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Tema 6. Agustín de Hipona

El documento analiza la influencia del cristianismo en la filosofía occidental, especialmente durante la Edad Media, destacando a Agustín de Hipona como figura central en la patrística. Se discuten los intentos de los padres de la Iglesia por integrar la filosofía griega en el dogma cristiano, así como la crítica al gnosticismo y la búsqueda de la verdad a través de la fe y la razón. Agustín propone que la filosofía debe servir a la teología, enfatizando la importancia del amor y la gracia divina en la comprensión de Dios y la salvación.

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Tema 6. Agustín de Hipona

El documento analiza la influencia del cristianismo en la filosofía occidental, especialmente durante la Edad Media, destacando a Agustín de Hipona como figura central en la patrística. Se discuten los intentos de los padres de la Iglesia por integrar la filosofía griega en el dogma cristiano, así como la crítica al gnosticismo y la búsqueda de la verdad a través de la fe y la razón. Agustín propone que la filosofía debe servir a la teología, enfatizando la importancia del amor y la gracia divina en la comprensión de Dios y la salvación.

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TEMA 6.

Cristianismo y filosofía: AGUSTÍN DE HIPONA

CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA

Los historiadores establecen el ámbito temporal de la Edad Media desde el siglo V al siglo XV. La
cultura clásica quedó prácticamente sepultada. No hubo producción filosófica prácticamente dicha.
Hay quienes consideran un hecho decisivo del final de la época clásica el cierre de la Academia de
Platón en 529 d.C por el emperador Justiniano.

La filosofía occidental se ha desarrollado profundamente marcada por el cristianismo. No solo en la


Edad Media, sino en los siglos XIX y XX. El cristianismo ha estado presente incluso en los
momentos en los que la crítica se dirigía directamente a su valor cultural y a su verdad revelada,
como sucedió durante la Ilustración.

Marco filosófico del cristianismo recibe una influencia de la filosofía griega, tanto en el uso del
griego como de la conceptualización de la filosofía griega. No debe interpretarse como una
formación del cristianismo a partir de la cultura griega, sino la evidencia del apoyo helénico en la
configuración del dogma cristiano. Ejemplo de ello es que los judíos helenizados fueron los
primeros que recibieron la predicación evangélica de Pablo de Tarso (San Pablo).

Los supuestos filosóficos de la revelación cristiana: 1) una metafísica creacionista, creación ex


nihilo, y creación como acto de voluntad consciente y amoroso del creador. 2) una nueva
antropología: el ser humano concebido como unidad indisoluble, ser supremo de la creación, que
supone una filiación divina y única de todos los hombres. 3) una nueva visión de la historia:
temporalidad lineal, una historia eminentemente escatológica.

Cristianismo y filosofía en los padres de la Iglesia

La patrística pretendía la reconducción de la filosofía griega por derroteros cristianos No buscan


hacer filosofía, sino configurar el dogma cristiano. Pero las interpretaciones de la doctrina
generaron herejías desde el intelectualismo pagano, lo que les obligó a buscar respuestas precisas.
De ahí el recurso a la filosofía.

Pero como su propósito no era hacer filosofía, no hay en ellos un sistema riguroso de filosofía. Se
valen de un eclecticismo de las corrientes de pensamiento helenísticas. A través de los
neoplatónicos, especialmente Plotino, buscaron analogías entre el pensamiento de Platón y el
cristianismo.

Los problemas de los que se ocupan son: la creación, la relación de Dios con el mundo, el mal
(pecado, gracia y salvación), el alma, el destino de la existencia, el sentido de la historia, y Dios y
sus características (la esencia y el carácter trinitario).

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Comprende tres periodos: inicial, apogeo y decadencia. La figura culminante es Agustín de
Hipona, quien logra crear un cuerpo doctrinal, que le convertirá en padre espiritual de la Edad
Media.

Filosofía patrística

Los primeros padres presentan una preocupación por la doctrina revelada, siendo secundario el
carácter de la filosofía.

Los padres apologistas dan una respuesta a los ataques que vienen de la filosofía pagana. La
religión es superior a toda filosofía, aunque con diversidad de actitudes. Presentan dos posiciones:
benévola con la filosofía pagana o contraria a la filosofía pagana. Aunque ambas están vinculadas a
la afirmación del cristianismo como superior a toda filosofía.

Justino (siglo II)

Él reafirma que el cristianismo es superior a toda filosofía. Trata de demostrar que la predicación
de Cristo completa las enseñanzas del Antiguo Testamento.

El Verbo de Dios es la razón, del que participa todo el género humano, incluidos los no cristianos,
también iluminados por el Verbo. Elabora los rudimentos de la teoría de la trinidad: primero es
Dios, eterno e increado; luego es el Logos, que ordena el mundo; después el Espíritu Santo,
encargado de las virtudes y los dones proféticos de los hombres. El hombre ha sido creado libre de
hacer el bien y el mal. El cuerpo participa de la inmortalidad del alma.

Taciano

Es discípulo de Justino. Distingue entre fe de la religión cristiana y filosofía como actitud racional.
La fe es la única verdad. El cristianismo no es filosofía y no puede dejarse ilustrar por ella.

Teófilo

Dios es incognoscible para los que están en pecado. Dios, mediante el Logos, ha creado todas las
cosas. Usa por primera vez la palabra trinidad para indicar la distinción entre las personas divinas.

Tertuliano (siglos II y III)

Condena la filosofía. La fe ha de aceptarse como tal, sin juzgarla

LA GNOSIS

El gnosticismo es la pretensión de dotar al cristianismo de forma filosófica. Gnosis significa


conocimiento propio de los iniciados, pero un conocimiento distinto de la fe.

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Plantean el conocimiento como medio de salvación. Los gnósticos pretendieron combinar el
sentido soteriológico (el estudio de la salvación) del cristianismo con la cosmología del platonismo.

Las líneas generales de pensamiento: Dios trascendente y separado de la materia, es esencialmente


bueno y no puede ser causa del mal; explicación de la relación de Dios con el mundo a través de
seres intermedios, son seres que se van degradando a medida que se alejan del primer principio; el
último lugar en la escala de los seres corresponde al mundo sensible, porque la materia es la fuente
del mal; el hombre está compuesto de dos elementos: uno malo, la materia, y otro bueno, espiritual,
que es el alma y es capaz de salvación.

Principales representantes

Valentín (siglo II): en la cima de la realidad está un ser intemporal, al que llama padre o eón
perfecto. Este ser está compuesto por una dualidad de elementos, todos los eones que emanan de él
están constituidos por parejas: abismo y silencio; mente y verdad; razón y vida; hombre y
comunidad. El conjunto de estas ocho determinaciones divinas es el reino de la vida perfecta o
Pleroma.

Divide el género humano en tres categorías: la masa de los hombres carnales, destinados a la
perdición; el conjunto de los psíquicos, que pueden salvarse con esfuerzo; y la casta de los
espirituales, privilegiados, les basta la gnosis para salvarse.

Mani (siglo III): se atribuye la tarea de llevar el cristianismo a su perfección. Su religión es una
mezcla de elementos gnósticos y de la religión de Zaratustra. También en el hombre hay dos
principios originarios: el mal, principio de las tinieblas, y el bien, principio de la luz; que combaten
perpetuamente en el mundo.

El hombre llega a la perfección mediante una triple ascesis: absteniéndose de comer carne y de los
discursos impuros; renunciando a la propiedad y la ganancia del trabajo; y privándose del sexo.

Combate contra la gnosis

Ireneo: los gnósticos son presuntuosos al pretender comprender lo divino superando los límites
humanos. Dios es incomprensible y no puede ser pensado, pues todos nuestros conceptos son
inadecuados. La única actitud posible ante Dios es la fe; la mayor herejía de los gnósticos es
afirmar que el mundo no es creación de Dios sino emanación.

El espíritu es una facultad del alma que le permite convertirse en imagen de Dios, pero necesita de
la ayuda del Espíritu Santo, porque el alma está entre la carne y el espíritu y puede dejarse llevar
por la una o por el otro. Sólo mediante la fe participa el hombre del espíritu y se eleva a la vida
divina. El mal no es el cuerpo o la materia (como dicen los gnósticos): el cuerpo y la materia son
creación divina. El mal deriva del mal uso de la libertad.

Hipólito: los gnósticos están en un error porque el origen de sus ideas es la filosofía pagana y no la
doctrina cristiana.

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LA PATRÍSTICA ORIENTAL

Las escuelas de Alejandría y Capadocia (siglo III)

El nivel conceptual superior que inicia una teología filosófica, donde la verdad revelada es
susceptible de ser comprendida y es racionalmente coherente.

Clemente de Alejandría (siglos II-III)

Subordina la razón a la fe. La filosofía es la vía para llegar de la fe al conocimiento: ha de servir


para una mejor comprensión de los contenidos de la fe. La filosofía ha de ser sierva de la teología

Orígenes (siglo III)

Fue el primer autor que crea un sistema de filosofía cristiana. La filosofía ha de profundizar en los
contenidos de la fe para convertirlos, en la medida de lo posible, en conocimiento.

Distingue tres partes en el ser humano: cuerpo, alma y espíritu.

El origen del mundo se forma por la caída de las entidades espirituales del mundo inteligible, que,
haciendo uso de su libertad, descuidan la práctica del bien y se inclinan a lo malo. Por eso se
trasforman en almas destinadas a penetrar en un cuerpo. El mundo sensible es la degeneración del
mundo inteligible, destinado a renovarse una y otra vez hasta su salvación.

El Logos, hijo de Dios, es la fuerza inmanente que diviniza el mundo y al hombre, dado que la
caída es un acto de libertad, también la redención y el retorno a Dios es un acto de libertad a favor
de la vida espiritual.

Basilio el Grande (siglo IV)

Las verdades de la fe son superiores a las verdades del entendimiento. El contenido de la fe es


determinado por la autoridad de la Iglesia, que interpreta la revelación.

Dios es incognoscible en su esencia, sólo se le conoce a través de sus obras. Nuestra limitación
para conocerle es la prueba de su trascendencia.

Gregorio Nacianceno (siglo IV)

Dios es incomprensible. Realiza la formulación del dogma de la trinidad: una sustancia, tres
personas. Es legítimo el uso de la razón para tratar los contenidos de la fe, pero debe detenerse en
los misterios.

Gregorio de Nisa (siglo IV)

Subordinación de la razón a la fe. La fe no necesita de la razón para demostrar su verdad, pero la


razón puede aportar elementos a la fe, como la demostración de la existencia de Dios.

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Dios crea al hombre como puente de unión entre materia y espíritu. El hombre encierra en sí las
perfecciones del mundo material, pero su verdadera dignidad es la de ser imagen de Dios.

El atributo fundamental del hombre es la libertad. La razón le hace distinguir el bien del mal. Así la
libertad explica el pecado. El mal no es la materia, ni el cuerpo: es el resultado de una elección
contraria al bien. El mal no tiene esencia, es privación de bien.

El hombre ha perdido su condición inicial ideal a causa del pecado. Lla muerte y resurrección de
Cristo le redimen, pero debe purificarse con el bautismo y mantener su pureza

AGUSTÍN DE HIPONA (354-430)

Su figura es la más importante de la filosofía cristiana de la Antigüedad.

Su padre pagano y su madre cristiana. Conocida como Santa Mónica, modelo de madre cristiana.
Se puso su nombre a la ciudad de “Santa Mónica” en Los Ángeles.

Agustín se sitúa fuera del centro político social, podría decirse que “provinciano”. Es además uno
de los pocos filósofos latinos (o el único) que no habla griego; y conoce a Platón y Aristóteles de
forma indirecta (no leyó sus libros). En su juventud, buscó por determinadas filosofías, y abrazó el
maniqueísmo, que luego combatió con dureza. De su vida personal, hay que destacar que
convivió con una mujer (cuyo nombre se desconoce) durante quince años, de la que tuvo su único
hijo, y que abandonó cuando se convirtió en católico sobre los 30 años.

Utiliza el neoplatonismo de Plotino (uno, nous y alma) para reconvertirlo en la Santísima Trinidad.
Anécdota del niño llenando de agua un agujero de arena. Pero para él, los griegos eran arrogantes
al pensar que el hombre es quien piensa por sí mismo y puede con sus facultades adquirir el
conocimiento. Sus tres conceptos fundamentales son: amor, voluntad y gracia (la gracia divina).

La filosofía griega resultó necesaria para defender los contenidos de la fe con la razón. Es decir,
Agustín es el primero que “racionaliza” el dogma cristiano. Nietzsche dijo que el cristianismo es
“el platonismo para la plebe”.

Sus ideas son una mezcla de Plotino y San Pablo. Trata, sobre todo, el mal, el pecado original, el
transcurrir del tiempo, el cielo y el infierno, el bautismo y la conversión. ¿Cómo explicar la maldad
en el mundo?

Le influye gravemente la caída del imperio romano. Algunos datos: Hipatia de Alejandría (¿355?-
415) y San Agustín (354-430). El edicto de Tesalónica por parte del emperador Teodosio por el
que se reconocía al cristianismo como la religión oficial del Imperio fue en 380.

Su famosa frase: “Si no creéis no comprenderéis”

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Su obra es el primer esfuerzo importante de armonizar razón y fe, filosofía y religión. Los temas de
la filosofía agustiniana: Dios y el alma. Dios es amor. El conocimiento no se da sin amor, se entra
en la verdad por la caridad. Hay que creer para entender.

El punto de partida es el alma: el alma como realidad íntima, el hombre interior. Recoge las ideas
platónicas, pero con novedades. La dialéctica agustiniana para buscar a Dios es la confesión. Es la
elevación del cuerpo a la razón, y de la razón a la luz que ilumina, Dios. Dios ha creado el mundo
de la nada.

Así, a Dios se llega desde la intimidad del hombre, que es la imagen de Dios.. El hombre es a la
vez espiritual como los ángeles, y mortal como los animales; entrar en uno mismo es descubrir lo
divino, pero se necesita de la iluminación.

Ciencia y sabiduría

La filosofía no es ciencia sino sabiduría. Ciencia es el conocimiento racional de las cosas


temporales, y sabiduría es el conocimiento intelectual de las verdades eternas. Por eso, la ciencia ha
de estar subordinada a la sabiduría. Y la sabiduría a la contemplación y el amor de Dios.

Filosofar es buscar la verdad en el interior del alma: el recogimiento e introspección permiten al


alma captar el principio de su existencia, Dios.

La Teoría de la iluminación

Hay verdades que no pueden ser falsas; por eso, el probabilismo de Carnéades es inmoral. Hay
verdades inatacables, como la matemática o las verdades lógicas, que son captadas por la razón; no
pertenecen, por tanto, al mundo sensible, sino al inteligible, que es el Verbo.

También hay verdades en la acción moral. Todos los hombres buscan la felicidad, actuando de
diferentes formas, pero cada acción implica una noción previa de felicidad. ¿De dónde procede esta
noción? no de los sentidos. La noción está en nosotros, es anterior a la experiencia y de orden
inteligible. ¿Cómo está esta noción en nosotros? la verdad está en el alma iluminada por el Verbo,
para descubrir la verdad hace falta entrar en uno mismo, escuchar la voz del alma, para eso es
preciso cerrar las puertas a los sentidos.

En el principio de la autoconciencia

El filósofo lleva dentro de sí una noción oscura de verdad; busca esa verdad que entrevé
confusamente. Tiene, así, la conciencia de pensar, de buscar la verdad que está en él. La confusión,
la duda se convierte en evidencia contra el escepticismo.

Agustín sabe dos cosas: que piensa y sabe que existe. Existe puesto que duda, es la verdad de la
conciencia interior, pero no sabe de dónde le viene el saber que sabe. Distingue entre: una verdad
de hecho, tener conciencia de existir y pensar; y un problema a resolver: de dónde le viene el saber
que sabe.

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La evidencia del pensamiento remite a una evidencia superior que la ilumina. Esta realidad
iluminadora, trascendente a mi razón, es el Verbo, que es razón eficiente de su verdad, y razón
eficiente de su ser.

¿De dónde se enciende la luz de la razón? De la luz de todas las luces, Dios.

Teoría de la iluminación como teoría ontológica

Recibe influencia de Platón y el neoplatonismo. De ahí le viene el concepto de iluminación. Por


ejemplo, de Platón recoge la Idea del Bien como suprema en el orden inteligible. Sin embargo, es
de Plotino de donde extrae la alegoría de la luz: Uno, Nous, Alma como proceso de iluminación.
Para Plotino, entre Nous y alma hay la misma relación que entre el sol y la luna.

También en las Escrituras, y especialmente en el Evangelio de San Juan, encuentra Agustín la idea
de que el Verbo es la luz que ilumina a todo hombre.

En Agustín: Dios, como padre del Verbo, es la trasposición cristiana de la Idea de Bien, y del Uno
de Plotino. Y el Verbo es la trasposición del Nous. La filosofía agustiniana por tanto es un
neoplatonismo cristiano,que mezcla neoplatonismo e innovaciones de las Escrituras, como la idea
de creación. Los hombres son criaturas llamadas a existir según un plan de Dios: crear es dar el ser
desde la nada.

Los tres momentos de la creación

La creación implica tres momentos lógicos, que cada momento se atribuye a una de las tres divinas
personas: creación (atribuida al Padre), sería la aparición de la materia informe, dispuesta a la
conformación; formación o iluminación (atribuida al Hijo), que consiste en dar a la materia una
forma o idea; y ordenación (atribuida al Espíritu Santo), que es dar a cada ser la ley u orden que
llamamos naturaleza, y también dispensa la Gracia para ascender a Dios.

La teoría de la iluminación como teoría noética

En la vertiente ontológica, la iluminación consiste en dar forma a una materia informe. Del mismo
modo, en la vertiente noética, el espíritu humano es una “materia” informe, que iluminada por
Dios, conoce la verdad. La verdad no viene de fuera, se saca del interior; del mismo modo que el
sol ilumina las cosas haciéndolas visibles, Dios, con su luz, hace inteligibles las verdades de
nuestra mente.

La noética es la rama de la filosofía que estudia el pensamiento, especialmente, el objetivo e


inteligible. Es una disciplina que investiga la naturaleza de la conciencia, y explora el mundo
interior de la mente (la conciencia, el alma, el espíritu) y cómo se relaciona con el universo físico.

El pensamiento no crea sino que descubre la verdad. La verdad es anterior al pensamiento, y el


hombre la descubre en el interior. Las verdades descubiertas por el alma son verdades eternas, por
tanto, no pueden ser producto suyo. Son universales; si cada mente produjese las suyas no serían

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universales, así pues, las verdades están en nosotros porque tenemos dentro su intuición original.
La presencia del maestro interior que dicta desde dentro: no son recuerdo, sino presencia de Dios
en el alma, y al ser creados todos por Dios, tenemos verdades universales.

Niveles de conocimiento

Conocimiento sensitivo: es el grado más bajo de conocimiento. Lo obtiene el alma por los sentidos,
pero la sensación no es algo que el alma sufre pasivamente. Lo inferior- material no puede actuar
sobre lo superior-espiritual. Es una acción de la propia alma. La impresión de los cuerpos en los
sentidos es la ocasión para que el alma forme una imagen correspondiente al objeto que le afecta;
esta imagen será verdadera si el juicio de la razón la interpreta correctamente. Las imágenes
sensitivas son guardadas en la memoria.

Conocimiento racional (ciencia): la razón discierne, clasifica, asocia, distingue y juzga las
imágenes sensitivas. Para ello dispone de reglas o principios verdaderos, inmutables y necesarios.
¿Cuál es el origen de esos principios? no vienen de las cosas externas, que no son inmutables ni
verdaderas ni necesarias, tampoco los crea la razón. La razón es una facultad individual, pero
existen verdades que todos los seres racionales comparten. Es la verdad la que juzga a la razón;
cada razón individual está en la verdad por el común conocimiento de las reglas universales. Así,
las verdades primarias, los principios, son intuidas por la inteligencia, de la que son luz: son dadas
por Dios.

Conocimiento intelectivo: por encima de la razón está la inteligencia o razón superior, que tiene la
intuición inmediata de las verdades, de la luz que Dios da. Así como la razón es fuente de la
ciencia, la inteligencia lo es de la sabiduría, que versa sobre verdades eternas, los objetos de la
inteligencia son las Ideas en Dios.

Entre los objetos de la razón (mundo sensible) y los objetos de la inteligencia (Ideas) hay una
desproporción ontológica. Las Ideas son reales en el mundo inteligible y son indispensables para el
conocimiento racional de lo sensible: la validez del conocimiento racional está fundamentada en
las Ideas.

¿Dónde están las Ideas? en el libro de la luz que se llama Verdad. Las Ideas con las que juzga la
razón son reflejo de las Ideas verdaderas que se encuentran en el Verbo; por tanto el alma no
conoce las Ideas tal y como están en el Verbo, sino el reflejo de estas Ideas en ella.

¿Cómo están entonces estas Ideas en el alma y cómo las sacamos de ahí? la verdad está en nosotros
porque está en nosotros su intuición original. La luz de Dios que ilumina no es recuerdo (Platón)
sino presencia de Dios en el alma; la sacamos al interiorizarnos en su búsqueda.

Tres clases de iluminación: iluminación de la luz natural de la razón, con la que se juzgan las cosas
y se constituye la ciencia; iluminación de la luz de la inteligencia, intuición de las primeras
verdades o principios; iluminación de la gracia, la da Dios a quien quiere acceder a las verdades
sobrenaturales. Esta iluminación ya no es natural sino sobrenatural.

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El hombre y la historia

La culminación de la teoría agustiniana de la iluminación se produce cuando el ser humano cumple


la posibilidad de volver a su creador y realice su destino.

Los tres aspectos del hombre se manifiestan en las tres facultades del alma humana: la memoria, la
inteligencia y la voluntad. De la misma forma, Agustín dice que todo hombre es, en primer lugar,
un “hombre viejo”, mundano, carnal, sometido al tiempo y la muerte; pero puede convertirse en un
“hombre nuevo”, espiritual, mediante el renacimiento del bautismo y con su amor a los preceptos
evangélicos. Así comienza un itinerario de elevación de su alma a Dios.

Esta alternativa de vivir según la carne o según el espíritu es aplicable a la historia de la


humanidad. La historia avanza en función de una lucha de dos ciudades: la terrenal o ciudad de los
impíos y del diablo; y la celestial o ciudad de los justos y de Dios.

Distingue tres periodos de entrecruzamiento de las dos ciudades; los hombres viven sin leyes y no
hay lucha contra los bienes del mundo; los hombres viven bajo la ley y combaten contra el mundo,
pero son vencidos; y los hombres luchan y vencen al mundo, es el período de la Gracia.

Respecto al Estado e Iglesia. El Estado es el encargado de velar por las cosas temporales: bienestar,
paz, justicia; esto hace que tenga una significación divina. Todo poder político viene de Dios, por
lo que los valores religiosos no son ajenos al Estado; éste debe estar impregnado de los principios
cristianos. El Estado ha de prestar a la Iglesia el apoyo de su poder para que pueda realizar su
misión.

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