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Escuchamos de Karl Jenkins, Adiemus: Cantate Domino. 2:40 m.
                      [VOZ 1] Bienvenidos a este retiro. Hoy oramos con el
                      poeta, sacerdote y místico nicaragüense Ernesto
                      Cardenal (1925-2020). A los 30 años renunció a la vida
                      acomodada de su familia para entregarse a la lucha por
                      la justicia y la democracia en plena dictadura en
                      Nicaragua.
                   [VOZ 2] Varios de sus amigos fueron torturados y
                   asesinados, y eso le lleva a un giro en su vida. Ingresa en
la Abadía Trapense de Getsemaní en Kentucky, donde Thomas Merton fue
su maestro. En 1965 se ordena sacerdote y funda una comunidad cristiana
utópica en una isla nicaragüense llamada Solentiname. Vivían de la pesca,
dedicados a la contemplación, el arte y la lucha por la democracia. La
comunidad se convirtió en una inspiración mundial.
[VOZ 1] Tras un largo y conflictivo periodo de participación en el nuevo
gobierno democrático, entró en conflicto con la Iglesia y abandonó
decepcionado la política activa. Desde entonces su vida estuvo consagrada
                          a la oración, la creación artística, el servicio a la
                          justicia y paz en Nicaragua y en todo el planeta,
                          con una vida sencilla y unido a los pobres. Recibió
                          el Premio Reina Sofía de Poesía, el Premio
                          Neruda de Poesía y fue varias veces candidato al
                          Nobel de Literatura. A partir de 1994, comenzó a
                          ser perseguido por el régimen autoritario
                          nicaragüense y su vida fue testimonio de
                          resistencia demócrata y compromiso con los
                          perseguidos.
                             [VOZ 2] En febrero de 2019, el Papa Francisco
escribió una carta a Cardenal comunicándole su rehabilitación como
sacerdote católico y reconoció que hasta el final de su vida, Ernesto fue fiel
a su vocación, a la Iglesia y a todo el pueblo de Dios.
[VOZ 1]Ernesto Cardenal nos invita desde el corazón roto y sufrido en las
periferias de la justicia y la existencia, a que escuchemos el canto con que
Dios nos llama desde el interior de cada cosa, de cada momento de la
historia, de cada lugar. Dice Cardenal: “Cuando no tengas respuestas, mira
a las estrellas”.
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Durante el retiro escucharemos música sacra del compositor galés Karl Jenkins ((Penclawdd,
Gower, 1944). Las ilustraciones pertenecen a creaciones de la Comunidad de Solentiname.
Podéis escuchar la música del retiro en este QR o enlace:
https://open.spotify.com/playlist/7c2AZXB3sNNo0RpL3jxXl2?si=331635ced1d44cd7
Escuchamos de Karl Jenkins, Meditación:
la Paz existe (Meditation: Peace Is): 3:32
m.
[VOZ 3] La materia que rige el
universo es amor1
y toda alma que Dios crea,
la crea enamorada.
Somos palabra
en un mundo nacido de la
Palabra…
[VOZ 2] En el principio
era la Palabra.
Palabra amorosa.
Misterio y a la vez expresión de
ese misterio.
Secreto que se da. Un sí.
Él en sí mismo es un sí.
La palabra de sus cantos
es la misma con que hizo la
lluvia.
[VOZ 3] Cuando todo era noche,
cuando
todos los seres estaban aún
oscuros, antes de ser seres,
Existía una voz, una palabra
clara,
un canto en la noche.
Escuchamos de Karl Jenkins, Benditos sean
los constructores de la Paz (Blessed are the
Peacemakers): 3:44 m.
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    Texto formado con fragmentos del Cántico cósmico, de Ernesto Cardenal (1989).
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TODOS: ¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
[VOZ 1] Él cantó al crear la tierra.
Él hizo la tierra cantando.
En el principio era el Canto.
Al cosmos él lo creó cantando
y por eso todas las cosas cantan.
No danzan sino por la Palabra por la que fue creado el
mundo.
TODOS: ¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
[VOZ 2] ¿Oís esas estrellas? Algo tienen que decirnos.
El coro de las cosas. El cosmos canta.
¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
TODOS: ¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
[VOZ 1] Todos los elementos de nuestro cuerpo y del
planeta
estuvieron en las entrañas de una estrella.
Somos polvo de estrellas.
Estamos hechos de estrellas.
Venidos del corazón de las estrellas. ¡Somos ellas!
Del cielo, somos del cielo…
TODOS: ¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
[VOZ 2] Y después de la muerte contribuiremos a
formar otras estrellas y otras galaxias.
De las estrellas somos y volveremos a ellas.
TODOS: ¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
[VOZ 1] El amor encendió las estrellas…
El universo es amor.
Sólo el amor es revolucionario.
Quien ama es eterno.
TODOS: ¿Oís esas estrellas? Es el amor que canta.
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Silencio 5 m.
[VOZ 2] Todas las criaturas
son cartas de amor de Dios
para nosotros, son llamaradas de amor.
La naturaleza está toda inflamada de amor,
creada por el Amor
para encender el amor
en nosotros.
Escuchamos de Karl Jenkins, Hymn: 2:33 m.
[VOZ 3] Escucha mis palabras, oh, Señor, 2
oye mis gemidos, escucha mi protesta,
porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores.
¡Oh, Señor,
que sepan que son hombres y no Dioses!
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                                                                       vivirían siempre
                                                                       y que siempre
                                                                       estarían en el poder
                                                                       y les ponían sus
                                                                       nombres a sus
                                                                       tierras,
                                                                       a todas las
                                                                       propiedades que
                                                                       robaban.
                                                                       Les quitaron sus
                                                                       nombres a las
                                                                       ciudades
                                                                       para ponerles los
                                                                       suyos.
En tus manos encomiendo mi espíritu.
Ten piedad de mí, Señor, porque estoy en tribulación
mientras ellos están en fiesta, están brindando.
Escuchamos de Karl Jenkins, Los cañones ya han parado (Now the guns have stopped): 3:25 m.
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    Texto formado con fragmentos del poemario Salmos, de Ernesto Cardenal (1964).
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[VOZ 1] Pero Tú le diste a mi corazón una alegría
mayor que la del vino que beben en sus fiestas…
Con nuestros oídos lo oímos.
Nuestros padres nos contaron la historia,
lo que Tú hiciste con ellos.
[VOZ 2] Las grandes potencias son como la flor de los prados.
Los imperialismos son como el humo.
No te impacientes: pronto serán segados
como el heno de los campos.
Yo vi el retrato del dictador en todas partes
—se extendía como un árbol vigoroso—.
Y volví a pasar y ya no estaba.
Lo busqué y no le hallé.
Lo busqué y ya no había ningún retrato
y su nombre no se podía pronunciar.
Ahora su Palacio es un mausoleo.
      TODOS: Porque tú eres quien gobierna
      por los siglos eternos
      y oyes la oración de los humildes
      y el llanto de los huérfanos
      y defiendes a los despojados
      y a los explotados.
      Te cantaré toda mi vida.
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Escuchamos de Karl Jenkins, ¡Paz, Paz! (Peace, Peace!): 3:52 m.
[VOZ 3] Nosotros no podemos
descansar
hasta hallar a Dios.
En nuestro corazón
Sólo entonces se aquietará
la gran angustia cósmica:
hasta que nosotros
encontremos este Tú
al que tienden todas las
criaturas.
Hacia Él se mueven todos los
astros
y la expansión del universo es
hacia Él,
hacia Él de donde han salido
todos los astros
y sólo en Él descansará el
universo.
Y en los ojos de todo ser
humano hay un anhelo
insaciable.
En todos los ojos humanos
existe un pozo profundo,
que es el pozo de la
Samaritana.
Esta sed que hay en todos los
seres es el amor de Dios.
[VOZ 1] En toda entraña hay la misma llama,
quema la misma sed: todo corazón tiene clavada esta saeta.
Todo corazón nace con esa herida.
Dios es la patria de todos los hombres.
Dios es nuestra única nostalgia.
Silencio 5 m.
Escuchamos de Karl Jenkins, Cordero de Dios (Agnus Dei): 3:39 m.
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[VOZ 2] La naturaleza toda está llena de voz3.
La creación entera no es más que pura caligrafía,
y en esa caligrafía no hay un solo signo que no tenga sentido.
Y nosotros mismos somos también un signo de Dios,
llevamos inscrita en cada uno de nosotros esa caligrafía divina.
La oración es algo natural en el hombre.
Todo lo que hacemos, podemos hacerlo oración.
Escuchamos de Karl Jenkins, Ofrece tu paz (Offer your Peace): 3:13 m.
[VOZ 1] Él está en el fondo de cada ser y está dentro de nosotros mismos.
Basta descender al fondo del propio ser.
Pero los hombres modernos tratan siempre de huir de ellos mismos.
Hemos sido creados para el amor, por un Dios que es Amor.
Y tanto el sufrimiento más intenso y más profundo del ser humano,
como el dolor más intenso de cada uno de nosotros, se deben al amor.
Escuchamos de Karl Jenkins, Oración de la Paz de San Francisco de Asís (The Peace Prayer of S.
Francis): 3:56 m.
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    A partir de aquí formamos también oraciones con textos de su libro Vida en el amor (1997).
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TODOS JUNTOS:
                       El alma humana nace enamorada.
                       Pero no ve al Amado
                       de quien está enamorada,
                       y como hay un reflejo de Ti
                       en todo lo creado,
                       uno desde que nace
                       tiende a abrazar todas las cosas…
                       Amarte es ahora
                       La única razón de mi existencia
                       Y mi única profesión
                       Y mi único oficio.
                       Me he entregado a Ti…
Escuchamos de Karl Jenkins, Pie Jesus: 2:40 m.
[VOZ 3] La pobreza es la verdad mientras que las riquezas son disfraces.
Nos revestimos de cosas exteriores a nuestro ser,
para disimular la desnudez de nuestro ser.
El alma desnuda es toda ella sonrisa y emoción y amor,
y toda temblor y ardor y fuego,
y pura ternura y sensibilidad,
y pura vitalidad y pura vida.
Silencio 5 m.
[VOZ 2] La santidad es nuestra verdadera personalidad.
El pecado nos hace a todos iguales,
como presos con un mismo uniforme.
En cambio, todos los santos son distintos,
porque la santidad es la realización plena de la personalidad.
Cuanto más nos identificamos con Dios, más somos nosotros mismos.
Lo que amamos en los otros es lo que hay de divino en ellos.
Y lo divino que hay en nosotros es lo que los ama a ellos.
Y lo que ellos aman en nosotros es lo que nosotros tenemos de Dios.
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Escuchamos de Karl Jenkins, Soledad (Solitude): 4:17 m.
TODOS: Todo tiempo que no emplee en ese amor es tiempo perdido.
[VOZ 1] Todo hombre es una pasión de Dios y por Dios.
TODOS: Todo tiempo que no emplee en ese amor es tiempo perdido.
[VOZ 1] Dios es amor y no puede ser más que amor. Es sólo Amor.
TODOS: Todo tiempo que no emplee en ese amor es tiempo perdido.
[VOZ 1] Y este amor de Dios y el nuestro, son el mismo amor.
TODOS: Todo tiempo que no emplee en ese amor es tiempo perdido.
[VOZ 1] Hemos sido creados para Amar.
TODOS: Todo tiempo que no emplee en ese amor es tiempo perdido.
Silencio 2 m.
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[VOZ 1] En este momento podemos compartir en voz alta la oración que
haya prendido en nuestro interior, en forma de mociones o repitiendo
aquellas palabras que nos hayan llegado más al corazón.
Escuchamos de Karl Jenkins, Adiemus, interpretado por The American Boychoir: 1:36 m.
Ahora vamos a descansar un rato. Aprovechad para conocer a la gente que
aún no conocemos o con quien menos hablamos. En estos tiempos oscuros
en que tanto se sospecha del desconocido, seamos un espacio en el que
hagamos realidad la esperanza de la acogida. En esos nuevos encuentros
también nos habla el Espíritu.
                                          A continuación, en la asamblea que
                                          formamos, demos voz y palabra a
                                          nuestro corazón personal y al que
                                          compartimos. Proponemos hacer
                                          juntos examen de conciencia. Pero si
                                          tenéis algo en el corazón que queráis
                                          compartir, podéis también libremente
                                          comentarla con todos.
                                          1.LUZ. Si contemplamos nuestra última
                                          semana, ¿en qué momento habéis
                                          sentido más intensa la luz y presencia
                                          de Dios en vuestra vida o en el mundo?
                                          2.GRACIAS. ¿Y por qué cosas queremos
                                          dar gracias especialmente en esta
                                          última temporada de nuestra vida?
                                          3.FALTAS. ¿Qué es lo que falta en
                                          nuestro mundo? ¿Qué es
                                          insoportable? ¿En qué estamos
                                          perdiendo el tiempo y la vida?
                                          4. PERDÓN. En nuestro mundo y en
                                          nuestras vidas hay mucha violencia,
                                          opresión, sufrimientos o
                                          desconsideración, ¿por qué nos
                                          gustaría pedir perdón a nuestro Señor?
                                          5. PROPÓSITO. ¿En qué nos gustaría
                                          pedir al Señor que nos ayude?
                                          Terminamos pidiendo y rezando juntos
                                          el Padrenuestro.
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LO QUE TENEMOS QUE SER.
«Pidamos por la Iglesia.
La más visible y la
exageradamente visible.
La invisible.
La que está con un pie adentro
y otro afuera.
La que está solo con la puntita
del pie dentro.
La que nos enseñó a Jesús.
La que nos perdonó.
La que nos ayudó... y la que no nos ayudó.
La Iglesia de todos los días.
La peregrina en el tiempo.
La Iglesia de las niñas, de los niños, la del
futuro.
La que todavía no conocemos.
La que ni siquiera nos imaginamos.
En cierto modo, una, pero seguro múltiple y poliédrica...
como la vida.
                   En conexión con el Espíritu de Jesús...
                   que todos seamos y que todas seamos
                   LO QUE TENEMOS QUE SER.
                   Que ella sea la que tiene que ser.
                   Y que podamos celebrar con libertad y
                   gratitud el amor. El amor que nos une»
                 (Pablo Romero)
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