EL PERFIL JUDICIAL FRENTE
A LA NUEVA JUSTICIA CIVIL Y FAMILIAR
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH
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Catedrática de Filosofía del Derecho Catedrática de Historia del Derecho
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Catedrática de Derecho Civil Catedrático de Filosofía del Derecho
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Catedrático de Teoría y Filosofía del Derecho Catedrático de Derecho Procesal
Instituto Tecnológico Autónomo de México de la Universidad Carlos III de Madrid
José Ramón Cossío Díaz Francisco Muñoz Conde
Ministro en retiro de la Suprema Catedrático de Derecho Penal
Corte de Justicia de la Nación de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
y miembro de El Colegio Nacional Angelika Nussberger
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Catedrática de Derecho Penal e Internacional en la Universidad de Colonia
de la Universidad Jaume I de Castellón (Alemania). Miembro de la Comisión de Venecia
Manuel Díaz Martínez Héctor Olasolo Alonso
Catedrático de Derecho Procesal de la UNED Catedrático de Derecho Internacional
de la Universidad del Rosario (Colombia)
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Catedrática de Derecho Civil
de La Haya (Holanda)
de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Luciano Parejo Alfonso
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot
Catedrático de Derecho Administrativo
Juez de la Corte Interamericana
de la Universidad Carlos III de Madrid
de Derechos Humanos
Consuelo Ramón Chornet
Investigador del Instituto de Investigaciones
Catedrática de Derecho Internacional
Jurídicas de la UNAM
Público y Relaciones Internacionales
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Catedrático emérito de Teoría del Derecho
Tomás Sala Franco
de la Universidad de Yale (EEUU)
Catedrático de Derecho del Trabajo
José Antonio García-Cruces González y de la Seguridad Social de la Universidad
Catedrático de Derecho Mercantil de la UNED de Valencia
José Luis González Cussac Ignacio Sancho Gargallo
Catedrático de Derecho Penal Magistrado de la Sala Primera (Civil)
de la Universidad de Valencia del Tribunal Supremo de España
Luis López Guerra Elisa Speckman Guerra
Catedrático de Derecho Constitucional Directora del Instituto de Investigaciones
de la Universidad Carlos III de Madrid Históricas de la UNAM
Ángel M. López y López Ruth Zimmerling
Catedrático de Derecho Civil Catedrática de Ciencia Política
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Fueron miembros de este Comité:
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EL PERFIL JUDICIAL FRENTE
A LA NUEVA JUSTICIA
CIVIL Y FAMILIAR
Gustavo Cárdenas Soriano (Coordinación)
Ruth Alejandra Yáñez Trejo
Alejandro Posadas Urtusuástegui
Alma Laurence Contreras Garibay
tirant lo blanch
Ciudad de México, 2025
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Titular de la Unidad de Programas Académicos
Edith Cuautle Rodríguez
Secretaria Técnica de Investigación y Estudios Judiciales
Karen Silva Mora
Secretaria Técnica de Posgrados, Diplomados y Publicaciones
Índice
Glosario.......................................................................................... 13
Introducción.................................................................................... 15
LA REESTRUCTURACIÓN DE LAS HABILIDADES
DE LAS PERSONAS JUZGADORAS
Ruth Alejandra Yáñez Trejo
I. CUESTIONES PRELIMINARES.............................................. 18
1. Motivos que impulsaron la creación de una legislación
única en materia de justicia civil y familiar...................... 18
A. Identificación de problemáticas........................ 19
B. Sugerencia de soluciones................................... 19
2. Objetivos del CNPCF........................................................ 20
II. LA NUEVA ORIENTACIÓN DEL PENSAMIENTO DE LA
PERSONA JUZGADORA.......................................................... 20
1. Tutela jurisdiccional efectiva............................................ 22
2. Principio del debido proceso........................................... 23
3. Formalismos procesales.................................................... 24
4. Corriente de interpretación del principio del debido
proceso partiendo de los lineamientos de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos (CIDH)................... 28
5. Reforzamiento del principio de acceso a la justicia........ 31
III. ÁMBITO CUANTITATIVO DE APLICACIÓN DEL CNPCF,
COMO FACTOR OBJETIVO EN LA ORIENTACIÓN DEL
PENSAMIENTO DE LAS PERSONAS JUZGADORAS........... 34
1. La estructura del proceso escrito..................................... 35
2. La estructura del proceso oral.......................................... 36
IV. DEPURACIÓN DE PRÁCTICAS DEL SISTEMA ESCRITO
AL ORAL................................................................................... 37
V. CONCLUSIONES..................................................................... 38
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................. 40
LA ORALIDAD EN EL CÓDIGO NACIONAL DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES Y FAMILIARES
Alejandro Posadas Urtusuástegui
I. INTRODUCCIÓN..................................................................... 44
II. CONOCIMIENTOS Y VALORES DE LA ORALIDAD Y SU
APLICACIÓN EN EL PROCEDIMIENTO ORAL CIVIL Y
FAMILIAR COMO COMPONENTES DE LA COMPETEN-
CIA EN LA CONDUCCIÓN DE AUDIENCIA DE JUICIO.... 45
III. ACTITUDES, VALORES Y HABILIDADES EN LA ORALI-
DAD............................................................................................ 63
IV. CONCLUSIÓN.......................................................................... 72
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................. 73
JUSTICIA DIGITAL: HABILIDADES Y DESAFÍOS
Gustavo Cárdenas Soriano
I. LA DEMANDA DE UNA JUSTICIA DIGITAL........................ 78
II. IDEAS ESTRUCTURALES DE LA JUSTICIA DIGITAL Y SU
APLICACIÓN EN EL CNPCF.................................................. 80
1. La justicia digital forma parte de la noción de “gobier-
no electrónico” y tiene como objetivo mejorar la justi-
cia cotidiana....................................................................... 81
2. La justicia digital es una tarea compartida...................... 82
3. La justicia digital es transversal y no se limita al Libro
Octavo................................................................................ 83
4. El CNPCF reconoce e integra los avances tecnológicos
de manera amplia, flexible y novedosa............................ 83
5. El procedimiento en línea es una modalidad, no un
juicio especial.................................................................... 86
6. La justicia digital debe respetar el derecho a la tutela
judicial efectiva y debe ser gratuita, adicional, progresi-
va, optativa y segura........................................................... 86
A. Respetar el derecho a la tutela judicial efectiva. 86
B. Gratuita............................................................... 87
C. Adicional............................................................. 88
D. Progresiva........................................................... 89
E. Optativa............................................................... 91
F. Segura................................................................. 92
Índice 11
7.
El CNPCF prevé principios específicos para la justicia
digital................................................................................. 92
III. RETOS PARA SU IMPLEMENTACIÓN EN MÉXICO........... 94
IV. LAS HABILIDADES QUE LA JUSTICIA DIGITAL DEMAN-
DA DE LAS PERSONAS FUNCIONARIAS JUDICIALES....... 99
1. Educación digital.............................................................. 100
2. Nueva mentalidad de interpretación............................... 103
3. Perspectiva digital en materia probatoria........................ 105
4. Gestión y manejo de la carga laboral con tecnologías
digitales.............................................................................. 106
V. EL EFECTO DE LAS TECNOLOGÍAS DIGITALES EN LOS
TRIBUNALES. EXPERIENCIAS COMPARADAS EN LATI-
NOAMÉRICA Y EL CARIBE.................................................... 107
VI. REFLEXIONES —TEMPORALES— SOBRE LA JUSTICIA
DIGITAL EN MÉXICO............................................................. 112
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................. 113
ÁMBITOS DE VALIDEZ Y SUPLETORIEDAD
Alma Laurence Contreras Garibay
I. INTRODUCCIÓN..................................................................... 117
II. ÁMBITOS DE VALIDEZ........................................................... 119
1. Ámbito espacial................................................................. 120
2. Ámbito temporal............................................................... 123
3. Ámbitos personal y material............................................. 127
III. SUPLETORIEDAD.................................................................... 130
1. La supletoriedad en el derecho mexicano...................... 133
2. Criterios de la SCJN acerca de la supletoriedad............. 135
3. Su importancia en el CNPCF........................................... 136
4. La supletoriedad del CNPCF en la Ley de Amparo........ 137
A. Sistemas de justicia digital................................. 138
B. Alegato de oídas................................................. 140
C. Declaración de parte propia y contraria........... 142
IV. CONCLUSIONES..................................................................... 143
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................. 144
Conclusiones generales............................................................................ 147
Glosario
CNPCF o Código Código Nacional de Procedimientos Civiles y Fami-
liares
CPEUM Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
SCJN Suprema Corte de Justicia de la Nación
Introducción
El Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares
(CNPCF o Código) representa una de las transformaciones jurídi-
cas más trascendentes en la historia reciente del derecho procesal
mexicano. Este libro, dirigido especialmente a las personas juzga-
doras del país, busca ofrecer un análisis transversal y propositivo
sobre los principales desafíos y oportunidades que surgen de la
implementación del CNPCF. No se trata de un estudio técnico
sobre disposiciones normativas concretas, sino de una reflexión
sustantiva sobre los ejes transversales que sostienen este nuevo pa-
radigma procesal: la oralidad, la justicia digital, los ámbitos de
aplicación y el rediseño del perfil judicial.
Cada uno de ellos representa un aspecto estructural del
CNPCF. La oralidad no es solo una forma de llevar audiencias,
sino una lógica que prioriza la inmediación, la concentración y la
contradicción, generando así condiciones para una justicia más
ágil, transparente y centrada en las personas usuarias del sistema
judicial. La justicia digital se articula como una herramienta trans-
versal y progresiva que no se limita al procedimiento en línea,
sino que implica una visión de acceso a la justicia de forma gratui-
ta, progresiva, adicional, segura y tecnológicamente incluyente.
Con la identificación de los ámbitos de validez y supletoriedad
del CNPCF se fortalece la coherencia y eficacia tanto de los pro-
cedimientos civiles y familiares como de los procedimientos en
otras materias en las que es aplicable supletoriamente. Esta labor
se complementa con una apuesta decidida por la capacitación in-
tegral del personal judicial, pues el éxito del nuevo sistema de
justicia civil y familiar no depende únicamente de su marco legal,
sino del desarrollo de habilidades prácticas, cognitivas, éticas y
actitudinales en quienes lo operan.
16 Introducción
En ese sentido, esta investigación se estructura en cuatro capí-
tulos que abordan cada uno de estos ejes transversales. A través
de un enfoque teórico-práctico, se describen y analizan las com-
petencias y habilidades esenciales del nuevo perfil de la persona
juzgadora, con énfasis en su rol conciliador, su capacidad inter-
pretativa y su compromiso con el acceso efectivo a la justicia y el
respeto al debido proceso; se expone la transformación que su-
pone la oralidad en la conducción de audiencias; se delinean los
retos institucionales y las competencias necesarias para consolidar
la justicia digital; se analiza el impacto de los ámbitos de validez y
la supletoriedad del CNPCF, especialmente frente a ordenamien-
tos como la Ley de Amparo.
Este libro no pretende ser una investigación concluyente, sino
un insumo vivo para la reflexión crítica, la formación continua y
la implementación consciente del nuevo modelo de justicia civil y
familiar. Desde esa perspectiva, es un texto que reconoce la diver-
sidad de contextos judiciales en el país y, a partir de eso, propone
rutas comunes para lograr un sistema procesal más justo, com-
prensible, eficiente y humano.
Este esfuerzo académico y formativo, coordinado por la Es-
cuela Federal de Formación Judicial, se inscribe dentro de una
estrategia más amplia de profesionalización del Poder Judicial de
la Federación. Al integrar visiones provenientes de la judicatura,
el litigio y la academia, la obra ofrece una mirada plural y com-
prometida con la mejora sustantiva de la justicia civil y familiar en
México.
Con la entrada en vigor del CNPCF prevista para 2027, el tiem-
po apremia. Los años por venir deben ser aprovechados para
construir capacidades, repensar prácticas y fortalecer principios.
Este libro busca ser, desde ahora, una herramienta útil y crítica
para acompañar ese proceso.
La reestructuración de las habilidades
de las personas juzgadoras
1
Ruth Alejandra Yáñez Trejo*
SUMARIO: I. CUESTIONES PRELIMINARES. 1. Motivos que impulsaron la crea-
ción de una legislación única en materia de justicia civil y familiar. A. Identifica-
ción de problemáticas. B. Sugerencia de soluciones. 2. Objetivos del CNPCF. II.
LA NUEVA ORIENTACIÓN DEL PENSAMIENTO DE LA PERSONA JUZGADO-
RA. 1. Tutela jurisdiccional efectiva. 2. Principio del debido proceso. 3. Formalis-
mos procesales. 4. Corriente de interpretación del principio del debido proceso
partiendo de los lineamientos de la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos (CIDH). 5. Reforzamiento del principio de acceso a la justicia. III. ÁMBITO
CUANTITATIVO DE APLICACIÓN DEL CNPCF, COMO FACTOR OBJETIVO
EN LA ORIENTACIÓN DEL PENSAMIENTO DE LAS PERSONAS JUZGADO-
RAS. 1. La estructura del proceso escrito. 2. La estructura del proceso oral. IV.
DEPURACIÓN DE PRÁCTICAS DEL SISTEMA ESCRITO AL ORAL. V. CON-
CLUSIONES. BIBLIOGRAFÍA.
RESUMEN: El presente capítulo tiene como objetivo analizar la importancia de
la impartición de justicia basada en procedimientos ágiles. Su desarrollo iniciará
con una breve exposición de los motivos que le dieron origen al CNPCF que,
a su vez, alimentan uno de los principales mandatos de este Código: el trámite
simplificado de los procesos civiles y familiares. Expondré el papel fundamental
que tiene el abandonar el protagonismo que se ha otorgado a los formalismos
procesales, utilizados muchas veces como un modo de resolver los asuntos sin
atender al fondo de las cuestiones planteadas a los órganos jurisdiccionales. Con
el fin de aportar mayores elementos en el fortalecimiento de esa reestructura en
la función judicial expondré cuáles son los componentes indispensables en un
*
Licenciada en Derecho por la Universidad de Guanajuato. Maestra en
Derecho Procesal Judicial por la Escuela de Estudios e Investigación
Judicial del Poder Judicial de Guanajuato. Máster en Argumentación
Jurídica por la Universidad de Alicante. Jueza Civil de Partido en León,
Guanajuato. Magistrada Civil Supernumeraria del Supremo Tribunal
de Justicia del Estado de Guanajuato.
18 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
proceso judicial para diferenciarlos de los formalismos procedimentales, de los
que se debe prescindir. Por último, analizaré comparativamente el desarrollo de
un proceso escrito de uno oral, así como las prácticas que no deben trasladarse
al sistema de audiencias para evitar su entorpecimiento.
Palabras clave: Debido proceso, formalismos procedimentales, proceso escrito y
oral, simplificación de procesos y acceso a la justicia.
I. CUESTIONES PRELIMINARES
Como resultado de los foros de consulta ciudadana de 2015, se
evidenció que el sistema requería tribunales que impartieran jus-
ticia de manera expedita, resolvieran los conflictos de fondo y
brindaran certeza sobre los derechos de las personas.1
Entre las recomendaciones de los Diálogos de la Justicia Cotidia-
na, destaca la necesidad de priorizar la resolución de fondo sobre
los formalismos judiciales, propios del sistema escrito, dando pa-
sos hacia su abandono y evitando rigidez innecesaria en los pro-
cedimientos.
Así, es momento de que las personas juzgadoras enfoquemos
nuestra atención en la situación de quienes acuden a los tribuna-
les, centrando las decisiones judiciales en resolver la controversia
sin exigir formalismos procedimentales estrictos y propiciando
manifestaciones libres y flexibles dentro del proceso civil y fami-
liar.
1. Motivos que impulsaron la creación de una legislación única en
materia de justicia civil y familiar
Para la presente exposición he decidido comenzar con una re-
seña de las recomendaciones a las que se llegaron en la mesa de
1
Gobierno de la República, “Justicia civil y familiar”, Diálogos por la Jus-
ticia Cotidiana: Diagnósticos conjuntos y soluciones, México, Gobierno de
la República, 2016. Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/
attachment/file/79028/Di_logos_Justicia_Cotidiana.pdf.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 19
trabajo destinada a la justicia civil y familiar en los Diálogos de la
Justicia Cotidiana, que se pretende sean una guía al emprender el
estudio sobre las habilidades que requieren desarrollar las per-
sonas juzgadoras para la implementación del CNPCF. En dichos
Diálogos se aplicó el siguiente método de trabajo: a) identificación
de los conflictos específicos de cada una de las temáticas de las
nueve mesas de trabajo de las que se compuso la totalidad del
estudio;2 b) identificación de la causa o causas que los originan y
c) propuesta de soluciones.
A. Identificación de problemáticas
Se señaló que la justicia civil y familiar es percibida como lenta,
incierta, discriminatoria, compleja y costosa. Una causa de ello
es el modelo de juicio civil, obsoleto y variable entre entidades
federativas. Se atribuyó a los formalismos procesales la lentitud y
rigidez de los juicios, así como el motivo por dificultar la resolu-
ción de conflictos. A su vez, se identificó que el lenguaje legal y
judicial es excesivamente técnico, solemne y poco comprensible
para la ciudadanía.3
B. Sugerencia de soluciones
Se propuso un ordenamiento procesal único en materia civil y fa-
miliar para todo el país con el objetivo de reducir tiempos y costos.
Entre las medidas sugeridas están la oralidad, el juicio en línea y
el uso de herramientas tecnológicas. De igual manera, se enfatizó
la necesidad de usar un lenguaje claro, sencillo, incluyente y no
2
Los temas de las mesas son: 1) justicia civil y familiar; 2) justicia la-
boral; 3) medidas para reducir la marginación jurídica; 4) mejora de
la enseñanza y del ejercicio del derecho; 5) violencia en las escuelas;
6) asistencia jurídica temprana y justicia alternativa; 7) organización y
funcionamiento de los poderes judiciales; 8) resolución del fondo del
conflicto y amparo; y 9) política en materia de justicia.
3
Ibidem, p. 13.
20 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
discriminatorio, así como de eliminar formalidades innecesarias y
garantizar la protección plena de los derechos humanos.4
2. Objetivos del CNPCF
El CNPCF busca mejorar la justicia civil y familiar mediante la sim-
plificación de procesos, la oralidad, el empleo de la tecnología,
la emisión de sentencias claras dictadas en audiencia y el uso de
un lenguaje accesible, todo ello con base en los derechos huma-
nos. El cumplimiento de estos objetivos depende del recurso hu-
mano de los tribunales. Por ello, la capacitación debe enfocarse
en desarrollar habilidades prácticas que permitan dejar atrás los
formalismos procesales y priorizar la solución de conflictos. Los
programas de formación deberán centrarse en el desarrollo de
las competencias que permitan la transición de un sistema tradi-
cional basado en el formalismo a uno que prioriza la solución de
los conflictos.
La implementación del CNPCF será nacional, conforme a las
declaratorias de cada entidad federativa y de la Federación, y re-
querirá un cambio en el trabajo de las personas juzgadoras.
II. LA NUEVA ORIENTACIÓN DEL PENSAMIENTO
DE LA PERSONA JUZGADORA
El mayor reto es la nueva orientación que debe tomar el pensa-
miento de las personas juzgadoras hacia una relación más pragmá-
tica con la resolución de asuntos. La capacitación debe fomentar
esta transformación y el compromiso con el nuevo modelo para
lograr los fines sociales que le dieron origen. El nuevo sistema
exige personas juzgadoras comprometidas con la simplificación
procesal y la resolución de los asuntos para cambiar la percepción
social respecto a la lentitud, rigidez y burocracia excesiva.
4
Ibidem, pp. 25-32.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 21
Es importante subrayar que las personas juzgadoras debemos
conducir procesos ágiles y eficaces, con un lenguaje sencillo y
decisiones legítimas, según el derecho y las pruebas, más allá de
tecnicismos innecesarios. Esta transición implica abandonar el
modelo escrito actual en favor de una metodología de audiencias
que, más que infraestructura, exige atención al desarrollo del re-
curso humano.
La implementación debe enfocarse en enseñar habilidades
que nos permitan a las personas juzgadoras reconstruir su pen-
samiento y transformar el sistema de justicia en uno de calidad
al servicio de las personas usuarias de ese sistema. Esto requiere
aprender a actuar con flexibilidad, adaptarse a distintos contextos
y dejar prácticas tradicionales del proceso escrito.
Estamos en un momento crucial. Hoy contamos con el CNPCF,
herramienta legal que responde a la demanda social por una jus-
ticia sin excesivos formalismos. Ahora corresponde a las personas
juzgadoras comprometernos con esta transformación e imple-
mentar debidamente el nuevo modelo. Así que una de las tareas
de formación con la que debemos comenzar las personas juzga-
doras es el entendimiento de la simplificación de los procesos, tal
como lo ordena el artículo 3o. del CNPCF, se debe privilegiar el
estudio del fondo por encima de los formalismos procesales. Esta
regla no es nueva en el sistema jurídico mexicano: el 6 de junio
de 2011 se previó en la Ley de Amparo, específicamente en el
artículo 189,5 que impone para el estudio de los conceptos de vio-
lación, privilegiar los que atañen al fondo del asunto por encima
5
Artículo 189. El órgano jurisdiccional de amparo procederá al estudio
de los conceptos de violación atendiendo a su prelación lógica y privi-
legiando en todo caso el estudio de aquellos que, de resultar fundados,
redunden en el mayor beneficio para la persona quejosa. En todas las
materias, se privilegiará el estudio de los conceptos de violación de fon-
do por encima de los de procedimiento y forma, a menos que invertir
el orden redunde en un mayor beneficio para la persona quejosa.
En los asuntos del orden penal, cuando se desprendan violaciones de
fondo de las cuales pudiera derivarse la extinción de la acción perse-
22 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
de los de procedimiento y forma, a menos que invertir el orden
redunde en un mayor beneficio para la persona quejosa; así, el 15
de septiembre de 2017, se adicionó el tercer párrafo al artículo
17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
(CPEUM),6 que impone a las autoridades privilegiar la solución
de los conflictos sobre los formalismos procedimentales, siempre
que no se afecte, entre otros, el principio del debido proceso.
1. Tutela jurisdiccional efectiva
Ahora bien, la Primera Sala de la Suprema Corte de la Justicia
de la Nación (SCJN) definió el derecho fundamental a la tutela
jurisdiccional efectiva como el derecho público subjetivo que toda
persona tiene, dentro de los plazos y términos que fijen las leyes,
para acceder de manera expedita a tribunales independientes e
imparciales, a plantear una pretensión o a defenderse de ella, con
el fin de que a través de un proceso en el que se respeten ciertas
formalidades, se decida sobre la pretensión o la defensa y, en su
caso, se ejecute esa decisión.7
Este derecho tiene tres etapas: 1. Una previa al juicio, a la que
le corresponde el derecho de acceso a la jurisdicción, que parte
del derecho de acción como una especie del de petición dirigi-
do a las autoridades jurisdiccionales y que motiva un pronuncia-
miento por su parte. 2. Una judicial, que va desde el inicio del
procedimiento hasta la última actuación y a la que corresponden
los derechos fundamentales del debido proceso; en esta etapa, se
inserta el deber de que los procesos se sigan bajo ciertas formali-
cutoria o la inocencia de la persona quejosa, se le dará preferencia al
estudio de aquellas aún de oficio.
6
Artículo 17. Siempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el de-
bido proceso u otros derechos en los juicios o procedimientos seguidos
en forma de juicio, las autoridades deberán privilegiar la solución del
conflicto sobre los formalismos procedimentales.
7
Tesis 1a./J. 42/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Nove-
na Época, t. XXV, abril de 2007, p. 124.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 23
dades. 3. Una posterior al juicio, identificada con la eficacia de las
resoluciones emitidas o el derecho a ejecutar la sentencia.8
El artículo 14, segundo párrafo, de la CPEUM establece que:
“Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades,
posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tri-
bunales previamente establecidos, en el que se cumplan las for-
malidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes
expedidas con anterioridad al hecho”.
Por mandato constitucional, todo proceso judicial que tenga
como propósito privar de un derecho a una persona debe seguir-
se, entre otras cosas, bajo las formalidades esenciales del procedi-
miento, que, si bien no se precisa cuáles son, es claro que deben
observarse para la defensa de los derechos y que conforman el
principio del debido proceso.
2. Principio del debido proceso
En la doctrina mexicana, Fix-Zamudio define el principio del
debido proceso como el conjunto de condiciones y requisitos de
carácter jurídico y procesal que son necesarios para afectar legal-
mente los derechos de las y los gobernados.9 Es decir, el debido
proceso está compuesto por requisitos de índole jurídica que ne-
cesariamente se deben observar en el trámite de todo proceso
judicial que tenga como finalidad la alteración de derechos, por
lo que se debe reconocer a toda persona el derecho a defenderse
frente a la autoridad. Así, bajo la anterior concepción, este princi-
pio debe ser entendido como el instrumento que brinda a las per-
sonas distintos medios para defender sus derechos en un proceso
8
Tesis: I.3o.C.79 K, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, t. III, junio de 2015, p. 2470.
9
Fix-Zamudio, Héctor, “Debido proceso legal”, Diccionario Jurídico Mexi-
cano, México, Porrúa-UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
1987.
24 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
judicial. Esos medios son las llamadas formalidades esenciales del
procedimiento.
En el caso de México, la SCJN ofrece contenido a las formalida-
des esenciales del procedimiento; para ello, explicó que existe un
“núcleo duro”10 que debe prevalecer en todo procedimiento juris-
diccional y que integra el derecho de audiencia reconocido en el
artículo 14 constitucional. Precisó que las formalidades esenciales
se traducen en los siguientes requisitos: 1) la notificación del ini-
cio del procedimiento y sus consecuencias; 2) la oportunidad de
ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque la defensa; 3) la
oportunidad de alegar11 y 4) una resolución que dirima las cues-
tiones debatidas y su impugnación.12
El incumplimiento a alguno de los citados requisitos se consi-
dera como una grave violación al debido proceso, incluso la pro-
pia Primera Sala de la SCJN ha declarado inconstitucionales algu-
nas normas por no observar alguno de los citados componentes,
como el caso del artículo 1070 del Código Comercio.13
3. Formalismos procesales
Para algunos autores y autoras, la forma consiste en el modo, lugar
y tiempo de exteriorización de un acto procesal, para otros, en cam-
bio, adopta una interpretación más restringida, pues consideran
que la forma está compuesta solo por los modos de exteriorización
del acto procesal, excluyendo los requisitos de lugar y tiempo.
La forma es útil para el derecho procesal, y las normas en las
que se contiene deben interpretarse de acuerdo con su genui-
10
Tesis 1a./J. 11/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, libro 3, t. I, febrero de 2014, p. 396.
11
Tesis P./J. 47/95, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. II, diciembre de 1995, p. 133.
12
Tesis 1a./J. 11/2014 (10a.) op. cit.
13
Tesis 1a./J. 49/2020 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, t. I, noviembre de 2020, p. 696.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 25
no sentido, analizando la finalidad que cumple la norma dentro
del ordenamiento jurídico, es decir, desde una perspectiva instru-
mental. Una interpretación de las normas procesales alejada de
los principios informativos de cada procedimiento, sin que el tri-
bunal considere la finalidad que debe cumplir, significará que la
persona intérprete llegará a un resultado errado, absurdo, injus-
tificable, donde la ley se aplicará porque es la ley, sin profundizar
sobre las razones o motivos que dieron origen a la norma y cómo
esos motivos pueden variar a lo largo del tiempo.14
Si se interpretan las normas que regulan ciertos requisitos pro-
cesales con un rigor excesivo, se convierte en un formalismo.15
Así, el formalismo procesal es la aplicación que la persona juzga-
dora hace en forma severa de las formas procesales, que tiende a
obstaculizar la impartición de justicia excediendo el sentido que
tienen las formas procesales y llevándolas a un resultado injusti-
ficable que constituye, a su vez, la conculcación del derecho de
acceso a la justicia y del debido proceso, más aún si se trata de sim-
ples errores o deficiencias formales que podrían ser subsanadas.
Los formalismos procedimentales son un requisito “no esen-
cial” en el trámite de un procedimiento judicial, porque si bien
se parte de una forma prevista por la norma aplicable al caso, esa
forma se convierte en formalismo como consecuencia de una in-
terpretación y aplicación rígida por parte de las personas funcio-
narias judiciales, que retarda la continuación del proceso. Tal ha
sido la prevalencia de los formalismos procesales en el quehacer
jurisdiccional que, como señalé, tanto la CPEUM como el CNPCF
han incorporado una norma que ordena a las personas juzgado-
14
Carrasco Poblete, Jaime, “La utilidad de las formas procesales en el pro-
ceso judicial y la necesidad de distinguir las formas de los formalismos”,
Actualidad Jurídica, República de Chile, año XXIII, núm. 46, julio de
2022, pp. 335-365.
15
Real Academia Española, “formalismo”, Diccionario de la lengua española,
23a. ed. Disponible en: https://dle.rae.es/formalismo.
26 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
ras apartarse de la aplicación de los formalismos procesales para
centrarse en el estudio del fondo de los asuntos.
De cualquier modo, se debe reconocer que el formalismo
exagerado puede constituir una denegación de justicia, ya que
por apego a las formas judiciales se puede terminar asfixiando
el objeto de todo procedimiento, que es obtener la declaración
del derecho mediante una sentencia justa. En nuestro medio
predomina todavía una interpretación y aplicación estricta de
las formas procesales, realidad que nos debe llevar a adoptar las
medidas necesarias para no cometer errores que signifiquen un
menoscabo en los derechos de las personas usuarias del sistema
de justicia.
Debe reiterarse que el artículo 3o. del CNPCF, interpretado de
conformidad con el artículo 17 de la CPEUM, ordena la elimina-
ción del uso de formas procesales impuestas con un rigorismo que
las convierta en un obstáculo para la efectividad de los derechos.
Tampoco se trata de desatender indiscriminadamente las formas
procesales, sino de comprender su razón jurídica para permitir
que se cumplan de la manera más conveniente, convirtiéndose
en normas flexibles. Debe comprenderse entonces la razón de ser
de la norma en el sistema jurídico, esto es, la razón que subyace
en cada dispositivo legal.16 A partir de ello, la norma procesal será
permeable permitiendo incluso que se cumpla de manera que
favorezca el trámite del procedimiento judicial.
En esta aplicación flexible de las normas procesales, las perso-
nas juzgadoras debemos confrontarlas con las formalidades esen-
ciales del procedimiento, de manera que cuando se descubra que
una forma procesal empata con uno de los requisitos esenciales,
entonces se debe regir por el principio del debido proceso y no
permitir que deje de aplicarse, como es el caso de los lineamien-
tos legales que deben satisfacerse para llevar a cabo el emplaza-
16
Atienza, Manuel y Ruiz Manero, Juan, Ilícitos atípicos, España, Editorial
Trotta, 2006, p. 34.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 27
miento a juicio, entre las que se encuentra correr traslado con los
documentos que se anexaron a la demanda.17
En todo momento se debe tomar en cuenta que las formalida-
des esenciales del procedimiento son parte del núcleo duro del
debido proceso, que no se pueden borrar porque están escritas en
el sistema jurídico con tinta indeleble. En cambio, las formalida-
des procedimentales son, por otra parte, aquella carga, gravamen,
obligación, actividad o requisito que se exige de las partes, de los
terceros y terceristas o bien auxiliares de la justicia, esto obstacu-
liza la funcionalidad de las formalidades esenciales del procedi-
miento.18
Por ejemplo, la mención de la vía por la que se encauza una
petición y su reencauzamiento son cuestiones que pueden decla-
rarse satisfechas centrando la atención en el contexto del asun-
to,19 sin que pueda decirse que existe una omisión que dé lugar al
desechamiento de una demanda.20
Cosa semejante ocurre en cualquier otro tipo de petición en
la que la parte exponga claramente, pero sin mencionar expre-
samente la figura jurídica con la que técnicamente se denomina,
supuesto en el que la persona juzgadora deberá emitir su decisión
sobre lo solicitado sin detenerse en reprender la omisión de la
mención de la institución jurídica que sea aplicable. Lo anterior
no es otra cosa que la aplicación de uno de los principios gene-
rales del derecho: “dame los hechos, que yo te daré el derecho”.
17
Tesis 1a./J. 7/2022 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Undécima Época, t. II, abril del 2022, p. 1056.
18
Maldonado Sánchez, Adán, “La tutela judicial efectiva: las formalidades
esenciales del procedimiento y los formalismos”, Revista del Instituto de
la Judicatura Federal, México, núm. 45, enero-junio de 2018, pp. 67-88.
19
Tesis P./J. 47/95, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. II, diciembre de 1995, p. 133.
20
El CNPCF omitió incluir, en el artículo 235, la mención de la vía como
un requisito de la demanda.
28 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
Otro ejemplo de cómo se debe interpretar y aplicar el CNPCF
sin formalismos procedimentales es el artículo 10 del CNPCF, que
establece que si la causa y las pretensiones son claras, la acción
puede ser estudiada en un juicio aunque no se manifieste especí-
ficamente el nombre de la acción o se manifieste erróneamente.21
Y si bien considero que, de manera desafortunada, el CNPCF des-
tinó artículos al listado de acciones que se pueden ejercer en un
proceso civil o familiar,22 lo cual pareciera contradictorio con el
citado artículo 10, lo relevante es que se plasmó la intención legis-
lativa de suprimir esa exigencia procesal no esencial.23
4. Corriente de interpretación del principio del debido proceso par-
tiendo de los lineamientos de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH)
Adicionalmente, existe doctrina en América Latina24 que, siguien-
do la definición del debido proceso de la CIDH, le atribuye una
composición compleja, integrada por un conjunto de estándares
mínimos de observancia, no definidos en lineamientos específi-
cos, a diferencia de otras corrientes que lo entienden bajo ele-
mentos expresamente detallados, como es el caso de la SCJN en
la jurisprudencia antes citada.25 De esta forma, el artículo 8o. de la
21
Artículo 10. La acción procede en juicio aun cuando no se exprese su
nombre o se manifieste equivocadamente, siempre que se determine
con claridad la prestación que se exija de la parte demandada y el título
o causa de la acción.
22
CNPCF, Libro Primero, Título Primero, Capítulo I, Sección Segunda,
De la Acción.
23
De igual forma en la fracción VII del artículo 235 se estableció que en
la demanda “se procurará citar la clase de acción intentada”.
24
Duce, Mauricio et al., “Reforma a los procesos civiles orales: conside-
raciones desde el debido proceso y calidad de la información”, en Ca-
bezón P., Andrea (coord.), Justicia civil: perspectiva para una reforma en
América Latina, Chile, Centro de Estudios de Justicia de las Américas,
2008, pp. 13-94.
25
Tesis 1a./J. 11/2014 (10a.) op. cit.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 29
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Convención)
prevé el derecho de las personas a ser oídas con las debidas ga-
rantías por la autoridad competente, en la determinación de sus
derechos y obligaciones de índole civil. 26
Al igual que la CPEUM, la Convención tampoco enlista los de-
rechos de los que se componen las debidas garantías, y es la CIDH
la que interpretó que el “debido proceso legal” abarca las condi-
ciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de
los derechos y obligaciones de las personas que están bajo consi-
deración judicial.27
Bajo esta perspectiva, Mauricio Duce menciona que la aplica-
ción del principio del debido proceso requiere del trabajo argu-
mentativo a cargo de las personas funcionarias judiciales en las
situaciones fácticas concretas28 y que el cumplimiento de las con-
diciones del debido proceso es proporcional a cada caso porque
cada uno de sus componentes no siempre se aplica bajo la misma
intensidad, sino que admite grados o distinta fuerza de aplicación
dependiendo de circunstancias concretas.29
Partiendo de esta concepción, se afirma que es un principio
permeable a la influencia de los elementos objetivos y subjetivos
de cada causa, y se convierte en un principio que se acopla al
asunto y no al revés, como ha venido ocurriendo, que los asuntos
26
Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad
por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
27
CIDH, “Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Garan-
tías Judiciales en Estados de Emergencia (artículos 27.2, 25 y 8 de la
Convención)”, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,
1987. Disponible en: https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/
BDL/2002/1264.pdf.
28
Duce, Mauricio et al., op. cit., p. 20.
29
Ibidem, p. 21.
30 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
deben plantearse ante las autoridades en la forma preestablecida.
Esto conlleva a perder la autenticidad de cada caso, a ocultar las
circunstancias específicas del asunto o a que se pasen por alto por
las personas funcionarias judiciales, cuando esas particularidades
son las que hacen que un asunto sea distinto a otro y, por conse-
cuencia, que cada asunto sea resuelto de manera diferente, con la
subsecuente aplicación del principio del debido proceso confor-
me a esas particularidades.
La anterior concepción podría ser de difícil aplicación en el
sistema jurídico mexicano, donde la SCJN ya definió de qué ele-
mentos se compone el debido proceso, por tanto, pareciera que
no se ha —o no se había— conferido a la persona juzgadora la
tarea de discernir sobre la aplicación de sus componentes en cada
caso concreto. Sin embargo, estas ideas sí resultan aplicables a
las formas procesales en donde existe la posibilidad de que las
personas juzgadoras moldeen su aplicación y gradúen la intensi-
dad de acuerdo con las circunstancias particulares de cada asun-
to. También existe otra porción que concierne a los formalismos
procesales, pues es cierto que han prevalecido a grado tal que han
impuesto la práctica de que los asuntos se acoplen a ellos, con el
rigorismo que los caracteriza y volviendo a los procesos lentos,
complicados y costosos, cuando son las formas las que deben aco-
plarse a los asuntos.
En esta última parte, Óscar de Jesús Juárez López30 resalta que
la CIDH ha recalcado la obligación que tienen las personas juzga-
doras de que la justicia y el debido proceso estén por encima de
los formalismos, aun si esto implica una disminución a la seguri-
dad jurídica, puesto que, en caso contrario, la justicia pasaría a
un segundo plano por la aplicación estricta e incluso irrazonable
de los formalismos, lo cual debe ser advertido por la persona juz-
30
Juárez López, Óscar de Jesús, “Los formalismos jurídicos impiden el ac-
ceso a la justicia”, Hechos y Derechos, México, núm. 49, enero-febrero de
2019. Disponible en: https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/
hechos-y-derechos/article/view/13119/14602.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 31
gadora, quien tendrá la obligación de dejar la aplicación de las
reglas que vayan en contra de su fin.
5. Reforzamiento del principio de acceso a la justicia
El principio del acceso a la justicia, en términos sencillos, tiene
como finalidad que todas las personas tengan la oportunidad de
acudir ante los órganos jurisdiccionales a plantear su pretensio-
nes y defensas, para que sean decididas por tribunales expeditos,
sin formalismos innecesarios, y para que prevalezca la resolución
de los asuntos.31
Una de las características de este principio es que busca favore-
cer a toda la ciudadanía, especialmente a los grupos más vulnera-
bles, sin generar o aceptar exclusiones injustificadas. Este aspecto,
que también es atendido por el CNPCF, contempla diversas medi-
das para salvaguardar los derechos de las personas pertenecientes
a grupos vulnerables, esto trae aparejada una sensibilidad más es-
pecífica. Para efectos de este capítulo, únicamente resaltaré que
en este rubro se exige, con un rango mayor, el involucramiento de
la persona juzgadora.
En ese sentido, una de las principales habilidades a desarrollar
por las personas juzgadores es la sensibilidad que, sin perder de
vista las formalidades esenciales del procedimiento y continuando
con su imparcialidad, tendrán que ser empáticas y comprender,
conforme a los hechos, el contexto sociocultural y la realidad de
las personas involucradas en los diferentes procedimientos judi-
ciales.32
De esta forma, la interseccionalidad se vuelve pieza clave en el
acceso a la justicia, dicho término se entiende como la interacción
de condiciones de identidad, como raza, clase, género, orienta-
31
Tesis 1a./J. 28/2023, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Deci-
moprimera Época, t. II, marzo de 2023, p. 1855.
32
Suárez Rosado, Natalia Guadalupe et al., op. cit., pp. 75 y 76.
32 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
ción sexual, nacionalidad, edad, discapacidad, ser migrante, etcé-
tera, que se manifiestan en una misma persona, unidas de forma
indivisible y que la desaparición de una modifica la discrimina-
ción que puede experimentar la persona, así como las dinámicas
y relaciones de poder.33 La SCJN34 ha sostenido que cuando la in-
terseccionalidad se adopta como método de análisis en el ámbito
jurídico se posibilita una mirada más crítica y profunda sobre las
experiencias de los grupos históricamente invisibilizados. Esta he-
rramienta contribuye a identificar y erradicar los obstáculos que
enfrentan estas personas para acceder a la justicia en condiciones
de equidad. De acuerdo con el alto tribunal, la interseccionalidad
se complementa con la perspectiva de género al exigir, como pri-
mer paso, el reconocimiento de los múltiples factores de vulnera-
bilidad que afectan a determinados grupos. Este enfoque combi-
nado permite un acceso verdaderamente integral a la justicia. La
SCJN ha sido enfática en señalar que el análisis de los distintos
ejes de discriminación que se cruzan en los grupos en situación de
vulnerabilidad forma parte de las obligaciones de las autoridades.
En cumplimiento con los mandatos constitucionales y los com-
promisos internacionales en materia de derechos humanos, tanto
la perspectiva de género como el enfoque interseccional son de
observancia obligatoria en la labor jurisdiccional.
Por otra parte, en el Manual para juzgar con perspectiva de género
en materia familiar de la SCJN, se expone la necesidad de las per-
sonas juzgadoras a reconocer que los procedimientos judiciales
están diseñados para un tipo estandarizado de personas. Si bien
este capítulo nos habla de las mujeres con discapacidad, su enfo-
que hacia los ajustes al procedimiento es pieza clave dentro del
tema que nos compete. Resulta necesario entender que los ajustes
33
Delgado Nieves, Marianela y Gómez Balderas, Fernanda, “Interseccio-
nalidad”, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, México, Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Unidad General de Conocimiento Cien-
tífico y Derechos Humanos, 2020, pp. 82-87.
34
Tesis 1a./J. 98/2024 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Undécima Época, t. II, mayo de 2024, p. 1726.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 33
al procedimiento podrían entenderse como parte de la idea de
accesibilidad y, en concreto, como medidas para satisfacer el acce-
so a la justicia en igualdad de condiciones, así como para facilitar
el desempeño de las funciones que derivan de la participación,
directa o indirecta, en los procedimientos judiciales.35
Es así como los ajustes al procedimiento están vinculados di-
rectamente con el derecho a la no discriminación, esto da como
resultado que no pueden ser objeto de realización progresiva, no
están sujetos al criterio de proporcionalidad y, en caso de negar
estos ajustes de forma arbitraria, se comete un acto de discrimi-
nación.36
En este contexto, la implementación eficaz del CNPCF exige
un perfil de juzgador con una sensibilidad fina, adquirida me-
diante un adiestramiento profundo para el desarrollo de las ha-
bilidades transversales de derechos humanos para la conducción
eficaz, diligente e integral de los procesos en donde intervienen
personas en situación de vulnerabilidad.
Me atrevo a afirmar que la aplicación de las distintas medidas
que consagra el nuevo CNPCF depende de la sensibilidad y de las
habilidades que tengan las personas juzgadoras; por lo tanto, el
éxito o el fracaso de las mismas están en función de la capacita-
ción que al respecto reciban.
Otra manera en que se fortalecerá el principio del acceso a
la justicia se producirá cuando los tribunales dicten en la misma
audiencia la sentencia, de manera continua a que se desahogaron
las pruebas, pues posponer el pronunciamiento para un momen-
35
Asís Roig, Rafael de, “Sobre el significado de los ajustes de procedi-
miento”, Revista Teoría Jurídica Contemporánea, Brasil, vol. 5, núm. 1, ene-
ro-junio de 2020. Disponible en: https://revistas.ufrj.br/index.php/
rjur/article/view/26572.
36
Díaz Figueroa, Mariana, “Acceso a la justicia y ajustes de procedimien-
to”, en Vela Barba, Estefanía (coord.), Manual para juzgar con perspectiva
de género en materia familiar, México, Suprema Corte de Justicia de la
Nación, Escuela Federal de Formación Judicial, 2021, pp. 506-509.
34 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
to posterior quebranta los principios en los que se sustenta la ora-
lidad,37 ya que la decisión se tomaría, en gran medida, con base en
la evidencia que se haya generado por motivo de las audiencias,
en el despacho de la persona juzgadora y por escrito.
III. ÁMBITO CUANTITATIVO DE APLICACIÓN DEL
CNPCF, COMO FACTOR OBJETIVO EN LA ORIENTACIÓN
DEL PENSAMIENTO DE LAS PERSONAS JUZGADORAS
En este apartado nos centraremos en analizar la dimensión mate-
rial que regulará el CNPCF, a saber: el cúmulo de trabajo jurisdic-
cional que representa para los poderes judiciales de las entidades
federativas, pues de acuerdo con el Censo Nacional de Imparti-
ción de Justicia Federal 2024 del Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (INEGI),38 del total de demandas que se recibieron
durante 2023 en los poderes judiciales de todo país, la materia
civil y familiar representó en conjunto el 69.8%.
Con base en ese dato objetivo, se puede afirmar que el sistema
de justicia nacional se enfrentará a su más amplia transformación,
que por mucho supera la cantidad de asuntos a los que se destina-
ron las diversas reformas que incorporaron la oralidad como un
modo de administrar justicia. Por ejemplo, el mismo Censo Na-
cional reporta que la cantidad de asuntos ingresados en materia
mercantil fue del 18.5%; de causas penales, el 11.7% y de justicia
para adolescentes, el 0.26 %.
Poner en funcionamiento un código que comprende el 69.8%
del trabajo de los poderes judiciales permite entender la compleji-
dad de esta implementación. Implica la forzosa necesidad de que
se le mire con la mayor atención posible, tanto en su factor obje-
tivo como humano.
37
Principio de inmediatez, publicidad y concentración.
38
INEGI, Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2024, México, 20
de noviembre de 2024.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 35
El total de órganos jurisdiccionales destinados a la materia
civil son 2,164,39 de los cuales el 56.65% tramitan asuntos bajo el
sistema escrito y 11.41%, en el sistema oral. En la materia familiar
se destinan 1,312 órganos jurisdiccionales, el sistema escrito com-
prende el 60.21% y en el sistema oral, el 22.17%. Lo anterior se
ilustra de la siguiente manera:
Sistema Civil Familiar
Escrito 56.65% 60.21%
Oral 11.41% 22.17%
La primera conclusión que se puede extraer de las anteriores
cifras es que el número de órganos jurisdiccionales que tramitan
asuntos bajo el sistema escrito es considerablemente mayor que el
destinado al sistema oral, por lo tanto, será mayor el número de
personas titulares de órganos jurisdiccionales que abandonarán el
sistema escrito para adoptar el sistema de audiencias.
1. La estructura del proceso escrito
Conforme a los que nos dice Juan Enrique Vargas,40 la organiza-
ción y funcionamiento de un tribunal que trabaja bajo el sistema
escrito concentra su labor en la conformación del expediente,
conforme a conjunto de pasos más o menos estandarizados que
permiten ir materialmente acumulando información (peticiones,
diligencias, pruebas y resoluciones), de forma tal que al término
de esa labor una persona juzgadora pueda dictar la sentencia de-
finitiva a partir de la lectura de las piezas escritas.
Esto permite que el sistema opere bajo un alto nivel de dele-
gación de funciones a las personas funcionarias judiciales, lo cual
permite también una “omnipresencia” de la persona juzgadora,
ya que mientras se encuentra atendiendo alguna tarea jurisdiccio-
39
Ibidem, pp. 9 y 10.
40
Vargas, Juan Enrique, Herramientas para el diseño de despachos judiciales,
Chile, Centro de Estudios de las Américas, 2006, p. 5.
36 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
nal pueden desarrollarse, al mismo tiempo, actos procesales en
otros expedientes.
2. La estructura del proceso oral
En los procedimientos orales, la organización de los juzgados está
encaminada a la producción de las decisiones judiciales bajo la
lógica de las audiencias, siendo esta el centro del proceso y el
espacio en donde las partes interactúan de manera directa con la
persona juzgadora.41 El debate del proceso se desenvuelve direc-
tamente entre las partes y ante la presencia judicial, esto implica
que la sentencia también sea dictada en la audiencia.
Esa interacción genera una percepción favorable en las perso-
nas usuarias del sistema de justicia —que es muy difícil lograr bajo
el sistema escrito—, quienes perciben de mejor manera las actua-
ciones procesales cuando la persona juzgadora las ha escuchado
y de manera inmediata les ha resuelto sus peticiones y explicado
su decisión; así, en el sistema de audiencias se consolida el perfil
de una persona juzgadora cercana a las partes, sensible a sus situa-
ciones particulares.
Ante las ventajas de la oralidad, las personas juzgadoras debe-
mos reajustar nuestra actuación judicial para lograr el desarrollo
ágil de las audiencias, debemos evitar trasladar a la oralidad prác-
ticas del sistema escrito que resultan incompatibles. También de-
bemos tomar en cuenta que el nuevo sistema ya no pide solamen-
te una persona juzgadora con basto conocimiento en las normas y
procesos judiciales, ahora se requieren otras habilidades, como el
uso y entendimiento de la tecnología en la propia audiencia, una
sensibilidad aún mayor a la problemática específica de cada una
de las partes que le permita desempeñar la función de persona
conciliadora prevista en una etapa temprana de las audiencias, así
como la habilidad de concretar los planteamientos de las partes
41
Ibidem, p. 6.
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 37
para dirigir el debate hacia los hechos controvertidos, que, a su
vez, serán la directriz para la admisión de las pruebas y posibles
puntos de conciliación entre las partes.
Las anteriores habilidades deben potencializarse si se conside-
ra el elevado número de demandas que se reciben en los pode-
res judiciales, por lo que si se quiere abatir esa carga de traba-
jo se deberá optimizar y eficientar el tiempo de las audiencias,
simplificar los procesos y no perder tiempo en el cumplimiento
de formalismos innecesarios, entre otras. Si la capacitación a las
personas juzgadoras no se centra en el desarrollo de las anteriores
competencias, se corre el riesgo de que el rezago en los juzgados
alcance cifras más altas que las actuales, en detrimento de la ad-
ministración de justicia.
IV. DEPURACIÓN DE PRÁCTICAS
DEL SISTEMA ESCRITO AL ORAL
Acarrear del sistema escrito al oral algunas prácticas provoca un
detrimento en el desarrollo del modelo de audiencias, de manera
que el resultado es una réplica de la estructura de expediente lle-
vada en el sistema por audiencias, impidiendo que el modelo por
audiencias surja en la plenitud en la que está concebido.
Me atrevo a afirmar que el principal vicio que ha migrado a
la oralidad es la exigencia de un exceso de formalismos a las par-
tes, desatendiendo el deber de resolver las peticiones formuladas.
Otro vicio es la conformación de los expedientes con la meto-
dología de las audiencias: a la par que se preparan audiencias se
reciben promociones por escrito, lo cual emite decisiones judicia-
les bajo los dos sistemas y propicia lentitud del proceso judicial.
En cambio, existen buenas prácticas que deben adoptarse, por
ejemplo:
1. De manera previa a las audiencias, estudiar el asunto de
que se trate para dirigirlas con una idea clara de los hechos
que forman la controversia y poder hacer propuestas con-
38 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
cretas para la conciliación de las partes, la depuración del
debate y dirigir los acuerdos probatorios, lo cual repercuti-
rá en el aprovechamiento del tiempo en la audiencia.
2. Tener conocimiento sobre las técnicas para conciliar, es
decir, la habilidad para concretar los puntos de debate e
identificar alternativas de solución que se propongan a las
partes, incluso para iniciar el diálogo entre ellas.
3. Para el desahogo de las pruebas, se deberá contar con las
bases para obtener de ellas la información relevante a la
contienda y tener los datos necesarios para el dictado de
la sentencia. Las personas juzgadoras debemos adquirir la
habilidad de emitir sentencia en la propia audiencia sin
necesidad de postergarla, pues se debe aprovechar la in-
mediatez con la que se ha recibido la prueba y la calidad
de la información obtenida.
4. También se espera que las personas juzgadoras utilicemos
lenguaje sencillo para que las decisiones sean entendidas
por las personas directamente involucradas en los asuntos,
que, por lo general, no son especialistas en derecho. De
igual forma, las resoluciones judiciales se deben dirigir de
manera directa a decidir las cuestiones planteadas sin des-
tinar demasiado tiempo a la explicación de las institucio-
nes jurídicas en juego.
En relación con la capacitación que debemos recibir las perso-
nas juzgadoras, se deben incluir los ordenamientos legales gene-
rales y especiales, así como, en específico, la habilidad para inter-
pretarlas y descubrir las razones que subyacen en ellas con el fin
de eliminar los formalismos procesales y guiar la flexibilización de
las normas procesales.
V. CONCLUSIONES
El trabajo que implica para las personas juzgadoras la implemen-
tación del CNPCF no se concreta a estudiar las normas procesales,
La reestructuración de las habilidades de las personas juzgadoras 39
sino que se exigen nuevas habilidades y, sobre todo, el desapego
de formalismos procesales para el desempeño de la función.
La mayoría de los órganos jurisdiccionales del país transitarán
del sistema escrito al oral, eso significa que con el aprendizaje de
la metodología de audiencias se deberán adquirir nuevas habili-
dades, como disgregar de la información que aportan las partes,
la relevante que conforma la controversia de cada asunto, con el
fin de que sirva como eje central en el desarrollo de las audien-
cias, así como para encontrar los puntos de posible conciliación
entre las partes en ejercicio de una función que se nos ha enco-
mendado a las personas juzgadoras.
Por otra parte, se deberán abandonar algunas prácticas del sis-
tema escrito para evitar que migren al sistema oral. La primordial
es deshacerse de los formalismos procesales y, en su lugar, conso-
lidar la aplicación flexible de las formalidades procesales respe-
tando, en todo momento, el principio del debido proceso; para
ello, es indispensable el estudio de los elementos de los que se
compone, de acuerdo con los lineamientos determinados por la
SCJN para evitar su transgresión.
También merece un lugar especial el estudio de la interseccio-
nalidad de las condiciones particulares que se manifiestan en las
personas que acuden a los tribunales, como una forma de fortale-
cer el derecho de acceso a la justicia. En este campo se requiere
que las personas juzgadoras adquieran una sensibilidad especial a
través de un adiestramiento profundo que ayude al desarrollo de
esta habilidad.
La administración de justicia se enfrentará al más grande cam-
bio en la adopción de la oralidad, ya que los datos estadísticos
del INEGI arrojan que el 69.8% de las demandas recibidas en los
poderes judiciales de las entidades federativas comprende las ma-
terias reguladas por el CNPCF. Su implementación requiere de
la mayor atención posible de los factores objetivos y humanos en
juego, en especial la capacitación enfocada a desarrollar compe-
tencias, más que la memorización de las normas.
40 Ruth Alejandra Yáñez Trejo
BIBLIOGRAFÍA
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La oralidad en el Código Nacional
de Procedimientos Civiles
y Familiares
1
Alejandro Posadas Urtusuástegui*
SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. CONOCIMIENTOS Y VALORES DE LA
ORALIDAD Y SU APLICACIÓN EN EL PROCEDIMIENTO ORAL CIVIL Y FAMI-
LIAR COMO COMPONENTES DE LA COMPETENCIA EN LA CONDUCCIÓN
DE AUDIENCIA DE JUICIO. III. ACTITUDES, VALORES Y HABILIDADES EN
LA ORALIDAD. IV. CONCLUSIÓN. BIBLIOGRAFÍA.
RESUMEN: La oralidad constituye un diseño particular de los procedimientos que
demanda competencias que no se ejercitaban del todo o bajo la misma lógica
de los procedimientos escritos. Con la entrada en vigor de los procedimientos
orales civiles y familiares previstos en el Código Nacional de Procedimientos
Civiles y Familiares (CNPCF) se requiere la formación de personas juzgadoras en
estas competencias, las cuales se constituyen de la conjunción de conocimientos,
habilidades y actitudes. El propósito de este capítulo es abordar la competencia
de conducción de audiencia de juicio como la más ejemplificativa de las com-
petencias que demanda la oralidad a través de sus tres elementos. Así, el primer
apartado contiene la introducción al capítulo, el segundo desarrolla el elemento
de conocimientos, el tercero las actitudes y habilidades y el cuarto contiene las
conclusiones.
Palabras clave: Oralidad, debido proceso, acceso a la justicia, derecho a la prue-
ba, derecho a la defensa adecuada, justicia procedimental, percepción de justi-
cia, justicia restaurativa, colaboración y conciliación.
*
Doctor en derecho por la Universidad de Duke. Licenciado en derecho
por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México. Abogado litigante y consultor independiente.
44 Alejandro Posadas Urtusuástegui
I. INTRODUCCIÓN
El propósito de este capítulo es abordar las competencias de la
oralidad como calificativo principal del procedimiento oral civil
y familiar bajo el CNPCF. La oralidad como característica central
del procedimiento constituye un cambio de paradigma respecto
de los procesos de corte predominantemente escritos. Un cambio
de paradigma significa, en forma sencilla, que debemos pensar y
hacer las cosas de forma diferente a como lo hacíamos antes, ya
que las demandas profesionales y de la realidad son distintas.1
Una competencia integra capacidades, conocimientos, actitu-
des y valores para ser utilizados con eficacia en situaciones reales
ante demandas particulares y complejas.2 Vistas de forma integral,
las competencias constituyen modelos mentales de interpretación
1
Los procesos orales civiles y familiares no son del todo nuevos. La Ciu-
dad de México inició la transición a la oralidad civil con la reforma al
Código de Procedimientos Civiles en 2009, para incorporar el Título
Décimo Séptimo denominado “Del Juicio Oral Civil” y los primeros
juzgados especializados de juicio oral civil iniciaron a operar en 2013.
En 2014, la Ciudad de México reformó nuevamente el Código de Pro-
cedimientos Civiles para introducir el juicio oral familiar y ese mismo
año estableció los primeros seis juzgados de oralidad familiar. Sin em-
bargo, la competencia tanto de los juzgados civiles orales y familiares
se mantuvo limitada a cierto tipo de controversias y cuantías, y conti-
nuaron funcionando a la par de los juzgados tradicionales de proceso
escritos civiles y familiares. Algunos estados introdujeron también, con
limitaciones por materia, la oralidad familiar, entre otros: el Estado de
México, Nuevo León, Yucatán, Chihuahua y Nuevo León. No obstante
estos antecedentes, el CNPCF sí constituye un nuevo paradigma en la
materia porque aun con estos esfuerzos, la mayoría de la justicia civil y
familiar local en México y la civil federal, continuaba siendo ventilada
en su gran mayoría en el proceso tradicional de corte predominante-
mente escrito.
2
Pérez Gómez, Ángel I., “¿Competencias o pensamiento práctico? La
construcción de los significados de representación y de acción”, en
Sancristán, Gimeno (comp.), Educar por competencias ¿qué hay de nuevo?,
Madrid, Ediciones Morata, 2011, pp. 77 y 78.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 45
de la realidad y de intervención razonada para la práctica profe-
sional y no solo una suma mecánica de habilidades.3 El objetivo de
este capítulo es provocar una reflexión sobre el desarrollo de es-
tos modelos mentales de interpretación e intervención razonada
en relación con las exigencias prácticas de una audiencia de juicio
en el procedimiento oral civil y familiar. Para ello, abordaré cier-
tos conocimientos y valores jurídicos que considero conforman el
paradigma del procedimiento oral y analizaré algunas aplicacio-
nes prácticas a la luz del CNPCF. Me centraré en la audiencia de
juicio y en el desahogo de la prueba.
Las competencias para el procedimiento oral no se agotan en
la audiencia de juicio. Sin embargo, la audiencia de juicio es cen-
tral en el procedimiento oral civil y familiar y representa la fase
más representativa para abordar las nuevas competencias. En la
sección tercera abordaré otros dos elementos de la competencia
de conducción de audiencia de juicio: las actitudes, valores y las
habilidades o destrezas que se requieren desplegar en torno a es-
tos conocimientos y valores.
II. CONOCIMIENTOS Y VALORES DE LA ORALIDAD
Y SU APLICACIÓN EN EL PROCEDIMIENTO ORAL
CIVIL Y FAMILIAR COMO COMPONENTES
DE LA COMPETENCIA EN LA CONDUCCIÓN
DE AUDIENCIA DE JUICIO
El rasgo más distintivo de los procedimientos orales es que se ri-
gen por los principios de concentración, inmediación y contra-
dicción. Sin la conjunción de estos principios no podemos hablar
de procedimientos orales. Por ello, también son llamados pro-
cedimientos por audiencia, que concentra la mayor parte de las
actuaciones procesales relevantes y garantiza la inmediación y la
3
Ibidem, p. 78.
46 Alejandro Posadas Urtusuástegui
contradicción. El CNPCF contempla y define, entre otros, estos
principios centrales de la oralidad.4
Por su relevancia para las competencias de las personas juz-
gadoras, estos principios están estrechamente vinculados con el
debido proceso y a la actividad probatoria. Así lo ha interpretado
y analizado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en
diversas resoluciones, especialmente a la luz del sistema procesal
penal acusatorio. Sin embargo, las razones ahí señaladas son apli-
cables por analogía a los procedimientos orales civiles y familiares
por tratarse de los mismos principios.
La Primera Sala de la SCJN, en lo relevante para esta re-
flexión, sostiene que el principio de contradicción goza de
densidad convencional, toda vez que el artículo 8.1. de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos (Convención) lo
prevé al señalar que “toda persona tiene derecho a ser oída, con
las debidas garantías”.5 Así, la Primera Sala explica que este prin-
cipio se manifiesta en dos vertientes diversas y complementarias:
como un derecho de defensa y como una garantía en la forma-
ción de la prueba.6
Como derecho de defensa es un derecho de todas las partes
del procedimiento para alegar y probar para conformar la senten-
cia. Esto implica conocer y rebatir todos los materiales de hecho
y de derecho que puedan influir en la resolución. Es la razonable
oportunidad para no solo hacerse oír y ofrecer sus pruebas, sino
también para refutar y controlar las de su contraparte.7
4
Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, México, artí-
culo 7o., fracciones II, V y VIII. Fecha de publicación en el Diario Oficial
de la Federación: 7 de junio de 2023.
5
Sentencia recaída al Amparo Directo en Revisión 2929/2018, Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente Ministro:
Jorge Mario Pardo Rebolledo. Resuelto por mayoría de cuatro votos el
28 de noviembre de 2018, p. 16.
6
Ibidem, p. 17.
7
Ibidem, pp. 17 y 18.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 47
En su aspecto de formación de la prueba, sostiene la Primera
Sala (y esto es sumamente relevante para el procedimiento oral
civil y familiar), el principio demanda que la contraparte de la
oferente de la prueba tenga la oportunidad, en audiencia, de con-
trainterrogar al sujeto de prueba con el propósito de controvertir
la credibilidad de su testimonio.8
La inmediación complementa el principio de contradicción
porque es únicamente ante la presencia de la persona juzgadora
que emitirá la resolución, ante quien se desahogan los medios
probatorios personales en audiencia a través de los interroga-
torios y contrainterrogatorios. En este sentido, la Primera Sala
sostiene que la inmediación es una herramienta metodológica
para la formación de la prueba que permite a la persona juzga-
dora percibir toda la información que se desprende de ella.9 En
otras palabras, es el modo en que se debe incorporar la prueba
al proceso a través de la recepción directa y personal de las y los
juzgadores.
Esta relación entre los principios de contradicción e inmedia-
ción, como derecho al debido proceso y garantía en la forma-
ción de la prueba, constituyen los valores principales del cambio
de paradigma de la oralidad. Por lo tanto, forman parte de los
conocimientos que conforman las competencias centrales que
requieren las y los juzgadores bajo el procedimiento oral civil y
familiar. Por un lado, la persona juzgadora conduce la audiencia
y, en particular, el desahogo de prueba con el fin de garantizar
el derecho de defensa, tanto en su generación o desahogo como
en su refutación. Por otro lado, y simultáneamente, la persona
juzgadora recibe la prueba con todos sus sentidos y, paso a paso,
la valora y revisa esta valoración conforme se desarrolla la au-
diencia. La demanda de la realidad de la audiencia es compleja
y, por ello, la integralidad de las competencias requiere tener
claros los conocimientos y valores jurídicos que subyacen a la
8
Ibidem, p. 19.
9
Ibidem, p. 22.
48 Alejandro Posadas Urtusuástegui
oralidad a través de los principios de contradicción e inmedia-
ción. Esto es lo que en última instancia informa las decisiones
que la persona juzgadora toma en la conducción de audiencias
y, en particular, en el desahogo de las pruebas.
¿Qué implicaciones tienen estos principios a la luz de los pro-
cedimientos orales civiles y familiares previstos en el CNPCF para
las competencias de conducción de audiencia? Propongo desglo-
sar las principales implicaciones de la siguiente manera, a reser-
va del desarrollo que haré posteriormente. La persona juzgadora
conduce la audiencia de forma tal que:
• Garantiza el derecho a ofrecer y desahogar prueba por las
partes;
• Garantiza el derecho a refutar y cuestionar la credibilidad
de la prueba ofrecida por la contraparte;
• Escucha activamente el desahogo de los medios de prueba
personales (partes, personas testigos y peritos);
• Observa atentamente el comportamiento de los medios de
prueba personales;
• Valora continuamente la prueba generada en audiencia;
• Toma notas sobre el desahogo de la prueba, especialmente
en casos con múltiples medios probatorios personales;
• Identifica continuamente y revisa las razones por las cuales
la prueba desahogada establece los hechos relevantes, con-
forme a las cargas y estándares probatorios;
• Gestiona sus emociones generadas por las intervenciones
de partes y medios de prueba personales; y
• Trata con respeto y dignidad a las personas participantes y
se comunica con lenguaje llano y asertivo.
En las siguientes líneas me referiré a ciertas implicaciones
prácticas para la competencia de conducción de audiencias de jui-
cio. Solo de forma breve enfatizo inicialmente la centralidad de la
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 49
audiencia de juicio en el procedimiento oral civil y familiar.10 Esto
se desprende precisamente de la relevancia de los principios de
contradicción e inmediación. Adicional al desahogo de la prueba
y su refutación, en la audiencia de juicio se presentan los alegatos,
los cuales constituyen la oportunidad para que las partes expon-
gan las razones por las que los hechos relevantes han quedado
probados de cierta manera. Esto incluye vincular la relación entre
el desahogo de los medios de prueba personales en la audiencia
con el resto del acervo probatorio documental.
Uno de los retos más importantes en la conducción de proce-
sos orales es controlar los sesgos que puedan derivar de la etapa
postulatoria, que no debe prejuzgar la actividad probatoria en la
audiencia de juicio. Ello bajo riesgo de continuar el paradigma
del proceso escrito bajo la forma de la oralidad.
Abordaré tres aspectos prácticos en la conducción de audien-
cia: el primero es sobre interrogatorios para el desahogo de me-
dios de prueba personales; el segundo es acerca de las aclaracio-
nes en contrainterrogatorio de declaración de parte propia y en
interrogatorio de declaración de parte contraria; y el tercero es
respecto a la resolución de objeciones a las preguntas formuladas
en interrogatorio o contrainterrogatorio.
El CNPCF dispone que el desahogo de prueba de declaracio-
nes de las personas que son parte, testigos y peritos se realizará
mediante interrogatorios de manera oral, libre y directa.11 Para el
caso de la declaración de parte, el artículo 287 del CNPCF expre-
samente señala que se podrán hacer preguntas abiertas y cerradas.
Si bien esta disposición no se refleja explícitamente para personas
10
Montiel Trujano, Ángel Humberto, “El proceso por audiencias, funda-
mento de los juicios orales en las materias mercantil para todo el país
y civil para el Distrito Federal”, Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal, oralidad civil-mercantil: audiencia preliminar y audiencia de juicio,
Instituto de Estudios Judiciales, 2013, p. 43.
11
Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, op. cit., artícu-
los 287, 291, 294 y 304.
50 Alejandro Posadas Urtusuástegui
testigos y peritos, no existe restricción alguna respecto al tipo de
preguntas que se pueden formular. Difieren en que, para testigos
y peritos, el CNPCF se refiere expresamente a interrogatorio por
parte del oferente y contrainterrogatorio por la contraparte del
oferente. No se utiliza este lenguaje para la declaración de parte,
pero tampoco se limita. Asimismo, solo en cuanto a declaración
de parte, el CNPCF especifica ciertas preguntas no permitidas:
insidiosas, repetitivas y respecto a cuestiones de derecho o técni-
cas no conocidas por la parte. Adicionalmente, las preguntas no
deberán incorporar valoraciones ni calificaciones. Respecto a la
declaración de personas en calidad de testigo y perito, el CNPCF
guarda silencio respecto de preguntas no permitidas. Sin embar-
go, para los tres casos, se permite a la contraparte de quien realice
el interrogatorio objetar las preguntas.
Esto puede abrir varias interrogantes en materia de conduc-
ción de audiencia de juicio. ¿Es consistente con el principio de in-
mediación y contradicción utilizar únicamente preguntas abiertas
o preguntas cerradas en interrogatorio o contrainterrogatorio?
¿Hay contrainterrogatorio propiamente en la declaración de par-
te? ¿Las preguntas realizadas en prueba de declaración de parte
se pueden objetar únicamente por las excepciones establecidas
expresamente en el CNPCF? Si también se pueden objetar las
preguntas en interrogatorio o contrainterrogatorio de testigos y
peritos, ¿sobre qué bases se objetan?
Para contestar estas interrogantes es útil acudir a los principios
procesales y a la experiencia y práctica comparada de la litigación
oral.12 El CNPCF recoge los principios de libertad probatoria y
12
Véase, en general, Marín, Felipe, Manual de litigación de audiencias orales
en la nueva justicia civil de Costa Rica, Centro de Estudios de Justicia de
las Américas, CEJA, 2018; Lorenzo, Leticia, Manual de litigación civil,
Centro de Estudios de Justicia de las Américas, CEJA, 2017; Ríos, Erick,
Manual de dirección de audiencias civiles, Centro de Estudios de Justicia
de las Américas, 2017; Baytelman, Andrés y Duce, Mauricio, Litigación
penal: juicio oral y prueba, Universidad Diego Portales, 2004.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 51
de libre valoración de la prueba.13 Esto debe interpretarse a la
luz del principio de contradicción ya desarrollado anteriormente.
De ello destaco garantizar el más amplio desahogo de la prueba,
y enfática y complementariamente de la refutación de la prueba
desahogada. Al respecto, el profesor Fernández López señala que
“el principio de contradicción, garantía institucional, y al tiempo
epistémica, es la principal de todas las garantías que presiden el
juicio oral y la práctica de la prueba”.14
La audiencia de juicio permite, de la manera más efectiva que
conocemos, no solo desahogar la prueba, sino ejercer el derecho
a cuestionar su pertinencia, fiabilidad y credibilidad. Esto último
descansa en el ejercicio del contrainterrogatorio,15 que es un com-
ponente del derecho de defensa que se expresa en el principio de
contradicción que sustenta la oralidad.16
13
El CNPCF adopta el principio de libertad probatoria en su artículo
261, al establecer que “(s)on admisibles como medios de prueba, to-
dos aquellos elementos que puedan producir convicción en el ánimo
de la autoridad jurisdiccional acerca de los hechos controvertidos”. El
principio de libre valoración de la prueba lo recoge en su artículo 343,
al señalar que las personas juzgadoras “apreciarán la prueba según su
libre convicción extraída de la totalidad del debate y la instrumental de
actuaciones, lo harán de manera libre, lógica y basada en la experien-
cia (…)”. Véase también Nieva Fenoll, Jordi, La valoración de la prueba,
Madrid-Barcelona-Buenos Aires, Marcial Pons, 2010, pp. 65-89.
14
Fernández López, Mercedes, “La conformación de elementos de juicio
III. Principios generales de la práctica de la prueba, en Ferrer Beltrán,
J. (coord.), Manual de razonamiento probatorio, México, Suprema Corte
de Justicia de la Nación, 2022, p. 228.
15
El derecho a contrainterrogar a testigos oralmente en audiencia pública
está firmemente establecido en el derecho inglés desde el siglo XVIII.
Gray, Anthony, “The right to confrontation in common law systems: a
critical comparison”, New Criminal Law Review 18(1): 129-65, 2015, p. 134.
16
Uno de los tratadistas norteamericanos más importantes en materia
probatoria sostiene que “(l)a convicción de que no existe salvaguardia
comparable alguna como el contrainterrogatorio para probar el valor
de las declaraciones humanas y la convicción de que ninguna declara-
ción (salvo por excepción especial) debe ser utilizada como testimonio
52 Alejandro Posadas Urtusuástegui
En otras palabras, la prueba que se genera en audiencia a través
del interrogatorio de personas partes, testigos o peritos debe ser
susceptible de someterse a la prueba de su credibilidad a través de
un contrainterrogatorio.17 Este puede incluir utilizar documentos
que se ofrezcan en ese momento para tal propósito o cualquier
prueba que sea parte del procedimiento. Esto se reconoce explíci-
tamente en las fracciones VIII, IX y X del artículo 294 del CNPCF.
Para garantizar estos principios, la persona juzgadora conduce
la audiencia con el fin de que la prueba ofrecida por una parte
se genere de la manera más libre y voluntaria posible. Si bien el
CNPCF no limita al oferente a realizar preguntas abiertas o ce-
rradas, el interrogatorio de prueba ofrecido por una parte debe
realizarse preponderantemente con preguntas abiertas,18 por las
siguientes razones: las preguntas abiertas permiten que sea el me-
dio probatorio el que relate libremente los hechos y, con ello, for-
talecer su credibilidad,19 mientras que las preguntas cerradas, aun
cuando no sean indicativas o sugestivas —pero con mayor razón
cuando lo son—, psicológicamente nos llevan a preguntarnos y
considerar en nuestra respuesta el interés que tiene quien realiza
hasta que no haya sido evaluada y sublimada por ese examen, encuen-
tra su fortaleza en una larga experiencia”. Wigmore, John Henry, Evi-
dence in trials at common law, Nueva York, Wolters Kluwer, 1940, p. 1367;
Myers, John E. B., “Cross-examination: a defense”, Psychology, Public Po-
licy, and Law 23(4), 2017, p. 472.
17
Sobre el objetivo que persigue un contrainterrogatorio, véase, por
ejemplo, Stryker, Lloyd Paul, “Cross-examination”, Buffalo Law Review
2(45), 1952, p. 48.
18
Las preguntas cerradas se utilizan para aclarar o confirmar algo que la
persona ya señaló libremente o, una vez que se refirió al hecho en gene-
ral, para puntualizar información que no se ofreció ante pregunta abier-
ta. Las preguntas indicativas o sugestivas, en lo general, no deben usarse
en interrogatorio por la parte que ofrece la prueba, a no ser que sea cui-
dadosamente para confirmar información proporcionada previamente.
19
Carranza, Juan y Rosenberg, Michael, Oralidad y litigación civil. Herra-
mientas desde la experiencia de Canadá, Santiago de Chile, Centro de Estu-
dios de Justicia de las Américas, 2018, p. 48.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 53
el cuestionamiento.20 Por ejemplo, la pregunta abierta: “cuénte-
me sobre su viaje” no nos da indicación alguna sobre qué creemos
que es relevante sobre ese viaje para quien realiza la pregunta,
solo que el recuerdo del viaje de quien contesta es pertinente.
Muy distinto es si preguntamos: ¿a qué hora salió el día que via-
jó?, ¿de qué color era el carro que manejaba?, ¿iba acompañado?,
¿por quién? Esto claramente nos manda una señal de que la hora
de inicio del viaje, el tipo de carro y la compañía constituyen in-
formación relevante para quien pregunta. De otra forma, no rea-
lizaría esas preguntas específicas.
La segunda razón y no menos importante es que ofrecer un
medio probatorio al cual le hago preponderantemente preguntas
cerradas limita la posibilidad de contrainterrogar efectivamente.
Esto porque reduce la materia del contrainterrogatorio solo a res-
puestas concretas y dirigidas, lo que violenta el derecho a refutar
la prueba y, eventualmente, afecta también la calidad de la toma
de decisiones judiciales. Por ello, al conducir el desahogo de un
medio de prueba a través de interrogatorio, la persona juzgadora
debe integrar su conocimiento acerca del principio de contradic-
ción, del concepto de prueba generada libre y voluntariamente,
su habilidad de escucha activa, su entendimiento e identificación
rápida del tipo de pregunta realizada, y su juicio sobre la línea que
divide unas cuantas preguntas cerradas aclaratorias de un patrón
de direccionamiento en el interrogatorio, en el contexto parti-
cular de ese interrogatorio, particularmente si la contraparte no
ejerce su derecho de objeción.21
20
Capuano, Carla y Chekroun, Peggy, “A systematic review of research
on conformity”, International Review of Social Psychology, 37(1)(13), 2024,
p. 10; Mastroberardino, Serena y Marucci, Francesco S., “Interrogative
suggestibility: was it just compliance or a genuine false memory?”, Legal
and Criminological Psychology, 18(2), 2013, pp. 274-286; Bain, Stella A.
et. al., “Interacting influences on interrogative suggestibility”, Legal and
Criminological Psychology 9: 239, 2004.
21
Algunas preguntas cerradas introductorias o alguna sugestiva de vez en
cuando en interrogatorio directo, sin que sean objetadas, no debería
54 Alejandro Posadas Urtusuástegui
La mejor forma de desarrollar estas competencias de conduc-
ción de desahogo de prueba es a través de la práctica reflexiva
de simulaciones hipotéticas, que debe ser focalizada y con espa-
cios para discutir lo sucedido en los ejercicios. La práctica sin re-
flexión pierde la oportunidad de interiorizar los aprendizajes y los
porqués de la toma de decisiones. La reflexión sin práctica limita
la integración de conocimientos, habilidades, actitudes y valores
necesarios para el desarrollo de las competencias.
La limitación a las preguntas cerradas no aplica en el contra-
interrogatorio. Tampoco hay limitación para realizar única o pre-
ponderantemente preguntas abiertas. En ninguno de los casos
hay implicación o afectación al principio de contradicción y al
derecho de defensa. Sin embargo, en lo general, se considera una
mala técnica de litigio utilizar preguntas abiertas en un contra-
interrogatorio, pero ello no daría lugar a la intervención de la
persona juzgadora y, mucho menos, a una objeción.
Puede haber afectación al derecho de defensa, conforme al
principio de contradicción, si al medio probatorio se le permite
realizar aclaraciones a las preguntas indicativas o cerradas en con-
trainterrogatorio. Esto es inconsistente con el derecho a cuestio-
nar la fiabilidad y credibilidad de la declaración y del declarante,
y, por lo tanto, violatorio del principio de contradicción. Una vez
que el medio probatorio ha declarado libre y voluntariamente,
le corresponde a la contraparte cuestionar esa declaración. Por
esta razón, las tachas no son parte de la oralidad. Todo el cuestio-
namiento de la prueba, incluida la credibilidad y pertinencia del
medio probatorio, se debe realizar en contrainterrogatorio.
dar lugar, en principio, a la intervención de la persona juzgadora, quien
debe poner atención principalmente al comportamiento de la persona
que declara y a la información que proporciona, sobre si la pregunta
está bien realizada. Esa función le corresponde, en primer lugar, a la
contraparte. La persona juzgadora debe considerar que la contraparte
podrá tomar la decisión de no objetar ciertas preguntas, aun cuando
pudiera hacerlo, porque lo considera conveniente estratégicamente.
Esto debe ser respetado por la persona juzgadora.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 55
En todo caso, el CNPCF contempla el reinterrogatorio y con-
trainterrogatorio en caso de prueba testimonial y pericial. El rein-
terrogatorio permite al oferente de la prueba dar la oportunidad
al medio probatorio, a través de sus preguntas, de realizar aclara-
ciones respecto de las preguntas realizadas en contrainterrogato-
rio. La decisión de permitir un reinterrogatorio y recontrainterro-
gatorio es discrecional de la persona juzgadora. Esta decisión se
toma conforme al contexto particular del desahogo de esa prueba
y sobre la consideración que realice la persona juzgadora si dicho
ejercicio será útil para generar mayor y mejor información para la
toma de decisiones.
En el desahogo de declaraciones de personas testigos y peritos
no existe impedimento alguno para desarrollar el contrainterro-
gatorio únicamente mediante preguntas indicativas o cerradas y
sin posibilidad de aclaraciones. Sin embargo, esa posibilidad sí se
contempla en la fracción IX del artículo 287 del CNPCF para la
declaración de parte propia y contraria. Esta disposición es des-
afortunada a la luz del principio de contradicción y del derecho
de defensa. Es relevante señalar que la declaración de parte pro-
pia y contraria fue introducida por primera vez, en materia de
oralidad, en el Código de Procedimientos Civiles para la Ciudad
de México, en el capítulo correspondiente al Juicio Oral en Ma-
teria Familiar.22 Dicho Código, que en gran parte fue uno de los
modelos que tomó el Código Nacional, especialmente en materia
familiar, no incluía disposición alguna respecto a que la parte, ya
sea en la declaración de parte propia o en la contraria, pudiera
realizar aclaraciones a sus respuestas ante preguntas cerradas. Sin
conocer el origen de la disposición en el CNPCF parecería un úl-
timo resabio que logró persistir de la prueba confesional.
22
Para una reseña de los principales trabajos realizados para introducir el
juicio oral familiar en la Ciudad de México véase Rivera Bahena, Edilia
y Muñozcano Eternod, Antonio, En la brega. El camino hacia la oralidad
familiar, México, Instituto de Estudios Judiciales de la Ciudad de Méxi-
co, 2017.
56 Alejandro Posadas Urtusuástegui
Sostengo que podría haber una interpretación que, garanti-
zando el principio de contradicción, dé efecto a la posibilidad de
realizar aclaraciones. Trato primero el caso del interrogatorio de
parte contraria. Este caso es interesante porque aun cuando la
prueba es ofrecida por una de las partes, la o el declarante es la
contraparte, por lo que en principio su declaración no le favore-
ce. En términos de la lógica del juicio oral es lo que denominamos
un testigo hostil. La noción de testigo hostil bajo la lógica de la
oralidad significa que un medio probatorio que yo ofrecí declara
contra mi teoría del caso. En esta situación, el interrogatorio debe
realizarse en forma de contrainterrogatorio, es decir, mediante
preguntas cerradas, sin la posibilidad en ese momento de realizar
aclaraciones. Ello debido a que en nada le favorece, conforme al
derecho de defensa y al principio de contradicción, realizar un
interrogatorio mediante preguntas abiertas a la contraria, o de
permitirle aclaraciones en ese momento a quien ya tuvo oportu-
nidad de sentar sus pretensiones y teoría del caso en su escrito en
la fase postulatoria.
De otra manera, es sumamente difícil generar información que
pueda beneficiar al oferente de la prueba de parte contraria. Una
vez realizado el interrogatorio por la parte oferente, correspon-
derá interrogar a la contraparte. Es en ese momento en que se da
efecto al derecho de realizar aclaraciones. Sin embargo, debe ser
la parte técnica que representa a esa parte quien, a través de pre-
guntas abiertas, permita a la parte declarante realizar aclaraciones
a preguntas que tuvo que contestar categóricamente.
La declaración de parte propia debe seguir la misma lógica que
la de una persona testigo o perito. La parte que la ofrece ha deci-
dido que estratégicamente es conveniente para su teoría del caso
ofrecer a su propia parte a declarar. El riesgo de esto es que será
sujeto a contrainterrogatorio. Sin embargo, siguiendo los mismos
principios del interrogatorio directo, si ya tuvo la oportunidad de
declarar libre y voluntariamente, ¿por qué debería tener adicio-
nalmente el derecho en contrainterrogatorio a realizar aclaracio-
nes pertinentes? En este caso, solo si la persona juzgadora lo con-
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 57
sidera necesario, para entender o confirmar su respuesta, podría
darle la oportunidad a través de su propia facultad de preguntar,
que aclare alguna pregunta categórica una vez que concluya el
contrainterrogatorio. También, si las partes lo solicitan, podría
extender el derecho de reinterrogatorio a las partes, siempre de
forma equitativa y circunscritas a la información que ya se generó.
Esta sería la forma más adecuada de conducir el desahogo de esta
prueba con respeto a los principios procesales y al derecho de
defensa y debido proceso.
A la competencia de la persona juzgadora para conducir el
desahogo de medios probatorios personales debemos agregar el
conocimiento de la figura de la objeción y los valores jurídicos
que protegen. Las objeciones a las preguntas en interrogatorio
y contrainterrogatorio constituyen un instrumento procesal pro-
pio de la oralidad que no existe en el proceso tradicional predo-
minantemente escrito. En este último, las preguntas se califican
previamente por la persona juzgadora de legales. Por lo tanto,
constituía un control de la formalidad con la que se deben rea-
lizar las preguntas. En la oralidad no es un control formal de la
legalidad de la pregunta, sino un ejercicio de las partes técnicas
para ejecutar y desarrollar el ejercicio probatorio en audiencia de
conformidad con su teoría del caso.
En el ejercicio de la competencia de conducción del desahogo
de prueba, la persona juzgadora debe abandonar, por lo tanto, la
noción de calificación de preguntas propia del proceso tradicio-
nal escrito. En la oralidad no se califica la pregunta, se resuelve si
la objeción interpuesta es o no procedente.
Las objeciones forman parte del mismo diseño que a través de
los principios de contradicción e inmediación tienen como fun-
ción el ejercicio del derecho de defensa y garantizar la formación
de la prueba. Dentro de este diseño, las objeciones tienen un pa-
pel subsidiario al interrogatorio y contrainterrogatorio, mismos
que constituyen los instrumentos principales para la generación
de la prueba. Por ello, en el desahogo de la prueba, una vez rea-
lizada la pregunta, si no es objetada antes de que el medio proba-
58 Alejandro Posadas Urtusuástegui
torio empiece a contestar, la objeción ya no es procedente. Una
vez que el medio probatorio contesta, esto constituye prueba, que
será valorada por la persona juzgadora conforme al sistema racio-
nal de libre valoración de la prueba, de forma indiferente a si la
pregunta fue apropiada o incluso constituía una pregunta defini-
da como no permitida explícitamente en el CNPCF.
Así, la objeción de preguntas en el proceso oral es una herra-
mienta procesal estratégica de las partes para proteger su caso. De
ahí que no existe un catálogo expreso del tipo de preguntas no
permitidas. Al contrario, el principio que rige los interrogatorios
y contrainterrogatorios es que estos se formulan de manera libre y
directa. ¿Qué es entonces lo que guía a la persona juzgadora para
resolver si la objeción es procedente? Ello se desprende del objeto
y propósito del interrogatorio y contrainterrogatorio, así como de
los principios procesales que rigen el procedimiento oral civil y fa-
miliar. Como guía ejemplificativa destaco las siguientes categorías
a considerar en la resolución de objeciones:
• Prueba libre y voluntaria. La prueba que se genera a través
de un interrogatorio debe ser libre y voluntaria. La parte
que ofrece un medio probatorio debe permitir a través de
sus preguntas que sea el medio probatorio el que genere
prueba a través de respuestas, sin sugestión o direcciona-
miento. Dentro de esta categoría podrían ser objetables las
preguntas cerradas o indicativas en interrogatorio directo,
especialmente si reflejan un patrón de preguntas a través de
las cuales se está dirigiendo o sugestionando la declaración.
• Pertinencia. Los interrogatorios y contrainterrogatorios
deben dirigirse a generar prueba relevante o pertinente en
relación con los hechos controvertidos del caso y pertinen-
tes en cuanto a la calidad del medio probatorio que testifi-
ca. En esta categoría podrían ser objetables las preguntas
que se realizan en relación con hechos no controvertidos
o hechos sin conexión alguna con los hechos controverti-
dos. Las preguntas repetitivas, especialmente si no tienen
un propósito claro en el interrogatorio o contrainterro-
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 59
gatorio, también podrían ser irrelevantes. Las preguntas
técnicas o sobre cuestiones de derecho a personas que no
tengan la calidad para contestarlas; preguntas sobre he-
chos que claramente no pudiera haber conocido ese me-
dio probatorio, o preguntas sobre opiniones cuando estas
no sean relevantes también podrían ser objetadas bajo esta
categoría.
• Sencillez y claridad. La oralidad descansa en una comunica-
ción asertiva y clara. Las preguntas no revisten formulismo
alguno, deben realizarse en forma sencilla, clara, precisa
y directa. Esto parte del reconocimiento de que la perso-
na que testifica es generalmente una persona inexperta en
derecho. Bajo esta categoría, pueden ser objetables las pre-
guntas confusas y ambiguas. Las preguntas compuestas son
una especie de las preguntas confusas o ambiguas porque
podría generar confusión no saber con certeza a cuál de las
preguntas se está respondiendo. Las preguntas insidiosas
en declaración de parte también son objetables bajo esta
lógica, más adelante haremos algunos comentarios sobre
ello.
• Respeto a la dignidad y derechos humanos de los medios
probatorios y de las partes. Una pregunta es objetable si
involucra una respuesta que puede violentar un derecho
humano del medio probatorio (por ejemplo, violentar el
principio de no autoincriminación, un secreto profesional
o industrial, o el derecho de intimidad) o si la pregunta
por sí misma atenta contra la dignidad y derechos huma-
nos del medio probatorio o de las partes (por ejemplo, una
pregunta discriminatoria o denigratoria).
La persona juzgadora despliega su competencia en la conduc-
ción del desahogo de prueba en audiencia de juicio, en principio,
de forma pasiva en relación con las preguntas. Deja que sean las
partes técnicas quienes objeten las preguntas. No distrae su aten-
ción en determinar previamente si la pregunta “es o no permisi-
ble”. Su atención central debe estar en el medio probatorio y en
60 Alejandro Posadas Urtusuástegui
sus respuestas. Como señalé, esta atención involucra todos los sen-
tidos, si bien principalmente se privilegian las habilidades de escu-
cha activa y observación reflexiva. Ningún tipo de pregunta en lo
individual o su respuesta perjudica la labor de impartir justicia, ni
la toma de decisiones por la persona juzgadora. Eventualmente,
esta valorará todo lo que se declare y, entre más información ten-
ga, su valoración será más completa.
Los únicos dos supuestos en los que la persona juzgadora excep-
cionalmente podría o debería intervenir de oficio son los siguientes:
• Cuando sistemáticamente en interrogatorio directo se utili-
cen preguntas cerradas y especialmente sugestivas, toda vez
que se estaría violentando el debido proceso al no permitir
la generación de prueba de forma libre y voluntaria; y
• Cuando la pregunta es patentemente ofensiva a la digni-
dad y derechos humanos de la persona declarante o de
una tercera persona.
Calificar de oficio las preguntas no es una habilidad útil bajo las
competencias de desahogo de prueba, aun si estas fueran insidiosas,23
confusas o ambiguas, respecto de opiniones de derecho o técnicas,24
23
Quien declara es el mejor posicionado para determinar si la pregunta
ofusca su inteligencia. Si la persona juzgadora lo hace de oficio podría
constituir una práctica paternalista contraria a una perspectiva de dere-
chos humanos. Adicionalmente, hay que considerar que es material y
epistemológicamente imposible juzgar, ex ante, si la pregunta tiene como
objeto lograr una confesión contraria a la verdad. Adicionalmente, la ver-
dad no puede ser establecida procesalmente hasta que no se desahogue
toda la prueba. En última instancia, el principio de libre valoración de la
prueba es el medio idóneo para realizar este control y determinaciones.
24
Una pregunta que implique una opinión de derecho o técnica puede
generar información sobre la percepción de la persona declarante so-
bre lo que entiende es el derecho o una técnica. Por supuesto nunca
deberá ser valorada como una opinión de experto, pero sí podría en-
riquecer la toma de decisiones en materia de motivaciones, contexto y
percepción, si ello fuera relevante.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 61
o sobre conceptos subjetivos u opiniones,25 u ocasionalmente re-
petitivas.26 La persona juzgadora puede intervenir como dirigente
del proceso cuando es patente que la parte técnica que interroga
no tiene claro cuál es el propósito de su interrogatorio e incurre
en patrones de preguntas repetitivas o irrelevantes.27
Es una práctica útil en la competencia de conducción de au-
diencia, instruir al medio probatorio antes de declarar que si
no entiende una pregunta tiene toda la libertad de señalarlo a
la persona juzgadora; de no hacerlo se presume que la perso-
na que declara entiende la pregunta y desea contestarla como
fue formulada si la contraparte no tiene objeción. Esta práctica
es consistente con el diseño y naturaleza de los procesos ora-
les o por audiencia en relación con el principio de veracidad o
búsqueda de la verdad. El que la persona juzgadora intervenga
de oficio para calificar preguntas es una práctica incompatible
con el principio de contradicción y libertad probatoria. Es ge-
nerar un formalismo jurídico que no existe en la lógica de los
procesos orales y pretender extender el paradigma del proceso
25
Una pregunta que lleve a una opinión o consideración subjetiva podría
ser relevante en el contexto de un caso. Nos puede indicar motivacio-
nes que podrían ser útiles para entender las acciones y los hechos desde
lo racional, lo lógico y la experiencia humana. Esto puede ser especial-
mente relevante en materia familiar, si bien no exclusivamente.
26
Las preguntas repetitivas podrían constituir una estrategia de litigio.
Bien hechas, al realizar la misma pregunta de forma distinta en diversos
momentos de la declaración, puede generar información útil, especial-
mente en contrainterrogatorio.
27
En ciertas circunstancias, bajo el principio de dirección procesal, la
persona juzgadora podría intervenir ante una serie de preguntas repe-
titivas, con el objeto de proteger la eficiencia de la audiencia oral. Ad-
ministrar los recursos disponibles, entre ellos el tiempo, puede ser una
justificación adecuada, bajo el procedimiento oral, para que la persona
juzgadora detenga una serie de preguntas repetitivas que carecen de
pertinencia. Sin embargo, en ninguno de los supuestos debe ser auto-
mática o formalista la intervención, sino conforme a las circunstancias
particulares de la declaración en turno.
62 Alejandro Posadas Urtusuástegui
escrito a los procesos por audiencia. Adicionalmente, violenta
el principio del interrogatorio libre y el derecho de defensa al
no permitir a la persona abogada imprimirle el ritmo necesario
estratégico al interrogatorio.
Una vez realizada la objeción a una pregunta, la persona juzga-
dora debe ponderar en breves segundos el derecho de libertad de
interrogación contra el derecho de defensa de la teoría del caso
de la contraparte. Es una buena práctica que la persona juzgadora
solicite el motivo de su objeción si no lo ha mencionado. La per-
sona abogada deberá referir en concreto alguna de las categorías
que podrían dar lugar a la procedencia de la objeción, sin dar
mayor explicación. En una buena técnica de litigio es suficiente
que señale “la pregunta se refiere a hechos no controvertidos” o
“la pregunta es compuesta”. En ejercicio del principio de contra-
dicción, la persona juzgadora podría pedir a la parte técnica que
interroga que en el mismo sentido sostenga su pregunta o la reti-
re. Al resolver la objeción, la persona juzgadora deberá inclinarse
por permitir la pregunta, especialmente en caso de duda, a no ser
que claramente considere que la pregunta no tiene un propósito
válido y es patentemente objetable.
Resolver objeciones requiere ponderación y criterio que debe
ejercitarse en pocos segundos. Por un lado, la persona juzgadora,
como directora del proceso, debe evitar que las objeciones se con-
viertan en una estrategia para impedir que la parte técnica realice
su interrogatorio o contrainterrogatorio de forma libre y confor-
me al tono y cadencia que estratégicamente ha planeado. Por otra
parte, frente a una pregunta clara y patentemente objetable, que
no tiene propósito alguno o que no le generará información rele-
vante, debe garantizar el derecho de defensa subsidiario que pro-
tege la técnica de la objeción. La forma idónea de desarrollar esta
competencia es a través de prácticas de simulación de desahogo
de medios de prueba seguida de reflexión por las personas parti-
cipantes sobre lo sucedido en la simulación. Se debe preparar el
caso de forma tal que las personas participantes jueguen los roles
de persona juzgadora, abogada, parte y medios probatorios. Las
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 63
instrucciones a quienes jueguen el papel de personas abogadas
deben incluir que realicen distintos tipos de objeciones a las pre-
guntas realizadas en interrogatorio o contrainterrogatorio, para
que las personas que desempeñen el papel de juzgadoras puedan
practicar para resolver dichas objeciones. Se recomienda mover
a las personas participantes de roles para que todas tengan opor-
tunidad de practicar la resolución de objeciones como persona
juzgadora. Colocar a personas juzgadoras en el papel de partes
técnicas también permite desarrollar la competencia al entender
los alcances, propósitos y valores que involucran la realización de
objeciones desde la representación legal de una persona. Generar
espacios de reflexión sobre lo sucedido es sumamente importan-
te para interiorizar la competencia e integrar el conocimiento y
habilidad, con la actitud que explica por qué se resolvió de esa
manera la objeción.
III. ACTITUDES, VALORES Y HABILIDADES
EN LA ORALIDAD
Las actitudes y los valores constituyen uno de los componentes de
las competencias; determinan el querer hacer y para qué hacer.
En la sección anterior, me referí a algunos aspectos cognitivos ne-
cesarios para la competencia en la conducción de una audiencia
de juicio. En esta sección, abordaré una actitud central y un valor
ético en el desarrollo y ejercicio de esta competencia: la conduc-
ción de audiencia con perspectiva de justicia procedimental. Asi-
mismo, abordaré algunas habilidades o destrezas que requiere la
conducción de audiencias para hacer visible esta actitud y valor
ético.
El CNPCF contempla el acceso a la justicia como uno de los
principios rectores de la impartición de justicia en materia fami-
liar y civil. El acceso a la justicia tiene una dimensión formal y
una material o sustantiva. En su aspecto sustantivo, el acceso a la
justicia significa que toda persona tiene derecho a que un tribunal
independiente e imparcial resuelva las pretensiones que le pre-
64 Alejandro Posadas Urtusuástegui
senta y a que dicha resolución, de ser favorable, se haga efectiva.28
Esta dimensión de la justicia está vinculada tradicionalmente a
una sentencia o resolución conforme a derecho.
La justicia, como un valor inherente a la responsabilidad esta-
tal de impartirla, ha sido vastamente tratada en la filosofía jurídica
y en la filosofía en general desde la antigüedad. En el derecho,
el énfasis en una adecuada impartición de justicia se concentra
en la correcta interpretación y aplicación del derecho a los he-
chos probados del caso. En la tradición continental hemos visto
recientemente una creciente literatura sobre argumentación, jus-
tificación de las sentencias y valoración racional de la prueba.29
En la filosofía en general y en la filosofía del derecho, grandes
corrientes y tratadistas han abordado el problema de la justicia y
de las decisiones justas.30
Sin embargo, una aproximación diversa de la justicia, no ex-
cluyente de la primera, de aplicación más práctica y que ha sido
explorada empíricamente en las últimas décadas, es la percepción
de justicia que genera el proceso en las partes, a la cual se le ha
denominado “justicia procedimental”. Esta noción se ha desarro-
llado a través de investigaciones en las que el objeto principal de
28
Marabotto, Jorge, “Un derecho humano esencial: el acceso a la justi-
cia”, Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, 2003, pp. 292-294.
29
Véase, por ejemplo, Alexy, Robert, Teoría de la argumentación jurídica.
La teoría del discurso racional como teoría de la fundamentación jurídica, Pa-
lestra Editores, 2020; Atienza, Manuel, Curso de argumentación jurídica,
Editorial Trotta, 2013; Atienza, Manuel, Las razones del derecho. Teorías de
la argumentación jurídica, 4a. ed., Palestra Editores, 2016; Cruz Parcero,
Juan A. y Laudan, Larry, Prueba y estándares de prueba en el derecho, Mé-
xico, UNAM, 2010; Vázquez, Carmen, Hechos y razonamiento probatorio,
México, CEJI, 2018.
30
Por ejemplo, desde los pensadores clásicos como Platón en La Repúbli-
ca, Aristóteles en Ética Nicomáquea; Tomás de Aquino en La justicia, y
autores más contemporáneos, como Kelsen en ¿Qué es la Justicia?; John
Rawls en A theory of justice; Alf Ross en Sobre el derecho y la justicia; del Vec-
chio en La justicia; Ronald Dworking en Taking rights seriously; Manuel
Atienza, en Tras la justicia, entre muchos otros.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 65
estudio ha sido la forma en la que se manejan los procesos de
toma de decisión respecto de la ciudadanía. En particular, dentro
de esta corriente se han analizado los procesos judiciales.
Estos estudios han identificado que el proceso tiene una in-
fluencia significativa en la evaluación que realizan las personas de
su experiencia en tribunales.31 El hallazgo más importante de es-
tos estudios es que la manera en que se maneja el proceso y la for-
ma en que son tratadas las partes por la persona juzgadora (y por
otros funcionarios o funcionarias judiciales o gubernamentales)
influye tanto o más en su percepción de justicia que el resultado.32
En otras palabras, la calidad de la conducción del procedimiento
y, en particular, respecto de las interacciones entre las partes y la
persona juzgadora es central para determinar la percepción de
justicia de las primeras.33 Adicionalmente, se ha demostrado que
la percepción de la justicia procedimental incide en un mayor
cumplimiento voluntario de las sentencias.34 Esto descansa en la
noción de legitimidad, la cual se define como la creencia de que
las autoridades, instituciones y arreglos sociales son apropiados,
debidos y justos.35 En contraste, las perspectivas instrumentales
parten de la noción de que el involucramiento de las partes en
el proceso tiene como fin únicamente influir en el mismo. Este
31
Lind, Allan E. y Tyler, Tom R., The social psychology of procedural justice,
Nueva York, Plenum Press, 1988, pp. 375-400.
32
Tyler, Tom R., “Procedural justice and the courts”, Court Review: The
Journal of the American Judges Association, 44(1/2), 2008, pp. 25-31.
33
Véase, por ejemplo, Bobocel, D. Ramona y Gosse, Leanne, “Procedural
justice: a historical review and critical analysis”, en Russell S., Cropan-
zano y L. Ambrose, Maureen (eds.), The Oxford Handbook of Justice in the
Workplace, Nueva York, Oxford University Press, 2015, pp. 51-87.
34
Véase, por ejemplo, Jackson, Jonathan et al., “Why do people comply
with the law?”, British Journal of Criminology 52(6), 2012, pp. 1051-1071.
35
Lind, Allan E. y Tyler, Tom R., op cit., pp. 375-400; Hough, Mike et. al.,
“Trust and compliance: an empirical test of procedural justice theory
using the European social survey”, en Tankebe, J. y Liebling, A. (eds.),
Legitimacy and criminal justice: an international exploration, Oxford Univer-
sity Press, 2013, pp. 6-9.
66 Alejandro Posadas Urtusuástegui
mismo enfoque sostiene que las partes cumplen con las resolu-
ciones en función del beneficio que obtienen o de la amenaza de
sanción.
Los estudios sobre justicia procedimental, en cambio, han de-
mostrado que los procesos tienen la capacidad de comunicar va-
loraciones sociales respecto de las personas que participan en el
mismo y de su lugar en la colectividad. Existe un valor relacional
en el proceso que puede ser fortalecido o disminuido de acuerdo
con el diseño y la conducción del proceso. Por ello, aun cuando
las personas no obtengan lo que pretendían, la justicia procedi-
mental actúa como un mecanismo de validación que contribuye
a incrementar la percepción de legitimidad de la autoridad por
parte de las personas usuarias, su colaboración con la misma y el
grado de cumplimiento voluntario.36 Es así como la justicia proce-
dimental está directamente relacionada con el diseño del proceso
y su ejecución. En este sentido, cabe preguntarse: ¿de qué manera
las competencias de conducción de audiencia en la oralidad pue-
den generar mayor percepción de justicia? La forma más sencilla
de explicarlo es a través del modelo de cuatro componentes esen-
ciales de la justicia procedimental propuesto por el profesor Tyler
de la Universidad de Yale,37 conformada por:
• La voz: se refiere a la oportunidad de ser escuchado y a
participar en la toma de decisiones; es la percepción de la
persona usuaria del sistema de justicia de que sus argumen-
tos, pruebas y posiciones fueron escuchadas y consideradas
adecuadamente por quien toma las decisiones.
• La neutralidad: radica en la percepción de que la persona
juzgadora actuó con imparcialidad, sin prejuicios o sesgos,
sin arbitrariedad, que su actuar fue equitativo e imparcial.
36
Tyler, Tom y Sevier, Justin, How do the courts create popular legitimacy?: the
role of establishing the truth, punishing justly, and/or acting through just proce-
dures, Paper 4991 Faculty Scholarship Series, New Haven, 2014.
37
Tyler, Tom R., “Psychological perspectives on legitimacy and legitima-
tion”, Annu. Rev. Psychol., 57(375), 2006, pp. 375-400.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 67
• El respeto: consiste en que la persona usuaria del sistema
de justicia se sintió tratada dignamente, con respeto y con-
sideración.
• La confianza: es la percepción de que la persona juzgadora
actúa profesionalmente, de manera correcta conforme a su
función, por los motivos éticos y profesionales apropiados.
La mayor comprensión de lo que sucede en el procedimiento y
de sus resoluciones constituye un presupuesto para que los cuatro
criterios anteriores puedan presentarse en forma más favorable a
la legitimidad. Las personas usuarias del sistema de justicia deben
entender qué sucede en su procedimiento y cómo se toman las
decisiones. Por ello, una de las competencias que debe fortalecer
la persona juzgadora, bajo el CNPCF, es su capacidad para comu-
nicarse asertivamente mediante un lenguaje llano o ciudadano.
Esto no impide el uso de tecnicismos cuando estos sean realmen-
te necesarios, pero el grueso de la comunicación en audiencia
debe ser sencilla, clara y asertiva. Esto es especialmente necesario
cuando la persona juzgadora se dirija a las partes o explique sus
decisiones.
Si lo pensamos desde esta perspectiva, la oralidad en audiencia
es un vehículo idóneo para fortalecer la legitimidad de los tribu-
nales. El principio de inmediación es por sí mismo un instrumen-
to de justicia procedimental porque es directamente la persona
quien toma las de decisiones la que preside, escucha, dirige frente
y con la participación de las partes. Las partes no técnicas tienen
su propio lugar en la audiencia y pueden observar y conocer la
extensión en la que la persona juzgadora está atenta, la forma en
que escucha, la forma en que se dirige a las partes y la forma en
que resuelve. Esto bien ejecutado por la persona juzgadora gene-
ra la percepción de voz, imparcialidad, respeto y confianza. No
hay que olvidar que percepción es realidad para quien percibe.
La audiencia es un espacio de comunicación humana, por lo
que esta debe realizarse sin formalismos innecesarios y con natu-
ralidad. La persona juzgadora fortalece la percepción de justicia
68 Alejandro Posadas Urtusuástegui
si conduce la audiencia sin requerir la intervención de la persona
secretaria judicial, salvo excepciones38La neutralidad en la con-
ducción no significa frialdad o distanciamiento y mucho menos
imposición o estilo autoritario. La autoridad en un sistema demo-
crático no se impone, se ejerce con base en las razones en las que
se fundamenta. La razonabilidad, y no las amenazas, apremios o
multas, es la herramienta más poderosa de la persona juzgadora
en la oralidad. Los seres humanos tendemos a confiar en las per-
sonas razonables, creemos en las autoridades que nos explican las
razones de las actuaciones y decisiones. Las medidas de apremio y
las correcciones disciplinarias deben ser el último recurso.
En los poderes judiciales, como entre profesionales del dere-
cho, hay tendencias culturales institucionales y de gremio tendien-
tes al autoritarismo y a la confrontación personal, como que la
persona abogada debe pelear todo y mostrar un comportamiento
rudo. En mi carrera profesional frecuentemente he leído escritos
de contrapartes o presenciado en audiencia actitudes agresivas e,
incluso, ofensivas contra las contrapartes y la persona juzgadora.
Los procesos orales o por audiencia son una gran oportunidad
para generar una cultura distinta. Estratégicamente es un error
como abogada o abogado adoptar estas actitudes y conductas en
audiencia y ni siquiera en los escritos. Yo enseño, a mi alumnado,
que no se litiga contra las partes y mucho menos contra la persona
juzgadora, sino para persuadir a la persona juzgadora a darnos
la razón. ¿Qué gano estratégicamente poniendo en mi contra a
38
He observado la práctica de algunos tribunales de solicitar al secretario
judicial dar cuenta de diversas cuestiones en audiencia. Por ejemplo,
al inicio de la audiencia, del expediente y materia de la controversia o
de si existen promociones pendientes, entre otras intervenciones. Esto
crea un ambiente formalista y genera confusión en las partes no técni-
cas en cuanto a los roles y funciones de las autoridades. La persona juz-
gadora en realidad no necesita la intervención del secretario judicial.
En la extensión que ella realice todas las explicaciones consolida su
papel como persona conductora de la audiencia y le podrá imprimir su
estilo personal.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 69
quien va a tomar la decisión en el caso de mi cliente? ¿Quién
quiere escuchar a una persona agresiva e irrazonable? Ser asertivo
y empático es la forma más favorable de lograr la escucha y consi-
deración de nuestras posiciones, argumentos y alegatos; es el arte
de defender nuestros derechos y de comunicar lo que pensamos y
sentimos de forma respetuosa, con consideración de los derechos,
pensamientos y sentimientos de los demás.39
Como directora del proceso, la persona juzgadora debe ser
la primera en modelar este tipo de comunicación y las personas
abogadas debemos seguir el modelo. Por supuesto hay momentos
en audiencia en que las cosas pueden tornarse tensas e, incluso,
alguien puede salirse de línea, esto es normal en la interacción
humana. El conflicto es connatural a las relaciones sociales y más
en una audiencia que tiene como objeto un conflicto humano y
como principio, la contradicción.
Para manejar estas situaciones, debemos trabajar la competen-
cia de gestión de emociones.40 Estas surgen naturalmente, son
parte de nuestro diseño como humanos, pero podemos aprender
a manejarlas o gestionarlas.41 El primer paso es no tomarse las co-
sas personales, cada quien desempeña una función en la audien-
cia y, finalmente, todo lo que hacemos, como personas juzgadoras
y abogadas, repercute, en última instancia, solo en las partes que
acuden a la justicia, quienes tienen el conflicto y deberán lidiar
con sus consecuencias. El segundo paso es identificar la emoción
39
Van-der Hofstadt Román, Carlos. J., El libro de las habilidades de comuni-
cación: cómo mejorar la comunicación personal, 3a. ed., Madrid-Buenos Ai-
res-México-Bogotá, Ediciones Díaz de Santos, 2022, pp. 77-87. Lachira
Estrada, Diego Salvador et al., “La comunicación asertiva: una estrategia
para desarrollar las relaciones interpersonales”, Revista Latinoamericana
de Difusión Científica, vol. 2, núm. 3, 2020, pp. 72-82.
40
Bisquerra Alzina, Rafael y Pérez Escoda, Nuria, “Las competencias emo-
cionales”, Educación XX1 (10), 2007, pp. 61-82.
41
Gracia, Esther et al., El trabajo emocional desde una perspectiva clarificadora
tras treinta años de investigación, Universitas Psychologica 13(4): 1517-29,
2014, p. 1518.
70 Alejandro Posadas Urtusuástegui
y no reaccionar ante ella, sino utilizarla para actuar en consecuen-
cia, de forma asertiva y empática. En otras palabras, es utilizar la
emoción para generar una solución o una salida constructiva al
conflicto o tensión.
El trato respetuoso se extiende no solo a las partes, sino a todas
las personas intervinientes en el proceso, el más efectivo es aquel
que también es empático. La empatía no es parcialidad o sesgo,
sino simplemente la disposición de hacer todo esfuerzo razonable
por entender por qué alguien hace lo que hace, por qué las partes
piden lo que piden, por qué lo argumentan así y toman esas posi-
ciones.42 Esto independientemente de que la persona juzgadora
coincida o sea persuadido por esas posiciones o argumentos. A
partir de esa disposición de empatía, sus decisiones y justificación
serán más razonables y con mayor consideración y respeto, por lo
que generarán una mayor percepción de justicia.
Ser parcial es favorecer o perjudicar por los motivos equivoca-
dos. La persona juzgadora, en última instancia, debe resolver el
caso planteado. En ese sentido, deberá tomar partido y sostener
que le asiste la razón a una parte o a la otra, o parcialmente a una
y parcialmente a la otra; favorecerá o desfavorecerá a alguien en
un grado u otro; será neutral si su decisión es razonable, si puede
justificar los hechos establecidos por la prueba, el derecho apli-
cable y su interpretación en relación con los hechos probados, si
puede explicar razonablemente cómo la justicia y demás valores
del sistema constitucional y legal demandan el reconocimiento de
ciertos derechos y la exigencia de ciertas obligaciones.
La escucha activa es una competencia necesaria en la oralidad
bajo el CNPCF, una forma de relacionarnos con respeto y generar
confianza en los demás43 y una de las competencias torales para
42
Bellosta-Batalla, Miguel et al., “Empatía y mindfulness. Convergencia teó-
rica”, Revista Latinoamericana de Psicología Positiva, 3, 2017, pp. 36-44.
43
Diez, Francisco y Tapia, Gachi, Herramientas para trabajar en mediación,
Buenos Aires-Barcelona-México, Paidós, 1999, p. 43.
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 71
la oralidad en audiencia.44 No todo lo que sucede en audiencia se
puede predecir o anticipar debido a que suceden cosas que no es-
perábamos, que no están en el guion. Por ello, lo más importante
es escuchar activamente lo que sucede, lo que los medios proba-
torios señalan, lo que las personas abogadas preguntan y objetan.
Todo ello es el material con el cual las personas abogadas deberán
realizar sus alegatos de conclusión y con el que la persona juzga-
dora resolverá y justificará su decisión.
Además, en audiencia, un parte importante de las intervencio-
nes y decisiones se deben tomar en ese momento, no hay oportu-
nidad más tarde. Si no estamos escuchando activamente podemos
perder estas oportunidades. Al respecto, las personas juzgadoras
pueden trabajar la escucha activa al reflejar o devolver sintética-
mente lo que están escuchando, esto ofrece tiempo para pensar,
pero lo más importante, refleja si se está escuchando correcta-
mente y da oportunidad al interlocutor de clarificar si no se está
haciendo.
Todas las competencias señaladas tienen la capacidad de gene-
rar los mensajes que dan contenido a los criterios que componen
los elementos centrales de la justicia procesal: voz, neutralidad,
respeto y confianza. Entre estas competencias hemos señalado el
lenguaje ciudadano, la razonabilidad como ejercicio de autoridad
y justificación, la comunicación asertiva, el trato respetuoso y em-
pático y la escucha activa. Ninguna de ellas es connatural, si bien
algunas personas podrán tener disposiciones de personalidad
más conductivas a ellas, algunas son contrarias a nuestros instin-
tos, o nuestras culturas han fomentado y premiado las conductas
opuestas. Por ejemplo, ante el conflicto instintivamente huimos o
peleamos. Si lo ponemos en términos de comunicación, automá-
ticamente en situación de conflicto, como es un juicio, nuestro
instinto nos dirige hacia la comunicación pasiva (huir) o agresiva
44
United Kingdom Courts and Tribunals Judiciary, Judicial skills and abilities
framework, Londres, 2014, p. 7; Poder Judicial de la Ciudad de México,
Perfil de la y el juez oral de la Ciudad de México, México, 2018, pp. 20 y 21.
72 Alejandro Posadas Urtusuástegui
(pelear), no a la asertiva. Por ello, todas estas competencias deben
ser trabajadas, reflexionadas y, sobre todo, practicadas.
IV. CONCLUSIÓN
A través de este capítulo he intentado plantear una visión integral
de competencia de conducción de audiencia de juicio en la orali-
dad civil y familiar bajo el CNPCF. He propuesto que esta compe-
tencia debe descansar por lo menos en su componente cognitivo,
en actitudes y valores, así como en habilidades o destrezas; y he
desarrollado cada uno de ellos en este breve espacio.
En el componente de conocimientos es pertinente analizar y
reflexionar los valores jurídicos constitucionales y legales que sus-
tentan el procedimiento oral y aplicarlos para entender algunos de
los retos que presenta la conducción de audiencia de juicio, espe-
cialmente en el desahogo de prueba. He abordado solo aquellos
que considero más relevantes por el espacio. Para complementar el
conocimiento necesario para esta competencia, es esencial poner
en el centro de la conducción de audiencia de juicio los valores y
las actitudes conducentes a generar justicia procedimental: trato
digno, respeto, imparcialidad y profesionalismo; para ello, hay que
ejercer destrezas en materia de comunicación clara y asertiva, ma-
nejo de emociones y, principalmente, escucha activa.
Todo ello nos conduce a un nuevo perfil de la justicia civil y
familiar que demanda personas operadoras preparadas adecuada-
mente, incluyendo a aquellas que revisarán los asuntos en tribu-
nal de alzada o de amparo. La profesionalización continua es un
deber ético profesional y un compromiso necesario de las institu-
ciones judiciales. No basta la preparación de las personas juzga-
doras de primera instancia, si quien revisa sus decisiones lo sigue
haciendo desde un paradigma procesal distinto al de la oralidad.
Las decisiones en audiencia deben gozar de un grado significativo
de deferencia en su revisión. Quien las cuestione debería tener la
carga de demostrar que constituyen un error manifiesto a la luz
La oralidad en el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares 73
de la naturaleza y principios del proceso oral, así como en rela-
ción con el debido proceso y el acceso a la justicia.
El reto es importante y significativo para mejorar la calidad de
la justicia y la relación de la sociedad con sus instituciones judicia-
les. No olvidemos que la justicia civil y familiar constituye alrede-
dor de las dos terceras partes de las controversias que se presentan
a nivel nacional ante tribunales. El reto es emocionante porque,
en el fondo, significa generar procesos y una impartición de justi-
cia más democrática, humana y entendible, asequible, digna, res-
petuosa y razonable.
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Justicia digital: habilidades
y desafíos
Gustavo Cárdenas Soriano*
SUMARIO: I. LA DEMANDA DE UNA JUSTICIA DIGITAL. II. IDEAS ESTRUCTU-
RALES DE LA JUSTICIA DIGITAL Y SU APLICACIÓN EN EL CNPCF. 1. La justicia
digital forma parte de la noción de “gobierno electrónico” y tiene como objetivo me-
jorar la justicia cotidiana. 2. La justicia digital es una tarea compartida. 3. La justicia
digital es transversal y no se limita al libro octavo. 4. El CNPCF reconoce e integra los
avances tecnológicos de manera amplia, flexible y novedosa. 5. El procedimiento en
línea es una modalidad, no un juicio especial. 6. La justicia digital debe respetar el
derecho a la tutela judicial efectiva y debe ser gratuita, adicional, progresiva, optativa
y segura. A. Respetar el derecho a la tutela judicial efectiva. B. Gratuita. C. Adicio-
nal. D. Progresiva. E. Optativa. F. Segura. 7. El CNPCF prevé principios específicos
para la justicia digital. III. RETOS PARA SU IMPLEMENTACIÓN EN MÉXICO.
IV. LAS HABILIDADES QUE LA JUSTICIA DIGITAL DEMANDA DE LAS PERSO-
NAS FUNCIONARIAS JUDICIALES. 1. Educación digital. 2. Nueva mentalidad de
interpretación. 3. Perspectiva digital en materia probatoria. 4. Gestión y manejo de
la carga laboral con tecnologías digitales. V. EL EFECTO DE LAS TECNOLOGÍAS
DIGITALES EN LOS TRIBUNALES. EXPERIENCIAS COMPARADAS EN LATI-
NOAMÉRICA Y EL CARIBE. VI. REFLEXIONES —TEMPORALES— SOBRE LA
JUSTICIA DIGITAL EN MÉXICO. BIBLIOGRAFÍA.
RESUMEN: La regulación a nivel nacional de la justicia digital comprende uno
de los avances más grandes e importantes en materia procesal civil y familiar de
las últimas décadas. Junto con la oralidad, la justicia digital representa la moder-
nización de la labor jurisdiccional, así como un esfuerzo por abandonar lo lento
y costoso de la justicia. Ante este cambio, para aplicar debidamente sus disposi-
ciones, es necesaria la capacitación —entre otras— de las personas funcionarias
judiciales,1 quienes en su mayoría se formaron en un sistema escrito y presencial.
*
Profesor en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Miembro
de los grupos revisores del Código Nacional de Procedimientos Civiles y
Familiares y de la Ley General de Mecanismos Alternativos de Solución
de Controversias. Socio en Cárdenas Soriano Abogados.
1
Aquí utilizo el término “personas funcionarias judiciales” de manera
más amplia que en el CNPCF, para referirme no solo a las personas
78 Gustavo Cárdenas Soriano
A partir de los textos normativos, la intención al redactarlos, los objetivos de-
trás de su implementación, además de mi experiencia como miembro del Grupo
Revisor del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares (CNPCF),
especialmente como redactor y coordinador del libro octavo “De la Justicia Di-
gital”, detallo algunas de las habilidades que las personas funcionarias judiciales
necesitarán para interpretar y aplicar las disposiciones sobre justicia digital, así
como los retos a los que se enfrentarán.
Palabras clave: justicia digital, acceso a la justicia, brecha digital, gobierno electróni-
co, transformación digital, procedimiento en línea, expediente electrónico, audien-
cias virtuales, notificaciones electrónicas, seguridad de la información, capacitación
judicial, sistemas de justicia digital, cadena de bloques, experiencias comparadas.
I. LA DEMANDA DE UNA JUSTICIA DIGITAL
¿Cuánto cuesta a las personas acceder y transitar los caminos de
un juicio civil o familiar hasta llegar a una resolución definitiva
que sea cumplida? Es una pregunta cuya respuesta ha sido objeto
de diferentes esfuerzos.2 No es un tema menor porque además
del costo económico existen otros aspectos que impactan en el
efectivo acceso a la justicia y que, en conjunto, determinan el nivel
de cumplimiento del Estado de derecho.3
En México, la percepción sobre la justicia civil y familiar indica
que es costosa, lenta, incierta, compleja y discriminatoria;4 por
juzgadoras, sino también a las personas que trabajan en juzgados, salas,
tribunales y, en general, poderes judiciales.
2
Véanse, por ejemplo, Marín González, Juan Carlos, “Duración prome-
dio y algunas estadísticas de los juicios en materia de responsabilidad
civil extracontractual en Ciudad de México (1995-2008)”, Revista Dere-
cho, Valdivia, vol. 31, núm. 1, 2018, y Hannaford-Agor, Paula y Nicole L.
Waters, “Estimating the cost of civil litigation”, NCSC: Court Stadistic
Project, Caseload Highlights, vol. 20, núm 1, enero de 2013.
3
World Justice Project (WJP), Índice de Estado de derecho en México 2023-
2024, México, 2024, pp. 19 y 20. Disponible en: https://worldjustice-
project.mx/wp-content/uploads/2024/06/IEDMX2024_WEB.pdf.
4
Centro de Investigación y Docencia Económicas, Diálogos por la justicia
cotidiana. Diagnósticos conjuntos y soluciones, México, 2015, p. 13. Dispo-
Justicia digital: habilidades y desafíos 79
ello, en 2015 el Centro de Investigación y Docencia Económicas
(CIDE), a petición del Ejecutivo Federal, realizó foros de consulta
sobre justicia cotidiana5 con diferentes personas e instituciones
organizadas en mesas de trabajo, “para construir juntos solucio-
nes para los problemas que afectan más frecuentemente a los ciu-
dadanos en materia de justicia cotidiana”.6
La mesa de trabajo 1, denominada “Justicia civil y familiar”,7
propuso, entre otras soluciones, “unificar la legislación procesal
existente en materia civil y familiar para evitar diversidad de pro-
cedimientos e interpretaciones”, así como “impulsar el juicio en
línea y herramientas electrónicas”.8 A su vez, señaló que esa nueva
legislación nacional:
Se compondrá de normas que agilicen las notificaciones persona-
les… reduzcan los tiempos y costos en la tramitación de juicios. En
este punto se propone retomar el modelo de juicio oral mercantil
en el juicio civil, así como fomentar el juicio en línea y el uso de
herramientas electrónicas.9
La implementación del juicio en línea y herramientas electrónicas
se considera medianamente viable ya que se podrían aprovechar
los sistemas existentes. Esta medida depende de la creación de
una ruta de implementación que vuelva los costos sostenibles, to-
mando en cuenta que esto podría generar una disminución en los
nible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/79028/
Di_logos_Justicia_Cotidiana.pdf.
5
“La justicia cotidiana es la justicia más cercana a las personas. La que
vivimos día a día en nuestras interacciones ordinarias, la que facilita
la convivencia armónica y la paz social. Es la que reclaman vecinos,
trabajadores, padres de familia y la que se vive en las escuelas”. Ibidem,
Presentación, s.p.
6
Idem.
7
Cuyas personas e instituciones integrantes se mencionan en las listas
de asistencia disponibles en: https://www.gob.mx/cms/uploads/atta-
chment/file/77047/Mesa_1_-_Justicia_civil_y_familiar.pdf.
8
Centro de Investigación y Docencia Económicas, op. cit., p. 7.
9
Ibidem, p. 25.
80 Gustavo Cárdenas Soriano
procesos escritos lo que a largo plazo podría implicar una reduc-
ción de los costos.10
Es decir, desde hace casi diez años, el CNPCF fue pensado para
mejorar la justicia civil y familiar esencialmente a través de la ora-
lidad y la justicia digital. Estos dos ejes rectores y transversales de-
ben tenerse en cuenta al implementarlo, aplicarlo e interpretarlo,
pues la consecuencia de hacerlo correctamente será la mejora en
la impartición de justicia para las personas, así como que el Estado
de derecho en México se fortalezca.
Desde luego que esto no se logrará fácil ni rápidamente, pues
se requiere de una sólida capacitación en las habilidades que
implica tanto la oralidad como la justicia digital. En concreto,
en los siguientes apartados explicaré qué significa y cuáles son
los alcances, ideas estructurales y objetivos de la justicia digital, y
cómo se plasmaron en el CNPCF, sobre todo, en lo relativo a sus
principios específicos y a sus características (gratuita, adicional,
progresiva, optativa y segura), para después identificar y reco-
nocer los retos que tendrá su implementación a nivel nacional.
Con base en eso, expondré las habilidades que en esta materia
deberán tener las personas funcionarias judiciales y desarrolla-
ré cómo la justicia digital se ha implementado y ha impactado
en otros países latinoamericanos, para finalmente concluir con
algunas reflexiones —temporales— sobre la justicia digital en
México.
II. IDEAS ESTRUCTURALES DE LA JUSTICIA DIGITAL
Y SU APLICACIÓN EN EL CNPCF
Considero que para entender, interpretar y aplicar la justicia digi-
tal es importante mencionar y explicar brevemente algunas de las
ideas estructurales que tuve en cuenta al diseñar, redactar, coor-
10
Ibidem, p. 33.
Justicia digital: habilidades y desafíos 81
dinar, proponer y explicar las normas sobre justicia digital en el
CNPCF.11
1. La justicia digital forma parte de la noción de “gobierno electróni-
co” y tiene como objetivo mejorar la justicia cotidiana
La noción de “gobierno electrónico” permite la integración de tec-
nologías en los servicios públicos para mejorarlos y hacerlos más
eficientes.12 De igual forma como las administraciones públicas y
los poderes legislativos realizan su funciones, cada vez más, con me-
dios electrónicos, los poderes judiciales también lo están haciendo,
por ejemplo, al implementar expedientes y notificaciones electró-
nicas, celebrar audiencias y sesiones virtuales, usar la firma elec-
trónica avanzada, publicar electrónicamente las listas de acuerdos
y los precedentes, etcétera. Sin embargo, esta modernización de
la justicia no es una realidad en todo el país, ya que, por diversos
motivos, todavía existen poderes judiciales locales que siguen im-
plementando modelos tradicionales lentos y costosos.
Es importante enfatizar que la justicia digital no se limita a la
integración de la tecnología en los procedimientos jurisdiccionales,
es decir, no basta con tener las plataformas, sitios de internet, micró-
fonos y cámaras de videograbación, sino que esa integración de la
tecnología debe cumplir el objetivo de mejorar la justicia cotidiana,
por lo que debe hacer más accesibles, transparentes, eficientes y ági-
les los procedimientos en materia civil y familiar. Si no es así, enton-
ces de nada sirve utilizar la tecnología en estos procedimientos.13
11
Aclaro que la redacción y cambios posteriores que hubo en algunas
normas, sobre todo, en libros distintos al octavo, no estuvieron a mi
cargo, sin embargo, las ideas estructurales son las que aquí refiero.
12
European Parliamentary Research Service, eGovernment. Using technolo-
gy to improve public services and democratic participation, Unión Europea,
2015, p.1 (traducción propia).
13
Consejo de la Judicatura Federal, La e-justicia en el Consejo de la Judicatu-
ra Federal, México, 2024, p. 3 Disponible en: https://apps.cjf.gob.mx/
dgetd/assets/PDF/ebook.pdf.
82 Gustavo Cárdenas Soriano
Algunos aspectos sobre justicia digital previstos en el CNPCF y
que considero ayudarán a cumplir ese objetivo son los siguientes:
a) El emplazamiento en la reconvención deberá realizarse
electrónicamente;
b) El envío y recepción de los exhortos también será electrónico;
c) La notificación a las autoridades que con cualquier carácter
actúen en un procedimiento será por correo electrónico;
d) Quienes declaren en un procedimiento como personas
partes, peritos o testigos lo podrán hacer virtualmente; y
e) El Sistema Nacional de Información Jurisdiccional, de ac-
ceso público, contará con la información de todos los po-
deres judiciales locales y federal, respecto a las partes, auto-
ridad jurisdiccional, tipo de juicio, resoluciones de primer
y segunda instancia, los correos electrónicos de las autori-
dades, peritos y auxiliares oficiales de la administración de
justicia, entre otros aspectos.
2. La justicia digital es una tarea compartida
Para que la justicia digital sea una realidad necesita de los esfuer-
zos y voluntad, no solamente de los poderes judiciales, sino tam-
bién de todas las autoridades del Estado mexicano relacionadas
con su implementación. Precisamente el artículo 6o. constitucio-
nal reconoce que “el Estado garantizará el derecho de acceso a
las tecnologías de la información y comunicación, así como a los
servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de
banda ancha e internet”; es decir, se trata de un derecho funda-
mental y, como tal, debe ser interpretado de conformidad con
el artículo 1o. constitucional que establece como obligación de
todas las autoridades, en su ámbito competencial, promover, res-
petar, proteger y garantizar los derechos humanos.
Con esto me refiero a que, para una correcta implementación
de la justicia digital, se requiere que las autoridades competen-
Justicia digital: habilidades y desafíos 83
tes cumplan con sus funciones en aspectos, como asignación de
presupuesto, capacitación de personas funcionarias, incluyendo
defensorías públicas y personas en calidad de peritos, diseño y
ejecución de políticas públicas en materia de tecnologías de la
información y comunicación, internet y banda ancha, entre otras.
3. La justicia digital es transversal y no se limita al Libro Octavo
Si bien el Libro Octavo del CNPCF se denomina “De la Justicia
Digital”, su regulación no se agota en este, pues, como mencioné,
se trata de uno de los ejes rectores y transversales de esta ley y, por
lo tanto, en otros libros se prevén normas sobre justicia digital
que, desde luego, deben interpretarse conforme a los principios
y reglas de la justicia digital. Más adelante haré referencia a algu-
nas de estas normas, sin embargo, por ahora basta tener esta idea
presente.
4. El CNPCF reconoce e integra los avances tecnológicos de manera
amplia, flexible y novedosa
Una de las críticas a los sistemas de justicia es que se basa en pro-
cedimientos y prácticas obsoletas, burocráticas y anacrónicas que
no se han adaptado a los avances tecnológicos. Para ayudar a cam-
biar esto, y en relación con la idea anterior, el CNPCF reconoce
e integra los avances tecnológicos en diversos puntos. En primer
lugar, aunque con una redacción poco afortunada,14 el artículo
3o. del CNPCF prevé, de manera general, que cualquier proce-
dimiento civil o familiar “podrá tramitarse mediante el uso de las
tecnologías de la información y la comunicación”, lo cual se re-
14
Por ejemplo, señala que “se ponderará en todo tiempo la solución de
la controversia sobre los formalismos procesales”, porque se buscó re-
plicar lo previsto en el artículo 17 constitucional, pero lo cierto es que
la Constitución utiliza el verbo “privilegiar” y no “ponderar”, lo cual
cambia todo el sentido. De cualquier forma, por jerarquía normativa,
lo que debe prevalecer es el texto constitucional.
84 Gustavo Cárdenas Soriano
toma en el artículo 933 de tal ordenamiento, con el cual inicia el
Libro Octavo: “todos los procedimientos regulados en el presente
Código Nacional podrán tramitarse bajo la modalidad de proce-
dimiento en línea”.
Por su parte, en el artículo 2o. del CNPCF, se enlistan los con-
ceptos y definiciones que se utilizan en ese ordenamiento, sobre
el que es importante destacar que de las treinta y seis fracciones,
veinticuatro de ellas se refieren a la justicia digital,15 esto eviden-
cia que se trata de una legislación receptiva a la realidad, en cuan-
to a que reconoce los avances tecnológicos y los incorpora en los
procedimientos civiles y familiares.
Con algunas de estas definiciones —y otras normas que más
adelante señalaré— busqué que su redacción fuera lo suficiente-
mente amplia para que se comprendieran todas las tecnologías,
incluso las que actualmente no existen, pues de otra forma se co-
rrería el riesgo de que el Código quedara obsoleto, tecnológica-
mente hablando, en poco tiempo.
Uno de los conceptos centrales es el de “Sistemas de Justicia
Digital”,16 su definición está redactada de forma amplia y flexible
para permitir que cualquier tecnología que se utilice para llevar a
cabo cualquier aspecto o etapa de cualquier procedimiento esté
comprendida en ese concepto.
15
Aunque técnicamente son veintitrés, porque debido a un error, las frac-
ciones III y XVI se refieren al mismo concepto: “archivo o documento
electrónico” y “documento electrónico”.
16
Artículo 2o. Para los efectos de este Código Nacional de Procedimien-
tos Civiles y Familiares, se entenderá por: …XXXV. Sistemas de justi-
cia digital. Todo dispositivo electrónico, programa de cómputo, apli-
cación, herramienta tecnológica o plataforma electrónica, propiedad
del Poder Judicial o de terceros, que sea utilizada para consultar, usar,
enviar o llevar a cabo procedimientos en línea, audiencias virtuales, di-
ligencias virtuales, expedientes electrónicos, firmas electrónicas, men-
sajes de datos, documentos electrónicos o digitalizados, promociones
electrónicas, salas virtuales y videoconferencias…
Justicia digital: habilidades y desafíos 85
Se prevén también conceptos novedosos —no solo en relación
con el orden jurídico mexicano, sino también en relación con
el de otros países— precisamente por el ámbito espacial de vali-
dez que implica una legislación nacional, así como por su ámbito
material, ya que según las últimas cifras disponibles del Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI),17 de
los asuntos iniciados en 2023 ante los poderes judiciales locales
de todo el país, alrededor del 70% corresponden a las materias
civil y familiar.
Me refiero a los conceptos específicos de “cadena de bloques”18
y “metaverso”,19 que si bien no son novedosos en el ámbito tecno-
lógico sí lo son en cuanto a su incorporación normativa a una
legislación con estos alcances. Además, sus definiciones refieren
17
INEGI, Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2024, México, 20
de noviembre de 2024, p. 60.
18
Artículo 2o. Para los efectos de este Código Nacional de Procedimien-
tos Civiles y Familiares, se entenderá por: …VII. Cadena de bloques.
Conjunto de tecnologías cuyas características buscan posibilitar la
transferencia de valor en entornos digitales a través de métodos de con-
senso y cifrado. Desde un punto de vista técnico, y atendiendo a sus
características, una cadena de bloques es una base de datos, descen-
tralizada y distribuida en una red de computadoras, formada por un
conjunto de registros vinculados donde se almacenan transacciones o
datos, que han sido diseñados para evitar su modificación o manipula-
ción no autorizada, una vez que un dato ha sido publicado. Una cade-
na de bloques es pública cuando es abierta, transparente, cualquiera
puede unirse, tener acceso a ella, enviar transacciones y participar en el
proceso de consenso o validación de datos. Se consideran cadenas de
bloques sin permiso o no permisionadas, ya que no hay restricciones y
la participación en ellas no está controlada por un administrador o por
un cuerpo central de gobierno.
19
Artículo 2o. Para los efectos de este Código Nacional de Procedimien-
tos Civiles y Familiares, se entenderá por: …XXVI. Metaverso. Espacio
virtual que posibilita la convivencia social en mundos digitales a través
de experiencias gráficas inmersivas en tercera dimensión, que suele
utilizar tecnologías de realidad virtual, realidad aumentada, realidad
mixta o híbrida, tokens y cadena de bloques…
86 Gustavo Cárdenas Soriano
los elementos técnicos que deben cumplir las tecnologías para
considerarse comprendidas en dichos conceptos. Esto con inde-
pendencia de que, reitero, el CNPCF no limita el uso de otras
tecnologías.
5. El procedimiento en línea es una modalidad, no un juicio especial
En concordancia con lo expuesto hasta ahora, se sigue que la jus-
ticia digital es un modo en el que puede tramitarse cualquiera de
los procedimientos regulados en el CNPCF, tal como se reconoce
en los artículos 2o., 3o. y 933. Esto quiere decir que el procedi-
miento en línea no es una vía especial, sino que cualquier pro-
cedimiento puede tramitarse en las modalidades tradicional, en
línea o híbrida, y se deben aplicar las reglas específicas de cada
procedimiento. Desde luego que si se utilizan los sistemas de jus-
ticia digital habrá que aplicar también los principios y reglas espe-
cíficas sobre esta materia, pero la vía, plazos y demás regulación
procesal no debe cambiar.
6. La justicia digital debe respetar el derecho a la tutela judicial efec-
tiva y debe ser gratuita, adicional, progresiva, optativa y segura
A. Respetar el derecho a la tutela judicial efectiva
Si aplicar la tecnología a los procedimientos jurisdiccionales tiene
como objetivo mejorar la administración de justicia, entonces está
prohibida cualquier aplicación de ella que vulnere los derechos
humanos de las partes, incluyendo el derecho a la tutela judicial
efectiva.
A esta conclusión podemos llegar simplemente interpretando
las normas constitucionales y tratados internacionales, así como
los precedentes judiciales, sin embargo, miembros del Grupo Re-
visor hicieron énfasis en que debían mencionarse expresamente
aspectos, como el respeto a los derechos humanos, aunque fuera
reiterativo de dichas normas nacionales e internacionales, pues
una mala práctica de algunas personas funcionarias judiciales
Justicia digital: habilidades y desafíos 87
consiste en aplicar únicamente los códigos procesales locales y no
revisar otras normas aplicables, bajo el argumento de que “no lo
dice el Código”. Esa es la razón, por ejemplo, de que en el artículo
1o. del CNPCF se prevea que el nuevo sistema de justicia civil y
familiar está basado en los derechos humanos.
En la justicia digital sucedió algo similar, pues me pidieron
agregar un segundo párrafo al artículo 933 para que quedara se-
ñalado expresamente, y desde el primer artículo del libro octavo,
que las autoridades jurisdiccionales deben garantizar que la justi-
cia digital sea “equitativa”. La idea de una justicia equitativa puede
generar una discusión jurídica y filosófica muy interesante, pero
más allá de ese debate lo cierto es que se refiere precisamente
a que, al aplicar e interpretar las normas de justicia digital, no
se deben vulnerar los derechos humanos, entre ellos el de la tu-
tela judicial efectiva. Además, esta idea se retoma expresamente
en el artículo 938, pues prevé que los sistemas de justicia digital
“deberán aplicarse y usarse en respeto a los derechos humanos y
garantizando el derecho a la tutela judicial efectiva, por lo que de
ninguna forma podrán interpretarse en forma restrictiva”.
B. Gratuita
Relacionado con lo anterior, el mismo artículo 933 reconoce otro
aspecto muy importante: la gratuidad de la justicia digital. El artí-
culo 17 constitucional establece que la administración de justicia
por parte de los órganos jurisdiccionales es gratuita y que están
“prohibidas las costas judiciales”. En concordancia con esta nor-
ma, se previó que la modalidad de justicia digital, tal como sucede
con la modalidad tradicional, no tenga costo para las partes. Con
ello, se evita que los poderes judiciales caigan en la tentación de
obtener ingresos mediante el cobro a las partes por el uso de los
sistemas de justicia digital (plataformas de videoconferencias para
audiencias virtuales, acceso al expediente electrónico y a las lis-
tas de acuerdos, digitalización, etcétera), lo cual desincentivaría
el uso de la justicia digital, pues quien quiera evitar dichos pa-
gos simplemente elegirá la modalidad tradicional y no la digital.
88 Gustavo Cárdenas Soriano
Además, debe recordarse que uno de los problemas de la justicia
cotidiana está relacionado con los costos que conlleva acceder a
la justicia y que, como parte de las soluciones, la integración de la
tecnología a los procedimientos jurisdiccionales debe mejorar el
acceso a la justicia y no entorpecerlo.
C. Adicional
De acuerdo con lo solicitado por la Comisión de Justicia del Sena-
do, en el Grupo Revisor trabajamos sobre la iniciativa del CNPCF
suscrita el 21 de noviembre de 2021 por los senadores Julio Men-
chaca y Ricardo Monreal.20 Las modificaciones fueron tantas y tan
profundas que el proyecto presentado por el grupo fue muy dis-
tinto a dicha iniciativa, sin embargo, algunas ideas estructurales se
respetaron, entre ellas, que la justicia digital debe ser adicional.
Al respecto, en la exposición de motivos de la iniciativa se se-
ñaló que el uso de las tecnologías en los procedimientos jurisdic-
cionales debía ser “en condiciones de igualdad con los formatos
tradicionales en papel, expediente físico, audiencia presencial y
firma autógrafa”,21 y que “se constituyen como herramientas adi-
cionales y complementarias a las formas presenciales, escritas y
autenticadas con firma autógrafa”.22 En el CNPCF se regula un
modelo de justicia digital adicional al modelo tradicional, entre
otras cosas, porque migrar a un modelo completamente digital
no puede ser de un día para otro ni es una tarea sencilla, sobre
todo, si se reconoce la brecha digital que existe actualmente en
nuestro país y que, como señalé, su implementación es una tarea
compartida.
20
Senado de la República, “Iniciativa con proyecto de decreto por el que se
expide el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares”, LXV
Legislatura, México, 29 de noviembre de 2021. Disponible en: https://
www.diputados.gob.mx/Parlamentojusticiacotidiana/Documentos-Gru-
po/Sesion-2/INICIATIVA-CNPCYF-MENCHACA-MONREAL.pdf.
21
Ibidem, p. 7.
22
Ibidem, p. 17.
Justicia digital: habilidades y desafíos 89
Entonces, esta regulación de la justicia digital es transicional,
pues en los siguientes años con el avance de la tecnología, la dis-
minución de la brecha digital, y el uso más amplio, frecuente y
normalizado que las personas hagan de los sistemas de justicia
digital, deberá ser reformada para adecuarse a una realidad cada
vez más digital.
D. Progresiva
Relacionado con lo anterior y con la idea de que el CNPCF reco-
noce de manera amplia y flexible la incorporación de las tecno-
logías al sistema de justicia civil y familiar es que la justicia digital
también es progresiva, es decir, si la tecnología avanza también
debe hacerlo su utilización en el sistema de justicia e, incluso, su
propia regulación debe reformarse cuando, llegado el momento
y de acuerdo con los propios avances tecnológicos y necesidades
del sistema de justicia, se requiera migrar a un modelo más digital
que se aleje cada vez más del modelo tradicional.
En el artículo 6o. constitucional se reconoce como derecho
humano el acceso a las tecnologías de la información, comunica-
ción y a servicios, como internet. En consecuencia, la progresivi-
dad de la justicia digital implica no solo un desarrollo normativo
e institucional gradual, sino también la prohibición de retrocesos
o limitaciones. Lo anterior guarda relación con los fines propios
de la justicia digital, orientados a transformar la justicia cotidia-
na para hacerla progresivamente más accesible, transparente, efi-
ciente y ágil.
Esto podría resultar contradictorio con una de las ideas subya-
centes a la reforma constitucional del 15 de septiembre de 2017
—mediante la cual se le otorgó al Congreso de la Unión la fa-
cultad para emitir la legislación única en materia procesal civil y
familiar— consistente en solucionar uno de los principales pro-
blemas del sistema: la multiplicidad de códigos procesales que ge-
neran desigualdad, a fin de tener una ley única que homogenice
los procedimientos civiles y familiares en todo el país. Sin embar-
90 Gustavo Cárdenas Soriano
go, debe tenerse en cuenta que en la exposición de motivos de la
referida iniciativa de 2021 se mencionó que, en atención a “las po-
sibilidades y necesidades de cada entidad federativa”, debía ser “el
Consejo de la Judicatura de cada poder judicial, el que establezca
las condiciones para aprovechar dichas herramientas y sistemas
tecnológicos, a través de los lineamientos y disposiciones admi-
nistrativas que al efecto emitan”, lo cual cumpliría dos objetivos:
el primero: “generar las posibilidades y oportunidades para que
cada entidad federativa desarrolle, de acuerdo a su situación fi-
nanciera y particular, las plataformas y herramientas tecnológicas
necesarias”, y el segundo: “generar, a un corto o mediano plazo,
una dinámica en que todos los poderes judiciales de la República
Mexicana aprovechen las tecnologías de la información en la ad-
ministración de justicia”.23
Por ello, a lo largo del CNPCF se prevén normas24 que remiten
a los lineamientos que deberán emitir los consejos de la judicatu-
ra locales y que deberán versar sobre la oficialía de partes virtual,
los sistemas de justicia digital autorizados —incluyendo las pla-
taformas que se utilizarán para el expediente electrónico, notifi-
caciones electrónicas, audiencias virtuales—, resguardo y preser-
vación de los mensajes de datos, conservación y digitalización de
documentos y seguridad de la información.
Es importante resaltar que estos lineamientos tienen como ob-
jetivo hacer técnica y tecnológicamente operativas las disposicio-
nes sobre justicia digital, es decir, que en la práctica y en el día
a día se cumplan correctamente, por lo que no sería válido que
a través de ellos se modificara o contraviniera cualquier aspec-
to procesal regulado en el CNPCF, y no solamente por jerarquía
normativa, también porque de la fracción XXX del artículo 73
constitucional se desprende que la materia procesal civil y familiar
debe ser regulada mediante una única ley —formal y material—, y
23
Ibidem, p. 7.
24
Algunas de ellas se encuentran en los artículos 138, 154, 203, fracción
VI, 939, 944, 946, 948, 954, 959, 961, 971 y 972.
Justicia digital: habilidades y desafíos 91
que la competencia para emitirla corresponde exclusivamente al
Congreso de la Unión. En ese sentido, los consejos de la judicatu-
ra no tienen competencia para regular la materia procesal civil y
familiar, y menos a través de lineamientos.
Dichos lineamientos, entonces, se encuentran limitados a ha-
cer técnica y tecnológicamente operativa la justicia digital. Po-
dría decirse que para evitar los problemas que pudiera generar la
multiplicidad de lineamientos en el país debieron regularse en el
CNPCF, pero estos aspectos estrictamente técnicos no son materia
de un cuerpo legislativo y, además, al ser un modelo transicional
no debía imponerse a las entidades federativas en este momento
la forma técnica en que deben implementarla, sobre todo, por-
que la citada exposición de motivos reconoce que debe atenderse
a las posibilidades y necesidades de cada entidad federativa, preci-
samente para darles oportunidad de que desarrollen sus sistemas
de justicia digital de acuerdo con sus situaciones financieras25 y
necesidades particulares, lo cual finalmente abonará a que, con
este modelo transicional, en todos los poderes judiciales se co-
miencen a implementar las tecnologías en los procedimientos ju-
risdiccionales.
E. Optativa
El artículo 935 del CNPCF prevé el principio de elegibilidad que
consiste principalmente en el derecho de las partes de optar por
la tramitación digital de sus procedimientos o de parte de ellos,
sin que la autoridad jurisdiccional los pueda obligar a llevarlo a
cabo digitalmente. Aunque al final del penúltimo párrafo se se-
ñala: “salvo que se trate de un procedimiento en línea exclusiva-
mente”, pero en el CNPCF no se prevé un procedimiento que sea
25
Sobre todo, si el artículo sexto transitorio del CNPCF establece que los
recursos presupuestarios para la implementación en cada entidad fede-
rativa serán autorizados por cada congreso local, sin que se prevea la
asignación de recursos federales para apoyarles en su implementación.
92 Gustavo Cárdenas Soriano
exclusivamente en línea, lo que sí se prevé en el artículo 941 es
que, mediante los referidos lineamientos expedidos por los conse-
jos de la judicatura, se podrá autorizar la integración únicamente
del expediente electrónico, sin que exista el físico, pero siempre
que se garantice la tutela judicial efectiva.
F. Segura
Incorporar las tecnologías de la información a los procedimientos
jurisdiccionales no puede hacerse si no es de forma segura, y el
CNPCF desarrolla el principio de seguridad de la información en
diversas normas, entre ellas, las contenidas en los artículos 964 a
973. Además, debe tenerse en cuenta que serán los consejos de
la judicatura locales los que emitan los lineamientos sobre esta
materia para dotar de seguridad jurídica y tecnológica a las partes
y a los poderes judiciales.
La seguridad de la información es uno de los grandes retos
que actualmente existen en el uso de cualquier tecnología, so-
bre todo, cuando se implementan en funciones públicas, como
la administración de justicia; por ello, en las normas menciona-
das y, específicamente en los artículos 964, 965 y 972, se esta-
blecen diversas obligaciones y acciones básicas que los poderes
judiciales deben cumplir para que todo lo relativo a la justicia
digital tenga garantías de confidencialidad, integridad y dispo-
nibilidad, y se proteja toda la información para que no se use,
divulgue, acceda, use, interrumpa, modifique o destruya indebi-
damente.
7. El CNPCF prevé principios específicos para la justicia digital
Es muy importante no perder de vista, al implementar, aplicar
e interpretar las normas de justicia digital, que el artículo 934
prevé cuatro principios específicos para esta materia: elegibili-
dad, equivalencia funcional o no discriminación, neutralidad
tecnológica y seguridad de la información. Esto en adición, por
Justicia digital: habilidades y desafíos 93
supuesto, a los principios rectores del sistema de justicia civil y
familiar, previstos en el artículo 7o. Dos de esos cuatro princi-
pios de la justicia digital ya los abordé y faltaría referirme a los
otros restantes.
El principio de equivalencia funcional o no discriminación
tiene diversas implicaciones, enlistadas en el artículo 936, pero
básicamente se refiere a que debe darse el mismo valor jurídi-
co, validez y eficacia a las actuaciones y resoluciones judiciales,
pruebas, escritos de las partes y toda información que ingrese al
procedimiento, con independencia de su soporte (físico o elec-
trónico) o de su forma de desahogo (presencial o en línea), lo
cual representa un reto para todas las personas que operemos el
sistema de justicia, pues pretende eliminar los sesgos y cambiar
la mentalidad de lo digital, que tiene una tendencia natural a
ser rechazado o valorado de forma distinta en perjuicio de las
partes.
Ejemplos de la aplicación de este principio se encuentran en
la prueba documental (artículo 308), en otros medios de prueba
(artículo 355), en la regulación del expediente electrónico (artí-
culos 159, 918 y 941) y en la valoración probatoria (artículos 348
a 350), entre otros.
Finalmente, sobre el principio de neutralidad tecnológica,
consistente en que el CNPCF no impone preferencias a favor o
en contra de determinada tecnología ni fomenta artificialmen-
te determinadas opciones tecnológicas en detrimento de otras,
debo decir que está muy relacionado con el principio de equiva-
lencia funcional y que también es esencial en la interpretación,
aplicación e implementación de la justicia digital, pues además
está íntimamente ligado con la idea expuesta líneas arriba res-
pecto a que el CNPCF reconoce y regula los avances tecnoló-
gicos de forma amplia y flexible, pues prohíbe a través de este
principio que haya favoritismos o repulsiones arbitrarias sobre
determinadas tecnologías. Sin embargo, esto no impide que los
consejos de la judicatura decidan los sistemas de justicia digital
que utilizarán.
94 Gustavo Cárdenas Soriano
III. RETOS PARA SU IMPLEMENTACIÓN EN MÉXICO
Aunque la justicia digital trae consigo múltiples ventajas, tal cir-
cunstancia no elimina todos los inconvenientes que existen para
integrar este modelo. México es un país complejo, por lo que
siempre existirán obstáculos para adoptar cambios de alcance na-
cional como los que propone el CNPCF. En los siguientes párrafos
desarrollaré algunos de los principales desafíos relacionados con
la justicia digital y su integración en la realidad mexicana.
Como señalé líneas arriba, una de las preocupaciones sobre la
justicia digital es la brecha digital, es decir, “la brecha entre indi-
viduos, hogares, negocios y áreas geográficas en diferentes niveles
socioeconómicos con respecto a sus oportunidades de acceso a tic
y su uso para una amplia variedad de actividades”.26 Por más de-
sarrollada que esté la regulación de la justicia digital, si las perso-
nas no tienen forma de acceder a las tecnologías necesarias (por
ejemplo, no cuentan con una computadora para acudir a una au-
diencia virtual), entonces no se cumple el propósito de volver más
accesible la justicia civil y familiar. Además, la razón por la que
es complicado erradicar este problema se debe a su naturaleza
multifactorial.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y
Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDU-
TIH) de 2023, sigue existiendo una diferencia de casi el 20% en-
tre las personas usuarias de internet en el ámbito rural (85.5%)
en comparación con el urbano (66.0%), lo que indica que las per-
sonas que no habitan en ciudades tienen menos posibilidad de
acceder a la justicia digital.27 La brecha digital se debe a aspectos
políticos, económicos, sociales e incluso geográficos, por lo que
26
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE),
Understanding the digital divide, París, 2001, p. 9.
27
INEGI, Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la In-
formación en los Hogares (ENDUTIH) 2023, México, 13 de junio de 2024,
p. 4.
Justicia digital: habilidades y desafíos 95
eliminarla requiere de un gran esfuerzo por parte del gobierno y
la ciudadanía.
Conscientes de este problema, en el Grupo Revisor nos enfo-
camos en diseñar diferentes artículos que ayuden a orientar las
acciones de las personas funcionarias judiciales. Por ejemplo, al
aplicar la justicia digital, las personas funcionarias judiciales de-
ben garantizar la equidad y seguridad de las partes, por lo que no
podrán interpretar sus disposiciones de forma restrictiva.28 Asi-
mismo, en los procedimientos en línea, las autoridades pueden
ordenar diferentes medidas para recibir testimonios, declaracio-
nes o peritajes, dentro de las cuales está la opción de que las par-
tes declaren en las instalaciones y con el equipo proporcionado
por el poder judicial respectivo.29 Las partes tienen el derecho de
solicitarle a la autoridad jurisdiccional la asistencia necesaria para
participar en un procedimiento en línea, con la única condición
de que lo hagan con anticipación razonable y la solicitud con-
28
Artículo 933. Todos los procedimientos regulados en el presente Códi-
go Nacional podrán tramitarse bajo la modalidad de procedimiento en
línea que, al igual que cualquier otra modalidad procesal, será gratuita
para las partes.
En los procedimientos en línea, la autoridad jurisdiccional garantizará
una justicia digital equitativa y segura.
29
Artículo 957. Los procedimientos en línea se ajustarán a las siguientes
disposiciones: […]
III. Cuando deban recibirse testimonios, declaraciones, peritajes o
cualquier información, con el objeto de garantizar las condiciones de
autonomía y libertad en su emisión, o el derecho de las partes a reali-
zar las preguntas que les correspondan, según sea el caso, la autoridad
jurisdiccional podrá ordenar, a su criterio, cualquiera de las siguientes
medidas: […]
a) Que la persona declarante lo haga en un área de transmisión desig-
nada por la autoridad jurisdiccional, sala remota o unidad de enlace
que proporcione el Poder Judicial de la Entidad Federativa que corres-
ponda, debiendo cumplir los requisitos para la recepción del desahogo
de la prueba o información de que se trate;
96 Gustavo Cárdenas Soriano
tenga los datos señalados en el último párrafo del artículo 960.30
Aunque las disposiciones anteriores no eliminan por completo
este problema, son herramientas a disposición de las personas
juzgadoras para incentivar al mayor número de individuos a im-
plementar la justicia digital, incluso si normalmente carecen del
equipo o las condiciones necesarias para utilizar esta modalidad.
Ahora, aunque una de las respuestas para el problema de la
brecha digital se basa en que se suministre a las partes el equipo
necesario para participar en los procedimientos, esta solución no
funciona para abordar otro de los desafíos de la justicia digital: la
discriminación algorítmica.
El desarrollo tecnológico se encuentra en un punto en el que
los programas pueden analizar grandes cantidades de informa-
ción y ofrecer soluciones a problemas que antes necesitaban for-
zosamente de intervención humana. Como muestra de lo ante-
rior están todas las tecnologías que utilizan modelos de lenguaje
de gran tamaño (LLM, por sus siglas en inglés), como ChatGPT,
que en primera instancia parecen ser la solución perfecta para
lidiar con el rezago y la gran cantidad de trabajo que tienen los
tribunales. Sin embargo, siempre que estén involucrados los seres
humanos, las herramientas de este tipo nunca podrán estar com-
pletamente libres de sesgos.
30
Artículo 960. […] En caso de requerirlo, cualquiera de las partes o in-
tervinientes en una audiencia o diligencia virtuales, podrán solicitar a
una autoridad jurisdiccional, local o federal, distinta de la que sustancie
el procedimiento, que le permita el acceso a su recinto judicial y le proporcione
todo lo necesario para atender en tiempo y forma la audiencia o diligencia vir-
tual. Dicha solicitud deberá hacerse con una razonable anticipación a
la celebración de la audiencia o diligencia virtuales, dependiendo del
procedimiento de que se trate, y deberá contener los datos de identi-
ficación del expediente y procedimiento judicial, las razones en que
sustenta su solicitud y una dirección de correo electrónico. La autori-
dad jurisdiccional requerida deberá resolver y notificar su resolución
mediante correo electrónico, en un plazo breve.
Justicia digital: habilidades y desafíos 97
En efecto, aunque a primera vista parece que estas tecnologías
son imparciales y objetivas, toda vez que están diseñadas para ana-
lizar información y ofrecer un resultado a partir del análisis de
patrones, en realidad los datos de entrenamiento pueden tener
algún sesgo que termine perjudicando a un grupo en específico.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ya se
ha pronunciado sobre cómo los conjuntos de datos con los que
entrenan a los programas de inteligencia artificial pueden estar
incompletos o subrepresenten algún sector, lo cual se traduce en
la producción de datos discriminatorios.31
La única forma efectiva de combatir la discriminación algorít-
mica es a través de un esquema claro de responsabilidades y facul-
tades en el manejo y gestión de este tipo de tecnologías. Aunque
dichas herramientas sean diseñadas para atender las necesidades
de un tribunal, la información que produzcan jamás debe ser pro-
cesada sin que antes la revise alguien. En adición, es fundamental
establecer con claridad quién tiene acceso a los datos que se le
proporcionan a estos programas, así como a sus resultados. Las
personas funcionarias judiciales serán las responsables de asegu-
rarse de que las tecnologías estén contribuyendo en la reducción
de la carga de trabajo de los tribunales sin que se vulneren los
derechos humanos.
Por último, también es necesario tener en consideración los
costos que implica la justicia digital. Sería un error creer que el
único gasto relacionado con la justicia digital será la compra del
equipo de cómputo y algunas licencias de softwares. En realidad,
el equipo que se adquiera debe de ser capaz de soportar, por lo
menos, la cantidad de asuntos que se ingresan en los tribunales,
que, como dije, de acuerdo con el Censo Nacional de Imparti-
ción de Justicia Federal 2024 del Instituto Nacional de Estadística
31
Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Formas con-
temporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y otras intolerancias,
Estados Unidos, 3 de junio de 2024, Organización de las Naciones Uni-
das, p. 4.
98 Gustavo Cárdenas Soriano
y Geografía, fueron 595,746 en materia civil y 934,441 en materia
familiar durante 2023.32
Asimismo, el software utilizado no puede ser cualquiera. Lo más
probable es que se necesite de un programa especializado, por
lo que primero se tendrán que hacer estudios para identificar las
necesidades de los tribunales y, después, se deberán impartir cur-
sos para explicar su funcionamiento. A lo anterior se tiene que
agregar que la mayoría de las tecnologías, como la inteligencia
artificial, consumen mucha energía y producen un impacto am-
biental que debe tomarse en cuenta en el cálculo de los costos de
implementación de estas herramientas.33
La brecha digital, la discriminación algorítmica y los costos de
las tecnologías son tres de los grandes desafíos que tendrán que
afrontarse de cara a la implementación de la justicia digital. Aun
con estos obstáculos, la justicia digital fue diseñada para que las
personas funcionarias judiciales cuenten con un margen amplio
de maniobra para afrontar los obstáculos que puedan surgir en su
aplicación.
32
INEGI, Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2024, México, 20
de noviembre de 2024.
33
Véase Gelles, David, “La IA y su voraz consumo de energía atentan
contra los objetivos climáticos”, The New York Times, 19 de julio de
2024. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2024/07/19/
espanol/ia-energia-cambio-climatico.html; Kindig, Beth, “AI Power
Consumption: Rapidly Becoming Mission-Critical”, Forbes, 20 de ju-
nio de 2024. Disponible en: https://www.forbes.com/sites/beth-
kindig/2024/06/20/ai-power-consumption-rapidly-becoming-mis-
sion-critical/. Rogers, Reece, “La demanda energética de la IA está
fuera de control: bienvenidos a la era del internet hambriento”,
Wired, 11 de julio de 2024. Disponible en: https://es.wired.com/
articulos/demanda-energetica-de-ia-esta-fuera-de-control-bienveni-
dos-a-era-del-internet-hambriento.
Justicia digital: habilidades y desafíos 99
IV. LAS HABILIDADES QUE LA JUSTICIA DIGITAL
DEMANDA DE LAS PERSONAS FUNCIONARIAS
JUDICIALES
La justicia digital exige de las y los operadores jurisdiccionales,
antes que nada, capacidad de interpretación amplia y cambio de
mentalidad. Si las personas encargadas de administrar la justicia
civil y familiar no cuentan con las habilidades necesarias para en-
tender e implementar la tecnología en los tribunales, todo el dise-
ño normativo carecerá de impacto en la realidad de las personas.
El cambio de mentalidad no implica solamente que las personas
acepten que se puedan llevar audiencias por videoconferencia o
notificaciones electrónicas, en realidad va más allá, pues conlleva
a que las personas funcionarias judiciales adopten las habilidades
necesarias para empezar la transición digital de la justicia cotidia-
na. La justicia digital no es trasplantar las técnicas presenciales al
mundo virtual, sino idear y aplicar nuevas técnicas para resolver
controversias.
Ahora, en relación con el perfil que deben tener las personas
funcionarias judiciales se han hecho varios estudios sobre cuáles
son las habilidades esperadas de las personas administradores
de justicia,34 sin embargo, en el caso de la justicia digital, no son
muchos los esfuerzos por exponer qué se necesita para manejar
tecnologías en tribunales. Más allá de las características que se es-
peran en general, como un alto grado de conocimiento jurídico,
imparcialidad e integridad, la justicia digital requiere de un perfil
particular para manejar de manera responsable y efectiva las he-
34
Véase, Caballero Juárez, José Antonio, “El perfil de los funcionarios ju-
diciales en la unidad jurisdiccional,” Revista del Instituto de la Judicatura
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sobre la carrera judicial 1/2024, México, Instituto Federal de la Escuela
Judicial, 2014; Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México,
Perfil de la y el juez oral de la Ciudad de México, México, Estudios Judiciales
TSJCMDX, 2021.
100 Gustavo Cárdenas Soriano
rramientas tecnológicas en la administración de justicia. Esperar
que las personas funcionarias judiciales puedan aplicar correcta-
mente las tecnologías en distintos procedimientos sin antes haber
adquirido ciertas habilidades terminará por frustrar uno de los
objetivos del CNPCF: mejorar la justicia cotidiana en México.
A continuación, expondré cuatro de las habilidades que deben
tener las personas funcionarias judiciales en cuanto a la justicia
digital. Esto no quiere decir que sean las únicas, pero sí esencia-
les para una correcta interpretación y aplicación de los artículos
del CNPCF que mencionen alguna tecnología. Asimismo, estas
habilidades no son exclusivas para la interacción directa con las
partes, sino en todo lo relacionado con el manejo y operación de
un tribunal:
1. Educación digital;
2. Nueva mentalidad de interpretación;
3. Perspectiva digital en materia probatoria; y
4. Gestión y manejo de la carga laboral con tecnologías digi-
tales.
1. Educación digital
Como mencioné al principio, la justicia digital conlleva la im-
plementación de tecnologías complejas, como las cadenas de
bloques o el metaverso. Si bien todavía hay quienes no pueden
imaginar cómo es que las y los operadores tendrán que utilizar
dichas herramientas en su labor jurisdiccional, en realidad solo
es necesario analizar sus características para evidenciar su posible
uso en los tribunales. Por ejemplo, en el caso del metaverso,35
esta tecnología tiene el potencial para reducir los costos de tras-
35
El metaverso comprende un espacio virtual en el cual las personas pue-
den interactuar entre sí. A diferencia de otras tecnologías, gracias a
entornos de realidad virtual las personas no se sienten tan aisladas de
los demás, en comparación con medios digitales tradicionales.
Justicia digital: habilidades y desafíos 101
lado de las personas usuarias del sistema de justicia para atender
a una audiencia, así como la posibilidad de aminorar situaciones
revictimizantes en situaciones donde una de las partes se sienta
amenazada por compartir el espacio físico con su contraparte. En
el caso de las cadenas de bloques,36 dada su seguridad e inalterabi-
lidad, las personas funcionarias judiciales podrán determinar con
mayor facilidad la fiabilidad y el valor de pruebas que utilicen esta
herramienta.
Aunque el área de conocimiento principal de las personas fun-
cionarias judiciales es el derecho, con la introducción de tecnolo-
gías en el CNPCF, la justicia digital obliga a estas personas a saber
lo suficiente acerca de estas herramientas para poder utilizarlas.
Esto no quiere decir que las personas funcionarias judiciales de-
ban saber lo mismo que un ingeniero en sistemas sobre el funcio-
namiento de las tecnologías, pero lo cierto es que nadie puede
aplicar correctamente lo que no entiende.
Al respecto, el objetivo de esta habilidad es combatir la noción
de que la justicia civil y familiar es obsoleta.37 En realidad, existen
autores que argumentan que el personal judicial, en particular las
personas juzgadoras, tienen la obligación de ser competentes en
cuanto al uso de tecnologías, es decir, saber cómo funcionan estas
herramientas ya no es algo potestativo.38 Lo anterior responde a
varios factores, uno de ellos es el desequilibrio actual que existe
en torno al uso de tecnologías en el sector público y el privado.
Cada vez más abogados y abogadas litigantes comienzan a usar
36
En términos sencillos, una cadena de bloques puede entenderse como
un libro mayor de transacciones que obtiene su seguridad e inmutabili-
dad del hecho de que el registro se comparte entre varias computado-
ras, por lo que para cambiar el registro de un elemento se tendría que
alterar la información en todas las computadoras, lo cual es en extremo
difícil.
37
Centro de Investigación y Docencia Económicas, op. cit., p. 13.
38
Browning, John G., “Should judges have a duty of tech competence?, St.
Mary’s Journal on legal malpractice & ethics, vol. 10, núm. 2, julio de 2020,
p. 176.
102 Gustavo Cárdenas Soriano
herramientas digitales para mejorar su rendimiento. Por ejem-
plo, la empresa canadiense Thomson Reuters creó CoCounsel,
un programa de inteligencia artificial diseñado para ser un asis-
tente legal capaz de revisar documentos, preparar preguntas para
un interrogatorio, buscar información, así como otras habilida-
des que facilitan el trabajo de los litigantes.39 En contraste, como
expondré más adelante, en el sector público es mucho menor la
innovación en cuanto a la innovación tecnológica de las labores
jurisdiccionales.
Ahora, la principal cuestión sobre la adopción de esta habi-
lidad son los costos que implican enseñarle al personal judicial
sobre diferentes tecnologías. Las personas tendrán que destinar
tiempo y esfuerzo para entender la manera en la que diferentes
tecnologías pueden aplicarse conforme a las disposiciones del
CNCPF. Sin este conocimiento será imposible que se apliquen es-
tas herramientas conforme a las disposiciones de la justicia digital.
Como ejemplo de lo anterior está el caso del procedimiento en
línea —regulado en los artículos 957 y 958 del CNCPF—. Está
contemplado el uso de múltiples tecnologías para distintas tareas
(comunicación de las partes, llevar a cabo una audiencia y acre-
ditar la identidad de las personas). Por mejor diseñado que esté
el procedimiento en línea, las personas funcionarias judiciales de-
ben ser capaces de utilizar las herramientas digitales disponibles
y poder explicarles a las partes cómo se van a desahogar ciertos
actos de manera digital. Si las personas funcionarias judiciales no
pueden explicarle el funcionamiento de los sistemas de justicia di-
gital a las partes, entonces los esfuerzos por modernizar el sistema
de justicia civil y familiar habrán sido en vano.
Adquirir y desarrollar esta habilidad no debe entenderse como
un esfuerzo individual que deberán hacer las personas en su tiem-
po libre y con sus propios medios, sino como parte de un plan de
capacitación que debe involucrar a las instituciones. Además, tam-
39
Thomson Reuters, “What can CoCounsel do?”, 2024. Disponible en:
https://casetext.com/cocounsel/
Justicia digital: habilidades y desafíos 103
poco debe considerarse que el conocimiento adquirido se aplica-
rá solo en las relaciones con las partes, ya que la educación digital
también es necesaria para la administración de los tribunales.
2. Nueva mentalidad de interpretación
Además de entender cómo funcionan las tecnologías que tengan
a su disposición, las personas funcionarias judiciales deberán ser
capaces de interpretar de forma adecuada los artículos que con-
forman la justicia digital. Aunque en el mismo CNPCF hay guías
para su interpretación, estas en su mayoría son pautas generales
que no pretenden resolver casos en concreto, ya que esto es res-
ponsabilidad de las personas funcionarias judiciales. Por ejemplo,
el artículo 938 del CNPCF establece que las tecnologías deberán
ser implementos adicionales, progresivos y optativos que deberán
aplicarse en respeto de los derechos humanos y la tutela judicial
efectiva, por lo que no se podrán interpretar de manera restricti-
va.40 Este es un caso claro en el que las personas funcionarias judi-
ciales tienen una pauta en cuanto a la manera de interpretar los
sistemas de justicia digital. Cuando la interpretación de cualquier
disposición que involucre la aplicación de tecnologías, las perso-
nas no podrán concluir en un resultado que vulnere los derechos
de las partes.
El hecho de que las personas funcionarias judiciales sean las
que tengan que interpretar las disposiciones de justicia digital de
manera correcta no significa que sean ellos los que deciden cuán-
do se aplican las tecnologías en un caso, al contrario, conforme
al principio de elegibilidad, son las partes las que tienen el dere-
cho de optar por la tramitación digital y en línea de los procedi-
40
Artículo 938. Los sistemas de justicia digital constituyen implementos
adicionales, progresivos y optativos que deberán aplicarse y usarse en
respeto a los derechos humanos y garantizando el derecho a la tutela
judicial efectiva, por lo que de ninguna forma podrán interpretarse en
forma restrictiva.
104 Gustavo Cárdenas Soriano
mientos. En este supuesto, el papel de las personas funcionarias
judiciales se limita a proponer que un procedimiento se lleve a
cabo bajo esta modalidad y que no se vulnere ningún derecho
fundamental.41 Asimismo, al momento de interpretar, las perso-
nas funcionarias judiciales deben de tomar en cuenta los acuer-
dos que aprueben los consejos de la judicatura respectivos, ya que
a partir de estos se determinarán qué sistemas de justicia digital se
encuentran autorizados.42
Como mencioné en la introducción, la naturaleza de la justicia
digital es flexible. En este sentido, las personas funcionarias judi-
ciales tiene un margen de interpretación, salvo excepciones como
las del artículo 350 del CNCPF, el cual establece que la informa-
ción almacenada en cadenas de bloques pública hace prueba ple-
na.43 Fuera de estos casos, solo existen pautas generales para guiar
la interpretación. Esta habilidad implica un cambio de mentali-
41
Artículo 935. El principio de elegibilidad consiste en que las partes
tienen el derecho de optar voluntariamente que los procedimientos
regulados en el presente Código Nacional se tramiten de forma digital
y en línea. La elegibilidad permitirá la sola integración de expedientes
electrónicos, así como actuaciones y audiencias presenciales o a distan-
cia, indistintamente. La autoridad jurisdiccional podrá proponer que
un procedimiento se lleve a cabo en línea, atendiendo a cada caso en
concreto o en las situaciones en que acontezca un fortuito o fuerza ma-
yor; o bien, cuando para el trámite expedito del procedimiento de que
se trate así convenga. […]
42
Artículo 937. El principio de neutralidad tecnológica consiste en que
este Código Nacional no impondrá preferencias en favor o en contra
de determinada tecnología, ni fomentará artificialmente determinadas
opciones tecnológicas en detrimento de otras. Este principio no limi-
tará o impedirá que se usen los sistemas de justicia digital autorizados,
según lo determinen los Acuerdos que establezcan los Lineamientos
aprobados por el Consejo de la Judicatura respectivo.
43
Artículo 350. […] La información, documentos electrónicos o men-
sajes de datos contenidos o almacenados en una cadena de bloques
pública hacen prueba plena, siempre que no existan circunstancias fe-
hacientes de que los registros vinculados en la cadena de bloques han
sido vulnerados o manipulados sin autorización, o no son confiables.
Justicia digital: habilidades y desafíos 105
dad que permite que las personas responsables de administrar la
justicia civil y familiar entiendan las dinámicas que lleva consigo
la justicia digital.
3. Perspectiva digital en materia probatoria
Junto con la gestión de actividades administrativas, el régimen
probatorio es una de las áreas en las que más han incidido las
tecnologías digitales. Estas herramientas han traído múltiples ven-
tajas a los tribunales, ya que son una forma más accesible de trans-
mitir y manejar información. No obstante, las pruebas ofrecidas y
desahogadas por medios digitales pueden ser alteradas o fabrica-
das de manera que sea muy difícil distinguirlas de pruebas ínte-
gras.44 Por esta razón, las personas funcionarias judiciales tienden
a desconfiar de las pruebas que involucren el uso de tecnologías
de cualquier tipo. Si bien es razonable esta justificación, la solu-
ción no es evitar por completo estas herramientas.
Ahora, uno de mis objetivos, al diseñar el apartado de justi-
cia digital, fue combatir la idea de que las pruebas digitales eran
menos confiables que sus contrapartes físicas. En este sentido,
como lo mencioné, el principio de equivalencia funcional o no
discriminación prohíbe que el personal judicial niegue los efectos
jurídicos de actos o información solo por utilizar herramientas
digitales.45 Este principio es congruente con el desarrollo juris-
prudencial de nuestro orden jurídico, el cual ha establecido que
44
Véase Stoykova, Radina, “Digital evidence: unaddressed threats to fair-
ness and the presumption of innocence”, Computer Law & Security Re-
view, vol. 42, septiembre de 2021; Wu, Hong y Guan Zheng, “Electronic
evidence in the blockchain era: new rules on authenticity and integri-
ty”, Computer Law & Security Review, vol. 36, abril de 2020.
45
Artículo 936. El principio de equivalencia funcional o no discrimina-
ción, para los efectos de los procedimientos que regula este Código
Nacional, se puede interpretar bajo cualesquiera de las siguientes for-
mas: La autoridad jurisdiccional no negará efectos jurídicos, validez o
eficacia probatoria a cualquier tipo de información por la sola razón de
106 Gustavo Cárdenas Soriano
tanto las autoridades como las partes pueden usar tecnologías di-
gitales en diferentes procesos.46 Sin embargo, aunque ya existe un
marco normativo que obliga a las autoridades a analizar las prue-
bas digitales, estas necesitan desarrollar la mentalidad necesaria
para valorar este tipo evidencia sin menospreciarlas solo por estar
contenida en un medio digital. Esta habilidad no implica descar-
tar el modelo de valoración probatoria tradicional, sino comple-
mentarlo con las nuevas oportunidades que presenta el CNPCF.
4. Gestión y manejo de la carga laboral con tecnologías digitales
Uno de los más grandes beneficios que presenta la justicia digital
es su capacidad para aligerar la carga de trabajo que tienen los
tribunales.47 Como expondré en la sección de experiencias com-
paradas, estas herramientas son utilizadas en tareas rudimentarias
y de bajo nivel de complejidad para que las personas funcionarias
judiciales puedan ocuparse con asuntos más complejos. Por esta
razón, es muy importante que este personal tenga claro el alcance
de las tecnologías que pueden aplicar para facilitar su carga de
trabajo.
En este contexto, si bien existen herramientas digitales, como
los programas que utilizan inteligencia artificial, capaces de ana-
lizar grandes cantidades de información y producir un resultado
con base en lo procesado, todavía no llegamos a un punto donde
pueden funcionar sin supervisión humana. En consecuencia, la
mayor parte de las tareas automatizables son de poca dificultad y
que esté contenida en un documento electrónico o en un mensaje de
datos.
46
Tesis 2a./J. 19/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, t. I, abril de 2018 p. 623; Tesis 2a. CII/2017 (10a.), Ga-
ceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, t. II, junio de
2017, p. 1433.
47
Ríos Ruiz, Alma de los Ángeles, “La justicia electrónica en México: vi-
sión comparada con América Latina”, Revista de la Facultad de Derecho de
México, t. LXVI, núm. 266, julio-diciembre de 2016, pp. 400-409.
Justicia digital: habilidades y desafíos 107
en la mayoría de los casos son labores repetitivas. Esto no signifi-
ca que las tecnologías no tengan un impacto significativo en los
tribunales, sino que deben aplicarse con el enfoque correcto para
obtener el mayor provecho posible.
En suma, las personas funcionarias judiciales tiene una gran
responsabilidad en cuanto a la manera en la que implementan la
justicia digital. Sin una buena gestión, incluso las tecnologías más
avanzadas y mejor diseñadas tendrán un impacto insignificante
en la carga laboral de los tribunales; por esto, es fundamental que
estén conscientes de cómo funcionan las tecnologías que tienen
a su disposición y cómo deben de interpretarse, de acuerdo con
las disposiciones de la justicia digital. El desarrollo de estas habi-
lidades se traducirá en la producción de buenas prácticas para
mejorar la justicia civil y familiar. Asimismo, cabe mencionar la in-
terdependencia que tienen estas habilidades, ya que no es posible
incorporar solamente una en el perfil de las personas funcionarias
judiciales. Estamos en un momento histórico en el que el orden
jurídico civil y familiar necesita de personas juzgadoras que pue-
dan manejar diferentes tecnologías. La justicia digital representa
un esfuerzo para combatir la noción de que la justicia en México
es lenta y costosa. La modernización de este sistema necesita de
la voluntad de las personas encargadas de administrar la justicia.
V. EL EFECTO DE LAS TECNOLOGÍAS DIGITALES
EN LOS TRIBUNALES. EXPERIENCIAS COMPARADAS
EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
En comparación con México, otros países han tenido un mayor
avance en la implementación de la justicia digital. Si bien al princi-
pio las tecnologías eran usadas principalmente en la digitalización
de documentos y la implementación de expedientes electrónicos,
en la actualidad existen múltiples casos donde ya se empieza a
considerar la idea de que la tecnología esté directamente involu-
crada en el veredicto —sin que esto quiera decir que su decisión
no será revisada por un ser humano—. En los siguientes párrafos
108 Gustavo Cárdenas Soriano
expondré algunos de los ejemplos que considero más relevantes e
innovadores en este tema.
Aunque en la actualidad son los países del norte global, junto
con China, los que más han explorado maneras de integrar las
tecnologías en los juzgados, los países latinoamericanos y del Cari-
be han implementado también estas herramientas en sus sistemas
de administración de justicia. A diferencia de los primeros, en la
mayoría de los casos se ha limitado su aplicación a crear sistemas
que permitan la digitalización de expedientes, la promoción re-
mota de demandas y la notificación electrónica. En la siguiente
tabla se ejemplifica el uso de tecnologías por países en Latinoamé-
rica y el Caribe en cuanto a la justicia digital:
Año
País Aplicación de la tecnología digital
de implementación
Costa Rica48 Sistema de consulta de expedientes electrónicos. 2013
Plataforma PJE (proceso judicial electrónico): sistema
Brasil49 2004
de gestión de expedientes judiciales en línea.
Ley de Tramitación Electrónica (LTE): incluía la incorpo-
ración del soporte de audio como medio de registro en
Chile50 2016
audiencias orales, sistemas de tramitación digitales y la
carpeta (expediente) electrónica.
Programa de transformación digital de la justicia —fase
Colombia51 I: proyecto de transformación que incluye la notifica- 2022
ción electrónica y la consulta digital de expedientes—.
48
Reglamento sobre Expediente Judicial Electrónico ante el Poder Judi-
cial. Circular núm. 104-2013, 30 de agosto de 2021, Costa Rica.
49
Sousa, Marcos et al., “E-justice in Switzerland and Brazil: paths and ex-
periences”, International Journal for Court Administration 13(2) 3, 2022, p.
11.
50
Gajardo Muñoz, Sergio, “Tramitación judicial electrónica en el Poder
Judicial de Chile”, Sistemas Judiciales. Una perspectiva integral sobre la admi-
nistración de justicia 24, 16 de diciembre de 2021, pp. 28-31.
51
Ministerio de Justicia y Derecho de Colombia, Conoce el programa para la
transformación digital de la Justicia CONPES. 15 de junio de 2022. Disponi-
Justicia digital: habilidades y desafíos 109
Año
País Aplicación de la tecnología digital
de implementación
Expediente Judicial Electrónico (EJE): sistema de gestión
Perú52 2017
y consulta de expedientes judiciales en línea.
Judicial Case Management System (JCMS): sistema de
Jamaica53 2022
gestión de casos judiciales.
Transformación Digital para Mejor Acceso a la Justicia:
Guatemala54 implementación de audiencias virtuales y gestión de 2020
expedientes electrónicos.
Como se puede observar, todas las aplicaciones de tecnologías
en los tribunales han sido implementadas durante la última dé-
cada. Asimismo, los sistemas utilizados se ocupan para tareas del
mismo tipo. Los países mencionados, junto con la mayoría en la
región, se encuentran en un momento en el que siguen probando
la mejor manera de aplicar estas tecnologías en la administración
de justicia. También se necesita tomar en cuenta que cada uno
de los países responde a diferentes características económicas, so-
ciales, jurídicas y culturales, por lo que no se puede esperar que
adopten las mismas estrategias de implementación.
Sin embargo, existe un país en Latinoamérica que decidió apli-
car una tecnología digital —la inteligencia artificial— de manera
ble en: https://www.youtube.com/watch?v=Z1MbDHu7Snk&ab_chan-
nel=MinisteriodeJusticiaydelDerechoColombia.
52
Poder Judicial del Perú, Expediente Judicial Electrónico, Perú, Secretaría
Técnica de la Comisión del Trabajo del Expediente Judicial Electrónico
del Poder Judicial, junio de 2021, p. 11.
53
Williams, Rochelle, “Judicial case management system implementation
advancing”, Jamaica, Jamaica Information Service, 9 de enero de 2022.
Disponible en: https://jis.gov.jm/judicial-case-management-system-im-
plementation-advancing/.
54
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, “Transformación
digital para un mejor acceso a la justicia de las poblaciones en condicio-
nes de vulnerabilidad en la Corte de Constitucionalidad de Guatema-
la”. Proyecto 00130652. Guatemala, 20 de enero de 2021.
110 Gustavo Cárdenas Soriano
más directa en la solución de conflictos. En 2017, en Argentina,
la Fiscalía de Buenos Aires creó PROMETEA, un sistema de inteli-
gencia artificial capaz de elaborar dictámenes judiciales.55 A partir
de casos similares se entrenó a esta herramienta para que pudiera
analizar información para después elaborar un dictamen con la
información de los casos. PROMETEA representa una implemen-
tación consciente de las tecnologías digitales en la administración
de justicia, ya que su elaboración y uso cumple con varios de los
puntos que he tocado a lo largo del artículo.
Para empezar, este sistema fue diseñado específicamente para
cumplir con las necesidades de la Fiscalía de Buenos Aires. En
este sentido, sus datos de entrenamiento consistieron en docu-
mentos elaborados por el mismo tribunal. En cuanto a su aplica-
ción y alcance, desde su diseño se delimitó de manera clara que
este programa no se ocuparía de tareas complejas, sino de casos
sencillos, pero engorrosos. Como resultado, PROMETEA redujo
de noventa minutos a uno el tiempo necesario para elaborar un
pliego de contrataciones, de ciento sesenta y siete a treinta y ocho
días para los procesos de requerimiento a juicio, y de ciento no-
venta a cuarenta y dos días la elaboración de amparos habitacio-
nales con citación a terceros.56
El objetivo de esta herramienta era reducir la carga de trabajo
del personal del tribunal para poder encauzar sus esfuerzos en los
casos complejos. Esta aplicación nunca fue diseñada para reem-
plazar la labor humana, sino para complementarla. PROMETEA
no puede utilizarse sin la intervención de personal que revise los
documentos que produzca y vaya calibrando su conjunto de da-
tos de entrenamiento para evitar problemas sobre o subajuste.57
55
Estévez, Elsa et al., PROMETEA Transformando la administración de justicia
con herramientas de inteligencia artificial, Nueva York, Banco Interamerica-
no de Desarrollo, 2020, p. 4.
56
Idem.
57
El sobreajuste se suele dar con aplicaciones de inteligencia artificial
cuando el modelo que utilizan se vuelve muy bueno para identificar los
Justicia digital: habilidades y desafíos 111
Este caso representa uno de los mejores esfuerzos de un país
latinoamericano por integrar las tecnologías digitales en sus
tribunales, ya que engloba la gran mayoría de los principios y
perspectivas que utilizamos en el Grupo Revisor para diseñar
la justicia digital.
El uso de herramientas como la inteligencia artificial genera-
tiva no es algo que deba tomarse a la ligera. Para asegurar que
la inversión necesaria para implementar estas tecnologías tendrá
buenos resultados es imprescindible realizar un estudio previo
para conocer con exactitud las funciones de los tribunales y las
áreas en las que se pueden beneficiar con este tipo de tecnologías.
Asimismo, una vez que se instauren, las personas funcionarias ju-
diciales deberán de mostrar interés y liderazgo en su manejo, ya
que de lo contrario se reducirán los incentivos de las partes para
aprender a usarlas. Por último, en cuanto estos programas empie-
cen a generar beneficios, se necesita de un panorama claro para
redirigir el tiempo o los recursos en actividades en las que no pue-
dan contribuir estas tecnologías.
Como se puede ver, las maneras en las que se pueden utilizar
las tecnologías son varias. El nivel de integración tecnológica de
los tribunales dependerá de los acuerdos de los consejos de la
judicatura correspondientes, pero también de la disposición de
las personas funcionarias judiciales, así como de su creatividad.
En realidad, la justicia digital fue diseñada para que los tribunales
funjan como motores de cambio en la manera en la que se impar-
te la justicia. Las experiencias de otros países de la región sirven
para poder ubicar el momento en el que se encuentra el país en
términos de desarrollo en esta área, así como para tener una no-
ción de los lugares a los que se pueden llegar.
datos de su conjunto de entrenamiento. En cambio, el subajuste impli-
ca que el modelo no fue entrenado con la información suficiente para
poder cumplir su propósito.
112 Gustavo Cárdenas Soriano
VI. REFLEXIONES —TEMPORALES—
SOBRE LA JUSTICIA DIGITAL EN MÉXICO
Desde que se hizo pública la intención de expedir de una legisla-
ción única en materia procesal civil y familiar existieron voces que
expresaron su oposición a este hecho alegando que trastocaría
de manera irremediable el principio federalista que rige nuestra
Constitución y que omitía cualquier análisis de la justicia civil y
familiar.58 Este tipo de argumentos, por más carentes y falaces que
sean, son habituales cuando se trata de cambios paradigmáticos
en la administración de justicia. Este mismo fenómeno también
ocurre en relación con la justicia digital. Aunque existen posturas
moderadas que ponderan los beneficios y desventajas que implica
la introducción de tecnologías digitales en el Poder Judicial, lo
cierto es que muchas personas todavía no se encuentran conven-
cidas de la viabilidad de esta alternativa, ya sea por la complejidad
que implican algunas tecnologías o por la renuencia a abandonar
los métodos tradicionales, por lo que hay quienes creen que el
sistema de administración de justicia actual no debe de moderni-
zarse.
Lo cierto es que gracias a la publicación del CNPCF y la in-
clusión de la justicia digital, las discusiones sobre si resulta con-
veniente o no integrar tecnologías en la justicia civil y familiar ya
fueron superadas. Los planteamientos que debemos tener en este
momento deben tratar sobre cómo se van a implementar estas
herramientas.
Las personas funcionarias judiciales son una pieza clave para
que la justicia digital pueda implementarse de manera correcta;
por esto, deben desarrollar las habilidades aquí mencionadas, en
58
Ruvalcaba González, Juan Alberto, “Comentarios en torno a la iniciati-
va de reforma constitucional, para facultar al Congreso de la Unión a
expedir la legislación única en materia procesal civil y familiar”, Derecho
global. Estudios sobre derecho y justicia, Guadalajara, núm. 28, 12 de no-
viembre de 2020, p. 115.
Justicia digital: habilidades y desafíos 113
adición a otras que requieran otros libros del CNPCF. A partir
de una aplicación consciente e informada de las tecnologías que
comprenden la justicia digital, las personas funcionarias judicia-
les podrán enfrentar desafíos como los de la brecha digital y la
discriminación algorítmica. El liderazgo que demuestren y la dis-
posición de adoptar estas herramientas incentivará a las perso-
nas usuarias del sistema de justicia a enfrentarse con la curva de
aprendizaje y el apego a los métodos tradicionales.
Si bien es evidente que existen más habilidades necesarias para
las personas funcionarias judiciales que las enunciadas aquí, al
igual que existen más desafíos sobre la justicia digital que los ex-
puestos, este capítulo es uno más de los esfuerzos institucionales
dirigidos a la construcción de personas capaces de adaptarse a las
necesidades sociales. La justicia digital es la mejor oportunidad
para cambiar la noción de que la justicia es un sistema lento, com-
plejo, costoso y discriminatorio, pero se necesita de los esfuerzos
de todas las personas involucradas, no solo de los poderes judi-
ciales, así como de un cambio de mentalidad mediante el que
interioricemos que el futuro de la justicia es digital.
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Ámbitos de validez
y supletoriedad
1
Alma Laurence Contreras Garibay*
SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. ÁMBITOS DE VALIDEZ. 1. Ámbito espacial.
2. Ámbito temporal. 3. Ámbitos personal y material. III. SUPLETORIEDAD. 1. La
supletoriedad en el derecho mexicano. 2. Criterios de la SCJN acerca de la suple-
toriedad. 3. Su importancia en el CNPCF. 4. La supletoriedad del CNPCF en la Ley
de Amparo. A. Sistemas de justicia digital. B. Alegato de oídas. C. Declaración de
parte propia y contraria. IV. CONCLUSIONES. BIBLIOGRAFÍA
RESUMEN: En este capítulo se analizan los ámbitos de validez del Código Na-
cional de Procedimientos Civiles y Familiares (CNPCF o Código). Ámbitos de
validez, supletoriedad, régimen transitorio, Ley de Amparo, declaración especial
de ausencia por desaparición, designación de apoyos extraordinarios, alegato
de oídas, declaración de parte propia y contraria, federalismo, leyes nacionales.
I. INTRODUCCIÓN
El CNPCF supone un antes y un después en la justicia procesal
civil y familiar en México. En este sentido, como se ha venido ex-
plicando a lo largo de este libro, la oralidad y la justicia digital son
los pilares que involucran los cambios más importantes para la ad-
ministración de justicia. Sin embargo, analizar estos elementos so-
lamente no es suficiente para delimitar por completo el perfil que
necesitan las personas funcionarias judiciales de cara a la entrada
en vigor del Código. Por esta razón, en este capítulo expondré
otros aspectos cruciales del CNPCF para entender su impacto en
el derecho mexicano: sus ámbitos de validez y su supletoriedad.
*
Maestra en Resolución de Conflictos y Mediación. Miembro del Grupo Téc-
nico Revisor del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares.
118 Alma Laurence Contreras Garibay
A partir de la explicación de los ámbitos de validez del Có-
digo, advertiré algunos de los desafíos relacionados con su al-
cance y aplicación. En concreto, ahondaré en los problemas
que surgen con su clasificación como Código “nacional” y su
régimen de implementación gradual. Asimismo, explicaré la
lógica detrás de algunos procedimientos nuevos que instituye
el Código: la declaración especial de ausencia por desaparición
y la designación de apoyos extraordinarios. Posteriormente,
desarrollaré los criterios de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN) sobre los requisitos de operación de la supleto-
riedad y enfatizaré la importancia de esta figura en el CNPCF.
Por último, tomando como ejemplo la Ley de Amparo, expli-
caré algunos retos que pueden tener las personas funcionarias
judiciales para aplicar supletoriamente ciertas figuras del Códi-
go, como el alegato de oídas y la declaración de parte propia y
contraria.
En efecto, tanto los ámbitos de validez como la supletoriedad
son indispensables para precisar la influencia que tiene este Có-
digo dentro del panorama jurídico mexicano. Por un lado, los
ámbitos de validez del Código revelarán algunos de los proble-
mas que implica la entrada en vigor de una ley que transformará
drásticamente la manera en la que se administra la justicia civil
y familiar en México. Por ejemplo, el sistema diseñado para su
implementación gradual representa un desafío para los poderes
judiciales locales y federal, ya que no es claro en cuanto a si las
partes ya pueden optar por la aplicación del Código o tendrán
que esperar a las declaratorias de implementación. Por otro lado,
la supletoriedad es un elemento esencial para entender por qué
el impacto del Código no se limita a las materias civil y familiar. Al
estar presente en múltiples legislaciones, las personas funciona-
rias judiciales de otras materias deben desarrollar las competen-
cias necesarias para entender y aplicar esta ley. Las y los operado-
res jurídicos deberán interpretar y aplicar las nuevas figuras que
establece el CNPCF con la naturaleza y los principios detrás de
diferentes ordenamientos.
Ámbitos de validez y supletoriedad 119
II. ÁMBITOS DE VALIDEZ
El tema de la validez de las normas jurídicas ha generado impor-
tantes discusiones jurisprudenciales y doctrinarias que escapan a
los objetivos de esta investigación. Por ahora basta decir que me
referiré a este tema desde los alcances que tiene la aplicación del
CNPCF. Y aunque, a primera vista, los ámbitos de validez del Có-
digo parecen un tema que no contribuye en la definición de los
perfiles de las personas funcionarias judiciales, en realidad, desa-
rrollar cada uno de estos ámbitos ayudará a esclarecer el alcance
de este ordenamiento, esto a su vez permitirá que los órganos ju-
risdiccionales entiendan mejor los efectos de sus sentencias.
En una de las clasificaciones de las normas jurídicas que más
influencia han tenido en nuestro país, Eduardo García Máynez
siguió las ideas de Hans Kelsen, para clasificarlas, desde el punto
de vista de su ámbito de validez, a partir de cuatro contornos o pe-
rímetros relacionados con los alcances que tiene la aplicación de
una norma jurídica: el espacio, el tiempo, la materia y la persona.
En ese sentido, García Máynez señala que: “El ámbito espacial de
validez es la porción del espacio en que un precepto es aplicable;
el temporal está constituido por el lapso durante el cual conserva
su vigencia; el material, por la materia que regula, y el personal, por
los sujetos a quienes obliga”.1
Bajo esta clasificación estructuraré las siguientes ideas, pero re-
conozco que existen otros modelos de pensamiento que analizan
la validez de las normas desde perspectivas distintas e, incluso,
críticas del pensamiento piramidal y positivista de Kelsen.2 En este
1
García Máynez, Eduardo, Introducción al estudio del derecho, 59a. ed., Mé-
xico, Porrúa, 2006, p. 80.
2
Por poner solamente un ejemplo, Francois Ost y Michel Van De Ker-
chove señalan, por una parte, que “la definición de validez… la enten-
demos como eficacia jurídica: en un sistema jurídico dado es válida
aquella norma o acto que surte los efectos jurídicos esperados por su
autor… De paso se mide el interés práctico y político de esta cuestión:
esta concierne nada más y nada menos que al paso del hecho al dere-
120 Alma Laurence Contreras Garibay
sentido, a continuación, explicaré los cuatro ámbitos de validez
del CNPCF y expondré algunos puntos particulares que pueden
presentar desafíos en su implementación.
1. Ámbito espacial
En cuanto a su ámbito espacial de validez, García Máynez señala
que:
Los preceptos del derecho pueden ser generales o locales. Pertene-
cen al primer grupo los vigentes en todo el territorio del Estado; al
segundo, los que solo tienen aplicación en una parte del mismo3
[y que] si aplicamos el citado criterio al derecho mexicano, descu-
briremos que en nuestro país existen, desde ese punto de vista, tres
categorías de leyes, a saber: federales, locales y municipales…4
Desde luego que al hacer esta clasificación no existían las de-
nominadas leyes “nacionales”, sin embargo, en su clasificación, el
CNPCF sería una ley general —en oposición a local— y “federal”,
pues se aplica en todo el territorio nacional. Esto puede ser confu-
so, pero desde ahora aclaro que el CNPCF no es una ley general en
el sentido actual (ley marco que distribuye competencias entre los
distintos órdenes jurídicos). Para definir este ámbito espacial de
validez es necesario revisar la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos (CPEUM) y el CNPCF. Por un lado, la CPEUM,
en la fracción XXX del artículo 73, establece que el Congreso de la
cho…”, y por la otra que, en cuanto a “los criterios de validez, defende-
remos una tesis completamente plural e interactiva. Diferenciaremos
tres formas de validez que corresponden a tres series de exámenes: una
validez formal, una validez empírica y una validez axiológica. Para no-
sotros, se trata de tres dimensiones o de tres polos constitutivos de la
validez, que se combinan y se articulan en proposiciones variables en
todo juicio práctico de validez… las tres dimensiones necesariamente
interactúan apoyándose y oponiéndose unas a otras”. ¿De la pirámide
a la red? Por una teoría dialéctica del derecho, México, Libitium, 2018, pp.
333 y 334.
3
García Máynez, Eduardo, op. cit., p. 80.
4
Idem.
Ámbitos de validez y supletoriedad 121
Unión tiene facultad para expedir la legislación única en materia
procesal civil y familiar,5 por otro lado, el artículo 1o. del CNPCF
señala que sus disposiciones son de observancia general en todo el
territorio nacional.6 Al respecto, el artículo 42 constitucional desa-
rrolla qué debe entenderse por “territorio nacional”.7
Ahora bien, aunque parece que ya no habría más que explicar
sobre este punto, en realidad sí existe al menos una cuestión adi-
cional que amerita su estudio. A saber, para terminar de entender
el ámbito espacial de validez del Código es necesario precisar si
estamos tratando con una ley general, federal o nacional. Dicha
clasificación es importante porque ayuda a definir su relación con
otros ordenamientos, de acuerdo con el carácter federalista de
nuestra Constitución. Así, el Pleno de la SCJN ya se ha pronun-
ciado sobre la naturaleza de las leyes generales y federales. En el
primer caso, las y los ministros de la SCJN las definieron como:
[...] normas expedidas por el Congreso de la Unión que distribu-
yen competencias entre los distintos niveles de gobierno en las
5
Artículo 73. El Congreso tiene facultad: […] XXX. Para expedir la le-
gislación única en materia procesal civil y familiar, así como sobre extin-
ción de dominio en los términos del artículo 22 de esta Constitución;
[…]
6
Artículo 1o. Las disposiciones de este Código Nacional son de orden
público, interés social y observancia general en todo el territorio nacio-
nal, tienen por objeto establecer la regulación procesal civil y familiar,
con base en los derechos humanos previstos en la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y en los Tratados Internacionales de
los que el Estado mexicano sea parte.
7
Artículo 42. El territorio nacional comprende: I. El de las partes inte-
grantes de la Federación; II. El de las islas, incluyendo los arrecifes y
cayos en los mares adyacentes; III. El de las islas de Guadalupe y las de
Revillagigedo situadas en el Océano Pacífico; IV. La plataforma con-
tinental y los zócalos submarinos de las islas, cayos y arrecifes; V. Las
aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija el
Derecho Internacional y las marítimas interiores; VI. El espacio situado
sobre el territorio nacional, con la extensión y modalidades que esta-
blezca el propio Derecho Internacional.
122 Alma Laurence Contreras Garibay
materias concurrentes y sientan las bases para su regulación, de
ahí que no pretenden agotar la regulación de la materia respec-
tiva, sino que buscan ser la plataforma mínima desde la que las
entidades puedan darse sus propias normas tomando en cuenta su
realidad social.8
En cambio, las leyes federales fueron explicadas de la siguiente
manera: “aquellas que regulan las atribuciones conferidas a de-
terminados órganos con el objeto de trascender únicamente al
ámbito federal […]”.9
A partir de las tesis anteriores resulta clara la diferencia entre
estos tipos de leyes, así como la importancia que tienen para las
personas funcionarias judiciales. En el caso de las leyes generales,
las personas funcionarias judiciales deberán de tener en cuenta la
distribución competencial al momento de lidiar con una disposi-
ción, en cambio, para las leyes federales solo deberán de concen-
trarse en un nivel de gobierno.
Sin embargo, aun tomando en consideración las distinciones
mencionadas, el CNPCF sigue presentando un desafío, ya que la
SCJN aún no se ha pronunciado sobre lo que significan las leyes
“nacionales” dentro de nuestro orden jurídico.10 En esta discusión
sobre la naturaleza de las leyes “nacionales”, hay quienes, por un
lado, sostienen que el CNPCF es una ley federal —a pesar de su
denominación como “nacional”— dado que la competencia para
regular el derecho adjetivo civil y familiar es exclusiva de la Fede-
ración, y, por otro lado, hay quienes sostienen que no es federal,
sino precisamente “nacional”, pues su aplicación va más allá del
ámbito federal, ya que el CNPCF lo deberán aplicar también las
entidades federativas para hacer efectivo el derecho sustantivo
8
Tesis P./J. 5/2010, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Novena
Época, t. XXXI, febrero de 2010, p. 2322.
9
Tesis P. VII/2007, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Novena
Época, t. XXV, abril de 2007, p. 5.
10
Algunos juristas, como Mario de la Cueva, consideran que además del
orden local y del orden federal existe un orden nacional superior a los
antes mencionados en el cual sus normas son las leyes constitucionales.
Ámbitos de validez y supletoriedad 123
civil y familiar regulado por normas emitidas por las entidades
federativas.
Se trata de una discusión actual e inacabada que será definida
seguramente en los siguientes años por los tribunales federales y
por la SCJN, sin embargo, al aplicar sus disposiciones, las perso-
nas funcionarias judiciales deben considerar que el CNPCF fue
pensado como una solución procesal a los problemas nacionales
de la justicia cotidiana, pero entendiendo que los problemas que
tienen un lugar determinado no son exactamente iguales a los
de otro lugar, ni se resuelven de la misma forma. Debe recordar-
se siempre que es una ley adjetiva aplicable en todo el territorio
nacional, pero que las leyes sustantivas que se harán efectivas a
través de ella son las emitidas por la Federación o las entidades
federativas, en el ámbito de sus competencias. Con esa mirada es
que debe mejorarse la justicia cotidiana en materia civil y familiar
a nivel nacional.
2. Ámbito temporal
En cuanto al ámbito temporal de validez, García Máynez señala
que:
Las normas jurídicas pueden ser de vigencia determinada o in-
determinada. Podemos definir las primeras como aquellas cuyo
ámbito temporal de validez formal se encuentra establecido de
antemano; las segundas, como aquellas cuyo lapso de vigencia no
se ha fijado desde un principio… y solo pierde su vigencia cuando
es abrogada, expresa o tácitamente.11
En ese sentido, el CNPCF tiene una vigencia indeterminada,
pues se prevén las reglas para el inicio de esta, pero no se señala el
término de ella. Al respecto, el CNPCF prevé en su régimen tran-
sitorio un sistema gradual para su entrada en vigor, que funda-
mentalmente consiste en que la Federación y las entidades federa-
tivas deben seguir un proceso específico, en el cual los congresos
11
García Máynez, Eduardo, op. cit., p. 81.
124 Alma Laurence Contreras Garibay
federal y locales son los facultados para emitir las declaratorias
de entrada en vigor del Código, después de que los poderes ju-
diciales federal y locales, respectivamente, las soliciten, sin que
el inicio de su vigencia pueda exceder del 1o. de abril de 2027.12
En ese sentido, las personas funcionarias judiciales tienen hasta
entonces para desarrollar las habilidades necesarias para aplicar-
lo correctamente. Aunque el CNPCF fue publicado en junio de
2023, la fecha límite ya mencionada fue elegida porque existen
múltiples cuestiones —tanto presupuestales como de infraestruc-
tura y capacitación— que deben ser resueltas por las entidades
federativas para garantizar que los tribunales no colapsen bajo un
modelo tan diferente al que estaban acostumbrados.
En la actualidad, la Ciudad de México es la única entidad fe-
derativa en donde se ha emitido la declaratoria de vigencia del
CNPCF. A través de este caso, se han podido evidenciar los obstá-
culos presentes para los poderes judiciales, tales como la falta de
infraestructura y organización para pasar de un modelo oral al
digital. Aunque la declaratoria preveía un sistema de implemen-
tación escalonada del Código y hasta el momento solo dos tipos
de juicios se tramitan bajo esta nueva ley,13 el Poder Judicial local
tuvo que presentar una propuesta de modificación para posponer
la implementación de las siguientes fases. Al respecto, los encarga-
12
Artículo Segundo. La aplicación de lo dispuesto en el Código Nacional
de Procedimientos Civiles y Familiares previsto en el presente Decreto,
entrará en vigor gradualmente, como sigue: en el Orden Federal, de
conformidad con la Declaratoria que indistinta y sucesivamente reali-
cen las Cámaras de Diputados y Senadores que integran el Congreso de
la Unión, previa solicitud del Poder Judicial de la Federación, sin que
la misma pueda exceder del 1o. de abril de 2027.
En el caso de las Entidades Federativas, el presente Código Nacional,
entrará en vigor en cada una de estas de conformidad con la Declara-
toria que al efecto emita el Congreso Local, previa solicitud del Poder
Judicial del Estado correspondiente, sin que la misma pueda exceder
del 1o. de abril de 2027…
13
Disponible en: https://data.consejeria.cdmx.gob.mx/portal_old/uploads/
gacetas/cc1b2574fd3cfeb45b31804ab786444e.pdf.
Ámbitos de validez y supletoriedad 125
dos de su implementación señalaron como obstáculos la falta de
presupuesto, la necesidad de capacitar a las personas funcionarias
judiciales y el arraigo de prácticas artesanales en tribunales.14 Este
caso solo reafirma la importancia de que las entidades federativas
empiecen a llevar a cabo las reformas y ajustes necesarios, porque
después del 1o. de abril de 2027 ya no se podrán prolongar los
plazos para la aplicación del CNPCF. Ahora bien, de acuerdo con
el artículo quinto transitorio de la reforma constitucional publica-
da en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre de 2017:
La legislación procesal civil y familiar de la Federación y de las
entidades federativas continuará vigente hasta en tanto entre en
vigor la legislación a que se refiere la fracción XXX del artículo
73 constitucional, adicionada mediante el presente Decreto, y de
conformidad con el régimen transitorio que la misma prevea.
Esto se complementa con el artículo tercero transitorio del
CNPCF, pues establece que, una vez que entre en vigor el CNPCF
en los ámbitos federal y local, “se abrogan el Código Federal de
Procedimientos Civiles, así como la legislación procesal civil y fa-
miliar de las Entidades Federativas”. Al respecto, Kelsen señala
que:
Una norma jurídica puede también anular con fuerza retroactiva
la validez de una norma jurídica general promulgada con ante-
rioridad, de tal modo que no solo quede anulada para el futuro
la validez de una norma jurídica (y, por consiguiente, no deba ser
aplicada más en el futuro), sino que los actos coactivos ejecutados
como sanciones bajo la norma jurídica anterior queden despoja-
dos de su carácter de penas o ejecuciones civiles… Es verdad que
no cabe hacer que lo que ocurrió no haya ocurrido, pero la in-
terpretación normativa de lo que hace tiempo ocurrió puede más
tarde transformarse en virtud de normas establecidas con posterio-
ridad al acontecimiento sujeto a interpretación.15
14
Disponible en: https://intranet.poderjudicialcdmx.gob.mx/wp-con-
tent/uploads/2025/02/250216_Comunicado-PJCDMX.pdf.
15
Kelsen, Hans, Teoría general de las normas, Madrid, Marcial Pons Edicio-
nes Jurídicas y Sociales, 2018, p. 166.
126 Alma Laurence Contreras Garibay
En ese sentido, conforme al artículo cuarto del régimen tran-
sitorio del CNPCF, los procedimientos que se encontraban en trá-
mite al momento de la entrada en vigor de este se llevarán a cabo
de acuerdo con la legislación aplicable al iniciarse, “salvo que las
partes opten por la regulación del Código Nacional”.16 A su vez,
Kelsen establece que:
Por lo que se refiere al ámbito de validez temporal de una norma
positiva hay que distinguir entre el tiempo anterior y el tiempo
posterior al momento del establecimiento de la norma. Por regla
general las normas se refieren solo a la conducta futura, es decir,
a la conducta que tiene lugar después de que la norma ha sido
establecida. Naturalmente pueden referirse también al pasado, es
decir, a una conducta que tuvo lugar antes de que la norma fuera
establecida. Esto es generalmente reconocido tratándose de nor-
mas jurídicas. En ese caso se habla de la “fuerza retroactiva” de
una norma jurídica.17
Sin embargo, la última parte del citado artículo cuarto tran-
sitorio (“salvo que las partes opten por la regulación del Código
Nacional”) resulta contraria a la lógica de la declaratoria de vi-
gencia, ya que coloca la voluntad de las partes por encima de la
planeación que se necesita para afrontar los obstáculos que deben
atender las autoridades judiciales para implementar el CNPCF
y, probablemente, a la misma lógica con la que se regularon los
procedimientos anteriores y los del CNPCF. Como mencioné en
párrafos anteriores, la Federación y las entidades federativas si-
guen ideando la mejor manera de adaptar sus tribunales para im-
plementar de forma correcta las disposiciones del Código, por lo
16
Artículo Cuarto. Los procedimientos civiles y familiares que a la entrada
en vigor del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares se
encuentren en trámite, continuarán su sustanciación de conformidad
con la legislación aplicable en el momento del inicio de los mismos,
salvo que las partes conjuntamente opten por la regulación del Código
Nacional. No procederá la acumulación de procesos civiles y familiares
cuando alguno de ellos se esté tramitando conforme al presente Códi-
go Nacional, y el otro proceso conforme a un Código abrogado.
17
Kelsen, Hans, op. cit., p. 165.
Ámbitos de validez y supletoriedad 127
que no considero que sea la mejor idea que las partes tengan la
facultad de decidir, unilateralmente, la aplicación de un ordena-
miento para el que todavía no se está listo o que no es completa-
mente acorde con las etapas o reglas procesales seguidas bajo la
ley anterior.
3. Ámbitos personal y material
Los ámbitos material y personal de validez se analizarán de forma
conjunta, pues:
[…] la conducta regulada por normas es conducta humana, con-
ducta de seres humanos, de modo que en cada conducta deter-
minada en una norma hay que distinguir un elemento personal
y un elemento material: la persona que debe comportarse de un
determinado modo, y el modo como debe comportarse y en qué
condiciones. Ambos elementos están inseparablemente unidos18
[esto porque] en la medida en que la norma prescribe, permite po-
sitivamente o autoriza una determinada conducta, no es la perso-
na en su totalidad la que está comprendida en la norma y sometida
a ella, sino siempre solo una determinada conducta suya.19
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) en el Censo Nacional de Impartición de Justi-
cia Federal (CNIJF) 2024, más del 70% de las sentencias emitidas
por los poderes judiciales federal y locales fueron en materia civil
o familiar.20 Este resultado ha sido la tendencia dominante en las
últimas décadas y sirve como un indicador acerca del tipo de con-
flictos a los que se enfrentan las y los mexicanos. En este sentido,
la reforma constitucional de 2017 que dio lugar al CNPCF tuvo
como objetivo volver la justicia civil y familiar algo más accesible y
cercano a las personas usuarias del sistema de justicia. Tomando
en consideración lo anterior, considero esencial exponer algunas
18
Ibidem, 167.
19
Idem.
20
INEGI, Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2024, México, 20
de noviembre de 2024, p. 33.
128 Alma Laurence Contreras Garibay
de las materias que aborda el CNPCF y a quiénes van dirigidas sus
disposiciones.
A partir de un análisis material y subjetivo de los diez libros
que componen este ordenamiento es claro que uno de sus obje-
tivos es la protección de las comunidades vulnerables en México.
Como ejemplo de lo anterior tenemos la introducción de algunos
procedimientos que no existían en los ordenamientos que ante-
cedieron al CNPCF. Un caso en particular es el de la declaración
especial de ausencia por desaparición, la cual fue agregada al Có-
digo con el objetivo de ayudar a los familiares de personas desapa-
recidas a salir del estado de indefensión que provoca la ausencia
repentina e inexplicable de una persona. Esta declaración preten-
de afrontar uno de los problemas más importantes de la realidad
de las y los mexicanos.
Asimismo, otro procedimiento que exhibe la intención de pro-
teger a las comunidades vulnerables es el de designación de apo-
yos extraordinarios. Aunque esta figura tenía un procedimiento
análogo en los códigos que antecedieron al CNPCF, cabe resaltar
los cambios que hicimos en el Grupo Revisor. La intención detrás
de su incorporación parte de las críticas que se hicieron en contra
del modelo de interdicción que teníamos en México, en el cual, a
los representantes se les otorgaban facultades excesivas para deci-
dir acerca del patrimonio y seguridad de la persona interdicta.21
Ahora, en el caso de que una persona no pueda expresar su volun-
tad por ningún medio y no haya designado apoyos de manera an-
ticipada, la persona juzgadora ya no podrá elegir a un individuo
para que de manera irrestricta decida sobre la vida de la persona
con discapacidad. Gracias a esta nueva figura, las autoridades ju-
21
De hecho, el artículo décimo noveno del régimen transitorio del
CNPCF deroga la figura de interdicción. Se derogan todas aquellas dis-
posiciones que establezcan procedimientos de interdicción, cuyo efec-
to sea restringir la capacidad jurídica de las personas mayores de 18
años, de conformidad con lo previsto por las Disposiciones Transitorias
del presente Decreto.
Ámbitos de validez y supletoriedad 129
risdiccionales deberán realizar “esfuerzos reales, considerables y
pertinentes”22 para tratar de conocer cuál hubiera sido la volun-
tad de la persona a la que se le aplica.
Los ejemplos anteriores ilustran cómo el CNPCF adopta una
nueva forma de administrar la justicia civil y familiar en Méxi-
co. Bajo esta nueva óptica, las personas funcionarias judiciales
deben advertir que el Código fue elaborado para proteger los
derechos de las personas más vulnerables. En este sentido, com-
prender los ámbitos de validez del CNPCF contribuye a dicho
entendimiento, ya que conocer los alcances del Código en cuan-
to a su territorio, temporalidad, materias y personas a las que se
les aplica les permite a las personas funcionarias judiciales orien-
tar su entendimiento de los artículos hacia los objetivos detrás
de esta legislación: la protección de los derechos de las personas
que históricamente han sido más ignoradas por el sistema de
justicia en México.
Ahora, aunque en esta sección enfaticé los alcances del Códi-
go en materia civil y familiar, esto no quiere decir que su impac-
to se circunscribe a estas dos áreas, al contrario, en el siguiente
apartado explicaré cómo es que el CNPCF, mediante la supleto-
riedad, resulta fundamental para la mayoría de las materias en
México.
22
Artículo 446. La autoridad jurisdiccional, en casos excepcionales, pue-
de determinar los apoyos necesarios para personas de quienes no se
pueda conocer su voluntad por ningún medio y no hayan designado
apoyos ni hayan previsto su designación anticipada. Esta medida úni-
camente procederá después de haber realizado esfuerzos reales, consi-
derables y pertinentes para conocer una manifestación de voluntad de
la persona, y de haberle prestado las medidas de accesibilidad y ajustes
razonables, y la designación de apoyos sea necesaria para el ejercicio
y protección de sus derechos. Si se hubiere realizado una designación
anticipada de apoyos, se estará a su contenido. El procedimiento para
la designación extraordinaria de apoyos se llevará a cabo ante autori-
dad jurisdiccional civil o familiar, en su caso, en forma sumaria en una
audiencia oral en los términos de este Código Nacional.
130 Alma Laurence Contreras Garibay
III. SUPLETORIEDAD
El artículo décimo tercero del régimen transitorio del CNPCF es-
tablece que toda referencia a las legislaciones procesales civiles y
familiares, tanto federal como locales, se entenderán al Código,23
lo cual implica que conforme vaya entrando en vigor esta ley se
convertirá en una de las legislaciones con mayor supletoriedad en
el derecho mexicano. Es decir que, para el 1o. de abril de 2027, el
Código será supletorio para más de setenta ordenamientos, den-
tro de los cuales están las leyes más trascendentales en el país.
Para ilustrar este punto, a continuación, expondré una tabla que
enlista algunas de las legislaciones que ocuparán el Código de ma-
nera supletoria:
Ordenamiento Artículos
Código de Comercio 1054, 1061 Bis, 1063, 1393 y 1414
Código Fiscal de la Federación 130
Código Militar de Procedimientos Penales 137
Código Nacional de Procedimientos Penales 138
Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del
11 y 61
Sector Público
Ley de Aeropuertos 4, fracc. VI
Ley de Ahorro y Crédito Popular 129
Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y
107 de la Constitución Política de los Estados Unidos 2, 10 y 27 fracc. II, III, inciso a)
Mexicanos
Ley de Asociaciones Público-Privadas 9 fracc. IV
Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público 36
23
Artículo Décimo Tercero. Toda referencia a la legislación procesal ci-
vil y familiar federal y de las entidades federativas, en ordenamientos
diversos, se entenderá a partir de la vigencia en las mismas, al Código
Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares.
Ámbitos de validez y supletoriedad 131
Ordenamiento Artículos
Ley de Aviación Civil 4 fracc. IV
Ley de Caminos, Puentes Autotransporte Federal 4 fracc. II
Ley de Concursos Mercantiles 8, fracc. IV
Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar 118 y 149
Ley de Firma Electrónica Avanzada 6
Ley de Fondos de Aseguramiento Agropecuario y Rural 6 fracc. IV
Ley de Fondos de Inversión 84 Bis
Ley de Instituciones de Crédito 109 Bis y 255
Ley de la Fiscalía General de la República 68
Ley de la Policía Federal 42
Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro 111
Ley de Navegación y Comercio Marítimos 6 fracc. VII, 105 y 275
Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con
13 y 79 fracc. IV
las Mismas
Ley de Protección y Defensa al Usuario de Servicios
11 fracc. V. Bis. y 75 fracc. VIII
Financieros
Ley de Responsabilidad Civil por Daños Nucleares 25
Ley de Seguridad Nacional 8, fracc. III
Ley de Sistemas de Pagos 9, 12 y 33
Ley sobre la Celebración de Tratados 11
Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario 5
Ley Reglamentaria del Artículo 6o., párrafo prime-
ro, de la Constitución Política de los Estados Unidos 8 y 35
Mexicanos, en Materia del Derecho de Réplica
Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo
105 de la Constitución Política de los Estados Unidos 1
Mexicanos
132 Alma Laurence Contreras Garibay
Ordenamiento Artículos
Ley Reglamentaria de la Fracción XIII Bis del Apartado
B, del Artículo 123 de la Constitución Política de los 5
Estados Unidos Mexicanos
Ley Reglamentaria de la Fracción VI del Artículo 76 de la
4
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
Ley para regular las Instituciones de Tecnología Finan-
102
ciera
Ley para regular las Agrupaciones Financieras 141
Ley para regular las Actividades de las Sociedades
97
Cooperativas de Ahorro y Préstamo
Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Ser-
30
vicios Financieros
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación 58, 59, 86, y 123
Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia
13
del Distrito Federal
Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los
delitos en materia de Trata de Personas y para la Pro- 50
tección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos
Ley General del Sistema de Medios de Impugnación
4 y 95
en Materia Electoral
Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección
202
al Ambiente
Ley General de Turismo 73
Ley General de Salud 450
Ley General de Protección de Datos Personales en Po-
9
sesión de Sujetos Obligados
Ley General de Organizaciones y Actividades Auxilia-
88 y Bis. 4
res del Crédito
Ley General de Mecanismos Alternativos de Solución
1, 4, 30, 46, y 86
de Controversias
Ley General de Archivos 3
Ámbitos de validez y supletoriedad 133
Ordenamiento Artículos
Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológi-
5 Ter
cos, Artísticos e Históricos
Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación 47
Ley Federal para el Control de Sustancias Químicas
Susceptibles de Desvío para la Fabricación de Armas 4, 63 y 71
Químicas
Ley Federal del Derecho de Autor 10 y 213
Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión 6
Ley Federal de Responsabilidad Ambiental 9, 27, 28, 32, 35, 37, 38, 43 y 47
Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de
11
los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas
Ley Federal de Protección de Datos Personales en Po-
5
sesión de los Particulares
Ley del Sistema Público de Radiodifusión del Estado
9
Mexicano
Ley del Sistema Nacional de Información Estadística
126
y Geográfica
Ley del Mercado de Valores 139
La tabla anterior ayuda a dimensionar el impacto del Código
más allá del derecho procesal civil y familiar. Además, demuestra
por qué es conveniente desarrollar habilidades necesarias para en-
tender y aplicar con precisión las disposiciones de dicho ordena-
miento. En vista de lo anterior, en los siguientes párrafos ahondaré
en la figura de la supletoriedad en el derecho mexicano, su impor-
tancia en el CNPCF y cómo puede influir en uno de los ordena-
mientos de mayor trascendencia en México: la Ley de Amparo.
1. La supletoriedad en el derecho mexicano
La SCJN ya se ha pronunciado acerca de esta figura, tanto de ma-
nera general como tratándose de ordenamientos específicos. Al
134 Alma Laurence Contreras Garibay
respecto, con independencia de las leyes involucradas, las y los
ministros coincidieron en que la supletoriedad cumple con la si-
guiente función: “integrar una omisión en la ley o para interpre-
tar sus disposiciones y que se integren con otras normas o prin-
cipios generales contenidos en otras leyes”.24 Como resultado, al
momento de resolver un asunto en el cual la ley en la materia
no se pronuncia al respecto o lo hace de manera insuficiente, las
personas funcionarias judiciales pueden utilizar esta figura para
subsanar el vacio legal, siempre que el ordenamiento a suplir lo
permita.
Ahora, antes de profundizar en los requisitos particulares para
aplicar la supletoriedad, cabe preguntarse por qué existen estas
lagunas, en primer lugar. Al respecto, en cualquier legislación,
a pesar del nivel de esfuerzo y cuidado con la que haya sido ela-
borada, se encuentra sujeta al error humano, por lo que siempre
existirá la posibilidad de que las y los legisladores no hayan inclui-
do un supuesto. A lo anterior hay que sumar el hecho de que un
sistema jurídico nunca podrá estar a la par con la realidad social
que trata de regular, por lo que siempre habrá situaciones que no
se contemplaron mientras se elaboraba la ley. Asimismo, las lagu-
nas legales también pueden ser axiológicas cuando sí existe una
norma, pero la persona juzgadora no la considera conveniente
para las partes, por lo que decide no aplicarla.25 En ambos casos
existe una situación donde se tiene que llenar un vacío legal.
Sin embargo, la ausencia de regulación no siempre es acciden-
tal o indeseada. En realidad, en la mayoría de los casos, las y los
legisladores optan por crear leyes a sabiendas de que omitieron
regular ciertos supuestos, ya que intentar contemplar todos los
24
Tesis 2a./J. 34/2013 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, t. 2, libro XVIII, marzo de 2003, p. 1065.
25
Garrido Castillo, Salvador, “Lagunas del derecho y el dogma de la ple-
nitud del sistema jurídico”, Revista del Instituto de la Judicatura Federal,
núm. 27, 2009, p. 39.
Ámbitos de validez y supletoriedad 135
escenarios en una legislación dificulta su aplicación y ejecución.26
La sobrerregulación aumenta considerablemente los costos para
asegurarse que las leyes se están cumpliendo, por lo que es prefe-
rible la creación de legislaciones que establezcan criterios orien-
tadores y se apoyen en otros ordenamientos para armonizar la
aplicación del derecho y facilitar la resolución de controversias.27
2. Criterios de la SCJN acerca de la supletoriedad
Lo primero que cabe mencionar acerca de esta figura es que no
funciona de manera automática, al contrario, las y los ministros
de la SCJN han establecido múltiples requisitos para su opera-
ción, mismos que se exponen a continuación:
a)
El ordenamiento legal a suplir establezca expresamente esa
posibilidad, indicando la ley o normas que pueden aplicarse
supletoriamente, o que un ordenamiento establezca que aplica,
total o parcialmente, de manera supletoria a otros ordenamien-
tos;
b) La ley a suplir no contemple la institución o las cuestiones jurí-
dicas que pretenden aplicarse supletoriamente o, aun estable-
ciéndolas, no las desarrolle o las regule deficientemente;
c) Esa omisión o vacío legislativo haga necesaria la aplicación su-
pletoria de normas para solucionar la controversia o el proble-
ma jurídico planteado, sin que sea válido atender a cuestiones
jurídicas que el legislador no tuvo intención de establecer en
la ley a suplir;
d) Las normas aplicables supletoriamente no contraríen el ordena-
miento legal a suplir, sino que sean congruentes con sus prin-
cipios y con las bases que rigen específicamente la institución
de que se trate.28
26
Tesis XI.1o.A.T.11 K (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, l. 1, t. II, libro XVIII, diciembre de 2013, p. 1189.
27
Ibarra, Luis Guillermo, El aprovechamiento sustentable de la energía en la
administración pública federal mexicana: un ejemplo de sobrerregulación, Mé-
xico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2013, pp. 13 y 14.
28
Tesis 1a. LXVI/2010, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Nove-
na Época, t. XXXI, libro XVIII, abril de 2010, p. 1867.
136 Alma Laurence Contreras Garibay
Como se puede ver, el principal objeto detrás de estas restric-
ciones es evitar que las personas juzgadoras puedan utilizar la
supletoriedad como un mecanismo para aplicar las disposicio-
nes arbitrariamente sin importar la lógica detrás de los ordena-
mientos. Asimismo, estos criterios están diseñados para que no
se utilicen figuras contrarias a la naturaleza de la legislación que
se pretende suplir, aun cuando su aplicación pueda resolver una
controversia.
En adición a lo anterior, aun cuando se esté frente a un asun-
to donde se cumplan todas las condiciones ya mencionadas, la
persona juzgadora deberá determinar si la supletoriedad de una
figura operará por completo o si únicamente se aplicará una parte
del precepto legal. Sobre esto, la SCJN estableció que la supleto-
riedad de una norma puede operar de manera parcial, lo cual
resalta su naturaleza excepcional.29 A partir de lo anterior es claro
que las y los ministros se aseguraron de que las disposiciones su-
pletorias afecten lo menos posible a la lógica del ordenamiento a
suplir, protegiendo las intenciones detrás del diseño de las leyes.
3. Su importancia en el CNPCF
Como se explicó en párrafos anteriores, el CNPCF implica la ho-
mologación del derecho procesal civil y familiar en México. En
lugar de que la Federación y cada entidad federativa tenga su pro-
pio código en la materia, ahora habrá solo una legislación aplica-
ble, lo cual facilitará el acceso a la justicia de las y los mexicanos,
ya que no habrá confusiones con los plazos y procedimientos.30
Sin embargo, este nuevo ordenamiento tiene un alcance mucho
29
Contradicción de Tesis 102/2017. 25 de abril de 2018. Unanimidad de
Votos. Ponente: Norma Lucía Piña Hernández. Secretarios: Laura Patri-
cia Román Silva y Ricardo García de la Rosa, p. 56.
30
Artículo Tercero. De conformidad con el Artículo Segundo de las Dis-
posiciones Transitorias de este Decreto, se abrogan el Código Federal
de Procedimientos Civiles, así como la legislación procesal civil y fami-
liar de las entidades federativas.
Ámbitos de validez y supletoriedad 137
mayor que el derecho procesal civil y familiar. A partir de su entra-
da en vigor e implementación, el CNPCF tendrá una incidencia
en todos los ordenamientos en los que se haya permitido una su-
pletoriedad procesal civil o familiar.
La tabla que expuse al principio del apartado es solo una mues-
tra de todas las legislaciones en las cuales el CNPCF será suple-
torio. Lo cierto es que resulta innegable el impacto que tendrá
esta ley en el actuar de las personas funcionarias judiciales. Serán
pocas las instancias en las que no se necesite aplicar el Código, ya
que, aunque no se trate de un asunto en materia civil o familiar, es
probable que en caso de un vacío legal la respuesta se encuentre
en este ordenamiento.
4. La supletoriedad del CNPCF en la Ley de Amparo
Si bien es cierto que existen requisitos generales para la opera-
ción de la supletoriedad en una ley, de acuerdo con la jurispru-
dencia establecida por la SCJN, su aplicación depende en gran
medida del ordenamiento que se planee suplir.31 Dependiendo
de la legislación, las personas funcionarias judiciales tendrán que
ponderar diferentes factores.
Por lo tanto, para efectos de este capítulo me pareció correcto
abordar la supletoriedad respecto de una legislación, en específi-
co: la Ley de Amparo. En el segundo párrafo del artículo 2o., esta
ley establece que el Código Federal de Procedimientos Civiles y,
en su defecto, los principios generales del derecho serán supleto-
rios cuando no exista disposición alguna.32 Asimismo, conforme
31
Para demostrar este punto, véase la Tesis 2a. LXXII/95, Gaceta del Se-
manario Judicial de la Federación, Novena Época, t. II, agosto de 1995, p.
279; Tesis 1a. XXII.2o.16 C, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Novena Época, t. XX, agosto de 2004, p. 1689.
32
Artículo 2o. El juicio de amparo se tramitará en vía directa o indirecta.
Se substanciará y resolverá de acuerdo con las formas y procedimientos
que establece esta Ley.
138 Alma Laurence Contreras Garibay
al régimen transitorio del CNPCF,33 cualquier referencia en dis-
tintos ordenamientos a la legislación procesal civil y familiar de la
Federación o de las entidades federativas se entiende al Código,
por lo que se debe estudiar qué figuras previstas en esta legisla-
ción podrían llegar a utilizarse en la Ley de Amparo. Dada la ex-
tensión del presente libro y los criterios existentes respecto de al-
gunas instituciones no expondré todas las figuras que pueden ser
supletorias, sino las que considero que tendrán un gran impacto y
no estaban contempladas en la legislación anterior.
A. Sistemas de justicia digital
Si bien la Ley de Amparo ya contempla el uso de algunas tecno-
logías en ciertos procedimientos, como en el caso del expediente
digital, esto no precluye la posibilidad de llevar a cabo audiencias
o diligencias previstas en la Ley de Amparo bajo la modalidad vir-
tual. Al contrario, el uso de dichas tecnologías representa un in-
centivo para las personas funcionarias judiciales de hacer que los
juicios se resuelvan más rápido y con menos costos para las partes.
Además, las audiencias virtuales presentan las siguientes ventajas
sobre las presenciales: ayudan a ampliar el acceso a personas in-
térpretes y traductoras para las partes, ofrecen protección adicio-
nal para las personas en calidad de testigos protegidos, reducen la
revictimización y el trauma provocado a las personas y aumentan
la participación de las personas que no tienen los recursos para
trasladarse a los juzgados.34
A falta de disposición expresa se aplicará en forma supletoria el Código
Federal de Procedimientos Civiles y, en su defecto, los principios gene-
rales del derecho.
33
Artículo Décimo Tercero. Toda referencia a la legislación procesal ci-
vil y familiar federal y de las entidades federativas, en ordenamientos
diversos, se entenderá a partir de la vigencia en las mismas, al Código
Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares.
34
México Evalúa, Las audiencias judiciales virtuales en México después de la
pandemia, México, México Evalúa, marzo de 2024, pp. 6-8.
Ámbitos de validez y supletoriedad 139
Conforme a los artículos 959 y 960 del CNPCF, tanto las partes
como la autoridad jurisdiccional tienen la facultad para proponer
que una audiencia o diligencia se celebre bajo la modalidad vir-
tual.35 Sin embargo, la decisión final recae en las partes, conforme
a los principios desarrollados en el capítulo de justicia digital. Aun
así, siempre que se respeten las salvaguardas a los derechos de las
y los involucrados, llevar a cabo audiencias y diligencias median-
te tecnologías será una alternativa benéfica en la mayoría de los
casos.
Cabe mencionar que México no sería el primer país en adop-
tar esta práctica. De hecho, diferentes países en Latinoamérica ya
han demostrado la viabilidad de llevar juicios mediante tecnolo-
gías, como la realidad virtual. Por ejemplo, en 2023 un tribunal
administrativo en Magdalena, Colombia, decidió llevar a cabo una
diligencia virtual desde el metaverso36 para un asunto de repara-
ción de daños entre una persona y la policía. En consecuencia, no
es absurdo pensar que la modalidad digital pueda aplicarse más
allá de las materias civil y familiar.
En este sentido, con la entrada en vigor del CNPCF, otra figura
que se puede aplicar supletoriamente en la Ley de Amparo es
35
Artículo 959. A petición de parte o por propuesta de la autoridad ju-
risdiccional, cualquier audiencia y diligencia prevista en el presente
Código Nacional podrá celebrarse bajo la modalidad de audiencia y
diligencia virtuales. En las audiencias, cualquiera de las partes o la au-
toridad jurisdiccional, podrán estar presentes vía remota o a través de
sistemas de justicia digital de acuerdo con los lineamientos respectivos,
siempre y cuando se garantice el derecho a la tutela judicial efectiva y
los principios procesales previstos en el presente Código Nacional.
Artículo 960. Cuando la autoridad jurisdiccional advierta en cualquier
etapa del procedimiento, la viabilidad de llevar a cabo la audiencia o
diligencia virtuales del procedimiento de que se trate exhortará a las
partes para optar por dicha alternativa. En todo caso, quienes interven-
gan en forma virtual o remota deberán…
36
Rodríguez, Diego, “Realizan un juicio real en el metaverso; así fue
como se llevó a cabo”, Excélsior, 25 de febrero de 2023.
140 Alma Laurence Contreras Garibay
la de las notificaciones electrónicas. En concreto, la fracción VI
del artículo 203 prevé el uso de sistemas de justicia digital para
realizar notificaciones en juicio, siempre y cuando hayan sido au-
torizados en los lineamientos aprobados por el Consejo de la Ju-
dicatura.37 De acuerdo con la definición establecida en la fracción
XXXV del artículo 2o. del Código, los sistemas de justicia digital
deben entenderse de la siguiente forma:
Todo dispositivo electrónico, programa de cómputo, aplicación,
herramienta tecnológica o plataforma electrónica, propiedad del
Poder Judicial o de terceros, que sea utilizada para consultar, usar,
enviar o llevar a cabo procedimientos en línea, audiencias virtua-
les, diligencias virtuales, expedientes electrónicos, firmas electró-
nicas, mensajes de datos, documentos electrónicos o digitalizados,
promociones electrónicas, salas virtuales y videoconferencias.
Como se abordó en el segundo capítulo, las notificaciones elec-
trónicas responden a la necesidad de utilizar la tecnología y la in-
novación en los servicios públicos para mejorar la justicia. En este
sentido, los procedimientos previstos en la Ley de Amparo podrían
beneficiarse del uso de tecnologías para llevar a cabo sus notificacio-
nes. En consideración de todo lo anterior, no hay ninguna razón por
la que el juicio de amparo no deba de beneficiarse mediante la apli-
cación de diferentes tecnologías, como las que contempla el CNPCF.
B. Alegato de oídas
Esta figura resulta controversial, ya que hay quienes argumentan
que viene de una práctica que viola la equidad en el proceso y
la imparcialidad de la persona juzgadora.38 El alegato de oídas/
37
Artículo 203. Las notificaciones en juicio se podrán hacer: VI. Por cual-
quier otro medio de comunicación electrónica o sistema de justicia
digital, mediante dispositivos físicos o móviles, autorizados en los linea-
mientos aprobados por el Consejo de la Judicatura conforme a la Ley
Orgánica del Poder Judicial correspondiente.
38
Magaloni, Ana Laura y Elizondo Mayer-Serra, Carlos, “El ‘alegato de
oreja’: inequidad y mediocridad”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado,
Ámbitos de validez y supletoriedad 141
oreja consiste en que una de las partes se reúna en privado con
la persona juzgadora para conversar sobre su asunto. Si bien esta
práctica no estaba regulada antes de la publicación del Código, es
un suceso tan común en todas las materias e instancias que se lle-
gó a institucionalizar con la designación de un día específico por
parte de las personas juzgadoras para recibir a quienes quieren
exponer este tipo de alegatos.39 Como ya mencioné, la principal
crítica a esta práctica es que va en contra de los principios de
equidad procedimental e imparcialidad, ya que una de las partes
no está presente mientras la otra trata de convencer a la persona
juzgadora de fallar a su favor.
Ahora, más allá de la discusión acerca de la pertinencia de esta
figura, la realidad es que el CNPCF la adoptó en el artículo 134,
con sus debidas modificaciones. En esencia, la disposición men-
cionada permite que las partes y sus representantes comparezcan
frente a la autoridad jurisdiccional fuera de la audiencia para ma-
nifestar lo que consideren relevante para la solución de su asunto.
Sin embargo, la gran diferencia recae en que la solicitud debe
hacerse por escrito y la contraparte debe estar presente duran-
te la comparecencia con la persona juzgadora. Por último, este
artículo también prohíbe a las autoridades judiciales escuchar a
cualquiera de las partes fuera de dichos casos.40
México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, núm. 144, año
XLVIII, septiembre-diciembre de 2015, p. 103.
39
Ibidem, p. 1006.
40
Artículo 134. En cualquiera de los procedimientos previstos en el pre-
sente Código Nacional, sin que obste el derecho de las partes, sus abo-
gados y representantes autorizados de comparecer a exponer sus alega-
tos en la audiencia respectiva, bajo el principio de igualdad procesal y
publicidad, podrán solicitar fuera de audiencia, una cita a la autoridad
jurisdiccional para manifestar en lo particular, los aspectos que con-
sideren relevantes en la solución del juicio en el que intervengan. La
misma se solicitará por escrito y le recaerá mandamiento judicial en el
que se indique día, hora y duración de la cita, la que se autorizará con
la finalidad de que comparezcan al recinto judicial el interesado y su
contra parte, o bien sus asesores jurídicos, con el objeto de respetar el
142 Alma Laurence Contreras Garibay
La decisión de incluir esta figura dentro del Código responde a
uno de los objetivos detrás de su creación: afrontar las realidades
de la justicia en México. En lugar de utilizar un enfoque prohibi-
cionista, las y los legisladores optaron por regular esta práctica e
intentar eliminar los aspectos que trastocaban los derechos de las
partes y las formalidades esenciales del procedimiento.
En consecuencia, dado que el alegato de oreja es una práctica
que también se da en los procedimientos contemplados en la Ley
de Amparo, considero que sería benéfico y apropiado que las per-
sonas funcionarias judiciales puedan acudir a esta figura en lugar
de utilizar la práctica tradicional antes descrita.
C. Declaración de parte propia y contraria
La posibilidad de que esta figura sea supletoria en la Ley de Ampa-
ro es interesante porque demuestra las interrogantes que pueden
surgir a raíz de la implementación del CNPCF. En relación con
su régimen probatorio, la Ley de Amparo es clara en el artículo
119, en donde señala que serán admisibles toda clase de pruebas,
excepto la confesional por posiciones.41 La teleología de dicha
disposición fue desarrollada por la Segunda Sala de la SCJN en
una tesis aislada en que las y los ministros explicaron que la pro-
hibición antes referida sirve para evitar la aceptación de hechos
imputados a las autoridades responsables o la de hechos propios
del quejoso que el tercero interesado desea desvirtuar mediante
preguntas específicas.42
principio de contradicción. Fuera de estos casos, las autoridades juris-
diccionales estarán impedidas para escuchar en lo particular o indivi-
dual a cualquiera de las partes.
41
Artículo 119. Serán admisibles toda clase de pruebas, excepto la confe-
sional por posiciones. Las pruebas deberán ofrecerse y rendirse en la
audiencia constitucional, salvo que esta Ley disponga otra cosa.
42
Tesis 2a. XXXVI/2015 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federa-
ción, Décima Época, t. II, libro 18, mayo de 2015, p. 1710.
Ámbitos de validez y supletoriedad 143
El dilema con la disposición anterior surge a partir de la eli-
minación de la prueba confesional en el CNPCF. Ahora, las par-
tes pueden ofrecer su propio testimonio, así como el de la parte
contraria, a través de un interrogatorio que se formula de manera
personal en la audiencia de juicio. Así, las personas juzgadoras
deberán de decidir si esta figura puede ser supletoria en la Ley de
Amparo. Por un lado, habrá quienes argumenten en contra, debi-
do a que consideran que, al igual que la prueba confesional por
posiciones, la declaración de parte contraria no es congruente
con los principios de la Ley de Amparo, no obstante, también es-
tarán los que crean que la declaración de parte propia y contraria
presenta el suficiente grado de diferencia para pasar los requisi-
tos de procedencia para que opere la supletoriedad. De cualquier
manera, las personas juzgadoras tendrán la responsabilidad de
desarrollar un criterio a favor de alguna de estas posturas tenien-
do en cuenta los objetivos detrás del CNPCF y sus instituciones
novedosas.
IV. CONCLUSIONES
La intención detrás de este capítulo fue evidenciar el alcance
del CNPCF y su trascendencia en el sistema jurídico mexicano.
Es razonable concluir que esta legislación tendrá un gran efecto
en la vida de las y los mexicanos. Los juicios civiles y familiares
comprenden más del 70% de todos los asuntos resueltos por los
tribunales en México al año, y el Código es aplicable en todo el
territorio mexicano. Asimismo, las reformas y adiciones hechas
por el Grupo Revisor tuvieron como propósito salvaguardar los
derechos de comunidades vulnerables y acercar la justicia a la ciu-
dadanía. Con base en lo anterior, no es sorprendente que se tu-
viera que implementar un mecanismo de adopción gradual para
el CNPCF, porque de lo contrario los poderes judiciales federal y
locales no podrían operar este nuevo modelo de justicia. En esta
lógica, los órganos encargados todavía tienen tiempo para hacer
las adecuaciones necesarias a los tribunales para garantizar la apli-
cación correcta del Código.
144 Alma Laurence Contreras Garibay
Sin embargo, el impacto de esta legislación no se limita a dos
materias. De acuerdo con el régimen transitorio, el CNPCF se
usará en cualquier ordenamiento que haga referencia al derecho
procesal civil y familiar de forma supletoria, por lo que el Código
se volverá esencial para una buena parte de la práctica jurídica
cotidiana. De ahí que las personas funcionarias judiciales, con in-
dependencia de la materia de los asuntos que resuelvan y la ins-
tancia a la que pertenezcan, tendrán la tarea de desarrollar las
habilidades y competencias necesarias para aplicar el Código de
forma que se respete tanto su naturaleza como la de los ordena-
mientos que suplan.
En este sentido, considero esencial resaltar que la aplicación
de algunas figuras previstas en el Código en otras leyes será una
tarea complicada, ya que no siempre será claro si la figura en par-
ticular es congruente con los principios de la legislación a suplir
—como en el caso de la declaración de parte propia y contraria—.
Sin embargo, a partir de esfuerzos, como los de este libro, espero
establecer una pauta para que las personas funcionarias judiciales
tomen las decisiones que ayuden a resolver las controversias de la
mejor manera.
BIBLIOGRAFÍA
CONTRADICCIÓN DE TESIS 102/2017. 25 de abril de 2018. Unanimidad
de Votos. Ponente: Norma Lucía Piña Hernández. Secretarios: Laura Pa-
tricia Román Silva y Ricardo García de la Rosa.
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Conclusiones generales
El CNPCF representa un hito en la historia del derecho procesal
mexicano. No se trata solamente de un cambio de nombre en la
legislación o de cambios superficiales, sino de un rediseño ins-
titucional y cultural del sistema de justicia civil y familiar a nivel
nacional. Esta obra colectiva ha ofrecido un análisis integral y es-
pecializado de los ejes transversales, elementos estructurales que
componen este nuevo modelo procesal, con un enfoque centrado
en el papel de las personas juzgadoras.
Una primera conclusión evidente es que el CNPCF exige una
redefinición profunda del perfil judicial. La persona juzgadora
ya no puede limitarse a la función tradicional de aplicación de
normas desde una posición distante, ahora debe ser una figura
activa en el desarrollo de audiencias, con habilidades para razo-
nar en tiempo real, comunicar con claridad, conducir audiencias
con equidad e igualdad y capacidad de decisión. El nuevo sistema
demanda un perfil híbrido, que combine excelencia técnica con
sensibilidad humana, dominio del lenguaje oral y apertura a la
tecnología.
En segundo lugar, el principio de oralidad, como estructura
del proceso, impone una transformación sustancial en la práctica
jurisdiccional. La audiencia oral se convierte en el centro del pro-
cedimiento, desplazando al expediente escrito como herramienta
predominante. Esta reorganización requiere que las personas juz-
gadoras desarrollen nuevas capacidades: escuchar activamente,
desahogar y valorar pruebas en tiempo real, formular las pregun-
tas pertinentes, controlar la dinámica procesal y dictar resolucio-
nes comprensibles y oportunas.
El tercer eje, relativo a la justicia digital, plantea retos y opor-
tunidades de gran calado. La digitalización no debe concebirse
148 Autor
como un mero proceso administrativo, sino como una transfor-
mación de fondo que modifica la interacción entre las personas
usuarias y el sistema de justicia. Las plataformas digitales, notifica-
ciones electrónicas, audiencias a distancia y expedientes virtuales
exigen preparación tecnológica, pero también una visión huma-
na y con perspectiva digital. La persona juzgadora del siglo XXI
debe comprender que la justicia digital no sustituye el acceso a la
justicia, sino que lo amplía bajo principios de gratuidad, progresi-
vidad, seguridad y optatividad.
En cuarto lugar, la supletoriedad y los ámbitos de validez del
CNPCF permiten advertir la importancia de una interpretación
armónica del nuevo orden jurídico. El CNPCF no solamente será
aplicable para las materias civil y familiar, también será supleto-
rio de otras leyes tan importantes, como la Ley de Amparo. La
correcta aplicación del CNPCF exige una lectura sistemática, así
como habilidades argumentativas sólidas para identificar cuándo
corresponde acudir a normas supletorias de forma coherente y
razonada con el objetivo de mejorar la justicia de este país.
De manera transversal, la obra deja claro que el éxito de este
cambio procesal depende, en última instancia, de la formación,
preparación y compromiso de quienes imparten justicia, por lo
que la Escuela Federal de Formación Judicial ha tenido y tiene
un papel crucial en ese proceso. La capacitación debe ir más allá
de lo informativo: requiere formación práctica, crítica y continua,
orientada al desarrollo de competencias reales para enfrentar los
desafíos del nuevo sistema con integridad, flexibilidad y vocación
de servicio.
Finalmente, se concluye que el CNPCF representa una oportu-
nidad única para acercar la justicia civil y familiar a las personas.
Pero esa oportunidad no se concretará únicamente con el dise-
ño del Código, sino que dependerá de las decisiones diarias de
quienes lo aplican, por lo tanto, las personas juzgadoras tienen la
posibilidad de convertirse en protagonistas de este cambio institu-
cional, al actuar con profesionalismo, empatía, responsabilidad y
apertura al cambio.
149
El futuro de la justicia civil y familiar en México está en cons-
trucción. Esta obra ha querido aportar una base sólida para ese
proceso, el resto —como todo cambio auténtico— dependerá del
compromiso personal e institucional de cada persona juzgadora
frente al nuevo modelo procesal que más que una promesa es una
exigencia constitucional para un país más justo.
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