0 "protectores" bien establecidos en Estados Unidos. Antes que nada el candidato debe presentarse en una urbe fronteriza -Nuevo Laredo, Ciudad Juarez o Tijuana-, y contratar ahi los servicios de un "coyote", que 10 ayudara a cruzar la frontera y 10 pondra en contacto con la red de alojamientos y empleos si sus medios se 10 permiten. Las probabilidades de éxito son muy superiores para quien obtenga un empleo en un restaurante 0 en una fabrica de Houston, Dallas 0 Los Angeles, donde gozara de un trabajo estable y de la seguridad que le ofrece el anonimato de una gran ciudad. A la inversa, todo sera mas arduo si se deja a la buena de Dios en las granjas agricolas cercanas a la frontera, donde los salarios son mas bajos, el trabajo temporal y la policîa migratoria (la "migra") mas activa en contra de los ilegales. Desde luego, el precio de cada uno de esos tramites no es igual. En 1988 costaba entre 500 y 700 d61ares encontrar un empleo en Houston o Dallas, y no menos de 1 000 viajar hasta Chicago; un ne6fito no podfa 36 Véanse los articulas recopilados par T. Calvo y G. L6pez. 1988; G. L6pez y S. Pardo, 1988. y T. Linck el al.. 1986. iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 195 cruzar la frontera por menos de 300 d61ares. Si se tiene en cuenta el gasto en transporte y alojamiento, el costa minimo de la emigraci6n, que corresponde también a la situaci6n de mas alto riesgo (desempleo, expulsi6n, etc.), se elevaba entonces a unos 400 d61ares, es decir, a cuatro meses de salaria de un pe6n agrfcola. Esta inversi6n esta prâcticamente fuera del alcance de la poblaci6n mas pobre. A menudo es necesario recurrir a un agiotista, siempre y cuando se pueda dejar en prenda una garantfa suficiente. A ese problema se suma el hecho de que los pequefios ejidatarios, cuya representatividad polftica es débil, no pueden ausentarse mucha tiempo deI puebla, sin riesgo de que se ponga en tela de juicio su derechoa la tierra ejidal y al crédita oficial. Esta situaci6n los obliga a regresos frecuentes, refuerza la precariedad de sus condiciones de trabajo y reduce sus ingresos potenciales. La emigraci6n a Estados Unidos atrae sobre todo a los productores que han alcanzado un nivel de acumulaci6n suficiente para realizar dicha inversi6n. Los mas pobres, por su parte, se ven obligados a contentarse con los empleos disponibles en las zonas de agricultura intensiva de la comarca. "Quienes carecen de tierras, no tienen recursos para construir y mantener su red social que los una a otros hogares, no ejercen influencia en los asuntos de la comunidad y, par esas razones, carecen de aliados econ6micos, no pueden servir de padrinos a los migrantes a Estados Unidos",37 En Tierra Caliente es significativo que la llanura de aluvi6n, donde el riego se halla mas extendido, sea también la zona mas expulsora de emigrantes, y que sea necesario ir a contratar a las faldas de la sierra a los peones requeridos para el cultivo de mel6n. Las perspectivas deI migrante se inscriben, en cierta manera, entre dos casos extremos. Para los campesinos mas pobres, el magro capital en juego no lleva mas que a empleos preearias y mal remunerados, en las explotaciones agrfcolas fronterizas de Texas y California. Los ahorros guardados permiten la sobrevivencia de explotaciones que sus estructuras ubican por debajo deI umbraI de la reprod ucci6n, pero a menudo resultan insuficientes para hacer inversiones productivas. Al contrario, el endeudamiento al cual han de recurrir esos campesinos los mantiene bajo la amenaza de una quiebra inmediata si fracasa su tentativa. En el otro extrema de la escala social la situaci6n es diferente. Los candidatos pueden acudir a tramites que les garanticen un empleo estable y bien pagado. La emigraci6n se inscribe en el marco de las estrategias 371. Dinerman, "Patterns of Adaptation among Households of US-Bound Migrants from Michoacan, Mexico", International Migration Review, vol. XII, num. 4, citado por Arizpe, 1985, p. 85. Esta cifra se refiere a las inmediaciones dellago de Pâtzcuaro, en la meseta michoacana, pero corrobora la informaci6n que hemos recopilado en Tierra Caliente entre las familias que han tenido experiencia migratoria y las que han estado al margen de ese fen6meno. 196 lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? familiares de largo plazo y no tanto para asegurar la sobrevivencia inmediata: la emprenden sobre todo los hombres solteros, quienes ven en ella la posibilidad de hacerse de un capital iniciaI. La estancia en Estados Unidos puede prolongarse varios anos. Las remesas de divisas no son devoradas para cubrir los problemas de efectivo de la explotaci6n agrfcola sinD que son invertidas en la compra de cabezas de ganado, que se multiplicanin a menor costo en la propiedad dei padre 0 gracias a su derecho de uso de los pastizales deI ejido. De este modo, el emigrado forja un capital fâcilmente movilizable para la compra de tierras 0 de un comercio para cuando tome la decisi6n de regresar definitivamente al pueblo. La migraci6n internacional constituye una suerte de freno a la pulverizaci6n de las grandes explotaciones. En ese sentido, y aunque ninguna medida permite fundamentar esta hip6tesis en 10 tocante a Tierra Caliente, parece que la migraci6n contribuye a reforzar la diferenciaci6n entre los extremos de la pirâmide social, en lugar de atenuarlas. Entre esos dos polos se encuentran, sin embargo, la mayoria de los migrantes, los que disponen de un capital suficiente para dejarse tentar por el brillo dei d6lar, sin tener garantizado un éxito fâciI. Su apuesta inicial es baja y los rechazosen la frontera numerosos, pero el fracaso no tiene consecuencias insuperables. Después de haber tenido éxito en un primer viaje y haber establecido lazos s6lidos con los patronos, la emigraci6n puede volverse recurrente y peri6dica, a condici6n de que la posici6n deI campesino en la comunidad ejidalle permita conservar sus derechos a la tierra. Los d61ares devengados en Estados Unidos permiten a veces, aun a los mas pobres, tener éxitos sociales brillantes, que pueden traducirse en la compra de tierras y ganado. Esos casos nutren a su vez el suefio americano. Ciertas encuestas registran transferencias que pueden ser superiores a los 10 000 d61ares anuales, suma muy superior al producto agrfcola bruto de las explotaciones estudiadas. Los giros postales enviados de Estados Unidos a los municipios de Huetamo, San Lucas y Tiquicheo en el curso deI primer semestre de 1988 representaban mas de 700 000 d6lares, es decir, un valor equivalente a dos tercios de la cosecha regional de ajonjolf (Santacruz y Blatt, 1988). Esta evaluaci6n no tiene en consideraci6n las sumas que son enviadas directamente por correo ni las transferencias bancarias entre Estados Unidos y Tierra Caliente, y menos atm los fondos que traen consigo los emigrantes. Asi pues, constituye simplemente un indicador de los flujos de capitales destinados al sustento de las familias, pero no permite evaluar el nivel de acumulaci6n realizado por los migrantes ni el de las inversiones efectuadas en el sector agricola. La emigraci6n desempefia sin duda un papel importante en la compra de tierras, maquinaria y, sobre todo, de ganado. Pero su efecto real continua siendo muy dificil de calcular pues las transferencias realizadas por los migrantes se confun- ,PUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA lNTENSlFICACI6N? 197 den con las sumas, mas cuantiosas todavia, que provienen desde hace unos anos dei trafico de estupefacientes. El trdfico de estupefacientes: acumulaci6n, dolarizaci6n e inflaci6n Si existe un sector en el cual el Tr6pico Seco mexicano goce de ciertas ventajas comparativas es, claro esta, el de la producci6n y el trafico de drogas. La ausencia de carreteras, la naturaleza accidentada deI relieve, la existencia de un monte bajo tupido, facilitan el enmascaramiento de las plantaciones de mariguana y el de las pistas donde aterrizan los aviones de turismo que transportan las cosechas. Esas condiciones obstaculizan seriamente las operaciones de represi6n y vigilancia policiaca. Los primeros sembradios de mariguana parecen haberse iniciado a fines de los anos sesenta, cuando la demanda en Estados Unidos tuvo un despegue sûbito. Pero el verdadero auge deI cultivo sobrevino a principios de los anos ochenta, época en la cual se aceler6 la baja de la rentabilidad deI ajonjoli y de la producci6n de alimentos basicos en general y, a partir de entonces, se propag6 una verdadera fiebre de la mariguana en toda Tierra Caliente. Por supuesto, ninguna actividad, ni siquiera la emigraci6n a Estados Unidos, puede rivalizar en cuanto a las utilidades con el cultivo de mariguana. En 1988 un kilo y medio de mariguana, es decir, una media docena de plantas secas, tenian un valor superior a una tonelada de maiz 0 un becerro de 120 kilos. La venta de un quintal daba mas que todo un ano de trabajo en un restaurante de Houston 0 de Los Angeles, y mas que el sueldo de siete anos de salario de un pe6n agricola en Tierra Caliente. 38 Ese tipo de beneficios se obtienen ademas con muypoco trabajo: la superficie de monte que hay que sembrar se desbroza someramente y las tareas se limitan a un sembrado rapido con el azad6n y luego una escarda parcial. La mariguana es resistente a la sequia, las temperaturas altas permiten un desarrollo rapido de las plantas y la cosecha puede tener lugar desde el mes de septiembre, mucho antes de que la producci6n de la Sierra Madre deI Sur llegue al mercado, en el momento en que los precios ofrecidos por los traficantes llegan a su punta maximo. En cambio, los ingresos por hectarea, si bien superan sin problemas a los obtenidos con la siembra de maiz 0 de ajonjoIi, son inferiores a los que procura el chile de temporal, y a fortiori los de las plantaciones de riego de jitomate 0 de mel6n: para camuflarlas, es precisa sembrar las plantas 38 Después de la cosecha de 1988 el precio ofrecido al productor oscilaba en toma a los 125 d61ares por kilo de mariguana seca. Cochet (1990) observ6 que los precios variaban entre 100 y 200 d6lares en la sierra de Coalcoman. Esas cifras son bastante superiores a las anunciadas por la administraci6n mexicana y estadunidense sobre el combate al trMico de drogas (de 3 a 16 d6Iares). 198 lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? de mariguana con una densidad muy débil, atomizar los islotes de cultivo en una superficie muy amplia, de tal modo que se vuelvan invisibles entre eI tupido monte cerril. Es pues indispensable el control sobre una superficie extensa. Este apremio se debe a la feroz represi6n de que es objeto eI cultivo de mariguana. En Huetamo hay un bata1l6n destacado de manera permanente y ahora una media docena de helic6pteros, equipados con rampas de aspersores de herbicidas, perrniten a los soldados llegar facilmente a las plantaciones por mas alejadas y escondidas que se encuentren. La lista de las exacciones cometidas por las fuerzas deI orden se alarga cada ana: productores detenidos y torturados, fugitivos a los que se les aplic61a ley fuga, casas saqueadas antes de prenderles fuego. Huelga senalar que los soldados se las tienen que ver con un enemigo poderoso: las utilidades sacadas deI trafico de drogas han perrnitido a los productores adquirir un arsenal temible. Los enfrentamientos se han vueIto mas violentos y las vfctimas cada vez son mas numerosas. La intensidad de la represi6n, por cierto, ha obligado a limitar la amplitud de los cultivos, pero apenas ha afectado a los verdaderos organizadores deI trafico. Los golpes asestados a los pequenos productores han servido sobre todo para eliminar la competencia desorganizada que danaba los intereses de la mafia local. En cambio, todo induce a creer que esta ultima goza de un tipo de protecci6n que garantiza su prosperidad. Los pequenos productores, ante los enorrnes problemas de comercializaci6n - las carreteras que llevan al altipIano se encuentran muy vigiladas, ademas de que desconocen los mercados-, se ven obligados a depender de los grandes traficantes. Gozan, en ese caso, de créditos gratuitos, de protecci6n eficaz y mercado seguro, aun si la cosecha les es comprada a ''bajo precio". Para el pequeno ejidatario esta protecci6n es tanto mas necesaria cuanto que es imposible sembrar mariguana en su parcela, a la vista de todo eI mundo. Con frecuencia, le es precisa asociarse con un gran propietario o uno de los ganaderos importantes deI ejido, que haya cercado una parte delos agostaderos suficientemente vasta para que se puedan disimular las plantas de mariguana. El candidato debe someterse entonces a relaciones de medieria y asumir él solo la responsabilidad deI delito en casa de intervencion de las fuerzas deI orden: la experiencia demuestra que, so pretexto de su ausentismo, los grandes propietarios disfrutan a menudo de url sobreseimiento cuando se descubre un sembradio de mariguana en su propiedad, y la represi6n se ceba en los pequenos arrendatarios que habitan en ella. Asi pues, es la mafia local la que obtiene las principales utilidades deI cultivo de mariguana. Pertenecen a ésta un cierto grupo de grandes propietarios, ganaderos importantes y aIgunos comerciantes de ganado, en (PUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 199 otras palabras, un grupo que se cuenta entre la gente mas influyente de la regi6n. Lavinculaci6n entre la ganaderia y el trafico de droga no es fortuita. Como observa Cochet (1991), la producci6n de mariguana y la ganaderia extensiva tienen la misma 16gica de expansi6n y concentraci6n de la tierra. Ambas actividades tienden a privilegiar la productividad deI trabajo en detrimento de una posible intensificaci6n por unidad de superficie. Al igual que la ganaderia, el cultivo de mariguana requiere de un amplio control deI espacio y es precisamente el monopolio de éste 10 que permite el acceso a las rentas de situaci6n de las que gozan los traficantes mas grandes. La analogia no queda ahi: el rancho ganadero es la pantalla ideal y casi indispensable para quien desee lanzarse al trafico con posibilidades de éxito. La cornpra de ganado y de grandes propiedades ganaderas figuran en primer pIano de los medios empleados para lavar los narcod61ares. De este modo, estan en vias de recomposici6n las grandes propiedades por medio de prestanombres: cualquiera que sea el angulo bajo el cual se estudie el fen6meno, los intereses de los grandes ganaderos y los de los traficantes se confunden. Los beneficios, sin embargo, no s610 van a dar a esta élite. En 1988 los peones empleados en el mantenimiento de las plantaciones ganaban 50 000 pesos diarios, es decir, el cuadruple deI salario minimo regional. Su remuneraci6n es atm mas elevada durante las tareas de recolecci6n y secado. Incluso en condiciones de producci6n desfavorables, el cultivo de la mariguana permite acumular mas en una temporada que en toda una vida de trabajo. A los mas menesterosos se les presenta de esta manera la ocasi6n de comprar tierras, ganado 0 una camioneta y establecerse por su propia cuenta. Segun la vox populi, entre un cuarto y un tercio de la poblaci6n de Huetamo vivia en 1989 deI trafico de drogas, de modo directo 0 a través de los comercios, las compafiias de transporte 0 las constructoras que sirven de fachada legal y de fondos de inversi6n a los narcos. El dinero de la mariguana ha permitido el desarrollo rapido de centros urbanos coma Huetamo 0 Ciudad Altamirano, asi coma de los pueblos que han crecido subitamente, tales coma Paso de NUiiez 0 Lim6n de Papatzindan, insignificantes hace s610 10 afios (las fotografias aéreas 10 demuestran), gracias a la multiplicaci6n de comercios florecientes en los que se lava dinero de la droga. La inyecci6n masiva de d6lares proveniente de las actividades ilicitas, la emigraci6n 0 el cultivo de mariguana, han creado profundas distorsiones en la economia regional. A primera vista, se ha traducido en gastos suntuarios: mejoramiento de la vivienda, compra de un vehiculo, electrodomésticos, etc. La construcci6n ha tenido un fuerte impulso en toda la regi6n. En rancherias en donde no existfan hace unos 10 0 15 afios mas que jacales de adobe y unas cuantas viviendas de ladrillo, se han multiplicado 200 lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? las casas de concreto, a menudo deshabitadas. La inflaci6n, que se ha intensificado por la afluencia de d61ares, es atm mas elevada en el casa de los materiales de construccion: éstos son dos veces mas caros en Ciudad Altamirano que en Toluca, a s610 200 kilometros de distancia. El fen6meno es mas sorprendente atm en pueblos coma Paso de Nunez y Lim6n de Papatzindan, donde la instalaci6n de antenas parabolicas casi antecedi6 a la de energia eléctrica. L6gicamente, la construcci6n es también uno de los sectores en los que los traficantes de droga suelen invertir su dinero. Ahora bien, los gastos suntuarios no deben ocultar por sllpuesto la importancia de las transferencias en d61ares hacia el sector produetivo: compra de vehiculos de transporte, tierras y, por supuesto, ganado. Puesto que requiere escasa atenci6n y poco trabajo, la ganaderia extensiva es sin duda la actividad que mejor se aviene a los intereses de una poblaci6n inestable y ausentista. El ganado constituye un fondo de inversi6n que se mantiene en las tierras de la familia 0 en los agostaderos indivisos de los ejidos sin exigir gastos fuertes, que creee solo, 0 casi, y puede ser intereambiado en forma rapida por una propiedad 0 un derecho ejidal. El aumento muy fuerte de los hatos de reses a partir de 1980, que pasaron de 140000 a mas de 200 000 cabezas de ganado en 1988, refleja esta estrategia de acumulacion. En ese sentido, la emigraci6n y el trafico de drogas han contribuido a ampliar el efecto de saturacion de los recursos pastoriles y forrajeros. Son precisamente los grandes propietarios y los oligarcas regionales los que han sacado el mejorpartido de esas transferencias. Para los emigrados, por ejemplo, que no han podido eonseguir un trabajo estable, las sumas acumuladas rara vez sobrepasan los costos de construcci6n de una casita. Las grandes familias de ganaderos, en cambio, han incrementado notablemente sus bienes y sus hatos. Al aumentar las cargas animales y la presi6n sobre los agostaderos y el rastrojo de los cultivos, eliminan al mismo tiempo la competencia de los pequenos productores, incapaces de asumir los costos de alimentaci6n deI ganado. Mientras que unos se vuelven cada vez mas tributarios de los dolares de la emigracion 0 deI trafico de drogas para sobrevivir, los otros reafirman su poder y el control ejercido sobre los medios de producci6n. Lo mismo sucede respecto deI aeceso a la tierra. Bajo la aflueneia de los narcod61ares el precio de las dotaciones ejidales y de las propiedades ganaderas ha tenido un enorme despegue. Aun los terrenos mas alejados de las vias de comunicacion se intereambian a precio de oro, en parte porque son asimismo los mas adecuados para el cultivo de mariguana. Es precisa consagrar el producto de la venta de siete becerros de 150 kilos para adquirir un derecho ejidal sobre una hectarea de tierra en la llanura de aluvion. Una inflaci6n de esta natllraleza refuerza y acelera, de modo evidente, lPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 201 el proceso de concentraci6n de la tierra que ya estaba en curso. Al mismo tiempo, alimenta el flujo de emigrantes que parten a probar fortuna a Estados Unidos 0 a exiliarse de modo permanente en los cinturones de miseria de las grandes ciudades deI altipIano. LA INTENSIFICACI6N DE LA CRISIS DE LA AGRICULTURA CAMPESINA Desde principios de los afios ochenta, la emigraci6n voluntaria y la expulsi6n de un numero creciente de pequefios arrendatarios y campesinos sin tierra han generado una notoria reducci6n de la mana de obra agricola. La sangria es sobre todo sensible en las explotaciones medianas y grandes: una parte de su mana de obra familiar se ha ido a Estados Unidos. Se ha generalizado asi el recurso a los trabajadores asalariados, pero esta demanda no ha podido ser enteramente satisfecha, pues el numero de jomaleros agricolas se ha estancado e incluso ha disminuido en el curso de los afios ochenta. Eso se ha traducido en un aumento rapido deI costo de la mana de obra, que el trafico de drogas no ha hecho sino reforzar, mas por su e'fecto inflacionario (los salarios ofrecidos en las plantaciones de mariguana son cuatro 0 cinco veces superiores a la media regional) que por el numero de empleos generados. El salario de los jomaleros agricolas ha progresado mucho mas rapidamente que en las regiones de agricultura intensiva: en el curso dei cielo de temporal de 1988 oscilaba entre 12 000 Y15000 pesos, mientras que en el altiplano (Zitâcuaro, Zamora) los peones s610 recibian entre 6 000 Y8000 pesos diarios (véase el cuadro V.3). Contrariamente a la tendencia observada en el conjunto deI pais,39 el salario agrfcola ha seguido en Tierra Caliente un alza netamente superior al nivel medio de la inflaci6n y a la evoluci6n de los precios de los principales productos agricolas 0 ganaderos: en 1988 el pago de los jomaleros empleados en la siega de ajonjoli representaba aproximadamente la mitad deI valor deI grano cosechado. 40 Es evidente que esta evoluci6n no puede interpretarse mas que con referencia al costo de oportunidad deI trabajo en las parcelas ejidales, en relaci6n con los salarios que los campesinos pueden obtener en Estados Unidos 0 en las plantaciones de mariguana. A pesar de todo, el aumento de los salarios no ha llevado a un aumento real dei nivel de vida de los campesinos sin tierras: las cifras que aparecen aqui corresponden a los periodos en que la demanda de brazos es mas pronunciada (siembra, escarda y cosecha dei cielo de temporal), es decir, 39 Entre 1982 y 1987 el salario minimo agricola perdi6 40% de su valor en México (segun Calva, 1988, p. 28). 40 La cosecha de ajonjoli se paga por tarea, en funci6n del numero de gavillas recogidas por trabajador. Una gavilla rinde unos dos kilos de grano. Ahora bien, en 1988 el costa de una gavilla y el precio al productor de un kilo de ajonjolf eran idénticos: 1 000 pesos. 202 iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? CUADRO V.3. Salaria Nominal Real (1981) 1981 = 100 FUENTES: Evoluci6n del salario promedio de los jomaleros agrlcolas en Tierra Caliente (1981-1988) 1981 1982 1983 1984 1985 180 180 100 450 285 158 850 273 152 1 750 345 192 3500 439 244 1986 1987 1988 6000 10 000 15000 407 296 236 226 164 135 Banrural Huetamo, y entrevistas 1986-1989. un periodo de pleno empleo de unos tres 0 cuatro meses de duraci6n. Después de la cosecha de mafz los jomaleros se vuelven a encontrar sin trabajo. Esto permite, en especial a las compaii.fas dedicadas al cultivo de me16n, pagar a sus peones un salario 50% inferior al nivel prevaleciente durante la temporada de lluvias. En esas condiciones, el alza de los salarios observada desde 1980 ha sido insuficiente para el sustento de una poblaci6n numerosa de campesinos sin tierras y para impedir que opten por el trâfico de mariguana 0 el éxodo a los centros urbanos. La diferencia de los salàrios entre las actividades legales y las que no 10 son (cultivo de mariguana 0 emigraci6n a Estados Unidos) es tal que se considera improbable que esta tendencia se invierta. El desafecto de la mana de obra no ataii.e solamente a los jomaleros agrfcolas y a las zonas de grandes cultivos. Desde los aii.os ochenta afecta asimismo a las propiedades ganaderas, que han vista descender drâsticamente el numero de pequeii.os arrendatarios que han partido a las ciudades o a Estados Unidos en busca de fortuna. Las relaciones de medierfa ya habian practicamente desaparecido de la regi6n a principios de los aii.os setenta: desde mediados de los ochenta son los contratos mismos de arriendo los que se han puesto en tela de juicio en un gran numero de ranchos. En toda la llanura de aluvi6n ya no hay un solo arrendatario que acepte pagar renta. Para obtener a bajo costa el rastrojo necesario para la alimentaci6n de su ganado, los propietarios tienen que dejar la tierra a disposici6n de los arrendatarios y permitirles mantener en la propiedad un tiro de mulas, incluso tres 0 cuatro reses, sin exigir a cambio la menor renta. Aun en esas condiciones la poblaci6n de los ranchos suele limitarse al caporal y su familia, y las relaciones de producci6n muestran propensi6n a evolucionar hacia el trabajo asalariado, unica manera de arraigar a la mana de obra necesaria para cuidar el ganado. . No obstante, el arriendo no ha desaparecido; todavia subsiste tanto en las faldas del altiplano como en los rincones alejados de la regi6n (donde las formas de medierfa tienden asimismo a reaparecer, pero ahora (PUEDE LA INTEGRACI6N PREStARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 203 para el cultivo de mariguana). En la llanura de aluvi6n se reduce a los terrenos laborables de los ejidos donde es posible el cultivo mecanizado en gran escala. Las parcelas de los campesinos que han emigrado a Estados Unidos a veces son rentadas durante todo un afio, de suerte que el arrendatario puede aprovechar el rastrojo de los cultivos y cubrir, mediante su venta, el costo deI arriendo. Pero la renta de tierras beneficia sobre todo a las oligarqufas y a los grandes ganaderos que ven en ésta la oportunidad de aumentar su superficie forrajera a menor costa mediante el cultivo de sorgo y mafz. El aumento de lbs salarios y la partida de los pequefios arrendatarios han reforzado las estrategias de coneentraci6n de la tierra y de especializaci6n en favor de la producci6n extensiva de ganado mayor. Es particularmente sensible en el ambito de las grandes explotaciones ganaderas que se lanzan a la adquisici6n de terrenos laborables y material agrfcola con el fin de aumentar su superficie forrajera, gracias al cultivo mecanizado de maiz y sorgo, sin elevar el numero de trabajadores asalariados. En ese sentido, el hecho de recurrir cada vez mas al tractor no se puede asimilar a una intensificaci6n de los sistemas de cultivo, sino que corresponde a una simplificaci6n de los itinerarios técnicos y al estancamiento, incluso a la reducci6n, de los rendimientos del grano: se busca la obtenci6n de un volumen maximo de forrajes a un costo de producci6n minimo. A pesar deI poder de tracci6n y utillaje de que dispone el tractor, casi nunca se utiliza para labrar la tierra, 10 que favorecerfa el cultivo pero reducirfa de manera notoria el retofio de los adventicios y, por ende, la cantidad de esquilmosdisponible por hectarea. Las labores se limitan a surcar de manera superficial el suelo y a sembrar directamente. Acto seguido, las tareas de cultivo se reducen a una aplicaci6n de una pequefia cantidad de sulfato de amonio, a una aporcadura efectuada con el tractor y a una rociada de herbicida antidicotiled6neas, que pennite a las gramineas desarrollarse entre las plantas deI cereal. El control de grandes superficies de sorgo les permite contratar los servicios de segadoras-desgranadoras venidas deI altiplano, inversi6n compensada con creees gracias al aumento de la productividad en comparaci6n con el empleo de trabajadores asalariados. Se trata de economfas de escala que unicamente se logran mediante una fuerte concentraci6n de la tierra. El cambio técnico no es aquf sin6nimo de intensificaci6n. Implica, por el contrario, una concentraci6n mas intensa de las tierras laborables en detrimento de las pequefias explotaciones, cuyos rendimientos en grano continuan siendo notoriamente superiores. Esta 16gica de expansi6n se traduee en el envia de numerosos j6venes a Estados Unidos, que fortalecen a su vez la capacidad de inversi6n de la familia. Pero, mas alla de la compra de nuevos terrenos y tractores, los d6lares rara vez se emplean en mejorar 204 <:PUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? la capacidad productiva de los sudos (riego en pequefia escala, abonos, lucha contra la erosi6n, etc.). Se colocan sobre todo fuera deI sector agricola, en el medio urbano, en el comercio, el transporte 0 el trafico de drogas. Situados en una escala de acumulaci6n totalmente diferente, los pequefios productores han reaccionado ante el aumento deI costo de la mano de obra buscando valorar al maximo la fuerza de trabajo familiar. Pero en lugar de intensificar su empleo en la explotaci6n, parece mas rentable consagrar los ahorros de la familia al envlo de un hijo a Estados Unidos. Esta reducci6n de la mana de obra familiar se traduce en una orientaci6n mas clara hacia las actividades que demandan menos trabajo: la cria de novillos y la producci6n de maiz y sorgo que descansan en itinerarios técnicos simplificados. Ese tipo de estrategias garantiza la sobrevivencia de explotaciones que sus estructuras situan por debajo deI umbral de reproducci6n. Permite frenar 0 retrasar los mecanismos de descapitalizaci6n que debedan provocar en un cierto plazo su desaparici6n y la reconcentraci6n territorial en manos de las oligarquias. No obstante, s610 es un freno, pues esas explotaciones rara vez son heredadas por los hijos, quienes prefieren permanecer en Estados Unidos 0 conservar el empleo en la ciudad. Y su menor capacidad de acumulaci6n no les permite competir con los ganaderos importantes en el mercado de tierras. Todas las técnicas y las altemativas implantadas en las zonas de agricultura de temporal para enfrentarse a la carestla de} trabajo asalariado tienden en definitiva a reforzar eI peso de la ganaderia extensiva. Y, a partir de un cierto punto, el proceso de extensi6n parece acelerarse de un modo natural. La rarefacci6n de la mano de obra induce un aumento de los salarios de los jomaleros agricolas y deI costa de las producciones que requieren de un mayor numero de peones. La especializaci6n en la cria de novillos y los cultivos forrajeros se acentua, y quienes no pueden lograrlo desaparecen coma productores independientes. Las posibilidades de empleo regular se reducen, y el éxodo de los campesinos sin tierra se acelera. Durante el cielo de temporal, la penuria de mano de obra se vuelve cada vez mas aguda y su utilizaci6n mas costosa, etc. La espiral deI proceso de extensi6n parece prolongarse al infinito, sin que aparentemente nada pueda quebrar su 16gica. Desemboca en un vasto movimiento de reestructuraciones cuyas grandes beneficiarias son las oligarqulas locales. Las producciones que son susceptibles de un aumento fuerte de los ingresos por hectarea, aparte deI hecho de que dependan en gran medida de las posibilidades de riego, s610 constituyen altemativas cuyo alcance continua siendo limitado en el tiempo y en el espacio. Podrfan incluso, en ultima instancia, contribuir a acelerar los procesos de concentraci6n de la tierra, coma parece suceder en el casa deI cultivo de la mariguana. Fuera de los terrenos de riego, todo iPUEDE LA INTEGRACI6N PRESTARSE A UNA INTENSIFICACI6N? 205 parece indicar que los hatos de reses terminaran por sustituir a la poblaci6n campesina sin tierra y a los minifundistas. Cabe preguntar si la integraci6n en un espacio econ6mico cada vez mas amplio puede traducirse en un aumento deI ingreso en las explotaciones minifundistas. Cuando ha ocurrido una intensificaci6n, ésta ha sido producto de inversiones muy fuertes (obras de riego, insumos) y de un acceso privilegiado a los mercados. En general, llev6 a los campesinos a depender de los diversos intermediarios financieros y comerciales y a abandonar cualquier control sobre los procesos productivos. Esas condiciones limitan necesariamente el alcance en el espacio yen el tiempo de una intensificaci6n de esa naturaleza, pues los capitales se desplazan de manera rapida hacia las zonas 0 sectores en que la rentabilidad es mas elevada. El auge reciente deI narcotrafico quiza a ciertos campesinos les haya parecido una altemativa. Pero esta actividad es antin6mica del mini fundismo, en la medida en que su éxito depende de la dispersi6n de la superficie cultivada y por ende de la concentraci6n de grandes superficies. Los pequefios productores s610 tienen acceso a los narcod61ares a través de la medierfa en la propiedad de un ganadero importante 0 por medio deltrabajo asaIariado en las plantaciones. Para ello han de estar dispuestos a asumir todo el peso de una posible represi6n. Una vez mas la mayorfa garantiza su sobrevivencia por medio de la venta de su fuerza de trabajo. Se han extendido las migraciones temporales, al mismo tiempo que el espacio econ6mico, en direcci6n deI mercado estadunidense. El trabajo clandestino en Estados Unidos se ha convertido-para muchos en la principal fuente de ingresos y la ûnica que permite la supervivencia de la explotaci6n agrfcola. Pero la estructura de la migraci6n y las redes sociales sobre las que descansa la convierten en un medio de acumulaci6n costoso y arriesgado para quien no disponga de los apoyos necesarios. En todo caso, nada permite afirmar que contribuya a atenuar las diferencias de acumulaci6n entre los campesinos minifundistas y los ganaderos. Al contrario, ha contribuido en buena medida a elevar el costa de oportunidad deI trabajo agrfcola efectuado en Tierra CaIiente. Los salarios de los jomaIeros han aumentado de tal modo en el curso de los ûltimos allOS que han anulado por entero la rentabilidad de los cultivos tradicionales de maiz y de ajonjoli, que ya tienen una competencia muy fuerte en las importaciones de mafz y de soya estadunidense. En las zonas de agricultura de temporal en el curso medio deI BaIsas, coma en muchas otras regiones de México, la integraci6n aI mercado estadunidense, ya sea formaI 0 informaI, parece conducir a la pauperizaci6n y a la exclusi6n de los sectores mas desfavorecidos de la poblaci6n. VI. DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N DESDE LOS inicios de los afios ochenta, la dinamica evolutiva del sistema agrario parece estar definitivamente orientada al fomento de la ganaderia extensiva. No obstante, el aumento de la presi6n sobre la tierra en los ejidos y en las propiedades privadas, y la escasez de forrajes que se generaliza y se vuelve mas aguda cada afio invalidan los modelos de acumulaci6n vigentes en otro tiempo: se han puesto en tela de juicio los derechos de libre pastoreo en los pastizales indivisos. En la actualidad, el acceso a la ganaderia y a los forrajes tiende a limitarse a quienes han podido cercar grandes pastizales. Esta situaci6n !leva a comportamientos muy contrastados entre los que disponen de superficies importantes y conservan un sistema de explotaci6n muy extensivo, y la gran masa de campesinos minifundistas, que no tienen mas alternativa que maximizar el ingreso obtenido en las superficies en proceso de regresi6n 0 buscar en otra parte los salarios que le permitan sobrevivir. Habida cuenta de los factores que determinan una posible intensificaci6n, el doble empleo es con frecuencia la unica alternativa que esta al alcance de la mayoria. La sobrevivencia de los pequefios productores depende de las condiciones de los trabajadores asalariados en la regi6n y fuera de ésta, en particular en Estados Unidos. (Acaso estas condiciones permiten la reproducci6n de un numero creciente de pequefias explotaciones ejidales y la de los pequefios arrendatarios de los ranchos ganaderos? (Se esta en camino de una reestructuraci6n que devuelva a Tierra Caliente el paisaje social que tenia a principios de siglo? El analisis deI funcionamiento y de los resultados de los diferentes sistemas de producci6n establecidos en Tierra Caliente ofrece aIgunos elementos para responder estas y otras preguntas. LAS DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD SE INCREMENTAN Después deI deterioro continuo de los precios deI mafz y deI ajonjoli y deI aumento deI costo de la mana de obra asalariada, (permite aun la agricultura de temporal, la sobrevivencia de un campesinado minifundista en la regi6n deI curso medio deI Balsas? Hemos visto que los apremios agroclimâticos, obligan a los campesinos a realizar ciertas labores (arado y siem206 DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD. PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N 207 bra, escarda, cosecha de ajonjoli) en un lapso muy corto y los someten a cargas de trabajo que la mana de obra familiar apenas puede satisfacer. Para un cultivo determinado, se alcanza asf rapidamente el limite de la extensi6n que un hombre solo puede labrar sin recurrir al empleo de asalariados agrfcolas. Mas alla de ese limite, el ingreso monetario por hectarea se ve gravado de inmediato por los costos de la mano de obra: disminuye sensiblemente y, en el casa particular deI ajonjoli, la baja se vuelve dramatica. Para los tres cultivos que dominan el paisaje de Tierra Caliente (mafz, ajonjoli y sorgo), ese limite se situa en toma a una hectarea. En casa de explotaciones orientadas al monocultivo de una de esas tres plantas y que no disponen de mana de obra familiar abundante, las cargas salariales resultan practicamente impagables. En cambio, las exigencias particulares de cada uno de esos cultivos permiten asociarlos en el sena de un mismo sistema de producci6n sin aumentar la carga de trabajo: gracias a ciclos vegetativos de duraciones desiguales y a una vulnerabilidad diferente a la sequfa deI mes de agosto, el mafz, el ajonjoli y el sorgo toleran fechas escalonadas de siembra y no compiten entre sf por el empleo de la mana de obra. Las cargas salariales se reducen entonces otro tanto. Hemos tratado de evaluar los ingresos que generan los tres cultivos solos y asociados (mafz-ajonjoli, mafz-sorgo, mafz-sorgo-ajonjoli). A tftulo de comparaci6n, se tom6 un séptimo ejemplo, que asocia sorgo y ajonjoli, aun si tal sistema de cultivo no aparece en encuesta 0 entrevista alguna (véase gnifica VI.I). Mientras las superficies estén limitadas, las asociaciones de cultivos constituyen la mejor manera de optimizar el empleo de la mana de obra familiar y los ingresos obtenidos por hectarea. Esas condiciones vuelven a la asociaci6n mafz-sorgo-ajonjoli la mas interesante de poner en marcha, si se trata de una superficie por activo que oscile entre tres y cinco hectareas. Pero tan pronto como las superficies son mas grandes, la "opci6n forrajera"· proporciona el grueso deI valor agregado logrado. Los sistemas que le dan un lugar preponderante al mafz y al sorgo son, pues, los mejor remunerados, esencialmente porque el valor deI rastrojo permite elevar 50% el producto bruto obtenido por hectârea cultivada. 1 A partir de siete hectareas por activo familiar, el monocultivo de sorgo parece ser el mas rentable, pues la mecanizaci6n de las labores se vuelve mas facil. Esos calculos carecen de sentido salvo que se situen los ingresos obtenidos en cada sistema de cultivo en relaci6n con un umbral de reproducci6n, por debajo deI cual la sobrevivencia de las explotaciones agrfcolas se ve directamente amenazada. Ese umbral corresponde a un nivel de ingresos 1 En 1988 el valor dei grano cosechado en una hectârea se elevaba a 400 000 pesos en el caso deI maiz (una tonelada =400 000 pesos), y 408000 en el casa dei sorgo (1.2 toneladas = 340 000 pesos/ton). Pero su rastrojo alcanzaba un precio de 200 000 pesos por hectfirea en la llanura de aluvi6n. GRAFICA VI. t. Representaci6n de los ingresas par activa {amiliar can{anne a los di{erentes sistemas de cultiva examinadas 1()3 pesos 1200 6 , - . . - - ~..."':":::"::"'~"'" 3 5 1000 .........;..,.., 800 600 ,.... .... .....~..:.. 400 ~ , ...•.:................................................ , 7 4 ............ 200 O-+-:~'-+--t-----i--t--'~+----t---+---+--+-----i--t-----I :t -0001 o FUI:.NTE.S: 2 4 5 Entrevistas personales. diciembre de 1,986-mayo de 1989, y Apéndice 10. 6 (ha) , 1 - - - .. - 1 Ajonjoli . . . . . . .. 2 Maiz 3 Sorgo ---•---•• 4 Maiz-ajonjoli - - - .. - 5 Maiz-sorgo-ajonjolf ...................... 6 Maiz-sorgo _._._._._.- 7 Sorgo-ajonjoli DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACr6N y EXCLUSI6N 209 que permita el mantenimiento de los medios de producci6n y de la fuerza de trabajo familiar. Cuando la productividad de su trabajo desciende par debajo de ese nive!, el campesino se vera tentado a sacrificar los tiempos de trabajo en su parcela y los cuidados prestados a los cultivos 0 al ganado, en favor de las oportunidades de empleo en el exterior, incluso a abandonar totaImente su parcela. 0 bien, la insuficiencia de los ingresos obtenidos de su parcela la obliga a consumir poco a poco su capital de explotaci6n para garantizar la sobrevivencia de su familia: ya nosecambian las herramientas par otras nuevas, no se consolidan las cercas y se venden los animales, bovinos a puercos, atm muy j6venes, antes de que hayan alcanzado un valor comerciaI razonable. En cualquier caso, se encuentran amenazados el mantenimiento de la explotaci6n y el parvenir de la familia. Es t'acil establecer un vînculo entre el umbraI de reproducci6n y el valor deI salaria minima vigente. Una evaluaci6n somera permite caIcular el ingreso anual de un pe6n agrfcola en Tierra Caliente en unos dos millones de pesos, es decir, 800 d61ares a principios de 1989.2 Se consigue una cantidad semejante con un empleo urbano en la ciudad de México, si se consideran 250 dias laborables con un salario minima legal de 8 000 pesos. Un nivel de remuneraci6n de este tipo corresponde a las necesidades de sustenta de una familia de cinco personas, es decir, tres toneladas de maiz (1 200 000 pesos) para su alimentaci6n y la de los animales domésticos, alrededor de 100 000 pesos para la renovaci6n de los aperos de labranza (arneses, arado, tarecuas, machetes ...) y la consolidaci6n de las cercas, y entre 600 000 Y 700 000 pesos para los costos de producci6n deI maiz (insumos diversos, mana de obra) y las otras necesidades de la familia (ropa, alojamiento, escuela). Se aIcanza, seglIn estas cuentas, un nivel "incompresible" de las necesidades en toma a los 800 d61ares: es el ingreso minima que impulsa al campesino a permanecer en sus tierras, en lugar de abandonarlas para salir en busca de otra empleo. Ahora bien, los ingresos que procuran los sistemas de producci6n estrictamente agrfcolas se situan todos, sin excepci6n, por debajo de ese umbral de 800 d61ares. La asociaci6n maiz-sorgo, que presenta la evoluci6n mas favorable, no pasa ese umbraI salvo que se cuente con una superficie por trabajador superior a las 13 hectâreas. La adquisici6n de ganado y la especializaci6n en favor de la ganaderia extensiva se presentan coma la unica opci6n para quien no disponga de tierras de riego y de acceso privilegiado a los mercados. El estudio de 141 entrevistas, en las que predominaran los aspectas econ6micos, efectuadas en los cinco municipios de la regi6n, deja 2 Si se dividen los periodos de empleo deI modo siguiente: 45 dias para la siembra y las escardas, pagadas a 12000 pesos diarios en 1988; 45 dfas en el momento de las cosechas a 15 000 pesos diarios; ytres meses de empleo en las plantaciones de mel6n al salario minimo "oficial" de 8 000 pesos; es decir, un total de 1 935 000 pesos 0 775 d61ares (l d61ar = 2 500 pesos en enero de 1989). 210 DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N atm mas claro las diferencias de productividad que existen entre los sistemas de produccion que fomentan la ganaderia extensiva y aquéllos para los cuales las actividades agrfcolas aportan la parte fundamental dei ingreso. Independientemente de las imprecisiones debidas a la calidad de la informaci6n recopilada, las diferencias de productividad registradas son demasiado grandes para que pongan en duda la importancia de los mecanismos de diferenciaci6n que operan en detrimento de los pequefios productores agrfcolas (véanse el cuadro VI. 1 y la grafica VI.2). La ganaderia extensiva permite una productividad dei trabajo entre cuatro y seis veces superior a la que pueden aspirar los pequefios agricultores. Las variaciones en cuanto a los ingresos por activo son atm mas importantes: de uno a cinco y hasta de uno a siete en favor de los dos primeros grupos deI cuadro. La dinamica de expansion de la ganaderia bovina se finca en esas diferencias. Pero los sistemas de producci6n que garantizan la productividad mas elevada deI trabajo son también los que requieren las superficies mas importantes por activo: para obtener un valor agregado equivalente al minimo de 800 d61ares, con los sistemas de producci6n desarrollados en las grandes explotaciones ganaderas, habria que disponer por 10 menos de 20 cabezas de ganado y contar con una superficie superior a las 50 hectareas por activa familiar. 3 La dinamica de especializaci6n en favor de la ganaderia extensiva es en esencia "excluyente" y conduce a la marginaci6n de los pequefios productores que no han podido tomar parte, en el momento precisa, en el movimiento de cercados y de apropiacion de los agostaderos indivisos. En numerosos ejidos los pastos que permanecen todavia libres son los mas pobres y alejados de los pueblos. Agotados de tanto pastoreo carecen a menudo de ojos de agua permanentes y se vuelven inutilizables de~de el momento en que la temporada de lluvias toca a su fin. Para la mayoria de los ejidatarios y de los arrendatarios de los ranchos ganaderos, a quienes les esta vedada, en la practica, la especializaci6n en la ganaderia extensiva, la salvaci6n estriba en la combinaci6n de actividades agricolas y extra-agrfcolas, que asocian la producci6n de granos y rastrojo, la crfa de puercos, pollos, e incluso cabras, en pequefia escala y, sobre todo, la venta de la fuerza de trabajo excedente durante una gran parte deI ano. De los pequefios productores entrevistados (los dos ultimos grupos deI cuadro VI.!), la mitad dehia trabajar fuera de su explotaci6n y mas de 60% habian estado en Estados Unidos 0 disponian de d61ares enviados por 3 Para oblenerun valoragregado de 800 d6lares, en 1989 era necesario venderdos becerros de 200 kilos y una vaca destinada al raslre (10 que corresponde a cualro nacimienlos por ano). En las grandes explolaciones ganaderas, las cargas animales varfan entre 0.25 y 0.45 cabezas por hectârea. Las vacas adultas representan en ese grupo alrededor de 40% de los efectivos de los hatos y su tasa de fecundidad pasa muy rara vez de 50%. Un preducto as! se obtendIia con un halo de 20 bovinos en una superficie de 50 a 80 hectâreas. CUADRO VI.l. Las variaciones de productividad existentes entre los diferentes grupos de productores (en d61ares) ...... ...... '" ~ ~ 1:: e'" 1:: ~ <:l 1:: <:l 0/) <:l c .~ ~1:: e'" ~1:: (.) (.) l:! Superficie cercada Superficie cultivada NUmero de bovinos Producto bruto (d61ares) Cargas proporcionales Cargas fijas Capital constante Valor agregado/trabajador Valor agregado/hectârea* Ingresos/trabajador Porcentaje de productores** Porcentaje de superficie** NU.fiero de encuestas E:? <:l 700-3500 175-500 30-100 10-45 70-200 200-900 35400 15 140 5400 4800 2100 1040 7500 5840 4300 3050 20 36 4000 2870 1% 5% 15% 30-35% 12 18 ~ <:l~0/) -~ ::l,.§~ ~.s~ ..81:: ~(j ~'-c .~ 1:: ~l:~ .9 !of) .. .su~~ ':i ... ..9~ ~ I:>.EE Ltl-:::.~ 20-150 8-50 25-60 6100 2100 400 2500 1 550 1270 13% 30% 20 ~~ - <:l ~<:l 1;lo/' 0 <l.:': l~..t: ~ ~~ 7-20 5-10 10-20 2850 820 190 1010 1020 970 25% 12-15% 27 '"~ 0 .:::: s: '" 1:: '0 ::l <.> 'E, <:l ..l:l ., '"0 1~S: ~ ~2 1:: 2-10 1.5-8 0-20 10500 3580 500 4080 2100 920 1 140 1% 11 5,;>, 0-8 3-8 0-5 1 700 480 110 590 720 590 30% 6-8% 26 3: "1:l.g'" 1~ '~e ,S- ~E .c., 0'" Q;>, 0-4 0-4 0 530 140 40 180 310 110 285 25% 3% 21 FUENTE: Encuestas a los productores, diciembre de 1986-mayo de 1989. * El valor por hectârea no se pudo valuar en el casa de las explotaciones en las que los pastos indivisos constituyen una de las bases dei sistema de producci6n. ** Evaluaci6n con base en las encuestas. 212 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N GRAFICA VI.2. Productividad deI trabajo permitida por los diferentes sistemas de producci6n identifu:ados (cada punto representa una encuesta) • ••• .... A ...........! Superficiel trabajador (ha) !, Umb~1 de reproducci6n . •• ••• . i 1. ~ t 155 150 1 75 70 65 60 55 50 ••••••••••••••••••••••••••••••••• u u ••••••••••••• u . ",,"-- 20 15 10 VA/trabajador (US$) 5 o 3000 FUENTES: 2500 2000 1500 500 Encuesta de diciembre de 1986-mayo de 1989, y Apéndice 10. uno 0 varios hijos. En todos los casos, los esfuerzos desplegados para alcanzar el umbral de reproducci6n estân dirigidos a la adquisici6n de cabezas de ganado y a la conservaci6n deI derecho de acceso a los pastizales indivisos. Si el campesino no 10 logra, el peso de las actividades extraagricolas tiene tendencia a aumentar y los ingresos provenientes de la explotaci6n agricola se reducen atm mas. Con el tiempo se vuelven secunda- DIFERENClAS DE PRODUCTMDAD, PAUPERIZACr6N y EXCLUSr6N 213 rias, se va consumiendo poco a poco el capital productivo y 10 mas probable es que sobrevenga el éxodo definitivo. La grafica VI.2, aun si se limita a los productores agrfcolas, y por ende, a los campesinos que tuvieron acceso a la tierra, ilustra el estado de diferenciaci6n que caracteriza a la actual sociedad agraria de Tierra Caliente. Para la inmensa mayoria de los ejidatarios y de los pequenos arrendatarios, que no tienen ninguna posibilidad de riego (grupos C, E, Gel), la gama de posibilidades sigue estando muy restringida. Los sistemas de producci6n desarrollados en esas explotaciones son similares y procuran un valor anadido que progresa de manera relativamente uniforme con la superficie. Las pendientes presentadas por los segmentos de rectas correspondientes en la grafica VI.2 apenas son diferentes, yeso es particularmente sensible para las clases (E) y (G), que agrupan a las explotaciones cuya posici6n en relaci6n con el umbral de reproducci6n es precaria y depende de débiles variaciones de la superficie. Para quienes no tienen acceso a los mercados, que les permitan una intensificaci6n relativa gracias al cultivo de chile 0 de cacahuate (grupo H), el control de una superficie minima es 10 que determina la sobrevivencia de la explotaci6n. Ese umbral se situaba, en 1989, en unas cinco hectareas por activo, pero todo parece indicar que no cesa de trasladarse hacia superficies mas importantes. A pesar de las tentativas de intensificaci6n llevadas a cabo por ciertos grupos de productores, el deslizamiento a la baja de lamayor parte de los segmentos de rectas representados en la grafica no se ha interrumpido desde principios de los aiios ochenta. Las diferencias de acumtilaci6n no cesan de profundizarse entre los grandes ganaderos y la masa de los campesinos minifundistas y, hasta el presente, s610 el desarrollo de la pequenas obras de irrigaci6n ha permitido frenar dicha diferenciaci6n. Pero esta altemativa no atane mas que a un numero reducido de productores. Para los otros, las soluciones se limitan a una sola opci6n: crecer, aumentar la superficie por activo y poder incrementar el peso de la ganaderia bovina en el sistema de producci6n. Para lograrlo, hoy en dia es precisa pasar por la emigraci6n a Estados Unidos 0 el trafico de drogas y hemos visto que tales recursos contribuyen a ampliar rapidamente los efectos de la crisis y a volver cada vez menos soportable la situaci6n de los mas desfavorecidos. Queda por precisar el pape! de los diferentes actores en el desarrollo de esta crisis, las respuestas que cada uno intenta aportar y las perspectivas que se les ofrecen en el mediano plazo. 214 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N Los GRANDES GANADEROS FRENTE A LA CARESTtA DE LOS FACTORES DE PRODUCCI6N: iEXPANSI6N, INTENSIFICACI6N 0 DIVERSIFICACI6N? La oligarqula, punta de lanza de las estrategias de extensificaci6n La reforma agraria no acab6 por entero con los grandes latifundios y algunos se han vuelto a restablecer gracias al flujo de los narcod6lares a partir de los afios ochenta. Se estudiaron 12 explotaciones que se pueden referir a ese grupo, cuyo tamano oscila entre 700 y mas de 3 000 hectâreas, y es probable que subsistan una veintena de propiedades de mas de 1 000 hectâreas (muy a menudo camufladas gracias a trucos en las escrituras) en la regi6n. Los propietarios, grandes comerciantes, chalanes 0 politicos, viven en Huetamo 0 fuera de la regi6n y no acuden mas que rara vez a su rancho. Sus estrategias econ6micas se encuentran dictadas por el nivel que presentan las tasas de interés bancarias 0 las inmobiliarias mas que por el potencial mismo tante de sus terrenos coma de su ganado. El sistema de producci6n implantado continua siendo muy extensivo. Las cargas animales tienen una variaci6n entre 0.25 y 0.3 cabezas de ganado por hectârea solamente, y las tasas de extracci6n son muy débiles: se vende cada ano entre 12 y 25% deI hato. La producci6n anual se ubica en promedio en 14 kilos de peso vivo por hectârea y no sobrepasa jamas el umbrai de los 20 kilos. 4 Esto se traduce en un valor agregado por hectârea mas bajo que en cualquier otro sistema observado en la regi6n: apenas 20 d61ares. Pero, gracias a la concentraci6n de superficies considerables y al bajo numero de trabajadoresrequeridos para la vigilancia deI ganado, ese sistema es también el que procura la remuneraci6n mas elevada del trabajo: entre 3 500 Y 5 500 d61ares anuales por activo. Seria técnica y econ6micamente factible una intensificaci6n en esas explotaciones, gracias sobre todo a las relaciones que se entablan con los productores de alimentos balanceados y los grandes rastros deI altiplano. Pero el interés de los grandes ganaderos los empuja a orientar sus inversiones hacia el control y la extensi6n de los circuitos de comercializaci6n deI ganado vivo, en los que las tasas de rentabilidad asf coma la rapidez de rotaci6n deI capital son mas elevadas, que a mejorar la infraestructura de sus ranchos. Las propiedades sirven tante de estructura de cobijo tem4 Esas ciEras son, sin embargo, mas elevadas que las ofrecidas por los sistemas de producci6n similares en la sierra de Coalcomân, en Michoacân, donde las cargas varlan entre 0.1 y 0.15 bovinos por hectârea, las tasas de extracci6n son de 12013% Y la producci6n promedio de unos Il kilos de peso vivo por hectârea. Pero es precisa también compararlas con los resultados obtenidos en la Huasteca, donde la producci6n de came oscila entre 100 y 150 kilos por hectârea al afio (véase Cochet, 1991). DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 215 poraI para el ganado, que se compra en la regi6n, coma de apoyo para la producci6n de novillos. En funci6n de esta 16gica econ6mica se reducen al maxima las cargas de explotaci6n y la mana de obra empleada: basta un caporal para vigilar 150 0 200 cabezas de ganado, y entre cuatro 0 cinco arrendatarios que se encargan de la producci6n de rastrojo y deI mantenimiento de las praderas naturales. La superficie por trabajador varia entre 80 y mas de 300 hectareas, seglin las propiedades, y en general se halla cultivada menos de 5% de la superficie total. En ciertas explotaciones, sin embargo, la topografia de los terrenos ha justificado la compra de un tractor y ha permitido aumentar un poco el nivel de las reservas forrajeras, gracias al cultivo mecanizado deI sorgo. La tentativa de implantaci6n de las praderas temporales presenta, en cambio, un saldo de repetidos fracasos, en parte porque las relaciones de poder en las explotaciones no permite a los propietarios imponer a los pequeiios arrendatarios el sembrado de gramfneas forrajeras en medio de los cultivos de mafz, de tal forma que la alimentaci6n deI ganado sigue descansando en los pastos naturales cuyo valor nutritivo es bajo y no admiten sinn cargas animales reducidas. La presencia de arrendatarios que producen los rastrojos indispensables para la alimentaci6n deI ganado a fines de temporada resulta ineludible. Esos arrendatarios se benefician hoy en dfa de adelantos a cuenta de la cosecha a tasas de interés nulas y pueden cultivar el mafz sin otro descuento que el deI rastrojo deI cultivo. Sin embargo, habida cuenta deI valor adquirido por este ultimo, el nivel de la renta pagada al propietario no es nada desdefiable. 5 A pesar de la generalizaci6n de esas condiciones, aparentemente "favorables" a los arrendatarios, la debilidad de los ingresos obtenidos mediante la venta deI grano s610 ha llevado a muchos a abandonar las grandes propiedades ganaderas, en particularen las zonas mas aisladas, en donde las oportunidades de empleo temporal fuera de la propiedad son muy reducidas. En consecuencia, el sistema de sustento de las manadas sigue un modelo muy extensivo. El unico factor de intensificaci6n que se observa radica en un inicio de divisi6n de los ranchos en potreros cercados, cuyos pastos pueden ser explotados sucesivamente y de forma rotativa, con el fin de evitar el sobrepastoreo. Pero la superficie de esos potreros varia en general 5 En una superficie de cuatro hectflreas por trabajador, la parte deI valor agregado que obtiene el arrendatario equivale a cuatro toneladas de mafz (I 600000 pesos) y al valor de dos puercos de 50 kilos (300 000 pesœ), menos el costo de los insumos empleados (abonos, herbicidas y mafz para la engorda de los puercos, es decir, alrededor de 300 000 pesos). Puesto que el rastrojo dejado en la parcela permite la alimentaci6n de seis cabezas de ganado durante la temporada de secas, se puede considerar que el trabajo deI arrendatario faculta la producci6n de un becerro y medio, esta es, una ganancia de alrededor de 1 200000 pesos. El arrendatario no recibe mas que 55% deI valor creado; la tasa de plusvalfa (parte deI valor afiadido que se revierte al propietario/remuneraci6n deI arrendatario) se cifra en 75 par ciento. 216 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVlDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N entre 1sOy 300 hectâreas, esta eS,la dimension de una propiedad de tamafio respetable. Aveces también, algunas vacas lactantes y sus crias son llevadas durante la temporada de secas a una parcda 0 un cercado aledano al pueblo, con el fin de vender ahi la leche fresca durante el periodo en que su precio es mas elevado. Pero el alcance de esos intentos es limitado. Para los grandes ganaderos, la mejoropcion sigue siendo ampliar las superficies conservando el sistema de producci6n mas extensivo y las tasas de utilidad mas elevadas. Esta estrategia de expansion ha afectado principalmente a los terrenos ejidales colindantes con sus propiedades. Pero, en la actualidad, tropieza con el aumento del precio de la tierra, la generalizacion de los cercados y el cuestionamiento dei libre pastoreo en los ejidos. Esta evoluci6n ha contribuido a reducir la rentabilidad deI capital invertido en la ampliaci6n de la propiedad, salvo cuando se ha utilizado en el cultivo de la mariguana. Los grandes ganaderos: a la bUsqueda de espacio y forrajes Cuando se reduce el tamafio del rancho y el deI hato, el encarecimiento de los recursos forrajeros hace disminuir rapidamente la rentabilidad de las formas mas extensivas de ganaderia y lleva a una intensificacion relativa. La superficie a disposici6n de los grandes ganaderos (18 casos estudiados) varia entre 150 y 450 hectareas, es decir, una cuarta parte, en promedio, de los latifundios de la oligarqufa. Se encuentran en el sena ·de ese grupo ejidatarios ricos que han ido acumulando parcelas ejidales y los agostaderos antano indivisos (cuya superficie puede alcanzar hasta 200 hectareas). Los hatos son grandes (entre 70 y 200 cabezas de ganado) y las cargas animales pueden llegar a 0.45 bovinos por hectarea, 10 que no deja de plantear serios problemas de forrajeo. Si bien los pastos naturales y los agostaderos ejidales, indivisos 0 apropiados, suelen permitir el sustento deI hato durante la temporada de lluvias, 90% de las explotaciones estudiadas recurren a la compra de rastrojo y todas tienen que adquirir alimentos balanceados durante la temporada de secas. La insuficiencia de los forrajes producidos en la explotaci6n ha empujado a los ganaderos de este grupo a encabezar el movimiento de cercados, el cual se ha propagado por toda la region y ha terminado por ir en detrimento de ellos mismos. Los contratos de cercados establecidos con los ejidatarios pobres han precipitado la rescision deI derecho de libre pastoreo en la mayor parte de los ejidos y ha favorecido el encarecimiento rapido deI rastrojo producido por los campesinos. Los grandes ganaderos han puesto su atenci6n hacia los agostaderos indivisos y la mayorfa, sean ejidatarios 0 propietarios, se han hecho de posesiones de una extensi6n con- DIFERENClAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N GRAFICA VI.3. 217 Calendario forrajero en una gran explotaci6n ganadera Die. Ene. Nov. Mar. Oct. ~"""""""""""""""~.lll Abr. Jul. Jun. D Pastizales de altura o agostaderos indivisos C Pastizales de ladera intermedia 0 agostaderos indivisos [[] Pastizales en las partes bajas de las laderas 0 agostaderos apropiados • D Rastrojo de los cultivos Rastrojo y alimentos concentrados siderable. Sin embargo, esta 16gica de expansi6n encontr6 sus limites cuando todo 0 casi todo el espacio de los ejidos vecinos fue clausurado y esas explotaciones se ven hoy en dia obligadas a emprender timidos intentos de intensificaci6n. La alambrada se vuelve en ese casa un medio de producci6n de primera importancia. Las explotaciones se dividen en potreFOs de tamafio reducido (entre 30 y 90 hectareas) donde los propietarios rotan su hato, a fin de optimizar la utilizaci6n de los pastos naturales. Gracias a una buena gesti6n de los movimientos deI ganado, ciertos ganaderos logran facilitar dos 0 tres ciclos de renuevos en cada potrero y disponer de pastos de buena calidad hasta mediados de la temporada de secas. Los agostaderos ejidales que han sido cercados cumplen asimismo ese papel de reserva forrajera en los aledafios de los pueblos. Esos pastos no gozan, sin embargo, de ninguna atenci6n particular (abonos, siega de las matas que elganado rechaza pastorear). En el mejor de los casos se les pone fuego peri6dicamente, a fines de la temporada de secas, para limitar el desarrollo de las especies lefiosas y favorecer el renuevo de la capa herbacea. Esas quemas mal manejadas a veces provocan incendios que pueden arrasar vertientes enteras. Al principio de la temporada de lluvias el ganado es enviado a las partes mas elevadas de la explotaci6n, donde el brote renovado de la vegetaci6n es mas precoz y permite enseguida la alimentaci6n deI ganado. Una vez que la vegetaci6n comienza a brotar en el resto de la explotaci6n, el hato es conducido a los potreros que se encuentran en las partes bajas, donde 218 DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N permanece hasta el fin deI temporal. Cuando el ganadero tiene acceso a los agostaderos indivisos de algun ejido, se mantiene ahi el ganado hasta que el sobrepastoreo se vuelve peligroso. Terminado el temporal se lleva a las praderas de las partes mas bajas que se han puesto en reserva varias semanas antes. Las partes sembradas no se abren a los animales hasta que se agotan esos pastos y el ganado ha de alimentarse entonces con los esquilmos de maiz y los tallos lefiosos de las praderas naturales hasta el retomo de las l1uvias. Muy pronto se vuelve necesario ofrecer al ganado un complemento alimenticio (harina de sorgo y de mafz, cufietes proteicos y, en ocasiones, alfalfa) para mantenerlo en un estadode salud satisfactorio. El empuje en favor de una explotaci6n mas eficaz de los pastos naturales se refuerza con el desarrollo de los cultivos forrajeros. La superficie cultivada alcanza en promedio 14% de la superficie total, en comparaci6n de s610 5% entre los miembros de la oligarquia. Ese crecimiento corresponde sobre todo al auge deI sorgo, cuItivado mediante el empleo deI tractor. La maquinaria suele rentarse, pero algunos grandes ganaderos tienen un tractor propio (tres casos de los 18 estudiados) cuando el mercado de arriendo de maquinaria en toma a la explotaci6n garantiza la rentabilidad de esa inversi6n. El aumento de la superficie cultivada se deriva frecuentemente en el incremento de la mana de obra a causa de la naturaleza accidentada de los terrenos: la superficie media par trabajador es de 75 hectareas en las propiedades de ese grupo, en contraste con las 200 con que cuenta la oligarquia. La mana de obra familiar es mas importante (y el ausentismo de los ganaderos mucho mas reducido), pero se recurre, de todos modos, a un numero variable de pequefios arrendatarios (entre uno y cinco, segun el tamafio deI rancho) encargados de cultivar el maiz mediante el sistema de roza, tumba y quema, para suministrar el rastrojo y facilitar el retofio de la capa herbâcea en el curso de los ciclos siguientes. No obstante, el crecimiento de la superficie cultivada resulta insuficiente para garantizar el forrajeo deI ganado durante la temporada de secas. Se compran desechos de maiz 0 de sorgo en los ejidos vecinos y representan superficies que pueden sobrepasar las 30 hectareas anuales. En el curso de los ultimos meses de la temporada de secas a esta se suma el reparto frecuente de alimentos balanceados a los animales: harinas elaboradas con el sorgo producido en la explotaci6n yel mafz comprado a los arrendatarios, que se mezcla con cufietes de soya 0 de copra. El fraccionamiento deI espacio pastoril en varios cercados ha permitido en numerosas explotaciones dividir el hato en diferentes grupos, conforme a su edad. Durante la temporada de lluvias las vacas lactantes se separan deI resto deI hato y se encaminan a los pastos cercanos a la vivienda. Al limitar de este modo el desplazamiento de las madres se aumenta la cantidad de leche que se puede obtener, sin afectar el desarrollo de las crias. DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 219 Los animales mas débiles 0 lastimados se suelen colocar con las vacas lactantes, con el fin de observarlos mejor y administrarles los cuidados necesarios. Una division de esta naturaleza permite asimismo juntar las terneras en un solo potrero, donde estarân separadas de su progenitor y mezcladas con otro toro, con el fin de fomentar e! cruzamiento e hibridaci6n de los animales. Esto ultimo es un ejemplo de los intentos cautelosos de intensificaci6n efectuados por los grandes ganaderos. Se trata deI grupo que mas ha pugnado par la mejora genética de los hatos, gracias a la cornpra de sementales seleccionados, la mayor parte de ellos cebues (razas Gyr, Brahman e Indobrasil), asi como de razas de doble prop6sito --carne y leche-, como la Pardo-suizo. La introducci6n de animales con buen potenciallechero en las explotaciones especializadas en la cria de reses para carne es un tante sorprendente, pero se persigue un doble objetivo: los cruzamientos permiten obtener, en una generacion, animales con una buena conformacion para el rastro (efecto heterosis), as! como tener vacas capaces de nutrir bien a los becerros para que éstos alcancen un peso satisfactorio en poco tiempo, yal mismo tiempo se procure al ganadero un ingreso complementario gracias a la venta de leche 0 queso. Esta tendencia es particularmente notoria en las explotaciones mas cercanas a los pueblos grandes. Las ordeiias rara vez pasan de dos 0 tres litros diarios por animal, pero en general permiten financiar las compras de alimentos balanceados para el reste de! hato. Esta "intensificacion", muy relativa, de los sistemas de produccion contribuye a reducir los costos de mantenimiento deI ganado mas que a eIevar su "productividad". La tasa de extraccion promedio es a menudo inferior a 25% y la produccion anual ronda los 26 kilos vivos por hectârea. Esta cifra pnkticamente dupIica la que se alcanza en.los ranchos de la oIigarquia, pero sigue siendo mucho mas baja que los promedios de otras regiones deI centro de México. Los resultados econ6micos sufren serias mermas por el costo de los intentos de intensificacion (multipIicacion de los cercados, inflaci6n en el precio deI rastrojo, compra de alimentos balanceados): las cargas proporcionales por hectarea son en promedio cuatro veces mas elevadas que en las explotaciones de la oligarquia (20 d6lares contra 5). Tanto el nive! de capital constante coma el deI producto bruto estan directamente determinados por la posici6n de la propiedad respecto a sus principales saIidas comerciales 0 centros de abasto. Cuanto mas aislada esté, mas aumentan los precios de los insumos y se reducen los de los productos vendidos, proparcionalmente a los costos de transporte y a las comisiones de los intermediarios. La diferencia puede ser hasta de 10 0 15% en ciertos casos. El valor agregado obtenido por los grandes ganaderos, si bien es débil en comparaci6n con la superficie (36 d6lares/hectarea en promedio), si 220 DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD, PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N permite una remuneraci6n muy elevada deI trabajo: alrededor de 3 000 d6lares, esto es, casi cuatro veces el valor deI umbral de reproducci6n. Esas cifras reflejan el cankter atm muy extensivo dei sistema de producci6n imperante. Asimismo, ponen en relieve la existencia de un margen de acumulaci6n considerable, a veces multiplicado gracias a los cultivos ilfcitos. Esta acumulaci6n la han utilizado para reducir las relaciones de precios desfavorables que pesan sobre los ranchos mas aislados: la mitad de las explotaciones estudiadas posefan por 10 menos una camioneta, a veces un cami6n, 10 que permitia el transporte de becerros y forrajes. Ahora bien, las inversiones realizadas mas a menudo buscan mejorar la seguridad forrajera de las explotaciones: adquisici6n de un tractor para aumentar la superficie cultivada sin recurrir a mana de obra asalariada y, sobre todo, compra de alambradas para cercar y ampliar la explotaci6n a expensas de los terrenos ejidales. Ganaderia extensiva, acumulaci6n y diversificaci6n En general, los intentos de diversificaci6n tropiezan con el costo elevado de la mana de obra necesaria para su implantaci6n. El numera de activos familiares en las grandes y muy grandes propiedades no cesa de reducirse. La remuneraci6n del trabajo en el rancho, por elevada que sea, resulta inferior a la que procura un buen empleo en Estados Unidos, tanto mas cuanto que el nivel de acumulaci6n permite a los hijos de los ganaderos tener acceso a los tramites migratorios mas seguras (tres cuartas partes de las grandes explotaciones ganaderas estaban, de un modo u otro, metidas en la migraci6n). S610 se han puesto en practica las alternativas que exigen menos trabajo, coma la colocaci6n de cercas, un conato de rotaci6n de los pastos naturales y la extensi6n dei cultivo de sorgo dondequiera que se pueda utilizar el tractor. Pero éstas son con frecuencia insuficientes para procurar una buena remuneraci6n dei capital invertido (el precio del terreno ha subido mucho), en comparaci6n con las tasas de utilidad en otras actividades. La 16gica econ6mica de las élites no ha variado; continua buscando maximizar la rentabilidad dei capital. Los medianos y grandes ganaderos han reaccionado ante el aumento deI costo de los factores de producci6n, diversificando sus actividades y relativizando el peso de la ganaderia en la composici6n de sus ingresos. Son propietarios de la mayor parte de los edificios deI centro de Huetamo y de numerosos lotes cercanos a la ciudad o a otros centras urhanos (Zitacuaro, Morelia 0 la ciudad de México). La oligarqufa sigue siendo duefia de las principales tiendas de la regi6n (abarrotes, materiales de construcci6n, vehiculos y piezas de refacci6n...), asi DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 221 coma deI control deI comercio de ganado (los cinco tratantes de reses mas importantes de la regi6n forman parte de la muestra estudiada). Por ultimo, los grandes ganaderos monopolizan el transporte de mercancias hacia el altiplano: son propietarios de la mayoria de los grandes camiones de la regi6n. Asf pues, ocupan una posici6n central en el mercadeo de los forrajes y de los alimentos para el ganado, el cual constituye, junto a la venta de becerros, uno de los sectores mas dinamicos deI comercio regional. Al reforzar el control de sus bastiones tradicionales, la oligarqufa no ha perdido la ocasi6n de invertir en esos sectores que se han desarrollado en época reciente y que garanti zan tasas de ganancia particularmente elevadas. Asf, el auge de las exportaciones de mel6n ha sido aprovechado por ciertos grandes propietarios, que han hecho contratos de medierîa con pequefios productores sin capital, a quienes les suministran bombas e insumos a cambio de la mitad de los beneficios. También colaboran en el financiamiento de centros de empaque de fruta, que les garanti zan una renta elevada y menos aleatoria. Ademas, la participaci6n de ciertos miembros de ese grupo en la producci6n y trafico de mariguana es un secreta a voces: el control de grandes superficies y de cadenas de transporte hacia el alti pIano y los estados dei norte los pone en una situaci6n ideal para dicho trâfico. La intervenci6n de los ganaderos muy importantes en la vida polftica local, regional y nacional (las grandes familias se reparten 0 reservan para sus hombres de confianza los puestos de alcaldes y diputados locales 0 federales) les otorga, por otra parte, la protecci6n y el apoyo suficientes para gozar de una posici6n inexpugnable. Asf pues, la cria de becerros se ha vuelto una actividad entre otras, a veces incluso secundaria, para los miembros de la oligarqufa. Esta diversificaci6n les permite sortear las fluctuaciones dela coyuntura econ6mica y una crisis que pudiera afectar un sector de actividad particular. Eso se pudo verificar en el curso de los afios setenta, cuando los grandes comerciantes de granos abandonaron la producci6n y el comercio de ajonjolf para reorientar sus actividades a la venta de becerros y a las importaciones de forrajes 0 alimentos balanceados. Los capitales circulan rapidamente entre cada sector de actividad en funci6n de los beneficios y de las tasas de utilidad que proporciona cada uno. Como quiera que sea, la propiedad de la tierra, privada 0 ejidal, y el sistema de explotaci6n de los ranchos no se ponen en tela de juicio. Primero, porque la tierra representa un capital cuyo valor comercial no cesa de aumentar. Luego, porque la explotaci6n ganadera constituye todavia el respaldo de las otras actividades, en particular, el comercio de ganado yel trâfico de estupefacientes. Por aiiadidura, la tierra constituye la base deI poder polftico, que le da acceso a otras muchas actividades especulativas. Por ultimo, los hatos representan un capital fragmentado, que se 222 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N puede movilizar rapidamente 0 que, al contrario, resulta muy util para "inmovilizar" y blanquear ciertas utilidades inconfesables, coma las deI narcotrafico, a la espera de su uso posterior. Por 10 tanto, a los grandes ganaderos no les interesa modificar profundamente su sistema de producci6n y salir de los modelos de explotaci6n mas extensivos 0 semiextensivos. El problema se plantea, en cambio, en términos enteramente diferentes para los ganaderos que cuentan con superficies mas reducidas, incluso muy limitadas, pues los costos de alimentaci6n aumentan entonces de manera notable y se vuelve necesario compensarlos mediante una producci6n mas elevada pOl" unidad de superficie y por animal. Los PEQUENOS y MEDIANOS GANADEROS FRENTE A LA ESCASEZ CRECIENTE DE LOS RECURSOS FORRAJEROS Cuando la superficie por trabajador resulta inferior a 50 hectareas, el sistema de producci6n desarrollado par los grandes ganaderos no reditua siquiera el ingreso minima que define el umbral de reproducci6n. Sin embargo, la ganaderia bovina no es cuestionada, pues conserva su papel coma la unica actividad que autoriza cierta productividad deI trabajo. Pero, en cambio, exige la puesta en marcha de sistemas de explotaci6n mas intensivos, que pasan por el desarrollo de los cultivos forrajeros, una diversificaci6n de las actividades ganaderas y la mejorfa de los cuidados prodigados a los animales. Una intensificaci6n de esta naturaleza esta condicionada a la capacidad de cada explotaci6n para realizar las inversiones necesarias. Incrementar la producci6n forrajera y el control de los terrenos indivisos Cincuenta aiios de diferenciaci6n social en el interior de los ejidos han favorecido el surgimiento de una clase media ganadera que obtiene el grueso de sus ingresos de un hato relativamente numeroso (entre 20 y 40 reses). Esas familias han aprovechado en buena medida un espacio forrajero que ha estado abierto al ganado dUl-ante mucho tiempo, pero su margen de acumulaci6n hoy en dia esta afectado por el desarrollo de los cercados. Algunos propietarios privados, cuyos ranchos, por los repartos de herencia se han redu.cido a superlicies que oscilan entre 50 y 150 hectareas de terreno accidentado, se topan con bloqueos similares. Ese tipo de ganadero enfrenta, en la actualidad, la necesidad imperiosa de aumentar su producci6n de forrajes: por una parte, aumentando la superficie cultivada cuando es posible, pero, sobre todo, muhiplicando el numero de unidades forrajeras producidas por hectarea. De este modo se ven obligados a emprender una DIFERENCLAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 223 verdadera intensificaci6n, a optimizar la producci6n forrajera y la del hato en los limites impuestos por la fuerza de trabajo familiar. Esos ganaderos han participado en general en el movimiento de apropiaci6n de los agostaderos indivisos, pero con menos éxito que las oligarquias: las superficies cercadas no pasan de las 20 hectareas. Éstas resultan insuficientes para mantener un hato de 30 bovinos mas alla de unas cuantas semanas. El sistema forrajero descansa, pues, en la explotaci6n de los terrenos que permanecen indivisos y en los esquilmos de maiz y de sorgo durante cuatro 0 cinco meses de la temporada de secas. 6 Eso supone que cada ano se cultive una superficie importante: conforme a la muestra, se trabajaban entre 35 y 70% de la explotaci6n y la totalidad deI espacio laborable. Se cultivan maiz y sorgo, pero el ultimo no tiene la importancia que se le asign6 en algunas grandes explotaciones ganaderas, pues la prioridad de los productores consiste en cubrir las necesidades alimenticias de sus familias. Los excedentes de mafz y toda la producci6n de sorgo se reservan para la alimentaci6n deI ganado a fines de la temporada de secas. En general se muelen con eI olote y, a veces, con rastrojo, para que los animales asimilen mas facilmente esos forrajes y se reduzca el desperdicio en las parcelas. La cosecha de la paja de mafz 0 de sorgo moviliza un numera importante de trabajadores pero, al tencr lugar en un periodo bajo deI calendario agrfcola, puede extenderse durante varias semanas yefectuarse con la mana de obra familiar. El calendario forrajero se finca asf en la explotaci6n de recursos y de un espacio relativamente divididos, que abarcan tanto los terrenos indivisos coma los agostaderos cercados y diferentes parcelas cultivadas. Tiende en ese aspecto a reproducir eI plan establecido en las grandes explotaciones ganaderas (véase la gnlfica VIA). Esos esfuerzos resultan, sin embargo, insuficientes para garantizar la autonomfa de las explotaciones: mas de la mitad de la muestra compraba rastrojo a los ejidatarios vecinos y 85% de esos ganaderos recurrfan a la administraci6n de complementos balanceados (cereales, cunetes proteicos, salvado, alimentos preparados) para enfrentar la escasez de pastos a fines de la temporada de secas. Los costos de alimentaci6n por esas fechas deI ano (molienda de los granos y trituraci6n de los rastrojos, compras de esquilmos y complementos) contribuyen a elevar de manera considerable el nivel de las cargas. Representan en término medio 62%, y hasta 80% de los insumos de la explotaci6n. El consumo de capital constante por hectarea puede alcanzar, por esta raz6n, un nive! cuatro 0 cinco veces superior al de los grandes ranchos. A fin de no recortar aun mas el margen de acumulaci6n, el crecimiento 6 Par la menas, se requieren 20 hectâreas de rastrojo de mafz para asegurar durante seis meses la alimentaci6n de un hato de 30 animales, habida cuenta deI desperdicio efectuado. 224 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N de la superficie cultivada se efectua reduciendo al maximo el empleo de mana de obra asalariada. Los cultivos se limitan a menudo a terrenos pIanos, en los que es facil el uso deI tractor y la aspersi6n de herbicidas sustituye las escardas manuales. Estos ganaderos buscan compensar el nivel elevado de las cargas de explotaci6n por una productividad mas alta deI hato. Si las tasas de extracci6n permanecen relativamente débiles (entre 20 y 25%), la producci6n de carne por hectarea aumenta sensiblemente (entre 35 y 40 kilos por afio en las propiedades cuya superficie explotada es conocida, en contraste con 25 kilos en promedio entre los grandes ganaderos) y la explotaci6n de} potenciallechero se vuelve mucho mas sistemâtica. Las propiedades situadas en los aledafios de un puebla venden normalmente leche bronca; en cambio, las que no tienen acceso a ese tipo de mercado comercializan el excedente en forma de q1lleso. La ordefia dura entre cuatro y seis meses y se prolonga generalmente hasta ya entrada la temporada de secas. A las vacas lactantes se les da entonces un complemente alimenticio compuesto de harinas de cereales y concentrados. Esta diversificaci6n relativa de las producciones animales se concreta a veces a la adopci6n de otras actividades. En la mitad de las explotaciones estudiadas sollan engordarse entre 5 y 20 puercos mediante técnicas de cria muy extensivas: los puercos no recibian ningun cuidado particular y la mortalidad continuaba siendo muy elevada (epidemias, picaduras de alacran, insolaciones). Para alimentarlos se apartan pequefias cantidades de mafz y sorgo, que luego se mezclan con las sobras de la familia antes de darselas a corner, y se venden aun j6venes, cuando alcanzan un peso que varia entre 50 y 70 kilos. Este esbozo de intensificaci6n permite una productividad deI trabajo generalmente superior al umbral de los 1 000 d61ares. Existe, pues, un cierto margen de acumulaci6n, que permite a veces la creaci6n de un pequefio fondo comercial (tienda de abarrotes deI pueblo) 0 la compra de una camioneta de transporte. Ahora bien, los beneficios obtenidos en la explotaci6n suelen invertirse en la emigraci6n a Estados Unidos: tres cuartas partes de las familias entrevistadas habian enviado de uno a tres de sus miembros al pais vecino. Las remesas de divisas permiten aumentarel hato familiar y financiar las compras de forrajes naturales y alimentos balanceados. El ganado sirve, en este caso, de fondo de inversi6n para adquirir un derecho ejidal 0, si se presenta la ocasi6n, apropiarse de nuevos agostaderos, y asi preparar en mejores condiciones el retomo y la instalaci6n definitiva de los hijos expatriados. DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N GRAFICA VIA. 225 Calendario forrajero de una explotaci6n ejidal mediana Die. Ene. Mar. Oct. rD Agosladeros indivisos [ll] Agostaderos apropiados • D Jul. Rastrojo de los cultivos Rastrojo y alimentos concentrados Jun. Los pequenos ganaderos, principales vfctimas de la saturaci6n dei espacio agropastoril Este grupo se compone esencialmente de explotaciones ejidales, cuyo tamai'io varia entre cinco y seis hectareas de terrenos pIanos y hasta una docena de hectareas cuando se trata de laderas cerriles. Por falta de capital, rara vez han participado en el movimiento de apropiaci6n de los agostaderos indivisos (s610 7 de los 23 casos estudiados) y las superficies afectadas no han superado jamas las 10 hectareas. Estos pequei'ios ganaderos deben garantizar el forrajeo de su ganado en superficies muy reducidas, aunque el acceso a los agostaderos ejidales sea libre durante el temporal. Se encuentra en este grupo un pui'iado de propietarios en muy pequei'ia escala (menos de 25 hectareas de cerro), a menudo antiguos arrendatarios de un rancho ganadero, que pudieron hacerse de un pedazo de tierra y algunos animales. Los hatos varian entre 10 y 20 cabezas de ganado, muya menudo animales de raza criolla cuyo valor comercial es bajo, pero que aguantan una alimentaci6n pobre y resisten las penurias mejor que el ganado seleccionado. Su numero es con frecuencia demasiado elevado en comparaci6n con la capacidad forrajera de las explotaciones, pues el sobrepastoreo de los agostaderos indivisos obliga a menudo a esos ganaderos a dejar entrar a los animales en su parcela, tan pronto coma se acaba la temporada de lluvias, incluso antes de que hayan cosechado el mafz. Les es preciso, entonces, dejar en barbecho una parte de las tierras cultivables para que el 226 DIFERENCIAS DE PRODUCTMDAD, PAUPERIZACION y EXCLUSION hato pueda pastar durante las semanas inmediatamente anteriores a la cosecha. Ese erial cumple la funci6n que los medianos y grandes ganaderos le asignan a los agostaderos cercados. La superficie cultivada sigue estando limitada: fluctua entre 5.5 y 8 hectareas. El sistema de cultivo se destina tanto a asegurar la alimentaci6n de la familia y a procurarle un ingreso complementario coma a garantizar el forraje deI ganado. El mafz ocupa por 10 menos la mitad de la superficie sembrada, y el resta se dedica al ajonjolf y al sorgo. Las parcelas se benefician de un trabajo mas importante y mas cuidadoso que cuando las explotaciones son de mayor tamiu10. Las escardas se suelen hacer manualmente, y cuando se emplean herbicidas se aplican dosis mucho mas abundantes (de 2 a 3 litros por hectarea): es evidente que d€ntro de los objetivos de estos campesinos es mas importante para eHos la producci6n de grano que de forraje. En todos los casos es la familia la que aporta el trabajo principal y el reclutamiento de asalariados se hace puntualmente yen forma limitada. Aun cuando apenas 40% de las explotaciones estudiadas goza de un crédito de avio (muchas de ellas estân endeudadas con Banrural), los abonos se aplican sistemâticamente en las parcelas cultivadas. En promedio las cantidades aportadas son de alrededor de 60 unidades de nitr6geno por hectarea y generalmente se aplican en dos veces (al sembrar y cuando se da la espiga) para que su eficacia sea mayor. Cuando las operaciones de deshierbe se efectuan a mana es frecuente que se siembre calabaza entre el mafz. Los frutos son una fuente auxiliar de forraje que se distribuye al ganado y a los pocos puercos que se engordan en la explotaci6n a principios de la época de secas. La superficie cultivada y la producci6n de rastrojo, en general, también resultan insuficientes para alimentar al ganado durante la temporada de secas, en parte es asf porque un deshierbe mas cuidadoso reduce el numero de unidades forrajeras disponibles. Seis hectâreas cultivadas siguiendo una rotaci6n mafz (112) -ajonjolf (l/4)-sorgo (114) apenas se dan abasto para alimentar siete u oche cabezas de ganado en el curso de ese periodo, siendo que el tamafio de los hatos pasa casi siempre de 10 unidades. Puesto que el nivel de los ingresos de estos ganaderos no permite efectuar cornpras masivas de rastrojo, los animales terminan la temporada de secas en muy malas condiciones ffsicas y no es raro que los partos resulten fatales para las madres y sus crias. Con el fin de aliviar la carga deI ganado y los costos de mantenimiento deI hato, las ventas de becerros tienen lugar forzosamente durante los primeros meses de la temporada de secas, independientemente de los precios ofrecidos por los tratantes: deshacerse de los animales excedentes mas tarde, cuando ya han perdido mucho peso, resultarfa aun menos redituable. DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 227 Para mejorar la utilizaci6n de los forrajes por el ganado y reducir los desperdicios, ciertas explotaciones proceden a la cosecha de hojas de maiz un poco antes 0 justo después de la- deI grano. Esas hojas son distribuidas en época de transici6n a las vacas lactantes ya los animales mas débiles. Esta cosecha implica una sobrecarga importante de trabajo, en especial porque no se puede diferir por mucho tiempo la entrada deI ganado a las parcelas cultivadas. La productividad marginal de ese trabajo resulta minima. Pero todavia mas que el incremento de la remuneraci6n deI trabajo, 10 que aqui interesa es el aumento de los ingresos por unidad de superficie. La alimentaci6n deficiente de los animales no permite niveles de productividad elevados ni llevar al mercado mas que animales de bajo peso, poco cotizados a causa de su conformaci6n mediocre. De tal suerte que los pequefios ganaderos se ven empujados a variar y diversificar 10 mas posible sus producciones. Esta diversificaci6n incluye las ventas de leche o queso en la medida en que la disponibilidad de forraje pennite ordefiar a las vacas durante la temporada de secas. Ahora bien, la ordefia no dura mas de tres a cuatro meses por vaca. El esfuerzo de diversificaci6n lleva a emprender asimismo otros tipos de cria. Una cuarta parte de los productores de la muestra crian un pequefio rebano de cabras, cuyos efectîvos pueden abarcar ihasta 30 animales. Los chivos se venden en general para las fiestas de Navidad 0 de Pascua a un precio relativamente alto (la venta de una docena de chivos procura un ingreso equivalente al de un becerro de 200 kilos). Esta actividad se vuelve, sin embargo, cada vez mas dificil ante la multiplicaci6n de los cercados y la privatizaci6n de los agostaderos. Una complicaci6n adieional es la hostilidad de los grandes y medianos ganaderos que no dudan en matar a los animales que se adentran en sus parcelas. Puesto que los cercados de tres 0 cuatro alambradas son inûtiles para impedir el paso de los chivos, éstos deben ir siempre acompanados de un pastor, loque reduce de manera considerable el atraetivo de un tipo de ganaderia cuya principal ventaja estribaba en su falta de exigencias. La engorda de puercos esta, en cambio, mucho mas extendida: .mas de 80% de las explotaciones de la muestra dispone de una a cinco cerdas y engorda entre 5 y 30 puercos al ano. Los animales se nutren de desechos arrojados en las calles de los pueblos. La engorda se completa con los excedentes de maiz y las calabazas, pero rara vez los puerços que se venden pasan de los 60 kilos. En 30 afios, la relaci6n entre los precios de la came de puerco y los deI maiz se ha mantenido mas 0 menos estable en Tierra Caliente, contrariamente a 10 que sucede en otras regiones de Michoacan. 7 7 En 1960 un puerco de 50 kilos (40 arrobas) alcanzaba un preclo equivalente a 340 kilos de mafz. En 1988 su valor alcanzaba entre 130000 Y 150 000 pesos, es dedr. entre 330 228 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N La rentabilidad de ese tipo de porcicultura ha variado poco, en la medida en que se dirige a un mercado local, relativamente protegido por su aislamiento, y descansa en costos de producci6n muy bajos. En las explotaciones estudiadas, las ventas de puercos podian llegar a representar hasta 30% deI producto bruto total. La multiplicaci6n de las actividades ganaderas y la relativa optimizaci6n deI empleo de los recursos forrajeros responden a una 16gica econ6mica semejante a la del grupo precedente. Pero, en este caso, la escasa superficie disponible obliga a diversificar mucho mas las fuentes de ingresos (una parte mucho mas importante de la producci6n agricola -sorgo y ajonjolise destina al mercado). La intensificaci6n se vuelve una necesidad imperiosa: 10 que se busca, antes que la remuneraci6n inmediata deI trabajo, es el aumento de los ingresos obtenidos por hectarea. Sin embargo, la escasez de los recursos que pueden ser invertidos en la intensificaci6n limitan, en buena medida, su alcance. En relaci6n con el producto bruto, el nivel de las cargas de explotaci6n esta inflado por los costos de la alimentaci6n y los de los insumos empleados en la producci6n agrfcola. La productividad del trabajo rara vez excede los 1 000 d61ares y, en una cuarta parte de las explotaciones, esta remuneraci6n ni siquiera llega al umbral de reproducci6n. Asimismo, la mitad de esos pequeii.os ganaderos debe buscar empleo en calidad de asalariados agricolas durante la temporada de secas. El estrecho margen de acumulaci6n, si es que existe, no permite realizar inversiones importantes. Con mucha frecuencia se emplea en financiar el traslado de uno 0 varios hijos a Estados Unidos: dos tercios de los pequefios ganaderos entrevistados habian participado en diversos grados en la emigraci6n clandestina. Cuando esta tentativa tenia éxito (los fracasos son numerosos pues las sumas invertidas son necesariamente limitadas), los envios de d6lares constituian una verdadera inyecci6n de oxfgeno para la explotaci6n. En algunos casos pueden representar mas de 60% del ingreso monetario neto. Empero, los ingresos obtenidos son insuficientes para que esos campesinos puedan siquiera considerar la posibilidad de ampliar sus explotaciones. Su porvenir parece amenazado en el mediano plazo pues el precio de la tierra, coma el de los forrajes, les impide toda perspectiva de crecimiento del capital productivo. La mas minima division de las tierras y deI patrimonio por razones de herencia los condenaria a bajar dei umbral de las cinco hectâreas por activa Y, por ende, a una descapitalizaci6n mas 0 menas rapida, e incluso a su desaparici6n coma productores agricolas. y 375 kilos de maiz. En la regi6n de Coalcoman, en cambio. este valor se devalu6 a la mitad entre 1910 Y 1970 (véase Cochet, 1991. pp. 158-159). DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACr6N y EXCLUSr6N 229 El riego, clave de la intensificaci6n de los sistemas ganaderos Los ganaderos que disponen de tierras de riego desconocen esta precariedad y no tienen que recurrir a los recursos forrajeros ajenos a su explotaci6n (grupo D de la grafica VI.2). Una situaci6n de esta naturaleza continua siendo excepcional en la regi6n. Disfrutan de ella sobre todo los pueblos situados en los terrenos regados por la Comisi6n dei Balsas (al sur dei municipio de San Lucas), y algunas propiedades privadas, donde las condiciones hidrograficasjustifican la compra de una bomba de gran potencia. Se estudiaron ocho explotaciones de ese tipo, cuya superficie varia entre 10 Y50 hectareas y la superficie de riego entre 8 y 40 hectareas (un promedio de 20 hectareas). Se trata, pues, de explotaciones medianas, las cuales disponen de hatos relativamente numerosos, entre 40 y 70 animales. Las cargas animales son elevadas; pasan de 1.5 bovinos e incluso, a veces, son superiores allfmite de tres cabezas por hectarea cercada. Este tipo de densidades implica un sistema de ganaderia intensiva: esas explotaciones deben producir cantidades importantes de alimentos y evitar al maximo la aparici6n de "vacfos" en el calendario forrajero. El espacio esta disenado para obtener una producci6n escalonada de rastrojo, granos y materia verde que permita el pastoreo continuo de los animales a 10 largo deI ano, y la alimentaci6n se enriquece con ciertos complementos en el curso de los raros periodos de escasez. Los ganaderos establecidos en las tierras de riego dei municipio de San Lucas han resuelto esos apremios cultivando praderas temporales de sorgo forrajero. Disponen asi de pastos verdes, abundantes y de muy buena calidad cuando se explotan en el momento de la formaci6n de la espiga. Después del paso de los animales se lleva a cabo una siega somera y una rapida fertilizaci6n para avivar el brote de las plantas y obtener en unas cuantas semanas una pradera casi tan espesa coma recién sembrada. A 10 largo de un ano se pueden ordenar asi cuatro ciclos de producci6n, entrecortados con periodos de pastoreo, que oscilan entre un mes y seis semanas' Entre 12 y 16 meses después deI establecimiento de la pradera se labra la parcela de nuevo y se emprende un cultivo de maiz 0 sorgo-grano. Éste surte el rastrojo consumido por el ganado mientras brotan los renuevos de las praderas, asi como el grano distribuido coma complemento a las vacas lactantes y a los animales mas débiles. Puesto que las plantas asociadas en ese sistema de cultivo presentan ciclos vegetativos de diferente duraci6n (entre 110 y 120 dias en el casa del maiz, 90 en el casa deI sorgo en grano y 75 en el deI sorgo forrajero), las explotaciones disponen de una producci6n de forrajes escalonada, casi sin periodo de escasez. Las rotaciones son trianuales y se parecen al siguiente plan: maiz de temporal-sorgo de riego-sorgo forrajero (entre 12 y 16 me- 230 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N GRAFICA Oc1. VI.5. Calendario forrajero de una explotaci6n de riego que cuenta con tres parcelas Mar. Abr. [)] Rastroio de sorgo D Rastrojo de maiz • Sorgo torrajero ses)-mafz de riego-sorgo de temporal-sorgo forrajero (12 a 16 meses), etc. En el casa de una explotaci6n dividida en tres pareelas cultivadas de acuerdo con esta rotaci6n, el calendario forrajero presenta entonees el orden que aparece en la grâfica VI.5. Si el sistema de cultivo esta bien manejado, rara vez se requiere de rastrojo adicional producido en las explotaciones vecinas. Eso unicamente sucede cuando el retonD de las siembras de sorgo fue mal programado y el nfunero de animales que hay que mantener por hectârea no otorga una seguridad total. Por esa raz6n, los ganaderos tratan de reducir al maxima dicho riesgo. A las parcelas de riego se les aplican muchos insumos: las dosis de abono varfan entre 80 y 100 unidades de nitr6geno por hectarea; se ha generalizado el empleo de fuertes cantidades de herbicidas y, en un c1ima calido, son neeesarios numerosos tratamientos antiparasitarios en las tierras cultivadas sin interrupci6n. Los insumos requeridos son cuantiosos (entre 150 y 350 d6lares por hectârea), mas alin si se tienen en cuenta los numerosos tratamientos a que se deben someter los bovinos para evitar la multiplicaci6n de garrapatas y parasitos internos. A ese precio, la productividad del hato aumenta de manera sensible. El intervalo entre los nacimientos varia en general entre 15 y 18 meses, a veces menos, y las tasas de extracci6n pasan de 25%, incluso de 30%. Los niveles de producci6n son en promedio cuatro veces mas altos que los que se observan en las grandes propiedades ganaderas: entre 60 y 90 kilos de peso DIFERENCIAS DE PRODUCTIVlDAD, PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N 231 vivo anual por hectarea. Esas explotaciones no se dedican a la engorda de becerros; las estructuras de comercializaci6n implantadas en el marco de la especializaci6n regional y los precios eIevados de los novillos las ha orientado en favor de la ganaderia de crIa. Sin embargo, el sistema ganadero implantado ha permitido eIevar sensiblemente la producci6n lechera. Y, coma las superficies de riego mas importantes colindan con las localidades principales, la leche bronca tiene un mercado muy redituable. La:> vacas lactantes se ordefian en todas las temporadas, par periodos que oscilan entre cinco y ocho meses, y disfrutan de suplementos balanceados (harinas de maiz 0 de sorgo producidas en la explotaci6n, mezcladas con pequefias cantidades de cufletes proteicos). Las ventas de leche pueden representar entre un cuarto y un tercio deI producto bruto de esas explotaciones. Se gesta una especializaci6n mixta en la producci6n de carne y de leche, reforzada por la difusi6n de los caracteres genéticos de la raza Pardo-suizo. En esas explotaciones, el ganado suele presentar una conformaci6n para el rastro y un potencial lechero muy superiores al promedio regional. Esas condiciones perrniten limitar las fuentes de ingresos a las que procura el hato: no se practican otros tipos de cria (puercos, cabras). Una intensificaci6n real de los sistemas ganaderos puede tener lugar cuando el aumento dei trabajo que requiere goza de una remuneraci6n equivalente a la procurada por la ganaderia extensiva. Se incrementan los recursos humanos (entre dos y cuatro trabajadores permanentes) y la superficie por activo familiar rara vez pasa de 10 hectareas, en contra de mas de 100 en las grandes explotaciones ganaderas. La productividad deI trabajo permanece por encima de los 1 500 d6lares, a pesar deI nivel elevado de las cargas de explotaci6n. Esos ganaderos disponen de un importante margen de acumulaci6n. La emigraci6n a Estados Unidos 0 la instalaci6n de un comercio son menos frecuentes que en el sena de los grupos precedentes, pues el trabajo en la explotaci6n moviliza la casi totalidad de la mana de obra familiar. El excedente monetario se invierte muy a menudo en la compra de una camioneta que permite transportar la leche bronca hasta el pueblo mas cercano. El porvenir de estas explotaciones no se halla amenazado ni siquiera por la perspectiva de una posible divisi6n por herencia: aun por debajo de un cierto umbral de superficie, el riego y el capital acumulado hacen posible la reorientaci6n dei sistema de producci6n hacia la horticultura y la fruticultura. Para las pequefias y medianas explotaciones ganaderas, los limites de la intensificaci6n se hallan fijados, pues, por la capacidad de producir sus propios forrajes. Dependen de la superficie que se pueda cultivar con un tractor y un minimo de mano de obra, pero también de la superficie que queda disponible para el pastoreo estival dei ganado. Cuando la apropia- 232 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N ci6n de los agostaderos es imposible 0 esta limitada por la falta de capital, las explotaciones se encuentran a menudo obligadas a conservar a este respecto una porci6n significativa de su superficie cultivable. Su capacidad de mantenimiento deI hato en el curso de la temporada de secas se ve directamente afectada. Es, pues, el margen de acumulaci6n y de reproducci6n de los pequefios ganaderos el que se reduce, al mismo tiempo que los agostaderos indivisos. Estân expuestos al agravamiento de la escasez de forrajes y cualquier divisi6n deI patrimonio seria fatal. Las (micas alternativas de sobrevivencia en el mediano plazo consisten en la irrigaci6n 0 la apropiaci6n individual suficientes de una superficie, de pastos naturales. Dos opciones que parecen estar fuera deI alcance de la mayoria. INTENSIFICACI6N 0 DOBLE ACTIVIDAD: GOUÉ ALTERNATIVAS TIENEN LOS CAMPESINOS MINIFUNDISTAS? Cuando las divisiones por herencia han reducido las explotaciones agricolas a pequefias superficies (menos de cuatro 0 cinco hectareas por activo familiar), la especializaci6n en favor de la cria de becerros es menos que imposible. La degradaci6n de los términos de intercambio (bajo precio de los productos alimenticios basicos, acceso indirecto al mercado...) precipita el deslizamiento de las explotaciones minifundistas hacia umbrales de productividad cada vez mas bajos. El porvenir de esas familias depende entonces de las alternativas productivas 0 salariales, de las bajas rentas coyunturales que puedan presentarse y frenar la caida de sus ingresos. Altemativas de esa naturaleza han surgido en el ambito local con el desarrollo dei riego y de la horticultura, que han permitido poner coto al proceso de pauperizaci6n. Ahora bien, Gpara cuantos campesinos minifundistas? y GPor cuanto tiempo? El riego en pequena escala y la horticultura, inyecci6n de ox(geno para una minoria El desarrollo deI riego en el sureste de Tierra Caliente y la lIegada de los brokers han dado a los campesinos minifundistas la oportunidad de obtener una productividad elevada deI trabajo, al optimizar los ingresos por hecldrea. En las 10 explotaciones estudiadas, la remuneraci6n deI trabajo fluctuaba entre 1 700 Y 2 500 d6lares (dos 0 tres veces por encima deI umbral de reproducci6n) y el valor afiadido alcanzaba entre 800 yI 750 d6lares por hectarea: entre 20 y 50 veces los niveles de las grandes explotaciones ganaderas. El cultivo de una hectarea de mel6n permite obtener un valor DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERlZACI6N y EXCLUSI6N 233 afiadido equivalente al producto de la venta de siete u ocho becerros, 0 el de cuatro 0 cinco bovinos en el casa dei jitomate. La especializaci6n horticola es muy marcada y moviliza a la totalidad de la fuerza de trabajo familiar. Sin embargo, una parte de la superficie se cultiva generalmente durante el cielo de temporal, con el fin de satisfacer las necesidades de la familia respecto al consumo de maiz y, en su caso, los deI hato, en 10 tocante al sorgo y rastrojo de los cultivos. Sin embargo, en ning(ln casa el cultivo de temporal se hace en detrimento de la producci6n horticola: no es raro que las parcelas destinadas a la horticultura queden en barbecho durante toda la temporada de lluvias para hacer una siembra temprana, a veces desde fines deI mes de octubre. En efecto, conviene cosechar muy pronto, si se desea evitar las bruscas variaciones de precios que tienen lugar desde que las regiones altas, mejor situadas respecto de los mercados, acuden a competir con la producci6n de Tierra Caliente. Los productos brutos alcanzan frecuentemente un nivel comparable al observado en ciertas grandes explotaciones ganaderas: a veces mas de 20000 d61ares, es decir, el precio de un lote de 65 becerros. Pero las ganancias reales de los productores distan mucho de tales sumas pues se hallan gravadas en una proporci6n de 50 a 60% por los costos de producci6n (semillas seleccionadas para el mel6n; dosis muy fuertes de fertilizantes; tratamientos antiparasitarios, cuya aplicaci6n se hace mas frecuente con cada nuevo cielo, y cargas de mana de obra). Hay que agregarle un fuerte consumo de capital fijo, en particular en las explotaciones de riego por bombeo. Una especializaci6n de este género supone una considerable inversi6n, que ningun campesino minifundista se puede dar ellujo de hacer. Los que se lanzan a la aventura (se trata de una -aventura, pues el riesgo de fracaso es alto) deben obtener un financiamiento por medio de un gran comerciante 0 de un representante local de los exportadores, en condiciones de producci6n desfavorables: de los 10 productores horticolas encuestados seis se hallaban en situaci6n de medieros en su propia tierra. El interrnediario adelanta el capital y las bombas, en casa necesario, y se encarga de vender toda la producci6n. Del producto de esas ventas cobra todo el capital (fijo y variable) consumido y se embolsa la mitad deI beneficio neto. Muy a menudo, el productor carece de control sobre la comercializaci6n de la fruta y ni siquiera sabe el precio de venta. Toda suerte de manipulaciones y abusos es posible. El grueso de los beneficios queda entre las manos de los comerciantes de fruta y de una pequefia capa de la oligarquia regional, y, por supuesto, al productor le toca la tajada mas pequefia. Si bien el duefio deI capital se queda con la parte delle6n, el ingreso monetario de la horticultura permite a estas explotaciones mantenerse elaramente por encima deI umbral de reproducci6n. Pero su margen de 234 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N acumulaci6n continua siendo limitado en relaci6n con el capital de explotaci6n que le seria preciso ahorrar para liberarse de relaciones de producci6n tan desfavorables. Permite el envia de uno 0 de varios hijos a Estados Unidos, a veces la compra de una bomba ligera y, en ocasiones mas raras, la de un vehiculo empleado en el transporte de fruta (un casa de los 10 estudiados). La situaci6n de los pequeftos horticultores sigue siendo precaria pues la multiplicaci6n de parasitos y el empobrecimiento progresivo de los suelos exigen el uso de cantidades cada vez mas grandes de plaguicidas y de abonos, la utilizaci6n de nuevas variedades mas resistentes pero también mas caras, y por ello la reducci6n rapida de los margenes de beneficio. Para evitar ese problema, los intermediarios no otorgan financiamiento después de dos allOS consecutivos de cultivo en las tierras de riego deI municipio de San Lucas. En general, éstos han establecido un sistema de rotaci6n entre las diferentes explotaciones y las zonas de riego de la regi6n. La baja de la producci6n horticola en ladepresi6n deI Tepalcatepec impuls6 su desarrollo en Tierra Caliente, pero una desventura semejante aguarda en algûn momento a los campesinos de la regi6n. Esa partida no s610 privaria a los pequeftos horticultores deI acceso a los capitales y a los mercados sino que significarfa, para muchos de ellos, la desaparici6n de los sistemas de riego instalados por sus patronos. Sin embargo, no debe subestimarse la capacidad de esos campesinos de apropiarse de las técnicas y los conocimientos necesarios para continuar su actividad. Un anaIisis de los procesos de adaptaci6n y de recomposici6n que estan en marcha en las cuencas abandonadas por los intermediarios (depresi6n del Tepalcatepec, regi6n de Autlan) resultaria sumamente revelador. Para los productores que se hallan instalados en las zonas irrigadas por la Comisi6n deI Balsas, esa partida no tencl.ôa efectos tan dramaticos. Afalta de alternativas de crédito esos campesinos pueden reorientar su sistema de producci6n hacia los cultivos de viveres y de forrajes poco costosos. El riego les deja la posibilidad de efectuar dos cosechas anuales de maiz, una de las cuales, recogida a mediados de la temporada de secas, puede ser vendida a los compradores deI altipIano coma elote tierno, a un precio dos o tres veces mas caro que el grano seco. Se estudiaron tres explotaciones que adoptaron ese sistema de cultivo y conservaron una productividad deI trabajo superior al umbral de reproducci6n, a pesar de su pequefto tamafto (menos de tres hectareas por activo). Las ventas de elote tierno y de rastrojo les permiten compensar el deterioro deI precio deI maiz, a condici6n de conservar rendimientos elevados (1.5 toneladaslhectarea en promedio). Lo logran intensificando las labores de cultivo: las dosis de abono (100 unidades por hectarea) son las mas elevadas de la regi6n, asi como las de herbicidas, y labran con sumo cuidado la parcela antes de cada cielo de cultivo. DIFERENCIAS DE PRODUCTlVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 235 A ese precio obtienen un valor agregado relativamente alto, en relaci6n con el tamano de las explotaciones (en promedio 250 d61ares por hectarea), pero de todos modos es insuficiente para garantizar una remuneraci6n elevada deI trabajo (siempre inferior a 1 000 d61ares). En suma, permite la reproducci6n de la fuerza de trabajo pero apenas una acumulaci6n real. Esto se refleja en el pequeno numero de bovinos mantenidos en la explotaci6n: una de ellas contaba con un hato compuesto unicamente de cuatro vacas y sus crias. Los pequefios ejidatarios y los arrendatarios de los ranchos ganaderos en v[as de pauperizaci6n Cuando carecen de riego, las explotaciones minifundistas se encuentran casi sistemâticamente por debajo deI umbral de reproducci6n. En superficies que no pasan de cinco hectareas por activo, las asociaciones maizsorgo, maiz-sorgo-ajonjoli 0 el cultivo de maiz solo no aseguran una remuneraci6n suficiente deI trabajo. El comportamiento de ese grupo se halla dictado por la necesidad de valorizar al nuiximo el empleo de la mano de ohra famifiar, al mismo tiempo que se reducen en 10 posible los riesgos y los costos de la producci6n agrfcola. Eso redunda en una fuerte diversificaci6n de las actividades en la explotaci6n. pem también fuera de ésta: todo se ordena de modo que la fuerza de trabajo familiar sea empleada a 10 largo deI ano. Una exigencia de este calibre puede verificarse mediante el analisis de los sistemas de cultivo. Se emprenden las combinaciones de cultivos (maiz. sorgo y ajonjoli) para evitar la fonnaci6n de cuel10s de botella que requerinan la contrataci6n de trabajadores asalariados. Una parte, por 10 menos, de la superficie cultivada se trabaja con un pequeno tiro de mulas 0 de burros a fin de reducir los costos de utilizaci6n deI tractor, aunque se corra el riesgo de sembrar tarde. Los campesirios se esfuerzan por efectuar las escardas sin tener que recurrir a los herbicidas ni a los jomaleros, en detrimento, en ocasiones, de la calidad deI trabajo realizado. En cambio, aunque sean limitados los recursos financieros de las explotaciones y les sea denegado el acceso al crédito (dos terceras partes de la muestra estudiada se hallaba incluida en las listas negras de Banrural, por no haber cubierto sus deudas), casi todos fertilizan sus parcelas (60 unidades de nitrato por hectârea en promedio) pues "la tierra esta agotada y. sin abono, no produce". Para ese grupo de productores, el cultivo de maiz bajo el sistema de roza, tumba y quema conserva el interés que ha perdido para numerosos ganaderos, ya mas interesados en mecanizar las labores de cultivo. La vo- 236 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N luntad de reducir los riesgos los lleva a diversificar los medios cultivados y el cultiva mediante el sistema de roza y quema les da la posibilidad de escalonar el calendario de trabajo (siembra temprana, escardas reducidas, cosechas escalonadas) y limitar los costas de producci6n (se emplea poco a ningun ahano). Un cierto numero de productores minifundistas busca combinar la explotaci6n de una parcela laborable y el cultiva mediante el sistema de roza y quema en una superficie que puedan roturar sin recurrir a otra mana de obra que la familiar. La preocupaci6n par asegurar la autonomia alimenticia de la familia se traduce asimismo en la asociaci6n de la calabaza, a veces de frijol a algunas plantas de sandia a chile, con el maiz. Desde hace unos afios se asiste incluso a un renovado interés en el cultiva de la calabaza. Sus fIutos se utilizan para engordar unos cuantos puercos durante el otofio, pero el atractivo de este cultiva proviene sobre todo de las pepitas que, una vez secas, se usan para consuma doméstico, ademas de que tienen una demanda constante en el mercado del altipiano. El kilo de pepita se vendia a 2 500 pesos en 1988 en Huetamo y una hectarea de maiz asociado con calabaza puede producir mas de 50 kilos. Sin tener en cuenta la produccion suplementaria de carne de puerco que hace factible esta asociacion, contribuye a elevar el valor agregado par hectarea en una proporcion de 20 por ciento. Las cosechas de ajonjoli y de sorgo completan esas ventas. La produccion de maiz, en cambio, se halla consagrada par entero a la alimentacion de la familia, a los animales de ordefia y a la engorda de unos cuantos puercos. En general se vende el rastrojo, pero esta se vuelve dificil, e incluso imposible, cuanda la explotaci6n cuenta con algunos bovinos, pues entonces el campesino debe proteger el rastrojo necesario para la alimentaci6n de su pequefio hato, e instalar un nuevo cercado, para la cual rara vez dispone de los medios necesarios. La adquisici6n de una cabeza de ganado puede significar una reducci6n inmediata y significativa de los ingresos de la explotacion y representa a menudo un paso dificil de franquear. La adquisicion de bovinos continua siendo, sin embargo, el principal objetivo de esos campesinos. Les permite no hallarse totalmente excIuidos de los procesos de la aprapiacion de tierras en curso. De los campesinos entrevistados, 60% poseia entre dos y seis cabezas de ganado. Lo reducido de los efectivos y las malas condiciones de alimentaci6n rara vez les permiten elevar de modo sensible el ingreso familiar: con dificultad se llega a ven der un becerro a una vaca cada dos a tres afios, y la produccion de leche es demasiado baja para justificar su transporte hasta el centra urbano mas proxima. Las ventas de animales a de lacteos representan apenas 18% del producto bruto promedio de esas explotaciones. El ganado constituye mas bien un fondo de seguridad deI que se puede echar mana para esquivar los duras goIpes de una existencia no exenta de ellos. Esta busqueda de DIFERENClAS DE PRODUCTMDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 237 seguridad puede atentar contra la producci6n. pues el sobrepastoreo de los agostaderos obliga cada vez con mayor frecuencia a los campesinos a reducir la superficie cultivada y dejar baldia una parte de la parcela. adonde conducen a pastar el ganado al final de la temporada de l1uvias, durante el periodo anterior a la cosecha. En superficies tan estrechas la rentabilidad de la ganaderia es muy dudosa; a pesar de eHo, esa actividad no se ha puesto en tela de juicio. La cria y la engorda de puercos ocupan un lugar mas significativo en la formaci6n deI ingreso de esas explotaciones. Dos tercios de los campesinos minifundistas poscen una 0 dos cerdas y engordan entre tres y cinco puercos cada ano. Esta cria continua siendo muy rUstica: los animales, alimentados con desechos de todo tipo "se completan" con los excedentes de maiz y las calabazas hasta alcanzar un peso de 50 0 60 kilos, y luego son vendidos a los pequenos tratantes. Esta actividad Hega a representar mas de la mitad de los ingresos monetarios de ciertas familias, pero es aleatoria pues las epidemias diezman con frecuencia los efectivos. El mantenimiento de un corral responde a la misma 16gica: rara vez se traduce en la venta de polios ode huevos, pero contribuye a mejorar el régimen alimenticio de la familia. Los margenes logrados en cada actividad agricola 0 ganadera continuan siendo estrechos y la productividad deI trabajo modesta: alcanza en promedio 670 d61ares, y 80% de los productores estudiados se encontraban por debajo deI umbral de reproducci6n. El recurso a otras actividades, fuera de la explotaci6n, es indispensable. Los campesinos minifundistas trabajan coma jomaleros durante todo el ano, desde el momento en que aparecen en el calendario agrkola tiempos muertos. Las migraciones temporales constituyen todavia un recurso frecuente. En la actualidad se dirigen hacia las zonas de riego deI noroeste deI pais 0 a los plantios de mel6n controlados por las companias exportadoras, al sur de la regi6n. La emigraci6n a Estados Unidos afecta apenas a la mitad de la muestra entrevistada, en contraste con 65 a 75% de los pequenos y medianos ganaderos. Los ingresos obtenidos de la explotaci6n rara vez permiten el acceso a los empleos mas seguros. El porcentaje de fracaso y expulsi6n es elevado, yaun si las remesas de d61ares permiten reproducir bien que mal las condiciones de explotaci6n, continuan siendo insuficientes para franquear un grado de acumulaci6n y adquirir tierra y ganado. La situaci6n de los campesinos minifundistas mejora cuando tienen acceso a los cultivos de chile 0 cacahuate (grupo H de la tipologia). 5610 unas decenas de campesinos cuentan con mercado y financiamiento para darse ellujo de dedicarse a estos cultivos especulativos. Los ingresos obtenidos por hectarea aumentan hasta 250-350 d6lares, es decir, mas 0 menos 10 que ganan los productores de maiz en terrenos de riego. Aun si las necesidades de mano de obra son importantes y no permiten elevar la 238 DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD. PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N superficie por activo famiIiar mas alla de tres hectareas, la productividad deI trabajo se mantiene en el nive! del umbral de reproducci6n e incluso permite a veces una pequefia acumulaci6n. Pero aun en esas condiciones mas favorables, el porvenir de las explotaciones minifundistas permanece incierto: cualquier variaci6n, por mfnima que sea, de las tasas de la usura 0 de los precios de garantfa, asf coma una mala cosecha pueden tener consecuencias fun es tas (hay que vender la vaca 0 la cerda, aumenta el endeudamiento y se consume rapidamente el capital productivo). Toda divisi6n 0 amputaci6n deI patrimonio, fruto de una herencia, tiene un efecto atm mas grave: la mayor parte de esas explotaciones se encuentran en el fila de la navaja y la menor desviaci6n puede ser fatal. Lo anterior es todavfa mas cierto en el casa de los pequefios arrendatarios de los ranchos ganaderos. Las relaciones de producci6n han venido evolucionando en su ventaja desde hace unos 30 afios, pero la cosecha de cuatro hectareas de mafz (se trata de la superficie que puede cultivar un activa por el sistema de roza, tumba y quema) ya no basta para garantizar la sobrevivencia de una familia. Los arrendatarios tienen que cubrir la totalidad de los costos de producci6n y no pueden disponer de los rastrojos de mafz. Eso equivale a recortar en una tercera parte la remuneraci6n de su trabajo. En efecto, si se considera que las cuatro hectareas de rastrojo permiten mantener seis cabezas de ganado durante la temporada de secas y la producci6n suplementaria de un becerro y medio, ese descuento representa 45% deI valor agregado creado por el trabajador y corresponde a una tasa de plusvalfa de 75 por ciento. 8 Para que el hato del propietario no tenga competencia, los arrendatarios no tienen derecho a poseer mas de dos 0 tres vacas y sus respectivas crias. De hecho, tres cuartas partes de los arrendatarios entrevistados no posefan ningun bovino, y las actividades ganaderas se redudan a la engorda de dos o tres puercos. En esas condiciones la remuneraci6n dei trabajo efectuado en el rancho se mantiene muy baja (menos de 650 d6lares anuales). Como las posibilidades de empleo en el curso de la temporada de secas son extremadamente limitadas lejos de los pueblos, esos productores son muy dependientes de las condiciones salariales de los latifundios y de la buena voluntad de los propietarios. Asf pues, no es sorprendente que el éxodo de los pequefios arrendatarios no haya hecho sino reforzarse desde los inicios de los afios ochenta y que sea cada vez mas dificil para los grandes ganaderos conservar la mana de obra necesaria para la producci6n de rastrojo. 8 Véase la nota 5: la parte deI valor agregado que revierte al arrendatario (producci6n de grano y valorizaci6n de ese grano para la engorda de dos puercos) se eleva mâs 0 menos a 1 600 000 pesos. La que disliuta el propietario (producci6n de un becerro y medio gracias al rastrojo de mafz) corresponde a una ganancia de aproximadamente 1 200000 pesos. La tasa de plusvalia se eIeva entonces 7.5 por ciento. DIFERENCIAS DE PRODUCTIVIDAD, PAUPERIZACI6N y EXCLUSI6N 239 La mayor parte de los arrendatarios tienden a abandonar los ranchos para acercarse a los pueblos, rentar ahi una pequena parcela y trabajar coma jornaleros agricolas. Se suman de este modo a una poblacion semiproletaria que no cesa de aumentar. Semiproletarios: ëpor cwinto tiempo? En la periferia de las cabeceras municipales y de los pueblos principales encallan todos los excluidos de un proceso de desarrollo orientado a la concentracion predial y a la extension. Sus jacales de ramas y carton alquitranado se levantan allado de las casas de ladrillo y cemento que mandan construir los emigrantes a Estados Unidos. Constituyen una poblacion de jornaleros agricolas, vendedores ambulantes, pequenos artesanos (albaniles, zapateros remendones, etc.), a quien un pariente presta 0 renta por una suma modica una 0 dos hectareas de malas tierras. Algunos son usufructuarios de una parcela ejidal subdividida una y otra vez, pero su tamano (menos de tres hectareas) no da para el sustento de la familia. El maiz asociado con calabaza, a veces con frijol, es la ûnica planta cultivada. Los parientes les prestan los animales de tira y los aperos utilizados. De las 21 personas entrevistadas de este grupo, una sola poseia dos vacas. En cambio, no es raro que esos productores adquieran un burro que emplean en el transporte de lena para cocinar, cortada en los agostaderos y vendida en los pueblos. Esas estructuras de explotacion no permiten obtener una remuneracion dei trabajo superior a 400 dolares (el promedio es de 300). La ûnica alternativa de sobrevivencia consiste en vender en no importa qué condiciones la fuerza de trabajo familiar. Las familias suelen ser numerosas y los ninos trabajan coma jornaleros desde que tienen Il 0 12 anos en las tareas mas arduas, por un salario hasta 50% inferior al devengado por los adultos. Eso resulta, de todos modos, insuficiente y la mayoria de las familias se encuentra en un estado de pobreza absoluta. Constituyen una mana de obra excelente para los productores y los traficantes de drogas. Se les encomiendan las misiones mas arriesgadas, la vigilancia de las plantaciones y, sobre todo, el transporte de las cargas de mariguana hacia el altiplano. Para esta ûltimo se prefiere a los ninos: lIaman menos la atencion de los policias y de los militares que vigilan las carreteras. Se les pone en un autobûs con un paquete de mariguana y, en otro sillon, a cierta distancia, los vigila un individuo que se encarga de la droga una vez terminado el viaje. Son las primeras victimas de la represion policiaca, pero (camo resistir la tentaci6n de los d61ares que los traficantes ondean delante de sus narices? 240 DIFERENClAS DE PRODUCfIVIDAD. PAUPERIZACr6N y EXCLUSr6N Con los traficantes de estupefacientes, las companfas exportadoras de mel6n son las (micas que crean empleos, pero por un periodo limitado a seis meses durante la temporada de secas. En cualquier caso, las contrataciones distan de absorber la masa de los expulsados y la oferta de brazos de los productores minifundistas que aun no han abandonado su tierra. La periferia de Huetamo 0 de los pueblos grandes no es sino una etapa antes deI éxodo, esta vez definitivo, hacia los sectores donde las posibilidades de empleo son mas importantes y mejor repartidas a 10 largo dei ano: las grandes cuencas de riego y los cinturones de miseria de las ciudades vecinas, como Morelia, Acapulco 0 la ciudad de México. CONCLUSIONES Las transformaciones econ6micas y polfticas registradas en Tien"a Caliente en el ultimo siglo no parecen haber afectado los mecanismos de diferenciaci6n social y marginaci6n que la habian convertido en una de las sociedades mas desiguales al estallar la Revoluci6n: la historia agraria, al parecer, se repite en relaci6n con la intervenci6n de actores y de apremios que apenas han sufrido cambio alguno en el transcurso de este periodo. Un siglo después de la disoluci6n de las comunidades indigenas, las condiciones econ6micas y sociales parecen aunarse una vez mas para que se renueve un fen6meno de esa naturaleza: el puebla llano de los ejidos y de los ranchos ganaderos se ve envuelto en una crisis semejante a la que llev6 a la ruina al campesinado indigena durante el Porfiriato. La reforma agraria de los anos 1930-1950 redistribuy61a propiedad de la tierra, pero no modific6 en nada los mecanismos de diferenciaci6n y subordinaci6n que regian esta sociedad. De hecho, éstos continuan funcionando hoy en dia y cada nueva crisis los refuerza. El analisis hist6rico nos presenta, en definitiva, la imagen de una sociedad cuyo desan"ollo ha estado inveteradamente determinado por la intervenci6n de agentes foraneos. Se trata de un rasgo comun a todas las sociedades latinoamericanas, pero que, en Tien"a Caliente, adopta una expresi6n casi caricaturesca. A partir de los desplazamientos de poblaciones, organizados por el Estado tarasco para garantizar el control de sus circuitos de abasto, hasta la implantaci6n de los intermediarios y de las companias meloneras estadunidenses, pasando por la expansi6n de los latifundios y la reforma agraria, las politicas definidas en Tzintzuntzan, la ciudad de México 0 Washington, por agentes 0 capitales ajenos a la regi6n, han impuesto las transformaciones sufridas por esta sociedad. Esta subordinaci6n ya era evidente en el siglo xv, cuando el Estado tarasco organiz6 el poblamiento regional e impuso a los campesinos deportados el tributo de algod6n y cacao, y el trabajo forzado en las minas de oro y cobre. En el siglo XVIII fueron los inmigrados mestizos provenientes deI altiplano quienes establecieron un sistema de explotaci6n nuevo, que descansaba en la apropiaci6n privada del suelo, el cultivo con yunta, la introducci6n de nuevas relaciones de producci6n (arriendo y medierfa) y la asociaci6n de la cana y la ganaderia extensiva. La difusi6n progresiva de los elementos de ese sistema de producci6n en el sena de las comunidades indigenas no impidi6 la expoliaci6n y su desaparici6n en beneficio 241 242 CONCLUSIONES de los ganaderos mestizos. Esta dependencia prevalecio aun después de la reforma agraria, cuando los industriales deI centra dei pais (fabricantes de aceite, ingenios azucareros) se aliaron con la nueva burguesia agraria para apropiarse dei excedente agricola deI campesinado ejidal y explotar su fuerza de trabajo. Se estableci6 un sistema de producci6n que se fincaba en el cultivo de ajonjolf y la migracion temporal: las golondrinas se volvieron las figuras principales de la sociedad agraria en Tierra Caliente. En el curso de los Ultimos 30 arios, a medida que Tierra Caliente se ha ido integrando en un espacio economico cada vez mas amplio, no ha cesado de aumentar la dependencia respecto a los agentes econ6micos foraneos. La caida de los precios agricolas, la especializaci6n en la ganaderia de crias 0 en la producci6n horticola, las condiciones deI trâfico de drogas o de la emigraci6n clandestina no pueden analizarse mas que en funcion de las condiciones particulares de la economia estadunidense (productividad de los agricultores cerealeros, demanda de mano de obra barata, becerros 0 fruta fresca): la economia de Tierra Caliente funciona en adeIante en los espacios y las condiciones que le ha asignado su vecina estadunidense. Desde hace tres siglos la especializaci6n en ganaderia extensiva constituye el pilar de los mismos mecanismos de acumulaci6n diferencial, pauperizacion y concentracion de la tierra. Hace mas de 300 allOS los hatos bovinos fueron el vector de la expansion mestiza, en detrimento de las comunidades indigenas. Para poder resistir a su empuje, los indigenas tuvieron que asimilar los eIementos dei sistema de producci6n mestizo, en particular el cultivo con yunta y la ganaderia bovina, que eran las principales herramientas de la apropiaci6n de las tierras. Dos siglos mas tarde, los grandes ganaderos se encuentran de nuevo en eI centro de las redes de la usura que hicieron posible la expansi6n de grandes latifundios. El poder de los ganaderos, en un tiempo cuestionado duramente por la reforma agraria, se reafirm6 muy pronto, cuando el ganado se volvio el mejor instrumento de control de la tierra y la producci6n agricola, a través de los arriendos de yuntas y deI crédito relacionado con eIlos. La ganaderia bovina representaba la (mica manera de tener acceso a las rentas resultantes deI derecho de pastoreo libre y al uso de los agostaderos indivisos. Por ultimo, los grandes ganaderos desataron los movimientos de cercados y de apropiaci6n de la tierra, que se han ido extendiendo a todos los ejidos, en un proceso similar al de la disoluci6n de las comunidades indigenas hace una centena de arioso A 10 largo de esta historia, los ganaderos han aprovechado las diferencias de productividad que les daban una ventaja determinante sobre el pequefio campesinado para aumentar el control sobre los medios de producci6n y apropiarse de las rentas resultantes. Los esfuerzos de los pequefios pro- CONCLUSIONES 243 ductores se han dirigido a la adquisici6n de cabezas de ganado que les permita una especializaci6n semejante en la ganaderia. Pero el crecimiento de la poblaci6n y de los animales, en el curso de los Ultimos 30 afios, ha implicado una presi6n de tal naturaleza sobre los recursos agropastoriles que esas tentativas estân hoy en dfa condenadas al fracaso: los rezagos en la acumulaci6n se han vuelto definitivos. Apenas queda otra cosa que no sean los mitos alimentados por los triunfos fulgurantes de una minorfa de expatriados 0 de traficantes de drogas para mantener la ilusi6n de un enriquecimiento al alcance de los campesinos minifundistas. Ûnicamente los privilegiados, que se han aprovechado de los programas oficiales de riego, han podido mantener 0 mejorar sus condiciones de vida. En cambio, los sistemas de producci6n en la agricultura de temporal se han visto arrastrados en una espiral de extensi6n, que excluye a un numero creciente de personas abandonadas a su suerte. Sin embargo, importantes sectores campesinos habrfan intensificado su sistema de producci6n de habérseles ofrecido los medios necesarios. El cambio técnico y las recafdas de la segunda revoluci6n agrfcola (motomecanizaci6n, empleo de abonos y de semillas seleccionadas), que estaban disefiados para permitir tal intensificaci6n, no lograron elevar de manera significativa los rendimientos (el alza promedio dei maiz en la regi6n no compens61a caida de los precios al productor, que se ha venido registrando desde hace 30 afios). Este fracaso se debe en parte a que la transferencia de tecnologfa planeada se concibi6 coma un paquete complejo, indivisible y costoso, cuya adopci6n implicaba un aumento de la vulnerabilidad de las explotaciones minifundistas y una aceptaci6n de riesgos agron6micos y econ6micos crecientes. Ideada al principio para las zonas de fuerte potencial agrfcola, el cambio técnico fue rapidamente asimilado en las zonas de riegocon buenos resultados. En cambio, en las zonas de agricultura de temporal, su adopci6n fue mucho mas selectiva: se difundieron con rapidez en la medida en que las nuevas técnicas se ajustaban a las estrategias de expansi6n espacial y de reducci6n de las cargas de mana de obra de las grandes explotaciones (por ejemplo, la motomecanizaci6n, el empleo de los herbicidas, la introducci6n del sorgo). Ahora bien, en el casa de las explotaciones pequefias, que disponen de escasas tierras laborables y se encuentran en una situaci6n de dependencia en cuanto al acceso a los aperos y a los mercados, esos paquetes técnicos eran totalmente inadecuados. Fuera de las zonas de riego la revoluci6n verde contribuy6 a reforzar la capacidad de expansi6n de los grandes ganaderos, porque eran los unicos que consiguieron verdaderos incrementos de productividad. Contrariamente a las esperanzas de sus promotores, el cambio técnico no se tradujo en una intensificaci6n (aumento de los rendimientos y de los ingresos mone- 244 CONCLUSIONES tarios por hecrnrea), sino en una simplificaci6n de los itinerarios técnicos, una extensi6n de los sistemas de cultivo que correspondia a un fuerte crecimiento de la productividad deI trabajo para quienes pudiesen disponer de grandes superficies. La extensi6n de las explotaciones se volvia una condici6n obligatoria para lograr esos grandes incrementos de productividad. Ese tipo de modemizaci6n de la agricultura no era la unica alternativa de progreso econ6mico y social. Simplemente, las caracteristicas y la capacidad de respuesta de las explotaciones minifundistas nunca se tuvieron en cuenta en su definici6n. Aeste respecto no estaria fuera de lugar indagar las causas deI fracaso de la revoluci6n verde en las zonas de agricultura de temporal, pero ello implicaria automâticamente el cuestionamiento de la funci6n asignada a esas regiones en la sociedad mexicana (reserva de mana de obra barata, zonas amortiguadoras de las tensiones sociales). En cualquier caso, ése no es nuestro prop6sito en este !ibro. Seria posible definir mejor los "paquetes técnicos" para favorecer el aumento de la productividad y la producci6n en las explotaciones minifundistas, sin que fuera necesario para ello trastomar las estructuras. En relaci6n con ese objetivo, la medida mas urgente consistia en proceder al fraccionamiento y al reparto de la mayor parte de los agostaderos indivisos, de manera igualitaria. entre todoslos ejidatarios, y no prorratearlos conforme al numero de bovinos de cada quien (como se hada en los discursos de los promotores deI "Plan ganadero deI sur de Michoacan"). Hubiera sido indispensable, porsupuesto, apoyaresta medida mediante una politica de crédito y subvenci6n a la compra de hilo de alambre, para facilitar la individualizaci6n de las parcelas y de los agostaderos asignados, y permitir la creaci6n de potreros. Con un costa minimo, las explotaciones podfan de este modo establecer un pastoreo rotativo, optimizar el empleo de las praderas naturales y elevar de modo sensible las cargas de ganado. La direcci6n de cualquier proyecto de intensificaci6n implica individualizar los terrenos cultivados y los pastos. Por una parte, porque permite aumentar de inmediato el ingreso de los campesinos minifundistas, dandoles la posibilidad de vender al mejor precio los rastrojos y los pastos naturales de su dotaci6n. Al aumentar la capacidad de acumulaci6n (y su solvencia) en esas explotaciones, era factible promover las técnicas de mejoria de los pastos: siega de las plantas que rechaza corner el ganado y siembra localizada de las gramineas aut6ctonas (grama y aceitilla), aumento deI porcentaje de leguminosas locales (ricas en nitr6geno digestible) dentro de las capas herbaceas y lignosas, difusi6n de técnicas simples de siega deI heno (paralelamente a una mejoria de las instalaciones de almacenamiento deI heno: por ejemplo, un pequefio cobertizo), facil de lIevar a cabo porque las condiciones climâticas permiten un secado rapido y una conservaci6n sencilla de los forrajes. La difusi6n de créditos para la adqtiisici6n de pe- CONCLUSIONES 245 quefios molinos de majar habria permitido una mejor utilizaci6n deI rastrojo y deI grano que se daba al ganado, como se puede observar en las medianas y grandes explotaciones ganaderas. La concentraci6n deI ganado en un espacio reducido habrfa facilitado, por otra parte, la simplificaci6n de la ordefia en la temporada de lluvias (10 que resulta imposible en los agostaderos indivisos, pues la ordefia no se puede realizar salvo en la temporada de secas e implica la compra de alimentos) y la organizaci6n de un establo nocturno que permite aumentar, a bajo costo, la fertilidad de las parceIas cultivadas (por medio de la aplicaci6n deI estiércol acumulado). Por ultimo, la individualizaci6n de los agostaderos y de las parcelas habria autorizado un desarrollo de la ganaderia caprina superior al actual, debilitado por la hostilidad de los grandes propietarios de ganado. Era posible... El paisaje agrario de Tierra Caliente apenas deja espacio hoy en dia para ese tipo de medidas: ic6mo cuestionar de nuevo las apropiaciones de tierras que han tenido lugar a veces hace unos 20 afios? Sin embargo, ino puede el futuro concebirse mas que en términos de expansi6n de los latifundios ganaderos y exclusi6n de las capas mas pobres de la sociedad? iAcaso los campesinos de Tierra Caliente no pueden aprovechar la ampliaci6n de los mercados y la inminente integraci6n de México en el espacio econ6mico de Estados Unidos? Para los campesinos de Tierra Caliente, esta integraci6n es una realidad desde hace tiempo. Las importaciones masivas de maiz y de soya estadunidenses son responsables directas de la baja de los precios de los productos agrfcolas, 10 que se ha traducido en la ruina de la producci6n regional de oleaginosas. El desarrollo de la ganaderia de crias y, mas aun, la horticultura y la producci6n de mariguana dependen de la apertura mas 0 menos franca deI mercado de Estados Unidos. 1 Por otra parte, iqué decir de la emigraci6n de una proporci6n creciente de la poblaci6n activa? Es un hecho que la economia regional se encuentra cada vez mas volcada hacia el exterior y mas dependiente de su poderoso vecino deI norte. iAcaso los campesinos de Tierra Caliente no pueden aprovechar las relaciones multiples y ciertas ventajas comparativas para sacar el mejor partido deI Tratado de Libre Comercio? No es seguro. Las actividades ilegales (emigraci6n clandestina y trafico de drogas) permaneceraIi. ilegales, yes muy probable que el gran mercado, fruto deI TLC, redunde en una intensificaci6n de la represi6n contra los productores de mariguana. En cuanto a los dos productos que componen la parte esencial de las exportaciones regionales, las reses y el mel6n, es improbable que el Tratado de Libre Comercio conduzca a un trastorno de los mercados. 1 Aun si los beceITos nacidos en TieITa Caliente se engordan en México, las exportaciones a Estados Unidos son las que determinan el nive! de los precios de las reses en pie. 246 CONCLUSIONES El comercio dei ganado continuara reglamentado por la actuallegislaci6n mexicana: ésta destina la producci6n de los estados deI sur y dei centro de la republica al abasto dei mercado nacional. Si, con el tiempo, el Tratado puede traducirse en un aumento de losenvfos de ganado mexicano a Estados Unidos, los mas beneficiados seran los estados fronterizos. Las redes de contrabando existentes corren el riesgo de funcionar hasta que los ganaderos nortenos ajusten su producci6n a la demanda estadunidense, pero el ganado de Tierra Caliente continuara en desventaja por su conformaci6n y una menor valorizaci6n en comparaci6n con las razas Hereford, Angus o Charolais, que forman el grueso de las ventas a Estados Unidos. El efecto deI TLC, en ese aspecto, continuarâ siendo marginal, y s610 los grandes ganaderos podrân finalmente beneficiarse del contrabando, como, de hecho, ya 10 hacen. Los productores de fruta y hortalizas tempranas no obtendran tampoco resultados palpables dei TLC. Las exportaciones de mel6n de Tierra Caliente son y seguiran siendo temporales, un complemento de la producci6n de Estados Unidos que se concentra durante el cielo primaveraverano. El mel6n producido en la depresi6n deI Balsas no puede competir directamente con el de nuestro vecino deI norte, pues su cultivo se ve alterado, a partir de mayo, con las primeras lluvias (desarrollo de enfermedades criptogamicas y putrefacci6n de la fiuta); el consiguiente aumento de los costos reduce de manera considerable la competitividad de lQS productores locales. 2 Limitada al cielo otono-inviemo, la producci6n de Tierra Caliente seguira regida por las cuotas establecidas por la Uni6n Nacional de Productores de Hortalizas y por la competencia de otras regiones productoras de México y de la cuenca deI Caribe (estas ûltimas también tienen acceso libre al mercado estadunidense). La baja de los precios en la frontera y la de las tasas de ganancia posiblemente no se modifiquen a causa dei efecto dei TLC: los productores seguiran corriendo los mismos riesgos. Los horticultores que producen jitomate y calabacita para el mercado de la ciudad de México enfrentarân una competencia adicional en la primavera y en el otono, cuando las legumbres producidas en Estados Unidos lleguen a los mercados dei altiplano. 3 Puesto que ya se encuentran en una posici6n desfavorable en relaci6n con las otras regiones productoras, mas cercanas a.los mercados, los horticultores de Tierra Caliente estân en peligro de ver reducidos aun mâs sus margenes de ganancia en los anos por 2 En absoluto; no es evidente que las productores meltlcanos gocen de ventajas de competitividad, a causa de la impol1ancla de Igs costQs de transporte y comercia.lizaci6n en la composici6n dei valor final dei produc.ta (véase M. A. G6mez Cruz el al., 1992). 3 AI: parecer, inversJQoistas estadunidenses ya adquirieron bodegas en el mercada de abasto de la ciudad de Méxlco y en (iiversQs mercado~ dei centra deI paJs (l1'8.puato, Guadalajara) (G6mez Cruz et al., 1992, p. 60). CONCLUSIONES 247 venir y, junto con éstos, el financiamiento concedido por los mayoristas de la ciudad de México. (Oué pasa con la producci6n local de maiz e incluso deI sorgo? La caida de los precios de los cereales podria acentuarse y no se excluye que la importaci6n de harinas, cuiietes, incluso de forrajes deshidratados (alfalfa, heno) redunde en una baja deI valor de los rastrojos de los cultivos producidos en la regi6n. El pequeiio campesinado perderia una fuente de ingresos que ha adquirido una importancia creciente en el curso de los ultimos aiios. Los campesinos minifundistas seran sin duda los mas afectados por el TIC, si el gobiemo mexicano no introduce medidas de protecci6n y subvenci6n a la agricultura de las regiones desfavorecidas. Eso entraria en contradicci6n con los preceptos que figuraron en la firma dei Tratado y supondria una politica de inversi6n masiva cuyo costo, en la actualidad, el gobiemo dificilmente podria sufragar. Oueda la esperanza de que los empleos creados con la puesta en marcha deI Tratado basten para absorber a la masa de los excluidos. Desde hace mas de 50 afios, s610 la migraci6n temporal y el doble empleo han permitido la sobrevivencia de un campesinado numeroso en Tierra Caliente. Empero, éste parece haber alcanzado un punto de ruptura. La crisis de la producci6n de alimentos y la extensi6n de los sistemas de explotaci6n fuera de los terrenos de riego amenazan directamente su reproducci6n. La puesta en operaci6n deI Tratado podria ser el tiro de gracia. Al no prestar a los pequeiios productores los medios para intensificar sus sistemas de explotaci6n y multiplicar sus ingresos, las vacas habran terminado por expulsar a las ultimas golondrinas de la regi6n. Y es poco probable que éstas anuncien la primavera en las ciudades perdidas de Acapulco 0 deI Distrito Federal. APÉNDICE 1 EVALUACI6N DE LOS NrvELES DEMOGRAFICOS EN TIERRA CALIENTE, 1520-1980 Los calculos 0 evaluaciones de los niveles de poblaci6n se hicieron de la siguiente manera conforme a las diferentes fechas de referencia: 1520: con base en los datos acerca del numera de personas no activas en la agricultura durante la época prehispanica (entre 10000 y 15 000 soldados y funcionarios), se estima razonable un calculo de 30 000 habitantes en la ribera izquierda respectiva de los rios Balsas y Cutzamala (que comprende las aglomeraciones de Ajuchitlan, Tlalchapa, Cutzamala, Pungarabato, Coyuca y Zirandara), mas ricas en recursos agrfcolas y mineras, y directamente amenazadas desde el punto de vista militar; al mismo tiempo, se le atribuy6 una poblacian de 15000 aImas a las llanuras de aluvian de la margen derecha deI Balsas (pueblos de Cuitzeo, Huetamo, Purechucho, etc.) y aproximadamente 5 000 habitantes en la vertiente deI eje neovolcanico (Nocupétaro, Caracuaro, Tiquicheo...), es decir, un total de 50 000 habitantes en el conjunto de la regian, dispersa en ambas margenes deI rio Balsas. 1540: las cifras mencionadas pravienen de la Su ma de visitas de pueblos, citada por E. Cardenas de la Pena. 1 Ésta da la cifra de 7 500 adul tas casados en los pueblos de Zirandaro, Coyuca, Cutzamala, Pungarabato, la cual se eleva a 9 000 para incluir el puebla de Ajuchitlan, por entonces el mas importante de la regian. Las familias indias tenfan, segun Borah y Cook, 4.5 miembras en promedio en el momento de la conquista;2 por 10 tanto, la multiplicacian par el factor 2.5 nos da el numero de 22 500 que retenemos aquf. 1580: las Relaciones y memorias de la provincia de Michoacdn contienen el numero de tributarios de las localidades3 siguientes: Cuitzeo, Zirandaro, Guayameo, Coyuca, Pungarabato, Cutzamala y Ajuchitlan. Para tener en cuenta los pueblos de la margen derecha deI Balsas, ignorados por las Relacwnes, el numera de tributarios de Cuitzeo se increment6 50%. Esas cifras se multiplicaran a continuacian por un coeficiente de 3.2, numero de miembros par familia a fines del siglo XVI. 4 E. Cârdenas de la Pena, 1980, pp. 58-59. W. Borah y S. Cook, 1963. 3 A. Ochoa y G. Sanchez, 1985. 4 M. O. de Mendizabal, citado por W. Borah, 1975, p. 13. 1 2 249 250 APÉNDICE 1 1605: las fuentes empleadas aqui son los Autos de congregaci6n de indios, reproducidos por E. de la Torre Villar (1984), respecta de los pueblos de Zirândaro y Guayameo, Cuitzeo y Huetamo, Pungarabato, Coyuca y Cutzamala. En el casa de Ajuchitlân, se hizo una extrapolaci6n teniendo en cuenta las evoluciones observadas en las otras localidades. El numero de tributarios resultante se multiplic6 por el coeficiente 3.2. 1632: se trata aqui de los documentos publicados par R. L6pez Lara (1973), que se refieren al conjunto de la region que se extiende sobre las dos riberas deI Balsas. En el caso de los "vecinos casados", se aplic6 un factor de cuatro para tener en cuenta las familias completas. Ese factor corresponde al crecimiento observado en el tamafio de las familias en comparaci6n con el sigle anterior y citado en la bibliografia (factor cinco hacia 1670).5 1746: el Theatro americano 6 ofreee, con lujo de detalles que afectan sobre todo la composicion étnica de las poblaciones, un cuadro muy completo de la region. Desgraciadamente, faltan las cifras de las parroquias de Cutzamala y Ajuchitlân. Las familias que perteneeen a lajurisdicci6n de Zirandaro pero que A. Villasefior situ6 en la ribera derecha deI Balsas se contabilizaron en la parroquia de Huetamo. Se aplico un factor de cuatro al numero de familias en relaci6n con la cifra ofrecida por el bar6n Von Humboldt para la segunda mitad deI sigle XVIII.? 1760-1765: las cifras usadas para las pablaciones de la ribera izquierda deI Balsas son las dadas por C. Morin. 8 Para el resto de la regi6n nos hemos basado en los documentosde archivos publicados por Mazin (1986) y Gonzalez (1985) en funci6n de los detalles que ofrecian. Esas preciadas fuentes permiten ademas haeer un juicio de la composici6n y distribuci6n demografica en el conjunto deI territorio de las parroquias. 1770: la Ydea de la jurisdicci6n de San Juan Huetamo, 9 que Alvaro Ochoa tuvo la amabiIidad de sefiaIarme, nos permite observar el crecimiento demografico que se produjo a fines deI sigle XVIII en la region; en particular en 10 tocante a la "gente de raz6n". Se emple6 el mismo factor cuatro para el numero de tributarios 0 de familias. 1790: se trata de las mismas cifras dadas por C. Morin. 1O Para estimar la poblaci6n total se aplico un coeficiente de 1.4 al numero de comulgantes. 1822: el Amilisis estadistico de la provincia de Michoacdn Il es exhaustivo en cuanto a los niveles demograficos de los partidos de Huetamo y TacâmW. Borah, 1975, p. 94. A. Villaseiior y Sanchez, 1748. Citado par C. Morin, 1979, p. 44. Ibid., pp. 84-90. 9 AGN, Ydea de la Jurisdicci6n de San Juan de Huelamo. Extendida porpersona comisionada que rue Dr. Joseph Antonio Calder6n, Historia, 1. 73. 10 Morin, 1979, pp. 84-90 Y91. Il J. Martfnez de Lejarza, 1823. 5 6 ? 8 APÉNDICE 1 .251 baro (este ultimo para el municipio de Caracuaro). En 10 tocante a las poblaciones de Cutzamala y Ajuchitlan, que no formaban parte de Michoacan, se extrapolaron las cifras con base en el aumento global de poblaci6n de los otros pueblos de la ribera izquierda (Coyuca, Pungarabato y Zirandaro). 1860: J. Romero (1860), sin alcanzar la precisi6n de Martinez de Lejarza, no deja zonas de sombra mas que en los aledafios de ciertos pueblos de la jurisdicci6n de Huetamo y en el conjunto de la de Zirandaro. Esta laguna ha sido llenada también mediante una extrapolaci6n a partir del aumento de la poblaci6n de los pueblos vecinos. 1870: el Boletin de la Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica de 1872 12 ofrece las cifras de la poblaci6n deI municipio de Caracuaro (incluidos Nocupétaro y Purungueo), y deI conjunto deI distrito de H uetamo. Para evaluar el nivel de poblamiento de la llanura de aluvi6n, hubo que deducir, con base en esa ultima cifra, las poblaciones pertenecientes a la ribera izquierda deI Balsas, gracias a la distribuci6n del conjunto de la poblaci6n distrital que revelan los documentos posteriores presentados a continuaci6n. Para obtener la poblaci6n total de la margen izquierda, el resta deI distrito de Huetamo se afiadi6 a las cifras consignadas en las Noticias historicas sobre los pueblos de Ajuchitlan, Coyuca, Cutzamala ... 13 1882 y 1889: las Memorias deI gobierno deI estado de Michoacan nos ofrecen en sus versiones de 1883 y 1889 las cifras correspondientes a cada municipio de los distritos de Huetamo y Tacambaro. Fue precisa sustraer al total deI municipio de Huetamo 10 que se calculara equivalente a la poblaci6n de Tiquicheo y afiadir ésta a la cifra deI municipio de Caracuaro para evaluar la implantaci6n humana en "las faldas de la sierra". 1910: el censo de 1910,14 aunque extremadamente incompleto, ofrece la poblaci6n total deI distrito de Huetamo, circunscrito por esta época a la margen derecha deI Balsas. La evaluaci6n acerca de la poblaci6n deI municipio de Caracuaro y del conjunto de la "vertiente" es fruto de una extrapolaci6n hecha a partir deI aumento global de la poblaci6n observada en los distritos de Huetamo y Tacambaro y aplicada a las cifras de 1889. 1921, 1930, 1940, 1950, 1960, 1970 Y1980: las cifras presentadas son las ofrecidas por los diferentes censos lS efectuados en esas fechas. La llanura aluvial ha quedado sistematicamente cirCUIlscrita a los municipios de Hue12 "Noticias estadfsticas deI distrito de Tacambaro" y "Cuadro sin6ptico dei estado de Michoacan". Boletin de la Sociedad Mexicana de Geograffa y Estadfstica, t. IV, 1872. 13 Noticias hist6ricas sobre los pueblos de Ajuchitlan, Coyuca, Cutzamala, Coahuayutla, Petatian, Tecpan, Atoyac, México, Biblioteca Aportaci6n Hist6rica, Vargas Rea, 1947. 14 Divisi6n territorial de los Estados Unidos Mexicanos correspondiente al Censo de 1910. Estado de Michoacdn, México, Secretarfa de Fomento, Colonizaci6n e Industria, Direcci6n de Estadfstica, 1910. IS Censo general de habitantes 1921. Estado de Michoacan, México, Departamento de la Estadfstica Nacional, 1927. 252 APÉNDICE 1 tamo y San Lucas, y la vertiente de la sierra a los de Can:icuaro, Nocupétaro y Tiquicheo. El calculo dei aumento de la poblaci6n blanca y mestiza, es decir, de la "gente de raz6n" (capitulo 1, cuadro 1.2), presenta serias dificultades para los siglos XVI y XVII. Las Relaciones, al igual que El obispado de Michoacdn en el siglo XVII, no mencionan la composici6n étnica de las poblaciones. Empero, figuran ciertas indicaciones sobre los terrenos que ya no estan bajo el control de las comunidades: estancias de ganado, ranchos, etc. En cada casa se consider6 un promedio de dos familias "de raz6n" por estancia y se aplic6 un coeficiente de cinco a seis que corresponde al tamafio que, segun Borah, tenian las familias blancas en esa época. 16 La extensi6n de ese tipo de razonamiento al conjunto de la regi6n tiene su raz6n de ser teniendo en cuenta la naturaleza de los terrenos y la atracci6n que podian ejercer sobre una poblaci6n pionera. Las cifras que corresponden al siglo XVIII son mucho mas fiables puesto que se han sacado directamente de los detallados documentos publicados en El gran Michoacdn y El obîspado de Michoacdn en 1765 0 de la Ydea de la junsdicci6n de San Juan Huetamo, ya citados. VI Censo de poblaci6n 1940. ESlado de Michoacân, México, Secretaria de la Economfa Naciona1- Direcci6n General de la Estadfstica, 1943. Vll Censo de poblaci6n. 6 de junio de 1950, México, Secretaria de Economfa-Direcci6n General de Estadfstica, 1952. VIII Censo de poblaci6n 1960, Eslado de Michoacân, México, Secretaria de Industria y Comercio-Direcci6n General de Estadistica, 1962. IX Censo general de poblaci6n 1970. Eslado de Michoacân, México, Secretarfa de Industria y Comercio-Direcci6n General de Estadfstica, 1971. X Censo de poblaci6n y vivienda 1980, México, Secretaria de Programaci6n y Presupuestol INEGI, t. 16, 1983. 16 W. Borah 1975, p. 22. 253 APÉNDICE l CUADRO A.I.I. Evoluci6n demografica de la regi6n sureste de Michoacan 1520-1980 Anos 1520 1580 1605 1632 1746 1765 1770 1790 1822 1860 1870 1882 1889 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980 Llarzura ahlvial 15000 4500-5000 1800 1400 2830 3 125 4050 4830 6700 12000 15300 19500 21 100 30500 33100 32700 30208 33 158 37361 45842 52668 Verlienle 5000 ? ? 750 400 1 835 1720 3100 1 250 6400 6715 8300 6 110 9900 17577 17878 18956 20942 26220 31 181 34686 Tolal Tierra Calienle 20000 ? ? 2150 3230 4960 5770 7930 7950 18400 22015 27 800 27210 41400 50677 50578 49164 54100 63581 77 023 87354 APÉNDICE 2 DATOS CLIMATOL6GICOS DE TIERRA CALIENTE Los datos que a continuaci6n se presentan se u tilizaron para la elaboraci6n de las graficas II.3 y III. 1. Provienen deI centro regional de la Secretarfa de Agricultura y Recursos Hidraulicos (SARH) de Ciudad Altamirano. Pese a las imprecisiones y descuidos tfpicos de la recolecci6n de ta! informaci6n, se trata sin duda de la base disponible mas confiable. Ademas, esta informaci6n abarca periodos 10 suficientemente amplios para establecer promedios significativos: de 1973 a 1983 en Aratichangufo, 17 afios para la estaci6n de Tiquicheo (aunque las fechas limite no pudieron definirse parecen abarcar de 1970 a 1986), 30 afios (de 1944 a 1973) para Huetamo. Aunque sin duda esta ûltima estaci6n es fiel muestra delllano deI Balsas, hubiera sido preferible un lugar mas septentrional para el piemonte 0 la parte oriental de la regi6n (Aratichangufo esta en la ribera izquierda deI rio). La ausencia de otras estaciones motiv6 esta elecci6n. Por desgracia, no se pudo encontrar la serie de datos que sirvieron de base a estos promedios. Por ello, y aunque hu biera valido la pena subrayar con este método la irregularidad deI clima, fue imposible llevar a cabo un analisis de varianza. 254 CUADRO A.2.I. Datos climatol6gicos de las estaciones de Huetamo y Tiquicheo Huetamo Tm P ETP Hs DU Tiquicheo Tm P ETP Ene. Feb. Mar. Abr. May. fun. fuI. Aga. Sep. Oct. Nov. Dic. 26 6.9 123.2 0 0.9 28 2.2 131.6 0 0.2 29.9 0.9 165.6 0 0 31.5 3.5 179.2 0 0.5 33.1 20.4 197.2 0 2.2 31.2 164.6 184.8 0 12.1 29.5 182.9 176.4 21.6 14.7 29 190.9 170.9 33.7 12.5 28.5 174.9 155.4 36.3 11.6 29 61.2 152.4 0 5.5 28.3 13.6 138.2 0 1.1 26.7 7.3 128.3 0 0.5 23.8 14.4 93.9 25.5 2.7 114.6 27.7 0.7 146.3 29.8 5.4 166.1 31.7 21.6 189.8 28.4 157.2 174 27.1 208.4 161 26.8 198.7 152.5 27 192.1 137.7 25.4 64.6 127.3 26 9.4 114.6 23.8 3.6 95.9 Tm: temperatura media. P: Precipitaciones. ETP: Evapotranspiraci6n potencial. Hs: Humedad acumulada en el suelo. Dll: cantidad de dfas de lluvia. APÉNDICE2 256 Para estudiar la breve sequia deI mes de agosto, Hamada "canicula" en Tierra Caliente, se utilizaron promedios de periodos de cinco dias. Nos referiremos a la estaci6n de Aratichanguio que, aunque esta situada fuera de la zona estudiada, es la unica representativa de la parte suroriental de la regi6n, donde el fen6meno de la canicula es mas agudo. CUADRü A.2.2. Balance hidrico durante el periodo de desarrollo vegetativo deI maiz Mes Dias Precipitaciones mm ETP P-ETP Julio 15 20 25 Agosto 30 27.4 26.7 24.9 35.9 25.4 23 27 30 -2.1 2 3.7 5.9 5 10 15 20 25 19.2 20.8 32.2 20.6 48.1 25.2 24.6 21.2 22.6 22.4 -6 -3.8 Il -2 25.7 APÉNDICE 3 BASES JURlDICAS DE LA TENENCIA DEL SUELO y DE LA PROPIEDAD HACENDARlA EN MÉXICO, SEGÛN LEYES PROMULGADAS A PARTIR DE 1856 10 La Ley de desamortizaci6n hacendaria de junio de 1856: La propiedad de las personas no puede ser ocupada sin su consent~miento,sino por causa de utilidad publica y previa indemnizaci6n [.00] ninguna corporaci6n civil 0 eclesiastica, cualquiera que sea su caracter, denominaci6n u objeto, tendra capacidad legal para adquirir en propiedad 0 administrar par si bienes rafces, con la unica excepci6n de los edificios destinados inmediata y di rectamente al servicio u objeto de la instituci6no' 20 El artfculo 27 de la Constituci6n de 1917: La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los limites deI territorio nacional, corresponde originalmente a la naci6n, la cual ha tenido y tiene el derecho de trasmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privadao Las expropiaciones s610 podran hacerse porcausa de utilidad publica ymediante indemnizaci6no La naci6n tendra en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés publico, asi coma el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiaci6n, para hacer una distribuci6n equitativa de la riqueza publica y para cuidar de su conservaci6no Con este objeto se dictaran las medidas necesarias para el fraccionamiento de los latifundios; para el desarrollo de la pequeiia propiedad; para la creaci6n de nuevos centros de poblaci6n agrfcola con las tierras y aguas que les sean indispensables; para el fomento de la agricultura y para evitar la destrucci6n de los elementos naturales y los daiios que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedado Los pueblos, rancherias y comunidades que carezcan de tierras y aguas. 0 no las tengan en cantidad suficiente para las necesidades de su poblaci6n, tendran derecho a que se les dote de ellas, tomandolas de las propie, Tomado de Economla campesina y agricultura empresarial, México, ŒPALlSiglo XXI. 1982, p. 21. 257 258 APÉNDlCE 3 dades inmediatas, respetando siempre la pequefia propiedad [...] La adquisici6n de las propiedades particulares necesarias para conseguir los objetos antes expresados se consideraran de utilidad publica. 2 3. Refonnas del articulo 27 durante la presidencia de Miguel Aleman (1947): Los duefios 0 poseedores de predios agricolas 0 ganaderos, en explotaci6n, a los que se haya expedido, 0 en el futuro se expida, certificado de inafectabilidad, podran promover el juicio de amparo contra la privaci6n 0 afectaci6n agraria ilegales de sus tierras 0 aguas. Se considerara pequefia propiedad agricola la que no exceda de cien hectareas de riego [...] 0 sus equivalentes en otras clases de tierra, en explotaci6n. Para los efectos de la equivalencia se computara una hectarea de riego por dos de temporal; por cuatro de agostadero de buena calidad y por ocho de monte 0 de agostadero en terrenos aridos. Se considerara, asimismo, como pequefia propiedad, las superficies que no excedan de doscientas hectareas en terrenos de temporal 0 de agostadero susceptible de cultivo; de ciento cincuenta cuando las tierras se dediquen al cultivo deI algod6n, si reciben riego de avenida fluvial 0 por bombeo; de trescientas, en explotaci6n, cuando se destinen al cultivo de platano, cafia de azucar, café, henequén, hule, cocotero, vid, olivo, quina, vainilla, cacao 0 arboles frutales. Se considerara pequefia propiedad ganadera la que no exceda de la superficie necesaria para mantener hasta quinientas cabezas de ganado mayor 0 su equivalente en ganado menor, en los términos que fije la ley, de acuerdo con la capacidad forrajera de los terrenos. Cuando debido a obras de riego, drenaje 0 cualesquiera otras ejecutadas por los duefios 0 poseedores de una pequefia propiedad a la que se le haya expedido certificado de inafectabilidad, se mejore la calidad de sus tierras para la explotaci6n agIicola 0 ganadera de que se trate, tal propiedad no podra ser objeto de afectaciones agrarias aun cuando, en virtud de la mejoria obtenida, se rebasen los maximos sefialados por esta fracci6n, siempre que se reunan los requisitos que fije la ley.3 2 Tomado de J. L. Zaragoza y R. Maclas, El desalTollo agrario de México y su marco juridico, México, CENIA, 1980, pp. 27 Y29. 3/bid., pp. 71-73. APÉNDICE4 EVOLUCI6N DE LOS PRECIOS DE LOS PRINCIPALES PRODUCTOS AGRfCOLAS DE TIERRA CALIENTE Hacer un seguimiento de los precios de los productos agricolas y ganaderos implica grandes dificultades en la medida en que los datos correspondientes a Tierra Caliente no estân disponibles para todo el periodo anterior a 1980. Se recurri6 pues a promedios calculados a nivel nacional -con todas las incertidumbres que esto implica- para cubrir las evoluciones en un plazo largo. El cuadro A.4.1 se refiere a los tres productos principales de la regi6n: maiz, ajonjoli y came de res. Para esta ultima variable, los precios que se indican son los deI mercado de mayoreo en la plaza de México y pueden parecer, en consecuencia, poco pertinentes en el casa de una regi6n que exporta ganado vivo. Sin embargo, tienen el mérito de traducir con bastante fidelidad la evoluci6n de los precios deI ganado a escala nacional y de constituir un dato absolutamente confiable. Los datos sobre el maiz y el ajonjoli son un promedio nacional de los precios que se ofrecen al productor. A partir de 1980, corresponden a promedios deI estado de Michoacan y constituyen una aproximaci6n mas satisfactoria. Los precios reales son en relaci6n al ano de 1972, ultimo en presentar una tasa de inflaci6n relativamente baja. 259 APÉNDICE4 260 A.4.1. Evoluci6n de los precios del maiz, ajonjoU y de la came de res en pesos corrientes y reales (1972) entre 1930 y 1988 CUADRO Illdice de precios Mios 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 Ma{z (tolle/adas) (base 100 (precios (precios en 1972) corrientes) reales) 10.3 9 8.4 9 9.5 9.5 10 11.9 12.7 12.5 12.9 13.7 15.1 18.2 22.4 24.9 28.7 30.4 32.6 35.7 39 48.4 50.2 49.2 58.3 61.2 64 66.7 69.7 70.5 78 48 53 49 52 62 83 118 109 104 95 102 113 174 251 274 298 313 303 294 387 500 500 499 515 526 636 700 709 715 757.3 533.3 630.9 544.4 547.4 652.6 830 991.6 858.3 832 736.4 744.5 748.3 956 1 120 1 100.4 1038.3 1029.6 929.4 823.5 992.5 1033 996 1 014.2 957.2 859.5 993.7 1049.5 1 017.2 1 014.2 AjonjoU (tone/adas) (precios corrientes) 121 107 121 152 155 157 201 257 220 301 296 337 398 556 655 835 954 895 1016 920 951 957 975 1033 1 120 1 182 1573 1 777 1832 1 865 Carne (kilogranws) (precios reales) (precios corrientes) (precios reales) 1 174.7 1 188.9 1 440.5 1 688.9 1 631.5 1 652.6 2010 2 159.7 1 732.3 2408 2294.6 2459.8 2635.7 3054.9 2924.1 3353.4 3 324 2944.1 3 116.6 2577 2438.5 1977.3 1 942.2 2099.6 2081.8 1 931.4 2457.8 2664.2 2628.4 2645.4 0.73 0.57 0.39 0.35 0.34 0.4 0.45 0.56 0.61 0.83 1.09 1.19 1.44 2.32 3.75 3.9 4.37 4.13 4.03 4.47 4.92 6.55 6.65 5.77 5.98 8.15 8.6 9.52 10.39 11.85 7.09 6.33 4.64 3.89 3.58 4.21 4.5 4.7 4.8 6.43 7.95 7.86 7.94 10.38 15.04 15.66 15.24 13.57 12.45 12.51 12.6 13.53 13.24 11.74 11.12 13.3 13.43 14.27 14.91 16.8 APÉNDICE 4 CUADRO indice de precios Anos A.4.1. Conclusi6n Ma(z (toneladas) (base 100 (precios (precios en 1972) corrientes} reales} 74 729 1960 74.7 749 1961 76 762 1962 76.5 942 1963 79.7 945 1964 81.3 959 1965 82.3 918 1966 84.7 1967 940 86.3 934 1968 88.5 894 1969 1970 98.3 905 97.2 900 1971 100 902 1972 1973 111.5 1 109 136.3 1463 1974 159.3 1 863 1975 2167 1976 185 2837 233.6 1977 2912 1978 273.2 3550 1979 321.8 4791 1980 407.1 6425 524.3 1981 8079 1982 826.2 1983 1 633.9 18081 1984 2657.6 29620 4181.7 47941 1985 1986 7733.3 97000 1987 17753 1988 37200.5 400 000 261 985.1 1002.6 1 002.6 1 231.4 1 185.7 1 179.6 1 115.4 1 109.8 1 070.7 1 010.2 964.8 925.9 902 994.6 1073.4 1169.5 1171.3 1214.5 1065.8 1 103.2 1 176.8 1 182.9 977.8 1 106.6 1 114.5 1 146.4 1254 1 183 1 075.3 Ajonjolf (toneladas) Carne (kilogramos) (precios (precios corrientes} rea/es} (precios (precios corrientes} reales} 1 915 2015 1 982 2037 2068 2090 2 101 2455 2456 2517 2515 2585 2807 3568 5490 5711 6421 8168 10805 12980 Il 210 14524 23285 57432 84022 160000 275000 450000 1100 000 2587.8 2697.4 2607.9 2662.7 2594.7 2570.7 2552.8 2898.5 2845.8 2844 2681.2 2659.5 2 807 3200 4027.9 3585 3470.8 3496.6 3955 4033.6 2753.6 2939.5 2818.4 3515 3161.6 4769.6 3556 2533 2295.6 13.34 14.39 14.35 14.38 14.77 15.48 16.16 16.96 17.96 18.21 19.12 20.84 22.14 25.88 32.73 35.6 38.97 45.4 62.45 86.18 18.02 19.26 18.88 18.79 18.58 19.04 19.63 20.02 20.8 20.58 20.38 21.44 22.14 23.21 23.98 22.35 21.06 19.43 22.86 26.78 Estad{sticas hist6ricas de México, t. l, pp. 370, 371, 395 Y 396; t. II, pp. 745-746. Banco de México, "Precios al mayoreo, costo de la alimentaci6n e Indice nacional de precios al consumidor", El Mercado de Valores, nUm. 6, 15 de mana de 1989. SARH, Subprograma de estudios, informaci6n y estad{stica sectorial, Morelia. FUBNTES: INBGI-INAH, APÉNDICE 5 COEFICIENTE DE PASTIZALES EVALUADOS POR LA ADMINISTRACI6N AGRfCOLA EN LA REGI6N DE TIERRA CALIENTE 1 Los coeficientes de pastizales propuestos por la comisi6n técnica se evalûan en funci6n de los diferentes tipos de vegetaci6n que presenta el bosque tropical caducifolio, segûn los suelos y la altitud donde esta implantado. Las especies dominantes son, para la parte arb6rea, la parota (Enterolobium cyc1ocarpum), el pinzan (pithecellobium dulce), el huizache (Acacia famesiana), el cueramo (Cordia elaeagnoides), la ceiba (Ceiba pentandra), el ci ri an (Crescentia alata), el capire (Sideroxylon capiri), el cuaulote (Guazuma ulmifolia), el guaje (Leucaena glauca), el brasil (Hamatoxylum brasileto), el corongoro (Zizyphus sonorensis), el cuachalate (Amphyteringium adstringens), yel "hincha huevos" (Pseudosmodingium perniciosum). Para el estrato herbaceo, la navajita banderilla (Bouteloua curtipendula), la grama (Hilaria cenchroides), la aceitilla (Cathestecum erectum), el zacate colorado (Heteropogon contortus). Corresponden a la superficie necesaria para la alimentaci6n de una res adulta sin que exista aporte del exterior: Condiciones de los pastizales Bosque tropical mediano subcaducifolio 200-1 000 metros Bosque tropical bajo caducifolio sobre suelos rojos 200-1 000 metros Bosque tropical bajo caducifolio 200-600 metros Excelente Bueno Mediano Pobre 7.2 8.6 9.9 13.6 6.2 6.35 7.55 10 6.1 6.3 7.5 9.9 1 Se trata de cifras proporcionadas por la Comisi6n Técnica Consultativa para la Determinaci6n Regional de los Coeficientes de Agostadero-sARH, Estados de Michoacan y Colima, pp. 18-26 Y43-50. 262 APÉNDICE6 LAS EXPORTACIONES DE CANADO DESDE TIERRA CALIENTE Los cuadros y graficas que aquf se presentan se hicieron a partir de los datos recolectados en las asociaciones ganaderas locales de Huetamo, San Lucas, Tiquicheo, Carâcuaro y Nocupétaro y en la Secretarfa de Fomento Agropecuario y Forestal dei estado de Michoacan. Estân basados en las fichas de circulaci6n que los comerciantes y transportistas de ganado deben entregar a las administraciones y asociaciones locales para todo envia de animales fuera de la regi6n. Por desgracia, estas fichas se queman peri6dicamente y la Asociaci6n Regional de Morelia que recibe copia de éstas no escapa a esta prâctica. S610 tuvimos acceso a los datos mas recientes, los correspondientes a 1988, que en realidad son poco representativos ya que corresponden a un periodo de depresi6n deI mercado (restricci6n de las exportaciones de los rumiantes hacia Estados Unidos con una consecuente saturaci6n deI mercado nacional), que sigui6 a un ano en el que las ventas fueron particularmente altas, 10 que hizo que los ganaderos redujeran las extracciones para reconstituir su ganado. S610 la Asociaci6n de Ganaderos de Huetamo pudo proporcionar datos desde 1985. Cabe hacer notar la importancia de este municipio, puesto que aquf se vende hasta 50% de los animales exportados. Reune, sin duda, la manada bovina mas importante de la regi6n, pero los tratantes de ganado de Huetamo absorben también una gran parte de los rumiantes de la regi6n, en especiallos deI municipio de Tiquicheo, cuyas ventas aparentes no tienen proporci6n con las dimensiones de la manada (probablemente cerca de 65000 cabezas de ganado en 1988). 263 CUADRO A.6.1. Exportaciones de ganado de los diferentes municipios de Tierm Caliente en 1988 Ene. Feb. Mar. Abr. May. fun. fui. Aga. Sep. Oct. Nov. Huetamo San Lucas Tiquicheo Carâcuaro Nocupétaro 1 195 519 141 749 249 779 317 84 365 153 728 235 97 256 130 525 225 32 102 98 540 339 130 46 64 350 184 40 75 25 156 133 7 27 3 382 101 19 98 26 593 193 99 255 70 913 332 301 439 168 1 118 300 270 477 118 Total 2853 1698 1446 982 1119 674 326 626 1210 2153 2283 Dic. 972 216 178 336 70 Total 8251 3094 1397 3225 1 174 1772 17 141 APÉNDICE 6 CUADRO Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Total 265 A.6.2. Ventas de ganado fuera dei municipio de Huetamo entre 1984 y 1988 1984 1 1985 1986 1987 1988 Porcenta;e de exportaciones 1 371 1 175 1 500 1036 1056 493 513 535 907 803 2032 1068 1484 1455 794 730 628 289 133 112 464 564 994 1386 1302 1300 750 342 272 214 67 161 323 1 172 1 753 2220 1950 1327 740 323 313 256 60 298 541 2004 2197 1 315 1 195 779 728 525 540 350 156 382 593 913 1 118 972 14.6 11.6 8.9 5.8 5.5 3.2 1.8 2.9 5.6 10.6 15.8 13.7 12289 9023 9876 11324 8251 100 1 Seglin S. Diaz C., T. Espinosa y J. Mondrag6n U. (1985), ldenti(u:aci6n de proyeclOS agroindustriales en la regi6n este de Tierra Caliente, Michoacan, Chapingo, UACH, Industrias Agrtcolas, 1985, p. 349, tesis profesional. 266 APÉNDICE 6 CUADRû A.6.3. Destinos principales del ganado exportado deI municipio de Huetamo, 1986-1988 1986 Destina 1987 1988 Total % Total Bajio NE Michoacan Aguascalientes Querétaro Huasteca Altos de Jalisco Estados dei norte (Durango, Zacatecas, etc.) Rastros (Morelia, México) Otros destinos 3355 1260 1 131 1 170 733 451 34 13 3713 878 2587 778 522 254 32 8 22 7 4.5 2 4597 1223 453 386 315 8 371 4 975 8.5 63 1 127 278 Il 3 1364 243 14 2 865 321 10 4 Total 9876 100 11324 100 8251 100 Il 12 7.5 4.5 % Total % 56 15 5.5 4.5 4 0 APÉNDICE 7 REPARTO DE LA PROPIEDAD PRIVADA y DEL GANADO EN TIERRA CALIENTE Reparto de la propiedad hacendaria privada en los municipios de Tiquicheo y de Huetamo en 1988 CUADRO A. 7.1. Superficie de las propiedades (ha) Menas de 20 20 a 50 51 a 100 101 a 250 251a500 501 a 1 000 Mas de 1 000 Total Superficie Propiedades Numero 500 220 173 223 113 26 6 1261 Porcentaje 39.5 17.4 13.7 17.7 9 2 0.5 100 Superficie total 4484 7577 13659 35614 39362 18452 16745 136093 Porcentaje 3.4 5.7 la 26 29 13.6 12 100 FUENTES: Administraci6n de Rentas, Huetamo, 1988; Asociaci6n de Pequefios Propietarios, Tiquicheo. 267 268 APÉNDICE 7 CUADRO A.7.2. Reparto deI ganado declarado en los municipios de Huetamo y de San Lucas en 1988 E[ectivos Manada E[ectivos de la manada 1a 5 6 a 10 11 a 15 16 a 20 21 a 30 31 a 50 51 a 100 101 a 200 201 a 500 Mas de 500 Total FUENTES: Numero 406 906 625 463 443 299 198 43 15 3 3401 POTcentaje Total POTcentaje 11.9 26.6 18.5 13.6 13 8.8 5.8 1636 7490 8001 8465 11085 13655 13 447 5557 3865 2418 2 10 10.6 11.2 14.6 18 17.8 7.3 5.2 3.3 1.3 0.4 0.1 100 75619 100 Asociaciones ganaderas locales. Huetamo y San Lucas, Registras de ganado, 1988. APÉNDICE 8* CONTRATO DE ARRENDAMIENTO DE TIERRAS SUSCRlTO ENTRE LA COMPA&fA AMERlCAN PRODUCERS y EL EJIDO DE LA OUETZERlA (MUNICIPIO DE HUETAMO)' Cldusulas Primera: El "inversionista" proporcionara las semillas, los fertilizantes y los insecticidas necesarios, as! coma la maquinaria agrfcola y los operadores requeridos para el éxito deI cultivo, utilizando las técnicas que haya escogido conforme a su experiencia ya la opini6n deI personal técnico de la SARH. Segunda: El numero de hectareas a las que se ha hecho referencia [...] corresponde a las parcelas de los ejidatarios cuyos nombres se detallan en la lista anexa; estos ejidatarios se encargarân de proporcionar la mana de obra necesaria para realizar las labores que le seran asignadas por el "inversionista" . Tercera: Por las labores realizadas conforme a la elâusula anterior, el "inversionista" asegurarâ una remuneraci6n de 7 000 pesos coma salario por jornada, el cual aumentarâ en funci6n de la evoluci6n deI salario minimo nacional; los ejidatarios estarân obligados a respetar el horario de trabajo fijado por el "inversionista". Cuarta: En el casa de que se requiera una fuerza laboral mayor a la acordada en la segunda elausula, el "inversionista" y las autoridades ejidales decidiran qué ejidatarios deI mismo ejido proporcionaran dicha fuerza de trabajo; y si no es suficiente, se contrataran trabajadores de la regi6n [ ... ] Ouinta: Al terminar las labores, el "inversionista" otorgara facilidades a los ejidatarios para que asimilen la tecnologia propia deI cul tivo dei mel6n y puedan realizar dicho cultivo, por si mismos, después de terminado el contrato. Sexta: Este contrato, valido para el cielo de cultivo otofio-invierno 19881989, podrâ prolongarse hasta dos cielos suplementarios otofio-invierno, * Puesto que no fue posible conseguir eltexto original dei presente contrato, se tradujo deI original en francés deI autor. [N.E.] 1 Este contrato concieme a una superficie total de 232.5 hectâreas para el inviemo de 1988-1989. 269 270 APÉNDICE 8 con la condiciOn de que { ..} no se repita el cultivo del mel6n 0 del pepinillo en las parcelas donde hayan sido cultivados el cielo inmediato anterior, y de que el presente contrato haya sido respetado por las dos partes. 2 Séptima: AI término de la cosecha, motiva de este contrato, el "inversionista" se compromete a dejar preparadas para el cultivo de productos alimenticios en el cielo agrîcola siguiente, las parcelas a las que se refiere la segunda elausula. Octava: Una vez obtenida la cosecha, el "inversionista" pagara a los ejidatarios mencionados en la lista anexa, e independientemente de la elausula tercera, un monta de 300 pesos pOl' caja de mel6n que haya sido exportada. Novena: Para que la eldusula precedente tenga efecto, los ejidatarios deben estaI' presentes durante el embarque y la cosecha, con el fin de verificar, junto con el "inversionista" 0 la persona que él haya designado, el numero de cajas que hayan sido embarcadas. Décima: Una vez firmado este contrato, aprobado y registrado por la Secretarîa de la Reforma Agraria, el "inversionista" pagara a los ejidatarios a los que se refiere la segunda elausula un anticipo de 350 000 pesos pOl' hectdrea donde haya cultivado mel6n y 100000 pesos pOl' hecttirea donde no haya podido hacerlo, pero que se haya beneficiado deI riego. Décimoprimera: Los ejidatarios aceptan proporcionar sus tierras al "inversionista" el1 de junio de 1988 para la siembra deI mel6n, y reconocen que el presente contrato no concierne mas que a un s610 cielo de cultivo de mel6n; en casa de una segunda siembra, se efectuara otro pago segun el acuerdo al que se l1egue en esa fecha. Décimosegunda: En casa de una mala utilizaci6n del agua y del servicio de riego, se aplicartin a los ejidatarios las sanciones previstas pol' la Ley Federal de Aguas { ..} Décimotercera: Los términos deI contrato, su interpretaci6n y su aplicaci6n estarân sujetos a las disposiciones de la Ley Federal de la Reforma Agraria y de la Legislaci6n Federal sobre Agricultura y Ganaderia [... ] y en casa de conflicto, la Secretaria de la Reforma Agraria tomara las decisiones apropiadas. Décimocuarta: De acuerdo con la Circular 0117, toda contaminaci6n deI agua de los canales de riego a causa de la utilizaci6n 0 aplicaci6n inadecuada de pesticidas y otros productos quimicos podra ocasionar la interrupci6n dei presente contrato. El 7 de maya de 1988 firmaron los miembros de la Comisaria deI ejido de La Quetzeria y Salvador Sânchez Maga1l6n, representantes de la compaiiia American Producers. 2 Las cursivas son deI autor. APÉNDICE 9 LAS ENCUESTAS EFECTUADAS EN LA REGI6N DE TIERRA CALIENTE, ENTRE DICIEMBRE DE 1986 y MAYO DE 1989 Pueblo 0 rancho Historia Historia y sistema de producci6n Sistema de producci6n Numero de encuestas Municipio de Huetamo Huetamo Turitzio Charâcuara Zicuirân Zirtzicuara Purechucho Las Trincheras La Parata Sanchiqueo La Quetzeria Quenchendio Capeo Santa Maria San Jer6nimo Montecillo Santiago Conguripo Tierras Blancas Paso de Corupo Cuachalalates Zapote de los Diaz 11 8 4 1 5 0 1 0 1 0 2 0 1 1 0 0 0 1 0 1 4 4 1 0 3 3 2 0 1 0 0 1 0 1 0 1 0 0 1 0 12 29 13 13 3 3 3 3 1 3 1 1 1 0 1 0 1 0 0 0 27 41 18 14 11 6 6 3 3 3 3 2 2 2 1 1 1 1 1 1 Total Huetamo 37 22 88 147 271 272 Pueblo APÉNDICE9 0 rancho Historia Historia y sisterna de producci6n Sisterna ' de producci6n Numero de encuestas Municipio de San Lucas San Lucas Tacupa Riva Palacio Angao Salguero 2 3 0 1 0 0 3 1 0 1 4 12 1 0 0 6 18 2 1 1 Total San Lucas 6 5 17 28 Municipio de Tiquicheo Tiquicheo San Carlos El Zapote Grande Tzentzenguaro Lim6n de Papatzindan Zirucuaro Monte Grande Cuarangueo Purungueo Huahuasco Paso del Tepehuaje Ceibas de Trujillo üjo de Agua San Miguel Canario Total Tiquicheo 5 2 1 3 1 2 0 1 2 0 0 1 1 0 2 1 2 0 2 1 1 1 0 1 1 0 0 1 3 4 1 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 10 7 4 3 3 3 2 2 2 1 1 1 1 1 19 13 9 41 273 APÉNDICE 9 Pueblo 0 rancho Historia Historia y sistema de producci6n Sistemade producci6n Numero de encuestas Municipio de Caracuaro 1 1 0 0 0 0 1 1 0 0 1 0 1 1 0 0 1 1 0 1 0 0 4 3 2 2 1 1 1 1 7 5 3 15 Caracuaro Paso de Nufiez El Naranjo Chapacarfcuaro Zapote de los G6mez Santa Fe Guacamayas Capire de Bravo 3 Total Caracuaro 2 Municipio de Nocupétaro Nocupétaro Las Parotas San Antonio Agua Santa La Estancia Grande El Platanal 3 0 1 0 1 1 2 2 1 Total Nocupétaro 6 3 1 0 0 2 0 0 0 0 8 4 2 1 1 1 6 5 17 Municipio de Tuzantla TuzantIa Paso Nicolas Romera Paso Tierra Caliente 0 0 0 2 1 Total Tuzantla 0 2 1 0 0 0 4 0 4 1 1 APÉNDICE9 274 Pueblo 0 rancho Hisloria Hislonay sislenla de producci6n Sislema de producci6n Numero de encueslas Olros municipios Zirandaro Cutzamala Coyuca de Catalan Total encuestas 1 0 0 0 1 1 0 0 0 76 52 122 250 APÉNDICE 10 RESULTADOS ECON6MICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCI6N IDENTIFICADOS EN TIERRA CALIENTE Del total de entrevistas realizadas en la regi6n (véase el Apéndice 9), 141 contenian datos econ6micos suficientemente precisos para caracterizar la explotaci6n estudiada y su sistema de producci6n. Esas entrevistas se llevaron a cabo siguiendo un cuestionario abierto, para permitir una adaptaci6n mas facil a los diferentes tipos de especializaci6n encontrada. El objetivo estribaba en sentar las estructuras de explotaci6n (superficie, cultivos, tamafio de los hatos, material y herramientas, mano de obra familiar y asalariada, etc.) y lograr calcular los resultados econ6micos de cada explotaci6n (producto bruto, consumos intermedios, consumo de capital fijo, cargas salariales, valor afiadido, productividad deI trabajo e ingreso por activo familiar). Esas caracteristicas nos permitieron agrupar las explotaciones en diferentes gnIpos relativamente homogéneos, representativos de un mismo sistema de producci6n 0 de sistemas de producci6n diferentes, pero cuya puesta en marcha responde a un mismo objetivo de parte deI campesino. Los datos son a veces producto de calculos que se hicieron cuando no se disponia de ninguna medida precisa. Eso se produce a menudo en el casa de ranchos mu:)' grandes cuyas dimensiones y cuyos efectivos bovinos no pueden calcularse con certeza. Cuando no era posible hacer dicha evaluaci6n (datos faltantes 0 sospechosos), la entrevista no se consideraba. Como las entrevistas se realizaron en un periodo de mas de dos afios (diciembre de 1986-mayo de 1989), con el fin de evitar los "artefactos" debidos a las condiciones climaticas propias de cada afio y permitir las comparaciones, los calculos econ6micos se efectuaron a partir de una hip6tesis de rendimientos unicos para todas las explotaciones: 1 tonelada de maiz, 1.2 toneladas de sorgo y 350 kg de ajonjoli por hectarea. En el casa de las explotaciones que disponen de terrenos de riego, los rendimientos deI maiz se evaluaron en 1.5 toneladas de grano, en funci6n de las observaciones hechas en el terreno. Los precios considerados son los vigentes a principios deI afio 1989. En cuanto al valor deI rastrojo, se estim6 en 200000 pesos por cada hectarea de maiz 0 de sorgo sin tener en cuenta las variaciones existentes entre los diferentes puntos de la regi6n. Para 275 276 APÉNDICE 10 facilitar el contea de las cifras que se presentan en el cuadro VI.1 y la grâfica VI.2, se ofrecen los resultados econ6micos de las explotaciones en d61ares (en enero de 1989, 1 d61ar= 2 500 pesos). Sobre esas bases se evaluaron el producto bruto (PB), las,cargas proporcionales (CP), las cargas fijas (CF), y el valor aiiadido por trabajador (VAIT) para cada explotaci6n. Cuando era posible (una vez conocida la superficie realmente explotada), se intent6 hacer el calculo dei valor aiiadido por hectârea (vA/Ha), asi coma dei ingreso monetario generado por la explotaci6n. Esta illtima cifra ha de aceptarse, desde luego, con reservas a causa de las incertidumbres inherentes a ese tipo de calculos (parte de la producci6n vendida, estimaci6n de la fuerza de trabajo asalariada empleada, etc.). Las caracteristicas y los resultados econ6micos de esas 141 explotaciones se han reagrupado en 22 cuadros sintéticos que conservo y pongo a disposici6n de los investigadores interesados. RENTABILIDAD DE LOS PRINCIPALES CULTIVOS DE TIERRA CALIENTE, 1988-1989 Cultivos Operaci6n Insumos y mono de ohra Costo Cultivos de temporal, cielo primavera-otofio de 1988 Ajonjolf Preparaci6n dei suelo Siembra Fertilizaci6n Aporcadura Escarda Cosecha Trilla y transporte Costo total Producto bruto Ingreso monetario Tractor y rastra Tractor y rastra 1 jornalero Semillas Sulfato de amonio (200 kg) 1 jornalero 1 tira de millas (1 dfa) 8 + 8 jornaleros 140 haces 1 3 jornaleros 2 35000 35000 12000 15000 80000 12000 30000 190000 140000 45000 585000 350 kg de grano a $ 1 100 kg 385000 -200000 APÉNDICE 10 Cultivos Operaci6n /nsumos y mana de ohra 277 Costo Cultivos de temporal, cielo primavera-otono de /988 Maîz (tierras labradas) Preparaci6n dei suelo Siembra Fertilizaci6n Aporcadura Escarda Aspersi6n de herbicida Cosecha Transporte Costo total Producto bruto Tractor y arado Tractor y rastra Tractor y rastra 1 jornalero Semillas Sulfato de amonio (200 kg) "Triple 1T' (l00 kg) 2 jornaleros 1 tiro de mulas (1 dia) 7 jornaleros Ester6n (2 litros) 1 jornalero 6 jornaleros 1 jornalero 1 tonelada de grano Rastrojo Producto total Ingreso monetario Maiz (roza. tumba y quema) Preparaci6n dei suelo Siembra Aspersi6n de herbicida Deshierbe Cosecha Transporte Costo total Producto bruto Ingreso monetario 20 dfas de roturaci6n 2 jornaleros Semillas Ester6n (2 litros) 1 jornalero 4 jornaleros (siega) 7 jornaleros 1 jornaJero 1.4 toneladas de grano Rastrojo Producto total 70000 35000 35000 12000 4000 80000 45000 24000 30000 84000 16000 12000 90000 15000 552000 400000 200000 600000 48000 240000 24000 4000 16000 12000 48000 105000 15000 460000 560000 200000 760000 300000 APÉNDICE 10 278 Cultivos Operaci6n lnsumos y mana de obra Costo Cultivos de temporal, cielo primavera-otolÏo de 1988 Sorgo Preparaci6n del suelo Siembra Fertilizaci6n Aporcadura Aspersi6n de herbicida Cosecha Transporte Costo total Producto bruto Rastrojo Producto total Ingreso monetario Tractor y rastra Traetor y rastra 1 jornalero Semillas Sulfato de amonio (200 kg) 1 jornalero 1 tiro de mulas (l dia) Esteron (2 + 2 litros) 2 jornaleros Segadora-trilladora 1 jornalero 1.5 toneladas de grano 35 000 35 000 12 000 5 000 80 000 12 000 30 000 32 000 24 000 100 000 15 000 380 000 510 000 200 000 710 000 330 000 Cacahuate Preparaci6n deI suelo Siembra Escardas Cosecha Transporte Costo total Producto bruto Tractor y arado Tractor y rastra Tractor y rastra 3 jornaleros Semillas 10 + 1a + 8 jornaleros 200 cubetas de 5 kg3 2 jornaleros 1 tonelada de fruta ($ 1450/kg) Ingreso monetario 70 000 35 000 35 000 36 000 50 000 336 000 400 000 30000 952 000 1450 000 498 000 APÉNDICE 10 Cultivos Operaci6n Insumos y mano de obm 279 Costo Cultivos de temporal, cielo primavera-otono de 1988 ChUe Preparaci6n de las plantas Preparaci6n deI suelo 20 dias de cuidado y riego 240000 Tractor y arado 70000 Tractor y rastra 35000 Plantado Tractor y rastra 35000 10 jornaleros 120000 Sulfato de amonio (200 kg) Fertilizaci6n 80000 "Triple 17" (l00 kg) 45000 2 jornaleros 24000 Aporcadura 1 tim de mulas (2 dias) 60000 Escardas 4 x 5 jornaleros 240000 Tratamientos antiparâsitos Parathion-Tamaron (5litros) 75000 5 jornaleros x 4 cortes Cosecha 300000 Transporte y secado 45000 3 jornaleros 1 369000 Costo total 500 kg de chUe a $ 4400 Producto bruto 2200000 Ingreso monetario 831000 Cultivos de riego, cielo otono-invierno 1988-1989 Jitomate Preparaci6n de las plantas Preparaci6n deI suelo 20 dias cuidados y riego Labranza alterna = puesta en tablas Trasplante 10 jornaleros "Triple 17" (2 x 160 kg) Fertilizaci6n Sulfato de amonio (160 kg) Urea (320 kg) 5 jornaleros 1 tira de mulas (1 dia) Aporcadura Escardas 2 x 5 jornaleros Tratamientos antiparâsitos 8 tratamientos 12 jornaleros x 6 cortes Cosecha Transporte 4 viajes en camioneta Costo total Producto bruto 850 cajas a $ 6 000 Producto neto 240000 290000 150000 200000 64 000 220000 75000 45000 ' 150000 560000 1 080000 200000 3270000 5 100000 1 830000 APÉNDICE 10 280 Cultivos Operaci6n Insumos y mana de obra Costo Cultivos de riego, cielo otoiio-inviemo 1988-1989 Mel6n4 Preparaci6n dei suelo Labrar con arado de discos NiveJaci6n + colocaci6n en tablas Siembra Tratamiento dei suelo Semillas hibridas Tractor Fertilizaci6n Nitrato de amonio (200 kg) Urea (500 kg) Cobre Transporte Tratamientos antiparâsitos 30 productos diferentes Amortizaci6n, vigilancia Riego Mano de obra Escardas, tratamientos y cosecha Transporte Costo total 450 cajas exportaci6n Producto bruto (a 5 d6lares) 300 cajas mercado nacional Producto total Producto neto 320000 140000 160000 720000 70000 64000 320000 20000 25000 1430000 250000 1 180000 500000 5900000 5600000 4 500 000 10 100 000 4 200 000 1 La coseeha de ajonjoli se paga a destajo, en funci6n dei numero de haees. Una vez reeogidos, se ponen a secar en espera de la trilla. En 1988, cada haz era pagado a 1 000 pesos. 2 A partir dei mes de octubre, el salario de unjomalero pas6 de 12000 a 15000 pesos en la mayor parte de la regi6n. 3 La cosecha se pagaba a destajo, por cubeta de frutos desenterrados y arrancados de la planta. Se pagaba la cubeta a 200 pesos en 1988. 4 Fuente: hojas de contabilidad enviadas a los productores de los ejidos de Cuitzeo y La Parota, municipio de Huetamo, en 1988; establecidas por la sociedad "La Chiquita", se actualizaron para el ano 1989. APÉNDICE 10 281 CALCULO DE LOS INGRESOS MONETARIOS POR ACTIVO FAMILIAR SEGUN LOS DIFERENTES SISTEMAS DE CULTIVOS DE TEMPORAL (EN PESOS DE ENERO DE 1989) Sistema ajonjoli solo Producto bruto: 350 kg de grano a $ 1 100 = $ 385 000. Cargas fijas: consumo anual de capital fijo (arado, tarecuas, reposici6n): $ 60 000. Cargas proporcionales: tractor = $ 70 000. insumos = $ 80 000. semillas = $ 15 000. Valor afladido (en miles de pesos): VA = 220 sAu-60. Cargas salariales: a partir de una hectarea: cv = (SAU-l) . 350 = 350 sAu-350. Ingreso monetario: de 0 a 1 hectarea, lM = VA, a partir de una hectarea, lM = VA-CV = 290-110 SAU. Sistema maiz solo Producto bruto: 1 tonelada de grano a $ 400 = $ 400 000. 1 hectârea de rastrojo: $ 200 000. Total = $ 600 000. Consumo anual de capital fijo: arado, tarecuas, reposici6n, granero, alambradas (rastrojo) y pulverizador = $ 100000. Cargas proporcionales: tractor = $ 105 000 (labrado profundo cada dos anos). insumos: $ 125 000. herbicidas = $ 16 000. semillas = $ 4 000. Valor anadido: VA = 350 sAu-100. Cargas salariales: a partir de una hectarea, cv = (SAU-l) . 240 = 240 SAu-2401 Ingreso monetario: de 0 a 1 hectârea, lM = VA = 350 sAu-100, a partir de una hectarea, lM = VA-CV = 110 SAU + 140. 282 APÉNDlCE 10 Sistema sorgo solo Producto bruto: 1.2 toneladas de grano a $ 340 :: $ 410 000. 1 hectarea de rastrojo: $ 200 000. Total:: $ 610 000. Consumo anual de capital fijo: arado, reposici6n, alambradas, pulverizador: $ 75 000. Cargas proporcionales: tractor: $ 105 000. insumos: $ 80 000. escarda (tractor): $ 30 000. herbicida: $ 16 000. " semillas: $ 8 000. Valor afiadido: VA:: 370 SAu-75. Cargas salariales: a partir de una hectârea, cv :: (sAu-1) . 220 SAu-220. Ingreso monetario: de a a una hectârea, lM :: VA:: 370 SAu-75, a partir de una hectârea, lM :: 150 SAU + 145. Sistema ma{z (1/2)-ajonjoU (1/2) Producto bruto: 112 PB mafz + 112 PB ajonjolf :: $ 492 500. Consumo anual de capital fijo: consumo anual de mafz :: $ 100 000. Cargas proporcionales: 1/2 cargas proporcionales mafz + 112 cargas proporcionales de ajonjolf :: $ 207 500. Valor afiadido: VA:: 285 SAu-100. Cargas salariales: a partir de 2 hectâreas, CV:: (sAu-2) . 120+ (sAu-2) . 175 :: 295 SAu-590. Ingreso monetario: de a a 2 hectâreas, lM :: VA :: 295 sAu-100, a partir de 2 hectâreas, lM :: 490-10 SAU. Sïstema ma{z (1 /2)-ajonjoU (1/4Y-sorgo (1/4) Producto bruto: 112 PB maiz + 114 PB ajonjoli + 114 sorgo:: $549 000. Consumo anual de capital fijo: idem maiz solo:: $100 000. Cargas proporcionales: 112 c. p. de maiz + 114 c. p. de sorgo + 114 de ajonjolf :: $ 226 000. Valor afiadido: VA:: 323 SAu-100. Cargas salariales: entre 2 y 4 hectareas, CV:: (sAu-2) . 120:: 120 SAU-120, a partir de 4 hectâreas, CV:: (sAu-2) . 120 + (sAUA) . (55 + 87.5) :: 263 SAu-810. APÉNDICE 10 283 Ingreso monetario: de a a 2 hectâreas, lM = VA = 323 sAu-lOO, de 2 a 4 hectâreas, lM = 203 SAU + 20, a partir de 4 hectâreas. lM = 60 SAU + 710. Sistema malz (112)-sorgo (112) Producto bruto: 1/2 PB mafz + 112 PB sorgo = $ 605 000. Consumo anual de capital fijo: idem mafz solo = $ 100 000. Cargas proporcionales: 112 c. p. mafz + 112 c. p. sorgo = $ 245 000. Valor afiadido: VA = 360 SAu-lOO. Cargas salariales: a partir de 2 hectâreas, CV = (sAu-2) . (llO+ 120)= 230 SAu-460. Ingreso monetario: de a a 2 hectâreas, lM = VA = 360 SAu-lOO, a partir de 2 hectâreas, lM = 130 SAU + 375. Sistema sorgo (112)-ajonjolf (112) Producto bruto: 112 PB sorgo + 112 PB ajonjoli = $ 487 500. Consumo anual de capital fijo: idem sorgo solo = $ 75 000. Cargas proporcionales: 112 c. p. sorgo + 112 c. p. ajonjolf = 195 000. Valor afiadido: VA = 293 sAu-75. Cargas salariales: a partir de 2 hectâreas, CV = (sAU-2) . (llO + 175) = 285 SAu-570. Ingreso monetario: de a a 2 hectâreas, lM = VA = 293 sAu-75, a partir de 2 hectâreas, IM'= 8 SAU + 495. MODELOS y RESULTADOS ECON6MICOS DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCI6N IDENTIFICADOS EN TIERRA CALIENTE La oligarqula (grupo A) La carga animal se establece en toma a 0.25 cabezas de ganado por hectârea; por ello, hernos fijado N = sAu/4. La superficie por activa (caporal y arrimados) oscila alrededor de las 200 hectâreas y la superficie cultivada por cada uno de ellos ronda las seis hectâreas. Se establece pues de la manera siguiente: Sc = 0.03 SAU. Producto bruto: el hato vendido se compone de 113 de vacas para el rastro y 2/3 de becerros. La tasa de extracci6n se fija en 115 dei hato. Si se considera el producto de esas ventas a los precios vigentes en enero de 284 APÉNDICE 10 1989,5 se tiene Pa = SAu/4.1I5 . (1/3 . $ 840 000 + 2/3 . $ 760000) = 40· SAU, en millares de pesos. El maiz producido por los trabajadores deI rancho representa (para un rendimiento medio de una tonelada por hectarea) un producto Pv = 0.03 SAU ·400 = 12 SAU, en millares de pesos. De donde PB = 52 SAU. Cargas proporcionales: para los trabajadores deI rancho que cultivan sobre todo tierras roturadas que no se han fertilizado, las cargas proporcionales se reducen al costo de alimentaci6n del ganado durante la temporada de secas y al empleo irregular de vacunas y productos desparasitantes. Alimentos: 1 kilo de mezcla de maiz-sorgo-cunete diario por vaca lactante durante los cuatro ultimos meses de la temporada de secas: Ca = N/5 . 120 . ($400) = 9.6 N = 2.4 SAU. Vacunas: unos $1 000 por animal al ana: Cv = N = 0.25 SAU. Cargas proporcionales CP = 2.65 SAU. Cargas fijas: se reducen a la consolidaci6n de los cercados (en promedio 2000 pesos por hectarea seg(}n las encuestas que realizamos) ya la renovaci6n de unos cuantos aperos de labranza (arados y yugos, correas, machetes, tarecuas, a veces, un aspersor de herbicida). Se calculan grosso modo de la siguiente manera: CF = 2 SAU + 500. Valor anadido: se obtiene el VA = PB-CP-CF = 47.5 sAu-500, en millares de pesos yen d61ares, VA = 20 sAu-200 por aproximaci6n. Los grandes ganaderos (grupo B) La carga de ganado se eleva notablemente al pasar a 0.4 cabezas por hectârea; N = 0.4 SAU. De igual manera, la carga de mana de obra oscila en toma a SAu/I00. La superficie cultivada se mantiene en toma a las seis hectareas por activo. Se tiene: Sc = 0.06 SAU. Producto bruto: la tasa de extracci6n se fija en 114 deI hato; pero, a veces, a la venta de animales se suma la ordena de las vacas lactantes durante dos 0 tres meses de la temporada de secas, para podervender la leche fresca en los pueblos mas importantes. Se tiene entonces Pa = (N/8 . 840) + (N/4.2.lIvaca . 1 000 litro . 90 dias) = 200 N + 45 N = 98 SAU. Pv = 0.06 SAU . 400=24 SAU. PB = 122 SAU. Cargas proporcionales: al ser menor la superficie por activo, a menudo 52 800 pesos el kilo de res (300 kilos en promedio) y 3 800 pesos el kilo de un becerro (entre 180 y 200 kilos). APÉNDICE 10 285 se fertilizan las parcelas cultivadas (en promedio 100 kg de sulfato de amonia por hectarea) y el uso de herbicidas se halla mas extendido. El consumo de insumos se eleva a ($ 25 000/100 kg + $ 8 OOOllitro) por hectarea cultivada. De donde: CPv = 33 Sc = 2 SAD. El problema planteado por la alimentaci6n deI ganado durante la temporada de secas es mas agudo, sobre todo que los descuentos por concepto de leche son mas importantes. La cantidad de rastrojo producida en el raneho resulta insuficiente y es preciso recurrir a las compras exteriores en una proporci6n de una hectarea por cada seis animales. Se anaden a esta los alimentos concentrados distribuidos a las vacas lactantes (dos kg por vaca durante cuatro meses) y el recurso mas sistematico a las vacunas y a los productos desparasitantes ($ 2 000 en promedio por animal al ano). Se tiene entonces: CPa = N/6 . ($ 200 000 por hectarea de rastrojo) + N/5 ($ 96000 de alimentos concentrados) + 2 N = 55 N = 22 SAD. CP = 24 SAD. Cargas fijas: en relaci6n con la superficie, el consumo anual de capital fijo se eleva casi al doble de 10 observado en el casa precedente: las explotaciones se dividen en potreros de tamano reducido con el fin de facilitar el pasto rotativo, se eleva el numero de arados, asf coma el de aspersores. CF = 4 SAD + 500. Valor anadido: VA = 94 SAD-500, en millares de pesos, es decir, VA = 40 SAD-200, en d61ares. Las explotaciones ganaderas medianas (grupo C) Aqui se tiene en cuenta la superficie cercada por las explotaciones ejidales, aunque los agostaderos indivisos cubren una parte importante de la alimentaci6n deI ganado. La carga animal ronda en toma a 1.5 animales por hectarea y la superficie cultivada cubre mas 0 menos un tercio de la superficie total. Producto bruto: la tasa de extracci6n es de 114 también en este rubro, los becerros representan dos tercios de las ventas. Pero las vacas se ordenan durante un periodo mas prolongado, que puede extenderse hasta por cinco meses (dos litros diarios por vaca). El producto bruto "animal" se establece de la manera siguiente (en millares de pesos): Pa = N/4 . (2/3 . 760 + 1/3·840) + N/3 . 135·2 = 287 N = 430 SAD. Los terrenos se cultivan mediante una rotaci6n maiz-sorgo: Pv = 1/3 SAD (200 + 205) = 135 SAD. PB = 565 SAD. Cargas proporcionales: las cargas proporcionales relativas a los cultivos son las que se han evaluado mas alto: CPv = 245 Sc = 81 SAD. 286 APÉNDICE 10 La disponibilidad de rastrojo en la explotaci6n no representa mas que la tercera parte de las necesidades deI hato durante la temporada de secas. Es preciso, pues, recurrir a la compra de 2/3 SAU hectareas de rastrojo, es decir, el equivalente de 133 SAU millares de pesos. La distribuci6n de alimentos concentrados a las vacas lactantes (dos kilos diarios por vaca) y a los animales mas débiles durante cinco meses representan: N/3· 150·2·0.4 = 40 N = 60 SAU. Los gastos veterinarios se fijan en unos $ 2 000 anuaJes por animal, es decir 3 SAU millares de pesos. Se tiene entonces CPa = 196 SAU y CP = 277 SAU. Cargas fijas: dado un capital productivo relativamente importante (el empleo de la mecanizaci6n ligera es sistemâtica y algunas explotaciones poseen su propio tractor), se fija en CF = 10 SAU + 400. Valorafiadido: VA = 278SAU-400, en millaresdepesos, OVA = 112 sAu-160, en d61ares. Las explotaciones ganaderas medianas con tierras de riego (grupo D) Los terrenos de riego, cuya superficie varie entre 15 y 30 hectareas, permiten la instalaci6n de un sistema de ganaderia independiente de los agostaderos indivisos y elevar las cargas animales hasta un umbral de dos cabezas por hectarea. Si la tasa de extracci6n apenas cambia en relaci6n con las explotaciones deI grupo anterior, el numero de animales vendidos es, sin embargo, mucho mas elevado y la ordena se prolonga durante seis meses al ano. La superficie cultivada se eleva a las 4/5 partes de la superficie total; se halla ocupada por una rotaci6n maiz (1/4)-sorgo en grano (3/8)sorgo forrajero (3/8), que aseguran el forrajeo del ganado durante todo el ano sin interrupci6n. Producto bruto: Pa = N/4 . (2/3 . 760 + 113·840) + N/3 . 180·2 = 317 N = 632 SAU. Pv = Producto maiz + producto sorgo en grano Sc· (1/4.400+3/8.410) = 203 SAU. PB = = 835 SAU. Cargas proporcionales: el riego y el pisoteo de los animales exigen que se haga un trabajo concienzudo después de cada cielo de cultivo seguido de pastoreo. El empleo de insumos quimicos y de herbicida es asimismo mucho maS sistematico. Si se anade el costo del trabajo, se obtiene: Cv = casto deI tractor + costa de los fertilizantes + costo de los herbicidas + costo de la cosechadora (sorgo en grano) = 112 SAU + 70 SAU + 10 SAU + 30 SAU = 222 SAU. Las cargas que tienen que ver con el ganado se limitan a la compra de alimentos concentrados para las vacas que son ordenadas (dos kg diarios APÉNDICE 10 287 por vaca) y al empleo de desparasitantes (elemento de suma importancia, pues en los terrenos de riego los problemas de parasitismo son mucho mas agudos): Ca = N/3· (2·0.4·180) + 4 N = 52 N = 104 SAU. CP = 326 SAU. Cargas fijas: se duplican en relaci6n con las explotaciones del mismo tamaîio pero que carecen de riego. La necesidad de dividir el espacio forrajero, el costo de mantenimiento de los sistemas de bombeo 0 de los canales de riego y la presencia mas frecuente de un vehiculo para el transporte y la venta de leche explican este aumento: CF = 22 SAU + 400. Valorafiadido: vA=487 SAu-400, en millares de pesos, oVA = 195 SAu-160, en d6lares. Las pequeiias explotaciones de cultivos multiples y ganaderas (grupo E) En las superficies que varian entre 6 y 15 hectareas sin posibilidad de riego, y a pesar deI acceso al agostadero indiviso, el sustento de un hato se vuelve muy dificil. Si las cargas animales se mantienen en toma a 1.5 cabezas por hectarea, la tasa de extracci6n disminuye a menos de una quinta parte deI ganado y es precisa conservar una parte de la superficie en barbecho para hacerse de unos pastos utilizables a fines de la temporada de secas, cuando se hallan esquilmados los agostaderos. Ademas, la superficie cultivada no excede los 2/3 de la SAU; se encuentra sometida a una rotaci6n del tipo maîz (1/2)-sorgo (1/4)-ajonjolî (1/4). Las actividades productivas se hallan 10 mas diversificadas posible, y la engorda de unos puercos, las ventas de leche 0 de queso se afiaden a las de bovinos y granos producidos en la explotaci6n. Producto bruto: Pa = ventas de becerros + ventas de vacas para el rastro + ventas de leche + ventas de puercos = Nil 0 . $ 760000 + Nil 0 . $ 840 000 + N/5 . 2 litros . 120 dîas . $ 1 000 por litro + SAu/2 . 60 kg . $ 3 000 kg + 76 N + 84 N + 48 N + 90 SAU (en millares de pesos) = 400 SAU. Pv (véase supra) = 2/3 SAU . 398 = 265 SAU. PB = 665 SAU. Cargas proporcionales: las relativas al sistema de cultivo se evalûan en la primera parte de este apéndice. Equivalen a Cv = Sc . 215 = 143 SAU. Las cargas de la ganaderia se desglosan seglin los costos de varios rubros alimenticios (los animales casi nuncason vacunados): maîz para los puercos (100 kg por puerco engordado), rastrojo para el ganado y alimentos balanceados para las vacas (un kg diario por vaca lactante). Las compras de rastrojo constituyen el rubro mas importante: a pesar de la cosecha de las hojas de maîz, los residuos de los cultivos en la explotaci6n no bastan para 288 APÉNDICE 10 nutrir al ganado durante las dos terceras partes de la temporada de secas. Es preciso, entonces, disponer de 0.33 hectâreas de rastrojos suplementarios. Ca = 20 SAU + 0.33 SAU . 200 + N/5 . 120·0.4 = 101 SAU. CP = 244 SAU. Cargas fijas: el consumo anual de capital fijo se limita a la renovaci6n de las herramientas pequefias, a la amortizaci6n deI arado, el yugo y el arnés, y al reforzamiento de los cercados: CF = 10 SAU + 200. Valor afiadido: VA = 411 SAu-200, en mUlares de pesos, 0 VA = 164 sAu-80, en d6lares. Los productores de hortalizas (grupo G) En una superficie que oscila entre cuatro y ocho hectareas, la intensificaci6n se vuelve indispensable para alcanzar el umbral de reproducci6n; ésta es fâcil puesto que tres cuartas partes de la superficie se hallan irrigadas. El modelo aquf definido supone que la mitad de la SAU se encuentra sembrada de mel6n durante la temporada de secas, y que, en el curso deI cielo pluvial, tres cuartas partes de la superficie se hallan cultivadas conforme a una rotaci6n de mafz-sorgo. A causa de la movilizaci6n de mana de obra que exige la producci6n de hortalizas, las instalaciones ganaderas tienen menor importancia: la carga-animal se fija en una cabeza por hectarea (tasa de extracci6n de 114) y no se engorda un solo puerco en la explotaci6n. Producto bruto: la producci6n animal se compone de la venta de unos cuantos becerros, una vacas destinadas al rastro y leche fresca (las vacas en periodo de lactancia se ordefian unos tres meses por afio). Pa = N/8 . 840 + N/8 . 760 + N/4 . 120·2 = 260 SAU. El producto de una hectârea de mel6n se elevaba en promedio a ocho millones de pesos en el inviemo de 1989 (véase supra); el de una rotaci6n mafz-sorgo a $ 400 000, en casa de no vender el rastrojo. Pv = 112 SAU . 8 000 + 3/4 SAU . 400 = 4 300 SAU. PB = 4 560 SAU. Cargas proporcionales: el total de las cargas proporcionales relativas al sistema de cultivo yale: Cv = carga maiz-sorgo + carga de mel6n = 3/4 SAU ·237.5 + 112 SAU . 2 220 = 1 288 SAU. Las cargas deI hato bovino se Iimitan al costo de las vacunas y productos desparasitantes y al alimento dado a las vacas lactantes (dos kilos diarios por vaca): Ca = N/4 . 2. 120 . 0.4 + 2 N = 26 SAU. CP = 1314 SAU. Cargas fijas: son elevadas a causa deI costa de mantenimiento dei sistema de riego (con frecuencia ineluye la amortizaci6n de una bomba) y deI material de aspersi6n: CF = 30 SAU + 400. APÉNDICE 10 Valor aiiadido: VA sAu-160, en d6lares. = 3215 sAu-400, en millares de pesos, y VA 289 = 1 285 Los pequeiios agricultores en busca de alternativas (grupo H) • Este tipo de explotaciones pequeiias han podido integrar el cultivo de chile de cacahuate a su sistema de producci6n, gracias a los acuerdos a los que llegaron con los comerciantes que controlan el acceso a esos mercados. Hemos considerado dos sistemas de cultivo, unD que se asocia con la siembra de maiz en cuatro quintas partes de la superficie y chile en el resto, y el otro que combina maiz (3/4 SAU) y cacahuate (1/4 SAU). La superficie cultivada ocupa todo el espacio disponible. El hato es reducido: la carga animal no pasa de 0.5 cabezas por hectarea (tasa de extracci6n de 114) Y se engorda un numero de puercos equivalente a SAu/2. Producto bruto: 1. Sistema mafz-chile: (véase supra) Pv = 4/5 SAU . 400 + 115 SAU . 2 200 = 760 SAU. 2. Sistema maiz-cacahuate: Pv = 3/4 SAU . 400 + 114 SAU . 1 500 = 680 SAU. Es decir en promedio, Pv = 720 SAU. El nivel de los recursos forrajeros disponibles y la movilizaci6n de mana de obra durante el cielo pluvial no permiten la ordeiia de vacas. Se tiene asi: Pa = ventas de bovinos + ventas de puercos = N/8 . 760 + N/8 . 840 + 0 SAu/2 . 60 . 3 = 100 SAU + 90 SAU = 190 SAU. PB = 910 SAU. Cargas proporcionales: los calculos efectuados mas arriba nos dan: Cv = 162 SAU para el sistema maiz-chile 0 Cv = 110 SAU para el sistema maiz-cacahuate, esta es: Cv = 136 SAU en promedio. Dado que el rastrojo permite la alimentaci6n deI ganado, las cargas ganaderas se reducen al costa de la alimentaci6n de los puercos yal reparto de mafz a los animales en peor estado, a fines de la temporada de secas: Ca = 40 . SAu/2 + 20 N = 30 SAU. CP = 166 SAU. Cargas fijas: permanecen limitadas porel bajo consumo de herramientas y de material (aparte deI aspersor necesario en el cultivo dei chile). Se tiene entonces: CF = 10 SAU + 100. Valor aiiadido: VA = 730 sAu-100, en millares de pesos, yVA = 290 SAu-40 en d6lares. 290 APÉNDICE 10 Las pequeiias explotaciones ejidales y los arrendatarios de las propiedades ganaderas (grupo 1) Las superficies varian entre cuatro y ocho hectâreas, pero s610 se cultivan 3/4 partes de la superficie para conservarun espacio donde las vacas puedan ser ordenadas 0 el ganado pueda pacer cuando se acaban los agostaderos. La carga animal no sobrepasa 112 cabeza por hectarea; se engorda un numero de puercos equivalente a SAu/2 cada ano. Las rotaciones de cultivos son deI tipo mafz (1I2)-sorgo (1I2)-ajonjolf (112). Producto bruto: el monto deI producto bruto para el sistema de cultivos considerado (si se conserva el rastrojo para la alimentaci6n deI ganado de la explotaci6n) es: Pv : 3/4 SAU . 400 : 300 SAU. Las vacas lactantes son ordenadas durante cuatro meses; se vende la leche fresca 0 en forma de queso. Se tiene entonces: Pa: ventas de bovinos + ventas de leche + ventas de puercos: NIB B40 + NIB· 760 + N/4 . 120· 2 + SAU 12 . 60 . 3 : 250 SAU. PB: 550 SAU. Cargas proporcionales: Cv : 3/4 SAU. Cargas deI sistema mafz-sorgoajonjolf: 3/4 SAU . 160: 120 SAU. Ca: mafz para puercos y ganado: 20 SAU. CP: 140 SAU. Cargas fijas: El consumo de capital fijo es equivalente al deI grupo anterior: CF : 10 SAU + 100 Valor anadido: VA: 400 sAu-100, en millares de pesos, 0 VA = 160 SAu-40 en d6lares. Los campesinos con doble actividad y los semiproletarios (grupo J) La fuerza de trabajo en este caso equivale a una persona, con indepeodencia de la superficie cultivada. Ésta, muy frecuentemente es prestada 0 rentada por padres ejidatarios; se siembra mafz. No se dispone de ganado, pero a menudo se engordan unos puercos; su numero equivale a 112 SAU + 1. Esto permite la obtenci6n de un producto bruto positivo, aun cuando la superficie cultivada sea nula. Producto bruto: PB = 400· SAU + (1/2 SAU + 1) . 50·3 = 475 SAU + 150. Cargas proporcionales: Cv = 170 SAU. Ca = 100·0.4 . (1/2 SAU + 1) : 20 SAU + 40. CP = 190 SAU + 40. APÉNDICE 10 291 Cargas fijas: CF = 10 SAU + 50 (un cierto numero de los aperos empleados son prestados y el campesino no esta obligado a asumir el mantenimiento de las cercas). Valor afiadido: VA = 275 SAU + 60, en millares de pesos, y VA = 110 SAU + 25 en d61ares. BIBLIOGRAFlA Aguirre A., J., 1986, El mercado de oleaginosas en México, tesis profesional, Chapingo, Universidad Aut6noma de Chapingo, Economia Agricola, multigr. Agustin, J. A., 1988, La producci6n de hortaIizas en el valle de Tepalcatepec, Mich., Morelia, UACH-CRUCO, multigr. Arizpe, L., 1985, Campesinado y migraci6n, México, SEP. Armillas, P., 1947, "Notas sobre sistemas de cultivo en Mesoamérica, los cultivos de riego y de humedad en la cuenca deI Balsas", Anales dellNAn, México, 19471948, t. III. 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DOCUMENTOS CARTOGRÂFICOS SPP/INEGI, Carta topografica 1/250000 "Morelia" E14-1 - - , Carta topogrâfica 11250000 "Ciudad Altamirano" E14-4 - - , Carta topografica 1/50000 "Acuyo" E14 A53 - - , Carta topografica 1150000 "Aratichanguio" E14 An - - , Carta topografica 1150 000 "Caracuaro" E 14 A43 - - , Carta topografica 1150000 "Coyuca de Catalan" E14 A74 - - , Carta topogrâfica 1150000 "Ciudad Altamirano" E14 A75 - - , Carta topografica 1150000 "Huetamo" E14 A64 - - , Carta topografica 1/50000 "Papatzindân" E14 A44 - - , Carta topografica 1150000 "San Jer6nimo" E14 A63 - - , Carta topografica 1150 000 "Tiquicheo" E 14 A54 - - , Carta topogrâfica 1150000 "Tuzantla" E14 A45 - - , Carta geol6gica 11250 000 "Morelia" E 14-1 - - , Carta geol6gica 11250000 "Ciudad Altamirano" E14-4 FOTOGRAMAsAÉREAS SPP/INEGI, vol. 1970,1/50000, zona 20 A: linea de vol. 24, fotos 4, 6, 8 Y10; linea de vol. 25, fotos 24, 26 Y28; lfnea de vol, 26, fotos 8, 10 Y11; lfnea de vol. 47, fotos 17, 19,21,23,25,27,29,31 Y33; linea de vol. 49, fotos 20, 22, 24, 26, 28, 30 Y32; linea de vol. 51, fotos 17, 19,21,23,25,27,29 Y30; linea de vol. 53, fotos 18,20,22,24, 26,28 Y30; linea de vol. 55, fotos 19,21,23,25 Y28. Aerofoto: vol. de noviembre 1961, 1110000: fotos 25, 29, 33, 37, 39,43,45,47,49, 51,54,56,60,64,69,71,73,75,77,79,83,87 Y89. fNDICE Agradecimientos 7 Introducci6n Enfoque metodol6gico 9 15 1. La revoluci6rz agricola criolla y el desarrollo de la propiedad privada (1450- 1870) Tierra Caliente en el imperio tarasco: centro estratégico y econ6mico El sistema neolftico de cultivo de roza y quema y de explotaci6n de las llanuras aluviales Las relaciones de intercambio La economfa deI saqueo y la catastrofe demografica La catâstrofe demografica Un lugar marginal en la geograffa econ6mica de la Nueva Espafia La inmigraci6n criolla y la formaci6n de la propiedad privada El empuje de la "gente de raz6n" . . . La formaci6n de la propiedad privada Un nuevo sistema agrario Il. El apogeo de las grandes propiedades (1870-1939) El reforzamiento de la integraci6n en el mercado nacional La formaci6n de la oligarqufa El fraccionamiento y la venta de tierras de las comunidades indfgenas El apogeo de las grandes propiedades La hacienda: organizaci6n econ6mica y relaciones de producci6n La adaptaci6n de los sistemas de cultivo a las limitaciones ecol6gicas Estratificaci6n deI proletariado rural: aparceros, arrendatarios y jornaleros El pastoreo de los rebafios Tierra Caliente en el contexto nacional Vaqueros y arrieros en las rotas comerciales La oligarqufa frente al movimiento revolucionario III. iTierra y Libertad? Los [{mites de la reforma agraria (1935-1960) El ejido y los ejidatarios Los kulaks deI ejido El control de la producei6n campesina: ajonjolf y crédito agrfcola 303 19 19 21 24 26 27 28 31 32 35 39 43 43 46 50 51 54 54 61 66 69 70 73 75 75 78 81 304 fNDICE La pequefia producci6n campesina: espejismos y sujeci6n econ6mica El crédito publico: una fonna de subvenci6n al usurero Ganaderos-comerciantes y golondrinas: acumulaci6n y diferenciaci6n en los ejidos Arrieros y trabajadores migrantes se convierten en las figuras centrales dei sistema agrario Los soportes de la fonnaci6n de capital: una sociedad en dos velocidades Crisis y resurgimiento de la propiedad privada La evoluci6n de las relaciones sociales de producci6n 86 93 95 96 105 112 115 IV. Transformaciones y crisis de un sistema agrario (J 960-1990) La crisis de los productos tradicionales y la especializaci6n en la gana- 119 deria de cria El desarrollo de la ganaderia de cria Las politicas de desarrollo en favor de los ganaderos: crédito agrfcola y paquetes técnicos El cambio técnico: una avanzada selectiva que beneficia sobre todo a los ganaderos y a los productores de forrajes La ganaderia. centro de las politicas de desarrollo La apropiaci6n y la concentraci6n deI espacio agropastoril lEs posible la intensificaci6n de los sistemas ganaderos? La concentraci6n creciente de los medios de producci6n 121 126 139 145 151 152 157 160 V. éPuede la integraci6n a los mercados prestarse a una intensificaci6n de la agricultura? La entrada a los mercados urbanos: lc6mo esquivar los monopolios comerciales? Los intentos de intensificaci6n en la agricultura de temporal se estrellan con los costos de producci6n y la estrechez de los mercados El riego: (producci6n de hortalizas 0 de forraje? La exportaci6n de productos horticolas: (cuMes son las perspectivas de los campesinos de Tierra Caliente? (Qué interés representa para los ganaderos? (Cuâles son las perspectivas en el mediano plazo? Los recursos ilegales: la emigraci6n a Estados Unidos y el cultivo de estupefacientes La emigraci6n al norte: (c6mo franquear las puertas de Eldorado? El trâfico de estupefacientes: acumulaci6n, dolarizaci6n e inflaci6n La intensificaci6n de la crisis de la agricultura campesina 165 165 165 169 174 185 187 192 192 197 201 1NDICE VI. Diferencias de productividad, pauperizaci6n y exclusi6n Las diferencias de productividad se incrementan . . . . . . . . Los grandes ganaderos frente a la carestfa de los factores de producci6n: iExpansi6n, intensificaci6n 0 diversificaci6n? La oligarquia, punta de lanza de las estrategias de extensificaci6n Los grandes ganaderos: a la busqueda de espacio y forrajes Ganaderia extensiva, acumulaci6n y diversificaci6n Los pequefios y medianos ganaderos frente a la escasez creciente de los recursos forrajeros Incrementar la producci6n forrajera y el control de los terrenos indivisos Los pequefios ganaderos, principales victimas de la saturaci6n deI espacio agropastoril El riego, clave de la intensificaci6n de los sistemas ganaderos Intensificaci6n 0 doble actividad: iqué alternativas tienen los campesinos minifundistas? El riego en pequefia escala y la horticultura, inyecci6n de oxfgeno para una minorfa Los pequefios ejidatarios y los arrendatarios de los ranchos ganaderos en vias de pauperizaci6n Semiproletarios: iPor cuânto tiempo? 305 206 . 206 . . . . 214 214 216 220 222 222 225 229 232 232 . 235 239 Conclusiones . 241 Apéndice 1 Evaluaci6n de los niveles demogrâficos en Tierra Caliente, 1520-1980 249 . 249 Apéndice 2 Datos climatol6gicos de Tierra Caliente . 254 . 254 Apéndice 3 Bases jurfdicas de la tenencia deI suelo y de la propiedad hacendaria en México, segûn leyes promulgadas a partir de 1856 1. La Ley de desamortizaci6n hacendaria de junio de 1856 2. El articulo 27 de la Constituci6n de 1917 3. Reformas deI articulo 27 durante la presidencia de Miguel Alemân (1947) 257 . 257 257 257 258 Apéndice 4 259 Evoluci6n de los precios de los principales productos agricolas de Tierra Caliente 259 Apéndice 5 262 Coeficiente de pastizales evaluados por la administraci6n agricola en la regi6n de Tierra Caliente 262 306 INDICE Apéndice 6 Las exportaciones de ganado desde Tierra Caliente . 263 . 263 Apéndice 7 Reparto de la propiedad privada ydeI ganado en Tierra Caliente . 267 . 267 Apéndice 8 . 269 Contrato de arrendamiento de tierras suscrito entre la compaiHa American Producers y el ejido de La Quetzeria (municipio de Huetamo) 269 Clausulas . 269 Apéndice 9 . 271 Las encuestas efectuadas en la regi6n de Tierra Caliente, entre diciembre de 1986 y maya de 1989 . 271 Apéndice 10 . Resultados econ6micos de los sistemas de producci6n identificados en Tierra Caliente Rentabilidad de los principales cultivos de Tierra Caliente, 1988-1989 . Calculo de los ingresos monetarios por activo familiar segUn los diferentes sistemas de cultivos de temporal (en pesos de enero de 1989) . Sistema ajonjoli solo . Sistema ma{z solo . Sistema sorgo solo . Sistema ma{z (l/2)-ajonjoli (1/2) . Sistema malz (l/2)-ajonjolJ (lI4)-sorgo (l/4) . Sistema ma{z (l/2)-sorgo (1/2) . Sistema sorgo (l/2)-ajonjoli (l/2) . Modelos y resultados econ6micos de los sistemas de producci6n identificados en Tierra Caliente . La oligarqula (grupo A) . Los grandes ganaderos (grupo B) . Las explotaciones ganaderas medianas (grupo C) . Las explotaciones ganaderas medianas con tierras de riego (grupo D) Las pequefias explotaciones de cultivos multiples y ganaderas (grupo E) . Los productores de hortalizas (grupo G) Los pequefios agricultores en busca de alternativas (grupo H) Las pequefias explotaciones ejidales y los arrendatarios de las propiedades ganaderas (grupo 1) Los campesinos con doble actividad y los semiproletarios (grupo J) 275 275 276 281 281 281 282 282 282 283 283 283 283 284 285 286 287 288 289 290 290 fNDICE Bibliograf(a . Estadfsticas y censos Censos demograficos Censos econ6micos y agrfcolas Estadfsticas econ6micas Archivos consultados . Peri6dicos . Documentos cartograficos Fotografias aéreas 307 · 293 .300 .300 · 301 · 301 · 301 · 302 · 302 · 302 Este libro se tennin6 de imprimir en noviembre de 1995 en los talleres de Impresora y Encuademadora Progreso S. A. de C. V. (IEPSA), Calzada de San Lorenzo, 244; 09830 México, D. F. La edici6n, de 2 000 ejemplares, estuvo al cuidado de SOlaT Seroicios Editoriales. Eric Léonard Una historia de vacas y golondri nos G Basado en encuestas realizadas con los agricultores y ganaderos de la region dei Balsas, este trabajo estudia cinco municipios dei sureste de Michoacan -Huetamo, San Lucas, Tiquicheo, Caracuaro y Nocupétaro- que comparten una misma historia y pertenecen a un sistema agrario caracterizado por la coexistencia y competencia entre latifundios ganaderos y explotaciones agrfcolas minifundistas. Este Iibro relata la desigual convivencia y rivalidad entre un campesinado compuesto por una mono de obra Itinerante y barata, propietaria de parcelas coda vez mas reducidas e improductivas, y los ganaderos, due nos privilegiados de grandes extensiones de tierras. La expansion ganadera requiere de vastas superficies y las obtiene a costa de los campesinos minifundistas, reduciendo sus parcelas y obligandolos para sobrevivir a la emigracion 0 a la doble actividad. Sin nunca abandonar dei todo la parcela minifundista, estos campesinos dejan sus tierras en bus- c queda de otras oportunidades, para regresar con el temporal, al igual que las i§ golondrinas. Como en un circulo vicioso, la continua concentracion de las tierras u va de la mono con el creciente empobreclmiento de la maso campeslna. La obra ~ brinda a la vez una evaluacion dei efecto real que tuvieron la reforma agraria ,~ mexicana y las politicas oficiales de apoyo a la agricultura de temporal, cuando ,Q se prepara un giro radical con la abrogacion dei articulo 27 constitucional y la rati- '0 ficacion dei TLC. Œ Desde sus origenes en la segunda mitad dei siglo XVIII hosto nuestros dias, Eric .2 Leonard recorre las paginas de una historia terrible y fascinante cuva relevancia .2 ê rebasa los limites regionales y n a c i o n a l e s . o Eric Léonard es Ingeniera agronomo, agroeconomista titulado dei Institut Natio- ~ nal Agronomique de Paris. Recibio el titulo de doctor en economia de dicha instltucion tras haber realizado ese estudio como parte de un convenio de investi- 0 gacion entre el ORSTOM / Institut Français de Recherche Scientifique pour le Dé- ~ veioppement en Coopération, y El Colegio de Michoacan. Vivio cerca de cuatro ~ anos, de 19B6 a 19B9, en el estado de Michoacan, integrando la planta de inv~sti- ,g gadores de El Colegio de Michoacan. Es ahora investigador dei ORSTOM y trabajo ffi en Costa de Marfil de 1991 a 1994. 0 0 G) El Colegio de Michoac6n, A.c. 9 789681 647292 ~.4I Institut Français de Recherche ~. Scientifique pour le Développement en Coopération • Fondo de Cultura Econ6mica/Economîa Latinoamericana