PARA EL CATEQUISTA
FICHA
5
QUÉ BUSCAMOS LOGRAR EN
ESTA SESIÓN
DIOS SALE A NUESTRO ENCUENTRO Y NOS
Que los jóvenes reconozcan que el
pecado es aquello que los aleja de Dios y
de los demás.
HABLA…
REFERENCIAS BÍBLICAS Y FUNDAMENTOS:
✓ Catecismo de la Iglesia Católica (CCE)
386-390.397-399.401.404-405
✓ DA 353
✓ EG 264
✓ Extracto Fratelli tutti (ver anexo)
Dios en su infinito amor creó al hombre y a la mujer, y a
todo lo creado para que fuera feliz y pudiera vivir en paz.
Sin embargo, el hombre y la mujer, haciendo mal uso de
su libertad, escucharon la voz del demonio que los hizo
desconfiar de Dios, y por eso lo desobedecieron,
comiendo del fruto del árbol que Dios les había prohibido
comer. En eso consistió el primer pecado. El hombre y la
mujer dejaron morir en su corazón la confianza en Dios. Y
desde ese momento, nosotros también sufrimos la herida
de ese primer pecado.
Todo el pecado tiene su raíz en esta desconfianza en Dios,
que nos aparta de Él, que nos hace vivir y actuar muchas
veces movidos más por el miedo que por el amor. Y
cuando nos alejamos de Dios y desconfiamos de Él,
también nos alejamos de los otros, porque desconfiamos
también de los demás.
Si quieren pueden invitar a los jóvenes a ver una pequeña
presentación y contestar algunas de las preguntas que ahí
aparecen para poder profundizar en esto (ver anexo)
Podemos ver en el relato de Caín y Abel (Cf Gn 4, 1 – 10)
cómo este primer pecado va engendrando entre los
hermanos la envidia, el orgullo, la ira, el deseo de
venganza… Y esto es lo que vemos que sucede hasta el día
de hoy. Nuestro pecado va rompiendo la relación con los
demás, nos hace verlos como una amenaza. Y las
consecuencias del pecado no sólo nos afectan a cada uno
de nosotros de forma personal, sino que también nos van
afectando como sociedad, en la manera de organizarnos
como país, como comunidades.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
Pedir a los jóvenes que dibujen una manzana como
símbolo del pecado. Luego que escriban dentro de ella
todo aquello que los aleja de Dios y de los demás.
Pedir a los jóvenes que dibujen una rueda de carreta o
bicicleta, explicar que el centro de la rueda o eje es Dios.
Cada uno de nosotros somos los rayos de esta rueda, y en la
medida que nos alejamos de Dios nos vamos alejando unos
de otros. Pedir a los jóvenes que anoten en cada uno de los
rayos las consecuencias del pecado (por ejemplo: orgullo,
egoísmo, etc), que elijan una de esas consecuencias que ven
más fuertes en su vida para pedirle al Señor la fuerza para
poder mejorar.
PROGRAMA PREPARACIÓN PARA LA
CONFIRMACIÓN
VICARIATO DE AYSÉN
Extracto Fratelli Tutti (Papa Francisco)
Pecados sociales… que claman al cielo
Pero la historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos
anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados,
exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del
pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de
egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de
los intereses nacionales. Lo que nos recuerda que «cada generación ha de hacer
suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más
altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no
se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es
posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y
disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos
hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos». (FT
11)
La falta de hijos, que provoca un envejecimiento de las poblaciones, junto con el
abandono de los ancianos a una dolorosa soledad, es un modo sutil de expresar que
todo termina con nosotros, que sólo cuentan nuestros intereses individuales. Así,
«objeto de descarte no es sólo el alimento o los bienes superfluos, sino con frecuencia
los mismos seres humanos». Vimos lo que sucedió con las personas mayores en
algunos lugares del mundo a causa del coronavirus. No tenían que morir así. Pero en
realidad algo semejante ya había ocurrido a causa de olas de calor y en otras
circunstancias: cruelmente descartados. No advertimos que aislar a los ancianos y
abandonarlos a cargo de otros sin un adecuado y cercano acompañamiento de la
familia, mutila y empobrece a la misma familia. Además, termina privando a los
jóvenes de ese necesario contacto con sus raíces y con una sabiduría que la juventud
por sí sola no puede alcanzar. (FT 19)
De modo semejante, la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está
lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e
idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las
decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que «doblemente pobres
son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque
frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos».
(FT 23)
La falta de hijos, que provoca un envejecimiento de las poblaciones, junto con el
abandono de los ancianos a una dolorosa soledad, es un modo sutil de expresar que
todo termina con nosotros, que sólo cuentan nuestros intereses individuales. Así,
«objeto de descarte no es sólo el alimento o los bienes superfluos, sino con frecuencia
los mismos seres humanos». Vimos lo que sucedió con las personas mayores en
algunos lugares del mundo a causa del coronavirus. No tenían que morir así. Pero en
realidad algo semejante ya había ocurrido a causa de olas de calor y en otras
circunstancias: cruelmente descartados. No advertimos que aislar a los ancianos y
abandonarlos a cargo de otros sin un adecuado y cercano acompañamiento de la
familia, mutila y empobrece a la misma familia. Además, termina privando a los
jóvenes de ese necesario contacto con sus raíces y con una sabiduría que la juventud
por sí sola no puede alcanzar. (FT 19)
Tanto desde algunos regímenes políticos populistas como desde planteamientos
económicos liberales, se sostiene que hay que evitar a toda costa la llegada de
personas migrantes. Al mismo tiempo se argumenta que conviene limitar la ayuda a
los países pobres, de modo que toquen fondo y decidan tomar medidas de austeridad.
No se advierte que, detrás de estas afirmaciones abstractas difíciles de sostener, hay
muchas vidas que se desgarran. Muchos escapan de la guerra, de persecuciones, de
catástrofes naturales. Otros, con todo derecho, «buscan oportunidades para ellos y
para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para
que se haga realidad». (FT 37)
Ello ha permitido que las ideologías pierdan todo pudor. Lo que hasta hace pocos
años no podía ser dicho por alguien sin el riesgo de perder el respeto de todo el
mundo, hoy puede ser expresado con toda crudeza aun por algunas autoridades
políticas y permanecer impune. No cabe ignorar que «en el mundo digital están en
juego ingentes intereses económicos, capaces de realizar formas de control tan
sutiles como invasivas, creando mecanismos de manipulación de las conciencias y
del proceso democrático. El funcionamiento de muchas plataformas a menudo acaba
por favorecer el encuentro entre personas que piensan del mismo modo,
obstaculizando la confrontación entre las diferencias. Estos circuitos cerrados facilitan
la difusión de informaciones y noticias falsas, fomentando prejuicios y odios». (FT 45)
Destrozar la autoestima de alguien es una manera fácil de dominarlo. Detrás de estas
tendencias que buscan homogeneizar el mundo, afloran intereses de poder que se benefician
del bajo aprecio de sí, al tiempo que, a través de los medios y de las redes se intenta crear una
nueva cultura al servicio de los más poderosos. Esto es aprovechado por el ventajismo de la
especulación financiera y la expoliación, donde los pobres son los que siempre pierden. Por
otra parte, ignorar la cultura de un pueblo hace que muchos líderes políticos no logren
implementar un proyecto eficiente que pueda ser libremente asumido y sostenido en el tiempo.
(FT 52)
146. Hay narcisismos localistas que no son un sano amor al propio pueblo y a su cultura.
Esconden un espíritu cerrado que, por cierta inseguridad y temor al otro, prefiere crear murallas
defensivas para preservarse a sí mismo. Pero no es posible ser sanamente local sin una
sincera y amable apertura a lo universal, sin dejarse interpelar por lo que sucede en otras
partes, sin dejarse enriquecer por otras culturas o sin solidarizarse con los dramas de los
demás pueblos. Ese localismo se clausura obsesivamente en unas pocas ideas, costumbres y
seguridades, incapaz de admiración frente a la multitud de posibilidades y de belleza que
ofrece el mundo entero, y carente de una solidaridad auténtica y generosa. Así, la vida local ya
no es auténticamente receptiva, ya no se deja completar por el otro; por lo tanto, se limita en
sus posibilidades de desarrollo, se vuelve estática y se enferma. Porque en realidad toda
cultura sana es abierta y acogedora por naturaleza, de tal modo que «una cultura sin valores
universales no es una verdadera cultura». (FT 146)
En los últimos años la expresión “populismo” o “populista” ha invadido los medios de
comunicación y el lenguaje en general. Así pierde el valor que podría contener y se convierte
en una de las polaridades de la sociedad dividida. Esto llegó al punto de pretender clasificar a
todas las personas, agrupaciones, sociedades y gobiernos a partir de una división binaria:
“populista” o “no populista”. Ya no es posible que alguien opine sobre cualquier tema sin que
intenten clasificarlo en uno de esos dos polos, a veces para desacreditarlo injustamente o para
enaltecerlo en exceso. (FT 156)
El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe
neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas
recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo
sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo” —sin nombrarlo— como único camino para
resolver los problemas sociales. No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la
inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Por una
parte, es imperiosa una política económica activa orientada a «promover una economía que
favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial», para que sea posible
acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la
ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos. Por otra parte, «sin formas
internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su
propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado». El fin de la historia no
fue tal, y las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles.
La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se
resuelve con la libertad de mercado y que, además de rehabilitar una sana política que no esté
sometida al dictado de las finanzas, «tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro
y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos». (FT
168)
El individualismo consumista provoca mucho atropello. Los demás se convierten en meros
obstáculos para la propia tranquilidad placentera. Entonces se los termina tratando como
molestias y la agresividad crece. Esto se acentúa y llega a niveles exasperantes en épocas de
crisis, en situaciones catastróficas, en momentos difíciles donde sale a plena luz el espíritu del
“sálvese quien pueda”. Sin embargo, todavía es posible optar por el cultivo de la amabilidad.
Hay personas que lo hacen y se convierten en estrellas en medio de la oscuridad. (FT 222)
Así es como fácilmente se opta por la guerra detrás de todo tipo de excusas supuestamente
humanitarias, defensivas o preventivas, acudiendo incluso a la manipulación de la información.
De hecho, en las últimas décadas todas las guerras han sido pretendidamente “justificadas”. El
Catecismo de la Iglesia Católica habla de la posibilidad de una legítima defensa mediante la
fuerza militar, que supone demostrar que se den algunas «condiciones rigurosas de legitimidad
moral». Pero fácilmente se cae en una interpretación demasiado amplia de este posible
derecho. Así se quieren justificar indebidamente aun ataques “preventivos” o acciones bélicas
que difícilmente no entrañen «males y desórdenes más graves que el mal que se pretende
eliminar». La cuestión es que, a partir del desarrollo de las armas nucleares, químicas y
biológicas, y de las enormes y crecientes posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, se
dio a la guerra un poder destructivo fuera de control que afecta a muchos civiles inocentes. Es
verdad que «nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a
utilizarlo bien».Entonces ya no podemos pensar en la guerra como solución, debido a que los
riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante
esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos
para hablar de una posible “guerra justa”. ¡Nunca más la guerra! (FT 258)
¿POR QUÉ NECESITAMOS DESPERTAR?
La raíz del pecado es la desconfianza y el miedo
El pecado nos hace vivir como si Dios no
existiera, como si no cuidara de cada uno
de nosotros(as)
El miedo paraliza, nos impide ser quienes
estamos llamados a ser. Lo contrario al
amor no es el odio, sino el miedo “No
cabe temor en el amor, antes bien el amor
pleno expulsa el temor” (1 Jn 4, 18)
Sólo el amor de Dios puede arrancarnos
del miedo. Por eso Dios nos manda a su
Hijo, para demostrarnos su amor de
Padre por cada una de nosotros y
arrancarnos del miedo y la desconfianza
CÓMO SE VE REFLEJADO EL PECADO EN MI
VIDA
¿A qué le tienes
miedo?
¿Qué es lo que no
te permite confiar
en Dios y en los
demás?
REFLEXIÓN SOBRE EL PRIMER PECADO: DEJAR MORIR LA CONFIANZA EN DIOS
Y SUS CONSECUENCIAS
A continuación, leeremos un extracto del relato del libro
del Génesis sobre el primer pecado de Adán y Eva, en
donde podemos ver la consecuencia que tuvo para ellos su
desconfianza y desobediencia a Dios.
Una vez que Adán y Eva comieron del fruto que Dios les
había prohibido, se dieron cuenta que estaban desnudos y
se escondieron. En esto el Señor salió a su encuentro….
“Oyeron el ruido de los pasos del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de brisa,
y el hombre y la mujer se ocultaron a la vista del Señor Dios por entre los árboles del jardín.
El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?”. Éste contesto: Te he oído andar
por el jardín y he tenido miedo porque estoy desnudo; por eso me he escondido” (Gn 3, 8 –
10)
Ahora te invitamos a reflexionar a partir de esta lectura para que ella también ilumine lo
que significa para ti:
• Dios sale al encuentro del hombre y le pregunta a Adán ¿Dónde estás? Y
tú…¿dónde estás? ¿Te sientes lejos o cerca de Dios? ¿por qué?
• Adán y Eva se esconden de Dios porque les da vergüenza que los vea desnudos. Y
nosotros ¿Estamos abiertos al encuentro con Dios o estamos escondidos, ocultos
porque nos da miedo encontrarnos con Él? ¿Qué aspectos
de nuestra vida queremos esconder a los ojos de Dios?
• ¿A qué le tenemos miedo en nuestra vida? ¿Cuáles son
nuestros mayores temores?
• Frente a los demás ¿nos mostramos tal como somos, o nos
escondemos detrás de apariencias? ¿Cuáles son?
• ¿En qué cosas concretas puedo ver mi desobediencia a
Dios?
• ¿Qué consecuencias trae en mi vida el miedo y la
desconfianza a Dios y a los demás?