En la tercera década del siglo XXI, el juicio de amparo ha alcanzado un punto cumbre
en un largo camino que, tras casi dos siglos de desarrollo, lo ha consolidado como el
principal instrumento de protección de derechos fundamentales en México y lo ha
transformado de forma tal que hoy es un procedimiento jurisdiccional cuyos alcances
protectores exceden a aquellos que se perseguían en su configuración original en el
La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
siglo XIX.
Su núcleo u objetivo primigenio se ha mantenido y fortalecido, pues perdura como
un mecanismo jurídico clave para proteger a las personas contra actos abusivos, in-
debidos o antijurídicos de las autoridades del Estado; sin embargo, el andamiaje de
herramientas procesales que lo recubren se ha reforzado con adiciones legislativas
de reglas procesales o sustantivas y reinterpretaciones judiciales de sus principios
básicos que buscan, unas y otras, mantenerlo actualizado y hacerlo capaz de satisfa-
cer las necesidades de la sociedad mexicana, las cuales cambian conforme a la ideo-
logía y la cultura vigentes en diversas épocas y contextos. La evolución jurisprudencial
del juicio de amparo
El propósito de esta obra es estudiar algunas de las transformaciones que el amparo
ha experimentado en su existencia, sobre todo en las décadas más recientes, para
mostrar a las personas lectoras cómo a través de ellas ha adquirido su forma actual, e
invitarlas a reflexionar sobre sus posibilidades y límites en el futuro cercano.
Sofía Noriega Mier y Terán
José Luis Antonio Tinajero Andrade
Luis Eliud Tapia Olivares
https://www.scjn.gob.mx/cec/ Coordinadores
979-13-7010-648-5
9 791370 106485
LA EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL
DEL JUICIO DE AMPARO
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María José Añón Roig Marta Lorente Sariñena
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José Ramón Cossío Díaz Francisco Muñoz Conde
Ministro en retiro de la Suprema Catedrático de Derecho Penal
Corte de Justicia de la Nación de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
y miembro de El Colegio Nacional Angelika Nussberger
María Luisa Cuerda Arnau Catedrática de Derecho Constitucional
Catedrática de Derecho Penal e Internacional en la Universidad de Colonia
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Manuel Díaz Martínez Héctor Olasolo Alonso
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de Derechos Humanos de la Universidad Carlos III de Madrid
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de Investigaciones Jurídicas de la UNAM Catedrática de Derecho Internacional
Owen Fiss Público y Relaciones Internacionales
Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Universidad de Valencia
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José Luis González Cussac Ignacio Sancho Gargallo
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de la Universidad de Valencia del Tribunal Supremo de España
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LA EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL
DEL JUICIO DE AMPARO
Sofía Noriega Mier y Terán
José Luis Antonio Tinajero Andrade
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Presidenta
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Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
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Segunda Sala
Ministro Javier Laynez Potisek
Presidente
Ministra Lenia Batres Guadarrama
Ministra Yasmín Esquivel Mossa
Ministro Alberto Pérez Dayán
Centro de Estudios Constitucionales
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
Alejandra Martínez Verástegui
Directora General
Índice
Prefacio...................................................................................................... 1
José Luis Antonio Tinajero Andrade
Cristina Aguirre Gallardo
Patricio Ávila Castillón
Estudio introductorio
“Una modernización jurídica liberal”: el juicio de amparo en México
(1847-2025)............................................................................................... 21
Carlos de Jesús Becerril Hernández
El interés legítimo..................................................................................... 51
José Luis Antonio Tinajero Andrade
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y
límites........................................................................................................ 109
Antonio Guiza Cabrera
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo...... 159
Sofía Noriega Mier y Terán
X Índice
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo:
intenciones, evolución y actualidad......................................................... 199
Gilberto Nava Hernández
Salvador Nava Dornbierer
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo
Análisis a la luz del neoconstitucionalismo procesal.............................. 229
Francisco Vázquez Gómez Bisogno
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de
amparo?...................................................................................................... 285
Érika Yazmín Zárate Villa
El juicio de amparo contra normas........................................................... 325
Adriana Campuzano Gallegos
Las necesidades del juicio de amparo...................................................... 365
Luis Eliud Tapia Olivares
Prefacio
José Luis Antonio Tinajero Andrade*
Cristina Aguirre Gallardo**
Patricio Ávila Castillón***
* Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro y cocoordinador de la línea
de investigación sobre acceso a la justicia en el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.
** Licenciada en Derecho y licenciada en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey.
Analista jurisprudencial en el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación.
*** Analista jurisprudencial en el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación.
Sumario: A. Palabras iniciales; B. El papel de la jurisprudencia en la construcción
del derecho; C. El análisis de sentencias en clave de líneas jurisprudenciales; D. Re-
flexiones iniciales sobre las transformaciones del juicio de amparo; E. Bibliografía.
A. Palabras iniciales
Sin duda alguna, en la tercera década del siglo XXI, el juicio de amparo ha
alcanzado un punto cumbre en un largo camino que, tras casi dos siglos de
desarrollo, lo ha consolidado como el principal instrumento de protección
de derechos fundamentales en México y lo ha transformado de forma tal que
hoy es un procedimiento jurisdiccional cuyos alcances protectores exceden
a aquellos que se perseguían en su configuración original en el siglo XIX.
Podemos afirmar que su núcleo u objetivo primigenio se ha mantenido y
fortalecido, pues perdura como un mecanismo jurídico clave para proteger
a las personas contra actos abusivos, indebidos o antijurídicos de las auto-
ridades del Estado. Sin embargo, el andamiaje de herramientas procesales
que lo recubren se ha reforzado con adiciones legislativas de reglas proce-
sales o sustantivas y reinterpretaciones judiciales de sus principios básicos
que buscan, unas y otras, mantenerlo actualizado y capaz de satisfacer las
necesidades de la sociedad mexicana, necesidades que cambian conforme a
la ideología y la cultura vigentes en diversas épocas y contextos.
El propósito de esta obra es estudiar algunas de las transformaciones que
el amparo ha experimentado en su existencia, sobre todo en las décadas
3
4 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
más recientes, para mostrar a las personas lectoras cómo a través de ellas ha
adquirido su forma actual, e invitarles a reflexionar sobre sus posibilidades
y límites en el futuro cercano.
Es notorio que, en los años posteriores a la famosa reforma constitucional
de junio de 2011 en materia de reconocimiento y protección de derechos
humanos, el papel protector de este juicio se ha fortalecido, principalmen-
te a partir de la emisión de una nueva Ley de Amparo, que adecuó varias
figuras y conceptos a la nueva concepción del derecho constitucional. Sin
embargo, para llevar a cabo el estudio propuesto no basta con revisar su base
constitucional ni el contenido de sus leyes reglamentarias.
Quienes nos dedicamos al estudio del derecho sabemos que en muchas oca-
siones existen brechas entre el derecho legislado y su práctica real, o entre
la legislación, su aplicación y la materialización de sus propósitos en la vida
cotidiana de las personas a quienes tales reglas se suponen dirigidas. Estas
brechas se presentan con distintas formas y amplitudes; por ejemplo, cuando
se logran progresos en el contenido de la legislación pero hay deficiencias en
su aplicación, cuando, a la inversa, las leyes presentan limitaciones signifi-
cativas pero su aplicación está marcada por argumentos e interpretaciones
progresistas, o cuando ambas, legislación y aplicación, proponen medidas
garantistas, pero sus alcances quedan cortos ante las circunstancias reales de
las personas, entre muchos otros escenarios.
Debido a lo anterior, aunque en esta publicación no lograremos abarcar todos
los espacios de influencia y las fuentes de evolución del amparo, intentaremos
aportar una perspectiva más amplia que la de la mera revisión legal, al anali-
zar a detalle cómo se han desarrollado las instituciones, figuras, principios y
reglas de este medio de control constitucional a través de la jurisprudencia de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ha sido un actor principal en
la definición y redefinición de sus alcances. Quedará como tarea para quien
lea esta obra determinar si el avance legislativo y jurisprudencial de dicho
juicio es suficiente para garantizar efectivamente los derechos humanos o si
la meta aún es lejana.
Prefacio 5
Para revisar con suficiente rigor la evolución jurisprudencial del amparo es
indispensable recurrir a una herramienta metodológica específica, que permite
a quien la utiliza adentrarse con orden en el universo de sentencias de uno
o varios tribunales para identificar las líneas rectoras de sus argumentos en
determinado periodo. Se trata de la construcción de líneas jurisprudenciales,
una metodología basada en la teoría del precedente judicial, útil para revisar
sentencias individuales, relacionar su contenido y generar una perspectiva
amplia de la visión integral de un tribunal sobre cierta temática. A conti-
nuación, proporcionamos algunas bases mínimas para comprenderla mejor
y tenerla presente al revisar los siguientes capítulos.
B. El papel de la jurisprudencia en la
construcción del derecho
En el ámbito de la teoría jurídica se discute si la actividad judicial es una
verdadera fuente de normas jurídicas válidas y obligatorias. Esto es, si las
personas juzgadoras realmente crean derecho mediante sus resoluciones,
si cuentan con legitimidad para interpretar o resignificar las disposiciones
legales, si tienen un deber de desarrollar el contenido de los principios cons-
titucionales o convencionales o si únicamente deberían limitarse a aplicar las
reglas de fuente legal. El análisis de las decisiones judiciales como normas
jurídicas válidas se realiza desde distintos abordajes, fundamentos teóricos
y enfoques analíticos.
Por ello, la jurisprudencia como actividad o como producto se ha definido de
distintas formas y al estudiarla se le han reconocido mayores o menos alcan-
ces, dependiendo de cada enfoque. En la presente obra no nos detendremos
a revisar a detalle las discusiones sobre el tema,1 pero sí hacemos expresa
nuestra adhesión a la idea de que las decisiones judiciales no se limitan a
aplicar normas preexistentes a hechos concretos, sino que influyen en la
1
Para una exploración más profunda de las discusiones en esta materia, cfr., entre otros, López
Medina, Diego Eduardo, El derecho de los jueces, 2ª ed., Colombia, Legis, 2018, y Schauer, Frederick,
Pensar como un abogado. Una nueva introducción al razonamiento jurídico, Madrid, Marcial Pons, 2013.
6 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
construcción de los sistemas normativos jurídicos en los que se insertan, ya
que mediante la interpretación judicial de las disposiciones legales se crean
verdaderas normas jurídicas y se delimita su sentido.2
Asimismo, reconocemos que, en lugar de ser estático, el derecho tiene una
naturaleza dinámica que propicia su gradual reconfiguración en función de
nuevas realidades y retos emergentes. En este proceso de transformación, las
sentencias de los tribunales, sobre todo de las cortes superiores, desempeñan
un papel fundamental, pues los ejercicios interpretativos y argumentativos
contenidos en ellas contribuyen a que el derecho se mantenga vigente y fun-
cional ante contextos sociales cambiantes, dando respuesta a interrogantes y
planteamientos innovadores, por ejemplo, en materia de derechos humanos,
diversidad social o nuevas tecnologías, y guiando la forma en que se inter-
pretan y aplican las normas en otras instancias judiciales y administrativas.
A la par de las necesarias precisiones teóricas sobre la calidad y el peso
normativo de las sentencias emitidas por distintos tribunales, en México
está constitucional y legalmente reconocido que las razones contenidas en
las sentencias de la Suprema Corte que cumplen con ciertas características
formales —antes de 2021 su reiteración en cierto número de decisiones,
después de 2021 su emisión mediante cierta votación calificada—3 son
obligatorias para los demás tribunales del país.
2
Para profundizar en las posiciones teóricas sobre la actividad interpretativa de las juezas y los jueces,
cfr., entre otros, Carrió, Genaro, Notas sobre derecho y lenguaje, 6ª ed., Buenos Aires, Abeledo-Perrot,
2011 y Guastini, Riccardo, Interpretar y argumentar, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Consti-
tucionales, 2014.
3
Hasta el 6 de junio 2021, los artículos 222 y 223 de la Ley de Amparo establecían:
“Artículo 222. La jurisprudencia por reiteración del pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
se establece cuando se sustente un mismo criterio en cinco sentencias no interrumpidas por otra en
contrario, resueltas en diferentes sesiones, por una mayoría de cuando menos ocho votos.
Artículo 223. La jurisprudencia por reiteración de las salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación se establece cuando se sustente un mismo criterio en cinco sentencias no interrumpidas por
otra en contrario, resueltas en diferentes sesiones, por una mayoría de cuando menos cuatro votos”.
El 11 de marzo de 2021 se adicionó un décimo segundo párrafo al artículo 94 constitucional, que dispone:
“Las razones que justifiquen las decisiones contenidas en las sentencias dictadas por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación por mayoría de ocho votos, y por las Salas, por mayoría de
Prefacio 7
Esta regulación pone de manifiesto el carácter de normas obligatorias que
adquieren ciertas decisiones de la Corte dentro del sistema jurídico mexicano,
pero es innegable que incluso aquellas decisiones que no cumplen los requi-
sitos formales para constituir jurisprudencia obligatoria —que no generan
un precedente vertical— tienen una gran influencia en la forma de operar
el derecho positivo en el país, pues provienen de un órgano cuya autoridad
y expertise se reconoce tanto jurídica como socialmente.
Para tener claridad sobre la metodología seguida al construir esta publicación,
a continuación, revisaremos algunas de las características de la jurisprudencia,
incluyendo su relevancia jurídica y social.
En la presente obra utilizaremos el concepto de jurisprudencia para refe-
rirnos, en términos simples, al conjunto de criterios jurídicos emitidos por
un tribunal en sus sentencias, entre los que se encuentran subconjuntos
identificables por tema, periodo temporal u otros criterios. Esta noción,
además, está relacionada con la de “precedente judicial”, que en su acepción
más general se refiere a decisiones de los tribunales que sirven como modelo
para decisiones futuras.4
cuatro votos, serán obligatorias para todas las autoridades jurisdiccionales de la Federación y de las
entidades federativas”.
Como resultado, el 7 de junio de 2021 se reformaron los artículos 222 y 223 de la Ley de Amparo,
para establecer:
“Artículo 222. Las razones que justifiquen las decisiones contenidas en las sentencias que dicte el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, constituyen precedentes obligatorios para todas las
autoridades jurisdiccionales de la Federación y de las entidades federativas cuando sean tomadas por
mayoría de ocho votos. Las cuestiones de hecho o de derecho que no sean necesarias para justificar
la decisión no serán obligatorias.
Artículo 223. Las razones que justifiquen las decisiones contenidas en las sentencias que dicten las
salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, constituyen precedentes obligatorios para todas las
autoridades jurisdiccionales de la Federación y de las entidades federativas cuando sean tomadas por
mayoría de cuatro votos. Las cuestiones de hecho o de derecho que no sean necesarias para justificar
la decisión no serán obligatorias”.
4
Cfr. MacCormick, Neil y Summers, Robert, “Introduction”, en MacCormick, Neil y Summers, Robert
(eds.), Interpreting precedents. A comparative study, Dartmouth, Ashgate, 1997.
8 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
De acuerdo con Frederick Schauer, “es característico del derecho mirar hacia
atrás”5 y para el derecho judicial es particularmente importante hacer este
gesto, pues en este ámbito no es suficiente con que una decisión genere re-
sultados inmediatos o materializables en el futuro; la decisión también debe
seguirse de o, al menos, ser consistente con lo dicho en el pasado.6 Junto a
otras, esta cualidad brinda cierta confiabilidad al derecho de fuente judicial,
ya que permite a quienes llevan un asunto ante las cortes asumir que éstas
decidirán de forma consistente casos futuros que se asemejen a casos pasados,
e incluso exigirles que lo hagan.
En este sentido, Schauer explica que
El principio central de la toma de decisiones que estén de acuerdo
con los precedentes es que los tribunales deben seguir las decisiones
anteriores: deben dar a las cuestiones jurídicas las mismas soluciones
dadas en el pasado por tribunales superiores o anteriores.
[…]
Así, aunque en el caso de los precedentes verticales la decisión ante-
rior viene desde arriba, y en el caso del precedente horizontal —stare
decisis— viene del mismo tribunal en el pasado, en ambas instancias se
espera que un tribunal siga una decisión tomada antes en otro caso.7
Entonces, seguir el precedente significa atender a una decisión emitida en
el pasado para resolver un caso en el presente, siempre que exista suficiente
semejanza entre los hechos relevantes de ambos casos. Además de corro-
borar el grado de semejanza entre los hechos, los tribunales deben revisar
la obligatoriedad formal de un precedente, que varía dependiendo de su
emisor y de otras características propias de cada sistema jurídico. Mientras
algunos precedentes no pueden ignorarse y deben seguirse siempre que se
5
Schauer, op. cit., p. 51.
6
Idem.
7
Schauer, op. cit., p. 53.
Prefacio 9
presente un caso similar, otros no cumplen con las características formales
para volverse obligatorios, lo que permite a los órganos inferiores decidir si
los aplican o no.
En el caso del precedente vertical, además de atender a la semejanza razonable
en los hechos, existe una obligación de seguir los criterios emitidos por un
tribunal de rango superior, como los de la Suprema Corte mexicana cuando
cumplen con las características formales antes citadas.
En el precedente horizontal la obligación de un tribunal de seguir sus propias
decisiones pasadas se atiene a otras reglas y parte de la ya señalada confianza
en que el tribunal será consistente, brindando así mayor seguridad jurídica.
Conforme a esta noción, un tribunal debería seguir sus propios precedentes
salvo que tenga razones suficientes y bien justificadas para abandonarlos,
es decir, dejar sin efecto criterios previamente sostenidos sólo cuando éstos
ya no resulten idóneos para responder a las exigencias contemporáneas del
orden jurídico y el entorno social.8
La decisión de apartarse de una regla fijada previamente puede estar moti-
vada por la necesidad de corregir deficiencias interpretativas o realizar una
ampliación de ellas, superar enfoques restrictivos de las normas, redefinir
los alcances de ciertas figuras jurídicas, establecer un nuevo estándar de
protección, incorporar avances doctrinales, legislativos e incluso integrar
estándares regionales o internacionales ya existentes sobre determinada
materia, entre varias más.9
Por ello, la sustitución de un criterio no debe entenderse como una ruptura
o inconsistencia jurídica, sino como la manifestación del carácter dinámico
y adaptativo del derecho. Además, el precedente abandonado no queda en
8
Gascón Abellán, Marina, “Autoprecedentes y creación del precedente en el Tribunal Supremo”, en
Martínez Verástegui, Alejandra, Bernal Pulido, Carlos y Camarena González, Rodrigo (coords.), El
precedente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2018, pp. 209-241.
9
Idem.
10 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
el olvido, sino que se reconoce como parte de un proceso histórico y como
un peldaño necesario para el desarrollo jurisprudencial.
De esta manera, puede observarse que el precedente judicial no constituye un
mandato inmutable o inamovible, sino una construcción interpretativa que,
aunque puede adquirir fuerza vinculatoria cuando se satisfacen los debidos
requisitos, permanece abierta a la revisión crítica. Si bien la consistencia en los
criterios es relevante, lo es más el contenido de las razones específicas de cada
decisión de un tribunal, por lo que el cambio de criterio no representa, por
sí mismo, una amenaza para la estabilidad del derecho o la certeza jurídica,
sino una condición necesaria para su legitimidad y su función transformadora,
siempre que la argumentación que lo justifique sea adecuada.
En México, los tribunales federales y la Suprema Corte no tienen una obli-
gación fuerte de seguir sus propios precedentes, pero se atienen a la regla
general de justificar con buenas razones por qué deciden abandonar un
criterio anterior y adoptar uno nuevo para un caso similar.10
Aunque el precedente horizontal no genera la misma obligatoriedad que el
precedente vertical, es una herramienta útil para resolver casos, pues apor-
ta al tribunal argumentos valiosos sobre el mismo tema, que le permiten
justificar la decisión en un nuevo asunto; por otra parte, le permite citar
sus propias decisiones para, partiendo de esa base argumentativa, abordar
cuestiones puntuales sobre el mismo tema que quizás no fueron analizadas
con el mismo detalle en casos anteriores o que ahora requieren una nueva
mirada, y así, mediante la suma de varias sentencias, construir un criterio
amplio y preciso sobre esa temática jurídica.
10
Ley de Amparo, “Artículo 228. Los tribunales no estarán obligados a seguir sus propias jurispruden-
cias. Sin embargo, para que puedan apartarse de ellas deberán proporcionar argumentos suficientes
que justifiquen el cambio de criterio. En ese caso, se interrumpirá la jurisprudencia y dejará de tener
carácter obligatorio.
Los tribunales de que se trata estarán vinculados por sus propias jurisprudencias en los términos antes
descritos, incluso cuando éstos se hayan emitido con una integración distinta”.
Prefacio 11
En el sistema jurídico mexicano —inserto en la tradición jurídica del civil
law (derecho legislado)— la práctica de invocar y utilizar precedentes judi-
ciales se remonta, cuando menos, al siglo XIX. Desde entonces, el concepto
de jurisprudencia comenzó a ser empleado para “denominar no sólo a los
criterios aplicables a otros casos sino para hacer referencia, en forma más
general, al conjunto de criterios relacionados con una temática específica o
inclusive al universo de sentencias de los tribunales”.11 Aunque cabe aclarar
que se trata de una concepción originaria de otro tipo de sistemas jurídicos.
El precedente judicial, entendido como una decisión previa relevante para
la resolución de casos futuros, es una institución que nace en el marco de
los sistemas de common law (derecho jurisprudencial). En dicha tradición
jurídica, las sentencias de las juezas y los jueces se consideran una fuente
de derecho y las personas juzgadoras están obligadas a resolver los casos
venideros conforme a las reglas ya establecidas en las resoluciones previas.
En consecuencia, en esta familia jurídica se estima que el derecho se produ-
ce principalmente a partir de las interpretaciones que realizan las personas
juzgadoras en sus sentencias.12
Las diferencias entre los sistemas jurídicos de common law y de civil law pue-
den explicarse a partir de diversos aspectos, como las condiciones en las que
se desarrollaron ambas tradiciones en Inglaterra y Europa continental, sus
raíces históricas y filosóficas, así como factores socioeconómicos, culturales
e ideológicos de las sociedades en que florecieron. Lo anterior ha dado lugar
a que tales sistemas tengan diferencias estructurales y sustanciales tanto en
la creación como en la aplicación del derecho.13
11
Saavedra, Camilo, “El poder de la jurisprudencia. Un análisis sobre el desarrollo y funcionamiento
del precedente en México”, en Carlos Bernal et al. (coords.), El precedente en la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Ciudad de México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2018, p. 296.
12
Martínez Verástegui, Alejandra, “Introducción: El precedente judicial en la tradición continental”,
en Martínez Verástegui, Alejandra (coord.), Teoría y práctica del precedente judicial en Iberoamérica,
México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2022, pp. 19-56.
13
Idem.
12 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Una diferencia fundamental, que ha influido de forma relevante en el uso que
se da al precedente en cada una, radica en su entendimiento de las fuentes
del derecho. En contraste con los sistemas del common law, la tradición del
civil law considera a la ley escrita como la fuente primaria del derecho. En
general, en los sistemas de esta familia se estima que el derecho emana de
las leyes o códigos y que la resolución de las controversias se logra a través
de la aplicación de las disposiciones legales vigentes a hechos concretos.
Para los sistemas de civil law, históricamente, el legislador había sido la figura
central en la creación del derecho, mientras que el papel del juez consistía,
hasta hace no mucho tiempo, en interpretar y aplicar dichas normas escritas,
que se entendían ya contenidas y acabadas en las disposiciones legales.14
A partir de lo anterior, puede parecer que el precedente judicial es comple-
tamente ajeno a la familia jurídica del civil law, no obstante, en ambas tra-
diciones las personas juzgadoras y quienes ejercen el derecho recurren a las
decisiones judiciales emitidas previamente y se apoyan de ellas al momento
de construir argumentos para decidir nuevos casos.15
Así, aunque desde hace siglos se utilizara la noción de jurisprudencia para
hacer referencia a las decisiones de los tribunales mexicanos, reconociéndoles
cierta relevancia en el sistema normativo, ha sido en décadas más recientes
que tal sistema ha experimentado una transformación significativa respecto
a la función normativa de la jurisprudencia, la cual ha adquirido un papel
cada vez más protagónico, finalmente plasmado en la legislación mediante
la ya citada reforma constitucional y legal de 2021 en materia de precedente
judicial.
Esta transformación probablemente fue impulsada por la importancia de las
sentencias de la Suprema Corte en el desarrollo de los derechos fundamen-
14
Idem.
15
Idem.
Prefacio 13
tales desde los años cercanos a la reforma constitucional de junio de 2011.16
Mediante decisiones clave, en estos años la Corte ha robustecido o incluso
desarrollado por completo el contenido material y los alcances de principios
sustantivos y procesales básicos para personas en muy diversas circunstancias.
Mediante la construcción jurisprudencial, principios como el libre desarro-
llo de la personalidad, la perspectiva de género, la no discriminación, los
derechos de las personas con discapacidad, los derechos de las personas de
la diversidad sexual y un largo etcétera han sido definidos y han encontrado
aplicación práctica y efectiva para la vida de las personas que los requieren.
Esta construcción también ha impactado al derecho de acceso a la justicia,
tanto a través de la explicitación de sus características y límites en su vertiente
de acceso a la jurisdicción como a través de la interpretación de figuras clave
del instrumento procesal más socorrido por las y los juristas mexicanos: el
juicio de amparo.
En estos términos, es innegable que la legislación sigue siendo la fuente de
derecho primaria en México, pero también es evidente que el contenido de
las disposiciones legales se precisa y se aplica con más claridad a partir de la
interpretación judicial y el seguimiento de precedentes. Lo anterior da cuenta
del papel activo que desempeñan las juezas y los jueces en la construcción
del sistema jurídico,17 enmendando lagunas y antinomias, sentando criterios
que orientan la labor jurisdiccional y vinculando, caso por caso, al orden
normativo con la realidad social.
A la par de apreciar la influencia y relevancia de las sentencias en el derecho
positivo, también es fundamental no observarlas como elementos aislados
16
Para una aproximación al tema véase Carbonell, Miguel y Salazar, Pedro (coords.), La reforma cons-
titucional de derechos humanos: un nuevo paradigma, Ciudad de México, UNAM-IIJ, 2011; para conocer
sobre el impacto de la reforma a una década de su promulgación, véase Pelayo, Carlos et al., (coords.),
Las reformas constitucionales de derechos humanos y amparo: a diez años de su promulgación, Ciudad de
México, Tirant lo Blanch, UNAM-IIJ, Konrad Adenauer Stiftung, 2021.
17
Sendra Moll, Jorge, “La concepción del Derecho como integridad: Ronald Dworkin”, Revista Ciencia
Jurídica, México, Universidad de Guanajuato, año 4, núm. 8, 2015, pp. 117-136.
14 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
o descontextualizados. Debe tenerse en cuenta que el desarrollo jurispru-
dencial es continuo y no siempre sigue un camino recto, sino en ocasiones
sinuoso, que no sólo aporta al desarrollo del sistema jurídico en términos
normativos, sino que también puede reflejar ciertos cambios experimentados
en la sociedad.
Ya se anunció someramente, pero vale la pena hacer hincapié en que el litigio
y la actividad jurisdiccional resultante de él son fundamentales para introducir
en el ámbito jurídico —sea en el sistema normativo propiamente dicho o
en las prácticas cotidianas vinculadas a lo jurídico— aspectos relevantes de
la vida simbólica de una sociedad, convirtiéndose en un motor de cambio y
constante actualización para el derecho.
En sociedades plurales y complejas, esta labor se vuelve una herramienta
indispensable para garantizar que, como se mencionó, el derecho se adapte y
responda eficazmente a los desafíos y necesidades de cada momento histórico.
Es precisamente la ductilidad de la interpretación judicial lo que permite al
derecho encuadrar las normas jurídicas en nuevas circunstancias sociales sin
dejar de garantizar en la mayor medida posible la seguridad jurídica para las
personas. Así, el precedente judicial, más que una regla inquebrantable, se
vuelve un instrumento vivo dotado de la maleabilidad necesaria para revisarse
y reformularse cuando es necesario.
C. El análisis de sentencias en clave
de líneas jurisprudenciales
Con la comprensión de la jurisprudencia como un fenómeno dinámico, se
puede apreciar de mejor manera su movimiento en el tiempo. Por ello, en el
Centro de Estudios Constitucionales hemos seguido como metodología de
estudio la construcción de líneas jurisprudenciales, lo que nos ha permitido
rastrear y exponer con detalle las transformaciones de criterios de la Suprema
Corte en temas variados.
Prefacio 15
Al estudiar las normas procesales que rigen al juicio de amparo, nos hemos
percatado de que también en este ámbito la influencia del derecho judicial es
amplia y el contenido específico de los criterios es cambiante, por lo que sería
difícil comprender las modificaciones de sus instituciones sin los cientos de
sentencias en las que la Corte delimitó sus alcances o definió su contenido.
Así, esta publicación busca dar cuenta de aquellos cambios experimentados
por el juicio de amparo desde su concepción hasta la fecha, gestados en
decisiones de la Suprema Corte; por ello, se sigue dicha metodología de
análisis para mostrar cómo varias figuras y principios de este juicio se han
transformado.
La construcción de líneas jurisprudenciales parte de las bases teóricas
del precedente judicial y, para el caso mexicano, conlleva la búsqueda de
sentencias sobre cada tema tanto en el Semanario Judicial de la Federación18
como en el Buscador Jurídico19 o en otras fuentes fiables, posteriormente el
análisis de cientos o miles de sentencias para identificar aquellas en las que
la Suprema Corte estableció criterios relevantes, y finalmente su sistemati-
zación y ordenamiento temático y cronológico, con el que se obtiene una
panorámica amplia y lo más completa posible sobre la posición general de
la Corte en el tema analizado.20
Si mostráramos con detalle todas y cada una de las sentencias que dan for-
ma a las líneas jurisprudenciales en materia de amparo, la amplitud de este
libro se volvería inmensa. Por tal motivo, hemos llevado a cabo una revisión
exhaustiva de la jurisprudencia existente sobre los temas que componen la
obra, pero únicamente expondremos con profundidad algunas sentencias
18
Disponible en: «https://sjf2.scjn.gob.mx/busqueda-principal-tesis».
19
Disponible en: «https://bj.scjn.gob.mx/».
20
Esta metodología es seguida para la construcción de la colección Cuadernos de Jurisprudencia, en la
que el Centro de Estudios Constitucionales sistematiza jurisprudencia sobre múltiples temas sustantivos
y procesales, y está disponible en: «https://www.sitios.scjn.gob.mx/cec/cuadernos-jurisprudencia».
16 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
en que la Suprema Corte ha marcado hitos, dando pauta a nuevas miradas
y abordajes.
Hay seguridad entre las autoras y los autores acerca de que esta mirada selec-
tiva permitirá tener mayor claridad sobre momentos que marcaron un antes
y un después para el derecho mexicano, ayudando a comprender cómo el
derecho procesal que hoy nos rige llegó a tener su forma actual, algunos retos
que ha enfrentado y superado, y algunos otros que permanecen pendientes
o que recién comienzan a tomar forma.
D. Reflexiones iniciales sobre las
transformaciones del juicio de amparo
Consideramos que la revisión jurisprudencial anunciada permitirá notar
que, aunque en décadas recientes se han configurado otros procedimientos
judiciales y administrativos para proteger los derechos fundamentales, el
juicio de amparo sigue siendo el más socorrido por la ciudadanía y por las
y los profesionales del derecho cuando se trata de defenderse contra actos
del Estado o proteger derechos humanos.
A su vez, ésta es la actividad principal de las personas servidoras públicas
en los juzgados y tribunales federales en México. En parte, ello explica por
qué la Suprema Corte se ha abocado con tanto compromiso a analizar,
interpretar y adecuar los alcances de sus figuras procesales en decenas de
miles de sentencias, buscando que su aplicación sea exacta, garantista y
técnicamente correcta.
El amparo se ha engrosado en tal medida que, por su diseño sustantivo y
procesal, es susceptible de ser invocado en múltiples materias y ramas del
derecho, lo cual es señal de su versatilidad y potencial protector. Desde el
punto de vista del acceso a la justicia, el juicio de amparo a su vez presenta
bondades significativas. Si bien su complejidad técnica puede implicar ciertos
desafíos, en términos generales constituye el medio de control constitucional
más accesible para la ciudadanía.
Prefacio 17
Ahora bien, la perspectiva amplia que aporta la revisión de criterios sobre
los principios y reglas aplicables a este juicio no sólo da luz para señalar sus
beneficios y posibilidades, también brinda información valiosa para definir
sus límites y evitar posibles abusos en su uso. En este sentido, es primordial
que las y los profesionales del derecho, ya sea que promuevan juicios de
amparo o que los resuelvan, sean cuidadosas para evitar atribuirle alcances
y capacidades que no tiene, por más que en ciertas ocasiones nos gustaría
que los tuviera.
Esta observación no es una novedad. Mientras que muchas voces dentro y
fuera de la judicatura federal defienden la relevancia del juicio de amparo en
la protección de derechos y pugnan por continuar ampliando sus alcances
mediante la jurisprudencia, algunas se esfuerzan por mostrar los riesgos de
operar de esa manera.
Es importante simplemente mencionar que, aunque en ciertos casos complejos
y peculiares se presenta la oportunidad de reinterpretar sus principios para
mantenerlos protectores, no es conveniente proponer interpretaciones que
pretendan llevarlo más allá de sus límites válidos, los cuales en sus extre-
mos más amplios siguen siendo marcados por la legislación. Incluso si las
intenciones al actuar así son loables y pretenden lograr efectos garantistas,
ir más allá de los extremos autorizados puede generar conflictos con otros
principios del Estado de Derecho, como la legalidad o la representación de-
mocrática, y afectar en mayor o menor medida la búsqueda de consistencia
del sistema jurídico.
Lo anterior no significa que las personas juristas debamos conformarnos
con las limitaciones que pueden presentar nuestros mecanismos jurídicos, si
consideramos que son de tal severidad que impiden alcanzar o directamente
minan objetivos constitucionales valiosos, como la protección de los derechos
humanos para todas las personas.
En cambio, la primera invitación a quien lea la presente obra es a analizar
con detalle la evolución jurisprudencial y legal de la configuración actual
18 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
del juicio de amparo para, con mirada crítica, definir si la construcción de
criterios judiciales es el mejor camino para continuar este desarrollo o si hacen
falta nuevos abordajes, nuevas reformas o incluso la creación de nuevas vías
judiciales adecuadas para distintas necesidades jurídicas.
La constante revisión y evaluación de las figuras procesales por parte de
la ciudadanía y del gremio jurídico es un ejercicio ineludible que, junto a
los aportes de legislaturas y poderes judiciales, es uno de los factores clave
—quizás el más relevante— en su actualización y modernización, en tanto
dota de información a la sociedad y le permite exigir que las transformacio-
nes muchas veces apreciables en las calles también se vean materializadas
en el marco jurídico para beneficio del que siempre debería ser el actor más
relevante del derecho: sus destinatarias y destinatarios.
E. Bibliografía
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Ley de amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (6 de junio de 2021).
Prefacio 19
Ley de amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (7 de junio de 2021).
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Estudio introductorio
“Una modernización jurídica liberal”: el
juicio de amparo en México (1847-2025)
Carlos de Jesús Becerril Hernández*
* Doctor en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora. Actualmente es profesor investigador titular en la Facultad de Derecho de la Universidad
Anáhuac México.
Sumario: A. Introducción; B. El origen del juicio de amparo; C. De la reglamentación
del juicio de amparo y el nacimiento de la jurisprudencia; E. Sobre el contenido
del libro; F. Bibliografía.
Susana: ¡Póngale una veladora a Santa Rita
que es abogada de imposibles!
Padre Sebastián: ¡Ah pues si es abogada
a ver si mejor me saca un amparo!
Delgado, Miguel M. (dir.), El padrecito, 1964
A. Introducción
Concebido como un medio de control constitucional y de protección de los
derechos humanos de los habitantes de la república mexicana, pocas figuras
jurídicas han permeado tanto en la sociedad como el juicio de amparo. De
hecho, dentro del imaginario colectivo es común identificar al buen abogado
—denominado también “abogánster”— como aquel que siempre lleva “un
amparo bajo el brazo”.1 El amparo, o “herramienta de usos múltiples”,2 ha
1
Caballero, José Antonio, “Amparos y abogángsters. La justicia en México entre 1940 y 1968”, en
Servín, Elisa (coord.), Del nacionalismo al neoliberalismo, México, Fondo de Cultura Económica, tomo
VI, 2010, p. 167.
2
En otros trabajos hemos resaltado esta característica del juicio de amparo, pues lo mismo era
utilizado por los sectores sociales altos y bajos para defenderse en lo fiscal, penal, administrativo
o laboral. Un estudio sobre el amparo en materia fiscal se encuentra en Becerril Hernández, Carlos
de Jesús, “‘Herramienta de usos múltiples’. Los contribuyentes mexicanos como usuarios del juicio
de amparo en la segunda mitad del siglo XIX”, en Andrews, Catherine y Becerril Hernández, Carlos
23
24 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
sido utilizado no sólo para proteger derechos fundamentales, sino también
para construir toda una doctrina constitucional basada en el precedente ju-
risdiccional como medio de transformación del sistema jurídico mexicano. El
objetivo de este trabajo es dar a conocer al lector el proceso legislativo, basado
en el liberalismo decimonónico, que dio nacimiento al juicio de amparo en
la segunda mitad del siglo XIX, así como su posterior reglamentación —por
medio de leyes orgánicas— y consolidación a través de la jurisprudencia que
se volvió vinculante a partir de 1908.
Para poder explicar lo anterior, este trabajo se divide en tres partes. En la
primera explico las diferentes corrientes jurídico-historiográficas que tratan
sobre el origen del juicio de amparo mexicano. En un segundo apartado se
hace un recorrido por los diferentes ordenamientos constitucionales y leyes
reglamentarias que trataron de regularlo. Finalmente, con base en los textos
que integran este libro, se expone el papel de la jurisprudencia emitida por
medio de una sentencia de amparo en la definición de preceptos procesales
que han dado forma al sistema jurídico mexicano basado en la protección
de derechos humanos fundamentales.
B. El origen del juicio de amparo
Los estudiosos de la historia del derecho mexicano han discutido por décadas
el origen del juicio de amparo. Es posible afirmar, siguiendo a Humberto Enri-
que Ruiz Torres, que dichos trabajos pueden dividirse en tres grandes grupos:
1) la tesis “romanista”; 2) las tesis “hispanistas”, y 3) las tesis “nacionalistas”.3
En cuanto a la propuesta romanista, ésta busca el origen del juicio de am-
paro en las instituciones de la antigua Roma. El trabajo de Rodolfo Batiza
de Jesús (coords.), El papel histórico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A doscientos años de
su fundación, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Centro de Estudios Constitucionales/
Tirant lo Blanch, 2025, pp. 65-91.
3
Ruiz Torres, Humberto Enrique, “El amparo mexicano: diseño y rediseño”, en García Ramírez, Sergio
(coord.), El Derecho en México: dos siglos (1810-2010). Derecho procesal, México, Universidad Nacional
Autónoma de México/Editorial Porrúa, tomo VI, 2010, pp. 155-176.
Estudio introductorio 25
denominado “Un preterido ‘antecedente remoto’ del amparo” y el de Ar-
mando Herrerías Tellería titulado “Orígenes externos del juicio de amparo”
sostienen que podemos encontrar un antecedente del amparo mexicano en
los interdictos romanos, especialmente en el De homine libero exhibendo.4 No
obstante que dicho interdicto se daba únicamente contra los particulares, es
decir, “no defendía la libertad del hombre frente al Estado, pues no procedía
contra las autoridades. Obligaba a las personas que privaban de la libertad a
un hombre a exhibirlo ante el pretor”.5 Pese a tratarse de un recurso que no
se interponía en contra de autoridades estatales, sino contra un particular,
asegura Batiza que estamos frente a:
[…] un procedimiento “protector de la ‘persona’ frente a la arbitrariedad
del poder público, de tal manera completo, que un estudio cuidadoso
nos permite distinguir en él, para emplear nuestra terminología legal,
la existencia de los siguientes elementos: materia de la queja, parte
agraviada, autoridad responsable, término de interposición del juicio,
facilidades para interponerlo, casos de improcedencia, anulación del
acto reclamado, una figura superior a la suplencia de la queja deficiente.
Por último, la supresión de tan perfecta tutela jurídica en tiempo de
guerra vendría a constituir un régimen parcialmente equiparable al
de nuestro artículo 29 Constitucional.6
Batiza asegura que este “interdicto tribunicio”, es decir, concedido por el
tribuno, tiene características y perfiles tan semejantes a los del juicio de
amparo que el paralelismo entre uno y otro resulta impresionante. Al grado
tal que el autor en cuestión enumera una serie de características comunes
4
Los interdictos eran, entre los romanos, mandatos del pretor por medio de los cuales, en casos parti-
culares y determinados por el edicto, prescribía él mismo lo que debía hacer u omitirse. Los interdictos
se dividían en prohibitorios (prohibitoria), restitutorios (restitutoria) y exhibitorios (exhibitoria), a este
último pertenecía el homine libero exhibendo. Cfr. Herrerías Tellería, Armando, “Orígenes externos del
juicio de amparo”, Revista de la Facultad de Derecho de México, México, Universidad Nacional Autónoma
de México, núm. 19, julio-septiembre de 1955, p. 37.
5
Ibidem, p. 40. Énfasis en el original.
6
Batiza B., Rodolfo, “Un preterido ‘antecedente remoto’ del amparo”, en Historia del amparo en México,
México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, tomo I, 1999, p. 15.
26 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
entre la “intercesión” y el “amparo”.7 No obstante lo anterior, desde nuestra
perspectiva, la comparación es exagerada e inverosímil. Es decir, el juicio
de amparo contemporáneo presupone la existencia de un sistema jurídico
cuyo fundamento de validez es una Constitución escrita que contiene una
serie de derechos fundamentales o garantías individuales, todo lo anterior
inserto en una dinámica de separación de funciones, presupuestos que no se
dieron en Roma, por lo que no puede considerarse al interdicto De homine
libero exhibendo como un antecedente del juicio de amparo. Así lo sostuvo
también Ignacio Burgoa, quien señaló que entre estas dos instituciones no hay
similitud, “sino al contrario diferencias básicas por los fines que persiguen,
por el contra quien se da y por los derechos que defienden”.8
Por su parte, bajo el rubro de “tesis hispanistas”, podemos situar a dos co-
rrientes historiográficas. En primer lugar, se encuentran los autores que han
sostenido que la génesis del juicio de amparo se encuentra en el derecho
llegado a México durante la etapa virreinal. En esta corriente, los también
denominados “hispanistas ibéricos” tratan de localizar el origen del juicio
de amparo dentro de la estructura jurídica de los diferentes reinos que con-
formaban la península Ibérica, principalmente el de Castilla y León y el de
Aragón. En segundo lugar, podemos ubicar a los “hispanistas coloniales”,
quienes afirman que dicho antecedente tiene su origen en la época novo-
hispana (1521-1821).
Dentro del primer supuesto, un sector de la historiografía jurídica ha soste-
nido que los procesos forales creados por el derecho aragonés a lo largo de
la Edad Medida, específicamente la firma y la manifestación, acompañados
del “Justicia de Aragón”, juez supremo denominado también “último intér-
prete de las leyes”, representan algunos de los antecedentes más claros del
juicio de amparo mexicano.9 Pese a que un importante sector de la doctrina
7
Ibidem, pp. 18-21.
8
Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, 43ª ed., México, Editorial Porrúa, 2012, pp. 44-45.
9
Soberanes, José Luis y Martínez y Martínez, Faustino, Apuntes para la historia del juicio de amparo,
México, Editorial Porrúa, 2010, pp. 75-122.
Estudio introductorio 27
mexicana y española ha querido ver en dichas instituciones procesales ara-
gonesas anteriormente enunciadas el origen directo del juicio de amparo
mexicano —posturas sostenidas por Ignacio Vallarta,10 reiteradas por Felipe
Tena Ramírez,11 José Barragán,12 Ignacio Burgoa13 y, especialmente, Víctor
Fairén Guillén—14 compartimos la de José Luis Soberanes y Faustino Mar-
tínez, quienes sostienen que, sin menoscabo de las aportaciones hechas por
autores que conforman esta corriente historiográfica, deben recordarse dos
cosas importantes. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que, en las Indias,
como parte de la Corona de Castilla y León, se aplicó el derecho propiamente
indiano y, con carácter supletorio, el derecho castellano.15 Por lo tanto, “no
puede afirmarse que existiese una influencia directa e inmediata de Aragón.
Pudieron darse influencias aisladas, de corte e iniciativa personales, pero lo
que no hubo fue una transmisión en bloque de instituciones aragonesas al
nuevo mundo”.16 Soberanes y Martínez afirman que:
[…] no se conciben estos remedios respondiendo a la existencia de
derechos y libertades inherentes a todo ser humano, que pertenecen
a la órbita del sistema constitucional que tardarían aún en aparecer.
Se trata de mecanismos de protección insertos en el antiguo régimen
y que han de ser observados bajo las coordenadas políticas, sociales
y jurídicas de ese sistema. Por otro lado, aun en el caso de admitir
herencia, surge necesariamente otra cuestión conexa, y es que no es
posible demostrar el vínculo de unión y la transmisión del derecho
aragonés a la Nueva España, ni desde el punto de vista del sistema de
prelación de fuentes ni desde la perspectiva histórica de la evolución
10
Vallarta, Ignacio L., El juicio de amparo y el writ of habeas corpus. Ensayo crítico comparativo sobre esos
recursos constitucionales, México, Imprenta de Francisco Díaz de León, 1881, p. 26.
11
Tena Ramírez, Felipe, Derecho constitucional mexicano, México, Editorial Porrúa, 21ª ed., 1985, p. 489.
12
Barragán Barragán, José, El juicio de amparo mexicano y el recurso de contrafuero, Valencia, Facultad
de Derecho de Valencia, Cátedra Fadrique Furio Ceriol, 1976.
13
Burgoa, Ignacio, El juicio…, op. cit., p. 56.
14
Fairén Guillén, Víctor, Antecedentes aragoneses de los juicios de amparo, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1971.
15
Bernal, Beatriz, “Las características del derecho indiano”, en Historia Mexicana, México, El Colegio
de México, vol. 38, núm. 4, abril-junio de 1989, pp. 663-675.
16
Soberanes y Martínez, Apuntes 2010, pp. 120-121.
28 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
del propio derecho aragonés, en crisis en el momento en que se asiste
al nacimiento del derecho indiano. La vinculación, pues, no existe o,
al menos, no ha sido demostrada de manera fehaciente.17
Ambos autores destacan la influencia del orden jurídico castellano en la
conformación de los aspectos básicos “del derecho vigente y aplicable en el
territorio del antiguo virreinato novohispano”.18 Siguiendo al jurista español
Rafael Altamira (1866-1951), Soberanes y Martínez afirman que la voz am-
paro “era conocida y usada en la Península Ibérica desde la época medieval
para referirse a las relaciones que se establecían entre personas desvalidas
y desprotegidas, y aquel señor que se comprometía formalmente a darles
su protección en el sentido más amplio del término”.19 De tal suerte que se
aludía con el término amparo a
[…] los documentos en los cuales se hacían constar los derechos y
obligaciones del protector y de los protegidos, surgiendo las llamadas
“cartas de amparo” para referirse finalmente a aquellas escrituras ex-
pedidas por el monarca con la finalidad de que se otorgase la especial
protección allí contenida a una persona o a un grupo de personas y
se aplicasen las correspondientes sanciones en caso de violación del
mandato regio.20
Ahora bien, dentro de las Siete Partidas,21 a decir de José Barragán, podemos
encontrar cuatro recursos de amparo: la alzada, la merced regia, la restitu-
17
Ibidem, pp. 121-122.
18
Ibidem, p. 3.
19
Ibidem, p. 24.
20
Ibidem, p. 25.
21
De acuerdo con Joaquín Escriche, al Código Alfonsino, o la célebre colección de leyes compiladas
en tiempo del Rey D. Alfonso el Sabio, se les ha llamado las Siete Partidas, porque consta de siete
partes. En la primera se trata de las cosas pertenecientes a la fe católica, y al conocimiento de Dios
por creencia; en la segunda, de los Emperadores, Reyes y señores de la tierra, que deben mantenerla
en justicia; en la tercera, de la justicia, y del modo de administrarla ordenadamente en juicio para la
expedición de pleitos; en la cuarta, de los desposorios y matrimonios; en la quinta, de los contratos;
en la sexta, de los testamentos y herencias; y en la séptima, de las acusaciones, delitos y penas. Véase
Escriche y Martín, Joaquín, Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia por D. Joaquín Escriche
Estudio introductorio 29
ción de los menores y la revisión extraordinaria por falsedad en la prueba o
por infracción de la ley.22 Pese a lo anterior, Soberanes y Martínez también
afirman que no hay en estos recursos un antecedente expreso y bien definido
del amparo mexicano:
No hay propiamente defensa de derechos y de garantías, conforme
a lo que se entenderá en el constitucionalismo moderno por tales,
puesto que subyace todavía una concepción estamental del reino, de
modo que no todo el mundo (recuérdese el caso de los siervos) puede
acceder a esos recursos ni en todas las circunstancias. Por otro lado, los
mecanismos son de lo más diversos y obedecen a causas diferentes, que
van desde la generalidad de la alzada o apelación hasta los supuestos
concretos y reducidos que se prevén en los casos excepcionales de
la Partida 3.26. […] No se puede afirmar, por ende, la existencia de
un precedente directo en las Partidas. Eso no es posible porque nos
movemos en contextos diferentes desde todos los puntos de vista po-
sibles. Lo que sí estamos en condiciones de afirmar es que las Partidas
y su proyección americana constituyen el antecedente indirecto del
amparo, en cuanto introducen a la América hispánica en la tradición
del derecho común y crean todo un cuerpo de mecanismos defensivos,
desde el punto de vista procesal, que tendrán extraordinario desarrollo
en los modernos ordenamientos procesales.23
Por su parte, autores como José Barragán han querido ver en la legislación
gaditana, esto es la Constitución de Cádiz de 1812, el origen del juicio de
amparo.24 En su texto denominado Algunos documentos para el estudio del
(magistrado honorario de la Audiencia de Madrid). Nueva edición reformada y considerablemente aumentada
con la inclusión de la parte vigente del suplemento, escrito por D. Juan María Biec, magistrado de la Audiencia
de Madrid, y D. José Vicente y Caravante, doctor en jurisprudencia; con nuevos artículos doctrinales sobre
las diferentes disposiciones legislativas y de las cuestiones resueltas por la jurisprudencia de los tribunales,
dadas a la luz desde la última edición del diccionario hasta el día, Madrid, Imprenta de Eduardo Cuesta,
tomo IV, 1876, p. 462.
22
Barragán Barragán, José, Algunas consideraciones sobre los cuatro recursos de amparo regulados por las
Siete Partidas, México, Universidad de Guadalajara, 1975, p. 15.
23
Soberanes y Martínez, Apuntes, 2010, pp. 69 y 72.
24
Barragán Barragán, José, “El juicio de amparo mexicano y el recurso de contrafuero”, en Historia del
amparo en México, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, tomo I, 1999, pp. 47-57.
30 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
origen del juicio de amparo 1812-1861, el autor reproduce los debates que
giraron en torno a “un proyecto de ley para hacer efectiva la responsabilidad
por infracciones a la Constitución en tiempo de las Cortes de Cádiz”, pero
nada nos dice del origen del juicio de amparo.25 Se trata más de un tema
de responsabilidad de los servidores públicos que de un medio de control
constitucional como lo es el amparo mexicano.26
Por último, dentro de la corriente hispanista hasta aquí expuesta, encontramos
a los denominados “hispanistas coloniales”, los cuales tratan de identificar el
origen del moderno juicio de amparo dentro del orden jurídico novohispano.
En este sentido, podemos enunciar la postura que en su momento Andrés
Lira expuso en el texto El amparo colonial y el juicio de amparo mexicano.
Antecedentes novohispanos del juicio de amparo. En dicha obra, Lira sostiene
que entre los siglos XVI, XVII y principios del XVIII novohispanos “aparecen
en gran número órdenes o ‘mandamientos de amparo’”27 solicitados a las
más altas autoridades virreinales y concedidos por éstas a los habitantes de
la Nueva España. Sin embargo, dentro de este “amparo colonial” tampoco
existe un sistema de garantías individuales que el Rey de España otorgue a
sus súbditos y mucho menos un instrumento procesal mediante el cual se
hagan valer. Se trata “de una serie de beneficios o privilegios basados en la
simple buena o mala voluntad del poder público”, o lo que es lo mismo,
del “amo y señor natural”.28 No obstante lo anterior, lo que sí es posible ob-
servar es la centralización en la impartición de justicia, pues ésta emanaba
directamente del Rey.
Finalmente, con base en las tesis nacionalistas acerca del origen del juicio
de amparo, algunos autores como Héctor Fix-Zamudio —y más tarde se
sumarán a él José Luis Soberanes, Faustino Martínez, David Pantoja y Óscar
25
Barragán, Algunos documentos… pp. 11-141.
26
Lorente, Marta, Las infracciones a la Constitución de 1812. Un mecanismo de defensa de la Constitución,
Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1988.
27
Lira, Andrés, El amparo colonial y el juicio de amparo mexicano (antecedentes novohispanos del juicio de
amparo), México, Fondo de Cultura Económica, 1972, p. 16.
28
Ruiz Torres, Humberto Enrique, “El amparo mexicano…”, op. cit., p. 167.
Estudio introductorio 31
Cruz Barney— consideran al Supremo Poder Conservador contenido en la
Segunda Ley Constitucional de 1836 “el primer intento serio de establecer
un sistema de control constitucional, inspirándose los autores de dicha carta
en el famoso Senado Conservador, instaurado por la constitución francesa
del año VIII”.29 Esto fue así debido a que la Constitución de 1824 no facultó
a la federación para proteger derechos fundamentales. De hecho, dicha carta
magna carecía de un apartado dedicado a su protección, por lo que dejaba
a los estados la facultad de reconocerlos y procurar su protección.30 En la
Segunda de las Siete Leyes de 1836 se previó entonces una instancia “desti-
nada a mantener el equilibrio entre los poderes, autorizado para anular las
determinaciones de éstos, para suspender sus funciones, para restablecerlos
cuando fuera necesario, nunca motu proprio, siempre instigado por otro
poder, todo ello para evitar la tiranía y facultado también para declarar cuál
era la voluntad de la nación en casos extraordinarios; esto era para evitar
revoluciones”.31 Es posible afirmar, con sus matices, que el Supremo Poder
Conservador representó el primer intento de “implantar un sistema de con-
trol constitucional”.32
En materia estatal, es célebre el Proyecto de Constitución presentado a la Legis-
latura de Yucatán por su Comisión de Reformas, para la administración interior
del Estado,33 pero todavía lo es más la Constitución Política de Yucatán de
1841, que en sus artículos 8, 9 y 62, fracción I, señaló que:
29
Fix-Zamudio, Héctor, El juicio de amparo, México, Porrúa, 1964, p. 62.
30
González Oropeza, Manuel y Teja, Jesús F. de la (coords.), Actas del Congreso Constituyente de Coahuila
y Texas de 1824 a 1827. Primera constitución bilingüe, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación, volumen I, 2016, p. 41.
31
Pantoja Morán, David, El Supremo Poder Conservador. El diseño institucional en las primeras constituciones
mexicanas, México, El Colegio de México/El Colegio de Michoacán, 2005, p. 338.
32
Soberanes y Martínez, Apuntes, 2010, p. 213 y Cruz Barney, Óscar, “El Supremo Poder Conservador
y el control constitucional”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.), Derecho Procesal Constitucional,
México, Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación A.C./Editorial Porrúa,
tomo II, 2003, pp. 957-972.
33
Proyecto de Constitución presentado a la Legislatura de Yucatán por su Comisión de Reformas, para la
administración interior del Estado, en Historia, 1999, t. II, pp. 197-221.
32 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Art. 8. Los jueces de primera instancia ampararán en el goce de los
derechos garantizados por el artículo anterior, a los que les pidan su
protección contra cualesquier funcionarios que no correspondan al
orden judicial, decidiendo breve y sumariamente las cuestiones que
se susciten sobre los asuntos indicados.
Art. 9. De los atentados cometidos por los jueces contra los citados
derechos, conocerán sus respectivos superiores con la misma prefe-
rencia de que se ha hablado en el artículo precedente; remediando
desde luego el mal que se les reclame, y enjuiciando inmediatamente
al conculcador de las mencionadas garantías.
Art. 62. Corresponde a este tribunal [del Poder Judicial] reunido: I.
Amparar en el goce de sus derechos a los que le pidan su protección
contra las leyes y decretos de la legislatura que sean contrarias al texto
literal de la constitución, o contra las providencias del gobernador,
cuando en ellas se hubiesen infringido el código fundamental en los
términos expresados, limitándose en ambos casos, a reparar el agravio
en la parte en que la constitución hubiese sido violada.34
De esta forma, las tesis nacionalistas han afirmado que el juicio de amparo
no sólo es mexicano sino yucateco.35 Lo anterior, desde nuestra perspectiva,
es mucho más probable, de ahí que se considere a Manuel Crescencio Rejón
(1799-1849) como “el creador” del juicio de amparo contemporáneo. No
obstante, la federalización del amparo vendría del voto particular que en abril
de 1847 emitiese Mariano Otero (1817-1850), mismo que culminaría con la
promulgación del Acta Constitutiva y de Reformas en 1847. En su artículo 25,
el Acta facultó a los tribunales de la federación para amparar “a cualquiera
habitante de la República en el ejercicio y conservación de los derechos que
le conceden esta Constitución [de 1824] y las leyes constitucionales, contra
todo ataque de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, ya de la Federación, ya de
los Estados; limitándose dichos tribunales a impartir su protección en el caso
34
Constitución Política de Yucatán, de 1841, en Historia, 1999, t. II, pp. 223-237.
35
González Oropeza, Manuel, “Yucatán: origen del amparo local”, en Historia del amparo en México,
México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, tomo I, 1999, pp. 99-112.
Estudio introductorio 33
particular sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración general
respecto de la ley o el acto que lo motivare”.36 Este último postulado —el
que el juicio de amparo sólo tiene efectos sobre quien lo solicita y no hace
declaratorias de generalidad— es conocido como la “fórmula Otero”,37 en
honor a su creador, Mariano Otero (1817-1850), a quien se le considera el
“padre del juicio de amparo”.38
Más allá de sus orígenes meramente hispánicos o mexicanos, algunos trata-
distas de la época, como Ignacio L. Vallarta39 y Emilio Rabasa,40 sostendrían
también la influencia del habeas corpus41 y el judicial review42 en la conforma-
ción del juicio de amparo mexicano, ambos de origen anglosajón, siempre
resaltando su superioridad y amplitud, en cuanto a la protección de dere-
chos fundamentales de la institución procesal mexicana. De hecho, autores
contemporáneos, como Richard Baker43 y M. C. Mirow,44 han señalado que
36
“Acta Constitutiva y de Reformas sancionada por el Congreso Extraordinario Constituyente de los
Estados Unidos Mexicanos el 18 de mayo de 1847, jurada y promulgada el 21 del mismo”, en Tena Ra-
mírez, Felipe, Leyes fundamentales de México, 1808-2005, 25ª ed., México, Editorial Porrúa, 2008, p. 475.
37
Para un estudio reciente del origen y formación de la llamada “fórmula Otero”, véase Zavala Castillo,
José Francisco, ¿Fórmula Otero? Exégesis del artículo 25 de la Acta de Reformas de 1847, México, Fundación
Universitaria de Derecho, Administración y Política, A.C., 2005.
38
Suárez Argüello, Ana Rosa (coord.), Mariano Otero, visionario de la República, a 200 años de su naci-
miento, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora/Suprema Corte de Justicia de
la Nación, 2017.
39
Vallarta, Ignacio L., El juicio de amparo…, op. cit.
40
Rabasa, Emilio, El juicio constitucional: orígenes, teoría y extensión, México, Vda. de Ch. Bouret, 1919.
41
El llamado writ of habeas corpus se manifiesta como un procedimiento consuetudinario que permitía
someter a los jueces el examen de órdenes de aprehensión ejecutadas, así como la calificación de la
legalidad de sus causas. Su efecto principal es la consecución de la libertad del individuo para actuar
y evitar ser detenido sin una orden judicial expresa en su contra, aunque se excluía la aplicación del
mismo en los casos de delitos graves, alta traición y detenciones motivadas por deudas civiles. Sobe-
ranes y Martínez, Apuntes, 2010, p. 135.
42
Se refiere al modelo anglosajón en el que la superioridad de la Constitución, formal y materialmente
hablando, es defendida por el Poder Judicial frente a cualquiera de las creaciones del Poder Legislativo.
43
Baker, Richard D., Judicial review in Mexico. A study of the Amparo suit, Estados Unidos de América,
University of Texas Press, Institute of Latin American Studies, 1971.
44
Mirow, M. C., “Marbury in Mexico: Judicial Review´s Precocious Southern Migration”, Hastings
Constitutional Law Quarterly, Estados Unidos, Universidad Internacional de Estudios Jurídicos de
Florida, vol. 35, no. 1, 2007, pp. 41-117.
34 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
el juicio de amparo es en realidad un judicial review, algunas veces ampliado
en cuanto a sus alcances, pero que en esencia representa uno de los orígenes
más claros de la defensa constitucional en México.
José Luis Soberanes y Faustino Martínez han señalado la influencia de todas
las corrientes, excepto la romanista, en la conformación del juicio de amparo
mexicano:
Del área anglosajona, procede su similitud con el habeas corpus (el
primer tipo de amparo, orientado a la defensa de los derechos funda-
mentales, en especial la vida y la libertad), con el sistema de la judicial
review (el amparo como vehículo de control de la constitucionalidad
de las leyes), y la propia estructura judicial federal, asimilada por
México en el siglo XIX. Del área hispánica, se asume el nombre de
la misma institución, de clara raigambre castellana, la tendencia a la
centralización, fruto del sistema gubernativo y judicial establecido
en la América española (cuya muestra palmaria puede ser el juicio
sumarísimo del amparo), y la influencia de la casación española (bajo
su forma primaria del recurso de nulidad), que se manifiesta de forma
clara tras la promulgación de las Leyes de Enjuiciamiento Civil de
1855 y de 1881. Finalmente, del área francesa se percibe una clara
incidencia por medio de las declaraciones de derechos y libertades, el
sistema de casación originado tras la Revolución gala, y la existencia
de un amparo judicial contra las decisiones procedentes del poder
jurisdiccional del Estado.45
Con base en todo lo anterior, es posible afirmar que el juicio de amparo es
un “hijo legítimo” del liberalismo jurídico mexicano presente, en primer
lugar, en el Acta Constitutiva y de Reformas de 1847 (artículo 25) y, ya de
forma definitiva, en la Constitución de 1857 (artículos 101 y 102) y en la
Constitución de 1917 (numerales 103 y 107). Esto fue así debido a que,
dentro de la cultura jurídica liberal, el juicio de amparo se presentó como
un instrumento mediante el cual el individuo libre, sujeto de derechos
45
Soberanes y Martínez, Apuntes, 2010, p. 10.
Estudio introductorio 35
individuales, no coartado por ningún gobierno o corporación e igual a sus
semejantes ante la ley —misma que ahora derivaba de un órgano de crea-
ción del derecho generalmente aceptado y no de un monarca proclamado
en Cortes— permitía al ciudadano, y obligaba al Estado, poder exigir el
cumplimiento de las garantías individuales o derechos fundamentales, con-
tenidos en una constitución escrita, que fuesen vulnerados por los agentes
del propio Estado.
C. De la reglamentación del juicio de amparo
y el nacimiento de la jurisprudencia
El juicio de amparo se convirtió en el medio de control constitucional por
excelencia dentro del sistema jurídico mexicano, pues las sentencias eje-
cutoriadas se transforman en fuente de creación del derecho, esto es, en el
ámbito de validez personal de la norma jurídica, son, al mismo tiempo, en
palabras de Hans Kelsen, “actos de ejecución de derecho creado, es decir,
de normas jurídicas puestas”.46
Hemos señalado ya que fue dentro del artículo 25 del Acta Constitutiva y
de Reformas de 1847 que se reguló por primera vez el juicio de amparo a
nivel federal en México. En este primer momento, el poder constituyente se
preocupó por mantener claramente diferenciada la defensa de los derechos
individuales de los gobernados de la conservación de la jurisdicción e invasión
de soberanías entre la Federación y los Estados. Para el primer supuesto se
estableció el control constitucional a través del juicio de amparo y para el
segundo se instituyó el control político por medio del Congreso de la Unión.47
46
Ibidem, p. 10.
47
Véase Tena Ramírez, Felipe, Derecho…, op. cit., p. 592. En su artículo 22, el Acta Constitutiva y de
Reformas señalaba que: “Toda ley de los Estados que ataque a la Constitución o las leyes generales,
será declarada nula por el Congreso, pero esta declaración sólo podrá ser iniciada en la Cámara de Sena-
dores”. También véase “Acta Constitutiva y de Reformas sancionada por el Congreso Extraordinario
Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos el 18 de mayo de 1847, jurada y promulgada el 21
del mismo”, en Tena Ramírez, Felipe, Leyes fundamentales…, op. cit., p. 474. Cursivas en el original.
36 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Las primeras solicitudes de amparo no se hicieron esperar apenas promul-
gada el Acta Constitutiva y de Reformas de 1847. Señala Manuel González
Oropeza que, sin mediar ninguna ley reglamentaria para el artículo 25 del
Acta Constitutiva, el 13 de agosto de 1849 el juez de distrito suplente de
San Luis Potosí dictó la primera sentencia de amparo para evitar el destierro
de dicho estado de Manuel Verástegui.48 Este caso es conocido dentro de
la historiografía jurídica como “Amparo Verástegui”. Esto fue así debido a
que los jueces estaban obligados a resolver sobre el recurso contenido en el
ordenamiento constitucional, aunque no hubiese ley orgánica de por medio.
De hecho, la primera “ley de amparo” se promulgaría hasta 1861.
De acuerdo con el propio Manuel González Oropeza, sin sentencia de por
medio, el primer juicio de amparo lo sustanció el editor Vicente G. Torres
en 1847, por su aprehensión por el general en jefe del Ejército de Oriente.
Es decir, se hizo de forma oral. El segundo amparo fue sustanciado por
Tomás Andrade, coronel y comandante de batallón, por haber sido transfe-
rido a Huichapan. El tercero lo promovió Darío Servín de la Mora, capitán
suelto de caballería permanente y comandante de escuadrón graduado, por
haber sido dado de baja en el ejército. Lo anterior revela, como bien lo ha
observado María José Rhi Sausi, que “los usos iniciales del amparo fueron
prácticamente exclusivos del ámbito castrense”.49 No obstante, matizando
un poco la aseveración anterior, el cuarto juicio de amparo sustanciado en
México sin sentencia de por medio, de acuerdo con el Acta de la Suprema
Corte de Justicia de 7 de agosto de 1848, fue de carácter fiscal. Se trata de un
asunto interpuesto, sostiene González Oropeza, “por el representante legal de
48
González Oropeza, Manuel, “El primer juicio de amparo sustanciado en México”, Anuario Mexicano
de Historia del Derecho, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, núm. VIII, 1996, p. 157.
49
González Oropeza, Manuel y Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coords.), El juicio de amparo. A 160 años
de la primera sentencia, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, tomo I, 2011, pp. 703-704; Rhi
Sausi, María José, “Derecho y garantías: el juicio de amparo y la modernización jurídica liberal”, en
Pani, Erika (coord.), Nación, Constitución y Reformas, 1821-1908, México, CIDE/FCE/CONACULTA/
INEHRM/Fundación Cultural de la Ciudad de México, colección Historia Crítica de las Moderniza-
ciones en México, tomo III, 2010, pp. 124-125.
Estudio introductorio 37
Jecker, Torre y Cía, juntamente con el de Wilde y Cía. Sobre la afectación de
la Secretaría de Hacienda a unos tercios de tabaco (25 de julio de 1848)”.50
En el segundo momento constitucional del amparo, es decir, con la pro-
mulgación de la Constitución de 1857, tanto las violaciones de garantías
individuales como las invasiones de la esfera federal en la local, y viceversa,
quedaron bajo el conocimiento del Poder Judicial de la Federación. En palabras
de Felipe Tena Ramírez, en dicho ordenamiento constitucional “desapareció
definitivamente de nuestro derecho constitucional el control político, para
ser reemplazado íntegramente por el judicial”.51 De esta forma, en el artículo
101 de esta Constitución, los tribunales de la federación fueron facultados
para resolver toda controversia que llegara a suscitarse: “I. Por leyes o actos
de cualquiera autoridad que violen las garantías individuales. II. Por leyes
o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los
Estados. III. Por leyes o actos de las autoridades de estos, que invadan la
esfera de la autoridad federal”.52 En el numeral 102 se precisó que los juicios
anteriores se seguirían únicamente “a petición de parte agraviada, por medio
de procedimientos y formas del orden jurídico, que determinará una ley.
La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares
limitándose a protegerlos y ampararlos en el caso especial sobre que verse
el proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley o acto
que la motivaré”.53 Como puede observarse, los elementos básicos del juicio
de garantías, petición de parte agraviada, protección en caso especial y sin
hacer declaración general, se habían ya constitucionalizado. Desde 1870,
para facilitar el conocimiento del contenido de las sentencias más impor-
tantes emitidas por los tribunales federales se creó el Semanario Judicial de
la Federación. Las épocas 1ª a la 4ª corresponden a las interpretaciones judi-
ciales dadas bajo la vigencia de la Constitución de 1857, es decir, contienen
50
González Oropeza, Manuel, “El primer juicio…”, op. cit., p. 157.
51
Tena Ramírez, Felipe, Derecho constitucional…, op. cit., p. 592.
52
“Constitución Política de la República Mexicana, sobre la indestructible base de su legítima inde-
pendencia, proclamada el 16 de septiembre de 1810 y consumada el 27 de septiembre de 1821”, en
Tena Ramírez, Felipe, Leyes fundamentales…, op. cit., pp. 623-624.
53
Idem.
38 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
sentencias de amparo que abarcan los años 1871 hasta 1914.54 Es también
denominada jurisprudencia histórica.
Para 1917, pese a los ataques de sus detractores, el amparo se había conso-
lidado dentro del orden jurídico nacional. Debido a lo anterior, la Constitu-
ción de 1917, en lo general, no modificó sus postulados básicos (contenidos
ahora en los artículos 103 y 107), aunque sí diferenció entre este último y la
controversia constitucional (contenida en el artículo 105), que se encargaría
entre otras cosas, de dirimir aquellos conflictos que surgiesen entre “dos o
más Estados, o un Estado y la Federación, así como las que surgieren entre
los tribunales del Distrito Federal y los de la Federación, o un Estado”.55
Sin embargo, también enunció, en los mismos términos, pero en diferentes
artículos, al igual que su predecesora decimonónica, que: “Art. 103. Los
Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite: I.
Por leyes o actos de la autoridad que viole las garantías individuales; II. Por
leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de
los Estados, y III. Por leyes o actos de las autoridades de estos que invadan
la esfera de la autoridad federal”.56 El juicio de amparo, asegura el artículo
107 de la Constitución de 1917, se sujetará a los procedimientos del orden
jurídico que determine la ley, de acuerdo con las siguientes bases: “I. El
juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada; II. La
sentencia será tal, que sólo se ocupe de individuos particulares, limitándose
a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que verse la queja,
sin hacer una declaración general respecto de la ley que lo motivare”.57 Los
criterios correspondientes al período que va desde 1917 hasta el presente se
54
Para consultar dichos criterios, véase la jurisprudencia histórica en: «https://sjf2.scjn.gob.mx/
jurisprudencia-historica».
55
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma la del 5 de febrero de 1857, en
Tena Ramírez, Felipe, Leyes fundamentales…, op. cit., p. 860.
56
Idem.
57
Ibidem, pp. 860-865.
Estudio introductorio 39
encuentran en las épocas 5ª a la 11ª del Semanario Judicial de la Federación.
Corresponde a la jurisprudencia actualmente vigente.58
Ahora bien, si en términos constitucionales han sido tres los ordenamientos
que regularon al juicio de amparo han sido ocho las leyes orgánicas que se
desprendieron de dichos documentos. Cuatro corresponden al siglo XIX (1861,
1869, 1882 y 1897); tres al XX (1908, 1919, 1936); y una al XXI (2013).
El 30 de noviembre de 1861 —14 después de su constitucionalización en
1847— se promulgó la primera Ley de Amparo que declaró exclusivamente
a los tribunales federales competentes para “rebatir las leyes de la Unión” o
de “invocarlas para defender algún derecho”. De esta forma, “todo habitante
de la República que en su persona o intereses crea violadas las garantías que
le otorgan la Constitución o sus leyes orgánicas, tiene derecho a ocurrir a
la justicia federal, en la forma que prescribe esta ley, solicitando amparo y
protección”.59 El fallo de dichos tribunales debía limitarse únicamente a
declarar que la justicia de la unión amparaba y protegía al individuo, cuyas
garantías hubiesen sido violadas. Es decir, las sentencias que se pronunciasen
en los juicios de esta naturaleza sólo favorecerían a los que las litigaren. En
consecuencia, “nunca podrían alegarse por otros, como ejecutorias, para
dejar de cumplir la ley que las motivaron”.60 Pero más importante todavía,
también las leyes o actos de la autoridad federal que vulnerasen o restringie-
sen la soberanía de los Estados podían reclamarse por cualquiera habitante
de la República; “pero la reclamación se hará en los términos que prescribe
esta ley, y no surtirá otro efecto que amparar al individuo en el caso especial
sobre que verse su queja”.61
58
Para consultar dichos criterios, véase: «https://sjf.scjn.gob.mx/SJFHome/home».
59
“Decreto del Congreso. Ley orgánica reglamentaria de los artículos 101 y 102 de la Constitución, 30
de noviembre de 1861”, en Dublán, Manuel y Lozano, José María, La Legislación Mexicana o colección
completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la República y ordenada por los
licenciados Manuel Dublán y José María Lozano, México, Imprenta del Comercio, tomo IX, 1878, p. 328.
60
Ibidem, pp. 329-330.
61
Ibidem, p. 329.
40 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Por su parte, la Ley de Amparo de 1869 declaró al amparo como un recurso
en el cual los jueces únicamente responderían a petición de la parte agravia-
da, por lo que la sentencia sólo se ocuparía de individuos particulares y se
limitaría a protegerlos y ampararlos en el caso especial que versare el proceso,
sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley que la motivare.
Además, el efecto de una sentencia que concediera el amparo era, expresaba
el artículo 23, “que se restituyan las cosas al estado que guardaban antes de
violarse la Constitución”.62 En términos generales, tanto la Ley de Amparo
de 1882 como el Código de Procedimientos Federales de 1897 señalaron que
los elementos básicos del juicio o recurso de amparo eran: a) la resolución
de toda controversia suscitada por leyes o actos de cualquiera autoridad
que violen las garantías individuales; por leyes o actos de la autoridad fiscal
que vulneren o restrinjan la soberanía de los estados; y, por leyes o actos
de las autoridades de éstos, que invadan la esfera de la autoridad federal;
b) la promoción y el seguimiento sólo a petición de parte agraviada; c) la
sentencia que concede el amparo deja sin efecto el acto reclamado y restituye
las cosas al estado que guardaban antes de violarse la Constitución; d) las
sentencias de amparo sólo favorecen a los que hayan litigado el juicio, y no
podrán alegarse por otros como ejecutorias para dejar de cumplir las leyes
o providencias que las motivaren protección únicamente en caso especial;
y, e) el amparo no hace declaración general.63
Las características esenciales del juicio de amparo no cambiarían durante el
siglo XX. Únicamente el juicio de amparo contenido en el Código Federal de
Procedimientos Civiles de 26 de octubre de 1908 incluyó por primera vez la
facultad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para establecer
jurisprudencia a través de las ejecutorias de amparo votadas por mayoría
62
“Ministerio de Justicia. Ley orgánica constitucional sobre el recurso de amparo, 20 de enero de 1869”,
en Dublán, Manuel y Lozano, José María, La Legislación mexicana…, op. cit., p. 524.
63
Decreto del Congreso. Ley Orgánica de los artículos 101 y 102 de la Constitución, 14 de diciembre
de 1882, Dublán, Manuel y Lozano, José María, La legislación mexicana…, op. cit., pp. 394-403; “Có-
digo de Procedimientos Federales de octubre de 1897”, en Soberanes José Luis y Martínez y Martínez,
Faustino, Fuentes para la historia del juicio de amparo, México, Senado de la República, LIX Legislatura,
2004, pp. 202-226.
Estudio introductorio 41
de nueve o más de sus miembros, siempre que lo resuelto se encontrase en
cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario.64 Aquí comenzó a
tomar fuerza vinculante el precedente jurisprudencial, objeto de este libro.
Antes de esta legislación, las sentencias de la Corte eran meros referentes
doctrinales, académicos e, incluso, “precedentes” que los propios magistrados
podían citar y estudiar al momento de resolver un juicio de amparo, pero no
eran “jurisprudencia vinculante”, es decir, no era obligatoria su utilización
por parte de la SCJN ni de los tribunales inferiores a ella.
En adelante, salvo algunas adiciones de forma, más no de fondo, tanto la
Ley de Amparo de 1919 como la de 1936 conservaron, aunque de manera
mucho más detallada, dichos elementos fundamentales del juicio de garan-
tías, hasta bien entrado el siglo XXI.65 Sería hasta el año 2013, después de
la reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011, que se
propuso una nueva ley de amparo a fin de “modernizarlo y en consecuencia
fortalecerlo”.66
E. Sobre el contenido del libro
Fue precisamente en esta etapa de modernización jurídica nacional, acaecida
en la segunda década del siglo XXI, en la que no sólo se vivió una reforma
en materia de derechos humanos que reconfiguró al fundamento de validez
mismo del sistema jurídico mexicano, es decir, la Constitución de 1917, sino
que también implicó la actualización de los conceptos de derecho procesal
constitucional que hasta ese momento habían estado vigentes. Lo que es más,
el propio juicio de amparo tuvo que modificar su definición constitucional
64
“Código Federal de Procedimientos Civiles de 26 de diciembre de 1908”, en Soberanes, José Luis y
Martínez y Martínez, Faustino, Fuentes para…, op. cit., p. 258.
65
“Ley reglamentaria de los artículos 103 y 104 de la Constitución mexicana de 20 de octubre de
1919 (Ley de Amparo de 1919)” y “Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 10 de enero de 1936”, en Soberanes, José
Luis y Martínez y Martínez, Faustino, Fuentes para…, op. cit., pp. 280-474.
66
Exposición de motivos, Ley de amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, 15 de febrero de 2011. Disponible en: «https://www.scjn.gob.mx/».
42 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
y doctrinaria que desde su origen había permanecido casi intacta. A partir
de 2011 no sólo protegería los derechos del hombre, como se estableció en
los ordenamientos constitucionales de 1847 y de 1857, ni tampoco a las
garantías individuales como se les denominó en 1917, sino que su protección
se amplió a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los
tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte.
A esta necesidad de reconfiguración del sistema judicial mexicano y su inter-
pretación por medio del juicio de amparo responden los textos que integran
este libro. Mucho se ha dicho del mismo desde la perspectiva del derecho
constitucional adjetivo, es decir, lo que tiene que ver con los presupuestos
procesales básicos para interponerlo, pero pocas veces nos hemos detenido
a analizar las tesis de jurisprudencia que se desprenden del juicio de amparo
para explicar la teoría constitucional. Lo anterior es de suma importancia,
pues el papel de los tribunales federales ha venido a modificar al sistema
jurídico mexicano, pasando de una justicia de leyes positivista durante los
siglos XIX, XX y, aunque en menor medida, en la primera década del XXI,
a uno basado en una justicia de jueces, en el que la interpretación que di-
chos funcionarios hacen de la norma, por medio de elementos objetivos, ha
generado criterios jurisprudenciales que han logrado proteger los derechos
humanos de diversos sectores sociales otrora ignorados.
De ahí que en este libro se le preste atención a figuras centrales como el interés
legítimo, la suspensión del acto reclamado, el principio de relatividad de las
sentencias, la suplencia de la queja, el concepto de autoridad responsable, la
reparación del daño, el amparo contra normas, la adjudicación de derechos
humanos frente a las reglas procesales del juicio de amparo, así como una
serie de reflexiones en torno a las posibilidades, límites y alcances del juicio
de amparo en nuestros días, como pueden ser su oralidad o los ajustes y
cambios que la institución podría incorporar en los próximos años.
El lector tiene en sus manos una obra que no sólo estudia al juicio de am-
paro como institución jurídica fundamental, sino que nos muestra por qué
el planteamiento hecho en el epígrafe e introducción a este texto cobran
Estudio introductorio 43
sentido en pleno 2025, pues no sólo ha sido un muro de contención para los
posibles ataques a los derechos fundamentales de los habitantes del territorio
nacional, sino que ha demostrado su eficacia.67
Retomamos aquí lo ya señalado en otros foros. El juicio de amparo es una
institución jurídica que desde sus inicios ha estado íntimamente ligado a la
democracia. El propio presidente Benito Juárez fue quien en 1861 promulgó
la primera ley reglamentaria de la materia en cuestión. Si se acaba la demo-
cracia se extingue el amparo y con él toda forma de justicia. En este tenor, no
debemos olvidar una lección venida directamente de la historia del Derecho:
“hubo primero leyes que Reyes”.68
F. Bibliografía
Baker, Richard D., Judicial review in Mexico. A study of the Amparo suit, Esta-
dos Unidos de América, University of Texas Press, Institute of Latin
American Studies, 1971.
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El interés legítimo
José Luis Antonio Tinajero Andrade*
* Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro y cocoordinador de la línea
de investigación sobre acceso a la justicia en el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.
Sumario: A. Breve historia legislativa y relevancia del interés legítimo. B. El interés
legítimo en las sentencias antes de su reconocimiento legal; I. Primeras menciones;
II. La novena época de jurisprudencia; III. La reforma constitucional de 2011 y
el inicio de la décima época jurisprudencial. C. Construcción jurisprudencial
posterior a la Ley de Amparo de 2013; I. Características básicas y cuestiones
procesales; II. La relación entre el interés legítimo y el amparo contra normas;
III. Asociaciones civiles y derechos colectivos; IV. Derecho a un medio ambiente
sano. D. Breves conclusiones y perspectivas hacia el futuro. E. Bibliografía.
A. Breve historia legislativa y relevancia del interés legítimo
Aunque el origen del juicio de amparo se remonta a las décadas iniciales del
siglo XIX, las primeras leyes que de alguna manera lo reglamentaron vieron
la luz en la segunda mitad de este. Posteriormente, tras la publicación de la
Constitución de 1917, se emitieron leyes con reglas y figuras cada vez más
específicas y puntuales, que aportaron claridad sobre su procedencia y trámite.
En ninguna de las leyes reglamentarias del siglo XX se reguló directamente
alguna figura denominada “interés jurídico” ni mucho menos alguna llamada
“interés legítimo”. Estos conceptos fueron incorporados al léxico jurídico
mexicano mediante su uso cotidiano en la práctica de los tribunales fede-
rales, como se puede advertir al revisar las sentencias y tesis emitidas desde
la década de 1930.
No obstante, aunque las leyes no utilizaran estos vocablos, sí regulaban su
contenido conceptual, es decir, contenían reglas acerca de qué persona tenía
derecho a promover un juicio de amparo y en qué supuestos. En este sentido,
53
54 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
el uso de tales términos se ha vinculado históricamente con la legitimación
en la causa y, a partir de ella, incluso con ciertas cuestiones específicas de
representación procesal.
En 1919, el presidente Venustiano Carranza publicó la Ley Reglamentaria
de los Artículos 103 y 104 de la Constitución federal, cuyo artículo 1,
fracción I, señalaba como objeto del juicio de amparo, entre otros, resolver
toda controversia suscitada por leyes o actos de autoridad que violaran las
garantías individuales.1 En los artículos 3 a 9 se incluían las reglas relativas
a la personería o capacidad para promover el juicio.
El artículo 3 establecía expresamente que “el juicio de amparo solo puede
promoverse y seguirse por la parte a quien perjudique el acto o la ley de
que trata el artículo 1o.”,2 es decir, una regla que directamente configuraba
lo que comúnmente entendemos como interés jurídico y que reconocía la
posibilidad de iniciar un juicio de amparo sólo para quien resintiera una
afectación directa en sus derechos —en aquel tiempo denominados garantías
individuales— estableciendo un límite estricto respecto a la calidad de persona
quejosa o agraviada y, por tanto, respecto a la calidad de parte en el juicio.
En este artículo se reconocían múltiples posibilidades de representación, al
grado de permitir que “un extraño” promoviera el juicio en ciertos casos. La
ley no incluía un catálogo expreso de estos casos, pero es posible identificar,
al menos, cuando una persona estuviera en riesgo de pena de muerte, ataques
a la libertad personal, destierro o alguna otra pena prohibida por el artículo
1
“ARTÍCULO 1o.– El juicio de amparo tiene por objeto resolver toda controversia que se suscita:
I.- Por leyes o actos de la autoridad que violen las garantías individuales;
II.- Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados;
III.- Por leyes y actos de las autoridades de éstos, que invadan la esfera de autoridad federal”.
2
“ARTÍCULO 3o.- El juicio de amparo solo puede promoverse y seguirse por la parte a quien perjudique
el acto o la ley de que trata el artículo 1o., pudiendo hacerlo por sí, por apoderado, por representante
legítimo, por su defensor si se trata de un acto que corresponda a una causa criminal, y también por
medio de algún pariente y hasta de un extraño en los casos que expresamente lo permita esta ley”.
El interés legítimo 55
22 constitucional3 y estuviera imposibilitada para promover el juicio. En
tales supuestos, el artículo 9 de la ley permitía que el juicio fuera promovi-
do por otra persona, incluyendo a menores de edad y mujeres casadas sin
la intervención de sus legítimos representantes, mientras que el artículo 22
reconocía la posibilidad de que la demanda se presentara por comparecencia.4
Sin embargo, la validez de tal representación no provenía del interés que
el representante pudiera tener en proteger derechos de otra persona o de
un simple interés genuino en que se cumpliera la ley; en cambio, derivaba
siempre de dos aspectos básicos: 1) que existiera un vínculo entre la per-
sona afectada o quejosa y la persona que promovía el juicio, por ejemplo,
mediante su designación como apoderada —aunque en los casos extremos
del artículo 22 constitucional este vínculo y la consecuente autorización para
iniciar el juicio nacieran del mero conocimiento de que la persona quejosa
se encontraba en riesgo de sufrir un daño grave— y 2) que existiera una
relación causal entre el acto reclamado y el daño o afectación que hubieran
sufrido o pudieran sufrir los derechos de la persona quejosa.
3
“Art. 22.- Quedan prohibidas las penas de mutilación y de infamia, la marca, los azotes, los palos,
el tormento de cualquiera especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes, y cualesquiera otras
penas inusitadas y trascendentales.
No se considerará como confiscación de bienes, la aplicación total o parcial de los bienes de una per-
sona, hecha por la autoridad judicial, para el pago de la responsabilidad civil resultante de la comisión
de un delito, o para el pago de impuestos o multas.
Queda también prohibida la pena de muerte por delitos políticos, y en cuanto a los demás, sólo podrá
imponerse al traidor a la Patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premedi-
tación y ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos
graves del orden militar”.
4
“ARTÍCULO 9o.- Cuando se trate de la pena de muerte, de ataques a la libertad individual, de destierro
o de algún otro acto de los enumerados en el artículo 22 de la Constitución Federal, y el individuo a
quien perjudique el acto esté imposibilitado para promover el juicio de amparo, podrá hacerlo otro en su
nombre, aunque sea menor de edad o mujer casada sin la intervención de sus legítimos representantes”.
“ARTÍCULO 22o.- En el juicio de amparo, la demanda y las demás promociones del quejoso deberán
hacerse forzosamente por escrito, hecha excepción de los casos en que se trate de ataques a la libertad
personal, a la vida, o de alguno de los actos prohibidos por el artículo 22 de la Constitución, en los
cuales podrán promoverse por comparecencia”.
56 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Si bien es cierto que hoy resulta escandalosa la autorización para que las
mujeres casadas actúen sin intervención de sus legítimos representantes,
estas y otras reglas de personería y representación eran en cierto modo
garantistas, considerando los valores y prácticas de la época. Los artículos
4 y 5 de la misma ley5 reconocían el derecho de las personas menores de
edad y de las mujeres casadas a acudir directamente al juicio de amparo;
en el primer caso, cuando el representante estuviera ausente o impedido,
pero otorgando a quienes tuvieran más de 14 años la posibilidad de elegir
a su propio representante; en el segundo caso, sin intervención del marido.
Esta ley también reconocía el derecho de las personas jurídicas colectivas,
privadas u oficiales, como sociedades civiles, mercantiles, asociaciones civi-
les o algunas entidades jurídicas públicas a promover un juicio de amparo.
Aunque estas ficciones jurídicas involucran a varias personas físicas, el re-
conocimiento de su personería por conducto de su legítimo representante
no implicaba que a través de ellas se pudiera representar o defender inte-
reses más allá de los propios, vinculados con sus derechos y obligaciones
y completamente distinguibles de aquellos de las personas físicas que las
conforman, como accionistas, socios o asociados.6 Si bien el artículo 6 de la
ley no establecía esta restricción de manera expresa, su propósito claramente
era permitir que las personas morales o jurídicas contaran con la vía del am-
paro para defender sus bienes o derechos, pero no para defender derechos
colectivos o de ciertos sectores sociales.
5
“ARTÍCULO 4o.- El menor podrá pedir amparo sin la intervención de su legítimo representante cuando
éste se halle ausente o impedido; pero en este caso, el juez, sin perjuicio de dictar las providencias que
sean urgentes, nombrará desde luego el tutor dativo que represente a aquel, pudiendo ser designado
por el menor mismo, sí éste hubiere cumplido ya catorce años de edad.
ARTÍCULO 5o.- La mujer casada puede pedir amparo sin la intervención del marido”.
6
“ARTÍCULO 6o.- Las personas morales privadas, tales como las sociedades civiles y mercantiles, las
instituciones o fundaciones de beneficencia particular y otras semejantes, podrán pedir amparo por
medio de sus representantes legítimos o de sus mandatarios debidamente constituídos. Las personas
morales oficiales podrán pedirlo, cuando actúen en su carácter de entidades jurídicas, por medio de
los funcionarios que designen las leyes respectivas”.
El interés legítimo 57
En estos términos, no es posible encontrar indicios fuertes de que en 1919
se vislumbrara la posibilidad de incorporar una figura como el interés legí-
timo en el juicio de amparo o de reconocer derechos colectivos mediante
otros conceptos.
En 1936 se emitió una nueva ley reglamentaria del amparo, que estuvo vi-
gente hasta 2013. En ella el objeto del juicio permaneció sin cambios.7 Lo
mismo ocurrió con la capacidad y personería para iniciar el juicio8 y con
quiénes serían partes en él.9
La redacción del artículo sobre representación de personas morales o jurí-
dicas privadas fue modificada, pero la regla que éste contenía permaneció
igual, reconociendo que podrían acudir al amparo a través de su legítimo
representante.10 Sin embargo, la regla relativa a las personas morales oficiales
7
“ARTÍCULO 1o.- El juicio de amparo tiene por objeto resolver toda controversia que se suscite:
I.- Por leyes o actos de la autoridad que violen las garantías individuales;
II.- Por leyes o actos de la autoridad federal, que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados;
III.- Por leyes o actos de las autoridades de éstos, que invadan la esfera de la autoridad federal”.
8
“ARTÍCULO 4o.- El juicio de amparo únicamente puede promoverse por la parte a quien perjudique
el acto o la ley que se reclama, pudiendo hacerlo por sí, por su representante, por su defensor si se trata
de un acto que corresponda a una causa criminal, o por medio de algún pariente o persona extraña
en los casos en que esta Ley lo permita expresamente; y sólo podrá seguirse por el agraviado, por su
representante legal o por su defensor”.
9
“ARTÍCULO 5o.- Son partes en el juicio de amparo:
I.- El agraviado o agraviados;
II.- La autoridad o autoridades responsables;
III.- El tercero o terceros perjudicados, pudiendo intervenir con ese carácter:
a).- La contraparte del agraviado cuando el acto reclamado emana de un juicio o controversia que no
sea del orden penal, o cualquiera de las partes en el mismo juicio cuando el amparo sea promovido
por persona extraña al procedimiento;
b).- El ofendido o las personas que, conforme a la ley, tengan derecho a la reparación del daño o a
exigir la responsabilidad civil proveniente de la comisión de un delito, en su caso, en los juicios de
amparo promovidos contra actos judiciales del orden penal, siempre que éstas afecten dicha reparación
o responsabilidad;
c).- La persona o personas que hayan gestionado en su favor el acto contra el que se pide amparo,
cuando se trate de providencias dictadas por autoridades distintas de la judicial o del trabajo.
IV.- El Ministerio Público Federal”.
10
“ARTÍCULO 8o.- Las personas morales privadas podrán pedir amparo por medio de sus legítimos
representantes”.
58 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
cambió de artículo e incorporó un límite más claro, al mantener que ellas
podrían acudir al juicio a través de su representante, pero agregar la condición
“cuando el acto o la ley que se reclame afecte los intereses patrimoniales de
aquéllas”,11 excluyendo explícitamente la posibilidad de que promovieran
el juicio para defender derechos distintos a los vinculados con su propio
patrimonio.
De esta forma se reafirmó que el propósito de permitir a personas jurídicas
colectivas promover un juicio de amparo era otorgarles la posibilidad de de-
fender sus derechos como entidades jurídicas independientes de las personas
físicas que les dieron forma, pero no considerarlas autorizadas para defender
derechos colectivos, de grupos, de sectores sociales u otros semejantes.
Fue hasta el 2 de abril de 2013 cuando las voces “interés jurídico” e “interés
legítimo” se integraron al texto legal, aunque incluso en ella el interés jurídico
no se introdujo para referirse directamente a aquel con que cuenta quien
promueve el juicio, sino que a esta cualidad se la identificó como derecho
subjetivo. De cualquier modo, en la doctrina y la jurisprudencia ya se utili-
zaba, y se ha seguido utilizando de forma cotidiana.12
Con la emisión de una nueva Ley de Amparo casi 100 años después de
la primera se incorporaron al marco legal múltiples conceptos, figuras y
dinámicas novedosas, provenientes en gran parte de una nueva visión del
derecho constitucional basada en los derechos fundamentales. Así, uno de
los objetos del juicio cambió:
11
“ARTÍCULO 9o.- Las personas morales oficiales podrán ocurrir en demanda de amparo, por conducto
de los funcionarios o representantes que designen las leyes, cuando el acto o la ley que se reclame
afecte los intereses patrimoniales de aquéllas”.
12
Un antecedente antiguo de su uso se encuentra en el amparo penal en revisión 4091/36, resuelto
el 30 de septiembre de 1936, en el que la Primera Sala de la SCJN lo identificó con la legitimación
en la causa para explicar por qué la nueva ley de amparo (nueva para aquel momento) contemplaba
una causa de sobreseimiento relacionada con la falta de este requisito. Cfr. tesis de rubro PERJUICIO,
CUANDO NO EXISTE, DEBE NEGARSE EL AMPARO Y NO SOBRESEERSE, Semanario Judicial de la
Federación, tomo XLIX, página 2067, registro digital: 311580. Disponible en: «https://sjf2.scjn.gob.
mx/detalle/tesis/311580».
El interés legítimo 59
Artículo 1o. El juicio de amparo tiene por objeto resolver toda contro-
versia que se suscite: […] I. Por normas generales, actos u omisiones
de autoridad que violen los derechos humanos reconocidos y las ga-
rantías otorgadas para su protección por la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, así como por los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte.13
La legitimación y personería para participar en el juicio también experi-
mentaron grandes transformaciones. La regla relativa a la parte agraviada o
quejosa, ahora introducida en la primera fracción del artículo 5 de la Ley
de Amparo, que hasta entonces había sido breve y restringida, ensanchó su
alcance considerablemente para establecer:
Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:
I. El quejoso, teniendo tal carácter quien aduce ser titular de un derecho
subjetivo o de un interés legítimo individual o colectivo, siempre que
alegue que la norma, acto u omisión reclamados violan los derechos
previstos en el artículo 1o de la presente Ley y con ello se produzca
una afectación real y actual a su esfera jurídica, ya sea de manera
directa o en virtud de su especial situación frente al orden jurídico.
El interés simple, en ningún caso, podrá invocarse como interés legí-
timo. La autoridad pública no podrá invocar interés legítimo.
El juicio de amparo podrá promoverse conjuntamente por dos o más
quejosos cuando resientan una afectación común en sus derechos o
intereses, aun en el supuesto de que dicha afectación derive de actos
distintos, si éstos les causan un perjuicio análogo y provienen de las
mismas autoridades.
Tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales judicia-
les, administrativos, agrarios o del trabajo, el quejoso deberá aducir
13
Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de abril de 2013.
60 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
ser titular de un derecho subjetivo que se afecte de manera personal
y directa;
La víctima u ofendido del delito podrán tener el carácter de quejosos
en los términos de esta Ley.
Claramente, para el tema que ocupa al presente capítulo, el cambio más
significativo se presentó en el primer párrafo, donde expresamente se reco-
nocen dos posibilidades para que una persona acuda al juicio de amparo: ser
titular de un derecho subjetivo o ser titular de un interés legítimo individual
o colectivo.
Como múltiples teóricos han explicado, la titularidad de un derecho subjetivo
implica una correlativa obligación o deber a cargo de alguien más, y puede
nacer de actos jurídicos privados, como un contrato, o de normas públicas,
como las previstas por una ley.14 En este sentido, la titularidad sobre un de-
recho subjetivo coincide plenamente con lo previsto por las leyes anteriores
y podemos identificarla, en términos simples y para los alcances propios del
juicio de amparo, con la situación en que una persona puede exigir válida-
mente que una autoridad lleve a cabo cierta acción o se abstenga de hacerlo.
La gran novedad consistió en el reconocimiento de una nueva y más amplia
fuente de legitimación para promover un juicio de amparo. Más amplia por
el reconocimiento de que una afectación a la esfera jurídica de una persona
puede derivar de la pertenencia a cierto grupo, al reconocer que éste puede
ser individual o colectivo. Más amplia también porque abarca un mayor
número y diversidad de supuestos fácticos y jurídicos, al señalar que la
afectación puede ser directa o en virtud de la especial situación frente al orden
jurídico, ya sea de una persona o de un grupo.
14
Para profundizar en el tema, véanse Hohfeld, W. N., Conceptos jurídicos fundamentales, Buenos Aires,
Fontamara, 1968, y Álvarez Ledesma, Mario I., Introducción al derecho, 4ª ed., McGraw Hill, México, 2019.
El interés legítimo 61
Esta fracción también resolvió una discusión que para entonces ya existía en
el ámbito judicial sobre los alcances más primarios del interés legítimo, al
distinguirlo de una tercera categoría: el interés simple. De forma razonable,
estableció como límite para acudir al juicio de amparo que efectivamente
exista una cierta afectación a la esfera jurídica de una persona o de un grupo
de personas, cancelando así la posibilidad de iniciar un juicio por el puro
interés en que las autoridades cumplan las normas o se mantenga el Estado
de Derecho.
Esta restricción parece razonable en tanto los principios y reglas que cons-
titucionalmente guían la actuación de las autoridades públicas se dirigen
precisamente a que sean ellas quienes, de oficio en la mayoría de los casos
y satisfaciendo sus distintas obligaciones, se encarguen de garantizar el
cumplimiento de las normas jurídicas y preservar el orden en la sociedad.
También parece razonable que, en un servicio público como la función ju-
dicial, que requiere de solicitudes expresas para emitir pronunciamientos, y
en una vía diseñada para resolver principalmente juicios individuales como
el amparo, sean las personas que de alguna forma han sido afectadas quienes
acudan a los tribunales a informar la necesidad de que se obligue a cierta
autoridad a respetar sus derechos, evitando que estos deban pronunciarse
sobre casos en los que podría no verse afectado derecho alguno y mante-
niendo una razonable carga de trabajo.
La introducción del interés legítimo en la Ley de Amparo reconoció el im-
pulso judicial previo del concepto y permitió que ciertas exigencias, hasta
entonces excluidas pero de contenido relevante, lograran plantearse en los
juicios de amparo. Lejos de que este reconocimiento legal se considerara el
triunfo final para el interés legítimo y, por tanto, el desarrollo jurispruden-
cial se detuviera, surgieron nuevos escenarios de litigio que han exigido a la
SCJN dotar de contenido específico a la nueva figura, aclarando sus alcances
y límites en diversos casos.
62 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Tanto los criterios judiciales previos a la Ley de Amparo de 2013 como los
posteriores son el objeto de estudio de este capítulo, pues los primeros con-
tribuyeron a impulsar el reconocimiento legal de la figura, mientras que los
segundos continúan definiéndola y redefiniéndola constantemente. Como
se puede advertir de este reciente cambio legal, y como se notará también al
revisar su amplio desarrollo jurisprudencial, el interés legítimo se ganó un
lugar destacado entre las reglas procesales del juicio de amparo.
Al analizar estas fuentes y reflexionar sobre los factores que llevaron a que
la sociedad mexicana se interesara por contar con una figura como ésta, que
ampliara el acceso a la vía judicial más útil para proteger derechos humanos,
es posible considerar que tal interés nació porque en ocasiones el interés
jurídico no permitía abordar adecuadamente todos los detalles de ciertos
problemas jurídicos planteados en amparo, en tanto no posee una mirada
que abarque afectaciones complejas y no derivadas directamente de actos
dirigidos a una sola persona.
Lo anterior puede estar relacionado con el hecho de que el interés jurídico fue
construido en términos de relaciones y afectaciones principalmente indivi-
duales, en las que una autoridad del Estado actúa para restringir directamente
derechos de una persona, ya sea mediante un acto dirigido a ella o mediante
un acto que, aunque no esté dirigido a ella, tenga efectos sobre sus derechos
de forma más o menos obvia, como ocurre cuando la consecuencia es una
disminución patrimonial.
En estos términos, las características de las afectaciones consideradas por el
interés jurídico se asemejan más a las que cubre el derecho civil clásico que
a aquellas que pueden combatirse mediante acciones colectivas. Por ello,
el diseño original del juicio de amparo resultaba insuficiente para atender
reclamos vinculados con otro origen u otro alcance, distintos de las afecta-
ciones directas y normalmente individuales.
En muchos casos se debe tratar con derechos que pueden atribuirse a una o
varias personas específicas, no tan abstractos como para considerarlos dirigi-
El interés legítimo 63
dos a la sociedad en general pero no tan específicos como para considerarlos
exclusivos de una sola persona. Podríamos decir que se trata de derechos
subjetivos con múltiples titulares o de múltiples personas que coinciden en
tener derechos subjetivos iguales.
La característica de colectividad vuelve difusos estos derechos, complejizando
la identificación de afectaciones individuales y la adjudicación de un derecho
a una persona, provocando que varios casos de este tipo fueran considerados
inatendibles en los términos clásicos del juicio de amparo, al versar sobre
reclamos con algunas características más complejas.
Además, el principio de relatividad de las sentencias de amparo jugaba un
papel importante, pues imponía límites estrictos a los alcances de la pro-
tección constitucional, principalmente al establecer que sólo la persona que
acudiera al juicio podría beneficiarse de la sentencia protectora y excluyen-
do así la posibilidad de que, por ejemplo, organizaciones especializadas en
protección de ciertos derechos acudieran a reclamar la inconstitucionalidad
de una disposición legal para beneficiar a todas o varias de las personas
tuteladas por tales derechos.
Por otro lado, cuando la afectación a un derecho subjetivo no nacía de un acto
dirigido directamente a cierta persona o grupo de personas o no generaba un
daño directo e inmediato, sino que éste era difuso y difícil de individualizar
a causa de su origen, las reglas del amparo también encontraban dificultades
para reconocer la relación de causa y efecto entre el acto y el daño, provo-
cando que en ciertos casos el daño indirecto pareciera demasiado lejano a
la esfera jurídica de la persona y que, por tanto, tales casos se consideraran
fuera del ámbito de protección del juicio.
Un ejemplo claro lo podemos encontrar en problemas vinculados con el
medio ambiente. Si una autoridad otorga una autorización para que una
empresa privada construya un desarrollo turístico en un área de manglares,
intuitivamente parece difícil relacionar este acto positivo con la afectación a
64 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
algún derecho subjetivo de cierta persona ajena a tal relación entre el Estado
y la empresa.
Aunque intuitivamente también podríamos pensar que el derecho al medio
ambiente sano se ve afectado de alguna manera —aun sin estudios de bio-
logía, parece inconveniente talar un manglar que es hogar de varias especies
animales y vegetales—, una perspectiva jurídica clásica nos indicaría que si
la persona no es propietaria del manglar o no tiene derechos previos sobre
ese territorio, no resiente afectación alguna y, por tanto, no hay forma jurí-
dicamente válida de evitar el posible daño al medio ambiente.
En estos términos, comenzaríamos a preguntarnos qué sentido tiene el reco-
nocimiento constitucional y legal de derechos que no se pueden ejercer, al
tiempo que nos quedaríamos con la sensación de que una parte del sistema
jurídico —cierto derecho fundamental— no funciona adecuadamente debido
a que otra parte —ciertas reglas procesales— se lo impide.
Ante tal escenario, la construcción de una figura como el interés legítimo
pareció una solución adecuada. Cabe destacar que, a la par de la búsqueda
por ampliar la legitimación para acudir al amparo, se ampliaba la concep-
ción de los derechos abarcados por la “esfera jurídica” de las personas. El
desarrollo teórico y práctico de nuevos mecanismos para reconocer derechos
fundamentales con características más complejas, como los económicos,
sociales, culturales o ambientales, permitió visualizar con nuevos ojos cier-
tas relaciones complejas entre actos del Estado y derechos de configuración
distinta a los civiles y políticos.
Probablemente, mientras estas nuevas visiones del derecho fueron permeando
en la práctica jurídica mexicana, la existencia de mecanismos que permiten
a grupos de personas defender sus derechos en conjunto, como las acciones
de clase o las acciones colectivas, que podemos encontrar en países como
España, Colombia o los Estados Unidos, también jugaron un papel relevante
para la construcción del interés legítimo y su posterior incorporación a la
Ley de Amparo, permitiendo a las y los juristas revisar formas distintas de
El interés legítimo 65
solucionar complicaciones técnicas y establecer vías procesales idóneas para
la defensa de estos derechos.
Ahora bien, mientras se reconoce el valor de esta figura para el derecho
constitucional mexicano, es prudente igualmente acercarse a ella de forma
crítica y permitirse cuestionarla racionalmente. Estudiar las sentencias que
la han desarrollado nos permitirá revisar su conveniencia técnica presente y
futura, analizar la pertinencia de desarrollar nuevos mecanismos procesales
que protejan derechos colectivos, juzgar la actuación de la Suprema Corte
durante décadas de producción judicial y reflexionar sobre muchos otros
aspectos vinculados.
De esta manera, desde el Centro de Estudios Constitucionales se busca profun-
dizar el conocimiento y el análisis crítico de nuestro derecho constitucional,
siempre pensando en mejorar sus formas y métodos para alcanzar algunas
de sus metas más relevantes, como una protección efectiva de los derechos
fundamentales mediante mecanismos judiciales útiles para las exigencias de
cada momento histórico.
B. El interés legítimo en las sentencias
antes de su reconocimiento legal
I. Primeras menciones
La primera mención del interés legítimo en una sentencia de amparo rastrea-
ble mediante los sistemas de búsqueda de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación se ubica en el amparo civil en revisión 522/26, resuelto el 30 de
junio de 1928, es decir, todavía bajo la vigencia de la Ley de 1919.
En este asunto de la Quinta Época de la jurisprudencia mexicana, el Pleno
de la Suprema Corte utilizó el vocablo como una especie de sinónimo del
interés jurídico. Sostuvo que para que procediera el recurso de revisión no
bastaba contar con la condición de tercero perjudicado, sino que resultaba
indispensable que la persona que lo promoviera tuviera interés legítimo en
66 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
que se revocara la resolución controvertida, es decir, que el acto recurrido
le causara algún perjuicio.
Claramente, en este primer asunto la Corte sólo tenía en cuenta los permisos
otorgados por la ley vigente en el momento, entendiendo por legítimo que
el interés para promover el recurso hubiera nacido de la única fuente válida
reconocida legalmente, esto es, de la existencia de un perjuicio personal y
directo generado por el acto reclamado o, en el caso de los recursos, por la
resolución recurrida.
El uso del concepto en estos términos fue reiterado tanto por el propio Pleno
como por las Salas de la Corte en múltiples materias y tipos de casos, aun
después de la emisión de la ley de 1931. Así se aprecia en en el amparo civil
directo 409/1932, resuelto por la Tercera Sala, en el amparo administrativo
en revisión 1497/1935, resuelto por la Segunda Sala, en el amparo penal
directo 1557/1934, resuelto por la Primera Sala, y en el amparo en revisión
en materia del trabajo 1358/1939, resuelto por la Cuarta Sala.
Incluso el mismo criterio sobre la necesidad de un perjuicio para poder
promover un recurso fue reiterado por la Tercera Sala 12 años después de
que lo sostuviera el Pleno, al resolver el amparo civil en revisión 3210/38
el 15 de octubre de 1940. En este asunto se explicó que, conforme a la Ley,
cualquiera de las partes tendría derecho de promover el recurso, pero para
ello requeriría sufrir de algún perjuicio a causa de la resolución recurrida.
Meses más tarde, en marzo de 1941, la Cuarta Sala resolvió el recurso de
queja en materia de trabajo 680/40, donde puntualizó que la parte tercera
perjudicada tenía derecho a que se le notificara la sentencia del juicio de
amparo indirecto en el que fue parte, incluso si nunca se apersonó en el
juicio, pues su carácter de parte en el juicio no nacía de su apersonamiento
sino del interés legítimo que tenía en relación con el acto reclamado. Así, la
Corte reconocía que una sentencia que beneficiara a la parte quejosa podría
generar un perjuicio a la tercera interesada, lo que le facultaba a ser notificada
directamente de ese acto posiblemente perjudicial.
El interés legítimo 67
Otra regla protectora vinculada al interés para promover el juicio fue estable-
cida en el amparo administrativo en revisión 6361/41, resuelto en octubre
del mismo año. En él, la Segunda Sala decidió que si se había impuesto una
multa a una persona por considerar que promovió un amparo sin contar con
interés jurídico y únicamente para entorpecer la ejecución del acto reclama-
do, pero posteriormente se acreditaba que sí contaba con interés, se podría
revocar la multa por un motivo de elemental justicia, incluso si la prueba se
hubiera presentado de forma extemporánea.
Es notorio que la Corte iba desarrollando reglas procesales para proteger a
las partes y definir aspectos puntuales sobre la procedencia de los recursos,
haciendo patente la relevancia del derecho de fuente judicial para comple-
mentar al de fuente legislativa, pero también lo es que estas reglas se produ-
cían siempre en el marco y conforme a la concepción restringida del interés
jurídico, aunque en algunos casos se le llamara interés legítimo.
La equivalencia con que se manejaban ambos conceptos salta a la vista al
revisar criterios en los que la Corte precisaba los alcances y requisitos del
interés jurídico, como el amparo penal en revisión 6294/38, resuelto en
noviembre de 1938 por la Primera Sala, del que derivó la siguiente tesis:
PERJUICIO BASE DEL AMPARO (CITACIÓN PARA COMPARECER
ANTE UNA AUTORIDAD). El perjuicio que al quejoso causa el acto
reclamado, es un elemento básico para la procedencia de la acción
constitucional; pero no es posible establecer su existencia o inexis-
tencia, sino en la sentencia misma, de acuerdo con los informes de la
autoridad responsable y las pruebas que el quejoso aporte al juicio;
esto es lo que ha inducido a la Suprema Corte de Justicia a formular
la tesis de que el concepto de falta de perjuicio, atañe al fondo del
amparo y por lo mismo, debe ser calificado en la sentencia y no es
motivo manifiesto e indudable de improcedencia. La palabra perjuicio
no debe asimilarse al concepto que utiliza la Ley de Amparo, en la
fracción VI del artículo 73, cuando expresa que el juicio de garantías
es improcedente contra actos que no afecten los intereses jurídicos
del quejoso; causal de improcedencia que sólo se realiza cuando la
68 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
promoción del amparo no está supeditada a un interés jurídico o, dicho
en otros términos, cuando el demandante de la protección federal no
es afectado en su patrimonio ni en su persona, por el acto reclamado,
por dirigirse, éste, a modificar o a lesionar situaciones jurídicas a las
cuales es completamente ajeno el promovente. En consecuencia si se
reclaman en amparo las diversas citaciones que una autoridad hace al
quejoso, para que comparezca ante ella, el amparo no es notoriamente
improcedente y la demanda debe admitirse para su tramitación.15
En este criterio, la Sala distingue en grado dos significados del concepto
“perjuicio”. Uno entendido como una afectación que se demostró en el
juicio, por la que corresponde conceder el amparo, y otro entendido como
la posibilidad de que los derechos de una persona sean afectados, suficien-
te para acreditar el interés y promover el juicio. Al hacerlo, precisa que el
interés jurídico implica que el acto de autoridad se dirija al patrimonio o
derechos personales de quien acude al amparo y no a situaciones jurídicas
completamente ajenas a ello. Claramente, es esta la misma definición que
en la época la Corte atribuye al interés legítimo.
En las décadas que siguieron, la Corte continuó emitiendo criterios protectores
vinculados con la procedencia de recursos o medidas dentro del juicio, como
la suspensión, aunque siempre entendiendo al interés legítimo, cuando se
refería al juicio de amparo, como aquel que la ley reconocía expresamente.16
Múltiples ejemplos de esta uniformidad en el criterio sobre la procedencia
del amparo pueden encontrarse entre las décadas de 1940 y 1990. Es razo-
nable pensar que esa uniformidad se mantuvo durante la octava época de la
jurisprudencia mexicana (15 de enero de 1988-3 de febrero de 1995), pues
no fue posible identificar criterios sobre el tema emitidos en ese periodo. Por
15
Semanario Judicial de la Federación, Tomo LVIII, página 2384, registro digital: 310201. Disponible
en: «https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/310201».
16
Así lo hizo al resolver el recurso de revisión del incidente de suspensión, en amparo civil 6705/44,
donde lo relevante es que reconoció el derecho de personas extrañas al juicio a solicitar la suspensión
del acto reclamado, siempre que acreditaran interés legítimo. Este y otros criterios exhiben el interés
de la Corte en respetar las reglas legales, pero no siempre interpretarlas de forma restrictiva, sino
flexibilizarlas donde fuera posible para permitir a las partes plantear y obtener respuesta a sus quejas.
El interés legítimo 69
otro lado, los criterios emitidos en la novena época jurisprudencial comienzan
a dar cuenta de nuevas perspectivas.
Durante este largo periodo, el término también se utilizaba de forma un tanto
versátil para referirse a la legitimación para actuar en otros procedimientos
o a la relación de interés entre cierta persona o autoridad y el cumplimiento
de cierta ley, nacida de facultades concedidas por tal ley. Así, por ejemplo,
en 1960 la Tercera Sala señaló que las únicas personas con interés legítimo
en anular un testamento son quienes fueron llamadas a la herencia.17
II. La novena época de jurisprudencia
La novena época de la jurisprudencia mexicana comenzó en 1995 y terminó
en 2011. Durante ella, el concepto de interés legítimo comenzó a tener los
rasgos con que hoy se le identifica.
En 2001, el Pleno de la SCJN resolvió la controversia constitucional 9/2000;
ahí utilizó este concepto para determinar que un ayuntamiento se encontraba
legitimado para acudir a esa vía de control constitucional a controvertir un
acto del gobierno estatal que afectara su integración. En esta sentencia el
Pleno explicó que:
Dicho interés, se traduce en una afectación que resienten en su esfera
de atribuciones las entidades, poderes u órganos a que se refiere la
fracción I del Artículo 105 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, en razón de su especial situación frente al acto que
consideren lesivo; dicho interés se actualiza cuando la conducta de
la autoridad demandada sea susceptible de causar perjuicio o privar
de un beneficio a la parte que promueve, en razón de la situación de
hecho en la que ésta se encuentre, la cual necesariamente deberá estar
legalmente tutelada, para poder exigir su estricta observancia ante esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación.18
17
Amparo directo 6698/57, resuelto por la Tercera Sala de la SCJN el 1 de julio de 1960.
18
Controversia constitucional 9/2000, resuelta el 18 de junio de 2001, p. 260.
70 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Aunque se trata de un medio de control constitucional con objetivos y partes
muy distintas a las del juicio de amparo, en esta redacción de la SCJN se
pueden encontrar algunos elementos que permiten notar un cambio en la
caracterización del concepto y distinguirlo del usado durante prácticamente
todo el siglo anterior, en que se le había equiparado con el interés jurídico.
Por una parte, la Corte mantuvo que se trata de una afectación a cierta esfe-
ra, no ya de derechos, sino de facultades de las entidades públicas. En este
punto cabe destacar que, como señala Hohfeld,19 en términos generales, los
derechos y las facultades comparten ciertas características, ya que se trata de
autorizaciones o permisos para llevar a cabo cierta acción, para recibir cierto
beneficio o para no resentir cierto daño en determinada circunstancia. A estos
permisos corresponden obligaciones o deberes a cargo de otras partes, ya
sea para no interferir en el ejercicio de tal acción, para otorgar el beneficio
en cuestión o para abstenerse de producir cierta afectación.
Conforme a lo anterior, podemos considerar, al menos en un primer mo-
mento, que una construcción del interés legítimo referida a la afectación de
la esfera de facultades de una entidad pública bien podría reconfigurarse sin
perder sus cualidades para aplicar a la esfera de derechos de las personas,
pues la característica principal se conserva, al referirse a las acciones que
una entidad o persona tienen autorización de ejecutar o al ámbito en el que
otras partes no tienen autorización de intervenir.
Si se concede este traslado del concepto de un medio de control constitucional
a otro, también es posible encontrar en esta sentencia uno de los elementos
que actualmente resultan clave para el interés legítimo, consistente en que
la parte afectada se encuentre en una “especial situación”. En la controversia
constitucional esta situación se concibe frente al acto considerado lesivo,
mientras que en el juicio de amparo actual se considera frente al orden jurídico.
19
Hohfeld, W. N., op. cit.
El interés legítimo 71
El cambio profundo y trascendental introducido por el reconocimiento de
la “especial situación” de una entidad —y luego de una persona—, que co-
mienza a separar al interés legítimo del interés jurídico, se encuentra en la
forma de concebir el daño que tal entidad puede sufrir a causa de un acto
de autoridad.
La Corte no abandona la exigencia de que la conducta de una autoridad
pueda causar daños o perjuicios, pero sí reconoce que éstos pueden generarse
no sólo de forma directa y a partir de un acto dirigido a la entidad afectada,
sino también de manera indirecta, aunque el acto no se dirija a ella, aunque
la autoridad emisora ni siquiera haya previsto ese posible daño, y por el
solo hecho de que tal entidad se encuentra en una situación que la coloca al
alcance de los efectos del acto dañoso.
Si bien en este caso, se insiste, se trata de intromisión en facultades de enti-
dades públicas, el razonamiento resulta aplicable a los derechos de personas,
pues el punto medular y novedoso consiste en reconocer los efectos reales
de los actos de autoridad sobre partes a las que ni siquiera se dirigen, más
allá de sus características formales.
Un último aspecto destacable de esta construcción de la SCJN, también
relacionado con el daño derivado del acto de autoridad, se encuentra en el
señalamiento de que tal acto debe ser susceptible de causar daño, no que
ya lo haya causado. Si bien es una diferencia sutil y no profundizada en esta
sentencia, arroja cierta luz sobre nuevas ideas que la Corte tendría en el
futuro acerca de los daños personales y directos.
Un año y medio más tarde, el 15 de noviembre de 2002, la Segunda Sala de
la SCJN resolvió la contradicción de tesis 69/2002-SS y emitió un criterio
que, aunque no se refería al juicio de amparo sino a la procedencia del jui-
cio ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal,
definió a la figura de una forma muy novedosa y mucho más cercana a la
noción de interés legítimo que actualmente rige en el juicio constitucional,
72 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
aportando sólidos elementos a este concepto, cuya transformación, ahora
sí, había comenzado de lleno.
De dicha contradicción emergió la siguiente tesis:
INTERÉS LEGÍTIMO, NOCIÓN DE, PARA LA PROCEDENCIA
DEL JUICIO ANTE EL TRIBUNAL DE LO CONTENCIOSO AD-
MINISTRATIVO DEL DISTRITO FEDERAL. De acuerdo con los
artículos 34 y 72, fracción V, de la Ley del Tribunal de lo Contencioso
Administrativo del Distrito Federal, para la procedencia del juicio
administrativo basta con que el acto de autoridad impugnado afecte
la esfera jurídica del actor, para que le asista un interés legítimo para
demandar la nulidad de ese acto, resultando intrascendente, para este
propósito, que sea, o no, titular del respectivo derecho subjetivo, pues
el interés que debe justificar el accionante no es el relativo a acreditar
su pretensión, sino el que le asiste para iniciar la acción. En efecto,
tales preceptos aluden a la procedencia o improcedencia del juicio
administrativo, a los presupuestos de admisibilidad de la acción ante
el Tribunal de lo Contencioso Administrativo; así, lo que se plantea
en dichos preceptos es una cuestión de legitimación para ejercer la
acción, mas no el deber del actor de acreditar el derecho que alegue
que le asiste, pues esto último es una cuestión que atañe al fondo del
asunto. De esta forma resulta procedente el juicio que intenten los
particulares no sólo contra actos de la autoridad administrativa que
afecten sus derechos subjetivos (interés jurídico), sino también y de
manera más amplia, frente a violaciones que no lesionen propiamente
intereses jurídicos, ya que basta una lesión objetiva a la esfera jurídica
de la persona física o moral derivada de su peculiar situación que
tienen en el orden jurídico, de donde se sigue que los preceptos de
la ley analizada, al requerir un interés legítimo como presupuesto
de admisibilidad de la acción correspondiente, también comprende
por mayoría de razón al referido interés jurídico, al resultar aquél de
mayores alcances que éste.20
20
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XVI, página 242, registro digital: 185376.
Disponible en: «https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/185376».
El interés legítimo 73
En este caso, la Corte analizó un par de disposiciones21 que explícitamen-
te se referían al interés legítimo en el contexto del juicio administrativo y
dilucidó el contenido del concepto. Una primera precisión importante es
que nuevamente distinguió, como lo hiciera décadas atrás, entre el derecho
subjetivo que efectivamente posee una persona y la legitimación para ejercer
una acción procesal dirigida a defender tal derecho.
A partir de tal distinción arribó a la parte más relevante del criterio, en la
que reconoció expresamente que no era indispensable acreditar interés ju-
rídico —afectación a un derecho subjetivo— para que procediera la acción
procesal, sino que bastaba con una lesión objetiva a la esfera jurídica de la
persona, que además derivaría de su peculiar situación en el orden jurídico.
Así, retomó la característica fundamental de la “especial situación”, ahora
aplicada a personas y especificando que sería frente al orden jurídico, no
solamente frente al acto de autoridad, ampliando y adecuando la construcción
formulada para las controversias constitucionales.
Por otra parte, aunque desde la primera aproximación a la especial situación
ya se podía vislumbrar mayor amplitud al tipo de afectaciones reclamables,
este criterio generó mayor disrupción al explicar abiertamente que el interés
jurídico no sería la única forma de demostrar legitimación para promover
un juicio, haciendo explícito lo que en la controversia constitucional 9/2000
sólo se encontraba implícito.
21
“ARTÍCULO 34.- Sólo podrán intervenir en el juicio, las personas que tengan interés legítimo en
el mismo.
ARTÍCULO 72.- El juicio ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal es
improcedente:
[…]
V.- Contra actos o resoluciones que no afecten los intereses legítimos del actor, que se hayan consumado
de un modo irreparable o que hayan sido consentidos expresa o tácitamente, entendiéndose por estos
últimos aquellos contra los que no se promovió el juicio dentro de los plazos señalados por esta Ley; […]”.
74 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Al puntualizar que la lesión a los derechos podría ser objetiva, se modificó
la concepción que hasta el momento se había tenido de la legitimación acti-
va en múltiples materias, incluyendo el amparo. Esta reinterpretación, que
luego llegaría a aplicarse directamente al juicio constitucional, es claramente
opuesta a los criterios sostenidos por la propia Corte durante el siglo XX,
en que resultaba inconcebible promover un amparo contra actos que no
generaran interés jurídico, con independencia de que en aquella época este
también fuera nombrado interés legítimo. No obstante, este nuevo abordaje
es acorde con el criterio que el tribunal defendió en la primera mitad del
siglo pasado en relación con la importancia de no entorpecer el juicio con
reglas excesivamente restrictivas.
Cabe señalar que para llevar a cabo este razonamiento la Corte tomó en
consideración la discusión legislativa que originó la ley administrativa en
estudio, dando cuenta de que en 1985 y 1986 ya se discutían las diferencias
entre el interés jurídico y el interés legítimo y destacando que el objetivo
del Poder Legislativo al incorporar esta figura al juicio administrativo era
ampliar el número de gobernados que pudieran acceder al procedimiento
en defensa de sus intereses.
De esta forma, el Pleno de la Corte comenzaba a reconocer en sus sentencias
que las problemáticas planteadas en los procesos judiciales no se reducen
a afectaciones directas y claras, sino que pueden ser más complejas y que,
aunque se generen a partir de interacciones realizadas en el ámbito jurídico,
pueden tener una estructura atípica y discordante con la concepción clásica
del interés jurídico.
En los años siguientes, el desarrollo en materia administrativa y en contro-
versias constitucionales continuó de manera independiente, identificando
peculiaridades propias de cada vía en distintos criterios y separándose de las
formas y propósitos del juicio de amparo. Fue hasta después de la reforma
constitucional de 2011 que el análisis judicial de la figura propiamente apli-
cable al amparo alcanzó su punto más alto, comenzando una nueva época de
El interés legítimo 75
criterios novedosos, que año con año han robustecido o precisado los alcan-
ces del interés legítimo en relación con la protección de derechos humanos.
III. La reforma constitucional de 2011 y el inicio
de la Décima Época jurisprudencial
Antes de su reconocimiento legal, el interés legítimo aplicable al juicio de
amparo fue establecido a nivel constitucional, en el artículo 107, como parte
de los cambios introducidos por la reforma de junio de 2011 en materia de
derechos humanos. Si bien, como se ha visto, en el pasado el concepto estuvo
presente en las sentencias de la Suprema Corte y ésta tuvo oportunidad de
interpretarlo y comenzar a definir su contenido, fue a partir del reconocimiento
por parte del constituyente permanente que el Tribunal Constitucional se
avocó de lleno a comprender la nueva figura.
En el periodo entre la publicación de la reforma constitucional y la emisión
de la nueva Ley de Amparo en 2013, la Corte emitió sus primeros criterios
explicando este y otros relevantes cambios ocurridos en el derecho cons-
titucional mexicano, dando luz a los tribunales federales sobre el camino
interpretativo que deberían seguir al enfrentarse a los crecientes casos que
involucraran al interés legítimo y otros principios y figuras novedosas.
El 15 de agosto de 2012 la Segunda Sala resolvió la contradicción de tesis
190/2012. Este asunto se originó por la divergencia de criterios entre un tri-
bunal colegiado de circuito de San Luis Potosí y uno de Nuevo León. Ambos
se pronunciaron sobre si procede o no conceder la suspensión provisional en
un juicio de amparo indirecto promovido por una persona habitante de un
municipio contra el otorgamiento de una licencia a la presidenta municipal
del mismo municipio.
Uno de los tribunales consideró improcedente la medida precautoria; sostu-
vo que el derecho a la representación democrática es abstracto y no otorga
interés jurídico o legítimo a la ciudadanía, en tanto su posible afectación no
le causa un perjuicio directo ni indirecto. El otro tribunal consideró que la
76 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
afectación a este derecho a partir del otorgamiento de la referida licencia sí
otorga interés legítimo a cualquier persona residente del mismo municipio
y que dicho derecho sí podría ser protegido mediante la suspensión.
Al resolver la contradicción, la Segunda Sala se pronunció sobre la interacción
entre el interés legítimo y la suspensión del acto reclamado. En primer lugar,
aclaró que el análisis sobre la actualización del interés legítimo está vinculado
directamente con la procedencia del juicio, por lo que los tribunales deben
estudiar esta cuestión en el expediente principal y no en el incidente de
suspensión, ya que, de hacerlo en éste, se podría prejuzgar de forma inde-
bida sobre el tema. No obstante, reconoció que es posible otorgar la medida
cautelar, para lo cual la parte quejosa deberá acreditar indiciariamente, ahora
sí en el incidente de suspensión, que el acto reclamado le causa un agravio.
De este modo, la Corte realizó dos operaciones importantes. Primero, dis-
tinguió entre el estándar de prueba aplicable a la suspensión y el aplicable al
fondo del asunto, precisando que con el primero, menos exigente, se busca
demostrar la mera posibilidad de que el acto reclamado afecte derechos y
con el segundo, más exigente, se pretende acreditar que la esfera jurídica de
quien promueve el juicio efectivamente fue vulnerada.
En segundo lugar, a partir de la distinción anterior, mostró que ambos están-
dares son aplicables a cuestiones tanto sustantivas como procesales, pues no
sólo la afectación a derechos sustantivos puede acreditarse primero de forma
indiciaria y luego de forma definitiva, sino también el interés para participar
en el juicio, es decir, la legitimación activa.
Criterios similares fueron sostenidos por la misma Sala en el amparo en
revisión 25/2013 y en la contradicción de tesis 299/2015 —posterior a la
Ley de Amparo de 2013—. En el primer asunto señaló que la determinación
sobre el interés legítimo se vincula con aspectos propios del fondo del asunto,
por lo que es inadecuado decidir en el primer auto de trámite que se actua-
liza una causa manifiesta e indudable de improcedencia por no acreditarlo
plenamente. En el segundo reiteró que cuando se alega contar con interés
El interés legítimo 77
legítimo para solicitar la suspensión provisional no es necesario demostrarlo
de manera plena, sino sólo indiciaria; también precisó que el análisis sobre
este punto debe realizarse con las pruebas disponibles y buscando verificar
si el acto reclamado podría causar un daño irreparable a la pretensión de la
persona quejosa.
El 5 de septiembre de 2012, al emitir sentencia en el amparo en revisión
366/2012, la Primera Sala dejó claro que, aunque gracias al interés legíti-
mo se había generado una considerable ampliación en la legitimación para
promover el juicio, ésta no es absoluta. Explicó que el interés legítimo, al
igual que el interés jurídico, nace por cierta afectación a la esfera jurídica de
quien promueve el amparo, aunque se presente en distinto grado en uno y
en otro, por lo que una sentencia favorable, en cualquiera de los casos, se
traduce en un beneficio personal para la persona interesada.
En este sentido, precisó que el interés legítimo es distinto al interés jurídico,
pero no es equivalente al “interés simple”, pues éste se actualiza cuando una
persona no reciente ninguna afectación en su esfera jurídica, aunque tiene
interés en que el Estado realice alguna acción u omita realizarla porque
tiene la obligación de actuar así. Ya que la satisfacción de este interés no se
vincula directa o indirectamente con los derechos de la persona, no puede
generarle ningún beneficio directo, lo que lo torna jurídicamente irrelevante
e insuficiente para promover un juicio de amparo con base en él.
A partir de esta diferenciación, la Sala aportó una definición más detallada
del interés legítimo, que incluyó varios detalles relevantes. Explicó que “el
interés legítimo se define como aquel interés personal, individual o colectivo,
cualificado, actual, real y jurídicamente relevante, que puede traducirse, en
caso de concederse el amparo, en un beneficio jurídico en favor del quejoso
derivado de una afectación a su esfera jurídica en sentido amplio, que puede
ser de índole económica, profesional, de salud pública, o de cualquier otra”.22
22
Amparo en revisión 366/2012, resuelto el 5 de septiembre de 2012.
78 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En la nueva definición se integran como un todo varios aspectos puntuales
que ya se consideraban en el pasado al referirse a esta forma de legitimación.
Tras la indicación de que debe ser personal, se hizo el señalamiento expreso
de que puede ser individual o colectivo, una característica que también se
presenta para el interés jurídico, pero que en el interés legítimo comienza a
tomar nuevos matices. Asimismo, la explicación de que deriva de una afecta-
ción a la esfera jurídica en sentido amplio, que puede ser de múltiples tipos;
algo que ya se vislumbraba desde sus primeros esbozos en otros ámbitos y
que en esta sentencia alcanzó mayor precisión.
Además, la Corte reconoció que la incorporación del interés legítimo al jui-
cio de amparo trajo consigo una importante transformación, pues dejó de
exigirse de forma estricta la acreditación de un derecho subjetivo para poder
accionar y, en cambio, se consideró suficiente la presencia de un derecho
objetivo incluido en el sistema jurídico, adaptando así por completo al juicio
constitucional a una dinámica que la propia Corte ya conocía, pues la aplicó
al juicio administrativo años atrás.
Un par de meses después, la Segunda Sala resolvió el amparo en revisión
553/2012 y especificó los requisitos a cumplir para acreditar interés legítimo
cuando quien promueve el juicio es una asociación civil por la afectación a
intereses colectivos. En este caso, la asociación acudió al amparo para que-
jarse de la omisión del Congreso de la Unión de expedir una nueva Ley de
Amparo que reglamentara los artículos 103 y 107 constitucionales, recién
reformados en aquel momento. La demanda fue desechada porque el juez
de distrito que la conoció consideró que, si se concedía el amparo contra
dicha omisión, se violaría el principio de relatividad de las sentencias, pues
se daría efectos generales a una sentencia de amparo.
Al resolver el asunto, la Corte estudió otras características del interés legíti-
mo y sentó ciertas bases para pronunciarse sobre la procedencia del amparo
contra omisiones legislativas, cuestión que continuaría analizando con mayor
profundidad en sentencias posteriores.
El interés legítimo 79
Aunque en algunas sentencias previas ya había señalado que el interés legíti-
mo puede ser colectivo, la Corte no había pormenorizado sus características
en tal vertiente. En este caso, la Sala realizó una primera aproximación más
específica. Para ello, explicó que la acreditación del interés legítimo en estos
casos requiere, al menos, 1) una norma que reconozca un interés difuso en
beneficio de una cierta colectividad, 2) que ese interés difuso sea afectado
en perjuicio de dicha colectividad por una ley o acto de autoridad y 3) que
quien promueve el juicio pertenezca a esa colectividad.
Sostuvo que el interés legítimo se encuentra vinculado con intereses difusos
y puntualizó que las normas que los contienen “se encuentran encaminadas
a producir ciertos resultados en la sociedad o en algunos núcleos o grupos
que la integran y que, como ella, carecen de personalidad jurídica”.23 Se trata
de una característica primordial de este tipo de colectividad, que distingue
por completo a estas entidades sociales de las reconocidas en las leyes de
amparo de 1919 y 1931, donde como vimos, se hacía referencia a entidades
debidamente constituidas y poseedoras de derechos o bienes defendibles por
sus representantes autorizados.
En aquellas leyes se reconocía el interés a personas jurídicas colectivas, pero
únicamente si contaban con capacidad jurídica prácticamente equivalente
a la de una persona individual, en los términos del derecho civil o adminis-
trativo. En el nuevo siglo, en cambio, la Suprema Corte se hizo consciente
de que no sólo las asociaciones civiles, sociedades mercantiles o personas
jurídicas públicas pueden ser depositarias de intereses compartidos por va-
rias personas individuales, y que una concepción que sólo contemple a estas
construcciones jurídicas resulta insuficiente para abarcar los diversos tipos
de intereses colectivos que se pueden presentar en la sociedad.
Como los intereses difusos se pueden vincular a entidades sin personalidad
jurídica, la Sala advirtió que no son exactamente equivalentes a derechos
23
Amparo en revisión 553/2012, resuelto el 14 de noviembre de 2012.
80 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
subjetivos de una persona jurídica colectiva —como los que sí podría tener
una sociedad mercantil—, pero tampoco a los que corresponden a sus inte-
grantes de manera individual, porque no son ellas ni ellos los destinatarios
directos de las normas que reconocen tales intereses, ni el daño causado por
los actos de autoridad se resiente de la misma forma que cuando se afectan
derechos subjetivos individuales.
Se trata entonces de un peculiar espacio de aparente ambigüedad entre grupo
e individuo, donde la persona en solitario no logra cubrir todo el espectro
de posible afectación de cierto acto reclamado, donde el colectivo tampoco
constituye un nuevo ente jurídico capaz de hacerlo, pero en donde la inte-
racción entre uno y otro sí permite advertir que el acto en cuestión vulnera
derechos de alguna manera. Para encontrar de qué manera, la Corte utilizó
una visión más sistémica de lo social, y ubicó en este peculiar espacio la
noción de “especial situación frente al orden jurídico”.
De esta manera, pudo comprender que, aunque una persona no cuente con
un derecho subjetivo, puede resentir una afectación indirecta a su esfera
jurídica precisamente por formar parte de un ente colectivo, aunque éste no
esté organizado o reconocido jurídicamente, y es esa la manifestación expresa
de la especial situación. En palabras de la Segunda Sala:
La afectación al interés legítimo se da en la medida en que el sujeto
forma parte de un ente colectivo, que de manera abstracta tiene interés
en que el orden jurídico opere de manera efectiva, lo que explica que
se hable de un interés individual o colectivo, pero en el entendido en
que la afectación individual solo podrá darse si éste forma parte de una
colectividad interesada, ya que de lo contrario, se estaría en presencia
de un interés jurídico o de un interés simple […].24
Finalmente, la Corte explicó que la introducción del interés legítimo al amparo
no lo convirtió en una acción colectiva. Si bien no se detuvo demasiado en
24
Idem.
El interés legítimo 81
esta cuestión, sí recalcó que para formar parte de un grupo o colectividad con
interés legítimo se requiere que eventualmente la persona pueda acreditar
que realmente sufre un daño por el acto reclamado, aunque sea un daño
con características distintas al que le permitiría acreditar interés jurídico
individual, pero sin que llegue a ser interés simple.
En el caso la asociación no demostró contar con interés legítimo para con-
trovertir precisamente la omisión de que se quejaba, pero el litigio permitió
a la Sala adelantar varios pasos en la construcción del contenido más preciso
de la figura, abonando a su entendimiento cuando se refiere a colectivos y
complementando los criterios previos, en que ya daba forma a varias de sus
características en el ámbito individual.
Un nuevo caso relevante se presentó en la contradicción de tesis 553/2012,
resuelta el 6 de marzo de 2013 por la Primera Sala de la Suprema Corte. En
este asunto, la Sala abordó un nuevo escenario de posible afectación individual,
pero ahora derivada de actos dirigidos a terceras personas. El caso se originó
porque autoridades estatales de Nuevo León ordenaron privar a un club
deportivo (asociación civil) de ciertos terrenos en los que un equipo infantil
de futbol americano practicaba este deporte porque contaba con membresía
del club. Contra ese acto, los padres de algunos niños, en representación de
éstos, promovieron juicios de amparo indirecto, que fueron desechados por
los correspondientes jueces de distrito.
Los padres de familia promovieron recursos de revisión contra los desecha-
mientos y los tribunales colegiados que los resolvieron emitieron criterios
contradictorios. Uno señaló que la acreditación del interés debe estudiarse al
analizar el fondo del asunto, por lo que no era correcto desechar la demanda;
el otro indicó que los actos reclamados no afectaban a los niños, sino úni-
camente a la asociación propietaria de los predios, por lo que aquellos sólo
tenían interés simple y se actualizaba una causa manifiesta de improcedencia,
que daba lugar al desechamiento.
82 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Tras estudiar la contradicción, la Corte decidió que sí es posible acreditar
interés legítimo cuando una persona o grupo alega que su esfera jurídica fue
afectada por un acto de autoridad dirigido a una persona o grupo distintos,
pues los efectos de tal acto pueden irradiar colateralmente a quienes no son
sus destinatarias y causarles afectaciones indirectas.
Indicó que lo anterior puede ocurrir a partir de las relaciones jurídicas que
se establecen entre particulares, por lo que para evaluar el interés legítimo en
estos casos no sólo debe considerarse a quién se dirige el acto —dimensión
vertical—, también deben revisarse las relaciones jurídicas de dicha parte
con otras y los derechos u obligaciones que surgen de ellas —dimensión
horizontal—. Estas relaciones son las que pueden colocar a una persona
no destinataria del acto reclamado en una especial situación frente al orden
jurídico.
De este modo, la Sala sostuvo que en supuestos como el presente puede ac-
tualizarse el interés legítimo por la presencia de un derecho objetivo y de una
afectación en sentido amplio a la esfera jurídica de quien acude al juicio, que
puede traducirse en un beneficio jurídico a su favor si se concede el amparo.
En el caso, la Corte concluyó que los derechos constitucionales de los niños
quejosos sí podrían verse afectados por los actos de autoridad y que su pre-
tensión no sólo sería verificar que la actuación de las autoridades se apegara a
derecho —interés simple—, sino defender derechos propios que se satisfacían
mediante el aprovechamiento de los predios de un tercero, originado por una
causa lícita como el contrato de membresía con la asociación civil propietaria.
En 2014, la Primera Sala se pronunció sobre una cuestión relativamente
similar, pero distinta en cuanto a los alcances del acto reclamado. En el
amparo en revisión 216/2014, resuelto el 5 de noviembre de 2014, estudió
cómo pueden acreditar interés legítimo personas que no son las destinatarias
directas de una ley. Para ello, realizó una interpretación no restrictiva de los
alcances del interés legítimo que le permitió reconocer otros supuestos en los
que a primera vista parecería que tal interés no se actualiza por la aparente
El interés legítimo 83
lejanía entre las personas quejosas y el acto o norma que reclaman, pero en
los que al observar ciertas circunstancias adicionales y más complejas sí es
posible identificarlo.
La Sala estableció que, en tal supuesto, dichas personas deben demostrar
una relación de causalidad entre la afectación que alegan a su esfera jurídica
y la existencia de la norma reclamada, la cual puede darse cuando quienes
sí son destinatarias de la norma llevan a cabo una conducta que actualiza
cierta hipótesis normativa y, a partir de ella, se presenta una consecuencia
indirecta o “afectación colateral” a la esfera jurídica de las primeras, la cual
las coloca en posibilidad de acreditar todos los elementos del interés legítimo
y de acudir al juicio de amparo a reclamar la norma.
En este sentido, determinó que la sola entrada en vigor de una norma con-
siderada autoaplicativa no es suficiente para acreditar interés y promover el
amparo, además de que no puede hacerlo cualquier persona en representa-
ción de una colectividad tan amplia como “la sociedad en general”, respecto
a la cual no se actualicen las señaladas afectación y relación de causalidad.
Más de ocho años después del primer criterio sobre este tema, la Primera Sala
lo complementaría al precisar en qué momento cesan los efectos de un acto
que causa afectación indirecta por estar dirigido a terceras personas. En la
sentencia del amparo en revisión 108/2019, de 28 de abril de 2021, la Sala
distinguió entre las características del interés jurídico y las del interés legítimo
en relación con la actualización de la causa de improcedencia prevista por
el artículo 61, fracción XXI de la Ley de Amparo25 —cesación de efectos—.
Recordó que en otros precedentes se estableció un estándar exigente para
definir en qué casos de amparo directo una sentencia deja de surtir efectos y
de generar interés jurídico para la parte afectada, conforme al cual no basta
que el acto reclamado sea revocado o derogado, sino que es necesario que
25
Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente:
[…] XXI. Cuando hayan cesado los efectos del acto reclamado;
84 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
sus efectos queden destruidos de manera absoluta, completa e incondicional,
es decir, que cualquier afectación generada a la esfera jurídica de la persona
quejosa desaparezca por completo, como si se hubiera concedido el amparo.
Para el caso del interés legítimo modificó el criterio y estableció un nuevo
estándar menos exigente, indicando que “sólo basta que la autoridad deje
de generar la afectación jurídicamente relevante en su contra, sin necesidad
de restituirlo en algún derecho subjetivo”,26 pues si el acto se dirigió a una
tercera persona, no afectó derecho subjetivo alguno y con su mera deroga-
ción o revocación se genera la presunción de que ya no afecta en términos
amplios la esfera jurídica de quien acudió al amparo con interés legítimo.
Junto a los criterios reseñados, las Salas y el Pleno de la Suprema Corte hicieron
algunas otras precisiones y resolvieron casos concretos en los que reitera-
ron sus cada vez más amplias y precisas consideraciones sobre los alcances
del interés legítimo en varias materias. Es posible rastrear alrededor de 60
casos adicionales en los que la Corte replica los criterios sostenidos en estas
sentencias hito o los aplica a supuestos fácticos suficientemente similares.
Como se adelantó, esta vasta producción jurisprudencial se incrementó tras
la emisión de la Ley de Amparo el 2 de abril de 2013, pues la Corte continuó
estudiando escenarios y temas que en épocas anteriores resultaban insos-
pechados, llevando los alcances de la legitimación para acudir al amparo a
nuevos horizontes mucho más amplios y variados que los contemplados por
la antigua configuración del interés jurídico.
C. Construcción jurisprudencial posterior
a la Ley de Amparo de 2013
Ya se ha mencionado que, como resultado de la reforma constitucional de
2011, la Ley de Amparo de 2013 incorporó expresamente el interés legítimo
26
Sentencia del amparo en revisión 108/2019, de 28 de abril de 2021, párrafo 102.
El interés legítimo 85
en su artículo 5, cuyo contenido se mostró antes. Desde el reconocimiento
legal de la figura, la Corte la ha analizado, interpretado o aplicado en más
de 4,000 sentencias; de éstas, más de 100 han creado o reiterado criterios
para comprenderla mejor o definir alguna parte de su complejo contenido.
Evidentemente, exponer a detalle ese universo de sentencias excedería la
extensión autorizada para el presente capítulo; sin embargo, en este apartado
se buscó incluir a aquellas que dan cuenta, de la forma más amplia posible,
de la diversidad de cuestiones analizadas por el máximo tribunal, de cómo
sus criterios han impulsado la constante evolución del interés legítimo y de
la importancia de esta figura para la protección de ciertos derechos en una
época jurisprudencial marcada por el reconocimiento y protección de los
derechos fundamentales, todo ello sin dejar de acercarse a cada una con la
profundidad necesaria para comprender sus pormenores relevantes.27
I. Características básicas y cuestiones procesales
El 5 de junio de 2014, el Pleno de la Suprema Corte resolvió la contradicción
de tesis 111/2013, suscitada entre criterios de la Primera y la Segunda Salas
de la propia Corte, en los que definieron de forma disímil los requisitos para
acreditar el interés legítimo en el juicio de amparo indirecto. Esta contra-
dicción permitió al Pleno pronunciarse directamente y con detalle sobre sus
elementos y alcances tanto en el ámbito individual como en el colectivo, por
lo que se trata de una sentencia sumamente educativa sobre el tema y de una
pieza clave en su construcción jurisprudencial.
Más que descartar los elementos identificados por una y otra Salas, el Pleno
los armonizó e integró en una definición amplia y comprensiva. En primer
27
Para una revisión y sistematización más detallada de las sentencias en que la Suprema Corte estableció
criterios sobre interés legítimo, cfr. Tinajero A., José L. A. et al., Cuadernos de Jurisprudencia: Interés
legítimo en el juicio de amparo, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2024.
Esta sección se basa en los resultados de la investigación realizada durante 2023 y 2024 en el Centro
de Estudios Constitucionales para la publicación del referido cuaderno de jurisprudencia, dirigida
por las personas coordinadoras de la presente obra.
86 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
lugar, señaló que el interés legítimo exige un vínculo entre ciertos derechos
fundamentales y una persona que acude al amparo, el cual le permite expresar
un agravio diferenciado al del resto de integrantes de la sociedad. Este tipo
de agravio es intermedio entre el interés simple y el interés jurídico y puede
identificarse como un interés cualificado, real, actual y jurídicamente relevante.
El Pleno precisó que ese vínculo no requiere de una facultad otorgada ex-
presamente por el orden jurídico y no exige que la persona cuente con un
derecho subjetivo, aunque para su existencia sí se requiere que una cierta
norma jurídica prevea un derecho objetivo.
Así, aunque no exija el mismo requisito que para acreditar el interés jurídico,
la actualización del interés legítimo sí depende del grado de afectación que
un acto de autoridad o norma general causan en la esfera jurídica de una
persona. De esta manera, aunque la afectación se dé en un sentido amplio,
tal vínculo entre la persona y la pretensión o derecho en cuestión debe ser de
tal magnitud que la anulación del acto reclamado genere un efecto positivo
para ella, el cual además debe ser actual o futuro pero cierto, no una mera
posibilidad de beneficio.
Por otra parte, el Pleno puntualizó que la afectación puede ser directa o de-
rivar de la ya multirreferida especial situación de la persona o grupo frente
al orden jurídico. También indicó que el hecho de que este interés implique
un nivel de afectación menor al exigido por el interés jurídico no significa
que tal afectación no deba acreditarse en cada caso, por lo que la autoridad
judicial deberá corroborarlo mediante inferencias lógicas y a la luz de los
elementos explicados.
Asimismo, hizo énfasis en que el interés legítimo y el interés colectivo o difuso
son conceptos diferentes que, aunque pueden coincidir en ciertas situacio-
nes jurídicas, no se pueden ni se deben equiparar o tratar como sinónimos.
Dejó claro que el primero se refiere al nivel de intromisión o afectación en la
esfera jurídica de la persona, mientras que el segundo se refiere únicamente
al número de personas que cuentan con él.
El interés legítimo 87
En este sentido, y a partir de una interpretación pro persona, reconoció que
se puede contar con interés legítimo de forma individual, sin formar parte
de una colectividad identificable, siempre que este interés cumpla con las
demás características explicadas, lo que permite que personas con un interés
individual e identificable, pero no derivado de la titularidad de un derecho
subjetivo, accedan al juicio de amparo indirecto mediante una legitimación
menos estricta que la reconocida en el interés jurídico.
Hasta este punto, el Pleno configuró una definición robusta y explicativa del
interés legítimo, haciendo distinciones y precisiones relevantes y permitiendo
comprenderlo mejor a partir de las características que las Salas ya habían
identificado en él. No se trata de un análisis reiterativo de las características
indicadas por la Constitución y la Ley de Amparo, sino de uno que profundiza
en ellas a la vez que reconoce sus límites y posibilidades.
Destaca el señalamiento —ya visto en una sentencia anterior— de que un
juicio de amparo promovido con interés legítimo no equivale a una acción
colectiva, pero también dos precisiones adicionales incluidas en la sentencia
que permiten advertir qué futuro vislumbraba la Corte para esta figura.
En la primera, reconoció que se trata de un concepto jurídico inacabado
y que corresponde a las y los juzgadores de amparo reconocer todas las
posibles situaciones y supuestos en que se actualiza, precisando cada vez
más su contenido, por lo que el criterio construido en esta sentencia no es
definitivo, sino que contiene notas distintivas suficientes para no confundirlo
con otros tipos de interés y puede adaptarse dependiendo de las circuns-
tancias de diversos casos. De esta manera, hizo patente la importancia del
derecho de fuente judicial y que éste debería ser el encargado de continuar
construyendo el concepto.
En la segunda, manifestó que, como una figura del juicio de amparo, el in-
terés legítimo y las interpretaciones que se le den deben ser acordes con la
dinámica y alcances del propio juicio. Se refirió a que tales alcances consis-
ten en la protección de los derechos fundamentales de las personas, pero al
88 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
observar esta afirmación junto a otras del propio tribunal, es posible advertir
cierto tono de prudencia, que invita a no extralimitar los alcances de la nueva
figura, sino continuar respetando los propósitos, principios básicos y, sobre
todo, los límites del juicio de amparo, aunque reconociendo sus avances y
actualizaciones.
Conforme a esta línea, en los años siguientes, la Corte siguió definiendo
más y más detalles del interés legítimo. El 26 de abril de 2017, la Segunda
Sala emitió sentencia en la contradicción de tesis 331/2016, donde modificó
ligeramente el criterio establecido en el amparo en revisión 25/2013 para
sostener que las juezas y los jueces de distrito sí pueden desechar una de-
manda de amparo indirecto si es manifiesto e indudable que quien acudió
al juicio no cuenta con interés legítimo, sino simple.
A diferencia del criterio anterior sobre el tema, donde se dijo que esta cuestión
está vinculada al fondo del asunto y no puede decidirse en el primer auto
de trámite, ahora la Sala consideró que tal decisión en dicha etapa procesal
está permitida solamente si de los hechos y razones de la demanda se ad-
vierte, sin lugar a duda, que la parte quejosa únicamente cuenta con interés
simple, pero aclaró que si esto no es evidente o existe la posibilidad de que
la parte quejosa sí cuente con interés legítimo, la demanda debe admitirse
para aclarar el punto mediante la sustanciación del juicio.
Casi un año después, la misma Sala complementó su criterio al resolver el
amparo en revisión 659/2017 el 14 de marzo de 2018. En esta sentencia
reiteró que la demanda puede desecharse si la falta de interés es indudable,
pero explicó que si queda duda sobre la actualización del interés legítimo la
demanda debe admitirse y, para aclarar la cuestión, durante la sustanciación
del juicio la persona juzgadora debe requerir a la parte quejosa mayores
elementos para demostrar su interés o incluso recabarlos de oficio cuando
se trata de personas integrantes de un grupo vulnerable, como los niños,
niñas y adolescentes.
El interés legítimo 89
En octubre de 2019 el Pleno emitió sentencia en la contradicción de tesis
306/2018 y se pronunció sobre un tema diverso: si la parte tercera intere-
sada puede acudir al juicio alegando interés legítimo. En este caso, el Pleno
interpretó la fracción III, inciso a) del artículo 5 de la Ley de Amparo28 y
determinó que no basta el interés legítimo para reconocer a alguien el ca-
rácter de parte tercera interesada en el juicio de amparo; en cambio, señaló
que quien pretenda la subsistencia del acto reclamado necesariamente debe
contar con interés jurídico para formar parte del litigio constitucional, es
decir, acreditar que cuenta con un derecho subjetivo que se vería afectado
si se revoca el acto reclamado por la concesión del amparo.
Explicó que esto es así porque la incorporación del interés legítimo en la
Constitución buscó generar apertura en la legitimación activa para iniciar
el juicio, es decir para ser parte quejosa, pero no para tener otro carácter en
él. Agregó que la parte tercera interesada no tiene un interés autónomo que
se oponga al de las otras, sino un interés parcialmente coincidente con el de
la autoridad responsable.
Finalmente, señaló que si se reconociera a la parte tercera interesada la
posibilidad de acreditar interés legítimo se impondrían a la parte quejosa
cargas procesales imposibles de cumplir, pues debería señalar en la deman-
da a todas las personas que pudieran tener interés legítimo en que subsista
el acto reclamado por encontrarse en una especial situación que les genere
intereses opuestos a los suyos, así como sus domicilios. Y algo similar ocu-
rriría con la autoridad judicial, que en todos los casos debería averiguar los
domicilios que no se señalen y emplazar a todas esas personas posiblemente
interesadas, lo cual entorpecería el trámite del juicio y atentaría contra la
pronta impartición de justicia.
28
Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo: […]
III. El tercero interesado, pudiendo tener tal carácter:
a) La persona que haya gestionado el acto reclamado o tenga interés jurídico en que subsista;
90 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Mediante todos estos criterios, la Corte le dio una forma cada vez más clara
a los requisitos para acreditar el interés legítimo en distintos escenarios, do-
tando de un contenido más considerable a la figura legal y brindando luz a
juzgadoras y juzgadores para acercarse a los casos que tuvieran entre manos,
así como una instrucción clara de que deberían analizar a detalle tanto las
circunstancias fácticas de cada asunto como las características abstractas del
interés, ya identificadas por la propia Corte, para seguir construyendo en
conjunto una figura garantista y jurídicamente sólida.
Aunque todas las sentencias que abordan esta figura realizan una aproximación
eminentemente procesal, en algunos casos las Salas y el Pleno se avocaron a
estudiarla en conjunto con otros temas o derechos y emitieron pronuncia-
mientos que desarrollan los alcances de ambas, como a continuación veremos.
II. La relación entre el interés legítimo
y el amparo contra normas
Antes del ya referido amparo en revisión 216/2014, donde la Corte estableció
una especie de regla especial sobre la procedencia del amparo contra normas
que producen afectaciones indirectas, la Segunda Sala había establecido una
regla más general en la sentencia del amparo en revisión 26/2014, de 23 de
abril de ese año.
En dicha sentencia básicamente sostuvo que es posible acreditar interés
legítimo para promover un juicio de amparo contra normas autoaplicativas,
pero que para ello no basta que las normas tengan ese carácter, también se
requiere que causen una afectación a la esfera jurídica de quien promueve
el juicio, lo cual deberá demostrarse con las pruebas aportadas al mismo.
Aunque parecería que en el amparo contra normas basta con aplicar estas
reglas para definir si se actualiza el interés legítimo, en asuntos posteriores la
Corte reconoció otros supuestos de mayor complejidad y amplió su alcance
protector. En aquel año, personas integrantes de la comunidad LGBTIQ+ re-
clamaron la disposición del Código Civil de Oaxaca que definía al matrimonio
El interés legítimo 91
como un contrato celebrado entre un hombre y una mujer, excluyéndolas
de la posibilidad de acceder al mismo. Aunque no se trataba de una norma
autoaplicativa ni existía un acto de aplicación, aquellas personas combatieron
la existencia misma de la ley por discriminarles debido a su orientación sexual.
Siguiendo las reglas del amparo contra normas, el juzgado de distrito co-
rrespondiente desechó la demanda por no existir un acto de aplicación de
la norma en perjuicio de las personas quejosas. Contra el desechamiento se
promovió un recurso de revisión, que fue atraído por la Primera Sala, regis-
trado como amparo en revisión 152/2013 y resuelto el 23 de abril de 2014.
En su sentencia, la Sala abordó dos cuestiones clave.
En primer lugar, reiteró la regla sobre la procedencia del amparo contra
afectaciones indirectas derivadas de una norma autoaplicativa, sosteniendo
nuevamente que es posible controvertir una norma sin acto de aplicación,
aunque de acuerdo con ciertos requisitos ya precisados.
En segundo lugar, construyó una nueva regla especial aplicable a casos muy
específicos: aquellos en que una norma autoaplicativa contenga mensajes
estigmatizantes o discriminatorios. Determinó que para acreditar interés legí-
timo en estos casos se requieren tres requisitos: 1) que la norma contenga un
mensaje perceptible objetivamente que exprese un juicio de valor estigmati-
zador, el cual puede derivar de la redacción de la norma o del contenido de
significado que transmite, y puede identificarse a partir del contexto social,
de la historia de discriminación contra cierto grupo o de otros elementos, 2)
que ese mensaje utilice una de las llamadas “categorías sospechosas”, que el
artículo 1 constitucional identifica como categorías por las cuales cualquier
discriminación está prohibida, y que la persona quejosa pertenezca a ese
grupo identificable y 3) que quien promovió el amparo tenga cierta proxi-
midad física con el ámbito de validez territorial de la norma, pues es en éste
donde su mensaje se proyecta.
En este caso, la Sala comprobó que las personas quejosas y la norma recla-
mada cumplieron los tres requisitos, por lo que les reconoció interés legítimo
92 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
y les concedió el amparo, declarando la inconstitucionalidad de la norma
reclamada y evitando que sus efectos discriminatorios siguieran afectándolas.
Se trata de un caso fundamental para reflexionar sobre las posibilidades de
la figura, pues en él la Corte amplió de forma razonable y garantista los al-
cances del interés legítimo al dar cuenta de que las normas generales no son
neutrales, sino que se encuentran influenciadas por ideologías específicas
que pueden afectar derechos fundamentales por su sola vigencia, generando
efectos nocivos aunque no se apliquen concretamente.
De esta manera, el tribunal cumplió con su función de revisar la constitu-
cionalidad del marco legal nacional y de proteger los derechos humanos, al
tiempo que respetó las posibilidades y límites del juicio de amparo, recurriendo
a una interpretación que les proporcionó un alcance amplio pero sensato.
Poco más de un año después, el 20 de mayo de 2015, la misma Sala tuvo
oportunidad de continuar la construcción de su línea jurisprudencial garan-
tista al estudiar otro supuesto de normas obstructoras para el ejercicio de
derechos, cuando emitió sentencia en el amparo en revisión 492/2014. En
este asunto, la Sala revisó el caso de un periodista que se amparó contra un
artículo de un código penal local que sancionaba a quien manejara infor-
mación confidencial de los cuerpos de seguridad pública,29 pues consideró
que afectaba su libertad de expresión e información.
Al tratarse de una norma heteroaplicativa —que requiere un acto de aplica-
ción para poder controvertirla, pues su sola entrada en vigor no transforma
o extingue situaciones jurídicas concretas— y no haber sido aplicada al
periodista, el juzgado de distrito desechó la demanda por falta de interés
legítimo. Al analizar el recurso de revisión promovido por el quejoso, la Sala
29
El artículo 398 bis del Código Penal para el Estado de Chiapas establecía una sanción “al que obten-
ga y proporcione información confidencial o reservada de los cuerpos de seguridad pública o de las
fuerzas armadas con el propósito de evitar que el sujeto o los sujetos activos del delito sean detenidos
o para que puedan concretar una actividad delictiva”.
El interés legítimo 93
recordó que las normas pueden contener elementos tanto autoaplicativos
como heteroaplicativos y que las personas pueden controvertir toda la norma
a partir de la afectación que genera su contenido autoaplicativo sin que se
requiera un acto de aplicación de la parte heteroaplicativa.
Además, retomó el criterio del amparo en revisión 152/2013 para identificar
otro supuesto en que el contenido valorativo de normas configuradas como
heteroaplicativas o de individualización condicionada puede, por su sola
existencia, estigmatizar y generar afectaciones concretas a ciertas personas,
lo que las torna autoaplicativas para efectos del interés legítimo. En este caso,
no por discriminar a personas no heterosexuales, sino por imponer barreras
inhibidoras del debate y la deliberación pública.
En este sentido, sostuvo que la judicatura debe analizar la dimensión pública
de ciertos derechos, como la libertad de expresión y el acceso a la información,
para corroborar si se afecta alguna y, por tanto, se acredita el interés legítimo.
Para los hechos concretos, estimó que la afectación al periodista no se dio
por haberlo sometido a un proceso penal en aplicación de la disposición, ya
que esto no ocurrió, sino por el efecto amedrentador que ésta generaba al
criminalizar una conducta en la que él podría incurrir en el ejercicio de su
profesión, directamente vinculada con los derechos mencionados.
En el último caso del presente apartado, el amparo en revisión 941/2019,
resuelto el 13 de mayo de 2020, la Segunda Sala revisó otra vertiente de
las afectaciones causadas por normas generales, o más precisamente, por
su ausencia, resultado de una omisión legislativa. Cabe señalar que la pro-
cedencia del amparo contra omisiones legislativas ya había sido estudiada
en el amparo en revisión 1359/2015, pero en aquel asunto se revisó lo que
ocurre cuando es promovido por asociaciones civiles, por lo que se reseñará
en el apartado relativo a estas.
Si bien este caso de alguna manera retomó aquel criterio, en la nueva sen-
tencia la Sala analizó si las personas individuales tienen interés legítimo para
reclamar una omisión legislativa absoluta, la cual se presenta cuando el Poder
94 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Legislativo tiene la obligación constitucional de emitir una ley sobre cierto
tema en un tiempo determinado y no lo hace.
La Sala decidió que una persona individual sí puede demostrar interés
legítimo para controvertir una omisión de ese tipo, siempre y cuando bajo
un estándar de razonabilidad se pueda advertir que la falta de legislación le
afecta de forma directa y diferenciada al resto de la sociedad, nuevamente
a partir de su especial situación. Dicho de otra forma, la Sala entendió que
una persona puede acreditar interés legítimo en esta circunstancia cuando se
aprecie que la eventual concesión del amparo, que llevaría a la emisión de la
ley omitida, generaría un beneficio concreto en su esfera jurídica.
Nuevamente, la Corte partió de la base conceptual y procedimental con que
ya contaba para precisar que, aunque el Poder Legislativo se encuentre incum-
pliendo una obligación tan general como la de emitir una ley, no cualquier
persona cuenta con interés para controvertir este hecho, pues ello constituiría
interés simple, sólo quien demuestre resentir un agravio cualificado.
Mediante la resolución de estos casos, la Corte construyó una importante
doctrina que permite a las y los juzgadores federales seguir los principios
fundantes del interés legítimo para atender situaciones en las que los actos
reclamados pueden ser engañosos y parecer lejanos a las afectaciones a de-
rechos para ciertas personas, dando fuerza a la noción de “especial situación
frente al orden jurídico” y a la potencia del interés legítimo para permitir una
tutela más amplia de derechos fundamentales.
No obstante, queda para la discusión si este escenario de operación de la
Suprema Corte es ideal, si debería reinterpretar constantemente las figuras
del amparo para mantenerlas actuales y aplicables en una sociedad cambiante
o si, en cambio, sería más conveniente que cuente con otros juicios y otras
herramientas procesales, más adecuadas, de alcance más amplio y construidas
específicamente para atender este tipo de casos complejos, originados por
circunstancias fácticas peculiares y que involucran análisis de constitucio-
nalidad distintos a los que clásicamente se habían realizado en el amparo.
El interés legítimo 95
III. Asociaciones civiles y derechos colectivos
Ya en el amparo en revisión 553/2012, resuelto antes de la publicación de la
actual Ley de Amparo, la Segunda Sala había explicado varias características
de la vertiente colectiva del interés legítimo, las cuales, sin embargo, fueron
analizadas con mayor detalle en al menos cuatro sentencias posteriores, emi-
tidas conforme al marco legal vigente desde 2013. Ello da cuenta de que se
trata de otro aspecto básico de la figura, en el que el Tribunal se ha detenido
para construir una importante línea jurisprudencial.
En la resolución del amparo en revisión 323/2014, de 11 de marzo de 2015,
la Primera Sala estudió los elementos para que las asociaciones civiles demues-
tren que cuentan con interés legítimo en el juicio de amparo indirecto. Por
ello, identificó requisitos más específicos que los señalados por la Segunda
Sala en el amparo en revisión 553/2012, en que se había explicado cómo se
actualiza este interés en relación con intereses difusos.
En este caso, la Primera Sala estableció que se debe analizar: 1) la naturaleza
del derecho cuestionado, 2) la vinculación de este derecho con el objeto social
de la persona moral y 3) si efectivamente existe una afectación a su esfera jurí-
dica. Con el primer elemento se pueden definir los alcances del derecho y las
circunstancias en que puede afectarse, con el segundo elemento se determina
si efectivamente la asociación se encuentra en una especial situación frente
al orden jurídico y no cuenta únicamente con interés simple, y mediante el
tercero se busca averiguar si el acto reclamado impide el cumplimiento del
objeto social para el que fue creada la asociación, lo que le generaría una
afectación cualificada y distinta a la de la ciudadanía en general.
En la sentencia, la Sala también expresó que la interpretación de las normas
aplicables al juicio de amparo debe realizarse a la luz de la reforma constitu-
cional en materia de derechos humanos. Explicó que principios como el de
relatividad de las sentencias o el interés jurídico pueden reconfigurarse y no
deberían ser obstáculo para remediar vicios de inconstitucionalidad identifi-
cados en esta vía de control constitucional. Por ello, concedió el amparo con
96 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
efectos amplios, que iban más allá de la esfera individual de las asociaciones
quejosas, pero con los cuales se garantizaba el orden constitucional.
Un par de años más tarde, el 15 de noviembre de 2017, la misma Sala dictó
sentencia en el amparo en revisión 1359/2015, un asunto que se volvió
icónico por la relevancia y novedad de sus criterios. Aunque la procedencia
del amparo indirecto contra omisiones legislativas absolutas ya había sido
estudiada de manera somera en el pasado, este asunto sentó un precedente
fundamental para comprender los alcances del amparo ante esta cuestión.
Aunque ese estudio de fondo no es materia del presente capítulo, de esta
sentencia destaca que, antes de realizarlo, la Sala analizó la procedencia del
juicio en clave de interés legítimo. Sobre este tema no construyó un criterio
igual de trascendente que sobre las omisiones legislativas, pero su mérito
radica en que, por una parte, se utilizó el desarrollo jurisprudencial que ya
existía respecto a la figura procesal para dar cabida a un asunto que permitió
analizar a detalle otro tema complejo, mientras que, por otra, sintetizó en
una lista concisa los elementos que permiten identificar al interés legítimo:
[E]sta Suprema Corte ha entendido que para que exista interés legí-
timo se requiere lo siguiente: (i) que dicho interés esté garantizado
por un derecho objetivo; (ii) que el acto reclamando (sic) produzca
una afectación en la esfera jurídica entendida en sentido amplio, ya
sea directa o indirecta por la situación especial del reclamante frente
al ordenamiento; (iii) la existencia de un vínculo entre una persona
y la pretensión, de tal forma que la anulación del acto produzca un
beneficio actual o futuro pero cierto; (iv) que la afectación sea apreciada
bajo un parámetro de razonabilidad; y (v) que dicho interés resulte
armónico con la dinámica y alcances del juicio de amparo.
La línea jurisprudencial se complementó con la sentencia del amparo en
revisión 839/2019, de 6 de mayo de 2020. En ella, la Segunda Sala se pro-
nunció sobre la relación entre el derecho al medio ambiente sano y el interés
legítimo de asociaciones civiles. Aunque las cuestiones específicas sobre el
medio ambiente serán analizadas en el siguiente apartado, en esta sentencia
El interés legítimo 97
destacan dos criterios sobre aspectos colectivos del interés que se construyeron
a partir de lo desarrollado en los amparos en revisión 553/2012 y 323/2014.
En primer lugar, estudió más a fondo el requisito de vinculación entre el
derecho afectado y el objeto social de la asociación, preguntándose si para
defender derechos con repercusión social, como el medio ambiente y la salud,
tales entidades colectivas deben señalar en su objeto social que defienden
esos derechos específicos o basta con que refieran la defensa de derechos hu-
manos en general. La respuesta nació de la distinción entre las características
de este tipo de derechos y las de otros de corte eminentemente individual.
En su primer criterio, la Sala señaló que ciertos derechos humanos, como el
medio ambiente sano, tienen una relevancia social específica y un carácter
más difuso que otros, pero son tutelables mediante el juicio de amparo, y
que es esta especial relevancia la que autoriza, mediante interés legítimo, a
cualquier organización no gubernamental o asociación civil con un objeto
social general de protección de derechos humanos a acudir al amparo para
defenderlos. En la misma línea, aclaró que esta concepción flexible del in-
terés legítimo, que le otorga mayor amplitud cuando se trata de este tipo de
derechos, no es extensible a derechos con características individuales.
En armonía con este razonamiento, el segundo criterio estableció que no
debe exigirse a las asociaciones civiles defensoras de derechos humanos de-
mostrar que en el pasado han llevado a cabo actos concretos de defensa de
cierto derecho específico —en este caso, el medio ambiente— para acreditar
su interés legítimo, pues ello sería contrario a la línea jurisprudencial que
sobre el tema ya venía desarrollando la misma Sala. Añadió que esto es así
porque el interés legítimo para defender el derecho al medio ambiente sano
no se estudia desde una perspectiva subjetiva de quién acude al amparo, sino
desde una perspectiva objetiva de qué elementos puede aportar esa persona
o grupo a la protección del medio ambiente.
Tan sólo unos meses después de esta sentencia, el 9 de septiembre de 2020,
la Primera Sala se pronunció sobre el mismo tema en el recurso de queja
98 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
35/2020, pero llegó a una conclusión diversa. En un principio, recordó
que en sus precedentes sobre medio ambiente ya había establecido que el
interés legítimo depende de la relación entre la persona o comunidad con el
ecosistema vulnerado, específicamente con sus servicios ambientales. Tam-
bién recordó que en esta materia el Estado tiene la obligación de fomentar
la participación de la ciudadanía.
A partir de ello y de las características propias tanto del derecho al medio
ambiente sano como del interés legítimo, determinó que para la defensa de
este derecho se requiere, en el caso de personas físicas:
(a) Hacer referencia a la existencia de una norma constitucional en la que
se reconozca la protección del derecho humano a un medio ambiente sano,
esto en beneficio de algún ecosistema que, a su vez, le preste algún servicio
ambiental. De modo que, de otorgarse el amparo, la persona pueda ser
reestablecida en ese servicio ambiental que tiene en su favor […];
(b) Asimismo, acreditar que el acto reclamado trasgrede o trasgredió su
derecho humano a un medio ambiente sano; específicamente, demostrar
que el acto reclamado haya trasgredido o trasgrede algún ecosistema que le
presta algún servicio ambiental, ya sea de forma individual o colectiva; y,
(c) Acreditar, esto a través de los medios probatorios que resulten idóneos
para ello, su pertenencia a ese ecosistema que, a su vez, le presta algún
servicio ambiental.
En el caso de personas morales, además de los tres requisitos anteriores,
señaló que se debe acreditar:
(a) Que dentro de su objeto social se encuentra la promoción, protección
y/o defensa del derecho humano a un medio ambiente sano; y,
(b) Que el acto que está reclamado es violatorio del derecho humano a un
medio ambiente sano, cuya promoción, protección y/o defensa le correspon-
de en virtud de su objeto social; es decir, debe acreditar la afectación que
El interés legítimo 99
trascendió o trasciende a su esfera jurídica, de forma que le ha impedido,
o le impide, el ejercicio o la práctica de su objeto.
Ambas Salas siguieron caminos argumentativos diversos para arribar a sus
respectivas conclusiones, pues mientras que la Segunda Sala se enfocó en la
dimensión objetiva para revisar el posible beneficio al medio ambiente y así
concebir el interés legítimo en términos más amplios, la Primera Sala puso
un mayor énfasis en la relación entre los derechos vulnerados y las personas
o asociaciones concretas que buscan defenderlos, estableciendo un requisito
más estricto para las asociaciones civiles, al exigirles que en su objeto social
específicamente se encuentre la defensa de este derecho.
En tal escenario, aunque los razonamientos no sean contradictorios, las
conclusiones sí parecen serlo, y parece que hasta el momento ninguno de
los dos estándares es definitivo, pues en los diversos sistemas de búsqueda
de la Suprema Corte no se encuentra alguna contradicción de criterios entre
ambos asuntos o entre otras sentencias que sostengan los mismos criterios.30
De cualquier modo, se espera que la Corte continúe desarrollando criterios
sobre el tema en los años venideros, pues se trata de un aspecto fundamental
del interés legítimo y de un ámbito clave para la defensa de derechos huma-
nos capaces de reconocer y juridificar situaciones cada vez más complejas
y más diversas.
IV. Derecho a un medio ambiente sano
La última gran temática en que la Corte ha construido una doctrina sólida
y garantista es el derecho a un medio ambiente sano. Aprovechando el im-
pulso de la reforma en materia de derechos humanos, la utilidad de nuevas
30
Se identificó el expediente de contradicción de criterios 147/2020, en la que contendieron los am-
paros en revisión 389/2019 y 307/2016, pero tal contradicción fue declarada inexistente por el Pleno
de la Corte, pues un caso versa sobre el interés legítimo de personas individuales y el otro sobre el
interés de personas morales, una diferencia relevante que lleva a que tales criterios no se opongan.
100 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
figuras como el interés legítimo y la presencia de nuevas visiones interpre-
tativas sobre los mecanismos procesales y los derechos sustantivos, las Salas
se han abocado a revisar y, en buena medida, construir las características
de este derecho, que de muchas formas rompe con la estructura clásica de
los derechos civiles individuales, que le daban base conceptual al juicio de
amparo del siglo pasado.
Aunque es una materia de reciente desarrollo, ya son varias las sentencias
en que se ha estudiado. En su vinculación con el interés legítimo, refiero
cinco principales. La primera fue emitida por la Segunda Sala en el amparo
en revisión 641/2017 y tiene fecha de 18 de octubre de 2017. En este primer
abordaje se sentó un criterio general a partir de las características propias del
derecho al medio ambiente sano.
La Sala determinó que el derecho a iniciar una acción en defensa del medio
ambiente debe ser interpretado de forma amplia, por lo que los requisitos
formales del procedimiento deben estudiarse con flexibilidad y razonabili-
dad, pues al recurrir a los estándares de prueba tradicionales surge una gran
dificultad para probar efectos dañinos al medio ambiente. Por tanto, indicó
que basta con demostrar una posibilidad razonable de daño y la correlativa
responsabilidad de las autoridades para acceder al juicio de amparo.
El 14 de noviembre de 2018, la Primera Sala resolvió el amparo en revisión
307/2016, en el que plasmó su criterio sobre la relación entre los servicios
ambientales del ecosistema y las personas afectadas por el posible daño al
ambiente, convirtiéndose en un caso emblemático. El caso inició cuando un
ayuntamiento aprobó la construcción de un parque temático en un área de
manglar, contra lo cual dos mujeres habitantes del mismo municipio pro-
movieron un juicio de amparo indirecto. La jueza de distrito que recibió la
demanda la desechó porque estimó que no contaban con interés legítimo,
al no demostrar que el daño a ese ecosistema hubiera afectado sus derechos.
El recurso de revisión que promovieron contra el desechamiento fue atraído
por la Primera Sala. Para analizar la cuestión, la Sala comenzó explicando que
El interés legítimo 101
el medio ambiente es un bien público, cuyo daño importa a la comunidad
en general, cuya titularidad y defensa es de carácter difuso y que debe ser
reconocido tanto en el ámbito individual como en el colectivo.
Posteriormente realizó una precisión destacada al reconocer que esta caracteri-
zación del medio ambiente implicaría que cualquier persona pudiera reclamar
su afectación por tratarse de un bien común, pero que los mecanismos de
defensa no han logrado un desarrollo suficiente para que la judicialización
se dé en estos términos, es decir, dio cuenta de las limitaciones del juicio de
amparo y del propio interés legítimo como una herramienta inserta en él.
Fue así que, para aportar una interpretación funcional y razonable sobre los
términos de acceso a la jurisdicción constitucional en el contexto normativo
mexicano, determinó que “[e]l interés legítimo para promover un amparo en
materia ambiental depende de la especial situación que guarda la persona
o comunidad con el ecosistema que se estima vulnerado, particularmente,
con sus servicios ambientales”.31 Definió a los servicios ambientales como los
beneficios que el ser humano obtiene de los ecosistemas con los que convive,
ya sea porque le proporcionen bienes o porque mitiguen riesgos de eventos
que podrían afectar su calidad de vida.
Conforme a lo anterior, determinó que la privación de tales servicios genera a
favor de las personas afectadas el interés cualificado y diferenciable del resto
de la sociedad —aunque esta también pueda sentirse afectada por el daño
al medio ambiente—, pues el restablecimiento de los mismos se traduciría
en la obtención de un beneficio específico a su favor. También sostuvo que
la relación entre la persona y los referidos servicios puede demostrarse,
entre otras formas, acreditando que habita en o utiliza el entorno adyacente
al ecosistema posiblemente afectado, sin que se requiera acreditar el daño
plenamente, pues esto será materia del fondo del asunto.
31
Amparo en revisión 307/2016, resuelto el 14 de noviembre de 2018.
102 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En este caso, una de las quejosas demostró ser beneficiaria de los servicios
ambientales del manglar afectado, por lo que la Corte le reconoció interés
legítimo y le concedió el amparo, y ordenando la reparación de los daños
causados al medio ambiente.
En dos casos ya referidos, el amparo en revisión 839/2019 y la queja 35/2020,
la Segunda y Primera Salas, respectivamente, continuaron la construcción
de estos criterios, aunque sin generar el mismo impacto que el expediente
307/2016. En el primero, la Segunda Sala estableció que no debe realizarse
una interpretación restrictiva de los requisitos de procedencia de las acciones
en materia ambiental, a fin de evitar daños irreparables en los ecosistemas;
en cambio, señaló, basta con acreditar en grado “razonable” la afectación al
medio ambiente y la correlativa responsabilidad de las autoridades.
En este sentido, sostuvo que, tratándose de materia ambiental, el análisis
del interés legítimo, además de sujetarse a un escrutinio de razonabilidad y
flexibilidad, debe realizarse a la luz de los principios pro actione, pro persona
y de precaución en materia ambiental, conforme al cual basta con un indicio
de prueba para que proceda la acción.
Por otra parte, el criterio de la Primera Sala, ya analizado en el apartado
de asociaciones civiles, se basó en el estándar construido por el amparo en
revisión 307/2016 respecto a la vinculación de los servicios ambientales del
ecosistema con la persona o personas quejosas, pues recordemos que, además
de demandar que las personas morales demuestren que en su objeto social se
encuentra la defensa específica del medio ambiente, exigió que se cumplan
los tres requisitos que en aquel precedente estableció para las personas físicas.
En el último asunto de la sección, el amparo en revisión 108/2019, también
ya revisado en una apartado anterior, la Primera Sala partió del análisis
sobre las características de la cesación de efectos en relación con el interés
legítimo para determinar que, en el ámbito del derecho al medio ambiente
sano, el interés legítimo no desaparece con la revocación formal del acto re-
clamado, sino que se mantiene mientras este cause un agravio a un servicio
El interés legítimo 103
medioambiental vinculado con la persona quejosa y se agota hasta que tal
agravio deje de existir.
Gracias a esta robusta construcción, hoy son más claros los requisitos y el
modo de acceder al juicio de amparo para defender el derecho al medio
ambiente sano. A la par, los criterios de fondo sobre la materia han sentado
importantes precedentes que fortalecen el marco normativo y nos dotan de
herramientas jurídicas para continuar preservándolo.
D. Breves conclusiones y perspectivas hacia el futuro
El largo estudio realizado en el presente capítulo nos ha llevado a recorrer un
interesante camino formado por diversas posiciones jurídicas sobre el interés
legítimo. Este recorrido nos permite poner en perspectiva los enormes pasos
que se han dado en las últimas dos décadas para reformular una concepción
que estuvo vigente más de 100 años acerca de quiénes pueden acceder al
juicio de amparo y qué tipo de derechos pueden protegerse en él.
Con esta transformación y la de otras figuras clave analizadas en los siguientes
capítulos, es posible notar también un franco interés por ampliar los alcan-
ces del juicio de amparo para mantenerlo actual y capaz de responder a las
exigencias derivadas del paradigma de derechos humanos al que múltiples
sistemas constitucionales intentan adherirse. Al mismo tiempo, se pueden
advertir ciertos límites a los alcances de este juicio en general y de esta figura
en particular, anunciados desde su configuración legislativa y reconocidos
por la propia Corte en sus sentencias.
Contar con un panorama histórico y normativo suficientemente amplio sobre
el interés legítimo y otras figuras procesales del medio de control constitucio-
nal más socorrido de México proporciona valiosos elementos para no mirar
sus progresos de manera acrítica y aislada, sino advertir que, al tiempo que
brindan esperanza para una mejor protección de derechos fundamentales,
también se encuentran constantemente con escenarios en los que el amparo
es menos efectivo o, incluso, simplemente no puede operarse.
104 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Un entendimiento realista y sensato del amparo da forma a expectativas
razonables sobre los efectos protectores que podemos alcanzar mediante el
mismo; con estas expectativas bien definidas, podemos distinguir más clara-
mente qué necesidades jurídicas no pueden ser satisfechas por él y cuestionar
racionalmente si es posible y deseable que el desarrollo de herramientas para
el control constitucional siga centrado en reinterpretar al casi único juicio
de protección de derechos humanos del país o si, en cambio, necesitamos
algo más para que el sistema jurídico mexicano responda de forma efectiva
a las enormes demandas de justicia de la sociedad.
Asimismo, desde el Poder Judicial federal es fundamental tomar en cuenta
que la perspectiva de esta sociedad necesitada de justicia es la perspectiva
de personas que no conocen el funcionamiento técnico y complejo de un
juicio que hoy en día sólo puede ser operado por especialistas.
Cuando las restricciones técnicas y las limitaciones propias de la estructura
del amparo llevan a resultados insatisfactorios para quien acude a él, poco
importa para las personas no juristas si esto se debe a sutiles diferencias con-
ceptuales entre distintos tipos de interés, a sofisticadas construcciones teóricas
constitucionales o a la mera falta de voluntad del funcionariado judicial; lo
único relevante desde su mirada es que en el mundo real el derecho no fue
útil para generar un efecto positivo en su ámbito personal o comunitario. Por
ello, al desarrollo técnico logrado en la jurisprudencia es importante sumar
esfuerzos de apertura y traducción a lenguaje ciudadano, que permitan a
todas las personas comprender las herramientas jurídicas de que disponen.
Abordajes capaces de comprender y maniobrar con la complejidad técnica
del derecho constitucional, que al mismo tiempo puedan ponerlo al servicio
y comprensión de la sociedad en general, abonarán de manera significativa
a una mejor materialización del derecho de acceso a la jurisdicción.
No pasa desapercibido que México se encuentra en un proceso histórico de
transformación de los poderes judiciales federal y estatales, marcado por la
elección popular de personas juzgadoras. En esta nueva forma de configurar
El interés legítimo 105
el aparato judicial será fundamental que quienes queden a cargo de la resolu-
ción de conflictos y la interpretación normativa adopten dichas perspectivas
y las apliquen al continuar desarrollando la línea jurisprudencial sobre interés
legítimo y otros conceptos vinculados al acceso al juicio de amparo.
Además, ya que la fuerza del precedente mantuvo su vigencia tras las reformas
constitucionales relativas al poder judicial, tanto la nueva Suprema Corte
como todas las juzgadoras y juzgadores federales mantienen la obligación
constitucional y legal de respetar los criterios vinculantes que hasta el día de
hoy rigen en la materia, por lo que deberán partir de la base jurisprudencial
analizada para continuar la construcción interpretativa y argumentativa del
interés legítimo.
Por otra parte, es importante tener presente que, en el actual escenario político
y jurídico, el Poder Legislativo mexicano tiene la capacidad institucional de
aprobar reformas profundas a la constitución en muy corto tiempo, como
lo presenciamos en el proceso que culminó con la reforma judicial de 2024.
A partir de los análisis realizados sobre los aspectos procesales del amparo,
así como de las reflexiones propuestas respecto a sus limitaciones y a las po-
sibles necesidades de otros instrumentos procesales protectores de derechos
humanos, parece necesario aprovechar esta oportunidad institucional para
plantear a los cuerpos legislativos la posibilidad de nuevas reformas impor-
tantes, como la incorporación al sistema jurídico de acciones colectivas o de
vías de control constitucional más abstracto a disposición de la ciudadanía,
que a la luz de la gran funcionalidad del interés legítimo evalúen la necesidad
de otros tipos de interés, igual o mayormente útiles para permitir un acceso
sencillo a la jurisdicción constitucional. Recordemos que, por ejemplo, la
Corte ya esbozó la posible conveniencia de un interés cercano al simple para
la defensa del medio ambiente.
Si no sólo se busca dotar a las nuevas juzgadoras y juzgadores de legitimidad
democrática, sino de las herramientas jurídicas necesarias para potenciar la
protección de derechos humanos, México puede acercarse a un Estado de
106 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Derecho más sólido, en el que se garanticen todos los derechos para todas
las personas.
En estas condiciones, nos corresponde a las instituciones especializadas y
personas expertas tomar en serio los derechos humanos y mirar críticamente
nuestra realidad social y jurídica para, con determinación seria y respon-
sable, sumarnos al impulso legislativo y jurisprudencial recién estudiado y
enfocar nuestros esfuerzos en continuar generando cambios dirigidos hacia
tales objetivos.
Si seguimos este camino, el futuro del juicio de amparo y del derecho cons-
titucional mexicano puede ser prometedor; si elegimos no hacerlo, las y los
juristas podríamos seguir presumiendo las innovaciones que desde hace
más de cien años vienen generando nuestro poder constituyente, legislativo
y judicial, pero luego salir a las calles y observar que nuestra constitución
no se transforme en derecho vivo.
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Código Penal para el Estado de Chiapas.
Hohfeld, W. N., Conceptos jurídicos fundamentales, Buenos Aires, Fontamara,
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El interés legítimo 107
Ley reglamentaria de los artículos 103 y 104 de la Constitución Federal (1919).
Tesis PERJUICIO, CUANDO NO EXISTE, DEBE NEGARSE EL AMPARO Y
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Tesis PERJUICIO BASE DEL AMPARO (CITACIÓN PARA COMPARECER
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Tesis INTERÉS LEGÍTIMO, NOCIÓN DE, PARA LA PROCEDENCIA DEL
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TIVO DEL DISTRITO FEDERAL, Semanario Judicial de la Federación y
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Tinajero A., José L. A. et al., Cuadernos de jurisprudencia: interés legítimo en el
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La suspensión del acto reclamado.
Historia y evolución: alcances y límites
Antonio Guiza Cabrera*
* Licenciado y maestro en Derecho Civil y Derecho Constitucional y Administrativo. Máster en Argu-
mentación Jurídica por la Universidad de Alicante, España, y Universidad de Palermo, Italia. Desde
2008 es secretario de Juzgado de Distrito.
Sumario: A. Introducción; B. Fundamento constitucional y legal; C. Concepto y
naturaleza; D. Antecedentes históricos; E. La suspensión en la época moderna;
I. La suspensión con alcances meramente paralizadores y el proceso jurisdic-
cional para dictaminarla; 1. El proceso silogístico; II. La suspensión con efectos
restitutorios y el proceso racional para determinarla; 1. Resolución ponderativa
y efectos restitutorios; III. La ampliación e inmediata restricción de sus alcances;
F. Conclusiones; G. Bibliografía.
A. Introducción
La historia no puede comprenderse a partir de acontecimientos vistos de
forma aislada. Su adecuado entendimiento opera bajo la asunción de ella
como un proceso dialéctico, en el que los hechos surgen de relaciones de
consecuencia o implicación entre un hecho anterior y uno posterior. Sola-
mente de esa manera es posible ir construyendo la estructura social con miras
a los valores y principios que aspiramos como rol de vida de la humanidad.
Esa dinámica se extiende a las instituciones políticas y jurídicas que nos
regulan; es decir, se construyen y deconstruyen; van siendo eliminadas,
sustituidas o modificadas según el momento en que se vive, pero siempre
precedidas de otra; difícilmente se encontrará la génesis absoluta. Como
señala Burgoa: “Salvo rarísimas excepciones, una institución jurídica, en
cuanto a su creación, es decir, desde su mera concepción, sugerida muchas
veces por la realidad y por precedentes especulativos, hasta su implantación
positiva y vigente, nunca obedece a un solo y simple acto, sino a un conjunto
de hechos teleológicamente encadenados, o sea, a un proceso de elaboración
111
112 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
o formación […]”.1 Así ha ocurrido con el juicio de amparo y, en lo que
interesa, con la suspensión.
Por ello, para su comprensión, es condición necesaria el conocimiento del
proceso histórico de creación y evolución. He aquí, entonces, la primera
justificación del presente trabajo: describir la forma en que la institución
jurídica de la suspensión ha ido transitando en el derecho mexicano. Sobre
todo, para valorar las últimas miradas a partir de los conflictos surgidos entre
el Ejecutivo federal y los tribunales constitucionales que contuvieron reformas
importantes de la llamada Cuarta Transformación. No se prejuzga sobre los
dilemas éticos e ideológicos en torno a esos conflictos, sino que, únicamente,
se busca desglosar de la forma más sencilla posible una de las instituciones
jurídicas más trascendentales desde el periodo prerrevolucionario. Ello en
aras de contar con herramientas mínimas para defender o rebatir sus alcances
y límites dentro del Estado de derecho.
La segunda justificación no puede ser otra que la importancia de la figura.
Existe también coincidencia en la doctrina: el juicio de amparo debe su fuerza
en un primer momento a la suspensión que le acompaña. Aunque el proceso
sea concentrado o sumario, no excluye la posibilidad de que el acto tildado
de inconstitucional se ejecute con la posibilidad de que quede sin materia
el litigio, que se consumen las violaciones de forma irreparable o, bien, que
se cause una afectación al promovente.
Se trata, pues, de salvaguardar material y jurídicamente los derechos fun-
damentales de las personas de forma temporal hasta en tanto se resuelve el
fondo del negocio; de tal guisa que, aunque accesoria y de vigencia específica,
la suspensión suele ser para las personas quejosas el punto de partida y fin
inmediato en la promoción del juicio de amparo. De ahí su importancia.
1
Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, 41 ed., México, Porrúa, 2006, p. 129.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 113
No huelga decir que la extensión del presente trabajo obliga a exponer lo que,
a juicio de quien lo elabora, representan las características más importantes de
la suspensión a partir de su evolución histórica, concretamente, sus alcances
en términos generales. Se dejan de lado los temas meramente procesales y
la suspensión en materia penal que ha tenido su propia dinámica y reglas,
lo cual amerita un trabajo específico.
B. Fundamento constitucional y legal
La suspensión tiene fundamento constitucional en el artículo 107, fracción
X,2 y su reglamentación en la vigente Ley de Amparo Reglamentaria de
los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, concretamente, en el Título Segundo, Capítulo Primero, Sección
Tercera, Primera y Segunda Parte, que comprende los artículos 125 a 168.
C. Concepto y naturaleza
La figura de la suspensión es una especie del género de las medidas cautelares.
Existe concordancia en la doctrina sobre ello. El motivo toral radica en que
tiene los mismos fines de las demás, concretamente, mantener viva la mate-
2
“Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción de
aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley reglamentaria,
de acuerdo con las bases siguientes:
[…]
X. Los actos reclamados podrán ser objeto de suspensión en los casos y mediante las condiciones que
determine la ley reglamentaria, para lo cual el órgano jurisdiccional de amparo, cuando la naturaleza
del acto lo permita, deberá realizar un análisis ponderado de la apariencia del buen derecho y del
interés social.
Tratándose de juicios de amparo en los que se reclame la inconstitucionalidad de normas generales,
en ningún caso la suspensión podrá concederse con efectos generales.
Dicha suspensión deberá otorgarse respecto de las sentencias definitivas en materia penal al comuni-
carse la promoción del amparo, y en las materias civil, mercantil y administrativa, mediante garantía
que dé el quejoso para responder de los daños y perjuicios que tal suspensión pudiere ocasionar al
tercero interesado.
La suspensión quedará sin efecto si éste da contragarantía para asegurar la reposición de las cosas al
estado que guardaban si se concediese el amparo y a pagar los daños y perjuicios consiguientes […]”.
114 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
ria del proceso y evitar una afectación irreparable o difícilmente reparable a
quien insta. Además, goza de las mismas características, a saber:
• Instrumentalidad o accesoriedad. Es un instrumento accesorio al
juicio principal o dependiente de él, su suerte futura está supedi-
tada a aquél y no constituye un fin en sí mismo.
• Provisionalidad y carácter sumario. La decisión provoca un estado
de cosas transitorio, generalmente corto, en lo que se resuelve el
juicio principal.
• Sin garantía de audiencia. Para proveer sobre ella, únicamente
se tomará en cuenta la petición de parte (o su gravedad, en cuyo
caso, la puede conceder de oficio) y la justificación que se dé para
solicitarla, para lo cual se hará un ejercicio mental sobre el cual se
abundará más adelante.
El siguiente criterio da cuenta de todas las características anotadas:3
MEDIDAS CAUTELARES. NO CONSTITUYEN ACTOS PRIVATIVOS,
POR LO QUE PARA SU IMPOSICIÓN NO RIGE LA GARANTÍA DE
PREVIA AUDIENCIA
Conforme a la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, la garantía de previa audiencia, establecida en el segundo
párrafo del artículo 14 constitucional, únicamente rige respecto de
los actos privativos, entendiéndose por éstos los que en sí mismos
persiguen la privación, con existencia independiente, cuyos efectos son
definitivos y no provisionales o accesorios. Ahora bien, las medidas
cautelares constituyen resoluciones provisionales que se caracterizan,
generalmente, por ser accesorias y sumarias; accesorias, en tanto la
privación no constituye un fin en sí mismo; y sumarias, debido a que
3
Tesis P./J. 21/98 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, marzo
de 1998, página 18, registro digital: 196727 (énfasis añadido).
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 115
se tramitan en plazos breves; y cuyo objeto es, previendo el peligro
en la dilación, suplir interinamente la falta de una resolución asegu-
rando su eficacia, por lo que tales medidas, al encontrarse dirigidas a
garantizar la existencia de un derecho cuyo titular estima que puede
sufrir algún menoscabo, constituyen un instrumento no sólo de otra
resolución, sino también del interés público, pues buscan restablecer el
ordenamiento jurídico conculcado desapareciendo, provisionalmente,
una situación que se reputa antijurídica; por lo que debe considerarse
que la emisión de tales providencias no constituye un acto privativo,
pues sus efectos provisionales quedan sujetos, indefectiblemente, a
las resultas del procedimiento administrativo o jurisdiccional en el
que se dicten, donde el sujeto afectado es parte y podrá aportar los
elementos probatorios que considere convenientes; consecuentemente,
para la imposición de las medidas en comento no rige la garantía de
previa audiencia.
También ayuda a su comprensión:4
SUSPENSIÓN, INCIDENTE DE. LA RESOLUCIÓN QUE SE DICTA
EN EL CUADERNO PRINCIPAL ES INDEPENDIENTE DE LA QUE
SE DICTA EN AQUEL
No existe vinculación jurídica entre la resolución que se dicta en el
juicio principal y la que se pronuncia en el incidente de suspensión,
pues ésta (sic) última se pronuncia en el cuaderno incidental que se
tramita por duplicado y cuerda separada, en los términos del artícu-
lo 142 de la Ley de Amparo, y sólo resuelve la cuestión relativa a la
concesión o negativa de la suspensión del acto reclamado, y, en su
caso, sobre la existencia de materia en dicho incidente, en los términos
de los artículos 131 y 134 de la citada Ley, sin que en tal incidente
de manera alguna se traten cuestiones relativas a la procedencia del
juicio constitucional o al fondo de la cuestión controvertida, que son
propias del expediente principal. Por tanto, siendo el incidente de
4
Tesis 3a. LXXI/92 (8a.), Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, tomo X, agosto de 1992,
página 155, registro digital: 206817.
116 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
suspensión una institución creada con el objeto de preservar, en su
caso, la materia del amparo, el Juez de Distrito no tiene porque (sic)
quedar vinculado o apoyarse a lo resuelto en la interlocutoria dictada
en el incidente de suspensión, para emitir el fallo correspondiente al
fondo del asunto.
No obstante la pacífica postura sobre su naturaleza, la historia moderna de la
suspensión se ha debatido en los efectos posibles que se le pueden imprimir.
Por un lado, como veremos más adelante, en el pasado existió cierto consenso
letrista que afirmaba que la suspensión no implicaba anticipación de los efectos
del amparo, sino únicamente la paralización del acto y el impedimento de
que ocurrieran sus consecuencias, esto es, que buscaba la manutención del
estado de cosas en donde se encontraran; como la misma palabra lo dice:
suspender; se negaba absolutamente la “constitución” o “restitución”, aunque
fuera de forma provisional.
En contrapartida, existió el sector que aún considera que sí se trata de una
medida cautelar en el sentido más amplio, pues tiene efectos de tutela anti-
cipada que puede restituir temporalmente un derecho, aunque bajo ciertas
directrices (este último criterio ya fue incorporado a la Ley de Amparo actual).
El Máximo Tribunal en los últimos treinta años ha sido consistente en la
fijación de su naturaleza, no así en los alcances. Este tema lo analizaremos
en un momento posterior. En adelanto, podemos definirla —acorde con los
criterios actuales— como “la medida cautelar que tiene como principal objeto
paralizar los efectos de los actos reclamados o restablecer provisionalmente
en el goce del derecho que se considera afectado mientras se decide el juicio
de amparo. Esta finalidad obedece a la necesidad de asegurar la eficacia de
la sentencia que se dicte”.5
5
Gómez Fierro, Juan Pablo, Las medidas cautelares en el juicio de amparo, México, Tirant lo Blanch,
2024, p. 21.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 117
D. Antecedentes históricos
La doctrina mayoritaria expresa que la primera mención de la figura se
encuentra en lo que Andrés Lira llamó el “amparo colonial”, definido por
el autor como el sistema por el que la autoridad máxima de entonces
(el virrey) otorgaba protección a una persona frente a autoridades infe-
riores.6 Ahí, explica que en algunos procesos existieron mandamientos
con efectos de paralización temporal de los actos. Como ejemplo, cita el
dado por el virrey Don Luis de Velasco en 1591 en favor de los habitantes
de Joxutla, en el que manda que “por agora y hasta que por mi [dice el
Virrey] otra cosa se provea, se mande y se ampare a los dichos naturales
en las tierras que se incluían en las dichas llanadas [de una instancia
denominada Juxtla, antes mencionada] y no se eche ganado alguno por
ninguna persona […]”.7
Es cierto que no se está ante la figura o institución expresa de la suspensión,
sino de la exhibición de una facultad del virrey. No obstante, ya se avizora
su semejanza, pues dicha autoridad tenía permitido detener actos de otras
autoridades.
Ya en el México independiente, existieron algunos atisbos acompañando
a la creación de una figura que precedió al amparo mismo (ambos sin
reglamentación). En la primera de las Siete Leyes Constitucionales de la
República Mexicana de 1836, concretamente, en su artículo 2, fracción
III, se asentó:8
6
Lira, Andrés, El amparo colonial y el juicio de amparo mexicano (antecedentes novohispanos del juicio de
amparo), México, Fondo de Cultura Económica, 1979, p. 7.
7
Ibid., pp. 56-57.
8
Museo de las Constituciones, Leyes constitucionales de la República Mexicana, 1836, México, UNAM,
2017. Disponible en: «https://museodelasconstituciones.unam.mx/wp-content/uploads/2023/03/1836-
Leyes-Constitucionales-de-la-Republica-Mexicana.pdf». [Consultado el 10 de octubre de 2024]
(énfasis añadido).
118 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Artículo 2.- Son derechos del mexicano:
[…]
III. No poder ser privado de su propiedad, ni del libre uso y aprove-
chamiento de ella en todo ni en parte. Cuando algún objeto de general
y pública utilidad exija lo contrario, podrá verificarse la privación,
si la tal circunstancia fuera calificada por el presidente y sus cuatro
ministros en la capital, por el Gobierno y Junta departamental en los
departamentos, y el dueño, sea corporación eclesiástica o secular,
sea individuo particular, previamente indemnizado a tasación de dos
peritos, nombrado el uno de ellos por él, y según las leyes el tercero
en discordia, caso de haberla.
La calificación dicha podrá ser reclamada por el interesado ante la
Suprema Corte de Justicia en la capital, y en los departamentos ante
el superior tribunal respectivo.
El reclamo suspenderá la ejecución hasta el fallo…
En 1847 con una nación incipientemente liberal, surgió el Acta de Reformas.
En ella, fuertemente influenciada por el voto de Mariano Otero, se incorporó lo
que para muchos es el nacimiento del amparo,9 concretamente, en su artículo
25. Aunque esta disposición facultaba al Máximo Tribunal, no era el único
poder con atribuciones; los numerales 23 y 24 permitían la declaración de
anticonstitucionalidad de una ley por el Congreso.10 Dicho documento tuvo
9
También se cuenta con un antecedente en la Constitución yucateca de 1841, liderada en su redacción
por Manuel Crescencio Rejón. El debate sobre cuál debe ser considerado el momento de creación del
amparo es innecesario para este trabajo.
10
“Art. 23. Si dentro de un mes de publicada una ley del Congreso general, fuere reclamada como
anticonstitucional, ó por el Presidente, de acuerdo con su ministerio, ó por diez diputados, ó seis se-
nadores, ó tres Legislaturas, la suprema corte, ante la que se hará el reclamo, someterá la ley al examen
de las Legislaturas, las que dentro de tres meses, y precisamente en un mismo día, darán su voto. Las
declaraciones se remitirán á la suprema corte, y ésta publicará el resultado, quedando anulada la ley,
si así lo resolviere la mayoría de las Legislaturas.
Art. 24. En el caso de los dos artículos anteriores, el Congreso general y las Legislaturas á su vez,
se contraerán a decidir únicamente si la ley de cuya invalidez se trate es ó no anti-constitucional; y
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 119
poca fuerza y duración debido al ir y venir de Antonio López de Santa Anna
como líder del Ejecutivo.
No fue sino hasta la Constitución de 1857 en la que “México adquiere el
rostro de un país organizado”11 y se asienta con firmeza la institución del
amparo. Ya ahí se fijó un público y serio combate a las leyes y actos de algún
poder, que resultaran contrarios a la Constitución. Sin embargo, no contaba
con ley reglamentaria ni alusión a la figura accesoria de la suspensión.
Existieron algunos intentos que no prosperaron, como fue el llamado Pro-
yecto Gamboa sobre tribunales de amparo de 1849, en cuyo artículo 3 se
precisa que “el Juez que reciba el interdicto podrá suspender bajo su res-
ponsabilidad el decreto o providencia, únicamente en cuanto al caso que se
le presenta…”. También se cuenta con el Proyecto de Ley Reglamentaria del
Art. 25 del Acta de Reformas del Ministro José Urbano Fonseca de 1852, en
cuyo artículo 5 indica que
cuando la violación procediere del Poder Legislativo o Ejecutivo en
algún Estado, si el interesado no pudiere, por razón de la distancia,
ocurrir desde luego a la Corte de Justicia, lo hará al Tribunal de Circuito
respectivo, quien le otorgará momentáneamente el amparo, si hallare
fundado el ocurso; y remitirá por el primer correo su actuación a la
citada Primera Sala (…) para que resuelva definitivamente.
en toda declaración afirmativa se insertarán la letra la ley anulada y el testo de la Constitución o ley
general a que se oponga.
Art. 25. Los tribunales de la Federacion ampararán a cualquiera habitante de la república en el ejercicio
y conservación de los derechos que le concedan esta Constitución y las leyes constitucionales, contra
todo ataque de los poderes legislativo y ejecutivo, ya de la Federación, ya de los Estados; limitándose
dichos tribunales a impartir su protección en el caso particular sobre que verse el proceso, sin hacer
ninguna declaración general respecto de la ley o del acto que lo motivare”.
11
Noriega Cantú, Alfonso, La consolidación del juicio de amparo (el caso del artículo 8º de la Ley de 1869),
México, Círculo de Santa Margarita, 1980, p. 6.
120 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Esto, según Burgoa, fue ya “un intento de regular separadamente del juicio
de amparo la cuestión relativa a la suspensión del acto reclamado”.12
En el año de 1861 se dictó la primera Ley Orgánica del artículo 101 cons-
titucional que reguló el juicio de amparo. El proyecto fue presentado por
el diputado José Ramón Pacheco (por eso se le conoce como “El proyecto
Pacheco”) y el ordenamiento final, en su artículo 4 dotaba de facultades al
juez para suspender el acto si era “de notoria urgencia”.13
Es importante destacar que la propuesta fue aprobada sin discusión. Se
estima que la exposición de motivos fue convincente. El ponente comenzó
explicando que el artículo 101 de la Ley Fundamental es “la condición de
su existencia, su clave, su garantía, la prueba de la sinceridad de sus autores
como una salvaguardia para ellos mismos”. Continuó ejemplificando con
Estados Unidos, en cuanto a que toda la nación se sometía a la Suprema
Corte como “gran poder conservador de la constitución”, como el “oráculo”
o el “sumo sacerdote”, para culminar diciendo que todos coinciden en que
“el eje de la sociedad es el poder judicial”.14 Si bien, ya había nacido, éste
era el primer paso legislativamente y por unanimidad de la suspensión del
acto reclamado. Con ella, una gran atribución y reconocimiento a la Supre-
ma Corte como garante principal en el cumplimiento de lo mandado en la
Constitución. Además, al no existir un trámite contencioso de la suspensión,
se otorgaba de plano y bajo la más estricta responsabilidad del juez y su
unilateral apreciación. La fuerza del ente jurisdiccional iba en aumento, al
menos en la intención legislativa.
12
Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, México, Ediciones Minerva, 1943, pp. 565-566.
13
“Artículo 4. El juez de distrito correrá traslado por tres días a lo más al promotor fiscal, y con su
audiencia declarará, dentro de tercero día, si debe o no abrirse el juicio conforme al artículo 101 de la
Constitución; excepto el caso en que sea de urgencia notoria la suspensión del acto o providencia que
motiva la queja, pues entonces lo declarará desde luego bajo su responsabilidad”.
14
Barragán Barragán, José, Algunos documentos para el estudio del origen del juicio de amparo: 1812-1861,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980, pp. 233-268.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 121
En 1869, bajo el gobierno de Benito Juárez, se promulgó una nueva Ley de
Amparo que sustituía a la anterior. En ella, el artículo 5 reiteró la procedencia
de la suspensión con un matiz. Aquí ya se mandaba tramitar un procedi-
miento con contención: se pedía informe a la autoridad ejecutora y, con él,
se daba vista al promotor fiscal para que lo respondiera. No obstante, en caso
de “urgencia notoria” se obligaba al juzgador a resolver de inmediato y “con
solo el escrito del actor”. Los siguientes numerales, esto es, 6 y 7 preveían
su tramitación y la responsabilidad por la decisión.15
Este ordenamiento fue bastante discutido. Para nuestro tema de interés, se
buscó que la suspensión tuviera efectos eficaces en todo el país; ello debido
a la distancia de los lugares donde residían las autoridades responsables y el
tiempo que tomaría notificarles que debían detener temporalmente su ac-
tuación. Como puede advertirse, el debate se centró en la utilidad del juicio
de amparo y la suspensión; era de suma importancia que los efectos al instar
fueran inmediatos. Hubo poca o nula oposición sobre las atribuciones con
las que que se estaba dotando al Tribunal Constitucional para paralizar una
actuación de autoridad.
Aparentemente, la línea de aceptación de este poder como contrapeso ante
arbitrariedades de los otros seguía intacta; empero, no podemos obviar que
en ese mismo ordenamiento se discutió sobre la procedencia del amparo
contra actos emitidos por autoridades jurisdiccionales, por lo que se decla-
15
“5. Cuando el actor pidiere que suspenda desde luego la ejecución de la ley o acto que lo agravia, el
juez previo informe de la autoridad ejecutora del acto reclamado, que rendirá dentro de veinticuatro
horas, correrá traslado sobre este punto al promotor fiscal, que tiene obligación de evacuarlo dentro
de igual término.
Si hubiere notoria urgencia, el juez resolverá sobre dicha suspensión, a la mayor brevedad posible, y
con solo el escrito del actor.
6. Podrá dictar la suspensión del acto reclamado, siempre que esté comprendido en alguno de los
casos de que habla el artículo I de esta ley.
Su resolución sobre este punto no admite más recurso que el de responsabilidad.
7. Si notificada la suspensión del acto reclamado a la autoridad que inmediatamente está encargada
de ejecutarlo, no se contuviere ésta en su ejecución, se procederá como lo determinan los artículos
18, 29, 21 y 22 para el caso de no cumplirse la sentencia definitiva”.
122 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
ró finalmente como inadmisible en su artículo 8.16 Los motivos fueron, en
síntesis, el respeto a la soberanía de los estados y la cosa juzgada. La fuerza
del Poder Judicial continuó aceptada, pero sin demeritar la autonomía de
las entidades. El amparo encontraba límites propios. Al ser improcedente
el medio constitucional en ese supuesto, también lo era de forma accesoria
la suspensión.
Cabe traer a cuenta aquí a Ignacio Vallarta, uno de los juristas más emble-
máticos de la época, quien fue un férreo crítico de lo que llamó, en algún
momento, la “tiranía judicial” y defendió la improcedencia del amparo en
contra de actos dictados por autoridades judiciales. El entonces ministro,
en un voto particular emitido en el “amparo Rosales” en 1878, se abocó a
responder la pregunta ¿cómo y en qué casos debe decretarse la suspensión
del acto?
Ahí, expuso: “no es esta la primera vez que mi deber me obliga a negar a
los jueces federales, las facultades amplias, discrecionales, que de hecho se
han arrogado para otorgar o no la suspensión del acto reclamado”. También
explicó lo que consideró “urgencia notoria”; esto es “cuando la ejecución del
acto reclamado se consuma de tal modo que llegar a ser irreparable, dejando
así sin materia el juicio de amparo y burlando la ley que lo instituyó para que
se restituyan las cosas al estado que tenían antes de violarse la constitución”.17
En 1882, el “Amparo Vega” dio pie a que la Suprema Corte admitiera un
amparo y otorgara la protección de la justicia federal a Miguel Vega contra
actos jurisdiccionales. El asunto, en resumen, se trató de que el citado im-
pugnó en la vía constitucional la decisión del Tribunal Superior de Sinaloa
que lo sancionó con prohibirle ejercer su profesión de abogado.
Esta desobediencia a la prohibición expresa de la ley por parte del Máximo
Tribunal escaló políticamente. Los ministros que votaron a favor (Vicente
16
“Artículo 8. No es admisible el recurso de amparo en negocios judiciales”.
17
Vallarta, Ignacio L., Votos, México, Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, 2005, pp. 162-174.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 123
Riva Palacio, Ignacio Ramírez, Joaquín Cardoso, Manuel Auza, Pedro Ordaz,
José Ma. del Castillo Velasco y Simón Guzmán) fueron acusados ante el Con-
greso. Además, señala Manuel González Oropeza que el asunto trascendió
internacionalmente e, inclusive, tuvo repercusiones en la remuneración de
los ministros al señalar que “El Richmond Enquirer de Virginia, uno de los
periódicos más influyentes del sur de ese país, comenzó una campaña contra
la usurpación del poder judicial federal, mientras que el propio congreso
federal al discutir el presupuesto se negó en incrementar el decantado salario
de los Ministerios de la Suprema Corte de Justicia”.18
En dicho proceso no se proveyó sobre la suspensión; sin embargo, es per-
tinente enunciarlo porque, a partir de ahí surgió la nueva Ley de 1882 que
hizo procedente el amparo en contra de actos judiciales y desarrolló de forma
más profusa el trámite de la suspensión en los artículos 11 a 19. Se destaca el
artículo 11 que ya diferencia la suspensión a petición de parte y la de oficio
que también era de plano. El numeral señala:
Artículo 11. El juez puede suspender provisionalmente el acto ema-
nado de la ley o de la autoridad que hubiere reclamado. Cuando el
quejoso pida la suspensión, el juez previo al informe de la autoridad
ejecutora que rendirá dentro del término de veinticuatro horas, correrá
traslado sobre este punto al promotor fiscal, quien tiene la obligación
de evacuarlo dentro de igual término. En casos urgentísimos, aún sin
necesidad de esos trámites, el juez puede suspender de plano el acto
reclamado siempre que sea procedente la suspensión conforme a esta ley.
También se destaca el artículo 18 que indica que “es de la más estrecha res-
ponsabilidad del juez, suspender el objeto de la queja, cuando la ejecución
de ésta sea irreparable y se consuma de tal modo que no se pueda restituir
las cosas al estado que tenían antes de la violación constitucional”.
18
Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Rentería Barragán, Luis Fernando (coords.), El amparo directo en
México. Origen, evolución y desafíos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2021, p. 97.
124 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
El amparo casación había surgido y, con él, la posibilidad de suspender
temporalmente conductas de aquella naturaleza, aunque bajo conceptos
más minuciosos, como la calificación de urgentísimo y la irreparabilidad. El
poder de los tribunales constitucionales se amplió, siempre bajo el prisma
de supuestos legales específicamente descritos.
La problemática social durante el gobierno de Benito Juárez motivó el in-
cremento de los juicios y, en lo que interesa, de los de amparo; ya en esa
época se vislumbraba el riesgo de perder el control de los procesos. Esto
motivó que se buscaran salidas que facilitaran su tramitación. El procesa-
lismo estaba en auge y se pretendió que un solo código cubriera todos los
procedimientos, además de clarificar la forma en que estaban organizados
los tribunales federales.
Se encomendó entonces, en 1872, la elaboración de un ordenamiento úni-
co que contuviera todo el espectro jurídico federal. Debido a la compleja
encomienda, participaron diversos juristas (entre ellos, Vallarta) y no fue
sino hasta 1897 en que se promulgó el Código de Procedimientos Civiles
Federales. En él se incorporó el trámite del ya formalmente denominado
“juicio” de amparo,19 que sustituyó la ley reglamentaria autónoma existente.
En resumen, se trata de los mismos elementos de aquélla, con la salvedad de
que se fijó un trámite por separado para resolver sobre la suspensión; además,
es destacable el artículo 798 que dispuso la improcedencia de la suspensión
19
Entre los estudiosos consultados, se encontraba un antiguo ministro de la Suprema Corte, Eduardo
Novoa. Él expuso de forma detallada las necesidades del amparo. Además, con pulcritud aclaró que
“como la interpretación viciosa de ciertos conceptos ha dado lugar a insistentes controversias, a la vez
que al establecimiento de bases que falsean el pensamiento constitucional, ha sido ahora necesario
fijar un modo terminante la naturaleza del amparo, llamándolo juicio; como realmente lo llama la
Constitución y procurando sostener éste (sic) carácter todo el capítulo. Así quedarán extinguidas las
discusiones sobre si el amparo es un recurso principal, accesorio o subsidiario, y no tendrán razón de
ser las consecuencias que de semejante duda se derivan”. Cfr. Suprema Corte de Justicia de la Nación,
El juicio de amparo y el Poder Judicial de la Federación, México, 1999, pp. 390 y 391.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 125
en contra de actos de naturaleza negativa, entendidos como aquellos en que
la autoridad se niegue a aceptar la pretensión del afectado.20
Nuestra medida cautelar siguió vigente, aunque con mayor reglamentación y
el límite conforme a la naturaleza del acto. Esto último es el claro ejemplo de
lo que en el apartado anterior referimos como tema de debate: los alcances
de la suspensión. Si el acto es negativo, que se traduce en un “no hacer”, lo
contrario es obligar a hacer; lo que, conforme al sector tradicional, solamente
podían lograr las sentencias de fondo.
La última reglamentación prerrevolucionaria fue el Código Federal de Pro-
cedimientos Civiles de 1908 que derogó al anterior. En lo que nos interesa
y de forma destacada, se diferenció por primera vez y de forma expresa la
suspensión de oficio de la pedida por parte legítima. El artículo 708 disponía
que “la suspensión del acto reclamado procederá de oficio o a petición de
parte agraviada, en los casos y términos que previene este capítulo”. También
se resalta la posibilidad de revocar la suspensión por “motivo superveniente”,
la procedencia del recurso de revisión en contra del auto correspondiente,
entre otras particularidades. En suma, el último ordenamiento del porfiriato
dio forma y estructura a las pinceladas y esbozos de las anteriores legislaciones
en torno a la figura del amparo y la suspensión.
A partir de la Constitución de 1917 figuraron dos leyes de amparo, la de
1907 y la de 1936, que la superó. Esta última también abrogada por la Ley
de Amparo de reciente cuño en 2013 y vigente hasta hoy.
E. La suspensión en la época moderna
Una vez descritas las etapas históricas de la suspensión en las leyes ordina-
rias, detallaremos el tránsito que ha tenido en cuanto a dos rubros: 1) los
alcances y 2) la forma en que se resuelve sobre ella. Esto en concordancia
20
“Art. 798. No cabe suspensión de actos negativos. Son actos negativos, para los efectos de este
artículo, aquellos en que la autoridad se niegue a hacer alguna cosa”.
126 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
con los criterios obligatorios que ha ido construyendo la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en la época posrevolucionaria, así como las reformas
que resultan paradigmáticas.21
I. La suspensión con alcances meramente paralizadores
y el proceso jurisdiccional para dictaminarla
Como ya se ha venido clarificando, el Máximo Tribunal fue consistente en sus
criterios desde el inicio de vigencia de la Constitución hasta muy entrados los
años noventa, en cuanto a excluir de los efectos de la suspensión cualquier
cuestión que pudiera asemejarse a los efectos de la sentencia de fondo. Así
dan cuenta diversos criterios desde la quinta época:
SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO. Los efectos de ésta, consisten
en mantener las cosas en el estado que guardan, en el momento en
que se ordena la suspensión; y no en restituirlas al que tenían antes
de la violación que se reclama, pues esto es materia de la sentencia
que concede el amparo, en cuanto al fondo.22
SUSPENSIÓN, EFECTOS DE LA. No debe concederse la suspensión,
cuando sus efectos equivalgan a ejecutar anticipadamente la concesión
del amparo.23
21
Para ello, recordamos que esos criterios son tesis, jurisprudencias y actualmente precedentes que
se han venido publicando en el Semanario Judicial de la Federación creado por el entonces presidente,
Benito Juárez, en 1870, subdividido en dos grandes partes. En un primer momento, la jurisprudencia
que abarca de 1871 a 1914, por la coyuntura de la creación de la Constitución de 1917; se divide en
cuatro épocas y es llamada histórica, al ser inaplicable al momento actual. En una segunda etapa
viene la jurisprudencia aplicable del año citado en último término a la fecha. La división opera de la
quinta a la undécima época (actual). El cambio de una a otra obedece a los acontecimientos históricos
relevantes que dan lugar a nuevos criterios o cambios de paradigmas.
22
Semanario Judicial de la Federación, Pleno, Quinta Época, Tomo III, 1918, página 287, registro
digital: 290191.
23
Semanario Judicial de la Federación, Pleno, Quinta Época, Tomo VI, 1920, página 296, registro
digital: 288721.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 127
SUSPENSIÓN EFECTOS DE LA. La suspensión no debe tener efectos
restitutorios, que sólo pueden ser materia de la resolución que se dicte
en el juicio de amparo, en lo principal.24
SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO, EFECTOS DE LA. De
acuerdo con lo establecido por el artículo 206 de la Ley de Amparo,
es incuestionable que la suspensión no puede tener el alcance de in-
validar lo practicado por las autoridades responsables, antes de que
aquélla se notificara, porque tales efectos serían restitutorios, lo que es
antijurídico, ya que los efectos de la suspensión son los de mantener
las cosas en el estado que guarden en el momento de ser notificada.25
SUSPENSIÓN, EFECTOS DE LA. Los efectos de la suspensión consis-
ten en mantener las cosas en el estado que guardan al decretarla y no
en invalidar lo actuado hasta ese momento, pues esto sería darle a la
suspensión señalada efectos restitutorios, lo que es materia exclusiva
de la sentencia de fondo en el juicio de amparo, cuando se concede
la protección constitucional.26
En conformidad con esta postura, algunos tratadistas destacados como Ig-
nacio Burgoa refirieron que, si bien se trata de una medida cautelar pues el
fenómeno conserva la materia del amparo, es “inadmisible” anticipar efec-
tos de la protección del amparo; que ello equivaldría a “su pre-estimación
como inconstitucionales, lo que es completamente ajeno a la suspensión”;
que la suspensión no es “una providencia constitutiva, sino mantenedora o
conservadora de una situación ya existente”.27
24
Semanario Judicial de la Federación, Pleno, Quinta Época, Tomo XIV, 1923, página 653, registro
digital: 284932.
25
Semanario Judicial de la Federación, Primera Sala, Sexta Época, Volumen LXXXVIII, Segunda Parte,
1964, página 44, registro digital: 259480.
26
Semanario Judicial de la Federación, Primera Sala, Séptima Época, Volumen 11, Segunda Parte, 1969,
página 45, registro digital: 236958.
27
Burgoa, Ignacio, op. cit., p. 712.
128 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En contrapartida, otros doctrinarios clásicos como Ricardo Couto ya pugnaban
porque la suspensión tuviera efectos restitutorios temporales, equiparando
la medida con otras sobre las que “ocurre cosa semejante y parece increíble
que nunca se haya detenido la atención”, como el auto de exequendo, y
llamando al efecto de la suspensión “amparo provisional”.28
La literalidad del texto normativo representó el motor de las decisiones de
los tribunales constitucionales para limitar la suspensión a una mantención
de hechos. El exministro Góngora Pimentel, de forma didáctica, lo asemejó
al juego de “los encantados”,29 lo que encuentra íntima relación con la na-
turaleza de los actos. Para mayor claridad: si la suspensión implica detener
o paralizar un acto o sus efectos, no es lógicamente posible que esto ocurra
con conductas de naturaleza negativa, omisiva, prohibitiva o consumada.
Traigamos algunos ejemplos:
ACTOS EJECUTADOS. Contra ellos es improcedente conceder la
suspensión, porque se le darían efectos restitutorios, que sólo son
propios de la sentencia de amparo.30
ACTOS CONSUMADOS. Por acto consumado se entiende aquel que
ya produjo todos sus efectos o consecuencias, y en ese concepto, ya
no cabe la suspensión, y si se concediera en estas circunstancias, se
le darían a la medida efectos restitutorios.31
ACTOS PROHIBITIVOS. Estos actos son susceptibles de suspensión,
porque si un acuerdo impide el ejercicio de derechos legalmente re-
conocidos, o coarta la libertad de acción del quejoso, la suspensión
28
Couto, Ricardo, Tratado Teórico-Práctico de la Suspensión en el Amparo, 2a. ed., México, Porrúa, 1956,
pp. 54 y 220.
29
Góngora Pimentel, Genaro, La suspensión del acto en materia administrativa, 10a., México, Porrúa,
2008, p. 1.
30
Semanario Judicial de la Federación, Pleno, Quinta Época, Tomo XXII, 1928, página 943, registro
digital: 280357.
31
Semanario Judicial de la Federación, Primera Sala, Quinta Época, Tomo LXXXIV, 1945, página 356,
registro digital: 348843.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 129
procede, para mantener la situación que existía antes de que se dictara
o ejecutara el acto que se reclama como violatorio de garantías, sin
que esto implique dar a la suspensión efectos restitutorios, sino sólo
impedir que surta efectos la orden prohibitiva.32
ACTOS NEGATIVOS, SUSPENSIÓN TRATÁNDOSE DE. Si se tiene
en cuenta que la suspensión definitiva tiene por objeto mantener las
cosas en el estado en que se encontraban al promoverse el amparo y
que por tanto, la suspensión no produce efectos restitutorios, es claro
que si se concediera respecto de los efectos de la resolución que niega
la revocación del auto que declara que no es apelable una sentencia,
se dejaría sin materia el amparo, ya que el fin de éste es, precisamente,
determinar si debe o no tramitarse la apelación, de acuerdo con las
garantías constitucionales.33
ACTOS NEGATIVOS, SUSPENSIÓN CONTRA LOS. No hay disposi-
ción alguna en la Ley de Amparo que establezca la improcedencia de
la suspensión cuando el acto reclamado tenga el carácter de negativo;
los efectos de la suspensión son precisamente mantener las cosas en el
estado en que se encontraban al dictarse la resolución en el incidente
de suspensión en el amparo, y si esos efectos, no son restitutorios,
procede que se conceda la suspensión, ya que según la jurisprudencia
de la Corte referente a actos negativos; se niega la suspensión porque
tiene efectos restitutorios, característicos y exclusivos de la sentencia
de amparo.34
1. El proceso silogístico
Aunado a ello, el sistema racional para dictar la suspensión seguía siendo
bajo un parámetro tradicional, no obstante que ya los criterios hablaban de
la necesidad de “sopesar” todos los elementos. En efecto, la forma de de-
32
Semanario Judicial de la Federación, Primera Sala, Quinta Época, Tomo LXXVIII, 1943, página 4085,
registro digital: 350710.
33
Semanario Judicial de la Federación, Tercera Sala, Tomo XCIX, 1948, página 19, registro digital: 344900.
34
Semanario Judicial de la Federación, Tercera Sala, tomo C, 1949, página 80, registro digital: 344781.
130 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
cidir sobre la suspensión obedecía a un proceso silogístico. Podemos decir
que esta tradición no sólo opera por ser una reminiscencia del Código de
Napoleón, determinando como premisa mayor a la disposición normativa
(como norma general), al acto concreto como premisa menor y la conclusión,
evidentemente, el resultado de la subsunción o contraste entre ambas, sino
porque es un ejercicio relativamente más clarificador en el derecho. Veamos.
En materia de suspensión, no obstante, en los criterios de la Corte que en
un momento adelantaron una forma distinta de resolverla, el razonamiento
se formulaba tomando como premisa mayor la prohibición de conceder la
suspensión si, de hacerlo, se contravenían disposiciones de orden público e
interés social (art. 124, fracción II, primera parte). Es decir, se contrastaban
esas figuras con el acto reclamado como premisa menor y se resolvía en
consecuencia. El tejido fino radicaba en dotar de contenido a los conceptos
de interés social y orden público, lo que fue haciéndose en tesis y jurispru-
dencia; además de la enunciación de actos que el legislador consideró que
eran atentatorios de dichos conceptos, desglosados en el mismo numeral 124
(por ejemplo, que de otorgarse la suspensión se permita la consumación de
delitos, se continúe con centros de vicio, entre otras hipótesis).
Así, bastaba con identificar si el acto encuadraba en alguno de los supues-
tos de afectación a disposiciones de orden público o interés social (legal o
jurisprudencialmente descritos), para negar la suspensión. Se cita un par
de ejemplos:
NOTARIO PÚBLICO. NO PROCEDE CONCEDER LA SUSPENSIÓN
PROVISIONAL CONTRA ACTOS TENDENTES A CANCELAR EL
FÍAT, PUES DE OTORGARSE SE AFECTARÍAN DISPOSICIONES
DE ORDEN PÚBLICO E INTERÉS SOCIAL (LEGISLACIÓN DEL
ESTADO DE JALISCO). Es improcedente conceder la suspensión
provisional solicitada en contra de la aplicación de preceptos de la
Ley del Notariado del Estado de Jalisco, que expresamente tiendan a
cancelar el fíat de notario público, ya que la concesión de tal medida
cautelar entrañaría la afectación del interés social y disposiciones de
orden público, con evidente perjuicio para la sociedad, la cual está
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 131
interesada en que la función notarial se realice siempre en los términos
y condiciones que señale la ley. Lo anterior es así, pues la función
notarial es de orden público, por la fe que las leyes conceden a los
actos en que los notarios intervienen, y no puede dejarse desarrollar
sin exigir requisitos como los que establece la ley aplicable, ya que esa
función debe ser una garantía para que la colectividad pueda ejercer
sus derechos derivados de una operación o pueda disfrutar libremente
de sus bienes, sin perturbación alguna, ya que debe imperar, dentro
del ámbito de justicia, la seguridad jurídica.35
SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO. NO PROCEDE CONCE-
DERLA CONTRA LOS REQUERIMIENTOS DE INFORMACIÓN Y
DOCUMENTACIÓN FORMULADOS POR LA COMISIÓN FEDERAL
DE COMPETENCIA EN EJERCICIO DE SUS FUNCIONES PARA IN-
VESTIGAR PRÁCTICAS MONOPÓLICAS, PORQUE DE OTORGARSE
SE AFECTARÍA EL INTERÉS SOCIAL Y SE CONTRAVENDRÍAN
DISPOSICIONES DE ORDEN PÚBLICO. Es improcedente conceder la
suspensión solicitada en contra de los requerimientos de información
y documentación formulados por la Comisión Federal de Competencia
en ejercicio de sus atribuciones previstas en los artículos 24, fracción
I y 31, primer párrafo, de la Ley Federal de Competencia Económica,
dirigidas a investigar prácticas que pueden resultar monopólicas, en
virtud de no satisfacerse el requisito contemplado en la fracción II del
artículo 124 de la Ley de Amparo, consistente en que no se afecte el
interés social, ni se contravengan disposiciones de orden público. Lo
anterior porque la ley citada en primer lugar, conforme a su artículo
1o., es reglamentaria del artículo 28 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y, por ende, de orden público e interés
social, por lo que al ser su fin principal proteger el proceso de libre
concurrencia en todas las áreas de la economía nacional, mediante la
prevención, sanción y eliminación de monopolios, prácticas mono-
pólicas y demás sistemas que afecten el expedito funcionamiento del
mercado, obligando al público consumidor a pagar precios altos en
35
Tesis 2a./J. 144/2002 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XVII, enero de 2003, página 432, registro digital: 185129.
132 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
beneficio indebido de una o varias personas, los indicados requeri-
mientos no son susceptibles de suspenderse, porque de lo contrario
se permitiría a las quejosas dejar de proporcionar los informes y do-
cumentos requeridos, con lo cual se harían nugatorias las facultades
relativas y se paralizaría el procedimiento de investigación respectivo.36
Sólo para ser más exhaustivos, se resalta que, además de ese contraste, se
incorporaba en la ecuación la difícil reparación que, de no conceder la suspen-
sión, pudiera repercutir en la esfera jurídica de la persona quejosa (artículo
124, fracción III).37 No obstante, cualquier acontecimiento que ameritara
instar a la justicia constitucional generaría en juzgadoras y juzgadores, casi
como regla, la visión de que se ocasionaba afectación de esa naturaleza. No
se profundizaba en los argumentos. Por eso es innecesario abundar en ello.
Se transcribe un criterio que lo evidencia:
SUSPENSIÓN EN MATERIA FISCAL. PROCEDE OTORGARLA EN
CONTRA DEL NOMBRAMIENTO DEL INTERVENTOR CON CARGO
A LA CAJA. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 124 de
la Ley de Amparo, la suspensión del acto reclamado procede siempre
que se colmen los siguientes supuestos: I. Que la solicite el agravia-
do; II. Que no se siga perjuicio al interés social ni se contravengan
disposiciones de orden público; y, III. Que sean de difícil reparación
los daños y perjuicios que se causen al agraviado con la ejecución del
acto. En ese tenor, en el caso del nombramiento de un interventor con
cargo a la caja, efectuado con motivo de la traba de un embargo en
la negociación por parte de las autoridades fiscales, procede decretar
la suspensión solicitada, ya que, dada la naturaleza de las funciones
36
Tesis 2a./J. 37/2004 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIX,
abril de 2004, página 447, registro digital: 181645.
37
“Artículo 124.- Fuera de los casos a que se refiere el artículo anterior, la suspensión se decretará
cuando concurran los requisitos siguientes:
I.- Que la solicite el agraviado;
II.- Que no se siga perjuicio al interés social, ni se contravengan disposiciones de orden público.
[…]
III.- Que sean de difícil reparación los daños o perjuicios que se causen al agraviado con la ejecución
del acto”.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 133
propias del interventor, que se desprenden del artículo 165 del Có-
digo Fiscal de la Federación, en relación con el 555 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, es evidente que su
nombramiento conlleva daños y perjuicios de difícil reparación en
la esfera jurídica de la empresa intervenida, pues ésta se somete a la
vigilancia y control de sus ingresos por parte del interventor, quien
no sólo inspecciona el manejo de la negociación, sino que, además,
puede valorar si los fondos y los bienes de la empresa son utilizados
convenientemente e, incluso, puede tomar medidas provisionales
que redunden en las actividades propias de aquélla; además, con la
concesión de esta medida cautelar no se origina perjuicio alguno al
interés social ni se contravienen disposiciones de orden público, ya
que los efectos legales de su otorgamiento únicamente recaen sobre la
esfera jurídica de la empresa intervenida. Por lo tanto, debe estimarse
procedente la suspensión pedida en contra del nombramiento del
interventor con cargo a la caja de una negociación, en la inteligencia
de que el juzgador deberá resolver lo relativo a la garantía correspon-
diente con base en su prudente arbitrio, en términos de lo dispuesto
en el artículo 135 de la Ley de Amparo.38
II. La suspensión con efectos restitutorios y
el proceso racional para determinarla
Muchos años tomaría dar un giro de tuerca a los criterios del Máximo Tri-
bunal. Todo comenzó públicamente en 1990 con un criterio emitido por el
Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito,
comandado por el entonces magistrado Góngora Pimentel, que luego par-
ticipó en la contradicción de tesis 12/90 resuelta por el Pleno hasta 1996,
en la que se incorporaron los conceptos de “apariencia del buen derecho” y
“peligro en la demora” que son muy propios de las medidas cautelares. En
el fallo, se abrió la posibilidad de conceder la suspensión respecto de una
clausura por tiempo indefinido y ordenar la interrupción —temporal— del
38
Tesis 2a./J. 5/2003 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVII,
febrero de 2003, página 278, registro digital: 184744.
134 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
estado de cosas, esto es, levantar la clausura. La puerta hacia la suspensión
con efectos restitutorios se había abierto. La jurisprudencia es la siguiente:39
SUSPENSIÓN. PROCEDENCIA EN LOS CASOS DE CLAUSURA
EJECUTADA POR TIEMPO INDEFINIDO. El artículo 107, fracción
X de la Constitución General de la República, establece como uno de
los requisitos para la procedencia de la suspensión del acto reclamado
en el amparo, el de tomar en cuenta la naturaleza de la violación ale-
gada; esto es, el juzgador deberá realizar un juicio de probabilidad y
verosimilitud del derecho del solicitante, que podrá cambiar al dictar
la sentencia definitiva, pues el hecho de que anticipe la probable so-
lución de fondo del juicio principal, es un adelanto provisional, sólo
para efectos de la suspensión. Tal anticipación es posible porque la
suspensión se asemeja, en el género próximo, a las medidas cautela-
res, aunque es evidente que está caracterizada por diferencias que la
perfilan de manera singular y concreta. Sin embargo, le son aplicables
las reglas de tales medidas, en lo que no se opongan a su específica
naturaleza. En este aspecto cabe señalar que son dos los extremos que
hay que llenar para obtener la medida cautelar: 1) Apariencia de buen
derecho y 2) Peligro en la demora. La apariencia de la existencia del
derecho apunta a una credibilidad objetiva y seria que descarte una
pretensión manifiestamente infundada, temeraria o cuestionable, lo
que se logra a través de un conocimiento superficial, dirigido a lo-
grar una decisión de mera probabilidad respecto de la existencia del
derecho discutido en el proceso; el peligro en la demora consiste en
la posible frustración de los derechos del pretendiente de la medida,
que puede darse como consecuencia de la tardanza en el dictado de
la resolución de fondo. En síntesis, la medida cautelar exige un pre-
ventivo cálculo de probabilidad sobre el peligro en la dilación, que
no puede separarse de otro preventivo cálculo de probabilidad, que
se hace sobre la existencia del derecho cuya tutela se solicita a los
tribunales. Consecuentemente, si toda medida cautelar descansa en
los principios de verosimilitud o apariencia del derecho y el peligro
39
Tesis P./J. 16/96 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo III, abril
de 1996, página 36, registro digital: 200137.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 135
en la demora, el Juez de Distrito puede analizar esos elementos en
presencia de una clausura ejecutada por tiempo indefinido, y si la
provisión cautelar, como mera suspensión, es ineficaz, debe dictar
medidas que implican no una restitución, sino un adelanto provisio-
nal del derecho cuestionado, para resolver posteriormente, en forma
definitiva, si el acto reclamado es o no inconstitucional; así, el efecto
de la suspensión será interrumpir el estado de clausura mientras se
resuelve el fondo del asunto, sin perjuicio de que si se niega el amparo,
porque la “apariencia del buen derecho” sea equivocada, la autoridad
pueda reanudar la clausura hasta su total cumplimiento. Lo expuesto
anteriormente se sustenta en la fracción X del dispositivo constitu-
cional citado, que establece que para conceder la suspensión deberá
tomarse en cuenta la naturaleza de la violación alegada, lo que supone
la necesidad de realizar un juicio de probabilidad y verosimilitud del
derecho esgrimido, con miras a otorgar la medida cautelar para evitar
daños y perjuicios de difícil reparación al quejoso y conservar viva la
materia del juicio, si con ello no se lesionan el interés social y el orden
público, lo cual podrá resolver la sensibilidad del Juez de Distrito, ante
la realidad del acto reclamado, pues si el perjuicio al interés social o al
orden público es mayor a los daños y perjuicios de difícil reparación
que pueda sufrir el quejoso, deberá negar la suspensión solicitada,
ya que la preservación del orden público y el interés de la sociedad
están por encima del interés particular afectado.
También obra la contradicción de tesis 3/95 resuelta por el Pleno, en la que
se decidió que era posible hacer un “análisis provisional” del fondo para
conceder la medida. El “amparo provisional” por el que Ricardo Couto
había pugnado ahora ya formaba un criterio obligatorio. Se transcribe la
jurisprudencia referida:40
SUSPENSIÓN. PARA RESOLVER SOBRE ELLA ES FACTIBLE, SIN
DEJAR DE OBSERVAR LOS REQUISITOS CONTENIDOS EN EL AR-
TICULO 124 DE LA LEY DE AMPARO, HACER UNA APRECIACIÓN
40
Tesis P./J. 15/96 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo III, abril
de 1996, página 16, registro digital: 200136.
136 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
DE CARÁCTER PROVISIONAL DE LA INCONSTITUCIONALIDAD
DEL ACTO RECLAMADO. La suspensión de los actos reclamados
participa de la naturaleza de una medida cautelar, cuyos presupuestos
son la apariencia del buen derecho y el peligro en la demora. El primero
de ellos se basa en un conocimiento superficial dirigido a lograr una
decisión de mera probabilidad respecto de la existencia del derecho
discutido en el proceso. Dicho requisito aplicado a la suspensión de
los actos reclamados, implica que, para la concesión de la medida,
sin dejar de observar los requisitos contenidos en el artículo 124 de
la Ley de Amparo, basta la comprobación de la apariencia del dere-
cho invocado por el quejoso, de modo tal que, según un cálculo de
probabilidades, sea posible anticipar que en la sentencia de amparo
se declarará la inconstitucionalidad del acto reclamado. Ese examen
encuentra además fundamento en el artículo 107, fracción X, consti-
tucional, en cuanto establece que para el otorgamiento de la medida
suspensional deberá tomarse en cuenta, entre otros factores, la natu-
raleza de la violación alegada, lo que implica que debe atenderse al
derecho que se dice violado. Esto es, el examen de la naturaleza de la
violación alegada no sólo comprende el concepto de violación aducido
por el quejoso sino que implica también el hecho o acto que entraña la
violación, considerando sus características y su trascendencia. En todo
caso dicho análisis debe realizarse, sin prejuzgar sobre la certeza del
derecho, es decir, sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad
de los actos reclamados, ya que esto sólo puede determinarse en la
sentencia de amparo con base en un procedimiento más amplio y con
mayor información, teniendo en cuenta siempre que la determinación
tomada en relación con la suspensión no debe influir en la sentencia
de fondo, toda vez que aquélla sólo tiene el carácter de provisional
y se funda en meras hipótesis, y no en la certeza de la existencia de
las pretensiones, en el entendido de que deberá sopesarse con los
otros elementos requeridos para la suspensión, porque si el perjuicio
al interés social o al orden público es mayor a los daños y perjuicios
de difícil reparación que pueda sufrir el quejoso, deberá negarse la
suspensión solicitada, ya que la preservación del orden público o del
interés de la sociedad están por encima del interés particular afec-
tado. Con este proceder, se evita el exceso en el examen que realice
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 137
el juzgador, el cual siempre quedará sujeto a las reglas que rigen en
materia de suspensión.
Ahora bien, teniendo ya la facultad (u obligación) de realizar un estudio
preliminar o un “vistazo” preventivamente al fondo, para poder conceder la
medida con efectos restitutorios, el estereotipo de la suspensión como mero
acto de detención o de paralización comenzaba a quedar atrás, aunque no con
el éxito deseado. Los motivos: las cargas de los Tribunales y la rapidez con que
debía dictarse, además de la reticencia al cambio de paradigma pretendido.
La jurisprudencia avanzó, pero la práctica cotidiana distaba de cumplirse.
1. Resolución ponderativa y efectos restitutorios
La insistencia del Alto Tribunal en procurar que el ejercicio jurisdiccional
para resolver las suspensiones fuera diverso al mero contraste silogístico
y la suma de voces académicas, en concordancia con el crecimiento de la
maquinaria judicial en la primera década del siglo XXI, permitieron que en
la iniciativa de reformas a la Constitución de 2009, que entró en vigor dos
años después, y la diversa reforma que dio pie a la nueva Ley de Amparo
con inicio de vigencia en 2013, se incorporara aquella novedosa visión
jurisprudencial sobre la medida cautelar en el amparo. Los artículos 138 y
147 quedaron como sigue:
Artículo 138. Promovida la suspensión del acto reclamado, el órgano
jurisdiccional deberá realizar un análisis ponderado de la apariencia
del buen derecho y la no afectación del interés social […].
Artículo 147. En los casos en que la suspensión sea procedente, el
órgano jurisdiccional deberá fijar la situación en que habrán de quedar
las cosas y tomará las medidas pertinentes para conservar la materia
del amparo hasta la terminación del juicio, pudiendo establecer condi-
ciones de cuyo cumplimiento dependa el que la medida suspensional
siga surtiendo efectos.
138 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Atendiendo a la naturaleza del acto reclamado, ordenará que las cosas
se mantengan en el estado que guarden y, de ser jurídica y material-
mente posible, restablecerá provisionalmente al quejoso en el goce
del derecho violado mientras se dicta sentencia ejecutoria en el juicio
de amparo. El órgano jurisdiccional tomará las medidas que estime
necesarias para evitar que se defrauden los derechos de los menores o
incapaces, en tanto se dicte sentencia definitiva en el juicio de amparo.
Por supuesto que la naturaleza del acto hoy dista de ser un elemento, por sí,
para negar la suspensión. Existe jurisprudencia que lo clarifica:
SUSPENSIÓN. LA NATURALEZA OMISIVA DEL ACTO RECLAMA-
DO NO IMPIDE SU PROCEDENCIA. Los artículos 107, fracción X,
primer párrafo, de la Constitución y 147 de la Ley de Amparo vigente,
dotan a la suspensión de un genuino carácter de medida cautelar, cuya
finalidad consiste en conservar la materia de la controversia y evitar
que las personas sufran una afectación a su esfera jurídica mientras
se resuelve el fondo del asunto, ya sea con medidas conservativas o
de tutela anticipada (efectos restitutorios), para lo cual es necesario
analizar: (i) la apariencia del buen derecho; (ii) las posibles afectaciones
al interés social; y (iii) la posibilidad jurídica y material de otorgar
la medida. En ese sentido, la naturaleza de los actos, ya sea positiva,
declarativa o negativa, no representa un factor que determine en auto-
mático la concesión o negativa de la medida cautelar, pues la locución
“atendiendo a la naturaleza del acto reclamado”, que refiere el precepto
de la Ley de Amparo, debe analizarse en función de las consecuencias
que caso a caso pueden producir los actos reclamados, lo que a su
vez es determinante para decidir si el efecto de la suspensión debe
consistir en el mantenimiento de las cosas en el estado que se encuen-
tran o debe restituirse provisionalmente a la persona en el goce del
derecho violado. En estos términos, la naturaleza omisiva de los actos
reclamados es relevante para determinar el contenido que adoptará la
suspensión, pero no para determinar si la medida cautelar procede o
no. En efecto, dado que el amparo provisional que se pretende con la
suspensión definitiva permite que la persona alcance transitoriamente
un beneficio que, al final del día, puede confirmarse o revocarse a
través de la sentencia principal, sin prejuzgar sobre lo ocurrido antes
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 139
del juicio de amparo ni lo que ocurrirá después, pues lo importante
para que dicha medida cautelar sea material y jurídicamente posible
radica en que los efectos suspensorios puedan actualizarse momento a
momento, de modo que la suspensión no coincida exactamente, agote
o deje sin materia una eventual sentencia estimatoria de amparo, y
todo esto va más allá del tipo de medidas que deben dictarse en caso
de que proceda conforme a lo anterior.41
Para abundar sobre esta evolución, es interesante cómo, en la exposición de
motivos de la iniciativa de reformas constitucionales presentada en 2009, la
cual motivó la creación de la nueva Ley de Amparo, específicamente en lo
que concierne a la suspensión, se reconoció sin miramientos la evolución
jurisprudencial. Esto no sería novedad, si el constituyente no hubiera deci-
dido “privilegiar la discrecionalidad de los jueces”.42 Los tribunales consti-
tucionales recibieron una herramienta sumamente poderosa. Se transcribe
la parte conducente:
En materia de suspensión del acto reclamado, se propone establecer
el marco constitucional a fin de prever un sistema equilibrado que
permita que la medida cautelar cumpla cabalmente con su finalidad
protectora, y al mismo tiempo cuente con mecanismos que eviten y
corrijan los abusos que desvía su objetivo natural.
Para tal efecto, se privilegia la discrecionalidad de los jueces consagrando
expresamente como elemento a considerar para el otorgamiento de la
suspensión la apariencia de buen derecho, requisito éste reconocido
41
Tesis 1a./J. 70/2019 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 73,
Tomo I, diciembre de 2019, página 286, registro digital: 2021263.
42
Iniciativa con proyecto de decreto por el que se expide la Ley de Amparo, reglamentaria de los artí-
culos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y se reforman y adicionan
diversas disposiciones de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, Ley Reglamentaria de
las Fracciones I y II del Artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Ley
Orgánica de la Administración Pública Federal, Ley Orgánica del Congreso General de los Estados
Unidos Mexicanos y Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República. Disponible en: «https://
www.constitucion1917-2017.pjf.gob.mx/sites/default/files/reformas_amparo_dh/PDFs/proceso%20
legislativo%20amparo.pdf#page=2». [Consultada el 30 de noviembre de 2024].
140 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
por la Suprema Corte de Justicia y que constituye uno de los avances
más importantes en la evolución del juicio de amparo en las últimas
décadas.
Sin embargo, para asegurar su correcta aplicación, se establece la
obligación del Juez de realizar un análisis ponderado entre la no
afectación del interés social y el orden público y la apariencia de buen
derecho. Con esto se logra que la medida cautelar sea eficaz y que no se
concedan suspensiones que molestan la sensibilidad de la sociedad.43
Esta reforma dejó atrás la posibilidad de que las suspensiones continuaran bajo
el prisma silogístico sin otorgar efectos restitutorios. Si la jurisprudencia, no
obstante su obligatoriedad, había sido eludida, la ley no dejaba escapatoria.
Ahora sí, sin más, la suspensión adquirió la naturaleza de medida cautelar.
Es tiempo, quizá, de dejar atrás la gramática con el término “suspensión” y,
como dice Gómez Fierro, “lo adecuado sea hablar de medidas cautelares en
el juicio de amparo”.44
Ahora, la subsunción ha sido superada para dar paso al ejercicio que, en
términos actuales, la ley denomina de “ponderación”.45 Esta nueva forma
de resolver conlleva mayor dificultad. En primer lugar, la ponderación es
un concepto propagado en sede constitucional para resolver conflictos entre
principios (en oposición a reglas) bajo ciertos subprincipios desarrollados en
la doctrina (idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto) y
adoptado por los tribunales mexicanos, con determinadas reglas y postula-
dos.46 Esto ha sido aceptado para resolver los asuntos de fondo. Una de las
43
Idem.
44
Gómez Fierro, Juan Pablo, Las medidas cautelares…, op. cit., p. 11.
45
Es importante aclarar que la “subsunción” no se erradica del todo, pues se trata de una operación
lógica inherente al ser humano y, en un momento determinado del proceso, se opera con ella; sin
embargo, se diferencia de la ponderación, considerándolos como métodos de elección normativa y
fáctica para resolver.
46
La obra doctrinal paradigmática es atribuible a Robert Alexy: Teoría de los derechos fundamentales.
También la jurisprudencia obligatoria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de la Supre-
ma Corte de Justicia de la Nación han hecho referencia a tal mecanismo de resolución de conflictos.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 141
sentencias hito fue la que resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en el amparo en revisión 237/2014 sobre el uso lúdico
de la mariguana.
No obstante, no existe concordancia en los criterios (salvo por algunas tesis
del tribunal colegiado) que exijan u obliguen a seguir los parámetros de la
ponderación referida, con la finalidad de resolver sobre la suspensión del acto
reclamado. Podemos decir, entonces, que se trata de una actividad común
aplicable en cualquier rama del conocimiento humano. La pretensión es que
el órgano resolutor, en ese ejercicio de discrecionalidad permitido, estudie
de forma conjunta todos esos elementos en juego y determine cuál “pesa”
más. Inclusive, las tesis ya citadas de los años noventa usaron el término
“sopesar”, que es sinónimo. Existe un criterio que, si bien es de anterior
época, lo clarifica:
SUSPENSIÓN. PARA DECIDIR SOBRE SU OTORGAMIENTO EL JUZ-
GADOR DEBE PONDERAR SIMULTÁNEAMENTE LA APARIENCIA
DEL BUEN DERECHO CON EL PERJUICIO AL INTERÉS SOCIAL
O AL ORDEN PÚBLICO. El Tribunal en Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia P./J. 15/96, de rubro:
“SUSPENSIÓN. PARA RESOLVER SOBRE ELLA ES FACTIBLE, SIN
DEJAR DE OBSERVAR LOS REQUISITOS CONTENIDOS EN EL AR-
TÍCULO 124 DE LA LEY DE AMPARO, HACER UNA APRECIACIÓN
DE CARÁCTER PROVISIONAL DE LA INCONSTITUCIONALIDAD
DEL ACTO RECLAMADO.”, sostuvo que para el otorgamiento de la
suspensión, sin dejar de observar los requisitos exigidos por el artículo
124 de la Ley de Amparo, basta la comprobación de la apariencia del
buen derecho invocado por el quejoso, de modo que sea posible antici-
par que en la sentencia de amparo se declarará la inconstitucionalidad
del acto reclamado, lo que deberá sopesarse con el perjuicio que pueda
ocasionarse al interés social o al orden público con la concesión de la
medida, esto es, si el perjuicio al interés social o al orden público es
mayor a los daños y perjuicios de difícil reparación que pueda sufrir el
quejoso. Conforme a lo anterior, el juzgador debe realizar un estudio
simultáneo de la apariencia del buen derecho y el peligro en la demora
con la posible afectación que pueda ocasionarse al orden público o
142 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
al interés social con la suspensión del acto reclamado, supuesto con-
templado en la fracción II del referido artículo 124, estudio que debe
ser concomitante al no ser posible considerar aisladamente que un
acto pudiera tener un vicio de inconstitucionalidad sin compararlo
de manera inmediata con el orden público que pueda verse afectado
con su paralización, y sin haberse satisfecho previamente los demás
requisitos legales para el otorgamiento de la medida.47
Esta decisión legislativa fue tomada en serio por los órganos jurisdiccionales,
que fueron ampliando el catálogo de suspensión, intentando construir un
cauce de racionalidad para ello en la jurisprudencia. El juicio de amparo
como herramienta de protección y contrapeso respecto de actos de autoridad
(inclusive, también de algunos actos de particulares equiparados a aquélla),
la pandemia de covid-19, entre otras cuestiones político-sociales, incremen-
taron la promoción de juicios y, por ende, las suspensiones. Esto trajo mayor
dificultad para resolver sobre ellas, lo que obligó a las personas juzgadoras
a ser creativas; sobre todo en aquellos derechos posteriores al corte liberal,
como los económicos, culturales, medioambientales, o bien, en tópicos de
suplencia como el interés superior del menor, que obligaron, a su vez, a
incorporar —o no— otros elementos particularizados al problema que se
estuviera resolviendo. Se trae a cuenta de forma ejemplificativa un criterio en
materia ambiental, que adiciona otros principios a la ecuación ponderativa,
a saber, “precaución”, “pro natura” y “justicia ambiental”:
SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO EN MATERIA AMBIENTAL.
DEBERES DE LAS PERSONAS JUZGADORAS AL RESOLVER SOBRE
SU CONCESIÓN.
Hechos: Un grupo de personas vecinas de la ciudad de Durango pro-
movió juicio de amparo indirecto en el que reclamó la construcción
de un puente elevado debido a afectaciones ambientales relativas a
la remoción o tala de árboles en un tramo de un parque lineal, soli-
47
Tesis 2a./J. 204/2009 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXX, diciembre de 2009, página 315, registro digital: 165659.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 143
citando la suspensión de los actos reclamados. La persona Juzgadora
de Distrito negó la suspensión definitiva solicitada, al considerar
que la parte quejosa no cuenta con interés legítimo puesto que sólo
se ostentaron como ciudadanos de la ciudad de Durango, sin hacer
valer una calidad específica que los sitúe frente a los actos reclamados
de manera especial o diferente, como sería pertenecer a un grupo
determinado, tener cercanía al evento o suceso, o ser titular de algún
derecho. Tampoco exhibió constancia alguna que acreditara un daño
inminente e irreparable que pueda causarle la ejecución de la obra.
Inconforme, la parte quejosa interpuso recurso de revisión.
Criterio jurídico: La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación considera que las personas juzgadoras de amparo tienen un
mínimo de deberes que observar al resolver sobre la concesión de la
suspensión de los actos reclamados en materia medioambiental, por
lo que deben estudiar los requisitos para su concesión aplicando los
principios de precaución, in dubio pro natura y de acceso a la justi-
cia ambiental; valorar las pruebas que alleguen las partes; privilegiar
la toma oportuna de decisiones; y resolver atendiendo a la función
ecológica de la propiedad.
Justificación: Este Alto Tribunal considera que la suspensión, como
una medida de naturaleza cautelar, debe ser un mecanismo que pue-
da prevenir y —de ser factible— mitigar y recomponer los daños al
medio ambiente, por lo que los órganos jurisdiccionales de amparo, al
resolver sobre ésta, deben: a) Estudiar los requisitos para su concesión
aplicando los principios mencionados —en particular precaución, pro
natura y acceso a la justicia ambiental—, de tal suerte que no basen su
decisión en el entendimiento tradicional de la suspensión que aplica
en otras materias, particularmente al analizar el interés suspensional;
b) Valorar las pruebas que alleguen las partes, entendiendo que la
demostración del daño inminente e irreparable no es necesariamente
fehaciente; c) Privilegiar la toma oportuna de decisiones, aun ante la
incertidumbre científica de la existencia del daño. Ello, con la finalidad
de permitir la conservación del medio ambiente mientras se resuelve
el fondo del juicio; y, d) Resolver atendiendo a la función ecológica
de la propiedad. Es decir, entendiendo que una eventual afectación
144 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
al crecimiento económico no implica por sí misma la vulneración a
disposiciones de orden público o al interés social, pues dicha postura
ha quedado superada por una idea integral de desarrollo que no sólo
responda al aspecto económico, sino que considere la dimensión
humana de la economía y la medioambiental. De cumplirse con los
requisitos para el otorgamiento de la suspensión y en el caso de que el
juzgador advierta que ya se ha generado el perjuicio o que existen altas
probabilidades de que se genere, deberá conceder la suspensión para
hacer cesar, mitigar o reparar los daños al medio ambiente, siempre que
sea factible y de conformidad con las circunstancias del caso concreto
y de acuerdo con los principios de prevención y de precaución.48
Citamos otro ejemplo que reconoce la discrecionalidad para resolver tomando
en cuenta diversos principios y, en el que la Corte, en ejercicio de esa creati-
vidad, acudió a una nueva acción en la suspensión: “modular” o “modalizar”:
SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO. CUANDO ÉSTE CONSISTE
EN UNA DETERMINACIÓN JUDICIAL QUE ORDENA UN RÉGIMEN
DE CONVIVENCIA PROVISIONAL EN FORMA PRESENCIAL Y LIBRE
ENTRE UN MENOR DE EDAD Y EL PROGENITOR NO CUSTO-
DIO, EL CONTEXTO DE LA PANDEMIA POR LA ENFERMEDAD
COVID-19, PERMITE QUE LA SUSPENSIÓN SE OTORGUE MODU-
LANDO LA CONVIVENCIA PARA QUE SE REALICE A DISTANCIA
POR MEDIOS ELECTRÓNICOS, SIEMPRE Y CUANDO EL MATERIAL
PROBATORIO CON QUE SE CUENTE AL PROVEER LA MEDIDA
NO PERMITA FIJAR UNA DISTINTA COMO MÁS PROTECTORA
DE SU INTERÉS SUPERIOR.
Hechos: Los Tribunales Colegiados de Circuito contendientes llevaron
a cabo un examen sobre la procedencia de la medida de suspensión
del acto reclamado en el incidente derivado del juicio de amparo
indirecto, en relación con una determinación judicial intraprocesal
que estableció un régimen de convivencias provisional o especial, en
48
Tesis 1a./J. 191/2023 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
32, Tomo II, diciembre de 2023, página 1846, registro digital: 2027841.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 145
forma presencial (física) y libre (no supervisada) de un menor de edad
con el progenitor que no ejercía materialmente la guarda y custodia,
que implicaba el desplazamiento del menor de edad del domicilio
que constituía su residencia habitual a aquél en que se llevaría a cabo
la convivencia y su incorporación a otro ambiente; y ambos tribuna-
les se vieron en la necesidad de examinar dicho acto reclamado en
el contexto de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 causante de la
enfermedad COVID-19, llegando a conclusiones distintas sobre la
medida suspensional, pues uno determinó que en la situación de
pandemia, la convivencia debía modalizarse para que se realizara a
distancia, por medios electrónicos (llamadas por teléfono, mensajes,
videollamadas, o reuniones en plataformas digitales) a efecto de
proteger la salud y la vida del menor, otorgando la medida con esos
efectos; mientras que el otro estimó que no debía ser así, sino que la
convivencia debía realizarse como fue autorizada, con las medidas de
protección sanitaria que impuso la responsable.
Criterio jurídico: La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación determina que en la situación descrita, la medida de sus-
pensión del acto reclamado sí podrá modalizar la convivencia para
que se desarrolle a distancia, mediante el uso de medios electrónicos,
como medida general de protección reforzada de la vida y de la sa-
lud del menor de edad, atendiendo a las condiciones de emergencia
sanitaria por la enfermedad COVID-19, pero ello será viable siempre
y cuando al proveer sobre la suspensión (provisional o definitiva) no
se cuente con elementos suficientes para determinar, conforme a un
análisis individualizado de las circunstancias del caso concreto, si éstas
conducen a proteger mejor su interés superior de una forma distinta.
Justificación: No está a discusión que tanto el derecho a la protección
de la salud física y a la vida, como el derecho a la convivencia con la
madre o el padre no custodio a efecto de mantener y estrechar el lazo
familiar entre ellos, resultan derechos fundamentales para el bienestar
general de los menores de edad, que deben ser protegidos y garantiza-
dos en su ejercicio. Sin embargo, el contexto fáctico excepcional de la
pandemia por COVID-19 exige reconocer la mayor entidad del derecho
a la protección de la salud física y de la vida, frente al derecho a la
146 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
convivencia física con el progenitor no custodio, de manera que resulte
admisible tener como premisa general, en el marco de una medida
cautelar como la suspensión del acto reclamado, que el interés superior
de los menores de edad, como grupo, en este momento se encuentra
en la necesidad de proteger y garantizar con mayor intensidad su vida
y su salud física, y modular la convivencia para armonizarla con ello.
Esto, porque la información oficial con que hasta el momento se cuenta
por parte de las instituciones y organismos públicos de salud, es que el
COVID-19 se considera una enfermedad fácilmente transmisible, con
la sola cercanía entre las personas, y puede ser adquirida también por
menores de edad, sin que hasta ahora haya datos científicos validados
por la Organización Mundial de la Salud que descarten que en este
grupo de edad se puedan presentar síntomas graves y pueda causar
la muerte; además porque existe un elevado número de contagios ofi-
cialmente reportados en el país confirmados con pruebas clínicas, sin
negar que seguramente habrá otra cantidad de personas contagiadas
sin prueba que lo corrobore y casos asintomáticos; condiciones que
autorizan a privilegiar la observancia de medidas de distanciamiento
físico y de resguardo domiciliario a que exhortan las autoridades en
materia de salud. Ahora bien, un ejercicio preliminar y en abstracto,
de ponderación de la apariencia del buen derecho, permite advertir
que la convivencia presencial, en tanto implica extraer al menor de
su ambiente habitual para incorporarlo a otro, sí conlleva una mayor
exposición a un riesgo real de contagio, probable y fundado en dicha
información oficial, que opera en detrimento de la protección a su
salud y a su vida. Asimismo, la suspensión con efectos de modular la
convivencia para que se realice por medios electrónicos, asegura que
no se siga perjuicio al interés social ni se contravengan disposiciones
de orden público, en tanto permite que no se afecte el interés preva-
lente del menor en la protección de su derecho a gozar del nivel más
alto posible de salud, y procura compatibilizarlo con su derecho a la
convivencia, que habrá de propiciarse de la manera más amplia po-
sible, aun cuando temporalmente no sea presencial. Pese a todo ello,
adoptar esa medida en forma de protección reforzada, sólo será viable
para el juzgador de amparo en aquellos casos en que al proveer sobre
la suspensión, no contara con elementos probatorios suficientes que
le permitan sustentar, bajo un análisis individual de la circunstancia
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 147
concreta del menor involucrado, que su interés superior exige adoptar
una medida o efectos distintos, o inclusive, negar la suspensión, pues
cuando sea así, ello debe estimarse posible; además, desde luego el
juzgador conserva sus facultades de modificar la medida suspensio-
nal, si antes de que exista sentencia firme en el juicio de amparo, se
presentan circunstancias que lo justifiquen.49
Cabe aclarar que el reconocimiento de facultades antes precisado también
encontró límites en algunos resquicios procesales como la importantísima
fijación de la litis. Por ejemplo, el Pleno del Máximo Tribunal determinó que
la suspensión podía concederse para efectos diversos a los pedidos; empero,
no respecto de actos no controvertidos en la instancia constitucional:
SUSPENSIÓN. EL JUZGADOR PUEDE CONCEDERLA PARA EFEC-
TOS Y CONSECUENCIAS DISTINTAS DE LAS PROPUESTAS POR
EL QUEJOSO, PERO NO POR ACTOS NO RECLAMADOS EN LA
DEMANDA. De los artículos 124, último párrafo, de la Ley de Amparo
abrogada y 147, primer párrafo, de la vigente, se advierte que en los
casos en que la suspensión sea procedente, el órgano jurisdiccional
deberá fijar la situación en que habrán de quedar las cosas y tomará
las medidas pertinentes para conservar la materia del amparo hasta
la terminación del juicio, lo cual significa que el juzgador está le-
galmente facultado para precisar, conforme a su prudente arbitrio,
las consecuencias y/o estatus legal en que deban quedar las cosas
a partir de que conceda la medida cautelar, sin importar que para
ello se aparte de los efectos propuestos por el quejoso en su escrito
inicial, ya sea para maximizarlos o ajustarlos a las necesidades del
caso concreto, pues se trata de conservar la materia del juicio de
amparo y no de limitarse mecánicamente a proveer la suspensión en
los términos estrictos planteados por el quejoso, sobre todo en los
casos en que sea evidente que si se atendiera en forma puntual a su
solicitud, no se lograría el objetivo integral de la suspensión. Ahora
bien, la atribución depositada en el órgano de amparo para modular
49
Tesis 1a./J. 11/2021 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 1,
Tomo II, mayo de 2021, página 1689, registro digital: 2023156.
148 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
fundada y motivadamente las implicaciones futuras del otorgamiento
de la suspensión no llega al extremo de poder ordenar la paralización
de actos no reclamados en la demanda, porque si no se cuestionó su
constitucionalidad, es obvio que no constituyen la materia del juicio, la
cual debe mantenerse intacta, a fin de preservar los bienes o derechos
cuya tutela se demande en el juicio de amparo.50
Otro ejemplo que da cuenta de los límites que ha intentado poner la Su-
prema Corte es aquel en el que excluyó la “apariencia del buen derecho” y
el “peligro en la demora” de otras medidas cautelares, no obstante que esos
elementos —al menos en la teoría— son inherentes a esa clase de actos.
RETENCIÓN DE BIENES EN MATERIA MERCANTIL. PARA
OTORGARLA COMO MEDIDA CAUTELAR NO LE APLICAN LAS
CONDICIONES DE LA “APARIENCIA DEL BUEN DERECHO” Y EL
“PELIGRO EN LA DEMORA”, LAS CUALES CORRESPONDEN A LA
SUSPENSIÓN EN MATERIA DE AMPARO.
Hechos: En un juicio oral mercantil una empresa demandó la nulidad
de un contrato de compraventa y solicitó como medida cautelar la
retención de cuentas bancarias de la parte demandada. El juez negó
la retención, pues consideró que la solicitante no demostró la existen-
cia de un “crédito líquido y exigible” en términos del artículo 1175,
fracción I, del Código de Comercio.
Inconforme, la empresa promovió un juicio de amparo indirecto en
el que reclamó la inconstitucionalidad de ese precepto por exigir tal
demostración del crédito en lugar de la “apariencia del buen derecho”
y el “peligro en la demora”. El juez de distrito sobreseyó en el amparo.
En desacuerdo, la empresa interpuso un recurso de revisión. El Tribunal
Colegiado del conocimiento emitió una sentencia en la que levantó
el sobreseimiento y reservó jurisdicción para que esta Suprema Corte
50
Tesis P./J. 4/2019 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 63, Tomo I, febrero de
2019, página 14, registro digital: 2019200.
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 149
asumiera su competencia originaria y resolviera sobre la cuestión de
constitucionalidad del artículo reclamado.
Criterio jurídico: Para el otorgamiento de la medida cautelar de reten-
ción de bienes en materia mercantil no resultan aplicables los criterios
de la apariencia del buen derecho y el peligro en la demora que son
exclusivos de la materia de amparo, por lo que para ello es suficiente
que se acredite la existencia de un crédito líquido y exigible, tal como
lo dispone el artículo 1175, fracción I, del Código de Comercio.
Justificación: La retención de bienes, como toda medida cautelar, no
surge en lo abstracto, sino que se materializa dentro de un proceso
conforme a sus reglas. Por ello, para el otorgamiento de esa medida
en materia mercantil, es necesario satisfacer los requisitos del artículo
1175, fracción I, del Código de Comercio, que obliga al solicitante a
demostrar la existencia de un crédito “líquido y exigible”.
Tales requisitos se relacionan con la verosimilitud del derecho invo-
cado, pero no se trata de condiciones equivalentes ni intercambiables
por otras figuras jurídicas como la “apariencia del buen derecho” y el
“peligro en la demora”, los cuales constituyen requisitos que deben
ser examinados para conceder la suspensión en el juicio de amparo.
Esto se debe a las claras diferencias que existen entre ambos juicios y
a la finalidad de esas medidas cautelares en cada caso.
De esta manera, si la suspensión en el juicio de amparo y la retención
de bienes en los juicios mercantiles obedecen a procedimientos de
naturaleza distinta y esas medidas precautorias tienen finalidades
diferentes, entonces el artículo mencionado no es inconstitucional
por establecer como condiciones que la parte solicitante pruebe la
existencia de un crédito “líquido y exigible”, en lugar de “la apariencia
del buen derecho” y “el peligro en la demora”.51
51
Tesis 1a./J. 142/2024 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
41, Tomo III, Volumen 1, septiembre de 2024, página 1044, registro digital: 2029409.
150 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En conclusión, hemos visto cómo las decisiones han oscilado entre la amplia
discrecionalidad para resolver sobre la suspensión, con un esfuerzo de dar
un marco límite en las actuaciones. El siguiente párrafo que forma parte del
fallo por contradicción de tesis 25/2017 de la Primera Sala da claridad sobre
las facultades del juez de amparo:52
Por último, la Ley de Amparo privilegia la libertad judicial para que
en cada caso concreto se analicen todas las particularidades del caso
y se evalúe si procede la suspensión. Por lo tanto, los jueces tienen
la libertad para estudiar la solicitud de la suspensión y, de conformi-
dad con los requisitos establecidos por la Constitución y la Ley de
Amparo, así como los principios de orden público, interés social y la
apariencia del buen derecho, conceder o negar la suspensión para los
efectos más convenientes.
III. La ampliación e inmediata restricción de sus alcances
Una vez explicado y evidenciado cómo los tribunales constitucionales en el
siglo XXI incrementaron su fuerza como vigilantes de los actos de autoridad,
flexibilizando el catálogo de conductas analizables y suspendibles, toca reco-
nocer que se generó una encrucijada en 2018. El arribo de un gobierno con
un discurso disruptivo y con ambiciosos planes de reformas constitucionales
y legales obligó a quienes se consideraron afectados a promover juicios de
amparo contra leyes, con sus respectivas suspensiones en diversos temas
que es innecesario desglosar.
Algunos tribunales colegiados comenzaron a conceder suspensiones con efec-
tos generales que, si bien encontraban alcances ampliados gracias al interés
legítimo, lo cierto es que esto no estaba expresamente permitido en la ley
y, aunque pudieran tener intereses benévolos, se señaló que esta permisión
podría tener un efecto de hiper fortalecimiento al ya creciente activismo
judicial, en relación con los otros poderes; sobre todo porque sería muy
52
Consultable en: «https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/ejecutoria/27871».
La suspensión del acto reclamado. Historia y evolución: alcances y límites 151
complejo fijar reglas específicas para el otorgamiento de una medida con
tales alcances. De esta manera, estaría en manos de una persona juzgadora
o, en su caso, un órgano colegiado, resolver en un plazo sumarísimo, sobre
la paralización —o restitución de un estado de cosas— de, por ejemplo,
una política pública de alcance nacional. Ello sin denostar la problemática
procesal que conlleva.
La discusión sobre ello fue zanjada de inmediato con una reforma constitu-
cional del grupo en el poder, en la que se incorporaba en 2024 un último
párrafo al artículo 148 de la Ley de Amparo que señala que “tratándose de
juicios de amparo que resuelvan la inconstitucionalidad de normas generales,
en ningún caso las suspensiones que se dicten fijarán efectos generales”. En
la iniciativa presentada el 4 de abril de 2024, se afirmó que “las suspensio-
nes con efectos generales que ha concedido en años recientes la SCJN en
contra de leyes aprobadas y emitidas por el Congreso de la Unión se han
extralimitado […]”.53
La lucha entre poderes había comenzado. La historia como proceso dialéctico
se corrobora con lo anterior.
F. Conclusiones
Hemos, pues, explicado cómo la figura de la suspensión del acto reclamado
es casi cosustancial al amparo. Poca eficacia tendría este último si no estuviera
acompañado de una medida inmediata y preventiva. No obstante, también
se ha evidenciado cómo no siempre tuvo la misma fuerza, sino que se fue
incrementando en concordancia con el peso que también fueron adquiriendo
los tribunales constitucionales en México y en el mundo. De entre todos los
53
Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforman los artículos 129 y 148 de la Ley de Amparo,
Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
México, 2024. Disponible en: «https://infosen.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/65/3/2024-04-03-2/assets/
documentos/Ini_Morena_Sen_Ricardo_Monreal_Ley_de_Amparo_Act-03042024.pdf». [Consultada
el 12 de diciembre de 2024].
152 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
acontecimientos, tenemos como piedra de toque las reformas constitucionales
y de la Ley de Amparo en 2011 y 2013 —precedidas de un fuerte empuje
jurisprudencial y doctrinal—, de las que podemos obtener, entre otras, tres
diferencias torales entre el sistema de suspensión anterior y el actual:
1. El estudio del fondo del asunto estaba vedado en el sistema ante-
rior, aunque fuera de forma preliminar y superficial. En el sistema
vigente, es obligación de los tribunales hacerlo.
2. La naturaleza del acto estaba íntimamente vinculada con el alcance
paralizante o conservativo de la medida en el sistema anterior.
Actualmente es posible concederla con efectos restitutorios tem-
porales.
3. La contravención al orden público y al interés social era motivo
suficiente para negar la suspensión; esto se hacía contrastando de
forma silogística. Actualmente, la norma impone la obligación de
“ponderar” esos elementos con la apariencia del buen derecho.
En suma, podemos decir que la suspensión actual sí tiene la naturaleza de
medida cautelar. Además, que sus alcances y límites, los cuales se encuentran
estrechamente vinculados con las facultades de los tribunales, siguen, como
se mencionó al inicio, en constante evolución dialéctica.
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154 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
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Época, Tomo VII marzo de 1998, página 18, registro digital: 196727.
El principio de relatividad de las
sentencias en el juicio de amparo
Sofía Noriega Mier y Terán*
* Dictaminadora en el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación. Abogada por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sumario: A. Introducción; B. El principio de relatividad de las sentencias. Orí-
genes, concepto y fundamento; C. El desarrollo jurisprudencial del principio de
relatividad; I. Casos diversos; II. Derechos de naturaleza colectiva y omisiones
legislativas y reglamentarias; 1. Derechos colectivos e intereses difusos; 2. Omisiones
legislativas y reglamentarias; III. Derogación de normas generales; D. Reflexiones
finales; E. Bibliografía.
A. Introducción
Hoy en día, el juicio de amparo es el mecanismo más efectivo que existe en
México para proteger los derechos humanos. Desde su creación, este juicio se
ha regido por distintas figuras jurídicas y una serie de principios que tienen
como finalidad mantener la estructura necesaria para su correcto funciona-
miento. Debido a que el amparo se ha utilizado a lo largo de casi 200 años,
varios de estos principios se han flexibilizado y reinterpretado conforme han
avanzado el derecho y las exigencias de la sociedad. Estas modificaciones, en
su mayoría, se han llevado a cabo paulatinamente, pues un cambio radical
implicaría una transformación absoluta del amparo, sin embargo, la evolución
es la única manera para que este juicio verdaderamente pueda cumplir con
el fin de garantizar los derechos fundamentales.
Los principios rectores del amparo —dentro de los que se encuentran el
de instancia de parte agraviada, prosecución judicial, definitividad, estricto
derecho y relatividad— están previstos en la Constitución federal. Sin em-
bargo, no se señalan reglas estrictas sobre estas figuras, pues, tal como lo
161
162 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
indicó el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,1 se encomendó
al Congreso de la Unión la obligación de expedir leyes secundarias precisas
que definieran las instituciones y bases constitucionales que deben regir el
juicio de amparo, esto con la condición de mantener intactos sus fines y que
el desarrollo o ampliación de su contenido no fuera contrario con el espíritu
constitucional que los creó. Por ello, las directrices más claras sobre la prác-
tica de los principios del amparo están establecidas en la Ley de Amparo y,
con mucho más detalle, han sido explicadas y desarrolladas a través de la
jurisprudencia de la Suprema Corte.2
Como se señaló en el párrafo anterior, uno de los principios rectores del
amparo es el de relatividad de las sentencias, que en el mundo jurídico se
conoce también como “la fórmula Otero” y se entiende como dar efectos inter
partes. El concepto y la práctica de la relatividad de las sentencias han sido
controversiales, pues mientras una gran cantidad de personas de la comunidad
jurídica considera que es importante que se siga una aplicación rigorista del
principio, existen opiniones contrarias que señalan que es anacrónico, que
vulnera derechos y que complica el trabajo de los tribunales.
El principio de relatividad ha tenido importantes variaciones —especialmente
en los últimos años—, que han abierto diversas interrogantes respecto de
sus alcances y límites. Este texto tiene como objetivo dar cuenta del camino
transitado, por lo que en primer lugar se abordará de forma breve sus oríge-
nes, concepto y fundamento. En un segundo apartado se hará un recorrido
por el desarrollo jurisprudencial de la relatividad, en el que se tratarán tres
temas generales: casos diversos, derechos de naturaleza colectiva y omisiones
legislativas, y derogación de normas generales. Por último, se expondrán
1
Contradicción de tesis 239/2014, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente: Mi-
nistro José Fernando Franco González Salas, 28 de mayo de 2015, p. 19.
2
Rocha Mercado, Víctor Manuel y Miranda Bernabé, Alberto, “Principios rectores del juicio de amparo”,
en González Alcántara Carrancá, Juan Luis et al. (coords.), Teoría y práctica del juicio de amparo, México,
Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México/Centro de Estudios Jurídicos Carbonell, 2023, p. 24.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 163
las reflexiones finales del tema a la luz de la evolución del principio y las
últimas reformas.
B. El principio de relatividad de las sentencias.
Orígenes, concepto y fundamento
El principio de relatividad implica que los efectos que se dicten en las sen-
tencias de amparo solamente beneficiarán a las partes que hayan acudido
al juicio y se limitarán a ampararlas, en su caso, sin hacer una declaración
general sobre el acto.3 Este principio ha estado presente desde la creación del
amparo en la Constitución de Yucatán de 1841, en la que se estableció que
correspondía al pleno de la Corte Suprema de Justicia de Yucatán amparar
en el goce de sus derechos a quienes pidieran protección en contra de leyes
y decretos del Legislativo que fueran contrarios a la Constitución, o contra
las providencias del Ejecutivo cuando vulneraran las leyes, limitándose en
ambos casos a reparar el agravio en la parte que procediere.4
Años después, el amparo y la relatividad de sus sentencias se introdujeron
en el ámbito federal, a partir del famoso voto particular de Mariano Otero
que llevó a la promulgación del Acta Constitutiva y de Reformas de 1847.
Con esto se amplió la posibilidad de defensa hacia actos legislativos y se
reiteraron los efectos particulares de la eventual protección jurisdiccional.
El texto plasmado por Otero en su voto, que fue incluido de forma literal en
el artículo 25 del Acta Constitutiva, refiere lo siguiente:
Art. 25. Los tribunales de la Federación ampararán a cualquiera habi-
tante de la República en el ejercicio y conservación de los derechos que
le concedan esta Constitución y las leyes constitucionales, contra todo
3
Campuzano Gallegos Adriana, Manual para entender el juicio de amparo. Teórico-práctico, 6ª ed., México,
Thomson Reuters, 2020, p. 122.
4
Fix-Zamudio, Héctor, “Algunos aspectos de la obra jurídica de Manuel Crescencio García Rejón”, Revista
de la Facultad de Derecho de México, México, UNAM, 1991, p. 491. Disponible en: «https://revistas-
colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/article/view/30095/27170».
[Consultado el 23 de enero de 2025].
164 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
ataque de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, ya de la Federación, ya
de los Estados; limitándose dichos tribunales a impartir su protección
en el caso particular sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna
declaración general respecto de la ley o del acto que lo motivare.5
Esta característica de que los efectos fueran inter partes fue concebida im-
plícitamente como una consecuencia de la naturaleza de la sentencia en la
teoría general del proceso. Esto, ya que toda resolución judicial, por regla
general, surte efectos únicamente entre las partes del proceso y no frente a
terceras personas, excepto cuando se trata de la cosa juzgada refleja.6 Asi-
mismo, la relatividad se relacionó con la preservación de la independencia
de la judicatura, pues tenía como fin limitar la acción judicial a resoluciones
concretas sobre casos específicos y no a revisiones abstractas que anularan
leyes. De esta forma, también se buscaba evitar conflictos entre los poderes.7
Como puede observarse, uno de los propósitos fundamentales de la relatividad
era impedir que un solo juicio pudiera invalidar normas de aplicación general.
Si desde un inicio se hubiera establecido que las sentencias de amparo podían
tener efectos erga omnes —es decir, para todas y todos—, cualquier persona
que presentara un amparo podría haber logrado la derogación de una ley
con efectos generales, lo que en ese momento y durante muchos años más se
creyó que podría desestabilizar el sistema legal y la gobernabilidad del país.
5
Otero, Mariano, “Voto particular de Mariano Otero (5 de abril de 1847)”, en La Suprema Corte de
Justicia, sus leyes y sus hombres, México, Poder Judicial de la Federación, 1985, p. 140. Disponible en:
«https://www.constitucion1917-2017.pjf.gob.mx/sites/default/files/CompilacionNorm/PDF/C.%20
1846-1855/b)%20VOTO%20PARTICULAR%20M.%20OTERO%205%20abril%201847.pdf». [Con-
sultado el 10 de enero de 2025].
6
La figura de la cosa juzgada refleja tiene como objetivo que no se dicten sentencias contradictorias
en asuntos que estén estrechamente vinculados.
7
Rivera León, Mauro Arturo, “¿La tumba de Otero? Naturaleza, funcionamiento y problemáticas de la
declaratoria general de inconstitucionalidad en México”, Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional,
vol. 26, núm. 1, enero-junio 2022, pp. 59-60. Disponible en: «https://www.cepc.gob.es/publicaciones/
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de-otero-naturaleza-funcionamiento-y-problematicas-de-la-declaratoria-general-de». [Consultado el
5 de diciembre de 2024].
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 165
Por ello, el principio de relatividad de las sentencias quedó intacto en las
Constituciones de 1857 y 1917. Durante estas épocas, dicha regla fue
aplicada por la judicatura sin mayor problema y en el ámbito académico
tampoco generó debates. Sin embargo, con el paso de los años, la evolución
de la doctrina puso en evidencia algunas de las falencias de la fórmula. Al
respecto, señala Mauro Rivera León que:
[…] cierto sector de la crítica había sostenido que la limitación a
efectos inter partes debía desaparecer, entre otras cuestiones, dado
que: 1) ha existido un cambio de condiciones políticas, jurídicas y
sociales a la original concepción subyacente de la fórmula; 2) se pro-
picia una desigualdad ante la ley, pues subsisten los efectos de una
norma inconstitucional respecto a ciertos destinatarios; 3) inclusive
ante la existencia de jurisprudencia, el juicio de amparo se erige como
un procedimiento prácticamente administrativo para evadir la apli-
cación de una norma cuya inconstitucionalidad es clara; 4) complica
innecesariamente la labor jurisdiccional; y 5) produce una pluralidad
de ordenes jurídicos en atención a que los efectos de concesión del
amparo implican la creación de regímenes normativos distintos entre
quienes acudieron al juicio de garantías y quienes no lo hicieron.8
Actualmente, el principio de relatividad se encuentra contenido en la frac-
ción II del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. Esta fracción ha sido reformada en diversas ocasiones, la primera
fue en junio de 2011, cuando se matizó por primera vez por vía legislativa
la relatividad de las sentencias. Gracias a los debates que se habían generado
respecto de los puntos señalados en el párrafo anterior, en dicha reforma se
suprimió la frase final que decía “sin hacer una declaración general respecto
de la ley o acto que la motivare”, por lo que el párrafo quedó de la siguiente
manera: “Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se
ocuparán de los quejosos que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlos
y protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que verse la demanda”.
8
Ibidem, p. 61.
166 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Uno de los principales efectos de este cambio fue que se permitió que la
Suprema Corte, después de seguir el procedimiento específico descrito en la
misma fracción, pueda hacer una declaratoria general de inconstitucionalidad
cuando se considere que una ley secundaria contraviene la Constitución.
Esto también fue incorporado en la Ley de Amparo publicada en abril de
2013.9 Es importante aclarar que esto no significa que se haya eliminado el
principio de relatividad, ya que la declaratoria general de inconstitucionalidad
es un proceso autónomo del amparo, no un efecto de las sentencias que se
dicten en el juicio.10 Así, únicamente siguiendo las reglas fijadas y los pasos
establecidos, que son posteriores e independientes al amparo, es posible
obtener la invalidez con efectos generales de leyes y otras normas abstractas
e impersonales para expulsarlas del sistema jurídico.11
Además, con la reforma constitucional de 2011 y la Ley de Amparo de 2013
se introdujo la figura de interés legítimo, cuestión que resultó fundamental
para comenzar con un nuevo entendimiento y práctica del principio de
relatividad. Esto, debido a que con ello se abrió la puerta a que grupos,
organizaciones y colectividades pudieran acudir al amparo para reclamar
intereses que afectaran a más de una persona en lo individual, lo que tenía
una implicación directa en el beneficio que eventualmente pudiera otorgar
una sentencia. Como se verá en el próximo apartado, derivado de esto, la
Suprema Corte empezó a reinterpretar la fórmula Otero y explorar nuevas
maneras para resolver este tipo de casos, buscando la protección de los de-
rechos de todas las personas interesadas.
9
Para más información sobre el proceso de la declaratoria general de inconstitucionalidad, revisar los
artículos 231 a 235 de la Ley de Amparo vigente.
10
Carrasco Berge, Daniela y Acevedo Nuevo, Bruno A., “Cuestiones prácticas de la declaratoria general
de inconstitucionalidad a la luz de la primera invalidez resuelta por la SCJN”, en González Alcántara
Carrancá, Juan Luis et al. (coords.), Teoría y práctica del Juicio de Amparo, México, Tribunal Superior de
Justicia de la Ciudad de México/Centro de Estudios Jurídicos Carbonell, 2023, pp. 501-502.
11
Ferrer Mc-Gregor, Eduardo y Sánchez Gil, Rubén, El nuevo juicio de amparo. Guía de la reforma consti-
tucional y de la nueva ley de amparo, 11ª ed., México, Editorial Porrúa/Universidad Nacional Autónoma
de México, 2021, p. 46.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 167
Con estas modificaciones se buscó responder a las inquietudes de un amplio
sector jurídico que, por las razones ya apuntadas, exigían que se modularan
los efectos relativos del amparo para que más personas —y no únicamente
quienes acudieron a un juicio— se pudieran ver beneficiadas ya fuera por
una sentencia o por la declaratoria general de inconstitucionalidad cuando
alguna disposición normativa hubiera sido calificada como contraria a la
Constitución.
Posteriormente, mediante la reforma de marzo de 2021, se volvió a modificar
la fracción II referida; sin embargo, no hubo cambios trascendentales. El más
visible fue que, debido a la eliminación de la jurisprudencia por reiteración,
se borró del procedimiento de declaratoria general de inconstitucionalidad
la parte relativa a que la Suprema Corte debía dar el aviso sobre la inconsti-
tucionalidad de una norma cuando así se hubiera determinado por segunda
ocasión consecutiva en un amparo indirecto en revisión.
Recientemente, en septiembre de 2024, el artículo se reformó nuevamente de
forma importante. Mientras que el procedimiento de la declaratoria general
de inconstitucionalidad quedó básicamente igual, el primer párrafo de la
fracción II, referente al principio de relatividad, fue modificado para quedar
de la siguiente manera:
Artículo 107. […]
II. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo
se ocuparán de personas quejosas que lo hubieren solicitado, limi-
tándose a ampararlas y protegerlas, si procediere, en el caso especial
sobre el que verse la demanda. Tratándose de juicios de amparo que
resuelvan la inconstitucionalidad de normas generales, en ningún caso
las sentencias que se dicten fijarán efectos generales. No procederá
el juicio de amparo contra adiciones o reformas a esta Constitución.
Como se puede observar, fueron adicionados los últimos dos párrafos, lo
que prohíbe que una sentencia de amparo declare la inconstitucionalidad
de normas generales y que se pueda acudir al juicio contra reformas a la
168 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Constitución federal. Con esto, se hace explícito el principio de relatividad
de la forma más tradicional y rígida, tal como fue concebido. Esta reforma
está estrechamente vinculada con las modificaciones constitucionales y
legales que se hicieron en 2024 y 2025 respecto a la suspensión de normas
generales a través del juicio de amparo. En dichas reformas se estableció que
cuando se reclame la inconstitucionalidad de una disposición general, en
ningún caso la suspensión podrá concederse con efectos generales. Si bien
aquí hablamos de otra figura, que es la suspensión del acto reclamado, lo
que hay detrás está relacionado con la fórmula Otero, pues se busca que las
decisiones de amparo únicamente beneficien a las personas que son parte
en el juicio y a nadie más.
Estas últimas reformas han causado un acalorado debate en la comunidad
jurídica mexicana. Por supuesto que, en gran medida, esta discusión tiene
un trasfondo político relacionado con las posturas a favor y en contra del
régimen actual de gobierno. Sin embargo, para efectos de este trabajo, lo que
interesa son las cuestiones jurídicas y, especialmente, lo relativo al acceso a
la justicia y la garantía de los derechos humanos. En este sentido, no debe
perderse de vista que el principio de relatividad nunca ha perdido vigencia,
pues durante los últimos años únicamente se había matizado para hacerlo
compatible con otros avances del derecho. Y es precisamente ese el punto
que vale la pena resaltar. No se trata de eliminar los efectos particulares del
amparo, pues eso requeriría un estudio mucho más profundo de posibilida-
des y consecuencias. Pero sí es esencial pensar en la forma en la que opera
actualmente el sistema de justicia y buscar que sea lo más eficiente y eficaz
para proteger los derechos de todas las personas.
Los sectores que critican estas reformas argumentan que mantener intocado
el funcionamiento del juicio de amparo y una interpretación estricta de la
relatividad de las sentencias atenta contra el derecho de acceso a la justicia y
el principio de igualdad, pues se permite que normas que han sido declaradas
inconstitucionales sigan aplicándose a ciertas personas. Esto es particular-
mente relevante en un país como México, en el que en la mayoría de los
casos las personas que tienen más recursos son quienes pueden acceder a
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 169
los tribunales, contar con un asesoramiento legal profesional y, por lo tanto,
obtener una resolución favorable. El resto de las personas, especialmente
quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad o desventaja, no
llega fácilmente a este resultado.12
Por otra parte, también se ha señalado que resulta peligroso restringir los
medios de control constitucional en un contexto como el mexicano, en el
que se sufren graves violaciones a derechos y donde el camino para lograr
que las personas juzgadoras se atrevan a hacer interpretaciones progresistas
y no formalistas de los procedimientos ha sido especialmente complicado.
Asimismo, que es delicado que después de las duras críticas que se han hecho
al amparo por su complejidad, ineficiencia y excesivo tecnicismo, lo que se
proponga sea limitar los avances jurisprudenciales respecto a la protección
de los derechos, en vez de avanzar progresivamente hacia dicha protección,
llevando a cabo reformas que faciliten el acceso y trámite de este juicio.13
De forma contraria, hay quienes opinan que es correcto conservar el prin-
cipio de relatividad tal y como fue diseñado, ya que ésta es la única forma
de mantener el equilibrio entre los poderes del Estado y no permitir que el
Judicial se coloque por encima del Legislativo y afecte así el orden jurídico. Si
se permitiera que una declaración de inconstitucionalidad tenga efectos erga
omnes y se derogara una ley por vía jurisdiccional, las personas juzgadoras
asumirían el papel de legisladoras, provocando la supeditación entre los
distintos poderes. Además, bajo esta postura se ha señalado que los efectos
generales del amparo son contrarios a la finalidad del juicio, el cual surgió
12
Figueroa Mejía, Giovanni A., “Efectos de las sentencias de amparo: Modificación parcial del principio
de relatividad a través de la Declaratoria General de Inconstitucionalidad”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduar-
do y Herrera García, Alfonso (coords.), El juicio de amparo en el Centenario de la Constitución Mexicana
de 1917. Pasado, presente y futuro, México, UNAM/Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2017, p. 400.
13
Niembro Ortega, Roberto, “Reformas a la Ley de Amparo, ¿sí o no?”, Revista Reforma, abril de
2024. Disponible en: «https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/ARTÍCULO/default.
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170 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
como un medio de defensa personal para proteger las garantías individuales
contra los abusos de la autoridad, siempre y cuando se traduzcan en una
afectación personal, actual y directa a los derechos de una persona física o
colectiva.14
Finalmente, es importante señalar que el principio de relatividad también se
encuentra regulado por la Ley de Amparo: en el primer párrafo del artículo
7315 —el cual tiene una redacción casi idéntica al 107, fracción II, de la
Constitución—, así como en el artículo 78, que establece lo siguiente:
Artículo 78. Cuando el acto reclamado sea una norma general la sen-
tencia deberá determinar si es constitucional, o si debe considerarse
inconstitucional.
Si se declara la inconstitucionalidad de la norma general impugnada,
los efectos se extenderán a todas aquellas normas y actos cuya validez
dependa de la propia norma invalidada. Dichos efectos se traducirán
en la inaplicación únicamente respecto de la persona quejosa.
El órgano jurisdiccional de amparo podrá especificar qué medidas
adicionales a la inaplicación deberán adoptarse para restablecer a la
persona quejosa en el pleno goce del derecho violado.
C. El desarrollo jurisprudencial del principio de relatividad
Hasta aquí se han expuesto algunos de los momentos más relevantes en la
evolución legislativa de los efectos inter partes del amparo. Sin embargo, no
14
Proyecto de decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de reforma del Poder Judicial, Gaceta
Parlamentaria número 6457-15, Año XXVII, febrero de 2024, pp. 35-38.
15
“Artículo 73. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocuparán de las o
los individuos particulares o de las personas morales, privadas u oficiales que lo hubieren solicitado,
limitándose a ampararlas y protegerlas, si procediere, en el caso especial sobre el que verse la deman-
da. Tratándose de juicios de amparo que resuelvan la inconstitucionalidad de normas generales, en
ningún caso las sentencias que se dicten fijarán efectos generales”.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 171
se puede perder de vista que esta fórmula no solamente se ha reconfigurado
a través de reformas constitucionales y legales, sino que ha sido desarrollada,
explicada y dotada de contenido mediante la jurisprudencia de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. Al ser uno de los principios rectores que ha
acompañado al amparo desde sus inicios, ha sido estudiado por la judicatura
desde hace más de cinco décadas. Y a partir de que se amplió el espectro de
protección de los derechos humanos con la reforma constitucional de 2011 y
la publicación de la Ley de Amparo de 2013, se añadieron elementos impor-
tantes que deben ser tomados en cuenta al aplicar el principio de relatividad,
lo que resultó en la emisión de una importante cantidad de criterios en los
que se establecieron reglas novedosas al respecto.
Además, si consideramos que la Constitución y la Ley de Amparo únicamente
hacen referencia a la regla general del principio, sin dar mayores directrices
de cómo debe operar, las resoluciones de la Suprema Corte resultan parte
fundamental para su entendimiento y práctica. Por estas razones, los siguientes
apartados están dedicados a exponer de forma breve algunos de los prece-
dentes más relevantes del máximo tribunal respecto a la relatividad de las
sentencias, mediante los cuales se pueden apreciar las bases y herramientas
que este desarrollo ha brindado respecto al derecho de acceso a la justicia y
el funcionamiento del amparo en general.
Antes de comenzar con este recorrido, es necesario hacer un comentario sobre
la naturaleza de los efectos de las sentencias que, aunque pareciera obvio,
sirve para comprender la forma en la que son estudiados los asuntos a los
que se hará mención más adelante. El principio de relatividad es un tema
fundamentalmente procesal, por lo que, aunque en varios casos se estudia
como cuestión principal, lo cierto es que en muchas ocasiones el análisis
que se hace sobre la relatividad es previo, paralelo o posterior al estudio de
fondo de la controversia que las partes plantean.
Vale la pena recordar que los tribunales —tanto ordinarios como de control
constitucional— no sólo resuelven la controversia principal de cada caso,
sino que también deben decidir sobre los aspectos procesales, como son la
172 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
procedencia del juicio o recurso, la legitimación de las partes, la oportunidad
para promover o la forma en que la propia sentencia debe cumplirse, entre
otras. Tales supuestos involucran verdaderas decisiones judiciales, que son
indispensables para el trámite que da forma al proceso y coloca a los tribunales
en condiciones para resolver el fondo y lograr la ejecución de la sentencia.16
Ahora bien, la Suprema Corte ha sentado criterios sobre el principio de re-
latividad en múltiples resoluciones. Con la intención de presentar una línea
jurisprudencial lo más clara posible y destacar los criterios en los que se
muestra la evolución en la interpretación judicial, los asuntos se dividirán en
tres apartados cortos que concentran diversos temas. Primero, se hará refe-
rencia a la delimitación de efectos de las sentencias, categoría que se vincula
con la vigencia de las leyes, con las autoridades obligadas al cumplimiento
de las sentencias, con los efectos para personas que no fueron parte en el
juicio y con los derechos o actos reclamados en el amparo. En este apartado
también se verán algunos casos relacionados con la procedencia del juicio de
amparo y la legitimación para acudir a él, con los alcances de la aplicación
de la jurisprudencia, así como con la suspensión del acto reclamado.
En la segunda parte se abordarán dos temas fundamentales: la protección de
derechos de naturaleza colectiva y las omisiones legislativas y reglamentarias.
Se tomó la decisión de separar estas categorías porque en ellas se puede ver
claramente la influencia de las reformas en materia de derechos humanos
sobre el principio de relatividad, lo que llevó a la Corte a emitir precedentes
innovadores. Por último, se analizarán dos casos en los que se otorgaron
efectos generales a decisiones sobre normas relativas a la interrupción del
embarazo. Debido a estos efectos y al razonamiento llevado a cabo por el
tribunal constitucional, son casos que generaron un debate muy interesante
que vale la pena retomar.17
16
Tinajero Andrade, José Luis Antonio, Noriega Mier y Terán, Sofía et al., El principio de relatividad
de las sentencias en el juicio de amparo, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2023, p. 6.
17
La distribución presentada se toma, en gran medida, del cuaderno de jurisprudencia El principio de
relatividad de las sentencias en el juicio de amparo del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 173
Finalmente, es importante precisar que no es la intención de este trabajo
hacer un recuento detallado de todos y cada uno de los precedentes en los
que la Suprema Corte ha abordado la relatividad de las sentencias en el
amparo. Por ello, únicamente se expondrán algunas de las resoluciones más
relevantes, las cuales permiten apreciar claramente la evolución del tema.
I. Casos diversos
Evidentemente, al emitir las primeras resoluciones en las décadas de 1980
y 1990, los criterios de la Suprema Corte contenían una aplicación rigu-
rosa y tradicional de la fórmula Otero. En este sentido, en relación con los
efectos de la sentencia, en 1997 la Corte explicó que las resoluciones que
declaraban inconstitucional una norma tenían efectos únicamente para la
persona que promovió el amparo, pero no sólo respecto al primer acto de
aplicación, sino hacia el futuro, por lo que ninguna autoridad podía volver
a aplicar dicha norma a esa persona.18 Años después, en 2012, aclaró que
en una sola sentencia de amparo no podía declararse la inconstitucionalidad
de una norma con efectos generales, sino que únicamente era procedente
hacer una declaratoria general de inconstitucionalidad en contra de leyes
emitidas por el Congreso de la Unión mediante el procedimiento específico
establecido legalmente.19
Por otra parte, a lo largo de dos décadas se ha llevado a cabo un robusto
desarrollo jurisprudencial sobre los efectos para personas que no fueron
parte en el juicio. En 1996, el Pleno de la Corte estableció que no procedía
otorgar el amparo cuando la pretensión de la parte quejosa fuera impedir
la aplicación de normas generales a terceras personas, pues ello implicaría
una declaración general sobre la norma o el acto reclamado y una violación
Corte de Justicia de la Nación, op. cit., p. XVII.
18
Inconformidad por Repetición del Acto Reclamado 85/1993, Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, 12 de febrero de 1997, pp. 15-19.
19
Amparo en Revisión 588/2012, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro José Fernando Franco González Salas, 28 de noviembre de 2012, pp. 38-72.
174 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
al principio de relatividad.20 Esto, derivado de una demanda presentada
por un notario público que buscaba impedir que se aplicara una ley a las
personas corredoras públicas, ya que consideraba que les permitía realizar
actos que intervenían en la esfera del notariado.
Posteriormente se dictó una resolución que señalaba que cuando el juicio era
promovido por una asociación o persona colectiva, la sentencia sólo podía
amparar a quienes la integraban al presentar la demanda y no a quienes se
unieron a ella después.21 De forma similar, la Suprema Corte sostuvo que
el que se concediera el amparo a una persona que acreditó ocupar un cargo
público no implicaba que, en el presente o en el futuro, todas aquellas que
ocuparan ese mismo cargo se verían beneficiadas por la sentencia protectora.22
Finalmente, en 2016, la Segunda Sala del máximo tribunal emitió una reso-
lución señalando que la introducción del concepto de interés legítimo en la
Ley de Amparo de 2013 no convertía a este juicio en una acción colectiva,
en tanto que subsistía el principio de relatividad que se encontraba regulado
en la fracción II del artículo 107 constitucional.23 Precisó que el amparo
no había perdido su carácter individualista, ya que mediante su promoción
no se pretendía, desde un punto de vista estrictamente jurídico, que una
sentencia afectara de manera directa a grupos sociales carentes de persona-
lidad jurídica. Posteriormente este criterio fue redefinido al estudiar casos
relacionados con derechos colectivos.
En relación con los efectos de la sentencia y los derechos o actos reclamados en
el juicio, después de los criterios con interpretación más tradicional, en 2016
20
Amparo en Revisión 2051/1993, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 27 de mayo
de 1996, pp. 49-57.
21
Incidente de Inconformidad 142/1997, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
11 de junio de 1997, p. 24.
22
Amparo en Revisión 1965/1997, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 30 de septiem-
bre de 1999, pp. 325-329.
23
Contradicción de Tesis 299/2015, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro José Fernando Franco González Salas, 4 de mayo de 2016, pp. 45-46.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 175
el Pleno de la Suprema Corte reiteró que los órganos de amparo no estaban
legitimados para conocer ni reparar violaciones a derechos humanos que
fueran ajenas a los problemas planteados en el juicio que no correspondían
a la persona quejosa o que hubieran sido cometidas por autoridades que no
fueron señaladas como responsables. Sin embargo, reconoció que sí podían
hacer de conocimiento a las autoridades competentes los hechos correspon-
dientes para que ellas adoptaran, en el ámbito de su propia competencia,
las medidas necesarias para investigar la supuesta violación y, en su caso,
promover, respetar, proteger y garantizar el derecho humano vulnerado.24
Por otro lado, al estudiar las cuestiones relacionadas con la procedencia del
amparo, en 1997 el tribunal constitucional estableció que acreditar interés
jurídico era fundamental para analizar la constitucionalidad de los actos,
pues no hacerlo podría dotar de efectos generales a la sentencia y vulnerar el
principio de relatividad.25 En este mismo sentido, unos años después tomó
una primera decisión sobre materia ambiental y determinó que el amparo era
improcedente cuando era promovido sólo por una persona de la comunidad,
pues la sentencia tendría efectos sobre quienes no fueron parte del juicio.
Por ello, precisó que debía ser presentado por toda la comunidad afectada
como titular de derechos colectivos.26
En los casos relacionados con los alcances de la aplicación de la jurisprudencia,
la Corte estimó que la aplicación de la jurisprudencia sobre inconstitucionali-
dad de normas no significaba que se dieran efectos generales a las sentencias
que la originaron, por lo que no se violaba el principio de relatividad. Explicó
que los tribunales que no formaban parte del Poder Judicial Federal estaban
obligados a aplicar la jurisprudencia cuando analizaran actos o resoluciones
24
Contradicción de Tesis 58/2015, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, 26 de abril de 2016, pp. 169-264.
25
Amparo en Revisión 305/1997, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 3 de
diciembre de 1997, pp. 147-152.
26
Amparo en Revisión 3224/1998, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 7 de
julio de 1999, pp. 79-91.
176 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
basadas en la norma declarada inconstitucional.27 En sentido similar, al
resolver una contradicción de criterios, determinó que cuando se advirtiera
que un acto reclamado tenía fundamento en leyes declaradas inconstitu-
cionales por jurisprudencia de la Corte, los órganos jurisdiccionales debían
suplir la queja deficiente aunque en la demanda no se hubiera reclamado la
inconstitucionalidad de dicha norma.28
Finalmente, vale la pena referir un asunto en el que el máximo tribunal sostuvo
que el principio de relatividad era plenamente aplicable a las resoluciones sobre
suspensión del acto reclamado. El caso derivó de varios juicios de amparo
en los que diversas personas propietarias de terrenos expropiados solicitaron
la suspensión de la construcción en cuestión. La Corte puntualizó que la
suspensión decretada en el juicio sólo podía beneficiar a quien la hubiera
solicitado, por lo que sus efectos no se podían generalizar ni trascendían a
la esfera jurídica de aquellas personas que, aunque hubieran sido afectadas
por el mismo acto, no acudieron al amparo.29
II. Derechos de naturaleza colectiva y
omisiones legislativas y reglamentarias
1. Derechos colectivos e intereses difusos
La protección de derechos colectivos e intereses difusos es una de las áreas
en las que el desarrollo y la evolución del principio de relatividad han sido
más notorios, dada la importante reinterpretación que se ha llevado a cabo
al respecto. Al igual que en otros temas, cuando se empezaron a estudiar
este tipo de asuntos, la Corte tenía una concepción cerrada de la relatividad.
Como se refirió en el apartado anterior, un ejemplo de esto es que aunque
27
Contradicción de Tesis 6/2002, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 26 de agosto
de 2002, pp. 114-137.
28
Contradicción de Tesis 52/2004, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Juan N. Silva Meza, 25 de octubre de 2005, pp. 89-90.
29
Amparo Directo en Revisión 83/2011, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Ponente: Ministro José Fernando Franco González Salas, 11 de mayo de 2011, pp. 73-108.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 177
desde la década de 1990 se había planteado la importancia del derecho al
medio ambiente sano, en 1999 la Primera Sala determinó que el juicio de
amparo en materia ambiental era improcedente cuando no se presentaba por
la comunidad afectada como titular de derechos colectivos pues, conforme
a la fórmula Otero, los efectos de una sentencia sólo debían ocuparse de las
personas que lo promovieron.30
Más de una década después, en 2011, se continuó con una interpretación
similar en un precedente en el que se sostuvo que no se podía otorgar el amparo
cuando en el caso en particular no hubiera forma de otorgar una reparación
individualizada. Se aclaró que si los efectos de la protección constitucional
implicaban legislar, dicha medida tendría efectos generales no colaterales y,
por tanto, no podían ser adoptados por la Corte por una vía que no estaba
diseñada para producir ese tipo de impacto en el ordenamiento.31
Algunos años después, a la luz del nuevo paradigma constitucional, la
Suprema Corte inició la reinterpretación del principio de relatividad, que
permitió vislumbrar que se enfocaría más en proteger derechos humanos que
en garantizar el cumplimiento irrestricto de este y otros principios conforme
a su concepción histórica.
El primer criterio destacado fue uno emitido por la Segunda Sala cuando
resolvió un caso en el que varios pacientes del Instituto Nacional de Enferme-
dades Respiratorias (INER) presentaron un amparo en contra de la omisión
por parte de diversas autoridades de ejecutar un proyecto que consistía en la
construcción y equipamiento de un servicio clínico para pacientes con VIH/
sida, conocido como “Pabellón 13”. Los pacientes afectados argumentaron la
violación a sus derechos a la salud y a la vida, pues se encontraban expuestos
a contagios e infecciones de diversas enfermedades.
30
Amparo en Revisión 3224/1998, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 7 de
julio de 1999, pp. 79-91.
31
Amparo en Revisión 315/2010, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente: Ministro
José Ramón Cossío Díaz, 28 de marzo de 2011, pp. 33-54.
178 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Al resolver el asunto, el tribunal constitucional determinó que sí era proce-
dente el amparo cuando se alegaban violaciones al derecho a la salud, pues
para que dicho mecanismo de protección fuera efectivo, en ciertas ocasiones
se debían adoptar medidas que colateral y fácticamente tuvieran efectos para
más personas que las que actuaron como partes en el caso concreto, siempre
y cuando tales efectos tuvieran una relación fáctica o funcional con los de
quienes acudieron al juicio.32
En 2015, la Corte dictó otro precedente fundamental para este tema. El caso
derivó de un amparo que presentaron dos asociaciones civiles contra diver-
sas omisiones en relación con la distribución y aplicación efectiva del gasto
público educativo, específicamente reclamaron la omisión por parte de varias
autoridades de llevar a cabo sus facultades de fiscalización en relación con
el manejo, destino y aplicación de recursos establecidos en el Presupuesto
de Egresos de la Federación. Al respecto, el tribunal señaló que a partir de
la reforma constitucional de junio de 2011, tanto el concepto tradicional del
interés jurídico como el principio de relatividad sufrieron modificaciones,
por lo que desde ese momento era indispensable tomar en cuenta los nuevos
parámetros constitucionales para resolver juicios de amparo y dictar efectos de
la concesión. Por ello, decidió que sí era factible ordenar a la autoridad llevar
a cabo actos para superar un problema de inconstitucionalidad, aun cuando
con ello se excediera de la esfera individual de quien acudió al amparo.33
Posteriormente, al resolver otro asunto en el que una asociación civil reclamó
la convocatoria para la integración de la Asamblea Consultiva del Consejo
Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad,
la Segunda Sala de la Corte continuó con el desarrollo del tema en el mismo
sentido. Al respecto, precisó que en atención al principio de interpretación
más favorable para las personas, en relación con el derecho humano de
32
Amparo en Revisión 378/2014, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Alberto Pérez Dayán, 15 de octubre de 2014, pp. 25-63.
33
Amparo en Revisión 323/2014, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, 11 de marzo de 2015, pp. 61-86.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 179
acceso a la justicia y el principio de supremacía constitucional, el principio
de relatividad de las sentencias no debía interpretarse de manera restrictiva
cuando se reclamaba la protección de un interés legítimo colectivo o difuso,
pues lo que se buscaba a través del amparo era revertir actos u omisiones por
parte de las autoridades que tuvieran impacto en todo un grupo, categoría
o clase en su conjunto. Asimismo, estableció que, si bien los tribunales de
amparo no podían ordenar directamente en sus sentencias la protección de
los derechos de personas que no fueron parte en el juicio, lo cierto es que
resultaba constitucionalmente admisible que, al proteger a las personas que-
josas, indirectamente y de manera eventual, se beneficiara a personas ajenas
a la controversia constitucional.34
El último caso que se aborda en este apartado es uno trascendental en el que
se sentaron nuevas bases para estudiar temas relacionados con el derecho
humano al medio ambiente, los intereses difusos y el principio de relatividad.
En 2018, la Primera Sala de la Suprema Corte analizó un asunto en el que
dos mujeres residentes de la ciudad de Tampico promovieron un juicio de
amparo contra la construcción de un proyecto denominado “Parque Temático-
Ecológico Laguna del Carpintero”. Ello al considerar que vulneraba el derecho
humano a un medio ambiente sano, pues con el parque se destruiría por
completo la existencia de un manglar y se afectaría gravemente el ecosistema.
Al resolver el asunto, la Sala indicó que la especial configuración del derecho
humano al medio ambiente obligaba a reinterpretar el principio de relatividad
de las sentencias con el objeto de dotarlo de un contenido que permitiera
su tutela efectiva a partir del reconocimiento de su naturaleza colectiva y
difusa. Determinó que, si tanto el derecho al medio ambiente sano como el
principio de relatividad estaban expresamente reconocidos en la Constitu-
34
Amparo en Revisión 241/2018, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Alberto Pérez Dayán, 27 de junio de 2018, pp. 28-32.
180 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
ción, su interacción debía ser armónica, por lo que la relatividad no podía
constituir un obstáculo para la salvaguarda efectiva del medio ambiente.35
2. Omisiones legislativas y reglamentarias
Ahora bien, el principio de relatividad también ha sido ampliamente explo-
rado en asuntos relacionados con el reclamo de omisiones legislativas. Sobre
este tema, la Suprema Corte ha mostrado una evolución interesante, pues al
resolver los primeros casos, en los años noventa, se establecía muy claramen-
te que el juicio de amparo era improcedente contra este tipo de omisiones.
Sin embargo, a partir de la nueva configuración del amparo después de la
reforma de 2011, se reconoció la necesidad de realizar una reinterpretación
de la fórmula Otero con el objetivo de proteger otros derechos de naturaleza
difusa y más compleja.
Así, en los primeros asuntos sobre este tema, la Corte determinó que, tal como
lo señalaba la Constitución, las sentencias de amparo sólo se ocuparían de las
personas que lo hubieran promovido, limitándose a ampararlas y protegerlas
sin hacer una declaración general respecto de la ley o del acto reclamado.
Esto, ya que conceder el amparo contra una omisión legislativa implicaría
la creación de una ley, lo cual vincularía no sólo a la persona que promovió
el amparo y a las autoridades señaladas como responsables, sino a todas las
personas y autoridades cuya actuación tuviera relación con la norma creada,
lo cual iría en contra del principio de relatividad.36
En 2017, la Suprema Corte modificó el criterio tradicional que se había
sostenido hasta ese momento y en un caso en el que se reclamó una omisión
legislativa absoluta decidió que sí era procedente el juicio de amparo cuando
se reclamaban este tipo de omisiones, ya que no se actualizaba ninguna causal
35
Amparo en Revisión 307/2016, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministra Norma Lucía Piña Hernández, 14 de noviembre de 2018, pp. 235-271.
36
Amparo en Revisión 2076/1997, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 19 de
marzo de 1999, pp. 108-111, y Amparo Directo en Revisión 2632/1998, Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, 24 de agosto de 1999, pp. 36-41.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 181
de improcedencia que implicara la vulneración del principio de relatividad.
Este asunto marcó un antes y un después en el entendimiento y la aplicación
de dicho principio, por lo que vale la pena dar cuenta de sus antecedentes
y argumentación.
En febrero de 2014 se publicó una reforma constitucional en la que, entre
otras cosas, se obligaba al Congreso federal a emitir una ley que regulara
la publicidad oficial. Más específicamente, la Constitución ordenaba emitir
esa ley antes del 30 de abril de 2014, sin embargo, varios años después sólo
existían algunas iniciativas que no habían sido discutidas en ninguna comi-
sión. Por esa razón, una asociación civil dedicada a la defensa de la libertad
de expresión promovió un amparo en contra de la omisión del Congreso.
Al resolver el caso, la Primera Sala de la Corte determinó que, aunque
tradicionalmente se había entendido que la relatividad hacía imposible la
procedencia del amparo contra omisiones legislativas, lo cierto es que se
requería realizar una reinterpretación del principio en cuestión. Señaló que
con la reforma constitucional de 2011 se amplió el espectro de protección
del juicio de amparo, de tal manera que ahora es posible proteger derechos
fundamentales que tengan una dimensión colectiva o difusa, como ocurre
con la libertad de expresión. Estableció que, aunque el amparo originalmente
fue concebido para proteger derechos estrictamente individuales y exclusi-
vos, hoy en día también puede utilizarse para proteger derechos con una
naturaleza más compleja. En esta línea, destacó que mantener la interpreta-
ción tradicional de dicho principio en muchos casos acabaría frustrando la
finalidad sustantiva del juicio de amparo, que es la protección de todos los
derechos fundamentales.
De esta manera, la Primera Sala sostuvo que debía entenderse que el principio
de relatividad ordena a los tribunales de amparo estudiar en las sentencias
únicamente los argumentos de las partes —supliéndolos si así procediera—
y, en su caso, conceder el amparo sólo para el efecto de que se restituyan los
derechos violados de las personas quejosas, sin que sea relevante para efectos
de la procedencia del juicio el hecho de que una sentencia eventualmente
182 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
pudiera traducirse también en alguna ventaja o un beneficio para las personas
que no fueron parte del juicio. Lo anterior implica que no se puede ordenar
directamente la protección de los derechos de personas que no hayan acudido
al juicio de amparo, sin embargo, es perfectamente admisible que al proteger
a las personas quejosas, indirectamente y de manera eventual, se beneficie
a personas ajenas a la controversia constitucional.37
Posteriormente, llegó a la Suprema Corte un caso en el que se presentó un
amparo en contra del Congreso de Oaxaca por las omisiones de modificar la
constitución local y crear una ley reglamentaria conforme a lo dispuesto en el
artículo segundo de la Constitución federal, lo que vulneraba los derechos de
las personas indígenas. Siguiendo el criterio establecido en el asunto señalado
anteriormente, la Segunda Sala sostuvo que al tratarse de violaciones directas
a la Constitución Federal derivadas de la omisión de los órganos legislativos,
el principio de relatividad no tenía el alcance de transgredir ni mucho menos
anular el diverso principio de supremacía constitucional.
Precisó que ante el incumplimiento de un mandato constitucional expreso
no sólo resultaba admisible, sino necesario que las juezas y los jueces fede-
rales aseguraran la observancia al principio de supremacía constitucional, ya
que la generalidad de los efectos de la sentencia que, en su caso, se otorgue
mediante el amparo no era más que una consecuencia “indirecta” de la pro-
pia naturaleza de la violación reclamada, puesto que la orden de legislar no
derivaba de una resolución judicial, sino que emanaba de un mandato claro
y expreso contenido en la propia Constitución federal.38
Por otro lado, la Corte también ha estudiado asuntos contra omisiones
derivadas de instrumentos internacionales de los que México es parte. En
2019, conoció de un amparo presentado por una asociación civil dedicada a
37
Amparo en Revisión 1359/2015, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, 15 de noviembre de 2017, pp. 17-30.
38
Recurso de Queja 27/2018, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Alberto Pérez Dayán, 20 de junio de 2018, pp. 11-15.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 183
la defensa de derechos humanos en contra del Poder Ejecutivo federal, por
la omisión de iniciar el procedimiento legislativo y de presentar la iniciativa
de ley necesaria para dar cumplimiento a lo ordenado por un artículo de
la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial.
Al resolver el caso, la Suprema Corte estableció que sí era procedente con-
ceder el amparo contra la omisión de las autoridades legislativas federales
de legislar en cierta materia, cuando con ello el Estado mexicano estuviera
incumpliendo una obligación establecida por un convenio internacional y
por las recomendaciones que emite el Comité encargado de supervisar su
cumplimiento. Esto derivado de los precedentes del máximo tribunal en
los que se estableció que el principio de relatividad debía ser reinterpretado
para proteger derechos fundamentales con una dimensión colectiva o difusa,
por lo que no podía negarse el amparo por el hecho de que una sentencia
estimatoria eventualmente pudiera traducirse también en alguna ventaja para
personas que no fueron parte del juicio.39
Por último, el máximo tribunal contribuyó a esta línea de interpretación
cuando analizó un amparo presentado por la madre de un niño que reclamó
la vulneración del derecho a la salud de su hijo, debido a la omisión por parte
de diversas autoridades de armonizar los reglamentos y la normatividad en
el uso terapéutico del THC, en términos de lo dispuesto por la Ley General
de Salud y el Código Penal Federal de 2017.
En ese caso, la Corte determinó que sí era posible conceder el amparo contra
la omisión de autoridades administrativas de emitir un reglamento en cierta
materia, pero sólo cuando por dicha omisión se vulnerara algún precepto
constitucional y no sólo se violara un mandato legal. Es decir, ya sea porque
la obligación surgiera directamente de la Constitución o porque viniera de un
39
Amparo en Revisión 805/2018, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, 30 de enero de 2019, pp. 47-54.
184 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
texto legal pero implicara el desarrollo de un precepto constitucional y éste
no alcanzara a desplegar toda su eficacia como resultado de dicha omisión.40
Como se puede apreciar, con este desarrollo la Suprema Corte dio forma a
un principio de relatividad más específico y dotó a las personas juzgadoras
de una guía para entenderlo en casos que exigen puntualizar sus alcances y
no partir exclusivamente de su concepción original. Además, es posible notar
los cambios interpretativos introducidos a partir de las reformas de 2011 en
materia de derechos humanos, que lo mantuvieron como regla general, pero
permitieron ampliarlo en ciertos casos.
III. Derogación de normas generales
En 2023, el tribunal constitucional dio un giro importante y emitió dos
resoluciones que, hasta el momento, son las que muestran una interpre-
tación más radical respecto de los efectos relativos del amparo. Al resolver
distintos juicios presentados contra normas locales y federales relacionadas
con la interrupción del embarazo, la Corte ordenó tanto a una legislatura
local como al Congreso federal derogar diversos artículos, con lo que otorgó
efectos generales a dichas sentencias. A continuación, se explicarán breve-
mente los antecedentes de estos casos y las razones que llevaron a dictar
efectos en ese sentido.
El primer asunto derivó de un amparo promovido por cuatro asociaciones
civiles enfocadas en la defensa de derechos reproductivos, contra diversos
artículos del Código Penal de Aguascalientes que prohibían el aborto auto-
procurado o consentido.41 De forma similar, pero en el ámbito federal, en
el segundo caso, una asociación civil cuyo objeto social es la promoción y
defensa de los derechos de las mujeres —con énfasis en los derechos sexua-
40
Amparo en Revisión 57/2019, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Eduardo Medina Mora I., 14 de agosto de 2019, pp. 157-476.
41
Amparo en Revisión 79/2023, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, 30 de agosto de 2023, pp. 168-336.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 185
les y reproductivos— también presentó una demanda de amparo en la que
controvirtió la constitucionalidad del sistema jurídico que regulaba el delito
de aborto en el Código Penal Federal por atentar contra los derechos al libre
desarrollo de la personalidad, a la salud, a la igualdad y no discriminación
y a la autonomía reproductiva.42
Para llegar a la decisión en ambos asuntos, la Primera Sala de la Suprema
Corte retomó varias consideraciones importantes sobre el principio de rela-
tividad, el interés legítimo y los derechos de las mujeres. De inicio, señaló
que la regulación de los efectos de las sentencias en el juicio de amparo fue
diseñada sobre la base de un interés jurídico, sin tomar en cuenta la exis-
tencia de un interés legítimo o colectivo. No obstante, sostuvo que el propio
tribunal constitucional ya había modulado la aplicación del principio de
relatividad para actualizarlo al sistema de protección de derechos humanos y
había reconocido la necesidad de reinterpretar dicha regla, pues mantener la
interpretación tradicional podría obstaculizar la protección de estos derechos.
Posteriormente, retomó la doctrina de la Primera Sala en materia de omisio-
nes legislativas e interés legítimo de derechos colectivos —en relación con la
relatividad— y determinó que no se podía negar la procedencia del amparo
con pretexto de una violación a dicho principio o de que se trataba de inte-
reses que trascienden a la esfera individual, pues de esta forma se estarían
restringiendo los derechos humanos de las personas interesadas, en vez de
maximizando el acceso a la tutela jurisdiccional efectiva y al principio de
supremacía constitucional.
En las resoluciones, la Sala apuntó que, de seguir una aplicación literal de las
normas relacionadas con el interés legítimo colectivo a la luz del principio de
relatividad, las asociaciones podrían no obtener una sentencia favorable por
el hecho de que las consecuencias serían generales. Y que con esto se estaría
incurriendo en la falacia de consecuencia, ya que se atendería únicamente
42
Amparo en Revisión 267/2023, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministra Ana Margarita Ríos Farjat, 6 de septiembre de 2023, pp. 76-83.
186 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
a los efectos que podría tener la sentencia, en lugar de prestar atención a la
violación de derechos humanos y cómo repararla.
Por otra parte, se señaló que, si bien el principio de relatividad tenía un
fundamento constitucional, también lo tenía el derecho de las mujeres y las
personas gestantes a la salud e igualdad y no discriminación. Por ello, para
actuar acorde con el objeto del amparo se debía preferir la protección de los
derechos humanos y reservar las improcedencias a los casos de excepción.
Esto considerando que el principio de relatividad no debía entenderse en el
sentido de que exclusivamente la o las autoridades responsables en el juicio
debían respetar y ajustarse a lo resuelto, sino que todas aquellas que tuvie-
ran conocimiento y parte en la ejecución de la sentencia debían igualmente
actuar conforme a lo que se decidió.
Siguiendo esta argumentación, el tribunal constitucional determinó que de
conformidad con los principios pro personae, de tutela judicial efectiva y de
supremacía constitucional, los efectos de la sentencia no podían limitarse a
amparar a las asociaciones civiles, sino que debían de plantearse en térmi-
nos de los intereses y derechos colectivos que resultaban vulnerados por las
normas reclamadas. Por ello, otorgó la protección constitucional en ambos
juicios, para que los Congresos correspondientes (el de Aguascalientes y el
federal) derogaran los artículos declarados inconstitucionales.
La Primera Sala de la Corte consideró que dicha concesión amplia era la
manera idónea de proteger los derechos de las mujeres y personas con ca-
pacidad de gestar a la salud reproductiva e igualdad y no discriminación que
habían sido vulnerados de manera colectiva. Por último, sostuvo que, en
atención al principio del recurso judicial efectivo previsto en el artículo 25
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se debía satisfacer la
garantía de no repetición y que la derogación de los artículos correspondientes
era la única herramienta para que no se repitieran las violaciones referidas.
Finalmente, es importante aclarar que algunas ministras y ministros de
la Sala votaron en contra de otorgar los efectos señalados, debido a que
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 187
consideraron que este tipo de efectos se asimilan más a los de una acción
de inconstitucionalidad o una declaratoria general de inconstituciona-
lidad, pues
desdibujan los lindes entre [el interés legítimo y el principio de
relatividad de las sentencias], diluyendo entonces la claridad de su
diseño y propósitos institucionales; y ni siquiera bajo un enfoque
de derechos humanos se justifica esa disolución de límites pues
[…] los mismos efectos pudieran haberse alcanzado siguiendo las
vías procesales pertinentes y conservando los principios que rigen
el juicio de amparo.43
Asimismo, argumentaron que el paradigma del juicio de amparo en ese mo-
mento permitía realizar modulaciones al principio de relatividad, siempre
y cuando fueran analizadas caso por caso, en atención a quienes acuden al
juicio, a los fines perseguidos al momento de presentarlo y a los derechos
colectivos involucrados. Pero que esto no significaba que la fórmula Otero
hubiera desaparecido, sino solamente que podía ser modulada.
Esto deja en evidencia que el debate sobre los efectos relativos de las sen-
tencias de amparo ha estado y continúa vigente también entre las personas
juzgadoras. De ahí que exista una gran variedad de resoluciones con distintas
interpretaciones y efectos, pues es un tema en desarrollo que es definido y
dotado de contenido por los tribunales.
D. Reflexiones finales
El juicio de amparo ha tenido —y continúa teniendo— un papel fun-
damental en la justicia constitucional del país. No cabe duda de que es
esencial contar con mecanismos de protección de los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales pues, de
43
Voto particular de la Ministra Ana Margarita Ríos Farjat en el Amparo en Revisión 267/2023, op.
cit., pp. 2-3.
188 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
otra forma, las personas no tendrían cómo exigirlos ni los tribunales cómo
garantizarlos. Sin embargo, no puede pasar por alto que este juicio tiene
problemas importantes que necesariamente hacen cuestionarnos qué debe-
mos hacer para mejorarlo. Como se mostró en este trabajo, es indispensable
que el amparo y otras herramientas de protección de derechos y medios
de defensa evolucionen y se adapten a las transformaciones del derecho
y de la sociedad. Si este mecanismo no se actualiza, llegará un momento
en el que será muy difícil que pueda cumplir con la finalidad de proteger
todos los derechos humanos, principalmente los colectivos que suelen ser
más complejos.
Ahora bien, no pasa desapercibido que este trabajo se elaboró en un momento
crítico de la historia jurídica de México, después de una serie de reformas
constitucionales y legales que modificaron radicalmente la manera en la
que operará el Poder Judicial, así como varias cuestiones relevantes sobre la
práctica del amparo. Como se señaló en el segundo apartado, algunas de estas
modificaciones incluyen que, en los juicios de amparo contra normas, ni las
sentencias ni las resoluciones de suspensión podrán tener efectos generales.
Asimismo, se estableció que este juicio es improcedente contra reformas a
la Constitución federal.
Si bien estas prohibiciones están relacionadas con varias cuestiones y pue-
den ser abordadas desde diversas perspectivas, lo cierto es que tienen un
vínculo directo con el principio de relatividad y, por tanto, con este trabajo.
Así, después del recorrido legislativo y jurisprudencial realizado, resulta
evidente que la incorporación del párrafo que explícitamente señala que
“tratándose de juicios de amparo que resuelvan la inconstitucionalidad de
normas generales, en ningún caso las sentencias que se dicten fijarán efectos
generales”44 deriva precisamente de la evolución por la que ha transitado esta
44
“Artículo 107. […]
II. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocuparán de personas quejosas
que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlas y protegerlas, si procediere, en el caso especial
sobre el que verse la demanda. Tratándose de juicios de amparo que resuelvan la inconstitucionalidad
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 189
figura. Es decir, pareciera que la razón para regresar a una visión restringida
y tradicional de la fórmula Otero deriva directamente de la reinterpretación
llevada a cabo desde algunos espacios de la judicatura, en los que se han
dictado resoluciones en las que, por distintas circunstancias, se protegieron
derechos de más personas de las que exclusivamente acudieron a los juicios.
Y es precisamente aquí donde surge el debate más importante sobre este
principio. Como ya se explicó, las últimas reformas de 2024 y 2025 han
generado una cantidad importante de opiniones respecto al tema, sin em-
bargo, dudas e inconformidades sobre cómo debería operar la relatividad en
la actualidad se habían planteado y discutido desde mucho tiempo atrás. En
efecto, a partir de que diversos sectores de la sociedad comenzaron a exigir
de forma más contundente la defensa y protección de derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales —que por su naturaleza no corresponden
a una sola persona sino a una colectividad—, así como de la introducción
del interés legítimo para acudir al juicio de amparo, se hizo patente que la
relatividad de las sentencias debía flexibilizarse para que el amparo pudiera
operar frente a este tipo de casos. Esto implicó un cambio en la forma en
que había sido concebido este juicio.
En un inicio, como se desprende del voto de Mariano Otero y de las prime-
ras constituciones, a los derechos se les llamaba garantías individuales y se
entendía que la Constitución únicamente debía garantizar libertades, dentro
de las que no entraba la protección de las dimensiones colectivas ni posi-
tivas de los derechos, pues únicamente se hablaba de derechos de libertad
de individuos. En este sentido, el amparo sólo se encargaba de remediar los
ataques de una autoridad contra una persona en particular, por lo que era
perfectamente entendible que el principio de relatividad se interpretara y
funcionara de esa manera. Sin embargo, como lo señaló la Suprema Corte en
diversos precedentes, a partir de la reforma de 2011, se amplió el espectro
de protección de los derechos fundamentales y ahora se protegen también
de normas generales, en ningún caso las sentencias que se dicten fijarán efectos generales. No procederá
el juicio de amparo contra adiciones o reformas a esta Constitución”.
190 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
las dimensiones colectivas y difusas, por lo que mantener una interpretación
cerrada respecto a la relatividad haría nugatorios dichos derechos.45
Sobre este punto, también es esencial resaltar que, en un contexto social,
político y económico como el que se vive en México, el amparo no funciona
simplemente como un medio para solucionar controversias entre personas y
autoridades, sino que tiene un alcance mucho más amplio. Efectivamente,
este juicio permite llevar a tribunales problemas estructurales, exigencias
por parte de diversos grupos (vinculados, por ejemplo, con los derechos a la
salud, vivienda, agua, medio ambiente, educación, etc.), impugnaciones de
normas jurídicas, demandas de omisiones legislativas y casos relacionados con
discriminación, violencia, diferencias sociales, pobreza y violaciones graves
a derechos humanos, entre otros. Por ello, podemos afirmar que, a pesar de
las complicaciones que persisten y sobre las cuales deben hacerse ajustes, el
juicio de amparo juega un papel fundamental como motor de cambio social.
Ahora, lo anterior no significa que debamos desaparecer los principios rec-
tores del amparo sin hacer ninguna reflexión. Este juicio funciona gracias
a las figuras que lo rigen, a las directrices que señala la Constitución, a las
reglas procesales establecidas en la ley de la materia y al desarrollo jurispru-
dencial que al respecto ha realizado la Suprema Corte de Justicia. Además,
específicamente hablando sobre el principio de relatividad de las sentencias,
existen razones de peso para que los tribunales actúen con cautela en cuanto
a los efectos que tienen sus decisiones, pues otorgar remedios generales sin
ningún límite o cuidado podría generar problemáticas de otros tipos. Algunas
de estas razones están relacionadas con que las personas juzgadoras pueden
no tener acceso a toda la información técnica, estadística y presupuestal
necesaria para saber con claridad el impacto que puede llegar a tener una
decisión específica; con las tensiones que pueden existir entre otorgar reme-
dios individuales y colectivos, pues si bien una sentencia puede favorecer a
45
Morales Simón, José Ignacio, “Consideraciones generales”, en Tinajero Andrade, José Luis Antonio,
Noriega Mier y Terán, Sofía et al., El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo, op.
cit., pp. 1-2.
El principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo 191
una persona de forma inmediata, podría ser muy complicado que beneficie
a todas las personas que se encuentran en su misma situación (por ejemplo
casos relacionados con no tener una vivienda digna o adecuada o con el
acceso a la salud); y con la división de poderes en relación con las políticas
establecidas por ciertos órganos públicos.46
Por tanto, lo que aquí se plantea no es que se deban eliminar o cambiar todas
las reglas del amparo, ni que se regrese exactamente a como estaba planteado
en la ley de 2013, sino que se busquen mecanismos para diagnosticar correc-
tamente los problemas que presenta este juicio, que se escuchen las necesida-
des de las personas usuarias, que se analicen seriamente las condiciones del
país y las exigencias de la sociedad, que se dialogue con los diversos grupos
interesados y, hasta ese momento, se emitan las reformas correspondientes.
Esto, por supuesto, con el objetivo de mantener —y en la medida de lo po-
sible mejorar— los estándares de protección de los derechos fundamentales
que ya han sido alcanzados. Lo más importante es seguir avanzando en la
protección de los derechos y evitar a toda costa la imposición de límites al
amparo que generen más restricciones al acceso a la justicia.
La evolución exhibida con los precedentes de la Suprema Corte demuestra
que sí es posible reinterpretar y flexibilizar de forma responsable el principio
de relatividad de las sentencias, como claramente se aprecia de las resolucio-
nes que resolvieron casos de derechos colectivos —en los que se protegió a
grupos o comunidades— o casos relacionados con omisiones legislativas.
Con esto, se ha logrado que la relatividad no sea un obstáculo más para la
operatividad del amparo o una restricción al acceso a la justicia y, a la vez,
ha mostrado las posibilidades que tiene el Poder Judicial para proteger los
derechos humanos.
En un momento en el que las demandas y exigencias de las personas son
tan delicadas y relevantes, es esencial que respondamos como sociedad, de
46
Ibidem, pp. 2-3.
192 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
forma seria e informada, para exigir que no se limiten los medios de defen-
sa y protección de derechos fundamentales y que sigamos avanzando para
lograr una nación más justa y fuerte, con un verdadero estado de derecho.
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noviembre de 2018.
Amparo en Revisión 2076/1997, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia
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Amparo en Revisión 1359/2015, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
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noviembre de 2017.
Amparo en Revisión 805/2018, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Ponente: Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, 30 de
enero de 2019.
Amparo en Revisión 57/2019, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justi-
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agosto de 2019.
Amparo en Revisión 79/2023, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, Ponente: Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá,
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La suplencia de la queja deficiente
en el juicio de amparo: intenciones,
evolución y actualidad
Gilberto Nava Hernández*
Salvador Nava Dornbierer**
* Licenciado en Derecho con mención especial por el Instituto Tecnológico Autónomo de México
(ITAM). Maestro en Derecho Procesal Constitucional con mención honorífica y candidato a doctor
en Derecho por la Universidad Panamericana. Especialista en justicia constitucional, interpretación y
aplicación de la Constitución por la Universidad de Castilla-La Mancha (España). Profesor titular de
Procedimientos Constitucionales en el ITAM. Secretario Auxiliar adscrito a la Ponencia del Ministro
Juan Luis González Alcántara Carrancá.
** Graduado de la licenciatura de Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) con
promedio de excelencia. Técnico operativo adscrito a la Ponencia del Ministro Juan Luis González
Alcántara Carrancá. Acreedor del premio al duodécimo mejor orador en las rondas internacionales
del Philip C. Jessup International Law Moot Court Competition.
Sumario: A. Introducción; B. El principio de estricto derecho en el juicio de
amparo. Aproximación desde el contexto histórico; C. La suplencia de la queja
como excepción al principio de estricto derecho y evolución; D. Concepto de
suplencia de la queja y supuestos de aplicación; E. Conclusión; F. Bibliografía.
A. Introducción
El artículo 103 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos1
es la primera referencia que encontramos en el orden jurídico mexicano
respecto a la posibilidad que tenemos todas las personas de plantear la in-
compatibilidad de normas generales, actos y omisiones de autoridad con el
parámetro de regularidad constitucional mexicano, compuesto tanto por la
propia Constitución federal como por los derechos humanos que establecen
los tratados internacionales de los cuales forma parte el Estado mexicano.
Sobre esa misma línea, el mismo artículo 103 constitucional prevé que
los tribunales federales serán los encargados de resolver las cuestiones de
constitucionalidad que surjan dentro del orden jurídico mexicano, especial-
1
“Artículo 103. Los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite.
I. Por normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los derechos humanos recono-
cidos y las garantías otorgadas para su protección por esta Constitución, así como por los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte;
II. Por normas generales o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los
Estados o la autonomía de la Ciudad de México, y
III. Por normas generales o actos de las autoridades de las entidades federativas que invadan la esfera
de competencia de la autoridad federal”.
201
202 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
mente, de definir si los actos, normas generales u omisiones de la autoridad
impugnados por las personas habitantes en México son o no contrarios a los
derechos humanos o la división de poderes y/o a la esfera de competencias,
creada por la propia Constitución.
De la lectura conjunta de los artículos 1, párrafo primero,2 1333 y 1364 de la
Constitución, se desprende que tanto el texto fundamental como las normas
de derechos humanos provenientes de tratados internacionales en los que
el Estado mexicano es parte, son el criterio para evaluar la validez de todos
los actos que derivan de ella. En este sentido, el artículo 103 establece que
los jueces federales tienen la responsabilidad de garantizar que los actos
de autoridad cumplan con estos principios, asegurando así la supremacía
constitucional.
En ese tenor, el juicio de amparo es uno de los medios de control de re-
gularidad judicial que establece la propia Constitución para garantizar su
supremacía y proteger al parámetro de regularidad y con ello los derechos
de todas las personas. Ello, en tanto, el artículo 107 dispone textualmente
que “las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con
excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos
que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases: I. El juicio
2
“Artículo 1. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea
parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece […]”.
3
“Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos
los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la
República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada
entidad federativa se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en
contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de las entidades federativas”.
4
“Artículo 136. Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se
interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier trastorno público, se establezca un go-
bierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se
restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido,
serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los que
hubieren cooperado a ésta”.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 203
de amparo”, la cual es la primera referencia que nuestra Constitución hace
respecto al juicio de amparo.
Así, de una interpretación sistemática de los artículos 103 y 107, párrafo pri-
mero y segundo, de nuestra Constitución, podemos concluir que el juicio de
amparo es un medio de control judicial de regularidad constitucional, el cual
—como se explicó— busca resolver las controversias que ya se mencionaron
en líneas anteriores (oposición entre normas generales, actos u omisiones de
autoridad con los derechos humanos y la esfera de competencias que creó
la Norma Fundamental).
También se debe mencionar que el juicio de amparo se rige por los principios
previstos en el artículo 107 de la Constitución. En la fracción I del mismo
precepto, se encuentra previsto el principio de instancia de parte agraviada;
y en la fracción II, primer renglón, se dispone el principio de relatividad
de las sentencias de amparo, para que después el quinto párrafo prevea el
principio de “estricto derecho” y la suplencia de la queja.
El presente ensayo explicará cuáles son los principales antecedentes y el con-
cepto de la suplencia de la queja, su evolución en el orden jurídico mexicano,
sus intenciones y cómo funciona hoy en día. Todo esto desde la base de que
es uno de los principios rectores del juicio de amparo.
B. El principio de estricto derecho en el juicio de
amparo. Aproximación desde el contexto histórico
Como se adujo en la “Introducción”, el juicio de amparo es un medio de
control judicial de regularidad constitucional que, valga la redundancia de
la expresión, busca garantizar la supremacía de la propia Carta Magna; el
constituyente originario es consciente de que ésta no puede garantizarse
a sí misma per se, sino que requiere de armas y otros medios para hacerse
cumplir, el cual se rige por los principios básicos previstos por el artículo
107 de la Norma Fundamental vigente.
204 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Ahora bien, por lo que se refiere a la materia principal de análisis del presente
ensayo, en primer lugar, se debe considerar que la figura procesal de suplencia
de la queja deficiente no puede ser entendida ni estudiada en un vacío, sino
que debe entenderse a la luz de uno de los principios rectores del juicio de
amparo del que funge como excepción: el principio de estricto derecho.
Sin embargo, aún es de mayor relevancia aducir que el texto constitucional
vigente hoy en día en ningún momento menciona de forma expresa el con-
cepto estricto derecho. Éste debe inferirse de una interpretación a contrario
sensu del artículo 107, fracción II, quinto párrafo, de nuestra Constitución
federal, el cual dispone textualmente que “En el juicio de amparo deberá
suplirse la deficiencia de los conceptos de violación o agravios de acuerdo
con lo que disponga la ley reglamentaria”.
Ahora bien, para entender el origen y sentido de esta disposición, es útil
revisar su contexto histórico. Como es un hecho por demás conocido, el
juicio de amparo “nació” en México durante el siglo XIX por lo que, sin lugar
a ninguna duda, en la actualidad, no entendemos a este medio de control
judicial de regularidad constitucional como se veía en sus orígenes; éste ha
tenido reformas y modificaciones a casi dos siglos de su creación, algunas
suscitadas por los cambios de la vida nacional o, a veces, por el avance de
los medios tecnológicos. Sin embargo, la forma en cómo el juicio de amparo
se concibió en sus inicios siempre será una buena base para comprender las
intenciones y finalidades que están detrás de las disposiciones legales vigentes.
La Constitución de 1857, en su artículo 101 (de forma muy similar a como
ocurre hoy en día), disponía que los tribunales de la Federación resolverían
las controversias que surgieran con motivo de que se considerara que una
ley o un acto de autoridad fuera contraria a las garantías individuales, vulne-
raran la soberanía de los Estados o la esfera de competencias de la autoridad
federal. En cambio, el artículo 102 disponía que todos los juicios a los que
se refería la 101 debían iniciarse solamente a petición de la parte agraviada
y que la sentencia sólo se ocuparía de “individuos particulares, limitándose
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 205
a protegerlos y ampararlos en el caso especial sobre que verse el proceso, sin
hacer ninguna declaración general respecto de la ley ó acto que la motivare”.5
Como se advierte, desde la Constitución de 1857, específicamente, en sus
artículos 101 y 102, se preveía que los medios de control de regularidad
constitucional sólo serían iniciados a petición de instancia de parte agraviada
y que las sentencias que concedieran la protección constitucional se limitarían
a beneficiar a las personas que hubieran iniciado el juicio constitucional. Así,
parece que los primeros dos principios rectores de los medios de control de
regularidad constitucional en México serían instancia de parte agraviada y
relatividad de las sentencias.
El tercer principio es el de estricto derecho. La primera referencia, que en-
contramos en el orden jurídico mexicano a la figura de la suplencia de la
queja, la encontramos en la Ley Orgánica de los artículos 101 y 102 de la
Constitución, la cual se publicó el 14 de diciembre de 1882 (una especie
de ley orgánica en materia de amparo) cuyo artículo 42, si bien no regulaba
como tal a la suplencia de la queja, hacía referencia a la suplencia del error,
al disponer: “Artículo 42: La Suprema Corte y los Juzgados de Distrito, en sus
sentencias pueden suplir el error o la ignorancia de la parte agraviada, otorgando
el amparo por la garantía cuya violación aparezca comprobada en auto, aunque
no se haya mencionado en la demanda”.6
Por lo que se refiere a nuestra Constitución vigente, desde su texto original
de 1917, en el artículo 107, fracción II, establecía:
Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103, se
seguirán a instancia de la parte agraviada, por medio de procedimientos
y formas del orden jurídico que determinará una ley que se ajustará
a las bases siguientes: […]
5
Constitución Política de la República Mexicana, México, 1857, artículo 101.
6
Énfasis añadido.
206 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
II.- En los juicios civiles o penales, salvo los casos de la regla IX, el
amparo sólo procederá contra las sentencias definitivas respecto de las
que no proceda ningún recurso ordinario por virtud del cual puedan
ser modificadas o reformadas, siempre que la violación de la ley se
cometa, en ellas, o que, cometida durante la secuela del procedimiento,
se haya reclamado oportunamente y protestado contra ella por negarse
su reparación, y que cuando se haya cometido en primera instancia,
se haya alegado en la segunda, por vía de agravio.
La Suprema Corte, no obstante esta regla, podrá suplir la deficiencia de
la queja en un juicio penal, cuando encuentre que ha habido en contra del
quejoso una violación manifiesta de la ley, que lo ha dejado sin defensa o
que se le ha juzgado por una ley que no es exactamente aplicable al caso,
y que sólo por torpeza no se ha combatido debidamente la violación.7
Así, de las anteriores disposiciones se advierte que la intención del legislador
que reglamentó nuestra Constitución de 1857 y después del constituyente
de 1917 fue que los medios de control judicial de regularidad constitucional
encaminados a garantizar la supremacía de nuestros textos fundamentales
se resolvieran por los órganos jurisdiccionales únicamente a la luz de los
argumentos que hicieran valer las personas, pero que habría excepciones:
1) En un primer momento, es decir, con motivo de la reglamentación
en 1882 del artículo 102 de la Constitución de 1857, la intención
fue que, ante la subsistencia de la violación a una garantía indi-
vidual que fuera advertida por la Suprema Corte o por los Jueces
de Distrito, pudieran repararla aun y cuando no hubiera sido
planteada por la persona quejosa.
2) En 1917, se podría suplir la deficiencia de la queja en los juicios
de amparo, cuando la Suprema Corte advirtiera en un caso que
derivara de la materia penal que la persona quejosa hubiera que-
7
Texto original del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Énfasis
añadido.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 207
dado en estado de indefensión o se le hubiera aplicado una ley en
perjuicio que no era aplicable al caso.
Al respecto, se debe decir que en esta primera aproximación parece que la
suplencia de la queja era una excepción a una regla general, no creada de
forma expresa. A saber, el juicio de amparo se resolvería con base única-
mente en los argumentos de la persona quejosa. Dicha situación deriva en
el principio de estricto derecho y en la presunción de constitucionalidad.
Se insiste, si bien estos principios no están expresamente previstos en la
Constitución, lo cierto es que al limitar a supuestos muy específicos la posi-
bilidad de que los órganos jurisdiccionales (como lo son la Suprema Corte y
los Juzgados de Distrito) remedien violaciones constitucionales no alegadas
por las partes, la Constitución ordena que el juicio de amparo sea resuelto
únicamente con base en los argumentos que propuso la parte quejosa. Ello
en atención al principio de presunción de constitucionalidad.
El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en diversos preceden-
tes, entre los que destaca el Expediente Varios 912/2010,8 ha desarrollado
el concepto de presunción de constitucionalidad. En este asunto, el Pleno
analizó la forma en cómo todas las personas juzgadoras del país debían ejer-
cer control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos9
8
Sentencia recaída al Expediente Varios 912/2010, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Ponente: Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos, Encargado del engrose: Ministro José Ramón Cossío
Díaz, 14 de julio de 2011.
9
En la página 33 de la sentencia del ya referido expediente varios 912/2010, el Pleno determinó que
el parámetro serían “[…] todos los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal (con
fundamento en los artículos 1º y 133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la
Federación; todos los derechos humanos contenidos en Tratados Internacionales en los que el Estado
mexicano sea parte; [y los] criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
establecidos en las sentencias en las que el Estado mexicano haya sido parte, y criterios orientado-
res de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado mexicano no haya sido
parte”. En su nota a pie número 5, afirma: “[…] los tratados competencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos establecida en el mismo texto de los tratados o mediante jurisprudencia de
la misma Corte, son los siguientes: Convención Americana sobre Derechos Humanos; Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura; Párrafo a) del artículo 8 y en el artículo 13 del
208 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
y determinó que “la posibilidad de inaplicación por parte de los jueces del
país en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la
presunción de constitucionalidad de las leyes, sino que, precisamente, parte
de esta presunción al permitir hacer el contraste previo a su aplicación”.10
Bajo esa misma línea argumentativa y retomando lo resuelto en el ya citado
expediente varios 912/2010, la Primera Sala resolvió el amparo directo en
revisión 878/2013,11 en el cual consideró que la presunción de constitu-
cionalidad obliga a quien afirma que una norma general es contraria a la
Constitución a
aportar fundamentos, razones y justificaciones para ello, en tanto
plantea la modificación de la situación existente para la cual no había
—con anterioridad a la impugnación— alguna razón para que fuera
modificada; por eso, el mantenimiento de la situación cuestionada en
el proceso constitucional goza de preferencia si no existen situaciones
aportadas por el actor para su transformación, es decir, en principio el
precepto cuestionado debe gozar de una presunción de constitucio-
nalidad que, en todo caso, corresponde refutar a quien lo impugna.12
Al respecto, se debe entender que el principio de presunción de constitucio-
nalidad implica que los actos, las normas o las omisiones de autoridades del
Estado mexicano, a los que se refieren los artículos 103 de la Constitución
Política de los Estados Unidos y 1 de la Ley de Amparo, se consideran cons-
titucionales y acordes con el parámetro de regularidad constitucional hasta
Protocolo Adicional a la Convención Americana en materia de Derechos Económicos, Sociales y Cul-
turales, ‘Protocolo de San Salvador’; Artículo 7 Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la Mujer ‘Convención De Belém Do Pará’; Convención Interamericana
sobre Desaparición Forzada de Personas; y, Convención Interamericana para la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad”.
10
Expediente Varios 912/2010, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente: Margarita
Beatriz Luna Ramos, Encargado del engrose: Ministro José Ramón Cossío Díaz, 14 de julio de 2011, p. 33.
11
Amparo Directo en Revisión 878/2013, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Ponente: Ministro José Ramón Cossío Díaz, 14 de agosto de 2013.
12
Amparo Directo en Revisión 878/2013, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Ponente: Ministro José Ramón Cossío Díaz, 14 de agosto de 2013, pp. 24-25.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 209
que la persona quejosa demuestre a través de sus propios argumentos que
ello no es así y que resulta inconstitucional o inconvencional. A forma de
analogía, el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares establece,
en su artículo 264, que la parte que niega sólo está obligada a probar cuando
se desconozca una presunción. En ese sentido, se debe decir que, si alguna
persona considera que los actos en sentido amplio que derivan de la propia
Constitución son contrarios al parámetro de regularidad, tiene la carga de
demostrarlo, es decir, comprobar su inconstitucionalidad. Aquí encontramos
el principio de estricto derecho.
Así, este principio implica que las personas juzgadoras se limiten a analizar
la constitucionalidad de los actos que las personas quejosas tachan de in-
constitucionales, exclusivamente desde los conceptos de violación hechos
valer en su propia demanda, sin ningún otro tipo de consideración que no
guarde correspondencia con tales argumentos.13 De esta manera, corresponde
demostrar sus afirmaciones a quien niegue una presunción.
C. La suplencia de la queja como excepción al
principio de estricto derecho y evolución
Ahora, si bien es cierto todo lo anterior, es decir, que el principio de estricto
derecho sí está reconocido en rango constitucional para efectos del juicio
de amparo y que ello implica que las personas quejosas tienen la carga de
demostrar la inconstitucionalidad de los actos que impugnan, también lo es
que la figura de la suplencia de la queja deficiente también está prevista en
nuestro texto constitucional.
Como ya se había mencionado en líneas anteriores, el artículo 107, fracción
II, quinto párrafo, de la Constitución establece “En el juicio de amparo deberá
13
González Alcántara Carrancá, Juan L. et al. (coords.), Teoría y Práctica del Juicio de Amparo, Ciudad
de México, Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México/Centro de Estudios Carbonell, 2023,
pp. 24-31.
210 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
suplirse la deficiencia de los conceptos de violación o agravios de acuerdo
con lo que disponga la ley reglamentaria”.
En ese tenor, la suplencia de la queja es una excepción al principio de estricto
derecho, cuya finalidad es evitar que este principio limite la función del juicio
de amparo como un medio judicial de control de regularidad constitucional.
Es decir, una aplicación tajante del principio de estricto derecho implicaría
la aceptación de violaciones flagrantes a los derechos de los quejosos y a la
Constitución en general, ocasionadas por una defensa limitada en el juicio
de amparo.14
En la obra Suplencia de la queja deficiente en el amparo, redactada por la Direc-
ción General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se define a esta figura como:
una institución procesal, de carácter proteccionista, en cuya virtud el
juzgador de amparo, en los supuestos en que expresamente se establece
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la
Ley de Amparo, tiene el deber de corregir o subsanar las omisiones,
errores o imperfecciones de la demanda de amparo presentada por el
quejoso o, en su caso, del escrito de agravios a través del cual interpone
un recurso, y que puede dar lugar a que la sentencia que concede la
protección de la Justicia Federal se funde en motivos de inconstitu-
cionalidad no aducidos por el quejoso o recurrente.15
Así, parece que nuestra Constitución busca un equilibrio entre preservar la
presunción de constitucionalidad de los actos de las autoridades integrantes
14
Azuela Güitrón, Mariano y Betanzos Torres, Eber Omar, “El principio de estricto derecho en el
juicio de amparo: Alcance y consecuencias del mismo conforme a la legislación, la doctrina y la
jurisprudencia”, Pérez Daza, Alfonso (coord.), El principio de estricto derecho, México, Instituto de la
Judicatura Federal, 2017, pp. 16-31.
15
Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Suplencia de la queja deficiente en el amparo, Ciudad de México, Suprema
Corte de Justicia de la Nación, 2009, p. 46.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 211
del Estado mexicano y evitar violaciones flagrantes al propio texto fundamen-
tal, en favor de la protección de los bienes más esenciales de las personas.
También ya se había mencionado en líneas anteriores que, en el texto origi-
nal de la Constitución de 1917, la suplencia de la queja estaba acotada a la
materia penal y para los únicos supuestos consistentes en los que, durante
el trámite del juicio de origen, se hubiera dejado a las personas en un esta-
do de indefensión o se les hubiera condenado con base en una ley que no
era aplicable al caso. Esto abona a la conclusión de que desde aquel año la
intención del constituyente era garantizar la supremacía constitucional y el
principio de presunción de constitucionalidad de los actos desde el principio
de estricto derecho, pero con la posibilidad de que las personas juzgadoras
detectaran y en su caso repararan violaciones que las hubieran dejado sin
defensa, cuando estuviera de por medio uno de los bienes más valiosos para
las personas: la vida16 y la libertad.
Si bien esos fueron los inicios de la suplencia de la queja, debe decirse que
esta figura procesal, como muchas otras del mundo jurídico, ha sido dinámica,
es decir, ha cambiado a partir de las necesidades de nuestra sociedad, con
una tendencia al reconocimiento de cada vez más supuestos de aplicación
de la suplencia de la queja deficiente y de excepción al principio de estricto
derecho. A continuación, se mencionan las modificaciones más importantes
a la suplencia de la queja deficiente.
El 19 de febrero de 1951 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
decreto por el que se reformó el artículo 107, fracción II, modificación con
la cual ahora se ampliaría la suplencia de la queja deficiente tratándose de
normas que hubieran sido declaradas inconstitucionales mediante jurispru-
dencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; a la materia penal y a
la materia laboral en favor del trabajador.
16
Al respecto debe precisar que el texto original del artículo 22 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos de 1917 establecía la pena de muerte para sancionar algunos delitos.
212 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
El 2 de noviembre de 1962 se publicó en el Diario Oficial de la Federación
otra reforma al mismo artículo constitucional, a fin de disponer que:
en los juicios de amparo en que se reclamen actos que tengan o pue-
dan tener como consecuencia privar de la propiedad o de la posesión
y disfrute de sus tierras, aguas, pastos y montes a los ejidos y a los
núcleos de población que de hecho o por derecho guarden el estado
comunal, o los ejidatarios o comuneros, deberá suplirse la deficiencia
de la queja…
con lo cual se introdujo la aplicación suplencia de la queja a la materia agraria.
El 20 de marzo de 1974, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la
reforma constitucional para que se aplique la suplencia de la queja en los
juicios de amparo donde estuvieran involucrados derechos de menores o
incapaces.17
El texto vigente en 1974 del artículo 107, fracción II, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos era el siguiente:
Art. 107.- Todas las controversias de que habla el artículo 103 se suje-
tarán a los procedimientos y formas del orden jurídico que determine
la ley, de acuerdo con las bases siguientes: […] II.- La sentencia será
siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares, limitándose
a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que verse la
queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que
la motivare.
Podrá suplirse la deficiencia de la queja, cuando el acto reclamado se
funde en leyes declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de
la Suprema Corte de Justicia.
17
Para identificar estas reformas, se consultaron los textos originales de los decretos que se publicaron
en el Diario Oficial de la Federación en las fechas que se mencionan en el cuerpo del presente texto.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 213
Podrá también suplirse la deficiencia de la queja en materia penal y la
de la parte obrera en materia de trabajo, cuando se encuentre que ha
habido, en contra del agraviado, una violación manifiesta de la ley
que lo ha dejado sin defensa, y en materia penal, además, cuando se
le haya juzgado por una ley que no es exactamente aplicable al caso.
Podrá suplirse la deficiencia de la queja en los juicios de amparo contra
actos que afecten derechos de menores o incapaces, de acuerdo con
lo que disponga la Ley Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de
esta Constitución.
En los juicios de amparo en que se reclamen actos que tengan o pue-
dan tener como consecuencia privar de la propiedad o de la posesión
y disfrute de sus tierras, aguas, pastos y montes a los ejidos y a los
núcleos de población que de hecho o por derecho guarden el estado
comunal, o a los ejidatarios o comuneros, deberá suplirse la deficiencia
de la queja de acuerdo con lo que disponga la Ley Reglamentaria de los
artículos 103 y 107 de esta Constitución, y no procederán, en ningún
caso, la caducidad de la instancia ni el sobreseimiento por inactividad
procesal. Tampoco será procedente el desistimiento cuando se afecten
derechos de los ejidos o núcleos de población comunal.18
Debe notarse que en 1974 la figura de la suplencia de la queja estaba prevista
en cuatro párrafos de rango constitucional, y debía aplicarse en materia pe-
nal, agraria, laboral, en favor de menores e incapaces y respecto de normas
declaradas inconstitucionales por parte de la Suprema Corte de Justicia.
Del único supuesto previsto en 1917, en 54 años se incorporaron cuatro
supuestos al texto constitucional (1974).
Posteriormente, por reforma constitucional, que se publicó en el Diario Oficial
de la Federación el 7 de abril de 1986, se eliminaron del texto constitucional
todos los supuestos de procedencia para aplicar la suplencia de la queja en el
juicio de amparo. El nuevo texto del artículo 107, fracción II, constitucional
18
Énfasis añadido.
214 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
dispondría que “En el juicio de amparo deberá suplirse la deficiencia de la
queja de acuerdo con lo que disponga la Ley Reglamentaria de los Artículos
103 y 107 de esta Constitución”, con lo cual se otorgó al legislador ordina-
rio la facultad para legislar sobre la procedencia de esta figura procesal y de
reglamentar el mandato constitucional.
Si bien fue reformado después ese texto constitucional, ésta sigue siendo
la idea vigente actualmente, es decir, ya no existen supuestos expresos de
procedencia de la suplencia de la queja en la Constitución, sino que estos
se encuentran regulados en la Ley de Amparo, la cual prevé muchos más
casos de aplicación que los previstos en 1974 y de excepción al principio
de estricto derecho.
Bajo esa lógica, debe decirse que el fin último de la suplencia de la queja es
nivelar el proceso del juicio de amparo en favor de la persona quejosa, que
por su específica posición se encuentra en una situación de desventaja en
el juicio de amparo. De esta manera, el legislador eximió a los quejosos del
peso de ser expertos en los tecnicismos jurídicos necesarios para navegar el
sistema jurídico y presentar una defensa efectiva y eficaz, con lo que garantiza
el acceso a la justicia de aquellos que carecen de los medios económicos,
políticos y sociales para conseguir una defensa adecuada.19
D. Concepto de suplencia de la queja y supuestos de aplicación
Como se explicó en párrafos anteriores, la suplencia de la queja es una figura
procesal aplicable al juicio de amparo que implica la posibilidad de que los
órganos jurisdiccionales del Poder Judicial de la Federación puedan analizar
la constitucionalidad de los actos, las normas generales o las omisiones que
reclamen las personas quejosas desde violaciones constitucionales que no
hubieran reclamado expresamente o de argumentos que no hubieran plan-
teado en su demanda.
19
Meza Fonseca, Emma, La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo, México, UNAM, Bi-
blioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2017, pp. 431-439.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 215
Esta figura procesal implica necesariamente la existencia de una deficiencia en
la demanda de amparo, en cualquiera de sus dos acepciones: como carencia
o imperfección. La primera implica remediar alguna omisión en la demanda,
es decir, completarla; y la segunda significa que existe una deficiencia por
imperfección que requiere del mejoramiento de la demanda.20
Así, debe resaltarse que la suplencia de la queja deficiente implica la posibilidad
de que las personas juzgadoras de amparo puedan 1) tener por impugnadas
violaciones constitucionales del acto reclamado que no se hayan menciona-
do en la demanda de amparo, y/o 2) mejorar argumentos de la demanda de
amparo, es decir, pueden declarar inconstitucional el acto reclamado, pero
por razones diferentes a las que sostiene la demanda de amparo.
Lo anterior encuentra su fundamento legal en el artículo 79, último párrafo,
de la Ley de Amparo que textualmente dispone: “[…] En los casos de las
fracciones I, II, III, IV, V y VII de este artículo la suplencia se dará aún ante
la ausencia de conceptos de violación o agravios. En estos casos solo se ex-
presará en las sentencias cuando la suplencia derive de un beneficio”. Pues
como se advierte, la propia Ley de Amparo establece que habrá supuestos
en los que las personas juzgadoras podrán suplir la queja aun y cuando los
quejosos no hayan impugnado la violación, y habrá otros casos en los que
sólo se podrán mejorar los argumentos, como se explicó en líneas y párrafos
anteriores.
Un punto más a resaltar de la suplencia de la queja es que las personas juz-
gadoras sólo pueden aplicarla en beneficio de la persona quejosa, es decir,
cuando adviertan que agregar una violación cometida en el acto reclamado
o en el proceso que le da origen, o mejorar los argumentos de la demanda
20
Burgoa Orihuela, Ignacio, El juicio de amparo, México, Porrúa, 2009, p. 300.
También véase la Tesis: II.1o.A. J/2 K (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima
Época, Libro 9, Tomo IV, enero de 2022, página: 2910, registro digital: 2024049, de rubro: “SUPLENCIA
DE LA QUEJA DEFICIENTE EN EL AMPARO. OPERA CUANDO LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN
O AGRAVIOS SON IMPERFECTOS, YA SEA POR DEFECTO EN LOS ARGUMENTOS O ANTE LA
CARENCIA TOTAL DE UNA DISCONFORMIDAD QUE BENEFICIARÍA AL INTERESADO”.
216 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
de amparo, generará un beneficio a la persona quejosa que derivará en la
concesión de la protección constitucional; es decir, no deben introducir
argumentos a la demanda cuando estos no deriven en la concesión de la
protección constitucional. Como se dice de forma coloquial en el ejercicio
de la función jurisdiccional “no se suple la queja, para negar”.
Al respecto, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha considerado, especialmente al resolver la Solicitud de Sustitución de
Jurisprudencia 14/2016 (sesión de 17 de mayo de 2017), que la suplencia
de la queja consiste en que en la sentencia de amparo las personas juzgado-
ras analicen argumentos no propuestos por el quejoso (en el amparo) o el
recurrente (en los recursos previstos en la Ley de Amparo), pero que sólo
deben aplicarla en “aquellos casos donde el juzgador la considere útil para
favorecer al beneficiado y, por ende, resulte procedente el amparo, por lo
que no debe incluirse en la motivación de la sentencia el estudio del acto
reclamado en suplencia cuando dicho análisis, lejos de beneficiar al promo-
vente, lo perjudique o no le reporte utilidad alguna”.21
Sobre esto, es importante precisar que la suplencia de la queja deficiente
no tiene el alcance de hacer procedentes juicios de amparo o medios de im-
pugnación dentro de este tipo de procedimientos, que son improcedentes
de acuerdo con la Ley de Amparo.22 Es decir, la figura de la suplencia de la
queja opera únicamente en la sentencia de amparo para mejorar los argu-
mentos de la persona quejosa que deriven en un beneficio, sólo si en el caso
concreto se acreditan los requisitos de procedencia previstos en los artículos
21
Tesis: 2a./J. 67/2017 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 44,
Tomo I, julio de 2017, página: 263, registro digital: 2014703, de rubro: “SUPLENCIA DE LA QUEJA
DEFICIENTE. SÓLO DEBE EXPRESARSE SU APLICACIÓN EN LA SENTENCIA CUANDO DERIVE
EN UN BENEFICIO PARA EL QUEJOSO O RECURRENTE (LEY DE AMPARO VIGENTE HASTA
EL 2 DE ABRIL DE 2013)”.
22
Al respecto, véase la Tesis: 2a./J. 81/2006 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-
vena Época, Tomo XXIII, junio de 2006, página 236, registro digital 174841, de rubro: “REVISIÓN
EN AMPARO DIRECTO. LA SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE, POR SÍ SOLA, NO HACE
PROCEDENTE EL RECURSO”.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 217
107 (amparo indirecto) y 170 (amparo directo) de la Ley de Amparo y no
se actualiza alguna causal de improcedencia (artículo 61 de la misma ley).
De ello podemos concluir sobre este punto que la suplencia de la queja sólo
pueden aplicarla las personas juzgadoras una vez que el juicio de amparo o
los recursos de queja (artículo 97), revisión (artículo 81), reclamación (104)
o inconformidad (artículo 104) son procedentes; únicamente en la sentencia
que los resuelva; y sólo cuando los nuevos argumentos o violaciones deri-
ven en un beneficio para la persona quejosa, es decir, en la concesión de la
protección constitucional.
Ahora bien, el tercer punto de la suplencia de la queja, como ya se había
explicado, consiste en que es una excepción al principio de estricto derecho,
por lo que las personas juzgadoras de amparo sólo pueden aplicarla en sus
sentencias en los casos y supuestos que expresamente se encuentren previstos
en el artículo 79 de la Ley de Amparo.23 Es importante recordar que desde
23
“Artículo 79. La autoridad que conozca del juicio de amparo deberá suplir la deficiencia de los
conceptos de violación o agravios, en los casos siguientes:
I. En cualquier materia, cuando el acto reclamado se funde en normas generales que han sido de-
claradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de
los plenos regionales. La jurisprudencia de los plenos regionales sólo obligará a suplir la deficiencia
de los conceptos de violación o agravios a los juzgados y tribunales de la región correspondientes;
II. En favor de los menores o incapaces, o en aquellos casos en que se afecte el orden y
desarrollo de la familia;
III. En materia penal:
a) En favor del inculpado o sentenciado; y
b) En favor del ofendido o víctima en los casos en que tenga el carácter de quejoso o adherente;
IV. En materia agraria:
a) En los casos a que se refiere la fracción III del artículo 17 de esta Ley; y
b) En favor de los ejidatarios y comuneros en particular, cuando el acto reclamado afecte sus bienes
o derechos agrarios.
En estos casos deberá suplirse la deficiencia de la queja y la de exposiciones, comparecencias y alegatos,
así como en los recursos que los mismos interpongan con motivo de dichos juicios;
V. En materia laboral, en favor del trabajador, con independencia de que la relación entre empleador
y empleado esté regulada por el derecho laboral o por el derecho administrativo;
VI. En otras materias, cuando se advierta que ha habido en contra del quejoso o del particular recurrente
una violación evidente de la ley que lo haya dejado sin defensa por afectar los derechos previstos en
el artículo 1o de esta Ley. En este caso la suplencia sólo operará en lo que se refiere a la controversia
218 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
1986 nuestra Constitución dejó de prever expresamente los supuestos de
procedencia de esta figura jurídica y los delegó al legislador ordinario. Lo
anterior sin perder de vista que la suplencia de la queja es una figura de rango
constitucional a pesar de que sus supuestos de aplicación fueron establecidos
en legislación secundaria.
Así, como cualquier excepción a una regla de carácter general, los supuestos
de suplencia de la queja deficiente deben estar expresamente previstos de
forma puntual en la Ley, sin que sea posible que las personas juzgadoras
apliquen esta figura a casos no contemplados por el legislador.
Por otra parte, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
al resolver la Contradicción de Criterios 273/202124 determinó que los
supuestos de aplicación de la suplencia de la queja atienden esencialmente
a dos circunstancias: 1) una situación de desigualdad social y 2) a un interés
del propio Estado mexicano.25
En cuanto a la primera circunstancia, la Suprema Corte de Justicia al resolver
la ya citada Contradicción de Criterios 273/2021 estableció que
la justificación de la suplencia de la queja se encuentra en la necesidad
de que se dé un tratamiento distinto a quienes, por alguna situación
especial, no se encuentran en condiciones de hacer valer sus derechos
en igualdad de condiciones frente a aquéllos que pueden ejercerlos
en el amparo, sin poder afectar situaciones procesales resueltas en el procedimiento en el que se dictó
la resolución reclamada; y
VII. En cualquier materia, en favor de quienes por sus condiciones de pobreza o marginación se
encuentren en clara desventaja social para su defensa en el juicio.
En los casos de las fracciones I, II, III, IV, V y VII de este artículo la suplencia se dará aún ante la au-
sencia de conceptos de violación o agravios. En estos casos solo se expresará en las sentencias cuando
la suplencia derive de un beneficio.
La suplencia de la queja por violaciones procesales o formales sólo podrá operar cuando se advierta
que en el acto reclamado no existe algún vicio de fondo”.
24
Resuelta en sesión de 11 de mayo de 2022.
25
Sentencia recaída en la Contradicción de Criterios 273/2021, Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Ponente: Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, 11 de mayo de 2022, pp. 35 y 36.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 219
plenamente[…] de esta forma, se garantiza una mayor protección que
convierte al juicio de amparo en un instrumento más eficaz, justo y
accesible —justificación que sustentan aquellos supuestos de suplencia
de queja diseñados en función de la condición de vulnerabilidad o
desventaja que la ley presume al sujeto a quien se auxilia y/o por la
materia de derecho a que corresponde el acto reclamado.26
Por ello, debemos entender que el constituyente y el legislador —conscientes
de que vivimos en una sociedad inequitativa en la que no todas las personas
estamos en condiciones reales e iguales de acceder a una asesoría jurídica
adecuada y de calidad para promover el juicio de amparo y defender y re-
clamar nuestros humanos— presumen que las personas menores de edad y
las personas con discapacidad, los inculpados o sentenciados en un proceso
penal, las víctimas de un delito, los ejidatarios (materia agraria), los trabaja-
dores en los conflictos laborales y las personas en condiciones de pobreza y
marginación se encuentran en una posición de desventaja social frente a otras,
como podrían serlo el propio Estado mexicano o los patrones que cuentan
con mayores medios para defender sus intereses. Por esto, la suplencia de
la queja es una forma de equilibrar las condiciones dentro de una contienda
judicial y con ello hacer prevalecer la supremacía de la Constitución.
Así, si bien estos son los supuestos de aplicación de la suplencia de la queja
deficiente previstos en la Ley de Amparo, con motivo de la desigualdad social
de nuestro país, lo cierto es que la Suprema Corte ha ampliado los supuestos
vía jurisprudencial. A manera de ejemplo se citan dos casos.
Al resolver el Amparo en Revisión 388/2022, la Primera Sala de la Suprema
Corte estableció que “la figura de la suplencia de la queja deficiente, prevista
en el artículo 79, fracción VII, de la Ley de Amparo, debe aplicarse a los
juicios de amparo promovidos por personas migrantes”; debido a que se
26
Sentencia recaída en la Contradicción de Criterios 273/2021, Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Ponente: Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, 11 de mayo de 2022, pp. 35
y 36, párrafo 102.
220 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
encuentran en una clara desventaja social en el Estado mexicano, entre otras
muchas cuestiones, por desconocer las leyes nacionales.27
De manera similar, al fallar el Amparo Directo en Revisión 1332/2023, la
propia Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó
que, en términos de la misma fracción VII del artículo 79 de la Ley de Am-
paro, procede que las personas juzgadoras suplan la queja deficiente cuando
el quejoso sea una persona mayor y adviertan que tiene alguna condición de
vulnerabilidad como pudiera ser que no sepa leer y/o escribir, que no entienda
el español o forme parte de una comunidad indígena, la dependencia de su
familia, entre otras.28
Por lo que se refiere a un interés del propio Estado mexicano, la Primera
Sala de la Suprema Corte al resolver la ya multicitada Contradicción de Cri-
terios 272/2021 dispuso que también opera la suplencia cuando se busque
hacer prevalecer a los intereses del Estado mexicano como lo podrían ser
defender al orden público y a las formalidades esenciales del procedimiento
en la emisión de los actos reclamados,29 sin importar cuál es la condición
especial de las partes en el juicio de amparo.
En estos supuestos encontramos las fracciones I, II y VI del artículo 79 de la
Ley de Amparo, que disponen que la suplencia de la queja deficiente ope-
rará cuando los órganos jurisdiccionales adviertan que el acto reclamado se
fundamentó en una norma que ya fue declarada inconstitucional en juris-
27
Sentencia recaída al Amparo en Revisión 388/2022, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, Ponente: Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, 15 de marzo de 2023.
Tesis: 1a./J. 114/2023 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
29, Tomo II, septiembre de 2023, página: 1611, registro digital: 2027214, de rubro: “SUPLENCIA
DE LA QUEJA DEFICIENTE. ES APLICABLE EN LOS JUICIOS DE AMPARO PROMOVIDOS POR
PERSONAS MIGRANTES”.
28
Sentencia recaída al Amparo Directo en Revisión 1332/2023, Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Ponente: Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, 11 de octubre de
2023, pp. 122-134.
29
Sentencia recaída a la Contradicción de Criterios 273/2021, Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Ponente: Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, 11 de mayo de 2022, pp. 35 y 36.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 221
prudencia por la Suprema Corte o los plenos regionales, cuando esté de por
medio la estabilidad y el desarrollo de las familias mexicanas o cuando una
persona haya quedado sin defensa dentro del propio juicio de amparo; los
cuales tienden a defender a la propia Constitución, en tanto buscan garan-
tizar su supremacía, las formalidades esenciales del proceso y los principios
fundamentales del Estado mexicano. No es posible, por tanto, concluir que
la Constitución no sea suprema, con motivo de que los argumentos no fueran
correctamente planteados por la persona quejosa.
A manera de ejemplo, debe mencionarse que fue tal la importancia de la
familia para la sociedad mexicana que, a partir de una interpretación exten-
siva de la fracción II del artículo 79, la Primera Sala de la Suprema Corte
determinó que la suplencia de la queja opera en favor de cualquiera de las
partes en un litigio si es que la litis abarca derechos alimentarios, incluso a
favor del deudor alimentario, por alterarse y/o afectarse el orden y desarrollo
de la familia.30
Incluso existen casos en los que se ha resuelto que es factible concluir que
la suplencia de la queja no está limitada a personas con ciertas condiciones,
sino que también aplica a supuestos específicos delineados en la ley, por lo
que también opera en casos civiles, mercantiles y administrativos, materias
históricamente consideradas como de estricto derecho. Por ello, los órganos
jurisprudenciales han expandido los supuestos en los que esta figura aplica
en relación con el interés del Estado, específicamente al resguardar el debido
proceso.
Dentro de la materia civil, administrativa y mercantil, la deficiencia de la
queja es aplicable por falta de emplazamiento, toda vez que éste es un claro
ejemplo de una violación manifiesta de la ley que deja al quejoso o recurren-
30
Tesis: 1a./J. 24/2020 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 78,
Tomo I, septiembre de 2020, página: 316, registro digital: 2022087, de rubro: “SUPLENCIA DE LA
QUEJA DEFICIENTE. EN EL JUICIO DE AMPARO CUYA MATERIA SEA EL DERECHO DE ALI-
MENTOS, PROCEDE APLICARLA EN FAVOR DEL DEUDOR ALIMENTARIO”.
222 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
te sin defensa.31 El emplazamiento es considerado como una formalidad
esencial del procedimiento que deberá ser examinada por el juzgador inde-
pendientemente de que este planteamiento se haya hecho valer o no durante
la demanda de garantías.32
En cuanto a la materia mercantil, comúnmente considerada como aquella en
la que el principio de estricto derecho y la autonomía de la voluntad juegan
un rol más prominente, la suplencia de la queja también resulta aplicable,
si se actualiza alguno de los supuestos del artículo 79 de la Ley de Amparo.
En un caso en particular, relacionado con la condena de pagos posiblemente
usurarios, un pleno de circuito determinó que la suplencia de la queja es
obligatoria en casos en los que el acto reclamado se basa en la interpretación
conforme de un artículo distinta a la que realizó la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, puesto que se actualiza la fracción I del artículo 79. A pesar de
que el acto reclamado no se fundó en una norma declarada inconstitucional,
el hecho de realizar una interpretación diversa a la hecha por la Corte en un
pronunciamiento firme resulta análogo a la hipótesis prevista referente a la
aplicación de una norma declarada inconstitucional, cumpliendo así con el
principio de supremacía constitucional.33
31
Tesis: VI. 3o. J/23 (8a.), Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, octubre de
1991, página: 117, registro digital: 221597, de rubro: “SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN
MATERIA CIVIL, POR FALTA DE EMPLAZAMIENTO”.
Tesis: III.1o.C. J/20 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VIII,
noviembre de 1998, página: 485, registro digital: 195239, de rubro: “SUPLENCIA DE LA QUEJA
DEFICIENTE. EL AMPARO EN MATERIA CIVIL HA DEJADO DE SER DE ESTRICTO DERECHO”.
32
Tesis: P./J. 149/2000 (9a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XII,
diciembre de 2000, página: 22, registro digital: 190656, de rubro: “SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA
DE LA QUEJA EN LAS MATERIAS CIVIL, MERCANTIL Y ADMINISTRATIVA. PROCEDE RESPEC-
TO DE LA FALTA O DEL ILEGAL EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO AL JUICIO NATURAL”.
33
Tesis: PC.XVII. J/3 C (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro
33, Tomo III, agosto de 2016, página: 2248, registro digital: 2012325, de rubro: “SUPLENCIA DE
LA QUEJA DEFICIENTE. SE ACTUALIZA EL SUPUESTO CONTENIDO EN LA FRACCIÓN I DEL
ARTÍCULO 79 DE LA LEY DE AMPARO, CUANDO SE RECLAMA LA CONDENA AL PAGO DE IN-
TERESES POSIBLEMENTE USURARIOS Y SE DESATIENDE LA INTERPRETACIÓN CONFORME
DEL ARTÍCULO 174 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO EFEC-
TUADA POR LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN EN LA
JURISPRUDENCIA 1a./J. 46/2014 (10a.)”.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 223
E. Conclusión
La suplencia de la queja deficiente es una figura procesal con rango constitu-
cional prevista en el artículo 107, fracción II, párrafo quinto, de nuestro texto
fundamental, y en el artículo 79 de la Ley de Amparo, y es una excepción al
principio de estricto derecho, rector del juicio de amparo. Esta figura obliga
a las personas juzgadoras, en la sentencia de amparo, a corregir, completar
o subsanar las deficiencias en que haya incurrido el quejoso en su demanda
de amparo o en los agravios expresados, e introducir en estos argumentos
no expresados pero suficientes para declarar la inconstitucionalidad de las
normas generales actos u omisiones de la autoridad, a fin de garantizar la
supremacía constitucional y el respeto a los derechos humanos contenidos
en los tratados internacionales de los que sea parte el Estado mexicano. Su
finalidad es equilibrar la relación procesal en favor de quienes, por razones
de vulnerabilidad, desconocimiento del derecho o falta de recursos, no
pueden formular con precisión sus argumentos encaminados a defender su
esfera jurídica.
La suplencia de la queja deficiente permite que el acceso a la justicia no se vea
limitado por tecnicismos procesales, con lo que garantiza que las personas en
situación de desventaja puedan hacer valer sus derechos de forma eficaz, así
como proteger ciertos intereses válidos del Estado como lo es la supremacía
constitucional y las formalidades esenciales del procedimiento. Sin embar-
go, su aplicación no es absoluta, pues se encuentra sujeta a los supuestos
expresamente previstos en la Ley de Amparo, los cuales han sido ampliados
progresivamente, tanto en el ámbito normativo como en el jurisprudencial,
desde el reconocimiento de que ciertos grupos de personas se encuentran
en una posición de desigualdad y/o vulnerabilidad.
Desde su concepción original en la Constitución de 1917, en la que se pre-
vió exclusivamente en materia penal en favor de la persona privada de la
libertad, la suplencia de la queja ha evolucionado hasta abarcar múltiples
ámbitos. Las reformas de 1951, 1962, 1974 y 1986 ampliaron su espectro
para incluir asuntos laborales y agrarios, así como aquellos referentes a
224 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
incapaces y menores, por mencionar sólo algunos de los ensanchamientos
que han tenido como objetivo una mayor protección de derechos humanos,
llegando al punto de incluso ser aplicada en materias civil y administrativa.
En este contexto, la suplencia de la queja deficiente se ha convertido en
una herramienta esencial dentro del juicio de amparo, aplicable en todas
las materias y con un alcance cada vez más amplio, impulsado tanto por
reformas legislativas como por la evolución jurisprudencial. No obstante, su
aplicación debe mantenerse dentro de los límites constitucionales y legales
para garantizar un equilibrio entre la supremacía de nuestra Constitución y la
protección de los derechos y la seguridad jurídica dentro del juicio de amparo.
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226 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Tesis 1a./J. 24/2020 (10a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE. EN
EL JUICIO DE AMPARO CUYA MATERIA SEA EL DERECHO DE
ALIMENTOS, PROCEDE APLICARLA EN FAVOR DEL DEUDOR
ALIMENTARIO. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, Libro 78, Tomo I, septiembre de 2020, página: 316, registro
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Tesis 2a./J. 67/2017 (10a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE. SÓLO
DEBE EXPRESARSE SU APLICACIÓN EN LA SENTENCIA CUANDO
DERIVE EN UN BENEFICIO PARA EL QUEJOSO O RECURRENTE
(LEY DE AMPARO VIGENTE HASTA EL 2 DE ABRIL DE 2013). Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 44, Tomo
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Tesis 2a./J. 81/2006 (9a.), REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. LA SU-
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Tesis II.1o.A. J/2 K (11a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN EL
AMPARO. OPERA CUANDO LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN
O AGRAVIOS SON IMPERFECTOS, YA SEA POR DEFECTO EN
LOS ARGUMENTOS O ANTE LA CARENCIA TOTAL DE UNA DIS-
CONFORMIDAD QUE BENEFICIARÍA AL INTERESADO. Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro 9, Tomo
IV, enero de 2022, página: 2910, registro digital: 2024049.
Tesis III.1o.C. J/20 (9a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE. EL
AMPARO EN MATERIA CIVIL HA DEJADO DE SER DE ESTRICTO
DERECHO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo VIII, noviembre de 1998, página: 485, registro digital:
195239.
La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo: intenciones, evolución y actualidad 227
Tesis P./J. 149/2000 (9a.), SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LA QUEJA
EN LAS MATERIAS CIVIL, MERCANTIL Y ADMINISTRATIVA. PRO-
CEDE RESPECTO DE LA FALTA O DEL ILEGAL EMPLAZAMIENTO
DEL DEMANDADO AL JUICIO NATURAL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XII, diciembre de 2000,
página: 22, registro digital: 190656.
Tesis PC.XVII. J/3 C (10a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE. SE
ACTUALIZA EL SUPUESTO CONTENIDO EN LA FRACCIÓN I DEL
ARTÍCULO 79 DE LA LEY DE AMPARO, CUANDO SE RECLAMA LA
CONDENA AL PAGO DE INTERESES POSIBLEMENTE USURARIOS
Y SE DESATIENDE LA INTERPRETACIÓN CONFORME DEL ARTÍ-
CULO 174 DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE
CRÉDITO EFECTUADA POR LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN EN LA JURISPRUDENCIA
1a./J. 46/2014 (10a.). Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, Libro 33, Tomo III, agosto de 2016, página: 2248,
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Tesis VI. 3o. J/23 (8a.), SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN MA-
TERIA CIVIL, POR FALTA DE EMPLAZAMIENTO. Semanario Judicial
de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, octubre de 1991, página:
117, registro digital: 221597.
La evolución del concepto de “autoridad”
para efectos del amparo
Análisis a la luz del
neoconstitucionalismo procesal
Francisco Vázquez Gómez Bisogno*
* Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana. Profesor de las cátedras de Teoría Constitu-
cional y Derecho Constitucional Mexicano en la misma Institución. Investigador nivel I del Sistema
Nacional de Investigadores del CONAHCyT. ORCID: 0000-0002-2054-7199. Correo electrónico:
fvazquez@up.edu.mx
Sumario: A. El “neoconstitucionalismo procesal” y la eficacia horizontal de los
derechos humanos: un punto de partida; B. La eficacia horizontal de los derechos
humanos: un diálogo con la jurisprudencia comparada; I. Argentina; II. Colombia;
III. Perú; IV. Bolivia; C. La Suprema Corte y el concepto de “autoridad”: entre luces
y sombras; I. Al comienzo las luces: después la semilla de las sombras (Quinta
Época jurisprudencial); II. Comienzan las sombras (Sexta Época jurisprudencial);
III. Más sombras y menos luces (Séptima Época jurisprudencial); IV. Mayormente
sombras (Octava Época jurisprudencial); V. Luces, sombras de nuevo y precisiones:
los “ilícitos constitucionales” y la Barra Mexicana de Abogados (Novena, Décima
y Undécima épocas jurisprudenciales); D. Bibliografía.
A. El “neoconstitucionalismo procesal” y la eficacia
horizontal de los derechos humanos: un punto de partida
los órganos jurisdiccionales están constitucionalmente obligados
a interpretar las normas [adjetivas] evitando cualquier exceso
formalista que convierta a tales artículos en meros obstáculos
procesales impeditivos de la Tutela Judicial efectiva.1
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela
1
Sentencia sobre el expediente núm. 6.132-07, acción de amparo constitucional, 13 de febrero de 2007,
y sentencia sobre el expediente núm. 6.105-06, Nulidad de Matrimonio, 14 de febrero de 2007, ambas
del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de Protección del Niño y del Ado-
lescente de la Circunscripción Judicial del Estado Guarico, Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela.
231
232 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
El neoconstitucionalismo procesal implica, palabras más, palabras menos,
que el proceso debe estar al servicio de los derechos, nunca a la inversa.2
Desde esta perspectiva, un tópico que resulta necesario analizar es el relativo
a la evolución del concepto de autoridad para efectos del amparo que, como
“doctrina jurisprudencial”,3 ha desarrollado la Suprema Corte de Justicia de
la Nación (SCJN), debido a que, de ello, se ha dotado a los derechos huma-
nos de eficacia horizontal, lo que implica que tales derechos son objeto de
protección frente a los actos de particulares.
El neoconstitucionalismo procesal ha sido desarrollado por la jurisdicción
constitucional venezolana a partir del principio de fin útil de la nulidad,
según el cual “no puede pronunciarse la nulidad por inobservancia de for-
mas de ningún acto del proceso [salvo que] el acto carezca de los requisitos
formales indispensables para alcanzar su finalidad. La nulidad en definitiva,
no puede pronunciársela nunca si el acto ha alcanzado la finalidad a que está
destinado”, o, dicho de otra forma, que “los órganos jurisdiccionales están
constitucionalmente obligados a interpretar las normas con los requisitos
procesales y respetando a su vez las Garantías Jurisdiccionales, teniendo
siempre presente el fin perseguido por el legislador al establecerlos, evitando
2
Vázquez Gómez Bisogno, Francisco, “El proceso al servicio de los derechos. Alcance del interés legí-
timo en el derecho comparado”, Cuestiones Constitucionales, Revista Mexicana de Derecho Constitucional,
núm. 26, enero-junio 2012. Disponible en: «https://doi.org/10.22201/iij.24484881e.2012.26.5996».
3
Entiéndase por doctrina jurisprudencial las resoluciones judiciales referenciales que, pudiendo ser o
no formalmente jurisprudencia, en el fondo de los fallos se observa el análisis de un mismo problema
jurídico que permite analizar la manera en que se va desarrollando un criterio jurídico, razón por la
cual se les considera “doctrina” puesto que constituyen opiniones cuya validez es de naturaleza esta-
dística, es decir, la repetición constante. Así, por ejemplo, Rodolfo Luis Vigo, al analizar una nómina
de argumentos, hace referencia al argumento jurisprudencial, señalando que es aquel que se apoya en
decisiones no obligatorias porque en el supuesto de que la tuvieran se estaría en presencia del argu-
mento autoritativo, no jurisprudencial. Cfr. Vigo, Rodolfo Luis, “La argumentación constitucional”,
en Báez Silva, Carlos, Cienfuegos Salgado, David y Vázquez-Mellado García, Julio César (coords.),
Interpretación, argumentación y trabajo judicial, México, Porrúa-Facultad de Derecho UNAM-Universidad
Panamericana, 2009, p. 234.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 233
cualquier exceso formalista que convierta a tales artículos en mero obstáculos
procesales impeditivos de la Tutela Judicial efectiva”.4
Idea similar fue la que dio fundamento a la reforma constitucional del 15
de septiembre de 2017, cuando se incorporó al artículo 17 constitucional
mexicano un tercer párrafo que, en pocas palabras, establece el mandato para
las personas juzgadoras en el sentido de que deben privilegiar la solución de
los conflictos —el fondo— respecto de las reglas procesales —la forma—.
Se estableció así: “Siempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el
debido proceso u otros derechos en los juicios o procedimientos seguidos en
forma de juicio, las autoridades deberán privilegiar la solución del conflicto
sobre los formalismos procedimentales”.
Bajo ese tamiz es que he considerado importante analizar —muy concre-
tamente— uno de los cambios que debe consolidarse para dejar atrás esas
añejas concepciones formalistas de lo jurídico. Me refiero al tránsito de la
eficacia sólo vertical a la eficacia horizontal de los derechos humanos, lo cual
ha ocurrido en otros sistemas jurídicos, ante todo, porque dicho cambio
se fundamenta en el principio anglosajón consistente en entender que “sin
garantías no hay derechos”, es decir, sin procedimientos ágiles y expeditos
que sirvan como medio de tutela, de poco sirven las elaboradas y extensas
declaraciones de derechos humanos.
Por ello, en primer lugar, intentaré dar una visión clara, concreta, objetiva,
pero ante todo práctica, de lo que es la eficacia horizontal de los derechos
humanos y del alcance que ha tenido esta doctrina en otras latitudes, y, en
segundo lugar, ver de qué manera la SCJN se ha acercado a este tema, lo
que nos permitirá, a los procesal-constitucionalistas mexicanos, advertir la
necesidad de fortalecer dicha eficacia horizontal en el constitucionalismo
4
Sentencia sobre el expediente núm. 6.132-07, acción de amparo constitucional, 13 de febrero de 2007
y sentencia sobre el expediente núm. 6.105-06, Nulidad de Matrimonio, 14 de febrero de 2007, ambas
del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de Protección del Niño y del Ado-
lescente de la Circunscripción Judicial del Estado Guarico, Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela.
234 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
de nuestro país, ya que de lo contrario no terminaremos de dar los pasos
necesarios para la concreción de un verdadero imperio del derecho, lo que
implica —en palabras de Dicey— que nadie se encuentre por encima del
derecho, es decir, que todas las personas y autoridades, cualquiera que sea
su rango o condición, estén sujetos al derecho y sean susceptibles de enjui-
ciamiento por parte de los tribunales.5
Aun cuando, al parecer, ni en la reforma constitucional de amparo (publicada
el 6 de junio de 2011), ni en la de derechos humanos (publicada el 10 de
junio de 2011), se señala cosa alguna en torno a la eficacia horizontal de los
mismos —como sí lo hacen expresamente otras constituciones—,6 lo que
sí parece incuestionable es que, ante este tipo de enmiendas, debe dejarse
de lado cualquier minimalismo jurídico a fin de entender y comprender,
con toda la amplitud de la que seamos capaces, los mensajes implícitos del
órgano revisor de la Constitución.
Al momento en que el Constituyente constituido mexicano decidió colocar los
derechos humanos como la piedra angular del Estado, señalando que todas
las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución
y en los tratados internacionales, y que tales derechos deben interpretarse
de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad y progresividad, favoreciendo en todo tiempo a las personas
la protección más amplia, y adicionando nuevas instituciones procesales al
juicio de amparo, tales como el interés legítimo, la declaratoria general de
inconstitucionalidad, el amparo adhesivo, el principio pro actione, etcétera,
resulta obvio —al menos para mí— que todos los temas que se relacionen
5
Albert Venn Dicey sostenía lo siguiente: “We mean in the second place, when we speak of the rule
of law as a characteristic of our country, not only that with us no man is above the law, but (what is
a different thing) that here every man, whatever be his rank or conditions, is subject to the ordinary
law of the realm and amenable to the jurisdiction of the ordinary tribunals”. Cfr. Dicey, Albert Venn,
Introduction to the Study of the Law of the Constitution, London, Elibron Classics, 2005, p. 189.
6
Como ejemplos se pueden citar la Constitución chilena (artículo 20), la Constitución peruana (artículo
200), la Constitución boliviana (artículo 128) y la Constitución colombiana (artículo 86).
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 235
con los derechos humanos y el amparo deben mirarse con una perspectiva
lo más humanista posible.7
La decisión axiológica fundamental tomada por el órgano revisor mexicano
de la Constitución en junio de 2011, consistente en colocar en el centro y
eje del Estado a la persona y sus derechos, estableciendo las bases para la
refundación del juicio de amparo, no es otra cosa que un reconocimiento de
que la dignidad humana es una realidad pre-jurídica colocada en un plano
anterior, superior y exterior al propio Estado y a la sociedad que lo integra.
De esta forma, tal y como lo señala el Tribunal Constitucional peruano, es
claro que
La dignidad de la persona trae […] consigo la proyección universal,
frente a todo tipo de destinatario, de los derechos fundamentales, de
modo que no hay ámbito social exento del efecto normativo y regula-
dor de los mismos, pues de haber alguno, por excepcional que fuese,
se negaría el valor normativo del mismo principio de dignidad. En
consecuencia, los derechos fundamentales vinculan, detentan fuerza
regulatoria en las relaciones jurídicas de derecho privado, lo cual im-
plica que las normas estatutarias de las entidades privadas, y los actos
de sus órganos deben guardar plena conformidad con la Constitución
y, en particular, con los derechos fundamentales.
Resulta, pues, inadmisible y carente de todo sentido pretender [por
ejemplo] que porque una determinada organización de particulares se
rige por sus propias normas internas, resulta invulnerable o inmune
al control constitucional. Si, como se ha dicho, los derechos funda-
mentales no sólo vinculan a los poderes públicos, sino a todas las
personas, sean estas públicas o privadas, queda claro que cualquier
afectación sobre su contenido es susceptible no sólo de revisión en
7
El humanismo jurídico “es asumido como una actitud intelectual que se deslinda de la limítrofe
postura positivista engendrada en la modernidad, donde el derecho y toda la ciencia jurídica debe
enmarcarse bajo los parámetros de la ley y la legalidad, dejando a un lado cualquier manifestación
jurídica que se da al exterior del ámbito estatal”. Cfr. Tenorio Cueto, Guillermo (coord.), Humanismo
jurídico, México, Porrúa-Universidad Panamericana, 2006, p. XVII.
236 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
sede constitucional, sino de tutela en las circunstancias en que tal
violación o amenaza de violación quede manifiestamente acreditada.8
Así, si el constitucionalismo significa limitar al poder a través del derecho,
la eficacia horizontal de los derechos humanos y su consecuente protección
frente a los actos de particulares se convierte en fundamento del Estado cons-
titucional como lo conocemos hoy. Como bien lo afirmó la Corte Suprema
de Justicia de Argentina:
Nada hay, ni en la letra ni en el espíritu de la Constitución, que per-
mita afirmar que la protección de los llamados “derechos humanos”
—porque son los derechos esenciales del hombre— esté circunscripta
a los ataques que provengan sólo de la autoridad.
Nada hay, tampoco, que autorice la afirmación de que el ataque
ilegítimo, grave y manifiesto contra cualquiera de los derechos que
integran la libertad, lato sensu, carezca de la protección constitucional
adecuada —que es, desde luego, la del habeas corpus y la del recurso
de amparo, no la de los juicios ordinarios o la de los interdictos, con
traslados, vistas, ofrecimientos de prueba, etc.— por la sola circuns-
tancia de que ese ataque emane de otros particulares o de grupos
organizados de individuos.9
Como se puede ver, la eficacia horizontal de los derechos humanos no es
reciente en la reflexión de los tribunales supremos. Sólo bajo una concepción
así puede llegar a afirmarse que la Constitución —entendido el concepto
como derecho concentrado— sea verdaderamente suprema, adjetivo que
sólo puede calificar a una norma que sea oponible a todos los actos, sean
éstos del Estado o de los particulares. Pensarlo de otra manera sería predicar
una supremacía relativa, y, con ello, contradecir frontalmente uno de los
8
Sentencia 5215-2007-PA/TC, Sala Primera del Tribunal Constitucional del Perú, 18 de agosto de
2009, fundamentos jurídicos núm. 11 y 12.
9
Fallos 241:291, Caso Samuel Kot, Corte Suprema de la Nación Argentina, 1958.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 237
principios fundamentales del constitucionalismo: todo acto de poder debe
estar limitado por el derecho.
No perdamos de vista que, en la teoría tradicional o liberal de los derechos
fundamentales, la eficacia vertical de los mismos, es decir, su oposición
exclusiva a los actos del Estado, se justificó en gran medida debido a que
los derechos —concretamente los civiles y políticos— fueron originalmente
concebidos como limitaciones a la actuación estatal. De ahí que las primeras
declaraciones de derechos surgieran como reacción a los Estados absolutistas,
bajo la lógica de que el enemigo a vencer —en ese entonces— era el príncipe
y el poder que ejercía arbitrariamente.
No habría más que recordar algunos fragmentos de los documentos que
son referente obligado para cualquiera que se inicia en el estudio del cons-
titucionalismo:
Carta Magna (1215)
Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de
sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado
o privado de su rango de cualquier otra forma, ni usaremos de la
fuerza contra él ni enviaremos a otros que lo hagan, sino en virtud de
sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino.
Bill of Rights (1689)
Que el pretendido poder de suspender las leyes y la aplicación de
las mismas, en virtud de la autoridad real y sin el consentimiento del
Parlamento, es ilegal.
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de
Norteamérica (1776)
En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los tér-
minos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado
solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así
238 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano,
no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre.
Así, conforme a la teoría tradicional o liberal de los derechos fundamentales,
resultaba comprensible que las declaraciones de derechos hicieran énfasis en
que éstos eran esferas de los particulares que sólo podían oponerse frente al
Estado, generando la consecuencia lógica de que las garantías que sirvieran
para su protección también serían sólo procedentes en contra de actos del
poder público. Sin embargo, hoy debe afirmarse que tal teoría ha quedado
rebasada por dos razones:
Primera. En materia de derechos humanos, y sobre todo por lo que hace a
los derechos económicos, sociales y culturales, el Estado ya no debe ser visto
como enemigo, sino que ahora debe ser visto como aliado, debido a que su
respeto, protección y tutela sólo puede concretarse a través de la actividad del
Estado (vgr. educación, vivienda, salud, cultura, deporte, medio ambiente,
etcétera). Es decir, es evidente que este tipo de derechos (DESC) requieren
no de inactividad de las autoridades —como ocurre normalmente frente a los
derechos que derivan de la libertad—, sino que, por el contrario, requieren
de actos positivos en favor del particular.10 Así, en este ámbito jurídico, el
Estado ha tenido que transitar de ser posible opresor a ser necesario impulsor.
Es por ello que se afirma que
según la doctrina contemporánea del Derecho Constitucional, los
derechos fundamentales constituyen el límite al ejercicio del poder
político del Estado, pero también un mecanismo de realización del
propio Estado; por ello, se sostiene que los derechos fundamentales
no incluyen sólo derechos subjetivos y garantías constitucionales a
través de los cuales el individuo se defiende frente a las actuaciones
de las autoridades públicas, también incluyen deberes positivos que
vinculan a todas las ramas del poder público. En ese criterio, no sólo
existe la obligación negativa por parte del Estado de no lesionar la
10
Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, 2ª ed., México, Porrúa, 2005, p. 132 y ss.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 239
esfera individual, también existe la obligación positiva de contribuir
a la realización efectiva de tales derechos.11
Segunda. En materia de derechos humanos, las amenazas más importantes
a nuestros bienes humanos básicos provienen hoy tanto del Estado como
de la actuación de otros particulares. Es decir, es evidente que en el siglo
XVIII el Estado representó una amenaza real para la libertad y autonomía de
las personas, pero hoy los individuos se encuentran expuestos a un doble
fuego: el poder del Estado y el poder de otros particulares, el cual, además,
se ha dilatado casi en la proporción en que las potestades públicas se han
disminuido.12
Quizá le ha parecido extraño a usted, amable lector, que no haya hecho
referencia líneas arriba a la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789 al momento de analizar cómo las primeras declaraciones
de derechos se concentraron fundamentalmente en frenar la actuación estatal.
Sin embargo, debo confesar que la omisión ha sido premeditada debido a que,
en dicho documento, encuentro lo que bien puede denominarse la semilla
del tema que se analiza: la eficacia horizontal de los derechos humanos. El
artículo 4 de tal declaración señala lo siguiente:
Artículo 4º La libertad consiste en poder hacer todo aquello que
no perjudique a otro: por eso, el ejercicio de los derechos naturales
de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los
demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos.
Tales límites sólo pueden ser determinados por la ley.
11
Sentencia 0400/2006-R, Tribunal Constitucional de Bolivia, 25 de abril de 2006, fundamento
jurídico núm. III.1
12
Valadés, Diego, “La protección de los derechos fundamentales frente a particulares”, en von Bogdandy,
Armin, Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Morales Antoniazzi, Mariela (coords.), La justicia constitucional
y su internacionalización. ¿Hacia un ius constitucionale commune en América Latína?, t. I, México, UNAM,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2010, p. 590.
240 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Como puede observarse, ya los revolucionarios franceses habían vislumbrado
que la efectiva vigencia de los derechos humanos, y en cierta medida, el éxito
del Estado constitucional dependería —en paralelo al respeto y tutela que
pudiera brindar el Estado— de que los particulares también respetaran los
derechos de los demás, consignando desde 1789 que la libertad consiste en
poder hacer todo aquello que no perjudique a otro”. No por nada los ideales
que se fijaron los revolucionarios franceses fueron, además de la libertad y la
igualdad, la fraternidad. Luego, es claro que éste último objetivo sólo puede
ser concretado si
la fuerza normativa de la Constitución, su fuerza activa y pasiva, así
como su fuerza regulatoria de relaciones jurídicas se proyecta también a
las establecidas entre particulares, aspecto denominado como la eficacia
inter privatos o eficacia frente a terceros de los derechos fundamentales.
En consecuencia, cualquier acto proveniente de una persona natural
o persona jurídica de derecho privado, que pretende conculcar o
desconocerlos […] resulta inexorablemente inconstitucional.
[Así, como] el efecto horizontal o inter privatos que detentan los
derechos fundamentales […] deriva del […] principio de dignidad,
en cuanto el valor central de la persona, impone que sus derechos
fundamentales proyecten también su efecto regulador al ámbito de
la sociedad y de la propia autonomía privada.13
Sin embargo, existe un peligro latente hoy en día. En materia de derechos
y garantías subsiste en nuestro país un velado pero real debate entre dos
posturas claramente opuestas que obedecen a realidades y paradigmas14
ciertamente diferentes. Intentando ser ilustrativo respecto de dicho debate,
13
Sentencia 5215-2007-PA/TC, Sala Primera del Tribunal Constitucional del Perú, 18 de agosto de
2009, fundamentos jurídicos núm. 9 a 12.
14
El historiador y filósofo de la ciencia estadounidense Thomas Khun señala que los «paradigmas»
son “…realizaciones científicas universalmente reconocidas, que, durante cierto tiempo proporcionan modelos
de problemas y soluciones a una comunidad científica [es decir] el paradigma es aquello que comparten los
miembros de una comunidad científica en particular”. Cfr. Kuhn, Thomas S., La estructura de las revoluciones
científicas, Fondo de Cultura Económica, Col. Breviarios, 2006.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 241
se puede afirmar que tal pugna se genera entre lo que se puede denominar
la “doctrina Burgoa”, con su formalismo y nacionalismo, frente a la “doctrina
Fix Zamudio”, con su ductilidad y universalismo.
Así, mientras los primeros siguen defendiendo conceptos un tanto supera-
dos, los segundos intentan generar nuevas teorías que respeten los nuevos
bríos del constitucionalismo contemporáneo (neoconstitucionalismo). Lo
que resulta ciertamente ilustrativo, para efectos de cerciorarnos de la aún
existencia de este debate, es importante advertir que, por ejemplo, mientras
que los títulos de don Héctor Fix-Zamudio, Derecho constitucional mexicano
y comparado, Las reformas en derechos humanos, procesos colectivos y amparo o
Derecho de Amparo, alcanzan apenas las ediciones octava, segunda y primera,
respectivamente, los libros de Burgoa de El juicio de amparo o el de Las garan-
tías individuales —concepto ya abandonado por la Constitución mexicana—,
alcanzan las ediciones 43ª y 41ª, respectivamente, por lo que no hay lugar
a dudas en que son aún muchos los juristas que se siguen formando con
ideas que ya no concuerdan ni con el nuevo marco constitucional ni con el
neoconstitucionalismo procesal.
Teniendo en cuenta lo anterior, resulta fundamental formar a los nuevos
operadores del derecho, a los nuevos juristas, atendiendo a tales realidades
y, sobre todo, teniendo en cuenta la nueva ideología constitucional. No
debemos olvidar que una
ideología —cualquiera que sea— está siempre presente en todas las
Constituciones, y está incorporada a todos los regímenes, porque
no hay Estado que no se arme y componga en base a determinados
principios que, en su conjunto, podríamos llamar —con Lucas Ver-
dú— el techo ideológico, o —con Burdeau— la idea de derecho. La
ideología de una Constitución postula y expresa valores, es decir, un
deber-ser-ideal —diría Nicolai Hartmann— que implica vocación de
realización fáctica y de vigencia efectiva. El repertorio de principios,
creencias e ideas que plasma la ideología de una Constitución, tiende
a la consecución de determinados fines, seleccionando determinados
medios. Es, pues, una toma de posición axiológica que en la trayectoria
242 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
del régimen político encarna y realiza valores propios de la convivencia
jurídicamente organizada.15
Por ello es evidente que, desde la posguerra, se venía reflexionando en otras
jurisdicciones la idea de la tradición jurídica clásica consistente en afirmar
que “… la ley que no es justa no parece que sea ley…”,16 razón por la cual,
previo al análisis de lo que ha pasado en la jurisdicción mexicana, conviene
ponernos en diálogo con la jurisprudencia comparada, pero sin perder de
vista el “neoconstitucionalismo procesal” como paradigma del constituciona-
lismo contemporáneo.
B. La eficacia horizontal de los derechos humanos:
un diálogo con la jurisprudencia comparada
La Constitución es la norma de máxima supremacía en el
ordenamiento jurídico y, como tal, vincula al Estado y la
sociedad en general […] el principio de dignidad, en cuanto
el valor central de la persona, impone que sus derechos
fundamentales proyecten también su efecto regulador al
ámbito de la sociedad y de la propia autonomía privada…17
Tribunal Constitucional del Perú
Reconocer la eficacia horizontal de los derechos humanos y posibilitar que
tales derechos se protejan con los mismos medios que el particular tiene para
defenderse de los actos del Estado no es un cambio menor. Con él, los casos
que conforme a la teoría tradicional o liberal de los derechos fundamentales
deberían enderezarse por vías civiles, penales o laborales pueden iniciarse
por la vía constitucional y obtener una protección más eficaz.
15
Bidart Campos, German J., “La concepción del derecho en la Constitución argentina”, Revista de
Estudios Políticos, núm. 162, 1968, p. 153.
16
Ia. IIae, q. 95, a. 2, c.
17
Sentencia 5215-2007-PA/TC, Sala Primera del Tribunal Constitucional, 18 de agosto de 2009,
fundamentos jurídicos núm. 9 y 10.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 243
Como muestra de ello, a continuación, me permito realizar una síntesis
de algunos casos que resultan paradigmáticos de todo lo aquí comentado,
resueltos por diversos tribunales constitucionales latinoamericanos, los cua-
les han asumido un compromiso con el tan anhelado neoconstitucionalismo
procesal. Ello nos permitirá contrastar, posteriormente, la manera en que la
SCJN ha desarrollado el tema a lo largo de las 11 épocas jurisprudenciales
de la jurisdicción constitucional mexicana. Veamos.
I. Argentina
Corte Suprema de Justicia de Argentina
Fallos 241:291. Caso Samuel Kot (1958)
Sinopsis: Se otorga el amparo a una empresa en contra de un grupo de trabajadores
que, so pretexto de huelga, habían paralizado totalmente una fábrica.
La firma Samuel Kot SRL, propietaria de un establecimiento textil, mantuvo
un conflicto con su personal obrero. La huelga de este personal fue prime-
ramente declarada ilegal por la delegación San Martín del Departamento
Provincial del Trabajo con fecha 28 de marzo, por lo cual la firma patronal
dispuso la concurrencia de los obreros a su trabajo dentro de las 24 horas.
La empresa se negó a reincorporar a los obreros que había despedido y en-
tonces éstos estos y otros compañeros ocuparon la fábrica, manteniéndose en
ella por tiempo indefinido; pudiendo los patrones entrar al establecimiento
y sacar objetos dejando constancia escrita, pero impidiendo la entrada al
personal de administración y a los capataces. Desde el día de la ocupación,
el establecimiento no realizó labor alguna, de suerte que la fábrica estuvo
totalmente paralizada.
Después de intentar la vía penal a través de la denuncia del delito de despojo,
y debido a que el juez penal sobreseyó la causa, ya que el inmueble había sido
ocupado a causa de la existencia de un conflicto colectivo de trabajo entre
la mencionada empresa y su personal obrero, resultaba evidente que en la
244 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
especie esa ocupación no tenía por objeto el despojo de la posesión de esa cosa
inmueble, con ánimo de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad,
sino que lo había sido en función de la existencia de ese conflicto laboral.
El apoderado de la empresa se presentó ante la Cámara de Apelaciones de-
duciendo recurso de amparo a fin de obtener la desocupación del inmueble:
invocando las garantías a la libertad de trabajo; a la propiedad; a la libre acti-
vidad, que consideraba afectadas. La Cámara de Apelación desechó el recurso
planteado con el fundamento de que el recurso de habeas corpus, como ha
resuelto invariablemente ese tribunal y lo tiene decidido la más autorizada
doctrina, tiene por objeto esencial la protección de la libertad personal o
corporal y no puede hacerse extensivo a la protección de otros derechos que
se pretenden vulnerados. Tales derechos deben ejercitarse conforme a los
respectivos procedimientos creados por las leyes de la materia.
Ante ello, la Corte Suprema consideró verosímil presumir que, en el ánimo
de los constituyentes de 1853, las garantías constitucionales tuvieron como
inmediata finalidad la protección de los derechos esenciales del individuo
contra los excesos de la autoridad pública. En el tiempo en que la Constitución
fue dictada, frente al individuo solo e inerme no había otra amenaza verosímil
e inminente que la del Estado. Pero los constituyentes tuvieron la sagacidad
y la prudencia de no fijar exclusivamente en los textos sus temores concretos
e históricos, sino, más bien, sus aspiraciones y sus designios permanentes
y, aun, eternos: la protección de la libertad. Esto último es lo que resulta
del inequívoco y vehemente espíritu liberal de la Ley Suprema, aquello otro
lo que se comprueba objetivamente en los textos constitucionales mismos.
Así, la Corte Suprema señaló que: “Nada hay, ni en la letra ni en el espíritu de
la Constitución, que permita afirmar que la protección de los llamados ‘derechos
humanos’ —porque son los derechos esenciales del hombre— esté circunscripta a
los ataques que provengan sólo de la autoridad”.
Nada hay, tampoco —señaló la Corte Suprema— que autorice la afirmación de
que el ataque ilegítimo, grave y manifiesto contra cualquiera de los derechos
que integran la libertad, lato sensu, carezca de la protección constitucional
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 245
adecuada —que es, desde luego, la del habeas corpus y la del recurso de
amparo, no la de los juicios ordinarios o la de los interdictos, con traslados,
vistas, ofrecimientos de prueba, etc.— por la sola circunstancia de que ese
ataque emane de otros particulares o de grupos organizados de individuos.
Intentar construcciones excesivamente técnicas para justificar este distingo,
importa interpretar la Constitución de modo que aparezca ella amparando
realmente, no los derechos esenciales, sino las violaciones manifiestas de
esos derechos. Las circunstancias concretas de esta causa constituyeron por
sí solas un ejemplo significativo.
Aunado a ello, la Corte Suprema señaló que además de los individuos hu-
manos y del Estado, hay ahora una tercera categoría de sujetos, con o sin
personalidad jurídica, que sólo raramente conocieron los siglos anteriores: los
consorcios, los sindicatos, las asociaciones profesionales, las grandes empre-
sas, que acumulan casi siempre un enorme poderío material o económico. A
menudo sus fuerzas se oponen a las del Estado y no es discutible que estos
entes colectivos representan, junto con el progreso material de la sociedad,
una nueva fuente de amenazas para el individuo y sus derechos esenciales.
Por todo ello, la Corte Suprema determinó, sin más trámite, librar oficio al
comisario de Villa Lynch, provincia de Buenos Aires, a fin de que procediera
de inmediato a entregar al Sr. Sabatino Kot, representante de “Samuel Kot
SRL”, el establecimiento textil.
II. Colombia
Corte Constitucional de Colombia
Sentencia T-982 de 2001
Sinopsis: Se otorga el amparo a una empleada que fue despedida por no cumplir con
los horarios de trabajo, mismos que implicaban una afectación a su credo religioso.
La peticionaria de la acción era empleada de la Caja de Compensación Familiar
del Amazonas, vinculada por contrato de trabajo a término indefinido, con
246 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
horario de trabajo de lunes a viernes. Con ocasión de una reestructuración
impuesta por el Director Administrativo de la Caja, sustentado en los poderes
de dirección y mando que le otorgan la relación contractual, la ley laboral,
el contrato de trabajo y el reglamento interno de trabajo, se le impuso a la
peticionaria la obligación de laborar los días sábados. La peticionaria es miem-
bro de la iglesia denominada “Adventista del Séptimo Día”, y dicha confesión
religiosa guarda como precepto fundamental el día sábado de forma tal que
los fieles de esta iglesia les está prohibido trabajar el mencionado día. La
tutelante, en dos ocasiones y previamente haber solicitado por escrito que
no se la obligara a laborar los días sábados, ofreciendo recuperar el tiempo
no laborado en un horario diferente, desatiende la orden impartida por sus
jefes y por este hecho es despedida.
La peticionaria considera que el acto del despido violó su derecho a la libertad
religiosa, la libertad de cultos, y el derecho al trabajo, a la salud, a la educación
y a la subsistencia y vida dignas de ella, de su hija y de su madre, personas
estas dos últimas que dependen en forma exclusiva para su manutención
del salario percibido por la peticionaria.
Los jueces que en primera y segunda instancia conocieron de la tutela, nega-
ron el amparo al considerar que no se daban los requisitos para conceder la
protección constitucional frente a particulares, puesto que existía otro medio
idóneo de defensa judicial: un proceso ordinario laboral en que se demande
el despido injusto. Además, se insistió por los jueces que conocieron ini-
cialmente de la acción que los derechos que estaban en juego son de índole
laboral y no tienen el carácter de derechos fundamentales.
La Corte Constitucional entró a analizar el tipo de derechos que la accionante
buscaba le fueran tutelados, observando que la protección que solicitó la
peticionaria no tiene que ver con derechos laborales, sino que corresponde
al derecho a la libertad religiosa. Que por ende la acción de tutela es el me-
dio idóneo, pues se trata de un derecho fundamental, y que los jueces de
instancia fallaron erróneamente al considerar que el debate jurídico debía
darse ante la justicia ordinaria.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 247
La Corte analiza este derecho enfrentado al derecho de autonomía que la ley
laboral le otorga al patrón frente a sus trabajadores, para organizar horarios de
trabajo, definir tareas y en general realizar las labores de administración que
se caracterizan por una relación de subordinación frente a los trabajadores o
empleados. La Corte concluye que el poder de dirección que la ley otorga al
patrono, basado en la libertad de dirección de empresa, no puede subvertir la
preponderancia y superioridad que tienen los principios constitucionales y los
derechos fundamentales. Así, observó la Corte, el límite de la autonomía negocial
entre patronos y trabajadores está sometido al imperio de la Constitución. Nadie
puede ejercer una facultad de manera contraria a los derechos fundamentales.
Concluyó que reintegrar a una persona a la que su empleador le desconoció
su derecho de libertad religiosa y fue despedida en razón de sus creencias
es la forma adecuada de salvaguardar el derecho. Por ello, decidió tutelar el
derecho de libertad religiosa a la accionante.
III. Perú
Tribunal Constitucional del Perú
EXP. N.° 5215-2007-PA/TC
Sinopsis: Se otorga el amparo a miembros de una Sociedad Civil en contra del
Acuerdo de su exclusión de la Junta de Socios.
Elizabeth Consuelo Sánchez Moya y otros interponen demanda de amparo
contra la Sociedad Civil Gustavo Adolfo Benitez Jara & Asociados SCRL, a fin de
que se declare inaplicable el Acuerdo de su exclusión adoptado en la Junta
de Socios del 15 de mayo de 2006. Invocan la violación de sus derechos
constitucionales de defensa, al debido proceso y a la tutela jurisdiccional.
Los quejosos interpusieron un recurso de agravio constitucional en contra
de la resolución de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de La Libertad, que declaró improcedente la demanda de amparo, bajo
248 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
el argumento de que los quejosos han recurrido a la vía ordinaria con la
misma pretensión, concluyendo que la actitud de los demandantes atenta
notoriamente contra la naturaleza residual de los procesos constitucionales
de amparo, de acuerdo con lo establecido en el artículo 5.2 y 5.3 del Código
Procesal Constitucional.18
Ante la improcedencia declarada por la Primera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de La Libertad, el Tribunal Constitucional señaló que no se advirtió
que los quejosos invocan la vulneración de los derechos al debido proceso,
de legalidad y de asociación y que el Tribunal Constitucional ha establecido
que los derechos fundamentales tienen eficacia directa en las relaciones inter
privatos y, por tanto, deben ser respetados en cualesquiera de las relaciones
que entre dos particulares se pueda presentar, por lo que ante la posibilidad
de que estos resulten vulnerados, el afectado puede promover su reclama-
ción a través de cualquiera de los procesos constitucionales de La Libertad.
En el presente caso nos encontramos frente al ejercicio del derecho disci-
plinario sancionador que una persona jurídica de derecho privado puede
aplicar a sus miembros cuando éstos cometan faltas tipificadas como tales
en sus estatutos, siempre y cuando se les garantice un debido proceso y se
respeten los derechos fundamentales consagrados en la Constitución.
Sobre el particular, el Tribunal Constitucional, parafraseando a la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos, señaló que si bien el derecho al debido
proceso tiene íntima relación con la función jurisdiccional, su aplicación
no se limita a los recursos judiciales en sentido estricto, sino al conjunto de
requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a efectos de que
las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto
que pueda afectar sus derechos.
18
“Artículo 5.- Causales de improcedencia. No proceden los procesos constitucionales cuando: 2.
Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la protección del derecho
constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se trate del proceso de hábeas corpus; 3. El
agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial para pedir tutela respecto de su derecho
constitucional”.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 249
En consecuencia, al haberse acreditado la violación de los derechos al debido
proceso y de defensa, el Tribunal Constitucional consideró que la demanda
debía ser estimada y, en consecuencia, declaró inaplicable a los demandantes
el Acuerdo adoptado en la Junta de Socios del 15 de mayo de 2006 y sin
efecto la medida de exclusión.
IV. Bolivia
Tribunal Constitucional de Bolivia
Sentencia Constitucional Nº 382/01-R
Sinopsis: Se otorga el amparo a un arrendatario en contra de actos del arrendador,
consistentes en no permitirle la habitación del inmueble arrendado y no permitirle
acceder a su domicilio a rescatar sus pertenencias.
Vladimir René Guzmán Rodríguez aduce que en agosto de 2000 suscribió
un contrato de arrendamiento de una habitación por el lapso de seis meses
con Guillermo Rojas, propietario del inmueble objeto del contrato. Debido a
ciertos desacuerdos entre las partes, éstas acudieron a la Oficina de Derechos
y Obligaciones del Propietario e Inquilino, dependiente del Ministerio de
Vivienda y Servicios Básicos, en la que resolvieron sus diferencias, otorgán-
dosele un término para la desocupación del inmueble.
Indica el quejoso que el propietario del mencionado inmueble tuvo que
realizar un viaje, haciéndose responsable sin mandato expreso la hija de éste,
Yorka Rojas, quien en forma prepotente y arbitraria cerró la habitación que
ocupaba, dejándolo en la intemperie, sin permitirle siquiera sacar su docu-
mentación y ropa, pese a sus reiteradas solicitudes, pues inclusive acudió
acompañado por funcionarios de Radio Patrulla 110 y ofreció pagar parte del
monto adeudado, sin que fuera escuchado. Todo esto lo denunció a la Oficina
de Derechos y Obligaciones del Propietario e Inquilino, órgano el cual citó a
la recurrida para que se presentase, pero ésta hizo caso omiso a tal citación.
250 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
El quejoso interpuso recurso de amparo constitucional para la protección y
restitución inmediata de sus derechos constitucionales (vivienda, intimidad
e inviolabilidad del domicilio), pidiendo sea declarado procedente, conde-
nando a la recurrida al pago de daños y perjuicios. Se emite la resolución
Nº 194/2001 el 19 de marzo de 2001, en la que se declara improcedente
el amparo con los siguientes fundamentos: a) el recurrente no acompañó el
contrato de arrendamiento, imprescindible para considerar si se trata de un
contrato de locación de una vivienda; b) se trata de un típico caso de des-
pojo sancionado por el artículo 351 del Código Penal y el recurrente no ha
demostrado que ha agotado todos los medios para la protección inmediata
de su derecho, no siendo el amparo constitucional sustitutivo de los mismos.
Ante la declaración de improcedencia, el Tribunal Constitucional señaló que el
amparo constitucional es un recurso extraordinario contra los actos ilegales y
las omisiones indebidas de funcionarios o particulares que restrinjan, supriman
o amenacen restringir o suprimir derechos y garantías fundamentales de la
persona reconocidos por la Constitución y las Leyes. Así, las relaciones entre
los particulares deben discurrir, por regla general, en un plano de igualdad
y de coordinación; sin embargo, este equilibrio se quebranta cuando alguno
de ellos aprovechando su situación de superioridad o ventaja frente al otro
—propietario e inquilino— comete actos de abuso de poder que colocan
en estado de indefensión al más débil. En estos eventos, la Constitución,
como es lógico, protege a los particulares que resultan víctimas de los que
vulneren sus derechos fundamentales.
No le está permitido a ningún propietario de inmueble que, en su condición
de locador o arrendador, disponga de todo o de una parte de dicho inmueble,
en forma arbitraria y unilateral, ya que en caso de concurrir una causal de
desalojo, deberá incoar la acción que prevén los artículos 623 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil para obtener una decisión de autoridad
jurisdiccional competente que ordene la desocupación de la vivienda, máxime
si el derecho a la vivienda tiene como justificación última la dignidad de la
persona humana.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 251
De esta forma, y considerando el Tribunal que el recurrente no tenía otro
medio legal que utilizar para demandar la protección inmediata del derecho
que la recurrida (Yorka Rojas) restringió con medidas de hecho, pues se tiene
demostrado que Vladimir René Guzmán Rodríguez acudió ante la Oficina de
Derechos y Obligaciones del Propietario e Inquilino —instancia de conci-
liación— y también solicitó la intervención y ayuda de Radio Patrullas 110,
sin lograr ningún resultado positivo a su pretensión. Además, la querella
que pudiere interponer contra la recurrida persigue otro fin distinto al del
presente Recurso, cuya demanda se centra en que se le permita utilizar la
vivienda que tiene alquilada, lo que podrá hacer en tanto un Juez competente
determine lo que corresponda en derecho.
Por lo anterior —señala el Tribunal— la Corte de Amparo, al declarar impro-
cedente el Recurso, no ha evaluado correctamente los hechos y las normas
aplicables al presente asunto, razón para que el Tribunal Constitucional
revocara la resolución de improcedencia y declarara procedente el amparo
constitucional, disponiendo la inmediata apertura del inmueble, debiendo
el arrendador permitir al arrendatario el uso pacífico del mismo, teniendo
aquél, en todo caso, la vía de la justicia ordinaria para reclamar cualquier
aspecto referido al contrato de arrendamiento.
Los casos anteriores nos permiten advertir: i) que los procesos deben estar
al servicio de los derechos; ii) que los derechos humanos no deben tener
etiquetas como la de derecho público, ya que su naturaleza trasciende cualquier
clasificación doctrinal, y iii) que los derechos humanos deben ser oponibles
a cualquier expresión de poder, sea público o privado.
C. La Suprema Corte y el concepto de
“autoridad”: entre luces y sombras
al establecer el Poder Revisor de la Constitución […] que las
“comunicaciones privadas son inviolables”, resulta inconcuso
que con ello estableció como derecho fundamental el que
ni la autoridad ni los gobernados pueden intervenir una
252 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
comunicación […] por tanto, la infracción de los gobernados
a tal deber conlleva la comisión de un ilícito constitucional.19
Segunda Sala de la SCJN
Pasemos ahora al análisis correspondiente. Partamos de la premisa de que
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha señalado,
por un lado, que la obligación de respeto y garantía de esos derechos, que
normalmente tienen sus efectos en las relaciones entre los Estados y los
individuos sometidos a su jurisdicción, “también proyecta sus efectos en las
relaciones interindividuales”,20 y, por el otro, que “el jus cogens,21 al acarrear
obligaciones erga omnes, las caracteriza como siendo dotadas de un carácter
necesariamente objetivo, y por lo tanto abarcando a todos los destinatarios
de las normas jurídicas (omnes), tanto a los integrantes de los órganos del
poder público como a los particulares”.22
Luego, si advertimos que los artículos 25.1 de la misma Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos (CADH) y 2.3.a del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos —ambos preceptos integrantes del bloque de
constitucionalidad mexicano— señalan que toda persona cuyos derechos
y libertades hayan sido violados tienen derecho a un recurso efectivo ante
una instancia nacional, “aun” cuando la violación hubiera sido cometida
19
Registro digital: 190652. COMUNICACIONES PRIVADAS. EL DERECHO A SU INVIOLABILIDAD,
CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 16, PÁRRAFO NOVENO, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, ES
OPONIBLE TANTO A LAS AUTORIDADES COMO A LOS GOBERNADOS, QUIENES AL TRANSGRE-
DIR ESTA PRERROGATIVA INCURREN EN LA COMISIÓN DE UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL.
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. CLX/2000; TA
20
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocu-
mentados, Opinión Consultiva OC-18/03, 17-9-2003, Serie AN° 18, párr. 146.
21
De acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “el concepto jus-cogens se deriva
de un orden superior de normas establecidas en tiempos antiguos y que no pueden ser contravenidas
por las leyes del hombre o de las naciones”. Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
casos: Remolcadora 13 de marzo, 1996, párr. 79; Sequieras Mangas c. Nicaragua de 1997, párr. 145;
y Edwards y otros c. Bahamas en 2001, párr. 109.
22
Voto concurrente del juez Cançado Trindade, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Con-
dición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, Opinión Consultiva OC-18/03, 17-9-2003,
Serie AN° 18, párr. 76 y 77.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 253
por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales, pareciera
incuestionable que el Estado mexicano debe prever recursos que tengan como
finalidad la reclamación de violaciones a los derechos humanos acontecidas
entre particulares.
Al respecto, la jurisprudencia de la Corte IDH ha sido reiterada en el sentido
de establecer que el artículo 25 de la CADH, el cual trata “sobre el derecho
a un recurso efectivo ante los jueces o tribunales nacionales competentes,
constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana,
sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido
de la Convención”.23
En resumen, lo que aquí afirmo es que, de una interpretación sistemática y
funcional de los preceptos constitucionales establecidos en los artículos 25.1
de la CADH, y 2.3.a del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
es claro que ahora la Constitución mexicana está impregnada de la esencia
de la teoría de la eficacia horizontal de los derechos humanos, razón por
la cual resulta fundamental que todas las personas juzgadoras asuman el
compromiso de que la principal garantía de control constitucional, como lo
es el amparo, no permanezca ajena a las relaciones privadas.
Por todo lo anterior, resulta indispensable saber de dónde venimos, dónde
estamos y hacia dónde nos debemos dirigir, ya que, en palabras de Carlos
Castillo Peraza, para “darle presente a la Constitución, para saber si tiene
futuro [hay que entender el pasado] porque del pasado al futuro no se
salta más que en los discursos demagógicos o en las novelas o películas de
ficción”.24 Veamos.
23
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Paez (Fondo), párr. 82. Reiterado en los
casos Suarez Rosero (Fondo), párr. 65 (1997); Blake (Fondo), párr. 102 (1998); Comunidad Mayagna
(Fondo), párr. 112 (2001); Ivcher Bronstein (Fondo), párr. 135 (2001).
24
Castillo Peraza, Carlos, “Entre la energía y la dinámica”, en Hacia una Nueva Constitucionalidad,
México, UNAM-IIJ, 1999, Serie Doctrina Jurídica, núm. 8, p. 107. Disponible en: «https://archivos.
juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/1/28/tc.pdf».
254 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
I. Al comienzo las luces: después la semilla de las
sombras (Quinta Época jurisprudencial)
Un primer “leading case” se refiere a Marcolfo Torres, quien promovió ampa-
ro el 14 de septiembre de 1918, en contra de quien lo había expulsado de
su pueblo, aún y cuando no tenía autoridad formal alguna, ya que era un
“generalote” revolucionario que, no obstante, tenía el control de la fuerza
pública del poblado de Sahuaripa en el estado de Sonora.
En primera instancia de amparo no le dieron la razón, por lo que recurrió
ante el Pleno de la SCJN, órgano el cual, al resolver por unanimidad el 10 de
mayo de 1919 el amparo administrativo en revisión, estableció criterios que
dejan ver la originalidad de la eficacia horizontal de los derechos humanos,
al señalar, entre otras cosas, lo siguiente:
Al decir la Constitución que el amparo procede por leyes o actos de
autoridades, que violen las garantías individuales, no significa, en
manera alguna, que por autoridad deba entenderse, para los efectos
del amparo, única y exclusivamente aquellas que estén establecidas
con arreglo a las leyes, y que hayan obrado dentro de la esfera legal
de sus atribuciones, al ejecutar los actos que se reputan violatorios
de garantías.25
De hecho, la SCJN fue categórica en el tema, al señalar que “El amparo pro-
cede, no solamente contra autoridades legalmente constituidas, sino también
contra meras autoridades de facto, por más que se las suponga usurpadoras
de atribuciones que legalmente no les corresponden”.26
Sin embargo, aún y cuando la SCJN procedía de la forma correcta, es decir,
conforme al neoconstitucionalismo procesal, planteó un criterio que sería una
25
Registro digital: 289963, AUTORIDADES, SCJN; 5a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
26
Registro digital: 289961, AMPARO, PROCEDENCIA DEL, SCJN; 5a. Época; Semanario Judicial de
la Federación; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 255
semilla poco conveniente para el futuro de la concepción que de “autoridad”
tendría el Poder Judicial. En el mismo asunto aprobaría el siguiente criterio:
El término “autoridades”, para los efectos del amparo, comprende a
todas aquellas personas que disponen de la fuerza pública, en virtud
de circunstancias, ya legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, estén
en posibilidad material de obrar como individuos que ejerzan actos
públicos, por el hecho de ser pública la fuerza de que disponen.27
Con ello se estableció un criterio que, mal entendido, daría pie a pensar que
para ser autoridad para efectos del amparo se requería tener disposición de
la fuerza pública, lo cual no era ni el sentido ni el fondo de lo que resolvió la
SCJN en aquel 1918. Es decir, tener o no la disposición de la fuerza pública
había sido relevante para resolver ese caso, no así para la configuración del
precedente que como doctrina pretendía establecer la SCJN, en el sentido
de que para efectos del amparo no debía entenderse por autoridad, única
y exclusivamente, aquellas que estén establecidas con arreglo a las leyes.
Con matiz que no desatendía en la esencia el precedente del Pleno de la SCJN
en el caso de Marcolfo Torres, la Segunda Sala, en el amparo administrativo
en revisión 4173/39, resuelto el 24 de septiembre de 1940, habría estable-
cido que “Por autoridad debe entenderse toda persona investida por la ley
de facultades para dictar según su propio criterio y bajo su responsabilidad,
determinaciones de cumplimiento obligatorio, y para hacer cumplir esas
mismas determinaciones”.28
Nótese que el criterio anterior no dista mucho de lo que terminó por esta-
blecerse en el Ley de Amparo de 2013, al señalar en su artículo 5°, fracción
II, lo siguiente:
27
Registro digital: 289962, AUTORIDADES. SCJN; 5a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
28
Registro digital: 329126, AUTORIDAD. CONCEPTO DE, SCJN; 5a. Época; Semanario Judicial de
la Federación; TA.
256 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
La autoridad responsable, teniendo tal carácter, con independencia de
su naturaleza formal, la que dicta, ordena, ejecuta o trata de ejecutar
el acto que crea, modifica o extingue situaciones jurídicas en forma
unilateral y obligatoria; u omita el acto que de realizarse crearía, mo-
dificaría o extinguiría dichas situaciones jurídicas.
Para los efectos de esta Ley, los particulares tendrán la calidad de
autoridad responsable cuando realicen actos equivalentes a los de
autoridad, que afecten derechos en los términos de esta fracción, y
cuyas funciones estén determinadas por una norma general.
Es decir, todavía en la década de 1940, la Segunda Sala entendió que lo
esencial en el concepto de autoridad para efectos del amparo era el tener la
facultad de incidir obligatoriamente en la esfera jurídica de las personas, no
así si tenían el carácter formal de autoridad estatal.
Pese a ello, más pronto que tarde, la descontextualización del precedente
Marcolfo Torres se comenzó a actualizar. En el amparo directo 2489/54, la
Primera Sala de la SCJN resolvía el 8 de octubre de 1956 lo siguiente: “Según
lo ha establecido la H. Suprema Corte de Justicia, son autoridad todas aque-
llas personas que disponen de fuerza pública en virtud de circunstancias ya
legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, están en posibilidad material de
obrar con individuos que ejerzan actos públicos por el hecho de ser pública
la fuerza de que disponen”.29
Este asunto sería el que trastocaría el concepto que hasta ese momento
habían construido el Pleno y Segunda Sala de la SCJN, lo cual impactaría
negativamente en el futuro.
29
Registro digital: 292891. AUTORIDADES, CONCEPTO DE, SCJN; 5a. Época; Semanario Judicial
de la Federación; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 257
II. Comienzan las sombras (Sexta Época jurisprudencial)
Uno de los primeros asuntos relevantes en este periodo sería el amparo en
revisión 779/58, resuelto el 30 de abril de 1958 por la Segunda Sala de la
SCJN, y en el que se estableció que el Cuerpo Consultivo del Departamento
Agrario no debía ser considerado como autoridad responsable, al tiempo
de que determinaba que existía otra autoridad a la que debía atribuírsele el
acto. Así lo dijo la Segunda Sala:
El delegado agrario responsable, no debe imputar al Cuerpo Consultivo
del departamento agrario el desposeimiento reclamado y pretender
ser ajeno al mismo, aduciendo que únicamente asumió el carácter de
autoridad ejecutora de aquél cuerpo, porque este no tiene el carácter
de autoridad para los efectos del juicio de amparo, y por ello, al no
tener dicho delegado agrario la obligación de acatar el mandamiento
del repetido Cuerpo Consultivo, resulta que el acto reclamado le
es atribuible, y siendo violatorio de garantías, procede confirmar la
sentencia recurrida y otorgar el amparo al quejoso.30
Este precedente es relevante debido a que comienza a generarse una visión
claramente formalista del concepto de “autoridad”. De esta forma, ya en casos
posteriores, ni si quiera se analizaba si el mencionado Cuerpo Consultivo
podía o no emitir resoluciones obligatorias. En el amparo en revisión 4005/61,
la Segunda Sala de la SCJN, el 13 de octubre de 1961, llegó a pronunciarse
en el sentido de que el multicitado consejo consultivo no podría tener el
carácter de “autoridad” para efectos del amparo, debido, ante todo, a que
ley no le arrogaba tal naturaleza. Lo hizo así:
Con base en las tesis jurisprudenciales número 179 y 340, que
definen, respectivamente, quiénes tienen dicho carácter y que los
Departamentos Jurídicos de las Secretarías de Estado no pueden ser
tenidos como autoridades, aplicando la segunda analógicamente,
30
Registro digital: 268632. CUERPO CONSULTIVO DEL DEPARTAMENTO AGRARIO. NO ES
AUTORIDAD. SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
258 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
se establece que, atento lo establecido en el artículo 36 del Código
Agrario, que señala las atribuciones del Cuerpo Consultivo Agrario,
éste no debe ser tenido como autoridad para los efectos del amparo,
y, por ello, no procede impugnar sus actos por medio del juicio de
garantías, aplicando a contrario sensu el artículo 103 constitucional
y su correlativo, el 1o. de la Ley de Amparo.31
Teniendo en cuenta el precedente anterior, la Segunda Sala de la SCJN, al
resolver el 17 de noviembre de 1965 el amparo en revisión 3396/65, apelaría
al Código Agrario vigente en aquella época, determinando que no podría ser
considerado autoridad para efectos del amparo, debido a que dicho Código
lo calificaba de “órgano agrario”, no así de “autoridad agraria”.
La Segunda Sala de la SCJN así lo sostenía:
Conforme al artículo 2o. del Código Agrario, el Cuerpo Consultivo
es un órgano agrario y no una autoridad, por lo que el amparo pro-
movido en su contra resulta improcedente, atento lo establecido por
el artículo 1o. de la Ley de Amparo, en relación con la fracción XVIII
del artículo 73 de la misma ley, y debe sobreseerse con apoyo en la
fracción III del artículo 74 de este propio ordenamiento.32
De esta forma, el análisis de los casos en los que debe dilucidarse quiénes
son o no autoridades para efectos del amparo comienza a realizarse a partir
de criterios formales, no por la naturaleza jurídica de sus actos. No pasaría
mucho tiempo para que, teniendo en cuenta estos criterios formales —cómo
describe la ley al órgano o si es o no Secretaría de Estado—, la Segunda Sala
comenzara a afirmar que los órganos descentralizados no son autoridad para
efectos del amparo por no identificarse con el Estado, o bien que el poseer
31
Registro digital: 801668, AGRARIO. EL CUERPO CONSULTIVO NO TIENE EL CARACTER DE
AUTORIDAD PARA LOS FINES DEL AMPARO, SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
32
Registro digital: 801768. CUERPO CONSULTIVO AGRARIO. NO ES AUTORIDAD. SCJN; 6a.
Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 259
“imperium” coactivo es un elemento esencial para el concepto de “autoridad”.
Veamos.
En el amparo directo 5963/61, fallado el 14 de junio de 1962, sería la Primera
Sala la que afirmaría la necesidad de los demandados en el amparo de poseer
“imperium coactivo”. Lo dijo así: “La directiva de la organización sindical de
los Ferrocarriles Nacionales de México no tiene el carácter de autoridad, de
acuerdo con el concepto que establece el derecho público, porque no tiene
facultades decisorias y carece de imperium coactivo”.33
En la revisión fiscal 123/67, resuelta el 3 de julio de 1967, la Segunda Sala
afirmaría que “Siendo el Servicio de Transportes Eléctricos del Distrito Federal
una institución descentralizada, con personalidad jurídica propia, distinta
de la del Departamento del Distrito Federal, los actos de su mandatario no
pueden ser considerados como de autoridad, por no poderse identificar con
los del Estado”.34
Posteriormente, en el amparo en revisión 5392/67, fallado el 24 de abril de
1968, la Segunda Sala de la SCJN sostendría lo siguiente:
Del texto de la ley de 23 de marzo de 1944, que creó el ‘Comité
Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas’,
no se deriva elemento alguno para determinar que dicho comité es
autoridad para los efectos del amparo, ni que se encuentre entre
aquéllas personas que disponen de la fuerza pública, en virtud de
circunstancias, ya legales, ya de hecho, por lo que siendo así, el juicio
de amparo resulta improcedente y debe sobreseerse en el mismo, con
apoyo en los artículos 1o., 11 y 73, fracción XVIII, en relación con el
74, fracción III, de la Ley de Amparo.35
33
Registro digital: 260234. FERROCARRILEROS. LA DIRECTIVA DE LA ORGANIZACION SINDICAL
NO TIENE CARACTER DE AUTORIDAD. SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
34
Registro digital: 265348. TRANSPORTES ELECTRICOS DEL DISTRITO FEDERAL, SERVICIO DE.
NO ES AUTORIDAD. SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
35
Registro digital: 265132. PROGRAMA FEDERAL DE CONSTRUCCION DE ESCUELAS, EL COMITE
ADMINISTRADOR DEL, NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. SCJN; 6a. Época;
260 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Como se advierte, ya en este precedente se retoma la idea —claramente
descontextualizada— de que un elemento esencial para ser autoridad en
el juicio de amparo lo es el hecho de que se disponga de la fuerza pública.
Luego, resultaría lógico que, en el amparo en revisión 9094/63, resuelto el
2 de mayo de 1968, la misma Segunda Sala señale que:
En tanto el Cuerpo Consultivo Agrario, como órgano técnico de
consulta, emite opinión sobre los asuntos que la ley le señala o que le
son sometidos a su consideración (artículo 27, fracción XI, inciso b)
de la Constitución Federal y 2o. y 36 del Código Agrario), carece de
facultades decisorias, así como de imperio para ejecutar sus opiniones.
En tales condiciones, no tiene el carácter de autoridad para los efectos
del juicio de amparo.36
Se fortalece así la idea de que es el “imperium” para ejecutar las decisiones lo
que configura la naturaleza jurídica de autoridad para efectos del amparo.
III. Más sombras y menos luces (Séptima Época jurisprudencial)
Los formalismos se van imponiendo en esta etapa. La SCJN deja de ver el
neoconstitucionalismo procesal, es decir, advertir que el proceso debe estar al
servicio de los derechos, no al revés. De hecho, el 7 de agosto de 1969, la
Segunda Sala de la SCJN, en el amparo en revisión 9094/63, confirmó en ju-
risprudencia por reiteración que el Cuerpo Consultivo Agrario no podría tener
la calidad de autoridad para efectos del amparo, debido a que sus facultades
no eran decisorias y que carecía de “imperium” para ejecutar las mismas.37
De manera similar, y partiendo del incorrecto entendimiento del precedente
Marcolfo Torres, produjo que el 6 de marzo de 1979, el Pleno de la SCJN, al
Semanario Judicial de la Federación; TA.
36
Registro digital: 807184. AGRARIO. CUERPO CONSULTIVO AGRARIO. NO ES AUTORIDAD PARA
LOS EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
37
Registro digital: 239178, AGRARIO. CUERPO CONSULTIVO. NO ES AUTORIDAD PARA LOS
EFECTOS DEL AMPARO, SCJN; 7a. Época; Semanario Judicial de la Federación; J.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 261
resolver el Amparo en revisión 6179/77, a pesar de que los Bancos pudieran
generar relaciones de supra a subordinación con sus clientes, se afirmó lo
siguiente:
El ir a comprar moneda extranjera a un banco y que niegue esta
institución bancaria la venta de la mencionada moneda al precio
que el comprador fija, en manera alguna puede considerarse que la
citada transacción comercial deba considerarse como primer acto de
aplicación de la Ley Monetaria, puesto que la compraventa se realiza
entre dos particulares; y el que el banco, a través de sus funcionarios,
haya dicho al ahora quejoso que el valor de la moneda para su com-
pra y venta era diverso del que pretendía dicho quejoso, por existir
nuevos precios basados en circulares que a los diversos bancos giró el
Banco de México, S.A., en manera alguna pueda considerarse, como
se dijo, como primer acto de aplicación de las leyes, puesto que el
banco, aunque es una institución de crédito, con concesión federal
para operar en materia bancaria, en sus operaciones de compraventa
de moneda extranjera no tiene el carácter de autoridad, ni siquiera
el de auxiliar de alguna autoridad, ni aun en el supuesto de que en
dichas operaciones la mencionada institución se funde en las leyes
impugnadas de inconstitucionales por el quejoso en el amparo.38
Nótese que quizá en el fondo los bancos pudieran llegar a tener la razón; sin
embargo, el formalismo para analizar la naturaleza jurídica de una autoridad
para efectos del amparo negaba la posibilidad a los quejosos para obtener
una respuesta en sede de justicia constitucional.
Luego, no sería difícil entender que, por ejemplo, en el amparo en revisión
6567/80, resuelto el 21 de julio de 1983, la Segunda Sala afirmaría que la
demandada, a pesar de ser un organismo público descentralizado creado
por decreto presidencial, no debe ser considerada autoridad para efectos del
amparo, debido a que no dispone de la fuerza pública. Lo dijo así:
38
Registro digital: 232604, BANCOS. NO TIENEN EL CARACTER DE AUTORIDAD, PARA EL JUICIO
DE AMPARO, SCJN; 7a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
262 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
La Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra creada
por acuerdo presidencial de fecha 7 de agosto de 1973 y reestructurada
en posterior decreto de 6 de noviembre de 1974, es una institución
técnica cuya función es emitir opiniones tendientes a regular la correcta
planeación de los asentamientos humanos, pero no es un organismo
público descentralizado que cuente con facultades decisorias que im-
pliquen la afectación de la esfera jurídica de los particulares y tampoco
tiene facultades para disponer de la fuerza pública; en virtud de lo
cual, no puede ser considerada como autoridad para los efectos del
juicio de amparo.39
De hecho, no pasaría mucho tiempo para considerar, sin analizar la natu-
raleza jurídica de los actos impugnados, que un organismo descentralizado
como Pemex no tendría la calidad de autoridad para efectos del amparo.
En el amparo en revisión 3209/86, fallado el 10 de septiembre de 1986, la
Segunda Sala señalaba lo siguiente: “El organismo descentralizado Petróleos
Mexicanos carece de imperio para hacer cumplir sus determinaciones, por
lo que, en términos de los artículos 103, fracción I, constitucional, y 1o.,
fracción I, de la Ley de Amparo, no tiene el carácter de autoridad para los
efectos del amparo”.40
Así, aun cuando las leyes establecieran que ciertos organismos fueran la máxi-
ma autoridad para el ejercicio de ciertas facultades, en el amparo en revisión
4343/86, resuelto el 18 de febrero de 1987, la Segunda Sala consideraría
que no pueden tenerse como autoridades para el efecto del amparo. Veamos.
Es cierto que, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 22
y 23 de la Ley Federal de Reforma Agraria, la asamblea general cons-
tituye la máxima autoridad dentro de los ejidos y comunidades que
poseen tierras; pero, no obstante tal denominación, del análisis de los
39
Registro digital: 237460. COMISION PARA LA REGULARIZACION DE LA TENENCIA DE LA
TIERRA. NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. SCJN; 7a. Época; Semanario
Judicial de la Federación; TA.
40
Registro digital: 237234. PETROLEOS MEXICANOS. NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS
DEL AMPARO. SCJN; 7a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 263
artículos 18, 21, párrafo segundo, y 47 de la citada ley se desprende
que no son autoridades para efectos del juicio de amparo, sino que,
propiamente, constituyen órganos de decisión interna de los núcleos
de población correspondientes.41
Cabe destacar que los criterios anteriores, sobre todo los de la Segunda Sala de
la SCJN, comienzan a producir efectos poco positivos en los tribunales cole-
giados de circuito. Así, por ejemplo, en el amparo en revisión 16/78, resuelto
el 15 de mayo de 1978, se puede advertir que para el Tribunal Colegiado
del Quinto Circuito, la Comisión Federal de Electricidad, aun cuando es un
organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio
propio, por el solo hecho de que el Código Civil para el Distrito Federal lo
cataloga como persona moral, se asume que su naturaleza es de particular
y, por tanto, no puede ser autoridad para efectos del amparo. Lo dijo así:
La Comisión Federal de Electricidad es un organismo público des-
centralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, corpo-
ración pública catalogada dentro de la categoría de persona moral en
los términos de la fracción II del artículo 25 del Código Civil para el
Distrito Federal, por cuyo carácter particular no puede ser enjuicia-
da en la vía constitucional de amparo, instituida esencialmente para
combatir actos de autoridad que violen garantías individuales, pues
su naturaleza queda fuera del concepto de autoridad, al carecer de
los atributos de ésta, por no tener imperio para hacer cumplir sus
resoluciones. En consecuencia no puede ser demandada a través del
juicio de amparo, ya que éste sólo procede por actos de autoridad
que violan garantías individuales, como lo establece a el artículo 1o.
fracción I, de la ley de la materia.42
41
Registro digital: 803170. AGRARIO. ASAMBLEA GENERAL DE LOS NUCLEOS DE POBLACION.
NO ES AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. SCJN; 7a. Época; Semanario Judicial
de la Federación; J.
42
Registro digital: 252394. COMISION FEDERAL DE ELECTRICIDAD. NO ES AUTORIDAD PARA
LOS EFECTOS DEL AMPARO. TCC; 7a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
264 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Así, en esta etapa todo continúa configurándose a partir de la idea de poder
como fuerza, es decir, de la idea de que una autoridad para efectos del amparo
lo configura el tener la disposición de la fuerza pública, no sólo el ejercicio
del poder aun cuando sus actos puedan incidir unilateralmente en la esfera
jurídica de los particulares. No debemos perder de vista que el constitucio-
nalismo busca limitar al poder a través de derecho, sin distingos sobre lo
primero: el ejercicio del poder.
IV. Mayormente sombras (Octava Época jurisprudencial)
En esta etapa se fortalecen las ideas previas. La descontextualización del
precedente de Marcolfo Torres ha prevalecido. Resultado de ello se advierte,
en la contradicción de tesis 36/93, resuelta el 16 de mayo de 1994 por la
Segunda Sala de la SCJN, el absurdo de afirmar que un hospital público,
aun cuando es un organismo descentralizado que tiene por objeto prestar
servicios de salud en el área de los padecimientos cardiovasculares, no puede
ser considerado como autoridad para efectos del amparo, debido a que no
cuenta con facultades que pudieran afectar la esfera jurídica de los particu-
lares y carece de la disposición de la fuerza pública.
Aquí advertimos que el análisis del tema que nos convoca se realizaba con
parámetros formales. ¿En verdad un hospital público no incide en la esfera de los
particulares si el servicio que presta tiene relación directa con el derecho humano
a la protección de la salud? En ese contexto, ¿es relevante que disponga o no de
la fuerza pública? Veamos cómo lo dijo:
Conforme a la Ley del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio
Chávez”, publicada en el Diario Oficial de la Federación el tres de
diciembre de mil novecientos ochenta y siete, dicho Instituto es un
organismo descentralizado por servicio, con personalidad jurídica y
patrimonio propios, que tiene por objeto, esencialmente, la prestación
de servicios de salud en el área de los padecimientos cardiovasculares,
el estudio y la enseñanza de la especialidad cardiovascular, la actua-
ción como órgano de consulta de las dependencias y entidades de
la administración pública federal en su área de especialización, y el
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 265
asesoramiento a instituciones sociales y privadas en la materia. Ahora
bien, en el articulado de su ley, no se establece que el Instituto Nacio-
nal de Cardiología Ignacio Chávez, para la realización de su objeto,
cuente con facultades decisorias que impliquen la afectación de la
esfera jurídica de los particulares y tampoco que tenga facultades para
disponer de la fuerza pública, por lo que, en términos de los artículos
103, fracción I, constitucional y 1o., fracción I, de la Ley de Amparo,
no tiene el carácter de autoridad para los efectos del amparo.43
Luego, no sería extraño que en el amparo en revisión 471/93 el mismo Pleno
de la SCJN haya determinado el 12 de abril de 1994 que aun cuando las
instituciones bancarias pueden recibir el pago de contribuciones fiscales,
ejerciendo con ello facultades delegadas que le corresponden a las autori-
dades fiscales, no pueden ser consideradas como autoridades para efectos
del amparo, debido a que carecen de fuerza pública. ¿Qué pasaría si una
institución de este tipo no enterara, por cualquier motivo arbitrario, el pago
de un impuesto en el último día que el contribuyente tiene para pagarlo, o
bien, se negara a recibirlo?, ¿no se afectaría la esfera jurídica de ese particular
de manera unilateral afectando un interés público?
Así lo resolvió la SCJN:
Las instituciones bancarias carecen de atributos para ser consideradas
autoridades para los efectos del juicio de amparo pues carecen de fuerza
pública e imperio, y aun cuando reciben el pago de contribuciones
fiscales, ello no significa que al hacerlo actúen como autoridades, ni
que se les deleguen facultades que correspondan a éstas, sino que
únicamente fungen como auxiliares de la administración pública.44
43
Registro digital: 206351. INSTITUTO NACIONAL DE CARDIOLOGIA “IGNACIO CHAVEZ”. NO
ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. SCJN; 8a. Época; Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación; 2a./J. 8/94; J.
44
Registro digital: 205429, INSTITUCIONES BANCARIAS. NO SON AUTORIDAD PARA LOS
EFECTOS DEL AMPARO POR RECIBIR EL PAGO DE CONTRIBUCIONES, SCJN; 8a. Época; Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación; P. XXIX/94; TA.
266 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Luego, no resultaría ilógico que, en el ámbito decisorio de los tribunales
colegiados de circuito, se tomaran determinaciones en el sentido de negar la
calidad de autoridad a organismos pertenecientes de universidades públicas
que tienen como atribución el defender los derechos de los estudiantes,
nuevamente porque carecen de la fuerza pública. ¿Qué pasaría si dicha
defensoría no admite una queja o simplemente no le da trámite?, ¿no incide
esto en la esfera jurídica de los estudiantes de manera unilateral afectando
posiblemente el derecho humano a la educación gratuita? En el amparo en
revisión 1264/89, el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa
del Primer Circuito afirmaba el 20 de julio de 1989 lo siguiente:
De la lectura del artículo 1o. del Estatuto de la Defensoría de los Dere-
chos Universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México
se advierte que dicha defensoría es solamente un órgano interior de
esta entidad pública descentralizada, que tiene por finalidad esencial
recibir las reclamaciones individuales de los estudiantes y de los
miembros del personal académico, por la afectación de los derechos
que les otorga la legislación universitaria; realizar las investigaciones
necesarias, ya sea a petición de parte o de oficio y proponer en su
caso soluciones a las autoridades de la propia universidad; de lo an-
terior se desprende, que las funciones de la defensoría únicamente
van encaminadas a regular las relaciones internas de los miembros
componentes de la propia entidad de conformidad con su legislación
interna, careciendo de acuerdo a ésta de la fuerza pública necesaria
para hacer cumplir sus determinaciones, por lo cual no puede decirse
que la defensoría en comento tenga el carácter de autoridad para los
efectos del amparo.45
Se consolida así la idea de que la calidad de “autoridad” para efectos del
amparo consistía en el hecho de tener o no la disposición de la fuerza pú-
blica. Pero, ante todo, que el análisis se concentra en elementos de carácter
45
Registro digital: 227560. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO, DEFENSORIA
DE LOS DERECHOS UNIVERSITARIOS DE LA. NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL
AMPARO. TCC; 8a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 267
formal, es decir, de la posición que guarda la autoridad demandada en el
marco jurídico y no, en cambio, en el acto impugnado. Nada más alejado al
neoconstitucionalismo procesal.
V. Luces, sombras de nuevo y precisiones: los “ilícitos
constitucionales” y la Barra Mexicana de Abogados
(Novena, Décima y Undécima épocas jurisprudenciales)
La eficacia horizontal de los derechos humanos comienza con la amplitud
que la SCJN, a instancias del ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, le dio a
lo que se denominó los “ilícitos constitucionales”, que no son otra cosa que
actos de particulares que violan derechos humanos. De esta forma se amplía
el concepto de “autoridad” de una manera importante.
En el amparo en revisión 2/2000, fallado el 11 de octubre del año 2000 por
parte de la Segunda Sala de la SCJN, se sostenía lo siguiente:
Del análisis de lo dispuesto en diversos preceptos de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, se advierte que la misma
contiene mandatos cuyos destinatarios no son las autoridades, sino
que establece deberes a cargo de los gobernados, como sucede, entre
otros casos, de lo dispuesto en sus artículos 2o., 4o. y 27, en los que
la prohibición de la esclavitud, el deber de los padres de preservar el
derecho de los menores a la satisfacción de sus necesidades y a la salud
física y mental, así como los límites a la propiedad privada, constituyen
actos u omisiones que deben observar aquéllos, con independencia
de que el mandato constitucional constituya una garantía exigible a
las autoridades y que, por ende, dentro de su marco competencial
éstas se encuentren vinculadas a su acatamiento. En tal virtud, al
establecer el Poder Revisor de la Constitución, en el párrafo noveno
del artículo 16 de la Constitución General de la República, que las
‘comunicaciones privadas son inviolables’, resulta inconcuso que con
ello estableció como derecho fundamental el que ni la autoridad ni
los gobernados pueden intervenir una comunicación, salvo en los
casos y con las condiciones que respecto a las autoridades establece
268 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
el propio numeral y, por tanto, la infracción de los gobernados a tal
deber conlleva la comisión de un ilícito constitucional, con indepen-
dencia de los efectos que provoque o del medio de defensa que se
prevea para su resarcimiento, en términos de la legislación ordinaria
correspondiente.46
Lo relevante del concepto de ilícito constitucional consiste en que cambia
la narrativa de lo que hasta ese momento significaba el análisis del concepto
de autoridad para efectos del amparo. Pero, además, nos interpela a todos,
ya que, desde esa óptica, todos somos capaces de violar derechos humanos.
Luego, como consecuencia lógica de tal criterio, la Segunda Sala señalaba que
la intervención de alguna comunicación privada sin el consentimiento
expreso e irrefutable de los que la entablan, incurrirá en un ilícito
constitucional; por ende, si dentro de un juicio civil, en cualquiera de
sus especies, una de las partes ofrece como prueba la grabación de una
comunicación privada que no fue obtenida legalmente, tal probanza
debe estimarse contraria a derecho y, por tanto, no debe admitirse
por el juzgador correspondiente, pues ello implicaría convalidar un
hecho que en sí mismo es ilícito.47
Con tal comprensión de lo jurídico, se comienza a advertir un cambio im-
portante en los criterios de nuestro Máximo Tribunal. Ya no se trata sólo de
advertir si la entidad o persona demandada tiene la calidad de autoridad a
partir de su posición, configuración o facultades, sino de analizar los actos
46
Registro digital: 190652. COMUNICACIONES PRIVADAS. EL DERECHO A SU INVIOLABILIDAD,
CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 16, PÁRRAFO NOVENO, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, ES
OPONIBLE TANTO A LAS AUTORIDADES COMO A LOS GOBERNADOS, QUIENES AL TRANSGRE-
DIR ESTA PRERROGATIVA INCURREN EN LA COMISIÓN DE UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL.
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. CLX/2000; TA.
47
Registro digital: 190651. COMUNICACIONES PRIVADAS. LAS PRUEBAS OFRECIDAS DENTRO
DE UN JUICIO CIVIL, OBTENIDAS POR UN GOBERNADO SIN RESPETAR LA INVIOLABILIDAD
DE AQUÉLLAS, CONSTITUYEN UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL, POR LO QUE RESULTAN
CONTRARIAS A DERECHO Y NO DEBEN ADMITIRSE POR EL JUZGADOR CORRESPONDIENTE.
SCJN; 9a. Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. CLXI/2000; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 269
impugnados y su naturaleza jurídica y, a partir de ello, determinar o no la
procedencia del amparo como garantía constitucional.
Pese a lo anterior, en el amparo en revisión 2219/2009 promovido por Leonel
Péreznieto Castro contra actos del Congreso de la Unión y de otras autoridades,
consistentes en la emisión, promulgación, refrendo y publicación del inciso
r del artículo 50 de la Ley Reglamentaria del Artículo 5º Constitucional,48
relativo al ejercicio de las profesiones en el otrora Distrito Federal, la SCJN
discutió ampliamente si a la Barra Mexicana Colegio de Abogados, A. C.
(BMA) debía o no considerársele autoridad para efectos del amparo.
Lo anterior derivado de la resolución del 12 de diciembre de 2007, emitida
por la Junta de Honor de la BMA, que lo sancionó con una suspensión de
seis meses en sus derechos de asociado, sin exención de cuotas, por haberse
determinado que actuó como perito y abogado en un mismo asunto, así como
su posterior confirmación —por diversa resolución— de la propia Junta de
Honor de 16 de julio de 2008, con motivo del recurso de reconsideración
hecho valer por el interesado. Sobre el particular, en la SCJN existieron tres
posiciones divergentes, a saber:
a) La BMA sí es autoridad debido a la eficacia horizontal de los derechos
humanos.
Esta primera vertiente fue defendida por el ministro Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea en la sesión del 19 de abril de 2010, señalando toralmente los
siguientes argumentos:
1. Me parece que la mayoría se ha pronunciado por un esquema
tradicional, llamaría yo, de entender el derecho constitucional com-
pletamente separado del derecho privado; de entender los derechos
48
Cuyo tenor es el siguiente: “Artículo 50.- Los Colegios de Profesionistas tendrán los siguientes
propósitos: r) Establecer y aplicar sanciones contra los profesionistas que faltaren al cumplimiento de
sus deberes profesionales, siempre que no se trate de actos y omisiones que deban sancionarse por
las autoridades…”.
270 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
fundamentales con una efectividad meramente horizontal y oponibles
frente al Estado en su sentido estricto de autoridad en una cuestión
clásica, y el juicio de amparo, pues también desde su perspectiva más
clásica de mediados del siglo XX, nada más que debemos recordar
que esta idea del amparo que funcionó muy bien en nuestro país, este
tecnicismo excesivo del juicio de amparo, funcionó muy bien en un
régimen autoritario, pero no necesariamente se compadece con un
régimen democrático.49
2. La Constitución hoy, no determina simplemente las bases de orga-
nización del Estado y de los poderes públicos, sino además, las líneas
básicas del ordenamiento jurídico en general, es lógico, en un Estado
plural la Constitución no regula a detalle todas las implicaciones que
puede tener este ordenamiento jurídico, esto le toca sobre todo al
Poder Legislativo; sin embargo, el paradigma de que los derechos
fundamentales tienen hoy dos dimensiones: una dimensión de de-
recho subjetivo, la dimensión subjetiva y una dimensión objetiva,
que irradia todas las relaciones del orden jurídico, ha tenido una
importantísima trascendencia en cómo debemos entender hoy los
derechos fundamentales.50
3. Estoy convencido que la Constitución, la norma constitucional y
sus valores y sus principios iluminan todo el orden jurídico y que
no es factible hacer una división que sirve para efectos meramente
académicos entre derecho público y derecho privado.51
4. Los derechos fundamentales tienen dos dimensiones: como derecho
subjetivo público, pero también una dimensión objetiva que irradia
las relaciones entre particulares […] para mí —y lo he venido sos-
teniendo— es acto de autoridad para efectos del amparo, aquél que
afecta, que modifica, que extingue la esfera jurídica de los particulares
49
Versión taquigráfica de la sesión pública ordinaria del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, celebrada el lunes 19 de abril de 2010, p. 4.
50
Ibidem, p. 5.
51
Ibidem, p. 10.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 271
de manera unilateral y obligatoria con independencia de la naturaleza
formal de quien lo emite.52
b) La BMA sí es autoridad, pero no debido a la eficacia horizontal, sino debi-
do a que en el caso concreto realizó actos de autoridad delegados por la ley.
Esta postura fue defendida por el ministro José Ramón Cossío Díaz, quien
esbozó los siguientes argumentos torales:
1. Yo en el caso concreto, sin embargo no creo que estemos ante un
problema de la eficacia de los derechos fundamentales entre par-
ticulares ¿por qué razón? porque me parece que la interpretación
[…] que se puede hacer del artículo 5º constitucional de la Ley de
Profesiones, reglamentaria de ese artículo, de la Ley de Educación y
del Reglamento de la Ley de Profesiones nos lleva a entender que la
Barra Mexicana, Colegio de Abogados, no está actuando como un
particular sino está actuando en el desarrollo de las normas que le
otorgó el orden jurídico.53
2. Creo que la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, tiene tal delega-
ción de funciones por parte de las leyes que acabo de mencionar, que
califica precisamente como autoridad precisamente por la delegación
que en ella ha hecho el Legislador federal que es a lo que se refería.54
c) La BMA no puede ser considerada autoridad para efectos del amparo, ya
sea por las condiciones del caso, o bien, porque el amparo no tutela viola-
ciones entre particulares.
Esta fue la postura mayoritaria, misma que puede verse representada por
los siguientes argumentos:
52
Ibidem, p. 11.
53
Ibidem, p. 16.
54
Idem.
272 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Aguilar Morales:
no podría negar que las relaciones entre particulares pueden dar
lugar a violaciones a los derechos humanos y a la Constitución […]
pero el juicio de amparo no tiene una finalidad universal frente a esas
violaciones, sino que se enfoca con precisión frente a los poderes
del Estado […] pretender llevarlo al ámbito de los conflictos entre
particulares, aunque sea en un sólo caso, es otorgarle en un ejercicio,
en legislativo, que no corresponde a este Tribunal Constitucional
una nueva y distinta finalidad. Puede que esto pudiera ser si el Poder
Constituyente así lo determina.55
Valls:
sobre los colegios de profesionales que actúen como autoridad, consi-
dero, primero, como existe en algunos países del continente, Argentina
por ejemplo; dichos colegios son creados por ley, directamente por la ley.
Si hay agremiación, colegiación obligatoria, así establecido en ley. Esos
colegios tienen el control de la matrícula para el ejercicio profesional,
sin la colegiación no es posible el ejercicio profesional […] Todo esto
constituye incuestionablemente el ejercicio de potestades públicas, sí,
pero establecidas por ley, en la ley, que no es nuestro caso, porque la
Ley Reglamentaria del 5° constitucional no tiene estas características.56
Luna Ramos:
finalmente existen muchísimos más colegios de profesionistas donde
tienen innumerables determinaciones que conforme a la Ley de Pro-
fesiones establecen la existencia de procedimientos de carácter disci-
plinario, pero el hecho de que existan los procedimientos de carácter
disciplinario es ¿por qué? porque quienes han entrado a este tipo de
asociaciones, lo han adoptado de manera voluntaria; es decir, son ellos
quienes voluntariamente se han afiliado, al afiliarse a estos colegios,
55
Ibidem, p. 13.
56
Ibidem, p. 19.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 273
simple y sencillamente lo que están determinando es someterse ¿a qué?
A los Estatutos, al Código de Honor que estos colegios establecen; si
ellos voluntariamente se someten, yo no veo por qué pueda decirse
que en el momento en que se lleve a cabo un procedimiento de esta
naturaleza pueda determinarse que se está en presencia de un acto de
autoridad cuando voluntariamente se sometieron a su jurisdicción.57
Por otro lado, también se ha mencionado que son dos las razones
fundamentales, según entendí para que exista el carácter de que un
particular pueda considerarse como autoridad; primero, cuando el
particular ejerce funciones de servicio público; y segundo, cuando
las funciones que realice, aun no siendo de servicio público, tienen el
respaldo del Estado. [En el caso de la Barra Mexicana] está respaldada
por el Estado por el hecho de que la Ley de Profesiones de alguna
manera establece como propósitos de los colegios de abogados que
existan todas estas situaciones que tienen al mejoramiento de la pro-
fesión. Yo creo que no, porque no existe una obligatoriedad.58
De esta forma, en el caso concreto se decidió por mayoría que la Barra Mexi-
cana Colegio de Abogados, A.C. no debía ser considerada autoridad para
los efectos del amparo. Al parecer, las luces no están exentas de sombras.
No obstante, en el amparo directo 35/2014, la Primera Sala de la SCJN ad-
vierte que el bullying escolar se constituye en un tema de la mayor relevancia
social, lo cual implica el cumplimiento de deberes de diligencia de los centros
escolares, no importando si son públicos o privados y, sobre todo, dirigién-
dose a los docentes de manera precisa. En suma, se advierte cómo se coloca,
en la reflexión en torno al concepto de autoridad para efectos del amparo, la
relevancia de los derechos humanos, al punto de que este criterio deja ver
que lo relevante son los menores de edad. La Corte lo dijo así:
57
Ibidem, pp. 29 y 30.
58
Ibidem, p. 30.
274 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Es de la mayor importancia que las instituciones educativas y las per-
sonas que desarrollan la docencia cumplan con la debida diligencia
los deberes a su cargo, en tanto a nivel convencional y legal existe
la obligación de las autoridades, instituciones educativas, padres,
representantes legales o cualquier otra persona que tenga a su cargo
a un niño, de protegerlo contra toda forma de perjuicio o abuso físico
o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación,
incluido el abuso sexual. De esta forma, es severamente reprochable
la conducta negligente tanto del instituto como de su personal do-
cente, pues no obstante que era su obligación generar un ambiente
escolar adecuado y crear instrumentos de conducta que protejan a los
estudiantes contra el abuso y el acoso por parte de otros estudiantes o
del personal, fueron totalmente omisos, e inclusive permitieron dicha
violencia, colocando no sólo al menor en una situación de riesgo,
sino generando un ambiente inadecuado para todos los alumnos.59
La configuración de autoridad no es automática. Debe analizarse ad casum.
Así, por ejemplo, en la contradicción de tesis 408/2017, la Segunda Sala de
la SCJN señaló que
el hecho de que una universidad privada realice actos relacionados
con la inscripción o ingreso, evaluación, permanencia o disciplina
de sus alumnos, con motivo de la aplicación de la normativa interna,
no conlleva que se constituya en un particular que realiza actos de
autoridad para efectos del juicio de amparo (por más que el estudiante
pueda considerar que afecta sus derechos), ya que la relación entre las
universidades particulares y sus educandos tiene su origen en una dis-
posición integrada al orden privado y no constituye un acto unilateral,
sino de coordinación, atendiendo a que aquéllas tienen como objeto
prestar servicios educativos en los niveles medio superior y superior
y actúan con base en su normativa interna, que obliga únicamente a
59
3. Registro digital: 2010483. BULLYING ESCOLAR. CONSTITUYE DE LA MAYOR RELEVANCIA
SOCIAL EL CUMPLIMIENTO DE LOS DEBERES DE DILIGENCIA DE LOS CENTROS ESCOLARES.
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. CCCLII/2015 (10a.); TA; Publi-
cación: viernes 27 de noviembre de 2015 11:15 h.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 275
quienes por voluntad propia deciden adquirir el carácter de alumnos
y tienen conocimiento de que ante el incumplimiento de lo acordado
en la relación contractual, pueden tomarse las medidas disciplinarias
correspondientes, las que no constituyen un acto de autoridad para
efectos del juicio de amparo.60
Ya en la Décima Época jurisprudencial, al resolver el amparo en revisión
327/2017 el 27 de noviembre de 2019, la Primera Sala de la SCJN nos provee
de luces muy importantes para la incorporación de la eficacia horizontal de
los derechos humanos al constitucionalismo mexicano. Aquel amparo fue
promovido en contra de una escuela privada de nivel básico, por lo que el
primer tema a dilucidar era si dicha entidad podría ser o no considerada
autoridad responsable.
Este precedente, más allá de lo resuelto en el fondo, aporta dos criterios fun-
damentales para entender el artículo 5, fracción II de la Ley de Amparo de
2013, a saber: los particulares tendrán la calidad de “autoridad” para efectos
del amparo si se reúnen dos condiciones: i) que realicen actos equivalentes a
los de autoridad, que afecten derechos y ii) que sus funciones estén determi-
nadas por una norma general, teniendo en cuenta que la textura abierta de
los términos utilizados por el legislador genera la necesidad interpretativa,
por lo que debe analizarse caso por caso.61
Lo radical de este cambio de postura consiste en que el análisis respecto de
la calidad de “autoridad” para efectos del amparo ya no será desde el punto
de vista formal, sino que deberá analizarse si el acto lesiona o no derechos
humanos. De esto se trata el “neoconstitucionalismo procesal”.
60
Registro digital: 2017394. UNIVERSIDADES PRIVADAS. CUANDO REALIZAN ACTOS RELACIO-
NADOS CON LA INSCRIPCIÓN O INGRESO, EVALUACIÓN, PERMANENCIA O DISCIPLINA DE
SUS ALUMNOS, NO TIENEN EL CARÁCTER DE AUTORIDAD RESPONSABLE PARA EFECTOS DEL
JUICIO DE AMPARO. SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 2a./J. 65/2018
(10a.); J; Publicación: viernes 06 de julio de 2018 10:13 h.
61
Registro digital: 2021955. AMPARO INDIRECTO CONTRA ACTOS DE PARTICULARES. INTER-
PRETACIÓN DEL ARTÍCULO 5o., FRACCIÓN II, SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA LEY DE AMPARO.
SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. XXI/2020 (10a.); TA.
276 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Ya con esa línea jurisprudencial y, ante todo, esa nueva narrativa, la Segunda
Sala de la SCJN, al resolver la contradicción de tesis 408/2017 el 6 de junio
de 2018, sostendría, analizando el acto impugnado y no así a la categoría de
la entidad demandada, que las universidades privadas, respecto de determi-
nados actos que emiten, no pueden ser consideradas como autoridades en el
juicio de amparo, ya que en ciertos casos la relación entre las universidades
particulares y sus educandos tiene su origen en una disposición integrada al
orden privado y no constituye un acto unilateral. Así lo sostuvo:
El artículo 5o., fracción II, párrafo segundo, de la Ley de Amparo
prevé que para efectos de esa ley, los particulares tendrán la calidad
de autoridad responsable cuando realicen actos equivalentes a los de
autoridad, que afecten derechos en los términos de esa fracción y cuyas
funciones estén determinadas por una norma general. Ahora bien,
el hecho de que una universidad privada realice actos relacionados
con la inscripción o ingreso, evaluación, permanencia o disciplina
de sus alumnos, con motivo de la aplicación de la normativa interna,
no conlleva que se constituya en un particular que realiza actos de
autoridad para efectos del juicio de amparo (por más que el estudiante
pueda considerar que afecta sus derechos), ya que la relación entre las
universidades particulares y sus educandos tiene su origen en una dis-
posición integrada al orden privado y no constituye un acto unilateral,
sino de coordinación, atendiendo a que aquéllas tienen como objeto
prestar servicios educativos en los niveles medio superior y superior
y actúan con base en su normativa interna, que obliga únicamente a
quienes por voluntad propia deciden adquirir el carácter de alumnos
y tienen conocimiento de que ante el incumplimiento de lo acordado
en la relación contractual, pueden tomarse las medidas disciplinarias
correspondientes, las que no constituyen un acto de autoridad para
efectos del juicio de amparo.62
62
Registro digital: 2017394. UNIVERSIDADES PRIVADAS. CUANDO REALIZAN ACTOS RELACIO-
NADOS CON LA INSCRIPCIÓN O INGRESO, EVALUACIÓN, PERMANENCIA O DISCIPLINA DE
SUS ALUMNOS, NO TIENEN EL CARÁCTER DE AUTORIDAD RESPONSABLE PARA EFECTOS
DEL JUICIO DE AMPARO. SCJN; 10a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 2a./J.
65/2018 (10a.); J.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 277
No obstante, el criterio anterior permitiría que, más pronto que tarde, ante un
acto diverso emitido por universidades privadas sí podrían ser consideradas
como “autoridades” para efectos del juicio de amparo. En la contradicción de
criterios 330/2022, resuelta el 24 de mayo de 2023, la Segunda Sala llegaba
a la conclusión siguiente:
como elementos a tomar en cuenta para considerar que el particular
se equipara a una autoridad para efectos del juicio los siguientes: a)
que el particular dicte, ordene, ejecute o trate de ejecutar un acto que
cree, modifique o extinga situaciones jurídicas en forma unilateral y
obligatoria; b) que omita actos que de realizarse creen, modifiquen o
extingan dichas situaciones jurídicas; c) que esas funciones que los
particulares realizan estén determinadas por una norma general; y, d)
que su actuación se ubique dentro de un plano de supra a subordina-
ción respecto del gobernado. En ese sentido, cuando las universidades
privadas omiten tramitar y entregar un título profesional, realizan actos
equiparables a los de una autoridad para efectos de la procedencia
del juicio de amparo. Lo anterior, pues (…) su actuación se da en un
plano de supra a subordinación con las personas particulares y no
de coordinación.63
De esta manera se privilegia el fondo respecto de la forma. El proceso se pone
al servicio de los derechos, ya que, más allá de valorar la naturaleza jurídica
de la entidad —persona física o moral, pública o privada— que resulte de-
mandada, debe analizarse el acto impugnado para saber si se ha vulnerado o
no algún derecho humano. De eso se trata el “neoconstitucionalismo procesal”
y la “eficacia horizontal de los derechos humanos”, de entender, como lo he
dicho a lo largo de estas líneas, que el proceso debe estar al servicio de los
derechos, nunca a la inversa.
63
Registro digital: 2026897. UNIVERSIDADES PRIVADAS. EN ACTOS RELACIONADOS CON LA
OMISIÓN DE TRAMITAR Y REALIZAR LA ENTREGA DE UN TÍTULO PROFESIONAL, SE EQUI-
PARAN A UNA AUTORIDAD PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO.
SCJN; 11a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 2a./J. 43/2023 (11a.); J.
278 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
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La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 279
Registro digital: 190651. COMUNICACIONES PRIVADAS. LAS PRUEBAS
OFRECIDAS DENTRO DE UN JUICIO CIVIL, OBTENIDAS POR UN
GOBERNADO SIN RESPETAR LA INVIOLABILIDAD DE AQUÉLLAS,
CONSTITUYEN UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL, POR LO QUE
RESULTAN CONTRARIAS A DERECHO Y NO DEBEN ADMITIRSE
POR EL JUZGADOR CORRESPONDIENTE. SCJN; 9a. Época; Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. CLXI/2000; TA.
Registro digital: 190652. COMUNICACIONES PRIVADAS. EL DERECHO
A SU INVIOLABILIDAD, CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 16,
PÁRRAFO NOVENO, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, ES OPO-
NIBLE TANTO A LAS AUTORIDADES COMO A LOS GOBERNADOS,
QUIENES AL TRANSGREDIR ESTA PRERROGATIVA INCURREN
EN LA COMISIÓN DE UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL. SCJN; 9a.
Época; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. CLX/2000; TA
Registro digital: 190652. COMUNICACIONES PRIVADAS. EL DERECHO
A SU INVIOLABILIDAD, CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 16,
PÁRRAFO NOVENO, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, ES OPO-
NIBLE TANTO A LAS AUTORIDADES COMO A LOS GOBERNADOS,
QUIENES AL TRANSGREDIR ESTA PRERROGATIVA INCURREN EN
LA COMISIÓN DE UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL. SCJN; 9a. Épo-
ca; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; 2a. CLX/2000; TA.
Registro digital: 2017394 2. UNIVERSIDADES PRIVADAS. CUANDO REALI-
ZAN ACTOS RELACIONADOS CON LA INSCRIPCIÓN O INGRESO,
EVALUACIÓN, PERMANENCIA O DISCIPLINA DE SUS ALUMNOS,
NO TIENEN EL CARÁCTER DE AUTORIDAD RESPONSABLE PARA
EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. SCJN; 10a. Época; Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación; 2a./J. 65/2018 (10a.); J.
Registro digital: 2021955. AMPARO INDIRECTO CONTRA ACTOS DE PAR-
TICULARES. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 5o., FRACCIÓN II,
280 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA LEY DE AMPARO. SCJN; 10a. Época;
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación; 1a. XXI/2020 (10a.); TA.
Registro digital: 2026897 2. UNIVERSIDADES PRIVADAS. EN ACTOS RE-
LACIONADOS CON LA OMISIÓN DE TRAMITAR Y REALIZAR LA
ENTREGA DE UN TÍTULO PROFESIONAL, SE EQUIPARAN A UNA
AUTORIDAD PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO
DE AMPARO. SCJN; 11a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación; 2a./J. 43/2023 (11a.); J.
Registro digital: 205429, INSTITUCIONES BANCARIAS. NO SON AUTO-
RIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO POR RECIBIR EL PAGO
DE CONTRIBUCIONES, SCJN; 8a. Época; Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación; P. XXIX/94; TA.
Registro digital: 206351 2. INSTITUTO NACIONAL DE CARDIOLOGÍA
“IGNACIO CHÁVEZ”. NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS
DEL AMPARO. SCJN; 8a. Época; Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación; 2a./J. 8/94; J.
Registro digital: 227560. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE
MÉXICO, DEFENSORIA DE LOS DERECHOS UNIVERSITARIOS DE
LA. NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. TCC;
8a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 232604, BANCOS. NO TIENEN EL CARÁCTER DE AUTO-
RIDAD, PARA EL JUICIO DE AMPARO, SCJN; 7a. Época; Semanario
Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 237234. PETRÓLEOS MEXICANOS. NO ES AUTORIDAD
PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. SCJN; 7a. Época; Semanario
Judicial de la Federación; TA.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 281
Registro digital: 237460. COMISIÓN PARA LA REGULARIZACIÓN DE LA
TENENCIA DE LA TIERRA. NO ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS
DEL AMPARO. SCJN; 7a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 239178 6, AGRARIO. CUERPO CONSULTIVO. NO ES
AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO, SCJN; 7a. Época;
Semanario Judicial de la Federación; J.
Registro digital: 252394. COMISIÓN FEDERAL DE ELECTRICIDAD. NO ES
AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. TCC; 7a. Época;
Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 260234. FERROCARRILEROS. LA DIRECTIVA DE LA OR-
GANIZACIÓN SINDICAL NO TIENE CARÁCTER DE AUTORIDAD.
SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 265132. PROGRAMA FEDERAL DE CONSTRUCCIÓN DE
ESCUELAS, EL COMITÉ ADMINISTRADOR DEL, NO ES AUTORI-
DAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. SCJN; 6a. Época; Semanario
Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 265348. TRANSPORTES ELÉCTRICOS DEL DISTRITO
FEDERAL, SERVICIO DE. NO ES AUTORIDAD. SCJN; 6a. Época;
Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 268632. CUERPO CONSULTIVO DEL DEPARTAMENTO
AGRARIO. NO ES AUTORIDAD. SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial
de la Federación; TA.
Registro digital: 289961, AMPARO, PROCEDENCIA DEL, SCJN; 5a. Época;
Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 289962, AUTORIDADES. SCJN; 5a. Época; Semanario Ju-
dicial de la Federación; TA.
282 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Registro digital: 289963, AUTORIDADES, SCJN; 5a. Época; Semanario Ju-
dicial de la Federación; TA.
Registro digital: 292891. AUTORIDADES, CONCEPTO DE, SCJN; 5a. Época;
Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 329126, AUTORIDAD. CONCEPTO DE, SCJN; 5a. Época;
Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 801668, AGRARIO. EL CUERPO CONSULTIVO NO TIENE
EL CARÁCTER DE AUTORIDAD PARA LOS FINES DEL AMPARO,
SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 801768. CUERPO CONSULTIVO AGRARIO. NO ES AU-
TORIDAD. SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
Registro digital: 803170 6. AGRARIO. ASAMBLEA GENERAL DE LOS
NÚCLEOS DE POBLACIÓN. NO ES AUTORIDAD PARA EFECTOS
DEL JUICIO DE AMPARO. SCJN; 7a. Época; Semanario Judicial de la
Federación; J.
Registro digital: 807184. AGRARIO. CUERPO CONSULTIVO AGRARIO. NO
ES AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO.
SCJN; 6a. Época; Semanario Judicial de la Federación; TA.
Sentencia 0400/2006-R, Tribunal Constitucional de Bolivia, 25 de abril de
2006, fundamento jurídico núm. III.1.
Sentencia 5215-2007-PA/TC, Sala Primera del Tribunal Constitucional del
Perú, 18 de agosto de 2009, fundamentos jurídicos núm. 11 y 12.
Sentencia 5215-2007-PA/TC, Sala Primera del Tribunal Constitucional del
Perú, 18 de agosto de 2009, fundamentos jurídicos núm. 9 a 12.
La evolución del concepto de “autoridad” para efectos del amparo 283
Sentencia 5215-2007-PA/TC, Sala Primera del Tribunal Constitucional, 18
de agosto de 2009, fundamentos jurídicos núm. 9 y 10.
Sentencia sobre el expediente núm. 6.132-07, Acción de Amparo Constitu-
cional, 13 de febrero de 2007; y Sentencia sobre el expediente núm.
6.105-06, Nulidad de Matrimonio, 14 de febrero de 2007, ambas del
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Estado Guarico, Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela. Dis-
ponible en: “http://guarico.tsj.gov.ve/”.
Sentencia sobre el expediente núm. 6.132-07, Acción de Amparo Constitu-
cional, 13 de febrero de 2007; y Sentencia sobre el expediente núm.
6.105-06, Nulidad de Matrimonio, 14 de febrero de 2007, ambas del
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Estado Guarico, Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela. Dis-
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18, párr. 76 y 77.
¿De la restitución integral a la reparación
integral en el juicio de amparo?*
Érika Yazmín Zárate Villa**
* El texto no refleja la postura institucional del sitio en el que se publica ni compromete el criterio de
la autora en un caso concreto, pues cada asunto depende de la normativa aplicable, la jurisprudencia
obligatoria y las pruebas correspondientes.
Agradezco a Rebeca Bautista, mi alumna y discípula, la revisión de este texto y por su apoyo para mi
investigación.
** Jueza de Distrito Especializada en Ejecución de Penas en la Ciudad de México. Profesora Titular de
las materias Teoría de la Prueba y Justicia Constitucional Comparada en los programas de Maestría
del Posgrado de la Escuela Libre de Derecho. Profesora de Teoría General del Proceso en la Facultad
de Derecho de la Universidad Autónoma de México.
Sumario: A. Introducción; B. Restitución integral; C. La evolución de la reparación
en el juicio de amparo; D. Reparaciones integrales en el Sistema Interamericano;
I. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Sentencia de 29 de julio de 1988; II. Caso
Aloeboetoe y otros vs. Surinam. Sentencia de 10 de septiembre de 1993; III. Caso
Gangaram Panday vs. Surinam. Sentencia de 21 de enero de 1994; IV. Caso Neira
Alegría y otros vs. Perú. Sentencia del 19 de enero de 1995; V. Caso Loayza Tamayo
vs. Perú. Sentencia del 17 de septiembre de 1997; VI. Caso Paniagua Morales y otros
vs. Guatemala. Sentencia de 8 de marzo de 1998; VII. Caso Garrido y Baigorria vs.
Argentina. Sentencia de 27 de agosto de 1998; VIII. Caso Castillo Páez vs. Perú.
Sentencia de 27 de noviembre de 1998; IX. Caso Durand y Ugarte vs. Perú. Sentencia
de 16 de agosto de 2000; X. Caso Cantoral Benavides vs. Perú. Sentencia de 18 de
agosto de 2000; XI. Caso de los “Niños de la Calle” vs. Guatemala. Sentencia de 26
de mayo de 2001; XII. Caso Barrios Altos vs. Perú. Sentencia de 30 de noviembre
de 2001; XIII. Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia. Sentencia de 12 de septiembre
de 2005; XIV. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de
septiembre de 2005; XV. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México.
Sentencia de 16 de noviembre de 2009; XVI. Caso de la “Masacre de las Dos Erres”
vs. Guatemala. Sentencia de 24 de noviembre de 2009; XVII. Caso Gelman vs.
Uruguay. Sentencia de 24 de febrero de 2011; XVIII. Caso Atala Riffo y niñas vs.
Chile. Sentencia de 24 de febrero de 2012; XIX. Caso Pueblo Indígena Kichwa de
Sarayaku vs. Ecuador. Sentencia de 27 de junio de 2012; XX. Caso Mujeres víctimas
de tortura sexual en Atenco vs. México. Sentencia de 28 de noviembre de 2018;
XXI. Caso Barbosa de Souza y otros vs. Brasil. Sentencia de 7 de septiembre de 2021;
XXII. Caso Digna Ochoa y familiares vs. México. Sentencia de 25 de noviembre de
2021; E. Conclusiones; F. Bibliografía.
A. Introducción
El presente documento aborda el principio de restitutio in integrum y su
evolución en el ámbito jurídico, con un enfoque particular en el juicio de
amparo en México y las reparaciones integrales en el Sistema Interamerica-
287
288 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
no de Derechos Humanos. Se analiza cómo este principio, con raíces en el
derecho romano, ha sido adaptado en los sistemas jurídicos modernos para
garantizar la restitución de derechos violados, ya sea mediante medidas como
la restitución material, la compensación económica o específicas. Asimismo,
se examinan los desafíos y las limitaciones en la implementación de las
sentencias que buscan garantizar la reparación integral, tanto en el ámbito
nacional como internacional. A través de un análisis de casos emblemáticos
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y del juicio
de amparo mexicano, se reflexiona sobre la importancia de las reparaciones
integrales como un mecanismo para garantizar la justicia, la equidad y la
protección de los derechos humanos. Pero se reflexiona sobre el posible in-
cumplimiento o la carencia de ejecución de las sentencias que protegen los
derechos humanos, para llegar a la conclusión de que la reparación integral
del modelo interamericano no puede utilizarse en todos los casos.
B. Restitución integral
El principio de restitutio in integrum tiene sus raíces en el derecho romano
y ha evolucionado como un mecanismo esencial para garantizar la equidad
y la justicia en casos de daño o pérdida. Este concepto, adoptado por los
sistemas jurídicos modernos, busca restablecer a las víctimas en la situación
previa a la violación de sus derechos, ya sea mediante la restitución material,
la compensación económica o medidas específicas. En el contexto del juicio
de amparo, este principio se ha adaptado para restituir a las personas en
el pleno goce de sus derechos violados, lo que ha reflejado una constante
evolución en los efectos de las sentencias. Este apartado explora cómo el
principio de restitución integral se aplica en diferentes áreas del derecho y
cómo ha influido en la protección de derechos fundamentales.
Como lo he escrito en otros textos,1 el juicio de amparo se construyó como
un proceso civil, porque en la historia occidental del derecho la materia civil
1
Al respecto, véanse Zárate Villa, Érika Yazmín, “La suplencia de la queja en perspectiva histórica:
creación procesal del Congreso Constituyente de 1917, para la materialización del acceso a la justi-
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 289
ha sido un parámetro residual,2 al que se acude cuando no es posible definir
reglas especiales para materias nuevas. Por esa razón es un buen referente
pensar que los efectos de las sentencias protectoras del juicio de amparo fueron
creados en términos de la anulación de actos que generaban la restitución
total (restitutio in integrum), consecuencia del acto anulado.
El principio de restitutio in integrum tiene sus raíces en el derecho romano, en
el que se utilizaba como un mecanismo para garantizar la equidad en casos
de daño o pérdida. En el derecho romano, los magistrados podían ordenar
la restitución completa de los derechos o bienes de una persona que hubiera
sufrido un perjuicio injusto, siempre que fuera posible devolverla a su estado
original.3 Este concepto fue adoptado y desarrollado posteriormente por los
sistemas jurídicos europeos, especialmente en el derecho civil, y se convirtió
en un pilar de la responsabilidad civil.
En el derecho moderno, el principio se aplica en diversas áreas del derecho,
incluyendo el derecho civil, el derecho internacional y el derecho penal,
principalmente en casos de responsabilidad civil, tanto contractual como
extracontractual. Su objetivo es garantizar que la víctima de un daño reciba
una compensación adecuada que le permita recuperar su situación previa al
daño, ya sea mediante la reparación material, la compensación económica o,
en algunos casos, la restitución específica del bien perdido.4 Es decir, este
principio guía la determinación de indemnizaciones por daños y perjuicios.
Por ejemplo, en un caso de accidente de tráfico, la víctima tiene derecho
a recibir una compensación que cubra no sólo los daños materiales, como
cia”, Revista Criterio y Conducta, México, Suprema Corte de Justicia, vol. 9, 2001; y Zárate Villa, Érika
Yazmín, “Los rasgos que distinguen a la tutela cautelar en el juicio de amparo indirecto”, Revista de
Escuela Federal de Formación Judicial, núm. 51, 2021.
2
Nieva Fenoll, Jordi, Derecho Procesal I. Introducción, 2ª ed., Valencia, Tirant lo Blanch, 2022.
3
Justiniano, Instituciones, Libro IV.
4
Díez-Picazo, Luis, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, Madrid, Civitas, 2007.
290 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
la reparación del vehículo, sino también los daños inmateriales, como el
sufrimiento físico o emocional.5
En el derecho internacional, el principio de restitutio in integrum es fundamental
en la resolución de disputas entre Estados y en la reparación de violaciones de
derechos humanos. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) y otros tribunales
internacionales han reconocido este principio como una norma general del
derecho internacional. Por ejemplo, en el caso Chorzów Factory (1928), la
CIJ afirmó que “la reparación debe, en la medida de lo posible, borrar todas
las consecuencias del acto ilícito y restablecer la situación que probablemente
habría existido si el acto no se hubiera cometido”.6
A pesar de su importancia, el principio de restitutio in integrum enfrenta
ciertas limitaciones en su aplicación práctica. En muchos casos, es imposible
devolver a la víctima a su estado original por la naturaleza irreversible del
daño. Por ejemplo, en casos de lesiones graves o pérdida de vidas humanas,
ninguna compensación puede restaurar completamente la situación previa.
En tales casos, el sistema jurídico recurre a la compensación económica como
un sustituto imperfecto.7
Además, la aplicación del principio puede verse limitada por factores eco-
nómicos, políticos o sociales. En el derecho internacional, por ejemplo, la
restitución completa puede ser difícil de implementar debido a la falta de
cooperación entre los Estados o por la complejidad de las disputas inter-
nacionales. Asimismo, en el ámbito nacional, las desigualdades económicas
pueden dificultar el acceso de las víctimas a una reparación justa.8
Así, la restitución íntegra por la anulación de actos evolucionó desde borrar
los efectos inmediatos de esos actos o sus consecuencias “naturales”, hasta
5
López, M., “La reparación del daño moral en el derecho civil español”, Revista Jurídica Española,
vol. 12, 2015.
6
Corte Internacional de Justicia, Caso de la Fábrica de Chorzów (Alemania contra Polonia), 1928.
7
Carbonnier, Jean, Derecho Civil: Introducción y Teoría General, Barcelona, Ariel, 2004.
8
Cassese, A., Derecho Internacional, Oxford, Oxford University Press, 2005.
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 291
generar otras formas de “compensación” por los daños causados por el acto
anulado. De modo similar parece que sucede con los efectos de las sentencias
del juicio de amparo.
El juicio de amparo mexicano, consagrado en el artículo 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, tiene como finalidad
proteger a las personas contra actos de autoridad que violen sus derechos
fundamentales. Desde su creación en el siglo XIX, inspirado en el sistema
estadounidense del writ of habeas corpus y en el pensamiento liberal de Manuel
Crescencio Rejón y Mariano Otero, el amparo ha evolucionado para garanti-
zar no sólo la protección de derechos, sino también su restitución efectiva.
En el juicio de amparo, la sentencia protege a la persona mediante el resta-
blecimiento del pleno goce del derecho violado por el acto de la autoridad,
por lo que se debe restituir el estado de cosas al que guardaban antes de que
se infringiera el derecho de la persona.
Con esa concepción, si en un caso se concede la protección contra el acto
que ordena un embargo, porque éste violó los artículos 14 y 16 constitu-
cionales (derecho de defensa y derecho de fundamentación y motivación),
la restitución de los derechos violados sería: a) devolver la posesión de los
inmuebles embargados a la persona que acudió al juicio constitucional; y
b) cancelar las inscripciones registrales. De esta forma, se restablece el goce
de los derechos infringidos, cuando se borran las consecuencias inmediatas
del acto de embargo.
Sin embargo, la restitución integral no implica que a la persona se le rein-
tegren los frutos que piensa fueron producidos por los inmuebles durante
el tiempo del embargo, porque esas no son consecuencias inmediatas del
acto por el que se concedió el amparo. El tema de esos frutos es materia de
un juicio civil.9
9
Corte Suprema de Justicia, Incidente de exceso de ejecución de sentencia de amparo, quejosa Com-
pañía Minera San Juan de Taviche, sociedad anónima, 1910.
292 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Ante esto, existen casos en los que la sentencia protectora puede generar el
goce en el derecho violado sólo en sentido jurídico, pero la protección del
amparo es jurídica y material: “cuando el acto reclamado sea de carácter
positivo, tal restitución debe consistir en restablecer las cosas al estado que
guardaban antes de la violación, lo cual debe entenderse no meramente en
el campo jurídico, sino materialmente en el terreno de los hechos”.10
Por tanto, los efectos de restituir en el goce del derecho violado no pueden
ser acotados a desaparecer las “huellas” jurídicas del acto reclamado y anu-
lado en la sentencia, conforme a los antecedentes y las peculiaridades del
acto. Y es normal que, en el juicio de amparo, como sucedió en la restitutio
in integrum, los efectos de una sentencia que anula un acto evolucionaran
por los casos en los que no sería posible esa restitución material del derecho
violado a la persona que se defendió en el juicio.
Como se ve el juicio de amparo, como institución jurídica, ha sido un pilar
fundamental en la protección de los derechos humanos en México (y otros
países que han adoptado sistemas similares). Su principal objetivo es restituir
a la persona en el pleno goce del derecho violado, lo que ha implicado una
evolución constante en los efectos de las sentencias de amparo, adaptándose
a las necesidades de justicia y a los contextos jurídicos.
C. La evolución de la reparación en el juicio de amparo
En sus inicios, el juicio de amparo se limitaba a proteger derechos individuales
frente a actos concretos de autoridad. Sin embargo, con el tiempo, los efectos de
las sentencias de amparo se han ampliado para garantizar una restitución más
integral. La reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos
marcó un hito al incorporar el principio pro persona, y al fortalecer la obligación
de las autoridades de garantizar el pleno goce de los derechos violados. Esto
implicó que las sentencias de amparo no sólo declararan la inconstitucionalidad
10
Bazdresch, Luis, El juicio de amparo. Curso general, 7ª ed., México, Trillas, 2005, p. 298.
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 293
de un acto, sino que también ordenaran medidas específicas para restituir al
quejoso en el goce de sus derechos, como la reparación del daño o la adopción
de medidas estructurales para evitar futuras violaciones.
Un ejemplo claro de esta evolución es el cambio en los efectos de las sentencias
de amparo en materia colectiva. Tradicionalmente, el amparo mexicano tenía
efectos relativos, es decir, sólo beneficiaba al quejoso. Sin embargo, en casos
recientes, como los relacionados con derechos ambientales o colectivos, se
ha permitido que los efectos de las sentencias trasciendan al interés general,
ampliando su impacto. Este cambio refleja una tendencia hacia una mayor
eficacia en la restitución de derechos, adaptándose a las necesidades de una
sociedad más compleja.
El modelo mexicano de juicio de amparo ha influido en otros países de América
Latina, como Argentina, El Salvador y Colombia, aunque con adaptaciones
específicas a sus contextos jurídicos. En estos países, el amparo también
busca restituir a las personas en el goce de sus derechos, pero los efectos
de las sentencias varían según el sistema jurídico y las necesidades sociales.
En Argentina, el amparo se encuentra regulado en el artículo 43 de la Cons-
titución Nacional y tiene un carácter más expedito que el mexicano. Los
efectos de las sentencias de amparo en Argentina suelen ser inmediatos y
buscan garantizar la restitución del derecho violado de manera rápida, lo que
ha sido particularmente relevante en casos de acceso a la salud o protección
ambiental.11 A diferencia de México, donde el cumplimiento de las senten-
cias puede ser más complejo debido a la estructura del sistema judicial, en
Argentina se prioriza la ejecución directa de las resoluciones.
Por su parte, en Colombia, el amparo se conoce como acción de tutela y está
regulado en el artículo 86 de la Constitución de 1991. La tutela colombiana
se caracteriza por su enfoque en la protección inmediata de derechos funda-
11
Sagüés, Néstor, Derecho Procesal Constitucional: Amparo, Buenos Aires, Astrea, 2007.
294 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
mentales, especialmente en casos de urgencia. Los efectos de las sentencias
de tutela son vinculantes y, en muchos casos, tienen un alcance estructural,
lo que obliga a las autoridades a adoptar medidas generales para garantizar
el goce efectivo de los derechos.12 Este enfoque ha permitido que la tutela
sea un mecanismo eficaz para abordar problemas sistémicos, como la falta
de acceso a servicios de salud o educación.
A pesar de las diferencias en los sistemas de amparo, existe una convergencia
en el objetivo de garantizar la restitución efectiva de los derechos violados.
Sin embargo, este objetivo enfrenta desafíos comunes, como las dificultades
de las autoridades a cumplir con las sentencias, la falta de recursos para
implementar medidas restitutorias y la necesidad de equilibrar los derechos
individuales con los intereses colectivos.13
Entonces, el principio de restitutio in integrum sigue siendo un pilar esencial
del derecho, ya que busca garantizar la justicia y la equidad en casos de daño
o perjuicio. Aunque enfrenta desafíos prácticos, como la imposibilidad de
devolver a las víctimas a su estado original en ciertos casos, su relevancia
permanece intacta. Este principio no sólo protege los derechos individuales,
sino que también refuerza la confianza en el sistema jurídico como un medio
para resolver conflictos de manera justa y equitativa. En el juicio de amparo,
su aplicación ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de justicia, lo
que ha marcado un compromiso con la protección de los derechos humanos.
Ahora toca reflexionar si esas reparaciones integrales, que de algún modo se
han usado en algunos casos de la Corte mexicana (por ejemplo, el caso de
las trabajadoras del hogar y el amparo en revisión 955/2019), pueden con-
tinuar la tendencia de ese tipo de reparaciones del Sistema Interamericano
de protección de los Derechos Humanos, el cual también enfrenta desafíos
en el cumplimiento de sus sentencias.
12
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-760/08, sobre el derecho a la salud y las medidas
estructurales, 2008.
13
Carbonell, Miguel, El nuevo juicio de amparo, México, Porrúa, 2012.
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 295
D. Reparaciones integrales en el Sistema Interamericano
Las reparaciones integrales representan un enfoque holístico para abordar
las consecuencias de las violaciones de derechos humanos. Este concepto,
desarrollado ampliamente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(Corte IDH), busca no sólo compensar a las víctimas, sino también garantizar
la no repetición de los hechos y restaurar su dignidad. Este apartado analiza
cómo la Corte IDH ha implementado medidas de reparación integral en
casos emblemáticos, incluyendo restitución, indemnización, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición, y cómo estas medidas han influido
en la protección de los derechos humanos en la región.
La Corte IDH ha desarrollado un enfoque integral en la reparación de las
violaciones de derechos humanos, fundamentado en el principio de restitutio
in integrum, que busca devolver a la víctima al estado en el que se encontraba
antes de la violación, en la medida de lo posible.
El concepto de reparación integral implica que las medidas adoptadas de-
ben abordar todas las dimensiones del daño causado, incluyendo el daño
material, moral y psicológico, así como las afectaciones sociales y culturales.
Este enfoque se encuentra respaldado por el artículo 63.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (CADH), que establece que, en caso
de que se determine una violación de derechos, la Corte deberá disponer
que se garantice el goce del derecho o libertad vulnerado y, además, que se
reparen las consecuencias de la violación. Esa evolución se puede conocer
a partir de diferentes casos que se relatan a continuación.
I. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras.
Sentencia de 29 de julio de 1988
Maneado Velásquez, un estudiante de la Universidad Autónoma de Hondu-
ras, fue detenido de forma violenta e ilegal en Tegucigalpa por elementos
de la Dirección Nacional de Investigación y del G-2. Se realizaron diversas
peticiones y denuncias al gobierno que fueron sobreseídas bajo el argumento
296 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
de desconocer el paradero del joven a pesar de tener en conocimiento los
interrogatorios a los que estaba siendo sometido en celdas de la II Estación
de la Fuerza de Seguridad Pública, también sufriendo de tortura y siendo
acusado de delitos políticos.14
Este caso menciona la reparación del daño como la obligación de la plena
restitución, es decir, restablecer la situación a su estado anterior además de
pagar por daños.15
En la sentencia no se mencionan las disposiciones de las Cortes a la eficacia
de los instrumentos de reparación existentes en el derecho interno del Estado
responsable. Se reitera además el deber a prevenir las desapariciones forzadas
y sancionar adecuadamente a las personas responsables.
Se establecen las pautas sobre la obligación de la justa indemnización que
surge ante la incapacidad de reparar integralmente el daño, mencionando
que esta obligación no se atiene al derecho internacional, sino a la violación
de la Convención Americana.
Ésta es la primera sentencia en la que se menciona la obligación del Estado
de la restitutio in integrum por el daño generado.
II. Caso Aloeboetoe y otros vs. Surinam.
Sentencia de 10 de septiembre de 1993
El 31 de diciembre de 1987, alrededor de 20 cimarrones son atacados, vejados
y golpeados por un grupo de militares bajo la sospecha de pertenecer a un
grupo subversivo. Son testigos un aproximado de 50 personas.
14
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie
C No. 04. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_04_esp.pdf».
15
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Reparaciones y costas. Sentencia de 21 de
julio de 1989. Serie C No. 07. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_07_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 297
Siete de los 20 afectados son arrastrados hasta un automóvil de la milicia,
son transportados hasta el kilómetro 30, donde se les obliga a cavar sus
tumbas para después dispararles; seis mueren en el instante y el séptimo
logra escapar, pero es herido. Dos días después sería encontrado en estado
crítico y moriría al cabo de 24 horas en el hospital. Este último es quien se
encarga de informar al pueblo de los hechos acontecidos con los otros seis
cimarrones.16
La sentencia establece respecto a la reparación integral que es imposible ya
que el derecho afectado es el de la vida, por lo que procede a establecer una
reparación pecuniaria.
Se menciona también que son los herederos de los occisos quienes percibirán
esta indemnización, la cual no debe empobrecer ni enriquecer a las personas,
debe ser justa comparada con el daño causado.
Al existir en la sentencia diversas personas que alegaban tener derecho a
percibir una indemnización sin algún vínculo familiar, se les ordenó probar
el daño moral al que habrían sido sujetas por el fallecimiento de alguna de
las víctimas.17
III. Caso Gangaram Panday vs. Surinam.
Sentencia de 21 de enero de 1994
Asok Gangaram Panday es detenido el 5 de noviembre de 1988 en el Aero-
puerto Zanderij; es llevado a Fort Zeelandia donde es torturado y finalmente
privado de la vida.
16
Corte IDH. Caso Aloeboetoe y otros vs. Surinam. Fondo. Sentencia de 4 de diciembre de 1991. Serie
C No. 11. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_11_esp.pdf».
17
Corte IDH. Caso Aloeboetoe y otros vs. Surinam. Reparaciones y costas. Sentencia de 10 de septiem-
bre de 1993. Serie C No. 15. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_15_esp.pdf».
298 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Leo Gangaram Panday, hermano de Asok, y la esposa del mismo son testigos
de la detención, buscan comunicarse con la Policía Militar, y ésta se limita
a informar a dónde fue trasladado Asok y días después informa que se ha
“suicidado” ahorcándose con un cinturón.
Al enterarse de ello, Leo junto con su abogado y el fiscal general, así como
un auditor militar, se presentan a la morgue donde encuentran el cuerpo de
Asok con múltiples hematomas, así como otras señales de tortura, muestra
también una herida en el cuello provocada por asfixia; su hermano alcanza
a videograbar el cadáver de su hermano antes de que éste fuera quemado.
Por tanto, se solicita al Estado presentar copias de la autopsia: una confirma
el suicidio del hombre y otra argumenta que fue una muerte violenta. Poco
después el denunciante remite una carta en la que informa que ha tenido
contacto con miembros de la Policía Militar que confirman la muerte violenta
de Asok, mismo que fue torturado en Fort Zeelandia.18
Respecto de la reparación integral, menciona en el párrafo 63 que es imposi-
ble reparar integralmente la situación a los denunciantes, toda vez que Asok
ha fallecido. Establece entonces la Corte IDH que debe ordenarse la justa
reparación, una indemnización de carácter nominal que deberá ser pagada
a la viuda y, en caso de existir hijos, a ellos.
Al igual que la sentencia anterior, se hace mención de la justa reparación para
suplir la incapacidad de lograr reparar integralmente los daños causados a
la familia Gangaram Panday.
18
Corte IDH. Caso Gangaram Panday vs. Surinam. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 21 de
enero de 1994. Serie C No. 16. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_16_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 299
IV. Caso Neira Alegría y otros vs. Perú.
Sentencia del 19 de enero de 1995
Víctor Neira Alegría, Edgar Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar se
encontraban detenidos en el penal conocido como “El Frontón” cuando se
llevó a cabo el motín del 18 de junio de 1986, a raíz de lo cual las Fuerzas
Armadas realizaron operativos para detener los amotinamientos, mismos
en los que muchos de los hombres privados de la libertad fueron heridos o
asesinados. Después de ese día, los familiares de los hombres no volvieron
a recibir noticias de los mismos.
En esta sentencia la Corte estima que el daño moral hacia las víctimas no
debía ser probado al ser una cuestión puramente humana, de igual manera
se debe indemnizar justamente a los familiares, así como pagar las costas
generadas durante el juicio.
Igualmente se exhortó al Estado a realizar las diligencias necesarias para
encontrar los restos de las víctimas y devolverlos a sus familias.19
V. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Sentencia
del 17 de septiembre de 1997
El 6 de febrero de 1993 se arresta a la señora María Elena Loayza Tamayo
junto a un familiar, no se presenta ninguna orden judicial en su detención.
Se le mantiene incomunicada y encarcelada por la DICONA, siendo víctima
de torturas y violencia sexual por parte de agentes pertenecientes a dicha
dependencia. Una vez enterados sus familiares, se promueve un habeas corpus
que es desestimado debido a que “no pueden ser promovidos habeas corpus
contra sospechosos de terrorismo”.
19
Corte IDH. Caso Neira Alegría y otros vs. Perú. Fondo. Sentencia de 19 de enero de 1995. Serie C No.
20. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_20_esp.pdf».
300 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
El 26 de febrero del mismo año fue presentada ante la prensa con un traje a
rayas y fue trasladada el 3 de marzo a un centro penitenciario. Permaneció ahí
hasta 1995 donde le fue impuesta la pena de 20 años privada de la libertad
por delitos de traición a la patria.20
Esta sentencia sí logra acercarse a una reparación integral del Estado, pues lo
obliga a incorporar de nuevo a la mujer a sus actividades académicas; además,
demanda también una justa indemnización que le brinda los salarios que
dejó de percibir cuando fue detenida.
Puntualiza que no es suficiente la libertad para regresar las cosas al estado
anterior, por lo que establece que además de los salarios y la libertad se debe
reparar de forma pecuniaria el daño moral que recibió la víctima. En esta
sentencia es la víctima quien recibe la indemnización al seguir con vida.21
VI. Caso Paniagua Morales y otros vs. Guatemala.
Sentencia del 8 de marzo de 1998
El presente caso se genera por las detenciones ilegales, tratos inhumanos,
tortura y asesinato cometidos por agentes del Estado de Guatemala contra
once víctimas entre los años 1987 y 1988; es conocido también como el
caso “de la panel blanca”, pues era el vehículo en el que se transportaban
los agresores.22
La sentencia de este caso sigue el mismo hilo de la reparación integral que
no se puede completar debido a que varias de las víctimas fueron asesinadas,
por ello la restitución se va hacia una indemnización pecuniaria, además de
20
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C
No. 33. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_33_esp.pdf».
21
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998.
Serie C No. 42. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_42_esp.pdf».
22
Corte IDH. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de
8 de marzo de 1998. Serie C No. 37. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍ-
CULOs/seriec_37_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 301
exhortar al Estado guatemalteco a investigar adecuadamente el caso para
lograr sancionar a los culpables.
En este caso, sí se le condena al pago de costas al Estado, situación que había
sido desestimada en las sentencias anteriores.23
VII. Caso Garrido y Baigorria vs. Argentina.
Sentencia de 27 de agosto de 1998
Adolfo Argentino Garrido Calderón y Raúl Baigorria Balmaceda son detenidos
el 28 de abril de 1990 por agentes policiales de la Dirección motorizada,
pertenecientes a la Policía de Mendoza.
Garrido contaba con una orden de aprehensión en su contra, por lo que tan
pronto se enteró su familia del suceso se comunicó con las autoridades para
saber del paradero del hombre. Éste no se encontraba recluido en ninguno
de los centros penitenciarios registrados.
Durante cinco años, las familias de ambos desaparecidos promovieron habeas
corpus y otros recursos en espera de conocer el paradero de los hombres,
todo sin obtener algún tipo de respuesta por parte de gobierno.24
En esta sentencia se habla nuevamente de una reparación pecuniaria, aunque
se suma a ésta la petición de una reparación diversa, misma que se refiere a la
inclusión del delito de Desaparición Forzada de personas en el Código Penal
de Argentina. Nuevamente es imposible la reparación integral al desconocerse
el paradero de los hombres.25
23
Corte IDH. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) vs. Guatemala. Reparaciones y costas.
Sentencia de 25 de mayo de 2001. Serie C No. 76. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/
casos/ARTÍCULOs/Seriec_76_esp.pdf».
24
Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria vs. Argentina. Fondo. Sentencia de 2 de febrero de 1996. Serie
C No. 26. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_26_esp.pdf».
25
Corte IDH. Caso Garrido y Baigorria vs. Argentina. Reparaciones y costas. Sentencia de 27 de agos-
to de 1998. Serie C No. 39. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_39_esp.pdf».
302 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
También se hace una distinción respecto de la obligación de garantía y efec-
tividad con la reparación.
VIII. Caso Castillo Páez vs. Perú. Sentencia
de 27 de noviembre de 1998
El 21 de octubre de 1990 se detiene ilegalmente al joven Ernesto Rafael
Castillo Páez por parte de agentes policiales, quien fue golpeado y encerrado
en el baúl de una patrulla; después de eso no se supo nada de él.
Los familiares lo buscaron e interpusieron los recursos necesarios ante la
autoridad para encontrar al joven, pero fueron infructuosos toda vez que
la autoridad no ahondó en el caso ni se pudo identificar o sancionar a los
involucrados.26
Esta sentencia es otro caso en el que no se establece la negativa para realizar
la reparación integral al desconocer el paradero del joven Ernesto, por ello
se ordena una justa indemnización, misma que no debe empobrecer ni en-
riquecer a los familiares del hombre (sus padres en este caso). También se
busca otro tipo de reparación al ordenar al Estado la adecuada investigación
de los hechos para lograr sancionar a los responsables del delito.27
IX. Caso Durand y Ugarte vs. Perú.
Sentencia de 16 de agosto de 2000
Los días 14 y 15 de febrero de 1986 fueron detenidos Nolberto Durand
Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera por la DINCOTE bajo la premisa de ser
sospechosos de actos de terrorismo; más tarde fueron trasladados al penal
conocido como “El Frontón” el 4 de marzo.
26
Corte IDH. Caso Castillo Páez vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34.
Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_34_esp.pdf».
27
Corte IDH. Caso Castillo Páez vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998.
Serie C No 43. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_43_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 303
El 18 de junio de ese mismo año se llevó a cabo un motín en el penal, mismo
que generó que las Fuerzas Armadas comenzaran un operativo en el que
muchos privados de la libertad fueron heridos o asesinados. Los cuerpos de
ambos hombres no se encontraron.
No se investigaron los hechos ni tampoco se juzgó a los probables respon-
sables del crimen.28
Esta sentencia incluye nuevamente la imposibilidad de la reparación integral
para las víctimas, por lo que se fija una indemnización pecuniaria; también
se imponen otras reparaciones como publicar la sentencia en el Diario Oficial
Peruano, ofrecer disculpas públicas a las familias, sancionar a los presuntos
responsables y hacer las diligencias que le correspondan para entregar los
restos de Nolberto y Gabriel Pablo a sus familiares.29
X. Caso Cantoral Benavides vs. Perú.
Sentencia del 18 de agosto de 2000
El 6 de febrero de 1993 fue detenido ilegalmente Luis Alberto Cantoral
Benavides, quien fue trasladado al centro de la DINCOTE donde estuvo
incomunicado por más de una semana, fue golpeado y torturado por los
agentes de la misma dirección.
Fue exhibido a los medios con un traje rayado y juzgado por el fuero militar
como traidor a la patria. También fue absuelto, pero sólo para ser juzgado
por el fuero civil y ser condenado a veinte años por el delito de traición a la
patria. Permaneció privado de la libertad hasta 1995.30
28
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte vs. Perú. Fondo. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No.
68. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_68_esp.pdf».
29
Corte IDH. Caso Durand y Ugarte vs. Perú. Reparaciones. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie
C No. 89. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/Seriec_89_esp.pdf».
30
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides vs. Perú. Fondo. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No.
69. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/Seriec_69_esp.pdf».
304 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Esta sentencia se encuentra sumamente relacionada con el Caso Loayza
Tamayo, fue la misma dirección la que encarceló y vejó a ambos individuos.
En este caso, se otorgó una indemnización pecuniaria. Por su parte, la víctima
solicitó medidas de satisfacción y no repetición que fueron concedidas por la
Corte. Precisamente, la Corte obligó también al Estado a brindarle una beca
del 100% así como la manutención total al afectado para que pudiera cursar
una carrera y continuar con su proyecto de vida, mismo que fue truncado
por la detención ilegal.31
Al igual que la sentencia relacionada, aunque no puede resolver del todo la
reparación integral, se acerca más a la misma, intentando regresar el estilo
de vida que fue arrebatado del afectado.
XI. Caso de los “Niños de la Calle” vs. Guatemala.
Sentencia de 26 de mayo de 2001
Este caso se refiere al secuestro, tortura y asesinato de Henry Giovanni Con-
treras, Federico Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y
Jovito José Juárez Cifuentes (los últimos dos menores de edad); el asesinato
de Anstraum Villagrán Morales (menor de edad) por parte de agentes esta-
tales para “contrarrestar la vagancia juvenil”, y la omisión del Estado para
reparar las violaciones, así como dar acceso a la justicia a los familiares de
las víctimas.32
Se reitera que la reparación del daño debe ser integral, pero en este caso, al
no ser posible, se determinará una serie de medidas para reparar las conse-
31
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 3 de diciembre
de 2001. Serie C No. 88. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/Se-
riec_88_esp.pdf».
32
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. Sentencia
de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
ARTÍCULOs/seriec_63_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 305
cuencias de las infracciones, así como el pago de una indemnización como
compensación por los daños.33
Se establece nuevamente el principio del no enriquecimiento ni empobre-
cimiento de las víctimas o los familiares de éstas, por lo que debían recibir
una indemnización justa. También se hace mención de otras medidas para
asegurar la reparación en tanto sea posible.
XII. Caso Barrios Altos vs. Perú. Sentencia
de 30 de noviembre de 2001
El 3 de noviembre de 1991, mientras se realizaba una fiesta para recaudar
fondos en un inmueble del vecindario conocido como “Barrios Altos”, irrum-
pieron varios individuos en el mismo; todos traían pasamontañas y arribaron
en unidades con luces policiales que apagaron antes de llegar al inmueble.
Hicieron que los asistentes se tumbaran en el suelo y mataron a 15 de ellas
e hirieron a otras dos.
Después de algunas investigaciones se concluyó que estos hombres pertene-
cían a una inteligencia militar conocida como “Escuadrón de Eliminación”
que combatía al partido Sendero Luminoso. El Estado cerró la investigación
sin esclarecer los hechos.34
La sentencia menciona una vez más la imposibilidad de reparar integralmente
los daños a las víctimas (restitutio in integrum), ya sea por la pérdida de la
vida o, en el caso de uno de los heridos, por una discapacidad permanente.
33
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Reparaciones y
costas. Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/
docs/casos/ARTÍCULOs/Seriec_77_esp.pdf».
34
Corte IDH. Caso Barrios Altos vs. Perú. Fondo. Sentencia de 14 de marzo de 2001. Serie C No. 75.
Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_75_esp.pdf».
306 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En la misma sentencia, se obliga al Estado a reanudar la investigación de
estos hechos, así como la reparación pecuniaria justa hacia los familiares y
las víctimas sobrevivientes.35
XIII. Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia.
Sentencia de 12 de septiembre de 2005
Un agente del Estado con ayuda de una exagente del Estado privó de la li-
bertad y vulneró la integridad personal de Wilson Gutiérrez Soler; se utilizó
la fuerza pública para su detención y por medio de tortura se intentó hacerlo
confesar un delito del que no era culpable.
Gutiérrez Soler recurrió a distintos recursos para obtener una reparación del
daño, pero estos fueron desestimados, lo que destruyó su proyecto de vida
y lo puso en una situación riesgosa para su seguridad.36
En el caso de la reparación integral, la Corte IDH menciona que el daño al
proyecto de vida no será cuantificado en términos económicos, toda vez
que la condena exige medidas de satisfacción y garantía de no repetición,
mismas que van más allá del ámbito económico. Acentúa que ninguna forma
de reparación podría darle una reparación integral.
Más allá del aspecto económico, la reparación se inclina hacia la búsqueda
de justicia, y exhorta al Estado a investigar y sancionar a los miembros de la
fuerza pública que participaron en el acto sin que se recurriera a la amnistía,
el indulto o algún otro excluyente de responsabilidad.
35
Corte IDH. Caso Barrios Altos vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2001.
Serie C No. 87. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/Seriec_87_esp.pdf».
36
Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No.
132. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_132_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 307
Por ende, se ordenó difundir la sentencia para reparar el daño causado al
proyecto de vida y a la honra de Wilson Gutiérrez Soler, y también se con-
denó al Estado a cubrir las costas del juicio.37
XIV. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15
de septiembre de 2005
Las Autodefensas Unidas de Colombia en colaboración con agentes del Es-
tado privaron de la libertad, torturaron y asesinaron a un aproximado de 49
personas entre el 15 y el 20 de julio de 1997. Los cuerpos de las víctimas
fueron destruidos y arrojados al río Guavire, en el municipio de Mapiripán.38
Respecto de la reparación integral se mencionó como en casos anteriores que
se debía buscar la reparación integral del daño y que, si no es posible esta
reparación, se debe buscar la manera de devolver la situación a su estado
anterior. Se dispone también que el Estado responsable está obligado a cum-
plir con la reparación integral al ser una obligación de derecho internacional,
misma que no puede ser anulada por el derecho interno del país.
De igual manera, se establece que el daño inmaterial abarca desde el sufrimiento
de las víctimas hasta la modificación de la propia existencia de las víctimas.
Por ello, además de buscar una reparación pecuniaria, hay que realizar otras
acciones que brinden consuelo a los deudos, recuperen la dignidad de las
víctimas y se asuma la culpa de las personas responsables.39
37
Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No.
132. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_132_esp.pdf».
38
Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie
C No. 134. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_134_esp.pdf».
39
Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie
C No. 134. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_134_esp.pdf».
308 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
XV. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs.
México. Sentencia de 16 de noviembre de 2009
El 6 de noviembre de 2001 se encontraron los restos mortales de Claudia
Ivette González, Laura Berenice Ramos Monárrez y Esmeralda Herrera
Monreal en un campo algodonero. Se responsabilizó al Estado mexicano
por la desaparición y ulterior muerte de las víctimas, dos de las cuales
eran menores de edad, puntualizando la falta de prevención de este
tipo de delitos a pesar de conocer del patrón de violencia de género que
azotaba al país.40
Respecto a la reparación integral, se menciona que no puede ser llevada
a cabo debido al fallecimiento de las jóvenes, por lo que se tomarán otras
medidas para resarcir los daños causados.
Además de las indemnizaciones, se instó al Estado a incorporar una pers-
pectiva de género tanto en la formulación como en la implementación de
las medidas.41
XVI. Caso de la “Masacre de las Dos Erres” vs.
Guatemala. Sentencia de 24 de noviembre de 2009
Los Kaibiles, un grupo especializado de las Fuerzas Armadas de Guatemala,
llevó a cabo una masacre entre el 6 y el 8 de diciembre de 1982 en el Parce-
lamiento de Las Dos Erres, la Libertad. Las víctimas fueron niños, mujeres y
hombres. Los hombres recibieron golpes y tortura, mientras que las mujeres
40
Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_205_esp.pdf».
41
Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_205_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 309
sufrieron violaciones y golpes que les ocasionaron abortos. Posteriormente,
le fue quitada la vida a todas las víctimas.42
Respecto a la reparación integral, se menciona que el amparo utilizado in-
discriminadamente como un pilar de la impunidad —que retrasó además
injustificada y deliberadamente el curso de la investigación— afectó el ac-
ceso a la justicia y la reparación integral de las víctimas. El Estado se declaró
parcialmente culpable pero la Corte los declaró culpables en perjuicio de
155 víctimas.
Se hace mención del multicitado artículo 63.1 que define a la reparación inte-
gral y se exhorta a los jueces rectores del proceso a encauzar el procedimiento
de manera que no se sacrifique la justicia, de igual manera restringir el uso
de recursos que entorpezcan el procedimiento para la reparación integral.
Además de ordenar una reparación pecuniaria, se impuso al Estado la obli-
gación de exhumar, identificar y entregar los restos a los familiares de las
víctimas, pues esto sería también una medida de reparación.43
XVII. Caso Gelman vs. Uruguay. Sentencia
de 24 de febrero de 2011
Este caso resolvió sobre la desaparición forzada de María Claudia García
Iruretagoyena de Gelman a finales de 1976, quien se encontraba embara-
zada al momento de la detención. Presuntamente fue trasladada a Uruguay,
donde dio a luz a su hija, misma que fue entregada a una familia uruguaya,
42
Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_211_esp.pdf».
43
Corte IDH. Caso de la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_211_esp.pdf».
310 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
acto cometido tanto por agentes argentinos como uruguayos. Actualmente
se desconoce el paradero de la señora María Claudia (Corte IDH, 2001).44
La Corte puntualiza que el daño debe ser reparado adecuadamente, pues es
una norma consuetudinaria del derecho internacional.
Por tanto, se ordenó investigar los hechos, identificar, juzgar y sancionar a
los responsables; también se exhortó al Estado a continuar con la búsqueda
y localización inmediata de la señora María Claudia o de sus restos mortales.
Se puntualiza que la sentencia constituye por sí misma una forma de repa-
ración, pero que el daño inmaterial comprende desde el sufrimiento de la
víctima y sus allegados hasta las alteraciones de la existencia de los mismos,
por lo que debe indemnizarse y subsanar los daños con medidas pecuniarias
y no pecuniarias.45
XVIII. Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile.
Sentencia de 24 de febrero de 2012
En el presente caso, la afectada, Karen Atala Riffo, fue separada de sus tres
hijas sin motivos que probaran “inhabilidad legal” en el proceso de custodia.
El resultado se dio al considerar que su orientación sexual y convivencia con
una pareja del mismo sexo causarían daño a las menores, pues la señora Atala
no podría cumplir con un “rol maternal”.
Se alegó un trato discriminatorio durante el proceso, así como una violación
a la vida personal de la señora Atala.46
44
Corte IDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie
C No. 222. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_221_esp1.pdf».
45
Corte IDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie
C No. 222. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_221_esp1.pdf».
46
Corte IDH. Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
febrero de 2012. Serie C No. 239. Disponible en: «https://corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_239_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 311
Respecto de la reparación integral, se estableció que se deberían recurrir a
varias medidas de restitución, satisfacción y garantía de no repetición para
asegurar una adecuada reparación. Se otorgó atención psicológica a las
niñas y a la madre, se ordenó publicar la sentencia, así como realizar un
acto público de reconocimiento de responsabilidad, y se obligó a pagar una
indemnización por daños materiales e inmateriales.47
XIX. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs.
Ecuador. Sentencia de 27 de junio de 2012
A diferencia de los casos anteriores, aquí se resolvió respecto de un otorga-
miento del Estado a una empresa petrolera privada para realizar actividades
de exploración y explotación petrolera en el Pueblo Indígena Kichwa de
Sarayaku, sin que antes se consultara con sus integrantes. El inicio de la
exploración puso en riesgo a la población: impidió que buscaran medios
para su subsistencia y limitó su expresión cultural. Les fue negada también
la protección judicial por parte del Estado.48
El objetivo de la reparación integral es devolver en lo posible el estado de las
cosas a como se encontraban anteriormente, mediante una debida indemni-
zación en los casos en que no puede llevarse a cabo la reparación integral.
De esa manera, se otorgaron garantías de no repetición, además de ordenar
la neutralización, desactivación y el retiro completo de la pentolita de la
superficie.
Para resolver, la Corte IDH tomó, además de las obvias violaciones a Derechos
Humanos, las afectaciones sufridas por el Pueblo Sarayaku respecto de sus
47
Corte IDH. Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
febrero de 2012. Serie C No. 239. Disponible en: «https://corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_239_esp.pdf».
48
Corte IDH. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador. Fondo y Reparaciones. Sentencia de
27 de junio de 2012. Serie C No. 245. Disponible en: «https://corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_245_esp.pdf».
312 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
relaciones sociales y espirituales en su territorio en lo que respectaba a la
destrucción de ciertos sitios de valor simbólico y la propia selva.49
XX. Caso Mujeres víctimas de tortura sexual en Atenco
vs. México. Sentencia de 28 de noviembre de 2018
En este caso, las víctimas fueron detenidas y trasladadas después de los
operativos realizados en Texcoco y el municipio de Atenco entre el 3 y 4 de
mayo de 2006. Esta detención fue ilegal y arbitraria. Las víctimas además
sufrieron tortura física, sexual y psicológica durante la detención, el traslado
y a su llegada al centro de detención. Hubo un total de once víctimas.50
Respecto de la reparación integral, se puntualiza que es el resultado que busca
la Corte IDH, pero en este caso es imposible devolver al estado anterior las
cosas, por lo que se deberán otorgar diversas medidas de reparación para
intentar reparar integralmente los daños. Éstas se conforman de medidas de
reparación, restitución, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.
El Estado mexicano propuso un plan de reparación integral que incluía la
eliminación de antecedentes penales, una indemnización pecuniaria, becas,
servicios sanitarios, vivienda, investigación de los hechos, entre otros. Estas
medidas no fueron implementadas por el Estado.
La Corte IDH estableció que se debían satisfacer las medidas ya establecidas,
así como una indemnización apreciable en dinero que fuera razonable para
subsanar los daños causados a las víctimas.51
49
Corte IDH. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador. Fondo y Reparaciones. Sentencia de
27 de junio de 2012. Serie C No. 245. Disponible en: «https://corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_245_esp.pdf».
50
Corte IDH. Caso Mujeres víctimas de tortura sexual en Atenco vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2018. Serie C No. 371. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_371_esp.pdf».
51
Corte IDH. Caso Mujeres víctimas de tortura sexual en Atenco vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2018. Serie C No. 371. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_371_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 313
XXI. Caso Barbosa de Souza y otros vs. Brasil.
Sentencia de 7 de septiembre de 2021
Este caso resolvió respecto de la impunidad relacionada con la muerte de
Márcia Barbosa de Souza, presuntamente a manos de un diputado que no
fue investigado por la inmunidad parlamentaria otorgada por el Estado.
El procedimiento fue sobreseído en distintas ocasiones, retrasado por recursos
hasta la muerte del responsable en 2007.52
Respecto de la reparación integral, se menciona que es una obligación inter-
nacional, misma que al no ser factible deberá ser suplida por otras medidas
que logren resarcir el daño.
Además de las indemnizaciones, se ordenó también realizar un acto de
reconocimiento de responsabilidad internacional del caso, esto para evitar
que los hechos se repitieran.53
XXII. Caso Digna Ochoa y familiares vs. México.
Sentencia de 25 de noviembre de 2021
Digna Ochoa fue una abogada y activista mexicana, víctima de varios secues-
tros y amenazas de muerte. Aunque se solicitaron medidas de protección
al Estado mexicano, éstas fueron ineficaces, recurriendo entonces medidas
provisionales a la Corte IDH.
52
Corte IDH. Caso Barbosa de Souza y otros vs. Brasil. Excepciones preliminares, Fondo Reparaciones y
Costas. Sentencia de 7 de septiembre de 2021. Serie C No. 435. Disponible en: «https://www.corteidh.
or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_435_esp.pdf».
53
Corte IDH. Caso Barbosa de Souza y otros vs. Brasil. Excepciones preliminares, Fondo Reparaciones y
Costas. Sentencia de 7 de septiembre de 2021. Serie C No. 435. Disponible en: «https://www.corteidh.
or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_435_esp.pdf».
314 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
El día 19 de octubre de 2001, fue encontrada sin vida en su despacho.54
Al igual que en casos anteriores, la Corte IDH menciona que la reparación
integral no es posible, por lo que deberán dictarse medidas para resarcir los
daños y reparar las consecuencias.
Se reafirma que no solamente se deberá incluir en el análisis el derecho a la
víctima de la reparación, se debe incluir también una perspectiva de género tanto
en la formulación como en la implementación de las medidas de reparación.55
Con el relato de esos casos se identifica que la Corte IDH ha señalado que
las reparaciones deben ser proporcionales a la gravedad de la violación y al
daño causado, y deben considerar las particularidades de cada caso.56 Este
enfoque integral se diferencia de los sistemas tradicionales de justicia, que
suelen limitarse a la compensación económica, al incluir medidas simbóli-
cas, estructurales y de rehabilitación. Por esa razón la Corte ha establecido
diferentes tipos de medidas de reparación.
La restitución es una de esas medidas y busca restablecer la situación previa
a la violación, siempre que sea posible. Esto puede incluir la devolución de
bienes, la reincorporación a un puesto de trabajo o la restitución de tierras
a comunidades indígenas. Por ejemplo, en el caso Yakye Axa vs. Paraguay, la
Corte ordenó la restitución de tierras ancestrales a una comunidad indígena,
como reconocimiento a su derecho a la propiedad colectiva.57
54
Corte IDH. Caso Digna Ochoa y familiares vs. México. Excepciones preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2021. Serie C No. 447. Disponible en: *https://www.
corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_447_esp.pdf».
55
Corte IDH. Caso Digna Ochoa y familiares vs. México. Excepciones preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2021. Serie C No. 447. Disponible en: «https://www.
corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_447_esp.pdf».
56
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Reparaciones y costas. Sentencia de 21 de
julio de 1989. Serie C No. 07. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_07_esp.pdf».
57
Corte IDH. Caso Yakye Axa vs. Paraguay. Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C No. 125, párr.
149. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_125_esp.pdf».
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 315
La indemnización económica es una de las medidas más comunes y busca
compensar tanto el daño material como el daño inmaterial. La Corte suele
calcular estas indemnizaciones considerando factores como la pérdida de
ingresos, los gastos médicos y el sufrimiento emocional de las víctimas. En
el caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, la Corte estableció un estándar
para calcular las indemnizaciones por desaparición forzada, considerando
tanto el daño a la víctima como a sus familiares.58
La rehabilitación incluye medidas como atención médica, psicológica y social
para las víctimas y sus familiares. Estas medidas son especialmente relevantes
en casos de tortura, violencia sexual o desaparición forzada, en los que las
víctimas suelen sufrir daños psicológicos graves. En el caso Rosendo Cantú
vs. México, la Corte ordenó la provisión de atención médica y psicológica
especializada para la víctima, una mujer indígena que había sido víctima de
violación sexual por parte de militares.59
Las medidas de satisfacción buscan restaurar la dignidad de las víctimas y
pueden incluir actos públicos de disculpa, la construcción de monumentos
conmemorativos o la publicación de las sentencias. Estas medidas tienen
un carácter simbólico y buscan reconocer el sufrimiento de las víctimas y
su derecho a la verdad. En el caso Barrios Altos vs. Perú, la Corte ordenó la
realización de un acto público de reconocimiento de responsabilidad por
parte del Estado.60
Las garantías de no repetición son medidas estructurales que buscan prevenir
futuras violaciones de derechos humanos. Éstas pueden incluir reformas le-
58
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Reparaciones y costas. Sentencia de 21 de
julio de 1989. Serie C No. 07. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/
seriec_07_esp.pdf».
59
Corte IDH. Caso Rosendo Cantú vs. México. Interpretación de la sentencia de Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 180. Dispo-
nible en: «https://corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_225_esp.pdf».
60
Corte IDH. Caso Barrios Altos vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2001.
Serie C No. 87. Disponible en: «https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/Seriec_87_esp.pdf».
316 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
gislativas, capacitación a funcionarios públicos y la creación de mecanismos
de supervisión. En el caso Campo Algodonero vs. México, relacionado con
feminicidios en Ciudad Juárez, la Corte ordenó la implementación de polí-
ticas públicas para prevenir la violencia de género y mejorar la investigación
de estos crímenes.61
Con la exposición de los casos y la descripción de las medidas de reparación
se encuentra que el enfoque integral de la Corte IDH ha tenido un impacto
significativo en la protección de los derechos humanos en la región. Por un
lado, ha contribuido a visibilizar las violaciones y a empoderar a las vícti-
mas, al reconocer su sufrimiento y su derecho a la justicia. Por otro lado, las
medidas estructurales han impulsado reformas importantes en los sistemas
legales y administrativos de los Estados, que han fortalecido el Estado de
derecho y la protección de los derechos humanos.
Sin embargo, la implementación de las reparaciones sigue siendo un desafío.
Muchos Estados enfrentan dificultades para cumplir con las órdenes de la Corte,
ya sea por falta de recursos, voluntad política o resistencia institucional.62
Esto subraya la importancia de fortalecer los mecanismos de supervisión y
de promover una cultura de respeto a las decisiones de la Corte.
El cumplimiento de sentencias de protección de derechos humanos representa
un desafío significativo en muchos países. Aunque los tribunales nacionales
e internacionales han avanzado en la emisión de resoluciones que buscan
garantizar los derechos fundamentales, la implementación efectiva de estas
decisiones enfrenta múltiples obstáculos.
Un factor importante es la falta de recursos económicos y administrativos
para implementar las sentencias. Muchas resoluciones de protección de de-
61
Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205. Disponible en: «https://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/ARTÍCULOs/seriec_205_esp.pdf».
62
Cavallaro, J. y Brewer, S., “Reparations in the Inter-American System: A Comparative Approach”,
American University International Law Review, vol. 22, no. 4, 2007.
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 317
rechos humanos requieren medidas complejas, como la creación de políticas
públicas, la reparación integral a las víctimas o la reforma de instituciones.
Estas acciones suelen implicar costos significativos para algunos Estados.63
Así, el Sistema Interamericano de protección de Derechos Humanos puede
ser referente para implementar medidas de reparación integral, en los casos
que sea la única opción de restitución material en el goce del derecho vio-
lado. La Corte mexicana ya lo ha hecho en algunos de los casos expuestos,
y la Corte IDH ha seguido la misma tendencia de evaluación caso por caso,
estableciendo qué medidas reparan la infracción a derechos humanos. El
siguiente paso será reflexionar los inconvenientes en el cumplimiento de
sentencias de amparo en los casos de establecer medidas de reparación in-
tegrales, cuando la propia Corte IDH enfrenta desafíos en el cumplimiento
de sus decisiones. La mirada a esos efectos protectores debe tener la mesura
para que realmente se hagan efectivos.
Las reparaciones integrales ordenadas por la Corte IDH han marcado un avance
significativo en la justicia internacional, al abordar de manera completa las
consecuencias de las violaciones de derechos humanos. Aunque persisten
desafíos en su implementación, como la falta de recursos, éstas son medidas
fundamentales para garantizar la justicia, la verdad y la reparación para las
víctimas. Además, las medidas estructurales han impulsado reformas impor-
tantes en los sistemas legales de los Estados, lo que ha fortalecido el Estado
de derecho y la protección de los derechos humanos en América Latina.
E. Conclusiones
El principio de restitutio in integrum sigue siendo un pilar esencial del dere-
cho: busca garantizar la justicia y la equidad en casos de daño o perjuicio.
Aunque su aplicación práctica enfrenta desafíos y limitaciones, su relevancia
permanece intacta en un mundo donde las disputas y los conflictos son
63
Naciones Unidas, Informe sobre los desafíos económicos en la implementación de sentencias de derechos
humanos, 2021.
318 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
inevitables. Al garantizar que las víctimas reciban una reparación adecuada,
este principio no sólo protege los derechos individuales, sino que también
refuerza la confianza en el sistema jurídico como un medio para resolver
conflictos de manera justa y equitativa.
La restitución integral por anulación de actos dio comienzo anulando las
consecuencias inmediatas de tales actos, sin embargo, existen casos especí-
ficos en los que esto no resulta suficiente. Es decir, restituir materialmente
el derecho vulnerado por el acto es insuficiente, por lo que se extiende a
una restitución integral. No obstante, procesalmente la reparación integral
no nació de esta forma, ni en instancias interamericanas, ni en el sistema
jurídico mexicano, pues su aplicación general conlleva dificultades para su
cumplimiento.
Sin embargo, la evolución de los efectos del juicio de amparo para restituir
a las personas en el goce de sus derechos refleja un compromiso creciente
con la protección de los derechos humanos y la justicia constitucional. En
México, esta evolución ha sido marcada por reformas que buscan garan-
tizar una restitución más integral y efectiva, mientras que en otros países,
como Argentina y Colombia, se han adoptado enfoques innovadores para
responder a las necesidades de sus contextos específicos. Sin embargo, el
éxito del amparo depende no sólo de su diseño normativo, sino también de
la capacidad institucional para garantizar su cumplimiento, de la coordina-
ción entre los Poderes de la Unión y de la aceptación de la complejidad de la
realidad que lleva al desafío de proteger los derechos de la persona quejosa,
de modo integral, pero sin establecer alcances que no se podrán materializar.
Entonces, se debe tener claro que las reparaciones integrales deberán estar
sujetas a casos que por sus peculiaridades son el único modo de restituir en
el goce del derecho violado, por ejemplo, el amparo en revisión 955/2019
de la Corte mexicana.
De igual forma, las reparaciones integrales ordenadas por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos representan un avance significativo en la justicia inter-
nacional, al abordar de manera holística las consecuencias de las violaciones de
¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 319
derechos humanos. Aunque persisten los desafíos en su implementación, estas
medidas son fundamentales para garantizar la justicia, la verdad y la reparación
para las víctimas, así como para prevenir futuras violaciones.
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Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excep-
ción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de
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Corte IDH. Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia. Sentencia de 12 de septiembre
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¿De la restitución integral a la reparación integral en el juicio de amparo? 323
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia
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Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31
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324 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
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El juicio de amparo contra normas
Adriana Campuzano Gallegos*
* Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, maestra en Administra-
ción Pública por el Instituto Nacional de Administración Pública, maestra en Derecho Judicial por la
Universidad Panamericana, con estudios en Derecho Económico y Corporativo, Derechos Humanos y
Negocios Jurídicos Internacionales. Profesora en instituciones públicas y privadas y juzgadora federal
por 39 años. Autora de diversas publicaciones.
Sumario: A. Introducción; B. Antecedentes históricos; C. Reglas de procedencia del
amparo contra normas; I. Concepto de leyes y normas; II. Caracterización de las
normas en autoaplicativas y heteroaplicativas; III. Características del primer acto
de aplicación; IV. Carácter opcional del sistema de medios ordinarios de defensa;
V. Omisiones legislativas; VI. Efectos de la sentencia; D. La mal llamada reforma
judicial; I. Prohibiciones incorporadas en la reforma de septiembre de 2024;
II. Prohibición incorporada en la reforma de octubre de 2024; E. La incidencia
de las reformas en materia judicial en el juicio de amparo visto como un motor
de cambio social; F. Bibliografía.
A. Introducción
El juicio de amparo mexicano —quizá el mecanismo procesal más importante
de este país— se compone por un conjunto de procedimientos diversos en-
tre sí que presentan las modalidades propias que se han desarrollado desde
su adopción constitucional para responder a las exigencias impuestas por
la pluralidad de situaciones que enfrentan las personas cuando sufren la
vulneración de sus derechos fundamentales.
El abanico de reglas que comprenden las diversas modalidades del juicio de
amparo es un fiel reflejo de su versatilidad y de su capacidad real de someter
a control de constitucionalidad, convencionalidad y legalidad los actos rea-
lizados por el Estado y por quienes actúan como autoridades que lesionan
los intereses de las personas gobernadas.
En este amplio catálogo, el amparo contra normas destaca como una de las
modalidades de mayor complejidad técnica y a la vez como una de las que
327
328 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
generan mayor impacto social. Bien puede afirmarse, como se hará en la
parte final de este texto, que este juicio ha incidido de manera decisiva en
la fisonomía del Estado mexicano, al menos hasta antes de la mal llamada
reforma judicial del año 2024.
B. Antecedentes históricos
Ya en la Constitución Política del Estado de Yucatán de 1841, en su artículo
62, se facultaba a la Suprema Corte de Justicia para conocer del juicio de
amparo en contra de actos del gobernador o de la legislatura.1
Por su parte, el artículo 25 del Acta Constitutiva y de Reformas a la Constitución
de 1824 del 18 de mayo de 1847 concebía al juicio de amparo como aquél
que procedería en contra de actos de los poderes Legislativo y Ejecutivo.2
Y desde aquella fecha hasta nuestros días, los diversos textos constitucionales
han consagrado el derecho de toda persona de reclamar a través del juicio de
amparo los actos de los poderes públicos que se tradujeran en la creación de
normas; así, los textos originales de los artículos 101 de la Constitución de
1857 y 103 de la Constitución de 1917 coincidieron en referirse a la acción
intentada en contra de leyes y actos.3
1
“Amparar en el goce de sus derechos á los que le pidan su protección, contra las leyes y decretos
de la Legislatura que sean contrarios al texto literal de la Constitución: ó contra las providencias del
Gobernador, cuando en ellas se hubiese infringido el Código fundamental en los términos expresados;
limitándose en ambos casos á reparar el agravio en la parte en que la Constitución hubiese sido violada”.
2
“Art. 25. Los tribunales de la Federación ampararán á cualquiera habitante de la república en el ejercicio
y conservación de los derechos que le concedan esta Constitución y las leyes constitucionales, contra
todo ataque de los poderes legislativo y ejecutivo, ya de la Federación, ya de los Estados; limitándose
dichos tribunales á impartir su protección en el caso particular sobre que verse el proceso, sin hacer
ninguna declaración general respecto de la ley ó del acto que lo motivare.”
3
“ART. 101. Los tribunales de la federación resolverán toda controversia que se suscite:
I. Por leyes ó actos de cualquiera autoridad que violen las garantías individuales.
II. Por leyes ó actos de la autoridad federal que vulneren ó restrinjan la soberanía de los Estados.
III. Por las leyes ó actos de las autoridades de éstos que invadan la esfera de la autoridad federal.
Art. 103.- Los tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite:
I.- Por leyes o actos de la autoridad que viole las garantías individuales.
El juicio de amparo contra normas 329
Fueron los artículos 102 y 107 de estos documentos constitucionales, res-
pectivamente, los que imprimieron uno de los rasgos que hoy caracterizan al
juicio de amparo contra normas: el principio de relatividad de las sentencias.4
Este último precepto ha sufrido 20 reformas. En este periodo, las reformas
que tuvieron incidencia en el amparo contra normas se refirieron, además del
principio de relatividad de las sentencias, a la competencia de los juzgados
de distrito para conocer de él, a la procedencia del recurso de revisión en
las vías indirecta y directa cuyo conocimiento se reservó a la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, al sobreseimiento por inactividad procesal y a la
declaratoria general de inconstitucionalidad.5
Las reformas de 2024 introdujeron una regla de improcedencia en contra de
las reformas constitucionales y prohibiciones específicas de dotar de efectos
generales a las resoluciones de suspensión y de amparo.
C. Reglas de procedencia del amparo contra normas
Esta acción está sujeta a numerosos requisitos de cuya satisfacción depende
su procedencia y su éxito concretado en la concesión de amparo.
II.- Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados.
III.- Por leyes o actos de las autoridades de éstos que invadan la esfera de la autoridad federal.”
4
“ART. 102. Todos los juicios de que habla el artículo anterior se seguirán á petición de la parte agra-
viada por medio de procedimientos y formas del orden jurídico, que determinará una ley. La sentencia
será siempre tal, que solo se ocupe de individuos particulares limitándose á protegerlos y ampararlos
en el caso especial sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto de la
ley ó acto que la motivare.
Art. 107.- Todas las controversias de que habla el artículo 103, se seguirán a instancia de la parte
agraviada, por medio de procedimientos y formas del orden jurídico que determinará una ley que se
ajustará a las bases siguientes:
I.- La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares, limitándose a ampa-
rarlos y protegerlos en el caso especial sobre el que verse la queja, sin hacer una declaración general
respecto de la ley o acto que la motivare”.
5
Decretos publicados en el DOF de los días 19 de febrero de 1951, 25 de octubre de 1967, 17 de febrero
de 1975, 10 de agosto de 1987, 25 de octubre de 1993, 11 de junio de 1999, 6 de junio de 2011, 11 de
marzo de 2021, 15 de septiembre y 31 de octubre de 2024.
330 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Estos requisitos se han impuesto por virtud de los desarrollos realizados a
través de las leyes reglamentarias —los códigos federales de procedimientos
civiles de 1897 y 1908, la Ley Reglamentaria de los artículos 103 y 104 de la
Constitución Federal de 1919, la Ley Orgánica de los Artículos 103 y 107 de
la Constitución Federal y la Ley de Amparo Reglamentaria de los Artículos
103 y 107 de la Constitución federal de 2013— y la prolífera producción
jurisprudencial de los tribunales de amparo.
Propiamente, los códigos federales citados, aunque sentaron las bases del
proceso de amparo, no se ocuparon específicamente del promovido en contra
de las leyes —según el léxico que entonces se utilizaba—, sino que fue la
legislación de 1919 la que introdujo las reglas particulares que perfilaron
su desarrollo.
De manera general, puede afirmarse que en la actualidad este juicio se rige
por las reglas generales que se abordarán a continuación.
I. Concepto de leyes y normas
La normatividad que rigió el juicio hasta el año de 2013 se refirió al amparo
contra leyes y este vocablo fue sustituido por el de amparo contra normas con
motivo de la expedición de la ley vigente. Sin embargo, esta modificación
fue únicamente léxica, pues bajo el concepto de leyes se comprendió por la
jurisprudencia cualquier especie de norma, con independencia de su grado
de generalidad.
Así, los tribunales estimaron que las reglas del amparo contra leyes se aplicaban
a cualquier reclamo enderezado en contra de la propia Constitución —con
independencia de que se estimara o no procedente la acción—, los conve-
nios internacionales, las constituciones locales, las leyes en sentido formal,
los reglamentos expedidos por los poderes ejecutivos federal o locales, los
acuerdos, decretos, circulares, misceláneas, normas oficiales mexicanas, etc.
Ilustran esta afirmación las tesis de rubros siguientes:
El juicio de amparo contra normas 331
• LEYES Y REGLAMENTOS EXPEDIDOS POR UN GOBERNADOR
PRECONSTITUCIONAL.6
• CIRCULARES.7
• TRABAJO, LEYES DEL, EXPEDIDAS POR EL EJECUTIVO.8
• PAN, PROHIBICIÓN DE VENDERLO A DETERMINADO PRECIO.9
• TRATADOS, VALIDEZ DE LOS.10
• REGLAMENTOS. TERMINO PARA INTERPONER AMPARO EN
SU CONTRA. COMPUTO POR LAS REGLAS ESTABLECIDAS
PARA LAS LEYES.11
• CONSTITUCIÓN LOCAL. CUANDO SE RECLAMAN EN AMPA-
RO SUS REFORMAS, POR NO AJUSTARSE A LOS REQUISITOS
QUE PARA ELLO ESTABLECE, COMPETE A LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO CONOCER DE LA REVISIÓN.12
II. Caracterización de las normas en
autoaplicativas y heteroaplicativas
Desde la Quinta Época de la jurisprudencia, se observó la necesidad de
restringir la procedencia del juicio al reclamo de leyes que afectaran de
manera real y actual a las personas quejosas, lo que condujo a establecer
6
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo II, p. 459, registro digital: 291189.
7
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XL, p. 842, registro digital: 336369.
8
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XLI, p. 224, registro digital: 336157.
9
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XLIII, p. 2363, registro digital: 335911.
10
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo CXX, p. 1883, registro digital: 295999.
11
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, vol. 187-192, Tercera Parte, p. 143, registro
digital: 237394.
12
Tesis P. XV/90, Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo V, Primera Parte, enero-junio
de 1990, p. 16, registro digital: 205881.
332 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
una clasificación que perdura aún hasta nuestros días: la que postula que, si
bien todas las nomas producen efectos una vez que entran en vigor y son de
observancia obligatoria, hay algunas que contienen un “principio de ejecu-
ción” que produce una afectación inmediata a quienes son sus destinatarios,
es decir, se hallan en su supuesto normativo, o a quienes se encuentran en
una cierta posición calificada ante ellas; y hay otras que solo causarán una
afectación cuando se produzca su aplicación.
Algunas tesis ilustran cabalmente esta clasificación:
• AMPARO CONTRA LEYES AUTOAPLICATIVAS.13
• LEYES AUTOAPLICATIVAS, AMPARO CONTRA LAS. TERMINO
PARA INTERPONERLO.14
• LEYES PROHIBITIVAS. NO SON NECESARIAMENTE AUTOA-
PLICATIVAS.15
Esta clasificación tuvo en su momento graves repercusiones. Hasta la reforma
del año 1951, la ley reglamentaria consideraba que una norma autoapli-
cativa sólo podía reclamarse con motivo de su vigencia y que una norma
heteroaplicativa sólo podía reclamarse con motivo de su aplicación, lo cual
tenía consecuencias desfavorables severas para los afectados porque la pro-
cedencia del juicio dependía de que la asesoría jurídica tuviera la habilidad
de identificar correctamente la naturaleza de la norma y la oportunidad de
hacer el reclamo dependiendo de esa identificación.
Afortunadamente, en ese año se reformó la ley para aminorar los efectos des-
favorables de esta distinción, al prever que una norma autoaplicativa podía
reclamarse con motivo de su entrada en vigor o con motivo de su aplicación,
13
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo CXXIII, p. 783, registro digital: 317118.
14
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, vol. 72, Séptima Parte, p. 57, registro digital: 245887.
15
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, vol. 30, Primera Parte, p. 65, registro digital: 233634.
El juicio de amparo contra normas 333
en las condiciones prescritas por ella misma. Hasta ahora persiste la regla que
se traduce en la posibilidad de reclamar cualquier norma, con independencia
de su naturaleza, con motivo de su aplicación, satisfechos ciertos requisitos.
Décadas posteriores, la Suprema Corte de Justicia de la Nación prefirió ex-
plicar esta clasificación a partir del concepto de individualización incondi-
cionada, aunque esta terminología no ha terminado de arraigarse en la jerga
judicial. El criterio se difundió en la tesis jurisprudencial siguiente: LEYES
AUTOAPLICATIVAS Y HETEROAPLICATIVAS. DISTINCIÓN BASADA EN
EL CONCEPTO DE INDIVIDUALIZACIÓN INCONDICIONADA.16
La clasificación en comento también ha merecido un tratamiento singular
cuando en una demanda se reclama un conjunto de normas que compo-
nen un sistema normativo, que incluye normas autoaplicativas y normas
heteroaplicativas, pues en esta hipótesis se ha admitido la posibilidad de
reclamarlas de manera conjunta:
• ACTIVO DE LAS EMPRESAS, IMPUESTO AL. LA LEY QUE LO ES-
TABLECE CONTIENE DISPOSICIONES RELACIONADAS ENTRE
SI, LO QUE DA LUGAR A QUE QUIENES SE ENCUENTRAN EN
LOS SUPUESTOS DE SU AUTOAPLICACIÓN, TENGAN INTERÉS
JURÍDICO EN RECLAMAR CUALQUIERA DE LOS PRECEPTOS
QUE REGULAN EL SISTEMA ESPECIFICO PREVISTO PARA LA
CATEGORÍA DE CONTRIBUYENTE QUE SE DEMOSTRÓ SER.17
• ACTIVO DE LAS EMPRESAS, IMPUESTO AL. LA LEY QUE LO
ESTABLECE CONTIENE DISPOSICIONES RELACIONADAS EN-
TRE SI, LO QUE DA LUGAR A QUE, EN RELACIÓN A ESTA LEY,
TENGAN INTERÉS JURÍDICO EN RECLAMAR CUALQUIERA
16
Tesis P./J. 55/97, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VI, julio de
1997, p. 5, registro digital: 198200.
17
Tesis 3a. CLII/91, Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, noviembre de 1991,
p. 53, registro digital: 206884.
334 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
DE SUS PRECEPTOS, QUIENES SE ENCUENTREN EN ALGUNO
DE LOS SUPUESTOS DE SU APLICACIÓN.18
• COSTO DE LO VENDIDO. LOS ARTÍCULOS DE LA LEY DEL
IMPUESTO SOBRE LA RENTA REFORMADOS Y ADICIONADOS
MEDIANTE EL DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL
DE LA FEDERACIÓN EL 1o. DE DICIEMBRE DE 2004, QUE ES-
TABLECEN DICHA DEDUCCIÓN, CONSTITUYEN UN SISTEMA
JURÍDICO INTEGRAL DE CARÁCTER AUTOAPLICATIVO, POR
LO QUE ES INNECESARIO QUE EL GOBERNADO SE SITÚE EN
CADA UNA DE LAS HIPÓTESIS QUE LO CONFORMAN PARA
RECLAMARLO EN AMPARO INDIRECTO.19
• AMPARO CONTRA LEYES. PARA IMPUGNARLAS COMO SIS-
TEMA NORMATIVO ES NECESARIO QUE CONSTITUYAN UNA
VERDADERA UNIDAD.20
La introducción del interés legítimo en la ley vigente provocó que el Alto
Tribunal se viera obligado a replantear esta antigua clasificación de las
normas con nuevos matices, es decir, advirtiendo que una norma podía
ser autoaplicativa para quienes no estuvieran colocados en su supuesto
normativo pero resintieran sus efectos debido a otras circunstancias o que
podía reclamarse con motivo de su aplicación —cualquiera que fuera su
naturaleza— por quienes no fueran los destinatarios de ésta, satisfechas
ciertas condiciones.
18
Tesis 3a./J. 36/91, Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, julio de 1991, p.
63, registro digital: 206945.
19
Tesis P./J. 90/2006, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIV, julio
de 2006, p. 6, registro digital: 174752.
20
Tesis 2a./J. 100/2008, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII,
junio de 2008, p. 400, registro digital: 169558.
El juicio de amparo contra normas 335
Así se explica en la tesis INTERÉS LEGÍTIMO Y JURÍDICO. CRITERIO DE
IDENTIFICACIÓN DE LAS LEYES HETEROAPLICATIVAS Y AUTOAPLI-
CATIVAS EN UNO U OTRO CASO.21
En este camino, no puede omitirse hacer referencia a casos que han resultado
emblemáticos: el reclamo de normas estigmatizantes, de normas penales o
sancionatorias que producen un chilling effect22 o de normas que contienen
un mensaje discriminatorio, como en estos ejemplos:
• ESTIGMATIZACIÓN LEGAL. REQUISITOS PARA TENER POR
ACREDITADO EL INTERÉS LEGÍTIMO EN EL AMPARO INDI-
RECTO PARA COMBATIR LA PARTE VALORATIVA DE UNA LEY
Y EL PLAZO PARA SU PROMOCIÓN.23
• INTERÉS LEGÍTIMO EN AMPARO CONTRA LEYES PENALES.
SE ACTUALIZA ANTE NORMAS CUYA MERA EXISTENCIA
GENERA UN EFECTO DISUASIVO EN EL EJERCICIO DE LA
LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO FUNDAMENTAL
DE ACCESO A LA INFORMACIÓN.24
• INTERÉS LEGÍTIMO PARA IMPUGNAR EN AMPARO DISPO-
SICIONES RELATIVAS A LA PENALIZACIÓN DEL ABORTO.
LA CALIDAD DE MUJER O PERSONA CON CAPACIDAD DE
GESTAR ES SUFICIENTE PARA TENERLO POR ACREDITADO,
SIEMPRE Y CUANDO SE DEMUESTRE UNA RELACIÓN DE
PROXIMIDAD FÍSICA O GEOGRÁFICA CON EL ÁMBITO ESPA-
21
Tesis 1a. CCLXXXI/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro
8, Tomo I, julio de 2014, p. 148, registro digital: 2006963.
22
Véase una aplicación interesante de este concepto para explicar el potencial inhibidor de una norma
en la ejecutoria del AR 136/2021, resuelto por el Pleno de la SCJN en sesión de 5 de octubre de 2022.
23
Tesis 1a. CCLXXXIV/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época,
registro digital: 2006960.
24
Tesis 1a. XXXI/2016 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 27,
febrero de 2016, Tomo I, p. 678, registro digital: 2010970.
336 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
CIAL DE VALIDEZ DE LA NORMA, SIN QUE SEA NECESARIA
LA EXISTENCIA DE UN ACTO DE APLICACIÓN DE DICHAS
DISPOSICIONES.25
III. Características del primer acto de aplicación
La posibilidad de reclamar una ley con motivo de su aplicación ha estado
históricamente condicionada a que ésta no haya sido consentida por la parte
quejosa, lo cual supone que por regla general deba reclamarse con motivo
del primer acto de aplicación.
Excepciones a esta regla se producen cuando el primer acto de aplicación fue
favorable a la persona quejosa o, cuando siéndole desfavorable, quedó sin
efectos por virtud de un medio ordinario de defensa, como en la tesis LEY
AUTOAPLICATIVA. CUANDO SE RECLAMA CON MOTIVO DE UN ACTO
CONCRETO DE APLICACIÓN, ESTE DEBE AGRAVIAR AL QUEJOSO.26
Aunque originalmente se entendió que, si el juicio de amparo sólo procedía en
contra de actos de autoridades, el acto de aplicación también debía provenir
de ésta, la jurisprudencia evolucionó para establecer que la acción procedía
incluso cuando el acto de aplicación fuera realizado por un particular que
actuara como auxiliar del Estado, por un particular obligado por la ley o
por la propia persona quejosa, como ejemplo: LEYES HETEROAPLICATI-
VAS, AMPARO CONTRA. PROCEDE POR ACTOS PROVENIENTES DE
UN PARTICULAR QUE ACTÚA POR MANDATO EXPRESO DE LA LEY.27
También se han advertido otros avances tratándose de actos inminentes,
como se explica en la tesis PENSIONES. PROCEDE OTORGAR EL AMPARO
25
Tesis 1a./J. 159/2023 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
32, diciembre de 2023, Tomo II, p. 1982, registro digital: 2027807.
26
Tesis LXX/90 (8a.), Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo V, Primera Parte, enero-
junio de 1990, p. 179, registro digital: 207172.
27
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, vol. 205-216, Primera Parte, p. 169, registro
digital: 232151.
El juicio de amparo contra normas 337
PROMOVIDO CONTRA LOS DESCUENTOS FUTUROS E INMINENTES EN
APLICACIÓN DE UNA NORMA GENERAL DECLARADA INCONSTITU-
CIONAL POR JURISPRUDENCIA, SIEMPRE QUE SE HAYAN SEÑALADO
COMO ACTOS RECLAMADOS.28
IV. Carácter opcional del sistema de
medios ordinarios de defensa
Los tribunales han tenido claro, desde que han operado el amparo en contra
de normas, que los afectados por ellas no tienen la posibilidad de remediar
esa afectación mediante la promoción de recursos o juicios ordinarios, porque
éstos, por definición, no son idóneos para cuestionar la validez de aquéllas.
Sin embargo, tratándose de leyes reclamadas con motivo de su aplicación,
la ley no preveía la posibilidad de que los afectados agotaran los recursos
ordinarios en contra del acto de aplicación y luego acudieran al juicio de
amparo una vez agotado el camino de la legalidad. Fue hasta la reforma legal
de 1968 que se incorporó un párrafo tercero al artículo 73, fracción XII, que
se reguló la facultad del afectado de optar entre promover inmediatamente
el amparo en contra de la norma y el acto de aplicación o agotar los medios
de defensa en contra de ese último y, en su caso, luego promover el juicio
constitucional en contra de la última resolución que le fuera desfavorable,
como en los casos siguientes: LEYES, RECURSOS QUE DEBEN AGOTARSE
PREVIAMENTE AL AMPARO CONTRA. SI EL INTERESADO ESCOGE EL
RECURSO O MEDIO DE DEFENSA LEGAL POR VIRTUD DEL CUAL PUE-
DA SER MODIFICADO, REVOCADO O NULIFICADO EL PRIMER ACTO
DE APLICACIÓN DE LA LEY, OPERA EL PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD
DEL JUICIO DE AMPARO29 y AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO
DE SU PRIMER ACTO DE APLICACIÓN DENTRO DEL PROCEDIMIEN-
28
Tesis 2a./J. 139/2017 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 47,
Tomo II, octubre de 2017, p. 941, registro digital: 2015378.
29
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, vol. 181-186, Primera Parte, p. 252, registro
digital: 232362.
338 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
TO. PROCEDE EN LA VÍA INDIRECTA SIEMPRE Y CUANDO CAUSE UN
PERJUICIO DE IMPOSIBLE REPARACIÓN.30
La regla que permite que la persona afectada por una norma pueda optar por
combatir el acto de aplicación a través de medios ordinarios ha favorecido
la posibilidad de que el cuestionamiento sobre la validez de aquélla se haga
valer en la vía del amparo directo, supuesto en el cual operan algunas reglas
específicas de cuya atención depende que los conceptos de violación sean
operantes.
La opcionalidad de los medios ordinarios no se contrapone con el control
de convencionalidad difuso, acogido en la reforma constitucional de 2011,
por virtud del cual los tribunales ordinarios pueden examinar la regularidad
de las normas y ordenar que no se apliquen en el caso examinado; en esta
hipótesis, más allá de que los interesados puedan plantear ante el tribunal los
motivos de invalidez que conduzcan a esa conclusión, siempre y en todos los
casos, tal cuestionamiento no es el objeto directo del recurso o de la acción
ordinaria y el resultado de ese ejercicio depende únicamente de la actuación
oficiosa del órgano respectivo.
Así lo ha sostenido el máximo tribunal en las tesis jurisprudenciales si-
guientes: CONTROL DIFUSO. SU EJERCICIO EN EL JUICIO CONTEN-
CIOSO ADMINISTRATIVO31 y CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
O CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO. LAS PERSONAS JUZGADORAS
ÚNICAMENTE DEBEN REALIZAR SU ESTUDIO DE FORMA EXPRESA EN
SUS RESOLUCIONES CUANDO LO SOLICITEN LAS PARTES EN JUICIO
O CONSIDEREN QUE LA NORMA QUE DEBEN APLICAR PODRÍA RE-
SULTAR INCONSTITUCIONAL O INCONVENCIONAL.32
30
Tesis P./J. 78/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVI,
diciembre de 2007, p. 5, registro digital: 170866.
31
Tesis 2a./J. 16/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 5,
Tomo I, abril de 2014, p. 984, registro digital: 2006186.
32
Tesis 1a./J. 103/2022 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
15, Tomo II, julio de 2022, p. 1885, registro digital: 2024990.
El juicio de amparo contra normas 339
V. Omisiones legislativas
Aunque los artículos constitucionales que han sentado las bases del juicio
de amparo hayan prescrito que tenía por objeto el reclamo de leyes o actos,
los tribunales interpretaron naturalmente el concepto de acto en un sentido
amplio, es decir, comprendiendo los positivos, los negativos y los omisivos.
Así se entiende que fuera posible reclamar la violación al derecho de petición
por violación al artículo 8 constitucional.
Con la ley del año 2013 se incorporó diversos textos que hacían referencia
a las omisiones como objeto de reclamo.
Sin embargo, antes de este ordenamiento y todavía algunos meses después
de su entrada en vigor, se discutió por los tribunales la posibilidad de re-
clamar omisiones legislativas, como se aprecia de la siguiente tesis LEYES,
AMPARO CONTRA. ES IMPROCEDENTE AQUEL EN QUE SE IMPUGNA
LA OMISIÓN DEL LEGISLADOR ORDINARIO DE EXPEDIR UNA LEY
O DE ARMONIZAR UN ORDENAMIENTO LEGAL A UNA REFORMA
CONSTITUCIONAL.33
Tuvo que ser el Alto Tribunal el que abriera la puerta a la procedencia del
juicio en contra de omisiones absolutas o relativas de ejercicio obligatorio,
entendiendo por las primeras aquellas en las que el órgano legislativo no ha
creado una ley en ejercicio de su competencia, a pesar de estar obligado a
hacerlo, y por las segundas aquellas en que el órgano legislativo ha ejercido
su competencia de manera parcial o incompleta, impidiendo el desarrollo
eficiente de su función creadora de normas; también las distinguió de las ex-
clusiones implícitas, de las omisiones potestativas y de las lagunas normativas.
Asimismo, advirtió que no era obstáculo para estimar reclamables aquellas
33
Tesis P. CLXVIII/97, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VI, di-
ciembre de 1997, p. 180, registro digital: 197222.
340 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
omisiones el principio de relatividad de las sentencias. Tales cuestiones se
abordan en las tesis siguientes:
• MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO. EL ARTÍ-
CULO 143 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL ESTADO DE OAXACA
CONTIENE UNA EXCLUSIÓN IMPLÍCITA Y NO UNA OMISIÓN
LEGISLATIVA.34
• JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. ES PROCEDENTE CONTRA
OMISIONES LEGISLATIVAS.35
• DIFERENCIAS ENTRE LAS LAGUNAS NORMATIVAS Y LAS
OMISIONES LEGISLATIVAS.36
• OMISIONES LEGISLATIVAS RELATIVAS Y ABSOLUTAS DE
EJERCICIO OBLIGATORIO. NOTAS DISTINTIVAS PARA COM-
BATIRLAS EN EL JUICIO DE AMPARO.37
• OMISIÓN LEGISLATIVA DE CUMPLIR CON OBLIGACIONES
ESTABLECIDAS EN UNA DISPOSICIÓN CONVENCIONAL O
INTERNACIONAL EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.
ES RECLAMABLE EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO.38
34
Tesis 1a. CV/2013 (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XIX,
Tomo 1, abril de 2013, p. 963, registro digital: 2003309.
35
Tesis 1a. LVIII/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 55,
Tomo II, junio de 2018, p. 965, registro digital: 2017065.
36
Tesis 1a. XIX/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 52,
Tomo I, marzo de 2018, p. 1095, registro digital: 2016420.
37
Tesis 1a./J. 63/2022 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
14, Tomo V, junio de 2022, p. 4029, registro digital: 2024730.
38
Tesis 1a./J. 171/2023 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
31, Tomo II, noviembre de 2023, p. 1926, registro digital: 2027547.
El juicio de amparo contra normas 341
VI. Efectos de la sentencia
Debido a que la Constitución y las leyes reglamentarias no explicitaron de
qué manera debía hacerse compatible la sentencia que en un juicio de amparo
indirecto declarara la inconstitucionalidad de una norma con el principio de
relatividad, fue la jurisprudencia la que se encargó de dilucidar sus efectos,
para lo cual estableció, al tener como presupuesto el juicio promovido en
defensa del interés jurídico, que se limitaría a impedir que la ley se aplicara a
la parte quejosa en el presente y en el futuro, comprendiendo, en su caso, al
acto de aplicación que hubiere motivado la sentencia, como en la sentencia
AMPARO CONTRA LEYES. SUS EFECTOS SON LOS DE PROTEGER AL
QUEJOSO CONTRA SU APLICACIÓN PRESENTE Y FUTURA.39
Tratándose del juicio de amparo directo se entendió que el efecto de la
sentencia se limita a impedir que la norma declarada inconstitucional se
aplicara a la parte quejosa en el caso particular que diera lugar al juicio, sin
mayores alcances.
Así transcurrieron los años hasta que la incorporación del interés legítimo en
el juicio de amparo indirecto obligó al Máximo Tribunal a reconocer que en
ese supuesto era posible que, de hecho, la eficacia protectora de la sentencia
tuviera un efecto reflejo en personas distintas de la quejosa, a través de lo que
se consideró una modulación del principio de relatividad.40 Como ejemplo,
están las tesis siguientes:
• PRINCIPIO DE RELATIVIDAD. SU REINTERPRETACIÓN A
PARTIR DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO
DE 2011.41
39
Tesis P./J. 112/99, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo X, noviembre
de 1999, página 19, registro digital: 192846.
40
La modulación del principio de relatividad es una cuestión que adquiere particular interés ahora
que será necesario esclarecer el alcance de las prohibiciones impuestas por la reforma del año 2024.
41
Tesis 1a. XXI/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 52,
Tomo I, marzo de 2018, p. 1101, registro digital: 2016425.
342 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
• SENTENCIAS DE AMPARO. EL PRINCIPIO DE RELATIVIDAD
ADMITE MODULACIONES CUANDO SE ACUDE AL JUICIO
CON UN INTERÉS LEGÍTIMO DE NATURALEZA COLECTIVA.42
• PRINCIPIO DE RELATIVIDAD DE LAS SENTENCIAS DE AMPARO.
NO SE VULNERA AL RECONOCERLE INTERÉS LEGÍTIMO A
LAS ASOCIACIONES CIVILES PARA RECLAMAR EN AMPARO
INDIRECTO LA INCONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS GE-
NERALES.43
Otra consecuencia asociada a la nueva legislación fue la posibilidad de que
una sentencia de amparo contra normas pudiera ser un antecedente de una
declaratoria general de inconstitucionalidad en caso de dar lugar a una ju-
risprudencia y de reunirse los requisitos necesarios.
En la práctica, se han emitido declaraciones generales de inconstitucionalidad
tratándose del artículo 298, inciso B), fracción IV, de la Ley Federal de Tele-
comunicaciones y Radiodifusión —que preveía la posibilidad de sancionar
con multa por el equivalente de 1% hasta 3% del ingreso (acumulable) del
infractor cualquier conducta que vulnerara lo previsto en la normativa de
la materia—,44 de los artículos 235, último párrafo, 237, 245, fracción I,
247, último párrafo, y 248 de la Ley General de Salud —que regulaban la
prohibición absoluta del consumo lúdico de marihuana—,45 del artículo
42
Tesis: 2a. LXXXIV/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro
58, Tomo I, septiembre de 2018, p. 1217, registro digital: 2017955.
43
Tesis: 1a. XXXVII/2023 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
30, Tomo III, octubre de 2023, p. 2474, registro digital: 2027538.
44
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Declara-
toria General de Inconstitucionalidad 6/2017, así como los Votos Particular formulado por el ministro
Jorge Mario Pardo Rebolledo y Concurrentes formulados por los ministros Eduardo Medina Mora I.
y Luis María Aguilar Morales. DOF 2/04/2019.
45
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Declaratoria
General de Inconstitucionalidad 1/2018, así como los Votos Aclaratorio del señor ministro Juan Luis
González Alcántara Carrancá, Concurrente del señor ministro Javier Laynez Potisek, y Particulares
de la señora ministra Yasmín Esquivel Mossa y de los señores ministros Alberto Pérez Dayán y Jorge
Mario Pardo Rebolledo. DOF 15/07/2021.
El juicio de amparo contra normas 343
98, fracciones XI y XII, de la Ley para la prevención y gestión integral de
los residuos sólidos del Estado de Oaxaca —que prohibía vender, distribuir,
emplear o usar envases, embalajes u otros productos de un solo uso, elabo-
rados con PET o unicel—,46 del artículo 213 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial del Estado de Veracruz —que preveía la decisión soberana sobre
la ratificación de magistrados—-,47 porciones de los artículos 30 Bis 1 y
380 Bis 5 del Código Civil para el Estado de Tabasco —que exigían como
requisito para la celebración de un contrato de maternidad subrogada o por
sustitución que la madre contratante tuviera entre veinticinco y cuarenta
años—,48 del artículo 66, último párrafo, del Código de Procedimientos
Civiles del Estado de Jalisco —que disponía que el juez que declarara la
nulidad de una actuación judicial podía imponer una multa al funcionario
responsable de esa nulidad—,49 del artículo 103, párrafo segundo, del Có-
digo de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal —que sancionaba
la falta de exhibición de las copias de traslado—,50 y del artículo 496 del
Código Federal de Procedimientos Civiles —que establecía que se debía
otorgar la escritura pública antes de que el tribunal entregara la posesión de
un inmueble al nuevo propietario—.51
46
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Decla-
ratoria General de Inconstitucionalidad 8/2022, así como el Voto Aclaratorio del señor ministro Juan
Luis González Alcántara Carrancá. DOF 2/11/2023.
47
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Declaratoria
General de Inconstitucionalidad 7/2022, así como los Votos Concurrente de la señora ministra Loretta
Ortiz Ahlf y Aclaratorio del señor ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá. DOF 23/01/2024.
48
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Declaratoria
General de Inconstitucionalidad 2/2022, así como los Votos Concurrentes de las señoras ministras
Yasmín Esquivel Mossa y Presidenta Norma Lucía Piña Hernández, y Aclaratorio y Adicional del señor
ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá. DOF 26/02/2024.
49
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Decla-
ratoria General de Inconstitucionalidad 9/2022, así como el Voto Aclaratorio del señor ministro Juan
Luis González Alcántara Carrancá. DOF 16/01/2024.
50
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Decla-
ratoria General de Inconstitucionalidad 4/2023. DOF 03/07/2024.
51
Declaratoria general de inconstitucionalidad 5/2023, resuelta el 7 de enero de 2025, pendiente de
engrose.
344 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
D. La mal llamada reforma judicial
El 15 de septiembre de 2024 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia
de reforma del Poder Judicial, que afectó casi veinte artículos de la Ley
Fundamental, que regulan la composición y las atribuciones de los órganos
encargados de impartir la justicia federal.
Entre las reformas más relevantes para este tema está el cese de las y los ti-
tulares de los órganos jurisdiccionales, desde los juzgados de distrito hasta
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como la elección por voto
popular de juezas y jueces, magistradas y magistrados, ministras y minis-
tros del Poder Judicial de la Federación, incluyendo a los integrantes de la
Sala Superior del Tribunal Electoral, procesos previstos para los años 2025
y 2027; la desaparición de las salas del Máximo Tribunal y la reducción de
once a nueve de sus integrantes; la sustitución del referido Consejo de la
Judicatura Federal por un Órgano de Administración Judicial y la integra-
ción, también por voto popular, de un nuevo órgano denominado Tribunal
de Disciplina Judicial.
Las modificaciones formales al juicio de amparo previstas en ese decreto se
redujeron a la imposición de dos prohibiciones: se previó que, en los juicios
de amparo contra normas, ni las resoluciones de suspensión ni las sentencias
tendrán efectos generales.52
52
“Art. 107.- Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción de
aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley reglamentaria,
de acuerdo con las bases siguientes:
II.- Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocuparán de personas quejosas
que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlas y protegerlas, si procediere, en el caso especial
sobre el que verse la demanda. Tratándose de juicios de amparo que resuelvan la inconstitucionalidad
de normas generales, en ningún caso las sentencias que se dicten fijarán efectos generales. No procederá
el juicio de amparo contra adiciones o reformas a esta Constitución”.
El juicio de amparo contra normas 345
Posteriormente, el 31 de octubre de 2024 se publicó el Decreto por el que
se reforma el primer párrafo de la fracción II del artículo 107, y se adiciona
un quinto párrafo al artículo 105, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, en materia de inimpugnabilidad de las adiciones o refor-
mas a la Constitución que introdujo una reforma adicional, al prever que el
juicio de amparo es improcedente en contra de reformas o modificaciones
a la Constitución Federal.53
Más allá del alcance técnico específico de estas dos últimas reformas sobre
el juicio de amparo —sobre lo cual se abundará más adelante—, se consi-
dera que este conjunto de modificaciones, más que una reforma planeada,
sustentada en un diagnóstico objetivo y preciso, dirigida a fortalecer o
hacer más eficiente el funcionamiento del poder encargado de impartir la
justicia federal, tuvo como principal propósito desmantelar a la institución
por completo, haciendo inútiles los esfuerzos realizados por décadas para
profesionalizar a los titulares de los órganos jurisdiccionales, especialmente
después de la reforma en materia de derechos humanos del año 2011, y para
fortalecer a la carrera judicial como el mecanismo idóneo para garantizar
altos estándares de calidad y de ética en el desarrollo de esta función esencial
del Estado mexicano.
Para serlo, debió ocuparse de los problemas que aquejaban a la institución,
entre ellos, el rezago, las jornadas inhumanas —a pesar de las medidas
normativas y disciplinarias adoptadas para eliminarlas—, la falta de actua-
lización en ciertos temas, los ataques de los medios de comunicación y del
gobierno en turno, la violencia y la persecución por parte de la delincuencia
organizada y otras ineficiencias.
Sus autores afirmaron que la reforma persigue, entre otros, tres objetivos: com-
batir el nepotismo, eliminar la corrupción y acercar la justicia a la población.
53
“Art. 107 […]
II […] No procederá el juicio de amparo contra adiciones o reformas a esta Constitución”.
346 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En materia de nepotismo, sus autores parecieron desconocer que éste fue
también el objetivo de la reforma constitucional del año 2021 y que, por
virtud de ésta, todas las personas servidoras públicas de la institución están
sometidas a un escrutinio estricto sobre los movimientos de personal y a la
vigilancia de un Comité de Ética, así como sujetos a un régimen disciplinario
relacionado con este tópico, de modo que el nepotismo no puede ser una
causa que justifique la reforma.
Sobre el combate a la corrupción, no existen cifras públicas, elaboradas por
la propia institución o por actores ajenos a ella con quien interactúa que
proporcionen evidencias del tamaño y complejidad del problema. Remover
a todas las personas funcionarias judiciales no puede ser la solución si se
desconocen las causas que determinan la debilidad institucional y el papel
que juegan ciertos factores estructurales. Y la eliminación de la carrera judi-
cial no abona a la solución porque ésta era el filtro que impedía, o al menos
obstaculizaba, la penetración de la delincuencia y de los intereses privados
a las filas de sus servidores.
Finalmente, si la intención era acercar la justicia a la población, no se entiende
cómo va a lograrse ese objetivo si la reforma no prevé ninguna mejora en los
temas de acceso a la justicia.
Por estas razones, los críticos de la reforma afirman que se trata, en realidad,
de la manera en que se buscó neutralizar al único poder que no estaba do-
minado por el grupo político dominante.
En mi opinión, la reforma es una reacción a los frecuentes desencuentros
ocurridos entre el Ejecutivo Federal y las juezas y los jueces federales quie-
nes, a través del juicio de amparo, impidieron la ejecución de un programa
político cuando se violaba la Constitución. En una palabra: el objetivo de la
reforma fue expulsar a quienes se opusieron a los abusos del poder.
El juicio de amparo contra normas 347
I. Prohibiciones incorporadas en la
reforma de septiembre de 2024
Como ya se explicó, desde su concepción original, las sentencias de amparo
y, por igualdad de razón, las resoluciones sobre suspensión se encuentran
ceñidas al principio de relatividad que prohíbe dotarlas de efectos generales.
En este contexto, en puridad, incorporar ahora en la Constitución las pro-
hibiciones de que se trata sólo puede explicarse considerando la evolución
del principio de relatividad y algunos pronunciamientos que adquirieron
notoriedad el sexenio anterior.
La justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambien-
tales (DESCA) propició que, incluso antes de la incorporación del interés
legítimo, algunas sentencias tuvieran un efecto reflejo en situaciones que
excedían con mucho la esfera jurídica de la persona quejosa.
El caso Mininuma lo ilustra muy bien: un juzgado de distrito conoció de la
violación al derecho a la salud asociada con la falta de acceso de las perso-
nas quejosas a un centro de salud en una comunidad indígena mixteca del
estado de Guerrero y ordenó el acondicionamiento de un centro de salud.54
Aunque la sentencia formalmente sólo protegió a las personas físicas quejosas,
la naturaleza de la omisión reclamada y del derecho humano violado impo-
nían la necesidad de que su cumplimiento, indirectamente, beneficiara a los
demás miembros de la comunidad a quienes no podría negarse el servicio
de salud en el centro cuyo acondicionamiento se ordenó.
Años después, con la introducción del interés legítimo, como ya se comentó,
fue necesario matizar el alcance del principio de relatividad y reconocer que
54
V. Gutiérrez Rivas, Rodrigo y Rivera Maldonado, Aline, “El caso Mininuma: Un litigio estratégico
para la justiciabilidad de los derechos sociales y la no discriminación en México”, Revista de la Facultad
de Derecho de México, vol. 59, núm. 251, 2009, pp. 89-122.
348 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
la única manera de hacer compatibles estas dos reglas era admitiendo que, si
bien la sentencia sólo protegería formalmente a la parte quejosa, otras per-
sonas podrían verse beneficiadas con la concesión del amparo. Los ejemplos
se han multiplicado y son pan de todos los días en los tribunales de amparo
a lo largo y ancho del país.
Sin embargo, en ese estado de cosas, algunos juzgados de amparo decidieron
ir más allá en el alcance de la protección y no sólo concedieron las suspen-
siones o los amparos a las personas quejosas, sino que además declararon
formalmente que esos fallos protegían a todas las personas que se encontraran
en la misma situación: así ocurrió, por ejemplo, en materia energética, en
donde el gobierno que asumió la presidencia en 2018, sin tener la mayoría
parlamentaria para revertir las reformas constitucionales de gobiernos an-
teriores, a través de normas secundarias o de actos administrativos trató de
contrariar esos mandatos, lo cual motivó el dictado de numerosas sentencias
de amparo.55
Otro caso fue el relacionado con las vacunas de menores, cuyo acto reclamado
consistió en la política nacional de vacunación contra el virus SARS-CoV-2
y los instrumentos para su ejecución; en estos juicios, algunos juzgados, en
lugar de ceñirse a las normas de amparo contra normas, ordenaron direc-
tamente la modificación de las normas o los instrumentos reclamados para
incluir a la infancia en las acciones inmediatas de vacunación.
Estos y otros ejemplos que pudieron producirse en los últimos años explican,
en mi opinión, la reforma constitucional. En cualquier caso, hasta donde
tengo conocimiento, fueron casos aislados que en modo alguno reflejan los
criterios generales de los órganos judiciales en los procesos de amparo.
55
V. Gómez Fierro, Juan Pablo, “La suspensión con efectos generales”, Revista de la Abogacía, enero,
2023. Disponible en: «https://www.revistaabogacia.com/suspension-con-efectos-generales/». [Con-
sultado el 31 de enero de 2025].
El juicio de amparo contra normas 349
II. Prohibición incorporada en la reforma de octubre de 2024
La previsión constitucional que proscribe la procedencia de la acción de
amparo en contra de reformas o modificaciones a la Constitución puede
considerarse la cristalización de una larga doctrina jurisprudencial de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el tema.
En efecto, desde la Quinta Época se pueden encontrar pronunciamientos del
Alto Tribunal en el sentido de que el juicio de amparo permitía cuestionar
cualquier norma, excepto la Constitución, debido a que ésta era precisamente
el parámetro de regularidad de todo el ordenamiento nacional.
Y este criterio se reiteró a lo largo de las décadas subsecuentes hasta fechas
muy recientes, con algunas salvedades y sin desconocer que el tema era
materia de debate en el seno del Máximo Tribunal, no sólo al conocer de los
juicios de amparo sino también en otros medios de control constitucional y
que, incluso, algunos tribunales inferiores tenían opiniones diversas.
La existencia o no de cláusulas pétreas, la naturaleza del poder reformador
y los límites procedimentales y sustantivos implícitos en el texto supremo
son cuestiones debatidas ampliamente en la doctrina y de manera recurrente
en el foro judicial.
A continuación, se esquematizan algunos de los expedientes resueltos por
la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el tema.
350 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Cuadro 1. Expedientes resueltos por la Suprema Corte
Fecha de
Expediente Tesis Sentido
resolución
Amparo en revisión 9 de P. LXI/99, P. Desestima causales
1334/98 Manuel septiembre de LXII/99, de imposibilidad de
Camacho Solís. 1999. efectos restitutorios
P. LXIII/99, e interés jurídico
en amparo y sólo
P. LXVI/99, procede en contra
del procedimiento.
P. LXVII/99 y P. Reforma derechos
LXVIII/99 políticos, prohibición
de contender en
elección del cargo de
jefe de gobierno.
Reclamación 25 de febrero P./J. 16/2002 Improcedencia
619/2001, deducida de 2002. de la acción de
de la acción de inconstitucionalidad
inconstitucionalidad en contra de la
34/2001. omisión de aprobar
iniciativa de reforma.
Controversia 6 de P./J. 39/2002 El procedimiento
constitucional septiembre de y las adiciones no
82/2001 2002. son susceptibles
de control
constitucional.
Amparo en revisión 4 de octubre 2a. CXLI/2002 Improcedencia del
123/2002 de 2002. amparo en contra de
la reforma indígena.
Recurso de 25 de febrero P./J. 66/2005 Improcedencia
reclamación de 2002. de la acción de
592/2001-PL, inconstitucionalidad.
deducido de
la acción de
inconstitucionalidad
33/2001.
El juicio de amparo contra normas 351
Fecha de
Expediente Tesis Sentido
resolución
Amparo en revisión 29 de P. LXXVI/2009 No es manifiesta ni
186/2008 septiembre de indudable la causa de
2008. improcedencia.
Acción de 26 de junio de P. IV/2009 Improcedencia
inconstitucionalidad 2008. de la acción de
168/2007 y P. VIII/2009 inconstitucionalidad.
su acumulada
169/2007
Amparo en revisión 5 de octubre 2a./J. 37/2012 Improcedencia del
896/2008 y otros de 2011. (10a.) amparo en contra de
la reforma electoral
2a./J. 38/2012 por el principio de
(10a.) relatividad.
Amparo directo en 12 de febrero 2a. XXXI/2014 Los conceptos de
revisión 4267/2013 de 2014. (10a.) violación en contra
del procedimiento
de reformas son
inoperantes.
Amparo en revisión 24 de abril de 2a./J. 3/2014 Los preceptos de la
592/2012 y otros 2013 y otros (10a.) Constitución no están
cuatro en el mismo sujetos a control
año. constitucional.
2a./J. 2/2022 (11a.) 1 de diciembre 2a./J. 2/2022 Improcedencia del
de 2021. (11a.) amparo en contra
de las adiciones
o reformas de la
Constitución.
Fuente: elaboración propia.
Como se observa, en algún momento de esta evolución jurisprudencial se
consideró relevante la distinción entre violaciones al procedimiento de reforma
y violaciones asociadas al contenido de los textos reformados.
352 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
La tendencia jurisprudencial, que en su momento fue recogida por el artí-
culo 61, fracción I, de la Ley de Amparo,56 hoy, sin embargo, se enfrenta a
severos cuestionamientos con motivo de las reformas al Poder Judicial y a
los órganos constitucionales autónomos, que si bien inciden formalmente
sobre estructuras orgánicas, coincidentemente debilitan el ejercicio de los
derechos fundamentales para cuya eficacia éstas se habían creado: los dere-
chos de acceso a la justicia, a la transparencia y acceso a la información, a la
competencia y a los avances tecnológicos en sectores como las telecomuni-
caciones y la radiodifusión.
E. La incidencia de las reformas en materia judicial en el
juicio de amparo visto como un motor de cambio social
Quien se aproxima al estudio del juicio de amparo concibiéndolo simple-
mente como un modelo de resolución de conflictos de naturaleza legal,
constitucional y convencional, seguramente se llevará una sorpresa cuando
analice las diversas funciones que este instituto procesal ha desempeñado
en nuestro país.
Desde luego que la función natural del juicio de amparo es resolver conflictos
entre las personas gobernadas y las autoridades estatales o quienes actúan
como tales.
Pero en un sistema como el nuestro, en el que las diferencias sociales, los
problemas estructurales, las protestas y demandas ciudadanas y la violencia
no encuentran otros cauces de atención, resulta que el juicio de amparo ha
funcionado como un medio de canalizar estos fenómenos en búsqueda de
soluciones, cuando esto ha sido posible, o al menos, de diálogo entre los
diversos actores sociales.
56
“Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: I. Contra adiciones o reformas a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
El juicio de amparo contra normas 353
Las decisiones más polémicas del gobierno, los casos más notorios de injus-
ticia, los enfrentamientos entre diversos sectores, las demandas sindicales
y la lucha de grupos en situación de vulnerabilidad han generado la pro-
moción de cientos de juicios de amparo; en algunos de los juicios que han
trascendido, se ha logrado subir a la tribuna pública temas convenientemente
ignorados —VIH entre militares, modelo social de discapacidad, bullying
escolar, matrimonio igualitario, etc.—, analizar temas de gran incidencia
social —consulta indígena, maíz transgénico, derechos de las personas
pensionadas, reforma laboral, límites entre comunidades, etc.—, cuestionar
políticas públicas —pensiones, guarderías, consumo lúdico de marihuana—
o establecer límites a ciertas estrategias gubernamentales —aseguramiento
de cuentas bancarias, regulación de concesiones, etc.—.
Además de que el juicio de amparo contribuye, en este sentido, a canalizar
la conflictividad social, es un factor de peso en el combate a la pobreza, en
la medida en que hace justiciables los derechos económicos, sociales, cultu-
rales y ambientales cuyas violaciones reiteradas están directamente asociadas
a la pobreza multidimensional, a la marginación, a la discriminación y a la
violencia.
Si por virtud de una sentencia de amparo se garantiza el acceso de un grupo de
personas a la salud, al agua, a la educación, al trato igualitario, es claro que el
juicio de amparo, para ese número determinado de personas, funciona como
un mecanismo de acceso a los bienes que componen el índice de desarrollo
humano y, por tanto, de manera indirecta, se refleja en el mejoramiento en
las condiciones de vida de la población.
En este contexto, si la mal llamada reforma judicial ha desmantelado la
estructura orgánica del poder del Estado responsable de operar el juicio de
amparo y además pretende reforzar los límites a la eficacia de las resoluciones
de sus tribunales, todas y cada una de las personas que vivimos en este país
tendríamos que estar, al menos, ocupadas en mantener los estándares de
protección alcanzados en materia de derechos fundamentales que han defi-
nido el rostro actual del Estado de derecho, es decir, tendríamos que abrazar
354 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
aquella consigna que se escucha comúnmente en las protestas ciudadanas:
tratándose de la operación del juicio de amparo, ¡ni un paso atrás!
F. Bibliografía
Acta Constitutiva y de Reformas a la Constitución de 1824 del 18 de mayo
de 1847, México, artículo 25.
ACTIVO DE LAS EMPRESAS, IMPUESTO AL. LA LEY QUE LO ESTABLECE
CONTIENE DISPOSICIONES RELACIONADAS ENTRE SI, LO QUE
DA LUGAR A QUE QUIENES SE ENCUENTRAN EN LOS SUPUES-
TOS DE SU AUTOAPLICACIÓN, TENGAN INTERÉS JURÍDICO EN
RECLAMAR CUALQUIERA DE LOS PRECEPTOS QUE REGULAN
EL SISTEMA ESPECIFICO PREVISTO PARA LA CATEGORÍA DE
CONTRIBUYENTE QUE SE DEMOSTRÓ SER. Tesis: 3a. CLII/91,
Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, no-
viembre de 1991, página 53, registro digital: 206884.
ACTIVO DE LAS EMPRESAS, IMPUESTO AL. LA LEY QUE LO ESTABLECE
CONTIENE DISPOSICIONES RELACIONADAS ENTRE SI, LO QUE
DA LUGAR A QUE, EN RELACIÓN A ESTA LEY, TENGAN INTERÉS
JURÍDICO EN RECLAMAR CUALQUIERA DE SUS PRECEPTOS,
QUIENES SE ENCUENTREN EN ALGUNO DE LOS SUPUESTOS
DE SU APLICACIÓN. Tesis: 3a./J. 36/91, Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época, Tomo VIII, Julio de 1991, página 63,
registro digital: 206945.
AMPARO CONTRA LEYES AUTOAPLICATIVAS. Semanario Judicial de la
Federación, Quinta Época, Tomo CXXIII, página 783, registro digital:
317118.
AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DE SU PRIMER ACTO DE
APLICACIÓN DENTRO DEL PROCEDIMIENTO. PROCEDE EN LA
VÍA INDIRECTA SIEMPRE Y CUANDO CAUSE UN PERJUICIO DE
El juicio de amparo contra normas 355
IMPOSIBLE REPARACIÓN. Tesis: P./J. 78/2007, Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVI, diciembre de
2007, página 5, registro digital: 170866.
AMPARO CONTRA LEYES. PARA IMPUGNARLAS COMO SISTEMA NOR-
MATIVO ES NECESARIO QUE CONSTITUYAN UNA VERDADERA
UNIDAD. Tesis: 2a./J. 100/2008, Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII, junio de 2008, página 400,
registro digital: 169558.
AMPARO CONTRA LEYES. SUS EFECTOS SON LOS DE PROTEGER AL
QUEJOSO CONTRA SU APLICACIÓN PRESENTE Y FUTURA. Tesis:
P./J. 112/99, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo X, noviembre de 1999, página 19, registro digital: 192846.
CIRCULARES. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XL,
página 842, registro digital: 336369.
Constitución Política de la República Mexicana de 1857, artículos 101 y 102.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, México, artículos
103 y 107.
CONSTITUCIÓN LOCAL. CUANDO SE RECLAMAN EN AMPARO SUS
REFORMAS, POR NO AJUSTARSE A LOS REQUISITOS QUE PARA
ELLO ESTABLECE, COMPETE A LOS TRIBUNALES COLEGIADOS
DE CIRCUITO CONOCER DE LA REVISIÓN. Tesis: P. XV/90, Sema-
nario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo V, Primera Parte,
enero-junio de 1990, página 16, registro digital: 205881.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD O CONVENCIONALIDAD EX
OFFICIO. LAS PERSONAS JUZGADORAS ÚNICAMENTE DEBEN
REALIZAR SU ESTUDIO DE FORMA EXPRESA EN SUS RESO-
LUCIONES CUANDO LO SOLICITEN LAS PARTES EN JUICIO O
356 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
CONSIDEREN QUE LA NORMA QUE DEBEN APLICAR PODRÍA
RESULTAR INCONSTITUCIONAL O INCONVENCIONAL. Tesis:
1a./J. 103/2022 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Undécima Época, Libro 15, julio de 2022, Tomo II, página 1885,
registro digital: 2024990.
CONTROL DIFUSO. SU EJERCICIO EN EL JUICIO CONTENCIOSO AD-
MINISTRATIVO. Tesis: 2a./J. 16/2014 (10a.), Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 5, abril de 2014, Tomo
I, página 984, registro digital: 2006186.
COSTO DE LO VENDIDO. LOS ARTÍCULOS DE LA LEY DEL IMPUESTO
SOBRE LA RENTA REFORMADOS Y ADICIONADOS MEDIANTE
EL DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FE-
DERACIÓN EL 1o. DE DICIEMBRE DE 2004, QUE ESTABLECEN
DICHA DEDUCCIÓN, CONSTITUYEN UN SISTEMA JURÍDICO
INTEGRAL DE CARÁCTER AUTOAPLICATIVO, POR LO QUE ES
INNECESARIO QUE EL GOBERNADO SE SITÚE EN CADA UNA
DE LAS HIPÓTESIS QUE LO CONFORMAN PARA RECLAMARLO
EN AMPARO INDIRECTO. Tesis: P./J. 90/2006, Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIV, Julio de 2006,
página 6, registro digital: 174752.
Cruz Barney, Oscar, “La defensa de los derechos y el control del ejercicio
del poder antes del nacimiento del juicio de amparo”, en Ferrer Mac-
Gregor, Eduardo y Herrera García, Alfonso (coords.), El juicio de amparo
en el centenario de la Constitución Mexicana de 1917. Pasado, presente y
futuro, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, 2011, pp. 34-35.
DIFERENCIAS ENTRE LAS LAGUNAS NORMATIVAS Y LAS OMISIONES
LEGISLATIVAS. Tesis: 1a. XIX/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Ju-
dicial de la Federación, Décima Época, Libro 52, marzo de 2018, Tomo
I, página 1095, registro digital: 2016420.
El juicio de amparo contra normas 357
ESTIGMATIZACIÓN LEGAL. REQUISITOS PARA TENER POR ACREDI-
TADO EL INTERÉS LEGÍTIMO EN EL AMPARO INDIRECTO PARA
COMBATIR LA PARTE VALORATIVA DE UNA LEY Y EL PLAZO
PARA SU PROMOCIÓN. Tesis: 1a. CCLXXXIV/2014 (10a.), Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, registro digital:
2006960.
Gómez Fierro, Juan Pablo, “La suspensión con efectos generales”, Revista de
la Abogacía, enero 2023. Disponible en: «https://www.revistaabogacia.
com/suspension-con-efectos-generales/». [Consultado el 31 de enero
de 2025].
Gutiérrez Rivas, Rodrigo y Rivera Maldonado, Aline, “El caso Mininuma:
Un litigio estratégico para la justiciabilidad de los derechos sociales y
la no discriminación en México”, Revista de la Facultad de Derecho de
México, vol. 59, núm. 251, 2009, pp. 89-122.
INTERÉS LEGÍTIMO EN AMPARO CONTRA LEYES PENALES. SE AC-
TUALIZA ANTE NORMAS CUYA MERA EXISTENCIA GENERA
UN EFECTO DISUASIVO EN EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD DE
EXPRESIÓN Y EL DERECHO FUNDAMENTAL DE ACCESO A LA
INFORMACIÓN. Tesis: 1a. XXXI/2016 (10a.), Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 27, febrero de 2016,
Tomo I, página 678, registro digital: 2010970.
INTERÉS LEGÍTIMO PARA IMPUGNAR EN AMPARO DISPOSICIONES
RELATIVAS A LA PENALIZACIÓN DEL ABORTO. LA CALIDAD DE
MUJER O PERSONA CON CAPACIDAD DE GESTAR ES SUFICIEN-
TE PARA TENERLO POR ACREDITADO, SIEMPRE Y CUANDO SE
DEMUESTRE UNA RELACIÓN DE PROXIMIDAD FÍSICA O GEO-
GRÁFICA CON EL ÁMBITO ESPACIAL DE VALIDEZ DE LA NOR-
MA, SIN QUE SEA NECESARIA LA EXISTENCIA DE UN ACTO DE
APLICACIÓN DE DICHAS DISPOSICIONES. Tesis: 1a./J. 159/2023
(11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época,
358 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Libro 32, diciembre de 2023, Tomo II, página 1982, registro digital:
2027807.
INTERÉS LEGÍTIMO Y JURÍDICO. CRITERIO DE IDENTIFICACIÓN DE
LAS LEYES HETEROAPLICATIVAS Y AUTOAPLICATIVAS EN UNO
U OTRO CASO. Tesis: 1a. CCLXXXI/2014 (10a.), Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 8, Julio de 2014, Tomo
I, página 148, registro digital: 2006963.
JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. ES PROCEDENTE CONTRA OMISIO-
NES LEGISLATIVAS. Tesis: 1a. LVIII/2018 (10a.), Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 55, junio de 2018, Tomo
II, página 965, registro digital: 2017065.
LEY AUTOAPLICATIVA. CUANDO SE RECLAMA CON MOTIVO DE UN
ACTO CONCRETO DE APLICACIÓN, ESTE DEBE AGRAVIAR AL
QUEJOSO. Tesis: LXX/90, Semanario Judicial de la Federación, Octava
Época, Tomo V, Primera Parte, enero-junio de 1990, página 179,
registro digital: 207172.
LEYES, AMPARO CONTRA. ES IMPROCEDENTE AQUEL EN QUE SE IM-
PUGNA LA OMISIÓN DEL LEGISLADOR ORDINARIO DE EXPEDIR
UNA LEY O DE ARMONIZAR UN ORDENAMIENTO LEGAL A UNA
REFORMA CONSTITUCIONAL. Tesis: P. CLXVIII/97, Semanario Ju-
dicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VI, diciembre
de 1997, página 180, registro digital: 197222.
LEYES AUTOAPLICATIVAS, AMPARO CONTRA LAS. TERMINO PARA
INTERPONERLO. Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época,
Volumen 72, Séptima Parte, página 57, registro digital: 245887.
LEYES AUTOAPLICATIVAS Y HETEROAPLICATIVAS. DISTINCIÓN
BASADA EN EL CONCEPTO DE INDIVIDUALIZACIÓN INCON-
DICIONADA. Tesis: P./J. 55/97, Semanario Judicial de la Federación y
El juicio de amparo contra normas 359
su Gaceta, Novena Época, Tomo VI, Julio de 1997, página 5, registro
digital: 198200.
LEYES HETEROAPLICATIVAS, AMPARO CONTRA. PROCEDE POR ACTOS
PROVENIENTES DE UN PARTICULAR QUE ACTÚA POR MANDATO
EXPRESO DE LA LEY. Semanario Judicial de la Federación, Séptima
Época, Volumen 205-216, Primera Parte, página 169, registro digital:
232151.
LEYES PROHIBITIVAS. NO SON NECESARIAMENTE AUTOAPLICATIVAS.
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 30, Pri-
mera Parte, página 65, registro digital: 233634.
LEYES, RECURSOS QUE DEBEN AGOTARSE PREVIAMENTE AL AMPARO
CONTRA. SI EL INTERESADO ESCOGE EL RECURSO O MEDIO
DE DEFENSA LEGAL POR VIRTUD DEL CUAL PUEDA SER MO-
DIFICADO, REVOCADO O NULIFICADO EL PRIMER ACTO DE
APLICACIÓN DE LA LEY, OPERA EL PRINCIPIO DE DEFINITIVI-
DAD DEL JUICIO DE AMPARO. Semanario Judicial de la Federación,
Séptima Época, Volumen 181-186, Primera Parte, página 252, registro
digital: 232362.
LEYES Y REGLAMENTOS EXPEDIDOS POR UN GOBERNADOR PRECONS-
TITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo
II, página 459, registro digital: 291189.
MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO. EL ARTÍCULO 143
DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL ESTADO DE OAXACA CONTIENE
UNA EXCLUSIÓN IMPLÍCITA Y NO UNA OMISIÓN LEGISLATIVA.
Tesis: 1a. CV/2013 (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Ga-
ceta, Décima Época, Libro XIX, abril de 2013, Tomo 1, página 963,
registro digital: 2003309.
360 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Narváez Hernández, José Ramón, Historia social de la defensa de los derechos en
México. El origen del juicio de amparo en la península yucateca, México,
Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2007, p. 51.
OMISIÓN LEGISLATIVA DE CUMPLIR CON OBLIGACIONES ESTABLECI-
DAS EN UNA DISPOSICIÓN CONVENCIONAL O INTERNACIONAL
EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. ES RECLAMABLE EN EL
JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. Tesis: 1a./J. 171/2023 (11a.), Ga-
ceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro 31,
noviembre de 2023, Tomo II, página 1926, registro digital: 2027547.
OMISIONES LEGISLATIVAS RELATIVAS Y ABSOLUTAS DE EJERCICIO
OBLIGATORIO. NOTAS DISTINTIVAS PARA COMBATIRLAS EN EL
JUICIO DE AMPARO. Tesis: 1a./J. 63/2022 (11a.), Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro 14, junio de 2022,
Tomo V, página 4029, registro digital: 2024730.
PAN, PROHIBICIÓN DE VENDERLO A DETERMINADO PRECIO. Semana-
rio Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo XLIII, página 2363,
registro digital: 335911.
PENSIONES. PROCEDE OTORGAR EL AMPARO PROMOVIDO CONTRA
LOS DESCUENTOS FUTUROS E INMINENTES EN APLICACIÓN DE
UNA NORMA GENERAL DECLARADA INCONSTITUCIONAL POR
JURISPRUDENCIA, SIEMPRE QUE SE HAYAN SEÑALADO COMO
ACTOS RECLAMADOS. Tesis: 2a./J. 139/2017 (10a.), Gaceta del Se-
manario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 47, octubre de
2017, Tomo II, página 941, registro digital: 2015378.
PRINCIPIO DE RELATIVIDAD DE LAS SENTENCIAS DE AMPARO. NO SE
VULNERA AL RECONOCERLE INTERÉS LEGÍTIMO A LAS ASO-
CIACIONES CIVILES PARA RECLAMAR EN AMPARO INDIRECTO
LA INCONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS GENERALES. Tesis:
El juicio de amparo contra normas 361
1a. XXXVII/2023 (11a.), Undécima Época, Libro 30, octubre de 2023,
Tomo III, página 2474, registro digital: 2027538.
PRINCIPIO DE RELATIVIDAD. SU REINTERPRETACIÓN A PARTIR DE LA
REFORMA CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO DE 2011. Tesis:
1a. XXI/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, Libro 52, marzo de 2018, Tomo I, página 1101, re-
gistro digital: 2016425.
REGLAMENTOS. TERMINO PARA INTERPONER AMPARO EN SU CONTRA.
COMPUTO POR LAS REGLAS ESTABLECIDAS PARA LAS LEYES.
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 187-192,
Tercera Parte, página 143, registro digital: 237394.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en amparo en revisión 136/2021 en sesión de 5 de octubre
de 2022.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la Declaratoria General de Inconstitucionalidad 6/2017,
así como los Votos Particular formulado por el ministro Jorge Mario
Pardo Rebolledo y Concurrentes formulados por los ministros Eduardo
Medina Mora I. y Luis María Aguilar Morales. DOF 2/04/2019.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la Declaratoria General de Inconstitucionalidad 1/2018,
así como los Votos Aclaratorio del señor ministro Juan Luis González
Alcántara Carrancá, Concurrente del señor ministro Javier Laynez
Potisek, y Particulares de la señora ministra Yasmín Esquivel Mossa
y de los señores ministros Alberto Pérez Dayán y Jorge Mario Pardo
Rebolledo. DOF 15/07/2021.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en la Declaratoria General de Inconstitucionalidad 2/2022, así
362 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
como los Votos Concurrentes de las señoras ministras Yasmín Esqui-
vel Mossa y Presidenta Norma Lucía Piña Hernández, y Aclaratorio y
Adicional del señor ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá.
DOF 26/02/2024.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la Declaratoria General de Inconstitucionalidad 8/2022,
así como el Voto Aclaratorio del señor ministro Juan Luis González
Alcántara Carrancá. DOF 2/11/2023.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la Declaratoria General de Inconstitucionalidad 9/2022,
así como el Voto Aclaratorio del señor ministro Juan Luis González
Alcántara Carrancá. DOF 16/01/2024.
Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la Declaratoria General de Inconstitucionalidad 7/2022,
así como los Votos Concurrente de la señora ministra Loretta Ortiz
Ahlf y Aclaratorio del señor ministro Juan Luis González Alcántara
Carrancá. DOF 23/01/2024.
SENTENCIAS DE AMPARO. EL PRINCIPIO DE RELATIVIDAD ADMITE
MODULACIONES CUANDO SE ACUDE AL JUICIO CON UN
INTERÉS LEGÍTIMO DE NATURALEZA COLECTIVA. Tesis: 2a.
LXXXIV/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, Libro 58, septiembre de 2018, Tomo I, página 1217,
registro digital: 2017955.
TRABAJO, LEYES DEL, EXPEDIDAS POR EL EJECUTIVO. Semanario Judi-
cial de la Federación, Quinta Época, Tomo XLI, página 224, registro
digital: 336157.
TRATADOS, VALIDEZ DE LOS. Semanario Judicial de la Federación, Quinta
Época, Tomo CXX, página 1883, registro digital: 295999.
El juicio de amparo contra normas 363
Versión Pública de la Sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la Declaratoria General de Inconsti-
tucionalidad 4/2023. DOF 03/07/2024.
Las necesidades del juicio de amparo
Luis Eliud Tapia Olivares*
*
Licenciado en Derecho por la Universidad Veracruzana. Profesor y abogado de derechos humanos.
Sumario: A. Introducción; B. Volviendo a los orígenes; C. La suplencia de la queja;
D. Causales de improcedencia; E. El interés legítimo; F. La suspensión del acto
reclamado; G. Las reparaciones en el amparo; H. Resignificar el amparo de la
libertad; I. Construir una vía de salida para el amparo directo; J. El principio de
mayor beneficio; K. Atender los problemas materiales de acceso a los tribunales
y la carga de trabajo; L. Conclusiones; M. Bibliografía.
A. Introducción
Si el derecho, su lenguaje y quienes lo operamos somos percibidos como
complejos y poco prácticos, el juicio de amparo no es la excepción. Sin em-
bargo, el amparo no siempre tuvo esas características. En realidad, el amparo
nació simplemente como una herramienta para proteger derechos humanos
o garantías individuales.1 Su tramitación original se basó en los principios
de rapidez, flexibilidad, concentración y oralidad.2
Con ello en mente, este diagnóstico mínimo sobre las necesidades del amparo
se basa en la idea de devolverle su vocación original. Esto es, funcionar como
un juicio sencillo, rápido y efectivo para proteger derechos humanos.3 La
1
Fix-Zamudio, Héctor, La garantía jurisdiccional de la Constitución Mexicana. Ensayo de una estructuración
procesal del amparo, México, UNAM, tesis para obtener el grado de licenciatura en Derecho, 1955, p.
128. Disponible en «http://132.248.9.195/pmig2020/0086078/Index.html».
2
Ibidem, p. 130.
3
Reafirmando la sencillez del amparo, Ricardo Couto afirmó que el amparo no era tan diferente de
los juicios ordinarios: la actividad judicial se pone en movimiento a instancia de parte pues el juz-
gado federal no procede de oficio sino a petición de parte agraviada; hay una contienda entre partes
367
368 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
tramitación del amparo debería lograr la sencillez necesaria para prescindir
de la representación legal.
Se aclara que el ejercicio contenido en este capítulo no es novedoso. A lo
largo de sus casi 190 años de existencia, el amparo ha sido reformado en
múltiples ocasiones. Varias propuestas de reforma han sido desestimadas.
De hecho, en este texto se hará referencia a algunas de las propuestas de
reformas que no prosperaron.
Una segunda aclaración necesaria es que el juicio de amparo no puede ser
desvinculado de su protector nato: el Poder Judicial.4 En ese entendido, en
algunos pasajes de este capítulo se hará referencia al Poder Judicial federal
y a los poderes judiciales locales.
Actualmente, el amparo habeas corpus o el amparo contra desapariciones for-
zadas —contenido en el artículo 15 de la Ley de Amparo— establece reglas
para facilitar que familiares de las víctimas o cualquier persona lo puedan
promover en nombre de la persona desaparecida o quejosa. Los requisitos
para la demanda del amparo habeas corpus están en el artículo 109 de la Ley
de Amparo. Ahí encontramos requisitos fáciles de reunir y distintos a los
contenidos en el artículo 108 de la misma Ley, el cual reglamenta el amparo
indirecto. Incluso se permite a la persona promovente omitir los conceptos
de violación y los antecedentes. Además, con base en el artículo 20 de la
Ley de Amparo, este tipo de amparo puede ser presentado oralmente (por
comparecencia). Estas reglas flexibles de tramitación que facilitan el acceso
a la justicia a las personas deberían influir en las reglas de tramitación del
resto de los amparos indirectos y directos.
y hay pruebas, alegatos y sentencia. Véase Couto, Ricardo, Tratado teórico-práctico de la suspensión en
el amparo: con un estudio sobre la suspensión con efectos de amparo provisional, 4a. ed., México, Editorial
Porrúa, 1983, p. 26.
4
Mijangos y González, Historia mínima de la Suprema Corte de Justicia de México, México, El Colegio
de México, 2019, p. 32.
Las necesidades del juicio de amparo 369
Desburocratizar el amparo requiere un abordaje holístico que tome en cuenta
el diseño del procedimiento, las condiciones institucionales, los recursos
materiales y a quienes operan el amparo: las personas juzgadoras junto con
el personal judicial. Respecto a esto último, quienes resuelven el juicio de
amparo deberían tener un mayor protagonismo si queremos volverlo más
sencillo para sus promoventes.
Sin embargo, es necesario un compromiso institucional que acompañe la
exigencia de mayor involucramiento de las personas juzgadoras. No basta la
voluntad de quienes operan el juicio de amparo. Naturalmente, un juicio de
amparo de más fácil acceso aumentaría el número de demandas presentadas.
Frente a ello, se requerirán mayores capacidades de gestión para que titula-
res y el personal de los juzgados puedan atender el aumento de peticiones.
Una vez expuesta la justificación de este capítulo, se hará referencia al con-
tenido de sus apartados. Tomando en cuenta que existen diferentes tipolo-
gías5 para clasificar el juicio de amparo, en este estudio se usarán tres tipos:
1) amparo contra actos y leyes que violan derechos humanos dentro y fuera
del procedimiento,6 2) amparo para tutelar la libertad personal y 3) amparo
para impugnar sentencias judiciales.
En un vistazo general del contenido se enunciarán algunos elementos que,
por un lado, identifican necesidades del juicio de amparo y, por otro, incluyen
ideas para mejorarlo. Al mismo tiempo, se mencionarán principios históricos
del juicio de amparo que deben mantenerse como la suplencia de la queja
o el principio de mayor beneficio.
5
Por ejemplo, Carlos de Jesús Becerril calificó al amparo contenido en el artículo 25 del Acta Consti-
tutiva de 1847 como una herramienta de usos múltiples. Véase Becerril Hernández, Carlos de Jesús,
“Herramienta de usos múltiples: los contribuyentes mexicanos como usuarios del juicio de amparo
en la segunda mitad del siglo XIX”, en Andrews, Catherine y Becerril Hernández, Carlos de Jesús
(coords.), El papel histórico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A doscientos años de su fundación,
México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Centro de Estudios Constitucionales, 2024. Disponible
en: «https://www.sitios.scjn.gob.mx/cec/editorial/papel-historico-suprema-corte-justicia-nacion».
6
Aquí se incluye el amparo administrativo y el amparo agrario bajo la tipología de Héctor Fix-Zamudio.
370 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Los contenidos de este capítulo cuestionan la idea de que el acceso a este
juicio de protección de derechos humanos debería limitarse. Al contrario,
es necesario aumentar las posibilidades de que las personas accedan a la
justicia para solicitar que sean amparadas frente al actuar arbitrario de los
poderes públicos.
A la luz de lo anterior, en primer lugar, se desarrolla una justificación rela-
cionada con la relevancia de reabrir la discusión sobre la sencillez del juicio
de amparo. En este primer apartado se expone que las críticas al sinuoso
procedimiento para tramitar un amparo no son nuevas y que las propuestas
para mejorar al amparo tampoco lo son.
En segundo lugar, se exponen las virtudes de la suplencia de la queja en
materia de amparo y cómo ha ido evolucionando tanto en la ley como en
la jurisprudencia. Partiendo de lo anterior, se establece que su uso debe
profundizarse por parte de las personas juzgadoras de tal manera que las
personas quejosas no tengan que ser expertas en derecho para promover
amparos. Con una suplencia de la queja fortalecida se podría llegar a pres-
cindir de la representación legal como ya sucede en algunos amparos contra
la desaparición forzada.
En tercer lugar, se abordan las causales de improcedencia y de sobreseimiento
y la forma en que dificultan el acceso al amparo. Frente a esta realidad, se
proponen algunas vías para enfrentar esta problemática que ha significado
que el amparo sea visto como engorroso y no como un verdadero juicio de
protección de los derechos humanos.
En cuarto lugar, se hace referencia al interés legítimo, una figura que surgió
con objetivos justificados pero que en la práctica se ha convertido en un obs-
táculo para acceder al amparo. Esencialmente, el interés legítimo pretendía
favorecer la procedencia del amparo a situaciones en las que las personas
quejosas no pudieran acreditar ser titulares de un derecho subjetivo respec-
to del acto reclamado. No obstante, esta figura ha generado dificultades a
quienes resuelven y a quienes promueven los amparos.
Las necesidades del juicio de amparo 371
En quinto lugar, se aborda la suspensión del acto reclamado en el amparo. Esta
importante medida cautelar ha evolucionado a tal grado que las autoridades
judiciales conceden suspensiones con efectos restitutorios cada vez con más
frecuencia. Sin embargo, ello ha sido insuficiente. Aún es preciso establecer
las obligaciones de las autoridades jurisdiccionales en materia de suspensión
del acto reclamado en amparo. Una suspensión del acto reclamado fortalecida
puede mejorar la efectividad del amparo como lo prevé el artículo 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
En sexto lugar, se toca el tema de las reparaciones en amparo. Este tema ha
suscitado debates en el foro jurídico y en la interpretación de los tribunales.
De hecho, existen criterios contradictorios en los órganos del Poder Judicial
de la Federación y en el interior de la propia Suprema Corte de Justicia de la
Nación. Al respecto, se reafirma la importancia del derecho a la reparación
integral del daño garantizado por la Constitución y la legislación. Asimismo,
se propone fortalecer las posibilidades de ordenar reparaciones en las sen-
tencias de amparo en el marco de la competencia de los juzgados de distrito.
En séptimo lugar, se revisa el amparo de la libertad y la necesidad de con-
vertirlo en un verdadero habeas corpus. El objetivo debe ser favorecer que los
juzgados de amparo dicten sentencias en lugar de sobreseimientos. Es decir,
siempre que se acredite en el expediente con la evidencia acopiada mediante
los informes justificados la existencia de violaciones a derechos humanos,
deben dictarse sentencias y ordenarse reparaciones.
En octavo lugar, se analizan algunos aspectos del amparo directo. En este
apartado se recogen debates del siglo pasado que buscaban acotar su pro-
cedencia e incentivar que los poderes judiciales locales sean autoridades
de última instancia. Una propuesta como ésta debe partir de fortalecer las
capacidades de los poderes judiciales locales. Por ejemplo, los tribunales o
las salas constitucionales locales deberían operar con mayor regularidad para
garantizar los derechos contenidos en las constituciones de las entidades
federativas.
372 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En noveno lugar, se aborda el principio de mayor beneficio. Pese a que
este principio se incorporó a la Ley de Amparo en 2013, subsiste el reto de
contener el uso desmedido de los amparos para efectos. Los amparos para
efectos generan la percepción en la población —en muchos casos acertada—
de que el juicio de amparo no ayuda a resolver problemas legales, sino sólo
a alargarlos en beneficio de los abogados, pero no de las partes.
En décimo lugar, se exponen situaciones relacionadas con el acceso práctico
a la justicia federal. Por ejemplo, la lejanía geográfica o la brecha digital.
Asimismo, son analizados otros problemas como la excesiva carga de trabajo
que ya existe pero que con un juicio de amparo de más fácil acceso podría
aumentar. Lo crucial es ser conscientes de las barreras de acceso a la justicia
para atenderlas. Este esfuerzo requiere incorporar el uso de tecnología para
la gestión judicial, pero sin olvidar a nadie. Las obligaciones internacionales
en materia de impartición de justicia incluyen el acceso a la justicia en con-
diciones de igualdad y no discriminación.
B. Volviendo a los orígenes
Pese a que el amparo era fácil de tramitar en su origen, sus operadores
convirtieron esa tramitación sencilla en una lenta secuela que destruyó por
completo sus beneficios.7 De un procedimiento sumarísimo se transformó,
por las dificultades prácticas, “en un dilatado y embarazoso procedimiento”8
de acuerdo con lo que señaló el célebre Héctor Fix-Zamudio. Tena Ramírez,
por su parte, calificó al amparo como un juicio esotérico.9 Recientemente,
el profesor colombiano Rodrigo Uprimny, al tiempo que reconoció la im-
7
Fix-Zamudio, Héctor, La garantía jurisdiccional…, op. cit., p. 11.
8
Idem.
9
Tena Ramírez, Felipe, El amparo de Estricto Derecho: Orígenes, Expansión, Inconvenientes, UNAM,
discurso pronunciado en julio de 1953, p. 10. Disponible en «https://revistas-colaboracion.juridicas.
unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/article/viewFile/25317/22721».
Las necesidades del juicio de amparo 373
portancia del amparo mexicano como herramienta para proteger derechos
sociales, lo calificó como incomprensible para la mayoría de los terrícolas.10
Pese a numerosos esfuerzos de diversa clase11 para cambiar esa realidad, el
amparo sigue siendo inaccesible para la mayoría de las personas, especial-
mente por ser altamente técnico y jurídicamente complejo, incluso para los
abogados.12
La Ley de Amparo de 2013, fruto de un esfuerzo colectivo de más de 15
años, prometía convertir la tramitación del amparo en ágil y oportuna,13 pero
después de casi 12 años de su entrada en vigor no se ha logrado el objetivo.14
Todavía sigue siendo un procedimiento del que sólo pueden beneficiarse al-
gunas personas. Ello se explica, en parte, porque para tramitar casi cualquier
tipo de amparo se requiere de asistencia legal especializada y costosa. Si bien
la defensoría pública federal hace un trabajo heroico para brindar asistencia
legal en diversas materias del derecho a la mayor cantidad de personas, sus
capacidades son rebasadas por la demanda.
10
Uprimny, Rodrigo, El Poder Judicial de la Federación y su papel en el cumplimiento de los DESCA,
Escuela Federal de Formación Judicial, marzo de 2021. Disponible en: «https://www.youtube.com/
watch?v=MxTjirZloiI».
11
Reformas constitucionales, reformas legales incluyendo una nueva Ley de Amparo, precedentes
judiciales, decisiones administrativas y documentos pedagógicos.
12
Diálogos por la Justicia Cotidiana. Diagnósticos conjuntos y soluciones, s/a, p. 216. Disponible en: «https://
www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/79028/Di_logos_ Justicia_Cotidiana.pdf».
13
Dictámenes a discusión. De la Comisión de Justicia Dictamen de la Minuta con Proyecto de Decreto
por el que se expide la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; y se reforman y adicionan diversas disposiciones de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II
del Artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de la Ley Orgánica de
la Administración Pública Federal, de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos
Mexicanos y de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, Gaceta Parlamentaria, 12
de febrero de 2013, p. 5. Disponible en: «http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2013/02/
asun_2938180_20130212_1360701645.pdf».
14
La profesora Francisca Pou analizó los cambios principales al juicio de amparo introducidos en la
Ley de Amparo de 2013 e identificó avances y retrocesos a la luz del concepto de recurso efectivo desa-
rrollado por la Corte IDH. Pou, Francisca, El nuevo amparo mexicano y la protección de los derechos:
¿ni tan nuevo ni tan protector?, Anuario de Derechos Humanos, No. 10, 2014, pp. 91-103. Disponible en
«https://anuariocdh.uchile.cl/index.php/ADH/article/view/31696».
374 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
Por esa razón, se requiere de un juicio de amparo con un procedimiento
sencillo y ágil para controlar actos y leyes que violen derechos humanos con-
tenidos en la Constitución y en tratados internacionales de derechos humanos.
Este amparo debe contar con un mecanismo cautelar efectivo que paralice o
restituya derechos según corresponda. Para ello, sería apropiado evaluar la
viabilidad de realizar varios ajustes al procedimiento actual del amparo. A
continuación, se exploran y exponen algunas propuestas de modificaciones
al amparo que parten de un ejercicio de diagnóstico que se basa en estudios
que se han realizado a lo largo de los años.
C. La suplencia de la queja
La suplencia de la queja es un principio que opera como una acción afir-
mativa en el amparo que busca equilibrar el proceso y asegurar la igualdad
procesal.15 Tomando consciencia de las dificultades técnicas del amparo, la
Constitución,16 la Ley de Amparo17 y la jurisprudencia han expandido los
alcances de dicha figura.
Actualmente, la suplencia de la queja procede al menos en los siguientes
supuestos: en todos los casos cuando el acto reclamado se funde en normas
declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (SCJN) y de los plenos regionales; en favor de niñas,
niños y adolescentes; en favor de la persona imputada y sentenciada; en
favor de víctimas y de la parte ofendida; en favor de personas ejidatarias y
comuneras, y en favor de personas trabajadoras.18
El mismo artículo 79 de la Ley de Amparo en sus fracciones VI y VII habilita
a las personas juzgadoras para interpretar el uso de la suplencia de la queja
15
Meza Fonseca, Emma, “La suplencia de la queja deficiente en el juicio de amparo”, en Ferrer Mac-
Gregor, Eduardo y Herrera García, Alfonso (coords.), El juicio de amparo en el centenario de la Constitución
Mexicana de 1917. Pasado, presente y futuro, México, UNAM, IIJ, tomo I, 2017, p. 432.
16
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, México, artículo 107, fracción II.
17
Ley de Amparo, México, artículo 79.
18
Ley de Amparo, México, artículo 79.
Las necesidades del juicio de amparo 375
de forma amplia. Lo central es incorporar el análisis de la figura en clave de
desigualdad para que los órganos jurisdiccionales identifiquen si las quejosas
se insertan en condiciones como pobreza o marginación que las coloquen
en una situación de desventaja. Sin embargo, hasta ahora la suplencia de la
queja ha sido insuficiente para ampliar las posibilidades de acceder al amparo
y para resolver las complejidades del trámite del amparo.
Debido a lo anterior, la suplencia de la queja debe ser un vehículo primordial
para asegurar que las personas no requieran representación legal para pro-
mover amparos. Esto no será aplicable en todas las materias y en todos los
amparos, pero lo medular es trasladar a los órganos jurisdiccionales la carga
argumentativa y de conocimientos de los precedentes legales y descargar a
los promoventes de las reglas engorrosas comúnmente asociadas al amparo.
Para cumplir ese objetivo es necesario abolir el principio del estricto derecho
de la práctica del amparo.19 Bajo este entendimiento del amparo, los juzgados
de distrito deben suplir la deficiencia de la queja de la parte quejosa, no la de
las autoridades responsables. Por ejemplo, no debería ser materia de debate
si procede o no la suplencia de la queja respecto a la parte quejosa o la parte
tercera interesada. En ambos casos debe proceder la suplencia garantizando
siempre el equilibrio procesal y la igualdad entre las partes.
D. Causales de improcedencia
Así como algunos consideran que el amparo es complejo e inaccesible por
el estricto derecho,20 otros se lo atribuyen a las causales de improcedencia y
de sobreseimiento.21 Debido a que las causales de improcedencia impiden
19
Carranco Zúñiga, Joel, “Diagnóstico del juicio de amparo a cuatro años de vigencia de la nueva ley”,
en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Herrera García, Alfonso (coords.), El juicio de amparo en el centenario
de la Constitución de 1917. Pasado, presente y futuro, México, UNAM, IIJ, tomo I, 2017, p. 171.
20
Tena Ramírez, Felipe, El amparo…, op. cit.
21
Sánchez Gil, Rubén, “La improcedencia en el juicio de amparo”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y
Herrera García, Alfonso (coords.), El juicio de amparo en el centenario de la Constitución de 1917. Pasado,
presente y futuro, México, UNAM, IIJ, tomo I, 2017, p. 365.
376 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
que los juzgados de amparo resuelvan el fondo de la cuestión planteada
—por el desechamiento de la demanda o por un sobreseimiento—, se ha
considerado que impiden acceder a la justicia a las personas.22 Además, las
causales de improcedencia en el amparo han alimentado la percepción de que
los tribunales federales se valen de ellas para reducir su carga de trabajo.23
En concreto, las causales de improcedencia como i) actos consumados de
modo irreparable, ii) cambio de situación jurídica y iii) cuando hayan cesado
los efectos del acto reclamado presuponen que el amparo sólo puede tener
efectos restitutorios. No obstante, la actual doctrina de la SCJN entiende al
amparo como un juicio que además de restituir derechos humanos los repara.24
Por ejemplo, en los amparos contra desapariciones forzadas suele pasar lo
siguiente: si como producto de la acción del juzgado de distrito, la persona
presuntamente desaparecida es hallada con vida, el juzgado sobresee por la
cesación de los efectos del acto reclamado: la privación ilegal de la libertad. Por
el contrario, si debido a la intervención del juzgado la persona desaparecida
es hallada sin vida, el juzgado sobresee por la muerte de la persona quejosa.
Así, la aplicación irreflexiva de las causales de improcedencia y de sobre-
seimiento limitan que los órganos jurisdiccionales estudien el fondo del
asunto: la desaparición forzada. En el ejemplo mencionado, el juzgado de
amparo no revisa si existe evidencia en el expediente de que las autoridades
responsables hayan cometido una desaparición forzada. Al respecto, para
analizar si una autoridad cometió una desaparición forzada es irrelevante
lo que haya sucedido con posterioridad al evento criminal. Lo importante
es verificar si una persona servidora pública privó de la libertad a alguien y
negó información de la persona u ocultó su suerte o paradero.
22
Diálogos por la Justicia Cotidiana…, op. cit., pp. 215 y 216. Disponible en: «https://www.gob.mx/cms/
uploads/attachment/file/79028/Di_logos_ Justicia_Cotidiana.pdf».
23
Magaloni, Ana Laura y Negrete, Layda, El poder judicial y su política de decidir sin resolver, CIDE, núm.
01, 2001, p. 10. Disponible en «https://repositorio-digital.cide.edu/handle/11651/3696».
24
Sentencia recaída al Amparo en Revisión 51/2020, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, Ponente: Ministra Ana Margarita Ríos Farjat, 10 de agosto de 2022.
Las necesidades del juicio de amparo 377
Aunque las causales de improcedencia tienen una razón de ser relacionada con
la certeza jurídica, es necesario revisarlas a la luz del recién reformado artículo
17 constitucional, párrafo tercero. Dicho artículo llama a las autoridades a
privilegiar la solución del conflicto sobre los formalismos procedimentales.
Esto no significa que las autoridades deben pasar por alto derechos tan im-
portantes como la igualdad entre las partes y el debido proceso.
Adicionalmente, la jurisprudencia de la Primera Sala de la SCJN ha desa-
rrollado los contenidos de la vertiente procesal del principio pro persona
conocido como pro actione.25 Este principio de interpretación justifica que
las autoridades, ante la duda, favorezcan la procedencia del amparo para
ampliar el acceso a la justicia.
Para atender este problema se requiere atención en dos vías. Primero, se
requiere controlar, vía interpretación judicial, la práctica de desechar o
sobreseer demandas de amparo aplicando las causales de improcedencia
y sobreseimiento de forma preferente. Nuevos criterios judiciales deberían
guiar a la interpretación aún más estricta de las causales de improcedencia y
sobreseimiento a la luz del principio pro actione. Segundo, analizar la viabilidad
de hacer una revisión legislativa integral de las causales de improcedencia
y sobreseimiento en el juicio de amparo a fin de reorganizarlas y reducirlas.
E. El interés legítimo
La introducción de la figura del interés legítimo al procedimiento del amparo
tuvo un fin encomiable que buscaba ampliar las puertas de la jurisdicción
para que más personas accedieran a los tribunales. Sin embargo, a casi 12
años de la constitucionalización del interés legítimo, puede revisarse si se
logró facilitar que las personas puedan acudir al juicio de amparo. Pese a
los abundantes esfuerzos interpretativos de los tribunales para definirlo y
25
Tesis 1a./J. 135/2022 (11a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro
20, Tomo I, 20 de diciembre de 2022, página 1213, registro digital: 2025577.
378 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
aplicarlo, el interés legítimo ha impuesto una carga argumentativa excesiva
para las personas que promueven demandas de amparo.
Por ejemplo, la tesis de rubro INTERÉS LEGÍTIMO. CONTENIDO Y AL-
CANCE PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO
(INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN I, DE LA CONSTI-
TUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS)26 buscaba
definir la figura. No obstante, subsisten las dificultades para entenderlo y
aplicarlo a situaciones jurídicas concretas. No es extraño ubicar criterios
contradictorios incluso entre las propias Salas de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación.
Debe reconocerse que el interés legítimo ha permitido proteger derechos
de personas y comunidades que bajo el entendimiento original del interés
jurídico habrían quedado en el desamparo. Sin embargo, es posible explorar
opciones que consigan el mismo fin.
Una alternativa implica regresar, en cierta medida, a los orígenes del amparo.
El interés legítimo fue concebido para aligerar la carga procesal para la persona
quejosa de acreditar la afectación a un derecho subjetivo. Recordemos que
son titulares de la acción para promover una demanda de amparo solamente
las personas que puedan acreditar que el acto reclamado afecta un derecho
subjetivo en su perjuicio.
Sin embargo, en el diseño original del amparo, que data de 1841, no se dis-
criminaba a nadie porque el amparo podía ser promovido por toda persona
que pidiera protección.27 Años después, en la Constitución de 1857, se esta-
26
Tesis P./J. 50/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 12,
Tomo I, noviembre de 2014, página 6, registro digital: 2007921.
27
La Constitución yucateca de 1840 presentada por Manuel Crescencio Rejón preveía que podía ejer-
citar el amparo todo aquel que pidiera protección. Ver Cortés Galván, Armando, “El juicio de amparo
y la tutela de los derechos humanos individuales y supraindividuales”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo
y Herrera García, Alfonso (coords.), El juicio de amparo en el centenario de la Constitución Mexicana de
1917. Pasado, presente y futuro, México, UNAM, IIJ, tomo I, 2017, p. 230.
Las necesidades del juicio de amparo 379
bleció que el amparo se seguiría a petición de parte agraviada,28 actualmente
“instancia de parte agraviada”.29
Históricamente ha existido tensión para definir el concepto de parte agra-
viada. La tensión ha sido entre una visión individualista y una supraindi-
vidualista.30 La visión individualista que finalmente imperó sostiene que el
amparo solamente puede ser promovido por las personas que acrediten ser
titulares de un interés jurídico. La visión supraindividualista afirmaba que
otros derechos de los que son titulares grupos o colectivos también debían
ser protegidos por el juicio de amparo. Por ejemplo, los derechos humanos
relacionados con el medio ambiente o la educación.31
Sumado a ello, los tribunales federales equipararon incorrectamente en la
jurisprudencia la noción de derecho subjetivo a la noción de interés jurídico.
Cruz Parcero explica cómo los tribunales vaciaron de contenido el aserto de
Rudolf von Ihering al equipar el concepto de derecho subjetivo al de interés
jurídico. Más bien, Ihering había afirmado que el derecho subjetivo era un
interés jurídicamente protegido.32 De este modo, el concepto de interés
jurídico que era amplio y supraindividual se convirtió en uno restringido e
individual.
A la luz de lo expuesto, sería deseable recuperar el anterior concepto de
instancia de parte agraviada. Dicho concepto debe partir de una visión su-
praindividualista que comprenda derechos individuales, colectivos y difusos
y que supere la incorrecta equiparación del concepto de derecho subjetivo
con el de interés jurídico. De este modo, no sería necesario que la parte
quejosa acreditara ser titular de un derecho subjetivo, sino bastaría con la
acreditación de un interés jurídico individual o colectivo para la proceden-
28
Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, México, 1857, art. 102.
29
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, México, 1917, artículo 107, fracción I.
30
Cortés Galván, Armando, op. cit., pp. 230 y ss.
31
Ibidem, p. 132.
32
Cruz Parcero, Juan, El lenguaje de los derechos. Ensayo para una teoría estructural de los derechos hu-
manos, Trotta, 2007, p. 182.
380 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
cia del amparo. Ello significaría, en última instancia, abandonar el uso del
concepto de interés legítimo y reinterpretar el concepto de interés jurídico.
F. La suspensión del acto reclamado
La suspensión del acto reclamado en el juicio de amparo es una medida cau-
telar central para dotar de efectividad a este medio de control constitucional.
La protección cautelar que proporciona la suspensión del acto reclamado a
las personas es un componente esencial del derecho al acceso a la justicia.
Sin una suspensión funcional, sencilla y efectiva, el amparo se torna ilusorio
frente a los actos violatorios de derechos humanos de las autoridades. La
suspensión —aunque es temporal— mantiene viva la materia del amparo33
y evita que la protección que otorga el amparo a la persona quejosa se quede
sólo en la teoría.34
La suspensión también garantiza el cumplimiento de la sentencia pues con-
serva la materia del juicio de amparo mientras se tramita. Los juzgados de
amparo emplean la suspensión para ordenar a las autoridades paralizar o, en
algunos casos, restituir temporalmente a la persona quejosa en sus derechos.
De este modo, la suspensión evita que se generen daños irreparables a los
derechos de las personas quejosas.35 El juzgado federal emite la suspensión
incluso antes de recibir las pruebas y en algunos casos lo hace al presentarse
la demanda.36
Mediante la interpretación de los tribunales, la suspensión del acto reclama-
do dejó de ser solamente una medida que paraliza el acto de autoridad que
presuntamente viola derechos humanos. Ahora, la suspensión habilita a los
órganos jurisdiccionales para que puedan ordenar la restitución temporal
33
Couto, Ricardo, Tratado teórico-práctico…, op. cit., pp. 35 y 36.
34
Góngora Pimentel, Genaro, La suspensión en materia administrativa, 9a. ed., Editorial Porrúa, 2005, p. 2.
35
SCJN, La Suspensión del Acto Reclamado en el Amparo, Colección Figuras procesales constitucionales,
2005, p. 35. Disponible en «https://sistemabibliotecario.scjn.gob.mx/sisbib/po2008/59132/59132_1.
pdf».
36
Couto, Ricardo, Tratado teórico-práctico…, op. cit., p. 35.
Las necesidades del juicio de amparo 381
de los derechos humanos a las personas promoventes del amparo. Esto se
refleja en el actual artículo 147, párrafo tercero de la Ley de Amparo. Este
artículo prevé que los juzgados de amparo puedan ordenar a las autoridades
responsables, de ser jurídica y materialmente posible, restablecer provisio-
nalmente a la persona quejosa en el goce del derecho violado mientras se
dicta sentencia.37
Por ejemplo, utilizando la suspensión del acto reclamado con efectos res-
titutorios en el amparo ha sido posible constatar la intervención inmediata
de la justicia federal en la vida de las personas. En específico, juzgados de
distrito aplicaron esta figura para ordenar a las autoridades del sistema de
salud aplicar las vacunas para el covid-19 en niñas, niños y adolescentes.38
Aunque se reconocen avances en la materia, en la práctica los juzgados
federales aún niegan la suspensión provisional con efectos restitutorios de
forma injustificada. Es decir, todavía no ha permeado un entendimiento de
la suspensión del acto reclamado como una figura capaz de restituir y no
sólo de paralizar los actos de las autoridades.
Por lo anterior, sería apropiado establecer desde la legislación con mayor
claridad que la suspensión del acto reclamado en el amparo debe tener efec-
tos paralizantes o restitutorios según sea el caso. Para ese fin, la apariencia
del buen derecho y el peligro en la demora deben ser herramientas claves
para las personas juzgadoras. Asimismo, los precedentes judiciales deberían
apuntar en ese sentido.
37
Al respecto, ver Gómez Fierro, Juan Pablo, “Los efectos restitutorios de la suspensión en el juicio de
amparo”, Abogacía, 2023. Disponible en: «https://www.revistaabogacia.com/los-efectos-restitutorios-
de-la-suspension-en-el-juicio-de-amparo/».
38
Tesis P./J. 7/2022 (11a.) Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Undécima Época, Libro 17,
Tomo I, septiembre de 2022, página 15, registro digital: 2025295.
382 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
G. Las reparaciones en el amparo
Tradicionalmente se ha concebido al amparo como un medio de control
constitucional que restituye los derechos, pero no que los repara. La SCJN
ha sostenido una interpretación restrictiva sobre la procedencia de las re-
paraciones en amparo.39 Ello se ha traducido en críticas contra la función
de la justicia federal. Las personas —incluso si son amparadas— sienten
desprotección e insatisfacción.40
En los últimos años, la doctrina de la Suprema Corte de Justicia y del resto de
los tribunales del PJF ha ido incorporando paulatinamente las reparaciones al
amparo. Es común encontrar sentencias que ordenan a las autoridades repa-
rar a las víctimas partiendo del concepto de reparación integral del daño.41
El artículo 1 de la Constitución, la Ley General de Víctimas y la jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos han fundamentado dichas
decisiones. Tanto la Constitución, como la legislación y la jurisprudencia
han desarrollado los alcances del derecho a la reparación integral del daño.
Un ejemplo es el Amparo en Revisión 51/2020, en el que la Primera Sala de la
SCJN ordenó a diversas autoridades responsables implementar reparaciones
en una sentencia de amparo por desaparición forzada de personas.
Teniendo en mente lo anterior, sería adecuado incorporar el concepto de
reparación integral del daño al dictado de las sentencias de amparo como
uno de sus objetivos centrales. Esta modificación es posible vía interpretación
judicial que la Suprema Corte de Justicia realice mediante la resolución de
39
Amparo en Revisión 706/2015, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, 1 de junio de 2016.
40
Diálogos por la Justicia Cotidiana, op. cit., p. 218.
41
Amparo en Revisión 378/2014, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente:
Ministro Alberto Pérez Dayán, 15 de octubre de 2014 y Amparo en Revisión 51/2020, Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ponente: Ministra Ana Margarita Ríos Farjat, 10 de
agosto de 2022.
Las necesidades del juicio de amparo 383
Contradicciones de Criterios o al atraer Amparos en Revisión. A la par, podría
explorarse la posibilidad de reformar la Ley de Amparo o la Ley General de
Víctimas para hacer explícita esta obligación para los órganos jurisdicciona-
les que resuelven amparos. Esta revisión debe hacerse tomando en cuenta
que la obligación de reparar el daño corresponde a todas las autoridades del
Estado mexicano. De nada servirá que se ordenen reparaciones que no serán
cumplidas por falta de presupuesto o de condiciones materiales por parte
de las autoridades responsables.
H. Resignificar el amparo de la libertad
La regulación del amparo contenido en el artículo 15 de la Ley de Amparo
es sencilla para las personas quejosas. Dada la urgencia que caracteriza a los
actos reclamados mediante este tipo de amparos, no se exige a las personas
quejosas que desarrollen conceptos de violación o antecedentes. El plazo
para promoverlo está abierto, es decir, se puede presentar en cualquier
tiempo. La demanda se puede presentar por cualquier medio incluyendo
oralmente o por comparecencia. No es necesario tener firma electrónica para
promoverlo en línea. Se puede presentar ante cualquier juzgado de distrito
en casos de desaparición forzada.42 Si un juzgado se declara incompetente
frente a estos amparos primero debe pronunciarse sobre la suspensión del
acto reclamado. Además, la suspensión se dicta de oficio y de plano en el
acuerdo de admisión de la demanda.
Los requisitos expuestos y que están contenidos en diferentes artículos de la
Ley de Amparo son aplicables a todos los amparos que se presentan contra
actos contenidos en el artículo 22 de la Constitución: por ejemplo, incomu-
nicación, tortura y desaparición forzada.
Sin embargo, existen algunos obstáculos procesales que no han permitido al
llamado amparo de la libertad ser un verdadero habeas corpus. Estos ampa-
42
Tesis 1a./J. 83/2019 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 74,
Tomo I, enero de 2020, página 617, registro digital: 2021413.
384 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
ros suelen terminar sobreseídos después de que se dicta la suspensión. Por
ejemplo, en un amparo por incomunicación, si al dictarse la suspensión la
persona incomunicada es ubicada por la persona actuaria en algún centro
de detención, en muchos casos el juzgado sobresee el amparo por haber
cesado los efectos del acto reclamado. Situación similar sucede en casos de
desaparición forzada o de tortura. Con ello, el juzgado no suele analizar si
efectivamente existió una incomunicación, una desaparición forzada o un
caso de tortura.
Para atender problemas, los juzgados de amparo deberían privilegiar el dictado
de la sentencia siempre que sea material y jurídicamente posible en lugar
de declarar improcedente la demanda o de decretar el sobreseimiento. Un
ejemplo positivo en ese sentido proviene del criterio de rubro CAMBIO DE
SITUACIÓN JURÍDICA. NO SE ACTUALIZA ESTA CAUSA DE IMPROCE-
DENCIA, CUANDO EN EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO SE RECLA-
MAN DE MANERA AUTÓNOMA Y DESTACADA ACTOS DE TORTURA,
EN EL CONTEXTO DE UN PROCEDIMIENTO PENAL (LEY DE AMPARO
ABROGADA).43 En este asunto, la Primera Sala de la SCJN reconoció que
los actos de tortura cometidos contra una persona sujeta a un procedimiento
penal son autónomos de éste. Con base en ello, la Primera Sala concluyó
que no se actualizaba la causal de improcedencia contenida en el artículo 73
fracción X de la Ley de Amparo abrogada. Esta causal de improcedencia se
refería al cambio de situación jurídica cuando el amparo se presenta contra
actos emanados de procedimientos judiciales. El criterio es positivo porque
reconoce la naturaleza trascendental de la tortura y favorece que el juzgado
de amparo se pronuncie sobre las afectaciones que dicha grave violación a
derechos humanos produce en las personas.
A la luz de lo anterior, cuando las pruebas contenidas en el expediente de
un amparo habeas corpus permitan al órgano jurisdiccional establecer que
las autoridades responsables violaron los derechos humanos, debería pro-
43
Tesis 1a. CCXI/2018 (10a.). Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 61,
Tomo I, diciembre de 2018, página 268, registro digital: 2018571.
Las necesidades del juicio de amparo 385
curarse emitir una sentencia. Dicha sentencia puede ordenar la restitución
o la reparación de los derechos vulnerados. Para cumplir el objetivo, los
juzgados y tribunales deberían evitar aplicar de forma estricta las causales
de improcedencia y sobreseimiento.
I. Construir una vía de salida para el amparo directo
La existencia de la actual regulación del amparo directo44 se fundamenta,
entre otras cosas, en que se desconfía de la independencia e imparcialidad de
los poderes judiciales locales respecto de los poderes ejecutivos. Además, se
desconfía de la capacidad jurídica de los poderes judiciales locales para ser
tribunales de última instancia. Desde sus inicios, se reconoció que el amparo
directo vulneraba la independencia de las entidades federativas45 pero que
era necesario mantenerlo debido a que los tribunales locales estaban sujetos
a influencias políticas, carecían de independencia46 y eran débiles.47
Por ello, la proliferación de los amparos directos requirió que la Suprema
Corte aumentara de integrantes. Años después, se incrementó la demanda
y se crearon los tribunales colegiados de circuito para auxiliar a la Suprema
Corte en la gestión de la carga de trabajo. Cuando los tribunales colegiados
de circuito fueron insuficientes para atender el creciente número de amparos
directos, se multiplicaron. De esta manera, aumentar los tribunales colegiados
de circuito ha sido una solución incompleta al problema.48
44
El amparo contra decisiones judiciales o sentencias definitivas es conocido como el amparo judicial
o el amparo casación.
45
Bonilla López, Miguel, El amparo contra actos en juicio de ejecución irreparable, México, Instituto de la
Judicatura Federal, 2019, p. 247. Disponible en «http://www.onpi.org.ar/documentos/publicaciones/
publicaciones-del-notariado-internacional/el_amparo_contra_actos_en_juicio_de_ejecucion_irre-
parable.pdf».
46
Fix-Zamudio, Héctor, La garantía jurisdiccional…, op. cit., ppp. 141 y 142.
47
Fix-Fierro, Héctor, El Poder del Poder Judicial y la modernización jurídica en el México contemporáneo,
México, UNAM, IIJ, 2020, p. 461. Disponible en: «https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/
libros/12/5856/21.pdf».
48
Ibidem, pp. 469 y ss.
386 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
En la actualidad, la forma en que funciona el amparo directo o el amparo
casación es una particularidad del amparo mexicano. En Colombia, por
ejemplo, la acción de tutela no procede contra sentencias definitivas.49 El
amparo directo, tradicionalmente relacionado con el principio del estricto
derecho, favoreció la perpetuación de un procedimiento complejo e inac-
cesible. Asimismo, ha sido campo fértil para el crecimiento de los llamados
amparos para efectos.50
Frente a esta realidad, sería recomendable construir un plan para limitar el
amparo directo de modo paulatino con la intención de devolver a los po-
deres judiciales locales sus facultades como tribunales de última instancia.
Una propuesta sería establecer que el amparo proceda solamente contra
violaciones manifiestas a derechos humanos contenidas en la Constitución
o en tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado
mexicano. Esta propuesta no es novedosa, pero podría retomarse.51 A la par,
es posible implementar soluciones complementarias como la procedencia
de contradicciones de criterios respecto de sentencias de última instancia
dictadas por los poderes judiciales locales. Junto con lo anterior sería preciso
fortalecer las facultades de los tribunales locales para revisar las sentencias
definitivas. Además, puede alentarse la actuación de las salas o tribunales
constitucionales locales para garantizar los derechos contenidos en las cons-
tituciones de las entidades federativas.
Finalmente, una solución como la que se menciona requeriría fortalecer las
capacidades de las autoridades judiciales locales que resolverán los asuntos en
49
Tortolero Cervantes, Francisco y Santiago Juárez, Rodrigo, “El amparo en perspectiva latinoamericana”,
en El Juicio de Amparo en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, México, SCJN, 2015, p. 198.
Disponible en: «https://sistemabibliotecario.scjn.gob.mx/sisbib/2016/000271282/000271282.pdf».
50
Concha Cantú, Hugo y Caballero Juárez, José Antonio, Diagnóstico sobre la administración de justicia
en las entidades federativas. Un estudio institucional sobre la justicia local en México, México, UNAM, IIJ,
2001, p. 8. Disponible en: «https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/1/47/11.pdf».
51
Ver, por ejemplo, Libro blanco de la Reforma Judicial: Una agenda para la justicia en México, México, SCJN,
2006, p. 89. Disponible en «https://sistemabibliotecario.scjn.gob.mx/sisbib/po_2010/59032/59032_1.
pdf».
Las necesidades del juicio de amparo 387
última instancia. Fortalecer las capacidades de las autoridades jurisdiccionales
locales debe incluir dotarles de suficientes recursos humanos y materiales.
J. El principio de mayor beneficio
El crecimiento de los amparos para efectos,52 que implica conceder el amparo
por violaciones formales y no resolver el fondo del asunto, es otro factor que
ha contribuido a que el amparo sea visto como un procedimiento lento y
complejo.53 Especialmente en los amparos directos ha proliferado el uso de los
amparos para efectos, pero también ha sucedido con los amparos indirectos.
Ese problema se intentó resolver con dos modificaciones legales. Una de
ellas fue la reforma al artículo 17 constitucional que introdujo el siguiente
párrafo: “[s]iempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el debido
proceso u otros derechos en los juicios o procedimientos seguidos en forma
de juicio, las autoridades deberán privilegiar la solución del conflicto sobre
los formalismos procedimentales”. Adicionalmente, en el artículo 189 de la
Ley de Amparo de 2013 se introdujo el principio de mayor beneficio. Este
principio ordena a las autoridades judiciales a privilegiar “el estudio de los
conceptos de violación de fondo por encima de los de procedimiento y forma”.
Estas reformas, aunque positivas, han sido insuficientes por varias razones.
En materia penal, por ejemplo, prácticamente han desaparecido los amparos
que resuelven el fondo del asunto —lisos y llanos—. Cuando se trata de los
amparos indirectos contra el auto de vinculación a proceso, los juzgados
de amparo únicamente conceden los amparos para efectos y no es extraño
que provoquen que las audiencias iniciales se repitan más de una vez. Si el
amparo es directo, se interpone la llamada doctrina del cierre de etapas,54
52
Fix-Fierro, Héctor, El Poder del Poder Judicial…, op. cit., p. 477.
53
Diálogos por la Justicia Cotidiana…, op. cit., p. 209.
54
Tesis 1a./J. 74/2018 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 61,
Tomo I, diciembre de 2018, página 175, registro digital: 2018868. No obstante, la doctrina actual de
la SCJN ha empezado a reconsiderar la doctrina del cierre de etapas.
388 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
la cual limita a los tribunales colegiados solamente a revisar posibles vio-
laciones a derechos humanos ocurridas durante la etapa de juicio. De este
modo, terminan concediéndose, mayoritariamente, amparos para efectos.
Esto se explica parcialmente por la distinta naturaleza de ambos procesos.
Mientras que el sistema penal acusatorio es oral y acusatorio y se rige por
principios propios de dicho sistema, el juicio de amparo se sigue bajo un
procedimiento eminentemente escrito.
Un problema de interacción entre el amparo y los sistemas legales orales
es que el procedimiento del amparo no reviste las características de los
procedimientos que revisa. Es decir, los procedimientos orales se guían por
principios como la inmediación y la concentración. De esos procedimientos
surgen los actos reclamados —sentencias, por ejemplo— que los órganos de
amparo deben revisar. Ello, entre otras razones, no permite a los juzgados
de amparo reasumir jurisdicción o sustituir a la autoridad responsable y
resolver los asuntos de fondo en aplicación del principio de mayor beneficio.
Más allá de la materia penal, México se encuentra en un tránsito a un sistema
jurídico con predominancia de la oralidad. Así lo demuestran las recientes
reformas en materia penal, mercantil, laboral civil y familiar. Sin embargo,
el amparo mantiene sus características tradicionales concebidas bajo un
proceso escrito.
Por ello, se propone revisar la viabilidad de que el procedimiento de ampa-
ro también posea características de oralidad para fortalecer el principio de
mayor beneficio. Además de la oralidad, principios como la contradicción,
la inmediación y la concentración pueden contribuir a aumentar la transpa-
rencia, la rendición de cuentas y la eficiencia en la resolución de los amparos.
Debe recordarse que la actual regulación del amparo indirecto contiene la
celebración de audiencia constitucional que en la práctica ha caído en desuso
salvo cuando es necesario desahogar pruebas.
Las necesidades del juicio de amparo 389
K. Atender los problemas materiales de acceso
a los tribunales y la carga de trabajo
Las barreras para acceder a la justicia y, en específico al amparo, no son
solamente legales. Existen otras barreras como la lejanía geográfica de los
juzgados y tribunales, el analfabetismo digital, la falta de edificios accesibles,
la ausencia de intérpretes, la desconfianza en los tribunales y el desconoci-
miento mismo sobre la existencia de los mecanismos legales.55
En virtud de ello, tomando en cuenta que el acceso a la justicia es también
un servicio público,56 es necesario identificar y diagnosticar las barreras de
acceso material a los tribunales para asegurar que todas las personas que
quieran acudir a una autoridad de amparo para solicitar su auxilio puedan
hacerlo. Ello requiere implementar medidas de infraestructura con un en-
foque de igualdad estructural para atender especialmente a aquellos grupos
en situación de desventaja. Es decir, debería tomarse en cuenta que no todas
las personas en México tienen acceso a internet o saben usarlo. En algunos
casos incluso el acceso a la electricidad no está garantizado.
Un juicio de amparo con reglas procesales flexibles y sencillas que no requieran
abogado provocará que más personas lo utilicen. Por ejemplo, en Colombia
en el año 2023 se promovieron más de 700 mil tutelas.57 Esa cifra supera
los 680 mil amparos indirectos promovidos ante los juzgados de distrito en
México en el mismo año.58 Sin embargo, Colombia tiene unos 51 millones
55
Campuzano, Adriana, “El juicio de amparo y su impacto en el acceso a la justicia”, en El juicio de
amparo en el centenario de la Constitución de 1917. Pasado, presente y futuro, México, UNAM, IIJ, tomo
I, 2017, pp. 218-219 y 224-225.
56
Méndez, Juan, “El acceso a la justicia, un enfoque desde los derechos humanos” en IIDH/BID, Ac-
ceso a la Justicia y Equidad. Estudio en siete países de América Latina, San José, Costa Rica, 2000, p. 17.
57
Burgos, German, En Colombia se rompió un nuevo récord, pero de tutelas: este es el derecho que más se
reclama, Infobae, 2024. Disponible en «https://www.infobae.com/colombia/2023/12/22/en-colombia-
se-rompio-un-nuevo-record-pero-de-tutelas-este-es-el-derecho-que-mas-se-reclama/».
58
Ver SCJN, “Anexo estadístico 2023”, Informe Anual de Labores 2023, p. 27. Disponible en «https://
www.scjn.gob.mx/sites/default/files/informe_labores_transparencia/anexo_estadistico/2023-12/
INTRO_2023.pdf».
390 La evolución jurisprudencial del juicio de amparo
de habitantes mientras que México tiene más de 130 millones. Esta compa-
ración ayuda a tener idea de lo que implicaría mejorar las posibilidades de
acceso al amparo.
Por ello, sería necesario implementar, al menos, tres acciones. Primero, dise-
ñar un modelo único de gestión de expedientes en todos los tribunales que
resuelvan amparos. Segundo, incorporar inteligencia artificial supervisada
por humanos que elimine riesgos de cometer errores o de automatizar sesgos
discriminatorios para gestionar la carga de trabajo. Los poderes judiciales de
Colombia, Argentina y Brasil ya lo están implementando.59 Tercero, hacer un
análisis de disponibilidad geográfica de juzgados federales en lugares alejados
del país y construir nuevas instalaciones en dichos lugares como medida para
mejorar el acceso a la justicia y cerrar la brecha digital.
L. Conclusiones
El juicio de amparo sigue siendo tan relevante como herramienta para prote-
ger derechos humanos como cuando surgió. Esto es así porque los derechos
humanos contenidos en la Constitución sólo tienen sentido cuando existen
mecanismos para exigirlos y tribunales capaces de protegerlos.
Por esa razón, todos los esfuerzos destinados a diagnosticar los problemas
del juicio de amparo y a proponer cambios para mejorarlo están justifica-
dos. Pero justamente el ejercicio debe realizarse en ese orden: primero debe
hacerse el diagnóstico y después las reformas. Una vez implementados los
cambios debe evaluarse si cumplen sus objetivos.
Adicionalmente, las reformas deben ser integrales, multidisciplinarias y
participativas. El amparo es operado por personas abogadas, pero no las
59
Fair Trials, Inteligencia artificial en la seguridad pública y en el sistema penal en América Latina. Aná-
lisis basado en el debido proceso, 2024, pp. 21 y 22. Disponible en «https://www.fairtrials.org/app/
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Las necesidades del juicio de amparo 391
protege exclusivamente a ellas. Es un mecanismo para todas las personas,
incluso las no ciudadanas. Ese hecho refleja que se requiere incorporar a las
personas usuarias del amparo en cualquier reforma que busque beneficiarlas.
Además de los 10 temas abordados en este trabajo existen otros pendientes
que deben reflexionarse sobre el amparo. Por ejemplo, el principio de re-
latividad de las sentencias; el funcionamiento y diseño del amparo contra
particulares; la forma de integración de la jurisprudencia; la redacción de
sentencias, el sistema recursal y el cumplimiento de las sentencias.
Finalmente, no se pasa por alto el contexto en el que se escribe este trabajo.
El 15 de septiembre de 2024 se publicó una reforma judicial que impuso un
nuevo modelo de elección de personas juzgadoras mediante el voto libre y
directo de la ciudadanía. Este modelo de elección aplicará desde la Suprema
Corte de Justicia hasta los juzgados locales de primera instancia. Sin embargo,
dicha reforma prohibió expresamente en el artículo 107 constitucional dotar
de efectos generales a las sentencias de amparo contra leyes.
Es decir, las últimas reformas legales no parecen tener como objetivo ampliar
las posibilidades de acceder al juicio de amparo. En ese ambiente adverso,
vale la pena reafirmar la importancia de impulsar cambios para el sistema
jurisdiccional de protección de derechos humanos que partan de la evidencia
y no de discursos vacíos.
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