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Reseña El Queso y Los Gusanos

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Reseña El queso y los gusanos

Septiembre 10, 2014 by calderoon

El queso y los gusanos: El cosmos, según un molinero del siglo XVI de Carlo Ginzburg

William Calderón

El italiano Carlo Ginzburg nació en Turín en 1939, es considerado uno de los historiadores más
polémicos en el mundo, principalmente por la metodología que utiliza para la reconstrucción
de la historia. Su cualitativa hermenéutica logra comprensiones por demás novedosas,
otorgando relevancia insospechada a fenómenos en apariencia intrascendentes. En ésta y en
otras investigaciones, sostiene que un caso individual es representativo de la cultura
subalterna. Su labor le ha merecido muchos reconocimientos, entre ellos, el Aby Warburg Prize
en 1992 y el Premio Salento en 2002. Sus libros han sido traducidos a numerosas lenguas.

Primeramente, las obras de Ginzburg parecen marcar un retorno a la historia narrativa; una
historia narrativa que está matizada por diversos aspectos a considerar. Dicho de otro modo, la
pretensión ilustrada de una historia regida por velos estructuralistas de corte sociológico y
marxista que postularon un proceso evolutivo dotado de sentido y de los que dejó paso a una
historia entendida como mezcla singular, irrepetible, de elementos azarosos. A esa crisis de
sentido objetivo, acompañada del giro lingüístico, que significó el inicio de la corriente
microhistórica, y quiso decir que la sociedad no existe como totalidad estructurada, ya que los
anclajes de los hombres en la sociedad son múltiples y descentrados, el proceso histórico no
está regido por una ley, la historia no tiene un fin y por tanto, más que un científico que explica,
el historiador es un intérprete que narra.

Este giro metodológico y conceptual, concluye en una serie de incorporaciones metodológicas


y el refinamiento de la investigación, en dicho sentido. Por una parte, se despertó la atención a
lo pequeño, lo particular, los sujetos individuales, como en esta obra El queso y los gusanos
publicada en 1976. No se trataba simplemente de un renacido gusto por lo biográfico y lo
narrativo, sino de penetrar a través de la vida y las creencias de un sujeto que tuvo que lidiar
con la Inquisición en el mundo mental, los valores, el poder, el lenguaje, de una época. “Por
otra parte, liberados del corsé de los grandes paradigmas estructuralistas y de la determinación
por la economía o la geografía, los historiadores comenzaron a aventurarse por terrenos antes
poco transitados la edad y el género, el trabajo y los rituales, el vestido y la comida, la
comunidad y la fábrica, las pasiones y los gustos”1.

En cuanto al contenido, nos narra la historia de un molinero friulano llamado Doménico


Scandella conocido como Menocchio denunciado al Santo Oficio por pronunciar palabras
heréticas e impías; en la que el objetivo del autor es reconstruir un fragmento de lo que se
conoce como Cultura de las clases subalternas o Cultura popular a través de filtros intermedios
y deformantes, en este caso los expedientes de los dos procesos en que se vio involucrado al
ser acusado de herejía y así construir una aproximación a la cosmogonía de un sujeto en la que
pueden encontrarse características de todo un estrato social en un determinado tiempo
histórico.

Por ello Ginzburg se dedica a interpretar la cultura oral del siglo XVI en la que están presentes
las tradiciones rurales más remotas y acontecimientos históricos como la Reforma, la invención
de la imprenta y la Contrarreforma en la que las minorías eran perseguidas y marginadas
tratando de erradicar así la cultura popular.
Continuando con Menocchio este se desempeñaba como molendero, carpintero, entre otras
cosas. Estaba casado y era padre de siete hijos. Se consideraba “pobrísimo” con solo dos
molinos en alquiler y dos campos como aparcero. No obstante, los hechos demuestran que
exageraba. En 1581 había sido alcalde de su municipio y de las villas circundantes además sabía
leer perfectamente. Al comenzar su interrogatorio Menocchio era conocido por la comunidad
de Friuli que lo apreciaba aunque estos no aprobaban sus argumentos ya que él no reconocía
las jerarquías eclesiásticas y denunciaba la opresión de los ricos sobre los pobres, la imposición
del latín, y señala a la iglesia de ser cómplice y partícipe de esto. También rechazaba los
sacramentos por ser invenciones de los hombres, la virginidad de María y la divinidad de Cristo;
exponiendo su cosmogonía de la siguiente manera:

«Yo he dicho que por lo que yo pienso y creo, todo era un caos, es decir, tierra, aire, agua y
fuego juntos; y aquel volumen poco a poco formó una masa, como se hace el queso con la
leche y en él se forman gusanos, y éstos fueron los ángeles; y la santísima majestad quiso que
aquello fuese Dios y los ángeles; y entre aquel número de ángeles también estaba Dios creado
también él de aquella masa y al mismo tiempo, y fue hecho señor con cuatro capitanes, Luzbel,
Miguel, Gabriel y Rafael. Aquel Luzbel quiso hacerse señor comparándose al rey, que era la
majestad de Dios, y por su soberbia Dios mandó que fuera echado del cielo con todos sus
órdenes y compañía; y así Dios hizo después a Adán y Eva, y al pueblo, en gran multitud, para
llenar los sitios de los ángeles echados. Y como dicha multitud no cumplía los mandamientos
de Dios, mandó a su hijo, al cual prendieron los judíos y fue crucificado». (p. 94)

Esto lo hizo mostrándose locuaz defendiéndose de que todo lo que decía lo hacía por tentación
del espíritu maligno pidiendo así misericordia. Todas estas ideas mantienen similitud con los
anabaptistas y simpatizantes de la Reforma pero sin embargo, Ginzburg señala que Menocchio
no fue un anabaptista porque, en su discurso, formula un concepto positivo sobre la misa, la
eucaristía y, dentro de ciertos límites, sobre la confesión, aspectos inconcebibles para un
anabaptista.

Los inquisidores del Santo Oficio insistieron en que delatara a sus cómplices lo cual él negó
pero pronto se descubre que habría tenido conversaciones con un maese considerado hereje
que le prestó la novela el Decamerón y Il sogno dil Caravia libros prohibidos que fueron fuentes
de ideas, los cuales le confieren seguridad a Menocchio y en su defensa era común que se
basara en ellos y en otros como Florilegio de la Biblia, II cavallier Zuanne de Mandavilla,
Historia del Giudicio, el Corán e II Sogno dil Caravia.

Menocchio nos remite así dentro de una cultura oral en la que se encuentran sus opiniones y
pensamientos nuevos ya que al leer los textos este deformaba la estructura del texto e imponía
inconscientes; de esa manera nace en Menocchio el rechazo a las prácticas realizadas por la
iglesia católica haciendo brotar fulminantes analogías, pero “No es el libro como tal, sino el
choque entre página impresa y cultura oral lo que formaba en la cabeza de Menocchio una
mezcla explosiva”. (p.136)

Por ejemplo, la idea de un caos primigenio, de una “materia espesa e indigesta” pudo haber
conmocionado profundamente a Menocchio, quien intentó comunicar estas cosas a sus
paisanos. El autor señala que a fuerza de circular de boca en boca, el razonamiento de
Menocchio se había simplificado y deformado. De ese modo, una palabra difícil como “caos”
había desaparecido siendo sustituida por una variante más ortodoxa: “al principio este mundo
no era nada”.

Ginzburg defiende la cosmogonía de Menocchio, señalando que en realidad esta no había sido
extraída de los libros que leía. La insistente alusión al queso y los gusanos desempeñaba una
función puramente analógica explicativa. La experiencia cotidiana del nacimiento de gusanos
en el queso putrefacto servía a Menocchio para explicar el nacimiento de seres vivos siendo los
primeros, “los más perfectos, los ángeles a partir del caos, de la materia «espesa e indigesta»,
sin recurrir a la intervención divina. Para Menocchio, el caos precedía a la «santísima
majestad», tampoco muy bien definida; del caos nacieron los primeros seres vivos los ángeles,
y el propio Dios que era el mayor de ellos por generación espontánea, «producidos por la
natura»”. (p.140, 141)

El autor caracteriza la cosmogonía de Menocchio como sustancialmente materialista y


tendencialmente científica debido a que la doctrina de la generación espontánea de la vida a
partir de lo inanimado era compartida por todos los doctos de la época. Por lo tanto, la versión
que ofrecía Menocchio era indudablemente más científica que la doctrina creacionista de la
Iglesia. “Comprendía que la escritura, y la capacidad de apoderarse de la cultura escrita y
transmitirla, son fuentes de poder”. (p.143) La convicción más profunda de Menocchio era que
“Dios es uno y es el mundo” negando al hombre como principio inmaterial, además deseaba
un mundo nuevo que estuvo influenciado por las utopías del siglo XVI que buscaba una
sociedad más justa.

Finalizando Menocchio es declarado culpable de herejía y encarcelado de por vida. Pero dos
años más tarde tras suplicas le fue conmutada la sentencia con obligaciones de confesarse
periódicamente, llevar el hábito y la cruz, la prohibición de hablar malas opiniones, lo cual
incumplió retomando sus ideas lo que lo llevo de nuevo a interrogatorios siendo sometido a
tortura y finalmente condenado a muerte.

De esta manera, es posible concluir que el autor quería estudiar una época, un contexto, a
través de un personaje singular, y no solo se trataba de conocer el relato acerca de una persona
singular, un juicio, un episodio dramático, porque no se busca lo que representan en sí mismos
sino lo que simbolizan, lo que significan y el destello que arrojan sobre los mecanismos
internos de una cultura o una sociedad del pasado. Además que la estrategia narrativa de
Ginzburg en donde la articulación de las estructuras de largo plazo con acontecimientos de
corta duración crea conflictos atrapantes en los que el autor no se queda en la simple
exposición del proceso, sino que analiza cual es la raíz de esas ideas que tiene Menocchio, por
lo que el análisis del proceso se convierte en todo un estudio sobre la Cultura popular.

Bibliografía:

1. RESEÑA BIBLIOGRÁFICA: Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos: el cosmos, según un


molinero del siglo XVI, Barcelona, Muchnik Editores,1976, 262 páginas.
2. https://microhistoriaitaliana.wordpress.com/2014/09/10/resena-el-queso-y-los-gusan
os/

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