La Ley de las XII Tablas (Lex duodecim tabularumni o Duodecim tabularum
leges) fue un texto legal que contenía normas para regular la convivencia
del pueblo romano. También recibió el nombre de Ley decenviral. Por su
contenido, se dice que pertenece más al derecho privado que al público. Fue el
primer código de la Antigüedad que contuvo reglamentación sobre censura (pena
de muerte por poemas satíricos). La ley se publicó al principio en doce tablas de
madera y, posteriormente, en doce planchas de bronce que se expusieron en
el Foro. Debido a que no queda indicio alguno de su existencia, algún autor ha
llegado a sugerir que no existieron.
No obstante, su desaparición puede explicarse por el saqueo que sufrió Roma
hacia el año 390 a. C. por parte de los galos. Se cree que se destruyeron y, por
algún motivo, no se reprodujeron con posterioridad. Esta teoría parece estar
apoyada por las abundantes referencias que de ellas hacen los autores antiguos.
El historiador Tito Livio dijo de ellas que eran la fuente de todo el derecho romano,
tanto público como privado. Por su parte, el orador y abogado Cicerón afirmó que
los niños aprendían su contenido de memoria.
Al estar estas leyes expuestas públicamente, estaban libres (al menos
teóricamente) de las malas interpretaciones de sus custodios, pues parece que
anteriormente los pocos que conocían las leyes las interpretaban manipulándolas
a su favor. Ya en época imperial, estas leyes, pensadas para todos —
los ciudadanos—, fueron las bases jurídicas del Imperio romano, pues todos
estaban bajo ellas en cualquier rincón del Imperio.
Antecedentes[editar]
Alegoría de las XII Tablas en un ja de
derecho del siglo XVI.
Durante los tres primeros siglos de Roma, el derecho privado tenía su fuente única
en usos vigentes entre los fundadores de la ciudad, que había pasado, por
tradición, de las poblaciones primitivas a la nación nueva. A estas costumbres se
les conoce como mores majorum («costumbres de los mayores», o «costumbres
de los antepasados»). Se puede decir que en este periodo, el derecho privado
solo tiene una fuente cierta, la costumbre. La falta de precisión y esclarecimiento
de sus reglas favoreció al arbitrio de los magistrados patricios encargados de la
administración de la justicia, y no solamente en el derecho privado, sino también
en la represión de crímenes y delitos. Los tribunos, que fueron los intérpretes de
las reclamaciones de la plebe, pidieron la redacción de una ley que rigiera
igualmente para todos los ciudadanos. Después de diez años de resistencia, los
patricios cedieron: el Senado y los tribunos acordaron redactar una ley aplicable a
los dos órdenes. Esta ley fue la de las XII Tablas.
Elaboración[editar]
La elaboración de la Ley de las XII Tablas, se produjo a mediados del
siglo V a. C., gracias a la insistencia de un tribuno de la plebe llamado Terentilio
Arsa a partir de 464 a. C. (ver Secessio plebis), y no fue hasta 454 a. C. cuando
el Senado republicano decidió enviar una comisión de tres magistrados
a Atenas para conocer la legislación del gobernante griego Solón, inspirada por el
principio de igualdad ante la ley.
Tres años después a la vuelta de esta comisión, se suspendieron las
magistraturas y el Senado decidió constituir otra comisión integrada por
diez patricios que se llamaría Decenvirato, presidida por un cónsul para la
elaboración de la ley. Esta comisión gobernó y trabajó en la redacción durante un
año para las diez primeras tablas, terminadas en 451 a. C. Sin embargo, como no
había sido terminada la labor de redactar todo el derecho existente, se conformó
un segundo decenvirato que gobernó de manera tiránica y fue depuesto por un
levantamiento, quedando reinstaurado el consulado. Únicamente redactaron dos
tablas.
Finalmente, para que no se dijera que los patricios usaban a su favor la ignorancia
de la plebe sobre el texto de las tablas, pues esta había sido una de las razones
por las que insistieron en la redacción de las Tablas, éstas fueron colocadas en
el Foro romano para que todos las vieran, por orden de los dos primeros cónsules
después de los decenviratos: Lucio Valerio y Marco Horacio.1
Influencias[editar]
En ellas se recogen por escrito, de manera más o menos ordenada, una serie de
costumbres que tenían carácter de ley, a esto se le denomina
derecho consuetudinario e incluso algunas de las leyes del regnum fueron
redactadas por los decenviratos legislativos (decenviri legibus scribundis).2 Las
influencias externas que pudieron haber tenido, serían las que viniesen del estudio
de las leyes griegas por la comisión que fue a estudiarlas, a fin de redactar mejor
las propias.
Contenido[editar]
Ciudadanos romanos examinan la Ley de las XII Tablas
después de su implantación.
Aunque no se sabe con certeza el contenido exacto que tuvieron las XII Tablas,
gracias a las referencias que hay de ellas en la historiografía romana se puede
decir que contendrían lo siguiente:
Tablas I, II, III[editar]
Contendrían derecho procesal civil.
El procedimiento que regulan es el de las acciones de la jurisprudencia, acciones
judiciales que en virtud de la Ley de las XII Tablas podrían ejercer los ciudadanos
romanos para la defensa de sus derechos. El proceso se caracterizaba por su
excesivo formalismo, las partes debían pronunciar determinadas palabras, a veces
muy complicadas, obligatoriamente si querían tener posibilidades de ganar el litigio
o debían realizar ritos. Detrás de este formulismo estaba el sentimiento religioso.
Las acciones de la ley a saber eran inicialmente cuatro: dos declarativas y dos
ejecutivas. Las primeras: acción por apuesta (sacramentum) y acción por petición
de un juez o de un árbitro (postulatio iudicis). Estas se caracterizaban por
contemplar el mismo proceso, iniciado ante los pontífices (quienes indicaban la
fórmula solemne) más tarde ante un magistrado (quien se encargaba de mediar la
contienda entre las partes ayudando a determinar un juez privado) y por último
ante un juez (quien recibe la fórmula solemne y las pruebas preparadas). Las dos
restantes o ejecutivas: acción por aprehensión corporal (manus iniectio) y
la acción de toma de prenda o embargo (pignoris capio). Ambas guardaban
rezagos pertenecientes a la venganza privada, ya que en ellas se podía aplicar la
fuerza o violencia para recuperar lo debido.