Aristóteles y su
pensamiento
político
Política, Libro I
Los principios del pensamiento
político
El rol que le brinda Aristóteles a la Justicia nos permite comprender la relevancia del
problema político en su pensamiento.
Una de las ideas fundamentales de Aristóteles, la cual es compartida por gran parte
del pensamiento griego, es la del zoon politikón, es decir, la idea de que el ser
humano es un animal político o social.
Este principio tendrá consecuencias importantes para la visión de Aristóteles sobre la
política, la comunidad, las asociaciones y el fin último de los individuos.
Ahora bien, existen ideas del pensamiento aristotélico que deben ser tratadas con
altura de mira, pues chocan con nuestras concepciones actuales (por ejemplo: la
esclavitud y el rol de la mujer).
Zoon politikón
La aparición de la polis (ciudad-estado) tiene a la base diferentes tipos de asociaciones
naturales, las cuales atiende a la concepción del ser humano como un “animal
político” o un “animal social”.
Dos son los aspectos que resalta Aristóteles para establecer el carácter social del ser
humano:
1. La falta de autosuficiencia: el ser humano no puede darse a sí mismo todo lo que
requiere para la vida, por lo cual, tiene una tendencia natural a la asociación.
2. La palabras (logos): El ser humano, a diferencia de otros seres, posee la “palabra” o la
capacidad de comunicación lingüística, lo cual le permite discriminar entre lo
moralmente correcto e incorrecto.
Zoon politikón
Dice Aristóteles en la Política:
“La razón por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal gregario, un
animal social es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y el
hombre es el único animal que tiene palabra. La voz es signo del dolor y del placer, y por
eso la tienen también los demás animales, pues su naturaleza llega hasta tener
sensación de dolor y placer y significársela unos a otros; pero la palabra es para
manifestar lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre,
frente a los demás animales, el tener, él sólo, el sentido del bien y el mal, de lo justo e
injusto, etc., y la comunidad de estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad.”
Las asociaciones naturales
De la idea de tendencia natural a la asociación, Aristóteles destaca las diferentes
asociaciones o comunidades que se van gestando hasta alcanzar la “ciudad” o polis:
1. La casa.
2. La aldea.
3. La ciudad.
Cada una de las asociaciones tiende a satisfacer necesidades propias del individuo, las
cuales se vuelven más complejas en la medida que aumenta la comunidad.
La casa
La casa o “comunidad doméstica” se sustenta sobre la base de dos comunidades
humanas elementales:
1. La familia: basada en la unión conyugal de varón y mujer, cuyo fin primario es la
procreación (de donde surge la comunidad padres-hijos)
2. La relación de señorío: relación entre quienes son aptos por naturaleza para mandar y
quienes solo pueden subsistir bajo el mando de otro (relación señor-siervo(s)).
El fin primario de la comunidad doméstica es garantizar la subsistencia y la
satisfacción de las necesidades elementales de todos sus miembros.
La casa
Respecto de la esclavitud, Aristóteles defiende una postura de que ciertos individuos
de la especie humana que, por su falta de capacidad para hacerse cargo de sus
propias vidas de modo adecuado, han nacido para obedecer a otros, nacidos estos, a
su vez, para mandar sobre ellos.
Se podría decir que Aristóteles mitiga en algo los alcances difícilmente aceptables de
su posición, a través de la insistencia en el hecho de que la relación de señor y siervo
sólo está legitimada allí donde sirve al beneficio mutuo, va acompañada de un cierto
vínculo de amistad, y se atiene a la forma específica de justicia de relación entre no
iguales.
“Por eso el amo y el esclavo que por naturaleza merecen serlo tienen intereses comunes
y amistad recíproca, y cuando no es éste el caso, sino que son amo y esclavo por
convención y violencia, sucede lo contrario.”
La aldea
Una agrupación de diferentes comunidades domésticas (casas) da lugar a la “aldea”.
Según Aristóteles, la aldea es una especie de “extensión” de la casa, cuyos miembros
suelen tener relaciones de parentesco, generando vinculación entre diferentes casas.
En este tipo de asociación su función no queda restringida a la satisfacción de
necesidades cotidianas, pues sirve, además, a los fines de cierta forma de división del
trabajo, de intercambio y trueque, de defensa común ante los peligros y amenazas,
etc.
En ella ve Aristóteles una primera forma de organización monárquica, sustentada en el
criterio de autoridad (extensión de la idea del “padre”).
La ciudad
El fin al que apuntan todas las asociaciones anteriores es la “ciudad”:
“La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene, por así decirlo, el
extremo de toda suficiencia, y que surgió por causa de la necesidad de la vida, pero
existe ahora para vivir bien. De modo que toda ciudad es por naturaleza, si lo son las
comunidades primeras; porque la ciudad es el fin de ellas, y la naturaleza es fin.”
La ciudad es la forma de comunidad más perfecta, pues alcanza un grado de
autosuficiencia económica. Sin embargo, en ella no hay que pensar sólo la garantía de
la supervivencia, sino, más bien, hacer posible el fin último de la vida buena: la
felicidad.
La ciudad
Para Aristóteles, es en la ciudad en donde el individuo puede desplegar sus
capacidades naturales, las cuales lo distinguen de los demás seres vivientes, y así
alcanzar plena conformidad con su propia naturaleza.
La ciudad es, propiamente, la “comunidad política”, la cual se sustenta, además, en la
amistad y la justicia.
Desde la postura teleológica de Aristóteles, la ciudad o polis es anterior al individuo,
así como a las otras asociaciones:
“La ciudad es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo
es necesariamente anterior a la parte.”
Desde una mirada temporal, la polis es posterior al individuo y a todas las
asociaciones, pero desde una mirada ontológica, la polis es primera.
La ciudad
Según lo expuesto por Aristóteles, es en la ciudad en donde se introduce la “moneda”,
pues se hace necesaria la creación de un medio de cambio para la compra y venta de
productos:
“Pero de ella surgió de un modo natural la otra, pues cuando se dependió más del
exterior para importar lo necesario y exportar lo que se tenía en abundancia, la
necesidad hizo que se ideara la utilización del dinero por no se fáciles de transportar
todos los productos naturalmente necesarios. Por eso convinieron en dar y recibir
recíprocamente en sus cambios algo que, siendo útil en sí mismo, fuera además de fácil
manejo para la vida, como el hierro, la plata o algo semejante.”
Aristóteles pone énfasis en el tema de la “crematística”, destacando que se debe
tener cuidado con la acumulación de riquezas (siendo esto algo por mera convención y
contra-natura).
Las formas de Gobierno
Tanto los tipos de asociaciones como las formas de comunidades, llevarán a
Aristóteles a establecer las distintas formas de gobiernos.
Estas formas de gobiernos aluden, principalmente, a la cantidad de individuos que
gobiernan la comunidad (polis), destacando el carácter de los mismos:
Número Formas legítimas de Gobierno Formas degenerativas de Gobierno
Uno Monarquía Tiranía
Grupo Aristocracia Oligarquía
Totalidad República (Politeía) Democracia (Demagogia)
Formas de Gobierno
Monarquía: basada en el principio de la autoridad de un solo hombre sobresaliente.
Aristocracia: basada en el principio de la autoridad de un grupo minoritario de hombres
sobresalientes.
República: basada en el principio de la participación en el gobierno de la mayoría o totalidad
de los ciudadanos, pero que obedece a una constitución.
Tiranía: Régimen representado por un solo individuos, que no posee los méritos requeridos
para encabezar a toda la comunidad política.
Oligarquía: Régimen en el cual gobierna un grupo pequeño cuya composición no responde a
razones de mérito y excelencia, sino a la posesión de riquezas.
Democracia (Demagogia): Régimen en el cual se propende al beneficio de los pobres, pero a
expensas del bien del conjunto de la comunidad política.