[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
38 vistas17 páginas

Tema 2. Espacio Público. Jordi Borja

Tema 2. Espacio Público. Jordi Borja

Cargado por

Coll Bernardina
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
38 vistas17 páginas

Tema 2. Espacio Público. Jordi Borja

Tema 2. Espacio Público. Jordi Borja

Cargado por

Coll Bernardina
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 17

La ciudad es la gente en la calle

¿Qué es un puente? Preguntaba el falsamente ingenuo Julio Cortázar.


y se respondía: una persona atravesando el puente. ¿Qué es una ciu­
dad? Un lugar con mucha gente. Un espacio público, abierto y prote­
gido. Un lugar, es decir, un hecho material productor de sentido.
Una concentración de puntos de encuentros. En la ciudad lo primero
son las calles y plazas, los espacios colectivos, sólo después ven­
drán los edificios y las vías (espacios circulatorios).
El espacio público define la calidad de la ciudad, porque indica la ca­
lidad de vida de la gente y la calidad de la ciudadanía de sus habitantes.
El excelente libro de A1lan Jacobs Greats sfreets4 analiza precisamente
las ciudades a partir de la calidad -estética y cultural, funcional y social,
simbólica y moderna- de sus calles. Entre los cinco primeros ejemplos
del libro se incluYen dos avenidas de Barcelona, las Ramblas y el paseo
de Gracia. ¡Fantástico! Para un barcelonés que sin duda no puede ol­
vidar que en los años sesenta, el llamado urbanismo desarrollista
estuvo a punto de hacer desaparecer estos paseos urbanos en benefi.
cio de las vías rápidas de circulación. Por suerte la ciudadanía resistió y
las nuevas tendencias de los años ochenta nos devolvieron nueva­
mente a la cultura de la cuadrícula y a Cerda, quien escribió: «En la ciu­
dad las calles no son únicamente carreteras». Se ha de dar prioridad a
los espacios públicos como estrategia de «hacer ciudad sobre ciudad».
Si bien en las ciudades catalanas y en las ciudades europeas el espacio
es una pieza fundamental para la creación y la recuperación de
la ciudad, no es de todas maneras la regla general. ­

¿La ciudad metropolitana puede ser ciudad?


¿Serán las regiones urbanas la nueva ciudad?
.
Página anterior
La evolución de muchas de las grandes ciudades europeas y La ciudad múltiple y com~
americanas parece condenar a reliquias del pasado la imagen de El tejido urbano complejo
la ciudad como espacio público, como lugar o sistema de lugares permite la diversidad de use
la convivencia de diferentes
Significativos, como heterogeneidad y como encuentro. La segre­ tipos de personas. Que es 1,
gación social y funcional, centros especializados, áreas fragmentadas esencia de la

1
25
son desafíos presentes en la ciudad a los que hay que agregar dos
....
Espacio urbano embl
cuya resolución es básica, como son el tránsito y la seguridad. Pero recuperado para el e
para
afrontar exclusivamente estos retos por vías directas y sectoriales con­ para vIvIr la ciudad. E
duce a empeorar los problemas antes que a resolverlos. público define la cual
de la ciudad. Piazza (
Las zonas de baja densidad y las pautas sociales de las clases y calle peatonal en R,
medias, que dan prioridad al automóvil y las autovías urbanas,
" acentúan la segmentación urbana, promueven desarrollos urbanos
getizados, aumentan las distancias y multiplican la congestión
Así una de las características de Barcelona como es su densi­
dad, de 15.000 hab./km 2 , que ha sido fruto de un proceso de
concentración secular de agrupar poblaciones, actividades y ser­
vicios, se ha visto afectada por los movimientos de población pro­
pio de las grandes ciudades. Entre los años 1972 y 1992 se ha
doblado el consumo del suelo por habitante en la Región Metropo­
litana de Barcelona, lo que muestra que la forma tradicional de ur-

I 1.

27
banización en el ámbito barcelonés, se encuentra en un rápido Lo expuesto supone asumir y construir una ciudad de ciudades.
proceso de transformación. 5 Este modelo de consumo de territorio
Ciudades policéntricas y plurimunicipales, en las que el espacio
alcanza cotas extremas en California: entre 1970 y 1990 la po­
es a la vez un elemento articulador del tejido urbano re­
blación del Área Metropolitana de Los Ángeles ha crecido un 45%
gional o metropolitano y elemento de cohesión, tanto física como
al tiempo que la ocupación del suelo ha crecido un 200%. Este
simbólicamente, de las áreas densas.
modelo de crecimiento aumenta las congestiones de tráfico, requiere
grandes inversiones públicas en infraestructuras y conduce a la
pérdida de los espacios públicos de uso colectivo interno.6 El lugar de los encuentros... y su negación
El resultado de un estudio reciente sobre 22 ciudades francesas En un coloquio reciente el director de planeamiento de la City de Lon­
muestra que entre 1950 y 1975 la población urbana se duplicó al dres afirmaba: «La mercadería más importante que se intercambia en
tiempo que la superficie aumentó un 25%; y que entre 1975 y 1990 una ciudad es la conversación, la información cara a cara, la murmura­
ha ocurrido lo contrario, la población ha aumentado solamente un 25% ción... En consecuencia son muy necesarios el bar y el restaurante. El
y sin embargo se ha doblado la superficie urbanizada. 7 urbanismo ha de garantizar, como mínimo en las áreas densas, que en
El modelo al límite del absurdo es el de Sao Paulo «de los no­ cada manzana las plantas bajas sean lugares de encuentro, comercios
venta» que quedará como una de las mayores aberraciones urba­ y, sobre todo cafés, el equipamiento más importante de la ciudad».8
nas del siglo xx. Más autovías urbanas equivalen a peor circula­ Sin duda, la deformación del urbanismo funcionalista combinando
ción y a menos ciudad. Y la presencia de más policía protectora en zonificación y privatización es la caricatura perversa del movimiento
las áreas residenciales y comerciales más demandantes, de clases moderno, crea una nueva imagen de la «ciudad emergente» en la que
medias y altas, crea más inseguridad en los espacios públicos y en las las piezas, los «productos», la arquitectura de los objetos-mercadería,
áreas suburbanas populares menos protegidas. Cuando no es la policía sustituyen la ciudad del intercambio y de la diversidad. La ciudad frag­
uno de los factores creadores de inseguridad, como sucede a menudo mentada tiene tendencia a ser una ciudad físicamente despilfarrado­
en las ciudades latinoamericanas. Las ciudades europeas resisten me- ra, socialmente segregada, económicamente poco productiva, cultu­
debido a la consistencia de sus tejidos urbanos heredados y a un ralmente miserable y políticamente ingobernable. Es la negación de la
social menos segregado. Las dinámicas de la denominada ciu­ que en la práctica niega el potencial de las libertades urba­
dad emergente en las periferias y de degradacíón o de especialización nas, la promesa de justicia y los valores democráticos.
de los centros expresan una crisis de la ciudad como espacio público. «Los americanos están creando el mayor cambio en cien años en
La ciudad metropolitana no está condenada a negar la ciudad, sino cómo construir ciudades. Cada ciudad americana que crece, lo hace
que puede multiplicarla. El reto real es el de establecer una dialéctica a la manera de Los Ángeles, con múltiples corazones urbanos
positiva entre centralidades y movilidad y hacer del espacio público el "Estos nuevos corazones de nuestra Civilización -en los que la
hilo de Ariadna que nos conduzca por lugares productores de sentido. mayoría de los americanos trabajamos y alrededor de los que vivi­
El derecho a la centralidad accesible y simbólica, a sentirse orgu­ mos- no tienen la apariencia de los antiguos centros. Los edificios
llosos del lugar en el que se vive y a ser reconocidos por los otros, a raramente se encuentran hombro con hombro, como en el Loop
la visibilidad y a la identidad, además el disponer de equipamientos y de Chicago. En lugar de ello, sus extensiones [.. .1 como
espacios públicos cercanos, es una condición de ciudadanía. Tam­ nes en el paisaje, separados por campos verdes y párking. Sus to­
bién es un derecho de ciudadanía el de la movilidad, ya que supone rres de oficinas [...l se miran unas a otras a respetable distancia a
información e intercambio, oportunidades de formación y de ocupa­ través de bandas de cristal que reflejan el cielo [...l.
ción, posibilidades de acceder a las ofertas urbanas y apropiarse de »He llamado a estos nuevos centros urbanos Edge City. Ciudad por­
la ciudad como un conjunto de libertades. Si los derechos de centrali­ que contiene todas las funciones que siempre ha contenido una ciudad,
dad y de movilidad no son universales, la ciudad no es democrática. aunque debido a su forma diseminada pocos han podido reconocerla

1 1
28 29
y responsabilidad pública L..l la domesticación del espacio a tra­ Mito o realidad, la ciudad aparece como el lugar de las oportunidades,
vés de la purificación y privatización involucra crecientes exclusio­ de las iniciativas y de las libertades individuales y colectivas. El lugar de
nes sociales y acrecienta las desigualdades...»,12 la intimidad, pero también el de la participación política. De la revuelta
Los tres procesos se refuerzan mutuamente por contribuir a la y del autogobiemo. De la innovación y del cambio. '"Ayer, en la mani­
casi desaparición del espacio público como espacio de ciudadanía.l 3 festación de desempleados, atravesando la ciudad, me sentí, por pr~
encontramos, entonces, frente a una nueva realidad «me­ mera vez en muchos años, un ciudadano», declaraba un manifestante
taurbana»? ¿Estamos ante la muerte de la ciudad como se procla­ en París en mayo de 1997. La ciudad es el continente de la historia, el
ma tan a menudo? Parece obvio que las tendencias comentadas tiempo concentrado en el espacio, la condensación del pasado y la
contrarían el complejo «producto ciudad» {que es necesario distin­ memoria, es decir, el lugar desde donde se producen los proyectos
de la «ciudad de productos» específicos) caracterizado por la de futuro que dan sentido al presente. La ciudad es un patrimonio co­
densidad de relaciones sociales y por la mezcla de poblaciones y de lectivo en el que tramas, edificios y monumentos se combinan con re­
actividades. Y aún peor, acentúan las desigualdades y la margina­ cuerdos, sentimientos y momentos comunitarios. La ciudad es, sobre
ción, reducen la capacidad de integración cultural y la todo, espacio público y no pareciera que los que allí vivimos, la gran
dad del territorio. Finalmente se niegan los valores universalistas mayoría de la población, pudiéramos renunciar a ella sin perder víncu­
que se vinculan con la entidad «ciudad». los sociales y valores culturales, sin empobrecernos.
Frente a estas dinámicas desestructuradoras de la ciudad actúan Finalmente, si concluimos que en la ciudad, o en sentido más am­
otras dinámicas en sentido contrario. En todos los momentos his­ en las regiones urbanas o metropolitanas, se confrontan diná­
tóricos de cambio se ha anunciado la muerte de la ciudad. Pero, contradictorias y en consecuencia las políticas urbanas, que
a la larga, han prevalecido casi siempre, aunque la mayoría de las responsables políticos, profesionales y agentes económicos
veces con altos costos sociales, las dinámicas de revalorización y sociales, pueden impulsar unas dinámicas y reducir otras. Por lo
de la ciudad. ¿De dónde proceden entonces las tendencias y las tanto los valores culturales y los objetivos políticos devienen la cues­
fuerzas {re)constructoras de la ciudad? . tión decisiva de nuestro presente y de nuestro futuro urbanos.
Existen factores económicos y técnicos, especialmente los progre­ Como decía recientemente Míchael COhen, antes que nada te­
sos en el mundo del transporte y de las comunicaciones, que favore­ nemos que plantearnos cuáles son los valores que orientan nues­
cen la dispersión. Pero existen otros factores de signo contrario: el ca- tra acción, hacia dónde queremos ir y qué modelos de vida urba­
polivalente; el tejido de pymes y de empresas de servicios alas na proponemos a la ciudadanía. 14
empresas; los recursos humanos cualificados; la imagen de la ciudad;
la oferta cultural y lúdica que atrae cada vez más a los agentes econó­
micos y a los profesionales; las múltiples oportunidades de trabajo,
La ciudad como espacio público
aunque a veces sean teóricas; la diversidad de equipamientos y servi­ Los egipcios representaban la ciudad como un jeroglífico. El círculo
cios y el ambiente urbano que demandan amplios sectores medios. representa el lugar, la comunidad de personas, la organización pol~
También el hecho de que una parte importante de los colectivos socia­ tica, la identidad cultural. La cruz representa los flujos, el intercam­
les que parecían irreversiblemente instalados en la suburbanización re­ bio, las movilidades, las relaciones con el exterior. La síntesis de lu­
valoren la ciudad tanto a la hora de decidir su inversión o su trabajo, gares y flujos se realiza en el espacio público, lugar de la cohesión
como ala hora de fijar su residencia y la concentración de sectores po­ social y de los intercambios. «Si un lugar puede definirse como es­
pulares establecidos y de inmigrantes atraídos por las mayores pacio de identidad, relacional e histórico, un espacio que no pueda
dades de supervivencia... Todo junto actúa en favor de la ciudad densa. definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como
Pero además de estos factores económicos y sociales hay otros histórico, definirá un no lugar..., un mundo así prometido a la indiv~
factores culturales y políticos que explican la revaloración de la ciudad. dualidad solitaria, a lo efímero, al pasaje... ».15

1
32
-331
donde el simbolismo colectivo se materializa. La ciudad es un esce­
nario, un espacio público que cuanto más abierto esté a todos,
más expresará la democratización política y social. En consecuen­
cia tanto Habermas como Sennet llaman la atención sobre las diná­
micas privatizadoras del espacio urbano como una negación de la
ciudad como ámbito de la ciudadanía que supone el reconocimien­
to de los ciudadanos como sujetos activos e iguales de la comuni­
dad política, a los que se reconoce el derecho y la posibilidad real
de acceder a la diversidad de ofertas urbanas.
La diversidad hace posible el intercambio y tiene como condición
que haya un mínimo de pautas comunes -de civismo- que posibiliten
la convivencia. Los dos elementos citados, el intercambio o la ciudad
como mercado de productos, servicios e ideas, y el civismo o las pau­
tas culturales comunes se expresan y necesitan el espacio público.
Sin excluir la trasgresión sin la cual no hay apertura al cambio.
La ciudad es entonces urbs, concentración de población, y civitas,
cultura, comunidad, cohesión. Pero es también polis, lugar de poder,
de la política como organización y representación de la sociedad,
donde se expresan los grupos de poder, los dominados, los margina­
dos y los conflictos. El espacio público, como dice Pietro Barcellona,
es también donde la sociedad desigual y contradictoria puede expre­
sar sus conflictos,19 La expresión del conflicto permite sentirse ciuda­
:iudad fragmentada tiene
,ndencia de ser una ciudad Decir que la ciudad es la gente es ya un tópico, una expresión dano, como decía el manifestante de París citado y la ciudad como es­
amente segregada, atribuida entre otros a Sófocles, Shakespeare y Goethe. Y en este pacio público no es solamente representación, es también escenario
almente injusta, del cambio político.
"ómicamente malgastadora,
caso gente no sólo quiere decir tamaño y densidad, es decir, una
Jralmente miserable y concentración más o menos grande de personas, sino que tam­
icamente ingobernable. bién diversidad, heterogeneidad, relación entre individuos y colec­
l negación de la ciudad. 4. A. Jacobs (1993).
'ntown de Los Ángeles. tivos diferentes. Desde Aristóteles, que en su texto La Política 16 5. O. Nel·lo (1998).
defendía que la ciudad debe estar compuesta por diferentes cIa­ 6. Urban Land Institute (1999).
ses de personas, que no existe la ciudad si la población se ase­ 7. F. J. Monclús (1998).
8. Seminario Internacional. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 1996.
meja mucho. Hasta Louis Wirth que en su texto clásico Urbanismo
9. J. Garreau (1991).
como forma de vida, decía: «La ciudad se caracteriza por la hete­ 10. R. Castro (1994).
rogeneidad social». La filosofía y la sociología urbana coinciden 11. J. M. Montaner (1997). Véase M. Augé (1994).
en enfatizar la ciudad como lugar donde se concentran y conviven 12. P. Jackson, Nicolas R. Fyfe (ed) (1998).
13. M. Borja y M. Castells (1998). Véase también J. Borja (1999).
las diferencias de origen, de aptitudes, de actividades... admitien­ 14. M. Cohen (2000).
do también que esta diversidad favorece lo imprevisible, introdu­ 15. M. Augé (1994).
ce desorden y hace más posible la innovación Y 16. L. Wirth, Urbanisme com a forma de vida.
17. P. Barcellona (1992).
Para Habermas,18 la ciudad es sobre todo el espacio público
18. J. Habermas (1993).
donde el poder se hace visible, donde la sociedad se fotografía, 19. P. Barcellona.

1 1
34 35
desafío urbano: hacer ciudad sobre la

una estrategia urbana para construir un nuevo territorio que va


allá de la ciudad metropolitana. Un territorio que estará en
casos polarizado por una gran ciudad. Pero en otros no
, como la denominada terza Italia y algunas regiones france­
sas y alemanas. Pero, en todos los casos, nos encontramos que
unidades territoriales fuertes lo son por la fortaleza de su «sis­
tema de ciudades». El espacio urbanizado no es ciudad. El territo­
. no articulado exige ciudades, lugares con capacidad de ser cen­
tralidades integradoras y polivalentes y constituidos por tejidos
urbanos heterogéneos social y funcionalmente.
Hacer ciudad es, antes que nada, reconocer el derecho a la ciu­
dad para todos. Ante los procesos disolutorios de la urbanización
periférica, la degradación de los centros heredados y la eclosión
de pseudocentralidades monofuncionales, reivindicar el valor ciu­
dad es optar por un urbanismo de integración y no-exclusión que
optimice las «libertades urbanas».
¿Cuáles son los desafíos decisivos específicamente urpanos para
«hacer ciudad sobre la ciudad" y hacer efectivo el derecho a la ciudad? ...
Página anterior
La respuesta es casi obvia: centros, tejidos urbanos y movilidad
y siempre espacios públicos. de Roma ha
una nueva polí1
Los centros: ¿Qué se puede hacer con los centros antiguos? recalifícación por parte
¿Cómo se pueden hacer nuevos centros? de la Administración tal
En el caso de los centros antiguos, la dialéctica infernal conges­ en el centro de la ciuda
como en la periferia. SE
tión-degradación puede ser sustituida por la dialéctica conserva­ realizado proyectos COI
ción-transformación. que ligan las plazas y 1,
La congestión se debe tanto a la especialización terciaria de algu­ Marcelloni, ar
nas de las zonas como a la inadecuación de algunas de sus tramas Foto áerea de Roma.

3
57
Sólo a través de una acciÓn permanente de transformación se
conservarán los centros antiguos.
¿Qué es necesario conservar? ¿El conjunto de la trama, manza­
nas de casas, edificios aislados? Evidentemente, es necesario
encontrar soluciones de compromiso, que pueden ser diferentes
en cada caso. Pero la cuestión conceptual que hay que debatir es
la del patrimonio histórico, la de la memoria colectiva, la monu­
mentalidad yel sentido que transmite. Ytambién la importancia de
Que se produzca la animación urbana diurna y nocturna, en la calle
yen la plaza, pero que sean lugares de estar y no vías de paso, la
presencia de todo tipo de gente, sus encuentros y, para parte de
ellos, sus viviendas.
La historia urbana que los ciudadanos asumen depende, al menos
en parte, de las decisiones Que se toman, casi siempre de manera
poco democrática sobre edificios, monumentos, toponimias, planos
y guías turísticas, etc. Yla integración de los habitantes de la agio­
.meración metropolitana depende también en buena parte del uso
que pueden hacer de los centros con historia. ¿Nos hemos pre­
alguna vez por qué a menudo se transmite un sentido mili·
de la historia, por Qué se mitifican ciertos estilos burgueses
aristocráticos y se destruye la memoria popular, por Qué hay
enteros que no figuran nunca en los mapas, aun en aquellos
editados por los gobiernos municipales? Por no hablar de «la invisi­
de las periferias y de los entornos metropolitanos, excepto
ereado no hace ciudad. a las funciones presentes o a la utilización intensiva del automóvil. los mapas para automovilistas. No se puede olvidar que en la ciu­
I encuentro entre
Jdad el espacio urbano La cuestión es que no sean ni monofuncionales (por ejemplo admi­ metropolitana hay «centros» en la periferia, es decir, en la
en Puerto Madero, nistrativos) ni que se pretenda que sirvan para todo, sino que ten­ urbana, o debe haberlos.
lctuación sin criterios
'rales que ha hecho gan algunas funciones predominantes (comercial, cultural, turística, Los centros no son solamente núcleos neurálgicos de la vida
lntre ambas zonas etc,l, incluyendo siempre la residencial. No pueden estar saturados por su capacidad multifuncional y por producir u~ sentido
!ncontremos en una
I de nadie.
de actuaciones, pero han de ser fácilmente accesibles (transporte . También son el lugar de la diferencia. Las ciudades se
subterráneo, aparcamientos estratégicos). diferencian, sobre todo, por su centro. Su competitividad y su potencial
La degradación se reduce por medio de estrategias que combinen \integrador serán más grandes cuanto mayor sea su diferenciación
apertura de algunos ejes y espacios públicos con acupuntura respecto de las otras ciudades.
en los puntos más críticos. Esta acupuntura combina normalmente, ¿Qué finalidad tienen los nuevos centros? Los nuevos centros son
además de los espacios públicos citados, actuaciones de renovación l¡3r¡3<::::lrios para conservar los centros antiguos, para desarrollar
de bloques de viviendas, equipamientos culturales o educativos (por funciones y para estructurar la ciudad metropolitana. ¿Dónde
ejemplo, universitariosl, promoción del comercio, prevención de la necesario potenciarlos o inventarlos? Donde la ciudad se encuen­
inseguridad, etc. Sin olvidar que no está mal mantener o aceptar algu­ su periferia y aprovechando zonas obsoletas o que la evo­
nas áreas marginales que son al mismo tiempo refugio y aventura. urbana necesita reapropiarse (áreas industriales desactivadas,

3 3
58 59
terrenos militares, antiguas estaciones o puertos, etc.). Las ciuda­
des, pequeñas o medianas, de las regiones metropolitanas ofrecen
a su vez un potencial de centralidad, vieja y nueva, importante. En
ambos casos hay que apostar por su accesibilidad, por su multi­
funcionalidad y por su monumentalidad.
Las nuevas centralidades no tienen que acompañar necesaria­
mente todas las dinámicas urbanas, sino que se han de apoyar en
una fuerte acción pública para contrarrestar sus efectos perversos.
que escoger, evidentemente, y esta acción pública debe apo­
yarse en potencialidades objetivas de las áreas escogidas, en ope­
raciones efectuadas mediante la cooperación pública y privada. El
desarrollo posterior de esta acción se deberá en gran parte al mer­
cado. Pero las nuevas centralidades reequilibradoras social y territo­
rialmente, polivalentes, estructurantes del territorio, abiertas a la evo­
lución y a la diversidad, no se realizarán sin proyectos públicos fuertes
que marquen el lugar e impongan compromisos a los agentes eco­
nómicos.
«En el caso de los barrios cerrados del área metropolitana se
estaría construyendo un modelo de ciudad fragmentada, de man­
zanas, donde no se reconstruiría el ámbito de la sociabilidad y lo
colectivo, que sí tiene la ciudad tradicional, y [...] no solamente en
términos de morfología urbana sino de tejido social I.. .J El riesgo
de establecer nuevas reglas de juego entre el estado y la sociedad
civil y fundamentalmente por parte del sector privado y del sector ~ ...
inmobiliario, es que se reproduzca una manera de hacer ciudad, una tendencia a la diferenciación social horizontal, los in y los out, Programa Cento Piazze
de recalificación de las
que aísla, que segrega y genera lugares de ricos y de pobres.»28 Ysi la diversidad de funciones y de ofertas está distribuida desigua~ periferias por medio de
Para no favorecer estas políticas de segregación y fragmenta­ mente por un territorio extenso, las diferentes clases de movilidad y concursos de arquitectur¡
la accesibilidad de cada punto es una condición de ciudadanía. para la recalificación de á
ción social y espacial, los entes públicos han de tener claro qué ciu­ de gran potencialidad soc
dad se quiere construir, hacia dónde se han de dirigir los esfuer­ El derecho a la movilidad se ha de complementar con eJ derecho La ciudad metropolitana
zos, para incorporar en ellos a los diferentes actores sociales, a la visibilidad. no está condenada a neg
la ciudad, sino que puede
económicos y productivos. Las decisiones básicas e imprescindi­ «En la ciudad hay zonas iluminadas y zonas oscuras. Un gobier­ multiplicarla. El reto real
bles no pueden quedar en manos del mercado. El mercado solo no no democrático de la ciudad se ha de comprometer a encender es establecer una dialécti
positiva entre centralidad
hace ciudad, más bien lo contrario. algunas luces en todas las zonas oscuras», dijo con una expresión y movilidad, y hacer del e
que nos parece muy afortunada quien fuera alcalde de Barcelona, público el hilo de Ariadna
Pasqual Maragall, en el primer año de su mandato en 1984. nos conduce por lugares
La movilidad y la visibilidad Movilidad y accesibilidad no dependen únicamente de sistemas
productores de sentido.

Optimizar la movilidad de todos los ciudadanos y la accesibilidad de transportes adecuados a las demandas heterogéneas, aunque
de cada una de las áreas de las ciudades metropolitanas es una de se trate de una condición sine qua non. También dependen de la
las condiciones para que la ciudad democrática sea real. Si existe diversidad y de la distribución de centralidades, de la calidad urba­

3 3
60 61
na y de las ofertas de servicios de las zonas menos atractivas, de ción de un conjunto articulado que pueda retener la memoria y del
la existencia en ellas de algunos elementos que les proporcionan que cada sujeto de manera individual pueda diseñar sus mapas... 30
personalidad e interés. Es decir, no se trata únicamente de que los Pero no hay casi nunca debate ciudadano sobre formas y tramas
habitantes de las zonas oscuras se puedan mover por el conjunto urbanas. Algunas cuestiones que nos parecen relevantes para este
del territorio metropolitano. Se trata también "de iluminar» estas debate son:
zonas para que sean visibles y atractivas al resto de la ciudadanía. La continuidad y la diferencia de la trama urbana. La continuidad
Todos tenemos derecho a la ciudad y este derecho incluye la movili­ formal, como son la cuadrícula de los ensanches y los grandes ejes,
dad y también el reconocimiento de los otros. Todos tenemos derecho entre otros, son factores importantes de integración ciudadana. Por
a sentirnos orgullosos del lugar donde vivimos y que los otros reco­ otro lado, es conveniente que cada zona de la ciudad tenga ele­
nozcan la dignidad de nuestra zona de residencia. Atodas las partes mentos diferenciales. bien como resultado de la trama heredada,
de la ciudad metropolitana les corresponde una cuota de centrali­ bien por la producción presente de morfologías específicas.
dad, de monumentalidad, de equipamientos y actividades atrayen­ Las formas que tome el tejido urbano por medio de ejes viarios,
tes, de calidad. Lo que nos remite a los tejidos urbanos. espacios públicos, actuaciones constructivas, lugares con a,lguna
dimensión de centralidad, han de tener en cuenta el compromiso
necesario entre continuidad y diferenciación, -ya que ni la integra­
Los tejidos urbanos ción ha de confundirse con homogeneidad ni la diferenciación es
Heredamos unas tramas, construimos otras, algunas se degradan sinónimo de excepción. El territorio necesita ejes que expliciten su
con el uso, otras se adaptan a nuevos usos. Fuera del círculo de continuidad e hitos que marquen los lugares.
especialistas, no se analiza ni se debate por qué ocurre todo esto. El debate sobre homogeneidad o heterogeneidad social no puede
Los responsables políticos y los funcionarios toman decisiones sec­ partir de fundamentalismos, ni de lo inevitable o de la convivencia
toriales sobre áreas residenciales o actividades económicas, sobre de áreas socialmente homogéneas, es decir, la segregación cla­
circulación o diseño de vías y espacios públicos, provocando divi­ sista del territorio, ni del axioma que todos los barrios han de opti­
siones entre lugares relacionados, sin conocer o sin preocuparse mizar la mixtura social. Por un lado, porque la realidad de cada ciu­
de los efectos sobre el tejido urbano y los usos sociales que facili­ dad, su historia urbana, ha generado áreas mixtas y otras más
ta u obstaculiza. Y a menudo sin haber puesto los pies en los luga­ homogéneas que no se pueden cambiar radicalmente o a corto
res afectados. plazo. Y, en segundo lugar, porque si bien se puede orientar elmer­
Los ciudadanos viven la trama urbana como un hecho «natural» cado y las administraciones públicas pueden impulsar actuaciones
y, llevados a situaciones críticas, como puede ser una vía rápida que introduzcan elementos de heterogeneidad social, estas políti­
que los peatones han de atravesar con cierto riesgo, expresan su cas tienen sus límites. Aun así, hay un valor público que es el que
opinión con los pies, no con la cabeza: utilizan más o menos los creemos que ha de tener prioridad: la heterogeneidad, la mezcla,
espacios urbanos. Cada uno tiene su trama subjetiva: la forma de la presencia de colectivos sociales diferentes en cada zona de la
la ciudad según sus trayectos cotidianos. 29 ciudad facilita tanto el funcionar;niento urbano (ocupación, movilidad,
En una obra ya clásica, The Image of the City, Kevin Lynch nos equipamientos, etc.) como la integración sociocultural. Esta hete­
ha enseñado que la ciudad alienada es, en primer lugar, un espacio rogeneidad se consigue tanto por medio de la residencia como por
en el que la gente es incapaz de construir mentalmente mapas en medio del uso de los espacios urbanos. Pero a menudo se hace lo
tanto que el espacio público urbano representa su propia posición contrario, bien porque los promotores privados imponen objetivos
con relación a la totalidad urbana en la que se encuentran... Así lucrativos y valores clasistas y, en otros casos, las políticas públicas
pues, en la ciudad tradicional la desalineación implica la recupera­ con vocación «social» mantienen o crean guetos de baja calidad.
ción práctica del sentido de la orientación, así como la construc­ Por eso, políticas urbanas que favorezcan la mezcla, la hetero­

3
62
-633
pueden generar en sus áreas de acceso y las plantas bajas cafés
y comercios, espacios culturales y de ocio. Las manzanas indus­
," triales pueden tener entornos ajardinados que no signifiquen ruptu­
ras psicológicas y ambientales en áreas residenciales. Se pueden
multiplicar los ejemplos de mezclas positivas. Un área urbana que
permite una flexibilidad de usos es la que mejor se adapta a su evo­
lución y se puede mantener correctamente durante mucho tiempo.
Ejemplos no faltan: el Ensanche de Barcelona ideado por Cerda, las
cuadriculas latinoamericanas como en Buenos Aires, los barrios
para trabajadores de calidad en Viena o Amsterdam, entre otros.
La monumentalidad y la identidad de cada tejido urbano es una exi­
gencia social. Cuanto más problemática o deficitaria sea una zona,
más hay que invertir en la calidad del espacio público, en su
en sus materiales y en su mobiliario. La estética forma parte de la
ética del urbanismo_
La animación y la seguridad urbana: la vitalidad del ambiente urba­
no es un factor importantísimo de atracción y capacidad de integración.
La seguridad urbana depende sobre todo de la presencia de gente en
la calle, es decir, de la intensidad de usos del espacio público.
«La diversidad de usos equilibra el territorio desde el género.»32
La polivalencia del espacio públiCO supone su adecuación al géne­
ro (uso femenino), a los grupos de edad, a colectividades cultura­
les o étnicas diversas.
) caso, la plaza
geneidad cultural, social y funcional harán de la recuperación urba­
lectada para relacionar
, la transición entre na una realidad y no un simulacro esteticista de la ciudad. Los proyectos urbanos y el debate ciudadano
l$ de diferentes escalas «El renacimiento contemporáneo del centro hace que la hetero­
:terísticas, Por un lado,
¿Cómo se puede responder a estos retos urbanos? ¿Cómo se pue­
3 compacta del edificio geneidad sea prácticamente imposible, No se trata solamente de den plantear las respuestas en el marco de las políticas urbanas?
, 7 Y por otra, matar la calle, sino de matar la multitud, eliminar la mezcla demo­ La concepción de los proyectos urbanos no tendría que ser
nentación doméstica
rio sur de Sant just crática. El nuevo centro está diseñado para asegurar un perfecto nunca funcionalista sfrictu sensu, ni tendría que tener objetivos sola­
n. Proyecto de Miquel confinum de trabajo, consumo y recreación de la clase media, ais­ mente a corto plazo. Los proyectos urbanos, sea cual sea su esca­
'quitecto,
ladas de las desagradables calles de la ciudad L..l. la, especialmente los considerados de grande o mediana escala,
»Ciudades de todas las medidas corren para aplicar y aprove­ se han de plantear siempre como un compromiso entre objetivos
char una fórmula que reúna conjuntamente desarrollo, homogenei­ diversos: funcionamiento urbano, promoción económica, redistri­
dad social y percepción de seguridad.,,31 bución social, mejora ambiental, integración cultural, etc. Siempre
La trama urbana ha de poder adaptarse a usos diversos y favo­ han de establecerse previsiones sobre los impactos estimados y
recer la multifuncionalidad. La ciudad no soporta bien la zonifica­ no queridos para reducirlos al mínimo. Es necesario no olvidar que
La mezcla de funciones es posible y deseable si se sabe cada proyecto puede ser mucho más importante por lo que susci­
Los edificios administrativos públicos o privados ta que por lo que es en primera instancia.

3 3
64 65
La participación ciudadana no es una exigencia retórica, ni una
formalidad informativa, sino un debate político y cultural en el cual
han de poder intervenir muchos actores, residentes presentes y
futuros, usuarios de trabajo, de ocio y ocasionales o de paso. Nadie
es propietario exclusivo de ningún trozo de territorio. Ni la munici­
palidad, ni el promotor, ni los vecinos. El debate ciudadano ha de
estar orientado por objetivos políticos explícitos, es necesario hacer
emerger los valores culturales y los intereses sociales implícitos.
Se han de presentar las propuestas técnicas y financieras, así como
los impactos previsibles, con la máxima claridad, lo cual parece
obvio pero a menudo no se hace. Todas las personas han de tener
su oportunidad. La que exige proporcionar medios a quienes no
los tienen, por edad, género o marginación social o cultural.
Las administraciones públicas y en especial el gobierno local no
pueden renunciar a un rol regulador e impulsor de la transformación y
de la cohesión de los tejidos urbanos. Su papel no es imponer sin deba­
te su imperio en aquellas funciones limitadas que tiene en exclusiva ni
seguir obstinadamente las dinámicas del mercado. Ni tampoco conde­
narse a no decidirse escuchando a unos y otros sin tomar partido. El
gobierno local ha de tener un proyecto político e intelectual para la ciu­
dad apartir del cual debatir las diferentes propuestas e intereses.
Los espacios públicos requieren un debate público, la participación
ciudadana, alo largo del proceso de concepción, producción y gestión.
¿Participación de quién? La lista podría ser interminable. También
se podría simplificar respondiendo "participación de quienes se
manifiesten como interesados». Algunos colectivos sociales nos
parece que requieren una atención especial y, por lo tanto, es nece­
sario hacer emerger sus aspiraciones. Las mujeres, en primer
con sus demandas de accesibilidad o de iluminación, como también
respecto a su horario laboral, y tantos otros aspectos que se esca­ ....
pan a los "responsables masculinos». Los jóvenes, que no son nece­ Espacios públiCOS que
sariamente "los vecinos». La gente mayor y los niños, a los cuales organismo autónomo o una empresa privada. Es necesario hacer reutilizan espacios otrora
todo lo que sea posible para que se expresen todos estos intere­ usados por las infraestructl
pocas veces se les pide opinión y pocos se fijan en ellos o los Recuperación por parte
defienden (posiblemente las mujeres). Las minorías étnicas, cultu­ ses, para producir y difundir una cultura de espacios públicos que de la ciudad de lugares
permita hacer propuestas y también cuestionar o combatir aquellas con historia, emblemáticos.
rales o sexuales que sufren algún tipo de exclusión. Puerto Madero, Buenos Ain
Es necesario que los profesionales asuman una responsabilidad demandas o exigencias sociales no siempre generosas, con los
especial en la concepción y diseño de los espacios públicos. No otros o con uno mismo. Más que cualquier otro programa urbano,
son un tipo de proyecto como otros. No es suficiente con respon­ un proyecto de espacio público se ha de apoyar en valores éticos,
der ala demanda del «cliente», ya sea la Administración pública, un de libertad, tolerancia Ysolidaridad.

3
66
-3
67
El desafío del espacio público: la prueba de expresión política tienen su lugar preferente frente alos edificios
del urbanismo o monumentos que simbolizan el poder. En consecuencia, es esen­
La bondad del urbanismo actual se verifica en la calidad del espa­ cialmente antidemocrático cuando por medio de la prohibición de
cio público. «Nosotros también tenemos derecho a la belleza», decía acceso o del diseño urbano se impide este tipo de manifestaciones.
una anciana de una favela de Santo André (Sao Paulo, Brasil). Al contrario; se ha de ampliar el espacio público hasta el interior de
Derecho a la belleza, y hasta derecho al lujo, porque no hay los edificios políticos y administrativos que representan o ejercen
nunca despilfarro cuando se da riqueza a los pobres. Por lo tanto, poder sobre la gente. Como mínimo, hasta la planta baja.
antes que nada, el espacio público es un desafío y una oportunidad Cultural: la monumentalidad del espacio público expresa y cum­
para la justicia urbana. Reivindicamos la máxima calidad para el diversas funciones; referente urbanístico, manifestaciones de la
espacio público de la cotidianeidad, pero también el acceso a los espa­ historia y de la voluntad del poder, símbolo de identidad colectiva...
cios públicos de centralidad para todos. Es uno de los mejores indicadores de los valores urbanos predomi­
El espacio público es un desafío global a la política urbana: un nantes. ¿Por qué se nos imponen grandes edificios públicos como
desafío urbanístico, político y cultural, referido a toda la ciudad. fortalezas religiosas o políticas? Son inaccesibles al público a pesar
Urbanístico: el espacio público no es el espacio residual entre lo de su supuesto papel representativo como los palacios y algunos
que se ha construido y el espacio viario. Hay que considerarlo el parques. ¿Por qué las avenidas más populares se coronan con monu­
elemento ordenador del urbanismo, sea cual sea la escala del pro­ mentos o son bautizadas con nombres que glorifican gestas rnilita­
yecto urbano. Es el espacio público el que puede organizar un terri­ res nada populares? ¿Por qué se ornamentan y se cualifican como
torio que sea capaz de soportar diversos usos y funciones y el que culturalmente válidas ciertas zonas de la ciudad y no otras abando­
tiene más capacidad de crear lugares. Ha de ser un espacio de la nadas o desvalorizadas? ¿Por qué se sacrifican avenidas y bulevares
continuidad y de la diferenciación, ordenador del barrio, articulador al automóvil y espacios colectivos animados o abiertos a los par­
de la ciudad, estructurador de la región urbana. Para los gobiernos ques temáticos excluyentes? ¿Por qué se menospreCia el valor cul­
locales, el espacio público es el examen que han de aprobar para tural de los edificios y tramas que representan la historia industrial
ser considerados «constructores de ciudad». y obrera, por no hablar de los fragmentos rurales y agrícolas?
Político: el espacio público es el espacio de expresión colectiva, de La gestión democrática de la ciudad consiste precisamente en
la vida comunitaria, del encuentro y del intercambio cotidianos. Nada socializar la centralidad de calidad y «monumentalizar las periferias»
queda al margen de este desafío: bloques de vMendas, centros comer­ descalificadas.
ciales, escuelas, equipamientos culturales o sociales, ejes viarios, por La dimensión cultural del espacio público no se limita a la monu­
no nombrar calles y galerías, plazas y parques. Todas estas realiza­ mentalidad y a los espacios no construidos, sino al conjunto de los
ciones son susceptibles de un tratamiento urbanístico que genere espa­ edificios, equipamientos e infraestructuras de la ciudad. Las formas
cios de transición, que contribuyan a crear espacios de uso colectivo. siempre transmiten valores, la estética es también una ética. Menos­
Es una cuestión de voluntad política y de respeto al derecho a la ciu­ preciar el espacio público, su calidad, su belleza, su adecuación a
dadanía, el sentido que se quiera dar a la cotidianeidad ciudadana. los gustos y las aspiraciones de los diferentes sectores de pobla­
Pero hay otra dimensión política del espacio público: aquella de ción más allá de su función específica, es simplemente dejar de lado
los momentos comunitarios fuertes, de afirmación o de confronta­ la gente y contribuir a [os procesos de exclusión. Nada justifica que
ción, el de las grandes manifestaciones ciudadanas o sociales. La no haya una preocupación y un debate públicos sobre el diseño, el
ciudad exige grandes plazas y avenidas, especialmente en sus áreas color, los materiales, etc., de grandes edificios públicos, de esta­
centrales (y, también, en otra escala, en sus barrios), en los cuales ciones o autovías urbanas, de hospitales, etc.
puedan tener lugar grandes concentraciones urbanas. Estos actos determina el espacio público? ¿Cómo se produce y cómo
se evalúa el espacio público?

3
3
68
69
El espacio pÚblico es antes que nada una determinación político- quedado monopolizadas por la circulación en avenidas, paseos,
pero también un producto de uso social. Es bulevares, jardines, terrazas, etc.
«espacios públicos» inaccesibles o prohibidos y otros, que no son mediante ajardinados, mobiliario urbano, iluminación,
jurídicamente públicos, de uso colectivo intenso. Parecería razo­ Jipamientos socioculturales, actuaciones sobre los entomos, etc.,
nable plantearse cómo se pueden socializar los primeros y convertir de calles y plazas de los barrios de bajo nivel de urbanización, a
en públicos los segundos. menudo antiguas periferias, que se convierten en verdaderos espa­
La agorafobia urbana identifica vialidad con espacio público y cios públicos de uso colectivo y que proporcionan calidad de ciu­
seguridad con privatización. Ya menudo los poderes públicos con­ dad a estos barrios.
tribuyen cerrando y especializando los lugares públicos frente a La reconversión: nos referimos a la conversión en espacios y
demandas de signo opuesto. Por ejemplo cerrando con rejas las equipamientos públicos de áreas que hasta ahora han sido infraes­
para impedir reuniones de jóvenes o de ciertas minorías, tructuras de comunicaciones (puertos, estaciones), industrias desac­
expulsándolos del espacio público. Los casos de racismo que exclu­ tivadas, cuarteles, etc., que por sus condiciones materiales o de
yen a minorías étnicas de espacios y equipamientos públicos son, localización se pueden considerar obsoletas o de usos alternativos
desgraciadamente, demasiado frecuentes. más positivos para la ciudad, lo cual supone una negociación polí­
«El crecimiento de la ciudad privada en donde la desorganización tica con agentes públicos o privados. Es necesario tener en cuen­
de las antiguas calles y ciudades es reemplazada por un tipo de ta que los agentes públicos a veces actúan con una escasa visión
experiencia urbana mesurada, controlada y organizada que está ínti­ del interés público ciudadano, pudiendo combinar la arrogancia
mamente relacionada con una fusión de consumo, entretenimiento administrativa con el afán especulativo. La exigencia de reversión
y cultura de masas. Estos desarrollos casi urbanos intentan proveer a la ciudad, sin otros costos que el desmantelamiento y traslado,
de toda la energía, la variedad, estimulación visual y oportunidades parece una demanda lógica de los gobiernos locales, sobre todo
de cultura de las cosas reales, pero al mismo tiempo dejan fuera cuando los interlocutores son entes públicos.
los problemas que acompañan la vida urbana, la pobreza y el cr~ La producción de espacios públicos ex novo no solamente ha de
meno De esta manera los inversores acaban con las mezclas de formar parte principal de toda operación de desarrollo urbano, sino
diferentes clases de gente... »33 que ha de ser, como ya hemos dicho, el elemento ordenador, tanto
por lo que respecta a la articulación con el resto de la ciudad metro­
como por lo que respecta a la ordenación intérna. Pero hay
La producción del espacio público otras oportunidades de producir espacio público como las siguien­
Apuntamos acto seguido algunas estrategias para desarrollar la tes:
«producción de espacios públicos»: regeneración, reconversión y - La consideración como espacios públicos, y no como espacios
producción ex novo. vacíos, de los espacios naturales (forestales, frentes de agua, reser­
La regeneración de espacios públicos cubre diferentes tipos de vas ecológicas), o agrícolas en regiones urbanas para definir usos
actuaciones como: compatibles con su sostenibilidad.
uperación de los centros históricos degradados por medio - La utilización de áreas vacantes para entretejer la trama urbana
de apertura de calles y plazas, animación lúdica y comercial en periférica mediante parques equipados y accesibles, nudos de comu­
espacios abiertos como ferias, exposiciones, fiestas, etc.; equipa­ nicaciones con vocación de atraer elementos de centralidad, etc.
mientos universitarios y culturales, conversión en zona de peatones La utilización de las nuevas infraestructuras de comunicacio­
y mejora de las calles existentes, medidas para crear una imagen nes, como los anillos de circunvalación y los intercambiadores, para
de más seguridad, etc. generar espacios públicos y «suturar» barrios en lugar de frag­
- Reconversión de vías urbanas que en las últimas décadas han mentarios.

3 3
70 71
- La apertura de nuevos ejes en la ciudad construidos para dotar­
la de más monumentalidad, desarrollar y articular sus centralidades
y generar espacios públicos o sea lugares fuertes.
- La consideración como espacios públicos de calidad de infraes­
tructuras y equipamientos «especializados» como estaciones, aero­
puertos, centros comerciales o conjuntos de oficinas.

¿Quién hace espacios públicos?


Y, finalmente, ¿quién hace los proyectos de espacios públicos y
cómo se llevan a término?
Es obvio que la Administración pública tiene un papel principal
debido a la misma naturaleza de estos espacios. Pero conviene
introducir algunas precisiones:
- El gobierno local es el más indicado para definir y programar
los espacios públicos, pero en muchos casos habrá de concertar·
sus iniciativas con otras administraciones, bien por su competen­
cia legal o la propiedad del suelo, bien por la necesidad de cofi­
nanciar los proyectos. El caso más claro es el que tiene que ver
con las grandes infraestructuras o la reversión a la municipalidad
del suelo de zonas militares, portuarias, etc.
- Aún más a menudo cabría la cooperación entre las autoridades
locales y hasta la creación de estructuras estables para desarrollar
programas y proyectos de espacios públicos articuladores de la
ciudad metropolitana y reequílibradores de sus territorios.
La necesidad de adaptar los programas a realidades sociales
heterogéneas y a situaciones aveces microlocales, que exigen inter­
venciones oportunas y a la vez integradoras de demandas diversas,
requiere en las grandes ciudades una programación y una gestión
descentralizada de los proyectos de espacios públicos, sobre todo
de pequeña y mediana escala.
- También existen, cada vez más, iniciativas pdvadas o mixtas
que asumen diversos aspectos del espacio público, la producción,
la gestión, el patrocinio, el mantenimiento, la vigilancia, etc., lo cual -,..
puede estar muy bien... o no, porque puede conducir a una privati­ Un parque tropical
zación excluyente de los espacios públicos si la Administración públi­ en las antiguas naves del
ferrocarril en la estación
ca no establece unas normas de uso adecuadas. de Atocha, Madrid. Un lugar
- Los programas de espaCios públicos, en bastantes casos, for­ para el reposo del ruido
man parte de programas urbanos que incluyen otros objetivos y de la gran·cíudad.

3 3
72 73
idad de actores con finalidades más específicas e inmedia­
En consecuencia, el programa de espacios públicos ha de ser
fuerte desde su inicio y ser defendido a lo largo de todo el pro­
de desarrollo del programa. Por una parte, los condicionan­
constructivos o de circulación a menudo discutibles y sectoria­
van reduciendo o desvalorizando los espacios públicos. y por
es necesario insertar los programas de espacios públicos en
grandes proyectos urbanos, porque contribuyen, o así habría
de ser, a su calidad, multifuncionalidad y capacidad de evolución.
La sostenibilidad y el uso social futuro de los espacios públi­
cos son dos cuestiones que se han de plantear desde su concep­
ción, lo cual implica tener en cuenta sectores profesionales, cultu­
rales y sociales, pero esto se hace pocas veces.
Todas estas cuestiones justifican el debate ciudadano y la auto­
telectual, como hemos explicado anteriormente.

. Sobre espacios públicos y centros de ciudad


Los centros urbanos son los lugares polisémicos por excelencia: atrac­
tivos para el exterior, integradores para el interior, multifuncionales y sim­
bólicos. Son la «diferencia» más relevante de cada ciudad, la parte de
la misma que puede proporcionar más «sentido» ala vida urbana. Excep­
to cuando se especializan y se homogenizan hasta que todos se pare­
cen. Ose deterioran y se convierten en áreas marginales. Los unos
porque de día se congestionan y de noche se vacían, los otros porque
reciben el doble estigma de la pobreza y de la inseguridad. Hoy el
«centro» son los centros, la historia urbana ha producido diversos cen­
tros (histórico, modemo o siglo XIX, «nuevas centralidades»... ). En la ciu­
dad metropolitana el centro-centro tiende aser el territorio de la ciudad­
municipio como mínimo, se articula más o menos bien con un sistema
regional de ciudades que constituye un tejido denso de flujos y lugares.
Hacer ciudad hoyes en primer lugar hacer ciudad sobre la ciu­ ...
dad, hacer centros sobre los centros, crear las nuevas centralida­ La reestructuración
de las calles del nú(
des y ejes articuladores que den la continuidad física y simbólica, histórico de Girona:
estableciendo buenos compromisos entre el tejido histórico y el que muestra persu¡
e inteligencia, no irr
nuevo, favoreciendo la mezcla social y funcional en todas las áreas. del coche pero lo in
Por eso y sin que sea posible dar recetas mágicas, válidas para a no adentrarse en
si no es imnr",o~inrl
cualquier lugar y cualquier tiempo, conviene tener en cuenta
nos criterios que casi siempre resultan eficaces como son: el tráfico.

3 3
74 75
l. No hacer jamás un proyecto para resolver un problema, sino sición «étnica» de los barrios. En otras ciudades posiblemente sea
para resolver dos, tres, varios problemas a la vez. Por ejemplo, una necesario inventar la historia en el presente debido a su desarrollo
ronda o vía perimetral sirve para la circulación individual y colectiva, acelerado y deformado, como pasa en Bogotá, pero siempre hay
recalifica las periferias urbanas, genera centralidades en su entor­ elementos positivos que ayudan como la sierra sobre la que se
no, soporta equipamientos y espacios públicos, posee valor cultu­ apoya la ciudad, las «carreras», las zonas de baja densidad que
ral... o es así como habría de ser. pueden generar espacios públicos, la excelente tradición arquitec­
2. Diseñar primero el espacio público y articular ejes de conti­ tónica, entre otros.
nuidad física y simbólica entre los nuevos proyectos y la ciudad exis­ 6. El sector público ha de ser promotor, no simplemente con­
tente. Por ejemplo la Défense no sería parte de París si no estuvie­ trolador, regulador y operador subsidiario. No hay grandes pro­
se en el eje Louvre y Champs Elysées y no culminara en el Grand yectos urbanos, de reconversión o ex novo, sin un programa
Arche. No pasa lo mismo con la Grande Bibliothéque, ya que los gran­ co potente que abra paso, que impulse operaciones ancla y que
des proyectos de arquitectura urbana si no resuelven bien su relación establezca certidumbres y condiciones para los agentes privados.
con los entornos no pueden considerarse exitosos. El mercado solo no hace la ciudad, la destruye primero y después
3. Vivienda, siempre vivienda. Las áreas urbanas sin vivienda no se destruye a sí mismo, genera monopOlios y rentas de privilegio,
son ciudad, expresan la alienación urbana. Es necesario mantener es decir elementos rígidos y paralizadores. El sector público, por
la vivienda en las áreas centrales e incorporar como mínimo entre otro lado, puede desarrollar la ciudad utilizando el mercado, pero
un 30 y un 50% de viviendas en todos los grandes proyectos urba­ no siguiéndolo de manera sumisa.
nos aunque se presenten como áreas de nueva centralidad, parque 7. Hacer ciudad es hacer comercio y hacer cultura, términos his­
empresarial, de servicios. etc. Las operaciones de viviendas han de tórica y etimológicamente vinculados. Es decir, la ciudad es el lugar
evitar la homogeneidad social. Los proyectos de viviendas de voca­ de los intercambios y de las identidades. La calidad del espacio público.
ción social únicamente para estamentos sociales bajos son antiso­ es el valor esencial de la ciudad, entonces en él se expresan, en el
ciales. La mezcla social supone más ocupación, más equipamiento, sentido más amplio y ambicioso, comercio y cultura.
más integración en la ciudad y más visibilidad del lugar. Como ya hemos dicho, afirmamos que el lujo del espacio público
4. Actuar en los márgenes por su capacidad de sutura, en los ant~ no es lujo sino que es inversión económica y justicia social.
guos barrios populares por su historia, en los ejes circulatorios por
su posición estratégica, en las áreas obsoletas recuperables, ya sean
industriales, militares, ferroviarias, portuarias, etc., sobre la base de
«grandes proyectos urbanos» que formen parte de una estrategia o
de un Proyecto de Ciudad coherente y deseable, compartido por con­
senso social y cooperación público-privada. Los proyectos urbanos
estratégicos deben definir un área de intervención mucho mayor que
lo que requiera el proyecto inicial que sirva de arranque.
5. Respetar la historia, la trama existente, la tradición cultural del
urbanismo de cada lugar. Por ejemplo en ciudades con una cuadrí­
cula potente, como Buenos Aires, no se puede impunemente desa­ 28. 1. Mignaqui (19981.
29. J. Gracq.
rrollar proyectos basados en enormes torres aisladas rodeadas de 30. K. Lynch (19591, interpretado por F. Jameson (19911.
estacionamientos y enrejadas. Otras ciudades han de jugar con sus 31. M. Davis (19921.
elementos físicos, como Río de Janeiro con el aterro y los morros, 32. C. Hernández Pezzi.
33. J. Hanni!1an (1998).
o con sus elementos socioculturales, como Sao Paulo y la compo­

3
76
-773

También podría gustarte