- Northwest Mexico, Early Agriculture, Long distance Networks, Historical Archaeology, Paleoindians, Archaic Period, and 30 moreClimate Change Adaptation, Maize, Northern Mexico Archaeology, Southwestern Archaeology, Aztatlán archaeology, Prehistoric Archaeology, Ethnohistory, West Mexico, Casas Grandes archaeology, Linguistic Anthropology, Zooarchaeology, Etnohistoria, Sonoran Desert, Protohistoric Archaeology, Social Complexity, West and Northwest Mexican Archaeology, Paleoindian archaeology, West Mexico (Archaeology), Clovis, Social Structure, Arqueologia del norte de Mexico, Rock Art (Archaeology), Southwestern United States (Archaeology in North America), Sonora, Petroglyphs and Pictographs, Arte Rupestre, Jesuits, Subsistence systems (Archaeology), Human Ecology, and Sociopolitical organizationedit
- El arqueólogo John Philip Carpenter Slavens nació en el desierto de Sonora (aun en el lado de la cerca equivocado—en ... moreEl arqueólogo John Philip Carpenter Slavens nació en el desierto de Sonora (aun en el lado de la cerca equivocado—en Phoenix, Arizona—y ahora Mexicano por naturalización). Creció, en parte, en la reservación Navajo, experiencia que contribuyó al desarrollo de su interés en antropología y arqueología desde su niñez. En 1980, recibió el grado de BA (licenciatura) en las disciplinas de Estudios Griegos Clásicos y Antropología de la Universidad de Arizona, en Tucson, obteniendo la Maestría en Antropología, otorgado por la Universidad Estatal de Nuevo México, Las Cruces, en 1992, y su Doctorado en Antropología (con especialidad en arqueología, con énfasis menor en etnohistoria) de la Universidad de Arizona, en el año de 1996. Poco después, fue nombrado a la facultad de Antropología en la Universidad Estatal de Wichita (Kansas), donde también sirvió como el director del Museo de Antropología Lowell D. Holmes. Cuando la oportunidad de irse a México se presentó, renunció su plaza y se incorporó como miembro de la facultad en el Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas, Puebla, en 2000, y finalmente, se hartó del fascismo y ambiente maquiavélico de ésta institución (al igual de una lista larga de investigadores, como Mario Aliphat, Suzanne Lewenstein, Manuel Gándara y Travis Stanton), entrando como profesor investigador en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 2004, asignado a la sección de arqueología del Centro INAH Sinaloa, y desde 2010, asignado al Centro INAH Sonora; es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde el 2001, subiendo a SNI II en 2022, y desde 2006, miembro de la facultad del Posgrado en Arqueología y Profesor Co-responsable, de la línea de investigación de “Arqueología histórica, etnoarqueología y estudios de cultura material moderna” en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
El Dr. Carpenter Slavens ha participado en investigaciones arqueológicas en los estados de Arizona, California, Oregon, Nuevo México, Texas, y Utah en los EUA, y en México en los estados de Chiapas, Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Zacatecas. Desde más que 30 años su interés primordial ha enfocado en la arqueología de la región del noroeste de la república mexicana, donde ha investigado los temas diversos de los primeros pobladores (Paleoindios), los grupos de recolectores-cazadores del periodo Arcaico (pre-cerámicos), la difusión hacía al norte del maíz y los inicios de la agricultura y sedentarismo, cambio climáticos, las fronteras culturales en el norte de Sinaloa, la historia cultural del valle del río Fuerte, Sinaloa y las rutas del intercambio entre el occidente de México y el noroeste de México/suroeste de los EUA .
Hasta la fecha, el Dr. Carpenter Slavens se ha presentada aproximadamente 200 ponencias invitadas en foros nacionales e internacionales, cuenta con dos libros y más de 45 publicaciones profesionales, y ha producido más de 80 informes técnicos relacionados a sus investigaciones arqueológicas.edit
Northwest Mexico, often characterized as a vast gulf (the so-called Chichimec Sea) between the complex societies associated with the Mesoamerican superarea and the middle-range societies of the American Southwest, remains poorly... more
Northwest Mexico, often characterized as a vast gulf (the so-called Chichimec Sea) between the complex societies associated with the Mesoamerican superarea and the middle-range societies of the American Southwest, remains poorly understood by both Mesoamericanists and Southwesternists. This research analyzes funerary remains in order to reconstruct aspects of social, political, economic and ideological organization of the Huatabampo/Guasave culture, a prehispanic complex in northern Sinaloa and southern Sonora, Mexico. The data are primarily derived from Gordon F. Ekholm's excavation of a large burial mound situated on an abandoned meander of the Río Sinaloa, approximately six kilometers from the modern town of Guasave, Sinaloa. Whereas previous models have traditionally considered this area as a marginal periphery of both Mesoamerica and the American Southwest, this study directs attention to the role of indigenous developments in culture change, inter-regional interaction and integration. The results suport the interpretation of this region as an environmentally, spatially and culturally intermediate area between West Mexico and the Southwest.
Research Interests:
This volume presents a sampling of how documentary relations are employed in archaeological inference. We use the term documentary relations as an inclusive term for data sources outside of the material remains that are typically the... more
This volume presents a sampling of how documentary relations are employed in archaeological inference. We use the term documentary relations as an inclusive term for data sources outside of the material remains that are typically the focus of archaeological inquiry. These sources include historical texts, ethnographic observations, and oral histories. The contributors to this volume use these sources to various ends. A few examples include reconstructions of what might be traditionally considered historical events and periods. Most contributors primarily use these data sources as a means to “upstream” interpretations from historical contexts to precolonial periods through derivations of the direct historical approach.
The use of documentary relations as supporting evidence or a font of inference generation is certainly not new, as we will discuss below, but has grown substantially in popularity over the last three decades. This increased use of documentary relations is concurrent with a humanistic turn in archaeology that emphasizes historical, or narrative approaches to interpretation. However, the use of documentary relations (a data source), a humanistic narrative approach (a theoretical stance), and the direct historical approach (a methodology for inference generation) are not uniformly coincident in application. In fact, stark differences of opinion occur even among those who espouse a historical perspective on whether various forms of documentary relations are a hindrance or boon to accurate reconstructions of pre- and postcolonial societies (Lekson 2018; Smith 2011). This volume is thus a timely contribution to a discussion of both diverse methods and application case studies in the Borderlands (Borderlands is our inclusive term for northwest Mexico and the Southwest United States).
Our overarching goal in this chapter is to situate the
The use of documentary relations as supporting evidence or a font of inference generation is certainly not new, as we will discuss below, but has grown substantially in popularity over the last three decades. This increased use of documentary relations is concurrent with a humanistic turn in archaeology that emphasizes historical, or narrative approaches to interpretation. However, the use of documentary relations (a data source), a humanistic narrative approach (a theoretical stance), and the direct historical approach (a methodology for inference generation) are not uniformly coincident in application. In fact, stark differences of opinion occur even among those who espouse a historical perspective on whether various forms of documentary relations are a hindrance or boon to accurate reconstructions of pre- and postcolonial societies (Lekson 2018; Smith 2011). This volume is thus a timely contribution to a discussion of both diverse methods and application case studies in the Borderlands (Borderlands is our inclusive term for northwest Mexico and the Southwest United States).
Our overarching goal in this chapter is to situate the
Research Interests:
Este libro refleja/es el resultado de mi querer a poder “reencarnar los huesos” de las tradiciones arqueológicas del periodo prehispánico tardío en Sinaloa. Este estudio nació en mi reanálisis e interpretación de los datos del montículo... more
Este libro refleja/es el resultado de mi querer a poder “reencarnar los huesos” de las tradiciones arqueológicas del periodo prehispánico tardío en Sinaloa. Este estudio nació en mi reanálisis e interpretación de los datos del montículo funerario de El Ombligo (sitio Guasave) y mis investigaciones arqueológicas que continúan hasta el presente en elaborar una historia cultural por la región del norte de Sinaloa (y lo cual, debido a las escasas investigaciones sistemáticas, queda casi totalmente en blanco). También, este trabajo refleja mi formación en la disciplina materna de la antropología y un énfasis menor en la etnohistoria antropológica como manera de contar las historias de los grupos indígenas que no tenían su propia historia.
La parvedad de la documentación histórica que existe para el periodo de contacto en la región de Sinaloa es particularmente infortunada y frustrante ya que la planicie costera y su colindante zona serrana estaban siendo ocupadas por numerosos grupos cuya afinidad cultural y lingüística fue rápidamente obscurecida, o más bien obliterada, en el curso de la conquista. Los siguientes relatos de la conquista española y de las culturas indígenas de la planicie costera del Norte de México en la víspera del contacto se derivan de diferentes fuentes. Las fuentes históricas primarias más significativas para Sinaloa y sur de Sonora son una serie de testimonios anónimos presentados en el juicio contra Nuño Beltrán de Guzmán (Carrera Stampa 1955; García Icazbalceta 1866), las narrativas de Diego de Guzmán (Heredia 1960), las crónicas de la expedición de Francisco de Ibarra de Baltasar de Obregón (1988) y Antonio Ruiz (Nakayama 1974), los relatos de Alvar Núñez Cabeza de Vaca (1944) y sus acompañantes, y la obra de Andrés Pérez de Ribas (1944) “Triunfos de nuestra santa Fe entre gentes lás más bárbaras y fieras del Nuevo Orbe.” Otras fuentes primarias adicionales incluyen los relatos del padre jesuita Martín Pérez (López Alanis 2005), fraile Marcos de Niza (1865) y Vásquez de Coronado (Hammond y Rey 1940), Alonso de la Mota y Escobar (1940), y varias Anuas de los misioneros jesuitas.
Entre las fuentes secundarias, la Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, del padre Antonio Tello permanece como el texto más comprehensivo. Las publicaciones posteriores, como la Historia del Reino de Nueva Galicia en la América Septentrional de Matías Mota Padilla y Conquista de la Nueva Galicia de Miguel López-Portillo y Weber, dependen principalmente en las descripciones de Tello. Sin embargo, cabe señalar que Antonio Tello, llegó de España en el año 1619, casi un siglo después de los eventos que describe, y su relato contiene información equivocada, fechas erróneas, y contradicciones irreconciliables (Brand 1971:651-653). Bancroft (1884, 1886), Beals (1933, 1943a, 1945), Brand (1971), Di Peso (1974), Reff (1991), Sauer (1932, 1934, 1935) y Sauer y Brand (1932) son fuentes que reconstruyen eventos de la conquista Española y de la población indígena del siglo XVI de la planicie costera del Norte de México de Sinaloa y el Sur de Sonora.
El presente texto elabora en su introducción, una discusión del impacto de las epidemias y un resumen de los primeros relatos españoles, y una descripción de la conquista española de la planicie costera norte del Pacifico. Con base en esos documentos, en continuación, se documenta unos datos de las características culturales de los varios grupos indígenas que habitaron esta región entre el norte de Nayarit y el sur de Sonora, como los Totorame, los Tahue, los Mocorito, y los Cahita del norte, en que se incluye los Guasave, Nío, Ocoroni, Caminito, Urique, Zoe, Zuaques, Sinaloas, Mayo, Yaqui. También se presenta una breve discusión de los grupos de las barrancas (e.g. Acaxee, Xixime, Tepaca, Pacaxe, Hume, Sabaibo, etc.) y los grupos costeros (Achire, Batucari, Comopori).
En seguida, se presenta una discusión y síntesis de la cultura indígena al momento de contacto español en el siglo XVI. Los temas incluyen la organización sociopolítica, la población y patrones de asentamientos, la organización económica, subsistencia, intercambio regional e interregional, organización ideológica/ritual, costumbres funerarias, la guerra, y lenguaje.
Finalmente, se ofrece un breve resumen y unas conclusiones preliminares. Con la posible excepción de algunas poblaciones costeras, probablemente los diversos grupos fueron hablantes de la rama Sonora de Yutoazteca. Desde el río Piaxtla hasta el río Yaqui, la planicie costera y la serrana adyacente fueron territorios ocupados por hablantes de varios dialectos de Cahita. De estos grupos, los Tahue son conocidos como el grupo más norteño con afinidad mesoamericana, mientras que los Yaquis y los Mayos (que son los únicos que sobreviven hasta tiempos presentes) se consideran como pertenecientes a las culturas del “Gran Suroeste,” o sea las tradiciones culturales del noroccidente de México y el suroeste de los Estados Unidos.
Si recapitulamos la información lingüística, con las altas estimaciones poblacionales, la extensa distribución regional y las bien desarrolladas estrategias económicas, se sugiere que las poblaciones encontradas por los españoles a principios del siglo XVI reflejan desarrollos indígenas con profundas raíces prehispánicas, y las interpretaciones que ilustran a los Cahitas como recientes emigrantes que desplazaron ya sea a grupos hablantes de Tepima ó hablantes de Nahuatl no pueden ser sostenidas por las evidencias.
Las relaciones documentales ofrecen una gran riqueza de información con respecto al patrón de asentamiento, arquitectura, cultura material, estrategias de subsitencia, y la interacción intra e intergrupal, incluyendo esclavitud, guerra, selección de cónyuge e intercambio, además de proveer algunos datos de la organización social/ideológica y política. Dado el poco trabajo arqueológico hasta la fecha conducido en la región, esta información puede proveer una invaluable base cultural para compararla con el registro arqueológico que se vaya recuperando.
Sin embargo, estos registros históricos deben ser leídos como textos que requieren una evaluación crítica. Aquí cuestionamos, las interpretaciones previas las interpretaciones de complejidad social a nivel de estado conferidas a un gran rango de organizaciones socio-políticas así como a las entidades lingüísticas, culturales y entidades geográficas.
Mientras que virtualmente todas las sociedades agrícolas sedentarias encontradas por los españoles reflejaban algún grado de jerarquía social, ninguna comunidad puede considerarse afuera del nivel de organización social de medio rango ni siquiera las villas autónomas o aquellas que tenían pueblos subordinados y extraían tributos de grupos vecinos. Considerar esta región como mesoamérica marginal, o marginalmente parte del “gran Noroeste/Suroeste” invoca los fantasmas del concepto de área cultural y finalmente obscurece su carácter indígena.
La parvedad de la documentación histórica que existe para el periodo de contacto en la región de Sinaloa es particularmente infortunada y frustrante ya que la planicie costera y su colindante zona serrana estaban siendo ocupadas por numerosos grupos cuya afinidad cultural y lingüística fue rápidamente obscurecida, o más bien obliterada, en el curso de la conquista. Los siguientes relatos de la conquista española y de las culturas indígenas de la planicie costera del Norte de México en la víspera del contacto se derivan de diferentes fuentes. Las fuentes históricas primarias más significativas para Sinaloa y sur de Sonora son una serie de testimonios anónimos presentados en el juicio contra Nuño Beltrán de Guzmán (Carrera Stampa 1955; García Icazbalceta 1866), las narrativas de Diego de Guzmán (Heredia 1960), las crónicas de la expedición de Francisco de Ibarra de Baltasar de Obregón (1988) y Antonio Ruiz (Nakayama 1974), los relatos de Alvar Núñez Cabeza de Vaca (1944) y sus acompañantes, y la obra de Andrés Pérez de Ribas (1944) “Triunfos de nuestra santa Fe entre gentes lás más bárbaras y fieras del Nuevo Orbe.” Otras fuentes primarias adicionales incluyen los relatos del padre jesuita Martín Pérez (López Alanis 2005), fraile Marcos de Niza (1865) y Vásquez de Coronado (Hammond y Rey 1940), Alonso de la Mota y Escobar (1940), y varias Anuas de los misioneros jesuitas.
Entre las fuentes secundarias, la Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, del padre Antonio Tello permanece como el texto más comprehensivo. Las publicaciones posteriores, como la Historia del Reino de Nueva Galicia en la América Septentrional de Matías Mota Padilla y Conquista de la Nueva Galicia de Miguel López-Portillo y Weber, dependen principalmente en las descripciones de Tello. Sin embargo, cabe señalar que Antonio Tello, llegó de España en el año 1619, casi un siglo después de los eventos que describe, y su relato contiene información equivocada, fechas erróneas, y contradicciones irreconciliables (Brand 1971:651-653). Bancroft (1884, 1886), Beals (1933, 1943a, 1945), Brand (1971), Di Peso (1974), Reff (1991), Sauer (1932, 1934, 1935) y Sauer y Brand (1932) son fuentes que reconstruyen eventos de la conquista Española y de la población indígena del siglo XVI de la planicie costera del Norte de México de Sinaloa y el Sur de Sonora.
El presente texto elabora en su introducción, una discusión del impacto de las epidemias y un resumen de los primeros relatos españoles, y una descripción de la conquista española de la planicie costera norte del Pacifico. Con base en esos documentos, en continuación, se documenta unos datos de las características culturales de los varios grupos indígenas que habitaron esta región entre el norte de Nayarit y el sur de Sonora, como los Totorame, los Tahue, los Mocorito, y los Cahita del norte, en que se incluye los Guasave, Nío, Ocoroni, Caminito, Urique, Zoe, Zuaques, Sinaloas, Mayo, Yaqui. También se presenta una breve discusión de los grupos de las barrancas (e.g. Acaxee, Xixime, Tepaca, Pacaxe, Hume, Sabaibo, etc.) y los grupos costeros (Achire, Batucari, Comopori).
En seguida, se presenta una discusión y síntesis de la cultura indígena al momento de contacto español en el siglo XVI. Los temas incluyen la organización sociopolítica, la población y patrones de asentamientos, la organización económica, subsistencia, intercambio regional e interregional, organización ideológica/ritual, costumbres funerarias, la guerra, y lenguaje.
Finalmente, se ofrece un breve resumen y unas conclusiones preliminares. Con la posible excepción de algunas poblaciones costeras, probablemente los diversos grupos fueron hablantes de la rama Sonora de Yutoazteca. Desde el río Piaxtla hasta el río Yaqui, la planicie costera y la serrana adyacente fueron territorios ocupados por hablantes de varios dialectos de Cahita. De estos grupos, los Tahue son conocidos como el grupo más norteño con afinidad mesoamericana, mientras que los Yaquis y los Mayos (que son los únicos que sobreviven hasta tiempos presentes) se consideran como pertenecientes a las culturas del “Gran Suroeste,” o sea las tradiciones culturales del noroccidente de México y el suroeste de los Estados Unidos.
Si recapitulamos la información lingüística, con las altas estimaciones poblacionales, la extensa distribución regional y las bien desarrolladas estrategias económicas, se sugiere que las poblaciones encontradas por los españoles a principios del siglo XVI reflejan desarrollos indígenas con profundas raíces prehispánicas, y las interpretaciones que ilustran a los Cahitas como recientes emigrantes que desplazaron ya sea a grupos hablantes de Tepima ó hablantes de Nahuatl no pueden ser sostenidas por las evidencias.
Las relaciones documentales ofrecen una gran riqueza de información con respecto al patrón de asentamiento, arquitectura, cultura material, estrategias de subsitencia, y la interacción intra e intergrupal, incluyendo esclavitud, guerra, selección de cónyuge e intercambio, además de proveer algunos datos de la organización social/ideológica y política. Dado el poco trabajo arqueológico hasta la fecha conducido en la región, esta información puede proveer una invaluable base cultural para compararla con el registro arqueológico que se vaya recuperando.
Sin embargo, estos registros históricos deben ser leídos como textos que requieren una evaluación crítica. Aquí cuestionamos, las interpretaciones previas las interpretaciones de complejidad social a nivel de estado conferidas a un gran rango de organizaciones socio-políticas así como a las entidades lingüísticas, culturales y entidades geográficas.
Mientras que virtualmente todas las sociedades agrícolas sedentarias encontradas por los españoles reflejaban algún grado de jerarquía social, ninguna comunidad puede considerarse afuera del nivel de organización social de medio rango ni siquiera las villas autónomas o aquellas que tenían pueblos subordinados y extraían tributos de grupos vecinos. Considerar esta región como mesoamérica marginal, o marginalmente parte del “gran Noroeste/Suroeste” invoca los fantasmas del concepto de área cultural y finalmente obscurece su carácter indígena.
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This volume presents a sampling of how documentary relations are employed in archaeological inference. We use the term documentary relations as an inclusive term for data sources outside of the material remains that are typically the... more
This volume presents a sampling of how documentary relations are employed in archaeological inference. We use the term documentary relations as an inclusive term for data sources outside of the material remains that are typically the focus of archaeological inquiry. These include historical texts, ethnographic observations, and oral histories. The contributors of this volume use these sources to various ends. A few examples include reconstructions of what might be traditionally considered historical events and periods. Most contributors primarily use these data sources as a means to “up-stream” interpretations from historical contexts to precolonial periods through derivations of the direct historical approach. The use of documentary relations as supporting evidence or a font of inference generation is certainly not new, as we will discuss below, but has increased substantially in popularity over the last three decades. This increased use of documentary relations is coincident with a humanistic turn in archaeology that emphasizes historical, or narrative approaches to interpretation. However, the use of documentary relations (a data source), a humanistic narrative approach (a theoretical stance), and the direct historical approach (a methodology for inference generation) are not uniformly coincident in application. In fact, there are stark differences of opinion even among those who espouse a historical perspective on whether various forms of documentary relations are a hindrance or boon to accurate reconstructions of pre- and postcolonial societies (Lekson 2018; Smith 2011). This volume is thus a timely contribution to a discussion of both diverse methods and application case studies.
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Tradicionalmente el río Mocorito se ha reconocido como marcador de la máxima extensión septentrional de la tradición arqueológica Aztatlán en el Noroeste de México. El registro arqueológico sugiere que existe una continuidad de ocupación... more
Tradicionalmente el río Mocorito se ha reconocido como marcador de la máxima extensión septentrional de la tradición arqueológica Aztatlán en el Noroeste de México. El registro arqueológico sugiere que existe una continuidad de ocupación entre la tradición Aztatlán y los Tahues, el grupo más sureño hablante de cahita, quienes habitaron esta región en el momento del contacto español. Este trabajo explora numerosos datos arqueológicos y etnohistóricos, y sus implicaciones para las inferencias sociopolíticas y económicas de esta continuidad que postulamos. También explora lo que significa esta continuidad cultural para el concepto tradicional de "Aztatlán" y su interpretación.
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Sinaloa es el estado menos estudiado del noroeste de México. El conocimiento de su arqueología va avanzando poco a poco desde las importantes investigaciones realizadas por Isabel Kelly y Gordon Ekholm en la de década de 1930. Aunque... more
Sinaloa es el estado menos estudiado del noroeste de México. El conocimiento de su arqueología va avanzando poco a poco desde las importantes investigaciones realizadas por Isabel Kelly y Gordon Ekholm en la de década de 1930. Aunque geográficamente Sinaloa es parte del Noroeste de México, lo sitios arqueológicos en Sinaloa están incluidos dentro de las tradiciones culturales del Occidente de México ya que comparten estilos de vasijas cerámicas distintivas pintadas con deidades mesoamericanas, algunas pintadas en pseudocloisonné, cascabeles de cobre, y navajas prismáticas. Para muchos arqueólogos el sitio de Guasave, en el norte de Sinaloa, ha servido para marcar la extensión más norteña de Mesoamérica. Clement Meighan identificó a Sinaloa como el espacio que “guarda muchas preguntas arqueológicas importantes, incluyendo las relaciones entre Mesoamérica y el Suroeste y la expansión… de la civilización mesoamericana.” Sin embargo, el considerar Sinaloa solo como parte de la periferia de Mesoamérica o parte del Suroeste de E.U.A. oscurece la identidad propia de las comunidades indígenas prehispánicas que vivieron a lo largo de la planicie costera del noroeste de México. En éste trabajo se enfatiza a esta región por su propia trayectoria cultural como un lugar espacial, ambiental, y culturalmente intermedio entre Mesoamérica/Occidente de México y el Suroeste E.U.A/Noroeste de México.
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Geographically, the Río Fuerte, in northern Sinaloa, lies on the margins of both the Northwest/Southwest and West Mexican macrotraditions. Since 2004, the Proyecto Arqueológico Norte de Sinaloa (INAH) has carried out the first systematic... more
Geographically, the Río Fuerte, in northern Sinaloa, lies on the margins of both the Northwest/Southwest and West Mexican macrotraditions. Since 2004, the Proyecto Arqueológico Norte de Sinaloa (INAH) has carried out the first systematic archaeological investigations in this region; the results indicate human occupation since at least the Paleo-Indian period, and suggest that both the Huatabampo and Serrana (Río Sonora) archaeological traditions most likely represent differing lowland and highland expressions with a shared origin with strong Mogollon affinities. Interaction with the Aztatlán tradition and participation in the long distance exchange network between West Mexico and the Northwest/Southwest is also evident.
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Sinaloa remains the least studied of the four states comprising mainland northwest Mexico. Although considered geographically as part of northwest Mexico, Sinaloa is simultaneously include within West Mexico, and the Guasave site has... more
Sinaloa remains the least studied of the four states comprising mainland northwest Mexico. Although considered geographically as part of northwest Mexico, Sinaloa is simultaneously include within West Mexico, and the Guasave site has traditionally served as the northwesternmost extension of the Mesoamerican frontier. Most previous models articulate this are with nuclear Mesoamerica via exchange systems modeled after Aztec pochteca or incorporate elements of Wallestein's (1974) world systems. However, these models ultimately serve to obscure the indigenous character of the prehispanic peoples who occupied the northwest coastal plain. Instead of concentrating on the distribution of a few isolated traits, this chapter directs attention to the complete range of social, political, and economic dimensions evidence in the archaeological record, supporting the interpretation of this region as one that was spatially, environmentally, and culturaly intermediate between Mesoamerica and the Northwest/Southwest.
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Almost 60 years ago, Gordon F. Ekholm, under the auspices of the American Museum of Natural History, embarked upon the ambitious endeavor of documenting the archaeological remains lying between the U.S.-Mexican border and the Mesoamerican... more
Almost 60 years ago, Gordon F. Ekholm, under the auspices of the American Museum of Natural History, embarked upon the ambitious endeavor of documenting the archaeological remains lying between the U.S.-Mexican border and the Mesoamerican frontier. Today, these data remain among the most significant yet gathered for northwestern Mexico. This paper acknowledges the important contribution of the Sonora-Sinaloa Archaeological Project and seeks to demonstrate the value of conducting research with existing museum collections which have oftewn been collected at great expense of time and money.
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The pedological cover of the state of Sonora, in northern Mexico, is predominantly composed of moderately developed red soils that evidence processes of weathering, humification, rubification, neoformation of clay, and carbonation,... more
The pedological cover of the state of Sonora, in northern Mexico, is predominantly composed of moderately developed red soils that evidence processes of weathering, humification, rubification, neoformation of clay, and carbonation, classified as Cambisols according to the WRB. These soils constitute a pedological unit denominated the San Rafael Paleosol (SRP). In contrast, gray soils are recorded in some sites located in semi-closed basins and are characterized by processes of weathering, neoformation of clay, reductomorphism and carbonation. These soils developed during the late Pleistocene under a semi-arid and cold climate, slightly more humid than the present one, with winter dominant rains, and marked seasonal changes. These paleosols are associated with remnants of Pleistocene Rancholabrean fauna of diverse composition, associated with arid and humid climates, demonstrating local climatic variations much more complex than at present. This paper evaluates the physical, chemical...
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In the early development of the obsidian hydration dating technique it was recognized that chemical composition and temperature had a strong affect on the rate of hydration (Friedman and Smith 1960; Aiello 1969). As a result, hydration... more
In the early development of the obsidian hydration dating technique it was recognized that chemical composition and temperature had a strong affect on the rate of hydration (Friedman and Smith 1960; Aiello 1969). As a result, hydration rates were developed through correlation with radiocarbon dates for individual obsidian sources within a specific
region where temperatures were nearly uniform (Johnson 1968; Minor 1977). Further research resulted in the development of laboratory methods of rate determination (Ambrose 1976; Friedman and Long 1976; Michels et al. 1983). From a methodological standpoint these approaches are superior to correlation with radiocarbon dates because
problems of artefact association are avoided and rates are developed in such a manner that they can be directly related to temperature by means of the Arrhenius equation.This revised approach to obsidian hydration dating has stimulated research into laboratory methods of rate determination and techniques of estimating subsurface oil temperatures. In this paper we assess the ability of accelerated rate development methods to develop hydration rate constants at elevated temperatures and pressures and evaluate the potential of a heat flow model for estimating the temperature at different depths within the
soil.
region where temperatures were nearly uniform (Johnson 1968; Minor 1977). Further research resulted in the development of laboratory methods of rate determination (Ambrose 1976; Friedman and Long 1976; Michels et al. 1983). From a methodological standpoint these approaches are superior to correlation with radiocarbon dates because
problems of artefact association are avoided and rates are developed in such a manner that they can be directly related to temperature by means of the Arrhenius equation.This revised approach to obsidian hydration dating has stimulated research into laboratory methods of rate determination and techniques of estimating subsurface oil temperatures. In this paper we assess the ability of accelerated rate development methods to develop hydration rate constants at elevated temperatures and pressures and evaluate the potential of a heat flow model for estimating the temperature at different depths within the
soil.
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Abstract Results from the analysis of faunal remains collected from the archaeological site La Playa, Sonora, Mexico, constitute the focus of this paper. Based on the identifications of the archaeozoological material, the subsistence... more
Abstract Results from the analysis of faunal remains collected from the archaeological site La Playa, Sonora, Mexico, constitute the focus of this paper. Based on the identifications of the archaeozoological material, the subsistence practices (mobility to hunt prey, resource diversity, and organization to obtain them) of the population who inhabited La Playa in the Early Agricultural period (1500/800 B.C.-A.D. 200) were determined. It seems from the results that La Playa was a location that offered to humans a wide range of resources without having to travel very far. Mammals are the focus: antelope jackrabbit and mule deer make up the most abundant species in the sample. The group of birds was not part of the food resources: it was used for ritual purposes. River fish are poorly represented in the sample of La Playa. This is a common and extensive pattern for the sites from the Early Agricultural period in Arizona. It is possible that the population did not need to create a specific technology to hunt these kinds of animals. Even though the agriculture was important for subsistence, hunting continues to be a crucial part of food resources. Abstract Los resultados del estudio de los restos óseos de animales recolectados en el Sitio Arqueológico La Playa son el principal tema de este artículo. Con base en la identificación del material arqueozoológico, se determinaron las prácticas de subsistencia (el tipo de movilidad para obtener los alimentos, la diversidad de los recursos empleados y la organización para conseguirlos) de los habitantes de La Playa en el período de Agricultura Temprana (1500/800 a.C.–200 d.C.). De acuerdo con los resultados, La Playa fue un lugar que ofreció a la población humana recursos zoológicos abundantes sin tener que viajar muy lejos. La población se enfocó en el grupo de mamíferos: la Liebre antílope y el Venado bura fueron las especies más abundantes en la muestra. El grupo de las aves no formó parte de la alimentación: fue utilizado para fines rituales. Los peces de río están poco representados en la muestra de La Playa, patrón recurrente y extensivo a sitios del período Agricultura Temprana de Arizona. Probablemente no existió la necesidad de crear una tecnología específica para cazar estos grupos de animales. Asimismo, aunque la agricultura era un componente básico en la subsistencia, la caza continúa siendo crucial en la alimentacón.
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This article revises the spatial and temporal boundaries of the Casas Grandes tradition associated with northwest Chihuahua, Mexico, based on new data collected in neighboring northeastern Sonora. The Casas Grandes tradition attained its... more
This article revises the spatial and temporal boundaries of the Casas Grandes tradition associated with northwest Chihuahua, Mexico, based on new data collected in neighboring northeastern Sonora. The Casas Grandes tradition attained its greatest extent during the Medio period (AD 1200–1450/1500) followed by a dramatic demographic and political collapse. Hunter-gatherer groups subsequently occupied most of northwest Chihuahua. Data from the Fronteras Valley, Sonora, presents an alternative scenario, with a clear pattern of cultural continuity from the eleventh century to the colonial period in which sedentary farmers occupied the same landscapes and occasionally the same villages. These observations contribute to our understanding of the spread and subsequent demise of the Casas Grandes tradition in hinterland regions. For the Fronteras Valley, we infer that immigrant groups originally introduced Casas Grandes traditions and that uneven participation in a suite of shared religious b...
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The material and ideological components of Mesoamerican origin found in northern Mexico and the American Southwest have long been a source of intrigue and speculation. Most of the models that have emerged are concerned with bridging what... more
The material and ideological components of Mesoamerican origin found in northern Mexico and the American Southwest have long been a source of intrigue and speculation. Most of the models that have emerged are concerned with bridging what is often characterized as an intervening cultural "netherworld". Linguistic, ethnographic and archaeological data from Sinaloa and Sonora suggest that prehispanic Cahitan-speaking peoples occupied a spatially and culturally intermediate position, and provided a continuous link between Mesoamerica/West Mexico and the prehistoric peoples of the American Southwest.
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Our research at the extraordinary La Playa Site (SON F:10:3) is now entering its 23rd year. This site is located at the Boquillas Valley about 10 kilometers north of Estación Trincheras and some 27 kilometers west of Santa Ana, Sonora.... more
Our research at the extraordinary La Playa Site (SON F:10:3) is now entering its 23rd year. This site is located at the Boquillas Valley about 10 kilometers north of Estación Trincheras and some 27 kilometers west of Santa Ana, Sonora. The La Playa site presents an archaeological landscape revealing evidence of more or less continuous human use since the Paleoindian period (ca. 13,000 years ago). Its most intensive use was during the Early Agricultural period (3,700–2,050 cal BP or 2100 BCE to 150 CE); after this period, the occupation of the Boquillas Valley greatly diminished, but the site was continuously occupied by the Trincheras tradition people, Piman groups, French goat herders, and even a hotel and restaurant was in operation there during the 1950s.
Countless thousands of hornos (roasting features), several hundred human inhumation and cremation burials, numerous dog burials, shell ornament production and lithic reduction activity areas, caches of manos and tabular “lap stone” slabs, and a schist quarry are the predominant features associated with the Early Agricultural period. To date, we have investigated a total of 620 archaeological features, including 310 mortuary features with 345 individuals (301 inhumations and 44 cremations), 30 canid inhumation burials and four canid cremation burials, one burned pit house and 118 roasting pit features. Maize kernels and cupules are present in 47% of the analyzed roasting features. This lecture presents a cultural-historical account of the longue durée of these human occupations and their varied adaptations represented in the archaeological record.
Countless thousands of hornos (roasting features), several hundred human inhumation and cremation burials, numerous dog burials, shell ornament production and lithic reduction activity areas, caches of manos and tabular “lap stone” slabs, and a schist quarry are the predominant features associated with the Early Agricultural period. To date, we have investigated a total of 620 archaeological features, including 310 mortuary features with 345 individuals (301 inhumations and 44 cremations), 30 canid inhumation burials and four canid cremation burials, one burned pit house and 118 roasting pit features. Maize kernels and cupules are present in 47% of the analyzed roasting features. This lecture presents a cultural-historical account of the longue durée of these human occupations and their varied adaptations represented in the archaeological record.
Research Interests:
Tradicionalmente el sitio de Guasave ha servido para marcar la frontera septentrional de Mesoamérica, vía el occidente de México. Muchos modelos interpretativos anteriores han considerado esta región como perteneciente a la periferia de... more
Tradicionalmente el sitio de Guasave ha servido para marcar la frontera septentrional de Mesoamérica, vía el occidente de México. Muchos modelos interpretativos anteriores han considerado esta región como perteneciente a la periferia de Mesoamérica articulada al núcleo por medio de sistemas de intercambio modelados a partir de los aztecas pochteca o incorporando elementos político-económicos del modelo de sistemas mundiales de Wallerstein (1974). Pero el considerar esta región como parte marginal de Mesoamérica, o como parte marginal del gran noroeste, solo obscurece el carácter indígena de las culturas prehispánicas que ocuparon la planicie costera del noroeste de México. En vez de concentrarse en las distribuciones de algunos rasgos aislados, este trabajo enfatiza el rango completo de las dimensiones sociales, políticas, económicas e ideológicas evidentes en el contexto arqueológico, y se inclina hacia una interpretación de esta área como una región intermedia espacial, ambiental y culturalmente entre Mesoamérica y el Gran Noroeste.