Presente y futuro de la normalización
lingñística en el País Valenciano
Antoni FEiu~n’4no FRANCÉS
1. LOS PRECEDENTES
~1. Origenes históricos del bilingiáismo territorial del País Valenciano
Al conquistar la mayor parte del territorio que comprende actualmente el
País Valenciano, Jaime 1, rey de Aragón y conde de Barcelona, lo constituyó
como reino soberano en el seno de la Corona de Aragón (1238) e inició un
proceso repoblador, con gentes procedentes sobre todo de las tierras de
Cataluña y Aragón, que acabó configurándolo como un país territorialmente
bilingile: la zona del interior, dominada por la nobleza de procedencia
aragonesa, resultó, a la larga, de lengua aragonesa o castellana, mientras que
las zonas del litoral, de repoblación mayoritariamente catalana y con una
estructura social controlada por la burguesía urbana, no sólo lograron
imponer su lengua sobre estas zonas, mucho más extensas, ricas y pobladas,
sino que pronto la convirtieron, a efectos administrativos, en la lengua
«oficial» del Reino.
A lo largo del siglo xv, en el que el Reino de Valencia alcanza la
hegemonía política, económica, cultural y demográfica en el seno de la
Corona de Aragón, los valencianos aportan a la literatura catalana prácticamente todas las grandes figuras de nuestro Segle d’Or. El prestigio del catalán
lo convirtió de hecho en lengua A en la zona interior del Reino.
En este contexto no nos puede extrañar que los prohombres valencianos,
aun reconociendo su ascendencia mayoritariamente catalana, se hagan
proclamar, orgullosos, «po/ile valenciá», «no catalá». y lleguen a denominar
«valenciana» a su lengua 1 A pesar de este particularismo onomástico1 Cli. cl prólogo de F. Eiximenis, seguramente manipulado por los jurados de Valencia. a su
Reghnent de la cosa pública, cd. de D. Molins de Rei (Barcelona, ¡927), p. 27, asi como la
Perista dc Fi/alo gia Románica, val. 111-1985. EditoriaL dc la Universidad Complutense de Madrid.
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Antoní Ferrando Francés
lingúístico —favorecido por la acepción que entonces tenía lengua como
sinónimo de «habla propia de una determinada entidad administrativa»—, se
tenía perfecta conciencia de la unidad de la lengua catalana. Aún más, a
finales del siglo xv, un grupo de «hánzens diserts catalans e valencians»
elaboran, con un criterio unitario, unas Regles d’esquivar vocables e mots
grossers o pagesivols, «els quales no acostumen usar los cortesans ne elegants
parladors e trobadors», destinadas a quien «té vol parlar la líen gua catalana».
1.2. El proceso de castellanización
La vinculación de las clases dominantes valencianas (aristocracia, alta
burguesía) a los intereses de la Monarquía hispánica, constituida a raíz del
matrimonio de los Reyes Católicos, invertirá la situación sociolingúística del
catalán, que se convierte rápidamente en lengua B, aun manteniéndose de
jure como lengua «oficial» hasta la abolición de los Furs (1707). Un profundo
complejo de inferioridad se adueña de los catalanófonos —como también de
determinados sectores lusitanófonos— ante un castellano imperial, considerado ahora como la lengua elegante y refinada por antonomasia. Así lo
expresaba precisamente un patricio valenciano, Narcís Vinyoles, ya en 1510,
al justificar su traducción al castellano de la Sumnia chronicaru¡n mundí, de
Felipe de Bérgamo: «. . - osé alargar la temerosa mano mía para ponerla en
esta limpia, elegante y graciosa lengua castellana, la qual puede muy bien y
sin mentira ni lisonja, entre muchas bárbaras y salvages de aquesta nuestra
España, latina, sonante y elegantíssima ser llamada» 2
Entre el siglo xvi y la primera mitad del xix se da en la zona catalanófona
del Pais Valenciano un proceso de castellanización horizontal y selectiva. La
aristocracia se beneficia sucesivamente de la derrota de las Germanías (15191522), de la expulsión de los moriscos (1609) —que consagra la actual
estructura territorialmente bilingúe del País—, y de la Guerra de Sucesión
(1701-1716), y convierte el castellano en lengua de clase y, de hecho, en la
única lengua de cultura. La abolición de los Furs (1707), que puso fin a la
soberanía del Reino de Valencia, no fue sino la consagración legal de la
situación sociolingúística anterior, agravada, eso sí, con la exclusión del
catalán como lengua de la administración foral.
Herederos de una estructura política federal y sometidos a un profundo
proceso de desnacionalización, los valencianos, catalanes y mallorquines de
es,: ~poca adoptan el gentilicio propio como denominación de las respectivas
hablas y recurren al término llemosí, sobre todo en el País Valenciano, para
designar su lengua común medieval y, a veces también, el conjunto del
dedicatoria que fray Antoni Canals dirige a los «consellers» de Barcelona al enviarles su version
del Va/en Maxim, cd. de R. Miquel i Planas (Barcelona. 1914), p. 13.
2 A. FERRANDO, Narcis Vinyoles i la seua obra (valencia, 1978), p. 245,
Presente y futuro de la normalización lingaistica en el País Valenciano
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diasistema lingílístico. Se aflojaba así, pero no se perdía, el sentimiento
unitario de la lengua.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX y hasta la guerra civil española
de 1936-1939, la castellanización valenciana experimenta una fase de avance
descendente y espontáneo. Ahora, son los beneficiarios de las desamortizaciones de Mendizábal quienes, al enriquecerse e instalarse en la ciudad de
Valencia, adoptan el castellano como signo de ascenso social. El catalán se
convierte así en la lengua de las clases modestas y de la ruralía.
La Renaixen~a literaria del País Valenciano, que se produce paralelamente a la de Cataluña y de las Islas Baleares, fracasó porque sus promotores,
rentistas rurales, no estaban nada interesados en alterar el nuevo orden
económico-social: bajo la Restauración, el conflicto de intereses entre las
clases dominantes valencianas, partidarias, como las castellanas, del librecambismo, y las catalanas, defensoras del proteccionismo estatal para sus
productos textiles, acentuó todavía más las divergencias culturales y políticas
entre el País Valenciano y Cataluña y explica la génesis del anticatalanismo
valenciano moderno. A nivel cultural, sin embargo, casi todas las instituciones y estudiosos ilustres valencianos suscriben, en 1932, las Norines de
Castelló, mera adaptación, sin especificarlo, de la normativa ortográfica del
Institut d’Estudis Catalans (1913).
Desde la guerra civil española, la castellanización entra, en el País
Valenciano, en una fase de difusión coactiva, favorecida por la presión
escolar y de los nuevos medios de comunicación.
2. LOS HECHOS ACtUALES
2.1. La impugnación de la ideología bilingiiista (¡962-1975)
La emigración a las ciudades, la inmigración de gente procedente de
tierras castellanófonas —se calcula que actualmente representa el 25 por 100
de la población total del País— y, en general, la movilidad social que
comportó el proceso de industrialización del País Valenciano iniciado hacia
los años sesenta, ha propiciado la extensión social del castellano no sólo entre
la pequeña burguesia urbana, sino también entre los mismos estamentos
populares de las grandes ciudades.
La nueva coyuntura socíolingúística permitió a las clases dominantes
valencianas reforzar la ya vieja ideología bilingúista según la cual los
valencianos, desde siempre, habían usado indistintamente el castellano y el
catalán, es decir, eran congénita e individualmente bilingúes. Se trataba, evidentemente, de diluir la personalidad valenciana en el proyecto españolista
del franquismo. Pero fue también este mismo contexto el que permitió que
fuesen precisamente intelectuales y sociólogos valencianos (Fuster, 1962;
Aracil, 1966; Ninyoles, 1969) los primeros, dentro del Estado español, en
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Antoni Ferrando Francés
denunciar el bilingúismo como ideología encubridora de un conflicto
lingiiístico real. Las minorías valencianas que tomaron conciencia de ello
consiguieron crear un estado de opinión favorable a la normalización
lingúística, que, al tambalearse el franquismo, fue asumida por todos los
movimientos y sectores sociales más progresistas del País. Aún más, se
situaba, con mayor o menor énfasis, la recuperación nacional valenciana en
el marco de los Países Catalanes, al mismo tiempo que se propugnaba el uso
generalizado de la denominación de llengua catalana.
2.2.
El estallido de un conflicto seudo-lingi¿ístico (1975-1982)
Al comprobar el alcance potencial del movimiento nacional-popular, las
clases dominantes valencianas, colocadas a partir de 1978 ante la dinámica
electoral partidista, elaboran nuevas estrategias para perpetuar el statu quo.
Se explotó al máximo, con la connivencia del poder central, siglos de desinformación y prejuicios respecto a la identidad nacional e idiomática de los
valencianos y se consiguió detener asi una dinámica que, en el fondo,
cuestionaba también la estructura política del Estado Español.
Desde un ángulo más estrictamente lingúístico, las nuevas tácticas
antinormalizadoras se materializaron en el intento de dotar al valenci¿ de
una ortografia que lo separase al máximo de la normativa unitaria que, desde
1932. ha seguido la práctica totalidad de los escritores valencianos y que
permitiese presentarlo como lengua independiente del catalá. Con este
propósito, y también con el de encubrir la deslealtad lingiiística de sus
mentores, se creó una Académnia de Cultura Valenciana, que entre 1979 y 1982
elaboró tres sucesivas propuestas de normativización. El conflicto surgido,
potenciado desde el poder por la UCD, hacia evidentemente inviable —que
de eso se trataba— la aplicación en la enseñanza elemental y media del
tímido Decreto de Bilingilismo de 1979.
Sin el apoyo de la Universidad, de los intelectuales y escritores y de las
instituciones culturales más dinámicas, y sin la colaboración de los partidos
estatales de izquierda (PSOE, PCE), las clases dominantes valencianas, que
no dudaron en provocar un clima de violencia social con tal de conseguir sus
objetivos, sólo consiguieron alcanzarlos parcialmente: alienar a los sectores
populares de sus problemas reales, detener la dinámica nacional-popular,
estrechamente unida a las exigencias de normalización lingúística, y justificar
en los partidos estatales de izquierda el abandono de una serie de reivindicaclones nacionales mínimas, como bien evidencia el proceso de elaboración y
aprobación del Estatuto de Autonomía de 1982. De hecho, la ambigúedad de
este texto, por lo que respecta a la cuestión de la lengua, permite que la
normalización quede hipotecada a la voluntad del gobierno autonómico de
turno. Sería injusto, sin embargo, no reconocer que esta situación se ha visto
favorecida por la incapacidad de los sectores nacionalistas valencianos para
ofrecer un proyecto político asumible por un amplio abanico social del
Presente yfuturo de la normalización lingiiistica en el País Valenciano
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pueblo valenciano y por la escasa solidaridad, si no la indiferencia, de las
principales fuerzas políticas de Cataluña.
2.3.
La lengua domesticada (1982-1985)
Con el triunfo rotundo del PSOE en las últimas elecciones generales
españolas (1982) y en las municipales¡autonómicas valencianas de 1983,
donde fue abrumador, la crispación social creada artificialmente por el
gobierno anterior a propósito del fantasma catalanista, ha quedado reducida
a la mínima expresión.
Ya en enero de 1983, la Conselleria d’Educació de la Generalitat Valenciana procedió a la contratación de 575 profesores cualificados para impartir la
enseñanza del catalán, siempre dentro de las Nones del 32, en los centros
oficiales de EGH, FP y BUP. Al iniciarse el curso escolar de 1984-1985, la
enseñanza del catalán se ha generalizado prácticamente en todos los centros
oficiales de la zona catalanófona, y, de forma opcional, en los de la zona
castellanófona. En los centros privados penetra con lentitud y, a menudo,
con reservas. Con todo, el índice de aceptabilidad es relativamente alto, a
pesar de las connotaciones ideológicas que la defensa del catalán tiene en el
País Valenciano (identificación con las tesis pancatalanistas y con las
reivindicaciones sociales más avanzadas), unas connotaciones que la estrategia desideologizadora del actual gobierno regional aún no ha conseguido
neutralizar. De hecho, la política normalizadora de la actual Generalitat
Valenciana se ha limitado hasta ahora a poco más que introducir la
asignatura de catalán en todos los niveles educativos. La presencia de la
lengua catalana en las emisoras de radio y de televisión regionales, en la
prensa y en las instituciones autonómicas es casi testimonial, si no meramente electoralista. Desligada así de su funcionalidad social, la lengua «propia»
del País Valenciano —así considerada estatutariamente, si bien bajo el
nombre de «valenciá»— apenas puede aspirar a convertirse en «patrimonio
cultural que será objeto de especial respeto y protección» (Constitución
Española de 1978, artículo 33). Aún más, la consagración estatutaria de la
bilingilización del País Valenciano, permite, ahora, una política lingúísticocultural legitimiadora de la presencia ———de hecho diglósica——— del castellano
en la zona catalanófona.
3.
3.1.
TIPIFICACIÓN DE LA SITUACIÓN
Los datos
De acuerdo con un sondeo lingúístico realizado entre 1980 y 1981 bajo la
dirección de Joan Francesc Mira 3, se puede deducir que el 60,4 por 100 de la
joan F. MIRA, Població i llengua al País Va/encía (Valencia, 1981).
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Antoni Ferrando Francés
población de la zona catalanófona —54,8 por 100 del total del País— habla o
sabe hablar el catalán, según la siguiente distribución:
Por áreas geográficas:
25-43 por 100: Alacant, Elx, Valéncia, por este orden.
68-75 por 100: Alcoi, Castelló y núcleos urbanos y semi-urbanos con
inmigración.
Más del 80 por 100: núcleos urbanos, semí-urbanos y rurales sin
inmigración sustancial.
b) Por grupos socio-profesionales:
Predominio del catalán: agricultores y obreros (a excepción de los
inmigrados).
Equilibrio castellano¡catalán: industriales y comerciantes.
Predominio del castellano: empleados y profesionales liberales.
c) Por edades:
De 8 a 15 años: 52,4 por 100 de catalanohablantes.
De más de 55-60 años: 66,1 por 100 de catalanohablantes.
a)
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La castellanización avanza, por tanto, a medida que descendemos en la
edad. Ahora bien, si contamos sólo los nacidos en el País Valenciano de
padres catalanohablantes, conocen la lengua de los padres un 95 por 100,
hecho que revela que el descenso en el uso de la lengua es imputable sobre
todo, al menos en los últimos años, a la inmigración.
El catalán presenta así, dentro de la zona históricamente catalanófona del
País Valenciano, tres situaciones sociales, determinadas por los diferentes
grados de castellanización urbana, castellanización generacional e mmigracion:
a) La de una lengua socialmente viva, que comprende las zonas, urbanas
o rurales, en las que es hablado por más del 80 por 100 de la población total.
b) La de una lengua socialmente próxima, que comprende las zonas
urbanas en que, aunque entendido por una mayoría inferior al 80 por 100
de la población total, sólo es hablado por una minoría superior a la tercera
parte de aquella.
c) La de una lengua socialmente remota o sumergida, característica de
los núcleos urbanos grandes~o de fuerte inmigración, en los que la entienden
o la hablan menos de una tercera parte de la población total.
Mirándolo desde las generaciones más jóvenes, podríamos concluir que el
catalán es una lengua próxima si todavía es la lengua habitual de los padres,
pero ya es remota si sólo la conservan los abuelos. Hace tan sólo dos
generaciones, el proceso de desurbanización de la lengua afectaba sólo a las
ciudades de Valéncia y Alaeant, que hoy la mantienen como sumergida o
marginal. Pero en la actualidad este proceso, acentuado por la inmigración,
Presenie y futuro de la normalización lingiiistica en el País Valenciano
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se ha extendido a núcleos semi-urbanos o de influencia urbana, como Sagunt,
Torrent, Gandia, Alzira, etc., lo cual la ruraliza más y más4.
Los hechos demuestran asi que el catalán es, en el País Valenciano, una
lengua recesiva y de ámbitos de uso cada vez más restringidos. De hecho, su
único ámbito de uso normal es, y aún no, el que se da en el interior de los
sectores más concienciados del valencianismo político y cultural, y ahora,
esporádicamente, en algunos actos y documentos de la Administración local
y autonómica.
La cooficialidad reconocida en el Estatuto de Autonomía y, sobre todo, el
prestigio cultural adquirido desde los años sesenta actúan de freno más o
menos eficaz de esta tendencia y han permitido una ruptura del código
diglósico todavía vigente.
3.2.
Las actitudes
A pesar de los progresos en la normalización lingilística desde la
aprobación de la Ley de uso y enseñanza del valenciano (18 de noviembre de
1983), el País Valenciano presenta todavía un caso típico de diglosia de
adscripción, ya que mientras los sectores que poseen el castellano como
lengua propia lo emplean en todos los ámbitos de uso (lengua A), los sectores
que se expresan en catalán (lengua 13) han de recurrir a la lengua A en los
ámbitos de uso formales. Hay, sin embargo, una extensión del bilingñismo
individual y social en el sector B.
A través de una encuesta sobre actitudes psico-sociales a propósito de los
usos lingúísticos valencianos realizada en l982~, Maria Ros ha comprobado
la persistencia de la mentalidad diglósica en la sociedad valenciana: mientras
se caracteriza al castellanohablante como culto, educado, de ciudad y dc clase
alta, el catalanohablante es asimilado a los valores de familiaridad, simpatía,
ruralismo local y clase mediana baja. En este sentido, son igualmente
reveladoras las conclusiones a las que ha llegado José Ramón Gómez Molina
a partir de una encuesta realizada en 1983 en Sagunt (Camp de Morvedre),
ciudad prototípica del desarrollo industrial valenciano de los últimos años,
cuya población es inmigrante en un 50 por 100 aproximadamente6. Según
esta encuesta, las actitudes sociolingílisticas del conjunto de esta población
revelan los siguientes resultados:
Joan F. MIRA; «El valenciá a l’ensenyament miíjá i la realitat sociolingiiísíica comarcal»,
dentro de Cicle de conferéncies sobre el valcnciñ a l’ensenyament miljá, Generalitat Valenciana,
Conselleria de Cultura (‘Valencia, 1985), Pp. 14-24.
5 Maria Ros, «Percepción y evaluación social de hablantes de cinco variedades lingijisticas»,
dentro de Estructura social del País Volenciá (Valencia, ¡982), PP. 679-697.
José Ramón GÓMEz MORENO, Niveles sociolingúisticos de Sagunto. Ana/isis de las
interferencias morfosin tácticas en la comunidad de habla de Sagunto, Facultad de Filología
(Valencia, ¡984), tesis doctoral.
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La lealtad lingílística de los saguntinos se estima en un 50 por 100,
frente a un 21,8 por 100 que se manifiesta hostil al catalán y un 24,4
por 100 que se confiesa indiferente.
En cuanto al orgullo lingúístico, expresado a través de la aceptación
de la cooficialidad estatutaria del catalán, un 44,5 por 100 se muestra
partidario de ella frente a un 39,9 por 100 adverso y un 15,6 por 100
indiferente.
Para un 83,7 por 100, la lengua que confiere prestigio es el castellano,
frente a un 9 por 100 que se inclina por el catalán y un 7,3 por 100 de
indiferentes.
El 50 por 100 de la población considera el catalán útil para la vida
social, frente a un 15,3 por 100 que opina que no lo es y un 34,7 por
100 de indiferentes. Respecto a los hijos, un 61,7 por 100 de los padres
consideran necesario que lo sepan hablar.
Manifiestan actitudes de rechazo del castellano un 12,1 por 100 de los
catalanohablantes, y del catalán un 5,1 por 100 de los castellanohablantes.
El valor de estos datos es que seguramente son paradigmáticos de todo el
País Valenciano no estrictamente rural.
El anticatalanismo actual, que se da sobre todo entre las clases medias
castellanizantes, hay que interpretarlo como una forma de autoodio lingúístico, puesto que, en la mala consciencia de los tránsfugas, los catalanes y, con
ellos, los valencianos lingúisticamente concienciados, representan el modelo
de fidelidad lingilística. Es esta mala consciencia la que les permite adoptar el
castellano como lengua habitual al mismo tiempo que declarar públicamente
que saben hablar el valenciano. No poseemos aún encuestas que reflejen esta
actitud, como tampoco las poseemos sobre la incidencia que las campañas
anticatalanistas han tenido en el comportamiento lingilístico de los valencianos. El hecho de que la izquierda estatal valenciana abdicase de los
postulados pro-nacionalistas de mayor proyección social (defensa de Ja
simbología histórica, clarificación de la identidad idiomática) —actitud, por
otra parte, coherente con su ideología real—— parece indicar que la estrategia
anticatalanista de la derecha habla alcanzado, al menos parcialmente, sus
objetivos. En cualquier caso, hay que constatar que tal estrategia electoralista
se ha demostrado hasta ahora inútil. Dirigida fundamentalmente contra el
PSOE, este partido ha ganado sucesivamente todas las elecciones celebradas
en el País Valenciano desde 1977.
3.3. La diglosia interna
El eco popular de las tesis que propugnan la existencia de una ¡lengua
valenciana independiente de la catalana se basa fundamentalmente en una
Presente y futuro de la normalización lingáistica en el País Valenciano
43
mera manipulación onomástica, pero la habilidad de los secesionistas ha
consistido en explotar las diferencias internas, no muy significativas por otra
parte, entre el catalán de Valencia («llengua valenciana») y el de Barcelona
(«llengua catalana») cuando, en realidad, el catalán de Valencia es dialectalmente el mismo que el de toda la Cataluña occidental. Mejor dicho, la
habilidad de los secesionistas ha consistido en explotar demagógicamente la
ignorancia de este hecho lingilístico y los prejuicios generalizados entre
catalanes y valencianos de identificar el habla barcelonesa, o catalán central,
con la lengua de toda Cataluña.
De hecho, la tendencia de las publicaciones literarias y científicas,
instituciones y medios de comunicación de presentar el catalán central como
único modelo lingúístico —tendencia bien explicable a causa del centripetísmo cultural, económico y demográfico de Barcelona—, agrava la diglosia
interna de la lengua fuera de Cataluña, especialmente en la franja catalanófona de Aragón y en el País Valenciano, los cuales, además de pertenecer al
dialecto occidental, no se sienten catalanes. Y eso, juntamente con los efectos
lingúísticos de un intenso proceso de transeulturalización, contribuye a
dialectalizar la lengua en las zonas periféricas, con la consiguiente debilitación de la conciencia idiomática unitaria, y a justificar los prejuicios seudolingilísticos. Por otro lado, ante el prestigio del catalán central y la compleja
situación sociolingíiística de las zonas periféricas, se puede detectar en ellas
reacciones uniformizadoras a ultranza, que a veces no son sino la manifestación de un complejo de inferioridad. En el caso valenciano, este complejo es
la cara inversa del que, por razones contrarias, padecen los secesionistas.
4. BALANCE Y PERSPECTIVAS
Según hemos dicho, la situación sociolingijística del catalán en el País
Valenciano ha experimentado considerables progresos en los últimos años.
Ahora bien, su extremada complejidad no permite aventurar una resolución
satisfactoria de todos los interrogantes que plantea.
- La reivindicación lingúística y el conocimiento de la lengua escrita ha
llegado a prácticamente todos los rincones del País, si bien siempre en
proporciones más o menos minoritarias. La entrada en vigor de la Ley de uso
y enseñanza del valenciano garantizará probablemente la escolarización total
de los niños valencianos dentro de pocos años y, seguramente, favorecerá su
concienciación idiomática y nacional. Estos progresos no han conseguido, sin
embargo, convertir una lengua culturalmente testimonial en vehicular.
2.
A pesar del predominio de la ideología bilingtiista, que es potenciada
desde todas las instancias del poder, y de la persistencia del sectarismo
anticatalanista, se impugnan cada vez más las actitudes diglósicas y se abre
paso el reconocimiento de la unidad de la lengua catalana. Con todo, y
44
Antoni Ferrando Francés
contrariamente a lo que sucede en Cataluña 7, no sólo no se han superado las
actitudes diglósicas, sino que la lengua todavía carece de prestigio y de
utilidad en la movilidad social.
3. Además de padecer una fuerte diglosia externa, que se traduce en una
apreciable degradación interna de su habla, los valencianos catalanohablantes están sometidos a una díglosía interna respecto al catalán oriental
—considerado como el estándard——, que facilita la incidencia de las estrategias asimilistas del castellano y el proceso de transculturación.
4. La recuperación del catalán en el País Valenciano —inseparable de su
conversión en instrumento de autoafirmación colectiva— parece posible a
medio plazo siempre que se aplique enérgica y rápidamente una auténtica
política de normalización lingúistica, ya que todavía es hablado por una
amplia mayoría. Sin embargo, no existe, por ahora, por parte de la
Administración autonómica, ningún proyecto serio de normalización social
de la lengua tendente a invertir el proceso de sustitución lingúistica y a
recuperar todos sus ámbitos de uso formal aparte del escolar. La ausencia
casi total de programas de televisión en catalán y de unos acuerdos de
colaboración al respecto con Cataluña y las islas Baleares es la prueba más
reveladora de ello. Si a estas circunstancias añadimos la incidencia de un
intenso proceso de urbanización, fácilmente podemos comprender el retroceso del catalán como lengua ambiental. Con todo, se constata una aceptación
generalizada del catalán como lengua propia del País Valenciano y una
reivindicación, todavía minoritaria, del carácter biunilingúe, y no consustancialmente bilingúe, de la población que lo habita.
5.
Los intentos secesionistas, detenidos por los triunfos electorales del
PSOE (1982, 1983), parecen condenados al fracaso en el futuro, pero un
acceso al poder de la derecha podría poner trabas al proceso de normalización social del catalán, ya que el Estatuto no define la identidad idiomática
de la lengua propia del Pais, que es llamada «valenciano». De hecho, el
secesionismo lingúístico encubre una profunda españolización ideológica y
real de las clases dominantes valencianas. Por eso, al convertirse el catalán en
la lengua de las clases populares, la exigencia de su plena normalización
cuestiona implícitamente, y radicalmente, no sólo el statu quo sociolingúístico, sino también la actual estructura política, económica y cultural del País
Valenciano y del mismo Estado Español.
6. Los contactos regulares con el resto de los Países Catalanes, y en muy
diversos ámbitos, fortalecen cada vez más, por lo menos en determinados
niveles, la conciencia lingúística y cultural unitaria, pero la prácticamente
total ausencia de colaboración y coordinación entre las comunidades autónomas implicadas, en campos tan importantes como los relativos a los medios
K. WOoLÁPD, «A formal measure of language attitudes in Barcelona: a note from works»,
dentro de International Journal of tite Sociology of Language, vol. 47, 1984, págs. 63-72.
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45
de comunicación y a la planificación lingúística, obstaculizan el avance de
esta conciencia unitaria.
7. El crecimiento cualitativo y las pequeñas conquistas legales del
catalán en el País Valenciano parecen hoy por hoy insuficientes para
contrarrestar con eficacia el crecimiento cuantitativo y cualitativo de los
resortes y estrategias del asimílismo lingúístico que poseen los poderes
políticos, económicos y culturales dominantes. Sólo la capacidad de resistencia de un pueblo valenciano cada vez más concienciado puede dejar una
puerta abierta a la esperanza.