CP Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
Después sigue el rito de la Comunión.
8
RITO DE RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS
SACERDOTALES
Después de la homilía, el obispo se dirige a los
presbíteros, con estas palabras:
Obispo
Amados hijos: al celebrar hoy la conmemoración
anual del día en que Cristo, nuestro Señor, comunicó su
sacerdocio a los Apóstoles y a nosotros, ¿quieren ustedes
renovar las promesas que hicieron el día de su ordenación,
ante su obispo y ante el pueblo santo de Dios?
Los presbíteros, conjuntamente, responden a la vez:
Sí, quiero.
Obispo
¿Quieren unirse más íntimamente a nuestro Señor
Jesucristo, modelo de nuestro sacerdocio, renunciando a sí
mismos y reafirmando los compromisos sagrados que,
impulsados por amor a Cristo y para servicio de su Iglesia,
hicieron ustedes con alegría el día de su ordenación
sacerdotal?
Presbíteros:
Sí, quiero.
Obispo
¿Quieren ser fieles dispensadores de los misterios de
Dios, por medio de la sagrada Eucaristía y de las demás
acciones litúrgicas, y cumplir fielmente con el sagrado
oficio de enseñar, a ejemplo de Cristo, Cabeza y Pastor, no
movidos por el deseo de los bienes terrenos, sino
impulsados solamente por el bien de los hermanos?
1
Presbíteros:
Sí, quiero.
Seguidamente, dirigiéndose al pueblo, el obispo prosigue:
Y ustedes, queridos hijos, oren por sus sacerdotes;
que el Señor derrame abundantemente sobre ellos sus
dones celestiales, para que sean fieles ministros de Cristo,
Sumo Sacerdote, y los conduzcan a ustedes hacia él, que
es la fuente única de salvación.
Pueblo:
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.
Obispo
Oren también por mí, para que sea fiel al ministerio
apostólico, encomendado a mis débiles fuerzas, y que sea
entre ustedes una imagen viva y cada vez más perfecta de
Cristo Sacerdote, buen Pastor, Maestro y servidor de
todos.
Pueblo:
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.
Obispo
El Señor nos conserve en su amor y nos lleve a todos,
pastores y ovejas, a la vida eterna.
Todos:
Amén.
(No se dice el Credo. Se omite la Oración Universal)
2
C2 Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
al tu servidor, el Papa N.,
a nuestro obispo N.,
al orden episcopal,
a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
*A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y,
sosteniéndolos elevados, dice:
7
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han
de pronunciarse con claridad, como lo requiere la
naturaleza de las mismas palabras.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el
altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco.
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego
sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el
altar, dice:
tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos diciendo:
4
Se inclina un poco.
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI
SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y
ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el
corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice la siguiente fórmula:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
5
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CCAsí, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo, san José,
los apóstoles y los mártires,
[san N.: santo del día o patrono]
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
6
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las
ofrendas, dice:
CCPor eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que
hemos separado para ti,
junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan
y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que sean
Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
junta las manos
que nos mandó celebrar estos misterios.