LITERATURA GAUCHESCA
a- Leer la siguiente teoría y luego armar un cuadro conceptual con lo más importante y transcribirlo a la carpeta para luego poder realizar el intertexto con la lectura del Martín Fierro
Panorama de la Argentina en el siglo XIX
La literatura gauchesca nació y evolucionó en el espacio histórico
que abarca desde las luchas intestinas posteriores a la declaración de la
independencia, en 1816, hasta la consolidación definitiva del Estado
liberal 1880. Coincidió, así, con el momento en que el debate entre lo
autóctono y lo europeo marcó los caminos a seguir, en una constante
búsqueda de cómo debía ser la identidad argentina, más que en una
observación de cómo realmente era. El comienzo de este período
desembocó (como ya se ha explicado) con en el predominio de la figura
de Juan Manuel de Rosas.
La organización nacional
Tras la batalla de Pavón, en 1861, se impusieron los ideales civilizadores de los liberales porteños. Bartolomé Mitre
subió al poder y, con él, se comenzó a luchar contra los montoneros en el interior y contra los indios en la frontera. El
desarrollo del ferrocarril, establecido en 1857, la pacificación del interior y el restablecimiento de las comunicaciones
entre las provincias a través de caminos y postas, la difusión de la enseñanza, el telégrafo, la inmigración y la
centralización del poder fueron los principales factores que transformaron el país.
A Mitre lo sucedió Sarmiento, cuya presidencia, además de estar signada por numerosas medidas progresistas en
materia de comunicaciones, educación, navegación fluvial y desarrollo de las ciencias, se vio sacudida por la guerra de la
Triple Alianza contra el Paraguay. La acción de Brasil, la Argentina y Uruguay estaba apoyada por Gran Bretaña, que
quería acabar con la política proteccionista del Paraguay. Fue un enfrentamiento largo y sangriento, que sumió a los
países participantes en una grave económica y social. La participación forzada en esta guerra, las luchas contra los
malones en la frontera y las epidemias diezmaron a los habitantes de la campaña, los gauchos.
Así, el gaucho se transformó de hombre libre en peón asalariado de un terrateniente, en franca competencia con el
inmigrante para el trabajo agrícola. En su defecto, pasó a ser soldado en la frontera o en la guerra para sufrir aún más en
carne propia su condición de marginado social. De las dicotomías que rigieron la definición de nación en el siglo XIX
-unitarios vs. federales, ciudad vs. campo, Europa vs. América, civilización vs. barbarie- triunfaron los primeros
elementos de los pares, gracias al sacrificio y a la transformación de patrones culturales que, sin embargo, continuaron
actuando y, paradójicamente, se convirtieron en símbolo de la identidad argentina.
Los románticos locales
Como se expuso anteriormente, la exaltación del color local, el interés por las historias nacionales y el folclore, y la
búsqueda de un lenguaje propio, en tanto signo de una cultura diferente de la europea, son algunas de las características
del Romanticismo que encuadraron perfectamente con el espíritu de emancipación que predominaba en América. La
renovación intelectual de este movimiento, con su exaltación de lo nacional y la fe ilimitada
en el progreso de la humanidad, encontró un lugar de debate y difusión en el Salón Literario
del librero Marcos Sastre. Allí se discutían obras literarias y temas políticos con la
participación de intelectuales, como Juan Bautista Alberdi (1810-1884) - el gran ensayista
cuyas Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina
fueron cimiento de la organización constitucional del país- y el crítico e historiador literario Juan María Gutiérrez
(1809-1878), que preconizó la necesidad de establecer una literatura nacional.
Otro espejo del carácter nacional de la época lo constituyó el teatro. Ya hacia fines del siglo XVIII, se distinguía una
vertiente culta de la dramaturgia argentina y una popular obra, encarnada en el sainete campesino El amor de la
estanciera, que puso en escena algunos tipos locales y registraba las características más notables del habla rural. A partir
de la segunda mitad del siglo XIX, proliferaron las salas teatrales en las que compañías extranjeras representaban piezas
del repertorio universal, como el Teatro de la Victoria, antecedente del que fue el teatro Colón. Al mismo tiempo, como
contrapartida popular, adquirió gran auge el espectáculo del circo criollo en el que se representaron crónicas de hechos y
de personajes reales.
La poesía popular, germen de la literatura gauchesca
Ya hacia fines del siglo XVIII, existía una poesía anónima y popular que, alimentada por temas y por formas
españolas como el romancero, los villancicos, los poemas épicos, tenía como protagonista al gaucho y como escenario
exclusivo, la llanura rioplatense. Esta poesía popular era colectiva, oral, tradicional y anónima, y se nutría de la vida,
cantos y costumbres del gaucho. Destinada a un público en su mayoría analfabeto, estas composiciones emocionaban a
su auditorio al narrar sucesos y sentimientos vividos por esos personajes contemporáneos y reales que eran los gauchos.
A comienzos del siglo XIX, aparecieron numerosos payadores que cultivaron y difundieron esas composiciones de
verso octosílabo acompañados de su guitarra. El escritor Leopoldo Lugones (1874-1938) señala que las palabras
"payada" y "payador" provienen del provenzal y significan, respectivamente, "tensión" y "trovador". La payada,
efectivamente, consistía en el contrapunto entre cantores que se alternaban en sus intervenciones improvisando sus
versos.
La gauchesca, literatura de hombres cultos
En el primer tercio del siglo XIX, la tradición oral y el arte de los payadores confluyeron hacia su utilización por
parte de autores cultos y urbanos. La adopción tanto del personaje del gaucho como de su registro oral por parte de los
escritores letrados tuvo dos motivos principales ligados al desarrollo político y cultural de la nación. Por un lado, la
necesidad de apelar a un público iletrado que participaba activamente en las luchas militares y políticas de los años
posteriores a la independencia, y por el otro, el deseo de diferenciarse de la literatura culta de origen europeo, creando
una expresión que fuera signo de una identidad artística y cultural propia del país.
Según explica la especialista argentina Josefina Ludmer en su análisis El género gauchesco. Un tratado sobre la
patria, el género se articula, precisamente, a partir de una cadena de "usos" que abarca tres momentos o estadios:
1. la utilización del gaucho para las luchas militares, que establece un nuevo signo, el del gaucho patriota;
2. el empleo de la "voz" del gaucho por parte de la cultura letrada;
3. el uso del género como instrumento para integrar al gaucho en la civilización y en la ley.
Tres autores claves
● Bartolomé Hidalgo (1788-1822), conocido como el primer poeta del Uruguay, es considerado también el
primer autor "gauchesco" propiamente dicho. Su obra puede dividirse entre cielitos y diálogos patrióticos. Los
primeros, inspirados en las composiciones populares que tomaban su nombre de la repetición en el estribillo de la
palabra "cielito" tienen un cariz militante. Sus tres Diálogos patrióticos, entre los personajes Jacinto Chano y Ramón
Contreras, inician la forma dialogada, que será un elemento constante en la poesía gauchesca y que tiene su modelo en
las payadas populares y anónimas.
● Hilario Ascasubi (1807-1875) siguió la brecha abierta por Hidalgo. Hasta 1851, su producción, con el
seudónimo principal de Paulino Lucero, se caracterizó por el tono sombrío de neto corte antirrosista. Uno de sus poemas
más logrados es La Refalosa, en la que un mazorquero cuenta la tortura y el degüello a que son sometidos los unitarios.
A partir de 1851, y con el seudónimo de Aniceto el Gallo, sus composiciones satirizan los acontecimientos del país bajo
el predominio de Urquiza y de la Confederación. Desde 1854, se atenuó la vena política de sus composiciones. El Santos
Vega es, tal vez, su poema más ambicioso, en el que describe la llanura y sus costumbres a través de la historia de dos
hermanos.
● Estanislao del Campo (1834-1880), con su poema Fausto, quien invierte el fenómeno de la literatura
gauchesca. En lugar de presentar la vida del gaucho tamizada por la visión del hombre culto, en el Fausto, se lee la alta
cultura a través del filtro, de la interpretación y el lenguaje del gaucho.
Se trata de la reflexión formal y estética sobre el género, con el intento de extender la difusión de la gauchesca al público
culto de las ciudades.
● José Hernández (1834-1886) compuso el Martín Fierro sobre las bases de una poesía gauchesca ya firmemente
establecida como género, lo que le permite introducir innovaciones formales que en algunos casos, como el uso del
monólogo en lugar del diálogo, representan una vuelta a las raíces: un gaucho cantor que cuenta sus desventuras
acompañando su canto con una guitarra.
Su obra logra ensamblar el discurso ideológico y literario con una perfección que aúna las dos vertientes anteriores,
la militante de Hidalgo y el primer Ascasubi, y la estetizante de Del Campo. La publicación de La "Vuelta de Martín
Fierro”, en 1879, coincidió con la época de modernización y afianzamiento del Estado liberal, que dejaba al gaucho
fuera del espectro social y político. En consecuencia esa fecha marca el ocaso de la literatura gauchesca, que queda como
elemento esencial de la cultura y del arte argentinos.
La figura del gaucho
No existe consenso sobre el origen de la palabra gaucho, aunque la etimología más citada es el vocablo quechua
huacho ("huérfano") que habrían transformado los colonizadores españoles ampliando también su significación a
"vagabundo". Se llamaba "gauchos" a los habitantes de las extensas llanuras a ambos lados del Río de la Plata y desde
el límite con la Patagonia, hasta el Estado de Río Grande del Sur de Brasil, por el norte. Si bien se aplicó, generalmente,
el nombre al criollo o mestizo de sangre española e india, más que una raza señalaba un tipo de vida. Desde el siglo
XVII, los gauchos recorrían libres la llanura, dedicados a la caza del abundante ganado cimarrón. El caballo era su medio
de transporte y su más fiel compañero, y se mostraban habilísimos en el manejo de las boleadoras, el lazo y el cuchillo
durante las vaquerías. El comercio de carne y cueros fue su sustento hasta que la insaciable demanda de estos productos
por parte de europeos y portugueses del Brasil, la competencia con los indios y el inicio de actividades agrícolas en la
llanura diezmaron los ganados cimarrones y alteraron para siempre su modus vivendi.
Ya entrado el siglo XIX, muchos gauchos participaron de las luchas por la independencia o sirvieron en las filas
de distintos caudillos federales; otros fueron forzados a ir a la frontera a luchar contra el indígena o entraron a
trabajar como peones en saladeros y en las primeras haciendas. La palabra gaucho se cargó, entonces, de un valor
ambiguo y se diferenciaron dos tipos: el paisano gaucho, honrado, trabajador y respetuoso de la autoridad, que se
convierte en soldado o peón y el gaucho neto, jugador y pendenciero, que huye de la disciplina y es desertor y
delincuente.
Hacia 1880, el gaucho ha dejado de ser un hombre libre y su naturaleza ha sido doblegada por el afianzamiento de
una política y economía liberales, que lo ven como elemento de atraso contrario a la civilización. Paradójicamente, sus
características de hombre independiente, rudo pero leal, sencillo pero sabio, se volvieron valores arquetípicos del ser
argentino.…………………………………………………..
11.55 A 12.35.. LEER EL SIGUIENTE TEXTO Y REALIZAR LA ACTIVIDAD QUE SE ENCUENTRA ALLÍ
La viveza criolla y el bidón
Responder en la carpeta:
- ¿Cuál es el tema del texto? Y ¿Cuál es la posición del emisor frente al mismo?
………………………………………………………………….CLASE SIGUIENTE
Tarea2 CLASE SIGUIENTE
"La vida del campo, pues, ha desenvuelto en el gaucho, la facultades físicas, sin ninguna de las de
las inteligencias ... la mujer se encarga de todas las faenas domésticas y fabriles; el hombre queda
desocupado, sin goces, sin ideas, sin atenciones forzosas; el hogar doméstico le fastidia, lo expele ...
Salen, pues, los varones sin saber fijamente adónde. Una vuelta a los ganados, una visita a una cría
o a la querencia de un caballo predilecto, invierte una pequeña parte del día; el resto lo absorbe una
reunión en una venta o pulpería ... juega a las puñaladas, como jugaría a los dados; tan
profundamente entran estos hábitos pendencieros en la vida íntima del gaucho argentino, que las
costumbres han creado sentimiento de honor y una esgrima que garantiza la vida ... Costumbres de
este género requieren medios vigorosos de represión, y para reprimir desalmados se necesitan jueces
más desalmados aún ... sin ninguna instrucción, como sin necesidades, es feliz en medio de su
pobreza y de sus privaciones, que no son tales, para el que nunca conoció mayores gozos, ni
extendió más alto sus deseos ...
Domingo F. Sarmiento en Facundo
EL GAUCHO.
Hijo de algún confín de la llanura
Abierta, elemental, casi secreta,
Tiraba el firme lazo que sujeta
Al firme toro de cerviz oscura.
Se batió con el indio y con el godo,
Murió en reyertas de baraja y taba;
Dio su vida a la patria, que ignoraba,
y así perdiendo, fue perdiendo todo.
Hoy es polvo de tiempo y de planeta;
Nombres no quedan, pero el nombre dura.
Fue tantos otros y hoy es una quieta
Pieza que mueve la literatura.
Fue el matrero, el sargento y la partida.
Fue el que cruzó la heroica cordillera.
Fue el soldado de Urquiza o de Rivera,
Lo mismo da. Fue el que mató a Laprida
Responder:
2)- ¿Cuál es el ámbito natural del gaucho? ¿Con qué adjetivos lo caracteriza?
3)- ¿Cuál es destino del gaucho? ¿Qué metáforas lo expresan? Extraerlas y explicar su significado.
4)- ¿Qué verso podrían relacionar con los siguientes de Martín Fierro: “Me tendrán en su memoria /
para siempre mis paisanos”?
5)- ¿En qué hechos participó el gaucho?
6)- El autor caracteriza al gaucho. Extraiga los rasgos que destaca.
7)- ¿Qué denuncia el autor en los siguientes versos: “Fue soldado de Urquiza o de Rivera lo mismo
da”?
8)- La muerte como igualadora del destino del hombre: extraer los versos en los que esto se
evidencie.
9)- ¿Por qué crees que el poeta el poeta manifiesta: “la gloria es estrépito y ceniza”?
10)- Reconocer y extraer los recursos literarios presentes en el poema.
❖ Leer la siguiente historieta de Fontanarrosa:
a. Algunas estrategias de lectura para leer una historieta:
1. La historieta es generalmente un género humorístico, pero puede no serlo. En este caso, ¿cuál es el primer
dato que permite reconocer que se trata de una historieta con humor?
2. ¿Cuál es el significado del título de la historieta: "Con licencia"?
3. ¿Cuáles son los globos que contienen las partes cantadas? ¿Cómo los reconocen?
4. En las historietas hay distintos modos de mostrar que la imagen de la viñeta, es decir de cada cuadro, es una
imagen dinámica, con movimiento. Miren atentamente las viñetas de "Con licencia ", e indiquen cuáles son
esos modos.
b. Algunas estrategias de lectura vinculadas a la intertextualidad:
5. ¿Qué recurso ortográfico utiliza Fontanarrosa para reproducir el habla de sus personajes? Den algunos
ejemplos.
6. ¿Cuáles son las palabras o expresiones que remiten a mundo gauchesco?
7. ¿Encuentran alguna relación entre la historieta y los versos que leyeron de Martín Fierro?
8. ¿Cuáles creen que son los elementos, imágenes y expresiones usados en la historieta que no comprenderían si
no hubiesen leído el Martín Fierro y adquirido ciertos conocimientos sobre la literatura gauchesca?
9. En muchas historietas hay una apelación a la actualidad, ¿cuál sería en "Con licencia"? ¿Cuál es el globo que
no comprendería un lector del pasado, que no posee cierta información actual?
❖ Leer el siguiente cuento y realizar las actividades:
El fin
Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la otra pieza le llegaba un
rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba infinitamente...
Recobró poco a poco la realidad, las cosas cotidianas que ya no cambiaría nunca por otras. Miró sin lástima
su gran cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le envolvía las piernas. Afuera, más allá de los barrotes
de la ventana, se dilataban la llanura y la tarde; había dormido, pero aún quedaba mucha luz en el cielo. Con
el brazo izquierdo tanteó, hasta dar con un cencerro de bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo
agitó; del otro lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El ejecutor era un negro que había
aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había desafiado a otro forastero a una larga payada de
contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la pulpería, como a la espera de alguien. Se pasaba las horas con la
guitarra, pero no había vuelto a cantar; acaso la derrota lo había amargado. La gente ya se había
acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, patrón de la pulpería, no olvidaría ese contrapunto; al día
siguiente, al acomodar unos tercios de yerba, se le había muerto bruscamente el lado derecho y había perdido
el habla. A fuerza de apiadamos de las desdichas de los héroes de las novelas concluimos apiadándonos con
exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la parálisis como ame5 había
aceptado el rigor y las soledades de América. Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora
miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia.
Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la puerta. Recabarren le preguntó con los ojos
había algún parroquiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que no; el negro no contaba. El hombre
postrado se quedó solo; su mano izquierda jugó un rato con el cencerro, como si ejerciera un poder.
La llanura, bajo el último sol, era casi abstracta, con: vista en un sueño. Un punto se agitó en el horizonte y
creció hasta ser un jinete, que venía, o parecía venir, a casa. Recabarren vio el chambergo, el largo poncho
oscuro el caballo moro, pero no la cara del hombre, que, por fin sujetó el galope y vino acercándose al
trotecito. A unas doscientas varas dobló. Recabarren no lo vio más, pero oyó chistar, apearse, atar el caballo al
palenque y entrar con paso firme en la pulpería.
Sin alzar los ojos del instrumento, donde parecía buscar algo, el negro dijo con dulzura:
-Ya sabía yo, señor, que podía contar con usted.
El otro, con voz áspera, replicó
-Y yo con vos, moreno. Una porción de días te hice esperar, pero aquí he venido.
Hubo un silencio. Al fin, el negro respondió:
-Me estoy acostumbrando a esperar. He esperado siete años.
El otro explicó sin apuro:
-Más de siete años pasé yo sin ver a mis hijos. Los encontré ese día y no quise mostrarme como un hombre que
anda a las puñaladas.
-Ya me hice cargo -dijo el negro-o Espero que los dejó con salud.
El forastero, que se había sentado en el mostrador, se rió de buena gana. Pidió una caña y la paladeó sin
concluirla.
-Les di buenos consejos -declaró-, que nunca están de más y no cuestan nada. Les dije, entre otras cosas, que
el hombre no debe derramar la sangre del hombre.
Un lento acorde precedió la respuesta del negro: -Hizo bien. Así no se parecerán a nosotros.
-Por lo menos a mí -dijo el forastero y añadió como si pensara en voz alta-: Mi destino ha querido que yo
matara y ahora, otra vez, me pone el cuchillo en la mano.
El negro, como si no lo oyera, observó: -Con el otoño se van acortando los días.
-Con la luz que queda me basta -replicó el otro, poniéndose de pie. Se cuadró ante el negro y le dijo como
cansado:
-Dejá en paz la guitarra, que hoy te espera otra clase de contrapunto.
Los dos se encaminaron a la puerta. El negro, al salir, murmuró:
-Tal vez en éste me vaya tan mal como en el primero.
El otro contestó con seriedad:
-En el primero no te fue mal. Lo que pasó es que andabas ganoso de llegar al segundo.
Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par.
Un lugar de la llanura era igual a otro y la luna resplandecía. De pronto se miraron, se detuvieron y el
forastero se quitó las espuelas. Ya estaban con el poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo:
-Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este encuentro ponga todo su coraje y toda su maña,
como en aquel otro de hace siete años, cuando mató a mi hermano.
Acaso por primera vez en su diálogo, Martín Fierro oyó el odio. Su sangre lo sintió como un acicate. Se
entreveraron y el acero filoso rayó y marcó la cara del negro.
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y
no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música... Desde su catre, Recabarren vio el
fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada
profunda, que penetró en el vientre. Después Vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se
levantó. Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa. Limpió el facón ensangrentado en el pasto y
volvió a las casas con lentitud, sin mirar para atrás. Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor
dicho, era el otro: no tenía destino sobre la tierra y había matado a un hombre.
Jorge Luis Borges, en Ficciones, Buenos Aires, Emecé, 1961
1. Releer del Martín Fierro el canto VII de la primera parte y el canto XXX de la segunda parte, (especialmente
los versos 4427 hasta el 4534 del canto XXXI): ¿Qué cambios se advierten en el protagonista respecto de la
primera parte? ¿Cómo justifica su accionar en el pasado?
2. ¿A qué alude el título del cuento de Borges? ¿Qué elementos del Martín Fierro retoma Borges?
3. Explicar el significado de lo marcado con negrita: "El hombre postrado se quedó solo; su mano izquierda
jugó un rato con el cencerro, como si ejerciera un poder".
4. ¿Por qué utiliza el verbo "dilataban" para referirse a la llanura? ¿A qué característica de ésta se refiere?
5. El narrador cuenta lo que oye y ve Recabarren, es decir, desde su punto de vista. Señalar qué datos nos
permite afirmarlo y qué tipo de narrador es. ¿Qué otro dato desconoce el narrador?
6. El narrador no nos dice de inmediato quién es el jinete que llega a la pulpería, sino que nos va dando algunas
pistas hasta que finalmente menciona su nombre. Subrayar y extraer del texto esos datos anticipatorios.
7. ¿Qué datos de lugar y de tiempo se indican? Extraiga las descripciones de la llanura.
Martín Fierro: arquetipo nacional
❖ Después de la lectura, responder:
1. ¿Qué significa arquetipo?
2. Sobre la base de la lectura del poema, ¿qué valores encarna Martín Fierro que permiten considerarlo un
arquetipo nacional?
3. En el texto periodístico se denuncia la arbitrariedad de la clase dirigente que dicta leyes sólo en su
beneficio. Identifiquen el fragmento y relaciónenlo con la estrofa del Martín Fierro que se refiere a la ley
del embudo.
4. ¿A qué causas atribuye el autor la crisis de identidad nacional?
5. ¿Por qué se afirmó que la Argentina era una oficina, no un hogar?
6. ¿Cómo contribuyó la inmigración a mantener la tradición?
7. Indicar la función del lenguaje y la trama que predomina en el texto.
8. ¿Qué tesis sustenta el autor? Subraye la opción correcta:
Martín Fierro (y no Facundo) es el arquetipo nacional.
Adopción del arquetipo criollo por los inmigrantes.
La ciudad como generadora de barbarie.
9. Señalar la conclusión e indicar si la tesis es retomada.
10. Subrayen ejemplos de las siguientes estrategias argumentativas: concesión, refutación, cita de autoridad,
ejemplificación, relación causa-consecuencia.
La viveza criolla, una tragedia argentina
La indiferencia y aun la violencia que se ejerce sobre el gaucho genera en una minoría de ellos
(por instinto de supervivencia) lo que puede llamarse “viveza criolla”. Corresponde a la actitud de vida que
toma un personaje como “Vizcacha”: antisocial, cínico, ladrón, aprovechador.
Es el gaucho degradado, el que interpreta que para el logro de sus propios fines conviene trampear y
engañar a los demás. Tiene su equivalente ciudadano en el “vivo”.
En textos humorístico y literarios se ha vuelto una y otra vez sobre la “viveza criolla” reconociéndola
como rasgo del argentino tipo.
● Leer atentamente el siguiente texto:
La cáustica picardía
Tarea
● ¿Por qué dice el autor que la viveza tiene la fuerza de una peste y nos ha vulnerado hondo?
● Explicar con sus propias palabras el fragmento en negritas.
● En la segunda parte de Marín Fierro (cantos XIV y XV) referidos al viejo Vizcacha y determinar
qué actitudes de este personaje corresponden a la viveza criolla. Fundamentar teniendo en cuenta el
texto de Aguinis.