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Literatura Gauchesca

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Literatura gauchesca Luego de la batalla de Pavón, en 1861, se impusieron

los ideales civilizadores de los liberales porteños.


Hacia fines del siglo XVIII, existía una poesía Bartolomé Mitre subió al poder y, con él, se
anónima y popular que, alimentada por temas y comenzó a luchar contra los pueblos originarios en
formas españolas como el romancero, los la frontera, es decir, en el interior del país.
villancicos, los poemas épicos, tenía como
protagonista al gaucho y como escenario exclusivo, A Mitre lo sucedió Sarmiento, cuya presidencia,
la llanura rioplatense. Esta poesía popular era además de estar caracterizada por numerosas
colectiva, oral, tradicional y anónima, y se nutría de medidas progresistas en materias de comunicación,
la vida, cantos y costumbres del gaucho. Destinada educación, navegación fluvial y desarrollo de las
a un público en su mayoría analfabeto, estas ciencias, se vio sacudida por la guerra de la Triple
composiciones emocionaban al auditorio al narrar Alianza contra el Paraguay. Fue un enfrentamiento
sucesos y sentimientos vividos por esos personajes largo y sangriento, que sumió a los países
contemporáneos y reales que eran los gauchos. participantes en una grave crisis económica y social.
La participación forzada en esta guerra, la lucha
A comienzos del siglo XIX, aparecieron numerosos contra los malones aborígenes en la frontera y las
payadores que cultivaron y difundieron esas epidemias causaron la muerte de los gauchos.
composiciones en verso octosílabo acompañados de
su guitarra. Luego algunos autores cultos y urbanos La figura del gaucho
tomaron este modelo, utilizando tanto al personaje
Se llamaba “gauchos” a los habitantes de las
del gaucho como su registro oral. Esto se debió a dos
extensas llanuras a ambos lados del Río de La Plata
motivos: por un lado, la necesidad de apelar a un
y desde el límite con la Patagonia, hasta el Estado de
público iletrado que participaba activamente en las
Río Grande del Sur de Brasil, por el norte. Se trata,
luchas militares y políticas de los años posteriores a
más que de una raza, de una forma de vida. Desde
la independencia y, por el otro, al deseo de
el siglo XVIII, los gauchos recorrían libres la llanura,
diferenciarse de la literatura de origen europea,
dedicados a la caza del ganado. El caballo era su
creando una expresión que fuera una identidad
medio de transporte y su más fiel compañero y eran
artística y cultural propia del país.
hábiles en el manejo de las boleadoras, el lazo y el
Panorama de la Argentina en el siglo cuchillo. El comercio de carne y de cueros fue su
sustento hasta que la demanda por parte de
XIX europeos y portugueses de Brasil subió, sumado a la
La literatura gauchesca nació y evolucionó en el competencia con los pueblos aborígenes y el
espacio histórico que abarca desde las luchas desarrollo de las actividad agrícolas, lo que terminó
internas posteriores a la declaración de la con su forma de vida.
independencia, en 1816, hasta la consolidación Ya entrado el siglo XIX, muchos gauchos participaron
definitiva del Estado liberal en 1880. Coincidió así, de las luchas por la independencia o participaron en
con el momento en que el debate entre lo las filas de los distintos caudillos federales; otros
autóctono y lo europeo marcó los caminos a seguir fueron forzados a luchar contra los aborígenes en la
en una constante búsqueda de cómo debía ser la frontera o, entraron a trabajar como peones en las
identidad argentina, más que en una observación de haciendas. La palabra gaucho se cargó entonces de
cómo era realmente. un valor ambiguo y se diferenciaron en dos tipos: el
El comienzo de este período está marcado por los paisano gaucho, trabajador, honrado y respetuoso
gobiernos de Juan Manuel de Rosas y la federación. de la autoridad, que se convirtió en soldado o peón
1
y, el gaucho jugador y pendenciero, que huye de la La segunda parte, La vuelta del Martín Fierro, se
disciplina, es desertor y delincuente. inicia con el relato de la vida de Martín Fierro entre
los indios y la muerte de Cruz durante una epidemia
Así, el gaucho se transformó de hombre libre en
de viruela. Martín Fierro decide volver del desierto
peón asalariado de un terrateniente, en franca
hacia la frontera. Se entera de que ya no es
competencia con el inmigrante para el trabajo
perseguido, de que su mujer ha muerto, y se
agrícola. En su defecto, pasó a ser soldado en la
reencuentra con sus dos hijos que también cantan y
frontera o en la guerra para sufrir aún más en carne
cuentan su vida en la penitenciaría, el mayor; y sus
propia su condición de marginado social.
experiencias con el Viejo Vizcacha, el menor. Se
El “Martín Fierro” de José Hernández reúnen asimismo con Picardía, el hijo de Cruz, que
también entona sus desventuras de huérfano y
José Hernández (1834-1886) compuso el Martín demuestra su talento para sobrevivir, ya sea como
Fierro sobre las bases de una poesía gauchesca ya guardia nacional o como mano menor de aquel
firmemente establecida como género, lo que le negro que Martín Fierro había matado en la
permite introducir innovaciones formales en pendencia – que viene en busca de venganza.
algunos casos, como el uso del monólogo en lugar Martín Fierro prefiere alejarse pacíficamente en
del diálogo, representan una vuelta a las raíces: un lugar de darle la revancha. Finalmente, y tras
gaucho cantor que cuenta sus desventuras cambiarse los nombres, Fierro y los tres muchachos
acompañado por su canto con una guitarra. Su obra se despiden y se separan.
logra ensamblar el discurso ideológico y literario.
La publicación de La vuelta de Martín Fierro, en
1879, coincidió con la época de modernización y Actividades: Luego de la lectura de los cantos del
afianzamiento del Estado liberal, que dejaba al Martín Fierro, responder:
gaucho fuera del espectro social y político. En 1) ¿Cómo era la vida del gaucho Martín Fierro
consecuencia, esa fecha marca el ocaso de la antes de ir a la frontera?
literatura gauchesca, que queda como elemento 2) ¿Cómo cambió su vida una vez allí?
esencial de la cultura y del arte argentinos. 3) ¿En qué circunstancias se conocen Fierro y
Un gaucho, Martín Fierro, canta su historia. Cruz? ¿Por qué éste decide unirse al gaucho?
Recuerda su vida feliz en la campaña, con su mujer 4) A partir de lo que narra Fierro, ¿cómo se
y sus hijos, dedicado a las faenas cotidianas del podría describir al gobierno de aquella
campo. De allí es arrancado para ir a servir en la época?
frontera, en la lucha contra el indio. A su regreso, 5) Selecciona uno de los consejos que el gaucho
después de tres años de servicio, encuentra su tierra da a sus hijos y explicalo con tus palabras.
y hacienda vendidas, su familia dispersa y con
paradero desconocido, y el rancho convertido en
tapera. Sin propiedad y sin “libreta de trabajo”, se lo
considera vago y es perseguido. Se enreda en una
partida a la que hace frente valientemente. Uno de
los integrantes de la partida, el sargento Cruz,
admirando la valentía de Martín Fiero en la pelea, se
pone a su lado. La primera parte, concluye con la
decisión de los dos gauchos, ahora amigos, de irse a
vivir entre los indios.
2
“Martín Fierro” de José Hernández cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.
(Selección) Me siento en el plan de un bajo
-I- a cantar un argumento-
Aquí me pongo a cantar como si soplara el viento
al compás de la vigüela, hago tiritar los pastos-
que el hombre que lo desvela con oros, copas y bastos,
una pena estraordinaria, juega allí mi pensamiento.
como la ave solitaria
con el cantar se consuela. Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar
Pido a los Santos del Cielo no tengo cuándo acabar
que ayuden mi pensamiento, y me envejezco cantando;
les pido en este momento las coplas me van brotando
que voy a cantar mi historia como agua de manantial.
me refresquen la memoria,
y aclaren mi entendimiento. Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman,
Vengan Santos milagrosos, naides me pone el pie encima,
vengan todos en mi ayuda, y cuando el pecho se entona,
que la lengua se me añuda hago gemir a la prima
y se me turba la vista; y llorar a la bordona.
pido a mi Dios que me asista
en esta ocasión tan ruda. Yo soy toro en mi rodeo
y toraso en rodeo ageno,
Yo he visto muchos cantores, siempre me tuve por güeno
con famas bien obtenidas, y si me quieren probar,
y que después de alquiridas salgan otros a cantar
no las quieren sustentar-: y veremos quién es menos.
parece que sin largar
se cansaron en partidas. No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando,
Mas ande otro criollo pasa con los blandos yo soy blando
Martín Fierro ha de pasar, y soy duro con los duros,
nada lo hace recular y ninguno, en un apuro
ni las fantasmas lo espantan; me ha visto andar titubiando.
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar. En el peligro ¡qué Cristos!
el corazón se me enancha
Cantando me he de morir, pues toda la tierra es cancha,
cantando me han de enterrar, y de esto naides se asombre,
y cantando he de llegar el que se tiene por hombre
al pie del Eterno Padre- ande quiera hace pata ancha.
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar. Soy gaucho, y entiendanló
como mi lengua lo esplica,
Que no se trabe mi lengua para mí la tierra es chica
ni me falte la palabra y pudiera ser mayor,
el cantar mi gloria labra ni la víbora me pica
y poniéndome a cantar, ni quema mi frente el Sol.

3
Viene el hombre ciego al mundo
Nací como nace el peje cuartiándolo la esperanza,
en el fondo de la mar, y a poco andar ya lo alcanzan
naides me puede quitar las desgracias a empujones;
aquello que Dios me dio ¡Jue pucha! que trae liciones
lo que al mundo truje yo ¡el tiempo con sus mudanzas!
del mundo lo he de llevar.
Yo he conocido esta tierra
Mi gloria es vivir tan libre en que el paisano vivía.
como el pájaro del Cielo, Y su ranchito tenía
no hago nido en este suelo y sus hijos y mujer...
ande hay tanto que sufrir; Era una delicia el ver
y naides me ha de seguir cómo pasaba sus días.
cuando yo remonto el vuelo.
Entonces... cuando el lucero
Yo no tengo en el amor brillaba en el cielo santo
quien me venga con querellas, y los gallos con su canto
como esas aves tan bellas la madrugada anunciaban,
que saltan de rama en rama- a la cocina rumbiaba
yo hago en el trébol mi cama, el gaucho... que era un encanto.
y me cubren las estrellas.
Y sentao junto al jogón
Y sepan cuantos me escuchan a esperar que venga el día,
de mis penas el relato al cimarrón le prendía
que nunca peleo ni mato hasta ponerse rechoncho,
sino por necesidá; mientras su china dormía
y que a tanta alversidá tapadita con su poncho.
sólo me arrojó el mal trato.
Y apenas el horizonte
Y atiendan la relación empezaba a coloriar,
que hace un gaucho perseguido los pájaros a cantar,
que fue buen padre y marido y las gallinas a apiarse,
empeñoso y diligente, era cosa de largarse
y sin embargo la gente cada cual a trabajar.
lo tiene por un bandido.
Éste se ata las espuelas
- II - se sale el otro cantando,
Ninguno me hable de penas uno busca un pellón blando,
porque yo penando vivo- éste un lazo, otro un rebenque,
y naides se muestre altivo y los pingos relinchando
aunque en el estribo esté, los llaman desde el palenque.
que suele quedarse a pie
el gaucho más alvertido. El que era pión domador
enderezaba al corral,
Junta esperencia en la vida ande estaba el animal
hasta pa dar y prestar, bufidos que se las pela...
quien la tiene que pasar Y más malo que su agüela
entre sufrimiento y llanto; se hacía astillas el bagual.
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar. Y allí el gaucho inteligente
en cuanto al potro enriendó,

4
los cueros le acomodó tendiendo al campo la vista
y se le sentó en seguida, sólo vía sino hacienda y cielo.
que el hombre muestra en la vida
la astucia que Dios le dio. Cuando llegaban las yerras,
¡cosa que daba calor!
Y en las playas corcobiando tanto gaucho pialador
pedazos se hacía el sotreta, y tironiador sin yel-.
mientras él por las paletas ¡Ah tiempos!... pero sin él
le jugaba las lloronas, se ha visto tanto primor.
y al ruido de las caronas
salía haciéndose gambetas. Aquello no era trabajo,
más bien era una junción,
¡Ah! ¡tiempos!... era un orgullo y después de un güen tirón
ver ginetiar un paisano- en que uno se daba maña,
Cuando era gaucho vaquiano pa darle un trago de caña
aunque el potro se boliase solía llamarlo el patrón.
no había uno que no parase
con el cabresto en la mano. Pues vivía la mamajuana
siempre bajo la carreta,
Y mientras domaban unos, y aquel que no era chancleta
otros al campo salían, en cuanto el goyete vía,
y la hacienda recogían, sin miedo se le prendía
las manadas repuntaban, como güérfano a la teta.
y ansí sin sentir pasaban
entretenidos el día. ¡Y qué jugadas se armaban
cuando estábamos riunidos!
Y verlos al caer la noche Siempre íbamos prevenidos
en la cocina riunidos pues en tales ocasiones,
con el juego bien prendido a ayudarles a los piones
y mil cosas que contar, caiban muchos comedidos.
platicar muy divertidos
hasta después de cenar. Eran los días del apuro
y alboroto pa el hembraje,
Y con el buche bien lleno pa preparar los potajes
era cosa superior y obsequiar bien a la gente,
irse en brazos del amor y ansí, pues, muy grandemente,
a dormir como la gente, pasaba siempre el gauchage.
pa empezar al día siguiente
las faenas del día anterior. Venía la carne con cuero,
la sabrosa carbonada,
¡Ricuerdo!... ¡Qué maravilla! mazamorra bien pisada
cómo andaba la gauchada, los pasteles y el güen vino...
siempre alegre y bien montada pero ha querido el destino,
y dispuesta pa el trabajo... que todo aquello acabara.
pero hoy al presente... ¡barajo!
no se le ve de aporriada. Estaba el gaucho en su pago
con toda siguridá:
El gaucho más infeliz pero aura... ¡barbaridá!
tenía tropilla de un pelo, la cosa anda tan fruncida,
no le faltaba un consuelo que gasta el pobre la vida
y andaba la gente lista... en juir de la autoridá.

5
Mi gala en las pulperías
Pues si usté pisa en su rancho era en habiendo más gente,
y si el alcalde lo sabe ponerme medio caliente
lo caza lo mesmo que ave pues cuando puntiao me encuentro
aunque su mujer aborte... me salen coplas de adentro
¡No hay tiempo que no se acabe como agua de la virtiente.
ni tiento que no se corte!
Cantando estaba una vez
Y al punto dese por muerto en una gran diversión;
si el alcalde lo bolea, y aprovechó la ocasión
pues ay nomás se le apea como quiso el Juez de Paz...
con una felpa de palos-, se presentó, y ahí no más
y después dicen que es malo hizo una arriada en montón.
el gaucho si los pelea.
Juyeron los más matreros
Y el lomo le hinchan a golpes, y lograron escapar-
y le rompen la cabeza, yo no quise disparar-
y luego con ligereza soy manso y no había por qué-
ansí lastimao y todo, muy tranquilo me quedé
lo amarran codo con codo y ansí me dejé agarrar.
y pa el cepo lo enderiezan.
Allí un gringo con un órgano
Ay comienzan sus desgracias, y una mona que bailaba,
ay principia el pericón; haciéndonos reir estaba
porque ya no hay salvación, cuando le tocó el arreo-
y que usté quiera o no quiera, ¡tan grande el gringo y tan feo!
lo mandan a la frontera lo viera cómo lloraba.
o lo echan a un batallón.
Hasta un Inglés sangiador
Ansí empezaron mis males que decía en la última guerra,
lo mesmo que los de tantos, que él era de Inca la perra
si gustan... en otros cantos y que no quería servir,
les diré lo que he sufrido- tuvo también que juir
después que uno está... perdido y guarecerse en la Sierra.
no lo salvan ni los santos.
Ni los mirones salvaron
- III - de esa arriada de mi flor-
Tuve en mi pago en un tiempo fue acoyarao el cantor
hijos, hacienda y mujer, con el gringo de la mona-
pero empecé a padecer, a uno sólo, por favor,
me echaron a la frontera, logró salvar la patrona.
¡y qué iba a hallar al volver!
Tan sólo hallé la tapera. Formaron un contingente
con los que del baile arriaron-
Sosegao vivía en mi rancho con otros nos mesturaron
como el pájaro en su nido- que habían agarrao también-
allí mis hijos queridos Las cosas que aquí se ven
iban creciendo a mi lao... ni los diablos las pensaron.
Sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido. A mí el Juez me tomó entre ojos
en la última votación-

6
me le había hecho el remolón en seguida lo estaquiaron
y no me arrimé ese día, y la cosa se acabó.
y él dijo que yo servía
a los de la esposición. En la lista de la tarde
el Gefe nos cantó el punto
Y ansí sufrí ese castigo diciendo: «quinientos juntos
tal vez por culpas agenas- »llevará el que se resierte,
que sean malas o sean güenas »lo haremos pitar del juerte
las listas, siempre me escondo- »más bien dese por dijunto».
yo soy un gaucho redondo
y esas cosas no me enllenan. A naides le dieron armas
pues toditas las que había
Al mandarnos nos hicieron el Coronel las tenía,
más promesas que a un altar- sigún dijo esa ocasión,
el Juez nos jue a ploclamar pa repartirlas el día
y nos dijo muchas veces: en que hubiera una invasión.
«muchachos a los seis meses
»los van a ir a revelar». Al principio nos dejaron
de haraganes criando sebo,
Yo llevé un moro de número, pero después... no me atrevo
¡sobresaliente el matucho! a decir lo que pasaba-
Con él gané en Ayacucho, Barajo... si nos trataban
más plata que agua bendita como se trata a malevos.
siempre el gaucho necesita
un pingo pa fiarle un pucho. Porque todo era jugarle
por los lomos con la espada,
Y cargué sin dar más güeltas y aunque usté no hiciera nada
con las prendas que tenía, lo mesmito que en Palermo,
jergas, poncho, cuanto había le daban cada cepiada
en casa, tuito lo alcé- que lo dejaban enfermo.
a mi china la dejé
media desnuda ese día. Y ¡qué indios, ni qué servicio!
no teníamos ni Cuartel-
No me faltaba una guasca, Nos mandaba el Coronel
esa ocasión eché el resto; a trabajar en sus chacras,
bozal, maniador, cabresto, y dejábamos las vacas
lazo, bolas y manea... que las llevara el infiel.
¡el que hoy tan pobre me vea
tal vez no crea todo esto! Yo primero sembré trigo
y después hice un corral,
Ansí en mi moro escarciando corté adobe pa un tapial,
enderesé a la frontera; hice un quincho, corté paja...
aparcero, si usté viera ¡La pucha que se trabaja
lo que se llama Cantón... sin que le larguen ni un rial!
Ni envidia tengo al ratón
en aquella ratonera. Y es lo pior de aquel enriedo
que si uno anda hinchando el lomo,
De los pobres que allí había se le apean como plomo...
a ninguno lo largaron; ¡quién aguanta aquel infierno!
los más viejos rezongaron, Si eso es servir al Gobierno,
pero a uno que se quejó a mí no me gusta el cómo.

7
y lágrimas y afliciones:
Más de un año nos tuvieron naide le pida perdones
en esos trabajos duros-, al Indio, pues donde dentra
y los indios, le asiguro, roba y mata cuanto encuentra
dentraban cuando querían: y quema las poblaciones.
como no los perseguían
siempre andaban sin apuro. No salvan de su juror
ni los pobres anjelitos;
A veces decía al volver viejos, mozos, y chiquitos
del campo la descubierta, los matan del mesmo modo-
que estuviéramos alerta el indio lo arregla todo
que andaba adentro la indiada; con la lanza y con los gritos.
porque había una rastrillada,
o estaba una yegua muerta. Tiemblan las carnes al verlo
volando al viento la cerda-
Recién entonces salía la rienda en la mano izquierda
la orden de hacer la riunión- y la lanza en la derecha-
y cáibamos al cantón ande enderieza abre brecha
en pelos y hasta enacaos, pues no hay lanzaso que pierda.
sin armas, cuatro pelaos
que íbamos a hacer jabón. Hace trotiadas tremendas
dende el fondo del desierto-
Ay empezaba el afán ansí llega medio muerto
se entiende de puro vicio, de hambre, de sé y de fatiga,
de enseñarle el ejercicio pero el indio es una hormiga
a tanto gaucho recluta, que día y noche está dispierto.
con un estrutor... ¡qué bruta!
que nunca sabía su oficio. Sabe manejar las bolas
como naides las maneja,
Daban entonces las armas cuanto el contrario se aleja
pa defender los cantones, manda una bola perdida,
que eran lanzas y latones y si lo alcanza, sin vida
con ataduras de tiento... es siguro que lo deja.
las de juego no las cuento
porque no había municiones. Y el indio es como tortuga
de duro para espichar,
Y un sargento chamuscao si lo llega a destripar
me contó que las tenían, ni siquiera se le encoje,
pero que ellos las vendían luego sus tripas recoje
para cazar avestruces; y se agacha a disparar.
y ansí andaban noche y día
dele bala a los ñanduces. Hacían el robo a su gusto
y después se iban de arriba,
Y cuando se iban los Indios se llevaban las cautivas
con lo que habían manotiao, y nos contaban que a veces
salíamos muy apuraos les descarnaban los pieses
a perseguirlos de atrás; a las pobrecitas vivas.
si no se llevaban más
es porque no habían hallao. ¡Ah! ¡si partía el corazón
ver tantos males, canejos!
Allí sí, se ven desgracias los perseguíamos de lejos

8
sin poder ni galopiar; nos escojían con la lanza.
¡y qué habíamos de alcanzar
en unos bichocos viejos! Al que le dan un chuzazo,
dificultoso es que sane,
Nos volvíamos al cantón en fin para no echar panes,
a las dos o tres jornadas, salimos por esas lomas,
sembrando las caballadas: lo mesmo que las palomas,
y pa que alguno la venda al juir de los gavilanes.
rejuntábamos la hacienda
que habían dejao resagada. ¡Es de almirar la destreza
con que la lanza manejan!
Una vez entre otras muchas De perseguir nunca dejan-
tanto salir al botón, Y nos traiban apretaos-
nos pegaron un malón si queríamos de apuraos
los Indios, y una lanciada, salirnos por las orejas.
que la gente acobardada
quedó dende esa ocasión. Y pa mejor de la fiesta
en esta aflición tan suma,
Habían estao escondidos vino un indio echando espuma,
aguaitando atrás de un cerro y con la lanza en la mano
¡lo viera a su amigo Fierro gritando «Acabau cristiano
aflojar como un blandiso! »metau el lanza hasta el pluma».
salieron como maíz frito
en cuanto sonó un cencerro. Tendido en el costillar
cimbrando sobre el brazo
Al punto nos dispusimos una lanza como un lazo
aunque ellos eran bastantes, me atropeyó dando gritos-
la formamos al istante Si me descuido... el maldito
nuestra gente que era poca, me levanta de un lanzazo.
y golpiándose en la boca
hicieron fila adelante. Si me atribulo, o me encojo,
siguro que no me escapo:
Se vinieron en tropel siempre he sido medio guapo
haciendo temblar la tierra, pero en aquella ocación,
no soy manco pa la guerra me hacía buya el corazón
pero tuve mi jabón como la garganta al zapo.
pues iba en un redomón
que había boliao en la sierra. Dios le perdone al salvaje
las ganas que me tenía...
¡Que vocerío! ¡qué barullo! Desaté las tres marías
¡qué apurar esa carrera! y lo engatusé a cabriolas...
la Indiada todita entera Pucha... si no traigo bolas
dando alaridos cargó- me achura el indio ese día.
Jue pucha... y ya nos sacó
como yeguada matrera. Era el hijo de un cacique
sigún yo lo averigüé-
Qué fletes traiban los bárbaros la verdad del caso jue
como una luz de lijeros- que me tuvo apuradazo
hicieron el entrevero hasta que al fin de un bolazo
y en aquella mescolanza, del caballo lo bajé.
éste quiero, éste no quiero,

9
Ay no más me tiré al suelo era cuanto me quedaba-
y lo pisé en las paletas- la había agenciao a la taba
empezó a hacer morisquetas y ella me tapaba el bulto
y a mesquinar la garganta... yaguané que allí ganaba
Pero yo hice la obra santa, no salía... ni con indulto.
de hacerlo estirar la geta.
Y pa mejor hasta el moro
Allí quedó de mojón se me jue dentre las manos-
y en su caballo salté, no soy lerdo... pero hermano
de la indiada disparé, vino el comendante un día
pues si me alcanza me mata, diciendo que lo quería
y al fin me les escapé «pa enseñarle a comer grano».
con el hilo de una pata.
Afigúrese cualquiera
- IV - la suerte de este su amigo
Seguiré esta relación a pie y mostrando el umbligo,
aunque pa chorizo es largo: estropiao, pobre y desnudo,
el que pueda hágase cargo ni por castigo se pudo
cómo andaría de matrero, hacerce más mal conmigo.
después de salvar el cuero
de aquel trance tan amargo. Ansí pasaron los meses
y vino el año siguiente,
Del sueldo nada les cuento y las cosas igualmente,
porque andaba disparando siguieron del mesmo modo-
nosotros de cuando en cuando adrede parece todo
solíamos ladrar de pobres- pa atormentar a la gente.
nunca llegaban los cobres
que se estaban aguardando. No teníamos más permiso,
ni otro alivio la gauchada,
Y andábamos de mugrientos que salir de madrugada
que el mirarnos daba horror; cuando no había indio ninguno,
le juro que era un dolor campo ajuera a hacer boliadas
¡ver esos hombres por Cristo! desocando los reyunos.
En mi perra vida he visto
una miseria mayor. Y cáibamos al cantón
con los fletes aplastaos-
Yo no tenia ni camisa pero a veces medio aviaos
ni cosa que se parezca con plumas y algunos cueros-
mis trapos sólo pa yesca que pronto con el pulpero
me podían servir al fin... los teníamos negociaos.
No hay plaga como un fortín
para que el hombre padezca. Era un amigo del Gefe
que con un boliche estaba,
Poncho, jergas, el apero; yerba y tabaco nos daba
las prenditas, los botones, por la pluma de avestruz,
todo, amigo, en los cantones y hasta le hacía ver la luz
jue quedando poco a poco, al que un cuero le llevaba.
ya nos tenían medio loco
la pobreza y los ratones. Sólo tenía cuatro frascos
y unas barricas vacías,
Sólo una manta peluda y a la gente le vendía

10
todo cuanto precisaba... y me dentró comezón.
algunos creiban que estaba
allí la proveduría. Pa sacarme el entripao
vi al Mayor, y lo fi a hablar-
¡Ah! pulpero habilidoso Yo me le empezé a atracar
nada le solía faltar- y como con poca gana
ay juna y para tragar le dije: «tal vez mañana
tenía un buche de ñandú, »acabarán de pagar».
la gente le dio en llamar
«El boliche de virtud». «-Qué mañana ni otro día»
al punto me contestó,
Aunque es justo que quien vende «la paga ya se acabó,
algún poquito muerda, »siempre has de ser animal»-.
tiraba tanto la cuerda Me raí y le dije: «-yo...
que con sus cuatro limetas »no he recebido ni un rial».
él cargaba las carretas
de plumas, cueros y cerda. Se le pusieron los ojos
que se le querían salir,
Nos tenía apuntaos a todos y ay no más volvió a decir
con más cuentas que un rosario, comiéndome con la vista:
cuando se anunció un salario «-¿y qué querés recebir
que iban a dar, o un socorro- »si no has dentrao en la lista?-».
pero sabe Dios que zorro
se lo comió al comisario. «-Esto sí que es amolar»
dije yo pa mis adentros,
Pues nunca lo vi llegar «van dos años que me encuentro
y al cabo de muchos días- »y hasta aura he visto ni un grullo,
en la mesma pulpería »dentro en todos los barullos
dieron una buena cuenta- »pero en las listas no dentro».
que la gente muy contenta
de tan pobre recebía. Vide el plaito mal parao
y no quise aguardar más...
Sacaron unos sus prendas es güeno vivir en paz
que las tenían empeñadas, con quien nos ha de mandar-
por sus deudas atrasadas y reculando pa trás
dieron otros el dinero, me le empezé a retirar.
al fin de fiesta el pulpero
se quedó con la mascada. Supo todo el Comendante
y me llamó al otro día,
Yo me arrecosté a un horcón diciéndome que quería
dando tiempo a que pagaran, aviriguar bien las cosas-
y poniendo güena cara que no era el tiempo de Rosas,
estuve haciéndome el poyo, que aura a naides se debía.
a esperar que me llamaran
para recibir mi boyo. Llamó al cabo y al sargento
y empezó la indagación,
Pero hay me pude quedar si había venido al cantón
pegao pa siempre al horcón- en tal tiempo o en tal otro...
ya era casi la oración y si había venido en potro
y ninguno me llamaba- en reyuno o redomón.
la cosa se me ñublaba

11
Y todo era alborotar la barunda componer
al ñudo, y hacer papel, para esto no ha de tener
conocí que era pastel el Gefe, que esté de estable,
pa engordar con mi guayaca, más que su poncho, y su sable,
mas si voy al Coronel su caballo y su deber.
me hacen bramar en la estaca.
Ansina, pues, conociendo
¡Ah! hijos de una... la codicia que aquel mal no tiene cura,
ojalá les ruempa el saco; que tal vez mi sepoltura,
ni un pedazo de tabaco si me quedo iba a encontrar,
le dan al pobre soldao, pensé en mandarme mudar
y lo tienen de delgao como cosa más sigura.
más lijero que un guanaco.
Y pa mejor, una noche
Pero qué iba a hacerles yo, que estaquiada me pegaron,
charabón en el desierto, casi me descoyuntaron
más bien me daba por muerto por motivo de una gresca-
pa no verme más fundido- Ay juna, si me estiraron
y me les hacía el dormido lo mesmo que guasca fresca.
aunque soy medio dispierto.
Jamás me puedo olvidar
-V- lo que esa vez me pasó-:
Yo andaba desesperao, dentrando una noche yo
aguardando una ocasión al fortín, un enganchao
que los indios un malón que estaba medio mamao
nos dieran y entre el estrago allí me desconoció.
hacérmeles cimarrón
y volverme pa mi pago. Era un gringo tan bozal,
que nada se le entendía-
Aquello no era servicio ¡quién sabe de ande sería!
ni defender la frontera- Tal vez no juera cristiano;
aquello era ratonera pues lo único que decía
en que sólo gana el juerte- es que era pa-po-litano.
era jugar a la suerte
con una taba culera. Estaba de centinela
y por causa del peludo
Allí tuito va al revés: verme más claro no pudo
los milicos son los piones, y esa fue la culpa toda-
y andan por las poblaciones el bruto se asustó al ñudo
emprestaos pa trabajar- y fi al pavo de la boda.
los rejuntan pa peliar
cuando entran Indios ladrones. Cuando me vido acercar:
«Quen vivore»... preguntó
Yo he visto en esa milonga «Qué vívoras» -dije yo-
muchos Gefes con estancia, «Ha-garto» -me pegó el grito:
y piones en abundancia, y yo dije despacito
y majadas y rodeos; «más lagarto serás vos».
he visto negocios feos
a pesar de mi inorancia. Ay no más- ¡Cristo me valga!
Martillar el jucil siento-
Y colijo que no quieren me agaché, y en el momento

12
el bruto me largó un chumbo- uno al otro se lo quitan.
mamao, me tiró sin rumbo
que si no, no cuento el cuento. Cuando llueve se acoquinan
como el perro que oye truenos-
Por de contao, con el tiro ¡Qué diablos! sólo son güenos
se alborotó el abispero- pa vivir entre maricas-
los Oficiales salieron y nunca se andan con chicas
y se empezó la junción- para alzar ponchos ajenos.
quedó en su puesto el nación-
y yo fi al estaquiadero. Pa vichar son como ciegos,
ni hay ejemplo de que entiendan,
Entre cuatro bayonetas ni hay uno solo que aprienda
me tendieron en el suelo- al ver un bulto que cruza,
vino el Mayor medio en pedo a saber si es avestruza,
y allí se puso a gritar o si es ginete, o hacienda.
«pícaro, te he de enseñar
»a andar declamando sueldos». Si salen a perseguir
después de mucho aparato,
De las manos y las patas tuitos se pelan al rato
me ataron cuatro sinchones- y va quedando el tendal-
les aguanté los tirones esto es como en un nidal
sin que ni un ¡ay! se me oyera, echarle güevos a un gato.
y al gringo la noche entera
lo harté con mis maldiciones. - VI -
Vamos dentrando recién
Yo no sé por qué el Gobierno a la parte más sentida,
nos manda aquí a la frontera, aunque es todita mi vida
gringada que ni siquiera de males una cadena-
se sabe atracar a un pingo- a cada alma dolorida
¡Si creerá al mandar un gringo le gusta cantar sus penas.
que nos manda alguna fiera!
Se empezó en aquel entonces
No hacen más que dar trabajo a rejuntar caballada,
pues no saben ni ensillar, y riunir la milicada
no sirven ni pa carniar, teniéndole en el cantón,
y yo he visto muchas veces, para una despedición
que ni voltiadas las reses a sorprender a la Indiada.
se les querían arrimar.
Nos anunciaban que iríamos
Y lo pasan sus mercedes sin carretas ni bagajes,
lengüetiando pico a pico- a golpiar a los salvajes
hasta que viene un milico en sus mesmas tolderías-
a servirles el asao- que a la güelta pagarían
y eso sí, en lo delicaos, licenciándolo al gauchaje.
parecen hijos de rico.
Que en esta despedición
Si hay calor, ya no son gente, tuviéramos la esperanza,
si yela, todos tiritan- que iba a venir sin tardanza
si usté no les da, no pitan sigún el Gefe contó,
por no gastar en tabaco-, un ministro o qué sé yo-
y cuando pescan un naco que le llamaban Don Ganza.

13
sin que me espante el estrago,
Que iba a riunir el Ejército no aflojo al primer amago
y tuitos los batallones- ni jamás fi gaucho lerdo-:
y que traiba unos cañones soy pa rumbiar como el cerdo
con más rayas que un cotín- y pronto caí a mi pago.
Pucha... las conversaciones
por allá no tenían fin. Volvía al cabo de tres años
de tanto sufrir al ñudo,
Pero esas trampas no enriedan resertor, pobre y desnudo-
a los zorros de mi laya, a procurar suerte nueva-
que esa Ganza venga o vaya y lo mesmo que el peludo
poco le importa a un matrero- enderecé pa mi cueva.
yo también dejé las rayas...
en los libros del pulpero. No hallé ni rastro del rancho,
¡sólo estaba la tapera!
Nunca jui gaucho dormido, Por Cristo si aquello era
siempre pronto, siempre listo- pa enlutar el corazón-
yo soy un hombre, ¡qué Cristo! Yo juré en esa ocasión
que nada me ha acobardao, ser más malo que una fiera.
y siempre salí parao
en los trances que me he visto-. ¡Quién no sentirá lo mesmo
cuando ansí padece tanto!
Dende chiquito gané Puedo asigurar que el llanto
la vida con mi trabajo, como una mujer largué-
y aunque siempre estuve abajo ¡Ay! mi Dios si me quedé
y no sé lo que es subir- ¡más triste que Jueves Santo!
también el mucho sufrir
suele cansarnos- ¡barajo! Sólo se oiban los aullidos
de un gato que se salvó;
En medio de mi ignorancia el pobre se guareció
conozco que nada valgo- cerca, en una viscachera-
soy la liebre o soy el galgo venía como si supiera
a sigún los tiempos andan, que estaba de güelta yo.
pero también los que mandan
debieran cuidarnos algo. Al dirme dejé la hacienda
que era todito mi haber-
Una noche que riunidos pronto debíamos volver
estaban en la carpeta sigún el Juez prometía,
empinando una limeta y hasta entonces cuidaría
el Gefe y el Juez de Paz- de los bienes la mujer.
yo no quise aguardar más,
y me hice humo en un sotreta. Después me contó un vecino
que el campo se lo pidieron-
Me parece el campo orégano la hacienda se la vendieron
dende que libre me veo- en pago de arrendamientos,
donde me lleva el deseo y qué sé yo cuántos cuentos,
allí mis pasos dirijo- pero todo lo fundieron.
y hasta en las sombras, de fijo
que donde quiera rumbeo. Los pobrecitos muchachos
entre tantas afliciones,
Entro y salgo del peligro se conchavaron de piones.

14
¡Mas qué iban a trabajar pa que no estén estorbando.
si eran como los pichones
sin acabar de emplumar! Y al verse ansina espantaos
como se espantan a los perros
Por hay andarán sufriendo irán los hijos de Fierro
de nuestra suerte el rigor: con la cola entre las piernas,
me han contado que el mayor a buscar almas más tiernas
nunca dejaba a su hermano- o esconderse en algún cerro.
puede ser que algún cristiano
los recoja por favor. Mas también en este juego,
voy a pedir mi bolada-
¡Y la pobre mi mujer, a naides le debo nada,
Dios sabe cuánto sufrió!- ni pido cuartel ni doy-
Me dicen que se voló y ninguno dende hoy
con no sé qué gavilán- ha de llevarme en la armada.
sin duda a buscar el pan
que no podía darle yo. Yo he sido manso primero,
y seré gaucho matrero-
No es raro que a uno le falte en mi triste circustancia
lo que algún otro le sobre- aunque es mi mal tan projundo,
si no le quedó ni un cobre, nací, y me he criao en estancia,
sino de hijos un enjambre, pero ya conozco el mundo.
¡qué más iba a hacer la pobre
para no morirse de hambre! Ya le conozco sus mañas
le conozco sus cucañas,
¡Tal vez no te vuelva a ver sé cómo hacen la partida,
prenda de mi corazón! la enriendan y la manejan-.
Dios te dé su proteción Deshaceré la madeja
ya que no me la dio a mí- aunque me cueste la vida.
y a mis hijos dende aquí
les echo mi bendición. Y aguante el que no se anime
a meterse en tanto engorro,
Como hijitos de la cuna o si no aprétese el gorro
andarán por ay sin madre- o para otra tierra emigre-
ya se quedaron sin padre pero yo ando como el tigre
y ansí la suerte los deja, que le roban los cachorros.
sin naides que los proteja
y sin perro que los ladre. Aunque muchos cren que el gaucho
tiene un alma de reyuno-
Los pobrecitos tal vez no se encontrará ninguno
no tengan ande abrigarse, que no lo dueblen las penas-
ni ramada ande ganarse, mas no debe aflojar uno
ni rincón ande meterse, mientras hay sangre en las venas.
ni camisa que ponerse,
ni poncho con que taparse. -IX-
Matreriando lo pasaba
Tal vez los verán sufrir y a las casas no venía-
sin tenerles compasión- solía arrimarme de día-
puede que alguna ocasión mas, lo mesmo que el carancho
aunque los vean tiritando, siempre estaba sobre el rancho
los echen de algún jogón espiando a la polecía.

15
su guardia es la precaución
Viva el gaucho que ande mal su pingo es la salvasión,
como zorro perseguido- y pasa uno en su desvelo,
hasta que al menor descuido sin más amparo que el cielo
se lo atarazquen los perros ni otro amigo que el facón.
pues nunca le falta un yerro
al hombre más alvertido. Ansí me hallaba una noche
contemplando las estrellas
Y en esa hora de la tarde que le parecen más bellas
en que tuito se adormese cuanto uno es más desgraciao,
que el mundo dentrar parece y que Dios las haiga criao
a vivir en pura calma- para consolarse en ellas.
con las tristezas de su alma
al pajonal enderiese. Les tiene el hombre cariño
y siempre con alegría
Bala el tierno corderito ve salir las tres marías
al lao de la blanca oveja, que si llueve, cuanto escampa,
y a la vaca que se aleja las estrellas son la guía
llama al ternero amarrao- que el gaucho tiene en la pampa.
pero el gaucho desgraciao
no tiene a quién dar su queja. Aquí no valen Dotores,
sólo vale la esperencia,
Ansí es que al venir la noche aquí verían su inocencia
iba a buscar mi guarida- esos que todo lo saben-,
pues ande el tigre se anida porque esto tiene otra llave
también el hombre lo pasa- y el gaucho tiene su cencia.
y no quería que en las casas
me rodiara la partida. Es triste en medio del campo
pasarse noches enteras
Pues aun cuando vengan ellos contemplando en sus carreras
cumpliendo con sus deberes, las estrellas que Dios cría-,
yo tengo otros pareceres sin tener más compañía
y en esa conduta vivo- que su soledá y las fieras.
que no debe un gaucho altivo
peliar entre las mujeres. Me encontraba como digo,
en aquella soledá
Y al campo me iba solito, entre tanta escuridá
más matrero que el venao- echando al viento mis quejas,
como perro abandonao cuando el grito54 del chajá
a buscar una tapera, me hizo parar las orejas.
o en alguna viscachera
pasar la noche tirao. Como lumbriz me pegué
al suelo para escuchar,
Sin punto ni rumbo fijo pronto sentí retumbar
en aquella inmensidá las pisadas de los fletes,
entre tanta escuridá y que eran muchos jinetes
anda el gaucho como duende, conocí sin vasilar.
allí jamás lo sorpriende
dormido, la autoridá. Cuando el hombre está en peligro
no debe tener confianza
Su esperanza es el coraje ansí tendido de panza

16
puse toda mi atención, »que viene a justar tus cuentas,
y ya escuché sin tardanza »te va a alzar por las cuarenta
como el ruido de un latón. »si te resistís hoy día».

Se venían tan calladitos «No me vengan contesté,


que yo me puse en cuidao, »con relación de dijuntos;
tal vez me habieran bombiao »esos son otros asuntos;
y me venían a buscar, »vean si me pueden llevar,
mas no quise disparar »que yo no me he de entregar,
que eso es de gaucho morao. »aunque vengan todos juntos».

Al punto me santigüé Pero no aguardaron más,


y eché de giñebra un taco, y se apiaron en montón-
lo mesmito que el mataco como a perro cimarrón
me arroyé con el porrón me rodiaron entre tantos
«si han de darme pa tabaco yo me encomendé a los Santos
dije, «ésta es güena ocasión». y eché mano a mi facón.

Me refalé las espuelas Y ya vide el fogonazo


para no peliar con grillos, de un tiro de garabina,
me arremangué el calzoncillo, mas quiso la suerte indina
y me ajusté bien la faja, de aquel maula, que me errase,
y en una mata de paja, y ay no más lo levantase
probé el filo del cuchillo. lo mesmo que una sardina.

Para tenerlo a la mano A otro que estaba apurao


el flete en el pasto até acomodando una bola,
la cincha le acomodé, le hice una dentrada sola
y en un trance como aquél y le hice sentir el fierro,
haciendo espaldas en él y ya salió como el perro
quietito los aguardé. cuando le pisan la cola.

Cuanto cerca los sentí Era tanta la aflición


y que hay nomás se pararon y la angurria que tenían,
los pelos se me erizaron; que tuitos se me venían
y aunque nada vían mis ojos, donde yo los esperaba,
«no se han de morir de antojo» uno al otro se estorbaba
les dije cuanto llegaron. y con las ganas no vían.

Yo quise hacerles saber Dos de ellos que traiban sables,


que allí se hallaba un varón, más garifos y resueltos
les conocí la intención en las hilachas envueltos
y solamente por eso en frente se me pararon,
es que les gané el tirón, y a un tiempo me atropellaron
sin aguardar voz de preso. lo mesmo que perros sueltos.

-«Vos sos un gaucho matrero» Me fui reculando en falso


dijo uno haciéndose el güeno, y el poncho adelante eché
«vos matastes un moreno y en cuanto le puso el pie
»y otro en una pulpería, uno medio chapetón
»y aquí está la polecía de pronto le di el tirón

17
y de espaldas lo largué. Di para atrás unos pasos
hasta que pude hacer pie,
Al verse sin compañero por delante me lo eché
el otro se sofrenó, de punta y tajos a un criollo,
entonces le dentré yo, metió la pata en un hoyo,
sin dejarlo resollar y yo al hoyo lo mandé.
pero ya empesó a aflojar
y a la pun... ta disparó. Tal vez en el corazón
lo tocó un Santo Bendito
Uno que en una tacuara a un gaucho que pegó el grito,
había atao una tijera y dijo: -«Cruz no consiente
se vino como si fuera »que se cometa el delito
palenque de atar terneros »de matar ansí un valiente».
pero en dos tiros certeros
salió aullando campo ajuera. Y ay no más se me aparió
dentrándole a la partida,
Por suerte en aquel momento yo les hice otra envestida
venía coloriando el alba pues entre dos era robo;
y yo dije «si me salva y el Cruz era como lobo
»la virgen en este apuro, que defiende su guarida.
»en adelante le juro
»ser más güeno que una malva». Uno despachó al infierno
de dos que lo atropellaron.
Pegué un brinco y entre todos Los demás remoliniarion,
sin miedo me entreveré pues íbamos a la fija,
echo ovillo me quedé y a poco andar dispararon
y ya me cargó una yunta, lo mesmo que sabandija.
y por el suelo la punta
de mi facón les jugué. Ay quedaban largo a largo
los que estiraron la geta,
El más engolosinao otro iba como maleta,
se me apió con un hachazo, y Cruz de atrás les decía:
se lo quité con el brazo, «que venga otra polecía
de no, me mata los piojos; »a llevarlos en carreta».
y antes de que diera un paso
le eché tierra en los dos ojos. Yo junté las osamentas
me hinqué y les rezé un bendito,
Y mientras se sacudía hice una cruz de un palito
refregándose la vista, y pedí a mi Dios clemente,
yo me lo fui como lista me perdonara el delito
y hay no más me le afirmé de haber muerto tanta gente.
diciendole: «Dios te asista»
y de un revez lo voltié. Dejamos amontonaos
a los pobres que murieron,
Pero en ese punto mesmo no sé si los recogieron
sentí que por las costillas porque nos fimos a un rancho,
un sable me hacia cosquillas o si tal vez los caranchos
y la sangre se me heló ay no más se los comieron.
dende ese momento yo
me salí de mis casillas. Lo agarramos mano a mano
entre los dos al porrón,

18
en semejante ocación y desgracias, le prevengo,
un trago a cualquiera encanta, también mis desdichas tengo,
y Cruz no era remolón aunque esto poco me aflige-
ni pijotiaba garganta. yo sé hacerme el chancho rengo
cuando la cosa lo esige.
Calentamos los gargueros
y nos largamos muy tiesos Y con algunos ardiles
siguiendo siempre los besos voy viviendo, aunque rotoso,
al pichel, y por más señas, a veces me hago el sarnoso
íbamos como sigüeñas y no tengo ni un granito,
estirando los pescuesos. pero al chifle voy ganoso
como panzón al maíz frito.
«Yo me voy, le dije, amigo,
»donde la suerte me lleve, A mí no me matan penas
»y si es que alguno se atreve mientras tenga el cuero sano,
»a ponerse en mi camino, venga el sol en el verano
»yo seguiré mi destino y la escarcha en el invierno-
»que el hombre hace lo que debe». si este mundo es un infierno
¿por qué afligirse el Cristiano?
«Soy un gaucho desgraciado
»no tengo donde ampararme Hagámosle cara fiera
»ni un palo donde rascarme, a los males, compañero,
»ni un árbol que me cubige, porque el zorro más matrero
»pero ni aun esto me aflige, suele cair como un chorlito;
»porque yo sé manejarme». viene por un corderito
y en la estaca deja el cuero.
«Antes de cair al servicio
»tenía familia y hacienda Hoy tenemos que sufrir
»cuando volví, ni la prenda males que no tienen nombre
»me la habían dejado, ya-, pero esto a naide lo asombre
»Dios sabe en lo que vendrá porque ansina es el pastel;
»a parar esta contienda». y tiene que dar el hombre
más vueltas que un carretel.

-X- Yo nunca me he de entregar


Cruz a los brazos de la muerte-
Amigazo, pa sufrir arrastro mi triste suerte
han nacido los varones- paso a paso y como pueda-
éstas son las ocasiones que donde el débil se queda,
de mostrarse un hombre juerte, se suele escapar el juerte.
hasta que venga la muerte
y lo agarre a coscorrones. Y ricuerde cada cual
lo que cada cual sufrió,
El andar tan despilchao que lo que es, amigo, yo,
ningún mérito me quita, hago ansí la cuenta mía:
sin ser una alma bendita ya lo pasado pasó
me duelo del mal ajeno: mañana será otro día.
soy un pastel con relleno
que parece torta frita. Yo también tuve una pilcha
que me enllenó el corazón-
Tampoco me faltan males y si en aquella ocasión

19
alguien me hubiera buscao- lo mesmo que saguaipé.
siguro que me había hallao
más prendido que un botón. A poco andar conocí-
que ya me había desbancao,
En la güella del querer y él siempre muy entonao
no hay animal que se pierda- aunque sin darme ni un cobre
las mujeres no son lerdas- me tenía de lao a lao
y todo gaucho es dotor como encomienda de pobre.
si pa cantarle al amor
tiene que templar las cuerdas. A cada rato, de chasque
me hacía dir a gran distancia,
¡Quién es de una alma tan dura ya me mandaba a una estancia,
que no quiera a una mujer! ya al pueblo, ya a la frontera-
Lo alivia en su padecer: pero él en la Comendancia
si no sale calavera no ponía los pies siquiera.
es la mejor compañera
que el hombre puede tener. Es triste a no poder más
el hombre en su padecer,
Si es güena, no lo abandona si no tiene una mujer
cuando lo ve desgraciao, que lo ampare y lo consuele:
lo asiste con su cuidao mas pa que otro se la pele
y con afán cariñoso lo mejor es no tener-.
y usté tal vez ni un rebozo
ni una pollera le ha dao. No me gusta que otro gallo
le cacaree a mi gallina-
Grandemente lo pasaba yo andaba ya con la espina,
con aquella prenda mía- hasta que en una ocasión
viviendo con alegría lo solprendí en el jogón64
como la mosca en la miel- abrazándome a la china.
¡Amigo qué tiempo aquel!
¡La pucha- que la quería! Tenía el viejito una cara
de ternero mal lamido,
Era la águila que a un árbol y al verlo tan atrevido
dende las nubes bajó, le dije -que le aproveche
era más linda que el alba «que había sido pa el amor
cuando va rayando el sol- «como guacho pala la leche».
era la flor deliciosa
que entre el trebolar creció. Peló la espada- y se vino
como a quererme ensartar,
Pero, amigo, el Comendante pero yo sin tutubiar
que mandaba la milicia, le volví al punto a decir:
como que no desperdicia «cuidao no te vas a pér... tigo
se fue refalando a casa-, «poné cuarta pa salir».
yo le conocí en la traza
que el hombre traiba malicia. Un puntaso me largó
pero el cuerpo le saqué,
Él me daba voz de amigo y en cuanto se lo quité
pero no le tenia fe- para no matar un viejo,
era el Jefe y ya se ve con cuidao, medio de lejo,
no podía competir yo- un planaso le asenté.
en mi rancho se pegó

20
Y como nunca al que manda por culpa de una mujer
le falta algún adulón- que quiso engañar a dos-
uno que en esa ocasión al rancho le dije adiós
se encontraba allí presente, para nunca más volver.
vino apretando los dientes
como perrito mamón. Las mujeres, dende entonces,
conocí a todas en una-
Me hizo un tiro de revuélver ya no he de probar fortuna
que el hombre creyó siguro, con carta tan conocida:
era confiao y le juro mujer, y perra parida,
que cerquita se arrimaba- no se me acerca ninguna.
pero siempre en un apuro
se desentumen mis tabas. La vuelta de Martín Fierro (segunda parte)
-X-
Él me siguió menudiando Dende ese punto era juerza
mas sin poderme acertar, abandonar el desierto,
y yo, dele culebriar, pues me hubieran descubierto,
hasta que al fin le dentré y aunque lo maté en pelea,
y ay no más lo despaché de fijo que me lancean
sin dejarlo resollar. por vengar al indio muerto.

Dentré a campiar en seguida A la aflijida cautiva


al viejito enamorao, mi caballo le ofrecí.
el pobre se había ganao Era un pingo que alquirí,
en un noque de lejía- y donde quiera que estaba
¡Quién sabe cómo estaría en cuanto yo lo silvaba
del susto que había llevao! venía a refregarse en mí.

¡Es sonso el cristiano macho Yo me le senté al del pampa;


cuando el amor lo domina!- era un escuro tapao.
él la miraba a la indina Cuando me hallo bien montao
y una cosa tan jedionda, de mis casillas me salgo.
sentí yo, que ni en la fonda Y era un pingo como galgo
he visto tal jedentina. que sabía correr boliao.

Y le dije: «pa su agüela Para correr en el campo


»han de ser esas perdices». no hallaba ningún tropiezo.
Yo me tapé las narices Los egercitan en eso,
y me salí estornudando y los ponen como luz,
y el viejo quedó olfatiando de dentrarle a un avestruz
como chico con lumbrices. y boliar bajo el pescuezo.

Cuando la mula recula El pampa educa al caballo


señal que quiere cosiar- como para un entrevero.
ansí se suele portar Como rayo es de ligero
aunque ella lo disimula, en cuanto el indio lo toca.
recula como la mula Y como trompo en la boca,
la mujer para olvidar. da güeltas sobre de un enero.

Alcé mi poncho y mis prendas Lo barea en la madrugada,


y me largué a padecer jamás falta a este deber.

21
Luego lo enseña a correr que es de miedo del corcobo
entre fangos y guadales. y no quieren confesarlo.
Ansina esos animales
¡es cuanto se puede ver! El animal yeguarizo,
perdónenme esta alvertencia,
En el caballo de un pampa es de mucha conocencia
no hay peligro de rodar. y tiene mucho sentido.
Jue pucha, y pa disparar Es animal consentido
es pingo que no se cansa. lo cautiva la pacencia.
Con proligidá lo amansa
sin dejarlo corcobiar. Aventaja a los demás
el que estas cosas entienda
Pa quitarle las cosquillas es bueno que el hombre aprienda,
con cuidao lo manosea, pues hay pocos domadores,
horas enteras emplea, y muchos frangoyadores
y por fin, solo lo deja, que andan de bozal y rienda.
cuando agacha las orejas
y ya el potro ni cocea. Me vine como les digo
trayendo esa compañera.
Jamás le sacude un golpe Marchamos la noche entera
porque lo trata al bagual haciendo nuestro camino
con pacencia sin igual, sin más rumbo que el destino
al domarlo no le pega, que nos llevara ande quiera.
hasta que al fin se le entrega
ya dócil el animal. Al muerto, en un pajonal
había tratao de enterrarlo,
Y aunque yo sobre los bastos y después de maniobrarlo
me sé sacudir el polvo, lo tapé bien con las pajas,
a esa costumbre me amoldo. para llevar de ventaja
Con pacencia lo manejan lo que emplearan en hallarlo.
y al día siguiente lo dejan
rienda arriba junto al toldo. En notando nuestra ausiencia
nos habían de perseguir.
Ansí todo el que procure Y al decidirme a venir,
tener un pingo modelo con todo mi corazón
lo ha de cuidar con desvelo, hice la resolución
y debe impedir también, de peliar hasta morir.
el que de golpes le den
o tironén en el suelo. Es un peligro muy serio
cruzar juyendo el desierto.
Muchos quieren dominarlo Muchísimos de hambre han muerto,
con el rigor y el azote, pues en tal desasosiego
y si ven al chafalote no se puede ni hacer fuego
que tiene trazas de malo, para no ser descubierto.
lo embraman en algún palo
hasta que se descogote. Sólo el albitrio del hombre
puede ayudarlo a salvar.
Todos se vuelven pretextos No hay auxilio que esperar,
y güeltas para ensillarlo. sólo de Dios hay amparo.
Dicen que es por quebrantarlo, En el desierto es muy raro
mas compriende cualquier bobo, que uno se pueda escapar.

22
por Cruz, en aquel parage.
¡Todo es cielo y horizonte Y en humilde vasallage
en inmenso campo verde! a la magestá infinita,
¡Pobre de aquel que se pierde besé esta tierra bendita
o que su rumbo estravea! que ya no pisa el salvage.
Si alguien cruzarlo desea
este consejo recuerde. Al fin la misericordia
de Dios, nos quiso amparar;
Marque su rumbo de día es preciso soportar
con toda fidelidá. los trabajos con costancia.
Marche con puntualidá Alcanzamos a una Estancia
siguiéndolo con fijeza, después de tanto penar.
y si duerme, la cabeza
ponga para el lao que va. Ay mesmo me despedí
de mi infeliz compañera.
Oserve con todo esmero «Me voy, -le dije-, ande quiera,
adonde el sol aparece, aunque me agarre el gobierno,
si hay ñeblina y le entorpece pues infierno por infierno
y no lo puede oservar, prefiero el de la frontera.»
guardesé de caminar
pues quien se pierde perece. Concluyo esta relación,
ya no puedo continuar,
Dios les dio istintos sutiles permítanme descansar:
a toditos los mortales. están mis hijos presentes,
El hombre es uno de tales y yo ansioso porque cuenten
y en las llanuras aquellas lo que tengan que contar.
lo guían el sol, las estrellas,
el viento y los animales. -XI-
Y mientras que tomo un trago
Para ocultarnos de día pa refrescar el garguero,
a la vista del salvage, y mientras tiempla el muchacho
ganábamos un parage y prepara su estrumento,
en que algún abrigo hubiera, les contaré de qué modo
a esperar que anocheciera tuvo lugar el encuentro.
para seguir nuestro viage. Me acerqué a algunas Estancias
por saber algo de cierto,
Penurias de toda clase creyendo que en tantos años
y miserias padecimos, esto se hubiera compuesto;
varias veces no comimos pero cuanto saqué en limpio
o comimos carne cruda. fue, que estábamos lo mesmo,
Y en otras, no tengan duda, ansí me dejaba andar
con reices nos mantubimos. haciéndome el chancho rengo,
porque no me convenía
Después de mucho sufrir revolver el avispero;
tan peligrosa inquietú, pues no inorarán ustedes
alcanzamos con salú que en cuentas con el gobierno
a divisar una sierra, tarde o temprano lo llaman
y al fin pisamos la tierra al pobre a hacer el arreglo.
en donde crece el Ombú. Pero al fin tuve la suerte
de hallar un amigo viejo,
Nueva pena sintió el pecho que de todo me informó,

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y por él supe al momento, Que iban arreglar mis cuentas
que el Juez que me perseguía tratándome de matrero,
hacía tiempo que era muerto: y no era el gefe el que hablaba
por culpa suya he pasado sino un cualquiera de entre ellos.
diez años de sufrimiento, Y ese, me parece a mí,
y no son pocos diez años no es modo de hacer arreglos,
para quien ya llega a viejo. ni con el que es inocente,
Y los he pasado ansí, ni con el culpable menos.
si en mi cuenta no me yerro Con semejantes noticias
tres años en la frontera, yo me puse muy contento
dos como gaucho matrero, y me presenté ande quiera
y cinco allá entre los Indios como otros pueden hacerlo.
hacen los diez que yo cuento. De mis hijos he encontrado
Me dijo, a más, ese amigo sólo a dos hasta el momento
que andubiera sin recelo, y de ese encuentro feliz
que todo estaba tranquilo, le doy las gracias al cielo.
que no perseguía el Gobierno; A todos cuantos hablaba
que ya naides se acordaba les preguntaba por ellos,
de la muerte del moreno, mas no me daba ninguno
aunque si yo lo maté, razón de su paradero;
mucha culpa tuvo el negro. casualmente el otro día
Estube un poco imprudente, llegó a mi conocimiento,
puede ser, yo lo confieso, de una carrera muy grande
pero él me precipitó entre varios estancieros,
porque me cortó primero. y fui como uno de tantos
Y amás, me cortó en la cara aunque no llevaba un medio.
que es un asunto muy serio. No faltaban, ya se entiende
Me asiguró el mesmo amigo en aquel gauchage inmenso,
que ya no había ni el recuerdo muchos que ya conocían
de aquel que en la pulpería la historia de Martín Fierro;
lo dejé mostrando el sebo. y allí estaban los muchachos
Él, de engreído, me buscó cuidando unos paregeros.
yo ninguna culpa tengo; Cuanto me oyeron nombrar
él mesmo vino a peliarme, se vinieron al momento,
y tal vez me hubiera muerto diciéndome quiénes eran
si le tengo más confianza aunque no me conocieron,
o soy un poco más lerdo. porque venía muy aindiao
Fue suya toda la culpa y me encontraban muy viejo.
porque ocasionó el suceso. La junción de los abrazos
Que ya no hablaban tampoco, de los llantos y los besos
me lo dijo muy de cierto, se deja pa las mugeres
de cuando con la partida como que entienden el juego.
llegué a tener el encuentro. Pero el hombre que compriende
Esa vez me defendí que todos hacen lo mesmo,
como estaba en mi derecho, en público canta y baila
porque fueron a prenderme abraza y llora en secreto.
de noche y en campo abierto. Lo único que me han contado
Se me acercaron con armas, es que mi muger ha muerto.
y sin darme voz de preso Que en procuras de un muchacho
me amenazaron a gritos se fue la infeliz al pueblo,
de un modo que daba miedo. donde infinitas miserias

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habrá sufrido por cierto. todo ha de verlo al momento.
Que por fin a un hospital El primer conocimiento
fue a parar medio muriendo, es conocer cuándo enfada.
y en ese abismo de males
falleció al muy poco tiempo. Su esperanza no la cifren
Les juro que de esa pérdida nunca en corazón alguno.
jamás he de hallar consuelo; En el mayor infortunio
muchas lágrimas me cuesta pongan su confianza en Dios,
dende que supe el suceso. de los hombres, sólo en uno,
Mas dejemos cosas tristes con gran precaución en dos.
aunque alegrías no tengo;
me parece que el muchacho Las faltas no tienen límites
ha templao y está dispuesto. como tienen los terrenos,
Vamos a ver qué tal lo hace, se encuentran en los más buenos,
y juzgar su desempeño. y es justo que les prevenga;
Ustedes no los conocen, aquel que defetos tenga,
yo tengo confianza en ellos. disimule los agenos.
No porque lleven mi sangre,
eso fuera lo de menos, Al que es amigo, jamás
sino porque dende chicos lo dejen en la estacada,
han vivido padeciendo. pero no le pidan nada
Los dos son aficionados, ni lo aguarden todo de él.
les gusta jugar con fuego. Siempre el amigo más fiel
Vamos a verlos correr. es una conduta honrada.
Son cojos... hijos de rengo.
Ni el miedo ni la codicia
-XXXII- es bueno que a uno lo asalten.
Un padre que da consejos Ansí no se sobresalten
más que padre es un amigo. por los bienes que perezcan.
Ansí como tal les digo Al rico nunca le ofrezcan
que vivan con precaución. y al pobre jamás le falten.
Naides sabe en qué rincón
se oculta el que es su enemigo. Bien lo pasa hasta entre Pampas
el que respeta a la gente.
Yo nunca tuve otra escuela El hombre ha de ser prudente
que una vida desgraciada. para librarse de enojos,
No estrañen si en la jugada cauteloso entre los flojos,
alguna vez me equivoco. moderado entre valientes.
Pues debe saber muy poco
aquel que no aprendió nada. El trabajar es la ley
porque es preciso alquirir.
Hay hombres que de su cencia No se espongan a sufrir
tienen la cabeza llena; una triste situación,
hay sabios de todas menas, sangra mucho el corazón
mas digo, sin ser muy ducho, del que tiene que pedir.
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas. Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
No aprovechan los trabajos pues la miseria en su afán
si no han de enseñarnos nada. de perseguir de mil modos
El hombre, de una mirada, llama en la puerta de todos

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y entra en la del haragán. La cigüeña cuando es vieja
pierde la vista, y procuran
A ningún hombre amenacen cuidarla en su edá madura
porque naides se acobarda, todas sus hijas pequeñas.
poco en conocerlo tarda Apriendan de las cigüeñas
quien amenaza imprudente, este ejemplo de ternura.
que hay un peligro presente
y otro peligro se aguarda. Si les hacen una ofensa,
aunque la echen en olvido,
Para vencer un peligro, vivan siempre prevenidos;
salvar de cualquier abismo, pues ciertamente sucede
por esperencia lo afirmo, que hablará muy mal de ustedes
más que el sable y que la lanza aquel que los ha ofendido.
suele servir la confianza
que el hombre tiene en sí mismo. El que obedeciendo vive
nunca tiene suerte blanda,
Nace el hombre con la astucia mas con su soberbia agranda
que ha de servirle de guía, el rigor en que padece.
sin ella sucumbiría, Obedezca el que obedece
pero, sigún mi esperencia, y será bueno el que manda.
se vuelve en unos prudencia
y en los otros picardía. Procuren de no perder
ni el tiempo, ni la vergüenza.
Aprovecha la ocasión Como todo hombre que piensa
el hombre que es diligente, procedan siempre con juicio
y tenganló bien presente y sepan que ningún vicio
si al compararla no yerro, acaba donde comienza.
la ocasión es como el fierro
se ha de machacar caliente. Ave de pico encorvado
le tiene al robo afición.
Muchas cosas pierde el hombre Pero el hombre de razón
que a veces las vuelve a hallar. no roba jamás un cobre,
Pero les debo enseñar pues no es vergüenza ser pobre
y, es bueno que lo recuerden, y es vergüenza ser ladrón
si la vergüenza se pierde
jamás se vuelve a encontrar. El hombre no mate al hombre
ni pelee por fantasía,
Los hermanos sean unidos, tiene en la desgracia mía
porque esa es la ley primera; un espejo en que mirarse.
tengan unión verdadera Saber el hombre guardarse
en cualquier tiempo que sea, es la gran sabiduría.
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera. La sangre que se redama
no se olvida hasta la muerte.
Respeten a los ancianos, La impresión es de tal suerte,
el burlarlos no es hazaña. que a mi pesar, no lo niego.
Si andan entre gente estraña Cai como gotas de fuego
deben ser muy precabidos, en la alma del que la vierte.
pues por igual es tenido
quien con malos se acompaña. Es siempre, en toda ocasión,
el trago el pior enemigo.

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Con cariño se los digo, pues muchas veces el hombre
recuerdenló con cuidado, tiene que hacer de ese modo.
aquel que ofiende embriagado Convinieron entre todos
merece doble castigo. en mudar allí de nombre.

Si se arma algún revolutis Sin ninguna intención mala


siempre han de ser los primeros, lo hicieron, no tengo duda,
no se muestren altaneros pero es la verdá desnuda,
aunque la razón les sobre. siempre suele suceder;
En la barba de los pobres aquel que su nombre muda
aprienden pa ser barberos. tiene culpas que esconder.

Si entriegan su corazón Y ya dejo el estrumento


a alguna muger querida, con que he divertido a ustedes.
no le hagan una partida Todos conocerlo pueden
que la ofienda a la muger, que tuve costancia suma,
siempre los ha de perder este es un botón de pluma
una muger ofendida. que no hay quien lo desenriede.

Procuren, si son cantores, Con mi deber he cumplido


el cantar con sentimiento, y ya he salido del paso,
no tiemplen el estrumento pero diré, por si acaso,
por sólo el gusto de hablar, pa que me entiendan los criollos,
y acostúmbrense a cantar todavía me quedan rollos
en cosas de jundamento. por si se ofrece dar lazo.

Y les doy estos consejos Y con esto me despido


que me ha costado alquirirlos, sin espresar hasta cuándo.
porque deseo dirijirlos; Siempre corta por lo blando
pero no alcanza mi cencia el que busca lo siguro.
hasta darles la prudencia Mas yo corto por lo duro,
que precisan pa seguirlos. y ansí he de seguir cortando.

Estas cosas y otras muchas Vive el águila en su nido,


medité en mis soledades. el tigre vive en la selva,
Sepan que no hay falsedades el zorro en la cueva agena,
ni error en estos consejos. y en su destino incostante,
Es de la boca del viejo sólo el gaucho vive errante
de ande salen las verdades. donde la suerte lo lleva.

-XXXIII- Es el pobre en su horfandá


Después a los cuatro vientos de la fortuna el desecho,
los cuatro se dirijieron. porque naides toma a pechos
Una promesa se hicieron el defender a su raza.
que todos debían cumplir, Debe el gaucho tener casa,
mas no la puedo decir, escuela, iglesia y derechos.
pues secreto prometieron.
Y han de concluir algún día
estos enriedos malditos.
Les alvierto solamente, La obra no la facilito
y esto a ninguno le asombre, porque aumentan el fandango

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los que están como el chimango
sobre el cuero y dando gritos. Pues son mis dichas desdichas
las de todos mis hermanos,
Mas Dios ha de permitir ellos guardarán ufanos
que esto llegue a mejorar, en su corazón mi historia,
pero se ha de recordar, me tendrán en su memoria
para hacer bien el trabajo, para siempre mis paisanos.
que el fuego pa calentar
debe ir siempre por abajo. Es la memoria un gran don,
calidá muy meritoria.
En su ley está el de arriba, Y aquellos que en esta historia
si hace lo que le aproveche, sospechen que les doy palo
de sus favores sospeche, sepan que olvidar lo malo
hasta el mesmo que lo nombra. también es tener memoria.
Siempre es dañosa la sombra
del árbol que tiene leche. Mas naides se crea ofendido
pues a ninguno incomodo,
Al pobre al menor descuido y si canto de este modo
lo levantan de un sogazo, por encontrarlo oportuno
pero yo compriendo el caso NO ES PARA MAL DE NINGUNO
y esta consecuencia saco: SINO PARA BIEN DE TODOS.
el gaucho es el cuero flaco
da los tientos para el lazo

Y en lo que esplica mi lengua


todos deben tener fe.
Ansí, pues, entiéndanmé,
con codicias no me mancho,
no se ha de llover el rancho
en donde este libro esté.

Permítanme descansar,
¡pues he trabajado tanto!
En este punto me planto
y a continuar me resisto.
Estos son treinta y tres cantos,
que es la mesma edá de Cristo.

Y guarden estas palabras


que les digo al terminar.
En mi obra he de continuar
hasta dárselas concluida,
si el ingenio o si la vida
no me llegan a faltar.

Y si la vida me falta,
tenganló todos por cierto,
que el gaucho, hasta en el desierto,
sentirá en tal ocasión
tristeza en el corazón
al saber que yo estoy muerto.

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