ARGUMENTACIÓN
DEFINICIÓN: es una práctica discursiva que tiene como propósito defender una postura o una
opinión y disuadir al otro de la propia. Para ello emplea razonamiento (argumentos) lógicos,
conscientes, demostrables.
Se trata de un ejercicio común en ámbitos de confrontación de ideas, como los parlamentos
nacionales, los debates públicos o las negociaciones.
Al mismo tiempo, se llama argumentación (o Teoría de la argumentación) al estudio de los
argumentos, de la mano de la lógica, la filosofía y la oratoria, así como a los textos argumentativos,
que una persona puede producir, en los cuales hace uso de sus capacidades expresivas y de su
razonamiento para defender o atacar ciertas ideas.
El estudio de la argumentación proviene de épocas antiguas, . De particular importancia fueron los
Sofistas de la Grecia clásica, quienes florecieron durante la Atenas democrática del siglo V a. C.,
Características de la argumentación
• En líneas generales, todo ejercicio de argumentación cumple con las siguientes características:
• Aspira a convencer, a modificar el punto de vista contrario, o sea, a la persuasión.
• No consiste simplemente en opinar, sino en sustentar las opiniones de manera comprobable.
• Se basa en la construcción y el manejo de argumentos. Emplea para ello premisas, datos e
informacion, para sustentar lógicamente un punto de vista.
• Apela a la razón y no las emociones.
Estructura de la argumentación
• Una tesis a defender,
• Un conjunto de premisas
• Un argumento que vincula las premisas con la tesis.
Tipos de argumentaciones
Según su capacidad de persuasión. Esto es, según qué tanto convenzan al otro, podemos hablar de
argumentos débiles (fáciles de rebatir), argumentos sólidos (difíciles de rebatir) o argumentos
irrefutables (imposibles de rebatir).
Según su validez formal. O sea, según se adapten o no a un modelo de lógica riguroso, podemos
diferenciar entre argumentos válidos e inválidos.
Según su contenido. Es decir, según el tipo de argumentos que proponen, podemos distinguir entre
diversas tendencias, enmarcadas en categorías de tipo social y cultural que pueden variar, pero que
a grandes rasgos son:
– Tópico de la existencia. Aquellas cosas presentes se prefieren siempre a las inexistentes. Por
ejemplo: “Yo también amo el cine, pero hoy no hay función”.
– Tópico de la utilidad. Aquello útil y productivo se prefiere siempre a lo inútil u ocioso. Por ejemplo:
“No sigas perdiendo el tiempo con eso, si no lo vas a lograr”.
– Tópico de la moralidad. Aquello que se ciñe a las ideas tradicionales de bien y mal, es preferible a
lo que no. Por ejemplo: “Una señorita de su casa no debería andar tan tarde por la calle”.
– Tópico de la cantidad. Aquello más abundante es preferible a lo escaso. Por ejemplo: “Mejor
llévate el vestido azul, ese color se está usando mucho”.
– Tópico de la calidad. Aquello que se valora como de mejor calidad, es siempre preferible a lo otro.
Por ejemplo: “Prefiero comprar un solo pantalón, pero que sea de buena marca”.
Ejemplos de argumentación
debate parlamentario, defensa de tesis académica, discusión matrimonial, publicidad electoral.
¿Qué es un argumento?
• Un argumento es la expresión de un razonamiento, ya sea oral o escrita, como parte del intento
lógico por demostrar la validez o invalidez de una tesis o proposición, mediante su vínculo con una
serie de conclusiones.
• Dicho en otros términos, un argumento es una forma de razonamiento que justifica una postura
respecto a algo, a través de un conjunto de premisas y una conclusión lógicamente extraída de ellas.
Argumentar, por ende, significa dar argumentos al otro, tal y como hacen los abogados durante un
juicio para intentar convencer al juez.
Tipos de argumento
• Argumentos deductivos. Aquellos que parten de premisas seguras o probables y extraen
conclusiones seguramente válidas de ellas, yendo de lo general a lo particular. Se trata de un tipo de
argumento común en las ciencias y la lógica formal, que sin embargo se encuentra limitado por la
veracidad de sus premisas, que se toman como punto de partida. Por ejemplo: Si todos los humanos
necesariamente mueren, y yo en particular soy humano, es seguro que moriré.
• Argumentos inductivos. Proceden al contrario de los deductivos, partiendo de lo específico para
llegar a lo general. Así, el método inductivo posee algo de creatividad y es menos certero, pero es
particularmente útil para las ciencias actuariales y la estadística. Por ejemplo: Si una persona gana
la lotería, y yo también juego la lotería, es probable que también me la gane.
• Argumentos abductivos. En este caso, los argumentos no parten de premisas certeras, sino que
asumen dos premisas aisladas y obtienen una conclusión probable, aunque inverificable. Por
ejemplo: Si un amigo se pelea con su novia, y rato después lo veo besándose con otra chica, puedo
asumir que rompió con su novia a raíz de la pelea.
• Argumentos causales. Son aquellos que parten de la vinculación de un evento con otro, de acuerdo
a las leyes de causa y efecto. En ese sentido, establecen un vínculo que en apariencia luce necesario,
pero que podría no serlo. Por ejemplo: Cada vez que viajo en bus, me mareo. Así que el bus es el
causante de mi mareo.
• Argumentos por generalización. Son aquellos que proponen extender una propiedad a un grupo
de elementos, solamente por haberla observado en unos pocos integrantes del conjunto. Por
ejemplo: Yo soy irascible y soy géminis, y mi amiga Yenny es irascible y también géminis; por lo tanto
todos los géminis somos irascibles.
Tipos de argumento
Premisas. Los puntos de partida del razonamiento lógico, que brindan los elementos iniciales a partir
de los cuales poder dar con algo. Pueden ser de distinto número. Por ejemplo: “Todos los hombres
son mortales” y “Yo soy un hombre”.
Conclusiones. La segunda parte del razonamiento, que depende de la primera y que se obtiene a
partir de algún tipo de procedimiento lógico, dando así fin al argumento. Por ejemplo: “Yo entonces
soy mortal”.
Dichos elementos se organizan de la siguiente manera:
• Afirmación. La premisa inicial del argumento, eso que deseamos probar o justificar.
• Razonamiento. El porqué de la afirmación, o sea, el sustento lógico o formal que la sostiene.
• Evidencia. La evidencia que suministramos para comprobar o demostrar el razonamiento.
Contraargumento: Un contraargumento u objeción es una réplica, o sea, a un argumento que se
emplea para contradecir a otro, demostrando su invalidez o señalando los puntos débiles de su
estructura, para afirmar justamente lo contrario. También es posible emplear un contraargumento
para objetar a otro, en una cadena de confrontaciones lógicas que suele darse en las discusiones o
debates.
Falacias: a las formas de argumentación que encierran errores, o que inducen a aceptar una
proposición que no está en realidad justificada, o que persiguen fines espurios, se las suele llamar
«falacias». El término procede del latín fallãtia, que significa engaño, superchería.
Para conceptualizar y luego analizar «falacias» y «manejos falaces» en todas sus facetas, iremos paso
a paso. Comenzaremos por estudiar temas conexos: el lenguaje, la mentira, y el engaño.
El lenguaje: El lenguaje es el más poderoso instrumento a través del que se realiza la comunicación
entre las personas. Las personas coexisten con los objetos de que se valen para su subsistencia y que
son nombrados por ellas, y conviven con otras personas con las que se comunican, y es a través de
la palabra que se suelen establecer los mejores mecanismos de comunicación. (Álvarez Gardiol,
2010:105)
Funciones puras
• Descriptiva: procura llevar a la mente del receptor una determinada proposición, discurriendo y
razonando acerca del mundo que nos rodea.
• Directiva: busca provocar ciertos comportamientos en otra persona, o influir en su voluntad.
• Expresiva: sirve para manifestar sentimientos o emociones. Esta exteriorización puede tener varias
finalidades: expresar un sentimiento con o sin destinatario específico; generar o incrementar en otro
cierta emoción o sentimiento, etcétera.
• Operativa: en ella el lenguaje no describe, expresa ni ordena, sino que realiza u opera directamente
un cambio en la realidad. Se conecta con el lenguaje que se utiliza en ceremonias o actos formales,
lenguaje ya preestablecido: «Los declaro marido y mujer», el «yo te absuelvo» de determinados
discursos religiosos, son ejemplos de esta función.
Atienza brinda tres concepciones de la argumentación: formal, material y pragmática.
• Siguiendo a Walton (cfr. Atienza, 2006:266–267),podríamos distinguir estos tipos de diálogo:
• 1) Riñas y disputas personales.
• 2) Debate forense.
• 3) Discusión crítica.
• 4) Investigación.
• 5) Negociación.
• 6) Búsqueda de información.
• 7) Incitación a la acción.
• 8) Diálogo educativo.
Otra clasificación interesante es la que presentaAdelino Cattari (cfr. Atienza cit: 265, nota 18).
Cattari distingue cinco tipos de debate:
1) Polémica (debate erístico, enfrentamiento político, «diálogo de sordos»).
2) Trato (negocios, negociación sindical, disputa).
3) Enfrentamiento (debate, discusión crítica, diálogo persuasivo).
4) Indagación (investigación científica, intercambio cooperativo).
5) Coloquio (solicitud de información, consulta, diálogo entre maestro y alumnos, diálogo educativo,
comisión–reunión).
el modelo argumentativo de Stephen Toulmin, que construye la idea de «red argumentativa». Tal
modelo no es retórico sino «vericondicional». Esto significa que no ve a la verdad como un concepto
binario (verdadero/falso), sino gradual.
Sujetos
El ser humano es el único en el que se puede dar la mentira, puesto que es el único que actúa con
arreglo a normas morales, y puede, en consecuencia, también transgredirlas. Hablamos del ser
humano en determinadas condiciones: cuando actúa además como sujeto, es decir, cuando no está
dormido, ni en coma, ni en estado de demencia, etcétera.
Mentira y engaño
No utilizaremos los términos mentira y engaño como estrictamente sinónimos, si bien están
íntimamente relacionados. El Diccionario de la Lengua Española da esta definición: Engaño. m.
Acción y efecto de engañar. 2. Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre (RAE,
2002:913). El engaño es la meta que se propone alcanzar la mentira inserta en un discurso. «Buena
mentira» es aquella que consigue engañar.
las falacias son pasos o movimientos (moves) que violan un sistema de reglas que ha sido aceptado,
para diversas etapas de una discusión.
Los bloques de sistemas a analizar pueden ser:
a) Corporales (modo de pararse, gesto, expresión).
b) De objetos (ropa —en especial la camisa negra—, accesorios —sobre todo los guantes—).
c) Gráficos (los dibujos en la Italia fascista tenían un estilo muy definido, con trazos fuertes y
predominio de líneas rígidas).
Según el carácter de los criterios de correcion que infrijan
Es el utilizado por Manuel Atienza.
1) Formales
2) Materiales
3) Pragmáticas
3.1. Desde el punto de vista retórico
3.2. Desde el punto de vista dialéctico
Coincidente con la definición de falacia que dio Aristóteles («Un argumento que parece bueno sin
serlo»)
Falacias formales
Falacias formales Las Falacias Formales son aquellas falacias que presentan un error en el
procedimiento lógico de la estructura de la argumentación. Una falacia formal tiene lugar cuando
parece que se ha utilizado una regla de inferencia válida, pero en realidad no es así.
Falacias materiales
Son aquellas que elaboran una argumentación introduciendo elementos ilegítimos o extraños a la
argumentación propiamente dicha. Una falacia material tiene lugar cuando las premisas se
construyen de un modo incorrecto. Tal, las falacias de «ambigüedad», «Las falacias materiales
suponen la transgresión de alguna regla metodológica, es decir, de las reglas que establecen qué
puede servir como premisa de un argumento, cómo ha de interpretarse, qué peso debe dársele,
etcétera».
Falacias pragmáticas
En las falacias pragmáticas se engaña infringiendo una de las reglas de comportamiento de quienes
argumentan.
Suponen la infracción de una norma (según los casos, dialéctica o retórica).
Se comete una falacia pragmática desde el punto de vista retórico cuando se usa, con alguna eficacia
persuasiva, un procedimiento contrario a las reglas de la buena retórica (usando a la palabra
«buena» en el sentido técnico).
Argumentum ad baculum (apelación a la fuerza)
Se apela a la fuerza o a la amenaza de la fuerza para provocar la aceptación de una conclusión, en
vez de proporcionar argumentos válidos en favor de ésta.
Argumentum ad homimen
Básicamente, se llama así todo argumento que, en lugar de refutar las afirmaciones de un adversario
intenta descalificarlo personalmente. Se ataca al argumentador, no a su argumento. Hay distintos
tipos de Argumentum ad homimen. Siguiendo a Van Eemeren y Grootendorst, hablaremos de tres
variantes: abusiva, circunstancial y tu quoque.
Ad hominem abusivo
Consiste en proferir un insulto, fundado o no fundado, al que hace una afirmación para desprestigiar
su tesis. Es doblemente falaz cuando la acusación no tiene ningún tipo de relación con lo que el
sujeto víctima de ella sostiene.
Ad hominem circunstancial
Consiste en sugerir que el interlocutor tiene intereses para mantener una determinada afirmación y
que esos intereses invalidan la afirmación completamente. El hecho de que alguien tenga interés en
mantener una posición cualquiera nos debe hacer precavido ante esa postura pero no se convierte,
por ello, en una afirmación mentirosa.
Ad hominem tu quoque
Es la falacia que pretende mostrar la falsedad de una afirmación demostrando la incoherencia entre
lo que el afirmante dice y hace. Que una persona no sea coherente con sus ideales no muestra que
esos ideales sean falsos.
El argumento de autoridad o magister dixit
Es la falacia que mantiene que una cosa es verdadera o falsa porque sobre ella se ha pronunciado,
en un sentido u otro, una persona de autoridad. Es lógico que creamos más probables las
afirmaciones sobre una materia que provengan de una persona experta en esa materia, pero caemos
en una falacia cuando consideramos el juicio del experto una prueba irrefutable de la verdad o
falsedad de una afirmación cualquiera. Puede ser entendida como un tipo de argumentum ad
hominem.
Argumentum ad populum
Falacia que pretende mostrar la verdad o falsedad de una afirmación fundándose en la opinión
mayoritaria. Este argumento es similar al argumento de autoridad con la diferencia de que en esta
falacia la autoridad no se sustenta en la calidad del afirmante sino en la cantidad. Es un tipo de falacia
común en las argumentaciones populistas de los regímenes políticos que se basan en la
manipulación de las masas.
Argumentum ad antiquitatem
Falacia que sostiene que un enunciado teórico o práctico es correcto únicamente porque se cree
desde hace tiempo en su validez. También se denomina “apelación a la tradición”. Posiciones
ideológicas tradicionalistas y reaccionarias incurren con suma frecuencia en esta falacia.
Argumentum ad novitatem
Esta falacia es la contrapartida de la anterior y sostiene que una afirmación es verdadera porque es
novedosa, moderna o “está de moda”. Es planteada desde ideologías “progresistas” o como falacia
en la que incurren los jóvenes al entrar en una discusión de “conflicto generacional”.
Argumentum ad cruneman
También denominada “apelación a la riqueza”. Es aquella falacia que usa la riqueza y la productividad
económica de una idea, persona o producto como base para sustentar su valor. Es muy común en la
crítica a productos de consumo como veremos en el ejemplo.
Argumentum ad lazarum
Falacia contraria a la anterior, también denominada “apelación a la pobreza”. Es aquella falacia que
apela a la pobreza del hablante para fundamentar la verdad de sus afirmaciones. Es un modo de
argumentación utilizado usualmente para validar las afirmaciones de algún gurú o maestro de turno.